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1. INTRODUCCIÓN
2. ADORACIÓN
En el Antiguo Testamento, en el idioma hebreo es la palabra hishtahavá
para referirse a adoración y hace referencia al servicio de los siervos de
Dios en el culto en el cual se “postraban, mostrando así su temor
reverencial ante la majestad divina”. En la Septuagimta es hacer reverencia
u homenaje, postrarse ante la presencia de un ser superior.
3. EL TRASFONDO HISTÓRICO
El propósito original del tabernáculo para Israel
Al escudriñar la Biblia se observa que el tabernáculo era un templo portátil
provisional donde el Señor se encontraba con su pueblo. La construcción
del tabernáculo fue ordenada por Dios en el Monte Sinaí a Moisés, y una
vez construido permaneció en el campamento de los israelitas durante su
peregrinación por el desierto. Después de la conquista de la tierra
permaneció en pie hasta el establecimiento del reino de paz bajo Salomón.
Moisés construyó el tabernáculo según el modelo que Dios le había
revelado en el monte santo (Ex. 25:9, 40; 26:30; 27:8).
4. LA ADORACIÓN EN EL TABERNÁCULO
EL TABERNÁCULO
Era una tienda rectangular apoyada por una armazón de madera. Como
estaba recubierta de tela y pieles de animales, era portátil; correspondía a
los levitas plantarla, levantarla y transportarla. Una vez que se estableció,
la columna de humo reposó sobre el Tabernáculo.
Tenía dos aposentos, uno más pequeño que el otro, constituían la parte
interior, rodeada por el atrio del Tabernáculo.
El aposento menor era el Lugar Santísimo; en él se entraba únicamente el
día de la expiación, y sólo el Sumo Sacerdote podía entrar. En el estaba el
arca con el propiciatorio y los querubines. Todo estaba recubierto de oro.
El aposento grande era el "Lugar Santo", en donde se hallaban el altar del
incienso, la mesa con los panes de la proposición y el candelabro de oro.
El santuario se empleaba para el culto de cada día. Los dos aposentos
estaban separados por un grueso velo.
Al entrar en Canaán, Josué hizo que el tabernáculo se estableciera en Silo.
Mientras estuvo allí se le añadieron habitaciones para los sacerdotes. Las
descripciones bíblicas del Tabernáculo se hallan en Éxodo 25-27, 30, 36-
40.
LA ADORACIÓN
El israelita que se acercaba al tabernáculo debía manifestar una actitud de
verdadera adoración a Dios. Esta adoración debía fluir de un corazón
arrepentido y agradecido.
En ocasiones el propósito del adorador era buscar el perdón de Dios por
algún pecado cometido. En otros momentos se acercaba al tabernáculo
para agradecer a Dios sus bondades. En ambos casos la relación del
israelita con Dios era renovada por medio de la adoración (Lv. cap. 1-8).
Por otro lado, los sacerdotes debían ministrar en el santuario con una
actitud de adoración a Dios. Ellos eran los intermediarios entre el Señor y el
pueblo. Por lo tanto, se esperaba que al disfrutar de este privilegio
manifestarán un estilo de vida en adoración (Lv. cap. 8-10).
Para custodiar el tabernáculo y ofrecer la adoración fueron elegidos los
miembros de la tribu de Leví. Los sacerdotes fueron Aarón y sus
descendientes. Sólo los sacerdotes podían entrar en el tabernáculo, y
solamente el sumo sacerdote podía entrar en el lugar santísimo. Los otros
miembros de la tribu, conocidos simplemente como levitas, tenían a su
cargo las muchas tareas del tabernáculo, y el orden del culto.
La tribu de Leví acampaba inmediatamente alrededor del tabernáculo,
rodeada de las otras tribus. Judá, Isacar y Zabulón, estaban al este. Rubén,
Simón y Gad, estaban al sur. Efraín, Manasés y Benjamín, al oeste. Y Dan,
Aser y Neftalí al norte.
La adoración demandada por Dios no era la observancia religiosa de los
sacrificios y ceremonias, sino la entrega incondicional de un corazón que
se postra ante la majestad de su presencia.
En Exodo 29:42-46 especifica que el Tabernáculo será el lugar donde se
reunirá Dios con su pueblo. El pueblo vendrá para adorarlo, pero para que
Dios acepte la adoración, es necesario que el pueblo sea santificado. El
33:7-10 enseña que en ese lugar estaba la presencia de Dios.
El único lugar donde se encontraba la presencia de Dios era en el
tabernáculo, y el acercarse demandaba santidad.
5. LA ADORACIÓN EN EL TEMPLO
EL TEMPLO
Hubo tres templos judíos, todos en Jerusalén, y todos más o menos en el
mismo terreno.
a. Templo de Salomón.
c. El Templo de Herodes.
Herodes el Grande, como maniobra política, reconstruyó el último
templo y se amplió bastante el terreno que ocupaba (llegó a tener unos
500 X 300 m.). La construcción se inició en 19 A.C. y su parte principal
quedó terminada diez años después, aunque se continuó trabajando
durante algún tiempo (v. Juan 2:20).
El enorme terreno del templo estaba rodeado de piedras que medían
hasta 5 m. de largo y poco más de un metro de alto. ¡Con razón las
admiraban! (Marcos 13:1). Aún se conservan restos de ese muro;
también hay restos de algunas de las puertas. Quizá la puerta del Este
haya sido la Hermosa de Hechos 3; la ornamentación de las puertas es
de bronce, en estilo corintio. En la esquina noroeste estaba situada la
fortaleza Antonia; los procuradores se alojaban en ella cuando estaban
en la ciudad y allí había una guarnición de soldados para sofocar
cualquier tumulto que surgiera (como el de Hechos 21). Bordeando el
terreno del Templo, pero dentro de los muros, había un pórtico; los
lados del sur y el este eran respectivamente llamados Pórtico Real y
Pórtico de Salomón (Hechos 3:11). En los diversos pórticos tenían sus
mesas los cambistas (Juan 2:14-16), y era también allí donde los
escribas disputaban y enseñaban. Más allá del pórtico y rodeando toda
la parte principal del templo, se hallaba el atrio de los gentiles. Entre
éste y la parte interior había una balaustrada con letreros en griego y
latín en que se advertía a los gentiles, bajo pena de muerte, que estaba
prohibido pasar la balaustrada. Dos de esos letreros han aparecido. A
la entrada del atrio de las mujeres había arcas destinadas a recoger
dinero para los gastos del culto (Marcos 12:41-44). Dentro del atrio de
los sacerdotes estaba el altar hecho de piedra bruta. El plano general
del templo era el mismo del de Salomón. Un velo dividía el Lugar Santo
del Santísimo. El Lugar Santo medía unos 20 m. de largo, 10 de ancho
y 20 de alto; el Lugar Santísimo medía unos 10 m. por cada lado, y 20
de alto. En los lados norte, sur y oeste había tres pisos de
habitaciones. La perfección y belleza del Templo no habrían de ser
admiradas mucho tiempo, pues en el año 70 D.C, los romanos lo
destruyeron (y no ha vuelto a ser reconstruido) y se llevaron a Roma
sus objetos de oro como símbolo de su victoria militar.
ADORACIÓN EN EL TEMPLO
La adoración en el templo era similar a la ministrada anteriormente en el
tabernáculo, pero en mayores dimensiones y esplendor.
La vida religiosa de Israel se centralizó en el templo de Jerusalén. El
sacerdocio dividido en sus veinticuatro clases ministraba en el santuario,
según el orden del servicio. Los israelitas se acercaban al templo con una
actitud de adoración, buscando la misericordia de Dios por medio del
sistema de sacrificios establecido para estos fines.
Desde muchos puntos de vista el templo tenía para los israelitas la misma
importancia que la ciudad de Jerusalén. Simbolizaba la presencia y
protección de Dios entre su pueblo (Ex. 24:8; 29:43-46). Cuando se dedicó
el templo, Dios bajó del cielo, lo llenó de su gloria (2Cr. 7:1-2) y prometió
poner allí su nombre (2Cr. 6:20, 33). Así que cuando el pueblo de Dios
quería orar al Señor, podían hacerlo con el rostro hacía el templo (2Cr.
6:24, 26, 29, 32), y Dios los oiría desde su templo (Sal. 18:6). También el
templo representaba la redención divina del pueblo de Dios. Tenían lugar
allí dos importantes solemnidades: los sacrificios diarios por el pecado
sobre el altar de bronce (Nm. 28:1-8; 2Cr. 4:1) y el día de la expiación,
cuando el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo para esparcir la
sangre sobre el propiciatorio del arca para expiar los pecados del pueblo
(Lv. cap. 16; 1R. 6:19-28; 8:6-9; 1Cr. 28:11). Mediante esos ceremoniales
del templo, se les recordaba a los israelitas el carácter costoso de su
redención y reconciliación con Dios. En ningún momento de la historia del
pueblo de Israel hubo más de una morada de Dios. Eso demostraba que
hay un solo Dios, el Señor Jehová, el Dios del pacto de los israelitas.
El servicio en el templo fue organizado en el último período del reinado de
David: sacerdotes, levitas, músicos, cantores, porteros y oficiales (1Cr. cap.
22-27). De esta forma todo estaba listo para que Salomón pudiera
introducir a Israel en una etapa gloriosa de su historia nacional (1Cr. cap.
28-29).
6. LA ADORACIÓN EN LA SINAGOGA
LA SINAGOGA
Sinagoga (en griego synagoge: lugar de reunión). Era una institución judía
para la lectura y exposición de las Sagradas Escrituras. Se originó tal vez
durante el exilio babilónico.
ADORACIÓN EN LA SINAGOGA
El propósito principal de la sinagoga era la instrucción en las Sagradas
Escrituras.
Las reuniones en las sinagogas, no eran para ofrecer sacrificios, sino para
el estudio de las Escrituras y la oración comunitaria. En el siglo I de la era
cristiana se encuentran sinagogas en todos los lugares donde se hallaban
los judíos. Incluso las comunidades israelitas de ciudades pocos
importantes fuera de Israel las tenían.
Según lucas 4:16-30, aparentemente, estas reuniones tenía un programa
acostumbrado que desarrollaban, pues 26:30 y Mr. 14:26 dicen que Jesús
y los discípulos al final de la Cena cantaron un himno.
Había un director que no era el sacerdote necesariamente, acá se llama
“ministro”.
Había personas que participaban en la lectura de la Palabra, y vemos que
en esta parte le tocó el turno a Jesús para cumplimiento de la profecía.
7. CONCLUSIÓN
La adoración en el tabernáculo giró alrededor del mismo ya que todos
sabían que allí estaba Dios, y quien venía adorar a Dios debía: santificarse,
reconocer que estaba en la presencia de Dios, ofrendar sacrificios para
perdón de pecados, mantener una actitud de profundo respeto al inclinarse
y postrarse ante Dios y una actitud de servicio.