Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lo Siniestro y El Día de Los Muertos
Lo Siniestro y El Día de Los Muertos
Bueno, lo cierto es que es común a varias culturas celebrar estas fechas. Al fin y
al cabo, la noche que da paso de octubre a noviembre es una buena fecha para marcar el
fin del tiempo cálido. El paso del verano al invierno que permite a los muertos volver
por una noche a sus hogares en vida. Hay precedentes, por ejemplo el Samhaim, una
fiesta ancestral de la tradición celta irlandesa. En Mesoamérica se gestó una tradición
muy similar sin influencia del Samhaim. Es lo que hoy en día se conoce como el día de
los Muertos, en el que los difuntos pueden pasear de nuevo por las calles. Se lleva
haciendo desde mucho antes de la llegada de europeos al continente, y se cree que el
origen también es astro-climático.
Y esta fiesta, queráis o no, está muy en consonancia con todo lo tenebroso, lo
siniestro, lo inhóspito. Al fin y al cabo, al menos desde el Romanticismo, entendemos la
muerte como algo oscuro, tétrico, algo a lo que temer. Es realmente impresionante como
en cuestión de un siglo hemos pasado de convivir varios días con el muerto en cuerpo
presente a evitarlo a toda costa. Antes se quedaba en casa, los familiares lo limpiaban y
vestían en sus mejores galas. Ahora se lleva a un frío tanatorio, dónde desconocidos lo
preparan para ser visto tras una vitrina. Antes todos los vecinos y cercanos se despedían
del muerto y acompañaban a la familia. Ahora los entierros son muy íntimos y privados.
La muerte es tabú, una parte inevitable de nosotros mismos que nos negamos a mirar.
Hay muchas fobias, a muchas cosas diversas. Fobia a los exteriores (agorafobia),
fobia a los interiores (claustrofobia), fobia a las alturas (vértigo), fobia a los agujeros
pequeños muy amontonados (tripofobia) y un largo etcétera. Hay algunas fobias
realmente cómicas. Existe, por ejemplo, la anatidaefobia, el miedo a que haya un pato
mirándote a escondidas en todo momento.