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Experiencias relacionadas con la

transición energética en los países de la


región de América Latina y el Caribe.

LÍDER: SAMANTHA KLAMETH B.

INTEGRANTE: VICTORIA LONGA


1. Modelo de transición energética. Proyecto, cifras y datos interesantes.

La Transición Energética en México sigue las directrices de la Estrategia Nacional de


Transición Energética propuesta por el estado y las empresas públicas.

La ENTEASE tiene la misión de impulsar políticas, programas, acciones y proyectos


encaminados a conseguir una mayor utilización y aprovechamiento de las fuentes de
energías renovables y tecnologías limpias que causen menos impacto en el planeta.

Según la Asociación Mexicana de Energía Eólica, el 29% de la energía generada en el país


se obtiene de fuentes renovables; un porcentaje considerablemente más alto que en
2014-2015; que rozaba el 17%, según estudios.

No obstante, la opinión pública y sociedades ambientalistas han sido críticos con el estado
en estos últimos días; pues solo se aumentará un 3,4% el presupuesto para la transición
energética en 2024.

Según el Foro Económico Mundial, México se encuentra en el puesto #10 de transición


energética en Latinoamérica. Además, cayó 22 puestos en el ranking mundial para ubicarse
en el puesto #68.

Por ende, más allá de que se han conseguido ciertos avances en esta materia dentro del
sector público; México aún tiene un amplio margen de mejora.

2. Avances en materia de transición energética.

Como se ha comentado anteriormente, México ha logrado en estos últimos 8-9 años subir
su porcentaje de energías renovables del 15% al 28%, un avance que demuestra el cierto
interés de los entes del estado en mejorar en este sector, más allá de los fallos existentes.

La ENTEASE, ha enrumbado a las industrias del sector público hacia la transición


energética, pese a que la gran mayoría de la energía aún sigue siendo generada desde el
sector de los fósiles.

Además, empresas del sector privado también dejan actualmente su huella en la transición
energética; ofreciendo servicios que facilitan la generación de energías renovables a
empresas de cualquier sector de la economía.

El aporte, tanto público como privado, se ha enfocado en utilizar más fuentes de energía
eólica, fotoceldas solares y mecanismos que tienen un impacto tan fuerte en el medio
ambiente.

Por ende, el mayor avance en materia de transición energética en México ha sido el


acoplamiento del sector público y privado para impactar menos al medio ambiente; aunque
todavía hay mucho camino por recorrer.
3. Problemas que no permiten acelerar el proceso de transición energética.

Más allá de las buenas intenciones del gobierno, la aplicación de la ENTEASE tiene varios
problemas dentro de la República Mexicana.

El primero de ellos gira en torno al vacío institucional alrededor de ciertas directrices del
estado. En papel, las propuestas que establece la ENTEASE son muy beneficiosas, pero no
se detalla específicamente los pasos a seguir o mecanismos que deben tomar los entes
públicos y privados para llevarlas a cabo.

Por ende, las empresas al ver el sendero de la transición energética tan complicado,
terminan optando por métodos tradicionales que no contribuyen con la preservación del
medio ambiente.

Del mismo modo, la industria eléctrica de dicho país no termina de confiar en las energías
renovables para suministrar un flujo eléctrico constante y sin fallas al país,

Hasta ahora, no se han implementado políticas ni mecanismos que permitan aumentar la


generación de electricidad proveniente de fuentes renovables; por lo que el sector eléctrico
es de los que menos contribuye con la transición energética en el país.

Y por si fuera poco, las personas o empresas que quieran contribuir con la transición
energética tampoco consiguen fácilmente proveedores de fotoceldas solares o mecanismos
de generación de energía renovable; haciendo de este proceso algo muy difícil de lograr sin
la intervención del estado.

4. Conclusiones sobre el tema.

La transición energética es un problema que México ha entendido cómo abordar, pero a


medias. En el papel, las intenciones del estado y el gobierno de turno lucen bastante bien;
pero dichas ideas no se han traducido en políticas realmente eficientes en todos los
sectores.

Por si fuera poco, existen ciertas trabas que no permiten que los entes privados
interesados, encuentren fácilmente la forma de generar energía de fuentes renovables.

Estas contradicciones hacen que los resultados de México en los últimos años en el tema
de la transición energética sean notables, pero no suficientes para alcanzar las cifras que un
país de su relevancia continental y población debería tener.

Y si sumamos que el estado planea ampliar solo un 3,2% el presupuesto para transición
energética en 2024; lo más probable es que el país siga quedando a deber en esta materia
durante el mandato actual.

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