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Análisis de diseño de bastones para la tercera edad

Conference Paper · March 2016

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Laura Cruz Franco Santos-Adriana Martel-Estrada


Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Universidad Autónoma de Ciudad Juárez
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Memorias del Congreso de Instituto Tecnológico de Villahermosa
Investigación Academia Journals Villahermosa, Tabasco, México
Tabasco 2016 Copyright Academia Journals 2016 9 al 11 de marzo de 2016

Análisis de Bastones Para la Tercera Edad


Laura Angelica Cruz Franco1, Dra. Santos Adriana Martel Estrada2

Resumen—El adulto mayor al entrar a la edad senil, se vuelve más vulnerable y tiene complicaciones físicas del equilibrio
y la marcha, provocando que más del 30% sufra caídas, a esto se debe la necesidad de utilizar un bastón como
herramienta de apoyo. Para conocer las debilidades ergonómicas del bastón y las necesidades de quienes lo usan, se aplicó
una encuesta a cien personas de la tercera edad la cual consta de diez preguntas, siendo así, que el 33% de las personas
padecen artritis y el 41% sufre dolores óseos en manos y muñecas, por lo tanto, el problema se centra en la empuñadura
del bastón, por lo que se pretende proceder a implementar una propuesta de rediseño del bastón que cubra estas
necesidades.
Palabras clave—Seniles, bastones, ergonomía, artritis, dificultades físicas.

Introducción
En los adultos seniles existen diferentes cambios en su actividad física diaria, y esto se refleja en el sistema
músculo-esquelético, los ligamentos y cartílagos, perdiendo resistencia y elasticidad (Vera, 2003). Como
consecuencia de éstos desgastes físicos, se producen enfermedades que comúnmente son asociadas a la tercera edad,
como lo es la artritis reumatoide, enfermedad crónica que afecta a las articulaciones que tienen movimiento
(Delgado, 2006). Esta enfermedad consiste en la inflamación de dichas articulaciones provocando dolor y rigidez,
existiendo cientos de diferentes variantes de artritis (Arthritis_Foundation, 2014), siendo las más comunes la
osteoartritis y la artritis reumatoide (NIH, 2015). Afecta comúnmente en las extremidades superiores como lo son
las manos, por ser la herramienta de trabajo principal. Sin embargo, también afecta a las extremidades inferiores, lo
que da pie al uso del bastón, para así proporcionar a las piernas un apoyo extra y seguro al dar el paso.
La pérdida de equilibrio y dificultad para caminar, pueden ser una consecuencia de la artritis. Los adultos mayores
suelen tomar una posición inadecuada, lo que afecta la biomecánica corporal y por consecuencia los sistemas de
control postural, lo que lleva a la inestabilidad (Zapata, 2014).
La postura vertical previene complicaciones de la inmovilidad, para ello existen herramientas de apoyo que
mantienen al usuario en bipedestación y los ayuda a caminar, (Salcedo, 1999). Uno de estos auxiliares son los
bastones, cuya función es modificar el equilibrio, descargar las articulaciones y dar propulsión para una marcha
segura (Cerda, 2014) reduciendo los efectos del déficit de actividades que la persona solía tener en su vida diaria
(Ruiz, 2006). Son una extensión de las extremidades superiores para transmitir fuerza al suelo para proporcionar
soporte y protección a las extremidades inferiores (Salcedo, 1999). También se definen como dispositivos de
asistencia o tecnologías de apoyo, que proporcionan al usuario durante la marcha apoyo adicional del cuerpo al
suelo (Gorgues, 2006).
Los materiales que se usan en los bastones como en la empuñadura, suelen ser plastificados, cauchos o espumas y
tiene formas curvadas, en T o con relieves. En la caña se utiliza la madera, aluminio o acero y las conteras son de
caucho o goma (Gorgues, 2006). Estos materiales, son utilizados y contemplados para darle resistencia propiamente
al bastón y en cuanto a las formas y materiales de las empuñaduras, se busca darle mayor ergonomía y durabilidad.
Sin embargo, la ergonomía de éstas, no siempre es adecuada, ya que no cumple con los siguientes requisitos: forma
ovalada, superficie libre de bordes predeterminados (UNED, 2015) y dimensiones predeterminadas para un agarre
correcto.
Los materiales, deben ser blandos, para evitar molestias óseas y musculares a personas con artritis, ya que el
movimiento óseo puede ser doloroso y se hace con dificultad (Arthritis_Foundation, 2014) siendo que el hueso es
menos resistente y es vulnerable a las fuerzas con presión (Bernal, 2015). Además la fuerza muscular necesaria para
la manipulación y uso seguro del bastón se pierde y disminuye después de los 65 años (Dr. Calleja, 2010). Por lo
tanto, el objetivo de esta investigación es analizar el diseño de los bastones para los adultos seniles desde el punto de
vista ergonómico.

1
Laura Angelica Cruz Franco es Alumna de Diseño Industrial de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Lauren96c1@hotmail.com (autor corresponsal).
2
La Dra. Santos Adriana Martel Estrada es Profesor investigador en el departamento de Diseño de la Universidad Autónoma de
Ciudad Juárez. adriana.martel@uacj.mx

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Método
Esta investigación es de carácter exploratorio, desarrollada a partir del análisis de 26 artículos relacionados con
los temas abordados en este estudio y de datos de una encuesta realizada con el fin de indagar qué características de
la estructura del bastón son más utilizadas por el adulto senil y las dificultades que implica su uso, para determinar si
estos factores tienen relación alguna. Se encuestaron cien adultos de tercera edad que utilizan bastón, para lo cual se
visitaron institutos y estancias para el adulto mayor de Ciudad Juárez, Chihuahua.

Antecedentes

Bastones. Definición y ergonomía


El bastón es una herramienta auxiliar para la marcha, su función consta de modificar el equilibrio, hay descarga
en articulaciones y da propulsión para una marcha segura (Cerda, 2014; Dr. Calleja, 2010; Gorgues J., 2010).
Previene caídas, da estabilidad, disminuye el desgaste y dolor de articulaciones que soportan el peso, como manos y
piernas (Dr. Calleja, 2010) reduciendo los efectos del déficit de actividades a las que la persona solía tener en su
vida diaria (Ruiz, 2006). Son una extensión de las extremidades superiores para transmitir fuerza al suelo para
proporcionar soporte y protección a las extremidades inferiores (Salcedo, 1999). También se definen como
dispositivos de asistencia o tecnologías de apoyo, que proporcionan al usuario durante la marcha apoyo adicional del
cuerpo al suelo (Gorgues, 2006).
Los bastones en general oscilan en una altura de 68cm a 97cm (AMTISA_Ingeniería, 2015). En algunos de ellos
se pueden modificar la altura según sea la necesidad del usuario. La altura del bastón se mide desde la muñeca de la
persona que lo usara o bien desde el trocánter mayor, hasta el suelo. Se recomienda utilizar los zapatos que
comúnmente calza para sacar la medida (Practicing_Physician_Education_in_Geriatrics, 2006).
Cuando el usuario toma el bastón por la empuñadura, su cuerpo se flexiona ligeramente y su codo también se
flexiona a un ángulo de 5-100 (Gorgues, Ayudas técnicas para la marcha, 2006), separando la contera del bastón 10-
20cm del cuerpo cuyos diámetros oscilan entre los 19mm a 28mm aproximadamente (AMTISA_Ingeniería, 2015).
Si la longitud del bastón es mayor de la que se requiere, el codo se flexiona demasiado y no permite un apoyo
correcto, y si es muy baja la medida, el codo se extiende por completo y no se puede crear un impulso para mover y
levantar el bastón (Salcedo, 1999) o bien, obliga al usuario a inclinarse más de lo que debería ser, ocasionando
lesiones en la columna.
Para usar correctamente el bastón, se recomienda que la persona lo coloque del lado contrario a la pierna más
débil o lesionada y de esta manera, al ir en marcha, cargue el peso en la pierna más fuerte. En cuanto el avance, se
coloca por delante el bastón, a una distancia corta, de lo contrario éste se resbalará, y finalmente proceder a mover
la pierna débil. Con el peso distribuido entre el bastón y la pierna débil, avanzar el siguiente paso con la pierna más
fuerte (Practicing_Physician_Education_in_Geriatrics, 2006). De esta manera se genera una marcha segura, más
cómoda y equilibrada para el adulto senil.

Dificultades físicas
Según estudios por la revista Cubana de Medicina integral, al menos el 36.60% de la población senil, padece
trastorno de equilibrio y de la marcha como se muestra en la Figura 1.

Figura 1. Porcentajes de población con trastornos del equilibrio y la marcha 2003.

Cuando un adulto senil presenta complicaciones de artritis y pérdida de fuerza, sobre todo en las articulaciones de
la cadera y rodillas, conlleva una serie de complicaciones de reacción en cadena donde pierden cierta capacidad para

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desplazarse, subir escaleras, levantarse de sus asientos, mantener la estabilidad y la pérdida de equilibrio, sumándole
a los factores el avance de la edad de la persona (Peña, 2003; Avila-Funes, 2007; Dra. Gonzáles, 1999).
Otro factor de la pérdida del equilibrio es la postura que comienzan a tomar las personas, inclinación de la cabeza
hacia adelante, postura encorvada, abdomen protuberante, flexión de caderas y rodillas y una base de sustentación
más estrecha (Zapata, 2014) provocando inestabilidad en el senil.
Durante la marcha, los pasos son más cortos, las rodillas pierden movilidad articular provocando caminar con las
rodillas en cierta flexión. Su velocidad disminuye 1% cada año a partir de los 60 años (Cerda, 2014). Estas
complicaciones y otros factores como características de los espacios en los que se desarrollan, provocan accidentes
como las caídas, que a su vez causan que las personas de tercera edad pierdan su autonomía (Moreno García, 2015),
siendo que el 31.60% de los seniles de edad media de 70-74 años, sufren caídas, (Dr. Calleja, 2010) y para
prevenirlas y resolver o disminuir la perdida de equilibrio y dificultad de la marcha, se requiere que personas con
estas dificultades utilicen ayudas técnicas como el bastón para facilitar la deambulación (González, 2005).

Resultados
La investigación previa, marcaba que las dificultades físicas propias de la tercera edad, constaba de la pérdida del
equilibrio, dificultad durante la marcha y la pérdida de fuerza en las extremidades. Por lo tanto dichas
complicaciones se vuelven una causa para la utilización del bastón. Según una investigación hecha por Sánchez
(2003) el 17.3% de los seniles sufren del trastorno del equilibrio y el 0.9% el trastorno de la marcha. Sin embargo,
los resultados de la encuesta realizada muestran información ligeramente distinta (Figura 2).

Figura 2. Gráfico de porcentajes de causas del uso del bastón.

Los porcentajes contrastan notoriamente a los que Sánchez (2003) presentó, el porcentaje más alto representa la
dificultad de la marcha con un 29%, siendo la razón principal por la que los adultos mayores utilizan el bastón, y el
24% sufre del trastorno del equilibrio. Si bien los porcentajes son un tanto parejos entre sí, ya que por lo general la
pérdida del equilibrio conlleva a una dificultad durante la marcha, en realidad los porcentajes de las personas que
padecen estos trastornos son bastante bajos estando por debajo del 30%.

La artritis, es la enfermedad más común que padecen las personas de la tercera edad, y según los resultados que se
muestran en la Figura 3, el 33% de las personas encuestadas, padecen artritis.

Figura 3. Gráfica de porcentajes de las enfermedades del adulto mayor.

De las personas que padecen artritis, el 63.63% son mujeres y el 36.36% hombres, cifras que no coinciden con las
que presentó el autor Solís (2010) donde reflejaba que en promedio, el 46.3% de las mujeres y el 45.8% de los

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hombres, padecen artritis, siendo la edad promedio de más de 70 años en ambos casos. Es decir, menos del 50% de
los adultos seniles sufre esta enfermedad, lo cual es favorable. Sin embargo, para las personas que la padecen, la
artritis es una enfermedad dolorosa y el uso del bastón puede ser una experiencia no grata ni factible para ellas. En la
Tabla 1 se muestran las complicaciones que presentan físicamente y durante la movilidad.

Tabla 1. Porcentajes de complicaciones físicas y movilidad con el bastón en personas de la tercera edad.

En cuanto a las complicaciones físicas, el 41% corresponde dolores en manos y muñecas durante o después de
usar el bastón, aspecto al que se le puede atribuir el factor de la artritis, dado que el 51.21% de las personas que
manifiestan estas dolencias, la padecen. Respecto a las dificultades durante la movilidad de la persona con el bastón,
casi el 60% de las personas no presentan problema alguno durante su uso, por lo que, en cuanto a su función
principal, que es dar soporte durante la marcha y seguridad, el bastón la está cumpliendo, dato que se refleja en la
tabla en el rubro de “el bastón se mueve del piso” con un porcentaje mínimo de 4%.
El 20% no siente seguridad al caminar y esto se le puede atribuir que existe una posibilidad de que alguna vez
hayan tenido una caída, ya que, el 30.30% de los adultos de 75-79 años la han sufrido (Dr. Calleja, 2010),
provocando una inseguridad emocional sobre los adultos de la tercera edad de volver a caer a pesar de usar el
bastón.
Otro factor al que se le puede atribuir los dolores en las manos y muñecas de las personas que usan bastón,
además de la artritis, es la forma de las empuñaduras que utilizan las personas. Para explicar el por qué,
primeramente se mostraran los datos sobre este aspecto en la Figura 4.

Figura 4. Gráfica de porcentajes de tipología de empuñaduras de bastón más utilizadas.

El 30% de las personas, prefieren una empuñadura con relieves, es decir, son aquellas empuñaduras que tienen
determinado el posicionamiento de los dedos, con un fin ergonómico. Sin embargo, anteriormente se estipuló que las
empuñaduras de herramientas manuales no deben tener este tipo de depresiones o formas predeterminadas para los
dedos, ya que impide el agarre seguro y directo del bastón (UNED, 2015). Por lo tanto, si las personas utilizan este
tipo de empuñaduras, su agarre no es seguro del todo, ya que no pueden tomar el bastón cómodamente, forzándolos
a tomarlo de una sola manera. A pesar de que la empuñadura T no cumple con los parámetros ergonómicos, es
utilizada por el 27% de las personas. La empuñadura se localiza transversalmente a la caña, por lo tanto, al tomarlo,
los dedos topan con la caña lo que obliga a la persona a separar los dedos, lo cual coloca los huesos en una posición

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no natural y no proporciona una posición ergonómica, considerando que es aún más grave el problema, cuando la
persona ejerce presión sobre la muñeca a la hora de la marcha.

Conclusiones
Se elaboró un análisis de los bastones para las personas adultas de la tercera edad desde el punto de vista
ergonómico, considerando los rubros de dimensiones, forma y materiales, incluso, las consecuencias que conlleva su
uso, mediante una encuesta. Los resultados obtenidos de este análisis mostraron que el 33% de los usuarios de
bastón, sufren de artritis con una edad media de 70 años y el 41% padece dolores óseos en manos, muñecas y brazos
de los cuales, poco más del 50% de este grupo, padecen artritis. A pesar de reflejar porcentajes menores al 50% en
estos rubros, siguen siendo un poco altos y de igual manera se les busca dar solución, si no erradicándolos, por lo
menos disminuir el problema en su mínimo. De acuerdo con parámetros ergonómicos el diseño actual de los
bastones no es apto para las necesidades de las personas que padecen esta enfermedad.
De acuerdo con los resultados obtenidos, una de las posibles soluciones radica en la empuñadura del bastón, por lo
que se detecta la necesidad de modificar la forma y dimensiones.
Teniendo presente por supuesto, la fragilidad o vulnerabilidad de quienes lo utilizan y las necesidades físicas que
conllevan la edad y las enfermedades padecientes propias de la etapa senil, serán estos aspectos, bases del diseño de
un bastón apropiado a las necesidades del usuario.

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