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ITT~~l

Introducción

C omo se se ña la a lo largo de es te ensayo, la rra acometió la tendencia surrealista durante un


mod ernidad en México comienza durante la dé- periodo de su desarrollo como pimor, pero su
cada de 1920 con el movimiento muralista. No es producción globaJ abarca otros estilos.
el objetivo de esta inves tigación estudiar a de- Por otra parte, es importante seña lar que el
tall e esa gesta ni la obra en particular de sus nombre de esta generación ha sido motivo ctc
prin cipal es integra ntes, sino pl antear algun as controve rsia. Teresa del Cond e fu e quien propu -
preguntas ace rca de los controversiales rasgos so que se llamara de la "ruptura''. Ell a comenta
vanguardistas que pudiera albergar la obra de que tomó esta definición de una refle xión hecha
Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Cle- por Octavio Paz al resr eclo. Vicenlc Hojo prefi ere
mente Orozco. A parlir de los años treinta, prin - decir que fu e la "(~ encración de la Apertura''.
cipalm ente, Hu fino Tamayo y Carlos Mérida for- Qui en esto escribe considera que se Lrala de los
jan vínculos con la mod ernidad internacional artistas que abrieron colectivamente las puertas
y de ma nera relativa co n las tendencias de van - de la vanguardia internaciona l en Méx ico.
guardia, a la vez qu e conso lidan sus propios es- Este trabajo no pretende rcsei'la r la historia ele
tilos. Cunlh er <..; erzso muestra tardíamente sus cierto periodo del arte mex icano, sino realiz..,r u11a
obras - casi al co mpás de la Ge nerac ión de la semblanza de la pintu ra loca l en romo al eje mo-
nuptura- pero ant es explora un tipo de estruc- dernidad y va ngu ardias. Dicha semblanza gira
1ura pic tó rica que co nflu ye co n el surrealismo. alrededor de las organ izaciones form:1 lcs relacio-
Tam bién Wolfga ng Paalen y Mathias Goeritz nadas con la abstracción en ,us distintos grados,
. . erá n un aport e para los más jóvenes. No se in - que van de la neta, definida ab~ tracción a los dis-
d 11ye uquí al grupo de arti stas extranj eros si - tintos grados de neofiguració11. Se dirtt que Alber-
Ltwdo.., en el surrea lismo ortodoxo. Esa decisión to Gironella posee un enclave surren li:-1:1; no uh~-
..,¡, ha,a en el hecho de que quienes ve rtebran tante, yo insisto en qu e, si bien hay obras dt.• estP
L''>tc· (·11.,a ytJ . . un los in tegra ntes de la Generación pintor que con duce n a tal vertil'ntc. ,11 impul:m
ele l:.1 Va n~uarclia o ele In H11pl11 ra, y entre ell u'i en ese sentido pertC'nccc m :i-, al c-.;pncin dl' su ha -

,.¡ .,u rreali,1110 no tu vo ni11g1·111 cnr la\'L~ nítido. bla y de su, ge,w~ (( ll l' al de su produ t.Tión . f\d l'
.'\ fe refic·ro a la, forma-. cl t> 1•, 1ru1 ·111 raci(m ele la~ m:í-,, (;ironl'lla t.''> un com ponl' llte fu11danw1 11 ,ll
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INTRODUCCIÓN

Miguel Salas Anzures (director del INBA), Luis Nishizawa, Enrique


Echeverría, Lilia CarriUo, Walde~ar Sjbla nd er,
Manuel Felguérez, Vlady, Alberto Gironella, Vicente Rojo, 1962
. Col. Esther Sierra Y Chavez.

en el abanico diverso y cambiante que compo - José Luis Cuevas, Vlady y Gilberto Aceves Na-
ne el vigoroso acervo de la pintura mexicana. Y , · 0 de la van-
varro, protag onista important1s1 m
hablo de pintura porque, pese a que en el caso
guard ia mexic ana. La presen cia del primero en
de Felguérez se aborda el tema de su escult ura · cwn
esta invest igació n no necesi ta exphca · es Y
por las razones apunta das en el capítu lo dedi-
en cuant o a Vlady y a Gilberto Aceve s Navarro
.
cado a su producción, este ensayo se focaliza
cabe decir que fueron (y Aceves 1o si·gue sien-
en la pintura, con tres ineludibles excepciones:
do) extrao rdinar ios dibuja ntes.

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PRIMERA PARTE

El muralismo como una singular


y controvertida forma de la primera
vanguardia en México

En su ensayo "La modernidad, un proyecto in- o anticipa movimientos que persiguen cam-
completo'; Jürgen Habermas escribe que esta bios importantes en la esfera social, la vanguar-
época, en su última concepción, la que corres- dia se lanza a un tiempo distinto, cruzado por
ponde al siglo xx y a las últimas décadas del la radicalidad de las transformaciones socia-
XIX (no hay que olvidar que el término moder- les. Las vanguardias estéticas, entonces, están
no fue usado en distintos momentos de la his- dentro de ese fenómeno más amplio que es la
toria), emerge con la obra del poeta y crítico modernidad.
de arte Charles Baudelaire. 1 En el terreno del Fue Diego Rivera quien introdujo cabal-
arte, los primeros anuncios de la modernidad mente el cubismo en su fase sintética en Méxi-
son protagonizados por el impresionismo -con co y, con esta tendencia, aportó al arte mexica-
su búsqueda de autonomía en la puesta de la no una de las corrientes que, reitero, dieron
pincelada sobre la tela, y también con Cézanne más claramente inicio a la modernidad en Eu-
y sus investigaciones todavía suavemente geo- ropa, en la medida en que las estructuras cu-
métricas-. Así, si la transición a la moderni- bistas significan una mayor ruptura con la re-
dad en el viejo continente debe ubicarse en los presentación realista, a comienzos del siglo xx.
últimos tramos del siglo XIX, Picasso y sus cole- Una buena pregunta es por qué fue Diego
gas, con la creación del cubismo a principios Rivera -y no sus compañeros en la experien-
del xx -siguiendo la lección de Cézanne y de cia muralista, es decir, David Alfara Siqueiros
Henri Matisse-, significan el más decidido y José Clemente Orozco- quien adoptó con
ingreso al universo moderno del arte. El más tanta soltura, maestría y talento el cubismo en
decisivo pero no el único, porque allí estaban parte de la producción que conforma una de
también las neofiguraciones de los expresio- sus primeras etapas pictóricas. La respuesta
nistas y los fauves. (bien conocida) está en la influencia que reci-
Dice Habermas: "La modernidad estética se bió el artista, nacido en Guanajuato en 1886 y
caracteriza por actitudes que encuentran un muerto en México en 1957, durante sus años
centro común en una conciencia cambiada del de estancia en París. París -centro del arte
tiempo. La conciencia del tiempo se expresa mundial en las primeras décadas de la pasada
mediante metáforas de la vanguardia, la cual se centuria- era proclive a la formalización de
considera como invasora de un territorio des- imágenes caracterizadas por un espíritu racio-
conocido [... ] La vanguardia debe encontrar nalista que les imprimía un tono más reflexivo
una dirección en un paisaje por el que nadie que dramático.
parece haberse aventurado todavía''. 2 En otras En la base compositiva del cubismo hay, en
palabras, si la modernidad artística acompaña efecto, una profunda actitud analítica, y es en tal
actitud donde continúa dominando una forma
' J. Habermas, "La modernidad, un proyecto incomple- de pensamiento global deudora del positivis-
to'; en Hal Foster, J. Habermas, J. Baudrillard et al., La
mo y más lejana en el tiempo del racionalismo.
posmodernidad, Kairós-Colofón, México, 1988, p. 21.
2
Idem. Simultáneamente, la contundente alteración que

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PRIMERA PARTE

todo por la pintura española, que también tie-


implicó para el cubismo su alejamiento de la
ne como uno de sus ejes lo dramático. El Greco
representación ilusionista lleva implícita la mar-
y Gaya, para citar los ejemplos más conocido s,
ca de cierta violencia. Pero ese rasgo no se tra-
se inscriben en una tradición que puede con-
duce en gestos trágicos sino, insisto, en una trans-
formación formal imbuida de reflexión teórica siderarse un anteceden te important e del ex-
y desarrollada en un entorno permeado por la presionism o, tomado en un sentido cultural
continuida d del espíritu racionalista. más amplio. En otra esfera, el barroco alcanza
Diego Rivera no abandona rá nunca del todo en México su máximo paroxismo, porque entre
esta influencia francesa, por lo menos en algu- sus huellas visibles o latentes circulan las for-
nos sectores de su obra. Muchas veces se ha mas y rituales del mundo prehispánico.
dicho que él fue el más afrancesado de los tres Retomand o a Orozco y a Siqueiros, resultan
grandes muralistas, sin darle a ese adjetivo, indudable s las vinculacio nes de sus respecti-
desde estas notas por lo menos, un carácter vas obras con el expresionismo alemán. En am-
peyorativo. bos la reserva temática está colmada de ele-
Pasemos ahora a José Clemente Orozco y a mentos densos, oscuros a veces, con una carga
David Alfara Siqueiros para abordai~ somera- semántica que se inclina a mostrar aspectos
mente, sus confluencias con el expresionismo controversiales y marginale s de la sociedad y
histórico. Como se sabe, el expresionismo ale- de la condición humana. También hay épica en
mán y nórdico en general constituyó otro de los sus componen tes argumentativos; en el caso
movimientos precursores de la modernid ad, de Siqueiros es una épica basada en lo que Oc-
que nace alrededor de 1900. Hay una diferen- tavio Paz denominó voluntaris mo y fe en las
cia entre el fauvismo francés, que es el correla- posibilidades de la teoría marxista, devenida
to del expresionismo alemán, y esta última ver- en doctrina gracias a los contenido s mismos
tiente: mientras el expresionismo conlleva una del programa marxista, la dictadura del prole-
honda dramaticid ad en la exploración trans- tariado por ejemplo. En Orozco, su Prometeo
formadora de sus figuras e imágenes tomadas encadenad o alude a un discurso épico atem-
globalmen te -todo ello dentro del cuestiona- poral y mitológico, mientras que sus dibujos
miento a la representa ción surgida con el Re- de prostitutas estigmatiz adas por la sociedad
nacimien to-, los fauves acentúan sus búsque- coinciden con el expresionismo histórico.
das en la distorsión del color. El expresion ismo Asimismo, si se atiende a la organización
alemán y nórdico se inserta en la tradición del formal de sus obras, el uso de diagonales, la
romanticismo alemán. Asimismo, el espíritu ro- violencia de cuerpos y rostros, las figuras hu-
mántico, con su cuota de tragedia, atraviesa a manas desbordan temente voluminosas y otros
toda la cultura alemana y el expresion ismo aspectos, se constata la confluenc ia de estos
recoge tal tendencia medular. El fauvismo, por dos artistas con el expresion ismo histórico.
el contrario, nunca llega a la exasperación des- Creo convenien te señalar esto porque, en la
bordada; en todo caso permea una contenida mayoría de las ocasiones, José Clemente Oroz-
exasperac ión y una furia cromática que guar- co y David Alfara Siqueiros son ubicados como
da cierto tono festivo. los puntales y los realizadores máximos, junto
t
Por su parte, y como se sabe, la historia de con Diego Rivera, de la experiencia muraliS ª·
las formas en México y su cultura en general Aunque se reconoce la concurren cia de los dos
también poseen fuertísimos rasgos vinculados primeros en la tendencia mencionada, no se
a la tragedia, la épica y el dolor. La misma con- hace mucho hincapié en su condición de prin -
quista es una compleja mezcla de esos rasgos. cipales introducto res en México de dicho mo-
Después, la pintura colonial es iníluida sobre vimiento. Tal carácter introductorio no se con-

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EL MURALISMO, CONTROVERTIDA FORMA DE VANGUARDIA

cretó al pie de la letra -como sí que Diego implica una puesta en términos críticos no sólo
Rivera fue un cubista y un cezanniano cabal en del despliegue formal abstracto o neofigurati-
muchos de sus cuadros memorables-, pero a vo, sino, además, una puesta entre paréntesis
la pintura de caballete de Siqueiros y de Orozco del cuadro.
debe enfocársele como un momento de la mo- iResulta casual que estos sismos visuales se
dernidad ligada a su equivalente internacional. produzcan en momentos de transformaciones
Relacionada pero no deudora, porque estos dos profundas de las sociedades en su conjunto?
artistas le dieron a su pintura expresionista sig- De ninguna manera. No existe una relación li-
nos y formalizaciones muy propias, singulares neal entre cultura y sociedad; esto es obvio.
y distintas. Pero los cambios de pensamiento y los cam-
Vale aquí un señalamiento: la práctica del bios concretos, el colocar en movilidad ideas y
cubismo sintético realizada por Rivera no debe organigramas sociales radicalmente distintos a
considerarse como la introducción del arte de los existentes lleva a prácticas e ideas homolo-
avanzada en nuestro país, tal cual afirman al- gables en la esfera cultural. Dadá, los formalis-
gunos (creo que por suerte pocos), porque no tas rusos en las investigaciones lingüísticas y
llega a ser un movimiento como sí lo fue el mu- los pintores suprematistas y constructivistas
ralismo. Además Diego llegó un poco tarde a fueron permeables a las ondas transformado-
aquel estilo. ras que provenían de la esfera de las ideas y de
Volviendo a los conceptos de modernidad la órbita de lo social, aunque sus pinturas y
y vanguardia, la línea que separa a una de otra gestos acordes con la vanguardia no se resol-
es lábil, móvil, plagada de entrecruzamientos. vían en imágenes que revelaran tales cambios.
Si bien el resorte fundamental de la moderni- Los cambios profundos, por el contrario, se ma-
dad emergente en el paso del siglo x1x al xx nifestaban mediante conceptos y prácticas es-
fue la ruptura de la representación ilusionista, téticas, insisto, relacionables con los fenóme-
las primeras tendencias vanguardistas fueron ra- nos sociales pero que sólo en forma simbólica
dicalizándose gradualmente hasta llegar a si- los expresaban. Si la Revolución de 1917 en Rusia
tuaciones extremas en la década de 1920; no es buscaba una reorganización radicalmente dis-
casual que ello aconteciera al compás de la Re- tinta de las sociedades, no resulta insólito que
volución de Octubre. Pero no olvidemos que se cuestionara a fondo el formato del cuadro
esos cambios o giros de ciento ochenta grados y se decretara su muerte. Desterrar al realismo
ya venían gestándose. Un ejemplo paradigmá- de lo pintado adquiría la significación de un
tico está en los primeros ready made de Mar- borramiento frontal del sistema icónico ocho-
ce! Duchamp, que datan de los años 1912 y centista.
1914, aproximadamente. Además, alrededor de El decurso de las corrientes artísticas poste-
1920 los dadaístas consuman actos performáti- riores en la zona europea y en Estados Unidos,
cos que alientan la provocación, el escándalo, especialmente en Nueva York, demostró que
la negación de la forma y del lenguaje. Simul- no se concretó la muerte de la pintura, sino un
táneamente, los creadores rusos promueven proceso de pensamiento dialéctico que susten-
un cuestionamiento a fondo de la pintura de taba no sólo las experiencias ideológicas, polí-
caballete que conduce a la negación de la mis- ticas y sociales (me refiero al sustrato teórico de
ma y a la máxima síntesis formal. Rodchenko, aquel primer momento revolucionario), sino
por ejemplo, pinta lo que él denomina el últi- también las experiencias suscitadas en el terri-
mo cuadro, mientras que Malevich realiza su torio del arte. Y es que discutir con tanta con-
cuadrado negro sobre fondo blanco y su cua- tundencia las formas visuales produjo una per-
drado blanco sobre fondo blanco. Todo ello turbación de igual intensidad en el interior de

13
en el movimiento obrero hasta 1914' año .
de 1·n·ICJO
las mismas. Los pinwres continuaron insenos ·

en la pinrura de caballete, pero ésta se vio im- de la primera Guerra Mundial. En medio de ello
pelida a alteraciones at'm más hondas que la estuvo la revuelta de los obreros y marinos rusos
alejaron mucho más de la representación. en 1905, hecho motivador de la memorable peJí.
De ese modo, la negación del caballete como cula El acorazado Potemkin, filmada por Sergei
sopone prorncó una afirmación más rotunda de Eisenstein.
las nuerns articulaciones del cuadro y de otros Toda esta movilidad social encuentra lazos
formatos. Los primeros años de la década de que otorgan coherencia a las nuevas formas de
1920, con las reestructuraciones estéticas, fueron articulación icónica, que fueron produciéndo-
medulares y significaron la culminación de un se durante las primeras décadas del siglo xx y
proceso que \·enía gestándose desde el siglo XIX. aun antes. Sería obvio repetir que no fueron re-
En el terreno de las ideas y de los movimien- laciones directas de causa-efecto. Con las in-
tos sociales, no hay que olvidar que la I Inter- termediacio nes del caso y la conciencia de que
nacional Obrera existió de 1864 a 1876 y que la se trata de fenómenos distintos -me refiero al
Il Internacional -promovida por los socialistas de la cultura y a las sociedades -, es posible es-
democráticos en 1889- influyó poderosamente tablecer ciertas homologías.

14
-
México, el muralismo
ylaRevoluciónd e 1910-1920

¿Es posible considerar al movimiento mura- Llevar la estructuración de las formas a su


lista como la primera vanguardia mexicana? Sí mínima reducción o presencia genera un va-
lo es, pero con sus propias, particularísimas cío, un ejercicio de tabula rasa, como si en ese
formas y procedimientos, unas y otros polémi- vacío, en ese despojamiento, circulara la metá-
cos y controvertibles respecto a lo que sucedía fora de lo abolido en la órbita social y también
en Europa. Uno de los puntos clave que permi- la metáfora del vacío provocado por la guerra
ten esta afirmación es que la pintura mural en reciente.
pleno siglo xx significa un aporte colmado de Orozco, Rivera y Siqueiros, por el contra-
novedad. Y lo nuevo es una de las bases de las rio, no reniegan contundentemente de la re-
vanguardias. Otra vez debemos citar a Jürgen presentación, aunque sí erosionan sus reglas
Habermas cuando dice que "el término 'mo- de la perspectiva y alteran la visión ilusionista.
derno' apareció y reapareció en Europa exacta- Hay en esto una reformulación, no una anula-
mente en aquellos periodos en los que se for- ción. No olvidemos que cuando Diego Rivera
mó la conciencia de una nueva época a través recibe el encargo por parte de Vasconcelos de
de una relación renovada con los antiguos y, emprender la tarea muralista, su viaje por Ita-
además, siempre que la antigüedad se conside- lia no se propone conocer la obra de los maes-
raba como un modelo a recuperar a través de tros del Renacimiento, va más atrás, a los pri-
alguna clase de imitación''. 3 Lo recuperado por mitivos o prerrenacentistas que operan en sus
los muralistas fue el pasado y el presente de estructuras por superposición de planos. Sin
México, como dijera Octavio Paz en los privile- duda, ahí está la semilla recogida entre las in-
gios de la vista JI. Trajeron al presente histórico novaciones parisinas.
de aquel momento a una porción de la socie- Retomo e insisto: los tres grandes del mura-
dad, el campesinado, hasta entonces ausente lismo relatan la gesta revolucionaria; lo temáti-
de las manifestaciones iconográficas y margi- co, vuelvo a insistir, es un componente de sus
nado de la sociedad. Ello coincidiendo con una pinturas sobre los muros. Pero la novedad en
revolución fundamentalmente agraria, como ellos consiste en rescatar una parte de la socie-
fue la desarrollada entre 1910 y 1920. dad mexicana, la indígena, campesina, margi-
Si nos centramos en la relación entre mura- nal, para darle el lugar dignificado que el siste-
li smo y vanguardia, veremos que en los temas ma político le había negado. Es decir, recogen,
los muralistas no actuaron a partir de mecanis- en sus pinturas, a los mismos sectores que pro-
mos polarizadores tal como lo hicieron los van- tagonizaron la Revolución mexicana.
guardistas europeos durante la primera parte Resulta arriesgado establecer analogías, so-
de la década de 1920. Vuelvo a los ejemplos más bre todo cuando durante los largos afi.os del
nítidos: dadá y los abstractos de la desapareci- predominio de la teoría del signo se han discu -
da Unión Sovi ética en sus obras más radicales. tido ese tipo de asociaciones. Pero lo cierto es
que pueden verificarse algunas relaciones en-
-, lhid., p. 2 0 _ tre dos hechos: la gesta de 1910-1920 no produjo

15
PRIMERA P..\RTE

. mo. Siqueiros fue más frontal, incluso en su


un airo de ciento oc 11en ta oarados en la orga-
" . .· como se compromiso concreto con los procesos rev
. . , de la< sociedad mexicana, O1U-
rnzac10n cionarios. Al involucrarse llegó a cometer er
proponía la Revolución ru sa, au~que fracasa- ro-
res gravísimos (como el intento fallido de aten-
ra. Y al compás de ello, los murahstas no erra-
. 1o desplie- tado a León Trotski) y excesos que pagó con años
dican el relato visual. al contrano,
gan con elocuencia. Aquello que sí constituye de cárcel. Pintor de imágenes desmesuradas y
una novedad son los temas escogidos y ya hombre de acción -como pocos creadores lle-
mencionados: el campesino dignificado Y con gan a serlo en este segundo aspecto-, conoció
un protagonismo más activo en la historia y, y se introdujo a fondo en las contradicciones
junto con él, la reivindicación de su pasado. -con sus momentos lumínicos y sus tenebro-
Temáticamente, los murales que Diego Ri- sidades- de un ideal que en sus comienzos
vera pintó en Palacio Nacional y en el Palacio buscó sustentar un modelo social y humanista
de Bellas Artes reconstruyen la historia de justo que nunca se cumplió. José Clemente Oroz-
México en actitud polémica respecto a la histo- co fue el más anárquico de los tres.
ria oficial y plasman, además, su propio deseo En la pintura mural de este trío de grandes
de una sociedad más justa, los personajes pa- hubo también una particular concepción de la
radigmáticos de sus ideas socialistas e ideas - épica pictórica, inédita hasta ese momento en
en términos visuales- de progreso industrial. el siglo xx, y ése es otro rasgo vanguardista de
A diferencia del conciliador realismo socia- la experiencia compartida. La épica implícita
lista, el realismo reprocesado, no al día, de Ri- en los murales de Rivera se constituía a partir
vera, Orozco y Siqueiros se realiza con base en del relato histórico detallado, con sesgos de
la polémica y la controversia respecto de las ilustración. Tal constituyente en Siqueiros se
derivaciones de la Revolución. Y hoy, cuando manifestaba por el desborde en su articulación
tales derivaciones se han convertido en el ros- icónica y textura!. Por su lado, Orozco, con su
tro opuesto de la misma, pueden ser vistas co- Prometeo encadenado, deslizaba una epicidad
mo el testimonio de lo que se buscó y no se atemporal, aludiendo a una justicia que exce-
consiguió, o como el espejo refractario de una día toda teorización programática y recortes
traición. históricos.
Si bien hay puntos de coincidencia con el Octavio Paz considera, no sin razón, que Si-
realismo socialista en cuanto al uso de algunos queiros recoge más la lección de Gauguin y del
símbolos, lo que en la ex Unión Soviética era la futurismo italiano. Esto se ve claramente en la
traslación a la pintura de emblemas y acciones introducción en sus obras de elementos mecá-
acordes con el sistema, en los muralistas di- nicos exaltatorios tanto de la máquina como de
chos símbolos traducían una relativa confron- la idea de progreso industrial. No obstante, tam-
tación con el sistema local.
bién Siqueiros posee indudables rasgos expre-
Por otra parte, cuando se observa la obra de
sionistas, no a la vanguardia ni en un sentido
los tres grandes en el contexto de lo que hasta
profundo, tal como se entiende al expresionis-
entonces se pintaba en México, su repertorio
mo y tal como lo explica Paz. El expresionismo
de imágenes, secuencias narrativas y procesa-
de Siqueiros tiene algo de dramatismo teatral.
mientos formales redondeaba un cambio res-
Paz comenta así las diferencias entre el fau-
pecto a la pintura anterior. Y en ello pueden
ve Y el expresionismo nórdico: "El expresionis-
observarse componentes vanguardistas.
mo, brutal cuando no irónico, es casi siempre
En sus relaciones con el poder político O con
patético. El fauvismo es orgiástico; el expresio-
el sistema imperante, Diego realiza una pintura
nismo es crítico. Para el primero la realidad es
que se mueve entre el civismo y la crítica al mis-
una fuente de maravillas; para el segundo de
16
-
EL MURALISMO Y LA REVOLUCIÓN

horrores. El fauvismo es una gran exclamación tante, en la página 248 de Los privilegios de la
de asombro y aplauso ante la vida; el expresio- vista este autor escribe: "En el primer tercio de
nismo es un grito de desdicha y una acusación nuestro siglo la pintura experimentó transfor-
moral''. 4 Más adelante Paz dirá que el expresio- maciones radicales, del fauvismo y el cubismo
nismo es un movimiento que va contra el Es- al surrealismo y la pintura abstracta. Todo lo
tado, mientras que el muralismo es un movi- que se ha hecho después no han sido sino va-
miento que nace y se desarrolla con el apoyo riaciones y combinaciones de lo que se pintó e
del Estado. 5 Otra diferencia apuntada por Paz inventó durante esos años. El movimiento mu-
es que el subjetivismo puesto en juego por los ralista mexicano es parte -aunque de manera
expresionistas alemanes constituye un aspec- excéntrica- de esos grandes cambios''. 7
to vinculado con la sensibilidad. Para los mu- En suma, en su mayor momento el muralis-
ralistas, en cambio, ese subjetivismo "no es mo conformó una singular y controvertida van-
sólo emocional y psicológico, sino ideológico guardia en México, al compás de una sociedad
(moral en el caso de Orozco)''. 6 que afloraba de la gesta revolucionaria y co-
Paz encuentra equívocos en la experiencia menzaba a difundir cambios en la sociedad y
muralista, el primero el nacionalismo. No obs- en el Estado-nación.

• Octavio Paz, Los privilegios de la vista 11, e n Obras com-


pletas, Círcul o de Lectores, Fondo d e Cultura Econó mi -
ca, México, 1997, p. 19,¡.
5
/bid., p. 195.
6
/bid., p. 194. 7 //Jid., p. 24 8.

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