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DISEÑO METODOLÓGICO PARA EL APRENDIZAJE – N° 22 UNIDAD IV

“LA REVOLUCIÓN MEXICANA (1884-1940)”


GOBIERNO DE PORFIDIO DIAZ DESDE 1834; CONTROL POLÍTICO, CONTRIBUCIÓN AL DESCONTENTO

COAR AREA/ASIGNATURA GRADO Y SECCIONES TEMPORALIDAD

MADRE DE DIOS HISTORIA NS 5° A – B – C - D 04 al 08 de agosto

NOS CONTACTAMOS Y ASUMIMOS LOS RETOS DE APRENDIZAJE

Actividad 1

Según la Fuente A,
responde:
1. ¿Qué sugiere la fuente A
sobre el gobierno de
Porfirio Diaz?
2. ¿Conoces sobre la
revolución mexicana?
¿Sobre Diaz, Pancho
Villa, Carranza?

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VIDEOS:
https://www.youtube.com/watch?v=d0i_dVIy17o
https://www.youtube.com/watch?v=fAzpDQxZj0s
https://www.youtube.com/watch?v=HZtMy1jNgB0

Actividad 2

Pregunta Retadora: ¿Se puede ser objetivo en la Historia?


Ahora, conoce lo que aprenderás en esta clase y cuáles serán tus logros.
Propósito de aprendizaje Evidencia de aprendizaje Criterios de evaluación AD A B C

Interpreta críticamente fuentes


Explica sobre el control político, diversas
económico, contribución al
descontento del gobierno Esquema de respuesta. Comprende el tiempo histórico
Porfirio Diaz, uno de los factores
de la revolución mexicana. Elabora explicaciones sobre
procesos históricos
INVESTIGAMOS, CONTRASTAMOS Y CONSTRUIMOS

Actividad 2

CRISIS DEL PORFIRIATO


LA REVOLUCIÓN MEXICANA fue un amplio y complejo movimiento social, algunas de cuyas causas se remontaban
varios siglos. Asimismo, la Revolución Mexicana fue el factor determinante en la evolución de México a lo largo del siglo
XX. Su estallido se debió a varios factores: la crisis generalizada del gobierno de Porfirio Díaz; la imposibilidad de
resolver pacíficamente la sucesión presidencial de 1910; las aspiraciones de las clases medias y de los sectores
populares; el agotamiento del régimen oligárquico, y el complejo contexto internacional de aquellos días.
A principios del siglo XX la situación mexicana era muy distinta a la de los demás países latinoamericanos.
Como varios de estos, especialmente los situados en las regiones centroamericana y andina, México sufría un gobierno
dictatorial y una muy desequilibrada distribución de la propiedad agraria. Sin embargo, a diferencia de ellos, gozaba de
un notable crecimiento económico. La combinación de crecimiento económico con gobierno dictatorial y con graves
problemas agrarios resultó explosiva.
El país vio desarrollarse, como producto del crecimiento económico, en particular de la urbanización y la
industrialización, a un contingente apreciable de clases medias y de proletariado [“La clase media...”, pp. 3-6 de esta
edición]*. Si bien en otros países sudamericanos, como Argentina, Brasil y Chile, también hubo crecimiento económico,
con su consecuente desarrollo de clases medias y trabajadoras, lo cierto es que en estos países del Cono Sur había
instituciones políticas –sindicatos, partidos y parlamentos– que servían para la defensa y promoción de los intereses de
esas nuevas clases sociales. En cambio, el gobierno dictatorial de Díaz resultó inadecuado para representar y defender
los intereses de dichas clases.

FUENTE B. REHABILITANDO HISTÓRICAMENTE AL PORFIRIATO: UNA DIGRESIÓN NECESARIA ACERCA DEL


RÉGIMEN DE PORFIRIO DÍAZ. MÉXICO 1876-1910 Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. I, núm. 119, 2008, pp. 83-105
Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica.
https://www.redalyc.org/pdf/153/15312718006.pdf
Moya Gutiérrez, Arnaldo.
El Porfiriato estuvo precedido por toda suerte de convulsiones políticas. Una de las más graves consecuencias de la
descomposición política y social que siguió a la Independencia “fue una larga crisis de hegemonía, es decir que ningún
grupo lograba imperar: era posible derrocar a un gobierno y establecer otro en su lugar, pero imposible hacerlo duradero
pues no tardaba a su vez en ser derrocado”. La lucha facciosa entre los distintos grupos se llevó al plano ideológico y en
especial, al campo de batalla. La pugna ideológica postergó la paz hasta el “triunfo grande” de los liberales en 1867.
El establecimiento de la “paz” política fue considerado como el requisito esencial para la construcción de la nación y para el
desarrollo económico, justificando así la imposición autoritaria del orden en nombre del progreso como un medio necesario.
En nombre de la paz se sacrificó a la nación política y a la organización partidista, aunque eventualmente se conformaría
una oposición organizada cuyo sino fue liderar la Revolución de 1910. Históricamente el Porfiriato se vio precedido por una
época sumamente convulsa donde las gavillas, los pronunciamientos y levantamientos —heredados de El apaciguamiento,
el clima apropiado para la inversión extranjera, la búsqueda de legitimidad, el desarrollo de las comunicaciones y el
progreso en los campos de la cultura y las artes conformaban la agenda más apremiante del régimen. Dicha agenda se
proponía modernizar al Estado y develar las imágenes sustanciales del progreso y del éxito en el último tercio del régimen.
Fue para entonces y, en especial, después de 1900 que el principal objeto se trasladó a la edificación de obras públicas y
monumentos, de obras de saneamiento y de urbanización cuyo fin último era demostrar que México era una “nación al fin
civilizada” ante propios y extraños. Fue esta una labor titánica emprendida por la elite porfiriana al hacer coincidir al devenir
histórico de la nación con un estilo arquitectónico que glorificaba y legitimaba a la república liberal. Este expediente se
utilizó con suma eficacia en la ciudad capital. El desarrollo material de la capital no fue fortuito, pues procuraba establecer
un principio de legitimidad consensual fundado en el apoyo de amplios sectores de la población al régimen que a través de
dos elecciones y seis reelecciones se perpetuaría en el poder. Lo que acontecía en la ciudad capital era seguido de cerca
por la provincia.
La legitimidad de los gobiernos porfiristas trasciende al ámbito político-electoral. La paz recién instaurada era por todos
deseada y es juzgada como el gran logro de Porfirio Díaz. En la “conciliación nacional” jugaron un papel determinante las
cuotas de poder concedidas a los hombres fuertes de la capital y de los distintos estados. Son vínculos primarios
fortalecidos por quienes se aferran a la estructura del poder. Los vínculos y las redes son de antigua prosapia y se
fraguaron a partir de las sociabilidades tradicionales erigidas sobre un sustrato autoritario que, en algunos casos, se
remontaba a la antigua autoridad del virrey.
En el Porfiriato el gobierno se esfuerza por mostrar resultados concretos, pues de estos depende el triunfo de su
legitimidad. Los resultados más notables, como ya vimos, fueron la instauración de la paz, del orden y del progreso y la
creación de un espacio apropiado para la inversión extranjera. Estos resultados son inherentes a la labor de modernización
del Estado emprendida por la elite porfiriana. El “progreso” abarca todos los ámbitos; desde la banca hasta las
comunicaciones, la salubridad y el avance médico, las artes y la literatura, pero quizá el avance más significativo, el que se
percibía a simple vista lo ofrecían las obras públicas y el desarrollo urbanístico. México se mostraba como una vitrina de
cara a la modernidad. En este contexto adquieren un sentido particular la participación de México en las exposiciones
mundiales y la celebración del centenario de la Independencia, así como la inauguración de obras públicas y monumentos
de gran envergadura en la capital y en la provincia. La inauguración del desagüe del Valle de México, en 1900, fue el
detonante de esta situación por cuanto… la ciudad hizo su transformación rápida, guardó su bello aspecto en la parte
antigua, y se extendió al occidente en amplia área cubierta de residencias de elegancia moderna y llenas de arte […]
Soberbios edificios públicos, ostentación del arte arquitectónico más elegante, se erigieron: la casa de Correos, el palacio
de la Secretaría de Comunicaciones, el Palacio Municipal, lucirían en las mejores capitales europeas; el Teatro Nacional
(aún no concluido) podría parearse con los más bellos de Europa; el Palacio del Poder Legislativo, es tan bello como
adecuado, y el gran edificio que para sustituirlo comenzó a construirse iba a ser el monumento más grandioso de la ciudad.
El Hospital General y la Penitenciaría no tienen rivales en el Continente, por su acomodación y condiciones especiales; el
Manicomio, las escuelas normales para varones y para mujeres, el Hospicio de Niños, son modelos en su género, y
construcciones de gran costo.
La transformación material del país, en especial de la capital, era el efecto visible de la combinación de tres elementos
fundamentales: la paz, el crédito internacional y la mirada que algunos porfirianos eminentes lanzaban hacia el exterior.
Estos elementos alcanzaron a conjugarse con la obra de artistas, pensionistas, arquitectos e ingenieros y con la bonanza
de compañías constructoras —epítomes del capitalismo— que capturaron la esencia de las propuestas urbano-
arquitectónicas.
El desarrollo arquitectónico del Porfiriato es consustancial y se constituye en el remanente del desarrollo historiográfico de
la segunda mitad del siglo XIX. Las obras cumbres de la historiografía mexicana de la segunda mitad del siglo XIX fueron
las dirigidas por Vicente Riva Palacio: el México a través de los siglos y por Justo Sierra: México: su evolución política.
Ambas obras constituyen los pilares capitales sobre los que se erige la propuesta arquitectónica del régimen de Díaz. Si el
objeto de la historiografía liberal era edificar, sobre un pasado reciente, su propia versión de la historia, con la arquitectura
del Porfiriato sucede algo semejante. Los escritos históricos magnifican las epopeyas liberales y las materializan en
monumentos o en edificios públicos que funcionan como lecciones de cívica para engrandecer a la nación y para enardecer
al ciudadano. La arquitectura que referimos expresa mejor que ninguno otro el lenguaje del poder. Considérese también el
acervo artístico liberal-republicano constituido por esculturas y pinturas que figuran como el complemento idóneo de la
arquitectura porfiriana. La exaltación de las artes transitó desde el taller del linotipo hasta su representación en mármol,
bronce, granito y óleo. El culto a la versión liberal de la historia se plasmó en el Paseo de la Reforma, en el Presidio de
Lecumberri, en el Manicomio Modelo de la Castañeda, en el Palacio Legislativo Federal y en el Panteón Nacional, en el
monumento a la Independencia, el monumento a Juárez, el Palacio de Correos y el de Comunicaciones. Fueron obras
públicas que mostraron un perfil del régimen —el más permanente quizás— por cuanto los monumentos que se
inaugurarían con ocasión de la celebración del primer centenario de la Independencia de México, en 1910, aun figuran
como testigos de época, revalidando y rehabilitando al periodo histórico que celebró su ejecución. En la iconografía que
exponen y en las representaciones que ostentan encontramos vertidos los contenidos históricos que cuidadosamente
habían sido seleccionados u omitidos por los intelectuales liberales. El advenimiento de la “paz porfiriana” debe entenderse
en un contexto más amplio y contrasta con todos los periodos anteriores por cuanto la época de la paz sobrepone a las
evoluciones violentas. La historiografía sobre el periodo también revela esta situación.
Fuente B. Nueva era y la prensa en el maderismo de la caída de Porfirio Diaz a la decena trágica.
Universidad Nacional Autónoma de México, 2016.
Ricardo Cruz García
La famosa entrevista del general Porfirio Díaz con el periodista norteamericano James Creelman, de Pearson’s Magazine,
celebrada en el Castillo de Chapultepec el 17 de febrero de 1908 — en la cual expresó que México estaba preparado para
la democracia y no pretendía postularse una vez más para presidente, sino que deseaba dejarle el puesto a otro e incluso
ayudaría a los partidos de oposición —, en vez de funcionar como un texto de difusión de las virtudes del régimen de
“menos política y más administración”, fue un incentivo para quienes deseaban la alternancia en el gobierno. Díaz afirmó:
“He esperado pacientemente el día en que el pueblo mexicano esté preparado para escoger y cambiar a sus gobernantes
en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin atentar contra el crédito nacional y sin estorbar el progreso del
país. Creo que este momento ha llegado”
(…) A nadie debe sorprender que la opinión pública del país cambiara durante los seis meses que transcurrieron de
noviembre de 1910 a mayo de 1911, y que las ideas revolucionarias que al principio no habían tenido acogida ni en los más
radicales antirreeleccionistas, fueran ganando terreno poco a poco hasta el grado de convertir en revolucionaria la opinión
pública de todo el país, formando así una atmósfera enteramente irrespirable para la dictadura del general Díaz.
FUENTE C. TEXTOS DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA. CRÍTICOS, OPOSICIONISTAS Y PRECURSORES. Javier
Garciadiego
Los diferentes problemas enfrentados durante los últimos años del gobierno porfirista generaron críticas y movimientos
opositores entre diversas clases sociales y grupos políticos; es más, las posturas radicalizadas de algunos de ellos
justifican que se les considere precursores de la Revolución Mexicana.
Los primeros en expresar sus críticas fueron ciertos sectores católicos, influidos por las renovadoras ideas en materia
social sostenidas por el Vaticano desde 1891, cuando León XIII proclamó la encíclica Rerum Novarum, que pretendía
ofrecer una solución cristiana a los conflictos sociales.
Su objetivo era convencer a los industriales europeos y estadunidenses de otorgar mejores condiciones laborales para
evitar la radicalización del movimiento obrero. Sus repercusiones en México fueron evidentes: si a pesar del acercamiento
entre el gobierno y la Iglesia católica logrado en el Porfiriato se censuraba moderadamente a Díaz por conservar los
principios liberales anticlericales de la Constitución de 1857, por el alto número de masones que había entre sus
colaboradores, por el apoyo otorgado a los protestantes, especialmente en el norte del país, y por la decisión
gubernamental de que la filosofía positivista, abiertamente anticatólica, dominara parte de la educación pública nacional,
luego vino a sumarse la crítica sociopolítica, cuando la encíclica Rerum Novarum, pensada para el mundo industrial
europeo, fue adaptada por los católicos mexicanos para su entorno, abrumadoramente rural. Aunque defendían la
propiedad privada como un derecho natural, criticaban los excesos de la injusta estructura agraria, así como las inhumanas
condiciones laborales imperantes en la mayoría de las haciendas mexicanas. De los reclamos contra la situación agraria
los católicos pasaron a censurar el militarismo, el caciquismo y la falta de democracia. Si bien no se criticó personalmente a
Porfirio Díaz, al que siempre reconocieron grandes méritos históricos, lo cierto es que las prestigio y el favorable consenso
alcanzado. El impacto sociopolítico de tales cuestionamientos, aunque moderados y dirigidos a las clases medias, no
puede ser minimizado [“El problema social-agrario...”, pp. 46-58].
Motivaciones de signo contrario dieron lugar al surgimiento, hacia 1900, de otro importante grupo antiporfirista, encabezado
por descendientes de los liberales de mediados de siglo –como Camilo Arriaga, sobrino de Ponciano– y en el que
participaron diversos sectores de la clase media urbana, como profesionistas, periodistas, maestros y estudiantes.
Reclamaban el alejamiento gubernamental de los principios liberales originales.
Su propuesta era reorganizar al llamado Partido Liberal, con el objeto de que presionara a Díaz para que volvieran a
aplicarse dichos principios: anticlericalismo, libertad de expresión, democracia electoral, separación de poderes, adecuada
administración de justicia y autonomía municipal.
Según el autor, México en el gobierno de Porfirio Diaz vivió una política de crecimiento económico. Identifica tres
situaciones o hechos que respaldan lo señalado por el autor.
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Construye tres afirmaciones sobre la situación económica mexicana previa a la revolución.


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TRANSFERIMOS Y NOS AUTOEVALUAMOS


Actividad 6

Evalué la contribución de Porfirio Diaz al estallido de la revolución mexicana


BIBLIOGRAFÍA
BETHELL, L Historia de América Latina. T XIII (1990). Universidad de Cambridge.

CASTRO, F (1953) “La historia me absolverá” Alegato. Imprenta.

GUERRA S y MALDONADO A (2009) Historia de la Revolución cubana- Editrial Txalaparta.

LIMA, L (2018, 31 diciembre). Revolución cubana: cuáles fueron las causas del levantamiento con el que Fidel Castro cambió
Cuba en 1959. En BBC News.

LISBONA-GUILLEN, M (2019). Un Fulgencio Batista ignorado. Esplendor y derrumbe del militar cubano en la prensa
chiapaneca. LiminaR, 17(2), 219-233.

ROJAS, R. (2008, 31 agosto). Lo que la revolución era. el New Herald.

AUTORÍA
ANEXO
Por qué 100 años después los restos de Porfirio Díaz vuelven a causar polémica en
México
 Alberto Nájar
 BBC Mundo, Ciudad de México

2 julio 2015

Ilustración 1Porfirio Díaz es un personaje que aún causa polémica.

Durante 100 años fue visto por muchos como el mayor villano de México.
Hay quienes lo acusan de ser un dictador que provocó la primera guerra civil del siglo XX, la Revolución
Mexicana.
Pero otros lo recuerdan como el héroe que propinó una derrota histórica al poderoso ejército francés de
Napoleón III, sobrino de Napoleón Bonaparte, y lo evocan como el presidente que trajo prosperidad económica al
país.
Es Porfirio Díaz, quien gobernó durante casi 35 años entre 1876 y 1911.
Se trata de un personaje que todavía causa controversia, sobre todo ahora cuando el 2 de julio se cumple un
siglo de su muerte.
Una organización civil -Comisión Especial de los Festejos del Centenario Luctuoso del general Porfirio Díaz Mori-
busca que se repatrien los restos del expresidente que desde 1915 permanecen en el cementerio de
Montparnasse, en París.
Lea también: Revolución Mexicana, mitos y héroes
La propuesta generó un nuevo debate sobre lo que representa la figura de Díaz.
La historiadora Patricia Galeana dice que sería "muy negativo y un contrasentido" que se le rindiera homenaje "a
un dictador".
Pero Francisco Jiménez Jiménez, regidor en el Cabildo de Oaxaca por el Partido Unidad Popular, asegura que
es momento de saldar una deuda histórica.
"De todo el panteón de héroes que tenemos en México el único que está fuera es Porfirio Díaz, y eso es injusto",
le dice a BBC Mundo.
No es la primera vez que se pretende trasladar al expresidente hacia su natal Oaxaca.
De hecho hubo al menos tres intentos, en las décadas de los años 20, 50 y 60.
Luego, en 1995, se creó una comisión especial para estudiar la propuesta y durante el centenario de la
Revolución en 2010 resurgió el debate.
En ninguno de estos casos prosperó la repatriación.
El año pasado se creó la Comisión Especial de los Festejos del Centenario Luctuoso del general Porfirio Díaz
Mori, que encabeza el regidor Jiménez.
La idea de esta organización es que el Ayuntamiento de Oaxaca solicite formalmente el traslado del expresidente
a la iglesia de La Soledad, en la capital del estado.
Fue la última voluntad de Porfirio Díaz, recuerda el funcionario municipal.
Progreso
Sería un gesto para reconocer lo que hizo por México, insiste Jiménez.
"Cuando era presidente la economía fue muy buena, hubo un avance brutal en ferrocarriles, puertos marítimos,
en carreteras", subraya.
Un ejemplo de esto es que durante casi todo el siglo XX las vías férreas del país fueron las mismas que se
construyeron en el gobierno de Díaz.
En ese lapso también se realizó el monumento para conmemorar el primer centenario de la independencia,
conocido como El Ángel.
También inició la construcción del principal centro cultural del país, el Palacio de las Bellas Artes.
"Y nosotros todavía le seguimos regateando el honor que se merece", insiste el regidor Jiménez.
Pero en el tema hay matices, le dice a BBC Mundo el historiador Arno Burkholder.
"El crecimiento de México durante el porfiriato es innegable pero no hizo algo que sí intentó la Revolución
Mexicana: invertir en los pobres", explica.
Y no fue así "por la simple razón de que no le correspondía hacerlo, en su época ese tipo de cosas no se hacía".
Villano
¿Por qué tanta controversia por los restos de Porfirio Díaz?
Porque desde 1916 y hasta 2000 la clase política que gobernó al país se asumió como heredera de los
triunfadores de la Revolución, señala Burkholder.
Eso significa que derrotaron "al gran dictador" que era Díaz y "los reaccionarios que le apoyaban", señala.
Entre los miembros de este grupo se encuentran los antecesores del hoy gobernante Partido Revolucionario
Institucional (PRI). Son los mismos que empezaron la reconstrucción del Estado mexicano con la Constitución de
1917 –donde había varios porfiristas- y que de alguna manera necesitaban justificar su llegada al poder.
Lo hicieron de dos formas: con mucho gasto social… y con su versión de los hechos.
Lea también: La Revolución Mexicana según sus herederos. "Había que crear una nueva idea de la historia de
México y en esa idea hay que utilizar a los muertos a su conveniencia", explica Burkholder. "El Estado mexicano
necesitaba crearse un villano, y ese era Porfirio Díaz".
¿Repatriación?
Esta idea prevaleció incluso cuando el sistema empezó a cambiar, durante la crisis económica en los años 70 y
80. En esa época el país inició el proceso de apertura comercial que hoy tiene.
Y también los partidos opositores al PRI ganaron sus primeros escaños en el Congreso y gubernaturas.
Incluso en el gobierno del expresidente Carlos Salinas de Gortari se difundió una inédita telenovela sobre el
período de Porfirio Díaz, llamada El Vuelo del Águila.
Pero los gobiernos siguientes, incluidos dos del conservador Partido Acción Nacional (PAN), no abordaron la
posibilidad de repatriar los restos del expresidente.
Hasta ahora nada asegura que eso pueda ocurrir en el centenario de su muerte.
Lea también: 100 años después... ¿qué se consiguió?
Los descendientes de Porfirio Díaz se resisten a trasladar en privado sus restos, pues quieren un reconocimiento
de sus acciones como héroe militar.
"Y en el gobierno mexicano no quieren meterse en ese problema, simplemente no quieren hacerlo", señala el
historiador Burkholder. "No sé si algún día van a regresar los restos de Díaz, pero mientras esta sociedad no
tenga una idea clara de su pasado le va a costar mucho trabajo construir su futuro", concluye.

Revolución Mexicana: en qué


consistió y quiénes fueron los
principales líderes
 Redacción

 BBC News Mundo

18 noviembre 2018

La Revolución Mexicana redibujó México hace poco más de un siglo.


El conflicto armado que se dio entre 1910-1917 se inició como una lucha
en contra de la perpetuación en el poder del general Porfirio Díaz, pero
derivó en una guerra civil entre facciones que luchaban por la "auténtica
revolución".
Diferentes grupos que tenían como bandera derechos políticos y sociales
se unieron por ese objetivo, pero luego llevaron a cabo una guerra de
guerrillas a lo largo de una de las épocas más convulsas para México, que
dejó más de un millón de muertos.
Pese a ser una cruenta lucha por el poder, también tuvo frutos positivos.

 Revolución Mexicana, mitos y héroes

La Constitución de 1917 fue uno de ellos, pues fue pionera en el


reconocimiento de los derechos sociales y laborales emanados del
liberalismo francés a nivel mundial.
"Las demandas obreras y campesinas se recogieron por vez primera en el
constitucionalismo mundial, en la Constitución de 1917", afirma Patricia
Galeana en "La Revolución y los Revolucionarios", del Instituto Nacional
de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES
Pie de foto,

El general Porfirio Díaz pretendía perpetuarse como presidente tras estar 35 años en el cargo.
En aquella época la mayoría de los mexicanos vivía en condiciones muy
precarias.
Las actividades como la agricultura, la ganadería o la minería, se basaban
todavía en sistemas feudales, mientras que en las ciudades los obreros
eran explotados sin que tuvieran derechos laborales básicos.

 El lado humano de la Revolución Mexicana

¿Qué tuvo que pasar para que se concretaran los logros de la


Constitución?
En BBC Mundo te presentamos un recuento histórico de los
acontecimientos y líderes de la Revolución Mexicana.
El objetivo común: Porfirio Díaz
Luego de que el presidente Porfirio Díaz resultara electo para un nuevo
período presidencial (1910-1914), el excandidato y líder liberal Francisco I.
Madero lanzó el Plan de San Luis -fechado el 5 de octubre de 1910- para
derrocarlo.
Su lema principal fue "Sufragio efectivo, no reelección", y reivindicaba
derechos laborales y la repartición de tierras que buscaban grupos
sociales contrarios a Díaz, según la "Cronología de la Revolución", del
INEHRM.
En su plan de acción estaba una convocatoria a la lucha armada: "El 20 de
noviembre, desde las 6 de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la
República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que
actualmente nos gobiernan".

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Pie de foto,

El movimiento de Madero sentó las bases de la no reelección presidencial en México hasta la


actualidad.
Algunos grupos, como el de los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen
Serdán, al ser descubiertos en posesión de armas se alzaron antes de la
fecha pactada en Puebla.
La muerte de los hermanos al enfrentarse con las fuerzas del gobierno los
llevó a ser considerados los primeros "mártires" del movimiento contra
Díaz, además de que motivó a otros a la insurrección.
En los hechos no se dio un levantamiento coordinado el 20 de noviembre
de 1910 a las 6 de la tarde para derrocar a Díaz, pues para ese momento ya
había "13 hechos de armas en diferentes estados", según el INEHRM.
Pero esa fecha ha sido considerada hasta hoy como el inicio de la
Revolución Mexicana.
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Los líderes revolucionarios lucharon en varios bandos, algunas veces juntos, otras entre sí.
Francisco I. Madero, ascenso y caída
La lucha armada hizo surgir a otros líderes revolucionarios que
acompañaron la causa de Francisco I. Madero, entre otros Emiliano
Zapata en el sur del país, así como Francisco "Pancho" Villa (su nombre
real era Doroteo Arango),Álvaro Obregón y Pascual Orozco en el norte.
La presión revolucionaria tuvo éxito y Porfirio Díaz firmó su renuncia a la
presidencia el 25 de mayo de 1911, dando fin a 35 años de gobierno y
abriendo paso a nuevas elecciones.
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Díaz abandonó el país luego de 35 años en el cargo, y murió en el exilio en París.


Francisco I. Madero ganó la votación y asumió la presidencia de México el
6 de noviembre de 1911 en la que es considerada "la primera elección
democrática en 30 años", afirma el INEHRM.
Aunque el movimiento logró la remoción de Díaz, el nuevo gobierno no dio
pronta respuesta a las demandas revolucionarias populares.

 México: Pancho Villa, de héroe a "un simple bandido"

Pronto comenzaron las luchas entre los que fueran aliados al comienzo del
levantamiento armado, pues cada bando se asumía como auténtico
defensor de los ideales revolucionarios.
Zapata lanzó el Plan de Ayala bajo la bandera de la lucha agraria,
mientras que Orozco publicó el Plan de la Empacadora sobre demandas
sociales. Ambos desconocieron la presidencia de Madero.
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Emiliano Zapata fue uno de los líderes más carismáticos de la Revolución Mexicana.
El gobierno maderista logró defenderse durante dos años frente a los
insurgentes zapatistas, orozquistas, y otros grupos más pequeños, con
apoyo de las tropas de Villa.
Las mujeres, en todos los bandos, tuvieron un papel de fuerza de apoyo a
los revolucionarios e incluso tuvieron participación armada. Eran
conocidas como "Las Adelitas".

 Las mujeres "de armas tomar" que olvidó la Revolución Mexicana

Pero en febrero de 1913 se da la "decena trágica": 10 días de


enfrentamientos en un golpe militar que llevó a la renuncia de Madero el 19
de febrero y su asesinato tres días después.
Victoriano Huerta, conspirador del golpe con el grupo llamado "los
contrarrevolucionarios", asumió la presidencia ese mismo día.
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Las mujeres acompañaban a los hombres en la lucha armada como fuerzas de apoyo e incluso en
ataques armados.
El Pacto de la Embajada -conocido así porque se firmó en la sede de
Estados Unidos en México- tuvo éxito, aunque originalmente no tenía a
Huerta como el elegido para la presidencia, según el INEHRM.
La lucha por el poder
Para combatir a Huerta, llamado "el usurpador", una reorganización de
fuerzas revolucionarias del norte llevó a la creación del Ejército
Constitucionalista, al mando de Venustiano Carranza.
Con el Plan de Guadalupe, enfocó la lucha revolucionaria contra Huerta
hasta lograr que el presidente golpista deje el poder en julio de 1914 y
Carranza asuma el gobierno.
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Victoriano Huerta se fue al exilio a Estados Unidos luego de presentar su renuncia.


La Convención de Aguascalientes entre líderes revolucionarios llevó al
desconocimiento de Carranza como presidente, por lo que nuevamente se
abren dos grandes bandos: los convencionistas y los constitucionalistas.
Carranza, quien se hace llamar "líder máximo de la revolución", traslada su
gobierno a Veracruz, mientras que los convencionistas nombran a Eulalio
Gómez como presidente.
A partir de entonces vino una guerra de guerrillas.
Las luchas armadas entre los bandos, en las que se da el grueso de las
muertes -calculadas en más de un millón-, se prologaron desde octubre de
1914 hasta noviembre de 1916.
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La Revolución Mexicana fue la última guerra civil que ha tenido México.


En ese mes, el gobierno y ejército de los convencionistas declaran su fin,
aunque fuerzas zapatistas y villistas disminuidas siguieron sus luchas
durante meses.
La Constitución de 1917
La balanza finalmente se inclina hacia las fuerzas de Carranza, quien
desde septiembre de 1916 convocó un Congreso Constituyente para
redactar una nueva Carta Magna del país.
Los constituyentes, electos por votación popular a finales de ese año,
trabajaron en un plan de reunificación de las causas revolucionarias hasta
comienzos de 1917.
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Venustiano Carranza resulta ser el líder revolucionario triunfador, con el gobierno bajo su mando hasta
1920.
Luego de ser votada el 31 de enero, la nueva Constitución es promulgada
el 5 de febrero de 1917, marcando lo que se considera el fin de la
Revolución Mexicana.

 4 libros para entender México recomendados por sus periodistas (y


otros sugeridos por los lectores de BBC Mundo)

Pero la lucha violenta por el poder no terminó ahí, pues las fricciones entre
bandos desembocó en el asesinatode los líderes revolucionarios: Zapata
(1919), Carranza (1920), Villa (1923) y Obregón (1928), entre otros.
Sin embargo, las bases del Estado moderno mexicano se establecen con la
nueva Carta Magna.
El documento consagra causas revolucionarias como el derecho agrario,
los derechos laborales, la educación y la salud garantizadas por el Estado,
la libertad de prensa y los derechos políticos vigentes más de un siglo
después.

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