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Walter Bühler
Sin la realización de una mirada hacia el cosmos, no es posible una profunda comprensión del hombre. El
sol, la luna y las estrellas y sus ritmos, son el lado externo de un mundo de esferas de imágenes primarias,
cuya consonancia promueve la cristalización del microcosmos ser-humano. Esto cobra validez asimismo
también con referencia a todo sistema orgánico u órgano en particular. “Aquello, que está contenido en
cada órgano, es posible de comprender tan solo cuando el órgano en cuestión es comprendido a partir del
cosmos”.
Es empero la entelequia humana misma, que participa en la tarea en tales procesos suprasensorios, en
ocasión del paso a través de las esferas según su destino. Estos procesos luego se convierten en elemento
impulsador del desarrollo embrional humano.
“Tomemos al más noble de los órganos: el corazón humano…esa formación plástica, externa, el corazón
humano, tal como es de manera individual en cada persona es el resultado de aquello que ha elaborado en
común tarea con los dioses desde la muerte y un nuevo nacimiento- en primer lugar, la persona tiene que
trabajar en la dirección que desde la tierra va hacia Leo. Hacia la imagen estelar de leo en el zodíaco. Esa
dirección es corriente desde la tierra hacia la imagen estelar del hombre, para que pueda producir al corazón
en forma de germen; allí se encuentran fuerzas cósmicas-.
Luego, cuando el hombre ha pasado por esa región que se encuentra en las vastedades del espacio sideral,
tiene que llegar a regiones más próximas de la tierra, a la región solar. Allí, a su vez también se desarrollan
fuerzas, que siguen perfeccionando al corazón. Y luego el hombre llega a la región tal, en la cual ya es
tocado por aquello, que llamamos calor terrestre. Allí, se prepara al corazón en una tercera etapa.” Luego
Rudolf Steiner refiere, como en la región de Leo actúan en principio “fuerzas puramente morales y
religiosas”, que en la región solar, son captadas por las fuerzas etéricas. Y recién en la región fogosa,
próxima a la tierra, “las fuerzas comienzan a entrar en actividad, que luego configuran al germen físico
para el hombre, que luego desciende como ser espiritual-anímico.” A diferencia de órganos tales como el
hígado o el pulmón, “que recién se forman en la proximidad de la existencia terrenal”, el corazón ocupa una
posición especial, dado que es configurado procedente de las lejanías de todo el cosmos.
“Con respecto al pulmón, el hígado, en lo cósmico el hombre se asemeja a la proximidad terrestre, con
respecto al corazón, es un amplio ser cósmico… al pasar al corazón quisiéramos anotar al universo entero.”
Este origen de amplitud cósmica del corazón, también lo convierte en el cuerpo humano en un órgano
universal, que mediante el sistema arterial y circulatorio de modo sin par, llega a todos los órganos, los une
entre sí, los refiere a sí mismo, aunándolos en integridad de organismo. Por lo tanto en ocasión del estudio
del sistema circulatorio-cardíaco y sus enfermedades, es una necesidad procedente de la naturaleza del
objeto, el tomar en cuenta en mayor medida los aspectos cosmológicos. Esto empero nos conduce a
contemplar al más majestuoso fenómeno del cosmos mismo, al SOL. Al considerarlo a modo de estrella
fija, entonces a su vez es el representante de los misterios más cercanos a nosotros de las lejanías
macrocósmicas del espacio. De hecho, la observación solar y la física solar, a modo de una rama especial
de la astronomía moderna, es fomentada con todos los medios, porque a través de cada información y
aclaración referida a nuestro astro central, se aguarda una conclusión con respecto a los enigmas de toda la
galaxia y sus miles de millones soles de estrellas fijas, es decir, conocimientos que de esta manera tan solo
pueden ser obtenidos mediante este objetivo, de modo relativamente fácil. Rudolf Steiner así lo ha
expresado: “Elevando la mirada puedo ver al poderoso corazón del mundo, en el luminoso circulo del sol.
Elevando la mirada puedo sentir, al animado sol humano, en el cálido latir del corazón.”
No se trata aquí de algo simbólico, sino del contexto de lo espiritual en el hombre, con la espiritualidad del
mundo: “Dado que aquello que se encuentra en el interior de nuestra piel no es otra cosa que la imagen
espejo del organismo exterior del mundo. Cuando entonces a modo de esquema tenemos aquí al hombre y
tenemos allí de alguna manera su circulación sanguínea, entonces seguimos la vía de esta circulación
sanguínea… eso acontece en el interior del hombre. Al salir al espacio sideral y vamos en dirección al sol,
vemos que se corresponde con el corazón en el interior del hombre. Y aquello que desde el corazón pasa
por el cuerpo, o en realidad desde el cuerpo llega al corazón, por irregular que en cierto modo es, es similar
a los movimientos relacionados con el curso del sol… en lugar de trazar una forma en el pizarrón,
tendríamos que indagar los jeroglíficos contenidos en nuestro interior. Luego empero tendríamos que
aprender a partir de esto cualitativo, entender aquello que acontece allá afuera en el universo.”
Una exposición más pormenorizada de las referidas corrientes cósmicas, las brinda Rudolf Steiner en una
conferencia acerca de leyes estéticas de formas (caminos para un nuevo estilo de edificación”, del
5.7.1914). Muestra allí como entidades de naturaleza elemental y de organizaciones jerárquicas inferiores,
son enviadas por el sol a determinados cuerpos celestes, a los que compenetran vivificándolos retornando al
sol a modo circulatorio. Al respecto “al observador oculto se le aparece el sol como dividido en cuatro
partes, en cuatro espacios, en forma de cruz”. Son lugares solares, denominados como “cámaras”. “Así
podemos ver una corriente tal de entidades migratorias, a partir de una determinada cámara – diríamos –
desde el sol hacia la tierra, penetrando en la tierra, transvivificando la tierra, vale decir con la fuerza
espiritual del sol, luego retornando al sol y a esta cámara aquí”.
De similar manera, entidades “rodean y transponen con su fluir a la luna que proceden de una cámara
segunda. “Por un lado las entidades, después de haber transpuesto a la luna en su fluir, retornan a la cuarta
cámara, pero además se forma otra corriente, que consiste en el hecho de que determinadas entidades no
participan del trayecto hasta la luna, sino que antes de llegar a la luna, emprenden el camino de retorno al
sol. De esta figura vemos una especie de imagen-espejo, diríase en el universo.”
En otro dibujo, Rudolf Steiner equipara la luna al cerebro, la tierra al pulmón, y en sol dividido en cuatro
partes, al corazón compuesto por cuatro cámaras, mostrando como en la figura del fluir cósmico que
forman las entidades nombradas, pueden ser experimentados como la imagen arquetípica de la corriente
sanguínea humana.
Parece ser significativo, que Rudolf Steiner habla del hecho que estas corrientes recién al cabo de una
“contemplación más detenida se disuelven en una multitud, en muchedumbre de entidades espirituales, que
migran de un cuerpo celestial a otro, y que en principio, como corrientes magnéticas cósmicas o eléctricas,
van de un cuerpo celestial a otro. Dado que esto muestra que tales procesos suprasensorios poseen un
destello o reflejo que llega hasta el plano de percepción de nuestros sentidos exteriores. Y es de hecho la
física solar, la que observa en relación con el sol, enormes y múltiples fenómenos magnéticos y eléctricos.
W. y D. Babcock por ejemplo han desarrollado un complicado magnetógrafo solar, que mediante el efecto
zeeman permite recorrer y registrar la distribución de los campos magnéticos de toda la superficie solar de
manera automática en un cuarto de hora. Sobre la tierra a su vez, en los trastornos globales de los campos
magnéticos terrestres en las así llamadas tormentas magnéticas, en el estallido de la aurora boreal, el fluir
de determinadas radiaciones corpusculares del sol.
Podemos suponer que también en los fenómenos externos podamos recibir indicaciones significativas con
respecto a lo subyacente espiritual. “Dado que como los rayos solares físicos caen sobre la tierra, brindando
luz y calor a la tierra, así los actos y los efectos de los espíritus del sol caen sobre nuestra tierra.
Los rayos solares físicos, son tan solo la expresión extra-física de los actos de los seres solares
espirituales.” Dado que no es posible una espiritualización de los resultados de investigación de las ciencias
naturales sin su exacto conocimiento y su consideración, a continuación contemplaremos algunos datos
referidos al estado actual de la astronomía solar.