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Argumentos

Los argumentos son razonamientos a partir de los cuales se intenta demostrar la validez
de lo que se afirma, y se sustentan siempre en un modelo lógico de razonamiento.
Constituyen la parte fundamental de una argumentación.

Una argumentación es un texto oral o escrito cuyo objetivo principal es persuadir al


receptor para que adhiera a un punto de vista o perspectiva determinado, o bien para que
se convenza de que una idea es verdadera o falsa. Los argumentos contribuyen a este
propósito, al aportar explicaciones coherentes y consistentes.

Para que una argumentación sea efectiva también es importante la habilidad retórica del
enunciador, que puede sumar otros valores al argumento (seriedad, carga emotiva, etc.)
para llegar con éxito a su destinatario.

Estructura de un argumento
Un argumento se divide en dos partes: premisa + conclusión.

La premisa es el conjunto de enunciados que expresan ideas consideradas verdaderas y


sobre las que se sostiene el argumento. La conclusión es la idea derivada de la relación
que se establece entre las premisas. Estas se vinculan a partir del razonamiento.

La conexión entre las premisas y la conclusión debe ser fuerte, lógica y evidente, puesto
que de esa manera se logra un argumento indestructible. Por ejemplo:

 Premisa 1. Una buena alimentación implica la ingesta diaria de frutas.


 Premisa 2. Tú no comes habitualmente frutas o verduras.
 Conclusión. Tú no te alimentas bien.

Tipos y ejemplos de argumentos


Hay diversos tipos de argumentos y pueden agruparse de distintas maneras, según
distintos criterios:

De acuerdo al tipo de razonamiento. En lógica, la relación entre dos o más juicios


permite determinar la veracidad o falsedad de una premisa. En este proceso racional, los
argumentos pueden ser:

 Argumentos deductivos. Son razonamientos acerca de una cuestión particular


que se derivan de una o más generalizaciones. Por ejemplo: Si todos los seres
vivos requieren oxígeno para sobrevivir, y el gato es un ser vivo, el gato
necesita oxígeno para no morir.
 Argumentos inductivos. Se deriva una generalización a partir de características
observadas en casos particulares. Por ejemplo: Todas las aves observadas hasta
el momento tienen pico y, por lo tanto, todas las aves tienen pico.
 Argumentos abductivos. A partir de un evento particular se construye una
hipótesis, es decir, las premisas que constituyen ese evento particular, derivarán
en una conclusión determinada. Por ejemplo: El bloque que tiene Santi en sus
manos es amarillo y todos los bloques que guardo en el baúl son amarillos; por
lo tanto, Santi tomó el bloque del baúl.

De acuerdo al contenido de sus premisas. Algunos filósofos como Anthony Weston,


Chaïm Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca, que abordaron en diversos trabajos la
cuestión de la argumentación, ofrecen otro criterio de clasificación:

 Argumentos de autoridad. Son razonamientos que se apoyan en citas,


testimonios o experiencias de personas expertas en el tema sobre el que se está
argumentando. Por ejemplo: De acuerdo a los expertos, comer dos porciones de
frutas y dos de verduras diariamente asegura una dieta equilibrada.
 Argumentos de hecho. Encuentran su justificación en pruebas verificables,
obtenidas a partir de una investigación. Los datos comprobables vuelven
irrefutable la argumentación. Por ejemplo: La superficie del océano Atlántico es
106.5 millones de m² y la superficie del océano Pacífico es 165.2 millones de
m²; por lo tanto, este último es el más grande de los dos.
 Argumentos de moralidad. Se sostienen de valores morales universales para
justificar o sostener una idea, como la justicia, la igualdad, el amor, el respeto, la
tolerancia, entre otros. Por ejemplo: Todas las personas tienen derecho a ser
consideradas inocentes mientras no se pruebe su culpabilidad. Por lo tanto, al
no haber pruebas fehacientes contra el acusado, se considera inocente.
 Argumentos de tradición. Se defiende una idea apelando a los usos,
costumbres o tradiciones de un lugar. Estos argumentos son fácilmente falsables
y pueden derivar en conclusiones erradas, dado que hacer algo por costumbre no
siempre es garantía de que ese comportamiento sea correcto o verdadero. Por
ejemplo: Para mantener la higiene y evitar el ingreso de impurezas, es
costumbre dejar el calzado en la puerta de casa. Mi padre me lo enseñó así y,
por eso, sé que debo hacerlo.
 Argumentos probabilísticos. Se apoyan en la probabilidad para defender una
idea. Por ejemplo: La contaminación de las aguas es un problema grave: el 4 %
de las reservas de agua subterráneas de nuestro planeta, fuente hídrica que
abastece al 80 % de la población mundial, ya está contaminada.
 Argumentos de experiencia personal. El argumento se sustenta en
experiencias propias que sirven para apoyar la tesis que pretende defenderse. En
este caso, interviene fuertemente la perspectiva individual y ese carácter
subjetivo muchas veces lo vuelve débil y falsable. Por ejemplo: Yo puedo
asegurar que es una excelente procesadora, pues la probé y funciona muy bien.
 Argumentos estéticos. Apelan a la sensación de belleza o fealdad, de gusto o
disgusto que algo provoca, para justificar una idea. Por ejemplo: No te acerques
a ese bicho; es asqueroso, te puede hacer daño.

De acuerdo a la función que cumplen. Algunos argumentos se centran en la


verificación de verdad o falsedad de una tesis mientras que otros buscan
primordialmente persuadir, al apelar a la emoción o sentimientos del interlocutor.

 Argumentos lógicos. Describen una idea o tesis como consecuencia lógica de


una premisa. Pueden ser:
o Argumentos de ejemplificación. A partir de una serie de casos, se
recurre a una generalización para justificar una idea. Por ejemplo: La
mayoría de los países desarrollados se encuentran en Europa, como
Alemania, Países Bajos o Suiza.
o Argumentos de generalización. Se llega a una conclusión a partir de
eventos particulares que se toman como una generalidad. Por ejemplo:
Cocinó una torta y se le quemó; las verduras las sirvió crudas y la
crema se le cortó: creo que la cocina no es lo suyo.
o Argumentos por analogía. Son explicaciones que extrapolan
situaciones similares y se apoyan en los puntos que tienen en común para
alcanzar una conclusión satisfactoria. Por ejemplo: Estoy segura de que
la película me gustará, porque ya he visto otras de ese mismo director y
me encantaron.
o Argumentos de signos. Establecen relaciones causa-efecto. Por ejemplo:
Aunque se crea que un niño es caprichoso, a veces es solo cansancio lo
que provoca irritabilidad.
 Argumentos afectivos. Se construyen a partir de ideas que apelan a las
emociones de los interlocutores y buscan una respuesta emocional de su parte.
Estos razonamientos se asientan en creencias comunes con las que se puedan
identificar fácilmente. Por ejemplo: Cualquiera que haya sufrido la pérdida de
un ser querido en un accidente de tránsito sabrá lo importante que es promover
la conducción responsable.

De acuerdo al nivel de persuasión. El poder de persuasión de un argumento permite


estimar su efectividad y la posibilidad de provocar contraargumentos que los refuten.

 Argumentos pertinentes. Tienen relación directa con la idea que se busca


defender. Ejemplos, comparaciones, analogías que representan esa idea,
argumentos afectivos, de tradición, morales, entre otros, pertenecen a esta
categoría. Por ejemplo: La crema de aquel laboratorio me generó alergia.
Seguramente todos sus productos para la piel son de mala calidad.
 Argumentos válidos. Además de pertinentes, poseen premisas que derivan
directamente en una conclusión. En este grupo se incluyen los argumentos
lógicos y las generalizaciones. Por ejemplo: Si mi gato tiene cuatro patas, todos
los gatos tienen cuatro patas.
 Argumentos irrefutables. Son aquellos que cumplen con los criterios de
pertinencia y validez, y que están avalados por datos verificables. Se pueden
comprobar y es improbable que sean falsados. En esta categoría entran
especialmente los argumentos de hecho. Por ejemplo: El planeta del sistema
solar más cercano al Sol es Mercurio.

Según su intención. Los argumentos pueden tener el propósito de justificar y defender


una idea o bien, de contradecirla y cuestionarla.

 Argumentos a favor. Apoyan la idea que se pretende imponer. Por ejemplo:


Comer estas galletas para la merienda es la mejor opción porque tienen
ingredientes nutritivos y cien por ciento naturales.
 Contraargumentos. Intentan demostrar que otras premisas no son válidas o son
falsables. Por ejemplo: Según este estudio geológico, que calcula la superficie
terrestre a partir de varios experimentos, es imposible considerar que la Tierra
es plana.
Las falacias
Una falacia, en el campo de la lógica, es una argumentación o razonamiento que parece
válido a simple vista, pero no lo es. Ya sea que se cometan de manera intencionada, con
fines de manipulación y engaño (sofisma), o de manera desinteresada (paralogismos)

Ejemplos de falacias
1. Petición de principio. Se trata de una falacia caracterizada por contener la
conclusión del argumento a probar implícita o explícitamente dentro de las
propias premisas disponibles para ello. Por ello es una forma de razonamiento
circular, en que la conclusión apunta a la premisa misma. Por ejemplo: “Yo
tengo la razón, porque soy tu padre y los padres siempre tienen razón”.
2. Afirmación del consecuente. También llamada error inverso, esta falacia
asegura la verdad de una premisa a partir de una conclusión, yendo en contra de
la lógica lineal. Por ejemplo: “Siempre que nieva, hace frío. Como hace frío,
entonces está nevando”.
3. Generalización apresurada. Esta falacia extrae y afirma una conclusión a partir
de premisas insuficientes, extendiendo el razonamiento a todos los casos
posibles. Por ejemplo: “Papá ama el brócoli. Mi hermana ama el brócoli. Toda la
familia ama el brócoli”.
4. Post hoc ergo propter hoc. Esta falacia se nombra a partir de una expresión
latina que traduce “después de esto, a consecuencia de esto” y también se la
conoce como correlación coincidente o causalidad falsa. Atribuye una
conclusión a una premisa por el simple hecho de que ocurran de manera
sucesiva. Por ejemplo: “El sol sale después de que canta el gallo. Por lo tanto, el
sol sale debido a que canta el gallo”.
5. Falacia del francotirador. Su nombre se inspira en un supuesto francotirador
que disparó a un granero al azar y luego pintó una diana en cada impacto, para
proclamar su buena puntería. Esta falacia consiste en la manipulación de
informaciones no relacionadas hasta lograr algún tipo de efecto lógico entre
ellas. También explica la autosugestión. Por ejemplo: “Hoy soñé que tenía doce
años. En la lotería salió el número 3. El sueño lo advirtió porque 1+2=3”.
6. Falacia del espantapájaros. También llamada Falacia del hombre de paja,
consiste en la caricaturización de los argumentos contrarios, para así atacar una
versión débil de los mismos y demostrar superioridad argumentativa. Por
ejemplo:
– Creo que los niños no deberían estar hasta tarde en la calle.
– No creo que lo debas tener encerrado en un calabozo hasta que crezca
(refutación falaz)
7. Falacia del alegato especial. Consiste en acusar al adversario de carecer de las
sensibilidades, conocimientos o autoridad para participar en el debate,
descalificándolo así como inepto para el nivel mínimo necesario para ser
refutado. Por ejemplo:
– No estoy de acuerdo con que suban las tarifas de luz y de agua de un día para
otro.
– Lo que pasa es que no entiendes nada de economía.
8. Falacia de la pista falsa. Conocida como red herring (arenque rojo, en inglés),
se trata de desviar la atención del debate hacia otro tema, como maniobra de
diversión que esconda las debilidades argumentativas del propio alegato. Por
ejemplo:
– ¿No está de acuerdo con la condena propuesta para el violador? ¿Es que no le
importa lo que piensan miles de padres de familia al respecto?
9. Argumento a silentio. El argumento desde el silencio es una falacia que extrae
una conclusión a partir del silencio o la falta de evidencias, es decir, a partir del
silencio o de la negativa a revelar información del contrincante. Por ejemplo:
– ¿Qué tan bien sabes hablar alemán?
– Es una segunda lengua para mí.
– A ver, recítame un poema.
– No me sé ninguno.
– Entonces no sabes alemán.
10. Argumento ad consequentiam. Esta falacia consiste en evaluar la veracidad de
una premisa a partir de lo deseables o indeseables que sean sus conclusiones o
consecuencias. Por ejemplo:
– No puedo estar embarazada, si lo estuviera papá me mataría.
11. Argumento ad baculum. El argumento “que apela al bastón” (en latín) es una
falacia que sostiene la validez de una premisa a partir de la amenaza de
violencia, coacción o amenaza que no aceptarla representaría para el interlocutor
o adversario. Por ejemplo:
– No eres homosexual. Si lo fueras, no podríamos seguir siendo amigos.
12. Argumento ad hominem. Esta falacia desvía el ataque de los argumentos del
oponente a su propia persona, desvirtuándolos por extensión a partir del ataque
personal. Por ejemplo:
– Los préstamos a largo plazo solucionarán el déficit fiscal.
– Eso lo dice usted porque es millonario y no sabe de necesidades.
13. Argumento ad ignorantiam. También conocido como el llamado a la
ignorancia, afirma la validez o falsedad de una premisa a partir de la existencia o
falta de pruebas para demostrarlo. Así, se basa la argumentación no en el
conocimiento efectivo, sino en la ignorancia propia o del oponente. Por ejemplo:
– ¿Dices que tu partido es mayoría? No lo creo.
– No puedes demostrar lo contrario, así que es verdad.
14. Argumento ad populum. Conocido como el sofisma populista, implica la
asunción de validez o falsedad de una premisa a partir de lo que una mayoría
(real o supuesta) piense de ello. Por ejemplo:
– No me gusta el chocolate.
– A todo el mundo le gusta el chocolate.
15. Argumento ad nauseam. Falacia consistente en la repetición de la premisa,
como si insistir en lo mismo pudiera imponer su validez o falsedad. Es la falacia
resumida en la célebre frase del ministro de propaganda Joseph Goebbels: “Una
mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
16. Argumento ad verecundiam. Llamada también “argumento de autoridad”,
defiende la validez o falsedad de una premisa a partir de la opinión de un
experto o alguna autoridad (real o pretendida) al respecto. Por ejemplo:
– No creo que hubiera tanta gente en la manifestación.
– Claro que sí. Lo dijeron los periódicos.
17. Argumento ad antiquitatem. Esta falacia consiste en una apelación a la
tradición, es decir, asume la validez de una premisa de acuerdo al modo
acostumbrado de pensar las cosas. Por ejemplo:
– El matrimonio homosexual no puede permitirse, ¿Cuándo se ha visto algo así?
18. Argumento ad novitatem. Conocida como apelación a la novedad, es el caso
contrario a la apelación a la tradición, sugiere la validez de una premisa a partir
de su carácter inédito. Por ejemplo:
– No me gusta este programa.
– ¡Pero si es la versión más reciente!
19. Argumento ad conditionallis. Es una falacia que condiciona el argumento o las
pruebas de su conclusión, impidiendo que puedan ser refutadas pues tampoco se
las ha afirmado del todo. Es típico del periodismo y emplea muchas palabras en
modo condicional. Por ejemplo:
– El político habría desviado fondos públicos para su beneficio personal.
20. Falacia ecológica. Ésta atribuye la verdad o falsedad de un enunciado, a partir
de la atribución errónea de alguna característica de un colectivo humano (por
ejemplo, las arrojadas por la estadística) a cualquiera de sus individuos sin
distinción, fomentando estereotipos y prejuicios. Por ejemplo:
– Uno de cada tres asaltantes en estados unidos es negro. Por lo tanto, los negros
son más propensos a robar.

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