178 LA LEGIBILIDAD DEL MUNDO
ella, sin proceder de la experiencia, crea experiencia, Aristételes,
en sus Topicos, no habria hecho justicia a esa funci6n; quien se fie
de ellos para encontrar la verdad harfa como uno «que conoce las
letras del alfabeto, pero es incapaz de formar con ellas las palabras
que le ponen en condiciones de leer en el gran libro de la naturale.
za»/'® Es la metéfora usada por Vico para hablar de la metéfora.
‘Su potencia metaférica brinda al hombre la posibilidad de hacer
de una naturaleza que le es ajena un mundo propio: accion de un
Set a quien Vico, de todos modos, ha dotado —en las fases mas vi-
vas de sui historia— con el atributo de lo heroico. Nuestro arte, y
Pronto el arte, sin més, consiste en vivir con lo que nosotros no he.
mos hecho ni pudimos hacer. Este es el nuevo sentido del libro de
la naturaleza; pues en la medida en que es un libro, nosotros lo he-
mos escrito en nuestro lenguaje, més a través de nuestra imagina-
cidn que de nuestro conocimiento.
Incluso el que diga que Kant ha resuelto el problema planteado
Por Vico no tendré la intencién de canalizar la historia de los efectos
de su obra a través de Kant. La diferencia més importante se sigue
del decidido anticartesianismo de Vico, mientras que para Kant la
autocerteza y la unidad del «yo pienso» sigue siendo frontal en el fi-
losofar: Asimismo, el rechazo por parte de Vico de la primacta epis-
temologica de la fisica corta de rafz. cualquier asociacién genealogi-
ca con el pensamiento de la filosofia trascendental, aunque la «cosa
en si» kantiana pudiera muy bien ser el sustituto de la naturaleza de
Vico, una naturaleza totalmente ajena al hombre. Pero la diferencia
esencial estriba en algo que mucho tiempo més tarde sera llamado
conciencia histérica: Kant es participe del presupuesto de Descartes
¥ de toda la Hustracién de que lo pasado no ha sentado bien al pre~
sente de la raz6n, pues la ha encaminado por un mundo de prejui-
cios, mientras que Vico ve la historia como un paulatino oscureci-
miento de la frescura originaria del espiritu y de su facultad de
imaginacién, de forma que los prejuicios de la Tlustracién se habian
convertido para él en restos, ignorados y desprovistos de toda funcién,
de lo que habia sido antaio una gloriosa iluminacién del mundo.
162. Vico, Dean
da, 1, 7 (1710; no 9
venire velit, imutlima sunt; et Lullanus aut Kirkerianus evades, et similis els fice
ui seit quidem literas, sed eas non colligi, ut magnum libram natura legat, A, sb
‘anquam indices et alphabeta habeuntur quaerendorumn ie re proposite, ut eam plane
espectam habeamus, miki ad inveniendum feracius: ut ex itsdem fontibus, ex quibues
‘copiosi oratores et observatores etiam maximi provenive possint.
TENDENCIAS EN LAS PROXIMIDADES DEL SIGLO XIX 179
La sorprendente contemporaneidad de ambos, con toda seguri-
dad, de influencia recfproca, nos hace poner los ojos en Leibniz,
con sus consideraciones sobre las repeticiones de la historia. Pues
también Vico traté de conectar con la antigua concepcién hist6rica
de la periodicidad eésmica y el caricter cfelico de las situaciones;
‘como Leibniz, vefa en la subida del nivel de los modelos fundamen
tales que van retornando una y otra vez el sentido de totalidad de
todas las historias. Para ello es siempre necesario que lo que ha
sido una vez no pueda hundirse completamente. Los vestigios del
pasado no deben ser barridos como una quincalla de prejuicios y
no todo puede esperarse del futuro.
Lo que para Leibniz, habia sido todavia la conviccién de que las
grandes posiciones metafisicas de las distintas escuelas son merece-
doras de una comprensién condicionada por el perspectivismo se
convierte, con Herder, en todo un programa de rescate de los prejui-
cios contra el prejuicio de que merecen ser aniquilados. Aunque
constituyeran las impresiones infantiles de la humanidad, los prejui-
cios serian los xpilares fundamentales de todo aquello que después
ha de construirse sobre ellos 0, mejor dicho, los embriones a partir
de los cuales se desarrollaré todo lo posterior y més débil, por glo-
rioso que uno lo considere (cada cual, segtin su sentir, sutiliza mas 0
menos); serfan, pues, las caracteristicas mas fuertes, eternas, casi
divinas que llenan de felicidad o estropean nuestra vida; si ellos nos
dejan, junto con ellos perdemos todo». Pero la pregunta sobre
como pudo haber llegado la sabiduria al énimo infantil de la huma-
nidad sigue estando vinculada, una y otra vez, con aquella represen-
tacién fundamental de la legibilidad que el mundo presenta para un
ojo franco y no deformado, para el que todos los libros podrfan no
ser sino sucedaneos de un conocimiento inmediato. La actitud del
‘Sturm und Drang es, de nuevo, contraria a los libros: la tipica de un
movimiento juvenil. Lo que Herder queria decir con todo aquello y
también lo que después iba a decir estaba ya contenido en el infor-
me sobre su particular conversion en el curso de un viaje por mar
desde Riga a Burdeos: su animadversién contra la escatologia del li
bro encarnada en la Enciclopedia,
163. Herder, Auch eine Philosophie der Geschichte zur Bildung der Menschheit
(1774), ed. de H. G. Gadamer, pag. 13 (trad. cat: Encara una flosofia de la historia,
Barcelona, Laia, 1983), donde podemos leer, en la pg. 46: «A su tiempo, el prejul
«io és bueno: pues hace feliz. Agutina a los puchlos en su punto medio..».
Pese a lo que indica Hamann en una carta de 177, Herder no tendré un cono-
cimiento més cercano, y acaso s6lo aproximado, de Vico hasta 1789, en st viaje a
Talia,