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INDICE
I. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….…3
2 Hipòtesis…………………………………………………………………….…………4
3. Objetivo general………………………………………………………………………4
II. ARGUMENTACION
2.3 Competencia…………………………………………………………………………..8
III. CONCLUSIONES……………………………………………………………………27
IV. BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………..28
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LA COMPETENCIA INTELECTUAL, MORAL Y FÍSICA COMO UNIDAD
SUSTANCIAL DE LA PERSONA DEL PROFESIONISTA
I. INTRODUCCIÓN
El acto del ser humano es un acto consciente, libre y voluntario que en automático se
convierte en un acto moral, el cual nos remite a la responsabilidad, la que nos obliga a
responder por lo actuado o no actuado.
De esta manera, se puede responsabilizar a cualquier persona por algún hecho, ya sea por la
mala aplicación de sus conocimientos o por realizar una mala evaluación, por ausencia,
abuso de poder, mala práctica y por dar informaciones tergiversadas.
Actuar éticamente implica, entonces, actuar acorde con las normas y reglas de
comportamiento impuestas por la sociedad que nos rodea, por eso la ética vive en cada ser
humano sea cual sea su profesión y su entorno. Es decir, la ética trata de inspirar la actitud
personal que debe prevalecer en el alma del profesionista ante el conflicto permannte entre
las solicitaciones del mal y las exigencias de la buena conciencia.
1. Realidad problemática
Pero a qué nos referimos cuando cuestionamos si ese profesional es “bueno” o no, si bien
es cierto, solemos relacionarlo con la expresión de profesional competente. Dicha frase en
ocasiones la usamos para referirnos a la cantidad de conocimientos que posee esa persona.
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Es así como nuestro interés se ha percibido que, mayormente, se remite a ello dejando de
lado, inconscientemente, puede ser , el prestar atención a la forma que dicha persona lleva
a cabo su carrera, es decir, qué tipo de trato y consideraciones es el que tiene con otras
personas y si, emocionalmente, le gustar lo que hace y ,sobre todo, si se encuentra en
óptimas condiciones para desarrollar su profesión teniendo en cuenta las necesidades de las
otras personas que requieren de su servicio.
Por ello, no debemos olvidar de que una de las funciones de la educación es formar
hombres para la vida y los procesos formativos, precisamente, debe girar en torno a
satisfacer las necesidades de una sociedad en constante cambio.
Estamos inmersos en un mundo que enajena con mucha frecuencia al ser humano, es un
mundo donde el lema es la competitividad y la búsqueda del triunfo individual, sin importar
los medios para lograrlo. Por eso, no está de más hablar de la importancia de la
responsabilidad y honestidad que deben tener todas las personas, especialmente las
profesionales. Es por eso, que el fin de las universidades es formar un profesional de
calidad. Pero, cómo debe ser ese profesional de calidad, qué características y qué
competencias debería tener. Es un problema de este contexto que en el presente trabajo
abordaremos y trataremos de explicar.
2. Hipótesis
3. Objetivo general
Explicar y demostrar que las competencias tanto intelectual, física y moral son parte del
profesional.
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II. ARGUMENTACIÓN
La Ética profesional
Las instituciones de educación superior deben contribuir a que los futuros profesionales
desarrollen una visión y sentido ético, que pueda guiar su práctica y refleje en sus acciones
un conjunto de valores (responsabilidad, solidaridad, sentido de la justicia, servicio a otros).
Por eso, entre las perspectivas actuales en la educación de profesionales (Martínez,
Buxarrais y Esteban, 2002) está el papel que debe tener una formación ética y moral, dado
que su práctica debe estar guiada por una comprensión moral.
Hay que tener en cuenta que la preocupación del estudiante más importante en la vigilia de
su graduación es el problema de su vida profesional, lo cual preocupa en tres sentidos:
¿Cómo se triunfa social y económicamente? ¿Cómo se triunfa científicamente? Y ¿Cómo
es posible conjugar estos tres triunfos sin comprometer la conciencia y la dignidad
humana?
La ética profesional o moral profesional se define como “la ciencia normativa que estudia
los derechos y los deberes de los profesionistas. Se refiere a lo que el enfoque académico ha
bautiza La palabra ética, confirmada por algunos diccionarios y academias con el sentido de
parte de la filosofía que trata de la moral y las obligaciones del hombre, no es muy precisa
como el significado de la palabra moral. La moral interviene en el equilibrio de las
obligaciones internas que posee la conciencia de los individuos, excluyendo de manera
parcial las obligaciones que nos rigen mediante una ley impuesta por la sociedad. Con esto
podemos comprender mejor la finalidad de la ética profesional, la cual se va desarrollando
en el individuo gracias a la moral que ha adquirido a lo largo de su vida.do con el nombre
de deontología.(reflexión acerca del deber).
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parte la importancia sobre la “Dignidad personal” al tratar de la competencia moral del
profesionista.
La ética profesional, por ende, nace de un trabajo al servicio de los demás. Ésta se debe
vivir en cada una de las situaciones afrontadas en nuestra vida (social o laboral),
permitiendo así la búsqueda de la excelencia profesional a través de la honestidad y
responsabilidad.
INTELECTUALES Y PROFESIONISTAS
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Si bien es cierto todo deber tiene un carácter ético, obliga en conciencia, y su violación
voluntaria implica responsabilidad. Es así como el análisis de los deberes profesionales nos
impone un estudio serio y sistemático de las actividades peculiares de todas y cada una de
las profesiones. Menéndez señala que “el deber” es el valor humano de toda actividad que
responde a exigencias concretas del bien común. ( 1967, pg. 65)
Es importante conocer cuáles son los deberes que corresponden a la profesión o al oficio ya
que la profesión no solamente no constituye un área neutra para la conciencia; sino que
tienen el temible privilegio de interesarse en los más grandes problemas humanos y de tener
el deber y la responsabilidad de resolverlos por ser capaz de potenciar y densificar los
deberes comunes del hombre debido a sus mayores conocimientos e influencia.
Frente a los grandes problemas humanos se alinean dos grandes grupos de salvamiento; el
de los técnicos y el de los intelectuales. Hay quienes prefieren la distinción de teóricos y
prácticos, o, de “los que piensan” y “los que realizan”.
Lejos de ser términos que se opongan Menéndez afirma que se complementan mutuamente;
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más humilde deja de ser instrumento de elevación y cultura para convertirse en una
conspiración contra el bien común y descrédito de la universidad
Claro esta que no todos los profesionistas han de ser investigadores o pensadores
consagrados a la revisión constante de los métodos científicos; pero, como sostiene
Menéndez un profesionista universitario nunca puede renunciar a que su trabajo tenga la
nota relevante de la “competencia intelectual”.
COMPETENCIA
Las competencias son una estructura cognitiva, la cual facilita actuaciones determinadas.
Desde una perspectiva operativa, cubren un amplio espectro de habilidades para funcionar
en situaciones problemáticas, lo que supone conocimiento, actitudes, pensamiento
metacognitivo y estratégico. Las competencias tienen, como señala Bolívar en su ensayo El
lugar de la ética profesional en la formación universitaria, un componente mental de
pensamiento representacional y otro conductual o de actuación. De este modo, designan la
capacidad o facultad para movilizar diversos recursos cognitivos (saberes, capacidades,
informaciones, etcétera) en orden a actuar, con pertinencia y eficacia, en un conjunto de
situaciones.
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a) Las competencias se ubican, pues, en el plano de los comportamientos que consisten en
hacer, no en el plano del pensar ni del sentir afectivo.
El conjunto organizado de procedimientos para hacer algo se llama técnica o arte. Arte en
su sentido originario griego es todo modo de hacer algo. De allí deriva la palabra artefacto,
artificial, artesanal. Toda obra humana es un artefacto, es decir producto del arte humano.
Posteriormente los griegos usarán la palabra Tékne, técnica, prácticamente con el mismo
significado que arte. Más tarde todavía, ya con Kant, arte designará las artes bellas.
De tal modo que con respecto a toda acción humana cabe hablar de una técnica. Se habla de
la técnica para investigar, la técnica para tocar violín, la técnica para redactar, etc. Todo
hacer humano implica entonces una técnica.
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c) En tercer término, las competencias son capacidades para hacer algo, pero no de
cualquier modo, sino algo que se evidencie en una obra bien hecha.
La competencia para hacer algo implica entonces idoneidad, excelencia en hacer. Si algún
carpintero entrega un mueble mal hecho, decimos de él que no es competente como
carpintero. Se dice de alguien que es competente cuando se muestra excelente en el hacer
algo. El valor de la competencia se encuentra en la obra o artefacto productivo.
COMPETENCIA PROFESIONAL
La profesionalidad, pues, incluye entre sus componentes, en primer lugar, una ética
profesional y, más ampliamente, el compromiso activo con el servicio a la ciudadanía. De
este modo, a la hora de diseñar el perfil profesional de cada carrera, necesariamente han de
entrar los comportamientos éticos propios de dicha profesión. Como señala Hortal, si un
profesional se legitima como experto:
Ser profesional no sólo implica poseer unos conocimientos y técnicas específicas para la
resolución de determinados problemas; al tiempo, se confía que, como profesional, se
comportará de acuerdo con una ética propia (en especial buscando el beneficio del cliente)
El término competencia, entonces, puede ser entendido en dos sentidos: como capacidad
para desempeñar una labor y en ese caso se dice que el individuo es competente; y como
suficiencia para desempeñar un trabajo, y entonces se dice que los individuos están en
competencia.
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En el sentido de capacidad, Aquiles Menéndez señala que la competencia “debe significar
en la conciencia de todo (profesional) un compromiso personal y una colaboración
dinámica y permanente de todo su ser, en toda su dimensión física y espiritual, con una
tendencia conjunta.” ( 1967)
La competencia de cada persona profesional será informada a la comunidad una vez que se
haya clausurado promociones y títulos universitarios sometiéndolo así a exigencias del bien
común
Entonces, desde el punto que se quiera ver, implícitamente en la conciencia, el deber del
profesionista es el de la competencia.
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profesionistas han de sonreír ingenuamente si se les habla con seriedad académica
de una competencia física, que nunca ha entrado en el marco de sus reflexiones
morales.
Estos tres aspectos se explicarán con la más clara conciencia de la unidad substancial de la
persona de profesionista.
LA COMPETENCIA INTELECTUAL.
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cuanto más generosamente el individuo se entrega a su
conquista. (pág. 71, 1967)
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Para respetar estas disciplinas se debe cumplir con ciertos valores y poseer un carácter
informativo y formativo.
Competencia Técnica.
La primera, se refiere a la conducta y los deberes que posee el profesionista, y las cuales
demanda también su profesión, de la misma forma las exigencias sociales y humanas, esto
se debe a que proporciona sus servicios profesionales al bien común.
La vocación científica es considerada como la más difícil debido a que hace referencia al
compromiso moral que se adquiere con la humanidad en general y con la verdad, sin caer
en los intereses personales y en el egocentrismo.
Competencia humanística
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Es menester insistir en el humanismo sorbe toda en las profesiones de carácter
eminentemente técnico, para sustraer a nuestra juventud universitaria de las dimensiones
utilitarias y materiales de su capacidad técnica que los hace fósiles.
Aunque, a veces, esto es lo único que busca quien ingresa a la universidad por la puerta
falsa del interés mercantil, la sociedad no puede renunciar ni prescindir de la intervención
humana del profesionista.
Resumiendo, la ciencia es una premisa necesaria de la cultura: pero no es cultura. Para que
la ciencia se transforme en cultura y sustraiga al profesionista del perpetuo infantilismo es
necesario educarlo como hombre dotándole de una mínima competencia humanística.
Competencia que tiene como finalidad hacer conocer otros campos del saber humano (saber
histórico, saber filosófico)
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a) considerada como formación, los factores externos de capital eficiencia son los maestros,
libros y los amigos que constituyen el ambiente universitario.
Para lograr un protagonista brillante se necesitan tres cosas: trabajo, esfuerzo y método.
1. El trabajo, porque gracias a él, podemos crecer junto con el entorno social, por
medio de la indagación y la ayuda humanitaria.
2. El esfuerzo, porque el trabajo intelectual para ser coherente debe ser disciplinado
y abnegado. El esfuerzo tiene que ser sistemático y permanente.
3. Método. Porque las formas y las estrategias que se han de emplear para realizar el
trabajo deben ser efectivas.
LA COMPETENCIA MORAL.
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la actividad profesional ofrezca todas las garantías que requiere el bien
común y la dignidad profesional. (1967, pág., 83)
Un hombre no es moral ni virtuoso por ser casto, moderado o justo, sino por estar
dominado por el bien en toda su amplitud subjetiva y objetiva.
Virtudes Profesionales
La actividad profesional está constituida por actos que son esencialmente transitivos; esto
es: que no pueden limitarse al individuo que los emite, sino que deben terminar en otro que
los recibe. De aquí que las virtudes profesionales por excelencia, son también las virtudes
sociales por excelencia: la justicia y la caridad.
A)La justicia. El deber de justicia se contrae desde el momento en que se recibe el título
profesional, que así se convierte en un contrato entre el profesionista y el Poder público, el
profesionista y la universidad, el profesionista y la clientela.
La justicia compromete tanto a las obras como a las palabras; y que a veces las palabras del
profesionista son más eficaces con la persona humana que sus propias obras.
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B) La Caridad. Es la dinámica social en su más auténtico sentido. Mientras que la justicia
promueve el orden, ligando o restituyendo cada cosa con su lugar y con su dueño,
prácticamente está separando a las personas. Pero la caridad, señala Menéndez, pone en
circulación la generosidad de las almas, haciendo que las personas se enajenen a sí mismas
en beneficio de los demás.(1967)
La caridad solo descansa, cuando se ha hecho todo lo posible por equilibrar los niveles
humanos con la aportación de los propios bienes y de la propia persona. ¡Y siempre será
difícil (si no imposible) el que un buen profesionista pueda discernir al final de su carrera,
si ha dado más de sus bienes que de su persona!
Dignidad Personal
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lealmente a las exigencias del público, tenemos lo que atinadamente suele llamarse
“Dignidad Personal”.
Para Orna (2006) existe una dignidad profesional y es aquella que no debe ser confundida
con la capacidad económica y la posición social; pues la dignidad profesional procede del
talento, la virtud y el esfuerzo personal reconocidos por la opinión pública que honra la
profesión con la confianza. Es decir, la verdadera dignidad es intrínseca, proviene de la
naturaleza y fines de la profesión; con ello se confirma que la moral es un hecho social en
respuesta a las necesidades y cumple una función social.
- El Trabajo. Esta “calidad humana” del trabajo (que es la elemental) es inseparable del
valor social o religioso que en el trabajo se quiera considerar.
Pero hay algunas exigencias que surgen del “valor humano” del trabajo, las cuales son: el
trabajo debe hacerse bien, con alegría y entusiasmo, con tranquilidad y con valor y
resolución.
Cabe señalar que existen dos grandes peligros a que está expuesto el trabajo en la vida
profesional: el primero, la anarquía en el trabajo. Es casi una peculiaridad de los
profesionistas e intelectuales que el trabajo implique una obligación o compromiso para que
se les convierta en un yugo insoportable.
En segundo lugar, la dispersión del trabajo, que cobra las formas de la presunción y de la
ambición.
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- El Orden. Debería se connatural con la vida profesional porque se supone que el
profesionista tiene como su especial y especifico cometido “introducir el orden” en un
determinado sector de las estructuras sociales o económicas.
Menéndez considera tres vicios que son capaces de desarticular la vida profesional, y aun
destruirla como capacidad potencial, como dignidad humana, y como riqueza social. Nos
referimos al juego, al alcoholismo y a la lujuria.
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Por último , se puede afirmar que la competencia moral en los profesionistas juega un papel
muy importante para conocer mejor su actuar en el medio que se desenvuelve, sin embargo,
ésta no debe limitar su ejercicio, ya sea personal o profesional, ni mucho menos estar por
encima de la inteligencia de cada ser.
Las virtudes sociales hacen mención de que la profesión se compone por la relación y el
servicio, dando como resultado la sociabilidad.
COMPETENCIA FÍSICA
Se deduce que algunos profesionales fracasan en sus respectivas profesiones porque son
físicamente incapaces, no tienen la aptitud necesaria para llevar sus labores profesionales a
un feliz término.
Desde finales del siglo pasado la higiene comenzó a destacarse nítidamente en la medicina,
como la “Ciencia de la salud mental”.
Las condiciones físicas son como condición necesaria de esa misteriosa armonía que hace
posible la plenitud espiritual.
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normalidad de sus relaciones. El interés por la higiene y la competencia física del
profesionista nos es nada más que por la preocupación inteligente por la salud mental.
Segunda: ¿qué entendemos por higiene mental? Los términos higiene y salud mental tienen
una vigencia general en la actividad universitaria, cuando la higiene tiene el sentido de
“conjunto de medios normales capaces de preservar y desarrollar la salud mental normal.
Tercero: ¿cómo se manifiesta la salud mental? Menéndez citando al Dr. Duchene sostiene
que las principales características de la salud mental normal serían:
No se debe confundir “la aptitud para la dicha” con el hecho de ser dichosos .la aptitud para
la dicha nos hace buscar el lado bueno a las cosas.
Recursos ordinarios
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El sueño abarca toda la dimensión de la vida vegetativa y de la vida espiritual. Sus leyes
son la regularidad y la suficiente cantidad para que sea el descanso perfecto.
Muchas veces el profesionista que se queja de insomnio, no es nada más que un anárquico
del sueño, carente de toda disciplina personal, que debe distinguirse diáfanamente del
auténtico insomne.
El trabajo intelectual necesita una compensación bastante mayor que el trabajo físico;
siendo excepcional que un hombre se normalice con menos de siete horas y media.
Los preámbulos de despreocupación, silencio y oscuridad deben ser muy tenidos en cuenta
por un intelectual para gozar normalmente de un sueño tranquilo y reparador.
Recursos profesionales
El trabajo del profesionista es agotador. Afirma Menéndez ( pág. 102, 1967) ) que se habla
de “enfermedades directorales” contraídas por el profesionista en su función de dirigente ,
cuando el cansancio llega a ser total e insoportable.
Un profesionista de salud normal que cuenta con familia y amistades normales logrará las
mayores cuotas de rendimiento:
- si trabaja briosamente
- si descansa oportunamente
- si sabe distraerse
- si toma vacaciones.
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LA COMPETENCIA DEL MAESTRO PROFESIONAL
Los oficios relacionados con la enseñanza son muy antiguos, y podemos identificar
añejas concepciones acerca del profesionalismo de los docentes y formadores que les
eran propias. Paquay (2005) citando a Perrenound nos recuerda oportunamente que los
maestros son, y han sido desde siempre, gente de oficio, "profesionales", que hay
distintos modelos de profesiones docentes, y que la tendencia que manifiesta la
profesionalización es de un proceso que se agranda" cuando la puesta en práctica de
normas preestablecidas cede el lugar a estrategias guiadas por unos objetivos y una
ética".
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La dificultad del acto de enseñar radica en que éste no puede analizarse únicamente
en términos de tareas de transmisión de contenidos y de métodos definidos con
antelación, ya que la comunicación verbal en clase, las interacciones, la relación y la
variedad de acciones en situación serán las que permitirán, o no, que alumnos diferentes
aprendan en cada intervención. De este modo, las informaciones que se prevé
transmitir se modifican periódicamente a partir de las reacciones de los alumnos, de
la evolución de la situación pedagógica y del contexto. Aquello que constituye la
especificidad de la enseñanza es su "trabajo interactivo"
El maestro puede planificar, preparar su guión, pero siempre queda algún imprevisto
debido a esas acciones en situación y a las incógnitas de las reacciones de los
alumnos; para resolver esto se necesita tomar muchas decisiones y conjugar
conocimientos durante la acción, o sea, modificar decisiones durante la acción en clase.
(Paquay, 2005)
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para el funcionamiento de las tareas y roles del maestro"; estas habilidades son de orden
cognitivo, afectivo, conativo y práctico. Asimismo, éstas son dobles: de orden
técnico y didáctico en cuanto a la preparación de los contenidos, pero también de
orden relacional, pedagógico y social en cuanto a la adaptación a las interacciones en
clase. La información es "exterior al sujeto y de orden social";
Las clasificaciones de los conocimientos docentes son muy numerosas, y pueden variar
según los paradigmas de investigación y las disciplinas que las han generado
(filosofía, psicología o etnología).
Los que se deben enseñar: conocimientos de las disciplinas, los científicos y aquellos
presentados de forma didáctica para hacerlos adquirir a los alumnos, los
recientemente constituidos y los exteriores.
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III. CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFIA
ALFARO ALVAREZ, Karina (2012) Ética y psicología. México. Editorial : Red tercer
milenio .
HORTAL, Augusto (2002). Ética general de las profesiones, Bilbao: Desclée de Brouwer
ORNA SANCHEZ, Oswaldo (2006) Ética y deontología del docente universitario. Lima:
Universitaria.
PAQUAY, Lèopold (2005) L formación profesional del maestro. México: Fondo de cultura
económica.
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