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La revolucionaria en el cine mexicano
Maria Consuelo Guerrero
University of Texas-Pan American, USA
Abstract: El enfoque del présente estudio esta en el discurso colonial de la sociedad politica y del
prédominante en el cine de la Revoluciôn Mexicana. El anâlisis se enfoca en la falta de represen
de la mujer revolucionaria en este género cinematogrâfico. Se intenta mostrar el papel central
mitos - parte integral del discurso colonial en cualquier sociedad- juegan en la construcciôn de la ide
nacional mexicana a partir de la Revoluciôn. Sin embargo, la meta principal del présente traba
de documentar los diversos e imprescindibles papeles (ademâs de la clâsica soldadera) que las m
mexicanas desempefiaron en este movimiento social, y el comprobar cômo es que a través de un
de producciones no se le ha hecho justicia a la representaciôn de la revolucionaria mexicana en e
nacional.
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Statistically, myth is on the right. There, it is essential, well-fed, sleek, expansive, garrulous,
it invents itself ceaselessly. It takes hold of everything, all aspects of the law, of morality, of
aesthetics, of diplomacy, of household equipment, of literature, of entertainment. . . . [T]he
oppressor is everything, his language is rich, multiform, supple, with all the possible degrees of
dignity at its disposal: he has an exclusive right to meta-language
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Guerrero / La revolucionaria en el cine mexicano 39
reflejando las preocupaciones e ideales no solo de las diferentes clases y razas, sino tamb
ciudadanos y ciudadanas (Slaughter 419). Asi, el status quo patriarcal se asegura de imp
sus ideales en dicha identidad nacional, definiendo y promoviendo los papeles tradicio
de género principalmente a través de la poderosa cinematografïa: "La producciôn cultu
este caso el cine, contribuye a la construcciôn de lo que se espera de la conducta mascu
femenina" (420).
La mujer en la Revoluciôn
Se entiende que por razones sociopoliticas y culturales el sector masculino haya jug
un papel mas activo en el movimiento social, pero no es aceptable que hasta la fecha a
hayan documentado las imprescindibles y multifacéticas funciones que las mujeres me
también desempenan en su Revoluciôn. Es desconcertante que hasta la ultima década d
XX ûnicamente dos libros se concentren en difundir dicha aportaciôn femenina aûn a
1910: Las mujeres en la Revoluciôn Mexicana 1884-1920 (1992) y Mujeres y Revol
1900-191 7 (1993). Afines de esa misma década, un tercer libro, Mujeres en México : Rec
una historia (1998), dedica también un capiïulo a dicha documentaciôn (Tunôn 151-54).
otro lado, debido a la celebraciôn del centenario, hace apenas très anos que el cine com
por fin a documentar la participaciôn de mujeres provenientes tanto de las clases despr
como de las privilegiadas en el cortometraje Las mujeres en la Revoluciôn Mexicana (20
siguiente resumen se basa en estas obras, pero principalmente en las dos primeras.
A fines del siglo XIX, el âmbito periodistico es el primer campo desde el cual el se
femenino hace escuchar su voz de apoyo o rechazo sociopolitico. Entre las pioneras rev
narias y emancipadoras feministas destaca la escritora, periodista y sufragista Laureana
Gonzalez (1 847-96). De su relevante aportaciôn sobresalen La emancipaciôn de las muje
través del estudio y Mujeres notables mexicanas. Asimismo, lleva a cabo la primera publ
feminista, Violetas de Anâhuac, y flinda el periôdico Mujeres de Anâhuac. A causa de su
prematura, Wright Gonzalez no participa en la Revoluciôn, pero varias de sus contempo
si tienen un papel clave. Aqui destacan las escritoras, periodistas y combatientes Juan
Gutiérrez de Mendoza (1875-1942) y Dolores Jiménez y Muro (1850-1925), quie
encarceladas por su tenaz labor revolucionaria, y se unen a los Zapatistas, entre quienes J
es nombrada general. Las feministas y activistas politicas Elvia Carrillo Puerto (1878-1
Hermila Galindo Acosta y Topete ( 1 896-1 954), esta ultima conferencista revolucionaria
las primeras diputadas en México. Asimismo, la profesora y directora escolar Maria Arias
(1884-1923), alias "Maria pistolas", sirve como organizadora, manifestante, coordinado
asociaciones femeniles y correo revolucionario. Finalmente, la audaz combatiente
Serdân Alatriste (1884-1923), alias "Juan Serratos", sirve como distribuidora de armas
de noticias y repartidora de proclamas.
Gran numéro de mujeres se afilian antes de 1910 a clubes antirreeleccionistas compu
mayoritariamente por varones, pero luego forman sus asociaciones femeninas naciona
Socialismo Mexicano (1908), La Liga Femenina de Propaganda Politica (1909), El Cl
Pérez de Madero (1909) y El Club Femenil Lealtad contra Huerta (1914). Del mismo
fundan o dirigen periôdicos vanguardistas: Fiat Lux ( 1 904), La Guillotina ( 1 9 1 0) y El
(1917). Estas asociaciones y periôdicos echan las raices para la lucha de emancipaciôn fe
(el derecho al voto), pero primordialmente cumplen una ardua tarea politica de propag
difusiôn revolucionaria. En los clubes destaca la participaciôn de maestras de escuela (û
profesiôn permitida para mujeres), entre quienes sobresalen Maria Teresa Rodriguez,
Romero de Revilla y Arias Bernai.
Ademâs, cientos de mujeres de las clases media y alta y miliares del pueblo p
diferentes servicios y son seguidoras de los caudillos. Algunas adineradas patrocin
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cabecillas: Leonor Villegas de Magnon funda la Cruz Bianca Constitucionalista con la herencia
de su padre, Elisa Griensen Zambrano apoya batallones villistas y encabeza un motm contra el
ejército estadounidense que persigue a Villa, y la maestra y fundadora de "El Altruista", Fidelia
Brindis Camacho, dona dinero y propiedades para la causa maderista.
Muchas son traductoras, redactoras de manifiestos, repartidoras de propaganda y portavoces
revolucionarias. Prestan sus hogares para reuniones y esconden rebeldes y armamento, como
la famosa Isabel Vargas Urquidi. Hay infinidad de espias, mensajeras y transportadoras de
armas, como la mencionada Serdân Alatriste. Algunas sirven como agentes confidenciales y
contactas entre los caudillos y jefes, y aqui destaca Aurea San Martin, prima de los Serdân.
Asimismo, infinidad de mujeres, tanto de los clubes como del pueblo, llevan a cabo manifesta-
ciones regularmente, como Arias Bernal. Hasta los cuplés de teatro de revista son portavoces,
y aqui sobresalen Guadalupe Rivas y Celia Montalvân, quienes se mofan del gobierno en sus
representaciones teatrales y cantos satirico-polfticos.
Indudablemente, destaca la insustituible labor de las enfermeras, guerrilleras y tradicionales
soldaderas, quienes exponen sus vidas en la trinchera y linea de fuego peleando con los hombres.
Se sabe que algunas guerrilleras alcanzan altos rangos e inclusive llegan a dirigir sus propios
batallones. Aqui sobresale la legendaria coronela Valentina Ramirez, la coronela Rosa Bobadilla,
la capitana primera Catalina Zapata, la generala Carmen Veles y la teniente Angela Jiménez
(alias "Teniente Angel"), quien inspira el personaje de Jesusa Palancares en Hasta no verte ,
Jesus mio (1969). Indiscutiblemente, en todos los âmbitos mencionados existe una infinidad de
mujeres revolucionarias, mârtires sin nombre que, al igual que los hombres, son desterradas,
encarceladas, atormentadas y mueren en combate o son fusiladas.
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y el extranjero. Surge una que otra cinta mediocre sobre la Revoluciön (como Revolution o
La sombra de Pancho Villa (1933) de Miguel Contreras) a pesar del esfuerzo cardenista para
promover peliculas critico-realistas. Asi pues, son ûnicamente très las producciones de calidad
que representan este periodo socialista, hasta hoy consideradas las obras maestras del género:
El compadre Mendoza (1933), El prisionero numéro trece (1933) y Vâmonos con Pancho Villa
(1935) de Fernando de Fuentes.
Estos filmes lanzan una fuerte critica a las diferentes fallas de la contienda, enaltecen al
movimiento y a los revolucionarios, y condenan la contrarrevoluciôn interna y externa. No
obstante, a pesar de que abordan por primera vez un tema histôrico de forma critico-realista,
una vez mas la representation de la mujer revolucionaria queda fuera. El ünico papel femenino
existente es completamente ajeno a la Revoluciön y muy tradicional. El prisionero numéro
trece (1933) solo proyecta personajes femeninos menores e irrelevantes para el tema central
de la pelicula. Por su parte, Vâmonos con Pancho Villa (1935) tiene aün menos que decir, y no
ûnicamente de la revolucionaria, sino de la mujer en general, ya que su imagen apenas aparece.
Por increible que parezca, en esta segunda pelicula no existe ninguna mujer notoria y menos
duena de un diâlogo, por lo que la imagen del texto es completamente masculina.
Ahora, aunque El compadre Mendoza (1933) tampoco proyecta a la revolucionaria, al
menos existe un personaje femenino estelar. La médula de esta obra, considerada por la critica
como la pelicula de la Revoluciön por excelencia, es una denuncia al oportunismo y comerciali-
zaciön del movimiento por parte de la burguesia y la contrarrevoluciôn interna. Como lo dictan
los tradicionales papeles de género propagados en el cine, Lolita Garcia es una hermosa mujer,
hija y esposa sumisa, callada y obediente, quien acepta casarse con un oportunista comerciante
para salvar a su padre de la ruina:
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calidad) que componen esta serie, prédomina casi completamente el discurso colonial de
administraciones posteriores a Cardenas, que explotan el simbolo de la Revoluciôn ya va
del aspecto critico-socialista. A pesar de todo, la representation femenina résulta releva
porque se proyecta continuamente y a nivel estelar. Existen très corrientes o subgéneros e
etapa: los melodramas revolucionarios, las "peliculas de la generala" y las "del general".
interesan ünicamente las dos primeras, y especialmente la segunda, que finalmente est
la revolucionaria.
El melodrama es uno de los géneros mas relevantes en la cinematografïa mexicana, y
en él sobresale una filosofîa patriarcal ultraconservadora. Deborah Mistron explica que el
melodrama se caracteriza por tradiciôn y no por revoluciôn o cambio de ningun tipo, por lo
que su esencia es completamente opuesta al eine de la Revoluciôn. La tradiciôn se enfoca en
el individuo, la estabilidad social y la preservaciôn del "status quo", mientras que revoluciôn
sugiere colectividad y cambio social, cultural y politico (49). Asi, es clara la absurda esencia
del mal llamado melodrama revolucionario establecido en los cuarenta. Muy propicio para las
agendas gubernamentales conservadoras de entonces, dicho subgénero enaltece tanto al ejército
federal como a la Revoluciôn y sus beneficios, callando sus verdaderos resultados; y, lo que es
aûn peor, algunos melodramas proyectan al movimiento como amenaza para el nûcleo familiar,
el "status quo", el orden y la tradiciôn. Los ejemplos mas sobresalientes son: La Adelita (1937),
de Guillermo Hernandez; Flor Silvestre (1943), de Emilio Fernandez; Y si Adelita se fuera
con otro (1948), de Chano Urueta; y Vino el remolinoynos alevantô (1949), de Juan Bustillo.
En estos filmes, la Revoluciôn es una excusa para tramas melodramâticas y folclôricas, y un
refugio para aliviar problemas personales donde la mujer protagonista es el nûcleo. Jorge Ayala
afirma que el personaje femenino de estos melodramas es una prolongaciôn de la protagonista
de Flor silvestre (1943), nombre que sugiere patria, amor, debilidad femenina y mujer-patria al
margen de la historia (Ayala 13). Flor silvestre es considerado el melodrama de la Revoluciôn
por excelencia y, en efecto, es el que mejor refleja la ambigüedad filosôfica, el conflicto y la
contradicciôn que caracteriza al subgénero. En estas peliculas las protagonistas son amenazadas
por el sexo opuesto, pero se ponen a salvo al regresar al hogar o ser rescatadas por su amado.
Esto ûltimo le sucede a Esperanza, protagonista de Flor Silvestre. Sintetizando la debilidad
critico-realista que caracteriza al subgénero, esta pelicula ejemplar proyecta la Revoluciôn como
una amenaza, hace prevalecer la imagen de la esposa y madré sufridas sin participaciôn en el
mundo patriarcal (al margen de la historia), y también destaca la proyecciôn idilica de los dos
bandos y de los supuestos resultados positivos del movimiento. Este es el discurso nacionalista
de Esperanza, que abre y cierra el filme:
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esta basada en la no vela La negra Angustias (1946), de Francisco Rojas Gonzalez. No obstante,
como sucede con las adaptaciones, la directora convierte la novela en otro texto. Ella afirma
en una entrevista que, a pesar de los innumerables bloqueos y cortes que le fueron hechos a
su obra, ella logrô darle un mayor peso al discurso politico. Asimismo, confiesa que cortö
la novela a la mitad porque la protagonista pierde fuerza cuando se enamora (Burton 89). La
Angustias descrita por Landeta es un personaje de carâcter que se niega a casarse como las
demâs, acuchilla al hombre que intenta violarla y huye del pueblo para luego convertirse en lider
Zapatista. Asi, aunque discriminada y herida por su amado, logra recuperarse descubriendo que
México y la Revoluciôn la esperan (Burton 91). La cinta se tuvo que estrenar en Monterrey, ya
que el monopolio de distribuciôn del gobierno capitalino no permite su estreno en la capital,
pero se ven forzados a proyectarla en México por su enorme éxito en el norte del pais. La autora
finaliza su entrevista diciendo que la pelicula fue prohibida en varios paises latinoamericanos
por ser demasiado revolucionaria, y que en México, como de costumbre, la hicieron a un lado
en cuanto pudieron y la olvidaron (Burton 95).
Es preciso remarcar que el bloqueo del texto de Landeta todavia esta en vigor, ya que es
muy difïcil conseguirlo hoy en dia, aun con las enormes posibilidades del Internet. Obviamente,
no llega al pûblico comun como todavia le llegan cotidianamente por television las peliculas
comerciales de la generala. La ûnica promesa para un anâlisis independiente de la cinta se
encuentra en algunas Universidades del pais, pero también existen problemas administrativos de
préstamo fuera del Estado. Esta problemâtica vigente de acceso a la obra ilustra nuevamente la
forma en que el discurso colonial cinematogrâfico ha ejercido su poder por décadas, bloqueando
no solo la representaciôn de un personaje femenino revolucionario serio, sino la production,
direction, distribuciôn y exhibiciôn de una pelicula hecha por una mujer.
Ahora bien, la definitiva comercializaciôn y neutralization del cine de la Revoluciôn se lleva
a cabo en los cincuenta y se consolida en los sesenta a través de producciones mas comerciales,
râpidas y baratas que los melodramas. Sin embargo, por ser parte del canon cinematogrâfico
patriarcal, todavia son parte de la cultura de las nuevas generaciones. En estas tintas predominan
las figuras del héroe y la heroina revolutionaries.
Asi pues, llega al pûblico la protagonista revolucionaria en un gran nûmero de cintas
cargadas de propaganda patriôtica, idealista y folclôrica, que proyeetan al personaje Ueno de
carisma, algarabia y no pocas veces comicidad. Aqui el personaje ya no es pasivo e ingenuo
como en los melodramas, sino lo contrario. La generala es algunas veces activa, inteligente y
valiente, pero otras promiscua, viciosa y vulgar. No es sorprendente que en estos verdaderos
churros de la Revoluciôn la imagen de la revolucionaria es deformada y aun caricaturizada a
consecuencia especialmente de la exageraciôn del personaje agresivo y valentôn. Los ejemplos
mas relevantes de estas comedias-dramas sobre la guerrillera producidas y dirigidas por hombres
son: Pancho Villa y la Valentina (1955) y La cucaracha (1958), de Ismael Rodriguez; Juana
Gallo (1960), de Miguel Zacarias; y La Valentina (1965) y La generala (1970), de Juan Ibânez.
A pesar de que este subgénero es menos conservador y contradictorio que los melodramas,
ya que por lo menos se proyeeta la Revoluciôn como una causa légitima y necesaria, ni las
mejores producciones de la serie logran todavia una profundidad sociopolitica que explique
las causas y problemas del movimiento. En algunas cintas la propaganda nacionalista es
tremenda, en otras la Revoluciôn es solo un adorno, y en otras mas el simbolo se convierte en
excusa para una folclôrica historia amorosa. Ademâs, propios de la comedia ranchera, son rasgos
comunes la cantina, las canciones, los bailes, el alcohol y los albures, pero definitivamente
destacan el machismo y el hembrismo:
El personaje de Maria Félix (la marimacho como eje de la revuelta) va dominando, y el "revo-
lucionario cruel" deviene en personaje menor nunca prescindible pero ya alejado del primer
piano
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Asimismo, la cinta proyecta a la Revoluciôn como una causa légitima y necesaria, pero no la
idealiza ciegamente y se denuncian algunas fallas del movimiento:
JUANA GALLO: Esta mujer se esta muriendo de hambre. Trâiganle un vaso de leche
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JUAN A GALLO: ^Dönde estân los très hombres que fueron a regalar el maiz y el frijol? . . .
jSilencio! Los hambreadores del pueblo merecen morir, pero los que se
enriquecen con la sangre de los soldados de la Revoluciôn merecen mas
que la muerte. i Compléta los cincuenta cintarazos!
No obstante, y a pesar de estos logros, la producciôn no esta exenta del discurso colonial de
la élite patriarcal, por lo que todavia abundan la propaganda nacionalista y la superficialidad
critica que van mano en mano. El filme abre y cierra con "La marcha dragona", himno militar
que establece un inmediato tono nacionalista. La propaganda continüa con un discurso patriô-
tico que el coronel Velarde da ante la emocionada Angela, el mismo que reaparece al final,
reforzado con fotografïas y videos, sobre los supuestos logros del movimiento. Se enfatizan
"la responsabilidad, heroismo y sacrificio de las victimas de ambos bandos, en nombre del
progreso, libertad y mejor futuro para todos":
VELARDE: Y es que la suerte nos ha impuesto . . . una obligaciôn para los que nacerân
mafiana. Hacer una patria libre, hospitalaria, prôspera ... en donde los
pobres sean menos pobres
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a nuevos talentos, y se les exhorta a rescatar el cine nacional critico-realista sobre la Rev
"I formally invite all workers, now, to unite with the State, to produce films on the great
themes of the Mexican Revolution, to undertake social criticism, to initiate self-crit
Each of you must feel this with moral authority, aesthetic capability and imaginative f
that, together, all of us can be a better México" (Mistron 50). Estos jövenes directore
producir obras con un fuerte contenido histörico, politico y social durante los anos sete
poco parecidas a las de Fernando de Fuentes. Sin embargo, a pesar del rango de aquella
de la segunda etapa, las obras producidas dentro de la cuarta fase resultan mucho mas
en todo sentido. En ellas se enfoca la problemâtica revolucionaria de una forma polifa
combinando diversos géneros, estilos, sectores sociales, puntos geogrâficos, fases hist
perspectivas revolucionarias y aun contrarrevolucionarias, tanto locales como extranje
ejemplo, en varios filmes se proyecta una vision caôtica y desconcertante de la Revolu
donde la critica va dirigida a cualquier sector, revolucionario o no. En otros, se intenta
la imagen sublime del movimiento, pero denunciando analiticamente fallas y contradi
Algunos lanzan una vision del movimiento cristero desarrollado en el occidente del pa
1926 y 1929. Y en varios se destruye por completo el simbolo mitolôgico de la Revolu
rindiendo finalmente cuentas al mostrar sus verdaderos resultados en el México moderno.
A pesar de no pertenecer cronolôgicamente a la concreta cuarta etapa de los setenta, vale
la pena mencionar dos textos pioneros, de los pocos milagros critico-realistas que se logran en
este periodo: La sombra del caudillo (1960), de Julio Bracho, y La soldadera (1966), de José
Bolanos. Solo la segunda pelicula es relevante para este estudio, pero ambas ya representan
la vanguardia del nuevo cine latinoamericano, y nada tienen que ver con las formulas caducas
mexicanas de entonces. Ahora bien, dentro de la lluvia de magnificas producciones de los
setenta sobresalen: Reed, México insurgente (1970), de Paul Leduc; Emiliano Zapata (1971),
de Felipe Cazals; Zapata en Chinameca (1974), de Mario Hernandez; De todos modos Juan
te Hamas (1976), de Marcela Fernandez Violante; Cuartelazo (1976), de Alberto Isaac; y La
casta divina (1976), de Julian Pastor.
Résulta tremendamente significativo que en esta radical etapa, tampoco se les da cabida
a los diversos papeles que las mujeres desempenan en el movimiento social. Por increible que
parezca, en esta innovadora fase se le reconoce todavia menos que en el folclôrico periodo
anterior, ya que en todas estas cintas el personaje solo aparece como protagonista - aunque en su
traditional papel - en La soldadera y como personaje revolucionario muy menor en Cuartelazo.
La soldadera (1966) es una pelicula original que revoluciona completamente el género,
a pesar de que se concentra en el por demâs clâsico personaje femenino. A diferencia de todo
lo existente hasta entonces, esta cinta retoma la fase armada de una manera brutal. Se trata de
un texto casi mudo en bianco y negro, en el que la protagonista y los demâs personajes tienen
unas cuantas lineas. Sin embargo, se logra una imagen devastadora y completamente nueva
del movimiento; una imagen de pesadilla, sombria, incomprensible y primitiva. Desconcierto y
miedo acompanan tanto al personaje femenino como a todos los demâs a través de la historia.
El caos del filme desmitifica por completo la imagen de la Revoluciön que permea las très fases
anteriores. Se denuncian las terribles privaciones en los campamentos revolucionarios y los
participantes del movimiento no son ya aquellos fuertes, bravos y carismâticos personajes de
las fases anteriores, sino seres hambrientos, agotados, temerosos, y completamente ignorantes
de la politica revolucionaria.
Acabândose de casar, la protagonista y su esposo son arrastrados por la leva federal. Al
poco tiempo él muere y ella, nuevamente sin entender, termina en el bando revolucionario,
y se arrima por necesidad mutua a cualquier revolucionario. Haciendo honor a su nombre,
Lâzara es un personaje silencioso, débil y sin voluntad que literalmente se deja arrastrar por
los demâs. Por su parte, todas las otras soldaderas juegan brutalmente el papel de objeto de
trabajo y sexual de los revolucionarios, y son sumamente agresivas, al punto de matarse entre
si por la prenda saqueada.
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COMPANERO: Su padre, el licenciado Hernândez Arco, fue asesinado por Porfirio Diaz.
MARIA: Ya ve, mataron a mi papâ. Ya sé muy bien a lo que me arriesgo.
BELISARIO: Pues mucho gusto, Maria.
COMPANERO: ^Cuântas copias se pueden imprimir?
MARIA: Si seguimos trabajando hasta la madrugada . . . unas quinientas
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nueva serie sobresalen: El cometa (1999), de Marisa Sistach y José Buil; Los zapatos de Z
(2001), de Luciano Larobina; Los Ultimos Zapatistas: Hé roes olvidados (2002), de Fra
Taboada; El rostro oculto de Villa (2004), de Roberto Bolado; Zapata: El sueno del héroe
de Alfonso Arau; Pancho Villa, la Revolution no ha terminado (2006), de Francesco Tabo
México, 1910 La Revolution Espirita (2006), de Alejandro Fernandez Solsona; y, finalme
el relevante cortometraje Las mujeres en la Revolution Mexicana (2008), de la Comisiôn
las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revoluciôn
A pesar de la originalidad del texto que abre la etapa, El cometa (1999) es también u
pellicula en la que el movimiento social es un pretexto para concentrarse en otros tema
cualquier forma, la proyecciôn paralela del nacimiento del cinematögrafo y de la Revol
armada résulta muy innovadora. Ademâs, existe una protagonista fuerte e inteligente
hace un servicio a la gesta revolucionaria, ya que logra llevar un dinero a Madero, y ad
el desenlace sugiere que se une a la revoluciôn. La segunda pelicula de ficciôn de la serie
aporta nada de valor al présente anâlisis. Zapata : El sueno del héroe (2004) claramente h
eco a las mûltiples producciones de la comercial tercera etapa, la revolucionaria brilla p
ausencia, e imperan el folclore y el idealismo.
Dentro de los varios documentales que componen hasta ahora la quinta fase, la unic
que proyecta a la revolucionaria en sus polifacéticas funciones es el cortometraje de ûnic
siete minutos de duraciôn Las mujeres en la Révolution Mexicana (2008). De hecho
necesario enfatizarlo, dicho documentai es la unica muestra dentro de toda la amalgam
producciones que componen el eine de la Revoluciôn a través de cien anos que com
hablar de los diversos roles que las mujeres jugaron en el movimiento social. Este desfi
vidas de relevantes mujeres revolucionarias tiene que ser el principio de una serie de form
historias cinematogrâficas:
Las mujeres tuvieron una participaciôn mas nutrida y clave en la Revoluciôn Mexicana que l
que hasta ahora conocemos. Ademâs de las soldaderas, hubo centenares de mujeres alrededo
del pais que pelearon apoyando la causa desde otros frentes actuando como correos, enfermera
periodistas, luchadoras obreras, lideres feministas que entre 1910 y 1920 buscaban ya el derecho
de las mujeres al sufragio y a otras reivindicaciones como las laborales. (CCBCICR)
Conclusion
Se ha demostrado a lo largo de este trabajo como es que la funciôn social, politica y cultu
del cine de la Revoluciôn ha sido tan relevante en la construcciôn de la identidad nacional
mexicana a partir de 1910. Es por demâs obvio que el discurso de dicha identidad nacional,
promovida principalmente por la cinematografïa, résulta colonial, dado que se trata de un
discurso estatal, burgués y patriarcal. Se entiende ahora el papel clave que ha jugado este medio
artistico y de comunicaciôn masiva en la promociôn de la ideologia y la agenda patriarcal en
cada fase histôrica, siendo parte intrinseca de dicha agenda el establecimiento y la promociôn
de los papeles sociales permitidos para cada género.
Se debe recordar que la construcciôn de la identidad nacional postrevolucionaria tenia que
calmar a una poblaciôn fragmentada y terminar completamente con la guerra civil, y para esto
debian reflejarse a través de los medios de comunicaciôn las preocupaciones e ideales tanto
de hombres como de mujeres. Desafortunadamente, se terminô implantando y promoviendo
ûnicamente la agenda patriarcal. El status quo (al que pertenecen los cineastas) se asegurô
entonces de implantar su ideologia en lo mâs profundo de los habitantes a través del medio
con mayor alcance, definiendo claramente los roles tradicionales permitidos a las mujeres:
"valores con los que ha contribuido el cine para conformar lo imaginario colectivo de un
pueblo, y en particular los papeles y las identidades de género" (Bartra 13). Para calmar un
poco al sector femenino mâs consciente, poco después de la época cardenista del siglo pasado,
les fueron otorgados a las mujeres ciertos derechos sociales, como el voto. Sin embargo, se
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trataba simplemente de "darles atole con el dedo", ya que al mismo tiempo se neutralizaba la
supuesta emancipation femenina a través de todos los medios de comunicaciön, promoviendo
continuamente el discurso mitolôgico colonial. Obviamente, en dicha agenda colonial no
encajaba la proyecciôn de mujeres revolucionarias, inteligentes y valientes que habian servido
en la contienda a todos niveles, porque ello fortaleceria y motivaria a dicho sector. Los valores
de la identidad nacional construida tenian que cooperar completamente para mantener a las
mujeres en su lugar traditional, lejos del mundo masculino y revolucionario. Asi, los derechos
otorgados al sector femenino debian ser cuidadosamente balanceados y aun neutralizados para
que las mujeres no olvidaran sus papeles tradicionales: "La idea del "eterno femenino" seguia
siendo el modelo de la moral social, y si bien se trataba de alentar a las mujeres, sus nuevas
alas se hallaban perfectamente recortadas para que no se alejaran demasiado de casa" (Tunön
176). Como es posible concluir, la falta de una representation cinematogrâfica justa y honorable
de la mujer revolucionaria mexicana a través de cien afios se ha debido a que simplemente no
era conveniente para el status quo patriarcal reconocer tan relevante participation a través de
ningün medio, y mucho menos a través de la poderosa cinematografïa. Promover el desarrollo
del sector femenil no encajaba con su ideologia y sus ideales, por demâs tradicionales, y no iba
a colaborar para que las mujeres descuidaran el hogar e invadieran su mundo.
Se ha cuestionado el discurso colonial hegemönico prédominante en un siglo de produc-
tions sobre la Revoluciôn Mexicana, y se ha contestado a dicho discurso, documentando
las causas y los medios a través de los cuales el estatus quo manipulé, deformô y bloqueô la
information sobre la imprescindible y multifacética fùnciôn que las mujeres mexicanas llevaron
a cabo en uno de los dos movimientos sociales mas relevantes del siglo XX en el continente
americano. Asi pues, recordando que los mitos son parte integral del discurso colonial que se
ha cuestionado, son faciles de entender las omisiones, exageraciones y deformaciones que
permean el tema principal de este estudio: la casi nula representation de la mujer revolucionaria
en el cine mexicano.
Acercândonos una vez mas a los lineamientos postcoloniales que estipula Walter Mignolo,
se espera que el présente estudio haya cuestionado y respondido al discurso patriarcal de la
cinematografïa mexicana. Asimismo, se espera también que funcione como mecanismo de
defensa y forma de resistencia contra dicho discurso hegemônico. Y finalmente, se confia en
que este anâlisis postcolonial haya puesto su grano de arena y marque un lugar diferente de
enunciation para llevar a cabo la descolonizaciôn intelectual y la reorganization del Saber.
Para finalizar, se cree sinceramente que la cinematografïa posee enormes posibilidades para
recrear en amenas peliculas - no solo documentâtes - diversos personajes femeninos histôricos,
revolucionarios y carismâticos. Es urgente que tanto los cineastas como los historiadores y los
criticos se ocupen en una misma y ardua tarea de documentation de los variados e imprescin-
dibles rotes que las mujeres desempenaron en la que también fue su Revoluciôn Mexicana.
NOTA
1 Para un panorama general sobre las teorias y estudios postcoloniales mâs relevantes de critico
relacionados con el Oriente y el extremo Occidente, favor de consultar Guerrero.
OBRAS CITADAS
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