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“La temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde” es la frase con la que se
preludia esta obra del estadounidense Ray Bradbury, escritor e intelectual del siglo XX. La
obra, se sitúa dentro de la segunda era de la Ciencia Ficción, dadas las experiencias
negativas de la raza humana sobre la tecnología de la época.
Desde ya, se aprecia uno de los temas centrales a los cuales se refiere la novela; el
bibliocausto, hecho repetido en la Historia de la humanidad, puesto que cada vez que se
desea acabar con el pensamiento y la memoria de una cultura determinada, lo primero que
se elimina son los libros; tal como ocurrió con la Biblioteca de Alejandría, las conquistas
Macedónicas, la conquista de América, la Primera y la Segunda Guerra Mundial de parte
de los grupos facistas y luego de los aliados, las dictaduras militares en Hispanoamérica,
entre otras.
En este sentido, la adquisición y lectura de libros está prohibida por ser considerada un
arma que atenta contra la felicidad de las personas dado que permiten el cuestionamiento
de las cosas mediante el pensamiento, la razón y la sensibilidad. Pensar y leer libremente
es un delito gravísimo. Para cerciorarse de ello, el Gobierno propuso una entidad judicial y
ejecutora a la vez, capacitada especialmente para quemar libros en todo lugar y en todo
momento, por lo que dispone de hombres capaces de lograr tal hazaña, los verdaderos
“guardianes de la felicidad”: los bomberos, siendo “conviértelo en ceniza, y luego, quema
las cenizas” su lema oficial.
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intelectual vigentes
Profesor: Esteban Vera Campillay
Escrito con fines académicos y educativos
Las escenas de los incendios, las ejecuciones y la diversión nos van adentrándonos en un
mundo cruel, esquematizado e insensible. A su vez, la narración contrapone estos puntos
mediante fragmentos decisivos en la vida del protagonista: sentir las gotas de lluvia en su
rostro, el sonido de las hojas, las frases finales de los perseguidos, entre otras.
Guy Montag –nombre simbólico ya que guy en inglés significa sujeto, chico, tipo, etc.-, un
bombero entrenado y maduro en su profesión de quemar, vive una vida relativamente feliz
junto a su esposa y con un afiatado escuadrón de trabajo. En una de sus incursiones por la
ciudad, conoce a una joven que pondrá en jaque su concepción de mundo mediante las
simplezas de la vida, cosa que hasta el momento Montag jamás se cuestionó. El bombero,
en busca de la verdad de su existencia, se va dando cuenta de la sociedad en la que vive;
tan grisácea, tan monótona, tan letarda, donde “la gente ya no habla de nada”, una sociedad
casi muerta. Intentando escapar de ella, comete lo imperdonable: leer y adquirir libros. La
narración nos muestra diversos momentos y elementos donde el protagonista comienza su
proceso de purificación, por ejemplo, en la quema de libros en casa de la mujer suicida, el
momento en que lee unos poemas frente a un grupo de mujeres aterrorizadas por el acto.
Sus conversaciones con Faber, el montaje televisivo de la persecución, o su estadía con
los hombres que habitan más allá de la ciudad
Al concluir de la obra, se nos muestra quiénes son los verdaderos libros, la importancia de
la memoria, la existencia y los sentimientos humanos, además del final de los “falsos libros”
y cómo estos arden bajo una situación apocalíptica. De este modo, la calidad de la
información, el ocio y el aprender de las experiencias vividas prevalecen en la vida del
protagonista.
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