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Tema II.

LA ACTIVIDAD ECONÓMICA
Y SU ORGANIZACIÓN EN EL SISTEMA
DE ECONOMÍA DE MERCADO
CAPITALISTA
La economía, concebida como ciencia de la escasez, se ve obligada a realizar elecciones
en aras de optimizar el uso de los recursos escasos. En esa toma de decisiones se le
plantean tres problemas económicos fundamentales:

¿Qué producir?
Se trata de decidir cuáles bienes y servicios se van a producir y en qué cantidades. Las
respuestas varían obviamente según sea la dotación de recursos que tenga el país, su
grado de desarrollo, su cultura, sus usos y costumbres, etc. También varía con el paso
del tiempo. Esta es una reflexión decisiva en una sociedad. A nadie se le escapa la gran
cantidad de bienes prácticamente superfluos para el bienestar de las personas que se
producen en la actualidad y los faltantes escandalosos que se dan en determinadas
áreas. Uno de los temas de debate en este ámbito es determinar en quién descansa la
capacidad de decidir ¿qué producir?: en el mercado o en el estado.
¿Cómo producir?
Una vez dilucidado el bien o servicio a producir hay que plantearse cómo combinar los
factores productivos que participan en su elaboración. Se persigue utilizarlos de la mejor
manera, es decir, de la más eficiente, ya que son limitados. La dotación de factores que
se posea y el grado de desarrollo tecnológico condicionan en buena medida estas
decisiones.
¿Para quién producir?
Aquí se trata de decidir cómo se distribuyen los bienes y servicios entre los miembros
de la sociedad. Esa distribución se realiza fundamentalmente a través del ingreso de los
agentes económicos, procedente de dos posibles vías:
a) la remuneración obtenida por su participación en el proceso productivo como
propietarios de factores productivos: salarios, rentas, intereses o beneficios.
b) la redistribución de rentas que realiza el Sector Público.

Los sistemas económicos


Las respuestas a estas preguntas varían significativamente dependiendo del sistema
económico, es decir, en función del tipo de instituciones, reglas, estructuras y relaciones
que determinan la organización de la actividad económica de un país. Los sistemas de
organización de esa actividad, conocidos también como modos de producción, fueron
muy diversos a lo largo de la historia: desde las comunidades primitivas, pasando por el
modo asiático de producción, el esclavismo, el feudalismo, hasta el capitalismo y
socialismo. EL sistema de capitalismo puro apenas ha tenido vigencia empírica, y dada
la crisis y erradicación casi total de los denominados sistemas de socialismo real, el
sistema preponderante hoy el mixto, que podríamos definir como un sistema capitalista
con una determinada intervención estatal.
Vamos a tratar de distinguir esos sistemas centrándonos en cómo se responde en cada
uno de ellos a las tres preguntas siguientes:
1. ¿Quién toma las decisiones de asignación de los factores de producción? Es decir,
quién decide ¿qué?, ¿cómo? y ¿para quién? producir.
2. ¿Cuál es la organización institucional del sistema de propiedad, trabajo y empleo?
3. ¿Cuál es la motivación principal de la actividad económica?
En el cuadro adjunto se muestra cómo se responde a estas preguntas en los sistemas
capitalista, socialista y mixto.

CAPITALISMO SOCIALISMO ECONOMÍA MIXTA


¿Qué producir? Mercado Estado: plan central Mercado y Estado
Empresas privadas
Consumidores
¿Cómo producir? Mercado: empresas privadas Estado: empresas públicas Mercado y Estado: empresas
privadas y públicas
¿Para quién producir? Mercado: se distribuye según la Estado: distribuye procurando Mercado: según la aportación a la
aportación a la producción atender las necesidades de los producción
(Tienen acceso a los bienes y servicios individuos Estado: redistribución estatal.
quienes tengan capacidad de
demanda y puedan pagar el precio).
Propiedad Privada: medios de producción y Estatal: medios de producción. Privada y estatal: medios de
bienes de consumo Privada: bienes de consumo producción.
Privada: bienes de consumo
Trabajo Es una mercancía Lo asigna el Estado Es una mercancía limitada
(regulada)
Empleo Es un resultado incierto de la Es un derecho garantizado por el Es el resultado de la actividad
actividad económica Estado económica y de la promoción
estatal
Motivaciones de la Ánimo de lucro: maximización de Atención a las necesidades de Ámbito privado: ánimo de lucro.
actividad económica la utilidad y el beneficio toda la población. Ámbito público: bienestar
Distribución igualitaria de renta y general.
riqueza

Existen dos criterios claves para distinguir los sistemas económicos: por un lado, la
propiedad (privada o pública) y, por otro, el modo de asignación de los recursos
productivos y la distribución de los bienes producidos (mercado o acción estatal)
Se observa que en el capitalismo predominan la propiedad privada y los mecanismos de
mercado, existiendo libertad de ejercicio de la actividad empresarial, mientras que en el
socialismo prevalece la propiedad pública y la intervención del Estado y queda poco
margen de actuación para la iniciativa individual, no existiendo libertad de empresa. En
los sistemas mixtos conviven, por un lado, la propiedad privada y la pública y, por otro,
el mercado y la iniciativa privada con la actuación del Estado y la iniciativa pública.
Problemas y dificultades que plantean cada uno de los sistemas
1) Capitalismo
a) Desigualdad y pobreza
Desigual distribución de la renta y la riqueza, con sectores de población muy
marginados del acceso a bienes y servicios básicos y, por tanto, del disfrute
de una vida digna.
b) Crecimiento con importantes costes medioambientales y sociales
c) Producción de bienes y servicios superfluos, a la vez que hay familias con
necesidades básicas insatisfechas.
d) Gran concentración de poder económico y abuso de poder por parte de los
grandes monopolios y oligopolios.
e) Inestabilidad económica y frecuentes desequilibrios macroeconómicos,
destacando crisis frecuentes con altas tasas de desempleo.

2) Socialismo
a) Ineficiencia económica en la asignación de recursos y baja productividad
debido, entre otras razones, a limitaciones de la planificación (resulta difícil
hacer acopio de la ingente información necesaria para adoptar las decisiones,
que se arbitran desde un órgano burocrático centralizado, lo que implica un
exceso de rigidez) y a la falta de incentivos para los que participan en el
proceso de producción. Todo ello acaba afectando a la disponibilidad final de
bienes y servicios para atender las necesidades de la población que, dada la
baja eficiencia del sistema, resultan insuficientemente atendidas.
b) Concentración de poder en manos de las élites políticas y de las burocracias
administrativas en detrimento del resto de la población.
c) Ausencia de libertad individual en el ámbito político y económico.
d) Al igual que ocurre en el sistema capitalista, se produce con elevados costes
medioambientales, pues prima la lógica productivista.

3) Sistema mixto
Plantea prácticamente los mismos problemas que el sistema capitalista, si acaso
más mitigados, a los que añade el riesgo de utilizar las políticas públicas y los
fondos estatales en favor de las élites políticas y de los poderes económicos
privados.
Han existido y existen muchas variantes de cada sistema, pero podríamos concluir
diciendo, por un lado, que realmente apenas han existido economías capitalistas puras,
lo más cercano podrían ser las economías autorreguladas del siglo XIX y principios del
XX, y, por otro lado, que prácticamente han desaparecido las economías socialistas. De
hecho, sólo cinco estados se declaran en la actualidad como tales: China, Corea del
Norte, Laos, Cuba y Vietnam; y algunos de ellos, como China, transitan hacia formas
capitalistas de producción mediante la creciente introducción de mecanismos de
mercado, adquiriendo un carácter más propio de economías mixtas, si bien con ausencia
de libertades políticas.
Las características de las economías mixtas capitalistas
Lo que predomina a nivel global en la actualidad es el sistema de economía mixta, en el
que se da una coexistencia del sector público y privado en muchos ámbitos o áreas de
actuación, si bien con una gran disparidad en cuanto, por un lado, al desarrollo del
mercado y sus niveles de competencia y, por otro, al alcance de la intervención del
Estado y a la implementación y cobertura de las políticas del Estado de Bienestar.
Las características básicas del sistema de economía mixta son las siguientes:
- Propiedad privada y pública
Predomina la propiedad privada, siendo la empresa privada la unidad clave de
producción, pero hay sectores o actividades en los que hay una cierta propiedad
estatal, pudiendo llegar a ser dominante en algunos casos, como puede ser en la
provisión de determinados servicios públicos esenciales, como la sanidad o la
educación, o la gestión de producciones estratégicas, como la energía, defensa,
industrias básicas, etc.
- Libertad de mercado y regulación y planificación estatal
Existe libertad para la iniciativa privada pudiendo el Estado limitar esa iniciativa
cuando así lo requiera el interés general. El mercado, a través de la libre
competencia de oferentes y demandantes, es el principal mecanismo de
asignación de los recursos y de formación de precios, pero, dado que existen
fallos del mercado, el Estado interviene tratando de corregir esos fallos. Un área
de actuación prioritaria es la relacionada con la preservación de la libre
competencia, evitando prácticas monopolistas que puedan originar abusos de
poder de mercado. A su vez, el Estado interviene para promover el desarrollo
económico y establecer una planificación indicativa al respecto.
- Ánimo de lucro y bienestar social
El incentivo básico del sistema es la ganancia que los agentes económicos
pueden conseguir de su actuación en el mercado, pero, dado que este distribuye
las rentas de manera muy desigual en ciertos casos, el Estado interviene con
políticas redistributivas de renta para reducir desigualdades y mejorar el
bienestar social. Uno de los logros institucionales más importantes en esa línea
ha sido el desarrollo del Estado de Bienestar.

La adopción de decisiones económicas: privadas y


públicas
La teoría económica da por supuesto que los deseos y necesidades de los seres
humanos, es decir, los fines que persiguen, son lo suficientemente amplios como para
que los recursos de que disponen para satisfacerlos se muestren limitados. Es por lo que
los agentes económicos se ven obligados a elegir, a tomar decisiones acerca de qué
objetivos perseguir y cómo alcanzarlos.
Los agentes toman decisiones sometidos a una serie de restricciones y lo hacen bajo
unas supuestas condiciones.
- En primer lugar, tienen que elegir entre objetivos, no pueden aspirar a obtenerlo
todo, pues se supone que los medios son escasos.
- En segundo lugar, al tomar decisiones tienen en cuenta los costes y los beneficios
de las diferentes opciones. Se supone que los individuos toman las decisiones en
términos de coste de oportunidad. El coste de oportunidad de una acción
determinada es el valor que se le asigna a la acción alternativa a la que se
renuncia para conseguirla.
- En tercer lugar, la teoría económica supone que los individuos son racionales en
su toma de decisiones y que piensan en términos marginales. Esto quiere decir
que deciden entre las diferentes opciones comparando los costes y los beneficios
marginales de cada una de ellas.
- Por último, se supone que los individuos responden a los incentivos. Es decir, que
son sensibles a las variaciones de precios, costes, rentas, etc. que pueden
implicar una mejora o un deterioro de su situación.

Por otra parte, el ser humano es un ser social que convive con otros individuos, cada
uno con su gama de objetivos y medios, no coincidentes entre sí, y que es preciso
conciliar en aras de hacer factible la convivencia. Además, la sociedad como tal puede
tener sus propios fines, que difieren de los objetivos particulares de los individuos que
la conforman. Hay, por consiguiente, una serie de intereses personales y un interés
social, y la pregunta que surge es si es posible hacerlos compatibles y de qué forma.
Cuando uno sigue su interés personal elige lo que considera que es la mejor opción que
tiene a su disposición, pero en esa evaluación puede considerar o no la forma en que
afecta a terceros.
Para paliar las deficiencias que pueden derivarse de la toma de decisiones individuales,
en los sistemas económicos mixtos se le encomienda al Estado la toma de decisiones
que tienen que ver con el interés general. Pero la actuación del Estado está limitada por
los tributos que recauda de los individuos, que, a su vez, ven mermadas sus posibilidades
de elección como consecuencia de esa detracción de recursos. La persecución del
interés general puede, por tanto, afectar negativamente al interés personal, máxime si
la actuación del gobierno no atiende correctamente ese interés general y favorece
intereses personales de forma corrupta.
Todo esto hace que exista una gran polémica y un abanico muy amplio de opiniones
acerca de qué sería el interés general y de qué actividades contribuyen más eficazmente
a su consecución. En principio, una elección favorece el interés social cuando todos los
individuos obtienen algo mejor y no perjudica a otros. Se dice entonces que es una
decisión eficiente. Pero la eficiencia no tiene por qué coincidir con la equidad.
Así, en nuestras sociedades hay un gran desacuerdo acerca de cuál debe ser el papel del
Estado en la actividad económica. Existe un mayor consenso acerca de la participación
del Estado en la provisión de bienes que no son susceptibles de ser provistos por el
sector privado al no resultarles rentable su producción (servicios de justicia, defensa,
seguridad, aire limpio, aguas no contaminadas…). Pero hay mayor discrepancia cuando
se trata de bienes que puede proveer el sector privado (sanidad, educación, sistemas de
jubilación…). Esta es una de las principales polémicas existentes hoy tanto en el ámbito
académico como político.
La polémica sobre la medición del bienestar: eficiencia,
equidad y sostenibilidad
El objetivo fundamental de la actividad económica es mejorar el bienestar de los
individuos. La pregunta que surge inmediatamente es cómo se mide ese bienestar. Uno
de los cálculos a las que recurre la teoría económica es la suma de los excedentes de los
productores y los consumidores, es decir, el excedente total, que es expresión de la
eficiencia en la asignación de los recursos.

El excedente del productor es el beneficio que obtienen los productores por participar
en el mercado, y se obtiene a partir de la diferencia entre el precio que recibe el
productor por la venta de un bien y el coste de producción. Imaginemos tres
productores: A, B y C. Supongamos que los costes de producción de un bien son para A
de dos euros, para B de cuatro euros y para C de seis euros. Si el precio de mercado del
bien fuese de tres euros, el productor A, produciendo una unidad, obtendría un
excedente de un euro, y B y C no producirían nada, pues tendrían pérdidas. Si el precio
del producto aumentase a cinco euros, el productor A tendría un excedente de tres
euros y el B de un euro, mientras que C seguiría sin producir. Si, finalmente, el precio
fuese nueve euros, el productor A obtendría un excedente de siete euros, el B de cinco
y el C de tres, siendo el excedente total de los productores de quince euros.

El excedente del consumidor es el beneficio que obtienen los consumidores por


participar en el mercado y es el resultante de la diferencia entre cuánto está dispuesto
a pagar por un bien concreto y cuánto paga realmente. Si hay tres consumidores que
están dispuestos a pagar por un producto las cantidades siguientes: siete euros en el
caso de A, cinco euros en el caso de B y tres euros en el caso de C. Si el precio del
producto fuese seis, A tendría un excedente de uno, y B y C de cero. Si el precio fuese
cuatro, A obtendría un excedente de tres, B de uno y C de cero. Y si, por último, el precio
fuese dos, el excedente de A sería de cinco euros, el de B de tres y el de C de uno,
acumulándose un excedente del consumidor de nueve euros.

EC

Pº EP

Yº Y

El excedente total es la suma de los excedentes del productor y del consumidor, y


constituye la contribución que el mercado realiza al bienestar general. El área rayada
por debajo de la línea de oferta expresa los recursos utilizados en la producción,
medidos en costes de producción.
Cuando la asignación de recursos maximiza el excedente total se dice que el mercado es
eficiente. Cuando un mercado no es eficiente se están desaprovechando ganancias. Hay
ineficiencias en los mercados cuando, por ejemplo, los productores no realizan su
actividad al menor coste posible. En este caso, si se traslada producción de un productor
con costes más elevados a otro con costes más bajos el mercado gana eficiencia.
También hay ineficiencia en los mercados si un producto no es adquirido por los
consumidores que más lo valoran. Si se traslada consumo de los consumidores que
menos valoran un bien a aquellos que más lo valoran el excedente del consumidor
aumenta y el mercado es más eficiente.

Pero puede ocurrir que una sociedad no considere suficiente la eficiencia como medida
del bienestar general. Puede pensar que el hecho de que la actividad productiva sea muy
eficiente no es garantía del bienestar de los individuos, pues poco aporta a ese bienestar
el que la cantidad producida sea mayor si la distribución de esa producción no se realiza
con equidad.

La evaluación de la equidad es mucho más compleja que la de la eficiencia, pues


incorpora juicios de valor que exceden el ámbito de la economía. La concepción social
sobre la igualdad, los derechos y la justicia es muy variada, dependiendo de las culturas,
tradiciones y momentos históricos.

Pero, al margen de la ambigüedad conceptual con la que podamos encontrarnos, en la


economía hay un debate secular entre eficiencia y equidad, es decir, entre quienes
priorizan la maximización de la renta y quienes son más partidarios de anteponer su
equitativa distribución. Tradicionalmente se consideró que existía una relación negativa
entre ambos objetivos, de modo que optar por una mayor renta hacía que se resintiese
la distribución, mientras que anteponer la distribución siempre era a costa de sacrificar
renta. Es decir, no se podía ser eficiente y equitativo al mismo tiempo. Aceptado esto,
unos autores eran partidarios de enfatizar la eficiencia y otros la equidad. En la
actualidad, sin embargo, hay economistas (por ejemplo, Jonathan Ostry, Andrew Berg y
Charalambos Tsangarides del FMI) que cuestionan ese planteamiento y señalan que,
según los resultados de sus investigaciones, existe una relación positiva entre eficiencia
y equidad; que son, por tanto, objetivos compatibles y no excluyentes.

Un tercer criterio relevante que es necesario tener en cuenta en la actividad económica


es el de la sostenibilidad, concepto que tiene varias dimensiones de las que
destacaremos tres. En primer lugar, la dimensión ambiental referida a la necesidad de
que la actividad económica preserve el medio ambiente y se desarrolle en consonancia
con la limitación existente de recursos naturales, de modo que no se provoquen
desequilibrios ni daños irreversibles en la naturaleza. En segundo lugar, la dimensión
histórica o intergeneracional, referida a que las decisiones actuales no pongan en riesgo
las posibilidades y estándares de vida de las generaciones futuras. Uno de los temas
preocupantes a este respecto en la actualidad es la elevada deuda pública que están
contrayendo los Estados. Y, en tercer lugar, la dimensión financiera, entendida como la
posibilidad de mantener en el tiempo la disponibilidad de recursos para atender los
objetivos propuestos.
Factores de producción
Los factores productivos son los recursos empleados por las empresas o unidades
económicas de producción para elaborar bienes y servicios. Cada producción de un bien
o servicio requiere una determinada combinación de factores y, como estos son
limitados, conviene realizar una combinación eficiente para así alcanzar una mayor
producción.
Los factores de producción son la tierra, el trabajo y el capital.
La Tierra engloba todos los recursos naturales, tanto renovables como no renovables,
es decir, todo aquello que es parte de la naturaleza y que es utilizado en el proceso
productivo: el suelo en que se cultiva o se construyen inmuebles, los minerales, los
recursos energéticos, las disponibilidades de agua, los bosques, etc.
El Trabajo se refiere al tiempo y las capacidades humanas, tanto físicas como
intelectuales, utilizadas en la producción de bienes y servicios.
Por último, el Capital está representado por los bienes de carácter duradero no
destinados al consumo, sino utilizados en la producción de otros bienes. Es decir, el
capital físico: máquinas, herramientas, equipos, edificios, medios de transporte, etc.

La Frontera de Posibilidades de la Producción (FPP)


La FPP es una representación gráfica que muestra la cantidad máxima de bienes y
servicios que es posible producir en una economía utilizando todos los recursos de los
que se dispone. Como los recursos son escasos, el conjunto de bienes y servicios que se
puede conseguir con los mismos es limitado. Eso supone que si se quiere aumentar la
cantidad producida de un bien es necesario disminuir la de otro. Cada punto de la curva
representa el máximo de producción que se puede obtener con cada combinación de
productos y, en ese sentido, la curva representa los resultados más eficientes.
Para una mejor comprensión de la FPP se presenta un modelo sencillo y simplificado en
el que se supone que todos los recursos disponibles se aplican a la producción de sólo
dos bienes, por ejemplo, vestidos y alimentos. En el gráfico adjunto pueden observarse
las distintas combinaciones de cada uno de los dos bienes que pueden alcanzarse en la
economía objeto de estudio. Los puntos que forman parte de la curva (A, B, C, D y E)
representan los resultados de mayor provecho para cada combinación correspondiente,
indican que hay pleno empleo de los recursos y que la producción es eficiente, es decir
que se produce al menor coste. Esa curva constituye una frontera entre dos áreas: una,
la situada por debajo de la curva y que representa combinaciones ineficientes, en el
sentido de que se están infrautilizando o despilfarrando recursos; otra, la situada por
encima de la curva, que representa combinaciones imposibles, pues con los recursos
disponibles esos resultados productivos resultan inalcanzables.
Curva de la Frontera de Posibilidades de Producción

Como ya se ha señalado, la curva FPP muestra el conjunto de alternativas productivas


eficientes, y el movimiento de un punto de la curva a otro implica una mayor producción
de uno de los bienes y una disminución de la producción del otro; tiene, por tanto, un
coste de oportunidad, que es el valor de aquello a lo que se renuncia de un bien cuando
se decide producir una unidad más de otro. En el gráfico se observa que el coste de
oportunidad de pasar de producir del punto B al C, que supone producir una tonelada
más de alimentos, es renunciar a disponer de tres toneladas de vestidos. Cuando al
tomar una decisión son varias las opciones que se rehúsan, su coste de oportunidad se
determina por el mayor valor de aquella de las opciones que se dejan de llevar a cabo.
La curva FPP puede experimentar desplazamientos como consecuencia de una variación
en los recursos disponibles o de la tecnología existente. El descubrimiento de nuevos
recursos naturales, la existencia de más trabajadores, un aumento del capital y una
mejora tecnológica producirán un desplazamiento de la curva FPP hacia arriba,
posibilitando que los puntos pertenecientes hasta ese momento al área de
combinaciones imposibles o inalcanzables pasen a ser posibles.

Los agentes económicos y sus relaciones: el diagrama del


flujo circular de la renta
La actividad económica es el conjunto de relaciones de los individuos destinadas a
satisfacer sus necesidades materiales. Esas relaciones se desenvuelven en el ámbito de
la producción, distribución, intercambio y consumo de bienes y servicios, y se insertan
en una determinada institucionalidad que articula no sólo las relaciones económicas
sino también las políticas y sociales.

En la etapa de producción, se procede a transformar los recursos naturales, mediante


trabajo y capital, en bienes y servicios, con un valor económico, susceptibles de atender
necesidades humanas. En la fase de distribución, los bienes elaborados son
intercambiados en el mercado entre vendedores y compradores y llegan así hasta los
distintos miembros de la sociedad. Por último, en el ciclo de consumo se utilizan los
bienes y servicios para satisfacer las necesidades de cada uno.

Los agentes que participan en el proceso económico son las familias u hogares (es decir,
la población de un país), las empresas y el Estado o sector público. La participación de
estos agentes la podemos sintetizar del modo siguiente:

- La empresa es la que organiza, gestiona y ejecuta el proceso de producción


- Las familias participan en el proceso de producción obteniendo unas rentas que
financian su consumo
- Las empresas y las familias participan en el proceso de distribución, que es
modificado por el Estado mediante políticas de redistribución
- El Estado actúa como regulador de todo el proceso económico y eventualmente
participa como productor, como vendedor e incluso como consumidor.

El diagrama del flujo circular de la renta es un modelo que muestra las relaciones entre
los diferentes agentes económicos: las familias, las empresas y el sector público, y, por
último, de todos ellos con el sector exterior.
Esas relaciones son de doble dirección: una corriente de flujos reales (oferta y demanda
de factores productivos y de bienes y servicios) y otra corriente de flujos monetarios
(ingresos y gastos).
A su vez, esas relaciones tienen lugar en dos mercados: el de factores productivos y el
de bienes y servicios.
Veamos cómo interactúa cada uno de los agentes:

• Familias
Las familias son propietarias de factores productivos (tierra, trabajo y capital)
que ponen a disposición de las empresas en el mercado de factores productivos
y a cambio reciben salarios, rentas y beneficios que les sirven para adquirir
bienes y servicios, actuando a su vez como unidades de consumo.
• Empresas
Las empresas utilizan esos factores para producir bienes y servicios que venden
a las familias y a cambio obtienen unos ingresos monetarios.
La renta circula entre familias y empresas continuamente. Las familias reciben
dinero de las empresas por poner a su disposición los factores productivos de los
que son propietarias y, posteriormente, las empresas reciben dinero de las
familias por los bienes y servicios que les venden. Y este ciclo se repite una y otra
vez.
Un agente peculiar dentro de la categoría de empresas son los bancos, que
tienen una producción muy especializada consistente en la provisión de
financiación y prestación de otros servicios financieros a las empresas, las
familias y el sector público.
Las familias y las empresas operan en los mercados guiadas por su interés
personal, buscando maximizar su utilidad o satisfacción (familias) o sus
beneficios (empresas).
• Sector público
Un tercer agente es el sector público constituido por las Administraciones
Públicas: Estado, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos. El sector público
desarrolla un triple papel en la economía. Opera, en primer lugar, como
empresa, pues se provee de factores productivos de las familias (por ejemplo,
contrata a trabajadores, pide préstamos, alquila edificios, etc.) que utiliza para
producir bienes y servicios (como sanidad, educación, seguridad, etc.). También
opera a modo de familia, pues compra bienes y servicios producidos por las
empresas (como, por ejemplo, ordenadores para los colegios, medicamentos
para los hospitales, etc.).
Y, además, ejerce una tercera función de carácter fiscal, cobrando tributos a
familias y empresas, que sirven para financiar los servicios y las subvenciones
que otorga a ambos agentes.
La motivación del sector público es distinta de la de los agentes privados (familias
y empresas). Mientras éstas operan movidas por la utilidad o ganancia particular,
el sector público debe responder al interés general.
• Sector exterior
Aún hay un cuarto agente en la economía, que es el sector exterior, constituido
por las familias, empresas y sectores públicos del resto del mundo, que se
relacionan con los respectivos agentes del país considerado.
Los agentes económicos nacionales comercian bienes y servicios con los
extranjeros y, además, entre ellos realizan transferencias de rentas y de capital,
compras y ventas de empresas o participaciones empresariales, y depósitos y
préstamos. Todas estas transacciones se registran de manera sistemática en un
documento estadístico-contable denominado balanza de pagos.

La importancia del comercio internacional: la


especialización según las ventajas comparativas
A nadie se le escapa la dificultad, incluso la práctica imposibilidad, que plantearía el que
cada ser humano tuviese que producir todos los bienes que necesita y desea consumir.
Esa limitación fue posible superarla con la especialización y división del trabajo.
Concentrando cada individuo su tiempo y esfuerzo en la producción de un bien logra
producir cantidades por encima de sus propias necesidades, y el excedente lo
intercambia por los productos que necesita o desea consumir, pero que no produce.
La pregunta que surge es bajo qué criterio se decide esa especialización y división del
trabajo, de modo que la economía alcance el mayor nivel de eficiencia. En principio,
cabe pensar que la producción de un determinado bien tiene que ser realizada por el
productor que tiene mayor ventaja, en el sentido de que, dado que los recursos son
escasos, utilice la menor cantidad de recursos. A este tipo de ventaja se la denomina en
economía ventaja absoluta, y compara la productividad de una persona, una empresa
o un país con la de otro. Pero éste no sería el criterio más eficiente para la
especialización. Hay otro tipo de ventaja, denominada ventaja comparativa, que resulta
más adecuado. En este caso, en vez de relacionar los recursos utilizados, se confrontan
los costes de oportunidad. Ya vimos que el coste de oportunidad de producir un bien es
el valor de aquello a lo que se renuncia al elegir producir ese bien y no otro. El que un
productor tenga ventaja comparativa con otro en la producción de un bien significa que
utiliza menos recursos, pero no en términos absolutos, sino en términos relativos. El
economista David Ricardo fue quien ideó y desarrolló la teoría de la ventaja
comparativa. Según la misma, es ventajoso para el comercio entre dos países, en los
que uno de ellos tiene ventaja absoluta en la producción de dos bienes, que cada uno
se especialice en la producción del bien en que tiene ventaja comparativa, es decir, en
la producción del bien en el que su ventaja relativa es mayor o su desventaja menor.
Veámoslo con un ejemplo.

Horas de trabajo necesarias para la producción de una unidad de un bien

Producto Portugal Inglaterra


1 unidad de vino 1 hora de trabajo 6 horas de trabajo
1 unidad de textil 2 horas de trabajo 4 horas de trabajo

Se puede comprobar que Portugal tiene ventaja absoluta en la producción tanto de


vinos como de textiles pues, en ambos casos, utiliza menos horas de trabajo que
Inglaterra para obtener una unidad de producto.
Analicemos que ocurre con la ventaja comparativa. Si no existe comercio entre los dos
países, el trabajador portugués requiere de una hora para producir una unidad de vino
y dos horas para una unidad de textil, mientras que el trabajador inglés necesita seis
horas de trabajo para obtener una unidad de vino y cuatro para una unidad de textil. El
coste relativo (coste de oportunidad) del vino en términos de textil es en Portugal de 0,5
(1/2), mientras que en Inglaterra es 1,5 (6/4). Portugal tiene, por tanto, ventaja
comparativa en la producción de vino. En cuanto al coste de oportunidad del textil en
términos de vino es mayor en Portugal, 2 (2/1), que en Inglaterra, 0,66 (4/6)), por lo que
Inglaterra tiene ventaja relativa en la producción de textil.
Según la teoría de la ventaja comparativa, ambos países se beneficiarán del intercambio
especializándose en la producción del bien en el que tienen costes relativos más bajos.
A Portugal le resultará ventajoso exportar vino si su precio en términos de textil se sitúa
por encima de 0,5, mientras que Inglaterra estará interesada en importar vino siempre
que tenga que renunciar a menos de 1,5 unidades de textil.
Supongamos una relación de intercambio de 1 (una unidad de vino por cada unidad de
textil), que está situada entre 0,5 y 1,5 que establecen los límites de valores beneficiosos
para el comercio y veamos que resultados se derivan del mismo. Portugal con una hora
de trabajo empleada en la producción de vino obtiene en el mercado internacional una
unidad de textil, mientras que producirla internamente le hubiera costado dos horas de
trabajo. Por su parte, Inglaterra, con cuatro horas de trabajo que le supone fabricar una
unidad de textil, consigue en el mercado internacional una unidad de vino, mientras que
obtenerla internamente le hubiese costado seis horas. Se observa, pues, como ambos
países resultan beneficiados por el comercio entre ellos.
La especialización del comercio según la ventaja comparativa requiere de la libertad de
comercio. El problema que plantea esta especialización es que se consolide en el país
una estructura productiva muy poco diversificada y que esté compuesta por actividades
productivas con valores agregados más bajos que los que se generan en las actividades
cuyos productos son importados, lastrando de esta manera las posibilidades de
desarrollo. Esto es lo que solía ocurrir en las relaciones económicas entre los países en
desarrollo, especializados en la producción de alimentos y materias primas, en general
de bajo valor añadido, y los países desarrollados, especializados en la producción de
manufacturas de alto valor añadido. Ante esta situación muchos países en desarrollo
optaron por implementar políticas de industrialización sustitutiva de importaciones,
estableciendo restricciones comerciales a la importación de los productos
manufacturados.

Los bienes económicos


Los bienes económicos son productos materiales o inmateriales que sirven para
satisfacer necesidades humanas y que se distinguen por dos características: estar
disponibles (mediante algún procedimiento económico: mercado, reparto, etc.) y ser
escasos.
Al satisfacer necesidades son objeto de demanda en el mercado y tienen un valor. Se
accede a ellos, por tanto, bien pagando un precio o bien obteniéndolos del sector
público de manera gratuita. Se distinguen de los bienes libres, que son aquellos a los
que se accede sin dificultad y en abundancia, y que no requieren de un proceso
productivo, por ejemplo, el aire o la luz solar.
El término bien económico engloba tanto los objetos materiales (bienes) como los
servicios intangibles (servicios).
Los bienes económicos se pueden clasificar según muy diversos criterios:
a) Según su exportabilidad:
- Bienes muebles, trasladables o transables
Son bienes susceptibles de ser comercializados en el entorno nacional e
internacional. Por ejemplo, los automóviles, los tomates o la asesoría
empresarial.
- Bienes inmuebles, no trasladables o no transables
Son aquellos bienes que sólo se comercian en la economía en que se
producen, pues encuentran dificultades para el intercambio
internacional por diversos motivos: la imposibilidad de su traslado físico
(por, ejemplo los edificios), las elevadas barreras de entrada o salida (por
ejemplo, altos aranceles u otro tipo de restricciones legales como pueden
ser las obras de arte declaradas patrimonio nacional) o los elevados
costes en que incurrirían (como, por ejemplo, servicios de peluquería
internacionales).
b) Según su durabilidad:
- Bienes de consumo duradero
Son bienes que no desaparecen cuando se consumen, sino que son
susceptibles de un consumo prolongado. Por ejemplo, un televisor, un
violín o un libro.
- Bienes de consumo no duradero
Son los bienes que se agotan en un solo acto de consumo o unos pocos.
Por ejemplo, el papel, la gasolina, un lápiz o una pastilla de jabón. Dentro
de esta categoría están los bienes perecederos, que son aquellos que
pierden su utilidad en un corto periodo de tiempo. Por ejemplo, los
alimentos frescos.

c) Según la función que desempeñan:


- Bienes de consumo
Son bienes que satisfacen de manera directa las necesidades de las
personas.
- Bienes intermedios
Son bienes que han experimentado alguna transformación y participan
en la producción de otros bienes desapareciendo en el proceso de
producción, incorporándose a esos bienes. Por ejemplo, la harina para
hacer pan.
- Bienes de capital o de inversión
- Son aquellos que se utilizan en la producción de otros bienes y no
desaparecen en el proceso de producción. Por ejemplo, las máquinas, los
equipos, los edificios, etc.
-
d) Según su grado de transformación:
- Bienes finales
Son aquellos producidos directamente para ser utilizados por el
consumidor final en aras de satisfacer una necesidad determinada. Por
ejemplo, una lavadora, una silla o una guitarra.
- Bienes intermedios
Como ya se indicó en el apartado anterior, son bienes ya transformados
utilizados en la producción de otros bienes y que desaparecen en ese
proceso.
Por ejemplo, el petróleo extraído y utilizado en la producción de gasolina.

e) Según su necesidad:
- Bienes de primera necesidad
Son aquellos que satisfacen las necesidades básicas de las personas y
garantizan su supervivencia de una manera digna. El abanico de
productos que se consideran básicos es distinto en función del grado de
desarrollo de los países, sus condiciones sociales y culturales, y cambia, a
su vez, con el paso del tiempo.
- Bienes de lujo o suntuarios
Son aquellos bienes que satisfacen deseos y de los que se podría
prescindir sin poner en riesgo la supervivencia y sin menoscabo de la
dignidad de la persona. Su consideración de tales también depende del
contexto.

f) Según su usufructo y acceso:


Para abordar la clasificación de los bienes, según este criterio, hay que proceder
previamente a conocer dos propiedades de los bienes (la rivalidad y la exclusión)
que nos permitirán realizar distinciones entre ellos. Un bien es rival cuando su
consumo por una persona impide el consumo por parte de otra. Un bien es
excluyente cuando una vez producido se puede discriminar quiénes tienen
acceso al mismo y quiénes no.
- Bienes privados
Sus características distintivas son la rivalidad y la exclusión. Son bienes
que se agotan en el proceso de consumo, de modo que si son consumidos
por alguien se reduce la cantidad disponible para el resto. Por otra parte,
es fácil excluir del acceso a los mismos a aquellos consumidores que no
contribuyen o pagan para su uso.
- Bienes públicos
Se caracterizan por no ser rivales y no existir posibilidad de exclusión Son
aquellos cuyo consumo es indivisible y que pueden ser consumidos a un
tiempo por todos los miembros de una comunidad. Por ejemplo, el
alumbrado público o la seguridad nacional. Son bienes que por sus
características resulta difícil que puedan ser suministrados por el
mercado de manera óptima, de ahí que suelan ser suministrados por el
sector público.
- Bienes comunes
Son bienes rivales y en los que resulta difícil la exclusión. Por ejemplo, los
bancos de pesca o los bosques comunales. Lo que ocurre con estos bienes
si no se establece un sistema que restringa el acceso a los mismos es que
se puede producir su agotamiento, perjudicando a todos los usuarios.
- Bienes de club
Son bienes no rivales y de fácil exclusión. También se denominan bienes
de peaje o reservados. Ejemplos de este tipo de bienes son los ofrecidos
por clubs sociales o deportivos. La evolución tecnológica está teniendo
una influencia decisiva en la posibilidad de exclusión de los bienes. Por
ejemplo, en el caso de la televisión. En el pasado no era posible excluir
del acceso al servicio de televisión a ningún usuario, pero en la actualidad
el sistema de decodificación de las señales ha dado lugar a la televisión
de pago, que permite restringir el disfrute del servicio. Otros ejemplos de
bienes de club derivados de los cambios tecnológicos son los servicios de
música como Spotify o los e-books.
g) Según la relación con la demanda de otros bienes
- Bienes complementarios
Son bienes que se consumen conjuntamente. Cuando aumenta el precio
de uno baja la demanda del otro. Por ejemplo, el automóvil y la gasolina.
- Bienes sustitutivos
Son bienes que se consumen alternativamente, siendo uno sustitutivo
del otro. Cuando aumenta el precio de uno sube la demanda del otro. Por
ejemplo, el café y el té.
- Bienes independientes
Son bienes cuya demanda se comporta de manera autónoma, de modo
que la variación del precio de uno no incide en la cantidad demandada
del otro.

h) Según la respuesta de la demanda ante variaciones de la renta:


- Bienes normales
Son aquellos que a medida que aumenta la renta del consumidor
aumenta la demanda del bien. Es lo que ocurre con la mayor parte de los
productos.
- Bienes inferiores
Son aquellos cuya demanda disminuye cuando la renta del consumidor
aumenta, pues son sustituidos por bienes de mayor calidad. Por ejemplo,
el aceite de girasol, que es reemplazado por el aceite de oliva, o los
coches de segunda mano, que son desplazados por los nuevos.

Los sectores económicos


En los manuales de economía se suelen clasificar las actividades económicas
productoras de bienes y servicios en tres sectores:

• Sector primario
Comprende las actividades que obtienen productos directamente de la
naturaleza. Destacan las actividades siguientes: agricultura, ganadería,
silvicultura y pesca.
• Sector secundario o industrial
Incluye las actividades que transforman los productos extraídos de la naturaleza,
es decir, las materias primas, en productos elaborados. Destacan como
actividades encuadradas en este sector: la industria extractiva (minerales y
petróleo), la industria de transformación (de recursos naturales y materias
primas), calzado y vestido, bebidas, productos químicos, automóvil, etc. También
se encuadra en este sector la construcción, del que se informa habitualmente de
manera separada, debido a su importancia específica.
• Sector terciario o de servicios
Contiene las actividades consistentes en la prestación de servicios a los agentes
económicos. Engloba, por tanto, actividades intangibles productoras de bienes
inmateriales que se plasman o reflejan en el trabajo de las personas. Actividades
pertenecientes a este sector son: hostelería y turismo, transporte y
comunicaciones, servicios financieros, servicios sociales (educación, sanidad…),
servicios personales (peluquerías, lavanderías, tintorerías, gimnasios…)
Esta clasificación sirve para dar cuenta de la importancia relativa que tiene cada tipo de
actividad en la producción total, pero presenta serias limitaciones a la hora de encuadrar
la actividad de una determinada empresa en un sector. Y no nos referimos al hecho de
que casi todas las empresas utilizan insumos procedentes de casi todos los sectores (por
ejemplo, una empresa de la construcción utiliza grúas producidas por el sector
secundario, madera aportada por el sector primario y diseños arquitectónicos creados
por el sector terciario), sino a la creciente característica multisectorial que alberga la
producción. Así, por ejemplo, hay empresas agrícolas vendedoras de tomates (sector
primario), que procesan el producto y lo venden como salsa o zumo de tomate (sector
secundario), o empresas acereras que además de vender acero (sector secundario)
asesoran a sus clientes en fórmulas y soluciones adaptadas a cada aplicación específica
(sector terciario). De hecho, está teniendo lugar un importante y creciente proceso de
servitización de la industria, proceso consistente en que las industrias que
tradicionalmente fabricaban y vendían productos redefinen su estrategia de negocio
orientándose hacia la prestación de servicios relacionados con el producto que fabrican.
Combinan en su oferta el producto con un conjunto de servicios (gestión,
mantenimiento, reparación, formación, información y asesoramiento en soluciones
integradas y adaptadas al cliente, realización de operaciones en la sede del cliente, etc.)
que permiten agregar valor y obtener mayores ingresos. Son ejemplos pioneros de esta
fórmula de negocios el power-by-de-hour de motores de aeronaves de Rolls Royce y el
pay-per-print de Xerox. La primera, en vez de vender los motores, cobra por su uso y a
cambio se encarga de la instalación de los equipos más adecuados, las revisiones,
mantenimiento y reposiciones. Xerox (actualmente Fuji Xerox), por su parte, en vez de
vender las fotocopiadoras las alquila y cobra por su uso, y se ocupa de proporcionarle al
cliente, en cada momento, los equipos que mejor se adaptan a sus necesidades, del
mantenimiento, las reparaciones y de cualquier otra eventualidad relacionada con el
producto. Con estas fórmulas se inauguró un nuevo tipo de negocio denominado
“economía de suscripción”. El cliente, a cambio de una tarifa mensual accede a un
servicio que antes lo compraba como producto y mediante un solo pago. Son ejemplos
exitosos de esta economía de suscripción Netflix y Spotify, que sustituyeron a la compra
de películas y discos respectivamente. Cadillac ha puesto en marcha recientemente el
servicio Book-by-Cadillac por el que a cambio de una tarifa mensual fija se accede a
vehículos de alta gama, pudiendo cambiar de vehículo varias veces al año.
La evolución del sistema capitalista estuvo acompañada por cambios muy significativos
en la importancia relativa de los diferentes sectores en la producción y el empleo. Así,
hemos asistido del paso de una sociedad agrícola a la industrial y, posteriormente, a la
postindustrial o de servicios. En esa transición, la industria constituyó el núcleo
fundamental en torno al que se asentó el crecimiento. Sin embargo, a medida que han
ido madurando los procesos de desarrollo en los países, se ha ido produciendo una
pérdida paulatina de la importancia de este sector, al punto que ha llegado a constituir
un motivo de preocupación en algunos de ellos. En particular, la Comisión Europea ha
advertido en diversas ocasiones que, para que la Unión Europea mantenga una base
sólida de desarrollo económico, el sector industrial debería mantener una cuota mínima
del 20% en la producción total. Y a la vista de que hay países que se sitúan por debajo
de ese nivel o con tendencias orientadas a perderlo, apela a la necesidad de promover
políticas que favorezcan su resurgimiento.

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