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LOS SACRAMENTOS DE

INICIACIÓN CRISTIANA(EL
BAUTISMO, LA CONFIRMACIÓN
Y LA EUCARISTÍA).
Francisco Ángel Juárez Olivares 15 noviembre, 2015 Biografías y recursos.
Mediante los sacramentos de la Iniciación Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía) se
ponen los fundamentos de toda vida cristiana, pues por medio de ellos se comunican los tesoros
abundantes de la vida divina. Desde los tiempos apostólicos, los sacramentos de la Iniciación
Cristiana, con sus etapas, son el camino válido para ser cristiano.

El Sacramento del BAUTISMO


1. Borra el pecado original, nos da la fe y la vida divina, y nos hace hijos de Dios. La Santísima
Trinidad toma posesión del alma y comienza a santificarnos.

2. Es necesario para la salvación.

3. Es el primero de los sacramentos porque es la puerta que abre el acceso a los demás
sacramentos, y sin él no se puede recibir ningún otro

Efectos del Bautismo

1. Perdona el pecado original, y cualquier otro pecado, con las penas debidas por ellas.
2. Se nos dan las tres divinas personas junto con la gracia santificante.

3. Infunde la gracia santificante, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo.

4. Imprime en el alma el carácter sacramental que nos hace cristianos para siempre.

5. Nos incorpora a la Iglesia.

Puede bautizar: 1. El obispo 2. El sacerdote 3. El diácono 4. En caso de necesidad puede hacerlo


cualquier persona que tenga intención de hacer lo que hace la Iglesia.

¿Cómo se bautiza?

Se bautiza derramando agua sobre la cabeza y diciendo: «Yo te Bautizo en el nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo». Signo externo del Bautismo es el agua natural.

El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende:

1. El perdón del pecado original y de todos los pecados personales;

2. El nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro
de Cristo, templo del Espíritu Santo.

3. Por la acción misma del bautismo, el bautizado es incorporado a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y
hecho partícipe del sacerdocio de Cristo.
4. El Bautismo imprime en el alma un signo espiritual indeleble, el carácter, que consagra al
bautizado al culto de la religión cristiana. Por razón del carácter, el Bautismo no puede ser
reiterado.

Los padrinos del Bautismo son las personas designadas por los padres de niño o por el bautizado,
si es adulto, para hacer en su nombre la profesión de fe. Estos procuran que después el bautizado
lleve una vida cristiana y cumpla fielmente las obligaciones del bautismo.

El Sacramento de la CONFIRMACIÓN
1. Es el sacramento que perfecciona la gracia bautismal, nos da la fortaleza de Dios para ser firmes
en la fe y en el amor a Dios y al prójimo y nos hace soldados y apóstoles de Cristo.

2. Nos comprometemos como auténticos testigos de Cristo, a extender y defender la fe con


nuestras palabras y obras.

Los signos y el rito de la Confirmación:


1. En el rito de este sacramento el signo de la unción designa e imprime: El sello espiritual.

2. La Confirmación imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el «carácter» (cf DS 1609),
que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo
de la fuerza de lo alto para que sea su testigo (cf Lc 24,48-49).

¿Cuándo se debe recibir la confirmación?

Se debe recibir la confirmación cuando se ha llegado al uso de razón, o antes, si hay peligro de
muerte.

Los efectos de la Confirmación:

De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión especial del Espíritu Santo,
como fue concedida en otro tiempo a los Apóstoles el día de Pentecostés.

Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal:

1. Nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir «Abbá, Padre» (Rm
8,15)

2. Nos une más firmemente a Cristo

3. Aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo


4. Hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf LG 11)

5. Nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la
palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de
Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf DS 1319; LG 11,12)

¿Cómo se debe recibir la confirmación?

1. Se debe recibir la confirmación en estado de gracia y con la preparación conveniente.

2. La preparación para la Confirmación debe tener como meta conducir al cristiano a una unión
más íntima con Cristo, a una familiaridad más viva con el Espíritu Santo, su acción, sus dones y
sus llamadas, a fin de poder asumir mejor las responsabilidades apostólicas de la vida cristiana.

¿Quién puede confirmar?


1. Puede confirmar el obispo, y en algunos casos especiales los sacerdotes delegados por el
obispo

2. Si un cristiano está en peligro de muerte, cualquier presbítero puede darle la Confirmación (cf
CIC can. 883,3). En efecto, la Iglesia quiere que ninguno de sus hijos, incluso en la más tierna
edad, salga de este mundo sin haber sido perfeccionado por el Espíritu Santo con el don de la
plenitud de Cristo.

¿Quién puede recibir este sacramento?

1. Todo bautizado, aún no confirmado, puede y debe recibir el sacramento de la Confirmación (cf
CIC can. 889,

2. Puesto que Bautismo, Confirmación y Eucaristía forman una unidad, de ahí se sigue que «los
fieles tienen la obligación de recibir este sacramento en tiempo oportuno» (CIC, can. 890), porque
sin la Confirmación y la Eucaristía el sacramento del Bautismo es ciertamente válido y eficaz, pero
la iniciación cristiana queda incompleta.

El Sacramento de la SAGRADA EUCARISTÍA


1. Es el Sacramento que contiene verdaderamente el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo, con su Alma y Divinidad, bajo las apariencias de pan y vino.
2. La palabra Eucaristía significa: Sacrificio para dar gracias.

3. Es el más sublime de los sacramentos de donde manan y el que convergen todos los demás,
centro de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión cristiana.

4. Jesucristo instituyó la Sagrada Eucaristía en la Última Cena cuando convirtió el pan en su


Cuerpo y el vino en su Sangre y dio a los apóstoles el poder de hacer lo mismo.

5. Los que tienen el poder de convertir el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo son
los obispos y los sacerdotes, porque ellos reemplazan a los que Jesús dijo: “Haced esto en
conmemoración mía” y lo hacen cuando celebran la Santa Misa, en el momento de la
Consagración, al repetir las palabras de Jesús en la Última Cena.

6. En la Sagrada Comunión recibimos a Jesucristo Dios y hombre que está verdaderamente en la


Hostia Consagrada. Dijo Jesús: “El pan que Yo daré es mi propio Cuerpo. El que come mi cuerpo
tendrá vida eterna” (S. Juan 6)

7. Jesucristo instituyó la Sagrada Comunión para quedarse más cerca de nosotros, para
aumentarnos su gracia, sus favores y su amistad y para ser Él mismo, el alimento de nuestra alma.

8. La Sagrada Comunión aumenta en nosotros el amor a Dios y al prójimo; nos perdona los
pecados veniales y nos preserva de los mortales y es una señal segura de que resucitaremos para
la Vida Eterna.

9. Para poder comulgar dignamente debemos estar en gracia de Dios, o sea sin pecado mortal en
el alma. No haber comido desde una hora antes y acercarnos a comulgar con respeto y devoción.
10. Los que están en pecado mortal deben confesarse para comulgar dignamente, pues no les
basta en este caso hacer solamente un acto de contrición.

11. La presencia real de Cristo en la Eucaristía es uno de los principales dogmas de nuestra fe
cristiana. Éste nos asegura que allí está, que el mismo Jesús, que nació de la Virgen María, que
vivió oculto por 30 años que predicó y se preocupó de todos los hombres durante su vida pública,
que murió en la Cruz y después de resucitar y ascender a los cielos está ahora a la diestra del
Padre.

12. La transubstanciación se produce en el momento mismo en que el sacerdote pronuncia las


palabras de Jesucristo. En ese momento se da el cambio de la substancia toda del pan en el
cuerpo de Cristo y de toda la substancia del vino en la sangre de Cristo.

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