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1.6.1 GENERALIDADES
Cualquiera que sea la necesidad del estudio, una hoja de toma de datos como la que se indica en la Tabla
12 es fundamental para el registro de características del macizo rocoso en el campo. En la Figura 17, por su
parte, se ilustra la clasificación de masas rocosas de Bieniawski, la cual puede servir de referencia para
deducir el grado de diaclasamiento de un macizo rocoso cualquiera.
discontinuidad
Longitud de la
Presencia de
compresión
Separación
Rugosidad
Alteración
Abertura
RUMBO
Relleno
agua
RQD
Resistencia a la Longitud de la
Tipo RQD+ Separación
compresión discontinuidad
0. Diaclasa 1. Extremadamente dura 1. de 0 a 5 1. > 2,0 m 1. <1 m
1. Falla 2. Muy dura 2. de 5 a 12 2. 0,6 - 2,0 m 2. 1 - 3 m
2. Foliación 3. Dura 3. de 12 a 20 3. 0,2 - 0,6 m 3. 3 - 10 m
3. Esquistosidad 4. Moderadamente dura 4. de 20 a 27 4. 0,06 - 0,2 m 4. 10 - 20
4. Estratificación 5. Débil 5. de 27 a 35 5. <0,06 m 5. > 20 m
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5. > 5,0 mm
Macizo Clase
5. Lisa
I (RMR = 81 – 100)
5. Relleno Macizo Clase II (RMR5. =Agua
5. Descompuesta
61 libre
– 80)
blando >5,0 mm
El tamaño de bloques es uno de los indicadores más importantes del comportamiento del macizo rocoso.
Sus dimensiones se determinan mediante el espaciamiento, el número de familias y la persistencia de las
discontinuidades que delimitan los posibles bloques. El número de familias y la orientación determinan la
forma de los bloques resultantes, los cuales pueden asemejarse a cubos, romboedros, tetraedros, láminas
etc. De cualquier modo, las formas geométricas regulares son la excepción a la regla ya que rara vez las
discontinuidades resultan paralelas. Usualmente las rocas de tipo sedimentario presentan los bloques más
regulares.
a) Índice modal de tamaño de bloques, Ib. Puede estimarse al seleccionar a ojo varios tamaños de bloques
típicos y tomar sus dimensiones medias. Puesto que el índice puede variar desde milímetros hasta
varios metros, una precisión en la medición del orden del 10%, es suficiente. Cada rango debe
caracterizarse por su moda y sus valores típicos máximo y mínimo. El número de intervalos debe
registrarse igualmente. El propósito de este índice, es representar las dimensiones medias de los
bloques de roca típicos. En el caso de rocas sedimentarias, dos familias de diaclasas mutuamente
perpendiculares que se cruzan, más la estratificación, constituyen un bloque de forma cúbica o
prismática extremadamente común. En tales casos es correcto describir Ib mediante: Ib = (S1 + S2 + S3)
/ 3.
El espaciamiento de las discontinuidades individuales y las familias asociadas, tiene una fuerte influencia
sobre la permeabilidad del macizo y las características del flujo. A fin de cuantificar el espaciamiento, el
equipo necesario consiste de una cinta métrica de un mínimo de 3m de longitud, calibrada en milímetros,
un compás y un inclinómetro. El procedimiento es: siempre que sea posible, la cinta debe mantenerse a
lo largo de la superficie expuesta de forma tal que la traza de la discontinuidad en dicha superficie, se
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El menor ángulo, α, entre la cinta y la familia de diaclasas observada, se mide con un compás con una
precisión de 5º. El espaciamiento modal se calcula a partir de la expresión:
S = dm sen α
El valor promedio de los espaciamientos modales individuales (S 1, S2, S3, .., etc.) representa la
dimensión media de los bloques rocosos típicos, si se asume su persistencia.
Figura 18. Medición del espaciamiento entre diaclasas observando la roca expuesta.
Para cada familia de discontinuidad, deben registrarse los espaciamientos mínimo, modal y máximo (S min,
Smod y Smax). Un método muy conveniente para presentar un número muy importante de toma de datos de
mediciones de espaciamientos para los cuales se hace indispensable un tratamiento estadístico, es el
empleo de histogramas, utilizando la terminología de la Tabla 13, para cada familia de discontinuidades.
Igualmente pueden dibujarse curvas de frecuencia para cada familia en el mismo diagrama, lo cual facilita
una inmediata identificación tanto de los respectivos valores modales, como de su dispersión.
Se recomienda un análisis estadístico que pueda indicar con la mayor exactitud posible las distribuciones
granulométricas del macizo; esto es, su estado de diaclasamiento original. En dicho análisis es fundamental
resaltar los histogramas y las distribuciones de frecuencia sin olvidar los rangos de variación y la moda.
Recuerde el macizo no sabe de promedios pero sí de modas.
Descripción Espaciamiento
Extremadamente cercano Menor de 20 mm
Espaciamiento muy cerca Entre 20 y 60 mm
Cerca Entre 60 y 200 mm
Espaciamiento moderado Entre 200 y 600 mm
Espaciamiento amplio Entre 600 y 2000 mm
Espaciamiento muy amplio Entre 2000 y 6000 mm
Extremadamente amplio Mayor de 6000 mm
La utilización del promedio en lugar de los espaciamientos modales, puede conducir a eliminar dificultades
en muestras que tengan modas múltiples o no muy definidas y en muestras con modas en espacios muy
reducidos. Finalmente, el espaciamiento también puede expresarse como el inverso; es decir, el número de
discontinuidades por longitud medida (éste es el término para frecuencia), el cual está relacionado con el
RQD mediante la expresión:
b) Número de diaclasas por metro cúbico, Jv. Es la sumatoria del número de diaclasas por metro para cada
familia de diaclasas. Las discontinuidades casuales pueden incluirse pero generalmente tienen muy
poco efecto sobre los resultados. El número de diaclasas de cada familia debe contarse a lo largo del
conjunto de diaclasas perpendicular relevante. Se recomienda una longitud de muestreo de 5 a 10 m.
Cada conteo de diaclasas se divide, entonces, en 5 ó 10 a fin de expresar los resultados como número
de diaclasas por metro. Un resultado típico para 3 familias de diaclasas y una discontinuidad casual
registradas a lo largo de 5 ó 10 metros normal a las líneas de muestreo, puede ser el siguiente:
Nótese que Jv no es igual a 1/S 1 + 1/S2 + 1/S3. Su cálculo se fundamenta en los espaciamientos medios y no
en los modales. Generalmente los resultados serán similares, pero el espaciamiento tiende a distribuirse de
una forma lognormal. Las discontinuidades ocasionales no afectan perceptiblemente el valor de Jv. En la
Tabla 14 se indican los términos descriptivos para el tamaño de bloques según este parámetro.
Tabla 14. Términos descriptivos del tamaño de bloques y su relación con Jv.
Término Jv (diaclasas/m3)
Bloques masivos Menor a 1
Bloques grandes 1a3
Bloques de tamaño medio 3 a 10
Bloques pequeños 10 a 30
Bloques muy pequeños Mayor de 30
Valores de Jv superiores a 60, representan un macizo rocoso muy triturado, típico de zonas de falla exentas
de arcilla.
En vista de la gran utilización del RQD, en varios métodos de clasificación de macizos rocosos, es de interés
presentar la correlación aproximada entre Jv y RQD, la cual es de la forma:
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Tabla 15. Relación Jv versus RQD para calificar el estado de masividad de un macizo.
Esta relación puede utilizarse para estimar el orden de magnitud del RQD cuando no se dispone de núcleos
de perforación. En la Figura 19 se muestra una gráfica que relaciona el volumen estimado de los bloques in-
situ con el diaclasamiento volumétrico, adaptada de López Jimeno.
c) Términos descriptivos. Los macizos rocosos pueden describirse según los siguientes adjetivos, los cuales
dan una información preliminar sobre el tamaño y forma del bloque:
En un estudio del macizo rocoso, los resultados deben presentarse de la siguiente forma:
1. Registrar el índice modal de tamaño de bloques, Ib, y los valores típicos para los tamaños de bloque
mayor y menor para el rango o los rangos de interés. Registrar igualmente el número de familias y
describir la persistencia.
2. Registrar el número de diaclasas por metro, Jv, para esos mismos rangos.
3. Describir el macizo rocoso y su masividad en términos generales como: masivo, en bloques, tabular,
columnar, triturado, etc.
4. Donde sea posible, el tamaño y forma de los bloques debe también registrarse por medios fotográficos y
esquemas de campo de las superficies expuestas.
Las discontinuidades en el macizo rocoso tienen, pues, gran influencia sobre el diseño y ejecución de las
voladuras ya que pueden utilizarse como un indicativo preliminar de la fragmentación: el espaciamiento entre
discontinuidades, puede: a) obligar a un espaciamiento menor entre barrenos con el fin de minimizar sus
efectos adversos en la fragmentación de la roca; b) reducir los requerimientos de energía del explosivo para
una buena fragmentación; c) permitir el empleo de explosivos con alta producción de gases como el Anfo,
para producir el desplazamiento del material durante la voladura, y d) establecer como clave de la
fragmentación y el control estructural, la orientación del frente de explotación respecto a la orientación de las
discontinuidades. La orientación de las discontinuidades respecto al frente de explotación, también tiene
influencia en la eficiencia de la voladura.
Usualmente las voladuras en macizos rocosos tienden a abrir las fracturas preexistentes; por tanto, el
tamaño de los bloques medidos a partir de la roca arrancada y el depósito de material, son a menudo un
estimativo razonable del tamaño del bloque in-situ. En algunos casos, el cribado de todo el material extraído
de una perforación dará una curva granulométrica que es razonablemente confiable para el rango de los
tamaños de bloques, Figura 20.
La fragmentación está influenciada por el espaciamiento entre barrenos, “S”, el espaciamiento entre
diaclasas, JPS, y el tamaño máximo del bloque admisible en el proceso de trituración, “M”. Especial cuidado
debe prestarse cuando las discontinuidades son sub-verticales y la dirección de salida es normal a la de
éstas, pues es frecuente la sobre excavación detrás de la última fila de barrenos, lo cual obliga a una
perforación inclinada para mantener la dimensión del burden en la primera línea de la pega. Cuando la
estratificación o los sistemas de diaclasas presentan un ángulo menor de 30 grados, es recomendable que
los barrenos sean normales a dichos planos con la finalidad de aumentar el rendimiento de las voladuras.
Si se conoce la distribución en planta del estado de diaclasamiento del macizo, debe tenerse en cuenta esta
disposición a fin de colocar correctamente las cargas de explosivo con los espaciamientos apropiados, en
lugar de mantener un espaciamiento constante. En efecto, situaciones en las que las diaclasas se presentan
en familias formando ángulos suplementarios, originan liberaciones desiguales de la energía de los
explosivos, llegando la roca a fragmentarse excesivamente en las zonas con ángulos agudos y produciendo
grandes bloques en las zonas con ángulos obtusos.
Para evitar estos inconvenientes, que influyen muchas veces en la transmisión de importantes vibraciones al
terreno, las cargas de explosivo deben colocarse preferentemente junto a zonas con ángulos obtusos y el
espaciamiento entre barrenos debe ser paralelo a las direcciones de los planos de fractura. Además de
estos procedimientos, se recomienda una reprogramación de las secuencias de encendido de las cargas,
con la finalidad de crear la máxima superficie libre después de cada detonación, circunstancia que depende
de la geometría de fracturación del macizo rocoso. Cuando es posible modificar el diámetro de los barrenos,
conviene utilizar diámetros más pequeños al interior de zonas más fracturadas, para controlar mejor la
fragmentación y los impactos ambientales resultantes.
En el diseño de voladuras, la litología, estratigrafía y rasgos estructurales del macizo, juegan un papel
importante, pues a menudo, determinan la altura de banco y orientación (paralela al sistema de diaclasas
vertical o sub-vertical más importante), así como también el diámetro del barreno, el esquema de
perforación, la regulación del tiempo de retardos y, en esencia, la fracturación del material. Los elementos
básicos de geología que tienen incidencia en la voladura son: 1) las características litológicas, esto es, las
propiedades físicas y mecánicas, entre otras, de las rocas que constituyen el macizo rocoso, 2) la
estratigrafía, esto es, la presencia de estratos menos resistentes, y eventualmente más delgados, y
presencia de cavidades y 3) los rasgos estructurales, esto es, la presencia de planos de estratificación,
diaclasas principales y secundarias, en lo que tiene que ver fundamentalmente con sus actitudes. Otro
parámetro que debe tenerse en cuenta en un diseño racional, está obviamente, asociado con las
necesidades del cliente; este otro actor puede conllevar a modificar los diseños en virtud a favorecer la
granulometría a lograr, así como a evitar la dilución del material a beneficiar, Figura 21.
Las variaciones de las propiedades resistentes de las rocas, obligan a una reconsideración de los diseños.
Deben colocarse, por ejemplo, espaciadores en arcilla o gravilla entre la carga del barreno en donde la
presencia de lodolitas, por ejemplo, indica que es posible una explosión prematura. A menudo, estratos de
lutita o arcillolita muy blandos, se encuentran concentrados en una pequeña longitud del barreno, los cuales
deben ser tratados de la misma manera a fin de prevenir una pérdida de energía del explosivo. Los
yacimientos estratiformes semi-horizontales que presentan algún horizonte muy resistente, pueden conducir
a un tipo de voladuras particular en las que las cargas se alojen perfectamente confinadas, a la altura de
tales horizontes. Igualmente, es recomendable que la localización de los multiplicadores en las columnas de
explosivo coincida con los niveles más resistentes a fin de aprovechar al máximo la energía de tensión
producida por dicho explosivo.
Cuando se encuentren en contacto dos materiales de resistencias muy diferentes, como por ejemplo una
lutita físil en contacto con una arenisca muy competente, y si los barrenos atraviesan dichas formaciones,
tendrá lugar una gran pérdida de energía asociada con la caída de presión y escape de los gases al
producirse deformaciones rápidas de dichos materiales menos resistentes y, por consiguiente, se obtendrá
una mala fragmentación (esta situación, que de hecho es mucho más común de lo que se puede pensar, es
un buen ejemplo para llamar la atención sobre el seguimiento que debe hacerse durante la perforación).
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Para aumentar el rendimiento de las voladuras en estos casos, se aconseja retacar aquellas zonas del
barreno que estén en contacto con el material menos resistente o próximo a él, emplear cargas de explosivo
totalmente acopladas a la roca competente con una gran velocidad de detonación y una relación “ET / EB”
alta, colocar los multiplicadores en el punto medio de la roca dura para incrementar la resultante de la onda
de tensión que actúa a ambos lados y evitar el escape prematuro de los gases a la atmósfera asegurando
que tanto la longitud de retaque como la dimensión del burden sean las correctas. Si los materiales de los
estratos son diferentes en sus respuestas a la voladura, el piso del banco puede llegar a ser muy irregular;
igualmente, es probable que se presenten fracturas terminales si el disparo se inicia en la dirección
equivocada (la dirección correcta de arranque es a favor del buzamiento mirado en el frente de voladura).
Otra de las características del macizo rocoso que influencian la voladura son, los esfuerzos in-situ; en este
caso, el patrón de fracturas generado en torno a los barrenos, puede estar influenciado por la concentración
no uniforme de esfuerzos alrededor del mismo. En rocas masivas homogéneas, las grietas que empiezan a
propagarse radialmente desde los barrenos, tienden a seguir la dirección de los esfuerzos principales. Esto
quiere decir, entonces, que después de determinar la dirección de los esfuerzos principales, el frente de
voladura debe orientarse en esa misma dirección.
La presencia de agua, también tiene una importante influencia en el buen desempeño de las voladuras: las
rocas porosas y los macizos intensamente fracturados, cuando se encuentran saturados, presentan
habitualmente ciertos problemas que obligan a seleccionar explosivos que no se alteren por el agua; además
dicha humedad incide sobre la pérdida de barrenos por desplomes internos y dificulta la perforación
inclinada. Por otra parte, el agua afecta a las rocas y a los macizos rocosos ya que aumenta la velocidad de
propagación de las ondas elásticas en terrenos porosos y agrietados, reduce las resistencias de las rocas
tanto a compresión como a tracción, al ser menor la fricción entre las partículas, y reduce la atenuación de
las ondas de choque intensificando los efectos de ruptura debidos a la energía de tensión.
Finalmente, la temperatura del macizo rocoso, en particular en yacimientos que contienen piritas, hace que
los agentes explosivos tipo Anfo reaccionen, igualmente exotérmicamente con estos minerales. Las últimas
investigaciones apuntan a una primera reacción entre el Anfo y el sulfato ferroso hidratado, y más
especialmente entre este último y el nitrato amónico, iniciándose una reacción exotérmica que se auto
mantiene a partir de los 80º centígrados. Este sulfato ferroso es uno de los productos de descomposición de
las piritas, además del sulfato férrico y el ácido sulfúrico. Para obviar este inconveniente, es frecuente añadir
al Anfo sustancias inhibidoras tales como úrea u oxalato potásico, entre otras, de tal forma que un 5% en
peso de estas sustancias evitan la reacción exotérmica de la mezcla ternaria hasta una temperatura de los
180º C. La sensibilidad de los hidrogeles también depende de la temperatura de la roca con la que esté en
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Es un criterio válido para macizos considerados isotrópicos que tiene en cuenta los factores que determinan
la ruptura de un medio rocoso a gran escala, como la no linealidad con el nivel de esfuerzos, la influencia del
tipo de roca y el estado del macizo, la relación entre la resistencia a la compresión y a la tracción y la
disminución del ángulo de fricción con el aumento de los esfuerzos de confinamiento, entre otros.
El criterio fue desarrollado para ser aplicado en macizos rocosos sin sanos con matriz rocosa resistente,
asumiendo que los bloques de roca están en contacto unos con otros y que la resistencia del macizo está
controlada por la resistencia de las discontinuidades. Esta resistencia se define por medio de la expresión:
donde:
ci debe obtenerse mediante ensayos de compresión simple en laboratorio o a partir de ensayos de carga
puntual o índices de campo. Los valores de m y s se pueden obtener a partir del Índice RMR, de la siguiente
forma:
Textura
Tipo de roca Clase Grupo Muy
Gruesa Media Fina
Fina
Conglomerad
Arenisca Limolita Lutita
o
Clástica (22) 19 9 4
SEDIMENTARIA Grauvaca
(18)
Chalk
Orgánica 7
Carbón
No (8 - 21)
Clástica Caliza Caliza
Carbonatada Brecha
esparítica micrítica
s
(20) (10) 8
yeso Anhidrita
Química
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El criterio y las expresiones definidas para el cálculo de m y s, no proporcionan valores representativos para
macizos rocosos alterados y de mala calidad, por lo que se ha desarrollado una nueva expresión que es
válida para estos casos (materiales blandos y alterados, Hoek, 1994):
la cual se conoce como la expresión del criterio generalizado, en donde m, s y a dependen de las
propiedades y características del macizo rocoso.
con:
donde A y B son constantes del material; n, es el esfuerzo normal en el punto de interés y tm es la
resistencia a la tracción del macizo.
Criterio de Mohr-Coulomb
Muchas veces se define el comportamiento del macizo en términos de la cohesión, c’, y el ángulo de fricción,
’, que son los parámetros fundamentales en el criterio de falla de Mohr - Coulomb, y su implementación ha
llevado a que innumerables softwars en geotecnia se desarrollaran con este criterio, el cual se ilustra en la
Figura 38.
La relación que existe entre los esfuerzos principales mayor y menor, según el criterio, se establece como:
donde ci, es el esfuerzo de compresión simple para el material del macizo y K es la pendiente de la relación
lineal existente entre ’1 y ’3. De esta forma, los valores de c’ y ’ se pueden calcular mediante las
expresiones que se indican a continuación.
Sin embargo, a pesar de la simplicidad del criterio para definir los anteriores parámetros, no se ha podido
establecer una correlación directa entre la expresión que relaciona los esfuerzos ’1 y ’3 y el criterio no lineal
de Hoek y Brown, por lo que estimar los parámetros c’ y ’, resulta algo complicado.
Una investigación realizada por Bray, y posteriormente implementada por Hoek (1983), concluyó que la
mejor forma para intentar definir los parámetros del criterio de Mohr - Coulomb por medio del criterio de
Hoek y Brown, es el considerar el comportamiento triaxial de especímenes del macizo. En el estudio se
definió que la relación entre los esfuerzos normal y cortante se puede expresar en términos de los esfuerzos
efectivos principales, como se muestra:
Tabla 29. Relaciones aproximadas entre la calidad del macizo rocoso y las constantes m y s.
metamórficas: gabros,
Rocas carbonatadas:
gneises, granitos, y
diabasas y riolitas
grano grueso y
cuarzodioritas
cuarcitas
mys
1 y 3 : esfuerzos principales mayor y menor
ci : esfuerzo a la compresión uniaxial de la roca
m y s: constantes empíricas del macizo rocoso
Valores para el macizo alterado o afectado por voladuras (las dos filas superiores)
Valores para el macizo sano (las dos filas inferiores)
Muestras de roca intacta
m 7,0 10,0 15,0 17,0 25,0
Muestras de núcleos de roca sin discontinuidades
s 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0
RMR = 100 m 7,0 10,0 15,0 17,0 25,0
Q = 500 s 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0
Macizo rocoso de muy buena calidad
Bloque de roca sana. Diaclasas sin meteorizar y con m 2,4 3,43 5,14 5,82 8,56
espaciado de 1 a 3 m s 0,082 0,082 0,082 0,082 0,082
RMR = 85 m 4,1 5,85 8,78 9,95 14,63
Q = 100 s 0,189 0,189 0,189 0,189 0,189
Macizo rocoso de calidad buena
Bloques de roca sana o ligeramente meteorizada,
con diaclasas espaciadas de 1 a 3 m m 0,575 0,821 1,231 1,395 2,052
s 0,00293 0,00293 0,00293 0,00293 0,00293
RMR = 65 m 2,006 2,865 4,298 4,871 7,163
Q = 10 s 0,0205 0,0205 0,0205 0,0205 0,0205
Macizo rocoso de calidad media
Varias familias de discontinuidades con espaciados m 0,128 0,183 0,275 0,311 0,458
de 0,3 a 1,0 m s 9 x 10-5 9 x 10-5 9 x 10-5 9 x 10-5 9 x 10-5
RMR = 44 m 0,947 1,353 2,030 2,301 3,383
Q=1 s 0,00198 0,00198 0,00198 0,00198 0,00198
Macizo rocoso de calidad mala
Numerosas diaclasas meteorizadas con algo de
relleno. Brechas compactas sin rellenos. Espaciado m 0,029 0,041 0,061 0,069 0,102
de 0,03 a 0,5 m s 3 x 10-6 3 x 10-6 3 x 10-6 3 x 10-6 3 x 10-6
RMR = 23 m 0,447 0,639 0,959 1,087 1,598
Q = 0,1 s 0,00019 0,00019 0,00019 0,00019 0,00019
Macizo rocoso de calidad muy mala
Numerosas diaclasas intensamente meteorizadas
con rellenos. Espaciado < 0,05 m. Brechas con m 0,007 0,010 0,015 0,017 0,025
rellenos arcillosos s 1 x 10-7 1 x 10-7 1 x 10-7 1 x 10-7 1 x 10-7
RMR = 3 m 0,219 0,313 0,469 0,532 0,782
Q = 0,01 s 2 x 10-5 2 x 10-5 2 x 10-5 2 x 10-5 2 x 10-5
donde
Ahora, utilizando el valor de tm calculado anteriormente, y definidos los rangos de y ’n, se pueden definir
los valores de las constantes A y B por medio de una regresión lineal que tiene la tendencia:
Para la envolvente definida, el ángulo de fricción, i’, y la cohesión, c´, para un esfuerzo normal específico,
’n, están dados por:
Así las cosas, el esfuerzo a la compresión simple del macizo correspondiente a los niveles de esfuerzos está
dado por:
Es de anotar que los valores de cohesión, c’, que se puedan obtener de los anteriores análisis, corresponden
a un valor límite superior y que se considera prudente reducirlo en un 75% del valor calculado, para
aplicaciones prácticas.
A continuación se indica un procedimiento de cálculo, propuesto por Hoek, para hallar los valores de c’ y ’,
para una condición de esfuerzos, Tabla 30. Esos datos se encuentran graficados en la Figura 39.
Datos de entrada:
GSI = 45 ci = 85 mi = 10
Resultados:
Tabla 30. Procedimiento de cálculo para estimar los parámetros del criterio de Mohr - Coulomb.
1 0,083 5,174 12,71 0,454 0,59 1,324 -2,16 -1,81 3,903 4,663 1,41
2 0,166 6,151 10,96 0,666 0,80 1,657 -2,03 -1,71 3,465 4,104 1,74
3 0,332 7,789 8,99 1,078 1,21 2,238 -1,85 -1,58 2,915 3,407 2,30
4 0,664 10,421 7,11 1,867 2,00 3,208 -1,63 -1,42 2,317 2,651 3,23
5 1,328 14,533 5,51 3,355 3,49 4,760 -1,39 -1,25 1,736 1,923 4,71
6 2,656 20,896 4,27 6,119 6,25 7,153 -1,13 -1,07 1,218 1,284 7,00
7 5,313 30,795 3,34 11,185 11,32 10,731 -0,88 -0,90 0,787 0,767 10,47
8 10,625 46,440 2,66 20,399 20,53 15,954 -0,62 -0,73 0,448 0,381 15,68
9 21,250 71,742 2,18 37,125 37,26 23,442 -0,36 -0,56 0,200 0,128 23,49
10 42,500 113,794 1,84 67,638 67,77 34,063 -0,10 -0,40 0,039 0,010 35,25
Suma -7,94 -7,91 9,66 10,55
Procedimiento de cálculo:
s = IF(GSI>25,EXP((GSI-100)/9),0)
a = IF(GSI>25,0.5,0.65-GSI/200)
sigtm = 0.5*sigci*(mb-SQRT(mb^2+4*s))
k = (sumsig3sig1 - (sumsig3*sumsig1)/8)/(sumsig3sq-(sumsig3^2)/8)
phi = ASIN((k-1)/(k+1))*180/PI()
coh = (sigcm*(1-SIN(phi*PI()/180)))/(2*COS(phi*PI()/180))
E = IF(sigci>100,1000*10^((GSI-10)/40),SQRT(sigci/100)*1000*10^((GSI-10)/40))
phit = (ATAN(acalc*bcalc*((signt-sigtm)/sigci)^(bcalc-1)))*180/PI()
coht = acalc*sigci*((signt-sigtm)/sigci)^bcalc-signt*TAN(phit*PI()/180)
sig3 = Start at 1E-10 (to avoid zero errors) and increment in 7 steps of sigci/28 to 0.25*sigci
sig1 = sig3+sigci*(((mb*sig3)/sigci)+s)^a
ds1ds3 = IF(GSI>25,(1+(mb*sigci)/(2*(sig1-sig3))),1+(a*mb^a)*(sig3/sigci)^(a-1))
sign = sig3+(sig1-sig3)/(1+ds1ds3)
tau = (sign-sig3)*SQRT(ds1ds3)
x = LOG((sign-sigtm)/sigci)
y = LOG(tau/sigci)
s3sifit = sigcm+k*sig3
sntaufit = coh+sign*TAN(phi*PI()/180)
tangent = coht+sign*TAN(phit*PI()/180)
Hoek (1994) y Hoek et al. (1995) propusieron un sistema de clasificación, denominado Índice de Resistencia
Geológico, GSI, como complemento a su criterio de falla y como un camino para estimar los parámetros s, a
y mb (característicos del macizo rocoso). Este sistema evalúa la calidad del macizo en función del grado y las
características de fracturamiento de la roca, estructura geológica, tamaño de los bloques y alteración de las
diaclasas, los cuales se evalúan por medio de los parámetros mostrados en las Figuras 40 y 41.
El valor de GSI = 25 es arbitrario. Para GSI > 25, este índice se puede obtener a partir del RMR, mediante la
siguiente correlación, en donde se debe esperar un valor de 15 para condiciones de agua en el macizo y un
valor de 0 para el parámetro de ajuste por orientación de las discontinuidades.
GSI = RMR89 - 5
Al aplicar el criterio de Hoek y Brown para la interpretación de los valores de resistencia, se debe tener en
cuenta:
- El GSI se basa en estimaciones cualitativas y en modelos simples que rara vez coinciden con las
condiciones reales
- Los resultados deben ser confrontados con otros métodos y, si es posible, con datos de campo y
análisis a posteriori
Clasificación de Romana
Es necesario, entonces, primero, describir el sistema de Valoración de la Masa Rocosa (RMR), el cual
resulta de la suma de las calificaciones individuales de cinco características que se deben determinar en el
macizo rocoso: 1) la resistencia a la compresión simple del material intacto, 2) el Índice de Calidad de la
Roca (RQD), 3) el espaciamiento de las discontinuidades, 4) la condición de las discontinuidades y 5) la
condición del agua en las diaclasas.
Se puede determinar mediante los ensayos de resistencia a la compresión uniaxial o de índice de carga
puntual. Es aconsejable determinar la resistencia en no menos de diez muestras con el fin de efectuar el
análisis estadístico, en cada uno de los diferentes estratos de roca; en la Tabla 31, con un ejemplo, se
indican los principales datos estadísticos que deben acompañar un estudio de esta naturaleza.
Tabla 31. Datos estadísticos para caracterizar una cantera (propiedades físicas, mecánicas, etc.).
En la Tabla 32 se ilustran los rangos de calificación por concepto de la resistencia a la compresión simple o
el índice de carga puntual.
Figura 40. Caracterización de macizos rocosos con base en su grado de fracturamiento y estado de las
diaclasas (Hoek y Brown, 1997.
CON
MU
ME
per
per
per
per
per
DICI
Su
Su
Su
Su
Su
DI
ÓN
fragmentos rocosos
rellenos arcillosos
falsa sobre la calidad del macizo rocoso, en cuyo
BUENA (MB)
POBRE (MP)
DEL FRENTE
BUENA (B)
POBRE (P)
caso será necesario realizar algún tipo de ajuste
alteradas
A (M)
por daños debidos a voladuras; la observación de
núcleos de perforación y de exposiciones de roca
en zonas afectadas y no afectadas por voladuras,
pueden ser de gran ayuda. Para la definición del
grado de fracturamiento, debe considerarse la
relación entre el tamaño del bloque y la
dimensión del frente de excavación.
ESTRUCTURA
BLOQUES REGULARES (BR)
Macizo rocoso sin alterar. Bloques en
contacto de forma cúbica formados por tres BR/MB BR/M BR/M BR/P BR/MP
familias de diaclasas ortogonales, sin
relleno
BLOQUES IRREGULARES (BI)
Macizo alterado, plegado y fracturado, con BC/MB BC/B BC/M BC/P BC/MP
múltiples diaclasas que forman bloques
angulosos y con baja proporción de finos
Macizo rocoso muy fracturado formado por FI/MB FI/B FI/M FI/P FI/MP
bloques angulosos y redondeados, con alto
contenido de finos
Figura 41. Estimación del Índice GSI con base en descripciones geológicas (Hoek y Brown, 1997.
rficies
rficies
rficies
MEDI
A (M)
Supe
Supe
Supe
fragmentos rocosos
MUY BUENA (MB)
rellenos arcillosos
BUENA (B)
POBRE (P)
A partir de la clasificación de la tabla anterior, se
alterar
selecciona el recuadro correspondiente y se
obtiene, en este ábaco, el valor medio del GSI.
ESTRUCTURA
BLOQUES REGULARES (BR)
80
Macizo rocoso sin alterar. Bloques en
contacto de forma cúbica formados por 70
tres familias de diaclasas ortogonales, sin
relleno
Tabla 33. Estimación en campo de la resistencia a la compresión simple. Tomada de Hoek et al (1995).
Índice
Resistencia
Grado carga Estimación de la resistencia
Término compresión Ejemplos (**)
(*) puntual, en campo
simple, MPa
MPa
Sólo se obtienen fragmentos del
Resistencia Basalto sano, chert,
material rocoso luego de golpes
R6 Extremadamente >250 >10 diabasa, neiss, granito,
repetidos con el martillo; la roca
alta cuarcita
vibra cuando se la golpea
SUBDIRECCIÓN DE DESARROLLO AMBIENTAL SOSTENIBLE
21
GUÍA PARA LA EXPLOTACIÓN, MITIGACIÓN Y RECUPERACIÓN DE CANTERAS
Es un índice cualitativo de la calidad de una masa rocosa que propusieron Deere et al (1967) y que se
fundamenta en la recuperación de núcleos con una broca de diamante de doble camisa, de 54,7mm de
diámetro (broca NX), el cual se determina para cada barrenada (o tren de perforación), por ejemplo, 2 m. El
RQD se define como,
RQD 90% - 100% 75% - 90% 50% - 75% 25% - 50% <25%
Calificación 20 17 13 8 3
Cuando la masa de roca es estratificada, como sucede con las rocas que se encuentran en la Sabana de
Bogotá, el Índice de Calidad de la Roca se debe determinar para cada estrato que permita extraer los
núcleos, que casi siempre son los de arenisca. El RQD también se puede obtener de una forma indirecta tal
como se ilustró en el anterior capítulo. Es importante recordar que no se deben tener en cuenta las fracturas
inducidas por el proceso utilizado en la excavación, tales como las generadas por los explosivos.
Es la distancia modal entre las discontinuidades de una misma familia, que se mide en dirección normal al
plano medio de la discontinuidad. Puesto que dicha distancia es variable, es necesario tomar el mayor
número de datos posible para hacer un análisis estadístico confiable y establecer el valor modal. De acuerdo
con el espaciamiento, se tienen las descripciones y calificación incluidas en la Tabla 35.
Esta condición es la que presenta la mayor dificultad para evaluar debido a las alteraciones del terreno
natural que introduce la explotación y a que las observaciones se tienen que hacer en los frentes de
explotación, donde la afectación de la masa rocosa es mayor. El RMR proporciona dos formas para definirla,
entre las que casi siempre resulta más fácil de aplicar, la segunda, pero que también es la más incierta por
las variaciones que impone la alteración de la explotación y las condiciones climáticas existentes en los días
previos a la observación. En la Tabla 37 se encuentran dichas formas y la calificación correspondiente.
Calificación 0 a 20 21 a 40 41 a 60 61 a 80 81 a 100
Clase V IV III II I
Descripción Muy mala Mala Regular Buena Muy buena
Factor de ajuste F1
Depende del paralelismo entre los azimuts o rumbos de las discontinuidades y de la cara del
talud. Varía entre 1,00, cuando los rumbos son casi paralelos y la probabilidad de falla planar
es muy alta, y 0,15, cuando el ángulo entre ambos rumbos es mayor de 30° y la probabilidad de
falla es muy baja.
donde
αd : azimut de la discontinuidad
αt : azimut de la cara del talud
Muy Muy
Situación Favorable Regular Desfavorable
favorable desfavorable
P |αd – αt|
>30º 30º – 20º 20º - 10º 10º - 5º <5º
V |( αd – αt) –180º |
P/V F1 0,15 0,40 0,70 0,85 1,0
P | βd | <20º 20º - 30º 30º - 35º 35º - 45º >45º
P F2 0,15 0,40 0,70 0,85 1,0
V F2 1,0 1,0 1,0 1,0 1,0
P βd – β s >10º 10º - 0 0 0 – 10º <-10º
V βd – β s <110º 110º - 120º >120º - -
P/V F3 0 -6 -25 -50 -60
P: falla planar V: falla por volcamiento
Factor de ajuste F2
Es función del buzamiento de la discontinuidad. En cierto modo es una medida de la
probabilidad de sobrepasar la resistencia al esfuerzo cortante de la discontinuidad. Este factor
varía entre 1,00, para discontinuidades con buzamiento superior a 45° (situación desfavorable)
y 0,15, para discontinuidades con buzamiento inferior a 20° (situación muy favorable, pues ellas
admitirían un corte de talud de prácticamente cualquier ángulo). Para la determinación de este
factor, se utiliza la expresión:
donde
Factor de ajuste F3
Depende de la relación entre el buzamiento de la discontinuidad y la inclinación del talud; utiliza
los mismos valores propuestos por Bieniawski (1979) para taludes. En fallas planares, este
factor expresa la probabilidad de que las discontinuidades afloren en la cara del talud. Las
condiciones son aceptables cuando los buzamientos de la cara del talud y de las
discontinuidades son paralelos; pero cuando el buzamiento del talud es mayor que el de las
discontinuidades, se presentan condiciones desfavorables.
Factor de ajuste F4
Corresponde a un factor de ajuste según el método de excavación utilizado para el corte del
talud; se definió en forma empírica, como se explica a continuación:
Los taludes naturales son los más estables debido a los mecanismos de protección que se han
conformado contra la erosión (vegetación, drenaje natural, etc): F4 = +15.
Una voladura cuidadosa bien hecha, también incrementa la estabilidad del talud: F4 = +8.
Una voladura normal, efectuada con métodos correctos, no cambia la estabilidad del talud: F4 =
0.
Una voladura deficiente, con demasiado explosivo, sin retardos y con perforaciones no
paralelas, deteriora la estabilidad: F4 = -8.
La excavación mecánica de los taludes, casi siempre con buldózer, se puede efectuar sólo en
roca de baja resistencia o muy fracturada, y casi siempre se combina con voladuras
ablandamiento. El método no incrementa ni desmejora la estabilidad: F4 = 0.
Voladura nornal
Talud Voladura Voladura
Método Precorte o arranque
natural cuidadosa deficiente
mecánico
F4 +15 +10 +8 0 -8
Calificación 0 a 20 21 a 40 41 a 60 61 a 80 81 a 100
Número de
V IV III II I
clase
Descripción Muy mala Mala Regular Buena Muy buena
Parcialmente
Estabilidad Muy inestable Inestable Estable Muy estable
estable
Grandes fallas por Grandes cuñas y fallas Fallas Fallas
Fallas típicas Ninguna
planos continuos por discontinuidades Sistemáticas Ocasionales
donde: