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EMBRIOLOGÍA
La morfogénesis del sistema genital atraviesa por 3 etapas bien definidas, que corresponden a:
Diferenciación cromosómica
La clave del dimorfismo sexual es el cromosoma Y que contiene al gen SRY (región de Y que
determina el sexo) en la porción distal de su brazo corto (Yp11), el cual codifica el factor
determinante testicular (FDT) responsable de la diferenciación testicular. Bajo su influencia se
efectúa el desarrollo sexual masculino; en su ausencia, se establece el desarrollo sexual femenino,
además de que se necesitan dos cromosomas X para ello.
Diferenciación gonadal
Periodo indiferenciado
Comienzan a migrar al inicio de la 4ª semana hacia el saco vitelino, hasta cerca de la alantoides. En
la 5ª semana comienzan a llegar a la cresta urogenital y en la sexta ya están alojadas en la zona.
Si no alcanzan las crestas, no se desarrollan las gónadas.
Durante la llegada de las CGP, en la sexta semana, del epitelio celómico surgen brotes celulares
que penetran en el mesénquima subyacente y forman los cordones sexuales primitivos. Las CGP
primero se alojan en el epitelio superficial y posteriormente se introducen en el mesénquima
subyacente uniéndose a estos cordones.
Así, la gónada primitiva presenta dos regiones: una corteza externa y una médula interna. En el
embrión XX la corteza se diferencia en el ovario y la médula desaparece; al contrario que en
embriones XY, donde la médula se transforma en testículo y la corteza queda como remanente
vestigial.
Periodo diferenciado
En los embriones femeninos, los cordones sexuales primitivos se disocian en grupos celulares
irregulares para finalmente degenerarse, desaparecer y ser reemplazados por un estroma vascular
que dará origen a la médula ovárica.
El epitelio superficial de la gónada femenina continúa proliferando, a diferencia del varón; debido
a la ausencia del gen SRY, se desarrollan los cordones sexuales secundarios o corticales que se
introducen en el mesénquima subyacente y se incorporan las CGP.
En el 3er mes los cordones se dividen en grupos aislados de células, continuarán proliferando y
comenzarán a rodear a cada CGP, ahora llamado ovogonia, con una capa de células epiteliales,
llamadas células foliculares, formando así un folículo ovárico primario.
Diferenciación fenotípica
Conductos genitales
Al inicio, los embriones masculino y femenino tienen dos pares de conductos genitales, los
conductos mesonéfricos (de Wolff) y los conductos paramesonéfricos (de Müller).
La parte caudal de los conductos de Müller se proyecta al interior de la pared posterior del seno
urogenital, donde produce una pequeña protuberancia, el tubérculo paramesonéfrico o de
Müller. Los conductos de Wolff desembocan en el seno urogenital a ambos lados del tubérculo.
En los fetos de sexo femenino, ante la presencia de estrógenos y la ausencia de testosterona, así
como de hormona antimülleriana (también llamada sustancia inhibitoria de Müller [AMH/MIS], los
conductos paramesonéfricos (de Müller) continúan su desarrollo y se fusionan entre sí en la región
más caudal. El cuerpo y el cuello del útero, además del tercio superior de la vagina se originan a
partir de esta fusión. El útero queda rodeado por una capa de mesénquima que dará lugar al
miometrio y perimetrio.
En su porción craneal, los conductos no se fusionan, generando las Trompas de Falopio (tubas
uterinas) y sus extremos crean el infundíbulo con sus pliegues mucosos.
Vagina
En la zona de contacto de los conductos de Müller con el seno urogenital, el endodermo que
reviste a este último forma 2 evaginaciones en los fetos de 3 meses: los bulbos sinovaginales, que
proliferan dando lugar a una placa vaginal sólida. La proliferación continúa en el extremo craneal
de la placa, aumentando la distancia entre el útero y el seno urogenital.
Hacia el 5º mes la placa se canaliza por medio de apoptosis originando los dos tercios caudales de
la vagina, que se cierra en su parte caudal por el himen.
Las expansiones aladas de la vagina, alrededor del extremo del útero, fondos de saco vaginales, se
desarrollan a partir del paramesonefros.
Así, la vagina tiene doble origen: la parte superior deriva de la cavidad uterina y la parte inferior
del seno urogenital.
La mujer puede retener algunos restos de los túbulos excretores craneales y caudales en el
mesoovario, donde forman epoóforo y el paraoóforo respectivamente.
El conducto mesonéfrico desaparece, salvo una pequeña parte craneal en el epoóforo y a veces
una pequeña parte caudal que puede localizarse en la pared del útero o de la vagina. Más tarde en
la vida puede producir el quiste de Gartner.
Genitales externos
En posición craneal con la membrana cloacal, los pliegues se unen para formar el tubérculo
genital. En la región caudal, los pliegues cloacales se subdividen en pliegues uretrales anteriores y
pliegues anales posteriores. Mientras tanto, otro par de elevaciones, las protuberancias genitales,
se vuelven visibles a ambos lados de los pliegues uretrales.
El descenso de las gónadas es mucho menor en la mujer que en el hombre, y los ovarios terminan
situándose debajo del borde de la pelvis verdadera.
El ligamento genital craneal produce el ligamento suspensorio del ovario, y el ligamento genital
caudal forma tanto el ligamento del ovario propiamente dicho, así como el ligamento redondo
del útero, que se extiende hasta los labios mayores.
Referencias bibliográficas
Arteaga Martínez SM y García Peláez MI. Embriología Humana y Biología del Desarrollo. Ciudad de
México, México: Editorial Médica Panamericana. 2013.
Sadler TW. Langman. Embriología Médica. 13ª edición. Wolters Kluwer. 2016.