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Desde el año 1994, Federico Jorge Klemm (Liberec, Checoslovaquia, 1942- Buenos Aires,
Argentina, 2002) protagonizó un programa de televisión por cable –junto al crítico de arte y
poeta Carlos Espartaco (Buenos Ares, 1933-2014)– que logró incrustar a la historia del arte
en los medios de comunicación masiva. Los más de doscientos programas de El banquete
telemático (1994-2002)1 se transmitieron semanalmente por Arte Canal –luego renombrado
Canal (á)– y por Plus satelital entre 1994 y 2002. En este artículo deseo proponer que El
banquete telemático [Fig. 1] se desmarcó en varios sentidos de una línea predecesora clara y
distinta en la historia del arte de divulgación televisiva. Una de las intuiciones que impulsa la
escritura de este texto consiste en suponer que el tipo de imaginaciones y gramáticas que
Federico Klemm esparció mediáticamente constituyeron al programa y a su conductor en
infractores de la sobriedad y la moderación que, frecuentemente, tiñen las representaciones
culturales de la historia del arte y que, particularmente, contornean las actitudes de sus
divulgadorxs.
Posiblemente la estrategia discursiva de Arte Canal buscó diferenciarse y sacar provecho del
escenario de descrédito que por entonces experimentaba Argentina Televisora Color. El ex
secretario de Cultura, Julio Bárbaro, decía en 1993: “En ese sentido tenés al único canal
estatal –ATC– que no es cultural y depende de cualquier otra cosa. Hacen concursos para ver
si el peso de la mitad de una manzana es superior al de la otra. Es una bola suelta”13. Al año
siguiente, la asignación de una partida presupuestaria millonaria para la televisión pública
proporciona otro escenario dónde examinar cuáles eran las expectativas depositadas en el
medio de comunicación estatal. El asesor del lanzamiento de ATC menciona en una columna
de opinión del diario Página/12: “Estaría de acuerdo con que el Estado ponga plata en ATC
para traer a Luciano Pavarotti, por ejemplo, y armara un recital como esos que se hacen en
Italia, entre las ruinas, una producción tal que incluso se podría exportar. Pero si el Gobierno
pone plata en ATC para pagar el fútbol, los juegos y la timba, a mí me duele todo el cuerpo” 14
Por su parte, la grilla de programación diseñada por los tres principales operadores por cable
entonces disponibles también provocó sospechas referidas al carácter de los contenidos y a
los intereses que movilizaban esos recortes temáticos:
Casi sin quererlo y paradójicamente, docenas de programas de temáticas variadas constituyen hoy el
underground del underground televisivo, aunque sus contenidos estén lejos de la transgresión. Ya
sea por la secreta ambición de sus conductores de pertenecer al, hasta ahora, exclusivo mundo de la
tele por aire, por ambiciones netamente comerciales o por el simple hecho de promover una
actividad afín con las pasiones de su creador, los programas de temáticas diversas nacen y se
desarrollan por tiempos variables en los espacios especialmente creados por las empresas 15
[subrayado de la autora].
Osar posar
Federico Klemm acreditaba, a diferencia de Glusberg y Benzacar, otro tipo de trayectorias
socio-profesionales y, en particular, las figuraciones de su estilo de vida lo volvían un
candidato más improbable –sino impropio– o risqué, en palabras de uno de los ideólogos de
Arte Canal, Alejandro Correa, para un proyecto de canal cultural. Correa reconstruye que,
para entonces, Klemm no encajaba en los umbrales de aceptabilidad trazados por los medios
de comunicación al punto de que “no se animaban a publicarlo ni en las páginas de
Sociales”16. Si esta memoria se arroga el crédito de haberle ofrecido al artista y propietario de
la galería Klemm un espacio de visibilidad pública hasta entonces abnegado resulta, por otra
parte, documentalmente imprecisa en tanto exagera el lugar subrepresentado o inexistente de
Klemm en la prensa periódica. Si no estuvo exento de ser una figura pública replicada por
distintos medios impresos y televisivos resulta interesante volver sobre la semblanza que
elaboró la autora de un artículo titulado Usaría a Silvia Süller como modelo alegórico:
Basta con ver la vestimenta de este hombre longilíneo peinado como un paje medieval, enfundado en
un pantalón de leopardo y una camisa dorada para advertir que es un personaje excéntrico e
irreverente. Su modo de hablar no es menos inquietante: discurre libremente al punto de generar
dudas acerca si este marchand, cantante de ópera, pintor, empresario y galerista, nos habla en serio o
asume una pose17 [subrayado de la autora].
No. Y hay otra forma que es la de querer estar a la moda. Pero no en el sentido trivial sino en el poder
de adaptación a las épocas. Para ser individualista en esta sociedad hay que estar muy bien de la
cabeza, porque si cada uno es un loco suelto, eso es muy peligroso. No todo el mundo puede ser un
individualista. Resultaría un mundo excéntrico y lleno de caprichos. Y este mundo no es excéntrico.
Es una masa. Es un volumen. Y entonces es un privilegio poder sustraerse fuera de esa masa,
evadirse y estar fuera de ese centro. Y ser un excéntrico21 [subrayado de la autora].
La sobrevida del dandismo –una de las sensibilidades en las que el excéntrico encuentra
asidero– como una infracción programada que inspira tolerancia en lugar de técnicas
disciplinarias, avanza sobre un terreno de generalización que no admite fugas, ni usos
contraproductivos y extemporáneos de esa sensibilidad. Por su parte, Foucault entendió al
dandismo como recapitulación moderna de las técnicas de estilización de sí grecolatinas e
inclusive formuló la existencia de prácticas queer de sí22 en su propia contemporaneidad. En
ese sentido, me interesa revisar hasta qué punto es posible recoger la sensibilidad dandi
atribuida a Federico Klemm y consentida y reforzada por aquel, como una forma de
impostura temporal y sexo genérica que provocó desajustes en los artefactos culturales de los
que se volvió operador.
Sylvia Molloy describió ya el modo en que el poseur finisecular desató un tipo de pánico
homosexual23y un conjunto de técnicas disciplinarias dispuestos a desenmascarar y corregir a
aquellxs afectadxs que hicieron de su propio pavoneo y autoexhibición una estrategia de
visibilidad aumentada que conmocionó la estabilidad y la coherencia del sistema de sexo-
genéro24. Este examen escópico y moral sobrevive en la ansiedad de la periodista de la
Revista Noticias por decretar si Klemm nos habla en serio o asume una pose.
Posiblemente, Bellas Artes (1994-2003) el programa ambientado en las salas del Museo
Nacional de Bellas Artes, transmitido por Arte Canal –devenido luego Canal (á)– y
producido por la Fundación de Arte Ana Torre, se aproximó, al menos en términos de
etiqueta, a esos patrones de inteligibilidad. Feda Baeza sostiene que Glusberg “soñó
conquistar la nueva televisión por cable compitiendo con otro fanático de la
Gesamtkunstwerk [obra de arte total] telemática, Federico Jorge Klemm” 30. El despliegue
escenográfico y, especialmente, las formas de presentación y de énfasis que rodearon a la
figura de Glusberg nutrieron una versión en la que el conductor se plantaba ostensiblemente
como connaisseur de la historia del arte. Vestido de traje y corbata, Glusberg [Fig. 2]
encuentra más puntos de contacto con las formas de presentación de Kenneth Clark en
Civilisation31[Fig. 3] o de Robert Hughes en The shock of the new32 [Fig. 4]que, con su
contemporáneo, al frente de El banquete telemático.
Un plano abierto de lo que presumiblemente se nos ofrece como un living room descubre a
ambos presentadores dialogando sobre La progresión de la belleza [Fig. 5]. Como si la
conversación trajinara desde mucho antes que la cámara se encendiera y delatara esa tertulia,
Klemm y Espartaco fuman y deslizan comentarios aparentemente descolocados del guión, al
punto de que Federico admite haberse disipado en sus propios pensamientos cuando Charly
intenta pasarle la palabra: “Por ejemplo en Bizancio ¿Qué pasaba en Bizancio? (Charly) Y en
Bizancio (Federico) (...) me agarraste desprevenido, estaba pensando en Sophia Loren”33. La
ambientación que intensifica esta escena trasnochada no es producto de la utilería televisiva.
El juego de sillones negros –dos pirámides truncas y una proyectada por vigas metálicas
doradas– rematados por sendos candelabros, forman parte de una serie de muebles y
ambientaciones neo greco-romanos y post-egipcios que Klemm produjo entre 1981 y 1985.
Una reproducción escultórica clásica y el cortinado rojizo ultiman el efecto teatral que inunda
la totalidad de la toma. La narración de La progresión de la belleza asume un tono
inequívocamente teleológico interrumpido por algunas murmuraciones: “Está también El
discóbolo, en movimiento, que frente a Van Damme es un papelón”34 dice Federico. El lugar
de estas interrupciones en el programa ofrece la posibilidad de pensar en estos desvíos y
murmuraciones como posibles fallas en el relato progresivo de la historia del arte que tensan
la inscripción de El banquete telemático en los marcos temporales hétero lineales35 de la
historia moderna del arte. En ese sentido, Klemm elabora una representación del programa
obstinada en desprenderse de una imaginación erudita: “Para qué hacerse el culto acá si
ustedes saben más o menos que frente a este programa estamos como je le sais tout y no
sabemos nada, estamos igual que ustedes. Somos insectos que pueden terminar en cualquier
momento. Debajo hierve la tierra. El universo sube”36 [subrayado de la autora].
Hola, buenas noches, bienvenidos a El arte de los argentinos. Esta definición fue dada por José
León Pagano, uno de los mayores críticos de nuestro arte que quiso englobar a todos los artistas
que trabajaron en la Argentina. [...] ¿Cómo será este programa? ¿Será un programa cultural,
clásico, engolado? ¿Algo para intelectuales? No, no es nuestra intención. Es más, si usted es un
intelectual, se considera un intelectual, huya despavorido a otro canal, que este programa no es
para usted. Este programa es para la gente que quiere conocer nuestros monumentos, nuestras
esculturas, nuestros artistas, las grandes obras que existen y que se están realizando en la
Argentina. Para ellos lo hacemos [...] Bueno, pero basta de palabras, el arte es emoción y es
imagen38 [subrayado de la autora].
Si bien los perfiles de ambos programas difieren es interesante registrar cómo ambos
coinciden en construir distancia respecto de versiones de la historia del arte para entendidxs,
aun cuando muchas de las referencias que estos diseminaron no resultaran accesibles para
todxs lxs televidentes. Por otra parte, si la ambientación post-egipcia de El banquete
telemático desbordó el tipo de escenografías que oficiaron como sets televisivos de
programas de discusión y conversación, el escritorio robusto y munido de libros de El arte de
los argentinos se enraiza en una tradición iconográfica extensa que permite conectarlo con
uno de los programas que la crítica de arte argentina, Marta Traba, protagonizó en la
televisión pública colombiana a fines de la década del cincuenta. En Curso de historia del
arte (1957-1958)39 [Fig. 7], “Traba aparecía en las pantallas de la televisión sentada en un
escritorio, rodeada de libros y con un tablero de tiza a su lado donde dibujaba esquemas de
diseño arquitectónico o diagramas compositivos de frescos o pinturas”40. Una de las reseñas
críticas que Raymond Williams dedicó al programa de Kenneth Clark, se obstinó
especialmente en sacar a relucir “el viejo estilo de mesa de comedor” 41 atributo que enumeró
de manera consecutiva al eurocentrismo que el autor, reconoció radicado en el proyecto de
Civilisation, serie que John Walker resume, a su vez, como “el equivalente televisivo de un
historiador del arte que dicta una serie de conferencias ilustradas con diapositivas” 42.
Bellas Artes, el programa protagonizado por Jorge Glusberg, también encontró inscripción en
este dispositivo escenográfico. La televisación de la historia del arte recurrió, en estos casos,
a representaciones heredadas e imaginadas desde la divulgación erudita de la disciplina y
estas cualidades se adhirieron a ciertos objetos que, como el vestuario, fueron codificados
como marcadores de esas atribuciones, aun cuando algunxs de lxs presentadores de estos
programas procuraron desligarse de esas historias del arte engoladas.
Las prendas que Klemm vistió en El banquete telemático provocaron una forma de
comentario desbordado –desquiciado de las estrategias que la historia del arte normalizó
como buenas prácticas de divulgación– que conectó a la chaqueta color plata del conductor
con las Silver Clouds (1966) de Andy Warhol [Fig 10] al traje gris con el fieltro de la obra
conceptual de Joseph Beuys [Fig. 11] y a la camisa azul engomada con la obra escultórica
hidrocinética e hidrolumínica de Gyula Kosice [Fig. 12] en los programas dedicados
respectivamente a esos artistas. Sugiero que estas imaginaciones saturadas, traban otras
formas de contacto con la historia, producen inflamaciones que desprograman la narración de
la historia del arte como tecnología oclusiva de cuerpos y deseos.
Por su parte, Ignacio Gutiérrez Zaldívar, osciló entre trajes formales y caracterizaciones que
utilizó según la orientación temática de los capítulos de su programa, pudiendo verlo
personificando a un gaucho [Fig. 13] en el programa dedicado al pintor Florencio Molina
Campos o a un hincha de Boca Juniors en aquel consagrado a los murales realizados en la
Bombonera. En un editorial del Suplemento Radar de Página12, dedicado a matizar los
efectos injuriosos de un artículo escrito por Ernesto Montequín49 sobre Federico Klemm, el
artista Fernando Fazzolari recalcó que Klemm “(...) no se disfraza de cosaco para vender
arte ruso, ni de orillero para ofrecer obras de tango. Ni intenta, desde obesas simpatías
grotescas, educar al ciudadano de acuerdo a sus intereses y sin ningún consuelo para la
justicia de la crítica ni para la verdad. Simplemente trabaja arduamente de sí mismo y ésa es
su obra”50 [subrayado de la autora].
En su programa, Klemm elaboró una imaginación voluptuosa y camp que desbordó las
representaciones viriles y heterocentradas que normalizaron un locus de enunciación para la
divulgación de la historia moderna del arte. En ese sentido, la proliferación de ese
histrionismo recortó la actitud y la estilización corporal de Carlos Espartaco al punto de que
su presencia en el estudio adquirió una condición fantasmática: “(Ríe) Hay un chiste que
corre que dice que la gente que está viendo el programa piensa que es un monólogo y de
pronto descubre que hay un cadáver. Lo que pasa es que a veces necesito que Charlie
(Espartaco) hable, pero a veces tengo temor de que complique la cosa y que no sea didáctico,
que no sea para un amplio espectro de gente”53[subrayado de la autora].
En ese sentido y como parte de los comentarios finales de este escrito, me interesa proponer
que El banquete telemático no solo actúa sobre aquello que la historia moderna del arte
vuelve inteligible y pronunciable sino que, además, repercute sobre una tradición de
programas televisivos dedicados a la divulgación de la disciplina desencajando algunos de
sus núcleos duros en términos de cómo la tradición disciplinar impactó en las formas
audiovisuales de inteligir la narración de esa historia y el tipo de subjetividades sobre las que
se descargó esa responsabilidad. Poner en contacto a El banquete telemático con los
programas que actúan como antecedentes o artefactos contemporáneos me permitió
interpretar con mayor precisión en qué sentidos el programa se inscribe y descalza de esa
tradición, y en particular cómo la figura de Federico Klemm descalibró el tipo de subjetividad
que nutrieron estos programas.
Notas
1
Nuñez, Marcos (Productor ejecutivo). (1994-2002). El banquete telemático [Programa de Televisión] (S/P).
2
Preciado, Paul, Ocaña 1973- 1983, Barcelona, Ediciones Polígrafa, 2012.
3
Utilizo el masculino para señalizar un locus de enunciación que, como significante político, se volvió equivalente de una
posición neutra y objetiva.
4
De Lauretis, Teresa, “La tecnología del género” En Bach A. M. y Roulet, M. (trads.) en Mora. Revista del Instituto
Interdisciplinario de Estudios de Género (2), 6-34, [1989] (1996). http://blogs.fad.unam.mx/asignatura/adriana_raggi/wp-
content/uploads/2013/12/teconologias-del-genero-teresa-de-lauretis.pdf
5
Grupo de investigación Micropolíticas de la desobediencia sexual, “¿Qué pueden hacerle las desobediencias sexuales a la
historia del arte?”en Degenerando Buenos Aires. II Jornadas Interdisciplinarias de Géneros y Disidencia Sexual, Buenos
Aires, 2014.
6
S/A, “¿¿Pasa algo en la cultura argentina??”, en La Maga 141(4), 21.IX.1994, p. 28.
7
Tijman, Gabriela y Criscolo, Sergio, “Artecanal: un espacio diario de tres horas para expresiones culturales”, La Maga,
27.IV.1994.
8
S/A, “Arte Canal” en La Maga, 118(3), 1.VI.1994, p. 44.
9
Giovo, María José, “Productor de ideas”, en Cronista, 20.XII.2007, disponible https://www.cronista.com/impresa-
general/Productor-de-ideas-20071220-0010.html, acceso 25/08/2022.
10
Ameijeiras, Hernán, “El Museo Nacional de Bellas Artes cambia de director nuevamente”, en La Maga, 6.VII.1994.
11
Ameijeiras, Hernán, “El Museo Nacional de Bellas Artes necesita terapia intensiva” en La Maga., 144(4), 19.X.1994, p. 6.
12
Tijman, Gabriela y Criscolo, Sergio, op. cit.
13
Belaunzarán, Jorge y Blanco, Eduardo, “El Gobierno necesita que en Cultura no pase nada” en La Maga, 12.V.1993, p. 6.
14
Moser, Héctor, “¿Cómo debería ser ATC?”, en Página/12, 11.V.1994, p. 3.
15
S/A, “El submundo del cable. Un under no tan under”, en Página12, 5.IV.1994.
16
Funes, Mercedes, “Federico Klemm: a 19 años de su muerte, la cultura revaloriza a un artista total que pagó muy cara su
libertad” en Infobae, 27.XI.2021, disponible
https://www.infobae.com/sociedad/2021/11/27/federico-klemm-a-19-anos-de-su-muerte-la-cultura-revaloriza-a-un-artista-
total-que-pago-muy-cara-su-libertad/ acceso 25/08/2022.
17
Corinaldesi, Laura, “Usaría a Silvia Süller como modelo alegórico”, en Noticias, 2002.
18
Guebel, Daniel, “Es un privilegio ser un excéntrico”, en Noticias, 6.XII.1997, p. 136-139.
19
Dreyfus, H. y Rabinow, P. (27 de junio de 1984). Michel Foucault: “El sexo es aburrido”. El País. Recuperado de
https://web.archive.org/web/20140831214504/http://elpais.com/diario/1984/06/27/cultura/457135204_850215.html
20
ibíd.
21
ibíd.
22
Halperin, David, San Foucault. Para una hagiografía gay, Córdoba, Argentina, Cuadernos de Litoral, 2000, p.133.
23
Kosofsky Sedgwick, Eve, Epistemología del armario, Barcelona, España, Ediciones de la Tempestad, 1998.
24
Molloy, Sylvia,“La política de la pose” en Mariano Seoane (Trad.), Poses de fin de siglo. Desbordes del género en la
modernidad, Buenos Aires, Eterna cadencia, 2012, pp. 41-53.
25
Derrida, Jacques, Espectros de Marx. El estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nueva Internacional, Madrid,
España, Editora Nacional, [1995] (2002).
26
Kosofsky Sedgwick, Eve, op. cit.
27
Halberstam, Jack, In a queer time and place: Transgender bodies, subcultural lives, Nueva York, New York University
Press, 2005.
28
Freeman, Elizabeth, Time Binds. Queer temporalities. Queer histories, Durham y Londres, Duke University Press, 2010.
29
Molloy, Sylvia, op. cit., p. 49.
30
Baeza, Feda, “Glusberg”, en Revista Otra Parte, 20.IV.2017, disponible https://www.revistaotraparte.com/arte/glusberg/
acceso 25/08/2022.
31
Gill, Michael y Montagnon, Peter (Productores ejecutivos), Civilisation: A Personal View by Kenneth Clark
[Civilización: una mirada particular por Kenneth Clark], [Programa de Televisión], British Broadcasting Two, 1969.
32
Pegram, Lorna, (Productora ejecutiva), The shock of the New [El Shock de lo Nuevo], [Programa de Televisión] British
Broadcasting Corporation, Time Life Films, RM Productions Fernseh, 1980.
33
LalululaTV, “El Banquete Telemático: La progresión de la belleza” [Archivo de Vídeo]. https://www.youtube.com/watch?
v=BLH81mwHHLI, 26 de marzo de 2016, 14m04s.
34
Ibíd., 11m01s.
35
Muñoz, José Esteban, Utopía queer. El entonces y allí de la futuridad antinormativa, Buenos Aires, Caja Negra, 2020.
36
Ibíd., 31m03s.
37
Torres, María, (Productora ejecutiva) El arte de los argentinos. [Programa de Televisión], (S/p).
38
Zurbaran El Arte de los Argentinos, “Arte – Presentación, ´El Arte de los Argentinos´ Programa 01, Bloque 1 - 07/03/96
– Zurbarán” [Archivo de Vídeo]. https://www.youtube.com/watch?v=NW-1YzRPjZQ&t=8s, 4 de febrero de 2015, 0m25s.
39
S/p, Curso de historia del arte. [Programa de Televisión], 1957-1958.
40
Gómez Echeverri, Nicolás, En blanco y negro. Marta Traba en la televisión colombiana, 1954-1958 [Tesis de grado,
Universidad de los Andes], 2007, p. 16, disponible https://repositorio.uniandes.edu.co/handle/1992/23353
41
Walker, John Albert, Arts TV. A History of Arts Television in Britain, Londres y París, John Libbey, 1993, p. 83,
disponible https://archive.org/details/artstvhistoryofa0000walk acceso 22/10/2022.
42
Gabrieloni, Ana Lía, “Historia y crítica del arte intento de desnaturalizar sus conversiones recientes” en Armiliar (2), La
Plata, FDA/UNLP, 2018, p. 8 https://doi.org/10.24215/25457888e001 disponible
http://papelcosido.fba.unlp.edu.ar/ojs/index.php/armiliar, acceso 1/07/2023.
43
Preciado, Paul, op. cit., pp. 6.
44
Dibb, Mike (Productor ejecutivo), Ways of Seeing. [Modos de ver]. [Serie de Televisión]. British Broadcasting Two,
1972.
45
Walker, John Albert, op. cit., p. 94.
46
Ibíd., p. 106.
47
Conlin, Jonathan, “Lost in Transmission? John Berger and the Origins of Ways of Seeing (1972)”, en History Workshop
Journal 90, 2020, pp. 142-163, doi: https://doi.org/10.1093/hwj/dbaa020, p. 13.
48
Govea, Mariela, “El rey Midas” en Revista Noticias, 25.VII.1993, pp. 126-127.
49
Nardi, Sebastián [Montequín, Ernesto], “La verdadera historia de Federico Klemm. El hombre de la burbuja de plástico”
en Página12, 09.VIII.1998, disponible https://www.pagina12.com.ar/1998/suple/radar/agosto/98-08-09/nota2.htm acceso
01/07/23.
50
Fazzolari, Fernando, “El narcisista de las pirámides” en Página12, 23.VIII.1998, disponible
https://www.pagina12.com.ar/1998/suple/radar/agosto/98-08-23/nota5.htm acceso 01/07/23.
51
Guebel, Daniel, op. cit.
52
De Lauretis, Teresa, op. cit.
53
Ameijeiras, Hernán, “No sé si soy más personaje que artista”, en La Maga 5 (206), 27.XII.1995, p. 10.
54
Bermúdez, Juan Pablo, “Programas culturales en la TV”, en Primer Plano, Suplemento Cultural de Página12, 28.I.1996,
pp. 2-3.