Está en la página 1de 1

FEDERICO FERNANDEZ DE BUJAN

3.3. Su proyección en Derecho vigente

Nuestro Derecho, de indudable base romana, ha seguido en toda época histórica una
concepción positivista de la noción de persona, considerando que ésta es una categoría de
creación jurídica. En este sentido, como hemos ya señalado, ni todo ser humano es persona ni
toda persona es necesariamente un ser humano. En cuanto a lo primero, sólo es persona aquel ser
humano que reúna, en cada momento histórico, los requisitos que exige el Derecho vigente. Así,
en la persona física el inicio de la vida biológica no coincide con el comienzo de la vida
jurídica. El artículo 29 de nuestro Código Civil afirma:
"El nacimiento determina la personalidad".

El Derecho español otorga, pues, la personalidad en el efectivo momento del nacimiento que
supone la expulsión del claustro materno. Así, nacer, como realidad empíricamente constatablc,
se conforma como premisa indeclinable para el otorgamiento de personalidad en el ámbito del
Derecho, que supone el reconocimiento de la capacidad jurídica, entendida como aptitud para
ser titular de derechos y obligaciones.
Hasta la reforma operada por la vigente Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil, este
artículo 29 era completado por el siguiente tenor del artículo 30 del Código Civil:
"Para los efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que tuviere figura humana y viviere
veinticuatro horas enteramente desprendido del seno materno ".
Dicha redacción respondía a la tradición romana justinianea que exigía para el otorgamiento
de personalidad no sólo el hecho de nacer vivo sino, además, otros tres requisitos: existencia
independiente, es decir, vida extrauterina con ruptura del cordón umbilical, figura humana y
viabilidad. Este último requisito era exigido de forma diferente en Derecho Romano y en nuestro
Código Civil. Así, en la Compilación de Justiniano la viabilidad se exigía desde un punto de vista
casuístico, es decir, mediante su comprobación empírica, lo cual implicaba determinar y testificar,
caso a caso, que el nacido reunía presumiblemente las condiciones físicas o presupuestos necesarios
para seguir viviendo. En este sentido, se pretendía no otorgar personalidad a recién nacidos que
fallecerían en las primeras horas del alumbramiento. El Código Civil, por el contrario, en la
redacción originaria exige la viabilidad a través de un sistema que podríamos denominar objetivo,
consistente en la exigencia de vivir, al menos, veinticuatro horas después del nacimiento.
Como consecuencia de la reforma operada en el Código Civil -por aprobación de la Ley
20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil- se modifica el tenor literal del artículo 30 del
Código Civil que resulta redactado en los siguientes términos:
La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una vez producido el
entero desprendimiento del seno materno.
Esta nueva regulación ha entrado en vigor-en virtud de lo dispuesto en la Disposición final
décima de la propia Ley- el día siguiente de su publicación en el BOE, el 22 de julio de 2011.
Con ella se han suprimido los requisitos de la figura humana y de la viabilidad, manteniéndose,
de forma exclusiva, el de nacer con vida y que ésta sea vida independiente, es decir, tal como ya
exigían los juristas romanos, vida extrauterina con ruptura del cordón umbilical.
Por último, en cuanto a la determinación exacta del nacimiento, ésta requiere especial
relevancia en el caso de parto múltiple, pues, a determinados efectos se precisa establecer cuál
ha de ser considerado el mayor. El artículo 31 del Código Civil afirma:
La prioridad del nacimiento, en el caso de partos dobles, da al primer nacido los derechos
que la ley reconozca al primogénito.

También podría gustarte