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Introducción
Cuando pensamos en el gozo, hay varias preguntas que uno podría hacerse, como
¿Qué es el gozo?
¿De dónde proviene?
¿Cuáles son sus características?
¿Cómo lo obtenemos?
¿Y si lo tenemos, cómo evitamos perderlo?
¿En qué ocasiones relatadas en las Escrituras las personas experimentaron gozo?
¿Qué es lo que Dios espera de nosotros en relación al gozo?
Contenido:
Definición
El gozo se traduce como alegría o regocijo en distintos pasajes. Las palabras en hebreo
son varias y en griego es chairo, que tiene similitud con chara (gracia). Es decir, el gozo
tiene relación con nuestra recepción de la gracia de Dios. Cuando recibimos y
disfrutamos de su gracia, experimentamos el gozo.
Podríamos decir entonces que el gozo es un deleite, una satisfacción interior, una
especie de alegría inmensa en el corazón que se desborda y nos mueve a agradecer a
Dios por los favores recibidos de su mano, los cuales son inmerecidos. Es decir, que
Dios, en su misericordia y bondad, nos ha dado bendiciones buenas, santas, justas y
preciosas, las cuales nosotros no merecemos.
Origen
Esto también responde a la pregunta acerca del origen del gozo, pues es un don de
Dios. Puntualmente es un don o fruto del Espíritu Santo en nosotros, tal como lo dice
Pablo en Gál 5:22-23. “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del
Padre de las luces” (Stg 1:17).
Esto implica por un lado que el gozo es algo divino. De hecho, Dios mismo se goza:
o “Jehová está en medio de ti… Se gozará sobre ti con alegría… se regocijará
sobre ti con cánticos” (Sof 3:17)
o “Jesús se regocijó en el Espíritu” (Lc 10:21)
Situaciones y personas
En cuanto a las personas que se gozaban en las Escrituras, hay variedad de situaciones. Hay
acontecimientos como:
Sociales o familiares:
o Nacimientos o bodas
Todas estas circunstancias felices llevaron a las personas a experimentar gozo, pero no siempre
el que viene de Dios, sino de las mismas circunstancias.
Pero hay un gozo que tiene una fuente en Dios, que está por encima de todas estas cosas
circunstancias.
Es de origen divino
Es inefable, no se puede expresar con palabras
Es trascendental, va más allá de nosotros mismos
Es abundante, como la vida abundante que nos promete Jesús
22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron
azotarles con varas. 23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel,
mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 24 El cual, recibido este mandato, los
metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. 25 Pero a medianoche,
orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. 26 Entonces sobrevino de
repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al
instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
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Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los
consolaron, y se fueron.
Lo que padecieron:
Oraban
Cantaban himnos a Dios
Consolaron a los hermanos al salir de la cárcel
Conclusiones