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COMENTARIO NÚMERO 8.

MAYO 2020

La maldición del coronavirus ha desatado otra epidemia, la creatividad, y el espacio virtual se ha


plagado de figuras asomándose a las pantallas para enseñarnos su vidilla casera: lo que cocinan, el
sillón de lectura, la mantita con la que se arropan. Como niños en una descontrolada función
escolar nos asomamos a las redes: bailamos animando a que bailen con nosotros, creyendo, ay,
inocentes, que alguien nos sigue; leemos nuestra obra como si alguien nos lo hubiera pedido;
damos consejos de autoayuda, o sea, de esos que solo ayudan al que los da. Hay músicos que salen
a las terrazas a consolar al mundo, no se sabe por qué. Hay tíos levantando mancuernas y modelos
esqueléticas comiendo como cerdas. Hay tíos que dan mítines y se quedan tan panchos. La vida se
nos ha llenado de actividades extraescolares, aunque solo duran lo que dura la puesta en pantalla.
Luego a pensar en el siguiente vídeo. Menos mal que solo tienen la obligación de secundar esta
pesadilla de hiperactividad recreativa aquellos que tienen el suficiente nivel económico; menos mal
que solo les toca a los que pueden enseñar una cocina que jamás habían utilizado; menos mal que
pueden enviarnos mensajes desde su jardín o ático en el que se contempla, ¿lo veis?, una ciudad
desierta por la que ahora pasea un jabalí.
Podríamos pensar en la cara B de esta historia, esa realidad menos privilegiada: la de los pisos
diminutos con luz escasa, con seres humanos apiñados en unos casos y habitantes solitarios en
otros, ciudadanos ahora mismo necesitados de ayuda para comprar, asearse o cocinarse algo
decente, niños abocados a comer pizza en vez de una de esas comidas sanas de las que alardeamos
en Instagram. Vivir en esta inédita situación nos tendría que cambiar a los que nos encontramos en
mejor situación. Aquellos que gozamos de un encierro más privilegiado podríamos dedicar, por qué
no, algo de nuestro pensamiento a los que poco tienen y están callados por enfermedad o pobreza.
La creatividad que hay que activar debería ir destinada a paliar el desastre. Y si de verdad quieres
ofrecer algo bueno de tu arte: quédate un tiempo encerrado en tu cuarto. Y a la vuelta de este
tortuoso camino, enséñanos algo hermoso.
PREGUNTAS
1. Comunicación escrita:
1.1. Resumen. {1 punto} [Extensión: 6-8 líneas]
1.2. Adecuación, coherencia y cohesión. {1’5 puntos} [Extensión: 15-20 líneas]
1.3. Comentario. {2 puntos} [Argumentación sobre las ideas del texto, opinión, valoración, etc.]
2. Conocimiento de la lengua.
2.1. Léxico: a) Significado que tienen, en este fragmento, estas cuatro palabras: «secundar,
hiperactividad, abocados, alardeamos» {0.5 puntos}
2.2. Análisis morfológico de las siguientes cinco palabras pertenecientes a la oración: «menos mal
que pueden enviarnos mensajes desde su jardín o ático en el que se contempla, ¿lo veis?, una
ciudad desierta»: (1) pueden enviar (2) o (3) que (4) se (5) lo. {0,5 puntos}
2.3. Sintaxis: a) Estructura oracional de: «Vivir en esta inédita situación nos tendría que cambiar a
los que nos encontramos en mejor situación». {0,5 puntos} [Basta con decir: 1) la clase de
relación (coordinación o subordinación) y 2) el tipo de coordinación o subordinación.]
b) Función sintáctica de las siguientes cinco unidades: (1) en esta inédita situación (2) nos (3) a los
que (4) nos encontramos (5) en mejor situación. {1 punto}

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