Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TPM EN UN ENTORNO LEAN MANAGEMENT - Estrate - Luis Cuatrecasas Arbos
TPM EN UN ENTORNO LEAN MANAGEMENT - Estrate - Luis Cuatrecasas Arbos
Estrategia competitiva
2
3
Lluís Cuatrecasas Arbós
Francesca Torrell Martínez
4
Todos los derechos reservados. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de
esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO
(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org), si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
5
Referencias
Sobre el autor
Lluís Cuatrecasas, director y profesor de programas de formación en organización industrial de alto nivel y
asesor de empresas industriales, muy especialmente en lo concerniente al Lean Manufacturing. Autor y coautor
de más de una docena de libros y manuales, así como artículos en español e inglés, para prestigiosas revistas,
en el ámbito de la gestión industrial (producción, calidad, logística, mantenimiento, etcétera). También ha
revisado la traducción de importantes libros de este ámbito de conocimiento. Imparte conferencias en muy
diversos foros de muchos países, relacionados con la organización industrial, en general, y el lean management,
en particular.
Sobre el libro
Manual de referencia para la divulgación del TPM, que explica detalladamente las fases de un proyecto de
implantación de la técnica TPM para la gestión del mantenimiento. El libro es una guía completa, metódica y fiel
de implantación, pero a diferencia de otros libros, incorpora la adaptación a las técnica, tendencias y situaciones
actuales, aproximando más la metodología al lector y escapando de la parte más teórica para incidir en las
dificultades de la implantación práctica y cómo llevar a cabo una implantación del TPM y la gestión del
mantenimiento con éxito. Se abordan temas de gran actualidad para conseguir optimizar la gestión de los
procesos y las personas involucradas en ellos, mediante técnicas y herramientas de soporte para mantener una
comunicación fluida del estado de los procesos a todos los niveles.
6
Web de Profit Editorial
7
A Lluís, Oriol, Màrius y Kim por los momentos robados.
A mis padres y Joan por el apoyo incondicional ante mis proyectos y por
capacitarme con cada pequeña enseñanza a enfrentarme y salir reforzada de cada
cambio que la vida nos brinda y se convierte en un nuevo reto para seguir adelante.
8
El Mantenimiento Productivo Total tiene la mira de maximizar la efectividad del
equipo con un sistema total de Mantenimiento Preventivo que cubra toda la vida del
equipo. Involucrando a cada uno en todos los departamentos y en todos los niveles,
motiva al personal para el mantenimiento de la planta través de grupos pequeños y
actividades voluntarias.
9
Índice
Prólogo
Introducción
10
3.7. Pérdidas por defectos de calidad, recuperaciones y reprocesados
3.8. Pérdidas de funcionamiento por puesta en marcha del equipo
3.9. Análisis de la tipología de las pérdidas: crónicas o esporádicas
3.10. Reducción y eliminación de las pérdidas crónicas
3.11. Análisis P-M para identificación y eliminación de pérdidas crónicas
3.12. Eliminación total de las pérdidas por avería: objetivo cero averías
11
6.2.1. Clasificación de las Seis Grandes Pérdidas y aplicación a nuestra
máquina
6.2.2. Plan de formación y su implantación
12
8.8. Metodología y medios tecnológicos aplicados en el Mantenimiento Predictivo
8.9. Características de los sistemas más comunes de monitorización
8.10. Sistemas inteligentes de diagnóstico o sistemas expertos
13
10.5.2. Formato de solicitud de partes de avería
10.5.3. Descripción de los estados de un parte de avería
10.5.4. Cumplimentación de los partes de avería por el personal de
mantenimiento
10.6. Ventajas competitivas que pueden derivarse de la gestión informatizada
14
14. Externalización del mantenimiento. Impacto sobre el TPM y el LEAN
MANAGEMENT
14.1. Externalización de los procesos de soporte. Antecedentes
14.2. Etapas para la evaluación de la externalización del mantenimiento
14.3. Grados de externalización según el impacto
14.4. Tipos de subcontratación por contrato versus mantenimiento por
administración
14.5. Tipología del mantenimiento a subcontratar
14.6. Internalización de los procesos de soporte en la empresa. En particular el
mantenimiento
15
Prólogo
En el año 10 del siglo XXI, pocas cosas se pueden decir acerca del beneficio que produce
el mantenimiento y más aún el del TPM que no sean conocidas, pero no por esto hemos
de admitir que se estén aplicando correcta y sistemáticamente. En un momento en que el
concepto «lean», tanto aplicado a la producción como al «management», es la base de la
mayor parte de las empresas punteras a nivel mundial, así como el concepto estrella de las
consultorías y escuelas de negocios; no podemos olvidar que uno de los pilares del «lean»
es la disponibilidad al ciento por ciento de los equipos.
Cuando el profesor Lluís Cuatrecasas y la profesora Francesca Torrell, antigua
ingeniera que colaboró conmigo en Lucas y Delphi, me pidieron unas palabras para el
prólogo de este libro, me creó, aparte de la satisfacción personal, el orgullo del
reconocimiento que representaba el trabajo de muchos años aplicando el concepto TPM
en una industria puntera en el sector de automoción como Lucas y Delphi, y en la que la
profesora Francesca tuvo una participación muy importante.
Esta es una obra básica para todos aquellos que trabajan con la filosofía «lean». Todo
el mundo industrial reconoce que Taiichi Ohno, creador del sistema de producción de
Toyota (TPS), revolucionó la industria del automóvil cambiando el concepto de
producción en masa al concepto JIT (justo a tiempo). Toyota desde los años cincuenta ha
sido la introductora de todos los conceptos modernos de producción, empezando con el
TPS y siguiendo con multitud de siglas que marcaron el ritmo de las consultorías en
occidente a partir de los años ochenta. Sistemas y nombres japoneses como JIT, TQ,
Kaizen, TQM, SMED, Kanban, Poka-Yoke, Jidoka, Shojinka, 5 S, TPM, hasta llegar al
concepto «lean production», que fue acuñado en EE. UU. pero que e resumen es la pura
filosofía Toyota.
En Lucas, empezamos a aplicar estos conceptos a finales de los años setenta, y no
siempre con el rigor de cada técnica bien entendida, pero la realidad fue que gracias a
estos conceptos, nuestra empresa sobrevivió a nuestra entrada al mercado común y ya en
la década de los noventa la planta de Sant Cugat era la más competitiva dentro del grupo
Lucas. Precisamente, a principios de los años noventa, James Womack y Daniel Jones
introducen la denominación de «lean management», en su libro La máquina que cambió
el mundo, en relación al sistema de gestión de Toyota.
La aplicación de los conceptos «lean» y la filosofía Kaizen, en un alto grado, permitió
que nuestra planta fuera elegida, dentro del grupo, como única planta a nivel mundial,
para la fabricación de las bombas de inyección de nueva generación. Además, esto
ocurría en un contexto de transferencia de todas las plantas de Lucas al Grupo Varity y,
posteriormente, la división Diesel, a la que pertenecíamos, fuera comprada en el año 2000
por el gigante de la automoción Delphi. Siguiendo con el concepto «lean», la planta
alcanzó en 2003 un nivel de excelencia y el orgullo de ser nominada «planta modelo»
16
dentro del grupo para las más de doscientas plantas de que disponía la multinacional
Delphi en aquel momento.
Pero ¿como se consigue un alto nivel de «lean production» o «lean management»? La
respuesta para mí es fácil. Si Toyota es hoy el líder mundial en el sector del automóvil (y
no olvidemos que el sector del automóvil es uno de los sectores más avanzados en
tecnología, y además la mayoría de técnicas de «management» que aplica Toyota son
conocidas, la solución más simple es copiar a Toyota. Pero copiar a Toyota no es fácil,
pues normalmente requiere un cambio cultural y esto exige años pero sobre todo un
personal bien formado, motivado y participativo.
Pero supongamos que ya estamos utilizando todas las técnicas del «lean», todas son
importantes y todas contribuyen al éxito, pero hay una que, por sí sola, si falla, provoca el
fracaso del sistema: el TPM.
Todos sabemos cuán importante es el mantenimiento. Ninguna fábrica bien
organizada podrá funcionar correctamente si no tiene una alta fiabilidad de todos los
equipos involucrados en el sistema productivo. No podemos trabajar con un sistema JIT,
ni tener stocks cercanos al cero, ni respuesta rápida a los cambios de modelo, ni..., ni..., ni
nada de lo que exige el mercado, actualmente, a cualquier empresa, sin un sistema
completo de mantenimiento. El funcionamiento óptimo de todos los equipos es vital en un
sistema «lean» de gestión industrial.
El TPM como «Mantenimiento Productivo Total» es una función no sólo del personal
de mantenimiento sino de todo el personal implicado en el proceso productivo. Esto exige
un reparto de las funciones por distintos niveles, desde el operario directamente implicado
con el equipo, pasando por el personal tradicionalmente responsable del mantenimiento,
hasta los responsables de definir los equipos. En resumen, todos los miembros de la
planta, incluyendo la dirección, tienen que estar implicados.
Como TPM en un entorno Lean Management: Estrategia competitiva ya nos ofrece
una ordenada y completa visión de todo lo relacionado con el TPM, quiero por mi parte
resaltar uno de los beneficios que obtuvimos gracias a una buena gestión basada en el
TPM y que representó un aumento espectacular de la eficiencia global, lo cual se tradujo
en una reducción de coste muy importante.
En el mercado global en que está inmerso, en la actualidad, el mundo industrial, el
coste de producción de cualquier elemento es fundamental y determinante. Por supuesto,
doy por sentado de que la calidad es la necesaria, ni más ni menos de la que necesita el
producto.
Al hablar de coste, la mayoría de veces nos fijamos solamente en el coste del personal
y rápidamente situamos la producción en países de bajo coste laboral, olvidando que el
coste de personal depende de dos factores: el salario y el tiempo. Me atrevo a decir, por
propia experiencia, que en industrias de producción de capital intensivo, el tiempo puede
ser más importante que el salario. El tiempo no sólo imparta en el coste laboral, sino que
también afecta a otros factores de coste como la inversión, la amortización, los stocks, etc.
Tener niveles de eficiencia global sobre 24 horas al día entre el 80 % y 90 % es
difícil, pero posible. Me refiero a eficiencia total, esto es después de descontar las
pérdidas por calidad, cambios de modelos, preparaciones, mantenimiento, esperas, etc. Lo
normal en la mayoría de industrias es tener eficiencias globales entre el 40 % y 60 %
y la mayoría de las veces los responsables de determinadas áreas de cada industria creen
que tienen rendimientos muy superiores pues no tienen en cuenta algunas de las pérdidas
17
que, tradicionalmente, se consideran normales o que forman parte del proceso. Tan sólo la
diferencia entre un 60 % y un 80 % puede representar un ahorro muy importante, no sólo
en coste directo sino en las inversiones.
Puedo decir, con conocimiento de causa, que la continuidad de nuestra empresa, en el
período 1995-2003, se debe al impacto del TPM, el cual representó un ahorro de
inversiones en nuevos equipos, ya que aumentó nuestra capacidad de producción sin
necesidad de nueva inversión y permitió obtener los objetivos de coste previstos.
También fue el TPM lo que nos permitió alcanzar la consideración de «empresa modelo»
en «lean production».
18
Introducción
Los sistemas productivos, que durante muchas décadas han concentrado sus esfuerzos en
el aumento de su capacidad de producción, están evolucionando cada vez más hacia la
mejora de su eficiencia, que lleva a los mismos a la producción necesaria en cada
momento con el mínimo empleo de recursos, los cuales serán, pues, utilizados de forma
eficiente, es decir, sin despilfarros.
Todo ello ha conllevado la sucesiva aparición de nuevos sistemas de gestión que, con
sus técnicas, han permitido una eficiencia progresiva de los sistemas productivos, y que
han culminado precisamente con la incorporación de la gestión de los equipos y medios
de producción orientada a la obtención de la máxima eficiencia, a través del TPM o
Mantenimiento Productivo Total.
El primer paso firme fue la aparición de los sistemas de gestión flexible de la
producción, y muy especialmente el Just in Time (JIT), sistema que ha comportado
abandonar el objetivo de maximizar la producción (y de disponer todos los medios del
aparato productivo de forma que se logre tal objetivo), para pasar a reorganizar los
sistemas productivos y reasignar sus recursos de forma que se consiga adaptar la
producción de cada momento a las necesidades reales, y que ésta se logre con base en un
conjunto de actividades, consumidoras de recursos, las cuales se reducirán a las mínimas
estrictamente necesarias (cualquier actividad que no sea absolutamente necesaria se
consideraría un despilfarro). Este modelo de sistema productivo, se conoce en la
actualidad como Lean Production, y se traduce comúnmente como producción ajustada;
su filosofía se ajusta al ya citado JIT. Cada vez más hablamos de Lean Management, ya
que se concibe como una forma global de gestionar la empresa y todos sus procesos más
allá de los productivos, y operativos.
A la producción ajustada, sin consumo de recursos innecesarios, se puede añadir la
implantación de los sistemas que nos llevan a la producción de calidad, sin defectos en el
producto resultante. La gestión TQM (Total Quality Management) conduce a la
implantación de procesos productivos que generen productos sin defectos, y que lo hagan
a la primera, en aras de mantener la óptima eficiencia del sistema productivo. A los
sistemas que en la actualidad consiguen optimizar conjuntamente la eficiencia productiva
de los procesos y la calidad de los productos resultantes se los considera altamente
competitivos.
Sin embargo, las empresas cuyos sistemas productivos presentan en la actualidad, la
mayor tasa de eficiencia, son aquellas que van más allá de lo que puede lograrse con la
implantación conjunta del JIT o la producción ajustada y el TQM. En efecto, además de
emplear sistemas de gestión eficientes para lograr productos de calidad a la primera, lo
que denominamos FTQ: First Time Quality, la máxima eficiencia exige utilizar los
medios productivos más adecuados, siempre preparados para funcionar sin problemas y
19
con el mínimo consumo de recursos. Este tercer aspecto, que nos introducirá al TPM o
Mantenimiento Productivo Total, nos permitirá, unido a los dos anteriores, lograr al
unísono:
CERO DESPILFARROS
+ CERO DEFECTOS
+ CERO AVERÍAS
+ CERO ACCIDENTES
20
un regreso al pasado, aunque con sistemas de gestión mucho más sofisticados. Es decir:
Los medios de que se vale el TPM son los distintos sistemas de gestión que han
permitido implantar el adecuado mantenimiento, diseño y operativa de los equipos, para
paliar al máximo las pérdidas de los sistemas productivos que puedan estar relacionadas
con los mismos. Básicamente, y según se verá también a lo largo de esta exposición, éstos
son los aspectos fundamentales:
Una faceta muy importante es la referida al diseño de los equipos (ingeniería, a la que
dedicaremos un capítulo en exclusiva), de forma que desde su concepción ya estén
21
pensados para rendir al máximo con el mínimo de atención y por supuesto de
mantenimiento. A esta faceta la llamaremos prevención de mantenimiento. Es la base para
conseguir equipos robustos y a la vez flexibles para adaptarse a la demanda.
Así pues, el TPM, con los objetivos propuestos y los medios a que nos hemos
referido, está llamado a ser en la actualidad el instrumento que permita elevar la eficiencia
de los sistemas productivos, hasta cotas muy elevadas, insospechadas hasta hace poco, y
muy especialmente si, como ya hemos mencionado, se implanta en un entorno productivo
ya eficiente de por sí (la producción ajustada) y en base a la calidad total (TQM). La
meta a obtener bien podemos denominarla eficiencia total, con base en la cual alcanzar
asimismo la competitividad total. Incorporando al proceso todo aquello que añade valor al
cliente, y eliminando todo aquello que es innecesario y puede además ser fuente de
problemas posteriores.
En resumen, y para concluir esta introducción, la tendencia actual a mejorar cada vez
más la competitividad, adaptarse y anticiparse a las necesidades del cliente, cada vez más
exigente y con elevado grado de personalización de producto, mediante la flexibilidad y
la agilidad, supondrá elevar simultáneamente y al máximo la eficiencia en calidad, tiempo
y coste de la producción e implicará a la empresa en el TPM además del TQM y una
gestión acorde con la producción ajustada. La empresa industrial tradicional suele estar
dotada de sistemas de gestión basados en la producción de series largas con poca variedad
de producto y tiempos de preparación largos, con tiempos de entrega asimismo largos,
trabajadores con muy escasa o limitada formación y bajo nivel de polivalencia y control
de calidad con base en la inspección del producto. Cuando dicha empresa ha precisado
emigrar desde este sistema a otros más ágiles y menos costosos, ha necesitado mejorar los
tiempos de entrega, los costes y la calidad simultáneamente, es decir la competitividad, lo
que le ha supuesto entrar en la dinámica de gestión contraria a cuanto hemos mencionado:
series cortas, de producto variado, tiempos de preparación cortos, trabajadores
polivalentes y calidad basada en procesos que la obtienen a la primera.
Esta línea, que comienza con la adopción de la filosofía JIT en el marco de la
producción ajustada para el sistema productivo y la correspondiente al TQM para la
calidad, se verá completada con la gestión TPM por lo que concierne a la gestión de los
equipos productivos y su mantenimiento con esta dinámica ágil, flexible y eficiente que
supone el nuevo enfoque al que nos hemos referido.
El resultado final de la incorporación del TPM, deberá ser un conjunto de equipos e
instalaciones productivas más eficaces y eficientes, una reducción de las inversiones
necesarias en ellos y un aumento de la flexibilidad del sistema productivo.
22
1
23
propios trabajadores de los procesos, es decir, operarios de producción, se ocupen del
mantenimiento.
El sistema americano basado en la separación de las funciones de producción y
mantenimiento (muy propio de los sistemas de gestión basados en la especialización de
los recursos humanos), encomendando cada una de ellas al departamento correspondiente,
se impone inicialmente. Sin embargo, la combinación de las tareas propias de
mantenimiento, llevadas a cabo entre los departamentos de producción y mantenimiento,
junto con la filosofía de implicar a toda la organización (incluida la alta dirección), que
tan buenos resultados ha dado a la gestión de la calidad, van ganando terreno, hasta
acabar por imponerse también en la gestión del mantenimiento, dando lugar al TPM.
De acuerdo con la filosofía del TPM, los operarios son responsables de su propio
equipo y de su puesto de trabajo, en especial de mantenerlos limpios y en correcto
funcionamiento, así como de la detección de problemas potenciales antes de que acarreen
dificultades al equipo y al sistema productivo.
Así pues, el mantenimiento ha pasado por una serie de etapas, cuya evolución ha
desembocado en el TPM. A continuación describiremos su evolución cronológica,
tomando como referencia inicial el período anterior a 1950, y continuando hasta la
situación actual.
24
básicas serán la incorporación de conceptos innovadores. Destaca entre ellos el
Mantenimiento Autónomo, llevado a cabo por los propios operarios de producción, y la
implicación activa de todos los empleados, desde los altos cargos hasta los operarios en
planta, en alcanzar los objetivos propuestos por la empresa y la creación de una cultura
propia que estimule el trabajo en equipo y eleve la moral del personal.
Llegaremos así a la filosofía del TPM, que adaptará el concepto de mejora continua
desde el punto de vista del mantenimiento a la gestión de equipos, de ahí que ya no
hablemos de Mantenimiento Productivo, sino de Mantenimiento Productivo Total, que
será un nuevo concepto de mantenimiento. Será en este momento, y mediante la
introducción del Mantenimiento Autónomo como parte integrante y primordial del TPM,
en el que conseguiremos el equilibrio total de las tareas de mantenimiento gestionadas de
forma conjunta entre el personal de producción y el de mantenimiento.
25
En la Figura 1.2 veremos cómo se integran cada una de las etapas en la evolución del
TPM, hasta dar como resultado el TPM.
Así pues, el TPM nace como consecuencia de la implantación de distintas etapas de
Mantenimiento Correctivo, Mantenimiento Preventivo y Mantenimiento Productivo, en
una evolución fundamentada en la filosofía de la mejora continua (Kaizen), donde cada
fase se ha caracterizado por un enfoque propio que finalmente ha servido de base para la
introducción y desarrollo de la siguiente etapa.
El TPM, ha recogido también los conceptos relacionados con la planificación del
mantenimiento basado en el tiempo y basado en las condiciones.
El término TPM fue acuñado en 1971 por el Instituto Japonés de Ingenieros de Plantas
(JIP). Esta institución fue la precursora del Instituto Japonés para el Mantenimiento de
Plantas (JIPM, Japan Institute Plant Maintenance), que en la actualidad es una
organización aún vigente dedicada a la investigación, consultoría y formación de
ingenieros de plantas productivas.
El TPM surgió y se desarrolló inicialmente en la industria del automóvil y pronto pasó
a formar parte de la cultura corporativa de las empresas que lo implantaban. Es el caso de
empresas como Toyota, Nissan y Mazda. Posteriormente todo tipo de industrias han
introducido con éxito el TPM, aunque es de destacar cómo el sector de la automoción, no
sólo los fabricantes de vehículos sino también todas las empresas proveedoras y auxiliares
de este sector, han sido las que más rápida y mayoritariamente han implantado el TPM en
sus plantas en cualquier parte del mundo donde estén ubicadas.
En la actualidad, el interés por el TPM fuera de Japón está creciendo cada vez más
26
debido a las mejoras que se consiguen en rentabilidad, eficiencia de gestión y calidad.
Desde su introducción inicialmente en Japón, y desde finales de la década de los 80 en
Estados Unidos, este sistema integrado y participativo de producción y mantenimiento se
ha introducido en empresas no sólo japonesas, sino también en las americanas y europeas.
La introducción del TPM empieza a ser ya una realidad en muchas empresas de
nuestro país como veremos más adelante por ejemplo con multinacionales proveedoras
del sector de la automoción, a algunas de las cuales nos referiremos en esta obra.
Actualmente y dada la fuerza que ha cogido el despliegue de la cultura y metodología
Lean Management en la empresa como herramienta básica para eliminar los distintos
despilfarros de la empresa y sus procesos, el TPM ha cogido aún más vigor si cabe, dado
que para conseguir la implantación de un sistema Lean Management es imprescindible
tener bien consolidada la gestión eficiente de los equipos productivos, y ello implica un
despliegue del TPM y mejora de la gestión del mantenimiento en la empresa.
En la actualidad, los miembros del JIPM son unas 2.000 empresas industriales y 3.000
asociados de instituciones públicas y grandes y pequeñas compañías.
El TPM o Mantenimiento Productivo Total supone un nuevo concepto de gestión del
mantenimiento, que trata de que éste sea llevado a cabo por todos los empleados y a todos
los niveles a través de actividades en pequeños grupos, todo lo cual, según Ichizoh
Takagi, miembro del Japan Institute for Planning Maintenance, incluye los siguientes
cinco objetivos:
27
Figura 1.3. Mejoras en el ciclo de vida del equipo.
28
TOTAL: PARTICIPACIÓN + EFICIENCIA + GESTIÓN
Esta evolución del mantenimiento se relaciona con las distintos tipos de gestión que
se pueden llevar a cabo incluyendo todo el ciclo de vida del equipo, desde que se diseña
el mismo hasta que se utiliza y puede generar pérdidas, tratando de evitar en todo
momento que éstas puedan producirse.
Además del objetivo de alcanzar el Cero averías y por supuesto Cero problemas de
seguridad, veremos que no hay que olvidar otros objetivos del TPM, completando así
otros aspectos de la gestión productiva, para optimizar los outputs de competitividad de la
misma (Calidad, Coste, Rendimiento del producto, Tiempo, Entrega y Seguridad), con el
mínimo de inputs productivos (equipos, trabajadores, materiales, energía y consumibles).
29
Figura 1.5. Características de los distintos tipos de mantenimiento.
Puntos a minimizar
Reducción de costes: Cero actividades o incorporaciones sin valor añadido.
Stock mínimo: Cero materiales no procesados (coordinación total).
Puntos a maximizar
Calidad total: Cero defectos.
Máxima productividad: Cero despilfarros.
30
Figura 1.6. Características básicas del TPM.
«La persona que utiliza un equipo productivo es la más calificada para ocuparse de
su buen funcionamiento, inspección y medidas preventivas a su alcance en función del
entrenamiento que haya recibido».»El operario estará más motivado, puede añadir
valor al proceso operativo, reduciendo costes y tiempo de Mantenimiento Correctivo».
31
a todo el personal en su actuación, incluida la alta dirección.
Una de las principales características del TPM es la reducción a cero de las averías en los
equipos, los defectos y los accidentes. Esto conlleva un aumento espectacular de la
productividad y la calidad, reduce los costos y mejora los beneficios.
Mejoras corporativas
La puesta en practica del TPM con la participación de todos los empleados es una de las
claves del éxito. Para ello, la dirección debe apoyar activamente la implicación de sus
trabajadores en el proyecto TPM mediante actividades de mejora en pequeños grupos que
promueven la responsabilidad individual y el respeto mutuo en el grupo y en la
organización general. Es sumamente importante ofrecer al personal oportunidades reales
de desarrollo personal y profesional que estimularán el compromiso y la colaboración de
los empleados. El TPM pretende desarrollar tanto a la empresa como a las personas y
fuerza a un cambio fundamental en la mentalidad de dirigir una empresa: pasamos de una
dirección tradicional, en mayor o menor medida autoritaria, a una dirección
verdaderamente participativa.
32
sentimiento de seguridad y autoestima en sí mismos y en sus tareas. Se consigue, de este
modo, hacer el trabajo mejor y más motivado y aumentar la productividad. Fomenta la
estandarización de las tareas y, por tanto, la polivalencia.
La práctica diaria de las 5 S, lejos de ser una actividad meramente estética, ayuda a
eliminar las averías y los accidentes en el trabajo y previene futuros fallos. En definitiva,
la aplicación estricta del TPM asegura la calidad del trabajo y del entorno sin descuidar
los beneficios. En algunos ámbitos el método de las 5 S, es también conocido como el
método CLARO: Clasificación - Orden -Limpieza - Revisión - Adhesión o en
nomenclatura anglosajona Housekeeping.
El proyecto de implantación del TPM desde sus inicios estandariza no sólo las actividades
de Mantenimiento Autónomo o de primer nivel, y la mejora del puesto de trabajo que
repercute en la mejora del proceso, sino que además el hecho de utilizar métricos e
33
indicadores y exponerlos en paneles próximos al área de trabajo permite que se aborden
problemas, se identifiquen y prioricen sus causas y se impulsen contramedidas con la
participación activa de los operarios.
Todo cuanto acabamos de exponer, y que resume las líneas generales de una gestión
completa del mantenimiento, y por tanto en la línea del TPM, conlleva obtener unos
resultados que se traducen, de acuerdo con los objetivos que nos habíamos propuesto, en
eficiencia y competitividad. Sin embargo, todo ello es un proceso lento y complejo, lo
cual se traduce en un tiempo aproximado de implantación de unos tres años, que es el
tiempo que puede transcurrir hasta que se obtienen resultados con un incremento de
rendimiento, desde que se inició la puesta en marcha del TPM.
Se debe tener en cuenta también, que en las primeras fases de la implantación del
programa TPM la empresa debe hacer frente a inversiones adicionales para dejar la
maquinaria en condiciones adecuadas, así como formar al personal. Este es un punto
clave en el que si no hay compromiso de la dirección para esta dotación de recursos
transitoria puede producirse una implantación del proyecto TPM poco sólida y, por tanto,
vulnerable a conseguir los resultados esperados.
La meta del TPM es la obtención de la máxima eficiencia global de los equipos en los
sistemas de producción, eliminando las averías, los defectos y los accidentes con la
participación de todos los miembros de la empresa. El personal y la maquinaria deben
funcionar de manera estable bajo condiciones de averías y defectos cero, dando lugar a un
proceso en flujo continuo regularizado y estable.
El TPM promueve una producción libre de defectos, de problemas y obviamente
pretenderá alcanzar al máximo posible, la producción libre de despilfarros, y por tanto
estará en línea con los sistemas de producción más eficaces, es decir, con aquellos
sistemas de producción que persiguen la eliminación de actividades que no añaden valor
al producto, a través de la automatización y la flexibilidad, evitando procesos sin ningún
valor añadido pero que suponen un incremento de coste, sistemas que están en línea con
la producción ajustada basada en el JIT.
Cuando se pretenda obtener sólo lo que se demanda al sistema productivo,
ajustándose al máximo a la calidad y cantidad del producto solicitado y al momento en
que interese sea entregado, se hará indispensable un sistema libre de errores, averías y
problemas de mantenimiento.
Será un sistema libre de todo despilfarro, entre los que deberán incluirse los derivados
de un mantenimiento deficiente. Los sistemas automatizados (con autocontrol), los
sistemas de producción flexible y sobre todo aquellos que se ajustan a la filosofía del Just
in Time (JIT) estarán encauzados hacia la incorporación de la gestión basada en el TPM,
por no decir que estarán abocados a ella, si quieren alcanzar plenamente sus objetivos. Es
necesario adaptar en cada momento la implantación del TPM a las necesidades de cada
área productiva y focalizada en reducir sus principales pérdidas.
En otras palabras, la implantación con éxito de un programa TPM es esencial para una
34
producción ajustada basada en el JIT.
JIT y TPM están estrechamente ligados y se benefician mutuamente. De hecho son los
responsables de la fuerte competitividad de las industrias japonesas, donde la
implantación del TPM es una práctica común entre las empresas y sus proveedores y
constituye un soporte esencial en la mejora de la calidad y la productividad. Un ejemplo
sería el caso de Toyota Motor Company.
El sistema de producción de Toyota, tal como expresa su precursor, persigue la
completa eliminación del despilfarro. Es una producción «justo a tiempo» en la que sólo
se produce lo que se necesita y en el momento en el que se necesita: «Cantidad Justa en
el momento preciso». Su esfuerzo por conseguir líneas de producción con cero defectos y
cero averías no sería posible sin la aplicación del TPM.
Veamos esquemáticamente las características de los sistemas de producción eficiente,
propias del JIT o habitualmente incorporadas en el mismo, para las que puede ser
altamente importante un adecuado sistema de mantenimiento:
35
Figura 1.8. Relación Outputs-Inputs en un proceso productivo.
36
Figura 1.9. Comparación TPM con JIT.
Los sistemas productivos que tienden hacia una eficiencia y competitividad cada vez
más dura, van a tener que obtener ventajas competitivas mediante la gestión de efectiva
de sus equipos y procesos.
El objetivo de cero defectos y cero averías que tiene por meta el TPM, está
directamente en línea con estas tendencias; se intenta evitar y reducir todo proceso que no
añada valor al output resultante del proceso productivo, y se busca la reducción de costes
y el incremento del rendimiento de los equipos.
Para concluir este capítulo, adjuntamos (Figura 1.10) un cuadro con las principales
directrices del TPM y objetivos empresariales que pueden cubrirse desde el mismo.
37
Fig. 1.10. Implantación de un programa TPM.
38
2
2.1. OBJETIVOS
La implantación del TPM tiene como objetivo fundamental la obtención del máximo
rendimiento o máxima eficiencia global: OEE (Overall Equipment Effectiveness) de un
sistema productivo a través de la correcta gestión de los equipos que lo forman.
Las actuaciones TPM se centrarán, como se verá, en la eliminación de tiempos
muertos o de vacío, reducción del funcionamiento a velocidad reducida (inferior a su
capacidad) y la minimización de las disfunciones y defectos derivados de los procesos en
que intervienen los equipos.
Este concepto se transformará, según veremos, en la eliminación o reducción al
máximo de las Seis Grandes Pérdidas, que abordaremos más adelante y de forma
detallada.
La implantación del TPM comprenderá el desarrollo de las siguientes actividades:
Por lo que hace referencia al ciclo de vida de los equipos y su duración, será
determinante una gestión de su mantenimiento adecuada y oportuna.
Para culminar cada una de las etapas anteriores, será necesario implantar un programa
TPM completo y adecuado, que deberá cubrir los siguientes puntos:
39
componentes.
• Asignación de las tareas de limpieza, mantenimiento y prevención a los operarios
del proceso.
• Implantación de las mejoras que se consideren oportunas en los equipos y sus
necesidades de mantenimiento.
• Planificación del conjunto de acciones que compondrán el programa de
mantenimiento y gestionarlas adecuadamente.
• Fomento de la gestión visual en planta
1. Preparación
2. Introducción
3. Implantación
4. Estabilización
40
Figura 2.1. Etapas comprendidas en cada fase de implantación de un sistema
TPM.
Veremos a continuación los aspectos más destacados a tener en cuenta para llevar a
cabo la programación del TPM de acuerdo con las cuatro fases que acabamos de
presentar, cada una de las cuales está, a su vez, dividida en varias etapas con una entidad
propia y su propia duración.
Haremos hincapié en la relevancia de abordar correctamente la fase de preparación,
41
sin querer ir demasiado deprisa y afianzando cada uno de los pasos para consolidar con
éxito el proyecto TPM, puesto que será la base sobre la que pivotará todo el proyecto.
Cuanto más sólida sea esta etapa, más robusto será el proyecto TPM y sus objetivos más
ambiciosos y ajustados al punto de partida y, por tanto, realidad de la empresa.
Esta fase es fundamental para establecer una planificación cuidadosa del programa TPM
que evite o limite al máximo futuras modificaciones durante su implantación, las cuales
pueden dar lugar a un retraso.
42
sus beneficios se organizan jornadas de entrenamiento adecuadas para cada nivel.
Será conveniente crear una oficina de promoción del TPM encargada de promover y
desarrollar estrategias eficaces para la promoción del TPM.
Su papel va a ser destacado en la estructura promocional del TPM, sobre todo en la
fase de implantación del Mantenimiento Autónomo, y es importante que funcione con
profesionales cualificados a plena dedicación. El rol que jugará esta oficina irá variando
conforme se avance en la implantación. Tendrá un gran peso en fases iniciales del
proyecto, y tenderá a reducirse y casi desaparecer cuando se logre que forme parte de la
manera de trabajar en la empresa.
43
propuestas. Las principales actividades que deberá contener son:
44
hecho, la especialización producción-mantenimiento (los operarios manejan el equipo, el
personal de mantenimiento lo repara), se mantiene vigente hasta que aparece el
Mantenimiento Autónomo en un programa TPM.
En efecto, tras la implantación del TPM, los operarios de producción participan en las
funciones de mantenimiento diarias y en actividades de mejora que evitan el deterioro
acelerado.
45
de su trabajo diario. A partir de ahora hay que adoptar una filosofía de mejora continua,
revisando los objetivos establecidos y fijando otros más ambiciosos. Es un proyecto que
no se cierra en sí mismo, sino que los futuros y más ambiciosos objetivos permiten que el
TPM se consolide.
En las cinco etapas que acabamos de exponer, la prevención tiene un papel más o
menos directo y por supuesto importante. Vamos a referirnos ahora a las actividades
relacionadas con la prevención.
La prevención de errores, problemas, averías, disfunciones, defectos e incluso una
necesidad excesiva de mantenimiento (dedicado a lo que conocemos corrientemente
como apagafuegos o la tradicional imagen de bombero, la función de resolver el día a
día) en que se pueden ver involucrados los equipos, van a formar el grupo de cuestiones
que van a requerir una especial atención prácticamente en todas las fases de un programa
de TPM.
En efecto, una por una contienen los siguientes aspectos a destacar en relación con la
prevención:
46
Así pues todo el personal involucrado en el equipo productivo, desde los ingenieros
que lo desarrollan, pasando por el departamento de mantenimiento, hasta los operarios
que lo utilizan, ha de poner un especial énfasis en aspectos de tipo preventivo.
47
3) Mejoras de mantenimiento a cargo de equipos de mejora:
Los equipos de mejora e incluso el personal del Mantenimiento Autónomo y del
preventivo (si no están ya incluidos en los citados equipos), además del
departamento de ingeniería de producción, se ocuparán de realizar las mejoras
oportunas que reduzcan la necesidad de mantenimiento de cualquier tipo.
Así, por ejemplo, en el caso de nuestro taladro, pueden introducirse mejoras
que redunden en un mantenimiento más sencillo, con la substitución de los
cojinetes de fricción actuales por otros de material de mayor dureza y menor
desgaste, sustituyendo los engrasadores por otros más eficientes, cambiando el
sistema de sujeción de las cazoletas por otro que no necesite reaprietes, e
introduciendo, por ejemplo, nuevos sistemas de suavicen el esfuerzo que deben
hacer los cojinetes, reduciendo así su desgaste.
48
Figura 2.2. Analogía Plan de Salud – TPM.
Son múltiples las comparaciones que se realizan entre un correcto plan de salud y el
TPM, o bien entre el cuidado que damos a nuestro vehículo, y el que debemos dar a un
equipo productivo como son chequeos, control periódico de ciertos niveles por nosotros
mismos, revisiones en taller, rodaje, consumo, etc.
Lo único que se pretende al poner de manifiesto esa serie de analogías, es hacer llegar
el mensaje de la sencillez y gran dosis de sentido común de la que parte la filosofía del
TPM. No se trata de algo enteramente nuevo, sino de un sistema conocido aplicado a
49
nuestros equipos productivos.
Hasta aquí habremos visto las fases de implantación de un programa TPM. Sin
embargo, como veremos, no todas las empresas parten del mismo nivel cuando deciden
implantar este sistema de gestión de equipos, dado que nos encontramos algunas
empresas, que ya gestionaban sus equipos de una manera más o menos controlada, con
frecuencias y tareas de mantenimiento asignadas, es decir, ya se hallaban más allá del
mero Mantenimiento Correctivo a sus equipos, y el seguimiento de las instrucciones
básicas del equipo dadas por el propio proveedor de la máquina.
Otro factor a tener en cuenta será el propiciar un ambiente y un entorno de trabajo en
el que haya un personal motivado, dado que el éxito de la implantación de este sistema va
a depender de las personas. Así pues, se tendrá que dar un cambio de actitud para aceptar
este nuevo sistema de trabajo combinando tareas de producción y mantenimiento, y
considerando como tareas propias del puesto de trabajo la limpieza del equipo y el
entorno, la lubricación y tareas sencillas de mantenimiento. De ahí la importancia de
hacer una buena campaña de divulgación y formación. Lo veremos a continuación en el
siguiente apartado.
50
Figura 2.4. Representación de las 3 Y: Motivación – Competencia – Entorno de
trabajo.
Partiendo de estos puntos deberán fijarse objetivos a cada nivel, los habrá globales en
el ámbito de dirección y propios o locales en el ámbito de pequeños grupos.
Se deberán trazar los planes o programas adecuados para alcanzarlos, ponerlos en
acción y medir los resultados. La conexión entre los distintos niveles la asumen los
responsables de los pequeños grupos, que enlazan otros de nivel superior; de esta forma la
información fluye horizontal y verticalmente, rápida y efectivamente. Será pues
fundamental crear unos canales de comunicación fluidos y velar porque se haga de ellos
el uso que corresponde.
Previo a la puesta en funcionamiento de un programa TPM habrá una serie de
requerimientos a cumplir:
1. Mantenimiento Autónomo
2. Mantenimiento Preventivo y Planificado
3. Mejoras de Mantenibilidad
4. Prevención de Mantenimiento
5. Mantenimiento Correctivo
• Uso de herramientas de gestión, que van desde las que forman parte de las
herramientas de calidad total: AMFE, diagramas de Pareto, diagramas de análisis
causa-efecto, etc., a las sencillas pero efectivas 5 S ya mencionadas con
anterioridad, y que llevan implícitas la iniciación de un programa de
Mantenimiento Autónomo.
51
3
52
Figura 3.1. Agrupación de las pérdidas en función de los efectos que provocan.
53
Figura 3.2. Clasificación de las Seis Grandes Pérdidas y tipos.
Estas pérdidas están muy relacionadas con los despilfarros a eliminar en un sistema
JIT, de forma que este objetivo viene muy favorecido por la eliminación de las pérdidas
que contempla el TPM. Una vez más vemos como las técnicas Just in Time y TPM, se
mueven en la misma dirección.
El cuadro de la Figura 3.3 relaciona despilfarros y JIT con pérdidas y TPM, de forma
general, es decir incidiendo en las dependencias (con una marca en el recuadro
correspondiente) que siempre se cumplen de una forma más o menos fuerte.
En los apartados que vienen a continuación detallaremos cada una de las Seis Grandes
Pérdidas, cómo identificarlas, y cómo se caracterizan.
Las pérdidas por averías, errores o fallos del equipo, provocan tiempos muertos del
proceso por paro total del mismo debido a problemas que impiden su buen
funcionamiento. Las averías y sus paros pueden ser de tipo esporádico o crónico.
Estos últimos constituyen aquel tipo de problemas que se repiten periódicamente. Ello
54
redunda no sólo en pérdidas de tiempo, sino también, por supuesto, en pérdidas del
volumen de producción que podría haberse llevado a cabo. Son problemas que surgen a lo
largo del tiempo, una y otra vez.
Los tipos de consecuencias para el equipo, podrán ser de dos tipos:
Este primer tipo se caracteriza porque el equipo pierde súbitamente alguna de sus
funciones fundamentales y se para por completo. Suele ocurrir de manera inesperada, en
forma de fallos repentinos y drásticos, y da lugar pérdidas claras y urgentes de solucionar.
Las averías con pérdida de función dan lugar a pérdidas esporádicas con un coste
económico inicial alto. Sin embargo, los problemas esporádicos son visibles y tienen,
generalmente, una causa clara y concreta, y por lo tanto, es relativamente fácil actuar
contra ella.
Las averías con reducción de función se producen sin que el equipo deje de funcionar,
pero el deterioro sufrido por el equipo o de partes específicas del mismo hace que rinda
por debajo de lo previsto.
Las averías con reducción de función suelen descuidarse o pasar desapercibidas, ya
que no son fáciles de evaluar. Normalmente las averías con reducción de función están
causadas por defectos ocultos, bien en el equipo o en los métodos utilizados. Se entiende
por defectos ocultos aquellos que permanecen sin ser detectados y sin tratamiento.
55
Figura 3.3. Relación requisitos JIT con pérdidas en TPM.
Tanto uno como otro tipo de fallos serán muy tenidos en cuenta para una correcta
aplicación del TPM.
Las averías crónicas son en general provocadas por defectos ocultos. Se reproducen con
tal frecuencia que se llegan a considerar normales. Dan lugar a pérdidas crónicas que en
cada incidencia pueden parecer insignificantes, pero la frecuencia y normalidad con la
que se repiten magnifican su repercusión en el rendimiento.
Las pérdidas crónicas son reducibles e incluso se pueden eliminar, pero no es una
tarea sencilla. Hay que llevar acabo un riguroso seguimiento y análisis de sus
características para desvelar la causa o causas que provocan ese modo de fallo.
Normalmente requiere de un equipo de proyecto para analizar sus causas e impulsar
contramedidas efectivas. Precisan de un análisis llevado a cabo con mucho rigor. El
mayor riesgo al atacar este tipo de pérdidas es que éstas se consideran endémicas y se
56
tiende a percibirlas como «normales» e «inherentes» al proceso por lo que resulta más
complicado su detección, y la ponerlas de relevancia para atacarlas suele ser costoso ya
que el personal se «acostumbra» a convivir con ellas.
La dificultad para su completa eliminación radica, precisamente, en la combinación
de causas que intervienen, con la circunstancia agravante que esta combinación puede ser
diferente en cada momento de incidencia. A continuación mostraremos una tabla que nos
describe las características principales de las pérdidas según sean de tipo crónico o
esporádico.
Habrá situaciones en las que un solo defecto singular sea causa de una avería, como
normalmente sucede con las averías esporádicas, mientras que en otros, la combinación
de pequeños defectos ocultos como suciedad, partículas, polvo, abrasión, tornillos
aflojados, vibraciones, etc., que no parecen tener relación directa con la avería y a los que
no acostumbramos a prestar atención son, en realidad, la causa principal del problema.
Este último caso hace mucho más complicada la resolución de las averías, dada la
dificultad para identificar todos los agentes y condiciones que la provocan.
57
Figura 3.5. Aumento en la dificultad de identificación de la raíz del problema.
58
inicialmente un tiempo de cuatro horas que, como se ha dicho, ha sido reducido a menos
de diez minutos.
Las operaciones de preparación de las máquinas para acometer una nueva actividad de
producción, suponen un conjunto de operaciones que deben realizarse a máquina parada
(MP), junto a otras que se realizan fuera de las mismas y que pueden llevarse a cabo a
máquina en marcha (MM). El tiempo consumido a máquina parada es el objetivo básico
de la reducción.
Dentro de este tiempo se llevan a cabo operaciones de:
• Preparación
• Montaje
• Ajuste
59
Figura 3.6. Etapas del cambio rápido en los equipos de producción.
El esquema que sigue, muestra los aspectos a considerar en estas etapas y el flujo de
actuaciones, de acuerdo con la situación:
60
Figura 3.7. Tratamiento de los ajustes.
61
3.5. PÉRDIDAS PROVOCADAS POR TIEMPO DE CICLO EN VACÍO Y
PARADAS CORTAS
Este tipo de pérdidas hacen referencia a paradas breves, también conocidas como cortes
de aire; se trata de los tiempos en los que la máquina opera, pero lo hace sin efectuar la
producción de pieza alguna, debido a un problema temporal.
Podríamos citar por ejemplo un equipo que se encuentre operando en tiempo de vacío
porque en la carga de la máquina, una pieza ha quedado encallada en la rampa de acceso,
impidiendo la alimentación de piezas, o bien el caso del fallo de un temporizador que no
desbloquee una pieza, y el equipo considere que lo está, y realice todo el ciclo de
mecanización sin pieza alguna; también incluiremos el caso del paro de la producción en
un equipo por falta de presencia de pieza. En estos casos, al desbloquear la pieza atrapada
o restablecer las condiciones de la máquina las cosas volverán a una situación normal,
bastante diferente de una avería en la máquina, pero que, en cambio, ya habrá producido
una pérdida.
Este tipo de pequeños problemas, denominados microparos, puede impedir la
operación eficiente del equipo y son muy comunes en plantas con un fuerte nivel de
automatización. Su reducción a cero es imprescindible para mantener una producción
automática en flujo continuo.
Este tipo de pérdida, debe tenerse muy en cuenta, principalmente al automatizar líneas
productivas ya existentes y, por supuesto, en el diseño de las de nueva creación, puesto
que son fallos previsibles y en general solucionables de forma automática, pero que
pueden provocar pérdidas de producción y rechazos de producto considerables.
A continuación vamos a referirnos específicamente a la problemática de las paradas
breves y su resolución (que excluye el problema de los tiempos de vacío derivados de la
organización y sincronización de las operaciones del proceso). Sin lugar a dudas, el
primer paso para la reducción de las paradas breves es centrar la atención en la
eliminación de los pequeños problemas del equipo, a través de una limpieza inicial diaria
y operaciones básicas de mantenimiento e inspección propias del Mantenimiento
Autónomo.
Las consecuencias inmediatas de la existencia de paradas breves son:
Las paradas breves, que como se ha dicho están relacionadas fundamentalmente con
las líneas automatizadas, pueden ser el resultado de los problemas y causas que siguen:
62
a) Referidas al material o producto:
Defectos dimensionales, de forma o visuales en todas o algunas piezas (en este caso
normalmente mezcladas con las demás); también pueden darse causas especiales
relacionadas con el material, como por ejemplo problemas de magnetización.
b) Relacionadas con el sistema de transporte o alimentación:
Elemento de transporte (cinta transportadora, canal, tubo, etc.) con defectos de perfil,
superficie rugosa, grietas, suciedad o problemas en las juntas.
Asimismo pueden darse causas relacionadas con el alimentador, tales como su
forma o medidas, resonancia (para vibradores), flujo de materiales o instalación.
Finalmente, las causas pueden estar relacionadas con el control de la posición del
material.
2) Problemas relacionados con las operaciones de producción y en especial los
montajes:
Las causas más frecuentes de este tipo de problemas son: deformaciones y falta de
precisión en las medidas de las piezas, errores en la fijación y ajustes de las mismas
antes de iniciar la operación, problemas relacionados con el timing de dichas
operaciones y realización defectuosa de las mismas (en especial en los montajes).
3) Problemas relacionados con el control de las operaciones y los sistemas de
detección:
Las causas ahora se referirán a la bondad del propio sistema de detección, sensores y
su posición, sensibilidad de los sistemas de detección, ajustes incorrectos, problemas
de timing y condiciones de utilización incorrectas. Suciedad que provoca falta de
fiabilidad de los elementos de detección, y en ocasiones elementos poco robustos.
Dos importantes elementos son necesarios para abordar el problema de las paradas
breves y poder establecer una metodología para su solución:
Primero: Qué constituye una parada breve a resolver y qué no tiene tal consideración:
Ante todo conviene distinguirlas de las averías (consideradas como otra de las grandes
pérdidas), lo que podemos hacer entendiendo que las pequeñas paradas se caracterizan
por una rápida recuperación de las condiciones operativas.
Una vez centrados en lo que realmente son pequeñas paradas, distinguiremos entre las
que constituyen un problema a resolver dentro de esta categoría y las que no lo son; así, el
tiempo que una máquina trabaja en vacío después de acabar con una unidad de producto y
antes de que sea cargada la siguiente, no constituye un problema de la índole que estamos
analizando. Asimismo, tampoco lo son los tiempos de vacío relacionados con problemas
en operaciones anteriores, o a holguras en el tiempo de ciclo; tampoco deben considerarse
como paradas breves, los tiempos de preparación, los controles rutinarios de calidad, los
cambios de turno, tiempos de descanso, etc., cuya problemática es de otra índole.
63
cuenta que, a diferencia de las averías, las paradas breves inciden negativamente en la
medida en que ocurren con frecuencia). De acuerdo con ello, el índice MTBF es el
cociente entre el tiempo de trabajo real TT para operar y el número de paradas breves
registrado Npb:
MTBF = TT / Npb
Esta relación podrá aplicarse a distintos períodos de tiempo según el que corresponda
a Npb (paradas por día, semana, mes, etc.).
De acuerdo con lo referido en el apartado anterior, Npb será el total de paradas breves
menos aquellas que no deben considerarse en el cómputo del problema que nos ocupa y
que han sido relacionadas en el citado apartado.
El MTBF puede medirse también en ciclos de operaciones, es decir operaciones
repetitivas que debe realizar el equipo al que nos referimos, cada una de las cuales toma
un tiempo C denominado ciclo. De esta forma, podemos medir el MTBF en número de
operaciones que se llevarán a cabo, por término medio, entre dos paradas breves, que
será:
MTBFc = TT / (C × Npb)
Si se trata de una línea con N equipos que operan durante un tiempo real TT, y Npb es
el total de paradas breves de la línea, el tiempo medio de operación entre fallos de cada
máquina de la línea será:
En las líneas de producción con varios (N) equipos formando parte del mismo
proceso, hay que tener en cuenta que la parada de uno de los equipos puede suponer, sin
embargo, la parada de la línea entera, por lo que si las paradas breves se dan con
frecuencia, puede no resultar ventajoso conectar los distintos equipos de la línea entre sí.
Finalmente, podemos incluir el tiempo necesario para restablecer el funcionamiento
después de una pequeña parada; supongamos que, por término medio, el tiempo de
restablecimiento sea de TR; si se dispone de un tiempo efectivo para operar TD,
tendremos que TT = TD – TR × Npb, con lo que finalmente podremos actualizar las
ecuaciones anteriores como sigue:
Las paradas breves pueden tener una incidencia muy grande en la efectividad de una
64
línea, hasta el punto de que es frecuente que la reducción de eficiencia que comportan
supere a la de las averías, pese a que éstas aparecen como mucho más negativas.
Productividad, coste, calidad, plazo de entrega e incluso seguridad son las magnitudes
que pueden verse afectadas, seriamente incluso, por el problema de las paradas breves.
La mejora de los procesos por lo que a la problemática suscitada por las paradas breves se
refiere, puede ser abordada a partir de una actuación basada en las etapas que siguen:
65
evidente, que ello nos llevará a estudiar de forma especial las características
específicas de dicha pieza, tras lo cual, hemos averiguado que como rasgo diferencial
respecto a otras, la misma se presenta con un importante nivel de suciedad, que puede
provocar los citados atascos. Aspectos como el citado, relacionado con los materiales
(forma, peso, suciedad, etc.), los equipos, las personas e incluso la climatología,
deberán tenerse en cuenta. De esta manera se especifica y ataca el problema con la
tipología específica de cada una de las causas que lo provocan.
4. Establecimiento de las causas esenciales y coadyuvantes o secundarias. Los
problemas que generan las paradas breves han debido identificarse en la etapa
anterior, lo mismo que sus circunstancias especiales. Las causas esenciales pueden
haberse ya apuntado en este análisis, además de que ya nos hemos podido valer del
listado de causas de problemas, al que nos hemos referido en dicha etapa anterior.
En esta etapa hemos de profundizar en las causas e identificar no sólo las causas
esenciales (las que influyen de forma directa e inequívoca) de los problemas de
paradas breves, sino también aquellas, de carácter secundario, que actúan como
coadyuvantes de las anteriores. Además, las causas esenciales pueden tener otras
menos evidentes que en el fondo son las que generan el problema, y que son los
auténticos orígenes del mismo (causas originales); de esta forma, puede evitarse un
problema corrigiendo las causas esenciales, pero permanecer las originales, con la
consecuencia de que a la larga puede reaparecer el problema.
Veamos, con un ejemplo, los tres tipos de causas mencionadas y cómo actúan:
Supongamos que en un equipo para empujar fibra química previamente abierta
para alimentar cardas para una planta de hilatura, un eje movido por un motor
eléctrico hace girar el sistema de empuje de la fibra desde la abridora hasta la carda
(véase Figura 3.8). Sucede que con cierta frecuencia el eje y el sistema de empuje se
traba y se detiene el avance de la fibra.
66
sistema de empuje en su alojamiento tubular y el material de que está construido dicho
sistema, que resulta excesivamente áspero.
Sin embargo, la causa original, resulta ser una desalineación entre motor y sistema
de empuje de la fibra, que fuerza a éste a través del eje, lo que puede corregirse,
insertando un acoplamiento elástico entre el motor y el eje.
Para determinar las causas de los problemas de las paradas breves, puede
emplearse la metodología que suele utilizarse a tales efectos en otras áreas con
problemática similar (por ejemplo, para identificar causas de fallos de calidad); así por
ejemplo, recomendamos utilizar el diagrama de Ishikawa (de causa-efecto) para
determinar y clasificar las causas de paradas breves y luego el diagrama de Pareto
para priorizar el tratamiento de las causas identificadas. También puede acompañarse
el análisis, con estudios estadísticos de tendencias en función de qué causas actúen
(cuáles y tipo de entre los mencionados: esenciales, secundarias y originales), así
como distribuciones estadísticas de la variabilidad del fenómeno, que nos permitan
dilucidar si existen causas concretas o simplemente la variabilidad se debe a causas
aleatorias y por tanto el proceso está en «estado de control». También es de utilidad
aplicar un «5 porqués» a la hora de tipificar las causas y sus particularidades,
complementando el diagrama de Ishikawa.
Los estudios de tipo estadístico pueden, además, extenderse a análisis de
correlación causa-efecto, a través de los cuales pueda verificarse la incidencia de un
tipo determinado de causa. Para ello puede disponerse el correspondiente diagrama de
dispersión, que establece la posible correlación estadística entre determinadas
magnitudes (que se elegirán para determinar la incidencia de una causa concreta) y los
resultados a nivel de paradas breves. Así por ejemplo, en el caso anteriormente citado,
puede realizarse un diagrama que trate de determinar la correlación entre la
desalineación eje motoreje sistema empuje de la fibra (en grados) y la medida del
MTBF. Como resultado de varios ensayos, aparecerá una «nube» de puntos
correspondientes a pares de valores desalineación-MTBF (véase Figura 3.9). Si la
nube de puntos es ajustable por medio de una recta (véase la mencionada figura),
existirá correlación, y la variable (en este caso la desalineación) podrá considerarse
como causa de paradas breves. La recta se determinará por medio de la técnica
estadística de regresión lineal.
67
Cuanto mayor sea la correlación, es decir, cuanto más agrupados estén los puntos
del gráfico en torno a la recta, más importante será la causa, y por tanto ésta pasará de
ser secundaria a esencial (cuanto mayor sea la correlación, el coeficiente que la mide
se acercará más a uno).
Por otra parte podemos apreciar que la correlación representada en la figura citada
es negativa (la recta es descendente); ello es así porque si la desalineación es la causa,
aumentarán las paradas breves, pero se reducirá el MTBF; es decir, la correlación de
la causa con la frecuencia de paradas, sería positiva.
5. Verificación de las causas y su influencia. Realización de ensayos.
La etapa siguiente al establecimiento de las posibles causas de paradas breves es
determinar el mecanismo de influencia de cada una, su calificación (esencial,
secundaria u original) y la relación que puede existir entre ellas. Una forma muy
eficaz de llevarlo a cabo es por medio de ensayos en los que se hagan intervenir
deliberadamente las distintas causas y sus interacciones, y medir los resultados y su
evolución con los cambios en las causas. Deberán analizarse todas las posibles causas,
incluso las secundarias y las originales, si el objetivo es una fuerte reducción de la
frecuencia de paradas (por ejemplo, 20 veces menos), aunque es importante analizar y
eliminar primero las causas esenciales, ya que sino pueden enmascarar la influencia de
las demás.
6. Establecer las mejoras en los equipos, ensayarlas en el proceso y estandarizarlas.
La última etapa consistirá en establecer las mejoras pertinentes fruto de la eliminación
de todas las causas identificadas, para luego estandarizar estas mejoras con el nuevo
objetivo de MTBF correspondiente. Convendrá realizar ensayos de operación con el
nuevo estándar, para confirmarlo definitivamente una vez la mejora ensayada resulte
completamente satisfactoria.
Como aspecto importante a tener en cuenta remarcaremos que las correcciones
llevadas a cabo en el proceso por reajuste de las condiciones «sobre la marcha» no son
auténticas mejoras a estandarizar. Por ejemplo, dos canales de alimentación que no
encajan debidamente y hacen que las piezas tropiecen al pasar y se encallen pueden
ajustarse para que ello no ocurra; pero ello no es una mejora a estandarizar, ya que
probablemente, volverá a ocurrir la falta de encaje y se darán nuevas piezas
encalladas; hay que buscar la auténtica causa del desajuste y corregirla. Esta es la
mejora a estandarizar.
Los cambios a homologar llevarán a crear o modificar estándares operativos a
distintos niveles: operaciones del proceso, Mantenimiento Productivo, Mantenimiento
Preventivo, e incluso puede que también a nivel de prevención de mantenimiento. Se
crearán las correspondientes hojas de instrucciones y también las de control que
permitan comprobar que se realizan todas las acciones que se han homologado.
Nos referiremos ahora a las pérdidas de producción ocasionadas por la diferencia que hay
entre la velocidad prevista (de diseño) para el equipo en cuestión y la velocidad de
operación real, y que tiene como consecuencia que la capacidad de producción también
será diferente.
68
Este tipo de pérdida hace referencia a la situación creada cuando al operar a la
velocidad diseñada, se producen problemas de calidad o mecánicos que fuerzan la
reducción de la velocidad.
Pongamos por ejemplo un manipulador para paletizar piezas, capaz de desplazarse a
una velocidad de hasta 500 mm/seg., con cargas de un peso no superior a 10 kg.
Podríamos encontrarnos que nuestro equipo trabajando al máximo de carga y al máximo
de velocidad, perdiera información de la posición, realizando tareas en puntos que no
deberían realizarse provocando, fallos y averías en el equipo y defectos en el producto.
La causa podría ser la inercia del propio equipo (rampas de aceleración y
deceleración), o bien por estar éste trabajando en un medio hostil, en presencia de
taladrinas, aceites de corte, etc., que depositara partículas que bloquearan, o bien frenaran
el movimiento de los ejes, provocando efectos no esperados. Deberíamos reducir la
velocidad de trabajo del equipo, o bien solventar los problemas de suciedad u otros.
En muchos casos las operaciones se continuarán realizando sin que el operario sea
consciente de la naturaleza de la pérdida de velocidad. Es una consecuencia de que la
velocidad estándar prevista está mal definida o bien porque la naturaleza de la máquina
hace difícil juzgar su velocidad. Asume como situación normal, esa forma de trabajar a
velocidad reducida.
Las mejoras que tratan las pérdidas de velocidad han de comenzar por conocer
perfectamente cuál es la velocidad máxima del equipo en condiciones correctas de
funcionamiento, y en qué condiciones de trabajo son alcanzables. Para una buena
comprensión de cuál es la velocidad máxima posible será necesario clarificar las
condiciones que se necesitan para poder conseguir esta velocidad, con tal de evitar
deformaciones de las piezas, rechazos, aumentos desmesurados de temperatura, etc.
Los puntos clave de este tipo de pérdida son:
La mejora de los procesos por lo que hace referencia a las caídas de velocidad, puede
establecerse por medio de las etapas:
69
5. Establecimiento de nuevos estándares de operativa que corrijan deficiencias y
mejoren la velocidad. Deberá tenerse en cuenta cualquier factor que pueda verse
afectado indirectamente, como la precisión o la calidad. De hecho, será muy
importante conseguir niveles elevados para los objetivos de velocidad y precisión,
pero de forma simultánea.
6. Realización de ciclos operativos de ensayo con las nuevas condiciones.
7. Reajuste del nuevo estándar y confirmación y puesta en vigor del mismo.
70
Figura 3. 11. Unidad alimentadora después de la mejora.
71
El lector puede hallar un tratamiento completo y exhaustivo de la gestión de la calidad
total, su problemática y las herramientas más avanzadas en la actualidad, en otra obra del
mismo autor, cuyo título es Gestión Integral de la Calidad: implantación, control y
certificación (Gestión 2000, 1998). En este apartado haremos, pues, únicamente una
rápida referencia a los aspectos de la problemática de la calidad que están directamente
relacionados con la gestión del mantenimiento, lo que nos llevará a lo que
denominaremos «mantenimiento para la calidad» (QM).
El QM puede articularse en base a grupos de mejora con el objetivo de realizar
mejoras de mantenimiento en base a la calidad (grupos QM), que operarán partiendo de
los defectos que se producen, y en los que se hallará personal de producción, de
mantenimiento y de calidad; la actividad encaminada a la eliminación de las pérdidas
relacionadas con los defectos de calidad constará de las siguientes etapas:
• En primer lugar, determinar sus causas, utilizando, por ejemplo, las herramientas
clásicas a tal efecto, ya mencionadas a propósito del análisis de causas en las
pérdidas por paradas breves: El diagrama causa-efecto, también llamado de
Ishikawa o de espina de pez, para identificar y ordenar sistemáticamente las causas
directas, las causas de estas causas, y así sucesivamente hasta las causas originales;
luego, como ya se dijo, se pueden priorizar las causas obtenidas por medio del
diagrama de Pareto.
• Establecer las relaciones entre los defectos y sus causas y los procesos con sus
actividades, a fin de identificar aquellas actividades de procesos concretos donde
pueden generarse los defectos. Para ello puede utilizarse el diagrama de dispersión
estadístico, que fue asimismo comentado anteriormente en relación con el
problema de las paradas breves.
• El paso siguiente será analizar los procesos identificados en la etapa anterior y sus
actividades, a fin de establecer las condiciones operativas que permitan eliminar
los defectos, programando adecuadamente el mantenimiento de los equipos
involucrados para que se alcancen las mencionadas condiciones por lo que
concierna a aspectos relacionados con la calidad. Los procesos deberán ser
analizados incluyendo todos los factores que pueden estar involucrados en ello:
Máquinas, Mantenimiento, Materiales, Mano de obra, Métodos y Medio ambiente
(los seis factores denominados «6 M» por coincidir la inicial de todos ellos con la
letra M), deberán ser incluidos en el estudio. En esta etapa operarán los grupos
QM, que elaborarán planes de acción, los cuales incluirán con frecuencia check-
lists de actividades de control propias del Mantenimiento Preventivo y productivo
de los equipos, y el aseguramiento de la calidad derivada de las condiciones
operativas, para lo cual podrán ser de gran ayuda los denominados dispositivos
poka-yoke.
72
las pérdidas identificadas y los tipos a que correspondan; en especial, trataremos de
identificar si se trata de pérdidas esporádicas o crónicas (que tienen una o varias causas de
fondo); como herramientas para esta fase aconsejamos el análisis PM que exponemos más
adelante en este mismo capítulo, en relación con el estudio de las pérdidas crónicas, y el
AMFE o análisis modal de fallos y efectos, herramienta muy importante en la gestión de
la calidad. A partir de ahí podrán establecerse las condiciones operativas adecuadas con el
objetivo de cero defectos
Hemos hecho referencia a los problemas que generan cualquiera de las Seis Grandes
Pérdidas, y a la clasificación en función de que sean crónicas o esporádicas.
73
Analizaremos a continuación ambos tipos de pérdidas.
Las causas de las pérdidas crónicas son, especialmente importantes por sus
consecuencias y la dificultad de eliminarlas, y sin embargo pueden relacionarse con
cualquiera de los citados seis tipos de pérdidas. Hay que tener en cuenta que una pérdida
se vuelve crónica cuando, a pesar de la adopción de medidas de mejora y control, se
genera repetidamente y su efecto no es visible de inmediato.
A continuación podemos apreciar en la Figura 3.12, aquellas pérdidas que acusan más
directamente la presencia de problemas de tipo esporádico, y las más susceptibles de estar
provocadas por los de tipo crónico.
Figura 3.12. Las pérdidas y el origen de las causas que las provocan.
74
El análisis de Pareto, nos permite, una vez identificadas las causas y su incidencia,
graficarlas en orden decreciente en cuanto a la importancia de su incidencia; así, nos
encontraremos con que el 20 % de las causas son responsables del 80 % de los problemas;
ello nos llevará a centrarnos, en principio, sólo en algunas de las causas importantes, que
además probablemente son las más fácilmente identificables.
Por otra parte, las acciones que se derivan de la aplicación de cuanto hemos dicho,
suelen dar lugar a distintas actuaciones que acaban resultando muy completas y efectivas
o por el contrario, no tanto; he aquí una catalogación de las mismas desde las más
completas y efectivas a las que lo son menos, en base a actuaciones que de alguna manera
solo resultan parciales:
I. Acción completa llevada a cabo con éxito; normalmente suele darse bajo un
enfoque correcto y sin las urgencias de una solución a plazo corto o inmediato.
Suele comenzar por un análisis suficientemente completo de los síntomas del
que se desprenda un diagnóstico que pueda conducir a descubrir las auténticas
causas y tomar las soluciones adecuadas.
II. Acción correcta pero que no se ha llevado a cabo hasta el final y/o
seguimiento incompleto; puede darse ello en base a una implantación y
adiestramiento solo parcial o superficial.
III. Acción poco adecuada o incluso errónea a partir de un diagnóstico
correcto; es obvio que aunque se haya superado la difícil fase del diagnóstico,
estas acciones no permitan una solución adecuada y sobretodo definitiva del
problema. Los resultados de estas medidas serán necesariamente pobres y no
conducirán a auténticas mejoras. Suele ocurrir cuando se han identificado las
causas, pero no se da con las soluciones más adecuadas para ellas.
IV. No emprender acciones concretas y dirigidas al problema real, por no haber
obtenido un diagnóstico correcto y suficientemente completo de un problema
crónico identificado. En este caso se actúa «sobre la marcha» y se trata de
superar el problema al igual que cuando se presenta un problema esporádico. En
muchos casos equivale a una solución corto plazo para salir del paso.
V. Acciones basadas en la necesidad de soluciones urgentes e inmediatas, que
como tales no serán normalmente completas ni definitivas, sino que vendrán a
ser medidas de contención para sostener la situación y evitar la producción con
defectos, retrasos, etc.
VI. Acciones incompletas por haber subestimado el problema o problemas o no
haber comprendido totalmente la dimensión real de los mismos o su alcance.
VII. No emprender acción alguna por no haber llegado tan siquiera a
identificar el problema. Suele ocurrir sobre todo en paradas cortas, pérdidas de
velocidad, preparaciones excesivamente lentas y pérdidas en los arranques. Se
«acostumbra» a convivir con ellas y a veces no se identifican como pérdidas
específicas, sino anomalías o incidencias endémicas de los equipos. De ahí que
no se les preste el grado de atención que realmente requieren.
75
• Pérdidas y desgaste de operatividad del equipo.
Las condiciones correctas de funcionamiento son las que determinan la operativa
bajo la cual trataremos que trabaje el equipo. El desgaste debido a la operativa y
al paso del tiempo es el principal factor de desfase entre las condiciones actuales
y las correctas; este desfase debe tratarse de minimizar, con el debido
mantenimiento del equipo y en particular es de gran importancia:
1. Detectar cuándo es mayor de lo debido (desgaste acelerado), ya que en este
caso, una actuación decidida, sí puede contribuir notablemente a restablecer
las condiciones correctas de funcionamiento.
2. Detectar el desgaste lo más rápidamente posible para evitar el funcionamiento
prolongado en condiciones incorrectas.
3. Disponer de adecuados criterios y formas de medición para evaluar el
desgaste, así como facilitar las condiciones para que el mismo pueda
evidenciarse lo más fácilmente posible (limpieza e inspección, sobre todo).
• Comparación con las condiciones óptimas de funcionamiento del equipo e
identificación de pérdidas de operatividad:
Las condiciones de operatividad ideales son aquellas que permiten un
funcionamiento que, de acuerdo con los criterios técnicos o de ingeniería
adecuados, de manera que el funcionamiento fuera lo mejor y más prolongado
posible, con la mínima atención de mantenimiento.
Nos podemos encontrar que el problema puede estar en que estas condiciones
o el alcance de las mismas no sean conocidos y no pueda alcanzarse las
condiciones de operación óptimas. Hay que tener en cuenta que estas condiciones
pueden ser múltiples, ya que en principio afectan a la operativa del equipo, pero
pueden derivarse de lo apropiado de su elección para el trabajo a desarrollar (tipo
y tamaño), así como de su instalación y factores del entorno (suministros,
ambiente, etc.).
En cualquier caso el desfase entre las condiciones actuales y las óptimas, pone
de relieve más aún las necesidades de buen funcionamiento y mantenimiento del
equipo como son montajes o instalación defectuosos, normalización de
componentes a reponer, aspectos relacionados con mediciones, dimensiones,
precisión y tolerancias, etc., roturas o componentes poco robustos, y por supuesto
polvo, suciedad, presencia de abrasivos, etc.
• Eliminación de pequeñas pérdidas o defectos acumulativos. Existen tres tipos de
pequeñas pérdidas a tener en cuenta:
Moderadas: Pérdidas cuyo único efecto es reducir la disponibilidad y/o calidad
de la operativa. La acumulación de éstas, en principio agrava este resultado, pero
llegar a provocar paradas totales con o sin averías. Irrelevantes: Pérdidas sin
efecto aparente ninguno, que sólo por acumulación tienen un efecto consistente
en reducir la disponibilidad del equipo o la calidad de su trabajo.
Relevantes: Pérdidas cuyo efecto directo es la parada con o sin avería. Es
evidente que deben ser objetos de atención inmediata.
Aunque ninguno de los tres tipos tiene una relación directa con el hecho de
que las pérdidas sean crónicas o esporádicas, en principio las de tipo relevante,
difícilmente son de tipo crónico, al contrario que las irrelevantes o moderadas que
lo pueden ser o por lo menos tienen grandes posibilidades de acabar siéndolo. Así
76
pues éstas últimas deben tratar de identificarse y eliminarse, aunque a causa de su
multiplicidad, puede utilizarse, como ya hemos aconsejado anteriormente en una
situación similar, el análisis de Pareto, para identificar aquellas pérdidas que
siendo sólo el 20-30 % del total de las realmente existentes, suponen el 70-80 % o
más de los resultados en forma de falta de disponibilidad del equipo, defectos y
averías.
• Fiabilidad de los equipos en función de la frecuencia de las pérdidas.
Las pérdidas sean del tipo que sean, sean más evidentes u ocultas, irrelevantes
o relevantes, pueden producirse con mayor o menor frecuencia, en función del
estado general del equipo. Cuando éste se halle por debajo de sus condiciones
correctas, este estado será inferior al deseable y se dice que su fiabilidad será
baja, con lo cual la frecuencia de defectos, averías y falta de disponibilidad en
general, será superior a la que podría esperarse. Las pérdidas crónicas, están
directamente relacionadas con la alta frecuencia de problemas y por tanto con la
baja fiabilidad, ya que se tratará de pérdidas que se darán con cierta regularidad.
La falta de fiabilidad podrá atribuirse a distintas causas, las cuales serán
importantes de conocer para poder identificarlas y resolver los problemas que
causan:
77
Figura 3.13. Disposión para el corte de perfiles con una tronzadora.
Los posibles elementos a tener en cuenta para tratar de alcanzar las condiciones
operativas correctas y evitar las pérdidas, sean esporádicas o crónicas, pueden ser los que
se exponen en la Figura 3.14, en orden decreciente con respecto a como contribuyen a la
desviación sobre resultados deseados en disponibilidad, defectos y averías, y así poder
aplicar la técnica de Pareto, lo cual llevaremos a cabo determinando causas hasta una
contribución total a un 90 % de las desviaciones sobre la operativa correcta.
Todas las desviaciones se miden en minutos perdidos para la producción, sean
pérdidas de disponibilidad (reducciones de tiempo disponible), defectos (en este caso será
el tiempo necesario para el reprocesado) o averías (tiempo de paro). El diagnóstico de la
situación actual sobre la deseable, da un total de 250 minutos de pérdidas acumuladas,
distribuidas como sigue por causas hasta superar el límite fijado del 90 % de las
mencionadas pérdidas (que suponen 227 minutos perdidos):
78
Figura 3.14. Análisis y valoración de las pérdidas más significativas.
79
Se han identificado pues las pérdidas más importantes, que de solucionarse podrán
acercar en más de un 90 % la operatividad a la deseable, sea cual sea el tipo de pérdida
(disponibilidad, avería o defecto). Además se han clasificado dichas pérdidas por áreas de
responsabilidad (Ingeniería, instalación, operación y mantenimiento), tipo e importancia
de pérdida que tiene lugar y se ha identificado como crónica o esporádica.
Determinadas las pérdidas, se han identificado exactamente y determinado su causa o
causas, ya que puede haber más de una, como en el caso de la rotura de los discos de
corte. Finalmente se han podido medir en minutos las pérdidas por menor disponibilidad,
averías a subsanar o defectos a reprocesar, lo que nos ha permitido ir determinando el
porcentaje de la desviación de la situación operativa actual respecto a la ideal.
La medición de los tiempos de proceso actuales por cronometraje ha podido
permitirnos evaluar la situación actual, mientras que la norma de trabajo con los tiempos
y ritmos de trabajo incorporados a nivel normal, nos ha permitido, por otra parte,
identificar en tiempo, la situación deseable, y si esta norma incluye el Mantenimiento
Productivo, el acercarnos a la situación deseable, nos obligará a ir incorporando la gestión
TPM.
Así, por ejemplo, de las pérdidas derivadas del mantenimiento de la tabla anterior, la
motivada por la limpieza y probablemente la que se deriva de los fallos de alimentación
de la taladrina, podrán solucionarse desde el Mantenimiento Autónomo, aunque como
ambas son de tipo crónico, deberán subsanarse en base a una mejor organización,
regularidad (por ejemplo en la limpieza) e identificación de todas las posibles causas
finales; así por ejemplo en los fallos de alimentación de taladrina, pueden haber
problemas de mantenimiento (como el nivel de taladrina del depósito), de operación
(como la apertura de todos los elementos del sistema de bombeo), y de instalación (como
la conexión del motor, etc.).
Si analizamos las pérdidas que suponen desviaciones fuertes respecto a la situación
deseable, la rotura del disco de corte, es con mucho, la de mayor envergadura, puesto que
se lleva el 18 + 15,6 + 10 = 43,6 % de la desviación en tiempo, y además con
responsabilidades muy repartidas entre operaciones, mantenimiento y adiestramiento,
dando siempre lugar a pérdidas claras basadas en paradas completas de tiempo moderado
a relevante. De todas ellas, sin embargo, sólo resulta crónica la derivada de los fallos de
alimentación de taladrina; por tanto, la pérdida más importante (supone cerca de la mitad
de la desviación en tiempo) sólo presentará una dificultad al nivel de las pérdidas
crónicas, la ya reseñada anteriormente y cuyas causas finales ya hemos contemplado.
La complejidad de tratamiento de las pérdidas crónicas se deriva sobretodo, de la
dificultad de identificar las causas reales y últimas de las mismas, y de la más que
probable multiplicidad de éstas. En el ejemplo que acabamos de exponer, y por lo que
hace referencia a las pérdidas derivadas de la alimentación de la taladrina, hemos tratado
de entrar en detalles de las causas reales. Pero, ¿podemos aconsejar una metodología para
su identificación? A continuación describimos un método que puede permitirnos obtener
y separar las causas de las pérdidas crónicas, a partir de los efectos y análisis de tipo
causa-efecto:
80
Esta metodología parte del estudio del problema o pérdida (P) y trata de relacionarla con
el equipo y aquellos componentes o elementos del mismo sobre los que recae su
resolución (M).
81
Los malos resultados conseguidos con la mejora tradicional frente a los conseguidos
con un análisis PM son debidos, en gran parte, al desconocimiento o mejor dicho a un
conocimiento no exhaustivo de los procesos en sí, un cierto grado de conformismo y otra
serie de condicionantes. Un análisis exhaustivo nos llevará a tener en cuenta que
habitualmente se dan los siguientes:
Así pues, se procede a listar deduciendo todas las causas posibles, teniendo en cuenta:
82
• No se consiguen listar todas las causas partiendo de una determinada concepción
del fenómeno.
• Al listar las causas principales, no se debe pensar en términos del grado de
influencia, grado de contribución, probabilidad de ocurrencia, etc.
Para la detección del fenómeno haremos uso de una lupa, microscopio o instrumento
de calibración, verificando hasta la menor unidad. Es muy importante no atribuir nunca
valores asumidos, todos los valores los hemos de certificar.
Una vez detectado el fenómeno vamos a pasar a su descripción. Un fenómeno está
bien descrito cuando lo comprendemos correctamente, y para ello hemos de tener en
cuenta distintos puntos:
• Comparar el estado normal con el estado anormal, sin dejar de observar las
diferencias significativas.
Teniendo presente todo cuanto hemos referido, podemos organizarnos un guión como
el siguiente para proceder a la realización de un análisis PM:
83
9) Controlar sus efectos reales y comparar con los valores iniciales para los
mismos. De no ser suficiente la mejora, debe volverse a empezar, de acuerdo con
la filosofía de la mejora continua, para mejorar cada vez más.
84
Fig. 3.17. Tabla de resultados del análisis PM.
85
Figura 3.18. Estratificación del fenómeno objeto de estudio.
86
3.12. ELIMINACIÓN TOTAL DE LAS PÉRDIDAS POR AVERÍA: OBJETIVO
CERO AVERÍAS
Las averías constituyen, sin duda, las pérdidas más importantes y evidentes en los
procesos de producción: Si dividimos los efectos de las pérdidas en paradas largas,
paradas cortas y pérdidas de velocidad sin parada aparente, las primeras son las que
pueden afectar mayormente al proceso, por provocar paradas irrecuperables en las
operaciones posteriores a la que ha sufrido la parada; pues bien, éstas, son las que
normalmente tienen lugar, precisamente, a raíz de las averías.
Por otra parte, las averías suelen tener con gran frecuencia, sus causas en fallos
humanos, sean de tipo operativo o de mantenimiento; en este último caso, si se ha
introducido el Mantenimiento Productivo, muchas veces serán también imputables al
personal operativo.
El enfoque básico del cero averías/fallos está basado en:
Aunque las averías suelen corresponder a pérdidas esporádicas, se asimilan con cierta
frecuencia a pérdidas crónicas, lo que puede agravar el problema, al hacerse repetitiva la
avería. Cuando los fallos causantes de las averías no están claramente identificados (fallos
ocultos), no se habrá implantado una solución correcta y muy probablemente estaremos
hablando de pérdidas crónicas, puesto que se repetirán.
Los fallos difíciles de identificar, lo serán por alguno de los motivos que siguen:
87
Fig. 3.19. Fallos identificados y fallos «sumergidos» o latentes.
Así podemos hacer una clara distinción en dos tipos de fallos latentes, que engloban la
clasificación realizada anteriormente:
1. Fallos latentes físicos: son fallos no considerados bien sea porque no pueden ser
visualizados físicamente o porque presentan una considerable dificultad para
visualizarlos.
2. Fallos latentes psicológicos: fallos no considerados por falta de concienciación o
carencia de capacitación técnica de los operadores y/o elementos del
mantenimiento.
Los requerimientos que resultan así para la obtención del «cero averías» podrían
resumirse en las siguientes seis actividades:
88
2) Mantenimiento de las condiciones operativas correctas, a mantener en base a
llevar a cabo las operaciones del proceso, así como la preparación de las máquinas y la
alimentación, el vaciado de materiales, de acuerdo con la norma de trabajo establecida
y en consonancia con la operativa deseable, evitando así las desviaciones con respecto
a ésta. Para ello habremos de considerar:
- Establecimiento de los valores límite de carga y capacidad del proyecto. Medidas
contra los puntos débiles en los casos de sobrecarga de operación.
- Normalización de los métodos de operación de los equipos e instalaciones.
- Establecimiento y mejoría de las condiciones de uso de piezas y unidades.
- Establecimiento y mejoría de las normas de ejecución de la instalación, tuberías y
cableado.
- Protección contra agua y polvo de las partes rotativas.
- Prevención de condiciones ambientales (polvo, temperatura, humedad,
vibraciones, aceite, etc.).
89
de mecanismo/estructura, la naturaleza del material, el formato, así como la
precisión dimensional y del montaje. Lógicamente habrá que estudiar la resistencia
del montaje, su resistencia al desgaste por corrosión, aspereza de las superficies,
rugosidades, etc.
- Medidas destinadas a aliviar el stress del movimiento.
- Proyecto de fuga con relación a un stress excesivo.
Así pues, puede comprobarse que todas las actividades para el logro del cero averías
hemos acabado por convertirlas en reducciones de tiempo de proceso, y por tanto de
costes.
El descuido de estas seis actividades y su combinación es el responsable de la
aparición de las averías. La implantación de estas actividades no se ha de hacer de manera
90
simultánea sino que las introduciremos mediante cuatro fases consecutivas, para lograr
una mayor eficacia. Por otro lado cabe tener en cuenta, que la mayoría de empresas tienen
unos recursos limitados, y por tanto también su capacidad para gestionar las averías y
fallos, de ahí la importancia de llevar a cabo el proceso de implantación del cero averías
de forma progresiva, lo cuál puede ser la clave del éxito.
El contenido de estas fases queda resumido en el cuadro de la Figura 3.20.
91
forzado (así solo influye sobre el equipo el deterioro natural) y después rectificando las
posibles debilidades del equipo.
El deterioro forzado lo hemos de eliminar en primer lugar para poder estimar la
duración potencial de la vida útil (determinada por el deterioro natural); así, un equipo
con una vida útil razonablemente larga no necesitará mejoras de diseño, teniendo en
cuenta, además, que es el deterioro acelerado el causante de que las verdaderas
debilidades de diseño permanezcan ocultas y que, aunque éstas se corrijan su efecto,
queda enmascarado si el deterioro acelerado sigue influyendo sobre el equipo. Por otra
parte, resulta más económico alargar la vida útil del equipo eliminando los deterioros
forzados que intentar alargar la duración potencial de dicha vida.
Una vez estabilizada y alargada la vida útil de los equipos es cuando el mantenimiento
periódico resulta eficaz económicamente, antes estos costes serían mayores y el proceso
ineficaz.
Como última fase vamos a proponer el Mantenimiento Predictivo (logrando así un
Mantenimiento Preventivo: periódico más predictivo) que utiliza técnicas de diagnóstico
para las máquinas. El Mantenimiento Predictivo es un mantenimiento a condición. Estas
técnicas de Mantenimiento Predictivo emplean medidores de pulsaciones, de vibración,
detectores ultrasónicos, etc., para medir parámetros del deterioro y hacer así análisis
cuantitativos, pero no podríamos obtener datos fiables si el deterioro forzado permanece
presente en nuestro sistema. Por otra parte, estos parámetros específicos de detección del
deterioro se han de observar durante un período largo de tiempo, cosa que no tiene
sentido si la vida útil del equipo no es razonablemente larga. Y por último, no podemos o
no debemos decidir qué instrumento o método de diagnóstico vamos a emplear sin antes
tener claros qué signos de anomalía o características de la máquina son las que queremos
verificar. Más adelante abordaremos los aspectos relevantes del Mantenimiento
Predictivo.
92
4
93
Figura 4.1. Coeficientes que intervienen en el cálculo de la eficiencia global.
Figura 4.2. Relación de los coeficientes de eficiencia global del equipo con las
Seis Grandes Pérdidas.
De acuerdo con los coeficientes anteriores y las pérdidas a las que hacen referencia,
podemos pasar ya a determinar la expresión de la Eficiencia Global. Se aplicará lo mismo
a un equipo, a un conjunto de equipos, a toda una línea o célula productiva, etc.
Rendimiento o Eficiencia Global de equipos productivos:
donde:
94
C = Coeficiente o Tasa de calidad o fracción de la producción obtenida que cumple
con los estándares de calidad.
El tiempo disponible para operar a plena eficiencia (tiempo operativo eficiente) puede
obtenerse a partir del tiempo total disponible deduciendo los correspondientes a todas las
posibles pérdidas. El cuadro de la Figura 4.2 contiene los tiempos así obtenidos.
95
Figura 4.2. Obtención de tiempos en la eficiencia de los equipos.
96
Figura 4.3. Tiempos operativos de acuerdo con las pérdidas asociadas a los
equipos.
Una vez definidos estos coeficientes, pasaremos a obtener las expresiones que
nos van a dar los coeficientes de Disponibilidad, Efectividad y Calidad en
función de los tiempos previamente definidos.
• Coeficiente de disponibilidad:
D = Tiempo operativo TO / Tiempo de carga TC
• Coeficiente de efectividad:
E = Tiempo operativo real ideal / Tiempo operativo TO
E = OC × CR × Q / TO = OC × TOR / TO = OC × OP
• Coeficiente de calidad:
C = Tiempo operativo efectivo TOE / Tiempo operativo real TOR
97
Con todo ello el valor de la eficiencia global del equipo, teniendo en cuenta
todas las posibles pérdidas, y los tiempos sobre los que incide será:
98
El coeficiente de disponibilidad tiene en cuenta las pérdidas por averías, las pérdidas
de preparación y ajustes y otras pérdidas por paradas. Estas paradas obligadas ocasionan
pérdidas de tiempo y/o volumen de producción y su reducción a cero es vital para
maximizar la eficiencia global del equipo. De esta forma conseguiremos aumentar el
tiempo operativo del equipo y, como consecuencia, aumentar la disponibilidad.
El coeficiente de calidad tiene en cuenta las pérdidas derivadas de la producción de
productos con calidad inferior a la esperada, es decir el tiempo para su recuperación o
reprocesado de estos productos y las pérdidas que ocurren durante la puesta en marcha de
la maquinaria. Cualquier acción que permita la reducción del número de productos
defectuosos o estabilizar lo antes posible el proceso productivo conllevará un aumento del
coeficiente de calidad.
La expresión global, dentro del concepto de eficiencia global hace referencia a que
quedan incluidas, y son consideradas todas y cada una de las pérdidas que el TPM intenta
reducir o eliminar, según sea su naturaleza, tipología, etc. En definitiva, un incremento de
la eficiencia global del equipo se traduce en un incremento en productividad, reducción
del número de fallos, reducción de los accidentes, reducción problemas de calidad:
chatarra y reprocesos, etc.
La Figura 4.4 representa esquemáticamente, los componentes de la expresión de la
eficiencia global y lo que suponen, en mejoras, cada uno de sus componentes.
La eficiencia de los equipos tras la implantación del TPM, no sólo se verá reflejada en
el incremento del ciclo de vida del equipo, su productividad, y su rentabilidad, sino que
todo esto revertirá en hacer nuestros «procesos productivos más rentables» y la obtención
de «productos de mayor calidad», y «entregas a tiempo a cliente», con lo que
conseguiremos un mejora de la competitividad, y por tanto obtendremos una ventaja
competitiva en el mercado. La no implantación de técnicas TPM para la identificación,
análisis, y posterior eliminación y/o reducción de pérdidas de proceso nos puede llevar a
no ser competitivos, perder eficiencia dando ventaja a nuestros competidores, y pudiendo
llegar a una situación irreversible. La implantación del TPM es una estrategia competitiva
con el objetivo de la mejora de la eficiencia y por tanto la rentabilidad de la empresa. Esto
será así, ya que pueden alcanzarse, simultáneamente y en mayor o menor grado, todos los
99
objetivos que siguen:
• Reducción de stocks.
• Mejora de la productividad.
• Reducción de incidentes en la calidad de los productos.
• Procesos más rentables.
• Entregas a cliente en el plazo previsto.
• Reducción de los costes de mantenimiento de averías tanto en horas como en
recambios.
• Incremento de la seguridad laboral.
• Aumento de la participación e involucración del personal.
• Reducción de la polución y la contaminación.
• Procesos más robustos.
• Mayor repetitividad en producto y proceso.
• Puestos de trabajo más ordenados, limpios y seguros.
• Reducción de la variabilidad del proceso.
• Fomenta la comunicación.
• Mejora la orientación a proceso y no a departamentos.
100
Figura 4.6. Tiempos operativos para el caso de la tronzadora.
Con todo ello y con un ciclo ideal (evaluado sobre el tiempo de carga y no el
disponible) correspondiente a la producción ideal de 320 cortes diarios, es decir:
101
Coeficiente de disponibilidad:
D = TO / TC = 319 / 480 = 0,66
Coeficiente de efectividad:
E = OC × OP = 0,833 × 0,868 = 0,723
Coeficiente de calidad:
C = TOE / TOR = 234 / 277 = 0,844
Con lo cual, la eficiencia global del equipo, teniendo en cuenta todas las posibles
pérdidas, será:
Lo que da una idea de la gran mejora de eficiencia que puede obtenerse y por tanto la
gran cantidad (y diversidad) de pérdidas existentes. Dado que el peor de los tres
coeficientes componentes de la eficiencia global es el de disponibilidad (66 %), es en este
tipo de pérdidas donde habría que centrar la primera actuación, en nuestro caso por las
importantes averías.
Frecuencia de preparaciones:
FP = 1 / TMP (inversa del tiempo medio entre preparaciones).
Revelará la mayor o menor duración de las series de fabricación (preparaciones
por unidad de tiempo).
102
Tiempo medio por preparación:
TMPR = Tiempo de preparaciones total (TPT) / Número de preparaciones (NP).
Tasa de preparaciones:
TPR = Cantidad de trabajos de mantenimiento por preparaciones (TMPP) / Cantidad
de trabajos de mantenimiento (TM ).
IP = (TO - TOR) / TC
Esta carga de tiempo por preparaciones puede estar o no dentro de las previsiones. La
tasa provisional de preparaciones nos informará de ello.
103
Siendo NP el número de preparaciones.
Tasa de averías:
TA = Cantidad de trabajos de mantenimiento por averías (TMA) / Cantidad de
trabajos de mantenimiento (TM ).
Una vez más hemos de añadir que, considerando todo el tiempo de paro, será:
IA = (TO - TOR) / TC
Esta carga por averías puede estar o no dentro de las previsiones. Sobre esta carga nos
informará la ratio siguiente:
Estas dos últimas mediciones pueden tener un ratio de importancia relevante, en aquél
que mida la mejora o empeoramiento con el tiempo:
Mejora de fallos:
MF = Cantidad de reparaciones actual / Id. período anterior.
Mejora de tiempo:
MT = Tiempo mantenimiento reparaciones actual / Id. período anterior.
104
operar, hasta llegar al tiempo operativo efectivo.
Por otra parte, cualquier pérdida supondrá una reducción de rendimiento, que puede
medirse por la correspondiente ratio:
Productividad media:
Tiempo total de operaciones efectivo (TOE) / Tiempo de carga (TC).
Tasa de defectos:
Cantidad de productos defectuosos / Total de productos fabricados.
Todas estas ratios además, admiten la variante, de gran interés, de comparación con el
período anterior para determinar su tendencia. A título de ejemplo, ya que todos se
construirían de forma similar, la de productividad sería:
Mejora de la productividad:
Productividad media actual / Productividad media período anterior.
105
5) RENDIMIENTO DE LAS ACTIVIDADES DE MANTENIMIENTO:
106
5
107
competitividad:
108
Figura 5.1. Evolución del sistema de trabajo Mantenimiento. y Producción.
109
calidad y mantenimiento de los procesos que les corresponden, los productos que se
obtienen en ellos y los equipos cuyo mantenimiento se gestiona en los mismos; además, y
dado que los operarios no habían sido entrenados para llevar a cabo estas tareas, debe
añadirse la formación necesaria en las tareas sencillas de mantenimiento y una
mentalización hacia un nuevo sistema de trabajo.
Así pues, hay pues un cierto regreso a tendencias anteriores al tratar de integrar
producción y mantenimiento, el cual, inicialmente, era consecuencia de la simplicidad de
los equipos; en la actualidad, esta integración se debe a las actuales exigencias de
eficiencia, competitividad, y calidad, combinado con la tecnología progresivamente
avanzada de los equipos. Con todo ello se trata de obtener una gestión más eficaz de los
equipos y a la vez se tendrá un personal más formado y por tanto mejor capacitado. El
mantenimiento realizado por los propios trabajadores del equipo constituye el
denominado Mantenimiento Autónomo.
El Mantenimiento Autónomo o Automantenimiento es el mantenimiento llevado a
cabo por producción, el que realizan los operarios será el mantenimiento de primer nivel,
pudiendo haber otros niveles de mantenimiento llevado a cabo por producción, pero en
otros niveles de la organización: responsables de línea, supervisores, responsables de
turno, etc.
La mejora de la eficiencia y competitividad que puede lograrse de la mano del
Mantenimiento Autónomo se deriva de:
110
Figura 5.2. Relación de actividades y responsabilidades en el M.A.
111
de él.
La Figura 5.3 muestra un área de trabajo que no tiene implantada ninguna de las 5 S.
Los objetivos de las 5 S son los siguientes:
Las 5 S, sobre la base de las dos primeras, Organización y Orden, deben permitir
avanzar en el camino del logro de los objetivos cero averías, cero defectos, cero
112
despilfarros y cero accidentes.
Organización (seiri)
113
Figura 5.5. Área a organizar con tarjetas rojas.
La Figura 5.5 muestra el área anteriormente mostrada en la Figura 5.3, con las
tarjetas rojas, dispuesta para implantar un programa 5 S. La Figura 5.6 muestra la misma
área parcialmente organizada al cabo de un tiempo; gran parte del material sobrante ha
desaparecido, pero aún queda alguna tarjeta roja (material que realmente no se usa).
Figura 5.6. Área parcialmente organizada. Algunas tarjetas rojas no han sido
retiradas.
Orden (seiton)
Una vez que en el área de trabajo solo se hallan los elementos necesarios, éstos deben
disponerse de forma que su utilización sea fácil y rápida, de forma que, además, puedan
encontrarse y guardarse fácilmente.
Así pues, la organización y el orden conviene aplicarlos conjuntamente; así, la
114
fotografía de la Figura 5.7 muestra el área de trabajo de las figuras anteriores, ya
organizada y ordenada. Es importante este aspecto, dado que es básico hacer una
clasificación de lo útil/inútil pero a la vez, se debe planificar en base a distintos criterios
la ubicación óptima de lo que consideramos como elementos útiles y por tanto necesarios
en el puesto de trabajo y su entorno.
Así lo haremos en una de las etapas de la implantación del Mantenimiento Autónomo.
Con ello podrán eliminarse muchos de los despilfarros en actividades de la producción:
movimientos de personas buscando elementos de trabajo, tiempos de espera hasta
encontrar materiales, herramientas o útiles, desplazamientos de estos mismos materiales,
herramientas o útiles que con un orden adecuado no serían precisos, stocks no necesarios
o en cantidad innecesaria, etc.
De ahí que en muchas implantaciones de TPM se pilote en la fase de implantación del
Mantenimiento Autónomo, un despliegue de las 5 S, ya que facilitan la puesta en marcha
y una correcta confección de los estándares de mantenimiento de primer nivel, de forma
que se puedan llevar a cabo con el mínimo tiempo. Esto es posible dado que se optimizan
las ubicaciones, por frecuencia de uso, ergonomía, etc., se da prioridad al hecho de que
los elementos realmente necesarios estén visibles y accesibles, y todo ello facilita,
simplifica y estandariza la tarea del personal de producción.
Figura 5.7. Área de trabajo ordenada tras haber sido organizada con tarjetas
rojas.
115
S». En ellos se contienen los elementos del área de trabajo y los flujos de las operaciones
entre ellos representados por flechas que se enumerarán para indicar el orden de las
actividades del flujo de operaciones. Se hace un mapa previo al establecimiento del orden
y luego se mejoran las ubicaciones de los elementos en base a que el flujo de las
actividades sea más racional, requiera menos movimientos y se recorran menos
distancias.
Otro aspecto que contempla el orden es la identificación adecuada de cada elemento
de un área de trabajo, toda vez que ya se halle situado en su localización idónea.
Etiquetas, tarjetas y rótulos para los elementos, con la información pertinente y visible y
líneas para delimitar áreas, podrán utilizarse para cubrir este objetivo. La utilización de
colores puede ayudar mucho; así, pueden utilizarse líneas de color verde para delimitar
áreas de trabajo, amarillas para los pasillos y en color naranja para delimitar áreas para
stocks u otras divisorias.
El aspecto básico de estas dos primeras S junto con la tercera: la limpieza serán la
clave del éxito para una optimización, simplificación y estandarización de las tareas del
operario, permitiendo que cada área tenga un mayor grado de autonomía, facilitando la
gestión diaria del personal de producción, la cual repercutirá directamente en la mejora de
la eficiencia del proceso, y por tanto en los resultados de la empresa.
Limpieza (seiso)
La limpieza de los equipos y otros elementos del área de trabajo, será como veremos la
base en que se apoyará el Mantenimiento Autónomo, y a partir de ella, podrán detectarse,
por la inspección que propicia, problemas reales o latentes de los equipos. La limpieza
incluirá, como se verá, buscar la forma de poder eliminar los focos de suciedad que
obligan a limpiar en exceso, así como determinar cómo se llevará a cabo la limpieza de
lugares en los que se hace difícil.
No se trata de un enfoque de limpieza sistemática, el cual si el entorno no está en
condiciones adecuadas de limpieza puede llevar mucho tiempo al operario, sino que se
trata de una limpieza equivalente a inspección de fuentes de suciedad. Para contrarrestar
el efecto suciedad, se identificarán las fuentes de contaminación, se analizarán sus causas
y se pondrán contramedidas efectivas para reducir y/o eliminar cada una de ellas.
Priorizando en función del impacto que tiene sobre el operario, el entorno y el proceso,
cuáles atacar y en qué orden.
La limpieza va más allá de las «2 S» expuestas hasta ahora: con ellas, hemos limitado
la presencia de elementos en el área de trabajo a los realmente necesarios y luego los
hemos ordenado adecuadamente; ahora trataremos de que se hallen en condiciones
óptimas para ser utilizados (la Figura 5.8 muestra el área que hemos organizado y
ordenado en las Figuras 5.6 y 5.7, tras la limpieza), ya que junto a la limpieza se llevará a
cabo una inspección del estado del elemento, que, con la suciedad, no suele ser posible.
En TPM, como veremos, se dice que «limpieza es inspección»; la falta de limpieza, en
efecto, propicia falta de conocimiento del estado real de una máquina o equipo, y por
tanto puede causar averías o pérdidas en general, puede provocar defectos (sobre todo con
suciedad sólida, como por ejemplo virutas, que se interponen entre las herramientas y el
producto), y puede provocar problemas de seguridad (las mismas virutas, cuando son de
116
acero, pueden provocar cortes).
117
Figura 5.8. Equipo de mecanización antes y después de la etapa de limpieza.
Estandarización (seiketsu)
118
programa de actuaciones, y muy en especial la periodicidad (diaria, semanal, etc.) y los
responsables pertinentes. El mapa «5 S» formará parte de la estandarización; en él
quedarán claramente indicados los lugares en que deben estar las cosas y donde deben
llevarse a cabo las actuaciones, y en especial la limpieza e inspecciones, tanto de
elementos fijos (máquinas y equipamiento) como movibles (por ejemplo, lo que nos llega
desde los suministradores).
Finalmente, las actuaciones derivadas de esta estandarización se integrarán, a través
del Mantenimiento Autónomo, en el programa de actividades a realizar desde el puesto de
trabajo, como una más; se tratará de la integración de las 5 S en el proceso.
El programa de estandarización, como ocurrirá con el Mantenimiento Autónomo,
deberá incluir actividades de carácter preventivo, actividades que traten de evitar que se
repitan los errores detectados, como por ejemplo, evitar los focos de suciedad que obligan
a una limpieza excesiva. Las actividades estándar de carácter preventivo, tendrán como
objetivo, pues, evitar que:
119
El reto en sí mismo de las 5 S no es implantarlas, sino mantenerlas a lo largo del
tiempo y adaptarlas a la evolución que llevan intrínseca los procesos a lo largo del
tiempo.
Como conclusión, el establecimiento de un programa 5 S y su cumplimiento permitirá
mejoras importantes en la productividad, costes, rapidez en la ejecución de los procesos
(y por tanto en las entregas), calidad, seguridad, confianza en los clientes y, en definitiva,
mejora del nivel de beneficios; pero, a los efectos del tema que nos ocupa, constituirá la
base de la mayoría de las actuaciones en el marco del Mantenimiento Autónomo, como
tendremos ocasión de comprobar.
Cuando una empresa entiende que debe evolucionar desde los sistemas de producción
tradicionales, con lotes y tiempos de preparación largos, que comportan plazos de entrega
dilatados, operarios con una formación mínima y calidad verificada por inspección, a
sistemas más eficientes, ágiles y flexibles, que se comporten de modo opuesto en base a
la producción ajustada y el TQM, la inclusión del TPM y el Mantenimiento Autónomo en
particular será una medida de gran importancia dada su complementariedad con los
citados sistemas de gestión.
El objetivo final del TPM, será, según ya se dijo, operar con un conjunto de equipos e
instalaciones productivos más eficientes, con un volumen menor de inversiones en ellos y
mayor flexibilidad del sistema productivo.
Inicialmente, el Mantenimiento Autónomo tendrá como objetivo la eliminación
de las Seis Grandes Pérdidas, en la medida que pueda hacerse desde el propio puesto de
trabajo, y por tanto trataremos de eliminar o reducir:
120
del proceso será también responsabilidad del puesto de trabajo. Se optimiza la
calidad producto, pero además se dan las pautas para que el operario entienda y
aprehenda la calidad del proceso, crítica en un entorno Lean Management, donde
las instalaciones no son, en muchos casos, monoproducto y para series largas, sino
que hay que garantizar calidad óptima para ese producto en ese equipo productivo
a la primera, de forma robusta con mínimo coste para series, en algunos casos
cortas.
• Pequeñas paradas, que con toda seguridad dependerán en gran medida del
trabajador, tanto si ocurren en una máquina con la que opera directamente como si
se trata de una línea automatizada (donde se suelen dar la mayoría de las pequeñas
paradas), pero que está asimismo a su cargo. El operario debe ser un buen
conocedor de su equipo y de la tipología de estas pequeñas paradas que tienen un
gran impacto en el OEE en líneas automatizadas; de esta manera podrá advertir de
las desviaciones de condiciones existentes que provocan los microparos, para que
sean tenidos en cuenta y se ponga en marcha un plan de acciones sólido para
reducirlas y/o eliminarlas. Para este tipo de procesos automatizados es
imprescindible la reducción a cero de este tipo de pequeñas, pero repetitivas
paradas.
• CERO DESPILFARROS.
• CERO DEFECTOS.
• CERO AVERÍAS Y PÉRDIDAS EN GENERAL.
121
gestión del personal (y su adecuada formación y entrenamiento) y cambios organizativos.
Deben definirse adecuadamente los objetivos de cada etapa, así como el objetivo final.
Deben ser metas alcanzables y medibles, encaminadas a una implantación por etapas, con
una política de reconocimiento y basándose en un proceso de mejora continua.
Para iniciar la implantación del Mantenimiento Autónomo, deben elegirse aquellas
áreas que se consideren más adecuadas para su introducción; los procesos que se
desarrollen en un contexto en el que se dé autonomía, serán altamente adecuados, como
sería el caso de células autónomas de fabricación, ya que constituyen en sí un equipo de
trabajo autónomo con un responsable. Por el contrario los procesos abiertos y distribuidos
en grandes superficies, son más complicados para la introducción del Mantenimiento
Autónomo; los grupos deben crearse, en este caso, ex profeso para partes independientes
de la instalación e incluirán personal de mantenimiento.
Dado que la implantación del Mantenimiento Autónomo implica que se involucren las
personas y la organización en la nueva gestión de los equipos y su mantenimiento, con los
cambios y aprendizaje necesarios, será preciso que dicha implantación tenga lugar de
forma de forma paulatina, asumiendo distintos niveles cada uno de los cuales suponga una
nueva progresión.
A continuación enumeraremos cuáles pueden ser los niveles de implantación
progresiva, en cada uno de los cuales se deberá asegurar la consecución de los objetivos
del TPM, es decir mejorar la eficiencia, productividad y flexibilidad:
122
5.3. CONDICIONANTES BÁSICOS DE LA IMPLANTACIÓN DEL
MANTENIMIENTO AUTÓNOMO
123
En cuanto a los problemas a afrontar inicialmente, hemos de tener en cuenta también
el de la necesaria introducción de variaciones en la gestión de los recursos humanos:
iniciación de actividades en grupos, alteraciones en el sistema de retribución económica,
etc., es lo que conocemos por una política de recompensa y reconocimiento de las
mejoras obtenidas por los equipos de trabajo
La implantación comportará una problemática más o menos considerable, según el
tipo de línea en que se trate de hacerlo; así, una pequeña línea o una célula de fabricación,
que además tenga su ciclo controlado por el operario, tendrá mayor facilidad para la
introducción del MA que una gran línea y sobretodo si está fuertemente automatizada. En
estos últimos casos se compensa la falta de personal de producción, al menos en la fase
inicial, con personal complementario de mantenimiento u otra procedencia y así se
constituirán los pequeños grupos para el desarrollo de actividades de MA.
La implantación de sistemas de control visual puede facilitar el avance de la
introducción del MA y sobretodo para afrontar la fase en la que se dejará todo en manos
de los operarios de producción. Además puede comportar el reducir los tiempos y costes
asociados a las actividades de Mantenimiento Autónomo.
Otro aspecto que hay que tener presente antes del comienzo de la implantación del
MA es la fijación de objetivos y la forma de medirlos para tener constancia de la
progresiva obtención de los mismos. Sean cuales sean estos objetivos, deberán responder
a dos tipos:
• Reducción de pérdidas, que pueden estar relacionadas con las seis ya expuestas:
– Reducción de averías (en cantidad o tiempo que mantienen la instalación
parada, relacionados con un período base).
– Reducción de tiempos de preparación (relacionados asimismo con los
existentes para un período base).
– Reducción de paradas cortas (en cantidad o tiempo y relacionadas con un
período base).
– Mejoras en pérdidas de velocidad (tiempo necesario para llevar a cabo un
proceso y su relación con el de un período base).
– Mejoras en las puestas en marcha (tiempo empleado en alcanzar las
condiciones de régimen relacionado con el de un período base).
– Producción defectuosa (también relacionado con los correspondientes a un
período base).
124
ya mencionada anteriormente:
Este nivel será fundamental para conseguir lograr la implantación del Mantenimiento
Autónomo, dado que será la base sobre la que se apoyarán el resto de etapas. Será el
primer paso para comprobar que el operario está receptivo para un cambio de actitud con
relación a la manera de afrontar su trabajo diario. Habrá llegado el momento de poner en
práctica lo que ha aprendido a lo largo de su entrenamiento, y lejos de ser una cuestión de
añadir tareas de gran complejidad a su trabajo diario, será una cuestión de asimilar como
propias unas tareas sencillas, que antes no interpretaba como suyas.
En este nivel se desarrollarán las siguientes etapas del programa de implantación del
TPM:
1. Limpieza inicial.
2. Eliminación de focos de suciedad y limpieza de zonas inaccesibles.
3. Establecimiento de estándares de limpieza, inspección y otras tareas sencillas de
Mantenimiento Autónomo.
125
Figura 5.9. La producción y los propios equipos para llevarla a cabo genera
suciedad: Viruta desprendida en una actividad de mecanizado.
126
Figura 5.10. Efectos producidos por suciedad.
127
Desarrollar aptitudes de inspección a través de la limpieza requiere una importante
experiencia directa por parte de los operarios, a la vez que entrenamiento in situ y
formación sobre las condiciones ideales del equipo y de los procesos. De esta forma, será
más fácil y rápido detectar variaciones en el equipo o en sus condiciones que impidan
alcanzar su estado óptimo o ideal. Es aconsejable basar el entrenamiento sobre hechos
descubiertos por los propios operarios en sus equipos o según vayan planteándose dudas
mientras realizan las tareas diarias básicas. Así empezarán a comprender la importancia
de la limpieza como medio de mejora y se familiarizarán con tareas de mantenimiento
primario, al tiempo que sentirán deseos de hallar soluciones que faciliten una limpieza
fácil.
Para la implantación de esta primera etapa, la limpieza seguida de la inspección y
detección de anomalías, deberán tenerse muy en cuenta los posibles problemas que
podrán encontrarse y atajarlos adecuadamente, tal y como se han expuesto con
anterioridad; será el caso de la sensación de tiempo perdido que produce a un operario de
producción, las actividades que, como la limpieza, aparecen como improductivas;
también debe considerarse como problema a resolver, el desconocimiento de la máquina
por parte del citado operario, así como los aspectos organizativos de la actividad de
limpieza, inspección y detección de anomalías (entrenamiento, horarios, retribución, etc.).
128
Figura 5.13. Actividades de cada etapa.
Puede ser de gran ayuda y al mismo tiempo servir de estímulo, realizar gráficos de
evolución de la cantidad de problemas o anomalías detectados y el avance de su
resolución, a modo de seguimiento de la implantación de esta primera y crucial etapa del
programa de Mantenimiento Autónomo. La Figura 5.14 muestra las gráficas
correspondientes a las cantidades de etiquetas GA (para resolución por grupos
autónomos) y las de tipo DM (a resolver por el departamento de mantenimiento), así
como la evolución de las cantidades de ambos tipos que van resolviéndose.
129
Figura 5.14. Gráficas de etiquetas de GA Aanomalías.
Por otra parte, también puede ser de interés la realización de gráficos que indiquen la
evolución de cada tipo de anomalía reflejado en la etiquetas; así, por ejemplo, en la
Figura 5.15 se muestra la evolución de las cantidades de etiquetas tipo GA (problemas a
resolver en el seno del grupo autónomo), con distintos tipos de las posibles anomalías
contempladas como tales en las mencionadas etiquetas.
130
Por otra parte es importante que la colocación de las etiquetas corra a cargo del
mismo operario o grupo encargado de la limpieza y de la inspección, y que a fin de
cuentas, será el que llevada a cabo el Mantenimiento Autónomo.
Esta etapa llega de forma natural después de realizar la limpieza inicial y comprobar que
el equipo se vuelve a ensuciar rápidamente o existen zonas cuyo acceso es imposible o
peligroso, de tal forma que el tiempo y esfuerzo invertido es enorme. Esto lleva a activar
la motivación de los operarios para descubrir y eliminar cualquier fuente de suciedad que
contrarreste ensucie aquello que tanto trabajo le ha costado limpiar. Además, esta
motivación acaba derivando en entusiasmo por investigar métodos que faciliten las tareas
de limpieza.
Actividades propias de esta fase:
131
Figura 5.16. Zona de difícil acceso para realizar la limpieza.
La Figura 5.16 muestra una fotografía de una zona de difícil acceso para la limpieza,
y la Figura 5.17 muestra un foco de suciedad, la culata de un cilindro hidráulico de
accionamiento que está impregnada de aceite, lo que viene facilitada por la forma en
«bañera» de dicha culata.
Como ejemplos de soluciones para los problemas de limpieza, incluidos rincones
difíciles y focos de suciedad, podemos citar:
• Protecciones para zonas delicadas y difíciles de limpiar para que no llegue a ellas
la suciedad.
• Bandejas para recogida de agua, aceites y taladrinas.
• Recogedores de viruta (los más frecuentes son de tipo magnético).
• Filtros de aire o de otros tipos.
• Sistemas de aspiración de polvo, fibras u otros elementos. En muchas empresas en
este punto se realiza un soplado en vez de una correcta aspiración, lo cual tiene en
muchas ocasiones graves incidencias sobre los productos y los equipos
productivos.
132
• Etc.
También en esta etapa serán de interés los registros de estas actividades y paneles con
gráficos que muestren la progresión habida (similares a los de las Figuras 5.14 y 5.15).
El objetivo que se persigue con estas actividades es reducir progresivamente el tiempo
invertido durante la limpieza, la lubricación y los chequeos, y evitar los focos de
suciedad, pero sobretodo aquellos que pueden condicionar la productividad (por ejemplo,
si se derrama un material en estado líquido que está sometido a un proceso, puede
deteriorar la instalación externa). A tal efecto, conviene priorizar las mejoras.
Una vez efectuadas las operaciones de limpieza, podemos ya establecer las condiciones
básicas (limpieza, lubricación, apretado de tornillos y tareas sencillas de MA) que
aseguran la situación óptima del equipo. Para ello, los grupos de operarios fijarán
estándares de los procedimientos de limpieza, engrase y sujeción de tornillos y asumirán
la responsabilidad de mantener su propio equipo. Es importante para su cumplimiento que
los estándares de operaciones no vengan impuestos, es decir, que cuando se establecen los
estándares se reflejen las opiniones formuladas por los propios operarios. Se trata pues, de
estándares elaborados por los mismos operarios y fundamentados en su propia
133
experiencia directa con el equipo.
Los estándares así establecidos responden a las cuestiones tipo básicas: ¿Dónde?,
¿Qué?, ¿Cuándo?, ¿Por qué?, ¿Quién?, y ¿Cómo?, conocidas como «5 W y 1 H», (Where,
What, When, Why, Who y How), que facilitan a los operarios realizar fácil, correctamente
y sin olvidos los chequeos diarios.
Estos estándares serán efectivos puesto que estarán debidamente documentados en el
propio puesto de trabajo; la documentación deberá contener las instrucciones para
efectuar las sencillas operaciones a realizar, así como la frecuencia con la que deben ser
realizadas, describiendo claramente los pasos para hacerlo. Junto a esta documentación
habrá una hoja de registros, en la cual se llevará el control de cuando ha sido realizada
una determinada operación de mantenimiento, y quien la ha llevado a cabo.
La etapa de estandarización de las operaciones básicas de Mantenimiento Autónomo
134
con la que termina el que hemos denominado nivel básico puede asumirse con mayor
rapidez y buenos resultados si las dos etapas precedentes se han cubierto correctamente,
con el resultado de que habrán mejorado sensiblemente, no sólo la productividad, sino
también las condiciones de trabajo. Por otra parte, con una implantación adecuada, esta
etapa puede cubrirse a los ocho a diez meses de iniciarse el programa de Mantenimiento
Autónomo.
Puede ser muy conveniente que los estándares de limpieza y tareas sencillas de
mantenimiento se puedan registrar en documentos que detallan los elementos que deben
limpiarse, lubricarse, etc., el método a seguir, los útiles a emplear y la frecuencia a llevar
a cabo las operaciones correspondientes (véase Figura 5.18).
Este nivel cubre otras dos etapas del programa de implantación paso a paso:
Los objetivos, en el nivel al que nos referimos, serán más exigentes que en anterior;
debe consolidarse la mejora de la productividad y de las condiciones de trabajo,
acompañadas de una mejora en el MTBF (tiempo medio entre paradas, con o sin avería) y
un alargamiento de la vida de los equipos. A continuación se detallan con mayor
profundidad cada uno de estas etapas.
La inspección general pretende introducir controles sobre los elementos vitales del equipo
que mantengan el mismo en perfecto orden de funcionamiento, cubriendo adecuadamente
los aspectos del citado funcionamiento de forma que sea correcto y fiable, la calidad de la
producción y la seguridad del proceso.
135
Para que los operarios puedan ser capaces de extraer conclusiones de lo que ven, oyen
o notan en el equipo mediante las inspecciones y chequeos, será necesario instruirlos
sobre la estructura, características, tecnología y funciones del equipo que manejan. Sólo
así podrán realizar inspecciones válidas sobre el deterioro del equipo.
De esta manera, los operarios no se limitarán a pulsar los conmutadores que ponen en
marcha el equipo sin saber nada más de él y a aplicar hojas de chequeo para realizar las
inspecciones como autómatas. Una vez hayan sido entrenados y tengan la práctica
necesaria para llevar a cabo inspecciones generales, pueden preparar hojas de chequeo
que cubran sus propios requerimientos; estas hojas pueden tener un formato y tipo de
información similares a la mostrada en la Figura 5.18, aunque en esta etapa es
conveniente que existan unas instrucciones especificas para la operativa de la inspección
general, las cuales pueden venir acompañadas con dibujos claros acerca de cómo actuar y
cómo no (véase el ejemplo de la Figura 5.19).
Estas hojas de chequeo se ajustarán a las necesidades de cada uno de los equipos. Los
resultados, serán guardados en una hoja de registros, la cual permitirá disponer de un
histórico de las operaciones realizadas y las frecuencias con que se llevan a cabo,
permitiendo sobre esa base de datos, ajustar más las frecuencias y las operaciones a los
requerimientos de nuestro equipo, en base al posterior análisis que de ese histórico se
realiza.
Actualmente la introducción de la fotografía digital y su inclusión en los estándares
contribuye de forma muy eficaz a la asignación de validez de los parámetros. Posibilita el
dar consignas para el seguimiento de parámetros correctos o incorrectos, niveles de
desgaste, suciedad, etc. Son parámetros a veces difíciles de describir, estandarizar o
cuantificar mediante un estándar escrito de proceso o lista de chequeo, y que mediante la
inclusión de la imagen en el documento permiten uniformar criterios en la toma de
decisiones diaria de los operarios, nivel de suciedad, alineación, buen estado, desgaste,
etc.
Disponer de operarios conocedores de su equipo permite detectar y reparar pequeñas
deficiencias o anormalidades que surgen durante el proceso productivo. Estas
anormalidades no implican efectos tales como una avería del equipo, parada o producción
136
defectuosa, sino más bien son fenómenos que esconden problemas latentes o futuros. El
Mantenimiento Autónomo intenta desarrollar un operario capaz de atajar y solucionar
estas anomalías tan rápidamente como sea posible, evitando que el problema vaya a más
y deba acabar en manos del departamento de mantenimiento especializado. No se trata de
hacer un estándar de operación para cada tornillo del equipo, sino dotar al operario de
completa autonomía para enjuiciar los fenómenos que van surgiendo durante las
actividades rutinarias diarias (limpieza, lubricación, fijaciones y otras tareas sencillas).
Para que pueda llevar a cabo este tipo de tareas el operario requerirá toda la información
necesaria (de la máquina, proceso, producto, materiales, estándares de mantenimiento,
etc.), ésta debe ser completa y estar al día, la formación asimismo necesaria
(instrucciones, entrenamiento, etc.) y, por supuesto, los medios que sean precisos (útiles,
herramientas, materiales, etc.).
También hay que controlar los intervalos de inspección general, que pueden ser
diarios, semanales, mensuales, etc., según se planifiquen. Por exigencias de la
producción, las inspecciones diarias se limitarán al deterioro del equipo que afecten
directamente a la seguridad y calidad del producto (limpieza, lubricación, fijaciones, etc.).
Además, estas inspecciones diarias han de centrarse en unos pocos elementos, para
favorecer la realización concienzuda y la integración gradual en las tareas cotidianas.
137
en una base de datos informatizada, registrarlas y hacer su seguimiento mediante
un Plan de Acciones.
• Establecimiento de las magnitudes a alcanzar para los objetivos de la inspección.
Se trata de fijar los niveles de capacidad, cantidad de averías, valores del MTBF, y
tolerancias para la calidad que se consideren correctos.
• Creación de un equipo de trabajo mixto integrado por personal de ingeniería,
mantenimiento, calidad y producción, a fin de analizar y dar solución a los
problemas fijados en los objetivos de la inspección.
• Confección de las instrucciones de la inspección y de los registros de las
actividades correspondientes a los nuevos estándares a implantar; asimismo se
registrarán en manuales o en hojas de chequeo, junto con la información técnica
necesaria para realizar correctamente las actividades, como, por ejemplo, gráficos,
maquetas, diagramas, transparencias, etc.
• Establecimiento e implantación de un plan de formación a llevar a cabo por el
departamento de mantenimiento conjuntamente con los responsables de
producción han de preparar programas de formación; por su parte, la implantación
estará basada en una planificación cuidadosa y a largo plazo y se llevará a cabo
comenzando por el adiestramiento de los líderes de grupo, sobre los cuales recaerá
la responsabilidad de formar a los miembros del mismo.
138
Autónomo. Se trata de aplicar dos de las 5 S: seiri (organización) y seiton (orden),
aquellas a las que aún no habíamos hecho ninguna alusión (limpieza, estandarización e
incluso el cumplimiento de estos estándares o disciplina, han sido ya incorporadas a la
planificación del Mantenimiento Autónomo). Aunque parece una tarea sencilla, requiere
adquirir consciencia de las funciones a llevar a cabo de cada operario, y mantener este
orden y limpieza, estará dentro del plan de mejora continua (kaizen).
Como se recordará, con la organización se pretende minimizar el número de
elementos del área de trabajo, de forma que en ella no haya ningún elemento que no sea
necesario. El orden se refiere a la disposición de los elementos necesarios para el área de
trabajo, es decir aquellos que han «sobrevivido» a la organización, de forma que su
utilización sea lo más rápida y sencilla posible.
Además de los equipos, se han de manejar herramientas, útiles, plantillas, matrices,
accesorios, materiales, instrumentos de medida y control, etc. La organización y orden
abarca todos estos elementos, de forma que cada cosa esté donde se debe de estar, en el
momento en que se necesita, en la cantidad exacta y con la calidad precisa.
La planta que haya asumido los niveles anteriores del Mantenimiento Autónomo habrá
alcanzado condiciones óptimas en el equipo apoyadas en un sistema de estándares
adecuados. Los operarios expertos en los equipos que manejan son capaces de detectar y
corregir las anormalidades ocurridas en su trabajo diario, a través de chequeos y otras
actividades. Poco a poco se van refinando las acciones y se acumulan las mejoras.
La Figura 5.20 resume los niveles anteriores y su equivalencia con las fases de
formación de los operarios.
139
cuanto exige una etapa no debería pasarse a la que sigue. Este paso, debería llevarse a
cabo con la supervisión de los responsables de la implantación del programa, e incluso
puede establecerse una auditoría interna para aprobar el cambio de etapa, con base en un
documento en el que consten los objetivos a cumplir en la etapa actual, y el nivel al que
se han alcanzado, de forma que sólo cuando todos los objetivos alcancen el nivel de
suficiencia exigida, pueda autorizarse el paso a la etapa siguiente.
140
Figura 5.21. Problemas y objetivos en la implantación del Mantenimiento
Autónomo.
En este epígrafe vamos a comentar todos los aspectos a tener en cuenta para que pueda
efectuarse un plan de Mantenimiento Autónomo, con garantías de éxito. Ante todo, no se
tratará de una implantación que implique un cambio rápido y espectacular, sino una
implantación paso a paso, creando inicialmente un escenario piloto en el que se
seleccionará un equipo a estudiar, y unos operarios a formar, y desde este escenario se irá
aprendiendo, estandarizando, y abarcando al resto de equipos similares, para acometer
finalmente la implantación al resto de los equipos de toda la planta o grupo de ellas.
Los niveles de implantación del Mantenimiento Autónomo no se practican
simultáneamente sobre toda la maquinaria, sino que se despliegan desde el equipo inicial
(equipo piloto) hasta la totalidad de los equipos abarcando tres fases distintas. Esto hace
posible que el Mantenimiento Autónomo sea profundo y continuo, condiciones
indispensables para la eficacia en la gestión del mantenimiento.
141
Con estas tres fases se pretende asegurar que el programa de Mantenimiento
Autónomo sea al mismo tiempo profundo y sostenido, incluso en plantas con gran
cantidad de equipos y con alto grado de diversificación, dando prioridad a las actividades
que correspondan, de acuerdo con una cuidadosa evaluación de la maquinaria. Estas fases
se describen a continuación.
Esta fase consiste en seleccionar un equipo piloto que tenga una alta tasa de fallos o un
gran número de focos de suciedad como modelo con el que practicar el primer nivel de
implantación del Mantenimiento Autónomo que hemos expuesto en este capítulo, y por
tanto alcanzar los objetivos que siguen:
• Limpieza inicial.
• Eliminación de los focos de suciedad y zonas inaccesibles.
• Establecimiento de estándares.
Esto permite reducir los niveles de suciedad y grasa, se establecen las condiciones
básicas del equipo, se restaura el deterioro, se eliminan las fuentes de contaminación y se
realizan chequeos en base a unos estándares provisionales. De este modo se avanza en el
acercamiento del equipo a su estado óptimo. Por otro lado, esto contribuye a enseñar las
tres primeras etapas del Mantenimiento Autónomo a través de la persistente repetición de
actividades y comprobaciones. Los operarios que han adquirido experiencia en la
implantación de este nivel en el equipo modelo, la pueden aplicar después al resto de los
equipos.
Al finalizar esta fase habremos conseguido, mediante la creación de un escenario en el
que se implanta un sistema de Mantenimiento Autónomo a un equipo piloto, tener un
estándar de funcionamiento, unos operarios entrenados, y en definitiva habremos
establecido una base de funcionamiento a hacer extensible al resto de equipos y operarios.
142
secuencial las tres primeras etapas, en la actual (despliegue horizontal), los pasos se
llevan a cabo de manera simultánea. Con esto se consigue aplicar las mejoras obtenidas
para el equipo piloto al resto de equipos del mismo tipo, y al mismo tiempo extender el
Mantenimiento Autónomo de forma progresiva a los demás equipos productivos.
El objetivo de esta fase es considerar las tres dimensiones de los problemas de los
equipos: las irregularidades de la calidad, los posibles desórdenes dentro de las áreas, y
por último, asentar los fundamentos para un programa de Mantenimiento Autónomo
esencialmente ajustado a las necesidades reales.
En esta fase se añade la etapa de inspección general del equipo a las tres primeras
etapas, y se ponen en práctica simultáneamente todas ellas. Es importante realizar una
auditoría al terminar cada etapa y someter a los operarios a un test sobre su grado de
capacitación. Esta última fase se caracteriza por un programa de formación diseñado para
incrementar las habilidades de mantenimiento de los operarios.
Las etapas restantes enfatizan las actividades de mejora que realizan los operarios con
mayor conocimiento y experiencia, las cuales se extienden más allá del equipo, a su
entorno. Estas actividades revitalizan el compromiso de todo el personal y promueven los
compromisos con las metas de la compañía, asumiendo la responsabilidad de
mantenimiento y mejora, esenciales para la actividad autónoma en el taller.
143
6
6.1. INTRODUCCIÓN
144
supone para el operario romper los paradigmas de su puesto de trabajo.
Para alcanzar los objetivos del Mantenimiento Autónomo con el objetivo de eliminar
o reducir las Seis Grandes Pérdidas, y mejorar el MTBF y la productividad, de forma que
se obtengan los resultados establecidos, y como paso previo a la introducción del
Mantenimiento Autónomo en un área de producción, o en toda una planta productiva,
llevaremos a cabo la creación de un área de producción piloto, con la selección de un
equipo modelo con pérdidas crónicas, que sea de los más representativos del área donde
vamos a implantar el Mantenimiento Autónomo.
La máquina que se utiliza para este tipo de fabricación nos permitirá construir un
«escenario», a través del cual se estudiará un equipo con pérdidas crónicas, se harán una
serie de planteamientos sobre como tratar a este equipo, y los resultados de este análisis
se podrán trasladar a otros equipos similares. Ello comportará:
Con todo ello se pretende ir generando un histórico que permita ir ajustando las
necesidades del equipo y sus frecuencias, de manera que no se pierda tiempo de
producción en tareas de limpieza, lubricación y fijación excesivas o no requeridas, o bien
la duplicidad de tareas por falta de un sistema de recogida de registros.
Será importante la selección del equipo que vaya a ser utilizado para el escenario,
puesto que de acuerdo con lo que se haga con el mismo, se procederá en consecuencia, en
la posterior implantación para el resto de equipos.
En el caso que nos ocupa, los resultados e informaciones obtenidas con el equipo
elegido, son fácilmente aplicables a otros, dado que existen grupos de máquinas similares
en la planta, con algunas modificaciones o variedades de unas respecto a otras, como por
ejemplo, que incorporen o no un PC.
145
El producto fabricado son transformadores toroidales, de potencias del orden de 125 VA,
con una entrada de tensión a 220 V, y varias salidas a distintos voltajes. Para nuestro caso
consideraremos transformadores de dos salidas.
Vamos a considerar, para el caso, la fabricación del siguiente transformador:
TRANSFORMADOR TOROIDAL
Potencia: 125 V.
Tensión de entrada. 0-220 V.
Tensión 1 de salida: 0-10 V.
Tensión 2 de salida: 0-15 V.
Máquina formada por un carenado, que soporta los distintos cabezales que se pueden
utilizar, y que en su interior aloja el motor.
Se utilizarán distintos cabezales según el tipo de bobinado que se desee realizar, los
tipos más utilizados son: uno para el bobinado de primarios, en general hilos de cobre de
diámetros del orden de 0,35 a 0,60 mm, y otro para el bobinado de devanados
secundarios, con hilos de diámetros superiores, y un tercero para la realización de
encintados.
El material que se utiliza para la fabricación de transformadores es hilo de cobre
esmaltado. Este esmalte o recubrimiento, será fundamental que esté y se mantenga en
perfectas condiciones en todo el proceso de fabricación, dado que, en caso de tener
carencias de esmalte, podría provocar contactos entre espiras, que podrían provocar
cortocircuitos.
A veces, cuando el recubrimiento sufre desperfectos, no se ve a simple vista, y una
vez el producto está terminado, al llegar al control final de calidad, en el que se validan
las tensiones de salida, el transformador sufre el riesgo de quemarse en la operación
correspondiente a las comprobaciones funcionales, las tensiones y el control de
temperatura por cortocircuitarse las espiras.
Si se da esta situación conlleva que el producto ya acabado vaya directamente a
chatarra, o bien hay que recuperar el núcleo y reprocesarlo, proceso muy manual y lento.
Cualquiera de las dos opciones lleva implícito un coste adicional, que no añade ningún
valor al producto, y que además puede alterar nuestro proceso, y por supuesto el
rendimiento.
Objetivos a lograr
146
Los objetivos a alcanzar serán:
En definitiva buscamos una máxima eficiencia del equipo tendiendo hacia el cero
averías, que se traducirá en un incremento de la producción, un incremento de la calidad
del producto y un aumento el tiempo de vida del equipo.
En este proceso de implantación va a ser fundamental el factor humano, la
colaboración desde el operario de la máquina al operario de mantenimiento, así como las
mejoras que puedan introducir la ingeniería de producto y la de proceso.
Todo ello supone un cambio ideológico, una nueva manera de trabajar, una
reestructuración de las tareas que comporta un cambio de actitud del personal así como
una aceptación de nuevos valores que se consiguen introducir mediante la formación y la
motivación del personal, haciéndoles partícipes de las mejoras aportadas y obtenidas.
• un primario
• dos secundarios
• Primer devanado
El primer devanado será un primario, y consiste en el arrollamiento de espiras de cobre
alrededor de un núcleo tórico de hierro tratado térmicamente. Para este proceso se
utilizará un cabezal capaz de trabajar con hilos de diámetro del orden de 0,3 a 0,7 mm.
Este devanado será el que nos dará la entrada a 220 V.
Previamente deberemos montar el cabezal para bobinado de primarios sobre el
carenado de la máquina, así como hacer los respectivos ajustes, para ese hilo, y ese
147
núcleo. Asimismo, se deberá seleccionar el hilo a utilizar y fijarlo al cargador, para lo
cual se deberán centrar los útiles de sujeción, y será necesario disponer de las
herramientas para montar el cabezal y las respectivas para cada uno de los ajustes.
• Primer encintado
A continuación se procederá a la realización de un encintado, que consiste en hacer un
aislamiento entre el primario y los secundarios con una película de film de poliéster, para
el que utilizaremos la misma máquina, pero un cabezal distinto para este fin.
Previamente deberemos desmontar el anterior cabezal, y montar el cabezal de
encintados sobre el carenado de la máquina, y colocar en este cabezal el rollo de film de
poliéster. Como en el caso anterior, se deberá realizar un ajuste de útiles, y será necesario
disponer de las herramientas a utilizar.
• Segundo devanado
Este devanado será el primer secundario. El arrollamiento se realizará con otro hilo de
cobre de mayor diámetro.
Previamente deberemos desmontar el anterior cabezal, y montar el cabezal para el
bobinado de secundarios. Igual que para el primer devanado, deberemos cargar el hilo del
nuevo diámetro, ajustar los útiles y disponer de herramientas adecuadas.
• Tercer devanado
Este devanado seguirá el mismo proceso que el anterior. No será necesario desmontar el
cabezal sólo tendremos que cambiar de nuevo el hilo de cobre.
Con lo expuesto hasta el momento, podemos apercibirnos de la importancia que
tendrá reducir estos tiempos de preparación, y el disponer de las herramientas adecuadas,
en el sitio preciso y en el momento oportuno, evitando así paseos innecesarios.
• Encintado final
Se volverá a realizar un encintado para protección final y embellecimiento del mismo.
Para ello será necesario cambiar de nuevo el cabezal puesto que lo realizaremos con film
de poliéster.
Antes de empezar cada uno de los procesos que hemos descrito, deberemos introducir el
programa correspondiente en el ordenador. En este programa, los datos que deberemos
148
introducir habrán sido previamente calculados y serán los siguientes:
Hasta aquí ha quedado definido el equipo a tratar, el que va a ser la base para la
implantación del Mantenimiento Autónomo, como culminación de la implantación del
TPM en una área productiva concreta de una empresa.
Recordemos que el objetivo de eliminar o reducir las Seis Grandes Pérdidas se refiere a
los siguientes factores de pérdida de eficiencia de los equipos de producción:
Averías.
Tiempos de preparación y ajuste de los equipos.
Funcionamiento a velocidad reducida.
Tiempo en vacío y paradas cortas.
Defectos de calidad y repetición de trabajos.
Puesta en marcha.
149
Figura 6.1. Clasificación de las pérdidas en nuestra aplicación.
En la mencionada tabla de la Figura 6.1 podemos observar que nuestro equipo tiene
muchas posibilidades de mejora a implementar. A continuación trataremos
minuciosamente los siete pasos a seguir para la implantación con éxito del Mantenimiento
Autónomo a que nos referimos en el epígrafe 6.2, en qué actividades se aplicarán y cómo
se va a materializar en nuestro equipo. La tabla de la Figura 6.2 muestra las mencionadas
etapas.
150
Figura 6.2. Actividades a realizar en cada etapa para la implantación del M.A.
151
producen desviaciones respecto a los mencionados objetivos. A partir de ahí, puede ya
proseguirse con la tarea de decidir cuáles van a ser las actividades de mantenimiento de
primer nivel a llevar a cabo por el operario de producción, en su puesto de trabajo, y que
van a formar parte desde ese mismo momento de su actividad diaria.
Una vez asignadas estas tareas básicas de lubricación, limpieza, y ajustes, puede ya
diseñarse la estrategia de base para la formación del personal involucrado.
Este proceso productivo trabaja a dos turnos, con lo cual pueden formarse dos
operarios de máquina más otros dos que simultaneen tareas de preparación del producto,
acabados, etc.
Conviene involucrar asimismo a sus jefes de área en este proyecto, de manera que les
den el debido soporte, y a la vez una visión más global del proceso. Como documentos
relevantes de esta implantación, pueden destacarse los que siguen, ya tratados, a nivel
teórico, en el capítulo anterior:
Los cuales, junto con el resto de información y documentos, forma parte de todos y
cada uno de los puestos de trabajo de la planta para los que se implanta el Mantenimiento
Autónomo, de manera que el operario de cualquiera de ellos, sabe en todo momento:
152
A este proceso se le asigna una periodicidad que dependa del volumen de producción
de cada lote de transformadores, asegurando al máximo la entrega de partidas correctas.
A medida que la tasa de fallos observadas evolucione, puede alterarse esta periodicidad
(aumentándola si mejora la tasa de fallos o reduciendo el periodo de revisión, si
empeora).
153
154
Figura 6.3. Diagrama de actuación relativo a la detección de defectos.
Esta hoja estará disponible en el propio puesto de trabajo de todo operario de las
operaciones afectadas del proceso productivo, el cual deberá conocer su existencia, y
consultar aquello que precise. Sería conveniente que estuviera en un lugar visible, y que
sistemáticamente, todos los equipos de este tipo dispusieran de esta hoja en un mismo
lugar, lo cual facilitaría cualquier consulta que un operario quisiera realizar, incluso en el
caso de que no se tratara de la máquina con la que opera habitualmente, y así se facilitaría
también la incorporación de nuevos operarios a esa fase productiva.
Se trata pues, una vez más de generar una sistemática de trabajo, de facilitar el acceso
a la información, de reducir los tiempos que se pierden a veces en buscar esta
documentación, entrando así en una dinámica de orden, organización y disciplina del
puesto de trabajo. Así se conseguirá que a pesar de compartir más de un operario un
puesto de trabajo en distintos turnos, se mantenga el orden del mismo. Es importante la
actitud de dejar el puesto de trabajo ordenado al final de la jornada para facilitar la gestión
del equipo por el operario del turno siguiente, y crear así una cultura en la que el operario
deje su puesto de trabajo tal y como a él le gustaría encontrarlo al inicio de su jornada.
A continuación se muestra la hoja de instrucciones del equipo del caso de la
fabricación de transformadores (Figura 6.4).
155
Figura 6.4. Hoja de Instrucciones Generales del caso Transformadores.
156
registrados, será más fácil consultar las operaciones realizadas, cuál ha sido el operario, y
en qué turno.
La disposición más común de estos registros es en forma de matriz; se distribuyen,
por ejemplo, en filas la serie de operaciones a realizar, y en función de la frecuencia
temporal, se distribuyen en columnas los días de la semana, del mes, las semanas, etc.,
acordándose el símbolo a utilizar para marcar en la tarea si los resultados son correctos, o
por el contrario, incorrectos. A continuación se mostrará una hoja de registros, y se podrá
comprobar la sencillez del uso de esta hoja así como su utilidad para seguir la evolución
de esos chequeos.
La Hoja de registro de Datos que se mostrará seguidamente (Figura 6.5), corresponde
al caso de nuestros transformadores. En este caso utilizaremos el mismo diseño de
formato que utilizamos anteriormente en la hoja de instrucciones generales, puesto que
los resultados demuestran que es aconsejable el uso del mismo tipo de formato. En efecto,
al operario que está entrando en una nueva dinámica operativa y de gestión de su puesto
de trabajo, de las tareas a realizar y de su tiempo, le resultará cómodo poder familiarizarse
con la documentación de su fase productiva, así como identificar la máquina que está
controlando, y el seguimiento que, tanto él como el resto de sus compañeros, hacen de las
tareas que están bajo su responsabilidad.
Insistimos, pues, una vez más en la importancia de la estandarización de las
operaciones a realizar, incluyendo la cumplimentación de documentos. Esta
estandarización que se exige a las actividades del operario, debe exigirse también a los
responsables del área de producción facilitando la accesibilidad a la consulta y rellenado
de las hojas del puesto de trabajo, así como simplificando al máximo la información
existente en estas hojas y estandarizando la disposición de la información en las mismas.
El registro de datos es una herramienta necesaria para auditar que el proceso se lleva a
cabo correctamente. Por otro lado, dependiendo del número de operaciones que contenga
el check-list, el número de puntos a verificar, frecuencias, etc., conviene simplificar al
máximo el sistema de registro de datos, enfocándolo a una recogida selectiva de datos que
presentan desviaciones. Esto nos permitirá crear un histórico fiable sobre el que hacer un
estudio para poder implementar posteriormente contramedidas correctoras y orientadas a
eliminar la causa raíz del problema, o bien para ver la evolución y la frecuencia de un
llenado de depósitos, evoluciones de Ta, estacionalidades, etc.
157
Figura 6.5. Hoja de Registro de datos del caso Transformadores.
158
7
7.1. INTRODUCCIÓN
159
frecuencia de las tareas de mantenimiento requeridas por el equipo, y llevarlas a cabo en
el momento menos perjudicial para producción, y antes de que se transforme en una
avería para el equipo, o bien en un defecto de calidad del producto (será el caso de
actividades tales como, por ejemplo, el cambio de correas dentadas, herramientas de
corte, cambios de aceite, de filtros, etc.). La implantación de un mantenimiento
planificado eficaz será el resultado de la armonía existente entre los departamentos de
producción y mantenimiento.
El personal de producción será quien con su experiencia trabajando con el equipo
informe sobre las necesidades y cuidados que éste requiere previo a cualquier deterioro,
lo que supone que las actividades propias del Mantenimiento Autónomo tendrán una gran
importancia en la planificación del mantenimiento; esta información será de vital
importancia a la hora de ajustar las frecuencias de las actividades de mantenimiento para
cada equipo, las cuales, por otra parte, deben efectuarse fuera de los períodos de
producción, de manera que si, por ejemplo, tenemos un equipo trabajando a dos turnos, se
programen las intervenciones de mantenimiento durante el tercer turno.
Por su parte, el personal de mantenimiento se ocupará de recopilar esa información,
estandarizar esas tareas, documentarlas y, en la medida de lo posible, estandarizar y
unificar los recambios a utilizar, y tenerlos disponibles en el momento de realizar las
tareas previamente planificadas. De no procederse así, podríamos encontrarnos en la
situación de haber planificado una actividad de mantenimiento, y por no estar
correctamente documentada, no disponer del recambio que se precisa, o bien sin el
personal requerido para llevarla a cabo.
Dentro del mantenimiento planificado, las actividades básicas desplegadas por el
departamento de mantenimiento van dirigidas a la mejora de las condiciones operativas
del equipo, la capacitación del personal y la mejora de las técnicas de mantenimiento; en
la tabla de la Figura 7.2 se exponen pormenorizados los requerimientos de cada uno de
estos objetivos.
Fieles a la filosofía del TPM, las actividades propias del mantenimiento planificado
deben realizarse sistemáticamente, de acuerdo con el correspondiente programa, y con el
pertinente cambio de actitud con respecto al propio puesto de trabajo y las tareas
estándares de producción y mantenimiento que requiera. Al finalizar cada etapa
convendrá evaluar los resultados obtenidos para comprobar que se ajustan a lo esperado o
160
para corregir actuaciones.
El concepto de mantenimiento planificado engloba tres formas de mantenimiento:
161
puedan provocar averías, detención de la producción, pérdidas de rendimiento, defectos
de calidad o accidentes.
Para hacer una compañía más competitiva, es más eficiente la gestión basada en el
Mantenimiento Predictivo o mantenimiento basado en condiciones CBM (Condition
Based Maintenance), que el mantenimiento periódico TBM, siempre que se den las
condiciones para poder hacerlo.
El Mantenimiento Predictivo se basa en la utilización de equipos de diagnóstico y
modernas técnicas de procesamiento de señales que evalúan las condiciones del equipo
durante la operación y determinan cuándo se precisa mantenimiento. Es un
mantenimiento de alta fiabilidad basado en las condiciones reales del equipo y no en
períodos de tiempo. También en este tipo de mantenimiento colaboran conjuntamente el
departamento de producción, mediante inspecciones y tests diarios, y el departamento de
mantenimiento, utilizando técnicas complejas de mantenimiento y supervisando
continuamente cualquier cambio en el estado del equipo.
162
componentes a fin de realizar adecuadamente el Mantenimiento Preventivo. En este tipo
de mantenimiento estarían las mejoras efectuadas para solucionar los puntos débiles del
equipo.
163
Figura 7.4. Pasos en la planificación del mantenimiento especializado.
En la Figura 7.4 se muestra en qué fases del ciclo de vida interviene el mantenimiento
planificado. Su importancia reside en asegurar que el equipo funcione correctamente
durante todo su período de vida, incorporando mejoras continuas.
En el mantenimiento planificado va a ser fundamental el intercambio fluido y
continuo de información entre las fases de operación y mantenimiento. Con ello se mejora
la productividad, y el mantenimiento al mismo tiempo.
164
siguiente punto débil: la media de los tiempos de resolución, para las averías de
tipo mecánico es excesiva, y la formación del personal dedicado a estas
actividades, resulta demasiado larga.
Una vez identificado este punto débil, el siguiente paso, será desglosar este
tiempo entre:
165
a) Registros de equipos.
Proporcionan datos actuales de cada equipo, como son la fecha de compra e
instalación, historial de averías y reparaciones, costes de mantenimiento,
fabricante del equipo, proveedor de las piezas de repuesto, etc.
Una vez recopilada toda la información necesaria, los equipos se evalúan en función
de la seguridad, criticidad productiva, calidad, mantenibilidad, etc. y se seleccionan
aquellos equipos en los que el mantenimiento planificado sea más urgente.
El departamento de mantenimiento y producción, así como los departamentos de
finanzas, calidad, seguridad, etc., deben cooperar para ponderar la necesidad de
mantenimiento planificado de los equipos a partir de la comprensión de la situación actual
de los mismos proporcionadas por los registros de mantenimiento (número de fallos,
MTBF, MTTR, costes de mantenimiento, etc.), de manera que las inversiones se ajusten a
las necesidades, pero que a la vez no supongan una carga muy pesada para la empresa.
Será en este preciso momento cuando estemos en condiciones de establecer objetivos
concretos para reducir las averías y los defectos a través de un sistema de mantenimiento
planificado.
166
Ante todo, el mantenimiento especializado ha de procurar ayudar a los operarios para
comprender y eliminar el alcance del deterioro de los equipos. A continuación se resumen
las principales actividades de soporte hacia los operarios de producción, gestionadas
desde el departamento de mantenimiento:
Por otro lado, el mantenimiento especializado debe solventar las posibles debilidades
del equipo generadas durante las primeras fases de su vida: diseño, fabricación e
instalación.
El empleo de técnicas analíticas, como el análisis «know-why» (conocer por qué), el
análisis P-M, el análisis modal de fallos y efectos (AMFE), etc., pueden resultar de gran
ayuda a la hora de investigar y entender los fallos provocados por tales debilidades.
Una vez se hayan estudiado los fallos, identificando sus causas y corregido sus
efectos habrá que tomar medidas para prevenir su reincidencia en el mismo equipo o en
otros.
Las siguientes medidas pueden reducir la repetición de fallos en los equipos:
167
4. Capacitación de los operarios para que puedan comprender el equipo y el
proceso.
5. Formación de los operarios para afrontar problemas similares a los del pasado.
168
IV. Control de piezas de repuesto y materiales.
El control de piezas de repuesto y materiales tiene el propósito de asegurar la
disponibilidad de piezas de repuesto y materiales en el momento preciso, el tiempo de
recepción por fallos o averías. La información que tratará será: informes detallados sobre
las reservas en stock permanente, tablas de pedidos mensuales y de pedidos anuales,
costes de pedidos, cálculo de cantidad de materiales para los distintos métodos de
aprovisionamiento, tiempo de suministros y gráficos comparativos.
V. Control de la tecnología.
Este apartado se encarga de la implantación técnica, como por ejemplo, lo referente a
diseño de equipos (esquemas eléctricos, diagramas de cableado, estructuras mecánicas,
etc.), planos detallados del equipo y sus componentes, puntos clave para inspecciones,
catálogos, instrucciones, etc.
169
Para agilizar el cumplimiento de los planes de mantenimiento y minimizar los
días de inactividad y el tiempo necesario a emplear para realizar las tareas de
mantenimiento se debe tener en cuenta:
d) Control de la evolución
Es fundamental para verificar la eficiencia del sistema de mantenimiento
planificado, desde el punto de vista del equipo o máquina sujeto al mantenimiento
y también para el equipo de mantenimiento (autónomo y del departamento de
mantenimiento).
También es conveniente un control de la evolución desde el punto de vista
cualitativo, el cual debe asegurar que el trabajo de mantenimiento transcurra de
acuerdo con lo programado en los planes de mantenimiento. En otras palabras,
evalúa la eficacia de la planificación del mantenimiento, y puede controlarse a
través de:
170
estimados, desviaciones del presupuesto de mantenimiento, etc.) y utilizar estos
datos en futuros planes de mantenimiento.
• Comprobar la capacitación del personal para las tareas asignadas.
• Procurar continuamente el compromiso de todos los trabajadores con la calidad
del mantenimiento.
Por otra parte, debe comprobarse cómo se va progresando paulatinamente hacia los
objetivos. La relación entre el nivel de progreso actual y los objetivos deseados ha de
poder cuantificarse de forma clara y precisa para mantener una orientación firme en la
implantación del mantenimiento planificado. En este sentido, la eficiencia del equipo
será objeto de un particular y exhaustivo seguimiento.
171
medida y el efecto a eliminar. También los costes de la implantación de cada tipo de
Mantenimiento Predictivo, su complejidad, el nivel de conocimiento requerido, la
medición que se quiera llevar a cabo, etc., harán que se utilice una u otra técnica. Así, por
ejemplo, los diagnósticos de vibraciones y ruidos en el caso de la maquinaria rotativa son
las técnicas que mejor resultado ofrecen.
A continuación se resumen las técnicas de diagnosis más frecuentes y las condiciones
sobre las que se aplican.
Por otra parte, a medida que avanzamos los equipos se vuelven más grandes y
complejos, aumentando también la variedad de condiciones operativas, y haciendo cada
vez menos efectivos, los métodos de previsión utilizados por los sistemas de
Mantenimiento Preventivo tradicionales.
Como contrapartida la aplicación del Mantenimiento Predictivo se limita a los tipos
de averías que provocan cambios en los parámetros prestablecidos que se pueden detectar
y utilizar para predecir las averías. Tampoco se utilizará cuando el coste de supervisión
sea más elevado que el ahorro en gastos de reparación y pérdidas de producción.
172
Figura 7.6. Condiciones y técnicas de diagnosis utilizadas en el Mantenimiento
Predictivo.
173
aparezca el problema con toda su magnitud y en el peor momento.
Dada la importancia del Mantenimiento Predictivo, y la complejidad particular de
cada una de las distintas técnicas existentes, dedicaremos un capítulo específico, el
próximo, a exponer de forma más detallada los aspectos más relevantes del mismo.
Como se trata de un índice de eficiencia, para maximizar ésta habrá que minimizar el
input, en lo posible, para aumentar el cociente; esto, evidentemente, se consigue
174
reduciendo los costes de mantenimiento, y para ello será fundamental que la gestión del
mantenimiento sea óptima, mejorando la técnica, y combinando las tareas entre el
personal de producción y el de mantenimiento.
A continuación se exponen algunos indicadores generales comúnmente utilizados:
175
• Reducción del número de paradas de producción para llevar a cabo mantenimiento:
Interesa ampliar el número de horas (días) productivos
A lo largo de todo este capítulo hemos visto la importancia que juegan en la planificación,
de las diversas facetas que componen el Mantenimiento Preventivo, aspectos tales como
una adecuada previsión y control de piezas y materiales de repuesto
La existencia de las piezas de repuesto y su control permite minimizar los tiempos
muertos de mantenimiento y paradas de producción cuando se requiere la disponibilidad
de las mismas y, por otra parte, para la reducción de inventarios y sus costes asociados.
Sin embargo, no todos los materiales de repuesto tienen la misma aplicabilidad, ni
siquiera son necesarios. En este sentido podríamos clasificar los materiales a utilizar
como recambios para las tareas de mantenimiento como sigue:
• No utilizables (no aptos para los equipos actuales o en mal estado). Obsoletos.
• Utilizables:
– Recambios específicos (por ejemplo, caja con circuito de maniobra).
– Recambios comunes a varios equipos (por ejemplo, aceites o taladrina).
– Herramientas y útiles fungibles (por ejemplo, brocas o fresas)
– Herramientas y útiles permanentes (por ejemplo, martillo o alicates).
– Equipos completos (por ejemplo, central hidráulica)
A su vez cualquiera de los recambios puede clasificarse de acuerdo con otros criterios
que a la postre serán determinantes para decidir la necesidad de un stock permanente, las
cantidades a mantener en stock, o el momento de solicitarlas. Ello daría pié a una
clasificación como la que adjuntamos a continuación en la que las opciones citadas en
primer lugar favorecen una mayor exigencia de stocks en todo momento y las citadas
entre paréntesis, todo lo contrario:
176
empresa).
• Repuestos con plazos de entrega elevado (o bien de entrega rápida).
• Repuestos con coste elevado (o bien de bajo coste).
También es importante considerar los múltiples métodos existentes para cursar las
órdenes de aprovisionamiento de materiales de mantenimiento. Básicamente se dividen
en dos grupos, pedidos individuales (piezas que sólo se piden cuando se necesitan) y
métodos de stock permanente (para piezas que se utilizan con mucha frecuencia), al que
pertenecen un amplio abanico de opciones, de las cuales tendremos que estudiar, para
cada caso y circunstancias particulares, la que se adapta mejor a nuestros requerimientos
de reposición de los stocks. Dentro de los distintos métodos de stock permanente también
podemos diferenciar dos sistemas principales, que se hallan expuestos en los cuadros de
las Figuras 7.7 y 7.8.
Generalmente cuando podemos estimar fiablemente cuándo y qué cantidad va a
necesitarse de un recambio, no se considera parte del stock permanente (aunque si es de
utilización muy frecuente sí la podemos incluir). Consideraremos como parte del stock
permanente, en cambio, los siguientes tipos de materiales.
Finalmente, hacemos constatar que pueden darse distintos tipos de gestión de los
recambios y sus stocks, cada uno con sus particularidades. En la tabla de la Figura 7.7 se
muestran algunos de los más usuales
177
Figura 7.7. Gestión del stock para cantidades o períodos fijos.
178
8
179
acceder a esta información se llaman Sistemas de Monitorización de Maquinaria.
Existen varias filosofías acerca de cómo enfocar la gestión del mantenimiento, pero
de la mano de los sistemas de monitorización puede demostrarse que el Mantenimiento
Predictivo es en algunos casos el más rentable. El Mantenimiento Predictivo se basa en
la detección y el diagnóstico de averías antes de que se produzcan; por eso, puede
decirse que es el mantenimiento del presente y, sobre todo, del futuro.
Un estudio llevado a cabo en el Reino Unido revela que una reparación realizada
después de una avería (paro no programado) supone un coste tres o cuatro veces superior
a la misma actividad de mantenimiento bien planeada.
En los capítulos precedentes, pero sobre todo en el último, han sido expuestos los
distintos enfoques de la gestión del mantenimiento, siempre con el objetivo de maximizar
la disponibilidad de la máquina y seguridad operacional, a un coste mínimo. Veamos a
modo de resumen las conclusiones a que nos llevan:
b) Mantenimiento Preventivo.
Según sabemos, este tipo de mantenimiento, en su planteamiento «clásico», está basado
en paradas programadas periódicamente para realizar una inspección minuciosa y
reemplazar las piezas desgastadas. Con esto se intenta reducir el número de paradas por
averías imprevistas.
En muchas ocasiones el desarme e inspección de máquinas que funcionaban sin
problemas, les ha producido desajustes. Por ejemplo, puede ocurrir que los pernos de los
acoplamientos no quedan debidamente apretados, que el desequilibrio aumente o que el
grado de desalineamiento sea mayor. Por eso, por paradójico que resulte, la probabilidad
de que una máquina falle suele aumentar después de una inspección. Por otra parte,
determinados problemas, como por ejemplo el desequilibrio dinámico, sólo se pueden
detectar con la máquina en marcha.
Aunque el mantenimiento periódico tiene sus inconvenientes, lo cierto es que es muy
utilizado. Por ejemplo, en las fábricas de cementos se realizan unos paros programados
del horno para su revisión. A estas paradas se las llama «paro de horno» y son muy
importantes, ya que el cemento se obtiene después de cocer en el horno una mezcla
realizada previamente. Como una fábrica suele tener un sólo horno, una parada de horno
180
implica dejar de producir cemento. Por eso, la actividad del departamento de
mantenimiento alcanza su nivel máximo durante los días que la instalación permanece
parada ya sea de forma programada por inspección o por avería.
El mayor inconveniente del Mantenimiento Preventivo es la elección del intervalo
entre paros programados. Si el intervalo es muy corto, el tiempo de producción disminuye
y la probabilidad de fallos por la interferencia humana aumenta. En cambio, si el intervalo
seleccionado es muy grande, el número de paros por averías aumenta.
Los fabricantes especifican la vida de los componentes, esto puede ayudar a escoger
la frecuencia de parada. En la práctica, el intervalo entre paros no es fijo, sino que viene
determinado por el análisis del rendimiento de las máquinas críticas en el pasado.
El grado de utilización, las condiciones ambientales del entorno, el mantenimiento de
las condiciones básicas y operativas del equipo, pude alterar la frecuencia sobre la que es
óptimo intervenir en el equipo.
c) Mantenimiento Predictivo.
El Mantenimiento Predictivo consiste en la detección y diagnóstico de averías antes de
que se produzcan. Así poder programar los paros para reparaciones en los momentos
oportunos.
La filosofía de este tipo de mantenimiento se basa en que normalmente las averías
no aparecen de repente, sino que ntienen una evolución. Un defecto con el tiempo
puede causar una avería grave. Por ejemplo, un pequeño desequilibrio puede ir
aumentando hasta provocar la rotura del eje.
Además cuando antes se detecte el defecto mejor. No sólo para programar su
reparación sino que cuando un defecto alcanza un nivel muy importante, no tiene solución
o ésta es muy difícil, o bien incluso más costosa. Siguiendo con el ejemplo del
desequilibrio, que es el problema más común en las máquinas rotativas, éste deja de ser
lineal cuando es muy grande, con lo que el equilibrado resulta muy difícil.
El Mantenimiento Predictivo se basa en detectar estos defectos con antelación para
corregirlos y evitar paros no programados, averías importantes y accidentes.
Los indicadores del estado de la máquina son parámetros físicos como las
vibraciones, temperatura o muestras de lubricantes que analizados permiten detectar
problemas y su causa.
Una de las tareas más comunes de los técnicos que realizan Mantenimiento Predictivo
en máquinas rotativas es analizar el estado de los rodamientos. Los ejes rotativos de las
máquinas se apoyan en los rodamientos. Son los elementos que sufren más desgaste y los
que se deben cambiar con más frecuencia. Con un buen sistema de Mantenimiento
Predictivo se puede saber el estado de cada rodamiento y su evolución. Así se puede
planificar con antelación el cambio de cada rodamiento y evitar paros no programados.
Esta tipología de mantenimiento tiende a ser extensamente subcontratada, por
distintas causas que trataremos más adelante.
a) Reducción de paros
181
Los paros pueden ser clasificados en forzados y no forzados, y en programados y no
programados.
Un paro forzado es aquella parada provocada por una avería, y puede ser programado
o no programado. Si la avería se detectó con antelación a que pueda provocar daños,
entonces la reparación está planificada y se denomina paro forzado programado. Si la
avería no fue detectada o detectada con tan poca antelación que no se pudo planificar la
intervención, entonces se denomina paro forzado no programado. Las consecuencias de
un paro varían de uno a otro pero siempre son negativas. Los paros no programados (por
averías imprevistas) son los más costosos y peligrosos.
Como se verá, el Mantenimiento Predictivo reduce la cantidad de paros de cualquier
tipo.
182
reemplazado, realineados o equilibrados. Esto implica:
183
mejoras en el diseño.
También conviene destacar el caso en que el fabricante puede ofrecer un servicio de
MP a los usuarios de sus equipos. De esta forma, el coste por usuario se reduce y,
además, el fabricante obtiene una experiencia muy útil para el desarrollo y el diseño de su
producto. En la actualidad, hay muchas empresas que contratan el servicio de este tipo de
mantenimiento a empresas especializadas.
Así, se da el caso de empresas que han implantado el predictivo y no tienen equipos
de Mantenimiento Predictivo ya que lo han contratado a una empresa externa. En cambio,
otras adquieren los sistemas de medición para efectuar la toma de datos y en algunos
casos el posterior análisis para no perder así el know-how de este tipo de mantenimiento.
También resulta de interés el Mantenimiento Predictivo cuando el equipamiento
utilizado en el mismo se puede emplear para otras aplicaciones como el control de
procesos, protección o equilibrado in situ.
Algunos equipos de Mantenimiento Predictivo portátiles disponen de un programa
para el equilibrado de rotores con masas de prueba.
Sin embargo, hay factores que, por el contrario, no favorecen la aplicación del
Mantenimiento Predictivo.
Este es, por ejemplo, el caso de plantas que funcionan con un nivel escaso de
actividad.
Asimismo ocurre otro tanto con equipos o componentes similares en un número es
demasiado pequeño para los ingenieros puedan obtener la experiencia suficiente que les
permita aprender a interpretar el significado de los parámetros. Téngase en cuenta que
para conseguir experiencia en un tiempo razonable, el número mínimo de máquinas o
componentes similares oscila entre 4 y 10, dependiendo de cada caso particular. También
puede intercambiarse información con otras plantas. Así, por ejemplo, en plantas como
las cementeras existen máquinas únicas como puede ser el horno. Entonces la experiencia
se adquiere intercambiando información con otras plantas o solicitando la asesoría de
especialistas.
La capacidad de detectar con antelación las averías para los sistemas monitorizados, y la
subsiguiente reducción del tiempo de paro de las máquinas, puede proporcionar
beneficios clave a la empresa. Estos beneficios son:
Para fallos en servicio, el modelo estima los ahorros en costes teniendo en cuenta el
coste de la reparación, los costes por perdidas de producción, el tiempo de paro estimado,
184
y la probabilidad de incidente. Si el fallo es detectado en una revisión, los costes de
rectificación son determinados por los materiales y mano de obra de reparación.
Los ingresos perdidos en un paro es el producto del tiempo de paro y los ingresos
perdidos por hora. Es muy difícil determinar a priori el tiempo de paro por una avería
porque en la práctica hay muchos imprevistos, el modelo ofrece una forma de tener en
cuenta este problema. Se trata de definir un factor de alcance que multiplique el tiempo de
paro entrado en el modelo. Variando este factor, el coste total de una reparación de una
avería en servicio puede ser valorada para diferentes paros. Esto puede ser utilizado para
averiguar los ahorros en costes de tener ciertos recambios en stock que dependen de un
proveedor externo.
Otra ventaja del mantenimiento basado en la monitorización, es que el sistema
proporciona de forma automática el histórico de una máquina incluyendo el tiempo entre
averías (MTBF). Esta estadística es clave para determinar el ciclo de mantenimiento
regular que optimiza los costes. La tendencia del tiempo entre fallos y la degradación de
la máquina puede ser utilizada para determinar cuándo una máquina está llegando al fin
de su vida útil. Los datos obtenidos por el sistema de monitorizado proporciona
información vital para conocer la vida de una máquina.
El mantenimiento basado en la monitorización de maquinaria puede ser desplegado
para determinar las necesidades del mantenimiento de una máquina, y suele ser utilizado
con el mantenimiento programado o preventivo para aumentar el ciclo de mantenimiento
y reducir la duración de las revisiones rutinarias.
Estos beneficios pueden ser conseguidos con la información proporcionada con
antelación por el sistema de monitorización. Cuando se instala un equipo de este tipo en
una planta, la practica habitual es empezar con una propuesta combinada (preventivo y
predictivo), que suele provocar la reducción en los costes y minimizar el mantenimiento
programado como resultado de la detección de fallos con el nuevo sistema.
Existen varios tipos de sistemas de monitorización y los beneficios de cada uno deben
ser establecidos en función de su coste, la capacidad para detectar los fallos, etc. Pero, en
principio, cualquier sistema de monitorización bien diseñado, tiene potencial para
alcanzar los ahorros en costes asociados con la reducción de averías y de las rutinas de
mantenimiento, aunque siempre se debe tener en cuenta la aptitud para el propósito en
cuestión y la capacidad de detectar los fallos de los diferentes sistemas, además de la
habilidad de los técnicos de manejar el sistema y tomar las acciones apropiadas de
corrección.
185
puede ser el caso de las cámaras termográficas, de ahí que su uso se esté extendiendo
rápidamente. Es conveniente, sin embargo, que esta situación dé paso a su progresiva
implantación, dadas sus innegables ventajas de eficiencia en costes, tiempo y calidad.
Para ello es necesario, ante todo, que se dé una aceptación general al mismo y al
hecho de que este tipo de mantenimiento puede ser un beneficio; así por ejemplo, en el
Reino Unido el Mantenimiento Predictivo ha sido incentivado por el Departamento de
Comercio e Industria (DTI), con iniciativas para el conocimiento del mantenimiento, lo
que ha cambiado la actitud respecto el mantenimiento considerablemente.
En la actualidad, existe un conocimiento claro de los beneficios de una estrategia bien
definida en el mantenimiento industrial. También se ha logrado que el mantenimiento sea
reconocido como una cuestión de organización, de gestión de personas y no sólo técnica.
Todo esto no existió en los 80 y, por eso, los primeros intentos de implantación del
Mantenimiento Predictivo no conocieron el éxito.
Por otra parte, muchas compañías se han implicado con programas de TQM y TPM,
con el fin de analizar las necesidades de la producción y su mantenimiento y tratar de
obtener una forma ventajosa de realizar las cosas. Todas estas estrategias conducen al
mismo mensaje que el Mantenimiento Predictivo.
El Mantenimiento Predictivo es muy adecuado con cualquier filosofía de mejora; de
hecho, en la mayoría de análisis se recomienda como la opción más adecuada para
aquellas máquinas más críticas en la operación de una compañía.
Algunas implantaciones del TPM, una vez consolidado su objetivo, tienen como
extensión del proyecto TPM, o bien ya dentro del proyecto, la valoración y/o
implantación de estas técnicas, haciendo una depurada evaluación de en qué equipos y en
qué medida es conveniente aplicar esta técnica.
Los cambios que han ocurrido en el MP en los últimos años han estado en la
organización y en la tecnología. Los cambios en la organización ocurren de forma
continua como el aprendizaje y experimentación de las personas. Las mejoras técnicas
vienen por pasos conforme los nuevos métodos son ideados y las nuevas tecnologías se
convierten en herramientas disponibles en el mercado. En los últimos años está habiendo
grandes mejoras en ambos campos.
Con la tecnología radio (es decir, inalámbrica) y la utilización de un ordenador
portátil es posible estar cerca de una máquina y descubrir cualquier cosa que se necesite
saber, como su estado actual, su historia y cómo está funcionando como parte del proceso
en ese momento. Mediante la monitorización del parámetro y la telegestión las decisiones
a tomar sobre el equipo pueden llevarse a cabo fuera del entorno de la planta.
La automatización es un tema que está en continua evolución, en busca de sistemas
más sencillos y productivos. El diagnóstico de fallos en maquinaria por vibraciones, por
ejemplo, ha requerido siempre una experiencia considerable y pericia, debido a la
complejidad de las máquinas y procesos implicados en las plantas. La búsqueda de un
sistema capaz de diagnosticar de forma automatizada los fallos en máquinas está en
continua evolución. Las técnicas son cada vez más depuradas, fiables y, en algunos casos,
menos costosas.
186
Las tecnologías utilizadas en el Mantenimiento se basan en los datos disponibles de
indicadores y del sistema de control de procesos para determinar el estado de la máquina,
tales como rendimientos y eficiencias, así como medidas de tipo físico tales como cargas,
presiones, etc.
Algunos de los métodos de trabajo en Mantenimiento Predictivo que permiten
disponer de medidas efectivas para la monitorización de máquinas y equipos son:
Termografía
187
Figura 8.1. Análisis termográfico evidencia el potencial problema e imagen
digital real.
Con una metodología bastante sencilla pueden analizarse a partir de los sonidos,
problemas como defectos en rodamientos, donde un elemento de los mismos puede estar
causando un defecto en una pista y crear descargas y picos de energía.
Estas técnicas suelen utilizar transductores similares y ubicados en los mismos lugares
que el análisis de vibraciones. Así se pueden utilizar estas técnicas de forma combinada al
análisis de vibraciones.
Ya ha sido expuesto que el análisis a partir de las vibraciones es uno de los más
extendidos y del que se pueden extraer más consecuencias, en el ámbito del
Mantenimiento Predictivo. Por ello vamos a extendernos en algunas consideraciones
acerca de los tipos y frecuencias de las vibraciones y todo cuanto afecte a su
monitorización.
Básicamente nos referiremos a una vibración como una oscilación de una partícula o
cuerpo alrededor del punto de equilibrio. Los sistemas oscilatorios pueden clasificarse
como lineales y no lineales. Para los sistemas lineales rige el principio de la superposición
y las técnicas matemáticas para su tratamiento están bien desarrolladas. Por el contrario,
las técnicas para el análisis de sistemas no lineales son menos conocidas y difíciles de
aplicar.
188
Figura 8.2. Medición Mantenimiento Predictivo en un equipo productivo.
Por otra parte, en el estudio de las vibraciones podemos encontrarnos dos clases de
ellas: libres y forzadas. La vibración libre es la que ocurre cuando un sistema oscila bajo
la acción de fuerzas inherentes al sistema mismo y por ello sus vibraciones se producen a
una o más frecuencias naturales. La vibración que tiene lugar bajo la excitación de
fuerzas externas es una vibración forzada, de tipo periódico o no periódico. Una situación
peculiar e importante se da cuando la fuerza de excitación es periódica y la frecuencia de
esta fuerza coincide con una de las frecuencias naturales del sistema vibratorio, entonces
el sistema entra en resonancia y pueden tener lugar oscilaciones peligrosamente grandes.
Todos los sistemas vibratorios están sometidos a cierto grado de amortiguamiento
puesto que la energía se disipa por fricción y otras resistencias. Las frecuencias naturales
dependen del amortiguamiento del sistema. Además, limitan la amplitud de vibración en
resonancia, lo cual es importante.
El número de coordenadas independientes que se requieren para describir el
movimiento de un sistema, es el grado de libertad del sistema. Resulta muy importante el
hecho de que muchos problemas de vibración pueden ser tratados, con aproximación
suficiente, reduciéndolos a un sistema con un grado de libertad.
189
Figura 8.3. Sistema básico de vibraciones libres.
Un modelo más real sería teniendo en cuenta la amortiguación del sistema., puesto
que todos los sistemas de vibraciones tienen amortiguación. La amortiguación provoca
disipación de energía (véanse las Figuras 8.4 y 8.5).
190
Figura 8.5. Vibración representada por una oscilación amortiguada.
Sistemas compuestos son los que están integrados por más de un conjunto oscilante libre
o amortiguado. La Figura 8.6 muestra un sistema con dos grados de libertad y requiere
dos coordenadas para describir su movimiento, y tendrá dos frecuencias naturales.
Cuando el sistema oscile a 1 de estas frecuencias existe una relación entre las amplitudes
de las 2 coordenadas. A cada una de estas configuraciones se le llama modo normal.
191
podrían considerarse los sistemas continuos, es decir aquellos que tienen su masa y
elasticidad continuamente distribuidas. Se supone que estos cuerpos son homogéneos e
isotrópicos, que obedecen la ley de Hooke dentro del límite elástico. Para especificar la
posición de toda partícula en un cuerpo elástico, se requiere un número infinito de
coordenadas, y tales cuerpos, poseen por lo tanto un número infinito de grados de
libertad.
Tres casos corrientes de este tipo de sistemas vibratorios, son:
Figura 8.7. Barra sometida a vibración torsional y sección que sufre los efectos.
Según acabamos de exponer, un sistema vibratorio puede ser representado por un sistema
lineal con n grados de libertad o de forma continua (infinitos grados de libertad).
La aproximación que el modelo utilizado tenga acerca de la situación real depende
precisamente del número de grados de libertad que se utilicen. Muchos problemas
pueden ser tratados, con aproximación suficiente, utilizando un sistema con un
grado de libertad. Por el contrario, si el sistema a estudiar tiene la masa y elasticidad
continuamente distribuidas, se deberá modelar con un sistema continuo (con infinitos
grados de libertad).
Las frecuencias caracterizan y distinguen los distintos tipos de movimientos que
pueden generar vibraciones. Se llaman frecuencias naturales de un sistema, aquellas a las
que la vibración del sistema es de tipo libre si son excitadas. Son propiedades del sistema
que dependen de su distribución de masa y de rigidez. Pues bien, el número de
frecuencias naturales es igual al número de grados de libertad del sistema. Entre
otras cosas, ello significa que un sistema continuo podrá tener un número infinito de
frecuencias naturales.
Un sistema puede vibrar de forma libre o forzada. Un sistema lineal bajo vibración
forzada vibrará a las frecuencias de la fuerza de excitación. Un sistema lineal vibra de
forma libre cuando una, algunas o todas sus frecuencias naturales son excitadas con una
vibración transitoria. De acuerdo con lo ya expuesto, si la frecuencia de la fuerza de
192
excitación coincide con una frecuencia natural del sistema, se produce resonancia. En
esta situación, la amplitud de vibración aumenta de forma importante y es limitada
por el amortiguamiento del sistema. Si el sistema es no amortiguado, la amplitud de
vibración en resonancia tenderá a ser infinitamente grande.
Recordemos que, además y según también hemos expuesto, la vibración de un cuerpo
puede ser longitudinal, de flexión o de torsión (la Figura 8.8 representa sobre una única
barra, los tres tipos de vibraciones).
En la práctica, un cuerpo tenderá a vibrar libremente dependiendo de las frecuencias
naturales, que de hallarse situadas en el espectro de gama baja (o baja frecuencia), la
excitación se produce más fácilmente. El principal interés de modelar los sistemas
vibratorios es precisamente para conocer de forma aproximada la ubicación de las
frecuencias naturales en el espectro de posibles frecuencias. Esto es muy importante para
el análisis y diagnóstico de averías por vibraciones.
193
entre la fuerza de excitación y la respuesta del sistema.
Las vibraciones una vez generadas son transmitidas a través de la estructura o medio a
otros componentes o subsistemas. La resonancia ocurre cuando la frecuencia natural del
sistema corresponde a la frecuencia de excitación. Existen muchas técnicas para controlar
los efectos de la vibración. Cuando la vibración alcanza niveles inaceptables, los
procesos de deterioro son acelerados, y pueden provocar varias averías.
La monitorización de vibraciones de maquinaria en posiciones críticas de una forma
metódica, y el análisis inteligente de las señales procedentes de la vibración, permite
evitar paradas costosas y evitables. La monitorización de las vibraciones está
considerada como uno de los más potentes sistemas que pueden ser utilizados para
diagnosticar y prevenir averías de maquinaria.
Para llevar a cabo el análisis de las vibraciones, deberán determinarse para las
mismas, frecuencia (en herzios o en r.p.m.), amplitud (valor de pico Xp que puede
observarse en la Figura 8.9) y fase (posición respecto a una dada de referencia, que suele
medirse en grados).
Las fuerzas que provocan la vibración son generadas por el movimiento rotativo de las
piezas de la máquina. Debido a que dichas fuerzas cambian de dirección y amplitud de
acuerdo a la velocidad de rotación de las piezas, se deduce que muchos problemas de
vibración tengan frecuencias relacionadas con la frecuencia de rotación. Por lo tanto, será
posible identificar con precisión la pieza defectuosa tomando nota de la frecuencia de
su vibración y relacionándola con la velocidad de rotación de las diferentes piezas de
la máquina.
194
Por ejemplo, si se tiene un motor que trabaja a 3.600 r.p.m. que acciona un ventilador
que funciona a 2.400 r.p.m. Si el sistema demuestra una vibración excesiva a 2.400 r.p.m.
es evidente que el problema reside en el conjunto ventilador.
Las señales de vibración de máquinas rotativas son complejas y están formadas por
varios tonos y una componente aleatoria. El aspecto del espectro de una vibración puede
apreciarse en la Figura 8.10, que muestra cómo la señal de vibración está formada por
varias señales armónicas puras y una componente aleatoria que puede ser, por ejemplo, el
ruido del motor.
Así pues en una vibración pueden darse varias frecuencias; denominaremos entonces
frecuencia dominante, a aquella que tiene mayor amplitud; la frecuencia fundamental no
siempre se identifica con la dominante. Por otra parte, las frecuencias de una vibración a
menudo pueden estar relacionadas, e incluso pueden ser múltiplos exactos una de otra
(frecuencias armónicas). Es importante tener presente que las frecuencias de las señales
de vibración no se limitan necesariamente a la frecuencia fundamental y sus armónicos.
195
la amplitud (cuánto se flexiona la pieza) y de la frecuencia (a cuántas flexiones por
unidad de tiempo está sometida). La velocidad y la aceleración de la vibración pueden
expresarse en función de estos dos parámetros, la amplitud X y frecuencia f, lo que
supone que a su vez, son buenas medidas de la severidad:
196
Fase: conclusiones que pueden extraerse para el desenvolvimiento del equipo
197
Figura 8.13. Comparación de espectros.
198
Por lo que se refiere al desequilibrio se puede definir simplemente como una
distribución desigual del peso de un rotor alrededor de su centro de rotación. La
Organización Internacional de Normalización define el desequilibrio como la condición
que existe en un rotor cuando una fuerza o movimiento vibratorio es impartido a sus
rodamientos como resultado de las fuerzas centrífugas.
Idealmente, no existe desequilibrio si el peso del rotor está distribuido uniformemente
alrededor del centro de rotación (véase Figura 8.14).
El espectro normal de un equipo desequilibrado es de un pico único a la velocidad de
giro del rotor sin armónicos apreciables. En aquellos casos en los que el desequilibrio es
muy fuerte, suelen aparecer armónicos en el espectro. Al tratarse de una fuerza centrífuga,
la componente axial de vibración es muy pequeña respecto a la radial. La Figura 8.15
presenta un espectro de este tipo.
Por lo que hace referencia al otro gran problema de las máquinas rotativas, la
desalineación, ésta puede darse como consecuencias de distintos fallos. Se llama
genéricamente espectros de desalineación a los que provienen de los siguientes fallos:
199
ángulo.
• Presencia de eje combado, eje no recto.
• Fijación floja a la bancada de parte del equipo, sobre todo la parte central del
equipo.
• Fallos en el acoplamiento de los ejes, desgaste, etc.
200
Figura 8.17. Deformación de la elasticidad en un rodamiento por precargas.
Otra situación de fallo que puede darse es un impacto. Algunas fuerzas provocan un
comportamiento de brusquedad en la rigidez del apoyo que produce un recorte en la
onda de vibración, normalmente por choque. Este defecto se suele producir en el apoyo
del eje y el rodamiento o de la estructura bastidor a la estructura soporte. Este efecto se
aprecia con facilidad porque los picos espectrales destacan menos sobre la vibración de
fondo; los valles crecen y los picos quedan estables.
Otro fallo de las máquinas rotativas es el rozamiento de alguna parte del rotor con el
estator. Este fallo puede ser identificado por la presencia de algún pico espectral que no
201
se asocia a ninguna causa mecánica (desequilibrio, desalineación, defectos en
rodamientos, etc.).
Asimismo, otro problema muy importante de detectar es el debido a fallos o defectos
en las pistas de deslizamiento de los rodamientos o en los elementos rodantes, los cuales
generan fuerzas que son transmitidas al alojamiento del rodamiento y a la estructura
circundante. Dichas fuerzas pueden ser periódicas, no periódicas o aleatorias. A menudo
se presentan a las frecuencias más elevadas.
Un rodamiento defectuoso puede producir varias frecuencias de vibración, algunas
relacionadas con la geometría del rodamiento y otras aleatorias. El problema puede
comenzar con la detección de una vibración aleatoria de muy alta frecuencia en los
espectros que indica que el rodamiento sufre fatiga. Esto es un aviso que en breve el
rodamiento puede tener un fallo. La Figura 8.20 muestra un espectro típico de
rodamiento defectuoso.
Cuando un motor eléctrico tiene problemas en su rotor por barras flojas o rotas, o cuando
el entrehierro está excéntrico, se producen vibraciones mecánicas. Por ser de origen
eléctrico desaparecen totalmente al desconectar eléctricamente la máquina.
La excentricidad estática de rotores dan siempre lugar a componente netas de
frecuencia igual a el doble de la frecuencia de la red, es decir, 100 Hz en Europa y 120
Hz en Estados Unidos.
202
Figura 8.21. Espectro típico de excentricidad estática.
La movilidad presenta un gráfico con unos picos que corresponden a las frecuencias
naturales (o de resonancia) y unos valles que se llaman frecuencias de antiresonancia. Si
la frecuencia de la fuerza de excitación coincide con una frecuencia natural, la amplitud
de la velocidad de vibración será máxima. En cambio, si coincide con una antiresonancia
la amplitud será mínima.
En principio parece lógico pensar que el mejor caso posible es cuando la frecuencia
de excitación coincide con una antiresonancia, así la vibración es mínima. Pero no es
adecuado trabajar a la frecuencia de resonancia ni a la frecuencia de antiresonancia. Si se
trabaja a la frecuencia de resonancia, la vibración es excesiva y causa daños en las
máquinas por fatiga y desgaste. Pero si la frecuencia de trabajo coincide con una
antiresonancia, entonces la vibración es mínima; y difícilmente el valor de vibración
medido alcanza valores preocupantes, aunque la máquina tenga problemas importantes
debido a la acción de fuerzas internas como el desequilibrio. Independientemente de la
frecuencia de trabajo, se debe conocer la forma del espectro de movilidad y aplicarlo al
espectro de velocidad medido para obtener el espectro de la fuerza (recuérdese la fórmula
que define la movilidad).
203
Es muy importante conocer las frecuencias naturales de una máquina para evitar
resonancias. Además, como se ha comentado anteriormente, es importante conocer la
movilidad mecánica para poder ponderar el espectro de velocidad (lo que se mide) y
obtener el espectro de fuerza (o que interesa). De este modo se evitan diagnósticos
erróneos ya que se analiza el espectro de fuerza que es el que realmente importa.
El espectro de la movilidad mecánica es muy difícil de calcular y, normalmente, se
estima. La forma de estimarlo es midiendo la respuesta de la máquina a una excitación;
esta respuesta tendrá picos (frecuencias naturales) y valles. Si los valles son muy bajos,
entonces se les considera como antiresonancia.
De todo ello concluimos que resulta de gran interés decidir cómo se va a excitar la
máquina para estimar el espectro de movilidad; además, como normalmente se realiza por
golpeo, será importante decidir dónde y con qué se va a golpear, el punto dónde se va a
medir y la configuración de los parámetros del aparato de medida.
Las necesidades para cada tecnología de medida, tales como las basadas en las
vibraciones, muestras de lubricantes, etc., son muy diferentes. El análisis de muestras de
aceite, por ejemplo, es muy diferente del análisis de vibraciones y, por supuesto, las
herramientas son generalmente desarrolladas por compañías diferentes, cada una con
experiencia en un área.
En la práctica, el usuario se decide por una de las tecnologías en función de los costes
y beneficios aportados por cada tecnología. Debido al gran número de fallos que puede
detectar, el análisis de vibraciones es la primera técnica adoptada, por lo que
centraremos este epígrafe de una forma especial en las herramientas utilizadas en el
análisis de vibraciones.
Las primeras herramientas para el análisis de vibraciones utilizadas aparecieron al
comienzo de los años 50. Eran analizadores de vibraciones que se utilizaban sólo para
ayudar a resolver los problemas más graves de las máquinas y frecuentemente, después de
que se hubieran manifestado serios síntomas de la existencia de tales problemas. Más
tarde, se empezaron a utilizar para efectuar un seguimiento periódico del estado de salud
de las máquinas. En la actualidad es la técnica más utilizada para detectar y diagnosticar
los fallos en maquinaria rotativa y los programas informáticos son las herramientas más
utilizadas.
Las herramientas utilizadas actualmente en el análisis de vibraciones se pueden
clasificar en aquellas que almacenan y gestionan las medidas realizadas y los que no. Las
más sencillas, las que no almacenan ni gestionan las medidas, son los medidores de valor
global que permiten medir el nivel de vibración del punto que se desee y los analizadores
que pueden representar la señal temporal y espectral.
204
Figura 8.20. Analizador.
Los sistemas que permiten almacenar y gestionar cantidades muy grandes de datos se
basan en programas informáticos. Los intervalos entre medidas pueden ser del orden de
días o semanas, en algunos equipos, y de minutos en otros.
En los sistemas continuos, los datos son adquiridos continuamente y procesados a
intervalos de 1 segundo aproximadamente en cada punto de medida. Son los sistemas con
el coste más elevado por punto, pero ofrece el grado más alto de cobertura de fallos
incluyendo los estados de carga y transitorios.
Un sistema continuo puede convertirse en un sistema permanente, cuando combina el
monitorizado de protección (seguridad por activación de relés de alarma o parada de
máquina cuando una combinación lógica AND/OR se cumpla) y de predicción (basado en
realizar medidas suficientes para proporcionar la información necesaria para realizar un
análisis y diagnóstico correcto). Un sistema permanente, además, debe permitir la
integración total con un sistema basado en colector (los no continuos), para poder
combinar las dos técnicas en la misma planta con un coste mínimo. Asimismo, conviene
que el sistema sea capaz de autochequearse.
Un sistema de recolección de datos está formado por un colector de datos y un
programa de aplicación. El colector de datos realiza las medidas en las máquinas a través
de un sensor que mide la señal de vibración. El programa de aplicación permite
almacenar y gestionar las medidas realizadas.
El procedimiento a seguir con un sistema basado en colector de datos comienza con la
decisión de qué máquinas se van a controlar, en qué partes de la máquina se va a tomar
mediciones (puntos de medida) y qué medidas se van a realizar en cada punto. Esta
información es introducida en el programa de aplicación, definiendo la estructura de la
planta a monitorizar.
205
Figura 8.21. Estructura de una planta introducida en el programa de aplicación.
Una vez introducida la estructura de la planta, se pueden definir rutas. Una ruta es un
conjunto de puntos de medida de la planta. Una vez creada la ruta con los puntos que se
quiere medir, la ruta es cargada en el colector. Entonces ya se puede ir a la planta y tomar
mediciones.
Cuando se ha realizado todas las medidas de la ruta, se lleva a cabo la «descarga de la
ruta», con lo que las medidas ya se hallarán en el programa. Este método es común a
todos los sistemas basados en colector de datos, independientemente del fabricante.
206
El ordenador principal es donde se ha instalado el programa de aplicación. Este
programa es el que permite al usuario configurar las medidas a calcular en cada punto de
medida y visualizar las mediciones realizadas.
Existen una amplia variedad de transductores que pueden emplearse cuando el
sistema tiene la adecuada flexibilidad: acelerómetros, transductores de desplazamiento,
tacómetros, entradas analógicas o digitales de instrumentación de proceso, etc. Veamos
las características de algunos de ellos:
207
normalmente la velocidad de la máquina. El eje lleva insertado un material
ferromagnético (normalmente un tornillo); el detector está formado por dos
imanes permanentes que crean un campo magnético estático, y una bobina
entremedio que induce una tensión en función de la variación del campo
magnético; cuando el actuador (material ferromagnético) pasa cerca del detector,
produce una variación del campo y, por tanto, una tensión, normalmente un pulso
de tensión por vuelta.
208
realizar mediante red Ethernet o módem. Ésta última se utiliza en los casos en que la
distancia entre monitor y ordenador es grande, superior a 2 Km. En la mayoría de
aplicaciones la comunicación se realiza mediante red Ethernet (véase Figura 8.24). Una
vez configurada la red, la comunicación entre los dos equipos está establecida.
209
Figura 8.25. Software de aplicación.
El software con el que trabaja el ordenador principal, debe permitir, como mínimo,
realizar las siguientes medidas: DC (medida de continua), Paso Bajo (medida del nivel de
vibración después de realizar un filtrado paso bajo, la frecuencia de corte se configura),
Paso Banda (medida del nivel de vibración después de realizar un filtrada paso banda, las
frecuencias de corte son configuradas), R.P.M. (calcula las revoluciones por minuto con
la señal procedente del tacómetro), entrada digital (detecta dos estados, 0 y 1) y entrada
por teclado (entrada de medidas de forma manual).
Además de este software mínimo, se suele instalar el software de monitorizado de
propósito general. Es muy importante recordar que el software de aplicación no realiza
las medidas (tarea del monitor), dado que solo permite configurar y programar el monitor
para realizar la medida.
Por otra parte con la conexión del ordenador principal a otros por medio de redes,
puede facilitarse que expertos ajenos a la planta puedan acceder a los datos del sistema, y
ayudar en el diagnóstico.
El acceso puede hacerse vía módem o acceso a través de una red local; con ésta
última, se permite el acceso al sistema desde cualquier punto de la planta. La
configuración habitual es situar el ordenador principal en el departamento de
mantenimiento, y terminales en sala de control y en el despacho del jefe de
mantenimiento. Así se puede acceder al sistema desde tres puntos diferentes.
Finalmente se establece la conexión con el sistema de control distribuido (SCD), que
es el sistema informático más importante de la planta. Es el sistema que controla los
procesos de la planta, ya sea de forma manual o automática. Para ello, dispone de
medidas de proceso como temperaturas, presiones, niveles de fluido, vibraciones, etc. y
210
de los niveles de normalidad para generar alarmas y parar el proceso si es necesario. La
información de los procesos la obtiene de diferentes equipos de medida, por ejemplo las
vibraciones de un equipo de monitorizado.
Los diagnósticos en el ámbito del Mantenimiento Predictivo pueden llevarse a cabo por
medio de sistemas diseñados al efecto. Los sistemas de diagnóstico son máquinas de
procesado que intentan simular el razonamiento humano.
Los sistemas de diagnóstico deben ser efectivos y eficientes. Es decir, deben resolver
los problemas con un aceptable porcentaje de éxito y relativamente rápido. Básicamente
un sistema de diagnóstico obtiene, interpreta y representa el conocimiento de expertos
humanos. La forma de realizar estas tres tareas han sido, son y serán motivo de muchos
estudios e investigaciones.
Los sistemas de diagnóstico, llamados sistemas expertos, contienen en general los
siguientes elementos básicos:
211
explicar las decisiones tomadas pero no pueden aprender.
Los sistemas basados en algoritmos genéticos, que se basan en el principio de
supervivencia de los más aptos, son capaces de evolucionar en cada generación para
producir soluciones más optimas. Son utilizados, sobre todo, para optimizar las
operaciones en planta y los programas de producción.
212
Figura 8.27. Estructura de la red neuronal.
Los sistemas basados en inducción de reglas, que pueden aprender reglas a partir de
un conjunto de datos y árboles de decisión. La cadena de deducción puede ser trazada
pero no funcionará adecuadamente si la información es incompleta o contradictoria.
Los sistemas basados en redes neuronales, que simulan el comportamiento del
cerebro y se modelan con células neuronales. Su principal virtud es reconocer formas
incompletas o con ruido. El inconveniente es su dificultad para explicar cómo se han
alcanzado las decisiones.
Estos sistemas han sido el último intento en producir el funcionamiento más parecido
213
al experto humano. Intenta añadir esa dimensión humana extra de la que carece los
sistemas basado en reglas. Estos sistemas requieren solamente conocimiento implícito en
forma de hechos específicos para interpretar, clasificar y generalizar los datos de entrada.
Las redes neuronales son una simulación simplificada de la red neuronal biológica de
nuestro cerebro. El cerebro humano contiene de 50 a 100 billones de células nerviosas
(neuronas) que se dividen en grupos interconectados llamados redes. Cada red contiene
varios miles de neuronas muy interconectadas y realizando una función especializada.
Explotando el paralelismo entre las neuronas, el cerebro puede reconocer formas (por
ejemplo, la escritura de una persona), clasificar (por ejemplo, animal, vegetal o mineral) y
generalizar (por ejemplo, pienso, luego existo).
Las redes neuronales artificiales están organizadas en capas de neuronas. La capa de
entrada distribuye la muestra a través de la red, la capa de salida genera una respuesta
apropiada y las capas intermedias (ocultas) actúan como detectores de rasgos.
La nueva tendencia es diseñar sistemas híbridos que combinan varias técnicas tal
como la utilizada por los sistemas basados en reglas, redes neuronales o inducción de
reglas. Se pretende complementar las virtudes de cada técnica y eliminar sus limitaciones.
214
9
Vamos a ilustrar la puesta en práctica del TPM, a partir del Mantenimiento Planificado
por parte del departamento de mantenimiento, pero con la ayuda del personal productivo,
lo que supone que el Mantenimiento Autónomo deberá estar integrado en esta
planificación, tal y como ya ha sido expuesto.
El Mantenimiento Planificado comprenderá, según se ha ido abordando en los
capítulos precedentes, el Mantenimiento Correctivo y el de Averías por una parte, y el
Mantenimiento Preventivo por otra, el cual a su vez comprende el Mantenimiento
Periódico y el Mantenimiento Predictivo. En este capítulo aplicaremos, por medio de un
caso relativo a una línea de mecanizado de piezas, la implantación del Mantenimiento
Planificado y de todas sus facetas.
Será fundamental que el mecanizado se realice con gran exactitud, así como un buen
acabado, debido a que se trata de piezas de muy alta precisión y representan una pieza de
gran valor añadido para la empresa.
El conjunto donde se montarán las piezas, un componente integrante de un equipo del
tipo centralita hidráulica, necesita operar con tolerancias muy ajustadas; de ahí la
importancia de que esta línea sea altamente fiable, dado que en muchos casos resulta
complicado, incluso llevar a cabo la verificación de cada uno de los mecanizados.
Hay taladros que deberán ir con un cierta inclinación, un cierto ángulo, con un
determinado hilo de rosca, y un diámetro concreto, por supuesto sin rebabas que puedan
desprenderse y polucionar, o no cumplir correctamente su función, y sin zonas que estén
faltadas de mecanizado.
La implantación del programa TPM se llevará a cabo siguiendo las etapas
correspondientes, tal y como se han ido describiendo en capítulos anteriores; asimismo,
incrementaremos el rendimiento de esta línea, identificando aquellos puntos que
provoquen pérdidas susceptibles de mejora.
Esta línea está constituida por un conjunto de maquinaria especializada de
mecanizado, y robots para carga y descarga; las primeras operaciones de la misma son las
que se llevan a cabo en dos tornos; las siguientes nueve etapas constan cada una de un
centro de mecanizado de piezas y un robot de carga y descarga. Identificaremos el
conjunto de las etapas de la línea como centros de mecanizado CMn, según sigue: CM1,
CM2, CM3, CM4, CM5, CM6, CM7, CM8, CM9 y CM10.
La información sobre los distintos momentos y tiempos de paro de las máquinas se
215
obtiene a partir de un sistema de adquisición de datos, que llevará cada una de las
máquinas, y que describiremos ampliamente.
Los focos de complejidad para la implantación del TPM en esta línea estriban en:
Como aliados para la implantación del TPM tenemos un alto nivel de automatización
en la línea y maquinaria muy avanzada y actual.
Trataremos de mejorar la eficiencia global de la línea, y muy en especial se analizarán
todas y cada una de las pérdidas o ineficiencias que el equipo tenga, clasificándolas según
se vio en el capítulo de las 6 Grandes Pérdidas. De todas formas, cabe considerar que el
TPM es un proyecto vivo, y una vez implantadas estas mejoras, continuarán existiendo
múltiples oportunidades para nuevas mejoras, aunque probablemente con cada vez con un
potencial de mejora menor y más costoso.
Las operaciones a llevar a cabo para cada uno de los centros de mecanizado de la línea,
serán las siguientes:
• Operaciones en el CM2:
Al llegar una pieza procedente del CM1, el robot la carga en la máquina y un
cabezal portaherramientas con una broca se ocupa de llevar a cabo el taladro del
diámetro VD, denominado así porque en él irá alojado una válvula dosificadora.
Dado que la máquina consta de distintos cabezales se irán introduciendo
asimismo otras tantas piezas; de esta forma se irán realizando en cada pieza las
distintas operaciones correspondientes a este centro de mecanizado. Entre las
citadas operaciones, el robot se ocupará de ir descargando las piezas que ya han
pasado por esta etapa, y a la vez irá alimentando a la máquina con piezas nuevas.
Como aspecto importante a controlar, tendremos muy en cuenta que al llevar a
cabo los taladros y operaciones de mecanizado, las herramientas sufren la elevada
temperatura a la que se someten al realizar el corte; será por tanto determinante el
216
funcionamiento correcto del circuito refrigerante de corte, para que las
herramientas puedan operar correctamente y tengan el tiempo de vida esperado. De
hecho, esto será importante en todas y cada una de las estaciones
• Operaciones en el CM3:
En esta etapa, el robot seguirá con sus funciones de carga, descarga y posicionado
de piezas, y se realizará el mecanizado de un complicado taladro con distintos
diámetros y acabados, donde irá alojado un sistema control eléctrico del equipo
hidráulico.
Es importante considerar que cada pieza que se mecaniza lleva distintos
componentes, con lo cual cada proceso será distinto del anterior. Existirán algunas
operaciones comunes, pero serán pocas, por lo que en la mayoría de estaciones se
tendrán que introducir programas nuevos para cada tipo de pieza que se produzca, y
también cambios de herramientas en cada estación. Esto supondrá que serán
distintos el tiempo, por tanto, los ciclos de cada referencia de pieza que se fabrica.
• Operaciones en el CM4:
En esta etapa se procederá a realizar un taladro especial (donde irá alojada una
válvula).
• Operaciones en el CM5:
En esta etapa se llevará a cabo el mecanizado de otro taladro, en este caso para la
fijación de una placa.
• Operaciones en el CM6:
En esta etapa se llevará a cabo un taladro especial para efectuar pruebas de presión,
así como otro taladro para la fijación de una válvula dosificadora.
• Operaciones en el CM7:
En esta etapa se llevará a cabo el mecanizado de un canal de comunicación
hidráulico entre salidas y entradas.
• Operaciones en el CM8:
En esta etapa se llevará a cabo el mecanizado de dos taladros, cuya función se
relacionará con la salida y entrada de presión hidráulica.
• Operaciones en el CM9:
En esta etapa se llevará a cabo el mecanizado de pequeños taladros exteriores en
distintas zonas de la pieza.
• Operaciones en el CM10:
En esta etapa se llevará a cabo el delicado mecanizado de unos taladros interiores,
y un complicado taladro inclinado para una válvula.
217
Se tratará de una célula de producción constituida por los dos tornos del mecanizado
inicial, los nueve centros de mecanización que siguen para efectuar taladros, ranuras,
acabados y canales, y los nueve robots que se ocupan de la carga y descarga del centro de
mecanizado del que forman parte
Los tres tipos de máquinas con los que vamos a trabajar, se descomponen a su vez en
bloques funcionales de dos tipos: bloques funcionales generales y bloques funcionales
específicos.
Aunque cada máquina de un centro no tiene porque disponer de todos los bloques
funcionales de tipo general, éstos se hallarán presente de forma generalizada (bloque
mecánico, eléctrico, hidráulico, etc.). Ello permitirá facilitar el análisis de las averías, y
cada uno de estos bloques servirá para identificar después los puntos débiles de cada uno
de estos equipos. Así por ejemplo, podemos concluir que «el bloque mecánico de esta
máquina ha fallado en reiteradas ocasiones, provocando un rendimiento por debajo del
esperado». Así, una vez cuantificadas las pérdidas que se han producido por averías
mecánicas, observamos la evolución en el tiempo, y observamos si, realmente, la mayor
parte de los problemas que tiene esta máquina son de tipo mecánico.
Como consecuencia del análisis por bloques generales, deberán revisarse
determinados bloques funcionales, y si es necesario incluso cambiar alguno, como en el
caso de deficiencias de diseño de este equipo, en relación con las condiciones de trabajo
en las que tiene que operar.
Los bloques funcionales específicos, por el contrario, serán propios de cada máquina,
y nos referiremos a ellos a propósito del análisis de cada una.
9.2.1. Tornos
Los dos tornos que integran el CM1, son dos máquinas especiales para tornear piezas de
acero dotadas de control numérico que harán el mecanizado exterior de la pieza dándole
forma y llevando a cabo el pulido de la misma.
Los bloques funcionales en que los vamos a descomponer, son los que siguen habida
cuenta de sus necesidades de mantenimiento y de sus posibles averías:
218
– Manipuladores de entrada y salida.
9.2.2. Robots
Los robots que se utilizan en este proceso son autómatas de 6 ejes, del modelo IRB-2000
de ABB, con capacidad para cargas de hasta 10 Kg, con garantías de precisión y rapidez.
Disponen de curvas de velocidad y aceleración independientes para cada eje. Están
concebidos como equipos robustos para trabajar en medios adversos, aceites, taladrinas,
etc., y con un mínimo de mantenibilidad. Su diseño interno y funcional está también
orientado a hacia máxima robustez, mínimo número de circuitos integrados y sencillez de
componentes y circuitos.
Los robots están compuestos de tres tipos de bloques bien diferenciados:
1. Bloque Mecánico.
2. Sistema de Control.
3. Conjunto de Herramientas (opcional).
219
uno o varios equipos, en cuyo caso no se cae en el riesgo de imputar avería a una de las
máquinas, pudiéndonos falsear la información, cuando en realidad no se trata de una
avería de la propia máquina, sino de una avería inducida del sistema de carga y descarga.
Hay un total de nueve centros de mecanizado, con sus robots, concebidos para la
ejecución de las operaciones ya descritas anteriormente para los mismos. Cada uno de
estos nueve equipos serán máquinas especiales de taladrar y mecanizar dotadas de control
numérico.
Estos equipos, al igual que sucedía con los tornos, los hemos descompuesto en una
serie de bloques funcionales para identificar y optimizar la gestión de sus averías, que
detallamos a continuación:
Si bien veíamos que los tornos se ocupaban de dar la forma básicamente externa, los
centros de mecanizado, irán sucediéndose para efectuar las aperturas, ranuras taladros,
mecanización de roscas, etc.
De la precisión con que se lleven a cabo estas operaciones, dependerá el que el
producto acabado tenga una funcionalidad dentro de los parámetros operativos y de
calidad esperados, dado que en cada uno de estos alojamientos, se montarán válvulas y
elementos de precisión, y por cada uno de los distintos taladros deberá pasar el caudal
preciso que se haya previsto para él.
Tras la decisión de implantar el TPM, en esta línea productiva, se creyó conveniente dotar
a cada un de las estaciones de mecanizado, de un sistema de adquisición de datos
referentes a la propia gestión del equipo y sus incidencias, que almacene el día a día del
funcionamiento del mismo.
El equipo de adquisición de datos consta de un sistema informático para la obtención
de la información relativa a paros de máquina, de forma automática y en tiempo real.
220
Permite así llevar un control de los paros, y las incidencias que los han provocado, de
manera que sirva para identificar posibles puntos de mejora. Para ello, cada una de las
máquinas dispondrá de los siguientes terminales:
Composición del sistema:
221
Figura 9.2. Carátula del sistema de adquisición de datos.
Las teclas de función de esta carátula con cometidos específicos relacionados con la
funcionalidad de las máquinas son:
222
anterior.
• F5: Orden de Fabricación. La pulsación de esta tecla implica la solicitud de la
orden de fabricación por parte del operario al PC. El PC abre un diálogo con el
operario en pantalla sobre referencia, fase, y piezas de la orden siguiente de la lista.
• MTTO: Llamada a Mantenimiento. Esta tecla se utiliza para requerir alguna
actividad de Mantenimiento Preventivo, o bien como requerimiento de
intervención del departamento de mantenimiento cuando se ha producido una
avería.
• PIEZA: Variación de pieza. El sistema no lleva el cómputo de piezas fabricadas.
Será el usuario quien introduzca las cantidades.
Mediante este sistema será posible tener información acerca de la eficiencia de los
equipos y más concretamente de las ratios que informan de:
• Fiabilidad
• Mantenibilidad
• Disponibilidad
• Rendimiento
Se obtendrá así, una información, que podrá ser estudiada y analizada, y que permitirá
la mejora de la efectividad, tanto a nivel de máquina, como a nivel de línea productiva.
Este análisis permitirá una actuación orientada a aquellos factores que dificultan, e
incluso impiden la óptima disponibilidad de la maquinaria y las instalaciones, y que
llevan a un deterioro de los equipos, que conlleva, sin duda, a un deterioro en la calidad
del producto. Así pues, nuestro objetivo final será conseguir:
Para alcanzar estos objetivo será necesario ir mejorando en los aspectos que siguen:
223
Al equipo convencional de adquisición de datos que acabamos de describir, añadiremos
un equipo especial de Mantenimiento Predictivo, basado en el análisis de las vibraciones
para aplicar a las máquinas rotativas, los tornos del centro de mecanizado CM1, a fin de
prever los momentos en que será conveniente realizar actividades de mantenimiento por
hallarse alguna pieza móvil en situación de desgaste excesivo o próxima a la rotura.
El análisis se basará en controlar los desalineamientos de ejes y los fallos en las pistas
o elementos rodantes de los rodamientos de los tornos. Se tratará de monitorizar las
vibraciones producidas por estos problemas, a fin de prever el estado de este tipo de
máquinas en estos aspectos. De acuerdo con el nivel de vibraciones y cuando éste
sobrepasara un cierto umbral, por medio de un control como el que se expone en el
gráfico de la Figura 8.10, se procederá a reajustar los desalineamientos o substituir los
rodamientos desgastados en el momento preciso que lo exija la máquina, y no como fruto
de un control periódico como se hace en caso de no disponer de equipos de
Mantenimiento Predictivo.
El sistema de control que se implante tratará de controlar especialmente la frecuencia
y la amplitud de las vibraciones; en efecto, con la frecuencia se podrá prever el desgaste
de los rodamientos (que suele generar un espectro de vibraciones aleatorias de alta
frecuencia con una zona más o menos amplia de resonancia); con la amplitud se podrá
controlar el desalineamiento, los fallos en los acoplamientos y las fijaciones aflojadas,
que pueden producir flexión en los ejes de giro, por desplazamiento entre extremos del
mismo y con una velocidad dada, todo lo cual suele generar un espectro de vibraciones
con picos correspondientes a la velocidad de giro y sus armónicos.
Los elementos básicos a controlar serán los cabezales portapiezas y los contrapuntos
de apoyo de las piezas, que debe estar alineados entre sí, y además como ambos giran
sobre rodamientos, éstos pueden estar sujetos a desgaste.
Para llevar a cabo este tipo de mantenimiento se utilizará un equipo de medición de
datos de las vibraciones a intervalos, de forma que puedan almacenarse los mismos en un
ordenador principal de control, que a su vez podrá recibir también los datos de otras
actuaciones en el área del TPM, para poder evaluar la situación en cada momento y
determinar los indicadores correspondientes, así como controlar la evolución de las
mejoras, tal y como se expondrá en el epígrafe siguiente.
El equipo colector y procesador de datos de las desalineaciones de los cabezales
portapiezas y del desgaste de los rodamientos de los tornos, estará formado por un
transductor del tipo acelerómetro de electrónica integrada para medir cargas, del monitor
de vibraciones, para procesar, filtrar y amplificar la señal y el ordenador principal que,
una vez recibida la señal procesada, elaborará la información del estado de los elementos
a controlar con su software de aplicación.
224
Tiempos
225
Parte del tiempo efectivo de disponibilidad, en el cual el equipo cumple una función
requerida.
226
Tiempo para el Mantenimiento Correctivo (TMC):
Tiempo de corrección de la avería.
Tiempo de ciclo nominal (TCN) y de ciclo real (TCR) de una máquina: Corresponde al
tiempo de mecanizado de una pieza más el tiempo de carga y descarga de la misma
(nominal para TCN y real para TCR). No lo englobamos con los demás, dado que se
refiere a un tiempo de mecanizado.
Indicadores de eficiencia
A partir de los tiempos que acabamos de identificar, será conveniente definir una serie de
indicadores de rendimiento y efectividad de la implantación del programa TPM, que
permitirán realizar un diagnóstico del mismo y un seguimiento de su evolución, así como
evaluar las mejoras alcanzadas. Por otra parte, también nos serán de gran utilidad para
poder establecer comparaciones con la evolución de otras líneas; además, también serán
útiles para indicar sus puntos débiles y las áreas en las que trabajar para que sean equipos
altamente eficaces.
Un matiz a destacar es que estos indicadores no sólo se pueden utilizar para el estudio
de una máquina en particular, sino que también pueden hacer referencia a líneas
productivas, células productivas y grupos de máquinas. Los indicadores mencionados
serán los siguientes:
DISPONIBILIDAD
Capacidad del equipo para estar en funcionamiento en un instante cualquiera, en las
condiciones de utilización y reparación especificadas.
Se utilizan los indicadores de disponibilidad siguientes:
O lo que es lo mismo:
Do = (TF) / (TR)
227
donde: TF = Tiempo de funcionamiento
TR = Tiempo requerido
RENDIMIENTO OPERACIONAL
Relaciona el número de piezas buenas realizadas por el equipo, con el número de piezas
que se hubieran podido obtener si el equipo hubiera estado funcionando correctamente
durante todo el tiempo requerido.
Ro = (NPB) / (NPTR)
• Disponibilidad operacional
• Desviaciones existentes con respecto al tiempo ciclo teórico
• Cantidad de piezas rechazadas a la salida del equipo
De acuerdo con ello, la fórmula anterior se puede expresar también como sigue:
MANTENIBILIDAD
Basada en los conceptos:
MTTR: TP / NP
2. Tasa de reparación:
µ = 1 / MTTR
228
FIABILIDAD
Basada en los conceptos:
MTBF = TF / NP
TFM = TF / NAP
3. Tasa de Fallo:
λ = 1 / MTBF
Tenemos que establecer una relación entre la situación en la que debe estar el terminal, y
el estado en que se encuentra la máquina.
La Figura 9.5 presenta las posibles combinaciones.
Se tratará de analizar el rendimiento de esta línea, así como su evolución desde la
229
implantación del TPM, el punto de partida del presente estudio.
Veremos como se van detectando, clasificando y analizando las pérdidas y una vez
realizado este proceso, qué acciones correctivas se van llevando a cabo, y como se van
introduciendo mejoras continuas, que, como se verá, permitirán mejorar el rendimiento,
que inicialmente será del orden del 45 %, hasta un rendimiento al final del estudio del
orden del 80 %.
El departamento de TPM, creado para llevar a cabo la implantación del
Mantenimiento Productivo Total, será al inicio de este estudio quien principalmente se
ocupe del control del sistema de adquisición de datos, de analizar, tabular y explotar los
datos, de obtener mejoras de ese análisis, así como velar para que se lleven a buen fin las
mejoras que de este estudio se desprendan.
230
buenos, o simplemente buenos según los criterios de producción anteriores, cuando
primaba la cantidad sobre la calidad, y la mano de obra tenía un coste proporcionalmente
bajo comparado con el peso del resto de componentes a valorar del proceso productivo.
La mentalización que supone introducir que lo que antes era una ventaja competitiva
puede dejar de serlo, y que si no somos innovadores, no mejoramos nuestros procesos, y
orientamos los mismos a satisfacer las necesidades de nuestros clientes para mejorar así
nuestros rendimientos y nuestra calidad, corremos el riesgo de ser relegados a un segundo
plano, o incluso desaparecer del mercado. Este cambio pasa indudablemente, por la
previa introducción del TPM.
Un proyecto no menos ambicioso para el departamento de TPM será conseguir que la
introducción de los partes de avería sea realizada por los propios supervisores de
producción y jefes de célula, y que los propios operarios de mantenimiento, sean capaces
de introducir los trabajos realizados, la codificación de las averías, así como la
introducción de los recambios utilizados lo cual permitirá, no sólo una optimización en la
gestión de los partes de avería, sino que además se logrará aplicar, por medio del análisis
de los datos obtenidos, un Mantenimiento Preventivo ajustado a las necesidades del
equipo, programado en tiempos no requeridos, una más larga vida para nuestros equipos
productivos, así como una mejor gestión de los recambios de maquinaria, en cuanto a
tiempos y stocks.
La explotación de los datos de esta línea, se realizará, al comienzo, de forma semanal;
conforme la fiabilidad de los datos se va mejorando se pasará a realizar informes
quincenales, o bien mensuales, para poder hacer un seguimiento de la evolución del
rendimiento.
En cada informe se estudiarán separadamente la etapa 1, constituida por los tornos,
que denominaremos grupo de tornos, y las etapas de la 2 a 10, que las denominaremos de
forma genérica como línea de mecanizado. En los informes tendremos información
sobre:
• Evolución de rendimientos
• Resumen de resultados
• Tipos de paros
• Incidencias y averías
• Paros inducidos
• Paros funcionales
231
correctamente. A continuación se introducirá en el estudio el grupo de tornos,
procediendo de idéntica manera.
Los datos obtenidos para poder llevar a cabo el estudio, serán contrastados. La manera
de realizarlo será mediante los partes de avería; ello implicará a su vez concienciar al
personal responsable de producción de la importancia de dejar constancia de la solicitud
de partes de avería, así como la concienciación del personal responsable de
mantenimiento de la importancia de ser estricto con la introducción de horas de operario,
y los comentarios y codificaciones sobre el trabajo realizado. También tendría pues, una
importancia relevante, el hecho de grabar los partes de avería, lo más rápidamente
posible, por la importancia de incluir los partes en el período que se está estudiando, y no
que por retrasos en la grabación no se detectaran esas averías hasta el período siguiente.
Tal y como hemos anticipado, la introducción del TPM se centrará inicialmente en la
línea de mecanizado. Ya se vio que la línea de mecanizado está constituida por nueve
equipos de mecanizado, que denominamos fases, de la 2 a la 10. El estudio se efectuará
analizando el comportamiento de cada una de estas fases.
Para la introducción del programa de implantación del TPM, es absolutamente
necesario clasificar, ordenar y codificar los distintos tipos de avería que se pueden
producir en estos equipos, para conseguir tener un lenguaje común, estandarizar las
averías, y crear códigos que después resultaran más manejables a la hora de hacer
gráficos.
Ante todo se clasificarán los problemas de los equipos en seis grupos, basándonos en
los tipos de problemas para los que haya cierta experiencia previa:
1. Averías mecánicas.
2. Averías eléctricas.
3. Averías inducidas.
4. Paradas breves e incidencias.
5. Paros por actividades funcionales.
1. Averías mecánicas
232
M06 Filtro refrigeración
M07 Protecciones
M08 Máscaras
M09
M10 Robot
M12
M14
M16
M19
2. Averías eléctricas
E07 Detectores
E08
E09
E10 Robot
E12
233
E14
E16
E17
E18
E19
E00
3. Averías inducidas
Inducidos automáticos
Inducidos manuales
I14
I16
I18
234
I19 Código de arranque
I00
PB07
PB12
PB14
PB16
PB17
PB22
235
PB28
PB29
PB30 Volteadores
PB35
F08
236
que produzcan un impacto mayor. Como es sabido, éstas pueden obtenerse con un
diagrama de Pareto, y supondrán que atacando el 20 % de las causas de problemas se
puedan resolver el 80 % de los problemas.
Veremos cómo el conocimiento de estos datos y su posterior análisis, así como el
adecuado conocimiento de la pieza que en ese proceso se está produciendo, nos permitirá
incrementar el rendimiento; asimismo se verá cómo, partiendo de esa información, se
podrán reducir además los microparos, los tiempos de preparación, y cómo sacar
provecho de ciertos tiempos de inactividad para aplicar un Mantenimiento Preventivo, en
la mayoría de los casos de primer nivel. Todo ello permitirá, asimismo, incrementar el
rendimiento del operario, consiguiendo a la vez que se sienta más partícipe del proceso
productivo en el que se encuentra.
A continuación describiremos cómo se llevan a cabo estos informes de manera que
sepamos en cada momento el nivel de eficiencia del que se parte y, por supuesto, cuál es
el nivel que se alcanza al final de cada período de actividades TPM. Para una mayor
comprensión, se sintetizarán de forma gráfica y sencilla las incidencias más acusadas y
las causas que las han producido.
A título de ilustración de las actividades de implantación del TPM, tomaremos seis
períodos, los cuales, como se verá, marcarán una tendencia en la evolución del
rendimiento.
Para cada período se obtendrán dos diagramas de Pareto, uno para averías, paradas
breves e incidencias (en definitiva, problemas que provocan paros) y otro para los paros
por actividades funcionales (es decir, paros programados). Entre los dos podremos
deducir los problemas más relevantes; se dispondrá también, por supuesto, de los datos
registrados en el sistema de Adquisición de Datos.
Observaremos la evolución del rendimiento a lo largo de estos seis períodos y
podremos comprobar cómo, partiendo de un rendimiento inicial del orden del 40 %,
obtenemos un rendimiento final del 80 %. A continuación se presentan los análisis
correspondientes a estos cinco períodos, una vez se han llevado a cabo y se dispone de
toda la información debidamente clasificada.
Consideraremos como período 1 aquél a partir del cual los operarios de la línea ya han
adquirido cierta experiencia con el nuevo método de trabajo. Esto hará que dispongamos
de datos bastante fiables acerca de las incidencias de las máquinas de la línea productiva.
Los datos han sido adquiridos, como sabrá el lector, mediante los terminales de
adquisición de datos implementados en las máquinas.
La información que se obtiene es abundante y cuantificable, de manera que se tiene
una buena base para analizar periódicamente los resultados obtenidos en esta línea de
producción.
Los datos obtenidos en este período, una vez clasificados y realizados los diagramas de
237
Pareto, permiten deducir que los mayores porcentajes de paros corresponden a paradas
breves y paradas inducidas (véase diagrama de averías, paradas breves e incidencias).
En segundo lugar por tipos de paros aparecen las paradas por actividades funcionales,
destacando los paros de limpieza F01 (véase diagrama de paros por actividades
funcionales).
– El CM10 presenta varias incidencias que pueden ser provocadas por el mal
estado del medio de transporte, mal estado o diseño del conjunto palé-garra del
robot, cuyas causas son:
– Fallo al dejar el palé (PB32).
– Fallo al dejar la pieza (PB04).
– Descarga de la pieza (PB02).
En cuanto a paros inducidos, el código con más incidencias es la falta de piezas (IO1),
siendo ésta una de las que más penalizan a toda la línea al afectar al flujo normal de la
producción. Como causas, se contemplan las siguientes:
• Falta de piezas.
• Falta de palés.
• Palés enganchados en la entrada.
Los fallos al dejar el palé y la pieza, así como el que se produce al descargar ésta y, por
supuesto, sus posibles causas, que no las consideramos como puntuales, son las que
vamos a resolver en este período mediante las mejoras siguientes:
238
piezas, y entre fases, para evitar pérdidas de tiempo por incidencias en la estación
de trabajo anterior.
Rendimiento
El rendimiento de la línea se evaluará de acuerdo con los indicadores que hemos definido
anteriormente. Los valores que se han obtenido para los distintos tiempos que se precisan
para calcularlos (TF, TR, TAI, TP, TCN y TCR), evaluados sobre una base de tiempo
requerido TR = 100 para facilitar los cálculos de nuestro caso, así como para los demás
factores necesarios para el cálculo de los indicadores, son los que se utilizan a
continuación para el cálculo de los mencionados indicadores, tal como sigue:
El análisis de los datos del sistema de adquisición permite deducir que la incidencia con
mayor pérdida de tiempo productivo ha vuelto a ser la motivada por paradas inducidas
por falta de piezas, aunque en esta ocasión la causa de esta pérdida ha sido un grave
problema de avería de la estación de trabajo anterior a nuestra línea de estudio. Por otro
lado se observa que la serie de mejoras introducidas han resultado efectivas, en particular
la sustitución de las garras de los robots y el cambio de palés.
Los objetivos inmediatos que se plantean para este período son:
239
- PB01 - Carga de la pieza: destaca el caso del CM9.
Con respecto a esta última incidencia, se ha previsto una nueva mejora consistente en un
nuevo centrado por el exterior de la pieza, que sustituya el sistema actual. Los problemas
derivados de las paradas breves PB02, PB13, PB26 y PB01, se abordarán en el período
siguiente (de hecho aparecerán de nuevo como incidencias más relevantes).
Rendimiento
En este período se puede observar, ante todo, la mejora obtenida en aquellos puntos
donde se han introducido mejoras del sistema:
Por cierto, estos problemas han sido históricamente persistentes y ahora prácticamente se
han podido eliminar.
Se ha tenido que insistir reiteradamente, como por otra parte suele ser normal en la
fase de implantación del programa TPM, en la necesidad de que el departamento de
producción emitiera un parte de avería a mantenimiento para todos aquellos problemas
que requieran de su servicio y en que la imputación de un trabajo de mantenimiento o
avería constatada en la línea se debe realizar como «avería» y no como incidencia,
utilizando los códigos específicos reservados para averías, sean eléctricas o mecánicas.
El análisis de los datos del sistema de adquisición, y las averías que se tenía
constancia que el departamento de mantenimiento ha atendido, no siempre han
concordado. Se ha observado que esta diferencia la ha provocado la introducción de los
códigos de forma errónea, por parte del departamento de producción; la solución ha
llegado con una nueva explicación a los operarios y reforzando la formación con
240
asistencia al usuario. En cualquier caso, se ha hecho necesario mantener un stock de
seguridad para la alimentación de la cadena.
Se observa una bajada del rendimiento de la línea durante este período.
El porcentaje más alto de paradas corresponde a las paradas inducidas, pero se ha de
destacar que son consecuencia de las averías sucedidas en este período.
No es de extrañar, pues, que en este período las averías hayan sido considerables. El
análisis de los datos del sistema de adquisición confirma que:
Las paradas que han ocurrido repetidamente han provocado una bajada considerable del
rendimiento en la línea por falta de piezas (parada inducida acumulable en toda la línea) y
saturación en las máquinas anteriores a las que presentan las averías.
Por ello se ha adoptado la medida de mantener un stock de seguridad para la
241
alimentación de la cadena, así como en la conveniencia de evitar la saturación a la salida,
aprovechando el funcionamiento de la máquina cuando la siguiente está parada, es decir,
acumular el stock entre máquinas de manera que se reduzca el efecto de las incidencias y
averías importantes.
Rendimiento
242
• Gráfico de paros por actividades funcionales
A destacar especialmente:
– Ordenación puesto trabajo y limpieza F06.
– Cambio herramientas F07.
– Mantenimiento predictivo: toma de datos con acelerómetro, de alineación de
cabezales portapiezas de tornos (F9) y del desgaste de sus rodamientos (F10).
Rendimiento
243
• CM2: 40 horas de paros totales por averías e incidencias, destacando 36 horas de
avería del Robot, lo que ha obligado a trabajar manualmente.
• CM9: 21 horas de paro totales por incidencias, destacando como paro más
significativo las 12,7 horas de paro por fallos en la descarga de la pieza.
El total de horas de paro por averías sigue siendo reducido respecto a períodos
anteriores, destacando la avería del robot en el CM2 y la avería de los útiles del plato en
el CM10.
Como información adicional, no se ha vuelto a detectar el problema de desalineación
del cabezal portapiezas del primer torno de CM1 (M17), lo que significa que la
corrección según instrucciones del manual ha sido efectiva; por supuesto, se sigue
controlando con el equipo de Mantenimiento Predictivo.
Las paradas inducidas por falta de piezas en el resto de las estaciones de trabajo, son
debidas principalmente por la avería del robot en el CM2, por lo que procede resolverla.
Para resolver los problemas, que venimos arrastrando de períodos anteriores, de
descarga de piezas (PB02), durante este período se ha intentado montar un útil de nuevo
diseño, pero se ha tenido que retirar para ponerlo a punto; queda, por tanto, concluir la
sustitución de útiles en esta máquina.
Durante este período se ha montado el sistema de limpieza automático del filtro del
244
CM8, por lo que cabe esperar una mejora de los resultados en el próximo período por lo
que se refiere a las paradas del tipo PB13.
De nuevo han faltado piezas en la cabecera de la línea, por lo que convendrá mantener
los stocks de seguridad.
Rendimiento
245
Problemas a abordar y soluciones de mejora
Dado que se producen paros planificados para hacer modificaciones o por no tener la
necesidad de fabricación, se considera de gran interés la planificación conjunta con el
departamento de producción de algunos trabajos de mantenimiento que se pueden
efectuar en períodos de TNR (por ejemplo, el cambio de fuelles de protección, revisiones,
etc.), de forma que estas averías no incidan en el rendimiento de la línea. Así pues se
decide hacer un listado de tareas de Mantenimiento Preventivo y revisiones periódicas
que podrían ser realizados en TNR.
Por lo demás, se consolidarán las soluciones propuestas o introducidas en los períodos
anteriores, para los problemas que han seguido apareciendo en el presente, aunque sea en
menor medida.
Rendimiento
246
10
Hasta aquí hemos expuesto el TPM y cómo implantarlo desde sus dos grandes vertientes:
el Mantenimiento Autónomo y el Mantenimiento Planificado; el TPM comprende pues
ambos enfoques de gestión y por tanto toda la capacidad de los «profesionales» del
mantenimiento (que llevan a cabo los distintos tipos de gestión que contempla el
mantenimiento planificado), junto a la capacidad de los operarios de producción derivada
de «convivir» en el día a día con los equipos productivos, sus necesidades y sus
debilidades; la unión de ambas capacidades es lo que hace tan completo al TPM, lo que le
permite obtener muy elevados niveles de eficiencia.
Hemos comentado repetidamente, que el objetivo del TPM debe ser el de obtener la
máxima eficiencia de los equipos junto al máximo rendimiento de los operarios. Con base
en estos objetivos, y en la medida que se pueda agilizar la gestión de la obtención de
información de las averías, paradas funcionales, breves o inducidas, las frecuencias de
todas ellas, así como el tipo de averías, las actividades de mantenimiento realizadas, los
recambios utilizados y los que están en stock, etc., en la medida que ello sea así, decimos,
la eficacia en la actuación y el rendimiento de la gestión del mantenimiento mejorarán.
En este capítulo vamos a tratar de que ello sea así, con base en tratamiento de los
datos y la elaboración de la información por medio de la implantación de un sistema
informático capaz de gestionar todo cuanto esté relacionado con el mantenimiento. Así,
por ejemplo, desde el momento que se produce una avería, se registrarán los datos de la
avería, tipo de máquina, tipo de avería, nivel de urgencia, fecha y hora en la que se
produce el fallo, y si la máquina se encuentra parada, o bien si puede seguir funcionado.
Esta información la podrá introducir directamente el personal de producción, y el
departamento de mantenimiento podrá consultar automáticamente las averías pendientes
y las que se han producido desde la última consulta, así como, una vez reparada la avería,
introducir los datos del tipo de reparación llevada a cabo. Una vez resuelta la avería,
desde la propia línea de producción se introducirán los datos de tiempo perdido de
producción y la aceptación de avería resuelta.
A lo largo del capítulo se expondrá cómo llevar a cabo toda esta gestión, así como la
posibilidad de realizar actividades complementarias, tales como consultar los stocks de
almacén, hacer solicitudes de compra de material externo, y por último enlazar con un
sistema de Mantenimiento Preventivo que permita planificar los distintos tipos de
mantenimiento que comprende y gestionar los recambios.
247
Trataremos de presentar un modelo real de implantación de este sistema de gestión
del mantenimiento, pero que no pretende ser válido para cualquier empresa; de acuerdo
con las necesidades de cada una de ellas, los objetivos, las actividades, incluidas las
conexiones, los flujos de información variarán de una empresa a otra.
Se hará mucho hincapié en la importancia de dedicar el tiempo suficiente a planificar
cómo deberá ser la aplicación informática, qué es lo que esperamos obtener de ella y de
cada una de las fases de la etapa de implantación. Es imposible a priori no dejar ningún
cabo suelto, pero sí es muy importante tener una estructura sólida y bien diseñada, de
manera que, conforme aumenten las necesidades, el sistema se pueda ir adaptando a las
nuevas sugerencias que vayan teniendo los usuarios, por lo que podemos decir que se
trata de diseñar un sistema flexible. El éxito de la aplicación depende del grado de
utilización que se le de al sistema, por tanto debe ser un sistema «amigable» para los
distintos usuarios.
A lo largo de este capítulo veremos también cómo, partiendo inicialmente de una
postura opuesta al cambio, con tareas, hábitos y maneras de trabajar en las que el
individuo no participaba inicialmente, se podrá acceder a un sistema participativo de
producción y mantenimiento, en el que las personas se irán introduciendo en el uso de
herramientas informáticas, antes desconocidas, y cómo mediante formación, soporte
técnico y atención al usuario se consigue vencer el pulso hasta llegar a un sistema activo,
realmente operativo y movido por las sugerencias de los propios usuarios.
Como ya hemos insistido reiteradamente, será fundamental la motivación y la
formación del personal que va a ser el usuario de este programa, puesto que de él
dependerá el éxito de la aplicación, tanto en el correcto uso de los datos, como en la
introducción y explotación de los mismos.
El cuadro que sigue, presenta las etapas para la introducción de la gestión de tareas de
mantenimiento, incluida la estandarización de procedimientos (como por ejemplo, los
correspondientes a las averías) que ello exige:
248
Figura 10.1. Etapas de la implantación de la GMAO.
El equipo en cuestión puede estar integrado por personal del propio departamento de
TPM, aunque también puede estar integrado por personal externo asesorado por dicho
departamento. Otra alternativa es utilizar un equipo mixto. Finalmente cabría la
posibilidad de utilizar un equipo exclusivamente externo a la compañía, aunque ésta es
poco aconsejable dada la importancia que tiene la experiencia anterior y dado que el
sistema deberá actualizarse continuamente.
La experiencia nos ha demostrado que en la mayoría de casos da mejores resultados
un equipo integrado por personal de la empresa, que conozca los puntos fuertes y los
débiles de la misma, y si se cree conveniente se podrá reforzar externamente este equipo
de manera que se asegure la continuidad y el seguimiento del proyecto a lo largo de todo
el proceso de implantación, así como su mantenimiento una vez implantado.
249
ETAPA 3: Seleccionar o diseñar un programa que se ajuste a nuestras necesidades
En esta etapa deberán ser analizados los estándares existentes en el mercado y las
modificaciones a llevar a cabo, consultar los distintos programas, comparar y decidir cuál
de ellos se ajusta más a las necesidades de nuestra empresa. Un aspecto destacado a tener
en cuenta es valorar la posibilidad de amoldar el programa a nuestras necesidades
En esta tarea será conveniente involucrar a los departamentos directamente
implicados de producción, mantenimiento y calidad, y aquellos que puedan estarlo en
función de las prestaciones que esperemos obtener de nuestro programa de gestión
El objetivo de esta etapa será hacer una implantación piloto, acotada a una determinada
selección de equipos, que puede ser una única máquina, un tipo de máquinas o una línea
de producción; para hacer esta selección deberá tenerse en cuenta todo aquello que
facilite la implantación de la gestión informatizada, tal como los medios informáticos
existentes, el canal actual de comunicación de partes de avería entre producción y
mantenimiento, y todos aquellos elementos que creamos que van a intervenir en el diseño
operativo de nuestro sistema.
Será de gran interés que el escenario piloto que se elija permita que puedan ensayarse
las distintas interacciones entre producción y mantenimiento referidas a gestión de averías
que puedan darse más adelante, y que pueden ser muy diferentes de unas áreas a otras, así
como las distintas necesidades de cada uno de los módulos productivos.
250
• Gestión y actualización automática de la lista de los recambios utilizados por cada
máquina.
• Relación de recambios utilizados, equivalentes y compatibles y proveedor/es que
lo comercializan.
• Realización de un histórico de los recambios utilizados por tipo de avería.
• Aprovisionamiento de recambios realizado por los propios módulos productivos
asociadas directamente al parte de avería.
• Aprovisionamiento programado de recambios de reserva para mantenimientos
planificados.
• Desarrollar, por medios informáticos, la gestión de los recambios del almacén, de
acuerdo con sus frecuencias de aprovisionamiento, pero ajustando los stocks de
acuerdo con una gestión adecuada.
Una vez llevada a cabo la implantación del escenario, se podrán identificar las
necesidades de cada usuario, pudiendo así diseñar un sistema de accesos según sea el
perfil del usuario, es decir, definir las partes del programa a las que cada usuario necesita
tener acceso y qué tipo de acceso va a ser: modificable, de consulta, explotación de datos,
etc.
Será el momento de preparar un plan de formación por tipos de usuario y elaborar
unos manuales que se ajusten a la información que cada grupo necesita tener a su alcance.
Hay que tener en cuenta que el nivel del personal a formar, dependiendo del tipo de
empresa puede ser muy distinto. Es decir, estamos hablando de un personal que en su
mayoría no sólo va a disponer de un sistema novedoso para realizar su trabajo sino que
además se va a tener que acostumbrar al uso de herramientas y entornos informáticos a
los que no siempre estarán habituados o debidamente formados.
No siempre será posible, por los requerimientos de producción y los recursos
disponibles, tener un nivel de formación homogéneo de todo el personal; de ahí la
importancia de facilitar al máximo la tarea de aprendizaje, con manuales ajustados a sus
necesidades, información elemental al inicio. Una vez consolidada esta etapa de
formación y entrenamiento, es conveniente dar una asistencia continuada al usuario,
hacerse accesible en los momentos en que éstos una vez formados, empiezan a trabajar y
les surgen dudas que en el período de formación, por el propio desconocimiento, era
imposible que les surgieran.
De hecho, ni siquiera cabe esperar a que surjan estas dudas, puesto que no todo el
mundo tiene la misma facilidad para reconocer que no ha asimilado la formación recibida,
o simplemente para que le surjan realmente las dudas. Será conveniente que, en esta etapa
de implantación tutelada, el personal instructor se fije en cómo opera el trabajador y le
aconseje directamente. De hecho, puede ser incluso conveniente llegar a perpetuar la
costumbre de realizar «visitas» a los puestos en que se lleva a cabo la gestión
informatizada y por tanto llevarlo a cabo más allá de la etapa de formación y
entrenamiento, como una sistemática de trabajo.
Finalmente, y cuando el personal a cargo del sistema comience a conocer y tomar
confianza en el mismo, convendrá tomar buena nota de las sugerencias de los propios
251
usuarios, y obtener así un sistema de introducción de mejoras continuas con el resultado
final de tener un sistema actualizado y ajustado a las necesidades reales del mismo.
Con esta etapa ha llegado el momento de extender el sistema de GMAO a toda la planta.
Lógicamente, será crítico identificar las variaciones existentes de uno a otro módulo
de producción. En efecto, aunque es conveniente estandarizar en la medida de lo posible,
habrá que tener en cuenta las características funcionales propias de cada uno de estos
módulos, tales como número de turnos de producción y mantenimiento, personal de
mantenimiento en plantilla y externo, forma de acceso a los ordenadores, etc.
Por otra parte, los aspectos que pueden ser comunes podrán dar lugar a
estandarizaciones de los procedimientos de trabajo de los módulos productivos, tales
como codificaciones de averías, documentación de trabajo y planificación de actividades
en general.
Asimismo, las agrupaciones de máquinas y equipos de producción pueden ser de gran
utilidad para facilitar la tarea de implantar la gestión informatizada de una forma
generalizada. Las agrupaciones pueden obedecer a dos grandes criterios:
Una vez consolidadas las etapas anteriores y habiendo obtenido un nivel de implantación
similar en todas las áreas productivas, será conveniente evaluar el nivel de eficacia en la
implantación conseguido. Ello supone valorar hasta qué punto se han logrado los
objetivos de eficacia para las tareas realizadas exclusivamente por jefes de mantenimiento
previamente a una reparación, tales como codificar averías, grabar partes y consultar
históricos de máquina, o para las llevadas a cabo por el operario de mantenimiento,
relacionadas con las horas de trabajo y los recambios utilizados. Además de la eficacia, se
habrá logrado evitar la duplicidad de tareas realizadas y conseguido su realización en
tiempo real.
Con el nuevo método de trabajo, no sólo se garantiza que no se va a perder
información, sino que es directamente el departamento de producción quien realiza la
solicitud del parte de avería, rellena una serie de campos que más adelante detallaremos y
el departamento de mantenimiento retoma esa solicitud de manera que no haga falta
duplicar los datos, e introduce aquello que le corresponde. A fin de ver facilitada su labor,
el sistema informatizado de gestión del mantenimiento le debe permitir consultar aspectos
tales como la hora en que ha tenido lugar una determinada avería, el nivel de urgencia
existente, si la máquina se halla parada, si hay alguna persona del departamento de
producción que ha realizado parte del diagnóstico o la reparación e incluso conocer si el
trabajo de mantenimiento a efectuar está pendiente de un recambio no disponible.
252
ETAPA 9: Consolidación del sistema y búsqueda de nuevos objetivos
Para implantar el GMAO puede optarse por utilizar un paquete informático estándar
con ajustes para adaptarlo a las necesidades del sistema de gestión del TPM de la planta.
Si se opta por un sistema de estas características, conviene llevar a cabo las
modificaciones de adaptación al inicio de la implantación del programa, ya que después
se hace muy complicado introducirlas. En efecto, cada vez que llega una modificación del
programa, una nueva versión, deberán realizarse una serie de pruebas previas a su
instalación definitiva. Si la versión se ajusta a los cambios solicitados, puede ya
implantarse con la base de datos real y actualizada para operar; en caso contrario, deberán
continuar las comprobaciones con la base de datos de prueba, creada con anterioridad con
algunos datos reales pero no actualizada, identificar todo cuanto no se ajuste a lo
solicitado, y entregarlo de nuevo al proveedor para que realice los reajustes necesarios, y
así sucesivamente.
En el caso de que la nueva versión se ajuste a los requerimientos, habrá que introducir
la misma en el sistema real con la base de datos de explotación, con lo cual será necesario
advertir a todos los usuarios de que durante un lapso de tiempo el sistema no va a estar
operativo, y una vez se pueda volver a trabajar con él se hará necesario comentar las
modificaciones introducidas a los usuarios afectados, lo cual tendrá un nivel de
complejidad variable.
Además, convendrá tener presente que aunque consideremos que el programa se
ajusta suficientemente a nuestras necesidades, una vez realizadas las modificaciones
surgirán nuevos requerimientos.
Un factor a tener en cuenta es si se quiere utilizar el sistema para gestionar
únicamente los equipos y sus averías, o bien si se desea ir más allá y conocer el
rendimiento de toda una línea productiva, los costes de mantenimiento por averías
mecánicas de todo un módulo, etc.
En el caso de querer gestionar información de toda una línea o un módulo, será
imprescindible la creación de una arborescencia de equipos, lo que supone la creación de
una estructura de niveles y subniveles operativos, de manera que se remonten las averías,
los recambios y los costes desde el subnivel que seleccionemos como inferior hasta el
253
nivel más alto que normalmente será el nivel de planta. La Figura 10.2 representa la
mencionada estructura de niveles y subniveles.
De esta forma, a pesar de que la mayoría de partes de avería serán realizados sobre
una máquina, existe la posibilidad de que puedan llevarse a cabo para un único equipo,
para toda una línea o incluso, sobre un bloque funcional.
La estructura de imputación de tiempos y costes, se creará, tal y como hemos
comentado, sobre una base jerárquica, tal y como muestra la Figura 10.3.
254
Figura 10.2. Niveles y subniveles de equipos.
255
Figura 10.3. Modelo de Arborescencia de equipos.
256
Figura 10.4. Modelo subniveles de una máquina.
En la Figura 10.4, que representa un modelo de subniveles, se aprecian los dos grupos
de subniveles siguientes:
• PLANTA
Código: SMCEE
Descripción: Submontaje componentes eléctrico y electrónicos
• MÓDULOS
Código: PT
Módulo: Producción Transformadores
Código: PCI
Módulo: Producción Circuitos Impresos
257
Código: MFV
Módulo: Montaje Final Verificaciones
• CÉLULAS
Código: PT-01
Célula: Producción Transformadores Bajo Voltaje
Código: PT-02
Célula: Producción Transformadores Alto Voltaje
Código: PCI-01
Célula: Producción CI una cara
Código: PCI-02
Célula: Producción CI multicapa
Código: MFV-01
Célula: Ensamblaje Final
Código: MFV-02
Célula: Verificaciones y Embalajes
• LÍNEAS
Seguiríamos el mismo proceso para la codificación de las líneas, por lo que sólo
describiremos una de ellas.
Código: PT-01.A
Línea: Bobinado Primarios
Código: PT-01.B
Línea: Bobinado Secundarios
Código: PT-01.C
Línea: Encintado y Acabados
Para la codificación de las averías se sigue le mismo método que para la de los equipos.
Se crea una jerarquía, y dentro de la misma unos niveles de desglose. Al comienzo de la
implantación, será conveniente crear una estructura no excesivamente amplia y, a medida
que se vayan incrementando las necesidades, se podrá ir ampliando tanto en sentido
horizontal (más familias), como en el vertical (más precisión en subniveles).
Ejemplo:
M: Averías mecánicas
258
M.01: Rotura de correa de transmisión.
M.02: Rotura de muela.
..........
E: Averías eléctricas:
E.01: Avería bomba taladrina.
..........
Los partes de avería se llevan a cabo tradicionalmente de forma similar a la que se expone
a continuación con un caso a modo de ejemplo.
Cuando la línea de producción sufre una avería en uno de sus equipos, se solicita la
correspondiente intervención al departamento de mantenimiento, para lo cual debe
cumplimentar el correspondiente parte de avería, un pequeño formato de papel con dos
copias (una se queda en el departamento de producción) en el que se describe el
problema, así como los aspectos identificativos de la máquina. Es habitual, y en muchos
casos un mal endémico de las empresas, el generar copias de papel de cada documento.
En la mayoría de casos están ya de forma redundante en el sistema, y por tanto cabe
plantearse si existe realmente la necesidad de generarlos en formato papel.
El responsable de mantenimiento anota la avería para tener constancia de ella, y
entrega la otra copia del parte a uno de sus operarios según el tipo de avería.
Una vez subsanada la avería, el operario de mantenimiento cumplimenta lo que haya
realizado y el tiempo empleado, y lo devuelve a su responsable; éste hace llegar copia al
responsable de producción, quien introduce la aceptación del trabajo y las horas perdidas
en la línea de producción.
Periódicamente, y dependiendo del volumen de averías y del departamento, es posible
que se guarden los datos de las averías en una sencilla base de datos. El día a día, con sus
259
prisas y ajetreos, puede provocar que algunos de estos partes se pierdan o no queden
correctamente cumplimentados, por lo que, en general, transcurrido cierto tiempo, la
confusión hace imposible la utilización de esta información.
Así resulta una tarea muy dificultosa disponer de una estadística con las averías más
repetitivas, las de mayor impacto, los equipos más conflictivos, los recambios más
comunes y los que tienen un plazo de entrega más dilatado, etc.
Como alternativa, describiremos ahora una nueva propuesta de cumplimentación de
partes de avería en el marco de la GMAO que resulte realmente eficaz y que surja de la
necesidad de controlar globalmente la gestión del mantenimiento, a todos los niveles.
En el diseño de los formatos para la gestión de partes de avería será muy importante que
todos los conceptos aparezcan de la forma más ordenada y sencilla posible, aportando el
máximo de información, pero teniendo claramente diseñado un espacio para cada tipo de
datos.
Veamos cuál será la información que puede considerarse necesaria y suficiente en un
formato de solicitud, cumplimentación y cierre de un parte de avería, para una gestión de
mantenimiento informatizada. Esto nos lleva al diseño y cumplimentación de una serie
campos de pantallas que permitirán tener una serie de datos ordenados de forma
estructurada, permitiendo así explotar de forma rápida la información, y obtener gráficos,
listados, diagramas de Pareto, etc. de las averías más frecuentes, las de mayor tiempo de
reparación, las máquinas que más horas han estado paradas, recambios utilizados, etc.,
permitiendo así gestionar de forma eficaz el Mantenimiento Correctivo, y el diseño y
ajuste de los Mantenimientos Autónomo y Preventivo.
Algunos campos serán de cumplimentación obligatoria, otros tendrán la posibilidad
de escribir en ellos si se cree conveniente, mediante selección de información de una
tabla, o mediante un campo alfanumérico en el que se podrá introducir algún comentario;
por último, la información de algunos campos se rellenará automáticamente, y se referirán
a los que ya constan en la base de datos, referentes a la persona, máquina, subnivel u otro.
La forma de proceder que hemos expuesto, se aplicará a cada uno de los formatos que
intervienen en la gestión de datos de este programa: las fichas de equipos, las solicitudes
de compras, los vales de almacén, etc., pero dado que nos estamos centrando en el
mantenimiento y gestión de las averías, veámoslo aplicado a los partes de avería.
Entre los posibles datos del correspondiente formato, no deberán faltar los que a
continuación se describen a modo de ejemplo de una máquina y su estructura de
subniveles ya expuestos anteriormente (donde se ha indicado por IM los datos que se
introducen manualmente y por IA los que se introducen automáticamente):
260
Descripción del equipo: Máquina especial de taladrar con autocontrol
(IA asociada al equipo)
Nivel de urgencia: 1
(IM del nivel de urgencia, dentro de los valores existentes en una tabla; por ejemplo, 1
= seguridad)
Máquina parada:
261
ejemplo, dos dígitos) con el que el personal de producción y mantenimiento pueden saber
en qué estado están los partes de avería.
Estado Descripción
10 Solicitud cursada
50 En realización
99 Anulado
La Figura 10.5 ilustra las etapas por las que transcurre el parte de averías, con
indicación de los códigos de esta tabla, correspondientes a cada una.
Inicialmente, en el momento de cursar la solicitud, ésta no tiene número asignado,
pero una vez se graba el parte se le asignará automáticamente uno, por ejemplo: 980950;
en este momento el parte queda en estado 10.
Si un operario de mantenimiento, al iniciar su turno, quiere ver el listado de partes de
avería nuevos, introducirá el día en cuestión, así como el estado 10, lo que le llevará a
encontrar rápidamente los partes que han sido cursados y que todavía no han sido
atendidos por el personal de mantenimiento.
Si es un mecánico, y quiere empezar con alguno de estos partes, introducirá su
número de identificación y pulsará una aceptación; el parte pasará automáticamente a
estado 20 de manera que sabremos que ese parte va a ser atendido, y por quién.
Al ir a resolver la avería se podrá encontrar con distintas situaciones:
262
queda en estado 50. El operario que ha intervenido en la parte ya realizada,
retomando la reparación en otro momento, o bien otro operario, finalizarán el
trabajo, y a partir de ahí se seguirá el proceso como en el caso 1 y el parte quedará
en estado 60.
El parte, independientemente de los pasos seguidos hasta llegar a estado 60, pasará a
estado 70 cuando el departamento de producción acepte la avería como resuelta e
introduzca el tiempo real de pérdida de producción.
No será necesario ir cerrando los partes de avería uno a uno, sino que se puede
dedicar a ello unos minutos del final de la jornada, siempre en función del volumen de
partes. Si se solicita un parte de avería por error, o bien la anomalía desaparece sin
ninguna intervención, se puede anular el parte directamente, con lo que pasará a estado
99, al introducir una breve explicación en el campo del motivo de la anulación. Todo
parte que se quiera eliminar después de haber sido solicitado, bien sea por estar ya
solucionado, duplicado o por otro motivo, podrá anularse de forma automática y pasará a
estado 99; la única condición que se impondrá para poder llevar a cabo la anulación, será
que el equipo no tenga costes imputados, y si los tuviera deberían liberarse previamente.
Periódicamente será el responsable de mantenimiento quien seleccione todos los
partes que estén en estado 70s hasta la fecha, y con una simple validación lo pase al
histórico, de manera que se puedan explotar esos datos obteniendo información de todo
tipo. Pueden tenerse ya predefinidos una serie de listados, gráficos y diagramas de Pareto,
consensuados por los departamentos de producción y mantenimiento, a fin de obtener la
información más representativa a partir del histórico.
La siguiente tabla representa la relación de los estados del parte de avería con respecto
al personal de producción y mantenimiento:
Figura 10.6. Diagrama de proceso desde la solicitud hasta el cierre del parte de
avería.
263
Figura 10.7. Diagrama de proceso desde la solicitud hasta el cierre del parte de
avería.
264
10.5.4. Cumplimentación de los partes de avería por el personal de mantenimiento
Si uno o varios operarios trabajan en distintas etapas deberán introducir las horas
reales que hayan estado trabajando; se puede seguir este criterio o algún otro, pero éste es
de los más claros dado que se tienen horas reales de realización del parte de avería por
operario y día.
Así, por ejemplo, una avería eléctrica que puede tener una máquina parada por falta
de un recambio durante tres días, quizá haya hecho falta el primer día un operario
electricista durante dos horas para identificar el problema, a continuación le haya hecho
falta un mecánico para modificar un mal diseño que pellizcaba algún cable, al cual le
pueda llevar 5 horas realizar esa modificación, y a continuación la máquina está pendiente
de cambiarle un fusible, que no está disponible en la planta, y cuando llega, cambiarlo
supone 30 minutos.
Por tanto estamos hablando de una avería de 3 días, con un tiempo de intervención de
2,5 horas de intervención de un operario eléctrico, y 5 horas de un mecánico, en total 7,5
horas de intervención de mantenimiento que pueden suponer 3 días de máquina parada, y
dependiendo de que ésta esté o no en tiempo requerido de producción, supondría un
tiempo u otro de pérdida de producción.
Codificación de la avería:
(IM mediante la preselección de opciones de unas tablas relacionadas)
Descripción de la avería:
(IA tras la introducción del código y validarla)
265
10.6. VENTAJAS COMPETITIVAS QUE PUEDEN DERIVARSE DE LA
GESTIÓN INFORMATIZADA
266
nos permitan eliminar y/o reducir las pérdidas prioritarias en el momento preciso, e
integrándolo con los proyectos estratégicos de la empresa.
Es importante para la empresa, conocer en qué momento precisa realmente de un
software de gestión del mantenimiento asistido por ordenador, si va a ser capaz de
implantarlo con éxito y qué estructura precisa para ello. Un aspecto clave será el grado de
utilización y capacidad para analizar los datos obtenidos de manera que se pueda llevar a
cabo un plan de acciones ambicioso para la empresa que permita optimizar la gestión del
mantenimiento y de los procesos vinculados.
Veremos que, como en todo proyecto, será conveniente evaluar su payback. A pesar
de no ser sencillo, será una buena medida para tomar decisiones en la implantación de un
GMAO, dimensionando el proyecto en base a los requerimientos de la empresa y el nivel
de exigencia, los plazos y los costes asociados a este proyecto.
267
11
268
vez mayor. Asimismo será importante que aseguren una retroalimentación de la
información.
Habrá dos factores clave: la robustez del equipo, lo cuál le hará ser más fiable y
mantenible y por otro lado su adpatabilidad o flexibilidad, dado que las exigencias de los
clientes y la «costumización» o grado de personalización de los productos provocan que
nuestros equipos productivos deban ser eficientes, pero no con series largas, sino en lote
pequeño y adaptado a la demanda.
Bajo la perspectiva del TPM tendremos que llevar sus actuaciones más allá de las
divisiones de mantenimiento y producción, hasta su aplicación en los departamentos de
ingeniería, para proyecto y desarrollo de los nuevos productos (ampliación del radio de
acción del TPM) y equipos de fábricación. La gestión del mantenimiento en el ámbito de
la ingeniería, se la conoce también como Gestión Temprana de los equipos de
producción.
A partir de ahora hemos de tener siempre presente la conexión entre desarrollo y
proyecto de productos y equipos, ya que no será posible pretender conseguir una mayor
calidad con costes más bajos en el proyecto y desarrollo de nuevos equipos de producción
si no establecemos metas similares para el proyecto y desarrollo de los productos.
Consideraremos como parte de este proyecto integrado de desarrollo de producto y
equipo productivo, el definir un correcto proceso productivo que incorpore, no
únicamente un estándar de funcionamiento u operativo, sino que incluya también un
óptimo estándar de mantenimiento para los departamentos de producción y de
mantenimiento.
La prevención del mantenimiento pasará a formar parte de un estadio más avanzado
que la propia gestión del mantenimiento, ya que el trabajo conjunto de los distintos
departamentos y sus objetivos, integrada con el objetivo intínseco del proceso productivo
para el que se diseña, o se especifica el equipo o instalación dotará a esa instalación de
una mayor calidad, tanto de producto como de proceso, unos tiempos de ciclo más
ajustados, unos cambios de formato más sencillos, un mantenimiento enfocado en la
prevención del fallo y la optimización de la gestión de la avería, puesto que se tiene un
mayor grado de conocimiento del equipo productivo dentro de ese proceso del que forma
parte.
El diseño de los equipos, por lo que a la Prevención de Mantenimiento atañe, deberá tener
en cuenta determinados aspectos de importancia:
I+D: La clave para asegurar la futura competitividad pasa por el diseño y desarrollo
tanto de productos como de equipos y sistemas de fabricación pa fin de obtener
productos de alta calidad, a bajo coste y con rapidez. Cada vez más los proyectistas de
equipos han de tener un mayor conocimiento de las necesidades del mercado y de la
propia empresa, empleando los últimos avances tecnológicos para su consecución y
desarrollándolos en el departamento de I+D, como por ejemplo:
269
• Aplicaciones de los nuevos materiales (compuestos metálicos y cerámicos).
• Aplicaciones de tecnología mecánica fina y procesos con láser.
• Aplicaciones informáticas (CAD, CAM, sistemas expertos y CIM).
• Tecnologías de automatización y autodiagnóstico.
• Tecnologías de medición y control para una elevada fiabilidad.
270
La consideración de un programa de Prevención de Mantenimiento asegura la
construcción de equipos que optimizan las relaciones entre hombre y máquina,
aumentando los niveles de calidad, reduciendo los costes del ciclo de vida y obteniendo
un equipo automático intrínsecamente más seguro y menos costoso, y a la vez más
respetuoso con el entorno y el medio ambiente, por tanto también más eficiente desde el
punto de vista energético.
La Figura 11.2 nos muestra las fases de la prevención de mantenimiento en relación
con los distintos objetivos, y cómo optimizar el comportamiento del equipo en base a
sucesivas mejoras en cada una de las fases.
Los productos que facilitan mejor su producción, por ser ésta fiable, segura y a bajo
coste y, sobre todo, con operaciones sencillas, suponen evolucionar hacia diseños de
equipos que incorporen los siguientes aspectos:
271
temprana se puede incluir en el diseño del producto.
La gestión temprana de los equipos, presenta una ventaja que no puede alcanzarse de
ninguna otra forma, y debe tratar de aprovecharse al máximo para optimizar el
rendimiento global y económico de los equipos: permite gestionar los aspectos clave para
estas optimizaciones desde las primeras fases de diseño y desarrollo del producto y de los
equipos, cuando aún existe un amplio margen para la modificación. Producto y equipos
quedan así vinculados, y no debe extrañar, puesto que el objetivo de crear diseños de
productos más atractivos no será fácil de alcanzar si el diseño debe ceñirse a los equipos y
métodos de fabricación preexistentes. Éste será el reto a conseguir para obtener un ventaja
competitiva frente a aquellas empresas que no apliquen la Prevención del Mantenimiento,
ya que supone renunciar a la incorporación de distintos aspectos clave para obtener una
mayor eficiencia, en un fase en la que la retroalimentación entre los distintos
departamentos puede consolidar no sólo la calidad, coste y entrega del producto, sino que
nos permitirá definir un equipo más robusto frente a las averías, menos costoso de
mantener, y a la vez más adaptable a futuros productos y procesos. En una palabra
optimizaremos su LCC, a la vez que reducimos los inputs y maximizamos los outputs del
producto y proceso.
Un aspecto novedoso que incorpora el Lean Management en el diseño de los procesos
productivos y por ende de los equipos, es precisamente eliminar esas máquinas e
instalaciones diabólicas, complejas, monstruosas, poco flexibles y muy costosas que
James Womack, precursor del Lean Mangement, en su dilatada bibliografía, denomina
«catedrales». En muchos casos se convierten en el cuello de botella del proceso. Además
en determinadas situaciones y dada la elevada inversión que suponen para la empresa, la
curva de aprendizaje, y el tiempo de amortización, es difícil prescindir de ellas, por tanto
se convierten en verdaderas «piedras» en el camino hacia el diseño de un entorno de
producción ajustada. La incorporación de la prevención del mantenimiento en fases
tempranas de diseño, permitirá en muchos casos evitar que se den estas situaciones, que
pueden tener consecuencias graves posteriormente para la empresa y nos llevarán a
situaciones de más compleja reconducción hacia un estado óptimo.
272
273
Figura 11.2. Etapas de la Prevención de Mantenimiento de los equipos.
274
11.4. OBJETIVOS Y PLANIFICACIÓN DEL DISEÑO Y DESARROLLO DE
EQUIPOS DE PRODUCCIÓN
A partir de los objetivos que se establezcan en virtud de los problemas que se planteen,
será necesario adoptar un plan con las medidas adecuadas para lograr dichos objetivos.
Este plan contemplará, ante todo, el establecimiento de los condicionantes de calidad
y fiabilidad requeridos en los procesos, a fin de que el producto final disponga de las
características de calidad requeridas y al mismo tiempo esto pueda lograrse minimizando
los costes. Para ello, podrán utilizarse herramientas tales como el despliegue funcional de
la calidad (QFD) y el análisis modal de fallos y efectos (AMFE).
Con estas herramientas y el apoyo de otras más específicas, podremos considerar
dentro de los aspectos que engloban los costes, cada una de las Seis Grandes Pérdidas, en
función de la influencia que tienen sobre la tasa de utilización de la capacidad del equipo
(disminuyen la capacidad).
Establecidos los objetivos, llega el momento de realizar una evaluación preliminar del
proyecto, que incluirá el estudio de los métodos de fabricación a utilizar y también las
especificaciones del equipo necesarias para cumplir los mencionados objetivos. Una vez
más debemos recordar que esta evaluación tiene que realizarse, lógicamente, en una fase
temprana del diseño del equipo, cuando aún tenemos suficiente margen de maniobra.
Por lo que hace referencia los sistemas de fabricación, los disponibles o los utilizados
hasta la fecha, no tienen porque ser los más apropiados. Los sistemas de fabricación
deberán elegirse de entre los disponibles, previa clasificación sistemática. Así, por
ejemplo, se pueden unir dos piezas metálicas por soldadura, remachado y atornillado, y de
elegir la soldadura como sistema, ésta puede llevarse a cabo por puntos, con hilo continuo
en atmósfera gaseosa y al arco eléctrico. Ahora sólo queda decidir cuál será el sistema de
fabricación que satisfará mejor los requerimientos del diseño.
275
existentes en la planta debido, por ejemplo, a la implantación de un sistema de GMAO,
como pueden ser los de reparaciones de averías, mantenimiento periódico, inspección,
MTBF o MTTR.
Los datos de mantenimiento tienen, como resulta lógico, una importancia especial, e
incluyen los correspondientes a las averías y sus reparaciones, al Mantenimiento
Planificado (Preventivo y Predictivo), así como las mejoras relacionadas con el
Mantenimiento Correctivo de los equipos y otros datos relacionados con las actividades
de mantenimiento; serán suministrados por los departamentos de producción y
mantenimiento y su transmisión hasta el departamento de ingeniería de diseño supone una
retroalimentación de la información, que de todos modos se encuentra con problemas
para ser utilizados, bien sea por su contenido, por una transmisión defectuosa u otros
motivos.
Las razones de estas deficiencias pueden encontrarse en todos los departamentos
implicados (producción, mantenimiento, diseño), y se corresponden, en la mayoría de los
casos, con una falta de formación técnica del personal de operaciones y mantenimiento
por una parte, y por otra, con una insuficiente habilidad o interés de los diseñadores en
dar a conocer sus necesidades.
Estos datos y el know-how técnico, que representan la experiencia acumulada de una
compañía, deben estandarizarse en forma de manuales de guía y directrices, de modo que
ayuden a los diseñadores de equipos a mejorar su capacidad profesional y a evitar errores
comunes.
La estandarización debe comenzar por las piezas, puesto que los mayores obstáculos
para un mantenimiento eficiente es el exceso de piezas en uso, lo que además ocasiona
276
grandes incrementos de stocks de piezas
También convendrá estandarizar los diseños, lo que facilitará su comprensión y
posterior desarrollo, así como la identificación de la información que precisan.
Finalmente, otro elemento a estandarizar son las listas de comprobación (check lists),
basadas en los estándares de los elementos más importantes en cada fase (diseño,
fabricación, instalación, operaciones test y ensayo final de producción) para detectar y
corregir lo antes posible piezas fuera de los estándares, errores de diseño y fabricación, y
otros problemas. Sin embargo, no se pretende que las listas de comprobación a utilizar se
basen exclusivamente en estándares, ya que éstas son insuficientes para la eliminación
completa de defectos, puesto que los componentes únicos de una máquina particular no
estarán cubiertos por una lista de chequeo estándar. Para ayudar a solventar esta
deficiencia deben estudiarse los contenidos de las tablas y las acciones emprendidas en
cada fase, con el fin de predecir problemas y seleccionar elementos prioritarios a verificar
en las siguientes fases.
La última oportunidad de detectar y corregir los errores de diseño imposibles de
predecir antes de la operación con producción regular, es la etapa de ensayo final de
producción, última fase de pruebas y ajustes de la puesta en marcha de los equipos, y en
la que se opera ya con producción regular. La cooperación entre personal de producción,
mantenimiento y diseño es la clave de actuación de esta fase, porque el control de
funcionamiento en pruebas es una actividad conjunta de estos tres departamentos. La
Figura 11.3, representa la hoja de control para este tipo de ensayo.
La utilización en esta fase de cuadros de análisis del tiempo medio entre fallos
(MTBF) para registrar problemas y las mejoras que tienen lugar durante esta fase de
pruebas, facilita un registro preciso y control de los datos. Requiere de un seguimiento
especial y transitorio del equipo que será la base para futuros seguimientos en fases
estables.
Una vez el equipo ya se ha puesto en condiciones y opera correctamente, es entonces
cuando se realiza el traspaso de la gestión de su producción a los departamentos de
operación y mantenimiento, junto con los datos necesarios de diseño, manuales de
operación, estándares de Mantenimiento Preventivo que se han elaborado también
durante esta fase.
277
Figura 11.3. Control en la etapa de ensayo final de producción.
278
12
279
A los equipos diseñados para que puedan evitarse fácilmente los tres tipos de defectos
los denominaremos HQA (calidad asegurada elevada). La Figura 12.1 relaciona la
calidad asegurada y el MQ con las actividades TPM desarrolladas en esta obra.
Una vez apuntadas estas causas de defectos en el equipo original, podemos destacar
varios modos de mejorar este aspecto:
280
parámetros que aseguran la calidad de cada factor componente.
• Analizar los problemas de la producción en masa, que tradicionalmente se
esperaban a detectar en una fase particular para este cometido, en la fase de test
del prototipo funcional, eliminando así los tests de producción en masa (con
simulaciones de las condiciones de producción en masa y realización de listas de
chequeo del diseño).
A continuación se listan las condiciones que han de verificar los equipos HQA
relacionadas con las de aceptación de la calidad, es decir, las que nos permitirán
alcanzar el cero defectos, que deberán cumplir con los siguientes requisitos:
Simplicidad:
En este aspecto pueden ser de gran ayuda los sistemas de control adecuados y de rápida
respuesta a cambios, así como sensores, diales, etc.
Identificación:
De forma que cualquiera las pueda reconocer y tomar una acción adecuada. Así se puede
conocer la probabilidad de ocurrencia de defectos y actuar antes que se produzcan.
281
Robustez frente a la variabilidad:
Que aseguren los niveles de calidad exigidos pese a la variabilidad de las condiciones en
las que deberá operar el equipo.
• Y (puerta AND), cuando deben darse TODOS los sucesos causales para que tenga
lugar el suceso efecto.
• O (puerta OR), cuando basta con que se produzca UNO SOLO de los efectos
causales para que tenga lugar el suceso efecto.
282
Figura 12.2. Árbol de averías FTA y símbolos que utiliza.
Veamos, sobre un caso práctico, cómo puede aplicarse el árbol de averías, para
resolver un problema concreto que puede plantearse en un equipo:
Se trata de un equipo para taladrar culatas de motor, del tipo múltiple con cabezal
único, es decir con un cabezal que lleva varios portabrocas para realizar de una sola vez
varios taladros (véase Figura 12.3). Dicho cabezal puede llevar brocas para taladrar o
escariadores para realizar un acabado con ajuste fino.
283
Figura 12.3. Equipo para taladrar con cabezal único múltiple.
La operativa del equipo consta de tres fases: bajada del cabezal con todas las
herramientas, operación simultánea de taladro o escariado y luego retorno rápido del
cabezal y paro.
En el taladro de cabezal único múltiple de la Figura 12.3 puede observarse que el
equipo se compone de un bastidor con columna trapezoidal que soporta (sobre una base
cuya posición es ajustable) el motor, el cabezal y la campana multihusillo con los
portaherramientas y, en cada uno, la correspondiente herramienta. Fijada a la base del
bastidor, está la mesa portapiezas, cuya altura es regulable sobre unas guías del propio
bastidor y, como puede apreciarse en la figura, se halla una pieza fijada a dicha mesa para
proceder al taladrado múltiple simultáneo. Además, existe un grupo de bombeo de
taladrina, dentro del cuerpo del bastidor, y el correspondiente circuito hasta la posición de
las herramientas, para la refrigeración de las mismas.
El cabezal con los portaherramientas y las herramientas gira y avanza a la vez, en la
operación de taladrado o escariado múltiple que realiza la máquina. Para ello hay una
284
serie de dispositivos, mecánicos en este modelo, que permiten esta combinación de
movimientos; la Figura 12.4 es una representación esquemática de este conjunto de
dispositivos mecánicos.
285
sí por la fuerza de unos resortes; esta junta cede ante una fuerza límite, en el caso de
trabarse alguna herramienta, y debe estar tarada por los resortes, tara que en el caso de
nuestro equipo es el correspondiente a un par de 20 mkg.
El eje que transmite la fuerza a través de la junta de seguridad, el mandril principal,
transmite a su vez el movimiento rotativo a los mandriles protabrocas que son los ejes de
giro de cada portabrocas y lo hace a través de engranajes. Estos ejes transmiten
finalmente el giro a los portabrocas con sus herramientas, a través de juntas tipo cardan y
ejes telescópicos,éstos últimos para absorber el recorrido de avance del cabezal.
El problema que queremos estudiar a través del árbol de averías es el de la rotura o
desgaste excesivo de las herramientas (brocas o escariadores). El árbol construido a
tal efecto es el que se muestra en la Figura 12.5.
286
• Perfil inadecuado: 2 % (obtenido de determinar la media ponderada de los tipos de
piezas que se fabrican cuyo diámetro y material resultan suficientemente
inadecuados a los perfiles existentes, como para causar la rotura, respecto al total
de tipos de piezas).
• Perfil desgastado: 0,4 % (obtenido del total de operaciones que se llevan a cabo
con una misma leva respecto a las que pueden hacerse con un desgaste aceptable,
según el fabricante).
• Juego en los cojinetes: 0,2 % (obtenido de los gráficos de los espectros de las
vibraciones llevados a cabo para el desgaste de las pistas de los rodamientos, en
ensayos de Mantenimiento Predictivo. Se toma la relación de los espectros con
indicación de desgaste con respecto a los que no lo manifiestan, de entre varias
tomas a intervalos fijos).
Por lo que la causa a eliminar es el perfil inadecuado, con dos de cada 2,0008 veces
(es decir el 99,96 % de los sucesos se deberán a esta causa).
Los otros sucesos que pueden motivar el problema, tendrían su correspondiente árbol.
Véase la Figura 12.6).
Por lo que hace referencia a la junta de seguridad, pueden darse tres causas primarias,
cada una de las cuales suficiente para causar la avería (relación O): tarado incorrecto del
sistema, resortes ablandados y desgaste en los discos de fricción; podríamos hacer aquí lo
mismo que con el problema de la leva y determinar, a partir de las probabilidades
primarias, la probabilidad global de avería por este suceso.
287
Figura 12.6. Árbol de averías del taladro de cabezal múltiple.
Por lo que se refiere al sistema de refrigeración, las causas de base son la taladrina
sucia y el caudal insuficiente de la misma, relacionadas con el operador Y. Estas causas
no son primarias, ya que podrían descomponerse en otras que lo fueran, por lo que se
indican con el símbolo correspondiente y el rombo debajo, que indica que hay más
ramificaciones. Así, la taladrina puede estar sucia, por problemas en el filtro, por líquidos
miscibles en ella o por una hipotética caída de polvo o virutas en ella, una vez filtrada; el
caudal puede ser insuficiente por fallo en la electrobomba del sistema de refrigeración,
por estrangulamiento de algún tubo del circuito o por insuficiente nivel de taladrina en el
depósito. También aquí podríamos determinar la probabilidad de aparición del problema
de rotura o desgaste de la herramienta motivada por el problema secundario objeto de
análisis, a partir de las probabilidades primarias.
Por lo que se refiere al sistema de transmisión de movimiento a los portabrocas por
medio de juntas tipo cardan y telescópicos, en la Figura 2.5 del árbol inicial, no vamos a
preocuparnos, por el momento de este suceso, como factor desencadenante del problema
de rotura y desgastes excesivos en las herramientas; así que quedará con su rombo sin
desglose ulterior.
Finalmente, la probabilidad final de rotura o desgaste de herramientas de la máquina,
será la suma de las de sus causas secundarias analizadas, es decir leva incorrecta, junta de
seguridad y sistema de refrigeración, debido a que están relacionadas con el suceso final
con un operador lógico O. El resultado es que sabremos pues, la probabilidad de que se
dé la avería, sus causas directas y la probabilidad de cada una de ellas (lo que
permitirá priorizar las actuaciones) y las causas últimas de cada una de ellas (también
con sus probabilidades y relación con las causas inmediatas), lo que permitirá saber qué
actuaciones deberán realizarse. Por ejemplo, para el problema de las levas incorrectas,
para resolver las averías, deberán construirse nuevas levas hasta cubrir los tipos de
288
materiales a mecanizar no cubiertos suficientemente (por diámetro y tipo de material), y
en todo caso también podría ajustarse la utilización del mecanismos dentro de los límites
de cantidad de operaciones que los datos del fabricante y el Mantenimiento Predictivo nos
indican, aunque esta actuación es mucho menos importante (a las probabilidades nos
remitimos).
El LCC (Life Cycle Cost) de los equipos de producción, puede describirse como la suma
de los costes de diseño y fabricación (costes originales o de adquisición) más los costes
de operación y mantenimiento (costes de operación). Hay que tener en cuenta, que estos
costes, originales y de funcionamiento, variarán fuertemente dependiendo de la misión
del diseño. El LCC es uno de los factores de diseño, junto a otros tales como la capacidad,
velocidad, fiabilidad, mantenibilidad y cuantos estén relacionados con las
especificaciones del sistema, equipo o componente de una máquina.
Aunque los primeros (AC) son relativamente identificables, los segundos (OC) no lo
son tanto, dado que están compuestos por una serie de componentes de coste y algunos de
ellos actúan a lo largo del ciclo de vida (es decir a largo plazo) y son difíciles de prever;
la Figura 12.7 muestra, de forma simbólica, esta situación, y en ella hemos representado
el conjunto de componentes del coste como un iceberg en el que los costes AC afloran y
los OC se hallan sumergidos. Una vez fijado el coste en la fase preliminar de su
desarrollo, se distribuyen los costes entre los distintos subsistemas de primer nivel, y a su
vez éstos se distribuyen entre los subsistemas de segundo nivel, etc.
289
Figura 12.7. Costes AC que afloran y costes OC sumergidos.
290
TA1 TA2
Vida 5 años
4%
Tasa de actualización
Figura 12.8. Historial de averías a lo largo del tiempo con disposición gráfica tipo
291
bañera.
Averías iniciales:
Una vez estabilizada la producción, ya sabemos desde el capítulo dedicado a las grandes
pérdidas y en especial en lo referente a las averías, que éstas pueden ser clasificadas en:
Procedimiento:
292
podrán seguir los siguientes pasos:
Puede ocurrir que alguno de los parámetros de diseño no pueda preverse con la suficiente
garantía, como por ejemplo el output esperado de la producción, el coste máximo de la
inversión en el equipo, los costes del producto e, incluso, el precio de mercado. Puede
utilizarse, entonces, el análisis de sensibilidad AS, como parte del método de diseño
LCC, a fin de seleccionar el plan de diseño más económico. El AS establece el rango de
variabilidad para los parámetros inciertos en función de la variabilidad de los factores
desencadenantes de la incertidumbre (el AS suele conocerse como el análisis de «qué
pasaría si...»).
La variabilidad de los factores inciertos se debe comparar con el rango de variabilidad
permisible de cada uno de ellos, en función de rentabilidad, de la seguridad, y de
cualquier otro objetivo a alcanzar. Asimismo, deberá tenerse en cuenta cuál deberá ser el
máximo nivel del LCC para permitir un cierto rango de variación de sus factores
componentes asegurando, sin embargo, la rentabilidad.
La utilización de diagramas basados en ingeniería económica ayudan a clarificar la
situación, cuando existen factores inciertos, creando tablas que ayuden a visualizar
problemas a los miembros del equipo de diseño, investigando métodos de ingeniería para
reducir efectos negativos de los principales factores inciertos y, sobre todo, seleccionando
el plan que asegure la máxima rentabilidad en la peor situación.
Así, por ejemplo, podemos estudiar cómo afecta la variabilidad de los costes y las
ventas sobre la rentabilidad, para lo cual podemos proceder como sigue:
Supongamos que el proceso analizado produce una cantidad n de producto. Se tratará
de determinar para este volumen de producción, el precio de venta PV mínimo necesario
para cubrir costes y cuáles serán los márgenes de beneficio obtenidos.
Para ello consideraremos la inversión inicial en equipos Io y el coste unitario de
operación CO (amortización de la inversión aparte).
293
El coste total será: CT = CO × n + Io
Así pues el PV mínimo necesario para cubrir los costes (es decir a beneficio cero),
será:
Siendo Iok el coste fijo (recta horizontal) y COk × nk el coste variable (recta de
pendiente COk).
Por su parte, los ingresos derivados de las ventas son:
294
Figura 12.9. Obtención del punto muerto.
Durante el proceso de diseño de un equipo habrá que tener, pues, muy en cuenta los
aspectos del comportamiento del equipo y de los procesos en los que pueda verse
involucrado, que afecten a los costes operativos, con el fin de reducir al máximo el punto
muerto. Esto supondrá tener la mayor cantidad posible de información histórica acerca de
295
las pérdidas que puedan generar estos costes, información que habitualmente soportará el
sistema informático asociado al proceso y su mantenimiento. Los datos de que me
interesará disponer, serán básicamente los relacionados con las Seis Grandes Pérdidas:
El diseño de los equipos orientado a facilitar una operativa exenta de problemas y, por
tanto, de pérdidas en la etapa producción, podrá conducir al desarrollo de equipos que
supongan inversiones iniciales más elevadas. Evidentemente, deberemos tratar de
alcanzar una solución de compromiso, que sin dejar de minimizar los costes de
mantenimiento (diseño MP), se valore especialmente:
296
dar una respuesta flexible. El diseño para flexibilidad pretende desarrollar equipos que
puedan acomodarse a los cambios del sistema de producción con el mínimo de nuevas
inversiones adicionales.
Los aspectos determinantes para el diseño, que emanan de la flexibilidad a la que
acabamos de aludir, son los que vamos a exponer a continuación.
Los cambios del mercado y también de los demás factores del entorno tales como la
tecnología y los competidores, son los responsables de estas variaciones. Las variaciones
incluidas en la planificación no son tan preocupantes como las fluctuaciones imprevistas
(motivadas porque el mercado no siempre evoluciona según lo previsto) y se generan
pérdidas en inversiones mal aprovechadas cuando las fluctuaciones del mercado son a la
baja, inversiones adicionales cuando la tendencia es al alza, así como las consecuentes
pérdidas en tiempo de personal y de otros recursos.
Así pues, será conveniente desarrollar equipos capaces de asumir volúmenes de
producción flexibles para evitar los costes adicionales que comportaría la falta de
adaptación a la variación en los volúmenes de actividad, y, por tanto, que puedan asumir
sin complicaciones producciones reducidas o, por el contrario, excesos en la capacidad de
producción.
El diseño de equipos flexibles frente a los volúmenes de producción, podrá incluir un
análisis de las pérdidas causadas por las variaciones en el volumen de producción, es
decir:
Por otra parte, convendrá elegir la capacidad básica del equipo a desarrollar, de forma
que se cumpla que para ella se minimice la suma de las inversiones adicionales necesarias
para elevar dicha capacidad y las pérdidas debidas a una reducción del volumen, lo que a
su vez supondrá prever qué tipo de pérdidas serán éstas y en qué procesos ocurrirán más
probablemente y, al mismo tiempo, investigar los mejores métodos para responder a las
mismas, previendo así, en el diseño, una respuesta a las mencionadas pérdidas. Por
supuesto, será del todo necesario analizar el resultado de las implantaciones que se
deriven de tales respuestas y de ser conveniente incluir también un análisis de
sensibilidad.
Los productos que las empresas ofrecen a los mercados presentan una doble exigencia de
flexibilidad: una creciente diversidad de modelos para adaptarse más y mejor a la
demanda y un ciclo de vida cada vez más corto para estos modelos, que por tanto deberán
297
substituirse con mayor celeridad. Así pues, los sistemas productivos se encuentran con
que la instalación de nuevos equipos de fabricación plantea una dificultad creciente para
la rentabilización de las inversiones correspondientes.
Esta problemática ha quedado resuelta, al menos en parte, por los sistemas de
producción mezclada, constituidos por líneas de producción y sus equipos, capaces de
llevar a cabo, simultáneamente, la producción de más de un tipo de producto. Pero estos
sistemas no están exentos de una complejidad adicional en su organización, distribución
en planta y desarrollo de los procesos, así como de incurrir en costos extraordinarios,
especialmente si no se resuelven adecuadamente estos problemas. Básicamente, la
complejidad deriva de que:
• Los tiempos y aún las actividades que requieren los distintos modelos de producto
en cada estación de trabajo, son asimismo distintos.
• Se precisará un mayor número de referencias de materiales básicos (y por tanto un
stock mayor de los mismos) que, además, si no están muy bien organizados,
pueden acarrear confusiones al seleccionarlos para su aplicación a un modelo dado
de producto, y adicionalmente, la provisión misma de dichos materiales puede
hacerse más compleja u obligar a recorrer distancias mayores.
• La formación y entrenamiento de los trabajadores de estas líneas debe ser mayor
que para las líneas monoproducto.
• Los equipos deberán incorporar la flexibilidad necesaria para adaptar la operativa
que desarrollan a las distintas modalidades de producto.
• Los equipos deberán de ser robustos para distintos formatos de producto, y por
tanto requerirá de un mayor grado de previsión.
Por supuesto, el objetivo a alcanzar es que el ahorro que suponga la operativa sobre
líneas de producción mezclada no se vea compensada por un montante excesivo de costes
derivados de los aspectos que acabamos de enumerar.
La producción mezclada exigirá una previa clasificación de los productos realizando
agrupaciones por familias, de forma que se elija para cada línea de producción
(mezclada) una «familia» de productos suficientemente parecidos para que la operativa
no presente problemas que eleven excesivamente los costes, lo que supondrá comparar la
estructura de los productos (componentes y modularidad). Para ello, se utiliza la
denominada tecnología de grupos (GT), que permite agrupar los productos por sus
componentes y las dimensiones de los mismos.
Asimismo, también se exigirá que el flujo de operaciones a que deberán someterse los
distintos modelos del producto a obtener en régimen de producción mezclada sea
suficientemente similar por lo que hace referencia a las operaciones y su secuencia. A
partir de ahí deberá decidirse el flujo definitivo de la línea, si ésta deberá descomponerse
total o parcialmente en otras y cualquier otro aspecto relacionado con la secuencia de las
operaciones.
En las líneas de producción mezclada es necesario organizar las operaciones con la
flexibilidad necesaria para poder manejar una amplia gama de productos, y por tanto para
poder procesar o ensamblar todos los componentes, posicionar adecuadamente dichos
componentes aunque no sean iguales y realizar los cambios de herramientas y útiles que
sean necesarios. Además deberán tenerse en cuenta otros aspectos tales como el manejo
298
de materiales en y entre las líneas, así como los sistemas para el aprovisionamiento,
almacenaje y entrega de materiales, componentes adquiridos y productos acabados.
El lector puede encontrar un desarrollo detallado de la planificación, diseño y
desarrollo de sistemas de producción de todos los tipos y en particular para la producción
mezclada, en la obra del mismo autor titulada Diseño de procesos de producción flexible
(TGP-Productivity Press).
Finalmente, y como tipo especial de producción con equipos flexibles, los sistemas de
fabricación dotados de un elevado nivel de automatización, pueden desarrollar
producciones con una variedad elevada en el producto a través de la tecnología CIM
(Computer Integrated Manufacturing) que permite, vía informática (CAD-CAM) y con
equipos programables, en especial las máquinas de control numérico, fabricar
componentes que tengan variaciones que puedan obtenerse por modificaciones en la
programación de este tipo especial de equipos; este tipo de fabricación se la conoce como
Flexible Manufacturing System (FMS).
La variabillidad de la gama de producto tiene, como se ha mencionado anteriormente,
otro componente importante: la paulatina reducción del ciclo de vida de los modelos de
producto. Ello puede exigir la realización de nuevas inversiones para que las líneas de
producción se adapten a las nuevas especificaciones en los modelos, con el riesgo de no
poder amortizar adecuadamente las inversiones anteriores.
El diseño flexible para modelos sucesivos, exige que los equipos se desarrollen de
modo que puedan aceptar una amplia gama de especificaciones de productos sin requerir
modificaciones que obliguen a importantes inversiones. Los diseñadores deberán
anticiparse a los cambios de modelo que puedan suceder y diseñar los equipos de modo
que ello implique mínimas modificaciones, lo que a su vez supondrá un análisis de los
componentes del equipo para determinar si la estructura del mismo puede ser alterada con
el fin de reemplazar funciones específicas por funciones generalizadas.
El diseño flexible deberá obedecer, en general, a las pautas siguientes:
299
13
• identificar
• clasificar
• cuantificar
• medir y hacer un seguimiento
300
de todas y cada una de las causas que intervienen. Para poder así implementar
contramedidas que reduzcan y/o eliminen la causa principal, y otras menores que
provocan estos efectos «no deseados» en los procesos.
301
imágenes, a ser posible, que hacerlo descriptivamente de forma exacta y precisa pero en
ocasiones demasiado extensa si no se quiere generalizar y que sea ambigua.
A lo largo de los años implantando TPM, constatamos que este panel es un elemento
vehicular y clave para el seguimiento de los procesos de forma ágil, y una herramienta
para involucrar y motivar al personal de planta. Este elemento básico del Workplace
Management o gestión del puesto de trabajo permite abordar problemas reales cuando
éstos suceden, y posteriormente fortalecer la fase de mantenimiento del estándar una vez
finalizado el apogeo de las fases iniciales de implantación. Permite sobre él sostener y
pilotar la mejora continua, básica para mantener el estándar y marcar nuevos retos de
futuro.
302
etc.
Estamos uniformando el criterio y estandarizando la toma de decisiones, según los
inputs de proceso, no estamos improvisando constantemente. Es el propio proceso quien
marca la pauta, simplificamos la manera de actuar y minimizamos errores. Hemos
eliminado previamente variabilidad, y la toma de decisiones resulta más sencilla y ágil.
Cada panel, sus indicadores, cómo actualizarlo y tenerlo al día, quién pilotará las
acciones que de él se deriven, etc., depende del punto de partida, la cultura y otros
aspectos particulares y específicos de cada planta. Lo realmente importante es que el
panel sea operativo, cercano y sencillo.
Existe una bibliografía japonesa buena y extensa sobre la implantación del TPM.
Parte de estos libros están escritos por y para japoneses. La metodología queda metódica
y perfectamente descrita, pero para implantar con éxito el TPM, tenemos que entender a
cada empresa, sus necesidades y sus particularidades:
• sector
• antigüedad
• edades del personal
• la dirección/la propiedad
• tipo de procesos
• ubicación geográfica
• los sindicatos
• evolución de la empresa
• multinacional, nacional, multiplanta
• todo aquello que sea particular y relevante en nuestra empresa
303
El objetivo del TPM y técnicas de gestión del TPM es que los resultados obtenidos sean
de utilidad para la empresa, para ello debe contener indicadores que nos permitan
gestionar de forma óptima el proceso, y estos deben ser fieles una situación actualizada y
a la vez estos indicadores deben permitir ver de forma sencilla su evolución.
Un aspecto clave en esta área será la selección de estos indicadores.
Debemos cuestionarnos:
El atender con rigor a estas cuestiones puede ser un aspecto clave para conseguir
implantar con éxito los indicadores, que estén de acorde a lo que queremos medir y que
no degeneren de forma imprevista, sino que si éstos evolucionan sea consecuencia de un
mayor grado de madurez del indicador puesto en marcha.
Además de los indicadores convencionales, recomendados por el JIPM, Japanese
Institute Plant Maintenance, y que se han abordado en este libro:
• Disponibilidad: Do
• Rendimiento Operacional: Ro: OEE
• Fiabilidad: MTBF
• Mantenibilidad: MTTR
Nuestra experiencia nos lleva concluir que a pesar de la resistencia al control y al uso
de indicadores, con el tiempo y una vez superada la fase de selección y adaptación de
estos indicadores, el operario no sólo los acepta sino que en muchos casos su existencia
tiene un efecto motivador entre el personal, puesto que somos competitivos y nos gusta
conocer como estamos respecto a los demás y respecto al objetivo marcado.
El aspecto más negativo que hemos encontrado en las diversas implantaciones del
TPM, y que provoca la mayor desmotivación para los operarios pudiendo incluso llegar a
hacer tambalear el sistema, es que los operarios detecten que se les piden muchos datos,
los cumplimenten y que nadie los analice bien sea por:
304
• falta de tiempo, o
• porque ya no sea crítica la información que el indicador aporta en ese momento
El panel de gestión del TPM es un enclave perfecto para la gestión diaria de los procesos.
Se trata de generar un sistema de respuesta rápida a los problemas, incidencias, mejoras
que precisan los procesos.
Es una herramienta que permite:
Facilitando:
• la toma de decisiones
• el seguimiento del Plan de Acciones
Vendrá a ser como trasladar el modelo de gestión de los problemas de calidad de los
305
clientes externos: los sistemas Customer Quick Response, o también denominados
QRQC: Quick Response Quality Customer, a un sistema de gestión de las averías, los
rechazos, y reprocesos: problemas de calidad internos pudiéndolo definir como Quick
Response Quality Control pero esta vez interno, midiendo y reduciendo el impacto
«externo» que tendrá en nuestros clientes.
Estos sistemas tendrán una doble funcionalidad, en la manera de gestionar las líneas
productivas, teniendo dos objetivos distintos:
- Entregas
- Seguridad
- Calidad
- Formación
- Polivalencia
- Recursos
- Takt Time
- Lead Time
- FTQ: First Time Quality
- Rendimientos
- Piezas fabricadas vs. target
- Costes
- Averías: número, duración, coste y tiempo de pérdida de producción asociado
Es realmente el reflejo del proceso, y desde este enclave se podrá pilotar una breve
reunión diaria de seguimiento de resultados y análisis de las acciones a emprender a la
vez que de validación de las ya puestas en marcha contra los resultados obtenidos.
Son reuniones breves de unos quince minutos de duración, estandarizadas y con
objetivos muy bien definidos.
306
Siendo: TF: Tiempo de funcionamiento
TR: Tiempo requerido para trabajar
OEE = DO × RV × TQ
• Mantenimiento centralizado
• Mantenimiento descentralizado
• Integración de funciones de mantenimiento por parte de producción
307
• Integraciones de funciones de producción por parte de mantenimiento
308
anticiparse a las tendencias. Las empresas actualmente están en la fase de empresa
como organización, es decir, la empresa se considera como un sistema técnico y
social, abierto y constituido por un conjunto de subsistemas: dirección, técnico
social que interactúa con el entorno, y por tanto con el exterior. Ya no son parcelas
estancas o lo que se denomina sistemas cerrados, sino que son sistemas abiertos y la
clave de su supervivencia y éxito depende precisamente de sus relaciones con el
exterior y de cómo éstas se traduzcan en la manera de trabajar internamente.
309
rápida frente a paros espontáneos mediante la reducción de los tiempos de intervención y
de espera a coste óptimo.
En la gestión diaria de las empresas cabe encontrar un equilibrio óptimo en la gestión
del mantenimiento. Tal como hemos comentado en capítulos anteriores, va a ser
imprescindible atacar parte de los problemas desde el Mantenimiento Preventivo, y en
otros casos desde el predictivo, y en fases más avanzadas de la gestión desde la
prevención del mantenimiento: diseño de equipos robustos de cara a producción y
mantenimiento desde su concepción, inherente a su diseño.
Pero hay algo que siempre debemos tener presente y es el hecho de la existencia en
mayor o menor grado de las averías, y paros espontáneos que tienden a aparecer en el
peor momento.
Partimos de la base que siempre existirá un cierto grado de Mantenimiento
Correctivo y será clave trabajar para estar preparados cuando surjan estas averías
espontáneas, que en algunos casos dado por ejemplo el elevado coste de Mantenimiento
Preventivo, quizás convenga aceptar como admisible cierto grado de aparición,
controlando su impacto mediante técnicas que minimicen el efecto de esa avería,
tanto en tiempo como en coste.
Estamos empezando a hablar del concepto de mantenimiento proactivo y el óptimo
mantenimiento reactivo que incluye no sólo la gestión de los equipos productivos y las
personas sino también la gestión, dimensionado y ubicación de los recambios
Hablamos de un conjunto de técnicas básicas y sencillas de entender, pero complejas
de dimensionar e implantar.
Podríamos definirlo como la implantación de las 5 S ya tratadas en capítulos
anteriores vinculadas al Mantenimiento Autónomo y el SMED (Single Minute Exchange
Die, «Cambio Rápido de Formatos») combinados pero no aplicadas a los cambios de
formato, sino a la óptima gestión de los paros espontáneos, es decir, al cambio de
elemento, bloque o kit dañado de un equipo, y por tanto a la optimización del
Mantenimiento Correctivo.
Disponer correctamente de los recambios en el almacén, o a pie de línea, no reparar la
avería a máquina parada, sino desmontar una parte de máquina montar otra y reparar
posteriormente en taller a máquina marcha puede transformarse en una ventaja
competitiva en la gestión del mantenimiento.
Si se dispone de un kit de recambio y el tiempo de paro equivale al montaje y
desmontaje de ese kit, y se planifica en taller la reparación del kit dañado, de manera que
se produzca una incidencia mínima en la disponibilidad de la máquina. Se obtendrá una
reducción del tiempo de respuesta y se podrá llevar a cabo una reparación del equipo en
taller con todos los elementos y recursos necesarios, y sin las prisas y presión que en la
mayoría de casos conllevan a un análisis deficitario o incompleto de las causas de la
avería, y a reparaciones no definitivas, sino meramente para salir del paso.
Estamos optimizando el correctivo a un coste que puede ser más bajo que el
preventivo o predictivo.
Se debe dimensionar bien el coste del recambio frente al coste del paro, la
disponibilidad del recambio, la dificultad de detección de avería, los problemas de calidad
o de estabilización del proceso que se pueden derivar de una parada larga, y qué
beneficios se obtienen si se reduce este tiempo.
Mediante el panel de TPM y los indicadores de gestión podremos tener información
310
del tipo, duración y frecuencia de las averías, que contrastado con la criticidad de ese
equipo nos permitirá tomar decisiones más ajustadas a las necesidades de la planta y con
mayor criterio.
Una dificultad del área de mantenimiento resulta ser el justificar delante de otros
departamentos, la necesidad de disponer de un determinado recambio. El presupuesto de
mantenimiento debe ser lo más ajustado posible, y en muchas empresas un indicador del
departamento es la reducción año tras año de este presupuesto con la misma calidad de
servicio, tarea a veces sumamente compleja, puesto que este indicador puede ir bien, los
resultados del departamento de mantenimiento, se pueden ver mejorados parcialmente,
pero es necesario valorar si también mejoran los indicadores de proceso, y que la mejora
de un indicador no sea a costa del detrimento de otro más crítico para la compañía.
Es imprescindible para el responsable de mantenimiento poder justificar y demostrar
de forma tangible la necesidad de disponer de un determinado recambio en planta, no sólo
a partir de los métricos propios, sino a partir de los métricos que pueden impactar en otras
áreas como pueden ser motivos de seguridad, probabilidad de ocurrencia de un problema
de calidad en cliente, fallo en entregas, etc.
El hecho de disponer de datos de proceso de forma integrada, permite valorar la
necesidad o bien el coste de no disponer de un recambio en planta cuando éste se precisa.
¿Qué coste tiene el recambio frente a un día improductivo de una máquina?
¿De que máquina estamos hablando de una fresadora con capacidad excedente, de
una tuneladora, de un centro de mecanizado sofisticado y que es cuello de botella del
proceso, etc.?
Estamos hablando pues, de la optimización de la gestión de los procesos, integrando
en esta gestión el mantenimiento como tal y entendiendo que la mejora de la gestión del
mantenimiento se focaliza en seis aspectos que son sus inputs de proceso:
Es de gran utilidad poder analizar las necesidades del proceso, para llegar al equilibrio
óptimo entre estos inputs. En las empresas en las que el mantenimiento se integra como
parte indivisa del proceso se consiguen mejores resultados y los responsables de
mantenimiento, encuentran un canal más sencillo y directo para conseguir aquellas
inversiones que van a tener una repercusión positiva en rentabilidad para la empresa. No
tiene sentido optimizar ratios de área de forma inconexa, si con ello no se consigue
optimizar ratios generales de proceso y de empresa.
¡Las ratios de los departamentos de forma estanca son buenas y la empresa se hunde!
311
Figura 13.2. Minimizar inputs de proceso y maximizar outputs.
La tecnología nos permite disponer cada vez de más datos, en menos tiempo con un grado
más elevado de capacidad de procesamiento de los mismos.
A pesar de ello la saturación de datos, la carga de trabajo diario, la falta de
empowerment (capacidad para permitir delegar parte de las tareas y sus responsabilidades
a otros niveles de la organización), no siempre nos permite disponer de tiempo para
registrar dichos datos, cuantificarlos, analizarlos, valorarlos priorizando en aquellos que
tienen un mayor impacto, definiendo criticidades para posteriormente poder tomar
decisiones no sólo a corto plazo, sino a término medio y largo, creando un plan de
acciones, para poder introducir contramedidas, que sea robusto y alcanzable.
Para ello, y para promover a la vez la comunicación interna en planta, de manera más
robusta y eficiente es necesario tener los procesos controlados, y los datos que permiten
su gestión, accesibles y fácilmente identificables. No buscamos información sobre los
procesos, sino que queremos tener los procesos controlados y sus parámetros visibles.
Es necesario disponer de datos de proceso, actualizados, visibles, inteligibles y
adecuados a las distintas personas que intervienen y se relacionan con los procesos.
Los cuellos de botella de los procesos pueden tanto ser los propios equipos
productivos como los operarios que intervienen en ellos. Unos y otros deben orientarse a
maximizar los resultados del proceso, y estos a su vez deben estar alineados con los
objetivos estratégicos de la empresa.
En un entorno Lean Management y apoyándonos en una de sus bases: el TPM
(Mantenimiento Productivo Total) será clave la gestión eficiente de los datos.
312
Esta información de los procesos accesible, actualizada y visible nos permitirá que los
procesos y productos sean fácilmente revisables y controlables, sin costes adicionales ni
pérdidas de tiempo es una ventaja competitiva respecto al planteamiento de otras
empresas que tienen desperdicios, en algunos casos parte de ellos identificados, en otros
la mayoría sin identificar, ocultos y a veces incluso provocando problemas cuyas causas
están interrelacionadas, y por tanto son aún más difíciles de identificar.
El TPM (Total Production Maintenance) y el Lean Management trabajan
conjuntamente con un enfoque hacia la reducción y/o eliminación de todas las pérdidas de
proceso, las denominadas Seis Grandes Pérdidas vistas en capítulos anteriores y la
reducción y/o eliminación del desperdicio de todo aquello que no añade valor. El TPM es
un pilar básico del Lean Management.
Veamos la interacción entre ambas.
Las pérdidas se clasifican en tres grandes grupos según su afectación:
• Toda actividad que utiliza recursos pero que por contra, no añade valor a nuestro
producto final (non-added value).
313
Figura 13.3. Los siete desperdicios del Lean Management.
• Todo aquello que detiene el flujo del producto y es la causa de no ser competitivos.
• Todo aquello que agrega tiempo y coste, pero no valor.
Estos desperdicios, pérdidas que en algunos casos no afloran, provocan que las
empresas:
314
sus clientes, y pueda perder oportunidades de negocio
• sean rígidas, empresas poco flexibles, frente a nuevas exigencias
• Estandarización
• Gestión Visual.
Ciclo PDCA:
P: Planificar (Plan)
D: Ejecutar (Do)
C: Comprobar (Check)
A: Actuar (Act)
315
Aplicaremos el PDCA a la implantación del proyecto de optimización de la gestión
visual.
Tendemos la capacidad de improvisación inherente a nuestra manera de actuar no es
mala, si de ella no se hace abuso, sino uso de forma puntual.
La inercia nos lleva a reducir la etapa de planificación (P). Esto implica que la de
ejecución (D) se alarga por temas imprevistos y no planificados. Como la etapa de
ejecución tiende a alargarse, la etapa de medición y comprobación de resultados (C), que
ya de por sí nos resulta más tediosa, tiende a reducirse; por tanto, la etapa de actuación o
introducción de las medidas correctoras (A) no tiene una base sólida y se alarga de nuevo.
Es la descomposición del ciclo PDCA de gestión de proyectos.
316
ayuda de los responsables y operarios de los procesos, puesto que pueden tener
un mayor grado de conocimiento de la forma en la que se produce el efecto, etc.
e) Exhibición de datos: Accesibilidad, Ubicación, Factor de Impacto
Finalizada la etapa de selección de indicadores seleccionados, sus resultados
deberán quedar expuestos. Hay que decidir dónde ubicaremos esta información,
si en un panel de proceso concreto, o bien si es genérica de planta. El objetivo es
que los datos estén accesibles para las personas involucradas y a la vez sean
inteligibles, para otros roles dentro de planta.
También es importante saber seleccionar los datos a mostrar, ordenarlos de
manera que tengan un mayor impacto sobre aquellos que pueden o tienen la
responsabilidad de introducir contramedidas.
f) Eliminación de indicadores
Un aspecto clave en la divulgación en el uso de indicadores es precisamente,
saber eliminar un indicador cuando éste ya no da información, ya se han
introducido las contramedidas necesarias, etc., de manera que no haya exceso de
datos, burocracia añadida para la gestión de unos datos que ya no son necesarios,
o bien que, como esos datos ya no son necesarios pero no se ha comunicado
correctamente, el personal tenga la sensación que se le piden tareas que nadie
valora ni supervisa, y que no añaden valor, y caiga de nuevo en la cultura de la
«no medición».
g) Técnicas de análisis
317
Habrá que dar una cultura, formación general que hemos comentado
anteriormente para que esos datos se puedan convertir en futuras acciones que
permitan la mejora.
h) Sinergias y benchmarking: Mejora de los resultados del proceso.
Participación en las mejoras
El hecho de utilizar y extender la cultura de medición y exhibición de datos en
un área de planta, con la obtención de buenos resultados, es la mejor garantía
para que se estandarice el método y se lleve a otros puntos de planta,
personalizando y adaptando los indicadores al nuevo proceso, usuarios y
necesidades, pero trabajando con la misma filosofía y método.
También es frecuente encontrar empresas que se quejan de la escasa
participación de su personal, en la búsqueda e implantación de mejoras. Pero
cabría preguntarse si realmente tenemos un personal bien informado y
comunicado, si conoce el estado de su proceso y cómo actuar en caso de
desviaciones.
Figura 13.6. Planificación visual mediante gestión por colores tipo semáforo.
Este canal permitirá no sólo dar información, sino también transferir información y ser un
318
pilar de comunicación bidireccional: De arriba abajo y de abajo a arriba. Permitiéndonos
conocer en todo momento los latidos del proceso. Su evolución, objetivo y plan de
acciones asociado.
De ahí la importancia de los paneles informativos en planta, los tablones con datos
que permitan visualizar y gestionar los procesos y el uso de indicadores y métricos
estándares en cuanto a tipo, ubicación, etc., pero personalizado.
Será frecuente utilizar información tipo semáforo (rojo – amarillo – verde) para dar
información rápida de estado. Estos sistemas visuales parten del mismo sistema de avisos
tipo «andon»: antorchas luminosas, y acústicas que se incorporan a los procesos para
informar de su estado, ganar en reactividad, etc.
319
departamentos y no a procesos.
Estos indicadores pueden ser de distintos tipos:
– Costes (de la no calidad, de los ciclos de vacío)
– Número de reprocesos
– Tiempos no productivos
– Duración tipología de la intervenciones por avería
– Producción versus objetivo (target)
– Consumo energético
– Siniestralidad
– Absentismo
– Rendimiento operacional
– Disponibilidad
– Retrasos en entregas
– Gestión de stocks
320
soluciones definitivas analizadas y planificadas en un medio largo plazo, y coherentes y
en línea con los intereses generales de la organización.
Pasamos de un enfoque reactivo al proactivo.
En la figura siguiente se muestra un panel de gestión de TPM en una organización que
aplica el Lean Management.
321
analizando su estructura, asignando capacidades, tomando decisiones sobre el nivel de
centralización o descentralización de la función de mantenimiento, etc.
Todo no podrá ser llevado a cabo sin la implicación de los empleados. Los resultados
se concretarán:
Se está creando una base de conocimiento que permitirá posteriormente marcar retos
más ambiciosos para el mantenimiento y el proceso productivo.
En fases futuras se mapearán los procesos de mantenimiento, de manera que se pueda
trazar la cadena de flujo de valor mediante un Value Stream Map Actual y a partir de ahí
un Value Stream Map Futuro, desde que el equipo entra en paro hasta que se restaura de
nuevo la producción, priorizando en aquellos procesos y equipos críticos, y averías más
representativas para después irlo extendiendo progresivamente al resto de equipos y tipos
de avería en función de las criticidades y las necesidades.
La introducción y despliegue de estas técnicas requiere de la descripción y aplicación
del método. Ya no nos centraremos exclusivamente en las actividades de los procesos
operativos y estratégicos de la compañía sino que hablaremos de aplicar las técnicas del
Lean Management a un proceso de soporte como el mantenimiento.
Analizaremos las actividades de mantenimiento clasificándolas según el valor añadido
que aportan:
322
• Actividades sin valor añadido pero necesarias: desplazamiento de las personas y el
recambio al punto de la intervención.
• Actividades sin valor añadido e innecesarias: búsqueda de útiles y herramientas
que ya deberían estar a pie de máquina cunado la máquina ya está desmontada y
por tanto parada.
Para conseguir potenciar las actividades con valor añadido y eliminar o reducir
aquellas sin valor añadido nos centraremos en las 3 M, para eliminar y/o reducir las otras
3 M mediante las 3 S del sistema Lean.
Mediante:
323
Figura 13.9. Partiendo de las interacciones de las 3 M pasar a eliminar/reducir
las otras 3 M mediante las 3 S.
324
14
325
tendencia.
El fenómeno de la externalización y la deslocalización tienen en común que se
presentan como soluciones para reducir costes inmediatos en las empresas. Pero
¿realmente se reducen estos costes? ¿En cuánto? ¿Cómo afecta a los resultados en el
medio y largo plazo?
La deslocalización puede llevarse a cabo sin haber agotado todas las vías existentes
para mejorar los resultados mediante la optimización de la eficiencia interna. Es un
proceso que puede ser más lento, pero puede llegar a ser más beneficioso que
deslocalizar, con la consecuente pérdida de tejido industrial y de riqueza que genera no
sólo la empresa sino su entorno. Hay una serie de tangibles muy golosos, que enmascaran
otros tangibles o intangibles igual de importantes pero que quedan ocultos y que a veces
tienen su impacto no de forma inmediata, sino en un medio plazo.
Tanto la deslocalización como la externalización quedan en parte justificadas por la
reducción de algunos costes tales como mano de obra, alquileres, fiscalidad más favorable
en otros países, etc. El mantenimiento no ha sido una excepción y también se ha visto
inmerso en esta tendencia.
Ahora cabe plantearnos, esa decisión de externalización de la función de
mantenimiento qué factores positivos y negativos puede tener a medio y largo plazo para
la empresa, desde el ámbito financiero, y desde aspectos organizativos y estratégicos de la
misma.
La decisión de externalizar la función de mantenimiento puede llevar a la empresa a
perder a medio y largo plazo todo su know-how en esta disciplina y en los procesos
involucrados, incidiendo en los resultados de rendimiento de las líneas, y por tanto en la
capacidad productiva de las máquinas e instalaciones, la calidad de los productos o la
seguridad del personal involucrado en el área productiva.
Se puede medir el impacto de la externalización mediante otros KPI (Key Peformance
Indicators) donde los costes van a aparecer como uno más de ellos. A continuación
podemos ver una tabla que recoge alguno de estos indicadores a modo de ejemplo y que
en muchos casos conviene que sean accesibles y que se divulguen en planta, en lo que los
japoneses denominan gemba allí donde transcurren los procesos y donde está gran parte
de las personas involucradas en él.
La empresa debe valorar qué parte del mantenimiento es realmente interesante
subcontratar, no sólo desde el punto de vista del mantenimiento, sino desde el punto de
vista global de la gestión de los procesos de la empresa. Se asume un riesgo muy elevado
con una subcontratación de forma generalizada de cualquier tipo de mantenimiento
existente en la empresa amparándose única y exclusivamente en el factor coste. Si esta
decisión no es muy contrastada puede convertirse en una situación sin retorno. Sería una
externalización global del mantenimiento y su gestión que abordaremos más adelante.
Es imprescindible valorar no sólo los aspectos más técnicos del mantenimiento, sino
también los aspectos de gestión y su impacto en las personas.
326
Figura 14.1. Tabla KPI’s.
327
Figura 14.2. Las personas, pilar clave para la implantación del Lean y TPM.
Además dentro de las que consideran la participación de personal externo, qué tipo y
grado de externalización.
No estamos planteando que no se pueda implantar un Lean Management con personal
externo, sino que vamos a evaluar las ventajas, los inconvenientes y las dificultades, por
no decir las diferencias y el reto que esto puede comportar en función del grado de
externalización que la empresa alcance, tanto del personal de mantenimiento como del de
producción.
Encontramos empresas que incluso en sus procesos operativos conviven con un cierto
grado de personal externo en sus plantas, por diversos motivos asociados a estacionalidad,
fluctuación de la demanda, costes, cobertura de turnos adicionales, etc.
Por tanto habrá que evaluar dentro de este contexto la política de contratación de la
empresa y en el caso de multinacionales, la política del grupo, que puede o no estar en
línea con las necesidades particulares de una planta concreta, en un determinado país, en
un momento dado, y con una situación particular específica o con un contexto económico
global o sectorial determinado.
Para poder llevar a cabo este análisis nos centraremos en el siguiente punto en las
etapas para evaluación de la externalización del mantenimiento. De hecho, el objetivo no
es la externalización del mantenimiento en sí, sino llevar a cabo un riguroso análisis de
las tendencias actuales y futuras de la empresa y revisar aquello que es óptimo y que la
empresa puede alcanzar para ser más competitiva y eficiente. Del resultado de este
análisis que analiza en profundidad los procesos y el organigrama de mantenimiento y su
grado de afectación en los procesos operativos saldrá un proyecto de adaptación del
mantenimiento a los requerimientos actuales de la planta y a los futuros de manera que
queden reflejadas situaciones que pueden no ser las ideales, pero son las asumibles por la
empresa. Se recoge todo aquello que se considera y lo que se desestima y los porqués de
esa decisión, de manera que cuando la empresa y/o su entorno evolucione sea más
sencillo hacer de nuevo esta transición hacia un nuevo modelo aprovechando al máximo
lo consolidado en etapas anteriores.
328
MANTENIMIENTO
Etapas:
Llevaremos a cabo un análisis de valor de cada uno de los procesos y nos plantearemos si
esa estructura actual se corresponde a las necesidades actuales, o si surge fruto de una
situación anterior o como consecuencia de una reducción de costes y no se adapta ni en lo
más mínimo a las necesidades actuales y futuras de la empresa.
A lo largo de esta etapa llevaremos a cabo una mirada crítica y nos cuestionaremos si
son o no necesarias, en función del valor que aportan, las actividades que se están
llevando a término. Revisando cada uno de los procesos de mantenimiento y aquellos
procesos con los que el mantenimiento está de una forma u otra relacionado, con el
objetivo de eliminar todo aquello, innecesario, superfluo, redundante, o que no añade
ningún valor al proceso, y que además incluso lo ralentiza o bien lo hace vulnerable.
329
c) Análisis del histórico de datos
Ejemplo 1:
330
Una posible respuesta sería: «Se estropea a menudo».
La misma pregunta realizada al oficial de mantenimiento, responsable de turno,
director de producción, o responsable de planificación o de mantenimiento puede tener
una respuesta distinta, bien porque no se sepa exactamente o bien porque para lo que el
operario de la máquina que es su equipo productivo es a menudo, para el director de
producción comparado con otros equipos o con el impacto que para él tienen esas
averías la respuesta sería «Es poco frecuente».
Pero nuestra pregunta va más allá, ypor ahora sigue siendo meramente cualitativa. En
realidad queremos saber con qué frecuencia, duración y qué impacto tiene para el
proceso, si las averías son costosas en tiempo o en coste de recambio, si hay máquinas
similares en planta y también tienen los mismos problemas, o si esta máquina es más
vulnerable cuando fabrica un determinado producto, o la materia prima es de un
determinado proveedor.
Este tipo de análisis nos está preparando para las fases siguientes a dos niveles:
331
En esta fase se llevará a cabo el trabajo consistente en contrastar los datos obtenidos con
el histórico del que dispone la empresa, con los observables realizados.
Cada empresa puede partir de un histórico distinto, en algunos casos no existe o es un
mero boca oreja, en otros existen datos manuales no informatizados, y no siempre
explotados, y en muchas ocasiones las empresas ya tienen datos informatizados a nivel de
costes mediante un ERP, o bien de costes e histórico de averías, preventivos, etc.,
mediante un software de gestión del mantenimiento, en muchas de ellas se explotan
correctamente y en otras el nivel de explotación de estos datos puede ser muy precario o
demasiado genérico, con lo que dificulta la puesta en marcha de soluciones concretas.
Valoraremos la información obtenida, se detectaran prioridades, desviaciones respecto
a lo previsto, confirmación de indicios, etc.
En este punto, una vez concluido este ejercicio es cuando valoraríamos los aspectos
concretos a llevar a cabo, en qué plazos y con qué recursos. Podríamos entrar a valorar en
función del valor añadido, y los costes que tareas asignamos a personal propio o
subcontratado. En caso de optar por la subcontratación, ¿qué tipo de subcontratación del
mantenimiento es más conveniente y en qué grado?
332
Figura 14.3. Etapas para la evaluación de la externalización del mantenimiento.
Son muchas las empresas que se decantan por cierto grado de externalización de la
función de mantenimiento.
Podríamos definir unos niveles dentro de esta tendencia a la subcontratación:
333
Segundo nivel: Subcontratación del servicio de mantenimiento
Este nivel de mantenimiento tiene diferencias sustanciales respecto a los dos anteriores, y
es cuando la empresa debe plantearse hasta dónde quiere llegar con la subcontratación, ya
que es un nivel en el que, como hemos comentado anteriormente, puede convertirse en sin
retorno. Es el nivel en que la empresa cliente pierde cuota de gestión (total o parcial)
frente a la subcontrata.
La gestión del cliente se reduce al presupuesto y al contrato de servicio basado en
resultados. Se definen los KPI (Key Performance Indicators) y la dirección del
mantenimiento queda delegada a la empresa de forma total o parcial.
En este nivel el tipo de contrato va a ser por resultados. Estará vinculado a inversiones,
tanto en instalaciones como en maquinaria. El cliente delega totalmente la gestión y
pasará a tener un papel secundario frente a la subcontrata. El cliente evaluará parámetros
de calidad del servicio prestado por la subcontrata.
En este último grado de externalización la pérdida de know-how es total o muy
elevada.
Las empresa de subcontrata se ocupa de los recambios, consumibles, controla los
consumos, etc.
Hay empresas que por definición nacen con un mantenimiento ciento por ciento
propio, con excepcionales casos de externalización, la pérdida de know-how es crítica y la
vinculación del personal con los procesos también, de hecho algunas optan ya de partida
por contratar personal de producción, con nivel II de formación profesional y que
prácticamente sean capaces de llevar a cabo el mantenimiento de sus equipos e
instalaciones, pudiendo tener personal propio para llevar a cabo las tareas de
mantenimiento con una estructura muy liviana y un personal de producción muy
preparado.
En contraste tenemos empresas que ya se crean con el objetivo de que el
mantenimiento jamás sea llevado a cabo por la propia empresa y pasan directamente a
una subcontratación con garantía total, sin plantearse la opción de tener una parte del
mantenimiento en plantilla.
En ocasiones la tendencia a la externalización ha sido tan amplia y en exceso
extendida que las empresas han tenido que recurrir en ocasiones a contratar de nuevo a
334
personal externo como propio, o llegar a acuerdos de exclusividad dado que el know-how
del mantenimiento es inherente a los profesionales que llevaban a cabo el mantenimiento
y, si éstos se van, el conocimiento se va con ellos, y en algunos casos incluso el histórico
de los equipos, si no lo tienen informatizado, o existen informes de seguimiento
propiedad de la empresa.
Es el riesgo de la falta de estandarización en los procesos de mantenimiento. Desde el
TPM y el Lean Mangement se refuerza la importancia de la estandarización como
elemento clave para sobre él poder pilotar futuras mejoras.
335
mantenimiento y su gestión, tal como hemos visto en los capítulos anteriores:
Mantenimiento correctivo
Mantenimiento predictivo
Mantenimiento conductivo
Es aquél que comprende las distintas actividades para el seguimiento diario de los
equipos, orientados a vigilar el buen funcionamiento de éste cuando está en uso. Puede
incluir el seguimiento de algunos parámetros del equipo, eventuales correctivos, y
algunas tareas de preventivo, con el objetivo de garantizar que los equipos estén
trabajando en el tiempo requerido.
Existen distintos niveles de mantenimiento y clasificaciones del mismo, no única y
exclusivamente por la clasificación abordada a lo largo de este libro:
Cada una de estas actividades de mantenimiento que una empresa se plantea si llevar
a cabo, o bien externalizar, debe ser analizada desde los pros y los contras de llevarlas a
cabo con personal propio o subcontratado. Hay tipos de actividades que, por su carácter
específico, se tiende más a externalizar. Por ejemplo, podríamos hablar de algunos
336
mantenimientos predictivos sofisticados como el análisis de vibraciones.
Otra situación que se acostumbra a dar es la tendencia a un mayor o menor grado de
externalización según los sectores y tipos de procesos de las empresas. Hay sectores que
tienden a externalizar de forma generalizada una parte de sus actividades de
mantenimiento, y es común que se haga así en ese tipo de empresas.
A la vista de la diversidad de aspectos del mantenimiento a considerar sería muy
ambicioso establecer qué tipo conviene más o menos subcontrtar de forma general, pero
lo que sí podemos ver es que hay cierto tipo de comportamiento a la hora de decidir
externalizar esta función y que hay una serie de áreas de esta disciplina que se brindan
más a llevarse a cabo internamente.
Algunos de los factores que llevan a la externalización son los equipos muy
complejos y sofisticados. La tendencia puede ser incluso a que no sólo se externalice el
mantenimiento de estos equipos por empresas que prestan servicios de mantenimiento,
sino que en algunos casos se lleve a cabo por el propio proveedor del equipo, que en
ocasiones es quien tiene el software, los equipos de análisis y medición, etc., para poder
llevar a cabo esta actividad.
En este libro vamos a acuñar y definir por primera vez el término «internalización de los
procesos» como respuesta al término y a la tendencia a la externalización de los procesos
que hemos vivido en etapas anteriores: el auge del outsourcing, fruto en parte de la
situación económica en la que se vivía.
En un entrono en crisis en el que muchas empresas se han encontrado con reducciones
de producción del 30-50 %, y que ha repercutido en recorte de plantilla del mimo orden,
se han ido agotando todas y cada una de las vías para mantenerse en el mercado,
minimizar el impacto de la misma. En algunos casos hay empresas que están impulsando
estrategias que permitan a las empresas salir reforzadas de este entorno de crisis. Son
aquellas empresas que ya llevaban años incorporando técnicas de gestión avanzadas, y en
algunos casos esto les ha permitido aguantar la situación actual pese a tambalearse y que
están aprovechando la situación coyuntural acaecida como una oportunidad y un nuevo
reto que les brinda el entorno de cambio.
Detrás de toda crisis hay una nueva oportunidad, quizá no para las mismas empresas o
no entendida de la misma manera, pero es un momento de cambio, y todo cambio lleva
asociado una oportunidad.
Este período ha servido a muchas empresas para plantearse la gestión de sus procesos
y analizar qué es todo aquello que se venía haciendo sin que fuera un aporte claro de
valor. En todos los procesos, las inversiones se revisan con lupa, cada vez más si cabe,
identificándose ineficiencias de distintos niveles y cuestionándose uno a uno todos los
pasos del proceso.
Se reducen las ventas, se reducen los márgenes y por tanto cabe preguntarse cómo ser
más eficientes en este entorno, desde la filosofía del Lean Management, siendo más
eficiente en cada uno de los procesos de nuestra cadena de valor.
¿Implica esto una reducción de estructura?
337
No siempre, o no tiene por qué ir directamente asociado. Implica hacer más con los
mismos recursos, reducir costes internos, mejorar y optimizar la gestión interna,
plantearse la relación con los clientes y proveedores, analizando de forma sistémica la
cadena de valor. En algunas empresas la demanda ha caído tanto que pese a estar en unos
niveles de eficiencia muy exigentes, los recursos para las unidades a producir pueden ser
ociosos.
También existe una vía que muchas empresas están impulsando y es lo que hemos
denominado «internalización» o «insourcing», que es la tendencia a retomar como
propias actividades que se hacían con recursos externos, de manera que se pasan a
hacer con recursos propios pero:
338
• incrementar los beneficios
339