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LOCVS AMŒNVS 2, 1996 15-30

Ciudades escatológicas fortificadas.


Usos perspectivos en
los beatos de Girona y Saint-Sever

Gerardo Boto Varela


Universitat de Girona
Departament de Geografia, Història i Història de l'Art
Plaça Ferrater Mora, 1
07071 Girona. Spain

Resumen
Algunas de las representaciones urbanas diseñadas en los beatos de Girona y Saint-Sever difieren
de los modelos aplicados en las distintas familias de Apocalipsis altomedievales. Esta originalidad
se debe al tipo de perspectiva considerado –proyección vertical de elementos como indicio de
virtual profundidad– a la hora de confeccionar las imágenes de los dos paradigmas cristianos de
ciudades escatológicas, la Jerusalén Celeste y Babilonia. Este trabajo especula en torno a los
antecedentes y consecuentes de estos infrecuentes usos perspectivos y las causas que hicieron
factible su empleo en Hispania y Gascuña. Un nuevo registro, obviado por la historiografía hasta
el momento, queda incorporado a la nómina de villas fortificadas paleocristianas y altomedievales.
Se ha pretendido responder, además, al interrogante que pendía sobre la existencia de un arquetipo
antiguo para las imágenes miniadas mozárabes de proyección vertical, dada la trascendencia que
ello podría haber tenido en la arquitectura románica poitevina.

Palabras clave:
perspectiva simbólica, ciudades escatológicas, miniatura altomedieval hispana.

Abstract

Eschatological Fortified Cities. Perspective Uses in the Beatus


of Girona and Saint-Sever.
Some of the urban representations designed in the Beatus of Girona and Saint-Sever differ from
models used in the others families of Early Medieval Apocalypses. This original feature appears
as a result of the chosen perspective –vertical projection of elements as a simulation of virtual
depth– in the images of the most important cities in the eschatologic christian thought: Heavenly
Jerusalem and Babylon. This research study feasible previous connections and consequents of
this kind of perspective and the causes of its use in Hispania and Gasconia. A new record is
presented here to be included in the schemes of architectural representation in early Medieval
Art. Therefore, is offered a possible answer for an archetype of vertical perspective in Mozarabic
illumination, with possible consequences in Poitou romanesque architecture.

Key words:
symbolical perspective, eschatological cities, Hispanic early medieval illumination, Beatus.
16 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Gerardo Boto Varela

D
esde sus orígenes, la escatología cristiana tación, más que ninguna otra contemporánea, se * Quiero dejar constancia de mi
reconocimiento a Nunci Herreras
sintetizó el triunfo divino del Último Día desenvuelve en un sentido centrífugo: parte del por la paciencia y el esfuerzo inver-
en la Jerusalén Celeste o Jerusalén Nue- Cordero, el Ángel y San Juan –vistos frontalmente tidos en la elaboración de este tra-
bajo. A ella va dedicado. Así mis-
va, residencia definitiva de Dios con los hombres en el centro cuadrado de la ciudad– para pasar a los mo, agradezco al profesor J. Yarza
justos1. Dado que esta morada de extracción apoca- apóstoles alineados bajo arcos en los cuatro costa- sus agudas y oportunas observa-
ciones. Este texto fue presentado
líptica simbolizaba la esperanza tras el final de los dos. Estos flancos se coronaron ocasionalmente con como comunicación al IV Curso
tiempos, necesariamente hubo de contar con una merlones escalonados islámicos (Beato de Magius) de Cultura Medieval. La fortifi-
cación medieval en la Península
traducción plástica desde la época paleocristiana2. A o con ángeles (Beato de Saint-Sever). La ciudad, Ibérica (Aguilar de Campoo, sep-
pesar de que el Libro de la Revelación no menciona vista ahora desde el interior, se asemeja más a un tiembre de 1992). La publicación
de sus actas resulta incierta, de ahí
otro elemento de su cinta muraria que no sean las claustro que a una urbe6. La disposición radial de que mi estudio aparezca ahora
doce puertas, las representaciones incluidas en los personajes bajo las arcadas, particularidad hereda- aquí. Al original únicamente se
han añadido, al margen de en-
ciclos apocalípticos ilustrados altomedievales da del mundo antiguo, refuerza aquí la suspensión miendas sintácticas, puntuales
muestran a la Ciudad Santa como una fortificación, de jerarquías y axialidad7. referencias bibliográficas como
las de O. GRABAR o J. WILLIAMS
protegida por una muralla almenada jalonada de Aunque el esquema se registra tempranamente de las notas 16, 26 y 53.
torres. De este modo queda acentuado un inédito en el Imperio Nuevo egipcio8 (figura 2), fue una
1. I. EHRENSPERGER-KATZ, «Les
carácter defensivo que encuentra su estímulo en formulación arquetípica romana la que sirvió de representations de villes dans
unas circunstancias históricas o teológicas antes que pauta a la miniatura medieval9. Se ha barajado, sin l’art Chrétien avant l’an mil»,
L’information d’Histoire de l’art,
en una fidelidad textual3. embargo, la posibilidad de que la iluminación 3, 1964, p. 130-132. Sobre el tema
La Ciudad del Cordero «tenía un muro gran- hispana hubiese conectado con el paradigma de la Jerusalén Celeste véanse las
siguientes obras monográficas: H.
de y alto y doce puertas» (XXI, 12) y «estaba asen- tardoantiguo a través de determinados códices F. RESKE, Jerusalem caelestis.
tada sobre una base cuadrangular y su longitud bizantinos ilustrados en el momento de la recupe- Bildformeln und Gestaltungs-
munster, Göppingen, Alfred
era tanta como su anchura» (XXI, 16). De todos ración iconódula, copias a su vez de otros ejem- Kümmerte, 1973; M. T. GOUSSET,
los modelos empleados en los Apocalipsis euro- plares de los siglos VI y VII10. Mientras que en Iconographie de la Jerusalem
Céleste dans l’art médiéval occi-
peos para visualizar esta imagen, fue la fórmula Hispania se trata, como en otras regiones del anti- dental du IX à la fin du XII siècle
diagramática propia de los beatos la que conservó guo Imperio romano, de un motivo de extracción (Thése de 3e. cycle, ms. dact.), Uni-
versidad París IV, 1978; M. L. GATTI
una mayor adhesión al texto juanino4. Se trata de musiva de carácter ornamental11, en Bizancio ilustra PERER (ed.), La Gerusalemme ce-
un tipo de representación en el que la conjunción una iconografía bíblica12 (figura 3). El perímetro leste. La dimora de Dio con gli
uomini (Ap. 21,3). Immagini della
híbrida de los puntos de vista frontal y en planta, de columnas abatidas que en determinados manus- Gerusalemme celeste dal III al XIV
propia de la perspectiva cartográfica, dio como critos posticonoclastas custodiaba el Tabernáculo secolo (en adelante La Gerusa-
lemme celeste), Milán, Universita
resultado una composición ya célebre: un patio del Desierto vendría a relacionarse, según Künhel, Cattolica, 1983 (que recoge un
cuadrado central desde cuyos márgenes divergen, con la configuración hispana de la Jerusalén Nue- catálogo exhaustivo de imágenes
medievales que representan la Je-
abatidas, cuatro arquerías triples que hacen las ve- va, de un modo semejante a como se conectarían, rusalén Celeste); B. K ÜHNEL ,
ces de los muros urbanos5 (figura 1). La persegui- por analogía y prefiguración, ambos santuarios13. From the Earthly to the Heavenly
Jerusalem. Representa-tions of the
da visualización directa y simultánea de todos los Esta misma perspectiva de muros desplomados Holy City in Christian Art of the
elementos, del interior y del exterior del recinto, reaparece en la representación de otros templos First Millenium, Friburgo, 1987.
En estas obras se detalla la biblio-
dañó en cambio la verosimilitud de la imagen y su sagrados tan distintos como distantes. Durante si- grafía referida al tema en cuestión.
coherencia analítica, impidiendo la recuperación de glos, y sobre variados soportes, las mezquitas de
la misma desde parámetros lógicos. Esta represen- La Meca y Medina se representaron en el arte islá-
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Figura 1.
Jerusalén Celeste. Beato de
Fernando I. Madrid, Biblioteca
Nacional, vitr. 14-2, f. 253v.

Figura 2.
Jardín. Papiro egipcio del
Imperio Nuevo. Londres,
British Museum.

2. Hacia el 270 se pintaba en el 5. La tradición arquitectónica clá-


romano Hipogeo de los Aurelios sica, leáse Vitruvio, contemplaba
una Jerusalén Celeste cuadrada. una terminología específica para
La Gerusalemme celeste, nº cat. la representación edilicia: ortrho-
1. Sobre esta pintura y otros ejem- graphia aludía a la imagen del
plos de cronología temprana, F. edificio en alzado e ichnographia
BISCONTI, «Le rappresentazioni al edificio en planta. Las imágenes
urbane nella pittura cimiteriale de ciudades de forma cuadrada o
romana: dalla città reale a quella cuadrangular en ningún momen-
ideale», Actes du XIe Congrès to estuvieron monopolizadas por
International d’Archeologie los beatos: existe en otros casos
Chrétienne (Lyon, Vienne, Gre- como el mencionado Hipogeo de
noble, Ginebra y Aosta, 1986), los Aurelios (ca. 270), San Pietro
Roma-Ciudad del Vaticano, 1989, al Monte de Civate (finales del si-
p. 1305-1321, esp. 1314 y s. glo XI), cuatro ejemplares de la
Psicomaquia de Prudencio (fina-
3. El almenado de las arqui- les del IX y X), el manuscrito de
tecturas en relación con la ame- Eton (siglo XIII) y la miniatura del
naza hostil en ciertas zonas en I. Nuevo Testa-mento,Vat. Lat. 39
EHRENSPERGER-KATZ, «Les re- (primera mitad del XIII). Todas se
presentations de villes», op. cit., recogen en La Gerusalemme ce-
p. 132. En contra de esta hipóte- leste con los números de catálo-
sis Y. CHRISTE, «Et supermuros go 1, 2, 129, 31 y 60. Por lo que
eius angelorum custodia», respecta al templo de la Sabidu-
Cahiers de Civilization Médiévale ría de la Psicomaquia, su repre-
(en adelante CCM), XXIV, 1981, sentación no difiere excesivamen-
p. 176 cree que la Jerusalén Nue- te según B. KÜHNEL (From the
va se dotó de guardianes y mu- Earthly to the Heavenly Jerusa-
rallas dado que los soldados del lem, p. 150) de la Jerusalén Ce-
arcángel debían velar por la be- leste de Civate. En todo caso la
nignidad de las pruebas que apor- descripción dada por Prudencio
ta la Iglesia peregrinante. es asimilable a la juanina. El mo-
delo in quadro posita de los tem-
4. De este modo se aproximan las plos de la Sabiduría patentiza la
lecturas visual y literal, al tiempo supervivencia de la cinta muraria
que se facilita su fijación mnemo- urbana de planta cuadrada del
técnica. M. MENTRE, «Espace et Bajo Imperio. Compárese ahora
couleur dans les Beatus de Xe. el templo de la Psicomaquia de
siècle», Cahiers de Saint Michel Leyden –Universiteitsbiblio-
de Cuxa (en adelante CSMC), 15, theek, ms. burm. g. 3, f. 148v.– con
1986, s. p. J. FONTAINE, L’art la ciudad celestial del Hipogeo de
mozarabe, La-Piere-qui-Vire, los Aurelios mencionada en la n.
1977, p. 323. Véanse, más genéri- 2 supra. En este sentido, Y. CHRISTE,
camente, A. M. M UNDO y M. «La cité de la Sagesse», CCM,
SÁNCHEZ MARIANA, El comenta- XXXI, 1988, p. 29-35, cree que
rio de Beato al Apocalipsis. Catá- se podría modificar ligeramente
logo de los códices, Madrid, 1976. el esquema de repartición de fa-
H. S TERNLIN , Los Beatos de milias apocalípticas de Klein,
Liébana y el arte mozárabe, Ma- dado que en la cuarta –la corres-
drid, 1983. Los Beatos (catálogo pondiente a los beatos– existirían
de exposición Europalia’85. Es- hitos no tan ajenos a la tradición
paña), Bibliothèque Royale clásica como en un principio se su-
Albert I, Bruselas, 1985. puso. Constituyen dos aportacio-
nes al tema de la ciudad cuadrada
ideal los trabajos, no consultados
por nosotros, de W. MÜLLER, Die
hielige Stadt. Roma quadrata,
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himmlische Jerusalem und die la Antigüedad previos al denomi-


Mythe von Weltnabel, Stuttgard, nado segundo estilo pompeyano
1961 y TAÜBLE, E., «Roma quadrata en La perspectiva como forma
und Mundu», Mitteilungen simbólica, Barcelona, Tusquets,
Deutsch Archäologisch Institut, 1973, n. 24, p. 80 y s. (ed. orig.
Römisch Abteilung, 41, 1926, p. Leipzig-Berlín, B. G. Teubner,
212. En cualquier caso, ya desde 1927). La primera época arcaica,
los primeros momentos el carác- que abarcaría, salvo excepciones,
ter sacro de las estructuras arqui- los estilos del antiguo Oriente y
tectónicas cuadradas fue sancio- una parte considerable de la ce-
nado por la patrología. Isidoro rámica de figuras negras, hace uso
parafraseaba a Euquerio, el com- de la planta y el alzado combina-
pilador de san Agustín, cuando dos, como ocurre en las represen-
pretendía explicar la morfología taciones egipcias de jardines.
cúbica del Arca de Noé, construi- Ibídem, fig. 16. (Más abajo men-
da a base de lignis quadratis, ciono el otro posible uso combi-
como un símbolo de la perfección natorio.) Se deduce que, en lo re-
de los santos que componen la ferente al empleo de perspectivas
Iglesia. En este contexto se coherentemente construidas, el
retoma la idea vitrubiana del mundo clásico supuso un parén-
Homo quadratus como imagen tesis de flancos temporales simé-
de la virtud perfecta. E. DE tricos: algunos de los más arbitra-
BRUYNE , Estudios de Estética rios modos de composición –pro-
Medieval, Madrid, 1958, vol. I, p. pios de las áreas periféricas del
96-98 y 275-278. mundo romano– reaparecieron
en territorios marginales del Im-
6. Sobre las consideraciones perio una vez desvirtuado aquel
escatológicas aplicadas a los claus- «naturalismo» (espacio interior
tros, M. MENTRE, «L’Apocalypse cerrado y configurado en profun-
dans les cloîtres du Midi», didad) que otorgó carta de natu-
CSMC, 7, 1976, p. 103-121. El raleza al arte «oficial». Figura 3.
esquema no era desconocido en El tabernáculo en el desierto. Cosmas Indicopelustes. Roma, Vat. Gr. 699, f. 49.
la Inglaterra del siglo XII, como lo 9. Un caso de perspectiva híbrida,
demuestra la miniatura que deta- donde dos puntos de vista se su-
lla el plano de la Iglesia de Cristo perponen sobre una sola imagen
de Canterbury, datada hacia 1165. en un marfil bajo imperial, quizá
Fue insertada con posterioridad del siglo IV, conservado en el Mu-
como folio suelto en un salterio seo Vaticano que representa las
de Canterbury –Eadwine Psalter– carceres y una puerta de circo en
conservado en la Trinity College el fondo de una carrera de caba-
Library, ms. 110, f. 284v. Se re- llos. Reproducido en N. DUVAL,
produce en V. JANSEN, «Round «La représentation des monu-
or Square? The axial towers of the ments dans l’Antiquité tardive. A
abbey church of Saint-Riquer», propos de deux livres récents»,
Gesta, XXI/2, 1982, p. 83-90, fig. Bulletin Monumental, 138, 1980,
5. C. M. KAUFFMANN, Romanesque fig. 8. (En este artículo se relacio-
manuscripts 1066-1190, Londres, na una buena parte de la biblio-
1975, nº cat. 68, p. 96-97, fig. 181. grafía relativa a la representación
Por otro lado, las posibles rela- de arquitecturas en la Baja Anti-
ciones entre las imágenes de estas güedad.) Un mosaico del IV cus-
Jerusalenes hispánicas y determi- todiado en el mismo museo
nados edificios reales coetáneos muestra un templo con el dispo-
han apuntado hacia el Westwerk sitivo de columnas peri-metrales
de Corvey –primera formulación abatidas, B. KÜHNEL, From the Figura 4.
arquitectónica europea que se Earthly to the Heavenly Jerusa- Certificado de peregrinaje islámico: el monte Arafat y los alrededores de la Meca; la mezquita de la Ka’ba;
ciñe a la descripción apocalíptica, lén, fig. 47. la mezquita de Medina; Jerusalén.
al tiempo que supone una nueva
consideración al respecto dentro 10. La perspectiva cartográfica
del mundo carolingio–, el pórti- aparece en el salterio Pantocrator
co de Saint-Benoît-sur-Loire, la 61, f. 165r. y en el Cosmas Indi-
tribuna de Saint-Savin-sur- copleustes, Vaticana gr. 699, f. 49r. Pompeya. En el extremo oriental gr. 699, f. 52. B. KÜHNEL, From tabernáculo y los muebles para el
Gartempe y aun con el piso alto Reproducidos en S. DUFRENNE, del Mare Nostrum también se the Earthly to the Heavenly Je- sacrificio», f. 46. KÜHNEL da un
de la torre occidental de Moissac. «Une illustration historique emplea el recurso del abatimien- rusalén, p. 152 y s. y figs. 118-121. paso más al intentar relacionar
Véase M. ROSSI y A. ROVETTA, inconnue, du psautier du Mont to a la hora de representar edifi- Pero mientras que en el salterio tabernáculo-templo-Jerusalén
«Indagini sullo spazio ecclesiale Athos, Pantocrator nº 61», caciones, como deja constancia el el espacio intercolumnario está Celeste cuando introduce en su
immagine della Gerusalemme Cahiers Archeologiques (en ade- conocido paradigma sirio de vacío, en el Cosmas se distribu- discurso el Codex grandior de
celeste», La Gerusalemme ce- lante CA), XV, 1965, p. 83-96. Madaba con su particular imagen yeron doce cuadrados en torno a Casiodoro. Añade que las con-
leste, p. 92. de la stoa de Jerusalén. uno mayor donde se alojan las comitancias textuales entre las
11. Se trata de un mosaico fecha- doce tribus. Este autor cree que descripciones de Ezequiel y de
7. A pesar de trarse de un con- do en el siglo II. La cenefa de tipo 12. En el primero de los casos re- la relación con los beatos se ca- Juan ya fueron señaladas por Orí-
texto esencialmente distinto, un arquitectónico representa un feridos en la n. 10 supra, se ilus- nalizaría a través de otros genes a fin de reafirmar la auten-
ejemplo de continuidad de esta cuadripórtico con columnas, ar- tra el salmo CXIII, 12-16. David Octateucos (Smyrna, A-1, f. 158 ticidad del Antiguo Testamento.
fórmula perspectiva en un David cos y frontispicios. A. RECIO, dialoga con un iconoclasta y y Vat. gr. 746, f. 331). Sin embar- Contra Celsum, VI, 23, PG, 11,
sentado y rodeado por un muro «Una villa romana en Martos», Beseleel, el constructor del tem- go, en ellos las imágenes de la tra- 1326. Cfr. KÜHNEL , From the
almenado en el que se abren puer- Actas del XII Congreso Nacional plo. Elogia la obra de éste, en vesía por el desierto parece más Earthly to the Heavenly Jerusa-
tas en las cuatro direcciones de Arqueología, Jaén, 1971, p. cuyo interior el arca es custodia- bien una distribución estratégica lén, p. 156. Lo cierto, en cambio,
(Dijon, Bibliothèque Municipale, 625-638. Habría que añadir tam- da por querubines. S. DUFRENNE, en torno al tabernáculo durante es que Orígenes no vincula am-
ms. 14, f. 13v., 1098-1109). H. bién los ejemplos de Conimbriga, L’illustration des psautiers grecs la marcha. Entiendo que, al mar- bas imágenes sino que las enume-
STEGER, David rex et propheta, Córdoba y Mérida (Alcazaba). du Moyen Age (Pantocrator 61, gen de las diferencias compositivas, ra sucesivamente. En cualquier
Nüremberg, 1961, nº catálogo 57, Para la práctica musiva peninsu- Paris grec 20, British Museum las implicaciones dinámicas de la caso, se trata de un esquema
p. 235-236 y lám. 20. lar, véase el sólido estudio de M. 40731), París, 1966, p. 34-35, fig. peregrinación judía se oponen al compositivo, existente desde el
GUARDIA, Los mosaicos de la An- 26. Esta ilustración del siglo IX sentido estático de la Jerusalén siglo IV, que ha sobrevivido a lo
8. J. B ALTRUSAITIS, Reveils et tigüedad tardía en Hispania. Es- podría haberse inspirado en el Nueva. En cambio, el esquema largo de los siglos incorporándo-
prodiges, París, Flammarion, tudios de iconografía, Barcelona, modelo empleado en la copia, del Cosmas se registra con esca- se a distintas iconografías. Supo-
1988, p. 124 y s. y fig. 13A del cap. 1992. Un ejemplo más de este también del IX, del Cosmas Indi- sas variantes en el Hortus Delici- ne la universalidad de un motivo,
4. En una documentada síntesis, desplome de arquitecturas que se copleustes –original del VI– en el arum, A. CARATZAS (ed.). Notas algo a lo que vuelvo al final de este
E. PANOFSKY trazó la evolución registra en la península Itálica es que se representa el tabernáculo de A. STRAUB y G. KELLER, New texto. En relación con el templo
de los usos perspectivos durante el mosaico del laberinto de de Dios en el Desierto. Vaticano, Rochelle, 1977, lam. XV bis: «El de Ezequiel no resultan tangen-
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mico de acuerdo con la fórmula tardorromana14 ciales las ilustraciones aplicadas a reducida ésta a una mención de doce puertas de la ciudad y los
la exégesis de Richard de San la cúpula de la Roca. En los tem- doce apóstoles como viene deno-
(figura 4). Arcos alineados bordean el perímetro Victor sobre el texto bíblico. El plos de las otras dos ciudades san- tado en los beatos, entre otras
del shan y, en algunos casos, dan lugar a la sala de templo se concibió como un edi- tas los patios se delimitan por ar- obras medievales, en S. MORALEJO,
ficio fortificado, en cuyo frente se cos abatidos en las cuatro direc- «Ars sacra et sculpture monu-
oración. Quedan distribuidos aleatoriamente en su suceden en altura diversos pisos. ciones según el esquema conoci- mentale romane: le trèsor et le
interior otros edificios, árboles o el mínbar. Los En un sentido de estricta vertica- do. Los esquemas de representa- chantier de Compostelle», CSMC,
lidad han de interpretarse los ar- ción de estos certificados, aun 11, 1980, p. 189-238. En la n. 167
minaretes pueden orientarse radialmente o hacia cos proyectados por la miniatura cuando no deben nada al ojo del relaciona otros ejemplos euro-
la parte superior de la composición. No falta, ade- (sobre esta cuestión abundo en la pintor, a su experiencia o a su sen- peos al respecto.
n. 30 infra). En relación con las sibilidad, incorporan una volun-
más, una alusión a la parte esencial del templo: la miniaturas mencionadas, véase W. tad de demostración y enseñanza 18. La representación arquitectó-
cúpula que destaca en la parte superior de la ima- CAHN, «Architectural drafts- apoyada en observaciones direc- nica también sufre el paso hacia
manship in Twelfth-Century tas. Ibídem, p. 221. En esa leve la tardoantigüedad: desaparece la
gen corresponde al mihrab, motivo sobresaliente Paris: The illustrations of Richard pretensión de verosimilitud, si ordenación sucesiva de elementos
que confiere axialidad a este tipo de imágenes en of Saint Victor’s Commentary on bien conducida a través de fórmu- dentro de un espacio, propia del
Ezequiel’s Temple Vision», Ges- las simplificadas y repetitivas, radi- mundo clásico, en favor de otra
las que se conjuga también la visión frontal y en ta, XV/1-2, 1976, p. 247-254, fig. 2. ca la diferencia más sustancial con regida por la superposición y la
planta. La representación islámica de «ciudad des- los catálogos tardorromanos. Otro contigüidad. E. PANOFSKY, Pers-
13. Éxodo XXV, 9 y 1 Crónicas, ejemplo de esta perspectiva carto- pectiva, p. 30. Apunta otro modo,
plomada» más antigua que conozco data del siglo XXVIII, 19. En el Apocalipsis gráfica en la ilustración de Ahmad distinto al mencionado en la n. 8
XIII, pero cabe la posibilidad de que existiesen ejem- judío la Jerusalén Celeste también Musa en el siglo XV: Malerei der supra, de combinar las fragmen-
aparece (Enoch, XC, 29a). Juan, Mongolen de Ipsiroglu, Miscell. tadas ilustraciones arquitectóni-
plos de esta particularidad desde la conquista del sin embargo, es completamente Coll. H 2154 de la biblioteca cas en el mundo «arcaico»: la su-
mundo romanizado15. También en este caso la ci- ajeno a esta literatura rabínica del Topkapi, f. 107v., reproducido en perposición de alzados que gene-
primer período. La concordancia E. ESIN, «Al-Qubbah Al-turkiyyah. ra un escalonamiento vertical,
vilización musulmana habría asimilado la herencia entre el tabernáculo, morada de An essay on the origins of the interpretable en términos de se-
de la Antigüedad. En las regiones de Siria-Palesti- Dios con Israel, y la Jerusalén, architectonic from of the funerary riación lineal en altura. También
Morada de Dios con los hombres, monument», Atti del terzo con- en la Antigüedad se emplearon
na, tan nutridas de todo lo mediterráneo, el islam se encuentra también en Andrés greso di studi Arabi e islamici, disposiciones perspectivas que no
DE CESAREA, PG, 106, 425 y 356. Nápoles, Instituto Universitario diferirían en exceso de las medie-
halló y adquirió la parte más sustancial del bagaje
Esta concordancia exegética no Orientale, 1967, p. 281-309, fig. vales que abordo aquí, dado que
plástico y cultural helenístico. Por esta razón pue- fue, en cambio, ratificada por los XIX. A finales del siglo XVI corres- Luciano, ante una pintura con-
de constatarse en la miniatura musulmana la pre- comentaristas latinos. JERÓNIMO ponden las ilustraciones de la temporánea de Zeus, se sentía
consideraba la Jerusalén única- «Guía de dos lugares sagrados: desconcertado por el hecho de no
sencia de una cantidad considerable de los esque- mente en función de la Iglesia de Makkah y Medina», autógrafo de saber si una figura en relación con
mas arquitectónicos distribuidos también por el Cristo. PL, Suppl. I, 167-169. Ghulam Ali, Jumali II, reprodu- otra se encontraba, no sólo más
Casiodoro elimina incluso todo cidos en The unity of islamic art, atrás, sino simultáneamente más
Occidente medieval. comentario al tabernaculum Dei Kent, King Farsal Foundation, arriba. L ESSING, Antiquarische
cum hominis. PL, 70, 1416. Cfr. 1985, nº. 52 del catálogo. Con Briefe, IX, crf. PANOFSKY, op. cit.,
M. M ENTRE, «L’image de la idéntica composición, aunque en p. 83. Como ocurría en la imagen
* * * Jérusalem céleste dans l’Icono- un momento tan tardío como el tipológica de los muros desplo-
graphie des XIe. et XIIe. siècles», en siglo XVII, son dos cerámicas con- mados, esta proyección vertical
D. P OIRION (ed.), Jérusalem, servadas en el Louvre con el nú- también cuenta con un preceden-
A pesar de lo mencionado más arriba, existe un Rome, Constantinople. L’Image mero 3919/2-243 y 3919/2-244, te egipcio: en una pintura mural
ejemplo de Jerusalén Celeste en la llamada minia- et le mythe de la ville, París, 1986, reproducido en L’Islam dans les se superponen hileras de árboles
p. 19 y n. 17-20. Ante esta diver- collections nationales (catál. de que no impiden la visión de pe-
tura mozárabe que difiere del resto. La particula- gencia, la imagen de los beatos, expos.), París, 1977, figs. 210 y queños estanques cuadrados en
ridad, registrada en el Beato de Girona16, no ha sido presente también en salterios y 211. toda la superficie y un gran espa-
octateucos orientales, podría re- cio vacío en el centro. Una repro-
reseñada, sin embargo, por la historiografía (figu- flejar una tipología antigua de la 16. Girona, Biblioteca de la Seu, ducción en A. M. MARTÍNEZ, «El
ra 5). La imagen, actualmente mutilada, se desplega- Jerusalén junto a conceptos poco ms. 7, f. 230v. La ilustración con- Jardín monástico medieval (siglo
explícitos de la exégesis e icono- tinuaba en el recto del desapare- IV-XI)», Codex Aquilarensis, 7, 1992,
ba en un principio de modo simétrico sobre dos grafía cristianas. J. COMBLIN , cido folio 231. Sancti Beati a fig. 1.
folios en torno a un rectángulo dorado central, la Théologie de la ville, París, 1964, Liebana in Apocalypsin Codex
p. 175-191 y 209 y s. M. KIDDLE, Gerundensis, I, T. BURCKHARDT
plaza de oro cuadrada que menciona el Libro de la The Holy City, Londres, 1940, (ed.), Aolten-Lausanne, 1962.
Revelación. En los límites inferior y superior de passim. Cfr. M. M ENTRE , Otro facsímil, Beati in Apocalypsin
«L’Image de la Jérusalem», n. 22. in Libri Duodecim Codex
aquél, que lo son también de la imagen, se extienden Esa tipología formal previa pudo Gerundensis, Madrid, Edilán,
sendas hileras de seis arcos de herradura, dentro de partir del mismo ámbito que la 1975, cuenta con un estudio ad-
fuente textual que inspiró a Bea- junto. J. CAMÓN AZNAR, «El arte
las que se alojan los apóstoles17. En los laterales de to, esto es, el norte de África, don- de los Beatos y el código de
la zona intermedia, y sirviendo de nexo entre las de vivió el exegeta Ticonio. Gerona», p. 19-108; e ídem,
«Arte de las miniaturas del Beato
alineaciones mayores, otras dos series superpues- 14. Para un ámbito estrictamente de Gerona», p. 109-169. Para una
tas de arcos. Seis torres, que en origen debieron ser castellológico se ha intentado re- síntesis bibliográfica, M. E.
lacionar enclaves defensivos IBARBURU, «Beatus de Girona»,
doce, rematan el conjunto junto a una corona de omeyas con el esquema plástico Museu d’Art de Girona, Tresor de
merlones. El «aplanamiento» hacia la bidimension- de muros abatidos. A. SOLER y J. la Catedral de Girona, Museu
ZOZOYA, «Castillos omeyas de Diocesà d’Urgell. Museu Frederic
alidad sufrido por la urbe permitió la conjunción planta cuadrada: su relación fun- Marès (col. Catalunya Romànica,
de dos perspectivas –en alzado, para los arcos, los cional», III Congreso de Arqueo- XXIII), Barcelona, 1988, p. 165-
logía medieval española (Oviedo, 183. Recientemente J. WILLIAMS,
personajes y las torres, y en planta, para el patio 1989), Oviedo, 1992, p. 265-275. The illustrated Beatus. A Corpus
central–, además de la asunción de la idea ilusio- of the illustration of the Comm-
15. J. SOURDEL-THOMINE, «Une entary on the Apocalypse, vol. II:
nista de profundidad por una proyección en altu- image musulmane de Jérusalem The Ninth and Tenth Centuries,
ra18. De este modo, el registro inferior correspon- au debut du XIIIe. siècle», en D. Londres, Harvey Miller, 1994,
POIRION (ed.), Jérusalem, Rome, cap. 6 «The Girona Beatus (G)»,
dería al primer plano de la cinta muraria de la ciu- Constantinople, p. 217-234. El p. 51-64, con bibliografía.
dad y el superior al último, donde se agruparon, más antiguo certificado de pere-
grinaje islámico conservado com- 17. Una alusión a la Jerusalén Ce-
por claridad de lectura, todas las torres que en pleto se fecha en 1211. Muestra leste en los frentes anicónicos de
principio debían jalonar el perímetro. La idea de en registros sucesivos el Monte los retablos románicos de San
Arafat y los alrededores de la Esteban de Ribas de Sil y Xunqueira
altura implica, conceptualmente hablando, la Meca, la mezquita de la Ka’ba, la de Ambia, donde se establece una
sustentación sobre un plano horizontal. Esta pre- mezquita de Medina y Jerusalén, clara relación alusiva entre las
20 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Gerardo Boto Varela

misa, a su vez, aporta a la perspectiva peculiar de


este beato el término plástico de axialidad, un
rasgo del que carecen el resto de ciudades celestes
ilustradas en los códices hispanos. Se deduce, por
tanto, que el modelo concreto del que deriva la
miniatura gerundense ha de diferir del observado
en las demás hierofanías celestes. No obstante,
originariamente todas partieron del mismo acervo
figurativo tardoantiguo19.
En el Corpus Agrimensorum, uno de los catá-
logos cartográficos romanos conservados, se reco-
ge la imagen de una ciudad de planta cuadrada que,
por deformación perspectiva, acaba proyectándose
verticalmente20 (figura 6). Se trata de un efecto ilu-
sionista poco recurrido con el que se pretendía su-
gerir la sensación de profundidad sin incorporar
ninguna diagonal en el diseño. La ciudad se rodea
de murallas por sus cuatro costados. Sin embargo,
sólo son visibles los lienzos frontales delantero y
trasero de la ciudad, los presumibles primer y últi-
mo plano de la composición. En el centro de cada
uno de estos paramentos se abren sendas puertas
flanqueadas por dos torres. Un espacio vacío cen-
tral comunica ambos accesos. Figuran, además, to-
rres con cubiertas variadas en los ángulos del re-
cinto y en los puntos medios de sus costados. En
el interior, y a los lados de la plaza central, se su-
perponen edificios dispuestos de frente y en dia-
gonal21.
Este esquema debió de ser el responsable de la
configuración de dos arquetipos de representación
urbana en la miniatura mozárabe. El primero de
ellos, del que participa la Jerusalén de Girona, atien-
de fundamentalmente al espacio vacío central y
dispone en torno al mismo los elementos que inte-
gran la composición, de acuerdo con una perspec-
tiva que aplasta la ciudad sobre el soporte y permi-
te únicamente una sucesión en vertical de dichos
elementos. Por su parte el segundo, la Babilonia
Figura 5.
Jerusalén Celeste. Beato de Girona. Girona, Museo de la Catedral, ms. 7, f. 230v.

19. De manera bastante sintética 21. El ejemplar del Corpus que la originalidad de la miniatu- la metrópoli constantinopolitana taxativo a la hora de afirmar que
se analizan algunos de los esque- Agrimensorum que empleo es ra hispana reside en su capacidad pero afectada poderosamente por cada elemento ornamental islámi-
mas procedentes del mundo ro- una copia manuscrita redactada sincrética. El legado antiguo, que la impronta romana. Su construc- co cuenta con un prototipo direc-
mano y empleados en el arte entre mediados del siglo V y el VI evolucionó en la Península y en ción (680-787) coincide con el to en las tradiciones artísticas an-
altomedieval en P. L AMPL , a partir de un original de finales el norte de África de modo dis- momento iconoclasta. H. STERN, teriores de Oriente Medio, hasta
«Schemes of architectural repre- del siglo I o principios del II. Las tinto al resto de Occidente, de- «Les représentations des conciles el punto de que puede presumirse
sentation in Early Medieval Art», miniaturas son ejemplos de arqui- bió dar lugar a una desaparecida dans l’église de la Nativité à la existencia de un modelo, inclu-
Marsyas, IX, 1960-1, p. 6-13. tectura en la medición del terri- miniatura hispanogoda. E. Bethléem», Byzantion, XI, 1936, so en aquellos casos en que éste
Entre los que no menciona se torio, incorporados para ayuda SCHLUNK , «Observaciones en p. 101-152. Para la ilustración de no se conoce. De ahí que los mo-
encuentra la perspectiva híbrida de los agrimensores. A pesar de torno al problema de la minia- los concilios se emplearon moti- numentos del arte primitivo islá-
–planta y alzado– de las las precisas indicaciones geográ- tura visigoda», Archivo Español vos florales, arquitectónicos, sím- mico se emparenten con los lina-
Jerusalenes Celestes hispánicas. ficas, las reproducciones urbanas de Arte, 1954, p. 241-265. La diás- bolos religiosos e inscripciones. jes de Roma, Bizancio o Irán. «La
permanecen fieles a determinados pora que provocó la llegada E. C. DODD, «The image of the formación del arte islámico pue-
20. Se trata del Corpus arquetipos formales que juegan islámica tuvo, entre otras conse- Word. Notes on the Religious de verse como una acumulación
Agrimensorun Romanorum, cod. con formas geométricas y poligo- cuencias, la incorporación en lo Iconography of Islam», Berytus. y distribución de formas proece-
guelf. 36.23A, f. 56v. La ciudad en nales a las que se adhieren rema- merovingio –y por derivación en Archeological Studies, XVIII, dentes [...] así como una selec-
cuestión aparece reproducida en tes adicionales en murallas y edi- lo carolingio– de elementos artís- 1969, p. 37-70, figs. 1-4. ción consciente de los significa-
J. D ECKERS , «Tradition und ficaciones. Ibídem, p. 310. ticos peninsulares. Estos acaba- dos asociados a las formas» (p.
adaption. Bemerkungen zur rían revirtiendo, junto con otros 24. O. GRABAR, La formación del 230).
Darstellung der christlichen 22. J. YARZA, «Funzione e uso rasgos galos, en la iluminación his- arte islámico, Madrid, Cátedra,
Stadt», Mitteilungen des deut- della miniatura ispana nel Xº pana del X. YARZA, op. cit., n. 67. 1986, p. 29, considera que, en su 25. La iglesia de la Natividad de
schen archaeologischen Instituts secolo», Il secolo di ferro: mito e naturaleza palimpséstica, el vigor Belén deja constancia de un modo
Romische Abteilung, 95, 1988, p. realtá del secolo X, XXXVIII 23. Por esas fechas se trabajaba en y la originalidad del naciente arte de hacer seductor a los ojos de los
303-382, taf. 118, 2. Settimana de Spoleto (1990), la Natividad de Belén, una iglesia musulmán dependía de la vitali- califas musulmanes, que solicita-
Spoleto 1991, p. 1047-1083, cree ubicada en una zona distante de dad de las tradiciones locales. Es ron la colaboración de estos arte-
Ciudades escatológicas fortificadas. Usos perspectivos en los beatos de Girona y Saint-Sever LOCVS AMŒNVS 2, 1996 21

del Beato de Saint-Sever (figura 10), sin desaten-


der esa verticalidad, considera con mayor premu-
ra el recinto fortificado cuadrado, cuyos lienzos
laterales apenas se esbozan, ampliándose en las de-
rivaciones medievales el espacio dedicado al patio
intramuros. Los eslabones plásticos que hasta ahora
he podido adscribir a cada uno de los arquetipos
dibujan dos trayectorias asimétricas.
Una representación arquitectónica oriental
guarda estrecha semejanza con la de Girona. Se tra-
ta de un testimonio sirio, de cronología anterior a
la miniatura hispana, que deja constancia de los
derroteros que también pudo haber seguido du-
rante la Tardoantigüedad este esquema arquitec-
tónico en el Occidente europeo o en el norte de
África, ámbitos éstos que aportan el grueso de la
inspiración icónica mozárabe22. No niego con ello
la posibilidad, si bien remota, de ver en él –previa
dilatada traslación espacial a lo largo del Medite-
rráneo– un punto de partida para la Jerusalén Ce-
leste gerundense. La otra versión –la Babilonia del
Figura 6.
códice de Saint-Sever–, que dispone de un posible Ciudad amurallada. Corpus Agrimensorum Romanorum. Cod. guelf. 36.23A, f. 56v.
precedente en la misma ilustración del códice
gerundense (f. 236v.-237), mantiene vínculos con
una serie de imágenes posteriores: el paradigma
gascón constituye uno de los registros más anti-
guos de una fórmula iconográfica extendida
diacrónicamente en la miniatura medieval.
En el Oriente Próximo desde el siglo VI hasta el
VIII el legado helenístico continuaba en activo a tra-
vés de la presencia bizantina, heredera directa del
mundo romano23. Por esta razón el expansivo mun-
do islámico, carente en ese momento de tradición
figurativa, pudo servirse del estilo una vez conquis-
tada el área24. Musivaras bizantinos ornaron los
muros de la mezquita aljama de Damasco en las
primeras décadas de la octava centuria25, momen-
to en que se aplicó, quizá de modo excepcional,
ilustración miniada en ciertos coranes omeyas. El

sanos de formación bizantina of Universal power. The umayyad


para la ornamentación de su tem- monuments», p. 26 y s.; y B.
plo. Los elementos ornamentales F INSTER , «Die Mosaiken der
mencionados más arriba –flora- Umayyadenmoschee», Kunst des
les, arquitectónicos, religiosos y Orients, VII, (2), 1970/71, p. 83-
textuales– fueron fijados tempra- 141. La aportación más reciente,
namente en la iconografía que se hace eco de las anteriores,
bizantina y se encontraba en edi- en G. H ELLENKEMPER S ALIES ,
ficios como la Cúpula de la Roca, «Die Mosaiken der Gorssen
San Jorge de Salónica, San Pedro Moschee von Damaskus», La
y San Pablo de Gerasa o la mez- Siria del Tardoantiguo al Medio-
quita de Damasco. Por lo que res- evo: aspetti e problemi di
pecta a los motivos arquitectóni- archeologia e Storia dell arte.
cos, en Belén se tomaron de la (XXXV Corso di cultura sull’arte
tradición clásica transformada ravennate e bizantina), Ravena,
por las formas bizantinas y en 1988, p. 295-313. Ésta no fue la
Damasco incorporan un simbo- única ocasión en que los gober-
lismo iconográfico primario. E. nantes omeyas solicitaron la co-
CRUIKSHANK, «The image of the laboración de musivaras de Figura 10.
Word», p. 49 y s. En relación con Constantinopla: siglos más tarde Babilonia. Beato de Saint-Sever. París, Bibliothéque National, ms. lat. 8878, f. 217.
el significado de los mosaicos desde al-Andalus, estos artistas
damascenos, véanse ahora R. fueron reclamados para orna-
ETTINGHAUSEN, The treasures or mentar el mihrab de Córdoba.
Asia. Arab painting, Ohio, 1962,
espec. el cap. «The proclamation
22 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Gerardo Boto Varela

hallazgo arqueológico en Yemen de varias páginas


de estos coranes así parece indicarlo26. En una de
ellas, en la que figura una mezquita hipóstila ideal
(figura 7), se empleó un tipo de perspectiva que,
lejos de las exhibidas por los conocidos reperto-
rios constantinopolitanos, remite al prototipo del
aludido catálogo para agrimensores romanos. Ello
no vendría sino a confirmar el conocimiento del
modelo latino en suelo sirio durante los siglos de
la expansión islámica. La composición, a pesar de
haberse visto alterada para favorecer los intereses
del nuevo ilustrador, pone de manifiesto una com-
prometida recepción de los modelos de la
Tardoantigüedad durante el califato damasceno. La
ilustración consiste en una planta cuadrada regu-
lar donde hileras de arcos de medio punto se suce-
den en altura bordeando un espacio central igual-
mente cuadrado27. En el punto medio del perfil
superior se erige un arco mayor que el resto a cu- Figura 7.
yos lados se han dispuesto árboles y flores. Se tra- Mezquita. Corán de Sanaa. Sanaa, Gran Mezquita.

26. H.C. G RAF VON BOTHMER, que representan– un edificio y, siderar que el patio de una mez- graphy», Archeologica Orietalia ados por dos torres de otras
«Meisterwerke islamischer Buch- por su excepcionalidad, no pue- quita cuenta con pórticos en tres in Memorium Ernst Herzfeld, fortificaciones peninsulares (v. gr.
kunst: koranische Kalligraphie den considerarse fruto de un re- lados y una sala contigua en el Nueva York, 1952, p. 156-171. Gormaz). Al respecto L. TORRES
und Illumination im Hand- querimiento textual ni derivacio- cuarto. Inicialmente los cons- Frente a esta valoración de la luz BALBAS, Puertas de recintos mu-
schriftenfund aus der Großen nes de modelos reales o imagina- tructores islámicos crearon un en términos globales, R. ETTING- sulmanes en España, Castillos de
Moschee in Sanaa», en W. DAUM rios. Entiendo que mi trabajo espacio único, del que una parte HAUSEN,«Muslim decorative arts España, Madrid, 1973, y B. PAVON
y otros, JEMEN-3000 Jahre matiza la última afirmación. En estaba cubierta, y no un edifico and painting. Their nature and MALDONADO, «Sobre el origen
Kunst und Kultur des glücklichen un estudio sobre miniaturas per- compuesto de dos partes dife- impact on the Medieval West», S. sirio de las almenas decorativas
Arabien, Innsbruck/Frankfurt, sas del XIII , H. B UCHTAL renciadas. La mezquita de Da- FERBER (ed.), Islam and the Medie- hispano-musulmanas», Al-
1987, p. 177-180 y 185-187, lam. («Hellenistic miniatures in Early masco sería así una excepción, en val West, (Expos.), Binghamton, Andalus, XXXIV, 1969, p. 201-
2. Agradezco a Thomas Becker Islamic Manuscritps», Ars la medida en que sí tiene un pa- 1975, p. 5-26. Ettinghausen cree 204. Se ha dicho, en cambio, que
que me advirtiera de la existencia Islamica, VII, 2, 1940, p. 125-150) tio porticado y una fachada ins- que no se trata de un símbolo la gran arcada puede representar
de esta publicación. Ídem, defendía el origen mediterráneo, pirada en palacios bizantinos. universal en el islam y que en todo el acceso a una ciudad, mientras
«Architekturbilder im Koran. y en conexión con lo cristiano, de caso aparece en Siria, Iraq e Irán que los motivos urbanos que la
Eine Prachthandschrift der las mismas. Entre otras razones, 29. La lámpara colgada en el en siglos avanzados, ibídem, p. 9. rodean serían elementos de la
Umayyadenzeit aus dem Yemen», aducía que en ellas se hacía eco mihrab, retratada en nichos pin- Un ejemplo de este momento se urbe situados, por simplificación
Pantheon. Internationale Zeit- cierto revival del ornamento tados y en imágenes de mezqui- encuentra en la ilustración de un perspectiva, en un segundo pla-
schrtift für Kunst, 45, 1987, p. 4- tardoantiguo procedente del ám- tas, simboliza la iluminación códice persa del XIII (París, Bibli. no. G. E. ROCHE, «Une iconologie
20, esp. 5 s. O. G RABAR , The bito sirio: un sincretismo pictó- ejercida sobre el creyente por el Nat., arabe 6094, f. 49v.) donde architecturale des Apocalypses du
Mediation of Ornament, Princen- rico de carácter mediterráneo y Santo Mensaje, por la Palabra, la la mezquita se ha reducido a tres IX e. au XI e. siècle», Texte &
ton, 1992, analiza detenidamente apariencia islámica (p. 131 y s.). luz del Corán (verso de la Luz, arcos de medio punto cupulados Images (Actes du colloque
los restos de pergaminos ilustra- Siendo la ilustración de mezqui- surat-al-nur XXIV, 35). La luz del al exterior y con lámparas colgan- international de Chantilly, 1982),
dos hallados en Yemen y repro- ta mucho más clásica en todos sus mihrab se extiende después al tes en su interior. Reproducido en París, 1984, p. 18-30, esp. 22-23.
duce una hipótesis de reconstruc- trazos, resultaría absurdo discu- conjunto de la mezquita a través H. BUCHTAL, «Hellenistic minia- También F. GALTIER, «O Turre
ción del diseño, p. 153-193. En la tirle su procedencia desde esa an- de las lámparas que penden de los tures», fig. 16. N. DUVAL , «La tabarense alta et lapidea... Un
mezquita de Sanaa (Yemen) fue- tigua provincia del Imperio ro- arcos. A mediados del siglo XIV représentation du palais dans l’art saggio d’iconografia castello-
ron hallados quince años atrás mano. Otra aproximación al tema el sultán Hassan inscribió en el du Bas-Empire et du Haut logica sulla miniatura della
tres manuscritos de los llamados tratado por Buchtal en M. acceso al mihrab de su mezquita Moyen Age d’après le Psautier Spagna cristiana del secolo X»,
«Coranes omeyas grandes», es- BARRUCAND, «Les représentations una referencia a la luz de los cie- d’Utrech», CA, XV, 1965, p. 207- Archeologia e arte nella Spagna
critos sobre papel y datables a d’architectures dans la miniature los asociando esa luz con la Santa 254, constata que en el siglo VIII tardorromana, visigota e moz-
principios del siglo 2 dH/8 dC La islamique en Orient du début du Mezquita. Del mismo modo que las lámparas que iluminaban los arabica (XXXIV Corso di cultu-
decoración, en la mayoría de los XIIIe. au début du XIVe. siècle», el mihrab enfocaba la mezquita, edificios estaban ligadas a la no- ra sull’arte ravennate e Bizantina),
casos, consiste en frisos vegetales CA, 34, 1986, p. 119-141. Esta ésta era el mihrab del mundo. En ción de santuario y quizá deriva- Ravena, 1987, p. 253-289, esp. 265
o geométricos intercalados entre autora pudo comprobar que las este sentido, creo que una minia- ban de una tradición cristiana an- y s. Alude a la proyección pers-
las suras. Cerca de la mitad de los imágenes arquitectónicas pre- tura anicónica con la imagen idea- terior. No concreta nada al res- pectiva que Panofsky denomi-
coranes encontrados procedían mongolas suponían el cuadro lizada de ese «foco emisor de fe» pecto de una posible herencia de nó «arcaica» –planta y alzado en
de fuera de Yemen, y debieron lle- mismo de la escena, remitiéndo- resulta adecuada dentro de un la Antigüedad a partir de la cual mismo plano– en la torre de
gar de acuerdo con criterios se a las tradiciones tardoantiguas Corán, al margen de la prohibi- podría haberse abastecido tam- Tábara (p. 277). Por su parte,
evaluativos de calidad. El manus- de «imágenes de presentación», ción de incorporar imágenes al bién el arte islámico. Roche realiza una lectura erró-
crito que nos interesa recoge dos las frons scenae (p. 121 y n. 22). texto sagrado: esta imagen supu- nea de la Jerusalén Celeste
ilustraciones arquitectónicas. La so, al menos en los primeros si- 30. En otros casos la sucesión de gerundense cuando considera
imagen que yo no reproduzco se 27. El mundo se concibe como re- glos del islam, la trascripción arcos en altura implica una facha- la imagen como una muralla
encuentra en el citado libro de flejo del orden divino en el pen- material del mensaje expresado da, y no una idea de profundidad. bidimensional almenada, con seis
O. GRABAR. En ella se recrea una samiento islámico primitivo. Para verbalmente por el mencionado Dentro del mismo códice gerun- torres y con un centro horadado
sala de oración de cuatro naves de éste la mezquita aludía a lo racio- texto. Toda la historia del dense ocurre así con el Incendio por una ventana cuadrada. Esta
doble altura con arcadas, más de- nal, al universo ordenado. En ella simbolismo de la luz en el Co- de Babilonia y la destrucción de interpretación sirve, en cambio,
sarrolladas en el centro del su- ninguna parte quedaba enfatizaba rán a partir de sus orígenes pla- reyes y mercaderes (f. 215v. y para comprender la imagen del
puesto edificio, lo que determina sobre otra, y todas remitían tónicos en TJ. DE BOER, «Nur», 216r.). Se corona con torres so- II Concilio de Sevilla del Códice
la axialidad. Resulta asimilable, a visualmente al dios Logos. E. C. Encyclopédie de l’Islam, III, Pa- bresalientes y merlones. Guarda Emilianense –Bibl. de El Escorial,
decir de GRAF VON BOTHMER, a DODD, «The image of the Word», rís, 1936, col 1020s (con abun- cierto parecido con las puertas ms. D. I 1, f. 205v.– (reproducido
las mezquitas del tipo Damasco. p. 60. dante bibliografía). Sobre el monumentales de algunas forta- en S. SILVA VERASTEGUI, Icono-
O. GRABAR, p. 164 y s. considera simbolismo del mihrab, G. MI- lezas árabes como el Qars al- grafía del siglo X en el reino de
que estas miniaturas, desde su evi- 28. O. GRABAR, La formación, p. LES, «Mihrab and Anazah: a Hayr al-Garbi (724-743), idea Pamplona-Nájera, Pamplona,
dente atractivo, evocan –antes 120, cree que es incorrecto con- study in Early Islamic Icono- retomada en los accesos flanque- Instituto Principe de Viana, 1984,
Ciudades escatológicas fortificadas. Usos perspectivos en los beatos de Girona y Saint-Sever LOCVS AMŒNVS 2, 1996 23

ta pues de una evocadora figuración de mezquita ceptual y proporcional entre altura y profundidad,
que combina la visión superior del patio con el al- fue tan válida para representar un templo islámico
zado frontal de los arcos que rodean el sahn y cu- en el siglo VIII como para una ciudad escatológica
bren las naves28. Los vegetales pudieran ornar la cristiana en el X30. Esta última, como cabía esperar,
parte alta de los arcos, como en Damasco, o el muro consideró el texto juanino en dos aspectos un tan-
de quibla, enmarcando con ello el nicho del mihrab. to disonantes respecto al modelo original romano:
La denotación del carácter sacro del edificio viene la multiplicación de los arcos hasta un total de
dada por las lámparas que penden de los arcos, in- doce31, y la aplicación de diferentes colores, alu-
gredientes iconográficos de eminente carga simbó- sión a las gemas con las que estaba construida la
lica presentes en las recreaciones de edificios reli- ciudad32. Queda enfatizado el espacio central va-
giosos musulmanes como signo distintivo29. cío, en cuyos flancos los edificios y torreones in-
El viejo modelo romano fue reconvertido en termedios de los lados no visibles de la muralla
mezquita, dado que muralla y edificios se transfi- romana se han transfigurado en hileras superpues-
guran en unas hileras de arcos que delimitan el pa- tas de arcos, de medio punto en el Corán y de he-
tio de las abluciones. Se han duplicado en el muro rradura en el Beato. Sobre el perfil superior de la
del fondo las arcuaciones a fin de evocar el interior ciudad gerundense despuntan merlones y torres,
de la sala de oración, coronada aquí no por torres, instrumentos defensivos propios de una fortifica-
sino por el arco del mihrab y la ornamentación del ción que, dado su número –doce–, corresponden
muro de quibla. La proyección en vertical del in- al total de los cuatro lados, si bien aquí, por clari-
terior de un edifico, origen de una relación con- dad de lectura, se dispusieron en uno solo33. Se tra-

lam. XXIV), miniatura que guar- que se extendían en la cuidadísima rriente ilusionista en el mundo 33. El mismo recurso en la
da una sospechosa semejanza con ilustración del Corán. En todo carolingio, uno de cuyos frutos Babilonia del mismo Beato (f.
un grafito procedente de Qars al- caso el paramento defensivo, aho- fue la mencionada relación entre 236v.-237). La imagen ocupa una
Hayr al-Garby y conservado hoy ra completamente horadado, pier- miniatura y arquitectura, se doble página como en su día lo
en el museo de Damasco, en el de su carácter netamente militar. retomó también en la planta de hiciera la Jerusalén Celeste, a la
que se ha representado el frente Saint-Gall. Sus dos ábsides con- que se opone. También se asemeja a
amurallado de una fortaleza (re- 32. La alternancia cromática trapuestos suponen una imitación las portadas monumentales de los
producido en A. S OLER y J. constituye un elemento que en- del «more romano» a juicio de C. castillos del desierto señalados en
ZOZOYA, «Castillos omeyas», fig. turbia el reconocimiento en las HEITZ, «More romano. Problémes la n. 30 supra. Entender que los
3.f). Las tesis de Roche se aproxi- ilustraciones romana y omeya. d’architecture et liturgie carolin- límites inferior y superior indi-
man a las expuestas por J. Algo semejante ocurrió en el ám- giennes», Roma e l’etá carolingia, can, respectivamente, el primer y
GARDELLES, «Recherches sur les bito carolingio. En los apocalip- Roma, 1976, p. 27-37, lams. 11- el último plano compositivos
origines des façades à étages sis de Valenciennes (Bibliothèque 16. La iglesia como imagen de la contradice la norma habitual.
d’arcatures des églises médiévales», Municipale, ms. 99 –olim 92–, f. Jerusalén Celeste comenzó por Ésta considera un plano único, el
Boulletin Monumental, 136-II, 38r., primer cuarto del IX) y Pa- hacer referencia a la ciudad his- de la representación misma, con
1978, p. 113-133, quien intenta rís –también llamado de Saint- tórica. En Santa Pudenziana figu- dos márgenes: bajo y alto. Son
demostrar que los frontispicios Amand– (Bibliothèque National, ran, con notable verosimilitud, la paradigmáticas en este sentido las
románicos con sucesión de arca- nouv. acq. lat. 1132, f. 33r., prin- Ascensión y el Santo Sepulcro. imágenes de Cristo super bestias
das no son sino la proyección en cipio del siglo X) la aplicación de Esta iconografía «realista» se en las que la ubicación de una fi-
vertical del interior de esa ciudad colores a los círculos concéntricos retoma en otros templos romanos gura a una altura determinada está
ideal que ejemplificaba toda igle- alude a las doce hileras de piedras como Santa Maria Maggiore, San- en estricta relación con sus valo-
sia. Cuando rastrea los orígenes preciosas. Se admite que éstas ta Praxede, San Marco y Santa res iconográficos. Sin embargo, la
de esta particularidad del Ponien- pretenden remedar la imagen del Maria en Trastevere. La Anástasis Maiestas Domini rodeada del
te francés en la iluminación his- edificio de la Anástasis. La rela- como prototipo de numerosas Tetramorfos proyecta en vertical
pánica del siglo X no hace sino ción entre miniaturas y arquitec- construcciones (San Miguel de una imagen literaria que parte de
fortalecer la interpretación que tura se establecería a través de De Fulda, la Rotonda de Lanleff, las Ezequiel. En ella la diferencia de
expongo para la Jerusalén Celes- locis santis de Adamnan/Arculfo, iglesias del Santo Sepulcro de alturas entre los registros desapa-
te del Beato de Girona. Véase obra difundida en Europa en esos Cambridge, Paderborn, Torres rece, negándose por convención
también P. HELIOT, «Observations siglos, que recogía los planos de del Río, etc.), R. KRAUTHEIMER, el «alto» y el «bajo». Véase W.
sur les façades décorées d'arca- la Anástasis y el Gólgota (Bibli. «Introduction to an iconography CAHN, «Le tympan de Neuilly-
tures arenles dans les églises Nat. Vienne, ms. 458, f. 4v.). C. of mediaeval architecture», en-Donjon», CCM, VIII, 3-4,
romanes», Bulletin de la Société HEITZ, L’architecture religieuse Journal of the Warburg and 1965, p. 358. Desde esta óptica
des Antiquaires de l'Ouest, 1958, carolingienne, París, 1980, esp. el Courtauld Institutes, 5, 1942, p. visionaria creo que ha de consi-
p. 367-399 y 419-458. C. DARAS, cap. «Architectures peintes et 1-33. Sobre la copia en Occiden- derarse la «Visión apocalíptica»
«Les façades des églises romanes sculptées. Essai d’une iconologie te del Santo Sepulcro, véase J. A. (XXII, 1-5) del Beatus de Magius
ornées d'arcatures en Charente. architecturale carolingienne», y RAMÍREZ, Edificios y sueños. En- (NY, Pierpont Morgan Library,
Leur origine, leur filiation», las p. 212 y s. Los círculos evoca- sayos sobre Arquitectura y Utopía, ms. 644, f. 290), en la que se dis-
Bulletin monumental, CXIX, rían, por tanto, las bóvedas anu- Málaga-Salamanca, 1983, esp. el pusieron tres pisos de arcos que
1961, p. 121-138. Existen otros lares. Sin embargo, la aplicación cap. «La iglesia imita un prototi- alojan a dieciocho profetas y
ejemplos de templos cristianos de colores dificulta la lectura de po: el templo de Salomón como apóstoles al tiempo que flanquean
cuyo interior se representa verti- una identidad planimétrica, se- edificio de planta central (Algu- el trono de Cristo. En disconfor-
calmente: así, en la iglesia de guramente no perseguida. F. nos ejemplares medievales)», p. midad con Gardelles, que la re-
Pérgamo del Beato de la Biblio- GALTIER, «O Turre tabarense», 47-126. Por otro lado, la iglesia, produce en la figura 5 de su cita-
teca Nacional (ms. vitr. 14-1, f. p. 257 relaciona estas miniaturas en tanto que construcción visible, do artículo, no veo en ella ningún
28r.) y las Siete Iglesias del Beato con la iglesia de Sant’Angelo di simboliza la Iglesia peregrina so- rasgo que la haga susceptible de
de Girona (f. 70v., 71r., 76r., 85r., Perugia (siglo VI), que presenta bre la Tierra y refleja la Iglesia ser interpretada como un espacio
89v., 94r. y 100v.) el punto supe- agrupaciones de tres vanos en beata en el cielo; una idea funda- arquitectónico reconducido hacia
rior es, supuestamente, el más cuatro puntos del tambor como mental para entender el edificio su simplificación bidimensional.
alejado del lugar de acceso al edifi- hicieron con las puertas los sacro en la tradición cristiana. Los arcos no aluden siempre a
cio. S. SILVA VERASTEGUI, Iconogra- miniaturistas de los dos códices Véase A. COLLI, «La tradizione conjuntos constructivos coheren-
fía del siglo X, p. 233-235, fig. 13. referidos y también el del Apo- figurativa dalla Gerusalemme ce- tes; en ocasiones se trazan a fin
calipsis de Reichnau o Bamberg leste: linee di svilupo dal sec. III al de conferir dignidad al personaje
31. Lo mismo supondría reducir (Staatsbibliothek, ms. Bibl. 140, sec. XIV», La Gerusalemme celes- cubierto. La fuente iconográfica
a ese número de arcuaciones las f. 55r.). Esta renovación de la co- te, p. 119-144, esp. 119. de esta miniatura pudiera encon-
24 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Gerardo Boto Varela

trarse, no obstante, en una repre- inicios del X) es un ángel el que La Gerusalemme celeste, cat. nº Hisam tuvo en Siria, se cultiva-
sentación arquitectónica, aunque muestra a San Juan –y al lector– 21-23). Estas representaciones ron plantas y árboles importados
aquí –insisto– no quedan testimo- la Ciudad Santa descendiendo del luminarias de la Jerusalén Celes- de modo que evocaran la prime-
nios definitivos de ello. Los bea- cielo. La urbe se asienta sobre un te alumbran unos espacios arqui- ra al-Rusafa. R. HOLOD, «Artes
tos de Girona, Tábara y Fernan- paramento pétreo y muestra un tectónicos que se pretenden a su suntuarias del período califal»,
do I carecen de esta «Visión perfil superior oval rodeado de vez alegorías de la ciudad divina. Al-Andalus. Las artes islámicas en
apocalíptica», pero no así el de torres. Al igual que los ejemplos La luz emanada por el Cordero España, J. DODDS (ed.), Madrid,
Valcabado (Valladolid, Bibl. de Valenciennes y París, estas ilus- brota ahora desde y para el recin- 1992, p. 47, n. 8. En la península
Univ., ms. 433, f. 183). La traciones han sido relacionadas, to sagrado mismo, sujeto y obje- Ibérica no se registra una creación
hierofanía de Magio mantiene con pretensiones iconológicas, to del desarrollo alegórico. La original musulmana antes de la
vínculos compositivos con la mi- con edificios reales contemporá- realidad suplanta al verbo para llegada de los omeyas. Por tanto,
niatura de Alfonso II el Casto en neos como Centula o Corvey. C. facilitar la comprensión de la ima- debe considerarse que los «pri-
el Liber Testamentorum ovetense. HEITZ, L’architecture religieuse gen apocalíptica y la singladura meros pasos del arte islámico en
Una reproducción en J. YARZA, carolingienne, p. 209 y s. Ídem anagógica. Cabría establecer otra España se vieron afectados por
«El obispo Pelayo y el Liber «Retentissements de l’Apocalypse relación entre la mezquita y la los avances producidos en otras
Testamentorum», Actum Luce. dans l’art de l’époque carolin- urbe ultraterrena del Apocalipsis partes del islam». O. GRABAR, La
Rivista di studi lucchesi, XVIII, gienne», L’Apocalypse de Jean. a través de la sura Victoria formación, p. 31.
1989, p. 61-81, fig. 1. Traditions exégétiques et icono- (XLVIII, 1-6) que presenta la
graphiques (III-XIII siècles), Gine- imagen de aquélla como un sím- 46. Durante el siglo IX se produ-
34. GARDELLES, «Recherches sur bra, 1979, p. 217-234. M. T. bolo del Paraíso para el creyente ce una revolución cultural hacia
les origines», p. 119, cree que se GOUSSET, «La représentation de la musulmán, una visión de Dios el refinamiento encarnada en el
trata de una particularidad Jérusalen céleste à l’epoque triunfante sobre el Universo. La poeta iraquí Ziryab. Las nuevas
gestada en la décima centuria que caroligienne», CA, 23, 1974, p. visión del Paraíso plasmada en la costumbres y usos se vieron re-
afecta en mayor medida a las 47-60. Sobre la relación entre la mezquita de Damasco tomó, de forzados por la llegada a partir del
construcciones asimilables a la iglesia como edificio y la idea de modo aún más manifiesto, prés- siglo IX de bienes de consumo de
iglesia como el templo o la Jeru- la Jerusalén Celeste en el arte tamos de la simbología cristiana extremo refinamiento proceden-
salén, marcos adecuados para occidental, véase la citada sín- temprana. E. CRUIKHANK, «The tes de Oriente. O. GRABAR, «Una
teofanías y apariciones visiona- tesis de M. ROSSI y A. ROVETTA, image of the Word», p. 58. Estas introducción a los cuatro prime-
rias. Sin embargo, y como queda «Indagini sullo spazio ecclesiale», disquisiciones son teóricas y de ros siglos de la presencia musulma-
dicho, el «aplastamiento» se cons- La Gerusalemme celeste, p. 77- tono general. No pretendo amol- na en España», en Al-Andalus, p. 7.
tata en el Corpus Agrimensorum, 115. dar necesariamente en ellas las
el modelo antiguo sobre cuya imágenes que aquí se estudian. 47. Desgraciadamente no cabe es-
existencia se interroga Gardelles. 36. M. MENTRE, «L’utilization tablecer comparaciones con ma-
Ibídem, p. 128. Será la imagen de des couleurs dans la miniature 41. A. Grabar, como se indica más nuscritos ilustrados de ese mo-
la mezquita del Corán omeya la mozarabe», Actas del XXIII adelante, rompe una lanza en fa- mento y originarios del mundo
que nos revele en qué momento Congreso Internacional de Histo- vor del papel jugado en Oriente islámico occidental, dado que el
previo a lo mozárabe se radicalizó ria del Arte, Granada, 1976, p. próximo por la tercera, la judía. más antiguo que se conserva se
esa formulación en las áreas 417-427, esp. 419, cree que este fecha en 483/1090. Se trata del f.
ribereñas del Mediterráneo. Sor- arte puede suscitar una ascensión 42. A pesar de que no integra nin- 2b del Corán conservado en la
prende que en su estudio, en el anagógica. guna parte de la arquitectura ro- Universitetsbibliotek de Upsala.
que figuran diversas miniaturas mana o cristiana, sus dimensiones Al-Andalus, nº 74, p. 304. Véase
extraídas del códice gerundense, 37. M. MENTRE, «Les theophanies y elementos se han tomado de J. RIBERA, Bibliofilos y bibliote-
se afirme que «il était très difficile de l’Apocalypse dans les edificios más antiguos. O. GRA- cas en la España musulmana, Za-
d’adapter à tous les cas cette manuscrits hispaniques du Haut BAR, La formación, p. 118. De ragoza, 1896.
vision plate de l’ensemble d’une Moyen Age et les traditions hecho, el templo omeya se erige
ville ou d’un important monu- mediterranéennes», CSMC, 6, sobre la iglesia cristiana de San
ment. La Jérusalem céleste en 1975, p. 220 y s. ve connotacio- Juan de Damasco, que a su vez lo
particulier, si bien décrite dans le nes cósmicas en esta teofanía. hacía sobre el temenos romano,
texte johannique, avec ses douzes edificio que marcó las pautas de
portes, ses douzes côtes de 38. Al margen de la iluminación los que le sucedieron. El nuevo
matériaux différentes, ne se prêtait mozárabe, existen otros ejemplos dominio musulmán no promocionó
guère à une telle réduction». de edificios que permiten ver el obras hasta el califato de al-Walid
Ibídem, p. 122. Por otro lado, una interior y el exterior a un tiempo (705-715), momento en que se
llamativa semejanza con la ciudad en Bibli. El Escorial, R.B., d. I. 2, erigieron las mezquitas de Da-
del Beato en el altar portátil de f. 205; Cartografía cristiana, Va- masco, Alepo y Jerusalén, posi-
San Mauricio (Colonia, ca. 1160), ticano, Bibl. Apostólica, gr. 699, blemente porque el área era aún
conservado en la iglesia parroquial f. 87; Gregorio Naciancenos, predominantemente cristiana.
de Saint Servais de Siegbourg. Milán, Ambrosiana, ms. 49-50, Ibídem, p. 131.
Presenta una forma rectangular f. 354. Muy próximo a este últi-
con un espacio vacío en el centro mo, la Visión de la Tercera Igle- 43. Con ellos se buscaba aludir
igualmente rectangular. Encima y sia del Beato de Bibli. Nacional, simbólicamente a la arquitectura
debajo de éste, seis arcos en los Vitr. 14-1, f. 28. Citados por M. paradisíaca por medio de un len-
que se han dispuestos sentados MENTRE, La peinture mozarabe, guaje ajeno pero comprensible, el
los apóstoles. Los flancos y los p. 157. Podría añadirse el Madrid de la tradición clásica. Por una
ángulos se completan con escenas Skylitzes conservado en la Bi- mutación iconográfica los edifi-
cristoló-gicas. Una reproducción blioteca Nacional, f. 110r. y 110v. cios representados tradicional-
en M. M. GAUTHIER, Emaux au mente en el fondo pasan a primer
Moyen Age, Friburgo, 1972, fig. 39. Una manifiesta tendencia ha- plano. Ibídem, p. 99.
99. Un nuevo paradigma romá- cia el rectángulo, a fin de ocupar
nico de representación en verti- toda la página, ya aparece en el 44. Para J. G. BECKWITH, «Islamic
cal simulando ilusionísticamente Beato de la Seu d’Urgell. Archi- influences of Beatus Apocalypse
profundidad en un marfil alemán vo diocesano, ms. 4 , f. 198v. manuscritps», Actas del Simposio
del siglo XI conservado en la para el estudio de los Comenta-
Stadt-bibliothek de Frankfurt 40. A pesar de que el rios al Apocalipsis de Beato de
que representa un grupo de reli- simbolismo de la luz se concibe Liébana, (Madrid, 1976), Madrid,
giosos delante y detrás de un clé- de modo distinto en los pensa- 1980, p. 57-63, las vías pudieron
rigo que oficia ante un altar. La obra mientos musulmán y cristiano, ser tanto el sur de la Península
se reproduce en R. HAAS y H. en ambos se alude a la presencia como directamente Siria, sin ol-
SCHNDOR (eds.), Geschichte der del dios –a través de la palabra o vidar las peregrinaciones mismas.
musik in bildern, Leipzig, 1929, del signo– en el templo iluminan- Los artistas que trabajaban en Je-
plancha 38, fig. 5. do a los fieles. Un paralelo occi- rusalén fueron los mismos que se
dental a las lámparas de las mez- emplearon en Damasco.
35. En los apocalipsis carolingios quitas –reflejo del ardiente cre-
como el Treveris (Stadtbiblio- yente– mencionadas en la n. 26 45. Entre los objetos se encon-
thek, cod. 31, f. 69r., 70r. y 73r., supra, se encuentra en las lámpa- traban bienes muebles y plantas.
primer cuarto del IX) y Cambrai ras poligonales jalonadas de En la hacienda de Abd al-
(Bibliothèque Municipale, ms. torrecillas de Aquisgrán, Hildes- Rahman I, llamada al-Rusafa en
386 –olim 364–, f. 41r., 42r. y 45r., heim y Comburg (M. L. GATTI, recuerdo de la que su abuelo al-
Ciudades escatológicas fortificadas. Usos perspectivos en los beatos de Girona y Saint-Sever LOCVS AMŒNVS 2, 1996 25

ta en definitiva de la proyección vertical del espa- VI y X. Futuros hallazgos arqueológicos pueden


cio exterior e interior de la Jerusalén. El sentido aportar algún dato esclarecedor.
ilusionista de profundidad apenas conserva aquí A pesar de que el periplo más probable sea el
fundamentos en los que apoyar su carga virtual, referido, esbozaré, en calidad de hipótesis de tra-
tras la pérdida de las deformantes convenciones bajo, otro más aventurado. El testimonio sirio, tan
perspectivas propias del mundo clásico34. alejado geográficamente de la miniatura peninsu-
Aún cuando se ha desatendido el modelo del resto lar, guarda, no obstante, concomitancias formales
de los beatos, el lector continúa accediendo, desde y culturales. Por unas circunstancias históricas se-
un primer momento y sin necesidad de intermedia- mejantes, en los territorios donde se confeccionaron
rios35, tanto a la realidad simbólica y esotérica implí- las imágenes de la mezquita y la Jerusalén Celeste,
cita en la imagen como a su carga ideológica. El pin- Oriente Medio y el norte peninsular cristiano res-
tor se emplazó, y con él mismo el espectador –en un pectivamente, se asientan, conviven y, en ocasiones,
principio religioso–, en el centro del espacio repre- combaten las dos religiones monoteístas41. Las ho-
sentado, instando a éste a superar la realidad36: in- jas incluidas en el Corán, que según los indicios apun-
merso en una inorgánica Jerusalén Celeste, donde tados fueron ilustradas en la región de Damasco a
todos los elementos se perciben y recomponen bajo principios del siglo VIII, serían contemporáneas a
la óptica conceptual, el monje acabará consumando la mezquita de la capital omeya y a los mosaicos
su lectura sensu spiritu. La disposición de la ima- que la ornamentan42. Los edificios representados
gen directamente sobre el pergamino, sin ningún sobre los muros del templo damasceno son cons-
fondo intermedio, facilita su desmaterialización y trucciones vistas desde el exterior, en las que se
anula cualquier evocación espaciotemporal37. Pero combinan distintos ángulos pero no perspectivas,
la superación del mundo de las extensiones se res- como ocurre en nuestra miniatura de mezquita43.
tringe un tanto en la imagen de Girona dada su Dicho queda que esta diferencia podría explicarse
horizontalidad original, a la que ya me referí. Aquí si la miniatura coránica, imbuida por la tradición
aún es factible la visión simultánea del interior y clasicista, fuese obra de artífices oriundos y no de
del exterior de la ciudad38. La imagen, cuando ori- pintores bizantinos, teniendo en cuenta que los
ginalmente se extendía por completo sobre la do- primeros pudieron emplear determinados esque-
ble página, debió ser la más magnífica de todas las mas ajenos a los documentados repertorios
ilustraciones hispánicas de la Ciudad Nueva39. En constantinopolitanos. Tanto en una circunstancia
este sentido el suelo amarillo del espacio central como en la otra se produjo una apropiación de ar-
cuadrado debía reforzar esa magnificencia, parti- tistas extranjeros por parte de una cultura, la
cularidad iconográfica en concordancia con el tex- islámica, con un escaso bagaje plástico en ese mo-
to neotestamentario sólo observada en este beato mento.
de origen leonés: «y la plaza de la ciudad era de Dentro de este ejercicio conjetural cabe sospe-
oro puro, como vidrio trasparente» (XXI, 21). En char la traslación de la representación de mezqui-
ella permanecía el Cordero, templo y lumbrera de ta, u otra próxima a ella, hasta el otro extremo del
la ciudad (XXI, 22-23)40. Mediterráneo44. Durante la primera mitad del si-
Llegado a este extremo resulta oportuno con- glo octavo, alguno de los ejemplares de coranes que
jeturar acerca de las circunstancias que posibilita- hubieron de llegar a al-Andalus junto con los nue-
ron a Emeterio y En, autores del códice conserva- vos pobladores pudo estar ornado con una minia-
do en la catedral catalana, acceder a un hipotético tura semejante a la nuestra. En todo caso, lo cierto
eslabón intermedio derivado del modelo romano. es que la dinastía omeya, a punto de ser extinguida
La versión paleoislámica propuesta, clasicista en en Damasco, reapareció en el 756 en este margen
todos sus rasgos, vendría a erigirse como un hito occidental de la periferia islámica. Su nostalgia por
evolutivo, reflejo de lo que pudo haber ocurrido todo lo sirio motivó una urgente importación de
en el área peninsular o en el ámbito relacionado objetos y toponimias de aquella región, con el fin
con ella durante los siglos previos a la conquista de reconstruir un entorno que evocase lo más fiel-
musulmana. En relación con esta circunstancia es mente posible el recientemente perdido45. Entre
posible que al margen de influencias foráneas, el ellos quizá se contaran coranes ilustrados, libros
modelo se hubiese conservado en la musivaria o útiles a la vez que suntuosos, en sintonía con la
en diferentes artes muebles bajoimperiales penin- hedonista corte omeya46. En este sentido, no debe
sulares, del mismo modo que sobrevivió en ciuda- olvidarse la jactancia de este régimen, sensible a las
des y villas tardorromanas el esquema de arcos cuestiones codicológicas, en lo relativo a sus nu-
desplomados. La miniatura hispanogoda, sobre la merosas y nutridas bibliotecas47.
que tanto se ha especulado, hubiera aportado lu- Aún hoy los investigadores no han consensuado
ces a este respecto. A pesar de su factibilidad, la completamente su opinión sobre la conflictividad
carencia de cualquier testimonio intermedio impi- real entre cristianos y musulmanes en los reinos
de recomponer la hipotética evolución seguida por peninsulares durante estos primeros siglos de ocu-
esta imagen en la península Ibérica entre los siglos pación islámica; ni tampoco en qué medida ello
26 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Gerardo Boto Varela

habría entorpecido los intercambios culturales y


artísticos que se derivaron de la contigüidad de
ambas culturas. Sin embargo, parece que los
omeyas supieron mantener un equilibrio viable
entre cristianos y musulmanes48. En todo caso, las
comunidades cristianas absorbieron componentes
plásticos islámicos de un modo puntual y exento
de valoraciones ideológicas49. Werckmeister con-
tabilizó el número de elementos iconográficos in-
cluidos en la miniatura mozárabe que realmente
podían presumirse herencia de lo musulmán50. Se-
gún este autor, el hecho de que las comunidades
cristianas mozárabes procediesen del dominio is-
lámico no habría implicado necesariamente una
adquisición generalizada de las formas e iconogra-
fía andalusíes y sí, en cambio, una considerable re-
ticencia a las mismas. Pero en el beato de Girona,
temas como el caballero y la serpiente (f. 134v.), la
palmera (f. 147v.) o el Descensus ad Inferos (f. 17v.) Figura 8.
denuncian un préstamo oriental e islámico51. A ellos San Efrem y San Jaime de Sarug bajo arcos. Homns, Biblioteca Patriarchale, Obras de San Efrem, f. 10.
se ha pretendido añadir el hecho de que «ciertos
motivos arquitectónicos que aparecen en la fami-
48. O. GRABAR, «Una introduc- pués en Formas artísticas de lo cualquier caso, ello no tendría
lia IIb –en la que se incluye el beato gerundense– ción», p. 6. imaginario, Barcelona, Anthropos, porque implicar un aprecio ideo-
con toda probabilidad derivan del arte islámico»52. 1987, p. 76-93). Temas como la lógico de la cultura andalusí.
49. De ahí la posibilidad de una mujer sobre la bestia bermeja (f. Werckmeister pretende desmen-
La Ciudad Nueva pudiera ser una aportación más cesión iconográfica para la ciudad 63r.) ponen en evidencia determi- tir los reflejos de la arquitectura
a esa idea general. escatológica cristiana desde un nadas concomitancias entre los islámica en el Beato de Girona.
esquema formal empleado ante- pensamientos cristiano y musul- Apunta que las formas musulma-
Casos concretos ponen de manifiesto contac- riormente para una mezquita mán. C.-O. NORDSTRÖM, «Text nas incorporadas a las represen-
tos directos entre la miniatura cristiana del ámbito islámica. La facilidad que tuvo and Mythe in some Beatus taciones de las Siete Iglesias de
este modelo para retornar al cris- Miniatures», CA, XXV, 1976, p. Asia no imitan la estructura de
de Siria-Palestina y el Beato de Girona53 (figuras 8 tianismo se cifra en relación con 30 y s., figs. 21-27, considera que ningún edificio de la otra religión,
y 9). La escena de los dos testimonios (f. 164r.), para la mera atracción estética provo- este iconograma también proce- aunque presenten formas de ex-
cada por el arte islámico. de de la Antigüedad, en concreto tracción califal como el alfiz y el
la que no existen paralelos en el resto de los bea- de figuras mitológicas como Isis- arco trilobulado. «Islamische for-
tos, fue parangonada con otra imagen cristiana rea- 50. O. K. WERCKMEISTER, «Islami- Sothis o Cibeles cabalgando di- men», p. 938. G. E. ROCHE, «Une
sche formen in Spanischen versos animales. J. Y ARZA , iconologie architecturale», p. 21,
lizada en Siria en torno al año mil, es decir, dentro Miniaturen des 10. Jahrhunderts «Funzione e uso della miniatura», ignora el estudio de Werckmeister
de una cronología relativa próxima a la del Apo- und das problem der mozara- p. 1079, intenta demostrar que la cuando afirma que el edificio di-
bische Buchmalerei», L’Occidente formulación que se recoge en el señado para ilustrar el Mensaje a
calipsis de origen leonés 54. Las diferencias e l’Islam nello Alto Medioevo (XII Beato de Girona es un islamismo las Siete Iglesias de Asia en el ma-
compositivas son salvables a juicio de A. Grabar55, Settimana di Spoletto), Spoletto, encubierto, resultado de una re- nuscrito gerundense –tres hileras
1964, p. 933-967. Sumaban un creación compositiva sin prece- superpuestas de cinco, cuatro y
para quien la escena mozárabe hubo de ser creada total de diez motivos, cantidad dentes. tres arcos de herradura que alber-
a partir de una imagen más antigua con la que se despreciable [sic] en comparación gan altares coronadas por una cú-
con los elementos de proceden- 52. P. KLEIN, «La tradición pic- pula– (f. 36v.), puede evocar una
emparentaba también la siria. En este sentido y cia no-islámica. Se hace aquí hin- tórica de los beatos», Actas del mezquita. No suscribo ninguna
aceptando la posibilidad de que el tipo compositivo capié en el antagonismo belige- Simposio, p. 85-115, esp. 97 y 114. de las dos opiniones. El investi-
rante que mediaba entre ambas Cita las dovelas de colores alter- gador alemán necesariamente
inspirador de la Jerusalén Celeste de este códice culturas en el espacio peninsular. nados de la ilustración de El fes- desconocía si las miniaturas de las
afectado por orientalismos, no fuera el exhibido tín de Baltasar de los beatos de iglesias asiáticas remiten o no a re-
51. Para el caso del caballero el Girona, Tábara y Magius, que presentaciones arquitectónicas
por la mezquita siria u otro similar, cabría propo- autor alemán remite su origen a remiten a la mezquita de Córdo- miniadas andalusíes, dado que no
ner una tercera vía hipotética para ese eslabón telas coptas de los siglos VI y VII. ba y su Puerta de San Esteban se ha conservado ningún libro
Ibídem, p. 942 y s. Sin embargo (855-6). No ha de olvidarse, sin religioso ilustrado del Occidente
modélico intermedio: alguna perdida representa- reconoce que el estilo de la repre- embargo, que los elementos que islámico anterior al siglo XI. Por
ción arquitectónica miniada damascena, derivada sentación gerundense difiere no- constituyen este vano se consta- su parte, Roche no aporta ningu-
tablemente del de su supuesto tan en la Península con antelación na prueba que avale su suposi-
también de lo romano, pudo ser importada ade- prototipo, de un modo paralelo a al mismo. El arco de herradura ción.
más de otros temas como el de los «dos testimo- lo que ocurre con las imágenes existe en edificaciones tardorro-
arquitectónicas que nos ocupan. manas como Cabeza de Griego y 53. A. GRABAR, «Les illustrations
nios». Grabar cree que esta ilustración supone un En todo caso reconoce que el ji- el alfiz se empleó en San Tirso de des Beatus mozarabes et les
nuevo testigo fragmentario de esa «misma tradi- nete gerundense pudo haberse Oviedo y en Bendones. La alter- miniatures orientales chrétiennes
inspirado en una obra islámica nancia cromática de las dovelas et juives», CA, 28, 1979, p. 7-16.
ción pictórica» que, aglutinadora de manuscritos con tradición copta, o bien que estaría en paralelo con lo anterior- Estas relaciones se sustentaban en
mozárabes, hebreos y sirios, «debió nacer en el ambas tradiciones, cristiana y mente dicho. Klein consideraba teorías más antiguas. Ídem,
musulmana, llegaran a experi- la puerta cordobesa como un fac- «Elements sassanides et islami-
Mediterráneo oriental»56. mentar una simbiosis. Por su par- tor decisivo a la hora de aplicar ques dans les enluminures des
Junto a la concordancia establecida alrededor te la anástasis del Beato de Girona un término post quem, segunda manuscrits espagnols du Haut
confirma que el islam podía abas- mitad del IX o X, a la redacción Moyen Age», en E. ARSLAN (ed.)
de la iconografía del personaje bajo arco, existe otra tecer a esta miniatura hispana tan- pictórica de esta familia. También Arte del Primo Millennio (Pavía,
que considera la combinación de perspectivas –alta to por la vía literaria como por la J. G. BECKWITH, «Islamic influ- 1950), Turín, 1951, p. 312-319.
visual. J. YARZA, «El descensus ences of Beatus», p. 58, conside- «C’est donc entre le VIIe. et le Xe.
y frontal–, un recurso empleado por los artífices ad Inferos en el Beato de ra que en el arte producido en siècles qu’il faudrait placer la
sirios desde la expansión islámica hasta el siglo XIII57. Gerona», Boletín del Seminario España en los siglos X y XI existe création, par les chrétiens du
de Arte y Arqueolgía, XLIII, un trasfondo omeya, aseveración Levant islamisé, des images qui
Esta convergencia en el uso de procedimientos y 1977, p. 135-146 (recogido des- que argumenta escasamente. En furent reprises para les miniatur-
Ciudades escatológicas fortificadas. Usos perspectivos en los beatos de Girona y Saint-Sever LOCVS AMŒNVS 2, 1996 27

formulaciones estrechamente vinculadas, ajenas


a lo “mediterráneo” –entendido en un sentido
clasicista– y más próximas a un origen oriental,
constata la existencia de un fondo antiguo que aún
perdura en el momento de la conquista musulma-
na. A mi juicio la nueva civilización islámica asu-
mió también parte de ese fondo oriental ajeno
transmitiéndolo, en último término, junto con lo
que a partir de entonces comenzó a ser su propio
arte.
Dado que el Beato de Turín es una copia casi
literal del gerundense, pocos rasgos nuevos aporta
su versión de la escatológica residencia divina. Si
acaso, el ahondamiento en la adulteración de un
original ya difícilmente reconocible58.

* * *

istes Mozarabes, et que ceux-ci vez en J. LEROY, Les manuscrits


ont pu connaître plus facilement syriacs à peintures conservés dans
que d’autres chrétiens d’Occident. les bibliothèques d’Europe et
[...] Mais l’usage de modèles d’Oriente, París, 1964, pl. 61, 1.
chrétiens d’Orient reste assuré, Para este último autor la imagen
grâce à la présence, parmi les debe situarse en el paso del siglo
peintures Mozarabes, d’images X al XI. WILLIAMS, The illustrated
que revèlent de la tradition Beatus, p. 146, cuestiona la pro-
sassanide antérieure a l’Islam, et puesta de Grabar: la obra siria era
même de thèmes persans ininteligible para los hispanos.
abandonnés par les Musulmans,
tels que le roi trônant sur la 55. Los dos personajes se dispu-
couchette sassanide». p. 315. sieron bajo sendos arcos de me-
Creo que estas afirmaciones abo- dio punto en el folio oriental. En
nan mi hipótesis, a pesar de las el peninsular un único arco de he-
referidas matizaciones de rradura enmarca a ambos.
Werckmeister. Grabar, en un mo-
mento de su carrera, entendió, no 56. A. GRABAR, «Les illustrations
obstante, la miniatura hispánica de Beatus», p. 11-12.
del X como evolución desde el cla-
sicismo. Ídem., «Le tiers monde 57. Se encuentra por ejemplo en
de l’Antiquité à l’époque de l’art la Santa Cena de un evangeliario
classique et son rôle dans la sirio fechado en 1041 (British
formation de l’art du Moyen Museum, add. 7169, f. 11v.). Al
Age», Revue de l’Art, 18, 1972, siglo XIII corresponden las esce-
p. 9-25, esp. 19-20. Una aporta- nas del Paralítico herido del Brit.
ción más antigua a este tema en Mus. 7170, f. 133r. y Vatic., syr.,
M. CHURRUCA, Influencia orien- 559, f. 121v., en las que el pozo es
tal en los temas iconográficos de visto desde lo alto mostrando el
la miniatura española. Siglos X al perfil superior, no el frontal.
XII, Madrid, 1939, obra plagada Ibídem, figs. 9, 10 y 11. La yux- Figura 9.
de errores e inspirada en M. ASÍN taposición de diferentes perspec- Los dos testigos. Beato de Girona. Girona, Museo de la Catedral, ms. 7, f. 164.
PALACIOS, La escatología musul- tivas ya se empleaba en la
mana en la Divina Comedia, Ma- Alejandría del siglo VI, como tes-
drid, 1961, 3ª ed. También W. timonia una copia del Cosmas
NEUSS, «Probleme der christlichen Indicopleustes. Le miniature della
Kunst in maurischen Spanien», topografía cristiana di Cosmas
Neue Beiträge zur Kunstgechichte Indicopleustes, ed. Stornaiuolo,
des I. Jahrtausends: Frühmittel- 1908, lams. 15b y 17a. Véase tam-
alterliche Kunst, A. ALFOLDI (ed.), bién COSMAS I NDICOPLEUSTES ,
1, 2, Baden-Baden, 1954, p. 249- Topographie chrétienne, París,
284. Más recientemente ha vuel- 1933 (Sources chrétiennes nº 197),
to sobre el tema de la influencia p. 30-31 y 180-181. Cfr. GRABAR,
islámica J. W ILLIAMS , The n. 14. Seguramente ha de enten-
illustrated Beatus, vol. I: Intro- derse herencia de las composicio-
duction, cap. V «The Commentary nes del antiguo Egipto mencio-
and Islamic Art», p. 143-157. nada en la n. 8 supra.

54. Se trata de las Obras de San 58. C. CID, I. VIGIL, «El beato de
Efrem, f. 10, conservada en la Bi- de la Biblioteca Nacional de
blioteca Patriarchale de Homs: Turín, copia románica catalana
San Efrem y San Jaime de Sarug del Beato mozárabe leonés de la
bajo arcos. La imagen, reprodu- catedral de Gerona», Anales del
cida por A. Grabar en «Les Instituto de Estudios Gerundenses,
illustrations de Beatus...», fig. 4, XVII, 1964-1965.
apareció publicada por primera
28 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Gerardo Boto Varela

Había aludido más arriba al desarrollo, a partir del una ciudad histórica, París63. Junto a todo ello el
ejemplar del Corpus Agrimensorum, de una segun- esquema reaparece en las ilustraciones de textos
da vía representativa que valoraba antes el contor- profanos como el Roman de Troie64, De rebus
no amurallado que el espacio delimitado por éste. mirabilibus mundi 65 o Le songe du Verger 66, y aún
Sin un esquema intermedio que sirva de vínculo en grabados del siglo XVI67. Una tradición pictórica
entre la obra romana y el conjunto de beatos his- de constitución voluble y extensión diacrónica que
panos, la versión medieval más temprana se halla enebra sus hitos ocasionales a través de márgenes
probablemente en el Beato de Saint-Sever, cuya almenados en los que se afincó un espacio central
Babilonia es custodiada por una serpiente dragón vocacionalmente narrativo.
que revela lo maléfico de la urbe59 (figura 10). De Queda ya reconocida la carencia de los esta-
base rectangular y desplegada en vertical, se rodea dios que mediaron entre el prototipo romano y la
de una cinta muraria que subraya su carácter de ilustración de beatos. Las vías que posibilitaron
fortificación. Torres de cubiertas variadas y unas reapariciones tan distantes como esporádicas
merlones se suceden a lo largo de todo el períme- en la miniatura medieval europea no han podido
tro, en cuyo lienzo frontal se abrieron dos puertas. ser especificadas. Pero no reconozco en ello el ob-
En el interior, una estructura amurallada aloja los jetivo de este trabajo. En todo caso, sí es posible
sarcófagos de los tres jóvenes hebreos incinerados verificar que esta versión de urbe en proyección
que menciona Daniel. Los lados laterales son ban- vertical superó ampliamente el siglo X, quizá por
das verticales de colores alternados. Desde este esa facilidad para enmarcar y caracterizar una ciu-
punto de partida ha de considerarse, a mi juicio, la dad desde sus extremos. Recordemos ahora que ya
controvertida composición de la Jerusalén Celeste en el mundo clásico el margen arquitectónico se
de San Pietro al Monte en Civate, donde la mura- empleaba para enmarcamiento en las frons scenae.
lla aún aparece horadada por las doce puertas y los Las aspiraciones medievales a la hora de represen-
muros laterales se despliegan en zig-zag60 (figura tar urbes se cifraron en términos escatológicos en
11). Una estructura muy semejante a la empleada los primeros momentos, terrenales después y
para la Babilonia del Beato de Saint-Sever resultó alegóricos durante los últimos siglos.
válida para otras representaciones urbanas En el mundo musulmán, como en los casos an-
hierofánicas como la Jerusalén Celeste del Codex teriores, pueden registrarse ejemplos de esta fór-
Gigas o una Ciudad de Dios conservada en Pra- mula. Diez siglos después de la confección del ca-
ga61. Semejanzas compositivas son apreciables en tálogo topográfico latino, el esquema permanece
otra Jerusalén Celeste británica donde se han in- inalterado en una miniatura turca cuya única no-
corporado los doce apóstoles62. En el siglo XIV a vedad reside en la incorporación de un attrezzo más
partir de este modelo se reconstruyó en miniatura complejo68 (figura 12).

59. París, Bibliothéque National, apocalittici altomedievale e go de La Gerusalemme celeste, p. Library, ms. bodl. 352, f. 32r.) da-
lat. 8878, f. 217r. La reproduce l’affresco di San Pietro al Monte 149, se indica al respecto de tado en la primera mitad del XII.
C.O. N ORDSTRÖM, «Text and di Civate», CA, 30, 1982, p. 107- Civate que la perspectiva emplea- Si bien responde al mismo esque-
Mythe in some Beatus Minia- 124. Véanse también L. GATTI, da no es la «volcada» de los bea- ma, en su parte baja presenta el
tures», CA, XXV, 1976, fig. 16. «Arte e liturgia nel complesso tos sino una «sorta di prospettiva muro en forma de quilla, mien-
En la n. 33 supra aludimos a la monastico di Civate, Arte Cris- aerea». Considérese ésta a la luz tras que el paramento del fondo
misma imagen en el Beato de tiana, 78, 1990, p. 91-102, esp. 96 del modelo seguido por el Beato describe una curva en su perfil,
Girona, más antigua pero menos y s. En Civate se tomó el estereo- de Saint-Sever, que difiere sensi- jalonados ambos por torres. En
nítida que la gascona. Los regis- tipo arquitectónico formulado en blemente del versionado por el el interior, el Cordero apocalíp-
tros superpuestos en «perspecti- los beatos reforzando su valor resto de las ramas de la misma tico y su cohorte.
va hispánica» se encuentran en exegético –la presencia de las vir- familia de códices. Sobre las
otros lugares de este códice según tudes cardinales y de Cristo con cuestiones referentes a ramas y 62. Apocalipsis British Museum,
N. MEZOUGHI, «Les peintures el Cordero apocalíptico– además familia, véase el trabajo de KLEIN ms. Harley 4972, f. 40v., (s. XIV).
accompagnat le texte de l’Apoca- del didáctico. El modelo de los citado en la n. 52 supra. La Gerusalemme celeste, p. 175-
lypse et son commentaire dans le beatos estimulaba la reflexión 176, nº 55 del catálogo.
Beatus de Saint-Sever», en X. teológica de los espectadores. P. 61. La relación fue establecida
B ARRAL y otros, El Beato de KLEIN, «La fonction et la "popu- acertadamente por GARDELLES, 63. Ives de Saint-Denis empleó en
Saint-Sever, ms. lat. 8878 de la larité" des Beatus, ou Umberto «Recherches sur les origines», p. 1317 este esquema con ligeras va-
Bibliothèque National de Paris, Eco et les risques d’un dilettant- 128 y fig. 16. La Jerusalén del riantes para ilustrar las numero-
Madrid, 1984, p. 290. isme historique», Ettudes Roussi- Codex Gigas (Estocolmo, Biblio- sas miniaturas de su «Vida y Mar-
llonnaises, 1987, p. 313-237, esp. teca real, ms. A 148, f. 289v.) se tirio de Saint-Denis» (París, Bibl.
60. Me refiero únicamente al 319 y 320. Klein rectifica así su reproduce en W. CAHN, La Bible Nat., ms. frs. 2090 y 2091). Ch.
componente arquitectónico. anterior opinión expresada en romane, París, 1982, fig. 131. En STERLING, La peinture médiévale
Para esta obra lombarda veanse ídem, «Les Apocalypses romanes La Ciudad de Dios (Praga, Bibl. à París (1300-1500), vol. I, París,
los trabajos de Colli en los que et la tradition exégetique», capitular, ms. A 7, f. 1v.) han des- 1987, p. 54 y s., figs. 18-20.
también se hace mención al res- CSMC, 12, 1981, p. 123-140, esp. aparecido ya las arquitecturas in-
to. A. COLLI, «L’affresco della 128, donde apuntaba una fuente ternas. Ésta última a su vez ha 64. «Toma de la Torre» (París,
Gerusa-lemme celeste di S. Pietro exegética distinta a la hispana para sido vinculada plásticamente por Bibl. Nat., ms. fr. 301, f. 147r.).
al Monte di Civate: proposta di Civate como ya hiciera H. SCHRADE, COLLI (La Gerusalemme celeste, Reproducido en G ARDELLES,
lectura iconografica», Arte Lom- Die romanische Malerei, Cologne, p. 218) con la Ciudad Nueva del «Recherches sur les origines», fig.
barda, 58/59, 1981, p. 7-20; ídem, 1963, p. 80. Cfr. KLEIN, n. 21. En Apocalipsis de Aimone de 17.
«La Gerusalemme celeste nei cicli la mencionada ficha 2 del catálo- Auxerre (Oxford, Bodleian
Ciudades escatológicas fortificadas. Usos perspectivos en los beatos de Girona y Saint-Sever LOCVS AMŒNVS 2, 1996 29

65. Un ejemplar de esta obra de Figura 11


Solino fechada en el siglo XIV se Jerusalén Celeste. Civate: San
custodia en Milán (Biblioteca Pietro al Monte.
Ambrosiana, ms. C 246 inf., f.
3v.). Al respecto, S. MANDDALO,
In figura Romae. Immagini di
Roma nel libro medioevale,
Roma, 1990, p. 38, fig. 6.

66. Maestro de la Biblia de Jean


Sy, ca. 1355-1380 (Londres,
British Museum, ms. Royal 19 c
IV, f. 4). Se trata del mantenimien-
to del sentido perspectivo de pro-
yección vertical, si bien el cerco
murario es ahora vegetal, dando
lugar a un hortus conclusus en
cuyo interior disputan dialécti-
camente un clérigo y un laico. Los
personajes por lo demás se han
distribuido geo-métricamente en
el interior del locus. Una repro-
ducción en STERLING, La peinture
médiévale à Paris, p. 184 y s., fig.
106.

67. En un grabado italiano firma-


do «A. S. EXCUD 1541» –atribui-
do a Antonio de Salamanca– se
representa la ciudad de Argel
(Algeri) con planta cuadrada y Figura 12.
recinto amurallado reseguido por Ciudad iraquí. Biblioteca
torres. A diferencia de los casos de Estambul (?). Ilustración de
anteriores, se ha escorzado lige- un códice: Matrakçi Nasuhis,
ramente uno de los muros latera- Beyan-I Manazil-I sefere-I
les. Reproducido en G. ESQUER, IraKeyn (IUKT 5964).
Iconographie historique de
l’Algérie, París, 1929, pl. V. La re-
presentación de la ciudad a pesar
de su avanzada cronología no pa-
rece verídica sino acomodada a
estereotipos, de un modo muy
semejante a lo que ocurría con el
Corpus Agrimensorum. F.
CRESTI, «Descriptions et icono-
graphie de la ville d’Alger au XVI
siècle», Revue de l’Occident
Musulman et de la Mediterranée,
34, 1982-2, p. 1-38, fig.1, coteja
este grabado con otros y pone de
manifiesto la carga idealista aún
patente en algunos autores huma-
nistas.

68. La ilustración, en la que apa-


recen muchos más árboles y edi-
ficios en el interior de la muralla,
representa una ciudad iraquí y
aparece incorporada en la obra de
Matrakçi N ASUHIS Beyan-I
Manazil-I sefere-I IraKeyn (tra-
ducción aproximada «Una rela-
ción de cada escenario de la cam-
paña en los dos Iraqs»), realizada
hacia 1537 (IUKT 5964). Repro-
ducida en M. A ND , Turkish
Miniature painting, Estambul,
1978, p. 43.
30 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Gerardo Boto Varela

69. Sus respectivos trabajos se ci- en el templo». Ca. 830. Düssel- 70. E. G OMBRICH, Arte e ilusión.
A modo de conclusión tan en las notas 3 y 19. Los dos dorf, Landesbibliothek, B. 113). Estudio sobre la psicología de la
esquemas válidos en la miniatura Reproducidos en J. HUBERT, J. representación pictórica, Barce-
hispana para la representación de PORCHER y W. F. VOLBACH, El lona, 1979, p. 123, cree que los
He tratado de añadir algunas derivaciones medie- la urbe escatológica –el de arca- Imperio carolingio, Madrid, 1968, artistas a menudo buscan a su
das desplomadas y el de arcos fig. 107 y 108. En éstos los apo- alrededor «esquemas» –entendi-
vales de villas fortificadas paleocristianas a la nó- superpuestos– parten del acervo calipsis norteños se ha reducido dos en su versión manual– pre-
mina confeccionada por Ehrensperger y Lampl69, tardoantiguo y cuentan con pa- el tamaño de la ciudad, para pro- existentes fácilmente moldeables.
ralelos en el mundo islámico. En vocar la sensación de lejanía, ade- En la n. 48 supra aludo a la pro-
al tiempo que responder al interrogante lanzado el ámbito europeo, al margen del más de doblar el número de to- blemática relativa a la incorpo-
por Gardelles sobre la existencia o no de un su- comentado caso de los apocalip- rres y disminuir la longitud de ración de contenidos propios a
sis de Valenciennes-París, se hizo cada uno de los paños hasta trans- imágenes ajenas y la coyuntura
puesto arquetipo antiguo para las imágenes uso de otro modelo de idéntica formar el hexágono en una for- que pudo propiciarla.
miniadas mozárabes de proyección vertical. Del progenie. El hecho apuntado en ma almendrada. La causa de esta
la n. 34 de que las miniaturas de metamorfosis debe buscarse en la 71. A este respecto son especial-
modelo propuesto, habrían surgido tanto en el Treveris y Cambrai puedan ser el necesidad de una coherencia tex- mente lúcidas las páginas inicia-
Occidente cristiano como en el Oriente islámico, reflejo de determinadas partes de tual. Fórmulas representativas les de S. M ORALEJO, «Modelo,
algunas abadías contemporáneas, como las aquí tratadas debieron copia y originalidad en el marco
dos formulaciones distintas en función de la pri- no excluye una posible derivación llegar al mundo islámico a través de las relaciones artísticas hispa-
macía concedida a la muralla o al patio central. En desde un arquetipo originalmen- de Bizancio, en unos casos, y de no-francesas, siglo XI-XIII», Actas
te romano. En este sentido, el la apropiación del arte de deriva- del V Congreso Español de His-
un caso se habría incidido más en su naturaleza de desaparecido ejemplar iluminado ción más estrictamente romana, toria del Arte (Barcelona, 1984),
fortificación y en el otro en el análisis de su espa- del siglo VI (La Gerusalemme ce- vigente aún en las áreas ribereñas t. I, Barcelona, 1986, p. 89-112.
leste, p. 161 y s., nº Catálogo 24- de Siria-Palestina, en otros. En
cio interior. Cuando tanto los autores del Beato 26), originario de Italia y copia- este ámbito las ciudades se repre- 72. «El arte islámico es un arte
de Girona, Emeterio y En, como el de Saint-Sever do en Tours, del que se ha dicho sentaron durante la Baja Antigüe- medieval, una de las variantes de
que parten estos manuscritos dad del modo que después apre- la rica herencia de la Antigüedad
–y quizá algún otro más– hubieron de afrontar la centroeuropeos, habría servido ció la miniatura carolingia. La clásica». O. GRABAR, La forma-
realización plástica de una ciudad escatológica, ac- de nexo. Salvando la degenera- planta hexagonal se aplicó en las ción, p. 231.
ción formal que conlleva toda de- Alejandría y Menfis de San Pedro
tuaron de un modo casi normativo entre los artis- rivación, no es difícil reconocer y San Pablo de Gerasa, así como 73. A. COLLI, «La tradizione fi-
tas en tales situaciones: buscar a su alrededor un la fuente de inspiración de esta en Khibert es-Samra también con gurativa», La Gerusalemme celes-
imagen carolingia de la Ciudad la imagen de Alejandría (primera te, p. 144, juzga la Jerusalén Ce-
esquema lo suficientemente dúctil como para lo- Nueva en urbes de planta hexa- mitad del VII). En este segundo leste un instrumento privilegiado
grar acomodarlo a sus necesidades70. Las nuevas gonal como las figuradas en el caso, el espacio que media entre para ahondar en la experiencia
Corpus Agrimensorum Roma- las murallas del primer plano y las cristiana altomedieval.
versiones plásticas son el resultado de la adapta- norum, la Notitia Dignitatum o del fondo se jalona de arcos co-
ción que implica todo préstamo o adopción formal. la Tabula Peutingeriana. Estos re- rrespondientes a los diferentes
pertorios de ilustraciones urba- edificios cupulados. Su proyec-
Sin pretender abordar cuestiones de hermenuética nísticas y cartográficas de la An- ción sobre el plano es en altura.
terminológica relativas al modelo y la copia du- tigüedad y de la Baja Antigüedad Considérese esta imagen en rela-
recogen algunos de los tipos que ción con la miniatura propuesta
rante el medievo71, creo haber expuesto un caso después servirán de inspiración en como inspiración de la Jerusalén
más de reelaboración artística. El tipo de figura- el Occidente medieval. I. Celeste gerundense. Reproduci-
EHRENSPERGER-KATZ, «Les repré- do en M. P ICCIRILLO (ed.), I
ción arquitectónica analizado fue emitido por el sentations de villes fortifiées dans mosaici di Giordania, Roma,
desintegrado mundo tardoantiguo y reapareció, al l’art paléochrétien et leurs 1986, fig. 106 y cat. 5, p. 175. La
dérivées byzantines», CA, 19, constatada riqueza de Oriente
menos en un primer instante, en áreas dominadas 1969, p. 1-27, fig. 2-5. Estas obras Medio en mosaico pavimental
o influidas, en mayor o menor grado, por el is- conservadas hoy son en realidad debe refrendarse con los mosai-
copias de modelos anteriores al cos parietales, pintura y minia-
lam72. Su trayectoria podría recomponerse a partir siglo IV partícipes de una tradi- tura, a fin de aclarar el sentido
de distantes eslabones intermedios, testigos de ción cartográfica antigua. Sobre el de ciertos detalles tratados más
carácter de signo resumido que sumariamente por el musivara.
cómo los tipos devienen topos, lugares de conver- tienen las ciudades en estas obras N. DUVAL,«L’iconografia archi-
gencia común convertidos en fórmulas y admiti- pseudocientíficas, ibídem, p. 2 y tettonica nei mosaici di
s. La pretendida conexión entre Giordania», p. 155. Lo cierto es
dos como esquemas; y de cómo el medievo se trans- la miniatura carolingia y los catá- que el modelo hexagonal debió
forma así en una topografía jalonada de indicios, logos topo-gráficos latinos, se ve cobrar fortuna porque en el siglo
favorecida por dos evangeliarios XVI aún puede encontrarse en la
cuya fisonomía es, en el caso que nos ocupa, la de carolingios, ligeramente posterio- ilustración de Oriente Medio: se
ciudades amuralladas recreadas sobre pergamino. res al Apocalipsis de Treveris, que trata de un Falnahma conserva-
registran sendos perímetros do en el Musée d’Art et d’Histoire
Un mundo, el medieval, en el que la continuidad hexagonales amurallados, en un de Ginebra. Reproducido en The
topológica se adivina a menudo por encima de ac- caso fiel al modelo romano arts of Islam (Hayward Gallery,
(Evangelio llamado de los Expos.), Londres, 1976, fig. 621b.
cidentes y metamorfosis. La Jerusalén Celeste fue Celestinos: «San Mateo». Media- Las composiciones islámicas que
uno de esos ideales perennes que ejerció en cada dos del IX. París, Bibliothèque de no evocan ningún sentido de pro-
l’Arsenal, ms. 1171, f. 17v., posi- fundidad y únicamente encua-
momento del medievo una influencia metafísica a blemente originario de Mar- dran personajes también se deri-
través del debate entre lo temporal y lo eterno73. chiennes) y el otro modificado van del cúmulo artístico
arbitrariamente (Evangelio de tardorromano aludido en la n. 26
Saint-Florin de Coblenza: «Jesús supra.

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