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Ministerio Grupos de Vida – Estudios Bíblicos en el Hogar 2023

Crecer en relación con Dios – Crecer en relación unos con otros – Crecer en número y multiplicar el grupo.

LA BENDICION DE LA FE VERDADERA (PARTE I)

Lectura Bíblica: Judas 3.


Alguna vez nos hemos hecho estas preguntas: ¿Por qué confiamos en ciertas personas o cosas?
¿Por qué confiamos en Dios? ¿En qué nos beneficia tener confianza en aquello que apreciamos?
Judas 3 nos dice, “…que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los
santos.” Es decir, sin lugar a duda podemos declarar: ¡Qué bendición tan grande es la Fe!
Ahora, con tantos “maestros” tratando de explicarnos qué es fe, y con tanta gente ahogándose en
filosofías vacías sobre el tema, conviene que vayamos a la Palabra de Dios para descubrir qué es
realmente la Fe y cómo ella puede crecer en nosotros.

¡MUCHO CUIDADO! Primero necesitamos saber lo que no es Fe. Según (Col. 2.8), podríamos
decir lo siguiente:

(1) Fe no es saltar al vacío, como comúnmente se piensa. Es más bien tener una sólida confianza
basada en una sustancia y una evidencia que son reales.

(2) Fe tampoco es religión. Muchos dicen: “Yo soy de esta fe” o “Yo pertenezco a aquella fe”.
Pero el concepto bíblico de fe es otro.

(3) Fe no es un estado mental. Ser optimistas o positivos no significa que tengamos una genuina
fe bíblica.

(4) Fe no es manipulación. Muchos tratan de manipular a Dios o a otras personas para beneficio
propio. Eso está muy lejos de lo que Dios quiere.

(5) Y Fe no es arreglar o adaptar la Biblia a nuestras convicciones. Necesitamos entender bien la


Fe para poder crecer en ella.

(6) La Fe no trae engaño en sí misma, no es filosofía, ni hueca sutileza o algo vano, no es


tradición humana, mucho menos un rudimento o regla del mundo.

Contrario a estas declaraciones previas, ¡LA FE SEGÚN LAS ESCRITURAS ES


BENDICION A NUESTRAS VIDAS! Es decir, confiar en Dios y en su Palabra es bendición
para nuestras vidas.

Por lo tanto según Judas, existe una verdadera fe a la cual todo creyente atender. A la vez,
debemos contender por ella para preservar su intención original, es decir, darnos la salvación y la
vida eterna. No hay una nueva fe o nueva revelación que puede cambiar la esencia de esta fe.
Pues el origen de esta fe es Dios mismo y así se nos fue entregada por sus santos apóstoles y
profetas. Por esa Fe debemos permanecer enfocados en el propósito de Dios para nosotros y para
todo aquel que el llamare (Rom. 1.1-5). ¡Amen!

Preguntas de reflexión: ¿Cree usted en la sanidad de parte de Dios? ¿Tiene la enfermedad una
cura en Dios? ¿Puede Dios sanarlo y si usted tiene fe?

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