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SOTO AYALA, Roberto; “Isócrates y los ‘Espejos de Príncipe’ bizantinos” en Revista Chilena

de Estudios Medievales, Nº1, 2012.

- La retórica bizantina no puede ser considerada como un todo uniforme.


- Loa principales géneros del arte retórico bizantino son: el encomio, la monodia, el
epitafio, la écfrasi, la ithopía, el discurso ocasional, la retórica eclesiástica, la
epistolografía, y los “Espejos de Príncipe”.
- En toda la historia de Bizancio la educación se basó en la anyigua paideia griega. La
educación resultaba valiosa para quien quisiera ser culto pero también para aquellos que
quisieran acceder a un cargo público (civil o eclesiástico). Una vez terminada la
educación primaria, lectura y escritura, se pasaba al secundario con análisis de textos: el
fin principal hasta aquí es la oratoria y luego, en un nivel terciario aparece la retórica.
- La retórica fue enseñada y hubo necesidad de definirla epistemológicamente y esto los
llevó a consultar y criticar las definiciones clásicas antiguas a la vez que a elaborar las
suyas propias.
- El encomio es un texto que pertenece a la retórica epidíctica: de alarde u ostentación.
Compuesta para elogiar a un destinatario para promover su imagen. Ha sido uno de los
géneros más cultivados en Bizancio. También refiere a la alabanza de cosas, prácticas o
animales.
- La monodia y el epitafio son composiciones muy cercanas al encomio. Son las
circunstancias específicas en que son pronunciadas las que permiten separarlas de él. El
espitafio es compuesto para ser pronunciado por muerte de alguien y en homenaje a la
vida del difunto. La monodia tiene la misma intención pero no supera los 150 versos.
- Es écfrasis la composición que propone la descripción de una obra de arte, paisaje,
estación del año.
- La ithopía es un ejercicio retórico que se aproxima al teatro. El compositor pone el
discurso en labios de algún personaje conocido de la historia.
- El discurso ocasional debe ser clasificado: a) discurso prosfonístico; arenga de
bienvenida; b) discurso propémptico: ocasión de despedida; c) discurso de embajada; d)
discurso de aniversario; e) discurso de matrimonio.
- Retórica eclesiástica cimentada en los primeros siglos de Bizancio por los Padres de la
Iglesia (San Basilio, San Juan Crisóstomo, etc). Tienen el fin de educar y guiar hacia la
salvación a los feligreses y suelen apoyarse en as Sagradas Escrituras: defensa de la
ortodoxia y apoyar la obra civilizadora y evangelizadora de Bizancio.
- Los “Espejos de Príncipe” tienen como referencia composiciones de la época
helenística y siguen la tradición de A Nicoles isocrático. La novedad de Isócrates es que
se trata de la elección un discurso dedicado a un príncipe como soporte para la
manifestación de un ideario político. Aparece como necesario que el gobierno se halle
regido por las directrices de de una educación universal. El A Nicoles muestra el modo
a través del cual los pensadores han de participar en el gobierno, poniéndolos al servicio
del gobernante y el aporte que cabe a la retorica como forma de materializar dicha
educación. Así, el arte retórico se hará participe de la política no solo como elemento
propagandístico sino también como herramienta fundamental para la educación del
gobernante y esto, no solo es beneficioso para él sino también para quienes son
gobernados. Los “Espejos de Príncipe” son un género en sí mismo porque no está
dirigido a la alabanza sino que, como quiere un buen soberano, suelen incluir
consideraciones criticas y consejos.
- Los “Espejos…” bizantinos se caracterizan por la presencia de una fuerte impronta
cristiana, propia de la cultura griega bizantina. Una visión cristiana del poder, donde le
basileus es un vicario de Cristo y servidor de los hijos de Dios. Así, los “Espejos…” se
convierten en depositarios de la teoría política cristiana de Bizancio, que hunde sus
raíces en los tempranos escritos de los Padres Griegos de la Iglesia.
- En adelante, durante dos páginas, hace una comparación entre autores que escribieron
sobre estos temas.
- Muchos autores se esmeran por negar la posibilidad de una continuidad cultural entre el
mundo antiguo, tanto griego como romano, y el mundo bizantino. Se apoyan en la
comparación de elementos políticos, sociales, artísticos, religiosos y éticos concluyendo
que aunque en Bizancio es posible admitir para ciertos periodos una intención de imitar
a los antiguos, no es posible plantear que exista una continuidad cultural. De este modo,
Bizancio constituiría un mundo en sí mismo.
- Soto Ayala concuerda con eso en parte: desde la óptica de la teoría de la historia, para la
historia de todos los pueblos pero así como no es prudente presentar en términos
absolutos la continuidad de la Grecia Antigua en Bizancio, ni siquiera definir la
llamada “Grecia Antigua” como si se tratase de una sola unidad histórica,
tampoco se puede negar la continuidad histórica. Bizancio se presenta como un
mundo diferente del helenismo antiguo y del mundo como también del romano, del
persa, etc. Sin embargo, Bizancio es deudor de las culturas que le precedieron
como de aquellas con las que compartió contemporaneidad aunque esto no niega
su originalidad.

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