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era un lindo

Vi a través de la ventana, las montañas brillando bajo el cielo azul resplandeciente, y quise vivir ese
día lleno de luz, y ver los rostros de los niños sonreír con sus padres comiendo helado, disfrutando
la vida.

Entonces agarré mi tablero y mi mochila, me la subí a las espaldas, y empecé a bajar por la
avenida, y divisé en el horizonte, las sombrillas de las bicicletas ambulantes recorriendo la avenida,
con sus viejas casonas de arquitectura colonial, bañados de sol. Era un lindo día.

Bajé animada hasta la peatonal. La gente caminaba de un lado a otro, sin prisa, entretenidos,
mirando curiosidades.

Mientras buscaba un buen sitio para trabajar, me encontré con algunos conocidos y los saludé; la
señora que vende tinto, pero antes alquilaba un sonido para los músicos, el chico solitario que
vendía collares y figuras de semillas, el señor de lo relojes de arena. Hasta que logré escoger en un
buen lugar para abrir mi tablero llenos de aretes tejidos de colores.

Iba a sentarme en el piso para disponerme a trabajar, cuando de repente veo varios hombres
uniformados que se acercan hacia mí, corriendo enfurecidos.

-hey, aca no puede trabajar!! – gritaban mientras, con velocidad, intentaban agarrar mi tablero. De
repente, la energía cambió. Yo entré en shock, y sentí una horrible presión en el pecho, y la
angustia me hizo gritar:

-no!! No se lleven mi tablero!! tengo derecho a trabajar!! No soy un delincuente!!

Pero los policías forcejeaban contra mi por arrebataron el tablero y apretaban con fuerza mis
manos hasta el dolor.

Me imagine, por dos segundos, sin dinero, sin poder pagar un alquiler, ni un almuerzo, sin trabajo.
Y la fatal revelación me hizo entrar en pánico.

-no!! No me pueden hacer este daño!! Tengo derecho a trabajar!! Ustedes son crueles!!
Inhumanos!! Atropellan a la gente pobres, a los indefensos!! ustedes son cobardes!! -y mis gritos
ahogándose confundían con un llanto desesperado y entrecortado.

- graben, por favor, graben!! -me dirigí a la gente -graben el atropello que cometen estos policías
en mi país!! Nos tratan a los que trabajamos honestamente, mucho peor que si fuéramos
delincuentes!!

Y los transeúntes al ver este absurdo panorama,- con soldados agarrándome de manos y brazos,
para robarme el tablero y el camión lleno de policías frente a mí-, se amotinaron, y entre turistas
extranjeros y visitantes, sacaron sus celulares y empezaron a grabar, al tiempo que gritaban:

-Sueltela!! Suéltela!! Déjela trabajar!! No esta haciendo nada malo!! Cómo a los delincuentes de
verdad no los persiguen!!

abusadores!! cobardes!!
Mas la policía, sin importarle lo que decía la gente, con indolencia y descaro, se llevaron mi
tablero. Pero al ver que los estaban filmando, soltaron mis brazos adoloridos y se fueron.

Los gente me rodeó para socorrerme y darme aliento. Un turista español me dijo que lo divulgaria
en su pais. Y otra señora se presento:

-soy abogada. Si necesitas ayuda para denunciar este abuso, con gusto te puedo colaborar.

Poco a poco las calles quedaron desoladas. Me fui caminando lentamente, mirando al piso, sin
comprender nada.

Todo había sucedido tan velozmente. En dos segundos, aquella tarde de sol, se convirtió en una
pesadilla gris, de lágrimas que brotaban de mis ojos, mientras intentaba respirar el aire
contaminado, y retornar a la vacía calma de la dura realidad.

Regresé al barrio, desolada, sin poder trabajar.

Autor: Monica Ines londoño (luna).

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