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Imaginarios urbanos

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l Néstor Garcia Candini

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Garcfa Canclini, Néstor
Imaginarios urbauos. - 4a ed. - Buenos Aires : Eudeba, '.Wlü.
184 p. ; 1Sxl4 cm. - (Pensamiento contemporáneo. Índice
Aniversario / Fernando Urribari)

ISBN 978-950-23-1761-S

l. Sociología. l. Tímlo
CDD 301
Introducción: La ciudad reimaginada .............................. 9

Prólogo, por Luis Alberto Quevedo ................................ 15

I. Después del posmodernismo. La reaperhlra


Eudeba
Universidad de Buenos Aires del debate sobre la modenúdad ..................................... 21

4ª edición: noviembre de 2010 ---\'>II. Ciudades multiculturales y


contradicciones ele la modernización ............................. 69
©2010
Editorial Unive1·sitatia de Buenos Aires --\)III. Viajes e imaginaiios urbai.10s ................................... 107
Sociedad de Economía .tviixta
Av. Rivadavia 1571/73 ( 1033) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4383--8025/ Fax: 4383-2202 IV. Diálogo sobre imaginarios urbanos .......................... 151
www.eudeba.com.ar

Foto de portada: Chrisca Cowiie


Diseño de tapa: Silvina Simo1-1det

Impreso en la Argentina
Hecho el depósito que establece la ley 11.723

L\ FOTOCOPIA No se pe1111i1ela reproclucción lf>lal o parcial de este libro, ui sn


M,\T,\A.l. LIHRO

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ahuacenaniiento en 1111 sistema in(Un1dt.ico, ni su 1ransmisitl11cu
cualquier fonna u por n1alqt1icr tncdio, clcctn)1tico, 111ec;.i11in>.
fotocopia.s II otros métodos, sin el pcrn1iso pre1•io tld ccliwr.
¿Qué es una ciudad?

Partamos de esta pregunta elemental, que no está respon-


dida hoy de un modo taxativo, como en el pasado, en la bi-
bliografía sobre cuestiones urbanas. Uno puede rec01i-er es-
trategias con las cuales se ha tratado de dar respuestas a esta
pregunta sobre la ciudad, pero no llega a soluciones
estabilizadas, definitivas, sino a un conjunto de aproximacio-
nes que dejan muchos problemas in-esueltos. Quisiera mm-
sitar rápidamente por algunas de las ''soluciones" más usadas
en distintos momentos de la temía urbana, de manera que
podamos desembocar, con cierto soporte histó1ico, en los
problemas que hoy nos plantea estudiar las ciudades, y sobre
todo las grandes ciudades.
Una primera aproximación a la pregunta sobre qué son
las ciudades ha consistido en oponerlas a lo rural, o sea con-
cebir la ciudad como lo que no es el campo. Este enfoque,
que durante la p1imera mitad del siglo tuvo un fuerte desa-
n-ollo, llevó a oponer en forma demasiado tajante el campo
como lugar de las relaciones comunitarias, donde predonú-
nan las relaciones p1irnaiias, a la ciudad, que sería el lugar de
las relaciones asociadas de tipo secundaiio, donde habría
mayor segmentación de los roles y una multiplicidad de per-
tenencias. Creo que, dada la importai1eia que ha tenido este
esquema en la Argentina, a través de uno de sus teó1icos
mundiales que fue Gino Germani, no necesito extenderme
mucho. Gennani hablaba de la ciudad como núcleo de la
modernidad, precisamente porque era el lugai· donde nos

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podíamos desprender de las relaciones de pertenencia obli- 1 hecho a esta caracte1ización geográfico-espacial es que no

I da cuenta de los procesos históricos y sociales que engen-

¡
gadas, primarias, de esos contactos intensos de tipo perso-
nal, familiar y banial propios de los pequeños pueblos o las
pequeñas ciudades, y pasar al anonimato ele las relaciones
heterogeneidad. e+.
draron las esnucturas urbanas la dimensión la densidad y la
(¡"""-·.J_'V..rW>.fJ/'~ VV:'J-.../)
En tercer lugar ha habido criterios específicamente
asociativas, electivas, donde se segmentan los roles, que él
económicos para definir qué es una ciudad, viéndola como
estudiaba desde su particular herencia funcionalis ta. En u·e
resultado del desa.i--:rollo industrial y de la concenu-ación
las muchas críticas que se han hecho a esta oposición tajan-
te enu·e lo rural y lo urbano me gustaría recordar que esa 1 capitalista. Efectivamente, la ciudad ha propiciado una
mayor racionalización de la vida social v' ha oruanizaclo del
distinción se queda en aspectos exteriores. Es una diferen- o
modo más eficaz, hasta una cierta época. la reproducción
ciación descriptiva, que no explica las diferencias esu-uctu-
rales ni ta.inpoco las coincidencias que a veces se dan entre 1 de la fuerza de trabajo por medio de la concenu·ación de la
producción y del consumo masivo. Autores como Manuel
lo que ocurre en el ca.111poo en las pequeñas poblaciones y t Castells, ya en su libro La cuestión urbana, que ~igue te~
lo que ocurre en las ciudades. Por ejemplo, cómo lo rural
está dividido por conflictos internos a causa ele la peneu·a-
1 menda un gran interés como visión histórica, decía que

ción de las ciudades. O, a la inversa, en nuestras ciudades


latinoame1icanas, 1nuchas veces estamos diciendo que son
ciudades invadidas por el campo. Uno ve, de pronto, cam-
i
r
estos criterios económicos dejaban fuera aspectos ideoló-
gicos, que él trató en aquella obra de un modo rudimenta-
rio. Luego, se volvió común cuestionar este modo
pesinos circula.11do, aun en carros con caballos, usos de es-
pacios urba.110s que pa.i·ecen campesinos, como si nunca fue-
ra a pasar un coche, es decir, intersecciones,
1 economicista de analizar la ciudad, la experiencia coticlia-
1~el habitar y las representacio~es
nos hacemos de las ciudades.
gue los habitantes

Otros autores, por ejempl Anta


enu·elazami nu-ai y lo urbano, que vuelven K-'-=-=::>-.:.:=:.::::::_:
artículo excelente en la revis D1•afi'W'B!T-+H-"--"">1
msuficiente o insatisfactoria esa definición de lo urbano
por oposición con lo rural.
Un segundo tipo de definición que tiene una larga n·a-
1 dos características que definiríai
expe1iencia del habitar. Una es@ensidacl
u pai·tir de la
de interacción v
la ou·a es la aceleración del intercámbio de mensajes. El acla-
yectmia, desde la escuela de Chicago, se basa en los c1ite1ios
ra que no son sólo fenómenos cuantitativos, pues ainbos in-
geográfico-espaciales. Wirth definía la ciudad como la loca-
fluyen a veces conn-adictmiamen te sobre la calidad de la vida
lización penna.11ente relativamente extensa y densa de in-
en la ciudad. Hay aumento de códigos comunicativos que
dividuos socialmente heterogéneos. La crítica que se ha

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1
exigen adquirir nuevas competencias, como lo percibe cual-
quier inmigrante que llega a la ciudad y se desubica, tiene
dificulta.des para situarse en esta densidad de interacciones
y esta aceleración de intercambio de mensajes. Cuando se
comienza a ver esta problemática. con las migraciones de
mediados de siglo, se coloca el problema de quiénes pueden
usar la ciudad.
Esta línea de análisis, que trata de poner, para decirlo en
términos de Mela, la problemática urbana como una tensión
entre realización y expresivida__g,ha llevado a pensar también
a@·sociedades urbanas como le1~. Las ciudades no son
sólo un fenómeno físico, un modo de ocupar el espacio, ele
aglomerarse, sino también lugares donde ocurren fenóme-
nos expresivos que entran en tensión con la racionalización,
con las pretensiones ele racionalizar la vida social. Han sido
sobre todo@Jnclustdas
constituyentes del orden y de las experiencias urbanas, las
que han tematizada esta cuestión.
--
culturales de la expresividad, como

Podrían10s decir que, en cierto modo, todas estas teorías


-si estamos pidiendo una definición de lo urbano- son
teorías fallidas. No nos dan una respuesta satisfact01ia, clan
mültiples aproximaciones de las cuales no podemos prescin- Paolo Gasparini, 1994.
dir, que hoy coexisten como partes de lo verosímil, de lo que
nos parece que puede proporcionar cierto sentido de la vida
urbana. Pero, la suma ele todas estas definiciones no se pue-
de articular fácilmente, no permite acceder a una definición
unitaria, satisfact01ia, más o menos operacional, para seguir
investigando las ciudades. Esta incertidumbre acerca ele la

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definición de lo urbano se vuelve mucho más vertiginosa cuan- autogestión urbana, que se han vuelto radicalmen~
do llegamos a las mega.ciudades. tos. En los años ochenta el desarrollo de un urbanismo

Megalópolis: crisis y resurgimiento


- posmoderno en Los Angeles,
- Nueva York y en mue h as otras
ciudades, pareció ofrecer nuevas claves que algunos usaron
Hace sólo medio siglo las megalópolis eran excepcio- para extender al resto del mundo ese modo de ver la frag-
nes. En 1950, sólo dos ciudades en el mundo, Nueva York y mentación o la multiculturalidad, y otros consideraron deci-
Londres, superaban los ocho millones de habitantes. En sivos modelos ele~es globales¡
1970, ya había once de tales urbes, cinco ele ellas en el lla- ¿Qué pasa hoy en las mega.ciudades? Si tomamos un libro
mado tercer mundo, a-es en América Latina y dos en Asia. reciente, el d~lo Perulli, Atlas Metropolitano, el cambi~
Para el año 2.015, según proyecciones ele las Naciones Uni- social en las grandes ciudaáes.¡enconn·ainos que comienza
das, habrá 33 mega.ciudades, 21 de las cuales se hallarán en su trabajo diciendo que la cr-isis de las ciudades, que fue uno
Asia. Estas megalópolis impresionan tanto por su desafora- de los núcleos del ai1álisis urbano hasta los ailos ochenta, hoy
do crecimiento como por su compleja multiculturalidad; es vista de otra manera. Dice que, en realidad, estamos en un
nos desorienta su heterogeneidad, el cruce de migrantes cierto retorno a las ciudades o lo que otro autor, también
de muchas regiones del país y de gente procedente de otros italiano, Alelo Bononi denomina "un renacimiento de las ciu-
países. Esto puede ocun-ir tanto si estamos en el primero, dades". Hay metrópolis con una fuerte recuperación econó-
en el segundo o en el tercer mundo. Dentro de la lista de mica, parcial interrupción del declive de población, grai1des
mega.ciudades están Los Ángeles, México y París, Moscú, proyectos de renovación urbana y de n-ansformación física de
Sao Paulo, Tokio y Buenos Aires. En estas megaciudade,€__ las ciudades.
está transformando el punto de vista con el que podemos .,. Se ha hablado deEaños ochenta corno una década ele]
'analizar lo urbano. Ya no sirven ios esUldios o las predicci~ regreso al centro de las ciudades, de rece~tralizac~ó~1 urba-
nes hechas para esas mismas ciudades por los urbanistas ele na, mientras que los años setenta fueron anos de cns1s ele las
la primera mitad del siglo. ( ciudades y dispersión te1yit01-@Perulli cita a París y Berlín
'. ~ escuela de Chicago, que dmante varias décadas ofreció al { como ejemplos de revitalización. La ¡n-imern, París, porque
mundo el paradigma sobre lo urbano-moderno, no es conside- / recoge hoy los fiutos de grai1des políticas mbanas emprendi-
rada hoy má_5que como antecede~1t~ ~e interacciones ~nuchoj das en décadas ai1teriores, Berlín gracias a los procesos de
( más complejas entre los cenn·os lustoncos y los suburb10s que unificación alemana y europea. Pero tainbién hay rnen·ópo-
ellos se dedicaron a estudiar, o enn·e la planificación y la lis regionales que están asumiendo un nuevo papel en esta

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indicadores encontramos agravamienw, por ejemplo la
dirección, especialmente en las áreas del arco mei-idional contaminación, la falta de resolución ele problemas urba-
europeo, Barcelona, Munich, Lyon, Zwich, Milán, Frankfi.u-r. nos estJ.·atégicos y estructurales. Pero también se aprecian
Stutgart. En suma, se observa un relanza.miento ele las ciuda- otros procesos muy dinámicos, que tienen algunos de sus
des, aumenta el empleo en algunas, no sólo el terciaiio, in- sopones en n1ovimientos culnu-ales.
cluso el industrial, que estaba en declinación, se conectan
Las e/os multiculwralíclacles urbanzis
nuevas redes de infraestJ.ucturales inmateriales-? se empren-
' den o se completan grandes obras públicas. Aquí podríamos considerar una d_oble transición, Ha-
Creo que no necesito extendenne mucho para que uste- blábamos d 1 pasaje de las ciudades a las megacinclacles,
des hayan asociado ya la posibilidad de que ciudades latinoa- estos crrandes conJ·untos ur anos que 1ai1 conurbaclo, que
me1icanas puedan vivir esta expe1iencia. Hay signos incipien- "'
han intei·actuatlu 1...,.,.+,,,-.,.,.,,.,.,,;¡;4i,:;,,iñ,=-;:,:;:-;:~--
con é>ffa-s-c--i-ttdades y Lts han mcorpora-
tes en este, dirección. Es claro que en México y Sao Paulo, por do. Pero tam 1en 1ay nn pas,ue e e a en rura urbana a la
lo menos, podrían encontrarse estas caractelisticas. O podría- multiculturalidad. La discusión que había hasta hace quin-
mos pensar en metrópolis regionales, ejes intenffbanos, como ce o veinte afias sobre qué es lo específico de nuesu-a cul-
en el Mercosur. Se habla de carreteras nuevas, y de oa·o tipo tura urbana, en obras con10 las ele Henry Lefebvrt', ahora
de conexiones, incluso electrónicas, ena·e Sao Paulo y Bue- debe colocarse ele otJ.·o modo. Pareciera que en la actuali-
nos Aires con muchas mediaciones, o Santiago-Buenos Aires- dad la búsqueda no es entender qué es lo específico ele la
Montevideo. Evidentemente, los procesos ele integración del cultura urbana, qué la diferencia ele la cultura rural, sino
Mercosur están contribuyendo a esto, pero creo que hay ya cómo se da la mnlticulturalidacl, la coexistencia de mtílti-
otJ.·osprocesos también globalizados que están caminando en ples culturas en un espacio que llamamos todavía urbano.
esa dirección. Cuando disefiaba el proyecto de investigación para la ciu-
En este contexto debemos repensar qué está ocurrien- dad de México mi primera intención fue preguntarme
do con la dimensión cultural ele nuesa·as ciudades. En ¿cuál es la cultura urbana en la ciudad de México, qné es
una situación de c1isis, cuya especificidad en la periferia lo específico culturalmente? Y tuve que llegar a recono-
comenzamos a describir en la conferencia de ayer, con po- cer que, en realidad, había por lo menos cuau-o ciudades
sibilidades de reactivación muy parcial, vemos un dinamis- de México.
mo que quizá no esperábamos cuando hablábamos ele las Las diferentes ciudades contenidas en una megalópolis se
crisis de ciudades como México y Sao Paulo hace diez o hacen presentes al considerar su hist01ia. En algunos países
quince afias. Esa crisis no ha desapai·ecido: en algunos
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hemos olvidado esa dimensión histórica, por ejemplo en
la Argentina. Pero la historia se nos ha manifestado como
parte de la restructuración que las migraciones han traído
a las ciudades. La complejidad multicultural de grandes
urbes como Buenos Aires, México o Sao Paulo es, en gran
medida, resultado de lo que las migraciones han hecho
con estas ciudades al poner a coexistir a múltiples grupos
étnicos. Ésta es una experiencia que Buenos Aires tenía
desde fin del siglo pasado cuando llegaron grandes mi-
graciones europeas. Buenos Aires ha sido una de las pri-
meras ciudades pluriculrurales en el mundo, donde lo
multiétnico era muy visible. Pero esto ha sido poco trabaja-
do, salvo por parte de algunos historiadores, porque la ten-
dencia era más bien a construir una unidad nacional y a
encontrarnos satisfechos con las maneras en que, sobre
todo los graneles flltjos migratorios, espaüol e italiano, se
iban disolviendo en una estructura que era representativa
de una unidad nacional, de ese "crisol ele razas'~<..--J\,; \)
Sin embargo, en los ültimos años el crecimiento explosi-
vo de las ciudades debido a las migraciones del cuarenta al
ochenta, nos ha llevado a situaciones tan paradójicas como la
que desc1ibía Xavier Albó cuando decía que por el volumen
de población, pero no sólo por eso, tal vez Buenos Aires era la
tercera ciudad boliviana. O cuando se afirma, también en
Estados Unidos y en México, que Los Ángeles es la cuarta
ciudad mexicana. Podría decirse, a su vez, que la ciudad ele
México es una de las mayores ciudade·s mixtecas o
purépechas, dos de las principales emias no 01iginaclas en el
Paolo Gaspan"ni

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valle de México, el antiguo valle del Analmac, sino en otras
regiones del país, pero que tienen enclaves muy numerosos,
no abarca un espacio delimitado al modo tradicional. sino
de miles de personas, denn·o de la ciudad de México.
que se expande con el crecimiento industrial, la ubicación
No obstante, debemos advertir que la multietnicidad no
periféiica de fábricas y también de banios obreros y de otros
es el único rostro de la multiculturalidad contemporán.ea.
tipos de n·ansportes y servicios. Podríamos decir que la p1in-
Lle2Ué a pensar que la ciudad de México es por lo menos
cipal característica es que la ciudad industrial va
cua~·o ciudades a partir de una observación de Ítalo Calvino
destenitorializanc.lo lo urbano. Se van desdibttjanclo los uí-
en Las ciudades invisibles. Dice Calvino: "A veces ciudades
diversas se suceden sobre el mismo sueloy bajo el m1smlJ'- tidos márgenes que fijaban la ciudad y nos daban idea de
noíñbre. Nacen y mueren sin haberse conocido, - dónde estábamos, hasta dónde llegaba el lugar al que perte-
·mcomurucables entre s1.En ocas10nes, hasta los nombres de necíamos. Algunos datos ele México (pero podríamos ciar
los habitantes permaneces iguales, y el acento de las voces e semejantes de Sao Paulo y de otras ciudades) son significa-
iiicluso las facciones. Pero los dioses que habit,."111bajo los tivos. En 1940, la capital mexicana aportaba al producLo na-
nombres y en los lugares se han ido sin decir nada y en su cional el 32 por ciento; en 1980, llega al 48 por ciento. La
sitio han anidado dioses exn·an jeras". Vean1os cuáles son las ciudad de México, que tenía 1.600.000 habitantes en 19°10,
cuatro ciudades discernibles en la capital mexicana. tiene ahora unos 17 millones.
La prin.lera es la ciudad histórico-tenit01ial. Cualquier~ El crecimiento de estos últimos cincuenta afias se aprecia
puede darse cuenta de su importancia al percibir la cann- tanto en las cifras de habitantes o ele la producción inclusuial y
dad de edificios construidos en la época precolombina y en de la mandia urbana, como en la conurbación con otras ciuda-
la colonia que aún subsisten. La historia de esta ciudad, des y zonas 1urales. Los 27 municipios conurbados ele la pe1ifr:-
fundada en 1324 en un pequeño islote, durante el período ria son precisan1ente los que regisna.11 tasas de crecimiento
ele Moctezuma I. sigue presente en la megalópolis contem- más elevadas en los últimos veinte años, mientras la densidad
poránea. No es indispensable ir al Museo Nacional ele An- de habitantes tiende a disminuir en el centro histó1ico ele la
~ropología o al Museo del Templo Mayor, los dos más visit~- ciudad. Este es un fenómeno que se repite en mucl1ísimas
clos de México, para enterarnos cómo vivían los sesenta mil otras ciudades. Tiene que ver con la degradación ele los ceu-
habitantes que al llegar los espafi.oles ocupaban trece kiló- tros históricos y, por lo tanto, con una recomposición ele lo que
men·os cuadrados. entendemos como cultura urban~. Cambian los usos del espa-
La segunda ciudad que descubrimos es la ciudad inclus-
cio urbano al pasar de ciudades centralizadas a ciudades
nial. Es la urbe que se opone a la histórico tenitorial porque
multifocales;Jiohcenm.cas, donde se desan:ollan nuevos cen-
-u·os a traves de los shoppmgs, de otros tipos de urbanización,
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tanto populares como de clases al Cas, que por disrin tas razones_ helicóptero que recon-e diaiiamente la megalópolis y trai 1s-
abandonan el centro histórico. mite por los cairnles de Televisa nos cuenta cada maüaiia
Así nos resituamos en una ciudad diseminada, una ciu- cómo está la ciudad, dónde hubo choques, por dónde no hav
dad de la que cada vez tenemos menos idea dónde termina, que circulai:. Esto también lo podemos escuchai: por radi;,
dónde empieza, en qué lugar estarnos. En los estudios con en México y en otras ciudades. Es un simulacro, hacen como
pobladores de la ciudad de México vemos una bajísima expe- que nos están diciendo cómo es la ciudad vista desde ai,iba,
riencia del conjunto de la ciudad, ni siquiera de la mitad, ni casi como Dios.
de la cuarta parte. Cada grupo de personas b:ansita, conoce, Pero ese simulacro es, en buena medida eficaz, nos per-
experimenta pequeños enclaves, en sus reconidos para ir al mite 01ienta1,1os en el n·ánsíto y. ayuda a desatTollai· íma!ri-
;:,
trabajo, para ir a estudiar, para hacer compras, pasear o diver- na.ríos sobre aquello que desconocemos; también, sobre
tirse. Pero son recorridos muy pequeños en relación con el los lugares que nunca van1os a querer conocer, porque son
conjunto de la ciudad. De ahí que se pierda esta experiencia emblemas de inseguridad, de peligro, algo de lo cual hay
de lo urbano, se debilite la solidaridad y el sentido de perte- que escapar.
nencia. Nos pregunt.--íbamos en el libro Consumidores y ciu- Estos nuevos actores sociales a veces parecierai1 saber más
dadanos ¿qué significa ser chilango, o sea ser habitante de la que el intendente de la ciudad, más que los políticos, más
ciudad de México, o ser paulista, o ser portefio en Buenos que los movimientos populai·es urbanos, porque cada uno
Aires? Creo que esto ha cambiado radicalmente en las últimas de estos actores u·adicionales parece ocuparse de peque-
generaciones como consecuencia, entre oua..srazones, de esta fios fragmentos.
diseminación de la mancha urbana. Inclus en la temias sobre lo urbano es un lurrai· comtín
;:,
La industrialización de bienes materiales ha sido, quizá, as gran es cm a es son unp aiiificab es. No obs-
la principal responsable de este proceso. Pero debe señalar- tante, esa tendencia esta cambiando. Si la planificación urba-
se, además, la on·a industrialización: de las comunicaciones, 1~aestuvo en descrédito durante los ailos ochenta, algunos
de la cultura. En las encuestas y entrevistas acerca del consu- libros recientes, y por ejemplo el congresQÉ?.temacional ele
mo cultural, ck los usos de la ciudad y de los imaginari~ ai~ctos que hubo hac~os semai1as en Bai·celona (junio
-urbanos, encontramos repetidm:neme que se ha perchdo la ~ 1996), insmuan una vuelta a la pretensión de pensar en
· expenencia del co~junto. Pero, al mismo tiempo, hallamo"? .~to la ciudad. Sin embai·go, lo que aparece aun en los
· referencias a actores comunicacionales que hacen inten- plai1es urbanos es que se intentan dinamizai· sólo algunas
tos por recomponer esa totalidad. Algunos ejemplos: el zonas que se considerai1 esu·atégicas. Pero los problemas

84 85
esnucturales de la ciudad, los grandes temas del conjumo

-
urbano, se consideran mabarcables desde la perspectiva ele
muchos políticos. Así, se hacen en la ciudad de México los
....

cinco grandes proyectos que se empezaron en el sexenio


pasado, o se puede en Buenos Aires intentar Puerto Madero
u otras experiencias aisladas, olvidándose d): reconsiclerí).:· la_
1
ciudad como algo global. ~~ f"'¼e:. ,\ ~~ .
, (E;; las t~orías urbanísticas de fin de siglo se reghttra una Uz~
tensión entre la necesidad de encarar estructural y
globalmente las c1isis urbanas y la tendencia a aceptar la
desagregación, la disgregación, sobre tocio en las graneles
ciud~sto ha llevado a pensar en una tercera ciudad.
Cuando en los quince o veinte últimos afi.os los economistas
y los urbanistas advinieron que la indusuialización ya no era
el agente económico más dinámico en el desarrollo ele las
ciudades, se empezaron a consideraron-os impulsos para el
desarrollo, que son básicamente infonnacionales y financie-
ros. Se volvió necesario, entonces, reconcepmalizar las fun-
ciones de las grandes ciudades. Su núcleo no se halla ya en la
ciudad histórica, construida en un ter:ritmio delimitado, liga-
da a un espacio que todos percibían como propio de esa ciu-
Pao/o Ga.sparini, 1994.
dad, que tenía su núcleo en el cenu·o histórico, en los gran-
des edificios monumentales que revelaban cuál había sido el
migen. Luego, vino la indusu-ialización que generó la gran
expansión de las manchas urbanas, pero tampoco eso pare-
ciera ser ahora lo decisivo, menos aún en sociedades en
desindustrialización como son las latinoame1icanas. En la
medida en que la economía presente no se caracte1iza tanto

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por el pasaje de la agriculrura a la industria y ele ésta a los La nueva oferta infonnacional está modificando muchos
servicios, sino por la interacción constante entre agricultu- hábitos culturales y estrategias ele consumo. No voy a ex-
ra, inclusuia y servicios sobre la base ele procesos ele infor- tenderme en la descripción de estos can1bios, ya bastante
m acio n que rigen la tecnología ele gestión Y conocidos, pero sí me gustaría subrayar cómo incitan a
comercialización, debemos ir hacia otra concepción ele lo rediseñar el estudio de las culturas urbanas. ¿Qué significa
urbano. Las graneles ciudades son el nudo e1 que se reali- pai·a la teoría urbai1a encono-ar una ciudad ~
zan estos movimientos ele comunicación. Las piincipales [ centro, o donde el centro importa poco, que no sabemos bien
áreas ineu·opolitanas se vuelven, en una econmnia plena-¡ _hasta dónde llega, y es reorganizada, reclimensionacla en la
inente internacionalizada, escenaiios que conectan entre sí\ expeiiencia cotidiana, por estos procesos comunicacionales?
a diversas sociedades. Es por esto que Saskia Sassen ha ha-: Entonces, hay que tomar en r.ueu.ta ..t1-G-s@lo 1ma definición
blaclo ele ciudades globales refieriénclose a Nueva York, To-\ ~ociodemográfica y espacial ele la ciudad, sino nna defini-
kio y Londres, o Manuel Castells se ocupa ele "la ciuclacil ción sociocomunicacional.
informaciong Este proceso puede observarse tain~ién en - A11ora veamos cómo coexisten estas tres ciudades: la his-
una ciudad bastante estancada desde el punto ele vista ar- tóiico tenitorial, la ciudad inclustiial y la ciudad infonnacional
quitectónico, como Buenos Aires, donde el crecimiento se o comunicacional. Ésta es la pregunta central dela
presenta en la arquitectura ligada a la globalización, promo- '. multiculturalidad urbai1a en la actualiclacl.@ino~ la ten-
vida por empresas informáticas de grandes tra.11snacionales, \ sión enu-e u-adiciones que todavía no se va.11(tradiciones
edificios corporativos y slwpping cencers, que son aquí los \ baniales, ele formas ele organización y estilos ele comunica-
siqnos
;::,
de moclen1iclacl o posmodernidad. \ ción urbana) y una modernidad que no acaba ele llegar a los
Si bien las urbes siguen siendo espacios ele concenu·a- \ países latinoamericai1os, cuya precaiieclacl no inipicle, sin em-
ción ele fábiicas, que a veces se notan tanto por la contamina- \bai·g~, que _también lo posmoclen~o ya esté entre noso§~a
ción, donde además hay mayor oferta ele industrias culrura- coexistencia no regulada ele vai1.os modelos ele clesai-rollo
les, como radio y televisión, estas funciones más u-adicionales urbano en países dependientes genera, a la vez, comunica-
est,in cediendo lugar a nuevas agencias o nuevos actores ciones ágiles y embotellainientos, acceso más o menos simul-
comunicacionales. La ciudad se conecr,,. al1ora clenn-o ele síy táneo a una vasta oferta cultural intei1.1acional y la dificultad
con el extranjero ya no sólo por u·aclicionales u·a.11sportes te- ele gozai·la porque el museo o el tean-o queda a una hora o dos
rrestres y aéreos, por el correo y el teléfono, sino por el cable, ele nuestra casa y el ti·ansporte es deficiente, porque se cona
el fax y los satélites. la luz cuai1do llueve y debemos regresai· ele la computadora a

88 89
sino que imaginamos nüenu·as vi~~amos, construimos s1,1-
la máquina de escribir, porque tenemos fax pero hace dos posiciones sobre lo que vemos, sobre quiénes se nos cn1-
meses que no arreglan el teléfono. zan, las zonas de la ciudad que desconocemos y tenemos
Más que una ciudad, esto parece un contradictorio y caó- que atravesar para llegar a otro destino, en suma, qué nos
tico videoclip. Más que una ciudad informacional a veces te- pasa con los otros en la Ciudad. Gran pane ele lo que nos
nemos la sensación ele vivir en ciudades donde es muy difícil pasa es unagmario, porque no surge de una intcraccicín
comunicarse. Conu·adicciones como las ele Buenos 1\.ires y real. Toda interacción tiene una cuota ele imaginario. pero
más alÍn en estas interacciones evasivas y fugaces que pro-
México se registran en otr,L~ciudades más moclen1as ele A.rnc'-
pone una megalópolis.
rica Latina. En Río eleJ all( ·1ru u en Sao Paulo. donde apenas
Los imaginmios han nuuido tocia la historia de lo urba-
empieza a instalarse la fibra óptica, están tan desbordadas las
no. Los escritores y los críticos literarios lo han pnesro de
comunicaciones telefónicas que los universitarios y las em-
manifiesto con paniculill· énfasis. Rosalba Campra, en un
presas a veces tienen que esperill· las nueve o las diez ele la
artículo titulado "La ciudad en el discurso literario'·, que
noche pill·a poder conectarse al e-mail, porque no hay líneas
se publicó en Buenos Aires, en la revista Sic, empieza pre-
durante el día. Existe el correo electrónico. se multipliccU1
guntándose ¿dónde se fundan las cinclacles? "En lo alr.o de
las computadoras, hay miles y miles ele usuarios que están un monte para defenderse, dice, a orillas del mar para
creciendo constantemente, pero la deficiencia ele infraes- partir, o, como suelen responder los mitos, a lo largo ele u11
tructura impide simarse ele modo competitivo en csra nue\'a río para encontrar un eje ele orientación y ciar sentido al
situación ele las redes globales. propio grupo". Pero las ciudades, agrega, también se fun-
Losimaginmios como pammonios urbanos dan dentro de los libros, o se fundan a partir de libros; y
ella va siguiendo en ese espléndido trabajo cómo las ciu-
La ciudad videoclip es la ciudad que hace coexistir e.n dades han estado conectadas con libros fundan tes, libros
1itmo acelerado un montaje efervescente ele culmras de ....
q~:--;-----;--T""T--,r--:r--------~----""7-:--~-;---
u e han hablado de como se conquista un desierto, cómo
1I1suntas épocas. No es fácil entender cómo se articulan en se distingue a la ciudad del desierto. cómo se delimitan
estas grandes ciudades esos modos diversos ele vida, pero los es acios, cómo se construye entonces a partir ele lo que
más aún los mlÍltiples imaginarios urbill1os que generan. ,se imagina que pnede scr.,Jma cm ad.
No sólo hacemos la ex Jeriencia física ck · · 1 ad no sólo A veces este proceso puede ser drillnático, como sabemos
< la recorremos y sentimos en nuestros cuerpus lo que sig11i- por grill1 parte de la literamra y del cine que hablan ele las
f1ca ca-minar tanto tiempo o ir parado en el ómnibus. o ciudades. Pienso en las ciudades dramáticas, rrágicas a veces,
estar bajo la lluvia hasta que logremos conseguir un taxi,
..
91
90
ele Win Wenclern, y en La ciudad a usen ce de Ricardo Piglia.
En México u·atamos de es ludiar esra cliversiclacl ele imagina-
iios urbanos viendo cómo la ciudad era constituida en el dis-
curso pe1iodístico de cada día, en la radio y la televisión. En
México, como en muchas grandes ciudades, hay suplemen-
rns especiales que aparecen semanalmente, y a veces wclos
los días en algunos diaiios, que hablan ele la ciudad y que
dejan hablar a la ciudad. El estudio hecho por un miembro
de nuestro grupo, Miguel Ángel Aguilar, revela que el dis-
curso pe1iodístico sobre la ciudad ele ívléxico es en un 50 por
ciento lo que el regente o las autmidacles o los medios, en
suma los agentes hegemónicos, dicen sobre la ciudad. Un
lugar menor se concede a lo que los actores sociales ele base,
los ciudadanos, piensan o hablan de ella.
¿De qué modo la televisión y la radio han multiplicado los
espacios de comunicación urbana? En general, las 1·aclios lo
hacen de un modo más participativo, con el teléfono abieno,
permitiendo la expresión de los ciudadanos y encontrando
también formas de clientelismo en esta apertura para
incentivar su mercado. En cambio, la televisión suele ser m;'is
auto1itaiia y más censurada, nos habla muchas veces ele la
ciudad desde el helicóptero o desde el estrado de
Zabludowsky, o ele algún otro locutor p1ivilegiaclo. Esws dis-
tintos discursos, a su vez, son recibidos ele maneras diferen-
tes, en los espacios íntimos donde tainbién se constituye el
sentido urbano.
En algunas investigacione re imaginaiios urbanos rea-
lizadas en la ciudad d Bogotá por Amando S~,. y en Los
Ángeles por Mike Da.vis, así como en el libro clirigidopor

92 93
Mario Margulis La ciudad de la noche, referido a Bueuos
~i\ires, se aprecia la importancia ele estos microespacios. Hi- ele cultura para estudiar este pa□imonio invisible u intangi-
cimos una experiencia parecida a la de este último libro, ble. EsLe paoimonio consriruiclo con leyendas, historias, 111Í-
estudiando los salones de baile, que son imponantes como tos, unágenes, pinturas, pehculas que hablan ele la ciudad,
lugares de agrupamiento generacional en la ciudad de ha formado un imaginario m1íltiple, que no todos comparti-
México, así como los sitios donde se hacen recitales rnkeros, mos del mismo modo, del que seleccionamos frag-menros ele
los hoyos fonkis y otros semejantes. En medio de la descom- relatos, y los combinamos en nucso·o grupo, en nnesrra pro-
posición de las megaciudades esos lugares son marcas, esta- pia persona, para armar una ,-1s10nque nos deje poco mJs
blecen una especificidad y así reordenan una probkm~í:tica, rranquilos y ubicados en la ciuelacl. Para estabilizar nucs □-;15
que voy a tratar maü.ana, la ele lo ptí.blico y lo privado. Se e_?{pcricncias urbanas en constante transición.
establece un espacio propio para algunos sectores, donde Quiero destacar esta disLincióu. Podemos nablar ele 1111
se puede bailar, "sentirse a gusto como en la propia casa", patrünonio visible, o sea ele los monumentos, los umseos, las
según dijo una asistente habitual de estos salones de baile graneles avenidas, los edificios que enorgullecen a una ciu-
en México; de manera que estos lugares, que son p1íblicos, dad y le dan una continuidad histórica, y también ele algo que
en g-¡-anmedida funcionan como privatizados, como lugares el folclm·e ha u·abajado en distintas épocas, así como otro tipo
b
que se apropian algunos sectores: son semip1íblicos y ele registros que han siclo esLU<liadosdesde la comunicación
semip1ivaclos a la vez. masiva o desde el u-a.bajo auo·opológico de la culmrall~unada
Hemos intentado aveiiguar por qué lo imagi.na1io riene inn1atcrial, pero que pocas veces han siclo pensados como
rama importct11cia en la constitución ele la ciudad. En México panc del paui.monio que Lambién hay que conservar ele al-
1105 podemos remontar a los relatos precolombinos y de los gún modo. Qlúzás w1a ele las razones parajusti.licar el ocup;u--
conquistadores que refunclaron la ciuclacl. Creo que también sc ahora de este paui.monio, es que tenemos más maneras ele
sería posible hacerlo en Buenos Aires. Esas narraciones cons- preservarlo y de guard~u·lo: lo podemos film~u·,ya no sólo foto-
tituyen un tipo ele pa□imonio diferente del paoimonio que grafiar, lo podemos registrar en formas souoras muy
estct1nos habituados a reconoce!'. Si el paaimonio urbano, el sofisticadas, y u·ansmitirlo y reproducirlo en discos compac-
pauimonio histó1ico visible, matenal, es clescuiclaclo, mucho tos y en oo·os proceelimicntos más ágiles que cuando había
"li 1ás ocmYe con el pauimomo m,1s16le o no tangible, según que ü· hasta un musco para enterarse ele cómo había siclo la
os en01111naoones que suele usar la Unesco para refe- ciudad en otra época.
~Íirseaél y que ha llevado a crear una sección dentro clel área - Estc7.5innovaciones es1án suscitando inten1acioual111entc
nuevas 1·ef1exiones
. sobre los vínculos entre c11l111r'.J ur1r11Jí1 ----..,
v
94
95
pauimonio. Además, incitan a repensar lo que esto podría con valores y sentidos fijados de una vez para siempre, sino
~ . . .
significar para la escuela y las cornumcaoones masivas como un proceso social que, como el otro capital, se acumula, se
custodios y transmisores del pauimonio intangible. Este pa- renueva, produce rendimientos, y es apropiado en forma
uimonio no es, de ninguna manera, inferior en importancia desigual por diversos sectores. Aunque ese conjw1to ele bie-
al visible. Es más: en 'ciudades que no tienen m1 gran, paui- nes materiales e inmateriales que llamamos patrimonio cul-
monio histórico maten , to aVIa · 0 tural parece estar disponible para que todos lo usen, cada
cioñla búsqueda de signos intangibles de idenudacl, formas > sector se vincula con él según las disposiciones subjetivas
·de 01ientación, de evocación y ele memoria. que ha podido adquirii· y según las relaciones sociales en
"' Pero ¿cómo esmdiareste pauimonio t~unidizo, cómo que está inserto.
apreciarlo y organizarlo? Para responder hemos tratado ele Por eso el panimonio de una nación, o de una ciudad, es
introducir algunas nociones desde las ciencias sociales en la distinto para diferentes habitantes. Representa algw1as ex-
temia sobre el panimonio. Hay que reconocer, en este senti- periencias comunes, pero también expresa las disputas sim-
do, que uno de los motivos por los que los científicos socia- bólicas entre las clases, los gn1pos y las etnias que componen
les se interesan poco en las cuestiones del pauimonio es una ciudad. ¿Quiénes cuentan la ciudad en las crónicas, en
porque parece que sólo tuviera que ver con el pasado; se las películas, en las canciones y en las exposiciones, quiénes
presenta como w1a cuestión ele arqueólogos, restauradores, tienen los recursos para difundir estas representaciones ele
historiadores. Pero, si deseamos entender el origen y el sen- lo urbano a través de libros y revistas, conciertos y discos, mu-
tido histórico de la contemporaneidad, es preciso pensar seos, radio y televisión? La esu-uctura y la propiedad ele los
qué hacer con el pauimonio. medios de produccióri y comunicación culnu-al deben ser
Por lo tanto, tenemos necesidad ele refonnular qué en- añalízados como parte de los dispos1uvos por medio de los
tendemos por pauimonio ele un modo vivo, no embalsama- _cuales se conforman los pauimonios compartidos y también
do, como algo que nos está apelando todavía hoy. Una no- las divisiones enu·e los pauimonios de unos ou·os sectores
ción de Pieffe Bourdieu, la ele capital simbólico, me parece en a c1u ad.
útil para redefinir lo que hoy podemos entender por paui-
monio cultural en relación con sus usos sociales. Bourclieu
La otra noción que ·me
-.....----,~---'---
esta cuestión es la ~>""'f§~gf:I'~::.::::=.:::...;:.::::.:::J:i::c=,.__,",
de
no u-anspuso la noción ele capital simbólico hasta el patri- Benedict Anderson...ba obra de Anderson suele ser citada
monio, pero es legítimo hacerlo, en el sentido ele que el como punto de partida para una reconcepmalización de las
pau·iinonio no es un conjunto de bienes estables y neuu·os, identidades contemporáneas, porque ese autor puso en

96 97
evidencia que el nacionalismo es una artefacto cultural y no les ai1ticipo una conclusión que ilustra lo que v~ngo di-
un objeto natural. La constitución del nacionalismo a través ciendo. En la exploración con estos grupos, aun en los sec-
de la imaginación en la historia, dice Anderson, no lo vuelve tores con más nivel educativo, no hallainos visiones de con-
falso, como se advierte en la gente que está dispuesta a reali- junto sobre la ciudad. Hasta en los _sectores más politizados
zar colosales sacrificios por sus limitadas imaginaciones de o más organizados para defender algo de la ciudad, suele
lo que es lo nacional. Podemos citar también a otros histo- haber visiones restringidas del propio barrio, sector o gru-
riadores, como Serge Gruzinsky en Francia, o Renato po social al cual se pertenece y de las instituciones con las
Rosaldo, antropólogo de Estados Unidos, semiólogos como cuales cada uno se relaciona. Casi nadie habla de la ciu-
Armando Silva, en Colombia, que han demostrado eJ impor:_ dad en su conjunto y casi nadie identifica causas estructu-
tan te papel que juegan las ficciones, los imaginaiios colecti- rales que en la literatura de ciencias sociales son muy co-
vos, en la formación de las identidades. Este tipo de aproxi- nocidas acerca de por qué la crisis del tránsito, de la
-mación tiene consecuencias para la construcción de la containinación u otras acontecen en la ciudad. En este sen-
ciudadanía cultural, porque esta ciudadanía no se organiza tido, hablamos de@a cultura prepolítica, una cultura
sólo sobre principios políticos, según la participación "real" preestructural, que se reduce a pequefi.os espacios. Inves-
en estructuras jurídicas o sociales, sino tainbién a.partir de tigai· esto es del mayor mterés para desarrollar la ciudada:--
una cultura formada en los actos e interacciones cotidianos, 'i1ía en nuest:rasciudades, que adqmen:nrá:s1Inportai1cia
y en la proyección imaginaria de estos actos en mapas men- cuando ciudades como la de Buenos Aires y México están
tales de la vida urbana. · úé es lo que hay que guai·dai·, qué a punto de elegir su primer intendente o gobernador no
se debe conservar, ué es designado por el Poder Ejecutivo. ¿Cuánto se puede deci-
'2_vimos en una ciud~7 dir en las elecciones y cuánto ha:y que decidir en ou·as
· Muchos presupuestos que guían la acción y las omisio- instancias que requieren una elaboración continuada y una
nes de los ciudadanos derivan de cómo percibimos los usos acción perseverailte desde una cultura ciudadana? Con-
del espacio urbano, los problemas de consumo, tránsito y testar a esta pregunta puede ser un motivo para renovar la
containinación, y tainbién de cómo imaginainos las explica- vinculación entre científicos sociales y políticos, entre la
ciones a estas cuestiones. Voy a presentar mañai1a el estudio universidad y la administración pública.
sobre imaginarios urbanos que hicimos en México a partir
de las fotogTafías de la ciudad y de cómo las vieron grupos
focales a los que les mostrábainos las fotos. Sintéticainente,

98 99
Preguntas

- Se hace una pregunta que no se grabó con claiidacl


sobre las relaciones entre lo piíblico y lo privado, y acerca de
si las tendencias a la piivatización conducen a la desintegra-
ción social.

- García Canclini: De acuerdo con lo que venimos anali-


zando, diría que la relación entre desintegración urbana y
recomposición o reactivación no puede ser concebida en tér-
minos de equivalencias. No todas las formas de p1ivatización
llevan a la desintegración. Pueden hacerlo en el sentido en
que a veces separan, cuando llevan que cada uno diga ''éste
es mi lugar, aquí nadie se mete yyo tampoco me voy a meter ni
me voy a exponer en los lugares de riesgo". En tales casos, se
trata de limitar las experiencias urbanas, las vivencias y la soli-
daridad en la ciudad. Pero también hay expe1iencias de
privatización, o sea de limitación de espacios y de apropia-
ción privada que, en medio del abandono de los Estados res-
pecto de las ciudades, de las negligencias, pueden funcio-
nar como reactivadoras o preservadoras de patrimonios, ele
Paolo Gasparini, 1994. espacios vivibles dentro de la ciudad. Entonces, no asociaría
desintegración versus reactivación o renovación con la oposi-
ción público-privado. En segundo lugar, deseo decir que, sin
políticas públicas para la ciudad, una suma de p1ivatizaciones
y de defensas aisladas, no puede resolver los problemas urba-
nos. Hay problemas que son estructurales, compartidos, o tie-
nen que ser resueltos en forma compartida. Algunos son
superevidentes, como la contaminación, que no discrimina

100 101
demasiado entre clases sociales para oscurecernos los pul- necesidades de interpretación, a veces es útil esta distinción
ue también puede haber diferentes formas de pero, en gran parte de los estudios, prevalece otra noción
manes. Aun q .
de purificar en forma restringida, el ambiente. más antropológica de lo imaginario, como algo pai·ecido a lo
prore~neo • • .
Otros tipos de contaminación o de dramas urbanos son m:5 que Lacan llama simbólico, es decir, el conjunto de reperto-
selectivos y atacan especialmente a los sectore~ ~rns !}OS de súnbolos con que una socied~d sistematiza y legaliza
desprotegidos, menos calificados educacional y econmmc_a- las imágenes de sí misma, y tamfüen se proyecta hada lo dile-
mente. Pero creo que, en buena medida, las ciudades est_an -~da la relat:1va mdeterminac10n epistemológica en -
de un modo localizado esta tensión, que se vive que se halla aún la noción de imaginarios y la fertilidad que
~~ano d . .
en general en los países periféricos, entre rmpul~os a 1~pai - revela en diferentes usos, no me privaii'a de esas tres contri-
ticipación más competitiva en un merc_ado mun~al de mno- buciones ni de otras. Habría que mencionar también los en-
vaciones tecnológicas, culturales y sooales; y, pm _otro ~ado, foques de lo imaginario colectivo, desplegados en las
políticas hacia adentro que segmentan cad~ vez mas de_sigual reorientaciones sociosemióticas de la antropülogía y de la
y asimétricamente a la población. Se pe~lte que un c~co o sociología. Estos análisis han permitido considerai· que hay
un diez por ciento de los ciudadanos se vmcule con estas mno- estructuras, legalidades, que rigen lo imaginario y generan
. nes internacionales y se beneficie de vivir en las grandes su construcción y su renovación. En ese sentido, no haii'a
vacio . .
tanta escisión entre io institutivo y lo instituyente. El riesgo
ciu d a d e s , y una énorme población, cada vez en situac10nes
. . . . .
más degradadas, es excluida o semincorporada baJO discrnm- que sefi.alábamos cuando hablábamos del patrimonio visto
en forma embalsamada, solidificada, como existiendo de
naciones.
una vez para siempre, se presenta en esa distinción. En rea-
- ·Qué concepción de lo imagi.nario sería más útil pm-a lidad, lo instituyente, no sólo lo creativo sino lo que se apoya
e 1 . . t ;i
en algo instituido a partir de lo cual se puede imaginar, está
analizar la relación entre lo instituido y o mst1tuyen e.
siendo reconceptualizado, reimaginado una y otra vez. Este
- García Canclini: Estamos en un momento en que sería proceso se me hizo evidente cuanto trabajamos sobre foto-
e a una sola tendencia. Nos enconn·a- grafías en la ciudad de México, desde los años cuai·enta
empo b rece dor afiliars .
mos en el cruce de muchas contribuciones al estudio de 1~ hasta la actualidad, y vimos cómo ~os fotógrafos regisn·ai·on
. . ·o Autores como Armando Silva incorporan el psi- la ciudad.
rmagman . . .
. is pero hay momentos de su libro hnagmanos urba- Estaban reinterpretando, teelaborando el panimonio vi-
co anális , . · · 1
ue usa la distinción lacaniana entre lo imagmano y o sual en función de lo actual, desde la mirada de hoy. Pero lo
nm en q •
simbólico, y otros en que no lo hace. Creo que, ante ciertas actual es un mo~ento de transición.

102 103
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.- va York, Verso, 1989.
Voy a reubicar algunos de los planteamientos presentados
en las conferencias ante1iores en el marco más específico de
un estudio sobre la formación de imaginarios en la megaciuclacl
ele México. Conviene empezar explicando por qué elegí los
viajes clenu·o ele la metrópoli para explorar la constitución del
imaginario urbano y qué soluciones metodológicas fuimos ela-
borando para realizar esta investigación.
Ante todo, debemos pensar en la ciudad a la vez como
lugar para habitar y para ser imaginado. Las ciudades se
construyen con casas y parques, calles, autopistas y seüales
ele tránsito. Pero las ciudades se configuran tan1bién con
imágenes. Pueden ser las de los planos que las inventan y
las ordenan. Pero también imaginan el sentido de la vicia
urbana las novelas, canciones y películas, los relatos ele la
prensa, la radio y televisión. La ciudad se vuelve densa al

-
cargarse con fantasías heterogéne~La urbe programada
para funcionar, diseñada en cuadrícula, se desborda y se
n""'1c:-u:-i1rruc-:p"'l,.,.1.,..c.,..a_e_1_1.,.fi.,..c_c
__
1""0""n'"'e""s,..1""'n.,..d"'"1"'vi.,...,,d""'u,..,a""l"""e-=-s
-=-y-:--c::-:olectivas.
Las ciudades no se hacen sólo para habitarlas, sino tam-
bién para viajar por ellas. En la ciudad ele México varios
millones ele personas ocupan enu-e dos y cuau·o horas dia-
rias transportándose en metro, autobuses, taxis y coches
particulares. En los 1500 kms. cuadrados que ocupa la
mancha urbana se realizan 29 millones de viajes-persona
por día. Las travesías por la capital son formas ele apropia-
ción del espacio urbano y lugares propicios para disparar
... --...,,

109
imaginarios. Al recorrer las zonas que desconocemos, nos
cruzamos con múltiples acmres, imaginamos cómo viven
"los otros" en escenarios distintos de nuestros bariios y
centros de trabajo. _
Por eso, pensamos que~ viajes por la ciudad pueden
ser objeto de estudio de la antropología visual. La antro o-
ogía, que buscó en tender la relación con lo distinto explo-
~

raudo continentes lejanos, encuentra también en las ciuda-


des multiculturales de occiden_te, el choque súbito e
intiigante con otros modos de vida. La simple expansión de
los transportes por la trama urbana, las interacciones violen-
tas que provocan, pueden compararse con la irrupción de la
modernidad en poblaciones "piimitivas". Por expe1iencia
directa y por los medios masivos nos enteramos de las per-
turbaciones que ocasiona la construcción de una nueva lí-
nea del metro, la introducción de voluminosos ómnibus y
coches privados con prisa en las callejuelas de pequeños
barrios. Zonas pensadas para que sus pobladores circulen
parsimoniosos y hasta se detengan a conversar en las calles,
como si fueran prolongaciones de sus patios, son invadidas
y conquistadas po~ velocidad, el ruido y la contaminació1,:i Vl~Jl. J
En los cruces de autos individuales y transporte público, de
camiones y peatones, del tráfico y los vendedores ambulan-
tes, ocurren muchos de ~os encuenn·os que la vida moderna
propone con la alte1idad y la diferencia.

111
110
----~ ~
'
!lfegálópolís y micrópolis --------
) protagonista y su hija recomponiendo en viajes extensos las
zonas de la ciudad afectadas por los sismos de 1985, confir-
, • ~-5-í:es-e~ mnlticulturales en la ciu-
dad hemos hecho un uso no convencional de la fotografía 1. man est.1.capacidad del relato fümico. La fotografía, en c;un-
Quizá la fotografía se diferencia de otros medios de registro y bio, se parece a las percepciones aisladas y acumulativas ele
constJ.ucción ele imaginarios, como la prensa. el cine y la los habitarnes de grar1des ciudades, que desconocemos la
televisión, porque fragmenta más radicalmente la ciudad. ciudad entera yya ni creemos que sea posible abarcarla, nos
Quiero par·tir ele la hipótesis de que hay una corresponden- instalamos en micrópolis y recorremos fragmentos ele las
cia entJ.·e esa operación de recorte y encuadre que es la foto y micrópolis de otJ.·os.
el c01~unto de experiencias desarticuladas que se obtienen En alguna medida, ese carácter fragmentario de las expe-
en una megaciudad. A diferencia ele las narraciones cinema- 1iencias urbar1as par·ece superai·se y, sin embargo, persiste en
tográficas, que ayudan a imaginar ciudades más o menos in re- los viajes. Los embotellamientos, incidentes y fatigas que expe-
gracias, la fotografía ofrece escenas o instantes discontinuos 1imentamos al viajar nos incitan a constJ.uir Í11te11)ret..,ciones
que pueden aspirar· a una representaúvidacl más extensa sobre los cainbios de la ciudad. ¿En qué se diferencian esas
pero siempre separ·an una experiencia del contexto.eael Ílnágenes subjetivas y fragmentarías de los diagnósticos globales
Argullol escribió hace poco que desde Metrópolis, de Lang, y los programas destinados a mejorar el transporte en la ciudad
hasta Blade Runner, de Scott, o Las alas del deseo, de de :tvléxico o contJ.·olar la contaminación? Una diferencia resi-
Wenders, la ventaja del cine, sobre cualquier offo proceso de en que los programas y discursos gubernamentales p:u-ecie-
visual, reside en sus posibilidades totalizador~. Alguna. ran ocuparse de la ciudad en su c01~unto. Por ejemplo, se ha
películas consagradas a la ciudad de México: por ejempl expandido el metJ.·o, que t1·ai1spona cliai-iainente casi a cinco
Esquina bajan, de Alejar1dro Galindo (1948), que exhibe millones de personas y se u·ata de desestimular el uso de los
reconidos vaiiados en muchos tipos de transpone por la casi u·es millones de automóviles. Sin embai·go, conocemos las
capital, y Lola, de María Novaro (1989), que muesu-a a la limitaciones y los fracasos del u·ai1sporte público. La reciente
encuesta sobre 01igen y destÍ110de los viajes en el área metropo-
litana, realizada por INEGP, revela en qué grado el espacio
' Una exposición más amplia de esta investigación se encontrará en el
urbar10 está privatizado y orgaiüzado para la apropiación
libro de Néstor García Canclini, Alejandro Castellanos y Ana Rosas
tlllantecón La c1Udad de /os viajeros. Tiaves{astf imaginarios urbanos---:-
rvfexll::u;--1-940-2000,México, G1ijalbo-UAM, ~
3
-.: Raíael A1gullol, A ciaade-turbilhao", en Revista do Patrimonio Histórico Encuesta de origen y destino de los viajes de los residentes del Área
e Artístico Nacional, 23, Río de Janeiro, 1994, p. 59-68. Metropolitana de la ciudad de México, INEGI, 1994.

112 113
129vada: nos informa que los babi tan tes usarnos diaiiarnen te para centrar el análisis en la variedad de medios y experiencias
3.252.000 lugares para estacionamiento, 4.7% de los cuales de la ciudad contemporánea, dejando las imágenes del pa-
son públicos, 57.2% privados y 38.1 % se sitúai.1 en las vías sado corno contraste. Escogimos fotos y películas que evi-
públicas. Una de las preguntas más au-activas para hacernos dencian la continuidad ele algunos medios ele transpone
hoy es cómo se reorganizai.1 lo público y lo privado en el (autobuses, coches, carros precarios para llevar alimentos) y
pensai.11iento de quienes circulan por la urbe, en las estrate- otras que marcan las diferencias (el Metro, que comenzó a
gias y las astucias con que nos movernos, en las interpreta- operar en 1969, autos de modelos recientes).
ciones con que tratarnos de entender por qué la ciudad se Tarnbién colocarnos imágenes que revelan cainbios en
ha transformado de esta manera. los motivos por los cuales se viaja y en las condiciones en las
Para explorar estos ternas trabajarnos con imágenes ele cuales se hace. Esta confrontación entre pasado y presente
fotos y películas 4 • Seleccionarnos fotosde los ailos cuarenta y dio lugar a observaciones.interesantes, por ejemplo a pro-
cincuenta, cuando la ciudad de México tenía entre un mi- pósito de la transformación más significativa para la mayoría
llón y medio y dos millones y medio ele habitantes, el mo- de los grupos: la expansión de los vehículos. La foto de una
mento en que se inician la expansión indusuial, las migra- pareja carninando sola por un amplio boulevard, rodeada
ciones masivas desde la provincia y la modernización del únicarnente por árboles, fue interpretada por uno ele nues-
habitai·. También reconirnos archivos ele fotógrafos ele los tros entrevistados corno algo que no puede ocunir sino en
diez últimos años, y trabajarnos con Paolo Gasparini fotogra- la noche; pero en seguida otro agregó que la escena era
fiai.1do los viajes por la capital y otras escenas conexas, elegi- antigua porque actualmente, aunque fuera de noche, ha-
das en forma personal y tainbién tomando en cuenta las bría coches estacionados.
investigaciones sistemáticas hechas por anu-opólogos y soció- Propusimos estas 52 fotografías-a 10 grupos ele enfoque
logos del Programa de Estudios sobre Cultura Urbana ele la formados con personas que viajan intensamente por la ciu-
Universidad Autónoma Metropolitana. De todo ese mate1ial, dad. Partirnos de la hipótesis de que las percepciones sobre
escogimos 12 fotos del p1imer período y 40 del más reciente los viajes estarían más elaboradas en los que tienen por acti-
vidad habitual, diaria, el circular por la ciudad. En cuai.Ho al
criterio de selección de los viajeros, supusimos que las es-
• Aquí me limito a la presentación del material fotográfico. El estudio tructuras cognitivas, perceptivas e irnaginaiias podrían pre-
de los filmes y la interpretación de las opiniones de los grupos ante
los mismos estuvo a cargo de la correalizadora de esta investigación, sentarse diferenciadas según las ocupaciones por las cuales
Ana Rosas Mantecón. se viaja. Por lo tanto, integrarnos los grupos reuniendo a los

114 115
entrevistados por este indicador: repartidores (de alimen-
tos, cigarros, pilas y enciclopedias), vendedores ambulan-
tes, policías de tránsito y taxistas. Debido a que estas ocupa-
ciones dieron un perfil socioeconómico y educativo
medio-bajo, formarnos un grupo de esu1diantes universita-
rios que viven lejos de su centro de estudios, y otro con per-
sonas de edad media (30 a 50 años) y clase media-alta, cuyas
ocupaciones de venta, promoción, seguros, etc. les exigen
desplazarse frecuentemente por la ciudad.
Organizamos el trabajo con los grupos en sesiones de
dos horas, en torno de una mesa grande, donde se exhibían
las fotos y cerca de la cual se proyectaba el video. Al comien-
zo, pedimos a los integrantes de cada giupo que relataran
brevemente, en 2 ó 3 minutos cada uno, un día normal de
sus viajes por la ciudad. Luego, les mostrábamos las 52 fotos
y les pedíamos que seleccionaran las diez que les parecían
más representativas de las maneras en que se viaja por la
ciudad y del significado que tiene viajar para los habitantes
de la capital. Sugeríamos que eligieran fotos de las distintas
épocas y, si encontraban continuidades o diferencias, expli-
caran en qué consisúan. Esta tarea generó siempre un acti-
vo diálogo entre los participantes sobre la experiencia vivi-
Paolo Gasparini, ]994. da respecto a lo que hacen cuando viajan por la ciudad, lo
que conocen de ella y cómo se imaginan lo que descono-
cen, cómo caracterizan los diferentes rumbos de esta urbe y
cómo se orientan por ella. Nuestra intervención se limitaba
a propiciar que todos intervinieran y agi·egar ocasionalmen-
te algima pregunta que activara la discusión sobre las fotos o

117
116
la argumentación entre posiciones divergentes. Finalmen- tuvieron que tomarse por mayoría, pero hubo un u·abajo
te, preguntábamos por qué lugares de la ciudad les gustaba grupal que fue construyendo el resultado. Cuando las en-
viajar, por cuáles no, y si creían que faltaban fotografiar ou--as trevistas son individuales sólo permiten conocer la infor-
simaciones relacionadas con los viajes. mación, opiniones, léxico, recursos estilísticos y puntos de
¿Es posible agrupar a los diversos tipos de viajeros como vista de una persona. Sin embargo, al realizar enu·evistas
si sus discursos pudieran integrarse en u_na visión global en grupo, además de lo anterior, emerge una suene de
sobre la ciudad de México? Siendo aún más estrictos, ¿pue- conversación gn1pal. Como anota Pablo Vila en su estudio
den sumarse en un solo discurso grupal las voces de seis u sobre identidades en la frontera México-EUA, realizado
ocho participantes que -pese a tener ocupaciones seme- también mediante enu·evistas gn1pales a partir ele fotos,
jantes- proceden de zonas diversas de la ciudad y confor- una de las ventajas de esta técnica sobre las entrevistas in-
man sus experiencias urbanas también en ámbitos distintos dividuales es que la dinámica grupal reconstituye formas
de su trabajo? de interacción y elaboración habituales en la sociedad: "en
La dispersión de las fotos seleccionadas hace evidente el contexto colectivo proporcionado por el grupo, la foto
las dificultades de un análisis generalizador: sólo dos imá- dispara un proceso social, en el cual los participantes ge-
genes, la de Nacho López que muestra a varios hombres neralmente construyen un tipo de consenso (o al menos
pujando para subir a un autobús, y la de Paolo Gasparini, verbalizan sus desacuerdos) acerca del significado de la
donde se ve el periférico repleto de coches y algunos ven- fotograña, a menudo sobre la base de interp1·etaciones
dedores situados en medio de esta vía "rápida", fueron inicialmente contradictorias de la imagen. Al hacer esto,
elegidas por ocho de los grupos. Otra imagen, la de una reproducen los mecanismos de construcción del ~entido
manifestación política por la avenida Reforma, con el mo- común en la vida diaria, que son siempre colectivos, mm-
numento a El Ángel en el centro, fue seleccionada por ca individuales" 5 •
seis grupos. De las 49 restantes, resultaron escogidas por
los distintos grupos, lo cual revela una diseminación de las
preferencias.
Hay que decir, sin embargo, que las discrepancias acerca
de cuáles fotos eran más representativas fueron atenuándose 5
Pabl? Sergio Vila, Everyday lite. Culture and Jdentity on the Mexican-
dentro de cada grupo por un proceso de discusión e inter- Amencan Border. The Ciudad Juárez-EI Paso Case, tesis de
cambio de argumentos. En algunos casos, las decisiones doctorado presentada en la Universidad de Texas en Austin, agosto
de 1994, p. 29.

118 119
Para qué se viaja por la ciudad
otras incomodidades urbanas a las que todos los grupos
En la selección de fotos representamos diversos tipos ele se refirieron.
viajes, con finalidades a veces evidentes, a veces ambiguas, o En un estudio pre,'Ío sobre consumos culturales en la
conteniendo varias superpuestas. Quisimos que el discurso ciudad ele México enconu·arnos que la apropiación del es-
visual fuera polisémico, más abierto que el de una encuesta o pacio urbano en el tiempo libre -y por tanto los Viajes
una entrevista di1igida. "por placer"- están restringidos por las enonnes distan-
Las fotos escogidas sugi1ieron a los grupos que se viaja cias que se debe atravesar para llegar a un reau-o, un cine o
para ir al u-abajo, y para u-abajar mienu-as se viaja; para esperar un estadio, y por los esfuerzos que implica trasladarse en
conseguir trabajo; para vender y comprar; para informarse y una ciudad donde la expansión de la mancha urb,ma cre-
usar servicios (educaúvos, bancaiios, culturales); para enco11- ció más rápido que el u-ansporte y los equipamientos cul-
u·arse con ou·os; para comer, pasear y divertirse; para realizar turales. La mayor parte de aquella muestra, realizada en
manifestaciones de protesta política y de celebración depor- 1500 hogares, representativos del cm~unro de la pobla-
tiva o religiosa; para salir de la ciudad, para comunicarse den- ción, manifestó preferir usar el tiempo libre para quedar-
tro y fuera de ella. se en la casa. Aun quienes dijeron salir con más frecuencia
Casi todas estas formas de viaje fueron iclen tificadas y valo- -los solteros, los jóvenes, los de mayor escolaridad y con
radas por los diversos grupos, aw1que, como veremos, selec- ocupaciones que suponen largas horas de "encierro" en
cionaron las que juzgaban p1incipales con crite1ios diferen- su u·abajo- lo hacían pocas veces y constituían una mino-
tes. En general, los entrevistados se amvieron al sentido más ría. Observamos que el repliegue en la ,'Ícla domésrica era
literal de viajar. Algunos, desconcertados, preguntaron qué favorecido también por la diseminación e.lelos medios elec-
tenían qué hacer en este conjunto las imágenes que aludían u-ónicos ele comunicación que llevan el entretenimienw y
a senúdos más indirectos o metafó1icos del ,,¡~-üe,como las la información a domicilio: estos medios se clifnnclieron
comunicaciones ( teléfonos, antena parabólica). masivamente en la segunda mitad de este siglo, en el mis-
Predominaron en la selección y en los relatos suscitados mo período en que se aceleró la expansión demográfica y
por las fotos los viajes hechos por razones ele trab,~jo. Esto espacial de la capital mexicana.
fue condicionado, en parte, porque los enu·evistaclos fue- Mienu·as el anárquico crecimiento urbano desarticula-
ron escogidos en ocupaciones c¡ue requieren viajar. Pero ba las partes de la ciudad y dificultaba las u·avesías, la radio
también corresponde al carácter obligado que suelen tener y la televisión fueron enlazando a los habitantes con infor-
los viajes en medio del tráfico denso, la cmHaminación y maciones y programas de participación que hacen posible

120
121
viaJes audiovisuales" por lo que ocurre cada día en la
6
megalópolis •
En las entrevistas grupales que aquí presentamos, el gus-
to por viajar, el viaje por gusto, es mencionado por muy pocos
participantes. "A n1í 1ne gustan los carros", "me gusta anclar
en la calle", dicen algunos taxistas, sobre todo si se puede
"tener esta satisfacción y esta calma ele poder u·abajm· cuando
yo quiera". Los vendedores ambulantes ta.mbién disfrutan la
cliso-acción que encuentran en espacios públicos y en el uso
del tiempo aclminisffado personalmente: "es más desal10ga-
do que estar en una empresa encerrado y estar obligado a la
tarea que le encomiendan". No significa que no deban hacer
esfuerzos, ya que son precisainente estos sectores populares,
sobre todo los que carecen de coche propio, por ejemplo los
repartidores, quienes dicen despertarse más temprano (en-·
tre las 4 y 6 de la mafiana), para llegai· a tiempo a la empresa
u ocupar su lugar de venta.
Para la mayoría viajar por la ciudad es una obligación
agotadora, que prefieren evitar cuando el mi.bajo no lo exige.
"A lo mejor hay cosas importantes que disfi.7.1tar,museos, pero
tenemos la idea de que estar en la ciudad es esU"esane, es
cansador, prefe1imos no salir o estamos encerrados en el u·a- Pao/o Gaspariní, 1994.
bajo o encerrados en la casa descansai1clo, a lo mejor viendo

• Néstor García Canclini y Mabel Piccini, "Culturas de ciudad de


México: símbolos colectivos y usos del espacio urbano", en El
consumo cultural en México, México, Consejo Nacional para la Cultura
y las Artes, 1992. ·

122 123
inseguridad, pero seleccionan distintas fotos para identificai·
televisión". El equivalente del encapsuhuniento doméstico esos problemas y, aun cuando prefieren las mismas imárre-
• t:>
frente a los medios elecu·ónicos en el proceso ele transitar
nes, construyen mterpretaciones distintas.
por la ciudad, fue seiialado en la foto tomada a alguien que
En 1igor, no hay interpretaciones compartidas por todos.
viaja con walkman: "una forma de aislarse del u-áfico, ele re-
La mayoría se muestra desconcertada por los cainbios nerra-
lajarse". Esa escena se halla tan incorporada que fue .
tlvos º
d e los últimos años que han vuelto peligrosa, containi-
descripta con10 "una imagen 111uyclásica". nada y caótica la ciudad. Una de las transformaciones invo-
En los sectores con mayor nivel educativo se valora más el
cada con más frecuencia para explicar estos males es el
"ir al cenu·o", visitar "tantas iglesias, tantas calles y casas tan
incremento de migran tes. Hay quien comprende, con una
antiguas". Pero los paseos y la contemplación estética ele "las
perspectiva más estructural, que "el sistema nos tiene tan
partes bellas de la ciudad" se asocian con las fotos del pasado y
apretados que hace que la gente de provincia emigre hacia
se sitúan en relatos ele lo vivido hace vaiias décadas. la capital a buscar el medio de sustento". Pero, vaiios a.fir-
Aden1ás del "caos vehicular", se acusa ele haber arruina-
man que no se puede venir así, viajar a la QTan ciudad "a ver
• t:>
do el placer de u-ansitar por la ciudad a la contaminación s1 corren con suerte", "la verdad es que son gentes que 110
y, en los grupos medios y altos, a los migran tes, los vende-
están preparadas". El desempleo es visto por algunos como
dores ambulantes y otros sectores populares. "Uno evita las
consecuencia de "la ciisis", pero ou·os lo anibuyen al exceso
colonias populares ... donde no hay forma para hacer agra-
de migran tes y a su falta de habilidad o esfuerzo para inser-
dable la vista". Por eso, rechazan las fotos ele "la indita pi-
tarse en la gran urbe.
diendo dinero", los niiios tirados en una plazoleta junto
Una de las diferencias notorias enn·e los enn·evistaclos
con una escultura, esas imágenes que representan "el país
aparece al confrontar las narraciones policiales con las de los
tercennundista". restantes viajeros. Cuando los grupos ya citados se referían a
A diferencia de las experiencias que se tienen en la casa
los factores que entorpecen los viajes y provocan peligros
y el banio, donde se elige el entorno ele acuerdo con el nivel
mencionaban, entre ellos, la corrupción, y algunos aludieron
económico de los residentes, los vütjes obligai1 a conf.rontai·se
a los policías como ineficientes, cómplices o directamente
· con sectores muy diversos. Por lo tanto, los viajes son situacio-
responsables de asaltos. En iigor, más que relatos de hechos,
nes reveladoras de cómo se confrontan las prácticas diver-
escuchamos relatos de sospechas: "era un Tsururojoytenía los
gentes en la vida de la ciudad, cómo se imaginan en forma
cristales poiarizados", "me interrogaron los judiciales, me
diversa las explicaciones ele los males urbai10s. Todos coinci-
preguntaron cómo había estado la situación, lógican1ente lo
den en que se han incrementado el tráfico, el desorden y la

125
124
conocían y sabían quién era, pues era un compaii.ero que no Por eso, la elección de los policías se concentró en las
estaba". Si bien es habitual que las interpretaciones de las fotos de manifestaciones políticas y deportivas, coches esta-
fotos y los relatos de viajes presenten una tensión enn·e lo cionados sobe la banqueta, puestos de peiióclicos que obstn.1-
real y lo imaginario, en lo referente a la inseguridad y, sobre yen la circulación de los peatones, nÍ11os acosta.dos en una
todo, a las intervenciones policiales, las narraciones se pre- glmieta que "afean" la escultura y la fuente de agua, el Perifé-
sentan como relatos de lo imaginado pero que serían, por el 1ico lleno de autos enn·emezclados con vendedor es ambulan-
propio carácter encubierto de los hechos, el único modo de tes. Cuando preguntamos por las imágenes urbanas represen-
aludir a lo real. ta.tivasque faltaban, mencionaron "las mamás [que] van a dejar
En tanto, los policías presentan una visión clara, segu- a los nÍ11os a las escuelas y se esta.cionan en doble, hasta en
ra, de cuál debe ser el orden de la ciudad y de sus viajes. tercera.fila", los microbuses que hacen lo n1ismo, "las 1nujeres
Desoiben sus acciones como rutinas precisas destinadas a que se van pintando en el carro o los conductores que van
que todo funcione: "El trabajo consiste desde temprano leyendo el periódico", cuando "est:in hablando por el celular
en salir a recorrer las vías principales, por decir Tlahuac, y está el semáforo en siga", "cuando la gente está cruzando
Periféiico, para evitar que haya algún congestionamiento, abajo del puente peatonal en la vías rápidas", "las colonias
un percance, un carro descompuesto". Su tarea es asegu- populares que tienen pintarrajeadas las paredes con pala-
rar la normalidad, algo tan sencillo como "que los conduc- bras soeces". En suma, lo representativo es lo que u-ansgrecle
tores se apeguen al reglamento de tránsito". A diferencia "el orden de la vialidad", y "las buenas costumbres".
de los demás diagnósticos, sostienen que "el problema de
la vialidad no es que falten calles, no es que falte más n·ans- Tácticas, transacciones y desvíos
portación"; más bien lo"que hace falta es mucha educa- Los taxistas, los vendedores, y la gente de clase media
ción vial". hablan de lo que significa la corrnpción de los policías para
La ciudad entera es mirada por los policías, del mismo el tránsito; los estudiantes dicen que "siempre que viajas es-
modo que por los taxistas, los repartidores y los vendedores peras que no te pare un policía". En tanto, los policías se
ambulantes, como un espacio por donde se viaja. Pero la vi- refieren a las inegulaiidades de los choferes de taxis y ele
sión policial del viaje no es la de una sucesión de complica- "los propietaiios de casas-habitación, por lo menos en Las
ciones o trastornos indeseables, con10 en los otros actores, Lomas, donde piensan que tainbién son clueii.os de su ban-
sino de un lugar donde pueden esperarse transgresiones e queta y suben los velúculos, y no permiten que pase absolma-
irregularidades. 1nente ni el peatón".

126 127
Más allá ele las acusaciones recíprocas, ou-os comentarios reyelan que a veces los aprendizajes se acumulan: con la
de estos grupos permiten interpretar esos comportamien- sucesión cotidiana de estas pequefias tácricas se va cons-
tos irregulares como tácticas usadas por viajeros, tanto poli- u-uyendo un tipo particular de ciudadano que conu-ibuye
cías como civiles, para conseguir circular, estacionarse, lle- a la reproducción de la desigualdad sistémica y a legi.ti-
gar más o menos a tiempo, en una megaciuclad compleja mar la corrupción.
que atasca a la gente y los coches. Impide, en suma, apro- En los rnomentos de 1nayor soltura en las conversaciones, ·
piarse del espacio. algunos participantes enunciaron con claridad estas t,icticas
Los taxistas se pasan los semáforos y los policías "les y las expusieron como modos de acomodación del pensa-
piden cuota". Si el coche y el negocio ambulante no en- miento a adversidades difícilmente conu·olables. La amenaza
cuentran lugar, recuffen a la vereda. Si el peatón está apu- de la contarninación, por la cual se piensa que ·'es suicidarse
rado, no se molesta en dar el rodeo para subir al puente si vas a correr", se atenúa si "lo podemos ver ele esta fonna: la
cuando cruza el eje vial. Quizá más que de estrategias, se contaminación, los alimentos, todo es m1a forma de intoxica-
trata de tácticas, porque estos diálogos sugieren no tanto ción, y al sudario tan tito es una forma de desintoxicarnos. Sí,
la búsqueda de soluciones para que todos viajen mejor recibimos algo de eso, pero lo que estamos sacando afu<"ra es
sino la invención constante ele pequefios arreglos perso- lo que nos hace sentirnos mejor".
nales y u·ansacciones sólo pendientes del sentido inme- Estas interpretaciones fantaseosas son estirnulaclas, en cier-
diato. Una esu·ategia implicaría situar la propia conducta to modo, por el carácter demasiado vasto y complejo de lo que
en la búsqueda de mayor racionalidad en la vicia urbana, sucede en la gran ciudad. Así como par·a alcanzar los objetivos
que hiciera posible una mejor gestión ele dificultades se- ele los viajes hay que usar desvíos o atajos, convivir con los
mejantes. Las tácticas, en cambio, como anota Micl1el ele problemas que par·ecen irresolubles incita a ensayar tcicticas
Certeau, son "operaciones multiformes y fragmenral'ias" del pensamiento, "resolver" en lo imagin~u-io, hacer "sentir"
que no buscan producir cambios estructurales;_ Por eso, habitable un enton10 hostil. Importc, menos saber cómo fun-
este autor sostiene que la táctica es "una victmia del lugar ciona efectivamente la sociedad que imaginar algún tipo ele
sobre el tiempo" y que "lo que ella gana no lo guarda". coherencia que ayude a vivir en ella.
Sin embargo, las experiencias urbanas que registramos El u·abajo con los grupos mostró que la apropiación frag-
mentc'l.lia del espacio urbano lograda en los viajes lleva a con-
cebir "soluciones" a los problemas viales que se ubican, como
7Michel de Certeau, L'invention du quotidien. 1. Arts de (aire, París, juegos de lenguaje, en el sentido de Wittgenstein, enu·e lo
Union Général d'Editions, 10/18, 1980, p.15 y 19.

128 129
real y lo imaginario, enu-e lo que se sabe y lo que se supone, complejidad del u-ansporte, las dificultades para desplazar-
enu-e lo que es bueno para cada uno y cómo cada 11110 se va se en espacios públicos y la tendencia a recluirse en la vicia
acomodando para convivir con lo que le mea. Es significativo doméstica, la información reunida aquí agrega poco. Pero
que casi no haya habido referencias a soluciones esu-arégicas. si eso es lo que queremos saber, no es éste el procedimienw
El imaginario de los viajeros es un imaginario ele tácticas, ele para buscarlo.
corto plazo. Además, revelaban escasa información sobre lo Las investigaciones cualitativas son útiles p,u-a acceder a
que los técnicos, los urbanist,"1.5,los políticos y el periodismo las formas en que cliferemes sttjetos-y grupos ele s1tjeros-
\.1ven esas condiciones "objetivas", consu·uyen sus mundos
vienen diciendo en los últimos afias acerca de lo que habría
privados en relación con las estrucmras públicas. Una vasta
que cambiar en la ciudad. La mayor parte de las propuestas
ele los viajeros fueron educativas o morales, apelaciones a la zona de esos mundos p1ivados es imaginaria, y por eso resulta
comprensible que se manifieste no tanw cuando se hacen
responsabilidad individual.
"Más educación vial para que tocio sea con más responsa- encuestas y se busca sumar generalidades como cuando se
muesu·an in1ágenes y se invita a contar lo que cada uno ve v
bilidad y más eficiencia" fue la demanda principal ele los
fant,"1.Seaa partir ele ellas. ,
policías y de los sectores medios. Ambos grupos sug·i1ieron
Quizá lo que hemos podido conocer, ante tocio, con
que la gente viva más cerca ele sus trabajos. Los p,u-ticipantes
este procedimiento, es que gran parte ele lo que acontece
ele clase media, quienes más c1iticaron la llegada masiva de
en la ciudad, aun lo que más nos concierne, es incognosci-
migran tes de provincia, fueron los que invocaron la solidari-
ble. Un riesgo de quienes nos dedicamos a reunir infor-
dad nacional: "si t1wiéramos un país unido, si nos ayudára-
mación sobre una gran ciudad es olvidar que para la enor-
mos unos a ou·os, ou-a cosa sería" ... "Somos muy egoístas: ¡Ay!
me mayoría la urbe es un objeto enigmático, y para vivir en
¿Yo por qué me voy a quedar un día sin coche?"
ella la gente elabora suposiciones, mitos, articula inter-
Notas para posibles conclusiones pretaciones parciales wmaclas ele distintas fuentes, con
todo lo cual se arman versiones ele lo real que poco tienen
1. ¿Qué podemos saber luego ele esta reconida por lo que
que ver con lo que podrían decir las versiones llamadas
diez g1upos de viajeros por la ciudad ele México nos dicen
explicaciones científicas.
de cómo se vive en ella? En cierta medida, son conocimien-
Esm distancia, este desacuerdo, enu-e los imaginaiios pri-
tos que ya teníamos. Si comparamos los discursos generados
vados y las explicaciones públicas es 1~1ayoren una megalópolis
ante estas fotos con los elatos duros sobre la urbe, las cifras ele
tai1 difícil de abarcar. Por eso, con la suma ele. los imam.narios
b
su crecimiento demográfico y espacial, la multiplicación y

130 131
(aunque trabajáramos no con 10 sino con 100 ó 1,000 gru-
pos) sería imposible consu-uir croquis estadísticamente re-
presentativos de los viajes (reales e imagimuios) por la ciu-
dad, ni de los cn1ces multiculturales, ni de los sinuosos
estereotipos que unos grupos se hacen sobre los ou·os y con
los cuales orientan sus conductas. Al tratar estos asuntos con
métodos cualitativos sólo podemos ar1ibar a on-o nivel de cono-
cimiento, que fue brevemente anw1ciado hace w10s afio? por
Frederic Jarneson en uno de los textos fundacionales del
pensamiento posmoderno 8 •
, Qañleson se refería a la obra clásica de Kevin Lynch, La
/ imagen de la ciudacf, donde este autor se preocupaba de
¡ que en las grandes urbes los habitantes se alienen al ser
incapaces de representarse (mentalmente) su propia po-
sición denu-o de la totalidad en que viven. Carentes de la
\ , sefi.ales tradicionales, como monumentos y límites naturl
í les, se sienten desconcertados cuando deben abarcar Íb-
nas muy heterogéneas o demasiado parecidas, u·éboles tJ.e
viaductos y autopistas. La desalienación requeriría, segµn
Lynch, reconquistar el sentido de los lugares y consu,ü~- o
reconsu·uu- . conJUntos
. d e 1nterre
. 1ae1ones
. suscepu .bl es \,me
ser retenidos en la mem~ l
• Frederic Jameson, "El posmodernismo o la lógica cultural del
capitalismo tardío", Casa de las Américas, 155-156, marzo-junio de
1986, p. 141-173. Pao/o 'Gasparim; 1994.
9
Kevin Lynch, La imagen de la ciudad, México-Barcelona, Gustavo
Gili, 1984.

132 133
Esta concepción mimética de las correspondencias enu-e . u-a.za de ese modo§ se trata de elaborar un mapa objetivo ['
representación y realidad, entre mapas y ciudades, que tan- de los iinaginarios, sino confrontai· las cai·tas ele navegación /
tas críticas recibe en las concepciones posestrucuu-alistas, se imaginarias, ias narraciones que diversos sectores hacen de /
vuelve particularmente insostenible si lo que estamos tratan- sus itinera1ios por la ciudad, con los mapas de los planifica- )
do son las relaciones imaginarias que todos tenemos con las dores y los sociólogos urbanE"J
estructuras urbanas. ¿Dónde está el sujeto, el grupo, el grupo 2. Establecer qué sectores tienen y por qué tales mapas,
de investigación o el Regente, capaces de alcanzar una visión y por qué tales otros poseen menos, y, sobre todo, por qué
esos mapas buscan, más que el conocimiento preciso, ope-
de la ciudad como un todo completo? Los actores nos move-
rar como cartas que ayuden a viajar por ciertas zonas de la
mos en la megalópolis con" operaciones precartográficas" (así
ciudad y evitar otras, resulta de valor para elaborar políti-
1~ llama Jameson) y sus resultados apenas pueden convertir-
cas y decisiones prácticas. Quizá también para repensar lo
se en itinerarios, no en mapas; "son diagramas organizados
que hoy puede significar el arte urbano. Si los viajes son
alrededor del viaje todavía centrado en el sujeto o el viaje
un tipo de recon-idos donde se orgailiza gran parte del
ia , y que 111 1can · oasis, cadenas montañosas, 1ios,
sentido (común) que la ciudad tiene pai·a los sujetos, por
1nonumentos". Esta clase de itinera1ios se parece a la "cana
tanto de su cultura urbana, deben ser importantes para la
maiina o portulans, donde se sefialan los rasgos de la costa para constitución de lo que suele llamarse cultura política y
uso de los navegantes del Mediterráneo, que rara vez se avenm- ejercicio de la ciudadanía.
ran asalir al mar abierto" 10• No podemos, evidentemente, limitarnos a lo que los
Tan1poco los investigadores sobre ia ciudad disponemos habitantes nos dicen en tanto viajeros pai·a llegai· a conclu-
del mapa global que a los demás les falta. Quizá la diferen- siones sobre estos temas. Algunos habitantes de la ciudad
cia sería que tenemos algo así como una aspiración contro- también constituyen y manifiestan su cultura política y su
lada a los mapas. No a uno que abarcara todo, sino a un desempefio ciudadano a través de partidos, movimientos
cor~junto de cartas de navegación, y asimismo,Epreocupa-} sociales, elecciones y consultas. Pero muchos otros se rela-
/ ción por elaborai· procedimientos que permitan distinguii{ cionan con la vida urbana más bien como usuarios de h1e-
algunos referentes y estructuras "reales" de los 1napas dios de transporte y de comunicación electi·ónica, de cen-
cognitivos que cada grupo de viajeros urbanos se constiuye tros comerciales y culturales, de lugares para comer, pasear
( y entender desde qué posiciones y con qué tácticas se los-' y divertirse.
La información y las interpretaciones sobre las necesida-
des y los males de la ciudad que obtuvimos entre los viajeros,
° Frederic Jameson,
1 op. cit., pp. 171-172.

134 135
así como otros estudios referidos a aspectos no explícita- maneras diversas. Una estética de la discontinuidad se alía
mente políticos de la cultura urbana, revelan cartas de na- con la experiencia de la fragmentación urbana para facilitar
vegación muy diferentes de las que suelen manejarse cuan- una relación creativa con las fotos. Pero tal vez por eso las
do se convoca (políticamente) a la población a participar na1Taciones de los viajeros se parecen poco a los diagnósti-
en la solución de los problemas de la ciudad. Las entrevis- cos "objetivos" sobre la ciudad. La falta de planificación, ele
tas con fotos nos dejan un tipo particular de información: un diseño racional del crecimiento urbano, que en la bi-
un conjunto de tácticas, desvíos y fantasías que constituyen bliografía sobre la ciudad de México se considera clave de
una cultura urbana y una cultura política, o sea lógicas an- sus deficiencias, casi no aparece en los comentaiios. Se elo-
cladas en lo práctico, formas de imaginación y resignación gian vagamente "los avai1ces mode1nos" -el Periférico, el Via-
que se manifiestan como modos de pensar la política en la ducto, el Meu·o-, pero los ven como hechos aislados y algu-
ciudad, la ciudad como objeto (posible o imposible) de nos como eco de "la influencia extranjera" que "ha hecho
políticas. "que progresemos". Predomina el desconcierto ante mm ciu-
Las fotos, decíamos antes, ofrecen imágenes dad que se modernizó y al mismo tiempo se volvió más inse-
discontinuas. Pero con esos fragmentos los fotógrafos y tam- gura, contaminada y caótica: ¿qué modernidad es ésta en la
bién los viajeros comunes pueden armar relatos múltiples. que "nuestro nivel de vida ha subido y el nivel adquisitivo ha
Esas narraciones revelan varias culturas urbanas, que se ex- bajado"?
presan en diversos tipos de culturas políticas. En general, Ante la dificultad de entender la esuuctura de estas con-
los enu·evistados se enorgullecen de las iglesias antiguas y u·adicciones, se sitúa la culpabilidad en grupos panicula-
ou·os monumentos coloniales del centro histó1ico. Pero los res: los migran tes sin preparación para vivir en la grai1 ciu-
sectores medios y altos se quejan de que la complejidad dad, las manifestaciones políticas que entorpecen el tránsito,
actual de la ciudad les dificulta gozarlos, por lo cual ubican el exceso de coches (aunque nadie menciona responsa-
ese placer en relatos del pasado. También protestan contra bles), la corrupción de los policías, los dueños y dueiias de
otros resultados de la modernidad: la contaminación, los autos que los estacionan en tercera fila. Una cultura urbairn
migran tes populares que extendieron desmesuradamente construida como casuística engendra una cultura
la urbe y la "afearon" con sus casas de autoconstrucción y prepolítica, donde más que causas sistémicas se identifican
puestos de venta improvisados. culpables aislados.
Los enormes espacios virtuales que quedan. enu·e foto y 3. Es lógico que ante esta baja percepción de los proble-
foto permiten que cada viajero-espectador los llene ele mas estructurales de la ciudad y de los viajes, tampoco se

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preste atención a cuestiones que requieren un nivel alto ele intereses públicos. Sólo una acción muy enérgica desde las
absu·acción y que son relativamente recientes. Sólo los gru- sociedades podrá".
pos ele mayor nivel educativo hablaron cle_lasfotos con ante-
nas parabólicas, letreros y periódicos en inglés, como sínto-
mas de la interconexión con el mundo. De algún modo, la Preguntas
importancia que tiene la inserción de la ciudad en la - ¿Cómo se concilia la afirmación ele que las graneles
globalización para sus habitantes estuvo presente en las refe- ciudades fomentan el encierro en la vicia familiar con la gran
rencias a Nueva York, LosÁngeles,Japón y China. Pero tam- cantidad de personas que se ve en las calles de México?
bién este horizonte internacional, como la visión hacia aclen-
u·o ele la ciudad, está hecho de casos sueltos, sobre los que se - García Canclini: Es difícil a veces explicar la coexis-
cuenta con poca información. tencia de formas diversas de uso de la ciudad. Efectiva-
Hay acuerdo, al menos, en qu los viajes son cenu-ales en el mente, una objeción que nos han hecho quienes han visi-
tiempo y el espacio urbanos. Podn.a earse que esta percep- tado la ciudad de México es por qué le damos tanta
---ción.
de los entrevistados comcide con la de algunos especia- importancia al repliegue en la vicia doméstica si se ve tanta
listas, para los cuales ~leo de la ~da ~irb~ma . gente en las calles. Los dos hechos son verdaderos. Se_ne-
tanto como la casa. La cmdad se impone como umclad mdiso- cesita, como en otras ciudades, viajar mucho, ocupar el es-
luble de "morada-viaje", en el sentido en que l~ch:sde-·-- pacio público, pero a la vez, cuando no se tiene la obliga-
- pnnc1p1os de siglo Walter Benjamin y en que reciemenieiüe"- ción de hacerlo para trabajar, para llegar a algún lugar,
comenzó a considerarla James Clifford en su análisis del viaje uno trata de replegarse, de no salir. Esto se aprecia tam-
como parte del objeto de estuclio antropológico 11. bién a propósito de lo que no se hace en la ciudad: "Sí, me
Sin duda, esto es particularmente evidente en una perdí tal película, porque no quería viajar hasta allá",
megalópolis, un lugar que se siente ilimitado, donde las largas "Hace tanto que no voy a ver a in.is padres porque viven en
travesías de cada día hacen reflexionar lo que escuchamos la otra punta de la ciudad, y son 30 o 40 kilómeu·os". Una
distinción básica que elaboramos en el libro publicado sobre
esta investigación es entre los viajes por obligación, que
son diarios y a menudo extensos, y los viajes por placer,
11James Clifford, "Traveling Cultures", en Lawrence Grossberg, Cary
Nelson y Paula Treicher (eds.), Cultural Studies, Nueva York-Londres, que suponen otros usos del espacio público.
Routledge, 1992, pp. 96-112.

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- ¿Cómo influyó el sismo de 1985 en el desaiTollo de la hegemonía de esferas públicas minoritaiias cerradas, prote-
conciencia ciudadana? gidas, donde el intercainbio y la interacción enu·e los múlti-
ples ou·os, se hace cada vez más difícil?
- García Canclini: Notoriainente. Antes del 85 no había
conciencia general sobre el desastre de la ciudad. Ahora - García Canclini: En parte se explica por estas acciones
hay un debate amplio en los medios y en los movimientos que acabamos de enumerar.
populai·es, que comenzaron a existir, muchos de ellos, por Aun ciudades que no han tenido sismos o graneles acon-
razones pragmáticas: había que reconstruir, había que lo- tecin1ientos reveladores de sus miserias, también, por ou·as
grar viviendas para quienes las habían perdido. En los días razones, han vuelto a pensar sobre sí mismas. Las razones son
inmediatos al sismo, hubo 300,000 personas, en su mayoría muchas y varían según las ciudades. Algunos autores seüalan
jóvenes, que circulabai1 de un lado a otro por la ciudad; qu a crisis de los grandes paradigmas ideológicos con los
habían colocado en sus coches particulai·es cruces rojas y qu na cam 1ar e mundo ha llevado a buscai· unida-
blancas, y daban auxilio, o veían qué se podía hacer. Ese des de análisis y de cambios más cercanos, como por ejemplo
movimiento inmediato tuvo una continuación en organis- la ciudad en la que vivo. Otra línea de pensamiento promue-
mos de damnificados, gente sin habitación, y en una con- ve en forma mercantil a las ciudades, busca majorarlas y reno-
ciencia sobre los males de la ciudad que ha tenido efecto varlas para "venderlas" inte1nacionalmente como lugares se-
sobre cuestiones que no tienen mucho que ver con el sismo, guros, habitables, "turistiza~. En fin, hay varias razones por
como es la contaminación. Hasta el año 85 no se había he- las cuales esto ha ocunido, por intereses de mercado, por
cho nada en favor de la pureza del aire. Dos o u·es aií.os intereses políticos o por un crecimiento de la conciencia so-
después empezó a cambiar la composición de la nafta, colo- cial. No es ninguna casualidad que vaiias ciudades latinoa-
cai·on convertidores catalíticos a los coches, se modificó el me1icanas, como Buenos Aires y México, por p1irnera vez es-
sistema de transporte público de pasajeros y se an1plió mu- tén pudiendo elegir a sus intendentes. Esto expresa el
cho el Metro. El Metro crece en la ciudad de México a razón desaJ.Tollo de la conciencia social en un pe1iodo de caída ele
de unos diez kilómetros por año. En verdad, hay obras pú- los partidos, de la credibilidad ideológica, pero ele
blicas importantes, pero se hacen tardíamente, cuando la reinserción de esa conciencia en nuevos espacios, uno de los
ciudad ya está en un grado de deterioro serio. cuales es el espacio urbano.

- Yo sigo teniendo la pregunta de ayer: ¿cómo se en- -Yo quería pedirle que ampliai·a un poco más sobre la
tiende el renacimiento de la ciudad frente a esta creciente metodología de trabajo que emplearon cuando u·abajabai1

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en la constitución de los imaginarios a partir de los giupos
focales.

- García Canclini: Conviene aclarar que esa no fue la


primera parte de la investigación.
Llevaoamos unos cinco años rewúendo documentos, ha-
ciendo investigaciones de campo y entrevistas, que lu_ego
permitieron llegar a una investigación cualitativa y con imá-
genes. El video y las fotos, el trabajo de antropología visual,
fue posible después de una investigación ya asentada, con
datos dw·os. Cuando uno descubre la insuficiencia de esos
datos duros, de los datos macro, adquiere más sentido ocu-
parse de lo cualitativo. Creo que muchos tenemos experien-
cias personales en el sentido de que cuando se empieza a
trabajar sobre una pequeña unidad sin entender
mínimamente algunas coordenadas generales, se ve poco sig-
nificado a los datos. Los datos adquieren sentido colocados
en una red.
Otro problema metodológico se suscitó cuando seleccio-
namos por ocupación a los que más viajaban, o sea a choferes,
vendedores ambulantes, policías de tránsito. Nos dimos cuenta
que nos salía una muestra demasiado popular, y tuvimos que
recurrir a otros sectores. Pero los giupos de nivel medio y alto
no se dejan fotografiar. Ustedes vieron que hay pocas fotogi·a-
fías de la burguesía, y no es por que no haya burguesía en la
ciudad de México. Tienen sus barrios y lugares de esparci-
miento; pero es mucho más difícil enu·ar en esos lugares y Chrisra Comre. Palacio Legislatfro, 1994.

que permitan registrarlos. También cuesta más logi·ar que

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ellos expresen lo que sienten al viajar y quieran interactuar - García Candi.ni: Sí, me gusta. Quizá yo haría un contras-
conou·os. te enu·e la primera conferencia y el final de esta última, más
Por lo demás, las reglas son las básicas del u·abajo con abierto, que genera incertidumbre. Trabajar hoy en ciencias
dinámica de grupos. La idea era provocar una expresión lo sociales y en humanidades es tabajar con esa incertidumbre.
más libre posible, por lo cual colocábamos muy pocas pre- No hay estilos metodológicos únicos, de absoluta
guntas. Primero: ¿cuáles son las diez fotos que más les gus- confiabilidad, que van a dar resultados seguros. Hay que usar
tan y les parecen representativas de cómo se viaja o cómo es varias aproximaciones y ver qué pasa con los hechos, qué nos
la ciudad de México? Segundo: ¿Qué fotos faltan? Ou·a téc- pasa a nosotros en medio de eso. De algún modo, también
nica fue empezar el u·abajo con el gmpo pidiendo que cada estoy experimentando con ustedes hoy, pues quería ver por
uno de los seis u ocho que lo fom1aban cuente en no más de p1imera vez qué pasaba fuera de México con estas imágenes
dos minutos cómo es un día normal de viaje por la ciudad. de México.
Después, había un tiempo abierto para que el gmpo tuviera
su propia dinámica, y anotábamos cuál era esa dinámica y no -Yo iba a hacer un pequefio comentaiio acerca de lo que
sólo lo que decían. Se trataba de dejar que las imágenes vos trajiste de los no-lugares. A mí me parecía que si hay algo
ganaran aprovechando su menor condicionamiento que la que es un lugar es lo que vivimos recién.
pregunta verbal de la encuesta o de la enu·evista: que su Pensaba esto porque creo que ·a todos nos debe haber
polisemia pudiera actuar. pasado en algún momento por la cabeza cómo haríamos tm
relato así de nuestra ciudad. Por lo pronto, Buenos Aires no
- Es muy interesante construir desde este no-lugar, des- tiene esa densidad de lugar que tiene México, no tiene esa
de esta "cosa en marcha", desde el "dtu-ante", y pareciera que presencia en la historia, esa coexistencia de capas, que esr,in
esta metodología que considera la discontinuidad y el recor- allí presentes. Por otro lado, en un momento del texto,
te, signa un estilo, un perfil de investigador, un investigador Monsiváis dice esa imposibilidad de México de renunciar al
en u·ánsito o en marcha, en peregiinación; y pensaba en un nacionalismo y esa imposibilidad de México de renunciar al
investigador que constmye la historia desde este "voy para americanismo, a la americanización, yyo decía, bueno, esta
allá", desde este decir "ya voy", y qué pasa en el medio, como narración audiovisual que acabamos de ver es lo menos
una especie de investigador del montaje, del "qué pasa en el americanizable que uno puede imaginar como una narra-
medio". ¿Se puede hacer una lectura de ese tipo? ción. Ahora, ¿es posible una nan-ación así de Buenos Aires?
Me imagino que una narración así de Buenos Aires sería

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mucho más americanizada que la que acabamos ele ver. No sé un monumento histórico a esta altura, y además creo que
si es posible mostrar el contraste así, en una ciudad como la hasta la misma función que tiene el obelisco en el medio, un
nuestra; me parece que es distinto y que tiene mucho que lugar de paso de todos los jueves, como que uno lo ha integra-
ver con esa densidad histórica que tiene la ciudad y con esa do al paisaje de Buenos Aires, asílos miércoles en Congreso
coexistencia de capas, con esos rasgos de identidad que también, con los jubilados. Este tipo de cosas que, al1í disienm
persisten, se combinan y se mezclan. Esta narración, ade- también con lo que se dijo, tiene muchísima densidad po-
más, que no está patrocinada por el Ministerio de Turismo dría incrementarse con los monumentos histó1icos muy
de México, seguramente, no es parte de esta ciudad que paiisinos que tenemos dentro de Buenos Aires, mezclados
quiere venderse; además, está elegida como un trayecto en con Caininito, con Puerto Madero a quince minutos de
Internet, es un trayecto donde pasamos varias veces por Caininito, las madres de Plaza de Mayo ubicadas, no sé, a diez
nodos pero que no va a ningún lado. A mí me gustaba esa minutos de la Bolsa de Comercio, todo ese tipo de cosas que
imagen que vos diste: el investigador también es alguien tan1bién hacen muy denso a Buenos Aires. Hacer un reconi-
que va para allá pero no sabe dónde es. Este es un recorrido do por la costa llegai1do a lo que es al10ra el Tren ele la Costa,
en el que pasamos por un lugar pero no sabemos de dónde que pasa por los barrios más ricos de San Isidro y por las villas
venimos ni a dónde vamos, ni cuál es el reconido que nos más pobres de San Isidro, de un lado y del otro del n·en. Se
está proponiendo. Creo que en ese sentido, uno de los ha- me ocunía que, a pesar de que Buenos Aires no tiene esas
llazgos que nos impacta a nosotros del video es la posibili- 1uinas históricas que hay en México, tenemos otras "ruinas", y
dad de mostrar esa densidad en la calle, sin recorrido prác- una densidad muy, muy grande, una ciudad que se cree está
ticamente, solamente como expe1iencia. integrada a Europa, porque somos del p1imer mundo, como
dice el presidente, pero a la vez tiene todo esto de una ciu-
- Con respecto a lo que se acaba de decir, a mí también, dad muy latinoamericana, con este medio paso entre lamo-
aunque no conozco México, cuando miraba el documental se dernidad y la posmodernidad, lo híbrido y todo eso.
me ocunía cómo podría ser ese documental sobre una ciu-
dad como Buenos Aires, y yo decía: es muy distinto, no tienes -Me pai·ece.muy interesailte lo que se acaba de seüalar,
esa ruina histó1ica en la cual está puesta México. Pero a mí se porque siempre estamos buscando alguna verdad a la cual
me ocunía todo el tiempo el tema de Buenos Aires, la reina parecerse. El tema es: ¿cómo sería posible concebir un pro-
del Plata, Buenos Aires la ciudad europea de América, y en ducto de esta naturaleza en la ciudad de Buenos Aires?. Yo
eso mezcladas las madres de Plaza de Mayo en el medio, como creo que es impensable, precisainente por lo que decía ella,

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o sea que la densidad histórica acá probablemente es otra. información no verbal y comunicarla visualmente. Creemos
NecesitaríaIT1os buscar otras pautas u otras maneras de ver, que las imágenes son estrategias de revelación y en cierto
porque a lo mejor tenemos que ver otro tipo de cosas, cene- modo de organización de lo real, que hay que tomai· en cuen-
mos otras historias, y nuestras ruinas son on·as, y lo que pasa ta en una investigación. TaIT1bién se buscó comunicai·se con
por la calle que ella acaba de describir es diferente. Me pare- otros públicos; efectiVaIT1ente, estarrlos empezai1do apresen-
ce importante eso, como que probablemente para cada situa- tar esto en movimientos populares urbanos, en distintos lu-
ción haya que inventar, como decía Néstor, una manera de gares exn·a universitarios, y las respuestas son vaiiadas. Como
investigarse, inventar una manera de mirarse según lo que se ustedes verán, es también un tipo de video que, si bien tiene
quiera mirar. Respecto del video yo quería preguntar si había ciertas claves interpretativas, no trata de dar consignas, no es
algún tipo de propuesta o de posibilidad de estetización como el video político más habitual en América Latina que dice
estrategia para consnuir participaciones democráticas de otra "esto está así por tales razones, y para salir de aquí hay que
hacer este viaje ideológico y tomar conciencia de esto, esco y
naturaleza.
esto"@sensación de incertidumbre, de confusión, por m;- !'
- García Canclini: Se mencionan dos cuestiones que no mentas, de mezcla de la que tanto habla Monsiváis, eones-
pande a los intentos de ensa yai· múltiples aproximaciones.
son fáciles de juntar.
Preguntaron si había una propuesta de estetización en el Creemos que no se puede encarar los problemas de una
audiovisual, y si había una propuesta de participación, de megaciudad con una sola pl_anificacióri que sirva para todos y
difusión. Sí, las dos cuestiones estuvieron en el origen de pretenda dejar todo resue~ Ni caII1poco se puede hacer
nuestro proyecto: no hacer simplemente una investigación investigación de esta mane~ntonces hay una voluntad es-
que se publica, se traduce en ponencias y queda dentro de tética, yo no se si estetizante, pero estética al menos, que quie-
un ámbito académico, como ahora estarrlos haciendo. Hubo ro verla como parte de los objetivos de la investigación, y como
la intención de hacer vaiios audiovisuales. Personalmente parte de los variados caminos a explorar, y hay una intención
estuve relacionado con el que acabamos de exhibir y con on·o tarrlbién de buscar otros Carrlinos para comunicar los resulta-
video, pero hay una serie de videos que hicieron vaiios inves- dos de los esn1dios y relacionarse con la participación social.
tigadores. Quien trabajó sobre la recepción de la radio, por
ejemplo, hizo con sus alumnos un video sobre las formas de
uso de la radio en el espacio urbano. Y otro sobre salones
de baile. Hay una intención, así, de acceder a un tipo de

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