Un antropólogo purépecha
Sendas
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Pablo Velásquez Gallardo
Un antropólogo purépecha
TSIMÁRHU
Estudio de etnólogos
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García Mora, Carlos: Pablo Velásquez Gallar-
do. Un antropólogo purépecha, México, Tsimárhu
Estudio de Etnólogos, 2021, 148 pp. ilus. (Sendas,
7).
Carárula
Dibujo digital con retrato de Pablo Velásquez Gallardo basado en fotografía de
Fernando Nava
Procesamiento
Photo Funia
Frontispicio
Calle 5 de Mayo corriendo hacia el sur con el quiosco de la plaza al fondo
Foto: Carlos García Mora
Fotografías
Gomzalo Aguirre Beltrán
Carlos García Mora
Alvin y Darley Gordon
Fernando Nava
Catalina Rodríguez Lazcano
Pablo Velásquez Gallardo
Robert C. West
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A la memoria de
Pablo Velásquez Gallardo
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Una tarde de 1979, salí del estudio en Caracas de Mi-
guel Acosta Saignes, q. e. p. d., reconocido antropólogo
venezolano, cuando advertí un pequeño folleto sobre
una mesa: El llanero en su copla. Sólo incluía doce
páginas con modesta carátula de cartón delgado, con
apenas once y medio centímetros de ancho y menos
de dieciséis de alto. Contenía delicioso relato acerca
de las coplas cantadas por los llaneros en los llanos
venezolanos, las cuales aludían al ciclo de la iguana
y el mato de agua que ya no volvieron más. Acosta
me explicó: “Cada año, escribo algo para imprimir-
lo y obsequiarlo a mis amigos, llévese éste”. Emulaba
así, tal vez sin saberlo, a José Corona Núñez, estudioso
michoacano que cada año publicaba un breve opús-
culo con el propósito de regalarlo a sus amistades. Me
encantó la idea de que un antropólogo distribuya así,
de vez en cuando, una pizca de lo que atesora en sus
gavetas. 21 años después, el colega Luis Barjau puso en
mis manos otra miniatura que había editado artesanal
y refinadamente: Su semejanta La Lagarta y La Gu-
nifacia, un gozoso texto de Álvaro Brizuela, del cual
imprimió únicamente 29 ejemplares, una pequeña
joya bibliográfica. No logré darme el gusto de emular
ambas experiencias sino hasta 2014. Como el primero,
este volumen anual, octavo de la serie, está destinado
para quienes tengan a bien apreciar la ofrenda.
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Este canto es pa’ mi tierra Michoacán
a los paisanos que vienen y que van
sus palomas mensajeras
sus mariposas viajeras
son también de mi Michoacán.
Marco Antonio Solís
https://www.musica.com/letras.asp?letra=920771
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Introducción
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Primera parte
Maestro rural, antropólogo y
bibliotecario
Troje de la familia de Simón Vlelásquez, padre de Pablo (ca. 1945) Gordon y Gordon (1945: entre pp. 192 y 193)
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Gordon y Gordon (1945: entre pp. 198 y 199)
Padres de Pablo Velásquez (ca. 1945)
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Gordon y Gordon (1946: entre pp. 98 y 99)
Simón Velásquez y María Jesús Gallardo con su hijo Pablo en su casa de Charapan,
al parecer en el barrio San Miguel, ca. 1944-19455. Fotografía publicada sin identi-
ficarlos por su nombre, pues sólo le pusieron el lacónico pie: “Pablo, his Mother and
Father”
Simón Velásquez en el patio de su casa (Charapan, Mich., tal vez en el barrio San
Miguel, ca. 1941-45). Fotografía publicada por Gordon y Gordon en 1946, quienes
no lo identificaron por su nombre, pues sólo lo presentaron como el padre del
protagonista de su libro
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Gordon y Gordon (1946: entre pp. 208 y 209)
Gordon y Gordon, Our son, Pablo, p: 233)
Pablo Velásquez —a la derecha— cuando ejerció como maestro rural, con otros
maestros
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Ello debió facilitarle su partida o bien, el ofre-
cimiento llegó a tiempo, justo cuando su futuro se
vio en predicamento con el cierre del proyecto. Así
que, para aprovechar el ofrecimiento y haciendo gala
de su habilidad para aprender nuevas lenguas, Pablo
se puso a estudiar inglés, como se los comunicó en
ese idioma en una carta fechada el 25 de agosto de ese
año:
Foja 24v, con parte del texto en español de la “Pastorela de viejitos para solemnizar
el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”, conservada en Charapan, donde pudo ser
usado en dichas representaciones desde mediados del siglo xix. Posteriormente, puesta
en manos de Robert H. Barlow por Pablo Velásquez Gallardo.
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Como secuela de sus estudios en los Estados Unidos,
preparó tres reseñas sobre un libro y dos artículos
estadounidenses de antropología, aparecidos entre
1951 y 1953. La primera, sobre Anthropology today,
el monumental inventario enciclopédico de la antro-
pología moderna en los Estados Unidos y Europa
dirigido por Alfred L. Krober que salió a la luz jus-
tamente en 1953. Ese año, probablemente Pablo
Velásquez aún estaba en aquel país, como fruto de
un simposio internacional convocado por la Wenner
Gren Foundation (antes Viking Foun Incorporated)
y celebrado en junio de 1952. La obra reseñada fue
todo un acontecimiento editorial estadounidense,
pues reunió a muchos de quienes se encontraban —o
se encontrarían después— entre los más famosos an-
tropólogos europeos y estadounidenses, para evaluar
su antropología y sus recursos y la formación educa-
tiva en este campo. Por supuesto, los antropólogos
estadounidenses daban por sentado que “la antropo-
logía” era la suya.
El charapanense resumió los trabajos que con-
sideraró más originales de dicha obra, incluyendo
escritos de antropología física, arqueología, lingüís-
tica, etnología, antropología social y psicología. Al
constatar cómo la antropología tratada en el libro
acudió a la psicología, cuando quiso estudiar al in-
dividuo y se encontraba sin métodos y técnicas, él
expresó su desacuerdo con el uso en la investigación
de métodos de otro campo, procedimiento al que
le negará validez científica.67 Aunque más adelante
consideró a la antropología como una coordinadora
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de las ciencias dedicadas a estudiar fenómenos so-
ciales:
52
De regreso a México, trabajó, durante 1953, en
el Centro Coordinador del Instituto Nacional
Indigenista (ini) en San Cristóbal Las Casas. Luego,
en la Mixteca para el ini.70 En la primera semana de
febrero de 1954, recibió en la Ciudad de México,
instrucciones acerca de la formación de uno de los
subcentros en los que se dividiría —al fundarse— el
Centro Coordinador Indigenista en la Mixteca. El
día 10, salió a la ciudad de Oaxaca a entrevistarse
con el antropólogo Carlos Incháustegui para infor-
marse de la distribución y la venta de maíz que el
ini realizaría entre los mixtecos. El día 12, salió con
él rumbo a Tlaxiaco donde permanecieron cuatro
días evaluando las ventajas y las desventajas de es-
tablecer ahí un Subcentro Coordinador Indigenista.
Luego, como él mismo relató, emprendió su primera
exploración por el territorio al sur de dicha ciudad:
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Carátula de la compilación de informes de campo en la Mixteca de Pablo Velásquez
z
64
Al parecer, su larga relación con el mundo agro-
nómico, amén de sus anteriores relaciones con
agrónomos, ingenieros forestales y otros técnicos,
lo familiarizaron con la botánica, la silvicultura y
otros campos afines. Pablo Velásquez tuvo cierta
experiencia, no muy profundizada pero que lo fa-
miliarizó con el manejo de documentos de archivo
y fuentes históricas publicadas. También lo hizo con
la toponimía purépecha, la botánica, la etnografía
histórica y contemporánea de otros pueblos, el
inglés, etcétera; y parece haberse interesado en la
psicología. Cosmopolita, vivió en varios lugares del
área purépecha, en Morelia, en San Cristóbal las
Casas y en Oaxaca, al menos. Se estableció defini-
tivamente en México, donde también se mudó varias
veces de domicilio. En Estados Unidos vivió en Los
Ángeles y Nueva York, por lo menos. Como que-
dó visto viajó varias veces, viajó incluso a Europa y
Sudamérica. Un hombre cosmopolita, trilingüe y de
preparacioón multidisciplinaria.
VelásquezGallardo,“Currículum”, h. 1 r.
jurado, Pablo se declaró
comprometido por el he-
cho de haber sido parte y
actor de la historia descrita
en ese trabajo. Sus pregun-
tas revelaron parte de
sus preocupacio-
nes, pues preguntó
si el movimiento
de reforma agraria
El antropólogo charapanense
en el poblado fue propio de alrededor de los 50 años de edad
sus habitantes o vino de fue-
ra. Saliéndose de tema para
orientarse hacia la discusión sobre la función de los
estudios antropológicos, pidió a su examinado su
opinión sobre las posturas de los autores De eso que
llaman antropología mexicana, entonces promotores
de una corriente empeñada en reformarla. El aven-
turó su propio comentario, algo confuso, pero que
quizá dejaba adivinar su vaga convicción de que de-
bía mantenerse la labor gubernamental en pro del
desarrollo regional, en particular con su política “in-
digenista”:
88
Carlos García Mora
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Segunda parte
La mirada que Pablo Velásquez
dedicó a la hechicería
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Pablo Velásquez destinó su estudio a señalar algu-
nos elementos que a él le parecieron “fuertemente
autóctonos” del pueblo purépecha. Con ello, reba-
tió a quienes opinaban que, entre los siglos xvi y
xx, “la civilización occidental” europea había des-
plazado y suplido en sus miembros gran parte de la
cultura purépecha.109 Su posición exageraba, pues
dio a entender que la sociedad purépecha sobrevi-
vió hasta la actualidad y que lo hizo al margen de la
cultura de origen europeo, lo cual es evidentemente
falso.
No obstante, él tuvo razón en el sentido de que
dicho pueblo descendía de las relativamente autóno-
mas repúblicas purépechas de la era novohispana,
organizadas en parte con la cultura tarasca antigua
y reconfiguradas por la aculturación de la conquis-
ta y la colonización españolas. En este sentido, debe
entenderse su propósito de caracterizar como “ta-
rasca” (purépecha) la hechicería en Charapan y el
área purépecha en general, diferente a la españo-
la. Cabe preguntarse de si la sociedad y la cultura
purépecha novohispana fueron neoespañolas o neo-
tarascas, lo cual depende de cómo se caracterice al
pueblo y a la cultura purépechas. Este problema parte
de uno de los retos más importantes de la antropolo-
gía mesoamericanística: conocer y entender el origen
y la cristalización de los señoríos tarasco y su poste-
rior evolución —como puenlo purépecha— tras su
conquista en el siglo xvi.
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Para llevar a cabo su interesante indagación etno-
lógica, el autor recurrió a varias fuentes orales y
etnográficas, documentales y bibliográficas. Respecto
de las primeras hizo uso de tradiciones orales; histo-
rias familiares transmitidas por parientes del autor;
conversaciones escuchadas en su casa paterna —don-
de llegaban visitantes de otros poblados que iban a
consultar hechiceras de Charapan para curarse—;
e informes de hechiceros(as), usuarios, víctimas y
jóvenes amigos del autor en Charapan y otros pobla-
dos. Sus informantes fueron variados si se incluye a
los anteriores a su investigación. En Charapan, su
abuelo y otros familiares. En la región del lago de
Pátzcuaro, Juana Ceras de Alejandro, señora Juliana
Morales, señor Aristeo Vargas de Janitzio, una mujer
de Cucuhucho y otros. En la Cañada, los hechiceros
Pedro Remigio de Zopoco, Aristeo Alejo de Carapan
y una hechicera de Huáncito. En la Sierra, Cesáreo
Sosa de Paracho; Luis Jacobo García de Cocucho;
sus amigos Pedro Chávez y J. José Ramos Bautista de
Cherán y Ahuíran respectivamente; y señor Negrete
y señores Zalapa —cuñados que vivían juntos, tal
vez homosexuales, separados de sus esposas que eran
hermanas— hechiceros de Paracho. En Charapan,
los charapanenses Eustacio Acha, J. José Cortés,
Tomás Cortés, Cornelio Hernández Mora, Eduardo
Reyes y Guadalupe Sierra, David González Morales
—nativo de Capácuaro—, Juana Cerano Félix de
González —hechicera de Cherán residente en el
poblado—110 y curandera Eduviges Melgarejo. Así
como los señores Eduardo Reyes y Socorro Caballero
de poblados inidentificados.
97
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia
z
120
Hace unos años, en la biblioteca del Instituto
de Investigaciones Históricas de la Universidad
Michoacana, en la ciudad de Morelia, el historia-
dor Gerardo Sánchez Díaz reconoció a don Pablo
Velásquez Gallardo, quien se encontraba ahí sen-
tado haciendo una consulta. Una vez verificada su
identidad, entraron en conversación, durante la cual
Sánchez Díaz sacó a colación la tesis inédita de éste
sobre la hechicería —de la cual Gerardo tenía una fo-
tocopia de la que yo conseguí gracias a la firma
aprobatoria que Velásquez me concedió para poder
consultarla—. Entonces, le propuso publicarla. Don
Pablo accedió y acordaron que en la Universidad
se transcribiría y grabaría el texto en un disco de
computadora, el cual luego se imprimiría para que él
pudiera hacerle correcciones, las cuales considera-
ba necesarias dado el tiempo transcurrido desde
que la escribió. Se despidieron con ese compromiso,
pero nunca más fue posible cumplir lo pactado, pues
aunque se volvieron a ver en otras ocasiones, Pablo
falleció antes de que el texto estuviera listo para su
corrección. Sin embargo, Sánchez Días se echó a
cuestas la tarea de supervisar el cumplimiento de su
parte del acuerdo que culminó en el año 2000, al
publicarse su tesis hasta entonces inédita.
122
Méritos y agradecimientos
123
cuyo jefe †José Ramírez me facilitó una copia. El colega †Luis
Vázquez León obsequió su ejemplar de la ponencia inédita del
antropólogo Pablo Velásquez, presentada por 1992 en el XIV
Coloquio de Antropología e Historia Regionales, en el Colegio
de Michoacán de Zamora. †Gabriel Moedano aportó alguna
información. El lingüista Fernando Nava me donó, amén de
una ponencia suya, una fotografía tomada por él. Él mismo y
Dora Ascencio tradujeron generosamente una carta. El sociólo-
go Fernando Castañeda me hizo una oportuna observación. La
antropóloga social María Eugenia Vargas Delgadillo me prestó
invaluable ayuda, pues compartió un documento inédito y da-
tos obtenidos por ella con el antropólogo purépecha †Gildardo
González, en su proyecto de investigación patrocinado por el
Centro de Investigaciones y Estudios en Antropología Social.
Fernando López Aguilar proporcionó datos de Pablo Velásquez
durante su estancia en la enah, obtenidos en dicha institución.
Nelly Benveniste, exesposa de Pablo Velásquez, nos dió su tes-
timonio. Tatá †Tomás Salvador, su testimonio oral. †Oscar
Zambrano aportó su testimonio y su ayuda para comunicarme
con Nelly Benveniste. Finalmente, testimonios orales y etnogra-
fía charapanenses apoyan los datos y las apreciaciones que aquí
se consignaron sin apoyo documental o bibliográfico.
124
Fuentes y referencias documentales, fonográficas, bibliográficas y cinematográficas
Anónimo:
1996. “Kieslowski ya no buscará más temas que originen esperanza para su
cine”. La Jornada, México, Desarrollo de Medios, año 12, 14 de marzo, núm.
4137, pp. 25 y 26.
1997a. “Carta de Jacobo García Luis a Pablo Velásquez Gallardo escrita mayor-
mente en lengua p’urhépecha; México, D. F., 1941”, trans. Fernando Nava, trad.
Dora Ascencio y Fernando Nava, México, julio, 3 hs. mecanoescritas
Benveniste, Nelly:
1998. Entrevista con…, realizada por Carlos García Mora y Catalina Rodríguez
Lazcano, México, 4 de noviembre, 1 microcinta magnetofónica. [En el archivo
personal de los entrevistadores].
Editorial Porrúa:
1986. Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía de México, 3 vols.,
5a. ed., varios colabs., dir. Angel Ma. Garibay, Felipe Teixidor y Miguel León
Portilla, México.
1995. “Un antropólogo purépecha entre los estudios del y por el pueblo mexi-
cano y la mexicanística estadounidense”, Jornada Historias de la Ciencia en
México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Programa de
Doctorado en Antropología de la Facultad de Filosofía y Letras y el Instituto
de Investigaciones Antropológicas, 13 de octubre, 33 hs. Con 6 figs. [ponencia
inéd.].
Gilberti, Maturino:
1559. Bocabulario en lengua de Mechuacan. Compvesto por el reuerendo padre
Fray Maturini Gilberti de la orden del ∫eraphico Padre ∫ant Franci∫co. Fue vi∫to y
examinado y con licencia impre∫∫o. Dirigido al muy illus∫tre y reuendi∫∫imo Señor
Don Va∫co de Quiroga Obi∫po de Mechuacan, México, Iuan Pablos Bre∫∫ano,
88-180-[1] ff. [Existen ediciones posteriores, entre ellas la fács., de una tal vez
decimonónica: Diccionario de la lengua tarasca, México, nt. introd. José Corona
Núñez, Morelia, Balsal Editores, 1983, 522 pp.].
Jiménez Moreno, Wigberto, Arturo Monzón, Roberto Weitlaner, Pedro Armillas y Calixta
Guiteras Holmes:
1950. “Acta número treinta”. Actas de exámenes profesionales. Libro primero
[1944-81], México, Escuela Nacional de Antropología e Historia, acta 30, 17
de enero, f. 36r, 1 ft. [Actualmente en la Oficina de Exámenes Profesionales de
la enah].
León, Nicolás:
1903. “Los tarascos. Notas Históricas, étnicas y Antropológicas. Segunda par-
te. “Etnografía Precolombina”. Anales del Museo Nacional de México, 2ª ép.,
México, Imp. del Museo Nacional, tomo i, pp. 392-502, láms.
Olson, Ronald
1954. Social life of the Okiewno Kwakiutl, Berkeley, University of California,
213-259 pp. mp.
Salvador, Tomás:
1992. Entrevista a don Tomás Salvador, realizada por cgm y crl, barrio Tlacopan,
Xochimilco, D. F., 3 de septiembre, 3 casetes de cinta magnetofónica. [En acrl-
cgm].
Scheffler, Lilian:
1983. Magia y brujería en México, ft. Walter Reuter, dibs. José Narro, México,
Panorama Editorial, 176 pp., dibs.
Stanford, Thomas:
1968. Catálogo de grabaciones del Laboratorio de Sonido del Museo Nacional de
Antropología, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 472 pp.
Swadesh, Morris:
1969. Elementos del tarasco antiguo, pról. Juan Comas, currículo y bibliografía
Evangelina Arana y otros, vocabularios español-tarasco Madela Sancho, México,
129
Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Históricas, Sección de Antropología, 190 pp. (Serie antropológica, 119.
1954d. “Tercer informe que presenta Pablo Velásquez, sobre un recorrido por las
dos mixtecas” (véase Archivo del Centro Coordinador Indigenista de Tlaxiaco).
132
1967d. “Las necesidades internacionales de los servicios de consulta y préstamo
en las bibliotecas agrícolas”. Bibliotecas y archivos, México, núm. 1, pp. 58-84.
1976. “El Dr. Nicolás León”. La investigación social de campo en México de va-
rios autores, ed. e introd. Jorge Martínez Ríos, México, Universidad Nacional
Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Sociales, pp. 157-88.
133
1978. Diccionario de la lengua phorhépecha. Español-phorhépecha. Phorhépecha-
español, México, Fondo de Cultura Económica, 226 pp. (Sección de obras de
antropología).
ca. 1992. “La economía entre los phorhépicha”, XIV Coloquio de Antropología
e Historia Regionales, Zamora, El Colegio de Michoacán, 8 hs. mecanoescritas.
[En el archivo del autor de estas líneas.]
134
Weitlaner, Robert J.:
1948. “Situación lingüística del estado de Guerrero”. El Occidente de México.
Cuarta Reunión de Mesa Redonda sobre Problemas Antropológicos de México
y Centro América, México, Sociedad Mexicana de Antropología, pp. 129-33.
135