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- Con su acción, dolosa o imprudente, ha creado un riesgo penalmente relevante que supera las fronteras
del riesgo permitido.
- En el resultado se ha realizado el riesgo que la norma de cuidado infringida por el sujeto tenía por misión
evitar.
Por otro lado, la peligrosidad de la conducta ha de sobrepasar el riesgo permitido. Con este requisito se hace
alusión a la existencia de actividades peligrosas pero permitidas, como el tráfico rodado, que se llevan a cabo
siempre y cuando sea guardando las normas establecidas para ello.
Entonces, afirmamos que estamos ante una conducta peligrosa cuando sobrepasa las fronteras del riesgo
permitido, y por tanto, la conducta es, como mínimo, imprudente.
El riesgo penalmente relevante tiene que ser la causa del resultado. En caso de que se produzca, el sujeto
responderá por consumación si existe relación de causalidad entre la acción y el resultado. La teoría de
equivalencia de condiciones establece que cualquier factor que haya determinado la producción del resultado,
será causa del resultado, y se lleva a cabo con la fórmula de la condictio sine qua non, mediante la cual, si
suspendemos mentalmente la acción y el resultado no se produce, no habría relación de causalidad. Esta es
más una fórmula auxiliar.
La importancia de este requisito reside en los supuestos en los que no se puede afirmar la relación de causalidad
porque desconocemos lo que ha sucedido.
Igualmente, la relación de causalidad no basta para afirmar la responsabilidad del resultado. Los criterios de
todas formas no están claros, simplemente se entiende que para que el resultado sea imputable y pueda
incrementar la pena tiene que ser consecuencia de la realización del riesgo, tiene que ser considerado obra del
autor y no producto del azar.