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Todo lo bueno es libre y

salvaje
Henry David Thoreau
ePubLibre (2017)

Valoración: *****
Etiquetas: Diario, Otros

Pocos escritores o pensadores han tenido la puntería


y el pulso de Henry David Thoreau. Pero a Thoreau
no le gustaba la caza, así que usaremos otra
metáfora: digamos mejor que pocos escritores o
pensadores han sabido extraer la miel del mundo a
partir de una sola flor, pocos han estado tan dotados
para ese aforismo, esa frase o ese breve fragmento
tras cuya lectura sentimos que algo destella, que algo
en nuestra vida puede cambiar, que se despliega un
conjunto inédito de posibilidades existenciales. Los
libros de Thoreau, sus ensayos, sus diarios, sus
poemas, sus cartas y sus manuscritos inéditos son
una fuente inagotable del pensamiento más luminoso
e inmediato, aquel que nos golpea en la cara como
una ráfaga inesperada de aire fresco y vivificador.
1
Desde esta premisa, hemos recorrido toda su obra y
hemos recogido en este volumen una amplia
antología de los mejores pensamientos de Thoreau:
aquí se trata sobre la belleza y el azar, la aurora y el
crepúsculo, la amistad y la imaginación, la moda y la
dieta, la libertad y la insumisión, la música y el
silencio, los indios y la sabiduría, la simplicidad y el
dinero, los viajes y la soledad, los árboles y los
pájaros, el trabajo y el amor, la muerte y lo que nos
salva, lo salvaje en la naturaleza y en nosotros
mismos, los libros y el inextinguible deseo de leer, lo
sagrado en el cielo y en la tierra, la felicidad de las
marmotas y de los humanos, los paseos por el
bosque y también por la ciudad, la estaciones y el
ciclo interminable de la vida… Un verdadero regalo
para todos aquellos que, tal como dijo Thoreau, saben
que todo lo bueno es libre y salvaje.

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Pocos escritores o pensadores han tenido la puntería
y el pulso de Henry David Thoreau. Pero a Thoreau
no le gustaba la caza, así que usaremos otra
metáfora: digamos mejor que pocos escritores o
pensadores han sabido extraer la miel del mundo a
partir de una sola flor, pocos han estado tan dotados
para ese aforismo, esa frase o ese breve fragmento
tras cuya lectura sentimos que algo destella, que algo
en nuestra vida puede cambiar, que se despliega un
conjunto inédito de posibilidades existenciales.
Los libros de Thoreau, sus ensayos, sus diarios, sus
poemas, sus cartas y sus manuscritos inéditos son
una fuente inagotable del pensamiento más luminoso
e inmediato, aquel que nos golpea en la cara como
una ráfaga inesperada de aire fresco y vivificador.
Desde esta premisa, hemos recorrido toda su obra y
hemos recogido en este volumen una amplia
antología de los mejores pensamientos de Thoreau:
aquí se trata sobre la belleza y el azar, la aurora y el
crepúsculo, la amistad y la imaginación, la moda y la
dieta, la libertad y la insumisión, la música y el
silencio, los indios y la sabiduría, la simplicidad y el
dinero, los viajes y la soledad, los árboles y los
pájaros, el trabajo y el amor, la muerte y lo que nos
salva, lo salvaje en la naturaleza y en nosotros
mismos, los libros y el inextinguible deseo de leer, lo
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sagrado en el cielo y en la tierra, la felicidad de las
marmotas y de los humanos, los paseos por el
bosque y también por la ciudad, la estaciones y el
ciclo interminable de la vida…
Un verdadero regalo para todos aquellos que, tal
como dijo Thoreau, saben que todo lo bueno es libre y
salvaje.

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Henry David Thoreau

Todo lo bueno es libre


y salvaje
ePub r1.0
Titivillus 14.11.2018

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Título original: Todo lo bueno es libre y salvaje
Henry David Thoreau, 2017
Traducción: Silvia Moreno & Laura Naranjo & Carmen
Torres & Marcos Nava & Miguel Ros & Antonio García
Retoque de cubierta: Titivillus

Editor digital: Titivillus


ePub base r2.0

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Índice de contenido
1. Thoreau según Thoreau
2. Vecinos salvajes
3. Escribid
4. La ciénaga urbana
5. En defensa de la naturaleza
6. Amanecer y atardecer
7. Consejos sobre moda
8. La verdadera educación
9. Ética y dietética
10. Libertad y esclavitud
11. Elogio solitario de la amistad
12. La esquiva bondad
13. Contra aquellos que nos gobiernan
14. Los bosques de la salud
15. A la escucha
16. Alzad la mirada
17. El héroe
18. El animal más feroz
19. Llegar a ser el que uno es
7
20. La musa india
21. El meollo de la existencia
22. La obscena muerte
23. La siembra del carácter
24. La biblioteca celeste
25. El pretendiente de la naturaleza
26. Lo que piensan los demás
27. Las posesiones
28. Los asuntos del cielo
29. La rueda de las estaciones
30. Simplicidad, simplicidad
31. Sociedad y soledad
32. La felicidad de las marmotas
33. La sala de pensar
34. El cortejo del presente
35. La vida de los árboles
36. La verdad y los helados
37. El caminante
38. Cómo ganarse la vida
39. Una vida salvaje

8
Sobre el autor
Notas

9
1
THOREAU SEGÚN THOREAU

Yo no soy tú y tú no eres yo.


Diarios, 10 de octubre de 1851
Mi profesión consiste en estar siempre alerta para
encontrar lo divino en la naturaleza; conocer los
lugares por los que acostumbra a merodear. Asistir
como espectador a todos los oratorios, a todas las
óperas salvajes.
Diarios, 7 de septiembre de 1851
Al irme a la laguna de Walden, mi intención no era
vivir allí de forma barata, tampoco con lujos, sino
sacar adelante algunos negocios minimizando las
dificultades; verme impedido para llevarlos a cabo por
falta de un poco de sentido común, espíritu

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emprendedor y talento comercial no parecía tan triste
como estúpido.
Walden
Mi mayor habilidad ha sido la de no aspirar más que a
poco.
Diarios, 19 de julio de 1851
No puedo deciros lo que soy, más allá de un rayo de
sol. Lo que soy, lo soy, y no lo digo. Ser es la mejor
forma de explicarse.
Diarios, 26 de febrero de 1841
He de confesar que no hay nada que me resulte más
ajeno que mi propio cuerpo. Siento más afecto por
casi cualquier fragmento de la naturaleza.
Diarios, 21 de febrero de 1842
No vine a este mundo para convertirlo en un buen
lugar donde vivir, sino para vivir en él, sea bueno o
malo.
«Desobediencia civil»
De vez en cuando, contemplo la tierra prometida, pero
no siento que esté viajando hacia ella.
Diarios, después del 29 de julio de 1850

11
Mi naturaleza es la de la piedra. Hace falta el sol del
verano para calentarla.
Diarios, 21 de diciembre de 1850
Me resulta imposible sentir interés por lo que en
general interesa a los hombres. Sus cuitas y
predilecciones me parecen frívolos. Cuando más soy
yo mismo y cuando veo con más claridad, los
hombres son lo que menos percibo.
Diarios, 24 de abril de 1852
A quienes piensen que soy jactancioso, que me
considero superior a los demás y que me pavoneo por
encima de sus cabezas, les diré que podría contarles
una historia igual de lamentable sobre mí que sobre
ellos. Si mi ánimo se prestara a ello, podría animarles
con una nutrida lista de fracasos y fluir tan
humildemente como los mismísimos desagües.
Podría enumerar una lista de los crímenes más
nauseabundos que jamás se hayan conocido.
Diarios, 10 de febrero de 1852
Yo no nací para ser sometido. Seguiré mi propio
camino.
«Desobediencia civil»
Vosotros tendréis vuestros asuntos y yo tendré los
míos. Vosotros pasaréis la tarde preparando el fogón
12
de vuestro vecino y os pagarán por ello; yo la pasaré
recogiendo las pocas bayas de Vaccinium oxycoccus
que produce aquí la naturaleza, antes de que sea
demasiado tarde, y también se me pagará por ello
después, de otra manera. Siempre he cosechado
unos beneficios inesperados e incalculables por llevar
a cabo, aun tardíamente, toda pequeña empresa que
mi genio me sugiriera como algo que hacer, algún
paso que dar, aunque fuera corto, para apartarme del
rumbo habitual…
Diarios, 30 de agosto de 1856
Fui a los bosques porque quería vivir
deliberadamente, enfrentándome sólo a los hechos
esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que la
vida tenía que enseñar, no fuera que cuando estuviera
por morir descubriera que no había vivido. No quería
vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es algo muy
valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser
que fuera absolutamente necesario.
Walden
Creo que está en mis manos alzarme a mí mismo en
este preciso instante sobre el nivel más común de mi
existencia.
Cartas a un buscador de sí mismo,

13
10 de abril de 1853
Aquí estoy, con treinta y cuatro años, y, sin embargo,
mi vida apenas ha comenzado a desarrollarse.
¡Cuánto alberga su germen! Hay una distancia tan
grande entre mi ideal y la realidad, en muchos
aspectos, que podría decir que aún no he nacido.
Diarios, 19 de julio de 1851
No he prestado ningún juramento. No tengo un
esquema para entender la sociedad, la naturaleza o
Dios. Soy, simplemente, lo que soy, o comienzo a
serlo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
Creo en el bosque, en la pradera y en la noche en la
que crece el grano.
«Caminar»
Confío en que se dé cuenta de lo exagerado que soy,
que exagero las cosas cada vez que tengo
oportunidad de hacerlo, que apilo el Pelión sobre el
Ossa para alcanzar así el cielo. No espere de mi parte
una verdad trivial, a menos que me encuentre en el
estrado de los testigos. Soy tan incapaz de mentir
como usted de gobernar un coche de cuatro caballos.

14
Cartas a un buscador de sí mismo,
10 de abril de 1853
Un joven conocido mío, que ha heredado varios
acres, me confesó que pensaba que él también
debería vivir como yo lo hago, y que lo haría si tuviera
medios para ello. No quisiera en forma alguna que
nadie adoptara mi modo de vivir, pues, más allá de
que antes de que aquél lo haya aprendido bien yo
puedo haber encontrado ya otro distinto, prefiero que
en el mundo existan tantas personas diferentes como
sea posible, y que cada una se ocupe de encontrar y
proseguir su propio camino y no el de su padre, su
madre o su vecino.
Walden
Ansío vivir siempre de manera que obtenga mi
satisfacción e inspiración de los acontecimientos más
comunes, de los fenómenos cotidianos, de forma que
lo que mis sentidos perciben hora a hora, mi paseo
diario, la conversación de mis vecinos puedan
inspirarme y yo pueda soñar con un cielo que no sea
más que el que se extiende a mi alrededor.
Diarios, 11 de marzo de 1856
Sólo me conozco a mí mismo como entidad humana
(el escenario, por así decirlo, de pensamientos y

15
afectos) y sé que existe una cierta dualidad en virtud
de la cual me mantengo tan alejado de mí mismo
como de cualquier otra persona. Por muy intensa que
sea mi experiencia, soy consciente de la presencia y
crítica de una parte de mí como si no fuera parte de
mí, sino un espectador que no estuviera compartiendo
la experiencia sino tomando nota de ella, y eso no es
más yo de lo que sois vosotros.
Diarios, 8 de agosto de 1852
Siento que mi vida es muy sencilla y mis placeres,
muy baratos. Alegría y pena, éxito y fracaso,
grandeza y mezquindad y, de hecho, la mayoría de las
palabras de la lengua inglesa no significan para mí lo
mismo que para mis vecinos.
Diarios, 18 de octubre de 1856
Durante muchos años fui, por propio nombramiento,
inspector de tormentas de nieve y lluvia, y cumplí
fielmente con mi deber, aunque jamás recibí un
centavo por ello.
Diarios, después del 22 de febrero de 1846
Estoy tan unido a mi forma de pasar el día (necesito
unos márgenes de ocio tan amplios y un guardarropa
de prendas viejas tan completo), que no estoy bien
preparado para salir afuera. A veces resulta agradable

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quedarse en casa, sentado todo el día sobre un único
huevo, en tu propio nido, aunque al final pueda
resultar ser un huevo de mentira.
Carta a Daniel Ricketson,
27 de septiembre de 1855
Doy muchísimos paseos, en todas las direcciones que
marca la brújula, y conmigo siempre es temporada de
cosecha. Voy siempre recolectando los frutos de estos
bosques, campos y aguas, y no me cruzo con nadie ni
nadie se interpone en mi camino. Mi cosecha no es su
cosecha. Hoy los veo recogiendo sus judías y su
maíz, y para mí son un espectáculo, pero pronto
quedan fuera de mi vista. Yo no voy a recoger judías y
maíz. ¿Creen que no hay más frutos que ésos? Yo
soy un cosechador, no voy recogiendo lo que queda
atrás después de la siega.
Diarios, 14 de octubre de 1857
Cómo vivir, ¡cómo obtener el máximo de vida!, como
si tuvieras que enseñar al joven cazador a atrapar a
su presa. Cómo extraer la miel de la flor del mundo. A
eso me dedico todos los días. Me afano en ello como
una abeja. Deambulo por los campos con esa misión
y nunca me siento tan feliz como cuando me noto
cargado de miel y cera. Soy como una abeja que pasa

17
todo el santo día buscando los dulzores de la
naturaleza.
Diarios, 7 de septiembre de 1851
Me gusta que mi vida tenga un amplio margen.
Walden
Me siento dichoso. Me encanta mi vida.
Diarios, 1 de noviembre de 1851
Mi vida forma parte del infinito.
Diarios, 15 de marzo de 1852

18
2
VECINOS SALVAJES

Dedico una parte considerable de mi tiempo a


observar las costumbres de los animales, mis vecinos
salvajes. Gracias a sus distintos movimientos y
migraciones, siempre sé en qué momento del año
estamos. El vuelo de los gansos, la migración de los
Catostomus, etc., me resultan muy significativos.
Pero, cuando pienso que aquí se ha exterminado a
los animales más nobles (el puma, la pantera, el lince,
el glotón, el lobo, el oso, el alce, el ciervo, el castor, el
pavo, etc.), no puedo evitar sentirme como si viviera
en una región domesticada y, por así decirlo,
castrada. ¿No me habrían resultado más significativos
los movimientos de esos animales, más grandes y
salvajes? ¿Acaso la naturaleza sobre la que estoy
versado no se encuentra mutilada e imperfecta?

19
Diarios, 23 de marzo de 1856
Veo a un zorro cruzar el camino bajo la luz del
ocaso… Siento un cierto respeto hacia él, porque, a
pesar de ser tan grande, sigue siendo libre y salvaje
en medio de todos nosotros, y también por su
originalidad, en lo que respecta a cualquier parecido
con nuestra raza. Tal vez por ese motivo me caiga
mejor que su primo domesticado, el perro.
Diarios, 25 de noviembre de 1857
Y, sin embargo, ¿cuál es la naturaleza de nuestra
gratitud hacia estas ardillas, estas plantadoras de
bosques? Las consideramos alimañas y todos los
años las cazamos y aniquilamos en gran número
porque —si es que cabe excusa alguna— a veces
devoran una parte mínima de nuestro maíz. ¿No sería
mucho más civilizado y humano, por no decir divino,
reconocer una vez al año, por medio de alguna
ceremonia simbólica significativa, el papel que
desempeña la ardilla, el enorme servicio que presta,
en la economía del universo?
Diarios, 22 de octubre de 1860
Los ratones que merodeaban por mi casa no eran de
los que llaman comunes, que parece ser que, en su
día, fueron traídos a este país, sino ratones nativos y
salvajes de los que no se encuentran en la ciudad.
20
Envié un ejemplar a un distinguido naturalista que
expresó gran interés. Cuando estaba construyendo mi
casa, descubrí que uno de ellos tenía su nido justo
debajo y, antes de que hubiera fijado la segunda capa
del suelo y barrido las virutas, solía salir a la hora del
almuerzo para buscar las migas a mis pies. Es
probable que yo fuera el primer hombre que veía,
pero congeniamos pronto, hasta el punto de corretear
sobre mis zapatos y mis ropas. Era capaz de
encaramarse a las paredes de la habitación con
pequeños saltos, como una ardilla, a la que se
asemejaba en muchos movimientos. Al poco tiempo,
un día que estaba acodado sobre un banco de
trabajo, subió por mi ropa, recorrió una manga,
comenzó a dar vueltas en torno al papel que aún
envolvía mi comida y juntos jugamos con él al
escondite, hasta que cogí un trozo de queso con los
dedos, se acercó, lo mordisqueó sentado en mi mano,
se limpió después el hocico y las patas, como si fuera
una mosca, y se marchó.
Walden
No me desagrada el hedor de la mofeta al pasar por
sitios sagrados. Más bien, me revitaliza.
Diarios, después del 26 de abril de 1850

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Tanto da que sea fácil o difícil el trabajo de un
hombre; tanto da que éste se sienta feliz o infeliz:
siempre habrá un pájaro que le cante mientras está
trabajando.
Diarios, 15 de abril de 1859
Aunque vivo en el bosque, no observo las aves con
tanta atención como en el pasado; me contento con
oírlas de vez en cuando por la noche.
Carta a Horatio Robinson Storer,
15 de febrero de 1847, mientras vivía en
Walden
Ayer, un ornitólogo dijo en Boston algo muy
importante: «Si sujetan el pájaro con la mano…».
Pero yo prefiero sujetarlo con mis afectos.
Diarios, 10 de mayo de 1854
Quien tala árboles más allá de un determinado
número está exterminando a las aves.
Diarios, 17 de mayo de 1853
Una vez se posó un gorrión sobre mi hombro durante
un instante mientras escardaba en un jardín de la
ciudad y sentí más orgullo por esa distinción que por
cualquier charretera que hubiera podido colgarme.
Walden
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Me alegra que haya búhos. Que ululen idiota y
maniáticamente para los hombres. Es un sonido que
conviene a la perfección a los pantanos y los bosques
oscuros que el día no llega a iluminar, y que sugiere
una naturaleza vasta y primitiva que los hombres no
han reconocido. Representa el inhóspito crepúsculo y
los pensamientos sombríos que todos cargamos.
Walden
La estimada brema flota en el estanque como el
centro del sistema, otra imagen de Dios. Ningún
hombre puede explicar la vida de la brema más de lo
que puede explicar la suya propia. Quisiera que
percibierais el misterio de la brema. Tengo un
coetáneo en Walden. Tiene aletas donde yo tengo
piernas y brazos. Tengo un amigo entre los peces o,
al menos, un nuevo conocido… Conocerlo va a hacer
que mi vida sea más plena y memorable.
Diarios, 30 de noviembre de 1858
¡El primer gorrión de la primavera! ¡El año comienza
con una esperanza más joven que nunca! Los tenues
trinos plateados del azulejo, del gorrión melódico y del
zorzal alirrojo se escuchan en los campos húmedos y
casi desnudos como si fuera el tintineo de los últimos
copos del invierno. En una época como la nuestra,

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¿qué son las historias y las cronologías, las
tradiciones y todas las revelaciones escritas?
Walden
Conforme asciendo por la colina, oigo el canto
vespertino del zorzal maculado. Es la única ave cuyo
trino me suena a música e influye en el discurrir y el
tenor de mis pensamientos, de mi fantasía y de mi
imaginación. Eleva mi ánimo y me llena de gozo. Me
inspira. Es una pócima que cura mi alma, un elixir
para mis ojos y una fuente de juventud para todos mis
sentidos. Transforma todas las horas en una mañana
eterna.
Diarios, 22 de junio de 1853
¡Qué sonido tan absolutamente propio de Nueva
Inglaterra es el graznido del cuervo! Si uno guarda
silencio absoluto en cualquier punto de las afueras de
la ciudad y presta atención, acallando el casi
incesante zumbido de la fábrica que lleva dentro, ése
será el sonido que casi con total seguridad oirá
elevarse por sobre todos los ruidos de la actividad
humana y llevará sus pensamientos hasta alguna
bahía lejana, en los bosques en los que el cuervo está
dando rienda suelta a su indignación. Este pájaro ve
llegar al hombre blanco y retirarse al indio, pero él no
se retira. Su trino indómito se sigue oyendo sobre el

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tintineo de la fragua. Ve que una raza se extingue,
pero él no se extingue. Permanece entre nosotros
para recordarnos la naturaleza aborigen.
Diarios, 4 de marzo de 1859
¿No estaría bien llevar conmigo un catalejo para
observar las aves con mayor nitidez, ya sean patos o
halcones? En algunos aspectos, me parece que sería
mejor que un arma. La segunda te los acerca
muertos; el primero, vivos. Es más fácil identificar las
especies matando al ave, porque es un espécimen
muerto que se describe minuciosamente, pero sus
hábitos y apariencia se estudian mejor en un
espécimen vivo.
Diarios, 29 de marzo de 1853
El zorzal consigue, él solo, declarar la riqueza y
energía inmortales que pueblan el bosque. Cuando
suena su trino, el hombre rejuvenece y la naturaleza
se llena de vida. Acentúa el significado de todo
aquello que se ve a la luz de su compás. Canta para
que el hombre adquiera una visión de las cosas más
elevada y certera.
Diarios, 5 de julio de 1852
¿Quién escucha a los peces cuando lloran?
Musketaquid
25
3
ESCRIBID

Un diario es un libro que contendrá un registro de toda


vuestra alegría, de todos vuestros gozos.
Diarios, 13 de julio de 1852
¡Qué vano resulta sentarse a escribir cuando no te
has levantado para vivir! Se me antoja que, en el
momento en el que mis piernas empiezan a moverse,
mis pensamientos empiezan a discurrir.
Diarios, 19 de agosto de 1851
De la literatura sólo nos atrae lo salvaje. El
aburrimiento no es sino otro nombre para lo
domesticado.
«Caminar»

26
Observo que utilizo muchas palabras, con el fin de
enfatizar, que en realidad no añaden nada a la fuerza
de mis frases y que éstas parecen aliviadas en cuanto
suprimo aquéllas. Palabras con las que expreso mi
estado de ánimo, mi convicción, en lugar de la simple
verdad.
Diarios, 26 de enero de 1852
Los pensamientos de un hombre no son nunca
nuevos, pero el estilo con que se expresan es la
novedad, siempre infalible, que alegra y revitaliza a
los hombres.
«Thomas Carlyle and His Works»
[Thomas Carlyle y sus obras]
Es inútil intentar escribir a menos que sientas fuertes
tus rodillas.
Diarios, 9 de agosto de 1841
Déjeme que le recomiende algo: escriba con precisión
lo que ha supuesto para usted ese paseo por las
montañas, y vuelva a dicho ensayo una y otra vez
hasta que esté convencido de que contiene todo lo
importante de su experiencia. Dese a sí mismo un
motivo tan importante para justificar su viaje a las
montañas, pues la humanidad está siempre
caminando por una montaña. No crea que puede
27
expresarlo con claridad las diez primeras veces que lo
haga, pero inténtelo de nuevo, sobre todo cuando,
tras una pausa necesaria, intuya que está tocando el
corazón o la cumbre de la materia, siga insistiendo y
ríndase cuentas a usted mismo sobre aquella
montaña. No es que el relato haya de ser largo, pero
le llevará mucho acortarlo. No me llevó mucho llegar a
la montaña, pensó. Pero ¿realmente la coronó? Si ha
estado en la cima del monte Washington, déjeme que
le pregunte qué encontró allí. Es así como se prueba
a los testigos, ya sabe. Ir allí y exponerse al viento no
significa nada. No escalamos mucho cuando vamos,
sino que nos tomamos el almuerzo, etc., como si
estuviéramos en casa. Es cuando volvemos a casa
cuando realmente podemos coronar la montaña: ¿qué
nos dijo la montaña? ¿Qué hizo la montaña?
Cartas a un buscador de sí mismo,
16 de noviembre de 1857
En el transcurso de los últimos uno o dos años, mi
mal llamado editor me ha escrito varias veces para
preguntarme qué destino darles a los ejemplares de
Musketaquid que aún tiene en su poder y, finalmente,
para insinuarme que le tenía otro uso buscado al
espacio que ocupaban en su sótano. Así que le pedí
que me los enviara todos aquí y han llegado hoy por
correo exprés, un carro lleno hasta los topes:
28
setecientos seis ejemplares de una edición de mil que
encargué a Munroe hace cuatro años y que aún no he
acabado de pagar. Por fin he recibido la mercancía y
ya tengo la oportunidad de examinar mi adquisición.
Suponen más que la mera fama, algo que ya sabe
bien mi espalda, después de haberlos acarreado dos
tramos de escalera hasta un lugar parecido a aquel
del que proceden. Ahora tengo una biblioteca de casi
novecientos volúmenes, de los cuales yo he escrito
más de setecientos.
Diarios, 28 de octubre de 1853
No resulta sencillo escribir en un diario lo que nos
interesa en cada momento, pues escribir no es lo que
nos interesa.
Musketaquid
¡Cuántas personas te aconsejan que publiques para
los demás! ¡Qué pocas te aconsejan que te ocupes de
ti mismo!
Diarios, 16 de abril de 1852
Ojalá pudiera comprar en las tiendas algún tipo de
goma que borrara de inmediato todo aquello de mis
escritos que ahora me cuesta tantas lecturas
escrupulosas, tantos meses, si no años, y tanta
renuencia eliminar.

29
Diarios, 27 de diciembre de 1853
En esta parte del mundo resulta intolerable que los
escritos de un hombre admitan más de una
interpretación.
Walden
Escribid mientras haya calor en vosotros. Cuando el
granjero hace un agujero en el yugo, lleva
rápidamente el hierro candente desde el fuego hasta
la madera, porque cada segundo que pasa lo hace
menos eficaz para atravesarla. Debe usarlo al instante
o será inútil. El escritor que aplaza el momento de
dejar constancia de sus pensamientos emplea un
hierro que se ha enfriado para hacer un agujero con él
y no será capaz, así, de inflamar las mentes de sus
lectores.
Diarios, 10 de febrero de 1852

30
4
LA CIÉNAGA URBANA

¿Quién puede ver estas ciudades y decir que hay vida


en ellas?
Diarios, escrito en Nueva York,
24 de septiembre de 1843
Libradme de una ciudad construida en el lugar de otra
más antigua, cuyos materiales son ruinas, cuyos
jardines son cementerios.
Walden
Es un disparate intentar educar a los hijos dentro de
una ciudad. El primer paso ha de ser sacarlos de ella.
Diarios, 25 de julio de 1851

31
Cada vez estoy más convencido de que, en lo que
respecta a cualquier asunto público, es más
importante saber lo que piensa el campo que lo que
piensa la ciudad. La ciudad no piensa mucho.
Preferiría saber la opinión de Boxboro sobre cualquier
asunto moral que la de Boston y Nueva York juntas.
«La esclavitud en Massachusetts»
¿Cuál es el gran atractivo de las ciudades? Es una
verdad universal que los seres humanos degeneran
en ellas, indefectiblemente, y que no propagan su
especie. Y, sin embargo, prevalece la tendencia hacia
la vida urbana, ya sea trasladándonos a Boston o
permaneciendo en Concord.
Diarios, otoño-invierno de 1845-1846
Saliendo de la ciudad; por propia voluntad, como es
habitual.
Diarios, 9 de julio de 1851
No siento más aprecio por la ciudad cuanto más la
veo, sino al contrario. Es mil veces peor de lo que
habría imaginado. Los cerdos que hay por la calle son
la parte más respetable de la población. ¿Cuándo
aprenderá el mundo que un millón de hombres carece
de importancia en comparación con un solo hombre?
Carta a Ralph Waldo Emerson,
32
desde Staten Island, 8 de junio de 1843
Aunque la ciudad me resulta igual de poco atractiva
que siempre, veo menos diferencias que antes entre
una ciudad y algunas de las ciénagas más lúgubres.
Es una ciénaga demasiado lúgubre y sombría, incluso
para mí.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
Puedo renunciar a las aparentes ventajas de las
ciudades sin recelo.
Diarios, después del 8 de agosto de 1851

33
5
EN DEFENSA DE LA NATURALEZA

Han talado los bosques por los que paseaba en mi


juventud. ¿No es hora de que deje de cantar?
Diarios, 11 de marzo de 1852
Temo que quien camine por estos campos dentro de
un siglo no conozca el placer de coger manzanas
silvestres. ¡Pobre hombre, hay muchos placeres que
no conocerá!
«Manzanas silvestres»
Veo que la generación que está creciendo en esta
ciudad desconoce lo que es un roble o un pino, al
haber visto únicamente especímenes inferiores.
¿Contratamos a un hombre que dé clases de
botánica, por ejemplo, sobre los robles, nuestras

34
plantas más nobles, mientras permitimos que otros
talen los escasos y mejores especímenes de estos
árboles que quedan? Es como enseñar latín y griego
a los niños al tiempo que quemamos los libros
escritos en esas lenguas.
Huckleberries [Arándanos]
Salvaría antes a uno de estos halcones que a cien
pollos y gallinas. Merece más la pena verlos planear,
sobre todo ahora, que tanto escasean en el paisaje.
Es fácil comprar huevos, pero no halcones hembra.
¡Mis vecinos no dudarían en disparar al último par de
halcones hembra que quedara en la ciudad con tal de
salvar a unos cuantos pollos! Pero una economía así
es limitada y rastrera. Supone sacrificar,
innecesariamente, el mayor valor por el menor. Yo
preferiría no probar nunca la carne de pollo ni los
huevos de gallina antes que no volver a ver un halcón
surcando las alturas. Esa visión vale muchísimo más
que una sopa de pollo o un huevo cocido.
Diarios, 13 de junio de 1853
Por avaricia y egoísmo, y gracias a esa costumbre
servil de la que nadie se libra y que permite
considerar la tierra como una propiedad, o como el
medio para adquirir una propiedad, el paisaje se
deforma, la agricultura degenera con nosotros y el

35
granjero lleva una vida mezquina. Sólo conoce la
naturaleza como un ladrón.
Walden
¿Por qué no habríamos de tener nosotros, que hemos
renunciado a la autoridad del rey, nuestras reservas
nacionales, donde no sea necesario destruir pueblos,
donde el oso y la pantera, e incluso algunos de la raza
cazadora, puedan seguir existiendo, y no se «civilicen
y erradiquen de la faz de la Tierra», donde nuestros
bosques no sirvan como mero divertimento del rey,
sino para albergar y conservar también al propio rey,
señor de la creación, no para deportes inútiles o
alimento, sino para proporcionarnos inspiración y
nuestro propio y auténtico recreo?
Los bosques de Maine
¡Las hileras mismas de sauces podados cada tres
años para obtener combustible o pólvora, y todo gran
pino y roble, u otro árbol del bosque, talado de la
memoria del hombre! Como si se fuera a permitir a los
especuladores que exporten las nubes del cielo, o las
estrellas del firmamento, una a una. Nos veremos
reducidos a roer la corteza misma de la Tierra para
alimentarnos.
Los bosques de Maine

36
Los hombres y los jóvenes aprenden todo tipo de
oficios, pero no cómo convertirse en hombres.
Aprenden a levantar casas, pero no están bien
alojados, no son felices en sus casas, como lo es una
marmota en su hoyo. ¿De qué sirve una casa si no
dispones de un planeta decente donde levantarla, si
no soportas el planeta en el que está?
Cartas a un buscador de sí mismo,
20 de mayo de 1860
¿Cuáles son los elementos naturales que hacen que
una comarca sea hermosa? Un río, con sus cascadas
y sus praderas, un lago, una colina, una peña o rocas
sueltas, un bosque y viejos árboles en pie. Esas
cosas son bellas; tienen un uso elevado que los
dólares y centavos no representan jamás. Si los
habitantes de una ciudad fueran sabios, tratarían de
conservar esas cosas, aunque fuera a un coste
considerable; porque tales cosas enseñan mucho más
que cualquier predicador o profesor que se contrate o
que cualquier sistema educativo reconocido en la
actualidad.
Diarios, 3 de enero de 1861
Toda ciudad debería tener un parque o, mejor, un
bosque virgen de quinientos o mil acres, donde nunca
se pudiera talar madera para hacer fuego, una
37
propiedad común a perpetuidad, destinada al
aprendizaje y al recreo. Oímos hablar de predios
comunes para el pastoreo y de fincas de la Iglesia,
pero queremos predios comunes para los hombres y
fincas laicas, por siempre inalienables. Mantengamos
nuevo el Nuevo Mundo, con todos los beneficios de
vivir en el campo. Hay prados, pastos y bosques
madereros para los pobres de la ciudad. ¿Por qué no
un bosque y un campo de arándanos para los ricos de
la ciudad? Todo el bosque de Walden podría haberse
conservado como nuestro parque, para siempre, con
la laguna en el centro, y la campiña de Easterbrooks,
una extensión deshabitada de unas cuatro millas
cuadradas, podría haber sido nuestro campo de
arándanos.
Diarios, 15 de octubre de 1859
Dice el catecismo que el fin principal del hombre es
glorificar a Dios y gozar de él para siempre, lo que,
claro está, se aplica sobre todo a Dios tal y como lo
vemos en sus obras. ¡Sin embargo, con todos los
bellos insectos (mariposas y otros) que Dios ha
creado y puesto ante nuestros ojos, el Estado
únicamente dedica dinero a escribir sobre los que
resultan dañinos para la vegetación! Así es como
glorificamos a Dios y gozamos de él para siempre.
Venid hasta aquí y contemplad mil mariposas de vivos
38
colores y otros hermosos insectos que pueblan el aire,
y luego id a las bibliotecas y ved qué tipo de oración y
glorificación a Dios hay allí guardado. Massachusetts
ha publicado un informe sobre «Insectos dañinos para
la vegetación» y nuestro vecino, otro sobre «Insectos
nocivos de Nueva York». Hemos atendido a lo malo y
no hemos dicho nada sobre lo bueno.
Diarios, 1 de mayo de 1859
Cuando surge la cuestión de la protección de las
aves, los legisladores contemplan únicamente un uso
inferior, jamás un uso elevado; los que tienen mejor
disposición emplean uno, por ventura, sólo para
examinar sus buches y ver cuántos mosquitos o
bayas contienen, y nunca para estudiar sus
disposiciones o la belleza de su plumaje, o para
escuchar y describir la dulzura de su canto. Los
legisladores protegerán decididamente un ave no
porque sea una criatura hermosa, sino porque es
buena carroñera o algo similar. Ésta, como mínimo, es
la estrategia defensiva. Es como si hubiera que
plantearse si alguna cantante célebre de la especie
humana, como Jenny Lind u otra, causa más perjuicio
o beneficio, si debería destruirse o no y, por lo tanto,
hubiera que elegir a un comité, no para escuchar su
canto, no, sino para examinar el contenido de su
estómago y ver si ha comido algo que resulte
39
perjudicial para los granjeros y hortelanos o algo de lo
que éstos no puedan desprenderse.
Diarios, 8 de abril de 1859
En mis paseos vespertinos en barca, he asustado
varias veces a una pareja de patos joyuyos, de este
año, que han crecido en nuestros prados. Me dejaban
que me acercara bastante y ayudaban a poblar el río.
Hace varios días que no los veo. ¿Queréis saber el
final de nuestra relación? Goodwin les disparó y la
señora________, que nunca ha navegado por el río,
se los comió. Por supuesto, ella no sabe lo que ha
hecho… Eran míos, tan míos como de cualquier otro,
cuando estaban vivos, pero se consideró que el hecho
de que la señora________pudiera saborearlos,
muertos, tenía más importancia que el que yo pudiera
disfrutar de su belleza, vivos.
Diarios, 16 de agosto de 1858
He oído hablar mucho de la asombrosa inteligencia
del castor, pero esa consideración por el castor es
puro cinismo, se pagaría más por un gorro de castor
que para conservar la inteligencia de toda la raza de
los castores.
Diarios, 8 de abril de 1859

40
El angloamericano puede, sin duda, talar y arrancar
todo este bosque ondulante, dar un discurso de
campaña y votar a Buchanan[1] sobre sus restos, pero
no puede conversar con el espíritu de los árboles que
derriba, no puede leer la poesía y la mitología que se
retiran conforme él avanza. Sin saberlo, va borrando
tablillas mitológicas para imprimir sobre ellas sus
panfletos y sus invitaciones a las fiestas en la ciudad.
Los bosques de Maine
Pretendo conocer la naturaleza, sus modos y sus
maneras. La naturaleza primitiva me resulta de lo más
interesante. Sufro lo indecible por conocer todos los
fenómenos de la primavera, por ejemplo, creyendo
que tengo aquí el poema completo, y luego, para mi
desazón, me entero de que lo que poseo y he leído no
es más que una copia imperfecta, de que mis
antepasados han arrancado muchas de las primeras
páginas y los pasajes más grandiosos y de que lo han
mutilado en muchos sitios. No quisiera pensar que
algún semidiós vino antes que yo y se llevó algunas
de las mejores estrellas. Deseo conocer un cielo
entero y una Tierra entera.
Diarios, 23 de marzo de 1856

41
6
AMANECER Y ATARDECER

Como panacea, en lugar de esos frascos con mezclas


extraídas del río Aqueronte y del Mar Muerto que
sacan los curanderos de sus carretas, alargadas y
ligeras como una goleta negra, fabricadas
expresamente para transportar botellas, dejadme
respirar una buena bocanada de aire matutino y sin
diluir. ¡Aire de la mañana! Si los hombres no beben de
él en el manantial del día, tendremos que embotellarlo
y venderlo en los comercios en beneficio de quienes
han perdido su suscripción al tiempo matutino en este
mundo.
Walden
¿Conocéis la mañana? ¿Os despierta simpatías ese
momento de la naturaleza? ¿Estáis fuera temprano,

42
sin que os importe el rocío? Si el sol sale mientras
estáis durmiendo, si no oís el canto del gallo por la
mañana, si no presenciáis los rubores de la aurora, si
no conocéis a Venus como la estrella de la mañana,
¿qué relación tenéis con la sabiduría y la pureza?
Habéis olvidado a vuestro creador en los días de
vuestra juventud.
Diarios, 18 de julio de 1851
La mañana nos devuelve a los tiempos heroicos.
Walden
La mañana llega cuando estoy despierto y hay en mí
un amanecer.
Walden
Ver salir o ponerse el sol cada día debería
mantenernos cuerdos para siempre, al ponernos en
relación, por nuestra buena salud mental y física, con
un hecho universal.
Diarios, 20 de enero de 1852
La esperanza de la mañana se pierde pronto en lo
que se convierte en la rutina del día y no volvemos a
recuperarnos hasta que desembarcamos de nuevo en
las orillas pensativas de la noche.
Diarios, 8 de enero de 1854

43
Jamás nos cansamos del espectáculo del atardecer.
¿Acaso en Washington Street o en Broadway se
puede ver algo igual de bueno? Cada día se pinta y
enmarca un cuadro nuevo, que se mantiene durante
media hora bajo las luces que elige el gran artista y
después se retira y cae el telón.
Diarios, 7 de enero de 1852
Dichoso es el hombre al que cada día se le permite
contemplar algo tan puro y sereno como el cielo de
poniente a la puesta de sol, mientras las revoluciones
irritan el mundo.
Diarios, 27 de diciembre de 1851

44
7
CONSEJOS SOBRE MODA

Conocemos sólo a unos pocos hombres, pero una


gran cantidad de chaquetas y calzones.
Walden
Nunca un hombre perdió mi estima por tener un
remiendo en sus ropas.
Walden
Es extremadamente importante que inventemos unas
ropas que nos permitan estar fuera, impunes, bajo las
tormentas más duras. No se puede decir que
hayamos acabado aún de inventar la vestimenta.
Diarios, 22 de abril de 1856
Por eso os diría: tened cuidado con aquellas
actividades que os exigen ropa nueva, y no, antes
45
bien, una nueva persona que pueda usarla.
Walden
No adoramos a las Gracias ni a las Moiras, pero sí a
la Moda, que hila, teje y corta con absoluta autoridad.
El rey de los monos se pone en París una gorra y
todos los monos de América hacen lo mismo.
Walden
Cuando veo a una dama o a un caballero elegantes,
vestidos a la última moda, me pregunto qué harían si
se produjera un terremoto o si de pronto se desatara
un incendio, porque parecen haber contado sólo con
el buen tiempo y con que todo transcurrirá sin
problemas ni empujones.
Diarios, 12 de julio de 1840
El caminante y naturalista no lleva un sombrero, un
zapato ni un abrigo para que lo miren, sino con otros
fines. Cuando alguien de la ciudad da un paseo
conmigo, suelo darme cuenta de que cojea, impedido
por su calzado. No cabe duda de que sus zapatos se
van a mojar, su abrigo se va a desgarrar y su
sombrero se va a quedar atrapado, y entonces surgen
las cualidades superiores de mis botas, mi abrigo y mi
sombrero. Una vez me adentré en los bosques con un
grupo. Llevaba puesta mi ropa vieja normal, del tejido

46
típico de la Nueva Inglaterra rural. Ellos vestían, sin
duda, lo mejor que tenían para una ocasión así, de
color y calidad acordes a la moda. Pensé que se
avergonzaban un poco de mí mientras estábamos aún
en la ciudad. Todos sufrieron graves desgarrones en
sus vestimentas, excepto yo, pero como resultó que
era el único que llevaba agujas e hilo, pudieron
arreglarlas. Cuando salimos de los bosques, yo era el
mejor vestido de todos.
Diarios, 26 de marzo de 1860
Acabo de recibir una carta de Ricketson en la que me
urge a ir a New Bedford, algo que probablemente
haré. Dice que allí puedo llevar mis ropas viejas.
Cartas a un buscador de sí mismo,
26 de septiembre de 1855
Hace poco me llegó a casa un abrigo de la sastrería;
ay, ¿quién soy yo para vestir ese abrigo? Estaba
hecho a la medida de uno de los ángeles del Demonio
con una talla similar a la mía. ¿De qué sirve esa
medida de mi cuerpo, si no se midió mi carácter? Ésa
no es la figura que corto yo, es la figura que corta el
sastre.
Diarios, 14 de enero de 1854

47
Me complació ver, el otro día, a un hijo de Concord
que regresaba después de ocho años de ausencia, no
ataviado con un resplandeciente traje negro, botas
brillantes y un gorro de castor o de seda, como si
viniera en un descanso de los quehaceres humanos,
un simple tendedero, sino con un honesto traje de
color arcilla y un cómodo gorro de uso diario.
Demostraba una humanidad poco habitual.
Diarios, 8 de mayo de 1857

48
8
LA VERDADERA EDUCACIÓN

Yo haría que la educación fuera algo agradable tanto


para el profesor como para el alumno. Esta disciplina,
que permitimos que sea el fin de la vida, no debería
ser una cosa en las aulas y otra distinta en las calles.
Deberíamos tratar de ser condiscípulos del alumno y
aprender de él, así como con él, si quisiéramos serle
de la mayor ayuda posible.
A Orestes Brownson, 30 de diciembre de 1837
Ya terminé la época de aprendiz y, desde entonces,
he trabajado mucho como oficial en el campo de
arándanos. Aunque nunca me pagué así los estudios
ni el vestido, fue una de las mejores escuelas en las
que estuve y la he amortizado.
Huckleberries [Arándanos]
49
El conocimiento no nos llega mediante detalles, sino a
través de destellos de luz procedentes del cielo.
«Una vida sin principios»
Lo que hacemos mejor o con más perfección es lo
que hemos aprendido más concienzudamente a
través de la práctica más prolongada y que al final cae
de nosotros sin que nos demos cuenta, como la hoja
de un árbol.
Diarios, 11 de marzo de 1859
Vimos una escuela durante el paseo y nos quedamos
oyendo los sonidos que procedían de ella, pero
parecía un lugar en el que estuviera ocurriendo un
proceso no de iluminación, sino de ofuscación de la
mente, y en el que los alumnos recibieran sólo la luz
que pudiera atravesar la sombra de la Iglesia católica.
Un yanqui en Canadá
El conocimiento sólo se adquiere mediante la
experiencia correspondiente. ¿Cómo podemos saber
lo que simplemente nos dicen? Un hombre sólo puede
interpretar la experiencia de otro a través de la suya
propia.
Musketaquid
Todas las ramas y ninguna de las raíces.

50
Al oír a Emerson señalar que la mayoría
de las ramas del conocimiento se impartían
en Harvard, según refiere John Albee,
Remembrances of Emerson
Es hora de que junto a las escuelas públicas usuales
surjan otras inusuales en las que continuemos nuestra
formación como hombres y mujeres. Es hora de que
las ciudades sean universidades, y de que sus
ciudadanos adultos dispongan de tiempo libre —si su
posición lo permite— para continuar durante el resto
de sus vidas los estudios liberales.
Walden
Durante la temporada de bayas, hay vacaciones en
las escuelas y muchos deditos se afanan en recoger
estos pequeños frutos. Recuerdo lo feliz que era yo
cuando pasaba medio día fuera de la escuela
cogiendo arándanos en una colina cercana,
completamente solo, para hacer un pudín para la
cena en familia. Ah, ellos no se llevaban más que el
pudín, pero yo, además, me llevaba una experiencia
que no tenía precio.
Diarios, 16 de julio de 1851
Recuerdo muy bien la sensación de libertad y espíritu
de aventura con que me abría paso entre los campos
51
con mi cubo hacia alguna colina o ciénaga lejanas,
cuando me dejaban salir todo el día, y no cambiaría
esa expansión de todo mi ser por todo el
conocimiento del mundo. Liberación y
ensanchamiento: ése es el fruto que toda cultura
aspira a garantizar. De pronto, sabía más de mis
libros que si no hubiera dejado jamás de estudiarlos.
Me encontraba en un aula en la que no podía dejar de
ver y oír cosas que merecían ser vistas y oídas,
donde no podía evitar recibir la lección, porque la
lección venía a mí. Esa experiencia, repetida a
menudo, fue el principal estímulo para ir a la
Academia y estudiar, por fin, un libro.
Huckleberries [Arándanos]
Soy todavía un aprendiz, no un maestro, y me
alimento de un modo algo omnívoro, ramoneando
tanto los tallos como las hojas.
Cartas a un buscador de sí mismo,
21 de mayo de 1856
El poeta dice que el objeto de estudio adecuado de la
humanidad es el hombre. Yo digo: estudiad para
olvidar todo eso, haceos con una visión más amplia
del Universo.
Diarios, 2 de abril de 1852

52
Sólo cuando olvidamos todo lo que hemos aprendido
empezamos a saber.
Diarios, 4 de octubre de 1859

53
9
ÉTICA Y DIETÉTICA

Llevamos una vida demasiado rápida y brusca, al


igual que comemos con demasiada rapidez y no
conocemos el verdadero sabor de nuestro alimento.
Diarios, 28 de diciembre de 1852
La prisa y ordinariez indecentes con que engullimos la
comida han deshonrado el acto mismo de comer.
Diarios, después del 16 de julio de 1845
Un hombre puede desarrollar una dieta tan simple
como la de los animales, conservando, sin embargo,
tanta salud como fuerza.
Walden
Suele decirse entre la gente del campo que, si comes
muchas gachas fritas, se te rizará el pelo. Mi
54
experiencia, que ha sido considerable, no ha
confirmado tal afirmación.
Diarios, 20 de noviembre de 1850
A algunos hombres les entusiasma el olor de la
pólvora ardiendo, pero yo anoche soñé cuánto más
sensato sería entusiasmarse por el olor del pan recién
hecho.
Diarios, 25 de septiembre de 1851
¿No es éste un reproche que recibe el hombre como
animal carnívoro? Por supuesto que el hombre puede
vivir, y vive en gran medida, depredando a otros
animales, pero éste es un modo de vida miserable —
como sabe cualquiera que haya colocado trampas
para conejos o haya degollado a un cordero—, y
aquel que enseñe a los hombres a ceñirse a una dieta
más inocente y saludable será considerado un
benefactor de la humanidad.
Walden
Independientemente de mis propias costumbres,
estoy convencido de que dejar de comer animales es
parte del destino de la raza humana y de su mejora
progresiva, al igual que las tribus salvajes
abandonaron la mutua antropofagia cuando entraron
en contacto con otras más civilizadas.

55
Walden
Me dice un granjero: «No puedes vivir sólo de comer
vegetales, se te debilitarán los huesos». De modo
que, religiosamente, él emplea parte del día en
proveer a su cuerpo con el rudo material de los
huesos, caminando mientras habla detrás de su buey,
cuyos huesos, hechos de pasto, le arrastran a él y a
su pesado arado sin importar los obstáculos.
Walden
Un hombre puede considerarse afortunado cuando la
que es su comida es también su medicina.
Musketaquid
No puedo sino creer que las bellotas se crearon como
alimento del hombre. Son tan agradables al paladar
como la leche de la madre para el bebé.
Diarios, 8 de octubre de 1851
Bebed los vinos no sólo de vuestras botellas, sino
también de las botellas de la naturaleza: no los que se
guardan en pieles de cabra o de cerdo, sino en las
pieles de una miríada de simples bayas.
Diarios, 23 de agosto de 1853
A fuerza de beber té y café me he convertido en una
persona ordinaria y vulgar. Mis días se han convertido

56
en mediodías, sin la bendita presencia de mañanas y
noches.
Diarios, 13 de agosto de 1854
Me alegra haber bebido agua tanto tiempo, ya que
prefiero el cielo natural al paraíso de un comedor de
opio; prefiero mantenerme siempre sobrio y llevar una
vida sana, sin estar en deuda con los estimulantes.
Sea cual sea mi práctica, pienso que es la única
bebida para un hombre sensato y que sólo los
ingenuos consumen habitualmente otra distinta.
Diarios, después del 9 de septiembre de 1850
En este cálido verano, cambiaría mi inmortalidad por
un vasito de cerveza.
A su hermana Sophia, 13 de Julio de 1852
La fruta, consumida con moderación, no hará que nos
avergoncemos de nuestro apetito ni dificultará
nuestras aspiraciones más dignas. Sin embargo,
añadid un condimento innecesario a vuestro plato y os
intoxicareis.
Walden
No vale la pena vivir de una cocina opulenta.
Walden

57
10
LIBERTAD Y ESCLAVITUD

Tal vez sea más celoso de lo normal con respecto a


mi libertad.
«Una vida sin principios»
Nunca he conocido a un hombre que proyecte una
mirada verdaderamente libre y sana sobre la vida.
Diarios, 1 de agosto de 1841
¿Y a esto lo llamamos la tierra de los libres? ¿Qué
significa ser libres del rey Jorge IV y seguir siendo
esclavos del prejuicio? ¿Qué significa nacer libres e
iguales y no vivir? ¿De qué sirve la libertad política, si
no es como medio para alcanzar la libertad moral?
Aquello de lo que nos jactamos, ¿es la libertad de ser
esclavos o la libertad de ser libres?

58
Diarios, 16 de febrero de 1851
Ni por un instante puedo reconocer como mi gobierno
esa organización política que también es el gobierno
del esclavo.
«Desobediencia civil»
¡Hablemos de la esclavitud! No es una institución
exclusiva del Sur. Existe allí donde se compren y
vendan hombres, allí donde un hombre permita que
se le convierta en un mero objeto o utensilio y
renuncie a sus derechos inalienables a la razón y la
conciencia. De hecho, esta esclavitud es mayor que
aquella que esclaviza únicamente el cuerpo.
Diarios, 4 de diciembre de 1860
Hay miles de personas que, en teoría, están en contra
de la esclavitud y de la guerra y que en la práctica no
hacen nada para ponerles fin; miles de personas que,
considerándose hijos de Washington y Franklin, se
sientan de brazos cruzados y alegan no saber qué
hacer, y no hacen nada; miles de personas que
anteponen la cuestión del libre mercado a la de la
libertad y que, después de la cena, se sientan a leer
tranquilamente las listas de precios y las últimas
noticias procedentes de México e incluso se quedan
dormidos sobre ambas. ¿Cuál es el precio hoy por
hoy de un hombre honrado y patriota?
59
«Desobediencia civil»
Si tienes conocimiento del delito, eres cómplice.
A Parker Pillsbury, 10 de abril de 1861
Estoy absolutamente convencido de que, si mil, cien o
diez hombres a quienes pudiera nombrar, si diez
hombres honrados, o incluso si un solo hombre
honrado en esta Commonwealth de Massachusetts
dejara de tener esclavos y de ser cómplice del
gobierno y fuera encerrado por ello en la cárcel del
condado, eso supondría el fin de la esclavitud en
América. No importa que el comienzo pueda parecer
pequeño: lo que se hace bien una vez perdura para
siempre. Sin embargo, preferimos hablar de ello:
decimos que ésa es nuestra misión. La reforma
cuenta con muchos titulares de periódico a su
servicio, pero no cuenta con un solo hombre.
«Desobediencia civil»
¡Los hombres hablan de libertad! ¿Cuántos de ellos
son libres para pensar? ¿Libres del miedo, de la
perturbación, del prejuicio?
Diarios, 6 de mayo de 1858
Me maravilla lo frívolos que pueden llegar a ser los
hombres en lo que se refiere a la indecorosa
esclavitud de los negros; por supuesto, hay muchos
60
amos astutos y sutiles que nos esclavizan a todos.
Conseguir la emancipación de uno mismo, incluso en
las Indias Occidentales de la fantasía y la
imaginación, debería ser más importante que la de la
tierra isleña. La emancipación del corazón y el
intelecto derribaría las prisiones de un millón de
esclavos.
Diarios, 6 de julio de 1845
Ya sabes que, hasta el momento, apenas hemos
hecho nuestros propios actos, pensado nuestros
propios pensamientos o vivido nuestras propias vidas.
Para que un hombre actúe por sí mismo, debe ser
totalmente libre; de lo contrario, corre el riesgo de
perder todo sentido de la responsabilidad o del
respeto por sí mismo.
A su hermana Helen, 27 de octubre de 1837
Son los hijos de nuestros hijos quienes, por ventura,
podrán ser esencialmente libres.
Diarios, 16 de febrero de 1851
Pero a mis semejantes les diría y de una vez por
todas: en cuanto os sea posible, vivid libres y sin
compromiso. Poco importa que estéis encerrados en
una granja o en la prisión del condado.
Walden
61
La cuestión es si se puede soportar la libertad. En
estos tiempos, la inmensa mayoría de los hombres,
sean blancos o negros, precisan la disciplina del
trabajo, que los esclaviza por su bien.
Diarios, 1 de septiembre de 1853
¡Libertad de expresión! Vuestros corazones
desconocen lo que significan esas palabras. No es el
permiso que vuestra secta me concede para decir
esto o aquello; es cuando se da permiso a vuestra
secta para que se retracte. ¡La Iglesia, el Estado, la
escuela, los periódicos creen que son liberales y
libres! Es la libertad del patio de una cárcel. Sólo pido
que una cuarta parte de mis pensamientos sinceros
se cuente en voz alta.
Diarios, 16 de noviembre de 1858
Si estás preparado para abandonar a tu padre y a tu
madre, a tu hermano y a tu hermana, a tu mujer, a tus
hijos y a tus amigos, y a no volver a verlos; si has
pagado tus deudas, si has redactado tu testamento y
has dejado tus asuntos en orden; si eres, por tanto, un
hombre libre, entonces estás listo para empezar a
caminar.
«Caminar»

62
Hacia el Este sólo voy cuando estoy obligado; pero
hacia el Oeste me dirijo por libre elección. Ningún
asunto me reclama en el horizonte oriental, y me
cuesta creer que pueda encontrar allí paisajes bellos,
lo suficientemente salvajes y libres.
«Caminar»
Llevo seis años sin pagar el impuesto del sufragio.
Por este motivo ya me encarcelaron una vez durante
una noche y, mientras contemplaba las paredes de
piedra maciza de dos o tres pies de grosor, la puerta
de madera y hierro y las rejas por donde se filtraba la
luz, no pude evitar que me impresionara la estupidez
de aquella institución que me trataba como si yo fuera
mera carne, sangre y huesos que encerrar. Me
sorprendía sobremanera que alguien hubiera
concluido que aquél era el mejor uso que se podía
hacer de mí y que no se le hubiera ocurrido nunca
valerse de mis servicios de algún modo. Me di cuenta
de que, si había un muro de piedra entre mis
conciudadanos y yo, había otro aún más difícil de
escalar o atravesar antes de que llegaran a alcanzar
mi mismo grado de libertad. En ningún momento me
sentí confinado y las paredes me parecieron tan sólo
un derroche de piedra y mortero.
«Desobediencia civil»

63
La mayoría de los hombres, incluso en este país
relativamente libre, por mera ignorancia y error, está
tan preocupada con los cuidados artificiales y las
tareas rudas pero superfluas de la vida que no puede
recoger sus mejores frutos.
Walden
También tengo en mente a aquellos que, en
apariencia, son ricos, pero que en realidad pertenecen
a una clase terriblemente empobrecida, que han
acumulado basura, y no saben cómo hacer uso o
deshacerse de ella, y que de esta forma han
construido sus propias prisiones de plata u oro.
Walden
Como prefería unas cosas a las otras y valoraba ante
todo mi libertad, y como podría haberme resultado
arduo, y aún peor, llegar a tener éxito, no quise
cambiar mi tiempo por ricas alfombras o muebles
macizos, o por una cocina bien surtida, o por una
casa de estilo griego o gótico. Para quien no suponga
una interrupción adquirir esas cosas, y sepa cómo
usarlas una vez adquiridas, que se dedique a su
persecución.
Walden

64
En lo que a mí respecta, descubrí que el trabajo como
jornalero era el más independiente de todos,
especialmente porque requiere sólo treinta o cuarenta
días al año para obtener un sustento. El día del
jornalero termina cuando se oculta el sol, y entonces
está libre para dedicarse a su ocupación predilecta,
independiente de su trabajo; su patrono, sin embargo,
especula de mes en mes y no tiene un respiro a lo
largo del año.
Walden
Justo antes de la puesta de sol llegamos a otras
cascadas en el pueblo de Bedford, donde varios
canteros estaban reparando las esclusas de una parte
solitaria del río. Mostraron interés por nuestra
aventura, en particular un hombre joven, de nuestra
edad, que preguntó primero si nos dirigíamos a
«Skeag» y, tras escuchar nuestra historia, y examinar
nuestro equipamiento, nos hizo otras preguntas, pero
siempre con tono moderado, y siempre volviendo a su
trabajo, como si se tratara de una formalidad. Estaba
claro que le habría gustado venir con nosotros y, por
la manera en que miraba río arriba, en sus ojos, así
como en sus pensamientos, podían verse reflejados
muchos cabos distantes y orillas boscosas.
Musketaquid

65
Aquello que se produce con una pincelada libre nos
cautiva, como las formas de los líquenes y las hojas.
En lo accidental hay un cierto grado de perfección que
nunca logramos de manera consciente.
Musketaquid
Ahora anhelo esos viejos caminos secos, desiertos,
que nos apartan, serpenteando, de las ciudades, que
nos alejan de la tentación, que conducen al exterior
de la Tierra, sobre su corteza más externa, donde es
posible olvidar el país por el que viajamos, donde
ningún granjero puede quejarse de que le estamos
pisando la hierba, donde ningún gentilhombre ha
construido hace poco una casa de campo cuyos
límites estemos traspasando, por los que puedes
caminar como un peregrino, sin rumbo fijo. Donde no
es frecuente que te cruces con viajeros. Donde mi
espíritu es libre. Ahí es donde tengo libertad de
pensamiento y en mi alma soy libre.
Diarios, 21 de julio de 1851

66
11
ELOGIO SOLITARIO DE LA AMISTAD

Tratad a vuestros amigos por lo que sabéis que son,


sin atender a la superficie. No tengáis en cuenta lo
que hicieron, sino lo que pretendían.
Diarios, 31 de diciembre de 1851
El lenguaje de la Amistad no está compuesto de
palabras, sino de significados. Es una inteligencia por
encima del lenguaje.
Musketaquid
Todo lo que se ha dicho de la amistad es como la
botánica a las flores.
Diarios, entre 1842 y 1844
Detesto que mi motivo para visitar a un amigo sea que
busco compañía. Que se deba a mi pobreza y
67
debilidad, y no a mis riquezas y fuerza, y a las suyas.
Diarios, 14 de febrero de 1852
¡Cuánto estimo a esas gentes de campo sencillas y
reservadas, mis vecinos, que se ocupan de sus cosas
y me dejan en paz, que nunca me han abordado ni
disparado, que yo sepa, cuando he cruzado sus
tierras, aunque todos ellos tienen un arma en casa!
Hace ya casi dos veintenas de años que conozco,
desde la distancia, a esos hombres sufridos a los que
nunca he hablado, que nunca me han hablado, y
ahora siento una cierta ternura hacia ellos, como si
este largo periodo de prueba no fuera sino el preludio
de una amistad eterna.
Diarios, 3 de diciembre de 1856
Veo dos enormes aves pescadoras (tal vez garzas
azuladas) batiendo las alas lentamente hacia el
noreste, contra la tormenta, dando vueltas siempre
cerca la una de la otra, unidas por un curioso vínculo,
y en la misma dirección. ¿Dónde está mi compañero,
batiendo las alas contra la tormenta junto a mí?
Diarios, 26 de octubre de 1857
De un hombre que no complazca a un amigo no
puede decirse que tenga una vida provechosa.
Diarios, 19 de febrero de 1857
68
¿Y si sentimos un anhelo al que no responde ningún
pecho? Camino solo. Tengo el corazón lleno. Los
sentimientos obstruyen el discurrir de mis
pensamientos. Llamo a la tierra en busca de mi
amigo. Espero encontrármelo en cada recodo del
camino, pero ningún amigo aparece, y tal vez ninguno
esté soñando conmigo. Estoy cansado de esta
sociedad frívola, en la que el silencio es siempre la
mejor actitud y la más natural. Yo caminaría de buen
grado sobre aguas profundas, pero mis compañeros
sólo caminarán sobre bajíos y charcos.
Diarios, 11 de junio de 1855
Tengo algunos buenos amigos de quienes tiendo a
despedirme decepcionado porque no les preocupa lo
que pienso ni les importa lo que digo.
Diarios, 27 de enero de 1854
En aquello que más le importe, no piense que dispone
de compañeros de viaje. Dese cuenta de que está
solo en el mundo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
Nada hace la Tierra más espaciosa que tener amigos
lejos; son ellos quienes crean las latitudes y las
longitudes.
69
A Lidian Emerson, escrito en
Staten Island, 22 de mayo de 1843
A veces me despierto en mitad de la noche y pienso
en la amistad y sus posibilidades, una vida nueva y
una revelación para mí, que tal vez no había
experimentado desde hace muchos meses. Esos
pensamientos pasajeros han sido mi aproximación y
constatación más cercanas a la cuestión,
pensamientos que no tengo con quien compartir. Me
despierto en mitad de la noche a estos niveles más
elevados de la vida, como a un día que empieza a
clarear, como si la vida que ha transcurrido entre
medias hubiera sido una larga noche. Percibo un eco
del gran compás de la Amistad que suena en alguna
parte y me siento compensado por tantos meses y
años de lugares comunes.
Diarios, 13 de julio de 1857
Ay de aquel que ansia un compañero, porque no es
apto siquiera para ser compañero de sí mismo.
Diarios, 9 de junio de 1850
Tengo en gran estima a mis amigos, pero no
encuentro utilidad alguna en ir a verlos. Casi siempre,
cuando estoy cerca de ellos, los aborrezco. Se
contradicen y me desmienten constantemente.

70
Diarios, 16 de noviembre de 1850
Conseguir una relación auténtica con una criatura
humana es suficiente para hacer que un año sea
memorable.
Diarios, 30 de marzo de 1851

71
12
LA ESQUIVA BONDAD

La mayor parte de las cosas que mis vecinos


consideran buenas yo la creo mala para mí, y si
alguna vez me arrepiento de algo que he hecho, es
muy posible que sea de mi buen comportamiento.
Walden
Nuestra vida al completo es asombrosamente moral.
Entre la virtud y el vicio no hay un instante de tregua.
La única inversión que nunca da pérdidas es la
bondad.
Walden
Todas las cosas buenas son baratas; todas las malas,
muy caras.
Diarios, 3 de marzo de 1841

72
Si alguna vez hice algo bueno por alguien, en el
sentido en el que la gente lo entiende, sin duda fue
algo excepcional e insignificante en comparación con
el bien o el mal que constantemente hago por el
hecho de ser el que soy.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de febrero de 1853
Cuando un ángel viaja, todo el espacio que recorre
será el paraíso, pero, cuando quien viaja es Satán,
será marga ardiendo y cenizas.
«El paraíso (para ser) recobrado»
No sea simplemente bueno, sea bueno por algo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848

73
13
CONTRA AQUELLOS
QUE NOS GOBIERNAN

Ése es, sin duda, el mejor gobierno: aquel en el que


menos se recuerda a los ciudadanos que hay un
gobierno.
Diarios, 21 de agosto de 1851
Me complazco imaginando un Estado que por fin sea
capaz de ser justo con todos los hombres y trate al
individuo con respeto como vecino; que no considere
incompatible con su propia tranquilidad que unos
pocos vivan al margen de él, sin interferir en sus
asuntos, pero tampoco acogiéndose a él, sino
limitándose a cumplir con sus obligaciones como
vecinos y compañeros. Un Estado que diera ese fruto
y dejara que cayera tan pronto como estuviera

74
maduro prepararía el camino para otro Estado aún
más perfecto y glorioso, que también imagino, pero
que todavía no he visto por ninguna parte.
«Desobediencia civil»
¿No es posible que un individuo tenga razón y un
gobierno no?
«Defensa del capitán Brown»
El otro día fui a la tienda a comprar un cerrojo para
nuestra puerta principal, porque, como le conté al
tendero, iba a venir el gobernador. «Sí —dijo—, y
también los legisladores». «En ese caso, me llevaré
dos cerrojos», respondí yo.
Diarios, 8 de septiembre de 1859
Lo que hace que el Gobierno de los Estados Unidos
sea, en su conjunto, más tolerable —quiero decir,
para nosotros, los afortunados hombres blancos— es
el hecho de que haya muchísimo menos gobierno con
nosotros.
Un yanqui en Canadá
Si aspiráis a algo mejor que la política, no esperéis la
cooperación de los hombres.
Diarios, 3 de abril de 1858

75
Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el
verdadero lugar para el hombre justo también es la
cárcel.
«Desobediencia civil»
Acepto de buena gana el lema de que «El mejor
gobierno es el que menos gobierna» y me gustaría
verlo aplicado de manera más rápida y sistemática.
Llevado a cabo, al final nos conduciría a este otro,
que también secundo: «El mejor gobierno es el que
no gobierna en absoluto» y, cuando los hombres
estén preparados para ello, será el tipo de gobierno
que tendrán.
«Desobediencia civil»
Hay leyes injustas: ¿nos resignaremos a cumplirlas,
intentaremos corregirlas y las cumpliremos tan sólo
hasta que lo consigamos o simplemente las
transgrediremos?
«Desobediencia civil»
La ley nunca hizo a los hombres ni un ápice más
justos.
«Desobediencia civil»
El destino de la nación no depende de lo que se vote
en los comicios; el peor de los hombres vale tanto
como el mejor en ese juego. No se trata del tipo de
76
papeleta que depositáis en las urnas, sino del tipo de
hombre que depositáis en la calle cada mañana.
«La esclavitud en Massachusetts»
Para alguien que acostumbra a esforzarse para
contemplar el verdadero estado de las cosas, el
Estado difícilmente podrá existir, pues le parece irreal,
increíble e insignificante. Esforzarse en extraer la
verdad de tan magro material es como hacer azúcar
con jirones de lino cuando se dispone de caña de
azúcar.
Musketaquid
La ley nunca hará libres a los hombres; son los
hombres quienes han de hacer libre la ley. Los
amantes de la ley y el orden son los que observan la
ley cuando el gobierno la infringe.
«La esclavitud en Massachusetts»
La autoridad del gobierno, incluso aquella a la que
estoy dispuesto a someterme —pues de buena gana
obedeceré a quienes saben y pueden hacerlo mejor
que yo, y, en muchos aspectos, hasta a quienes no
sepan ni puedan hacerlo tan bien—, sigue siendo
impura: para ser estrictamente justa, ha de contar con
la sanción y el consentimiento de los gobernados. No

77
puede ejercer más derecho sobre mi persona y
propiedades que el que yo le conceda.
«Desobediencia civil»
No es por ninguna particularidad del impuesto por lo
que me niego a pagarlo. Simplemente deseo retirarle
mi lealtad al Estado, apartarme de él y mantenerme al
margen de una manera efectiva. Aunque pudiera
hacerlo, no me molestaría en conocer adonde va a
parar mi dinero, si se destina a comprar a un hombre
o un mosquete con el que dispararle —el dinero es
inocente—, pero sí me molestaría en conocer las
consecuencias de mi lealtad.
«Desobediencia civil»
El efecto de un buen gobierno es hacer que la vida
tenga más valor; el de un mal gobierno, que tenga
menos valor. Podemos permitirnos que el ferrocarril y
todo lo meramente material se devalúe, porque ello
nos lleva únicamente a vivir de forma más sencilla y
económica, pero imaginad que se devaluara la propia
vida.
Diarios, 16 de junio de 1854

78
14
LOS BOSQUES DE LA SALUD

No encontraréis salud en la sociedad, sino en la


naturaleza.
Natural History of Massachusetts
[Historia natural de Massachusetts]
Al hombre sano nunca le llega el invierno de su
descontento.
Diarios, 13 de octubre de 1851
Un hombre sano, en realidad, es el complemento de
las estaciones, y durante el invierno aloja al verano en
su corazón.
Un paseo invernal
Es saludable estar enfermo a veces.

79
Diarios, después del 10 de enero de 1851
La naturaleza entera hace todo lo posible en cada
momento por que estemos bien; no existe para ningún
otro fin. No debemos resistirnos a ella. Con una
mínima inclinación por estar bien, no deberíamos
enfermar.
Diarios, 23 de agosto de 1853
Cultivemos el hábito de levantarnos temprano. No es
sensato tener la cabeza mucho tiempo al mismo nivel
que los pies.
Diarios, 8 de junio de 1850
La enfermedad no es el accidente del individuo, ni
siquiera de la generación, sino de la vida misma. En
cierta forma y hasta cierto punto, es una de las
condiciones permanentes de la vida.
Diarios, 3 de septiembre de 1851
Con la enfermedad, todo se trastorna. Ayer tenía un
tirón en la espalda y un resfriado y, como es habitual,
equivalió a haber dejado de vivir. Durante ese tiempo,
perdí mi compenetración o relación con la naturaleza.
La afinidad con la naturaleza es muestra de una salud
perfecta.
Diarios, 18 de noviembre de 1857

80
Llevo tanto tiempo enfermo, que casi he olvidado lo
que es encontrarse bien, aunque tengo la sensación
de que sólo afecta a mi envoltorio.
A Daniel Ricketson, 15 de agosto de 1861
Medid vuestra salud de acuerdo con vuestra afinidad
con la mañana y la primavera. Si no hay en vosotros
respuesta alguna ante el despertar de la naturaleza —
si la perspectiva de un paseo por la mañana temprano
no os disipa el sueño, si el trino del primer azulejo no
os llena de emoción—, sabed que la mañana y la
primavera de vuestra vida han pasado. Así podréis
tomaros el pulso.
Diarios, 25 de febrero de 1859
Los hombres han descubierto, o creen haber
descubierto, los beneficios para la salud de unas
cuantas cosas silvestres, únicamente, y no de toda la
naturaleza. Pero «naturaleza» no es sino otro nombre
para la salud y las estaciones no son sino distintos
estados de salud. Algunos hombres creen que no se
encuentran bien en primavera, en verano, en otoño o
en invierno, pero ello sólo se debe a que no están
bien acompasados con las estaciones.
Diarios, 23 de agosto de 1853

81
Me inclino a pensar últimamente que la salud
depende tanto del estado de los intestinos como del
estado de las estrellas.
Diarios, 12 de diciembre de 1859

82
15
A LA ESCUCHA

Cabría pensar que los salvajes hicieron un dios del


eco.
Diarios, después del 31 de octubre de 1850
El tañido de la campana de la iglesia es un sonido
mucho más melodioso que cualquiera que se oiga
dentro de la iglesia.
Diarios, domingo 2 de enero de 1842
Los sentidos viciados y exhaustos necesitan las
violentas vibraciones de un instrumento para
excitarse, pero los sentidos sanos y aún jóvenes, no
debilitados por el lujo, oyen la música del viento, de la
lluvia y del agua que corre. Al leer a los críticos,
cabría pensar que la música es intermitente, como un

83
manantial en el desierto, y que depende de algún
Paganini o de algún Mozart, o que sólo se oye cuando
las piérides o Euterpe recorren los pueblos, pero la
música es perpetua y sólo el oído es intermitente.
Lejos, muy a lo lejos, oigo el débil graznido de un
cuervo, que resuena en la linde invisible de un
bosque, como amortiguado por el vapor que, a
semejanza de un manantial, el sol hace surgir del
suelo. Se entremezcla con el leve murmullo del
pueblo, el ruido de los niños que juegan, como un
arroyo que se vierte suavemente en otro, y, así, lo
salvaje y lo dócil se hacen uno. ¡Qué sonido tan
placentero! No se trata sólo de un cuervo que llame a
otro, porque también se dirige a mí. Yo, con él, formo
parte de una gran criatura; si él tiene voz, yo tengo
oídos.
Diarios, 12 de enero de 1855
La otra tarde estaba determinado a acallar este ruido
superficial, a caminar en varias direcciones para
comprobar si no habría algún silencio profundo
alrededor. De igual modo que Bonaparte envió a su
infantería en todas direcciones en el Mar Rojo en
busca de aguas bajas, así mando yo mis
pensamientos a caballo en busca de aguas
profundas. Abandoné el pueblo y remé río arriba
hasta Fair Haven Pond. Cuando se ponía el sol, vi a
84
un barquero solitario que se divertía en el plácido
lago. El rocío parecía limpiar y purificar el aire, y sentí
una infinita tranquilidad. Tenía el mundo agarrado, por
así decirlo, del cogote, y lo mantuve bajo la marea de
sus propios acontecimientos, hasta que se ahogó, y
entonces lo solté para que lo arrastrara la corriente,
como a un perro muerto. Vastas y vacías cámaras de
silencio se expandieron en todas direcciones, y mi ser
se expandió en proporción, y las llenó. Fue entonces
cuando, por vez primera, pude apreciar el sonido y
encontrarlo musical.
Cartas a un buscador de sí mismo,
8 de agosto de 1854
El silencio es la conversación de un alma consciente
consigo misma.
Diarios, mediados de diciembre de 1838
He estado rompiendo el silencio estos veintitrés años
y apenas le he hecho un rasguño.
Diarios, 9 de febrero de 1841
Suena el silencio, es musical y me estremece. Una
noche en la que el silencio fue audible pude oír lo
innombrable.
Diarios, 21 de enero de 1853

85
El silencio más prolongado es la pregunta más
pertinente formulada con la mayor pertinencia.
Enfáticamente queda. Las preguntas más
importantes, aquellas cuyas respuestas nos
conciernen más que ninguna otra, jamás se formulan
de otro modo.
Diarios, 4 de enero de 1851
La música es el sonido de la circulación en las venas
de la naturaleza.
Diarios, 24 de abril de 1841
Anoche estuve navegando por el río del Norte con la
flauta y mi música era un arroyo tintineante que
serpenteaba con el río e iba cayendo de nota en nota
como un riachuelo de roca en roca.
Diarios, 18 de agosto de 1841
Cuando oigo música no temo peligro alguno, soy
invulnerable, no veo enemigos. Me siento unido a los
tiempos más antiguos y a los más recientes.
Diarios, 13 de enero de 1857
La vibración constante de las cuerdas de un piano
desde más allá de los jardines, atravesando los
olmos: la melodía se cuela, por fin, en mi alma. No sé
cuándo empezó a invadirme. Por alguna feliz
coincidencia de pensamiento o circunstancia estoy en
86
armonía con el universo, estoy capacitado para oír, mi
ser se mueve en una esfera de melodía, mi fantasía y
mi imaginación sienten un entusiasmo inconcebible.
El lugar sobre el que me alzo ya no es la tierra sorda.
Diarios, 3 de agosto de 1852

87
16
ALZAD LA MIRADA

Aunque no haya nada nuevo sobre la Tierra, sí lo hay


en los cielos. Siempre tenemos un recurso en las
alturas. Allí no dejan de pasar de página. El viento
define los caracteres en este fondo azul y el curioso
siempre puede leer una nueva verdad.
Diarios, 17 de noviembre de 1837
Sin duda, las estrellas fueron dadas al hombre como
consuelo.
«A Walk to Wachusett» [Un paseo a Wachusett]
El mundo se apresura a ver el panorama mientras hay
un panorama en el cielo que pocos salen a ver.
Diarios, 17 de enero de 1852

88
Soy incapaz de ver el fondo del cielo, porque soy
incapaz de ver el fondo de mí mismo. Es el símbolo
de mi propia infinitud.
Diarios, 23 de junio de 1840
El cielo siempre está dispuesto a responder a
nuestros estados de ánimo.
Diarios, 28 de diciembre de 1851

89
17
EL HÉROE

El héroe es normalmente el más sencillo y oscuro de


los hombres.
«Caminar»
Un hombre asienta tantos riesgos como los que corre.
Walden
El monstruo nunca se encuentra allí donde creemos
que está. Lo realmente monstruoso es nuestra
cobardía y nuestra indolencia.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
Si un hombre quisiera ponerse en la situación de
enfrentarse con valentía al mayor mal que pudiera

90
infligírsele, se daría cuenta de que no existe un mal
semejante que soportar.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
La grandeza está en el ascenso.
Diarios, 7 de febrero de 1841
Los cobardes sufren, mientras que los héroes
disfrutan.
Cartas a un buscador de sí mismo,
20 de mayo de 1860
El héroe obedece a su propia ley.
Diarios, 1 de febrero de 1852
Las grandes personas no buscan jamás la
oportunidad de ser grandes, sino que convierten en
ocasión para ello todo lo que les rodea.
Diarios, 1 de junio de 1841
Hemos olvidado lo que dicen los profetas y los
oráculos están en decadencia, pero seguimos
recordando los hechos de los héroes y los santos. Y
la posteridad seguirá recordándolos hasta el fin de los
días.
«Contra los reformadores»
91
¡Sea valiente! Es lo más importante.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854

92
18
EL ANIMAL MÁS FEROZ

La mayoría de los hombres vive vidas de tranquila


desesperación. Lo que llamamos resignación no es
más que una confirmación de la desesperanza.
Walden
Qué maravilloso sería tratar a las personas y las
cosas según lo que son en realidad, ¡aunque sólo
fuera durante una hora!
Cartas a un buscador de sí mismo,
3 de abril de 1850
Así, las masas sirven al Estado no como hombres,
sino básicamente como máquinas con sus cuerpos.
Estas constituyen el ejército permanente y la milicia,
los carceleros, la policía, los ayudantes de la

93
autoridad. En la mayoría de los casos, no ejercitan
libremente ni el juicio ni el sentido moral, sino que se
rebajan al mismo nivel de la madera, la tierra y la
piedra, e incluso podrían fabricarse hombres de
madera que tal vez sirvieran al mismo propósito.
«Desobediencia civil»
Los hombres se han convertido en las herramientas
de sus herramientas.
Diarios, 16 de julio de 1845
Calumniamos a la hiena; el hombre es, sin embargo,
el animal más feroz y cruel.
«El paraíso (para ser) recobrado»
Los hombres consideran que es esencial que la
nación comercie y exporte hielo y hable gracias al
telégrafo y viaje a treinta millas por hora, lo hagan
ellos o no; pero si vivimos como babuinos o como
hombres, eso sigue siendo incierto.
Walden
Un hombre corriente trabajará cada día del año
cavando la tierra para sustentar su cuerpo, o una
familia de cuerpos, pero aquel que trabaja un día al
año para alimentar su alma es un hombre
extraordinario.

94
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de febrero de 1853
El aserrador, con sus esfuerzos por hacer bien su
trabajo, no se convierte primordialmente en un mejor
aserrador, sino en un hombre mejor.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1853
Sólo piense, por un momento, en un hombre afanado
en sus asuntos. ¡Cómo lo respetaríamos! ¡De qué
manera tan gloriosa se alzaría ante nosotros! Que no
trabajara para ninguna corporación ni agente,
tampoco para su presidente, ¡sino que cumpliera con
el fin de su ser! Un hombre dedicado a sus asuntos
sería el blanco de todas las miradas.
Cartas a un buscador de sí mismo,
8 de agosto de 1854

95
19
LLEGAR A SER EL QUE UNO ES

Haga lo que nadie más puede hacer por usted. No


haga otra cosa.
Cartas a un buscador de sí mismo,
9 de agosto de 1850
Si un hombre no marcha al mismo paso que sus
camaradas, probablemente esté escuchando otro
tambor. Que camine al ritmo de esa música, aunque
sea más comedida y lejana.
Walden
¿Cuántos hombres habéis visto que no pertenezcan a
ninguna secta, partido o camarilla?
Diarios, 9 de agosto de 1858

96
Con cada paso, el hombre se mide frente al sistema.
Diarios, 31 de enero de 1841
Algo nos invita constantemente a ser lo que somos.
Diarios, 3 de febrero de 1841
Haced un poco más de esa obra que, en alguna
ocasión, habéis confesado que es buena, aquella que
creéis que os exigen la sociedad y vuestro más justo
entendimiento. Haced lo que os reprobáis por no
hacer. Sabed que no estáis satisfechos ni
insatisfechos con vosotros mismos sin motivo. Os lo
digo, a vosotros y a mí mismo, en un instante: cultivad
el árbol que hayáis visto dar fruto en vuestro suelo.
Diarios, después del 29 de julio de 1850

97
20
LA MUSA INDIA

Tengo mucho que aprender del indio y nada del


misionero.
Los bosques de Maine
Miríadas de puntas de flecha yacen, dormidas, en la
piel de la Tierra que gira, mientras los meteoros dan
vueltas en el espacio. La huella de las pisadas, del
intelecto de los hombres más antiguos.
Diarios, 28 de marzo de 1859
El tiempo no tardará en destruir las obras de pintores
y escultores famosos, pero la punta de flecha del indio
se resistirá a sus embates y la Eternidad tendrá que
venir en su ayuda. No son huesos fósiles, sino, por
así decirlo, pensamientos fósiles, que me recordarán

98
por siempre a la mente que les dio forma. Admitiría de
buen grado que estoy pisando las huellas de la
actividad humana, que estoy en la senda de la mente,
y esos pequeños recordatorios no dejan nunca de
ponerme en el buen camino.
Diarios, 28 de marzo de 1859
Aquí y allá encontraréis aún a un hombre con sangre
india en sus venas, un granjero excéntrico,
descendiente de un jefe indio; o veréis a un indio
solitario, de pura sangre, con el aspecto más fiero del
mundo entre los pinos, de una de las últimas tribus de
Massachusetts, entrando en un vagón de ferrocarril
con su arma y su bebé.
Aquí y allá sigue habiendo una esposa india que
habita alguna casa solitaria, con su perro como única
compañía, insultada por los niños de la escuela,
haciendo cestas y recolectando bayas para ganarse el
sustento… Una india sola, sin hijos, acompañada de
su perro, tejiendo el sudario de su pueblo, prestando
los últimos servicios a su raza ya difunta.
Diarios, después del 16 de julio de 1850
Existe, en realidad, una semejanza notable e
inesperada entre el salvaje degradado y las clases
más bajas de una gran ciudad. El uno no es más hijo
de la naturaleza que el otro. En el transcurso de la
99
degradación, la distinción entre razas se pierde
pronto.
Los bosques de Maine
Aún se sigue encontrando, clavada en los árboles de
nuestro bosque, la flecha disparada por el indio.
Diarios, después del 1 de julio de 1850
Mas el indio ya ha sido olvidado por completo, con la
excepción de algunos poetas perseverantes. Es
innegable que el hombre blanco ha comenzado una
nueva era. ¿Qué conmemoran nuestros aniversarios,
sino los abusos del hombre blanco? Debe haber un
recuerdo indio para las hazañas de los indios; el
hombre blanco sólo recordará las suyas.
Diarios, entre 1842 y 1844
La constitución del pensamiento indio parece ser justo
la contraria a la del hombre blanco. El indio está
familiarizado con una parte distinta de la naturaleza.
Mide su vida por inviernos, no por veranos. Su año no
se mide según el sol, sino que consta de un
determinado número de lunas, y sus lunas no se
cuentan por días, sino por noches. Ha abrazado el
lado oscuro de la naturaleza; el hombre blanco, el
lado luminoso.
Diarios, 25 de octubre de 1852
100
Para mí, el encanto del indio reside en que se alza,
libre y sin ataduras, en la naturaleza —es su
habitante, no su invitado— y la lleva sobre sí con
facilidad y gracia. Pero el hombre civilizado tiene las
costumbres de la casa. Su casa es una prisión en la
que se siente oprimido y confinado, en lugar de
cobijado y protegido. Camina como si estuviera
sosteniendo el tejado. Pone los brazos como si los
muros fueran a caérsele encima y aplastarlo y sus
pies recuerdan el sótano que tienen debajo. Sus
músculos jamás se relajan.
Diarios, 26 de abril de 1841
Nuestros oradores podrían aprender mucho de los
indios. Éstos son admirables por su precisión, no
dejan ningún cabo suelto. Apelan a más de un solo
sentido para evitar las confusiones.
Diarios, 1 de enero de 1854
Yo había observado que no le gustaba responder la
misma pregunta más de una vez y que permanecía en
silencio cuando se la volvía a plantear para despejar
dudas, como si estuviera de mal humor. No es que no
fuera hablador, pues con frecuencia iniciaba, por
propia voluntad, una narración extensa: repetía con
todo detalle la tradición de alguna batalla antigua, o
algún pasaje de la historia reciente de su tribu en el

101
que hubiera desempeñado un papel importante; de
vez en cuando, inspiraba largamente y retomaba el
hilo de su relato, con el ritmo pausado de todo un
contador de historias, tal vez después de sortear un
rápido, anteponiendo un «bueno, adiós», etc.,
mientras remaba.
Los bosques de Maine
Si pudiésemos escuchar tan sólo por un instante el
canto de la Musa india, comprenderíamos por qué el
piel roja no cambiará nunca su estado salvaje por la
civilización.
Musketaquid
El indio hace bien en seguir siendo indio.
Musketaquid

102
21
EL MEOLLO DE LA EXISTENCIA

Que no viva como si quedara poco tiempo. Seguir el


ritmo de las estaciones. Tener el tiempo libre
suficiente para presenciar todos los fenómenos de la
naturaleza y albergar todo pensamiento que acuda a
mi mente. Que la vida sea una marcha pausada por el
reino de la naturaleza.
Diarios, 11 de enero de 1852
Cuando la tarde se acorta y la temprana noche nos
empuja a volver a casa para terminar nuestras tareas,
se nos recuerda la brevedad de la vida y nos
volvemos más pensativos, al menos en este
crepúsculo del año. Se nos conmina a que nos
apresuremos a acabar nuestro trabajo antes de que
llegue la noche.

103
Diarios, 1 de noviembre de 1858
No temo exagerar el valor y el significado de la vida,
sino más bien no estar a la altura de la ocasión que la
vida representa. Sentiría tener que recordar que yo
estuve allí, pero que no advertí nada reseñable, como
un príncipe disfrazado de rana, o como quien ha
vivido la época dorada como un jornalero, alguien que
incluso visitó el Olimpo, pero se quedó dormido
después de cenar y no pudo escuchar las
conversaciones de los dioses.
Cartas a un buscador de sí mismo,
3 de abril de 1850
Normalmente, no vivimos la vida con plenitud, no
llenamos de sangre todos nuestros poros, no
inspiramos y espiramos con la profundidad suficiente.
Diarios, 13 de junio de 1851
La vida más dulce es aquella que se acerca a los
huesos.
Walden
Amad vuestra vida por pobre que sea.
Walden
El mundo es una vaca difícil de ordeñar —la vida no
llega con tanta facilidad— y, ay, ¡qué escasa mana la
104
leche hasta que la conseguimos! Pero el joven ternero
lo logrará a fuerza de dar cabezazos. No hay forma
más directa.
A Ralph Waldo Emerson,
14 de noviembre de 1847
Mi modo de vida me ofrecía al menos una ventaja
sobre quienes para divertirse están obligados a mirar
afuera, hacia la sociedad y el teatro, pues mi propia
vida llegó a ser mi diversión y nunca dejó de
aportarme cosas nuevas. Era un drama de muchas
escenas y sin final.
Walden
El hongo más simple y aletargado tiene un interés
especial para nosotros, en comparación con una mera
masa de tierra, por ser tan manifiestamente orgánico
y asemejarse tanto a nosotros, aun siendo mudo. Es
la expresión de una idea; crecimiento según una ley;
materia no dormida, no en bruto, sino inspirada e
imbuida de espíritu. Si tomo un puñado de tierra, por
muy interesantes que puedan ser sus partículas,
consideradas de una en una, la relación que guardan
entre sí parece ser, en general, de mera
yuxtaposición. Podría haberlas amontonado de esa
forma yo mismo. Pero el hongo más humilde revela
una vida similar a la mía. Es un poema llevado a buen
105
término, en su especie. Se intuye algo superior a una
partícula de materia en la idea o mente que utiliza o
dispone las partículas.
Diarios, 10 de octubre de 1858
Cuando andamos sin prisa y con sensatez,
percibimos que sólo las cosas grandes y dignas
tienen una existencia permanente y absoluta, que los
pequeños temores y los placeres despreciables no
son sino sombra de la realidad. Esta constatación es
siempre regocijante y sublime. Al cerrar los ojos,
adormeciéndose y consintiendo en ser engañados por
las apariencias, los hombres establecen y confirman
su vida diaria de rutina y costumbre en todas partes,
la cual se edifica, además, sobre bases puramente
ilusorias. Los niños, que juegan a la vida, disciernen
mejor su verdadera ley y sus relaciones, con más
claridad que los hombres, que no logran vivirla
dignamente pero se consideran más sensatos gracias
a su experiencia, es decir, a sus fracasos.
Walden
Nosotros, que caminamos por las calles e intentamos
que el tiempo no se nos escape entre los dedos, no
somos más que los desechos de nosotros mismos, y
esa vida es para nuestro esqueleto —el de nuestro
cuerpo y el de nuestra mente—, para nuestra costra,

106
una vida completamente costrosa. Es café hecho de
granos usados por vigésima vez, que sólo podría
llamarse café en el primer uso, mientras el agua de la
vida salta y destella a nuestra puerta.
Cartas a un buscador de sí mismo,
28 de mayo de 1850
Esta vida, nuestra respetable vida diaria, sobre la cual
se halla tan bien plantado el hombre de buen sentido,
el inglés de mundo, y sobre la que descansan
nuestras instituciones, es en realidad la más pura
ilusión, que se desvanecerá como el edificio sin
cimientos de una visión. Sin embargo, un minúsculo
resplandor de realidad que a veces ilumina la
oscuridad de los días de todos los hombres nos revela
algo más consistente y perdurable que el diamante, la
piedra angular del mundo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
Siga con su vida, persista en ella, gire a su alrededor,
como hace un perro alrededor del coche de su amo.
Haga lo que ame. Conozca bien de qué está hecho,
roa sus propios huesos, entiérrelos y desentiérrelos
para roerlos de nuevo.
Cartas a un buscador de sí mismo,
107
27 de marzo de 1848
No existe uno solo entre mis lectores que haya vivido
ya una vida humana completa.
Walden
Lo que sí me gustaría llevar es un registro de los
momentos apacibles y maduros.
Diarios, 23 de diciembre de 1851
No conservaría la cáscara de la vida, sino su semilla.
Diarios, 23 de diciembre de 1851
El arte de la vida, de la vida de un poeta, es, sin tener
nada que hacer, hacer algo.
Diarios, 29 de abril de 1852
Por encima de todo, no podemos permitirnos el lujo
de no vivir en el presente.
«Caminar»
Toda nuestra vida, es decir, de la parte viva de la vida,
es un sueño constante en estado de vigilia. El niño no
acampa en el jardín de su padre. Ello no supondría
aventura suficiente; hay demasiadas imágenes y
sonidos que estropearían la ilusión, así que se aleja
veinte o treinta millas y es allí donde planta la tienda,
donde gentes desconocidas duermen plácidamente

108
en sus camas, igual que su padre en casa, y acampa,
tal vez, en el jardín de esas gentes. Sin embargo, el
niño sueña sin cesar que está en cualquier parte
menos allí donde está.
Diarios, 27 de agosto de 1859
Abandoné los bosques por una razón tan buena como
la que me trajo a ellos. Me pareció que quizás tenía
otras vidas que vivir y que no podía dedicar más
tiempo a ésta.
Walden

109
22
LA OBSCENA MUERTE

Empezamos a morir no en los sentidos ni las


extremidades, sino en nuestras facultades sagradas.
Nuestros miembros pueden ser fuertes, perfecta
nuestra vista y perfecto nuestro oído y, sin embargo,
nuestro genio e imaginación pueden revelar síntomas
de descomposición.
Diarios, 27 de enero de 1854
Del mismo modo que un año se convierte en otro por
el centro del invierno, nuestra vida se transforma en
otra por el centro de la muerte.
Diarios, 8 de septiembre de 1851
Dejad que los muertos entierren a sus muertos.
«Defensa del capitán Brown»

110
Oigo a muchos fingir que se están muriendo o que
incluso han muerto, qué más da. ¡Sandeces! Los
desafío a que lo hagan. No hay suficiente vida en
ellos. Se licuarán como los hongos y tendrán a den
panegiristas limpiando el sitio donde lo hicieron.
Desde que comenzó el mundo, sólo ha muerto media
docena de personas o pocos más.
«Defensa del capitán Brown»
Imagino que no me quedan muchos meses de vida,
pero, por supuesto, lo ignoro por completo. Podría
añadir que estoy disfrutando de mi existencia tanto
como siempre y que no me arrepiento de nada.
A Myron B. Benton, 21 de marzo de 1862
Sólo un mundo a la vez.
En respuesta a las palabras de Parker
Pillsbury
en las que decía a Thoreau que estaba «tan
cerca
del borde del río oscuro, que casi me pregunto
cómo se te aparece la otra orilla», según se
relata
en The Personality of Thoreau, de Franklin B.
Sanborn

111
No sabía que hubiéramos discutido.
Al preguntársele en su lecho de muerte si
estaba
en paz con Dios, según se relata en Henry
Thoreau as Remembered by a Young Friend,
de
Edward Emerson

112
23
LA SIEMBRA DEL CARÁCTER

Confieso que, en la práctica, tras conocer el


verdadero carácter de un hombre y a tenor del estado
presente de las cosas, no espero cambio alguno ni
para mejor ni para peor.
Walden
Un hombre no ha de medirse únicamente por la virtud
de las acciones que describe ni por la sabiduría de los
pensamientos que expresa, sino por el ser libre que
es, y que se percibe que es, en todas las
circunstancias.
«Sir Walter Raleigh»
Atribuimos equivocadamente a los hombres un
carácter determinado, sumando todos sus ayeres y

113
obteniendo el promedio, y damos por cierto que los
conocemos. ¡Ay del hombre que tenga un carácter
que defender!
Diarios, 28 de abril de 1841
Supone una importante diferencia entre dos
caracteres el que uno se sienta satisfecho con un
logro feliz, aunque elemental, pero que el otro no deje
de apuntar más alto. A pesar de que mi vida
transcurre a baja altura, mi ánimo suele mirar hacia
arriba, en un ángulo elevado, y de este modo se
redime, por así decirlo. Cuando el deseo de ser
mejores de lo que somos es, de verdad, sincero, nos
elevamos al instante y somos ya muchísimo mejores.
Diarios, después del 10 de enero de 1851
El talento indica únicamente una profundidad de
carácter en alguna dirección.
Diarios, 18 de febrero de 1841
Las maneras son conscientes. El carácter es
inconsciente.
Diarios, 16 de febrero de 1851
Tendríamos que hacer una muesca cada día en
nuestros caracteres, como Robinson Crusoe en su
palo de madera. Debemos ponernos ante el timón al

114
menos una vez al día, sentir el cabo de la caña en las
manos y saber que, si navegamos, dirigimos.
Diarios, 12 de febrero de 1841
¿No sientes como el fruto de tu primavera y tu verano
empieza a madurar, a endurecer su semilla en tu
interior? ¿Tus pensamientos no empiezan a ganar
consistencia, además de sabor y madurez? ¿Cómo
podemos esperar una cosecha de pensamiento en
quienes no han tenido una temporada de siembra del
carácter?
Diarios, 7 de agosto de 1854
La mayoría de los hombres pueden trasplantarse con
facilidad de un sitio a otro, porque tienen muy poca
raíz, carecen de raíz primaria o sus raíces penetran
tan poco en la tierra que es posible hundir una pala
justo bajo ellos y sacarlos, con sus raíces y todo.
Diarios, 14 de mayo de 1852
Ser un filósofo no consiste en tener pensamientos
sutiles, ni en fundar una escuela, sino en amar la
sabiduría tanto como la vida que está de acuerdo con
sus dictados: una vida de simplicidad, independencia,
magnanimidad y confianza, consiste no sólo en
resolver teóricamente algunos problemas de la vida,
sino, ante todo, en resolverlos en la práctica.

115
Walden
No merece la pena dejar que nuestros defectos nos
molesten en todo momento. La conciencia no puede
ni debe monopolizar toda nuestra vida más de lo que
lo hacen el corazón o la cabeza, ya que puede
enfermar como cualquier otra parte del cuerpo.
Conozco a gente cuya conciencia, merced sin duda a
una indulgencia pasada, ha crecido hasta llegar a ser
tan irritable como los niños consentidos, y al final
acaba por no darle tregua.
Musketaquid
El mundo descansa sobre principios.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
En el transcurso de las generaciones, no obstante, los
hombres te excusarán por no hacer como ellos, si
traes lo suficiente para recorrer tu propio camino.
Diarios, 27 de diciembre de 1858
La buena fortuna de contar con gruesas prendas que
protejan del frío y la lluvia es insignificante y,
simplemente, negativa —una situación débil y
defensiva de la que no se puede obtener provecho—,
en comparación con ser capaz de obtener un cierto

116
júbilo, un cierto calor incluso, del propio frío y de la
propia lluvia, y vestirlos con nuestra compasión.
Diarios, 12 de noviembre de 1853

117
24
LA BIBLIOTECA CELESTE

Más de un hombre ha iniciado una nueva época de su


vida a partir de la lectura de un libro.
Walden
Un libro que sea bueno de verdad es algo tan
salvajemente natural y primitivo —tan misterioso y
maravilloso, tan celestial y fértil— como un hongo o
un liquen.
Diarios, 16 de noviembre de 1850
Leed primero los mejores libros, o puede que no
tengáis la oportunidad de leerlos nunca.
Musketaquid
Libros que no nos ofrecen un pequeño disfrute, sino
donde cada reflexión es de una audacia inaudita;
118
libros que un hombre ocioso no leería, que no
entretendrían al tímido; libros que incluso nos harían
peligrosos para las instituciones existentes: a ésos los
llamo yo buenos libros.
Musketaquid
Cuando leo un libro que me deja indiferente, parece
ser lo mejor que puedo hacer con él, pero un volumen
que me inspira no me deja apenas tiempo para
terminar sus últimas páginas. Se me escapa de los
dedos mientras leo. No crea un ambiente propicio
para que lo lea con detenimiento, sino, más bien, uno
en el que sus enseñanzas pueden ponerse en
práctica. Me aporta tal riqueza, que lo suelto sin el
más mínimo remordimiento. Lo que empecé leyendo
debo terminarlo actuando.
Diarios, 19 de febrero de 1841
La mayoría de libros pertenece sólo a la casa y a la
calle, y en los campos sus hojas parecen demasiado
frágiles. Son simples y obvios, y no hay halo o neblina
a su alrededor. La naturaleza se encuentra muy, pero
que muy lejos de todos ellos.
Musketaquid
Un libro debería contener descubrimientos puros,
destellos de terra firma, aunque lo escriban marineros

119
naufragados, y no el arte de la navegación explicado
por aquellos que nunca han perdido de vista la tierra.
Musketaquid
Aquel que recurre a una novela fácil porque se siente
lánguido haría mejor en echar una siesta.
Musketaquid
No todo aquello que está impreso y cosido es un libro,
no necesariamente pertenece a las Letras, sino que
más a menudo puede catalogarse junto a los otros
lujos y apéndices de la vida civilizada. Se nos intenta
endosar los elementos más vulgares bajo miles de
disfraces.
Musketaquid
Si la humanidad se extinguiera y los libros que se han
escrito se transmitieran a una nueva raza de criaturas,
en un nuevo mundo, ¿qué constancia se hallaría en
ellos de un fenómeno tan notable como el arcoíris?
Diarios, 13 de marzo de 1859
Los libros sólo pueden revelarnos a nosotros mismos
y con la misma frecuencia con que nos prestan ese
servicio los dejamos a un lado.
A Benjamin Bowen Wiley, 26 de abril de 1857

120
Es peor no saber leer que ser sordo y ciego; quien no
sabe leer no está aún más que medio vivo, es un
mortinato.
Diarios, 10 de marzo de 1856
Un libro debería ser tan cierto como para resultarles
íntimo y familiar a todos los hombres, igual que el sol
en su rostro. Lo mismo que una palabra que se
pronuncia de cuando en cuando a un acompañante
en los bosques.
Diarios, 4 de septiembre de 1841

121
25
EL PRETENDIENTE
DE LA NATURALEZA

¿Dónde está la literatura que da lenguaje a la


naturaleza?
«Caminar»
Quisiera hablar a favor de la naturaleza, de la libertad
absoluta y de lo salvaje, en contraposición a la
libertad y la cultura meramente civiles, y considerar al
ser humano como un habitante o una parte
constitutiva de la naturaleza, y no tanto como
miembro de la sociedad.
«Caminar»
Mi pulso debe latir con la naturaleza. Tras una ardua
jornada de trabajo sin un solo pensamiento, lo que

122
convierte mi cerebro en una simple herramienta, sólo
en la quietud de la noche recobro mis sentidos y soy
capaz de oír al grillo, que, en realidad, lleva cantando
todo el día. En mis mejores momentos, soy
consciente de la afluencia de una sabiduría serena e
incuestionable que me incapacita en parte y que, de
rendirme a ella de forma más notable, me
incapacitaría por completo para lo que se conoce
como los asuntos activos de la vida, pues no aporta
nada sobre lo que pueda posarse la mirada de la
razón. ¿Cuál es ese otro tipo de vida por el que me
siento constantemente fascinado, que sólo yo estimo?
Diarios, 22 de junio de 1851
No puede haber una melancolía realmente negra para
el que vive en medio de la naturaleza y goza de sus
sentidos.
Walden
Debemos salir y volver a aliarnos con la naturaleza
todos los días del invierno. Debemos echar raíces, al
menos una pequeña fibra, incluso todos los días del
invierno. Soy consciente de que estoy absorbiendo
salud cuando abro la boca al viento. Permanecer en
casa engendra siempre una suerte de enfermedad.
Cada casa, en este sentido, es un hospital. Una
noche y una mañana es toda la reclusión que puedo

123
soportar en esas alas. Sé que, casi al instante en el
que salgo, recupero una cierta salud que había
perdido.
Diarios, 29 de diciembre de 1856
La naturaleza siempre adopta los modos más
sencillos que la lleven a lograr su objetivo.
«The Dispersion of Seeds»
[La dispersión de las semillas]
Me encanta la naturaleza, en parte, porque no es el
hombre, sino un retiro del hombre. Ninguna de las
instituciones humanas la controla ni la invade. En ella
prevalece un tipo distinto de derechos. En mitad de la
naturaleza, puedo regocijarme con total regocijo. Si
este mundo fuera todo hombres, no podría
expandirme y perdería toda esperanza. Para mí, el
hombre es restricción y la naturaleza es libertad. Él
me hace desear otro mundo y ella me hace estar feliz
en éste. Nada de la alegría que proporciona la
naturaleza se somete a las reglas y definiciones del
hombre. Lo que él toca, lo contamina. Al pensar,
moraliza. Podría creerse que ningún trabajo libre y
alegre le ha sido posible al hombre.
Diarios, 3 de enero de 1853

124
Me siento levemente halagado cuando la naturaleza
tiene a bien utilizarme, sin que yo sea consciente,
como cuando ayudo a esparcir sus semillas durante
mis paseos o llevo cortezas o hierbecillas en la ropa
de campo en campo. Siento como si hubiera hecho
algo por el bienestar común y me hubiera ganado el
cobijo y la comida. Me siento tan ufano como el niño
que sujeta un caballo para el circo a quien todos los
espectadores envidian.
Diarios, 6 de febrero de 1841
Tengo una habitación sólo para mí, es la naturaleza.
Diarios, 3 de enero de 1853
Desconozco dónde buscar en cualquier literatura, sea
antigua o moderna, una descripción válida de esa
naturaleza que conozco. La mitología es la que más
se acerca de todas ellas.
Diarios, después del 9 de febrero de 1851
La naturaleza era, en aquel lugar, algo salvaje y
terrible, aunque bello. Miré con asombro el suelo que
pisaba, para ver lo que los Poderes habían hecho en
él, la forma, la manera y el material de su obra. Ésta
era la Tierra de la que habíamos oído hablar, hecha a
partir del Caos y de la Noche Antigua. No había allí
ningún jardín humano, sólo el globo aún por estrenar.

125
No era pradera, ni dehesa, ni pastizal, ni bosque, ni
campo, ni tierra labrantía ni baldía. Era la superficie,
pura y natural, del planeta Tierra, tal y como fue
creada para siempre, para ser la morada del hombre,
decimos; así la creó la naturaleza, y el hombre puede
usarla si es capaz de hacerlo. No había que relacionar
al hombre con ella. Era la Materia, vasta, terrible: no
la Madre Tierra de la que hemos oído hablar, no para
que el hombre la huelle ni para que se entierre en ella;
no, dejar reposar allí sus huesos sería, incluso, un
exceso de familiaridad, siendo aquél el hogar de la
Necesidad y el Destino. Allí se sentía la presencia de
una fuerza que no había de ser amable con el
hombre. Era un lugar para el paganismo y los ritos
supersticiosos, para ser habitado por hombres más
emparentados con las rocas y los animales salvajes
que nosotros. Caminamos sobre ella con un cierto
asombro, deteniéndonos de cuando en cuando a
coger los arándanos que allí crecían, y que tenían un
sabor fuerte y picante. Tal vez en Concord, donde se
alzan nuestros pinos silvestres y donde yacen las
hojas, sobre el suelo del bosque, hubiera alguna vez
cosechadores y los campesinos plantaran cereales,
pero allí el hombre ni siquiera había arañado la
superficie de la Tierra, sino que veíamos una muestra
de lo que Dios juzgó adecuado crear en este mundo.
¡Qué diferencia hay entre visitar un museo para ver un
126
millón de cosas curiosas y contemplar la superficie de
un astro, la materia misma en su origen! Observo con
asombro mi cuerpo; esta materia a la que estoy ligado
me es ahora muy ajena. No temo a los espíritus, a los
fantasmas, porque soy uno de ellos —mi cuerpo
podría serlo—, sino a los cuerpos, tiemblo al pensar
en encontrarme con ellos. ¿Quién es este Titán que
me ha poseído? ¡Ah, qué misterio! ¡Pensemos en
nuestra vida en la naturaleza —presenciar a diario la
materia, entrar en contacto con ella—, las rocas, los
árboles, el viento en las mejillas! ¡La tierra sólida! ¡El
mundo real! ¡El sentido común! ¡Contacto! ¡Contacto!
¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos?
Los bosques de Maine
¡Oh, querida naturaleza, el simple recuerdo, tras un
breve olvido, de los pinares! Acudo a ella como un
hombre hambriento de una corteza de pan.
Diarios, 12 de diciembre de 1851
Me alegra ver qué poco espacio ocupan el ser
humano y sus asuntos, la Iglesia, el Estado, la
escuela, los oficios, el comercio, la industria, la
agricultura… Incluso la política, cuya estrechez
general, y el camino aún más estrecho que lleva hasta
ella, resulta inquietante.
«Caminar»
127
Si bien soy demasiado frío para la amistad humana,
confío en que pronto no lo seré tanto para las
influencias de la naturaleza. Parece ser de ley que no
se pueda sentir una profunda empatía por el hombre y
por la naturaleza a la vez. Las cualidades que te
acercan al uno te alejan de la otra.
Diarios, 11 de abril de 1852
Esta noche estoy sentado en mi barca, en Walden,
tocando la flauta, y veo a la perca, a la que parezco
haber fascinado, merodeando a mi alrededor, y la luna
recorriendo el fondo estriado, y siento que nada, salvo
la imaginación más febril, puede concebir la forma de
vida que llevamos. La naturaleza es una hechicera.
Las noches en Concord son más extrañas que las
noches de Arabia.
Diarios, 27 de mayo de 1841
Cuando encuentro una planta nueva y extraña en
Concord parezco pensar que acaba de brotar aquí —
que es ella, y no yo, quien acaba de llegar—, si bien
lleva siglos creciendo en este lugar, desde antes de
que yo naciera.
Diarios, 2 de septiembre de 1856
¡Cuántos de nuestros problemas surgen en el hogar!
Diarios, 28 de marzo de 1858
128
¡Con qué poca frecuencia el amor de un hombre por
la naturaleza se convierte en un principio rector de su
vida, como un amor de juventud por una muchacha,
pero más duradero! Toda la naturaleza es mi
prometida. Esa naturaleza que para uno es una
soledad inhóspita y terrible es para otro una compañía
dulce, tierna y agradable.
Diarios, 23 de abril de 1857

129
26
LO QUE PIENSAN LOS DEMÁS

En realidad, la opinión pública es un débil tirano si la


comparamos con nuestra propia opinión. El destino de
cada hombre está determinado por lo que éste piensa
de sí mismo.
Walden
Fijémonos un objetivo y trabajemos y hundamos
nuestros pies en el barro y el fango de la opinión, los
prejuicios, la tradición, el engaño y la apariencia, en
ese aluvión que cubre el globo.
Walden
El deseo de resultar respetable para los vecinos es
más fuerte que el de serlo para uno mismo.
Diarios, invierno 1845-1846

130
Hay pocos hombres que no prefieran dar consejo a
prestar ayuda.
Diarios, 4 de junio de 1850
Hace unos treinta años que vivo en este planeta y
todavía estoy esperando la primera palabra de un
consejo valioso o serio de mis mayores. No me han
dicho nada, ni creo que puedan decírmelo. Aquí está
la vida, un experimento que aún debo realizar, y de
nada me sirve lo que otros hayan hecho. Si poseo
alguna experiencia que considero de valor, estoy
seguro de que mis mentores no dijeron una palabra
acerca de ella.
Walden
En la práctica, los ancianos no pueden dar consejos
demasiado importantes a los jóvenes, porque sus
propias experiencias han sido parciales y sus vidas
han resultado miserables fracasos —siempre por
razones coyunturales, según creen ellos—; es posible
que les haya quedado algo de fe con la que disfrazar
esa experiencia, y que finalmente sólo sean menos
jóvenes de lo que eran antes.
Walden
El nivel de moralidad del predicador no es más alto
que el de su público. El predicador estudia para

131
conciliar a sus oyentes y no ofenderlos jamás.
Diarios, 26 de febrero de 1852
Nunca he escuchado un consejo que me resultase útil
en asuntos que no fuesen triviales y pasajeros.
Musketaquid
¿Por qué ir al extranjero, aun cuando sea al otro lado
de la calle, para pedir consejo al vecino? Hay un
vecino más cercano dentro de cada uno de nosotros
que constantemente nos dice cómo deberíamos
comportarnos.
Cartas a un buscador de sí mismo,
19 de diciembre de 1854
No malgaste ninguna reverencia ante mí. Apenas soy
capaz de mantenerme sentado donde sea que me
encuentre. Estoy seguro de que mis conocidos no me
juzgan con propiedad. Piden mi consejo sobre
asuntos importantes, pero ignoran incluso hasta
dónde llegan mis carencias materiales. No tengo otra
ropa que la que visto cada día. Tan descuidado como
soy con mi aspecto exterior, pues bien, aún más
descuidado soy con mi sustancia interior.
Cartas a un buscador de sí mismo,
9 de agosto de 1850

132
Así pues, de cuando en cuando me dejaría aconsejar
por las aves.
Diarios, 12 de mayo de 1857
Sobre cómo impedir que se pudran las patatas, mi
opinión bien puede cambiar de año en año, pero
sobre cómo impedir que se pudra el alma, no tengo
nada que aprender, sino algo que poner en práctica.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de febrero de 1853

133
27
LAS POSESIONES

Tengo cuantas posesiones puedo dominar y emplear.


Diarios, 26 de enero de 1841
Yo tenía tres piezas de piedra caliza sobre el
escritorio, pero me produjo espanto pensar que era
necesario quitarles el polvo cada día, mientras que
aún tengo que pasarle el plumero al mobiliario de mi
mente, así que, disgustado, las arrojé por la ventana.
Walden
Me divierte ver desde mi ventana lo afanosamente
que el hombre ha dividido y delimitado sus dominios.
Dios debe de estar sonriendo al ver estas vallas tan
exiguas que recorren toda la Tierra de acá para allá.
Diarios, 20 de febrero de 1842

134
Hace algunas semanas me compré un catalejo.
Compro muy pocas cosas y, las que compro, no hasta
después de llevar mucho tiempo deseándolas, por lo
que, cuando me hago con ellas, ya estoy preparado
para darles un uso perfecto y extraer el máximo
placer.
Diarios, 10 de abril de 1854
Los tasadores me hicieron ir a su despacho este año
y me dijeron que querían hacer un inventario de mis
posesiones; me preguntaron si tenía alguna propiedad
inmobiliaria. No. ¿Pagarés pendientes de cobro o
acciones del ferrocarril? No. ¿Alguna otra propiedad
tributable? Ninguna que yo sepa. «Tengo una barca»,
dije finalmente, y uno de ellos pensó que podría
incluirse en la categoría de vehículos de recreo, que
es tributable.
Diarios, 30 de noviembre de 1855
Si entendéis por tiempos difíciles no aquellos en los
que no hay pan, sino en los que no hay pasteles, no
siento simpatía alguna por vosotros.
Diarios, 28 de enero de 1852
Es magnífico considerar cuán independiente es el
hombre de todos los lujos que lo debilitan y que,
cuanto más pobre con respecto a ellos, más rico es.

135
Diarios, 22 de noviembre de 1860
Conozco a una o dos familias en esta ciudad, aunque
tal vez sean más, que durante toda una generación
han deseado vender sus casas en las afueras para
mudarse al centro, pero no han podido cumplir su
deseo, y sólo la muerte los liberará.
Walden
Hablando en términos absolutos, a más dinero,
menos virtud, pues el dinero se interpone entre un
hombre y sus objetivos y los consigue para él; de
modo que conseguirlos no supone desde luego
ninguna gran virtud. El dinero acalla muchas
preguntas que, de otra manera, tendría que responder
y sólo plantea una nueva, difícil y superflua: cómo
gastarlo.
«Desobediencia civil»
Un hombre es rico en relación con el número de
cosas de las que puede prescindir.
Walden
No podéis servir a dos amos. Necesitáis dedicar más
de un día a conocer y poseer la riqueza de un día.
«Una vida sin principios»

136
Me habla de pobreza y dependencia. ¿Quiénes son
pobres y dependientes? ¿Quiénes son ricos e
independientes? ¿Cuándo comenzaron los hombres a
respetar las apariencias y no la realidad?
Cartas a un buscador de sí mismo,
3 de abril de 1850
Cómo río cuando pienso en mis vagas y abstractas
riquezas. Ningún asalto en el banco puede
arrebatármelas, pues mi riqueza no es posesión, sino
dicha.
Cartas a un buscador de sí mismo,
6 de diciembre de 1856
En las buhardillas de esta ciudad hay gran cantidad
de sillas que os regalarán a cambio simplemente de
llevároslas de allí. ¡Mobiliario! Gracias a Dios puedo
sentarme y ponerme de pie sin recurrir a una tienda
de muebles. Además del filósofo, ¿qué otro hombre
no se avergonzaría de ver sus muebles puestos en un
carro que recorre el país, expuestos a la luz del cielo y
a los ojos de los hombres, miserable recuento de
cajones vacíos? Al ver uno de estos cargamentos,
nunca sé decir si pertenece a un hombre —así
llamado— rico o a un pobre: el dueño siempre parece
un desamparado. En realidad, cuantas más cosas de

137
este tipo se poseen, más pobre es uno. Cada
cargamento parece contener todo lo que había en una
docena de chozas; y si la choza es pobre, el
propietario será doce veces más pobre. Decidme,
¿para qué nos mudamos sino para liberarnos de
nuestros muebles, de nuestra exuvia[2] y, finalmente,
para ir de este mundo a otro recién amueblado y dejar
que el primero se queme? Como si un hombre
debiera llevar atados al cinturón todos esos trastos,
siendo así incapaz de moverse por esta tierra hostil
donde están trazados nuestros destinos, tratando de
arrastrarlos, arrastrando así su propia trampa. Fue un
zorro afortunado el que abandonó su cola en la
trampa. La rata almizclera roerá su tercera pata para
liberarse. No hay que asombrarse de que el hombre
haya perdido su vitalidad. ¡Cuán a menudo se
encuentra en punto muerto!
Walden
Me siento agradecido por todo lo que tengo y todo lo
que soy. Mi agradecimiento es perpetuo. Es
sorprendente lo satisfecho que puede uno llegar a
sentirse sin nada definido, tan sólo con el sentir de la
existencia.
Cartas a un buscador de sí mismo,
6 de diciembre de 1856

138
Una y otra vez me felicito por mi supuesta pobreza.
Ayer casi me sentí decepcionado al encontrar en mi
escritorio treinta dólares que no sabía que tenía,
aunque ahora sentiría perderlos.
Diarios, 8 de febrero de 1857
En mi experiencia, no he encontrado nada tan
ciertamente empobrecedor como lo que se denomina
riqueza; es decir, tener más medios de los que antes
se poseían, aunque, en comparación, sigan siendo
pocos y exiguos, pues, así, es inevitable adquirir unos
hábitos de vida más caros, e incluso las mismas
necesidades básicas y comodidades cuestan más que
en el pasado. En lugar de ganar, se ha perdido cierta
independencia y si, de pronto, los ingresos se vieran
reducidos, uno se creería pobre, aunque tuviera los
mismos medios que una vez lo hicieron rico.
Diarios, 20 de enero de 1856
Es una insensatez que el hombre acumule riquezas
materiales; sobre todo, casas y tierras. Nuestro capital
en la vida, nuestros bienes raíces, son la cantidad de
pensamientos que hemos tenido, que hemos
formulado. La tierra que así hemos creado se
convierte, para siempre, en pasto para nuestros
pensamientos. Yo recurro a visiones que ya he tenido.
¿Qué, si no, se suma a mis posesiones y me hace

139
rico en todas las tierras? Si alguna vez habéis hecho
un trabajo con estas magníficas herramientas, la
imaginación, la fantasía y la razón, será una creación
nueva, independiente en el mundo, y una posesión
para siempre. Habréis levantado algo frente a un día
lluvioso. Habréis despejado, hasta ese extremo, la
tierra salvaje.
Diarios, 1 de mayo de 1857
Como es habitual, una gran parte eran baratijas que
había empezado a acumular en vida de su padre.
Entre otras cosas había una tenia seca. Ahora,
después de yacer medio siglo en una buhardilla y en
otros agujeros polvorientos, estas cosas no se
queman: en lugar de hacer una hoguera o realizar una
destrucción purificadora, hubo una subasta, o
revalorización de las mismas. Los vecinos se
reunieron ávidamente para verlas, lo compraron todo
y las transportaron cuidadosamente a sus buhardillas
y sus sótanos, para que yacieran allí hasta que sus
propiedades fueran liquidadas, y entonces empezar
de nuevo. Cuando un hombre muere, da una patada
al polvo.
Walden
Ciertamente, nuestras mayores bendiciones son muy
baratas.

140
«Thomas Carlyle and His Works»
[Thomas Carlyle y sus obras]

141
28
LOS ASUNTOS DEL CIELO

No tengo preferencia por ninguna religión o filosofía.


No tengo simpatía alguna por el fanatismo e
ignorancia que hacen distinciones temporales,
parciales y pueriles entre la fe o la forma de la fe de
un hombre y las de otro, como el cristiano y el
pagano. Si acaso rezo por que se me rescate de la
estrechez, de la parcialidad, de la exageración, del
fanatismo.
Diarios, después del 26 de abril de 1850
Para el filósofo, todas las sectas y las naciones son
iguales. A mí me gustan Brahma, Krishna, Buda, el
Gran Espíritu, además de Dios.
Diarios, después del 26 de abril de 1850

142
Si un hombre no revive con la naturaleza en
primavera, ¿cómo va a revivir cuando un sacerdote
con alzacuellos ruega por él?
Diarios, 20 de marzo de 1858
Si no fuera por la muerte y los funerales, creo que la
institución de la Iglesia no duraría para mucho más.
Diarios, 16 de noviembre de 1851
El intolerante y el sectario olvidan que, sin religión o
devoción de algún tipo, jamás se ha logrado nada
importante.
Diarios, 27 de julio de 1852
Las campanas me resultan especialmente agradables
esta mañana. Oigo más, me parece, que nunca antes.
Hay mucha más religión en su sonido que cuando
llaman a los hombres a congregarse.
Diarios, 2 de enero de 1853
Supongo que lo que en otros hombres es religión en
mí es amor por la naturaleza.
Diarios, 30 de octubre de 1842
En la última etapa de la civilización, la Poesía, la
Religión y la Filosofía serán una.
Diarios, 17 de diciembre de 1837

143
Nuestra religión está donde esté nuestro amor.
A Isaiah T. Williams, 8 de septiembre de 1841
Todo acontecimiento es una parábola del gran
maestro.
Diarios, 18 de abril de 1852
La inconsciencia del hombre es la conciencia de Dios.
Musketaquid
Cuando me sitúo sobre el insecto que se arrastra por
el suelo del bosque entre las agujas de pino y trata de
esconderse a mi mirada, y me pregunto por qué
acaricia esos humildes pensamientos y oculta su
cabeza en mi presencia, cuando quizás yo podría ser
su benefactor y proporcionarle alguna información
alentadora para los suyos, me acuerdo del Gran
Benefactor y la Inteligencia que se sitúa a su vez
sobre mí, el insecto humano.
Walden
Mi deseo de conocimiento es intermitente, pero mi
deseo de comulgar con el espíritu del Universo —de
intoxicarme incluso con los vapores, digámoslo así, de
ese néctar divino; de llevar mi cabeza a través de
atmósferas y por alturas desconocidas para mis pies
— es perenne y constante.

144
Diarios, 9 de febrero de 1851
El hecho más glorioso de mi experiencia no es algo
que he realizado o que deseo poder hacer, sino un
pensamiento, una visión o un sueño efímero que he
tenido. Cambiaría toda la riqueza del mundo, y todas
las gestas de los héroes, por una sola visión
verdadera. Pero ¿cómo puedo yo, fabricante de
lápices en la Tierra, comunicarme con los dioses sin
convertirme en un loco?
Musketaquid
Cuando emprenda viaje a la Ciudad Celestial, no
porte carta de recomendación alguna. Cuando llame,
pida ver a Dios, y nunca a los sirvientes.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
Dejemos tranquilo a Dios, si es necesario. Creo que si
lo amara más, debería mantenerlo —o mejor, debería
mantenerme yo— a una distancia más apropiada. No
es cuando me acerco a Él, sino cuando me doy la
vuelta y lo dejo solo, cuando descubro que Dios es.
Digo Dios. Aunque no estoy seguro de que sea ése el
nombre. Ya sabrá a quién me refiero.
Cartas a un buscador de sí mismo,
3 de abril de 1850
145
Hay más de Dios y de la ayuda divina en mi dedo
meñique que en la oración y la confianza inútiles.
Diarios, 29 de enero de 1841

146
29
LA RUEDA DE LAS ESTACIONES

La noche pasada fue la más fría desde hacía


muchísimo tiempo. Las sábanas se quedaban rígidas,
congeladas, alrededor de los rostros. La gente no
quería ni pensar en irse a la cama. La tierra crujía en
mitad de la noche, como si hubiera estallado un
molino de pólvora, y las maderas de la casa también.
Hoy todos los hombres barbudos que hay por la calle
se han convertido de repente en ancianos de barba
cana.
Diarios, 7 de febrero de 1855
En invierno llevamos una vida más recogida. Tenemos
el corazón templado y contento, como una cabaña
cubierta de nieve, con las puertas y las ventanas
medio tapadas, pero desde cuya chimenea asciende

147
alegremente el humo. La nieve acumulada que nos
impide incluso salir aumenta la sensación de
comodidad de nuestra casa, y en los días más fríos
nos sentimos felices al sentarnos junto al fuego o al
ver el cielo al final del tiro, al disfrutar de la vida
tranquila y serena que puede llevarse en un rincón
caldeado, sintiendo nuestro latido junto al grave que
transmite el ganado desde allá afuera, o el sonido del
cereal que alguien muele en algún granero distante
durante toda la tarde. Sin duda, un buen médico
podría determinar nuestro estado de salud
observando cómo nos afectan estos sonidos sencillos
y naturales.
Un paseo invernal
Nunca hay tanta luz en el aire como en una de estas
luminosas tardes de invierno, cuando toda la tierra
está cubierta de nieve recién caída y no hay ni una
sola nube en el cielo. El cielo es, con mucho, la parte
más oscura, como el revestimiento azulado de una
cáscara de huevo. No parece quedar nada donde
atisbar la noche.
Diarios, 13 de febrero de 1859
El deshielo de enero nos enseña que el invierno es
intermitente y nos recuerda las otras estaciones.
Diarios, 14 de febrero de 1851
148
En una agradable mañana de primavera quedan
perdonados todos los pecados de los hombres.
Walden
Para nosotros, la nieve y el frío son un mero retraso
de la primavera. ¡Qué lejos estamos de comprender el
valor de estas cosas en la economía de la naturaleza!
Diarios, 8 de marzo de 1859
Fueron unos maravillosos días de primavera, en los
que el invierno de nuestro descontento se iba
deshelando, al igual que la tierra y la vida, que se
habían mantenido aletargadas, comenzaban a
desperezarse.
Walden
Ningún mortal está lo bastante alerta para presenciar
el primer albor de la primavera, pero en breve
descubrirá alguna señal de que la vegetación se
había despertado, al menos, unos días antes.
Diarios, 17 de marzo de 1857
No parece que haga falta más que un día de verano
para que tengamos aquí el verano.
Diarios, 18 de mayo de 1851
Así se suceden las estaciones hasta el verano, como
avanza el caminante sobre hierba cada vez más alta.
149
Walden
La noche del año se aproxima. ¿Qué hemos hecho
con nuestro talento? La naturaleza entera nos incita y
nos reprueba. A qué tempranas alturas del año
empieza a ser tarde.
Diarios, 18 de agosto de 1853
El sonido de los grillos se impone gradualmente, cada
vez más. Oigo cómo el año se va quedando dormido.
Diarios, 21 de agosto de 1852
Ahora, se me antoja, los tonos otoñales son más
brillantes en nuestras calles y en los bosques en
general. De pie junto a media docena de grandes
olmos que penden sobre una casa, me parece estar
dentro de la piel de una calabaza madura y me siento
tan blando como si fuera la pulpa.
Diarios, 6 de octubre de 1858
¿Por qué huye tan temprano, señor, a los teatros,
salas de conferencias y museos de la ciudad? Si se
queda aquí un rato, le prometo espectáculos poco
vistos. Caminará sobre las aguas; todos esos arroyos,
ríos y estanques serán su carretera. Verá toda la tierra
cubierta por un pie o más de los cristales blancos más
puros, en los que desplomarse o sobre los que

150
deslizarse, y todos los árboles y rastrojos
centelleando con su armadura de hielo.
Diarios, 18 de octubre de 1859
Si la raza no hubiera vivido jamás un invierno, ¿qué
pensaría que se avecina?
Diarios, 8 de noviembre de 1850

151
30
SIMPLICIDAD, SIMPLICIDAD

Si aspiráramos a la perfección en todas las cosas, no


deberíamos restar importancia a la simplicidad.
«The ways in which a man’s style may
be said to offend against simplicity»
[Las formas en que cabe pensar que el
estilo de un hombre contraviene la
simplicidad], 27 de noviembre de 1835
La simplicidad es la ley de la naturaleza, tanto para
los hombres como para las flores.
Diarios, 29 de febrero de 1852
Creo firmemente en la simplicidad. Es asombroso y
triste ver cómo incluso los hombres más sabios pasan
152
sus días ocupados en asuntos triviales que creen que
han de atender, en detrimento de otros asuntos más
importantes que creen su deber omitir. Cuando un
matemático desea hallar la solución de un problema
difícil, empieza por deshacerse de todas las
dificultades de la ecuación, reduciéndola a sus
términos más sencillos. Hagamos lo propio y
simplifiquemos el problema de la existencia, y
diferenciemos entre lo necesario y lo real. Sondeemos
la tierra para ver hacia dónde se extienden nuestras
principales raíces.
Cartas a un buscador de sí mismo,
27 de marzo de 1848
¿Acaso mi vida sencilla tiene una finalidad? ¿Una que
yo pudiese enseñar a los demás, con la que ayudarles
a simplificar sus vidas? ¿De manera que todas
nuestras vidas pudiesen ser simplificadas sin más,
como una fórmula algebraica? O por el contrario,
¿acaso esa finalidad consistiría en utilizar el terreno
que he trabajado para vivir yo mismo más digna y
provechosamente?
Cartas a un buscador de sí mismo,
26 de septiembre de 1855

153
Nuestra vida se pierde en los detalles. Un hombre
honrado pocas veces necesita contar más allá de sus
diez dedos, y, en un caso extremo, puede añadir los
diez de los pies y olvidar el resto. ¡Simplicidad,
simplicidad, simplicidad! Que vuestros asuntos sean
dos o tres, y no cien o mil; y en lugar de un millón,
contad media docena y llevad las cuentas con la uña
del pulgar. En medio de este mar picado de la vida
civilizada, son tales las nubes, las tormentas, las
arenas movedizas y los otros mil asuntos que debe
uno enfrentar, que un hombre, si no quiere naufragar
e irse a pique y bogar sin llegar nunca a puerto, no
tiene más remedio que navegar a estima, y para ello
sin duda deberá ser un maestro haciendo cálculos.
Simplificad, simplificad.
Walden
La norma es llevar consigo lo menos posible.
Diarios, 22 de julio de 1857
Conforme simplifique su vida, las leyes del universo
parecerán menos complicadas y la soledad ya no será
soledad, ni la pobreza tal pobreza, ni la debilidad tal
debilidad.
Walden

154
Lo que llamáis desnudez y pobreza es, para mí,
simplicidad. Dios no podría ser cruel conmigo si lo
intentara. La mayor de todas las ventajas es no
disfrutar de ventaja alguna. Me parece
indefectiblemente cierto: cuanto más pobre, más rico
soy. Lo que vosotros consideráis una desventaja mía
es, para mí, una ventaja. Mientras a vosotros os
satisface adquirir conocimientos y cultura de muchas
maneras, yo estoy encantado de pensar que me voy
librando de ellos.
Diarios, 5 de diciembre de 1856
Una y otra vez me sorprende observar la distancia
que hay, en lo que se llama vida civilizada, entre la
cáscara y el habitante de la cáscara; qué
desproporción existe entre la vida del hombre y sus
comodidades y lujos.
Diarios, 16 de septiembre de 1859
Existen dos tipos de simplicidad: una similar a la
estupidez y otra, a la sensatez. La forma de vida del
filósofo es simple únicamente hacia afuera, pero
compleja hacia adentro. La del salvaje es simple hacia
afuera y hacia adentro. Un bobalicón puede llevar a
cabo muchas tareas mecánicas, pero no es capaz de
elaborar un pensamiento profundo. Tiene una visión
limitada, no sobre la forma de vivir, sino sobre el

155
objeto de la vida. A un hombre que tenga unas
visiones igualmente limitadas con respecto al fin de la
vida no le será de ayuda la forma de vida más
compleja y refinada.
Diarios, 1 de septiembre de 1853

156
31
SOCIEDAD Y SOLEDAD

Obedeciendo a un instinto de su naturaleza, los


hombres han erigido sus cabañas y plantado maíz y
patatas, a una distancia unos de otros que les permita
oírse, y así han creado ciudades y pueblos, pero no
se han asociado, sólo reunido, y la sociedad ha
supuesto únicamente una convención de hombres.
Diarios, 14 de marzo de 1838
Siento que mi conexión y mi obligación para con la
sociedad siguen siendo muy débiles y pasajeras.
«Una vida sin principios»
Languidecemos, pasamos hambre y perdemos el
ánimo con las escasas gachas de la sociedad.
Diarios, después del 11 de septiembre de 1849

157
La sociedad para la que fui hecho no está aquí.
Diarios, 19 de julio de 1851
No veo nada permanente en la sociedad que me
rodea y no estoy muy entregado a ninguna de sus
formas.
Diarios, después del 29 de julio de 1850
La inmensa mayoría son hombres de sociedad. Viven
en la superficie, les interesa lo transitorio y lo breve.
Son como madera de deriva en la riada. Sólo piden
las novedades: la espuma y la cochambre del mar
eterno.
Diarios, 24 de abril de 1852
Lo que los hombres llaman virtud social, buena
fraternidad, no suele ser sino la virtud de los cerdos
de una camada, que se tumban unos junto a otros
para mantenerse calientes.
Diarios, 23 de octubre de 1852
Emerson cuenta que su vida es tan improductiva y
mezquina la mayor parte del tiempo, que se ve
obligado a utilizar toda clase de recursos y, entre
otros, a los hombres. Yo le digo que sólo diferimos en
los recursos. El mío es alejarme de los hombres.
Cartas a un buscador de sí mismo,

158
8 de agosto de 1854
Hacia el final del primer verano, una tarde en que fui a
la ciudad a recoger un zapato del remendón, fui
arrestado y conducido al calabozo porque —como ya
he contado en otra parte— no había pagado un
impuesto ni reconocido la autoridad del Estado para
comprar y vender hombres, mujeres y niños, como si
fueran vacas, a las puertas del Senado. Me había ido
a los bosques con otros propósitos. Pero allá donde
vayáis los hombres os acosarán a zarpazos con sus
sórdidas instituciones y, si pueden, os obligarán a
pertenecer a sus lamentables sociedades caritativas.
Es verdad que podría haberme resistido por la fuerza
con mejor o peor resultado, podría haber lanzado un
grito homicida y enloquecido contra la sociedad; pero
preferí que la sociedad enloqueciera contra mí, pues
ella es la parte desesperada.
Walden
Al igual que algunas cabezas no soportan mucho
vino, podría decirse que yo no soporto tanta sociedad
como tú. Tengo un apetito inmenso de soledad, como
el que siente un bebé por el sueño, y, si no consigo
suficiente este año, me pasaré todo el siguiente
llorando.
A Daniel Ricketson, 9 de septiembre de 1857

159
Todos los médicos coinciden en que sufro falta de
sociabilidad. Nunca hubo un caso como el mío.
Primero, no tenía conciencia de sufrir. Segundo, como
diría un irlandés, pensaba que sufría una indigestión
de sociedad.
Cartas a un buscador de sí mismo,
1 de enero de 1859
No estoy solo si estoy conmigo mismo.
Musketaquid
Mejor nos iría si no hubiera más que un habitante por
milla cuadrada, como donde yo vivo.
Walden
A menudo los hombres me dicen: «Me daba por
pensar que allí te sentirías solo y querrías estar cerca
de la gente, especialmente en los días y noches de
lluvia y nevadas». Tengo la tentación de contestarles:
«Esta inmensa tierra que habitamos no es más que
un punto en el espacio. ¿A qué distancia creéis que
viven los dos habitantes más lejanos de aquella
estrella, cuyo disco no puede ser medido por nuestros
instrumentos? ¿Por qué habría de sentirme solo? ¿No
está nuestro planeta en la Vía Láctea?»
Walden

160
Tengo mucha compañía en mi casa, sobre todo por la
mañana, cuando nadie me visita. Voy a sugerir
algunas comparaciones para ofrecer una idea de mi
situación. No me siento más solo que el colimbo en la
laguna, con su sonora risa, o que la propia laguna de
Walden. Decidme, ¿qué compañía tiene esa laguna
solitaria? Y, sin embargo, en el azur de sus aguas no
hay un solo pensamiento negro, sino claras imágenes.
El sol está solo, salvo cuando la bruma hace aparecer
otro, falso. Dios está solo, pero el diablo, lejos de
estarlo, tiene mucha compañía, es legión. No estoy
más solo que un sencillo gordolobo, o un diente de
león, o una hoja de judía, o una acedera, o un tábano,
o un abejorro. No estoy más solo que el Mili Brook, o
que una veleta, o la Estrella Polar, o el viento solano,
o un aguacero en abril, o el deshielo de enero, o la
primera araña en una casa nueva.
Walden
Debido a mi intimidad con la naturaleza, me encuentro
retirado del hombre. Mi interés por la luna y el sol, por
la mañana y la noche me empuja a la soledad.
Diarios, 26 de julio de 1852

161
32
LA FELICIDAD DE LAS MARMOTAS

El hombre es el artífice de su propia felicidad.


Diarios, 21 de enero de 1838
A pesar de la sensación de no ser digno que me
embarga no sin motivo, a pesar de que me considero
un bribón de los buenos, casi siempre el espíritu del
universo es inexplicablemente bondadoso conmigo y
disfruto, quizá, de una cuota inusual de felicidad. Sin
embargo, a veces me pregunto si en algún momento
no llegará una liquidación.
Diarios, 16 de noviembre de 1850
Como es habitual, me resulta más difícil explicar la
felicidad de la que disfruto que la tristeza que a veces
me gobierna.

162
A Mrs. Lucy Brown, 25 de enero de 1843
Feliz quien observa las leyes terrenales y celestiales
en su justa medida; cuyas facultades, desde la planta
del pie hasta la coronilla, obedecen estas leyes según
su nivel; que ni se encorva ni avanza de puntillas, sino
que vive una vida equilibrada, acorde tanto a la
naturaleza como a Dios.
Cartas a un buscador de sí mismo,
10 de agosto de 1849
Me conformo fácilmente con una felicidad ligera y casi
animal. Mi felicidad es parecida a la de las marmotas.
Cartas a un buscador de sí mismo,
2 de mayo de 1848
Estar activos, bien, felices, implica una extraña
valentía.
Cartas a un buscador de sí mismo,
20 de mayo de 1860
Preguntáis si no hay una doctrina del sufrimiento en
mi filosofía. Del sufrimiento profundo creo saber
comparativamente poco. Mis más tristes y genuinos
sufrimientos no son más que lamentos transitorios. El
lugar del sufrimiento lo ocupa, tal vez, una suerte de
dura y proporcionalmente estéril indiferencia.
163
Cartas a un buscador de sí mismo,
2 de mayo de 1848
Los locos se quedan en su isla de oportunidades y
miran hacia otra tierra. No hay otra tierra; no hay más
vida que ésta, o una similar. Allí donde está el buen
agricultor, hay buena tierra. Seguid cualquier otro
rumbo y la vida será una sucesión de lamentos. Que
veamos naves avanzando con éxito delante del
viento, y no sólo barcas varadas. No existe un mundo
para los penitentes y arrepentidos.
Diarios, 24 de abril de 1859
Nuestra compasión es un don cuyo valor no
podremos conocer jamás.
Diarios, 2 de febrero de 1841
Sin lugar a dudas, la alegría es la condición de la vida.
«Natural History of Massachusetts»
[Historia natural de Massachusetts]

164
33
LA SALA DE PENSAR

Tal vez llegará un momento en que cada casa tendrá


no sólo dormitorios, comedor, sala de estar o salón,
sino también una sala de pensar, y los arquitectos la
incluirán en sus planos. Estará amueblada y adornada
con aquello que induzca a un pensamiento serio y
creativo.
Un yanqui en Canadá
El mayor cumplido que me han hecho jamás fue
cuando alguien me preguntó qué opinaba y esperó mi
respuesta.
«Una vida sin principios»
Cuando me invitan a dar una conferencia en cualquier
sitio —pues poseo cierta experiencia en este asunto

165
—, doy por sentado que existe un deseo de escuchar
lo que pienso sobre un tema determinado —aunque
tal vez sea el loco más rematado del país— y no que
deba limitarme a decir cosas agradables o con las que
la audiencia comulgue; y decido, en consecuencia,
darles una buena dosis de mí mismo. Han venido a
buscarme, se han comprometido a pagarme y estoy
decidido a entregarme en cuerpo y alma, aunque los
aburra hasta lo indecible.
«Una vida sin principios»
Nunca nada me ha sido tan desconocido y
sorprendente como mi propio pensamiento.
Diarios, 10 de julio de 1840
Y así como el ganso salvaje es más rápido y más
bello que el doméstico, también lo es el pensamiento
—ese otro ánade— salvaje que sobrevuela todo tipo
de ciénagas mientras comienza a descender el rocío.
«Caminar»
Así, hay un pensamiento para el campo y otro para la
casa. Mis pensamientos, al igual que las manzanas
silvestres, serían alimento para los caminantes, y no
podría prometer que fueran apetitosos si se
saborearan en la casa.
«Manzanas silvestres»
166
Los grandes pensamientos hacen grandes a los
hombres.
Diarios, 7 de febrero de 1841
Mi pensamiento más elevado se parece a un águila
que, de pronto, entra en el campo de visión y, al
hacerlo, sugiere grandes cosas y emociona a quien la
contempla, como si hubiera de venir aquí para
entregarme un mensaje, pero no se acerca, sino que
vuela en círculos y se aleja planeando, cada vez más
borrosa, sumiéndome en la decepción, hasta que se
pierde tras una colina o una nube.
Diarios, 26 de octubre de 1857
Me sorprende que mis afirmaciones o aseveraciones
me lleguen ya elaboradas, no premeditadas, de
manera que, en ocasiones, me despierto en mitad de
la noche sólo para dejar caer, ya madura, una
afirmación sobre la que nunca antes había
reflexionado conscientemente, y del modo más
sorprendente, novedoso y agradable para mí.
Diarios, 1 de abril de 1860
De buen grado llevaría un diario que contuviera
aquellos pensamientos e impresiones que con más
probabilidad olvidaré haber tenido, y que sería, en un

167
sentido, lo más remoto y, en el otro, lo más cercano a
mí mismo.
Diarios, después del 10 de enero de 1851
Los placeres del intelecto son permanentes; los
placeres del corazón son transitorios.
Diarios, 22 de enero de 1852
Estoy cargado de pensamientos.
Diarios, 26 de octubre de 1853
¡Con qué poca frecuencia conozco a un hombre que
pueda ser libre, incluso de pensamiento!
Diarios, 12 de mayo de 1857
¿No es hospitalario aquel que acoge pensamientos?
Diarios, 12 de junio de 1851
La mente no prueba más que unos pocos sabores en
el transcurso del año. No nos visitan más que unos
pocos pensamientos que merezca la pena albergar, y
los masticamos incesantemente. ¡Somos unas almas
rumiantes!
Diarios, 9 de agosto de 1858
Cuando era joven y me veía obligado a quedarme los
domingos en casa sin la ayuda de libros interesantes,
acostumbraba a pasar muchas horas, hasta el
168
ansiado atardecer, mirando a los vencejos planear
(desde una ventana del desván) y me consideraba
ciertamente afortunado cuando aparecía un halcón en
los cielos, aun en la lejanía del horizonte, frente a una
nube aterciopelada, y buscaba durante horas hasta
encontrar a su compañero. Ellos, al menos, apartaban
mis pensamientos de las cosas mundanas.
Diarios, 17 de abril de 1852
Ansío encontrar a alguien a quien pueda hablar de
mis primeros pensamientos: pensamientos que me
representan de verdad, que no son mejores ni peores
que yo; pensamientos en plena floración, que pueden
ser, por sí solos, sagrados y divinos.
Diarios, 24 de agosto de 1852
Hay que caminar como un camello, del que se dice
que es la única bestia que rumia mientras anda.
Diarios, después del 31 de octubre de 1850
Los pensamientos marcan las épocas de nuestras
vidas: todo lo demás es el diario de los vientos que
soplaban mientras estábamos aquí.
Cartas a un buscador de sí mismo,
9 de agosto de 1850

169
Lo único que puedo decir es que vivo, respiro y tengo
mis pensamientos.
Diarios, después del 29 de julio de 1850

170
34
EL CORTEJO DEL PRESENTE

Nada puede resultarle más útil a un hombre que la


determinación de no ir apresurado.
Diarios, 22 de marzo de 1842
No tengáis prisa; ocupaos de vuestros asuntos.
Pensad en la tortuga. Un verano entero —junio, julio y
agosto— no es ni demasiado bueno ni demasiado
largo para que una tortuga salga del cascarón. Tal vez
os hayáis preocupado, hayáis perdido las esperanzas
en el mundo, hayáis meditado sobre el final de la vida
y todas las cosas parezcan estar precipitándose hacia
la destrucción, pero la naturaleza ha avanzado, de
forma constante y serena, a paso de tortuga.
Diarios, 28 de agosto de 1856

171
Contened el ritmo. Seguid las horas del universo, no
las de los trenes.
Diarios, 28 de diciembre de 1852
El que no va con retraso es raudo.
Diarios, 13 de septiembre de 1852
Por salud tanto física como mental, hay que cortejar al
presente.
Diarios, 28 de diciembre de 1852
El tiempo no oculta tesoros. No queremos su luego,
sino su ahora.
Diarios, 9 de agosto de 1841
No recuerdo ninguna página que me diga cómo pasar
esta tarde. No deseo saber tanto la manera de ahorrar
tiempo como la manera de gastarlo: de qué manera
hacerme rico.
Diarios, 7 de septiembre de 1851
Como si se pudiera matar el tiempo sin dañar la
eternidad.
Walden

172
35
LA VIDA DE LOS ÁRBOLES

¿Qué podemos hacer con un hombre que teme los


bosques, su soledad y su oscuridad? ¿Qué salvación
existe para él? Dios es callado y misterioso.
Diarios, 16 de noviembre de 1850
Nada se alza más libre de culpa en este mundo que
un pino.
Diarios, 20 de diciembre de 1851
Nada es tan bello como las copas de los árboles.
Un paseo invernal
El aroma tonificante de los pinos recién cortados nos
revitaliza, si es que ello supone reparación alguna por
esa devastación. Según mi parecer, la ciudad debería
tener más supervisión y control sobre los árboles de
173
los que tiene. A todos nos afecta el que ciertos
propietarios decidan talar todos los bosques este
invierno o no.
Diarios, 22 de enero de 1852
¡Estos bosques! ¿Por qué no siento más dolor cuando
los talan? ¿Acaso no me afecta de cerca? El hacha
puede privarme de mucho. A Concord le están
podando su orgullo. Sin duda, en consecuencia, me
siento menos unido a mi ciudad natal. Se ha roto un
vínculo único y primario. Iré a Walden con menos
frecuencia.
Diarios, 24 de enero de 1852
Lo único que sé es que un pinar es una realidad más
sustancial y memorable que un amigo. Es más seguro
que volveré regocijado de él que de aquellos que más
se acercan a ser mis amigos.
Diarios, 17 de diciembre de 1851
¡La hoja escarlata del roble! ¡Qué contorno tan
distinguido y agradable a la vista! Una combinación de
elegantes curvas y ángulos. Si fuera un maestro del
dibujo, pondría a mis alumnos a copiar estas hojas,
que podrían aprender a dibujar con firmeza y
elegancia. Es una costa del mar aéreo, sobre la que
bate sin descanso el oleaje.

174
Diarios, 11 de noviembre de 1858
Estuve en el almacén de maderas, en la carpintería,
en la curtiduría, en la fábrica de pigmento negro de
humo y allí donde se obtiene la trementina, pero, al
observar con detalle las copas de los pinos
moviéndose y reflejando la luz en la distancia, muy
por encima del resto del bosque, me di cuenta de que
aquellos primeros no eran los usos más elevados del
pino. Lo que yo más aprecio no son los huesos, el
cuero o el sebo de los pinos, sino el espíritu vivo del
árbol, no el de la trementina, con el que puedo
simpatizar y que además cura mis heridas. Es tan
inmortal como yo y, tal vez, crezca hasta llegar al
cielo, desde donde seguirá alzándose sobre mí.
Los bosques de Maine
Todos los árboles, cubiertos esta mañana por una
capa de escarcha, tan bellos, mirando hacia el sol: los
fantasmas de los árboles.
Diarios, 12 de febrero de 1855

175
36
LA VERDAD Y LOS HELADOS

Al acumular propiedades, para nosotros o nuestros


herederos, fundando una familia o un Estado, o
incluso al adquirir fama, nos hacemos mortales; pero
cuando tratamos con la verdad, somos inmortales y
no hemos de temer cambio ni accidente.
Walden
Cualquier verdad es mejor que un engaño.
Walden
Es una gran satisfacción ver que sus más antiguas
convicciones son permanentes. Respecto a los
hechos esenciales, nunca he tenido razón alguna
para cambiar de idea. El aspecto del mundo cambia
de un año a otro, del mismo modo que el paisaje se

176
viste de otro modo, pero a mí me parece que la
verdad es todavía verdadera, y no reniego de uno
solo de los énfasis que pueda haber inspirado.
Cartas a un buscador de sí mismo,
8 de agosto de 1857
Un mundo en el que hay demanda de helados, pero
no de verdades.
Diarios, 24 de agosto de 1852
Es increíble durante cuánto tiempo los hombres
pueden llegar a creer que un lago no tiene fondo, en
lugar de tomarse el trabajo de sondearlo.
Walden
No me importa si mi visión de la verdad es un
pensamiento en la vigilia o el recuerdo de un sueño, si
se ve a la luz o en la oscuridad. Lo que me interesa es
el objeto de la visión, la propia verdad. El filósofo para
quien los arcoíris, etc., pueden explicarse no los ha
visto jamás.
Diarios, 5 de noviembre de 1857
Vivir en relaciones de verdad y sinceridad con los
hombres es habitar un país fronterizo.
Diarios, 12 de enero de 1852

177
37
EL CAMINANTE

Pasear es un arte fabuloso.


Diarios, 26 de abril de 1841
Creo que si no pasara al menos cuatro horas al día —
aunque por lo general son más— deambulando por
los bosques, las colinas y los campos, absolutamente
libre de toda atadura mundana, no podría conservar ni
la salud ni el ánimo.
«Caminar»
Me alarma comprobar que a veces soy capaz de
caminar una milla por un bosque sin que mi espíritu
llegue a pisarlo. Me gustaría ser capaz de olvidar
todas las ocupaciones de la mañana y mis
obligaciones con la sociedad durante mi caminata de

178
la tarde. Pero a veces no me resulta sencillo
sacudirme la ciudad. Alguna idea de trabajo me da
vueltas en la cabeza y de repente dejo de estar donde
está mi cuerpo, me hallo lejos de mis sentidos. En
efecto, durante mis caminatas me gustaría ser capaz
de regresar plenamente a mis sentidos. ¿De qué sirve
venir a los bosques si me dedico a pensar en cosas
que nada tienen que ver con ellos?
«Caminar»
En ocasiones se hace necesario caminar totalmente
libre, sin ser entrometido ni curioso, sin inclinarse a
mirar cosas: malgastar un día entero para,
sencillamente, expandirse.
Diarios, 21 de agosto de 1851
Debo caminar más con los sentidos libres.
Diarios, 13 de septiembre de 1852
Una y media de la madrugada. Luna llena. Me levanté
y fui al río a bañarme, pisando con mucho cuidado
para no molestar a la gente de la casa y aún con
cuidado, ya en la calle, para no molestar a los
vecinos. No pude caminar con naturalidad ni libertad
hasta haber dejado atrás el muro.
Diarios, 12 de agosto de 1851

179
En el transcurso de mi vida he conocido sólo a una o
dos personas que comprendiesen el arte de caminar,
es decir, de andar a pie, que tuvieran, por decirlo de
algún modo, el don de sauntering: un término de
admirable etimología que deriva de «los holgazanes
que vagaban por los campos en la Edad Media y
pedían limosna con el pretexto de dirigirse à la Sainte
Terre», por lo que los niños, de tanto escucharlo,
acababan gritando: «¡Ahí va un Sainte-Terrer!», uno
que se dirige a Tierra Santa, un saunterer, un
peregrino. Aquellos que en sus caminatas nunca van
a Tierra Santa, aunque eso quieran hacer creer, no
son más que meros holgazanes, vagos; pero los que
de verdad se dirigen allí, son auténticos saunterers,
en el mejor sentido de la palabra, tal como yo lo
entiendo.
«Caminar»
Después de haber caminado durante un tiempo por la
noche, ahora camino de día, pero no encuentro en
ello ninguna ventaja suprema. Veo mejor los
pequeños objetos, pero ninguno me resulta más
iluminado. El día es más trivial.
Diarios, 15 de junio de 1851

180
38
CÓMO GANARSE LA VIDA

Si un hombre dedica la mitad del día a pasear por el


bosque por puro placer, corre el riesgo de que lo tilden
de holgazán, pero si consagra todo el día a especular,
a talar los bosques y a dejar la tierra baldía antes de
tiempo, lo tendrán por un ciudadano solícito y
emprendedor. ¡Como si el único interés de una ciudad
por sus bosques fuera talarlos!
«Una vida sin principios»
En nuestros días todos se quejan del peso de los
compromisos y los deberes triviales que les impiden
dedicarse a algún otro asunto más elevado; y, no
obstante, no hay duda de que, si tuvieran madera
para ocuparse de esos asuntos más altos, serían
capaces de liberarse de los compromisos,

181
repudiándolos de forma tan natural como el respirar.
Nunca se verían sorprendidos diciendo que no tienen
tiempo para dedicarse a ellos, pues hasta el hombre
más obtuso es consciente de que precisamente para
eso es para lo único que hay tiempo. Ningún hombre
que actúe guiado por el sentido del deber sitúa un
minúsculo deber por encima de uno más grande.
Ningún hombre puede tener el deseo de trabajar en
asuntos elevados sin disponer de la capacidad para
construirse una atalaya a buena altura.
Cartas a un buscador de sí mismo,
21 de julio de 1852
Me invitan a llevar a algún grupo de damas o
caballeros de excursión —para caminar o navegar o
cosas similares—, pero lo evito con todo tipo de
excusas, y piensan de mí por ello que soy grosero y
poco complaciente. No tienen en cuenta que el
sendero entre los árboles y la barca son mi estudio,
donde mantengo una soledad sagrada y no puedo
admitir una compañía promiscua. De vez en cuando
los veré, no obstante, por la noche o alrededor de la
mesa. No se les ocurre sacar a un niño de la escuela
para llevárselo consigo a coger arándanos. ¿Por qué,
entonces, no puedo esperar yo que se respeten mi
escuela y mis horas de clase? Que me pidan una

182
determinada cantidad de dólares, si quieren, pero que
no me pidan mis tardes.
Diarios, 16 de septiembre de 1859
He encontrado una manera de vivir sin lo que
habitualmente se conoce como un trabajo o una
industria. En realidad, mi trabajo más constante, si se
le puede llamar así, consiste en mantenerme en lo
más elevado de mi condición, dispuesto para todo
aquello que pueda surgir en el cielo o en la Tierra.
A Henry Williams, Jr., secretario de
la clase de Harvard de Thoreau en
1837, 30 de septiembre de 1847
La idea de dedicar la mejor parte de la vida a trabajar
y ganar dinero, y disfrutar sólo más tarde de una
dudosa libertad durante la peor parte de la misma, me
recuerda a la historia de aquel inglés que se fue a la
India a hacer una fortuna para volver después a
Inglaterra y llevar una vida de poeta. Debería haberse
subido directamente a la buhardilla.
Walden
Está en nuestra naturaleza el exagerar la importancia
del trabajo que hacemos.
Walden

183
Un hombre haría mejor en morirse de hambre al
instante que en perder la inocencia durante el proceso
de ganarse el pan.
Diarios, 26 de octubre de 1853
Existen ciertas expresiones habituales y formas
blasfemas de ver las cosas, como cuando decimos:
«Está haciendo un buen negocio», que es algo más
profano que maldecir y jurar. En esas palabras hay
muerte y falta. Ojalá los niños no las oigan.
Diarios, 20 de abril de 1841
Si arrojasen a un hombre por una ventana cuando era
niño y lo dejaran lisiado de por vida, o los indios le
dieran un susto de muerte, la gente lo lamentaría
sobre todo porque eso lo incapacitaría para…
¡trabajar! Creo que no hay nada, ni siquiera el delito,
más opuesto a la poesía, a la filosofía y a la vida
misma, que este incesante ajetreo.
«Una vida sin principios»
Una vez inventé una regla para medir leña apilada e
intenté introducirla en Boston, pero el tasador de allí
me dijo que los vendedores no querían que su leña se
midiera correctamente, que él ya era demasiado
preciso para ellos y, por tanto, hacían que se la
midieran en Charlestown antes de cruzar el puente.

184
«Una vida sin principios»
Qué triviales, carentes de interés, fastidiosos e
insatisfactorios son todos los trabajos por los que los
hombres te pagan con dinero.
Diarios, 7 de agosto de 1853
El comercio maldice todo lo que toca, y aunque
comercies con mensajes del cielo, su maldición
acompaña siempre al negocio.
Walden
Después de hacer negocios con los hombres, a veces
siento desazón, pienso que he hecho algo malo y me
resulta difícil olvidar esas feas circunstancias. Me doy
cuenta de que, de prolongarse en el tiempo, tales
tratos harían de mí un ser totalmente prosaico, duro y
embrutecido. Por el contrario, el trato más prolongado
con la naturaleza, aun en sus manifestaciones más
crudas, no endurece ni embrutece. Un hombre duro e
insensible a quien asemejamos a una roca es, en
realidad, mucho más duro que una roca. Me alejo de
los hombres duros, embrutecidos e insensibles, por
quienes no siento simpatía alguna, y voy a comulgar
con las rocas, cuyos corazones son, en comparación,
blandos.
Diarios, 15 de noviembre de 1853

185
El modo en que la mayoría de los hombres se gana la
vida, es decir, vive, no es más que un arreglo
provisional y una forma de esquivar el verdadero
propósito de la existencia, y es así sobre todo porque
éstos no conocen nada mejor y también porque no se
lo plantean.
«Una vida sin principios»
La mayoría de los hombres consideraría un insulto
que los emplearan en lanzar piedras por encima de un
muro y luego en lanzarlas en sentido contrario con el
único fin de ganarse el sueldo. Pero muchos no tienen
un trabajo más digno.
«Una vida sin principios»
Si no fuera porque deseo hacer algo aquí (llevar a
cabo una obra), preferiría sin duda sufrir y morir antes
que soportar las penas que implica ganarse la vida
según las maneras que proponen los hombres.
Diarios, 18 de febrero de 1851
No basta con ser trabajadores: también lo son las
hormigas. ¿En qué se emplea ese trabajo?
Cartas a un buscador de sí mismo,
16 de noviembre de 1857

186
Los modos por los que podemos ganar dinero nos
envilecen casi sin excepción. Hacer algo por el mero
hecho de ganar dinero es ser un auténtico vago o algo
peor. Si el obrero no recibe más de lo que su patrón le
paga, lo engañan y se engaña a sí mismo.
«Una vida sin principios»
He estado más de dos años viviendo solo en los
bosques, en una buena casa, enyesada y con tejas,
construida enteramente por mí, ganando sólo lo que
quería y sin apartarme de mi trabajo.
A Horace Greeley, 19 de mayo de 1848
En pocas palabras, estoy convencido, tanto por fe
como por experiencia, de que mantenerse a uno
mismo en esta tierra no es una dificultad, sino un
pasatiempo, siempre que se viva de forma sencilla y
sabia, así como las ocupaciones de las naciones más
sencillas son hoy por hoy los deportes de las más
artificiales. No es necesario que un hombre se gane la
vida con el sudor de su frente, a no ser que sude con
más facilidad que yo.
Walden
Detesto las formas actuales de vivir y de ganarse la
vida. La agricultura, el comercio y trabajar en un
negocio o profesión me resultan odiosos. Obtendría

187
gran placer ganándome la vida de una manera
sencilla y primitiva. Creo en el gozo y satisfacción
infinitos de ayudarme a mí mismo y a los demás en la
medida de mis posibilidades.
Diarios, 5 de noviembre de 1855

188
39
UNA VIDA SALVAJE

Ojalá mis vecinos fueran más salvajes.


Diarios, 30 de marzo de 1851
La preservación del mundo radica en la naturaleza
salvaje.
«Caminar»
Lo que nos deleita de Hamlet y la Ilíada, de todas las
Escrituras y las mitologías, es su visión incivilizada,
libre y salvaje del mundo, esa que no se enseña en
las escuelas.
«Caminar»
Todo lo que no ha caído bajo la influencia del hombre
es salvaje. En este sentido, los hombres originales e

189
independientes son salvajes, no domesticados ni
quebrados por la sociedad.
Diarios, 3 de septiembre de 1851
Lo que llamamos «estado salvaje» es una civilización
distinta de la nuestra.
Diarios, 16 de febrero de 1859
La vida coincide con lo salvaje. Lo más vivo es lo más
salvaje.
«Caminar»
Necesitamos el tónico de la naturaleza salvaje,
caminar cada tanto por marjales donde acechan el
avetoro y el rascón, oír el grito gutural de la
agachadiza, oler la juncia susurrante en la que sólo
labran sus nidos los pájaros más salvajes y solitarios,
allí donde el visón se arrastra con su abdomen a ras
de tierra.
Walden
Me agradaría encontrar hombres en los bosques.
Ojalá pudiera toparme con ellos como con el caribú y
el alce.
Diarios, 18 de junio de 1840
Que caiga una nieve ligera y cubra la tierra, y que las
huellas de los hombres muestren qué poco se
190
frecuentan los bosques y campos.
Diarios, 3 de febrero de 1857
Ansío una vida salvaje, una naturaleza por la que no
puedan pasar mis pies.
Diarios, 22 de junio de 1853
Algunos salen rara vez al aire libre. La mayoría se
queda siempre en casa por la noche. Muy pocos, de
hecho, han pasado toda la noche fuera alguna vez en
su vida. Y aún menos han ido por detrás del mundo
de la humanidad y visto sus instituciones como setas
venenosas junto al camino.
Diarios, 2 de abril de 1852
Amo lo salvaje tanto como el bien.
Walden
En una sola frase: todo lo bueno es libre y salvaje.
«Caminar»

191
192
193
HENRY DAVID THOREAU [Concord (EE. UU.), 1817 -
Ibídem, 1862]. Escritor y ensayista estadounidense.
Nacido en el seno de una familia modesta, se graduó
en Harvard en 1837 y volvió a Concord, donde inició
una profunda amistad con el escritor Ralph Waldo
Emerson y entró en contacto con otros pensadores
trascendentalistas. En 1845 se estableció en una
pequeña cabaña que él mismo construyó cerca del
pantano de Walden a fin de simplificar su vida y
dedicar todo el tiempo a la escritura y la observación
de la naturaleza. En este período surgieron Una
semana en los ríos Concord y Merrimack (1849),
descripción de una excursión que diez años antes
había realizado con su hermano, y, finalmente,
Walden (1854), que tuvo una notable acogida.
En 1846, concluida su vida en el pantano, Thoreau se
negó a pagar los impuestos que el gobierno le
imponía, como protesta contra la esclavitud en
América, motivo por el cual fue encarcelado; este
episodio le llevó a escribir Desobediencia civil (1849),
donde establecía la doctrina de la resistencia pasiva
que habría de influir más tarde en figuras de la talla de
Gandhi y Martin Luther King. Cercano a los
postulados del trascendentalismo, su reformismo
partía del individuo antes que de la colectividad, y

194
defendía una forma de vida que privilegiara el
contacto con la naturaleza.

195
Notas

196
[1] James Buchanan (1791-1868) fue el décimoquinto
presidente de los Estados Unidos, que desempeñó su
cargo desde 1857 hasta 1861. Su gobierno fue
criticado por su pasividad frente a la división del país
que provocaría el estallido de la Guerra Civil. <<

197
[2]La exuvia es la cutícula o cubierta exterior (también
llamado exoesqueleto), abandonada por los
artrópodos (insectos, crustáceos o arácnidos) tras la
muda. <<

198

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