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UNA MIRADA A NUESTRA REALIDAD: Te invito a observar las siguientes imágenes (ver)
REFLEXIONEMOS Y REPONDAMOS: ¿Qué situaciones nos presentan estas imágenes? ¿Cómo crees que emprendieron
las acciones solidarias de cooperar y brindar ayuda?
El propósito de esta semana es iniciar la elaboración de nuestro “Plan de acción solidario” y lo relacionaremos con el
mensaje del Evangelio para continuar actuando en coherencia. “En verdad les digo que en cuanto hiciste a uno de estos
hermanos míos, aún a los más pequeños, a mí los hiciste” (Mt 25, 40)
PLAN DE ACCION SOLIDARIA
¿Qué metas nos trazaremos?
Reflexionando en mi cuaderno:
1. ¿Por qué pregunto Jesús: quién dicen que soy yo? Y ¿Cuál fue la respuesta de Pedro?
2. ¿Qué le anuncia Jesús a Pedro?
3. Y para ti ¿Quién es Jesús? ¿Por qué?
EL PRIMADO DE PEDRO:
Nuestro Señor Jesucristo confirió a San Pedro el mando supremo de su Iglesia.
En las primeras comunidades cristianas, más tarde en toda la Iglesia, la imagen de Pedro quedó fijada como
la del Apóstol que, a pesar de su debilidad humana, fue constituido expresamente por Cristo en el primer
lugar entre los Doce y llamado a desempeñar en la Iglesia una función propia y específica. Él es la roca sobre
la que Cristo edificará su Iglesia; es aquel que, una vez convertido, no fallará en la fe y confirmará a sus
hermanos, y, por último, es el Pastor que guiará a toda la comunidad de los discípulos del Señor.
* Cristo declaró a San Pedro piedra fundamental de su Iglesia: «Bienaventurado eres, Pedro… Y yo te digo que sobre tí,
Pedro, edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella» (Mt. 16, 18). Pues bien, la piedra
fundamental de un edificio es absolutamente indispensable en él; de esa misma suerte, Pedro jamás
podrá faltar en la Iglesia.
* Cristo le prometió a San Pedro las llaves del reino de los cielos: «Te daré las llaves del reino de los
cielos; y lo que atares en la tierra atado será en el cielo; y lo que desatares en la tierra, desatado será
en el cielo» (Mt. 16, 19).
La expresión dar las llaves equivale a darle el poder supremo sobre su Iglesia, a la que muchas veces
llama «reino de los cielos». Y le promete confirmar desde el cielo lo que Pedro haga sobre la tierra
en virtud de ese poder supremo. Las ciudades antiguas estaban rodeadas de murallas. Y entregar las
llaves que daban acceso a las murallas equivalía a dar poder sobre la ciudad.
* Cristo antes de su pasión le dirigió a Pedro estas palabras: «Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha reclamado para
cribaros como el trigo. Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando te conviertas, confirma a tus
hermanos» (Lc. 22, 32).
Confirmarlo en la fe, y encargarlo de confirmar en ella a sus hermanos, es constituirlo guardián y
maestro supremo de ella.
* En fin, antes de subir al cielo, Cristo preguntó tres veces a Pedro: «Simón, ¿me amas más que éstos?
Y después de su triple confesión le dijo: «Apacienta mis corderos; apacienta mis ovejas» (Jn. 21, 25).
Lo nombró, pues, pastor, no de un rebaño material, que no tenía; sino de su Iglesia a la que muchas
veces designa con tal nombre.
La institución del primado, con su anejo carisma de infalibilidad, es precisamente una de las garantías
que Cristo ha querido establecer para mantener la indefectibilidad de su Iglesia, y, por tanto, el
cristiano puede y debe mirar siempre hacia él como expresión de unidad y de verdad.
La palabra Iglesia utilizada por Jesús significa "reunión de los que tienen una vocación". La Iglesia es
la “convocación” de los llamados a ser santos. La palabra hebrea original parece ser “qahal”, que significa
una “asamblea del pueblo” que se reúne para escuchar el anuncio de Dios y dar su asentimiento.