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'Los Pactos' - Mensaje Del Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela
'Los Pactos' - Mensaje Del Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela
Miguel Bogaert
Portela
Publicado el7 agosto, 2017
Los pactos no se pueden ver desde el punto de vista intelectual, se deben ver desde el
punto de vista espiritual, porque cuando estás haciendo un pacto, no lo haces con el
hombre sino con Dios, y si tienes fe en Él, crees en Él, de que es tu proveedor, entonces
vas a entender lo que es un pacto.
La palabra “pacto” en griego es “diathéke” que significa contrato. Los griegos eran muy
intelectuales, no eran espirituales, eran muy filósofos y por eso las compañías de hoy en
día no tienen pacto, lo que tienen es contrato, porque fuimos afectados por esa cultura
griega; sin embargo, en el pueblo hebreo no había contrato, en el pueblo de Dios lo que
había era pactos. Dios hablaba con Su pueblo a través de pactos.
1. Humildad
2. Temor a Dios.
Si no tienes temor a Dios nunca vas a hacer pacto con Él, por eso haces pacto con el
Señor y lo rompes, pero no lo rompes porque quieres, sino porque no tienes temor a
Dios, sin embargo cuando Dios hace pacto con el hombre nunca lo rompe, quien lo
rompe es el hombre.
Un pacto significa sacrificio, cada vez que pactas con Dios vas a tener que sacrificar
algo; Dios hizo un pacto con el hombre y mando a Su hijo, lo sacrificó. No existe pacto
para un hebreo si no hay intercambio.
El pacto incondicional garantiza que Dios hará Su parte en absoluta certeza, cuando se
satisfacen los requisitos humanos, pero si el hombre fracasa, entonces Dios no tiene la
obligación de bendecirte. Lo buenos de los pactos es que no son obligatorios, son del
corazón.
1. Pacto endémico. Fue el primer pacto que Dios hizo con el hombre en el Edén.
Lo primero que Dios hizo fue bendecir al hombre al hacerlo a Su imagen y semejanza,
darle una semilla. Este fue el primer pacto, el endémico fue un pacto condicional, el
pacto incluía a Adán, el ser padre de la raza humana, ser bendecido, multiplicado,
fructificarse y subyugar.
“A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor
darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al
hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te
mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor
comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás
plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”.
4. Pacto Abrahámico. Este fue el pacto que Dios hizo con Abraham.
Lo mejor de los pactos es que cuando haces uno con Dios y le cumples, te haces tan
metido en ese pacto que Él te cambia el nombre, así como pasó con Abraham; por esta
razón cuando tú haces pacto con el Señor dejas de ser cualquier gente, ya eres hijo
pactante de Dios. Cuando haces pacto con Dios, absorbes la identidad con el que estás
pactando.
5. Pacto Mosaico. Este fue dado a través de Moisés para los hijos de Israel durante
el viaje de Egipto a la tierra prometida.
“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No
tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo
que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No
te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que
visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de
los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis
mandamientos”.
Aquí empezó el Señor a hacer pacto con Moisés y luego del pacto hizo lo siguiente:
7. Pacto Davídico. En 2 Samuel 7:4-16 vemos como Dios hizo pacto con David, le
dio un reino y un reinado. Este pacto es el más importante, asegura el reino
milenial en el cual Cristo reinará sobre la tierra.
Esto no se entiende con intelecto, sino por revelación del Espíritu, por eso mucha gente
no son bendecidos con Dios. El sistema de Dios es que cuando lo honras, Él pacta
contigo. Mientras tú le obedeces y tienes fe, el Señor te bendice. La prosperidad del
creyente es un acto de fe y obediencia.
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo
Jesús”.
“Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada
año. Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí
su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus
manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.
Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que
Jehová tu Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te
bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar
que Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por
ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante
de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia”.
Dios te pide el diez por ciento para ver cómo le temes, por eso cuando no le diezmas
estás diciendo que no le temes. Cuando haces pacto con Dios, lo haces a cambio de algo
que deseas que Él te de y si cumples este pacto te viene el gozo.
“Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos
declararán su justicia, porque Dios es el juez”.
Cuando haces pacto con Dios, obligatoriamente va a venir un sacrificio; si haces pacto
con Dios con lo que te sobra y no hay sacrificio, ese pacto no es agradable a Dios. Al
Señor le agrada el pacto que lleve sacrificio, que te cueste y tengas que ir a Su presencia
para que Él te provea por lo que pactaste. Pacto de sacrificio es un pacto de fe y no hay
fe si no hay riesgo.
Los pactos no son con la mente, son con el corazón, es en el corazón que está tu
gratitud, en la mente está tu necesidad, por eso no pactas con Dios, no le ofrendas, ni le
diezmas. A todo el que hace pacto con Dios, Él le da sabiduría para que le pueda
corresponder.