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Capítulo IV

Cautelas en el procedimiento penal


§1 MEDIDAS CAUTELARES

Uno de los objetivos del Derecho Procesal Penal es la realización del derecho penal material y el
resultado final del proceso será la producción de una sentencia definitiva que condenará penalmente
o no al acusado. En la primera hipótesis, y por regla general en los delitos graves, la pena consistirá
en la privación de libertad del acusado por el tiempo que fije el tribunal. Además, si se ha causado
un daño de naturaleza civil y la sentencia contiene una declaración en tal sentido, el condenado será
obligado a la reparación de aquel.

Las medidas cautelares que consagra el CPcsalP están consideradas, entre otros fines, para
garantizar que lo anterior no será ilusorio. Ej.: se fuga el condenado o dilapida sus bienes.

§2 CONCEPTO

Las MC pueden definirse como aquellas que afectan derechos fundamentales del imputado para
asegurar los fines del procedimiento penal, especialmente la verificación del derecho penal material
y, eventualmente, la del derecho civil. El CPcsalP distingue dos tipos de medidas cautelares:
personales y reales, según recaigan sobre una persona o una cosa (más bien, sobre los derechos que
pueden adquirirse o ejercerse respecto de ella).

§3 MEDIDAS CAUTELARES PERSONALES

Son aquellas que afectan a la persona del imputado y que implican privación o restricción de
libertad.

I. Reglamentación

Las MC personales se encuentran previstas en el Libro I, Título V, párrafos 1° a 6°, entre los
artículos 122 a 156 del CPcsalP.

II. Finalidad de las medidas cautelares personales

El artículo 122 consagra como principio general en lo relativo a la finalidad y alcance de las MC
que ellas solo serán impuestas cuando fueren absolutamente indispensables para asegurar la
realización de los fines del procedimiento y solo durarán mientras subsistiere la necesidad de su
aplicación.

De lo anterior se desprende que la característica elemental de las medidas cautelares personales es


su excepcionalidad y su utilización procede únicamente en los casos que el código señala sin que se
pueda aplicar la analogía (artículo 5° CPcsalP). Además, la aplicación de medidas cautelares que
afecten derechos constitucionales requerirá la autorización de quien tiene a su cargo el control de la
etapa de investigación, vale decir, el juez de garantía (artículo 83, inciso 3°, CPRCH; artículo 4°
LOCMP y artículo 9° CPcsalP), y, eventualmente, también existe un control del TOP (artículo 281,
inciso 2°, CPcsalP).
Además, no debe olvidarse que, como supuesto básico para la procedencia de toda medida cautelar
personal, se exige que se encuentre formalizada la investigación (artículo 230, inciso 2°, CPcsalP).

Pese a todo lo que se ha dicho precedentemente, existen algunas notorias incongruencias en las
normas procesales penales de la reforma e incluso en el texto de la Constitución Política de la
República de Chile, que impiden pensar que se haya querido desterrar seriamente todo vestigio
inquisitorio del derecho penal chileno. Así, por ejemplo, subsiste el inciso 2° de la letra c) del
artículo 19 N° 7, que faculta a la “autoridad” para dar aviso, al juez competente, sobre un arresto o
detención hasta por un plazo de 48 horas o para prolongar una detención hasta por 10 días si el
hecho constituye terrorismo. O sea, un fiscal podría desatender el plazo legal, prolongando el plazo
de detención, por ejemplo, hasta 46 horas, de un imputado por robo, alegando que se encuentra
autorizado por el texto constitucional.

Lamentablemente, la reforma constitucional del 26 de agosto de 2005 omitió una modificación al


respecto.

Citación

1. Concepto

MC en virtud de la cual se impone al imputado la obligación de comparecer en el procedimiento


cada vez que así lo disponga el juez. Se trata, en rigor, de un caso de restricción de libertad. Se
encuentra regulada entre los artículos 123 y 124 del Párrafo 2° del Título V del Libro I del CPcsalP.

2. Requisitos

a) Que sea necesaria la presencia del imputado ante el tribunal 1.

b) Que el hecho investigado se refiera a faltas o delitos que la ley no sancionare con penas
privativas ni restrictivas de libertad

3. Excepción a la citación

Se trata de casos en que el CPcsalP autoriza una mayor afectación de la garantía constitucional que
protege la libertad personal, cuando los bienes jurídicos puestos en riesgo o lesionados son,

1 La Ley 21.560, de fecha 10 de abril de 2023, a través de su art. 6 nº 2, incorporó el art. 124 bis al párrafo 2º de la
citación, disponiendo que tratándose del caso previsto en los párrafos tercero y final del numeral 6 del artículo 10 del
Código Penal, vale decir, concurriendo legítima defensa privilegiada en las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública,
Gendarmería de Chile, las Fuerzas Armadas y los servicios bajo su dependencia, no se podrán ordenar medidas
cautelares que recaigan sobre la libertad del imputado -hay que entender que se trata de quien se defiende, ya que en
caso contrario el texto resulta inexplicable-, con excepción de la citación y las medidas cautelares previstas en las letras
d (La prohibición de salir del país, de la localidad en la cual residiere el imputado o del ámbito territorial que fijare el
tribunal) y g (La prohibición de aproximarse al ofendido o su familia y, en su caso, la obligación de abandonar el hogar
que compartiere con aquél) del artículo 155. Pero el art. 124 bis (parte final), también autoriza la aplicación de las
restantes medidas cautelares, cuando en el curso de la investigación surgen antecedentes calificados que justifiquen la
existencia de un delito en vez de legítima defensa.
principalmente, la vida, la integridad física, la propiedad y las facultades de fiscalización de la
autoridad.

a) El imputado podrá ser detenido si hubiere cometido alguna de las faltas contempladas en los
artículos 494 Nos 4 (amenazas con arma blanca y riña sacando esas armas 2), 5 (lesiones leves) y 19
(hurto de hallazgo, fraudes, incendio: siempre que el delito se refiera a valores que no excedan de
una unidad tributaria mensual) del CP, con excepción, en el caso del N° 19, de los hechos descritos
en los artículos 189 (desaparición de marcas de estampillas o boletas y expendio o uso a sabiendas)
y 233 (malversación). También podrá ser detenido el imputado en los casos de los artículos 494 bis
(hurto falta)3, 495 N° 21 (daños) y 496 N os 3 (impedir el ejercicio de las funciones fiscalizadoras de
los inspectores municipales)4, 5 (ocultación de nombre) y 26 (arrojar piedras u otros objetos) del
CP.

En los casos anteriores, la policía deberá informar de inmediato 5 sobre la detención al MP a fin de
que decida si deja sin efecto la detención u ordena que el detenido sea conducido ante el juez dentro
de un plazo máximo de 24 horas, contado desde que la detención se produjo. Cabe tener presente
que si el fiscal nada dispusiere, la policía deberá presentar al detenido ante la autoridad judicial
dentro del plazo antes referido (artículo 134, incisos 4° y 5°, CPcsalP relacionados con lo dispuesto
en el inciso 2° del Art. 131).

b) El imputado que no compareciere (injustificadamente) ante el tribunal habiendo sido citado


legalmente podrá ser detenido o sometido a prisión preventiva hasta la realización de la actuación
respectiva (artículos 124, inciso 2°, y 33, inciso 3°, CPcsalP).

El inciso 2° del artículo 124 CPcsalP también menciona el arresto por falta de
comparecencia, pero si se analiza el texto del artículo 33, inciso 3°, se apreciará que esa
medida solamente está considerada para el caso de falta de comparecencia de testigos,
peritos y otras personas distintas del imputado. No obstante, la mención del artículo 124
podría llevar a pensar que la citación como medida cautelar comprende tanto a imputados
como a testigos, peritos y otras personas, pero no debe olvidarse que la estructura del Título
V en comento está diseñada exclusivamente en torno a la figura del imputado, por lo que
parece dudoso, aun teniendo presente la alusión referida, incluir al resto de los sujetos que
menciona el artículo 33 dentro del título que regula las MC como sujetos pasivos de la
citación.

2 La Ley No 20.813 eliminó las referencias a las armas de fuego.

3 El hurto falta fue agregado a la lista por el Art. 3° N° 1 de la Ley N° 19.950, de fecha 5 de junio de 2004.

4 El Art. 1° N° 6 de la Ley N° 20.931 introdujo esta falta (nuevo N° 3) en el Art. 496 del CP con el claro propósito de
fortalecer la seguridad ciudadana, más que proteger las facultades de fiscalización de la autoridad.

5 El artículo 2° N° 6 de la Ley N° 20.253 (“Primera Agenda Corta”), en el inciso 5° del

Art. 134, sustituyó la referencia al inciso final del Art. 131, por una nueva referencia al inciso 2° del Art. 131.
c) En casos de flagrancia por hechos a que se refiere el artículo 124, el imputado puede ser
conducido a un recinto policial para que se practique allí la citación a comparecer a la presencia del
fiscal (artículo 134, incisos 1°, 2° y 3°) y, además, la policía está facultada para registrar sus
vestimentas, equipaje o vehículo. El traslado del imputado, desde el lugar en que se encuentra hasta
la unidad policial, implica una hipótesis de retención.

Una inquietante situación de ilegitimidad procesal se presenta respecto de aquellas personas a


quienes la policía únicamente solicita su identificación sin que se encuentren en situación de
flagrancia, pero que pueden suministrar informaciones útiles respecto de hechos que calzan con las
descripciones típicas de los Arts. 494 a 496 del CP. Recuérdese que el mecanismo de control de
identidad a que se refiere el artículo 85 también se extiende a las faltas. Podría suceder que una
persona se niegue o no pueda identificarse y aunque no se trate de un imputado la policía está
autorizada a conducirla a una unidad policial para fines de identificación. Es decir, donde no
debiera existir ni privación ni restricción de libertad el legislador autoriza la detención o retención.
También se produce una situación de dudosa legitimidad con la existencia del artículo 496 N° 5 del
CP, que sanciona como falta la ocultación del verdadero nombre y apellido o la negativa a
manifestarlos o cuando se proporciona un domicilio falso, pues, en ese caso, como se dijo, procede
expresamente la detención. Nótese que tal disposición pugna con el derecho a guardar silencio
(artículo 93, letra g, CPcsalP).

Otra situación en penumbra se produce a propósito de los casos de flagrancia, en que una persona
puede ser detenida por un particular, sin saber que esa detención no es procedente (solo la citación).
Tal caso no se regula en el CPcsalP.

4. Retención

No resulta muy fácil visualizar o diferenciar los límites de la detención respecto de la retención,
tampoco es fácil afirmar si la retención es una medida privativa de libertad o solo restrictiva. Así,
pareciera que entre la libertad y la privación de ella existe una “tierra de nadie” que, para no
denominarla restricción de libertad, se la identifica ambiguamente como retención. En esta materia
existe un vacío doctrinario en Chile que necesita atención.

Teniendo presentes las dificultades antes expuestas, puede definirse la retención como una medida
privativa o restrictiva de libertad (según la postura que se adopte) que se verifica en el lugar en que
el afectado por ella se encuentra o en un recinto policial, únicamente con fines de identificación o
para practicar una citación. Ejemplo: el empadronamiento de un grupo de personas en un bar,
impidiéndose el abandono de él hasta que termine la diligencia, para establecer si entre ellas se
encuentra una persona sobre la cual pesa una orden de detención o prisión preventiva pendiente.

5. Contenido de la citación

El contenido de la citación se encuentra regulado en el artículo 33 del CPcsalP:

a) El tribunal ante el cual debe comparecer el imputado.

b) El domicilio del tribunal.

c) Fecha y hora de la audiencia.

d) La identificación de la causa de que se tratare.


e) Motivo de la comparecencia.

f) Advertencia del uso de la fuerza pública por falta de comparecencia.

g) La obligación de comunicar y justificar cualquier impedimento para comparecer.

IV. Detención

Medida cautelar personal, en virtud de la cual se produce la privación de libertad del imputado, por
un tiempo breve y definido, para asegurar su comparecencia en el procedimiento penal.

1. Reglamentación

La detención se encuentra regulada en el Libro I, Título V, Párrafo 3°, entre los artículos 125 y 138
del CPcsalP.

2. Finalidad

Sin perjuicio de lo señalado precedentemente, respecto de la finalidad y alcance de las MC, la


detención está prevista, únicamente, para asegurar la comparecencia del imputado en el
procedimiento.

En consecuencia, como el objeto de la detención es asegurar la presencia del imputado durante la


tramitación del procedimiento, este, en caso de que se hubiere ordenado su detención por cualquier
autoridad competente, podrá concurrir (comparecer) siempre ante el juez que correspondiere a
solicitar un pronunciamiento sobre su procedencia o la de cualquier otra medida cautelar (artículo
126).

3. Requisitos

El CPcsalP no ha sido muy prolijo ni ordenado en el tratamiento de la detención, especialmente


respecto de los requisitos, de manera que a continuación se realizará una sistematización distinta a
la consignada en el CPcsalP y se distinguirá entre requisitos comunes a la detención y prisión
preventiva; motivos o causales de detención y requisitos de ejecución. Además, debe tenerse
presente, como requisito básico, que no debe tratarse de casos en que solo procede citación.

4. Requisitos comunes a la detención (y prisión preventiva)

No obstante que los requisitos que a continuación se expondrán corresponden tanto a la detención
como a la prisión preventiva, solo se hará alusión a la detención.

En conformidad a lo dispuesto en el artículo 154 CPcsalP, toda orden de detención debe ser
expedida por escrito por el tribunal y contener las enunciaciones que señala esa disposición, esto es:

a) Nombre y apellidos de la persona que debiere ser detenida o, en su defecto, las circunstancias
que la individualizaren o determinaren.

b) El motivo de la detención.
Por motivo debe entenderse el hecho que la justifica.
c) Indicación del lugar al que debe ser conducido el detenido.

El N° 19 del artículo 1° de la Ley N° 20.074 agregó un inciso segundo nuevo al artículo 154, que
preceptúa lo siguiente: “... Lo dispuesto en este artículo se entenderá sin perjuicio de lo previsto en
el artículo 9° para los casos urgentes...”. En resumen, el legislador se está poniendo en el caso de
las órdenes verbales de detención que, por su naturaleza, no pueden extenderse en los términos que
ordena el referido artículo 154, pero que, no obstante, obliga al funcionario policial que practica la
detención a entregar una constancia de aquella, indicando el tribunal que la expidió, el delito que le
sirve de fundamento y la hora en que se emitió.

5. Motivos o causales de detención

Se trata de aquellos requisitos específicos (hecho que lo autoriza) cuya configuración, en realidad,
depende del órgano o persona que la ordena o practica; en consecuencia, para determinar los
requisitos específicos deben distinguirse cinco casos de detención.

5.1. Caso de detención judicial

Es aquel que se produce por orden del tribunal a solicitud del MP (artículo 127).

a) Causales

Para analizar este caso —casos— de detención judicial debe tenerse presente que la resolución del
tribunal dependerá de si hubo o no citación previa al imputado, pues hay situaciones en que la
citación previa, como se verá a continuación, es necesaria y en otras no:

a) No es necesaria la citación cuando (sin la detención) la comparecencia del imputado pudiere


verse demorada o dificultada.

b) Tampoco es necesaria citación previa para decretar la detención del imputado cuando la
persecución penal se refiere a un hecho al que la ley asigne una pena privativa de libertad de
crimen. Y el juez podrá considerar como razón suficiente para ordenar la detención (también en los
simples delitos) la circunstancia de que el imputado haya concurrido voluntariamente ante el fiscal
o la policía y reconocido voluntariamente su participación en el hecho respectivo 6.

Fuera de los casos anteriores, si la presencia del imputado es condición de una audiencia judicial y
no comparece a ella, será necesario que haya operado una citación previa para que pueda
materializarse la detención.

Cuando la solicitud de detención del Ministerio Público es rechazada por el tribunal, es procedente
el recurso de apelación.

5.2. Caso de detención ordenada por cualquier tribunal

6 Este caso de detención judicial fue agregado por el Art. 2° N° 5 de la Ley N° 20.931. Esa misma ley autorizó que la
resolución que denegare la orden de detención solicitada por el Ministerio Público sea susceptible del recurso de
apelación.
No solo un tribunal con competencia penal puede dictar una orden de detención, pues el CPcsalP
autoriza a ordenarla a “... todo tribunal, aunque no ejerza jurisdicción en lo criminal...” (artículo
128 CPcsalP).

a) Causal

Cuando dentro de la sala de su despacho se cometiere algún crimen o simple delito.

No debe olvidarse que el lenguaje del CPcsalP no suele ser muy preciso en muchos pasajes. En
resumen, la referencia del artículo 128 CPcsalP debe entenderse respecto a la comisión de hechos
que aparecen revestidos de los caracteres de crimen o simple delito. Un problema que genera la
norma aparece cuando un hecho acaece en presencia de juez, ejerciendo sus funciones y cayendo
aquel dentro de su competencia, pero no estando en su sala de despacho, como ocurriría, por
ejemplo, en una diligencia en terreno. El Art. 5° del CPcsalP conduce a una interpretación
restrictiva; en consecuencia, no podría extenderse el concepto de “sala de despacho” al lugar en que
el juez físicamente se encuentra. Sin embargo, parece posible inferir que si un juez, incluyendo al
que no ejerce jurisdicción criminal, presencia un delito, por aplicación de las normas procesales
generales (detención por flagrancia), puede ordenar la detención de una persona, especialmente
cuando afecta sus atribuciones, así, verbi gratia, si se quebranta la orden del juez (desacato: art. 240
CPC)7. En todo caso, no siendo este un tema pacífico, urge una solución legislativa.

5.3. Caso de flagrancia

El CPcsalP, al igual que el CPP, no define lo que debe entenderse por hecho flagrante y se limita a
señalar “situaciones” que la configuran y que, en consecuencia, constituyen causal o motivo de
detención. Así, según lo dispuesto en el artículo 130, se entiende que está en situación de flagrancia:

a) El que actualmente se encontrare cometiendo el delito.

b) El que acabare de cometerlo.

c) El que huyere del lugar de comisión del delito y fuere designado por el ofendido u otra persona
como autor o cómplice.

d) El que en un tiempo inmediato a la perpetración del delito fuere encontrado con objetos
procedentes de aquel o con señales, en sí mismo o en sus vestidos, que permitieren sospechar su
participación en él, o con las armas o instrumentos que hubieren sido empleados para cometerlo.

e) El que las víctimas de un delito que reclamen auxilio, o testigos presenciales, señalaren como
autor o cómplice de un delito que se hubiere cometido en un tiempo inmediato.

7 Como caso de aplicación práctica, véase el procedimiento RUC No 1800836360-5, respecto de una médica que fue
detenida por orden de la misma jueza constituida en el sitio del suceso, al señalarle aquella que no cumpliría la orden del
tribunal de trasladar a una imputada desde el centro asistencial de Chañaral al de Copiapó.
f) El que aparezca en un registro audiovisual cometiendo un crimen o simple delito al cual la
policía tenga acceso en un tiempo inmediato8.

Cabe considerar que la letra e) precedente fue modificada por la Ley N° 20.074. La antigua
redacción indicaba que se encontraba en situación de flagrancia “... El que las personas asaltadas,
heridas o víctimas de un robo o hurto que reclamaren auxilio, señalaren como autor o cómplice de
un delito que acabare de cometerse...”.

La modificación introducida por la Ley N° 20.074 obedeció a los propósitos del legislador en orden
a agilizar la persecución penal a través de la acción policial. Sin embargo, no quedó satisfecho y, a
través de la Ley N° 20.253 (su Art. 2° N° 3 agregó un inciso final nuevo al Art. 130 del CPcsalP),
para reforzar las atribuciones policiales, juzgó conveniente alterar el concepto histórico de
flagrancia, deformándolo contra natura, declarando que para los efectos de lo establecido en las
letras d) y e) debe entenderse por “tiempo inmediato” todo aquel que transcurra entre la comisión
del hecho y la captura del imputado, siempre que no hubieren transcurrido más de doce horas.

Y con la dictación de la Ley N° 20.931 vuelve a reforzarse la norma del artículo 130, justificándose
en la mejora de la persecución penal para los delitos de hurto, robo y receptación, para agregar la
letra f) ya señalada en el inciso 1° e incluyéndola junto a las letras d) y e) en el inciso final.

5.4. Caso de detención policial

Ya no existen en el derecho procesal penal casos de detención policial facultativa, salvo lo referido
para las faltas en el art. 134 inciso 4º. En consecuencia, la policía debe practicar la detención:

a) Cuando ha sido ordenada judicialmente.

b) Si se sorprendiere a una persona, in fraganti, cometiendo un delito según las hipótesis ya vistas.
En ese mismo acto, la policía está facultada 9 para proceder al registro de las vestimentas, equipaje o
vehículo de la persona detenida, debiendo cumplir con lo señalado en el inciso segundo del artículo
89 del CPcsalP; es decir, el examen de vestimentas debe practicarse por personas del mismo sexo
que el imputado y guardarse todas las consideraciones compatibles con la correcta ejecución del
registro de vestimentas, equipaje o vehículo.

c) Del sentenciado a penas privativas de libertad que hubiere quebrantado su condena, del sujeto
que tiene orden de detención pendiente y del que se fugare estando detenido (artículo 129, inciso
cuarto). En el caso de quebrantamiento de condena y no obstante estar autorizada la policía para
practicar la detención, el tribunal que correspondiere deberá 10, tan pronto tenga conocimiento de
ello, despachar la respectiva orden de detención en contra del condenado.

8 En este caso se facilita la labor policial especialmente en situaciones en que la policía llega después que se ha
consumado el delito y se ha producido la fuga de los responsables. Ejemplo: en los robos en estaciones de gasolina,
cuando las cámaras han registrado el asalto y es posible determinar la identidad de los asaltantes, permitiéndose a la
policía iniciar una búsqueda que arroja resultados positivos (detención de los imputados) antes de cumplirse doce horas
desde el acaecimiento del hecho delictual.

9 Esta facultad fue introducida por el artículo 2° N° 6 de la Ley N° 20.931, de fecha 14 de junio de 2016.
d) Luego de la reforma de la Ley N° 20.074, y con el propósito de evitar zonas de impunidad en la
persecución penal, la policía también está obligada a detener a quien fuere sorprendido en violación
flagrante de las medidas cautelares personales que se le hubieren impuesto y al que violare la
condición del artículo 238, letra b), que le hubiere sido impuesta para la protección de otras
personas (artículo 129, inciso 4°, CPcsalP).

La Ley N° 20.074 agregó, además, un inciso final nuevo al artículo 129, autorizándose a la policía
para ingresar a un lugar cerrado, mueble o inmueble, cuando se encontrare en actual persecución del
individuo a quien debiere detener, para el solo efecto de practicar la respectiva detención. Merece
destacarse que el Senado había aprobado una disposición similar en el N° 21 del artículo 1° del
proyecto que modificaba el artículo 206 del CPcsalP (entrada y registro en lugares cerrados sin
autorización judicial), finalmente primó la tendencia a ubicar la disposición en el artículo 129,
argumentándose que si lo que se pretendía era precisar el concepto de flagrancia (ampliación de la
figura), era preferible su ubicación en el inciso final del aludido artículo 129 del CPcsalP 11. El
legislador vuelve a intervenir el artículo 129, reemplazando ese inciso final que hasta el 14 de junio
de 2016 era el artículo quinto, para agregar una nueva facultad policial (actualmente el inciso quinto
es el sexto, pero modificado por la Ley N° 20.931). En efecto, hasta antes de la modificación
introducida por la Ley N° 20.931, la policía podía ingresar a un lugar cerrado, mueble o inmueble,
solo para practicar la detención que autorizaba la flagrancia, pero ahora está facultada, además, para
registrar el lugar e incautar los objetos y documentos vinculados al caso que dio origen a la
persecución por flagrancia, dando aviso de inmediato al fiscal, quien los conservará. Lo anterior
debe entenderse sin perjuicio de lo establecido en el artículo 215, que autoriza a la policía para
proceder a incautar objetos o documentos que permitieren sospechar la existencia de un hecho
punible distinto al que funda la detención que pretende practicarse, debiendo también dar aviso de
inmediato al fiscal para la conservación de lo incautado. Ejemplo: la policía sorprende in fraganti a
un violador que se fuga y se refugia en el inmueble que le sirve de domicilio. La policía, autorizada
por el artículo 129, ingresa al lugar y, junto con detener al sujeto, descubre que hay una prenda
íntima de la víctima, armas de fuego, drogas, una balanza para pesar las drogas, un dosificador de
ellas y material pornográfico que involucra a menores de edad. La prenda íntima de la víctima
puede incautarse por aplicación estricta del artículo 129, e incluso las armas de fuego (si han
servido como instrumento para el delito de violación) y el material pornográfico, pero las drogas,
balanza y dosificador, que, en principio, nada tendrían que ver con el delito de violación, son
incautados por autorizarlo el artículo 215 (“... procederá sin perjuicio de lo establecido en el
artículo 215...”). Cabe recordar que antes de la dictación de la Ley N° 20.931, cuando se descubrían
objetos y documentos no relacionados con el hecho investigado, solo se podía proceder a su
incautación previa orden judicial, pero en la práctica, la demora en recabar tal orden daba espacio a
que dichos documentos y objetos pudieran perderse y, junto con ello, impedirse el esclarecimiento
del hecho punible distinto al originalmente perseguido. La modificación al texto legal del inciso 1°
del Art. 206, inspirada en la facilitación de la aplicación efectiva de las penas establecidas para los
delitos de robo, hurto y receptación, como en la mejora de la persecución penal en dichos delitos,
trata de resolver esa dificultad práctica, en realidad, para la generalidad de los delitos, ante
hallazgos inevitables o casuales.

Sin perjuicio de lo anterior, debe tenerse en consideración que, luego de la modificación al artículo
85 del CPcsalP (Ley N° 19.942, de 15 de abril de 2004), se autoriza a la policía para detener a la

10 Esta obligación judicial fue introducida por el artículo 2° N° 6 de la Ley N° 20.931, de fecha 14 de junio de 2016.

11 Véase el Informe de la comisión mixta recaído en el proyecto de ley que modifica los Códigos Procesal Penal y Penal
en diversas materias relativas al funcionamiento de la Reforma Procesal Penal. Boletín N° 3.465-07, pág. 19.
persona que ya se encuentra retenida cuando existan indicios de que ha ocultado su verdadera
identidad o ha proporcionado una falsa o, también, si se niega a acreditar su identidad en el curso de
una diligencia de control de identidad.

Dentro de los casos en que obligatoriamente la policía debe practicar la detención, hay que tener en
consideración que la Ley N° 20.603 amplió el inciso 4° del artículo 129, incluyendo en él y
afectando al que fuere sorprendido infringiendo las condiciones impuestas en virtud de las letras a),
b), c) y d) del artículo 17 ter de la Ley N° 18.216, es decir, las que rigen la libertad vigilada
intensiva.

5.5. Caso de detención practicada por particular

La detención practicada por particular, o también denominada detención civil, está regulada en el
inciso 1° del artículo 129, que dispone que cualquier persona podrá detener a quien sorprendiere en
delito flagrante, debiendo entregar inmediatamente al aprehendido a la policía, al Ministerio Público
o a la autoridad judicial más próxima.

6. Requisitos de ejecución

A los requisitos de ejecución, el CPcsalP los denomina requisitos de procedencia y a ellos se refiere
el artículo 125:

a) Debe ser efectuada por orden de funcionario público expresamente facultado por la ley, salvo el
caso de flagrancia.

b) La detención debe ser intimada (exhibida) en forma legal, a menos que el afectado por la
detención sea sorprendido en situación de flagrancia.

c) Deberá proporcionarse al detenido la información a que se refiere el artículo 135. Parece


excusable que si la detención la practica un particular no le sea exigible tal deber; sin embargo, la
autoridad que reciba al imputado debe cumplir inmediatamente con él.

7. Órganos o personas que pueden ordenar y practicar la detención

En realidad, hay que distinguir entre quienes están autorizados para ordenarla y quienes están
autorizados para practicarla.

7.1. Órganos facultados para ordenar la detención

El único facultado legalmente para ordenar la detención es un tribunal con competencia penal en los
casos antes citados (artículo 127) o cualquier tribunal en el caso del artículo 128.

7.2. Órganos que pueden practicar la detención

Quienes pueden practicar la detención son la policía —que en realidad, como se dijo, está obligada
en los casos legalmente planteados— e incluso cualquier persona, no investida de autoridad, en los
casos consultados precedentemente.

8. Plazos de duración de la detención


La duración de la detención dependerá de quien la haya practicado y las circunstancias en que se
hubiere efectuado. En suma, hay que hacer las distinciones siguientes.

8.1. Detención practicada por la policía en caso de flagrancia

La detención no puede durar más de 24 horas contadas desde que se hubiere practicado (artículo
131, inciso 2°). El agente policial que la hubiere realizado o el encargado del recinto de detención
en que se encuentre el sujeto aprehendido deberá informar de ella al MP dentro de un plazo máximo
de doce horas, pudiendo el MP dejar sin efecto la detención u ordenar que el detenido sea
conducido ante el juez dentro de un plazo máximo de 24 horas contado, como se advirtiera, desde
que la detención se produjo. En caso de silencio del MP, la policía está obligada a presentar al
detenido ante la autoridad judicial en el plazo de 24 horas antes aludido.

Sin perjuicio de lo anterior, cabe tener presente que los encargados de los establecimientos
penitenciarios no podrán aceptar el ingreso de personas detenidas sino en virtud de órdenes
judiciales (artículo 133); en consecuencia, los detenidos por flagrancia permanecen siempre bajo
custodia policial y la norma del Art. 133, por especialidad, prima sobre la del inciso final del Art.
131.

Actualmente se discute si el MP, órgano desprovisto de funciones jurisdiccionales, puede dejar sin
efecto una detención practicada por la policía u otra persona. Se argumenta que si el MP no puede
ordenar por sí mismo una detención, en consecuencia, tampoco puede dejarla sin efecto. Si bien
pueden sostenerse teorías en ambos sentidos, tanto legal como constitucionalmente, el asunto
debiera ser resuelto por el legislador y así evitar problemas que ponen en entredicho la función del
persecutor penal.

8.2. Detención practicada por la policía en cumplimiento de una orden judicial

El plazo máximo de detención es también de 24 horas. Sin embargo, la policía una vez practicada la
detención deberá conducir al detenido inmediatamente a presencia del juez que hubiere expedido la
orden. Si ello no fuere posible por no ser hora de despacho, la detención podrá prolongarse hasta
que se produzca la primera audiencia judicial, por un período que en caso alguno podrá exceder el
plazo de 24 horas antes referido.

A propósito de los plazos de detención, la Ley N° 20.074 agregó dos incisos (tercero y cuarto)
nuevos al artículo 131 que, por un lado, obligan al MP, en el caso de que ordene poner al detenido a
disposición del juez, en el mismo acto, a dar conocimiento de esta situación al abogado de
confianza de aquel o a la Defensoría Penal Pública; y por otro, se establece que, para los efectos de
poner a disposición del juez al detenido, las policías cumplirán con su obligación legal dejándolo
bajo la custodia de Gendarmería del respectivo tribunal.

Los dos casos anteriores, designados en los puntos 8.1. y 8.2., deben complementarse con lo
dispuesto en el artículo 132, que regula lo relacionado con la primera audiencia judicial del
detenido. A saber, el MP, en dicha audiencia, procederá directamente a formalizar la investigación y
a solicitar las medidas cautelares que procedieren, siempre que contare con los antecedentes
necesarios y que se encontrare presente el defensor del imputado. Si no fuere posible, el MP podrá
pedir ampliación del plazo de detención hasta por tres días.

Además de lo señalado precedentemente, es preciso destacar que la Ley N° 20.074 sustituyó el


inciso 1° del artículo 132 del CPcsalP por el texto siguiente: “... A la primera audiencia judicial del
detenido deberá concurrir el fiscal o el abogado asistente del fiscal. La ausencia de éstos dará
lugar a la liberación del detenido...”.

En la práctica, se ha reprochado al legislador que haya permitido que los abogados asistentes de los
fiscales intervinieran, procesalmente, en la primera audiencia judicial del detenido y ese
cuestionamiento suscitó conflictos de interpretación acerca de la naturaleza de las facultades de
dichos abogados. La postura detractora ha venido sosteniendo que las facultades de investigación y
ejercicio de acción penal son privativas de los fiscales y la intervención de cualquier otro abogado
perteneciente al MP se manifiesta como una invasión inconstitucional de funciones 12. La otra
postura, oponiéndose a la anterior, predica que, cuando la Constitución se refiere al órgano
persecutor, comprende al Ministerio Público unitariamente, sean estos fiscales o abogados
asistentes, sin distinción. Por lo demás, la presencia de los asistentes no implicaría actividades de
dirección de una investigación (dar instrucciones a la policía o investigar por sí mismos), función
privativa de los fiscales, y, por añadidura, el ejercicio de la acción penal se produciría al tiempo de
ejercerse una acusación o requerimiento; en consecuencia, fuera de esas fronteras, no habría
ninguna inconstitucionalidad, la modificación legal es respetable y las normas generales de
comparecencia previstas legalmente para la actividad forense de los abogados fluyen como
suficiente fundamento para la intervención de los abogados asistentes a las audiencias respectivas.

Con todo, el mayor problema al respecto ocurría cuando en la primera audiencia judicial del
detenido se realiza el control de detención, la formalización de la investigación y se ejerce la acción
penal, fuere mediante requerimiento (como sucede cuando se invoca el artículo 393 bis del
CPcsalP) o mediante acusación (como en los casos de solicitud de juicio inmediato en conformidad
a lo dispuesto en el artículo 235 del CPcsalP). ¿Podría el asistente de fiscal intervenir en todo
aquello? Conforme al mérito de las explicaciones anteriores, pareciera que no; sin embargo, la
Corte de Apelaciones de San Miguel dictó un fallo que favoreció los argumentos del MP,
permitiendo al abogado asistente tales intervenciones, y añadió esa sentencia un argumento
interesante emanado del abogado integrante Carlos Künsemüller L., esto es, que tratándose “... de
una sola audiencia, que cumple dos fines, no parece razonable fraccionarla en dos partes, una en
que puede actuar el asistente del fiscal y en otra en que le está vedado, más aún, si como ocurrió
en la especie, el fiscal estuvo presente en toda la audiencia, cumpliéndose, por tanto, con las
formas o ritualidades”1314. No mucho tiempo después el legislador, a través del artículo 2° N° 4 de
la Ley N° 20.253 (“Primera Agenda Corta”), sustituyó el inciso 2° del artículo 132, agregándole a
ese artículo unos incisos, segundo y tercero, nuevos. En lo fundamental, las modificaciones al
artículo 132, introducidas por la “Primera Agenda Corta”, fuera de autorizar expresamente la
intervención procesal de los abogados asistentes permitiéndoles formalizar la investigación y
solicitar medidas cautelares, además, vinieron a resolver, y superar, las dificultades de
interpretación de algunos jueces, que sostenían que declarada ilegal una detención se terminaba la
audiencia, sin que fuera posible formalizar la investigación ni discutir medidas cautelares,
afirmándose, además, que la declaración de ilegalidad de la detención tornaba ilícita la prueba

12 El mismo reproche se formula, hasta hoy, a los abogados asesores del Ministerio Público que alegan ante las Cortes
Superiores de Justicia o que asisten a las audiencias de juicio oral interrogando a acusado, víctimas, testigos y peritos.

13 Véase la sentencia de la Corte de Apelaciones de fecha 28 de diciembre de 2005 en el procedimiento RUC N°


0500591927-6.

14 Además, hay que tener presente que, sobre la constitucionalidad de la intervención procesal de los abogados
asistentes, el Tribunal Constitucional se ha pronunciado favorablemente a esa postura. Sobre el punto, véase su sentencia
de fecha 29 de enero de 2008, Rol N° 1.001-2007.
obtenida durante el procedimiento policial. En efecto, el nuevo inciso final señala, expresamente,
que la declaración de ilegalidad de la detención no impedirá que el fiscal o abogado asistente del
fiscal pueda formalizar la investigación y solicitar las medidas cautelares que sean procedentes
(salvo la ampliación de la detención), agregando que la declaración de ilegalidad de la detención no
producirá efecto de cosa juzgada con relación a las solicitudes de exclusión de prueba que se hagan
oportunamente “... de conformidad con lo previsto en el artículo 276...” del CPcsalP. Vale decir, la
discusión sobre la licitud o ilicitud de la prueba se define siempre en la audiencia de preparación de
juicio oral.

La misma Ley N° 20.253 también agregó un artículo 132 bis que permite el ejercicio de un recurso
de apelación, al fiscal o al abogado asistente (en su caso), en el solo efecto devolutivo 15, en contra
de la resolución que declara ilegal una detención (la que declara legal la detención no es apelable),
siempre que esa decisión judicial haya tenido lugar en el marco de un procedimiento referido a los
delitos de secuestro (artículo 141 del Código Penal), sustracción de menores (artículo 142 del
Código Penal), violación (artículos 361, 362 y 365 bis del Código Penal), homicidio (artículos 390
y 391 del Código Penal), robo (artículos 433, 436 y 440 del Código Penal) y a los crímenes
contemplados en la Ley de Drogas N° 20.000. Dicho artículo sería sustituido por la Ley N° 20.931,
para incorporar al catálogo de delitos antes señalados los crímenes y simples delitos de la Ley N°
17.798 (sobre control de armas); los simples delitos contenidos en la Ley N° 20.000 y los delitos de
castración, mutilaciones y lesiones contra miembros de Carabineros, de la Policía de
Investigaciones y de Gendarmería de Chile, en el ejercicio de sus funciones. Y la Ley N° 21.212, de
fecha 4 de marzo de 2020, agregaría al artículo 132 bis los artículos 390 bis y 390 ter (femicidio).

La Ley N° 20.931 también volvió a modificar el artículo 132 (incisos 1° y 2°) facultando al juez
para suspender la audiencia por un plazo breve y perentorio no superior a dos horas, con el fin de
permitir la concurrencia del fiscal o abogado asistente ausentes. Esta modificación, de evidente
aplicación práctica, viene a solucionar un problema operativo de ordinaria ocurrencia; esto es, que,
por abultada agenda u otro problema que no sean de su exclusiva responsabilidad, fiscales y
asistentes no alcancen a llegar a la hora señalada para la audiencia respectiva y se produzca la
libertad del imputado. Pero si ha transcurrido el plazo de dos horas y persiste la ausencia, de todas
formas se produce la liberación del detenido, tal cual lo consignaba la norma antes de dicha
modificación, quedando el juez obligado a comunicar la ausencia del fiscal o de su abogado
asistente al fiscal regional respectivo a la mayor brevedad, con el objeto de determinar la eventual
responsabilidad disciplinaria del funcionario en cuestión.

Finalmente, respecto del derecho de información del imputado, téngase presente lo que ya se ha
dicho en cuanto a la difusión de ellos regulada en los artículos 135, 136 y 137.

9. Derechos del detenido

El CPcsalP reconoce al detenido el derecho a ser informado con relación a la detención que pudiere
practicarse en su contra y obliga al funcionario público a cargo del procedimiento de detención a
proporcionarle lo siguiente:

15 A propósito de la “Primera Agenda Corta”, el Mensaje pretendía que el detenido no recuperara su libertad mientras la
resolución que había declarado la ilegalidad no se encontrase firme, lo que equivalía a decir que, habiéndole quedado
claro al juez de primera instancia que la detención era ilegal y que, por esa razón, el detenido debía recuperar su libertad,
aun así debía permanecer privado de libertad, mientras a la Corte de Apelaciones no le quedara también claro que la
detención había sido ilegal. Siendo evidente la inconstitucionalidad e inconsistencia de las pretensiones del Mensaje, el
legislador abandonó esa idea.
a) Informarle acerca del motivo de la detención, al momento de practicarla.

b) Informarle de manera específica y clara acerca de los hechos que se le imputan y los derechos
que le otorgan la Constitución y las leyes.

c) Informarle sobre su derecho a ser asistido por un abogado desde los actos iniciales de la
investigación.

d) Informarle sobre su derecho a guardar silencio o, en caso de consentir en prestar declaración, a


no hacerlo bajo juramento y a ser advertido, antes de prestar declaración ante el fiscal o la policía,
de que en caso de renuncia al derecho de guardar silencio, todo lo que manifieste podrá ser usado en
su contra.

e) Informarle sobre su derecho a entrevistarse privadamente con su abogado, de acuerdo al régimen


del establecimiento de detención, el que solo contemplará las restricciones necesarias para el
mantenimiento del orden y la seguridad del recinto.

f) Informarle sobre su derecho a tener, a sus expensas, las comodidades y ocupaciones compatibles
con la seguridad del recinto en que se encontrare.

Hay que agregar que el artículo 135 del CPcsalP establece que, si por las circunstancias que
rodearen la detención no fuere posible proporcionar inmediatamente al detenido la información
antes descrita, ella le será entregada por el encargado de la unidad policial a la cual fuere
conducido. Además, existe la obligación de dejar constancia en el libro de guardia del recinto
policial del hecho de haberse proporcionado la información, de la forma en que ello se hubiere
realizado, del funcionario que la hubiere entregado y de las personas que lo hubieren presenciado.

La información de derechos podrá efectuarse verbalmente, o bien por escrito, si el detenido


manifiesta saber leer y encontrarse en condiciones de hacerlo. En este último caso, se le entregará al
detenido un documento que contenga una descripción clara de esos derechos, cuyo texto y formato
determinará el Ministerio Público.

En los casos de detención en la residencia del imputado, es decir, cuando se detiene al que alega
legítima defensa privilegiada (Art. 10 N° 6, Párrafo 2°, CP), la información prevista en el artículo
135 del CPcsalP será entregada al afectado en el lugar en que la detención se hiciere efectiva, esto
es en su residencia, sin perjuicio de la constancia respectiva en el libro de guardia.

10. Fiscalización del cumplimiento del deber de información

Tanto el MP como el juez de garantía, según el caso, están obligados a cerciorarse del cumplimiento
del deber de información que pesa sobre el funcionario que practica la detención. Si comprobaren
que ello no hubiere ocurrido, informarán de sus derechos al detenido y remitirán oficio, con los
antecedentes respectivos, a la autoridad competente, con el objeto de que aplique las sanciones
disciplinarias correspondientes o inicie las investigaciones penales que procedieren (artículo 136
CPcsalP).

11. Difusión de derechos


El artículo 137 del CPcsalP obliga a mantener en todo recinto policial, del JG, TJOP, MP y DPP,
exhibiendo en lugar destacado y claramente visible al público, un cartel en el cual se consignen los
derechos de las víctimas y detenidos cuyo texto y formato es determinado por el Ministerio de
Justicia. La misma obligación pesa sobre todos los recintos de detención policial y casas de
detención.

V. Prisión preventiva

La prisión preventiva ya estaba prevista en el sistema inquisitorio como una medida de carácter
excepcional; no obstante, su utilización, más que cautelar los fines del procedimiento, constituía
(constituye) una anticipación de condena o, más bien, la pena misma. No hay grandes avances
satisfactorios en esta materia, pese al advenimiento de la reforma procesal penal. Por ejemplo, se
sigue conservando para esta medida cautelar la denominación “prisión preventiva”, expresión que
no hace otra cosa que advertir que la privación de libertad puede venir antes de la declaración de
culpabilidad, aunque, como una suerte de “travestismo jurídico”, disfrazada de medida cautelar,
haciéndose letra muerta con todos los principios que, se entienden, organizan un sistema respetuoso
de los derechos fundamentales del sospechoso en el procedimiento. Hay que reconocer que el
legislador, mediante la reforma procesal penal, trató de evolucionar y situar a la prisión preventiva
como una afectación extraordinaria al derecho a la libertad, pero no tardó mucho en dar marcha
atrás. Efectivamente, la Ley N° 20.074, del año 2005, intensificó, en desmedro de los imputados,
las normas que regulaban la prisión preventiva en la primera versión del Código Procesal Penal,
introduciendo modificaciones a los artículos 139, 140, 141, 146, 149 y 154 del CPcsalP. Respecto
del conjunto de esas modificaciones, hay que decir que al legislador, tratando de evitar zonas de
impunidad en la persecución penal, le pareció indispensable “perfeccionar” la prisión preventiva,
distinguiendo nítidamente las causales que la hacen improcedente, a fin de evitar una
automatización en su interpretación, en perjuicio de la cualidad cautelar de esta medida. El año
2008, con la publicación de la Ley N° 20.253 (“Primera Agenda Corta”), el legislador vuelve a
intervenir las normas que regulan la prisión preventiva, cercenando una vez más su carácter
excepcional, esta vez bajo el lema de una seguridad ciudadana, para modificar los artículos 140,
149, 150 (estos tres artículos se modificaron nuevamente por la Ley N° 20.931, “Segunda Agenda
Corta”, a fin de facilitar la aplicación efectiva de las penas establecidas para los delitos de robo,
hurto y receptación y mejorar la persecución penal de tales delitos) y 144 del CPcsalP, como se verá
en lo sucesivo.

1. Concepto

Medida cautelar personal en virtud de la cual se produce la privación de libertad temporal del
imputado cuando las demás medidas cautelares personales son insuficientes para asegurar las
finalidades del procedimiento y cuando concurren los demás requisitos previstos en el CPcsalP.

2. Reglamentación

La PrP se encuentra regulada en el Libro I, Título V, Párrafo 4°, entre los artículos 139 a 154 del
CPcsalP.

3. Finalidad

El CPcsalP ha señalado expresamente que las medidas cautelares tienen por objeto asegurar la
realización de los fines del procedimiento; sin embargo, esa declaración de límites es insuficiente y
obliga a analizar cuáles son los fines del procedimiento, tarea relevante que no genera fáciles
consensos. Con todo, puede decirse que la prisión preventiva se aplica:

a) Para evitar la fuga16 del imputado (asegurar su comparecencia en el procedimiento).

b) Evitar el entorpecimiento de las diligencias de investigación (asegurar su éxito).

c) Impedir la realización de una nueva conducta delictual, sea la misma por la cual se sigue
procedimiento u otra distinta.

Las dos primeras hipótesis pueden considerarse fines del procedimiento penal, pero la última no
sirve a él (no es un fin del procedimiento en sí mismo) y, en realidad, constituye una medida
preventiva de protección a la comunidad o de la propia víctima (seguridad ciudadana) 17. Nótese que
el Art. 139 CPcsalP, cuando se refiere a la procedencia de la PrP, diferencia entre finalidades del
procedimiento y seguridad del ofendido o de la sociedad.

4. Requisitos

Hay que distinguir los requisitos comunes de los específicos.

4.1. Requisitos comunes

Son comunes aquellos que el CPcsalP prevé tanto para la detención como para la prisión preventiva
en el artículo 154 y que ya fueron expuestos.

4.2. Requisitos específicos

a) Que las demás medidas cautelares personales fueren estimadas por el juez 18 como insuficientes
para asegurar las finalidades del procedimiento, la seguridad del ofendido o de la sociedad (artículo
139, inciso 2°, CPcsalP).

Las demás medidas cautelares son la citación, la detención y las que menciona el artículo
155 CPcsalP.

b) Que se encuentre formalizada la investigación.

En este requisito puede apreciarse una cierta analogía institucional entre el procedimiento
inquisitorio y el acusatorio, lo que había (hay) en el sistema antiguo era auto de

16 La modificación introducida por el artículo 2° N° 7 de la Ley N° 20.253 al artículo 140 del CPcsalP reconoce,
expresamente, por primera vez, esta finalidad de la prisión preventiva (letra c: “... que el imputado se dé a la fuga...”).

17 Volk, Klaus, ob. Cit., p.48

18 Véase el artículo 1° N° 14 de la Ley N° 20.074, que introdujo la expresión “... fueren estimadas por el juez...” al
inciso 2° del artículo 139 del CPcsalP.
procesamiento/prisión preventiva y lo que hay en el sistema acusatorio chileno es
formalización de la investigación/prisión preventiva.

c) Que sea solicitada por el MP o por el querellante.

La solicitud obliga a la realización de una audiencia judicial que deberá contar con la asistencia
obligatoria del imputado, su defensor y el solicitante.

d) Que existan antecedentes que justificaren la existencia del delito que se investiga.

e) Que existan antecedentes que permitieren presumir fundadamente que el imputado ha tenido
participación en el delito como autor, cómplice o encubridor.

Los dos requisitos anteriores son similares a los que se exigen en el sistema inquisitorio para
someter a proceso a una persona. La justificación de antecedentes (más bien el peso de estos)
implica un elevado grado de convencimiento sobre la existencia de un delito y la autoría o
participación en él del imputado; en consecuencia, se autoriza un mayor rigor estatal en la
persecución penal a costa de la libertad del sospechoso.

f) Que existan antecedentes calificados que permitan al tribunal considerar que la prisión preventiva
es indispensable para el éxito de diligencias precisas y determinadas de la investigación, que exista
peligro de fuga19 o que la libertad del imputado es peligrosa para la seguridad de la sociedad o del
ofendido.

Como se explicara precedentemente, se trata de asegurar la realización de los fines del


procedimiento y, aunque no sea un fin del procedimiento, también se trata de proteger a la
comunidad o a la víctima de un nuevo atentado.

El CPcsalP ha establecido algunos criterios para la configuración de este último requisito:

f.1) Indispensabilidad de la PrP para el éxito de la investigación

Se entiende que la PrP es indispensable para el éxito de la investigación, especialmente cuando


existiere una sospecha grave y fundada de que el imputado pudiere obstaculizar la investigación
mediante la destrucción, modificación, ocultación o falsificación de elementos de prueba, o cuando
pudiere inducir a coimputados, testigos, peritos o a terceros para que informen falsamente o se
comporten de manera desleal o reticente.

f.2) Peligro para la seguridad de la sociedad

El CPcsalP no señala qué debe entenderse por “peligro para la seguridad de la sociedad”, pero
obliga al juez, más que orientarlo (como afirmaban el gobierno y algunos legisladores durante la
discusión del proyecto de ley “Primera Agenda Corta” 20), a considerar ciertas circunstancias

19 No ha definido el legislador qué debe entenderse por “peligro de fuga”; en la práctica, no obstante, la expresión logra
configurarse por los casos de imputados “itinerantes”, es decir, aquellos que no tienen domicilio fijo en el lugar donde
cometen uno o más delitos o lo tienen en otro lugar o que se trasladan de uno a otro para cometerlos, pudiendo inferirse
que se evadirán del procedimiento.
especiales de las que puede extraer una conclusión de peligrosidad que autorice la medida cautelar
de prisión preventiva:

a) La gravedad de la pena asignada al delito.

b) El número de delitos que se imputan y el carácter de estos.

c) La existencia de procedimientos pendientes.

d) Encontrarse el imputado sujeto a alguna medida cautelar personal como orden de detención
judicial pendiente u otras21, existir libertad condicional o estar cumpliendo el imputado alguna de
las penas sustitutivas a la ejecución de las penas privativas o restrictivas de libertad contempladas
en la ley22.

e) Existencia de condenas anteriores cuyo cumplimiento se encontrare pendiente, atendiendo a la


gravedad de los delitos de que trataren.

f) El hecho de haber actuado en grupo o pandilla.

g) Delitos imputados que tengan asignada pena de crimen en la ley que los consagra.

h) Imputado que hubiere sido condenado con anterioridad por delito al que la ley señale igual o
mayor pena, sea que la hubiera cumplido efectivamente o no23.

20 Véase, por ejemplo, la página 61 del Informe de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia recaído en el
proyecto de ley que modifica el Código Penal y el Código Procesal Penal en materia de Seguridad Ciudadana y refuerza
las atribuciones preven- tivas de las policías, en el Boletín N° 4321-07.

21 La expresión “... como orden de detención judicial pendiente u otras...” fue agregada por el N° 11, letra a), del Art. 2°
de la Ley N° 20.931 y mediante una letra b) se añadió un nuevo inciso final al Art. 140 del siguiente tenor: “... Para
efectos del inciso cuarto, sólo se considerarán aquellas órdenes de detención pendientes que se hayan emitido para
concurrir ante un tribunal, en calidad de imputado...”.

22 La Ley N° 20.603 reemplazó en el artículo 140, inciso cuarto, la oración “ gozando de alguno de los beneficios
alternativos a la ejecución de las penas alternativas o restrictivas de libertad contemplados en la ley ” por “cumpliendo
alguna de las penas sustitutivas a la ejecución de las penas privativas o restrictivas de libertad contempladas en la ley”, a
fin de adecuar esa norma con el nuevo texto de la Ley N° 18.216 que ya no regula beneficios, sino, como la misma Ley
N° 20.603 lo señala: penas sustitutivas.

23 Las circunstancias que en el libro aparecen bajo letras g) y h) fueron agregadas al Código Procesal Penal por el
artículo 2° N° 7 de la Ley N° 20.253, que reemplazó al artículo 140. En primer lugar, la circunstancia anotada en la letra
g) es una redundancia del legislador, pues el artículo 140, unos renglones antes, ya considera la gravedad de la pena
asignada al delito como circunstancia “orientadora” que debe tener presente el juez para acceder a la solicitud de prisión
preventiva. En segundo lugar, la que aparece escrita bajo la letra h) no es otra cosa que la circunstancia agravante de
responsabilidad penal que contempla el artículo 12 N° 15 del Código Penal, según la nueva versión de ella regulada en el
artículo 1° N° 2, letra a), de la Ley N° 20.253 (“... haber sido conde- nado el culpable anteriormente por delitos a que la
ley señale igual o mayor pena...”), asimilada a las circunstancias “especiales” que necesitan los jueces para justificar sus
decisiones judiciales de prisión preventiva. Así el “derecho penal de autor” que invadía al Código Penal invade, ahora
también, al CPcsalP, pero el legislador “se pisa la cola”, porque mientras en el Código Procesal Penal utiliza,
complementariamente, la frase “... sea que la hubiese cumplido efectivamente o no...”, al regular la circunstancia
f.3) Peligro para el ofendido

Según el inciso final del artículo 140 debe entenderse que existe peligro para la seguridad del
ofendido cuando existieren antecedentes calificados que permitieren presumir que si el imputado
estuviere libre, realizaría atentados24 en contra del ofendido o en contra de su familia o de sus
bienes.

g) Proporcionalidad

Este último requisito específico consiste en una ponderación entre lo que se hace (gravedad del
hecho), las circunstancias que rodean al hecho en cuestión y la probable sanción penal que
correspondería al imputado si se le condenara; en consecuencia, no puede imponerse una medida de
privación de libertad a una persona durante el procedimiento penal, si por el hecho imputado, por
ejemplo, solo procedería en definitiva una sanción pecuniaria25.

Merece recordarse que la Ley N° 20.074 alteró sustancialmente el requisito de proporcionalidad,


reemplazando el antiguo artículo 141 por uno nuevo.

Antes de la Ley N° 20.074, el CPcsalP, en el artículo 141, impedía la orden de prisión preventiva
cuando ella era desproporcionada en relación con la “gravedad del delito” 147, las circunstancias de
su comisión y la sanción probable. Actualmente, el inciso primero se limita a señalar los casos en
que no se podrá ordenar la prisión preventiva:

a) Cuando el delito imputado (debió decir “hecho”) estuviere sancionado únicamente con penas
pecuniarias o privativas de derechos.

Con anterioridad a la entrada en vigencia de la Ley N° 20.074, tampoco procedía la prisión


preventiva si el delito que se discutía estaba sancionado con una pena privativa o restrictiva
de libertad de duración no superior a la de presidio o reclusión menor en su grado mínimo.

b) Cuando se tratare de un hecho constitutivo de un delito de acción penal privada.

c) Cuando el imputado se encontrare cumpliendo efectivamente una pena privativa de libertad.

agravante de haber sido el imputado condenado anteriormente por delitos a que la ley señale igual o mayor pena; en el N°
15 del artículo 12 del Código Penal, en cambio, olvidó ese complemento, dando lugar para que pueda sostenerse que
como el Código Penal omite así decirlo, los jueces, al comparar ambos códigos, tienen discrecionalidad para decidir que
mientras no se haya cumplido efectivamente la pena, no se configura la circunstancia modificatoria de responsabilidad
penal.

24 El inciso final del artículo 140 del CPcsalP empleaba la frase “atentados graves”, pero el legislador a fin de vigorizar
la prisión preventiva suprimió, a través de la Ley N° 20.074, el requisito de gravedad.

25 Téngase a la vista que el TC ha invocado, como argumento de un fallo, la autoevidente definición de Javier Barnes
sobre el principio de proporcionalidad: “... principio constitucional en virtud del cual la intervención pública ha de ser
susceptible de alcanzar la finalidad perseguida, necesaria o imprescindible, al no haber otra medida menos restrictiva de
la esfera de libertad de los ciudadanos (es decir, por ser el medio más suave y moderado de entre los posibles —ley del
mínimo intervencionismo—) y proporcional en sentido estricto, es decir ponderada o equilibrada por derivarse de
aquella más beneficiosa o ventajosa para el interés general que perjudicial sobre otros valores o bienes en conflicto, en
particular sobre los derechos y libertades...”. STC Rol N° 2983-16-INA, c. 11, de fecha 13 de diciembre de 2016.
Se agrega que si por cualquier motivo fuere a cesar el cumplimiento efectivo de la pena y el fiscal o
el querellante estimaren necesaria la prisión preventiva o alguna de las medidas previstas en el
Párrafo 6° (otras medidas cautelares personales), podrá solicitarlas, anticipadamente, de
conformidad a las disposiciones del Párrafo 4° (de la prisión preventiva), a fin de que, si el tribunal
acogiere la solicitud, la medida se aplique al imputado en cuanto cese el cumplimiento efectivo de
la pena, sin solución de continuidad.

La letra c) del artículo 141, antes de la modificación implementada por la Ley N° 20.074, impedía
ordenar la prisión preventiva cuando el tribunal consideraba que en caso de ser condenado el
imputado arribaría a alguna de las medidas alternativas a la privación o restricción de libertad
contempladas en la ley y aquel lograba acreditar vínculos permanentes con la comunidad, que
dieran cuenta de su arraigo familiar o social.

Por último, el inciso final del artículo 141 consagra una excepción a la aplicación del principio de
proporcionalidad (también denominado principio de prohibición de exceso) tornándolo inoperante,
esto es, autorizándose la prisión preventiva en los eventos previstos en el inciso primero, cuando el
imputado hubiere incumplido alguna de las medidas cautelares previstas en el Párrafo 6° del Título
V (de las medidas cautelares personales) o cuando el tribunal considerare que el imputado pudiere
incumplir su obligación de permanecer en el lugar del juicio hasta su término y presentarse a los
actos del procedimiento como a la ejecución de la sentencia, inmediatamente que fuere requerido o
citado de conformidad a los artículos 33 y 123 del CPcsalP. Añade esa disposición legal que
también se resolverá la prisión preventiva del imputado que no asistiere a la audiencia del juicio
oral, resolución que se dictará en la misma audiencia, a petición del fiscal o del querellante.

5. Oportunidad en que puede solicitarse la prisión preventiva

La PrP puede solicitarse (por escrito) durante todo el curso de la etapa de investigación desde que
ella se hubiere formalizado. No indica el CPcsalP quiénes están facultados para solicitarla, sin
embargo, debe concluirse que pueden presentar la solicitud correspondiente tanto el MP como el
querellante, pero si se tiene presente lo dispuesto en el inciso 1° del artículo 144 del CPcsalP: “...
cualquiera de los intervinientes...”, la víctima también podría solicitarla. Presentada la solicitud,
debe citarse a una audiencia al imputado, defensor (la presencia de ambos es un requisito de validez
de la audiencia) y demás intervinientes para su debate.

La solicitud, además, puede plantearse verbalmente en la audiencia de formalización de la


investigación, en la audiencia de preparación del juicio oral o en la audiencia de juicio oral (Art.
142).

El tribunal luego de oír a los intervinientes deberá pronunciar resolución, la que deberá ser fundada
expresando claramente los antecedentes que justificaren su decisión en caso de acoger la solicitud
de prisión preventiva (artículo 143 CPcsalP).

6. Modificación, revocación, sustitución y revisión de la PrP


La PrP es una medida cautelar, esencialmente transitoria, que admite alteraciones en su régimen,
según pasa a estudiarse. Se advierte, en todo caso, que el CPcsalP exhibe una confusión en los
términos que emplea para identificar las mutaciones que puede sufrir la prisión preventiva; en
consecuencia, en lo sucesivo se ofrece un esquema explicativo que altera, en alguna medida, las
palabras que ha utilizado el legislador en la materia.

6.1. Modificación

La modificación es una facultad del tribunal que se ejerce al pronunciarse sobre la medida cautelar
de prisión preventiva, acogiendo una solicitud cuando la ha rechazado en anteriores oportunidades
(tránsito desde el estado de libertad al estado de privación de ella) o revocándola cuando antes la ha
impuesto (tránsito desde el estado de privación de libertad al de libertad propiamente tal). Aunque
sea obvio, debe considerarse que la resolución que rechaza una solicitud de prisión preventiva no
implica una modificación, pues el estado de libertad permanece incólume, como tampoco hay
modificación cuando se mantiene el régimen de prisión preventiva, ya que no hay alteración del
estado de privación de libertad.

a) Caso en que se deja sin efecto la prisión preventiva

Puede suceder que el imputado se encuentre sujeto a prisión preventiva, en ese caso la resolución
que la ordenó es esencialmente modificable pudiendo un tribunal, en cualquier etapa del
procedimiento (salvo en la de ejecución), devolverle la libertad al imputado, de oficio o a petición
de parte.

b) Caso en que se ordena la prisión preventiva

Se trata del caso en que siendo solicitada la prisión preventiva del imputado se otorga (artículo 144,
inciso 1°, CPcsalP) o el caso en que habiendo sido rechazada una solicitud por el tribunal, no
obstante este la ordena con posterioridad (en una audiencia), cuando existieren otros antecedentes
(nuevos) que, a su juicio, justificaren discutir nuevamente su procedencia (artículo 144, inciso 3°,
CPcsalP). Asimismo, existe la posibilidad de que el tribunal de oficio ordene la prisión preventiva
del imputado luego que la haya rechazado (artículo 144, inciso 1°, CPcsalP).

6.2. Revocación

La revocación es, en realidad, una consecuencia de la facultad de modificación del tribunal, antes
referida, que deja sin efecto la prisión preventiva respetando la libertad al imputado. Se diferencia
de la sustitución porque, en tal caso, en estricto rigor, el tribunal puede ordenar otra medida cautelar
personal de menor intensidad. Aunque el artículo 144, inciso 2°, del CPcsalP señala que es
solicitada por el imputado, no se advierte inconveniente en que pueda ser solicitada por otro
interviniente.

a) Actitudes del Tribunal

El tribunal puede rechazar de plano la solicitud de revocación o abrir debate sobre ella citando a
todos los intervinientes a una audiencia para discutir sobre la subsistencia de los requisitos en los
que se sustenta esta medida cautelar. La citación a audiencia para una discusión de subsistencia de
requisitos, hasta la publicación de la Ley N° 20.253 (“Primera Agenda Corta”), era obligatoria para
el juez, si habían transcurrido dos meses desde el último debate oral en que se hubiere ordenado o
mantenido la PrP, pero el artículo 2° N° 8 de esa ley sustituyó el inciso del artículo 144 por uno
nuevo, eliminando esa obligación, con el consecuente deterioro del derecho de defensa del
imputado.

6.3. Sustitución

La sustitución consiste en el reemplazo de la PrP por otras medidas cautelares personales y se


encuentra regulada en el Art. 145. Puede solicitarse en cualquier momento del procedimiento penal
o resolverse de oficio. Esa misma disposición, en su inciso 1°, señala que se “... podrá substituir la
prisión preventiva por alguna de las medidas...” del Párrafo 6° del Título V, dando pie para que
pueda argumentarse que la sustitución solo puede producirse entre la PrP y una sola de las medidas
cautelares que enumera el Art. 155; sin embargo, este último artículo, en su inciso 1°, autoriza que
pueda imponerse al imputado “... una o más...” de ellas, quedando abierta la discusión sobre el
número de ellas que pueda imponer el tribunal cuando autoriza la sustitución.

6.4. Revisión

Consiste en la obligación del tribunal de considerar la cesación o prolongación de la PrP en los


casos que señala la ley.

Aunque la PrP no tiene un plazo máximo de duración, puesto que puede permanecer vigente en
tanto subsistan los motivos que la hubieran justificado (si no subsisten, el tribunal debe ordenar su
terminación), la PrP debe revisarse periódicamente con el fin de considerarse su cesación o
prolongación.

Existen dos causales de revisión que se configuran en torno al transcurso de un plazo:

a) El inciso 2° del artículo 145 del CPcsalP dispone que transcurridos seis meses desde que ella se
hubiere ordenado o transcurridos seis meses desde el último debate oral en que ella se hubiere
decidido, debe procederse a su revisión.

b) El inciso 2° del artículo 152 del CPcsalP dispone que si la prisión preventiva se hubiere
prolongado, alcanzando en extensión a la mitad de la duración de la pena privativa de libertad que
se pudiere esperar en el evento de dictarse sentencia condenatoria, o de la que se hubiere impuesto
existiendo recursos pendientes, el tribunal citará de oficio a una audiencia para su revisión.

7. Recursos

El código consagra la posibilidad de entablar un recurso de apelación contra la resolución judicial


que ordena, mantiene, niega o revoca una PrP, siempre que aquella resolución hubiere sido dictada
en una audiencia. Fuera de los casos que menciona el artículo 149, el recurso no es procedente.

Desde el comienzo de la vigencia de la reforma procesal penal se habían venido verificando casos
en que encontrándose una persona privada 26 de libertad, normalmente bajo detención, y
solicitándose, en audiencia, su prisión preventiva a los tribunales, estos rechazaban esa solicitud y
ordenaban la libertad inmediata del imputado. Como, en esa situación, el CPcsalP permitía un
recurso de apelación, habitualmente la resolución del juez era apelada. Sucedía también que las

26 La Ley No 20.074 introdujo al inciso 1o del artículo 149 la posibilidad de que la circunstancia de decretarse alguna
medida cautelar del artículo 155 no obstara a la procedencia del recurso de apelación.
Cortes de Apelaciones revocaban la resolución del juez de primera instancia y ordenaban la prisión
preventiva del imputado; sin embargo, durante el tiempo que transcurría entre que había sido puesto
en libertad por la resolución de primera instancia que rechazaba la solicitud de su prisión preventiva
y se revocaba esa resolución por el tribunal de segunda instancia ordenando la prisión preventiva, el
imputado se fugaba sustrayéndose al procedimiento penal, impidiéndose que las resoluciones de las
cortes pudieran ejecutarse. A fin de evitar esa situación, el artículo 2° N° 9 de la Ley N° 20.253
(“Primera Agenda Corta”) introdujo dos incisos nuevos al artículo 149 consagrando que, tratándose
de los delitos de secuestro (artículo 141 del Código Penal), sustracción de menores (artículo 142 del
Código Penal), violación (artículos 361, 362, 363, 365 bis, 366 inciso 1º y 2º y 366 bis 27 del Código
Penal), explotación sexual (art. 411 quáter28 del Código Penal) homicidio (artículos 390 y 391 del
Código Penal), robo (artículos 433, 436 y 440 del Código Penal) y de los crímenes contemplados en
la Ley de Drogas N° 20.000, el imputado no podría ser puesto en libertad mientras no se encontrare
ejecutoriada la resolución que negaba o revocaba la prisión preventiva, salvo en el caso en que el
imputado no había sido puesto a disposición del tribunal en calidad de detenido 29, pero
imponiéndose como requisito que el recurso se interpusiera en la misma audiencia (por lo mismo,
en la práctica tomó el nombre de “apelación verbal”). Lue- go, el Art. 2° N° 12 de la Ley N° 20.931
reemplazó el inciso segundo por uno nuevo con las siguientes características. En primer lugar, la
“apelación verbal” se extendería a los simples delitos de la Ley N° 20.000 (la norma anterior solo la
limitaba a los delitos con pena de crimen); a los delitos de la Ley N° 17.798 (sobre control de
armas) y a los delitos de castración, mutilaciones y lesiones contra miembros de Carabineros, de la
Policía de Investigaciones y de Gendarmería de Chile, en el ejercicio de sus funciones. Y dicha ley
también hizo más comprensible la norma, puesto que eliminó la expresión ya aludida: “... salvo el
caso en que el imputado no haya sido puesto a disposición del tribunal en calidad de detenido ...”
por lo siguiente: “... el imputado que hubiere sido puesto a disposición del tribunal en calidad de
detenido o se encontrare en prisión preventiva no podrá ser puesto en libertad mientras no se
encontrare ejecutoriada la resolución que negare, sustituyere o revocare la prisión preventiva ...”.
Recientemente, la Ley N° 21.212 agregó a la enumeración de delitos los artículos 390 bis y 390 ter
(femicidio).

El recurso de apelación contra esa resolución —como se dijo— ha de interponerse en la misma


audiencia, goza de preferencia para su vista, y fallo, y debe ser agregada extraordinariamente a la
tabla el mismo día de su ingreso al tribunal de alzada o a más tardar a la del día siguiente hábil.
Además, el inciso 2° nuevo introdujo una novedad en términos de gestión judicial, pues señaló que

27 Los arts. 363, 366 incisos 1º y 2º y 366 bis del CP, fueron agregados al art. 149 del CPcsalP por el art. 2 nº 4 a) de la
Ley 21.253 de fecha 31 de diciembre de 2023.

28 Este artículo fue intercalado al art. 149 del CPcsalP por el art. 2 nº 4 b) de la Ley 21.253 de fecha 31 de diciembre de
2023.

29 Si no se hubiese dicho, a la sazón, en el inciso 2° nuevo del artículo 149: “... salvo en el caso en que el imputado no
haya sido puesto a disposición del tribunal en calidad de detenido...”, la norma habría pecado de ambigüedad, pues
¿cómo impedir que una persona sea puesta en libertad si nunca ha estado privada de ella, sea porque no está detenida ni
sujeta a otra medida cautelar personal? Sin embargo, aun en la redacción que prosperó, la norma pecó de insatisfactoria
porque, por ejemplo, podría imaginarse el caso en que una persona estaba retenida por robo y, en virtud de lo dispuesto en
los incisos 2° y 3°, debía ser puesta en libertad. En lo que se demoraba una Corte de Apelaciones en dictar una orden de
innovar, el imputado podía fugarse. En realidad, la idea tras las reformas al artículo 149 consistía en que las personas
“citadas” y, en general, las que habían llegado “caminando desde la calle” a la sala de audiencia, si la resolución dictada
en audiencia había sido adversa, interpusieran su recurso de apelación por escrito conforme a las reglas generales.
cada Corte de Apelaciones deberá establecer una sala de turno que conozca esas apelaciones en días
feriados. El inciso final del artículo 149, que fue introducido por la “Primera Agenda Corta”,
consagró que en los casos en que no sea aplicable lo dispuesto en el inciso 2° de ese artículo,
estando pendiente el recurso contra la resolución que dispone la libertad, para impedir la posible
fuga del imputado, la Corte de Apelaciones respectiva tendrá la facultad de “decretar” 30 una orden
de no innovar, desde luego y sin esperar la vista del recurso de apelación del Ministerio Público o
del querellante.

Otro problema de interpretación que genera la norma se encuentra configurado por decisiones
judiciales que, en estricto rigor, resuelven a favor de la petición del solicitante, pero no por la causal
invocada. Por ejemplo, el MP, durante la audiencia, solicita la prisión preventiva del imputado por
peligro para la seguridad de la sociedad, pero el tribunal la otorga por peligro de fuga. ¿Podría el
MP presentar una “apelación verbal” por no concederse la petición original? La respuesta es
positiva, porque el artículo 149 dispone que la resolución que ordena la prisión preventiva es
apelable; además, la reforma introducida por la Ley N° 20.074 al inciso 1o se produjo para resolver
problemas similares.

8. Régimen de caución y reemplazo

Como se dijo precedentemente, la PrP satisface varios fines: dos de procedimiento y uno de
seguridad. En el primer caso, siempre que hubiere sido o debiera ser impuesta únicamente 31 para
garantizar la comparecencia del imputado a la audiencia de juicio en su contra y a la eventual
ejecución de la pena, el tribunal podrá autorizar su reemplazo por una caución económica suficiente
y que puede consistir en lo siguiente:

a) Depósito de dinero o valores.


b) Prenda o hipoteca.
c) Fianza de una o más personas idóneas calificadas por el tribunal.

9. Ejecución de la medida de prisión preventiva

Como la PrP implica una grave intromisión en los derechos fundamentales del imputado, su empleo
debe ser controlado rigurosamente por el Estado.

Corresponde la supervisión de la ejecución de la PrP al juzgado de garantía o al TJOP (el imputado


queda bajo supervisión del que la ordena), quien de conformidad a lo dispuesto en el artículo 150
debe tomar ciertas precauciones:

a) Debe ejecutarse en establecimientos especiales. No se pueden utilizar los mismos destinados a


los condenados y si se utilizan debe ejecutarse en lugares absolutamente separados.

b) El imputado debe ser tratado en todo momento como inocente.

30 Si la orden de innovar de la Corte de Apelaciones afecta la libertad de una persona, su resolución no puede tener la
naturaleza jurídica de un decreto.

31 Véase el artículo 1° N° 17 de la Ley N° 20.074, que introdujo al artículo 146 la palabra “... únicamente...”.
De lo anterior se desprende una serie de consecuencias. El inciso 3° del artículo 150 del CPcsalP
señala que la prisión preventiva se cumplirá de manera tal que no adquiera las características de una
pena ni provoque otras limitaciones que las necesarias para evitar la fuga y para garantizar la
seguridad de los demás internos y de las personas que cumplieren funciones o por cualquier motivo
se encontraren en el recinto.

c) Se deben adoptar y disponer las medidas necesarias para la protección de la integridad física del
imputado. El artículo 150, inciso 4°, hace referencia expresa, como medida de protección, a la
separación de los jóvenes y no reincidentes respecto de la población penitenciaria de mayor
peligrosidad.

d) Si se concede un permiso de salida deben tomarse los resguardos necesarios para que no se
vulneren los objetivos de la prisión preventiva.

En este punto cabe recordar que se había producido una práctica judicial que, por regla
general, contradecía los fines cautelares de la prisión preventiva. Algunos juzgados de
garantía, recurriendo al inciso 5° original del artículo 150 CPcsalP, autorizaban permisos de
salida con carácter indefinido. El MP se oponía tenazmente a esta facultad de los tribunales,
ejerciendo recursos de apelación fundados en el artículo 149 del CPcsalP, sin embargo, la
jurisprudencia se mostró vacilante en la materia. Trasladado el problema a sede legislativa,
la Ley N° 20.253 (“Primera Agenda Corta”), a través de su artículo 2° N° 10, sustituyó el
inciso 5° e intercaló un inciso sexto nuevo, pasando el inciso sexto a ser el séptimo. El
conjunto de modificaciones puso término a las salidas indefinidas, permitiéndose solamente
salidas durante el día o por períodos determinados. Y en los casos de imputados sujetos a
una medida cautelar por pesar en su contra una investigación por los delitos de secuestro
(artículo 141 del Código Penal), sustracción de menores (artículo 142 del Código Penal),
violación (artículos 361, 362 y 365 bis del Código Penal), homicidio (artículos 390 y 391
del Código Penal), robo (artículos 433, 436 y 440 del Código Penal) y de los crímenes
contemplados en la Ley de Drogas N° 20.000, el permiso solo podía otorgarse por
resolución “... fundada y por el tiempo estrictamente necesario para el cumplimiento de los
fines del citado permiso...”. Luego, con la dictación de la Ley N° 20.931 (Art. 2° N° 13), el
legislador restringe incluso más la posibilidad de autorización, suprimiendo el inciso 6° y
reemplazando el inciso quinto, pudiendo un tribunal solo conceder excepcionalmente al
imputado permiso de salida por resolución fundada y por el tiempo estrictamente necesario
para el cumplimiento de los fines del referido permiso, siempre que se asegure
convenientemente que no se vulnerarán los objetivos de la prisión preventiva.

e) Se puede restringir o prohibir las comunicaciones en los casos y formas que señala el artículo
151. O sea, el tribunal puede, a petición del fiscal, restringir o prohibir las comunicaciones del
imputado hasta por un máximo de diez días, cuando considerare que ello resulta necesario para el
exitoso desarrollo de la investigación. En todo caso, esta facultad no podrá restringir el acceso del
imputado a su abogado en los términos del artículo 94, letra f), ni al propio tribunal. Tampoco se
podrá restringir su acceso a una apropiada atención médica. El inciso 2° del artículo 151 del
CPcsalP agrega que el tribunal deberá instruir a la autoridad encargada del recinto en que el
imputado se encontrare, acerca del modo de llevar a efecto la medida, el que en ningún caso podrá
consistir en el encierro en celdas de castigo.

10. Causales de término de la prisión preventiva


La PrP cesa por la desaparición de los motivos que la autorizan, o sea, cuando se desvanecen
algunos de los requisitos previstos en el artículo 140, que debe relacionarse con los casos de
sustitución, revocación de los artículos 144 y 145; revisión a que se refieren los artículos 145, inciso
2°, y 152, inciso 2°, y reemplazo por caución en la hipótesis del artículo 146. Sin perjuicio de lo
anterior, el CPcsalP alude al término de la prisión preventiva cuando se produce la absolución o
sobreseimiento, según se desprende del Art. 153 CPcsalP. El inciso 2o del artículo 153 se pone en
una situación de dudosa constitucionalidad al autorizar medidas cautelares personales (distintas a la
prisión preventiva), incluso respecto del absuelto, quien, por lo mismo, no puede ni debe estar
sujeto a ninguna medida que afecte su libertad. Si el propósito de toda medida cautelar personal es
asegurar los fines del procedimiento penal, extinguido el procedimiento, la presencia del imputado
no puede asegurarse bajo ninguna medida cautelar. Dicho sea de paso, si el procedimiento penal
termina, se extingue también la calidad de imputado.

VI. Otras medidas cautelares personales

Existen otras medidas cautelares personales menos intensas reguladas en los artículos 155 y 156 bis
del CPcsalP, que producen únicamente restricción de libertad —salvo el caso de privación de
libertad previsto en la letra a) del artículo 155— y que persiguen los mismos fines antes previstos,
vale decir, garantizar el éxito de la investigación o la seguridad de la sociedad 32, proteger al
ofendido o asegurar la comparecencia del imputado.

Las medidas que a continuación se enumerarán pueden ser conjuntas (“... una o más...”) y su
procedencia, impugnación y ejecución se rigen por las normas previstas para la PrP en cuanto no se
opusieren a lo señalado en el Párrafo 6° que las comprende. Ellas son:

a) La privación de libertad, total o parcial, en su casa o en la que el propio imputado señalare, si


aquella se encontrare fuera de la ciudad asiento del tribunal;

b) La sujeción a la vigilancia de una persona o institución determinada, las que informarán


periódicamente al juez;

c) La obligación de presentarse periódicamente ante el juez o ante la autoridad que él designare;

d) La prohibición de salir del país, de la localidad en la cual residiere o del ámbito territorial que
fijare el tribunal. Esta medida cautelar es conocida en el sistema inquisitorio como arraigo (artículos
305 bis A a 305 bis F del CPP);

e) La prohibición de asistir a determinadas reuniones, recintos o espec- táculos públicos, o de


visitar determinados lugares;

f) La prohibición de comunicarse con personas determinadas, siempre que no se afectare el derecho


de defensa;

g) La prohibición de aproximarse al ofendido o su familia y, en su caso, la obligación de abandonar


el hogar que compartiere con aquel;

32 Véase el N° 20 del artículo 1° de la Ley N° 20.074 que, en el encabezado del inciso primero del artículo 155, insertó
la frase “... o la seguridad de la sociedad...” a continuación de la expresión “... diligencias de la investigación...”,
ampliando, en consecuencia, el campo de aplicación de estas medidas cautelares personales.
h) La prohibición de poseer, tener o portar armas de fuego, municiones o cartuchos 33;

i) La obligación del imputado de abandonar un inmueble determinado 34.

Debe considerarse que el tribunal podrá dejar temporalmente sin efecto tales medidas, únicamente a
petición del afectado por ellas, pero oyendo al fiscal y previa citación de los demás intervinientes
que hubieren participado en la audiencia en que se decretaron, cuando estimare que ello no pone en
peligro los objetivos que se tuvieron en vista al imponerlas. Para estos efec- tos, el juez podrá
admitir las cauciones previstas en el artículo 146, esto es: dinero o valores, la constitución de
prendas o hipotecas, o la fianza de una o más personas idóneas calificadas por el tribunal.

Por último, habría que destacar que la Ley N° 20.585, introduciendo al código un artículo 156 bis,
creó una medida cautelar especial que, como ya se ha dicho, autoriza al tribunal, a petición de parte,
para ordenar, contra el imputado por fraude en el otorgamiento de licencias médicas, la suspensión
de la facultad de emitir dichas licencias mientras dure la investigación respectiva.

§4 MEDIDAS CAUTELARES REALES

Son aquellas que recaen sobre el patrimonio del imputado y que tienen por finalidad asegurar su
eventual responsabilidad pecuniaria.

I. Reglamentación

Se encuentran reguladas en el Libro I, Título VI, en los artículos 157 y 158 del CPcsalP.

II. Observaciones

Deben solicitarse por escrito, durante la etapa de investigación, ante el juez de garantía por el MP o
la víctima (también el querellante, pero solo si es víctima). Las solicitudes —que se vinculan con
las eventuales demandas civiles— se sustancian y rigen por las normas previstas para las medidas
prejudiciales en el Título IV del Libro II del CPC, pero concedida la medida, el plazo para presentar
demanda se extiende hasta quince días antes de la fecha fijada para la audiencia de preparación del
juicio oral, alterándose, en consecuencia, la norma del artículo 280 del CPC.

La resolución que las concede o niega es susceptible de apelación.

III. Medidas específicas

Las medidas cautelares reales que pueden solicitarse en el procedimiento penal (una o varias
simultáneamente) son las precautorias del Título V del Libro II del CPC, vale decir:

a) Secuestro.
b) Nombramiento de uno o más interventores.

33 Medida cautelar personal agregada por el artículo 2° N° 1 de la Ley N° 20.817.

34 Medida cautelar personal agregada por el artículo 2° N° 14 de la Ley N° 20.931, que, si bien pareciera prevista
específicamente para casos de violencia intrafamiliar, se propuso, inicialmente, como medida cautelar para los delitos de
usurpación.
c) Retención de bienes determinados.

d) La prohibición de celebrar actos y contratos sobre bienes determinados.

A estas medidas se les hace exigible para su procedencia, en su caso, los requisitos del artículo 279
CPC:

1. Motivos graves y calificados


2. Determinación del monto de los bienes sobre que deben recaer
3. Rendición de fianza u otra garantía suficiente, a juicio del tribunal, para responder por los
perjuicios que se originen y multas que se impongan

Junto a lo anterior, también son exigibles los requisitos impuestos por el artículo 298 CPC, esto es:

1. Que se limiten a los bienes necesarios para responder a los resultados del juicio.
2. Que se acompañen comprobantes que constituyan a lo menos presunción grave del derecho
que se reclama. La expresión “comprobantes” debe entenderse referida a “antecedentes”, de
otra manera, la exigencia, bajo los parámetros del procedimiento penal resultaría
incomprensible. Por lo mismo, la frase “presunción grave del derecho que se reclama”,
admite una interpretación vinculada al hecho y sujeto investigados, que justifiquen la
medida cautelar solicitada o, dicho en otros términos, antecedentes que justifiquen la
existencia de delito y presunciones fundadas de responsabilidad penal y civil respecto del
imputado35.

Fuera de lo anterior, deben cumplirse, además, los requisitos específicos que los siguientes artículos
del CPC enumeran, según la medida cautelar concreta que se solicite: secuestro (artículo 291),
nombramiento de interventor (artículo 293), retención de bienes determinados (artículo 295),
prohibición de celebrar actos y contratos (artículos 296 y 297). En suma, se trata de requisitos que
apuntan a impedir que se pierda o deteriore la cosa ligada a la acción civil que emana del hecho
materia del procedimiento penal. Aunque en algunos casos, los requisitos o la medida misma,
parecieran desdibujarse por falta de prolijidad del legislador penal al formular simples referencias
genéricas en el artículo 257 CPcsalP (“...una o más medidas precautorias autorizadas en el Título
V...” “...se substanciarán y regirán de acuerdo a lo previsto en el Título IV del mismo libro...”). Así,
por ejemplo cuesta imaginar casos en que proceda, como medida cautelar real, la precautoria de
nombramiento de interventor, por el reclamo de una herencia ocupada por otro, si hay justo motivo
de temer —y evitar— deterioro de la cosa y semovientes anexos a ella y comprendidos en una
reivindicación (artículo 293 no 2).

§5 NULIDAD PROCESAL

En el CPcsalP se encuentra expresamente regulada la nulidad procesal como sanción a las


infracciones por vicios de procedimiento que atentan contra las posibilidades de actuación de los
intervinientes.

I. Reglamentación

35 Sobre los requisitos de procedencia de la medida cautelar precautoria de prohibición de celebrar actos y contratos
sobre bienes determinados, véase la resolución de la Corte de Apelaciones de Copiapó, Rol de Corte No 32 (18 de febrero
de 2021), especialmente el voto disidente, que pone énfasis —como requisito— en la existencia del hecho punible, para
dictar su voto en contra minoritario.
La nulidad aparece prevista entre las disposiciones generales a todo el procedimiento penal en el
Libro I, Título VII, entre los artículos 159 y 165 CPcsalP.

II. Requisitos

1. Que en el procedimiento penal existan actuaciones o diligencias judiciales defectuosas.


2. Que los defectos del procedimiento ocasionaren a los intervinientes un perjuicio reparable
únicamente con la declaración de nulidad.

El CPcsalP no define el término “perjuicio”, pero entiende que existe (presunción simplemente
legal) cuando la inobservancia de las formas procesales atenta contra las posibilidades de actuación
de cualquiera de los intervinientes en el procedimiento (artículo 159). Al respecto se establece una
presunción de derecho; vale decir, se entiende que siempre existe perjuicio si la infracción hubiere
impedido el pleno ejercicio de garantías y de los derechos reconocidos en la CPRCH o en las demás
leyes de la República (artículo 160). En tal caso, el tribunal está facultado para declarar la nulidad
de oficio (artículo 163)36.

III. Oportunidad

Para determinar la oportunidad en que debe plantearse la nulidad hay que diferenciar si la infracción
de procedimiento se ha producido en una audiencia o fuera de ella (artículo 161).

1. Infracciones fuera de una audiencia

La declaración de nulidad debe solicitarse en forma fundada y por escrito dentro de los cinco días
siguientes a aquel en que el perjudicado hubiere tomado conocimiento fehaciente del acto cuya
invalidación persiguiere.

2. Infracciones producidas en audiencias

Si el vicio se produce en una actuación verificada en una audiencia, la solicitud deberá formularse
verbalmente antes del término de la misma audiencia.

En todo caso, ninguna declaración de nulidad podrá solicitarse por actuaciones verificadas durante
la etapa de investigación, después de la audiencia de preparación del juicio oral.

La solicitud extemporánea será declarada inadmisible.

IV. Titulares de la solicitud de declaración de nulidad

36 Como no sea para preparar el recurso de nulidad (artículos 372 y siguientes del CPcsalP), la institución regulada en el
Título VII del Libro I del CPcsalP es práctica mente inútil, pues quien debe pronunciarse sobre una infracción,
normalmente, es el infractor mismo.
Son titulares los intervinientes perjudicados por el vicio que no hubieren concurrido a causarlo
(artículo 162).

V. Saneamiento de la nulidad

El artículo 164 consagra tres causales en virtud de las cuales se subsana la nulidad, las dos primeras
corresponden a la aplicación del principio de convalidación y la tercera al de finalidad.

VI. Causales

1. Si falta la reclamación oportuna.


2. Si existe aceptación expresa o tácita de los efectos del acto.
3. Si a pesar de la existencia del vicio el acto cumple su finalidad respecto de todos los
interesados, salvo que hubiere impedido el pleno ejercicio de las garantías y derechos
reconocidos constitucionalmente o en las leyes.

VII. Efectos de la declaración de nulidad

La declaración de nulidad produce la invalidación del acto en contra del cual se reclama y la de los
actos consecutivos que de él emanaren o dependieren (aplicación del principio de extensión).

El tribunal al declarar la nulidad determinará concretamente cuáles son los actos a los que se
extiende y, siendo posible, ordenará que se rectifiquen, renueven o ratifiquen.

El CPcsalP introduce una norma de suma importancia en el inciso 3° del artículo 165, que consiste
en impedir que la declaración de nulidad retrotraiga el procedimiento a etapas anteriores a pretexto
de repetición del acto, rectificación del error o cumplimiento del acto omitido, salvo que ello fuere
posible de acuerdo con las normas del recurso de nulidad. La disposición que se comenta abraza
específicamente dos consecuencias derivadas de lo anterior:

1. Si durante la audiencia de preparación de juicio oral se declarare la nulidad de actuaciones


judiciales realizadas durante la etapa de investigación, el tribunal no podrá ordenar la
reapertura de esta.
2. Si la nulidad es declarada durante el desarrollo de la audiencia de juicio oral, no se
retrotraerá el procedimiento a la etapa de investigación o a la audiencia de preparación de
juicio oral.

VIII. Nulidad de oficio

Si el tribunal estimare haberse producido un acto viciado y la nulidad no se hubiere saneado aún, lo
pondrá en conocimiento del interviniente en el procedimiento a quien estimare que la nulidad le
ocasiona un perjuicio, a fin de que proceda como creyere conveniente a sus derechos, a menos que
se tratare de diligencias o actuaciones judiciales respecto de las cuales se presume de derecho que
han causado un perjuicio, caso en el cual podrá declararla de oficio.
Por último, debe tenerse presente que la solicitud de nulidad constituirá preparación suficiente del
recurso de nulidad para el caso de que el tribunal no resolviere la cuestión de conformidad a lo
solicitado.

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