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Nociones generales de la Espiritualidad

TABLA DE CONTENIDOS

Esquema ........................................................................................................................... 3
Breve Descripción del Capítulo ......................................................................................... 4
Objetivos ........................................................................................................................... 4
Nociones Generales de la espiritualidad ........................................................................... 5
1.1. Fundamentación antropológica de la dimensión espiritual de la persona......... 5
1.1.1. Introducción ................................................................................................ 5
1.1.2. Fundamentación antropológica de la dimensión espiritual de la persona . 5
1.1.3. ¿Qué es la espiritualidad? ........................................................................... 7
1.1.4. Inmanencia y trascendencia. ...................................................................... 9
1.2. Desafíos de la cultura actual a la espiritualidad ............................................... 10
1.2.1. La cultura moderna y posmoderna .......................................................... 11
1.2.2. Algunos desafíos que la espiritualidad debe tener en cuenta: ................. 13
Bibliografía ...................................................................................................................... 14

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Esquema

Introducción

Fundamentación
antropológica de la dimensión
espiritual de la persona
Fundamentación
antropológica de la dimensión
espiritual de la persona
¿Qué es la espiritualidad?

Nociones Generales de la
Inmanencia y trascendencia
espiritualidad

La cultura moderna y
posmoderna
Desafíos de la cultura actual a
la espiritualidad
Algunos desafíos que la
espiritualidad debe tener en
cuenta

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Breve Descripción del Capítulo

En este capítulo nos involucraremos con las nociones generales de la espiritualidad para

comprender el origen, la sustentación antropológica y los desafíos que debe afrontar la

espiritualidad ya que en la situación actual de la globalización es necesario mantener una

postura crítica pero abierta a la diversidad cultural.

Objetivos

• Discriminar los fundamentos antropológicos de la espiritualidad humana.

• Identificar los desafíos que presenta la cultura actual a la espiritualidad.

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Nociones Generales de la espiritualidad

1.1. Fundamentación antropológica de la dimensión

espiritual de la persona

1.1.1. Introducción

La Universidad Politécnica Salesiana tiene como misión: La formación de

honrados ciudadanos y buenos cristianos, con excelencia humana y académica. Este
desafío nos invita a proponer una educación integral de la persona, tomando en cuenta
sus dimensiones.
El presente documento trata sobre la dimensión espiritual y tiene como punto de
partida la comprensión del ser humano como un ser biopsicosocial trascendente, con
una espiritualidad fundamental que se manifiesta en la vida de cada persona de
diferente modo, desde la esfera secular hasta el ámbito religioso. Mediante este estudio
se quiere ahondar en la dimensión espiritual del individuo y tiene como sustento teórico
las antropologías personalistas que comprenden al ser humano como espíritu
corporeizado.

1.1.2. Fundamentación antropológica de la dimensión espiritual de la persona

En el curso de Antropología Cristiana se había definido al ser humano como un

espíritu corporeizado, un ser que participa de varias dimensiones. En primer lugar la
somática, orgánica (cuerpo físico CF), después la psíquica, mental en sentido estricto
(PM), luego la afectiva, emotiva (AE) y finalmente la espiritual o trascendente (ET), pero
no añadida como una dimensión en sí, sino que, sin ser ella la única, es sin embargo la
verdadera dimensión del ser humano pues lo integran en una unidad total. Toda la
persona está abierta al mundo, a los demás por eso cada cual es un animal gregario,
social, que necesita mantenerse en comunidad.

Para conocer al ser humano es indispensable tener en cuenta todas sus

dimensiones y no es válido, ni ético, considerar a la persona solamente desde una de

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estas dimensiones, pues solo abordaríamos una proyección del mismo, pero no ante su
totalidad. “La imagen –legada por Freud- de un hombre absolutamente condicionado
por su dimensión psico-física es desplazada en Frankl por la riqueza y dignidad de la
persona espiritual, única, irrepetible” (Gómez Prieto, 2016).

Cada hombre que viene al mundo es algo absolutamente nuevo que llega a la
existencia, que se hace realidad. Desde el momento del nacimiento, la persona se
convierte en un ser abierto a la vida, al mundo en el cual vive la realidad y se realiza. La
vida se convierte en la realidad radical que le permite a la persona experimentar la
existencia y tomar conciencia de ella. El ser humano como un ser integral vive la
existencia no como cualquier animal, sino como una especie capaz de trascender, de
estar abierto a la realidad y ese elevarse por encima de la existencia para buscar el
sentido de su vida tanto en el más acá como en el más allá es lo que lo diferencia de las
demás especies del planeta.

Según Frankl “la existencia espiritual no es trasmisible, no puede trasplantarse

de padres a hijos. Los padres sólo pueden entregar el contenido genético de los
cromosomas que determinan exclusivamente lo psicofísico (ADN), pero no a la persona
espiritual. El hijo es un nuevo ser que se llama “yo” a sí mismo. Ha surgido un nuevo tú,
sin que por eso sus padres se empobrezcan de espíritu o pierdan el derecho de decirse
yo a sí mismos (Frankl, 1991)

En las recientes investigaciones neurocientíficas se ha descubierto que el cerebro

humano desarrolla múltiples inteligencias que según Gardner (1983) son las siguientes:
corporal cinestésica, lingüística, lógico matemática, visual espacial, musical,
intrapersonal, interpersonal y la naturalista; además Goleman (1996) añade la
inteligencia emocional; pero, además, Zohar y Marshall (2001) concluyen que la
inteligencia espiritual es la prioritaria sin ser la única. Como se puede apreciar, hablar de
las dimensiones del ser humano no es fácil pero es posible aproximarse a su
comprensión mediante las investigaciones de los autores mencionados.

Con lo afirmado se puede concluir que la naturaleza humana lleva implícita la

dimensión espiritual. Ellacuría (1996) propone que “la naturaleza que Dios le ha dado al
hombre es la de ser un ser histórico capaz de cambiar el curso de su existencia y de la

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realidad”. Por eso es importante entender que la espiritualidad humana es la que nos
proyecta a construir el mundo, a tomar la decisión de vivir y no solo existir.

Sintetizando:

1) La persona es una unidad, una totalidad original e irrepetible aunque con múltiples
dimensiones.
2) Cada persona es un ser nuevo cuyo ADN biológico es exclusivo.
3) La persona es un espíritu corporeizado capaz de trascenderse a sí misma.
4) La persona es un ser que posee múltiples inteligencias y es la inteligencia espiritual
la que le permite al individuo gozar de la dignidad de persona
5) La persona es un ser histórico libre capaz de hacer historia con su historia y ese es
su espíritu natural.

1.1.3. ¿Qué es la espiritualidad?

El Papa Francisco, en su exhortación Christus Vivit (CV) reconoce la presencia

de la espiritualidad en la gente, especialmente en los jóvenes, pero que ellos no
terminan por dilucidarla:

En algunos jóvenes reconocemos un deseo de Dios, aunque no tenga todos los

contornos del Dios revelado. En otros podremos vislumbrar un sueño de
fraternidad, que no es poco. En muchos habrá un deseo real de desarrollar las
capacidades que hay en ellos para aportarle algo al mundo. En algunos vemos
una sensibilidad artística especial, o una búsqueda de armonía con la naturaleza.
En otros habrá quizás una gran necesidad de comunicación. En muchos de ellos
encontraremos un profundo deseo de una vida diferente. Se trata de verdaderos
puntos de partida, fibras interiores que esperan con apertura una palabra de
estímulo, de luz y de aliento (CV 84) (2019).

La pregunta por esta dimensión humana entonces se vuelve actual, más aún en
la realidad juvenil ¿qué se entiende por espiritualidad? La espiritualidad es la aprobación
total de la vida, la aprobación completa, la afirmación sostenida de la existencia

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(Rozitchner, 2012); por lo tanto no es válido reducir la espiritualidad a la religión, ya que

la religión es una manifestación concreta de vivir la espiritualidad.

La espiritualidad le permite a la persona buscar el sentido de su vida, es decir,

encontrar el sentido pleno de la existencia. Si bien el ser humano no deja de ser un
animal, la espiritualidad eleva a la persona por encima de su biología y lo proyecta hacia
una vida superior, a la trascendencia, al encuentro de la verdad y la totalidad. Por lo
tanto el ser humano se convierte en un animal religioso, que al tomar conciencia de su
finitud, de su fragilidad ante la muerte, encuentra en la espiritualidad la respuesta a la
angustia que provoca vivir sin un sentido.

El espíritu de una persona es lo profundo y dinámico de su propio ser: sus

motivaciones mayores y últimas, su ideal, su utopía, su pasión, la mística por la
cual vive y lucha y con la cual contagia. “Espíritu” es el sustantivo concreto, y
“espiritualidad” es el sustantivo abstracto. En lenguaje común estas dos palabras
se usan indistintamente: “Fulano tiene mucho espíritu, tiene una espiritualidad
profunda”. Cuando decimos de alguien que “no tiene espíritu”, queremos afirmar
que no tiene pasión, ideal, vida profunda. Es más que una persona es un tronco,
es una máquina. (Lozano, 2015)

Para Jorge Bucay (2010) la espiritualidad es “el mundo de la relación de los

individuos con lo intangible, con lo trascendente, con todo lo que sabemos o intuimos
como fundamental, con aquello que es lo esencial y lo más íntimo de cada persona”

Como se puede deducir, la espiritualidad es la dimensión de la persona que

integra al individuo, que lo vuelve pleno. La espiritualidad se define entonces como un
camino de búsqueda y crecimiento personal, que permite superar la angustia del sin
sentido, el reproche y el descontento por la existencia. Gracias a la dimensión espiritual
podemos trascender nuestra realidad de seres finitos y mortales. La espiritualidad
transforma nuestra realidad espacio temporal y nos proyecta hacia una vida de
aceptación, comprensión, desarrollo y contento. La persona entonces se va
configurando, construyendo como un ser no meramente animal, sino como un ser

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humano, se va humanizando, se va tornando en más humano en la medida que supera

sus miedos, fracasos e inseguridades y se lanza a la conquista de su plenitud.

La espiritualidad es la visión afirmativa plena y cada uno puede hacer su

recorrido para llegar a ese punto de renacimiento en donde a su existencia ya
dada suma la asunción y la mirada que reivindica todo, aun lo difícil, lo no
querido, lo problemático del vivir como parte del valor increíblemente grande de
la insólita vida de la que participamos. Aceptación, sorpresa, encuentro,
maravilla de vivir y ser lo que no tiene explicación pero es consistente y hace
sentido. El aporte de la espiritualidad es el de situarnos en el eje de la vida
concebida como una aventura y no como un problema, como una posibilidad
incierta, desafiante y extraordinaria, que nos hace padecer y disfrutar y que la
sabe ver como lo extraordinaria realidad que es (Rozitchner, 2012)

En resumen, espiritualidad es el conjunto de principios y prácticas en relación

con lo divino o trascendente, que caracterizan la vida de un grupo de personas en
relación con aquello que creen, las diferentes maneras de experimentar la
trascendencia, y el modo como la vida es entendida y vivida

1.1.4. Inmanencia y trascendencia.

Como se ha mencionado, la persona es una realidad total y para algunos autores es

una tensión entre la inmanencia y la trascendencia. “Es cierto, que la persona humana
está muy lejos de ser ni inmanencia pura ni transcendencia pura; se presenta en la
persona concreta como una inmanencia que no se cumple sino por la transcendencia; y
es una transcendencia que solo puede realizarse desde y para la inmanencia”
(Mankeliunas, 1961). ¿Qué significa esto? Aclaremos los términos mencionados, pues
tomados aisladamente se contraponen.

Inmanencia (manere in = permanecer en, estar en, quedar en o dentro) significa

fundamental y primariamente el hecho o la posibilidad de que un ser se mantenga

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encerrado en sí mismo. Aplicado al ser humano, la inmanencia es referirse al yo sujeto

que toma conciencia de su realidad, de su interioridad. Decir que el la persona es
inmanente es aterrizarla en este mundo, es referirse a la subjetividad, a lo corporal, a lo
material, a la individualidad y en última instancia situarse en el más acá.

Transcendencia (trans-scendere pasar más allá, saltar del otro lado) significa,
fundamental y primariamente, el hecho o la posibilidad de "sobrepasar algo" y decir que
el ser humano trasciende es considerar que tiene la capacidad para ir más allá de sí
mismo, de salir de sí, de estar abierto al mundo, de encontrarse con las cosas y con los
demás, de proyectarse al encuentro del cosmos.

Reteniendo el significado esencial de los conceptos entendemos por lo

inmanente lo interior o lo que dice relación a lo interior; lo transcendente, en cambio,
sería lo exterior (lo otro) lo que dice relación a lo exterior (Mankeliunas, 1961). Desde
la perspectiva psicológica la persona humana es una inmanencia consciente puesto que
se autopersive con un yo subjetivo, pero a la vez su conciencia lo lanza al encuentro del
mundo, de ahí que Max Scheler en su obra “El puesto del hombre en el cosmos” define
al hombre como un ser espiritual, como un ser trascendente y Zubiri afirma “El ser
humano está abierto al mundo mientras que el animal está encerrado en su medio”.

1.2. Desafíos de la cultura actual a la espiritualidad

Durante siglos la espiritualidad tuvo su lugar preferente en la cultura humana. La vida

de cada grupo humano dependía de la relación de la comunidad con el misterio de lo
trascendente, pero a partir de la modernidad, con la puesta en duda de la metafísica y
el desarrollo acelerado de la ciencia, se fue dejando de lado (al menos en occidente) la
dimensión espiritual por considerarla arcaica, mítica y falsa. La postura de los filósofos
de la sospecha (Nietzsche, Marx y Freud) puso en duda de la vida después de la muerte
y por ende, la falsedad de la religión con su promesa del paraíso celestial. La historia
moderna y contemporánea de occidente ha sido matizada por la lucha entre la fe y la
razón, la ciencia y la religión dando lugar a diferentes posturas frente a esta relación.

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Actualmente se puede hablar de una reconciliación entre ambas materias, y es así como
A. Einstein manifiesta que: “la ciencia sin religión es coja y la religión sin ciencia es ciega”.

La juventud actual ya no considera los relatos antiguos como doctrinas

irrefutables e inmutables. La humanidad quiere vivir de certezas en un mundo plagado
de corrupción, engaño y estafa. Ante ello es cristianismo y las diferentes
manifestaciones espirituales se enfrentan a grandes desafíos para ser propuestas válidas
de fe y de vida. Por eso Robles considera que:
• Hay que mostrar la relación necesaria que siempre se da entre religión y cultura,
entendida ésta en términos estructurales, o dicho de otra manera, hay que
mostrar la espiritualidad como forma cultural de vivir la fe;
• en un siguiente paso, se impone dar cuenta de cuáles son las características
estructurales de nuestra cultura actual, las que necesariamente vehicularán la
nueva espiritualidad cultural; para, finalmente,
• poder captar los desafíos y retos que ambas presentan hoy a la espiritualidad
cristiana. (Robles, 2000)

1.2.1. La cultura moderna y posmoderna

El fin del orden feudal en el orbe europeo provocó un verdadero cambio de

época que dejó de lado la cultura de cristiandad que colocaba en el centro a Dios para
volcarse en un mundo donde el hombre y su conocimiento era el centro de la cultura
(antropocentrismo). Los acontecimientos históricos que dan origen y van fortaleciendo
de una u otra forma a esta nueva manera de entender el mundo y la vida son:
• La Reforma cristiana. (S. XV-XVI): Lutero da origen a una postura crítica frente a
la fe ciega y a los excesos del clero como clase privilegiada. Con Nietszche se
pone en cuestionamiento la existencia de Dios.
• La expansión de la cultura europea: La búsqueda de nuevas vías de
comunicación con Oriente origina el descubrimiento de nuevos territorios para
los europeos (Africa y América)

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• La Revolución Francesa: La proclamación de los derechos del hombre (Libertad,

igualdad y fraternidad) colocan al hombre y la sociedad civil por encima de la
religión y dan origen al Estado Laico.
• La Ilustración: La diosa razón desplaza al Dios de la religión y será la ciencia la
encargada de comunicar la verdad y la certeza. Lo moderno se opone a lo antiguo
y decadente.
• La Revolución Industrial: Rompe con la cultura y producción agraria para
imponer la cultura urbana y la producción de las fábricas. Crea una nueva
sociedad centrada en las ciudades y conformada por empresarios y obreros.
• El Liberalismo económico: Fundamentado en el nuevo orden político y en la
democracia que hace posible la aparición de las repúblicas, abandonando los
regímenes monárquicos e imperiales. La libertad del mercado permite que
impere la ley de la oferta y la demanda. El capitalismo afianzado en la banca
desplaza a la tierra y los productos como elementos de la economía.

La espiritualidad tendrá que convivir y en algunos casos luchar contra la cultura

europeo centrista que se exporta a todo el mundo conocido. En la cultura actual los
intereses económicos y políticos se convierten en el centro del quehacer humano
porque la ciencia va a descubrir todos los misterios y logrará erradicar las supersticiones,
las enfermedades y la pobreza a través del progreso y el desarrollo, otorgando un estado
de bienestar a las mayorías que ya no tendrán que recurrir a las plegarias ni a los
milagros para alcanzar una vida digna.

La nueva cultura ya no es hegemónica ni única. En esta perspectiva se ubica

Lipovetsky, para quien todos los gustos, todos los comportamientos pueden coexistir sin
excluirse, todo puede escogerse a gusto, en una época sin puntos de referencia estables,
sin coordenadas. Aparece así una sociedad líquida (Bauman) que se adapta al recipiente
que la contenga.

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1.2.2. Algunos desafíos que la espiritualidad debe tener en cuenta:

➢ Neo individualismo: Fundamentado en la autonomía de la persona humana que

valora la creatividad y la subjetividad, pero tiende a crear una persona sin sentido
histórico, replegada sobre sí misma, preocupada sólo del presente, de lo
inmediato de su vida particular olvidando el bien común e inclinada fácilmente a
caer en la soledad, el aislamiento y el anonimato.
➢ El secularismo: Establece que las decisiones y actividades humanas, sobre todo
políticas, deberían estar basadas en lo que se consideran pruebas y hechos antes
que en creencias con influencia religiosa, por lo tanto, se afirma la libertad de
religión y la independencia del estado o gobierno de toda relación con lo
religioso volviéndose laico.
➢ El avance del agnosticismo y el ateísmo: La indiferencia ante la fe religiosa o la
eliminación de un Ser Supremo como superación de los mitos, dogmas e
instituciones religiosas dan origen a una nueva escala de valores diferente del
cristianismo.
➢ El nihilismo: Como negación de las utopías pues son tan solo simples sueños que
no llegan a cambiar el mundo y por lo tanto hay que invertir en el hoy evitando
los compromisos permanentes y los proyectos históricos.
➢ La Permisividad: Que legitima la felicidad sobre la norma o autoridad, la libertad
individual y la necesidad de sentir, ser y expresarse según su originalidad. Se pasa
del pienso luego existo, al siento luego existo, creando un ambiente donde la
ética y la moral se vuelven relativas.
➢ La virtualidad: La vida humana volcada en el internet y las redes sociales; las
relaciones humanas se vuelven asincrónicas y ageográficas.

La espiritualidad se encuentra en medio de esta realidad que si bien es cierto la

cuestiona, también la desafía a dar respuestas ante la angustia del sin sentido
trascendente de la existencia humana. Por eso la espiritualidad propone renovar el
diálogo fe-vida, fe-ciencia, fe-cultura para encontrar, de manera conjunta, el horizonte
hacia donde debe caminar la humanidad para alcanzar una vida plena y en abundancia
(cf. Jn. 10,10)

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Bibliografía

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