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DUNGEON DEFENSE

Volumen 5

Autor: yoo heonhwa


Ilustraciones: cocorip
Asesina de Parientes Consanguíneos.
Princesa Imperial, Elizabeth von Habsburgo.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 10
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de los Cruzados.

La noche se tornó fría una vez que la lluvia de primavera hubo amainado.
Los charcos de agua que fueron dejados atrás por esta, estaban dispersos aquí y
allá por todo el campo, y lentamente se iban secando. Veo que el agua se seca
bien incluso durante la noche.
Desde el día que jugué a las Banderas Blancas y Negras contra el Lord
Demonio Dantalian, he tenido el hábito de escuchar cuidadosamente el sonido
de la nada. Si inadvertidamente escuchas esa nada, entonces llegarás a
comprender que esa nada en realidad está golpeando como algo. Era de noche.
La luz de la vela temblaba firmemente mientras quemaba mi cuerpo, y al
temblar, también derramaba luz en las palabras que había sujetado en mi mano.
*
“Mes 4, Día 10: Tarde en la noche. Campamento enemigo; en medio de la
celebración de un rito ancestral, una purga se estaba llevando a cabo. Aunque
se sentía como si una lucha interna estuviese a punto de ocurrir, fue suprimida
rápidamente. Se puede asumir que Lady Demonio Barbatos y Lady Demonio
Paimon están detrás de esto. La vigilancia es estricta”.
*
Era una nota que fue rasgada hasta terminar siendo un trocito de papel dado
que quien la escribió solo pudo plasmar un par de líneas. Este espía había hecho
presión sobre un trozo de grafito con el fin de escribir esto, pero considerando
lo distorsionadas que estaban las letras, quedaba claro que esto no fue escrito
sobre una superficie plana. De estas palabras irregularmente escritas, pude
sentir la desesperada lealtad de este espía.
“…veo que este es un mensaje secreto que fue enviado tras ser escrito con
prisa. Hermoso”.
Varios cuervos estaban bajando sus cuerpos obedientemente sobre mi
escritorio. La Raza Demoníaca trataba a los cuervos propiciamente, por lo que
no los cazaban a la ligera. Hube plantado espías profundamente en las sombras
de las cosas que los enemigos trataban con cuidado. Removí otra nota del tobillo
de otro cuervo y la extendí ante mí.
*
“Mes 4, Día 10. Noche; un disturbio ocurrió en medio de las fuerzas
enemigas. Como los Lores Demonio tomaban las vidas de otros Lores
Demonios, las fuerzas enemigas fueron divididas en varias partes. Mientras se
dispersaban, se juntaban y contratacaban, la general enemiga, Laura De
Farnesio, actuó. Es caótico. Es difícil conjeturar más de lo que puede ser visto”.

—……
Las palabras eran pulcras y ordenadas. Era un reporte que fue escrito
vagamente. Forcé la vista para estudiar cuidadosamente la nota siendo teñida de
amarillo mientras la luz de vela seguía ardiendo.
Abrí mi boca y hablé a mi criada principal.
— Julia.
— Sí, Alteza.
— ¿Sabes cuándo me di cuenta del destino de un emperador?
— ¿Cómo podría ésta atreverse a hablar de la labor de un emperador?
— Fue cuando estaba pequeña.
La criada principal hizo una profunda reverencia. Se trataba de una chica que
tranquilamente me haría compañía incluso cuando yo pasase el tiempo
hablándome a mí misma. Para esta chica, esa era su labor como mi fiel sirviente.
— Noche tras noche, cada rincón del palacio imperial irradiaría debido al
abundante número de luces de vela. Mientras descongelaba mi cuerpo, sentía
curiosidad por algo al tiempo que miraba la vela que estaba encendida en una
esquina. ¿Por qué? Si vas a mirar las velas que debieron haberse derretido el día
anterior, lo verías; al día siguiente, todas las velas se habrían recuperado
completamente y estarían ardiendo una vez más. Mi joven yo estaba
asombrado… “Así que resucitan. Ah, cada noche, las velas reviven con el fin
de iluminar la nueva noche que se aproxima”.
Mientras desdoblaba las noticias que los cuervos habían traído desde diversas
distancias, una nota a la vez, seguí con mi historia.
— Eso fue lo que consideré como evidencia del descenso de Dios. Como
estaba tanto maravillada como atónita, fuese mi tutor o mi hermano mayor, les
conté a todos sobre ello. Los impíos irían de un lado a otro declarando que Dios
no existía, pero eso simplemente eran tontos murmullos de la gente que ha
vivido solamente durante el día. Dios es un individuo muy tímido, por lo que
solo vaga de noche por el palacio.
—……
— Nadie me creyó. Al contrario, se burlaron de mí.
Por eso, decidí confirmarlo.
— Era de noche.
Me escabullí de mi habitación y me oculté en un pasillo donde muchas velas
se habían derretido. Mi corazón estaba latiendo debido a la idea de que estaba a
punto de presenciar la escena de Dios paseándose por la noche.
— Incluso los asistentes se habían ido a dormir, por eso, mientras el palacio
estaba en silencio, los sonidos de los pasos de los guardias, el sonido de un
soldado anciano tosiendo con flema, y el aullido del viento… esa nada
permanecía en calma mientras seguía siendo nada…
Eso fue cuando era pequeña.
Los sonidos de los pasos de los guardias eran simplemente un clamor de
pisadas dentro de los pasillos, y mientras el sonido de toser flema era un ruido
que sacudía ominosamente el aire, el aullido del viento era el sonido del tiempo
siendo desperdiciado tediosamente. Aun así, tuve que aprender cómo escuchar
cuidadosamente esa nada. Durante esa temporada donde casi todo era nada, mi
corazón latía furiosamente por la idea de ver a Dios, y en ese entonces, todo el
mundo estaba tocando una variación del tono que venía de mi corazón latiendo.
¿Cuánto tiempo tuve que esperar?
— Alguien se acercó al salón iluminado por las velas. Los pasos eran más de
lo normal como para ser llamados pasos de Dios. La forma de la persona
también era demasiado lamentable para que se le considerase la apariencia de
Dios. Sin embargo, antes que el hombre se hubiese acercado más a las velas, yo
seguía creyendo que él era Dios. Simplemente pensaba que Dios era lo
suficientemente magnánimo para estar cómodo hasta con cosas normales y
lamentables. Poco después, una vez que presencié a Dios extinguir la moribunda
ascua de una vela, reemplazar la vela derretida con una nueva, y luego
encenderla, lo comprendí—— Ese no era Dios.
Solo era un simple asistente.
Era simplemente un humano lamentable.
Antes de saberlo, me encontraba meditando sobre el pasado con mis ojos
cerrados.
— Julia. Esa noche fue bastante deprimente. Lo que había visto era a un
asistente normal y lamentable en su labor nocturna, pero lo que pude conjeturar
fue algo más de lo que podía ser visto. Las velas no revivían. Simplemente eran
reemplazadas.
—……
— Ya que las velas eran cambiadas diariamente, es claro que había alguien
que las hacía cada día. Ya que había una persona que se ganaba la vida
simplemente haciendo velas día a día, también era indiscutible que hubiese otra
persona que cultivaba, cosechaba, y entregaba su comida a ese fabricante de
velas.
Yo no era consciente de esos súbditos, cuyos trabajos eran una parte mayor
de la tierra de la corona. Nunca he visto a un artesano que se ganase la vida
fabricando velas. Nunca he visto granjeros y mucho menos herreros que
hiciesen los equipos de cultivo para los granjeros. Sin embargo, como la vela
fue reemplazada justo delante de mis ojos y brillaba fuertemente — de la misma
forma cómo la ardiente luz de vela era clara y cierta, los súbditos que yo no
podía ver con mis ojos también eran claros y ciertos.
La gente existía.
Desde ese punto en adelante, cada mundo brilló como luces en mis ojos.
Persona tras persona estaba conectada sobre llamas y llamas.
Fue sólo después que descubrí cómo se le llamaba a esa luz de vela ardiendo
clara y evidentemente.
— ¿Entiendes, Julia?
—……
— Ese día, perdí a Dios y gané una nación.
Abrí mis ojos.
Una vez que mis ojos estaban abiertos, me volví a mirar a las criadas.
— El monarca al que ustedes sirven no cree en la resurrección de Dios. No
soy una religiosa. Si me tocase tener una doctrina, entonces simplemente sería
la de una luz de vela. Mi credo sería para que la luz de vela proteja
perennemente la noche, sin fin.
Julia se arrodilló y las demás criadas la siguieron al inclinarse.
— Nosotras, las humildes sirvientas, siempre hemos estado maravilladas de
usted, Alteza.
— Aunque puede que tenga diversas labores como emperatriz, una vez que
hayan conjeturado más de lo que puede ser visto, es cuando finalmente puede
ser establecido. Les preguntaré esto: ¿Todas creen en mi percepción?
— Por favor, ordénenos. Nosotras obedeceremos.
Asentí.
— Reúnan a los comandantes. Ya que se está a mitad de la noche, tendrán
que despertarlos con cuidado. Si les preguntan el por qué están siendo llamados,
entonces díganles que traigan sus armas. Si les piden una causa más profunda,
infórmenles que la Princesa Imperial les ha prohibido responder cualquier otra
pregunta.
— ¿Deberíamos llamarlos a todos?
— Sí.
Los comandantes se hubieron reunido todos para el tiempo en que una vela
tardó en derretirse a la mitad de un palmo1. La noche era fresca debido a que la
lluvia de primavera había retrocedido. Como ellos no sabían la razón por la que
fueron reunidos durante la noche, los labios de los comandantes estaban secos.
Ordené.
— Escuché que un folleto malvado ha estado circulando dentro de nuestras
fuerzas. Dicen que el discurso de la general enemiga fue plagiado y está siendo
distribuido entre los soldados rasos, nutriendo pensamientos traicioneros dentro
de sus mentes. Si esas ideas desleales crecen, entonces, ¿eventualmente no se
estarían convirtiendo en una rebelión? Se dice que una nación es un árbol
gigante donde las raíces están ubicadas dentro de los corazones de la gente. ¿No
creen ustedes que las raíces se tornarían firmes si erradican la maleza antes de
que puedan causar corrosión? Comandantes, hagan caso a mis palabras.
— Sí, Alteza.
— Con mi preocupación por esas raíces como causa, les ordeno. Les
permitiré una excedencia esta noche. Utilicen a los subordinados que crean son
de confianza y asalten cada tienda que haya. Pónganlas de cabeza. Si encuentran
alguno de esos folletos en el interior de alguna, ejecuten a cada soldado que fue
asignado allí. No les quiten la vida mientras causan un alboroto. No deben
permitirles a los granjeros cantar innecesariamente mientras cortan la maleza.
Decapítenlos.
Los comandantes bajaron sus cuerpos al suelo.
— ¿A todos?
— Sí, a todos.
Era de noche.
Había llamas elevándose por doquier a través del campamento militar,
iluminando la noche oscura. Dentro de cada charco de agua que la humedad de
la lluvia primaveral hubo dejado, había un cadáver decapitado sumergido.
El soldado que estaba elevando su voz con el fin de declarar que era inocente
fue decapitado en medio de su alegato. Su cabeza cayó en un lodazal y el agua
sucia fluyó en su mandíbula abierta. El nivel de la superficie del charco se
contrajo de acuerdo a la cantidad de agua lodosa que la boca del cadáver hubo
tragado. Así, todos los charcos se secaron completamente.
Veo que el agua se seca bien incluso durante la noche.
“Oh, Diosa de Todo que resides en la claridad de los cielos, por favor, no
eches a esos niños profundamente pecadores incluso si llegan a las puertas de
tu casa, y simplemente míralos con misericordia y tolerancia. Enterraremos sus
cuerpos terrenales, para que sí, Oh, Diosa de Todo, por favor, coseches sus
espíritus celestiales. Aunque sabemos cómo enterrar a los muertos,
desconocemos cómo sepultar sus almas; por eso, solo podemos ir ante ti, Oh,
Diosa de Todo, por tu sabiduría…”
Los sacerdotes cantaron aisladamente mientras vagaban por el campamento.
Como una santa que clamaba ser del Templo de Artemisa estaba liderando el
Himno del Devoto Difunto, los comandantes apáticamente dejaban el grupo de
apóstoles solo. Como era de esperarse, yo no tenía razones para obstruir los
corazones de los clérigos que deseaban calmar los espíritus con su himno.
Entregué la nota que fue escrita por el segundo espía a mi criada principal.
— Julia, la persona que escribió esto es un traidor que se entregó al lado de
la raza demoníaca.
— ¿Perdón?
— Como el día era caótico, ¿cómo fue este individuo capaz de encontrar el
momento para escribir sus palabras de forma tan limpia y ordenada? Un
disturbio ocurrió y esta persona también debió haber quedado atrapada por él,
pero como puedes ver, a estos les hubieron informado a sus superiores y
obtuvieron el tiempo para escribir relajadamente su reporte. Asigna un espía
distinto a esta persona. Mátalo antes de que pueda pasar medio mes.
—…… –la criada principal hizo una reverencia–. Como ordene.
Volví mi cabeza y miré hacia el otro lado de las Llanuras de Bruno. Era tarde
en la noche, por lo que el campamento enemigo no podía ser visto. Aunque no
era visible, solamente el contorno de la torre de cráneos humanos que los
demonios habían apilado en dirección al cielo podía ser vagamente visto bajo
la luz de la luna.
Laura De Farnesio debía estar actuando allí. Veo que la chica que no era nada
apenas se había convertido en algo después de haber sido acogida por Dantalian.
Por esa razón, ella estaba presentándose para él, para el Dantalian que la había
dado forma de algo.
Al final, ¿eso podía ser hermoso?
Incluso una vida es completamente dependiente de alguien más.
—……
Incluso eso——
Mientras escuchaba el sonido de las llamas fluir a través de la noche, analicé
ese pensamiento.
No tengo una religión.
Mi padre se burlaba de la religión. Siempre había sido un hombre que se
burlaría frecuentemente de las cosas.
Para él, la religión era opio para el débil, y por ende, una fábrica que creaba
personas débiles. Mi padre quería que su hogar fuese un campo de caza que
criaba al fuerte. Ni siquiera permitía una brecha en su familia donde el opio
pudiese plantarse.
Una vez, mi padre se sentó en la mesa y dijo:
— La moda de la religión ya pasó. Para ser precisos, en este momento, esa
tendencia está en proceso de marchitarse.
Era obvio lo que mi padre quería de sus hijos. Deseaba que nos
convirtiéramos en bestias que pudiesen atravesar cualquier cosa. La religión era
el ganado más fácil para rasgarle la carne. Las burlas de mi padre nos fueron
transmitidas fácilmente.
En ese entonces, además de nosotros, nuestras madres también se sentaban
en la mesa a la hora de cenar, pero había una de ellas que era religiosa. De lo
que puedo recordar, ella pertenecía a una familia que poseía tradiciones
religiosas muy estrictas. Sin embargo, nunca he visto que ella replicase las
burlas de mi padre.
Ella simplemente oraría sola unos 5 segundos antes de cada comida. Al
hacerlo, vagamente pasaría por alto las diversas respuestas. Y mi padre
terminará sonriendo amargamente antes de decir:
— Bueno, es inevitable.
En esos momentos, su tono casi sonaría como si simplemente le permitiese a
su estúpido amorcito tener unos segunditos de libertad.
Ella se comportaba como una hereje con fuertes pecados. No alzaba la voz
cuando memorizaba escrituras, ni se veía con otros creyentes en privado. No, ni
siquiera sermoneaba a su propio hijo sobre las doctrinas religiosas. Un tributo
de silencio antes de comer. 5 segundos. Se sentía como si eso fuese todo lo que
había para su fe.
La vez que la vi orando fue casi por coincidencia. Hasta el sol de hoy, sigo
preguntándome si eso era una oración o no. De vez en cuando, cosas
trivialmente peculiares me suceden. Durante esos momentos, he tenido
pensamientos trivialmente peculiares. Esta historia también es así.
Ese día, me había encerrado en el estudio. Lo había hecho ya que las madres
estaban ocupadas en la sala de estar y teniendo una discusión. Era tan fuerte que
el sonido de la disputa entre mamás se había filtrado por la grieta de la puerta
del estudio.
“Esta es mi casa. Mia y de ese señor. ¿Cómo osan, chusmas, a poner un pie
sin pensarlo…?”
“¡Si alguien tiene que largarse de aquí, entonces deberían ser ustedes!
¡Después de todo, es su culpa! ¡Toda… La de la última vez y ésta también…!”
“Por favor, si pensamos antes de hablar, entonces…”
Discusiones así ocurrían con demasiada frecuencia.
No había nada importante en ello. Sin importar cuán fuertes fuesen en ‘Yo
soy la puta’ o ‘Ella es la puta’, las madres eran consistentes cuando se trataba
de hacer la vista gorda en lo que a la conclusión más importante se refería; en
otras palabras, el hecho es que mi padre fue el peor hijo de puta en el universo.
Al final, era así cada vez que luchaban entre ellas. En esta casa, como mi padre
era como una existencia inviolable, para ellas, todos, excluyéndose a sí mismas,
eran unos putos.
En ese momento, alguien hubo entrado en el estudio. Era ella. Debió haber
sido golpeada por alguien en los labios, pues sangraba. Poco después, algo
desconcertante ocurrió. El momento en el que ella y yo tuvimos contacto visual,
ella estalló en llanto.
La consolé calmadamente y le acaricié el hombro. Me pregunté cuanto
tiempo pasó. Ella agarró mi mano y lloró.
— Perdona a tus madres. Perdona a tu padre. Perdónanos. Todos los días…
¡Ahh! Realmente me arrepiento de mis pecados diariamente… En serio…
Se sentía como si me hubiesen abofeteado ya que mi cabeza quedó en blanco.
Ella siguió murmurando mientras mantenía su cabeza hacia abajo.
— Por favor, perdónanos. Ya que me arrepiento de mis pecados, te pido que
te compadezcas de aquellos de los que no puedo arrepentirme. Perdónanos, por
favor…
La persona a la que ella le rogaba perdón probablemente no era yo. No me
estaba llorando a mí, sino a su Dios.
A simple vista, se sentía como si hubiese tenido éxito. Mientras su llanto
viajaba a una distancia increíble mientras lloraba, casi sonaba como si estuviese
allí.
¡Qué desesperada estaba su voz! Era tal que casi me engañaba. Si no hubiese
derramado sus lágrimas en mí, si sus lágrimas no hubiesen manchado mi ropa,
entonces habría existido la posibilidad de que yo creyese que Dios realmente
había oído su llanto.
Como mucho, el único lugar donde sus lágrimas pudieron haber fluido fue
mi ropa. El único lugar que estaría dispuesto a ser teñido por sus lágrimas
también era mi ropa. Ahí entendí que esto era el problema de todo.
La consolé por un largo rato antes de enviarla fuera del estudio. Me senté en
una silla y me sumí en mis pensamientos. ¿Quién podría perdonar los pecados
de esa persona?
Ella le lloró a Dios. O quizá ella le había llorado a él toda su vida. Sin
embargo, como no soy un Dios, eso ya no era toda su vida. No importa quién
era. ¿Qué podría hacer alguien por ella? ¿Quién puede declarar la inocencia de
un humano?
Al otro lado de la puerta, todo seguía deprimente con el sonido de la pelea.
“La última vez también, pues habíamos hecho de la forma que querías…”
“No, es porque fuiste innecesariamente persistente…”
“Por favor, si van a discutir, háganlo afuera…”
Recogí el libro que estaba leyendo antes.
Las palabras no estaban registrándose en mis ojos. Solo el sonido. Como si
ese fuese el ruido de la pelea que hubo comenzado antes de yo nacer y que se
mantendría así hasta incluso después de la muerte de mi padre… Siguió
haciendo eco en mi cabeza.
Incluso el llanto que había sido enterrado en mi ropa hacia escasos segundos
también estaba mezclado allí. El sonido de los sollozos y el de las voces se
devoraban entre sí y creaban otra. Me sentí mareado. Solo hubo un par de
palabras que llegaron a mi oído y pude escuchar distintamente.
“Todas ustedes”.
“No, tú”.
“Por favor”.
Eso era todo.
La melodía de Beethoven, la cual hube puesto, estaba fluyendo por todo el
estudio. “De la oscuridad a la luz”, se suponía que esa era una cita de Beethoven.
No sabía cuántos intervalos había cruzado, ni cuantos tenían que ser con el fin
de que mi vida se volviese una sola melodía.
Esto era de lo que simplemente no era consciente.
El Rey de los Campesinos, Dantalian. Rango 71.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 10
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.
— Pecador Dantalian, escucha.
Mi juicio fue llevado a cabo de una forma sencilla. Sucedió tarde en la noche.
Una vez que el sol vespertino brilló en la temporada donde la lluvia
primaveral hubo acabado, el mundo se tornó húmedo. Esa humedad siguió
incluso hasta el anochecer. Como yo aún me encontraba sentado dentro de la
prisión, recibí el vapor que estaba vagando en alguna parte entre el final de
primavera y el inicio del verano con mi piel desnuda.
De acuerdo al juicio——
— Hace un par de días, disfrutaste el ser elegido como el representante para
dar el discurso de la Alianza Creciente y anunciar el inicio de la guerra. Sin
embargo, te atreviste a designar a una humana sangre sucia y, como resultado,
desgraciaste a tus aliados de sangre. Aunque eres el representante de toda la
raza demoníaca, ya que hubiste elegido a una humana para que actuara en tu
lugar, al final, te deshiciste de tus obligaciones, y como resultado, manchaste
las costumbres de la raza demoníaca. Tu pecado es tremendo.
——eso es lo que he hecho.
No sé si mi pecado es tremendo o no, pero el único pensamiento que estaba
pasando por mi cabeza era que el campamento era tremendamente ruidoso
incluso durante la noche. La purga se encontraba actualmente en forma de
presente progresivo. Aunque a los Lores Demonio que fueron revelados como
traidores los decapitaron, aún quedaban soldados que eran leales a esas cabezas
rodantes, por lo que una masacre de mayor aclamación se estaba llevando a
cabo al pie de la colina.
—……
Farnesio aún seguía en su presentación allí. Era un acto que había empezado
tarde en la noche y no se había detenido a pesar de que hubiese pasado un cuarto
de día. Sucedió tarde en la noche. En el centro de donde los soldados mataban
soldados; y soldados eran asesinados por soldados, los dedos de Farnesio
volaban por las teclas del piano mientras confiaba en las antorchas que estaban
iluminando varias áreas del campamento.
Las brujas estaban acompañando mi juicio desde cierta distancia y
murmuraban entre sí.
— Cielos, si ella va a seguir con eso, entonces, ¿cuánto más piensa actuar
Lady General…?
— Ni idea. Debe habérsele acumulado mucha porquería en su mente en lo
que lleva de vida. Sería un alivio si haciendo eso puede liberar toda esa cantidad
de estrés.
— ¿Tú crees que pregunté eso porque no lo sabiiiiía? Pregunté fue porque su
canción es sombría. Desde una buena perspectiva, es una canción rebosante de
locura, y desde una mala perspectiva, solo es una loca canción. En cualquier
caso, no cambia el hecho de que nuestra linda general es una puta ligeramente
loca.
— Lo escuchas así porque tu conocimiento del arte es asquerosamente bajo.
Incluso si las cosas de las que careces no son una ni dos, entre esas, la carencia
que más rebosa en ti es lo que sabes de arte. De la misma forma en que solo los
humanos aparecen en los ojos de otros humanos, solo las putas locas aparecen
en los ojos de otras iguales; por lo que el fenómeno donde la General Farnesio
te parece una puta demente solo demuestra que tú también eres una de esas putas.
¡Asombroso! Acabo de ser jodidamente lógica, ¡me amo!
— ¿Ah? ¿No quieres también recibir una paliza jodidamente lógica?
— Si quieres demostrar que me equivoco, te invito a componer una canción
decente.
— ¡Muuy bien! Empezaré a componerla ahora mismo. ¡Me retaste! Es más,
una vez que toques mi canción, esooos cadáveres que murieron allí se
levantarán y comenzarán a bailar; e incluso el pene del Maestro Dantalian se
parará y bailará divinamente. ¡Solo espera…!
—……
Me preguntaba si era porque las brujas estaban traqueteando incansablemente.
Pero la expresión del juez cambió a la de un ceño fruncido. De la misma forma,
los soldados demoníacos que este trajo también tenían una complexión bastante
pésima. Las brujas no eran distintas a unas parias. Debía ser desagradable.
Aunque mi rol como maestro debería ser el de detenerlas, ¿qué importaba? Las
dejé en paz.
Pues la chica que vino aquí como jueza era bastante irritante.
— Huh…
Al final, la jueza dejó de leer mi sentencia y soltó un suspiro.
—…óyeme. Sería bueno si me escucharas con un poco más de seriedad. Esta
no es la sentencia de otro, sino la tuya, flacuchento. No importa cuanto pueda
ser esto por el bien de la formalidad, pero meter la pata de forma tan deliberada
es ir demasiado lejos, ¿no crees?
La jueza no era otra más que Lady Demonio Sitri.
La camarada de Paimon, la chica que, en cierto momento, trató de
envenenarme, estaba leyéndome mi crimen. La expresión de Sitri se tornaba
vaga cuando me refutaba por mi ofensa, pero se sentía que era así porque ella
sabía que no tenía nada de qué lamentarse. Si ese no fuese el caso, entonces ella
sería una maldita imbécil.
El problema en si se refería a si Sitri era una maldita imbécil o una puta de
mierda.
— No tengo idea de lo que habla, Alteza. Ya estoy concentrado. En realidad,
estoy tan enfocado que casi se siente como si no pudiese haber más
concentración que esta. Es tanto así, que si me esforzase por superar este nivel,
sencillamente ya no podría ser capaz de concentrarme.
— Sí, ¿y es por eso que estás fervientemente mirándome la entrepierna?
— Es que ese es un territorio que merece ser investigado académicamente.
— Querrás decir que es un territorio que merece ser disfrutado morbosamente,
degenerado.
La Lady Demonio de rango 12, Sitri, era hermafrodita. Esto significaba que
poseía pene y vagina al mismo tiempo, pero un rey no podía siquiera decir
palabras tan vulgares como “poseedora de ambos miembros reproductores”, por
lo que solo estoy refiriéndome a ella, de forma muy elegante, como
hermafrodita. Al fin y al cabo, soy un caballero que sabe lo que es la cortesía.
— ¿Cómo es, Alteza Sitri? ¿Existe diferencia alguna entre el placer que
recibe cuando usa sus genitales masculinos y el éxtasis que gana al usar los
femeninos? Aunque no es la primera vez que escucho que el goce que el
miembro femenino experimenta es superior a su contraparte masculina, no
puedo dar una declaración mayor si no se me aportan pruebas. Existe la
posibilidad de que el tipo de placer sexual en sí sea distinto. Ya que la sensación
de penetrar y ser penetrado es completamente diferente, el simple acto de
agruparlos cruelmente y llamarlo placer sexual puede que sea un error. Si ese
es el caso, entonces sería un asunto de preferencias. Alteza Sitri. Señoría
Respetable. Quizá sea presuntuoso de mi parte preguntar esto pero, entre
penetrar y ser penetrada, ¿cuál es el acto que le apetece más?
— Eh, pervertido. Ya eres un depravado, y no solo hasta el punto en el que
se siente que no puedes superar ese nivel de depravación, eres tan pervertido
que sí, de alguna forma, haces algo mayor a esto, entonces en ese momento,
habrás dejado de ser un degenerado y pasado a ser algo más.
Esta era una calumnia estúpida. Honestamente hablando, ya estaba
ligeramente asombrado. Incluso si esta mujer –hombre–, no, esta mujer… no,
este hombre, o lo que sea; esta persona que bien podría ser una maldita imbécil
o una puta de mierda, esta Lady Demonio que aún tiene que determinar si es
una maldita imbécil o una puta de mierda, en resumen le llamaré la “mierda de
Schrodinger”. Incluso si ella estaba leyendo directamente del manuscrito no
falsificado que fue escrito por Barbatos y Paimon, si consideras la declaración
reciente, era incierto si en realidad estaba manteniendo o no la neutralidad como
jueza. Para ser honestos, también había dudas en si existían suficientes células
cerebrales almacenadas en ese cráneo. Sin embargo, esto podría ser una
sospecha bastante ruda. Cada vez que me encontraba en una situación donde era
difícil decir si la persona frente a mi tiene cerebro o no, siempre optaba por creer
que si tenían. Después de todo, aún sigo siendo un caballero que conoce bien la
cortesía…
— Eso es ciertísimo. Nuestro maestro Dantalian es un grandísimo perverso
pervertido.
— Sipi. Nuestro maestro y la palabra pervertido van de la mano, que es
dificilísimo decir que él no es un pervertido. No es increíblemente
complicadísimo hacerlo, sino que si niegas el hecho de que nuestro maestro es
un depravado, se sentiría como si negases su existencia misma. Dicho de otra
forma, significa que la esencia misma de nuestro Maestro Dantalian es
pervertida. ¡Ahhh! Acabo de ser jodidamente lógica, ¡me amo!
— ¡Qué raro! ¡Se me hace que la lógica cambió sin que me diera cuenta!
— Por cierto, ¿qué estás garabateando en ese pergamino? ¿Cómo se te ocurre
hacer otra cosa cuando ves que estamos discutiendo el hecho de que nuestro
maestro es un pervertido?
— Escribo una cancioncita. ¿Qué novedad hay sobre el hecho de que el
Maestro Dantalian es un pervertido como para necesitar discutirlo, chicas? En
todo caso, ¿por qué no se ponen a chismear sobre el hecho de que el sol saldrá
mañana en la mañana y luego caerá la noche? De esa forma, al menos se les
concederá una pizca de nuevo conocimiento a su falta de sentido cultural. Más
bien, con el fin de probar mi conocimiento artístico, me encuentro componiendo
una canción divina, una que la humanidad hasta ahora no ha escuchado y que
en el futuro jamás oirá.
— Eso me pregunto. Más bien siento que tu declaración es toda esa mierda
que la humanidad no ha oído hasta ahora y que en el futuro jamás oirá…
— Ahora que lo pienso, escuché por ahí que el Maestro Dantalian durmió
con la General Farnesio.
— ¿Qué?
— Disculpa, ¿qué?
— ¿Qué dijiste?
— ¿Do-Re-Mi-Fa-Sol?
— ¡Qué lindo! ¡Un coro magnífico! ¡Bien! Si añadimos nuestra composición
a la actuación de la general, entonces sonará mejor. Para las putas locas solo es
correcto cantar una canción tocada por una puta loca. ¡Canten, putas de mierda!
¡Bailen, putitas! ¡Celebremos nuestra propia Noche de Walpurgis!
— ¿Cómo que La-Sol-Fa-Mi-Re-Doo?
— ¡Joder! Eso es demasiado. Te pasaste. El coro terminó así como empezó
por culpa de cierta puta psicótica que no quiero nombrar pero miro
disimuladamente. Es por eso que cantar con putas dementes es una tarea
dificilísima. Al fin y al cabo, son putas locas.
— Un segundito. Si ese rumor es cierto, si el Maestro durmió con la general,
¿por qué no nos mira? Sé que no debería hablar de esto pero, comparando
nuestras apariencias con la de la general, nuestras edades no parecen distantes,
¿cierto? Honestamente, somos igualitas. Jóvenes. ¿Por qué es la primera vez
que escucho este rumor de que nuestro maestro durmió con la General Farnesio?
— La respuesta es sencillísima. Acabo de inventar el rumor.
— ¡Puta desgraciada!
— ¿De qué estábamos hablando?
— Ah, sobre que el Maestro Dantalian es un pervertido.
— No, estábamos hablando de que el Maestro Dantalian durmió con la
general.
— ¡Santo Señor! ¿Es cierto? Cielos, Maestro. No puede vivir como un
pervertido. Una persona debería vivir con cortesía.
—……
Y mis brujas eran unas que habían tomado algo como la cortesía y la habían
arrojado en un contenedor de comida podrida. Mocosas del demonio.
— Esas zorras que ni siquiera estarían satisfechas de masticar hasta la
muerte——
Susurro.
Fue en ese momento que el comandante que Sitri había traído sacó su espada.
Las brujas que estaban chismeando y cacareando entre sí, levantaron sus
bastones y apuntaron a las gargantas de los soldados. Era de noche. Sombras
que claramente no fueron proyectadas por la noche cubrieron los cuellos de los
soldados como los tentáculos de un pulpo. Se sacudían vilmente de un lado a
otro como si pudiesen lamer los cuellos y privarlos de sus vidas en cualquier
momento.
—……
El comandante tragó grueso. En la distancia, aunque la masacre bajo el
pretexto de “purga” seguía ruidosa y la canción que Farnesio estaba tocando
también era prominente, este lugar, debido a que la colina donde estaba mi celda
era como el ojo del huracán ubicado en el centro de todo el clamor, el sonido de
alguien tragando era deprimente.
— ¿Sí?
— ¿Bueno?
— ¿Qué?
Las brujas inclinaron sus cabezas. El ángulo y velocidad con las que habían
hecho ese movimiento fueron idénticos. Mientras inclinaban oblicuamente sus
cabezas con el mismo ángulo y velocidad, las brujas sonrieron alegremente.
— ¿Qué? ¿Es la primera vez que ves a unas putas dementes?
—……
— Hmm. Sir. Sí, tú, señor. No creo que este sea nuestro primer encuentro.
Tu cara la he visto en otra parte. ¿Dónde fue? ¡Jajajaja! ¿Dónde he visto la cara
de este imbécil?
Ahhh. Luego la bruja exclamó.
— ¡En las Planicies de Yotvingios! En la zona de reunión de la Aliaaaanza
Creciente.
—……
— Cierto. Ahí fue cuando te vi. Fue cuando mostraste tu cara, mientras
movías esos estúpidos ojos. Mientras meneabas esa asquerosa boca. Sipi. Ahí
fue cuando te vi. ¿De qué estabas parloteando en ese tieeempo? Mis amadas
compañeras, mis queridas damas, ¿lo recuerdan—?
— Yo sí.
— Lo recuerdo bien clarito.
— Hasta yo recuerdo.
— Su Alteza Dantalian estaba liderando las tropas y pasando por el humilde
campamento, pero ellos no nos dejaron pasar. Nos tiraron bolas de nieve. Era
un montón de nieve mezclada con barro. No tuvimos más opción que proteger
a Su Alteza con nuestros cuerpos. Ni siquiera esperábamos que alguien nos
limpiara la mugre de nuestros cuerpecitos, pero Su Alteza personalmente limpió
nuestras ropas.
Las brujas se rieron en tono bajo. Su risa fácilmente se filtraba en el ligero
aire del cielo nocturno. La risa que fluía de las brujas era únicamente ligera.
Creí que ese era el caso porque habían desechado sus vidas en algún lugar.
Como prueba de haberlo hecho, las brujas se burlaron mientras sacaban algo
que había sucedido hace tiempo atrás.
‘Que su concubina sea una paria, su general una humana, y sus
guardaespaldas reales sean brujas, hace que su buena fe perfore el cielo,
Majestad. Ciertamente, encaja con el Rey de los Campesinos’.
‘¡Debe ser muy afortunado ser tan popular con las mujeres, Majestad! Por
favor, enséñele a la gente como acostarse con las rameras de baja cuna y
distribuya la información por todo el mundo’.
‘¿Acaso planea cortar a estos inferiores súbditos, Majestad? Eso está bien.
Ya que usted ha degollado a Su Alteza Andromalius con el fin de salvar la vida
de una puta súcubo, entonces, matar a miles o cientos de inferiores como
nosotros por esas brujas debería ser posible, ¿no?’ .
‘Por favor, pisotee nuestros cadáveres con su gracia’.
Aunque era algo que había pasado hace mucho tiempo atrás, las brujas lo
recordaban tan bien como si se tratase de un evento sucedido hace poco.
Cada bruja tomó un rol y recitó a la otra las líneas que los soldados habían
exclamado ese día. Mientras continuaban recitando, las sombras que estaban
clavándose en los cuellos de los soldados penetraron más. El sonido de tragado
resonó por todos lados
— ¿Maestro?
— Nuestro maestro.
— Esos tipos sacaron sus espadas primero, ¿cómo deberían ser torturados?
Asentí.
— Que horrendo. Pero ¿cómo podían ser usados si son asesinados por ser tan
feos?
— ¿Qué debería hacerse entonces?
— Matemos uno.
La sangre se esparció.
—……
—……
Sucedió tarde en la noche.
El frente de la lluvia primaveral había bañado al Imperio de Habsburgo y no
fue hasta tres o cuatro días antes que la lluvia hubo partido un poco hacia el sur.
Los nubarrones habían regado una abundante cantidad de agua en el suelo,
proveyendo indirectamente su legado. En el horizonte de las Llanuras de Bruno,
solo los charcos de agua dirigiéndose al sur eran infinitos. Cuando las
numerosas antorchas esparcidas por todo el campamento iluminaron esas
superficies de agua, todo se volvió tan hermoso conforme los charcos se
tornaban radiantes.
Al pie de la colina, en ese nirvana que era mitad agua y mitad suciedad,
soldados desconocidos estaban gritando ferozmente. Aunque yo no podía verlos,
las antorchas mostraban sus sombras y esas sombras gritaban con sus
mandíbulas negras.
— ¡Maten a los traidores!
Las piernas de las sombras estaban enterradas hasta sus pantorrillas en cada
piscina de agua lodosa. Dentro de las cercanías de sus pantorrillas enterradas,
como uno podría sospechar, la boca de un cadáver desconocido estaba
sumergida. Estas posiblemente no podían tomarse todo ese lodo. Sea como
fuese, tampoco es que pudiesen expulsar el agua.
Simplemente estaban sumergidos por debajo de la superficie del agua.
Solo estaban allí como si estuviesen en un pantano.
El agua sucia entraba en las bocas abiertas de los cuerpos y los niveles
superficiales de las piscinas se reducían de acuerdo a los límites de esas bocas.
Se sentía como si esa fuese la forma en la que los cadáveres cavaban sus propias
tumbas. Todo alrededor era un cementerio.
—……
En el centro de la tierra que estaba llena con tumbas en todas direcciones,
Farnesio seguía tocando su canción. el cielo nocturno eclipsaba el mundo,
haciéndolo parecer como si todo estuviese cubierto por vinilo negro. En esa
superficie, la actuación de Farnesio se tornaba lustrosa y calmada. En cada lugar
sobre el que esa luz estelar brillaba, la presentación de la chica se arrastraba
como la lengua de una serpiente y lamia las partes bajas de esas luces.
Así, mientras los clamorosos gritos expulsados de las sombras formaban un
tono menor y el sonido intensificado de Farnesio formaba un tono mayor, los
cuerpos ya muertos ocasionalmente se hundían hasta el fondo en silencio, dando
como resultado un musical que resonaba por toda esa tierra llena de tumbas.
— ¡Mátenlos!
Las sombras gritaron. O mejor dicho, sus bocas lo hicieron.
—……
Farnesio tocó. O mejor dicho, sus dedos lo hicieron.
— ¡Masácrenlos…!
Quizá los ojos siendo negros por la ira serían preferidos. Mientras los
cadáveres eran pisoteados junto con el barro y este era destrozado junto a los
cadáveres, ojos que eran inútiles sin importar lo qué miraran, mandíbulas que
no podían ser saciadas sin importar lo que bebiesen, y dedos que no hacían
particularmente nada sin importar hacia donde apuntasen—— Todos apuntaban
a esos traidores imperdonables.
El sonido en sí era un griterío.
Como resultado de usar a Farnesio como sustituta para esparcir veneno por
el mundo, ellos gritaban mientras abrían sus bocas hasta sus límites y los
cadáveres terminaban con sus bocas pegadas al suelo. Como las antorchas
iluminaban con gran fuerza debido a ese sonido, clamor y silencio —cuando
terminaron siendo sombra y oleaje— ¡Ah!, en ese momento, mi vida ya casi ni
conocía límites.
Todo eso era el estado de instrucción que yo había traído durante la semana
que estuve en prisión.
La victoria era buena.
Más que eso, era ocasionalmente hermosa.
— Ese –tras romper el silencio, Sitri habló–, era un subordinado que yo
valoraba mucho.
— Ah, ¿sí? Qué lástima.
Volví mi cabeza con dificultad tras observar ese nirvana por un instante. Girar
mi cabeza fue una tarea bastante agotadora. Si hubiese mirado eso un poco más,
habría olvidado por completo el hecho de que aún seguía encerrado.
— Después de todo, murieron porque terminaron sirviendo a un mal lord.
—……
Lo que miré en lugar del nirvana fue el rostro afebril de una Lady Demonio.
Sitri, la Lady Demonio de la Facción Montañosa que era muy superior a mí
en términos de posición ya que era de rango 12, estaba mirándome
inexpresivamente. Sus ojos me decían que no deseaba otra cosa que ser capaz
de torcer el cuello del engreído que estaba sentado ante ella. En sí, ella era tan
formidable que casi me disculpaba involuntariamente. Es en serio. Si me
hubiese mirado con algo más de seriedad, entonces podría haber olvidado el
hecho de que una vez trató de envenenarme.
“…siempre es la ira de otra persona la que arrastra de vuelta a la realidad
a alguien que está tratando de prolongar ligeramente su estadía en el nirvana”.
Abrí lentamente mi boca.
— Soy consciente del por qué usted, Señoría, de todas las personas ha venido
aquí tras haberle sido asignada la labor de jueza. Sí, lo sé. Su Excelencia
Barbatos y Su Alteza Paimon probablemente se encuentran ocupadísimas en
este momento. Existe la gran posibilidad de que ambas deseen que yo sea
juzgado de una forma donde no hubiese sido confinado ni un solo día.
—……
— Mi encierro es evidencia de su disputa. Siempre y cuando ahora la Facción
de las Llanuras y la Facción Montañosa estén aliadas, es necesario que los
vestigios de mi encarcelamiento sean borrados rápidamente. Después de todo,
la actual Alianza Creciente se encuentra en una situación bastante precaria…
No, ¿debería ser un poco más honesto?
Sonreí ligeramente.
— Esta no es la única vez que ha sido así, la Alianza Creciente siempre se ha
encontrado en un estado de estar al borde. En lugar de ser sagrada, más bien ha
sido bárbara; y en lugar de ser aliados de sangre a través del significado de
derramar sangre y lágrimas mientras luchan hombro a hombro con el fin de
enfrentar a un enemigo en común, son aliados de sangre que hacen que su propia
gente se desangre.
— Tú…
— ¿Te parezco cruel? ¿Me pasé de la raya? Lo siento mucho. Sin embargo,
Su Excelencia Sitri, ésta es una Alianza Creciente donde 7 traidores fueron
revelados. Desde el comienzo, la mitad de los Lores Demonio ni siquiera
participaron en esta unión. Solo se han posicionado en la retaguardia y lo único
por lo que ruegan es por nuestro fracaso. Éste le pregunta esto por pura
curiosidad, pero ¿le parece apropiado discutir fuertemente sobre la santidad y
divinidad?
Las Fuerzas Aliadas de Lores Demonio, al final, se debilitaron más que nunca.
El Lord Demonio Belial murió luego que su cara fuese desollada por Elizabeth,
la Princesa Imperial. Muchos Lores Demonio que nunca se habían visto antes
murieron en batalla o fueron echados de sus castillos. Además de eso, aunque
el que hubiese traidores era un hecho, al final resultaron ser 7 Lores Demonio.
El sacrificio fue enorme. La alianza humana ante nosotros estaba en buenas
condiciones. El área a nuestras espaldas estaba colmada de traidores, no,
traidores de nuestra raza. En esta lista de traidores de nuestra raza se encontraba
el Lord Demonio de rango 1, Baal. Por eso, las contramedidas especiales eran
necesarias.
— Debemos agruparnos con más firmeza que antes. Hasta que hayamos
torturado a los cerdos que viven vagamente en la línea trasera, las llanuras y
bordes montañosos son un solo mundo. Debemos apresurarnos y retirar las
partes internas de las montañas, pero no hay operación más difícil que retirarse
cuando ya están siendo hecho jirones. Incluso si las dos partes se maltrataron
mutuamente, deben perdonarse. Solo así, la confianza finalmente puede
establecerse.
— ¿Y? ¿Qué estás tratando de decirme?
— Simple, Alteza –hablé–. Si usted, por capricho, hubo hecho un atentado a
la vida de un aliado al envenenarlo, entonces, lo que trato de decir es que debe
comenzar por bajar su cabeza y disculparse. ¿Cómo podría estar discutiendo los
pecados de este con un enorme descaro plasmado en su rostro real?
Sitri cerró su boca.
Un largo periodo de tiempo pasó antes de que abriese sus finos labios.
— ¿Yo?
— Sí.
— ¿A ti, flacuchento?
— Sí.
— Soy la Lady Demonio de rango 12, y la segunda al mando de la Facción
Montañosa. Tengo posesión exclusiva del afecto de herma Paimon.
— Lo sé.
Sé que eres una fanática de Paimon.
— No eres más que un simple rango 71, y no solo tienes a una mestiza como
prometida, también hiciste de una humana tu general interina. Si fuese a
castigarte de la forma normal, entonces habrías muerto más de dos veces. Aun
así, ¿quieres que te pida una disculpa?
— Sí, discúlpate a pesar de eso –hablé.
— Al igual que aquel tiempo en el que Su Alteza Paimon lloró mientras se
disculpó en la cámara de consejo de Niflheim a pesar de ser la cabeza de la
facción más grande en el continente demoníaco.
—……
— ¿O es que su cabeza es más pesada que la de Su Alteza Paimon,
Excelencia?
El silencio continuó.
La sangre fluía en el suelo donde caía la iluminación de las antorchas. El
cuello del cadáver decapitado se había ido completamente como si simplemente
hubiese sido borrado, haciéndolo parecer como si, para empezar, nunca hubiese
estado allí. Mientras la sangre fluía y sumergía los pies de Sitri, esta se abrió
paso por sus pies y fluyó entre las barras antes de avanzar hasta el lugar donde
yo estaba sentado y acumularse debajo de mí. Yo estaba preguntándole si ella
estaba preparada para pararse en la misma piscina de sangre que yo.
— Flacuchento.
— ¿Sí?
— Pareces bastante listo por lo que ya deberías saberlo. Particularmente, no
creo que lo que hiciste estuviese mal. Tampoco siento pena.
— Eso lo sé.
— La Facción Montañosa y la Facción de las Llanuras probablemente han
comenzado a cooperar a partir de ahora. En ese momento, tú serás alguien
importante. Después de todo, eres el juguete sexual de Barbatos y alguien que
Herma Paimon respeta. Sin embargo, mis instintos me dicen algo. Flacuchento,
tú, sin importar dónde o cómo te mire, no eres más que un asesino que
simplemente está loco por la autoridad. Es tanto así, que ni siquiera me
apetece saber por qué Herma Paimon te estima demasiado.
Mi palabra. ¿Un asesino?
Reí. Lo hice más fuerte que antes. No fui solo yo. Incluso las brujas a mí
alrededor habían comenzado a reírse también. Aunque teníamos gargantas
diferentes, la risa que salió de ellas se mezcló fácilmente. Cuando eso pasó, las
sombras iluminadas por las antorchas también bailaron promiscuamente. Sitri
estaba observando inexpresivamente esa escena de nosotros teniendo una
comunicación con nuestras voces y las sombras.
—……
— Esto es, bueno. Ejem. Esto es bastante. Cariño. Es bastante difícil
asegurarte que no soy ese tipo de persona. Oh, Respetable Señoría. He oído por
ahí que usted es una individua que no se interesa en otra cosa que en las artes
marciales, pero parece que tiene una asombrosa habilidad de observación.
— Sip. Sé un montón de cosas que tú no –habló Sitri–. Aún si me disculpo
contigo, no podría hacerlo con sinceridad. No, no quiero hacerlo. Nunca. A
pesar de eso, ¿quieres recibir mi disculpa?
— ¿Perdón? Disculpe, pero no tengo interés absoluto en su sinceridad,
Excelencia. ¿Acaso cree usted que si se disculpa sinceramente yo la perdonaré
de la misma forma? ¡Oh, cielos!
Las brujas rieron.
— Su Excelencia. Por favor, piense cordialmente en ello. Si usted se disculpa
sinceramente con este, entonces ¿no tendría él que perdonarla con la misma
sinceridad? ¿Cuán problemático es eso? Ya estoy sufriendo demasiado por las
amenazas en mi vida, pero ¿incluso ahora tengo que fingir ser sincero? Si nos
disculpamos y perdonamos afectivamente el uno al otro, ¿acaso el mundo sería
más bonito? Ese hermoso mundo sería para usted, Alteza, pero ¿lo sería para
mí?
—……
— Ese no es el tipo de disculpa que estoy requiriendo. Me apena tener que
decir esto pero, no tengo la más mínima intención de disculparme sinceramente,
Alteza. Sea que haya o no sinceridad en la disculpa, eso no cambia el hecho de
que usted haya atentado contra mi vida.
— ¿Entonces?
— Arrodíllese.
Arrodillarse.
— Baje su cabeza.
Agacharse.
— Exclame una disculpa. Soporte el ridículo y cargue con la indignidad.
Acepte la derrota como tal. Prométame que usted, Alteza, no me volverá a atacar
por razones estúpidas, nunca más.
Disculparse. Soportar. Cargar. Aceptar. Prometer.
— Y a cambio.
A cambio——
— A pesar de ser consciente del hecho de que no está siendo sincera, la
perdonaré, Alteza.
—……
Te perdonaré.
A ti… quien casualmente trató de matarme.
— Creeré en su promesa, Alteza. Claro, la desconfianza no desaparecerá,
pero ¿por qué debería importar eso? Las promesas están atadas a perdurar si se
unen al sonido de sospecha en lugar de la confianza sin bases.
Tradicionalmente, todo esto debería hacerse con el fin de decir ‘Ah, hice bien
ganando’, y disfrutar hermosamente la victoria.
Que humillante es cuando tienes que disculparte sin importar qué, aunque no
lo quisieses.
Más que eso, qué placentero es observar la humillación de un fracaso.
Como eso es lo que, esencialmente, es disculparse, tiene que ser así. Solo era
apropiado que alguien que está siendo perdonado sea avergonzado, y el que esté
perdonando sea jovial.
Independientemente de si ellas sabían eso o no, las brujas se la pasaron riendo
a carcajadas tras escuchar mis palabras.
— Sipi, el Maestro es… el Maestro ciertamente es… sipi…
— Loco.
— Demente.
— Mental.
— En general, es nuestro maestro.
— Es loco, muy loco; es el loco de tres generaciones y treinta y tres
generaciones.
— Qué lindura. Una hermosura. Adorable. ¿Con qué confianza es, Su Gran
Señor, un bombón? Se siente como si aunque él lama, codicie, penetre o viole,
será declarado inocente si va a un juicio. Sipi. Acabo de ser perfectamente
lógica, ¡me amo!
— Tú solo eres una puta depravada que es lógica.
— Reconozco ese veredicto.
— Pero es inevitable, ya que él es un eunuco.
— Si, ya que es un eunuco una devoción centrada a su asistente, Lady Lazuli.
— ¡Por fin, termineeeeé!
— ¿Qué el culo te ven?
— ¿La puta de quién?
— ¡Carajo!, no puedo ganar con este juego de rimas2. Al fin y al cabo, solo
son unas putas dementes.
— En todo caso, eso fue una sorpresa.
— ¿Qué has estado garabateando en ese pergamino desde hace rato? ¿Se te
olvida cuán importante es la conversación que tenemos en este preciso instante?
No puedo creer que estés haciendo otra cosa cuando estamos discutiendo de
algo tan importante.
— Estaba componiendo una cancioncita, ¿bien? Acabo de terminar la obra
maestra del siglo, ¿ok? También terminé mis preparativos para hacer que todos
se orinen encimaaaaa. ¿Tienes algún problema con eso? Si es así, ¿qué tan
importante era ese chismorreo como para que estés así?
— Ni puta idea. ¿De qué era lo que estábamos hablando?
— Hablábamos de lo demente que es nuestro maestro.
— No, hablábamos de que es un eunuco.
— ¿Ah? ¿Qué novedad hay en el hecho de que nuestro maestro sea demente
y, para colmo, eunuco, como para que ustedes no solo estén balbuceando como
si fuese importante, sino que también lo tratan como si fuese algo que pudiese
corregirse o cambiarse? Es más, miren, acabo de terminar mi obra maestra, esa
que probará mi conocimiento artístico. ¡Jajajaja! Si escuchan esto y no se
conmueven, entonces no solo significará que carecen de cultura, sino que
también probará que les falta cerebro. Ya que, hasta el sol de hoy, nadie ha
demostrado que en ustedes existe un cerebro, hoy—— en este día, probaré que,
ciertamente, el cerebro no existe en sus cabezas—
— No.
Una vez que se dijo eso, las brujas se quedaron tranquilas.
La que dijo “no” no fue una bruja. Fue Sitri.
Esta me miró fijamente y volvió a decirlo:
— No.
—……
— Como pensé, no puedo disculparme contigo. No, no puedo. Antes de
discutir sobre si puedo o no, sip, no me da la gana. No me apetece disculparme,
y mucho menos, quiero expresar mi remordimiento. ¿Por qué lo haría?
Sitri inclinó ligeramente su cabeza y sonrió. Su rostro sonriente parecía tan
puro que se sentía como si fuese inocente desde su nacimiento.
— En serio, ¿por qué debería? ¿Aceptar la derrota como tal? ¡Ja! Flacuchento,
solo estuviste encerrado por una semana, pero ¿ya te volviste loco? Nunca he
perdido ante ti, Flacuchento.
—……
— Sí. Intenté asesinarte. Por alguna razón, Herma Paimon tiene un interés
inusual en ti. Es por esa sencilla razón que traté de matarte. Yo, la aliada más
cercana a herma. En cualquier caso, incluso si tiene algún interés en ti——
Sitri inclinó su cabeza un poco más.
— Al final, la que es más preciada para herma no eres tú, sino yo. Si el
momento en el que a ella le toque escoger entre tu o yo llega, de seguro me
elegirá a mí, no a ti.
En efecto.
Ella no era una desgraciada ni mucho menos una puta que vivía sin pensar.
— Ah, tú, el de allí.
— ¿Eh?
Antes que el corto intercambio pudiese suceder por completo, Sitri osciló sus
espada y cortó los hombros de una de las brujas. La sangre –junto con un grito–,
brotó.
Srrrrrck.
La sección filosa del arma de Sitri se clavó por completo. Era una hoja que
podía contraerse y extenderse a libertad. En mi vida anterior –antes de ser traído
a este mundo–, vi esa espada a través del monitor de mi computador.
La Connecting Blade. La espada favorita de la 12ª Lady Demonio, Sitri.
Sitri se rió ante la bruja.
— ¡JAJA! No debiste hacer eso. No debiste registrar eso. ¿Qué? Planeabas
grabar todo y entregarlo a Herma Paimon, ¿lo hiciste antes?
Thud.
Sitri se acercó a la bruja caída. Esta estaba rodando en el suelo y gritaba
continuamente debido al dolor. Sitri colocó su mano dentro de la ropa de la
bruja y, poco después, sacó un artefacto muy parecido a un reloj de bolsillo.
— ¡Uh, ugh…! ¡Guh, eh…! ¡Uuuu, uhhh!
— En serioooo, que tú uses algo como un Memory Play sin permiso. No
puedes hacerlo. Dantalian, tus brujas tienen malas mañas. ¿Acaso es porque no
las educaron apropiadamente cuando eran jóvenes?
Una llama azul ardió. Brotó de dentro de la palma de Sitri. Una vez que el
reloj de bolsillo fue tragado por esta, ardió con facilidad. Sin siquiera dejar una
mancha metálica, el artefacto se convirtió en minúsculas partículas de cenizas
que se fueron flotando por el cielo nocturno.
— No la mataré. Parece que mis subordinados fueron rudos en la ocasión
anterior. Bien. Podemos llamarlo un empate, por decirlo así, por no haber
matado a esta bruja en este momento, ¿he de disculparme por lo que hube hecho
anteriormente?
—……
— ¿Flacuchento?
Esta mujer… me está declarando la guerra.
— ¿Estás realmente apenado?
Las antorchas brillaron y revelaron medio cuerpo de Sitri. Una vez que estas
se atenuaron, esa mitad corporal fue enterrada en la oscuridad. No estoy seguro
de si ella era así desde su nacimiento o no, pero parecía que la mitad del color
de su cabello era igual al fuego y la otra mitad similar al agua. Sus ojos también
fueron atrapados mitad en luz y mitad en oscuridad. Mi apariencia actual
probablemente estaba reflejándose así para ella. Solo era una suposición mía.
Mientras asumía…
“No será algo fácil”.
Volví a la conversación que una vez había tenido con Lapis. Fue en el
momento en el que creí que, de ser necesario, tendría que asesinar a Paimon. En
esa noche, donde habíamos llevado a cabo una consulta por votación en la
expedición de la Alianza Creciente y guiada por su aprobación, Lapis llamó a
Paimon “esa persona” y me advirtió:
“Sitri siempre está de parte de esa persona”.
“¿Sitri?”
“La Lady Demonio de rango 12. Si uno fuese a posicionarlos por fuerza
personal, entonces, el más poderoso seria Agares, seguido estaría la de rango
8, Barbatos, y en tercer lugar estaría Sitri. Ya que ella siempre sigue a esa
persona como si fuese una hermana mayor y no la deja sola ni un momento,
sería difícil lograr el asesinato”.
Ah, ¿sí?
¿Es que ella es un perro rabioso que siempre está ladrando como imbécil pero
muestra sus dientes solo por Paimon?
Mis instintos estaban encendiendo ruidosamente una alarma en mi cabeza.
Pensé mientras alejaba esa alarma:
“…como cabeza de la Facción Montañosa, Paimon lideró a grupo más
grande en el continente demoníaco por no menos de 400 años. Levantó al
continente demoníaco en el exterior, mientras que, en el trasfondo, estableció
secretamente la República de Batavia en alguna costa remota en el continente
dirigido por los humanos. La gente tuvo que usar su propio cerebro una
cantidad justa incluso cuando trataban de mantener dos ‘casas’, pero ¿cuán
extremadamente difícil debía ser para un monarca dirigir dos naciones?”,
hablo con el corazón, pero mientras la popularidad de Lady Demonio Paimon
fuese virtuosa, posea algunos recursos insuficientes.
“…una persona diferente llenó esa falta de recursos y la ayudó. Paimon no
me informó que tenía algún otro canciller así. El hecho de que ella no me lo
dijo a pesar de ser algo que no necesitaba ser ocultado, significaba que hasta
ella desconocía que tenía ese tipo de canciller”.
Cuidadosamente examiné a la mujer ante mí.
Era esta desgraciada.
Era esta persona, esa que yo no sabía si llamar maldita o puta, la que asistía
a Paimon en secreto.
De la misma forma como me satisfice disfrazándome como un corrupto al
hacer de Lapis mi amada y fingí ser el estúpido más grande del mundo al
convertir a Farnesio como mi general interina.
Esta maldita, Lady Demonio Sitri, voluntariamente se volvió hermafrodita y
habitualmente cometía todo tipo de excentricidades pervertidas.
— ¿Hmmm?
Con el fin de plantar un prejuicio contra ella misma en la gente que conoce y
hacer que la odien…
— Jejeje. No me mires mucho así, Flacuchento. Dije que lo lamentaba,
¿bien? Me disculpé diciendo que lo sentía. Honestamente, conspiraste junto a
Barbatos y comenzaste esta guerra, ¿no? ¡Hiciste un sinfín de cosas horrendas!
¡Muchísimas!
La sombra de la Facción Montañosa.
Si Paimon simplemente fuese una mujer que tratase de extender la luz del sol,
entonces esta perra rabiosa frente a mí era una chica que actuaba solamente en
esa sombra.
— Como mínimo, el número de soldados que hubieron muerto por tu culpa
se ubican en los miles. ¡Asombroso!, el simple hecho de decir ‘miles’ es
realmente—— Por otro lado, simplemente traté de envenenarte sola. Aun así,
me estoy disculpando en este momento. Me siento realmente concienzuda. Me
perdonarás, ¿cierto?
—…por supuesto, te perdonaré –respondí.
— Sip, bueno. Ahora nos hemos reconciliado, ¿bien?
— Sí.
Tonterías.
— Bien. Perdonaste y fui perdonada. Una persona fue herida y otra asesinada.
Aunque se siente algo ligeramente desfavorable para mí, bueno, ya que eres el
protegido más inexperto, no tengo más opción que observarlo como tu superior.
Jejeje. Entonces, prosigamos con el juicio.
Sitri sacó el trozo de pergamino que tenía mi sentencia escrita en él. Mientras
ella aclaraba su garganta y se preparaba para leer, las brujas estaban atendiendo
a su camarada herida. En eso, Sitri comenzó a hablar.
— Pecador Dantalian, escucha.
—……
— Hace un par de días, disfrutaste el ser elegido como el representante
para dar el discurso de la Alianza Creciente y anunciar el inicio de la
guerra… Ah, lo voy a leer desde el principio, ¿bien? ¿Qué se supone que haga
cuando olvidé donde quedé debido a que algunas putas alborotadas me
interrumpieron? ¿Está bien, ah, Flacuchento al que las putas alborotadas llaman
maestro?
— Por supuesto.
Lo juro. Haré que te arrodilles ante mí.
— Bien… Sin embargo, te atreviste a designar a una humana sangre
sucia y, como resultado, desgraciaste a tus aliados de sangre. Aunque eres
el representante de toda la raza demoníaca, ya que hubiste elegido a una
humana para que actuara en tu lugar, al final, te deshiciste de tus
obligaciones, y como resultado, manchaste las costumbres de la raza
demoníaca. Tu pecado es tremendo.
Te haré hacer reverencias.
— Pecador Dantalian, escucha mis palabras una vez más. La corte ha
inspeccionado tu pasado de cerca, por tal razón, se ha hecho claro que solo
hubiste cometido tu crimen debido a tu propia imbecilidad y no porque
hubieses tenido algún rencor hacia la Alianza Creciente. Aunque puede
que hayas convertido en tu general interino a un asqueroso miembro de la
humanidad, la persona en cuestión ha masacrado a un incontable número
de los suyos.
Haré que te disculpes.
— La forma del mundo te pregunta de quién es la sangre que te ha sido
transmitida. Sin embargo, las costumbres en el campo de batalla te
preguntan por quién has derramado tu sangre. Por eso, incluso si la sangre
con la que uno nació es distinta en la Alianza Creciente, todos somos aliados
de sangre porque esa sangre fluye hacia el mismo lugar. Como tu
subordinada de sangre humilde, tras haber heredado la sangre de esa raza
inferior, nos ha servido por añadir otra vena a nuestros aliados de sangre,
¿no es algo digno de alabar?
Tendrás que soportar la indignidad.
— La gente del pasado dijo una vez que, proveer justicia y lograr victoria
no pueden ser uno ni lo mismo. Sin embargo, el consejo ha juzgado que este
es un campo de batalla. ¿Cómo sería posible diferenciar la justicia y la
victoria como entidades separadas en un sitio así? Lograr la victoria en una
guerra siempre es tan valioso como la justicia. Esa es la costumbre de un
campo de batalla. Solo sería apropiado si la extensión de la naturaleza de
tu crimen es contrarrestada por lo exorbitante de tu meritorio servicio en
la guerra. Esa también es la ley del campo de batalla.
También tendrás que cargar con la humillación.
— Cuando uno debe considerar primero la urgencia del campo de
batalla por encima del camino del mundo, nace lo que uno conoce como
“compasión”. Si uno debe confiar en eso mientras concede amnistía a un
pecador, eso se hace solamente esperando que el criminal posea lealtad.
Incluso si tus pecados son perdonados, desde ahora en adelante, debes
tener cuidado de no desgraciar esta piedad ni traicionar nuestra fe.
Serás incapaz de soportar antes y serás incapaz de hacerlo al final; y tendrás
que tratar con algo que no puede ser tratado.
— Debes seguir logrando la victoria y ser el único que demuestre justicia.
Debes tener en mente la razón de por qué estamos siendo compasivos
contigo y por qué tenemos una infinita fe en ti.
Pues fallarás irreparablemente.
— Como el acusado ha cometido su crimen en el campo de batalla, este
merece ser juzgado de acuerdo a las costumbres del mismo. Dantalian,
como las comandantes que dirigen la Alianza Creciente, nosotras, Barbatos
de la Inmortalidad y Paimon de la Benevolencia, por la presente, hemos
hecho su veredicto y te será transmitido mediante Sitri de la Devoción.
Espéralo, Sitri. Te lo prometo.
— Se te declara: Inocente.
Te enseñaré lo que es una disculpa.
Creak.
Sitri abrió la puerta de hierro de la prisión con una llave. Las brujas se
acercaron y secaron mi cuerpo con toallas que habían preparado de antemano.
Cada rincón y espacio. Como las chicas me vistieron con mi atuendo, me quedé
en silencio mientras me limpiaban y vestían. Una vez que estaba completamente
vestido, puse el fardo de heno con el que había vivido toda esa semana detrás
de mí y di un paso al frente.
Era de noche.
Como la lluvia de primavera se había ido tras expulsar un montón de agua,
el mundo estaba irradiado con la humedad durante la noche. Como lo que
conectaba un lado con el otro era, primero la oscuridad y luego la humedad, las
antorchas temblando debido a la humedad quedaban en tercer lugar. Las vidas
que respiraban y las vidas muertas estaban emitiendo vapor en el área más allá
de esas luces parpadeantes, y Farnesio estaba tocando encima de todo como si
estuviese danzando. En esta noche, donde la temporada solo esparcía un
asqueroso hedor, fui dejado en libertad.
Sitri rió.
— Felicidades por ser puesto en libertad.
Hice una reverencia.
— Su gracia es inmensurable.
— Sip. Es algo que ya deberías saber. Te entusiasmas porque no conoces tu
limite, por lo que si quieres suprimir eso, tendrás que ser consciente del hecho
de que hay una red infinita esparcida sobre tu cabeza. No trates de romperla.
Pues no se rasgará. Es una red que ha sido invocada en la historia de la Alianza
Creciente por 500 años. No levantes mucho la cabeza, quedarás atrapado si lo
haces.
—……
Sitri estaba hablando complacidamente y con un todo lleno de afecto. Estaba
sonriendo de una forma que no era ni excesiva ni desprovista. De la misma
forma como un granjero no tiene necesidad de forzar su arado exageradamente
mientras cultiva, o como un pescador no necesita usar poca fuerza mientras
pesca, Sitri no era ni excesiva o carente mientras presionaba su pie en la cosa
que estaba tratando de oponérsele. Se sentía como si para ella, esto era tan
natural como lo es la agricultura para un granjero.
— Sí, Excelencia. Lo tendré en mente.
— Jejeje.
Fue en ese momento.
Sitri extendió su mano y me agarró por mi corbata. Mientras levantaba mi
cabeza a la fuerza, la cual humildemente yo había bajado, ella acercó su rostro
al mío. Justo en frente de mi nariz. Era una distancia friable donde yo podía
sentir el aliento de la otra parte cerca del borde de mis ojos.
Sitri tranquilamente susurró en el área general de mis ojos.
—…si vuelves a hacer de las tuyas, entonces te haré tragar polvo sin dejar
rastro alguno, ¿entendido, Flacuchento?
Y yo creí que podía ver vívidamente las mitades de llamas ardientes de sus
pupilas.
Esclava Amada del Rey.
Brujas Hermanas Berbere.
Capitana de la Guardia Real, Humbaba.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 4, Dia 10.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.
Mierda. Mierda. Mierda. Creí que estiraría la pata.
Tal como creí, el aura de los Lores Demonio de alto rango es un caso serio.
Rayos, su aura.
A pesar de mi apariencia, ¿sabes? Como viví mi vida, ¿sabes? Soy una chica
que experimentó cada maldita cosa que pueda ser descrita como jodida, y lo que
pasó hace un segundo fue realmente jodido. Creí que las Santas Diosas de Todo
habían creado personalmente esta exclamación y nos la presentaron a los
humildes única y exclusivamente para situaciones como esta.
Mierda.
—……
El Maestro Dantalian seguía pensando profundamente. Aunque una
considerable cantidad de tiempo ya había pasado desde que Sitri se fue y ya era
casi medianoche. Si nuestro maestro se queda tranquilo, entonces también
tenemos que estarlo nosotras.
Lord y vasallo de una mente. Como sus fieles súbditas, ni siquiera podemos
atrevernos a interrumpir los pensamientos de nuestro maestro.
— Qué difícil. Es abstruso. Debemos retirarnos del continente demoníaco lo
antes posible, pero cuando hay algo entre nuestros aliados que está tratando de
interferir——
Eso fue lo único que nuestro maestro murmuró, y, sin decir nada más, siguió
pensando en silencio. Definitivamente estaba creando un plan inmensamente
profundo que nosotras ni siquiera podíamos imaginar, ya que nuestros
cerebritos eran carentes. Sip, lo sé. Lo sé muy bien.
El problema eeeees, que esto es jodidamente aburriiidoooo.
—……
—……
Una noche oscura.
Una vez que las antorchas que los guardias habían puesto y abandonado
estaban ardiendo vagamente a la nada. Tic-tic… El sonido de las chispas
volando…
Pude ver los labios de mis queridas brujitas torciéndose y moviéndose,
dejando más que claro que querían decir estupideces, mierda de la pura, y hacer
que el mundo temblase considerablemente de arriba abajo. Ahh, la fatiga da
mieeedooo. Tiene un lado más terrible que la tortura. La fatiga y la tortura
incluso tienen lados que son paralelos hasta cierto límite.
El hecho de que no tenían límite.
El hecho de que no tenían fin.
Ah, ciertamente, el hecho de que no tienen límites o fin.
Está bien. Tengo plena confianza en soportar la tortura. Es por eso que soy
buenísima jugando con el aburrimiento.
Evoqué el pasado cuando esto pasó. Yo, ya sabes, a pesar de cómo me veo,
ya sabes, he experimentado un montón de cosas jodidas en mi vida. Ya que no
hay límites o fin cuando se trata de la jodedera, el hecho de pensar es perfecto
cuando se está aburrido.
Si solo hay lodo sin importar donde coloques el pie, y si solo hay agua lodosa
sin importar donde metas la boca, significa que la gente no tiene más opción
que vivir tras haber desechado cierta cantidad de vidas en ciertas partes——
había una bruja mayor que una vez dijo eso mientras sonreía dulcemente.
Lo dijo y fue quemada a muerte en una plaza.
Si somos seres inferiores sin importar a dónde vayamos, y si somos seres
inferiores sin importar a dónde nos dirijamos, entonces solo convirtámonos en
las bestias más inferiores y reunamos todo el oro del mundo—— hubo una bruja
de la misma edad que yo que dijo eso mientras cacareaba.
Lo dijo y, luego de que le arrancaran sus extremidades en el mercado, murió.
Ahh. Todaviiía puedo escucharlo vividamenteee.
“¡Quemen a todas las brujas!”.
“¡Esas putas nos han traído un año de hambruna! ¡E-esas malnacidas…!”.
Mierda. Mierda. Mierda. Creí que estiraría la pata.
Al mirar a mí alrededor, las otras chicas estaban bajando, sombríamente, sus
cabezas.
Es por eso que el silencio no es bueno.
Presuntamente estábamos igual a esos relojes rotos de primavera. Si nuestros
alrededores eran ruidosos, entonces nos enterraríamos dentro de ese clamor y
revertiríamos el recuerdo de nuestras vidas con nuestras manecillas horarias,
pero si ellas seguían en silencio, el significado de nuestras vidas no sería más
que un tic-tac.
Ah.
Quiero drogarme…
Sí. Probablemente me sentiré mejor si fumo…
Sin embargo, ya que mi mente se volverá pegajosa como un pantano si me
drogo, probablemente termine escupiendo innecesariamente todo tipo de
palabras. Es obvio. Era una vida obvia. Si hago eso, terminaré interrumpiendo
la cadena de pensamientos del Maestro Dantalian. No quiero eso. Era una vida
que no me gustaba.
Era de noche.
Las antorchas brillaban fuerte.
Tic-tic, el sonido de las chispas siendo escupidas era distinta.
Incluso el sonido de alguien matando a alguien en algún lugar se podía
escuchar con bastante claridad. Aunque no era particularmente necesario
escuchar cuidadosamente ese sonido, naturalmente terminé haciéndolo ya que
más nadie hacia ruido.
Fuego. Ruido.
Hoguera.
“¡Mátenlas…!”.
“¡Quémenlas!”.
“Esos tipos…”.
Ah.
Hmm.
Oye, oye, tú.
Hay algo que me da curiosidad. Es algo que me tiene inmensamente intrigada.
¿Hemos pecado hasta tal extremooo?
Lo sé. Sipi. Soy muy consciente. Te sentirás hambriento si pasas un año de
hambruna. Todo lo que esté ante ti te dará vueltas si tienes hambre. Mientras
todo gira y gira, si hay unas malnacidas a las que puedes lanzarle rocas sin que
nadie te condene por ello, claro, querrás apedrearlas. Es la naturaleza humana.
Cada vez que una sequía o una plaga recorría el mundo, la raza conocida
como brujas siempre han sido a las que se les permite ser un poco apedreadas y
un poco laceradas en lugar de a los monarcas, y todo por el precio de ofrecerles
sus almas a un Lord Demonio. En todo caso, se nos permitía ser golpeadas por
la gente que quería apedrear la tarea que nos fue dada y la vocación que nos fue
concedida.
El problema eees que esa mierda dueeeele.
“¡Maten a los traidores!”.
“A todos…”.
“……”.
Sí.
Quería vivir mucho.
Lo admito.
¿Y resulta que era talentosa con la magia?
¿Yo también era una chica que estaba en la edad perfecta para ser usada como
sacrificio?
Ahh…
Si la vida eterna es asegurada siempre y cuando Su Majestad el Lord
Demonio no muera, entonces era obvio que no tuviese razones para no formar
un contrato, ¿cierto? Corrí a toda prisa ante Su Alteza Marbas quien, en el
pasado, gobernó mi hogar natal y formé un contrato con todo lo que tenía.
Bueno, es probable que, a estas alturas, ya haya olvidado a alguien como yo.
¿Hemos pecado a tal extremo?
Si así era, entonces probablemente era el pecado de tratar de vivir un poco
más, pero si eso era un pecado, ¿quería decir que todos aquellos que vivían
mientras jadeaban eran inocentes? Está bien. Digamos que soy una puta
demente. ¿Qué relación hay entre un año de hambruna y ser una puta loca?
¿Cómo es que una perra desquiciada como yo está relacionada a ustedes que
sufren una enfermedad contagiosa y se mueren en cualquier esquina? ¡Joder!
Mierda.
—……
Ese fuego.
Ese tic-tic proveniente del fuego era el problema.
¿Por qué la gente siempre trata de quemar a las personas que no quieren ver?
Eso realmente es un problema.
¿Acaso tú, yo, o nosotros decimos que duele cuando nos queman con el fin
de probar que también somos seres vivientes y que respiran, tal como ustedes?
¿Acaso tenemos que confirmar nuestras vidas con el dolor?
“Ustedes son un grupo que ni siquiera debió haber nacido en este mundo”.
“¿Acaso en sus mentes no hay ningún sentimiento de pena por las vidas de
los demás?”.
Paimon.
Ahh, qué palabras tan benevolentes.
Su Alteza, en efecto, nosotras también pensamos que somos una raza que no
debió haber nacido en este mundo. Mierda, mierda, mierda. Incluso si gritamos
que eso nos duele mucho, eso debe ser muy placentero para usted, ya que, para
usted, somos una raza completamente distinta.
Realmente, ¿quién se relacionaría3 con nosotras?
Las drogas son buenísimas.
Las drogas son cosas físicas que bloquean las cosas mentales.
Fumé cuando quise fumar e hice dinero. Maté cuando quise matar gente y
gané dinero. Pasemos esta vida fumando y matando, déjanos a las chicas con
las que nadie quiere asociarse, reunirse y jugar. Si nadie se asociará con
nosotros, significa que tampoco tenemos un mundo con el que asociarnos. Si
ese es el caso, entonces solo tenemos que ir a donde nuestros cuerpos nos lleven
y muramos con un estruendo—— Hubo una bruja que dijo eso mientras reía.
Fui yo.
Y sigo vivita y coleando aún después de haber dicho eso.
“Te daré la parte restante una vez que la tarea esté completada”.
Ah.
En serio. Ejem… Eso es realmente.
Para alguien como un Lord Demonio, perder el tiempo tacañamente con
dinero… Hey-hey. No deberías hacer eso. ¿Cómo alguien llamado Lady
Demonio de la Benevolencia puede ser tan tacaña? Si alguien se comporta tan
avaramente, entonces ni siquiera nosotras podríamos quedarnos tranquilas.
“Dantalian ha limpiado personalmente el sucio de todas ustedes hoy, y aun
así lo han traicionado. ¿Tengo la más mínima razón para depositar mi
confianza en ti?”.
Hmm.
Bueeeno.
Hmm.
¿Jajajaja?
Es cierto.
No hay duda.
Su Alteza tiene razón.
Está bien. Está bien. ¡Absolutamente! No hay problema, en lo absoluto. Si
una persona ha traicionado a otra, entonces solo es natural que esta sea
traicionada a cambio. ¡Esos son los principios morales del mundo…! ¡Los
principios morales de toda creación...! Como esperaba de un Lord Demonio que
gobierna todo en el mundo, sus palabras son misteriosas y maravillosas…
¡Jajaja! Incluso si inferiores como nosotros somos campesinas que viven entre
las sombras de algún callejón… Ya que vamos por todos lados llamándonos
‘brujas’, ya que somos súbditas eternas para Sus Majestades los Lores Demonio,
quienes son los señores de toda la raza demoníaca… ¿Cómo ha de ser posible
que desobedezcamos la voz de un rey? ¿Cómo...?
¿Por qué?
¿Por qué no nos salvan?
—……
—……
No. Espera.
Digo… Eh, no. No me gusta esta sensación. Cuando miro a mí alrededor, las
demás chicas también estaban juntando sus hombros. Esta es la razón por la que
el silencio no es bueno. Más que eso, el ambiente no era nada bueno.
Oscuridad. Fuego.
El sonido del fuego.
El sonido de la masacre y la muerte.
Esto no es bueno.
Objetivamente.
Ya han sido cientos y cientos de años, por lo que no lo recuerdo bien, pero a
pesar de mi apariencia, ¿sabes?, una vez fui una persona talentosa que vivía una
vida prometedora como una maga en progreso. Es necesario que los magos
tengan el refinamiento de mirarse objetivamente a sí mismos. También tengo
una memoria jodidamente buena.
Desde un punto de vista objetivo.
La Bruja Humbaba; como una bruja que ha vivido por más de 300 años, si
una persona normal pudiese vivir tanto tiempo, entonces habría incrementado
su conocimiento al leer libros, y probablemente habría sido un erudito
prominente o algo más actualmente, pero ¡ah!, sorprendentemente, esta puta
hubo puesto todo el tiempo que le fue dado en relaciones sexuales y drogas.
Muy bien. Funcionó bien.
Eh, es incierto si es debido a las indecisiones innatas de esta puta o por su
desarrollada adicción a las drogas, pero si hubiese una cosa de la que estar
seguros, entonces –mis amadas brujas–, esta mujer llamada Humbaba ha
probado cuán lejos puede caer una persona para ser una basura y, al mismo
tiempo, demostrado el hecho de que, al parecer, no existe un cerebro en su
cabeza. ¡¿No es asombroso?! Damas, por favor, consideren el hecho de que es
muy difícil para una persona poder probar hasta la más ligera de las verdades
en toda su vida. ¡Humbaba sí que ha hecho un logro increíble!
Objetivamente.
Incluso si lo miras objetivamente, mi vida es——
—……
Honestamente.
Damas, honestamente, creo que, algún día, la humanidad debería aplaudir a
esta bruja demente. Ah, la vida de esta chica es como matar dos pájaros de un
tiro donde ella logra un gwan bak en un pi bak4. Damas, ustedes también son
conscientes, ¿verdad? Porque ustedes también, aunque no hasta el mismo nivel
que esta bruja, son putas que hermosamente han aceptado sus vidas de mierda
como esta bruja lo ha hecho, ¿cierto? Es la razón por la que el viejo refrán ‘Dios
los cría y ellos se juntan’, no es errado——
Incluso si lo miras objetivamente, mi vida está jodida.
……
Ay, quema.
Mierda.
……
Probablemente sea así porque no ha pasado mucho desde que la lluvia de
primavera hubo acabado. La humedad realmente está en el nivel de ser vapor.
Mierda, mierda, mierda.
Mierda.
……
Pantano.
El mundo es tan pegajoso como un maldito pantano.
Lo que mi superior me había dicho era correcto. Solo hay lodo sin importar
donde coloques el pie, y solo hay agua lodosa sin importar donde metas la boca.
Allí había desechado mi vida. Sí, ¿y qué?
……
¿Quién?
¿Quién nos salvará aquí?
Esa gente no nos está torturando solo porque sea especialmente una escoria…
Lo sé. Lo sé bien. Pero aun así nos prendieron fuego. Nos quemaron también.
Eso sí que es un problema. El hecho de que la gente que nos quemó no era
especialmente escoria…
El hecho de que no hay fin…
El hecho de que no hay límites…
Ah, en serio, el hecho de que no hay límites o fin…
……
Mierda.
……
……
……
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DUNGEON DEFENSE 5
62
DUNGEON DEFENSE 5
Ah.
Parece que me mareé un poco.
Cuando miré a mí alrededor, las demás brujas también estaban torciendo sus
cuerpos. Al ver como la noche seguía oscura, daba la impresión de que el tiempo
no había fluido mucho. Pero ¿por qué yo estaba…? Ese era el pensamiento que
pasó por mi mente antes de volver mi cabeza para ver al Maestro Dantalian aún
sumido en sus pensamientos, sin siquiera moverse un centímetro.
Ah, es cierto.
No puedo interferir con la contemplación de nuestro maestro.
¡Asombroso!
Hasta yo he de admitir que no hay fieles súbditos como nosotras. Palabra. Es
por eso que, aunque se siente como si no hubiese pasado mucho tiempo, dejaba
claro que me las arreglé para resistir la necesidad de drogarme. Lo admito. Ya
que me he contenido tanto, ¿el Maestro no me perdonaría incluso si comienzo
a fumar en este momento? Sip… Estoy segura, pues——
“Escuché que me traicionaron. ¿Por qué lo hicieron?”.
Pues el Maestro es un individuo disoluto.
Pues, el por qué es porque estábamos ansiosas de oro, Maestro. Nos volvimos
codiciosas.
Mientras más oro tuvieses, mejor. Dicen que la gente que no tiene que
preocuparse por la seguridad del mañana no será ambiciosa, pero ya que
nosotras, las humildes brujas, no estamos en una posición donde podamos estar
tranquilas por el mañana, siempre somos avaras. Ese es el sustento de la gente
que vive en un callejón mientras cede pobremente. ¿Cómo pueden llamar
“avaricia excesiva” a la esperanza del mañana? ¿Acaso seres como nosotros,
realmente vivimos vidas inmerecidas, o es que la vida en sí es algo que nosotras
ni siquiera merecemos? ¿Es codicia excesiva el que nosotras queramos vivir?
“Oh, montón de imbéciles”.
“Ya que todas han ido contra la orden militar, deben pagar por sus actos.
Traigan una tabla de cortar. Le cortaré un dedo a cada una”.
Maestro.
Nuestro maestro.
“Ya que su tiempo de vida es largo, algún día se encontrarán con su pareja
permanente. Incluso si esta les confiesa su amor y les propone matrimonio,
debido a esto, no tendrán el dedo donde deba ir el anillo. Han quedado
mutiladas por siempre. Arrepiéntanse en el polvo y las cenizas por la estupidez
de no haber valorado una promesa y haberla traicionado precipitadamente.
Comprenderán esta sensación cuando conozcan a su amado”.
Ah.
Hmm.
……
Si nadie se asociará con nosotras, entonces no tendremos mundo con el que
asociarnos, por lo que podemos desecharlo con facilidad, pero ahora mis brujas
están inclinando sus cabezas ante el mundo que medio han abandonado.
Si van allí, no hay nada más que el infierno… Eso no podía decírselos.
Si somos seres inferiores sin importar a dónde vayamos, y dónde nos
dirijamos, entonces solo deberíamos volvernos en las bestias más inferiores. Sin
embargo, como hay alguien que nos ha hecho parte de su familia, mis camaradas
están soltando sus bolsas de oro, una por una.
Chicas, ¿están bien dejando ir hasta eso? ¿En serio? ¿Tienen plena
confianza de cruzar el mundo, incluso si eso? No puedo preocuparme por ellas
así.
Pues ya estaba en ese estado y determinación.
Posiblemente no podía decírselos. Preocuparme por ellas.
Pantano.
La palabra es tan pegajosa como un maldito pantano, y mis tobillos están
igual de pegajosos debido a ese pantano.
Quiero salir de esto, pero no es tan fácil. Incluso si logro zafarme, lo que sería
del mundo tras mi liberación, en qué se convertiría y en quién, son cosas que no
sabía. No lo sé.
Es que simplemente no lo sabía.
— Humbaba.
—……
— Humbaba.
—……
— Oye, Capitana de la Guardia Real. Oh, ¿y esto? Mira. Estoy llamándote,
¿por qué es que no respondes? ¡Oye! ¡Maldita mocosa! ¡Humbaba!
Plop.
— ¿Achú…?
Mi cabeza sintió algo extraño. Parece que algo que no era particularmente
solido o suave había golpeado mi nuca. Cuando miré para confirmar lo que era,
descubrí que era el ojo de una persona.
— ¿Ah?
Bueno, eso si es que puedes llamar ojo de una persona a ese globo ocular que
había salido de una cabeza por su cuenta y había ejercido su presencia con
mucha fuerza.
¿Qué se supone que sea esto?
No me era posible imaginar cuán feo podría ser si esta mugrienta y asquerosa
cosa estuviese dentro de la jeta de una persona viva. Deduzco que esto
probablemente sea el ojo de un desgraciado excesivamente ruidoso. Ni puta idea
de por qué murió, pero estoy segurísima de que estiró la pata porque se lo
merecía.
— Oye, mira.
— Ah, ¿sí, Maestro?
Antes de saberlo, había respondido por instinto.
Una vez que volví mi mirada, vi que nuestro maestro estaba haciendo rodar
un coágulo de sangre en su mano izquierda. Si bajaba ligerameeeente mi mirada,
podía ver el cadáver de algún chico decapitado tendido en el suelo y, si lo
examinabas con más cuidado, entonces, si excluías su falta de cuello, te
percatarías de que era de aspecto bastante normal, excepto por una cosa. El
hecho notable en él era que le faltaba un ojo en su rostro.
¡Santo Cielo!
—…Maestro, no me diiiga, ¿le arrancó el ojo a un cadáver y me lo lanzó para
así poderme despertar?
— ¿Tu eres loca? Yo no saqué nada. Ese ojo se salió solito, niña. ¿Acaso me
ves cara de enfermo mental?
— En fin, igual fue usted quien lanzó el ojo ese. ¡Santo Cielo! ¡Señor Mío!
Si tan solo hiciera una lista de las cosas que pueden usarse para despertar a
alguien y la colocase ante usted, creo que un ojo no encajaría en esa lista; aun
así, de entre todas las cosas, lo que lanzó fue un ojo. A fin de cuentas, usted es
una persona que diverge inmensamente del reino del sentido común.
Ah.
Otra vez hablo estupideces.
Pero me siento feliz.
— Más que eso, esta se refiere a la gente que se ha desviado inmensamente
del reino del sentido común pero como pervertidos. En ese sentido, ta-dah, se
ha demostrado que usted, amado Maestro, es un degenerado. ¡Jajajaja! ¿Acaso
mi demostración no fue espectacular?
— Espera… ¿qué?
— ¿Cómo que espera qué?
— Ah, como que al maestro ya le dio la gana de dejar de pensar, ¿eh?
— Parece que nuestro maestro ha demostrado ser un pervertido, ¿eh?
— En lugar de decir lo que ‘se ha demostrado’, me parece que mejor deberías
decir que nuevamente fue probado. Uno más uno es igual a dos, pero la gente
no dice que demostraron algo al usar esa ecuación. Les diré algo, en el mundo
de la verdad, esa ecuación la han usado tanto que ya parece una puta. De la
misma forma, en nuestro mundo físico, las perversiones de nuestro maestro ya
casi casi parecen una puta, y les apuesto que es una proposición que está más
usada que esta. ¡Asombroso! Acabo de ser perfectamente lógica, ¡me amo!
— ¿Qué? ¿La putería del Maestro por fin fue demostrada?
— El hecho de que es difícil discutir la verdad con estas desgraciadas es
muchísimo más asombroso. Al fin y al cabo, todas son unas putas locas.
Las demás brujas comenzaron a parlotear entre ellas. Ah, no se puede evitar,
estas mocosas tienen una enfermedad terminal en la que, si no andan
chismeando, podrían morirse.
Nuestro maestro soltó un suspiro enorme.
— Humbaba. Me da la impresión que, de ahora en adelante, me la pasaré más
ocupado. Aliviaré mi carga utilizándolas de alguna manera, así que
obedézcanme.
La orden del maestro.
Tuve que sonreír lo más lindo que pude.
— Sí, Maestro. Sus deseos son órdeeeneesss.
— Como mínimo, ustedes han vivido décadas, y como mucho, han perdido
su tiempo por unos 300 años. Debieron haberse hecho un nombre por ustedes
incluso entre las brujas, y también debieron haber hecho unas fuertes
conexiones personales.
— Sí, así es.
— Envía un familiar a cada bruja que conozcas –dijo nuestro maestro–. Les
haré un hogar a todas.
—……
— No tengo tanto tiempo como para manejar cada nimiedad que Elizabeth o
Sitri hagan. Trato de manejar todo a la vez. Planeo verter todo eso en una olla
mientras nos retiramos a las montañas. En ese momento, pienso usarlas a
ustedes con cuidado, y a cambio, les prometeré un hogar. A todas.
—……
— Mucho trabajo. Las cosas se han vuelto algo frenéticas.
El Maestro comenzó a murmurar para sí como si hubiese quedado sumido en
pensamientos una vez más.
— Para empezar, tendré que ir y asegurar la mente de esa mocosa mía que
está allá, golpeando las teclas de ese piano. Ese es mi maldito destino.
Persuadiré a Barbatos y a Paimon mientras voy de camino… Veo que esta será
una batalla de velocidad. Tendremos que avanzar sinceramente. Aunque todavía
no sé cómo vamos a empacar los suministros. Ejem… Eso funcionará de alguna
manera…
Plop.
El maestro lanzó el ojo restante de ese cuerpo sin cabeza y aterrizó en un
charco de lodo. Ese barro que se había esparcido en el aire nocturno fue
iluminado momentáneamente por las antorchas encendidas. Si el ver cosas era
el trabajo de un ojo, entonces era probablemente raro que ese no hubiese
cumplido con sus labores. El ojo soltó un sonido audible mientras rodaba por la
piscinita de lodo antes de detenerse.
Por siempre.
— Humbaba.
— ¿Sí, Maestro?
— Me contaron que para ser una bruja, uno debe establecer un contrato con
un Lord Demonio. ¿Con cuál de todos estableciste el tuyo?
— Eh… Fue con Lord Demonio Marbas. Una persona noble. Aunque esta
hubo formado ese contrato hace unos 300 años, y fue liberada de este hace 200.
— ¿Liberada?
— Sí. Eh, bueno… La Muerte Negra ha estado rondando desde el año pasado,
¿no? No es la primera vez que algo así ha pasado. Plagas en masa y años de
hambruna suceden de vez en cuando, y cada vez que pasa, independientemente
de la raza, todos en el continente demoníaco se molestan jodidamente. A pesar
de eso, cosas como estas son desastres naturales. Y por ende, nada puede
hacerse…
Eso daba la impresión de que algo podía hacerse.
Ya sea mediante el sacrificio de una oveja, todos se vuelven hacia la primera
persona que haya traído la plaga desde el exterior y esparcido. Incluso miran a
los herejes que han cometido el impío pecado hacia los Dioses y trajeron una
sequía a la tierra.
Ese es el origen de las brujas.
En un principio, fueron los Grandes Seres, en otras palabras, los Lores
Demonios que tenían el rol de “los responsables”.
Pero eso era imposible.
Los Lores Demonio son representantes sagrados e inviolables que simbolizan
la dignidad absoluta. Es decir, señores que comandan a toda la raza demoníaca.
Las diversas plagas y años de hambruna que cayeron sobre la tierra no estaban
relacionadas con ellos. Si hay alguien equivocado, entonces probablemente sea
otra persona, y si no hay nadie más, bueno, se lo inventan.
Condenadas, calumniadas, torturadas y una ayuda doble de tortura.
Con el fin de apaciguar a la gente que había muerto durante una epidemia y
a la que había caído durante un año de hambruna, se contrataron campesinos
con el único propósito de ser torturados. Eso es lo que éramos las brujas.
También pensamos que éramos una especia de herramienta política muy
asombrosa.
Al fin y al cabo, alguien tenía que responsabilizarse.
Alguien lo hace.
Imagina toda la plaza del pueblo en completa calma como cualquier otro día
a pesar de que tu anciana madre haya fallecido debido a la plaga. Has de tener
hambre. Es por eso que, cuando el estado de las cosas es caótico, siempre tiene
que haber una bruja, como mínimo, atada a una plaza para que se pueda manejar
un territorio apropiadamente.
La sociedad demoníaca es superior gracias a esto. Este hecho es claro si ves
cómo los humanos corruptos tienen que estar cambiando constantemente su
sociedad, mientras que nosotros los demonios no necesitamos poner de cabeza
la nuestra por todo el milenio pasado. Puede que seamos campesinas, ¿sabes?
A pesar de nuestras apariencias, ¿sabes? Somos campesinas que sirven a los
señores de la raza demoníaca. Por esa razón, nuestro orgullo se vería herido si
nos comparas con unas mestizas, independientemente de que estemos en la
misma clase campesina.
Jajajaja.
He de admitir que es un poco jodido.
— Sí, liberada. Cuando formamos un contrato con un Lord Demonio,
normalmente lo hacemos para luego establecer la duración. Esta hubo actuado
como sacrificio durante 150 años antes de ser liberada, y se le permitió vivir
como le plació luego de ese tiempo. Ahh, ya que el resto de la vida de esta fue
asegurada tras haber sido torturada por poco más de 100 años, ella… cree… que
eso… fue un beneficio.
Cerré mi boca.
Pues los ojos del Maestro no estaban sonriendo, que digamos.
Lentamente abrí mi boca mientras pensaba en lo que debería decir.
—…es lo mismo para todas las demás, ¿sabe?
Los ojos del Maestro seguían sin sonreír.
¿Era la respuesta incorrecta?
— Esa es la baja y humilde tarea que hemos cargado debido a que así lo
elegimos, ¿sabe?
Respuesta incorrecta.
— 150 años es bastante apropiado. Pues hay Lores Demonio que golpean
brujas y viceversa; ese tiempo es apropiado y parece que todos también lo han
aceptado así. ¿Ve a Euríale allá? Ella es lo peor de lo peor. Ha formado un
contrato que duró 220 años.
Respuesta incorrecta.
— ¿Acaso la forma del mundo por el que todos vagamente van no es así?
Respuesta incorrecta.
Respuesta incorrecta.
Respuesta incorrecta.
—……
Una quietud cayó sobre nosotros.
Nuestro maestro miró cuidadosamente a su alrededor. A las brujas que,
inherentemente, eran parte de las Brujas Hermanas Berbere. Estaban unas
nuevas que se nos habían unido el invierno pasado. Sumándolas todas, éramos
un total de 41 brujas que mirábamos inexpresivamente a nuestro maestro.
Cuarenta y uno.
Cuarenta y un vestigios de plagas y años de hambruna.
Cuarenta y un maldiciones.
—……
El Maestro Dantalian me miró.
Con sus ojos que permanecían negros a pesar de recibir luz…
— Les regalaré, mis amadas brujas, un dominio.
—……
— ¿Me seguirán?
Creí haber escuchado la eternidad en ese sonido.
Espada Amada del Rey.
Humana: Laura De Farnesio.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 10.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.
—……
Esta damisela no tenía forma de saber cuándo había comenzado su
presentación.
Sin embargo, había una cosa que era cierta: sudor. El sudor estaba fluyendo
por la nuca de esta damisela. Era considerablemente distinto.
Cuando el sudor cayó por la nuca de esta damisela, era como el movimiento
de la lengua de una serpiente. Dejaba su marca mientras iba cayendo
extensamente, y mientras se alargaba, el tiempo se extendió. Fue un tiempo que
se amplió desde la nunca de esta damisela y bajó hasta su espalda. En lugar de
fluir con este, las gotas de sudor se sentían como si estuviesen reuniéndolo en
su cuerpo mientras intentaban arrastrarse por el mundo y atravesarlo.
Esta damisela estaba tocando. Luego que las gotas de sudor hubieron caído,
fue cuando ese tiempo se filtró en esa extensa línea que estas habían dejado
atrás. El tiempo de esta damisela se ramificó, y tras tomar varios caminos, se
reunió en su pequeña espalda.
Esta damisela presionaba las teclas del piano.
— ¡…!
Un choque eléctrico ocurrió. Esta damisela estaba empapada. La electricidad
se incrementó fácilmente por su pequeña espalda que estaba bañada en sudor.
Como las gotas de sudor se juntaban y esparcían mientras la electricidad fluía
por el lugar donde el tiempo se encontraba tambaleándose, se sentía como si
esta damisela estuviese viviendo una vida, única y exclusivamente, a través de
la electricidad.
Esta damisela presionó una vez más las teclas del piano.
— ¡…!
El corazón de esta damisela latía. Thump. El sonido de los latidos resonaba
más sordo que sus sordos oídos. ¿Qué es esto? ¿Qué podría ser? Cuán hermoso
es… Esta damisela presionó nuevamente las teclas. Thump. Un pulso se
extendió por todo su tiempo. Mientras sentía como si estuviese viviendo su vida
al tiempo que el pulso se esparcía, también sentía como si su vida fuese
simplemente una que vivía mediante el sonido de los latidos.
Tal como la electricidad.
Simplemente el sonido de los latidos.
— ¡…!
— ¡…!
Los gritos seguían brotando a mí alrededor.
Sin embargo, ¿en realidad eran gritos? ¿Acaso no podían ser muestras de
emoción? Como esta damisela estaba infectada por un entusiasmo mientras esas
personas seguían gritando, indudablemente, esos eran gritos de placer y no
simplemente gritos. ¡Griten más! ¡Háganlo con más fuerza! Aunque esta
damisela no tenía forma de saber cuándo había comenzado su presentación, ella
seguirá tocando mientras siga tragándose tus gritos con una mandíbula de
serpiente.
Siempre.
Dale tiempo a esta damisela. Ella estará sorprendida voluntariamente.
Dale vida a esta damisela. Ella, con mucho gusto, derramará sangre.
Y——
Y——
Y.
Paso.
Y esta damisela escuchó el sonido de pasos. Quizá ella los había sentido en
lugar de oírlos. Aún le era incierto de quiénes eran. De la misma forma cómo
aún si cierras los ojos puedes sentir distintivamente cuando un dedo se acerca
tu ojo debido a una sensación como de corriente eléctrica, esta damisela sentía
como si los pasos fuesen latidos. Eso era porque este sonido se dirigía a ella.
Los pasos se acercaron. Paso. Mientras se acercaba calmadamente, el sonido
de los pasos dejó ondas en la superficie de la melodía que esta damisela había
esparcido. Dicho sonido se dirigía directamente a esta damisela. ¿Quién era?
Alguien se le acerca. ¿Quién podría estar acercándosele? ¿Acaso sabe dónde
queda este lugar? ¿Viene aquí siendo consciente de quién es esta damisela?
Esta damisela, se había enterrado en libros a tal extremo dado que ella quería
aceptar todo tipo de sonidos que se le acercaban. Esperaba que entre las cosas
que había aprobado estuviese la voz de alguien. Sin embargo, como el sonido
de pasos no era el lenguaje de Cerdeña, Habsburgo, Francia, Anatolia, Castilla,
Bretaña, Batavia, Teutón, Bernicia, Moscú o Kalmar; se sentía como si esta
damisela, quien era una experta en cada idioma, no pudo dominar el sonido de
pasos.
El sonido de pasos no tenía su propia nacionalidad y se sentía como si no
hubiese límites que no pudiese pasar. ¿Cómo alguien podía colocar fronteras en
el sonido de alguien acercándose a otro? ¿Cómo…?
Paso.
Se acercaban otra vez. Estaban acercándose un paso a la vez. Cada vez que
los pasos se acercaban, esta damisela, por intuición, sentía que su canción estaba
terminando. Ese sonido tiraba de la melodía como una red a los tobillos de esta
damisela y la acercaba. El mundo se encogía cada vez que se acercaba. Ah…
Otro paso.
Detrás de esta damisela.
Justo detrás de ella.
Tras acariciarle la nunca a esta damisela.
— Farnesio.
Un aliento tocó la oreja de esta damisela.
— Es hora de que despiertes de tu presentación.
Y esta damisela abrió sus ojos.
Fue cuando ella comprendió que los había tenido cerrados.
—……
Una vez que esta damisela levantó su cabeza y miró alrededor, lo primero
que perforó sus ojos fue la luz. Fue solo después que la sombra de la noche la
asaltó. Así es. Era tarde en la noche. ¿No era extraño? Esta damisela había
comenzado su presentación hace poco y el cielo en ese momento,
definitivamente, era una mezcla de rojo y azul y no un gris oscuro.
— Parece que has estado regocijándote mucho.
El sonido de la risa vino de detrás. Esta damisela se volvió. Su Alteza estaba
allí, de pie.
— Milord.
— Dime.
— ¿Qué hora es…?
— Poco más de medianoche.
El ruido que estaba produciéndose alrededor de esta damisela se aclaró
gradualmente. Demonios eran decapitados por doquier. Era la escena de una
purga. Barbatos y Paimon estaban sentadas en las sillas del juicio como un par
de juezas, y cada vez que el veredicto caía, el cuello de un criminal caía también.
Los alrededores de esta damisela le eran desconocidos, haciéndole sentir como
si fuese una extranjera que de repente hubiese sido colocada en un lugar de
exilio extraño.
— Milord.
Esta damisela se sentía relajada cada vez que exclamaba esa palabra. Era una
expresión confortable. Aunque ella no sabía la hora exacta ni dónde se
encontraba, independientemente de tiempo y el lugar, los ojos que la miraban
eran los de Su Alteza, y la mano que le acariciaba la cabeza era la de él.
Originalmente, el mundo era un infierno, y como allí no había camino para
la excarcelación, esta damisela comprendió que dentro del mundo que era un
infierno, el único lugar donde podrías ser excarcelado por un momento era entre
la gente. Ah, el infierno era un mar de fuego y había una isla entre la gente.
— Milord.
Esta damisela se dirigió así a esa isla.
— ¿Sí?
Un eco regresó a ella.
Ahh…
Su Alteza originalmente era una persona que había sido expulsada del mundo
y exiliada en una isla inhabitada. Esta damisela lo creía así. Una vez que ese
pensamiento vino a su mente, todo se le hizo correcto. Si a esa isla se le seguía
llamando ninguna persona5 aún si Su Alteza estuviese en ella, se sentía como
si la isla pudiese ser llamada isla inhabitada6 aún si Su Señoría y esta damisela
estuviesen en ella.
Esta damisela había obtenido un hogar.
Era el primero que tenía desde que ella nació.
—…Milord.
— ¿Se te rompió una cuerda? ¿Por qué repites “milord, milord” como un
disco rayado? Sí, soy tu lord; y tú, chico, eres mi general interino. Como esa es
tu vida rota, todo esto es mi falta de virtud.
— Sería más correcto referirse a esta damisela como chica y no chico.
— Entonces ¿esas serán tus primeras palabras? Qué mocosa tan lamentable.
Ni siquiera es remotamente sorprendente que las primeras palabras de tu boca
sean inapropiadas.
Esta damisela abrió su boca.
— Esta damisela se ha regocijado completamente de toda la belleza que
pueda disfrutar del mundo. Milord, por favor, arrebátele la vida en este
momento.
—……
— Esta damisela desea ser estrangulada hasta la muerte a manos de usted.
La sonrisa en el rostro de Su Alteza cesó. Sus ojos, parecidos al cielo
nocturno, miraban fijamente a esta damisela. Debido a que había una superficie
en sus pupilas, las cuales no se pueden encontrar en ese cielo, ella terminó
siendo reflejada en esa superficie negra. Luego, lágrimas comenzaron a fluir del
rostro de ella.
Presión.
Su Alteza presionó su dedo entre los ojos de esta damisela. El área que este
tocó estaba algo caliente. El calor fluyó en un arco mientras seguía el contorno
de su dedo.
— Farnesio.
— ¿Sí?
— ¿Eres un cadáver o una muñeca?
—……
Esa era la maldición que la Princesa Imperial de Habsburgo hubo escupido a
esta damisela hacia un par de días. Como ella no pudo responder por sí misma
a esa pregunta, interrogó a Su Alteza, sin embargo, él tampoco respondió y le
devolvió otra pregunta.
Su Alteza habló:
— ¿Tú no eres una persona?
—……
— ¿Deseas morir?
Esta damisela enterró su rostro en el pecho de Su Alteza.
Sustancias cálidas siguieron fluyendo.
Esta damisela estaba empapada.
— Esta damisela quiere vivir… seguir viviendo, Alteza. Ella desea vivir…
Sigue doliendo… esto es doloroso, sin embargo… ¿Por qué es que ella quiere
seguir con vida? ¿Por qué…?
— Sí, sabía que eras terrible el día en que puse mis ojos en ti por primera vez.
Su Alteza acarició la cabeza de esta damisela.
Este cuerpo al que la Princesa Imperial había lanzado una maldición.
— Vive.
El Lord Demonio bautizó a esta damisela.
— Te haré vivir.
Esta damisela perdió el conocimiento mientras era enterrada en el abrazo de
Su Alteza.
Y en ese proceso, ella creía que debía seguir viviendo.
Lord Demonio del Honor, Marbas. Rango 5.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 10.
Polles, Valle del Río Narew.
Era tarde en la noche.
Los Lores Demonio estaban en silencio. Incluso cuando hablaban, lo hacían
sin mirar a los demás; simplemente observaban distraídamente el candelabro
colocado en la mesa.
Mis subordinados miraron inexpresivamente la imagen de la cera amarilla
descender al lado de la vela y caer en la mesa. Aunque esas gotas de cera
cayendo era una ocurrencia trivial, como si fuese algo increíblemente obvio, se
sentía como si nadie aquí pudiese retrasarlo o pararlo.
— Alteza, parece que la carta confidencial era cierta…
Un comandante habló en voz baja. Su expresión parecía como si estuviese
apenado.
Y no solo él. Todos los Lores Demonio que estaban reunidos bajo la bandera
de la Facción Neutral estaban murmurando algo de forma penosa. Como no
podían vociferarle sus ideas a otra persona, sus murmullos estaban más cerca
de ser monólogos.
— No puedo creerlo. ¿En serio eliminaron a siete Lores Demonio?
— Ejem… es normal que Barbatos sea ese tipo de persona, pero para que
Paimon lo hiciese…
— ¿Qué intentan hacer con las tropas que fueron lideradas por esos que
fueron erradicados?
Un sinfín de soldados estaba siendo ejecutado en las Llanuras de Bruno.
Eso era lo que estaba escrito en la carta confidencial. Cientos de nuestros
demonios colegas estaban siendo colgados a muerte en la horca, o ya habían
perecido.
El escenario de ejecución era especialmente cruel mientras las vidas de
humildes y nobles no eran distinguidas, sino más bien, juntadas. Esto también
fue mencionado en la carta confidencial. Era un documento que fue enviado por
una persona que llevaba tiempo conociendo, por lo que era indudablemente
cierto.
—……
Normalmente, como el líder de un solo ejército, era mi labor recuperar la
moral de mis subordinados. Sin embargo, hasta para mí era difícil escapar de
este silencio.
Ráfagas de viento sacudían todo el cielo nocturno y soltaban un sonido
inhóspito. Como el viento soplaba, se sentía como si el distante y asqueroso
hedor de los cadáveres había sido acumulado y estaba siendo transportado. Yo
simplemente temblé de ira. Todo lo perteneciente a ese hedor había estallado
durante mi ausencia.
— ¿Qué se debería hacer, Alteza?
El Lord Demonio que tenía una barba pronunciada, y también era uno de los
que había trabajado conmigo en el campo de batalla, habló con voz ahogada.
— Barbatos es una persona de mente cerrada y violenta. Sin embargo, cuando
la Alianza Creciente iza su bandera con los huesos naturales de nuestros
soldados, ella es mucho más respetable. Se reportó que ayer estrechó su mano
con Paimon y castigaron a algunos camaradas de la alianza, pero de lo que sí
estoy seguro es que, probablemente, estos no sean camaradas, sino traidores. En
caso de ser así, entonces la razón de refutar a Barbatos sería injusta. ¿No estaría
mal cruzar armas contra nuestra propia raza?
Lo interrogué.
— ¿Qué pasa si no eran traidores?
—……
— ¿Qué pasa si no lo eran? ¿Eso no sería también un problema? ¿No
significaría que, comenzando con Baal, los demás Lores Demonio en las líneas
traseras, eran traidores del continente demoníaco?
—……
— Si los 7 Lores Demonio ya muertos no era traidores, entonces tendremos
que castigar a Barbatos y a Paimon, y si en realidad lo fuesen, tendríamos que
dar media vuelta a nuestros caballos de guerra y castigar a los Lores Demonio
que están en la retaguardia. Todo sería la carne de la raza demoníaca aún si
cortamos lo que tenemos frente y detrás de nosotros. Declaraste que no
deberíamos cruzar armas contra nuestra raza, pero ¿quiénes son los que nos
están forzando a hacerlo? ¿No son Paimon y Barbatos?
—……
¡Bang!
No pude seguir conteniendo mi ira y golpeé la mesa en lo que me levanté.
— ¡¿Acaso Paimon y Barbatos están en su sano juicio?! ¡¿Acaso no están
decapitando a nuestros camaradas porque son racionales?!
Los Lores Demonio se miraron cuidadosamente unos a otros. Sin embargo,
no hubo alguno que pudiese responder esa pregunta. Al evadir mi mirada y no
contestarme, quería que mi ira fluyese de forma natural.
Eran unos idiotas.
Al borrar sus miradas y respuestas, ¿también se borraría el escenario que se
había desarrollado dada las ejecuciones al otro lado de las llanuras? Incluso si
el sol salía de la misma forma que lo hizo ayer, ¿la sangre que ya había sido
derramada sobre la tierra se evaporaría?
— Bien. Ahora está bien. Ordenen a nuestras tropas que avancen. Iré
personalmente y reprenderé a Barbatos y a Paimon.
— ¿Avanzar…? Alteza, ¿qué quiere decir…?
Mis subordinados no pudieron ocultar su ansiedad y comenzaron a entrar en
pánico.
— No ha pasado ni un día…
— Alteza, las Facciones Montañosa y de las Llanuras son las fuerzas
principales de nuestros aliados. ¿Cómo podría ser posible apuntar nuestras
lanzas hacia adelante y acercarnos a ellos? Sus palabras son angustiantes. Por
favor, considere los asuntos una vez más.
— No considero como aliados a los bandidos que han decapitado a nuestros
camaradas.
— ¡Alteza!
Mis hombres quedaron desconcertados.
Una vez que declaré que iba a ir hacia el cuartel militar de la Alianza
Creciente mientras era acompañado por mis tropas, los que no pudieron
responder mi pregunta minutos antes, comenzaron a balbucear rápidamente
varias líneas. Aunque el área silenciosa ya que el bosque exudaba un denso
aroma a pino, solo los Lores Demonio estaban apresurados.
— Los humanos han acampado a través de las Llanuras de Bruno, por lo que,
definitivamente, enfrentaremos una gran derrota si nuestras fuerzas tuviesen
que luchar contra ellos en este momento. Hemos cometido un crimen fuerte al
perder una vez durante el invierno. ¿Cómo soportaremos el pecado esta vez?
Alteza, por favor…
— Como no sabemos por qué Paimon hubo castigado a esos siete Lores
Demonio ya que no hemos escuchado cuidadosamente su razón, si hubiese una
causa, entonces ¿no deberíamos oírla primero? Ella no es una dama que actuaría
sin razón. Ya que aparentemente ha decapitado a esas personas bajo el pretexto
de que había traidores, entonces es claro que debe haber un incentivo. Alteza,
por favor, muestre algo de discreción.
“…no, estos tipos. ¿Acaso tienen miedo?”.
Volví mi cabeza y miré a los comandantes. Por lo que podía decir, parecía
que estuviesen acobardados ante las noticias de que la Facción de las Llanuras
y la Montañosa hubiesen unido fuerzas.
— ¿Intentan desobedecer?
Miré a mis subordinados. Una vez que se encontraron con mi mirada,
automáticamente cerraron sus bocas. Aunque ellos tenían muchas bocas, el
silencio que emitieron se fusionó e hizo que el aire a nuestro alrededor se tornara
más pesado.
— De ser necesario, somos capaces de mejorar nuestras conexiones con la
retaguardia, pero ellos no. incluso si las líneas de suministros son cortadas, las
primeras serían las de ellos. Incluso si tratan de retirarse, tendrán que hacerlo
mientras se deshacen de la persecución humana, ¿pero creen que simplemente
observaremos eso? Esta es una orden militar del líder del ejército. Hagan lo que
les digo y no me cuestionen.
Los comandantes se agacharon por completo. Un comandante que no declaró
su rango de oficial protestó con una voz tan lamentable mientras pegaba su nariz
al suelo.
— Alteza, al menos, permítales, por favor, tener un día de excedencia.
Concédales un día y déjelos rogar perdón y que se disculpen. Incluso si debemos
luchar cuando algo ocurra, hemos de mantener una apariencia madura si vamos
a ser honorables en el futuro.
—……
Un solo día de excedencia.
En serio, incluso si les damos un día o dos, ¿acaso estos tipos usarán trajes
de lamento de color blanco y solicitarían expiación? Esto fue algo que no les
pregunté a mis hombres. Yo era consciente de que no eran ese tipo de monarcas,
y mis subordinados también lo sabían. Sin embargo, ahora me suplicaban con
voces ahogadas que debía hacer mi parte con honor.
Honor hacia esos que habían decapitado a los camaradas de uno, ¿ah?
Yo, de repente, me sentí agotado y me volví a sentar. Una vez me cubrí los
ojos con mi mano, sentí mi densa piel presionando contra mi palma. Era mi piel
la que había sido arrugada e hinchada por los años.
—…entiendo. Al menos, un día es, probablemente, lo que es el valor de estar
en el mismo campo de batalla que ellos por los últimos siglos. Escribiré otra
carta y se las enviaré. Pueden irse a descansar.
— Gracias, Alteza.
— Un día.
Corté mis palabras y las escupí.
Los comandantes se helaron.
— Una vez que la medianoche de mañana pase, montaremos inmediatamente
nuestros caballos de guerra y los atacaremos. Recuerden que, aunque puede que
descansen hoy en el cuartel, es solo un descanso en preparación para el ataque
nocturno. Infórmenles eso también a los soldados.
— Como ordene.
Los comandantes dejaron la tienda, uno por uno, con sus espaldas inclinadas.
Poco después, los únicos que quedaron en el lugar fueron un par de asistentes
míos y yo.
—……
A través de las grietas entre mis dedos, miré la entrada de la tienda que estaba
sacudiéndose debido al viento. Un centinela estaba colocando una antorcha.
Estas surgían filosamente hacia arriba como una espada afilada y cortaban l
oscuridad. Sin embargo, como la oscuridad aún predominaba sin importar
cuanto fuese cortada, al final, en lugar de decir que las antorchas cortaban algo,
parecía más como si estuviesen gritando infinitamente hacia algo.
Ahh…
Una vez que escribí la carta, extendí el trozo de pergamino y me lamenté.
Barbatos. Paimon…
¿Por cuál causa han hecho esto?
El Rey de los Campesinos, Dantalian. Rango 71.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.

— ¿Conoces el viejo refrán; conoceos a vos mismo? Dantalian, creo que


este proverbio vagamente se traduce a esto –Barbatos habló–. Cuando estás
jodido, debes comprender rápidamente que lo estás.
Asentí.
— Así es. Lo importante es cuán rápido lo comprendes. Sin embargo, el caso
es, Su Excelencia Barbatos, que con el fin de saber si en realidad estás jodido o
no, debes haberlo experimentado de antemano. Si uno aún no ha sabido lo que
es estar jodido, entonces, o termina siendo incapaz de comprender que está en
una situación así o, aún si se percata de ello, lo hará demasiado tarde. Por eso,
con el fin de conoceos a vos mismo, debes experimentar muchas veces que la
cagaste.
— Hm. Si consideras el hecho de que he vivido en carne propia lo que es
estar jodido, entonces no podría estar en desacuerdo contigo.
Barbatos asintió.
— Continúa.
— Sí, Excelencia. En conclusión, el término ‘conoceos a vos mismo’
vagamente se traduce a ‘Cágala tantas veces como sea posible’. Sin embargo,
¿por qué razón es que estamos tratando de escuchar proverbios? ¿No es porque
no deseamos estar jodidos? No solo el refrán ese carece de sentido, sino que
también destruye la existencia misma de los proverbios. También podrías decir
que es el dicho más inútil del mundo.
— Dantalian, eres racionalmente bueno en el sexo, y tu cara tampoco está
nada mal, por eso eres talentoso; pero entre tus miles de talentos, en el que eres
un experto es en tu habilidad de disfrazar la mierda de forma que no suene como
tal. Incluso si la cagada más sin sentido del mundo fluyese por tu lengua, sonaría
como la porquería que dan ganas de escuchar, o podría sonar como la basura
que realmente vale la pena oír. Yo, Barbatos, Lady Demonio de 8º rango, y
señora que presume de la inmortalidad, reconozco esto. Tu palabrería se
encuentra fácilmente en el nivel de lo extraordinario.
— Me honra con sus palabras, Excelencia.
Paimon, quien estaba escuchando tranquilamente nuestra conversación,
parecía como si su mente estuviese desvaneciéndose. Luego murmuró.
— ¿Qué es exactamente lo que ustedes dos están discutiendo…?
Ambos nos volvimos a mirarla.
— No es problema tuyo, puta.
— Nada, Alteza.
Luego de eso, nos volvimos a mirar a nosotros mismos, y continuamos.
— Si lo piensas, no es que los proverbios sean particularmente útiles. Estos
son, en otras palabras, pequeños consejos que se hicieron para servirles a la
mayor cantidad de gente posible, ¿bien? Queriendo decir con esto que,
toneladas de personas ya los conocen y, al final, estos refranes nos proveen
consejitos que tú, yo, y todos los demás ya saben; por eso no hay una necesidad
actual para esos trocitos de consejos.
— Sus palabras se encuentran razonablemente más allá de toda medida,
Excelencia.
— Digamos que dije que lo último en lo que más confiarías es en el dinero.
Si solo escuchas esa línea, es probable que creas que ese es un hecho bastante
obvio. Pero, si me diese por escribir espléndidamente: ‘La última cosa en la
que el hombre confiaría más es en el dinero’, y tallase esa frase en el pilar de
un templo, extrañamente, esto no solo sonaría como si no fuese obvio, sino que,
ya que se siente así a simple vista, parecerá como si no suena para nada obvio.
Yo, Barbatos, Lady Demonio de 8º rango y la señora más distinguida en el
continente demoníaco, presento esta opinión. ¿Todos los proverbios no son así?
— Seguro. Como era de esperarse de usted, Excelencia Barbatos. Una
sabiduría que encaja con la señora que alardea de la inmortalidad, y también es
la Lady Demonio más distinguida. Los soldados inferiores no tendrían más
opción que quedar encantados ante su comprensión. Déjeme probarlo también:
‘No puedes ganar una guerra con soldados cansados, más aún con soldados
hambrientos’.
— ‘El enemigo de mi enemigo es mi amigo’.
— ‘Si crees que eres un idiota, entonces sí lo eres’.
— ‘Juega. Te divertirás’.
— ‘Vive, si realmente quieres vivir’.
Paimon nos miró con un rostro aún más blanco que antes.
— Esta dama no tiene ni la menor idea de lo que ustedes dos están haciendo
desde hace rato…
— ‘Paimon es una puta’.
— ¿Qué te has creído, puta de mierda…?
Paimon golpeó la mejilla izquierda de Barbatos.
Barbatos le pateó la espinilla derecha a Paimon.
Paimon volvió a golpear a Barbatos.
Barbatos volvió a patear a Paimon.
El espacio entre esas fue infinito.
Así, diez minutos pasaron. Unos interesantes diez minutos.
— En fin, tenemos que reconocer el hecho de que estamos jodidos.
Barbatos habló mientras se masajeaba la mejilla izquierda con hielo.
— No diré ninguna otra mierda. Simplemente, estamos jodidos. Puede que el
vejete y pelón de Marbas esté enojado, pero justo ahora está disgustado.
— Ese es tu problema, Barbatos. El hecho es que hablas innecesariamente
vulgar –Paimon se colocó una venda en su espinilla derecha–. En serio, ¿sabes
lo estúpida que te ves cuando le hablas a la gente? Cada vez que dices “A”, es
una pérdida de tiempo.
— ¿Así como se te va la vida cada vez que dices algo, puta?
— ¿Viste? Aquí vienes otra vez con tu vulgar manera de hablar. Cuando esta
dama salía contigo en el pasado, creía que, porque aún eras joven, tu forma de
hablar se había tornado agresiva por todas tus experiencias peligrosas a
temprana edad. Por eso, creía que, con gran magnanimidad, ella comprendería
tu comportamiento. Sin embargo, al ver que nada cambió en estos últimos 500
años, es obvio que el problema no fueron tus experiencias, sino que, en realidad,
se trataba de tu personalidad. Tu lengua es innecesariamente promiscua.
— ¿Ehhh? ¿Así como tu vagina es inútilmente promiscua?
Paimon golpeó la mejilla derecha de Barbatos.
Barbatos le pateó la espinilla izquierda a Paimon.
Paimon volvió a golpear a Barbatos.
Barbatos volvió a patear a Paimon.
El tiempo fue eterno.
15 minutos pasaron.
Fueron unos bellos 15 minutos.
— El viejo Marbas envió una carta hace poco.
Barbatos habló mientras se frotaba hielo en la mejilla derecha.
— ¿Acaso se le puede llamar carta? Es directa y simple. Eso es un ultimátum.
— Marbas siempre ha sido un poco testarudo.
Paimon se enrolló una venda en la espinilla izquierda.
— Aunque las cosas en las que piensa son permitidas, no siempre deben serlo.
Las cosas que ha determinado como ‘no permitidas’, sin importar qué, no lo son.
En buenos términos, es principialista7.
— En malos términos, es un fósil jodido y agresivo.
Paimon asintió.
— Además, es calvo.
Barbatos asintió.
— Sí, es un viejo pelón.
¿Ese último comentario fue absolutamente necesario?
Mientras internamente les daba mi mayor simpatía a los calvos del mundo,
hablé.
— ¿Qué se escribió en el ultimátum?
— Ver es creer.
Tras decir esa línea de una forma tan intelectual, Barbatos me lanzó el trozo
de pergamino que estaba enrollado. Ahí, una caligrafía que irradiaba odio estaba
plasmada grandemente.
*
“He establecido un campamento en los campos y montañas a una distancia
considerablemente lejos del campo de batalla. Cuando ustedes me enviaron a
estos lugares, habíamos discutido una estratagema para atacar las líneas de
suministros enemigas, con el fin de darles un respiro a nuestra raza. Sin
embargo, al ver la situación actual, ambas me enviaron lejos para así
estrangular a los nuestros”.
“La orden militar que se me dio, fue la de castigar al enemigo. Ahora que
ambas han matado a nuestros camaradas, les preguntaré sobre quiénes son mis
enemigos”.
“Ustedes dos, quienes han discutido inapropiadamente cuando se hablaba
de conquistar los ejércitos enemigos, se han hecho amigas al masacrar a
nuestras propias tropas. ¿Acaso comenzaron esta guerra con la finalidad de
decapitar a los nuestros? Les pregunto, ¿lo que desean es el territorio humano
o el de los demonios?”.
“Al decir que mi facción tiene la mayor caballería, ustedes son las que
hubieron asignado a mis tropas como la fuerza distanciada. Ahora intento
reunir este gran número de unidades de caballería y dirigirlas hacia donde
están ustedes. ¿Acaso existen razones para que yo no deba hacerlo?”.
“Atacarlas por la espalda y fortalecer las leyes del continente demoníaco es
una tarea sencilla. Sin embargo, como hemos luchado, hombro a hombro, por
los últimos cien años en el mismo campo de batalla, les he enviado esta carta
final para notificarles”.
“Avergüéncese de sí mismas. Vistan ropa de criminales y arrástrense hasta
los campos y montañas, y esperen su juicio. Respondan todo lo que les pregunté.
Si ambas esperan su veredicto y contestan mis preguntas, entonces decidiré si
decapitarlas o no”.
*
— Ahora si lo entiendo –asentí–. Por eso es que hubo mencionado ‘conoceos
a si mismo’, Su Excelencia.
— Es por eso que dijiste que, al estar jodido, tenías que comprender que lo
estabas.
— Ya que ha comprendido la situación, discutamos las contramedidas
inmediatamente. ¿Cómo planea resolver esto, Excelencia? Recuerdo que, antes
de llevar a cabo la purga, usted dijo que se encargaría de Su Excelencia Marbas.
— Incluso si crees que todo funcionará, no todo será resuelto.
— Aunque quiero seguir escuchándola imitar la voz de algún viejo de
mediana edad ya que es interesante, la situación es demasiado delicada como
para ignorarla con un simple refrán.
— Joder.
Barbatos se golpeó los labios y asintió.
— No lo entiendo. ¿Cómo es que ya se enteró de la purga? De acuerdo a mis
cálculos, no importa cuán rápido viajen las noticias hacia él, deberíamos tener
un cuarto de día restante antes de que lo descubriese. Significa que alguien le
envió una carta secreta y le notificó.
— Una carta secreta, ¿eh?
Por un instante, Lady Demonio Sitri vino a mi mente. La única razón para
esto era porque me crucé con ella solo unos instantes antes de venir aquí.
Fue solo después de medianoche.
Barbatos y Paimon estaban sentadas en sillas que les fueron preparadas
afuera. Incluso ahora, los subordinados de los traidores estaban siendo
arrastrados justo frente a nosotros para luego ser ejecutados. De vez en cuando,
cuando los verdugos volvían sus miradas hacia ambas Ladies Demonio con una
cara de ‘¿Realmente deberíamos matarlos?’, estas asentían ligeramente. Ya
llevaban rato haciendo ese movimiento, y al hacerlo, las cabezas de los
subordinados salían volando.
Uno de los subordinados tenía una expresión frenética en su rostro mientras
extendía su brazo hacia nosotros.
— ¡A-Alteza! ¡Existencia Absoluta! ¡E-este humilde sirviente la conoció
cuando era niño! ¡En Niflheim! Fue cuando llevaba a cabo una celebración
triunfal——
— Sí, una carta confidencial. Si ninguno de nosotros entregó la información
de antemano, entonces no hay forma de que Marbas pudiese haber reaccionado
tan pronto.
Barbatos asintió.
Hubo agonía y luego el sonido de algo cayendo y rodando en el suelo.
Me acaricié el mentón.
— ¿Acaso tiene idea de quién fue, Su Excelencia?
— Ni puuuta idea. Primero, ¿no hicimos esta purga con el fin de deshacernos
de esos malnacidos bastardos? ¿Cómo es que el instante en el que los
erradicamos, ya había otros desgraciados vendiéndonos? ¿Acaso es eso? ¿Hay
otros Lores Demonio que tienen el pasatiempo de vender a la gente cuando están
aburridos? ¿Es que está de moda andar vendiendo a tus camaradas?
— Los amigos son enemigos que aún no te han traicionado.
— Ah, eso suena así como a un proverbio. Aunque es un poco jodido.
Barbatos suspiró.
— ¡Ay, no!, olvida esa mierda. Olvidemos toda mierda. Esos humanos de
mierda están agrupados en el frente, y los traidores de nuestra raza están
juntándose en la retaguardia. Es más, entre esos que crees que son colegas en
armas, solo son insectos de mierda que andan escribiendo mensajitos secretos
a toda prisa. Eso me hace preguntarme el por qué me estoy esforzando
demasiado por ir a la guerra…
— Esta dama te dijo muchas veces cuando salíamos, que no debías
comportarte impetuosamente con todo. Debes ampliar tu mente un poco más,
Barbatos. El problema es que tu mente está innecesariamente dura.
— Y el problema tuyo, es que tu vagina está innecesariamente aguada. Está
tan abierta que si te metemos al cielo y la tierra allí, sobra espacio suficiente
para el universo. La fetidez que fluye por el mundo cada vez que abres las
piernas es tal, que los cadáveres que hay por ahí resucitarían, se retorcerían, y
volverían a morirse.
— ¡Ja! –Paimon sonrió.
— En otras palabras, ¿estás diciendo que esos cadáveres que están por ahí
murieron convulsionando a causa de entrar en contacto con tu ingle
increíblemente dura? Esta dama escuchó que el número ya ronda los siete mil.
Hasta dicen por ahí, que el Dios Hades envía sus saludos a tu entrepierna de año
en año para que le muestres sus respetos, pero ¿alguna vez has considerado
visitar el inframundo para agradecerle? Deberías hacerlo en este momento.
— ¿Qué te crees, puta?
— ¿Qué? ¿Lo vas a hacer, seca8?
— ¿Por qué carajos es que nunca logramos opinar igual? Ya que nuestras
ideas son totalmente opuestas sin importar el tema, cada vez que hablamos, se
siente como si existiese un continente demoníaco entre nosotras dividiéndose a
la mitad.
— Esta dama tiene que revelar que también se siente así. Es por eso que siente
como si el continente demoníaco pudiese vivir en unidad si te esfumaras. Sin
embargo, ella no desea ir tan lejos como para ensuciarse las manos; sería más
lindo que te largaras a un lugar donde esta dama no pueda verte, y mueras allí.
— Lo peor es que nuestras opiniones, ni siquiera aquí, se ponen de acuerdo.
A fin de cuentas, lo que se me antoja es matarte yo misma. Incluso si te suicidas,
me alegraría solo si lo haces luego de que yo te golpease un poco. Si te matas
antes, me sentiré tan engañada, que golpearé tu cadáver hasta que me canse.
— Vulgar.
— Doble cara.
— Asesina.
— Ninfomaníaca.
— Cosa más podrida del mundo.
— Puta más grande del mundo.
— ¡A-Alteeeezaaaa!
Otro oscuro y desconocido gritó.
— Este humilde sirviente tiene una madre anciana y una hija esperándolo en
casa, él no puede morir aún. Por favor, muestre piedad y——
— ¿Realmente deseas vivir así, Barbatos?
Paimon asintió.
Hubo agonía, y luego el sonido de algo rodando.
Un maravilloso entrecortado.
— ¿No puedes vivir una vida que sea ligeramente mejor? Esta dama se refiere
a una más elegante. Una manera más decente de hablar. Si lo haces, te apuesto
que, hasta tu irremediable personalidad sería ligeramente más hermosa.
— Bueno, no estoy segura de vivir así porque quiera, pero el hecho es que no
me da la perra gana de vivir como tú, puta de mierda, ¿bien? Más que cómo
quiero vivir mi vida, el no querer vivir como otro es el punto base de guiar mi
vida. Cuando te miro, el pensamiento ‘no vivas como la puta esa’ es tan fuerte
que, en ese sentido, eres la puta que continuamente extiende mi vida y, en ese
solo sentido, eres una puta de cualquier uso.
— No me sorprende que tu vida sea una basura.
— ¡A-Alteezaaaaa!
Barbatos y Paimon asintieron al mismo tiempo.
— ¿Cómo deberíamos tratar con esto?
— ¿Cómo deberíamos responder a esto?
Hubo agonía y luego el claro sonido de algo rodando.
Una armonía hermosa.
— Marbas tiene previsión militar. Es un experto. Si se vuelve nuestro
enemigo, entonces, en gran medida, sería problemático para nosotros.
Normalmente, deberíamos resolver esto mediante el dialogo——
— Miren, ahorita, él está totalmente molesto. Más que todo, no tenemos ni
tiempo. Pronto, las noticias de nuestra purga golpearán fuerte a toda la región
del continente demoníaco, y los Lores Demonio en la retaguardia reunirán
rápidamente sus tropas. Tenemos que cruzar las Montañas Negras cuanto antes
y volver a casa antes de que eso pase.
Paimon asintió.
— No tenemos tiempo para persuadirlo.
— Y tampoco tenemos la libertad de luchar y ganar contra él.
— Aunque es posible que nos perdone si Barbatos y esta dama usan atuendos
blancos de lamentos y se postran ante él——
Barbatos asintió.
— Pero no podemos. Si lo hacemos, terminaríamos aceptando que nuestra
purga fue un error. ¿Por qué nos estamos disculpando? ¿No matamos a los
traidores? La gente que duda de nosotros aparecerá y perderemos justificación.
Eso no me gusta. Tenemos que liderar una expedición penal por todo el
continente demoníaco con una lucha de justificaciones, pero, si nos disculpamos,
estaríamos en desventaja.
— Dantalian.
— ¿Cómo trataremos con este problema?
Ambas Ladies Demonio me miraron.
A mí, a la única persona que había puesto en marcha esta purga.
— Claro, no estoy diciendo que nos des una solución inmediatamente.
— Sin embargo, el tiempo nos presiona.
Si por mera casualidad, la purga terminara fracasando, yo sería el que
recibiría un golpe más severo que los demás.
Con ojos fríos——
— Ya pasó la medianoche. Les daré hasta hoy al mediodía.
— Al menos, también tendremos que planificar una contramedida antes de
que Marbas actúe.
— Hasta entonces, manejaremos las post-medidas de la purga.
— Esta dama pide disculpas. El límite de tiempo es exageradamente tenaz.
Una de ellas era mi compañera sexual, y la otra mi compañera política.
Ambas, también, eran figuras de autoridad que, al mismo tiempo, erradicaron
a 7 Lores Demonio sin dudar.
Como eran figuras de autoridad que podían culpar a quien sea sin vacilar, si
les tocase señalar a alguien, serían tan frías cuando se les pidiese, y eran
conscientes de cuando arder si les tocase. En otras palabras, las ladies de toda
la raza demoníaca mirándome oblicuamente.
— No importa lo listo que seas, soy consciente de que lo que pido es difícil.
Aun así…
— Debemos pedírtelo, Dantalian. Nuestros destinos están en riesgo.
Por eso——
—……
Tap.
Presioné mi pulgar contra mi mentón como si estuviese golpeándolo.
——lentamente.
El escenario de la noche fluyó suavemente.
Era como si el tiempo hubiese olvidado su propia velocidad.
Los soldados vagaban por todo el campamento mientras sujetaban las
antorchas. La zona militar estaba iluminada por estas, las cuales se ubicaban por
todos lados, haciéndolo parecer como luciérnagas de verano que volaban
aleatoriamente. Debajo de cada luz, los subordinados de los traidores habían
sido atrapados y estaban siendo arrastrados. O eran alejados y asesinados, o
traídos aquí y asesinados. Un grupo de soldados rió. Una noche oscura. La risa
fácilmente se esparció desde las sombras. Los subalternos aullaban hasta que
sus cabezas eran cortadas y, en un instante, una agonía resonaría antes de llegar
a detenerse abruptamente.
*
¿Quién es?
¿Quién trata de morderme ahora?
*
La purga había procedido con gran secretismo. Si no tenías una posición de
alto rango como la de un Lord Demonio, posiblemente no te habrías enterado
de ella. Los traidores fueron castigados, sin excepción; aun así, una carta llegó
a Marbas. Aunque no había traidores, hubo traición. ¿Quién fue? ¿Cómo?
Marbas había reunido a su fuerza desplegada y viajado una enorme distancia.
Ya que estaba en constante movimiento, era difícil señalar su ubicación exacta.
A pesar de eso, la carta viajó apropiadamente hacia él, lo que lo hizo creer de
inmediato el reporte de traición que estaba plasmado en el documento. ¿Por
qué? ¿Quién fue?
¿Cómo pudo haber confiado ciegamente en el reporte que declaraba que sus
camaradas en armas de 500 años, Barbatos y Paimon, habían causado un
desastre? ¿Existe alguien en quien él confíe más que en la mismísima Paimon
y Barbatos? Si lo hay, ¿quién es exactamente? ¿Quién puede recibir tal
confianza?
‘La última cosa en la que el hombre confiaría más es en el dinero’.
—……
Tap.
Toqué mi mentón con mi dedo índice.
Dentro de la sensación y velocidad de tocar mi piel, el tiempo se hizo lento.
Aceleré mi proceso de pensamiento.
Dinero. Fondos militares.
Al final, Barbatos, Paimon y Marbas ocupaban las posiciones de gobierno
superiores en sus provincias. Los financiadores de los ejércitos. Incluso esta
expedición de liderar a nuestras tropas por escasos seis meses había
desperdiciado una enorme cantidad de suministros. Sin embargo, esos líderes
habían repetido expedición tras expedición por más de 400 años. Ya deberían
estar conscientes de cuán importantes son los fondos militares bajo sus centros.
‘No puedes ganar una guerra con soldados cansados, más aún con soldados
hambrientos’.
Por eso es que había un montón de firmas por todo el continente demoníaco.
Grupos de comerciantes que se encargaban completamente de abastecerles y
suministrarles. Firmas que prestaban dinero a aquellos que carecían de fondos
militares. Había una de ellas que estaba a cargo de cada Lord Demonio, y en mi
caso, era la Firma Keuncuska. En primer lugar, la razón por la que Lapis Lazuli
y yo nos conocimos fue debido a eso.
Para los comerciantes, la guerra era una oportunidad de hacer dinero.
—……
Tap.
Me toqué mi mentón con mi dedo medio.
Busqué entre mis recuerdos. No había duda. Hubo un momento y un lugar
donde hube escuchado esto. La información relacionada a la firma y
comerciante que estaban a cargo de Marbas. No era porque tuviese interés
particular en él, solo era instinto de supervivencia. Estos fueron, casualmente,
muy importantes para mí en ese entonces; y también estaban a cargo de “la
persona que una vez fue muy hostil hacia mi persona”. Era impresionante. Mis
instintos de supervivencia estaban forzándome a recordar——
—……
Luego miré a la Lady Demonio ante mí.
Paimon.
Lady Demonio de 9º Rango.
La mujer que, una vez, me acusó del asunto relacionado a la Muerte Negra.
Una vez que la miré, Paimon abrió su boca.
Con una voz que sonó tres o cuatro veces más lenta de lo usual…
— ¿…? ¿Dan-ta-lian?
Paimon inclinó su cabeza incluso con mayor lentitud.
Luego recordé…
*
‘Alteza’.
*
Fue cerca del momento en que conocí a Lapis por primera vez.
‘Si no paga la deuda y los intereses o se declara en bancarrota, entonces la
Firma Keuncuska no tendrá más opción que tomar su propiedad y su cuerpo a
la fuerza’.
*
El yo de ese tiempo estaba en una situación completamente distinta a la de
ahora. No tenía dinero. Mi vida estaba bajo presión. La urgencia de mi vida
había traído la criticidad de tiempo. Tenía que escapar de mi deuda cuanto antes.
Con el fin de sobrevivir, tuve que cazar el juego que era más fácil de acabar.
*
‘Hay incontables partidarios para la Firma Keuncuska. Entre ellos, hay
otros Lores Demonio como usted, Alteza’.
‘Incluyendo al 5º Lord Demonio, Marbas’.
‘Y la 9º Lady Demonio, Paimon’.
*
Una noche oscura.
Soldados iban de un lado a otro por todo el campamento mientras sostenían
antorchas. De la misma forma como la luz estaba extensamente conectada de
antorcha en antorcha, mi proceso de pensamiento estaba conectado de punto a
punto.
Los subalternos soltaron sus últimos gritos de agonía. Cabezas decapitadas
caían infinitamente. La voz de Lapis Lazuli fluyó entre los interminables gritos
y llantos sin fin.
*
‘Nuestra firma es famosa por ser despiadada con los deudores que fallan en
el cumplimiento de pagos’.
‘En el pasado, hubo un incidente donde el Lord Demonio de rango… Glasya-
Labolas recibió un préstamo de… Libras y no pagó los intereses por…’.
*
Gritos. Llanto. Ruido.
Sin embargo…
De la misma forma como una espada de acero que se ha oxidado debido al
paso del tiempo, mis recuerdos estaban rasgados en ciertos lugares. Desde hace
tiempo, siempre he sido débil memorizando los números y haciendo cálculos.
Esas partes de mis recuerdos siempre eran las primeras en desvanecerse.
Sin embargo, como una espada de acero seguía siendo una espada de acero
aún si se oxidaba, esta era lo suficientemente filosa para matar a alguien y salvar
mi propia vida.
Piensa.
Recuérdalo.
Aún había palabras de Lapis, por mis recuerdos, para decirme. ¿Qué dijo?
¿Qué fue lo que me dijo?
Era una noche oscura. Como Lapis estaba de pie en un lugar no visible, la
sensación de ella abriendo su boca, y susurrando silenciosamente, fluyó sobre
mí. Dentro del espacio donde las antorchar iban conectándose y temblando,
simplemente conecté la luz dentro de la luz.
*
‘Alteza’.
‘En ese tiempo, nuestra firma contrató una pequeña cantidad de 9.000
mercenarios’.
‘Y los dejamos al mando de la 12º Lady Demonio, Sitri’.
‘El Lord Demonio, Glasya-Labolas no pudo siquiera soportar… antes de
rendirse’.
*
Tap.
Toqué mi mentón con mi dedo anular.
El viento sopló. Las antorchas iluminaron más.
Al hacerlo, la luz creó una extensa línea.
¿Quién desea que la guerra no termine? Los comerciantes.
¿Quién trata de interferir en la guerra en este momento? Marbas.
¿Cuál es la firma que está a cargo de Marbas? La Firma Keuncuska.
Está bien.
Si ese es el caso, entonces ¿quién dirige la Firma Keuncuska?
Me pregunté eso a mí mismo.
Respondí de inmediato.
Ivar Lodbrok.
Un viejo vampiro que ha vivido por cientos de años, y el comerciante que
albergó la mayor hostilidad hacia mí antes que los demás.
*
¡Ajá! ¿Qué tenemos aquí?
Miré rápidamente a la banda de luz que surgía de nuestro campamento militar.
Barbatos y Paimon, mientras fruncían sus ceños lentamente, no, ellas seguían
haciéndolo infinitamente lento, me miraron como si yo lo hubiese hecho.
Como lo pensé, Barbatos, Paimon… ambas son listas. Sin embargo, les
ofreceré mis más profundas condolencias. Ambas han estado malinterpretando
algo en una zona decisiva.
No fue un Lord Demonio el que envió la carta a Marbas. Fue Ivar Lodbrok,
el vampiro que está a cargo de él, y que tampoco desea que la guerra termine.
No puedo culpar a esas dos Ladies Demonio por este malentendido. Barbatos
y Paimon sinceramente han mantenido el asunto relacionado a la purga bajo
estricta confidencialidad. Solo sus allegados sabían de ello. Si la información
se filtraba, entonces el culpable sería, indudablemente, otro Lord Demonio, esas
dos saltaron a esa conclusión como si fuese un hecho obvio. Ese fue su error.
Incluso si las únicas personas que sabían de la purga de antemano eran otros
Lores Demonio, no había razones para que la persona que le notificó a Marbas
mediante una carta fuese uno.
En lugar de informarle personalmente de ese secreto, todo lo que el
informante tiene que hacer es entregar todo al comerciante en quien Marbas
confía. Por eso——
‘El enemigo de mi enemigo es mi amigo’.
Eso es.
Lady Demonio Sitri, de rango 12.
La aliada más cercana de Paimon. La persona que se enteró de la purga
mucho más rápido que los demás.
Pero lo más importante, la enemiga que fue hostil hacia mí, y trató de
derribarme.
*
‘Alteza’.
‘En ese tiempo, nuestra firma contrató una pequeña cantidad de 9.000
mercenarios’.
‘Y los dejamos al mando de la 12º Lady Demonio, Sitri’.
*
No sé exactamente cuándo, pero definitivamente fue hace mucho tiempo.
Una relación que era lo suficientemente cercana para la Firma Keuncuska
como para contratar un ejército y dejarlo a cargo de una persona. Una relación
muy rara que era tan cercana, que la persona atacaría a los demás Lores
Demonio por esa firma y haría que estos tosieran dinero.
Desde hace mucho tiempo—— la Firma Keuncuska y Lady Demonio Sitri
era ‘cómplices’ con una relación acogedora.
Luego que Sitri entregara la información de la purga a Ivar Lodbrok, este le
envió una carta a Marbas.
—……
Tap.
Fue el momento en que mi meñique tocó mi mentón.
El mundo finalmente liberó un suspiro ansioso. La luz regresó a la luz. Los
diversos sonidos regresaron a las agonías. El tiempo hubo recuperado su ritmo
latiente y fluyó rápidamente.
Como se esperaba, Barbatos y Paimon dejaron de enarcar sus cejas, y me
hablaron.
— ¿Dantalian? ¿Qué mosca te picó?
— ¿Acaso no lograste oír las palabras de esta dama?
No.
Las escuché claro y fuerte. Tan claro que no puedo escucharlas mejor que
esto.
Levanté las comisuras de mi boca y sonreí.
— Usted le ordenó a este que se encargase del asunto antes del mediodía,
¿correcto? Está bien. No se preocupe. Ya tengo una ligera idea de cómo han
procedido las cosas.
Tanto Barbatos como Paimon inclinaron sus cabezas en direcciones opuestas
entre sí.
— Disculpa, ¿qué?
— ¿Perdón?
Como se esperaba de las dos mujeres que eran el primer amor de la otra, la
velocidad de sus pensamientos era idéntica. Incluso los ángeles que tenían sus
cabezas inclinadas eran así. En resumen, eran igualmente lentas.
A pesar de todo eso, su velocidad de procesamiento estaba del lado rápido.
¿No es lamentable? La velocidad original está obligada a ser relativa.
Hablé una vez más mientras igualaba su ritmo.
— Su Excelencia Barbatos, Alteza Paimon. Este tiene una idea general de la
situación. Ya no es necesario esperar hasta el mediodía. Me encargaré de ello
en una hora, así que, por favor, encárguense de los preparativos para la retirada
con prisa.
— ¿Que qué? No, un momentito. Ni se te ocurra. ¿Qué? ¿Comprendiste la
situación? ¿Qué carajos dices? No me digas… ¿estás diciendo que descubriste
quién filtró la información?
Enarqué mis cejas ligeramente.
— Exacto, Su Excelencia. Dije lo que dije teniendo esa intención en mente.
¿Qué otro significado podría tener? ¿Acaso la he ridiculizado con tonterías
anteriormente, Alteza?
Barbatos cerró su boca, y Paimon habló desde su lado.
— ¿Cómo exactamente…? Ni siquiera hemos llevado a cabo ningún tipo de
investigación. Hay más de diez Lores Demonio que pudieron haber filtrado la
información. ¿Cómo es que pudiste descubrirlo sin haber interrogado a
ninguno?
— Mil disculpas, Alteza Paimon, pero las investigaciones se llevan a cabo
cuando uno carece de información. Aunque puede parecer que este no conozca
muchas cosas, al menos sabe lo suficiente como para descubrir lo que debe
saberse.
—……
Hubo un momento de silencio.
Suspiré.
— Bien. Cuando este nació, lo hizo poseyendo un intelecto razonable. Eso le
permitió descubrir fácilmente muchas cosas que ustedes aún no saben. Dado
que esto es simplemente un hecho, por favor, acéptenlo como tal. ¿Por qué
razón es que este, quien está en la posición más baja entre los Lores Demonio,
es capaz de tener una audiencia privada con lores y monarcas como ustedes?
¿No es debido a que mi coco9 fue elogiado grandemente? No es nada nuevo.
Por favor, acepten el hecho de que mi cerebro tiene más arrugas que el de
ustedes dos juntas, y discutamos, primero que todo, las contramedidas.
—…claro. Casi se me olvida la razón por la que te metí en una celda toda la
semana que pasó. Dantalian, aunque eres razonablemente bueno en el sexo, y
tienes una cara de niño lindo, más que eso, eres un malnacido jodidamente
molesto.
Barbatos suspiró pesadamente.
— Los cielos son fastidiosamente justos. Aunque le dieron a este desgraciado
unas buenas cabeza y lengua, se les olvidó empacarlo con lo más importante.
Una buena personalidad. Oye, corderito negro, si fueses más decente,
probablemente habríamos tirado unas cien veces más cada vez que lo hicimos.
No.
No necesito esas bonificaciones. En serio.
El ‘juego’ que me forzaste a hacer fue tan extremo que, para ser honestos, me
volvía loco cada vez que lo hacíamos. Maestro o lo que sea. Dime que te trate
como esclavo o lo que sea. Se sentía como si ella tuviese unos cuantos tornillos
sueltos en su cabeza. Me disculpo, pero incluso alguien como yo, quien tenía
delicadeza y sentido común, encuentra esto como algo difícil de soportar.
— Entonces… ¿quién es el culpable?
Parecía que Paimon había recuperado la compostura, ya que se cubrió la boca
con su abanico.
— No, mejor dicho, ¿qué insinuaste cuando nos dijiste que nos encargáramos
de los preparativos para retirarnos con prisa? Por favor, explícanoslo de forma
más calmada y ordenada.
— Lo siento, pero no puedo decirles nada sobre el culpable. No aún. Solo
sepan que éste les promete manejar este asunto perfectamente.
— Ah, y la perra seguía y seguía. Miren al maldito este volver a enrollar su
lengua. ¡Maldita sea!, no han sido una o dos veces que eso me ha ganado.
Barbatos frunció el ceño.
— ¿Cómo planeas manejarlo? ¿Nos estás diciendo que simplemente creamos
en ti sin cuestionarte? ¿Y qué carajos significa eso de retirarnos? ¿No ves que
aún estamos tratando con las mierdas esas de allá? Solo sus números alcanzan
los miles. Miles. Para erradicarlos a todos, nos tardaremos, como mínimo, todo
el día.
— Eso es de lo que deseaba hablar, Su Excelencia –sonreí–. ¿Realmente
tenemos que ir tan lejos como para matarlos engorrosamente?
— ¿…?
— Su Excelencia, Alteza. Por favor, préstenme un poco de atención.
Barbatos y Paimon se miraron fijamente la una a la otra.
Luego, como lo esperaba, apuntaron sus orejas hacia mí, al mismo ángulo y
velocidad.
Sonreí agradablemente como si estuviese impartiendo educación a una pareja
de personas que estaba perdida en una densa nube de polvo.
Poco después…
—…maldito loco. Maldito demente. Maldito puto. No, ya, en serio, ¿cuándo
hiciste algo así? Eres loco, ¿bien? Eres demente, ¿bien? ¡Carajo, ¿cómo pudiste
hacer eso sin mi permiso?!
—……
Barbatos me golpeó la mejilla como si tratase de comerme vivo en ese
instante. Paimon simplemente me miraba con una expresión de ‘wow, wow,
woooow…’ en su rostro. Aunque la naturaleza direccional de esas dos era
completamente opuesta, lo que en realidad querían expresar era lo mismo.
El hecho de que yo era un maldito loco.
— ¡No! ¡No lo apruebo! ¿Estás loco, maldito hijo de puta? ¡¿Crees que me
sentaré aquí y solo lo permitiré?! Desiste de ello, ahora mismo. No, entrégalo.
¡Dámelo!
— Dantalian, esta dama también cree que eso es exagerado… No, claro, este
es un hecho del que ella es consciente, pero por tu información, los únicos en el
mundo que saben esto son tú, Dantalian, y esta dama… Barbatos mató al resto.
— ¡Y voy por ti, así que prepárate!
Barbatos me agarró por el cuello y me sacudió con intensidad.
Hmm.
Un hombre como yo, era uno que había descubierto que, reconciliar a dos
Ladies Demonio que una vez habían sido enemigas no era suficiente, y tenía
que velar para traer sus opiniones personales en perfecta armonía; pero antes de
poder estar asombrado de mi propia grandeza, ¡¿hmm?! Me sentí mareado.
Sentía como si realmente vomitaría si ella seguía sacudiéndome con más fuerza.
Mi fluido gástrico gritaba que quería ver el mundo exterior.
Hablé con calma.
— Sin embargo, aún si lo dice así. El método que este les ha informado a
ambas es el más efectivo.
—……
Barbatos se heló al instante.
Gracias a eso, mis ganas de vomitar pudieron reducirse. Mostré una sonrisa
fresca. Cada vez que sonreía así, Lapis Lazuli me aconsejaría con un tono serio:
‘Alteza, ya que esa sonrisa hace que a esta le den ganas de suicidarse cuando
la ve, limítese de hacerlo en la medida de lo posible’, pero ¿cómo podría ese
ser el caso? Desde hace mucho tiempo, el sentido estético de Lapis era algo
carente en ciertas partes. Cuando sonreí calmadamente, supe cómo sonreír
refrescantemente.
— ¿No es así?
—……
— Es más, no es que exista carga política o algo así. ¿Qué podría decir la
gente de afuera luego de haberlo presenciado? ¿Acaso irán por todas partes
contándoles de ello a las personas? No hay pérdidas, solo un montón de méritos.
Incluso si usted me pide que sugiera una estratagema mucho mejor que esto,
eso solo le causaría problemas a este…
Barbatos frunció el ceño.
—…cierra la jeta. Joder. Como eres tú el que lo dice, esta mierda no suena
como tal.
— Por supuesto, eso es porque esto no es mierda. Su Excelencia, aceptar la
verdad como tal, es una de las virtudes de un soberano.
— ¡Te dije que cerraras la maldita jeta!
Barbatos me soltó el atuendo y gruñó. Había comenzado a quejarse tirando
de su propio cabello, pero se sentía como si estuviese explorando
budísticamente quién era yo, de dónde venía y hacia dónde iba.
—……
Pensamiento.
—…uuuu.
Angustia.
— ¡Carajo…!
Y resignación.
— ¿Qué quieres, hijo de puta…?
Luego de cumplir de forma magnifica los tres pasos del budismo, Barbatos
cayó en desesperación. Aunque, lamentablemente, se sentía como si fuese
incapaz de completar el último paso, el cual era iluminación. Estaba bien. No
refuté fuertemente la falta de virtud de todas las criaturas. A pesar de mi
apariencia, soy bastante compasivo.
Hablé con una mentalidad que aceptaba todas las cosas horrendas del mundo.
— Una decisión muy acertada, Su Excelencia. Éste siempre se asombra
cuando escucha su voz. Y aunque usted, de vez en cuando, toma pésimas
decisiones – por ejemplo, cuando me amenazó y me encerró en prisión – esto
no es más que ocasional, por eso, puedo decir con toda confianza que usted, la
mayoría de las veces, toma la decisión correcta.
— Dantalian es… ¿Qué debería decir?
Paimon murmuró detrás de su abanico.
— Tiene buen racionamiento, pero es un hombre ligeramente, o hasta
increíblemente, desafortunado…
Esa era una crítica climatizada.
— En cualquier caso, este lo tomará como ‘aprobación recibida por ambas’,
por tal razón, he de retirarme… ¡Ah!, cierto. Alteza Paimon.
Mientras bajaba mi cabeza y me encontraba a punto de irme, hubo algo que
recordé de repente. Por eso, le susurré a Paimon. Como Barbatos seguía
cuestionándose por el origen de su existencia, no nos prestó mucha atención.
— ¿Por casualidad no fue usted la que distribuyó esos folletos por todo el
cuartel militar de los Cruzados?
— ¿Perdón? –Paimon inclinó atractivamente su cabeza–. Folletos, ¿dices?
— Si, libros que tienen cubiertas grises. Son delgadísimos.
— ¿Hm? Esta dama no sabe. Mejor dicho, no está segura de tales cosas.
Paimon ocultó los lados de su boca con su abanico y enarcó las cejas. Su
expresión parecía como si tratase de pensar en algo, pero era incapaz de evocar
nada.
— ¿Qué se supone que sean exactamente esos folletos para que le preguntes
por ellos a esta dama, Dantalian?
— Por favor, no se sorprenda. Escuché que los humanos en el ejército de los
Cruzados habían escrito mi discurso por iniciativa propia y estaban leyéndolo
mientras pasaban por ahí. Ese es el folleto que mencioné.
— ¡Madre mía!, ¿en serio? Ha pasado bastante tiempo desde que esta dama
escuchó unas noticias tan buenas.
Paimon estaba increíblemente encantada.
— Como esperaba, la gente lo entenderá si se les comenta. Si hablándoles,
aún no entienden, significa que, la mayoría del tiempo, se debe a que su
educación está incompleta. Su falta de formación es debido a la desvalorización
del monarca, por lo que sus súbditos no pueden ser responsables. Cuando el
siervo de uno no entiende, lo único apropiado para el monarca, es lamentarse
en lugar de airarse. En ese sentido, el hecho de que los humanos están
distribuyendo los folletos por voluntad propia… Eso es realmente un evento
jovial.
Paimon habló con una complexión que estaba teñida con euforia.
— ¿Hay algo con lo que esta dama pueda ayudar?
Por supuesto.
Así es como funciona.
Cortésmente mantuve la sonrisa en mi boca.
— ¿No le parece hermosa la escena de la gente tratando de levantarse por su
cuenta? ¿No sería más bello aún observar silenciosamente cómo esas personas
tratan de ponerse en pie? Si ya no son capaces de soportar y terminan
extendiendo sus manos, no sería demasiado tarde para sujetárselas.
— Jujuju.
Paimon acalló su risa. Más allá de su abanico, su voz estaba cubierta con
infinito deleite. Era una sonrisa que era gentil por ser hermosa.
— En efecto, eso también es correcto. Dices verdad, Dantalian. Esta dama
esperará que ese adorable escenario se prolongue tanto como sea posible.
Quizá Sitri estaba moviéndose desde las sobras solo por esa sonrisa.
Justo cuando estábamos a punto de despedirnos, Barbatos nos miró con unos
ojos asesinos, similares a los de un chihuahua que ha pasado hambre por unos
míseros dos días.
— Oigan, ¿no ven que ando muriéndome del sufrimiento? ¿Qué andan
cuchicheando ustedes dos con tanta pasión?
Ambos nos volvimos hacia Barbatos.
— Nada, tablón.
— Nada, Oh, señora que ha comprendido la virtud de la destitución.
Barbatos se lamentó.
— Desgraciados…
Vuelvo y repito, esta era una crítica bastante climatizada.
Concubina del Rey. Mestiza. Lapis Lazuli.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.
— ¿Todavía Su Alteza Dantalian no llega? ¿Por qué no ha venido a pesar de
haberme convocado?
— Su Alteza volverá pronto.
Hablé calmadamente.
— Por favor, espere tranquilamente, Jefe.
— ¿No sabes cuántas veces he escuchado esa línea? En un momento, dentro
de un rato, pronto… ¡Tsk!
Estábamos en una tienda cubierta por la noche.
El Jefe de la Firma Keuncuska, Ivar Lodbrok, chasqueó su lengua. Había
estado golpeando su bastón contra el suelo desde hacía rato. Era bastante
desagradable.
— Jefe, ésta ya le ha pedido que espere.
—……
— Se le hace bastante difícil esperar, ésta le avisará discretamente cuando Su
Alteza haya vuelto. ¿Desea que eche un vistazo?
El Jefe Lodbrok miró con fiereza hacia mi dirección. Supongo que mis
palabras lo sacaron de quicio. Eso me sorprende. Yo simplemente estaba siendo
considerada con ese viejo y achacoso comerciante.
— Esta muchachita que todavía moja la cama… Para que alguien que solo
es la hija de una puta cualquiera, ¿con qué valor parloteas orgullosamente?
— Ésta solo ve que usted posee un talento maravilloso, Jefe. Sí, mi madre
biológica, en efecto, fue una ramera. No ha pasado mucho desde que ésta
descubrió esa realidad. ¿Cómo lo supo, Jefe?
— ¿Tú crees que no te he puesto más de un espía? También soy consciente
del hecho de que tú, personalmente, decapitaste a tu propia madre. Es
interesante. Tu comportamiento de maldecir a los demás es una gloria de la que
eres capaz de disfrutar, única y exclusivamente, debido al Lord Demonio
Dantalian.
—……
— ¿No ansías ver si esa gloria tuya solo es un breve instante detrás de escena?
Así es.
Un hedor está destinado a emanar de cosas que se han deteriorado.
Esta es una de las realidades espantosamente podridas del mundo.
— Sus palabras son crueles, Jefe. Le pido que sea más cuidadoso.
— ¡Ja! El día en que la era prospera de Dantalian se acabe, también será el
día en el que tu descenso al infierno comience. ¿Qué pasará si el mundo
descubriese que has matado a tu propia madre? Ya que él ha convertido a una
mujer tan grosera en su propia amante, la reputación de Su Alteza Dantalian
probablemente se vaya al garete. ¿Eres consciente de ello? No hay un solo
hombre en el mundo que quisiese a una mujer que pudiese hacerle perder su
gracia.
—……
Keuncuska era la firma principal del continente demoníaco.
Como diría la gente, eran un grupo que era tratado como la Gran Keuncuska.
Incluso ahora, la firma llevaba a cabo el rol de almacén y estaba proveyendo
los suministros para la Alianza Creciente. Además de eso, Lodbrok era un gran
comerciante que se encontraba a cargo de Lord Demonio Marbas y Lady
Demonio Paimon. Si no eras uno de los Lores Demonio de alto rango,
probablemente serías incapaz de pararte al frente de este vampiro que estaba
frente a mí.
— Cuando llegue ese momento, observaré con violencia cómo una paria
como tú se comportará contra el mundo.
Suspiré.
“Veo que él apenas está valorando mi tiempo”.
Mi suspiro debió haberlo irritado, ya que el jefe frunció el ceño.
— ¿Quién te crees como para estar suspirando ante mí?
— Usted también debería ser consciente de que acaba de decir que ha puesto
espías a seguir a esta. Aunque puede ser más de lo que merece, recuerde que
ella recibe un profundo afecto de Su Alteza Dantalian. Esta no señalará
deliberadamente el asunto relacionado a que se encuentra hablando
informalmente a la concubina que puede o no ser capaz de ejercer influencia en
él.
— ¡Ohh! Eso es bastante arrogante de tu parte, ¿qué tratas de decir?
— Al final, esta no hará que Su Alteza Dantalian caiga.
El jefe resopló tras escuchar mis palabras.
— Y aquí estaba yo, curioso por saber lo que querías decir. ¡Qué mocosa tan
estúpida! ¿Crees que eso es algo que no pasará solo porque deseas que no pase?
El simple hecho de esparcir las noticias de tu crimen horrendo e inmoral sería
suficiente para provocar la caída inmediata de la reputación de…
— Me disculpo por interrumpirlo a mitad de su frase, Jefe, pero ¿cómo sería
posible hacer que Su Alteza fracase?
— ¿Qué?
El jefe enarcó su ceja. ¿No lograba entenderlo, o simplemente estaba
fingiendo demencia a pesar de comprenderlo?
Independientemente de lo que fuera, no debería haber problema con seguir el
juego con la escuálida disposición de un vejestorio. Es un invitado muy preciado.
Soy una persona que recibe gente de tal categoría con la mayor devoción posible.
— Su Alteza no es un individuo al que le interese su reputación ante el mundo.
Para ser más precisos, como él es una persona que ejercita la cautela hacia el
incremento de su propia popularidad, es un individuo que, más bien, tratará de
hacer que ésta baje por cualquier medio posible. Al hacerlo, es capaz de
embrujar a las muchas bestias que viven cegadas.
—……
— Su Alteza hubo subido a las posiciones de los millonarios en la menor
cantidad de tiempo de la historia. Fue la persona más veloz en haber penetrado
y cruzado las Fortalezas Blanca y Negra. Cuando el Lord Demonio Marbas fue
derrotado y las fuerzas de Lady Demonio Barbatos estaban en peligro de ser
superadas, fue él quien hubo tenido éxito en rescatar a la Alianza Creciente. A
pesar de esos hechos, ¿cómo son las cosas, Jefe?
Yo simplemente estaba hablando con un tono de voz que no era ni alto ni
bajo.
— A pesar de esos logros, ¿se escucha por el continente demoníaco el sonido
de los elogios hacia él?
Ese no era el caso.
La fama de Su Alteza ni siquiera era remotamente alta. El Lord Demonio
Dantalian, de un simple rango 71, era tan insignificante que solo se trataba de
un monarca cuyo nombre jamás había sido escuchado por la mayoría de la gente
del continente demoníaco. Aunque se sentía como si su fama comenzó a
esparcirse para el tiempo en el que la Muerte Negra lo hizo, eso solo fue
momentáneo. Al convertir en su prometida a una mestiza como yo, y designar
a una chica humana como su general interina, la reputación de Su Alteza había
tocado fondo.
Un imbécil. Tonto entre tontos.
Ese era el punto de vista que la mayoría de la raza demoníaca tenía hacia Su
Alteza.
— La riqueza que él tiene se atribuye al logro de ésta como su doncella
principal. Las elogiables acciones de atravesar las Fortalezas Blanca y Negra, y
rescatar a la Alianza Creciente, se catalogan como servicios llevados a cabo por
Lady De Farnesio. Jefe, ¿considera que todas esas cosas sean mera
coincidencia?
—……
— Usted amenazó con propagar a diestra y siniestra las noticias de que ésta
asesinó a su propia madre, ¿cierto? Está bien. Ella no lo detendrá. En dado caso,
es altamente probable que Su Alteza lo aplauda y le agradezca, Jefe.
Presumiblemente, él le dirá algo como: ‘Ha hecho un buen trabajo al
encargarse de eso en su lugar’.
—……
— Al final, no existe forma posible de que ésta haga que Su Alteza fracase.
Pues él siempre ha deseado residir en las sombras. Incluso es un individuo que
prefiere permanecer en la penumbra cada vez que el sol vespertino brilla en el
cielo. Elegantemente, ésta es una de esas sombras para él.
General Interino: una humana.
Capitana de la Guardia Real: una bruja increíblemente humilde.
Doncella principal: una mestiza de súcubo.
Como vasallas, servimos a Su Alteza por la vida. Él es el fuego que quemará
al mundo. Si esa flama va a arder y hacer brillar su luz lo más lejos posible,
entonces, más importante que cualquier otra cosa, una noche… una noche
oscura es algo indudablemente necesario. Una hija ilegítima, una asesina, y una
paria; somos la terrible noche de Su Alteza.
— Nosotras no somos más que seres humildes, pero atendemos a Su Alteza
con nuestra humildad. Como sabemos que esa es nuestra labor como sus
vasallas, no tenemos razones para cambiar nuestro desprecio.
El vampiro quedó en silencio.
El bastón que seguía golpeando el suelo de la tienda se había detenido
también. Incluso el ocasional ruido que el viejo hacia al chasquear su lengua,
había cesado. Esta era una buena disposición. Esto, probablemente, significaba
que había comprendido mis palabras por completo. Asentí hacia el jefe una vez
más antes de volverme y retomar la tarea que estaba realizando.
Noche.
Muchas cosas no pueden verse de noche. Solo puedes suponer los lugares
que no puedes ver mediante el sonido que se puede oír y, en la distancia, el
crujido de ruedas estaba haciendo eco en las tiendas. Creak. Granos de arena se
dispersaban bajo estas, y el sonido de la voz de una persona se encontraba con
este.
“Servicios baratos. Alejo los mendigos muertos por usted. Alejo a los
cadáveres tendidos en un rincón por usted. Recogeré todo tipo de cuerpos.
Servicios baratos. Alejo los mendigos muertos…”.
Era una persona desamparada vagando por todo el campamento militar.
Cuando el sol sale, esos mendigos se reúnen y vagan en un lugar donde haya
poca luz. Y en el ocaso, buscan las tiendas con antorchas brillantes y sacan sus
tazones. Aunque los que hayan perdido sus tazas durante sus andanzas sacan
sus manos, los que hayan perdido sus dedos, mostrarían los tres o cuatro que les
quedasen.
Podía asegurar confiadamente que tener menos de tres o cuatro dedos en una
mano no era una noticia muy agradable que digamos para un indigente. Pues,
quiere decir que, no podrán tomar represalias como es debido si alguien los
patease; e incluso si lograsen hacerlo, notarían que sus esfuerzos son
insignificantes. Más que eso, ¿a quién no le gustarían agarrar a patadas a un
mendigo? De vez en cuando, los soldados rasos lo hacían. Aquellos indigentes
que tenían menos de tres dedos eran asaltados sin ser capaces de hacer algo para
defenderse, y esto ocasionalmente terminaba en sus muertes. Eso era algo
natural y trivial. De la misma forma como la gente usa sus dedos para contar
números, los pobres usaban los suyos para contar lo que les quedaba de vida.
De vez en cuando.
De vez en cuando.
Y luego termina a la una.
Los cadáveres eran arrojados al rincón de cada tienda y dejados allí para su
descomposición. Las moscas volaban alrededor de esos cuerpos putrefactos.
Los soldados irritados los pateaban más hacia el rincón, pero estos simplemente
seguían apilándose, uno tras otro. Eso les otorgaba otro tipo de vida a los
mendigos.
Indigentes de hombro fuerte, cuyos dedos seguían intactos, vagaban por todo
el campamento militar mientras tiraban de carritos de apariencia barata que
venían de Dios sabe dónde. En un intervalo de cada dos días, estos merodeaban
y reunían los cadáveres en los rincones. Se los llevaban lejos con el fin de
arrojarlos fuera de ahí. ¿No era brillante? Como alguien que originalmente era
un comerciante, yo tenía ese tipo de cosas en alta estima. Hasta el día en que
vagaron con sus carritos, lograron obtener un trabajo incluso en la menor
cantidad de tiempo posible, y todo por su cuenta.
Cada vez que los indigentes pasan por esta tienda, arrastrando sus carritos—

*
“Me pregunto si es porque esa puta increíblemente horrenda vive aquí.
Escupitajo. Hay una maldita tonelada de gente y putas muertas…”
*
——siempre dicen cosas como esas.
Incluso el método de mendigar era intelectual en diversas maneras.
Solo lanzaba dos monedas a la entrada de la tienda. No me parecía necesario
ir tan lejos como para ir afuera. Las ruedas se detenían momentáneamente a
cierta distancia de la entrada antes de soltar otro ‘crujido’ y partir.
Creak. Creak.
Creak…
— ¿Por qué le lanzaste esas monedas a esa persona?
Una voz que sonaba como si estuviese sumida en pensamientos.
El Jefe Lodbrok me miraba con firmeza.
— Se habrían encargado de los cadáveres esos incluso si lo dejabas así.
— Eso no sería dejarlo así, sino apartarlos. La gente no olvida fácilmente a
los que los apartan –respondí con un tono calmado.
— Los que no son olvidados por la gente pueden caer en la ruina fácilmente.
Si puedes comprar la apatía de las personas con un par de monedas, entonces
eso es básicamente como haberla comprado gratuitamente. Aunque esta puede
que esté metida en el negocio del gobierno feudal de un Lord Demonio, aún
debe haber un tiempo donde ella sea desleal a su labor de comerciante.
— ¿Estás tratando de comprar el desdén de la gente solo porque eres
comerciante? ¿Acaso eso es algo que puede ser manejado por ellos?
— Si no se puede manejar, entonces ¿por qué admirarían a Su Alteza
Dantalian?
Silencio.
La luz de vela parpadeó e iluminó tenuemente el interior de la tienda.
Hay muchas cosas que no se pueden ver de noche. En los lugares que no
pueden ser vistos, hay mendigos que mueren pidiendo, e indigentes que viven
para pedir. Cuando un amigo pobre muere, hay otros que piden para hacer el
trabajo de recoger los cadáveres y arrojarlos lejos. En el mundo, cada lugar que
no puede ser visto es un rincón, cada rincón remoto es una grieta; y cada brecha
es un muro. Es posible escapar del rincón del mundo al escalar ese muro, pero
no los culpo por solo estar colgados del borde del acantilado y pasar sus días
temblando.
Simplemente es una ocupación y mera psicología.
No los culpo, sino que los uso. Mendigos, rameras, y mercenarios, eran cosas
que vivían colocando sus ocupaciones en una grieta. De la misma forma como
un indigente usa los cadáveres de sus colegas diariamente para poder vivir, yo
sigo mi profesión mientras dejo esas brechas del mundo como tal.
La nota que estaba siendo iluminada por la vacilante luz de vela también era
parte de mi trabajo.
*
“Fuertes ruidos afuera. Asesinados violentamente. Los soldados van a través
del burdel. Es espantoso. Hay mucho fuego ardiendo allá afuera”.
*
Me preguntaba si había escrito eso con mucha prisa. Las palabras en la nota
enviada por la espía estaban distorsionadas.
*
“Los soldados se callaron de repente. Todo está tranquilo ahora”.
“Inspección repentina. Todas las chicas que habían ocultado los libros
fueron llevadas. Sobreviví porque mi amante me lo contó con anticipación.
Digo esto porque carezco de dinero por lo que queda de mes, por favor,
envíenme más. ¿Estará bien?”.
“Mis hermanas fueron arrastradas. Aún no han vuelto. Tengo miedo. Ya no
puedo seguir con esto. Por favor, no me sigan contactando luego del próximo
pago. Lo siento. No le diré a nadie”.
*
Todas esas cartas fueron enviadas por putas.
Fuese que plantase espías dentro de las tienda militares o en sus cercanías.
Aunque esas opciones tenían sus pros y contras, no podía evitar preferir la
última. Las vidas que vivían mientras pendían de un pedazo de soga que estaba
colgando de un lado de un acantilado eran las que notarían primero cuando la
soga comenzase a sacudirse.
Las únicas cosas que apenas pueden comprenderse son las señales o vagos
presagios. La acción de tomar las señales que eran enviadas por ellos e
interpretar sus mensajes era mi única labor como doncella principal de Su
Alteza.
Está bien. Soy una campesina modesta.
Una que conoce, mejor que nadie, la forma de vida de otros campesinos.
*
“Incrementa mi pago a partir de la mitad del mes que viene. Te delataré si
no lo haces”.
*
La vida que se perderá luego de delatar será, sin duda alguna, la tuya y no la
mía. Ya que esto era algo que la persona directamente involucrada sabía muy
bien, no era necesario que yo me preocupara. ¡Siguiente!
*
“¿También eres quien esparció esos folletos? Quiero ir a ese lado. La
General Farnesio es humana, ¿no? Yo también lo soy. Debería estar bien si un
humano va hacia otro, ¿verdad?”.
*
Ocasionalmente, hay rameras que se confunden con ‘si trabajan como espías’
o ‘si están flirteando’. Si las consuelas con palabras gentiles, terminarán dándote
información valiosa. Probablemente deje de ser necesario que esta puta continúe
siguiendo a los Cruzados.
Respondí implícitamente que, a pesar de ser humana, no serás capaz de
cruzarte con otra igual. ¡Siguiente!
*
“Desde temprano es una locura. No sé cuál es el alboroto, pero todo es
ruidoso. Incluso el soldado que estaba cogiéndome se tuvo que detener a la
mitad del acto porque su superior lo llamó. Cogida a medias. Es extraño. Muy
extraño”.
“Aun así, me pagó apropiadamente. No era lo que esperaba, pero estoy
satisfecha”.
*
Ya veo. En realidad sí que fue extraño. Aunque hay ocasiones en las que los
soldados se detienen a mitad de un asesinato, nunca ha existido un momento en
el que se detengan a mitad de una relación sexual con una puta.
Como ese era el caso, si esto realmente pasó, probablemente era porque se
encontraban bajo presión. La ramera que envió esta carta no se encontraba en
el ejército de los Cruzados, sino que era una chica ubicada en las tropas
dispersas de la Facción Neutral. No solo su personalidad era bastante inusual,
sino que su defecto era siempre enviaba dos notas.
La velocidad de la Princesa Imperial de Habsburgo y las Fuerzas del
Comandante Marbas no era normal. Eran objetivos de interés que requerían que
uno fuese aprensivo en ninguna medida pequeña.
En nuestra situación actual, carecíamos de tiempo para poder apaciguar
ociosamente a la Facción Neutral. Antes de poder siquiera persuadirlos, la
Princesa Imperial podría reunir sus fuerzas y atacarnos. Si no logramos
convencer a esa facción, el retirarnos sanos y salvos al continente demoníaco
sería imposible.
Veo que esta es una batalla de velocidad. ¿Seremos capaces de evitar a la
Facción Neutral y retirarnos antes, o la Princesa Imperial liderará a los ejércitos
humanos a perseguirnos primero? Un día. Quizá dos. Esta mísera cantidad de
tiempo determinaría el destino de ambos ejércitos.
¡Siguiente!
*
“Aunque para enviar no haya algo, se siente como si lo hago. Si mientras lo
envío surge algo para enviar, se siente como si lo haría. Ah, sí es esta vida,
entonces es un agujero”.
*
Este parasito plasmó un poema y lo envío.
Es una chica que está mal de la cabeza.
Envié una respuesta diciendo: ‘Lo siento, careces de talento poético’.
¡Siguiente!
*
“Atraparon y mataron a mi vieja amiga. Todo es tu culpa. Tu maldita culpa”.
“No. hice lo que me pediste. Todo”.
“Por favor, ¿puedes salvar a mis amigas que están presas? Los soldados
dijeron que tenemos que pagar la fianza. Necesito esa cantidad”.
*
¡Siguiente!
¡Siguiente!
¡Siguiente!
Cuervo tras cuervo comenzaba a tomar vuelo. Cada uno se dispersaba por el
cielo nocturno con una nota atada a sus garras.
Al final, esta noche, las rameras recibirán las cartas de los cuervos y leerán
mi respuesta mientras dependen de la luz de una vela. El acto de leer una carta
que ha sido escrita en un lugar iluminado por un candelabro mientras se
encuentran en un sitio que también poseía ese medio de iluminación me parecía
hermoso.
— ¿Qué has estado enviando continuamente?
Una voz profundamente racional.
— ¿Acaso parece que esas aves volverán con lo que deseas solo porque las
hayas enviado?
— Esta simplemente desea tantear el mundo.
— Qué imbécil. ¿Es qué el mundo se siente como si lo tantearan simple y
llanamente porque clamas estarlo haciendo? Lapis Lazuli. Mientras una mitad
es la de una puta, tu otra mitad es la de una humana. Incluso si una humilde
chica como tú fuese a tantear y espiar el mundo, todo perderá valor una vez que
el afecto que el Lord Demonio siente por ti se desvanezca. ¿Crees en ese Lord
Demonio? ¿O crees en la gente? De la misma forma como tratas de tantear el
mundo, ¿harás lo mismo con el fondo de los corazones humanos?
— Se preocupa demasiado, Jefe. Revelar sus mayores preocupaciones es algo
muy peligroso, pues también revelaría la parte más profunda de su mente.
¿Acaso trata de dejar su corazón con ésta solo porque confía en ella? Ella es el
tipo de persona a la que le interesa un comino el corazón de los demás y, claro,
eso incluye su corazón, Jefecito.
—……
— Ésta no solo carece de razones para hacerlo, sino que tampoco trata de
entrometerse en los principios de los demás. Solo está satisfecha simplemente
con lo superficial de la gente. ¿Acaso preguntó cuál era el fundamento de Su
Alteza, Jefe? Esa es una pregunta tonta. Como el fundamento de ésta es el
mismo que la de él, no es necesario que ella se preocupe.
Silencio.
Me preguntaba cuán concentrado se encontraba él.
Fue cerca del momento en el que la cera de una vela se hubo derretido y
formado un charquillo blanco y vidrioso.
Paso.
Al ver cómo los guardias no trataban de detenerlos, parecía que otro mendigo
llegaba a pedir. Esos que hacían lo suyo durante la tarde eran los más alegres y
fuertes; esos que solo vagaban por la noche eran los segundos más alegres; y
los que aparecían a mitad de la noche mientras buscaban el lugar que fuese más
brillante eran los más afortunados. Los incapacitados, quienes eran los más
inferiores de todo, eran mayormente así.
Como siempre, tomé una moneda y la lancé hacia afuera. El momento en el
que estaba por volverme, ya que estaba segura que la persona naturalmente se
iría, una voz se filtró hacia el interior de la tienda.
— ¡Querida! Es la primera vez en una semana que observo el mundo exterior,
¿y me dices que tome este mísero cambio y me vaya? Veo que mi amorcito es
de corazón frío.
—…….
Era la voz de Su Alteza Dantalian.
Saqué un reloj de bolsillo y verifiqué la hora. Era poco más de medianoche.
Escuché que iba a ser liberado ayer en la noche, pero ¿qué había estado haciendo
hasta ahora, y dónde? Las brujas que fueron enviadas a recogerlo ya habían
regresado con Farnesio y ahora dormían en un rincón de la tienda.
— ¿Acaso Su Alteza finalmente nos honra con su presencia? Un individuo al
que es bastante difícil verle el estimado rostro. Habiendo vivido cuatro
generaciones y experimentado la octava Alianza Creciente, al final, estoy
teniendo una amarga experiencia…
El Jefe Ivar Lodbrok, quien estaba sentado a mi lado, también se levantó
lentamente. Estaba gruñendo con una voz tan baja que no podía llegar al exterior
de la tienda.
Lo ignoré y enderecé firmemente mi ropa.
— Bienvenido, Alteza. El Jefe Lodbrok, de la Firma Keuncuska, recibió su
llamado y lo espera allí dentro.
Y así, Lord Dantalian llegó a la tienda.

— ¡Oh, jefe! Me disculpo por convocarte tan tarde en la noche.


Lord Dantalian saludó al jefe justo cuando entró.
— Sin embargo, creí que no te importaría ya que eres un vampiro, Jefe. Por
eso te envié un mensajero exprés. Me preocupa que eso haya perturbado tu
humor.
— Es lo de menos. Una gran existencia ha llamado a éste así que, ¿por qué
importaría si es a mitad del día o de la noche?
— Sí, tienes razón. Solo cuando te ves con alguien al que tienes que ver es
que se le llama ‘reunión’. ¿Entonces? ¿Te ha estado yendo bien?
Su Alteza recibió amablemente, y con una sonrisa, al jefe. Una sonrisa de la
que me habló, diciendo que era su ‘sonrisa encantadora’, pero en mi opinión
personal, era una que parecía increíblemente pícara.
Me preguntaba si él creía que la atmosfera no era mala. Incluso la expresión
del Jefe Lodbrok se relajó naturalmente.
— Sí, este debería ser el que pregunte si le ha estado yendo bien. Solo puedo
disculparme por no ser capaz de enviar mis respetos con frecuencia.
— Tranquilo. ¿Acaso no eres un financiador de la Alianza Creciente, Jefe?
Vengo llegando de una discusión urgente con Su Excelencia Barbatos y Su
Alteza Paimon. Deseo discutir ese tema también contigo.
— De inmediato. Si este puede ayudar aunque sea un poco a los grandes seres,
entonces estaría honrado.
— Primero, siéntate. Incluso si conversaremos, lo haremos estando sentados.
Es de noche.
Puedo escuchar el sonido de los grillos por los laterales de la tienda. Parece
que estos están soltado cada fragmento de reverberación en sus cuerpos como
si tuviesen que decir obligatoriamente que actualmente era de noche. Como yo
creía que los insectos eran vidas que colgaban de los lados de un acantilado y
temblaban, no pensaba que eso fuese extraño.
Aunque la noche es un momento en el que las personas pueden dormir
rápidamente… Para otros, era un momento en el que podían matar a alguien con
facilidad.
— Seré breve. Ivar Lodbrok.
— Sí, Alteza. Por favor, cuénteme.
El Jefe Lodbrok bajó su cabeza mientras se sentaba.
Su Alteza habló calmadamente hacia la coronilla del jefe.
— ¿Cómo te atreves a traicionar a la Alianza Creciente?
—……
Silencio.
En un instante, el aire dentro de la tienda se paralizó, como si la lengua de
una enorme serpiente acabase de pasar. Ya que se sentía como si la sombra que
estaba siendo iluminada por la vela fuese la de una víbora, contuve mi aliento.
¿Qué acababa de decir Su Alteza Dantalian?
— Alteza, ¿a qué se refiere con eso…?
Probablemente no soy la única persona que crea que ha escuchado mal. El
Jefe Lodbrok miró a Lord Dantalian con un rostro mortalmente pálido. Su
Alteza seguía con una suave sonrisilla en su rostro.
— ¿Qué importa, Jefe? No se le ve nada bien. Incluso si dije esas palabras
con el fin de pudrir tu complexión, es bastante embarazoso que surtan efecto
rápidamente. Te saldrán más arrugas así.
Son esos ojos.
Los ojos tenues y parcialmente abiertos que él suele mostrar cada vez que
está buscando una presa para destrozar.
La misma mirada que Lady Farnesio, la chica que Su Alteza tomó como su
hija adoptiva, había aprendido a la perfección.
En momentos como este, Su Alteza tararearía como si estuviese de muy buen
humor.
— Honestamente, me agradas. Eres sincero en buena y mala manera. Como
eres capaz de ocultarte muy bien estando en otros lugares, al final, no puede
esconder nada al estar ante mí. ¡Jojo! Qué profundo. En cierto sentido, ¿no nos
encontramos ya en una relación que se acerca a la de los amantes?
Su Alteza soltó una risita.
— Te valoro de forma especial, Ivar Lodbrok.
—……
La extendida sombra de Su Alteza, la cual estaba siendo iluminada en la
tienda, estaba burlándose.
El Rey de los Campesinos, Dantalian. Rango 71.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.
— Tenía curiosidad por saber cuánto había durado ese silencio.
Las emociones de las personas tenían un color. Incluso una fragancia. Como
si fuese el color de su voz, y la fragancia de su corazón. Todo el cuerpo de Ivar
Lodbrok tembló mientras su voz exudaba su corazón.
—…la esperanza y aspiración vital de este, es simplemente por y para la
Alianza Creciente. Por eso, le cuesta comprender por qué razón usted
reprendería su vieja alma. Por favor, sea más considerado, Alteza.
Si se toma en cuenta sólo el tiempo, entonces Ivar Lodbrok entró en pánico
por no más de un minuto. Fue capaz de recuperar la compostura luego del ataque
inesperado. Hasta ese extremo, él era digno de elogios.
Sin embargo, eso era desafortunado para él. Mi ataque sorpresa aún no
comenzaba. Ivar Lodbrok, a lo mucho, todo lo que hayas experimentado hasta
ahora se consideraría igual a haber escuchado el leve sonido de cuernos
comenzando a ser soplados en un campo de batalla.
Abrí mi boca.
— ¿Te has estado comunicando en secreto con Lady Demonio Sitri?
—……
Estremecimiento.
El vampiro, quien trataba de hacer lo posible para seguir hablando, dejó de
moverse. Sin embargo, lo único que se había congelado en el acto fueron sus
movimientos visibles. El color de su respiración se tornó confuso. La fragancia
de su corazón se densificó.
Me levanté y acerqué a Ivar Lodbrok. Luego, como si estuviese apreciando
una obra de arte que solo consistía de olor y color, caminé lentamente hacia la
silla en la que el vampiro estaba sentado. Como si colocase un cerco de madera
alrededor del vampiro con el sonido de mis pasos. Como si crease una frontera
y tratase de encerrarlo dentro.
Anuncié con una voz llena de afecto noble.
— Ivar Lodbrok. Comenzando desde el día de ayer, te diré todo lo que
estuviste haciendo antes de venir aquí. Así que escúchame bien.
—……
Presión.
Levanté mis pulgares y lentamente los fui presionando hacia el centro exacto
de los hombros de Lodbrok. Su carne, la cual estaba cubierta por su manto, se
sintió más suave que firme, y más crujiente que suave. Para ser exactos, sus
hombros poseían la misma suavidad y textura crujiente de una manzana. Si se
quebraban, entonces un jugo de esencia densa probablemente fluiría.
— Probablemente fuiste el que quedó más confundido cuando la purga de
ayer en la noche empezó. Luego de eso, te movilizaste rápidamente ya que no
sabías lo que realmente sucedía. Es algo obvio. Como la vida de un comerciante
depende de cuán rápido puedas obtener información; no hay nadie allí afuera
que sepa eso mejor que tú.
— Eso es…
— Pero, querido, había un gran problema. ¿A quién podrías ir con el fin de
descubrir la verdad? ¿Irías ante Su Excelencia Barbatos a preguntarle?
¡Maldición!
Presión.
Levanté mis meñiques por encima de los hombros del vampiro.
— No, no podías hacerlo. Barbatos es una Lady Demonio terrorífica. Incluso
tiende a valorar a los granjeros más que a los comerciantes. Normalmente, te
reirías de este tipo de persona y la llamarías anticuada por quedarse atrasada en
las eras, pero la situación cambia cuando esa persona anticuada tiene una espada
de verdugo en su mano. Naturalmente, tu deseo de reírse se contraería. ¡JA! Es
un problema. Un gran problema.
—…Alteza.
— ¿Qué podrías hacer ahora? Incluso si te acercabas a los Lores Demonio de
bajo rango, probablemente clamarían que no sabían lo que sucedía, y en realidad,
no sabían nada. ¡Querido! ¿Qué podrías hacer en esta situación? ¿Solo correrías
hasta donde estaba Su Alteza Paimon y le preguntarías? ¡Joder!
Presión.
Siguiendo a mis pulgares y meñiques, presioné mis dedos anulares en sus
hombros.
De la misma forma como una araña pisa su red. Ni muy fuerte, ni muy débil.
— No, tampoco podías hacer eso. Por cualquier medio, esto era algo que
seguramente no podías hacer. ¿Con qué cara solicitarías una audiencia personal
con Su Alteza Paimon y le preguntarías sobre los motivos ocultos detrás de la
purga? Ella aún tiene que perdonarte, vampiro decrepito. Si por andar de lengua
floja la haces enojar, pasaría de ser un asunto normal a uno bien grande.
—……
— Ah, es un problema. Un problemón. No se puede evitar. Barbatos es una
mujer que guardaría un secreto hasta de sus aliados. Paimon también es una
Lady Demonio muy discreta. ‘Sin embargo’, eso debiste haberlo pensado, ¿no?
Puede que Paimon sea discreta, pero ¿ella no es abierta hacia una sola persona?
¿A su aliada más cercana y perra faldera, Sitri?
—……
Presión.
Añadí mis dedos medio.
— Luego contemplaste. ¿Acaso durante un tiempo no te asociaste con Lady
Demonio Sitri? Ustedes dos tienen una relación donde se intercambiarían
peticiones cualesquiera. De seguro ella te compartió esta información…
Sonreí.
— Tu predicción dio en el clavo. Probablemente sea gracias a esa larga
relacioncita. Sitri te dio información de la purga como si estuviese pagándote
una deuda obvia. Tu cerebro debió haber operado con vigor. Ahh. ¿Las cosas
no se volvieron ocupadas?
—……
— Una purga terminó ocurriendo. Era obvio que el continente demoníaco
iba a caer en un estado de caos en un futuro cercano. Se trataba de un asunto
importante. ¿Utilizarías esta confusión y te beneficiarias grandemente de ella, o
no? Si vas a hacer negocios, entonces ¿cómo lo piensas lograr? Realmente era
un asunto importante… Y, mientras estabas sumido en tus pensamientos, Lady
Demonio Sitri te habló.
Con un tono que sonaba como si ella hubiese recordado algo.
Mientras colocaba encima de ello su sonrisa única.
Tenazmente traté de hablar en un falsete. Particularmente no estaba
acostumbrado a eso, pero simplemente se trataba de un esfuerzo extra con el fin
de proveerle entretenimiento a la otra persona. No podía negarme a algo así.
Veamos, ¿no habría sido este tipo de tono?
*
“Oh, cierto. Ahora que lo pienso, también odias al Lord Demonio conocido
como Dantalian, ¿cierto?”.
*
La complexión del vampiro ahora se encontraba fijada al aliento que estaba
soltado.
— C-cómo… No, ¿qué está diciendo…?
Vi esto como una estrategia muy natural. La trampa de esta persona era una
mandíbula que había drenado una inmensa cantidad de sangre de otros con el
paso del tiempo. Simplemente estaba expulsando la fragancia que había tragado
hasta ahora.
Fui incapaz de ver de inmediato qué tipo de expresión tenía ese vampiro en
este momento ya que me encontraba detrás de la silla en la que él estaba sentado.
Aún no. No puedo apreciar la expresión final de esta persona. El miedo tenía
el mismo tiempo de encanto que el vino rojo. Tenía que esperar pacientemente
a que la fragancia floreciera lo suficiente.
— En efecto. Sitri tiene un encanto natural por naturaleza. Debió haberte
persuadido así.
*
“No, no tanto. Jejeje. Realmente es algo simple”.
“Oh, cielos, Jefe. ¿Seguirás siendo así a pesar de nuestra relación? ¿Ah? Al
final, esto es algo que solo tú tienes que hacer. Al menos tienes un método de
entrar urgentemente en contacto con el viejo Marbas, ¿no? Dime que sí”.
*
—……
— Eres el comerciante que está a cargo de Su Excelencia Marbas. Como así
son las cosas, si ocurriese algún incidente que fuese necesario reportarle de
inmediato, el hacerle saber seria, por naturaleza, tu labor.
Como si una purga hubiese ocurrido.
Como si un puñado de Lores Demonio hubiese muerto como un montón de
indigentes.
Ya que se trataba de algo que estaba al nivel de una calamidad——
*
“Informarle de cosas como estas, Jefe, ¿no es la labor a la que estas atado?”.
*
Esas no eran palabras exageradamente incorrectas.
Como no lo eran, Ivar Lodbrok lo había hecho.
Habrá un gran beneficio si la guerra se extiende. Eso fue.
Solo hizo su labor como comerciante exclusivo de Marbas. Eso fue.
Fue capaz de profundizar su conexión con Lady Demonio Sitri. Eso fue.
“El precio por pensar ‘eso fue”.
Aunque alguien pueda terminar con su pecho perforado y muera por un
flechazo lanzado ocasionalmente por alguien más, la persona que solo crea que
todo lo que hizo fue lanzar una flecha y ya, debe recibir un castigo apropiado y
pagar el precio.
Eso era. Castigo y precio. Siempre he insultado a las bestias que han tratado
de morderme el cuello alegremente.
Incluso si la bestia fuese la 9ª Lady Demonio, no cambiaría.
Incluso si la bestia fuese el 5º Lord Demonio, nada cambiaría.
Incluso si la bestia fuese el vampiro que controlaba la firma más grande en el
continente demoníaco, las cosas seguirían sin cambiar.
Dije el nombre de la bestia que había caminado intrépidamente hacia mí en
este día.
— Ivar Lodbrok.
Presión.
Finalmente añadí mis dedos índices encima de los hombros de la bestia.
Con mis cinco dedos.
Dividí mi fuerza en cinco partes.
Y presioné los frutos abultados que los hombros del vampiro ocultaban.
Las cosas que reverberaron tras ser presionadas por mis dedos probablemente
eran sus vasos sanguíneos, y las que graznaron tras ser empujadas por mis
manos, probablemente eran sus huesos. Lo que presioné profundamente hacia
adentro y empujé a un lado era la codicia ancestral que esta persona había
mantenido y con la que vivía hasta ahora. Mientras agarraba los vasos
sanguíneos, huesos y la codicia ancestral con mis cinco redes, hablé.
— ¿Eres consciente de lo que has hecho?
“Conoceos a vos mismo”.
Tras recitar ese viejo refrán, le susurré lentamente a su oído.
— Eres un maldito traidor que ha dejado que toda la Alianza Creciente cayese
en un pozo sin fin.
—……
—……
Agarré suavemente el mentón de Ivar Lodbrok. Resistió al encorvarse con
una fuerza que no encajaba con sus desgastados huesos. Aunque se había
encorvado, lo hacía mientras temblaba. Empleé fuerza para mover la cabeza del
vampiro.
Una mirada que parecía como si estuviese viendo al diablo fue lo que mostró.
Ahh. Sonreí, satisfecho.
Le solté el mentón. Lo hice como una persona que le hubiese dado una sola
mordida a un postre apetitoso y luego lo escupiese.
— Ugh… ¡Ahh, ahh!
Me preguntaba si él había estado conteniendo el aliento hasta ese momento.
Una vez que Ivar Lodbrok quedó libre de mi agarré, apenas exhaló. Yo le toqué
ligeramente el hombro.
— Perderás tu cuellito, Jefe. ¿No es importante el cuello? A partir de ahora,
deberías desear tu propio bien.
Quietud.
Pude escuchar el suave sonido de las respiraciones de Farnesio y las brujas
mientras dormían en un rincón de la tienda. En ese preciso instante, esa era la
única señal de vida que fluía en este lugar. Hasta los grillos que había afuera
habían dejado de chillar, por eso el silencio nos cubrió.
—…prueba.
Ivar Lodbrok abrió su boca luego que transcurriese una considerable cantidad
de tiempo.
— No hay pruebas. Este no se encuentra en una posición lo bastante débil
como para ser castigado sin una prueba.
Reí. ¿Acaso esto no se encontraba casi al mismo nivel de las lindas payasadas
de un bebé?
— Qué declaración tan sorprendente, Jefe. Estoy completamente asombrado
que uses un método de defensa propia si consideras tu situación actual. ¿Acaso
las cabezas de siete Lores Demonio no partieron todas juntas en un viaje directo
hacia la senda del Hades hace apenas un día? Su Excelencia Barbatos y Su
Alteza Paimon los enviaron a esa excursión de forma gratuita. Sin importar
como yo lo vea, parece nuestro honorable jefe.
Toqué un lado de la cabeza del vampiro.
— Parece que tienes mucha confianza de que esa cabecita tuya pesa más que
la de siete Lores Demonio, ¿eh? Veo que calculas cosas con una escala bastante
asombrosa. De hecho, como uno esperaría de un gran comerciante, su escala
también es increíblemente especial. ¿Acaso tus clientes nunca se han quejado
de que deberías usar pesos apropiados?
—……
— Sí, no hay evidencia. Pero ¿por qué debería importar que haya o no?
¿Acaso esta es una corte formal? ¿Crees que nuestras dos comandantes militares
te harán un juicio especial, Jefe? Estamos llevando a cabo una purga, no un
juicio. Más que eso, la razón por la que las purgas son purgas se debe al hecho
de que eres capaz de determinar cosas simples debido a tus creencias. ¡Ah!
Sonreí ligeramente.
— Claro, la excusa de que no hay evidencia solo es momentánea. Si le
preguntamos a Su Excelencia Marbas de quién escuchó la información sobre
la purga, ¿no crees que la prueba se haría al instante? Ivar Lodbrok. Vampiro
que creó una torre de monedas de oro manchadas con sangre. Actualmente, tu
posición se ha vuelto lamentable.
—…este nunca le envió cartas a Su Alteza Marbas. Usted puede confirmarlo
por su cuenta. Él también dirá que no lo sabe. Eso no es todo, que usted diga
que éste tiene conversaciones secretas con Su Alteza Sitri… es simplemente
una deducción forzada.
Pero miren a este.
¿Acaso esta es su lucha desesperada por seguir colgado en la soga hasta el
final?
Sin embargo, esta no solo era una soga podrida. Incluso si mi suposición era
correcta, tal como este vampiro dijo, Marbas y Sitri negarían firmemente los
cargos. No había evidencia y mucho menos testigos.
Aunque decapitar personas debido a las creencias propias era lo que definía
a una purga, como era de esperarse, esto no era más que eso: una purga. Si uno
intentase tragarse a un gran grupo como la Firma Keuncuska de un solo bocado,
al final, tu mandíbula casi se rompería.
Por eso, opté por abrir más la boca.
— Está bien. Aceptaré tu excusa. Por cierto, Jefe. Hay algo que a esta
grandeza le despertó la curiosidad hace un par de días.
—……
— Me contó un espía que el discurso que mi general interina dio fue
convertido en un folletito y ahora se encuentra dando saltos dentro del ejército
de los Cruzados. Los soldados rasos han estado pasándoselos entre ellos mismos,
por lo que esta ocurrencia no parece nada sospechosa.
Miré a Lapis.
Ella comprendió el significado de mi mirada y sacó un folleto que estaba
dentro de una pila de documentos antes de entregármelo. Era un folleto con la
cubierta de color gris. El libro donde mi discurso y el de Farnesio estaban
escritos. Recibí el documento y, tap-tap, toqué el hombro del vampiro.
— Esto pasó demasiado rápido.
—……
— Solo han sido un par de días. En ese mísero tiempo, se fabricó un folleto
y se hizo circular. Como los soldados hambrientos no tienen la fuerza extra para
hacer algo así, y las pobres putas ni dinero tienen… Siempre y cuando el
responsable de esto no se mueva sistemáticamente, ¿no sería difícil de lograrlo?
— ¿No cree que la gente podría haber hecho un esfuerzo mancomunado para
fabricarlos? Ya que la cubierta está raída y las paginas son lamentables…
— Aun así, fue demasiado rápido.
Ivar Lodbrok cerró su boca. ¿Acaso intentaba guardar silencio10 aquí? Si yo
fuese su abogado, diría que esa era una acción que desaconsejaría en un
momento como este.
— Reconoceré algo, Jefe. He estado dejándome llevar demasiado desde hace
rato. Me impulsé con demasiada exageración a pesar de ser alguien que no sabía
mucho. Sin embargo, tras juntar toda la información, pude ser capaz de ver algo.
—……
— Si uno desea poner en circulación los libros a tal rapidez, entonces es
necesario tener un agujero en los Cruzados. Uno masivo. Uno que no
desaparezca incluso si se capturase algunos soldados rasos y alcahuetes. ¿Sabe
lo que significa eso, Jefe? Si fuese un par de días atrás, entonces no habría sido
capaz de descubrir lo que era.
La República de Batavia.
No una nación con un par de espías plantados por aquí y por allá, sino todo
un país que estaba en las manos de un Lord Demonio. Más que eso, no solo era
la única república en el continente humano, sino que era una tierra en el oeste
que fue establecida en secreto por Lady Demonio Paimon.
Las palabras del discurso fueron copiadas dentro del ejército de esa nación,
luego fueron hechas impresas y puestas en circulación. No fue necesario que
entregaran los folletos uno a uno. Todo lo que había que hacer era acumular un
montón de folletos en el rincón de alguna tienda lejana. De la misma forma
como el cadáver de un indigente va hacia otro, los folletos desechados fluirían
de la mano de un soldado a otro.
¿Esto no llama naturalmente a la simpatía? Los miembros líderes de los
Cruzados probablemente resollarían mientras tratasen de desarraigar la fuente
de la circulación, pero sus esfuerzos serían inútiles. De la misma forma cómo
hubo 7 Lores Demonio traicioneros en la Alianza Creciente, una nación entera
era el bromista en el ejército de los Cruzados.
Torcí las comisuras de mi boca.
— ¿Acaso no has comprendido el significado detrás de mis palabras?
—…no, Alteza. Este aún no lo sabe.
— Escuché que eres el asesor de varios Lores Demonio. Marbas, el líder de
la Facción Neutra y 5º Lord Demonio es uno de ellos, y también está la persona
a la que estimo mucho, Su Alteza Paimon. Más que eso, ¿qué tenemos aquí?
Asombrosamente, ¿no eres tú quien lidera la firma más grande en el continente
demoníaco y lleva a cabo negocios con todas y cada una de las naciones? Claro,
tu firma es lo bastante grande como para hacer impresa una cosa como un par
de folletitos con cubiertas raídas y paginas miserables tantas veces como desees.
—……
El sonido de la respiración de Ivar Lodbrok gradualmente se atenuó.
Era simple. Ya que se trataba de un hoyo inmenso en alguna parte del ejército
de los Cruzados, era posible que los folletos fuesen distribuidos. Esta brecha
era, sin duda alguna, el ejército de la República de Batavia. La monarca que
hubo fundado dicha republica era Lady Demonio Paimon.
Además, el vampiro sentado ante mí era el comerciante que actuaba como
consultor exclusivo de Paimon.
¿Acaso no parecía una coincidencia bastante impresionante?
— Sin embargo, Jefe. ¿No es una ocurrencia muy extraña? Como lo dije
anteriormente, vengo llegando de una reunión con Su Excelencia Barbatos y Su
Alteza Paimon—— y cuando le pregunté a esta última sobre este asunto, me
dijo que ella no había sido.
El vampiro tembló.
Ese movimiento en su sombra fue más intenso que el de su cuerpo.
— Jefe. Cielos, Jefe. ¿No te parece extraño? ¿No es raro y peculiar? La
ubicación de donde los subversivos folletos están circulando ya fue
determinada; y el lugar dónde estos están siendo impresos también. Pero
lamentablemente… ¿Cómo podría ser? Sólo la persona que dio la orden de
imprimir esos folletos y distribuirlos no se encuentra por ningún lado.
—……
— Jefe, soy una persona racional. Incluso si me pusieran en la cara una
situación que no es para nada racional, soy lo bastante sensible como para
deducirlo racionalmente. Jefe Lodbrok, ¿acaso cuál sería el razonamiento
racional en situaciones así?
—……
— Cielos, parece que no lo sabes. Tienes la cabeza bastante hueca a pesar de
ser considerado el dirigente de la Gran Keuncuska. ¿Qué me dices tú, Lapis? Si
se tratase de ti, ¿cómo inferirías la respuesta?
Lapis respondió brevemente.
— Probablemente existe alguien en medio que ha suplantado el control,
Alteza.
— ¡Santo Cielo! ¿Cómo puede ser? ¿Cómo podría alguien atreverse a
suplantar el control del líder de la Facción Montañosa? ¿Cómo puede existir
alguien tan despiadado? Veo que mi amada es capaz de decir cosas bastante
aterradoras.
Conversé mientras actuaba intencionalmente como si estuviese espantado.
Era una actuación barata. Sin embargo, si hubiese alguna audiencia, hasta algo
así podría tener una pizca de valor. Lapis me siguió la corriente con mis
payasadas e hizo una reverencia.
— Esta lo siente mucho. Esta humilde ha dicho algo que no debió.
— No, tranquila. ¿Por qué habrías de disculparte cuando todo lo que has
hecho es llegar a una conclusión? De todas formas, esto es raro. Como Su Alteza
Paimon no es una idiota, si hay una persona que está suplantando el control en
el medio, ¿no podría ella haberlo notado?
— Sí, ella lo habría hecho sin fallo alguno.
— Aun así, no lo hizo.
— Así son las cosas.
— ¿Eso qué significa?
— Bueno, que el culpable es alguien en quien Su Alteza Paimon confía
completamente y le encomienda ciertas tareas –Lapis respondió de inmediato–.
Probablemente sea alguien con quien ella siente tranquilidad, ya que tiene la
certeza de que no se atrevería a suplantar el control y engañarla.
Precisamente…
En otras palabras, su aliada más cercana.
La 12ª Lady Demonio, Sitri.
— Ohh…
Me lamenté profundamente.
— Si alguien así existe, sería algo bastante espantoso y aterrador. ¿No
significaría que, realmente, existe una persona allá afuera que es capaz de
ridiculizar libremente tanto al continente demoníaco como humano? Ser capaz
de usar desvergonzadamente, y como le dé la gana, la red de inteligencia que
Su Alteza Paimon ha construido y burlarse de los Cruzados… Aunque puede
que su verdadera intención haya sido complacerla, ya que ha procedido con la
insurrección mientras lo oculta de ella, esta es una deslealtad inmensa, ridícula
y sustancial. ¿Cómo va a ser diferente a vendarle los ojos a Su Alteza Paimon y
engañarla con trucos? Qué lástima. Estoy muy preocupado.
—……
— Sin embargo, ¿cómo es que las huellas de la traición no fueron captadas?
Ya que la red de inteligencia que han usado solo fueron las que pertenecían a
Su Alteza Paimon, la razón por la que los agentes escucharon las órdenes de esa
persona es porque creyeron que se trataban de órdenes de Su Alteza. Si los
convocásemos y los interrogásemos, la verdad sería revelada fácilmente. Qué
tipo de persona es el culpable, qué nombre tiene, y con quién ha hablado en
secreto… Todo esto sería exhibido públicamente.
Volví a preguntar.
— Ivar Lodbrok –igual al acto de clavar una lanza en una bestia que ha estado
sangrando a causa de un flechazo, yo, sin embargo, lo interrogué calmadamente
y con gentileza–. ¿Sigues siendo incapaz de suponer algo?
—……
Finalmente——
——el director de Keuncuska colapsó.
Concubina del Rey, Mestiza, Lapis Lazuli.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.
“Ya veo, este es el final” –pensé mientras miraba al jefe que había quedado
en silencio. El poder principal de Keuncuska estaba acabado. Puede que siga
viviendo, pero apenas será una vida de servicio como esclavo de Su Alteza
Dantalian.
Lord Dantalian rió.
— El evento más entretenido probablemente ocurra si me da por contarle a
Su Alteza Paimon acerca de mi deducción racional.
—……
Los hombros del dueño de Keuncuska temblaron en silencio.
— Una vez, en el concejo de Niflheim, abandonaste a Su Alteza Paimon.
Aunque el asunto de ese entonces se resolvió porque también fue su culpa,
¿cómo intentas soportarlo ahora? Ivar Lodbrok, ¿te apuñalarás y te quitarás la
vida tal como lo hizo el duende llamado Torukel?
—…Su Alteza.
— Ahora que lo pienso, debería dejar de referirme a ti como hombre, sino
como una chica. Estás ocultando tu cuerpecito de niña linda con la apariencia
de ese viejo decrepito. ¡JA! Junto con Sitri, ya que ambas son cosas al azar que
nadie sabe si son unas malditas imbéciles o unas putas de mierda… Dios los
cría y ellos se juntan.
El Jefe Lodbrok se desplomó.
Cayó de su silla, colapsó en el suelo, y finalmente, su cuerpo se derrumbó.
Con todo su cuerpo, el vampiro hizo de todo para disculparse con Su Alteza,
con la mayor desesperación posible.
— Este nunca ha hecho algo que pueda ser un problema para el continente
demoníaco… Su Alteza Sitri ha sido la aliada más cercana a Su Alteza Paimon
desde hace mucho. ¿C-cómo podría éste saber que se trataba de una orden falsa?
Desde que Torukel se suicidó, he sido puesto en un estado donde ni siquiera
puedo atreverme a rehusarme de una orden que Su Alteza Paimon dé…
— Qué gran excusa –Lord Dantalian sonrió–. Veamos si Su Alteza Paimon
también encuentra esto como algo impresionante.
— Alteza… Este pobre viejo. Este desgraciado se lo implora, Alteza. Aunque
puede que Keuncuska sea un grupo de comerciantes humildes, es un lugar que
ayuda a los ríos y corrientes del continente demoníaco a conectarse y fluir en
una línea vital. Por favor, considere los 500 años de servicio que hemos hecho
y concédanos misericordia…
Lord Dantalian sonrió con más suavidad.
— Ya que has acumulado todo ese oro durante los 500 años de prosperidad,
si nos lo quedamos, entonces los fondos de nuestra expedición nunca se
acabarían.
— Alteza… Oh, Gran Ser…
Al final, el jefe estalló en llanto.
Mientras derramaba una interminable corriente de lágrimas, el jefe besó la
punta de los pies de Su Alteza.
— Éste obedecerá todas sus órdenes, Alteza. Por favor, concédale su gracia
real… Tenga piedad de él…
Es de noche.
Miré silenciosamente una temblorosa vela en la tienda. La llama seguía
ardiendo mientras olvidaba completamente el hecho de que estaba quemando
su propia mecha. En el suelo, donde las gotas de cera caían, estaba un vampiro
de edad avanzada.
La derrota es estigmática y profanadora.
Dado que siempre ha sido así, esa era la esencia de la derrota. Si uno va a
entrar en una casa de juegos de autoridad, uno debe saber claramente cuándo
parar.
Los jugadores que hayan echado un vistazo al juego de autoridad cada vez
que el sol se ha puesto y la noche comenzado. Apostando su honor. Su riqueza.
Esos que hayan dejado todo eso en una caja de apuestas, al final, arriesgarán sus
propias vidas, pero no solo la que han vivido hasta ahora, sino esas que seguirán
viviendo a partir de ese momento.
Un día.
Un día.
Y así, un día, comprenderás que ya no te quedan más días en la casa de juegos.
Y hasta que ese día llegue, el Jefe Ivar Lodbrok debe entregar lo que le queda
de vida a Su Alteza Dantalian. Esa era la labor que él tenía que llevar a cabo por
el resto de su vida.
Su Alteza le acarició la cabeza a ese vampiro que se arrastraba.
— De ahora en adelante –y luego le recitó su nuevo sustento–. Ahora tienes
que matar a esos que yo te ordene matar. Incluso si te digo que deseches ese
viejo cuerpo de muñeca, el cual has tomado prestado, lo harás sin dudarlo.
—……
— Si hay alguien que te ordene que perdones, lo perdonas. Puede que Sitri te
haya enviado aquí a espiarme, pero te enviaré a hacer todo lo contrario. La
espiarás a ella y me mantendrás informado. Conviértete en un doble espía y
sigue mis órdenes.
—……
— Te aconsejo que ni sueñes en traicionarme. Si llego a tener una muerte
prematura, entonces una última voluntad muy interesante será enviada a Su
Excelencia Barbatos y Su Alteza Paimon. Fui muy considerado en hacerla para
que, incluso tú, Jefe, puedas disfrutarla al máximo junto a los demás.
Gradualmente, también llegarás a saberlo, pero a pesar de mi apariencia, soy un
hombre bastante considerado.
— Este no tiene preguntas, Alteza…
— Esta noche, la Alianza Creciente se retirará –sin sonido alguno. Una gota
de cera fluyó por un lado de una vela–. Eso ya fue decidido.
Su Alteza Dantalian estaba sonriendo de oreja a oreja.
La luz formó una máscara amarilla en la mirada real de Su Alteza y tembló.
— Ya que fuiste tú quien envió esa carta a Su Excelencia Marbas, nuestra
agenda se ha vuelto un desastre.
—……
— A este paso, tendremos que enfrentarnos a la fuerza principal de los
Cruzados y las tropas desplegadas de la Facción Neutral a nuestro frente y
retaguardia, pero no tenemos tiempo para eso.
— Entonces, ¿cómo persuadiremos a la Facción Neutral?
— ¿Existe alguna razón para que los apacigüemos de una forma
deliberadamente rápida?
— ¿Perdón?
— Permite que los Cruzados nos persigan y que Marbas se llene de ira e
intente interferir con nuestra retirada.
— ¿…?
Hasta yo incliné mi cabeza ante las palabras que Su Alteza acababa de decir.
Que él diga que no tenemos razón para apaciguar de forma deliberadamente
rápida a la Facción Neutral, ¿a qué se refería? Su Alteza mostró una sonrisa
ambigua y se volvió hacia mí.
— Lapis, ¿por qué no intentas responder en su lugar?
— Claro, Alteza.
— A partir de ahora, trata de pensar desde otra perspectiva. Nuestra situación
actual parece urgente porque estamos atrapados en nuestros propios zapatos.
Ahora considera el punto de vista enemigo. ¿Qué lado se encuentra más
apresurado?
—……
Ya veo.
— En cuanto a Marbas, durante su ausencia, una purga se llevó a cabo en la
fuerza principal. ¿Acaso no estaría apresurado debido a eso? En el caso de
Elizabeth, ella ni siquiera sabe la intención detrás de todo esto. Por eso,
¿Elizabeth no estaría apresurada?
Pude sentir mis ojos entrecerrarse.
— Nuestras fuerzas están ocupadas y las suyas también, sin embargo, la
velocidad está obligada a ser relativa. Sus fuerzas quizá tengan más prisa que
las nuestras.
— Así es, Lapis. En situaciones así, ¿cuál sería la forma más apropiada para
actuar?
Pensé un momento antes de responder.
—…apaciguar a la Facción Neutral es, claro está, importante. Pero no tanto
como llevar a nuestros enemigos a un estado de confusión. La persuasión es
algo que puede ser dejado para después. En nuestra situación actual, nuestras
fuerzas deben centrarse en empujar la situación a un caos mayor.
Eso era.
Esa era la respuesta que tenía. En resumen, el caos.
Excluyendo a nuestras fuerzas, tenemos que imponer una batalla de
velocidad para así prevenir que cualquiera de los grupos recupere los sentidos.
Al hacerlo, causaremos un mayor estado de confusión. Al retirarnos antes de
que pase un día de haber iniciado la purga, y cruzar las Montañas Negras días
después de haber decidido retirarnos, avanzaremos y apuñalaremos a los Lores
Demonio que hubieron traicionado nuestra raza.
Una batalla de velocidad sin precedentes.
Esa era la única cosa que la Alianza Creciente debería proponerse lograr.
Lo que Lord Dantalian había señalado era correcto. Tanto la Princesa
Imperial y Marbas de la Facción Neutral habían reaccionado más rápido de lo
normal, pero ¿y qué?
No hay razón alguna para que entremos en pánico innecesario en nuestro
problema actual. Esencialmente, el lado desconcertado es el de ellos, no el
nuestro. Tenemos la iniciativa. Ellos solo le temen a nuestra energía latente por
haber sido capaces de llevar a cabo nuestra purga rápida y estupendamente.
Definitivamente, no podemos perder esta iniciativa.
En la guerra, las iniciativas son aseguradas única y exclusivamente mediante
las batallas de seguridad. La Princesa Imperial y el Lord Demonio Marbas son
veteranos. Si les permitimos algo de tiempo, comprenderán la situación de
inmediato y tratarán de robarnos la iniciativa. Tiempo. Era, simplemente, una
batalla de tiempo.
Probablemente era porque había dado la respuesta correcta, pues Su Alteza
sonrió espléndidamente como una planta venenosa.
— Como esperaba de mi amada. Así mismito es. Nuestras fuerzas se retirarán
de inmediato.
En eso, respondí:
— De igual forma, la Princesa Imperial había decidido limpiar su propio
ejército, es por eso que, un pánico de menor grado también ocurrió entre los
Cruzados. El ejército que ella lidera se volverá más fuerte. Sin embargo, es una
fuerza que vendrá un día después. Nuestra situación actual es tratar con nuestras
repercusiones, aunque esto es, en realidad, una oportunidad para nosotros.
Lord Dantalian preguntó después:
— Bien. Realmente impresionante. Lapis, ¿qué debería hacerse para que
podamos añadir un día al enemigo y que su día se transforme en dos?
— Desviar el día con el que nuestras fuerzas están tratando, hacia ellos –
respondí–. Nuestras fuerzas se encuentran, en este momento, ejecutando a los
soldados rasos de los siete Lores Demonio, pero es algo problemático. Asesinar
también es una tarea meticulosa. Mientras se perdonan a esos soldados y se
dejan en el campamento militar, el resto de nosotros se irá.
La luz de vela tembló.
— ¡Ajá! Para los cruzados, esto sería como un montón de logros gratis que
hubieron caído del cielo. Una oportunidad que se les presenta para obtener un
gran número de cabezas enemigas sin siquiera derramar una gota de sangre.
Durante esta guerra, si excluyes al Imperio de Habsburgo, los Cruzados han
luchado asquerosamente. ¿Acaso las demás naciones no están sedientas de
proezas? Esto no sería diferente a un oasis que aparece ante ellos mientras están
muertos de sed.
La luz parpadeó.
— Sí. Indudablemente se cegarán. Aunque puede que la Princesa Imperial se
dé cuenta de que esto es una trampa, no importa. Ella es quien monopolizó toda
la gloria al usar las tropas de las demás naciones. Los demás comandantes están,
sin duda alguna, celosos de ella. Ahora es su momento para pagar el precio por
los celos.
Su Alteza unió sus labios con los míos.
— El enemigo será dividido. (Dantalian)
Fijé mi mirada con la de Su Alteza.
— El enemigo será más débil. (Lapis Lazuli)
Su Alteza y yo, por un extenso momento, mezclamos nuestros alientos con
el sonido de la respiración del otro. Los labios se deslizaron en los labios y un
gemido se descarrió oblicuamente. Dentro del aire donde la vela estaba
templando, contuvimos el aliento durante un instante. Un vampiro senil nos
estaba mirando, pero eso no tenía importancia alguna. Si una pareja se
preocupara por la vigilante mirada de su esclavo, entonces, ¿cómo podrían
dormir juntos?
Su Alteza y yo nos susurramos el uno al otro como si estuviésemos
fornicando con nuestras voces.
— Ya que nuestras fuerzas tendrán que seguir adelante, no será un camino
sencillo.
— Nuestros soldados tendrán que marchar lo más ligeramente posible.
— ¿Cómo deberíamos manejar los suministros? No estoy seguro quién, pero
¿no se tornaría difícil si no disponemos de una persona ajena para que se
encargue de ellos?
— Sí, aunque esta no está segura de quién.
Y luego… Sin la necesidad de decir quién fue el primero…
Su Alteza y yo volvimos nuestras cabezas y miramos al vampiro que estaba
arrodillado en el suelo. Miramos al jefe que desempeñaba el papel más
importante cada vez que la línea de suministros de la Alianza Creciente era
saqueada. Miramos a la persona que acababa de convertirse en el esclavo de Su
Alteza.
—……
El vampiro recibió nuestras miradas en silencio. Aunque había presenciado
la escena de uno de los individuos más sagrados de toda la raza demoníaca
mezclarse con alguien inferior, tenía una complexión lamentable.
Probablemente era porque comprendía su posición.
El Jefe Lodbrok bajó más su cuerpo y rogó con una voz que debía tener el
derrotado.
— Diga su orden, Alteza. Éste le obedecerá.
Era tarde en la noche.
La luz de vela emitía una luz carmesí sobre el tenue sonido de la respiración
de las brujas, y el de Lady Farnesio durmiendo con tranquilidad jadeó con
debilidad.
Mientras escuchaba la respiración de las sombras, creía que esta sería una
noche muy larga.
El Rey de los Campesinos, Dantalian. Rango 71.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de la Alianza Creciente.
Bruja. Hija ilegítima. Paria.
Son todo lo que tengo. Soy todo lo que tienen. Ya que un lugar donde lo único
que la gente tiene eran aquellos que los rodean, un lugar que era fuerte por
dentro, no había forma de que pudiese desplomarse. Igual a una llama que arde
como una masa sin importar cuántas veces la destruyas, éramos uno. Al final,
todo lo que necesitábamos era una pequeña pila de madera. Ah, y cierta cantidad
de oscuridad.
Elizabeth. Sitri. Marbas. Todos eran obstáculos complicadísimos de tratar.
Manejarlos uno a uno sería eterno. Infinito.
Por eso, quemémoslos todos a la vez.
— ¿Terminaste con los preparativos?
Era el final de la noche, antes que el amanecer pudiese acercarse por
completo.
Me coloqué mi abrigo y salí de la tienda. En ese extenso espacio donde las
ejecuciones estaban llevándose a cabo, Barbatos estaba de pie mientras mordía
una manzana.
No solo ella…
Incluso estaba un grupo de la Facción Montañosa y de las Llanuras que
habían evitado la purga… No había traidores allí. Todos eran leales a esa flama
ardiente conocida como Barbatos, o a entregados a esa conocida como Paimon.
Ellos gritaron a sus unidades y las alinearon.
*
“Dejen de hacer escándalo, idiotas. Si se les ordenó hacer algo, háganlo.
¿Qué pasa con esas quejas? No me hagan azotarles los traseros…”.
“¿Quieren su desayunito? Está bien. Si alguien termina más lento que la
Facción Montañosa, lo decapitaré y realizaré personalmente un rito ancestral,
así que, si desean comer alimentos del servicio funerario, sigan
lloriqueando…”.
*
Los soldados habían odiado moverse antes del amanecer, por lo que estaban
algo lentos por aquí y por allá. Sin embargo, pude ver con mis propios ojos que
sus extremidades se tornaban cada vez más rápidas. Todo procedía a buen ritmo.
Hablé:
— Su Excelencia. Mi unidad terminó sus preparativos.
— Bien –Barbatos sonrió–. Nuestro Sir Dantalian, cuyo profundo plan y
elevada estratagema puede hacer que el cielo y la tierra tiemblen; reconozco lo
fastidioso que eres y, de alguna manera, admito lo brillante que es tu coco. Sin
embargo, los asuntos militares no son cosas que se puedan manejar fácilmente
solo por usar la cabeza. Ahora marcharemos vigorosamente por una semana. Al
final, ¿una porquería como tú será capaz de seguirnos sin cansarse?
Me encogí de hombros.
— Ya experimenté ese tipo de marchas tan rigurosas cuando fui a su rescate,
Excelencia, aunque no resultó ser gran cosa.
— ¿Ves? ¡Ahhh, que hijo de puta tan molesto!
Barbatos estalló a carcajadas.
Además de ella, Paimon se estaba cubriendo la boca con su abanico. Como
esas dos Ladies Demonio tenían un cabello blanco plata puro y un rojo tan
carmesí como la sangre, sus figuras se podían distinguir claramente, incluso en
la noche.
En ese momento, un cuervo gritó en alguna parte y voló hacia el cielo
nocturno netamente negro. Este batió sus alas sobre el área donde las antorchas
del campamento militar aún llegaban.
Solté un “ah” y le hablé a Barbatos.
— Su Excelencia.
— ¿Qué quieres?
— Por favor, mate a ese cuervo.
Barbatos masticó su manzana.
— ¿Y por qué?
— Es una criatura insignificante que envió un espía.
Snap.
Barbatos golpeó con sus dedos justo en el momento en que terminé mi frase.
El sonido del aire siendo dividió se volvió distante en cuestión de segundos
antes de rozar el aire en el que estaba el cuervo. El ave expulsó sangre negra y
cayó en ¡quién sabe dónde! En eso, Barbatos le ordenó a sus Guardias Reales.
— Búsquenlo y tráiganmelo.
Los soldados trajeron el cuerpo del cuervo y nos lo presentaron para cuando
Barbatos ya había acabado su manzana y lanzado los restos. No había nada
atado en las patas del cuervo.
Barbatos me miró.
— No hay nada.
Saqué una daga y le abrí la panza. Los colores azul y marrón estaban
mezclados en sus entrañas. Perforé y abrí su estómago. Había algo allí dentro.
Lo agarré con mis dedos y se lo mostré a ambas comandantes.
Era una nota que fue enrollada muchas veces.
— ¿Eh?
— ¡Por todos los cielos!
Barbatos y Paimon se inclinaron hacía adelante para ver la nota con el mayor
interés posible plasmado en sus rostros. Era pequeña, solo tenía una línea. La
caligrafía era horrenda, lo que dejaba claro que fue escrita con desesperación.
*
“Mes 4, Día, 11. Medianoche. La Alianza Creciente se prepara para
retirarse”.
*
Barbatos sonrió.
— Acabamos con los traidores, y ahora nos salen espías, ¡qué bonito! El
estado del ejército de esta persona debe ser digno de todo respeto. ¡Ahh! No
tengo ni puta idea de qué esperanza trato de disfrutar al ir a la guerra con estas
mierdas.
— Un monarca es como el océano, Barbatos. Tienes que aceptar,
indiscriminadamente, hasta las corrientes más turbias de la gente.
— ¿Así como tu vagina?
— ¿Esas son las únicas palabras que viven en tu cerebro?
— ¡Ni puta idea! ¡Carajo! ¿Qué mierda esperas que haga cuando las
maldiciones salen por si sola cada vez que veo tu fea cara? O te cambias la cara
o te haces responsable de mi muerte. Ah, ya sé. No puedes, ¿verdad? Entonces,
¡trágate las maldiciones!
Incluso mientras Barbatos y Paimon estaban escupiendo el aire del amanecer
en el corazón de la noche, las tropas comenzaron a alinearse gradualmente. El
sonido del metal y pasos se abría paso en ese aire. Los estandartes que
representaban a cada Lord Demonio se batían de forma ordenada. Rango 12,
Sitri; Rango 13, Beleth; Rango 16, Zepar…
Paimon habló.
— Esta dama no alcanza a creer que hubiese una vez en la que hubiese
fornicado contigo. ¿Con qué creencia ella te consideró alguien remotamente
encantadora…?
— ¡Qué casualidad!, yo pienso lo mismo.
Un par de sirvientes le trajeron a Barbatos una botella de vino y dos copas.
Esta llenó una de ellas y se la pasó a Paimon. Vino rojo. Antes de ir a una gran
guerra, los Lores Demonio siempre bebían un vino que fuese tan rojo como la
sangre con el fin de sustituir las formalidades.
— Bueno, hagámoslo juntas, puta de mierda.
En el centro de las tropas, los Guardias Reales de Barbatos elevaron sus
estandartes. En el cielo, donde el sol aún no se asomaba, las antorchas tomaron
el puesto de este y liberaron un pequeño brillo de luz, y en el lugar donde llegaba
la iluminación estaba el lema que Barbatos había escrito formalmente
batiéndose con el viento.
*
“Cultiva con mi sangre”.
*
Encajando con la gobernadora suprema que había declarado que presentaría
las extensas llanuras a la raza demoníaca, eso era arrogante. Barbatos estaba
entregándole la copa a Paimon.
Paimon bajó su abanico y suspiró. Recibió la copa e inclinó ligeramente su
espalda. Luego cruzó brazos con Barbatos y—— llevó el vino a su boca. Las
dos Ladies Demonio que una vez juraron vivir y morir como enemigas, habían,
en ese momento, compartido una copa que significaba la renovación de su
alianza de sangre.
156
DUNGEON DEFENSE 5
Me preguntaba si había esperado solo este juramento. El único grupo de
abanderados que seguía a Paimon elevaron sus estandartes en alto.
*
“Gloria”.
“Perpetuidad”.
“Eternidad”.
*
Haz la gloria perpetua y disfruta la eternidad.
Encajando con la gobernadora suprema que había prometido la paz eterna al
continente demoníaco, ese era un lema arrogante. Una vez que Paimon y
Barbatos levantaron sus estandartes, al igual que una señal de fuego es elevada
y las demás llamas en una cordillera la siguen, los demás Lores Demonio
elevaron sus banderas totalmente de acuerdo a sus rangos.
*
“Nuestra devoción es por ella…”.
“Mi ira es mayor a tu miedo…”.
“Vos preguntarás por el enemigo…”.
*
Todos a la vez, los soldados soltaron sus antorchas y las apagaron. La
oscuridad envolvió al mundo. Aún era de noche, y como todas las llamas que
iluminaban esa noche profunda se habían extinguido, todo quedó en silencio.
En lo que las llamas desaparecieron, los lemas que los estandartes estaban
mostrando con orgullo también quedaron a oscuras. Se extinguieron y solo sus
siluetas quedaron presente.
Y luego, tras varias docenas de estandartes.
Como el mío era la última señal de fuego, era el último estandarte en batirse
como un contorno. Era tarde en la noche. Ya que estaba rodeado de oscuridad,
me era imposible ver las letras que tenía escritas. Pero ¿acaso importa?
Durante esta guerra, he enfrentado constantemente cosas que no puedo ver.
Mientras esta guerra sea mía, el mundo me pertenecerá; y ese estandarte
comandará este y ese lado de las Montañas Negras como debe ser: mi bandera.
Al igual como soy capaz de deducir muchas cosas a pesar de ser incapaz de
verlas, conocía las palabras que estaban allí.
*
“Autoridad por sangre”.
“Sangre por autoridad”.
*
Al igual que un fuego que arde como una sola llama aún si lo separan en
varias partes.
Aun cuando Barbatos y Paimon discutían fuertemente, la expedición de la
Alianza Creciente seguía. Ni siquiera era necesario decirlo ya que se habían
aliado. Éramos fuertes. Y arderemos más fuerte aún.
Barbatos habló mientras tomaba un sorbo de vino:
— Un día de estos, probablemente una de nosotras muera.
Paimon respondió:
— Al fin y al cabo moriremos. Esto es algo innegable.
— ¿Lo sabías? La forma en que muramos apenas ha sido determinada. Si
estiras la pata será por mis manos; y si muero yo, lo haré por las tuyas. Tenemos
una relación que hasta ya determinó cómo morirá la otra.
— ¿Y qué? Eso es igual a esas palabras que le dijiste a esta dama hace 500
años cuando te le confesaste.
— No, solo tenía curiosidad. Como te dije, si morimos, será por manos de la
otra; y como dijiste, al fin y al cabo moriremos. Si es así, entonces piénsalo. Si
soy yo quien queda viva, ¿no significaría que otro, que no eres tú, me matará?
¿Quién podría ser? –Barbatos sonrió–. Si no eres tú, me pregunto quién
terminará matándome. Ni siquiera puedo imaginar que otro pendejo me mate.
Es inimaginable. Incluso es impredecible. ¿Ese no sería un problema mayor
para nosotras? Oye, Paimon, ¿puedes imaginarlo?
Paimon sonrió
— Deja de hablar mierdas y bébete el alcohol.
— ¿Ah? Maldita puta. No logramos entendernos.
Lentamente. Ambas Ladies Demonio vaciaron sus copas de vino.
Las Ladies Demonio lanzaron sus copas al suelo y las quebraron al mismo
tiempo. Estas se rompieron en un millón de pedazos y se esparcieron.
Escandalosamente. Irreversiblemente. El vino que representaba la sangre iría a
sus respectivas oraciones y persistiría. Ya que las copas se hicieron añicos y
habían perdido su camino de vuelta, el juramento era eterno.
— Bueno, lo que sea. Ahora…
Barbatos sacó un trozo de pergamino. Era una carta que fue enviada a Marbas.
Una vez que ella la sujetó con fuerza, una onda parecida a una ventisca blanco
puro estalló y redujo el papel a cenizas en un instante.
Si. Simplemente íbamos a ignorar esta carta.
Sea que Elizabeth nos persiga o Marbas nos bloquee el camino, que hagan lo
que les dé la gana. Los ignoraremos y regresaremos a lo profundo de las
Montañas Negras. Que nos persigan y traten de cerrarnos el paso tanto como
quieran.
Lady Demonio Barbatos, la chica que siempre había vivido como la llama
más feroz, sonrió.
— ¿Nos largamos a casa, perros de mierda?
Bueno… Bailemos.
Asesina de Parientes Consanguíneos.
Princesa Imperial, Elizabeth von Habsburgo.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de los Cruzados.
Nuestro campamento militar se había vuelto un desastre en la noche y
tuvimos que decapitar a 22 rameras. A 7 administradores sin importancia se les
hizo destriparse ellos mismos y 247 soldados fueron quemados vivos. Una vez
que capturamos a los dos soldados rasos que habían huido y los desmembramos,
el desorden en todo el ejército se desvaneció. Una última niebla primaveral hizo
aparición al amanecer.
—……
Estaba calmado.
Excesivamente silencioso.
Como una purga se hubo llevado acabo ayer en la noche en el ejército de la
Alianza Creciente, solo era apropiado que un par de cuervos estuviesen volando
por estos lados, dándonos las noticias de las repercusiones. Sin embargo, el
único sonido que podía oírse era el de las aves que vivían en los parajes remotos.
No había ni un solo cuervo que volase desde el otro lado de las Llanuras de
Bruno.
En el campo abierto donde las cabezas de las rameras estaban colgadas y los
soldados fueron quemados hasta la muerte, los sacerdotes cantaron al unísono.
“Perdónalos. Perdónalos. Oh Diosa de Todo que reside en la claridad de los
cielos, por favor, no abandones a estos niños completamente pecadores aún si
se levantan. Miraremos sus profundos pecados y entregaremos nuestras vidas
para permitirles a sus almas poder irse en paz. Vigila los cielos con
misericordia y magnanimidad. Por favor, perdónalos. Por favor, perdónalos.
Por favor, recoge las almas del cielo con la misericordia celestial…”.
De repente, el silencio se sintió ominoso.
Cuando hay silencio a los cuatro lados y eres incapaz de comprender nada,
hay personas que lo aman y otras que son hostiles hacia él. Yo soy una persona
que siempre prefiere la última.
Les ordené a mis comandantes.
— Envíen a nuestros exploradores. Envíenlos cerca. Ya que la niebla
matutina es densa, les será difícil llevar a cabo el espionaje. Hagan
reconocimiento cercano, pero que lo hagan arrastrándose por el suelo y no a
caballo.
— ¿Qué deberíamos decirles que exploren?
— Lo que sea.
Para cuando hubo pasado el tiempo de recibir un bocado, los exploradores
volvieron.
— No pudimos ver nada, Alteza. Fuertes gritos y llantos se escuchaban de
vez en cuando, pero no pudimos oír más nada. Aunque la niebla no nos permitía
ver claramente, parece que el campamento enemigo y sus cercos de madera
siguen intactos.
— ¿Qué tan cerca exploraron?
— Nos arrastramos lo suficientemente cerca para estar próximos al alcance
de fuego de las ballestas enemigas.
— Acérquense más. Háganlo y tráiganme un reporte.
Otra sensación de incomodidad se aferró a mi corazón. Los exploradores
volvieron luego de tardar el doble de tiempo de la vez anterior.
— Alteza. No pudimos ver nada. No hay guardias enemigos en sus torres de
vigilancia. Hay antorchas encendidas en cada una, pero no hay soldados
enemigos protegiendo el fuego; es extremadamente extraño. La niebla sí que es
severa, pero una vez que espiamos por las estrechas grietas de los cercos de
madera, fuimos capaces, de alguna manera, de conocer el área fronteriza del
enemigo. No había nadie rondando por las afueras del lugar.
— ¿No había patrulla?
— Así es.
— ¿Fueron capaces de seguir escuchando los gritos y llantos?
— Así es.
— Avancen más. Escalen los cercos y exploren el campamento enemigo. Se
siente como si no hubiese obstáculos; adéntrense y echen un vistazo. Les
permito ir a caballo. Se los encargo, pero muévanse bajo su propia discreción.
La ominosa sensación siguió aumentando hasta ennegrecer todo mi corazón.
El sonido del Lord Demonio Dantalian riéndose suavemente se pegó a esa
negrura como una costra. ¿Acaso ese hombre? ¿Acaso…? Para cuando un ascua
hubo brillado y estuvo lista para tragarse mi corazón en llamas, los exploradores
regresaron tras un extenso periodo de tiempo.
— Alteza. En el centro del campamento enemigo había cadáveres alineados
y soldados rasos, cuyos números casi alcanzaban los miles, atados con cadenas
o sogas. Todos se quejaban como si hubiesen caído en una fosa. No hay
prisioneros de los nuestros, solo de la raza demoníaca. Pasamos por un par de
cuarteles enemigos, pero no había nadie. Había unos cuantos espantapájaros
apoyados extrañamente sobre los cercos y las antorchas estaban ardiendo, pero
eso era todo. Además de eso, solo había una torre de cráneos bien alta, nada
más. No podía verse nada más.
— ¿En serio no había más nada?
— Así es.
Los comandantes se miraron entre sí con rostros perplejos. Fue en eso que la
extraña sensación que estaba lamiendo mi corazón se filtró y fluyó en las bocas
de los comandantes. Estos me miraron cuidadosamente.
— Alteza. No podemos bajar la guardia. Puede que el enemigo esté usando
una táctica engañosa para arrastrarnos a…
— No –sacudí mi cabeza–. Han huido.
—……
— Infórmale a los demás ejércitos que el enemigo se ha retirado. Debemos
decírselos de inmediato. Diles que la Princesa Imperial de Habsburgo desea
tener una conferencia con ellos.
El grupo de sacerdotes seguía realizando su servicio memorial dentro del
campamento militar. Mientras sonaban sus campanillas, transmitían su himno a
través de la niebla que no dejaba que el ojo humano pudiese atravesarla. Ya que
las muertes de los humanos eran algo urgente para ellos, parecía que tenían que
notificarle al mundo acerca de ello con sus campanas e himnos.
“Perdónalos. Por favor, perdónalos. Incluso si esos niños no conocen las
profundidades de sus pecados, te pedimos que no los abandones. Los
enterraremos. Por eso, Oh Diosa de Todo, si hay un alma que fuere incapaz de
ser enterrada, atiéndela en el cielo. Por favor, concédenos tu benevolencia.
Perdónalos, por favor. Perdónalos…”.
*
“Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11”.
“El ejército de la Alianza Creciente se retira”.
— Mire esto, Alteza.
Eso fue tarde en la noche.
Estábamos abriéndonos paso por un camino boscoso. Farnesio, quien había
estado marchando como la comandante de nuestras tropas, dirigió su caballo de
guerra hacia mí. Lo desmontó y me mostró algo. Estaba oscuro, por lo que no
podía ver claramente. Fuese lo que fuere que tuviese en sus manos, era idéntico
a basura o mugre.
Una vez que lo examiné con más cuidado, comprendí que era un gatito.
— Su vida ha sido dañada.
Para ser exactos, un gatito moribundo.
La mitad del gato, la otra mitad de lo que ya se había resignado a ser un
cadáver, también estaba sumergiéndose en el Río Estigia, minuto a minuto. Me
preguntaba qué tipo de bestia espeluznante había agarrado a esta criaturita. A
pesar de ser tardísimo, la imagen de sus órganos internos dejándose ver entre
las grietas de sus heridas estaba mostrándose sin mosaico alguno.
Hablando de mosaicos…
En este mundo, las cosas como videos para adultos, una conveniencia
moderna que también es llamada ‘pornografía’, era algo que, obviamente, no
existía.
De acuerdo a la clasificación de la sociología, una sociedad donde la
pornografía aún no ha sido inventada era, a lo mucho, nada más y nada menos
que una sociedad que estaba cerca de ser considerada ‘primitiva’. A pesar de mi
apariencia, también soy uno de los Lores Demonio que representa a la raza
demoníaca, por lo que ¿esta situación no es penosa? Esta grandeza tiene la labor
de educar a estos bárbaros cuanto antes.
Tuve que entrar en acción de inmediato.
Entre las diversas herramientas mágicas, había un objeto que grababa el
escenario ante él. Ese producto básico de alto costo conocido como Memory
Play era un objeto que tuvo un pasado oscuro conmigo ya que me jodió la vida
en varias ocasiones. Tenía que utilizar esto. El precio era asquerosamente
elevado, pero ¿qué más da? Los billones de pervertidos del pasado, presente, y
futuro me lo estaban agradeciendo. De eso estaba seguro.
Es por eso que lo grabé. Las diversas veces en las que me acosté con Lapis o
Barbatos. En secreto, si previa aprobación de ellas.
Y——
‘¿Esto qué es, Alteza?’.
El primer video para adultos en el mundo había sido descubierto en poco
menos de un mes luego de haber sido completado.
‘Cálmate, Lapis. Contrólate y escucha lo que tengo que decir. De esa forma,
terminarás elogiando esta gran invención’.
‘Interesante’.
Lapis asintió. Por fortuna, no había señales obvias de disgusto. Tal y como
esperé de mi amada, quien alardea de una frialdad que duraba todo el año.
Tenía esperanza. Si era Lapis, definitivamente alabaría este objeto por su
valor político.
‘Sin embargo, antes de escuchar su explicación, hay algo que ésta desea
conversar con usted. Alteza, es un tema bastante serio’.
‘Está bien. Pregunta lo que quieras. Sea la influencia que este invento tendrá
en el mundo a partir de ahora, o el impacto que tendrá sobre el continente…’.
‘Dele, al menos, una sola razón por la que ésta no deba matarlo en este
preciso instante, Alteza’.
Estaba completamente molesta.
Ignoré completamente algo como mi honor o cualquier otra cosa, y me postré.
Todo lo fue mi falta y crimen. En particular, el hecho de que no había recibido
su consentimiento era la peor parte, creo yo.
El artefacto que contenía a Lapis fue eliminado inmediatamente sin espacio
para un debate. Al final, terminé perdiendo completamente la oportunidad de
dejar mi nombre en los libros de historia de la humanidad como fundador de
los videos para adultos…
— Alteza.
Y entonces, Farnesio me llamó, sacándome de mis profundos pensamientos
que carecían de mosaicos.
— ¿Por qué anda mirando repentinamente el espacio vació con ojos que
parecen que han renunciado a todo en el mundo? ¿Acaso se le fundió el cerebro?
¡Apúrese, sane esta vida!
¿Sanar?
La respiración del gato casi llegaba a su fin. Mínimo, unos 30 segundos.
Como mucho, su vida terminará en menos de 3 minutos.
También había enviado a las brujas a una misión de reconocimiento. Incluso
si las llamase para que vinieran a salvar a la criatura, no llegarían a tiempo.
Como este era un hecho que cualquiera podía decir solo con ver al gatito,
Farnesio seguramente no era ignorante de ello. A pesar de eso——
— Esta damisela desea salvarlo.
Farnesio me miró directamente a la cara.
Cuando entramos a la Alianza Creciente y llevamos a cabo una ceremonia de
apertura para nuestros nuevos soldados, fuiste quien personalmente mató a ese
miserable grupo de perros que criaste con cariño y querías mucho, ¿cómo
demonios vas a estar abriéndole tu corazón a un gato moribundo con el que no
tienes conexión…? Claro, eso no se lo pregunté.
A través de la guerra, has tomado las vidas de otros constantemente. Solo el
número de soldados rasos que has masacrado ya suman las decenas de miles,
entonces ¿cuál es tu intención oculta al referirte a un mísero gato como una
‘vida’ y pedirme que lo salve…? Obviamente, esto tampoco lo pregunté.
Y ahora, la herida de ese gatito está debilitándolo y haciéndolo sufrir
eternamente, por eso, pienso que el animalito estaría mejor si pones fin a su
miseria con tus propias manos. ¿Qué piensas acerca de cargar esa pequeña vida,
guardarla en tu memoria, y realizarle un funeral dentro de tu mente…? Ni
siquiera me atreví a darle este consejito.
Esperé.
— ¿Alteza? –Farnesio inclinó su cabeza–. ¿Señoría?
Farnesio miró inexpresivamente al gatito que tenía en sus manos y luego me
volvió a ver la cara. Luego repitió ese movimiento, una y otra vez, hasta que
pasó un minuto entero. El animalito tenía una cabeza pequeña. Poco después, la
leve respiración de la criaturita se detuvo. Una vez que esto pasó, la mirada de
Farnesio también quedó ahí, en pausa.
—……
Bajé lentamente de mi caballo. Ya que no le había dado una orden militar
diferente a los soldados, estos se bifurcaron a nuestro alrededor y siguieron su
marcha. La suciedad seguía desmoronándose debajo de sus pies.
Me arrodille ante los pies de Farnesio.
Me senté con la espalda recta.
Luego bajé mi cabeza hasta el suelo.
— Lo siento.
—……
— La misión de reconocimiento era urgente. Envié temporalmente a todas
las brujas a ella. Fue decisión mía. No predije que algo así pudiese ocurrir.
Los soldados nos pasaron y siguieron avanzando. Podía decir eso ya que los
pasos estaban sacudiendo el suelo oscuro a mí alrededor.
Aunque los pasos ocasionalmente dudaron y trataron de detenerse junto a mí
en varias oportunidades, no tuvieron más opción que seguir adelante debido a
la marcha de los soldados que los seguían. De vez en cuando, en lugar de pasos,
el tenue sonido de susurros podía ser escuchado. No me molesté y lo dejé pasar.
— ¿Por qué? –escuché la voz de Farnesio tras una extensa pausa–. ¿Por qué
está disculpándose, Alteza?
— Debido a mi decisión, fuiste incapaz de salvar una vida.
— ¡Es una coincidencia! ¿Acaso la responsabilidad existe donde no hay
intenciones? ¿Cómo se puede ofrecer una disculpa sin ser el responsable?
Enviar brujas a una misión de reconocimiento es un acto cotidiano en el ámbito
militar. Por otro lado, tratar de salvar la vida de una criaturita no está relacionada
a la milicia. Como su general, Alteza, esta damisela es una persona que lleva a
cabo las labores que corresponden a su cargo. En vez de eso, ¿no sería más
apropiado para usted reprender a ésta damisela por no cumplir con sus labores
militares?
— Te habría amonestado si me lo hubieses solicitado como general. Sin
embargo, ¿no viniste a mí como una simple mocosa sin esperanza?
—……
— Actualmente, las brujas son incapaces de usar mucho a sus familiares. Esa
también es una orden que les di el otro día. Ya que no disponen de muchos
familiares para usar como exploradores, tienen que volar personalmente hacia
el cielo nocturno. Lo siento.
Vagamente podía escuchar el sonido de una guerra llegando de la línea que
estaba más adelante de la nuestra.
“La-la-la”… cantando, los soldados intentaron aliviar sus esfuerzos de
marchar durante toda la noche. Ya que nuestras fuerzas se estaban abriendo paso
a través de una senda boscosa, la canción se mezclaba fácilmente con el sonido
del viento que fluía a través del bosque. Woosh… “Uh-la-la”. La canción que
se mezclaba con la naturaleza sonaba como los desconsolados gritos de una
criatura plumífera o una bestia salvaje más que el sonido de una persona.
— ¿Por qué tiene que disculparse, Alteza?
— Porque soy tu lord.
Farnesio habló:
— ¿Y también porque considera a esta damisela como su hija?
— Y porque te he tomado como mi hija adoptiva.
— Esta damisela ahora lo entiende.
Farnesio colocó algo junto a mi cabeza. Era el cuerpo del gatito. Sus órganos
internos que no se habían salido completamente mientras estaba muriendo
finalmente fueron liberados. Así, como la distinción entre interior y exterior se
había ido, el gatito ahora regresaría a la tierra.
— Esta damisela desea perdonarlo, Alteza.
Farnesio se sentó recta con mi cabeza puesta en sus manos. Al estirar sus
rodillas y levantarse, levantó mi cuerpo también. Luego me acarició la mejilla.
— Por eso, esta damisela lo perdonará. Padre.
—……
Fui perdonado.
Bajé la mirada hacia la vida que había acabado y hablé:
— Niña, ¿no vas a crear una tumba y le darás un entierro?
— ¿Qué cosas dices, Alteza? Es algo extraño para decir.
Farnesio señaló hacia el cuerpo del gatito, el suelo en el que el cadáver estaba
colocado.
— ¿Acaso esta damisela no lo acaba de enterrar en este mundo?
La chica estaba sonriendo brillantemente.
Quedé momentáneamente en silencio mientras me situaba ante Farnesio,
quien ya sabía cómo sonreír bien.
Cuando miré a mí alrededor, vi a los soldados marchar.
Igual a un montón de fuegos fatuos dirigiéndose a la otra vida, decenas de
miles de soldados iluminaban el cielo nocturno con las antorchas que tenían en
sus manos. Las radiantes antorchas se conectaban unas con otras, haciendo que
la iluminación se intensificara más. Las sombras iluminadas por estas
tarareaban canciones de guerra.
Era una escena bárbara. Muchos de los duendes se burlaban mientras movían
sus cuerpos. Cada vez que los hombres lobo al frente de la formación levantaban
sus hocicos y aullaban, los que estaban detrás de ellos los seguían, haciendo que
la marcha militar se conectase extensamente por aullidos. Las sombras
danzaban y aullaban por todo el camino.
El Desfile Nocturno de los Cien Demonios 11 . Esas palabras llegaron
automáticamente a mi cabeza.
Farnesio habló.
— Veo que los demonios tienen una cantidad de hábitos nocturnos ya que no
suelen cansarse durante marchas nocturnas.
— Incluso si los hábitos nocturnos son parte de su fisiología, ¿eso no hace la
marcha mucho más fácil? Probablemente están alegres porque regresan a casa.
Los soldados que parten a una expedición siempre celebran mucho la orden de
volver a sus hogares.
— En efecto. Si ese es el caso, entonces significa que los soldados sin hogar
no estarían muy alegres.
— Así es. Tenemos un largo camino por recorrer. Vayámonos de inmediato.
Volvimos a montar nuestros caballos, y sujetamos las riendas.
Si uno fuese a darse vuelta, ya no sería capaz de ver el contorno de su hogar.
Asesina de Parientes Consanguíneos.
Princesa Imperial, Elizabeth von Habsburgo.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 11.
Polles, Llanuras de Bruno, Ejército de los Cruzados.
Nuestro ejército llevó a los soldados y se acercó al campamento enemigo.
Estaba calmado. Las tropas enemigas que debieron haber salido para
oponérsenos no se veían por ningún lado, en su lugar, una atmósfera monótona
fue la que hizo presencia en el lugar.
—……
—……
Ya que los nobles eran extraños ante este tipo de inhospitalidad, no dijeron
ni una sola palabra mientras exploraban la base enemiga sobre sus caballos.
Aunque este era el lugar que tanto querían aplastar y destruir, ahora que se
encontraban aquí, no tenían nada que destrozar. Uno de los nobles simplemente
apuntó a la horrenda torre de huesos humanos que estaba ubicada en todo el
centro del campamento en lo que la vio.
— ¿Y eso qué se supone que sea? ¡Qué raro!
— Esa es una torre que la general enemiga, Farnesio, reunió y apiló.
Respondí. La general enemiga no era considerada como noble ya que había
sido vendida como una esclava, y había masacrado a su propio padre biológico.
Quizá ya ni se le consideraba como humana.
— Todos parecen cráneos ante mis ojos.
— Agradece que tus cuencas siguen intactas. Esa es una torre hecha solo de
cráneos humanos.
—……
— Escuché por ahí que la general enemiga tiene el pasatiempo de decapitar
humanos, desollarles las cabezas, y convertirlos en parte de su colección eterna
si son de su agrado.
Acercamos nuestros caballos a la torre de cráneos. El cielo estaba bajo ya que
la niebla aún no retrocedía, por lo que la estructura estaba rasgando el centro de
ese cielo bajo.
Los nobles murmuraron. Sus voces estaban llenas de miedo.
— ¿Acaso la general enemiga no era una jovencita que rondaba claramente
los 17 o 18 años?
— Es una chica de 17 años con un hermoso cabello dorado. Con su
encantadora belleza, habría recibido mucha adoración si le hubiese tocado ir a
los círculos sociales.
Los nobles quedaron en silencio.
— ¿Hay algún problema, aristócratas?
Los que no pudieron quedarse en silencio vomitaron al pie de la torre de
cráneos.

En un lugar donde los Lores Demonio debieron haber descansado


probablemente el día de ayer, las figuras principales de los Cruzados llevaron a
cabo una reunión de emergencia.
“El enemigo se evaporó”.
Con la situación actual de la Alianza Creciente habiéndose retirado
abruptamente ante ellos, esto era lo que estos aristócratas declararon. ‘Se
evaporaron’. Como la forma en la que los nobles jugaban con sus palabras era
ridícula, enarqué lentamente las cejas.
— La palabra que ustedes usan es inusual. Las fuerzas enemigas no
desaparecieron como si nada luego de haber estado aquí hace poco. Han
liderado sus tropas hacia el extremo opuesto de las Llanuras de Bruno. Por eso,
sería correcto referirse a esto como ‘retirada’ y no ‘evaporación’.
— Alteza, aunque usted lo llame retirada o evaporación, ¿no sigue siendo
una ocurrencia peculiar?
— Sir, ya que su aliento todavía apesta a vómito, sugiero que vaya a lavarse
la boca primero. Una vez que lo haya hecho, vuélvalo a hacer. No estoy segura
si siempre tiene un aliento tan apestoso o no, pero es demasiado rancio en este
momento. Me marea.
— ¿Disculpe…?
— ¿Acaso tu esposa tiene que soportar tal hedor todas las mañanas? Sus
mañanas deben ser una bendición ahora que usted se encuentra en un campo de
batalla distante. Ya que le estás concediendo felicidad a tu mujer al estar muy
lejos de ella, ciertamente eres lo suficientemente digno para ser conocido como
marido ejemplar por todas las eras. Por favor, saluda a tu esposa de mi parte.
—……
Poco después, el noble regresó.
La familia imperial del Imperio de Habsburgo no es diferente a una montaña
de basura podrida entre muchas montañas de basura ya que su fundación es el
incesto y también tienen una inclinación al adulterio; pero hay una sola cosa
buena acerca de nacer allí como la princesa imperial, y es el hecho de que soy
capaz de criticar libremente a los aristócratas. No estoy alardeando, pero soy un
miembro de una familia imperial que tiene mucha experiencia en reprender a
los nobles.
Una vez que investigamos meticulosamente el campamento enemigo, el día
ya se había oscurecido. Los soldados iluminaban los alrededores de la sala de
conferencias con sus antorchas.
— ¿Qué debemos hacer ahora…?
Un noble de la República de Batavia abrió su boca.
— Fui enviado de mi nación tras recibir la orden de defender las Llanuras de
Bruno a toda costa. Si los demonios se rindieron y retiraron,
independientemente de los méritos militares, ya he cumplido mi labor al pie de
la letra.
— Con todo respeto, lo mismo va para este Mayor General.
Un joven duque del Imperio de Francia continuó.
La orden real que Su Alteza me dio fue la de proteger la humanidad que reside
debajo de esas llanuras. Si el enemigo se ha retirado, ¿no significa que han huido
al otro lado de las Montañas Negras? No hay gente que me toque proteger. No,
sería problemático si la hubiese…
El joven duque soltó un suspiro mientras se encogía de hombros. Los demás
nobles soltaron una risita.
¿Oh?
Levanté las comisuras de mi boca.
— No tengo idea de lo que están diciendo, caballeros. Las fuerzas enemigas
se han retirado urgentemente a mitad de la noche. ¿Cuán grandes son sus
fuerzas? ¿Acaso no eran poco menos de cien mil? Un ejército con tal cantidad
se retiró con el rabo entre las piernas, ¿cómo les va a parecer que todo esté en
orden?
—…sin embargo, Alteza. Incluso si no es buena señal, su fuerza militar sigue
siendo de cien mil. Si tomasen treinta mil de esos cien mil, y fijaran esa tropa
en su retaguardia, el atravesarlos sería una tarea increíblemente agotadora.
— ¿Acaso tratas de matarme de risa? Si alguien te escuchase, probablemente
asumiría que nuestro ejército solo está compuesto de veinte mil y no cien mil.
Sea que ubiquen treinta o cincuenta mil en su retaguardia, ¿por qué habría de
preocuparnos? Todo lo que tenemos que hacer es barrer sus tropas y superarlos
en un instante. Les pregunto esto sólo por si acaso, pero caballeros…
—……
— ¿Acaso tienen miedo?
Silencio.
Miré a mí alrededor.
Todos los nobles evitaron mi mirada.
Era extraño, por eso parafraseé lo que dije.
— Se los pregunto. ¿Acaso tratan de tomárselo con calma solo porque les
asusta la general enemiga llamada Farnesio?
—……
Ahh…
Estos nobles estaban temblando.
Solo habían transcurrido un par de días desde que nuestro ejército de cien mil
había sido burlado por las tropas lideradas por Farnesio. Sus recuerdos de esos
días seguían guindados en sus corazones, con miedo. Estos tipos que clamaban
respectivamente ser generales, y alardeaban diciendo que eran caballeros era
algo bastante impresionante.
— El otro día, los rescaté de una crisis, caballeros. Ya que la crisis de ese día
era una donde sus vidas estaban en riesgo, podrán decir que les salvé la vida.
La persona que los salvó ahora les ordena perseguir al enemigo. ¿Acaso intentan
desobedecer?
Uno tras otro, los nobles abrieron sus bocas, pero pronto se callaron.
Repitieron eso varias veces hasta que, eventualmente, empezaron a hablar
indiscriminadamente.
*
“El favor que usted, Honorable Princesa Imperial de Habsburgo, ha hecho
por nosotros es tan profundo que no hay forma de pagarle; sin embargo, usted
no es la reina de este mayor general. Si la orden de mi propia nación y su
mandato fuesen en la misma dirección, entonces yo estaría más que agradecido
en obedecerla, pero en esta situación…”.
“Su Alteza, y queridos aristócratas. Lamento ser el que diga esto, pero más
que nada, debemos considerar el peor escenario. ¿Qué haríamos si esto
simplemente fuese una estratagema para hacernos perseguirlos
desesperadamente?”.
“El general tiene razón. Si los enemigos no se están defendiendo con unos
veinte o cincuenta mil soldados, sino que, están protegiéndose con cien mil de
sus tropas; y por eso, si no somos los que los persiguen sino que en realidad
nos están arrastrando a una emboscada…”.
“Este se disculpa con usted, Alteza, pero…”.
“Nos honra, pero…”.
*
Palabras. Debajo del lugar donde claramente podías ver la torre de cráneos;
debajo de esos huesos lamentables que habían muerto y por eso no tenían ojos
en sus cuentas ni boca en sus cavidades bucales, los nobles seguían hablando
con un tono que sonaba como si no importara un comino lo que dijesen o
mirasen.
—……
Cerré lentamente mis ojos. Al hacerlo, la sangre y vísceras que fueron
esparcidas por los cadáveres durante la purga de ayer se acercaron a mí como
una esencia. Aunque habían muchos demonios vivos atados en el campamento
enemigo, los nobles ante mí estaban deleitándose mientras trataban a esos
demonios como botín de guerra gratis.
¿Acaso intentan satisfacerse con la basura que se nos dio como porción gratis
de las victorias del ejército enemigo?
¿Acaso intentan decapitar a los prisioneros que el enemigo dejó como
contribución y usarlos como premios? Si dividen esto entre las naciones
presentes, entonces cada una podrá ser capaz de tomar cientos de ellos. Si
cuelgan cientos de cabezas de demonios y regresan triunfantemente a sus países
con ellas, eso terminaría volviéndose un pretexto patético. En lugar de intentar
ganar como perros derrotados, estos hombres están tan desesperados tratando
de no ser derrotados…
Imbéciles.
Estaban menospreciando a la gente.
Los soldados con los que están regresando a sus naciones ya no son simples
soldados, sino gérmenes que han sido infectados por el veneno de Dantalian.
Incluso si sólo uno de cada diez poseyese el folleto que tiene escrito el
discursito ese, eso se esparcirá a cien de ellos en lo que regresen a sus tierras.
Luego, esos cien infectarán a mil y todo se desatará como la Muerte Negra.
¿Acaso los emperadores y reyes a los que sirven son buenos y sabios?
Actualmente nos encontramos en un periodo turbulento donde las rebeliones
ocurren aun cuando no hay epidemias, pero ¿ustedes creen que pueden prevenir
esas llamas? ¿Con qué coraje tratan de contener las llamas que son incapaces
de bloquear con sus cuerpos?
No hay más opción que colocar una llama incluso mayor.
Abrí mis ojos.
— Si son escandalosos. Dejen de cuchichear ridículamente y denme una
respuesta directa. Esos que obedezcan mi orden militar y persigan a los
enemigos, eleven sus manos ahora. El resto, cierre la boca.
—……
Las palabras inútiles cesaron naturalmente.
Mientras la mayoría mantenía su boca cerrada, las manos comenzaron a ser
levantadas por uno o dos.
El General del Reino de la Mancomunidad de las Dos Naciones12 , el Gran
Maestre del Reino de Teutón, y el capitán mercenario que trabajaba para el
ejército del Reino de Bretaña, pero fue dejado en una situación incierta ya que
la reina había regresado a su nación natal…
Bien. Con esos tres juntos, apenas seremos capaces de tener una fuerza
militar de unos treinta mil. Esos tres eran de naciones que tenían unidades de
caballerías, por lo que era perfecto. Probablemente levantaron sus manos
porque estaban seguros de sus habilidades de persecución.
— Soy la sucesora del Imperio de Habsburgo. No la sucesora de la familia a
la que sirven cada uno de ustedes. ¿Obedecerán mis órdenes?
El General del Reino de la Mancomunidad de las Dos Naciones bajó su
cabeza.
— Ya que usted me salvó la vida una vez, le entregaré mi vida una vez.
El Gran Maestre del Reino de Teutón se colocó el casco.
— Nuestro rey nos ordenó acabar con tantos demonios como sea posible.
Como el Mayor General, esto es a pesar de mí mismo, pero parece que unir
fuerzas con usted, Princesa Imperial, es el camino correcto para cumplir con la
orden real de nuestro rey.
El capitán mercenario bajó su espalda ligeramente.
— Su Alteza la Reina de Bretaña nos dejó sin el resto de nuestro pago. Digo
esto solo porque ella no está aquí, pero es una desgraciada hasta cierto grado.
Si no se encontrase presente en ninguna parte del mundo, habría dicho que es
una grandísima desgraciada, pero como sigue viva, tengo que practicar los
buenos modales. Escuché que usted, Alteza, provee generosas compensaciones.
Si usted paga la mitad restante que nos deben, seguiré sus órdenes.
Asentí.
— Nada mal. Ya que una persona que conoce el honor, una que sabe lo que
es lealtad, y otra que conoce el dinero se han reunido aquí, con solo nosotros,
fácilmente podemos rivalizar la fuerza de una nación. Les ordeno, caballeros,
la persecución.
Luego me volví hacia los perros y cerdos que no levantaron sus manos.
— Ustedes pueden quedarse aquí a descansar. Parece que no tengo razón para
decirles que conozcan la vergüenza. Como existen expectativas que uno debería
y no debería tener hacia los demás, ¿el decirles a ustedes que solo son un montón
de descarados no sería parte de la última?
—……
— Sin embargo, hay una petición simple que me gustaría hacerles.
Compártannos uno de sus estandartes, cada uno. Sí, lo sé. Es una petición difícil
de obedecer. Les pediré algo más difícil. Tomen mil quinientos de los
prisioneros cautivos allí y entréguenmelos. Si creen que son peticiones
demasiado difíciles, denles el mismo valor de las vidas que he salvado y
quedemos en paz.
Los nobles bajaron lentamente sus cabezas.
El Gran Maestre preguntó.
— ¿Cuándo debemos comenzar la persecución?
Miré por las llanuras. La noche caía sobre nosotros. Ordené.
— Ahora.
El Rey de los Campesinos, Dantalian. Rango 71.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 12.
Polles, Ejército de la Alianza Creciente.
Una batalla de velocidad. Desde ahora, todo se reducía a eso.
Desde nuestra perspectiva, los Lores Demonio que vivían una vida ociosa al
norte de las Montañas Negras eran traidores, y desde sus puntos de vista,
nosotros éramos un ejército rebelde. Determinar a los traidores y a los rebeldes
sería, probablemente, determinado por los que saliesen victoriosos en la guerra.
Era obvio. Con el fin de ganar, teníamos que cruzar las Montañas Negras y
regresar a casa cuanto antes.
— No se preocupen por si es de día o de noche y sigan marchando. Los
ejércitos de las Facciones Montañosas y de las Llanuras retirándose, en sí, es lo
que importa. No permitan que el grupo de traidores convenzan a sus soldados.
Debería estar bien descansar un poco una vez que hayan llegado a la Fortaleza
Negra.
Fue exactamente por situaciones así que capturé las Fortalezas Blanca y
Negra.
La cabeza de puente que era el camino más rápido para avanzar hacia el
continente, también era la vía rápida para volver a la tierra de uno. No capturé
este punto estratégico solo con el fin de atacar al enemigo. Fue con el objetivo
de recibir fácilmente los suministros, y ser capaz de contratacar calmadamente
si la situación en el continente se tornaba problemática. Pasar por todo ese arduo
esfuerzo con el fin de tomar la cabeza del Margrave de Rosenberg valió la pena.
Barbatos habló.
— Concuerdo contigo en que debamos retirarnos de inmediato, pero ¿qué
haremos con nuestra retaguardia? Dantalian, tal y como dijiste, ¿acaso los
Cruzados no tienen una princesa imperial que nació por las relaciones
incestuosas y cruce entre un monstruo y una bestia?
— Está bien. Haré lo que pueda para bloquear a los perseguidores.
— ¿Oh? ¿Crees que puedes encargarte de los perseguidores tú solito?
— Si tengo que ser preciso… Estoy apenadísimo, pero entre la gente aquí
presente, el único miembro del servicio militar que es capaz de tratar con la
Princesa Imperial Elizabeth von Habsburgo es mi general interina. Su
Excelencia Barbatos. Alteza Paimon. Pedirles que hagan esto sería demasiado.
—……
Aún si me miras con tal insatisfacción, no puede evitarse. Antes de que fuese
un asunto de habilidad, ya era un asunto de talento. La chica, Farnesio, tiene un
don que fue capaz de comprender las batallas como si fuesen melodías. De la
misma forma como hay gente que es lunática desde su nacimiento, existen los
que nacen poseyendo talentos como este.
— Hay otra razón por la que debo ser yo el que se encargue de la retaguardia.
En primer lugar, ¿por qué motivo usted, Excelencia Barbatos, me mantiene con
vida? ¿No es porque sintió fuertemente de su anterior derrota el hecho de que
le sería difícil manejar a la Princesa Imperial usted sola? Ya que me ha salvado
la vida, yo debo ser digno de ello.
— ¡Qué descarado eres! ¡¿Por qué estás diciendo eso?! –Barbatos resopló–.
Está bien, Dantalian. No tengo razones para detenerte si te presentas voluntario
para eso. Adelante, trata de obstruir la persecución de los Cruzados con las siete
mil tropas que trajiste.
—……
Paimon estaba mirándonos con preocupación. En sus ojos se veía como si
preguntase ‘¿todo estará bien?’; era como si le preocupase mi seguridad. Sonreí
ligeramente.
— Esto es por el bien del continente demoníaco. Tranquila, Alteza.
— Dantalian…
Una expresión algo conmovida apareció en el rostro de Paimon.
Pude oír el sonido de los puntos de afecto subiendo en tiempo real. A estas
alturas, mi imagen probablemente ha sido ensalzada en la cabeza de Paimon
con un conspirador que usa cualquier medio necesario por el bien de la paz del
continente demoníaco. Lo cómico era que ella no estaba excesivamente lejos de
esa idea.
— ¡Ah…!
Mientras Paimon y yo estábamos imaginando metas distintas, una voz
lánguida vino desde un lado. Al volver nuestras cabezas, estaba Lady Demonio
Sitri de pie y con su mano izquierda levantada.
— Herma. Sobre eso, ¿también puedo ir a la retaguardia y bloquear a los
perseguidores? El trabajo más difícil en esta batalla de retirada es obstruir a esas
porquerías que nos siguen, por eso siento que sería una pena dejar todo en
manos de nuestro pequeño protegido.
“Y ella sigue…”.
Paimon parpadeó.
— Oh, cielos. Si dices que estás dispuesta a hacerlo, Sitri, naturalmente me
sentiría calmada, pero… ¿Está bien eso? Sitri, deberías ser consciente de que
ya te enfrentaste a la Princesa Imperial. Esta no será una tarea fácil.
— Jejeje. Bueno, no es que vaya a detenerla yo personalmente. Estaré
planificándolo con nuestro protegido aquí presente y la mocosa humana. Está
bien, ¿flacuchento?
Sitri me miró y sonrió amablemente. Su sonrisa era tan natural como la
fragancia de la mugre que emite una mujer del campo.
— A pesar de mi aspecto, tengo plena confianza en mis habilidades de lucha
más que todo. Si luchamos juntos, entonces seré de ayuda. Ah, ¿acaso sería un
problema para ti si estoy presente?
— No es eso –bajé mi cabeza–. Si usted le provee a éste su ayuda, entonces
sería como recibir mil tropas y caballos. He de recibirla con los brazos abiertos.
Ya que la Facción Montañosa había enviado a una Lady Demonio, la Facción
de las Llanuras no podía quedarse atrás. Entre sus subordinados, Barbatos envió
al Lord Demonio de rango 16, Zepar. Y así, la reunión fue aplazada.

Al salir, luego de terminada la reunión.


Como habíamos marchado durante todo un día, ya estaba oscuro. Tras
descansar momentáneamente en este lugar, Barbatos y Paimon reanudaron su
retirada. Miré al otro lado del cielo e imaginé los cascos de los enemigos que se
acercaban.
¿Acaso la Princesa Imperial Elizabeth estaba persiguiéndonos sin descansar?
¿Cuántas tropas traían con ella? Habíamos dejado prisioneros a propósito.
¿Cuán bien funcionó mi disolución táctica? Tenía curiosidad…
Las fuerzas perseguidoras probablemente tenían menos de cincuenta mil
miembros, pero sí más de veinte mil. El ejército imperial de Habsburgo
obviamente formará parte de ellas. Las demás naciones que se sentirían ansiosas
por ello probablemente sean la Mancomunidad de las Dos Naciones y la de
Teutón. Después de todo, esas dos comparten sus fronteras con el continente
demoníaco. Sin importar las circunstancias, esas dos no tienen más opción que
ser hostiles con nosotros…
Si esas tres naciones participaban en la persecución, su fuerza militar
alcanzaría un asombroso número de treinta mil. No será nada fácil. No había
razón para que barriéramos a los perseguidores. Aguantar hasta que Barbatos y
Paimon cruzaran a salvo las Montañas Negras. Una táctica de retraso. Eso
bastaba…
— Parece que tienes un río de pensamientos corriendo por tu cabeza en varias
formas, flacuchento. ¿Por qué es que piensas tanto cada vez que te veo?
En cierto punto, mientras me dirigía hacia mi sede, sumido en pensamientos;
Sitri estaba a mi lado. Dejé de pensar e hice la respectiva reverencia.
— La Princesa Imperial de Habsburgo es una humana terrorífica. Los
perseguidores serán impulsivos y tenaces. Es necesario que estemos totalmente
preparados para contraatacar.
— Hmm. Así que has declarado obstinadamente que la Princesa Imperial es
una humana aterradora. Si no lo hacías, nadie perdonaría a alguien como una
humana por andar actuando como una general. ¿Cierto? Las razones por las que
deberías tener una cabeza pegada a tu cuello también disminuirían.
—……
— Realmente eres trabajador, flacuchento. No me aburro sin importar cuánto
te observe. Sip. ¿Cómo debería decirlo? ¿No tienes ese tipo de experiencia?
Esas veces en las que miras ausentemente a una hormiga moviéndose alrededor
del terreno sin razón alguna. Ese tipo de sensación——
Jejeje –Sitri rió.
— Lo siento. Querías monopolizar los logros al bloquear tú solo la
persecución, ¿no? Al hacerlo, habrías sido capaz de aumentar muchísimo la
reputación de la mocosa humana que trajiste contigo. Pero eso está muy mal,
¿eh? No puedo sentarme de brazos cruzados y dejarte monopolizar todo,
flacuchento.
— Alteza, no negaré que tenía esas intenciones en mente, pero…
— Sip. No es que no lo hayas intentado, sino que esa era la única intención
que poseías.
—……
— Los insectos son interesantes. El solo hecho de verlos es asombroso. ¿Por
qué las hormigas se mueven así sin descansar? ¿Cómo es que las abejas son
capaces de maniobrar fácilmente cuando son golpeadas por la lluvia aun cuando
tienen pelo? ¿Por qué las luciérnagas viven mientras iluminan sus cuerpos y
atraen a los humanos al hacerlo? Aunque hay veces en las que quedo fascinada
al mirar esos insectos que inconscientemente termino haciéndome la idea de
que lo hacen con el fin de embellecer el mundo…
Cada vez que los soldados pasaban cerca de nosotros con antorchas en sus
manos, nos saludaban. No recibimos sus saludos. Sitri estaba sonriendo con sus
ojos y me miraba.
— Oye. Eso es un malentendido. Solo lo están haciendo porque quieren vivir.
¿O me equivoco? Con el fin de seguir con vida, o se vuelven hermosos por
casualidad, o terminan siendo poco atractivos. Lo mismo va contigo,
flacuchento. Eres, al mismo grado, como un insecto.
—……
— ¿Por la paz del continente demoníaco? ¿Por la gloria de la Alianza
Creciente? ¡Jajaja! Puede que seas capaz de engañar a mi herma con esas
palabritas ya que ella es alguien que cree sinceramente en esas cosas, pero
flacuchento, estoy cien por ciento segura de que no eres ese tipo de persona.
Apestas. El olor de un insecto que ha rodado en la mierda por toda su vida brota
de la gente como tú a un grado intolerable…
Sí.
Ese era un hecho que ni yo podía negar.
Pues un hedor que no puede obstruirse ni siquiera con esa sonrisita inocente
que tiene también estaba siendo expulsado de la sonriente mujer ante mí.
La gente era capaz de reconocer a sus iguales. En ese sentido, Sitri y yo
éramos, indudablemente, personas de igual tipo.
Era algo normal que la gente fuese capaz de reconocer a otros que han vivido
sus vidas de forma igual a la suya, pero hay veces en las que esas relaciones
funcionan bien y avanzan al punto de ser primeros amores, y hay otras en las
que dos personas terminan siendo enemigos mortales. El estándar por lo que
esas acciones eran divididas, era excesivamente simple.
— Su Excelencia.
— ¿Hm?
— ¿Acaso tiene miedo de estar al lado de Su Alteza Paimon y atenderla?
Sitri inclinó su cabeza.
— ¿Y eso, más o menos, qué significa?
— ¿Acaso usted no se está refiriendo a sí misma como un insecto, también?
La noche…
Como los soldados se distanciaron mucho más, las líneas de antorchas los
seguían. De la misma forma cómo existía una vibración silenciosa restante al
final de una canción, aun cuando la luz se hacía distante, podía iluminar la
oscuridad del camino antes de desvanecerse. Sitri quedó cubierta en oscuridad
y me miró con ojos turbios.
— Usted disfruta reprochándome, pero éste le pide disculpas. Al final, las
palabras que usted dijo se las he de regresar de la misma manera.
— Que extraño –Sitri inclinó más su cabeza y quedó más cubierta por la
noche. Su rostro era inexpresivo–. Esto es extrañísimo. ¿Fue ayer o anteayer?
¿Acaso no definimos claramente nuestras posiciones? ¿Acaso es que mi
memoria me está fallando? ¿O es que tengo un problema cerebral…? Porque,
por lo que puedo ver, estás haciéndome enojar, flacuchento.
— Puede que usted sea incapaz de sentir interés hacia las palabras ‘paz’ y
‘gloria’ por el resto de su vida. Eso lo entiendo. Lo que me intriga es el hecho
de que usted sienta como si su personalidad, de principio a fin, fuese errónea.
— Flacuchento.
— ¿Acaso Su Alteza Paimon le parece tan cegadora?
— Dantalian.
— Solo es correcto que todas las personas sean iguales. Si no hay naciones
así, entonces solo tiene que hacer una a partir de ahora. Con esa simple razón,
Su Alteza Paimon erigió una república. Hay gente en el mundo que vive
simplemente por esa razón. Había… ¿Acaso su Alteza Paimon… o bueno, su
forma en sí, parecía hermosa hasta tal extremo?
— En serio, te lo advertí.
— Comparado a ella, ¿cómo es su propio yo? ¿Acaso usted no es un pedazo
de basura que no siente inspiración por nada…? Lo siento, Lady Sitri. Ya lo ha
admitido. Ha reconocido que mientras se vive, uno se vuelve hermoso por
casualidad, y de la misma forma termina siendo poco atractivo. Si seguimos su
teoría de mascotas, Su Excelencia, aún si Su Alteza Paimon parece hermosa, es
solo por simple casualidad, e incluso si usted es tan desagradable como un
insecto, también es por casualidad. Al final, todo es lo mismo. Es el mismo
estándar. No hay necesidad de negarlo. No hay diferencia especial entre usted
y Su Alteza Paimon——
Una electricidad estática blanca parpadeó ante mis ojos.
Una vez que recuperé mis sentidos, me descubrí en el suelo, y respirando
pesadamente.
Una sensación pegajosa. La sensación de algo roto.
Me agarré el hombro derecho por instinto. Un dolor ardiente estaba
extendiéndose. En mi cráneo sentía un hormigueo. Sitri había agarrado y roto
mi hombro en un instante.
—…uh… ahh…
— Ah…
El tono de su voz sonaba como una persona que hubiese hecho algo por
accidente. Un tono con un peso que se sentía tan ligero que fluía sobre mi cabeza.
— Lo siento. A veces, en serio, a veces, hago cosas así. Pierdo la razón. Pero
no me culpes mucho. Normalmente, hago dos advertencias antes de reaccionar
así, pero tú las ignoraste, ¿cierto? ¿Te duele?
Sitri bajó su espalda. A penas fui capaz de reunir la fuerza suficiente para
levantar la mirada, pero al hacerlo, vi que ella tenía una mirada sinceramente
preocupada en su rostro.
Sus ojos parecían tan frágiles que si hubiese olvidado mi propio árbol
genealógico, habría confundido a esta mujer como mi biológica hermana mayor.
¿No es una fortuna que la que posiblemente hubiese podido ser mi biológica
hermana mayor naciese muerta?
Sitri murmuró para sí “¿Qué harás, qué harás?” mientras me acariciaba el
hombro herido.
— ¿Por qué actuaste así? –luego clavó su dedo en mi herida.
— ¡…!
Un dolor intenso.
Traté de gritar, pero fue imposible. Sitri me había bloqueado la boca con su
otra mano. Presión. Presioooón. Lentamente, mientras me abría la herida, cada
vez que su dedo daba vueltas dentro de mi carne, una corriente eléctrica pasaba
por mi columna. Todos los nervios de mi cuerpo se sentían como si hubiesen
sido desgarrados.
Perdí la fuerza en mis extremidades y caí hacia adelante. Sitri recibió mi
cuerpo en su regazo como si fuese algún tipo de sacerdotisa benevolente. Luego
me susurró al oído.
— Sí, buen chico. Buen chico.
— ¡…! ¡Ugh…!
— Serás más bueno a partir de ahora, ¿cierto? No actúes tan arrogante. No
finjas ser un sabelotodo. No seas tan avaro solo por llegar muy alto, y no seas
irrazonablemente celoso solo porque quieres saber mucho… ¿Está bien?
Maldita psicópata.
— Lo sé, te conozco mejor que nadie. Mi herma Paimon no te conoce y, es
probable, que Barbatos ni siquiera lo haya intentado. Flacuchento, los niños
como tú son el tipo de persona a las que entiendo mejor. Es duro, ¿cierto? Es
difícil soportar al mundo ya que naciste siendo más listo que los demás,
¿cierto…?
—……
— Quieres vivir mientras menosprecias a los demás. Quieres seguir vivo
mientras aplastas a todos debajo de ti. Me parece bien. La gente, incluso los
Lores Demonio, puede ser modesta con los demás. ¿No es un alivio el hecho de
que un insecto como tú pueda ser decente? Flacuchento, ¿cuántas personas has
matado hasta ahora? Comenzaste algo como una guerra… Ahh. Todo es culpa
tuya, ¿no? En primer lugar, eres el que nació por error. Un mocoso que debería
y no debería haber sido rico no nació. Por eso… desde ahora, vivamos mientras
expiamos tus pecados, ¿bien?
Sitri removió su dedo de mi herida. Solté un gemido. Luego ella me agarró
el rostro y lo sujetó en el acto para que yo la estuviese viendo.
Me tocó los rabillos de los ojos. Estaban húmedos.
— Tranquilo. Puede que seas una bestia asquerosa, pero mi herma Paimon
no lo es. Flacuchento, deberías entregarte en cuerpo y alma a sus ideales. Si lo
haces, creo que tu cuerpo, al menos, podría ser de ligera utilidad. ¿De acuerdo?
No te portes mal. Incluyo también a esa súcubo con ojos arrogantes que ha
olvidado su lugar.
Lapis Lazuli también.
— También esa humana que debió haberse suicidado obedientemente
mientras vivía en un prostíbulo luego de haber sido vendida como una esclava,
pero tú le diste cobijo y ahora masacra a los de su propia raza.
También a Laura De Farnesio.
— Ah, y también tus guardias reales que sobrevivieron hasta ahora dándoles
el culo a todo tipo de Lores Demonio.
Humbaba y las demás brujas también.
— Aunque todos son unos perros sarnosos. A pesar que solo son basura
cualquiera que, de no haber nacido, el mundo habría sido un lugar mejor; está
bien. Todo está bien, siempre y cuando sigan a herma Paimon. Pueden respirar.
Comprender su inmoralidad por sí mismos y ser modestos. ¿Bien?
No respondí.
Simplemente miré a Sitri con ojos llenos de dolor.
Sitri sonrió como si sintiese pena por un chiquillo problemático.
— ¡Qué desgracia!
—……
— Una cosa lamentable que nació extraviada, y ni salvación tiene. Una cosa
que nació mal. Que luego de nacer, empeoró. ¿Por qué es que serpientes
venenosas como esas siguen apareciendo en el mundo? Si van a nacer mal, es
mejor que se mueran a los segundos de haber nacido. Es difícil. Muy
complicado de entender. Simpatizaré con todos. Los guiaré. Puede que les sea
dificultoso desechar su avaricia, pero me esforzaré para que lo hagan. Es un
camino fuerte. Lo comprendo. Después de todo, ya lo he transitado. Incluso los
pequeños granos de polvo esparcidos en el trayecto les harán daño si lo pisan
estando descalzos. Ustedes desconocen el dolor porque han estado pisoteando
la suciedad con la suela de sus zapatos. Su avaricia es su cuero. Quítensela.
Deséchenla. Reconozcan el hecho de que son unos inútiles e innecesarios trozos
de basura. Sí. Es un arduo camino. Es algo difícil de hacer.
Sin embargo, Sitri habló y me acarició la mejilla.
— Arrepiéntete de la mejor forma posible.
—……
— Repeleré a los que nos persiguen. Si hago que mis soldados se pongan a
esperar cerca del camino estrecho y embosquen al enemigo en lo que pasen, ni
siquiera la Princesa Imperial sería capaz de hacer mucho. Después de todo, es
probable que hayan estado marchando día y noche, sin parar. Flacuchento, ve
allá atrás y espera tranquilo. La tarea más difícil para la gente como tú es
sentarse a esperar sin poder hacer nada, ¿cierto?
Aunque me estaba retorciendo de dolor, me las arreglé para levantar las
comisuras de mi boca. Esta Lady Demonio me señaló y dijo que yo era una
porquería. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que recibí simpatía de
alguien, así que no estaba mal. El problema era el hecho que, como esperaba,
yo también comenzaba a sentir simpatía por esta mujer.
— Con las cosas así… no estoy seguro de cuál es el lado que ahora trata de
monopolizar y triunfar. ¿Acaso le teme que la general interina de éste… se pare
firme como la líder del campo de batalla?
— Sip. Sería problemático si sigues tocando libremente la situación política
más de lo que has hecho.
Entonces ¿es por eso que dices que serás tú quien le obstruya el paso a
Elizabeth Atanaxia Evatriae von Habsburgo?
Esa chica. Esa que nació como la hija del emperador y ha desollado a su
hermano y hermanas con sus propias manos. Esa que, en la historia original,
logró exterminar a todos los Lores Demonio y estableció un imperio. ¡Ese
monstruo!
Está bien. Por un lado estaba una mujer que se había desechado así misma, y
por el otro, una que había echado a un lado al mundo. Observar a esas dos
oponerse entre sí, y ver quien ganaba no me parecía mala idea. Sin embargo,
predeciré una sola cosa.
Te derrotarán.
Desgraciadamente. Sin ser capaz de contratacar. Eres competente, pero ya
que tu enemiga es una persona más competente que tú, enfrentarás una derrota
increíble.
¿Qué tipo de expresión pondrás? ¿Te molestarás con el mundo? ¿Te
maldecirás a ti misma? ¿Abandonarás por siempre al mundo como algo al que
odiar y te quedarás eternamente como alguien al que maldecir…?
De la misma forma que sientes simpatía por mí, yo me simpatizaré por ti. Oh,
Lady Demonio cuyo color de cabello es el mismo al del agua y fuego. Si no es
el infierno, ¿qué más podría ser el mundo para ti?
Fue en eso en el que ambos estábamos empujándonos las espaldas con
nuestros alientos.
— ¿Sitri? ¿Estás ahí?
La voz de Paimon pudo escucharse desde la distancia.
Tic.
El cuerpo de Sitri se movió. Yo fruncí el ceño. Una vez que miré sobre su
hombro, pude ver a Paimon inclinar su cabeza hacia nosotros desde una
distancia de veinte pasos.
Era de noche.
Una tensión peculiar se ató por si sola a nuestro alrededor. En su posición, lo
más afortunado era que me estuviese sujetando. Mi cuerpo estaba
exquisitamente oculto, por lo que Paimon no podía verme desde donde estaba
parada. Sitri me miró a los ojos por un momento antes de hablar con un tono no
muy diferente al de siempre.
—…sí, herma. Aquí estoy. ¿Qué pasó?
— Me cansé de esperar y no volviste al cuartel. Dime, ¿sucedió algo, Sitri?
¿Por qué estás agachada de esa forma?
— Ah, es solo que encontré el cadáver de un perro callejero.
Sitri habló con un tono de voz que sonaba jubiloso. Solo con su mirada, me
habló con la frialdad de sus ojos.
¡Quietecito! ¡Cierra la boca!
— ¿Un perro callejero? Cielos, Sitri. Aunque masacras humanos con
facilidad estando en el campo de batalla, eres amable con los gatos y otras
criaturas de ese tipo. ¿Ya se murió? Tratas de enterrarlo, ¿cierto? Déjame
ayudarte.
¡Jejejeje! –la boca de Sitri rió.
— No, está bien, herma. El pobrecito derramó mucha sangre al morir. no
tengo idea de cómo sobrevivió con tanta sangre en su cuerpo… Estoy algo
empapada. No quiero mostrarte mi apariencia llena de suciedad, herma. Puedes
regresar al cuartel.
¡Si te da por mover la boca aunque sea un poco…! –los ojos de Sitri
hablaron.
— Cielos, esta niña sí que es cariñosa… Está bien, esta dama lo entiende.
Pero no te tardes. He de partir pronto con Barbatos. Sitri, seré incapaz de verte
por un tiempo, por eso quiero que disfrutemos de unas copas.
¡Herma! –la boca de Sitri estaba llena de placer.
— Claro. Si no te veo partir, ¿quién lo hará? Iré en lo que entierre a este perro
y me lave, así que espérame. En realidad tengo una botella de alcohol que he
estado guardándome desde hace mucho, así que puedo beberla contigo, herma.
¡Te mataré! –los ojos de Sitri me amenazaron.
—……
Para ella, el mundo era solo un enemigo, un peligro, y un muro. Yo llamaba
a las vidas cuyos mundos eran enemigos, peligros, y muros, como bestias. ¿Ella
es una bestia? ¿Era una bestia?
— Cielos, esta dama lo ansía mucho. Tu gusto para el alcohol es
sorprendentemente lujoso, después de todo. Ella se asegurará de beberlo todo.
— Oye, beberlo todo sería cruel. Herma, también eres una bebedora
sorprendentemente buena. Haz que el encargado del día prepare algunos
bocadillos. No tardaré en ir.
Simplemente observé de cerca el juego unilateral que esta mujer estaba
realizando.
Al observarla, recordé los ruidos que había dejado atrás en mi vida anterior.
El estudio. El gran grito que fluía desde el otro lado de la puerta. La mujer que
había entrado corriendo hacia mí, y se disculpaba. El sonido de la música…
— Sí. Era la música. Era una melodía. ¿Qué tipo de brecha debían cruzar con
el fin de convertirse en una melodía?
Para algunos, la vida no era más que un par de ruidos. Una, dos, tres veces, y
si tenías suerte, destellaba cuatro veces. Algo que forcejea poco pero termina
como una corta vibración antes de llegar a un final.
Algo que posiblemente pudo haber estado conectado pero, al final, no pudo
por haber sido olvidado.
Algo que nunca será capaz de extenderse ni siquiera una vez en su vida. Por
eso, algo que solo puede verse en el suelo durante toda su vida, y que termina
conociendo su final mientras sigue las huellas dejadas por los demás. Algo que
realmente llega a un final. Cielos. ¿Acaso el problema no era única y
exclusivamente eso?
¿Quién salvaría una vida así?
……
Paimon se fue. Una vez que solo quedó una mujer, el área quedó silenciosa
como si nadie hubiese venido aquí.
Justo después que Paimon se fuera, Sitri me miró por un largo rato. Tras
mirarme, eventualmente se fue. Aunque la única mujer que quedaba se había
ido, esta área quedó oscura y silenciosa, como si nadie se hubiese ido de aquí.
Todo eso pasó tarde en la noche.
Esclava Amada del Rey.
Brujas Hermanas Berbere.
Capitana de la Guardia Real, Humbaba.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 4, Dia 14.
Polles, Bosque Vístula.
— ¿En serio debemos andar de pendejas?
— Bueeeno, es la orden del oficial superior. Es nuestro trabajo como
campesinas hacer lo que se nos dice.
— Susurro. Susurro.
Nosotras, las brujas, estábamos conversando placenteramente mientras
disfrutábamos de una fiesta del té. Sí. Bueno. ¿Qué? Quizá te sorprenda, pero
nosotras también disfrutamos de nuestras fiestecitas de té. Aunque no siempre.
A pesar de nuestros aspectos, somos gente civilizada. ¡Jajaja! Aunque sea
una fiesta del té donde lanzamos un dado y la puta con el número más bajo tiene
que lanzarse un sorbo de agua lodosa, es natural que los grupos altamente
sofisticados añadan un poco de sabor a sus actividades recreativas. En todo caso,
puedes medir el nivel de sofisticación de un grupo de acuerdo a cuán
estimulante es su sazón. Las ceremonias de té donde solo bebes té sin añadirle
más nada, en realidad son tratadas como considerablemente bárbaras. En ese
sentido, puedo decir con toda confianza, que poseemos una cantidad
considerable de refinamiento.
Sí. Bueno. ¿Qué? ¿Algún problema con ello?
— ¡Llénaselo! ¡Bebe!
— Toma con cuidado, ve que casi no hay lodo por estos lados. Esta es un
agua súper preciada. No viajamos tan lejos para buscártela solo a ti. Había un
charco lleno de barro con muchos gusanitos, y uno que no tenía nada. Al verlos,
me puse a pensar de cuál de los dos debía traerte el agua, pero sin importar
cuánto lo viese, sentía que el agua que rebosaba de vida era la de mayor calidad.
Y para demostrar que la calidad del lodo era buena, también traje unos cuantos
bichos que vivía en ella. ¡Increíble! Aun cuando lo pienso, siento que soy
extremadamente sincera cuando se trata de mis colegas.
Eso es jodidamente más sincero de lo que puede ser extremadamente sincero.
Para ser más exactos, tienes una personalidad de mierda, pero eso es solo si
alguien como tú tuviese personalidad.
— Susurro. Susurro.
Si había problemas, probablemente eran tres cosas.
Primero: el hecho de que estas putas estaban locas.
Ya que es un asunto no muy diferente al de siempre, es irracional que no
pueda solucionarse hasta que el mundo llegue a su fin. Sí. El fin. No puede
evitarse. Mis queridas brujitas. Ellas estaban locas desde que nacieron, así que
les pido que revisen esto.
Segundo: el hecho de que nuestros alrededores estaban bastante áridos.
La lluvia primaveral que había comenzado en el norte ya se había ido al sur.
Aunque había un área pantanosa si íbamos más adelante. Justo ahora no
podíamos movernos descuidadamente. Y todo por culpa de la orden de Lady
Demonio Sitri… maldita puta, por su culpa, nuestras fuerzas se encontraban
tendiendo una emboscada.
Tercero: el hecho de que no solo nuestros alrededores estaban oscuros, sino
que ya estaba realmente oscuro.
Era de noche, pero también estábamos en un bosque de álamos en este
momento. No un bosquecito, sino uno de esos conocidos mares de árboles que
cubrían toda la zona. Si deseabas ir en línea recta desde las Llanuras de Bruno
hasta las Montañas Negras, entonces este era el camino que tenías que tomar, sí
o sí.
Nosotras nos encontrábamos ocultas en el extremo final de ese bosque. Ni
siquiera podíamos encender nuestras antorchas porque era una emboscada.
Estaba tan oscuro que estas malditas putas ni siquiera podían ver claramente los
resultados de los dados que lanzaban. Podías decir con toda facilidad que era
así porque cada vez que estas malditas lanzaban sus dados, decían una y otra
vez que habían sacado el mejor puntaje.
— ¡Miren, volví a sacar doble seis!
— ¡Envidiosa, yo también saqué doble seis!
— Susurro. Susurro.
— ¿Oh? Hasta donde sé, las probabilidades de sacar doble seis son 3 de 100,
por lo que esta sí que es una situación asombrosa. Pues algo que solo tiene 27
de cada 1 millón de probabilidades de suceder, ha ocurrido.
— ¿Y tú qué demonios hablas? Como yo obtuve doble seis, ¿las
probabilidades no rondarían entre 9 de cada 10 mil?
— Hmm. Lo digo porque yo también saqué doble seis.
— Estas malditas no se quedarían quietas aún si perdiesen las muñecas. Son
unas putas que, de alguna forma, serán dignas de entrar a las casas de apuestas
si llegasen a perder las cabezas. Tampoco es que sea algo de qué sorprenderse.
Después de todo, son unas putas locas.
Al final, como cada bruja que se unió a la apuesta había obtenido
milagrosamente un doble seis, todas tuvimos que tomar agua lodosa. El sonido
de los gusanitos siendo aplastados y masticados resonó en la oscuridad. ¡Qué
belleza! ¿Ahora entiendes por qué las brujas normalmente no hacen cosas locas
como fiestas de té?
Dentro del bosque de álamos donde la fragancia de la primavera estaba
reverberando y el hedor de las bestias femeninas en celo era fuerte. El único
lugar que estaba siendo iluminado por velas era donde nuestro maestro,
Dantalian, estaba ubicado.
— El tamaño exacto del ejército que nos persigue…
— Hmm. Ya que las tropas enemigas también se moverán usando la
oscuridad de la noche, detallar su fuerza militar sería…
Referencialmente, las tropas de nuestro maestro estaban totalmente alineadas.
Era el dogma de Lady Demonio Sitri. Gracias a eso, nuestra tropa de siete mil
estaba esperando aquí como reserva.
Aunque el hombro de nuestro maestro fue atravesado de repente, parecía que
no estaba molesto por ello. Incluso fue tan lejos para decir que ‘en todo caso,
ser puestos como reserva era afortunado para nosotros’.
Sí. Yo ni quiero estar cara a cara con alguien como la Princesa Imperial. La
gente era capaz de reconocer a sus iguales y el hecho de que la General Farnesio
estaba muy obsesionada con ella significaba que era una mujer tan loca como
nuestra general.
— Susurro. Susurro.
—…por cieeerto. Euríale. ¿Por qué carajos andas diciendo ‘susurro, susurro’
en mi oído desde hace rato? ¿Te volviste loca? No, cierto, ya estás loca. Lo
siento. Déjame volver a preguntarlo: ¿Se te fundió más el cerebro?
— Maestro nos ordenó susurrar si queríamos hablar, ¿no? Simplemente estoy
siéndole fiel como un perro. *
— El hecho de decir que estas siéndole fiel como un perro no explica bien la
base de tu comportamiento. Si dices ‘ser leal como una mascota’, entonces, así
y solo así serías capaz de articular tu comportamiento.
— ¿Guau?
—……
— ¿Guau?
Tal como lo dije, si existía un problema, el primero era el hecho de que estas
putas estaban locas… Ay, no. Como sea. Pararé. De todos modos, no existe ni
una sola persona cuerda debajo de la bandera del Maestro Dantalian. Digo esto
incluyéndolo en la lista. A pesar de mi apariencia, soy la más cuerda de toda
esta gente.
Si. Bueno. ¿Qué? ¿Te molesta?
No fue hasta que una cantidad considerable de tiempo pasó luego de
medianoche que el sonido de una explosión resonó. Habíamos estado apoyando
nuestras espaldas una contra la otra y dormitando, por lo que nos levantamos
asustadas. ¿Debería decir que fue así como ¡Boom!? ¿O así como un crash
boom bang? Como sea, fue una explosión tremenda la que oímos.
— ¿Qué?
— ¿Qué pasó?
— ¿Qué fue eso?
Creía que el hecho de que fuésemos capaces de formar una armonía bien
ordenada de acuerdo a nuestras reglas incluso en situaciones así era una estética
única para nosotras, las Brujas Hermanas Berbere. Existe una razón por la que
amo a estas chicas. Sea una explosión u otra cosa, se trataba de algo con lo que
tratar después de llevar a cabo nuestras costumbres.
— Susurro. Susurro.
Y la perra seguía y seguía. ¿Cuántas horas habían pasado desde…? No, ya ni
importa. De cualquier modo, volvimos nuestras cabezas en dirección al bosque
del que provenía la explosión.
Los álamos eran altos, por lo que apenas podíamos ver el cielo nocturno, pero
si veíamos claramente un brillo rojo en él.
Incluso si parecía pequeño debido a la distancia, era un brillo ardiente. Este
no llegaba al cielo, sino que sacudía su lengua debajo de él. Era un incendio.
Sin duda alguna, un gran incendio se había producido allí.
En un instante, el Maestro Dantalian se colocó su manto y se levantó.
—…un ataque por fuego, ¿eh? Veo que usan el truco más viejo de la historia.
La General Farnesio se paró a su lado.
— Pero sigue siendo efectivo. En efecto. En lugar de cargar por todo el
bosque, solo lo incendian e invalidan todas nuestras probabilidades de
emboscarlos.
— Considerando cómo han creado un incendio tan grande, deben haber usado
toda su pólvora. ¿Acaso los magos aéreos de las fuerzas enemigas no tienen que
estar volando ya que no poseen bolsas de pólvora? ¿Por qué…?
La General Farnesio sacudió ligeramente su cabeza.
— Mire, Alteza. Miré dónde estamos.
Si mirabas a tu alrededor…
Te darías cuenta de que estábamos en un mar de álamos blancos que se
extendían hasta el cielo.
— Ya que la batalla se está librando debajo de los árboles, los magos no
tienen forma de diferenciar a los amigos de los enemigos. Más que eso, ¿no es
a mitad de la noche? La Princesa Imperial está buscando una riña confusa. No
solo los magos serán incapaces de soltar sus saquillos de pólvora como les
plazca ya que no saben quiénes son aliados o enemigos, ni siquiera podrán
descender apropiadamente ya que las ramas de los arboles los atravesarán. A
partir de este momento, las tropas mágicas ya no son las Fuerzas Mágicas
Aéreas. Solo son unos magos de segunda.
—……
La respiración del Maestro se expandió casi hasta tocar el suelo.
—…el esfuerzo de nuestras tropas de distribuir meticulosamente a nuestros
soldados con el fin de tender una emboscada al enemigo fue en vano. Ya veo.
Ya que este es un campo de batalla donde no se puede usar la pólvora, Elizabeth
usó todo lo que tenía a la mano. ¿Acaso intenta convertir este lugar en un
infierno arrasador?
Otra explosión resonó en la distancia.
No importa, no fue solo una vez. Asombroso. Era como si la primera
explosión solo fuese una muestra, ya que una cadena de explosiones resonó una,
dos, tres, cuatro veces; y muchas veces después de esa. Los soldados entraron
en pánico e hicieron un alboroto mientras bajaban sus cuerpos a tierra.
Al otro lado del cielo nocturno, varios incendios se estaban elevando. El
cielo netamente negro, el cual no tenía siquiera una sola estrella brillante visible
en él, ahora estaba bañado en una sombra de color ámbar oscuro.
Debajo del cielo, los soldados liderados por Lady Demonio Sitri y Lord
Demonio Zepar eran los que probablemente estaban más acobardados. Era un
bombardeo despiadado. Incluso nosotras, brujas que considerábamos el
‘observar incendios’ igual a ‘presenciar batallas’, no nos sentíamos muy
emocionadas. A estas alturas, no sé si podría orinarme o no esta noche.
“……”.
“¡…!”.
Como el sonido del follaje sacudiéndose, el de las ramas ardiendo, y el de las
bestias rugiendo como un grupo de perros se mezclaron— al sonido de una débil
voz ahogada. Eventualmente, los gritos y llantos provenientes de los soldados
mientras colisionaban unos contra otros comenzaron a acercársenos desde la
distancia.
Se acercaron.
“¡…tenlos…!”.
Se acercaron una vez más.
“¡…maten…!”.
Se acercaban una y otra vez.
Incluso el sonido del follaje inclinándose debido al viento, y el de las ramas
proveyendo gentilmente sus existencias al colapsar, y el de las bestias rugiendo
como una manada de perros tratando desesperadamente por borrar sus propias
existencias, todos fueron borrados.
“¡Mátenlos…!”.
“¡Masácrenlos!”.
“¡Maten a los traidores!”
Mientras el metal chocaba contra el metal de forma ostentosa, las vidas
golpeaban vidas y rugían furiosamente, y el fuego consumía al fuego y ardía
violentamente, el mundo se llenó solo con esos sonidos.
Hmm.
¿Esto ya estaba al nivel de estar hecho mierda?
Probablemente no. Podría decirse que no. A pesar de nuestras apariencias,
¿ya sabes? Por 300 años, somos cosas que hemos elegido solo los campos de
batalla más sucios, y revolcados en ellos.
Todas volvimos nuestras cabezas para ver a nuestro maestro.
— ¿Maestroooo?
— Realmente no vamos a darle este consejo porque seamos poseedoras de
las medallas cuadrífilas y hayamos pasado por tres o cuatro Alianzas
Crecientes… Pero…
— Si añade décadas y décadas, el ir a la guerra, e ir a declarar la guerra,
entonces algo llamado ‘intuición’ se forma, ¿sabe?
— Claro, incluso si decimos que es nuestra intuición, existieron muchas
veces en las que acertamos, pero en muchas veces nos equivocamos. Más que
eso, cuando fallamos, no podría decir que nunca existió un momento donde fue
un error tan grande que nuestros cuerpos terminaron gimiendo
considerablemente.
— Si.
— Eso no se soluciona pronto.
Asentí. Como la bruja líder que representa a las Brujas Hermanas Berbere,
capitana a cargo de la Guardia Real, y una de las diez brujas que posee una
medalla cuadrífila.
— Probablemente encontremos una situación increíblemente jodida.
Le aconsejé a nuestro maestro.
Mientras hablaba con un tono que era más rápido de lo usual.
— Esta es una acción que fue llevada a cabo intencionalmente con el fin de
ensuciar el campo de batalla. Tampoco es que haya solo una o dos cosas sucias
sobre esto. Primero: nuestra emboscada falló. Segundo: esta es una riña
nocturna. Tercero: el terreno es un bosque. Cuarto: las batallas aéreas son
imposibles. Quinto, incluso luego de crear esta riña, la general enemiga está tan
llena de confianza que puede ganar esta batalla e incluso llevar a las tropas
enemigas siendo consciente de que su meta no es ningún sueño imposible.
Maestro.
— Continúa.
— Todas las integrantes de la Guardia Real recomendamos retirar nuestras
fuerzas.
Bajé mi cabeza y las demás brujas hicieron lo mismo.
— Maestro, usted posee una fuerza con una superioridad aérea increíble
conocida como la Guardia Real, pero son inútiles en este campo de batalla. Ya
sean Sitri o Zepar, usted debe retirarse y escapar del bosque mientras nuestros
aliados en el frente están en el fondo del pantano con los enemigos. Aunque el
lugar posiblemente sea descuidado, al menos seremos capaces de tener una
oportunidad si montamos una fortaleza y reorganizamos nuestra formación.
— Los que mueren en el frente son nuestros aliados, y los que arden en las
llamas también.
— Si los abandonamos ahora, seremos capaces de salvarlos luego de medio
día. Si nuestros aliados huyen, ¿no huirán hacia la línea trasera por instinto? Si
usted establece una fortaleza en la retaguardia y eleva su bandera en lo más alto,
¿ellos no vendrán a nosotros? Esta es la primera ganancia de la recomendación
que, humildemente, sugerimos.
Las demás brujas abrieron sus bocas una a una.
— La segunda ventaja es que, para cuando eso suceda, las fuerzas enemigas
habrán usado toda su pólvora. Por otro lado, nosotras estaremos en nuestras
mejores condiciones. Incluso si somos incapaces de crear una fortaleza
adecuada, el cielo estará de nuestro lado. La noche habrá caído completamente
para entonces; por eso, en resumen, será un mundo para las brujas. Sip. Acabo
de ser perfectamente lógica. Me amo.
— La tercera ventaja es que su general interina, Maestro, será capaz de
atrapar a los enemigos en un terreno conocido. General, usted nunca antes ha
experimentado una verdadera riña, ¿cierto? Hablo de una actual guerra sucia.
No hay habilidades involucradas, por lo que nadie sabe cómo terminarán las
cosas. No podemos luchar en un lugar oscuro. Retirémonos.
— Susurro. Susurro.
Euríale levantó su cabeza. Esta chica de cabello azul, quien era igual a mí en
términos de experiencia de combate, había estado presionando su oreja contra
el suelo durante nuestra conversación.
— Sonido. El sonido de los cascos. Hay muchos de ellos… Muchísimos, diría
yo. No sé la dirección. Sacuden la tierra lo suficiente para llegar aquí…
— Mierda.
Nuestra situación me estaba poniendo a sudar en el acto.
— Ésta solo añade otro factor al por qué el campo de batalla está sucio. Sexto:
es probable que las tropas enemigas tengan una maldita tonelada de unidades
de caballería. Si piensa que combatirlas en una llanura es molesto, imagínese lo
jodidamente fastidioso que será pelear con ellos en un bosque. Quién sabe de
dónde saldrán.
— Por eso, debido a los seis problemas ya mencionados, recomendamos la
retirada.
— Y con las tres ventajas ya mencionadas, preparémonos para la próxima
batalla, Maestro.
Nuestro maestro quedó en silencio.
Las llamas ardían con más violencia con cada minuto que nuestro maestro
pasaba en silencio, y los fuertes gritos se hacían más audibles. En una batalla,
el tiempo era momentáneo y un instante de continuidad. Si no eres capaz de
tomar decisiones apropiadas cada vez que la continuidad se acerca, perderás tu
vida.
Sí.
Creímos dar un consejo que encajaba con el grupo de mercenarios que seguía
vivo después de 300 años.
Probablemente no estábamos siendo orgullosas.
—……
El maestro Dantalian volvió su mirada hacia la General Farnesio. Mientras
estábamos reuniendo el proceso de la batalla y reportándolo a la brevedad
posible, la general interina de cabello rubio había estado mirando
inexpresivamente el otro lado del bosque. Esta mocosa, no, esta general también
era une especie rara.
El calor del incendio aún no había llegado cerca de nosotros, pero ya había
varias gotas de sudor en la mejilla de la general. Si la memoria no me falla, hubo
una sola vez donde escuché que ella tuvo una constitución en la que sudaba
profusamente a medida que se sumiera en sus pensamientos.
Nuestro maestro habló:
— Farnesio. Tú eres quien se encarga de los asuntos militares.
— Ésta damisela lo sabe, Alteza.
— ¿Qué deseas hacer?
— La Princesa Imperial de Habsburgo debe acercarse.
Oigan, esta mocosa dio una respuesta irrelevante.
— Mientras más caótico sea el campo de batalla, más asustados estarán los
soldados de entrar en él. Si el área de batalla actual es un pantano, nadie se
atrevería a sumergirse en él. A pesar de eso, ya que las llamas se incrementaron
y las tropas enemigas tuvieron que acercarse, indudablemente, hubo un héroe
que guió el camino al poner un pie en ese lugar antes que los soldados enemigos.
Ésta damisela tiene la certeza de que esa fue la Princesa Imperial.
La General Farnesio finalmente se volvió hacia nuestro maestro.
— Ésta damisela irá y volverá luego de acabar con la vida de la Princesa
Imperial.
Esta puta loca.
Sé que había muchos locos entre los vasallos que servían a nuestro maestro,
pero entre ellos, la General Interina era quien se llevaba el premio mayor. Así
como puedes decirlo por la forma cómo él trata a esta chica especialmente
enferma de una forma bastante especial, nuestro maestro también estaba
demente hasta un grado formidable. Pues…
— Está bien. Haz lo que quieras.
…dijo eso y asintió.
Al instante, todas las brujas mostramos una expresión que parecía como si
hubiésemos masticado mierda. Si te da curiosidad saber cómo es que
conocemos la expresión que hace una persona cuando mastica mierda, bueno…
Sí. Bueno. ¿Qué? ¿Tienes algún problema? ¿Qué esperabas de unas personas
que celebran fiestas de té con barro?
— No es como si el consejo que nos dieron nuestras Guardias Reales fuese
irrazonable. Se puede decir que eso fue algo bastante sabio.
Eso significa que pensó en hacer lo más sabio. Qué altanera.
— Por eso, Alteza, lidere a los caballeros de infantería a la retaguardia y
construya una fortaleza. Si hay un aliado derrotado, usted tendrá que recibirlo
con los brazos abiertos.
“Disculpa, ¿qué?”.
— Ésta damisela solo se llevará las unidades de caballería con el fin de asaltar
a la Princesa Imperial. Ah, por cierto. Es obvio, pero sus Guardias Reales
también irán.
“¿Qué mosca le picó a la puta esta?”.
— Ya que ésta damisela volverá con la victoria antes del amanecer, Alteza,
le pido que prepare un delicioso banquete. Desde hace mucho, ¿los
comandantes no han dicho que las guerras se luchan con la energía que viene
de un banquete?
Todas nos volvimos hacía nuestro maestro.
Con una mirada que rogaba que ignorara a esta loca. De forma desesperada.
Y entonces, nuestro maestro sonrió tan benevolentemente que parecía un
verdadero santo.
— Les deseo un buen viaje.
“¿Eh?”.
“¿Qué?”.
“¿P-por queeeé?”.
“Eeeh…”.
“Ugh…”.
“No-no-no”.
“Mierda”.
Lord Demonio del Honor, Marbas. Rango 5.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 14.
Polles, cerca del Bosque Vístula.
—…Alteza, ¿no deberíamos ayudarlos?
Los Lores Demonio bajo mi comando me miraron ansiosamente. Estábamos
cerca del Bosque Vístula, el oscuro mar de árboles. Mientras dejábamos una
distancia justa entre el bosque y nosotros, miramos los pilares de fuego que se
elevaban hacia el cielo nocturno.
Barbatos y Paimon habían elegido el peor plan. Ignoraron el consejo que
nosotros, la Facción Neutral, les habíamos dado y solo hicieron una movida
rápida hacia las Montañas Negras. Sin siquiera disculparse o comprenderlo…
Ahora no tenemos más opción que oponérnosles.
Con el fin de perseguir al ejército de la Alianza Creciente cuando sea la hora,
reuní a mis tropas y las traje cerca de ella. Sin embargo, no había nadie que
esperase esta situación. Los Cruzados habían perseguido a la Alianza Creciente
y los atacaron por la cola, provocando una batalla.
— Alteza Marbas, ¿cuál es la orden?
Los Lores Demonio se volvieron hacia mí. Parecía como si esperasen
urgentemente mi comando. Era insoportable. Por un lado, la Alianza Creciente
que traicionó a nuestra raza; y por el otro, los Cruzados que siempre habían sido
nuestros enemigos mortales…
Sería problemático si cada lado obtuviese ventaja. Por eso, no podíamos
atacarlos o ayudarlos. Una guerra sucia, ¿cierto? ¿No tenemos más opción que
sentarnos aquí y esperar la conclusión…?
— No formaremos parte de esta batalla.
— ¡Lord Marbas!
— Esta es la orden real. Estén alertas hasta que hayan terminado de competir
por la supremacía. Si hay rezagados escapando del bosque, cácenlos y
captúrenlos sin importar que sean de la Alianza Creciente o los Cruzados.
Una vez que la batalla acabe, tanto la Alianza Creciente como los Cruzados
quedarán completamente exhaustos. Si reunimos nuestras tropas en ese
momento y subyugamos ambas fuerzas, no sabemos si estaríamos matando dos
pájaros de un solo tiro o no. sin embargo, ese era un problema que se discutiría
luego que esta lucha terminase. En este momento, no había más respuesta
correcta que sentarse aquí y esperar.
— Pero ¿cómo podemos estar mirando de brazos cruzados mientras nuestros
parientes mueren…?
— ¿Acaso ellos no mataron a los suyos?
—……
— Les di un solo día de excedencia porque ustedes lo pidieron, pero ¿qué
hicieron Paimon y Barbatos con ese día? No se disculparon. Ni siquiera
buscaron comprenderlo. Solo se ocuparon de ignorarnos y llevar a cabo su
retirada. ¿Acaso siguen sin comprenderlo?
—……
— Ya no son nuestros aliados.
La luna vieja de la Alianza Creciente finalmente terminó despedazándose.
Me mantuve ocupado durante los últimos cientos de años con el fin de hacer
que las Facciones Montañosa y de las Llanuras se reconciliaran, sin embargo,
el momento en el que finalmente se aliaron, terminamos siendo condenados al
ostracismo. ¿Acaso era una paradoja, o solo una consecuencia política evidente?
Qué amargo…
— Alteza, por allá.
Uno de mis hombres señaló a la entrada del bosque. Un grupo de soldados
estaba abriéndose paso hacia allí mientras mantenía sus posiciones. Estaban
escapando de ese infierno. Aunque no podía decir a quiénes estaban afiliados,
al ver cómo estaban retirándose hacia la oscuridad mientras ondeaban sus
estandartes, parecía que no eran montón de soldados rasos que hubiesen perdido
miserablemente.
— Hm. Para empezar, los atraparemos.
— ¿En serio está bien…? Aliados. No, podrían ser una unidad que hasta hace
poco eran aliados.
— No importa. No lo ordenaré dos veces.
Mis subordinados obedecieron mi orden y lideraron nuestras tropas. Nuestros
caballos de guerra cargaron con pasos ligeros e instantáneamente rodeamos a
nuestro objetivo con facilidad.
La afiliación de la unidad de retirada era desconocida, pero comenzaron a
hablar escandalosamente en lo que nos vieron. Tenían aproximadamente mil
miembros. Incluso al retirarse, lograron tomar una postura defensiva con sus
lanzas y levantaron sus armas hacia nosotros. Era una retirada bien ordenada.
Excelente.
Llevé mi caballo al frente y me les acerqué. En lo que entraron al rango de
nuestras antorchas, comprendí que eran un ejército de demonios y no de
humanos. Se veían terribles. Dejando de lado el hecho de que estaban todos
mugrientos, había gente escaldada, cubierta de sangre o apoyados por sus
camaradas porque habían quedado lisiados.
Quedaba claro que habían sobrevivido a una feroz batalla. Incluso causaron
una conmoción al ver que no éramos humanos. Parecieron confundidos ante lo
que sucedía. Aclaré mi garganta y grité:
— ¡Soy el Honorable Marbas! ¡Si hay un comandante a cargo de ustedes, que
pase al frente y reciba mi interrogatorio!
Los soldados comenzaron a hablar ruidosamente.
Entre ellos, había algunos que empezaron a señalarme cuidadosamente y a
susurrarse entre sí. “Es cierto, los había visto desde una distancia considerable.
Es Su Alteza Marbas…”.
Poco después.
Un monarca de contextura robusta se abrió paso a través de los soldados y
pasó al frente. Reconocí inmediatamente su rostro. Era un hombre que parecía
estar en la última parte de su periodo de mediana edad y tenía una barba blanca
muy bien cuidada. El aliado más cercano a Barbatos, al que ella consideraba
como “mi atrio izquierdo”. El Lord Demonio de rango 16, Zepar.
— Este se reunirá con el honorable monarca de la Alianza Creciente. Su
Excelencia Marbas, ¿qué trae a una noble persona como usted a un lugar como
este…?
Hasta Zepar parecía demacrado ya que había pasado por la misma batalla
feroz que sus soldados. El pánico que se formó en su rostro al verme era
evidente. Él era un general veterano, sin embargo, probablemente no había
predicho que me encontraría aquí.
— ¿Acaso tu superior no se retira luego de haberme maltratado? Me
decepcionó tanto, que tuve que guiar a mis tropas hasta aquí para seguir a
Barbatos. Y pensar que a mi edad estaría como un perro faldero detrás de una
mujer. Me siento patético.
—……
— ¿Qué será entonces? ¿Lucharás tu última batalla contra mí por tu superior?
¿O te rendirás obedientemente?
Zepar enarcó las cejas antes de suspirar.
—…no hay nada más estúpido que luchar contra usted mientras llevo a cabo
una retirada, Excelencia Marbas. Nos rendiremos. Por favor, concédanos su
gracia real.
— Sabia decisión. Te trataré con respeto de acuerdo a nuestras costumbres.
Ordené a un sirviente que trajera algo de alcohol para Zepar. Ya que acababa
de escapar del campo de batalla, el cual corría galopante con las llamas, debía
estar sediento. Zepar hizo una reverencia decente con el fin de mostrar su
respeto y vació el cáliz-cuerno en un instante.
— Entonces, ¿cómo va la batalla?
—…nos emboscaron, por eso no tuvimos tiempo de examinar la batalla.
Zepar respondió con un tono apagado. ¿Cuánto le permitieron decir? ¿Qué
debía mantener en secreto? Mientras arañaba cuidadosamente esos límites, el
general rendido continuó.
— Escuchamos una explosión en ese instante y poco después de eso, otra
explosión surgió justo por encima de mis tropas. Aunque solo teníamos un
puñado de personas que habían resultado heridas, el disturbio fue severo. El
incendio se propagó más rápido de lo esperado, por lo que no pudimos calmar
la situación. Las fuerzas enemigas probablemente estaban buscando confundir
a nuestras tropas.
— ¿Eres el comandante supremo?
Zepar sacudió su cabeza.
— No, yo no. Sitri es quién mantiene esa posición.
Seguramente.
Si Zepar era las manos y pies de Barbatos, Sitri era la que correspondía a
Paimon. No, referirse a ella como simples manos y pies no sería suficiente. La
guerrera de mayor confianza y concubina a la que más prefería…
Las dos Ladies Demonio habían enviado a sus respectivos asistentes con el
fin de eliminar el problema que estuviese detrás de ellas. Y fallaron. Para ser
exactos, se encontraban actualmente en proceso de fracasar.
— Tratamos de unirnos rápidamente al ejército de Sitri, pero nos vimos
forzados a desistir debido a la intensidad de las llamas. Ya que mis tropas
estaban a la espera luego de haber sido divididas en pequeñas agrupaciones, no
pudimos entrar en contacto con Sitri, quien comandaba sus tropas.
La voz de Zepar emanaba resentimiento. Asentí. Cuando un general tenia que
reportar sobre su derrota, era natural que una sensación miserable penetrase su
corazón. Especialmente en esos generales que han luchado solemnemente y
llevado a cabo sus labores con toda sinceridad.
— ¿Estas son todas tus tropas? Ya que no has perdido energías a pesar de
retirarte, debieron haber sobrevivido más que estos aquí presentes. ¿Hacia
dónde huyó el resto de tu fuerza militar?
Zepar no respondió. Simplemente me miró y sacudió ligeramente su cabeza.
Eso significaba que no me diría nada sobre eso. Desde hace mucho, él había
sido un hombre con una voluntad razonable.
— ¿Cuánta fuerza militar tiene el enemigo?
—……
Zepar se calló un momento en respuesta a mi pregunta.
—…no estoy seguro.
— ¿No estás seguro?
— Por naturaleza, esta es una batalla que se libró a toda prisa. Apenas fui
capaz de descubrir cuáles naciones de las fuerzas enemigas eran las que estaban
involucradas ya que sus banderas eran las únicas que fueron ligeramente
iluminadas por el fuego: Cerdeña, Castilla, Francia, Batavia… Por lo visto,
parece que casi toda la nación humana trabaja en conjunto para perseguirnos.
Es un ejército enorme.
—……
— Más importante aún… Los primeros que cargaron hacia nuestras fuerzas
no fueron los humanos. Sino gente de nuestra raza.
¿Qué estaba diciendo?
Fruncí el ceño.
— No te entiendo. Explícate.
—…me refiero a los soldados rasos que pertenecían a los siete Lores
Demonio que fueron erradicados. Su Excelencia, los humanos los colocaron al
frente y los hicieron entrar al bosque.
—……
Nuestros alrededores estaban silenciosos.
Antes de saberlo, las llamas habían llegado al borde del mar de árboles y
estaban quemando todo hasta convertirlo en cenizas. Los árboles se quebraron
y rugieron al colapsar. El sonido de los animales ya sin hogar aullando de dolor
se mantuvo por un rato hasta detenerse.
Zepar habló lentamente.
— Los humanos usaron a sus prisioneros como soldados esclavos. No hay
duda de que los amenazaron con lanzas y los empujaron hacia el bosque. Debido
a la aparición repentina de nuestra raza, no pudimos atacar apropiadamente.
Ahh.
Me lamenté. ¿Así es como era? ¿Este era el precio por erradicar a los
nuestros? Barbatos, Paimon, ambas están recibiendo los crímenes que han
cometido.
— Zepar, veo que me has dado un falso reporte de batalla.
—……
— El enemigo no hizo arder primero su pólvora. Estoy seguro que esto pasó
luego. Lo primero que hicieron fue empujar las espaldas de nuestra gente y
forzarlos a entrar a lo profundo del bosque. Luego, mientras ustedes estaban al
acecho, creyeron que los que se acercaban eran los enemigos, por eso los
emboscaron. Su emboscada no falló. ¡Más bien, tuvieron éxito en asesinar a
los nuestros!
—……
— Debió haber estallado una batalla. Debía haber ocurrido una conmoción.
Mientras ustedes estaban en pánico debido a la confusión, las llamas
comenzaron a llover del cielo. ¿Sigues sin entenderlo? Dada la revuelta que
causaron al luchar y masacrar a los nuestros, le notificaron al enemigo de su
posición. Los humanos escucharon su lucha y llevaron a cabo el bombardeo en
esos puntos. ¡¿Me equivoco?! ¡Si vas a responder, entonces hazlo!
Los hombros de Zepar temblaron.
El bosque de álamos blancos era enorme. Si la Alianza Creciente había
distribuido sus unidades para que esperaran por todo el bosque, ¿me estabas
diciendo que los humanos tenían algo como los Ojos de Apolo con el fin de
haber marcado esas posiciones? ¿Fueron capaces de ubicarlas y bombardear
solamente esos lugares por pura suerte?
No. Claro que ese no era el caso. Los humanos no tenían idea de las
posiciones de la emboscada. Por eso, lo primero que hicieron fue lanzar un
grupo de demonios al bosque como soldados esclavos.
Bajo el cobijo de la noche, Zepar y Sitri confundieron a los nuestros con los
ejércitos enemigos y los asaltaron. Los emboscaron. Lanzaron una infinita
barrera de flechas y los mataron. Probablemente comprendieron muy tarde que
habían masacrado a gente de nuestra raza, pero, evidentemente, era muy tarde…
Una vez ocurrida la batalla, lo que fluyó fue el caos. En lo que los humanos
descubrieron dónde quedaban los puntos de la emboscada, enviaron a sus magos
aéreos y lanzaron llamas en esos lugares sin pensarlo dos veces. Explosiones.
Estallidos. Llamas…
— Eso.
Apreté mis dientes con ira. Agarré a Zepar por las mejillas y volví su cabeza.
Lo forcé a mirar el Bosque Vístula. Un infierno arrasador estaba ante nosotros.
Un infierno que estaba escaldando y quemando a los nuestros.
— Ese no es un infierno hecho por humanos. No, fue uno que las Facciones
Montañosa y de las Llanuras hicieron por su cuenta. ¡Míralo! ¡¿No puedes verlo
bien?!
—……
— ¿Dijiste que no estabas seguro de cuántos soldados tenía el enemigo? Eso
es obvio. Pues la gente a la que emboscaron y dispararon hasta morir no eran
más que gente nuestra. ¡Ustedes, manada de imbéciles, serán cazados hasta en
el inframundo por la maldición de Hades…!
No pude contener más mi ira y lancé lejos a Zepar. El cáliz-cuerno cayó al
suelo y rodó. Zepar solo bajó su cabeza y no dijo nada. ¿Acaso tiene sentido de
honor? ¿Mató a los suyos porque conoce su honor? ¿Ese es tu mezquino honor?
Escupí.
— ¿Qué fue eso? ¿Una purga? ¿Una acción para diluir a los traidores? Eso
está perfecto. Lo hicieron bien. Como es su turno de ser diluidos, todo es una
justicia merecida. Los Dioses tendrán cuidado extra de todos ustedes.
—……
— ¡Oigan! Aten a este general derrotado y móntenlo en el vagón. Desarmen
a las tropas que lideraba y trátenlas como prisioneras. Definitivamente, llegará
el día en que le pregunte a Barbatos lo que debería hacer con esta gente.
Los comandantes se llevaron a Zepar a rastras. Aun mientras estaba siendo
arrastrado, este general rendido no dijo nada. Una vez que el líder fue capturado,
el resto de los soldados se arrodillaron y aceptaron sus ataduras sin mostrar
resistencia.
Miré al Bosque Vístula con mi corazón aun ardiente. Se sentía como si el
sonido de nuestra gente ardiendo hasta la muerte, los graznidos de los nuestros
matándose entre sí, y los otros escapando estuviesen fluyendo.
Ahh. ¿Qué más podría ser este lugar además de un infierno abrasador?
Barbatos, Paimon, ambas llevaron a la raza demoníaca al mismísimo infierno…
Ahora, ¿con qué cara se arrepentirán…?
Asesina de Parientes Consanguíneos.
Princesa Imperial, Elizabeth von Habsburgo.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 14.
Polles, Bosque Vístula.
La noche se había secado por completo. Igual a cómo cierta temperatura
permanece en mi corazón después que una persona se ha ido, un calor
permaneció en el lugar donde el incendió una vez ardió. Cenizas blancas se
esparcían debajo de mis pies y la noche susurraba.
—…esta sí que es una gran vista.
El Gran Maestre de Teutón quedó asombrado. Paseó por los montoncitos de
cenizas y se paró junto a mí.
— Me fue bastante difícil entender por qué usted se tomó la molestia de
arrastrar cuidadosamente a estos asquerosos demonios aquí, pero… De seguro
ahora lo entiendo. Comprendo que, cuando rescató a los cruzados en la batalla
anterior, no fue un golpe de suerte.
— Simplemente estoy suprimiendo fuego con fuego.
Miré el bosque ardiente. Cada segundo que pasaba, los álamos de color
blanco se oscurecían al quemarse, y una vez que se habían deteriorado por
completo, se partían a la mitad y morían.
El Gran Maestre murmuró mientras se sacudía algo de polvo de su peto.
— Si una riña hubiese ocurrido dentro del bosque tal y como las fuerzas
enemigas querían, entonces nos habrían retrasado. El ejército principal del
enemigo habría cruzado las Montañas Negras para entonces, y nuestras fuerzas
probablemente estarían detrás de ellas como un perro persiguiendo un pollo. En
lugar de seguirles la corriente, los aniquilamos en una sola noche de
bombardeados, ¿eh?
El Gran Maestre se lamentó. Su tono sonó de alguna forma jovial. El lenguaje
de Teutón y de Habsburgo tenía la misma raíz, pero el tono y las palabras eran
diferentes.
— Veo que el número de cosas que debo reportar cuando vuelva ante Su
Majestad ha incrementado. El hecho de que la heredera del Imperio es un
monstruo y que debemos evitar enfrentarla en un campo de batalla a toda costa.
¡Carajo! Creí que seríamos capaces de relajarnos luego del fallecimiento del
Margrave von Rosenberg, pero ahora tenemos un muro mayor colocado en
nuestra frontera…
— Llevas mucho tiempo descansando –hablé fríamente–. Los soldados
enemigos siguen resistiendo mientras se encuentran totalmente dispersos.
Incluso si las ascuas son pequeñas, siguen siendo ascuas. ¿Acaso no te das
cuenta de que luego se convertirán en llamas? No lograremos la victoria al
abrumar al enemigo con nuestra fuerza militar, sino por agotar el tiempo mismo
y avanzar. En realidad, el centro de nuestras fuerzas es más débil de lo esperado.
Si tienes tiempo de holgazanear y contar chistes, toma un estandarte y ataca.
—…a pesar de parecer un oficial, ya he realizado seis cargas esta noche. ¿No
sería aceptable que este humilde servidor tuviese un breve descanso…?
— Igual tendrás toda la eternidad para descansar una vez que te entierren en
tu tumba. ¿Deseas ser enterrado?
— No, claro que no. Ya entendí. Como usted ordene… Ahh… ¿Será que
ataco con la bandera de Cerdeña esta vez…?
El Gran Maestre saludó y se fue.
Qué impulsivo. Era un hombre que hacia demasiado ruido.
El Gran Maestre de Teutón tomó la bandera de una casa noble de Cerdeña y
desapareció en la oscuridad. Un grupo de soldados extranjeros siguieron a su
líder y se desvanecieron con él. Mientras observaba esa escena, pensé en el
hombre que se escondía más allá de esa oscuridad.
—……
Dantalian.
Usaste el ajetreado nicho de guerra y llevaste a cabo una purga. Así,
probablemente intentas cargar hacia tu línea trasera y unir al continente
demoníaco. Luego de lograrlo, este será tan grande y poderoso que reinará sobre
la humanidad como un mal sin precedentes. Ese fue tu trabajo preliminar y
primer movimiento.
Un movimiento bastante terrorífico.
Utilicé tu purga y desintoxiqué mi propio ejército. Estabas tan absorto en tus
propios asuntos internos que no fuiste capaz de aprovechar la oportunidad que
apareció mientras yo limpiaba mi propio hogar. Aunque el veneno que
esparciste usando a tu general interina interferirá en cada rincón del mundo,
nunca será capaz de entrar en mi nación. Usé tu punto de inicio y lo convertí en
el mío. Ese fue mi proyecto preliminar y mi respuesta.
Dantalian.
Te aprovechaste de la oportunidad que apareció mientras me encontraba
desintoxicando mi hogar y te retiraste en una sola noche. Debes haber sabido
claramente que me encontraba en un estado en el que no podía perseguirte con
facilidad. Una purga debió haber sido una tarea extremadamente difícil y
agotadora de realizar, pero simplemente abandonaste a los soldados rasos que
se suponías erradicarías y me entregaste esa fastidiosa labor. Revertiste mi
ventaja y te adueñaste de ella. Ese fue tu movimiento con tu pieza de caballero
y tu respuesta.
Usé el equipaje que me entregaste, pero no como tal, sino como un arma
afilada. Los soldados que intentaste erradicar estaban llenos de rencor. Como
casi habían sido asesinados por su propia gente, su resentimiento era frío.
Puedes haber puesto puntos de emboscada dentro del bosque, pero ¿cómo te
sentiste cuando esos lugares fueron asaltados tontamente por gente de tu raza?
Una vez más, cambié tu ventaja a mi favor. Ese fue mi cambio radical.
Dantalian.
¿Qué harás ahora?
¿No estamos en una relación donde seguimos respondiéndonos mientras
convertimos desesperadamente esto en una apuesta? ¿Acaso no hemos apostado
nuestras vidas y muertes mutuamente? Creo que no te atreverás a termina estos
altos y bajos aquí. La hora de establecer calmadamente tus fundamentos ha
pasado. Tú y yo nos encontramos actualmente compitiendo con nuestras vidas
y muertes.
¿Huirás? Eso también es bueno. Eso significa que añadiré una victoria bajo
mi cinturón en mi enfrentamiento contra ti. No rechazaré la oportunidad de
ganar por un margen amplio, tampoco es que sea algo excesivamente malo.
Dantalian.
Apúrate y quémame. No puedo ver tu sombra a pesar de que le prendí fuego
a este bosque. ¿Tengo que arrasar todo ese mar de árboles para poder revelar el
sitio donde te ocultas? ¿Acaso debo ir tan lejos? He venido. Elizabeth Atanaxia
Evatriae von Habsburgo está aquí. ¿No me prometiste la belleza? ¿Ya se te
olvidó ese suelo hueco donde ese perro y esa perra se aparearon? ¿Fue una
mentira? ¿Una broma? ¿Una promesa efímera? ¿Mi avaricia? ¿Fue otro tipo de
mi codicia haber esperado algo de ti? ¿Te sobrepasé? Ahh, aun así… ¿No
vendrás? ¿No intentas venir nunca?
Dantalian.
Dantalian.
Dantali——
— A-ahora.
—……
— Los atacamos tal como ordenó, Princesa Imperial de linaje humano.
Entramos a ese bosque peligroso primero y luchamos por tu ejército. Cargamos
hacia sus posiciones tres veces y los derribamos dos veces.
Ruido.
Indiferentemente, me volví hacia el ruido. Este estaba cubierto de cenizas
negras y parecía como un montón de cenizas. El ruido también tenía una boca
que los humanos no tenían.
Era desagradable.
Le di una oportunidad.
— Cállense un momento.
— ¿N-no nos lo prometió? Nos dijo que si seguíamos sus órdenes, perdonaría
a nuestra unidad. Ya que su imperio es extenso y altivo aun entre los humanos,
una promesa hecha por usted también debería ser fuerte.
Revelé que la oportunidad que había dado era una oportunidad.
— Les ordené hacer silencio.
— Si se retracta de su promesa ahora, ¿en qué nación seremos capaces de
vivir? Nuestra gente nos abandonó. Somos súbditos que han sido desechados.
Cargamos hacia esos hijos de puta que nos abandonaron porque nos dio su
palabra… Ni siquiera puedo pedirle que nos vea como gente suya. Hay cuevas
a las que las bestias pueden volver y nidos donde las criaturas aladas pueden
descansar. Aún si no somos humanos, ¿somos bestias? ¿Criaturas aladas?
¿Somos algo que está por debajo de esas dos especies? Deseamos vivir. Por
favor, mantenga su promesa, Princesa Imperial. No, ¿usted no es la persona que
nos prometió eso? Por favor, denos permiso. Si nos lo da, nos iremos y…
— Habsburgo le garantizó su fe una vez a ustedes.
— ¿Qué?
— Basura.
Miré al comandante.
Este sacó su espada y cortó el ruido
—……
El trozo de carne fue penetrado momentáneamente. Luego cayó al piso y no
pudo volver a levantarse. Se agarró a su propio cuello.
— ¡Ugh, ack…! ¡Eck…!
La sangre fluyó del cuello del ruido. El piso del bosque que se había
convertido en una pila de cenizas consumió la sangre con facilidad. Me
preguntaba si vio la escena del suelo del mundo, el cual le había dado a luz,
consumir su sangre. El ruido rió mientras se quejaba.
—…kuh-ja. Ja-jaja… Ahh…
El ruido rió durante un rato. Aunque en realidad fue breve, como era un
sonido hecho mientras moría, seguramente fue una extensa risa.
Como si hubiese contraído malaria, el ruido retorció su cuerpo varias veces.
Era una risa parecía a una convulsión. Había elegido dejar esa ridícula risa como
su momento final en el mundo. Con el fin de desechar y negar al mundo que lo
había escupido. Una, dos, tres… cuatro veces.
Y se detuvo.
En eso, ordené.
— Si por casualidad, los demonios cuyas espaldas empujamos regresan vivos,
finjan aceptarlos antes de matarlos a todos. No duden. Ellos no son gente
nuestra. Son pedazos de basura que no necesito en mi nación.
— Sí, Alteza.
Tomé las riendas de mi caballo de guerra y me adentré en el bosque ardiente.
Los comandantes del Imperio me siguieron. Los soldados imperiales avanzaron
mientras levantaban los estandartes de todas las naciones.
Era tarde en la noche, por lo que no podíamos ver en lo profundo del bosque.
No podíamos ver al enemigo. Los gritos del enemigo solo eran cosas que se
mezclaban con las llamas al tiempo que estas se elevaban al cielo. Aunque no
podíamos verlos, como sus gritos eran únicos, nos dirigimos a esa dirección sin
reserva.
“¡Maten a los traidores!”.
“¡Mátenlos!”.
Los demonios se mataban ahí. El sonido de estos siendo cortados y
asesinados era caótico y abundante.
Con esa abundancia, las cosas que nacían en la tierra solo la convertían en un
pantano viscoso. Ya que no había forma de salir si caía en él, ni modo de
sobrevivir si eran quemado vivo, este era un mar de fuego. Como nadie podía
nadar o sobrevivir, también era una tumba.
Lord Demonio. Un mar de llamas ha sido colocado entre nosotros.
¿Cuándo vendrás? ¿Podrás llegar aquí?
¿Incluso aquí?
220
DUNGEON DEFENSE 5
Esclava Amada del Rey.
Brujas Hermanas Berbere.
Capitana de la Guardia Real, Humbaba.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 14.
Polles, Bosque Vístula.
— ¡Mierda, mierda, mierda, mierda! ¡No, ni de chiste! ¡No, señor! ¡Eso sí
que no! ¡Ni que me pagues hago eso! ¡Mejor mátame, puta asquerosa! ¡Mátame!
¡Si te vas a suicidar, hazlo tú solita, Su Excelencia General Interinaaaaaa!
¡¿Cómo esperas encontrar un camino en este bosque?!
— La vida de una bruja se pasa mientras evita ser quemada en una pira. Al
final, es su destino ser quemada hasta la muerte. ¡En ese punto donde la vida y
el destino se cruzan, la determinación florece y eventualmente canta…!
— ¡En lugar de determinaciones floreciendo, me da la impresión de que la
mierda está haciendo de las suyas!
Mierda.
Hay una razón por la que estábamos gritando desesperadamente. Esta general
de mierda nos estaba forzando a correr a través del bosque de álamos lo más
rápido posible. No sé si lo olvidaste, pero ¡es de noche en este momento! Más
que eso, ¡una noche donde las llamas están achicharrando los cuatro lados del
bosque! Vamos a toda velocidad por un lugar así mientras volamos bajo en
nuestras escobas, por eso es que andamos soltando todas las maldiciones que
nos llegan a la mente.
— ¡Susurro…! ¡Susurro…!
No, tú no. Calladita te ves más bonita, Euríale.
¿Qué demonios es eso de ‘susurro, susurro’? Ya no se está susurrando, ¿o sí?
A estas alturas, vamos a tener que despedazar la palabrita ‘susurro’ y redefinirla.
¿Acaso recibiste un ataque directo al corazón por la frasecita ‘susurro, susurro’
esta noche? ¿Cómo? ¿Por qué?
— ¡Ohh, carajo!
Giré urgentemente mi escoba y evadí un árbol. ¡Mierda, mierda, mierda!
Casi muero por concentrarme tanto en las payasadas de Euríale. Casi choco
con un álamo que se me atravesó. Quejas fluyeron sin emoción justo detrás de
mí.
— ¿No puede ser un poco más cuidadosa, Capitana de la Guardia Real? Si
esta damisela se muere, será imposible que nuestros aliados ganen la batalla.
Sea más atenta.
Es cierto. Es la General Interina Farnesio.
De todas las cosas, la loca esta decidió viajar detrás de mí en mi escoba. Es
una persona que muestra cuánta responsabilidad vital tiene mi vuelo de baja
altitud. Es una responsabilidad bastante jodida.
Actualmente, las Brujas Hermanas Berbere liderábamos a la unidad como su
comandante. La General Farnesio también iba con nosotros. La caballería nos
seguía justo detrás. No estoy segura si estaban a nuestro ritmo… Ah, rayos.
Debí haberme echado una fumadita antes de esto.
La General Farnesio me susurró al oído.
— Capitana. A la izquierda. Si vamos a la derecha, terminaremos en un
infierno. Sople el cuerno y de la señal a la caballería.
— Entendido.
Levanté inmediatamente el cuerno con mi mano derecha y lo soplé.
“Baaah”.
Giré mi escoba a la izquierda.
Las brujas que nos escoltaban también giraron las cabezas de sus escobas y
volaron hacia el lado izquierdo del bosque. Veo que hacen un buen trabajo
siguiéndonos mientras evitan los álamos. El sonido de los cascos también nos
seguía.
— Derecha.
Cuando la General Farnesio lo ordenaba, yo soplaba un cuerno que sonaba
completamente distinto al sonido anterior.
— Más adelante a la izquierda.
Cuando la General Farnesio lo ordenaba, yo soplaba el cuerno que había
soplado antes, pero con una duración más extensa. Sí, ese era todo el sistema de
señales que habíamos decidido antes de la batalla.
No había banderas. Las señales de mano eran imposibles. Debido a las llamas
ardiendo a nuestro alrededor, era muy difícil abrir nuestros llorosos ojos.
Incluso si intentáramos abrirlos, lo único que veríamos serían álamos.
“Gooooh…”.
“Baaaaah…”.
Dos sonidos de cuernos.
Al confiar solo en esos dos sonidos, la Guardia Real y caballería del Maestro
Dantalian estaban cruzando veloz y fervientemente el bosque. También trajimos
un cuerno que indicaba la orden de cargar, pero no tenía idea de cómo ni cuándo
iba a ser usado. En serio.
— ¡¿Con qué convicción anda ordenándonos tan confiadamente que
vayamos a la derecha o izquierda?! Ahorita nos encontramos yendo hacia
alguna parte de la derecha, ¿bien? ¿Sí? ¿Oigaaaa? ¿Su Excelencia General
Interina? ¡Me importa un comino hacia dónde vamos, pero me gustaría que no
hubiese un cementerio…!
— Quédate quieta.
La General Farnesio ordenó con un tono apagado. Aunque su voz era la típica
voz carente de emociones, la diferencia era que se sentía como si realmente
estuviese harta en lo más profundo de su mente y lo dejase fluir.
— Capitana. Dejando todo lo demás de lado, tu boca es muy descuidada. Tu
voz es ruidosa. No distingue cuando debería y no debería callarse. Esta es la
orden de ésta damisela, pero es momento de que te calles. ¿Entiendes?
— Entendidooo. Si me dice que me calle, me callo.
—…ahh.
La General Interina soltó un largo aliento.
No fue un suspiro. Pude sentir la ardiente sensación en mi espalda
proveniente de la respiración de la general mientras se filtraba por mi ropa.
Desde hace poco, la General Farnesio había estado soltando su aliento caliente
como una chica con fiebre. Cada vez que lo hacía, mi espalda se humedecía.
¡Agh, que sensación tan pegajosa…!
— Juu, hmm…
Honestamente, ya estoy empapada. En este instante, todo el cuerpo de la
general, que estaba aferrado a mí, estaba tan caliente como una bola de fuego.
Realmente estaba sudando sin parar.
Incluso si el bosque a nuestro alrededor estaba ardiendo, estábamos volando
a gran velocidad. No había razón para estar sudando ahora. A pesar de eso, la
General Farnesio estaba sudando tan profusamente que me había hecho que me
empapara.
Fiebre de Sabiduría.
Parece que la general detrás de mí estaba soportando arduamente la fiebre
que el Maestro Dantalian había llamado así. Ocasionalmente podía sentir cómo
sus hombros temblaban en agonía.
— Ahh… Hmm… Ahh… Uhhh… uu…
“A este paso, quién sabe si terminaremos con una chica inconsciente”.
En cualquier caso, seguimos la orden de la General Farnesio y anduvimos de
izquierda a derecha a través del bosque.
Los árboles rápidamente se acercaban y alejaban de nuestras visiones.
Ocasionalmente íbamos a lugares donde las llamas aún no llegaban, lugares
quemados completamente y que ahora solo eran cenizas, y lugares que aún
estaban cubiertos por las llamas. Todos esos escenarios fueron dejados
rápidamente detrás de nosotros.
— ¿Su Excelencia General Interina? ¿A dónde deberíamos ir ahora?
—……
En lugar de una respuesta, solo hubo un aliento.
Un sonido de respiración que se hacía más caliente con cada segundo.
La respiración de la chica era tan pegajosa como un pantano.
— ¿Generaaaaal?
—……
Una vez que me volví——
——la chica estaba cerrando sus ojos.
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— Ésta damisela lo ama, Alteza.
— Sí, ya veo que tus pendejadas son amargas. Vete a dormir.
Parece que Farnesio se volvió loca sin razón alguna ya que me ha confesado
su amor de forma bastante abrupta, pero amablemente la rechacé en menos de
tres segundos. Esta mocosa siempre ha estado loca, por lo cual, el que se me
confesara no era nada alarmante.
Farnesio contempló inexpresivamente.
—…que extraño. ¿Qué sucede? Humildemente, la belleza de esta damisela
es muy excepcional. Si ella tuviese que hablar con toda sinceridad, entonces
diría que aún no ha aparecido una mujer cuya belleza sea superior a la que ella
posee. ¿En serio usted es eunuco?
— ¿Ah? ¿Esto es porque vienes de jugar con fuego? Estás diciendo
demasiadas estupideces.
— ¿Ésta damisela lo ama…? ¿Lo amo, Alteza? Ella cree que lo ama, Alteza.
Lo adoro. ¿Lo aprecio? ¿Lo estoy amando? Realmente siente amor por usted.
Le concede todo su tiempo, Alteza. Es su sol. Su medio día. Su luz y su melodía.
La luz del sol que brilla sobre la ceniza.
— Ahora si te volviste loca.
— Ésta damisela desea, espera, anhela, ansía que usted tome su tiempo y lo
haga melodía. ¿Alteza…? Oh, ya veo… Ejem, ¿ese era el problema?
Ah, ¿se dio cuenta?
Farnesio me miró con toda confianza.
— Ésta damisela lo ama, padre.
—……
La golpeé por la parte posterior de su cabeza.
El problema no era cómo me tratase. Mi hija, cuyo corazón está enfermo, es
una lunática.
— ¿Esto qué es? ¿Qué podría seeeer?
Adicionalmente, las brujas habían regresado con sus vidas intactas y ahora
se encontraban haciéndole bullying a Ivar Lodbrok. Éste se encontraba sentado,
inmóvil, en nuestro campamento, por lo que ellas estaban saltando a su
alrededor y chismoseando entre ellas mismas.
— No importa cómo lo vea, parece que hay un tipo murciélago aquí. Como
su hocico es de murciélago y su fisonomía también, no hay duda de que,
sinceramente, es un desgraciado como de murciélago. El tipo que me hizo creer
que jamás sería capaz de conocer a una persona así además de él, parece estar
ante mí, ¿no creen?
— Extraño, es muy extraño. De lo que puedo recordar, este es un maldito
desgraciado, pero ¿por qué alguien como él está en el campamento de nuestro
maestro? ¿Será que finalmente decidió aceptar a malditos bastardos? Jajajaja,
con cada día que pasa, la gracia real de nuestro maestro se vuelve más voraz.
—……
Ivar Lodbrok permanecía sentado y apenas lograba mantener su boca cerrada,
evitando darle una respuesta a las brujas. Sin embargo, si yo fuese su abogado,
nuevamente, le habría aconsejado lo contrario a guardar silencio. Para las
brujas, la respuesta de la otra parte no les importaba en lo más mínimo. Vean.
¿Acaso las brujas no están danzando alegremente agarradas de las manos y
formando un círculo alrededor de Ivar?
— Pensamos…
— Pensamos y re-pensamos…
— Pensamos como una persona que sólo le queda pensar en eso.
— El hecho de que nuestro maestro fue encarcelado por una semana.
— Ahh, una semana sin lavarse.
— Ahh, una semana sin fappearse13.
— Ah, qué dolor, qué dolor, qué pena.
— Pensamos.
— Desde tiempos antiguos, si el hombre dura un día sin fap, es algo alegre y
lamentable.
— Pensamos y re-pensamos…
— Si dura dos días, es una tragedia. Si dura tres días, es una atrocidad.
— Pensamos como una persona que sólo le queda pensar en eso.
— Ahh, pobre, qué pesar. Pobrecito nuestro maestro. Fue incapaz de fapearse
en una semana. Como sus fieles sirvientas, no hay forma de que no cantemos
una cancioncita para él.
— Ah, qué dolor, qué dolor, qué pena.
— Pensamos.
— ¿Sobre ese largo tiempo sin fap del maestro?
— Pensamos y re-pensamos.
— ¡Sobre la lamentable semana sin fap del maestro!
— Pensamos como una persona que sólo le queda pensar en eso.
— Ah, qué dolor, qué dolor, qué pena.
— Mira a los enanitos con boquitas pequeñas, mira a esos malditos lobos con
hocicos largos, mira los hijos de los caballos con bocotas largas y puntiagudas,
y mira a los cerdos con esas panzotas. Ah, todos se han acercado y mirado al
vejestorio chupasangre de allí. Bueno, cantemos una quejumbrosa melodía:
escuchen.
—……
Al final, estas locas comenzaron a cantar al mismo tiempo.
“Un anciano preguntó”
“¿Qué Lord Demonio en el mundo tiene el pene más grande?”
“Le respondimos sin temor”
“Se llama Dantalian, lo tiene en pena, pero es gigante”
“El viejo volvió a preguntar”
“¿Qué tan asombroso es para que lo estén alabando?”
“Le respondimos sin dudar”
“Es un pene que, en velocidad, nadie le gana disparando”
“Su vello púbico es más denso que un espacio forestal”
“E incluso es tan caliente que al fuego hace llorar”
“Ni una montaña le gana en firmeza”
“Pero ¿eso a quién le interesa?”
“Como no lo pudo usar en una semana entera”
“Se ve claramente que ese pene da pena”
“Y por eso esta canción”
“Se llama Dantalian, lo tiene en pena, pero es gigante”
“Dantalian, con el pene más triste que no ha existido antes”
—……
Quedé en silencio.
—……
Ivar Lodbrok también calló.
— Ah, referencialmente, ésta damisela fue quien compuso esa canción,
Alteza. Ya que su genio, el cual resuena por todo el mundo, ha llegado a esto,
usted puede quedar conmovido y llorar tanto como guste. Incluso ella debe
admitir que ha sido un muy buen acorde.
Pero la loca esa no se calló.
Eventualmente, Humbaba, la líder de las brujas y Capitana de la Guardia Real,
extendió sus brazos completamente.
— Se llama Dantalian, lo tiene en pena, pero es giganteeeee.
No fue hasta que cantó esa línea con tanta pasión que la locura llegó a su
cénit y cesó.
Pareciera que las brujas se encontraban bajo la ilusión de ser actrices de una
ópera barata. Era una escena increíblemente excéntrica, pero al mismo tiempo
no lo era. Si considerabas el hecho de que sus cerebros normalmente se
encuentran cerca de ser vaporizados por las drogas, esto no era nada extraño.
— ¿Lo ven? Dije que hice una súper canción, ¿o no? Jajajaja. ¿Cómo les
quedó el ojo, mis brujitas? ¿Ahora admiten que yo sí poseo un talento artístico
asombroso?
— Lo certifico.
— Lo reconozco.
— Es algo que debo admitir.
— Es algo que no puedo no admitir.
— ¡Lo siento, Maestro! Originalmente volveríamos antes a su lado, pero
escuche esto. Había prisioneros humanos holgazaneando cerquita de aquí,
¿sabe? Ejem. Ehh, ejem. Como expertas en tortura y ejecución, no es como si
no les concediésemos amabilidad.
— Bueno, las ejecuciones hoy en día no son capaces de avivar la sensación
del pasado sin importar lo que hagas. Comparado al pasado, el mundo se ha
debilitado.
— Cierto. En mis tiempos, cuando te cortaban la carne, no lo hacían de forma
normal. Más bien, tendrías que dar las gracias si todo lo que hacían era cortártela.
Normalmente solían arrancarte toda la piel, te vertían una pócima sobre la carne
fresca, la sanaban completamente antes de volvértela a quitar. Yo soporté eso
unas dos veces, pero ya para la segunda oportunidad, todo se hacía más difícil.
— Eh, ¿sólo dos veces? ¿Llamas a eso experiencia? Soy capaz de
mantenerme cuerda al menos por unas cinco veces, muchachita.
— No es por presumir, pero no perdí el conocimiento a pesar de que me
habían despedazado los órganos internos, y me despellejaron unas treinta veces.
Al contrario, se me aclaraba la mente con cada desollada que me hacían. Sentía
como si la tortura no podía invadir mi prestigiosa mente.
— Eso me pregunto. En lugar de decir que no te desmayaste, me da la
impresión de que nunca estuviste cuerda desde que naciste.
¿Qué carajos estaban diciendo estas chicas?
Me dio una ligera jaqueca.
Si una persona tenía su boca, debería emitir sonidos, pero estas chicas estaban
balbuceando mientras sólo soltaban ruidos. Por eso, podía decir con toda
confianza que en lugar de bocas, estas mocosas poseían culos.
— Puede que no lo sepan, pero soy una bruja cuya sangre fue chupada por
un archiduque vampírico en el tiempo que fui muy popular. Es algo vergonzoso
decirlo en frente de ustedes, pero en realidad, mi linaje es tan grandioso que ni
siquiera debería estar aquí con gente como ustedes.
— Parece que esas palabras se las dices a nuestros culos en lugar de nuestras
caras.
— Me acaba de dar el olor de un pedo. ¿Quién se lo echó?
— Yo no fui.
— A mí ni me mires.
— ¿Y ustedes por qué me miran? Ni cochina que fuera para hacer eso. Al ver
mi cara de niña inocente, pueden decir que mi culito no es grosero para estar
echándose un pedo.
— Tus negaciones te hacen más sospechosa. Me da la impresión de que fuiste
tú ya que lo niegas demasiado. Ah, acabo de ser perfectamente lógica, ¡me amo!
— Eres sospechosa por estar sospechando mucho de mí. No sé si seas
perfectamente lógica o no, pero estoy segurísima de que eres una puta
perfectamente loca.
— ¡Qué pase la jueza!
— Bueno, bueno. De lo que puedo decir, este es un incidente apestoso. A
juzgar por su aroma, pueden decir que esta flatulencia no tiene ese tipo de hedor
común y corriente.
— ¿Cuál es el veredicto, Su Señoría Humbaba? La gente está haciendo
escandalo afuera de la corte penal. Por favor, recuerde que fue la gente quien la
designó jueza de la ciudad.
— ¡La jueza política que complace a las brujas debería renunciar!
— ¡Qué renuncie! ¡Qué renuncie! ¡Qué renuncie!
— Ejem… Mierda, esto es preocupante. ¡Cálmense todas! ¡Si no fuiste tú,
yo, o alguna de nosotras, estoy segurísima que el culpable de la flatulencia es
nuestro maestro!
— ¿Qué fue eso?
— Esa es una conclusión inesperada.
— ¿Tienes pruebas? ¡Quiero pruebas!
— El olor de la flatulencia proviene de su dueño. La razón por la que apesta
tanto es debido al hecho de que nuestro maestro pasó toda una semana encerrado
y hasta ahora es que lo viene soltando.
— ¡Patrañas!
— ¿Esas fueron tus palabras o simplemente un pedo? ¡Ahora la jueza es la
que se está pedorreando!
— ¡Buuuuu! ¡Juicio de bruja! ¡Hagamos un juicio de bruja!
— Esperen. Ejem. Si optan por objetar este veredicto, la jueza no tendrá más
opción que sospechar que uno de sus adorables culitos fuel que cometió este
crimen…
— Un veredicto perfecto.
— Reconocido.
— Como era de esperarse de la Capitana Humbaba. Fue un veredicto
hermoso.
—…que Lord Dantalian tenga que ser el culpable detrás del pedo… Todo es
mi culpa. Si lo hubiese sabido antes. Si tan solo lo hubiese sabido un poco
antes…
— No, Euríale. No es solo tu culpa. Nuestra apatía por el culo de Su Alteza
Dantalian es lo que nos trajo a esta tragedia.
— Herman…
— ¡Hijo mío!
— Joder, esto es conmovedor. Han pasado más de 50 años desde que me
designaron jueza, pero es la primera vez que presencio una escena tan triste. Es
imposible que esta jueza no derrame lágrimas.
— ¡Qué coincidencia! Tras observar todas sus conductas, ésta grandeza
podría llorar sangre.
Estaba observando a estas locas mientras me preguntaba cuánto de sus
cerebros habían desechado. Mientras más las veía, más crecía mi curiosidad por
saber el nombre del desgraciado que fue tan loco como para designarlas sus
Guardias Reales. Si no fuese por el hecho de que ese desgraciado loco era yo,
habría sentido más curiosidad.
— Jajajaja, maestro.
Salto.
Humbaba saltó hacia mí y se quitó el sombrero de cono.
Lleno de curiosidad por saber lo que la chica iba a hacer, bajé la mirada y vi
que tenía un montoncito de suciedad dentro de su sombrerito. Tras examinar un
poco más esa marca de mugre, noté que era un puño de tierra con varios dientes
de león saliendo de él.
¿Acaso los colocó dentro de su sombrero sin siquiera sacudir el polvo de las
raíces? Había dientes de león dentro del sombrero de la bruja. Fruncí el ceño.
— ¿Y esto qué es?
— Contemplamos varias veces lo que podríamos obsequiarle, Maestro. Un
pequeño obsequio para celebrar su excarcelación. Sin importar cuánto
pensáramos en ello, no pudimos ser capaces de pensar en un regalo que pudiese
hacerlo feliz. Maestro, incluso si le ofrecemos nuestros cuerpos, como usted
siempre ha sido un eunuco, ¿qué bueno sería eso si no nos tomaraaaá?
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DUNGEON DEFENSE 5
— Veo que creen que cada hombre en el mundo debe corresponderles.
¿Cómo debo arreglar su malentendido? Mejor dicho, ¿acaso no saben que sólo
una minoría de hombres les podría corresponder?
— Su mayoría absoluta está errada, maestro. La historia dice lo contrario.
— No me interesa conocer esa historia…
Que existiese una historia donde corresponderles a estas chicas fuese lo
correcto, y rechazarlas fuese lo errado… ¿Qué se suponía que era eso? ¿El
Necronomicón? ¿Era como un libro del mal o el pergamino de encantamientos
del mismísimo diablo?
Humbaba metió su mano izquierda en su sombrero. Esa mano a la que, en
cierto momento, le fue cortado el dedo anular.
Había demasiada humedad en ese puño de suciedad, por lo que el interior
estaba excesivamente sucio. Incluso si estaba así, era porque la suciedad estaba
viva. La pequeña bruja ante mí arrancó un diente de león, el cual estaba sucio
por estar vivo, con un snap.
— Maestro. Jajaja. Es un poco tarde, pero… –luego de colocar el diente de
león detrás de mí oreja–. ¡Felicidades por su liberación!
Sonrió radiantemente.
—……
Quedé momentáneamente sin palabras.
Las brujas rieron. Fue ligero. Un sonido realmente ligero. El sonido de la risa
se esparció fácilmente en el cielo y se impregnó con facilidad. Y creí que esa
ligereza era así porque había desechado un poco de su vida en alguna parte.
Farnesio habló:
— Alteza. Parece que entre las masas, la gente considera el acto de colocar
una flor detrás de la oreja como una prueba de la demencia propia. Por
coincidencia, parece que hay una flor detrás de su oreja. Ésta damisela no trata
de ir tan lejos para dar una explicación o algo parecido, pero es así, ella sólo
desea decirle que, casualmente, usted se ha vuelto alguien demente.
— Si mi cerebro no se ha necrotizado aún, entonces, Farnesio… ¿por
casualidad no confesaste pasionalmente tu amor por mí hace unos minutos?
— ¿…? ¿Y qué? ¿Acaso existe una correlación significativa entre su locura
y el amor de ésta damisela, Alteza?
La chiquilla que estaba inclinando su cabeza y cuestionándome sinceramente
acerca del tipo de correlación que existía entre los dos, era la niña que tomé
como mi hija adoptiva en este mundo. ¡Qué locura! Es realmente lamentable.
Por como se ve, parece que esta vida será tan asquerosa como la que tuve antes.
Sin embargo, no me quejé excesivamente hoy.
Simplemente…
— ¿Eh…?
— ¿Oh?
Con mi mano derecha en la cabeza de Farnesio, y la izquierda en la cabeza
de Humbaba, las acaricié y hablé:
— Gracias.
Por ganar una batalla tan difícil.
Por ser la primera persona en regalarme una flor desde que caí en este mundo.
Se los agradezco a las dos.
Mi General Interina y mi Capitana de la Guardia Real se miraron entre sí
antes de sonreír radiantemente como una hortensia y un diente de león que
habían florecido lado a lado.
— Ésta damisela realmente lo ama, Alteza.
— ¡Realmente me gusta, Maestro!
Independientemente del tipo de enunciación con el que se dijo ese amor, y
del tipo de esperanza con el que se dijo ese ‘me gustas’… Ya éramos una familia.

La llegada de la Alianza Creciente.


Probablemente fue gracias al hecho de que obstruimos fuertemente a los
perseguidores en el Bosque Vístula, el mar de árboles, que Barbatos y Paimon,
el ejército principal de la Alianza Creciente, fueran capaces de cruzar las
Montañas Negras sin tener que enfrentar algún peligro.
En esa noche en la que la batalla terminó en el mar de árboles, las dos Ladies
Demonio enviaron una carta. Barbatos y Paimon se encontraban ocupadas
dirigiendo su marcha. Por esa razón, sólo escribieron una línea en sus cartas.
“Gracias. Nos vamos primero. Síguenos”.
“Lo siento, dejaré a Sitri a tu cuidado”.
Al estar en una situación donde uno tenía que agradecerle y pedirle disculpas
a una persona, hay gente que primero da las gracias, así como hay gente que lo
primero que hace es disculparse. Barbatos fue la primera. Paimon la última. La
diferencia entre la primera y la última se debía a la brecha que las había dividido
en el pasado.
Paseé por el campamento militar que habíamos montado toda la noche y miré
al cielo vespertino. Un grupo de soldados me notaron mientras pasaban y me
saludaron. Sacudí mi cabeza y omití su muestra de respeto.
— El monarca debería ser el que muestre respeto a los soldados que han
triunfado. Lucharon bien. Resistieron bien. Se ha provisto mucha carne, así que
los alimentos de hoy serán sustanciales.
Los soldados expresaron su gratitud y siguieron su camino.
Aún si yo no era más que un rango 71, seguía siendo un honorable Lord
Demonio. ¡Qué tipos tan lindos! Sonreí ante la modestia natural de los hombres
y oficiales, y volví a sumirme en mis pensamientos.
“Elizabeth, la Princesa Imperial, fue derrotada. Perdió algunas de sus
tropas. Su registro de victorias perfecto también fue manchado. Sin embargo,
la derrota no era más que una desgracia inmediata, ella obtuvo algo mayor”.
El hecho de que, cuando la Alianza Creciente se retiró, ella fue la única
persona en declarar que la batalla continuaba hasta el final. Que en realidad fue
quien personalmente lideró la persecución con su posición real. Y que, mientras
dirigía y luchaba, su cuerpo real fue herido.
Me lamenté.
—…los plebeyos de la humanidad probablemente celebraran. Y lo harán
audiblemente.
Justificación.
La justificación de haber dado un paso al frente, y sin dudar, para exterminar
a los demonios, aun cuando las demás naciones se rehusaron a participar y la
mayoría de los ejércitos estaban aterrorizados.
La batalla en el Bosque Vístula fue feroz, desesperada y severa. Ambas
personas que podían ser consideradas ‘cabezas de sus respectivos lados’ habían
sido golpeadas por una saeta. Si hubiesen tenido menos suerte, habrían muerto.
Los soldados naturalmente respetaban a los generales que cargaban hacia
adelante mientras enfrentaban el peligro más que los demás. No solo ellos.
Hasta los plebeyos celebrarían el nacimiento de un héroe…
La invicta general rubia que fue favorecida por la Diosa Atenas. Esa era
Laura De Farnesio. La Princesa Imperial Elizabeth no era diferente.
— Por un lado estaba una general rubia, y por el otro una emperatriz de
cabello plateado.
Esas dos solo podían detenerse entre sí. Era como en la historia original. En
esta vida, aceleré la inevitabilidad de la historia con más violencia. Incluso en
el futuro, el continente se mecerá bajo la habilidad militar del oro y la plata.
Anoche, la Princesa Imperial Elizabeth bajó la guardia. Confundió a Farnesio
con un cadáver o una marioneta.
Un amargo error. Oh, Elizabeth. Puede que haya sido así cuando la conociste,
pero anoche no fue igual. Farnesio floreció en menos de un par de días. Yo, el
padre y señor de esa niña, hice que eso pasara.
En consecuencia del intervalo de un par de días, ayer te derrotaron.
Probablemente fuiste incapaz de predecirlo. Incluso puedes haber pensado en
esto como un engaño. Sin embargo, el lugar donde tu falta de conciencia se
ubicaba, también yacía tu incompetencia, y el punto donde considerabas esto
como un engaño, era donde estaba tu límite.
‘No hay forma que alguien pueda cambiar en un par de días’.
Esa era la incompetencia y límite que poseías. Una persona sí es capaz de
cambiar en ese tiempo, y más si tienen ayuda de otro.
Desde ahora en adelante, la guerra que tú y yo crearemos siempre tendrá el
tiempo de ‘varios días’. Quizá sea una guerra que compita por el tiempo de
varias horas. Incluso al mediodía del día donde una victoria incomparable había
sido obtenida, ya me encontraba prediciendo la próxima guerra.
Fue en ese momento…
— ¿Hm…?
En la distancia, un grupo de caballería estaba acercándose desde el otro lado
del campamento militar. ¿Eran amigos o enemigos? Si no eran ninguno de esos
dos, ¿eran desertores? Entrecerré mis ojos y miré a la distancia.
La unidad de caballería sostenía 3 estandartes. El primero era una bandera
blanca que representaba el deseo de negociar en lugar de batallar. Seguido de
este estaba una bandera negra con la luna oscura de la Alianza Creciente en ella.
Y por último, una bandera batiéndose que mostraba con quien estaban afiliados
la cual irradiaba un brillo dorado.
Un lema estaba escrito en ese estandarte.
“Conoceos a vos mismo”.
—……
Un estandarte que era mitad rojo y mitad blanco. De acuerdo a eso, el lema
estaba cosido con letras doradas. Los que luchan por coexistir entre la paz y la
guerra, y por disfrutar del oro mientras coexisten.
Ubicado en el rango 5 del continente demoniaco.
El lord a cargo de la nobleza.
El sagrado e inviolable representante de la dignidad absoluta.
—…Lord Demonio Marbas.
El monarca de la Facción Neutral estaba al acecho en la distancia.
El Rey de los Campesinos, Dantalian. Rango 71.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 5, Día 15.
Polles.
‘Esto es imprudente’ –protestó Lapis.
‘Ésta damisela no podrá protegerlo’ –aconsejó Farnesio.
‘¡Bueno, Maestro, usted está loco, pero si es necesario, ésta morirá con
usted!’ –Humbaba ofertó.
Mientras rechazaba la protesta, tenía presente el consejo, y aceptaba la oferta;
yo, Dantalian, me dirigí al cuartel militar de la Facción Neutral.
La noche era oscura ya que la medianoche había pasado. La única que podía
ser llamada mi guardia era Humbaba, y aun así, la habían desarmado. Además,
fueron tan lejos como para inspeccionar su ropa interior tras haberla desnudado.
La carne que había sido rasgada tras el extenso periodo de tortura que soportó
se mostraba en primer plano.
— Jajajaja. No he escondido nada. No tengo nada que ocultar. Realmente no
tengo nada en mí. ¿Creen que estoy tan loca como para andar fastidiando al
Lord Demonio que le tiene una hipoteca a mi alma? ¡Por favor!, soy Humbaba.
La líder que guía a las Tres Pesadillas. Me encantaría que mostraran más respeto
a la medalla Cuadrífila que está pegada a mi sombrero.
—……
El centinela miró a Humbaba de pies a cabeza antes de asentir. Luego, a la
bruja le permitieron la entrada al campamento de la Facción Neutral. Pero claro,
fue después que inspeccionaran cada recoveco de su cuerpo.
Humbaba solo sonreía.
— ¿Vio eso, Maestro? Es por conductas así que terminé creyendo que la
mayoría absoluta de los hombres en el mundo deseaban mi cuerpo. Aún si
intento ir tranquilamente a algún lugar, hacen estas estupideces.
— ¡Por Jesucristo!, toda tu vida es un auto-tormento.
— Jajaja, no puedo negarlo. Como era de esperar de usted, Maestro. Si añade
el hecho de que mi auto-tormento es mi propia tortura, sería perfecto.
Caminamos juntos como maestro y sirviente mientras murmurábamos. Los
soldados de la Facción Neutral nos siguieron de cerca por ambos lados. Las
antorchas que sujetaban iluminaban nuestras expresiones. Como uno podía
esperar de soldados de élite, todos estaban inexpresivos; pero a pesar de eso,
ocasionalmente fruncían sus ceños al ver a Humbaba.
Me preguntaba por cuánto habíamos caminado.
Fuimos guiados a una tienda particularmente enorme. Era una tienda militar
hecha al juntar pieles de tigre. Debido al hecho de que Paimon y Barbatos no
tenían una personalidad que discutiese sobre el lujo de sus espacios, la tienda
que estaba mirando era la más lujosa que hubiese visto.
Todos los centinelas que estaban montando guardia en la entrada tenían una
medalla Dífila pegada a sus cascos. La medalla con forma de una hoja era un
honor que se le concedía únicamente a aquellos que participaban en una Alianza
Creciente y desempeñaron una acción digna de méritos.
Como esta era la octava Alianza Creciente y la expedición aún no terminaba,
esas medallas pertenecían a la sexta y séptima. Eso significaba que esos
centinelas, cuyos números apenas alcanzaban los veinte, eran guerreros
veteranos que pudieron sobrevivir en los últimos 200 años. Humbaba se
comportó innecesariamente como una perra de raza shih tzu y apuntó a su
propio sombrero.
— Maestro, maestro. Mire. Ésta tiene una Cuadrífila.
—……
— ¡Pobres! Estos tienen solo Dífilas. Jajaja. ¡Ésta es dos veces más fuerte
que ellos!
¡Asombroso!
Los centinelas nos fulminaron con sus miradas en lo que Humbaba dijo esas
palabras. Sigo siendo un Lord Demonio a pesar de mi apariencia. Pasé mi mano
por el cuerno pegado a mi nuca y susurré.
—…aún si dices que tienes cuatro hojas, ¿acaso no recibiste tu cuarta hoja
como un obsequio de Su Alteza Paimon tras haber jugado sucio? Te lo pido.
Recuerda que estamos en medio de un ejército que puede volverse o no
abruptamente hostiles hacia nosotros.
— Ehh. Pero es que de repente me pongo de mal humor si cierro mi boca por
un momento. Es como un cáncer avanzado.
— Al menos ¿no podrías susurrar de forma que solo yo te escuche?
— Pff. No me diga, ¿esa fue una confesión secreta? No debe, Maestro. Ésta
ya tiene un maestro a quien le ha entregado su afecto, por eso, es imposible que
le entregue su cuerpo a usted…
Sí.
Lo que sea.
¿Qué más podría esperar de ti?
Solo crece sanamente.
Mientras recibíamos las claras miradas de los centinelas, Humbaba y yo
seguimos conversando. Una vez que pasó casi media hora, una voz baja resonó
dentro de la tienda.
— Lord Demonio Dantalian, entra.
El tono de esa voz era viejo. Sin embargo, hubo un gruñido fuerte que no
podía ser aplacado totalmente por la antigüedad pegada a esa voz. Me
preguntaba si así era como sonaba si un oso pardo aprendiese el lenguaje de la
gente.
Acaricié el cabello de Humbaba detrás de su oreja.
— Ya regreso.
— Sí, Maestro –Humbaba sonrió brillantemente–. Ésta lo esperará. Siempre.

Al igual como la tienda militar parecía grande por fuera, era inmensa por
dentro. Creía que yo vivía en una tienda lujosa debido a todo el dinero que gasté
en ella, pero el cuartel en el que residía el líder de la Facción Neutral estaba en
otro nivel.
12 asistentes estaban bajando sus cabezas en silencio. 6 guardaespaldas reales
con espadas en sus cinturas o lanzas en sus manos me estaban mirando. Una
alfombra roja estaba tendida en el suelo del lugar con un gran trono situado en
el extremo final. Un monarca estaba descansando oblicuamente su espalda en
ese asiento.
Dentro de un lugar que no debería ser considerado ‘una tienda’.
Sino que sería mejor tratarlo como un palacio ubicado en el centro de un
campo enemigo.
— Dantalian –habló el monarca–. Es admirable que vinieses aquí, solo.
¿Acaso viniste a responder a mi llamado?
Marbas me miró fijamente a la cara.
Su rostro estaba cerca. Su mirada no vacilaba. Todos los años de experiencia
del monarca se esparcían por toda su cara a modo de arrugas. Su perseverancia
firme se distribuía por sus hombros firmes. Como alguien que no distinguía
entre la vida y las creencias, un gobernante, que solo había reunido las creencias
con la vida y la vida con creencias, se encontraba sentado ante mí. Era un
monarca perfectamente firme.
— La última vez que te vi fue justo después del discurso que declaraba el
inicio de la guerra. ¿No estabas en prisión?
Bajé mi cabeza y respondí.
— Los pecados de éste le fueron perdonados, por eso lo liberaron.
— Algo así escuché. ¿Te liberaron el mismo día que ocurrió la tragedia en
las Llanuras de Bruno?
— Sí, Su Excelencia. Así fue.
— También escuché que eres amante de Barbatos. Permíteme preguntarte
esto: ¿tú estabas, de alguna forma, involucrado en esa tragedia?
—……
Lo contemplé por un momento.
Mentir en esta situación era algo fácil. Tenía plena confianza en mi capacidad
para engañar. También existían diferentes formas de responder a esta pregunta
de una forma imprecisa. Sin embargo, era probable que hacerse el loco no era
lo importante ahora. Elevar naturalmente la impresión favorable que este
monarca tenía sobre mí era lo más crucial.
‘En buenos términos, es principialista’, comentó Paimon.
‘En malos términos, es un fósil jodido y agresivo’, comentó Barbatos.
‘Además, es calvo’.
‘Sí, es un viejo pelón’.
Esos no eran comentarios particularmente importantes.
Sacudí mi cabeza mientras me asombraba mentalmente de mi maldita
memoria.
— Su Excelencia, éste presenció la tragedia en primera persona. Como le fue
imposible detenerla a pesar de estar ahí, y aunque hubiese podido hacerlo, éste
no lo habría hecho; por esa razón, sería lamentable si terminase clamando que
no se encontraba involucrado en tal suceso.
— Ese es un argumento apropiado y seguro. Levanta la cabeza –eso hice.
El monarca tenía un monóculo sobre su ojo derecho. Las velas ubicadas en
cada rincón de la tienda se alineaban a sí mismas hacia el éste y lo hacían brillar.
Aunque me era difícil mirar directamente el rostro de ese gobernante, éste me
miró de pies a cabeza.
— Dantalian, ya que eres el más joven entre nosotros y tienes el rango más
bajo, asumo que apenas te involucraste en ese incidente. Incluso durante el día
donde se derramó toda esa sangre, probablemente fuiste incapaz de participar
en ello, pues te encontrabas tras las rejas. Entre todos esos que van de un lado a
otro diciendo que son de la Alianza Creciente, sólo tú eres inocente.
— Éste se siente honrado, Su Excelencia.
Ese no era el caso.
Lamento informarte, Marbas, pero si uno tuviese que elegir quién era el
culpable principal detrás del derramamiento de sangre, entonces yo sería la
primera persona en ser señalada. Originalmente, yo soy con quien debes ser más
hostil. Sin embargo, no tienes más opción que tolerar este malentendido.
Pues…
— Barbatos y Paimon te enviaron, sin piedad, a la retaguardia; te dejaron
atrás para que combatieras a los humanos que se acercaban. No hay duda de que
te convirtieron en un cordero de sacrificio bajo la condición de tu liberación.
¿No te sientes molesto?
Sí. Porque, sin importar cómo veas mi situación, la gente sólo sería capaz de
ver esto.
—……
Ahh, me reí internamente. A pesar de toda mi consideración, la Princesa
Imperial Elizabeth y yo éramos iguales. Para nosotros, las victorias y derrotas
de las batallas no eran más que asuntos secundarios.
La victoria era dulce y hermosa, sin embargo, ¿la derrota no era humillante y
lamentable? En las raras oportunidades donde enfrentas batallas en las que te
pueden humillar por completo, debes asegurarte de que sea una lucha en la que
puedas obtener algo aún si te derrotan. Tradicionalmente, mezclarse sólo en ese
tipo de batallas era lo más apropiado.
La Princesa Imperial fue derrotada. A pesar de eso, obtuvo una justificación.
Eso era algo que podía obtener sin importar si ganase o perdiese. Por tal motivo,
esa era la razón por la que ella nos persiguió a través del mar de árboles sin
dudarlo.
Triunfé. Sin embargo, aún si hubiese tenido que perder, mi inocencia había
sido probada. Para los demás demonios, yo era un individuo pobre, patético y
lamentable; un pobre servidor que había estado jugando con Barbatos y Paimon
antes de ser desechado como una mano de cartas.
Había ganado. Sin embargo, incluso si nuestras fuerzas triunfaron, ¿qué había
estado haciendo yo? ¿Dónde me encontraba cuando Farnesio fue golpeada por
una saeta y las brujas arriesgaban sus vidas? En la retaguardia. Estaba montando
un campamento en la línea trasera más segura y recibiendo a los rezagados.
Aunque gané, ya que fue una victoria obtenida no por mi propio esfuerzo,
estaba dando un paso al lado de la gloria de la victoria. Algunas personas pueden
considerar este trato como irrazonable—— pero considero esto como la
conclusión inimaginable más hermosa.
Incluso desde aquí, sentía como si pudiese escuchar al público
ridiculizándome.
“Lord Demonio Dantalian. Un individuo que, de alguna forma, obtuvo un
dinero inesperado; sin embargo, lo gastó desconsideradamente por su amante
porque es un imbécil”.
“Lord Demonio Dantalian. Fue lo suficientemente afortunado para reclutar,
de alguna forma, a una genio como su general; sin embargo, nunca fue
personalmente a una batalla porque es un gallina”.
“Lord Demonio Dantalian. Un individuo que fue capaz de sobrevivir a ese
día por pura suerte; sin embargo, constantemente es usado por Barbatos y
Paimon porque es el rey de los idiotas”.
Un libertino. Un gallina. Un idiota.
Qué hermosos son esos susurros.
En este amplio continente, el número de monarcas que son conscientes de
que actúo desde las sombras se pueden contar con una sola mano. Barbatos,
Paimon, Sitri, Ivar Lodbrok, y Elizabeth. Única y exclusivamente ellos.
Cinco personas.
Cinco individuos solamente.
Era una actuación donde tenía que enfrentar solo a cinco personas.
Por el otro lado—— ¡Ahh!, Elizabeth. Oh, Elizabeth, cuyos mechones
plateados son elegantes. ¡Princesa Imperial que nació con la otra parte de mi
alma, observa el incontable número de rivales que debes enfrentar!
Oh, Elizabeth. Cada soberano que se encuentra reinando en el continente
humano te teme. Esto se debe a que tuvieron la premonición de que serías una
tormenta que elevaría una nueva ola y se tragaría la costa de la era actual.
Oh, Elizabeth. Incluso tu padre biológico, el Emperador de Habsburgo, te
tiene miedo. Y es porque sabe, por intuición, que la espada que has estado
afilando hasta ahora la usarás para apuñalarlo por la espalda y arrebatarle la vida.
¡Oh, Elizabeth! ¿Acaso los Lores Demonio del continente demoniaco no te
reconocen? Tú, quien debería haber estado acallando silenciosamente al
continente humano al sur de las Montañas Negras, fue descubierta diez años
antes. Y todo porque te invité cortésmente al escenario.
Oh, Elizabeth.
Oh, Princesa Imperial cuyos ojos rojos se parecen al color de la sangre.
Oh, Emperatriz que durante la noche anterior derramó sangre justo después
de haber sido asaltada por Farnesio en la oscuridad. Eres competente sin fin.
Como ya lo eres, ya no serás descuidada cuando te cruces con Farnesio. Por eso,
en la próxima batalla, puede que la hagas arrodillarse. Y no solo en esa, sino en
la siguiente, y la que le sigue; puede que salgas victoriosa en la cuarta y quinta
batalla que le sigan. Incluso si todos en el mundo no creen en tu victoria, yo si
lo haré. Eres una emperatriz que fue destinada a conquistar el mundo. Cuán
sublime eres.
“Pero ¿por cuánto tiempo?”, pregunta un libertino.
“¿Por cuánto tiempo seguirás ganando?, se mofa éste cobarde.
“¿Ganarás por siempre y triunfarás eternamente?”, replica éste idiota.
¿Estás tratando de manejar a Farnesio por sí sola? Manéjala. Serás capaz de
hacerlo. Soy consciente de que puedes hacer eso con toda facilidad. Sin
embargo, ¿también eres capaz de tratar con cada soberano en el continente
humano y cada Lord Demonio del territorio demoníaco al mismo tiempo? ¿Eso
es algo que puede lograrse sólo porque digas que sí puedes?
Mira. Éste degenerado, cobarde, e idiota te está preguntando algo. Esta
pregunta importa más que nada. Una que solo se comparte dentro de nuestros
alientos mientras se mezclaban.
Oh, Elizabeth.
¿Puedes manejar a todo el mundo?
Yo si puedo. Ahh, eso es algo sencillísimo para mí. ¿Por qué? Porque lo hice
para tener menos de cinco miembros con los que tratar.
¡Cinco! Incluso si yo poseía un talento ligeramente carente en comparación
al tuyo, no me consideraría tan oscuro como para ser incapaz de ponerme a
danzar con unas cinco personas.
¡Cinco! Incluso si mis planes son insuficiente y mis conspiraciones son
pobres al compararlos con los tuyos, puedo decir que son más que suficientes
para jugar con cinco personas e iniciar un show.
¡Cinco! Uno de esos cinco dedos, Ivar Lodbrok, ya ha caído y ahora es mi
esclavo. Ahora el número de personas con la que tratar ha disminuido por uno.
¿Qué has disminuido mientras yo me encontraba reduciendo mis números? Por
mera casualidad, ¿no incrementaste los tuyos?
¡Cinco! Uno de los cinco dedos más obvios, Lady Demonio Sitri, ha caído a
una posición en la que le es difícil levantar su cara frente a mí porque perdió
ante ti. De acuerdo a mi inteligencia, ella y Zepar han caído prisioneros de Lord
Demonio Marbas. Muy bien. ¡Qué placentero!
Sitri sigue rehusándose a rendirse ante mí. Era demasiado pronto para
derribar su muralla final. Sin embargo, no era solo su caída la que sucedería
pronto; ya esto era algo preparado. Una vez que sucediese, significaría que otro
protagonista de los cinco principales bajaría de mi escenario.
Pasé mi tiempo ociosamente estando en mi escenario que se desvanecía
gradualmente. Tú eres el caso contrario. El escenario que debes manejar seguirá
expandiéndose infinitamente. Te aplaudiré y celebraré. Adelante, intenta
realizar un juego de una sola persona estando en un escenario que se opone al
mundo.
¿No será hermoso?
¿No colapsarás hermosamente?
¿No exudarás una fragancia al desmoronarte?
Elizabeth—— Atanaxia—— Evatriae—— von Habsburgo——
Incluso en este momento, te trazo en mi mente.
No te decepciones solo porque no pudiste encontrarme en el bosque de
álamos blancos. Si no se pudo, es porque no era el momento indicado. Así de
simple. Ten paciencia. Tú eres mi destino, y yo soy el tuyo. Cuando se espera
por el destino propio, la espera se vuelve una melodía alegre. Hasta el día en
que estos hagan sacudir la tierra como un rayo, tenemos que ser felices
esperando…
— Dantalian.
Mira. Un actor secundario que era tan terrorífico como un oso estaba parado
allí.
Sin embargo, sin importar cuánto miedo diese, no era más que un actor
secundario. ¿No era así? Ahora escuchemos lo que tenga que decir.
— Ya no tienes que temerle a Paimon y Barbatos, quienes te desecharon.
Déjate cubrir por mi sombra. Te dejaré entrar. Párate debajo de mi estandarte.
Te lideraré. Mira hacia donde yo apunto. Te lo prometo.
Bien. Este era el lenguaje de un monarca que había vivido su vida. Pude
percibir el aroma de la suciedad. Qué hermoso. Nubes de polvo probablemente
se elevarían si los caballos de guerra cargasen hacia este suelo que había sido
secado por el sol.
— Prometo una tierra de la corona donde nuestra raza no se mate entre sí.
Juro que será un reino donde la gente no sea asesinada aún si existiese una razón
para hacerlo. Incluso si colapso y me hago pedazos, al menos, esta promesa y
juramento serán eternos. ¿Qué te parece, Lord Demonio de rango 71? –el
monarca continuó–. ¿Me seguirás?
—……
Hice que la sonrisa de mi corazón se detuviera y me compuse.
Mi expresión seguía calmada y mi complexión estaba moderada.
Mi voz no reflejó la temperatura de mi corazón, por lo que estaba serena.
Bajé gradualmente mi cabeza para hacerlo parecer como si estuviese siendo
presionado por la grandiosidad de Marbas.
—…Su Excelencia. Su gracia real es inmensurable e inescrutable. Si a éste
se le concede la oportunidad de descansar bajo su sombra, ¿cómo podría uno
rehusarse? Sin embargo, antes que este Dantalian, éste ser humilde pueda
confiar su lamentable cuerpo a usted, hay algo que éste debería decirle.
— ¿Deseas una audiencia privada?
— Sí, Su Excelencia.
— Pueden irse todos.
No hubo nadie que se atreviese a cuestionar esa orden.
El sonido de los pasos de los asistentes y guardaespaldas se filtró en la
alfombra antes de desaparecer por completo. El sonido de la respiración
proveniente de las veintialgo de personas desapareció sin mucho esfuerzo. La
extravagante tienda militar se hizo más vacía debido a esa ‘extravagancia’.
El monarca habló.
— ¿Qué deseas decirme?
— Éste es el emisario de Barbatos y Paimon.
—……
El aire era frio.
Marbas me miró calmadamente. Me preguntaba si estaba enojado o solo me
miraba con cuidado. Era difícil de comprender. Al igual cómo compuse la
temperatura de mi corazón y no la dejé aparecer en mi voz, parecía que Marbas
no permitía que la temperatura de su pecho fluyese por su mirada.
— Si eres un emisario, ¿eso significa que tienes una carta que entregarme?
— Éste no tiene algo como eso.
— Entonces ¿cómo es que alguien como tú se puede llamar a sí mismo un
emisario?
— Porque éste tiene un objeto que prueba que lo es.
— Muéstramelo.
— Éste se lo presentará, Su Excelencia, pero… –bajé mi cabeza una vez más–.
Antes de eso, éste debe transmitirle las palabras que ambas partes han pasado.
— Lo permitiré. Sin embargo, ten presente que tu vida descansa sobre una
espada.
— Éste siempre tiene la preservación de su vida como la mayor prioridad, Su
Excelencia.
Aclaré mi garganta. Ajusté mi ropa y levanté la cabeza.
Miré fijamente al hombre ante mí. Una gran figura con unos hombros cuya
anchura era tres veces la de los míos estaba mirándome. Sin embargo, no podía
ser intimidado. Ya que me había autodenominado como el emisario de ambas
partes, yo no era más que un rango 71, el Lord Demonio más joven, y ahora
representante de las Facciones Montañosa y de las Llanuras.
— Transmito este mensaje no a la Facción Neutral, sino solamente al Lord
Demonio Marbas.
—……
— Intencionalmente decidimos no avisarle de nuestros planes.
— ¿Qué…?
Una duda apareció en la mirada del monarca que, hasta ahora, se veía como
un lago sereno. Claro, no era una duda bien dispuesta hacia mí. Como si
estuviese intentando darme una oportunidad para explicarme antes de liberar su
ira, Marbas me frunció el ceño.
Expliqué.
— Su Excelencia, ambas partes no le informaron de la purga de forma
intencional. Aunque esta acción es un comportamiento que no es nada menos
que ridícula, fue, al mismo tiempo, por su propio bien.
— Tonterías. ¿Cómo que por mi propio bien?
— Desde este punto, la Alianza Creciente se involucrará en una guerra total
contra los Lores Demonio que se quedaron en el continente demoníaco. No
obstante, incluso si algo así sucediese, ¿sería necesario que nosotros los
erradicáramos? ¿Cómo podría ser la voluntad de ambas partes el hecho de
desarraigar a cada plebeyo que reside en los territorios gobernados por los
demás Lores Demonio?
—……
Después que se dijese todo, Barbatos actuó por el bien de la gente. Se trataba
de un odio-amor arbitrario. Paimon también amaba a la gente. Era un afecto
autocomplaciente. Aunque fuese arbitrario y autocomplaciente, no había más
monarcas que actuaran por el bien de la raza demoníaca más que esas dos Ladies
Demonio.
— Si la guerra ha de durar tanto tiempo, llegará un momento en el que sea
necesario un alto al fuego. Incluso si no es eso, un acuerdo será establecido. Si
eso no se logra, ¿no sería necesario que existiese una persona que estuviese ahí
para mediar entre ambas partes? ¿No sería difícil que una persona de algún lado
actuara como mediadora?
—……
— Su Excelencia, el pecado por haber traicionado a la Alianza Creciente y
vender a nuestra propia gente es terriblemente inmenso y profundo, pero si
ambas partes hubiesen discutido esto primero con usted, habrían sido capaces
de convencerlo con facilidad. Éste asume que diversos parásitos ocultos en su
sombra habrían sido enviados al más allá también. Sin embargo, si las cosas
hubiesen transcurrido de esa forma, llegar a un acuerdo habría sido casi
imposible, y quizá habríamos enfrentado una situación agonizantemente difícil.
El monarca quedó en silencio.
— Entonces ¿fui excluido por el bien de la paz que seguirá luego?
— Así es.
— ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones tras haberme traído la información
que tenías que transmitirme de forma verbal en lugar de una carta?
— Hay ojos por todas partes, Excelencia. Comenzado por Baal, el de rango
1 hasta Gamigin, el de rango 4. Así como sus ojos vigilan de cerca a las
Facciones Montañosas y de las Llanuras, probablemente se estén ocultando
dentro de la Facción Neutral de la misma manera. Si éste hubiese traído una
carta, habría salido a la luz en el momento que se hizo la revisión.
Independientemente de si el contenido de la carta fuese dado a conocer o no, la
información de ‘Dantalian tenía una carta secreta’ habría sido enviada a alguien.
Transmitir el mensaje y confianza a través de una carta era peligroso.
—……
— Su Excelencia, le ruego que comprenda.
Entendimiento.
El acto de mirar profundamente una vela.
Solo con ver la luz ardiendo en una lámpara, mirando las cosas que podían
ser y no ser vistas, y sintiéndolas.
Comprendiendo la conexión entre la luz y la luz.
Así como conecté el humo con el humo durante todo el camino hasta el otro
lado de las Montañas Negras, los que eran capaces de tirar de esto eran
monarcas, y sólo podían serlo al manejar esto.
— Por favor, crea en sus camaradas de ambas partes que han estado junto a
usted en los campos de batallas durante 400 años. Su Excelencia Barbatos y Su
Alteza Paimon son enemigas a muertes, pero ¿por qué razón cree usted que
unieron sus manos? ¿No sería porque hay parásitos más despreciables que su
propia enemistad que están en estado latente detrás de ellas?
—……
Marbas cerró los ojos.
El silencio permaneció solitario dentro de la tienda militar. El silencio era
tenaz. Las arrugas que podían verse a través del monóculo del monarca eran
oscuras.
La boca del gobernante, tras un largo silencio, finalmente se abrió.
—…esas damas que dan tanto miedo que el mundo se retuerce, ¿intentan
darme el papel más difícil?
— Sí, así mismo es. Su Excelencia, usted debe fingir que lucha y discute con
ambas partes. Si su actuación es pobre, los Lores Demonio al norte de las
Montañas Negras lo descubrirán con facilidad.
Hice una reverencia respetuosa.
— Su Excelencia, por favor, tómeme como rehén y cruce las Fortalezas
Blanca y Negra. Persiga a ambas partes como si lo hiciese a la mayor velocidad
posible. En este momento, los Lores Demonio al norte de las Montañas Negras
se preocuparán más por la retirada de la Alianza. El campo de visión se tornará
estrecho y usted probablemente sea la primera persona que aparezca ante ellos.
Aprovece esa oportunidad.
— Ya capturé a Zepar y a Sitri. ¿Necesito más?
— Mientras más, mejor, Su Excelencia.
—……
El monarca gruñó lentamente.
— Eres tú quien es el fiel sirviente de toda la raza demoniaca. A pesar de que
ellas te enviaron a prisión, sigues a Barbatos y Paimon sin queja alguna y te
ofreces como rehén por el bien del continente demoníaco. Dantalian, tienes mis
respetos.
En eso, el monarca extendió su mano izquierda.
Supuse que Marbas quería estrechar manos con la izquierda y no con la
derecha. Era a partir de ahora. El acto de fingir ser hostil para con la Alianza
Creciente iba a iniciar a partir de ahora.
— Éste se siente honrado, Su Excelencia.
Fue en el momento en el que iba a aceptar su apretón de manos.
— Hmm.
Apretón.
Marbas me agarró la mano izquierda con gran fuerza. Por un instante, una
presión inmensa comprimió los huesos de mi mano. La agarró con tanta fuerza
que casi hacía que mis huesos crujieran y forzara mi carne a gritar. Gracias a
eso, mi expresión colapsó un poco.
— Su Excelencia, ¿qué está…?
— ¿Dónde queda la evidencia de que no mientes?
Marbas me miró con cuidado.
302
DUNGEON DEFENSE 5
— Ya soy consciente de que eres bueno hablando. También estuve presente
en Niflheim cuando hiciste que Paimon se arrodillara. ¿Cómo me garantizarás
aquí que no tienes intenciones traicioneras, y que no planeas ridiculizarme e
insultar a la Alianza Creciente con tu elocuencia?
—……
— ¿Dónde queda la garantía de que no nos emboscarán cuando estemos a
mitad del camino hacia las Fortalezas Blanca y Negra tras haber sido engañados
por ti? Dantalian, tu expresión es amable y tus ojos suaves; pero hay muchos
embusteros esparcidos por el mundo que son capaces de camuflar sus
complexiones. ¿Cómo me probarás que no solo estás ridiculizándome?
Seguro. Esto no era malo.
El hombre ante mí no pasó sus días como cabeza de la Facción Neutral de
forma descuidada. Tanta precaución era obvia. Como lo era, también fui
obviamente capaz de predecirlo. Mientras un dolor intenso pasaba por los
huesos de mi mano, sonreí ligeramente.
Sí. He estado esperando ansiosamente este momento.
— Oh, Honorable Marbas. Si resulta que éste lo ha engañado, entonces
significaría que él también fue engañado por las dos partes. Éste sólo le ha
pedido que lo tome como rehén. Si se presentase una emboscada en las
Fortalezas Blanca y Negra, ¿lo primero que saldría volando no sería el cuello
de éste?
— Así es –asintió el monarca–. Por eso, el problema es simple. ¿Cuánto
confían Barbatos y Paimon en ti? Este es el único asunto que debo verificar y,
por ende, debes probarme. Si ellas poseen un cerebro, definitivamente, te
habrían dejado con un símbolo de su confianza. ¿Has traído uno?
— Por supuesto, Su Excelencia.
Lentamente, saqué algo de mi bolsillo.
Un objeto que parecía normal a simple viste pero era algo que alguien
considerablemente rico cargaría consigo.
Marbas enarcó la ceja al ver el objeto.
— ¿Hm? ¿No es un reloj de bolsillo?
— No, Su Excelencia. Es un Memory Play, un artefacto de grabación que
contiene evidencia esencial. Las brujas bajo mi comando disfrutan encantar los
relojes de bolsillo con magia de grabación, por eso lo he estado usando con
frecuencia.
— Ohh –la presión que sujetaba mi mano izquierda disminuyó
gradualmente–. Eso es considerado. Si un emisario solo usase un mensaje verbal,
levantaría sospechas fácilmente, pero si la ocultabas en un reloj, serías capaz de
evitar esas sospechas.
— Su gracia no tiene límites, Su Excelencia.
— Está bien. Estoy seguro de que se trata de una grabación que mostrará el
peso de la confianza que recae en tus hombros. Adelante, reprodúcelo. Lo
miraré con sumo cuidado.
— Es demasiado pronto para tales palabras, Su Excelencia.
Sin dudarlo, comencé a girar la manecilla de la hora del reloj de bolsillo una
vez que se me ordenó hacerlo. Una vez a la media noche. Otra al mediodía.
Nuevamente a la media noche, y de regreso al mediodía. La manecilla horario,
la minutero y la segundero del reloj de bolsillo comenzaron a girar ferozmente
mientras emitía un audible ‘vrrr’ antes de que el humo comenzara a fluir de sus
grietecillas.
Y entonces…
Una vez que hice brillar el reloj en el humo, este comenzó a proyectar la
grabación.
‘Ahh… ¡¿ahhhh?!’.
—……
Marbas se heló.
El sonido de gemidos fluyó constantemente del reloj de bolsillo. El silencio
de la tienda militar fue roto caprichosamente. El honorable Lord Demonio
Marbas solo miraba el aire con la misma expresión que había solidificado su
rostro hacía 10 segundos.
‘¡No! ¡Para! ¡Te lo pido, oye, espera…! ¡No… ahh!’
‘¿Cuándo te permití hablar? ¡Los cerdos no hablan! ¡Gruñe como un
puerco!’
‘¡Hmm… Oink… oink-oink-oink!’
Sonreí de oreja a oreja.
Aunque el trabajo artístico que había grabado a Lapis fue destruido, y no
podría tener el honor de ser el primero del mundo, ésta obra de arte era, sin duda
alguna, la primera en tener a un Lord Demonio como protagonista.
—……
— Su Excelencia, usted le instruyó a éste para que le mostrara la evidencia
sobre cuánta confianza le tenía Su Excelencia Barbatos a éste, ¿no?
Ahora bien.
Sonreí de oreja a oreja mientras mostraba mi trabajo raro y valioso.
Yo estaba siendo proyectado en el humo y en esa escena había una mujer
conmigo. La chica tenía, por coincidencia, un cabello tan blanco que emitía un
brillo plateado, cuernos que se asomaban por su cabeza, y unas pupilas doradas.
‘Muy bien. ¿Qué soy? Adelante, dilo con tu boquita. Qué soy yo, Dantalian,
para ti?’
‘Maestro… Lord Dantalian es… ¡Ahh, ahh! Es mi… ¡Es maestro de
Barbatos!’
Y también, por coincidencia, se llamaba Barbatos.
—……
Sin mover ni un musculo, el líder de la Facción Neutral parecía una estatua
mientras miraba la grabación que mostraba a la líder de la Facción de las
Llanuras refiriéndose a mí como Maestro y quedando en ridículo. Parecía que
el pobre había recibido el shock más grande de su vida, dándole un golpe directo
en la cabeza. El espacio fue infinito y el tiempo eterno.
Pasaron cinco minutos.
Unos hermosos cinco minutos.
—……
—……
Marbas seguía inmóvil.
Yo sonreía ampliamente.
—…eso.
— Sí.
— No me digas.
— Sí.
—…no, pero…
— Así son las cosas.
— ¿En serio…?
— Sorprendentemente.
— Pero, no importa cuánto lo pienses, los roles son…
— Éste también lo piensa así.
— Entonces, ¿no se hizo por la fuerza sino voluntariamente…?
— Éste deberá mencionar que en esta grabación, el no tuvo voluntad libre o
algo similar, y mucho menos una pizca de iniciativa.
—……
Silencio.
Marbas abrió su boca.
— Sin embargo, al contrario de mi expectativa, ¿no lo estás disfrutando
también?
— Su Excelencia, éste, jamás en la vida, ha sospechado de su neutralidad
política, pero esa declaración hace que se sienta algo dudosa. Por favor,
disciérnalo por cualquier medio posible.
— Claro.
Marbas soltó un gruñido.
— Barbatos, esa mocosa descuidada finalmente obtuvo a su pareja…
— Éste no desea mencionarlo, pero en lugar de deshacerse de la duda, usted
la está incrementando más. Es posible asegurar que, Su Excelencia, que ese tipo
de cuerpo no es la preferencia de éste. Si uno tuviese que elegir, creería que Su
Alteza Paimon es esplendida.
— Te apoyo. La apariencia de Paimon es maravillosa. Es digna del título la
Reina de las Maras.
Asentí.
Luego le pregunté a Marbas.
— ¿Ahora entiende cuánto es éste de confianza, Su Excelencia?
—……
Marbas se cubrió la frente con su palma.
Luego dejó que sus gruñidos fluyeran por las grietas de sus dedos. Parecía
que deseaba tirar de sus cabellos mientras contemplaba, pero debido al hecho
de que no tenía ni uno en su cabeza, parecía que sinceramente creía que este
hecho era un infortunio. Vagamente, parecía que Marbas estaba explorando
budísticamente quién era yo, de dónde venía y a dónde iba.
—……
Pensamiento.
—…hmm.
Angustia.
— ¡Ciertamente…!
Y resignación.
— Lo entiendo. Te creeré, Dantalian…
Tras completar magníficamente los tres pasos del budismo, Marbas suspiró.
Lamentablemente, parecía haber sido incapaz de completar el paso final de
iluminación, pero ¿a quién le importaba? Estaba bien. Independientemente de
lo terrible que fuese mi temperamento, no soy tan cruel como para reprender la
tristeza de un pelón.
Por eso.
— Éste ahora se encontrará bajo su cuidado. Su Excelencia Marbas, puede
que sea rudo que le pregunte esto, pero ¿estará dispuesto a escuchar una
‘petición’ inmediata? Por favor, considere esto como una recompensa para éste
ya que vino hasta aquí bajo su propio riesgo.
—…está bien. Sin importar cuál sea el deseo, lo cumpliré voluntariamente,
siempre y cuando sea capaz de hacerlo.
Sonreí con muchísimo placer.
Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 15.
“Una alianza secreta fue concluida entre las Facciones Montañosa, de las
Llanuras, y Neutral”.
“Sin embargo, se decía que el número de personas en el mundo que sabían
de la evidencia decisiva detrás de la formación de la alianza podían contarse
con una sola mano…”
FIN
309
DUNGEON DEFENSE 5
Esclava Amada del Rey.
Brujas Hermanas Berbere.
Capitana de la Guardia Real, Humbaba.
Calendario Imperial: Año 1505, Mes 4, Dia 15.
Polles, cerca del Bosque Vístula.

Mierda. Mierda. Mira su temperamento violento.


Como esperaba, incluso el aura de los guardaespaldas reales de un Lord
Demonio de alto rango estaba a un nivel diferente.
Fuesen los centinelas o los asistentes, todos me miraban y comenzaban a
susurrar entre ellos. Era inevitable. Eran ellos quienes querían hablar mal de mí,
por eso, por cualquier medio posible, debería dejarles deleitarse. Está bien,
vengan. Coman apropiadamente, ¿bien? Coman bien. Mastiquen. Dicen que no
deben molestar a un perro cuando come, y a pesar de mi aspecto, soy una chica
educada. ¡Jajajaja!
“…y volver a una bruja su capitana de la Guardia Real”.
“¿Cómo es que alguien tan noble designa a tal campesina…?”
“Putas de almas con culos usados”.
¿No les parece asombroso? No solo la gente escupe palabras de su boca,
también lo hace de sus ojos. Sipi. Estrictamente hablando, antes de colocar un
globo ocular en esas cuencas, ¿estas no eran simples huecos?
Huecos son huecos. O se les mete algo, o algo sale de ellos; eso es lo que la
gente creía. Así como las palabras salen de las bocas, y la mierda sale del culo;
algo fluye de los ojos.
Desprecio.
Burla.
Queja.
En cualquier caso, así como la gente necesita del pan de cada día para poder
vivir, para ellos, esas eran cosas que requerían para vivir a su manera.
“Oye, mira eso. Dicen que esa es una bruja que ha vivido muchos siglos”.
“Pero sí parece una simple mocosa…”.
“Está mirando para acá. Ugh, es irritante”.
No. Esas eran palabras irrelevantes. Oigan, jóvenes asistentes que están allá.
Clack. Clack. Está comenzando a ser irritante porque llevan rato lanzándome
piedritas. Puedes comprender fácilmente el hermoso color y encanto de sus
personalidades sólo por el hecho de estar lanzando piedritas y no rocas. Si me
llegan a herir con una piedra, independientemente del hecho de que sean los
perros falderos de un Lord Demonio de alto rango, eso significaría que me
asaltaron. A mí, la Capitana de la Guardia Real del maestro. Por eso, piedritas.
Ahh, pobres criaturas.
¿Cuándo regresará mi maestro?
Se está tardando. Un poco.
No hay nada que hacer, por eso podría tararear la canción cuya letra escribí—
“Un anciano preguntó”—— “¿Qué tan asombroso es para que lo estén
alabando?”——
Ah, no digo esto sólo porque la creé, sino porque es toda una obra maestra.
En serio. Sean humanos o demonios, al final, los monarcas compiten para ver
quien tiene el pene más grande.
Nosotras habíamos analizado esto, pero sin importar cómo lo veamos, el que
lo tiene más grande es nuestro maestro Dantalian.
“Se llama Dantalian, lo tiene en pena, pero es gigante”——
El maestro era ese.
No solo tenía el pene grande, sino que una pena peculiar lo cubría. Se sentía
como si pudiesen llamarlo penoso o lamentable, pero si intentabas buscar una
expresión apropiada, entonces era la sombra de una persona cuya vida fue
jodida o ha sido jodida. Es triste. Por eso, como el pene del Maestro es enorme,
también era el más lamentable…
¡Por Jesucristo!
Hasta me da pavor si lo pienso. ¿Cuán perfecto es mi don? Si Apolo me viese,
se desesperaría tanto que no saldría a trabajar en el día y haría el mundo oscuro
por el resto del día. En otras palabras, mi don era tan formidable que sería capaz
de detener, inadvertidamente, al mismísimo sol… Si este se detenía, todo en el
mundo se pararía también; y si el mundo se paraba, entonces solo quedarían los
últimos alientos de las cosas que allí había. En otras palabras, mi don es tan
tremendo que podría destruir el universo… Si el universo es destruido, aun si el
espacio es infinito y el tiempo es eterno, no habría razón para ellos; es decir, mi
don es tan destructivo que podría volver inútiles al tiempo y al espacio
instantáneamente.
Humbaba.
Qué mujer tan pecadora…
Lo sé. Soy consciente de mi gran pecado. Se me concedió un destino que
podría amenazar al sol y a todas las cosas sólo con nacer. Cada trovador en el
mundo me envidia y cada flor que florece en el mundo me guarda rencor; por
eso, el mundo no tiene más opción que luchar contra mí al formar una alianza
anti-brujas.
Por eso, incluso esos jóvenes asistentes que estaban allí habían recibido la
misión de repelerme, pues se les consideraba los informantes entre los
informantes de la alianza… ¿Cómo podría ser posible? Sin siquiera ser
conscientes de su situación, yo… locos pedazos de mierda que lanzando piedras,
no sería suficiente si les meto un palo por el culo, le prendo fuego y les quemo
los órganos internos; hijos de puta que solo servirán para pedorrearse por el
resto de sus vidas… ¿Han pensado en eso? Oh, no… Pueden llorar, adelante, sé
que me pasé, ¿o no? Lo siento. Lo siento mucho. Desde ahora, trataré de
entenderlos a todos al considerar un poco más sus situaciones. Añadan un poco
más de lágrimas, yo, Humbaba, naceré de nuevo y les haré una visita como una
mejor yo…
Ahora bien, ¿era suficiente? Ahh, pobres criaturas.
“Es cierto. En realidad no está reaccionando…”
“¿Ven? Solo está cantando, parece loca”
“…dicen que ni alma tiene. Es por eso que se queda como niña y deja de
crecer…”
Sí, eso está bien.
Adelante, láncenme cositas. Sí, todos. Lancen. Si arrojar eso es lo necesario
en sus vidas, entonces no se puede evitar. A pesar de mi aspecto, soy generosa.
Desgárrenme. Mientras la gente vive sus vidas, hay periodos en los que deben
morder el cuello de otros y probar el sabor de la sangre. Es inevitable ya que
todas sus vidas están rotas. Ésta chica generosa comprenderá sus deseos de
culpar algo que no puede ser culpado.
Quémenme. ¿Qué puede hacerse cuando quemar a la gente es necesario en
sus vidas? Si tienen que quemar a alguien, háganlo. Mastiquen apropiadamente.
Buen provecho. Coman. A pesar de mi apariencia, soy una chica que no muere
fácilmente. Ya que está bien, está muy, pero muy bien.
Algo que está bien no tiene fin.
Algo que está bien no tiene límites.
Es por eso que, el acto de estar bien, es ilimitado.
Oigan, asistentes de allá. Si hay un problema, entonces son ustedes, y el
hecho de que sus vidas tienen fin y también límites. Ah, ¿eso no sería un
problema? ¿Lo sabían? Oigan, todos se van a morir. Si, morirán bien
muertecitos.
Sí, arrojar está bien, pero lo que arrojan son los días de sus vidas. Dicen que
está bien desgarrarme, pero están destrozando su propio tiempo mientras me
despedazan. Morirán, ¿saben? ¿Van a seguir quemándome? ¿Volverán a
quemarme? ¿Qué más tratan de quemar? ¿Sus cadáveres?
Desechen un día.
Quémenlo uno por uno.
Desgarren un día una vez más.
Quémenlo uno a uno, una vez más.
Un día.
Uno.
Y luego…
Hm…
Gaya… Fumemos un poquitín de Gaya.
……
Ahhhhhhh…
……
Uhhhh, ahhhhh…
Sí…
Bueno.
¿Y qué?
¿Qué están mirando, asistontos? ¿Quieren problemas o qué? No simpatizaré
con ustedes. Soy capaz de hacerlo, pero no lo haré. Ni de chiste. ¿Saben por
qué? No sé lo que ustedes más odian en el mundo, pero una vez que reciban mi
simpatía, en ese momento, lo que ustedes odian cambiará automáticamente a
recibir el cariño de una bruja.
¿Cuándo volverá mi maestro?
Se está tardando.
Y mucho.
……
Ah… Mierda.
Oigan, ustedes, asistontos. Solo porque no les respondo no significa que
deban lanzarme piedras, desgraciados. Eso duele. Oigan. Miren aquí. ¡Me
duele! ¡¡Oigan!! ¡Ah, carajo, esa mierda duele, ¿saben?!
Ahhh.
Pobres criaturas.
Mientras estaba en medio de mi ritual mental de insultos para con esos
pedazos de mierda, del interior de la tienda, una voz que no había escuchado
hace mucho tiempo fluyó:
— Envíen a la bruja de Dantalian.
¿Ah?
Miré a mí alrededor para ver si no había oído mal. Los asistentes y
guardaespaldas también hicieron lo mismo, con la misma expresión en sus
rostros. Nadie fue capaz de responder, pero una voz desde el interior de la tienda
volvió a sonar.
— ¿Hay alguien allí? Dije que enviaran a la bruja.
—……
Hmmm…
Me levanté del suelo y sacudí el polvo que había en mi ropa. Un montón de
piedritas cayeron al suelo. Los centinelas me miraron con una sed de sangre en
sus ojos. Los asistentes entraron en pánico mientras susurraban.
“Qué extraño”.
Me volví una bruja tras formar un contrato con Marbas, pero no había duda
que, hasta ahora, él me había olvidado. Ya había pasado una increíble cantidad
de tiempo desde entonces. Tampoco es que él fuese un Lord Demonio que se
preocupara por las brujas.
Era eficiente sacrificar a una bruja cada vez que una gran epidemia pasaba.
Era el gobernante racional el que usaba a las brujas por esa razón.
Si trabajas bien luego de haber formado un contrato, entonces no se preocupa
por ti en lo absoluuuutoooo. Quien me manejó no fue Marbas, sino uno de sus
burócratas.
En buenos términos, él era una persona conveniente. En malos términos, era
alguien que solo se centraba en tareas que eran acordes para los Lores Demonio
tras haber entregado todos los trabajos sucios a sus subordinados. No. Bueno.
Comparado a Euríale, quien fue atrapada por un degenerado como Glasya-
Labolas y torturada personalmente por él durante 200 años, yo soy
increíblemente afortunada.
Hmm.
Pero ¿por qué me está llamando?
Durante esos 150 años, yo me la pasaba por la plaza del pueblo cada vez que
una epidemia o un año de hambruna ocurría, pero no recuerdo haberme
encontrado a Marbas en ese tiempo. En serio. Ni una vez.
Últimamente he sido increíblemente exitosa, por eso pasaba mis días
durmiendo en la misma tienda que el Maestro Dantalian, pero normalmente,
esto era algo que nunca podría pasar…
En cualquier caso, voy porque me llamaron. Luego de sacudirme todo el
polvo, me coloqué el sombrero de cono apropiadamente, y sujetando
oblicuamente mi escoba, caminé rápidamente hacia la tienda.
……
— Ésta humilde servidora ha entrado, tal y como el Gran Lord Demonio le
ordenó.
— Bienvenida.
En el instante que entré, el maestro Dantalian me recibió con una suave
sonrisa.
—……
Por otro lado, el Lord Demonio Marbas estaba mirándome con el ceño
fruncido. Su expresión real parecía estar firmemente disgustada con algo. Qué
abrumador. Me apena tener que mostrarle a una campesina como yo a sus
nobles ojos.
Mi maestro habló.
— Humbaba.
— ¿Sí, Maestro?
— Conversé profundamente con Su Excelencia Marbas. Fue una
conversación muy profunda. Tanto así que podría haber sido peligroso seguir
profundizándola. Como resultado, fuimos capaces de compartir un tipo de
amistad que trasciende nuestros rangos. Una amistad que sólo los hombres
pueden comprender.
Ohhh.
Hay cierta flexibilidad para que esto sea interpretado de una forma bastante
peligrosa.
Referencialmente, en mi caso, cuando algo puede ser interpretado segura o
peligrosamente, suelo ser una chica que todo lo interpreta peligrosamente.
Quiero decir, un hueco es un hueco, ¿no es así? Aunque hay veces en las que
fluyen cosas de ellos, también existen momentos en los que les meten cosas. No
trato de decir algo en particular, solo es un ejemplo.
— Ésta le da sus felicitaciones.
—…hmm.
El Lord Demonio Marbas suspiró como si estuviese insatisfecho. Debe ser
por su tamaño que hasta sus suspiros suenan como la respiración de un oso
pardo.
— Dantalian, sugiero que lo pienses otra vez.
— La decisión de éste no cambiará.
— Ciertamente dije que te respeto. Como uno de los comandantes principales
responsables de la Alianza Creciente, la devoción que has mostrado,
naturalmente, merece ser recompensada. Hay muchas cosas que puedo darte
como recompensa.
— Tiene toda la razón, Su Excelencia.
¿Qué?
¿De qué hablan?
Aún si examino cuidadosamente la expresión de mi maestro, él simplemente
está sonriendo ligeramente. Es difícil leer su expresión cuando hace eso.
— Te daré comodidades.
— Sí.
— Te prometo un nuevo dominio.
— Sí.
— Incluso una considerable cantidad de honor y reputación, aún si toma
tiempo.
— Está bien.
— Si desearas riquezas, te habrías vuelto millonario; si pidieses fuerza, serías
poderoso; si solicitases honor, serías glorioso. ¿Realmente deseas rechazar todo
eso? ¿Intentas recompensar tu devoción y sacrificio con algo como esto?
— Esto es suficiente –mi maestro mostró una sonrisita–. Comparado a
cualquier presente real que éste pueda recibir de usted, podría decirse que lo que
éste le mencionó antes es lo más valioso. No es mentira. Mucho menos una
exageración. La riqueza es riqueza sin importar en las manos de quién termine;
un domino es un dominio sin importar quién lo pise; y éste no está interesado
en honor o reputación. Sin embargo, Su Excelencia, no importa cuán vasto sea
el continente, esto es algo que solo usted puede conceder.
—……
— Si no son sus manos reales, no tendría sentido. Si no son sus piernas, sería
inútil. Usted se está ofreciendo para garantizarle un deseo a éste, pero ¿cómo
éste podría atreverse a pedirle algo?
—……
¿Qué?
En serio, ¿de qué diablos hablan?
Aunque estoy confiada de que no perdería en relación a leer el ambiente de
los superiores que uno tiene, no tengo idea de lo qué están discutiendo ahora.
El Maestro Dantalian sólo estaba mirándome con una sonrisa gentil en el
rostro.
Y el Lord Demonio Marbas.
—……
Me estaba mirando fijamente.
Creo que por primera vez.
¿Fue hace 300 años?
¿O fue hace 400 años?
Como yo había desechado cosas por un sinfín de razones, desgarrada por un
sinfín de cosas, y quemada por una variedad de cosas; mis recuerdos de esa vez
ya no estaban completos. Durante ese entonces, no era ni primavera, ni verano,
ni otoño, y mucho menos invierno. En esa temporada, mi tiempo fue hecho
pedacitos y divididos en minúsculos fragmentos. Cada vez que soñaba, solo con
los gruñidos de maldiciones e insultos, pude escuchar la temporada donde diez
mil gritos se quedaban como un auditorio alucinado.
— Bruja Humbaba.
— ¿Sí?
Entonces. Luego de pronunciar mi nombre, por primera vez en la historia, el
Lord Demonio Marbas——
……
¿Eh…?
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DUNGEON DEFENSE 5
—…lo siento, brujita.
……
¿Eh…?
— Humbaba, no recuerdo en qué forma te traté mal. Ni siquiera recuerdo
haberte convertido en mi bruja. Sin embargo, incluso si recordase en qué fallé,
de ninguna manera, me lamentaría.
¿Qué…?
— Llevo a cabo las cosas que creo necesarias. Por eso, si recibiste dolor,
probablemente lo hice porque creí que tenía que hacerlo. Soy uno de los lores
que dirige el continente demoníaco. No me lamento de las cosas que decidí y
realicé como un lord.
……
Sí… ¿pero?
— No sueñes que llegará el día en el que me disculpe contigo estando en
presencia de mis súbditos y vasallos. Jamás. Por eso, no tengo más elección que
hacerlo no como un lord, sino como una persona.
……
……
— Lo siento.
¿Por qué?
— Fue un acto cruel para contigo, que no eres más que una niña.
¿Por qué razón?
¿Por qué ahora?
— Me disculpo contigo.
—……
Aunque nunca respondiste… Cuando me hicieron mucho daño.
Cuando mi carne fue lacerada por primera vez y la sangre comenzó a fluir;
cuando mis huesos fueron aplastados por primera vez y grité; cuando mi
preciosa carne fue quemada por primera vez y me retorcía mientras gritaba por
favor, por favor, por favor; cuando los animales royeron mi cuello, cuando
animales más severos que las bestias pisotearon mi cuerpo. No, mi cuerpo y mis
órganos internos. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo. En ese tiempo.
En ese tiempo——
Aunque nunca dijiste que lo sentías.
— Lo siento.
¿Por qué?
……
Ah.
Ah——
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— Lo siento.
……
Antes de saberlo, estaba abrazando a alguien. Y alguien acariciaba mi espalda.
— Lo siento.
……
No puedo ver bien lo que está frente a mí.
Marbas ya no estaba allí. No podía verlo.
Solo estaba mi maestro. Su voz. Su toque.
Debido a mis ojos, no podía ver.
—…lo siento.
— ¿Por qué?
¿Por qué razón?
¿Por qué te disculpas?
— No quiero, Maestro… Nunca podría perdonarlo… Nunca lo perdonaría…
Aunque duela mucho… Aunque me hizo daño, mucho daño… Ni siquiera me
es posible perdonarlo… Esto no se puede perdonar… Me maltrató… Como me
maltrató… Si me maltrató… Si sabía que estaba mal… Si lo sabía… ¿Por qué
razón…? ¿Por qué razón en particular…?
No puedo perdonarlo.
Ni siquiera puedo aceptar su disculpa.
¿Quién? ¿Sólo quién? Esa disculpa.
Ese pecado.
Ese maltrato.
¿Cómo?
—…lo siento.
Ahh…
Ahh…
Ahh…
Maestro.
— No tienes que perdonarlo.
Maestro.
— No lo perdones por toda la eternidad.
Maestro.
— No tienes que perdonar a nadie. Simplemente haz que toda la gente que te
ha maltratado se arrodille. Recibe las disculpas que deben recibirse. Y——
simplemente sigue viviendo.
Maestro.

FIN. Gracias por escuchar en wolves Novels, like y


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