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Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá (Mateo

7:7a, NVI).

La oración no es una imposición divina, ni una carga pesada de la vida


cristiana. Surge más bien de nuestra necesidad de relacionarnos con Dios, a fin
de recibir poder para enfrentar las batallas de la vida. Jesús sabía que
necesitamos de oración. Durante el tiempo largo que precede la venida del Hijo
del Hombre, no debemos desanimarnos sino buscar el poder de la oración

Todos tenemos necesidad de oración

¿Sirven de algo nuestras oraciones? Jesús contestó esta pregunta con una
parábola (Lucas 18:1-8). Afirmó que si aún un juez malvado finalmente trata
con justicia a una viuda que persevera, ¿cuánto más el justo y amoroso Padre
hará justicia a los que continuamente claman a él de día y de noche? Jesús
nos enseña que Dios no decepcionará a ninguno de sus elegidos. Lo que Dios
demanda es que su pueblo persevere en pedirle con sinceridad.

La necesidad de la oración

Todos tenemos necesidad de oración. Por esto, el Señor hace de ella, no una
opción, sino una ordenanza para nuestro propio beneficio (1 Crónicas 16:11).
En Mateo 7:7, el Señor nos habla de orar con perseverancia. La triple
exhortación: "Pidan... busquen... llamen" concierne a la satisfacción de toda
necesidad.

Pedir implica humildad y conciencia de necesidad. Pedir presupone la fe en un


Dios personal con el cual podemos comunicarnos. Cuando uno pide, espera
una respuesta. El tener esa fe hace que la oración sea cálida y personal.

Buscar es pedir y actuar. No basta la petición ferviente. Debemos estar activos


en el esfuerzo por obtener el poder para perseverar. Uno debiera orar,
escudriñar las Escrituras (Juan 5:39; Hechos 17:11), asistir a los cultos
(Hebreos 10:25) y, sobre todo, tratar de vivir en armonía con la voluntad de
Dios revelada en su Palabra santa (Mateo 7:21, 24, 25; Juan 7:17).

Llamar es pedir, más actuar, más perseverar. Uno llama a una puerta repetidas
veces, hasta que le abran. Sin embargo, la perseverancia ya está implícita en
los tres imperativos, porque todos están en tiempo presente. Así que, una
posible traducción sería: "Continúa pidiendo, buscando y llamando". La idea
bíblica de llamar en sí misma ya implica perseverancia. Uno sigue llamando a
la puerta del palacio del Rey, hasta que él abre la puerta y provee de todo lo
necesario.
A cada mandamiento le corresponde una promesa. Por eso "pidan" es seguido
por "se les dará", "busquen" es seguido por "encontrarán", y "llamen" por "se
les abrirá". A todo sincero seguidor de Cristo se le promete una respuesta a la
oración que va acompañada por el buscar y el llamar.

El poder de la oración

Mi vida fue marcada por la oración desde los primeros días de mi vida. A los
pocos días de nacido adquirí una enfermedad estomacal muy severa que por
poco me quita la vida. Mi madre clamaba a Dios de rodillas frente a mi cuna, y
Dios le respondió con sanidad para mi vida.

A los pocos meses de casados, mi esposa fue diagnosticada con una condición
renal que impedía que quedara embarazada. Una sierva de Dios, llamada Betty
Day, fue a impartirnos clases de inglés en el Seminario, y nos enseñó también
sobre el poder de la oración y la unción con aceite. Al orar por mi esposa, fue
totalmente sanada y Dios nos dio la bendición de tener dos hijos.
RECURSOS RELACIONADOS

 Cómo leer la Biblia como lo hacía Wesley


 Culto de oración
 El Centro de Oración Viviente
 Encontrar una iglesia metodista unida
Mi esposa también fue diagnosticada con cáncer de seno cuando nuestros
hijos eran todavía pequeños. Muchos hermanos y hermanas se unieron a
nosotros en oración y ayuno. Antes de operarla para extraerle el cáncer, la
doctora pidió su consentimiento para removerle el seno completamente. Mi
esposa respondió en fe: "Ud. no tendrá necesidad de hacer eso" y pocas horas
después, salió sonriente del salón de operaciones para comunicarnos que no
había encontrado cáncer. ¡Gloria a Dios!

En el año 1980, fui confinado a un campo de trabajos forzados por ser


cristiano, donde cortaba caña de azúcar de sol a sol. Durante mi primer día en
aquel lugar difícil, clamé a Dios que me proveyera de compañeros cristianos en
medio de esa prueba para que pudiéramos apoyarnos mutuamente. Me estaba
duchando y cantaba el himno "Cuán grande es Él", cuando escuché que en la
ducha contigua una persona cantaba conmigo. Pudimos identificar a otros
cristianos en medio de aquel campo, y juntos nos fortalecíamos mutuamente
adorando a Dios en medio de los campos de caña y celebrando la Santa Cena
con galletas y jugo de caña de azúcar.

Durante 33 años de ministerio, Dios nos ha bendecido con innumerables


experiencias de sanidad en nuestras congregaciones. En el año 2001, llegué
con mi familia a los Estados Unidos, donde fui nombrado para comenzar una
nueva iglesia. La oración jugó un papel fundamental en ese proceso. La
oración por discernimiento nos ayudó a identificar las necesidades en medio de
la comunidad y en la vida de las personas. La oración de fe nos permitió
desafiar las dificultades y confiar en la provisión infinita de un Dios amoroso. En
respuesta a la oración intercesora de la comunidad de fe, Dios nos permitió ver
victorias en procesos migratorios, sanidades de cáncer, provisión de locales
adecuados conforme al crecimiento numérico del grupo, conversiones de
personas que antes vivían esclavizadas por adicciones, y provisión financiera
para que la nueva iglesia pudiera seguir adelante.

Recientemente vivimos una poderosa manifestación de Dios en una reunión de


pastores y pastoras de nuestro distrito, cuando, al practicar la oración de fe y la
unción con aceite, los pastores y pastoras testificaron de haber recibido
afirmación en su llamamiento y poder para ejercer autoridad en el nombre de
Jesús.

En medio de un mundo quebrantado y de sistemas financieros que sufren de


constante inestabilidad, el pueblo de Dios necesita recuperar su pasión por la
intimidad con Dios y buscar el poder para perseverar en el poder de la oración.
Para que tengamos una iglesia saludable, que marque la diferencia en medio
de nuestras comunidades agonizantes, necesitamos cumplir la tarea que Dios
nos ha encomendado mirando, "no a lo que se ve, sino a lo que no se ve" (2
Corintios 4:18) y sostenernos "como viendo al invisible" (Hebreos 11:27), el
Dios que por medio del poder de la oración, da a los que piden, concede a los
que buscan y abre la puerta a los que claman a él.
El Rev. Dr. Rinaldo D. Hernández es un metodista de quinta generación, nacido
en Jovellanos, Matanzas, Cuba. Hernández respondió al llamado de Dios al
ministerio pastoral en 1978. Recibió dos títulos del Seminario Teológico
Evangélico, Matanzas, Cuba: Licenciado en Teología en 1984 y Maestría en
Teología en 1998. Completó sus estudios de doctorado en el Seminario
Teológico de Columbia, Decatur, GA, recibiendo su Doctorado en Ministerio en
el año 2000. En 2001, Hernández se trasladó con su familia a Miami, donde
fundó una nueva congregación hispana metodista unida en el condado de
Miami-Dade. Lleva 43 años casado con su esposa Magalis (Maggie), y tienen
un hijo y una hija. Ambos sirven como líderes de adoración en sus respectivas
iglesias en el área de Miami. En su extensa trayectoria, Hernandez ha servido
como plantador de iglesias, pastor local, superintendente de distrito y ha
servido en varias juntas y comités tanto en Cuba como en los Estados Unidos.
Su carrera académica incluye el servicio como profesor de seminario durante
13 años, enseñando Biblia, Griego del Nuevo Testamento y Teología
Wesleyana. Actualmente, es Director de Latino/a Ministries en la Conferencia
Anual de la Florida de la Iglesia Metodista Unida.

10 beneficios significativos de la
oración
Dios, nuestro amoroso Padre Celestial, quiere que nos
comuniquemos con Él por medio de la oración. Él siempre
nos escucha cuando oramos. La oración diaria puede
bendecirte a ti, a tu familia y a aquellos por quienes oras.
También puede traer más paz a tu vida y ayudarte a
aprender más del plan de Dios para ti. Aquí encontrarás 10
maneras en las que la oración puede mejorar tu vida,
comenzando desde hoy.
383

1
La oración te ayuda a desarrollar una relación con Dios.
Al igual que tus padres aquí en la tierra, tu Padre Celestial quiere saber de ti y hablar
contigo. Cuando oras, Él escucha. Luego, Él contesta tus oraciones a través de
pensamientos, sentimientos, escrituras y aún por medio de las acciones de otras
personas.
2
La oración te ayuda a obtener una comprensión de la
naturaleza amorosa de Dios.
Las escrituras enseñan que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Puedes sentir ese amor al
hablar diariamente con Él por medio de la oración, buscando Su guía en tu vida.
3
La oración nos da respuestas.
El orar y escuchar las respuestas que Dios te da, puede ayudarte a entender mejor
tu propósito en la vida. Dios te ayudará a entender por qué estás aquí y lo que puedes
hacer para regresar a vivir con Él después de esta vida.
Acércate más a Dios por medio de la oración. Aprende
con los misioneros cómo hacerlo.
Dios quiere escucharte sin importar por lo que estés
pasando. Nos encantaría orar contigo y ayudarte a fortalecer
tu relación con Dios por medio del estudio y la adoración.
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4
La oración te ayuda a encontrar guía en tu vida.
Cuando oras a Dios en privado, puedes procesar y resolver las situaciones difíciles de tu
vida. Dios siempre nos escucha y a menudo nos proporciona respuestas específicas y la
guía que buscamos. Aun cuando Él decide no contestar inmediatamente o en la manera
en que esperábamos, la oración es una manera de encontrar paz.
5
La oración te da fortaleza para evitar la tentación.
Jesús aconsejó a Sus discípulos, “Velad y orad para que no entréis en tentación” ( Mateo
26:41). Mediante la oración, podemos superar las tentaciones de pecar. Ora por la ayuda
de Dios para guardarte de tomar decisiones incorrectas. Esto te dará la fortaleza para
hacer lo que es correcto.
6
La oración alínea tu voluntad con la voluntad de Dios
El propósito de la oración no es necesariamente decirle a Dios cómo queremos que Él
haga las cosas. Más bien, es para comprenderlo mejor a Él y Sus caminos, poniéndonos
en alineación con Su voluntad. Como suele atribuirse a C.S. Lewis, la oración “no
cambia a Dios, me cambia a mí ”.
7
La oración y el ayuno frecuente pueden ayudarte a
aceptar la voluntad de Dios.
Jesús ayunó 40 días y 40 noches antes de comenzar su ministero sobre la tierra. Al
hacerlo, estuvo en comunión con su Padre en el Cielo en oración. De igual manera, si
oras y ayunas, puedes estar más cerca de Dios y entender mejor las cosas que Él quiere
que hagas.
8
La oración puede obrar milagros
A través de las escrituras, vemos muchos ejemplos de Señor obrando milagros como
respuesta a una oración. En los tiempos del Antiguo Testamento, el profeta Daniel fue
echado al foso de los leones porque se rehusó a dejar de orar. Cuando oró a Dios en el
foso de los leones, ángeles aparecieron y cerraron la boca de los leones. Mediante la
oración diaria, tú puedes experimentar milagros personales, tales como la sanación, la
paz y el perdón de tus pecados.
Ora con los misioneros.
Regístrate para reunirte con nosotros
9
La oración invita al Espíritu Santo a tu vida.
Al orar diariamente, invitas al Espíritu Santo a que esté contigo y a que te consuele y te
guíe. El Espíritu Santo puede darte respuestas, ayudarte a sentir el amor de Dios y traer
un sentimiento de paz y gozo a tu corazón.
10
La oración te ayuda a ser más como Jesús
Jesús puso el ejemplo perfecto de la oración. Si te esfuerzas por seguir Su ejemplo por
medio de la oración, podrás llegar a ser más como Él y desarrollarás una mejor relación
con Jesús y con el Padre Celestial.

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¿Realmente contesta Dios las oraciones? ¡Sí!
Dios siempre nos escucha cuando oramos. La escrituras
muestran innumerables ejemplos de oraciones que Dios ha
escuchado y contestado. Él continúa contestando nuestras
oraciones en nuestros días. Por medio del poder de la
oración, puedes recibir respuestas a tus preguntas y recibir
las bendiciones que Dios tiene reservadas para ti.
Responder a las oraciones es una de las muchas maneras en
las que Dios muestra Su amor.
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Cómo orar
Dios es tu Padre amoroso en los cielos y quiere saber de ti.
Puedes acercarte a Él mediante la oración. Como Su hijo,
puedes pedirle a tu Padre Celestial Su ayuda y guía en tu
vida.
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La oración: Las preguntas esenciales


¿Qué es la Oración Según la Biblia
y Cómo Orar Correctamente?
POR JAMES SANDOVAL

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Estudio Bíblico sobre la Oración


Descubre el poder transformador de la oración en este apasionante
artículo. Exploraremos la importancia de la oración en la vida del
creyente y cómo nos conecta íntimamente con nuestro Padre
Celestial. Aprende cómo la oración puede fortalecer tu fe, brindarte dirección
en tiempos de dificultad y ser una fuente de consuelo y esperanza.
¡Acompáñanos en este viaje de descubrimiento espiritual y experimenta el
impacto que la oración puede tener en tu vida!
Lee También: 21 Ejemplos de Peticiones de Oración en la Biblia.

¿Qué es la Oración a Dios Según la


Biblia?
La oración, según la Biblia, es el acto de hablar con Dios. Es una
comunicación directa y personal con nuestro Padre celestial. A través de la
oración, podemos expresar nuestros pensamientos, deseos, preocupaciones y
alegrías a Dios. Es un privilegio y un regalo que Dios nos ha dado para que
podamos relacionarnos con Él.

Cuando nos sumergimos en las Escrituras, encontramos numerosos ejemplos


de personas que oraban a Dios en diferentes circunstancias. Desde los salmos
llenos de súplicas y alabanzas hasta las intercesiones fervientes de los
profetas, la oración tiene un lugar central en la vida de los creyentes. Es un
recordatorio constante de nuestra dependencia de Dios y nuestra necesidad de
su guía, provisión y consuelo.

¿Cuál es la Diferencia entre Rezar y


Orar?
Primeramente tiene que quedar claro que «rezar no es orar». Ya que el
Significado de «rezar» proviene del latín «recitare», el cual que
significa «repetir». Esto consiste en la repetición de ciertos tipos de oraciones
que han sido establecidas por otras personas y no son con palabras
propias. Por lo tanto, el Señor Jesucristo se refiere a este acto como
palabrerías vanas y sin sentido, las cuales Dios no escucha (Mt 6:7-8).
Pues no tiene sentido dirigirse al Dios Altísimo repitiendo algo leído o
memorizado.
Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por
su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque
vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le
pidáis.

Mateo 6:7-8

La Oración es una acción sincera y voluntaria de comunicación con


Dios. La cual, expresamos con nuestras propias palabras buscando el favor de
Dios. La Verdadera Oración que le agrada a Dios es la que se hace con
reverencia (Lc 11:2), con un corazón contrito y humillado que busca hallarlo
de verdad (Jr 29:13).
Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me
buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

Jeremías 29:12-13

Lee También: Salmos 18 – Oración de David como Acción Gracias por la


Victoria

¿Cómo orar a Dios Correctamente


Según la Biblia?
A lo mejor eres una de esas personas que dice ¿Quiero aprender a orar?,
pero no sé cómo empiezo. Pues la respuesta es: «La Biblia es la única
herramienta que nos enseña cómo aprender a orar a Dios
correctamente». Al leerla con frecuencia, podemos encontrar nuestra guía
espiritual en las Escrituras (Sal 119:105). Debido a que en ella encontramos
muchos ejemplos de oraciones que nos enseñan, cómo pedir a Dios conforme
su voluntad.
Hoy en día muchas personas buscan ayuda en oraciones escritas para aprender
a orar. Los primeros discípulos ante esta situación de ¿Cómo orar a Dios?,
le dijeron a Jesús: «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11:1).
Jesucristo nuestro mayor ejemplo, nos dio un modelo de oración, el cual no es
para repetir, sino para enseñarnos a orar correctamente. Y les dijo:

Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos (Lc 11:2).

El Señor Jesús en las oraciones que registran los evangelios nos muestra que
siempre se dirigía a Dios como su Padre (Mt 11:25, 26:39 Jn 11:41, 12:27-28,
17:1-2, Lc 23:4), enseñándonos así, que podemos acercarnos de una
manera más íntima a Dios. En el antiguo testamento nadie se atrevió a
llamar a Dios «Padre». Solo Cristo hizo esto, el Unigénito de las Escrituras.
De tal manera que ahora nosotros, recibiéndolo como nuestro Señor y
creyendo en Él, somos adoptados como hijos de Dios (Jn 1:12).
Santificado sea tu nombre (Lc 11:2).

Santificar el nombre de Dios es considerarlo Santo, Sagrado, de altísimo


estima y respeto. Como lo vemos una y otra vez en la escritura. Los salmos
nos enseñan la forma de como honrar y glorificar el nombre del Señor (Sal
33:41, 48:10, 71:22, 97:12).
Venga tu reino (Lc 11:2).

Cuando Jesús dijo la frase «Venga tu Reino» a los discípulos, hacía


referencia al reino espiritual de Dios. Debido que Judíos pensaban que el
Mesías restauraría el reino físico de Israel y los liberaría del yugo romano
(Hch 1:6). El reino de los cielos esta entre los hombres desde el día que el
Hijo de Dios se hizo como uno de nosotros, para morir en una cruz y
reconciliarnos con Dios (Is 9:11; Lc 17:20-21; Mt 4:17). Y será completado
cuando la maldad sea destruida y Él establezca nuevos cielos y tierra (Ap
21:1).
Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra (Lc 11:2).

Cuando oramos y decimos que se «Haga su Voluntad», estamos pidiendo a


Dios que sus propósitos se cumplan en este mundo como en el más allá. La
Biblia nos enseña que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta (Ro
12:2). Aunque muchas veces nosotros no la podamos entender. La Escritura
dice: «Sus caminos son más altos que nuestros caminos y sus pensamientos
son mejores que nuestros» (Is 55:8-9).
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy (Lc 11:3).

Esta palabra hace que reconozcamos que Dios no solo es nuestro sustentador y
proveedor material (Mt 17:24-27; Lc 5:5-6), sino también espiritual (Jn 6:51;
1 Co 1:5). Pero en particular el Señor Jesús siempre enfatizaba en la
importancia del alimento espiritual. «Trabajad, no por la comida que perece,
sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre
os dará; porque a éste señaló Dios el Padre» (Jn 6:27).
Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a
todos los que nos deben (Lc 11:4).
Nuestra deuda con Dios, era el pecado, como lo expresa Romanos 3:23 «por
cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios». La Biblia
nos enseña que también debemos perdonar a quienes nos ofenden para que
también seamos perdonados por Dios (Mt 6:14-15). Al perdonar las ofensas
de otros, Dios quiere enseñarnos a limpiar nuestro corazón de orgullo, rabia,
rencor, odio, celo, envidia y todo tipo de mal, que a la larga nos afecta a
nosotros mismos. Uno de los ejemplos que encontramos en la Biblia es la
oración de Jesús cuando dijo «Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen» (Lc 23:34). Otro ejemplo, fue la oración de Esteban mientras era
apedreado, dijo: «Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo
dicho esto, durmió» (Hch 7:60).
Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal (Lc 11:4).

Jesús no está sugiriendo con estas palabras que Dios es quien nos guía
hacia la tentación. Simplemente nos dice, que pidamos ser liberados de
Satanás y sus engaños. Todos los cristianos enfrentamos tentaciones y
muchas se deben a los deseos de la carne (Santiago 1:13-14). Algunas veces
ocurre de una manera tan sutil que simplemente no nos damos cuenta que está
sucediendo. Dios nos ha prometido que no permitirá que seamos tentados más
de lo que podamos soportar (1 Co 10:13). Pero tenemos que pedirle que nos
ayude a reconocer la tentación y nos de fuerza para enfrentarla. Jesús en
Mateo 26:41 nos enseña que la mejor manera de enfrentar la tentación es
orando: «Velad y orad, para que no entréis en tentación».
Lea También: Pedid y se os Dará, Buscad y Hallaréis, Llamad y se os Abrirá

¿Cuál es el propósito de la oración en


la vida del creyente?
La oración tiene un propósito profundo en la vida del creyente. A través
de la oración, establecemos una relación íntima con Dios y cultivamos
nuestra fe. Nos permite traer nuestras cargas y preocupaciones ante el trono
de gracia, confiando en que Dios escucha nuestras peticiones. La oración
también nos ayuda a alinear nuestros corazones con la voluntad de Dios,
permitiéndonos rendirnos a su plan perfecto para nuestras vidas.
Además, la oración nos brinda consuelo y paz en medio de las
dificultades. En momentos de aflicción, la oración nos conecta con la fuente
de todo consuelo, el Dios que puede sanar nuestras heridas y restaurar nuestra
esperanza. También nos capacita para enfrentar las pruebas con valentía,
sabiendo que no estamos solos, sino que Dios está con nosotros en cada paso
del camino.
A medida que profundizamos en nuestra vida de oración,
experimentamos el poder transformador de la presencia de Dios. Nuestras
vidas se llenan de su paz, gozo y fortaleza. La oración no solo cambia nuestras
circunstancias, sino que también transforma nuestros corazones a medida que
nos acercamos a Dios en humildad y confianza.

Tipos de Oración según la Biblia


Aquí tienes más tipos de oración que se encuentran en la Biblia, junto con las
citas correspondientes como referencia:

Oración de súplica
Esta es una oración en la que presentamos nuestras necesidades y peticiones a
Dios. Podemos acudir a Él con nuestras cargas y preocupaciones. Filipenses
4:6 nos dice: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con
oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias».
Oración de acción de gracias
Es una forma de oración en la que expresamos gratitud a Dios por sus
bendiciones y bondades. La oración de acción de gracias nos ayuda a
reconocer Su fidelidad y bondad en nuestras vidas. 1 Tesalonicenses 5:18 nos
anima: «Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad
para ustedes en Cristo Jesús».
Oración de alabanza
Esta es una expresión de adoración y exaltación a Dios por su grandeza y
poder. Alabamos Sus atributos y le damos gloria por todo lo que Él es. Salmo
95:1-2 nos dice: «Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos con
alegría a la roca de nuestra salvación. Acerquémonos a él con acción de
gracias; aclamémoslo con cánticos de alabanza».
Oración de intercesión
Es una oración en la que oramos en nombre de otros, levantando sus
necesidades delante de Dios. Intercedemos por su sanidad, salvación,
provisión y bienestar. 1 Timoteo 2:1 nos exhorta: «Exhorto ante todo, a
que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por
todos los hombres».
Oración de consagración
Esta es una oración en la que nos rendimos completamente a Dios, ofreciendo
nuestras vidas y deseos a Su voluntad. Es un acto de entrega y sumisión a Su
plan y propósito para nosotros. Romanos 12:1 nos insta: «Así que,
hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus
cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios; este es su culto
verdadero».
Oración de confesión
Es una oración en la que reconocemos y admitimos nuestros pecados delante
de Dios, buscando Su perdón y purificación. 1 Juan 1:9 nos dice: «Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad».
Oración de adoración
Esta es una oración en la que magnificamos y honramos a Dios por Su
grandeza y majestad. Es una expresión de reverencia y reconocimiento de Su
posición soberana. Salmo 96:9 nos insta: «Adoren al Señor con la gloria
que merece. Inclínense ante él, vestidos de su santidad».
Oración de búsqueda
Es una oración en la que buscamos la presencia y dirección de Dios de manera
intensa y apasionada. Es un anhelo profundo de estar cerca de Él y
experimentar Su voluntad. Jeremías 29:13 nos dice: «Me buscarán y me
encontrarán cuando me busquen de todo corazón».
Oración de consuelo
Es una oración en la que buscamos consuelo, paz y fortaleza de Dios en
momentos de aflicción y dolor. Es acudir a Él como nuestro refugio y
consolador. Salmo 34:17-18 nos asegura: «Los justos claman, y el Señor
los oye; los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca de los
quebrantados de corazón; salva a los de espíritu abatido».
Oración de dedicación
Esta es una oración en la que nos ofrecemos a nosotros mismos y nuestras
vidas a Dios para ser usados en Su servicio y gloria. Es un compromiso de
vivir para Él y cumplir Su propósito. Romanos 6:13 nos insta: «No ofrezcan
los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al
contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la
muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como
instrumentos de justicia».

¿Cómo podemos aprender a orar


según la enseñanza bíblica?
Aprender a orar según la enseñanza bíblica implica cultivar una relación
íntima con Dios y familiarizarnos con Su Palabra. La Biblia es nuestra guía
y fuente de sabiduría para la oración. Al estudiar las oraciones de los
salmistas, los profetas y Jesús mismo, podemos obtener una comprensión más
profunda de cómo acercarnos a Dios en oración.
La lectura y meditación en las Escrituras nos ayuda a alinear nuestros
corazones y mentes con la voluntad de Dios. Nos revela los atributos de
Dios, sus promesas y sus propósitos para nuestras vidas. A medida que nos
sumergimos en la Palabra, encontramos inspiración y dirección para nuestras
oraciones.
Además, es esencial establecer un tiempo regular de oración en nuestra
vida diaria. Buscar un lugar tranquilo y apartado, donde podamos hablar
libremente con Dios, es fundamental. La oración no se trata solo de pedir
cosas a Dios, sino también de escuchar su voz y permitirle que nos hable. A
medida que desarrollamos una disciplina de oración constante, nuestra
relación con Dios se fortalece y aprendemos a confiar en su dirección y
provisión.

¿Qué papel juega la oración en los


momentos de dificultad y prueba?
La oración desempeña un papel vital en los momentos de dificultad y prueba
en nuestras vidas. Cuando enfrentamos desafíos, crisis o aflicciones, la
oración nos brinda consuelo, fortaleza y esperanza en Dios. Es en esos
momentos que somos llevados a buscar a Dios con mayor fervor y confiar en
Su poder y amor.

La oración nos permite compartir nuestras cargas con Dios y depositar


nuestras preocupaciones en Sus manos. En Filipenses 4:6-7, se nos exhorta:
«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y
ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios,
que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus
pensamientos en Cristo Jesús». A través de la oración, podemos
experimentar la paz sobrenatural de Dios en medio de las tormentas de la vida.
Además, la oración nos conecta con la fuente de todo consuelo, fortaleza y
sabiduría: Dios mismo. En Hebreos 4:16, se nos anima a acercarnos
confiadamente al trono de la gracia, para recibir misericordia y hallar gracia
para ayudarnos en el momento oportuno. En tiempos de dificultad, podemos
encontrar refugio en la presencia de Dios a través de la oración, sabiendo que
Él nos escucha y está dispuesto a ayudarnos.
La oración también nos ayuda a mantener una perspectiva correcta en
medio de las pruebas. Nos recuerda que no estamos solos en nuestras luchas,
sino que tenemos un Dios poderoso y amoroso que camina a nuestro lado. En
esos momentos, la oración se convierte en un ancla que nos sostiene y nos
fortalece, recordándonos que podemos confiar en Dios sin importar las
circunstancias.

¿Cómo podemos orar efectivamente


por otras personas?
La oración por otras personas es un acto de amor y compasión que nos
permite interceder en su nombre ante el trono de Dios. Al orar por otros,
estamos participando en el plan de Dios para bendecir y traer transformación a
sus vidas.

Para orar efectivamente por otras personas, es importante comenzar por


conocer sus necesidades y circunstancias. Escuchar y mostrar empatía nos
ayuda a entender cómo podemos dirigir nuestras oraciones de manera
específica. Además, es esencial recordar que el poder está en Dios y no en
nuestras palabras. No se trata de usar fórmulas o frases elaboradas, sino de
abrir nuestros corazones a Dios y presentar las necesidades de otros con
humildad y sinceridad.
La oración intercesora implica presentar las necesidades de otros a Dios,
pidiendo Su intervención y bendición en sus vidas. Podemos orar por su
sanidad, restauración, fortaleza, provisión y guía. También es importante
orar por su salvación y crecimiento espiritual. En 1 Juan 5:14 se nos asegura:
«Y esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos
conforme a su voluntad, él nos oye».
Además, la oración por otros debe incluir el perdón y la bendición.
Debemos perdonar a aquellos que nos han ofendido y bendecir a aquellos
que nos han hecho mal. Jesús nos enseñó a orar por nuestros enemigos y
bendecir a quienes nos persiguen (Mateo 5:44). Al hacerlo, reflejamos el amor
y la gracia de Dios hacia ellos.
La oración por otros no solo impacta sus vidas, sino también la
nuestra. Nos acerca más a Dios, nos ayuda a crecer en compasión y nos
muestra el poder transformador de la oración. Como dice Santiago 5:16: «La
oración del justo es poderosa y eficaz».

¿Qué significa orar sin cesar como se


menciona en la Biblia?
En la Biblia, encontramos la exhortación de «orar sin cesar» (1
Tesalonicenses 5:17). Pero, ¿qué significa realmente orar sin cesar y cómo
podemos aplicarlo en nuestra vida diaria?
Orar sin cesar no implica estar de rodillas en oración las 24 horas del día, sino
más bien tener una actitud de constante comunión con Dios. Significa
mantener una conexión constante con Él, estando conscientes de Su presencia
en cada momento y buscando Su dirección, sabiduría y gracia en todas las
circunstancias.

Orar sin cesar es un recordatorio de que nuestra vida entera puede ser
una oración. No se trata solo de palabras habladas, sino también de un
corazón dispuesto y una mente enfocada en Dios en todo momento. Es un
estilo de vida que reconoce nuestra dependencia de Él y busca su voluntad en
cada paso que damos.
Podemos orar sin cesar a través de breves momentos de oración a lo largo
del día, manteniendo una conversación continua con Dios en nuestros
pensamientos. Podemos ofrecerle palabras de gratitud, alabanza, petición y
adoración mientras llevamos a cabo nuestras actividades diarias. Es una forma
de invitar a Dios a ser parte de cada aspecto de nuestra vida.
La oración constante nos ayuda a mantenernos conectados con Dios y a
ser sensibles a Su voz y dirección. Nos fortalece en nuestra fe, nos ayuda a
resistir las tentaciones y nos brinda paz y confianza en medio de los desafíos.

¿Por qué es importante la oración de


acción de gracias y alabanza?
La oración de acción de gracias y alabanza es un aspecto fundamental de
nuestra relación con Dios. A través de esta forma de oración, expresamos
gratitud y reconocimiento por las bendiciones y bondades que Dios nos ha
concedido. Pero, ¿por qué es tan importante incluir la acción de gracias y la
alabanza en nuestras oraciones?
En primer lugar, la oración de acción de gracias nos ayuda a mantener
una perspectiva de gratitud en medio de nuestras circunstancias. A
menudo, estamos tan enfocados en nuestras necesidades y preocupaciones que
olvidamos cuánto hemos sido bendecidos. La acción de gracias nos permite
detenernos, reflexionar y reconocer las múltiples formas en las que Dios ha
sido fiel y ha provisto para nosotros. Nos ayuda a cultivar una actitud de
gratitud y humildad, reconociendo que todo lo bueno viene de Dios.
La oración de acción de gracias también es un recordatorio de que
nuestra vida está en manos de un Dios amoroso y proveedor. Cuando
agradecemos a Dios por Sus bendiciones, reconocemos Su bondad y fidelidad.
Esto fortalece nuestra fe y confianza en Él, ya que recordamos que Él nos ha
sostenido en el pasado y seguirá haciéndolo en el futuro. La gratitud nos
acerca a Dios y nos permite experimentar Su paz y gozo en medio de
cualquier situación.
Además, la oración de alabanza es una expresión de adoración y
reverencia hacia Dios. A través de la alabanza, reconocemos y exaltamos los
atributos de Dios, Su grandeza, poder y amor. Alabamos Su obra en nuestras
vidas y en el mundo que nos rodea. La alabanza nos ayuda a centrar nuestros
ojos en Dios y a poner nuestra confianza en Él, en lugar de enfocarnos en
nuestras limitaciones y dificultades.
La oración de acción de gracias y alabanza también es transformadora
para nosotros mismos. Al enfocarnos en lo bueno y positivo, nuestro corazón
se llena de gratitud y nuestra perspectiva se vuelve más esperanzadora. Esto
nos capacita para enfrentar los desafíos con confianza y optimismo, sabiendo
que Dios está con nosotros y es digno de toda alabanza.

¿Cómo podemos discernir la guía de


Dios a través de la oración?
Discernir la guía de Dios a través de la oración es una parte vital de nuestra
vida espiritual. Cuando buscamos la dirección de Dios en nuestras decisiones
y situaciones, la oración se convierte en un medio poderoso para escuchar Su
voz y recibir Su guía. Pero, ¿cómo podemos discernir esa guía en nuestras
vidas?

En primer lugar, es importante cultivar una relación cercana con Dios a


través de la oración y el estudio de Su Palabra. Cuanto más conocemos a
Dios y Su carácter, más fácil será reconocer Su voz y discernir Su guía. La
Biblia es nuestra principal fuente de sabiduría y dirección, y nos revela los
principios y valores de Dios. Al alinear nuestras oraciones con la voluntad
revelada de Dios en la Biblia, podemos tomar decisiones más sabias y
discernir Su guía con mayor claridad.
Además, la oración requiere paciencia y disposición para escuchar a Dios.
A menudo, esperamos respuestas inmediatas, pero Dios tiene Su propio
tiempo y plan perfecto. Podemos pedirle a Dios que nos hable claramente,
pero también debemos estar dispuestos a esperar y confiar en Su sabiduría. En
el Salmo 27:14 se nos anima: «Espera en el Señor; esfuérzate, sé valiente, y
espera en el Señor». La paciencia y la confianza en Dios son fundamentales
para discernir Su guía en nuestras vidas.
Además, el discernimiento se fortalece cuando buscamos el consejo y la
sabiduría de otros creyentes maduros y confiables. Compartir nuestras
inquietudes y decisiones con personas de confianza puede brindarnos
diferentes perspectivas y nos ayuda a discernir la guía de Dios. La comunidad
y el compañerismo en la fe son valiosos recursos en nuestro proceso de
discernimiento.
También es importante aprender a estar en sintonía con el Espíritu
Santo, quien nos guía y nos habla en nuestras oraciones. El Espíritu Santo
nos ayuda a entender la voluntad de Dios y nos da paz y convicción cuando
estamos en el camino correcto. Debemos aprender a prestar atención a las
impresiones y convicciones que recibimos en nuestra vida de oración,
sabiendo que el Espíritu de Dios trabaja en nosotros y nos guía.
En última instancia, el discernimiento de la guía de Dios a través de la oración
requiere fe y confianza en Su dirección. A medida que confiamos en Él, Él
nos guiará y nos llevará por el camino correcto. Proverbios 3:5-6 nos dice:
«Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas».
Lea También: 10 Versículos sobre Promesas de Sanidad en la Biblia.
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15 RESPUESTAS
 Comentarios15
 Pingbacks0

1. Mercedes Garcia
31 marzo, 2018 a las 8:44 am
Muchas gracias por puntual enseñaza ha sido de mucha bendicion
Responder

o James Sandoval
4 abril, 2018 a las 12:40 pm
Gloria a Dios. Bendiciones Mercedes!
Responder
2. Luis
19 junio, 2018 a las 1:32 pm
Que Dios los bendiga mucho es de mucha ayuda un tema muy importante
Responder

3. Wendy Andino
9 julio, 2018 a las 4:43 am
Excelente, gracias al Señor por esta palabra.
Dios le bendiga grandemente.
Responder

o James Sandoval
12 julio, 2018 a las 12:11 pm
Gloria a Dios Wendy… Dios te Bendiga.
Responder

4. marielys diaz
2 octubre, 2018 a las 10:59 am
muy bueno por dejas en claro que rezar no es hablar con dios
Responder

5. Desiree Canales
29 diciembre, 2018 a las 11:13 pm
Excelente estudio , gracias por compartir!
Responder

6. Luis alfonso martinez mendez.


29 enero, 2019 a las 2:20 pm
Gracias, Dios les siga dando en tendimiento en la comprension de su palabra y
desernimiento, ya que tambien nosotros somos bendecidos con la enseñanza..
muy exelente el tema.
Responder

o James Sandoval
31 enero, 2019 a las 10:53 pm
Amén, Dios le Bendiga Hermano!
Responder

7. Reinaldo j Maita b
17 febrero, 2019 a las 6:24 pm
Hno esta muy bien, bueno- bueno.A Dios sea la glo

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