LA LEGIBILIDAD DEL MUNDO
plicacién parti6, a su vez, el estimulo para st j
perdi de la humantdad y espectlar REP a ee
isivo para el establecimiento de una conexion en
tana revelacion primitiva y la del libro de ls nawvelons hee he ee
preparatoria del romanticismo, expuesta por Giambattista Vico: el
comienzo de la sabidurfa ha sido poesta y los inventores de la len-
gua han hablado «en caracteres poéticos». Solo pudieron hacerlo
porque entendian a la naturaleza misma como lenguaje: el lenguaje
de Jupiter. La teologta conservada, mucho y mal, en el mito ha de ser
entendida como un saber acerca de la lengua de los dioses."* Sin
embargo, Vico no podia atreverse a hacer na bagatela de la expul-
sién del paraiso. De ahf que se guarde muy bien de caracterizar el
lenguaje de los poetas miticos como el habla de la verdadera esencia
de las cosas, como tiene que haber sido el habla de Adén en el pa~
tafso, después de que Dios le transfiriera la facultad de dar nombre
alas cosas. La poesfa teol6gica de la época arcaica de la humanidad
habla en un enguaje fantastico, no en uno sagrado,®*
luso aunque la teologia conservada en el m al
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tolégica siga conteniendo en este lenguaje la verdad de la era pri.
mitiva. El efecto final de la tesis de Vico reviste mas bien un carde.
ter polémico; iba dirigida contra el error de los gramaticos de que
Ja Jengua genuina s6lo puede ser la prosaica y que la postica esa
mero refinamiento de la misma, estando, por consiguiente, mis le,
Jos de la verdad Jos medios expresivos de la metafora que los de la
denominacién de conceptos.'"* De este estado de cosas se podria
al menos, sacar la tarea de confeccionar un diccionario de los sig
nificados primitivos de la lengua humana, indieando el metodo
apropiado para encontrar los restos ocultos de aquella época tec,
logica y heroica de la humanidad mediante la comparacion de las
recientes lenguas vulgares.'™ Es facil ver que un poquito menos de
cautela que la ejercida por Vico en el medio napolitano de una ca.
tedra de ret6rica podia haber hecho olvidar la —obligada perdi
156. Vico, Princip una Scienza Nuova dnt alla co
cn api es Mg com nae da
cap, I trad alm, de in ediion de 1744 por'E, Auerbach, hig Sea net
Gna mii, 2 vol, Barcstona, rb, 188) Eliana e's piners ice
Mieagaae ne erm te ec
Op, slip, secisn segun
sec segunda, cap. 1 (Auerbach, pg. 168
158 I vol, scion seguna:cap 8 (auetach, pg 3)
bre sees segunda, cap. 4 (Auerbach, eats 19 ig)
DIL MIOLO NIN
da del parafso, con su lengua y su acceso direeto al libro
turaleza. No se habfan mantenido por doquiet, con un
pedante de sus tradiciones, precisamente las instituciones
das responsables de la teologia mitica?
La fuente de la que tanto bebié ese siglo es también utilizada
por Vico para su tarea de ampliacién de la historia hasta las pro-
fundidades del tiempo pasado y de la mas remota Antigitedad: Ja-
kob Brucker, el monumental historiador de la filosofia, si bien
s6lo con su obra temprana, Historia de Ideis, de 1723. Para hacer
saltar las cadenas de las fuentes escritas, Brucker intercal6 en la
filosofia de los griegos una philosophia traditiva, protegida por
stituciones culturales, y dedujo sus caracteristicas siguiendo las
propias autorrepresentaciones griegas sobre esa mirada asombra-
da de la naturaleza que serfa el origen de la filosoffa. Slo que
hace que esa inmediatez de la teorfa sea precedida ain por una
supuesta mediacion de la tradicién, cuya fuente podia ser una
primitiva revelacién divina o la fantasfa poética, no, en cualquier
caso, la genuina consulta que se plantea la mirada sobre el mun-
do mismo.
Segtin las buenas maneras platénicas, la posesi6n de las res-
puestas precede al acto de preguntar, Antes de que la filosoffa reci
bao produzca libros, tiene ya unas reservas doctrinales confeccio-
nadas oralmente, del tipo del repertorio épico de los cantores
ambulantes, a cuya luz se articula un buen dfa la mirada elevada
hacia Jo alto del protofildsofo, como una experiencia repetitiva de
un conocimiento admirativo. Unicamente con el desmoronamien-
to dela tradicion hierdtica pudo ocurrir que la filosofia se desinte-
grara enseguida en una serie de sectas identificables por su respec-
liva literatura. Ella misma contribuy6 a la desaparicién de la
evidencia, al convertir en objeto de duda el subsuelo y las institu-
ciones de la tradicién, los dioses y los cultos. Con ese cuadro hist6-
rico, Ia filologfa —en cuanto disciplina que vela por el manteni-
miento de las fuentes y rechaza su contaminacién— se convierte
ya, virtualmente, en sentido estricto, en la ciencia adecuada a la
esencia de las cosas. De ella dependen las otras ciencias también
porque es capaz de volverles a sacar del olvido, segtin el modelo de
los comienzos de la filosoffa helénica, las ideas de todo tipo de co-
nocimientos. La asociacién del platonismo con la mitologia cons-
tituye el arquetipo que hay que seguir para hacer legibles tanto a la
naturaleza como a las fuentes.
En las rivalidades suscitadas en torno al titulo de una nueva cien-
cia, la Scienza Nuova de Vico no representa més que un fuego de re-