Está en la página 1de 5

ASTRONOMÍA EN LOS INICIOS DE LA MODERNIDAD

La revolución científica iniciada con Copérnico en el siglo XVI, cambia la imagen del universo pero
también cambia las ideas sobre la ciencia, el trabajo científico y las instituciones científicas, sobre
las relaciones entre ciencia, sociedad y saber científico y fe religiosa.

Copérnico desplaza la tierra – y con la tierra al hombre - del centro del universo. La tierra no es más
el lugar privilegiado de la creación, el puesto asignado por Dios a un hombre concebido como el
punto más noble y más alto de lo creado.

La revolución científica es una nueva forma de saber, diversa del saber religioso, astrológico, y
técnico-artesanal. El científico no es más el docto que sabe latín, sino que pertenece a una sociedad
científica, a una academia.

De la revolución científica hicieron parte:

COPÉRNICO: Propuso una nueva visión del universo, distinta a la visión geocéntrica (la tierra como
centro del universo) propuesta por Tolomeo y que había imperado hasta el momento. La teoría
astronómica de Copérnico, implicó una auténtica revolución en el mundo de las ideas que tenía el
hombre desde hacía siglos sobre el universo, sobre sus relaciones y su puesto en el mismo. “Todas
las esferas rotan en torno al sol como su punto central y por lo tanto el centro del universo está en
el interior del sol... El movimiento de la tierra es por lo tanto suficiente para explicar todas las
desigualdades que aparecen en el cielo”.

En su primer libro “De Revolutionibus”, defiende tesis como : *el mundo debe ser esférico; *la tierra
debe ser esférica; *la tierra forma una única esfera con el agua; *el movimiento de los cuerpos
celestes es uniforme, circular y perpetuo o también compuesto de movimientos circulares; *la tierra
se mueve en un círculo orbital en torno al centro, rotando también sobre su propio eje; *la
dimensión de los cielos, si se compara con la de la tierra es enorme.

Copérnico puso en marcha la investigación astronómica. Esta adquirió así un ritmo tan veloz que
cuando Newton, cincuenta años después de la obra dé Copérnico, dio a la física la forma que
conocemos, casi nada quedó de las ideas de Copérnico. Las ideas de Copérnico cambiaron el lugar
del hombre en el universo, y de la tierra. Esto marcó el paso de la sociedad medieval a la sociedad
moderna occidental. Fue un centro focal de las controversias en el campo religioso, filosófico y en
las doctrinas sociales que, en los siglos siguientes a los descubrimientos de América, fijaron la
orientación del pensamiento europeo.

El mundo de Copérnico no es un universo infinito; ciertamente es mayor que el de Tolomeo, pero


es aún un mundo cerrado. La forma perfecta es la esférica; el movimiento perfecto y natural es el
circular. Los planetas no se mueven en órbitas; ellos son transportados por esferas cristalinas que
giran. Las esferas son realidades materiales. La teoría no era más precisa que la de Tolomeo y no
trajo ningún mejoramiento inmediato del calendario, sin embargo, fue revolucionaria: rompió con
una tradición más que milenaria. Copérnico no se limitó, a mejorar o a remendar en un punto o en
otro el sistema tolemaico: éste se había transformado en un conjunto monstruoso de teorías que
ya nada prometían.
GIORDANO BRUNO (1548-1600):

Su visión del mundo es la misma de Copérnico, centrada en la concepción heliocéntrica y sobre la


infinitud del cosmos, unida a la magia y al culto solar. Por encima de todo hay una Causa o Principio
supremo a la que Bruno llama “mente por encima de las cosas” de la que deriva todo lo demás
pero que permanece desconocida para nosotros. El universo entero que es Uno, Infinito e Inmóvil
es el efecto de este primer principio.

La infinitud del universo está acompañada por la existencia de mundos infinitos semejantes al
muestro, con otros planetas y estrellas; más particularmente, es infinito y al mismo tiempo de forma
esférica.

El universo es una esfera, también la vida es infinita, porque son infinitos los individuos, nada se
aniquila y por eso morir no es sino un cambio accidental, mientras que lo que cambia permanece
eterno.

TYCHO BRAHE(1546-1601):

Estudiando los movimientos de los planetas logró demostrar en 1577 que no existen las esferas
cristalinas de la cosmología tradicional, aceptadas por Copérnico, estas fueron sustituidas por las
órbitas, entendidas hoy como trayectorias. Sostuvo la idea de que los cometas tenían una órbita.

Se opuso a los sistemas de Tolomeo y de Copérnico. “no es cierto que la tierra se mueva; en efecto,
si fuera verdad que la tierra gira de occidente a oriente entonces el trayecto de una bala disparada
hacia el occidente por un cañón debería ser más largo que el de una bala disparada por el mismo
hacia oriente; pero como estos trayectos previstos diferentes no se dan en la práctica, la tierra –
concluía Brahe- no se mueve.

Ticho propone su propio sistema del mundo en el cual la tierra está ciertamente en el centro del
universo; sólo que está en el centro de la órbita del sol, de la luna y de las estrellas fijas; mientras
que el sol está en el centro de la órbita de los cinco planetas.

Es decir que en este sistema, la tierra está en el centro del universo; el sol y la luna giran alrededor
de la tierra; los otros cinco planetas, giran alrededor del sol.

Este sistema no convenció ni a Kepler ni a Galileo. Galileo en el Diálogo sobre los dos máximos
sistemas, confrontará el sistema aristotélico-tolemáico con el copernicano y no considera de hecho
el tercer sistema mundo propuso por Tycho Brahe.

JOHANES KEPLER (1571-1630):

En el Mysterum Cosmographicum (1596), la confianza en el sistema copernicano va unida a la fe


neoplatónica de que la razón matemática divina presidió la creación del mundo. Dios es
matemático, y el trabajo de Kepler consistió en la búsqueda de las armonías matemáticas y
geométricas del mundo, como las que él mismo logró encontrar y exponer en las tres famosas leyes
de Kepler:

Primera ley: las órbitas de los planetas son elipses y el sol ocupa uno de sus focos
Segunda ley: la velocidad orbital de cada planeta varía de tal modo que la línea que une el sol y su
paneta cubre, en igual intervalo de tiempo, iguales porciones de superficie de la elipse.

Tercera ley: los cuadrados de los períodos de la revolución de los planetas están en igual relación
que los cubos de las respectivas distancias con el sol.

Galileo Galilei (1564-1642):

Cuando en 1809 tiene información sobre el catalejo, lo reconstruye por cuenta propia, lo
perfecciona, se arriesga a apuntarlo hacia el firmamento y obtiene los brillantes descubrimientos
astronómicos expuestos en el sidereus nuncius de 1610.

Entre 1613 y 1615 escribió las tres famosas cartas copernicanas sobre las relaciones entre ciencia y
fe. Es acusado de herejía a causa de su copernicanismo y denunciado luego al santo oficio fue
procesado en roma en 1616 y se le obligó a no defender de forma oral ni escrita las teorías
incriminadas.

El catalejo: el perfeccionamiento de este instrumento le permitió a Galileo la exploración


astronómica, su uso fue desestimado por los militares y filósofos medievales así como el uso de los
lentes, pero al incluirlo como instrumento científico, Galileo se posibilitó la observación de las
estrellas más allá de lo que cualquier hombre hasta la época hubiese pensado posible.

Gracias a estas observaciones, el universo se hace más grande ya que se puede observar más allá
de las estrellas fijas.

Se realizó observación de la luna, lo que le permitió determinar que esta no tiene una superficie
plana y lisa, sino áspera y desigual y al igual que la tierra tiene grandes prominencias, valles
profundos y quebradas. A partir de entonces se hace diferenciación entre cuerpos terrestres y
cuerpos celestes.

La noticia de que la galaxia no es más que un cúmulo de estrellas innumerables diseminadas por
grupos, según Galileo, soluciona con la certeza que dan los ojos, todas las discusiones que
atormentaron por tantos siglos a los filósofos, ya que se solucionaría la incógnita dé la extensión del
universo. Las estrellas llamadas por los astrónomos Nebulosas, son grupos de pequeñas estrellas
diseminadas de modo admirable. El descubrimiento de las lunas de Júpiter, a las que llamó planetas
medíceos, revelan la existencia de satélites alrededor de los planetas.

Isaac Newton (1642-1727):

Con la ley de gravedad Newton proponía un único principio capaz de dar cuenta de una cantidad
inmensa de fenómenos: la fuerza que hace que una piedra o una manzana caigan es de la misma
naturaleza de fuerza que explica el fenómeno de las mareas como efecto de atracción del sol o de
la luna sobre la masa del agua de los mares.

La ley de gravedad dice en una palabra, que la fuerza de gravitación con la que dos cuerpos se atraen
es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado
de sus distancias.
“Si es evidente universalmente, por los experimentos y por las observaciones astronómicas, que
todos los cuerpos en torno a la tierra gravitan hacia la misma, y esto en proporción a la cantidad de
materia que cada uno de ellos posee individualmente, que de modo semejante la luna gravita hacia
la tierra, en proporción a su materia, que, por otra parte, nuestro mar gravita en dirección a la luna;
y que todos los planetas gravitan el no hacia el otro, y que los cometas, de igual manera, gravitan
hacia el sol; entonces como consecuencia de esta regla, debemos admitir universalmente que todos
los cuerpos están dotados de un principio de gravitación recíproca”.

Las letras del alfabeto con las que está escrito el libro de la naturaleza son un número infinito de
partículas cuyos movimientos están regulados por una relación formada por las leyes del
movimiento y de la gravitación universal.

La primera ley es la ley de la inercia, en la que trabajó Galileo y Descartes formuló con gran exactitud:
“Todo cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a no ser que
sea obligado a cambiar dicho estado por fuerzas ejercidas sobre el mismo”.

La segunda regla formulada por Newton dice: “El cambio de movimiento es proporcional a la fuerza
motriz imprimida y se da en dirección a la línea recta la cual fue imprimida la fuerza”.

La tercera ley afirma que: “a toda acción se opone siempre una reacción igual: o también, las
acciones recíprocas de dos cuerpos son siempre iguales y dirigidas en direcciones contrarias”.

TEORÍA DE NEWTON SOBRE EL ORIGEN DEL UNIVERSO:

A finales del siglo XVII, todavía nadie se planteaba de forma científica el origen del universo, pues
se partía de la base que Dios había creado todo lo que existe, de acuerdo a su poder omnímodo.
Todos los astrónomos y sabios, incluidos Copérnico, Kepler y Galileo, se habían limitado a constatar
el movimiento de los astros y a estudiar sus trayectorias.

Isaac Newton (1643 - 1727) dio un paso más adelante: declaró que "todo sucede como si la materia
atrajera a la materia con una fuerza que es proporcional a las masas e inversamente proporcional a
la distancia que las separa".

La teoría elaborada por Isaac Newton afirma que esa fuerza de atracción, denominada gravedad, es
la responsable de la caída de los cuerpos en la Tierra y de los movimientos a gran escala que se
observan en el Universo: la órbita de la Luna alrededor de la Tierra y la órbita de los planetas
alrededor del Sol.

Para llegar a estas conclusiones necesitó nuevas y más potentes herramientas de cálculo. No eran
suficientes las matemáticas y geometría heredadas de los sabios de la antigûedad griega. Newton
tuvo la genialidad y la fuerza de voluntad para crear el cálculo diferencial y el cálculo integral. Ambas
disciplinas fueron adoptadas de inmediato por otros científicos y actualmente son herramientas
necesarias en todas las profesiones que tienen que ver con cualquier rama de ingeniería.

Newton explico cómo se comportan los cuerpos ante la gravedad. Desde ese momento la fuerza de
gravedad sirvió para explicar cómo funcionan los movimientos de los cuerpos en la Tierra y en el
espacio. Dos siglos más tarde, Albert Einstein propuso un modelo teórico para explicar el origen de
la gravedad. Según la teoría de Newton, todas las partículas materiales y todos los cuerpos se atraen
mutuamente por el simple hecho de tener masa, en proporción directa a sus masas, pero esta fuerza
pierde intensidad en proporción al cuadrado de la distancia que los separa.

Esto quiere decir que un astronauta que está en el suelo (a unos 6.300 km del centro de la Tierra) si
ahí pesa 100 kg con su equipo (es atraído por la gravedad terrestre con la fuerza de 100 kg), cuando
esté a 6.300 km de altura, es decir al doble de distancia, la fuerza de atracción será la cuarta parte:
25 kg.

La fuerza de gravedad nunca es repulsiva, siempre produce atracción entre los cuerpos, cualquiera
que sea su composición, y la fuerza resultante se produce atrayéndose el centro de gravedad de un
objeto con el centro de gravedad del otro. Además de obligar a que los objetos caigan hacia abajo,
esta fuerza le da a la Tierra y a sus habitantes muchas de sus características porque, eso sí es
necesario dejarlo claro: no en cualquier otro astro encontramos condiciones idénticas.

También podría gustarte