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2.- Acude bien vestido al Juzgado. Ojo, no digo que se tenga que venir de
traje y corbata para declarar como testigo (ni muchísimo menos), pero sí que
recomiendo encarecidamente ir debidamente aseado y con aspecto
presentable. Un juicio es un acto formal en el que debe mostrarse un mínimo
de decoro y en el que no deberíamos ver a gente compareciendo en chanclas,
bañadores o chándales de deporte. También queda terminantemente prohibido,
por ser de falta de educación, el entrar en sala mascando chicle o con la
cabeza cubierta por gorras, sombreros, etc.
3.- ¡Sé puntual! Las vistas se programan con mucha antelación y se organizan
en función de la disponibilidad del Juzgado. Ten en cuenta que, seguramente,
el Juez tendrá varios señalamientos para una misma mañana y un retraso en
uno puede arrastrar a los siguientes. Ello por no hablar de que tu ausencia
injustificada puede resultar fatal para el desenlace del juicio.
7.- Habla sólo cuando te den la palabra. En relación con el punto anterior, un
juicio es un acto formal reglado en el que cada una de las partes tiene sus
tiempos de palabra. No confundamos una vista oral con un programa de
televisión. Aquí no hay –a priori– turnos de réplica ni posibilidad de añadir o
matizar nada fuera de los tiempos establecidos. Por supuesto, nada de levantar
la mano para hablar como si estuviésemos en una clase.
9.- ¡Móvil apagado! Creo que no hace falta añadir nada más a este respecto.