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Análisis de estabilidad de taludes – Generalidades del análisis de estabilidad de taludes

3. GENERALIDADES DE LA ESTABILIDAD DE TALUDES EN SUELOS


Se plantea a continuación un resumen de los aspectos generales y más determinantes a tener
en cuenta en el análisis de estabilidad de taludes en terrenos geotécnicamente clasificados como
suelos. Asimismo, se presentan los métodos existentes de cálculo de estabilidad de taludes en
suelo, que se desarrollarán en Unidades posteriores.

3.1 Aspectos generales

3.1.1. Factores desencadenantes

Normalmente, en materiales tipo suelo, las inestabilidades de taludes están fundamentalmente


asociadas a deslizamientos rotacionales, si bien en ocasiones pueden producirse deslizamientos
planos.

Así, los factores que desencadenan los deslizamientos están relacionados con las variaciones
que se producen de las propiedades intrínsecas del terreno. Por tanto, los factores que influyen
en los deslizamientos y en su formación son:

§ Litología y propiedades resistentes del material.

§ Estructura geológica.

§ Condiciones hidrogeológicas.

§ Morfología de la zona.

Al mismo tiempo, los factores pueden diferenciarse en naturales y antrópicos, según sean
consecuencia directa de procesos naturales o de la acción humana.

Entre los factores naturales pueden considerarse fenómenos como la meteorización, la erosión,
la orientación del talud con respecto a la estructura geológica del terreno, las pendientes
elevadas de un área, la climatología, el aumento del nivel freático, la sismicidad o la vegetación.

Por su parte, respecto a los factores humanos cabe señalar las excavaciones realizadas por
actividades mineras o por obra civil, las voladuras, las sobrecargas en laderas o los cambios del
nivel freático o nivel de saturación en embalses, regadíos, canales, etc.

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3.1.2. Identificación de deslizamientos

La configuración actual de una ladera, así como los materiales que con ella aparecen son de por
sí indicativos de que exista la posibilidad de inestabilidades y del tipo de movimiento que va a
desarrollarse. Por ello el proceso de identificación de las áreas susceptibles de ser inestables se
realiza a través de la interpretación de las formas del relieve y de la geomorfología de la zona.

Por ejemplo, para el caso de un deslizamiento rotacional con flujo en el pie, mecanismo típico de
inestabilidad de taludes en suelos, se pueden realizar las siguientes observaciones para detectar
la potencialidad de un deslizamiento22:

§ Observación de formas de erosión: suelen observarse cicatrices y escarpes de gran


extensión así como depresiones en el terreno con desplazamiento de material.

§ Observación de las formas del depósito al pie del talud: los depósitos suelen presentar
abombamientos.

§ Observación de la estructura del depósito: la organización interna de la masa deslizada


es caótica dando lugar a bloques desparramados; la clasificación del material es muy
pequeña y pueden aparecer mezcla de litologías.

§ Observación de elementos del modelado: en zonas de inestabilidad aparecen grietas


que pueden afectar al sustrato, cambios de tonalidad y textura y una red de drenaje
desorganizada.

§ Observación de la vegetación: los desplazamientos e inclinaciones en la vegetación


(por ejemplo en los árboles) indican movimientos del terreno sobre el que se
encuentran.

3.1.3. Investigación y reconocimiento geotécnico

La investigación de las inestabilidades de ladera debe abordarse desde dos escalas de trabajo,
una a gran escala (reconocimiento general) y otra a pequeña escala (reconocimientos de detalle).

Los reconocimientos generales son investigaciones geológico-geotécnicas previas que se


realizan a gran escala e involucran el uso de:

22
] J. Corominas, “Clasificación y reconocimiento de los movimientos de ladera”, Monografia S.E.G., nº 3, Zaragoza
(1989).

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§ Mapas: topográficos (incluyendo mapas antiguos que pueden presentar variaciones de


la topografía o incluso topónimos alusivos), geográficos, geotécnicos y
geomorfológicos

§ Fotos aéreas: la utilización de fotos aéreas sucesivas permite apreciar variaciones de


los movimientos, cambios de la morfología, pendientes, red de drenaje, etc.

§ Sensores remotos

Esta fase permite realizar una zonación del terreno pudiendo establecer áreas con alta
peligrosidad de experimentar deslizamientos. Esto se consigue mediante la combinación de
diversos datos como pendientes de laderas y taludes, alturas de talud, litología, estabilidad
natural, parámetros hidrológicos e hidrogeológicos, formaciones superficiales o el grado de
meteorización.

Por su parte, los reconocimientos de detalle se realizan a pequeña escala y suelen incluir dos
etapas:

§ Interpretación y medida de geometría del deslizamiento sobre el terreno: se estudian


las evidencias morfológicas de deslizamientos, grietas, escarpes, ondulaciones, la
aparición de depósitos del deslizamiento…; se procede a la medición de la geometría
del movimiento (ángulo de la pendiente, altura y longitud), se determina el tipo de
movimiento, la posición de la cabecera, del pie, de la profundidad de la superficie de
deslizamiento, y se plantean indicadores de la actividad del movimiento.

§ Investigaciones “in situ”: se realiza una serie de exploraciones e investigaciones


geológico-geotécnicas encaminadas a determinar la geometría del plano de
deslizamiento y la masa involucrada en el movimiento, así como a establecer los
parámetros resistentes del plano de rotura. Para ello se recurre a sondeos, zanjas y
calicatas, ejecución de penetrómetros, uso de geofísica o instalación de
instrumentación, en especial inclinometría, la cual permite localizar la posición y
velocidad de movimiento de una superficie de rotura.

3.1.4. Clasificación geotécnica de los deslizamientos

Desde el punto de vista geotécnico, los deslizamientos pueden clasificarse, en función de los

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valores de resistencia a corte en23:

§ Deslizamientos nuevos o “primeros”, que se producen sobre un suelo no deslizado


previamente. Los parámetros resistentes del terreno a considerar en este caso son los
correspondientes a los valores pico para la cohesión y el ángulo de fricción.

§ Deslizamientos reactivados o “antiguos”, que se producen en un suelo que ya deslizó


previamente en otro tiempo, de forma que la estructura y la fábrica del suelo están muy
orientadas por efecto de dicho deslizamiento y en la dirección de su movimiento. Los
parámetros resistentes del terreno a considerar en este caso son los correspondientes
a los valores residuales para la cohesión y el ángulo de fricción.

Por otra parte, geotécnicamente los deslizamientos también pueden clasificarse en base a los
valores de presión intersticial, u. Según esta clasificación podemos diferenciar básicamente tres
tipos23:

§ Deslizamientos en situaciones sin drenaje o “a corto plazo”: son deslizamientos en los


que no se produce la disipación del exceso de presiones intersticiales, al no permitirse
el drenaje. Los parámetros resistentes del terreno a considerar son los
correspondientes a las tensiones totales: cu y fu.

§ Deslizamientos a medio plazo, o intermedio: Se produce una disipación parcial de la


presión intersticial.

§ Deslizamientos o con drenaje o “a largo plazo”: son deslizamientos en los que se


produce la disipación total del exceso de presiones intersticiales. Los parámetros
resistentes del terreno a considerar son los correspondientes a las tensiones efectivas:
c’ y f’.

23
A. W. Skempton and J.N. Hutchinson, “Stability of natural slopes and embankment foundations”, 7th Int. Conf. on
Soil Mechanics, México (1969).

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3.1.5. Influencia del agua

La presencia del agua en los taludes da lugar a efectos negativos en su estabilidad debido a las
siguientes razones24:

§ La presión de agua reduce la estabilidad del talud disminuyendo la resistencia al corte,


al disminuir el ángulo de fricción y la cohesión, especialmente en materiales cohesivos.
En materiales granulares el valor de la presión intersticial puede igualarse al de las
presiones totales, anulando las tensiones efectivas, produciéndose sifonamiento.

§ La presencia de agua da lugar a un incremento del peso del talud.

§ El agua produce procesos de meteorización y alteración que provocan la degradación


del material.

§ Las precipitaciones y escorrentía superficial erosionan los taludes y laderas


contribuyendo especialmente a fenómenos de inestabilidad superficial.

§ El agua induce cambios de composición en la mineralogía de los materiales.

§ En materiales expansivos el agua puede ocasionar incrementos de volumen que


contribuyen a la desestabilización de los taludes.

Por todas estas razones, el control y posición del agua en los taludes debe estudiarse
cuidadosamente pues condiciona totalmente su estabilidad.

3.2 Métodos de cálculo

3.2.1. Métodos de cálculo en deformaciones

Los métodos de cálculo en deformaciones consideran el cálculo de las deformaciones del terreno
además de las leyes de la estática. Son los métodos de cálculo más completos pero deben
abordarse mediante métodos numéricos como son los elementos finitos.

La modelización mediante elementos finitos (Figura 14) discretiza un problema continuo en una
serie de elementos sobre los que se aplican las condiciones cinemáticas y mecánicas del
problema siguiendo los modelos de comportamiento de los materiales que intervienen.

24
L.I. González de Vallejo, M. Ferrer, L. Ortuño, and C. Oteo, Ingeniería Geológica, Pearson Educación (2002).

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Ello permite introducir cualquier tipo de condición de contorno (fuerzas, niveles freáticos, flujos
de agua, anclajes, muros…) y proporcionan una definición completa de las tensiones y
deformaciones de la zona estudiada. Sin embargo, además de los parámetros resistentes del
suelo, requiere de una correcta definición de los diferentes parámetros mecánicos que
intervienen en el modelo (por ejemplo, se debe definir el módulo de Young de los materiales
geotécnicos).

Figura 14: Ejemplo de modelización mediante elementos finitos para estudiar la estabilidad de un talud en suelo

3.2.2. Métodos de equilibrio límite

Los métodos de equilibrio límite se basan exclusivamente en las leyes de la estática para
determinar el estado de equilibrio de una masa inestable. No tienen en cuenta la deformación
del terreno, sino que la resistencia al corte se moviliza total y simultáneamente a lo largo de la
superficie de deslizamiento.

En los métodos de equilibrio límite la seguridad de un determinado talud se define como el


cociente entre la resistencia al corte en la superficie de deslizamiento y la necesaria para
mantener el equilibrio estricto de la masa deslizante. Este cociente se denomina factor de
seguridad.

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Un factor de seguridad inferior a la unidad implica que la masa de suelo es inestable y por
tanto se producirá el deslizamiento. Un valor del factor de seguridad igual a la unidad supone el
equilibrio estricto entre la resistencia al corte en la superficie de deslizamiento y la necesaria para
mantener el equilibrio de la masa deslizante. Finalmente, un valor del factor de seguridad mayor
a la unidad indica que el talud es estable. Normalmente, las diferentes normativas y códigos
exigen un valor del factor de seguridad alrededor de 1,3 para considerar que un talud es estable.

Entre los métodos de equilibrio límite se distinguen dos grupos:

§ Métodos exactos: su aplicación proporciona una solución exacta a partir de la aplicación


de las leyes de la estática sin admitir simplificaciones.

Esto solo es posible en el caso de geometrías y problemas sencillos.

§ Métodos no exactos: admiten algunas simplificaciones para que pueda producirse la


resolución del problema. Este grupo se subdivide a su vez en dos subgrupos:

o Equilibrio total de la masa deslizante, método del círculo de rozamiento o método de


Taylor25: se estudia el equilibrio total de la masa inestable, haciendo unas hipótesis
sobre la distribución de tensiones normales a la superficie del deslizamiento. Este
procedimiento, si bien es el origen los ábacos de Taylor25 y los ábacos de Hoek y
Bray26, no obstante, no se usa mucho en la actualidad.

o Método de las rebanadas: divide la masa deslizada en un conjunto de rebanadas


verticales considerando el problema bidimensionalmente (Figura 15). Así se resuelve
el sistema de fuerzas actuantes sobre las “n” rebanadas en que se ha dividido el
problema y se plantea un sistema de ecuaciones con sus correspondientes
incógnitas. Es a día de hoy el método más empleado para el análisis de la
estabilidad de taludes.

25
D.W. Taylor, Fundamentals of Soil Mechanics, Wiley, New York (1948).

26
E. Hoek and J.W. Bray, Rock slope engineering, Institution of Mining and Metallurgy, London (1981).

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Safety Factor
0.000
Unit Weight Cohesion Phi Water
Material Name Color Strength Type Ru
40

0.500 (kN/m3) (kPa) (deg) Surface

1.000 Margas 21 Mohr-Coulomb 50 29 None 0

1.500 Margocaliza 22.5 Mohr-Coulomb 80 29 None 0

2.000
35

2.500
3.587
Method Name Min FS
3.000
Bishop simplified 3.955
3.500
30

Janbu simplified 3.587


4.000
GLE / Morgenstern-Price 3.948
4.500

5.000
3.00
25

5.500

6.000+
20
15
10
5
0

-30 -25 -20 -15 -10 -5 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50

Figura 15: Ejemplo de análisis de la estabilidad de un talud en suelo mediante el método de las rebanadas

Es interesante indicar que el método del círculo de rozamiento es aplicable únicamente cuando
el suelo es homogéneo y su uso proporciona valores relativamente bajos e inexactos del factor
de seguridad, lo que en general lleva a diseños que están del lado de la seguridad27. No obstante,
están tabulados para geometrías sencillas (ábacos de Taylor25 y de Hoek y Bray26) y por ello
pueden ser útiles en fase de anteproyecto o para realizar estimaciones preliminares del factor de
seguridad. Por su parte, el método de las rebanadas es un procedimiento flexible, aplicable a
suelos heterogéneos y de geometría arbitraria.

27
E. A. Pérez de Ágreda, Estabilidad de Taludes, Departament d’Enginyeria del Terreny, Cartogràfica i Geofísica,
E.T.S. d’Enginyeria de Camins, Canals i Ports, Universitat Politècnica de Catalunya (2005).

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Los métodos de equilibrio límite son simples y sencillos de aplicar y su principal ventaja radica
en que proporcionan directamente el factor de seguridad del talud. Sin embargo dado que no
consideran las deformaciones en el terreno pueden ocurrir que el factor de seguridad obtenido
no sea “real” ya que las deformaciones del terreno asociadas a la movilización de toda la
resistencia a corte del terreno a lo largo de la superficie de deslizamiento sean excesivas. Si bien
esto no es habitual, cuando se analizan geometrías no sencillas y/o taludes de gran altura
siempre es recomendable complementar el análisis de estabilidad de un talud mediante métodos
de equilibrio límite con un cálculo adicional de deformaciones empleando elementos finitos.

3.2.3. Consideraciones adicionales

Se indican a continuación una serie de consideraciones que deben tenerse en cuenta en todo
cálculo de estabilidad de taludes en suelos24:

§ El análisis de la estabilidad de un talud debe tener en cuenta la inclinación de las laderas


naturales.

§ Los diferentes métodos de cálculo involucran relaciones entre tensiones, por lo que debe
tenerse en cuenta las condiciones de drenaje reales del problema abordado, realizándose
el cálculo en condiciones drenadas o no drenadas según corresponda.

§ La determinación de las presiones intersticiales a lo largo de la superficie de rotura


requiere del establecimiento previo de la red de flujo del terreno, lo cual puede no ser un
proceso fácil. Para introducir dichas presiones intersticiales en los cálculo de estabilidad
puede suponerse un nivel freático equivalente o emplearse el coeficiente ru = u / (g·z),
siendo u la presión intersticial, z la profundidad a que se encuentra el plano de
deslizamiento y g el peso específico del terreno (al emplear el método de las rebanadas,
puede introducirse un valor de ru diferente en cada rebana).

§ Pueden existir otros factores no tenidos en cuenta que influyen en la estabilidad de un


talud, como la evapotranspiración, la erosión superficial, la vegetación…

24
L.I. González de Vallejo, M. Ferrer, L. Ortuño, and C. Oteo, Ingeniería Geológica, Pearson Educación (2002).

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