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APARATO REPRODUCTOR FEMENINO

EMBRIOLOGÍA

La gónada se formará a partir de tres elementos:

 Mesodermo intermedio, que originará la cresta urogenital.


 Epitelio celómico, (derivado del mesodermo esplácnico) que revestirá a la cresta
urogenital en la 4ª semana. [El epitelio celómico reviste las cavidades torácica y
abdominal]
 Células germinales primordiales [precursoras de los gametos], provenientes del epiblasto
(ectodermo primitivo) y que se alojarán en la cresta urogenital.

La morfogénesis del sistema genital atraviesa por 3 etapas bien definidas, que corresponden a:

 Diferenciación cromosómica, determinación genética del sexo (sexo genético)


 Diferenciación gonadal (sexo gonadal):
o Periodo indiferenciado: Hasta la 7ª semana en el sexo masculino, y hasta la 9ª
semana en el sexo femenino.
o Periodo diferenciado: Desarrollo y diferenciación del ovario y el testículo.
 Diferenciación fenotípica, diferenciación del sistema de conductos, glándulas y genitales
externos (sexo fenotípico).

Diferenciación cromosómica

La clave del dimorfismo sexual es el cromosoma Y que contiene al gen SRY (región de Y que
determina el sexo) en la porción distal de su brazo corto (Yp11), el cual codifica el factor
determinante testicular (FDT) responsable de la diferenciación testicular. Bajo su influencia se
efectúa el desarrollo sexual masculino; en su ausencia, se establece el desarrollo sexual femenino,
además de que se necesitan dos cromosomas X para ello.

Diferenciación gonadal

Periodo indiferenciado

Las gónadas no adquieren características morfológicas masculinas o femeninas antes de la 7ª


semana del desarrollo.

En un principio las gónadas aparecen como un engrosamiento del epitelio celómico y el


mesénquima subyacente en la cara interna del mesonefros, lo que da lugar a la cresta urogenital.

Las células germinales primordiales se diferencian en el epiblasto durante la 2ª semana.

Comienzan a migrar al inicio de la 4ª semana hacia el saco vitelino, hasta cerca de la alantoides. En
la 5ª semana comienzan a llegar a la cresta urogenital y en la sexta ya están alojadas en la zona.
Si no alcanzan las crestas, no se desarrollan las gónadas.

Durante la llegada de las CGP, en la sexta semana, del epitelio celómico surgen brotes celulares
que penetran en el mesénquima subyacente y forman los cordones sexuales primitivos. Las CGP
primero se alojan en el epitelio superficial y posteriormente se introducen en el mesénquima
subyacente uniéndose a estos cordones.

Así, la gónada primitiva presenta dos regiones: una corteza externa y una médula interna. En el
embrión XX la corteza se diferencia en el ovario y la médula desaparece; al contrario que en
embriones XY, donde la médula se transforma en testículo y la corteza queda como remanente
vestigial.

Periodo diferenciado

En la 9ª semana del desarrollo, en ausencia de señales específicas de diferenciación testicular, la


gónada indiferenciada se transforma en ovario. Este proceso es regulado por el gen WNT-4.

En los embriones femeninos, los cordones sexuales primitivos se disocian en grupos celulares
irregulares para finalmente degenerarse, desaparecer y ser reemplazados por un estroma vascular
que dará origen a la médula ovárica.

El epitelio superficial de la gónada femenina continúa proliferando, a diferencia del varón; debido
a la ausencia del gen SRY, se desarrollan los cordones sexuales secundarios o corticales que se
introducen en el mesénquima subyacente y se incorporan las CGP.

En el 3er mes los cordones se dividen en grupos aislados de células, continuarán proliferando y
comenzarán a rodear a cada CGP, ahora llamado ovogonia, con una capa de células epiteliales,
llamadas células foliculares, formando así un folículo ovárico primario.

Paulatinamente, el ovario se separa del mesonefros en involución quedando sujetado por el


mesoovario. El ovario desciende hasta la cavidad pélvica a diferencia del testículo, que tendrá
localización extracorporal.

Diferenciación fenotípica

Conductos genitales

Al inicio, los embriones masculino y femenino tienen dos pares de conductos genitales, los
conductos mesonéfricos (de Wolff) y los conductos paramesonéfricos (de Müller).

La parte caudal de los conductos de Müller se proyecta al interior de la pared posterior del seno
urogenital, donde produce una pequeña protuberancia, el tubérculo paramesonéfrico o de
Müller. Los conductos de Wolff desembocan en el seno urogenital a ambos lados del tubérculo.

En los fetos de sexo femenino, ante la presencia de estrógenos y la ausencia de testosterona, así
como de hormona antimülleriana (también llamada sustancia inhibitoria de Müller [AMH/MIS], los
conductos paramesonéfricos (de Müller) continúan su desarrollo y se fusionan entre sí en la región
más caudal. El cuerpo y el cuello del útero, además del tercio superior de la vagina se originan a
partir de esta fusión. El útero queda rodeado por una capa de mesénquima que dará lugar al
miometrio y perimetrio.

En su porción craneal, los conductos no se fusionan, generando las Trompas de Falopio (tubas
uterinas) y sus extremos crean el infundíbulo con sus pliegues mucosos.

Sin testosterona, los conductos mesonéfricos se degeneran en la mujer.

Vagina

En la zona de contacto de los conductos de Müller con el seno urogenital, el endodermo que
reviste a este último forma 2 evaginaciones en los fetos de 3 meses: los bulbos sinovaginales, que
proliferan dando lugar a una placa vaginal sólida. La proliferación continúa en el extremo craneal
de la placa, aumentando la distancia entre el útero y el seno urogenital.

Hacia el 5º mes la placa se canaliza por medio de apoptosis originando los dos tercios caudales de
la vagina, que se cierra en su parte caudal por el himen.

Las expansiones aladas de la vagina, alrededor del extremo del útero, fondos de saco vaginales, se
desarrollan a partir del paramesonefros.

Así, la vagina tiene doble origen: la parte superior deriva de la cavidad uterina y la parte inferior
del seno urogenital.

La mujer puede retener algunos restos de los túbulos excretores craneales y caudales en el
mesoovario, donde forman epoóforo y el paraoóforo respectivamente.

El conducto mesonéfrico desaparece, salvo una pequeña parte craneal en el epoóforo y a veces
una pequeña parte caudal que puede localizarse en la pared del útero o de la vagina. Más tarde en
la vida puede producir el quiste de Gartner.

Genitales externos

En la 3ª semana del desarrollo, las células mesenquimatosas en la región de la línea primitiva


migran alrededor de la membrana cloacal para formar un par de pliegues cloacales un poco
elevados.

En posición craneal con la membrana cloacal, los pliegues se unen para formar el tubérculo
genital. En la región caudal, los pliegues cloacales se subdividen en pliegues uretrales anteriores y
pliegues anales posteriores. Mientras tanto, otro par de elevaciones, las protuberancias genitales,
se vuelven visibles a ambos lados de los pliegues uretrales.

Al final de la 6ª semana resulta imposible distinguir entre ambos sexos.

Los estrógenos estimulan el desarrollo de los genitales externos en la mujer.


El tubérculo genital se alarga un poco para crear el clítoris. A diferencia del varón, los pliegues
cloacales no se fusionan y dan lugar a los labios menores, mientras que las protuberancias
genitales se agrandan para formar los labios mayores.

El surco urogenital se abre y produce el vestíbulo.

Descenso de los ovarios

El descenso de las gónadas es mucho menor en la mujer que en el hombre, y los ovarios terminan
situándose debajo del borde de la pelvis verdadera.

El ligamento genital craneal produce el ligamento suspensorio del ovario, y el ligamento genital
caudal forma tanto el ligamento del ovario propiamente dicho, así como el ligamento redondo
del útero, que se extiende hasta los labios mayores.

Referencias bibliográficas

Arteaga Martínez SM y García Peláez MI. Embriología Humana y Biología del Desarrollo. Ciudad de
México, México: Editorial Médica Panamericana. 2013.

Sadler TW. Langman. Embriología Médica. 13ª edición. Wolters Kluwer. 2016.

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