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Participación indígena en los
procesos de Independencia
y Revolución Mexicana

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CDI
972.004
C65p

Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas


Participación indígena en los procesos de Independencia y Revolución Mexicana [texto] / Comisión Nacional para
el Desarrollo de los Pueblos Indígenas ; recop. Víctor Manuel Rojo Leyva, José Luis Reyes Utrera, Adrián Fernando Rangel
Aguilar. -- México : CDI, 2011.
463 p. : mapas, fots.
Incluye bibliografía.
Recopilación de 42 ponencias que ofrecen datos, argumentos, opiniones, convicciones y sentires de los especialistas,
en diversos campos de las ciencias sociales, que participaron en alguna de las sedes donde se llevo a cabo el Coloquio.
ISBN 978-607-718-002-9

1. PUEBLOS INDÍGENAS EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA 2. PUEBLOS INDÍGENAS EN LA REVOLUCIÓN 3. PUEBLOS


INDÍGENAS DE MÉXICO - RELACIONES CON EL GOBIERNO 4. PUEBLOS INDÍGENAS DE MÉXICO - CONDICIONES SOCIALES
- HISTORIA 5. DERECHO INDÍGENA - MÉXICO I. Rojo Leyva, Víctor Manuel, recop. II. Reyes Utrera, José Luis, recop.
III. Rangel Aguilar, Adrián Fernando, recop. IV. Coloquio Participación indígena en los procesos de Independencia y
Revolución Mexicana (2010 : México) V. t.

Catalogación en la fuente: GYVA

Fotografía de cubierta: Batallón de indios yaquis en el ejército constitucionalista. 1915. Anónimo. No. de inv. 287481.
Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Primera edición, 2011

D. R. © Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas


Av. México-Coyoacán 343, Col. Xoco, Delegación Benito Juárez
C.P. 03330, México D.F.

ISBN 978-607-718-002-9

Se permite la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, siempre y cuando se cite la fuente. El contenido
de cada ponencia es responsabilidad del autor.

Impreso y hecho en México

La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), es respetuosa de la libertad de expresión, en este
caso de todos los académicos participantes en el Coloquio Participación indígena en los procesos de Independencia y Revolu-
ción Mexicana, sin embargo el contenido y opiniones expresadas en esta obra, son responsabilidad de los autores y no nece-
sariamente reflejan los puntos de vista de la CDI.

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Contenido
Presentación 7 Guadalajara, Jalisco, 13 de agosto de 2010
Instituto Cultural Cabañas
Introducción 9
Doctor Guillermo de la Peña Topete Conferencia magistral
Nativismo, milenarismo y revolución:
México, Distrito Federal, 5 de agosto de 2010 los indígenas en los centenarios y la forja
Auditorio Jaime Torres Bodet de la Nación 125
Museo Nacional de Antropología Doctor Guillermo de la Peña Topete
Las luchas de los pueblos indios en la Coras y tecualmes: de la conquista de
conformación del Estado Nacional Mexicano. El Nayarit a la Guerra de Independencia 133
Siglo xix 17 Maestra Laura Magriñá Ocampo
Doctora Leticia Reina Aoyama
Del Reino de Lozada y la segunda conquista
Ecos del presente: protesta, transformación de El Nayarit a la Revolución Mexicana. La
y persistencia. Apuntes sobre los ópatas de la resistencia cora en el movimiento lozadeño
Independencia a la Revolución 21 (1853-1912). 149
Maestra Georgina Rodríguez Palacios Doctor Jesús Jáuregui, INAH
Insurgencia y marginalidad indígena ¿Algo qué celebrar? Las comunidades indígenas
en Zacatecas, 1810-1821 33 del occidente entre la Independencia y la
Doctora Rosalina Ríos Zúñiga Revolución 195
Indios, mulatos y negros del sur Doctor Mario Alfonso Aldana Rendón
en la coyuntura constitucional de 1820 45 La escritura con alfabeto latino en comunidades
Doctor Eduardo Miranda Arrieta indígenas del occidente novohispano. El texto
Contexto de los pueblos indios de México como lugar de lucha 205
durante la Independencia y la Revolución 57 Doctora Rosa H. Yáñez Rosales
Doctor Andrés Fábregas Puig De esferas rituales a esfera pública:
Las raíces locales de la participación la transición p’urhépecha 213
indígena en la vida nacional 61 Doctor Andrew J. Roth-Seneff
Maestro Fernando Pérez Montesinos Lozadistas, revolucionarios y cristeros:
Por nuestra raza ha hablado el espíritu movimientos armados y reorganización
de México 77 territorial entre los huicholes 225
Doctora Olivia Gall Doctor Víctor Manuel Téllez Lozano

Identidades y movimientos sociales Organización social, reivindicaciones


de los grupos indígenas del Norte de México 91 agrarias y recursos colectivos en la
Doctor Juan Luis Sariego Rodríguez sociedad rural actual 249
Doctor Yanga Villagómez Velázquez
Vivir en función del movimiento 101
Doctora Ana Bella Pérez Castro Derechos indígenas en la legislación
mexicana. Una reforma acotada 257
Las lenguas indígenas en el México del Doctora María del Carmen Ventura Patiño
siglo XXI: entre el desplazamiento y la
resistencia 111 Tributo a los ancestros, reivindicaciones
Doctora Regina Martínez Casas agrarias, reclamos autonómicos:
territorializaciones de los wixaritari desde
Proyectos nacionales y condiciones para el el siglo xx, o más bien: lugares sagrados,
desarrollo social de los pueblos indígenas 119 economía política y patrimonio cultural 269
Doctor León Olivé Doctor Paul M. Liffman

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Consolidación y variaciones en la dinámica San Cristóbal de las Casas, 22 de octubre de 2010
social del pueblo cora. El caso mariteco Teatro Daniel Zebadúa
a través de sus rituales 275
Una mirada ligera sobre la Independencia
Doctora Margarita Valdovinos
y la Revolución Mexicana 369
Demandas indígenas en la construcción Doctor Elías Pérez Pérez
del México moderno 285
Los festejos del Estado y la exclusión de los
Doctor José Eduardo Zárate Hernández
pueblos indígenas en el bicentenario de la
Las generaciones jóvenes de indígenas Independencia 373
urbanos: ¿nuevas ciudadanías étnicas? 295 Doctora Natividad Gutiérrez Chong
Doctora Regina Martínez Casas
De “pueblos de indios” a municipios con
población indígena en Chiapas 377
Monterrey, Nuevo León, 8 de septiembre de 2010
Doctora María Dolores Palomo Infante
Auditorio del Museo de Historia Mexicana
La Revolución zapatista en los
Conferencia magistral
departamentos de Mezcalapa y Pichucalco,
Indígenas y la conformación de la Nación
Chiapas (1910-1924) 383
en el siglo xix en México 303
Doctora Rocío Ortíz Herrera
Doctor Antonio Escobar Ohmstede
La relación entre el Estado mexicano y los
Los otros actores: celebraciones y
pueblos indígenas en la gestión del agua en
contradicciones de una revolución
Chiapas: tres desencuentros fundamentales 405
inconclusa 317
Doctora Edith Françoise Kauffer Michel
Doctor Jesús Méndez Reyes
Los juzgados de paz y conciliación indígena
¿Algo qué celebrar? Cien años de
tzeltales mediante un análisis geopolítico 411
supeditación y resistencia indígena en
Doctor José Rubén Orantes
Baja California 321
Doctor Everardo Garduño Una revolución dentro de la Revolución:
el indigenismo en el Centro Coordinador
Los indígenas de Baja California ante
piloto de San Cristóbal de Las Casas,
la coyuntura de la independencia 331
Chiapas, 1951-1974 419
Doctora Lucila del Carmen León Velazco
Doctor Stephen E. Lewis
Los pueblos indígenas de la Sierra
La representación política indígena en
Tarahumara: un siglo de políticas públicas
Chiapas: brechas en la implementación de
(1900-2000) 339
la Declaración de las Naciones Unidas
Doctor Juan Luis Sariego Rodríguez
sobre los derechos de pueblos indígenas 433
El reconocimiento de los pueblos indígenas Maestra Araceli Burguete Cal y Mayor
a 200 años de la Independencia y 100 de la
Comunidades culturales y existencia
Revolución. Perspectivas 345
intercultural. Reflexiones desde la
Doctor Miguel Ángel Sámano Rentería
esperanza sobre los pueblos indígenas
Los retos del Derecho indígena 353 y el futuro 447
Doctora Elia Avendaño Villafuerte Doctor Fernando Limón Aguirre
La tribu kikapú en su lucha por la Condición de género y participación
supervivencia económica y cultural 355 revolucionaria de las mujeres indígenas de
Doctora Elisabeth A. Mager Hois Chiapas 455
Doctora Mercedes Olivera Bustamante

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Presentación

La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indí- (UNICH) y la Universidad Michoacana de San Nicolás de
genas (CDI) consideró la conmemoración del Bicentenario Hidalgo (UMICH). A todos ellos, les agradecemos amplia-
del inicio de la Independencia Nacional y del Centenario del mente su entusiasta colaboración con esta iniciativa de la
inicio de la Revolución Mexicana como un momento idó- CDI.
neo para promover la reflexión sobre el pasado, el presente Como resultado del Coloquio se recopilaron 42 ponen-
y el futuro de los indígenas de México. cias que ofrecen datos, argumentos, opiniones, conviccio-
Esta propuesta se tradujo en la organización de un Co- nes y sentires de los especialistas, en diversos campos de
loquio cuyo tema central fue la participación de los pueblos las ciencias sociales, que participaron en alguna de las sedes.
indígenas en los procesos de Independencia, Revolución y Sus aportaciones son sin duda relevantes pues permiten
en la época contemporánea que se desdobló en 3 ejes: 1) ubicar, conocer o reconocer la participación indígena en mo-
La participación indígena en los movimientos de Indepen- mentos cruciales de la historia nacional. Con ello no sólo se
dencia y Revolución Mexicana: Contexto y situación social, recobra la memoria histórica de los pueblos indígenas y se
económica, política y cultural, 2) A doscientos años: Los contribuye a su fortalecimiento sino que también se mues-
pueblos y comunidades indígenas en el contexto contem- tra su fuerza y determinación ante la sociedad.
poráneo; y 3) El futuro de los pueblos indígenas: ¿Desarrollo En esta publicación se incluyen también imágenes de
con identidad? algunos mapas del siglo XVIII y pinturas que ilustran la ma-
Con la finalidad de contar con la participación de un nú- nera en que la sociedad novohispana de fines de la Colonia
mero importante de especialistas y de asistentes interesa- veía a los indígenas; de igual manera, se presentan algunas
dos en estos temas, el Coloquio se realizó en cuatro sedes, fotografías de finales del siglo XIX y otras del siglo XX, que
las ciudades de México, Guadalajara, Monterrey y San Cris- forman parte del acervo de la CDI.
tóbal de las Casas. Confío en que los materiales que aquí se presentan sir-
En el Coloquio participaron destacados académicos e van para promover el conocimiento y la reflexión sobre la
investigadores de 19 instituciones académicas: Centro de participación de los indígenas en la historia nacional pero
Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología So- también aspiro a que muestren la urgencia de continuar la
cial (CIESAS), El Colegio de la Frontera Norte (COLEF), consolidación de la propuesta de Desarrollo con Identidad
El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), El Colegio de para los pueblos y las comunidades indígenas de México,
México, A.C. (COLMEX), El Colegio de Michoacán A.C. que se basa en una amplia participación indígena.
(COLMICH), Escuela Nacional de Antropología e Histo- En la CDI estamos empeñados en que la población in-
ria (ENAH), Instituto Nacional de Antropología e Historia dígena sea sujeto de su propio desarrollo y participe en pro-
(INAH), Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), cesos de diagnóstico y planeación que les permitan definir
Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), Universidad sus prioridades y los rumbos y velocidades de los cambios
Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Au- que desean. Sólo así podremos orientar bien la acción de las
tónoma de Baja California (UABC), Universidad Autónoma instituciones públicas, sociales y privadas. Sólo así se logrará
de Coahuila (UADEC), Universidad Autónoma de Nuevo un verdadero desarrollo con identidad para los pueblos y las
León (UANL), Universidad Estatal de California (CSU), en comunidades indígenas de México.
Chico; Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNI-
CACH), Universidad de Georgetown (Georgetown Univer- Xavier Abreu Sierra
sity), Universidad de Guadalajara (UDG), Universidad de Director General de la Comisión Nacional
Texas (UT) en Austin, Universidad Intercultural de Chiapas para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas

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Introducción

Doctor Guillermo de la Peña Topete1

Los indígenas y nuestras revoluciones: cuestiones dígenas y minorías étnicas suele estar teñida por motivacio-
medulares nes y demandas vinculadas a las condiciones específicas en
que se vinculan con el contexto social, económico y político
Varios autores clásicos han reflexionado sobre las razones más amplio de que forman parte.
que mueven a los indígenas y a los campesinos a organi- Las grandes conmociones sociales que condujeron a la
zar levantamientos armados, o a participar en los que otros Independencia (1810-1821) y a la remoción de la dic-
actores sociales organizan. Y no sólo sobre las razones sino tadura porfirista para instaurar un nuevo régimen consti-
también acerca de las condiciones necesarias y suficientes tucional (1910-1921) son justamente calificadas como
para llevarlas a la práctica. A diferencia de la violencia so- revoluciones. La primera pretendía acabar con un orden co-
cial aleatoria, tales levantamientos no tienen lugar sin que lonial fundado en la sujeción a otro país y en la desigualdad
exista entre los participantes una conciencia compartida y estamental (o de casta); la segunda, destruir un sistema au-
aguda de agravios sufridos, y sin que éstos se atribuyan a la toritario, fundado en la exclusión política y la injusticia so-
opresión y acciones de un enemigo identificable (que pue- cial. En los capítulos que forman este libro se examina, en
de ser un individuo poderoso, una clase, una institución, el primer lugar, la actuación de los indígenas (y en menor me-
gobierno…). Pero también es importante que los que se al- dida de los afrodescendientes) en ambas revoluciones, pero
zan en pie de guerra crean que las vías pacíficas para im- se buscan también los contextos históricos y espaciales en
pedir o suprimir los agravios se han agotado, o que nunca que se vuelven comprensibles sus agravios, demandas y es-
han existido. Otra condición es que se sientan capaces de peranzas. En segundo lugar esta obra explora las repercusio-
derrotar al enemigo —o al menos hacerlo cambiar— por nes que las dos grandes gestas históricas han tenido en la
sus propias fuerzas, o porque pueden aliarse con otros que situación presente de los pueblos indígenas. Y en tercer lu-
comparten la hostilidad hacia quien(es) los agravia(n). Fi- gar se interroga acerca de lo que debemos vislumbrar, a la
nalmente, los levantamientos suelen conllevar el anuncio de luz de las transformaciones del campo del poder nacional,
un futuro mejor. Ahora bien, este puede implicar un regre- acerca del futuro del México indígena.
so a un statu quo ante (y entonces debemos hablar de re- Los trabajos aquí reunidos se presentaron en foros
vueltas), o una modificación del orden establecido, pero sin convocados por la Comisión Nacional para el Desarrollo
destruirlo (lo que suele llamarse rebelión), o bien una susti- de los Pueblos Indígenas (CDI) en cuatro ciudades: Mé-
tución del orden vigente por uno nuevo (lo que implica una xico, Guadalajara, Monterrey y San Cristóbal de las Casas.
revolución).2 Por otra parte, la actuación de los pueblos in- Se presentan estudios serios sobre los tres grandes temas
mencionados. En los cuatro foros estuvieron presentes in-
1
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología vestigadores (sobre todo historiadores y antropólogos) y
Social-Occidente.
2
estudiantes, líderes de organizaciones indígenas y ONG,
Entre los estudios clásicos de levantamientos campesinos o
populares debemos incluir, por lo menos, los siguientes autores y miembros de pueblos indígenas, maestros y público en ge-
títulos: Eric Wolf, Peasant wars in the twentieth century, Harper & neral. Lejos de la rigidez de los actos académicos formales,
Row, Nueva York, 1959; Barrington Moore, Lord and peasant in the
making of the modern world, Penguin Books, Harmondsworth, 1973
[1966]; Theda Skocpol, States and social revolutions. A comparative Editores, México, 1980; John Tutino, From Insurrection to Revolution
analysis of France, Russia and China, Cambridge University Press, in Mexico. Social bases of agrarian violence, 1750-1940, Princeton
1979 (De los tres hay ediciones en castellano). Para el caso de University Press, 1986 (versión castellana en Editorial Era); Peter
México (además del capítulo en el libro de Wolf): Jean Meyer, Guardino, Peasants, politics and the formation of Mexico’s national
Problemas campesinos y revueltas agrarias, 1821-1910, Secretaría state, Stanford University Press, 1996; Eric Van Young, The other
de Educación Pública, México, 1973; María Teresa Huerta y Patricia rebellion. Popular ideology and the Mexican struggle for independence,
Palacios (coords.) Rebeliones indígenas de la época colonial, Secretaría 1810-1821, Stanford University Press, 2001 (version castellana en
de Educación Pública (Colección SEP-INAH), México, 1976; Leticia FCE), entre otros. Octavio Paz ofrece reflexiones interesantes sobre las
Reina, Las rebeliones campesinas en México, 1819-1910, Siglo XXI revueltas mexicanas en El laberinto de la soledad, FCE, México, 1959.

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de los discursos burocráticos, o de las versiones oficialistas la sujeción extranjera, los despojos territoriales, los trabajos
de la historia, los foros suscitaron animadas discusiones en- forzados, la agresión al orden comunal y a la economía tra-
tre diversos puntos de vista, libremente expresados. No es dicional —agricultura intensiva, caza y recolección—, los
frecuente encontrar escenarios tan amplios de diálogo y re- tributos y la represión religiosa y cultural (por mencionar al-
flexión informada. Quienes fuimos invitados a participar, gunos agravios), y demandaban el retorno a la autodetermi-
expresamos a la CDI nuestro reconocimiento por la oportu- nación.4 Rosa Yáñez explora la resistencia que se plasmaba
nidad brindada. en códices y documentos escritos y la capacidad de la letra
escrita para señalar culpables y provocar acciones contra los
Genealogías: de los movimientos indígenas a las invasores. En las fronteras de la colonización, la resistencia
revoluciones a la destrucción física y moral y las luchas por la libertad, la
tierra y la cultura continuaron hasta el final del siglo xviii.
Tanto durante el régimen virreinal como a lo largo del pri- Un ejemplo sobresaliente lo presenta Laura Magriñá en su
mer siglo del México independiente abundaron las revueltas texto sobre los avatares de las relaciones de tecualmes, co-
y las rebeliones de la población indígena. En este sentido, es ras y huicholes, refugiados tras la Guerra del Mixtón (1540-
posible y adecuado plantear líneas genealógicas en la movi- 1541) en la remota Sierra del Nayar, con los misioneros,
lización social y política de los pueblos originarios que arran- militares, funcionarios y mineros que los presionaron duran-
ca en el siglo xvi y desemboca primero en la Insurgencia de te más tres siglos. En Zacatecas, nos narra Rosalina Ríos,
1810 y luego en la Revolución de 1910. (La metáfora de la la situación de marginalidad y desventaja jurídica de los in-
genealogía no implica una simple continuidad o repetición: dígenas en una sociedad que se tornaba mercantilizada y
cada generación añade sus propias especificidades a la he- compleja, acumuló motivos de rebelión manifestados en le-
rencia recibida). vantamientos dispersos durante los años de la Insurgencia.
Aunque se originaban en agravios que afectaban la Más al norte, la conquista inacabable y las respuestas de los
vida cotidiana de las localidades, los movimientos étnicos indomables nativos provocaron, como lo señalan los capí-
que anunciaron y nutrieron las dos revoluciones no pue- tulos de Juan Luis Sariego y Georgina Rodríguez, una secu-
den analizarse como puramente localistas. Como lo plan- lar enemistad hacia los pobladores “blancos” y mestizos que
tea Fernando Pérez Montesinos en su capítulo,3 los pueblos repercutió en una participación indígena muy selectiva en
indígenas, desde la consolidación del dominio colonial —e la Insurgencia de 1810, percibida como un pleito ajeno. Y
incluso desde antes—, se conectaban con una enorme red ambos autores señalan la persistencia de los levantamientos
transversal de vínculos laborales, comerciales, migratorios y y escaramuzas norteñas —en resistencia a un nuevo “ciclo
políticos, donde se hacían presentes diversos sectores de la de conquista”, esta vez protagonizado por colonos mexica-
sociedad. Así, los agravios de cada generación tenían raí- nos— después de la Independencia.5
ces profundas en las relaciones históricas entre las comuni- En el último siglo colonial los discursos de resistencia ya
dades y las actividades e instituciones del mundo colonial, no expresaban un simple y total rechazo a los símbolos e ins-
primero, y luego del mundo republicano; y sus estrategias y tituciones dominantes: los pueblos indígenas se habían apo-
demandas tomaban en cuenta, para cada época histórica, derado de los códigos coloniales y los usaban a su favor.6 Tal
las características, valores y normas de los grupos de po- ocurría con los milenarismos de que habla el capítulo de Gui-
der y de diversos grupos subalternos. Concomitantemente, llermo de la Peña, o con los seguidores del misterioso indio
las estrategias de los líderes de los grandes movimientos no Mariano (mencionado en los textos de Magriñá, de la Peña y
podían ignorar las demandas subalternas pretéritas y con-
4
temporáneas, que incluían las de los grupos étnicos, y al re- También habría que considerar que los aztecas agraviaban a
otros pueblos, y por ello muchos de estos apoyaron inicialmente a los
conocerlas —en mayor o menor medida— consiguieron el españoles.
apoyo popular. 5
Cfr. Edward Spicer, Cycles of Conquest. The Impact of Spain,
Desde los albores de la Colonia, Bartolomé de las Casas Mexico, and the United States on the Indians of the Southwest, 1533-
había denunciado “la destrucción de las Indias”. Varios ca- 1960, Tucson, The University of Arizona Press, 1962.
6 Este proceso de apropiación coincidió en buena medida con el
pítulos rescatan las revueltas indígenas contra los destruc- cambio de dinastía reinante en el imperio español (de los Austrias a los
tores, así como las motivaciones nativistas que rechazaban Borbones), que implicó tanto el surgimiento de una burocracia colonial
mucho más centralizada y efectiva como la intensificación de la
3 Los capítulos corresponden a las ponencias del foro mencionado:
economía mercantil. Véase Enrique Florescano e Isabel Gil, “La época
Participación indígena en los procesos de Independencia y Revolución de las reformas borbónicas y el crecimiento económico”, en Historia
Mexicana. General de México, Tomo II, El Colegio de México, 1976.

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Yáñez), que pretendían sustituir las jerarquías existentes por radicalmente el concepto de nación homogénea: tejían la-
otras similares pero bajo el control de los indígenas. Los mo- zos transversales entre las etnias y las comunidades, que
vimientos de este tipo confiaban en su victoria porque los se oponían a la unidad territorial y política del país y vol-
asistía un poder sobrenatural, invocado por profetas ilumi- vían a introducir elementos milenaristas, como lo muestran
nados o cabecillas carismáticos. Una creencia similar pudo los casos de Yucatán y Chihuahua narrados por De la Peña.
inspirar el cura Hidalgo. Por otro lado, ciertos grupos subal- Una de estas guerras, la encabezada por Manuel Lozada en
ternos lograban efectivamente prosperar en el sistema impe- Nayarit y el norte de Jalisco, tratada en el texto de Jesús
rante. Un ejemplo interesante, proporcionado en el texto de Jáuregui, atravesó a lo largo del siglo xix varias etapas y mo-
Eduardo Miranda, es el de los afrodescendientes de la cos- dalidades rebeldes en que participaban diversos grupos sub-
ta guerrerense: por sus ventajas como miembros de la mili- alternos: desde el bandidaje social hasta la proclamación de
cia novohispana o agricultores prósperos, se deslindaban de soberanía, pasando por pactos con gobiernos conservadores
la belicosidad de las comunidades indígenas y de los pardos y liberales en la medida en que respetaran la propiedad y la
marginados en las ciudades en contra del mal gobierno. organización comunal. Esto no quiere decir que entre las et-
Consumada la Independencia, quedaron formalmente nias y pueblos resistentes no existieran faccionalismos in-
abolidos la esclavitud, el tributo per cápita y el trabajo for- ternos que condicionaban su movilización bélica: así nos lo
zado. La sociedad de castas cedió paso a la igualdad legal. recuerda en su contribución Víctor Téllez.
Pero, a pesar de las esperanzas suscitadas, durante el siglo Al igual que en la gesta independiente, los faccionalis-
xix se reeditaron las agresiones contra los indígenas, como mos, la información confusa y las experiencias diversificadas
lo indica el repaso que hace Leticia Reina: despojos de tie- de los indígenas llevaron a su participación diferencial en la
rra, impuestos abusivos, levas, malos tratos por actores pú- Revolución de 1910. En Baja California, documenta Eve-
blicos y privados… Elías Pérez, autor tzotzil, plantea que en rardo Garduño, las tribus yumanas se dividieron entre par-
el caso de Chiapas hubo una suerte de continuidad con la tidarios de los federales y seguidores de los magonistas. A
política colonial, en lo que se refiere a las jerarquías étni- su vez, Elizabeth Mager nos cuenta cómo los kikapúes en
cas. También para Chiapas, Dolores Palomo muestra que la frontera norte apoyaron al gobierno de Huerta por lealtad
los “pueblos de indios” pasaron a formar parte de “muni- al Estado mexicano, que les había ofrecido protección y ciu-
cipios con población indígena”, lo cual implicó la pérdida de dadanía en el siglo xix, cuando diversos actores estadouni-
jurisdicción administrativa, autonomía judicial y capacidad denses los agredían brutalmente. Más tarde, en los años de
económica. Mario Aldana nos habla de la hostilidad liberal Cárdenas, los kikapúes se acogieron al régimen agrarista re-
hacia el régimen de propiedad comunal, tildada de “enemi- volucionario. En el noroeste de Chiapas, el fuego revolu-
ga del progreso”, y de cómo desde las primeras décadas de cionario no logró propagarse, según establece el estudio de
la nueva nación hubo en varios estados legislaciones priva- Rocío Ortiz, debido tanto al avance de la agricultura comer-
tizadoras que redundaron en pérdidas de la tierra ancestral. cial entre los propios pueblerinos convertidos en pequeños
En Baja California, según nos narra Lucila del Carmen León, propietarios, como a la eficacia de las relaciones paterna-
la invasión de tierras por parte de los mestizos y el debilita- listas en las fincas cafetaleras y cacaoteras, y a los abusos
miento de las misiones llevaron al desplazamiento y desarti- violentos y desacuerdos internos de quienes se ostentaban
culación de las etnias locales. Andrés Fábregas y Olivia Gall como revolucionarios. Los indígenas que sí militaron en la
analizan el surgimiento de la ideología del mestizaje como Revolución, sobre todo en los estados del centro-sur y sur,
factor privilegiado de unidad nacional e identidad común, lo hicieron con la bandera agrarista y comunalista enarbola-
misma que se convirtió de hecho en un mecanismo de ex- da por Emiliano Zapata (y luego secundada en el norte por
clusión. En el capítulo de Antonio Escobar se estudian los Francisco Villa). Gracias a su militancia, la Reforma Agraria
complejos —y en buena medida fracasados— procesos se convirtió en un elemento constitutivo de un nuevo pacto
de construcción de la nación liberal: se buscaba crear una fundacional de la nación mexicana, primero en la Ley pro-
nación de ciudadanos pero las diferencias sociales y la re- mulgada por Carranza en 1915 y luego en el Artículo 27
presión cultural obstruyeron el florecimiento de una ciuda- de la Constitución de 1927. Mediante la recuperación de
danía efectiva. Miguel Ángel Sámano señala igualmente el las tierras y la política de fomento agrícola, se abría un im-
divorcio entre la “nación única” de los liberales y la hete- portante espacio para la presencia indígena en la sociedad
rogeneidad de los pueblos originarios, que muchas veces mexicana del siglo xx. Otros artículos constitucionales con-
conseguían, por ausencia del aparato estatal, una autono- firmaban las garantías de que debían gozar por igual todos
mía de facto. Las llamadas guerras de castas cuestionaban los mexicanos y establecían el municipio libre y democráti-

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co. Sin embargo, ninguno de estos textos legislativos men- En Baja California y el noroeste del país, el brutal cambio
cionaba la palabra indígena, ni reconocía a las autoridades económico y la proletarización han llevado al virtual eclip-
étnicas, ni tomaba en cuenta la especificidad y diversidad de se de la cultura de ciertos grupos indígenas; en otros casos,
la condición indígena en el país. como el de los huastecos estudiados por Ana Bella Pérez
Castro, la memoria histórica alimentada por la tradición oral
Herencias de las revoluciones permitió la resistencia cultural, pese a la migración y la glo-
balización. En otras regiones indígenas —como en las zonas
La Independencia marcó el comienzo de un largo y con- purépechas de Michoacán que analiza Andrew Roth— las
flictivo camino hacia la ciudadanización de los indígenas, y instituciones comunales debieron luchar por adaptarse a un
que todavía no llega a su fin. La ruta la marcaban, a partir nuevo espacio público que las ignoraba y sólo reconocía las
de la consolidación del gobierno revolucionario en la década instituciones republicanas (municipio, estado, federación),
de 1920, el agrarismo y el indigenismo. Sin embargo, el pri- en un contexto de creciente centralización, mercantilización
mero suponía que existía un modelo único de organización y fuerte paternalismo indigenista. Como afirma Pérez Cas-
étnica: el de la comunidad nucleada y estable, característi- tro, el paternalismo en realidad disfrazaba el menosprecio por
co del centro de México; pero en los espacios norteños y en el mundo indígena, al que muchas políticas públicas querían
la Sierra Madre Occidental persistían mayoritariamente po- ocultar bajo la figura de un campesinado nacional. La contri-
blaciones seminómadas o residentes en rancherías dispersas; bución de Stephen Lewis pone de manifiesto las luces y las
así, Garduño y Sariego muestran el impacto desarticulador sombras de las instituciones indigenistas a través de su cró-
de las estructuras sociales de yumanos y tarahumaras traí- nica y análisis del Centro Coordinador Indigenista de los Al-
do por la Reforma Agraria. Para el caso de los coras, este im- tos de Chiapas —el primero en el país—: a la labor, pionera
pacto es mostrado por Margarita Valdovinos a través de los en América Latina, de alfabetizar en lengua indígena, promo-
rituales, que han sufrido alternadamente efectos de atomiza- ver campañas de salud y fundar clínicas, impulsar la exten-
ción y centralización. Por su parte, el indigenismo institucio- sión agrícola y las comunicaciones, formar promotores… se
nal —representado primero por la Dirección de Antropología conjuntaba paradójicamente el control corporativista de las
(1917-1937), luego por el Departamento de Asuntos Indí- comunidades y el apoyo a nuevos caciquismos étnicos; al
genas (1938-1946) y enseguida por el Instituto Nacional discurso oficial de redención se oponían la escasez crónica
Indigenista (1948-2003)— procuraba para los indígenas la de presupuesto y las rivalidades con otros organismos guber-
justicia social, la modernización y la mexicanización (enten- namentales; al proclamado aperturismo lo contradecía el au-
dida como aculturación), mediante acciones desarrollistas y toritarismo… etcétera. De hecho, independientemente de las
la exaltación y promoción del mestizaje biológico y cultural. intenciones de quienes actuaban en su nombre, el aparato
En la Sierra Tarahumara, por ejemplo, las acciones desa- indigenista se adhería —ciertamente en el periodo 1950-
rrollistas del Instituto Nacional Indigenista entre las décadas 1970— a la lógica del régimen “emanado de la Revolución”,
de 1950 y 1970 privilegiaron la creación de una gran em- constituido por un partido hegemónico de corte corporativo,
presa forestal como eje de la participación indígena y de una organizado verticalmente mediante relaciones clientelares.
acción integral transformadora. Sariego resume los resulta- Tal régimen nunca logró cooptar por completo al mundo ru-
dos de la siguiente manera: ral; a lo largo del siglo xx, fue objeto de numerosas protestas
campesinas (por cumplimiento incompleto de las promesas
Aunque indudablemente [el proyecto indigenista] trajo agrarias de la Revolución), que incluían participantes étnicos.
aparejado el reparto de utilidades, la creación de escuelas, Lewis nos habla también de la crisis del indigenismo es-
clínicas, caminos y otras infraestructuras, así como una rela- tatal en la década de 1970, y de la autocrítica, las contra-
tiva mejoría en las condiciones de vida de los rarámuri, nun- dicciones internas y los trabajosos intentos de cambio al
ca logró, sin embargo, volverse compatible con las lógicas interior del INI. La crítica, por parte tanto de intelectuales
de la economía indígena, tradicionalmente sustentada en la como de organizaciones indígenas, se había vuelto explíci-
combinación diversificada de estrategias productivas (caza, ta desde el movimiento estudiantil de 1968. La Declaración
pesca, recolección, agricultura y ganadería a pequeña esca- de Barbados de 1971 puso de manifiesto la dimensión con-
la), en la configuración de los territorios con independencia tinental de las inquietudes de los voceros de los pueblos ori-
de los ejidos y, en general, en visiones no occidentales sobre ginarios, y de ellas se hicieron eco en 1974 los participantes
el bienestar, muy ajenas a los lemas de la acumulación, la en el Congreso Indígena de San Cristóbal de las Casas. A fi-
ganancia y el progreso. nales de la década de 1970, el INI había cambiado su dis-

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curso: ya no definía su actividad como aculturación sino En el mismo año, el Estado mexicano se adhirió al Conve-
como etnodesarrollo; sin embargo, Sariego señala que la ac- nio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y con-
ción indigenista se había subordinado a políticas estatales secuentemente modificó el Artículo 4° de la Constitución,
sectoriales que consideraban al indígena sobre todo en tér- para reconocer de una manera muy general la naturaleza
minos de su marginación y vulnerabilidad socioeconómica.7 “multicultural y pluriétnica” de la Nación así como ciertos
derechos indígenas. Estos cambios en la doctrina sobre la
Los desafíos presentes y futuros Nación fueron impulsados por el indigenismo revisionista
(“etno-desarrollista”). Pero además sirvieron para ganar le-
La crisis del indigenismo no puede explicarse sin tener en gitimidad tanto frente a los pueblos indígenas como frente a
cuenta que el propio régimen corporativo sufría una quiebra los Estados del mundo globalizado. En 1994 estalló el con-
moral y financiera. La salida de esta quiebra implicó la libe- trovertido movimiento zapatista de Chiapas, cuyas deman-
ralización de la economía y el adelgazamiento del aparato das se incorporaron parcialmente en 1996 en los Acuerdos
estatal: la liquidación del proteccionismo y de las políticas de San Andrés, y estos últimos, muy recortados, se plasma-
e instituciones de desarrollo socioeconómico (por ejemplo ron en una nueva reforma constitucional, trasladada ahora
la Reforma Agraria y la mayoría de las empresas públicas al Artículo 2°. Varios capítulos de la presente obra analizan
productivas y de servicios), y la inserción sin muchas cor- y evalúan críticamente tales reformas constitucionales, vis-
tapisas en una economía globalizada. Implicó asimismo una tas como pasos importantes e innovadores que sin embar-
descentralización administrativa y una apertura democráti- go dejan enormes huecos —no se reconoce a los pueblos
ca. Esta última, muy tímida al comienzo, fue pronto apro- como sujetos de derecho público, ni se mencionan los de-
vechada por la sociedad civil y por los partidos políticos de rechos colectivos, ni los territorios— y adolecen de contra-
oposición para ir creando sus propios espacios, hasta lograr dicciones. Elia Avendaño, por ejemplo, puntualiza carencias
la democratización del sistema de elecciones. importantes del actual texto constitucional y además seña-
Y también fue aprovechada por los movimientos y or- la que, mientras no exista un desarrollo legislativo adecua-
ganizaciones indígenas. Como nos lo hace ver Eduardo Zá- do que señale responsabilidades, competencias y sanciones,
rate, en los últimos 30 años ha salido a la luz un discurso las reformas serán percibidas como demagógicas. Entre las
que coloca a la comunidad en el centro de las demandas y, urgencias, María del Carmen Ventura resalta la necesi-
al ser avalado por asociaciones voluntarias de comuneros, dad de las reformas constitucionales en todos los estados
refuta la tesis que quiere oponerla a la libertad individual. de la república. Y Araceli Burguete se refiere a las exigen-
Reivindica además un nuevo espacio público en que se de- cias que conlleva la reciente Declaración de los Derechos de
fienda el bien común en contra de la devastación traída por los Pueblos Indígenas de la ONU de 2007 —avalada por
la globalización neoliberal y donde surja una ciudadanía que México— que de nueva cuenta descubre las carencias de
recoja tanto el ideal liberal de igualdad como el ideal revolu- nuestra legislación, tanto a nivel federal como estatal; por
cionario de justicia social, pero vaya más allá y reconozca los ejemplo, en relación con los modelos de gobierno local (en
derechos a la diversidad cultural y la autonomía étnica.8 La el Artículo 115 vigente sólo se admite un modelo: el “mu-
creación de símbolos —como la bandera y los ritos de Año nicipio libre”, en flagrante contradicción con la diversidad de
Nuevo de los purépechas, que describe Roth—, en lugar de las formas de gobierno indígena) y con los casi nulos meca-
servir para añorar el pasado, ahora refuerzan una visión fu- nismos de representación, decorativos en el mejor de los ca-
tura de empoderamiento en el contexto nacional. sos y clientelistas en el peor.
En 1992, en vez de “celebrar el descubrimiento de En otros capítulos se nos instruye sobre diversos pro-
América”, México oficialmente conmemoró “el encuentro blemas de los pueblos indígenas que subsisten en el siglo
de dos mundos”; por su parte, las organizaciones indíge- XXI a pesar de las reformas constitucionales. El contex-
nas se unieron en el Movimiento 500 Años de Resistencia. to de muchos de estos problemas es la desarticulación del
territorio rural que Yanga Villagómez describe: no ha sido
7 remediada por las erráticas políticas públicas de las últimas
Cfr. Guillermo de la Peña, “La política social hacia los indígenas:
continuidades y cambios”, en Rolando Cordera y Alicia Ziccardi (comps.), décadas, que además no han incluido la participación de to-
La política social mexicana al final del milenio. Descentralización, diseño dos los actores agrarios (comuneros, ejidatarios, pequeños
y gestión, México, Miguel Angel Porrúa / UNAM-IIS, 2000.
8 Cfr. Guillermo de la Peña, “Notas preliminares sobre la ciudadanía
propietarios y jornaleros). Paul Liffman documenta cómo
étnica”, en Alberto Olvera (coord.), La sociedad civil: de la teoría a la su mutilado territorio se vuelve vigente en la imaginación
realidad, México, El Colegio de México, 1999. de los wixaritari (huicholes) gracias a la memoria históri-

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ca depositada en los lugares sagrados, visitados y cuidados historia y en el tiempo presente, de un hecho fundamental:
en las peregrinaciones comunitarias; pero también nos narra contra las previsiones y esfuerzos de las potencias colonia-
las múltiples agresiones a esos lugares por intereses mineros les y postcoloniales, de misioneros e indigenistas, las cul-
(espoleados por la reciente apreciación mundial de la plata) turas e identidades de los pueblos originarios persisten, no
y turísticos. La ambigüedad de los cambios políticos locales como fósiles o piezas de museo, sino como fuerzas vivas y
se ejemplifica en la contribución de José Rubén Orantes con actuantes en el México del segundo milenio.
el caso de los nuevos jueces de paz y conciliación tzeltales: Varios de los autores de este libro dudan de que los in-
para estos cargos son nombrados profesionistas retornados dios tengan algo que celebrar en los centenarios; más aún,
a las comunidades, que reeditan las características del viejo dice Natividad Gutiérrez, a ellos no se les invitó, ni en 1910
intermediarismo. Edith Kauffer constata, a partir del análi- ni en 2010, a las celebraciones. Jesús Méndez nos recuerda
sis de las (poco eficaces) políticas hídricas en Chiapas, los que los agravios persisten: la mayoría de la población indíge-
persistentes desencuentros entre indígenas y Estado. Gar- na vive en la pobreza y sufre exclusiones de facto. Pero Fer-
duño encuentra que los yumanos se han refugiado en la mi- nando Limón constata que los propios indígenas se niegan
gración y la fabricación de artesanías ante la invasión de sus a renunciar a las utopías de rescate y a partir de ellas prota-
tierras por ejidos mestizos, pero no obstante experimentan gonizan el diseño de futuros (y cita a Bloch: en la tradición
una revitalización cultural, estimulada por los contactos con está la esperanza). Como lo expone León Olivé, la sociedad
los grupos yumanos que después de 1847 se quedaron del del conocimiento que surge en el mundo podrá superar los
otro lado de la frontera. caducos nacionalismos modernos y los voraces transnacio-
La resistencia y la revitalización son temas que surgen nalismos neoliberales al reconocer la sabiduría de la diversi-
en muchos de los capítulos. En sus dos capítulos, Regina dad cultural. Nuestro gran desafío es construir un proyecto
Martínez nos habla del desplazamiento lingüístico que su- nacional (no nacionalista, en el sentido excluyente); un fu-
fren los indígenas que viven en las ciudades —cada vez más turo intercultural que nos permita a todos los mexicanos dar
numerosos—, sobre todo por la acción de las escuelas ur- sentido a los centenarios al celebrar los ideales de igualdad,
banas: en ellas los maestros cultivan una actitud negativa libertad y justicia.
ante la cultura y las lenguas indoamericanas. Siguen trans-
mitiendo así la idea de que los jóvenes deben abandonar sus
identidades y aculturarse para llegar a ser ciudadanos… y sin
embargo, muchas familias continúan apreciando e inculcan-
do en sus hijos sus idiomas y costumbres. Mercedes Olivera
da testimonio de la relevancia de los movimientos de muje-
res y las ideas feministas en las luchas de liberación y las rei-
vindicaciones indígenas. Y hay otros muchos ejemplos, en la

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México, Distrito Federal, 5 de agosto de 2010
Auditorio Jaime Torres Bodet
Museo Nacional de Antropología

Mesa I
Participación indígena en los movimientos de Independencia y Revolución
Mexicana: Contexto y situación social, económica, política y cultural

Mesa II
A doscientos años. Los pueblos y comunidades indígenas en el contexto
contemporáneo

Mesa III
El futuro de los indígenas: ¿Desarrollo con identidad?

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Las luchas de los pueblos indios en la conformación del Estado
Nacional Mexicano. Siglo xix

Doctora Leticia Reina Aoyama1

En esta ponencia queremos historiar la manera como la re- gobierno central, con la presión de las luchas populares para
beldía de los pueblos indígenas sirvió, a lo largo del siglo xix, tener cabida en esa nueva nación en gestación, terminó por
en el juego político, para la conformación de espacios re- delimitar su territorio, demarcar sus entidades federativas y
gionales de poder y por tanto de territorios, dando paso en crear nuevas instituciones.
algunas ocasiones a la conformación de entidades federati- Pareciera como si la revolución que generó el movi-
vas; en otras situaciones su intervención fue decisiva para miento de Independencia no hubiera terminado en 1821,
construir el Estado de Derecho, y en otras más para defen- sino que se hubiera iniciado ahí. La verdadera confrontación
der a la nación mexicana frente a las invasiones extranjeras. social, ideológica y cultural fue el resultado de una moviliza-
Para ello, expondremos las diferentes formas de protesta in- ción social con una amplia participación popular, que termi-
dígena y sus diferentes formas de acuerdos, alianzas y pac- nó por transformar a la sociedad mexicana en su conjunto.
tos para conformar los territorios regionales, así como su Cada crisis regional y nacional creó las condiciones políticas
participación en la construcción del Estado nacional. para que los pueblos indígenas presionaran por sus propios
Con el movimiento de Independencia se rompieron los intereses y, a veces, si no alcanzaron sus propios objetivos,
viejos amarres que habían sostenido al Estado novohispa- por lo menos crearon espacios políticos de autonomía que
no, y muchos intereses fueron confrontados en el proceso a la larga les permitieron sobrevivir como pueblos étnicos.
de conformación del nuevo Estado soberano. La instaura- Desde la promulgación de la Independencia, la nue-
ción y ensayo de las diferentes formas de gobierno, desde la va clase gobernante se propuso la descorporativización de
Consumación de la Independencia hasta la República Res- la sociedad como una de las tareas más importantes para
taurada, estuvo acompañada de constantes cambios en la convertir a México en una nación moderna. En la base de
legislación, el sistema político administrativo, el sistema fis- la idea de la modernización rural, existía la certeza de una
cal y de impartición de justicia, en el reacomodo de los gru- necesaria redistribución de las tierras que pusiera en “mejo-
pos de poder burocráticos, financieros y comerciales, y hasta res manos” lo que se pensaba como una riqueza formidable
en los mismos pueblos indígenas, que se fueron adecuando para que México se convirtiera en un país próspero, seme-
al nuevo sistema político, no sin antes expresar todos y cada jante a las naciones “civilizadas”. La política de descorpora-
uno de ellos sus propios intereses, en la mayoría de los ca- tivización de las comunidades indígenas y la resistencia de
sos, por el camino violento. éstas a romper con sus formas de organización tradicional
La primera mitad del siglo xix se caracterizó por la cri- (económica, social y política) provocaron una ola creciente
sis económica, la bancarrota de las finanzas públicas, el con- de levantamientos armados en todo el país.
traste sociocultural y la injusta repartición de la riqueza, El movimiento campesino, durante el siglo xix, se ca-
características que hicieron ingobernable a la recién cons- racterizó por los levantamientos armados, organizados y
tituida República y conllevaron, por ende, el fracaso de to- prolongados. Duraban meses o años antes de ser reprimi-
das las formas de gobierno que se ensayaron: federalismo, dos por completo y, por basarse en la participación de varios
centralismo y hasta la dictadura misma. Todos los grupos pueblos de una amplia región. En muchos casos, las rebelio-
sociales expresaron su descontento y se confrontaron unos nes se extendieron porque tuvieron dirigentes extracomu-
contra otros: ejército, Iglesia, terratenientes, comerciantes y nitarios, como curas o militares de bajo o mediano rango.
pueblos indígenas. Y también generaron una fuerza política inusitada cuando
En estas rivalidades y confrontaciones entre facciones establecieron alianzas con caudillos o caciques de un am-
políticas, México vivió una gran época de convulsión social. plio territorio. Con estas alianzas, los campesinos en lucha
El constante enfrentamiento entre las élites regionales y el apoyaron la consolidación de la autonomía federal de varias
entidades, sostuvieron diferentes movimientos políticos de
1 Dirección de Estudios Históricos-Instituto Nacional de Antropolo- conservadores y de liberales, y participaron en las invasio-
gía e Historia (DEH - INAH). nes extranjeras.

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Entre 1847 y 1850 se generalizaron los levantamien- secuencias, y los campesinos fueron la fuerza social con la
tos campesinos en todo el país. Durante estos años se re- que Díaz triunfó en la revolución de Tuxtepec, movimiento
gistró el mayor número de luchas agrarias del primer período que lo llevó, en 1876, al poder, bajo la promesa de reparto
de vida independiente, debido tanto a las condiciones es- de tierras.
tructurales de la situación agraria como a la coyuntura po- Los primeros años del porfiriato fueron de intensa lucha
lítica nacional. en el campo. Los levantamientos agrarios se multiplicaron
La lucha contra la enajenación de sus tierras, producto por todo el país y configuraron una época de extensas lu-
de las leyes liberales, fue la causa fundamental de la protes- chas campesinas regionales. Varios excombatientes tuxte-
ta de los campesinos en los primeros cuarenta años del Mé- pecanos se sublevaron y encabezaron las luchas campesinas
xico independiente. Ellos lucharon contra la privatización de de los estados de México, Puebla y Tlaxcala. Entre 1876 y
los recursos naturales que, desde tiempos ancestrales, ha- 1886, los levantamientos se extendieron desde estos luga-
bían explotado en común. De 77 rebeliones registradas en res hacia Hidalgo, Querétaro, Guanajuato y San Luis Poto-
esta época, 46 de ellas declararon a través de planes progra- sí. También hubo alzamientos en el norte de Veracruz. En el
mas o denuncias su oposición a la invasión de tierras comu- sur, los hubo en Morelos y Guerrero, que a su vez se conec-
nales y a la venta o expropiación de éstas. En 11 de ellas, taron, por un lado, con los acaecidos en Michoacán y, por el
los campesinos pidieron la reducción de los impuestos como otro, con los de Oaxaca, para seguir hacia el sur de Veracruz.
condición para deponer las armas, ya que su economía de Además, en el extremo norte se suscitaron problemas por
autoconsumo y las crisis agrícolas les impedían, a veces, pa- tierras en Zacatecas, Durango, Coahuila y Chihuahua. Pero,
gar los impuestos, que año con año se incrementaban, sobre contradictoriamente, estos años se distinguieron por el diá-
todo en época de guerras intestinas o invasiones extranje- logo directo que hubo entre los representantes campesinos
ras. En siete ocasiones, durante este periodo, los campe- y el Ejecutivo, y por un cierto clima de liberalidad que per-
sinos se sublevaron señalando como razón primordial los mitió la proliferación de periódicos obreros, donde intelec-
malos tratos y las injusticias. tuales y profesionistas expresaban abiertamente su crítica al
La ceguera de los liberales sobre la problemática indí- régimen, su reprobación al despojo campesino y su apoyo a
gena los llevó a concebir la insurrección campesina como la la cuestión indígena.
causa de los problemas agrarios y no como la consecuen- En el periodo de 1886 a 1906, no hubo ningún mo-
cia de su propia política hacia el campo. Muy pocos de ellos vimiento sociopolítico armado con amplia base campesina
aceptaron que la conflictiva situación rural era producto de que pudiera desestabilizar el régimen porfirista. El con-
la pretendida modernización política y económica, que ha- trol que el Estado tenía sobre la población, la rápida movili-
bía pauperizado a las comunidades antes autosuficientes. La zación del ejército por medio del ferrocarril y, sobre todo, la
lucha campesina de estos años, en dichos lugares, fue par- pérdida de la alianza campesina con otros grupos sociales,
ticularmente importante, porque se desarrolló en torno a la propició que el malestar agrario se expresara de otra ma-
defensa del país y a la vez puso en jaque al naciente siste- nera. La pérdida de recursos naturales, la falta de empleo
ma nacional. y la crisis económica en general se tradujeron en una ola
En cambio, entre 1856 y 1885, la causa de la protes- creciente de robos y bandolerismo. El número de luchas
ta campesina ya no fue tanto la pérdida de sus tierras co- campesinas decreció considerablemente durante los vein-
munales, sino la recuperación de éstas, mismas que habían te años de mayor solidez del porfiriato. El Estado fuerte
perdido en el periodo anterior a consecuencia de la desa- y centralizado de esta época impidió, por medios represi-
mortización temprana que habían sufrido los indígenas y vos, cualquier intento de oposición. Por ello, los levanta-
campesinos. Con esto también se desmitifica la leyenda ne- mientos tuvieron un carácter esporádico, aislado y de corta
gra en torno a las Leyes de Reforma de 1856, sobretodo duración.
porque vinieron a legitimar o sancionar un proceso de pri- Así, en estos años aumentó la explotación, se recrude-
vatización de tierras comunales iniciado al final del periodo cieron las relaciones serviles y se incrementó la esclavitud
colonial y seguido por las leyes liberales de Gómez Farías. disfrazada. Entonces, ¿dónde quedó la combatividad que
En el último cuarto del siglo xix, Porfirio Díaz, antes de los indígenas y los campesinos habían mostrado durante
ser presidente de la República, figuró entre los principales todo el siglo xix? Cuando la crisis de fin de siglo se hizo más
opositores de Juárez. Fue un joven militar prestigiado que aguda y se cerraron los canales de expresión tradicional, los
encabezó el movimiento contra la radicalización de Lerdo pueblos indígenas y los campesinos en general encontraron
de Tejada, al querer llevar la Reforma hasta sus últimas con- formas novedosas de combate; el descontento y el malestar

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se subsumieron en otros tipos de lucha: a) la etnización o la una continuidad del movimiento campesino, ya que son los
reindianización de los campesinos, y b) la ciudadanización mismos líderes locales que ahora enarbolaban la lucha con-
o la movilización ciudadana contra el fraude electoral en tra la gerontocracia. Este fue uno de los síntomas de que el
los comicios para presidentes municipales. Por ello, el mo- sistema político haya envejecido junto con sus gobernantes,
vimiento campesino se desdibujó como tal en la documen- y esta crisis política y de representación se manifestó de di-
tación de la época, pero ahora, los investigadores lo hemos ferentes maneras en los municipios y localidades.
recuperado a través del análisis de los conflictos electorales. La relativa calma del porfiriato se terminó hacia 1907,
La reindianización de la población a fines del siglo xix cuando la recesión estadounidense empezó a tener reper-
muestra, quizá, una de las más grandes paradojas de los cusiones en la República Mexicana. Entonces, la crisis del
intentos homogeneizantes en los procesos de formación sistema político también se expresó con más fuerza y sur-
del Estado liberal. La comunidad indígena mostró una gran gieron diferentes grupos de oposición, tanto dentro como
creatividad para sobrevivir: a veces resistiendo, acultu- fuera del gobierno y, con ello, se abrió una nueva etapa de
rándose o reafirmando su etnicidad. En los últimos años movimientos sociales: las diferentes expresiones de protes-
del porfiriato, surgieron pequeños conflictos con gran- ta de diversos grupos se fueron unificando en torno a la lu-
des odios hacia el “otro”, como una especie de regreso a cha por la democracia.
la “guerra de castas”, que se expresaba en la bandera de En los diez últimos años del porfiriato, hubo una movili-
“muerte al rico”. El discurso político que habían maneja- zación vigorosa de la sociedad civil a favor de la democracia.
do en las rebeliones campesinas de pocos años atrás sobre La amplia participación de los indígenas y los campesinos
el reparto agrario, ahora se expresaba en sus consignas de en los comicios demostró, por un lado, una nueva forma en-
otra manera, apelaban al reparto de “todos por igual” y cubierta de lucha por su autonomía política y, por el otro, su
de “todo para todos”. gran capacidad de cambio y adaptación.
La lucha ya no era solamente por la tierra, el agua, el alza Las entidades federativas con mayor número de conflic-
de los impuestos o las injusticias. Era todo al mismo tiem- tos poselectorales fueron las entidades con mayor núme-
po: la indignación ante un sistema que trataba de aniquilar- ro de población indígena, como Oaxaca, Puebla y Veracruz.
los. Levantamientos de esta naturaleza los encontramos en Luchar por el municipio libre, institución republicana que se
Oaxaca, por el año de 1886, donde hubo movimientos con les había impuesto menos de cien años atrás, expresaba la
estas características en diversas regiones de la entidad y, de aculturación de pueblos y comunidades y, por ende, su ca-
manera paralela, durante este periodo, rebeliones similares pacidad de cambio y adaptación. En cambio, la esclerotiza-
se sucedieron en Sinaloa y en Querétaro, bajo las mismas ción o envejecimiento del sistema político y del Estado en
consignas. general, y el permanente control sobre los colegios electo-
Durante los últimos años del gobierno porfirista, cuan- rales, con el consabido fraude sistemático, llevaron, entre
do la crisis se hizo patente para todos los sectores sociales, otras cosas, al estallido de la Revolución de 1910.
estos mundos culturalmente diferentes se desarticularon, se
confrontaron y remarcaron sus diferencias. Algunos pueblos Algunos puntos a reflexionar
se reindianizaron, es decir, fortalecieron su sistemas de go-
bierno, sus lazos de parentesco y de solidaridad, su lengua y Los movimientos indígenas y campesinos del siglo xix fue-
todas las costumbres que vigorizaban la identidad del gru- ron producto de las políticas liberales que trataron de ins-
po. La etnización apareció como una estrategia de lucha y trumentar los diferentes gobiernos en turno, es decir, la
les sirvió para crear espacios de autonomía y para sobrevivir descorporativización de la sociedad y la enajenación de las
como grupos. tierras comunales.
La otra expresión de la inconformidad en el campo y No obstante, la fuerza social que representaron los pue-
en buena parte de la sociedad mexicana de fines del siglo blos en movimiento fue aprovechada, por la vía de alianzas
xix, fue la ciudadanización. Es decir, el creciente interés y la y acuerdos, por los sectores medios en ascenso para la con-
mayor concurrencia de los pueblos en la contienda electo- formación de regiones o entidades federativas, así como
ral. Este es el fenómeno mediante el cual los indígenas y los para la defensa del país, tanto en la Intervención Norteame-
campesinos ejercieron su derecho ciudadano a votar por sus ricana, como de nueva cuenta en la Intervención Francesa.
representantes pero, sobre todo, fue importante la moviliza- Y, por supuesto, fueron la principal fuerza social de apoyo,
ción y la presión que ejercieron para que se respetara su vo- durante la Revolución de Ayutla, para que Juárez y los li-
luntad ciudadana. Esta participación la vislumbramos como berales pudieran construir el primer Estado de Derecho en

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México. Más tarde y gracias a ellos, Porfirio Díaz pudo con- Bibliografía
solidar el Estado y conformar una nación.
Por su parte, los indígenas y el proceso de reindianiza- Reina, Leticia. 1985. “Conflictos Agrarios”, en Así fue la Re-
ción, que se presentaron al final del siglo xix, representan la volución Mexicana, SEP - Senado de la República, t. I,
más grande paradoja del liberalismo decimonónico. México, pp. 71-79.
La capacidad de cambio y adaptación que tuvieron los Reina, Leticia. 1998. Las rebeliones campesinas en México
pueblos indígenas a lo largo del siglo xix, no la tuvo el grupo (1819-1906), Siglo XXI, México, pp. 471.
gobernante. Al contrario, el envejecimiento del sistema po- Reina, Leticia. 2002. “Elecciones locales y crisis en los cam-
lítico y la falta de representación política fueron algunos de bios de siglo xix y xx. Cultura política de los pueblos in-
los elementos más importantes que hicieron detonar la Re- dios”, en Reina, Leticia y Elisa Servín (coords.), Crisis,
volución de 1910. Reforma y Revolución. México: historias de fin de siglo,
Taurus, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
México, pp. 253-292.
Reina, Leticia. 2008. “Antecedentes decimonónicos de la
lucha por la democracia. Los movimientos de oposición
y resistencia ciudadana”, en Blanca Gutiérrez Grageda,
Maragloria Morales Garza y Evaristo Martínez Clemente
(coords.), La construcción de la democracia en Queré-
taro: 1824-1991, Universidad Autónoma de Querétaro
/ Instituto Electoral de Querétaro, Querétaro, pp. 1-29.

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Ecos del presente: protesta, transformación y persistencia. Apuntes
sobre los ópatas de la Independencia a la Revolución

Maestra Georgina Rodríguez Palacios1

Planteamiento Las principales actividades de los ópatas en los pue-


blos eran la agricultura (que habían practicado antes de la
Los pueblos ópatas habitaban el noreste de lo que hoy es colonización) y la ganadería (introducida por los jesuitas),
el estado de Sonora, en las serranías y valles ubicados entre­ llevadas a cabo tanto en tierras comunales al mando de go-
los ríos San Miguel y Bavispe. Se calcula que a la llegada bernadores indios y misioneros, como en parcelas familiares.
de los primeros expedicionarios europeos a la región en el Para disgusto de los curas, siguiendo sus antiguas costum-
siglo xvi, los ópatas —quienes por entonces no se identifi- bres practicaban también la caza y la recolección con el fin
caban a sí mismos con ese nombre— sumaban sesenta mil de complementar su dieta y obtener pieles y raíces medici-
habitantes, distribuidos en asentamientos pequeños, aun- nales. Las mujeres tejían mantas y objetos de palma, mien-
que comunicados entre sí.2 De hecho, fueron los europeos tras que los hombres fabricaban zapatos o hacían servicios
establecidos en la zona un siglo después quienes los llama- especiales en la iglesia.
ron colectivamente “ópatas”, retomando un vocablo de la La organización en misiones había sido originalmente
lengua pima que los circundaba.3 pensada como proyecto provisional para subordinar a los ha-
Al igual que los demás grupos de la región al noroes- bitantes de la región y así facilitar la llegada de colonos es-
te de la Nueva España (yaquis, mayos, pimas, entre ellos), pañoles en busca de riquezas; el objetivo era “civilizar” a los
los ópatas fueron integrados al imperio español a través indios en cada misión durante diez años y después dar paso
de un “proyecto misional”, encargado a los sacerdotes de a la formación de gobiernos civiles y pueblos sujetos directa-
la Compañía de Jesús. A partir de 1621 su evangelización mente al Estado colonial. Empero, los jesuitas se las arregla-
se realizó pacíficamente, en términos generales, median- ron para permanecer en la región, así que con la llegada de
te la fundación de pueblos de misión. Desde entonces se empresarios europeos la colonización se desarrolló en parale-
dio paso a la formación de una nueva organización políti- lo a las misiones, Los ópatas se vieron forzados —mediante
ca, económica y cultural (basada tanto en los modos de re- el repartimiento primero, y luego con remuneración— a tra-
lación previos a la colonización, como en aquellos forjados bajar también en las minas y estancias españolas.
al calor de los intercambios con los inmigrantes europeos), Por otro lado, los ópatas se aliaron a los españoles para
que los jesuitas identificaron como “nación ópata”.4 combatir a quienes vieron como un enemigo común: las tri-
1 Maestra en Estudios Políticos y Sociales, Facultad de Ciencias
bus nómadas del norte, posteriormente llamadas apaches.
Políticas y Sociales-UNAM. Convertidos en indios auxiliares y una vez instaurados los
2
Fue el geógrafo Carl O. Sauer quien hizo el cálculo, en Aboriginal presidios y cuadrillas militares, formaron tropas al mando de
Population of Northwestern Mexico, University of California Press, sus propios capitanes, si bien subordinados en última ins-
Berkeley, 1935, pp.4-5. Si bien otros investigadores discuten esa cifra, tancia a un capitán general español. Como soldados, los
lo cierto es que la población ópata era una de las más numerosas en
la región al noroeste de la Nueva España, en tiempos de la conquista. ópatas resultaron esenciales en la defensa de lo que a par-
3
A decir de Cynthia Radding, el término ópata proviene del vocablo tir de entonces se volvió la frontera noroeste del imperio en
pima obagg’ata, que significa “tener enemigo”. Los pimas eran los América.
pueblos más próximos a los ópatas, pues habitaban las serranías del
centro de la actual Sonora, y el significado de la palabra tiene que ver La historia de estos pueblos, compleja e intrincada en el
con los posibles conflictos que había entre ellos y los ópatas por el amplio marco colonial, y luego en el México de la primera
dominio de alguna parte del territorio. Véase Radding, Cynthia, Entre el
desierto y la sierra. Las naciones o’odham y tegüima de Sonora, 1530- territorial fue igualmente significativa. Una vez que se implantó el sis-
1840, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología tema misional, los indígenas asumieron nuevas formas de organización
Social-Instituto Nacional Indigenista, México, 1995, p. 40. política, religiosa y militar, mediante las cuales construyeron nuevos
4 Enríquez Licón explica: “Los jesuitas distinguieron como ‘nación’
imaginarios e identidades étnicas. Se asumieron a sí mismos como ‘na-
a los indígenas hablantes de una lengua, concentrados en congrega- ción’ ”. Véase Enríquez Licón, Dora Elvia, “Reflexiones en torno al pro-
ciones, rancherías y pueblos. El lenguaje se convirtió en el factor fun- ceso de extinción de los ópatas”, ponencia presentada en el VI Foro Las
damental para distinguir unos grupos étnicos de otros; la adscripción Misiones en el Noroeste, Hermosillo, noviembre de 2008.

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mitad del siglo xix, ha sido considerablemente abordada por si bien Manríquez Durán y Castro Silva afirman que tal fenó-
la investigación académica, sustentada en los informes de meno sucedió a la entrada del siglo xx.10
los propios misioneros y en otros documentos posteriores.5 Algunos autores concuerdan en que la pérdida de la
El conocimiento sobre los ópatas a partir de la década de lengua refleja los problemas que tuvieron los ópatas “para
1860 se vuelve, sin embargo, fragmentado, y las estadís- mantenerse como grupo étnico”, de modo que sus rasgos y
ticas oficiales explican la falta de estudios sobre los ópatas su forma de vida se fueron “desvaneciendo”.11 Aun así, hoy
en la actualidad. El censo de 1990 registró doce hablan- en día existen señales de la importancia de estos pueblos
tes de la lengua,6 y para el año 2000 ya sólo cuatro perso- y de su huella en la historia. Es más, a pesar de la contun-
nas fueron reportadas.7 Esos pocos hablantes se encuentran dencia de los catálogos y estadísticas oficiales hay quienes
dispersos en distintas localidades, lo que significa que no niegan o rechazan la idea de la desaparición de los ópatas,
constituyen ni provienen de una misma comunidad.8 al tiempo que tratan de recuperar elementos de su cultu-
Precisamente por esa cifra tan reducida, la Comisión ra, asumiéndose como sus herederos y reivindicando su per-
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas no dis- sistencia en el territorio tradicionalmente conocido como
tingue a la lengua ópata en su catálogo nacional sino que la Opatería.12
incluye en el rubro de “otras lenguas”.9 P por su parte, el Ins- En las siguientes páginas mostraré, en síntesis, que sub-
tituto Nacional de las Lenguas Indígenas simplemente no la yacente a ambas visiones opuestas entre sí, se encuentra la
toma en cuenta como lengua viva. Asimismo, el antropó- experiencia particular que tuvieron estos pueblos después
logo Alejandro Aguilar Zeleny advierte que, como etnia, el de la Independencia (aun si sus raíces se remontan al pe-
grupo ópata se encuentra “a punto de la extinción cultural”, riodo colonial mismo), es decir, las formas como se dieron
las relaciones entre los distintos grupos de la región a lo lar-
5
go del siglo xix y principios del xx. A continuación presen-
Véase el ya clásico texto de Spicer, Edward H., Cycles of Conquest.
The Impact of Spain, Mexico, and the United States on the Indians taré un rápido resumen de dicha experiencia, subrayando
of the Southwest, 1533-1960 [1962], University of Arizona los momentos de protesta y revuelta de estos pueblos en
Press, Tucson, 1989; la nutrida y valiosa obra de Cynthia Radding, contra de los cambios traídos con la instauración de los go-
por ejemplo, Wandering Peoples. Colonialism, Ethnic Spaces, and
Ecological Frontiers in Northwestern Mexico, 1700-1850, Duke biernos estatales independientes. La pregunta que quedará
Universtiy Press, 1997; los compendios de historia de Sonora y el texto abierta, acerca de los ópatas en ese cambio de siglo, introdu-
de Daniel Reff para comprender las consecuencias que tuvieron los
primeros encuentros de los sonoras con los europeos en el siglo xvi,
cirá también una reflexión en torno a las transformaciones y
Disease, Depopulation, and Culture Change in Northwestern New persistencias de los indígenas en el mundo contemporáneo.
Spain, 1518-1764, University of Utah Press, Salt Lake City, 1991.
6
Bartolomé, Miguel Alberto, Gente de costumbre y gente de razón. Independencia: agravio y resistencia de los pueblos
Las identidades étnicas en México, Siglo XXI, México, 2006, p. 31.
7 Gutiérrez Ruelas, Ulises (corresp.), “Los ópatas de Sonora, a punto

de extinguirse”, en La Jornada, 12 de junio de 2008, URL: “La independencia llegó por decreto a Sonora”, sostiene Ig-
http://www.jornada.unam.mx/2008/06/12/index.php?section= nacio Almada: “aquí no se disparó un tiro en su favor”.13 Lo
estados&article=039n1est cierto es que los únicos insurgentes en el noroeste lucha-
8
Manríquez Durán, Miguel y Tonatiuh Castro Silva, “Globalización ron en Sinaloa liderados por José María González de Her-
y diversidad cultural en el Sonora contemporáneo. Variaciones sobre
región, etnia y lenguaje”, en Región y Sociedad, año/vol. xix, núm. 99, mosillo, comisionado por Miguel Hidalgo en enero de 1811
El Colegio de Sonora, México, 2007, p. 228. Según César Jara Luna para propagar la insurrección en la entonces Intendencia de
son cinco las personas que hablan la lengua ópata en la actualidad, pero Arizpe. Hasta donde se sabe, no hubo entre sus tropas pre-
coincide en que no se conocen entre sí. Jara Luna, César, “Propuesta
de política de lenguas y culturas para una educación intercultural e sencia significativa de indios auxiliares. Más bien al contra-
interlingüe en países latinoamericanos”, en Roberto Zariquiey (ed.), rio, soldados ópatas presidiales fueron enviados a combatir
Acta del V Congreso latinoamericano de educación intercultural
bilingüe: Realidad multilingüe y desafío intercultural. Ciudadanía, 10 Véanse notas 5 y 6.
política y educación, Pontificia Universidad Católica del Perú-Ministerio
11
de Educación República del Perú-Cooperación Técnica Alemana, 2003, Véase, por ejemplo, Moctezuma Zamarrón, José Luis, “Ópatas”,
p. 324. en Señales de Humo, Centro INAH Sonora, año 6, núm. 21, mayo-
9
En ese mismo rubro, la CDI contempla el solteco y el papabuco, septiembre de 2009, p. 3.
12 Véase, por ejemplo, el sitio web http://mx.groups.yahoo.com/
que son variantes del zapoteco cuyos hablantes registrados son sólo
seis y cinco personas, respectivamente. V. Warnholtz, Margarita, group/opatasunidos/; así como los libros de García Madrid, Manuel,
“Poblaciones y lenguas indígenas de México: una riqueza difícil de Bacacusia o la flauta nómada. Prosario de la Opatería, Garabatos,
cuantificar”, en Mundo Indígena. Suplemento de Mileno Diario, núm. 2, Hermosillo, 2003.
8 agosto de 2008, URL: 13
Almada, Ignacio, Breve historia de Sonora, Fondo de Cultura
http://www.redindigena.net/mundoindigena/n2/pag1.html Económica-El Colegio de México, México, 2000, p. 117.

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a los insurgentes, o sea que pelearon del lado de los realistas En un relato más reciente, Vidargas del Moral enfatiza
quienes en la práctica eran los mismos “aliados” españoles a que los ópatas sublevados fortificados en Tónichi, lograron
los que habían apoyado en contra de los apaches y rebeldes constituir desde ahí una verdadera amenaza para toda la re-
a lo largo del siglo xvii y, sobre todo, del xviii.14 gión, tomaron varios poblados y atacaron las oficinas de la
No obstante, en 1820 indios auxiliares del presidio de Real Hacienda. En el sitio “murieron 100 indígenas y 240
Bavispe se quejaron de los malos tratos que las autoridades prisioneros, entre ellos los líderes Dórame, Márquez y Espíri-
coloniales, un año antes de la consumación de la Indepen- tu”, subraya el autor.19
dencia, les estaban dando a ellos y a sus familias. Viendo El levantamiento en la Alta Sonora puede ser visto, opina
sus prerrogativas vulneradas, “soldados ópatas se volvieron Radding, como expresión de las tensiones internas que llega-
contra la Comandancia General a la que habían servido tan ron a tocar el “pacto” que —simbólica e históricamente—
bien por generaciones, enojados por asuntos de elecciones habían establecido los militares ópatas con los españoles.
y designación de su capitán general, y la remuneración por Dichas tensiones se habían desatado ya desde el último ter-
sus servicios”.15 De acuerdo con Cynthia Radding estos mi- cio del siglo xviii, cuando algunos desacuerdos llevaron a ca-
litares, precisamente tiempo después de luchar a favor de pitanes ópatas a provocar tumultos y extender sus reclamos
los realistas, “regresaron a sus pueblos para encontrar a sus ante el Comandante General de las Provincias Internas.20
familias empobrecidas y a sus campos abandonados”.16 Más aún, en el fondo del referido conflicto de 1820 se
Los problemas habían comenzado en 1818 cuando una encontraba el lento desgajamiento del orden colonial, basa-
cuadrilla de ópatas que había sido enviada en una misión do en la complicada coexistencia del sistema de misiones
militar se rehusó a movilizarse a la península de California, en la Opatería, por un lado, y la organización “civil” encar-
por lo que fueron arrestados: “molestos por ello, algunos de nada en los poblados mineros, estancias y presidios, por el
sus compañeros ocuparon el presidio de Bavispe por una otro. En efecto, la presión de los colonos sobre los pueblos
semana para protestar por el castigo”.17 Sus quejas fueron de misión, manifiesta en la creciente demanda de produc-
ignoradas y las tropas sufrieron represalias. El descontento tos, recursos —tierra y agua— y mano de obra indígena,
continuó, sin embargo, y dos años después bandas armadas había ido creciendo durante más de cien años, pero a fines
de ópatas iniciaron la revuelta. Al respecto, José Francisco del siglo xviii se agudizó con la expulsión de los jesuitas y la
Velasco relataba en 1850: aplicación de las reformas borbónicas encaminadas a la se-
cularización y la división de las tierras misionales.
En dicha revolución bien notorio es que [los ópatas] desple- Estando tan alejados del centro de la Nueva España, así
garon un valor digno de la historia, pues después de estar si- como del Bajío y las zonas en que se desarrolló con fuerza
tiados por más de dos mil hombres de tropas de Chihuahua, la insurgencia, los habitantes de la Intendencia de Arizpe
de Sonora y muchos auxiliares, se rindieron a los tres días, se vieron poco inmiscuidos en los hechos que desembo-
por habérseles acabado el parque absolutamente, siendo caron en la ruptura definitiva con el Imperio español.21 No
de entender que los combatientes no llegaban a trescien- obstante, la Independencia y la sinuosa conformación del
tos indígenas.18
D. Antonio Narbona; y después de un fuego vivo y varios asaltos que
14 Vidargas del Moral, Juan Domingo, “La Intendencia de Arizpe
resistieron durante tres días, se rindió Dórame, cuando no le quedaban
más que cinco compañeros vivos, los que con su jefe fueron fusilados
en la Independencia de la Nueva España: 1810-1821”, en Historia en el acto”, en Noticias estadísticas de Sonora y Sinaloa, compiladas
General del Estado de Sonora, tomo II: De la conquista al Estado Libre y amplificadas para la Comisión de estadística militar, Tipografía de
y Soberano de Sonora, Gobierno del Estado de Sonora, Hermosillo, R. Rafael, México, 1849, p. 140. V. también Zúñiga, Ignacio, Rápida
1996, p. 306. Ojeada al Estado de Sonora (1835), Gobierno del Estado de Sonora,
15 Radding, Cynthia, Landscapes of Power and Identity.
Hermosillo, 1985, p. 5 y ss.
Comparative Histories in the Sonoran Desert and the Forests of 19
Vidargas del Moral, Juan Domingo, op. cit., p. 314.
Amazonia from Colony to Republic, Duke University Press, Durham, 20
2005, p. 272 (traducción mía). Radding subraya, por ejemplo, los episodios de 1789 y 1790
16
en Bacerac y Bavispe, en que el comandante indio Ignacio Noperi se
Ídem. enfrentó al intendente Pedro Garrido y Durán, exigiéndole —tumulto
17
Vidargas del Moral, Juan Domingo, op. cit., 314. mediante- el respeto a su autoridad frente a sus tropas. V. Radding,
18
Velasco, José Francisco, Noticias estadísticas del estado de Cynthia, Wandering Peoples… op. cit., p. 257.
21 Tiene razón Vidargas del Moral cuando afirma, sin embargo,
Sonora (1850), Gobierno del Estado de Sonora, Hermosillo, 1985,
p. 137. Por su parte, José Agustín de Escudero relataba: “El año de que los grupos dominantes locales no sólo no rechazaron sino que,
20 se sublevó Juan Dórame, soldado ópata de la compañía de Bavispe, en su momento, aceptaron de buen modo la Independencia, lo
con veintidós soldados de la misma, y después de varios sucesos que significa que también en estas latitudes había intereses políticos y
llegaron a fortificarse en el pueblo de Arivechi con otros 15 o 20 económicos que se verían favorecidos por la autonomía que habría de
ópatas de los pueblos inmediatos. Allí fueron atacados por el capitán suponer la ruptura con el imperio. Op. cit., pp. 304 y ss.

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Estado en México resultó en cambios concretos en la re- yecto de secularización con la transformación de los pueblos
gión del noroeste. Como se sabe, 1808 marcó el inicio de de misión en parroquias, la llegada de sacerdotes diocesanos,
una larga cadena de conflictos en torno al poder local y las la desaparición de los cargos religiosos (madores y temastia-
formas de gobierno en la región. A partir de entonces, las nes indios) y el cobro por servicios eclesiásticos del que en
élites locales (compuestas por mineros adinerados, hacen- tiempos pasados los ópatas habían estado exentos.
dados y comerciantes) tuvieron acceso al poder y “ensaya- Asimismo, se ordenó el repartimiento de las tierras de
ron” formas de representación política en sintonía con sus los pueblos indígenas, “reduciéndolas a propiedad particu-
intereses. Así, comenzaron a disputar el predominio de una lar”; se estableció que los indios auxiliares debían integrarse
zona (minera-agrícola, en las serranías) sobre otra (comer- a las fuerzas regulares de la Milicia Cívica, por lo que debían
cial-industrial, cerca de la costa del Pacífico y organizada desaparecer los capitanes y sus tropas indias; y se aplicaron
en torno a Pitic, después llamada Hermosillo) y a formar medidas para atraer a nuevos colonos —europeos y crio-
lo que en el largo plazo configuró una verdadera oligarquía llos—, facilitando el denuncio y la adquisición de terrenos
regional. declarados como “baldíos”. Por si fuera poco, se decretaron
Ya con el nacimiento del estado de Sonora en las pri- leyes contra la vagancia y otras “malas costumbres”, dirigi-
meras décadas del siglo xix, los grupos dominantes promul- das a forzar a los miembros “errantes” de las comunidades
garon constituciones que no sólo continuaron las reformas a emplearse como jornaleros y aparceros en un lugar fijo. El
iniciadas por el régimen Borbón, sino que aceleraron sus acostumbrado tránsito de los ópatas entre sus pueblos, las
efectos y promovieron un nuevo orden político y económi- minas y las milicias, aparte de sus actividades de caza y re-
co regional.22 Esto significó para los ópatas, una amenaza colección, se vieron así perseguidos.
a la existencia misma de sus pueblos y, en última instancia, En conjunto, las nuevas leyes trastocaban de lleno la si-
a su forma de vida, y es que a partir de 1825 el gobierno tuación de los pueblos de misión, cuya categoría sería ahora
estatal comenzó a publicar una serie de leyes orientadas a la de “villa”, equivalente al del resto de los poblados civi-
la destrucción de la organización comunal y al desmantela- les.24 No sólo eso: las leyes también dieron pie al abuso ra-
miento de las fuerzas militares indígenas. paz en forma de invasiones, robos y violencia por parte de
En primer lugar, el nuevo marco legal sancionó la igual- unos grupos dominantes que, en principio, vieron con indi-
dad jurídica otorgando el estatus de “ciudadano” a todos los ferencia la necesidad de negociar con los pueblos sobre los
residentes del estado y convirtiendo al ayuntamiento en la que pretendían mandar. De este modo se produjo un cam-
única forma de gobierno.23 Con ello se eliminó el reconoci- bio radical en la relación de mando-obediencia, que durante
miento formal a la autonomía de los pueblos al abolirse su gran parte del periodo colonial se había dado entre los indios
gobierno interno. A su vez, el acceso al control del ayunta- y la Corona española con la mediación de la organización
miento quedó abierto para los indios y los no indios, lo cual misional (sacerdotes y gobernadores indios).
derivó en la práctica en un acceso mayor de estos últimos al Es cierto que las normas recién promulgadas pretendían
ejercicio del poder. Al mismo tiempo, se consolidaba el pro- abarcar a todos los grupos de la sociedad sonorense emer-
gente, pero en la realidad sus alcances y efectos fueron di-
22
En el periodo entre el reconocimiento del Plan de Iguala en ferentes para cada pueblo. La aplicación de las nuevas leyes
Sonora y la promulgación de la Constitución de 1824, se adoptó el en la Opatería, la violenta relación entre los grupos domi-
sistema de diputaciones provinciales, quedando en esta región las
Provincias Internas de Occidente. Luego de un corto lapso en que se nantes y las contradicciones que se desarrollaron en el inte-
decretó, aunque nunca se llevó verdaderamente a efecto, la separación rior de la propia nación ópata, desembocaron en la pérdida
de Sonora, la región se unió a la federación bajo el nombre de Estado
de Occidente, lo cual desató el descontento de los sectores federalistas del dominio de estos pueblos sobre su territorio y sus prác-
más adinerados de Sonora, quienes esperaban con la consumación de ticas políticas y religiosas. Diversos autores han descrito los
la Independencia del Imperio Mexicano la disolución de la Intendencia momentos y características de todo este proceso de desar-
de Arizpe y la formación de un estado de Sonora. A pesar de ello, el
Estado Unido de Occidente existió como tal hasta 1831. En ese año ticulación de las comunidades, consolidado en las primeras
se logró por fin la división y se formó el estado de Sonora, que persistió décadas posteriores a la Independencia.25
hasta 1835-1836, cuando a efecto de la Constitución centralista Los pueblos, ciertamente, trataron de oponer resis-
se convirtió en departamento. Véase Stevens, Robert C., “Mexico’s
forgotten frontier: a history of Sonora, 1821-1846” (tesis de tencia frente a todos estos cambios, sobre todo buscando
doctorado), University Microfilms International, Michigan, USA, 1989.
23
Jerónimo Romero, Saúl, De las misiones a los ranchos y 24 Ibid., p. 154.
haciendas. La privatización de la tenencia de la tierra en Sonora 1740-
25 Véanse, por ejemplo, los textos ya citados de Jerónimo Romero,
1860, Gobierno del Estado de Sonora, Hermosillo, 1995(?), p. 113
y ss. Cynthia Radding, y Dora Elvia Enríquez Lincón.

24
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frenar los nuevos modos de relación impuestos. Relata Vi- Poco antes de ser derrotados, Gutiérrez y Guirizo se
dargas del Moral: presentaron ante el presidente de México, Anastasio Bus-
tamante, para demandar la devolución de las tierras a sus
En 1824 de nuevo volvieron a levantarse los ópatas en la pueblos. El 20 de abril de 1831 obtuvieron en respuesta
región de Sahuaripa, hasta donde fue a combatirlos el jefe una Suprema determinación a su favor, pero el gobernador
superior político y militar, coronel Mariano Urrea, quien los estatal hizo caso omiso de la orden y continuaron los cerca-
derrotó e hizo huir con rumbo a Chihuahua. Como los ópa- mientos y despojos.29 Para 1836, los pueblos de Cumpas y
tas se mantuvieron en pie de guerra e intentaron buscar la su cabecera Oposura enviaron de nuevo una representación
alianza con pimas y tarahumaras, Urrea los persiguió has- para denunciar el mal gobierno sonorense ante el presidente
ta capturar a los líderes y restablecer momentáneamente la de la República. Reclamaban, además de sus tierras, el res-
paz.26 peto de los vecinos no indios a la autoridad de los gober-
nadores ópatas y la reducción de las obvenciones religiosas
Apenas un año después, tropas ópatas se unieron a la que se les quería imponer pagar.
primera de la serie de rebeliones organizadas desde el in- En uno de los documentos, el gobernador de Oposura,
terior del valle del Yaqui, prolongadas por todo el siglo xix. Juan Isidro Bojórquez, denunciaba:
El entonces gobernador del estado, Simón Elías González,
se vio presionado a terminar el conflicto y ofrecer la am- de suerte que los mandatarios de Sonora son peores que los
nistía a los alzados, pero no todos aceptaron: Juan Ignacio Españoles, y nosotros los Indios vivimos en la época de la li-
Jusacamea, conocido como Juan Banderas, dio un nuevo bertad más oprimidos que cuando estábamos subyugados.
aliento a la rebelión y lideró enfrentamientos, aunque dis- Ha habido Independencia para los Morenos, Escalantes,
continuos, durante un par de años más. Los acuerdos de Morales y Escobosos [las familias ricas de la región] y no
1828, promovidos nuevamente por el gobierno para esta- para nosotros, digo esto porque en aquellos tiempos nunca
bilizar la zona, se dieron en paralelo al decreto de las leyes nos quitaron nuestras propiedades, y hoy se priva de ellas a
que atentaban contra la autonomía y organización comu- una comunidad y no se les hace justicia.30
nal de los pueblos arriba mencionadas, por lo que yaquis,
mayos, ópatas y pimas aliados volvieron a levantarse entre El presidente en turno pareció darles la razón a los ópa-
1830 y 1832.27 tas una vez más, emitiendo una instrucción al gobierno de
En las obras historiográficas resaltan los nombres de lí- Sonora para que “se les trate con la consideración debida,
deres ópatas que enfrentaron con sus soldados al ejército y se les administre justicia […], a fin de que puedan disfru-
regular: Miguel y Bautista Sol, Antonio Baiza, Juan Guirizo y tar como mexicanos de los bienes de la Independencia”.31
Dolores Gutiérrez. Este último dirigió las campañas en el co- Empero, el gobierno de Sonora sostuvo su postura, respaldó
rredor que une el territorio yaqui con la Opatería, declarando los intereses de las élites locales e incriminó a los “sátrapas
su oposición al reparto de tierras y al pago de impuestos a como el que se titula comisionado de su Nación”, a quien
que los condenaba el gobierno estatal.28 acusaba de defender los “privilegios” en que estos pueblos
habían vivido bajo las instituciones españolas, actuando en
26
Vidargas del Moral, Juan Domingo, “Sonora y Sinaloa como
provincias independientes y como Estado Interno de Occidente”, sobre San Antonio de la Huerta y en las márgenes del río Buenavista
en Historia General del Estado de Sonora, t. II: De la conquista al presentó acción a los indios. El combate duró tres horas. El campo
Estado Libre y Soberano de Sonora, Gobierno del Estado de Sonora, quedó lleno de cadáveres y los indios que sobrevivieron huyeron por
Hermosillo, 1996, pp. 341-342. los cerros. Banderas y su segundo, Dolores Gutiérrez, fueron hechos
27
Para un recuento resumido de la resistencia yaqui, véase, entre prisioneros y conducidos a la ciudad de Arizpe donde se les formó causa
otros, el ya clásico texto de Hu-de-Hart, “Rebelión campesina en el y sentenciados a muerto fueron pasados por las armas”, en Sonora.
noroeste: los indios yaquis de Sonora, 1740-1976”, en Friedrich Katz Histórico y descriptivo, Tipografía de R. Bernal, Nogales, Arizona,
(comp.), Revuelta, rebelión y revolución. La lucha rural en México del 1894.
siglo xvi al siglo xx, Era, México, pp.135-163. 29
Véase Stevens, Robert C., op. cit., p. 69 y ss. y la Carta del
28 Francisco T. Dávila reporta, sesenta años después, los
gobernador de Sonora al Secretario de Estado y del Despacho de lo
acontecimientos culminantes de la revuelta en 1832 como sigue: “Este Interior del 7 de marzo de 1837, AGN, Gobernación, s/c, 1837, vol.
último alzamiento era ya más serio y amenazaba a las poblaciones de 241/1, exp. 35, fs. 1-5.
importancia. Se hacía, pues, necesario tomar algunas medidas para 30 “La tribu Ópata se dirige al presidente a presentarle sus agravios
evitar los males que amenazaban al Estado, para ese fin se reunió en (27 de julio de 1836)”. Firmado por Juan Ysidro Bojorques. Archivo
Hermosillo una partida de voluntarios que unida a otras de Mátape, General de la Nación, Gobernación, 1837, s/c, Vol. 241/1, exp. 33, fs.
Mazatán, Tecoripa y otros puntos formaron un grueso de fuerza de más 1-3 (subrayado mío).
de cuatrocientos hombres. Estas tropas fueron puestas a las órdenes de 31 AGN, Gobernación, s/c, 1837, vol. 241/1, exp. 35, f. 1.
D. Leonardo Escalante, en ese tiempo oficial retirado. Este jefe marchó

25
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contra del “convenientísimo orden de cosas adoptado por la sus capitanes, así como alguna protección a las exiguas pro-
Nación mexicana”.32 piedades que aún conservaban.
Las revueltas y protestas de las décadas de 1820 y Zulema Trejo rescata, de entre la documentación to-
1830 retardaron o al menos modificaron la aplicación de las davía poco explorada por los investigadores, registros de
leyes y sus consecuencias. La derrota, sin embargo, puso fin grupos identificados como ópatas que firmaron actas de ad-
a los planes de hacer una confederación india —como lo hesión o rechazo hacia algún plan o dirigente, así como bo-
había propuesto Juan Banderas—, desarticuló en gran me- letas que indican su intervención en procesos electorales
dida la incipiente alianza de yaquis y ópatas, y frenó la resis- en distintas zonas de su territorio tradicional.34 Más aún, la
tencia armada por parte de estos últimos. Para 1840, afirma autora opina que alrededor de 1848 la población de sitios
Jerónimo Romero, la división de las tierras en propiedad par- como Nácori, Onavas y Tepupa estaba compuesta todavía
ticular en la Opatería prácticamente culminaba.33 Muchas predominantemente por indios, pero se encontraba ya muy
familias optaron por registrar los títulos de sus tierras para debilitada por conflictos internos.
defenderlos como propiedad particular. Los pueblos, des- En ese tiempo, destaca la figura del capitán ópata Luis
integrados, dejaron de brindar seguridad material y protec- Tánori y de sus sucesores Juan y Refugio Tánori, quienes
ción política a sus miembros, quienes se vieron presionados fungieron como mediadores ante los gobiernos estatales re-
a cultivar en sus parcelas, o bien a rentar terrenos, ser traba- clamando cada uno su papel como “alcalde mayor” de los
jadores asalariados o migrar a las ciudades. pueblos. Su autoridad estaba, sin embargo, limitada por la
De este modo, los ópatas se vieron sumergidos, como falta de un reconocimiento generalizado: sólo algunos gru-
“ciudadanos”, en una sociedad mezclada, cambiante y, en pos los seguían en su respaldo a los gandaristas. De hecho,
no pocos casos, hostil. Con todo, su participación en los fue precisamente en esta etapa que el nombramiento de ca-
momentos de lucha revela no sólo su capacidad de irrum- pitán general de los ópatas terminó definitivamente por ser
pir en la vida pública para defender sus espacios —políticos, incorporado al ejército nacional, dando fin así a la autono-
económicos, sociales— sino también su forma de experi- mía militar de los ópatas.35
mentar el quiebre en los modos de relación frente al poder George Gibbs, uno de los miembros de la comisión en-
estatal, tanto como sus intentos por persistir. viada por el gobierno de Estados Unidos para determinar los
terrenos comprados por ese país en el Tratado de la Mesilla
Segunda mitad del siglo xix: la transformación atravesó la zona fronteriza, y con ayuda del gobernador esta-
tal de ese entonces, Fernando Cubillas, conoció a los Tánori
Agitada por los enfrentamientos entre las élites, las revuel- y sus partidarios. Es notorio que ya él opinaba, hacia 1853,
tas yaquis, las incursiones apaches, la invasión estadouni- que los ópatas eran difícilmente distinguibles de los “cam-
dense y la consecuente delimitación de una nueva frontera pesinos mexicanos” puesto que su indumentaria, su tipo de
internacional, la fiebre del oro y el “boom” de las empresas vivienda, y sus comportamientos eran muy similares.36 En
mineras, así como la guerra de los liberales contra el Im- concordancia, después del relato sobre la huída y ejecución
perio de Maximiliano, Sonora vivió de manera peculiar el de Refugio Tánori (1866) junto con la caída del Imperio de
torbellino decimonónico que alcanzaba al país entero. En Maximiliano, las narraciones historiográficas dejan de men-
paralelo, también se intentó desarrollar una vida pacífica en cionar al pueblo ópata como actor en las cuestiones políticas
el marco de las instituciones nacionales, si bien cambiantes del Estado. El triunfo de los liberales simboliza también, en
ellas mismas. este sentido, el cierre del desmantelamiento de la organiza-
Correspondiente al lapso que va de 1846 a 1867, toda-
vía es posible encontrar información sobre la participación 34
Trejo, Zulema, “Participación de yaquis y ópatas en las pugnas
de ópatas en la vida política y militar de la región. Buena faccionales sonorenses (1846-1867)”, texto presentado en el
parte de los que actuaban en esos terrenos tomaron partido Congreso Internacional Dos siglos de revoluciones en México,
y apoyaron al caudillo Manuel María Gándara —en contra Universidad Nacional Autónoma de México, 2008.
35
de quienes estaban con Urrea—, quien parecía mostrar más Refugio Tánori, último de los que ocupó el cargo de capitán
general ópata, sirvió luego a los gandaristas en apoyo al Segundo
sensibilidad a las demandas de los indígenas. Con él pudie- Imperio, habiendo obtenido el grado militar directamente de
ron negociar, como los yaquis, el respeto a la autoridad de Maximiliano. En reconocimiento a sus servicios en batalla, Tánori
recibió la condecoración de la Cruz de la Orden de Guadalupe. V.
Enríquez Licón, Dora Elvia, op. cit. y Spicer, Edward H., op. cit., p. 103.
32 Ídem. 36 Gibbs, George, Historical and Linguistic notes, Manuscript 1868,
33 Op. cit., p. 172 y ss. National Anthropological Archives, Smithsonian Institution.

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ción social de los ópatas y, como diría Forbes, el fin del papel ‘mexicanos’. Muy pocos menores de treinta años pue-
activo de éstos como indios en la historia de Sonora.37 den hablar su lengua nativa”.41 En esto coincidió Thomas
A pesar de que las fuentes no proveen suficientes cifras B. Hinton, décadas después: “la mayoría de los ópatas […]
al respecto, algunos autores estiman que hacia 1840 había aparentemente estarían felices de olvidar que son indios.
menos de seis mil ópatas, aproximadamente el equivalente a Con esta actitud, su desaparición parece asegurada dentro
la mitad de la población yaqui (de unos 12 mil habitantes), y de una generación”.42
mucho menos que la llamada “gente de razón”, que superaba Aún no se ha desarrollado una investigación enfocada en
los 70 mil en todo Sonora.38 Peor aún, Peter Gerhard afirma los ópatas a fines del siglo xix y principios del xx, entre otras
que en 1800 los ópatas eran apenas 4,450, y que esta cifra razones, por la escasez de fuentes. ¿Cómo puede seguirse su
continuaría disminuyendo en lo sucesivo.39 Si un censo je- rastro en ese periodo? Están por recuperarse, creo, los regis-
suita de 1730 hablaba de la existencia de siete mil ópatas en tros bautismales, las memorias familiares y los documentos
la región, en términos absolutos la variación demográfica de locales que den una idea de los hilos que tejieron la historia
los identificados como ópatas a lo largo de esa centuria seña- en la Opatería de ese periodo. Aun así, es evidente que su
la una drástica disminución. Es posible afirmar entonces que, participación como militares o su apoyo a algunos grupos en
a diferencia de los pueblos yaquis y mayos, por ejemplo, para los movimientos revolucionarios de 1910, si acaso los hubo,
quienes el fin de la Colonia supuso mayor autonomía y opor- no se dieron ya como nación ni basados en una estructura
tunidades de preservar su territorio, los ópatas sobrepasaron comunitaria como la que otrora habían tenido en los pueblos
la medianía del siglo xix como grupos dispersos. de misión. Las sierras y valles que antiguamente ocuparon
Así pues, mucho antes de las voces que alarman hoy, fueron escenario de enfrentamientos, pero los ópatas no lle-
en los inicios del siglo XXI, sobre la inminente extinción garon a la Revolución como pueblos, pues su lengua estaba
cultural de los ópatas, el riesgo de su desaparición se ve- cayendo en desuso y su forma de vida se había transformado
nía anunciando ya desde hace más de cien años. En 1905, ya, dando lugar a una nueva configuración cultural.
por ejemplo, en un informe militar sobre las guerras contra
los yaquis elaborado para el gobierno de Díaz, Francisco del Signos de persistencia
Paso y Troncoso insertaba de pasada una breve descripción
de los ópatas, en la que decía: La “ideología del mestizaje” que predominó en el liberalis-
mo decimonónico —derivado del llamado “nacionalismo
Difícilmente se podría indicar, ni en términos aproximados, criollo”— y con mayor fuerza en el discurso oficial de los
el número de habitantes ópatas que hay en el estado, pues gobiernos posrevolucionarios, terminó por ocultar, como
además de que no se ha hecho un empadronamiento es- nos recuerda Federico Navarrete, las múltiples culturas ét-
pecial de ellos, la circunstancia de estar tan mezclados y nicas y grupos sociales que han habitado las distintas re-
confundidos con la raza blanca hace difícil poderlos señalar giones del país.43 Las implicaciones que dicha ideología
separadamente.40 tuvo en la proyección y aplicación de políticas indigenistas
orientadas a forzar la integración de los diversos grupos en
Asimismo, investigadores estadounidenses que explora- una sola forma de vida, apegada a los valores de la moder-
ron la Opatería en el porfiriato, concluyeron que los ópatas nidad occidental, han sido profundamente discutidas en los
se habían “asimilado” a un grado tal que ya no eran distin- ámbitos académicos e intelectuales de las últimas décadas.
guibles de la “gente de razón” (“blancos” y “mestizos”). En No obstante, aún está abierta la reflexión sobre los modos
1904, el antropólogo físico Aleš Hrdlička observaba, yendo concretos como las relaciones interétnicas se desarrollaron
aún más lejos, que: “[en el valle de San Miguel] a los ópatas en el marco de la conformación del Estado en México y de
no les gusta ser vistos como indios; prefieren ser llamados los cambios y contradicciones que éstas produjeron en el
interior de cada grupo.
37 Forbes, Jack D., “Historical Survey of the Indians of Sonora, 41
Hrdlicka, Aleš, “Notes on the Indians of Sonora, Mexico”, en
1821-1910”, en Ethnohistory, vol. 4, núm. 4, otoño de 1957, p. 351. American Anthropologist, New Series, vol. 6, núm. 1, enero-marzo de
38 Ibídem, p. 360, nota 1.
1904, p. 74 (traducción mía).
39 Gerhard, Peter, La frontera norte de la Nueva España, Universidad 42 Hinton, Thomas B., “A Survey of Indian Assimilation in Eastern

Nacional Autónoma de México, México, 1996, p. 352. Sonora”, en Anthropological Papers of the University of Arizona,
40
Troncoso, Francisco P., Las guerras con las tribus yaqui y mayo Tucson, núm. 4, 1959, p. 18 (traducción mía).
43 Las relaciones interétnicas en México, Universidad Nacional
del Estado de Sonora (1905), Instituto Nacional Indigenista, México,
1977, p. 14. Autónoma de México, México, 2008, pp. 89 y ss.

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De igual forma, se han desarrollado valiosos estudios la Constitución, se nota que aprecian y conocen los inesti-
acerca de la participación —activa y racional— de los in- mables bienes de nuestra emancipación política; fruto quizá
dígenas en la historia del país, incluyendo los cruciales mo- de un carácter reflexivo y meditador, de la despejada racio-
mentos revolucionarios de principios de los siglos xix y xx. nalidad que los distingue; y más que todo de cierta antipatía
La reivindicación de las identidades indígenas, enarbolada contra sus conquistadores […] La nación ópata es natural-
desde los movimientos y las investigaciones sociales a raíz mente pacífica, dócil y hasta cierto punto diferente […]45
de 1994, ha significado un contrapeso frente a las posicio-
nes discriminatorias hasta ahora existentes. Con todo, es Una visión similar se reprodujo por todo el siglo xix y
importante insistir en que subyacente a las ideologías y ca- llegó incluso a introducirse en la investigación científica de
tegorías étnicas impuestas desde el exterior, complejos pro- principios del xx. Los trabajos de antropólogos como el pro-
cesos de transformación social y cultural, a veces mediados pio Hrdlicka, Jean B. Jonhson, Roger C. Owen, Thomas B.
por la violencia, han afectado la realidad de numerosos gru- Hinton y otros, saciaron sus inquietudes por los ópatas con
pos a lo largo de los últimos doscientos años. Siguiendo to- la simple explicación de que se habían “asimilado” en un
davía a Navarrete, proceso armonioso arraigado en la Colonia y extendido en
el periodo independiente.46 Es cierto que entonces, como
No existe, a la fecha, ninguna obra histórica que estudie ahora, los estudios se veían orientados por las categorías
específicamente qué mecanismos sociales, económicos y impuestas desde afuera por los investigadores: quiénes eran
culturales llevaron a millones de habitantes de este país a catalogados como “indios” y qué se entendía por “asimila-
cambiar su identidad cultural de indígena a mestiza, su len- ción” dependía de las concepciones preestablecidas por las
gua de indígena a española, y también aspectos importantes teorías antropológicas del momento. Aun así, los resulta-
de su cultura y su identidad de la indígena comunitaria a una dos reportados por aquellos antropólogos, como los traba-
cultura nacional.44 jos más recientes, aportan una valiosa información acerca
de la transformación cultural que efectivamente se dio en la
El de los ópatas, puede ser tomado como un caso, extre- Opatería a raíz de la Independencia. Además, brindan pistas
mo quizá, de las comunidades que, inmersas en relaciones acerca de la sutil persistencia de los ópatas en la historia que
cambiantes con los grupos dominantes y los demás pueblos gestó al México contemporáneo.
en una región peculiar por su posición fronteriza, y debilita- Entre otros, Guillermo Bonfil Batalla argumentó tozu-
das por las tensiones internas en la extensa desarticulación damente sobre la presencia velada de los modos de ser y
de su organización social, tuvieron que cambiarse a sí mis- vivir indígenas en los comportamientos de los así llama-
mas. Como hemos visto, los ópatas no participaron en la in- dos mestizos.47 En efecto, ni los vínculos que se tienden
surgencia de 1810, pero protestaron contra los españoles entre una familia y otra más allá de un poblado o ciudad,
cuando vieron su forma de organización amenazada, y lue- ni los lazos que conectan una generación con la siguiente,
go se rebelaron contra los primeros gobiernos estatales para se disuelven. Más bien dotan de una particular tonalidad al
defender su territorio y modo de vida. Todavía en las décadas entramado­ social y cultural de una región y lo distinguen
de 1840 a 1860, pelearon al lado de los conservadores e im- de otra. Así, es posible suponer que las redes de parentes-
perialistas en un afán por proteger sus propios intereses y los co extendidas entre los distintos grupos de la Opatería, con
de sus líderes. Sin embargo, en no pocas fuentes del siglo xix sus fundamentos materiales ya incorporados en la econo-
y principios del xx se habla de ellos como una nación “leal” mía del dinero y su organización política entretejida en la
a la patria, que combatió con valor a los enemigos de la na- del Estado mexicano, subsistieron —aunque cada vez más
ción mexicana —apaches y rebeldes—, que nunca se rebeló
y que por su afinidad con los “blancos” se integraron a la civi- 45
Zúñiga, Ignacio, op. cit., pp. 114-119.
lización. Ya en 1835, Ignacio Zúñiga —un político estatal— 46
Además de los trabajos ya citados de Hrdlička y Hinton, véase
hablaba de ellos en estos términos: Johnson, Jean B., “The Opata: An Inland Tribe of Sonora” (1942), en
Basil C. Hedrick, J. Charles Kelley, y Carroll L. Riley (eds.), The North
Mexican Frontier, Southern Illinois University Press, Carbondale, 1971,
Los ópatas [pese a] no haberles tocado una mejor suerte, pp. 169-199; y Owen, Roger C., “Marobavi: a Study of an Assimilated
[a] que han perdido algunas concesiones y privilegios sin Group in Northern Sonora”, Anthropological Papers of the University of
Arizona, Tucson, núm. 3, 1959.
ser indemnizados sino con que se les llame ciudadanos en 47 V. Bonfil Batalla, Guillermo, México profundo. Una civilización

negada [1987], Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México,


44 Ibídem, p. 83.
2001.

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silenciosamente— dentro de la estructura e historia social la actualidad.50 Imágenes borrosas de los padres y abuelos
sonorense. unen a jóvenes de Sonora con sus antepasados indígenas. El
Desde el último tramo del siglo xix —como se infiere mismo término ópata va reactualizando su significado, ex-
de las anotaciones de los antropólogos—, los habitantes de presando lazos particulares y un sentido de pertenencia a un
la Opatería se convirtieron en los campesinos y clases traba- territorio: la necesidad de reivindicar una determinada iden-
jadoras que empezaron a formar el grueso de la población tidad étnica en el mundo globalizado.
de la entidad. Muchos se iban a las minas de la frontera con En suma, la Independencia provocó o al menos acele-
Estados Unidos, otros comenzaron a emigrar hacia el norte ró la reducción demográfica de los ópatas hasta el punto de
en busca de trabajo en la construcción del ferrocarril, en el que algunos declararon su extinción. Esta disminución nu-
comercio o en el servicio doméstico, pero los más —puede mérica, así como el declive de su presencia como nación
especularse— se dedicaron al cultivo de sus parcelas parti- en la sociedad decimonónica se debió —he querido sugerir
culares y a la cría de ganado menor. aquí—, a una transformación social y cultural que llevaron
Sobre la política local y la vida cotidiana, Troncoso, por a cabo los pueblos ópatas hasta convertirse en campesinos
ejemplo, comentaba: y trabajadores “mexicanos”. El proceso fue largo, complejo y
contradictorio, a tal grado que no se puede entender como
En todos los pueblos ópatas hay escuelas sostenidas por las una simple “asimilación” de los indios en la sociedad nacio-
rentas públicas del Estado y los Municipios […] Son bue- nal moderna. Tampoco, pues, como un “mestizaje” produ-
nos ciudadanos, respetan a sus autoridades y tienen posi- cido armoniosamente entre los indios y los españoles desde
tivo cariño a la tierra en que han nacido. Todos sus pueblos tiempos de la Colonia.
están organizados conforme a las leyes del Estado; tienen ¿Puede ser la historia de los ópatas, aun si con sus es-
Ayuntamientos, Jueces locales y Jueces del Estado Civil en pecificidades y ritmos propios, entendida como la historia
las cabeceras de Municipalidad, y en las congregaciones y de muchos otros pueblos en nuestro país? Lo cierto es que
ranchos tienen un Comisario de policía […] casi todos ellos aún si no llegaron “como tales” a la época de la Revolución,
son propietarios de pequeñas suertes de tierra que cultivan sí dejaron una huella en la historia local como sujetos acti-
personalmente en sus respectivos pueblos. Las mujeres se vos en el proceso de su propia transformación. El presente,
ocupan en hacer esteras (petates) y sombreros de palma, como sabía Juan Rulfo, está hecho de ecos, y los ecos, como
en cuya industria son muy hábiles.48 sabemos todos, perduran entre quienes se esfuerzan por se-
guir escuchando:
Los habitantes de la Opatería “preservan, sin embargo,
algunas de sus antiguas ceremonias o danzas”, observó por —¿Qué es? —me dijo.
su parte Hrdlička, entre las cuales destacaban las celebra- —¿Qué es qué? —le pregunté.
ciones de la Semana Santa, como los Fariseos y la danza —Eso, el ruido ese.
del Taguaro.49 La organización espacial de algunos pueblos —Es el silencio.
conservó, por otro lado, el trazado que originalmente forja- (de Luvina, cuento de Rulfo.)
ron los jesuitas en la fundación de las misiones. Igualmente,
nombres geográficos y botánicos, signos de la cultura ma-
terial, elementos gastronómicos y otros indicios de la per-
sistencia de los ópatas, fueron registrados en las primeras
décadas del siglo xx.
A ese tipo de rasgos, verdaderos ecos del pasado, frag-
mentos que todavía retiene la memoria colectiva, es que se 50 En tiempos recientes, el cronista, profesor y artista originario de

refieren aquéllos que se asumen hoy en día como herede- Arivechi, Manuel García Madrid, publicó por ejemplo varias obras que
reúnen narraciones sobre sus ancestros: “Prosario de la Opatería”, les
ros de la cultura ópata. Son elementos materiales que aún llamó. Por su parte, un grupo de artistas mexicanos y norteamericanos
persisten en nuestros días y que también dotan de sentido han decidido fundar el Centro Artístico y Cultural Huachinera, que
la vida en común de una buena parte de los sonorenses en incluirá un “espacio dedicado a la historia de la región, sobre todo de
la cultura ópata”. En internet un sitio web ha aparecido como medio
de difusión y comunicación, “para estudiar y discutir nuestra historia,
las leyendas, las tradiciones, los dialectos, nuestros antepasados y los
48 Troncoso, Francisco P., op. cit., p. 14.
temas de actualidad en la Opatería”. Véase García Madrid, Manuel, op.
cit.; El Imparcial, Hermosillo, 3 de marzo de 2006; http://mx.groups.
49 Hrdlička, Aleš, op. cit., pp. 76-77.
yahoo.com/group/opatasunidos/

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Insurgencia y marginalidad indígena en Zacatecas, 1810-1821

Doctora Rosalina Ríos Zúñiga1

Introducción y el estudio de las élites6 de la etapa de la Independencia o


la previa a ésta, lo que ha llevado a dejar de lado una pers-
Nuestro objetivo en el presente trabajo es analizar los as- pectiva social que se ocupe en particular de los sectores po-
pectos de marginalidad2 que vivía la población indígena de pulares, de los márgenes o desde abajo.7 En ese sentido,
Zacatecas hacia los años de la insurgencia (1810-1821), encontramos tres trabajos que hablan sobre la participación
con el fin de identificar el lugar que ocupaba esa parte de la de los indígenas en esa gesta: uno es la breve mención que
población en la sociedad zacatecana de la época, así como hace Águeda Jiménez Pelayo en su importante trabajo Ha-
algunas de las posibles causas de la participación de indivi- ciendas y comunidades indígenas en el sur de Zacatecas,8
duos de este sector en dicha guerra.3 otra la de Jean Meyer, quien realizó la transcripción de un
La historiografía reciente sobre la Independencia en documento de los indígenas de Juchipila en la Independen-
Zacatecas ha centrado su atención en los problemas polí- cia.9 Finalmente, el trabajo de Héctor Sánchez Tagle, más
ticos —en particular en las cuestiones del constitucionalis- reciente, resulta muy importante pues argumenta que la
mo—,4 las acciones de guerra de los bandos participantes,5 base social de la insurgencia estuvo fincada sobre todo en
1
los indígenas.10 Sin embargo, no ahonda en saber quiénes
Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la
Educación-UNAM. eran estos sujetos, cuáles sus condiciones socioeconómicas,
2 Marginalidad es un concepto que indica la división del mundo en ni tampoco en las posibles motivaciones que tuvieron para
un centro y una periferia o márgenes, en que se concibe la realidad adherirse a la insurgencia. Por mi parte, dos trabajos ante-
ordenada desde un centro hegemónico o dominante desde el que se riores me permitieron avanzar sobre el conocimiento de la
construye también un discurso legitimador de ese mismo orden. Los
marginados quedan fuera de los privilegios generalmente disfrutados participación indígena en la insurgencia y cuáles fueron las
por quienes controlan el centro. Por tanto, al no existir nunca el posibles causas de su adhesión a la guerra.11 Llamó mi aten-
orden perfecto desde una visión del mundo como ésta, siempre habrá
márgenes, marginados, marginalidad. En el libro eliminó la parte dedicada al análisis de la participación
3
En este trabajo reelaboro los planteamientos y parte del material popular, la que recuperó en el artículo “Insurgencia y subalternidad en
utilizados en dos artículos anteriores ya publicados, así como incorporo Zacatecas durante el otoño de 1810”, en Peña Flores, René Amaro
nuevos datos y otras reflexiones. Rosalina Ríos Zúñiga, “´Nosotros (coord.), Relaciones de poder, procesos sociales y conflictos políticos en
somos los únicos para quienes parece no se hizo la independencia. La Zacatecas. De la colonia a la etapa porfirista, Universidad Autónoma
participación indígena en la insurgencia de Zacatecas, 1810-1821”, de Zacatecas /CONACYT, Zacatecas, 2008, pp. 53-83.
en Mayer, Alicia y León-Portilla, Miguel (coords.), Los indígenas 6 Frederique Langue, Los señores de Zacatecas. Una aristocracia
en la insurgencia y la revolución mexicanas, México, Instituto de minera del siglo xviii novohispano, México, FCE, 1999, pp. 399-
Investigaciones Históricas-UNAM/ INAH/ Fideicomiso Teixidor, 414; De Vega, Mercedes, Los dilemas de la organización autónoma,
2011, pp. 403-431; e “Insurgencia y marginalidad en Zacatecas, Zacatecas, 1808-1832, Colegio de México, México, 2005; García
1808-1821”, en Ibarra, Ana Carolina (coord.), La independencia en González, Francisco, “Guerra y consumación de la Independencia en
el septentrión de la Nueva España. Provincias internas e intendencias Zacatecas”, en [AGN], La consumación de la independencia, 2ª. ed. t. II,
norteñas, México, Instituto de Investigaciones Históricas-UNAM, pp. Dirección General de Publicaciones-AGN, México, 1999, pp. 389-412.
177-213. 7
Jim Sharpe, “La historia desde abajo”, en Peter Burke, Formas de
4
Véanse los importantes trabajos de Mariana Terán, por ejemplo, hacer historia, cap. 2, Alianza, Madrid, 1993, pp. 38-58
“Por lealtad al rey, a la patria y a la religión. Los años de transición en 8 Águeda Jiménez Pelayo, Haciendas y comunidades indígenas
la provincia de Zacatecas: 1808-1814”, en Mexican Studies/Estudios en el sur de Zacatecas. Sociedad y economía colonial, 1600-1820,
mexicanos, vol. 24, núm. 2, 2008, pp. 289-323; “De nación española Guadalajara, INAH, 1989, p. 214.
a federación mexicana. La opinión pública en la formación de la nación, 9
Mexican Studies/Estudios mexicanos, vol. 22, núm. 2, 2006, pp. Jean Meyer sobre los naturales de Juchipila en la independencia:
252 y 274; “¡Viva la América! La voz América en el movimiento de “Los naturales de Juchipila en la independencia”, en http://www.
insurgencia en la Nueva España”, ponencia presentada en el Encuentro colmich.edu.mx/files/relaciones/014/pdf/documento.pdf [10 de
Nacional de Archivos, Guadalajara, Jalisco, 2009. abril de 2010].
5 10 Ibid., p. 72.
Héctor Sánchez Tagle, “Insurgencia y contrainsurgencia en
11 Véase Rosalina Ríos Zúñiga, “´Nosotros somos…”, op. cit.,
Zacatecas, 1810-1813”, Universidad Autónoma de Zacatecas, 2005.
En 2009 fue publicado como libro auspiciado por la Universidad e “Insurgencia y marginalidad”, op. cit. Véase también el artículo
Autónoma de Zacatecas y la LIX Legislatura del Estado de Zacatecas. “Comercio indígena en Zacatecas a fines del siglo xviii. Análisis de

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ción el número importante de individuos indígenas, propor- Con esos fines puestos en la mira, en las siguientes pági-
cionalmente hablando, participantes en esta lucha, que la nas presentaremos, en primer lugar, datos sobre la población
historiografía en cierta forma a marginado o no ha desta- indígena de la intendencia de Zacatecas; enseguida su ca-
cado del todo.12 Curiosamente, a esa casi marginalidad his- racterización social con base en el análisis del grupo de indí-
toriográfica se suma la real y concreta que aparece en los genas que hemos identificado hasta ahora y que estuvieron
casos de infidencia revisados hasta ahora. Varias preguntas involucrados en casos de infidencia;14 después examinare-
surgieron de ese primer acercamiento: ¿cuáles eran las ca- mos y discutiremos algunos de los aspectos que podemos
racterísticas de esa marginación de los indígenas en aquella considerar que insertaban a ese sector en la marginalidad
época?; ¿desde qué particular aspecto se producía la margi- y, a partir de ello, reflexionaremos sobre las posibles moti-
nalidad?; ¿cómo, quiénes y por qué, del sector indígena, par- vaciones de su adhesión a la insurgencia; finalmente, pre-
ticiparon en la insurgencia? sentaremos algunas conclusiones sobre los dos aspectos
Creemos que estudiar la problemática enunciada desde centrales del presente trabajo.
la perspectiva de la marginalidad y desde abajo nos permiti-
rá considerar que quizá en el sector indígena había un anhe- La población indígena en Zacatecas a principios del
lo de cambio pero también dificultad para explicar o plantear siglo xix
ese proyecto debido a las limitaciones impuestas por su
condición marginal, entre ellos el analfabetismo y por tan- La población indígena existente en la provincia de Zacatecas
to, muchas veces, la falta de comprensión acerca de cómo a fines del siglo xviii y principios del xix no era poca, aun-
se mueven los hilos del poder, que permitiría a los individuos que no hay datos muy exactos acerca de ella.15 No obstan-
reflexionar sobre por dónde incidir en la transformación de te, Dorothy Tanck16 nos dice que, previamente al estallido de
su realidad. la guerra en 1810, podían contabilizarse cerca de 40 pue-
Otro objetivo que orienta el trabajo consiste en contribuir blos de indios, asentados sobretodo en la región de los Caño-
a resolver la gran cuestión sobre las causas que originaban la nes de Juchipila17 y Tlaltenango, al sur de la intendencia.18 El
marginalidad indígena —y en general la de los sectores po- número de habitantes era de 21 472 indígenas, de los cua-
pulares en la sociedad mexicana decimonónica—, que se ha
prolongado hasta nuestros días debido a la creciente y persis- Huasteca potosina, 1810-1813”, en José Alfredo Rangel Silva y Carlos
tente desigualdad y concentración de la riqueza.13 Rubén Ruiz Medrano, Discursos públicos, negociaciones y estrategias
de lucha colectiva. Aportaciones al estudio de las movilizaciones
sociales en México, siglos xviii y xix, Colegio de San Luis/Archivo
un documento, 1792”, en Jorge Silva Riquer y Antonio Escobar Histórico de San Luis Potosí, San Luis Potosí, 2005, pp. 47-79.
(coord.), Mercados indígenas en México, Chile y Argentina, siglos 14
Las fuentes que ocupamos en este trabajo fueron particularmente
xviii-xix, Instituto de Investigaciones José María Luis Mora-Centro de casos de infidencia localizados en el Archivo General de la Nación [en
Investigaciones y Estudios en Antropología Social, México, 2000, p. adelante AGN], Ramo Infidencias, diversos volúmenes; y en el AHEZ,
116-147. Fondo Criminal Colonial, diversas cajas y expedientes. También el
12 El grupo concreto de insurgentes y participantes en los procesos documento publicado y comentado por Jean Meyer citado arriba, en
analizados que he ubicado, está compuesto por alrededor de la nota 11.
sesenta y dos individuos. En el trabajo inicial solamente eran 55 los 15 Rosa H. Yañez Rosales, Rostro, palabra y memoria indígenas:
individuos considerados, pero se revisaron otros dos expedientes en el occidente de México, 1524-1816, CIESAS, Guadalajara, 2001.
que aparecen 5 indígenas más, sumando un total de 60 individuos. Manuel Ferrer Muñoz, Pueblos indígenas y Estado nacional en México,
Esto es, la proporción mayor de indígenas en este trabajo se debe a Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, México, 1998.
esta circunstancia, pero no necesariamente a que vaya aumentando el 16
Dorothy Tanck de Estrada, “Índice de los pueblos de indios”, en
número de casos de indígenas sobre el de los criollos. En el texto se formato de disco compacto, en Atlas ilustrado de los pueblos de indios.
mantendrá la idea de que era mayor el número de los segundos sobre Nueva España, 1808. Mapas de Jorge Luis Miranda García y Dorothy
los primeros para no tergiversar la realidad. Tanck de Estrada, con la colaboración de Tania Lilia Chávez Soto, El
13 Para otras regiones de la Nueva España, aspectos similares han
Colegio de México/El Colegio Mexiquense/Comisión Nacional para
sido abordados por Eric Van Young, La otra rebelión. La lucha por la el desarrollo de los Pueblos Indígenas/Fomento Cultural Banamex,
independencia de México, 1810-1821, FCE, México, 2006. Peter México, 2005.
Guardino, “Las bases sociales de la insurgencia en la Costa Grande 17
En Juchipila, de acuerdo con Jean Meyer, para 1789 había 1560
de Guerrero”, en Ana Carolina Ibarra Coordinadora, La independencia tributarios de pueblos y 672 tributarios vagos. Véase Meyer, op. cit.,
en el sur de México, FFyL/Instituto de Investigaciones Históricas- p. 90.
Dirección General de Asuntos del Personal Académico-UNAM, 18
México, 2004, pp. 33-57; Jesús Hernández Jaimes, “La insurgencia en Mariana Terán, apoyándose en Dorothy Tanck, señala las mismas
el sur de la Nueva España, 1810-1814: ¿insurrección en el clero?”, en cantidades para “los albores del siglo xix”. Véase, Mariana Terán
Ana Carolina Ibarra (coord.), La independencia en el sur de México, Fuentes, “Soberanía, ciudadanía y representación en la experiencia
México Instituto de Investigaciones Históricas, 2002, pp. 59-102; confederal: Zacatecas, 1823-1835”, en Alicia Hernández Chávez y
y más recientemente, José Alfredo Rangel Silva, “Unos hombres tan Mariana Terán (coords.), Federalismo, ciudadanía y representación en
embrutecidos”, insurgencia, alternativas políticas y revuelta social en la Zacatecas, UAZ/CONACYT, Zacatecas, 2010, pp. 222-228.

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les 50% vivían en Juchipila mientras que un buen porcentaje tamente mestizada era todavía muy notoria e importante y,
(34%) vivía ya fuera de sus comunidades. Esta última situa- como en otros lugares, era una población que estaba trans-
ción concuerda con lo expuesto por Águeda Jiménez Pelayo formándose debido a nuevas condiciones del mundo del
sobre el aumento de indios vagos a fines del siglo xviii debi- trabajo y la producción, así como de las relaciones sociales.
do a la creciente mezcla étnica y a los problemas de tierras Avancemos enseguida en la identificación de las caracterís-
que impedían que muchos de estos individuos alcanzaran ticas del grupo de indígenas infidentes o participantes en los
a pagar el tributo que les era impuesto haciendo, por tanto, procesos de infidencia que hemos localizado.
que fueran considerados en esa condición de vagos.19
Ahora bien, si consideramos que el total de la población Las características del grupo de indígenas22
de la intendencia era en esa época de cerca de 120, 000 in-
dividuos, de los cuales estaban concentrados en la ciudad No resulta sencillo establecer el número total de indígenas
unos 25,000, la población indígena calculada por Tanck re- que participaron en la insurgencia zacatecana como tam-
presentaría aproximadamente una quinta parte del total, poco los motivos de su adhesión a ella: las dificultades co-
cantidad que no es poca en ningún sentido. mienzan porque no es en nada fácil fragmentar las acciones
Algunos datos proporcionados por la historiografía ofre- de la guerra y definir de qué manera los diversos grupos y
cen otro punto de vista, pues argumentan que la pobla- sectores sociales participaron en ella, máxime si tomamos
ción de la intendencia hacia fines de la época colonial, era como base territorial al estado cuando éste aún no había
en general menos diferenciada étnicamente que en otras re- sido formado ni constituido, siendo además la movilidad de
giones de la Nueva España. No obstante, las cifras corrobo- la gente en la época constante y cuantiosa; luego, muchos
ran el porcentaje de indígenas señalado. Por ejemplo, Juan indígenas aprehendidos en Zacatecas y sus alrededores,
Navarro Noriega estableció que en 1811 la población era por ejemplo, provenían de muy distintas demarcaciones y
predominantemente mestiza y estaba compuesta de la si- se encontraron por circunstancias de la guerra en lugares
guiente manera: 15.9% de españoles y criollos, 29% de in- específicos alejados de ellas;23 finalmente, porque nadie
dios y 55% de castas. tiene contabilizados a todos los que fueron a la contienda o
Además, como es sabido, se trataba de una población a las acciones relacionadas con ésta y menos aún haciendo
que habitaba más bien el espacio rural de la intendencia, en distinciones étnicas. Con todo, el siguiente ejercicio lo em-
particular las numerosas haciendas integradas como unida- prendemos solamente por una cuestión de método.
des de producción modernas y complejas que incluían la mi- Nuestro grupo de trabajo se compone de veintinueve
nería, la agricultura y la ganadería. La población indígena, indígenas. De éstos, dos eran mujeres y veintisiete varones.
sobre todo en el sur y alguna en el centro norte, mantenía No todos estuvieron directamente involucrados en la insur-
sus tierras comunales aunque había problemas con los tri- gencia, pues algunos fueron requeridos sólo como testigos
butos, mismos que obligaron a bastantes pueblos a vender en los procesos de infidencia seguidos a los rebeldes, ya que
sus tierras.20 Es decir que, al igual que en otros lugares de eran sus conocidos o familiares.
la Nueva España, para esa época ya estaba en marcha en Una gran diversidad de actividades productivas caracte-
Zacatecas la descomposición de la estructura de las comu- rizaba la experiencia de vida de estos individuos. Entre los
nidades indígenas.21 veintinueve había: dos operarios de minas, dos zapateros, un
Aun en la ciudad de Zacatecas habitaba todavía un panadero, dos carboneros, un fundidor, dos rancheros, tres
buen número de población indígena, pues desde la etapa labradores, dos leñadores, un pastor de ovejas, un alcalde de
inicial de su historia se asentaron cuatro barrios indígenas barrio indígena, un ministro de justicia, un pintor, uno “de
en los márgenes de la urbe, poblados con grupos traídos del a caballo pa lo que se ofrezca” (hasta aquí todos varones);
centro del virreinato, creándose así localmente la sociedad más otros nueve individuos entre los que se hallaban las mu-
de carácter dual que identificó a todo el mundo colonial: las jeres y que no indicaron ninguna actividad productiva; y un
repúblicas de españoles y las de indios. último que solamente dijo “estar preso”.
En suma, en la etapa entre fines del siglo xviii y princi-
pios del xix, la presencia de los indígenas en esa sociedad al-
22 Los datos utilizados en este apartado están tomados del cuadro

19 Jiménez Pelayo, op. cit., p. 214. de infidentes indígenas zacatecanos, de elaboración propia y que puede
20 Águeda Jiménez Pelayo, op. cit., pp. 159-205.
verse al final del trabajo intitulado “Nosotros somos…”, op. cit.
23 En otro trabajo analizo en detalle esas dos formas de participación.
21 Dorothy Tanck, op. cit.
Véase “Nosotros somos los únicos…”, op. cit.

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En cuanto al promedio de edad de veinticuatro de los Ahora bien, ¿cómo podemos, pues, entender la margi-
hombres, pues dos dijeron ignorarla y para uno el dato no es nalidad y a los marginados en este contexto político y social
exacto, era de 37.7 siete años. De las mujeres, sólo una dijo y, sobre todo, a partir del grupo de indígenas que estamos
su edad, cuarenta y cinco años, y otra dijo no saberla. analizando? Tratemos de responder a estas preguntas.
Con referencia a su lugar de origen: trece eran de Zaca-
tecas; uno de la Hacienda de Bonanza; dos de la Hacienda Marginalidad y adhesión a la insurgencia de los
la Gruñidora (ambas de Mazapil); tres de la Hacienda de la indígenas en Zacatecas
Laja (¿Durango?); uno de la hacienda del Mesquite; uno de
Fresnillo, uno de Mexquitic (Lagos); uno de la Hacienda La noticia sobre el levantamiento de Miguel Hidalgo en Do-
del Espíritu Santo (Sierra de Pinos); uno, vecino de Maza- lores, Guanajuato, pronto fue conocida en la intendencia
pil; cuatro de Saín Alto, pueblo ubicado en el centro nor- de Zacatecas donde a los pocos días de recibida se inicia-
te de la intendencia; uno de la Hacienda de San Felipe; y ron también movimientos rebeldes; no obstante, éstos no
uno de la mina de Santa Rita. En suma, los lugares de don- lograron una gran intensidad y no llevaron a una participa-
de procedían eran diversos, no solamente del centro sino ción masiva ni a una organización mucho más plena y de lar-
del sur y norte de la intendencia; había quienes trabajaban go alcance en la zona. Se trató sobre todo de una guerra de
en Haciendas, algunos eran indios vagos y otros todavía vi- guerrillas desarrollada principalmente en dos zonas de la in-
vían en sus comunidades. También se les preguntaba sobre tendencia: una, los cañones de Juchipila y Tlaltenango, que
su estado civil: veintiuno eran casados, cuatro solteros, dos mantenían en cuanto a población indígena y propiedad de
viudos y dos no dijeron nada. la tierra características muy parecidas a las del centro de la
Entre las preguntas que se les hicieron también tenían Nueva España; y dos, la ruta que conectaba con Durango y
que contestar si eran o no católicos, y además se les pedía Coahuila, es decir, el camino de Tierra Adentro, que era de
firmar su declaración, con lo que puede saberse si sabían es- gran importancia estratégica para la Corona. Apenas se ha-
cribir o no. En relación al primer punto, sólo diez dijeron ser bían dado algunas escaramuzas cuando entraron en acción
católicos, el resto no dijo nada. Veintisiete firmaron con una los contrainsurgentes controlando poco a poco a los “rebel-
cruz, es decir, no sabían escribir y de dos no se tienen da- des”. Todo indica que hacia 1813 se había apagado prácti-
tos. En ambos casos, lo más probable es que todos hayan camente la insurgencia en Zacatecas, si bien continuaron
sido católicos y que ninguno supiera escribir, aunque no po- acciones militares esporádicas aquí y allá, así como el control
demos decir con certeza que no sabían leer, como adelante sobre la población por parte de la contrainsurgencia. Mien-
abundaremos. tras se mantenía esa situación de guerra, en el terreno ju-
De todos los datos anteriores, ¿qué conjeturas pode- dicial se daba seguimiento a los procesos por infidencia de
mos obtener? En términos de nuestro grupo de individuos, todos aquellos que fueron aprehendidos y culpados de insu-
la participación en la insurgencia zacatecana sugiere que rrección. Finalmente, en 1821, fue declarada la Independen-
este sector aportó un buen número de sujetos al contin- cia en Zacatecas como en toda la Nueva España.
gente insurgente, apenas menor al de los criollos aun en la Con todo, lo breve de la experiencia insurgente en la
ciudad, según nuestros casos encontrados. intendencia de Zacatecas no impidió que individuos de
Se trata de un grupo de individuos de los llamados sec- los diversos sectores de esa sociedad mostraran su adhe-
tores populares, a juzgar por el tipo de actividades produc- sión a la causa rebelde. Al igual que en el resto de la Nue-
tivas o del mundo del trabajo que desarrollaban, repartidas va España, criollos, españoles, mestizos, mulatos, indígenas
entre aquellas de carácter artesanal y las de trabajo en el y aun extranjeros fueron seducidos por el llamado de las
campo, como podemos pensar que corresponde a una so- huestes de Hidalgo. ¿A qué respondía, pues, la adhesión
ciedad del carácter que tenía Zacatecas en la transición de la de los indígenas a esa causa? Si pensamos que a estas al-
etapa colonial a la independiente. No faltó tampoco alguno turas de la historia el proceso de mestización estaba bas-
dedicado a actividades dentro de la burocracia menor. tante avanzado en la sociedad local, y en particular en las
El número elevado de hombres casados permite tam- comunidades indígenas que estaban —en ese principio
bién sugerir que era de gran importancia la formación de del siglo xix— mezclándose y asimilándose por comple-
una pareja y de ahí, la de una familia. Seguramente daba to a la cultura española, como lo señala Águeda Jiménez
respetabilidad y honorabilidad dentro del vecindario, dentro Pelayo,24¿entonces desde qué parámetros podemos consi-
de su comunidad y, sobre todo, permitía la reproducción, es
decir, daba mano de obra para el trabajo. 24 Águeda Jiménez Pelayo, op. cit., p. 214.

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derar que ese sector de la población vivía una situación de Menores de edad e indios
marginalidad?
Desde nuestro punto de vista, los aspectos que ha- Un primer aspecto que destaca como elemento de margi-
bría que considerar para definir la marginalidad y a los in- nalidad es el status jurídico, que mantenía a los indios como
dígenas como marginados en esa sociedad son varios, y sin menores de edad. Y esto es mencionado con claridad en un
embargo, pese a la existencia de estas situaciones que pro- documento que trata de uno de tantos procesos por infi-
pician obviamente la emergencia de grupos marginados, dencia en que se dijo a los señores Presidente y vocales de
la sociedad zacatecana pareció hasta cierto punto lo sufi- la Junta de Seguridad y Requisición de Sombrerete —don-
cientemente articulada para funcionar de la mejor mane- de se había formado uno de éstos órganos— que se po-
ra posible. día tomar a los reos sus respectivas confesiones nombrando
Sin embargo, los fuertes cambios ocurridos en la se- para ello a su curador o curadores.
gunda mitad del siglo xviii llevaron a la paulatina desapa- Ese fue el caso del indio llamado José Tiburcio Ramí-
rición de la estructura social sostenida durante dos siglos, rez Cortés, quien fue aprehendido y acusado de traer una
sobre todo en su base jurídica, aunque en la realidad ya carta del Saltillo a don Víctor Rosales, uno de los princi-
hubiera prácticas distintas desde tiempo atrás. Aunado a pales jefes insurgentes de Zacatecas. El evento involucró
los cambios legales que pudieran haber existido, en térmi- a un buen número de personas, entre ellas varias mujeres
nos de unas nuevas condiciones de producción que se iban de diferente origen étnico sobre las que no abundaremos.
ajustando en la realidad, surgieron del interior de cualquie- Lo que me interesa resaltar aquí es que Ramírez, quien
ra de los grupos étnicos mencionados individuos con el ca- dijo no saber su edad y tenía por oficio ser operario de mi-
rácter de vagos, holgazanes y mal entretenidos, que bien nas, necesitó de un curador26 para poder ser procesado.
pudieron nutrir las filas de los bandidos. Por ejemplo, una Es decir, su edad, pero quizá más su condición indígena
situación que orilló a la salida de los indígenas de sus co- lo ubicaba en la categoría de “menor de edad”. En cuanto
munidades —donde las había, en el sur de la intendencia a los cargos, negó en absoluto su participación en los he-
principalmente—, fue el acaparamiento de tierras por par- chos referidos. Al final, el curador de Ramírez logró que lo
te de los hacendados que dio como resultado la existen- liberaran después de un año de proceso y que pagaran sus
cia de dos categorías de indios: los llamados de pueblo y delatores los costos del juicio.27
aquellos designados como laboríos o vagos. En otras pa- En otro caso, del 5 de mayo de 1811, el comandante
labras, refería a los que todavía vivían en sus comunida- de armas del campamento de tropas en Zacatecas informó
des y los que habían quedado fuera de ellas, como mano al capitán D. Marcos Baguez de cuatro indios del Pueblo de
de obra libre, en la marginalidad y que no podían pagar su Saín Alto que seguramente, dijo, eran de “los siete que ha-
tributo anual.25 bían salido de su comunidad para adherirse a los insurgentes
Tal coyuntura de fines del siglo xviii y principios del que se encontraban en la ciudad de Zacatecas.”28 Se trata-
xix incidió en la desarticulación de la sociedad pues, pre-
cisamente, había producido individuos marginados que 26 Curador era la persona nombrada para cuidar de los bienes

ya no cabían en la estructura económico social preexis- y negocios del menor de veinte y cinco años y mayor de catorce, o
del que no se halla en estado de gobernarlos por sí mismo a causa de
tente, que con seguridad, afectados en sus necesidades ser demente, mentecato, o pródigo, o por otra razón. Véase, Joaquín
básicas, buscarían de diversa manera que sus demandas Escriché, Diccionario razonado de legislación civil, penal, comercial y
fueran atendidas por las autoridades o que simplemente, forense. Con citas del derecho, notas y adiciones por el licenciado Juan
Rodríguez de San Miguel, Edición y Estudio introductorio por María del
en el momento propicio seguirían el llamado de algún líder Refugio González, México, UNAM, 1993 (edición facsimilar) p. 169.
que propusiera formas de lograr su inclusión en el centro o Nótese que no se nombra a los indígenas, sin embargo, a éstos se les
consideraba menores de edad y, por tanto, requerían de un curador en
en el sistema social, de manera distinta a la experimenta- caso de ser procesados. Fue también necesario en el juicio a Secundino
da hasta entonces. Veamos ahora con detalle, a partir de Montes, que será visto más abajo.
nuestro grupo de estudio, qué aspectos de marginalidad 27
“Diligencias de la Junta de Seguridad de esta ciudad en la
vivían los indígenas desde el punto de vista jurídico, eco- demanda contra José Antonio de Anieva, Tiburcio Cortés y socios por
infidencia”, AHEZ, Serie Poder Judicial, Subserie Criminal Colonial, caja
nómico, social y cultural. 22, exp. 12, 88 fs.
28 “Autos de el capitán Marcos Baguez y Marco juez comisionado

para la averiguación de la causa de infidencia contra Rafael y José


25 María del Refugio Magallanes Delgado, Sin oficio, beneficio ni
Hermenegildo Serrano y socios, todos vecinos del pueblo de Saín Alto
destino. Los vagos y los pobres en Zacatecas, 1786-1862, Instituto [en adelante “Autos contra hermanos Serrano…”, AHEZ, Serie Judicial,
Zacatecano de Cultura/CONACULTA, Zacatecas, 2008, p. 27. Subserie Criminal Colonial, caja 21, exp. 16, 12 fs.

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ba de dos hermanos, Rafael y José Hermenegildo Serrano, por lo que pidió se nulificara el proceso y se les absolviera.
el primero de treinta y cuatro años y el segundo de cuaren- Además agregó que hubo irregularidades en la sumaria por-
ta, ambos casados y declarados católicos; José Morales de que la calidad de indios debió haber procedido con un cu-
veinte años, originario de la Hacienda de San Felipe; y Luis rador que autorizara su declaración, pues esta se tomó “por
Castañeda de treinta y tres, también casado. juez inhábil, y en estilo extraño a los reos”.34 También que “a
Los cuatro indicados argumentaron haberse alejado de más de ser indios y corresponderles otro juicio, según las Le-
su pueblo en busca de “unos asnos”. Las declaraciones, to- yes de Indias, que es el primer delito en el que se les coge, y
madas uno a uno como se debía, diferían en cuanto al tiem- que aunque estuviere probado fuere verdadero, lo permite la
po fuera de su pueblo, pues uno dijo que hacía quince días ley”. La parte más significativa para nuestro análisis es la del
que estaba fuera y otros que cuatro o cinco días; el prime- final, que refiere: “Mis partes están inocentes del delito que
ro de ellos, Rafael Serrano, indicó que se unió a los insur- se les imputa, y no hay más razón para otros, acaso con lu-
gentes por la promesa de paga de cuatro pesos diarios, pero ces, que para ellos ignorantes, para que se les perdone…”.35
que sólo habían permanecido con ellos cuatro días.29 Luis Por lo que reiteró la petición de que se les absolviera.
Herrera señaló que se salió de su pueblo sin las formalida- Finalmente, entre fines de octubre y principios de no-
des del caso —que eran avisar al delegado y gobernador de viembre de 1811, fueron liberados con la prevención de
los naturales de su pueblo— sin informar a nadie, que ha- que no cayeran en el mismo delito en el futuro, pues de ha-
bían llegado buscando a “los burros” hasta Fresnillo donde cerlo serían pasados por las armas.36
se enteraron por una mujer que Calleja estaba en Zacatecas En el mismo sentido de menores de edad fueron trata-
y que no él tuvo tratos con los insurgentes.30 dos otros enjuiciados como Pedro Zacatecas, Rafael y José
En su caso, Hermenegildo Serrano dijo que estuvieron Hermenegildo Serrano, José Morales, Luis Castañeda y Se-
cuatro días con el ejército insurgente, “haciendo guardia cundino Montes, a quienes por su calidad de indígenas les
en la plazuela de la Pirámide”, que les pagaban cuatro pe- tocaba un curador. A los cuatro primeros no se los propor-
sos diarios pero que al saber que venía Calleja se retiraron, cionaron, sólo al quinto.37
como muchos otros; agregaron que en la ciudad de Zaca-
tecas había gente del pueblo de Dolores, del Venado y de La menor capacidad de raciocinio
Colotlán.31
José Morales, quien al igual que Herrera negó primero Además de la minoría de edad, había el calificativo a todas
su participación con los insurgentes, por fin aceptó que sí luces reprobable de ignorantes o tontos, como motor de sus
lo hizo y que después se retiraron del ejército. Que sólo oyó acciones, atribuido por su misma condición de indios y au-
rumores sobre que los “cabecillas rebeldes” querían comi- mentado por la ingestión de bebida alcohólica.
sionar a alguien para ir a alborotar al pueblo de Saín Alto y Así, en varios casos de manifestación de expresiones
que sus habitantes fueran con el ejército insurgente a ata- sediciosas en estado de embriaguez y una vez aprehendi-
car a los españoles reducidos en Sombrerete, pero no sabía a dos y siendo enjuiciados, argumentaron disculpas debido a
quién le iban a dar el encargo. También agregó que entre la estar bajo los efectos del alcohol, como ocurrió con Secun-
gente con la que pudieron convivir esos días reconocieron a dino Montes, llamado el “meco” por ser “indio apache”, de
indios de Mesquitic.32 28 años de edad y de oficio panadero.38 La circunstancia
Una vez concluidos los interrogatorios a estos cuatro in- de esta persona nos permite enumerar este segundo aspecto
dígenas y declarada su culpabilidad, pues se consideró por
34 Ibid., fs. 9. El subrayado es mío.
las autoridades que “tomaron mercenariamente las armas 35 Ibid., fs. 9v.
en el partido de los insurgentes”, se pidió un curador dada su 36
Ibid., fs. 10.
calidad de indios.33 37
“Autos contra hermanos Serrano…”, AHEZ, Serie Poder Judicial,
El curador presbítero, Don Juan José Espinoza, argumen- Subserie Criminal Colonial, caja 21, exp. 16, ff. 7-9v. “Diligencia
tó la inocencia de sus clientes debido a la falta de pruebas, de Mateo Ruíz de Velasco alcalde ordinario de primer voto, contra
Secundino Montes por el delito de expresiones sediciosas en público
en estado de hebriedad [sic], 1812-1813” [en adelante “Diligencia
29 Ibid., fs. 2-2v. contra Secundino Montes…”], en AHEZ, Serie Judicial, Subserie
30 Ibid., fs. 3v. Criminal Colonial, caja 25, exp. 24, fs. 25. Especialmente en fs. 12v.
38
31 Ibid., fs. 4-4v. “Diligencias de Mateo Ruíz de Velasco alcalde ordinario de primer
32 Ibid., fs. 5v.
voto, contra Secundino Montes por el delito de expresiones sediciosas
en público estando en estado de hebriedad [sic].” AHEZ, Judicial,
33
Ibid., fs. 7-7v. y 8. Criminal, caja 25, exp. 24, 21 fs. El subrayado es mío.

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de marginalidad, pues al hacérsele a Montes cargo de los re- obstante, el reo permanecería tres meses en prisión, además
petidos castigos que ha recibido por el delito de embriaguez del tiempo ya transcurrido desde que inició el proceso, en
los cuales debería confesarse para poder pagar su culpa.
los quales lexos de corregirle de este como parece lo han em-
peñado más en su execución”; dijo “que conoce lo que ha La precariedad económica
distinguido en este vicio en el qual se precipitó desde que
le faltó el amparo del yndividuo que lo protexio, y [del que] Una tercera marca de marginalidad, quizá de las más impor-
fue su protexido, y fue su padrino para la recepción de las Sa- tantes, la encontramos en la precaria situación económica
gradas aguas del Bautismo.39 de muchos de estos individuos indígenas. Se habla de ella
cuando, por la coyuntura del momento, había quienes roba-
Su defensor argumentó que ban o hurtaban aquello que se sabía necesario para la subsis-
tencia, para su alimentación, es decir, el maíz. Precisamente,
[su] defenso profirió aquellas escandalosas expresiones, no muchas de las acusaciones lanzadas a aquellos procesados
fue dimanadas de afecto o adhesión al pésimo sistema de la como insurgentes estaban referidas al robo de cargas y fa-
Revolución ni tampoco a sus perversos promovedores sino negas de maíz,42 como fue hecho con Martín Morales, un
falto del uso de la razón y su entendimiento dominado de indígena de 20 años, soltero, vecino de Fresnillo, a quien se
las tinieblas del vino y privado por la fuerza de este de toda atribuyó el robo de maíz a un arriero. Él confesó: “que sí par-
sensación juiciosa y arreglado a justicia conforme a esta la ticipó de dos cargas de maíz que entre alguna plebe robaron
integridad de v. se hade [sic] servir mandar que juramenta- a un arriero que iba de tránsito movidos de su necesidad y
dos en forma y al tenor del siguiente interrogatorio declaren que esto fue antes [de] que entraran los insurgentes, y que
los testigos que al efecto presentase.40 le parece que todo el atajo se lo repartirían entre los que lle-
garon después.”43
Además de exculparlo por el vino ingerido, el defensor Esa misma situación fue la del indio Zeferino Varela,
utilizó esta calidad del acusado para defenderlo: quien también fue acusado de sustraer maíz.44
En uno de los casos más representativos de la margina-
Aunque es verdad que mi cliente es yndio y de nación apa- lidad económica de este sector, encontramos a Pedro Zaca-
che, su entendimiento es despejado, y el uso de la razón lo tecas, quien era un indígena del pueblo de Tlacuitalpan de
tiene bastantemente libre para disernir lo bueno de lo malo, esa provincia; tenía 21 años, era casado y se dedicaba a ser
tiene un talento mui perspicaz para conocer lo que le trae pintor. Se le aprehendió hacia el 12 de octubre de 1812 por
provecho, y lo que puede acarrearle daño, y por lo mismo no haber perpetrado un robo en el convento de San Agustín y,
se mezcló en la Ynsurrección. ¿Y un hombre de todos estos debido al clima que se vivía, se le acusó inicialmente de ser
conocimientos, sería creible tuviese el arrojo, de producir en insurgente, cargo que negó y no se le pudo comprobar.45
su juicio y entero conocimiento y a presencia del numeroso Sin embargo, debido a su delito bien evidenciado, pues el
pueblo que lo escuchaba expresiones cediciosas y subersi- sacristán dijo al alcalde ordinario de 1er. voto que se le ha-
vas, sin advertir que esto, indefectiblemente sería causa de bía encontrado escondido detrás “[…] del colateral del altar
su ruina y exterminio? No señor, sólo estando dominado de mayor y en su zurrón [llevaba] los dos quimilitos [sic], dos
la vevida pudo deslisarse en este exeso.41

42 AGN, Ramo Infidencias, diferentes volúmenes, diversos procesos


Como se advierte, en las palabras del defensor había una
a sujetos acusados de insurgentes.
asociación clara entre la condición racial y la capacidad de 43
“Contra Pablo Palos, Apolonio Piña, Agustin Garivaldo, Jose
entendimiento del bien y del mal. Bajo esa consideración, Ricardo Davalos y Martin Rosales” [“Contra Palos y socios”], AGN,
ser indio implicaba menor capacidad de discernimiento y Ramo Infidencias, vol. 13, ff. Exp. 9, f. 191. El subrayado me pertenece.
bien servía como argumento de defensa. Vemos pues que 44
“Diligencias de Juan Francisco del Hoyo, capitán comandante de
los dos atenuantes, su estado de embriaguez y su calidad las campañas de San Miguel y San Juan del Mezquital, contra Zeferino
Varela y Jose Esteban Zavala, por infidencia” [En adelante Diligencias
como indio, lo salvaban de ser severamente castigado; no contra Varela y Zavala”]. AHEZ, Serie Judicial, Subserie Criminal
colonial, caja 23, exp. 14.
45 “Diligencias de el alcalde ordinario de primer voto Cesareo Ruíz de
39
Ibid., fs., 7.
40 Ibid., fs. 9-10. Las cursivas son mías.
Velasco para la averiguación de el robo en la Iglesia del convento de San
Agustín de Pedro Zacatecas.” AHEZ, Judicial, Criminal Colonial, caja
41 Ibid., fs. 16-17v. Subrayado en el original.
25, exp. 19, 15 fs.

39
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velas y un trapo que acompañó a Vm.”.46 Por tanto, conti- penuria, la necesidad lo hizo tomar los diez y seis pesos del
nuó su proceso. dinero del sacristán.50
Pedro Zacatecas dijo haber delinquido debido a la pobre-
za en que se encontraba. De hecho, en principio aceptó el Exhortaba al señor Alcalde sobre la falta de recursos para
robo de cera que había efectuado, después reconocería que un miserable con familia pero sin fuentes de trabajo, pues ni
también sustrajo dinero de la sacristía.47 Su defensor, Don en las haciendas ni en las minas lo había. Sin jornal, en una
Gabriel de Arriola, contralor de la fábrica de tabaco, argumen- ciudad donde los víveres habían cuadruplicado sus precios,
tó la inocencia de su cliente, tanto por su condición de indio según dijo, “se hayan los miserables de la clase de mi defenso
como debido a su pobreza. En principio, dijo de él que: con una hambre implacable”. Además, comentó sobre la falta
de azogues el 27 de agosto, tan frecuente en la ciudad. Este
por serlo [se refiere a la calidad de indio de Zacatecas] de- caso extremo obligó a su cliente, en el argumento del defen-
bemos suponer escasas luces en Nuestra Santa Religión; por sor, a tomar los diez y seis pesos del sacristán. Finalmente,
tales hasta el día están declarados los indios, y por esto la pidió su libertad, pues consideró que el tiempo que llevaba
piedad de Ntra. Santa Madre Iglesia los tiene dispensados en prisión había sido suficiente castigo para el acusado; pidió
en muchas cosas de disciplina, y en algunos preceptos Ec- que quedara al cuidado del alcalde del pueblo de Zacatecas
cos. […] Este es un yndio noble por sus progenitores los con la consigna también de que le consiguiera una ocupación
quales por sus servicios, fidelidad, y amor al Rey N. S. se para que pudiera sostenerse junto con su familia.51
les concedió esta gracia y lo manifiesta el apelativo Zaca- Los diferentes casos de robo aquí expuestos, agravados
tecas. Este es un yndio que ha sabido conservar sus ilus- por la guerra, son muy explícitos de la falta de trabajo y la
tres timbres manteniéndose firme al Rey, y a la patria sin consiguiente pobreza que padecían los sectores populares
mezclarse ni él ni los de su pueblo con la actual insurrec- en Zacatecas, en particular los indígenas, y que los ubica-
ción, circunstancia tan recomendable que ella por si sola es ba en los límites, en el margen. Con esto no se quiere dar
suficiente contrastados con el delito cometido a reclamar la una justificación a su delito, pero sí que había situaciones di-
indulgencia.48 fíciles para ellos que los conducían a cometerlo.

Enseguida, el defensor pasaba a reflexionar sobre las Nuevo papel en la producción


verdades y promesas que seguramente habían escucha-
do los indígenas que obtendrían de parte de los insurgentes Un cuarto aspecto que sugiere la situación social que guar-
en caso de ganar éstos: “¿Qué prospecto tan halagüeño era daba el sector indígena, originada por los cambios que en
para los de su clase decirles que esas riquísimas tierras eran las nuevas relaciones de producción se estaban construyen-
suyas y ce las habían usurpado? ¿Qué tentación tan terri- do y que los marginaba, se refiere a su ejercicio dentro de
ble lo de ver exércitos levantados con este objeto?”49 Sobre los gremios artesanales. Un indio llamado José de la Rosa
todo, el defensor habló del porqué del robo cometido por Martínez, quien actuó como testigo en el proceso seguido a
Zacatecas: “para Arriola fue motivada por la necesidad y en uno de los infidentes criollos, José Antonio de Anieva, seña-
este caso”, arguía, “no hay delito”, pues: ló ser de “treinta y más vidas de edad” y, lo más interesante
y revelador, dijo ser de oficio: “zapatero singular”,52 expre-
En esta infeliz época (hablo de los que no han tenido parte sión con la que este sujeto manifestaba, con toda seguridad,
en la revolución) los ricos con mucho trabajo les quedó que que ya no pertenecía al gremio de zapateros —integrado
comer, y los que no lo eran casi están reducidos a la men- en su mayoría por indios a fines del siglo xviii en Zacate-
dicidad: este es el motivo para que únicamente se ocupen cas—; de hecho, a aquellos que no participaban más de ma-
aquellos cuyos oficios son absolutamente necesarios para nera formal en la corporación, se los nombraba intrusos o
pasar la vida: no es de esta clase el que tiene mi defenso, y rinconeros.53
por esto debemos considerarlo en un ocio inculpable y que
agotado ya todos los recursos en un tan dilatado tiempo de 50 Ibid., fs. 11v.
51 Ibid., fs. 11v.-12.
52 “Diligencias contra Anieva y Cortés”, AHEZ, Serie Poder Judicial,
46 Ibid., fs. 1.
47 Ibid., fs. 6v.-7 y 9.
Subserie Criminal Colonial, caja 22, exp. 12.
53
48 Ibid., fs. 10v.
El doctor René Amaro Peñaflores, especialista en temas de
gremios y trabajadores de Zacatecas de los siglos xviii y xix, nos ayudó
49
Ibid., fs. 10v.-11. Las cursivas son mías. a aclarar estos términos.

40
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La enunciación que de su propia actividad hace este tar seguros de que no sabían leer, pues como bien apunta
indio­ con la palabra “singular” da cuenta de su indepen- Dorothy Tanck,56 el aprendizaje de la lectoescritura se hacía
dencia, de su individualidad respecto del gremio, así como empezando por la primera, pues la segunda implicaba pro-
a la vez de la conciencia de su marginalidad; y esto es lo cesos más complejos a los que, por variadas razones de fue-
que merece la pena resaltarse, pues mientras aquella enun- ra del aula, ya no alcanzaban a llegar todos los iniciados en
ciación despectiva y peyorativa de “rinconeros” provenía de el aprendizaje de las primeras letras. Además, quizá también
quienes estaban en el centro del poder —los que consti- debamos considerar que se trataba todavía de una sociedad
tuían la corporación—, en cambio, la de “singular” es enun- de antiguo régimen en que la escolaridad no debió conside-
ciada por el propio sujeto económico nuevo, el que ya está rarse tan importante, sin embargo, insistimos, no saber escri-
fuera de esa corporación, en el margen. bir sí manifiesta un signo de marginalidad en tanto que había
En la misma dirección del anterior, aunque más referi- otro grupo minoritario que poseía el poder de la letra, de la
do a la situación que guardaban los individuos en cuanto a escritura. Con esto no queremos decir que esta población no
su lugar de adscripción, está la enunciación de Zeferino Va- haya sido atendida en el aspecto educativo por parte de las
rela, un “indio vago” de cincuenta años, “poco más o me- autoridades virreinales, pues como el resto de indígenas de la
nos”, a quien se le acusaba de ser insurgente. Varela declaró Nueva España la educación la recibían mediante la evange-
que sólo había acudido a la Hacienda de San Antonio con lización católica. Rasgo que debió ser común a todos a pesar
el fin de adquirir un poco de maíz, viendo a su regreso la de que la mayoría no declaró sobre este punto.
guerra que tuvieron los insurgentes con las tropas del capi-
tán Agustín de Yrazabal.54 Aquí, importa destacar la desig- ¿Marginalidad como motivación de adhesión a la
nación que se daba así mismo como “indio vago”, indicando insurgencia?
claramente que quizá ya no estaba más dentro de un barrio
o comunidad indígena, pero sobre todo, que ya no tendría Las situaciones de marginalidad en las que estaban ubicados
la capacidad de estar pagando el tributo que le era exigido. muchos de los indígenas procesados por infidencia pudieron
A otro indio, José Morales, quien tenía 20 años de edad haber incidido para orillarlos a participar del lado insurgente.
y era residente del pueblo de Saín Alto, se le preguntó por la Saber esto con exactitud resulta muy complicado, pues muy
licencia o pasaporte del gobernador de su pueblo, a lo que pocas veces externaron sus motivaciones reales o quizá la
respondió que no lo sacó “[…] por no ser costumbre pedir mayor parte de las veces nos ha impedido saberlo nuestra
licencia para salir del pueblo a los arrendatarios ‘como dice incapacidad para escuchar las voces de los de abajo presen-
lo es’”.55 tes en la gran cantidad de documentos indirectos en los que
Sin duda, solamente una nueva estructura políticosocial se manifestaron, como son los interrogatorios que les fue-
daría a estos sujetos el sitio nuevo que les correspondería y ron aplicados en procesos criminales, los que fueron guiados
que les evitara la situación de marginalidad que experimen- con toda seguridad por la represión, por la tortura.
taban en esos momentos. Sabemos igualmente que en la mayor parte de las oca-
siones los procesados por infidencia no aceptaban su cul-
La exclusión de las letras pabilidad, aun cuando hubiera todos los elementos que los
acusaran, y de esa manera nos dejaron también su silen-
El último aspecto que nos interesa destacar como caracte- cio. Se trata, pues, de declaraciones dadas en momentos
rístico de la marginalidad es el que tiene que ver con la fal- coyunturales por lo que las voces que podemos escuchar
ta de dominio de la escritura que parecen sufrir la mayoría son “indirectas”, porque además,estaban mediadas por el
de los indígenas de nuestro grupo, ya que éstos sólo firma- funcionario que tomaba y escribía la declaración. Por todo
ron su declaración con una cruz, “por no saber escribir”, como ello, acercarse al conocimiento más certero de esas moti-
era asentado por el escribano; sin embargo, no podemos es- vaciones no es sencillo.57 En ese camino, los acercamien-
tos que se han hecho incluso nos han llevado a atribuirles a
54 los sectores populares motivaciones, ideales e intereses que
“Diligencias de Juan Francisco del Hoyo, capitán comandante de
las campañas de San Miguel y San Juan del Mezquital, contra Zeferino
56 Dorothy Tanck de Estrada, “Historia geográfica de las escuelas
Varela y Jose Esteban Zavala, por infidencia”. AHEZ, Serie Poder
Judicial, Subserie Criminal Colonial, caja 23, exp. 14. para niños indígenas en los albores de la independencia”, en Alicia
55 “Autos contra hermanos Serrano…”, AHEZ, Serie Poder Judicial, Mayer y Miguel León-Portilla (coords.), Los indígenas en la insurgencia
Subserie Criminal Colonial, caja 21, exp. 16, ff. 2v.-3. El subrayado me y la revolución mexicanas, op. cit., pp. 217-231.
57 Van Young, op. cit., cap. xvi, pp. 551-619.
pertenece.

41
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no siempre tenían los sujetos. Aún hoy se hace, pese a que Los diferentes aspectos de marginalidad analizados
algunos estudios sobre la insurgencia o sobre movimientos aquí, la creciente mestización y los nuevos lugares que van
sociales nos han sugerido que cambiar el mundo y hacerlo ocupando los indígenas en la estructura productiva y social,
igualitario no fue siempre el interés de los sectores popula- mencionados por ellos mismos, reflejan un nuevo estatus
res que participaron en ese movimiento.58 de los individuos de este sector así como también el dina-
Sin embargo, un testimonio como el de Carlos Grego- mismo en que estaban insertos, que se muestra por la di-
rio, un indio de 20 años de edad y de oficio leñador, vecino versidad de oficios o ejercicios laborales que desempeñaban.
de Mexquitic, lugar donde se decía que “[…] se ha hallado Al fin de cuentas, también muestra la situación ambigua en
reconcentrada la maldad”, nos permite avizorar otro pano- que iban siendo colocados: entre una legislación todavía vi-
rama. Gregorio contó que se fue con los insurgentes enca- gente que les procuraba aun la “protección” como menores
bezados por Ignacio Rayón rumbo a Saltillo, por la promesa de edad y una realidad nueva que les iba exigiendo recolo-
que le fue hecha de pagarle —como lo hicieron— 4 reales carse en el mundo laboral, político, social y cultural.
diarios. Sin embargo, no era todo en este caso, pues Carlos En otras palabras, los problemas de desarticulación
Gregorio confesó haberse incorporado porque “pensó que social observados en un espacio geográfico como el de
[…] lo que hacían era una cosa buena […] y que no creía Zacatecas permiten comprender cómo los factores de mar-
que hacía mal ni que ivan en contra de la República ni de ginalidad que alteraban la estructura social en determinados
su Rey”.59 momentos de crisis, pudieron conducir a los marginados a
En esta confesión aparece clara la idea del bien que, dar una respuesta violenta que se tradujo en levantamientos
podemos especular, algunos creyeron que se hacía con el o movilizaciones contra el poder establecido como, en este
levantamiento insurgente, así como —¡ojo!— el reconoci- caso específico, en la adhesión de muchos de ellos a la in-
miento del propio raciocinio cuando Carlos Gregorio men- surgencia o a cualquier otra cosa que simplemente les daba
cionó que él “pensó que…”, afirmación que sugiere que no un lugar de protesta, una sensación de inclusión y pertenen-
sólo había en estos individuos motivos orientados por la cia, así como posibilidades de canalizar su resentimiento. Es
presión, el miedo o el interés material como causas o razo- decir, se sugiere que más que a un proyecto insurgente, los
nes de su adhesión a la insurgencia, y no porque esto último indígenas de Zacatecas se aliaron a una protesta durante
fuera algo que rechazaran sino porque también manifesta- mucho tiempo reprimida pero sin proyecto.
ban otro tipo de ideales.
No tenemos muchas declaraciones como la anterior, sin Fuentes documentales
embargo, ésta nos muestra que había para algunos una in-
tencionalidad, una motivación de buscar algo mejor al adhe- AHEZ Archivo Histórico de Zacatecas
rirse a la guerra. Serie Judicial, Subserie Criminal Colonial
AGN Archivo General de la Nación, México
Conclusiones Ramo Infidencias

A partir de 1820 fue reprimida por completo la insurgen- Bibliografía


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58
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Indios, mulatos y negros del sur en la coyuntura constitucional de
1820

Doctor Eduardo Miranda Arrieta1

Introducción cipación, se avivó un nuevo discurso político que promovía


nuevas formas de relaciones sociales y políticas.
En los años finales del dominio español, la mayoría de los
asentamientos humanos en las regiones del sur de México, Los pueblos del Sur, su participación en la guerra
Michoacán y Puebla —ya fueran cabeceras, repúblicas, su-
jetos o subalternos— estaban considerados administrativa- Los indios pertenecían a comunidades indígenas corporati-
mente como pueblos de indios. Sin embargo, dentro o cerca vas con derechos y obligaciones hacia el gobierno español.
de estos pueblos existían habitantes de otras castas, prin- Estaban obligados a pagar tributo a la Corona, con atribución
cipalmente mulatos y negros. De acuerdo a la matrícula de de recibir y conservar para su usufructo tierras que mante-
tributos del reino de la Nueva España de 1797 a 1804 exis- nían colectivamente. El derecho a la tierra estaba vinculado
tían distribuidos en los partidos de Acapulco, Chilapa, Taxco “al estatus de residente de un pueblo como vasallos tribu-
(Iguala), Tixtla, Zacatula, Tlapa, Huimeo (Huetamo), Tetela tarios del Rey”.3 Por lo tanto mantenían la condición políti-
del Río e Igualapa, alrededor de 28 000 indios tributarios y ca de los pueblos y su identidad como súbditos que debían
4 241 negros y mulatos libres tributarios. Pero es de hacer- de tributar al soberano. Margarita Menegus menciona que
se notar que en los partidos de Igualapa (en la Costa Chica) “el tributo­ impuesto a los naturales fue de carácter perso-
y en el de Acapulco había una población total de más de 10 nal y por individuo entre los 18 y 60 años de edad”.4 Para
500 mulatos, negros y “pardos”.2 Las cifras revelan una can- el gobierno interno de los pueblos, los indios estaban orga-
tidad predominante de indios en la cuenta total por parti- nizados en Repúblicas, con una división administrativa ba-
dos, pero le siguen en importancia numérica la gente de piel sada en pueblos cabeceras donde a los señores naturales
obscura concentrada fundamentalmente en la costa del mar —indios principales o caciques— se les otorgó, a menudo,
Pacífico. Ciertamente estos habitantes contabilizados convi- el cargo de gobernador con la función principal de recoger
vían con otros grupos sociales principalmente mestizos y es- el tributo real de su jurisdicción, para después remitirlo al al-
pañoles, pero el número de éstos era más reducido en los calde mayor, un español residente en las principales pobla-
territorios del sur de las mencionadas intendencias. ciones administrativas; los gobernadores también ejercían
El presente estudio centrará su atención en los dos gru- otras funciones importantes como era el de administrar las
pos poblacionales cuantitativamente predominantes, no tierras a los campesinos y servían como los portavoces más
sólo porque ellos compartieron un territorio y formas de sub- importantes de la administración real en el campo.5 A las ca-
sistencia comunes mediante el cultivo de la tierra y la explo- beceras de las Repúblicas estaban sujetos varios pueblos o
tación de otros recursos naturales, sino porque mantuvieron estancias, con gobierno propio pero subordinados a los go-
una convivencia delimitada por marcadas diferencias socia- bernadores; tenían que cumplir obligaciones de trabajar en
les, políticas y administrativas fijadas por el Estado español, las cabeceras realizando trabajos comunales, asistir a su igle-
las cuales tendrán repercusiones y expresiones diversas du- sia, participar en las fiestas de sus cofradías y enterrar a sus
rante el proceso de lucha por la Independencia mexicana,
sobre todo en el año de 1820 cuando se hizo vigente nue- 3
Guardino, Peter, Campesinos y política en la formación del Estado
vamente la Constitución española, derogada por el monarca Nacional en México. Guerrero, 1800-1857, Gobierno del Estado
Libre y Soberano de Guerrero, LVI Legislatura de Guerrero, Instituto de
Fernando VII seis años atrás. En ese año, previo al de eman- Estudios Parlamentarios Eduardo Neri, México, 2001, p. 61.
4 Menegus, Margarita, “Alcabala o tributo. Los indios y el fisco (siglo

xvi al xix). Una encrucijada fiscal”, en Jauregui, Luis y Serrano Ortega,


José Antonio (coordinadores), Las finanzas políticas en los siglos xviii-
1 Instituto de Investigaciones Históricas, UMSNH xix, Instituto Mora/El Colegio de Michoacán/El Colegio de México/
2 Gerhard, Peter, Geografía histórica de la Nueva España 1519- Instituto de Investigaciones Históricas-UNAM, México, 1998, p. 110.
5 Guardino, Peter, op. cit., p. 63.
1821, UNAM, México, 1986, pp. 41 y 155.

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muertos en sus cementerios. Muchos pueblos buscaron se- bastante dinámica, donde muchos de ellos no sólo alcan-
pararse de sus cabeceras, pues el lograrlo, al alcanzar la ca- zaron su anhelada libertad convirtiéndose en tributarios del
tegoría de cabecera, los dotaba de autonomía, con iguales Rey,8 sino que desempeñaron diferentes actividades: como
representantes en su gobierno interno y las mismas atribu- campesinos productores de algodón que cultivaban en tie-
ciones administrativas. En las regiones del Sur había pueblos rras que arrendaban a prósperos hacendados, como comer-
cabecera cuya población fluctuaba entre 20 y 100 familias.6 ciantes o agentes comerciales para tratar los productos que
Esta inquietud de tener gobierno propio será una tenden- venían en las embarcaciones provenientes de otros reinos y
cia duradera con significativas manifestaciones en los años de Asia, como administradores de correo (caso concreto el
de las novedades preceptivas. En esta caracterización gene- del mulato Francisco Eustaquio Tabares “uno de los hom-
ral debemos decir que la Corona otorgó títulos de propiedad bres nativos más acomodados y de mayor influencia en el
de las tierras al gobierno de los pueblos o Repúblicas. Mu- puerto de Acapulco”), y como milicianos incorporados a los
chos de ellos (con sus caciques) frecuentemente arrenda- cuerpos de milicias que se conservaron en la costa del Pací-
ron a propietarios, hacendados y otros habitantes parte de fico. Sobre esto último George Reid menciona que “la alta
ellas, cuyo recurso sirvió para financiar sus fiestas o necesi- sociedad dentro de la comunidad negra y mulata libre era el
dades comunitarias. Fueron frecuentes en la composición de servicio como oficial en la milicia colonial”; añade que en di-
las propiedades en el campo los pleitos legales por límites de cho servicio tenían la oportunidad de recibir una pensión, la
tierras con vecinos hacendados y rancheros. exención tributaria o el acceso a tribunales militares, pero lo
Por su parte los negros y mulatos era un grupo social más importante para ellos era “la oportunidad de vestir el
que para los estudiosos resulta más difícil definir en cuan- uniforme del rey, y ser así parte del aparato estatal colonial”.
to a su condición social, política y administrativa. Ellos po- Es decir, el ejército era la institución más importante para
blaron las regiones del Sur de la Nueva España regularmente mejorar su condición y prosperar entre los negros.9
en su condición de esclavos. Fue en la región de Costa Chi- Es importante señalar que en el territorio sureño (con
ca (Partido de Igualapa) donde hubo una mayor concentra- características geográficas y topográficas especiales por
ción de esta población. Unos pocos españoles establecieron lo irregular de sus terrenos y sus grandes montañas) los
haciendas de ganado y de cacao para trabajarlas y, ante el núcleos­ poblacionales eran diversos no sólo en su tama-
derrumbe de la población indígena que se vio diezmada por ño sino en su composición interna. Si bien cuantitativa-
las epidemias, “se trajeron esclavos negros”; posteriormente mente se pueden identificar pueblos de tamaño reducido
estos lugares fueron poblados también por “negros y mula- y otros de mayor densidad, lo importante es distinguir que
tos libres o cimarrones [que] se establecieron a lo largo de había asentamientos con grupos poblacionales compac-
la costa” (hasta la Costa Grande) donde se observaban dis- tos (es decir sin mezcla o presencia de otras castas),10
tintas características fisonómicas de modo a ser considera- si bien lo predominante fue la presencia de pueblos
dos, en las estadísticas, como “pardos” o “no indios”.7 Desde donde convivían personas de todas las castas, principalmen-
los inicios de su presencia en Nueva España los africanos y te indios y mulatos negros. Este fenómeno de convivencia
sus descendientes, por su estatus político y social, vivieron fue producto de la correspondencia económica que existió
bajo las más severas restricciones e inhabilitaciones. Era difí- entre los pueblos de indios dueños de la tierra y los demás
cil para ellos acceder a ocupaciones de carácter no manual o habitantes que no la poseían. Así como existen evidencias de
inclusive ejercer algún oficio de prestigio como la herrería, se que los negros y mulatos adquirían compromisos de arren-
les prohibía llevar armas blancas por ser considerados ame- damiento en las tierras de prósperos propietarios, también
nazas potenciales en contra del buen orden, estaban obliga- se puede percibir que muchos de ellos arrendaban las tierras
dos a mantener un buen comportamiento con el resto de la
sociedad y nunca gozaron de autonomía frente a los pueblos 8
Margarita Menegus observa que muchos negros y mulatos
principales. Sin embargo, frente a estas leyes restrictivas del pagaban tributos y que no estaban exentos del pago de alcabala, por
Régimen de Castas, ahora sabemos que la población negra lo cual debían cumplir con una doble tributación. Margarita Menegus,
op. cit., p. 116.
fue alcanzando relativos logros para suplantar esta su condi- 9
Reid Andrews, George, Afro-Latinoamerica 1800-2000, Vervuert
ción social. En las regiones del Sur se percibe una población Iberoamericana, Madrid, 2007, pp. 84-85.
10 Podemos ubicar pueblos con habitantes predominantemente
6 Dehouve, Danièle, Historia de los pueblos indígenas de México.
indígenas en la región de la Montaña. Pero cerca de Acapulco también
Entre el caimán y el jaguar. Los pueblos indios de Guerrero, CIESAS/ los había como es el caso de Tixtlancingo. En la Costa Chica, por su
INI, México, 1994, p. 123. parte se podían observar algunos pueblos cuyos habitantes eran
7 Gerhard, Peter, op. cit., pp. 41 y 155.
principalmente negros y mulatos.

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de los indígenas, vivían en ellas o en los pueblos y adquirían nes que mantenían como funcionarios de la Real Hacienda y
ciertos compromisos de vecindad con ellos, pero sin poder como oficiales al mando de milicias (desplazando a oficiales
acceder a su gobierno. Ello contrajo ciertas inquietudes y dis- nativos) los puso en una condición de frecuentes confronta-
crepancias internas de los pueblos sin grandes consecuencias ciones y escasa cordialidad. Había en el fondo del ánimo de
para la autoridad virreinal. los pardos cierto malestar contra el “mal gobierno” de los ga-
Frente a los eventos políticos que iniciaron en 1808 y chupines. Cuando se supieron en el puerto los acontecimien-
que se prolongaron por más de una década acompañados tos de la ciudad de México, José Mariano Tabares invitó al
de frecuentes y duros levantamientos armados en la Nue- teniente Luis de Calatayud para formar “un partido” en con-
va España, la población indígena como la mulata y negra tra de los pocos europeos que vivían en Acapulco “que eran
tuvieron un ostensible y continuo protagonismo en las re- unos usurpadores” y que estaba bien “acabar con ellos”. El
giones del Sur. Se hicieron advertir, sin embargo, variantes historiador Jesús Hernández, quien es el que nos proporcio-
significativas de comportamiento no sólo entre los veci- na esta interesante información, no sólo menciona la efecti-
nos cercanos, sino también entre los propios de su sangre. vidad informativa de los propósitos conspirativos de Tabares
Para precisar esta realidad, historiadores como Peter Guar- sino que nos detalla los lugares donde llegó a reunirse con
dino han podido identificar una regionalización que muestra otros implicados, las visitas que realizó a pueblos cercanos
la inclinación que tuvieron los habitantes del Sur hacia los para que se le unieran y los posibles vínculos que había esta-
bandos insurgente o realista en la guerra por la Independen- blecido con individuos conspiradores de la ciudad de México.
cia. Pudo percibir que en la mayor parte del territorio sureño, Además de mostrarnos parte de su ideario político al declarar
donde el cura insurgente José María Morelos mantuvo una Tabares su deseo de que con el tiempo habrían de mandar los
gran presencia militar, los pueblos tuvieron una mayor prefe- negros siendo gobernador del puerto un criollo, también des-
rencia en apoyar a las fuerzas independentistas, con excep- cubre en sus expresiones su deseo de que este reino quedase
ción de los habitantes de la Costa Chica (donde sabemos independiente o se coronase Rey en estas tierras. A Tabares
se concentraba­ un importante número de población mula- se le abrió un proceso judicial en su contra, pero al parecer
ta y negra con oficios de milicianos al servicio del Rey) que fue sobreseído porque en el mes de noviembre de 1810 en
apoyaron a los realistas. Desde luego, en estas diferencias que Morelos puso sitio al puerto de Acapulco se hallaba den-
de conductas se perciben muchos factores que tienen que tro de las milicias de la Costa Chica (del partido de Igualapa)
ver con la condición y posición social en que se encontraban, ostentando el grado de capitán; las milicias eran comanda-
con los agravios y problemas que tenían, con las formas en das por el realista Francisco París. Cuando estas fuerzas se
que fueron seducidos u obligados a participar en las armas, enfrentaron al ejército de Morelos en las inmediaciones de
con los mecanismos de lealtad que existían entre dirigen- Acapulco, Tabares, como alcance de su conducta anterior,
tes criollos hacendados y los pobladores y, sobre todo, con desertó de las filas realistas y se incorporó a las fuerzas in-
la capacidad que tuvieron las personas de percibir las orien- surgentes. Sin embargo su participación con este grupo es-
taciones políticas que podrían beneficiarles o perjudicarles de tuvo llena de dificultades fruto de sus ambiciones y crecidas
acuerdo a sus necesidades y motivaciones rectoras. propensiones, por sus diferencias con los líderes insurgentes
Las acciones políticas y armadas de los pueblos de in- y porque sus resentimientos con los blancos (incluyendo al
dios, mulatos y negros iniciaron desde muy temprano en el mismo Morelos) nunca desaparecieron.11
Sur; es decir cuando corrió la noticia de la aprehensión vio- Ciertamente José Mariano Tabares reúne un ejemplo
lenta de varios criollos y de la deposición del virrey José de singular del comportamiento de los mulatos y negros que
Iturrigaray acaecidas en la ciudad de México en septiembre habitaban en la costa. En sus correrías contó con poco éxito
de 1808. En el puerto de Acapulco hubo una conspiración pues nunca llegó a estimular a otros hombres de su misma
impulsada por el mulato José Mariano Tabares. Hijo del ad- condición de casta en los pueblos vecinos de la Costa Gran-
ministrador de correos Francisco Eustaquio, había nacido y de para obtener apoyo en sus pretensiones. Estos vecinos
crecido en el puerto y posteriormente consiguió el mismo trabajaban como arrendatarios en las tierras de prominentes
empleo de su padre cuando aquel enfermó. En Acapulco los
pocos peninsulares no mantenían una “precisa armonía” con 11 Hernández Jaimes, Jesús, “Cuando los mulatos quisieron mandar:
las personas de piel obscura, en su mayoría pardos (algunos insurgencia y guerra de castas en Acapulco, 1808-1811”, en Garza
se registraban como criollos por ser hijos de español casado Grimaldo, José Gilberto y Bustamante Álvarez, Tomás (coordinadores),
Los sentimientos de la Nación. Entre la espada espiritual y militar y
con mujer parda). La población blanca llegó a competir con los orígenes del estado de Guerrero, Editora Laguna, LVI Legislatura de
los comerciantes pardos del puerto; además, las distincio- Guerrero, México, 2001, pp. 141-172.

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hacendados y comerciantes criollos (como lo eran los Galea- de ser otros, de alcanzar una mejor condición social que sí
na) y desestimaron cualquier iniciativa solidaria con Tabares gozaban sus vecinos indios, estuvieron siempre presentes en
que los invitaba a asesinar a todos los blancos. Es necesa- la mentalidad de esta gente que buscó abandonar su condi-
rio explicar que la condición y situación de estos campesi- ción de marginación que le era impuesta.
nos era muy distinta a la que prevalecía en Acapulco; si bien Las condiciones y las reacciones de los pueblos frente al
guardaban resentimientos contra los gachupines, mantenían movimiento armado por la independencia tuvieron sus pro-
un trato muy cercano y nada hostil con sus arrendadores no pias particularidades. En las regiones del Sur se impuso una
sólo porque gozaban de su protección y buen trato (“pater- tangible diversidad de expresiones que complican su conoci-
nalista”), sino porque eran los soldados de las milicias que miento durante este proceso. Desde antes de que Morelos
se instituyeron para la defensa del litoral y al frente estaban llegara a la costa del Pacífico, ya habían existido movimien-
los Galeana con títulos de subtenientes. El éxito de Morelos tos armados indígenas en la zona de Iguala y Tepecuacuilco,
en la Costa Grande fue precisamente el de convencer a es- los cuales fueron duramente combatidos y sometidos por las
tos oficiales de las milicias que tenían tras de sí a un núme- fuerzas realistas. En las regiones de Taxco también se levan-
ro importante de campesinos milicianos que les eran leales. taron varios pueblos volviéndose insurgentes. Los motivos
Ciertamente, el subdelegado de Tecpan (centro poblacional pueden ser muy variados e iban desde posibles conexiones
más grande de la zona), cuando conoció la noticia de que secretas entre arrieros y gobernadores contra el mal gobier-
un cura de Michoacán se aproximaba reclutando gente de no, hasta resentimientos y disgustos derivados de la pobre-
los pueblos, quiso juntar una fuerza de apoyo entre los in- za, la escasez de alimentos y el odio a los gachupines. Este
dígenas pero éstos no lo siguieron. Sólo lo hizo una compa- sentimiento de rencor hacia los españoles en realidad se en-
ñía de milicianos mulatos que lo acompañaron en retirada contraba extendido en la mayoría de los pueblos sureños. En
rumbo a Acapulco; al llegar al puerto éstos solicitaron auto- la Tierra Caliente hubo expresiones muy claras en contra de
rización para volver a sus casas y enseguida se unieron a los ello, pero sus habitantes también se encontraban disgusta-
insurgentes. Esta vacilación de los mulatos de las milicias re- dos con las autoridades virreinales porque fueron privados
sulta, para Guardino, “algo raro en la Costa Grande” porque del control de sus bienes de comunidad y de sus cajas donde
descubre que otras milicias de la región y otros lugares cer- guardaban recursos sobrantes para sus fiestas o necesidades
canos (como las que dirigían los hermanos Bravo) se pasa- colectivas.14 La mayoría de los comunicados que salieron de
ron al bando de Morelos relativamente más rápidamente.12 las plumas de los dirigentes insurgentes mantenían este mis-
Pero como veremos, pueden existir algunas razones que ex- mo tono retórico de odio a los gachupines.
pliquen tal comportamiento. Pero también no todos los pueblos del Sur apoyaron
Situación diferente se vivía en la Costa Chica donde la a los insurgentes. En Tixtla un buen número de indígenas
mayoría de la población mulata y negra, como dijimos, se de los lugares circunvecinos estuvieron con el comandan-
mantuvo fiel al orden establecido y a la Corona durante el te realista Joaquín Guevara para hacer frente al ejército in-
proceso de lucha por la Independencia. Incorporados en las surgente comandado por Morelos que se encontraba en
milicias se encontraban bajo el mando de Francisco París, fiel Chilpancingo dispuesto a tomar la plaza junto con la fami-
realista que defendió la región de su mando de las incursio- lia Bravo y sus peones milicianos. Luego del triunfo insur-
nes insurgentes junto con sus milicianos mulatos y negros.
El hecho de que París haya conservado la fidelidad de sus 14 Sobre el asunto del tributo que la historiografía ha colocado como
tropas a la Corona era porque frecuentemente las había apo- una carga impositiva hacia los pueblos (que es menos visible como
yado como subdelegado en la obtención de excepciones al resentimiento en los pueblos del Sur) hay que decir que desde mayo
de 1810 el virrey Venegas determinó suprimirlo, y el 5 de octubre
pago de tributo. Esta percepción que es la menos abstracta del mismo año hizo extensiva dicha abolición tributaria a los mulatos,
por su base documental,13 se podría complementar con otra negros y demás castas. Por iniciativa de Morelos, los insurgentes
que tiene que ver con lo dicho arriba; es decir que la milicia también decretarían la supresión del tributo. Al respecto dice Menegus
que la abolición del tributo personal “tenía claras implicaciones políticas
otorgaba a los mulatos y negros la posibilidad de mantener que apuntaban hacia una restructuración de la sociedad novohispana”
un estatus diferente al que le otorgaban las leyes coloniales. que “se traducía en sí mismo en un principio de igualdad política
Dentro de las milicias podían alcanzar un rango superior en entre los miembros de la sociedad americana”. Desde entonces “nadie
pagaría ahora un impuesto personal, sino únicamente los tributos
la estructura social al que estaban destinados. Estos anhelos considerados reales o indirectos”. No obstante esta igualación política
y fiscal que habían aceptado los diputados de las Cortes de Cádiz, se
12 Guardino, Peter, op. cit., p. 96.
mantuvo la distinción racial en cuanto al acceso a la propiedad a que
“legítimamente podían aspirar unos y otros”. Menegus, Margarita, op.
13 Ibid., p. 102.
cit., pp. 122-125.

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gente varios indígenas que defendieron la plaza se pasaron juicio compartido del odio a los gachupines, pero esta idea
a las tropas de Morelos. Los pueblos cercanos de la Monta- primigenia pronto se habría de entrelazar con otras ideas
ña mostraron por su parte una actitud ambivalente ante los más que encauzaron la legitimidad del gobierno insurgente.
acontecimientos armados que se estaban suscitando en las Los jefes revolucionarios proveyeron a los pueblos no sólo
cercanías. Pero cuando los insurgentes comenzaron a des- de representación política en las áreas que dominaban, sino
plazarse hacia esta zona, los indígenas (que eran un gran nú- también impulsaron un discurso político que alcanzó de al-
mero) les dieron su apoyo. gún modo el seno de las poblaciones, inclusive de los no in-
Ciertamente, no podemos generalizar que el respaldo dios. Las ideas de libertad e igualdad fueron constantemente
hacia los insurgentes en este y otros lugares surgió de una difundidas por los dirigentes insurgentes.17 Pero sin duda
espontaneidad determinada por una convicción o acuer- tuvieron mayor proyección cuando se buscó dar un mayor
dos dentro de sus comunidades, sino que se perciben casi cauce doctrinario a sus instituciones de gobierno, es decir, a
siempre elementos de coacción de parte de los ejércitos en partir de la instalación del Congreso de Chilpancingo en sep-
campaña. Los insurgentes en su paso por los pueblos po- tiembre de 1813, el cual emprendió la elaboración y la con-
dían imponer su autoridad, inclusive dejando agentes admi- secución de una Constitución liberal y republicana.
nistrativos y militares, pero tan luego como se presentaba Desde entonces la dirigencia insurgente que buscaba
una fuerza más grande defendiendo el orden establecido, los construir (y no sólo destruir) un nuevo sistema de gobier-
indígenas volvían a ese orden. Es decir, los pueblos actua- no, una nueva estructura administrativa y de fiscalización,
ron según las oportunidades y las acciones de ambas fuerzas emprendería, sin embargo, un curso paradójico: el de verse
y tanto insurgentes como realistas emplearon la coerción y dotado y fortalecido por una serie elementos preceptivos
exigieron por la fuerza la lealtad de sus habitantes. Este am- y de órganos ejecutores (el Congreso y la Junta Subalter-
biente complicado para los pueblos prevaleció durante toda na), y el de ir acumulando fracasos militares tanto como
la década de 1810 en que se mantuvo la guerra.15 Para el problemas internos, que dificultaron su objetivo primordial
año de 1818, por ejemplo, los indígenas de la Tierra Caliente de alcanzar la Independencia. Pero también descuidaron (o
manifestaron a la representación insurgente, en un tono de fueron para ellos más difíciles de sostener) los ejes de re-
desilusión, que “apetecerían más bien [seguir con] el yugo lación con los pueblos para conservar las lealtades. Ante
de los gachupines que esa libertad que diariamente se les de- tales circunstancias, los jefes insurgentes más comprome-
canta y nunca disfrutan”.16 tidos emprendieron, más allá de un campaña militar (don-
Esta última expresión contiene elementos interesantes de siguieron presentes los elementos coercitivos), toda una
de análisis. Por un lado puede mostrarnos la reacción am- cruzada de persuasión que atenuara la desilusión de los
bivalente de los indígenas frente a los acontecimientos de pueblos indígenas que les brindaban apoyo.18 Además de
la guerra y las fuerzas armadas en combate, pero por otro acudir a los pueblos para dialogar con los representantes
nos revela con mucha claridad el grado de persuasión po-
17
lítica que profesaron sobre ellos los dirigentes insurgentes. Las palabras libertad e igualdad se encuentran explícitas o
implícitas dentro del bando que mandó hacer Miguel Hidalgo aboliendo
Si los pueblos indígenas marcaron esa tendencia de apoyar la esclavitud, en los Elementos Constitucionales de Ignacio López
a los insurgentes se debe precisamente a que se fueron esta- Rayón, en los Sentimientos de la Nación y otros documentos que se
bleciendo compromisos comunes de percepción política. El hicieron públicos de José María Morelos. Ellos hablan de proscribir la
esclavitud, de alcanzar la libertad política (eliminando el gobierno
ánimo de los pueblos indígenas pudo exaltarse mediante un monárquico y estableciendo uno liberal), de permitir la libertad de
imprenta, de lograr una mayor igualdad: extinguiendo la distinción
de castas, procurando que las leyes generales comprendieran a
15
Para complementar la información de este y el anterior párrafo todos sin excepción de cuerpos privilegiados y aprobando que en los
véase: Escamilla, Juan Ortiz, Guerra y gobierno. Los pueblos y la “pueblos y repúblicas hagan sus elecciones libres que no las coartarán
independencia de México, Universidad Internacional de Andalucía/ a determinada persona, aunque pueda representar con prueba la
Universidad de Sevilla/El Colegio de México/Instituto de ineptitud del electo”.
Investigaciones Históricas Doctor José María Luis Mora, España, 1997; 18
La desilusión de los indígenas con el movimiento impulsado y
Peter Guardino, op,cit., pp. 87-141; Miranda Arrieta, Eduardo, Historia sostenido por los insurgentes se debe a que eran ellos precisamente
de los pueblos indígenas. Entre armas y tradiciones. Los indígenas los que resentían los efectos de la guerra (perdiendo sus cosechas, sus
de Guerrero en el siglo xix, CIESAS/Consejo para el Desarrollo de los ganados y a las mismas personas del pueblo). Por ejemplo, Vicente
Pueblos Indios/Universidad Michoacana, México, 2006, pp. 99-122; Guerrero presumía de su influjo entre los pueblos de la mixteca y la
de este último autor véase también el libro Nicolás Bravo. Acción montaña, pero también llegó a reportar que los pueblos muchas
y discurso de un insurgente republicano mexicano, 1810-1854, veces expresaron desánimo y no se mostraron muy atentos a seguirle
Universidad Michoacana, México, 2010. brindando apoyo. Por eso, cuando se emprendió una fuerte campaña
16
Archivo General de la Nación (AGN), Operaciones de Guerra, Vol. militar realista en su contra no logró sostenerse y dejó la región para
911, años de 1818-1819. trasladarse a la Tierra Caliente.

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mantuvieron desde sus trincheras una comunicación cons-
tante motivándolos a defender la patria, a sacudirse el yugo Vicente Guerrero refrendó este sentir político en otros
tirano del enemigo opresor y a ultimar a los gachupines discursos que dirigió a los pueblos y a los cuerpos de re-
avarientos, soberbios y sediciosos. presentación insurgente. Sin embargo, en el año de 1820,
Estos fines políticos se proyectaban hacia los pueblos cuando se restableció la Constitución española, las cosas
con relativa eficacia, porque coincidían con sus resentimien- habrían de variar en alto grado. Los pueblos sureños (indios,
tos y animosidades. Sin embargo, el esfuerzo insurgente por mulatos y negros) fueron lo suficientemente perceptivos de
reactivar la interrelación con los pueblos continuó, pero con este momento político y empezaron a actuar de acuerdo a
un nuevo repertorio político recogido del propio código cons- sus circunstancias y conveniencias, lo que hizo más difícil
titucional que habían elaborado en el año de 1814. Es decir, a los insurgentes el sostenimiento de su proyecto político.
en el discurso de los insurgentes empezó a surgir el concep-
to de nación y no de reino, el de ciudadano y no de súbdito, Los pueblos del Sur en el año de 1820
el de república y no de monarquía, el de americano y no de
español, etcétera. Si bien algunos de ellos eran ya expresa- Uno de los insurgentes más perseverantes después de la
dos desde los inicios de la guerra, a partir de la instalación del muerte de Morelos, que sostuvo con ahínco la idea de la In-
Congreso y la sanción de la Constitución, que mantuvieron y dependencia de estos territorios americanos y que sustentó
aplicaron los cuerpos de representación insurgente, tendrán una política invariable hacia la propuesta constitucional re-
un sentido más profundo y sensible ante la derogación de publicana, fue sin duda Vicente Guerrero. Junto y alrededor
la Constitución liberal española y el restablecimiento de la de él, naturalmente, actuaron muchos otros dirigentes (Ni-
monarquía absoluta de Fernando VII. Es decir, se originó un colás Bravo, Ignacio López Rayón, Juan Álvarez, José Ma-
discurso con preceptos políticos que marcaban un derrote- nuel Izquierdo, Pedro Ascencio Alquisiras, José María Ayala,
ro hacia la proyección de un sistema republicano versus un Pablo Campos, Montes de Oca, los Ortizes, Mongoy, Bedo-
sistema monárquico. Este fue el nuevo sentido de orienta- lla y otros más) que estuvieron subordinados (algunos con
ción política que buscó instruir la dirigencia insurgente hacia limitada obediencia) a un órgano de gobierno: la Junta Sub-
los pueblos que les brindaban apoyo en las regiones del Sur: alterna, la cual defendió como eje de su política y autoridad
se quería la libertad y la independencia pero variando sus- la Constitución de Apatzingán de 1814.20 Ciertamente, las
tancialmente el sistema de gobierno que estaba vigente. Por evidencias documentales nos muestran que tanto el cuerpo
ejemplo, Vicente Guerrero siendo comandante en jefe de las de representación como cada uno de estos jefes insurgen-
plazas de Tlapa, Chetla, Izúcar y Acatla, en 1815 se dirigió a tes proveyeron y mantuvieron en los pueblos donde opera-
esos habitantes diciéndoles lo siguiente: ban un discurso que mostraba esta tendencia constitucional.
Para ser más explícito a lo ya dicho arriba, se dirigían a ellos
Tengo la gloria de haber prestado juramento a la sabia —por medio de cartas, manifiestos y proclamas— llamán-
Constitución del verdadero Supremo Gobierno Americano dolos “ciudadanos” o “amados compatriotas”; les hicieron
[…] a fin de que se atiendan como se requiere la justicia saber que los insurgentes habían prestado juramento a una
y la Libertad Jurada por los ciudadanos de esta Distingui-
da Nación. 20 La Junta Subalterna funcionó, dice el historiador Eugenio

Mando que en los pueblos se presenten todos los que Mejía, sujetándose de manera cabal a la Constitución de Apatzingán
promulgada en 1814, lo que hace probar que dicho código “no fue
quieran demarcarse con el glorioso renombre de ciudadano, letra muerta, un simple logro o un símbolo de los ideales”, como lo
que formen sus asambleas, y que con franqueza apliquen los ha manejado la historiografía, sino que sus principios se mantuvieron
que le parezcan más convenientes, no a la libertad mía, no vigentes hasta los últimos días de la existencia de dicho cuerpo.
Además señala que, en efecto, este “Gobierno Provisional Mexicano”
a las de sus propias personas ni a la de los intereses particu- basó su existencia en una combinación de elementos constitucionales
lares […] sino del beneficio común al honor de este nobilísi- y tradicionales pero proyectándose siempre hacia la formación de
mo pueblo, tanto más distinguido por el altísimo, cuanto ha un gobierno republicano. Explica que la continuidad de algunas
instituciones del periodo virreinal se vio reflejada en la existencia de las
querido ultrajarlo el Despotismo, la Soberbia y la Malicia la comandancias de armas, de las intendencias con sus subdelegaciones,
Tiranía Euroespana.19 en la operatividad del ramo hacendario y en la forma de impartir justicia,
pero aclara que la Junta o gobierno mexicano “dio un trato igualitario
19 El ciudadano Vicente Guerrero, coronel del regimiento de San
a la población que acudió a su autoridad para sus demandas judiciales”
(Mejía Zavala, Eugenio, La Junta Subalterna de la Insurgencia, 1815-
Fernando, y comandante en jefe de las plazas de Tlapa, Chetla, Izúcar 1820. Hacia la formación de un gobierno representativo, tesis de
y Acatla, etc. 30 de septiembre de 1815. AGN, Operaciones de maestría presentada en el Instituto de Investigaciones Históricas de la
Guerra, Vol. 89. Universidad Michoacana, Morelia, 2007, p. 248.)

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“sabia Constitución del verdadero Supremo Gobierno Ameri- el estatus de ciudadano), pero sobre todo la Constitución
cano”; les manifestaron que se luchaba por alcanzar la “liber- les abrió la posibilidad de organizarse políticamente y admi-
tad general”, en contra del despotismo y la tiranía de España nistrativamente en sus localidades mediante la creación de
y de su rey; les expresaron que habían adoptado el compro- ayuntamientos.
miso de mantener ilesa la religión católica, defender su ama- Ciertamente se originó una gran incertidumbre y nota-
ble “patria” y los sagrados derechos de su “nación”; pero ble agitación política cuando se empezó a dar a conocer en-
sobre todo les dijeron que ellos, como ciudadanos, contaban tre los pueblos indios y mulatos negros del Sur la vuelta de la
“siempre con un amable y benigno” gobierno republicano.21 Constitución española. Los oficiales realistas hicieron conti-
Había en este discurso una propuesta en contra del sis- nuos esfuerzos para hacer ver los beneficios de dicho código
tema instaurado de la monarquía absoluta y un ofrecimien- tanto a los jefes insurgentes como a la población en gene-
to para asumir y sostener uno nuevo de tipo republicano. ral. Les dijeron que ahora “todos somos libres, iguales en re-
Sin embargo, al restablecerse el orden constitucional gadi- presentación y derechos y con facultades de expresar cada
tano a principios de 1820, los pueblos del Sur si bien siguie- uno sus pensamientos”.23 Les expresaron que con la Cons-
ron mostrando su disposición de apoyar a los insurgentes, titución “todos hemos de tener igual influencia y por con-
y otras veces, según las circunstancias, eran obedientes siguiente iguales derechos para que los empleos del Estado
a los mandatos de las autoridades civiles y militares realis- se den a los beneméritos ciudadanos, que sus virtudes los
tas, empezaron a vislumbrar un nuevo horizonte de posibi- merezcan”.24 Y concretamente a los pueblos de Tierra Ca-
lidades para emprender sus propias formas de colaboración liente y la Costa del Sur les comunicaron que ahora ellos en-
y participación en la guerra. A pesar de que los reportes de traban en el “goce de los inexplicables bienes de la libertad
los oficiales realistas muestran que Vicente Guerrero, máxi- civil, que el sagrado código de la Constitución os franquea”;
mo representante de la insurgencia y portador del bastón de añadiendo que “esta divina carta cualquiera que sea vuestro
mando, mantenía un fuerte ascendiente entre los pueblos de origen, os incluye en el grandioso número de ciudadanos”.25
Tierra Caliente y el litoral del Pacífico, lo trascendente fue Varios jefes insurgentes que fueron objeto de persuasión
que, para este año de 1820 la lealtad de esos pueblos no (ofreciéndoles el indulto, bienes y ascenso militar) se in-
se mantuvo de manera sostenida, porque estuvo supedita- teresaron en este nuevo orden político y buscaron nego-
da a las nuevos acontecimientos políticos que se estaban ciar con los oficiales realistas. Ello puso en grandes aprietos
generando dentro del propio orden colonial. La vuelta de la al principal líder de la insurgencia Vicente Guerrero, quien
Constitución de Cádiz representó para los pueblos, dice An- reaccionó tomando algunas medidas militares y políticas:
nino, una “fuente de los derechos políticos”.22 Es decir que haciendo presos y fusilando a algunos jefes que querían in-
ellos pudieron percibir también grandes ventajas para tras- dultarse, y mandando correos para mantenerlos leales a la
cender en su condición social y política (al ganar también causa y evitar la deserción.26 Si bien con estas medidas el
portador del bastón de mando alcanzó un relativo soporte
21
Proclama de El ciudadano Vicente Guerrero, coronel del a la causa insurgente, más difícil le resultó contener el áni-
regimiento de San Fernando y comandante en jefe de las plazas de
Tlapa, Chetla, Ysucar y Acatla, expedida en el Cuartel Provisional mo de los pueblos, quienes también estuvieron muy atentos
de Alcosauca el 30 de septiembre de 1815. Extraído por Ernesto en los planteamientos públicos que hacían los jefes realistas,
Lemoine del AGN, Operaciones de Guerra, Vol. 89, y publicado pero sobre todo estuvieron atraídos con los preceptos de la
en el libro de Garza Grimaldo, José Gilberto y Bustamante, Tomás,
Los sentimientos de la Nación. Entre la espada espiritual y militar propia Constitución española que podían beneficiarles.
y los orígenes del estado de Guerrero, LVI Legislatura de Gurrero, El sostenimiento de la causa insurgente dependía en
México, 2002, pp.352-353; Proclama de Juan Álvarez a los amados
compatriotas hijos del pueblo de Atoyac y Hacienda de San Gerónimo, gran medida de la voluntad y auxilio que podían tener de los
dado en la Costa del Sur, suscrita en el Perro de Agua, septiembre de
1820, AGI, México, 1502. En este mismo expediente se encuentran 23 Carta de Francisco Domínguez al insurgente Manuel Izquierdo,
cartas de Vicente Guerrero, José Manuel Izquierdo y otros cabecillas agosto 23 de 1820, AGI, México, 1502.
que muestran similares expresiones. Otro documento importante es la 24
Carta de Vicente Guerrero a la Junta Subalterna de Taretan, expedida Carta del coronel Carlos de Moya a Vicente Guerrero, 19 de
en el Cuartel General de Xonatlan el 21 de abril de 1816, publicada en agosto de 1820, AGI, México, 1502.
25
el Boletín del Archivo General de la Nación (segunda serie), México, José Gabriel a los habitantes de la Costa del Sur. 2 de octubre de
AGN, 1963, T. IV, N° 3, pp. 644-645. Para ver las expresiones 1820, AGI, México, 1502.
de Alquisiras consúltese también Archivo General de Indias (AGI), 26
Entre los jefes insurgentes que fueron activos insurgentes y que
México, 1503, año de 1820. buscaron indultarse estaban el padre José Manuel Izquierdo y Pablo
22
Annino, Antonio, “Pueblos, liberalismo y nación en México”, en Campos. Este último fue fusilado por órdenes de Guerrero y el otro se
Annino, Antonio y Guerra, Francisco Xavier, Inventando la nación. salvó de igual surte porque logró escapar de sus captores. AGI, México,
Iberoamérica. Siglo xix, FCE, México, 2003, p. 401. 1678, año de 1820 y México, 1502, mismo año.

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pueblos del Sur, pues en ellos estaba no sólo nutrirse de tes realistas y las autoridades virreinales tuvieron que tomar
contingentes humanos cada vez que tenían que enfrentar una serie de medidas para contener la respuesta que tenían
a las fuerzas realistas, sino también el sustento y manuten- sobre ellos los pueblos indios y mulatos negros del Sur. Ellos
ción de la tropa proveyendo de semillas y ganado. Si bien respondieron a las persuasiones de los insurgentes porque
los oficiales realistas reportaban el importante influjo de Vi- contenían razonamientos que les interesaban, no sólo des-
cente Guerrero en la Tierra Caliente y en la Costa,27 ello no de la perspectiva ideológica y doctrinaria como vimos arriba,
fue suficiente para contener el aliento político gaditano que sino que en esta coyuntura constitucional los comunicados
se había esparcido en todas partes. Sin embargo, los líde- que recibían tenían una carga política más eficaz pues les hi-
res insurgentes aprovecharon las ventajas que les dieron sus cieron ver las desventajas que tenía la Constitución españo-
enemigos realistas relativas a que éstos no emprendieron la frente a los principios constitucionales republicanos que
una campaña militar decisiva (“de persecución constante ellos defendían, sobre todo cuando se referían al derecho de
y desastrosa” como lo quería Armijo) debido a la política igualdad.
de negociación (“economía de la sangre de nuestros seme- Al respecto, Vicente Guerrero circuló un papel en la
jantes”) que emprendió el virrey Conde de Venadito;28 y Costa del Sur donde cuestionaba el artículo 22 de la Cons-
también porque no lograron imponer su propio discurso ni titución española que señalaba: “a los españoles que por
contener, pese a rigurosas medidas, “los papeles seductivos cualquier línea son habidos y reputados por originarios de
que la canalla expide para las poblaciones y cuadrillas, que África, les queda abierta la puerta de la virtud y el mereci-
son recibidas sin repugnancia por los individuos a quien se miento para ser ciudadanos”. El coronel Carlos de Moya in-
dirigen”;29 es decir, las autoridades regionales y locales tar- formó al virrey Conde de Venadito que dicho artículo “es
daron mucho en aplicar los preceptos de la Constitución en uno de los óbices por el que no se determinan a presentarse
estas regiones del Sur y líneas de combate dando oportu- muchos de los rebeldes”, pues conocía muy bien que Guerre-
nidad a la dirigencia insurgente de expandir su propia pers- ro al leerlo “en la Constitución que le mandé” dijo: “¿Cómo
pectiva política. Manuel Aivar y Galeana expresaba desde me he de presentar yo en mi patria donde quedo excluido
Coyuca al capitán José Ma. Armijo lo siguiente: del derecho de ciudadano? Pues aunque me queda el ca-
mino de la virtud y del merecimiento para hacerlo hacien-
Amigo, no nos cansemos, Guerrero tiene el corazón de to- do servicios distinguidos al Estado no le he hecho más que
dos estos habitantes y más ahora con la nueva Constitu- daños”. Moya advirtió al virrey que esta idea Guerrero la ex-
ción, porque ha habido sujeto que se ha expresado que las tendió “a los que lo acompañan y tengan una misma repug-
partidas de los facciosos servían de apoyo a los pueblos que nancia [a este precepto de la Constitución]”.31
tan oprimidos se hayan, y no dudo se trata de nueva revolu- Ciertamente, el artículo excluía del derecho de ser ciu-
ción por la tardanza [de] no dar cumplimiento al nuevo có- dadano a sectores importantes de la población sureña, sobre
digo de la Constitución.30 todo a aquellos descendientes de los africanos (mulatos y
negros) que habitaban en la costa, muchos de los que inclu-
Los “papeles seductivos” que los insurgentes enviaban so se habían sustraído de participar al lado de los insurgentes
a los pueblos alcanzaron tal proyección que los comandan- y se encontraban colaborando como soldados en los ejérci-
tos realistas. Una reacción de este sector apareció en julio de
27 El Comandante de la línea del Sur José Ma. Armijo escribía 1820 de parte del “El Negro Roberto”, quien escribió al Rey
a Francisco Avilés en los siguientes términos: por “el ascendiente Fernando VII, describiéndose como “esclavo de vuestra ma-
que este traidor [Vicente Guerrero] tiene en todos los pueblos jestad”, un “Clamor Africano” (también se le llamó “Clamor
acostumbrados ya a la desolación, a la barbarie y al desorden, junto con
la fuerza armada que reúne, es de esperar que la tierra caliente vuelva a
Afri-americano”) donde le exponía que siendo ellos catorce
experimentar trágicos y muy dolorosos desastres”. AGI, México, 1502, mil seiscientos seis infelices descendientes de los africanos,
octubre de 1820. qué culpa tenían:
28
José Gabriel Armijo al Virrey Conde del Venadito, septiembre de
1820. AGI, México, 1502.
29 de que la codicia de los españoles, ingleses y holandeses,
Carta de José Gabriel Armijo que pidió al coronel Carlos de Moya
no omitir “fatiga por grave que sea en descubrir los conductores de los olvidados del ser de hombres, hubiera arrancado violenta-
seductivos papeles o verbales recados a quienes hará aprehender y me mente a nuestro padres del suelo patrio y los hubiera tras-
remitirá con la mayor seguridad para providenciar el riguroso castigo a
que son acreedores”, septiembre de 1820. AGI, México, 1502.
30 Carta de Manuel Aivar y Galeana al capitán José Ma. Armijo, 31 Carta del coronel Carlos de Moya al virrey Conde de Venadito,

septiembre de 1820. AGI, México, 1502. septiembre de 1820, AGI, México, 1502.

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ladado a esta América, haciéndolos de peor condición que Rey y Patria”.34 Sobre ellos informó al virrey que siendo de
los brutos. Nosotros por la fe católica que profesamos la que la costa mencionada tenían una “antipatía mortal” con “la
nos manda creer las sagradas escrituras y sabemos que to- de Tecpan”; además le comunicó que había sido igualmen-
dos descendemos de un solo hombre y de una sola mujer, te constante “que el pardo desprecia y odia al indio como
nuestro primeros padres Adán y Eva. Por más que los filó- una casta débil y que en debido cumplimiento por lo pre-
sofos y naturalistas han apurado el discurso en averiguar las venido en la Constitución, éstos se incluyen en los ayun-
causas y el origen de la diversidad de colores sus aserciones tamientos, en que ocupan puestos que mandan a aquéllos;
han quedado en meras opiniones lo mismo que la diversi- esta subordinación al indio y la preferencia con que se les
dad de lenguas. trata —decía— es preciso cause celos a dichos costeños, y
es muy temible que exaltados por algún perverso de los que
Por lo tanto le hacía saber “que los que sancionaron el existen en los puntos encienda el fuego revolucionario de di-
artículo 22 del título 1° de la Constitución de la Monarquía fícil extinción”.35
Española se olvidaron enteramente de que la España estuvo Desde luego, este comunicado al virrey revelaba una
dominada y habitada muchos siglos por los africanos […]” compleja realidad social que se vivía en la Costa del Sur
Y le argüía: desde hacía mucho tiempo. No existen evidencias de que
en la primera etapa en que estuvo activa la Constitución
¿De qué nos sirve quede abierta la puerta de la virtud para el española (1812-1814), hubieran existido iguales expre-
futuro? Si en las elecciones presentes del mes de agosto de siones y peticiones. Quizá la intensidad de la guerra en el
este año quedamos hechos la mofa y la befa de los demás Sur para esos momentos pudo impedir cualquier intento de
ciudadanos… Nuestros padres, hermanos y parientes han de- esta índole. Es decir, para 1820 los negros y mulatos de la
rramado su sangre y la están derramando en defensa de la costa estaban cuestionando los preceptos constitucionales
Corona y de la patria, que sensible y doloroso nos será se- gaditanos y exigían no ser excluidos del derecho de igual-
ñor el desaire que vamos a recibir, desaire que es preciso nos dad que se pregonaba, alcanzando también la ciudadanía.
conduzca a una venganza cruel y sangrienta funesta a la Mo- Pero no sólo eso, había también en el fondo de sus aspira-
narquía y a la patria. Sólo V. M. nos puede librar de tan fatal ciones una inclinación por crear en sus pueblos cuerpos de
pronóstico, haciéndonos iguales a los demás ciudadanos.32 representación con clara autonomía respecto de los pue-
blos indios a los cuales estaban sujetos. En consecuencia,
Moya había adjuntado esta queja a la carta que envió en las elecciones que se verificarían en el mes de agosto
al virrey informándole del papel que Vicente Guerrero hizo para formar ayuntamientos conforme a la Constitución es-
circular entre la gente de la costa y a los que lo acompaña- pañola los mulatos y negros de la Costa Chica no querían
ban. Desde luego Moya también le indicó que era necesario ser “la mofa y la befa de los demás ciudadanos” (de los in-
“si es posible adoptar alguna medida para que se reforme el dios sus vecinos quienes concentraban la autoridad local)
artículo 22 de la Constitución”, no obstante el artículo 375 y recibir un “desaire” que los condujera a una “venganza
que señalaba: “hasta pasados ocho años después de hallar- cruel y sangrienta” a la “Monarquía y a la patria”.36
se puesta en práctica la Constitución en todas partes, no se Ante tales eventos y comunicados, la reacción del virrey
podrá proponer alteración, adición ni reforma en ninguno de fue inmediata. En pocos días envió una orden ejecutiva al
sus artículos”, pues de lo contrario podían “refluir muchos comandante general de la provincia, coronel Manuel Obeso
males al Estado”.33 para que en “puntual cumplimiento en la parte que le toca”,
Los negros demandantes eran originarios de Omete- diera “una orden en las tropas de las divisiones de gente de
pec y Xamiltepec, es decir, los mulatos y negros de la región color manifestándoles que en el hecho de estar sirviendo con
de Costa Chica que según el comandante realista Francis- las armas en la mano en los ejércitos nacionales están en la
co Rionda, “desde el principio de la insurrección” toda esta carrera de la virtud y del merecimiento por consiguiente en
gente “tan bárbara como valiente” habían “manifestado su igual caso que los demás militares que tienen igual honor”.
mucho espíritu y entusiasmo por los derechos de nuestro

34
32 Clamor Africano al Rey N. Sr. Fernando 7° suscrito por el Esclavo Manuel Obeso al virrey Conde de Venadito, septiembre de 1820,
de V. M. El Negro Roberto, 20 de julio de 1820. AGI, México, 1502 y AGI, México 1502.
35 AGI, México, 1502 y México, 1678, septiembre de 1820
México, 1678.
33 AGI, México, 1502, año de 1820. 36 Clamor Africano, AGI, México, 1502 y México, 1678.

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Además instruyó a dicho comandante que mandaría in- Rey, mostraba una capacidad excepcional y de comprensión
mediatamente oficio al señor intendente: del mundo político en que estaban inmersos. Seguramente
Vicente Guerrero les había ofrecido la posibilidad de alcanzar
[…] para que ordene a los subdelegados formen con arre- dichos anhelos políticos conforme a su propuesta republica-
glo a la Constitución y Reglamento de Ayuntamientos estos na de gobierno, pero lejos de adherirse a esta oferta política
cuerpos de entre las mismas castas Africanas como aque- prefirieron aprovechar el momento para ganar prerrogativas
llas previenen, con cuya existencia civil y goce de esta pre- dentro del mismo orden a que habían servido.
rrogativa no dudo se sosieguen ínterin yo doy cuenta al Rey No tan alejados de esta misma conformidad se encon-
para que tomando en cuenta su representación determine traban los pueblos indios, quienes si bien constitucional-
o lo pase a las Cortes generales para la resolución que fue- mente tenían mayores ventajas que los mulatos y negros
re de justicia. 37 también emprendieron una política local que, para desen-
canto de los jefes insurgentes, tenía una fuerte inclinación
Al coronel Obeso le anunció esta voluntad ejecutiva y al a los preceptos gaditanos. Es decir, los pueblos indígenas en
coronel Moya, quien le había informado del papel seductivo distintas partes del Sur comenzaron a manifestarse y actuar
de Vicente Guerrero y del “Clamor Africano” suscrito por el para alcanzar también los beneficios de la Constitución, so-
negro Roberto, también le comunicó otra relativa a que por bre todo para crear sus órganos de representación local que
el artículo 12 del reglamento de ayuntamientos constitucio- les garantizaran mayor autonomía de gobierno, de la cual ca-
nales los multaos y negros tenían el privilegio de formar los recieron dentro del antiguo sistema de gobierno en que pre-
suyos con sus alcaldes y demás individuos para que de esta valecían las Repúblicas. Guardino menciona que entre julio
manera gocen “de una existencia civil y de las prerrogativas de 1820 y enero de 1821 no menos de 71 ayuntamientos
anexas a ellas según la misma Constitución”. Le ordenaba se establecieron en estas regiones del Sur.40
entonces no perdonar diligencias para “que todos se enteren El número que indica dicho historiador logra ser un in-
en estos sentimientos de paz y reconciliación”.38 dicador importante. Sin embargo, en las regiones de con-
Las medidas del virrey tuvieron positivos resultados. flicto como en la Tierra Caliente, las autoridades virreinales
Después de unos días el coronel Francisco Rionda daba fueron bastante lentas para aplicar los preceptos constitu-
cuenta al coronel Manuel Obeso que la superior resolución cionales 309 y 310 que especificaban la creación de ayun-
del virrey “relativa a haberse dignado declarar iguales con to- tamientos en pueblos “en los que por sí o con su comarca
dos los individuos a los pardos y morenos que estén sirviendo lleguen a mil almas”.41 Ello generó, como dijimos, ventajas
y hayan servido en dicho ejército contra los rebeldes”, había a los jefes insurgentes para poder rehacer sus tropas y se-
llenado de satisfacción a los valientes soldados que tenía el guir con su proyecto político por la Independencia. Al res-
honor de mandar, en cuya recompensa ofrecía, en nombre pecto, el comandante de Coyuca notificó al comandante
de sus soldados, por “el honor y satisfacción de hallarse en la de Ajuchitlán que en caso de que el “delincuente Guerre-
senda de la virtud y el merecimiento”, que “acreditarán con ro” pretendiera “invadir el país”, había dictado ya algunas
sus hechos el reconocimiento en que viven hasta sacar cier- providencias pues indicaba que “la decisión que los habi-
to el sistema de nuestra sabia Constitución”.39 tantes de Tierra Caliente tienen a los rebeldes” era “porque
Así pues, el esfuerzo de Vicente Guerrero por atraer- no empiezan a disfrutar de los beneficios de la Constitu-
se a estos sectores de la población sin duda no prosperó. Si ción Política de la Monarquía Española”. Como medidas
bien estos pueblos habían contraído obligaciones castrenses para contrarrestar esta situación notificó haber “oficiado
con los realistas (y podrían hacerlo con los insurgentes), pu- a los justicias de aquellos partidos” para que procedieran
sieron al descubierto en esta coyuntura constitucional sus con arreglo a dicho Código “a formar los ayuntamientos”, al
viejos anhelos políticos de alcanzar la libertad y la igualdad tiempo que les dirigió una proclama para atraerlos al nuevo
como se ordenaba para todos los demás. Esta postura re- orden constitucional.42
volucionaria, condicionada ciertamente a guardar fidelidad al
40
Guardino, Peter, op. cit., p. 135
37
Carta del Virrey Conde del venadito al coronel Manuel de Obeso, 41 Ferrer Muñoz, Manuel y Juan Roberto Luna Carrasco, Presencia
10 de octubre de 1820. AGI, México, 1678. de doctrinas constitucionales extranjeras en el primer liberalismo
38 Carta del Virrey Conde Venadito al coronel Carlos Moya, 29 de
mexicano, UNAM, México, 1996.
septiembre de 1820. AGI, México, 1502. 42 Copia de la carta del comandante de Ajuchitlán que recibió del
39 Comunicado del coronel Manuel Obeso al virrey Conde del
comandante de Coyuca dada a conocer por Armijo en octubre de
Venadito, 31 de octubre de 1820. AGI, México, 1502 1820. AGI, México, 1502.

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No obstante que siguieron llegando reportes al virrey, A los pocos días, el intendente corregidor de la inten-
concernientes a que la gente de Tierra Caliente, y sobre todo dencia de Valladolid Manuel Merino escribió al subdelega-
la población de Coyuca, eran los más poderosos enemigos do de Huetamo que, no obstante lo sucedido, debía cuidar
y adictos a Vicente Guerrero, las disposiciones emprendidas que cuando los vecinos de Pungarabato vuelvan “a ocu-
por los oficiales realistas tuvieron el efecto deseado. Pueblos par su suelo”, restablezcan su ayuntamiento “y también de
como Huetamo, Pungarabato, Tlapehuala y el propio Co- que se exijan luego no sólo el de la población de Tlapehua-
yuca iniciaron en el mes de noviembre de 1820 la instala- la, si sus habitantes no están prófugos, sino también los de
ción de sus ayuntamientos de acuerdo con lo prevenido en los demás lugares que pueda haber en esta subdelegación”
la Constitución española. Ello representó para Vicente Gue- pues sentenciaba que “el tener estas corporaciones o per-
rrero y los jefes insurgentes que le eran leales un duro golpe manecer sin ellas, no entiendo que deba influir en que las
político para los fines que perseguían. Los pueblos cerca- hostilicen los enemigos o dejen de hacerlo” pues a su con-
nos adonde él operaba militarmente habían accedido, como sideración era conveniente “que se pongan ayuntamien-
otros, a la certificación de sus ayuntamientos. No conoce- tos en los que deba haberlos”. El interés del intendente era
mos si dentro de estos pueblos hubo opiniones disidentes obvio, pues sabía que el hecho de formar esos cuerpos de
que nos permitieran comprender los lazos de lealtad o adic- representación en esa zona de conflicto traería beneficios
ción que tenían al jefe insurgente Vicente Guerrero. Lo que para volver a instaurar el orden estatuido. Este penoso es-
sí reportan los documentos es que en cada una de esas po- cenario, sin embargo, no sería definitivo; habría de prevale-
blaciones se convocó a los vecinos para elegir a los electo- cer sin ventajas para nadie hasta el año siguiente de 1821
res y a su vez a los integrantes del ayuntamiento. Tal acción en que las fuerzas rivales lograron un acuerdo político que
de los pueblos indios corrobora que durante los diez años de fue la Independencia mexicana conforme al Plan de Iguala.
guerra supieron actuar, no obstante sus propias debilidades, Los pueblos nuevamente tendrían que trabajar duramente
de acuerdo a las circunstancias políticas que les eran conve- para subsistir y prevalecer en los distintos escenarios y ór-
nidas o impuestas. Podríamos discutir cuál era su verdadera denes de gobierno que fueron surgiendo.
inclinación política para estos momentos, porque si bien los
reportes empíricos también revelan su apego y apoyo a Bibliografía
los argumentos (igualmente constitucionales) de los insur-
gentes, ellos debían operar o seguir colaborando del mismo Annino, Antonio. 2003. “Pueblos, liberalismo y nación en
modo con el orden institucional en que seguían inmersos. México”, en Annino, Antonio y Guerra, Francisco Xavier,
Pero esta táctica, desde luego, nunca dejó de ser riesgo- Inventando la nación. Iberoamérica. Siglo xix, FCE, Mé-
sa. Cuando se concretizó el establecimiento de los ayunta- xico, 401.
mientos en Huetamo, Pungarabato y Coyuca, a pocos días Archivo General de Indias (AGI)
de que las autoridades se dispusieran a pasar al pueblo de Del legajo 1502:
Tlapehuala para formar el suyo, “con el mismo fin” pene- Respecto al Clamor Africano al rey N. Sr. Fernando VII, sus-
tró el rebelde Guerrero con una gavilla en número de 700 crito por el esclavo de V. M. el Negro Roberto, 20 de ju-
hombres armados, por lo que fue interrumpido el acto de lio de 1820.
fundación. Posteriormente este jefe insurgente se trasladó a Carta del coronel Carlos de Moya a Vicente Guerrero, 19 de
Pungarabato “y este pueblo sorprendido” padeció “un total agosto de 1820.
saqueo e incendio general” quedando por último reducido a Carta de Francisco Domínguez al insurgente Manuel Izquier-
cenizas. Los habitantes de Huetamo “despatriados” se dis- do, 23 de agosto de 1820.
persaron y se abrigaron en los pueblos vecinos, mientras que Carta del virrey Conde Venadito al coronel Carlos Moya, 29
las gavillas rebeldes se fortificaron en los cerros haciendo co- de septiembre de 1820.
rrerías frecuentes por Tlapehuala.43 Proclama de Juan Álvarez a los amados compatriotas hijos
del pueblo de Atoyac y Hacienda de San Gerónimo, dado
en la Costa del Sur, suscrita en el Perro de Agua, septiem-
43 Ayuntamientos. El intendente de Valladolid sobre instalación bre de 1820.
de los de Huetamo, Coyuca y Pungarabato y disolución del último
por las hostilidades del sr. Guerrero. Diciembre de 1820. AGN,
José Gabriel Armijo al virrey Conde del Venadito, septiem-
Ayuntamientos, Vol. 183. Véase también: Sergio García Ávila, “El bre de 1820.
ocaso de la insurgencia en la Provincia de Michoacán” en Tzintzun. Carta de José Gabriel Armijo al coronel Carlos, septiembre
Revista de Estudios Históricos, núm. 49, Morelia, Michoacán, México,
enero-junio de 2009, pp. 127-128 de 1820.

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Carta de Manuel Aivar y Galeana al capitán José Ma. Armijo, García Ávila, Sergio. 2009. “El ocaso de la insurgencia en
septiembre de 1820. la Provincia de Michoacán”, en Tzintzun. Revista de Es-
Carta del coronel Carlos de Moya al virrey Conde de Venadi- tudios Históricos, núm. 49, Morelia, Michoacán, México,
to, septiembre de 1820. enero-junio, pp. 127-128.
Manuel Obeso al virrey Conde de Venadito, septiembre de Garza Grimaldo, José Gilberto, y Bustamante, Tomás. 2002.
1820. Los sentimientos de la Nación. Entre la espada espiritual
José Gabriel a los habitantes de la Costa del Sur, 2 de octu- y militar y los orígenes del estado de Guerrero, LVI Legis-
bre de 1820. latura de Guerrero, México.
El Comandante de la línea del Sur José Ma. Armijo a Francis- Guardino, Peter. 2001. Campesinos y política en la forma-
co Avilés, octubre de 1820. ción del Estado Nacional en México. Guerrero, 1800-
Copia de la carta del comandante de Ajuchitlán que recibió 1857, Gobierno del Estado Libre y Soberano de Guerrero,
del comandante de Coyuca, dada a conocer por Armijo LVI Legislatura de Guerrero, Instituto de Estudios Parla-
en octubre de 1820. mentarios Eduardo Neri, México.
Comunicado del coronel Manuel Obeso al virrey Conde del __________. 1986. Geografía histórica de la Nueva Es-
Venadito, 31 de octubre de 1820. paña 1519-1821, UNAM, México.
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Para ver las expresiones de Alquisiras, año de 1820. sieron mandar: insurgencia y guerra de castas en Aca-
Del legajo 1678: pulco, 1808-1811”, en José Gilberto Garza Grimaldo y
Respecto al Clamor Africano al rey N. Sr. Fernando VII, sus- Tomás Bustamante Álvarez (coords.), Los sentimientos
crito por el esclavo de V. M. el Negro Roberto, 20 de ju- de la Nación. Entre la espada espiritual y militar y los orí-
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el primer liberalismo mexicano, UNAM, México.

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Contexto de los pueblos indios de México durante la Independencia
y la Revolución

Doctor Andrés Fábregas Puig1

En 1797, Fray Matías de Córdoba entregó a la Sociedad Desde las primeras confrontaciones con el obispo Fray
Económica de Amigos del País de Guatemala un texto que Bartolomé de las Casas, se hizo evidente que tal punto de
correspondía a una convocatoria de la propia Sociedad Eco- vista se opondría a un reconocimiento de los pueblos in-
nómica para redactar un ensayo referente a cómo dinamizar dios como tales y de los derechos que les correspondían.
la situación económica de la Nueva España y cómo resolver Más aún, los enfrentamientos continuaron contra los pri-
el llamado, ya desde entonces, “problema del indio”. El texto meros evangelizadores que acompañaron al obispo y que
mencionado lleva el título de “Utilidades de que todos los hicieron su arribo a San Cristóbal, entonces nombrada Ciu-
indios y ladinos se vistan y calcen a la española, y medios dad Real, los primeros días del mes de marzo de 1545.
de conseguirlo sin violencia o acción, ni maltrato”. Este tex- Esta concepción de los pueblos indios como fuente de
to es importante, por lo que describe y plantea finalizando el mano de obra gratuita, era la que privaba en los grupos
siglo XVIII. Fray Matías de Córdoba proclamó, en Comitán, de poder de San Cristóbal, y en general de Chiapas, ha-
a nombre del Cabildo de ese lugar, la Independencia del Mu- cia los años en que escribió Fray Matías de Córdoba. Es
nicipio, alentando al resto de los municipios chiapanecos a un punto de vista que se prolonga durante la época de la
seguir el ejemplo. Su proclama estimuló decisiones hacia la Federación de Chiapas a México en los años 1823-1824,
Independencia en Centroamérica. Fundó, en Chiapas, la pri- y a lo largo del siglo xix, y llega hasta nuestros días sin
mera escuela normal en toda América e introdujo la impren- haberse erradicado del todo. Al momento de conocerse
ta en la misma provincia, además de inventar un método el ensayo de Fray Matías, en 1797, los círculos de poder
fonético para enseñar el castellano. En el texto que he ci- en Chiapas estaban decididos a no ceder su control de la
tado, Fray Matías de Córdoba se sitúa en los parámetros de mano de obra indígena y, menos aún, a detener el despo-
pensamiento liberal del naciente mercantilismo que después jo de tierras y bienes que pertenecían a las comunidades.
tendría altas repercusiones, al momento de nacer el Estado El planteamiento de Fray Matías de Córdoba era con-
Nacional Mexicano. trario a lo que pensaban estos círculos de poder, en varios
En los momentos en que Fray Matías de Córdoba escri- sentidos. Primero, resalta el hecho de que el fraile concebía
bió su ensayo, la ciudad más importante de Chiapas era San la integración de la población indígena con la española, idea
Cristóbal. Los grupos de poder en la ciudad tenían amplia in- que rechazaban los poderosos; para éstos, los indios debían
fluencia en el resto del territorio chiapaneco y aun en países quedarse como estaban, pues todo cambio afectaría sus in-
de Centroamérica. Estos grupos mantenían una concepción tereses. Lo segundo, que es notable en el ensayo del fraile,
del indio que venía heredada de los primeros habitantes es- es el mecanismo que propone para lograr la integración y
pañoles de la ciudad. Los mismos que se confrontaron con el asimilación de la población indígena: convertir a los indios
obispo Fray Bartolomé de las Casas en 1545, tal como lo na- de mano de obra gratuita en asalariados, para crear un mer-
rra el fraile Tomás de la Torre. El obispo entró en pugna con la cado interno fuerte y agilizar la industria y el comercio. Para
visión de los primeros encomenderos, que veían a los pueblos ello, propone que se introduzca a las comunidades la cos-
originarios “como una fuente inagotable de mano de obra tumbre de vestir y calzar a la moda española; de tal manera,
gratuita, a la que estaba justificada explotar, dada su condi- las industrias respectivas aumentarían su rango de mercado
ción”, según ellos, “de seres degradados”. Tal degradación, al y, con ello, se revitalizarían y tendrían repercusiones favora-
tenor de esta visión, no era un resultado del propio sistema bles para la economía novohispana en su conjunto. Más to-
colonial, sino una condición natural de los pueblos originarios. davía, vestidos y calzados a la española, los indios pasarían
Hacia finales del siglo xviii, tal conceptualización se mantenía a pertenecer a la sociedad que venía formándose en el con-
sin cambios: “el destino de los indios era trabajar para el mun- texto colonial. Con ello, se obligarían a dejar sus lenguas lo
do cristiano representado por la población española”. que, en la concepción de Fray Matías de Córdoba, constituía
un formidable obstáculo para la integración de una pobla-
1 Rector de la Universidad Intercultural de Chiapas. ción coherente y de carácter nacional, como diríamos aho-

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ra. La diversidad lingüística, a ojos del fraile, es un muro que construir una comunidad de cultura se convierte en una ob-
desune el vínculo de la sociedad. Como seres humanos, dice sesión en el pensamiento liberal mexicano.
Fray Matías, “los indios tienen la misma condición que cual- Las primeras generaciones de antropólogos mexica-
quiera otro ser humano”, pero su diferencia está en su ser nos, en el siglo pasado, apoyaron estos planteamientos e
cultural concreto, que se manifiesta de manera más obvia idearon un conjunto institucional que se estableció duran-
en la lengua que hablan. Los indios se calzarían y vestirían a te el gobierno del general Lázaro Cárdenas. Este conjunto
la española, impulsados por la imitación y la aceptación so- institucional estuvo conformado por el Instituto Nacional
cial que ello iría logrando. Indigenista (INI), la Escuela Nacional de Antropología e
En este texto de Fray Matías de Córdoba, están con- Historia (ENAH) y el Instituto Nacional de Antropología
tenidos los planteamientos más destacados que esgrimirían e Historia (INAH). La teoría de la asimilación de la pobla-
los círculos liberales mexicanos al momento del nacimien- ción india de México, incluyendo sus lenguas, expuesta en
to del Estado nacional. Estas son las ideas que presidieron 1797 por Fray Matías de Córdoba, se convirtió en el si-
los argumentos liberales del grupo de Benito Juárez y de las glo xx mexicano en una política de Estado. El indigenismo
Leyes de Reforma, y son las mismas que plantearían los cír- mexicano surgió de la Revolución, es parte del nacionalismo
culos triunfantes de la Revolución Mexicana de 1910. El que impulsó el nuevo Estado y de los medios que se pusie-
texto de Fray Matías contiene el planteamiento de hacer de ron en práctica para lograr la ansiada cultura nacional. En
los indígenas miembros plenos de la sociedad, puesto que este movimiento, la población mestiza no sólo no es el pro-
para él su condición humana no está en discusión. Sin em- blema sino el modelo a seguir. El problema lo plantean, para
bargo, en los círculos de poder chiapanecos esto sí se dis- los círculos de poder triunfantes, los indios. Los indios son el
cutía. Para el fraile liberal, lo que era necesario resolver es la problema para lograr la integración de la Nación, misma que
condición cultural del indio, su tradición enraizada en una implica “crear una comunidad de cultura nacional y un idio-
historia preeuropea que lo hacía un miembro hostil para la ma nacional que vincule a toda la sociedad”.
nueva sociedad configurada en el territorio de la Nueva Es- El complejo institucional conformado por el INI, la
paña. Es la asimilación cultural, según Fray Matías, el reme- ENAH y el INAH, tendrían como objetivo primordial lograr
dio, y el mecanismo para aplicar el remedio es el mercado. la asimilación cultural y la consolidación de esa pretendida
Al momento de la Independencia campea este plantea- cultura nacional. En ese plan, la ENAH se concibió como
miento en el pensamiento liberal: ¿Cómo constituir una na- recinto académico que forjaría a los antropólogos que apli-
ción en la diversidad cultural, si ello es imposible La Nación, carían sus conocimientos de los mundos indígenas para in-
como lo marcaba Europa es, ante todo, según este punto ducir la aculturación. El INI, se concibió como la agencia
de vista, una comunidad de cultura, una identidad al uní- del Estado desde la que se induciría la aculturación y la asi-
sono que no contiene las fisuras que porta la diversidad milación de los pueblos indios y, finalmente, el INAH sería
cultural. Los pueblos indios, con sus tradiciones culturales el encargado de asimilar el pasado indígena prehispánico a
propias, fortalecidas por el uso de sus idiomas, son el muro la historia nacional y de defender el patrimonio cultural de
que es necesario derribar para que emerja la Nación, conce- México.
bida como una sociedad vinculada por una cultura común. Detrás de estos planteamientos, está el convencimien-
Los círculos de poder, al momento de la Independencia, al to de que una sociedad de cultura nacional es el medio para
igual que los círculos de poder chiapanecos, preferían apli- consolidar y sostener al Estado, además de garantizar su
car el dicho cervantino de que es mejor no meneaye, que continuidad. Más aún, la situación geográfica de México,
no se cambie nada, a fin de seguir disponiendo de tierras y ubicado­ al lado de la economía más desarrollada del mun-
de trabajadores gratis. En cambio, los círculos liberales pro- do, hace de esa cultura nacional un instrumento indispensa-
pugnaron la asimilación de la población india y lo hicieron ble para la defensa del país. Según pensaban estos círculos,
siguiendo la pauta de que el mercado es el mecanismo más sin cultura nacional no hay posibilidad de hacer el país. Es la
idóneo; pensaban que así se resolvían dos problemas, el del comunidad de cultura, el factor imprescindible para que Mé-
indio y el de la economía. xico sea un país viable. En este planeamiento, no se observa
Los planteamientos que siguieron Benito Juárez e ideó- la posibilidad de que la nación se constituya en la pluralidad
logos de la Reforma fueron pues, similares y, en efecto, al cultural de una comunidad política; al contrario, se plantea
vencer la Revolución de 1910, las ideas liberales se conti- que la comunidad política debe estar fusionada a la comu-
núan: manifiestamente, la de que la consolidación de la na- nidad cultural. En el pensamiento liberal la pluralidad cultu-
ción sólo es posible en una comunidad de cultura. Y esto de ral fue asociada con el subdesarrollo, de acuerdo a las añejas

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concepciones de que los pueblos indios son recipientes del Hasta el indigenismo mexicano desconoció las formas
atraso por naturaleza; o si no, lo son por historia. El caso es particulares de organización social y política de la miríada
que lo son, y lo único que queda es asimilarlos a una mexi- de pueblos que conforman la Gran Chichimeca, aplicando
canidad propuesta desde las alturas del Estado Nacional. En el concepto de comunidad en términos Mesoamericanos, a
ese contexto el indigenismo, como política de Estado, se es- realidades que no respondían a ello. De un plumazo, se des-
forzó para asimilar, a la brevedad, la cultura, lo que es, en mi conocieron las formas locales de ocupación del territorio, a
juicio, la riqueza principal de México. Pero en ese camino, el base de patrones de asentamientos dispersos, y las formas
propio indigenismo construyó canales, por lo que esa varie- de articulación de sociedades como la de los guarijíos o la
dad se expresó y pudo defenderse. El INI terminó siendo una de los tarahumaras, para mencionar sólo dos ejemplos. Los
fuente de información abrumadora, acerca de la importancia modelos de organización comunitaria, para aplicar la induc-
que tienen los pueblos indios para México. Los antropólo- ción de la aculturación, se tomaron de Mesoamérica, cau-
gos, dedicados a la disección y explicación de la diferencia, sando con ello discusiones y problemas que casi terminan
encontraron en el INI la casa editorial más constante y só- con la presencia indígena en el norte de México. Más toda-
lida para dar a conocer sus resultados. En la actualidad, las vía, los primeros intelectuales identificados con la Revolu-
colecciones editoriales del INI siguen siendo una fuente de ción de 1910, imbuidos de las tradiciones liberales, del siglo
primera importancia sobre los pueblos indios de México. Los xix plantearon y difundieron una visión desolada del norte
mismos indigenistas que trabajaron en los Centros Coordi- de México, en la que hasta los grupos mestizos fueron des-
nadores del INI, tuvieron enfrentamientos con los círculos pojados de sus rasgos culturales. El norte era, como lo apun-
de poder locales, como es el caso del propio Gonzalo Agui- tó nada menos que José Vasconcelos, la tierra sin cultura, es
rre Beltrán, que en su momento tuvo problemas muy severos decir, el territorio deshumanizado de la nación, y él lo dijo
con el monopolio del alcohol en Chiapas, y como tantos indi- así: ¡la tierra donde no hay hombres!
genistas que desde el INI contribuyeron a la recuperación de El contexto de esos planteamientos, acerca de los pue-
tierras comunales despojadas de sus dueños. La evaluación blos y culturas originarios de México, es diferente durante la
final del indigenismo mexicano tendrá que tomar en cuenta Independencia y la Revolución de 1910; no obstante, son si-
esos factores para ofrecer una visión más completa. milares los puntos de partida, porque ambos se originan en el
En el caso del INAH, habrá que discutir si su objetivo de pensamiento liberal mexicano. Los momentos en que estos
incorporar y asimilar el pasado indígena a lo que al final re- planteamientos se establecen, también son importantes de
sultó en el Estado Nacional Mexicano, tuvo o no tuvo éxito, destacar. En efecto, durante la Independencia, el problema
y qué resultados arroja. que se plantean los liberales triunfantes es: ¿cómo elaborar
Asimilar a los mexicas o a los mayas dentro de la historia la nación?, que tradujeron en: ¿cómo lograr una comunidad
de la configuración de la Nación, ha sido un esfuerzo cons- de cultura? En la respuesta que ofrecieron, los pueblos in-
tante, que encontró apoyo notable en la noción de Mesoa- dios debían ser asimilados, porque la variedad cultural, según
mérica. Ello dejó fuera el pasado de los nómadas complejos, su punto de vista, impide, precisamente, la consolidación de
de los habitantes que los mismos mexicas llamaban la Gran una comunidad de cultura que, además, se concibe como la
Chichimeca, ignorados hasta por la antropología durante única vía para asegurar la continuidad de la Nación.
luengos años. Si hemos de reconocer el pasado de los pue- En el contexto de la Revolución de 1910, lo que se
blos indígenas como parte del patrimonio nacional mexica- plantearon los grupos que llegaron al poder, también apo-
no, no hay duda de que la Gran Chichimeca debiera estar yados en el liberalismo mexicano, fue: ¿cómo reconfigurar
incluida. De hecho, en el Museo Nacional de Antropología a la Nación? Para lograrlo, no encontraron otra solución que
e Historia, es notable el desequilibrio entre la representación el establecimiento de una comunidad de cultura como la
de mexicas y mayas y la que se dedica a los pueblos del nor- sustentación de la formación de una sociedad nacional. De
te de México o de la llamada Gran Chichimeca. Es evidente nuevo, la variedad de la cultura fue concebida como el obs-
que se hizo una selección de cuál pasado indígena perte- táculo a remontar. Es decir, los pueblos indios y sus culturas.
nece a la nación y cuál no. El resultado es un conocimien- Cuando se profundiza en el periodo de la Presiden-
to incompleto del mosaico cultural del México antiguo —si cia de Benito Juárez —como se está haciendo ahora por
hemos de conservar dicha terminología— en la macro iden- parte de diferentes historiadores— saldrá a la luz que, no
tidad colectiva de los mexicanos, al excluir el territorio de la obstante sus aciertos como defensor de la soberanía del
Gran Chichimeca y sus pueblos de la forja de dicha identi- naciente Estado Nacional Mexicano, y del acierto de me-
dad colectiva. didas como la separación entre la iglesia y el estado, la idea

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de que la variedad cultural es un escollo para lograr la inte- ción asimilacionista de la variedad cultural porque es luchar
gración nacional permeó a una buena parte de las Leyes de contra la naturaleza del país. La nación se logrará en su
Reforma. Fue una lucha contra el proceso mismo que forjó más amplia expresión a través de una integración de la po-
al país como tal en el periodo colonial, porque en ese pe- blación que resulte, precisamente, de la articulación de la
ríodo en el que se conformó la sociedad pluricultural mexi- variedad cultural dentro de la comunidad política que con-
cana, ese proceso encontró su vinculación nacional en el figura a México y en la que cada tradición cultural determi-
objetivo de establecer una comunidad política autónoma ne la manera en que quiera articularse a la nación.
con un Estado Nacional propio, sostenido, precisamente, El examen de los contextos de la variedad de la cultu-
en la existencia de dicha comunidad política, que es plural ra, en los momentos de la Independencia y de la Revolu-
culturalmente. ción, arroja como resultado que la viabilidad de México es
Termino diciendo que en la perspectiva que uno vis- posible, precisamente en la continuidad de una comunidad
lumbra, después de un examen de la experiencia recorrida política, cuyo sustento es la articulación de la variedad de
por la sociedad mexicana, es un error buscar una integra- la cultura.

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Las raíces locales de la participación indígena en la vida nacional

Maestro Fernando Pérez Montesinos1

“Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples


determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso”.
Karl Marx

I Poner el acento en la historia cruzada de lo pequeño y


lo grande no es borrar lo que de particular tenga una comu-
La vida local ha estado siempre en el centro de la par- nidad. Es entender que mientras la dinámica interna de lo
ticipación indígena a lo largo de la historia de México. La local responde a circunstancias específicas, también es en
ranchería, la aldea, el pueblo, han servido como centro gra- buena medida fruto de realidades cuyo origen se encuentra
vitacional alrededor del cual todo lo demás gira. Lo más pre- en lugares alejados y en las que también participan personas
ciado de la vida encuentra sus raíces en lo local: la familia, ajenas a la vida aldeana. Lo local, en ese sentido, ha sido el
la tierra, el santuario, la fiesta, el hogar. Fuente de las más resultado de la interacción entre las deliberaciones que tie-
entrañables alegrías, la comunidad es también el lugar de nen lugar en la plaza y las calles del pueblo, por un lado, y las
varios y muy amargos males, de carencias, conflictos y vio- decisiones tomadas a kilómetros de distancia en cámaras y
lencia. Centro del mundo, de la comunidad emana la autori- oficinas de gobierno en la capital del estado o de la repúbli-
dad, pero también el ejercicio crudo del poder, las intrigas y ca, por el otro. Lo local ha sido por igual producto del trabajo
los rencores. Fuente de sustento a la vez que de privaciones; en la milpa que de la demanda mundial de productos agríco-
sitio de refugio pero también de desamparo. En todo caso, las como el café, la vainilla, el henequén o el jitomate, todos
ya sea como semillero de desgracias o como origen de ben- productos cultivados por manos indígenas. Lo mismo el fru-
diciones, lo local ha sido núcleo y eje rector del concurso de to del balance de poder al interior de una comunidad que de
los pueblos indígenas en la historia nacional. la correlación de fuerzas políticas a nivel regional y nacional.
Lo local, sin embargo, no es necesariamente ni princi- Entre lo local y los centros de poder y producción tam-
palmente sinónimo de estrechez, incomunicación o retrai- bién se encuentran múltiples instancias intermedias que
miento, ni tampoco asunto de unos cuantos, materia sin complican aún más el panorama de la historia chiquita.
mayor importancia. Lo local, aquí quiero argumentar, es de Entre la villa y la ciudad, entre el lote de tierra y las redes
hecho un producto de la interacción entre la historia íntima internacionales de comercio, entre los comuneros y el presi-
de los poblados indígenas y los sucesos, coyunturas y proce- dente, siempre han ido de por medio una legión de persona-
sos de impacto nacional. En palabras llanas, es un fruto del jes e intereses que conectan uno y otro extremo: jueces de
entrelazamiento entre la gran historia y la historia chiquita. primera instancia, abogados, supremos magistrados, escri-
Por supuesto, la vida local obedece a sus propias reglas, banos, prestamistas, recolectores de impuestos, pequeños y
a su propia dinámica y a sus propios objetivos; tiene su pro- grandes propietarios, jefes políticos, presidentes municipa-
pio calendario, su propio ritmo —más o menos lento, más les, gobernadores. Todos contribuyendo de una u otra forma
o menos agitado. Las antipatías y querellas entre vecinos, a definir el desarrollo de la vida local, metiendo su cuchara
las rivalidades entre miembros de distintas comunidades, en los asuntos de los pueblos, teniendo injerencia en la his-
tienen orígenes más bien mundanos y personales: una bo- toria de esta o aquella población. Lo local, en una palabra, es
rrachera, enredos pasionales, el daño a alguna propiedad, el centro pequeño de un mundo vasto y complicado; es el
envidias y rumores. En principio, nada de esto depende de eslabón de una larguísima cadena.
ni es causado por lo que sucede más allá de los límites de la La participación indígena en la historia de México ha
aldea o el pueblo. Son hechos de la vida cotidiana, produc- sido entonces el fruto del entrelazamiento entre la vida lo-
to de la mera convivencia y de la inercia de la rutina diaria. cal, por un lado, y las grandes corrientes que han atravesado
la sociedad mexicana en su conjunto, por otro. Lo local y lo
1 History Department, Georgetown University. que a falta de una mejor palabra podemos llamar lo nacional

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han estado siempre ligados entre sí. Lo local y lo nacional desigualdades de poder entre los miembros de una misma
se deben el uno al otro; se apoyan y alimentan mutuamen- comunidad.
te. Cada uno ha influido la historia del otro. Lo nacional no Sin duda, la historia local que Luis González proponía y,
ha dejado de afectar la vida interna de los pueblos y familias sobre todo, la que practicaba, era una llena de anécdotas.
indígenas, y los quehaceres locales de la plaza, el atrio y las Sin embargo, distaba mucho de ser un mero anecdotario.
veredas serranas también han contribuido a definir los gran- Escribiendo a finales de la década de 1960 y principios de
des debates y conflictos nacionales. Entender y analizar las la de 1970, la historia local, decía, era ya rica en número
formas y el porqué de este entrelazamiento es explicar en —“uno de los fragmentos mayores de toda la historiogra-
buena medida los motivos, reivindicaciones, métodos y al- fía mexicana”— y también en detalles y descripciones, pero
cances de la permanente irrupción de los grupos indígenas pobre en análisis y muda a la hora de establecer conexiones
en los sucesos cotidianos, las coyunturas y los largos proce- causales. De lo que se trataba era de crear una historia local
sos que han dado forma y contenido a la historia mexicana. sensible a las anécdotas, pero con un agudo sentido del aná-
lisis, una historia que describiera pero que también explica-
II ra. Una historia local capaz de “abrirse con éxito a todos los
sectores de la vida: la economía, la demografía, la sociedad,
Descifrar esta historia entrelazada en que lo local es pro- la religión, la política, las ideas, las creencias, las actitudes, el
ducto y agente de grandes transformaciones y grandes his- arte, la ciencia y la literatura popular”.5
torias requiere de lo que en su momento, ya hace cuatro De esta forma, si bien puede entenderse como una his-
décadas, Luis González y González llamó una “microhisto- toria desde abajo, la microhistoria a la Luis González re-
ria para multiMéxico”.2 Esta historia de lo pequeño, recal- quiere también una buena mirada desde lo alto. Como en
caba el historiador michoacano, debería mirar al interior de la bellísima novela de Juan José Arreola, La feria, en que el
los pueblos, rastrear su trayectoria, desmenuzar su dinámi- cura se cansó un día de ver Tlayolan-Zapotlán por deba-
ca, fijarse en aquellos sucesos “de escaso bulto y renombre; jo —y desde entonces gustaba de subir al cerro antes de
hechos que no levantan polvareda; hechos de la vida diaria: la puesta del sol—, hay que ver el pueblo, los pueblos, por
nacimientos, matrimonios, muertes, enfermedades, tareas arriba, con perspectiva amplia. Hay que hilar los nacimien-
agrícolas, artesanías, comercio al menudeo, solaces, ferias, tos, muertes y enfermedades de la parroquia con tendencias
delitos del orden común, alcoholismo, creencias y prácticas demográficas más o menos prolongadas, más o menos ex-
religiosas, supersticiones”.3 tensas. Hay que conectar las tareas agrícolas con los flujos
A fuerza de adoptar un enfoque a ras de suelo, la his- migratorios y la organización del trabajo en los grandes cen-
toria que Luis González planteaba debería tener como pro- tros de producción. Hay que establecer los vínculos entre los
tagonistas a “individuos del pueblo raso; o si se quiere de circuitos comerciales regionales e internacionales con el co-
la élite local que difiere muy poco de la masa local. La mi- mercio al menudeo. Hay que encontrar la correlación entre
crohistoria es el relato individualizado de los humildes, de la insuficiencia de tierras, el desempleo y las crisis económi-
los vecinos que rara vez aparecen en la sección social de los cas con los delitos del orden común. Hay que contrastar las
periódicos y quizá nunca en la sección política o en la sec- creencias y prácticas religiosas populares con la religión ins-
ción económica”.4 Una historia desde abajo, subalterna si se titucional. En suma, hay que mirar tanto desde dentro como
quiere, pero más como resultado de un esfuerzo por echar desde arriba para entender cómo los conflictos, las rutinas,
una mirada meticulosa a la vida cotidiana y los lugares pe- los sucesos locales, en determinados momentos se articulan
queños que de buscar el relato exclusivo de los oprimidos y con tendencias de alcance regional, nacional e internacional.
su resistencia. Esto es, una historia local que pusiera en el Todavía más, hay que ver no sólo por debajo y desde lo
centro a los humildes, pero también a los opresores de bajo alto, sino de abajo arriba y de arriba abajo. Las historias de
perfil. Una historia comprehensiva que captara por igual las San José de Gracia y Zamora que escribió Luis González tu-
solidaridades y las contradicciones, las camaraderías y las vieron como centro el pueblo mismo, la ciudad, la localidad.
Eran en efecto, como él quería, historias universales de un
lugar pequeño y sus habitantes.6 Pero ésta es sólo una posi-
2
Luis González y González, “Microhistoria para multiMéxico”, en
Historia Mexicana, vol. XXI, núm. 2, octubre-diciembre de 1971, pp. 5 Ibid., p. 237(ambas citas).
234-235. 6 González y González, Luis, Pueblo en vilo. Microhistoria de
3 Ibid., p. 227.
San José de Gracia, El Colegio de México, México, 1968; Zamora,
4 Ibid., pp. 227-228.
Gobierno del Estado de Michoacán, México, 1978.

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bilidad entre otras para llevar a cabo una historia local vista do entre sí vínculos de largo alcance a través de actividades
desde muchos ángulos. La historia local de la aquí hablamos como el comercio, la guerra o las migraciones. Ciertamente,
es también gran historia, o si se prefiere, historia de los luga- a partir del siglo xv, viajantes europeos de todo tipo fueron
res grandes y los grandes procesos. claves para establecer los últimos cabos que ataron una a
Y no es que, como ya señalaba el propio Luis González, la la otra todas las regiones del planeta. Con todo, se trató en
historia de cada pueblo reproduzca “en miniatura la vida na- buena medida de una extensión de las redes y conexiones
cional”. “Quizá ningún fragmento de la sociedad mexicana”, que ya existían entre sociedades y culturas locales —gran-
explicaba, “ninguna de las miles de aldeas de la República des y pequeñas. Con los viajes transoceánicos, explicaba el
pueda aspirar a ser una imagen reducida de la fisonomía de antropólogo, las actividades de unos y otros grupos huma-
México, del mosaico mexicano”.7 Tampoco es que la suma nos ubicados en distintos lugares del mundo, convergieron
de múltiples historias parroquiales pueda explicar la historia en un gran espacio interactivo donde
general del país. Se trata más bien de entender que “el cono-
cer los pedazos de alguna manera sirve para el conocimien- gente de diversos orígenes y constituciones sociales fueron
to del conjunto”.8 Más importante aún, se trata de encontrar conducidos a formar parte en la construcción de un mun-
los puntos en que la historia general y la historia local se jun- do común. Comerciantes marítimos europeos de varias na-
tan. Ni la reproducción en miniatura de la historia grande ni cionalidades estuvieron incluidos, pero también indígenas
la simple suma de muchas historias pequeñas; la historia lo- americanos, africanos y asiáticos. En el proceso, las socieda-
cal que aquí se propone es una historia de intersección. des y culturas de toda esta gente experimentaron cambios
significativos. Estos cambios afectaron no sólo a las perso-
III nas tomadas como los portadores de la historia ‘real’ sino
también a las poblaciones que los antropólogos han llama-
Desde que Luis González hizo su defensa de la microhis- do ‘primitivas’ y que han sido frecuentemente estudiadas
toria, la historia local ha establecido un diálogo cada vez como prístinos residuos de un pasado sin tiempo. Los pro-
más cercano con la gran historia. Tanto en la historiografía cesos globales echados a andar por la expansión europea
mundial como en la mexicana, la división un tanto artificial constituyen también su historia.9
entre lo macro y lo micro ha dado paso a estudios en que
las historias de los lugares pequeños y los grandes proce- Desde esta perspectiva, entonces, no hay gente sin his-
sos, más que estorbarse, van de la mano y se complemen- toria, las localidades totalmente herméticas constituyen
tan mutuamente. más bien casos excepcionales en el tiempo y las socieda-
Un ejemplo sobresaliente de esta perspectiva es el libro des tradicionales son en realidad producto del cambio y el
de Erick Wolf, Europa y la gente sin historia. Escrito a prin- contacto con múltiples influencias. Todavía más, las grandes
cipios de la década de 1980, este libro es una historia de transformaciones del mundo capitalista moderno no sólo
los orígenes del mundo moderno en que lo global y lo lo- afectaron la vida local de millones de seres humanos alrede-
cal de hecho forman parte de un mismo relato. Antropólogo dor del planeta sino que, de hecho, también dependieron y
de formación, Wolf criticó duramente aquellas perspecti- fueron alimentadas por realidades locales y por los habitan-
vas que estudiaban las llamadas culturas y sociedades tra- tes de las así llamadas sociedades tradicionales.
dicionales como si se trataran de órdenes suspendidos en En el continente americano, por ejemplo, desde me-
el tiempo y sin conexiones con el mundo. Aceptar esto, de- diados del siglo xvi la historia de los Tupí, un grupo ori-
cía, sería aceptar la idea de que las culturas locales alrededor ginalmente dedicado a la caza, la recolección y algo de
del planeta carecen de historia. Es decir, significaría consen- agricultura en la costa atlántica de Brasil, se cruzó con la
tir en que los únicos con derecho a asumirse como agen- de los comerciantes portugueses, franceses y holandeses,
tes de la historia mundial moderna son los conquistadores, con la del nacimiento de una de las primeras industrias de
comerciantes y colonizadores europeos y sus descendientes productos de masa (los ingenios azucareros) y con la de los
esparcidos por el globo terráqueo.
Tal perspectiva, enfatizaba Wolf, ignora el hecho de 9 Wolf, Eric, Europe and the People without History [1997],
que históricamente las poblaciones humanas han estableci- University of California Press, Berkeley, 1982, p. 385 (traducción
mía). Para una perspectiva similar en que la historia de la humanidad
7 González, Pueblo en vilo, p. 12.
es explicada a través de la creciente expansión de redes véase, McNeill,
John y McNeill, William, The Human Web: A Bird’s-Eye View of World
8 Ibid., p. 13.
History, W. W. Norton & Company, NuevaYork, 2003.

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esclavos traídos de la costa occidental de África. En el mis- tivos desde las costas de África a lo largo de un periodo
mo siglo, las historias del altépetl mesoamericano y el ay- de cuatro siglos [del siglo xv al xix]”.12 Sin embargo, este
llu andino se entrelazaron con la del comercio transatlántico solo viaje es también una ventana para explorar la dinámi-
de la plata, la de los monarcas españoles y las guerras euro- ca del comercio transatlántico de esclavos en su conjun-
peas, así como con la del pago de impuestos en nada más y to, un comercio que involucró por igual a reyes y guerreros
nada menos que China. Para el siglo xvii, la historia de indí- africanos, compradores europeos y proveedores africanos
genas norteamericanos como los hurones y los mohicanos, y terratenientes tanto europeos como americanos y que
la del comercio transatlántico de pieles de nutria, la del tráfi- conectó lugares tan distantes uno del otro como Lisboa,
co de armas de fuego europeas y tabaco brasileño y la de las Nantes o Liverpool en Europa, Senegambia, Costa de Oro,
modas francesas e inglesas en sombreros y abrigos, se en- Bahía de Benin o Whydah en las costas atlánticas de Áfri-
tretejieron en una sola. Y todo esto sucedió a partir del en- ca y Bahía, Saint-Domingue o Carolina del sur en América.
cadenamiento de historias locales.10 Lo que Harms sugiere es que viajes como el del Diligen-
Recientemente, digamos en los últimos veinte o veinti- te sólo eran posibles porque un conjunto de circunstancias y
cinco años, muchos historiadores (en su mayoría de habla actividades locales se cruzaban entre sí y, al hacerlo, termi-
inglesa) han adoptado una perspectiva similar a la de Wolf naban por constituir una historia más amplia de dimensio-
para contar la historia de lo que llaman el “mundo atlánti- nes transoceánicas. “No hubo un contexto ‘global’ que lo
co”, esto es, la historia conjunta de África, Europa y Amé- abarcara todo para este viaje”, dice Harms,
rica. De creciente expansión, aunque sometida a algunas
críticas importantes por parte de los historiadores de lo glo- sólo la intersección de una serie de contextos locales en los
bal, este tipo de historia nos ha enseñado, como sólo en par- intereses de los hermanos Billy [los comerciantes france-
te lo había hecho ya la llamada escuela de los Annales, que ses que financiaron la travesía] se encontraron con aquellos
se pueden hacer historias locales teniendo en cuenta gran- del rey Agaja en Dahomeny [África], el capitán Assaou en
des panoramas y que las historias de amplia mira, a su vez, Whydah [el puerto africano], los productores de comida en
pueden llevarse a cabo sin olvidarse de los lugares pequeños Sao Tomé [isla cercana a las costas atlánticas de África], los
y la gente concreta.11 dueños de plantaciones de azúcar en Martinica [en el Cari-
Ejemplos de esta historia, afortunadamente, hay ya be] y muchos otros. La gente en todos estos lugares partici-
muchos. Con el fin de ilustrar el tipo de historia local a la pó en el tráfico de esclavos de maneras muy distintas y por
que me he venido refiriendo, me gustaría mencionar aunque razones diferentes, pero en última instancia se requirió de
sea brevemente al menos uno de ellos en especial. Se tra- todos ellos para que el viaje del Diligente se desarrollara tal y
ta, creo yo, de uno que aborda un relato particularmente como lo hizo. Hubo una especie de ‘lógica de intereses loca-
cautivante: el del barco francés llamado Diligente. Conta- les’ en juego a escala transatlántica.13
da y desmenuzada su historia magistralmente por el histo-
riador Robert Harms, el viaje que este barco hizo alrededor En otras palabras, cada una de las ciudades, los puertos
del atlántico a principios del siglo xviii fue “sólo uno de y demás lugares que estaban conectados al comercio de es-
aproximadamente cuarenta mil viajes esclavistas que for- clavos africanos alrededor del atlántico colaboró con su par-
zadamente transportaron más de 11 millones de cau- ticular y pequeña historia para que barcos como el Diligente
cruzaran el océano, llevaran su carga humana y al hacerlo
10
Véase, junto con el libro de Wolf: Schwartz, Stuart B., Sugar una y otra vez, año tras año, nutrieran un sistema entero
Plantations in the Formation of Brazilian Society: . Bahia, 1550-1835,
Cambridge University Press, Nueva York, 1985; Richards, John F., The que obtuvo por largo tiempo sus ganancias a costa del tra-
Unending Frontier: An Environmental History of the Early Modern bajo forzado de millones de manos africanas.
World, University of California Press, Berkeley, 2003; y Dennis O. La formación y consolidación del imperio español en los
Flynn and Arturo Giráldez, “Born with a ‘Silver Spoon’: The Origin of
World Trade in 1571”, en Journal of World History, vol. 6, núm. 2, siglos xvi y xvii también han sido explicadas mediante esta
1995, pp. 201-221. perspectiva amplia de lo local. En desacuerdo con una tra-
11
Para una definición de la historia atlántica y sus posibilidades y dición historiográfica que muestra el ascenso del Imperio
límites véase, Bernard, Bailyn, Atlantic History Concept and Contours, como si hubiera sido un producto único de los españoles,
Harvard University Press, Cambridge, Massachusetts y Londres,
2005; Alison Games, “Atlantic History: Definitions, Challenges, and
Opportunities”, American Historical Review, 111, no. 3, junio de 12 Harms, Robert, The Diligent. A Voyage through the Worlds of the
2006, pp. 741-757. Para una muy útil introducción general véase,
Greene, Jack. P. y Morgan, Philip D. (eds.), Atlantic History. A Critical Slave Trade, Basic Books, Nueva York 2002, p. xiv.
13 Ibid., p. xix.
Appraisal, Oxford University Press, Nueva York, 2008.

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el historiador Henry Kamen propone abordar el asunto “no dían a sus aspiraciones de grandeza. “Los españoles”, expli-
como la creación de un solo pueblo, sino como una relación ca Kamen, “gustaban de pensar en Manila como el puesto
entre muchos grupos de gente, el producto final de un nú- de avanzada del imperio universal español. En realidad sólo
mero de contingencias históricas entre las cuales la contri- existía gracias a la tolerancia de Chinos y Japoneses”.15
bución española no siempre fue la más significativa”.14 El imperio español fue entonces el resultado de una
Casi en cada una de las etapas y de los lugares que ter- “amplia red de conexiones” entre muchos actores a lo lar-
minaron por constituir el Imperio, sostiene Kamen, los go y ancho del mundo.16 Dado el tamaño de la empresa y la
españoles se vieron forzados a apoyarse en los medios y ac- cantidad de recursos materiales y humanos necesarios para
ciones de otros actores para logar sus objetivos, y con fre- su operación, razona Kamen, los españoles no sólo no pudie-
cuencia sólo los lograron de manera parcial. La derrota de ron haber construido el Imperio por sí solos, sino que tenían
los aztecas, por ejemplo, fue sólo posible por la existencia únicamente un control limitado sobre el conjunto de los do-
de rivalidades locales entre estados mesoamericanos, así minios que reclamaban para sí. El poder tenía forzosamente
como al interior mismo de los territorios dominados por la que ser mediado y compartido. “La única manera posible de
Triple Alianza. Sin el apoyo de los enemigos de los aztecas, ejercer control”, remata Kamen, “era a través de una serie de
sugiere Kamen siguiendo a muchos otros, los españoles no entendimientos y compromisos. El más grande imperio del
habrían representado una amenaza militar seria, aunque las mundo en el siglo xvi, consecuentemente, debía sus super-
epidemias seguirían jugando a su favor. vivencia a la virtual ausencia de control directo”.17 Así, más
De igual forma, el comercio transatlántico entre la pe- que los titiriteros, los españoles “fueron los catalizadores que
nínsula y los territorios americanos no fue el producto permitieron a otros intereses contribuir en la creación del Im-
exclusivo de autoridades y agentes españoles. Comercian- perio. Sin ayuda de aliados, no habrían tenido ni los soldados
tes genoveses, entre otros, participaron activamente en ni los barcos ni el dinero para lograr lo que lograron. En ese
el transporte de bienes y productos a América. Lo que es sentido, no tiene caso imaginar a España sola como un gran
más, estos comerciantes financiaron también algunas de poder, porque su poder no era ni más ni menos que las suma
las empresas de conquista, levantaron e invirtieron ingenios de las capacidades de sus colaboradores”.18
azucareros e incluso otorgaron créditos a la propia coro-
na española. De hecho, la corona española dependía cró- IV
nicamente de los préstamos que banqueros alemanes, con
conexiones a lo largo y ancho de Europa, le hacían para fi- Es precisamente está lógica de historias locales que se co-
nanciar interminables guerras contra otomanos, holandeses, nectan unas con otras para constituir grandes relatos y
franceses e ingleses. Con frecuencia, los soldados que pelea- procesos la que nos sirve para explicar la naturaleza de los
ron estas guerras tampoco eran de origen español. poblados y poblaciones indígenas y su contribución en la
Otras empresas clave para el funcionamiento del Impe- creación de grandes historias. De hecho, la historia de las
rio dependían también de gente y recursos no españoles. La repúblicas de indios, los pueblos de misión y las comunida-
extracción de plata en Potosí, sin duda el centro productivo des independientes formó también parte clave del imperio
más importante del Imperio hasta las primeras décadas del español y de su inmensa red de intereses. La pertenencia a
siglo xvii, se basó en la movilización de trabajadores locales este gran entramado de circuitos locales, regionales y trans­
en su gran mayoría indígenas. Dicha movilización, además, oceánicos transformó para siempre las vidas particulares de
sólo podía darse gracias a la convergencia de intereses entre las poblaciones indígenas. Con el tiempo, la interacción
élites indígenas y autoridades locales. Todavía más, el capital con las instituciones coloniales, los centros de producción
para operar las minas no siempre provino exclusivamente de y las doctrinas religiosas terminó por ocupar una parte fun-
empresarios españoles. En las Filipinas, uno de los centros damental de la vida y la experiencia locales de los indígenas.
de paso del comercio de la plata americana hacia China, los A su vez, los modos indígenas locales dieron su sello imbo-
españoles constituían apenas un grupo vulnerable. El mismo rrable al conjunto de las instituciones, actividades e ideolo-
comercio de la plata pasaba por las manos de comerciantes gías del Imperio.
locales de la región de Fujian y los beneficios para la corona
y los grupos españoles en la región no siempre correspon- 15 Ibid., p. 220.
16 Ibid., p. 491.

14 17 Ibid., p. 142.
Kamen, Henry, Empire: How Spain Became a World Power,
18
1492-1763, Perennial, Nueva York, 2004, p. xxvi. Ibid., p. 489.

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Creado hacia fines del siglo xvi, el Juzgado General de Van Young, “se definía no sólo por los límites territoriales,
Indios, por ejemplo, se convirtió en una institución funda- las constantes fricciones con otros poblados y terratenientes
mental para dirimir disputas locales entre pueblos, por un no indígenas, y cierta tendencia a la endogamia, sino tam-
lado, y grandes y pequeños propietarios, por otro, así como bién por la identificación […] con sus íconos religiosos, fes-
también, y con frecuencia, entre pueblos vecinos. Las lu- tividades, santos patronos y formas de memoria colectiva
chas internas de cada pueblo, como las que se desataban arraigadas en la práctica religiosa”.21 Pero si la religión local
a propósito de la elección de nuevos oficiales de república, tornaba los pueblos hacia sí mismos y generaba un senti-
eran la expresión de conflictos previos entre principales indí- miento de distinción que los apartaba de cierta manera del
genas y familias notables locales. No obstante, nunca estu- resto del mundo, también los hacía partícipes de una reli-
vieron exentas de la intervención de autoridades españolas gión que después de todo clamaba ser universal. Filtrados
(cívicas y religiosas) y del apoyo de poderosos fuereños siempre por lentes locales y cambiados sus significados, los
aliados con una u otra facción indígena. Más aún, muchas íconos religiosos formaban de hecho parte de un reperto-
veces las disputas terminaban en los tribunales y seguían su rio que compartían por igual mestizos, mulatos, castas, es-
curso dentro del laberinto administrativo colonial hasta lle- pañoles peninsulares y españoles americanos. Aunque en
gar a la ciudad de México. La concepción misma de justicia, constante tensión y con un buen margen de autonomía, las
aunque obedecía a reglas de reciprocidad y jerarquías inter- repúblicas también se encontraban sujetas a una estructu-
nas, se basaba también en principios generales que deter- ra más amplia que definía límites parroquiales, obispados y
minaban la relación entre el rey, miles de kilómetros al otro demás­jurisdicciones eclesiásticas.22
lado del océano Atlántico, y las repúblicas.19 Las estructuras administrativas del Imperio también cir-
La relación con la tierra también estaba cargada por este cunscribían las prácticas mundanas de las repúblicas. De
doble sentido de lo local y lo general. De ahí, por ejemplo, la hecho, las repúblicas eran parte integral de ese esqueleto
importancia de los títulos primordiales. Por un lado, definían administrativo; cuerpos sociales jurídicamente reconocidos
los límites del pueblo y su patrimonio y, por otro, constituían por la legislación de la corona española con derechos y obli-
la prueba concreta del vínculo existente entre los pueblos, gaciones. La relativa autonomía para disponer de los recur-
el rey y sus vicarios, los virreyes. Casi nada definía con tan- sos generados por las localidades indígenas, restringida por
ta claridad el carácter localista de las repúblicas. Después la Corona hacia la segunda mitad del siglo xviii, empalma-
de todo, la tierra era sinónimo de arraigo y pertenencia. La ba con las obligaciones tributarias que significaban una muy
tierra, al menos en teoría, era el elemento clave que permi- importante fuente recursos para mantener el aparato admi-
tía a las familias vivir, crecer y morir en el lugar donde na- nistrativo colonial. La elección de autoridades cívico-religio-
cían. No obstante, el derecho a la tierra constituía también sas también coexistía con la subordinación a las autoridades
el reconocimiento real de que los indios eran súbditos del españolas, empezando con los corregidores y alcaldes ma-
Imperio más vasto del mundo. La posesión de la tierra era yores y terminando con el rey.
testimonio material de sus lazos con la corona de Castilla y Las repúblicas tampoco eran ajenas a los circuitos co-
sus dominios.20 merciales regionales e internacionales. En el valle de Méxi-
Una interacción similar sucedía en el campo de la reli- co, por ejemplo, la demanda de productos como el trigo y el
gión. La tierra arraigaba físicamente a comuneros y princi- maíz estableció nexos permanentes entre la ciudad de Mé-
pales al pueblo. Las fiestas patronales y la parroquia fijaban xico y los pueblos de la zona. En Oaxaca, la producción lo-
a los miembros de las repúblicas por otros medios, a través cal de grana cochinilla estuvo por largo tiempo vinculada a
de la organización y cooperación colectiva, del sentimien- la industria textil europea. Con grados distintos de coacción,
to de colaboración y contribución a una obra mayor, de la el repartimiento de mercancías también llevó a las repúbli-
movilización de recursos comunes. El pueblo, sintetiza Eric cas a conectarse con los grandes comerciantes de la ciudad

19
Veáse el clásico, Woodrow Borah, Justice by Insurance: The
21
General Indian Court of Colonial Mexico and the Legal Aides of the Van Young, Eric, “1810-1910: Semejanzas y Diferencias”, en
Half-Real, University of California Press, Berkeley, 1983; y, más Historia Mexicana, LIX: 1, 2009, p. 414.
recientemente, el fino estudio de Owensby, Brian P., Empire of Law 22 Véase, entre muchos otros, Gibson, Charles, The Aztecs under
and Justice in Colonial Mexico, Stanford University Press, Stanford, Spanish Rule, Stanford University Press, Stanford, 1964; también
2008. Gruzinski, Serge, La colonización del imaginario. Sociedades indígenas
20 Véase sobre los títulos primordiales, Florescano, Enrique, Historia
y occidentalización en el México español. Siglos xvi-xviii, FCE, México,
de las historias de la nación mexicana, Taurus, México, 2002, pp. 1991; y también del mismo autor, La guerra de las imágenes. De
207-266. Cristóbal Colón a “Blade Runner” (1492-2019), FCE, México, 1994.

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de México, Sevilla y, después, Cádiz, a través de la interac- ración y dependencia y, por lo tanto, unos y otros influyeron
ción que mantenían con corregidores y alcaldes mayores.23 en la vida y los mundos de los demás. Vivían también bajo
Las migraciones laborales, incluyendo las fomenta- una dinámica de mutua violencia y permanentes redadas en
das por la corona por medio del repartimiento de trabajo, las que los cautivos lo mismo eran integrados a las comu-
también mantuvieron a las localidades indígenas en con- nidades de sus captores que se volvían agentes de nuevas
tacto con otras zonas y gente del muy grande territorio no- redadas para reclamar venganza. Había también comunida-
vohispano. Todavía más, con el tiempo la frecuencia en los des de indígenas independientes que eran por igual el azo-
traslados en busca de trabajo generó una indeterminada po- te de colonos europeos, indios de misión y sus aliados, que
blación indígena flotante (los llamados indios laboríos) que las víctimas de atrocidades por parte de estos últimos. Así,
se movía por igual entre los mundos de las repúblicas y las incluso grupos indígenas independientes como los apaches,
villas y las ciudades españolas. Los flujos migratorios tam- los seris y los poderosos comanches tenían forzosamente
bién trajeron españoles, mestizos y mulatos al interior de los que entrar en interacción con el resto de los grupos de la re-
pueblos. En algunos casos la población mulata y mestiza lle- gión. Al hacerlo, vieron modificados sus modos de vida lo-
gó incluso a rebasar a la población indígena local haciendo cales incorporando el uso de armas de fuego, volviéndose
del nombre de república de indios una mera, aunque igual- diestros en el manejo de caballos, criando ganado y utilizan-
mente importante, categoría jurídica. Finalmente, el trabajo do herramientas de metal, todo lo cual sirvió para preservar
temporal en ciudades, minas y haciendas a veces también su propia organización social.25
derivó en la creación de nuevas comunidades muy aparta-
das de los poblados originales de los trabajadores indígenas. V
Desde muy temprano en los siglos xvi y xvii, tarascos, oto-
míes y nahuas, por ejemplo, formaron parte de los esfuerzos En suma, ya desde el periodo colonial, cuando México, la
colonizadores del Bajío y el noroeste novohispano.24 Nación, ni siquiera existía, la vida local de las poblaciones
Estos migrantes mesoamericanos en realidad encontra- indígenas era producto de influencias múltiples y muy am-
ron en el norte un mundo que sin temor a equivocarnos po- plias. Puede decirse incluso que en muchos sentidos la rup-
demos llamar verdaderamente cosmopolita. En esta vasta tura con el imperio redujo la escala y la gama de los lazos
región que incluía el actual noroeste mexicano y el suroeste extralocales de los cuales ya eran partícipes los pueblos indí-
norteamericano, la política y guerras de los imperios euro- genas. El imperio español, después de todo, era vastísimo, y
peos se mezclaban casi indistinguiblemente con la política como hemos visto aglutinaba grupos humanos de muchos
local y las confrontaciones entre grupos indígenas rivales. rincones del mundo conectados todos de las más diversas
Todavía más, pueblos de misión, real de minas y presidios, formas a través de las redes comerciales y de la geopolítica.
establecidos en su mayoría hasta los siglos xvii y xviii, da- En todo caso, el paso hacia la vida independiente, pri-
ban apenas impresión de que existía algo así como el impe- mero como un imperio y luego como una república, supuso
rio español. Lo cierto es que, como en Manila en el sureste para los habitantes de la otrora Nueva España una reorga-
asiático, los españoles constituían sólo uno entre muchos nización de sus vínculos con el mundo y de los nexos que
actores y no siempre eran los más poderosos. hasta entonces mantenían entre sí. En muchos lugares, du-
Para finales del siglo xviii y principios del xix, coexistían rante las primeras décadas después de la Independencia, las
lo mismo misioneros italianos, agentes franceses e ingle- poblaciones indígenas adquirieron un margen de autonomía
ses, colonos españoles que pimas, yaquis, pápagos, ópatas importante frente a las nuevas autoridades nacionales y lo-
y otros muchos grupos indígenas. Llevados por la necesi- cales, así como también frente a terratenientes grandes y
dad, todos ellos vivían bajo una dinámica de mutua colabo- pequeños. La seria contracción de actividades económicas
como la minería y la agricultura comercial, así como la pér-
23
Véase Tutino, John, “Haciendas y comunidades en el valle de dida de lazos comerciales con el mundo, también contribu-
México: El crecimiento comercial y la persistencia de los pueblos a la yeron a la relativa independencia de la vida local indígena.
sombra de la capital colonial, 1600-1800”, en Jarquín Ortega, María
Teresa y Miño Grijalva, Manuel (comps.), Historia General del Estado 25 Una muy buena síntesis de la literatura sobre la región se
de México, El Colegio de México/Clío, México, 2010; Reina, Leticia, encuentra en Rodríguez Palacios, Georgina, “Tras la huella de los
Caminos de luz y sombra. Historia indígena de Oaxaca en el siglo xix, ópatas. Experiencia, dominación y transfiguración cultural”, tesis de
CIESAS/CDI, México, 2004, pp. 74-75. maestría UNAM, México, 2010; véase también, Adelman, Jeremy y
24 Véase Castro Gutiérrez, Felipe, Los tarascos y el imperio español,
Stephen Aron, “From Borderlands to Borders: Empires, Nation-States,
UNAM/Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México, and the Peoples in between in North American History”, en AHR, vol.
2004. 104, núm. 3, junio de 1999, pp. 814-841.

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No obstante, eso no significó que las comunidades indíge- la tenencia de la tierra a favor de los terratenientes explican
nas pudieran romper de tajo con todo y volverse sobre sí sólo una parte del porqué de los levantamientos indígenas.
mismas —como tampoco había sucedido después de la La otra parte está en la composición interna de las comuni-
conquista y a lo largo del periodo colonial—. En realidad, dades, sus tipos de liderazgo, sus disputas intestinas y con
la vida local de las poblaciones indígenas siguió interactuan- propietarios de tierra vecinos, su relación con autoridades
do, transformando y transformándose, con las nuevas insti- locales, la importancia de sus prácticas religiosas y la aso-
tuciones, políticas públicas, ideologías, conflictos armados y ciación de la identidad étnica con la pertenencia al pueblo.
actividades económicas que trajo consigo la formación del Los pueblos de indios, en breve, se levantaron debido
estado nacional que llamamos México. a una combinación entre motivos profundamente locales
Como en los tiempos coloniales, desde la guerra de in- y tendencias de largo alcance. Para Van Young los motivos
dependencia hasta el día de hoy, década tras década, ge- locales fueron finalmente los que delinearon la ideología y
neración tras generación, cada suceso de incumbencia y metas de los insurgentes indígenas. La defensa de la comu-
alcance nacionales se ha alimentado de las aparentes na- nidad y no la independencia de la Nueva España en su con-
derías de la vida local indígena. Los pequeños conflictos junto, ni siquiera la de todas las repúblicas de indios, estuvo
aldeanos han contribuido a definir y dividir lealtades a fa- detrás de los cientos de revueltas de los pueblos indígenas.
vor o en contra de tal o cual caudillo o dirigente nacional. De ahí que, al menos en las regiones que Van Young estudia
Las rivalidades locales, en principio alimentadas por moti- con mayor detenimiento —las aéreas centrales del virreina-
vos personales, han encontrado una y otra vez terreno fértil to— no se haya dado una alianza entre indígenas y criollos
para crecer y profundizarse durante los periodos de crisis y y que cada uno persiguiera su propia guerra de independen-
conflictos regionales, nacionales e internacionales. Las des- cia. Con todo, como también insiste Van Young, las gran-
igualdades de género, las jerarquías políticas internas y las des fuerzas sociopolíticas de cambio crearon las condiciones
disparidades materiales dentro de una comunidad se han y contribuyeron a exacerbar los conflictos locales ya exis-
intensificado y reorientado debido a la influencia de leyes, tentes, además de que proveyeron la coyuntura política que
programas e instituciones estatales y federales. Los grandes no sólo multiplicó exponencialmente las revueltas indígenas
conflictos armados han dado un sentido distinto a las re- sino que las convirtió, ideologías localistas aparte, en una in-
vueltas locales y éstas, a su vez, han nutrido y dado otro surgencia colectiva.26
significado a los enfrentamientos nacionales. Las deudas de Si la guerra de independencia no puede explicarse sin
sangre, los pleitos entre familias y familiares, los conflictos echar una mirada a la participación de las repúblicas de in-
por esta o aquella propiedad, las rivalidades entre comunida- dios, ni los orígenes del liberalismo ni los vaivenes del fe-
des vecinas, las disputas electorales locales, una y otra vez deralismo en las primeras décadas de vida independiente
se han conectado con luchas y coaliciones regionales, con pueden entenderse sin dar cuenta de la movilización de las
sucesos de impacto nacional e incluso con redes de alcan- localidades indígenas frente a las nuevas instituciones re-
ce transnacional. publicanas. Ya no hay duda de que los principios políticos
¿Cómo entender los orígenes y naturaleza de la guerra del liberalismo y las instituciones federalistas se integraron
de independencia sin atender tanto al contexto específico desde muy temprano a la vida pública de las comunidades.
como a las condiciones generales dentro de los cuales vi- Tampoco hay duda de que al hacerlo el nuevo orden insti-
vían las repúblicas de indios al final de la era colonial? No tucional republicano tuvo que ajustarse a patrones locales.
hace mucho, en un libro denso pero extraordinario, Eric Van El paso de repúblicas de indios a municipios, brevemen-
Young documentó como nunca antes la copiosa participa- te experimentado durante la guerra de independencia con
ción indígena en la guerra de independencia. Si bien Van la Constitución de Cádiz de 1812, representó tanto un de-
Young concluye que en última instancia dicha participación safío como una oportunidad para las localidades indígenas.
tuvo un carácter particularmente localista, su análisis tam- Por un lado, se trataba de instituciones que sustituyeron ju-
bién incorpora factores generales para explicar por qué cien- rídicamente a las viejas repúblicas y que, por lo tanto, ame-
tos de pueblos se levantaron entre 1810 y 1821. nazaban la autonomía tradicional con la que contaban los
De hecho, su argumento es que sólo la interacción en- indígenas bajo el imperio español; por otro, representaban
tre factores locales y generales puede explicar la insurgencia
26 Van Young, Eric, The Other Rebellion: Popular Violence,
indígena. Por separado no logran aclaran el problema. El cre-
Ideology and the Mexican Struggle for Independence, 1810-1821,
cimiento demográfico, la expansión de la agricultura comer- Stanford University Press, Stanford, 2001 (la cita del párrafo anterior
cial, las políticas fiscales borbónicas, los cambios en el uso y corresponde a la página 257).

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un nuevo modo de ejercer el poder localmente y, en conse- La llamada era de los caudillos es igualmente incom-
cuencia, una forma potencial de construir una forma distinta prensible sin tomar en cuenta la vida interna de las comu-
de autonomía para las comunidades. nidades y su participación en las coaliciones regionales que
Es difícil generalizar hasta qué punto las comunidades se definieron los muchos conflictos nacionales del siglo xix.
vieron perjudicadas o beneficiadas con el cambio. La crea- Mucho hay en este asunto de patronazgos y relaciones
ción de municipios implicó muchas veces la reducción del clientelares que los caudillos lograron establecer con círcu-
patrimonio de las repúblicas pues las nuevas instituciones los militares, bases urbanas y áreas rurales. Pero con respec-
reclamaron para sí tierras que hasta entonces eran poseí- to a las comunidades indígenas, un análisis detallado deja
das y manejadas por los pueblos. Al mismo tiempo, algu- ver que eran problemas y demandas locales lo que en bue-
nos pueblos, y sobre todo algunos miembros principales de na medida determinaba el respaldo o rechazo a este o aquel
las comunidades, de hecho sacaron provecho de la situación caudillo. Todavía más, como ha mostrado Peter Guardino, el
y ampliaron su propio patrimonio. En todo caso, la suerte ascenso liberal a partir de la revolución de Ayutla (que llevó
que siguieron las comunidades dependió tanto de condicio- a la generación de Juárez al poder nacional en 1855) debió
nes generales como de circunstancias locales, desde el ta- mucho a las alianzas que los pueblos establecieron con per-
maño de la población indígena frente a la no indígena hasta sonajes como Juan Álvarez.
las alianzas que los indígenas pudieran establecer con otros De igual forma, entre 1855 y 1868, periodo de guerras
actores locales y regionales. Así, por ejemplo, en áreas que civiles e intervenciones extranjeras, las comunidades de la
constituyen el actual estado de Guerrero, la suerte de las co- sierra de Puebla también dieron un nuevo impulso al libe-
munidades indígenas fue variada y dependió en mayor grado ralismo y ayudaron a la derrota definitiva, a la postre, de las
de alianzas con mulatos y mestizos. En contraste, en varias fuerzas conservadoras. Y aquí también las relaciones de gé-
zonas de Oaxaca donde la población indígena predominaba, nero, las desigualdades materiales, los lazos familiares y de
las comunidades tuvieron una respuesta más uniforme a la amistad, las diferencias entre pertenecer a una cabecera o
hora de abordar las nuevas instituciones municipales. un pueblo sujeto y la participación en las organizaciones cí-
En cualquier caso, el resultado fue que las autoridades vico-religiosas se entrelazaron con las condiciones creadas
federales no pudieron ejercer el poder sin apoyarse en estas por los conflictos nacionales, la lucha liberal para consolidar
instituciones locales y que, para salvaguardar algo de su pre- el poder federal y las ambiciones geopolíticas de Napoleón
ciada autonomía, las comunidades indígenas se vieron forza- III al otro lado del Atlántico. Así, la lucha entre liberales y
das también a adoptar esas nuevas instituciones. Ahí donde conservadores en realidad no hizo sino extender las luchas
fueron exitosos los intentos de apropiación del municipio, los regionales y locales ya existentes dentro de las comunida-
indígenas retomaron los principios abstractos del liberalismo des y exacerbó los antagonismos entre éstas, por un lado, y
sobre la igualdad frente a la ley, la representación y el dere- los terratenientes y comerciantes asociados con los centros
cho a votar, y los pasaron por el filtro de su experiencia, ya urbanos de poder, por el otro.
añeja, como repúblicas de indios. Los municipios se volvie- Pero si la guerra extendió e intensificó conflictos hasta
ron medios para defender una vez más la autonomía local. entonces pequeños, también las políticas y principios libera-
Y la autonomía local implicaba también la defensa de las tie- les se vieron transformados por la inclusión de las demandas
rras, la familia, los lazos de amistad y compadrazgo e inclu- locales de las comunidades. En algunos casos, como en las
so la del patriarcado y las jerarquías establecidas dentro de comunidades de la sierra de Puebla, los derechos universales
las comunidades. Por eso, cuando el centralismo sustituyó a prometidos por el liberalismo (ciudadanía, libertad munici-
los municipios, incrementó los impuestos e impuso limitan- pal, igualdad ante la ley) se mezclaron con nociones locales
tes para ejercer el sufragio, muchos indígenas en Guerrero y de justicia basada en obligaciones personales y de derecho a
Oaxaca se movilizaron para defender el federalismo que ha- la propiedad comunal y a mantener autoridades locales de la
bían ya aprendido a asociar con el acceso al poder local, los propia comunidad. 28
impuestos moderados y el sufragio amplio. Cierto, en otros
lados muchos indígenas no hicieron lo mismo.27
of Mexico’s National State, Stanford University Press, Stanford, 1996;
27 Véanse, Antonio Annino, “The Two-Faced Janus. The Pueblos Guardino, Peter, The Time of Liberty. Popular Political Culture in
and the Origins of Mexican Liberalism”, en Servín, Elisa, Reina, Leticia Oaxaca, 1750-1850, Duke University Press, Durham, 2005.
28 Véase, Mallon, Florencia, Peasant and Nation: The Making of
y Tutino, John, Cycles of Conflict, Centuries of Change. Crisis, Reform,
and Revolution in Mexico, Duke University Press, Durham y London, Postcolonial Mexico and Peru, University of California Press, Berkeley,
2007, pp. 60-90; Peter Guardino, Peasants, Politics, and the Formation 1995.

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En otros casos, sin embargo, las comunidades vieron los niños en los rebaños; y los adultos en las redadas, el co-
más amenazas que promesas en el liberalismo, rechazaron mercio y la caza”.30 Todo el conjunto de rancherías disper-
de tajo las políticas públicas de los liberales e hicieron coali- sas de las que en realidad estaba compuesta la organización
ción con sus enemigos. En efecto, la guerra entre liberales y social de los comanches se ligaba entre sí por medio de vín-
conservadores también sirvió de oportunidad para que otras culos de parentesco y todo tipo de afiliaciones personales y
comunidades encontraran poderosos aliados y juntos, por por medio de reuniones anuales en que se coordinaban las
razones distintas pero entrelazadas, se unieran a los conser- acciones comunes a seguir. Aunque este tipo de organiza-
vadores. Por los mismos años en que las comunidades de la ción no aparentaba ser la de un gran poder, con el tiempo
sierra de Puebla daban fuerza al liberalismo, cientos de co- de hecho no sólo permitió a los comanches defenderse de
munidades huicholes y coras en el séptimo cantón de Ja- otras comunidades indígenas y colonias de españoles, mexi-
lisco (Nayarit) unieron fuerzas con Manuel Lozada. Sus canos y norteamericanos, sino que convirtió a todas ellas en
razones y demandas eran muy similares a las de sus pares una especie de localidades tributarias al servicio de la eco-
en la sierra de Puebla. Sin embargo, habían llegado a una nomía comanche.
conclusión distinta: el mejor medio a través del cual podían Para cuando la guerra entre México y Estados Unidos
proteger sus demandas locales no era aliarse con liberalismo comenzó, la economía de muchas zonas de la extensa re-
sino asociarse con los conservadores, apoyar el segundo im- gión dominada por los comanches se encontraba rota. El
perio de Maximiliano y, en cualquier caso, mantenerse, has- delicado balance de poder entre diversos grupos indígenas,
ta donde se pudiera, independientes tanto de liberales como mexicanos y norteamericanos también estaba quebrado.
de conservadores.29 Las aparentemente indiscriminadas y azarosas redadas lle-
La historia de los conflictos con naciones extranjeras du- vadas a cabo por los comanches y sus aliados habían servido
rante el siglo xix, de hecho, no puede comprenderse simple y para extender la economía pastoral y el poder de su orga-
solamente ni como un producto de las divisiones entre libe- nización, pero a expensas de las poblaciones que vivían en
rales y conservadores ni como una confrontación entre dos las áreas de abastecimiento comanche. La violencia no sólo
estados nacionales. La guerra con Estados Unidos, por ejem- inhibió el establecimiento de nuevos poblados sino que de-
plo, no se explica enteramente sin un análisis de la organi- bilitó seriamente a los que ya existían y, más aún, llevó al
zación política y económica de las comunidades indígenas abandono de muchos otros. Fue así que la guerra de los mil
del norte, especialmente la de los comanches. Investigacio- desiertos, como la llama el historiador Brian Delay, llevada a
nes recientes han argumentado que en las décadas que pre- cabo durante décadas por mexicanos, grupos indígenas in-
cedieron a la guerra (1846-1848), y aun tiempo después, dependientes y comanches, facilitó indirectamente la ocu-
ni mexicanos ni norteamericanos podían reclamar para sí el pación del ejército norteamericano en lo que todavía eran
mote de poder dominante en la región. En realidad, lo más territorios reclamados como parte del territorio mexicano.31
parecido a un poder hegemónico estaba en manos de las co- Las reformas liberales, sobre todo la concerniente a las
munidades comanches. Su poder era tal que de hecho se ha- tierras en manos de corporaciones civiles, tampoco se pue-
cía sentir en una vasta zona que abarcaba Nuevo México, den entender únicamente analizando leyes y códigos fede-
Texas, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Du- rales, pues cada vez es más claro que su ejecución estuvo
rango e incluso Zacatecas y San Luis Potosí. también en función de legislaciones estatales —muchas de
Poco a poco, en un periodo de más o menos un siglo las cuales precedieron a la famosa Ley Lerdo de 1856— y,
(1750-1850), los comanches lograron crear una vasta or- por si fuera poco, que la política de desamortización de la
ganización basada en el pastoreo de caballos, el comercio, tierra involucró algo más que la sola realización de dichas
la caza de bisontes y campañas sistemáticas de redadas legislaciones federales y estatales. Por sí mismas, las leyes
que les proporcionaban ganado, prisioneros y armas. A de- que ordenaron la división de las tierras corporativas de las
cir de uno de sus historiadores, dicha organización también comunidades indígenas tuvieron un impacto más bien li-
se apoyaba en “una sutil división del trabajo en que las mu- mitado y se cumplieron sólo a medias; no fue sino hasta el
jeres se especializaban en la producción de comida y pieles; último cuarto del siglo xix que comenzaron a llevarse a la
práctica de una manera sistemática y sólo gracias a la com-
29 Véase, Deaton Dawn Fogle, “The Decade of Revolt. Peasant
30 Pekka Hämäläinen, The Comanche Empire, New Haven, Yale
Rebellion in Jalisco, Mexico, 1855-1864”, en Jackson, Robert H. University Press, 2008, p. 347.
(ed.), Liberals, the Church, and Indian Peasants. Corporate Lands 31 Delay, Brian, War of a Thousand Deserts: Indian Raids and the
and the Challenge of Reform in Nineteenth-Century Spanish America.
University of New Mexico Press, Albuquerque, 1997, pp. 37-64. U.S.-Mexican War, Yale University Press, New Haven, 2008.

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binación de una serie de factores que hasta entonces no se totonacos quienes obtuvieron ingresos complementarios al
había presentado. cultivo del maíz. Sin embargo, conforme la demanda y los
La consolidación de los liberales en el poder nacional y precios de la vainilla aumentaron, las presiones para asegu-
los estados después de 1868, poco a poco creó las condi- rar el abasto del producto también crecieron y, en conse-
ciones para que leyes y políticas públicas hasta entonces cuencia, el incentivo para controlar la tierra también se hizo
suspendidas por la inestabilidad política pudieran llevarse más grande. Las casas comerciales de Nueva York presiona-
a cabo, incluyendo por supuesto la política de división de ban a los comerciantes italianos, los comerciantes italianos
tierras comunales. A las viejas leyes sobre la tenencia de la a los principales totonacos y éstos a los comuneros.
tierra también se les sumó la puesta en marcha de nuevas Fue esta presión la que dio mayor estímulo a la política
políticas fiscales estatales sobre las propiedades rurales. Y de división de tierras. Combinada con las presiones guberna-
más allá de las presiones gubernamentales, la expansión de mentales y demográficas, la expansión comercial de la vai-
la agricultura comercial, en plena consolidación del porfiria- nilla terminó por quebrar el sentido de mantener la tenencia
to, jugó también un papel importantísimo. Lo mismo puede comunal de la tierra. La competencia interna por el control
decirse del continuo crecimiento demográfico experimenta- de la tierra en las comunidades totonacas de Papantla puso
do a lo largo del siglo xix. Así, una clase política más unida, entonces fin a la tenencia comunal, primero a través de una
nuevos impuestos, presiones comerciales y familias más nu- forma intermedia llamada condueñazgo y luego por medio
merosas terminaron por ejercer una presión enrome sobre la de la propiedad individual. Hacia 1900, buena parte de la
tenencia y el uso corporativo de la tierra. Y a todo esto hay tierra seguía bajo control totonaca. Sin embargo, se había
que sumar, claro está, las viejas divisiones y contradicciones concentrado en manos de los principales e individuos liga-
al interior de las comunidades. dos al comercio de la vainilla. Muchos comuneros también
De hecho, en el caso de Papantla, Veracruz, la políti- lograron quedarse con su tierra. Un conjunto igual de nume-
ca de división de las tierras comunales involucró también roso, sin embargo, se había quedado sin nada.32
un conjunto más vasto de intereses transnacionales. Des-
pués de 1870 el cultivo tradicional de la vainilla se volvió VI
una empresa comercial de alcances insospechados. En un
principio, la expansión comercial de la vainilla fue estimu- Este tipo de conflictos locales, multiplicados a lo largo del
lada por la baja en su producción en las colonias francesas. territorio nacional e íntimamente conectados con la expan-
En Francia, la vainilla era usada como complemento de be- sión comercial y la concentración del poder público durante
bidas calientes como el chocolate. Papantla comenzó en- el porfiriato, ayudó a engrosar los ejércitos de la Revolución
tonces a endulzar el paladar de los consumidores franceses. Mexicana. Es por eso que, como argumentó en su momen-
Aunque la demanda francesa pronto disminuyó, la expan- to Alan Knight, la Revolución a veces parece una serie de
sión de la vainilla de hecho se incrementó gracias al cre- revueltas y rebeliones desconectadas más que un levanta-
cimiento de la industria del helado en Estados Unidos, a miento nacional coherente. La Revolución fue, por supues-
su vez un producto del avance en las tecnologías de la re- to, un fenómeno nacional pero tuvo múltiples variaciones
frigeración. Un producto cultivado casi artesanalmente por locales y regionales. Lo que es más, como afirmó el mis-
comuneros totonacos se volvió en un lapso brevísimo, de mo Knight, las muchas rebeliones de que se compusieron
1870 a 1900, un producto comercial de exportación ca- las distintas etapas de la lucha armada “concluyeron arre-
paz de producir muy generosas ganancias. glos regionales, adoptaron etiquetas políticas nacionales y
A medida que el negocio de la vainilla creció, un mayor entraron en grandes y efímeras coaliciones; pero, debajo de
número de intereses se vio involucrado: los comuneros cul- estas ramificaciones diseminadoras, fueron las raíces locales
tivaban la vainilla; los principales totonacos se encargaban las que le dieron a la Revolución su sustento”.33
de proveer a comerciantes de origen español e italiano; y es- La entrada en la Revolución de las localidades y pobla-
tos comerciantes, a su vez, se hacían cargo del transporte de ciones indígenas no puede, entonces, reducirse a una sola
la vainilla a Estados Unidos. De Papantla, la vainilla era lle- experiencia. No obstante, pueden hacerse dos afirmaciones
vada a Tuxpan y de ahí a Norteamérica. En Nueva York ca-
32 Véase, Kouri, Emilio, A Pueblo Divided. Business, Property, and
sas comercializadoras distribuían el producto ya procesado,
Community in Papantla, Mexico. Stanford University Press, Stanford,
y finalmente los consumidores norteamericanos lo disfruta- 2004.
ban en un rico helado sabor vainilla. Al principio, el comer- 33 Alan Knight, The Mexican Revolution. Porfirians, Liberals and
cio de la vainilla fortaleció la economía de los comuneros Peasants, vol. 1, Cambridge University Press, Cambridge, 1986, p. 2.

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más o menos generales: en primer lugar, basándonos en lo nidades. Algunos de ellos, como Primo Tapia, en Naranja,
dicho por Knight, ahí donde las comunidades indígenas se incluso eran antiguos trabajadores migrantes que trajeron
unieron a los ejércitos revolucionarios lo hicieron siguiendo consigo la experiencia organizativa que habían adquirido en
las líneas ya antes dibujadas por los conflictos locales, que el norte de México y en Estados Unidos.
habían divido a los miembros de las comunidades entre sí La propia formación de ligas agrarias durante la década
y a éstas frente a hacendados, otras comunidades, comer- de 1920, dependió de la correlación de fuerzas tanto al in-
ciantes y autoridades; en segundo lugar, salvo excepciones, terior de los nuevos grupos gobernantes como del balance
a diferencia de los levantamientos del siglo xix, las alianzas de poder dentro de las comunidades. Las ligas agrarias fue-
de las comunidades con los ejércitos revolucionarios se vie- ron entonces el producto de la relación entre líderes como
ron subsumidas dentro la categoría más amplia de “luchas Múgica y Cárdenas (más propensos a fomentarlas) y perso-
campesinas”. Esto es, si bien los modos de organización y najes como Obregón y Calles (mucho menos entusiastas de
demandas provinieron de la estructura local de las comu- la reforma agraria). Y también fueron el resultado de viejas
nidades a las que pertenecían, la inclusión de los indígenas líneas divisorias entre quienes durante el porfiriato y la pro-
y sus comunidades en las coaliciones revolucionarias tuvo pia Revolución habían tenido acceso a la tierra y a los pues-
que hacerse a través de su experiencia como trabajadores tos públicos locales y quienes no lo habían hecho.
del campo y sólo secundariamente según su pertenencia ét- Para cuando la guerra cristera estalló (1926-1929),
nica. Por supuesto, como siempre, los miembros de las co- debido a la intransigencia tanto del gobierno federal como
munidades indígenas también supieron sacar provecho y de la Iglesia, las divisiones internas pronto delinearon la mi-
apropiarse de la identidad campesina enarbolada por los in- litancia de los indígenas a favor tanto de cristeros como de
telectuales y líderes de la Revolución. agraristas. En general, los favorecidos por el antiguo orden
En muchas ocasiones, sin embargo, las mismas condi- de cosas (muchos de ellos indígenas también) rechazaron la
ciones locales que llevaron a muchos indígenas a incorpo- reforma agraria, mientras que aquellos que habían sido des-
rarse a los movimientos revolucionarios también ayudaron plazados tanto política como económicamente se unieron a
a inhibir levantamientos mayores en varias regiones del país los agraristas. Por supuesto, el anticlericalismo del gobierno
como en Michoacán, Oaxaca, Chiapas o Yucatán. En estos federal y muchos de los líderes agraristas locales, así como el
lugares, la Revolución o bien reforzó las estructuras locales entusiasmo religioso de los cristeros, jugaron un papel muy
de poder o no alcanzó a modificarlas de forma que los des- importante en la creación de facciones antagónicas entre
acuerdos locales permanecieron latentes o contenidos. No y dentro de las comunidades. Sin embargo, tanto cristeros
fue sino hasta que la fase de mayor violencia de la Revolu- como agraristas compartían en su mayoría la misma fe y las
ción terminó, que muchas de las disputas pequeñas por las mismas prácticas religiosas. Sólo mezclados con otros fac-
que aún atravesaban numerosas comunidades indígenas sa- tores locales, como la distribución inequitativa de recursos
lieron a la superficie. Y cuando lo hicieron durante las déca- y poder dentro de las comunidades, los sentimientos religio-
das de 1920 y 1930, nuevamente se encontraron con una sos pudieron coadyuvar en la definición de lealtades entre
serie de condiciones generales que avivaron su intensidad y cristeros y agraristas, así como contribuir a elevar el grado de
alcance, esta vez en el contexto de la reconstrucción del Es- encono y violencia que el conflicto cristero alcanzó en am-
tado mexicano. bos lados.34
En efecto, políticas como la reforma agraria y la forma- En todo caso, el conflicto cristero es sólo un episodio
ción de ligas agrarias desataron un nuevo ciclo de enfren- —aunque especialmente agudo— del modo en que las cir-
tamientos a nivel local que pronto alcanzaron una escala cunstancias locales y las condiciones generales siguieron
nacional. La historia del estado de Michoacán durante este interactuando para dar forma, esta vez, a la historia post­
periodo es un claro ejemplo de cómo la economía política revolucionaria. Por un tiempo, si bien las nuevas organiza-
local se hizo inseparable de la economía política nacional. ciones y programas agrarios respondieron a los esfuerzos
Ahí la suerte de las comunidades rurales, incluyendo las de centralizadores de los cuadros gobernantes salidos de la Re-
muchos indígenas purépechas y nahuas, estuvo intrínseca-
34 Véase Friedrich, Paul, Agrarian Revolt in a Mexican Village,
mente ligada a la suerte de las nuevas políticas agrarias y Prentice-Hall Inc., Englewood Cliffs, 1970; Purnell, Jennie, Popular
las medidas anticlericales del régimen en ascenso. Estuvo Movements and State Formation in Revolutionary Mexico: The
también ligada a la formación de cuadros de líderes locales Agraristas and Cristeros of Michoacán, Duke University Press, Durham,
1999; y Boyer, Christopher R., Becoming Campesinos: Politics, Identity,
que lo mismo servían de agentes centralizadores del régi- and Agrarian Struggle in Postrevolutionary Michoacán, 1920-1935,
men que de defensores de los intereses locales de las comu- Stanford University Press, Stanford, 2003.

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volución, también obedecieron a demandas locales formula- propio poder y establecer vínculos comerciales con las éli-
das desde las comunidades rurales, entre ellas las indígenas. tes económicas locales, a través, por ejemplo, del control
El ascenso y consolidación del régimen postrevoluciona- de la venta de alcohol dentro de las comunidades para las
rio implicó entonces la utilización y domesticación de las fiestas religiosas. Sólo en la medida en que sus intereses se
fuerzas populares desatadas durante y después de la Re- veían afectados, como cuando el gobierno decidió mono-
volución. Al mismo tiempo, sin embargo, cada una de las polizar el comercio de bebidas alcohólicas, estos dirigentes
políticas centralizadoras del nuevo régimen tuvo inevitable- mantuvieron una postura de oposición. Sin embargo, para
mente que acomodarse a balances de poder y condiciones fines de la década de 1960, la ‘tradicional’ comunidad in-
regionales y locales. dígena servía en última instancia a los intereses de funcio-
Por ello, con el tiempo, el impulso centralizador se hizo narios, terratenientes, comerciantes y dirigentes indígenas y
más fuerte y terminó por incorporar las estructuras loca- sólo en última instancia a los de la comunidad en su con-
les de las comunidades indígenas a la maquinaria del régi- junto. El surgimiento de disidentes en contra de la pretendi-
men, como pasó, por ejemplo, con muchas comunidades da tradición al interior de las comunidades, fue resistido por
de los Altos de Chiapas. Entre 1936 y 1970, la organiza- los ahora viejos principales y coartado también por las au-
ción interna de las comunidades tzotziles y tzeltales expe- toridades estatales y federales. Y en seguida se hizo común
rimentó un proceso de transformación que acabó por minar de parte de estas últimas aludir a la supuesta autonomía de
en buen grado la independencia de los líderes comunitarios las comuni­dades y la también supuesta perene violencia in-
y, a través de ellos, de las comunidades en su conjunto. El traétnica para desentenderse del problema. La violencia
paulatino desmantelamiento del viejo sistema de enganche intraétnica­, por supuesto, tenía orígenes locales profundos,
dominado por los dueños de fincas y reforzado por sus guar- pero lo local estaba lejos, muy lejos, de ser un producto aje-
dias blancas, así como la creación de sindicatos y oficinas de no a las estructuras de poder regionales y nacionales.35
asuntos indígenas encabezadas por agentes del partido ofi- El surgimiento de organizaciones indígenas en el último
cial, modificó sustancialmente la relación que las comunida- cuarto del siglo xx, la rebelión chiapaneca de 1994 y los
des tenían con las élites económicas y el gobierno. Aunque conflictos contemporáneos en estados como el de Oaxaca,
a mediano plazo las condiciones laborales de los indígenas no se explican sin tomar en cuenta esta profunda reorga-
mejoraron en algo, las estructuras de poder que mantenían nización de sus comunidades. Pero hay que agregar tam-
atados a los trabajadores indígenas más que desaparecer bién, a la concentración del poder político y económico
se transformaron en beneficio de una nueva generación de local y su asociación con el régimen priísta, el cada vez más
principales indígenas y, sobre todo, de los nuevos dueños desventajoso vínculo de las comunidades con los circuitos
de fincas y del partido en el poder. comerciales y laborales. La historia contemporánea de mu-
Poco a poco, los líderes tradicionales monolingües fue- chos indígenas es, desgraciadamente, la de individuos como
ron sustituidos por líderes bilingües más jóvenes. Los nue- ­Ramón González y Marta Jiménez —ambos indígenas ori-
vos líderes sirvieron como enlace entre los agentes del ginarios de Oaxaca, el uno mixteco, la otra triqui— que lo
gobierno y los programas e instituciones estatales y fede- mismo combina violencia intrafamiliar y de género que
rales. En un principio, los esfuerzos centralizadores del par- grandes patrones migratorios y políticas agrarias diseñadas
tido oficial coexistieron con un impulso reformista que los en Estados Unidos.
jóvenes dirigentes indígenas se encargaron de introducir en Ramón González murió en 1981 a la edad de 20 años,
sus comunidades. Sin embargo, al paso de los años, debilita- muy probablemente de envenenamiento después de haber
do el impulso reformista, los cabecillas indígenas se hicieron estado expuesto regularmente a pesticidas usados en el cul-
cada vez más dependientes de sus lazos con el gobierno y tivo multimillonario de jitomates en los campos de Sinaloa.
su partido para mantener su autoridad. Lo que es más, gra- Un año después, en 1982, Marta Jiménez comenzó su odi-
cias a estos lazos también habían acumulado cierta riqueza. sea laboral y su travesía para zafarse de la organización pa-
Habida cuenta de que sin estos líderes locales era imposible triarcal de su comunidad y de la violencia que la acompaña;
consolidar y mantener su propio poder, el gobierno, tanto la vida la ha llevado de Oaxaca a la ciudad de México y de
estatal como federal, incentivó la concentración de poder al
interior de las comunidades. 35 Véase, Jan Rus, “La Comunidad Revolucionaria Institucional:
Como resultado, muchos principales indígenas co- la subversión del gobierno indígena en los Altos de Chiapas, 1936-
1968”, en Viqueira, Juan Pedro y Ruz, Mario Humberto (comps.),
menzaron a usar los modos de organización de las comu- Chiapas: los rumbos de otra historia, UNAM/CIESAS, México, 1995,
nidades —como el sistema de cargos— para reproducir su pp. 251-277.

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ahí a los mismos campos de cultivo en los que estuvo Ra- los métodos tradicionales”.36 Lo que es más, no sólo la agri-
món González en Sinaloa e incluso más allá a Baja Califor- cultura comercial a la Sinaloa fue favorecida por sobre la po-
nia; el único intento por regresar a su tierra y establecerse lítica del ejido sino que esto se dio a expensas de estados
ahí fue cortado de raíz por el asesinato de uno de sus veci- con amplia población indígena como Guerrero, Chiapas o
nos y la amenaza de más violencia, lo que la llevó de regreso Oaxaca. Estos estados, donde la expansión de la agroindus-
a Baja California, a cruzar el desierto de Arizona y a los cam- tria permaneció relativamente limitada, se convirtieron poco
pos agrícolas de California. a poco en fuentes aparentemente inagotables de mano de
Estos dos indígenas, como muchos otros, nacieron y obra barata. Es así que recorridos como los de Ramón Gon-
crecieron en pueblos agobiados por suelos erosionados, in- zález y Marta Jiménez comenzaron una serie de historias
suficiencia de tierras y familias numerosas. El crecimiento que hasta el día de hoy no han dejado de repetirse.37
demográfico, años de dependencia gubernamental para ob-
tener suministros para el cultivo y un gobierno cuyos pro- Para concluir
gramas agrarios se ligaron íntimamente a redes clientelares
y organizaciones verticales fuertemente controladas, dieron Aunque en distintos grados, las comunidades indígenas han
como resultado poblaciones empobrecidas semilleros de mi- interactuado siempre con las grandes corrientes nacionales
grantes. Como a Ramón y Marta, la búsqueda de fuentes de e internacionales que han dado forma a México y el mundo.
trabajo y subsistencia ha llevado a muchos indígenas a luga- Si, como es usual, se habla de marginación y abandono, que-
res muy distantes siguiendo los ciclos de cultivo y cosecha da claro que ambas cosas no son producto de que las comu-
en diferentes partes de México y Estados Unidos. Las mi- nidades indígenas se hayan históricamente replegado sobre
graciones, en principio temporales, se han hecho cada vez sí mismas. No hay nada en su historia que nos diga que han
más largas cuando no permanentes. Este patrón puede ras- estado separadas de los grandes procesos de transformación
trearse hasta la década de 1940, pero se hizo más agudo a de los últimos doscientos años —o, más aún, de los últimos
partir de 1970 y para 1990 era ya una realidad común de quinientos. A decir verdad, dichos procesos de transforma-
las comunidades indígenas. ción no se pueden entender sin la participación de los po-
Indígenas como Ramón y Marta migran a las zonas blados y poblaciones indígenas. Se puede hablar, quizá, de
donde la expansión de la agricultura comercial para la ex- una consciencia localista, y esto sólo bajo determinadas cir-
portación es un hecho consolidado, como en Sinaloa. Las cunstancias, en determinados periodos y nunca como una
bases para que estas agroindustrias florecieran fueron es- característica fija o única de las comunidades indígenas (lo
tablecidas después de la Segunda guerra mundial con la local, después de todo, ha sido el centro de la vida para bue-
llamada “revolución verde”. Presionados por la econo- na parte de la humanidad incluso ahora que las conexiones
mía internacional, escépticos sobre los logros del ejido y globales nos son más claras). Lo que es innegable, en todo
tratando de sacar ventaja de la cercanía del mercado es- caso, es que la historia pequeña de los pueblos es tanto un
tadounidense, el gobierno mexicano introdujo esta estrate- producto como un agente de la gran historia.
gia diseñada en Estados Unidos basada en la manipulación Con frecuencia, sin embargo, la interacción con los cir-
científica de semillas, el uso extendido de pesticidas, la ins- cuitos comerciales, las redes transnacionales, las institu-
talación de sistemas modernos de irrigación, el empleo de ciones y políticas nacionales, les ha traído como resultado
fertilizantes químicos y el financiamiento de poderosas cor- precisamente exclusión y olvido y ha relegado a las comuni-
poraciones internacionales. Lo que en la década de 1940 dades indígenas a un papel claramente subordinado dentro
era una estrategia alternativa a la del ejido se convirtió en del escenario nacional y mundial. Es cierto que a veces ha
plena dependencia para 1990. Para entonces, agroindus- sucedido que las comunidades en su conjunto han disfruta-
trias como la de Sinaloa estaban ya enteramente atadas do de periodos de relativa prosperidad, sacando provecho de
al mercado estadounidense y completamente vulnerables su inserción en redes regionales, nacionales e internaciona-
a cualquier variación en los precios internacionales de los les pero, cuando así ha pasado, es tan sólo porque las pro-
productos agrícolas de exportación. pias comunidades se han encargado de levantar la mano:
El resultado fue, en palabras del investigador norteame-
36 Angus Wright, The Death of Ramón González: The Modern Ag-
ricano Angus Wright, que la política agraria del gobierno
ricultural Dilemma, Austin, University of Texas Press, 2005, 184.
mexicano y el mercado global de productos agrícolas favo- 37 Véase, además del libro de Wright, María Dolores París Pombo, La
reció “a los grandes agricultores sobre los pequeños, al mo- historia de Marta. Vida de una mujer indígena por los largos caminos
nocultivo sobre la diversidad, y al cultivo con químicos sobre de la Mixteca a California, México, UAM, 2006.

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nada ha sido de forma gratuita. Y más comúnmente ha su- Michoacán, 1920-1935, Stanford University Press,
cedido que sólo algunos individuos al interior de las comu- Stanford.
nidades se han beneficiado y, lo que es más, lo han hecho a Caplan, Karen D. 2009. Indigenous Citizens. Local Libe-
expensas de sus vecinos. ¿Se trata entonces de cortar los la- ralism in Early National Oaxaca and Yucatan, Stanford
zos con el mundo? Difícilmente. University Press, Stanford.
Según la entiendo, como en el pasado, la lucha con- Castro Gutiérrez, Felipe. 2004. Los tarascos y el imperio es-
temporánea por la autonomía no es un simple llamado a pañol, UNAM/Universidad Michoacana de San Nicolás
dejar a las comunidades en paz. No se trata de una deman- de Hidalgo, México.
da por respetar localidades fijadas en el tiempo y el espacio, Dawn Fogle, Deaton. 1997. “The Decade of Revolt. Pea-
como criticaba Wolf. No se trata de un esfuerzo por aislar- sant Rebellion in Jalisco, Mexico, 1855-1864”, en Jack-
se del mundo y esperar con ello el nacimiento de pequeñas son, Robert H. (ed.), Liberals, the Church, and Indian
utopías. Se trata más bien de un reclamo por insertarse en Peasants. Corporate Lands and the Challenge of Reform
él, como las comunidades indígenas siempre lo han hecho. in Nineteenth-Century Spanish America, University of
Pero insertarse de una forma en que las leyes, las políticas New Mexico Press, Albuquerque, pp. 37-64.
públicas y el mercado no acentúen las desigualdades al in- Delay, Brian. 2008. War of a Thousand Deserts. Indian
terior de las comunidades y de las comunidades frente al Raids and the U.S.-Mexican War, Yale University Press,
conjunto de la sociedad. El reclamo por la autonomía es New Haven.
un reclamo: a) por la auténtica representación y participa- Flynn, Dennis O., y Giráldez, Arturo. 1995. “Born with a
ción políticas; b) por que las decisiones sobre la vida local ‘Silver Spoon’: The Origin of World Trade in 1571”, en
sean tomadas por los mismos habitantes de las comunida- Journal of World History, vol. 6, núm. 2, pp. 201-221.
des respetando normas universales de convivencia; c) por Florescano, Enrique, Historia de las historias de la nación
la seguridad económica basada en el control y aprovecha- mexicana, Taurus, México, 2002.
miento local de los recursos; d) por la equidad adentro y Friedrich, Paul. 1970. Agrarian Revolt in a Mexican Village,
afuera de las comunidades; e) por la justicia frente al abuso Prentice-Hall Inc., Englewood Cliffs.
de la autoridad y las consecuencias de un mercado sin res- Games, Alison. 2006. “Atlantic History: Definitions, Cha-
tricciones. Estas son, después de todo, demandas que muy llenges, and Opportunities”, en American Historical Re-
bien pueden compartir —indígenas o no— el resto de los view, vol. 111, núm. 3, junio, pp. 741-757.
ciudadanos mexicanos y del mundo. Gibson, Charles. 1964. The Aztecs under Spanish Rule,
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Por nuestra raza ha hablado el espíritu de México

Doctora Olivia Gall1

Introducción Esto significa que tanto en 1930 como en 2010, qui-


tando a los indígenas y a los extranjeros inmigrantes que
A lo largo del período que va del momento en que la pos- suman, en ambas fechas, alrededor de 15% de nuestra po-
trevolución empezó a consolidarse, los años treinta del siglo blación, el restante 85% es definido como formado por no
xx, hasta nuestros días, los ciudadanos mexicanos hemos indígenas y no extranjeros. A partir de 1822 —fecha de
vivido con la convicción —alimentada consciente, sistemá- la abolición del sistema de castas— los registros censales
tica y concienzudamente por el Estado— de que nuestro dejaron de buscar conocer el color de piel, el fenotipo y la
pueblo es, en su amplia mayoría, biológica y culturalmente pertenencia étnica3 de este 85% restante de nuestros con-
mestizo, es decir, producto de la mezcla entre indígenas me- ciudadanos. Incluso, la hoy muy pequeña franja porcen-
soamericanos y españoles. tual constituida por nuestras poblaciones negras, ubicadas
En 1930 éramos 16 millones 600 mil mexicanos y fundamentalmente en las costas de Veracruz, Guerrero y
en 2010 somos casi 112 millones 337 mil.2 En 1930 se Oaxaca —una franja que en 1810, según Aguirre Beltrán,
determinó a la población indígena existente en México de representaba, incluyendo a los mulatos, casi 10% de la po-
acuerdo a cuántos de sus integrantes mayores de 5 años blación total (Aguirre Beltrán, 1989)— no aparece en los
de edad hablaban por lo menos un “dialecto” (sic) indígena. censos de ninguna forma que la haga distinguible. De esta
Los números totales que esto arrojó fueron de 2 millones forma, ese 85% de mexicanos quedan divididos entre sí, en
251 mil personas, es decir, 14% de la población total (Cen- los censos, por edad, sexo, clase social, entidad federativa y
so de Población y Vivienda de 1930, op. cit.). En 2010, si religión y, si bien no conocemos su color de piel ni su feno-
nos basamos exclusivamente en ese mismo criterio lingüís- tipo así como tampoco su autoadscripción cultural identita-
tico, los indígenas representan un 5.95% del total poblacio- ria, los códigos culturales no explícitos de México dan por
nal (Censo de Población y Vivienda 2010). Sin embargo, sentado que esta franja está compuesta por “los mestizos
si nos basamos en el criterio de autoadscripción identitaria mexicanos”, la esencia y la base de la Nación.
que, desde mi punto de vista, es más correcto aunque sigue El hecho de que esto sea así tiene una historia específi-
sin considerar a los niños indígenas menores de tres años, ca y compleja.
los indígenas mexicanos siguen representando hoy 15 mi-
llones 700 mil personas o 13.97% de la población global, El proceso de mestización en la Nueva España
casi el mismo porcentaje que representaban en 1930. Por
otra parte, aquellos que nacieron en otro país y que son in- La casta y la jerarquía fueron centrales en el sistema ideo-
migrantes en el nuestro sumaban, en 1930, la cantidad de lógico de la monarquía española después de la expulsión de
140,587 almas, es decir un 0.84% de la población (Censo los moros del territorio ibérico, que ocurrió en los siglos XIII
de Población y Vivienda de 1930, op. cit.). En la actualidad y xiv. Su importancia se explicaba en parte por el hecho de
suman 961 mil 121 seres humanos, es decir, un 0.85% del que el orden político estaba subordinado al orden religioso
total poblacional. (Lomnitz, 1995: 339, citando a González Dávila, 1649).
Debido al establecimiento de esta muy particular jerarquía,
1 Doctora en Ciencia Política, Investigadora titular Centro de Inves- Hernán Cortés, después de haber dominado a los indígenas,
tigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de los llamó a que reconocieran que mientras que la Iglesia era
la UNAM. la “suprema señora del universo, los Reyes Católicos eran
2
Datos tomados del Censo de Población y Vivienda de 1930:
http://www.inegi.org.mx/sistemas/TabuladosBasicos/default. 3 La pertenencia étnica de una persona no está necesariamente
aspx?c=16767&s=est definida en torno a un criterio de tipo religioso, pero este es el único
y del Censo de Población y Vivienda 2010: http://www. criterio de adscripción cultural que los censos toman en cuenta en
censo2010.org.mx/ México.

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los amos supremos de las islas y del continente americano”. solamente a diferencias de tipo religioso y no a una ofensa
Por otra parte, este sistema estaba acompañado por relacio- hecha por los aborígenes en contra de la Corona Española.
nes sociales verticales, estructuradas sobre todo alrededor Finalmente, Las Casas demostró que los indígenas eran se-
de un sistema de castas preexistente, basado en la idea de res profundamente racionales, lo cual quedaba demostrado
“la pureza de la sangre” (Stolcke, 2008). A partir del siglo en el esplendor de sus civilizaciones antiguas, que, arguyó,
xv, en España, para poder tener acceso a un alto puesto en no habían sido ni más crueles ni más viciosas ni menos ra-
la jerarquía eclesiástica, política o militar o para ingresar a cionales que aquellas de Occidente. A pesar del hecho de
los gremios, un hombre tenía que demostrar que no tenía que Las Casas sí consideraba que los aborígenes eran “bár-
una sola gota de sangre judía, herética o mora en sus venas baros” (Mignolo, 2005: 44-46), su punto de vista —que
(Braden, 1930: 15). La “limpieza o pureza de la sangre” de no contradecía la convicción de que la política debía subor-
alguien tenía como propósito honrar a dicha persona, por- dinarse a la religión— implicaba que una vez que los indios
que reflejaba la profundidad con la que su linaje era leal a fueran completamente catequizados ya no había necesidad
la cristiandad —el grado hasta el que este linaje era con- de mantenerlos políticamente subordinados (Lomnitz, op.
fiable— y porque reflejaba la habilidad de los hombres de cit.: 341). A la larga, las ideas de Sepúlveda fueron las que
“sangre pura” para controlar la sexualidad de sus mujeres y, guiaron el pensamiento y las acciones de la monarquía en
por consiguiente, “la sangre pura” de sus descendientes, lo las colonias, y su relación con la sociedad colonial. Sin em-
que les aseguraba el acceso a beneficios del orden económi- bargo, dos y medio siglos más adelante, las ideas de Las Ca-
co y político (Lomnitz, op. cit.: 340). Sobre la base de esta sas fueron las que inspiraron a muchos de los pensadores y
idea se creó una sociedad de castas en que el catolicismo líderes de la Independencia.
era la ideología oficial y las personas de sangre pura eran los Como lo escribe Alan Knight:
cristianos que podían demostrar que lo eran desde genera-
ciones atrás. Por contraste, los conversos, los indios, los ju- la regla colonial que prevaleció en la Nueva España a lo lar-
díos, los musulmanes y los negros eran considerados como go de tres siglos buscaba preservar un grado de separación
espiritualmente menos confiables y, por lo tanto, como más entre los indios y los españoles. Muy cuidadosas divisiones
propensos a ser seres subordinados. raciales —o de casta— fueron mantenidas, y el poder y el
En las colonias españolas, “en suma, la hispanización de privilegio fueron estrechamente relacionados con la identi-
los naturales por parte de la Iglesia, a través de una ideología ficación racial (una identificación que era, claro está, tanto
de pureza de sangre, fue un precedente clave en la construc- cultural como biológica) (Knight, 2004: 72.)
ción de la jerarquía racial y en [lo que habría de convertirse
posteriormente en] México” (ibid.: 340). A partir de princi- La escala piramidal de los colores estaba encabeza-
pios del siglo xvi, dos de las principales preocupaciones de la da por los extremadamente minoritarios españoles blan-
Monarquía católica eran: a) mantener “a los naturales bajo cos peninsulares y criollos. Luego, en dicha escala, entre los
un control paternalista” y relativamente protegidos por los blancos y las castas o mezclas, seguían los indios, que eran
escrúpulos morales de la ideología católica, y b) mantener “puros de sangre”. Los indios eran considerados como na-
con vida a los sujetos del Rey y la Reina, para así asegurar ciones, con derecho a una vida comunitaria, a sus formas de
la continuidad de los recursos aportados por las Américas. gobierno y al mantenimiento de la jerarquía de poder de los
El momento pivote del desarrollo de esta reflexión ocurrió jefes indios sobre sus súbditos. Hasta abajo de dicha esca-
en 1550-1551, en ocasión de la controversia de la Jun- la estaban los negros no mezclados, que empezaron a llegar
ta de Valladolid, durante la que se enfrentaron dos formas sobre todo a partir de 1580. En contraste con los indígenas,
opuestas de concebir la conquista y la colonización de Amé- aun si las tribus africanas eran consideradas como naciones
rica: una representada por Fray Juan Ginés de Sepúlveda, la o como comunidades de sangre, se pensaba que los escla-
otra por Fray Bartolomé de Las Casas, ambos dominicanos vos negros no debían organizarse en sociedades a pesar de
(vid. passim, Alcina Franch, 1987; Bataillon, 1966; Gó- que, como individuos, podían eventualmente ganarse su
mez-Muller, 1991). Sepúlveda abogaba por la continuidad entrada al paraíso o incluso, en algunos contados casos,
de la subordinación de la política a la religión y al sistema de su libertad (Palmer­, 1976: 32). Si bien la sociedad india era
castas, estructurado sobre la superioridad moral y sobre la superior a los grupos de esclavos y los indios eran considera-
jerarquía de las “naciones puras de sangre”. Las Casas, por dos espiritualmente superiores a los negros, durante la Colo-
el contrario, puso en duda si la conquista por la fuerza ha- nia esta sociedad era bastante inestable ya que muchos de
bía sido legal y legítima, debido a que ésta había respondido sus miembros preferían abandonar sus comunidades respec-

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tivas, lo que creaba un mundo en que “la mezcla racial, la vo en la vida de una persona era hasta qué punto, después
inmigración, la manumisión, la corrupción o la aculturación de varias generaciones, era descendiente de mezclas que la
generaban clases sociales de trabajadores, artesanos y […] acercaban o la alejaban de cada uno de “los polos de sangre
pobres urbanos preindustriales” (Lomnitz, op. cit.: 348). pura” (Aguirre Beltrán, op. cit.).
Finalmente, en medio de indios y negros estaban las Al analizar lo anterior la conclusión a la que se llega es
castas o los grupos que eran resultado de mezclas de san- que: a) la población española era el único sector para el que
gre. A lo largo de la Colonia, de acuerdo a las estimaciones se reservaba el poder y el status, aun si éste era de clase baja;
hechas en los años cuarenta del siglo xx por Aguirre Beltrán b) no se podía lograr alcanzar a los polos puros a través de
después de un arduo trabajo basado en padrones e informes ningún tipo de miscegenación [mezcla de razas]; c) excepto
virreinales (Aguirre Beltrán, op. cit.: 234) las proporciones por la gente que era ya el producto claro de condiciones ex-
poblacionales de mestizos —llamados por Aguirre Beltrán tremas, varias mezclas que se extendían a lo largo de varias
euro o indomestizos— e indios distaban mucho de aquellas generaciones, el sistema de clasificación sólo contemplaba a
del siglo xx. Además, él contabilizó también a las poblacio- aquellas que se acercaban a los “polos puros”, y d) la sangre
nes de europeos, de africanos y de afromestizos. De acuer- india podía “redimirse completamente” o, como diría Cas-
do con estos datos, a cincuenta años de iniciada la creación toriadis (1985), a los indios se les permitía eventualmen-
de la Nueva España en 1570, la población total era de 3, te abjurar de lo que eran, mientras que a los negros eso de
380,012 personas,4 de las cuales un 98.7% estaba forma- ninguna manera se les permitía porque, en teoría, su sangre
do por indígenas, un 0.2% por europeos y un 0.37% por nunca podría blanquearse completamente. Mientras que un
indo y euromestizos. Ciento setenta y dos años más adelan- indio mezclado nunca podría volver a ser un indio puro, podía
te, en 1742, el total poblacional e ascendía a 2, 477,277 eventualmente aproximarse a la sangre española. Por el con-
individuos y estaba distribuido en un 0.4% por europeos, trario, un negro mezclado nunca podría volver a ser un negro
un 62.2% por indígenas y un 25.8% por euro e indomes- puro, pero tampoco podía aproximarse a la sangre española.
tizos. Finalmente, en 1810, cuando la población total ya Lo más cerca que podía llegar de ésta era el quedar coloca-
había ascendido a 6, 122,354 de almas, ésta contenía un do en esa categoría llamada “tente en el aire”, una especie de
0.2% de europeos, un 60% de indígenas, un 29.4% de limbo racial y cultural (Lomnitz, op. cit.: 351-52).
personas que eran mezcla de europeo e indio y un 10.2% En resumen, a lo largo del tiempo y a diferencia de lo
de africanos y afromestizos. Estos datos hablan en forma que ocurrió en otras naciones latinoamericanas como Gua-
clara del dinamismo creciente de toda clase de mestizajes temala o Bolivia, las barreras burocráticas colocadas por la
en este territorio: mientras que, de acuerdo a esta conta- Corona entre las castas se erosionaron debido a que la cre-
bilización, a lo largo de toda la colonia la población blanca ciente miscegenación tomó rápidamente la delantera. A
nunca pasa de 1% y la indígena baja de casi 100% a 60%, partir de entonces, ningún tipo de apartheid rígido pudo
la mestizada sube de 0.44% en 1570 a 40.5% en 1810. ser sostenido y la mera proliferación de los subtipos raciales
“Debido al aumento exponencial de esta población, las daba fe de la imposibilidad de una categorización exhaus-
autoridades virreinales elaboraron a finales del siglo xviii una tiva (Knight, op. cit.: 72). Empezó a surgir también “una
compleja clasificación de las distintas variedades que giraba reacción localista, nacionalista […] que se asombraba del
en torno a los tres grupos de sangre pura o a los tres “po- dinamismo y el vigor, tanto cultural como económico, que
los puros: los blancos, los indios y los negros. Aguirre Bel- había alcanzado la cada vez más numerosa población irreso-
trán menciona las siguientes: 1. Español-india: mestizo; 2. lublemente amestizada” (López Beltrán, 2008: 330).
Mestiza-español: castizo; 3. Español-negra: mulato; 4. Mu-
lata-español: morisco; 5. Morisco-española: chino; 6. Chi- El mestizaje en las visiones decimonónicas
no-india: salta atrás o salta pa’trás; 7. Salta atrás-mulata:
lobo; 8. Mulato-cambuja: tente en el aire; 9. Tente en el ai- Frente al hecho de que ningún apartheid podía ser ya sos-
re-mulata: no te entiendo; 10. No te entiendo-india: torna tenido, por ese dinamismo de la población mestiza y por la
atrás.” (Pérez Jiménez, 2009: 7.) Lo que era significati- efervescencia política y social que el abandono de Fernando
VII del trono empezó a causar en la Nueva España a fines
4 Para Aguirre Beltrán la población aborigen en Mesoamérica era del la primera década del siglo xix, comenzó una búsqueda
de alrededor de 11 millones de personas a la llegada de los españoles, por los elementos que podrían darle identidad a un movi-
y gran parte de esta población —cerca de 7 millones— desapareció
durante el Siglo xvi sobre todo como resultado de las epidemias de miento que se dibujaba apenas en dirección de la Indepen-
enfermedades traídas a este subcontinente por los españoles. dencia de México. Se recurrió así cada vez más a una etnia

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mítica, constituida por los indígenas mexicanos en gene- ahondar la confusión entre la nacionalidad (una noción que
ral y por los aztecas en particular, que era el sustento real y se refiere a la ciudadanía), el mestizaje (una noción racial y
último de la nacionalidad, el México auténtico y profundo cultural) y el liberalismo (un sistema económico y jurídico-
al que la Nación debía ser fiel (Pérez Vejo, en Yankelevich, político) (Basave, 2002: 21).
2010: 150). Este imaginario que habría de estructurar el modelo de
Es por ello que el Acta de Independencia de México del construcción nacional estaba
28 de septiembre de 1821 habla de la restitución de la Na-
ción mexicana (Linares, 2011): “La Nación Mexicana, que lleno de contradicciones. Entre ellas, que fue llevado a cabo,
por trescientos años ni ha tenido voluntad propia ni libre el casi de manera absoluta, por unas élites criollas y sobre todo
uso de la voz, sale hoy de la opresión en que ha vivido”. Para racialmente blancas, [convencidas] de que el futuro de Mé-
los independentistas, esta “nación”, oprimida durante tres- xico pasaba, a la vez, por la apuesta por una etnia mítica
cientos años, tenía su voluntad enajenada y su voz acallada. indígena como sustento de la nacionalidad y, de manera
Por tanto tiempo humillada, doblegada y abatida, ella se re- contradictoria, por un proceso inmigratorio capaz, a la vez,
dimía gracias a los “heroicos esfuerzos de sus hijos” (ibid.). de explotar los inmensos recursos naturales del país y de
En 1821, tres siglos después de que Cortés sojuzgara a los blanquear a la ‘inferior’ raza indígena (Pérez Vejo, op. cit.:
mexicanos, llegaba el momento de refundación o “restitu- 151-152).
ción” de la “Nación Mexicana”. “Restitución”, es decir, res-
tablecimiento del estado que antes se tenía; no institución, Era una especie de esquizofrenia difícil de desentrañar.
que consistiría en la creación de algo absolutamente nuevo. A partir de entonces, los conservadores no argumentaban
En el imaginario de los líderes independentistas, la Nación a favor del mestizaje, mientras que los liberales, sobre todo
mexicana preexistía así a la llegada española, había sobrevi- en los momentos de promulgar las constituciones liberales
vido a tres siglos de colonialismo y ahora renacía libre. de 1824 y de 1856 y siguiendo el igualitarismo teórico li-
El imaginario de la restitución de la Nación mexicana, beral clásico, fueron los más biológicamente racistas, ya que
combinado con el del estandarte de la virgen morena, ilustra borraron constitucionalmente las diferencias raciales, que
mejor el sentimiento cargado de mitos que fundó lo que iría sobrevivieron en la práctica, confundiendo nacionalidad y li-
siendo, muy lentamente, un nuevo país. Los liberales mexi- beralismo como una sola cosa (Basave, op. cit.: 21).
canos empezaron a inventar paso a paso lo que pronto habría Así nació la mestizofilia, que es “el gran amor o afecto”
de ser los Estados Unidos Mexicanos. Estaban imbuidos por por el mestizo y por el mestizaje. Augustín Basave, el acadé-
un claro espíritu liberal, pero también por la dificultad extre- mico que inventó el término, lo define como “la idea de que
ma de resolver las múltiples clasificaciones raciales y cultu- el fenómeno del mestizaje —la mezcla de razas y/o de cul-
rales del sistema de castas bajo la forma de una nación con turas— es un fenómeno deseable en la búsqueda de la iden-
una realidad social, demográfica, racial y políticamente via- tidad nacional” (Basave, op. cit.: 13-14). Este proyecto fue
ble. Fue así como los líderes criollos liberales independentis- fuertemente promovido, por ejemplo, por José María Luis
tas acuñaron una de las principales ideas y proyectos de esa Mora (1794-1850) quien, conocido como “el padre del li-
invención: abolir definitivamente las castas y transformarlas beralismo mexicano”, fue uno de los primeros criollos progre-
en masas, paralelamente a la transformación de los indios en sistas que planteó la necesidad de “disolver la amenaza roja”
ciudadanos. De esta manera, siguiendo un igualitarismo teó- en el melting pot social del mestizaje. Mora argüía que para
rico de corte liberal, procedieron a borrar constitucionalmen- lograr evitar que la división racial se convirtiera en una fuente
te las diferencias raciales que sobrevivían en la práctica. De de eterna discordia el país debía apresurarse en “fundir la raza
hecho, en 1822 fue abolido el sistema de castas, con el pro- azteca dentro de las masas generales”, lo cual mantendría las
pósito de enfatizar que a partir de ahí todos los mexicanos divisiones de clase pero aseguraría a los miembros de cada
serían iguales ante la Ley. Este hecho, sin duda positivo des- clase lo que él llamaba “los beneficios de la sociedad” (Mora,
de el punto de vista liberal, tenía sus rasgos negativos ya que, 1837, vol. 1). De esa forma, las profundas y casi esquizofré-
desde entonces, en los documentos oficiales desaparece- nicas contradicciones de ese proyecto salieron a la luz: éstas
rían las categorías étnicas o raciales, dificultando así, para los “negaban al indio real, pero elevaban al indio mítico del pa-
analistas, la observación y el análisis de la composición étni- sado precolombino a la calidad del pilar real de la nacionali-
co-racial de nuestra población y los mecanismos de discrimi- dad, del profundo y auténtico México al que la Nación debía
nación que fueron heredados del sistema colonial al México ser leal” (Pérez Vejo, op. cit.: 150). Así, Mora se negaba a
independiente (Pérez Jiménez, 2009). Esto contribuyó a seguir reconociendo al mundo indígena con su propia lógica,

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sus propias instituciones y valores, y a seguir alimentando las vista étnico o racial, en el sentido de que estaba claramen-
ideas y sentimientos existentes en torno a la base mítica in- te animado por la defensa de los derechos civiles y políticos
dígena de la Nación, y es por ello que proclamaba la necesi- individuales, y no por la defensa, en los territorios indígenas,
dad de la fusión racial de las grandes masas de la población. de la propiedad colectiva de la tierra y de los sistemas jurí-
Sin embargo, Mora fue uno de los primeros liberales que no dicos consuetudinarios. Por otra parte, los juaristas lograron
sólo colocó a los indios reales en la escala más baja de la es- echar a andar una reforma educativa positivista conducida
tructura de clases sino que defendió el hecho de que una de por Gabino Barreda (1794-1850), discípulo de Comte y
las herramientas principales del proyecto mestizófilo debía Ministro de Justicia y de Instrucción Pública del gobierno de
ser la inmigración de europeos a México cuyos propósitos, Juárez. Dicha reforma terminaría por amputar aquellos as-
de acuerdo a los liberales, eran los de “blanquear” la raza y pectos hispánico-criollos del proyecto nacional y por sentar
estimular la industria (Moreno Figueroa, 2010). las bases definitivas del México ya abiertamente mestizófilo
Vicente Riva Palacio, un oficial del ejército que perte- (Zea, 2005).
necía a la generación liberal triunfadora, cae de lleno den- En 1864, Francisco Pimentel —un filólogo hidrocáli-
tro de lo que es un pensador mestizófilo (1884). Él argüía do, de alcurnia criolla, pro Maximiliano pero afín al liberalis-
que la diversidad étnica era un impedimento para el desarro- mo— publicó Memoria sobre las causas que han originado
llo de la nación independiente: “Para lograr la armonía y la la situación actual de la raza indígena de México y medios
fuerza de la cohesión patriótica es esencial […que los mexi- para remediarla. Influido por las tendencias científicas en
canos] pertenezcan a la misma raza.” Para él, los mestizos boga, Pimentel puso énfasis en que los indígenas no eran
eran los únicos que podían “sentir el país como su patria, inferiores biológicamente, por lo que “era urgente trans-
porque sólo ellos podían ser distinguidos de los habitantes formar algunos de los rasgos psicológicos o morales que lo
tanto de ­España como del Anáhuac, dos naciones que es- mantenían en el atraso” (Urías, 2007: 43-44). “Pimentel
tán lejos de la nación mexicana en el espacio y en el tiem- consideró así que la existencia de dos pueblos, el indio y el
po”. El mestizo era el nuevo héroe y el mestizaje era visto mestizo-blanco (u occidental) en un mismo territorio im-
por Riva Palacio como un nuevo e imparable fenómeno con posibilitaba la conformación de la nacionalidad, pues has-
una vida propia. El mestizo no era un medio sino un fin; un ta entonces ambos pueblos habían sido poco menos que
fin en cuyo honor la “Mexicanidad” o la identidad mexicana enemigos. Por lo mismo, al indígena propuso no sólo edu-
se consolidaría. Sin embargo, al igual que en el pensamiento carlo (pues podría tomar venganza), y definitivamente no
de Mora, la interpretación de Riva Palacio también cojeaba, erradicarlo; sino emprender una igualación educativa, una
porque aseguraba que la nueva raza no podría desarrollar por aculturación que lo dotara de herramientas y de nociones
sí sola una cultura y que, por el contrario, la protección cul- modernas, posibilitando así un ‘emparejamiento’ con el oc-
tural europea era necesaria y debía ser promovida, y la de- cidental, con el objeto de facilitar la fusión y el blanquea-
pendencia cultural de Europa conservada (Morales, 2010). miento progresivo de la raza. Es decir, la educación sería el
En otras palabras, el discurso igualitario liberal traiciona- vehículo por el cual el indígena se tornaría más asimilable
ba constantemente la idea de la fusión porque no eliminaba para los blancos: ‘Bien educado, el mestizo resultante no
ni la inferioridad indígena ni el hecho de que aquellos indios heredaría los vicios sino las virtudes de sus progenitores’.”
que se rehusaran a fusionarse serían considerados extranje- (Morales, op. cit.)
ros a la nación: no eliminaba la defensa de la superioridad de El proyecto mestizófilo era defendido por sus promoto-
la blancura (Wade, 2009 y 2010). Así fue como el mes- res con una gran convicción de que era progresista; y en ese
tizo fue llevado a vivir en el [incómodo] centro del deba- entonces lo era, sobre todo si lo comparamos con las teorías
te en torno al futuro del ciudadano mexicano (Basave, op. científicas racistas europeas, que “difundirían la idea de que
cit.: 23). Considerado como una política cultural, el proyec- la miscenegación resultaba en poblaciones bastardas, inca-
to mestizófilo fue también indirectamente promovido por paces de hacer que la civilización avanzara” (Castellanos,
las Leyes Lerdo, que en 1856 llevaron a la desamortización 2000). Justo Sierra (1848-1912), la figura líder intelec-
de los grandes latifundios y de las propiedades de la Iglesia, tual del porfiriato, tradujo esa convicción a palabras como
pero también a la de las tierras comunales de los pueblos las siguientes, pronunciadas en ocasión del Primer Congreso
indios. Este proyecto modernizador que quería promover Internacional de Americanistas, en 1875:
la pequeña propiedad como base de las nuevas relaciones Ese mundo precolombino cuyos archivos monumenta-
económicas y sociales, fue mestizófilo más desde un punto les vienen ustedes a estudiar aquí es nuestro, nuestro pa-
de vista económico, político y social que desde un punto de sado. Lo hemos incorporado a nuestras vidas como un

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preámbulo que explica y cimenta nuestra verdadera historia ser súbita. Para Gamio, requeriría tiempo que los antropó-
nacional, que data de la unión de los conquistados y de los logos fueran a las comunidades indígenas a estudiarlas y a
conquistadores, destinada a crear un pueblo mestizo, que desarrollar planes de inclusión. En esta argumentación, la
(permítanme este gesto de orgullo patriótico) está adqui- antropología debía servir al gobierno” (Morales, op. cit.).
riendo el derecho de ser grande (Garner, 2008). Gamio, en este sentido, escribió:
En 1909 este proyecto fue llevado a un Nuevo nivel Es axiomático que la antropología en su verdadero, am-
por José Molina Enríquez, aquel importante periodista, so- plio concepto, debe ser el conocimiento básico para el des-
ciólogo y pensador de origen otomí y uno de los precur- empeño del buen gobierno, ya que por medio de ella se
sores centrales de la revolución de 1910. Molina “quería conoce a la población que es la materia prima con que se
crear una raza híbrida que habría de ser a la vez homogénea gobierna y para quien se gobierna. Por medio de la antropo-
y pura” (Stern, 2000: 59-60). Para él, el mestizo, que es- logía se caracterizan la naturaleza abstracta y la física de los
taba buscando diferenciarse de los indios y de los criollos, hombres y de los pueblos y se deducen los medios apropia-
estaba destinado a detentar el poder, y el futuro del país de- dos para facilitarles un desarrollo evolutivo normal. (Garnio,
pendía de ello. Sin embargo, mientras se alcanzaba la homo- 1916.)
geneización racial, “el gran problema nacional” se derivaba Por lo tanto, Garnio construyó un proyecto mediante el
de la política de protección del gobierno a la propiedad pri- cual los antropólogos iban a poder encabezar desde el Esta-
vada del criollo. Molina vio claramente cómo “los resultados do la ideología y las políticas de transformación —cultural y
de la política liberal habían llegado a ser diferentes de cómo biológica— de la población mexicana, mediante el indige-
habían sido imaginados por sus primeros defensores e im- nismo asimilacionista a la mexicana. Este indigenismo es-
pulsores: en lugar de alcanzar una nación de mexicanos li- taba fincado “en atribuir al mestizo la pureza y vincular ese
bres e iguales, el país había quedado casi enteramente en ícono al impoluto y noble indio […] En esta jerarquía racial
las manos de los hacendados blancos y de los inversionistas invertida [creada desde las políticas estatales], los indios [ya
domésticos y extranjeros. Incluso, él decía que la ciudadanía no iban a ser] indolentes, pueriles e irracionales, sino alertas,
mexicana estaba hecha de una masa de labradores, ranche- resistentes y metafísicos” (Stern, loc. cit.: 61).
ros y trabajadores, que la mayoría de las veces vivían apenas “Desde los diferentes cargos que [Gamio] ocupó [entre
mejor que los esclavos” (Lomnitz, op. cit.: 355). 1916 y los cuarentas] influyó poderosamente en las orien-
taciones de la antropología mexicana en la primera mitad del
La mestizofilia/indigenismo de la revolución y la siglo xx” (Urías, op. cit.: 78).
posrevolución
Además, aludiendo a que el desarrollo de la población indí-
En 1916, en plena guerra civil, el antropólogo Manuel Ga- gena había sido ‘anormal’ debido a su aislamiento, puso en
mio, discípulo del famoso antropólogo relativista cultural es- evidencia la visión no india de la problemática de las comu-
tadounidense Franz Boas y quien contaba con el apoyo de nidades indígenas, que es básica en la crítica al indigenismo.
Carranza, escribió Forjando Patria, libro con el que inauguró Forjando Patria es, ante todo una obra nacionalista, llena
el indigenismo que dominaría la política cultural de los regí- de orgullo mexicano y de esperanza en un porvenir revo-
menes posrevolucionarios hacia los pueblos indígenas, has- lucionario, en la formación del hombre nuevo; empero, es
ta que entró en crisis en los años setenta. menester subrayar que traza líneas de continuidad con las
Gamio concebía el problema racial ligado al educativo y ideas que pretende refutar. Pues aunque Gamio era antro-
al económico, y estaba interesado en forjar una nación me- pólogo, su escritura se dirigía —como la de todo autor na-
diante la aleación poblacional homogeneizadora de lo que cionalista— a evocar sentidos de pertenencia. […] Proponía
para él eran dos metales aislados: “la raza viril de acero” y por ello que a los indios se les debía ‘borrar’ la historia para
la “raza viril de bronce”. “Gamio señala la existencia de tres que se asimilaran al mundo europeo, y así dejaran de ser lo
patrias en México: las criollas, caracterizadas por ser centros que eran (dicho con todo respeto a lo que eran)” (Mora-
de poder y urbes; las mestizas —y pone como falso ejem- les, op. cit.).
plo Yucatán— que son regiones donde la población nativa y
criolla se ha mezclado armónicamente, compartiendo cultu- “Si el peso de los antecedentes históricos desaparece,
ra y sociedad; y las indias, tan desperdigadas por el país que que desaparecerá cuando el indio no recuerde ya los tres si-
hasta ese momento era imposible incorporarlas. Siguiendo glos de vejaciones coloniales y los cien años de vejaciones
ese hilo, la incorporación del indígena no podría ni habría de

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‘independentistas’ […]; abrazará la cultura contemporánea” Vasconcelos, a quien dieron la batuta para que condujera el
(Gamio, op. cit.: 24). proyecto educativo del Estado y para que desde ahí resol-
Gamio sostenía en realidad “nociones decimonónicas viera “el problema identitario” de la Nación.
simplistas, esencialistas y evolucionistas que […] hacían del Discípulo de Justo Sierra, Vasconcelos había sido de
indio un objeto pasivo de estudio, sin voz ni voto en las po- aquella generación —el Ateneo de la Juventud— que re-
líticas dirigidas hacia él. El mismo etnocidio cultural del siglo chazó el determinismo y mecanicismo del positivismo
xix, actualizado por nuevos criterios científicos, y confiado comtiano y spenceriano. Aquella generación que llamó
en su influencia institucional en el nuevo régimen” (Mora- a que se dotara a la educación de una visión más amplia
les, op. cit.). Como lo argumenta Alejandra Stern (op. cit.: que rechazara el determinismo biológico del racismo y que
60), cuando se analiza el proyecto de Gamio con cuidado, proponía además la libertad de cátedra, la libertad de pen-
se puede apreciar hasta qué punto su propuesta se adscribía samiento y, sobre todo, la reafirmación de los valores cultu-
a una eugenesia de tipo racial. Eso no es sorprendente por- rales, éticos y estéticos de los que América Latina emergió
que la eugenesia, además de estar de moda en ese entonces como realidad social y política. Entre 1921 y 1924, desde
en los círculos científicos, estaba estrechamente relaciona- las alturas de una posición similar a la ocupada unas déca-
da con el nacionalismo, y el nacionalismo mexicano no era, das atrás por Sierra —la Rectoría de la Universidad Nacional
en este sentido, una excepción. Como lo dice Stern, “Gamio y después la titularidad de la Secretaría de Educación Públi-
introdujo, por la puerta de atrás, la teoría de la recapitulación ca—, pero armado con todo el poder y el prestigio de la re-
del zoólogo alemán Haeckel,5 cuando sugirió que para po- volución triunfante, el proyecto mestizófilo fue concretado
der fortalecerse los criollos debían “indianizarse”, y así asi- por José Vasconcelos.
milar el mito y la gran vitalidad de los aztecas y los mayas” El autor del Ulises Criollo imaginó al mestizo como la
(ibid: 61). Dada esta posición teórica, que iba de la mano “Raza Cósmica, “el faro espiritual de la civilización hispáni-
con el hecho crucial de que Gamio era una de las principales ca” (Stern, op. cit.: 61). El cemento del nuevo nacionalis-
cabezas de la política cultural del estado posrevolucionario, mo cultural era la “impureza” de la sangre y de la cultura
la altamente eugeneizada interacción entre los fundadores mexicana, y el discurso de Vasconcelos se extendía mucho
de la antropología mexicana del siglo xx y el Estado fue cla- más allá de la raza. Estaba dirigido no a los indígenas sino a
ra y notoria en México. todo el pueblo, en especial a aquellos que todavía no habían
Los pragmáticos sonorenses finalmente tomaron el po- visto los indudables beneficios de la cultura híbrida mexica-
der en 1920 y lo conservarían hasta 1934. Ellos supieron na. Su propósito era que ellos la absorbieran a través de la
capitalizar con habilidad las herencias de Juárez y de Ma- educación nacional, y que ésta se transformara en el núcleo
dero, negociar y reprimir a la vez a los ejércitos campesinos de la identidad colectiva de los ciudadanos de la nueva na-
radicalizados y dotar al país de una ideología de naturaleza ción que estaba siendo reconstruida. La Raza Cósmica, su
liberal y con contenido laico y social. Con el fin de poder go- libro publicado en 1925, argumenta que “una raza híbrida
bernar, estos rancheros norteños alejados de la cultura me- perfecta que combinara los rasgos superiores de los indios,
soamericana tuvieron la lucidez de abrirle anchas las puertas los asiáticos, los blancos y los negros podía producirse al se-
al proyecto mestizófilo. Con gran inteligencia pusieron al guir una ‘eugenesia misteriosa de gusto estético’ en vez de
frente del proyecto ideológico e identitario nacional a José la ‘eugenesia científica’. […] [Para [él], la ‘eugenesia espiri-
tual’ podría animar una nueva quinta ‘raza’, capaz de tras-
5 Ernst Haeckel, biólogo y filósofo alemán, popularizó el trabajo de cender a las otras en todos los sentidos, y juntar en una feliz
Darwin pero ignoró el papel tan importante que Darwin le otorgaba síntesis los elementos de la belleza, que hoy se hallan espar-
al azar. Por ello argüía que la evolución estaba dirigida hacia una
complejidad progresiva que había puesto la mira en el ser humano como cidos en distintas gentes” (Stern, loc. cit.: 61-62).
su principal objetivo. En 1866 formuló “la teoría de la recapitulación”, De esta forma, a partir del final de la Revolución en 1920
que hoy está muy desacreditada en su versión original. De acuerdo —revestida de este discurso que seguía siendo sin duda más
con esta teoría, el desarrollo de un embrión de cada especie repite el
desarrollo evolutivo de toda la especie, por lo que la ontogénesis (el progresista que el discurso europeo y el de muchos gobier-
proceso evolutivo de un individuo dentro de una especie) reproduce nos latinoamericanos acerca de la limpieza y de la pureza de
la filogénesis (el proceso evolutivo de la especie misma). Haeckel la sangre como fundamento de la Nación— la “mestizofilia”
también pensaba que las razas “primitivas” todavía estaban viviendo
su niñez y necesitaban la supervisión y la protección de sociedades se consolidó como el núcleo central de la identidad nacional
más maduras. Extrapoló de ahí una nueva filosofía a la que llamó y, por lo tanto, del pensamiento, el proyecto y las políticas
“monismo”. Su trabajo sirvió de referencia y de justificación científica
al nacionalismo y al racismo, y fue usado por los nazis como una de las públicas —culturalistas y biologicistas— del Estado mexi-
bases científicas de sus posturas. cano. Como ideología hegemónica, la mestizofilia empezó a

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permear cada vez con más fuerza a la mayoría de los secto- abrigo; desarrolló grandes obras de carácter social; pasaba
res sociales en toda la Nación. horas y horas en cuclillas con los campesinos y los indíge-
El asimilacionismo era la lógica que subyacía a la mesti- nas, quienes lo llamaban Tatá Cárdenas; expropió el petró-
zofilia-indigenismo. Un asimilacionismo en que la disolución leo, los latifundios y los ferrocarriles. Al igual que muchos
de las pieles y de las identidades diferenciadas era la meta. de los hombres y mujeres honestos de esa época, entre
“En lugar de simplemente imponerle al Otro, al diferente, al los cuales muchos marxistas y socialdemócratas, Cárdenas
indio, que viviera segregado del modelo jurídico-político y creía que los factores económicos, sociales y políticos de-
cultural dominante, este asimilacionismo le imponía que se terminaban los factores ideológicos y culturales. Es por ello
insertara de manera subordinada dentro del entretejimiento que estaba profundamente convencido de que la situación
de las nuevas relaciones raciales y socio-culturales” (Cas- de los indios mexicanos sería cada vez mejor cuanto más
tellanos, 1994). Como lo dice con tanta claridad José An- se garantizara mejorar sus condiciones socio-económicas e
tonio Machuca, si el paradigma de la ideología nacionalista igualarlas con el de los demás sectores populares de la Na-
europea del siglo xix es ‘sangre limpia o pura/raza/identi- ción, cuyos intereses el Estado debía proteger. Es a ello a lo
dad/ nación’, el de la ideología de la Revolución Mexicana que fundamentalmente se consagró. Su proyecto, en este
es ‘sangre sucia o impura/raza/ identidad/nación’. En Mé- sentido, era también mestizófilo. Por otra parte, en 1948,
xico, lo único que cambió es que el mestizo reemplazó al después del Primer Congreso Indigenista Interamericano,
blanco en el lugar dominante” (Machuca, 1998). que se reunió en Pátzcuaro en 1941 presidido por Cár-
Desde el punto de vista de la consolidación de la identi- denas, se creó el Instituto Nacional Indigenista (INI) que,
dad nacional, el proyecto mestizófilo que nació en las ideas fuertemente imbuido por la mestizofilia que lo acompaña-
de los liberales decimonónicos y que se consolidó con Ga- ba, trabajaría durante varias décadas, con el apoyo de mu-
mio y Vasconcelos entre 1916 y 1924, surgió con un po- chos antropólogos sociales mexicanos, para el beneficio de
der cultural e ideológico tan fuerte que fue plasmado, en los pueblos indígenas de nuestro país, entendido en un sen-
1920, en el lema vasconcelista de la Universidad Nacional tido fundamentalmente asimilacionista.
—los valores espirituales más altos de la nación hablarían Hay que considerar también que en esos años los in-
en nombre de y en favor de nuestra raza, la raza cósmica, dígenas no planteaban sus reivindicaciones centrales en
la raza mestiza, la raza mexicana— y que fue difundido por términos muy distintos a los que Cárdenas vislumbraba. Si-
todo el país a través de las brigadas culturales, encabezadas guiendo la herencia de la Revolución Mexicana, los plan-
por los convencidos y heroicos maestros rurales de la Secre- teaban en términos de clase o en términos políticos, pero
taría de Educación Pública obregonista. no en términos étnicos. No fue sino hasta los años setenta
Mientras que en 1910, todavía bajo la presidencia de del siglo pasado, en el momento en que el Estado mexica-
Porfirio Díaz, los festejos del centenario del inicio del mo- no tuvo que enfrentar una fuerte crisis agrícola que movili-
vimiento independentista estuvieron teñidos de afran- zó a los campesinos, que por primera vez los pueblos indios
cesamiento, en 1921 los festejos de los 100 años de la del país empezaron a reivindicar sus derechos a la tierra y
consumación de la Independencia estuvieron teñidos de a los programas gubernamentales de desarrollo del cam-
mestizofilia. Obregón participó con su familia, vestidos to- po, agregándoles algunas demandas traducidas en térmi-
dos de charros y de chinas poblanas. Se organizó para la nos étnicos.
ocasión el concurso de la “India Bonita”, en que fue galardo- Un grupo de antropólogos, ya para entonces muy reco-
nada una muy joven mujer indígena nahua, María Bibiana, a nocidos y que se habían forjado haciendo trabajo de cam-
la que se paseó por el centro de la capital en un carro alegó- po de la mano con el INI, empezaron a cuestionar las bases
rico, y que mereció dicho reconocimiento porque a pesar de mismas sobre las que había nacido y se había desarrollado el
ser india era bonita gracias a sus rasgos finos, como ames- indigenismo y desarrollaron una muy fuerte crítica de esta
tizados, por lo que simbolizaba así el enorme atractivo de importante política cultural. Algunas de las críticas, como la
nuestra nueva nación híbrida (Ruiz, 2001). de Guillermo Bonfil, fueron muy contundentes: calificaban
En los años treinta del siglo xx llegó al poder el Car- al indigenismo como un instrumento al servicio del Estado,
denismo, que algunos historiadores hemos llamado el go- diseñado para destruir la identidad de los pueblos indios e
bierno del “socialismo de la Revolución Mexicana” (Gilly, integrarlos en una cultura nacional homogénea —el instru-
1994). Lázaro Cárdenas no permitió que el mundo se con- mento de un franco etnocidio. Planteaban que el indigenis-
virtiera en un planeta sin visa para León Trotsky ni que mi- mo no había logrado ni cuestionar ni frenar ni revertir los
les de refugiados de la Guerra Civil Española se quedaran sin mecanismos de discriminación étnica y de clase en perjuicio

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de los pueblos indígenas. Para Andrés Aubry, quien dirigió a Esto significa que después de criticar en forma perti-
lo largo de varios años el Archivo Diocesano de San Cristó- nente tanto “el etnocidio de los pueblos indígenas a ma-
bal de las Casas, en Chiapas, nos del indigenismo” como el proyecto de desarrollo del
país propuesto por el Estado, carente con frecuencia de
el indigenismo es la respuesta del sistema a una pregun- contenido social y cultural, el proyecto de Bonfil era, en
ta planteada por la gente blanca: ¿por qué son subdesarro- esencia, pelear, desde la academia y desde el movimiento
llados los países multiétnicos? Pero también esconde una social, para que nuestro nacionalismo ya no se alimenta-
hipótesis: el indio es un obstáculo en el camino hacia el de- ra de la discriminación de clase y étnica, sino que Méxi-
sarrollo. En lugar de cuestionar a la sociedad global y a su co reconstruyera su identidad nacional una vez más, pero
modelo de desarrollo, desprecia a la cultura indígena. (Au- ésta vez en torno al respeto del alma indígena de la Na-
bry, 1982: 15.) ción sobre la cual está construido el cuerpo mestizo mayo-
ritario de profunda raigambre indígena. Así, Bonfil criticaba
De esta forma, empujados por un proceso largo y com- la “antropología patria” de Gamio, estrechamente ligada
plejo en que el movimiento indígena se estaba dirigiendo el proyecto mestizófilo del Estado posrevolucionario, sin
hacia construir sus demandas en términos étnicos y no de romper totalmente con dicho proyecto. Al esencializar ese
clase, muchos antropólogos se disociaron gradualmente del “México Profundo” y pensar que un nacionalismo con jus-
indigenismo oficial. En este sentido criticaron las tendencias ticia y equidad sólo podía emanar de él, su crítica no vis-
que habían conducido a la “aculturación de los pueblos in- lumbraba hasta qué punto era difícil que un país que ya
dígenas, subsumiendo sus identidades diferenciadas” (vid. no estaba viviendo ni en 1810 ni en 1920, sino casi en
passim Hernández Castillo, 2008; Castellanos, 1994) den- el siglo XXI, fuera construyendo sobre esa base una rea-
tro de una identidad nacional considerada como homogé- lidad multicultural realmente abierta a diversidades inter-
nea y realmente representativa de la Nación: el mestizaje. nas y externas.
Esta crítica era sin duda absolutamente correcta desde A partir de los ochentas del siglo xx, las múltiples lu-
un punto de vista antidiscriminatorio. Sin embargo, como lo chas de los pueblos indígenas de nuestro país han sido im-
ha planteado Lomnitz, desde el punto de vista de un cues- portantes. Entre ellas ocupa un lugar destacado la de los
tionamiento substancial del pensamiento nacionalista sobre zapatistas de Chiapas, con su exigencia de que se reconoz-
el cual estaba construido dicho cuestionamiento —espe- ca plenamente a los indígenas como ciudadanos mexicanos
cialmente el de Bonfil quien es conocido como uno de los con plenos derechos. Estas luchas han ido empujando al Es-
más profundos detractores del indigenismo—, era en al- tado mexicano a que vaya rompiendo con el monolitismo
gún sentido limitada. Primero, porque seguía razonando de la mestizofilia e incorporando la diversidad étnica a su
con base en la misma idea mítica sobre la que razonaba el concepción de identidad nacional y a nuestra Carta Mag-
pensamiento liberal del siglo xix y el proyecto indigenista/ na. Los logros no han sido, en este sentido, insignificantes,
mestizófilo del siglo xx, a los que supuestamente estaba sobre todo en términos de las reformas a varias de nuestras
cuestionando (Lomnitz, op. cit.). Argumentaba, en efecto, leyes (reforma al artículo 4º. Constitucional) y de la firma
que el único México profundo, real y auténtico —no artifi- de diversos tratados y convenciones de carácter internacio-
cial— es el México indígena, al que se suman “amplios sec- nal (el Convenio 169 de la OIT o Declaración de las Nacio-
tores de la sociedad mexicana que no se reconocen como nes Unidas Sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas).
indígenas pero que organizan su vida colectiva derivándo- A partir de principios de los noventas el discurso del Estado
la de una matriz cultural de origen mesoamericano (Bon- hace referencia a la multiculturalidad, como “uno de los ele-
fil, 1987: 244). ¿Quiénes son estos “amplios sectores” sino mentos de base de la nación mexicana”.
los mestizos que aún conservan, en muchos espacios de En términos de la realidad social, el camino para que
sus costumbres y tradiciones, la raíz indígena de la Nación? México sea una nación no sólo multi sino intercultural en
Todo lo demás, en México, argüía Bonfil, es meramente fic- el pleno sentido del término, es aún largo: además de que
cional, artificial e impuesto por una modernidad extranjera no todas las reformas legales propuestas para avanzar en
que no es compatible con el “nosotros nacional”. Este argu- esa dirección han sido aprobadas, aquellas que sí lo han
mento establecía entonces, de nuevo, que todo lo que no sido aún no han permeado plenamente hacia dentro de las
pertenece al 14% indio y a las grandes masas amestizadas estructuras sociales, las mentalidades y las políticas públi-
no es mexicano sino extraño, fuereño, impuesto, moderno, cas. Y ello no solamente en lo que se refiere a la plena in-
artificial y ficticio. corporación de los múltiples y diversos pueblos indígenas

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en una nación intercultural,6 sino al hecho de que un país conocimiento de los privilegios que implica pertenecer al
que haga honor a este título tendría que contar también grupo nacional mayoritario. Ignorar que cuento con venta-
con: por una parte, una política migratoria más abierta a jas también es ignorar que otros grupos —principalmente
incorporar la diversidad étnico-racial de quienes provienen los indígenas— tienen desventajas (como el uso primordial
de otras naciones y solicitan permanecer en la nuestra, in- del español, el sistema educativo tendiente a la creación de
dependientemente de si esas personas son o no son étnica mestizos, la superioridad propia y la interiorización del otro);
y racialmente “compatibles” con el mestizaje mexicano. 3. Por un reconocimiento de que para los indígenas (el prin-
Recientes estudios (Yankelevich, op. cit.; Salazar, 2006) cipal otro en México) yo soy mestiza, con todas las implica-
han demostrado que si bien México ha sido extremada- ciones históricas que eso significa, con toda la desconfianza
mente generoso en términos de su apertura hacia los asi- a priori, y el resentimiento guardado. Ellos me ven como
lados políticos que huyen de regímenes dictatoriales, no mestiza, independientemente de lo que yo piense; 4. Por un
lo ha sido tanto, sobre todo en el siglo xx y lo que va del reconocimiento de la influencia que la ideología del mesti-
XXI, en términos de las directrices seguidas por las auto- zaje ha tenido en mi crianza como mexicana.
ridades consulares y migratorias mexicanas hacia las soli-
citudes de permanencia legal en nuestro país; directrices En esta clara respuesta Olmos da cuenta, sin embargo,
que muchas veces han negado dicha permanencia bajo de hasta qué punto la categoría “mestizo” no es homogé-
el argumento de que los solicitantes no son “asimilables” nea en México:
al mestizaje mexicano. Por ejemplo, en el siglo xx fueron
rechazadas innumerables solicitudes de personas negras, En 2002 me mudé a la ciudad de México y descubrí que yo
bajo el argumento de que “el mestizo no es de color” (Sa- era norteña y chihuahuense. […] Frente a los otros —ha-
ade, en Yankelevich, op. cit.: 237-238); también las de bitantes de la ciudad: chilangos y demás seres urbanos de
muchos judíos, porque han sido considerados como parte distintos orígenes nacionales no indígenas— mi chihuahua-
de aquellos grupos “cuya mezcla de sangre, cuyos hábitos neidad resaltaba por primera vez. En la comunidad de chi-
culturales y cuyas tradiciones son exóticos a nuestra sico- huahuitas avecindados [—considerados por los recientes
logía” (Gleizer, 2007 y Gleizer, en Yankelevich, op. cit.: censos como no indios y no extranjeros, es decir, por omi-
254), es decir, inadaptables, de nuevo, a nuestra fusión sión, mestizos—] debatíamos ampliamente las cuestiones
indo-española, y por otra parte, un reconocimiento ple- identitarias norteñas, en cuestión de rasgos culturales y de
no a la diversidad que encierra la categoría étnico-racial profundos sistemas de concepción del mundo: Si bien yo
del “mestizo mexicano”, claramente ilustrada en el texto hubiera contestado que sí a la pregunta hipotética de mi ni-
“¿Por qué soy mestiza?”, escrito por una estudiante chi- ñez “¿eres mestiza?”, mucha gente de esa comunidad de
huahuense, que no es ni indígena ni de origen extranjero Chihuahua habría contestado: “no, soy blanca o blanco”.
(Olmos, 2011), y en que ella contesta con claridad: Toda la gente cuya relativa blancura y los suficientes abue-
los españoles se lo hubiera permitido. Porque los mitos nor-
Soy mestiza: 1. Porque soy, en términos objetivos y demo- teños de la ausencia de mestizaje en el norte, y una mayor
gráficos, miembro de ese segmento de la población mexica- “cantidad” de sangre española en la población siguen vivos;
na caracterizado como mestizo, la privilegiada mezcla que porque el mito nacional del mestizo compite con el mito re-
se reconoce como legítimamente mexicana; 2. Por un re- gional del norteño alto, güero y fuerte. Además, en 2006
viví en Chicago y descubrí ahí que era mexicana y latina.
6 “El movimiento indígena latinoamericano ha promovido en los
Llegué entonces a identificarme con mexicanos [—que hu-
años recientes un discurso que hace uso de este concepto y que se
diferencia del discurso de la multiculturalidad. Es un discurso trans- biesen sido considerados automáticamente como mestizos
formador que implica un cuestionamiento radical a las visiones evolu- en México—] viviendo en Estados Unidos. Sin embargo, lo
cionistas, excluyentes y universalistas de la modernidad occidental con único que teníamos en común era nuestra condición de mi-
su reivindicación de la dimensión ética y política de la diversidad. Desde
la perspectiva de la interculturalidad, la diversidad es un valor que debe grantes del mismo país.
acompañar al reconocimiento de lo propio, al mismo tiempo que hace
relevante la diferencia colonial, es decir, el hecho mismo de la subordi- A modo de conclusión
nación y el poder en que se han construido históricamente esas dife-
rencias. La interculturalidad apuesta también a construir diálogos, pero
desde nuevos contextos que reconozcan las injusticias históricas que El proyecto mestizófilo fue construido a partir de 1810 y
han marcado las vidas de los pueblos indígenas y otros grupos minori-
zados […] una apuesta dialógica transformadora, que impacte al mo- fue reforzado después de la Revolución Mexicana, sobre
delo de Estado unitario y a la democracia (Sierra Camacho, 2009: 76) la base de una historia étnico-racial específica que marcó a

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la Nueva España y en que el mestizaje biológico y cultural consistentemente monolítico y, disfrazado de una ideología
fue ocupando un lugar cada vez más importante en térmi- y de un discurso asimilacionista, ha excluido en forma sis-
nos demográficos. También lo fue sobre la base del mismo temática y simultánea la diferencia y la diversidad étnica y
paradigma que ha fundamentado a todas las naciones mo- racial de los pueblos indios mexicanos y la diferencia y la di-
dernas: sangre/raza/identidad/nación. Al reemplazar la versidad étnica y racial de otredades originarias de fuera de
“sangre pura y limpia”, primer elemento de dicho paradigma, nuestras fronteras.
por una “sangre mezclada, híbrida, impura”, este proyecto Estos son sus talones de Aquiles. Éstos son, en medio
tenía la intención de dotar al país de una identidad original de su carácter sin duda exitoso, los puntos en que residen
pero sólida, que debía fortalecerlo (Machuca, 1998). Su sus debilidades (Perez Vejo, 2010). Los que han hecho que
propósito era lograr cerrar a tal grado la brecha entre diversi- los indígenas de este país hayan sido cultural y racialmente
dades existentes a lo largo y ancho de nuestro territorio, que discriminados y, a la vez, que estemos atrapados en un labe-
cualquier ciudadano mexicano no extranjero y no indígena rinto (Lomnitz, 1995: 13) del que no parecemos encontrar
pudiera reconocerse como mexicano, independientemente una salida satisfactoria y liberadora; una salida para la que la
de su clase social y de su origen regional y estatal, aún si mestizofilia ya no da el ancho.
esto significaba negar y hacer desparecer como ciudadanos Cargado de una ideología estatal que en su construc-
a quienes no se querían mezclar: los indios ción de la identidad nacional “favorece lo cerrado sobre lo
La mestizofilia ha probado ser una de las políticas cultu- abierto” (Paz, 1983: 28), México ha adoptado un nacio-
rales más exitosas del Estado mexicano. En contraste con nalismo mestizófilo centrado en su “miedo a perder [lo que
el indigenismo, que empezó a ser fuertemente criticado a llama] la autenticidad nacional” (Handler, 1988: 196), ba-
partir de los años setenta del siglo pasado y cuya vida útil sada sobre todo en nuestro “ser mestizo”. Pero ese miedo,
se extendió por lo tanto a lo largo de un período de aproxi- que en algunos momentos nos sirvió e incluso tuvo un ca-
madamente 60 años, la mestizofilia ha probado ser un pro- rácter propositivo, hoy en día ya no logra reconocer que la
yecto históricamente mucho más exitoso y resistente. A fuerza de nuestra identidad nacional, a inicios del Siglo XXI,
doscientos años de la Independencia y a 100 años de la Re- debe residir en el pleno reconocimiento de la heterogenei-
volución, no sólo sigue con vida sino que goza de bastan- dad nacional, existente incluso dentro de las mayorías mes-
te buena salud. Tan exitoso ha sido que a lo largo de los tizas. Es por ello que a la otrora tan triunfante mestizofilia
últimos noventa años los mexicanos prácticamente no he- le ha costado tanto trabajo dar vida a un proyecto que de-
mos cuestionado el hecho de que los partidarios de Mora, fienda la soberanía nacional, al mismo tiempo que se vuelva
Riva Palacio, Sierra, Molina Enríquez, Gamio, Vasconcelos y incluyente; que integre, desde una perspectiva democráti-
otros líderes político-culturales de nuestra historia contem- ca, la diversidad; que abra sus ventanas a un estado de de-
poránea hayan logrado que “pueblo mestizo” sea de facto, recho multi e intercultural, a saldar cuentas con un pasado
en nuestro país, sinónimo de “auténtico pueblo mexicano”. que debe ser puesto en clara perspectiva, para que podamos
Por otra parte, la crítica hacia este proyecto por parte avanzar hacia una conexión realista y positiva con una na-
de la academia y de los movimientos sociales es conside- ción compleja inserta en un mundo aún más complejo.
rablemente más joven de edad, menos contundente y más
incompleta que aquella en contra del indigenismo. Hoy en Bibliografía
día, dicha crítica no deja de reconocer el carácter radical-
mente progresista que la mestizofilia tuvo en sus inicios y, Aguirre Beltrán, Gonzalo. 1989. La población negra de Mé-
sobre todo, en el momento en que muchos países se adscri- xico 1519-1810, Estudio etnohistórico, (original: Edi-
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fundamento de la fuerza de una nación. Tampoco deja de México.
reconocer que, como decíamos líneas arriba, el proyecto lo- Alcina Franch, J. J. 1987. “Bartolomé de las Casas”, en His-
gró, con un éxito considerable, su cometido. Sin embargo, toria, núm. 16, Madrid.
se centra en analizar la causa de la reivindicación surgida del Aubry, Andrés. 1989. Gente de Chiapas, Instituto de Ase-
seno del movimiento indígena, que ha manifestado con cla- soría Antropológica para la Región Maya, San Cristóbal
ridad: “nosotros no somos mestizos, pero sí somos ciuda- de Las Casas.
danos mexicanos, y queremos que se nos reconozca como Basave, Agustín. 2002. México Mestizo. Análisis del nacio-
tales”; es decir, se centra en marcar que este proyecto, en nalismo mexicano en torno a la mestizophilia de Andrés
su mítico viaje hacia el ideal cósmico vasconceliano, ha sido Molina Enríquez, FCE, México.

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Identidades y movimientos sociales de los grupos indígenas del
Norte de México

Doctor Juan Luis Sariego Rodríguez1

Introducción y principios del xx en contra de los apaches y comanches


en Chihuahua, así como contra los yaquis y seris en Sonora.
Tras presentar un breve recorrido histórico sobre las formas La afectación, expropiación y escisión de los territorios indí-
en que las políticas del Estado mexicano incidieron en la genas fueron, en primer lugar, resultado del establecimiento
conformación social de los grupos indígenas del actual Nor- de la frontera méxico-estadounidense que segregó en dos
te de México, propongo en este texto un análisis compara- naciones a los grupos yumanos de Baja California y al con-
tivo de las expresiones de la identidad y la orientación de glomerado de la etnia pima-pápago. Pero también, la fija-
los movimientos de dichos grupos, tratando de encontrar al- ción de los límites territoriales de las entidades federativas a
gún tipo de semejanzas y diferencias entre ellos. Entre otros mediados del siglo xix propició la escisión entre los pimas y
posibles aspectos, me centro específicamente en cuatro te- guarijíos de Sonora y Chihuahua, los tepehuanes de Duran-
mas que me parecen nodales: sus formas de implantación y go, Chihuahua y Zacatecas, los tarahumaras de Chihuahua
apropiación de los territorios en que se asientan, sus modos y Sinaloa, así como de los mayos y yaquis de Sonora y Si-
de participación en la dinámica del desarrollo económico de naloa. También y como resultado de la anexión de Texas a
las regiones que habitan, sus maneras de concebir y expre- los Estados Unidos, un grupo importante de indígenas kika-
sar su identidad étnica y sus aspiraciones en términos de au- púes y los mascogos (de raza negra) vinieron a instalarse a
tonomía, expresadas en movimientos y demandas frente a mediados del siglo xix en el poblado de El Nacimiento, en
la sociedad nacional. el estado de Coahuila, donde residen de forma estacionaria
hasta el día de hoy.
Un breve repaso histórico del Norte indígena de Sin duda la única y llamativa excepción a esta política
México de exterminio contra los indios levantiscos que caracterizó
la política gubernamental de la época porfiriana, habría de
En los dos siglos que corren desde los días de la Indepen- ser la ley que el 3 de noviembre de 1906 el Gobernador
dencia de México hasta la actualidad, los pueblos indígenas del estado de Chihuahua, Enrique C. Creel expidió, cono-
del actual del Norte del país2 vivieron profundas transfor- cida como Ley para el mejoramiento y cultura de la Raza
maciones que afectaron de manera determinante su propia tarahumara, ordenamiento jurídico que constituye la pri-
existencia, su implantación y apropiación territorial, sus sis- mera formulación histórica de política pública indigenista en
temas de organización social, sus formas de inserción en la Chihuahua­y en el Norte de México. Se trata, por lo demás,
economía y la sociedad del país y sus relaciones con el Es- de una expresión viva de la mentalidad y el pensamiento de
tado nacional. Sin duda los dos procesos más dramáticos y un grupo de liberales y “científicos”, quienes se atrevieron a
violentos que marcaron el destino de estos grupos étnicos proponer una nueva forma de entender el problema indíge-
fueron la persecución y el exterminio de los que fueron ob- na, concibiéndolo primordialmente como un problema agra-
jeto algunos de ellos y la afectación de sus territorios nati- rio y de integración cultural.3
vos que quedaron escindidos por una frontera internacional La participación de estos grupos étnicos en los movi-
y otras estatales, municipales y agrarias. mientos de Independencia y Revolución fue muy variable
Del etnocidio y las cacerías en contra de los indios “de y desigual. Así, por ejemplo, en los días de la Revolución,
guerra”, hablan sobradamente las crónicas de las campañas los yaquis se dividieron en dos bandos: mientras en uno se
militares y de deportación emprendidas durante el siglo xix agruparon los llamados “militaristas” o “torocoyoris” que
1 ENAH Unidad Chihuahua. 3 Véase la Exposición de motivos que presentó el Ejecutivo del
2 Al hablar del Norte de México, me refiero específicamente a los Estado sobre Civilización y mejoramiento de la raza tarahumara y Ley
actuales territorios de los estados de Baja California, Baja California Sur, expedida acerca del asunto por la H. Legislatura, Chihuahua, 1906, pp.
Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León. 5 y 6.

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participaron activamente en los batallones obregonistas, en nicos quedaron relegados a un segundo plano, por más que
el otro, los yaquis denominados “broncos” o “kaujomes” la correlación entre estos dos factores —inequidad y con-
prefirieron seguir atrincherados en la Sierra del Bacatete, lu- dición étnica— resulten hasta el día de hoy evidentes en
gar de refugio durante los tiempos de la guerra porfirista. México.
En cambio, los pueblos indios de la Sierra Madre Occidental Del alcance y los logros de estas políticas indigenistas y
(tarahumaras, guarijíos y pimas) se mantuvieron bastante sectoriales sería complejo hacer en este momento un balan-
ajenos a las contiendas revolucionarias, por más que algu- ce, pero es evidente que muchos de los índices más irrebati-
nos de ellos sufrieran el despojo de sus cosechas por parte bles de la pobreza, marginación, inequidad y bajo desarrollo
de uno de los bandos contendientes. En todo caso, y como humano se siguen concentrando en las regiones indígenas de
lo señala François Xavier Guerra, cuando trata de definir el México, y las del Norte no son una excepción a esta realidad.
perfil social de quienes participaron en los primeros alza- Si el alcance de tales políticas públicas de desarrollo y
mientos de la Revolución en el Norte de México: bienestar en el México indígena ha sido notoriamente res-
tringido, en el caso de los grupos étnicos del Norte el indi-
[los] Mayos y los Yaquis de Sonora y los Tarahumaras de genismo ha enfrentado desde hace más de 60 años algunos
Chihuahua se mantienen fuera de esta sociedad de frontera. obstáculos específicos. Uno de ellos proviene de un viejo
Pueden aprovechar la rebelión para desencadenar la propia, prejuicio de origen colonial que tiende a calificar a las et-
pero entre ellos y la sociedad blanca y mestiza la hostilidad nias norteñas como grupos tribales reacios a la civilización,
es radical. La rebelión yaqui, por ejemplo, es anterior, simul- atrasados económica y tecnológicamente, proclives a orga-
tánea y posterior a la Revolución, pero no es la Revolución nizarse de forma autárquica y renuentes a la asimilación y el
Mexicana (Guerra, 1983: 38). mestizaje cultural. Es el viejo estereotipo del Norte bárbaro,
bronco e inculto.
En los años que siguieron a la Revolución, los grupos Un segundo aspecto que explica los fracasos de los an-
étnicos del Norte fueron objeto de diferentes políticas gu- helos indigenistas en las regiones étnicas del Norte se ori-
bernamentales tendientes a su integración a la cultura, la gina en el hecho de que fueron diseñados y concebidos de
economía y la política nacionales. Entre dichas políticas des- acuerdo con patrones culturales de las sociedades indias
tacan tres: las de la escolarización —primero en la forma mesoamericanas, muy distintos de los de las poblaciones
de castellanización forzada y después a través de la educa- indígenas norteñas, entre las que predominan la movilidad
ción bilingüe y bicultural—, la de su fijación y adscripción espacial, la dispersión demográfica, la ausencia de formas
territorial, bajo el formato de ejidos, comunidades agrarias, comunales de propiedad y las economías diversificadas, no
municipios y agencias municipales y, finalmente, la de su in- exclusivamente dependientes de la agricultura.
tegración a la economía nacional a través de diferentes pro- En fin, un tercer factor que ha obstaculizado la eficacia
gramas de desarrollo e infraestructuras, muchos de ellos de los programas de combate a la pobreza entre los indíge-
concebidos a partir de la explotación a escala de sus recur- nas del Norte deriva del falso supuesto, muy arraigado en
sos naturales (tierras, bosques y pesquerías). las políticas públicas de las tres últimas décadas, de que és-
Vale la pena destacar que las políticas públicas indige- tos, por vivir en entidades federativas con niveles significati-
nistas, concebidas y diseñadas por el Estado nacional desde vos de prosperidad gozan también de ella. Dicho supuesto,
la década de 1940 vivieron dos épocas claramente diferen- originado en formas erróneas de medición de la pobreza y la
ciadas. La primera, hasta finales de la década de los seten- marginación, resulta claramente falso cuando se comprueba
tas, se rigió por el principio de la acción integral gestionada que es en el Norte indígena, y en especial en la Sierra Madre
por el Instituto Nacional Indigenista (INI), instancia federal Occidental, donde se concentran los más drásticos índices
responsable de diseñar y coordinar todo tipo de intervencio- de rezago social.
nes desarrollistas en regiones interétnicas. En un segundo
momento, dichas intervenciones perdieron su connotación El nuevo panorama demo-geográfico del Norte
indigenista para convertirse en programas y planes secto- indígena de México
riales como los encabezados por la Coordinación General
del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Margina- Concebido tradicionalmente como un territorio donde la
dos (COPLAMAR), Solidaridad, Progresa y Oportunidades, presencia de grupos étnicos es reducida o casi insignificante,
programas todos ellos basados en una concepción de la po- el Norte de México ha venido a convertirse durante las cua-
breza y del combate contra ella en que los componentes ét- tro últimas décadas en una de las regiones del país con ma-

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yor dinamismo demográfico en términos de la presencia y distinguir tres subgrupos. El primero estaría integrado por
diversidad crecientes de población indígena las etnias que quedaron territorialmente fragmentadas a
Una somera revisión de los datos demográficos (Cuadro partir de la formación de la frontera méxico-estadouniden-
1.) nos permite constatar que durante los últimos 35 años se a mediados del siglo xix y entre las que podemos incluir
y de acuerdo con los datos censales, el número de los ha- a los cochimíes, cucapás, kiliwas, kumiai, paipai de Baja Ca-
blantes de alguna lengua indígena de 5 años o más de edad lifornia, los pápagos de Sonora y los kikapúes de Coahui-
en los 8 estados norteños de Baja California, Baja Califor- la. Un segundo subgrupo estaría compuesto por las etnias
nia Sur, Coahuila, Chihuahua, Nuevo León, Sinaloa, Sono- asentadas en la Sierra Madre Occidental: tarahumaras, pi-
ra y Tamaulipas casi se cuadriplicó, creciendo en un 271%, mas bajos, guarijíos y tepehuanes. El tercer subgrupo inte-
porcentaje muy superior a la media nacional que fue sólo de graría a las poblaciones indígenas originarias de las costas
9.3%. En algunos de estos estados, el aumento fue espec- del Pacífico Norte, en particular los mayos, yaquis y seris.
tacular como en los casos de Baja California, Baja Califor- Los grupos étnicos mesoamericanos que han cobrado
nia Sur y Nuevo León, donde el incremento fue de 1,503, una presencia creciente en el Norte de México en las últi-
5,862 y 3,653% respectivamente. mas cuatro décadas son varios, pero entre ellos destacan
Este significativo crecimiento demográfico está ligado a los mixtecos, zapotecos, náhuatls, totonacos, triquis, mixes­,
un aumento de la población indígena nativa o autóctona del huastecos, otomíes, mazahuas y purépechas. Aunque se
Norte —sin duda a causa del ascenso de las tasas de natali- distribuyen en toda la geografía norteña, se concentran es-
dad y la caída de las de mortalidad— pero, sobre todo, a los pecialmente en las regiones agrícolas del Pacífico Norte de
importantes flujos migratorios que han atraído hacia las re- Sonora y Sinaloa, en las ciudades y valles de Baja Califor-
giones agrícolas y polos urbanos más dinámicos de la geo- nia Norte (San Quintín, Mexicali, Ensenada y Tijuana), en
grafía norteña una cuantiosa población de migrantes de los las ciudades fronterizas y en las capitales de los estados del
estados del centro y sur de México. Norte de la República.
Cuando hablo de la población autóctona del Norte, me El peso relativo de estos grupos de migrantes ha sido
refiero específicamente a los grupos étnicos que vivían en tal, que en muchos territorios norteños el número de los mi-
dicho territorio antes de la conquista europea y que, a pesar grantes indígenas ha venido a superar ampliamente al de
del exterminio de que fueron víctimas en la época colonial, los grupos étnicos autóctonos e incluso ha provocado una
han perdurado hasta el día de hoy. Entre ellos podríamos llamativa vitalidad de las lenguas indígenas mesoamerica-

Cuadro 1. crecimiento de la población indígena* en los estados norteños 1970-2005

Entidad 1970 2005 Crecimiento% 1ª. Lengua indígena 2ª. Lengua indígena
más hablada más hablada

Baja California 2,096 33,604 1,503.24 Mixtecas Zapotecas

Baja California Sur 119 7,095 5,862.18 Mixtecas Náhuatl

Coahuila 581 5,842 905.51 Náhuatl Mazahua

Chihuahua 26,309 93,709 256.19 Tarahumara Tepehuano

Nuevo León 787 29,538 3,653.24 Náhuatl Huasteco

Sinaloa 11,979 30,459 154.27 Mixtecas Mayo

Sonora 29,116 51,701 77.57 Mayo Yaqui

Tamaulipas 2,346 20,221 761.94 Náhuatl Huasteco

TOTAL NORTE 73,333 272,169 271.14

TOTAL MÉXICO 3,111,415 6,011,202 93.20

* Hablantes de alguna lengua indígena de 5 años o más de edad


Fuentes: INEGI: IX Censo general de población y vivienda 1970 y II Conteo de población y vivienda, 2005.

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Cuadro 2. Porcentaje de la población indígena en los municipios urbanos más poblados
de los estados del norte de México (2000)

% Población
Entidad Municipio Población total 1ª Lengua hablada 2ª Lengua hablada
indígena

Baja California Tijuana 1,210,820 2.6 Mixtecas Purépecha

Baja California Mexicali 764,602 1.6 Mixtecas Purépecha

Baja California Ensenada 370,730 9.2 Mixtecas Zapotecas

Baja California Sur La paz 196,907 2.0 Mixtecas Náhuatl

Coahuila Saltillo 578,046 0.4 Nahuatl Mazahua

Coahuila Torreón 529,512 0.4 Mazahua Maya

Chihuahua Juárez 1,218,817 1.2 Tarahuma-ra Nahuatl

Chihuahua Chihuahua 671,790 1.8 Tarahuma-ra Mazahua

Nuevo León Monterrey 1,110,997 1.0 Nahuatl Huasteco

Nuevo León Guadalupe 670,162 0.6 Nahuatl Huasteco

Nuevo León San Nicolás de los Garza 496,878 0.4 Nahuatl Huasteco

Sinaloa Culiacán 745,537 2.6 Mixtecas Náhuatl

Sinaloa Mazatlán 380,509 1.2 Nahuatl Mixtecas

Sonora Hermosillo 609,829 2.1 Mixtecas Náhuatl

Sonora Cajeme (Obregón) 356,290 2.3 Yaqui Mayo

Tamaulipas Reynosa 420,463 1.6 Náhuatl Totonaca

Tamaulipas Matamoros 418,141 1.8 Náhuatl Huasteco

Fuente: INI-CONAPO. Estimaciones de la población indígena, a partir de la base de datos del XII Censo general de población y vivienda 2000,
INEGI.

nas en esas zonas. El Cuadro 2., muestra algunos de estos presencia e inserción de esa población indígena en la lógica
cambios: en 14 de las 17 más grandes ciudades del Nor- social y económica de las sociedades regionales norteñas en
te mexicano, las lenguas indígenas más habladas en el año que se ubican, así como sobre las nuevas formas de expre-
2000 eran el náhuatl, el mixteco y zapoteco (en sus dife- sión de su identidad étnica. Al respecto, propongo una tipo-
rentes dialectos), el purépecha, huasteco, mazahua y maya. logía de tres modelos cada uno de los cuales se aplicaría a
Sólo en tres de estas ciudades (Ciudad Obregón, Chihuahua varias de estas etnias.
y Ciudad Juárez) las lenguas indígenas predominantes son Al primero de ellos le he denominado de la “identidad
las de los grupos autóctonos de las entidades en que esas cosmopolita” y se refiere a las etnias nativas fronterizas;
ciudades­ están ubicadas. En suma pues, nos encontramos el segundo corresponde a los grupos indígenas autócto-
ante un proceso de reconfiguración de la presencia indígena nos de la Sierra Madre Occidental y las costas del Pacífi-
en el Norte del país. co sonorense y lo defino como uno modelo de “identidad
primordial”; el tercero, en fin, toma en cuenta los efectos
Hacia una tipología del Norte indígena de la globalización y de las relaciones interétnicas entre las
contemporáneo: cuatro imágenes contrastantes poblaciones indígenas desplazadas al Norte de México y
pudiera ser caracterizado como un modelo de “identidad
Pero más allá de estos datos estadísticos, vale la pena plan- amenazada”.
tear algunas interpretaciones sobre las diferentes formas de

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Una identidad cosmopolita: las etnias nativas las formas de expresión de la identidad étnica de estos gru-
transfonterizas pos indígenas rompen los moldes clásicos con que ésta ha
sido analizada tradicionalmente por la antropología mexi-
Es un lugar común en la historiografía nacional asumir como cana. Se trata, en efecto, de una identidad no primordial,
un hecho probado la desaparición de las etnias que habi- flexible, plural, capaz de incluirse en o excluirse de otras ads-
taron en la actual franja fronteriza entre México y Estados cripciones étnicas, promotora del binacionalismo, desterri-
Unidos, proceso derivado tanto de las políticas de guerra y torializada, ajena a los espacios acotados de la adscripción
extermino aplicadas primero por las autoridades coloniales comunitaria y la pertenencia a clanes o linajes, sumamen-
y después por los gobiernos de ambos países, cuanto por te imprecisa en términos de afiliación lingüística, religiosa,
una tendencia a la asimilación cultural y el desdibujamiento laboral o política, aunque eso sí, más propensa a desenvol-
de la identidad étnica. El etnocidio habría sido posible, en- verse en los espacios de la marginalidad y la pobreza. Como
tre otras causas, por el débil desarrollo civilizatorio de estos muy acertadamente lo señalan Sheridan y Parezo (1996)
grupos demográficamente reducidos y políticamente desin- y como lo replantea Garduño, los miembros de estas etnias
tegrados en bandas y tribus seminómadas Tal perspectiva expresan una adscripción difusa:
suele ser además contrastada con una visión idealizada del
vigor y vitalidad con que las culturas indígenas mesoameri- Algunos residen en reservaciones, otros en ciudades. Algu-
canas han perdurado hasta la actualidad en el México con- nos son granjeros o rancheros; otros son abogados, oficiales
temporáneo. Esta manera de ver las cosas ha desembocado gubernamentales, mineros, profesores, doctores, enferme-
en una imagen catastrófica del Norte indígena fronterizo del ros, ingenieros, mecánicos, trabajan en el hogar, son an-
que sólo, y en el mejor de los casos, quedarían las reliquias tropólogos o novelistas. Son republicanos, demócratas o
de un pasado guerrero y de una rendición heroica. miembros del Partido Revolucionario Institucional. Pueden
Frente a este enfoque, surge cada vez con más fuerza pertenecer a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últi-
entre algunos autores contemporáneos otra interpretación mos días, una de las muchas denominaciones protestantes,
alternativa según la cual los indios de la frontera, aun sien- a la Iglesia católico-romana, a la Iglesia Indígena Americana,
do numéricamente poco numerosos —lo cual es explicable o a organizaciones que surgen de las creencias tradiciona-
teniendo en cuenta las tasas de natalidad características de les uto-azteca, yumana o atapascana. Muchos son pobres
poblaciones de cazadores y recolectores— habrían logra- y desempleados; otros son ricos y bien educados (Garduño,
do mantener hasta nuestros días una identidad “persisten- op. cit.: 151).
te” (Spicer, 1962) como resultado de una muy acendrada
tradición de resistencia activa y pasiva, de una movilidad Conviene, sin embargo, precisar en qué medida la
geográfica transfronteriza y de una estrategia de expresión identidad de estos grupos es desterritorializada. Los es-
flexible y coyuntural de su autodiferenciación étnica con pacios geográficos de origen que tales etnias ocuparon
vistas a asegurar su existencia. antes de la colonización les fueron en efecto expropia-
Así por ejemplo, Garduño (2003) refiere en un provo- dos, y hoy se integran de forma agresiva a la lógica de
cador ensayo sobre los indios de la frontera cómo los ya- una economía trasnacionalizada cuyos signos más emble-
quis sonorenses acostumbraban esconder su identidad en máticos son la proliferación de las maquilas fronterizas,
las épocas de su persecución para evitar ser deportados a el auge de la agricultura tecnificada de exportación y la
los campos henequeneros o incorporados a la leva. Algo dramática actualidad de los corredores clandestinos para
similar sucede hoy con los mazahuas de Ciudad Juárez y el tráfico ilegal de indocumentados y drogas. Pero aun y
Chihuahua quienes para sortear su estigmatización acos- cuando sus originarios ocupantes hayan sido desplazados
tumbran aparecer en las calles de esas ciudades como tara- de estos espacios, no por ello han dejado de atribuirles
humaras. También Garduño analiza con detalle las múltiples un profundo significado simbólico como lugares sagra-
formas como los cochimíes, cucapás, paipais, kiliwas y ku- dos en que es posible el rencuentro con los orígenes y la
miais de Baja California y los pápagos de Sonora han sabi- recreación de las cosmovisiones de estas etnias. Por eso
do hacer valer su condición transfronteriza y binacional para regresan periódicamente a ellos y los defienden a ultran-
defenderse de forma organizada de las políticas indigenistas za contra todo tipo de intromisiones de ajenos. Quizás el
de ambos gobiernos. caso más ilustrativo de esta conducta sea el de la lucha
Retomando estas tesis que en forma germinal habían organizada de los pápagos de ambos lados de la frontera
sido ya planteadas hace cinco décadas por Edward Spicer, en defensa de las fuentes de agua de Quitovac (Sonora)

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amenazadas en 1993 por la presencia de la compañía mi- partición de la justicia, que presiden un número variable de
nera canadiense Hecla.4 ranchos y rancherías circundantes. Lejos de asumir las for-
Por lo que se refiere a estos grupos étnicos de las fron- mas de comunitarismo indigenista que la Iglesia y el Estado
teras de Baja California, Sonora y Coahuila con los Estados mexicano han tratado de imponerles por siglos, esta forma
Unidos, podemos entonces retomar las conclusiones de de organización socio-territorial se sustenta en un doble es-
Garduño, cuando señala que trategia consistente en la movilidad y dispersión espacia-
les —única forma de sobrevivir en un territorio sumamente
[primero…,] más que extinción o asimilación cultural de la agreste y con escasos suelos agrícolas— y en el rechazo a
población aborigen, el norte de México está experimentan- toda forma de autoridad y gobierno centralista y unificado.
do la revitalización de la presencia de lo indígena; segundo, Así, los pueblos se definen como unidades político-territoria-
que lejos de constituir entidades pasivas […] estos grupos les dentro de las cuales un grupo de autoridades encargadas
son agentes activos que resisten este cuarto ciclo de con- de mantener el orden y preservar la tradición hacen valer su
quista representado por los procesos trasnacionales y de jurisdicción. También las etnias de las costas de Sonora y Si-
globalización; tercero, que los indios fronterizos cuestionan naloa (mayos, yaquis y seris), a pesar de sus diferencias y
contundentemente que se caracterice a sus culturas como particularidades, pueden ser asimilables en este modelo, en la
paleolíticas fosilizadas, pues sus acciones demuestran su medida en que comparten muchos elementos de un pasado
contemporaneidad; ellos han adoptado como método de re- colonial común y un conjunto de relaciones con el medio na-
sistencia la misma dinámica del cuarto ciclo de conquista: la tural y con el entorno político nacional similares.
trasposición y manipulación de las fronteras étnico-cultura- La identidad y la autonomía asumen entre estos gru-
les; y por último, que la adopción de estos métodos ha con- pos étnicos una connotación marcadamente territorial, pero
currido en el cuestionamiento de las nociones tradicionales aquí el territorio connota no sólo sentido de pertenencia y
de comunidad, grupo étnico, e identidad indígena como en- lugar de encuentro con los orígenes, sino también espacio y
tidades monolíticas, al permitir que estos grupos conformen sustento que permite la reproducción cotidiana. Es por eso
comunidades multiétnicas, con gran movilidad y trasnacio- que su defensa se convierte en un asunto de sobrevivencia.
nales, que están inmersas en la reinvención de una etnicidad Así, mientras los tarahumaras, tepehuanes y pimas deman-
multivariable (Garduño, op. cit.: 161). dan el respeto por sus bosques y barrancas, los seris luchan
denodadamente por el uso exclusivo de la Isla de Tiburón y
Las identidades primordiales: las etnias autóctonas el Canal del Infiernillo, mientras que los yaquis exigen rei-
del noroeste teradamente el fin de la invasión de sus tierras irrigadas tan
codiciadas por el capital agrocomercial.
Pero ni todo en el Norte es frontera, ni todos los grupos in- La defensa del territorio constituye el eje neurálgico y
dígenas de esa región se vieron afectados de igual forma por conflictivo sobre el que se han basado las relaciones de es-
el reordenamiento territorial que derivó de la firma del Trata- tos grupos étnicos con el Estado y la sociedad nacional. En
do de Guadalupe Hidalgo en 1848 y la consecuente expan- esta pugna los saldos han sido diversos. Así, por ejemplo,
sión hacia el sur de la frontera estadounidense. En particular mientras los yaquis han logrado conservar con celo, des-
los pueblos indios de raíz uto-azteca asentados en la abrup- pués de varios ciclos de guerra y de los impactos de la “re-
ta Sierra Madre Occidental (pimas bajos, tarahumaras, te- volución verde”, la estructura de los ocho pueblos de misión
pehuanes y guarijíos) fueron en gran medida ajenos a estos originales (Belém, Huírivis, Rahum, Potam, Vicam, Torim,
cambios, entre otras cosas por el aislamiento geográfico de Bacum y Cócorit), los mayos, en cambio, han ido perdien-
sus regiones de refugio. do el control de un territorio organizado en la época colo-
Influenciados por el régimen colonial de reducciones nial en siete cabeceras misionales (Conicari, Tesia, Camoa,
misionales del primer ciclo de la Conquista, estos grupos Navojoa, Etchojoa. Cohuitimpo y Santa Cruz) y hoy prác-
construyeron un modelo de adscripción territorial y de or- ticamente desdibujado por la presencia mestiza. Las etnias
ganización social y política derivado del sistema de pueblos serranas, por su parte, enfrentan desde hace más de un si-
de ranchería y estructurado en torno a un conjunto de lu- glo la presencia de los intereses mineros, ganaderos, fores-
gares centrales, sede de la celebración de rituales y de la im- tales y turísticos, pero aun así han logrado mantener viva la
4 Sobre el conflicto entre los pápagos (tohono o´dham) en contra
organización tradicional de sus territorios, y hasta con una
de la minera Hecla existen amplias referencias en el internet. Puede cierta independencia de las lógicas municipales y agrarias de
también verse Aguilar, 2004, en prensa. la administración pública. Los seris, en fin, se vieron obliga-

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dos a sedentarizarse en dos pueblos costeros (Punta Chue- este sentido exclusivista de la autoafirmación en una pro-
ca y Desemboque) y sólo hasta hace 25 años recuperaron puesta de mestizaje cultural han sido vanos y la convivencia
la propiedad sobre la isla Tiburón. conflictiva entre la “gente de costumbre” y la “gente de ra-
El sentido de pertenencia a un territorio y su salvaguar- zón” adquiere en muchos casos rasgos dramáticos.
da se articulan con modos específicos de organización social
siempre presididos por un sistema de gobierno que revela al Relaciones interétnicas y globalización: la identidad
mismo tiempo un origen misionero y militar: los yaquis y su amenazada de las etnias desplazadas en el Norte de
sistema de los ocho pueblos, los tarahumaras y su gober- México
nadores o siríames asistidos de un cuerpo de ayudantes, la
guardia tradicional seri, el capitán general (moyi) y sus go- El tercer paradigma de la identidad indígena en el Norte de
bernadores (kaiki) tepehuanos, etcétera. En todos los casos, México es el de los migrantes de raíces culturales mesoame-
el sistema de gobierno no sólo tiene que ver con el manteni- ricanas que en las tres últimas décadas han venido a poblar
miento del orden social, sino también con el de la costumbre, muchas regiones fronterizas. Cabría, sin embargo, distin-
lo que explica que las funciones del poder se superpongan en guir dentro de estos contingentes dos grupos, de acuerdo
muchos casos con las de la justicia, cuidado y conservación con el destino de estas corrientes migratorias. El prime-
de la vida y que los gobernadores sean al mismo tiempo diri- ro comprende a un nutrido núcleo de jornaleros agrícolas que
gentes políticos, jueces, líderes espirituales y chamanes. de forma estacional o permanente se desplazan a las regio-
Por lo que se refiere a la inserción de estas poblacio- nes donde se concentra la agricultura comercial de exporta-
nes indígenas en el desarrollo regional, puede observarse ción con uso intensivo de mano de obra. El segundo tiene
que la mayoría de ellas mantienen un contacto esporádico como destino los polos urbanos más dinámicos y poblados
y marginal con los flujos de las economías hegemónicas cir- del norte mexicano. Aunque en uno y otro caso existen in-
cundantes y en no pocas ocasiones las cuestionan abierta- dígenas de todo el país, son sobre todo los migrantes del sur
mente. Salvo en el caso de los yaquis que se encuentran en los que han tendido a prevalecer en las últimas décadas por
gran medida incorporados a la dinámica del mercado, el res- encima de los nativos.
to de las etnias del noroeste establecen sólo algunos víncu- En México y según datos del Programa Nacional de
los con economías de escala (forestal, pesquera, ganadera, Jornaleros Agrícolas (PRONJAG) de 1999, se calcula que
minera) y sustentan su sobrevivencia en prácticas pecuarias hay entre 2.7 y 3.4 millones de jornaleros agrícolas. Sólo
basadas en complejos tecnológicos tradicionales y precarios. como referencia, se estima que en 2003 se empleaban en
Ajenas a la lógica del mercado, ausentes en las prioridades los campos agrícolas de Sinaloa alrededor de 200,000 jor-
de los programas públicos de las administraciones estatales5 naleros, en los de Baja California Sur, 25,000 y en los de
e inmersas en los circuitos del narco-cultivo y su secuela de Sonora 80,000 (Gramont, 2003). De este conglomerado
violencia, muchas de estas regiones indígenas del noroes- de cerca de 3 millones de jornaleros, más de 1 millón son
te constituyen auténticas bolsas de miseria y marginación, migrantes. Aunque es sumamente difícil saberlo,6 no po-
contrastando con un entorno pujante de industrialización cas evidencias apuntan en el sentido de que una gran par-
maquiladora y agro-ganadería de exportación. te de ellos proceden de regiones indígenas de los estados
Un último componente de esta identidad es el que tie- de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Puebla y Veracruz. Algunos
ne que ver con las relaciones interétnicas. La adscripción co- son jornaleros pendulares que salen de sus lugares de ori-
munitaria, la preeminencia de las lenguas maternas frente gen durante lapsos de 4 a 6 meses y que, al término de la
a la nacional, la defensa territorial y la marginalidad econó- temporada agrícola, regresan a sus comunidades de origen;
mica se combinan todas ellas para dar como resultado un otros son golondrinos y recorren diversas zonas de trabajo
sentido de autoidentificación marcadamente excluyente del durante todo el año, enlazando empleos y tipos de cultivo.
otro, del no indígena, del “yori” o del “chabóchi”, tema re- De entre­todas estas zonas de atracción migratoria, hay una
currente no sólo en los mitos de origen y creación de estos
6 Existe una enorme deficiencia de los métodos y las fuentes de
pueblos indios, sino también en la cotidianidad de su vida
social. Los esfuerzos institucionales e indigenistas por diluir información estadística confiable sobre este tema, lo que entre otras
causas se explica teniendo en cuenta la estacionalidad y la movilidad
geográfica de estos migrantes. Puede verse al respecto Gramont, 2003.
5 En el caso de la Sierra Tarahumara, muchas evidencias apuntan
Una estimación llevada a cabo en los campos agrícolas de Sonora en
en el sentido de que las políticas públicas de combate a la pobreza 2000-2001 concluía que 39% de los jornaleros agrícolas migrantes
enfrentan sin éxito la dispersión demográfica y la atomización de los en ese estado procedían de Guerrero, 20% de Oaxaca y 17.5% de
núcleos de población. Veracruz.

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que ha llegado a constituir un auténtico corredor indígena: dades se observa incluso un cierto grado de especialización
inicia en las plantaciones tabacaleras de Nayarit, avanza ha- de acuerdo con el origen étnico.
cia los Valles de Culiacán, El Fuerte y Los Mochis, prosigue En varios sentidos puede calificarse de “amenazada”
por los campos de hortalizas y uva de Guaymas, Empalme, la identidad étnica de estos grupos indígenas migrantes. La
Costa de Hermosillo, Pesqueira y Caborca, en Sonora, para migración representa en primer lugar una ruptura temporal
culminar en los valles de Mexicali y San Quintín (Ensenada) o definitiva con sus lugares de origen y con sus tradiciones
al Norte de la península de Baja California. Por más que las culturales. Pero además, en muchos de los casos referidos
estadísticas oficiales lo desconozcan, este corredor geográfi- los indígenas enfrentan condiciones de explotación laboral,
co del Pacífico probablemente constituye hoy en día una de así como de racismo y xenofobia. La estigmatización con
las regiones más neurálgicas de la demografía y la intercul- que son vistos y tratados por las autoridades municipales y
turalidad indígenas de México, lo que viene a poner en en- el comercio organizado los mixtecos en Tijuana, los maza-
tredicho la visión tradicional que ligaba a los grupos étnicos huas en Ciudad Juárez, los otomíes en Monterrey, así como
con las regiones de refugio. las actitudes de paternalismo que el gobierno local desplie-
Este escenario laboral se caracteriza en términos pro- ga frente a los tarahumaras de la ciudad de Chihuahua, o las
ductivos por conformar una de las áreas más dinámicas de políticas de erradicación de la mendicidad indígena en estas
la horticultura de exportación. Pero paradójicamente, esta y otras ciudades norteñas hablan por sí mismas.
agricultura tecnológicamente de punta acicateada por la En medio de este rechazo, los migrantes rurales y urba-
competencia internacional y escrupulosa frente a los requi- nos viven un complejo proceso de reinvención de sus iden-
sitos de inocuidad e higiene que impone el mercado global, tidades étnicas. Como lo ha documentado Laura Velasco
parece estar directamente asociada con niveles laborales de (2003) para el caso de Baja California, a veces esta rein-
bienestar social sumamente precarios y marginales, lo que vención implica formas variadas de competencia entre los
se expresa en inseguridad, segmentación e intermediarismo propios indígenas migrantes o entre éstos y los grupos étni-
de los mercados laborales, bajos salarios, deplorables condi- cos nativos del Norte; en otras connota la reafirmación del
ciones de higiene, vivienda, salubridad, educación e incluso sentimiento nacionalista mexicano amenazado por la reali-
escandalosas formas de trabajo infantil. En este escenario dad de una frontera difícil de traspasar; en otros más, en fin,
de pobreza conviven un número difícil de precisar de jorna- conduce a la defensa de una condición multinacional, pasa-
leros indígenas mixtecos, zapotecos, triquis, náhuatls, pu- porte seguro para poder transitar en un contexto plagado de
répechas, yaquis, seris, tarahumaras y otros más (Millán y obstáculos a la movilidad. La construcción de estas nuevas
Rubio, 1995 y Velasco, 2003). identidades conforma el sustrato principal de muchas de las
El segundo contexto de la migración indígena en el Nor- demandas que enarbolan las diversas y dinámicas organiza-
te de México es el de las grandes ciudades como Tijuana, ciones que estos indígenas migrantes han creado durante
Mexicali, Ensenada, Monterrey, Ciudad Juárez, Chihuahua, los últimos años en las ciudades y campos agrícolas del Nor-
Torreón, etcétera. (Véase Cuadro 2.) Aquí predominan te. Revestidas de formas variadas como los sindicatos de
también las etnias oaxaqueñas, pero es además notoria la trabajadores agrícolas, las sociedades cooperativas, las agru-
presencia de otomíes, huastecos, náhuatls y mazahuas, jun- paciones religiosas de credos muy variados, las asociaciones
to con migrantes indígenas nativos del Norte (tarahuma- de vendedores urbanos o los frentes indígenas binacionales,
ras, yaquis y mayos). En contraste con la proletarización todos ellos reclamen el derecho a la diferencia en un territo-
indígena en los campos agrícolas, los nichos laborales pre- rio plagado de contrastes culturales.
dominantes de los migrantes urbanos son el trabajo en la
construcción, el comercio informal ambulante, el servicio A modo de conclusiones: propuestas para el futuro
doméstico y la mendicidad.7 En la segunda de estas activi- cercano
7 Así por ejemplo, mientras los mixtecos de las ciudades

bajacalifornianas se han especializado en el comercio de artesanías A lo largo de este texto he tratado de plantear una tipolo-
de plata, bordado, cordelería y souvenirs al turismo Norteamericano gía de tres modelos contrastantes de identidad —los de la
(Millán y Rubio, 1995: 184), los otomíes de Monterrey elaboran y identidad cosmopolita, primordial y amenazada— que defi-
venden semillas de calabaza, tostadas, papas fritas, dulces, chicles,
cigarros, morrales y muñecas (Farfán et al., 2003), mientras que las nen el Norte indígena del México contemporáneo.
jóvenes se ocupan en el trabajo doméstico en las colonias residenciales Me atrevo a pensar que en el futuro cercano muchos
(Durin, 2008). Los rarámuri de la ciudad de Chihuahua, por su parte,
suelen ser empleados en trabajos no calificados como ayudantes de de los rasgos señalados tenderán a acentuarse en la medida
albañil, veladores y jardineros (Servín y González, 2003: 185). en que los procesos de migración nacional e internacional,

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globalización económica y expansión del turismo, la agricul- Grammont, Hubert C. 2003. “Las empresas, el em-
tura comercial, la explotación forestal, la minería y el comer- pleo y la productividad del trabajo en la horticultura
cio de la naturaleza se expandan en los territorios indígenas. de exportación”, ponencia presentada en el Coloquio
Nada hace pensar, en efecto, que los modos de preservar y internacional sobre jornaleros agrícolas, Centro de In-
reinventar las formas de la identidad de los grupos indígenas vestigación en Alimentación y Desarrollo, Hermosillo.
norteños vayan a perder su ancestral tendencia a la recu- Guerra, François Xavier. 1983. “Territorio minado (más allá
rrencia histórica. de Zapata en la Revolución Mexicana”, en Nexos, año VI,
En los nuevos discursos con que estos grupos étnicos se vol. 6, núm. 65, mayo, México, pp. 31-47.
expresan ante el Estado y la sociedad nacional, destaca su Millán, Saúl, y Rubio, Miguel Ángel. 1995. “Migrantes mix-
convicción de no perder el paso de la modernidad del país, tecos en Baja California”, en Etnografia contemporánea
pero sin renunciar por ello a sus viejos anhelos de mante- de los pueblos indígenas de México. Noroeste, INI, Méxi-
nerse fieles a su identidad. Quizás, la ocasión histórica que co, pp. 133-215.
brinda la celebración de dos centenarios, el de la Indepen- Sariego, Juan Luis. 2002. El indigenismo en la Tarahuma-
dencia y el de la Revolución, puede ser propicia para repen- ra. Identidad, comunidad, relaciones interétnicas y de-
sar el reto que implica responder a esta justa ambición. sarrollo en la Sierra de Chihuahua, INI/CNCA, México.
Sariego, Juan Luis, y Castañeda, Alejandro. 2003. “Los
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Vivir en función del movimiento

Doctora Ana Bella Pérez Castro1

Corría el siglo xv cuando un viaje cambió la historia del Años más tarde, llega a América Fray Bartolomé de las
mundo americano. Un siglo más tarde, como consecuen- Casas y si bien a su arribo llega como soldado y encomende-
cia de ese viaje, Hernán Cortés descubre las maravillas de ro, una vez ordenado sacerdote su mirada frente al proceso
la Mesoamérica prehispánica y con gran pasión describió la de conquista se transforma en una de las expresiones más
grandeza de la cultura indígena, su arte, sus construcciones beligerantes de su tiempo, sosteniendo una posición crítica
y sus mercados. Admirando el esplendor, lujo y belleza de frente a tal proceso y aún más, frente a la estructura ecle-
las casas y jardines de Moctezuma dejó plasmado que “son siástica europea. A manera de denuncia al rey de España,
tales y tan maravillosas, que me parecería casi imposible de- escribiría su Brevísima relación de la destrucción de las In-
cir la bondad y grandeza de ellas.2 El conquistador canta- dias donde expone las crueldades y la brutalidad con la que
ba triunfante el descubrimiento de una ciudad de ensueño y se trataba al indio. Pero no sólo denuncia, además se en-
muchas de las cosas que en ésta y otras había visto.3 frenta con Juan Ginés de Sepúlveda, afamado erudito de la
Por su parte, un pobre franciscano de rudo sayal y santa época, historiador y cronista real6 en la disputa realizada en
ciencia, que llegó en la primera expedición junto con otros el Colegio de San Gregorio, ciudad de Valladolid, en agosto
once frailes, se estremecía horrorizado ante la abominación de 1550. Mientras que éste afirma que los indios del Nue-
del pueblo abyecto. Sabedor de que “Entrará en el reino de vo Mundo no tienen alma, y por ello han nacido para ser es-
Satán con su cruz empuñada y, con la palabra de Dios por clavos, Bartolomé de las Casas, a sus sesenta y seis años,
espada y su santo celo por guarda…”4, el humilde francis- los defiende apasionadamente. En torno a ellos, catorce jue-
cano debatíase entre dos imágenes, por un lado se aterra ces aguzan el oído y estiman las diferentes pruebas y tesis.
ante una raza endemoniada que adora a un ejército de de- En un debate beligerante que se prolonga por ocho meses,
monios, Tezcatlipoca, Cihuacóatl, Tláloc, mientras que sus los alegatos de los contendientes giran en función de la pre-
leyes, educación y valores morales le causaban admiración. gunta ¿Son los indios del Nuevo Mundo hombres con alma
Fray Bernardino de Sahagún no escatimará esfuerzos por como los conquistadores? Ginés de Sepúlveda se empeña-
destruir la religión aborigen y guardarse contra sus insidias, ba en demostrar que tan carecían de ella, que ni siquiera era
pero tampoco limitará su energía al intentar fomentar las sa- posible hacerlos sonreír.
bias leyes naturales de los indios. Para el siglo xviii la controversia desatada siglos atrás
Como Sahagún, Cortés encontró y describió cualidades vuelve a cobrar importancia cuando, ante la mirada del na-
y defectos en el pueblo indio. No obstante reconocer valo- turalista y escritor francés, George Luis Conde de Buffon, el
res, su papel de conquistador se hizo patente y a la par que Nuevo Mundo entra en la historia de la humanidad como
trasplantó técnicas y productos hispanos a la tierras recién un espacio biológico y social inferior al europeo.7 Sostenía
conquistadas, se dio a las tareas de lograr la conversión de que la especie humana tenía una unidad básica que se mo-
los indios a la fe cristiana y de levantar una nueva Iglesia, dificaba y tendía a diferenciarse en función del clima, los ali-
“donde más que en todas las del mundo, Dios nuestro señor mentos, las formas de vida, las enfermedades y las mezclas
será servido y honrado”.5 raciales. De tal manera, sostenía que lo grande era “mejor”
que lo pequeño y no dudó en sostener que la degradación y
1 IIA-UNAM. el salvajismo de los pueblos americanos se debían a que en
2 H. Cortés, Cartas de relación, Porrúa, colecc. Sepan Cuantos, este continente las especies animales y vegetales eran de
México, 1969, p. 55. menor tamaño que las europeas y sus habitantes pequeños
3 Pérez Castro, A. y Ochoa, L., “Mestizaje cultural en la Sierra Alta de

Hidalgo, México”, en Cuadernos Americanos, Nueva Época, núm. 35 6 Cultivado en las Lenguas Clásicas, en la Historia, el Derecho y la
(septiembre-octubre), México, 1992, pp. 84-98. Teología.
4 L. Villoro, Los grandes momentos del indigenismo en México, 7
Portal Airosa, M. y Ramírez Sánchez, P. X., Alteridad e identidad.
Ediciones de la Casa Chata, México, 1979, p. 37. Un recorrido por la historia de la antropología en México, UAM/Juan
5
H. Cortés, op. cit., p. 234. Pablos Editor, México, 2010, p. 43.

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e “incapaces de dominar la hostil naturaleza”. Su visión daría ralmente, por arte de magia ahora se convierte en una ame-
pie para que el pensador prusiano Corneille De Pauw viera naza, un peligro y un obstáculo para la armonía nacional.
al hombre americano como una bestia.8 En defensa del ser
americano y desde un marco “científico” e ideológico que La antropología mexicana y la diversidad cultural
comienza a gestar una fuerte conciencia del ser americano,
el jesuita Francisco Javier Clavijero9 polemiza con tales posi- La antropología en México surge como una necesidad de
ciones, destacando sobre todo que “Sus almas son en lo ra- estudiar a los “otros”. Viajar a diversos lugares de la misma
dical como la de los demás hombres, y están dotados de las República, fue la forma en que Manuel Gamio, reconocido
mismas facultades”10. Con argumentos naturalistas, geoló- como el primer antropólogo en México, se familiarizaría con
gicos e históricos, Clavijero refuta las hipótesis contra Amé- sus formas de vida. Alumno de Franz Boas, lejos estuvo de
rica e intenta entender el sentido cultural de las actitudes y considerar que las culturas indias debían ser guía para el pre-
acciones de los indios, con el fin de despojarlos del velo de sente y la unidad nacional. Para Gamio, como sostenían los
“estúpidos” o “extraños” con el que han sido cubiertos. pensadores positivistas del siglo xix, el indio era atrasado y
El indio, considerado por los conquistadores como casi su labor, ligada a la política del estado, se dirigió a buscar in-
inhumano, por arte de un milagro era ahora transformado tegrarlos a la naciente nación del México posrevolucionario.
en un ser digno con grandes cualidades culturales y fuente Junto con él, otros intelectuales de la época, también se
permanente de enseñanzas morales. Y en dicha transforma- dieron a tal tarea. De esta forma, José Vasconcelos proponía
ción de pensamiento no debe dejar de mencionarse el papel la incorporación del indio a la cultura nacional a través de la
jugado por el considerado primer historiador del movimien- educación.14 De manera similar, el científico y filósofo Moi-
to de insurgencia en México, el religioso Fray Servando Te- sés Sáenz sostenía la importancia de reforzar la conciencia
resa de Mier quien, junto con Carlos María Bustamente,11 rural y mexicana por medio de la educación, sólo que a di-
se dieron a la tarea de crear una ideología nacionalista don- ferencia de Vasconcelos, proponía que ello debía hacerse en
de se fusionó “el indigenismo histórico con una versión re- su propia lengua. Por su parte y desde una visión marxista,
finada de los derechos ancestrales criollos heredados de la el dirigente obrero Vicente Lombardo Toledano15 y, desde la
Conquista”12. Se reivindicaba al indio desde la perspectiva historia, Luis Chávez Orozco, abogaban más por un rápido
teológica, aludiendo que antes de la conquista el indio ame- desarrollo del campo y por un pluralismo cultural. Posiciones
ricano había sido evangelizado por Santo Tomás.13 que, de acuerdo con Cynthia Hewitt16, corresponden a tres
El etnocentrismo sigue siendo la base de tales ideas y lo visiones: la liberal, la populista y la socialista.
es en la medida que al “otro”, racial y culturalmente diferen- En los años que siguieron, hasta llegar a la década del
te, se le reconoce como igual cuando su historia es homolo- cuarenta, no hubo grandes cambios. El maridaje entre la an-
gada a la de occidente. Y hasta se llegó a considerar que los tropología y el Estado quería dar su fruto: la anhelada inte-
indígenas de la América recién conquistada tenían la misma gración. La política de modernización que acompaña a tales
religión que los europeos, pero ésta se había distorsionado a años se empeña en demostrar el atraso en que viven los
través del tiempo. pueblos. No se niega que pueda verse, como opinó Beteta
Indios, mestizos y criollos sentaron las bases para que en en una entrevista, “… a los indios hermosamente vestidos,
el siglo xix surgiera el proyecto de independencia del país. caminando con sus burros por las calles. Es un espectácu-
Mestizos y criollos serían los que más tarde cumplirían su lo agradable y un atractivo turístico. Puede ser algo atracti-
anhelo de crear una nación. El indio, diferente racial y cultu- vo, pero no es económicamente digno de confianza”.17 Para
Beteta el sector indígena era un adorno del paisaje, pero
8 Portal Airosa y Ramírez Sánchez, op. cit., p. 43.
9 Clavijero, F. J., Historia antigua de México, Porrúa, colección Sepan 14 Para Vasconcelos, entonces secretario de Educación Pública, fue
Cuántos, México, 1987, núm. 29. importante crear las “Casas del pueblo” y las misiones culturales para
10 Clavijero, op. cit., p.167.
poner la cultura al alcance de todos y darles a todos la misma cultura.
11 15
Quien estudió derecho en Guadalajara y llegó a ser periodista, Para 1932, Vicente Lombardo Toledano se había convertido en el
cronista e historiador. dirigente reconocido por una buena parte de la Confederación Regional
12 Brading, D., Los orígenes del nacionalismo mexicano, Era, Obrero Mexicana (CROM).
16 Hewitt, H., Imágenes del campo, El Colegio de México, México,
México, 1973, p. 44.
13 Fray Servando se basaba en las primeras crónicas de Sahagún, 1988, p. 38.
17
de Las Casas y de Torquemada, que le sirvieron para demostrar que Pérez Castro, A., Ochoa Ávila, M. G. y Soriano Pérez, M. de la P.,
Huitzilopochtli fue visto como el redentor, pues se le llamaba “el señor Antropología sin fronteras. Robert Redfield, UNAM-Fideicomiso para la
de la corona de espinas”. Cultura México Estados Unidos, 2002, pp. 54-55.

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impedía la modernización y la generación de capitales. Así ca implemementada desde principios del siglo xx y avalada
también, para el Dr. José Gómez Robleda, más que nunca a finales del mismo, de que el Estado de-
cida por los grupos étnicos, propone el derecho que éstos
Los indios necesitan de la miseridordiosa protección de los tienen por decidir su futuro. A la propuesta de modelo de
poderosos porque, de manera absoluta, valen más que ellos. desarrollo nacional antepone la de etnodesarrollo. A la in-
Pero es preciso comprender claramente que sus jarros, sus tención de la integración nacional incorporando al indio por
jícaras, sus jorongos […] sus curiosidades, y en una palabra medio de la aculturaciónn, opone el reconocimiento a la
su arte, su técnica primitiva así como también sus lenguas, diversidad cutural como base de la constitución de la Na-
deben pasar al museo. Necesitan nuevos instrumentos de ción. Ante la desaparición de las culturas indias que se lleva
cultura, el primero entre ellos: un idioma común que debe a cabo de manera vertiginosa, propone el fortalecimeinto de
ser necesariamente el castellano […] las combinaciones que las mismas.
los turistas llaman “interesantes”, ponen de manifiesto no De tal manera, con Bonfil, como parte del grupo llamado
un buen sentido cromático, sino por el contrario, una osten- “Los siete magníficos”, quedan expuestas las dos formas de
sible diferencia. Si se comparan los trabajos de los indios con hacer antropología: una al sevicio del gobierno, otra con una
los hechos por los enfermos mentales de los manicomios, se posición crítica al mismo.
encontraran demasiadas semejanzas y es que los indios son El conflicto que llevaría al divorcio entre Estado y an-
primitivos, y los locos obran como primitivos. tropología sólo iniciaba. Corrían ya los años setenta cuando
la teoría marxista invade en la enseñanza de la antropología
Tales opiniones nos dejan ver que esa otredad se mueve y por toda la República mexicana explotan diversos movi-
entre lo que es curiosidad, piezas de museo, o de plano en la mientos sociales. El paso de una antropología indigenista a
locura. Una y otra opinión justificarían el afán gubernamen- nuevas formas de hacer y entender el quehacer del antro-
tal de quitarles sus tierras para impulsar grandes proyec- pólogo se había dado y con él la diversidad cultural dejaba
tos de modernización como lo eran las presas para generar ver que ésta también estaba presente en la condición social,
electricidad. en las ocupaciones, en las regiones del país. El embate de la
Protestas las hubo, denuncias también, pero no sería antropología económica llevó incluso a planteamientos que
sino hasta los años setenta cuando empezarían a escuchar- negaban o ignoraban la existencia de los indígenas. Se les
se otras voces, como la de Guillermo Bonfil, denunciando veía como campesinos o modos de producción articulados
las intenciones de la práctica antropológica seguida por lo al modo de producción dominante. Tal perspectiva, a to-
que fue llamado el indigenismo y su afán por desaparecer das luces, reduccionista de acuerdo con Miguel Alberto Bar-
al indio. tolomé, tenía como base un etnocentrismo que pretendía
Guillermo Bonfil defendió lo que consideraba el México­ justificarse a partir de la voluntad política supuestamente
profundo, formado por una gran diversidad de pueblos, progresista que, a pesar de su legítimo compromiso político
comunidades­ y sectores sociales que constituyen la mayo- y económico, suponía una cierta indiferencia hacia los pro-
ría de la población del país. Para él, lo que los unía y distin- cesos de descaracterización étnica y cultural de los pueblos
guía del resto de la población mexicana era su manera de indígenas. Se pensaba que la adquisición de una conciencia
entender­ el mundo y organizar una vida que tuvo su ori- de clase que remplazara su filiación étnica los orientaría ha-
gen en la civilización mesoamericana, forjada aquí a lo largo cia su liberación política y económica. Su cultura y los lazos
de un dilatado y complejo proceso histórico. Guillermo Bon- que ésta producía fueron vistos como retardatarios para lo-
fil sostuvo que las expresiones actuales de esa civilización grar ese cambio de conciencia.
eran muy diversas: desde las culturas que algunos pueblos Así, dos perspectivas —y un diálogo de sordos— entre
indios habían sabido conservar con mayor grado de cohe- los marxistas y los llamados etnicistas marcaron los últimos
sión interna, hasta la gran cantidad de rasgos aislados que se años en que de la antropología surgían propuestas encon-
distribuían de manera diferente en los distintos sectores ur- tradas respecto a la alteridad.
banos. La civilización mesoamericana era para él una civili- Al finalizar el siglo xx “la otredad”18 estorba; baste men-
zación negada cuya presencia era imprescindible reconocer. cionar las palabras que para el año de 1990 exclamara el
En este sentido, mientras el Estado pugnaba por lograr entonces Secretario de Agricultura, el Prof. Hank Gonzá-
una nación homogénea, Bonfil defiendía la idea de nación 18 “Alteridad” y “otredad”, conceptos que me permiten significar
pluriétnica y multicultural. Ante la idea de nación exclu- todas aquellas personas y características que no son las propias. La
yente propone que la nación sea incluyente. Ante la políti- alteridad puede referirse a las personas que no son yo, o bien a las

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lez: “Mi obligación como secretario de Agricultura es sacar La emigración, sin embargo, no es al mismo lugar ni con
del campo a diez a millones de campesinos”, declaró en una el mismo propósito. Emigran campesinos a Sinaloa mien-
rueda de prensa en 1991. “¿Y qué hará con ellos?”, le pre- tras otros prefieren irse a las ciudades, como es el caso de
guntó un periodista. “Ésa no es mi área de trabajo”, respon- la ciudades de México, Guadalajara y Monterrey. Unos más
dió Hank. Ocuparse realmente de ellos no era trabajo suyo se desplazan a la frontera norte, a Reynosa o Matamoros
ni de nadie.19 para insertarse en la industria de la maquila y hay quienes
se arriesgan incluso a pasar la frontera e internarse en el te-
Movimientos políticos, movimientos poblacionales rritorio norteamericano buscando un trabajo en los cam-
pos agrícolas de Carolina del Norte o en otras ciudades
Los pueblos indios viven atrapados en las redes mercanti- estadounidenses.
les de la globalización. Las diversas etnias resienten la falta De todo este movimiento quiero destacar cómo enfren-
de trabajo, el cambio o la destrucción de sus medios natu- tan la emigración los pobladores de la Huasteca.
rales y los estragos que en sus vastos sistemas simbólicos
tienen distintas denominaciones religiosas. Pero lo que más El lugar de origen y cómo se vive la emigración
resienten es que, a consecuencia de la política seguida para
el campo desde los tiempos del presidente Carlos Salinas de En la Huasteca es fácil observar toda una serie de señales
Gortari y de los acuerdos realizados en el Tratado de Libre que nos hablan de un fuerte proceso de emigración como
Comercio, de comunidades y pueblos salen hombres, mu- son: la presencia de bancos a través de los cuales se logra
jeres y niños a buscar en la frontera del norte e incluso en el depositar y sacar dinero; las líneas de autobuses que ofrecen
país vecino, fuentes de trabajo. sus servicios a diversos puntos de la República, sobre todo a
Junto a tales desplazamientos, también es justo men- la ciudad de México y lugares fronterizos; los canales de co-
cionar que la investigación antropológica se mueve a su vez, municación que Radio MAS, en Jalapa, Ver., logró establecer
cambia de paradigmas, busca mejores métodos para encon- para permitir la comunicación entre locales e inmigrantes;
trar a esos “indios”, presenta otras formas de relacionarse los listones de color blanco que se ofrecen a San Chárbel
con ellos. Majluf20 en la iglesia de Tantoyuca; los milagros y veladoras
que frente a la virgen de Guadalupe se depositan para pedir
La Huasteca: el movimiento y la activación del mundo protección para el familiar ausente. La proliferación de cabi-
simbólico nas de teléfono y de locales de internet es otra señal de la
fuerza del proceso de emigración, pues se trata de medios
Vivir en un mundo globalizado puede implicar grandes ven- que mantienen comunicados a los emigrantes y a sus fami-
tajas, pero también implica sufrir las consecuencias. Así, un liares, tanto de lo que sucede en el lugar de origen como en
extenso territorio como la Huasteca vive en forma negativa el de destino.
tal proceso. La falta de tierras, las pocas oportunidades labo- La aglomeración en las terminales de autobuses al fina-
rales y los miserables sueldos son razones suficientes para lizar los períodos vacacionales, de familias completas que
que los jóvenes busquen cada vez más otras formas de vida. buscan un lugar en cualquiera de las líneas que salen de di-
En este sentido, los movimientos de población gravitan al- versos puntos de la Huasteca rumbo a la ciudad de Méxi-
rededor de la demanda laboral, logrando a través de redes co, es un inidicador de la cantidad de inmigrantes huastecos
diversas insertarse en los mundos del trabajo asalariado. La que habitan en el DF. Otro indicador del mismo fenómeno
edad, el género, la condición social, nivel educativo y la ex- son las largas filas de autos que se forman por esas mismas
periencia laboral se vuelven factores que determinan tanto
el lugar al que habrán de emigrar como su temporalidad. 20 San Chárbel Majluf (1828-1898) fue un ermitaño del rito

maronita y primer santo oriental canonizado por la Sede Apostólica


desde el siglo XIII. Se dice que numerosas de sus imágenes
características culturales que no pertenecen o a mi grupo. El otro puede milagrosamente exudan aceite el cual se utiliza en la oración por los
ser visto como alguien inferior, igual o superior a mí. enfermos. Además de ser bien conocido en el Medio Oriente y en toda
19 Años atrás, Edmundo Flores también asediaba al presidente
la Iglesia, en América, es particularmente venerado en México a partir
López Portillo con los datos de países que, como Estados Unidos, de la inmigración maronita que comenzó en el siglo xix. Su devoción
podían con sólo el 2% de la población ocupada en el campo lograr se propaga en la actualidad muy rápido por el aumento de milagros.
la producción de alimentos y aun la exportación de los mismos. En En este sentido, en Tantoyuca, Ver., el santo es venerado y se le hacen
Esteva, G., “El vaivén de las ilusiones y realidades”, en Sin maíz, no hay diversas peticiones a través de listones. El color del listón es acorde con
país, Culturas Populares de México/CONACULTA/Museo Nacional de la petición y casi en todos los que son de color blanco se encuentran
Culturas Populares, México, 2003, p.205. escritas peticiones solicitando la protección de algún ser querido

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fechas en las carreteras que salen del DF rumbo a Huejutla­, Se deja de sembrar maíz y ello es considerado como un gra-
Tampico, Tuxpan, Naranjos, San Luis Potosí, entre otros ve problema para la sobrevivencia de los grupos indígenas
puntos, que a todas luces parecen ser procesiones modernas campesinos. Para evitarlo, en Tancoco, Ver., recurren a lo que
que se desplazan a sus lugares de origen para realizar lo que bien podríamos nombrar culturalmente una estrategia ven-
se antoja un “ritual de reconstitución comunitaria.”21 gativa: 24 el enojo de las antiguas deidades. Así, los teenek
Pero también en los pueblos y rancherías el fenómeno consideran que: “[…] si uno deja de sembrar o de cosechar
migratorio se hace tangible al observar tan sólo la vivienda. su milpa, si abandona su labor, entonces el D’hipaak25 se
En efecto, mientras que por un lado es posible apreciar el venga, se enoja y causa enfermedad muy grave en la perso-
abandono y el descuido en que algunas casas han caído, por na, tan grave que puede llegar a morir, porque el D’hipaak es
otra parte es indudable la inyección de recursos destinados a el más pesado de todos, no es una persona, son muchas”.26
transformarlas. Las nuevas construcciones se erigen acordes Los “alcanza el maíz” dice Don Polo y lo confirma su es-
al concepto moderno de vivienda. posa. El cuerpo del alcanzado empieza a ponerse blandito
Los que se quedan, no dudan en activar su mundo sim- hasta que, si no es atendido, llega a morir. La atención para el
bólico para hacer frente a las vicisitudes que provoca la sa- enfermo, sin embargo, no puede ser tarea de cualquier médi-
lida de los emigrantes. Y lo hacen activando la memoria y co, sólo los especialistas de las mismas comunidades, los que
poniendo en prácticas sus saberes. participan de sus mismas creencias y tradiciones pueden cu-
rar, y lo hacen barriendo el cuerpo del alcanzado con una ma-
El depósito de las creencias: la memoria zorca, le preparan su zacahuil y le rezan a D’hipaak.
De esta manera, la población construye simbólicamente
Los efectos del desplazamiento son múltiples y contradicto- estrategias de dependencia y efectividad relacionadas con
rios. Si bien he intentado resaltar los cambios que se están su visión del mundo; estrategias que obligan ideológica y
dando en los grupos étnicos, no es menos importante aludir culturalmente a quienes abandonan su comunidad y su mil-
a la memoria, a ese depósito de creencias, que persisten en pa, a regresar a curarse, reincorporarse a la comunidad y se-
la Huasteca. Creencias, al decir de Teun A. van Dick,22 son guir cultivando.
cualquier cosa que pueda ser pensada y se pueden definir
como unidades de información y procesamiento de la El poder de una escoba
información. Son producto del pensamiento y, ciertamente,
consecuencias (mentales) del discurso o interacción social. En San Francisco, Huazalingo, Hidalgo, la emigración, al
Creencias que se construyen, almacenan y reactivan igual que en toda la Huasteca, es un factor importante de
cuando se presenta algún evento que altera la vida de la movilidad geográfica, económica y social. De la misma for-
población, como es el caso de la migración. ma y como en otros lugares, la salida de los jóvenes a la ciu-
Las creencias se comparten y la sociedad expulsora dad de Pachuca, a la de México y a los Estados Unidos, es
busca la forma de proteger a sus emigrantes a través de la motivo de preocupación para sus mil doscientos habitantes.
ejecución de rituales, discursos u otras prácticas sociales y Para los emigrantes, como bien señala Samyn (2001:
culturales. 363), las ciudades de destino constituyen los límites de
un nuevo universo territorial que, como puntos apartados,
Para no agraviar a Dhipaak se unen con su pueblo por medio de líneas rectas en dos
direcciones.
Uno de los principales problemas con el que se enfrenta la Por su parte, para los que se quedan, los nombres de es-
población cuando se produce la salida definitiva de campe- tos sitios son incorporados a su universo figurativo impregna-
sinos es el abandono en que se queda la parcela agrícola.23 dos de una fuerte carga emocional, aunque la representación
concreta que de tales lugares se hacen permanezca vaga.
21
Tomo en este sentido las ideas de Alicia Barabas (2003; véase
24
Bibliografía). Si bien J. B. Thompson (1993; véase Bibliografía) ofrece una
22
Para este autor (2000: 35; véase Bibliografía) todos los tabla de modos de operar de la ideología y algunas estrategias típicas
productos del pensar serán considerados creencias sin hacer distinción de la operación simbólica, considero que uno puede jugar con otras.
en la concepción que, de acuerdo al lenguaje diario, opone la creencia Por ello, parto de considerar las que bien puedo llamar estrategias
al conocimiento. Las creencias son subjetivas y por tanto pueden ser vengativas y estrategias de dependencia buscar la unidad del grupo
erróneas, infundadas o desviadas. El conocimiento, por el contrario, es étnico.
25 D’hipaak, deidad del maíz entre los huastecos.
(producto del) pensamiento que se considera verdadero.
23 Pérez Castro, 1991 y 2007 (véase Bibliografía). 26 Don Polo Juárez, comunicación personal, junio de 2004.

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Los emigrantes salen siempre en forma individual, arro- de Sahagún, la escoba era uno de los principales atributos
pados por la oscuridad de la noche. Las madres y/o esposas de Toci-Tlazoltéotl,29 “Nuestra abuela, diosa de la suciedad”,
se quedan con el temor de que quien se va ya no regresará; Tlaelcuani, “Comedora de basura”, quien eliminaba las man-
por ello, dejan de barrer la casa tres días después de la sali- chas de los hombres (1956, 1: 51-55).
da de un familiar, “para que regrese” (Samyn 2001: 456). Las creencias sobre el barrer para eliminar la basura y con
Dejar de barrer para que el emigrante regrese es una ac- ello la enfermedad son compartidas social y culturalmente y
ción que cobra sentido, si nos acercamos a las creencias que están localizadas en lo que, de acuerdo con van Dick, podría-
son socialmente compartidas, pero que pueden ser utiliza- mos llamar la memoria social de la Huasteca. Del poder que
das en situaciones diferentes. Tal es el caso del mundo sim- tiene una escoba para alejar lo sucio y la enfermedad no se
bólico del espacio, los objetos y las acciones: la vivienda, la duda, pero lo que puede ser una creencia compartida social-
escoba y el barrer.27. mente en tan vasto territorio no implica que las cualidades
Las casas tradicionales de Huazalingo, las zacallis, es- que se le atribuyen en Huazalingo sean compartidas más allá
tán hechas en general de material natural, techo de zacate, de esta localidad.30 Aquí, la escoba recostada sobre la pared,
muros hechos de bajareque. Mantienen una distribución si- dentro o fuera, pareciera ser fiel guardián de la entrada de la
milar: dos cuartos y una puerta que da al exterior. Hay otras casa. No obstante lo anterior, su significado protector es más
más modernas con techos de tejas o láminas, castillos de obvio cuando la gente la utiliza para cerrar por fuera una casa
concreto y un mayor número de habitaciones. Pero inde- momentáneamente vacía como un rechazo, tanto de tener
pendientemente del material utilizado, la casa es un área animales dentro de la casa en ausencia de los habitantes,
privada, un lugar familiar, doméstico, secreto también, como como de las personas que en otras ocasiones entran de ma-
señala George Duby (1992: 10). nera maquinal. Obviamente, como subraya Samyn, la escoba
La vivienda es el refugio de la familia y el espacio pri- no sustituye al candado y cualquier individuo bien o malin-
vilegiado para la reproducción social. Por ello, es ahí don- tencionado puede desbaratar el armazón sin mayor proble-
de se realizan los principales rituales que tienen que ver con ma. Sólo logra obtener cierto poder de exclusión por su carga
la protección y el cuidado de sus integrantes. Es ahí donde simbólica (Samyn 2001: 240).
la escoba y la acción de barrer cobran significados diversos. La escoba, siempre puesta en forma contigua a la puer-
La escoba, de acuerdo al diccionario de la Real Acade- ta de la vivienda, es el instrumento que permite a la mujer,
mia, es un utensilio compuesto por un haz de ramas flexi-
bles o de filamentos de otro material sujetos normalmente barría para ahuyentar los males y las hambrunas que Tlazoltéotl
al extremo de un palo o de un mango largo, que sirve para provocaba. De acuerdo a diversas fuentes, Michel Graulich asienta que
“Ochpaniztli”, “barrido” (de los caminos) es el nombre de la veintena
limpiar el suelo, y la acción de barrer, de acuerdo a la Enci- en la inmensa mayoría de los documentos de que disponemos. Esto
clopedia Symploké, viene del latín verro, verrere, de donde se explica porque en ocasión de la fiesta de Toci, “Nuestra abuela”, se
versura, y vassura —en español del siglo XII— es basura, barrían las casas, los templos, las calzadas y las calles, se limpiaban las
fuentes y los canales, las estatuas de las divinidades y se renovaban los
basurero, vertedero. La “operación barrer” mantiene por edificios importantes y los acueductos. Al barrer y limpiar, también se
tanto una conexión originaria con la basura. purificaba (Graulich, 1999: 109; véase Bibliografía).
Pero la escoba como objeto y el barrer como acción tie- 29
Lorenzo Ochoa e Irizelma Robles consideran que la fiesta de
nen, al igual que las personas, una historia social (Appadu- Ochpaniztli y su relación con Tlazoltéotl tuvo en la Huasteca un
significado diferente, donde barredura debe interpretarse como barrer
rai, 1986: 3). En este sentido, en esta parte del trabajo me la enfermedad, ya que Tlazolteotl, de acuerdo con estos autores, fue en
interesa destacar su concepción en el México prehispánico su origen una diosa de la salud (comunicación personal).
30 En Cali, Colombia, de acuerdo a una investigación realizada
y sobre todo, como señala este mismo autor, considerar su
sobre las creencias populares y el autocuidado durante el puerperio,
potencial social (Appadurai, op. cit.: 6). sus autores encontraron que había actividades prohibidas. En las
Sin pretender ignorar las grandes transformaciones entrevistas realizadas a las puérperas, éstas les dieron a conocer
ocurridas en el ámbito de las creencias, aquí sólo me in- diferentes prohibiciones y precauciones relacionadas con las actividades
de la vida cotidiana. Se cree que el embarazo y el parto les disminuyen
teresa destacar que desde la época prehispánica se barría las fuerzas y las debilitan, por lo cual se debe procuran realizar durante
para ahuyentar los males, como era en el caso de la fies- la dieta, actividades que no les exijan mayores esfuerzos físicos y darle
ta de Ochpaniztli28 y donde, de acuerdo a Fray Bernardino al cuerpo tiempo para que se recupere. Entre otros oficios domésticos
y actividades prohibidas en este período se mencionó el barrer porque
27 Información obtenida del trabajo de tesis realizado por Samyn
creen que el organismo no está en capacidad de realizar este esfuerzo y
se puede llegar a padecer dolor de espalda, desangre, dolor de caderas y
(2001; véase Bibliografía). de cintura. Así también señalaron que cuando se “ventea” la escoba al
28 La fiesta de Ochpaniztli, una celebración en la que, de acuerdo
barrer, el aire entra por las piernas y el frío se le entra a la matriz y esto
al Códice telleriano-Remensis (1964-1967, lámina 5, p. 161) se puede dar “pasmo” y cólicos.

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mediante la acción de barrer, expulsar los elementos no de- se toma como agua de tiempo y se frota a la persona con al-
seados en el patio, en la habitación. Se barre hacia fuera, es- cohol. “Si te alcanza la tristeza, tienes que hacer un novena-
parciendo el polvo por la puerta lo más lejos que se pueda rio para que te puedas recuperar”, nos dice doña Teresa.
o por las orillas del patio. Las mujeres que barren poco, no La expresión lingüística, tristeza del corazón, que da
tiene buena reputación en el pueblo, se dice y se cree que cuenta del estado de ánimo que provoca la emigración y
en los alrededores de su vivienda, especialmente en la parte las acciones encaminadas a restaurar el equilibrio físico, es
de atrás, se facilita la entrada a los malos espíritus (Samyn una de las formas simbólicas que operan en circunstancias
2001: 242). socioculturales particulares como es el caso de poblaciones
Sin embargo, y aquí podemos ver la forma en que la que expulsan mano de obra; las usan y comprenden los su-
creencia se modifica socialmente y cobra nuevo sentido, si jetos que a su vez las recibieron de sus padres, tal vez para
la acción de barrer tiene la intencionalidad de alejar, de ex- dar cuenta de otras situaciones que provocaban tales emo-
pulsar lo que se considera indeseable, entre otras cosas a los ciones y para las cuales había que buscar el remedio.
espíritus, la práctica de dejar de hacerlo en un tiempo deter- Y así como siempre habrá situaciones que hacen aflorar
minado de tres días conlleva también un propósito que se las emociones provocando la enfermedad, de la misma ma-
puede considerar lógico: permitir que lo que salió regrese y nera perpetuamente estarán presentes los sucesos violentos
se reincorpore a su ámbito familiar. que irrumpen y transforman la vida de los individuos, como
en el caso de los accidentes automovilísticos en la actualidad.
Rituales y ofrendas: activando el mundo simbólico Los emigrantes dejan sus pueblos y por carretera lle-
para enfrentar la emigración gan a sus lugares de destino. Pero la carretera, además de
ser el medio que los aleja de sus familias es también moti-
Desde el siglo xvi se conoce el concepto de alma introdu- vo de preocupación por la cantidad y frecuencia con la que
cido por los evangelizadores. Hoy día, los huastecos pien- ocurren los percances. Por ello, los que se quedan, buscan la
san que cada persona tiene un alma, ehatal, y un espíritu manera de proteger a los que emprenden la marcha. Así, de
ts’itsiin, y ambos son complementarios. El ehatal proporcio- acuerdo a lo consignado por Amaranta Arcadia Castillo, en
na el don del habla, mientras que el ts’itsiin representa la el año 2000 doña Juanita, curandera de Tepetzintla, Ver.,
voluntad y reside en la cabeza; a través de éste los árboles, era la encargada de llevar a cabo el ritual de protección de
las personas o cualquiera puede adueñarse de la voluntad carretera. Cuando le solicitaban el servicio, lo hacía en su
de los otros. Un tercer centro en el cuerpo humano sería el casa, frente al altar, formando un semicírculo y colocando
corazón, que refleja la fuerza y las emociones del individuo al centro una gran olla de peltre con un guisado de pollo en
(Alcorn 1984: 67-68). salsa roja. Dos canastos con tortillas, rodeados con botellas
Cuando el esposo o los hijos dejan su población para de refresco, cerveza y aguardiente completaban la ofrenda.
buscar trabajo en cualquier ciudad de México o de Esta- El círculo lo delimitaba con siete platos de comida, siete va-
dos Unidos, se provoca una profunda tristeza. Los “alcanza sos o tazas y cigarros encendidos, y junto a cada plato una
la tristeza”, se dice en la Huasteca, y ésta parecería quedar veladora blanca en vaso de vidrio. Frente al altar, tres velas
instalada en el corazón tanto de los que se quedan como de cera de colmena: una dentro de un recipiente de vidrio,
en el de los que se van; la padece el corazón, el yol, yollo, otra enterrada encendida en la tierra y otra acostada.
yóllotl para los nahuas (López Austin 1980: 152-200), El ritual lo iniciaba pidiendo a los asistentes que se sen-
el ichich para los tennek (Tapia de Zenteno 1985: 78), taran; con una botella de aguardiente iniciaba un recorri-
porque en él se reflejan las emociones. do por el semicírculo y mientras vaciaba el preciado líquido
Tristeza del corazón que quita el hambre, que provoca sobre la tierra pronunciaba unas oraciones. Al terminarlas,
enfermedad, desgano, ganas de llorar. Tristeza del corazón empezaba a repartir lo ofrendado a todos los presentes,
cuando no hay noticias del ausente, cuando no hay cartas ni principalmente a los solicitantes del ritual. El rito termina-
llamadas telefónicas, cuando los sueños no informan cómo ba al depositar los presentes sus platos vacíos, con los hue-
está el ser querido. sos y cueritos, en el lugar de donde los habían tomado. Con
La mejor forma de procurar alivio es, al decir de doña Te- aguardiente volvía a regar la tierra, agradeciendo a los solici-
resa, curandera de Huejutla, Hgo., mezclar cempazúchil jun- tantes el haberles hecho partícipes de dicha ofrenda.
to con mohuite y albahaca. Es un remedio para la tristeza del La eficacia simbólica de la curación es tal que, entre los
corazón y para prepararlo se frotan las hierbas, se ponen a nahuas de la Esperanza, Ver., “los curanderos se desplazan
hervir para preparar la infusión, se cuelan y ya lista la infusión de su comunidad de origen a los barrios de los emigrantes

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de su pueblo al norte (en el caso de México) y también or- etnias nativas, pero ahora la sociedad en su conjunto y es-
ganizan en la comunidad ritos curativos que se transmiten pecialmente la clase política están obligadas a tener mayor
en vivo por teléfono al emigrante que necesite la curación” información respecto a las sociedades alternas a la propia,
(Ariel de Vidas, comunicación personal). que no pueden seguir siendo imaginadas sino que deben
En este sentido, las expresiones lingüísticas, como las ser conocidas para poder ser entendidas. No puede haber
oraciones, las acciones efectuadas en el ritual, los elemen- un diálogo construido como monólogo, en el cual los inter-
tos y las actitudes son formas simbólicas que se eternizan locutores pretenden imaginar al otro de acuerdo a su propia
ante lo que siempre puede suceder y por ello, en las culturas lógica o fantasía.
que se expresan en la Huasteca, siempre habrá necesidad de En la tarea de tratar de contribuir a promover una convi-
buscar estrategias de protección que como los rituales y la vencia igualitaria entre diferentes culturas, a la antropología
medicina “tradicional” se convierten en el medio principal le toca ahora desempeñar un papel político diferente al que
a través del cual la noción indígena de persona se relaciona estuvo presente en sus orígenes profesionales.
con su ámbito permitiendo la restauración de su equilibrio Hoy en día, no hay una sola forma de hacer antropolo-
físico-emocional. gía, como tampoco son unos solos los sujetos y los temas
a investigar. Se sigue haciendo investigación antropológica
La contemporaneidad del “otro” en sociedades indias pero también se indaga sobre la cla-
se obrera y las sociedades campesinas, los problemas de
La contemporaneidad del “otro” es tal que supone, para la género, la vida de los travestis, los eventos como el carna-
antropología, no sólo un reconocimiento téorico o retórico, val o el futbol, las identidades o la migración. Todos ellos
sino la aceptación de su existencia culturalmente diferen- son campos legítimos para la reflexión social en la medida
ciada. La forma en que los pueblos de la Huasteca enfrentan que son estudios a partir de la valoración de la dimensión
la emigración habla de esa diferenciación. cultural que nos muestran que la diversidad en México va
Por ello, quizá sea el momento de interrogarnos una vez más allá de lo que por muchos años pensó el hacedor de
más sobre el papel que las investigaciones antropológicas antropología.
pueden jugar en las sociedades plurales tradicionalmente Dejo al final una reflexión respecto a la relación del an-
sometidas a recurrentes crisis políticas y económicas. Cons- tropólogo con su “objeto de estudio”. Para ello nuevamen-
tituye un reto a la imaginación utópica —y recordemos que te retrocedo en el tiempo, hasta los años de 1914, cuando
la utopía es una dimensión de lo posible— asumir que nos Bronislaw Malinowski viajó por los mares del sur hasta lle-
encontramos en un momento en que lo que se requiere no gar a Papúa (actual Nueva Guinea). En las islas Trobriand
es sólo entender y criticar los acontecimientos actuales, sino realizó su trabajo de campo y comenzó a preconizar la me-
también contribuir a imaginar el presente y a hacer visible, todología llamada del "observador participante". En la in-
a partir del cuestionamiento de esa construcción arbitraria troducción a su obra Malinowski asentó “[…] una vez más
que llamamos realidad, la pluralidad de realidades posibles. debo presentarme como cronista y portavoz de los tro-
Para contribuir al incremento de la visibilidad política de briand”, y tarea con ese mismo espíritu fueron las que por
los grupos étnicos, sostiene Miguel Alberto Bartolomé, y me muchos años definieron de alguna manera a la antropolo-
sumo a su posición, uno de los tantos retos que enfrenta gía: hablar por los otros, dar una voz escrita a la de aquellos
la antropología contemporánea es que sus actividades acce- pueblos pertenecientes a tradiciones culturales alternas a
dan a un público más amplio que el conformado por las res- las del investigador. En la actualidad, sobresalen otras ideas
tringidas comunidades académicas. El desconocimiento que respecto a la relación sujeto estudiado-estudioso de los su-
exhibe el Estado de las culturas nativas resulta a veces fran- jetos. En efecto, si bien la antropología que escribía sobre
camente sorprendente. Los estereotipos denigradores con- indios, que llamaba “informantes”, no ha cambiado, sí va
viven con un imaginario colectivo construido con base en el dando paso a otras formas de entender tal relación, misma
prejuicio y la ignorancia. que cobra así otro sentido.
Si en el pasado les fue negada a los indios su humani- Las culturas indígenas se están rediseñando pero no
dad, en la actualidad siguen siendo depositarios de muchas desapareciendo. Y en tal rehechura reclaman su derecho
de las fantasías que la supuesta homogeneidad cultural na- a ser iguales y a la vez diferentes. Esto debe contemplar-
cional suele proyectar sobre ellos, los otros. lo la política nacional, y esto debemos tenerlo presente los
Quizás los antropólogos no hemos podido proporcionar antropólogos.
a la parte no india del país una imagen más realista de las

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Las lenguas indígenas en el México del siglo XXI: entre el
desplazamiento y la resistencia

Doctora Regina Martínez Casas1

Introducción El presente trabajo tiene como objetivo analizar la si-


tuación sociolingüística de los indígenas urbanos y el im-
México es uno de los países con mayor diversidad lingüís- pacto de diferentes formas de organización indígena, que
tica a nivel mundial y con un número importante de ha- se manifiesta en movimientos sociales de corte local o na-
blantes de las diferentes lenguas nacionales.2 Sin embargo, cional, y con ello plantear algunas hipótesis de lo que se-
las cifras al respecto son divergentes. En los últimos con- rán las comunidades lingüísticas mexicanas en el naciente
teos realizados por el INEGI3 se contabilizaron entre siete siglo. En los momentos actuales, en que se mira la situa-
y ocho millones de hablantes de alguna de las lenguas indí- ción de los pueblos indígenas en tiempos de centenarios, el
genas mexicanas, aunque otras instancias como el Conse- futuro de las lenguas nacionales debe verse contextualiza-
jo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) junto do más allá de la discusión sobre tradición y modernidad.
con el Consejo Nacional de Población (CONAPO) calculan La información socio-demográfica y la investigación etno-
entre doce y catorce millones de mexicanos que hablan al- gráfica muestran que las comunidades lingüísticas cada vez
guna de las lenguas nacionales (CDI, 2009). Tampoco el coinciden menos con las llamadas comunidades históricas:
número de las lenguas es un tema consensuado, pues os- las nuevas generaciones de hablantes de lenguas indígenas
cila entre 68 y 364 según la fuente y los criterios para su (HLI) nacen o migran para estudiar y trabajar. Tampoco se
identificación (INALI, 2008). Por otro lado, cálculos rea- puede seguir pensando en las lenguas indígenas como pa-
lizados a partir de los miembros de los hogares en que se trimonio museográfico. Muchas de ellas son altamente vi-
habla una lengua indígena también arrojan cifras dispares tales, lo que las convierte en lenguas tan modernas como
(ver Janssen y Martínez Casas, 2006); varias investigacio- las lenguas europeas más prestigiosas. Una modesta pero
nes coinciden en que el número se encuentra entre los ca- creciente cantidad de literatura en lenguas indígenas y de
torce y los quince millones de personas que hablan o se investigación realizada por lingüistas extranjeros y mexi-
han socializado escuchando alguna lengua indígena en el canos —muchos de ellos hablantes nativos de estas len-
país. La distribución de esta población es desigual en el te- guas— ha contribuido al conocimiento que se tiene del
rritorio. Históricamente, se ha concentrado en los estados fenómeno comunicativo en contraste con los paradigmas
del centro y sur del país y la mayor diversidad lingüística desarrollados a partir de la descripción de las lenguas in-
corresponde a los estados de Oaxaca y Veracruz, aunque doeuropeas.4 Finalmente también resulta un reto explicar
la mayor concentración numérica corresponde al estado de la sobrevivencia de lenguas históricamente discriminadas
Chiapas. Sin embargo, en las últimas cuatro décadas —y para poder generar políticas lingüísticas que favorezcan su
en particular en las dos más recientes— la migración ha desarrollo, pues más allá de encontrarse en los así llamados
llevado a un creciente número de hablantes de lenguas in- cimientos nacionales, los pueblos indígenas forman parte
dígenas a las grandes concentraciones urbanas a todo lo del México del tercer milenio y si podemos pensar en un
largo y ancho del territorio nacional. movimiento social contemporáneo, resulta inevitable dis-
cutir la importancia que la reivindicación de los derechos de
1
Profesora-Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios los Pueblos Indígenas ha tenido para la conformación de lo
Superiores en Antropología Social, sede Distrito Federal. Es coordinadora que hoy somos como nación.
del posgrado en Lingüística Indoamericana en dicha institución.
2
En el año 2001 se modificó la constitución mexicana y se reconoce
el carácter de lenguas nacionales a los idiomas de los diferentes pueblos
indígenas del país. 4 Dentro del posgrado en lingüística Indoamericana que opera
3 El INEGI realiza ejercicios censales cada cinco años. En 2000 y
en el CIESAS desde 1991 se han graduado más de 90 maestros en
2010 se realizaron censos amplios y en 1995 y 2005 conteos con un la disciplina y actualmente cursan estudios de maestría y doctorado
cuestionario más corto, pero en todos ellos se incluye la pregunta sobre más de 20 investigadores hablantes de diferentes lenguas indígenas
lengua indígena. mexicanas.

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Las lenguas indígenas en contextos urbanos poco o nada la condición lingüística de sus entrevistados y
en cambio privilegian el análisis sobre la inserción de los in-
La dinámica migratoria de la segunda mitad del siglo xx em- dígenas urbanos en el precario mercado de trabajo al que
pezó en los centros urbanos cercanos a los grandes desarro- tienen acceso en las ciudades.
llos agroindustriales en el noroeste del país y en la ciudad Una segunda vertiente se ha interesado en los hijos de
de México, pero recientemente son los grandes centros ur- los migrantes, en los procesos de transmisión de la lengua
banos, como Guadalajara, Monterrey, Puebla y Cancún, los y la escolarización en relación con la reproducción étnica.
que muestran el mayor crecimiento de población indígena Ejemplos de este tipo de investigaciones son las de Lesta-
en México (Martínez Casas, 2007; Durin, 2008). Por otro ge (1997 y 1998) sobre oaxaqueños en Tijuana; Bertely
lado, desde los campos agrícolas se desarrolló un flujo mi- (1996) sobre los zapotecos de Yalalag; Romer (2003),
gratorio hacia Estados Unidos y Canadá y desde Guatemala quien trabajó tres generaciones de mixes; Rojas (2006),
llegaron hablantes de lenguas indígenas, que se han estable- Martínez Casas (2007) y Flores Laffont (2007) sobre
cido en México desde principios de los años ochenta.5 otomíes en Guadalajara; Pérez Ruíz (1991), quien trabajó
Sin embargo, las investigaciones sociolingüísticas que con mazahuas en Ciudad Juárez, entre otros. En estos es-
analizan las condiciones de socialización de las lenguas in- tudios se ha encontrado que un número significativo de los
dígenas en contextos urbanos son muy escasas. Después indígenas que migran a los contextos urbanos no se asimi-
del trabajo lingüístico pionero de Pellicer (1988) sobre ma- lan a la sociedad citadina ni se alienan, sino que crean nue-
zahuas y otomíes en la ciudad de México, pasaron casi 20 vas identidades cuando se establece una vida comunitaria
años para que se llevara a cabo un diagnóstico sociolingüísti- ‘extraterritorial’ o ‘extendida’ (Oehmichen, 2001 y 2005).
co en otra ciudad (ver Martínez Casas, 2007) y fue el caso Finalmente, una línea reciente de estudios sobre indí-
de Guadalajara. Empero, existe de manera dispersa una im- genas en ciudades analiza la influencia de instituciones del
portante bibliografía sobre la migración de indígenas en todo Estado para el reconocimiento y la reproducción de comu-
el país en que se menciona la situación de las lenguas y sus nidades étnicas en contextos migratorios. En estos estudios
hablantes. Los estudios sobre indígenas urbanos básicamen- se analizan procesos de escolarización (Czarny, 2008 y Ba-
te se han centrado en las ciudades de México, Guadalajara y rriga, 2008) o negociaciones con intermediarios del Estado
Tijuana y entre ellos destacan los de Lourdes Arizpe (1978 (Talavera, 2005), que han visibilizado identidades indíge-
y 1979), Lane Hirabayashi (1993), Teresa Mora (1996), nas en las ciudades con la finalidad de negociar programas
María Bertely (1996, 1997a, 1997b, 1998a y 1998b), sociales.
(1998, 2003 y 2007), Laura Velasco (2002 y 2005), Sin embargo, a pesar de que muchos autores destacan
Marta Romer (2003), Cristina Oehmichen (2005), Regina la importancia de la lengua como elemento cultural y de
Martínez Casas y Angélica Rojas Cortés (2006). identificación, la mayor parte de las investigaciones que se
Una primera vertiente de estos estudios se ha centrado mencionan simplemente se acercan a los conflictos que en-
en los procesos de descampesinización (Arizpe, 1978) y en frentan los indígenas urbanos por su condición bilingüe. En
las asociaciones de migrantes, y las relaciones de estas aso- general, la mayor parte de los autores coinciden en el hecho
ciaciones con los pueblos de origen, así como las implicacio- de que el prestigio de las lenguas indígenas en las ciudades
nes en cuanto a las identidades étnicas y paisanales. Estos es menor que en las regiones históricas y en no pocos ca-
estudios describen la existencia de redes sociales en los lu- sos hablarlas en público es motivo de vergüenza, alienación
gares de destino para conseguir trabajo, vivienda, y para la y discriminación. Este fenómeno se exacerba cuando el uso
reproducción de los patrones socioculturales. Ejemplos de de las lenguas indígenas se enfrenta al español en el contex-
estas investigaciones son los trabajos de Velasco (2002) to escolar, pues se ve como un obstáculo para el aprendizaje
con mixtecos y zapotecos en la frontera méxico-estadouni- (Romer, 2001 y Bertely, 1997a).
dense, entre Baja California y California, y de Gissi (2009) Por otro lado, me interesa destacar aquellas investigacio-
sobre mixtecos y chocholtecos en Iztapala, al oriente de la nes que presentan estudios de caso en que la reproducción
Ciudad de México. Los trabajos de esta vertiente analizan de las comunidades morales o extraterritoriales depende de
la socialización de la lengua indígena en las ciudades, para
5 El catálogo de lenguas mexicanas incluye varias lenguas de la buscar explicaciones a los casos extremos que le dan título
familia maya originarias de Guatemala que, por tratarse de lenguas que a este trabajo: los hablantes que deciden —de manera indi-
se han hablado desde hace siglos en la región fronteriza entre las dos
naciones y por la presencia de comunidades de origen guatemalteco ya vidual o colectiva— dejar de hablar la lengua de sus familias
nacionalizadas son también consideradas lenguas nacionales. y comunidades históricas, frente a quienes le otorgan un pa-

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pel central para la pertenencia a redes solidarias que facilitan el subregistro de los hablantes de lenguas indígenas del que
la vida urbana (cfr. Jiménez, 2011). En algunas investiga- se habló al arranque de este trabajo— tenemos un ejercicio
ciones incluso se plantea que la reproducción de las lenguas muy útil para calcular cuáles lenguas indígenas son muy vi-
indígenas en México —tanto en el ámbito rural como en el tales porque las hablan casi todos los miembros de lo que
urbano— depende cada día más de la migración y los recur- el CDI llama agrupaciones etnolingüísticas6 —tanto niños
sos económicos y simbólicos que genera. Así encontramos como jóvenes y adultos— y cuáles están en riesgo porque
autores que reportan el rápido desplazamiento de las len- sus hablantes son viejos y quienes se encuentran en edad
guas indígenas en las ciudades (ver, por ejemplo, Barragán, reproductiva ya no se reconocen como hablantes de ellas.7
2004), que plantean el tema de la lengua sólo en térmi- Quisiera destacar que las comunidades lingüísticas que
nos de la filiación comunitaria para las primeras generacio- hemos analizado en este texto tienen un comportamiento
nes. Están también los estudios que han dado seguimiento muy diferente. Algunas comunidades con larga tradición mi-
a dos o más generaciones y que documentan las ideologías gratoria, como la de hablantes del otomí, se encuentran —
lingüísticas del nuevo milenio, apelando al cumplimiento según los datos de la tabla— en peligro de desaparecer en
de los derechos lingüísticos recientemente adquiridos (ver un par de generaciones. Sin embargo, la información etno-
Czarny, 2008). gráfica arroja datos que contradicen estas cifras. Los otomíes
urbanos son uno de los grupos indígenas más preocupados
Vitalidad lingüística y organización social por la socialización de su lengua en las ciudades. Por su par-
te, los hablantes de mixteco, que tienen una larga tradición
No resulta fácil sintetizar la situación sociolingüística de las de pertenencia a circuitos migratorios, se encuentran a la mi-
lenguas indígenas en las ciudades. En las diversas investiga- tad de la tabla, es decir, la vitalidad de esta lengua es razo-
ciones etnográficas y socio-demográficas que se acercan a nablemente buena y se han documentados casos de redes
esta temática resulta evidente la heterogeneidad que cruza migratorias que utilizan el mixteco como recurso clave para
tanto la variable lengua indígena como las de género, ge- la solidaridad durante la migración (ver Martínez Casas y Ba-
neración y escolarización. Pero por otro lado, el creciente yona, 2010). Los maya-yucatecos que tienen un nicho la-
número de comunidades lingüísticas de las lenguas nacio- boral privilegiado en el sector turístico tienen menor vitalidad
nales en las ciudades obliga a una serie de reflexiones que lingüística que los hablantes del resto de las lenguas de esa
permitan pensar no sólo en el presente de las lenguas indí- familia lingüística —la maya— que tienen tradiciones mi-
genas sino también en su futuro. Con base en los cálculos gratorias más recientes, como los tzotziles.
realizados por la CDI sobre las tasas de mantenimiento de Sin embargo, los casos que me interesa destacar, por-
las lenguas indígenas en México, se puede observar que su que coincide la información etnográfica con los resultados
comportamiento difiere en función de la tradición migrato- de la tabla, son los de hablantes de mixe y de triqui, por
ria de los hablantes y de las diversas formas de organización un lado, y de tzotzil y tzeltal por otro. Todas estas agru-
social a las que recurren, que van de redes paisanales a mo- paciones lingüísticas se encuentran en el primer tercio de
vimientos políticos y sociales con resonancia nacional. la tabla, con índices de conservación de medios a altos.
Sin ánimo de entrar en mucho detalle sobre la elabora- Es decir, con un número significativo de niños que hablan
ción del cálculo, la información que aquí se presenta se rea- la lengua de sus padres y abuelos. Aun así, lo que mues-
lizó contando el número del hablantes de lenguas indígenas tran los diversos investigadores que han trabajado con
en los hogares en que existe al menos un HLI. Es decir, si mixes, triquis, tzeltales y tsosiles es que no migran para
todos los miembros del hogar hablan náhuatl ese hogar tie- escolarizarse como primera prioridad y que su promedio
ne un índice de 1. Si la mitad hablan náhuatl y la mitad es- de años en la escuela es de los más bajos a nivel nacional.
pañol el índice será de .5, y si uno de cuatro miembros del Aquí cabría la hipótesis de que una de las razones de la
hogar habla en náhuatl el índice será de .25. Eso se genera-
liza para todos los hogares de cada agrupación lingüística y 6
La CDI no homologa Pueblo Indígena con agrupación etno­
el índice se divide por grupo quinquenal de edad. Se puede­ lingüística porque no existe un consenso al respecto de muchas de
las variedades de lenguas que bajo la catalogación del INEGI son un
ver claramente en la gráfica (página siguiente) que para el solo idioma, y con la elaboración del catálogo de Lenguas Indígenas
grupo de cinco a nueve años el índice de conservación publicado por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI)
queda claro que se trata de lenguas distintas.
del náhuatl es de .51, en el grupo de 20 a 24 es de .63 y en 7 Tampoco se puede discutir sobre la vitalidad de las variedades
el grupo de 40 a 44 de .82. Los mayores de 65 años casi (variantes según el Catálogo) de cada lengua porque, como ya se
todos hablan el náhuatl. Con este cálculo —y asumiendo mencionó, el listado del INEGI no coincide con el catálogo del INALI.

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Gráfica: minería de datos sobre conservación de las lenguas indias

Gráfica proporcionada por el autor.

conservación de estas lenguas es su poca exposición a la En contraste, los zapotecos —mucho más escolariza-
aplanadora cultural de la escuela. Pero la explicación que dos— están a la mitad de la tabla. Pero su inserción en el
resulta más seductora es que se trata de lenguas habladas mercado laboral profesional es de las más exitosas de todos
por Pueblos Indígenas que se han organizado social y po- los hablantes de lenguas indígenas y los datos del XII Censo
líticamente para exigir el reconocimiento de su ciudada- de INEGI arrojan que son también los que poseen la más alta
nía étnica (ver de la Peña, 1998). Entre los mixes existe tasa de escolaridad de entre todos los indígenas en México.8
un fuerte movimiento político que reivindica su ciudada- De antemano sé que un cálculo como el que aquí se
nía diferenciada con la reivindicación lingüística como uno presenta tiene muchas limitaciones. Sin embargo, es el úni-
de sus ejes identitarios (ver González Apodaca, 2000). co esfuerzo que se ha hecho en México por contar con da-
Por su parte, los movimientos triquis han tenido resonan- tos que permitan comparar la vitalidad de las diferentes
cia nacional por sus demandas políticas regionales (López lenguas indígenas que se hablan en nuestro territorio. El in-
Bárcenas, 2000). Pero el movimiento indígena más im- terés de incluirlo en un texto como éste es el contextualizar
pactante de las últimas décadas es, sin duda, el neozapa- alguna de la información etnográfica que se ha producido
tismo chiapaneco. Las lenguas que se hablan en la región en México en los últimos 30 años, pero sobre todo, mostrar
todavía controlada por organizaciones vinculadas a este que no se puede concluir que hay una sola tendencia para la
movimiento social son las más vitales entre las lenguas in-
dígenas mexicanas. 8 Y también son de las comunidades lingüísticas más urbanizadas.

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relación entre la migración y la vitalidad o desplazamiento étnicas, muchos de los colectivos de migrantes y los movi-
de las lenguas. Por otra parte, resulta indispensable ahondar mientos sociales son comunidades lingüísticas o de prácti-
en investigaciones que vinculen los movimientos sociales ca— y dicha filiación proporciona a sus miembros vínculos
de corte étnico con la valoración de algunas de las lenguas con las comunidades históricas, pero sobre todo con las re-
indígenas mexicanas y su consecuente vitalidad. des de paisanos que les ayudan a conseguir empleo, vivien-
Finalmente, está la consideración de lo que implican la da y otras facilidades urbanas. Uno de los elementos que
migración y la organización política para el desarrollo de di- resulta clave para mantener el valor de las lenguas indígenas
versas formas de bilingüismo. Como mencioné, pocas in- es el espacio socio-religioso. Pocas investigaciones abordan
vestigaciones abordan este tema tan importante para la esto, pero trabajos como el de Rea (2009) y el de Martínez
sociolingüística. Sólo los trabajos de Flores Laffont (2007) Casas y de la Peña (2004) ponen en evidencia que para
y de López Callejas (2008) analizan si los niños otomíes en muchas de las comunidades de indígenas urbanos la posi-
Guadalajara y la ciudad de México presentan bilingüismo di- bilidad de reproducir los rituales en contextos citadinos se
glósico o sustractivo.9 Los resultados varían, entre otras ra- ha convertido en un factor crucial para la sobrevivencia en
zones, por la condición bilingüe del propio López Callejas. Su la urbe. Los sistemas de cargos itinerantes o con membre-
investigación —realizada en otomí— le permitió dar cuen- sías divididas entre las ciudades y el campo son fenómenos
ta del dominio de esa lengua por parte de los niños y del uso cada día más importantes para comprender la ritualidad de
que se le da en el espacio de Cuadrante de San Francisco. Es- los pueblos indígenas en México.
tos resultados obligan a repensar muchas de las investigacio- Pero no todas las lenguas tienen el mismo valor en la
nes que dan por desplazadas a las lenguas indígenas para las ciudad y cada generación es diferente. Para algunas redes
generaciones nacidas y socializadas en la ciudad. laborales el mantenimiento de la lengua indígena represen-
Lo anterior me lleva a poner sobre la mesa uno de los ta una inserción privilegiada en ciertos nichos de merca-
temas recurrentes a lo largo de toda la bibliografía sobre in- do, como el caso de algunos maya-hablantes en Cancún
dígenas urbanos: las ideologías lingüísticas y la reproducción (Ceh Chan, 2004). En otros casos, como el de los zapote-
de estereotipos. Uno de los trabajos que ilustra mejor los cos que se insertan dentro de la burocracia nacional, resulta
estigmas vinculados con las identidades lingüísticas en las indispensable el manejo no marcado del español (Jiménez,
ciudades es el de Martínez Buenabad (2008) en la ciudad 2011). Como otro de los temas pendientes de la inves-
de Puebla. Estereotipos asociados al uso público del náhuatl tigación sociolingüística está el del impacto del contacto
como una condicionante de su atraso e ignorancia se opo- lingüístico para la descripción del español que hablan mu-
nen a los discursos escolares de mexicanidad que destacan chas personas en las ciudades del país y que hace que se
la importancia de la raíz indígena para la conformación del les identifique como indígenas. Pellicer (1988) propuso
México moderno. Las políticas lingüísticas —más ocultas en su momento la existencia de un español indígena, cate-
que explícitas— sobre la necesidad de castellanizar a los in- goría que después ha sido fuertemente cuestionada.10 Sin
dígenas para incorporarlos al desarrollo nacional, se han ba- embargo, en muchas investigaciones se plantea la preocu-
sado en buena medida en acciones desde la escuela pública pación de los adultos que llegan a la ciudad, ya que otro
(ver Brice-Heath, 1986). Los niños que son identificados motivo para que los discriminen es el tipo de español que
como indígenas son discriminados en el contexto escolar y hablan.11 Esto tiene consecuencias no sólo en relación con
no es de extrañar que sus padres procuren evitar la discri- las variedades del español que muestran transferencias de
minación a costa de limitar la socialización de las lenguas alguna lengua indígena, sino también en el tipo de input
indígenas sólo al contexto del hogar y la familia. Esto tam- lingüístico que reciben las segundas y terceras generacio-
bién explicaría que muchos de los movimientos indígenas nes, pues aunque algunos de los niños y jóvenes ya no sean
se preocupen por la generación de propuestas pedagógicas bilingües hablan el mismo tipo de español marcado que
que les permitan alejarse del control del aparato educativo hablan sus padres12.
nacional (ver González Apodaca, 2000 y Guerrero, 2007). 10
Mucha de la más reciente literatura sociolingüística considera que
En estos escenarios, el valor de las lenguas se pone en no se puede generalizar sobre la existencia de un solo tipo de español
tensión. Por un lado, la filiación comunitaria requiere del hablado por indígenas bilingües (ver Barragán, 2004)
11 La Encuesta Nacional sobre Discriminación en México (Enadis,
dominio de la lengua indígena —más que comunidades
2010) reporta que cerca del 18% de los mexicanos se han sentido
discriminados por su manera de hablar el español.
9 Para una amplia discusión sobre los tipos y modalidades de 12 Una discusión sobre este tema se encuentra en Martínez Casas

bilingüismo ver Hamers y Blanc (2000). (2003).

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El ambiguo valor de las lenguas indígenas, que se refle- Bibliografía
ja en su uso acotado a ciertos dominios de interacción —
los cuales incluyen también la lengua en que se llevan a Arizpe, Lourdes. 1978. Migración campesina, etnicismo
cabo las investigaciones con indígenas— es uno de los pun- y cambio económico: un estudio sobre migrantes en la
tos que debería de contener una agenda para la planeación Ciudad de México, COLMEX, México.
lingüística.13 La Ley General de Derechos Lingüísticos es- __________. 1979. Indígenas en la Ciudad de México: el
tipula que éstos se deben cumplir independientemente del caso de las Marías, SEP/Diana, México.
lugar de residencia de los hablantes. Por otro lado, como ya Barragán Trejo, Daniel. 2004. Si no la haces, ¿de qué vives?
se mencionó, existe fuerte evidencia socio-demográfica del Migrantes de mi phaa (tlapanecos de Tlacoapa en Tla-
crecimiento de las comunidades de hablantes en zonas ur- quepaque. Un desplazamiento lingüístico en proceso, U.
banas. Sin embargo, salvo algunos intentos por crear redes de G., Guadalajara.
de intérpretes para los servicios de impartición de justicia y Barriga-Villanueva, Rebeca. 2008. “Miradas a la intercultu-
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discriminación (ver Dietz, 2003 y Rebolledo, 2007). __________. 1988. Historia social de la escolariza-
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ración de las lenguas mexicanas. Finalmente, todos ellos Aguascalientes.
han sobrevivido a años de discriminación y todavía tienen __________. 1996. Aproximación histórica al estudio et-
la voluntad de hacer algo por sus lenguas y culturas. Pero el nográfico de la relación indígenas migrantes y procesos
futuro de las lenguas indígenas no puede depender de es- escolares: familias yalaltecas asentadas en la periferia
fuerzos individuales. El desconocimiento de las condicio- metropolitana, Instituto Superior de Ciencias de la Edu-
nantes sociolingüísticas para que se conserven y desarrollen cación del Estado de México (serie Avances de Investi-
las comunidades lingüísticas aminoradas va en detrimento gación, núm. 5), México.
de políticas lingüísticas pertinentes y viables. Hace ya una __________. 1997. “Escolarización y etnicidad entre in-
década afirmé que el futuro de los Pueblos Indígenas está dígenas yalaltecos migrantes”, en Bertely, María y Robles,
en las ciudades, pues el campo se ha vuelto cada día más Adriana (coords.), Indígenas en la escuela, COMIE. Mé-
inviable (Martínez Casas, 1998). No hay comunidad en xico, pp. 192-203.
México que no dependa de los recursos económicos y sim- __________. 1997. Escolarización como atributo de et-
bólicos que van y vienen desde los diferentes destinos mi- nicidad en indígenas migrantes de Villa Hidalgo Yalalag,
gratorios, pero lo que sabemos sobre esta dinámica y sus Oaxaca, ponencia presentada en el Encuentro del LASA.
consecuencias sociolingüísticas es mucho menos que lo que Guadalajara, 17 al 19 de abril.
ignoramos. Por otra parte, la relación entre los diversos mo- __________. 2005. “Ética, ciudadanía y diversidad cultu-
vimientos indígenas y la vitalidad de algunas lenguas tam- ral. Implicaciones en torno al proceso de escolarización y
poco ha sido investigada. Las lenguas indígenas en el siglo sus autores”, en Revista Intercontinental de Psicología y
XXI seguirán formando parte del repertorio cultural de Mé- Educación, año 7, núm. 2, Universidad Intercontinental,
xico, pero las condiciones para que se mantengan en el fu- México, pp. 9-26.
turo son todavía materia a investigar para poder contar con Ceh Chan, Dalia Elizabeth. 2004. Migración, turismo e
políticas lingüísticas incluyentes y eficaces. identidad en la Riviera Maya, tesis de maestría en Antro-
pología Social, CIESAS, Guadalajara.
13 Llaman la atención las discrepancias que se encuentran en Czarny, Gabriela. 2008. Pasar por la escuela. Indígenas y
investigaciones sobre ideologías lingüísticas realizadas en español y procesos de escolaridad en la ciudad de México, UPN,
las realizadas en las lenguas de las comunidades investigadas. Para una
discusión sobre este tema se puede consultar la investigación de Harris México.
(2011).

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Proyectos nacionales y condiciones para el desarrollo social de los
pueblos indígenas

Doctor León Olivé1

El colapso de los proyectos nacionalistas en México y capitales financieros transnacionales. Los Estados nacionales
en América Latina han perdido poder y soberanía frente a los agentes económi-
cos y sociales que han adquirido preponderancia, como las
En México, como en la mayoría de los países latinoamerica- compañías transnacionales o las organizaciones criminales.
nos, se ha experimentado en las últimas décadas el derrum- En la mayor parte de los países latinoamericanos se han
be de los proyectos nacionales construidos y desarrollados llevado a cabo, o se han intentado, procesos de privatización
en los siglos xix y xx, promovidos para servir a los intereses en los campos donde en muchos casos, como en México, el
de las clases dominantes, los cuales incluían ideologías na- Estado había conseguido a lo largo del siglo xx logros impor-
cionalistas basadas en una concepción monocultural de na- tantes en la educación, la salud y la generación y uso de la
ción, es decir, donde se desconocía la diversidad cultural de energía (cf. García, 2010).
cada país y se imponía la cultura de los grupos que detenta- Un aspecto importante del proceso de globalización ha
ban el poder económico y político por medio de las políticas consistido en que las grandes empresas multinacionales, con
públicas imperantes (educativas, culturales, económicas, el apoyo de los Estados militar y económicamente podero-
sociales).2 Considero correcto llamarles proyectos naciona- sos, asedian y despojan a los países del sur de sus recursos
les, porque fueron apropiados y promovidos por las ideolo- naturales, mientras ellos se concentran en el desarrollo de
gías oficiales de los Estados, consiguiendo un alto nivel de nuevos conocimientos y tecnologías, cuyos beneficios rara
adhesión popular, y en torno a ellos se constituyeron y desa- vez alcanzan a los países y pueblos marginados. Por otra par-
rrollaron las políticas públicas en los países latinoamericanos. te, también sucede que aquellos países ricos en biodiversidad
Entre las presiones que llevaron al colapso de esos pro- y cultura, pero que se encuentran en una situación tecnoló-
yectos nacionalistas destacan, por un lado, las que han re- gica y económica desfavorable, se ven obligados a exportar
sultado del proceso de globalización, que hicieron emerger su mano de obra en condiciones indignas para las personas.3
proyectos de inserción en la sociedad global, tanto económi- Otro de los grandes problemas de la globalización es el ele-
ca como culturalmente y, por el otro, las reivindicaciones re- vado número de migrantes, desplazados por razones econó-
gionales y étnicas dentro de cada país, que demandaron el micas y muchas veces por conflictos políticos o interétnicos.
reconocimiento efectivo de derechos culturales, políticos y Pero el asedio de los países del norte, y muy especial-
económicos de grupos con una identidad cultural propia, los mente de las grandes empresas transnacionales, no se li-
cuales de ninguna manera encajan ni pueden ser absorbidos mita a la apropiación y explotación de recursos naturales,
en aquellos caducos proyectos (cf. Díaz-Polanco, 2006). El incluyendo los genéticos, sino que también incluye los co-
levantamiento zapatista en México, en 1994, es un ejemplo nocimientos indígenas, tradicionales y locales, con lo cual se
paradigmático de los movimientos que de manera enérgica amenaza a las capacidades de estos países —y de los dis-
sostuvieron estas reivindicaciones. tintos pueblos y culturas que los conforman— para generar
La globalización ha incluido una transformación de los conocimiento y para explotar de manera racional y sustenta-
Estados nacionales, los cuales han ido dejando de cumplir sus ble los recursos naturales y en general la biodiversidad en su
obligaciones elementales en los campos de la educación, la propio beneficio. El saqueo se da tanto mediante la apropia-
salud y la seguridad, mientras que su principal función ha pa- ción ilegítima de conocimientos que pertenecen a pueblos y
sado a ser la de garantes de las condiciones para el desarrollo comunidades indígenas y locales, como por el robo de capi-
de un capitalismo global, especialmente en beneficio de los tal intelectual (fuga de cerebros), y también por la obstacu-
lización al establecimiento de sólidos sistemas educativos y
1 Universidad Nacional Autónoma de México de investigación. Como es bien sabido, una proporción muy
2 Sobre el sentido ideológico de los nacionalismos y en particular el
3 Agradezco a Claudia Ituarte esta formulación del fenómeno.
nacionalismo en México, véase Villoro, 1998, cap. 1.

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importante de los recursos naturales valiosos del planeta se de todos los distintos grupos culturales que pertenecen a esa
encuentra en los países del sur, y muchos especialmente en nación. La “nación mexicana”, por ejemplo, sólo puede ser ar-
territorios donde viven pueblos originarios. ticulada y tener sentido si hay adhesiones a ese proyecto por
El desplome de los viejos proyectos nacionales y de las razones de una auténtica identificación con el mismo, es de-
ideologías nacionalistas que los apuntalaron ha generado una cir, por genuinas razones para cada cultura, las cuales serían
crisis de identidad. Pero junto al derrumbe de esa concepción, al mismo tiempo razones legitimadoras del proyecto, a dife-
ni el Estado, ni los diferentes movimientos políticos, sociales rencia de razones prudenciales, por ejemplo por evitar una
y culturales, ni los ciudadanos, han sido capaces de construir confrontación con grupos más poderosos (económica o mi-
nuevos proyectos nacionales a partir del reconocimiento de litarmente) que no llevan consigo una marca de legitimidad
la pluralidad, de la diversidad, del derecho a la diferencia de (cf. Parekh, 2006, cap. 5).
todos los pueblos y grupos culturales, de su derecho a pre-
servarse, a desarrollar su propio plan de vida colectiva y a flo- El concepto de sociedad del conocimiento: diferentes
recer, pero que al mismo tiempo promuevan interacciones significados (parte de la pugna político-ideológica)
respetuosas, cooperativas y constructivas, que permitan a los
diferentes pueblos y culturas que forman parte de la nación Hasta aquí el primer supuesto del que parto. En México,
enriquecerse y fortalecerse recíprocamente, así como cons- como en el resto de América Latina la globalización ha traí-
truir un proyecto nacional compartido, bajo la guía de metas do consigo el derrumbe de los proyectos nacionalistas que
comunes.4 forjaron las clases dirigentes a lo largo de los siglos xix y xx,
Ante este panorama, quiero defender la tesis de que tiene pero no se han articulado nuevos proyectos nacionales, inclu-
sentido, y mucho, plantearse la construcción y desarrollo de yentes, que tengan la adhesión legítima de los ciudadanos,
un proyecto nacional, y de un proyecto cultural, económico y independientemente de que se identifiquen con culturas di-
político compartido por los diferentes pueblos y culturas que ferentes y ya no con una supuesta “cultura nacional”.
componen al país, a condición de que se reconozca plena- Veamos ahora otra consecuencia, no de la globalización
mente la composición plural y diversa de la nación. directamente, sino del desarrollo científico-tecnológico, que
La gran diferencia con los viejos proyectos nacionalis- ha sido una de las condiciones de posibilidad de la globali-
tas debe consistir, sobre todo, en no asumir un nacionalismo zación y que ha conducido a los cambios en la sociedad que
ideológico que sirva sólo a una élite en el poder, sino que se tratan de recogerse mediante el concepto de “sociedad del
trate de nuevos proyectos que no estén al servicio de nin- conocimiento”.
gún grupo ni clase alguna en particular, que permitan la con- Hoy en día, al considerar los conocimientos que pueden
vivencia armoniosa y constructiva de los diferentes grupos impulsar el desarrollo económico y social, suele pensarse pre-
humanos en todo el país, reconociendo los derechos a la au- dominante, si no es que exclusivamente, en los conocimien-
tonomía política y económica de cada uno, sin que por eso tos científicos y tecnológicos, a los cuales se considera como
deje de haber metas, proyectos y expectativas comunes. la base para los sistemas de producción económica que han
venido desarrollándose en las últimas décadas. Esto ha lle-
Proyectos nacionales (no nacionalistas) en la era de la vado al uso, cada vez más frecuente en discursos políticos,
globalización empresariales, educativos y académicos, del concepto de
“sociedad del conocimiento”.
Para enfrentar poderes como los que encarnan las grandes Según los intereses académicos, económicos, políticos
compañías transnacionales, por ejemplo, se requiere la ac- o culturales, se le dota de diferentes sentidos. Pero no cabe
ción concertada y el desarrollo de planes nacionales y regio- duda de que hay un núcleo de fenómenos sociales que se de-
nales que cuenten con legitimidad, es decir, con una adhesión sarrollaron durante la segunda mitad del siglo xx, provocados
auténtica basada en una genuina identificación con ellos, de en gran medida por el desarrollo y el uso del conocimiento
los diferentes grupos, pueblos y culturas que componen a la científico y tecnológico, que constituyen ya un entorno con
nación. rasgos distintos al de la sociedad industrial.
Un proyecto nacional tiene sentido sólo si se trata de un Con frecuencia se reduce el concepto de sociedad del co-
proyecto incluyente que parta del reconocimiento de la di- nocimiento al de sociedades cuyas economías están basadas
versidad cultural, y tome en cuenta e impulse la participación en el conocimiento, donde la generación de riqueza descan-
sa sobre todo en el trabajo intelectual de muy alto nivel, que
4 Sobre la crisis de identidad en México puede verse Del Val, 2004. se basa en un aprovechamiento de conocimientos científi-

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co-tecnológicos, así como en habilidades y capacidades de dad ha producido históricamente, incluyendo conocimiento
personal altamente calificado (al menos con entrenamiento científico, tecnológico y conocimientos no científicos como
posdoctoral), más que en el trabajo manual de baja o media- los locales y los tradicionales, y c) generar por ellos mismos
na calificación, típico de las sociedades industriales. (los miembros de la sociedad) los conocimientos que les ha-
Pero este concepto usual, economicista, de “sociedad gan falta para comprender mejor sus problemas (educativos,
del conocimiento”, se despreocupa del aprovechamiento so- económicos, de salud, sociales, ambientales, etcétera), para
cial de los conocimientos en beneficio realmente de los di- proponer soluciones y realizar acciones para resolverlos efec-
ferentes grupos de la sociedad, se desentiende también del tivamente. Además, desde esta perspectiva, una sociedad del
reparto justo de la riqueza que generen los nuevos sistemas conocimiento debe ser justa, democrática y plural.
de producción con base en conocimientos científico-tecno- Que sea justa significa que contenga los mecanismos
lógicos, y tiende a considerar únicamente el valor económico necesarios para que todos sus miembros satisfagan al me-
de dichos conocimientos, despreciando los conocimientos nos sus necesidades básicas y desarrollen sus capacidades
locales, tradicionales e indígenas, en cuanto a su importan- de maneras aceptables, de acuerdo con su cultura específica
cia cultural. En todo caso, se presta atención a estos últimos (pluralidad), y mediante una participación efectiva de repre-
sólo cuando pueden ser apropiados e incorporados en siste- sentantes legítimos de todos los grupos sociales involucra-
mas de producción económica, que usualmente se dan fuera dos y afectados en la formulación de los problemas y en la
del contexto cultural donde los conocimientos en cuestión toma de decisiones para implementar soluciones (democra-
fueron creados, cultivados, usados, y donde los mismos co- cia participativa).5
nocimientos desempeñan un importante papel para la iden- El contraste entre las dos maneras antes señaladas de
tidad de los grupos que los han generado y mantenido. elucidar el concepto de “sociedad del conocimiento” cons-
Esta reducción economicista no es la más conveniente tituye una llamada de atención sobre una serie de problemas
para plantear modelos de desarrollo económico y sobre todo novedosos, que se derivan de la globalización y del surgi-
social en países como México, en virtud de su composición miento de ese nuevo tipo de sistemas productivos y que
plural, multicultural, donde destaca la participación de una afectan especialmente a América Latina. Entre esos proble-
gran cantidad de pueblos originarios y de otros grupos rura- mas destaca la apropiación y explotación de conocimientos
les y urbanos que han cultivado conocimientos que han de- de muchos pueblos tradicionales en beneficio de intereses
mostrado ser valiosos para comprender y resolver muchos de privados de compañías transnacionales.
los problemas enfrentado por las comunidades que los han La protección y defensa de tales conocimientos, en-
generado y conservado, y que muchas veces tienen un am- tre muchos otros elementos, exige el reconocimiento de su
plio potencial de aplicación en otros contextos, por diferen- genuino carácter de conocimientos, mediante análisis epis-
tes agentes. temológicos que no desgajen los resultados —los cono-
En virtud de todo esto, es necesario contar con un mo- cimientos— de los agentes que los han generado ni de las
delo de sociedad del conocimiento más amplio, que sea útil prácticas mediante las cuales los han producido y los aplican.
para diseñar políticas y estrategias adecuadas para que haya También por esta vía, bajo una concepción pluralista, es
un aprovechamiento social no sólo de los conocimientos posible justificar el derecho de los pueblos indígenas a parti-
científico-tecnológicos, sino de una gran variedad de conoci- cipar activamente en la toma de decisiones sobre la explota-
mientos no científicos. ción de los recursos naturales de los territorios que ocupan y
Por eso defendemos la tesis de que para diseñar políti- sobre la manera de canalizar esos beneficios, pues debe en-
cas económicas, educativas, culturales y de ciencia, tecno- tenderse que, para los pueblos tradicionales, el territorio es
logía e innovación, es necesario seguir una orientación bajo mucho más que un espacio sólo geográfico: también tiene un
conceptos de sociedades del conocimiento y de innovación, contenido simbólico, íntimamente ligado a la cosmovisión,
alternativos a los que dominan los discursos políticos y em- que constituye un eje central de la cultura. Pero esto no tie-
presariales actualmente (Olivé 2007, 2008, 2010). ne por qué obstaculizar el desarrollo de un proyecto nacional
El concepto alternativo de sociedades de conocimientos común, donde se respete la identidad colectiva de cada gru-
que resulta útil para nuestros propósitos es, entonces, el de po, donde existan y operen efectivamente mecanismos de
una sociedad cuyos miembros, individuales y colectivos, tie- toma de decisión con la auténtica participación de todos los
nen la capacidad de: a) apropiarse el conocimiento disponi- involucrados.
ble y generado en cualquier parte del mundo, b) aprovechar
de la mejor manera el conocimiento que esa misma socie- 5 Sobre el concepto de justicia social véase Miller 1999.

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Conclusiones: consecuencias en los aspectos políticos, diferenciarse los derechos de miembros de pueblos indígenas
identitarios y de derechos de la ciudadanía en México y a nombrar a sus autoridades por sus formas tradicionales, y el
en América Latina derecho de los pueblos a que tales autoridades tuvieran el re-
conocimiento como tales, como autoridades, dentro de la es-
Para llegar a soluciones adecuadas para los problemas que he tructura del Estado mexicano. Frente a la preocupación de que
discutido, es necesario que se tomen medidas en la dimen- esto socava el sentido de identificación común de los ciudada-
sión identitaria de la ciudadanía, en la de la participación po- nos con la nación, habría que insistir en que un proyecto nacio-
lítica y en la de los derechos de los ciudadanos. Por un lado, nal que reconozca las diferencias permitiría el fortalecimiento
es necesaria una reconceptualización de los grupos con los de identidades locales y el ejercicio de derechos locales de los
cuales se identifican los ciudadanos: en vez de pensar en una ciudadanos. Al mismo tiempo, la identificación con dicho pro-
nación monolítica y monocultural, se deben reconocer las en- yecto y la lealtad hacia objetivos a alcanzar en los proyectos
tidades colectivas más reducidas respecto a la vieja idea de más amplios, se haría posible por el hecho de existir metas co-
nación, y en relación con las cuales se conforman identida- munes que surgirían con legitimidad, porque se harían de aba-
des y se producen identificaciones legítimas, por ejemplo, jo hacia arriba y no se impondrían de manera vertical. De esta
pueblos o culturas específicas, lo cual implica nuevos dise- manera puede responderse a la objeción usual de que la ciuda-
ños en las políticas públicas de los gobiernos centrales y lo- danía diferenciada no permite que se desarrollen las capacida-
cales. Pero al mismo tiempo debe subrayarse la posibilidad des para una cooperación a niveles nacionales.
de que la identidad se articule en torno a proyectos más am-
plios, con los cuales habrá también identificación, y que resul- Bibliografía
tan de acuerdos entre los diferentes pueblos y culturas que
constituyen un país; en estos casos la identificación no es con Díaz-Polanco, Héctor. 2004. Elogio de la Diversidad. Globa-
una comunidad colectiva, como pretende ser una nación en lización, multiculturalismo y etnofagia, Siglo XXI, México,
el sentido de las ideologías nacionalistas de los siglos xix y 2006.
xx, sino con un proyecto conjunto derivado de la interacción Del Val Blanco, José. 2010. México, identidad y nación,
y acuerdos entre diferentes grupos que constituyen el grupo UNAM, México.
identitario en primera instancia (pueblos, por ejemplo). Para García, Catalina. 2010. El derecho ciudadano al acceso a la
esto se requieren acuerdos mínimos sobre cuestiones legisla- energía eléctrica. Tensiones y singularidades en el caso de
tivas y políticas públicas centrales. México, tesis de doctorado en Filosofía de la Ciencia, Uni-
En el nivel político, también repercute esta perspectiva versidad Nacional Autónoma de México.
anidada de niveles de identidad, pues permitiría el reconoci- Gómez, Mónica. 2009. Pluralidad de realidades, diversidad
miento de agencias políticas locales, regionales, nacionales e de culturas, UNAM, México.
incluso transnacionales. Localmente, en muchos casos se- Miller, David. 1999. Principles of Social Justice, Harvard Uni-
ría posible la agencia política de manera más directa, como versity Press.
es el caso de muchos pueblos indígenas, a condición de que Olivé, León. 2007. La ciencia y la tecnología en la sociedad
se reconozcan sus instancias de actuación política como par- del conocimiento. Ética, política y epistemología, Fondo
te del Estado; en México, los pueblos indígenas tendrían que de Cultura Económica, México.
ser reconocidos como sujetos de derecho, y como constituti- __________. 2008. “Innovación y cultura científico-tecno-
vos del Estado. Tal reconocimiento permitiría un ejercicio de- lógica: desafíos de la sociedad del conocimiento”, en Cien-
mocrático más participativo y directo en muchas decisiones cia, tecnología e innovación. Hacia una agenda de política
y políticas al tiempo que, mediante otro tipo de mecanismos pública, en Valenti, Giovanna (coord.), FLACSO, México.
de representación, por ejemplo, podría participarse en otros __________. 2010. “La innovación ante la sociedad del
ámbitos nacionales e incluso trasnacionales. conocimiento: un enfoque filosófico”, en La innovación
Por último, el reconocimiento por parte de los Estados y ante la sociedad del conocimiento, Corona, Leonel (ed.),
organismos internacionales de los diferentes ámbitos de par- UNAM, México.
ticipación política que constituyen a la vez los marcos iden- Parekh, Bhikhu. 2006. Rethinking Multiculturalism. Cultural
titarios, tendría que reflejarse en una más compleja red de Diversity and Political Theory, Palgrave Macmillan, Nue-
derechos y obligaciones diferenciados, tanto de los ciudadanos va York.
como de los Estados, para permitir su ejercicio según los distin- Villoro, Luis. 1998. Estado plural, pluralidad de culturas, Pai-
tos ámbitos políticos y de identidad. Así, por ejemplo, deberían dós, México.

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Guadalajara, Jalisco, 13 de agosto de 2010
Instituto Cultural Cabañas

Mesa 1
Participación indígena en los movimientos de Independencia y Revolución
Mexicana: Contexto y situación social, económica, política y cultural

Mesa II
A doscientos años. Los pueblos y comunidades indígenas en el contexto
contemporáneo

Mesa III
El futuro de los pueblos indígenas: ¿Desarrollo con identidad?

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Conferencia magistral
Nativismo, milenarismo y revolución: los indígenas en los
centenarios y la forja de la Nación

Doctor Guillermo de la Peña Topete1 cultura, con el fin de facilitar el control sobre un territorio y
crear una clase trabajadora móvil. En cambio, el nacionalis-
En el año 2010 los mexicanos celebramos el bicentenario mo popular, aunque también buscaba la unificación de po-
del inicio de la insurgencia y el centenario del estallido de blaciones segmentadas construía el poder sobre alianzas de
la Revolución Mexicana. Ambos movimientos se orientaban clase y por ello tomaba en cuenta los intereses de la base.
por ideologías nacionalistas y en ambos tuvieron un papel No parece lógico que los indígenas se aliaran con un nacio-
muy importante los pueblos indígenas, como lo han mos- nalismo elitista; por tanto, si participaron en la insurgencia y
trado investigaciones históricas importantes. Un ejemplo la revolución fue porque ambos movimientos coincidían de
reciente y notable de estas investigaciones lo encontramos alguna manera con sus demandas.
en el libro de Eric Van Young, La otra rebelión (y en otros Pero, ¿cuáles eran las demandas indígenas? Una hipó-
ejemplos mencionados en el presente volumen).2 Ahora tesis razonable es que es que sus demandas se expresaban
bien: es necesario preguntarnos qué podía haber significado (y expresan aún) de manera particularmente importante en
el nacionalismo, en aquellos tiempos, para los pueblos indí- los movimientos sociales característicos de esas colectivida-
genas. Ellos vivían en su mayoría —aparentemente— con- des. Al respecto, podemos referirnos a dos tipos principales
finados en sus territorios y comunidades. ¿Por qué apoyaron de movimiento indígena:
a los grupos que buscaban fundar una nueva nación? Los movimientos denominados nativistas, que preten-
¿Puede haber un nacionalismo —que implica siem- dían la abolición del orden colonial o republicano y el regre-
pre un propósito unificador— respetuoso de la diversidad so a un pasado nativo idealizado.
del mundo indígena? Para responder a esta pregunta y las Los movimientos denominados milenaristas, que pre-
dos anteriores es necesario entender, siguiendo a Eric Hobs- tendían la implantación de un orden que haría nacer una so-
bawm, que hay distintos tipos de nacionalismo.3 ciedad nueva, basada en los valores ideales del ser humano.
Por ejemplo, podemos hablar de un nacionalismo elitis- Como todas las tipologías, ésta tiene limitaciones: la
ta impuesto “desde arriba” y de un nacionalismo popular. El realidad siempre es más compleja y mezclada. Con todo,
primero se fundamenta en las ideas y las ideologías que sur- analíticamente resultan útiles: permiten abstraer los rasgos
gieron desde finales del siglo xviii y coinciden con la expan- más relevantes y establecer comparaciones y, más en con-
sión de la economía de mercado. Respondía a los intereses creto, formular una nueva pregunta: ¿eran estos tipos de
de las nuevas clases dominantes (las burguesías emergen- movimiento compatibles con la idea de una Nación mexi-
tes), que buscaban centralizar el poder y homogeneizar la cana? Siendo el nacionalismo una de las marcas identitarias
de la modernidad, la pregunta es pertinente, pues los nati-
1
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología vismos y milenarismos han sido considerados como fenó-
Social-Occidente. menos premodernos o primitivos.4 Volveremos, al final de
2
Van Young, The other rebellion. Popular violence, ideology, and the
Mexican struggle for Independence, 1810-1821, Stanford University este ensayo, sobre el tema de la modernidad; pero antes de-
Press, 2001. (Versión castellana publicada por el Fondo de Cultura bemos examinar algunos casos significativos.
Económica). También son títulos imprescindibles: John Tutino, From Movimientos nativistas
Insurrection to Revolution in Mexico. Social bases of agrarian violence,
1750-1940, Princeton University Press, 1986 (versión castellana en Los movimientos denominados nativistas —propios
Editorial Era), donde se hace una regionalización de la participación de las situaciones coloniales— manifestaban directamente
de los indios; William B. Taylor, Drinking, homicide and rebellion in una radical inconformidad con la sujeción a un poder extra-
colonial Mexican villages, Stanford University Press, 1979; Jean
Meyer, Problemas campesinos y revueltas agrarias, 1821-1910, SEP, ño y la subordinación a una cultura ajena. Reivindicaban un
México, 1973; Leticia Reina, Las rebeliones campesinas en México, pasado idealizado y el regreso a una forma de vida que, por
1819-1910, Siglo XXI, México, 1980; Enrique Florescano, Etnia,
estado y nación, Taurus, México, 1996.
3 Eric Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde 1780 (1990), 4 Al respecto la obra clásica es la escrita por Eric Hobsbawm:

Editorial Crítica, Barcelona, 1991. Primitive rebels (1959), Manchester University Press, 1971.

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culpa del colonialismo, se había perdido o reprimido. Sus li- a sofocar la rebelión. De no haber sido por la intervención
derazgos se legitimaban por las jerarquías tradicionales de del virrey —y, según el cronista franciscano Tello, del Após-
una localidad o región. tol Santiago—, los rebeldes probablemente hubieran venci-
Durante los tres siglos que duró el periodo colonial en do. En una de las batallas, el famoso conquistador Pedro de
nuestro país, organizado en términos de desigualdad legal Alvarado recibió heridas que a poco le causarían la muerte.7
(la llamada sociedad de castas), los movimientos nativis- Uno de los principales líderes del levantamiento, Francisco
tas se hicieron presentes a lo largo y ancho del virreinato.5 Tenamaztle, cacique de Nochistlán, fue llevado preso a Va-
En el libro Rebeliones indígenas de la época colonial, Ma- lladolid y en su juicio fue defendido por fray Bartolomé de
ría Teresa Huerta y Patricia Palacios recopilaron información las Casas. En su extenso testimonio, Tenamaztle argumen-
sobre 30 levantamientos (los más conocidos, el primero fe- tó que el movimiento había sido para defenderse de la agre-
chado en 1531 y el último en 1740), de los cuales al me- sión injusta y cruel de los españoles que robaban sus bienes
nos la mitad (casi todos fechados en los siglos xvi y xvii) y los privaban de la libertad de que naturalmente gozan los
pueden ser clasificados como nativistas.6 En este libro se in- seres humanos.8
cluye una antología de textos de autores que, o fueron con- Casi setenta años más tarde, el alzamiento de los te-
temporáneos (a veces testigos) de los sucesos relatados, o pehuanes —una etnia que ocupaba extensas regiones del
vivieron en épocas en que se conservaba fresco su recuer- noroeste de México— ocurrió principalmente en la zona
do. Casi todos ellos se escribieron desde el punto de vista minera más poblada del actual estado de Durango; pero el
de los colonizadores aunque, frecuentemente, los mismos cronista franciscano Arlegui certifica que se extendió has-
autores reconocen los agravios reales que motivaban a los ta el mineral del Parral, en lo que hoy es el estado de Chi-
indios a combatir a los españoles. Me referiré brevemente huahua. A ella se unieron coras, tarahumaras, e incluso
a cuatro de estos movimientos (el último no antologado algunos afro-descendientes. Su principal instigador, califica-
en el libro de Huerta y Palacios): la Guerra del Mixtón en la do de “hechicero” y “representante del diablo” por el cronis-
Nueva­Galicia (1541), el levantamiento de los tepehuanes ta, elaboraba un discurso típicamente nativista:
en la Nueva Vizcaya (1616), la rebelión de Jacinto Canek en
la península de Yucatán (1761) y el movimiento del indio Decíales que acabasen y consumiesen a los españoles, usur-
Mariano, otra vez en la Nueva Galicia (1800-1802). padores de sus tierras y tiranos de sus libertades: y como
La Guerra del Mixtón la iniciaron los indios caxcanes la libertad es de los hombres tan estimada, [los tepehuanes
cercanos a Guadalajara, quienes además convocaron a nu- y sus seguidores] abrazaban con todo amor el quedar sin
merosos pueblos del norte del actual estado de Jalisco, así ley como habían vivido antes de su gentilismo. Proponíales
como de Nayarit, Zacatecas y Aguascalientes. Tal cantidad el indio muchísimas congruencias y razones aparentes para
de gente movilizada puso en grave peligro al dominio co- exterminar a todos los cristianos […], acordábales la ningu-
lonial. Los alzados invocaban “el tlatol” o discurso de los na opresión en que se habían criado sus mayores, el apremio
ancestros (los españoles decían “del diablo”) como justifica- que se les hacía para que acudiesen a la misa y otros ejerci-
ción y estímulo para expulsar a los colonizadores y regresar cios en que los ponían los ministros; representábales que, en
a su prístina libertad, y eran capitaneados por las autorida- radicándose los españoles en sus tierras, se habían de en-
des tradicionales. Desde la ciudad de México el virrey Men- señorear de todo y habían de hacer esclavos a sus hijos, y
doza encabezó un ejército y se encaminó a la Nueva Galicia que les habían de hacer trabajar en labrar sus mismos cam-
pos, aprovechándose ellos de sus frutos, y los indios murien-
5
Los indios debían estar adscritos a una comunidad y no podían do del continuo trabajo: advertíales que aquellas tierras eran
dejarla sin autorización de las autoridades españolas. Debían pagar suyas y que los despojaban tiranamente de gozarlas: propo-
tributo en especie o dinero, y también en trabajo forzado, mediante
7
las instituciones de la encomienda y el repartimiento. No podían Fray Antonio Tello, Libro segundo de la crónica miscelánea en que
poseer terrenos en propiedad privada. La mayoría de las profesiones se trata de la conquista espiritual y temporal de la Santa Provincia de
les estaban vedadas, así como el comercio a larga distancia, etc. Véase Jalisco (1642?), Imprenta La República Literaria de C. L. de Guevara,
Silvio Zavala y José Miranda, “Instituciones indígenas en la época Guadalajara, 1891, caps. CV-CXIX (reproducido en Huerta y Palacios,
colonial”, en Alfonso Caso et al., Métodos y resultados de la política op. cit.: 199-233). Véanse también Arthur S. Aiton, Antonio de
indigenista en México, INI, México, 1954. Mendoza. First Viceroy of New Spain, Duke University Press, Durham,
6
Huerta y Palacios, Rebeliones indígenas de la época colonial, NC, 1929; José López-Portillo y Weber, La rebelión de Nueva Galicia,
Secretaría de Educación Pública (Colección SEP-INAH), 1976. Las s.e., México, 1939.
8 Miguel León Portilla, La flecha en el blanco. Francisco Tenamaztle
autoras en modo alguno pretenden haber realizado un recuento
exhaustivo; por su parte, Taylor (op. cit.: 115-128) contó 123 y Bartolomé de las Casas en lucha por los derechos de los indígenas,
“tumultos” sólo para la región central de la Nueva España. 1541-1556, Editorial Diana/El Colegio de Jalisco, México, 1995.

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níales que los españoles los habían de hacer reventar en la- aun toda la semana; pero en las visitas cada dos y aun cada
brar minas de plata; y finalmente les dijo que la ley que les tres semanas vemos celebrar el sacrificio […] Si de los ecle-
enseñaban era falsedad y quimera; que el oír misa era inútil; siásticos volvéis vuestra consideración al empeño que pare-
y que de nada servirían los ritos y cristianas ceremonias.9 cen tomar los seglares en agobiarnos con continuos trabajos
y tiranizarnos con castigos, hallaréis mucha materia para el
La revuelta duró más de un año; hubo matanzas y tor- llanto […] [E]l juez de tributos no se sacia ni con los tra-
turas de españoles, saqueos y profanaciones de iglesias. La bajos que cercan en las cárceles a nuestros compañeros, ni
misión jesuita de Santiago Papasquiaro fue incendiada junto satisface la sed de nuestra sangre en los continuos atroces
con los religiosos y sus seguidores. Finalmente, los alzados azotes con que macera y despedaza nuestro cuerpo.
sufrieron una total derrota a manos de un ejército bien per-
trechado organizado por la población española de la ciudad La revuelta duró un mes escaso.11 Para derrotar a los
de Durango. alzados unieron sus fuerzas la compañía de dragones y nu-
Tanto el conflicto llamado del Mixtón (por el nombre merosas milicias. Más de 300 rebeldes fueron tomados pri-
con que se conocían las inmensas rocas en que se parape- sioneros, junto con el cabecilla y, ante el descontento de
taron los rebeldes) como el de los tepehuanos eran típicos varios poblados y barrios indígenas, las autoridades hicieron
de las guerras en “las fronteras de indios bravos” situadas al despliegue de fuerza. Canek fue ejecutado públicamente a
norte del territorio virreinal.10 golpes de barra; luego, su cuerpo descuartizado se arrojó
En el siglo xviii la rebelión de Canek estuvo a pun- a una hoguera. Tras su muerte, el Capitán General de Yu-
to de culminar en un levantamiento general del mundo catán recriminó a los clérigos “la morosidad […] en no ha-
maya-­yucateco. Jacinto Uc de los Santos Canek, natural berles enseñado la doctrina en idioma castellano […] y [el]
de Campeche, había sido educado por los franciscanos y disimulo de dejarles celebrar sus festividades con los ins-
leído acerca de la brutal conquista de Yucatán. Habiendo trumentos y bailes de la antigüedad, con que recordaban
sido expulsado del convento de los frailes por su carácter sus ritos e idolatrías”. Tales festividades se prohibieron des-
levantisco, recorrió la península de Yucatán para hablar con de entonces, lo mismo que el uso de las armas de fuego por
los caciques de los pueblos, y en noviembre de 1761 con- los indios, que las mantenían “con pretexto de la cacería de
vocó a un levantamiento para rechazar y abolir la injusti- venados”.12
cia colonial. Se decía que obraba milagros merced al poder La rebelión del indio Mariano (1800-1802) fue uno de
ancestral (como era usual, los españoles lo tildaban de en- los sucesos más extraños del final de la Colonia (ni hubo
demoniado), y con base en esa fama se hizo proclamar rey rebelión ni nunca apareció el personaje que supuestamen-
de un país de nuevo independiente. A su llamado acudie- te la convocaba); incluso motivó a Jean Meyer a escri-
ron numerosos jóvenes de la región maya. En su discurso bir sobre ella un relato novelado (pero escrupulosamente
se quejaba no sólo de la servidumbre y despojo sino asi- documentado).13 Lo que es cierto es que un gran páni-
mismo del descuido por parte de los propios clérigos que co cundió entre la población española de la Nueva Galicia
se suponía debían atender a la salud de las almas de los cuando el alcalde indio de Tepic, Juan Hilario Rubio, anunció
conquistados: que el Indio Mariano, “el rey de la máscara de oro”, de la fa-
milia de los caciques de Tlaxcala, convocaba a una gran re-
Hijos míos muy amados, no sé que esperáis para sacudir el belión para hacer justicia y devolver a los indios las tierras
pesado yugo y servidumbre trabajosa en que os ha puesto usurpadas por los gachupines. La referencia al linaje tlaxcal-
la sujeción a los españoles, yo he caminado por toda la pro- teca era importante, pues esa provincia conservaba la fama
vincia y registrado todos sus pueblos y, considerando con de haber mantenido el poder y las costumbres del mundo
atención qué beneficios nos ha traído la sujeción a España indígena. En las proclamas que circulaban verbalmente y por
[…] no hallo otra que una penosa e inviolable servidumbre
11
[…] [E]n las cabeceras no faltan misas los días festivos y Véase Eduardo Enrique Ríos et al. (eds.), “Rebelión de Canes,
Yucatán, 1761”, en Huerta y Palacios, op. cit., pp. 174-190. Las
arengas citadas de Canes se hallan en las pp. 177-178.
9 José de Arlegui, Crónica de la Provincia de N.P.S. Francisco de 12 Ibid., p. 187.

Zacatecas, reimpreso por Ignacio Cumplido, 1851; citado en Huerta y 13 A la voz del rey. Una historia verídica, Cal y Arena, México, 1986.
Palacios, op. cit., pp. 281-82. Véase asimismo Van Young, op. cit., pp. 455-57, y la colección de
10 Un narrativa de estos conflictos durante la segunda mitad el
documentos recopilada por Juan López: La rebelión del indio Mariano:
siglo xvi se encuentra en la obra clásica de Philip W. Powell, La Guerra un movimiento insurgente en 1801, Ediciones del Ayuntamiento,
Chichimeca. 1550-1600 (1975), FCE, México, 1977. Guadalajara, 1985.

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escrito, se afirmaba que Mariano se había entrevistado con asumía como el nuevo obispo de la verdadera religión.16
Carlos IV en Madrid, quien había bendecido su coronación. La sublevación rechazaba el pago de tributo, la voracidad
Ésta ocurriría en Tepic y el primer acto del ungido monarca de tierras de los peninsulares y criollos, la represión y ex-
sería la devolución a los pueblos de las tierras de la costa y la plotación laboral, y la dependencia de la economía espa-
montañas de la Nueva Galicia, así como la abolición de to- ñola. El dominio español no podía justificarse más, pues
dos los tributos. Si bien el rey Mariano nunca apareció, creó por decreto divino la autoridad había sido abolida. Sebas-
grandes expectativas entre la población indígena, no sólo en tián de la Gloria, en su papel de obispo, confirió la orden
los alrededores de Tepic sino en muchas comunidades de sacerdotal a varios indígenas y los envió a tomar posesión
la Sierra del Nayar. Los conspiradores fueron descubiertos, de las iglesias de los pueblos y a expulsar de ellas a los do-
al parecer debido a indiscreciones provocadas por el albo- minicos. Asimismo fundaron una Audiencia independien-
rozo que suscitó la proclama; hubo algunas escaramuzas y te, con delegados regionales. Hubo matanzas y destrucción
un puñado de muertos; 300 sospechosos, entre ellos Rubio, de propiedades hasta que tras varios meses las autorida-
fueron encarcelados; algunos murieron en prisión, otros fue- des españolas, reforzadas por tropas enviadas de Tabasco y
ron liberados más tarde. Guatemala, sofocaron la rebelión y mataron o aprisionaron
a sus cabecillas y notables.17 En los años siguientes, y es-
Movimientos milenaristas en la Colonia pecialmente al ponerse en marcha las reformas borbónicas,
se dictaron medidas para corregir las causas más obvias del
Los movimientos del tipo milenarista tienen un componen- descontento de los pueblos indios.
te religioso y reciben su nombre de la creencia cristiana en el
advenimiento del Milenio; éste debería seguir a la destruc- De la insurgencia a las guerras de castas
ción del orden establecido, y así la sociedad sería purgada
de sus múltiples deficiencias.14 Al revés del nativismo, los En los movimientos —de uno u otro tipo— someramente
milenarismos no buscan restaurar el pasado sino cambiar ra- reseñados en las secciones anteriores, encontramos princi-
dicalmente el presente e instaurar un futuro perfecto (utó- pios y demandas comunes:
pico). Aunque sus discursos sobre la nueva sociedad suelen Se proclamaba el derecho de los seres humanos y los pue-
ser vagos, se justifican y anuncian el futuro mediante la afir- blos a la libertad.
mación de valores y símbolos que recuperan y muchas ve- –– Se rechazaba el régimen de desigualdad social y jurídica
ces invierten los propios del orden vigente. Frecuentemente de la sociedad de castas.
son acaudillados por un profeta o líder místico que dice re- –– Se condenaba el despojo de las tierras y la explotación
cibir (o de quien se cree que recibe) mensajes o facultades de los pueblos indígenas, particularmente mediante el
sobrenaturales.15 trabajo forzado.
La rebelión de Cancuc, Chiapas (1712), es un buen –– Se impugnaba un gobierno que imponía tributo pero
ejemplar de milenarismo en la Colonia tardía. Ocurrió en las ofrecía poca protección.
provincias llamadas Los Zendales, Coronas y Chinampas, y –– Se reivindicaba la cultura propia (lengua, religión,
Guardianía de Huitiupan, afectadas directamente por la in- vida comunitaria, costumbres) frente a la imposición
tensificación comercial que traía la apertura de una nueva europea.
carretera hacia el norte; por añadidura esas regiones sufrie-
ron en forma particular el acoso del obispo por el cobro de En varios puntos cruciales la insurgencia de Hidalgo y
diezmo. Participaron tzotziles, tzeltales y choles, y tuvo su Morelos recogía estas demandas: proclamaba la libertad de
epicentro en el pueblo tzeltal de Cancuc. Lo convocaron los pueblos de América; abolía la esclavitud, el tributo y la
la joven María de la Candelaria, que obedecía a un llama- sociedad de castas, para establecer una nación de ciudada-
do de la Virgen María de quien recibía visitas, y su ayu- 16 No es rara en los brotes milenaristas la combinación de una mujer
dante (y también vidente) Sebastián de la Gloria, que se conectada con la Virgen María y un varón que asume el liderazgo
mesiánico. Véase Taylor, Drinking, homicide, and rebellion, op. cit., pp.
14 Hobsbawm, Primitive rebels, pp. 57-65. En el libro del Apocalipsis
124-125.
17 Fray Francisco Ximénez, Historia de la provincia de San Vicente
(cap. 20) se anuncia el encadenamiento de Satanás y el comienzo del
reino de Cristo, que duraría mil años. de Chiapa y Guatemala, Tipografía Nacional, Guatemala, [17??]
15 Los cabecillas de los movimientos antes descritos presentan
1929, Vol.III, pp. 257-243, en Huerta y Palacios, op. cit., pp. 136-
173. Véase también el excelente análisis de Juan Pedro Viqueira: Indios
algunos rasgos milenaristas, pero su propósito no era instaurar un rebeldes e idólatras. Dos ensayos históricos sobre la rebelión india de
futuro sino restaurar un pasado. Cancuc, Chiapas, acaecida en el año de 1712, CIESAS, México, 1997.

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nos iguales ante la ley; reconocía las tierras inalienables de tre los años 1820 y 1899.20 Las demandas no eran muy di-
los indios, así como sus organizaciones y autoridades cor- ferentes de sus predecesores coloniales. Desde las primeras
porativas. Por otra parte, tal vez el movimiento insurgente, décadas independientes hasta los albores de la Revolución,
sobre todo en sus comienzos, resultaba atractivo a los in- en el país se libraron las llamadas guerras de castas (en Yu-
dios por sus visos milenaristas. En efecto: lo dirigía un cura catán, Sonora, Chiapas, la Sierra Gorda queretana, Nayarit,
que utilizaba un símbolo religioso (Guadalupe) como es- Chihuahua, etcétera), que reiteraban rasgos milenaristas de
tandarte; buscaba abolir el gobierno gachupín, aunque se antaño: protestaban de nuevo contra el despojo y la falta
legitimaba invocando a un rey lejano, que adquiría un halo de reconocimiento político, varias de ellas se justificaban por
misterioso;18 despertaba grandes expectativas de un futuro razones religiosas y aspiraban a un futuro utópico. Sin em-
nuevo (¿utópico?) en los indios y castas. Y quizás estos ele- bargo, en varios casos la terrible violencia desatada no co-
mentos sobresalían más para ellos que las ideas políticas se- menzó por “la barbarie indígena” sino por pleitos faccionales
culares (y republicanas, en la Constitución de Apatzingán) y regionalistas entre las élites criollas: los indígenas levan-
planteadas por Hidalgo y sobre todo por Morelos. Además, tiscos fueron originalmente por ellas reclutados, armados y
creaba un sentido de solidaridad entre pueblos que se tor- puestos en pie de guerra, para avasallar a los contrarios.21
naban conscientes de sus comunes agravios y aspiraciones. Dos casos importantes de movimientos milenaristas
Consumada la Independencia, los ideales de la insurgen- del siglo xix fueron la rebelión maya de Yucatán y la rebe-
cia se cumplían a medias. Bajo la inspiración de la filosofía de lión de Tomochic en Chihuahua. La primera se mantuvo en
la Ilustración y el pensamiento político liberal, se proclamó la distintas guisas desde 1847 hasta 1901 y costó la vida a
igualdad jurídica y se abolió la esclavitud y el tributo, pero la mitad de la población de la península. El estallido fue en
persistió la aguda desigualdad social y el reclutamiento coac- respuesta a la brutal represión desatada por las autoridades
tivo de trabajadores (incluso, en algunas regiones se renovó “blancas” contra los indios que se negaban a aceptar el au-
el cobro de capitación o tributo per capita), y por ello en la mento de las contribuciones, diezmos y estipendios de los
práctica no desapareció la sociedad de castas. Las leyes de párrocos. A estos agravios, se sumaban los causados por
desamortización con frecuencia no resultaron, como ilusa- el despojo de tierras, devoradas por la expansión irrefrena-
mente se esperaba, en la transformación masiva de los indios ble del cultivo de henequén. Los alzados crearon un vasto
en pequeños propietarios y prósperos granjeros; al contra- territorio autónomo en lo que actualmente es el estado de
rio, en muchos casos se volvieron peones dependientes de Quintana Roo cuyo centro militar, político y religioso era el
los latifundios; ello y la exclusión política resultante del des- poblado de Chan Santa Cruz (hoy Felipe Carrillo Puerto).
mantelamiento de las instituciones comunales de gobierno Ahí se encontraba la Cruz Parlante, que dictaba órdenes y
contribuyeron a la persistencia de la jerarquía. Así, se preten- doctrina a los rebeldes —autodenominados cruzoob— a
día activamente que, para ser parte de la Nación, los indios través de su profeta, un mestizo indianizado llamado José
dejaran de serlo y se asimilaran al México criollo y mestizo; María Barrera, quien se ayudaba de un maya ventrílocuo,
sin embargo, la continuidad —e inclusive el empeoramien- Manuel Nahuat. La sociedad cruzoob, organizada como
to— en las condiciones de desventaja que los aquejaban im- una jerarquía militar legitimada por principios religiosos sin-
pidieron que se cumpliera tal propósito.19 Si en los discursos créticos, logró repetidas victorias militares y resistió duran-
de la insurgencia y todavía en la consumación de la Indepen- te más de 50 años. Derrotados al rayar el nuevo siglo por el
dencia se había creado la idea de un nacionalismo popular, ejército federal al mando de Victoriano Huerta, recobraron
éste pronto fue reemplazado por un nacionalismo elitista. su autonomía en los años revolucionarios y finalmente fue-
Durante el siglo xix hubo con toda probabilidad tantos ron aceptando a los gobiernos de la Revolución en las dé-
levantamientos indígenas como durante los tres siglos del cadas de 1920 y 1930.22
virreinato. Un recuento preliminar arroja la cifra de 123, en-
20
Florescano, Etnia, estado y nación, op. cit., p. 322-323.
18 21
En su llamado inicial, Hidalgo incluía el grito “¡Viva Fernando Ibid., pp. 300-307. Véase también Romana Falcón, México
VII!”, el rey destronado por Bonaparte; con él, los insurgentes buscaban descalzo. Estrategias de sobrevivencia frente a la modernidad liberal,
simbolizar el poder americano usurpado por el poder gachupín. ¿Qué Plaza y Janés, México, 2002.
podría ese nombre significar para los indios que escucharon este grito, 22 Entre la creciente bibliografía sobre la guerra de castas yucateca,
si paralelamente se lanzaban “mueras” a los gachupines? Algunas sobresalen las obras de Alfonso Villa Rojas, Los elegidos de Dios.
conclusiones lógicas: el rey no era gachupín; vivía en México; amaba a Etnografía de los mayas de Quintana Roo (1945), INI, México, 1978;
los indios y animaba (¿con su fuerza mágica?) a la insurgencia. Cfr. Van Nelson Reed, La guerra de castas de Yucatán (1964), Editorial Era,
Young, op. cit., pp. 16, 148, 453. México, 1971; Moisés González Navarro, Raza y tierra. La guerra de
19 Véase Meyer, Problemas campesinos y revueltas agrarias, op. cit.
castas y el henequén, El Colegio de México, México, 1970.

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La rebelión chihuahuense de Tomochic, iniciada en cooptados por fuerzas caudillistas, caciquiles, clientelistas y
1891, era emblemática del hostil enfrentamiento del pen- manipuladoras.26
samiento comunal con el pensamiento de la modernidad Me atrevo a decir, sin embargo, que para el caso mexi-
autoritaria de la dictadura de Porfirio Díaz: las tierras del cano encontramos en muchos de los movimientos conside-
pueblo habían sido entregadas a una empresa minera ex- rados muestras de solidaridad extralocal y transversal, y de
tranjera. También era representativa del faccionalismo que crítica no sólo a los factores específicos de agravio sino a
desgarraba a las élites políticas regionales: los pueblerinos principios más generales de orden social. Los militantes del
recibieron rifles Winchester —el arma de mayor efectividad nativismo cuestionaban el derecho de los invasores a pri-
mortífera en el momento— del mayor enemigo del gober- var de su libertad no sólo a ellos sino a cualesquiera pueblos
nador en turno. Indios y mestizos se unieron en defensa de sojuzgados. La sociedad utópica de los milenaristas apun-
su tierra comunal y en protesta por la conscripción obliga- taba a una transformación radical para el beneficio general
toria. El movimiento tenía como figura emblemática a una del reino o la república; y ya he mencionado que la Insur-
mujer sonorense, Teresa Urrea, “la Santa de Cabora”, quien gencia, con todo y su vértigo utópico, implicó no sólo una
se comunicaba con los espíritus y era acerba crítica del Es- convocatoria a una sociedad nueva sino a la unión de quie-
tado y la Iglesia. A finales de 1892 el ejército federal, con nes sufrían la opresión de la metrópoli. Y es necesario añadir
más de mil soldados, derrotó a los defensores de Tomochic, que en siglo xix las llamadas guerras de castas podían “con-
que apenas pasaban de cien; arrasó el pueblo y dio muerte a taminarse” de las causas liberales o nacionalistas (es decir,
hombres, mujeres y niños.23 modernas) en la medida en que éstas se relacionaban con
las demandas de los pueblos. El trabajo de Florencia Mallon
La Revolución, el nacionalismo popular y el nos habla de la apropiación de las banderas liberales y los
indigenismo: saldos pendientes de la modernidad discursos ciudadanos por parte de indígenas y campesinos
de Puebla y Morelos como defensa de los derechos comu-
Las demandas de los movimientos indígenas del siglo xix nitarios y regionales.27 Esto no quiere decir que las contra-
reiteraban la crítica anticolonial a la opresión política, la des- dicciones de la modernidad liberal no causaran graves daños
igualdad social y la explotación laboral, y añadían la protesta al mundo étnico y rural, como lo han probado ampliamente
por las agresiones a las culturas étnicas y la economía moral muchos autores entre los que recientemente sobresale Ro-
campesina. El concepto de “economía moral”, acuñado por mana Falcón.28
el historiador E. P. Thompson para resaltar el componente El movimiento revolucionario de 1910 enarboló ini-
ideológico y cultural de las conmociones populares —y no cialmente la bandera de la democracia representativa; pero
tener en cuenta solamente los agravios económicos—, se tuvo igualmente un proyecto de justicia social que atrajo a
refiere al sentimiento de obligación y solidaridad de la gen- las clases trabajadoras, incluidos los indígenas. En particu-
te para proteger y procurar el bienestar de sus familias y co- lar, el ejército campesino bajo el liderazgo de Emiliano Za-
munidades.24 Ahora bien, muchos autores señalan que en pata incorporó y dio voz a las demandas indígenas. El Plan
el caso de los movimientos premodernos este sentimiento de Ayala, manifiesto y bandera zapatista, exigía la devo-
es eminentemente localista, busca remediar las causas in- lución de las tierras comunales pero también el reconoci-
mediatas de los agravios y no es capaz por ello de proponer miento de la autonomía política de los pueblos, no sólo en
cambios más globales.25 En consecuencia, no sería posible Morelos y las tierras del sur donde prosperó, sino en toda
crear una conciencia nacional a partir de tales movimien- la Nación. Como Hidalgo, Zapata enarboló el estandarte de
tos que por su inmediatismo más bien se prestarían a ser Guadalupe —de nuevo, un rasgo milenarista, pero también
de unidad de la nación popular—, y en Morelos el gobier-
no regional zapatista de 1914-1915 trató —con bastante
23
El relato clásico de la campaña de Tomochic lo escribió Heriberto éxito— de crear una sociedad campesina ideal, misma que
Frías, un periodista que participó en ella como soldado federal:
Tomochic (1895), Editorial Porrúa, México, 1979. Véase también
Carlos Martínez Assad, “El poder de Dios en el origen de un mito”, en 26
Véase una discusión sobre este tema en Guillermo de la Peña,
Ricardo Ávila Palafox, Carlos Martínez Assad y Jean Meyer, (coords.) ¨Poder local, poder regional: perspectivas socioantropológicas”, en
Las formas y las políticas del dominio agrario. Homenaje a Francois Jorge Padua y Alain Vanneph, Poder local, poder regional, El Colegio de
Chevalier, U. de G., Guadalajara, 1992. México/CEMCA, México, 1986.
24 E. P. Thompson, Tradición, revuelta y consciencia de clase, 27 Florencia Mallon, Peasant and nation. The making of colonial
Editorial Crítica, Barcelona, 1973. Mexico and Peru, University of California Press, Berkeley, 1995.
25 Hobsbawm, Primitive rebels, op. cit. 28 Falcón, México descalzo, op. cit.

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no duró mucho. Pero el propio manifiesto reivindica a “la in- Bibliografía
mensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos” y
en su párrafo de apertura se refiere a “la nación que ama- Aiton, Arthur S. 1929. Antonio de Mendoza. First Viceroy
mos” y se propone “redimir a la patria de las dictaduras que of New Spain, Duke University Press, Durham, NC.
nos oprimen”. Simultáneamente, es un manifiesto campesi- De Arlegui, José. 1976. Crónica de la Provincia de N.P.S.
no —recupera cuatro siglos de aspiraciones—, nacionalista Francisco de Zacatecas, reimpreso por Ignacio Cumpli-
y ciudadano.29 do, 1851; en Huerta y Palacios, Rebeliones indígenas de
Gracias al zapatismo, la Revolución triunfante incor- la época colonial, Secretaría de Educación Pública (Co-
poró demandas indígenas (aunque sin usar esa palabra) lección SEP-INAH), pp. 281-82.
y campesinas en la Constitución y los programas guber- De la Peña Topete, Guillermo. 1986. “Poder local, poder
namentales. Las políticas indigenistas después de 1917 regional: perspectivas socioantropológicas”, en Padua,
buscaron la ciudadanización de los indígenas mediante su Jorge y Vanneph, Alain, Poder local, poder regional, El
incorporación (o integración o aculturación). Eso impli- Colegio de México/CEMCA, México.
caba la “forja” de una cultura nacional mestiza. Se reco- __________. 2002. “El futuro del indigenismo en Méxi-
gía así lo que podemos llamar el mito del mestizaje, que se co: del mito del mestizaje a la fragmentación neoliberal”,
venía construyendo desde la época de las luchas liberales. en Yamada, Mutsuo y Degregori, Carlos Iván (eds.), Esta-
Según este mito, la historia de México se debe entender dos nacionales, etnicidad y democracia en América Lati-
como una marcha secular hacia el mestizaje, clave del pro- na, Museo Nacional de Etnología, Osaka.
greso. Así, la forma en que los indios pueden convertirse en __________. 2007. “Derechos indígenas y ciudadanía ét-
mexicanos es por el mestizaje. El indigenismo oficial desta- nica”, en Calva, José Luis et al. (eds.), Agenda del desa-
có que no se trataba simplemente de un proceso biológico rrollo, vol. 12: Derechos y políticas sociales, Miguel Ángel
de miscegenación, sino fundamentalmente de un proceso Porrúa/UNAM /Cámara de Diputados, México.
cultural que se alcanzaría mediante políticas educativas y Falcón, Romana. 2002. México descalzo. Estrategias de so-
desarrollistas. En la práctica, el indigenismo ha conllevado brevivencia frente a la modernidad liberal, Plaza y Janés,
una posición ambigua respecto de las demandas históricas México.
de los pueblos indígenas.30 Florescano, Enrique. 1996. Etnia, estado y nación, Taurus,
Sin embargo, en las últimas décadas se ha replanteado México.
el nacionalismo: la Constitución reconoce la naturaleza Frías, Heriberto. 1979. Tomochic (1895), Editorial Porrúa,
multicultural y pluriétnica de la nación, sustentada en los México.
pueblos indígenas. Reconoce (aunque limitadamente) la González Navarro, Moisés. 1970. Raza y tierra. La guerra
autonomía indígena. El mito del mestizaje ha perdido fuer- de castas y el henequén, El Colegio de México, México.
za. Surge ahora la demanda por una ciudadanía étnica, clave Hobsbawm, Eric. 1991. Naciones y nacionalismo desde
necesaria del nacionalismo del futuro. Es el saldo pendiente 1780 (1990), Editorial Crítica, Barcelona.
de nuestra modernidad. Una ciudadanía en que se les reco- __________. 1971. Primitive rebels (1959), Manchester
nozcan a los pueblos indígenas sus derechos fundamenta- University Press.
les en cuanto pueblos: la visibilidad digna, la reproducción Huerta y Palacios. 1976. Rebeliones indígenas de la época
y resignificación de sus culturas, los modelos de desarrollo colonial, SEP/INAH.
propios y la autonomía política en un Estado intercultural y León-Portilla, Miguel. 1995. La flecha en el blanco. Fran-
pluriétnico.31 cisco Tenamaztle y Bartolomé de las Casas en lucha por
los derechos de los indígenas, 1541-1556, Diana/El
Colegio de Jalisco, México.
29
Reproducido como Apéndice en el libro de John Womack, Zapata López, Juan. 1985. La rebelión del indio Mariano: un movi-
y la Revolución Mexicana, Siglo xix, México, 1971. miento insurgente en 1801, Ediciones del Ayuntamien-
30
Guillermo de la Peña, “El futuro del indigenismo en México: del to, Guadalajara.
mito del mestizaje a la fragmentación neoliberal”, en Mutsuo Yamada y
Carlos Iván Degregori (eds.) Estados nacionales, etnicidad y democracia López-Portillo, José y Weber. 1939. La rebelión de Nueva
en América Latina, Museo Nacional de Etnología, Osaka, 2002. Galicia, s.e., México.
31 Guillermo de la Peña, “Derechos indígenas y ciudadanía étnica”, en
Mallon, Florencia. 1995. Peasant and nation. The making
José Luis Calva et al. (eds.) Agenda del desarrollo, vol. 12: Derechos y
políticas sociales, Miguel Ángel Porrúa/UNAM/Cámara de Diputados, of colonial Mexico and Peru, University of California
México, 2007. Press, Berkeley.

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Martínez Assad, Carlos. 1992. “El poder de Dios en el ori- Thompson, E. P. 1973. Tradición, revuelta y consciencia de
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Coras y tecualmes: de la conquista de El Nayarit a la Guerra de
Independencia

Maestra Laura Magriñá Ocampo1

La resistencia a la evangelización Los coras fueron alternativamente indios de guerra o in-


dios de paz, dependiendo de las circunstancias. La “nación”
A principios del siglo xviii, el Gran Nayar comprendía bási- tecualme jugó un papel muy importante en la resistencia
camente la región cora, es decir, la zona rebelde, insumisa, inidígena; varias fuentes señalan como su característica la
de la sierra de El Nayarit —que también incluía a algunos rebeldía, que prevaleció durante toda la época colonial.6 La
tecualmes aún no pacificados—;2 se encontraba en el lími- alianza entre coras y tecualmes fue siempre coyuntural.7
te de los obispados de Durango y de Guadalajara, colindaba Esta etapa previa al sometimiento de los nayares coin-
con la Nueva Vizcaya y con la Nueva Galicia y se ubicaba cide con la primera época de evangelización franciscana que
justo entre las provincias franciscanas de Santiago de Xalis- intentó, sin éxito, reducir a los coras y tecualmes desde prin-
co y San Francisco de Zacatecas. Una frontera de fronteras cipios del siglo xvi hasta principios del xviii. Sin embargo, el
en que, según Alegre, reinaban la adhesión a los ídolos, la método franciscano de evangelización para esta región no
embriaguez y el ejemplo de los malos cristianos,3 pues ha- fue sistemático ni profundo; construyeron un cinturón de
bía servido de refugio a forajidos y apóstatas de toda Nueva contención y mediante “bases de penetración” realizaban
España.4 Un aspecto clave para la Conquista tardía, es jus- una predicación intermitente; Huaynamota, la única funda-
to el hecho de que el Gran Nayar fuese tierra de todos y tie- ción en el interior de dicha región, fue efímera. Los misione-
rra de nadie. ros de la orden seráfica pretendían convertir para controlar,
El lapso —de casi dos siglos— entre 1531 y 1722, a diferencia de los jesuitas que llegaron, en el caso del Gran
abarca el dinámico proceso de conformación de una socie- Nayar, a conquistar para convertir.
dad “compuesta” que se constituye precisamente a partir Se encargó la reducción de estos “indios idólatras”
del contacto entre diferentes grupos indígenas y los coloni- a fray Antonio Margil de Jesús (1657-1726) en 1711.8
zadores, y de la resistencia de los aborígenes a la conquista Tras el rotundo fracaso de tan connotado misionero, éste
y la evangelización. fue el último intento evangelizador por parte de la orden
De esta manera, los nayares —en tanto sociedad “com- seráfica;9 fray Margil de Jesús entró en territorio cora sin es-
puesta”— surgieron de antiguos habitantes de la sierra, así colta militar.10
como de los costeños y alteños que huyeron ante la irrup- En 1715 la Audiencia de Guadalajara le encomendó al
ción de Nuño Beltrán de Guzmán en 1531 y, sobre todo, general Gregorio Matías de Mendiola que fuera a recibir pa-
de la voluntad de resistencia a la conquista española de los cíficamente la obediencia de los coras. Era un acaudalado
derrotados de la guerra del Mixtón en 1541.5 Esos refugia- hacendado11 que radicaba en el Valle de Xuchil, en el Rei-
dos de diferentes procedencias —tanto geográficas como no de la Nueva Vizcaya, a donde con frecuencia concurrían
culturales— se congregaron en el territorio serrano y lo-
graron un acomodamiento político viable. En este sentido, 6 Tello (1638-1653), 1984, pp. 360 y 361; Arias de Saavedra

su capacidad de adaptación y refuncionalización culturales (1673), apud Calvo, 1990, pp. 286 y 287; y Ortega (1754), 1996,
fue definitiva. El macizo serrano constituyó, efectivamen- p. 201.
7 De hecho, durante la primera entrada de Flores de San Pedro a el
te, un bastión en contra de los intentos por evangelizarlos Nayarit algunos coras se refugiaron en las rancherías tecualmes (Flores
y conquistarlos. de San Pedro [1722], apud Reynoso (ed.), 1964, p. 55; Ortega
[1754], 1996, p. 201).
8 Archivo General de la Nación (AGN), Reales Cédulas, vol. 34, exp.
1 Centro INAH Nayarit.
61, f. 137.
2 Ortega (1754), 1996, p. 201. 9 Ortega, S.J. (1754), 1996, p. 55.
3 Alegre (1676-1766), 1960, p. 280. 10 Margil de Jesús, O.F.M., apud Ortega, S.J. (1754), 1996, p. 54.
4 Ibid., p. 279. 11
Mota Padilla ([1742] 1870), 1973, p. 348; Ortega (1754),
5
Mota Padilla ([1742] 1870), 1973, p. 458. 1996, p. 62.

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los coras a trabajar;12 le acompañó el jesuita Tomás Sol- y amistad y hablaba la lengua mexicana.22 Aunque era un
chaga, por orden del obispo de Durango, “[…] por no es- importante hacendado en el Valle de Jerez, su caudal no era
tar aún decidido a cuál de las dos mitras debía pertenecer suficiente para financiar la conquista, por lo que le fue asig-
la provincia”.13 Entraron al Gran Nayar junto con el cape- nado un sueldo anual y ayuda de costa de $450 pesos,23
llán don Francisco Xavier Pardo, treinta soldados españoles así como doscientos o trescientos pesos por una sola vez,
y cien indios amigos.14 Primero los coras los hicieron es- para atraer y agasajar a los indios.24
perar veinte días “para que se juntasse toda la Nacion”;15 Algunos coras, debilitados por la sequía que azotaba la
posteriormente fueron recibidos por una embajada de cua- región y por el cierre del paso hacia las salinas a causa de
trocientos indios jóvenes, menores de treinta años, “todos conflictos con sus vecinos de la costa, negociaron una vi-
desfigurados con el tinte que llaman embije, que trahían no sita al virrey por parte del Tonati, el sacerdote principal que
solo en el rostro, sino en el cuerpo, que parecian Demonios; residía en La Mesa, acompañado de otros veinticinco je-
ivan todos armados de arcos, y flechas, y con plumages de fes nayaritas con el fin ofrecer la rendición.25 En febrero de
varios colores en las cabezas en forma de coronas”.16 Esta 1721 llegaron a la ciudad de México el Tonati y su tropa,
embajada tampoco tuvo éxito. escoltados por Juan de la Torre,26 quien recibió el título de
Tanto Margil como Solchaga llegaron a la conclusión de gobernador.27
que sólo mediante las armas se conseguiría la reducción del El 19 de marzo, dos misioneros jesuitas fueron desig-
Nayarit.17 Así, se iniciaron los preparativos para la conquista nados para iniciar la evangelización de los nayares, Anto-
armada como paso previo a la evangelización. nio Arias de Ibarra, quien durante catorce años había estado
en la Nueva Vizcaya28 y Juan Téllez Girón, quien enten-
La guerra de conquista día la lengua náhuatl y entonces se hallaba en la ciudad de
México.29
El gran incentivo para concretar la conquista fue el des- Partieron hacia Zacatecas, pues De la Torre pidió que se
cubrimiento de una nueva mina de plata cerca del pueblo reclutasen los soldados en esa ciudad y en la Villa de Je-
de Chimaltitán —en el actual estado de Jalisco— y, para rez “[…] por ser los Xerezanos diestrissimos en manejar
poder explotarla, primero había que someter a los naya- cavallos”.30
ritas.18 Hubo tal interés, que los vecinos de las jurisdiccio- Varios de los principales de El Nayarit estuvieron en
nes de Zacatecas dieron un donativo para la conquista del desa­cuerdo con la llegada de los soldados y los religiosos a
Nayarit.19 su territorio, así que opusieron resistencia. Finalmente, Juan
El Marqués de Valero20, virrey de la Nueva España, de la Torre fracasó en el intento de reducir a los nayaritas
giró instrucciones al corregidor de Zacatecas, para que de por vía pacífica y, tras su derrota en el sitio de Peyotán, per-
una vez fuera abierta la entrada al Nayar.21 Juan de la To- dió la razón y fue removido de su cargo el 8 de noviembre.
rre Valdés y Gamboa recibió el nombramiento de Capitán Tres días después, el marqués de Valero expidió el título a
Protector del Nayarit; era la persona idónea, ya que tenía re- don Juan Flores de San Pedro, como gobernador protector
laciones comerciales con los coras, contaba con su aprecio y teniente de capitán general, por su majestad, del Nuevo
Reino de Toledo-provincia y sierra del Nayarit y sus fron-
12 Ortega (1754), 1996, p. 62. teras, para que ejecutara la reducción “por los medios más
13 Alegre (1676-1766), 1960, p. 283. suaves”.31
14 Solchaga(1715), apud Ortega (1754), 1996, p. 63.
15 Ibid., p. 64. 22 Ortega 1754), 1996, p. 76; Frejes (1839), 1878, pp. 233 y
16 Ibid., pp. 65-66. 234.
17 23 Ortega (1754), 1996, p. 77.
Ortega, S.J. (1754), 1996, pp. 55, 60; Solchaga, S.J., apud
Ortega, S.J. (1754), 1996, p. 72. 24 De la Sierra (1721), apud Reynoso (ed.), 1964, p. 25.
18 Velázquez, 1961, p. 9. 25 Ortega (1754), 1996, pp. 78-81, 84; cf. Magriñá (1999),
19
De Carmona, De Lava y Cuerdo (1721), apud Reynoso (ed.), 2002, pp. 142, 145-147.
1964, p. 24. 26 Ortega (1754), 1996, pp. 81-82.
20 Don Balthasar de Zúñiga y Guzmán Soto Mayor y Mendoza 27 Ibid., p. 93.
(1658-1727), Marqués de Valero Ayamonte y Alenquer, 28 Ibid., p. 89.
Gentilhombre de la Cámara de su Majestad de su Consejo, Cámara y 29
Junta de Guerra de Indias, Virrey, Gobernador y Capitán General de esta Ibid., pp. 89, 95.
30 Ibid., p. 93.
Nueva España y Presidente de la Real Audiencia de ella.
21 Ortega (1754), 1996, p. 75. 31 Flores de San Pedro, apud Reynoso (editor, 1721), 1964, p. 27.

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Flores de San Pedro, vecino de la jurisdicción de Juchipi- El 30 de enero llegó el capitán don Luis de Ahumada,
la, en el actual estado de Zacatecas,32 también era hablante tío del gobernador, con ocho arcabuceros y ochenta fleche-
del náhuatl.33 Salió rumbo al Nayarit, el 19 de diciembre, de ros. Lo acompañaba un franciscano,44 fray Juan de Arroyo,
su hacienda de San José de Tayahua.34 todos iban costeados por Ahumada, sólo el sustento diario
En la primera entrada de Flores de San Pedro, La Mesa estaba a cargo de su majestad.45
del Tonati, centro político religioso de la sierra de El Naya- El gobernador salió con licencia del virrey rumbo a su
rit, fue ganada por las armas.35 A pesar de que los españoles hacienda, con el fin de conducir a su familia a la ciudad de
llevaban un “pequeño ejército”,36 su superioridad se cimen- Zacatecas para la celebración de la Semana Santa y, tam-
taba justamente en las armas de fuego; el estruendo que bién, para buscar recuas fletadas que condujeran armas y
provocaban y su eficacia fueron esenciales para la precipi- alimentos, que no podían conseguirse debido a la sequía.46
tada fuga de los coras.37 No obstante, el “temerario Tahui- Aunque dejó a un teniente a cargo, éste huyó y los indíge-
tole” se precipitó contra los invasores “como una fiera […] nas comenzaron a abandonar los pueblos y a sublevarse.47
empuñando un grande alfange” ante la admiración de los En su segunda entrada, Flores de San Pedro tenía el ob-
conquistadores, quienes más tarde confesaron que “si hu- jetivo de concluir la conquista de los coras rebeldes y redu-
vieran mostrado iguales brios, otros ocho, ò diez Indios, que cir a la nación tecualme —conocida como la más aguerrida
le seguian”, les habrían disputado la victoria.38 de la zona, ya desde la referencia iconográfica de 155048, y
El gobernador fundó ahí el real presidio San Francisco también la más briosa y revoltosa.49
Xavier de Valero. Junto con el padre Antonio Arias quemó Los indios nayaritas se habían refugiado por el sur en los
un adoratorio y posteriormente remitieron a la ciudad de pueblos de Huajimic, Ostotipaquillo y Tonalisco y, al ponien-
México la piedra del sol39 y la momia del Nayarit.40 te, en Santa Fe, San Marcos de Cuyután, San Juan, Acapo-
Comenzó la persecución pero todos41 huyeron a los ba- neta y San Blas.50
rrancos junto con el Tonati; éstos eran tan profundos que Flores de San Pedro envía el requisitorio (adjuntando el
fue necesario desmontar y realizar la jornada a pie; veintiún despacho del virrey) a todos los tenientes de capitán general,
soldados fueron picados por alacrán.42 capitanes protectores, alcaldes mayores y sus lugartenientes,
Al fin, las rancherías fueron cediendo a las presiones y demás oficiales militares y políticos de las jurisdicciones que
de la tropa que las visitaba para “recibir la paz” y varios de circundan la provincia del Nayarit, Nuevo Reino de Toledo,51
los caciques acudieron poco a poco a dar la obediencia al informándoles que para llevar a cabo su reducción y conquis-
gobernador.43 ta, le fue conferido el real título a través del virrey marqués
de Valero, el 14 de noviembre de 1721, en la ciudad de Mé-
32 El cual eclesiásticamente pertenece al arzobispado de Guadalajara
xico, por medio del cual se ampliaban sus facultades­para que
(Reynoso [editor], 1964, p. 23).
33
pudiera entrar a todas sus jurisdicciones y sacar de los “pue-
Flores de San Pedro, apud Reynoso (editor, 1722), 1964, p. 36.
34 Santa Anna, apud Reynoso (editor 1722), 1964, pp. 28 y 29. blos, fronteras, haciendas y ranchos” a todos los indios gen-
Tayahua se ubica en el estado de Zacatecas, cerca de los límites con tiles y apóstatas ahí refugiados que huyeron del centro de El
Jalisco y Aguascalientes (aproximadamente a los 22º de latitud norte Nayarit, para regresarlos a su lugar de origen.52
y 103º de longitud oeste), en la margen derecha del río Juchipila, cerca
de la actual carretera 54, Guadalajara-Saltillo. Diego Hernández de
Proaño recibió en 1554 los títulos de propiedad de unos terrenos en el 44 Dado que el Nuevo Reino de Toledo estaba rodeado por pueblos
sitio de Taiagua que posteriormente se convirtieron en tierra de cultivo. cristianos administrados por misioneros de la orden seráfica, no era
El último propietario de esta hacienda fue Pascual Antonio Aguilar extraño que un franciscano acompañara a la tropa.
Barraza —charro y cantante de ranchero, originario de Villanueva— y, 45 Flores de San Pedro, apud Reynoso (editor, 1722), 1964, pp.
tras su reciente falleciemiento, pasó a manos de su viuda, Flor Silvestre.
35 Doye (1745), apud Meyer, 1989, p. 83.
47 y 48.
46 Ibid., p. 55.
36 Ortega (1754), 1996, p. 164.
47 Ortega (1754), 1996, pp. 189 y 190.
37 Ibid., p. 165.
48 Ortelius, 1584. Tecualmes, tecuales y tequares son variantes de
38 Ibid., p. 164.
un único etnónimo y se refieren al mismo grupo etnolingüístico.
39 Aquellos gentiles tenían por dios al sol (Marqués de Valero, apud 49 Según la descripción que hace Bustamante de este grupo étnico
Reynoso (editor, 1722), 1964 p. 57). (apud The Bancroft Library, M-M 1716, vol. 10, 1745, p. 3.
40 Flores de San Pedro, apud Reynoso (editor, 1722), 1964, p. 44; 50 AGN, Indios, vol. 98, exp. 1, ff. 109v, 127, 131, 142, 142v.
Ortega (1754), 1996, p. 168. 51 De las jurisdicciones de Ostotipaquillo, Tonalisco, Acaponeta,
41 Flores de San Pedro, apud Reynoso (editor, 1722), 1964, p. 43.
Huajimic, Compostela, Jala, Tequepexpan y la ciudad de Guadiana
42 Ibid., p. 49.
(AGN, Indios, vol. 98, exp. 1, passim).
43 52 AGN, Indios, vol. 98, exp. 1, f. 142.
Ortega (1754), 1996, p. 176.

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La reducción de los naturales conllevó prohibiciones de Santa Teresa, Rosario y La Mesa del Tonati.58 Abajo de los
unión poligínica [de un varón con varias esposas], de inge- pueblos de “Corapa” e “Iscatan” se indica “3ra guerra con
rir mezcal, de utilizar plantas psicotrópicas (peyote), de rea- los Tecualmes” con dos flechas entrecruzadas apuntando
lizar sus mitotes, de portar flechas, cuchillos y machetes, y hacia el oriente, que corresponde al levantamiento de este
la obligación de permanecer en los asentamientos y asistir grupo étnico en 1730.
semanalmente tanto a misa como a la doctrina. Las campa- La rebelión de 1730 se debió al descontento de los te-
ñas de destrucción de ídolos y de persecución de los practi- cualmes por la destrucción de sus adoratorios. En las car-
cantes del ritual nativo eran constantes, lo que aumentaba el tas que intercambian los jesuitas de las distintas misiones
descontento y con frecuencia provocó levantamientos de los involucradas se menciona que eran ocho los cabecillas y
aborígenes. que convocaron a siete pueblos de huicholes. Habían de-
Se fundaron once pueblos, de los cuales cuatro eran terminado matar al padre Francisco de Isasi, misionero de
de visita; con variaciones en la geografía humana a través Huaynamota, y destruir el presidio, para luego pasarse a San
del tiempo debido, principalmente, a reacomodos y ajus- Pedro Ixcatán y hacer lo mismo.59
tes. Dos de los pueblos se asentaron en las mesetas —el A principios de 1725 estuvo en la provincia de El Na-
de la Santísima Trinidad y el de Santa Teresa—, los demás yarit el visitador general de los presidios, brigadier de los
se establecieron en las barrancas y las cuencas de los ríos.53 Reales ejércitos, don Pedro de Rivera Villalón.60 Una de las
Durante gran parte del periodo jesuítico la provincia de El medidas adoptadas tras su visita fue el retiro del goberna-
Nayarit contó con tres presidios; para 1744 sólo quedaba dor Juan Flores de San Pedro y la remoción de dos de los
uno en El Nayarit.54 capitanes con sus hombres (canceló cincuenta plazas que
Según el padrón de agosto de 1722, Flores de San Pe- consideró ociosas). Quedaron así únicamente dos compa-
dro tenía a 629 familias con 2,588 indígenas nayares (in- ñías: una de 30 hombres, que en breve se redujo a 20, y
cluídos los tecualmes de San Pedro Ixcatán) “conquistados otra de 20.61
y sujetos a pueblos y doctrina”.55 Para la época actual, las Hay tres planos diferentes del Nuevo Reino de Tole-
estimaciones según el XII Censo General de Población y Vi- do, producto de la visita de Rivera y están resguardados en
vienda 2000, arrojan un total de 24,247 coras.56 distintos acervos españoles. Los tres fueron levantados por
el ingeniero militar en jefe del Nuevo Reino de Filipinas y
Los levantamientos Texas, don Francisco Albarez Barreyro.
Desde 1595, con la creación de una jurisdicción espe-
El jesuita Salvador Ignacio Bustamante —operario entre cial por parte del gobierno virreinal, denominada Gobierno
1738 y 1745, adscrito a la misión de San Pedro Ixcatán, de las Fronteras de San Luis de Colotlán, se vieron afectados
junto al presidio de Santo Domingo, quien fuera visitador los intereses de la Audiencia de Guadalajara, pues las minas
de la provincia de El Nayarit— escribió en 1745 una car- de Bolaños y Tepec pasaron a estar bajo la autoridad de la
ta al padre provincial en que describe a la nación tecual- Nueva España.62 El nombramiento de capitán protector era
me de Ixcatán, e informa que aprendió “su lengua” (la otorgado por el virrey;63 los capitanes protectores sólo tu-
mexicana).57 vieron jurisdicción sobre la población indígena.64
Adjunta un mapa en que ilustra con detalle los sitios Por sus servicios como soldados fronterizos, los indios
donde tuvieron lugar las tres “guerras”. La primera de ellas, flecheros gozaban de privilegios como la exención del pago
la de conquista, fue sostenida por Juan de la Torre, a los pies de tributo durante 20 años, la dispensa de trabajar en mi-
de los montes de Teaurite, junto a Coaxata, en 1721. En
la segunda guerra se sublevaron, en 1724, Santa Gertrudis,
58 Ortega (1754), 1996, pp. 208-212.
53 Decorme, 1941: 556. 59 Ortega (1730), apud Meyer, 1989, pp. 68-69; Isasi (1730),
54 Según informes del auditor de guerra, marqués de Altamira al apud Meyer, 1989, pp. 69-70.
60 A petición del mismo Tonati, Rivera fue su padrino de bautismo
virrey Pedro de Cebrián y Agustín, conde de Fuenclara (Biblioteca
Nacional, F.R., Fondo Franciscano, caja 1, carpeta 6, f. 5). (Ortega, 1996 [1754]: 217; Decorme, 1941, p. 554), recibiendo el
55 AGN, Indios, vol. 98, ff.17-186; Meyer, 1989, p. 40. nombre de Juan de Acuña (Meyer, 1989, p. 51).
61
56 Jáuregui, 2004, p. 47. Ortega, 1996 (1754): 217; Decorme, 1941, p. 554.
57 62 Rojas Galván, 2009, p. 26.
Bustamante, Papers Relating to the Jesuits in Baja California and
63 Ibid., p. 58.
Other Northern Regions in New Spain, The Bancroft Library (TBL),
M-M 1716, vol. 10: 3 (1745). 64 Ibid., pp. 52-59 y 218.

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nas y haciendas, permiso de portar armas, así como de En 1764 —casualmente, tres años antes de la expul-
montar a caballo.65 sión de los jesuitas del imperio español—, Juan de Villalba
Como era de esperarse, ciertos grupos de huicholes se y Angulo recibió el nombramiento de comandante general e
aliaban con los coras dándoles “oculto auxilio en sus alboro- inspector general del ejército de Nueva España, como una
tos con armas y dinero”,66 mientras que la mayoría de ellos de las medidas planteadas por los borbones para contar con
cumplían con su función como flecheros a favor de los in- un aparato militar con capacidad de fungir como fuerza de-
tereses de la Corona, porque además de las prerrogativas fensiva de las colonias.72
mencionadas buscaban la defensa de sus tierras comuna- Los jesuitas tuvieron buenas relaciones con los prime-
les.67 Algunas fuentes documentales, producidas por auto- ros comandantes,73 principalmente con el capitán Anto-
ridades militares o religiosas, son certificaciones de méritos nio Serratos, quien desde su conquista llegó a la provincia
y servicios prestados por los huicholes o por un pueblo en como humilde soldado.74 Con el comandante José Gatuño
particular durante la conquista de El Nayarit;68 otras van (1761-1763) estuvieron en bastantes malos términos, al
en el sentido opuesto pues muestran la infidelidad de los in- grado de que él fue relevado a causa de las quejas de los
dios fronterizos, como en el caso del testimonio emitido por padres. En su lugar llegó el capitán Manuel de Oca (1764-
el capitán protector don Juan de la Torre, durante la primera 1768), quien inmediatamente mostró su odio hacia los mi-
campaña militar: sioneros ignacianos, reflejo de la política de Madrid contra la
Compañía de Jesús,75 que trataba de transmitir a sus solda-
Vinieron cincuenta de Guejuquilla y su jurisdicción, otros dos.76 Manuel Antonio de Oca, enterado tardíamente sobre
cincuenta de Mezquitic y Nostiqui doce. A los cuales la Real Orden de Extrañamiento de los padres de la Com-
me ha parecido siempre el traerlos agasajados, no por- pañía, informa el 30 de agosto de 1767 al virrey que ésta
que me hubiesen de ayudar, sino porque no me lo estorba- no se ha ejecutado en la provincia del Nayarit. El Marqués
sen y se convocasen unos con otros, como tengo convenido de Croix, sorprendido, gira instrucciones para que se lleve a
lo han hecho los de San Andrés […] Ocotán, Santa Cathari- cabo la expulsión.77
na y San Sebastián, pueblos inmediatos a dicha sierra.69 El capitán De Oca les daba libertad a los indígenas a
cambio de que no alborotaran abiertamente y favorecía al
Al certificar la lealtad de los indios flecheros de San jefe rebelde, Manuel Ignacio Doye.78
Francisco de Huejúcar en 1733, el capitán Nicolás Escobe- El destierro de los jesuitas provocó un vacío de poder
do señala que los indios adiestran a sus hijos desde peque- y un reacomodo para los franciscanos recién llegados a la
ños en el manejo de las armas y en cómo labrar y templar provincia de San Joseph del Gran Nayar, Nuevo Reino de
los arcos y flechas, para formar soldados y así socorrer en Toledo, situación que se conjuntó con un rumor milenarista
defensa del rey, como hicieron “especialmente en la ultima originado por Antonio (alias Granito), sacerdote de la dei-
función de la conquista del Nayarit”.70 dad Tallao, Nuestro Padre (Sol), en la Mesa del Tonati.79
En 1758-1759 se levantaron los coras al mando del En enero de 1768 comenzó la visita del marqués de
Tonati, cuyo nombre cristiano era entonces Juan de Acuña. Rubí y la consecuencia directa fue la remoción de Oca, quien
No faltaban alborotadores y en 1761 el comandante Fran-
cisco Gatuño recibió una llamada de atención por parte de
virrey porque no hacía suficientes esfuerzos por acabar con
la idolatría.71 72 Rojas Galván, 2009, p. 14.
73 Como el capitán Manuel Carranza y Guzmán, comandante del

Nayarit en 1729 (Meyer, 1989, p. 52).


74 Meyer, 1989, p. 121.
65 Ibid., p. 16. 75 Ibid., p. 160.
66 Rojas, 1992, p. 100 (Archivo General de Indias [AGI], 76 Polo, apud Meyer, 1989, p. 171.
Guadalajara, 393). 77
67 Rojas Galván, 2009, p. 16.
AGN, Temporalidades, vol. 218, pp. 2 y 3.
78
68
Hers, 1992, p. 179; Meyer, 1989, p. 160 (AGN, Provincia
Rojas, 1992, pp. 63-71. Internas, vol. 85, ff. 382-420, “Proceso criminal formado a Manuel
69 Ibid., p. 63.
Ignacio Doye por idolatra y tumultuario”; vol. 127, exp. 1, ff. 32-54;
70 Rojas Galván, 2009: 138 (Archivo General de Simancas [AGS], exp. 6, ff. 139-151).
79
Secretaría de Guerra, leg. 7016, exp. 9, ff. 26v y 27f). Hers, 1992, p. 182 (AGN, Provincias Internas, vol. 8, exp. 3, ff.
71 Meyer, 1989, p. 159 (AGN, Provincias Internas, vol. 127, ff. 81-124, “Información del comandante Vicente Cañaveral Ponce de
5-10). León” [1768]).

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fue sustituido por Vicente Cañaveral Ponce de León,80 que circunvecinos […]. en las [seis cartas del 31 de diciembre]
llegó al presidio el 1º de julio de ese año.81 citaban a todos para que el martes 6 [de enero, Día de los
Con el objetivo de reestructurar las milicias de indios fle- Santos Reyes], estuvieran en el puesto de [las Higueras de]
cheros, Revillagigedo comisionó en 1790 al capitán del re- lo de Lamedo, distante una y media legua de este pueblo,
gimiento fijo de infantería de Puebla, Félix Calleja —quien con el fin de que saliendo con música [y danza] y sacándo-
además de oficial de guerra era un buen matemático—, me a mí [en calidad de Subdelegado del Partido de Tepic]
para que hiciera una inspección de la tropa, ante la necesi- con engaño fuera a recibir a dicho paraje a un indio nom-
dad de acabar con los indios tepehuanes de Nueva Vizcaya brado Mariano, que dice ser hijo del gobernador de Tlaxca-
y los nayaritas que amenazaban la región.82 la, que es el que venía a coronarse por Rey y restaurar su
Calleja reportó 26 compañías de indios flecheros con un reino”.88
total de 2,894 efectivos,83 que habían apoyado la conquista
de El Nayarit y se habían opuesto varias veces a sus subleva- La influencia decisiva de los tlaxcaltecas en la conquis-
ciones.84 Sin embargo, este capitán concluye que los indios ta de México-Tenochtitlan en 1521, en la derrota del gran
serranos ya no representan mayor peligro y que los fronte- movimiento autoctonista de El Mixtón en 1541, en la colo-
rizos ya son “[…] poco diestros en el manejo del arco y la nización de las regiones norteñas y, en particular, en la con-
flecha”. Rojas Galván considera que Calleja, al igual que el formación de poblado de Colotlán, debe haber gravitado en
virrey Revillagigedo y después Branciforte, abogaban por la la irrupción del movimiento “nayarita” de 1801. El anun-
extinción de las milicias de flecheros con el fin de que és- cio de un rey alternativo tlaxcalteca era coherente, pues co-
tos sean incorporados al trabajo agrícola en las haciendas.85 rrespondía a un grupo indoamericano —aliado tradicional
En 1791 Nayarit y Colotlán quedaron unidos bajo el de los españoles— y, en esa coyuntura, implicaba directa-
mando de un solo gobernador.86 Y en 1794 se estableció mente a Colotlán, desde donde se gobernaba militarmente
“libre comercio” entre Nayarit, Colotlán y Bolaños, el cual la Provincia de El Nayarit a partir de 1791.89
realizaban tanto indios como arrieros a través de dos ca- En especial, el pretendido rey indígena tlaxcalteca argu-
minos, el primero pasando por Huejuquilla y el segundo de mentaba la traición del rey español. El indio Mariano le ha-
Huaynamota a Bolaños —paso natural de los indígenas que bía comunicado al indio principal de Tepic que “[…] había
vendían pescado, sal, camarones y frutas— quienes conta- ido […] a España y hablando al Rey nuestro señor que iba a
ban con canoas para atravesar los ríos de Jesús María, Huay- que le pagasen la renta de sus tierras, Su Magestad dio seis
namota y Bolaños cuando estaban crecidos.87 pasos atrás dejándolo afuera y con esto se retiró dicho Ma-
riano y se vino huido para este reino”.90
La rebelión del indio Mariano, Máscara de Oro Los coras y los mexicaneros —descendientes estos últi-
mos de los tecualmes de la misión de San Pedro Ixcatán de
El “Alcalde [indígena] de […Tepic], José Desiderio Maldo- principios del siglo xix—91 todavía repetían en el siglo xx
nado, Juan Hilario Rubio, indio Principal de este mismo pue- la estrofa, difundida en el periodo franciscano después de la
blo [si bien originario de Mascota], y […] Juan Francisco expulsión de los jesuitas en 1767: 92
Medina, Escribano de ellos, quienes confesaron […] ser cier-
to haber convocado a instancias del segundo a los pueblos De Tlaxcala hemos venido,
de Tlaxcala para acá,
80 Meyer, 1989, p. 183. a bailar carnestolendas,
81 Ibid., p. 184.
como hacemos por allá.93
82 Rojas Galván, 2009, p. 141.
83 Rojas Galván sugiere que la diferencia con respecto al censo
88 Juan José de Zea, apud López (editor, 1801), 1985, III, p. 269;
anterior puede deberse a la crisis agrícola que asotó a toda la Nueva
España en 1785 (2009, p. 144). apud López (editor, 1801), 1985, I, p. 59.
84 Rojas Galván, 2009, p. 143 (AGS, Secretaría de Guerra, leg. 89 Rojas Galván, 2009, p. 61.
90 Apud López (editor, 1801), 1985, I, p. 82.
7050, exp. 1, ff. 167-168).
85 Ibid., p. 146 (AGS, Secretaría de Guerra, leg. 7050, exp. 1, f. 91
Jáuregui y Magriñá, 2002.
240). 92 Durante el prolongado festival de las Pachitas, correspondiente al
86 Gerhard (1982), 1996, p. 64; Rojas Galván, 2009, p. 61.
carnaval, los mexicaneros cantan en español y también en mexicanero
87
Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (BPEJ), Fondos (náhuatl), mientras que los coras lo hacen en náhuatl deformando y en
especiales, Mss. Fondo Franciscano, v. 44, ff. 127-128; Rojas Galván, español arcaico (Jáuregui, 2006).
93 Sánchez Olmedo, 1981, p. 145.
2009, p. 62.

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A partir del establecimiento del puerto de San Blas en de las misiones coras de San Blas y Santa Fe,100 correspon-
1768 y del aumento del tráfico comercial por dicho fon- dientes a la bocasierra norteña, varias de los cuales eran “in-
deadero, desde 1792, Tepic había desplazado a Composte- dios flecheros”,101 supuestamente al servicio de la Corona
la como el poblado más importante de la región al noroeste española.
del Plan de Barrancas, de tal forma que la convocatoria de Las cartas de convocatoria fueron denunciadas oportu-
sus dignatarios indígenas estaba revestida de gran auto- namente a las autoridades civiles, militares y eclesiásticas de
ridad. Si bien la carta iba anónima, los seis primeros pue- la región. Todas quedaron involucradas de inmediato para
blos que la recibieron —y que, a su vez, la retrasmitieron la represión, incluso el mismo virrey y el obispo de Guada-
por distintos rumbos— sabían claramente de dónde y de lajara dictaron providencias para someter a los “infieles na-
quién procedía. De hecho, el mismo Juan Hilario Rubio la turales” tanto por la mano militar como por la astucia de los
llevó personalmente a su compadre el alcalde de San Luis sacerdotes, quienes debían trasladarse a las zonas de “suble-
y a Pochotitán; el alcalde indígena de Tepic la entregó a las vación de los indios” y predicar “fidelidad, subordinación y
autoridades indígenas de Xalisco y al alcalde de San Andrés, obediencia […]”.102
para que a su vez enviara la correspondiente a Ixcuintla.94 Por un lado, fue un movimiento nativista-mesiánico, ya
Al momento de los hechos, el Comandante General de que los indígenas esperaban beneficios con la instauración
la Nueva Galicia llegó a difundir que “[…] tomando parte en de un “Rey de los indios” (“eran suyos estos reinos y que
el asunto los indios de aquel país [la frontera de Colotlán] para recuperarlos, los libraría del tributo que pagan”103), y
puede ser cosa más seria de lo que al principio se manifes- por otro externaban sus aspiraciones autoctonistas, pues
tó, pues según estoy informado ascienden a más de 30,000 “[…] les habían quitado su Reino contra todo derecho
hombres los que obedecen al Gobernador indio de Tlaxca- […]”.104
la […]”.95 Una vez sofocado el “movimiento de la indiada”, Mientras que por otro lado, el “tlaxcalteca” Mariano
dicho comandante le informa al virrey que “La conmoción presentaba varios distintivos simbólicos que lo identificaban
sólo ha existido en las subdelegaciones de Tepic, Sentispac, con Jesucristo. El futuro rey aspiraba a ser coronado por el
Acaponeta, Santa María del Oro, y en esta no en todos los guardián del convento franciscano de la Cruz de Zacate de
pueblos, y además 3 poco considerables de Aguacatlán, […] Tepic —por entonces lugar de culto de gran notoriedad ma-
que […] el número de indios sublevados, no pudo pasar de cro-regional—, pero rechazaba la corona de oro y plata y
2 mil, mal armados y dispersos en pequeñas porciones”.96 solicitaba la de espinas de Jesús Nazareno, “[…] pues venía
En la medida en que era una preocupación que la rebelión a padecer por libertar a sus hijos […]”.105 Se había presen-
se propagara hacia el territorio serrano, se aclara que la in- tado en Tepic como hombre adulto (de edad de 30 años,
surrección “[…] ni pasó de los 2 primeros y miserables pue- barbicerrado) —en plenitud—, en compañía de un anciano
blos de Nayarit [San Juan Bautista y San Pedro Ixcatán] y un niño, de tal manera que el “cuadro” correspondía a la
[…]”,97 “[…] que ni aún se tienen por nayaritas […]”.98 imagen de la Santísima Trinidad difundida por los misione-
De hecho, en esa época San Pedro Ixcatán era un pobla- ros durante el periodo colonial, en que no aparecía la figu-
do de tecualmes —una nación belicosa por naturaleza—,99 ra de la paloma en tanto Espíritu Santo, sino en su lugar un
y San Juan Bautista era un poblado de coras, ambos muy hombre joven. Todavía a principios del siglo XXI, los coras
vinculados comercial y culturalmente con las demás pobla- de la bocasierra (la Cora Baja) dan muerte ritual el viernes
ciones de la costa. Pero en el alboroto participaron varios santo al Sol-Jesucristo, bajo su personificación en sus tres
pueblos de antigua tradición cora, como Ixcuintla, por cuyas facetas de un anciano, un hombre en plenitud y en mani-
inmediaciones estaba entonces el principal paso del río San- fiesta potencia sexual y un niño, correspondientes al sol del
tiago (Vado del Guamúchil) y, de manera parcial —pues se amanecer, del mediodía y del atardecer.106
regresaron, sin llegar hasta Tepic— todas las comunidades
100 López (editor, 1801), 1985, III, pp. 165-166, 211, 219 y

247-248.
94 Apud López (editor, 1801), 1985, I, p. 63. 101 Apud López (editor, 1801), 1985, III, p. 195.
95 José Fernando Abascal y Souza, apud López (editor, 1801), 102
Juan Ruiz de Cabañas, apud López (ed.), 1985 (1801), III, p.
1985, III, p. 258. 289.
96 Ibid., p. 245. 103 Apud, López (editor, 1801), 1985, III, p. 296.
97 104
Ibid., p. 248. Ibid., p. 221.
98 Ibid., p. 245. 105 Apud, López (ed.), 1985, I, p. 60.
99 Arias de Saavedra (1673), 1990, p. 287. 106 Jáuregui, 2000.

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No fue de importancia para la conformación del levan- a los cielos y les comunica a los indígenas que se tienen que
tamiento que el anciano “[…] era de aquellas inmediaciones insurreccionar contra los invasores hispanos.111 Para la Gue-
[de Tepic] por el traje que vestía; […] que se había junta- rra112 Tepehuana (1617-1619), el tlatol fue una palabra
do con dicho Mariano en el arroyo del Toro, Camino Real hablada que se transmitió de boca en boca, desde Nuevo
del oriente, distante de Tepic cinco leguas, y que iba para el México hasta La Magdalena (Xuchitepec), en el poniente
puerto de San Blas a cobrar unos medios”.107 del actual estado de Jalisco.113 En el caso de la entroniza-
El carácter religioso del alzamiento fue evidente. Tal ción del indio Mariano, la legalidad del llamado estaba ba-
como se les había solicitado, los indígenas de Tepic y de Ix- sada en un texto escrito que se envió por la ruta regional de
cuintla elaboraron banderas rojas o blancas con la imagen las cordilleras. En varias poblaciones, debido a que la comu-
de Nuestra Señora de Guadalupe. Los de Xalisco enviaron nidad no contaba con escribano, se tuvo que recurrir a es-
la cuadrilla de jóvenes danzantes que se conjuntaría con la pañoles que leyeran el texto y escribieran el mensaje para
de Tepic. En este punto no se debe pasar por alto que tanto el pueblo siguiente. En este proceso histórico se pasó de un
al primer visitador franciscano, en 1587,108 como al primer emblema totalmente nativo —la jícara-deidad femenina—
obispo de Tepic, en 1892, se les recibió con danzas en va- a un ícono mixto —el Cristo chiquito (imagen correspon-
rios de los pueblos del actual Nayarit. diente a la parte oscura del sol-Jesucristo)— y hasta llegar
Sorprendió a las autoridades virreinales que en tan po- a un personaje humano que asumiría las funciones de rey
cos días se hubiera podido convocar a tantos pueblos del en las Indias.
altiplano, la bocasierra y la costa del actual estado de Naya- No obstante el fracaso militar de esta rebelión, las con-
rit. Sin embargo, se trató de un movimiento improvisado y secuencias para la siguiente guerra, que se desencadenó una
deficiente en términos militares, pues no hubo una coordi- década después —la de Independencia (1811)—, fueron
nación general, cada partida arribó por su cuenta y, al final, de gran trascendencia. El escándalo que se suscitó debido a
no se apersonó el supuesto líder, Máscara de Oro. Los indí- esta “pequeña” y circunscrita insubordinación —más sim-
genas que se presentaron a los alrededores de Tepic fueron bólica que militar— fue mayúsculo en términos burocráti-
sometidos rápidamente, pues la mayoría no iba a comba- cos, pues trascendió por lógica hasta España. No pudo ser
tir sino a “presentar armas” al rey; por este motivo se in- desconocida por los dirigentes criollos que bosquejaron la si-
corporaron algunos indios flecheros al servicio del monarca guiente y definitiva Guerra de Independencia.
español. “no tenían […] intención [de matar o herir a los El estandarte de Hidalgo tuvo como motivo a la guada-
justicias y españoles], pues el Mariano le había dicho [al in- lupana. Los franciscanos del convento de La Cruz de Zaca-
dio principal de Tepic] que no era menester guerra, porque te se afiliaron al movimiento independentista, al contrario de
él entraría entre la boruca de la danza”.109 los seráficos de la Provincia de El Nayarit, cuyo comisario de
Todos fueron tomados presos y procesados; su arma- las misiones encabezó el frustrado contraataque realista en
mento primitivo fue confiscado, pocas escopetas y frascos 1811. Los gobernantes civiles —de Zea, entre otros— y mi-
de pólvora, arcos y flechas, lanzas, hondas y piedras, mache- litares —en particular los del puerto de San Blas— entrega-
tes y garrotes. ron las plazas sin que los insurgentes dispararan un solo tiro.
Ante el levantamiento popular y la preocupación oficial,
se preparó un abultado expediente110 que permite com- La participación de los coras y tecualmes en la Guerra
prender la reacción del poder virreinal y vislumbrar la moti- de Independencia
vación de los indígenas insurrectos.
La rebelión promovida por la figura del indio Mariano El movimiento independentista no se originó de la noche a
manifiesta una progresión en la conformación simbólica de la mañana. A lo largo de todo el Virreinato se fueron acumu-
la resistencia de la población nativa, ya que en la Guerra del lando tensiones y resentimientos de los indígenas. Para los
Mixtón (1540-1541) todo inicia con una jícara que, du- nayares la opresión llevó consigo siempre el deseo y la es-
rante la celebración de un mitote en Huaynamota, se eleva peranza de liberación. Un sinnúmero de testimonios mues-
107 Apud López (editor, 1801), 1985, I, p. 82. 111
Tello (1638-1653), 1945, pp. 128-129; 1973, pp. 153 y
108 Ciudad Real, Antonio de, 1976 (1872 [1587]), II, pp.103-122.
168.
109 Apud López (editor, 1801), 1985, I, p. 83. 112 De acuerdo con los planteamientos de Giudicelli, “guerra” y no
110
López (ed.), 1985, I, II y III (AGI, El Indio Mariano, “Expedientes “rebelión” es el término más adecuado para definir la acción armada
Inventariados, legajo 4º Seculares”; texto que consta de 29 cuadernos de los tepehuanes y los demás grupos involucrados (2003, pp. 9-12).
113 Pacheco Rojas, 2008.
que conforman 2,939 fojas [López (ed.), 1985, I, X]).

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tran que los coras y los tecualmes no estuvieron totalmente a la zona norteña de Santa Teresa;117 posteriormente tuvie-
pacificados, ni en el periodo jesuítico ni en el franciscano ron que replegarse a San Francisco del Mezquital, hoy esta-
—posterior a la expulsión de los padres de la Compañía—; do de Durango.118
hubo levantamientos, brotes de violencia y resistencia pasi- “Los indios de Huainamota e Ixcatán abrazaron desde el
va mediante la huída de los indígenas que abandonaban sus principio el motín independentista, saliendo fuera de la pro-
poblados. vincia [de El Nayarit] a agavillarse con los insurgentes, de
“Cuando se inició la guerra de independencia, muchos los cuales [… perecieron] los más en las facciones”.119
de los indios del norte usaron todavía el arco y la flecha”.114 La participación indígena durante el inicio del movi-
El 23 de enero de 1811, Joseph Leonardo García envía miento independentista en 1811 fue proporcional al índi-
el parte original sobre la pacificación de la sierra al brigadier ce más alto que había entonces de población autóctona.
don José María Mercado, comandante general de las tropas Muchas fueron las acciones armadas que tuvieron lugar en
americanas del poniente y mariscal de campo de los ejér- distintos puntos del Gran Nayar; los siguientes ejemplos lo
citos, y le informa que la primera división de la compañía muestran claramente.
de Campos, al mando del coronel don Rafael de Hijar entró El capitán Manuel Ignacio de Arvizu, de las Provincias
al pueblo de Huaynamota. No obstante el avance exitoso Internas, se encontraba en Acaponeta cuando se enteró de
de la tropa en este pueblo cora-tecualme, es importante to- que en el pueblo cora de San Diego, ubicado a diez leguas
mar en cuenta lo que García señala, que aun cuando dicha de distancia, había una gavilla de más de quinientos insur-
compañía era la única que llevaba fusilería, sus miembros se gentes capitaneados por los Ramón Lugo, Juan Costilla y
acobardaron y desobedeciendo las órdenes de su coronel, de Juan Gamboa; subió a la sierra la noche del 18 de noviem-
encabezar la formación, ingresaron al pueblo formados a la bre llevando a doscientos cuarenta soldados del ejército de
retaguardia, por lo que esa misma noche todos fueron des- Sonora que lo acompañaba y al amanecer del 19, después
armados y despachados a Tepic.115 de cercarlos, los derrotó con poco uso de armas de fuego
En nuestra zona de estudio los franciscanos se dividie- —básicamente mediante lanza y sable— matando a dos-
ron, los de la Santa Cruz de Tepic se aliaron a la causa in- cientos veintiún rebeldes, entre los que se encontraban los
surgente, mientras que fray Rudesindo Angles encabezó la cabecillas Gamboa y Costilla. El “Capitancillo Lugo” fue
lucha del bando realista en la sierra. apresado vivo y posteriormente fue fusilado junto con ocho
Usualmente se cuenta con muchas más fuentes docu- de sus compañeros, los demás huyeron arrojándose por un
mentales generadas por los ganadores de las contiendas, voladero. Cincuenta y tres “vecinos honrados” que habían
pero en el caso de Angles tenemos acceso al invaluable tes- hecho prisioneros en diversos sitios fueron liberados.120
timonio de su derrota. Don José de la Cruz informa en Guadalajara, el 15 de
Fray Rudesindo Angles, comisario franciscano de las mi- enero de 1812, acerca de la acción militar que tuvo lugar
siones del Nayarit, viendo que se incrementaba el número tres días antes en las inmediaciones del Real de la Yesca.
de insurgentes y aun carente de armas para la poca gente Refiere que en dicho punto se hallaba apostada una “Divi-
con que contaba salió —la mañana del 6 de septiembre de sion de Patriotas” al mando del comandante don Francisco
1811— a atacarlos con 58 efectivos, entre los veteranos Monroy —subdelegado de Ahuacatlán—, con el fin de apo-
enviados por el intendente de Durango, algunos vecinos­ y yar el ataque de Apozolco; al ver que se acercaba un gran
quince indios flecheros, pero fueron cercados por más de pelotón de gente, salieron a su encuentro tres capitanes al
ochocientos indios en el paraje de la Cebolleta, sin darles mando de cien hombres. Los atacaron, hirieron a varios re-
tiempo siquiera a organizar la formación para la batalla.116 beldes pero los demás huyeron, aunque sí dieron alcance al
Tras ser derrotado, trasladó a 25 familias de tecualmes cabecilla Adanto Rodríguez.121
no comprometidas con la revolución, de San Pedro Ixcatán 117 Jáuregui y Magriñá, 2002, pp. 39-47.
118 Ibid., p. 49.
119 Angles (1812), apud Meyer, 1990, p 117.
114
Rojas Galván, 2009, p. 147. 120 López (ed.), II, 1984: 37 (el autor no especifica la fuente).
115 López (ed.), I, 1984, p. 135 (no especifica la procedencia 121
Ibid., p. 42. El Telégrafo de Guadalajara, era un semanario
del documento original; si bien, en la página X de su introducción editado por el Dr. don Francisco Severo Maldonado, cura vicario de
menciona que “los textos han sido tomados de las más diversas Mascota en la diócesis de Nueva Galicia, que estaba dedicado al virrey
fuentes, principalmente del inconseguible repertorio de don Juan C. de Nueva España, por el brigadier José de la Cruz, intendente de
Hernández y Dávalos”). Nueva Galicia. El principal objetivo de esta publicación era atacar a los
116 Angles (1812), apud Meyer, 1990, pp. 114-115. Insurgentes (López [editor], II, 1984: 255).

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Para el 5 de julio de ese año, los indios de Apozolco ya barrancas. Su pérdida fué de 50 muertos y muchos heridos,
habían sido indultados y puestos a disposición del goberna- siendo la de la tropa del rey un patriota de los primeros y 9
dor de Colotlán, para que los remitiera a poblados distantes de los segundos, entre ellos el comandante Ochoa de grave-
de su antiguo domicilio. Sin embargo, éstos se asentaron en dad en un pie.123
el pueblo de Mamata, a sólo cinco leguas del suyo, para in-
corporarse a las gavillas que rondaban por la sierra “sedu- 12ª
ciendo á otros” y mataron a dos rancheros. El subdelegado Picachos, 19 de abril de 1812.
de Hostotipaquillo solicita al general don José de la Cruz 400 hombres reunidos de S. Blas, Tepic, Sonora y Acapo-
que gire instrucciones para que persigan a dichos naturales; neta, á las órdenes del capitan D. Benito Espinosa, ataca-
así lo ejecuta el general, enterando al gobernador de Colot- ron la numerosa gavilla de rebeldes agolpada en el ventajoso
lán y pidiéndole que encargue a los comandantes de Jora, la parage de Picachos, mataron 8 de ellos, é hirieron 200, se-
Yesca y Analco que los mantengan a distancia y vigilen su gun noticias de un tránsfuga, sin mas pérdida que la de dos
conducta.122 muertos y algunos contusos de piedra por parte de los nues-
Consciente de la dificultad que implica consultar la edi- tros; y habiendose retirado la division á Acaponeta, tuvo la
ción de Juan López, reproduzco a continuación algunos canalla la insolencia de baxar á robar en las inmediaciones
extractos de los partes de guerra correspondientes a la pro- de aquel pueblo, de cuyas resultas salió una partida á per-
vincia del Nayarit, que fueron publicados por José de la Cruz: seguirla, les mató 36 de ellos y dispersó los demas por los
3º montes cercanos.124
Norias, provincia del Nayarit, 26 de marzo de 1812
Por oficio del Sr. mariscal de campo Don Bernardo Bonavía 20ª
fecha en Durango a seis abril consta que el capitan coman- Encinos sobre la Sierra, 13 de mayo de 1812
dante D. Miguel Ochoa que salió de Santa Teresa en perse- El capitan comandante Don Benito Espinosa con su cuer-
cucion de la gavilla de Cecilio Gonzalez, despues de haber po de tropas de Sonora, reforzado con dos destacamentos
recorrido varios puntos de la Sierra sin encontrar al enemi- del Apostadero de S. Blas y Tepic, á cargo aquel del Alferez
go, y castigado al Pueblo de Dolores en que se habia dado de Fragata D. Mateo Plowes, y este al del capitan D. Juan
muerte al general Matias Flores y dos patriotas y regresán- Maldonado, atacó en la madrugada de este dia la gavilla de
dose ya para el mismo real, de donde habia salido, avistó un Cecilio Gonzalez, que de resulta de sus anteriores derrotas
peloton de rebeldes en la barranca de las Norias, los batió se habia fugado á la Sierra fixándose en el Rancho de los
matando á varios de ellos y dispersó el resto por los montes. Encinos, distante 6 leguas del pueblo de Acatlán. Quedó el
campo cubierto de cadáveres, fue crecido el numero de los
4º heridos, se tomaron muchas armas cortantes y de fuego, y
Real de Santa Teresa, marzo 30 de 1812 se quitó todo quanto los bandidos habian pillado en las ha-
En el mismo oficio del Sr. mariscal Bonavia consta igual- ciendas inmediatas.125
mente la gloriosa accion que en esta fecha, sostuvo el refe-
rido comandante contra Cecilio Gonzalez que con su gavilla 33ª
de 600 bandidos y cosa de 70 armas de fuego tuvo el atre- Segun oficio del Sr. gobernador de Durango al teniente co-
vimiento de atacarle en el Real de Santa Teresa. El convate ronel D. Mariano urrea comandante de una division de So-
duró desde las siete de la mañana hasta las doce del dia, en nora, el 4 de junio acometió el alférez D. Miguel Casanova
que escarmentada la canalla se fugó precipitadamente. Per- con 40 soldados de Nueva Vizcaya á 200 rebeldes acaudi-
siguióla luego la caballeria hasta llegar á pie de una altura en llados por Cecilio Gonzales, que de resultas de su derrota por
que hizo alto el enemigo y en que no tuvo por conveniente el capitan Espinosa se habia retirado á las serranias del Na-
atacarla de nuevo por lo fatigado de los caballos. Los ban- yarit en el parage nombrado Soquipaque dió muerte á 25 de
didos no se atrevieron ofender á los nuestros aunque lo in- ellos, siendo uno el cabecilla Gonzalez, hirió muchos, disper-
tentaron por tres veces; pero habiendo sentido por la noche
el movimiento el teniente D. Joaquin Mijares que con 50
infantes se dirigia contra ellos, se huyeron de nuevo por las
123
122 Ibid., p. 117.
López (ed.), II, 1984: 110-111 (el autor no especifica la 124 Ibid., p. 118.
procedencia del documento, pero posiblemente se publicó en El
125 Ibid., p. 119.
Telégrafo de Guadalajara).

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só completamente el resto, y tomó quanto la canalla habia rra que esta al norte de dicha ciudad, la acometió y derrotó
pillado.126 en el arroyo de los Quamiles, cerca del pueblo de Huaina-
mota, dexando 8 rebeldes tendidos en el campo, hiriendo
34ª á algunos de ellos, y tomándoles 3 mulas, algunos carcaxes
En 9 de junio, destacó el benemérito comandante subde- de flechas y todos sus papeles.130
legado de Aguacatlán D. Francisco Monrroy un cuerpo de
patriotas de aquella jurisdiccion contra el cabecilla Nazario 33. En 3 de Mayo. El bizarro y acreditado comandante de
Arias indio de Tequepexpan, que con algunos de sus com- armas de la Jurisdiccioin de Ahuacatlan D. Francisco Mon-
pañeros trataba de rehacerse en la Hacienda de S. José del rroy despues de una larga y penosa marcha por las malezas
Conde, distrito de Santa Maria del Oro. La pequeña chus- y precipicios de la sierra atacó y derrotó con los compatrio-
ma trató de huir, segun costumbres de los rebeldes luego tas de su mando en la barranca del Naranjo cerca del paso
que avistó la partida; pero se hizo prisionero al cabecilla con de Halica, la gavilla de Juan Severiano, Antonio Cañas y Pa-
algunos otros. Asi estos, como Leandro Rosales, alias el tricio, que despues de una resistencia de dos horas, y for-
Meco, compañero de Jesus Lopez, aprehendido en el pueblo zada la empalizada que les servía de parapeto, se fugaron
de Xala, fueron pasados por las armas.127 precipitadamente, dexando tendidos en el campo 9 cada-
veres de sus compañeros, en poder del vencedor 2 cañones,
37ª 17 armas de fuego, 150 carcaxes de flechas, 90 caballos y
En 13 de junio, el capitan D. Benito Espinosa de la division mulas, algunas piezas de plata, parte de los viveres que ha-
de Sonora al cargo del referido teniente coronal Urréa, con bian acopiado y más de 30 mugeres y muchachos.131
su tropa y algun refuerzo de S. Blas y Tepic atacó cerca de
las Estancias, jurisdiccion de Maloya, á 100 rebeldes, de los 41. En 24 de Junio, el comandante de armas del real de bo-
que mató 19 entre ellos el capitancillo Juan Luis y uno de laños D. Macedonio Padilla con 70 hombres de los que su
sus hijos, hirió algunos, y les tomó 40 cacaxes, algunos ar- mando y 25 patriotas de Totatiche marchó por lo mas áspe-
cos y varios despojos.128 ro é intransitable de la sierra contra la gavilla del indio Cañas
que asolaba con sus robos y asesinatos las pequeñas pobla-
46ª ciones dispersas por dicha sierra. Habiendo llegado cerca del
En 8 de [agosto] 30 soldados de la division de Colotlán á rancho de Tescalchitiltique, perteneciente a D. José Rome-
cargo del teniente D. Antonio de la Torre, despues de una ro, dió aviso á este de su arribo con la tropa, al mismo tiem-
marcha dilatada y penosa por la sierra del Nayarit acome- po por la parte mas alta del cerro se dirigia al mismo punto
tieron á la gavilla de Hernandez Flores en las cercanias de la el indio Cañas con 70 bandidos de su chusma. Esta se fugo
Mision de Jesus Maria, dieron muerte á ocho incluso el ca- y dispersó al saber que el comandante Padilla se hallaba tan
becilla; hizieron 3 prisioneros y les tomaron algunas cabezas cerca de ella, tornandose algunos contra del mismo Cañas,
de ganado caballar y vacuno, sin mas perdida que la de dos que para impedir la dispersion degolló a 7; y de cuyas re-
soldados heridos levemente de flecha.129 sultas se huyó con solo 20 rebeldes herido de un brazo y el
pescuezo. Una partida destacada para que siguiese el alcan-
Los resúmenes de los partes de guerra de don José de la ce á el enemigo batió en la barranca de Ocota, al peloton
Cruz del año siguiente, 1813, agregan: mas grueso de ella dando muerte a los asesinos Quintana,
Cezario, Nicolás, Rafael y Fermin, oficiales de la confianza
32. [El 28 de abril]. El teniente de dragones D. Valentin de Cañas. Recomienda el comandante la lealtad acendrada
Jordan y Rivera, destacado por el comandante de batallon de los indios huicholes.132
de milicias de la ciudad de Tepic teniente coronel D. Joaquin
Mondragon, para que con la tropa de su compañia y algunos 43. En 23 de [junio]. Los leales y valientes indios Huicho-
patriotas á cargo del alferes D. Francisco Cañizares atacase les, en número de 50, destacados por el comandante de
una gavilla de bandidos que se hallaba emboscada en la sie- armas del real de bolaños D. Macedonio Padilla para que

130 Ibid., p. 185.


126 Ibid., p. 122.
131 Ídem.
127
Ibid., pp. 122-123.
132 López (ed.), II, 1984, pp. 186-187 (el autor no especifica
128 Ibid., p. 123.
129
la procedencia del documento, pero posiblemente se publicó en El
Ibid., p. 125. Telégrafo de Guadalajara).

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persiguiesen con teson al cabecilla Antonio Cañas, lograron la compañia veterana de San Blas y á José Tilano aprehendi-
sorprender á este con parte de su chusma en la confluencia dos por el sargento José Ornelas, y á otros que en el medio
de los dos rios que sirven de limite á los pueblos de Huai- de San Pedro cogieron los indios de dicho pueblo.134
namota y Mahuiloya; y aunque el cobarde cabecilla intentó 4ª El 12 de [Septiembre]. El indio alcalde del pueblo de Te-
quitarse la vida arrojandose desde un alto peñasco consi- quepexpan Felix Claudio, acompañado de algunos de los
guieron aprehenderlo vivo, aunque muy mal herido, le cor- principales indios del mismo pueblo, recorriendo aquella co-
taron la cabeza y mano derecha e hicieron cuarenta y tantos marca en persecucion de los rebeldes dispersos de la des-
prisioneros entre hombres, mugeres y niños, y tomaron un trozada gavilla, de San [sic] Juan Severiano, aprehendió y
fucil, un machete, algunos carcaxes de flechar y porcion de remitio al comandante de armas de Tepic teniente coronel
ganado caballar, mular vacuno. La cabeza de Cañas se fixó D. Joaquin Mondragon al rebelde Antonio Doroteo, que
sobre un palo en el pueblo de Jesús María.133 fue pasado por las armas en aquella ciudad el dia 21 del
mismo.135
Don José de la Cruz envía al virrey Félix María Calleja un
impreso con el parte de guerra de los sucesos ocurridos en- 5ª El 17 del id: El referido comandante de armas de Tepic
tre agosto de 1813 y febrero de 1814, con el fin de que, si teniente coronel D. Joaquin Mondragon dió parte con esta
él así lo desea, lo mande publicar en la gaceta del gobierno fecha a esta superioridad, que un indio buen patriota de la
de la capital novohispana; aquí sólo se incluye lo que tiene jurisdiccion de Compostela logró batirse solo con el rebelde
alguna relación con la provincia del Nayarit: Juan Ignacio el Gallinero, a quien dió muerte con la misma
arma que llevaba este malvado.136
1ª La aprehension del rebelde cabecilla Juan Severiano con
la mayor parte de los que componian el último resto de su Dos situaciones son las constantes en los partes de gue-
gavilla, debida al valor del sargente de la compañia de Mi- rra; la primera es que los indios abandonaban los poblados,
guel Colmenares y algunos indios de S. Pedro de las lagu- y la segunda, que a la hora de los enfrentamientos, los re-
nillas y Tequepexpam, verificada el dia 19 de Agosto en la beldes emprendían precipitadamente la huída —aunque a
cuesta de Chapalilla, jurisdiccion de Santa Maria del Oro, es veces la redacción de los documentos tiene cierto sesgo en-
una prueba de la suerte que espera á todo cabecilla que osa- caminado a intentar convencer al lector de que el ejército
re poner los pies en nueva galicia. Apenas llegó Severiano á realista era el que había “dispersado por los montes” a pro-
Tequepexpan, cuando los indios de este pueblo dieron parte pósito a los indígenas.
al subdelegado comandante de Santa Maria D. Juan Maldo- Durante varios años permanecieron alzados los na-
nado, quien se puso luego en movimiento, y difundiendose yares. En el informe del padre José Luis Padilla, dirigido al
la noticia en poquisimo tiempo hasta Tepic, por el ponien- obispo de Guadalajara el 26 de abril de 1817, se detalla lo
te de Tequepexpan, y hasta ixtlan por el oriente mandó in- siguiente:
mediatamente el comandante de milicias, de aquella ciudad
teniente coronel D. Joaquin Mondragon, 40 infantes, y 20 El 22 del corriente se han indultado en este Pueblo [de Ro-
caballos al cargo del capitan D. José Antonio Navarrete para samorada] tres Rebeldes de la Sierra, y prometieron bajar
Santa María del Oro, y el teniente de dragones D. Valentin otros a lograr del mismo beneficio, lo que en efecto cum-
Jordan á la ciudad de Compostela, para que poniendose á plieron a los cinco dias, presentando a dos, siendo uno el
la cabeza de aquellas compañias marchase por el pueblo de cabecilla Juan Ygnocencio Costilla: este prometio traer algu-
San Pedro á obrar en combinacion con Navarrete, al mismo nos de su Gabilla, y para verificarlo, me pidió dos fanegas de
tiempo que el subdelegado comandante de Ixtlan D. Fran-
cisco Monrroy habia destacada al capitan D. Luis Lopez con 134
López (ed.), II, 1984, p. 194 (el autor incluye el mismo texto
95 hombres á las inmediaciones de Tepetilti, hácia donde con el número 44, en la página 187, y no especifica la procedencia del
se decia habia huido severiano noticioso de las divisiones documento, pero posiblemente se publicó inicialmente en El Telégrafo
de Guadalajara).
que avanzaban sobre él. La accion fue tan feliz que á mas 135
López (ed.), II, 1984: 195 (el autor incluye el mismo texto
de Severiano se hicieron prisioneros cerca de Miravalles á con el número 47, en la página 188, y no especifica la procedencia del
José Cosme y Felix Arias, á quienes pilló el capitan de pa- documento, pero posiblemente se publicó inicialmente en El Telégrafo
de Guadalajara).
triotas. D. Antonio Salazar, á Severiano Guzmán, desertor de 136 Ídem. (el autor incluye el mismo texto con el número 48, en

la página 188, y no especifica la procedencia del documento, pero


133 Ibid., p. 187.
posiblemente se publicó inicialmente en El Telégrafo de Guadalajara).

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mais, le escribiere a Juan Jose Puente tambien Cabecilla, y Bibliografía
compañero Suyo, y lo llevase o Le diese carta para el S[eñ]
or Comandante de Tepic, con quien deseaba hablar, todo lo 1. Manuscritos y fuentes coloniales
he hecho en cumplimiento de mis deveres, y beneficio de
estas Almas, que según parece manifiestan Verdadero arre- Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara
pentiemiento y aseguran la enmienda de sus Yerros. (AHAG), (antes Archivo del Arzobispado de Guadalaja-
Estos agraciados son todos de rason, y dan noticia que ra), Gobierno, Rosamorada, “Informe del padre José Luis
el q[u]e dije a V[uestra] E[xcelencia] Yl[ustrísi]ma. En mi Padilla”, dirigido al obispo de Guadalajara, del 26 de abril
anterior, habia Yndultado el dia 2 del presente, no ha veri- de 1817.
ficado su vuelta en los terminos prometidos, p[o]r haverse Archivo General de la Nación (AGN), Indios, vol. 98, exp.
reunido con los que piensan Yndultarse en Tepic. 1, México.
Tambien me asegura Costilla, traherme a Yndultar a este __________, Reales Cédulas, vol. 34, exp. 61.
Pueblo, a todos los que no ocurran a Tepic, y queden disper- __________, Temporalidades, vol. 218.
sos en la Sierra […]137 Biblioteca Nacional, Fondo Reservado (BN-FR), Fondo
Franciscano, caja 1, carpeta 6 (1744).
Los franciscanos —apoyados con el fusil de los milita- Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (BPEJ), Fondos es-
res realistas— concentraron en Jesús María a los indígenas peciales, Mss. Fondo Franciscano, vol. 33, exp. 13.
sumisos a la causa contra-insurgente, ahí se encontraban al- __________, Mss. Fondo Franciscano, vol. 44.
gunos tecualmes de San Pedro Ixcatán. En 1818, el sitio Bustamante S. J., Salvador Ignacio de, “Sierra de el Naya-
de Ixcatán fue utilizado como puesto temporal de reducción rit, ya nuevo Reyno de Toledo con sus confines, conquis-
de los nayaritas revolucionarios que aceptaron el indulto a tada año 1722, y administrada por los Missioneros de
instancias de los misioneros y presionados por los ejércitos la Compañia de Jesus”, en Papers Relating to the Jesuits
virreinales; también ahí se encontraban algunos de los te- in Baja California and Other Northern Regions in New
cualmes que se rebelaron en 1811.138 Spain, The Bancroft Library (TBL), M-M 1716, vol. 10,
Así, en las coyunturas que les han sido favorables, los University of California, Berkeley, 1745.
coras recobraron su espíritu de resistencia armada; no
sólo en las sucesivas rebeliones que tuvieron lugar duran- 2. Publicaciones
te el periodo colonial, sino durante la Guerra de Indepen-
dencia (1811-1821) y aun en el movimiento lozadeño Alegre S. J., Francisco Javier. 1960. Historia de la Provincia
(1857-1873). de la Compañía de Jesús de Nueva España, t. IV, libros
Si bien la belicosidad de los coras trascendió más acá de 9-10 (1676-1766), editado por Burrus, Ernest, S. J. y
la Guerra de Independencia, su rebelión se convierte ten- Zubillaga, Félix, S. J., Institutum Historicum, Roma.
dencialmente en simbólica, se transforma en religiosa, pasa Arias de Saavedra O.F.M., Antonio. 1990. “Información
a ser ritual. Y este es el tipo de resistencia que permanece rendida por el P. […] acerca del estado de la Sierra del
hasta nuestros días, sus “[…] mitotes guerreros fueron des- Nayarit, en el siglo xviii”, en Calvo, Thomas (ed.), Los
plazados desde el campo de la lucha entre humanos al ám- albores de un nuevo mundo: siglos xvi-xvii (1673), col.
bito de la lucha cósmica”.139 Documentos para la Historia de Nayarit, núm. I, Centre
d’Études Mexicaines et Centraméricaines/ Universidad
de Guadalajara, México, pp. 284-309.
Ciudad Real, Antonio de. 1976. Tratado curioso y docto de
las grandesas de la Nueva España. Relación breve y ver-
dadera de algunas cosas de las muchas que sucedieron
al padre fray Alonso Ponce en las provincias de la Nue-
137
Archivo Histórico de la Arquidiócesis de Guadalajara (AHAG), va España siendo comisario general de aquellas partes
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Del Reino de Lozada y la segunda conquista de El Nayarit a
la Revolución Mexicana. La resistencia cora en el movimiento
lozadeño (1853-1912).

Doctor Jesús Jáuregui, INAH aspectos que corresponden preponderantemente a una de


sus etapas.
La llamada, en términos despectivos, “República de la
1. Los coras en el Reino de Lozada (1857-1873): Sierra Madre” —cuyo núcleo fue el territorio del actual es-
el restablecimiento de la autonomía indígena. tado de Nayarit— anudó determinaciones mundiales. Y no
sólo comerciales, ya que las confrontaciones de la compa-
Los estudios históricos no han aclarado cómo ni cuándo, ñía británica Barron, Forbes and Company y de la española
pero la mayoría de los coras y una buena parte de los hui- Casa Castaños estuvieron en el centro del zipizape, por me-
choles, tepehuanes (del sur) y posiblemente los mexicane- dio de los partidos de los Macuaces (conservadores) y los
ros se incorporaron al movimiento lozadeño. Es posible que Changos (liberales). El control del puerto de San Blas y, por
los recursos documentales escritos sobre este punto se en- supuesto, el manejo de los aranceles y el contrabando por el
cuentren en archivos privados o en secciones de archivos mi- fondeadero alternativo de Santa Cruz estuvieron a la órden
litares de consulta reservada, o quizás permanezcan en las de día. La encarnizada lucha entre liberales y conservado-
cuevas serranas, donde los indígenas acumulan —en nues- res de mediados del siglo XIX constituye el marco político y
tros términos, “archivan” a su manera— junto con cierto militar de la gesta lozadeña. La zona de Tepic fue una de las
tipo de objetos sagrados, los “papeles” enviados por el go- pioneras en el capitalismo industrial, ya que llegó a contar
bierno colonial y mexicano y por la jerarquía católica. con tres fábricas industriales de hilados y tejidos (dos mo-
La premisa fundamental a partir de la cual se puede vidas con fuerza hidráulica y una con vapor a leña) y dos
avanzar en la comprensión del movimiento lozadeño es una importantes ingenios de azúcar. El Imperio Austro-Húnga-
periodificación que permita distinguir las diferentes facetas ro, Francia y el Vaticano, por un lado, y los Estados Unidos
de su progresión. Éstas se encuentran asociadas a las varia- de América (con su Guerra de Secesión), por el otro, tuvie-
das “personalidades” —siempre combinadas, pero con dis- ron parte preponderante en la existencia y el desenlace del
tinto énfasis—, que asumió su dirigente Manuel Lozada, en Segundo Imperio Mexicano, del cual Lozada fue un aliado
tanto gavillero, mercenario, bandolero social, jefe guerrero, cauteloso.
líder agrarista, gobernante, general.… héroe mítico y antihé- El fundamento localista de esta historia fue la defensa
roe (para la historia oficial de finales del siglo XIX y la prime- de los territorios de las comunidades del altiplano, la cos-
ra mitad del siglo XX). ta y la parte oriental serrana contra las invasiones de las
Tanto las facetas del movimiento como las personali- haciendas, acrecentada con las leyes liberales de desamor-
dades de Lozada se presentan combinadas de diferentes tización de 1856. En el caso de los coras y huicholes, su
formas, de tal manera que una de las causas de los malen- anhelo de autonomía religiosa se incorporó a una búsqueda
tendidos entre las posiciones de los historiadores se debe a común de independencia política regional. Se trataba de un
que se ha querido generalizar a todo el movimiento ciertos conjunto heterogéneo de comunidades y pueblos que, en

Síntesis cronológíca del movimiento lozadeño


De 1851 a 1857 Rebelión de la élite tepiqueña, encabezada por capitalistas británicos, contra el gobierno del
estado de Jalisco.
Lucha de las comunidades campesinas por la defensa de sus territorios.
De 1858 a 1862 Consolidación del poder local de Tepic.
De 1863 a 1867 Alianza con el Segundo Imperio Mexicano y florecimiento del caudillismo de Lozada.
De 1867 a 1872 Etapa profundamente agrarista y toleracia del gobierno liberal del Presidente Juárez.
De finales de 1872 a Crisis en el movimiento lozadeño, Batalla de la Mohonera y segunda conquista de El Nayarit.
principios de 1873
De 1873 a 1912 Etapa de resistencia a la Pax porfiriana neo-capitalista.

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alianza con una parte de la élite regional, logró un gobierno afianzar su dominio sobre la región que ahora forma el Es-
autonómico trascendente. tado de Nayarit, haciéndose cargo de todos los ramos de la
administración” (Peña Navarro, 1967 [1956]: 78).
* Algunos huicholes orientales, ante la arremetida de las
haciendas contra sus territorios —promovida por las le-
La “perspectiva histórica regresiva” se enfrenta en este pun- yes de desamortización de 1856—, se habían incorpora-
to con una carencia de documentos escritos sobre la parti- do al movimiento lozadeño a partir de 1858 (apud Meyer,
cipación de los coras en el movimiento lozadeño, pero se 1989: 157). Algunos coras también estaban integrados a
fundamenta en algunos testimonios de la “historia oral”, en las fuerzas bandoleras de Lozada, tal como se infiere del co-
este caso mezclada inextricablemente con el discurso mito- rrido referente a la toma de Valparaíso en abril de 1860:
lógico, el cual ha reinterpretado los acontecimientos confor-
me a la lógica del discurso “histórico” nativo. Llegaron a los portales / gritando en huichol y cora
Si bien Manuel Lozada “Nació en el pueblo de San Luis que les dieran aguardiente / y tocaran la tambora. […]
[…] el jueves 22 de septiembre de 1828 a las cuatro de la Manuel Lozada gritaba, / en su yegua ‘La Mostranca’,
madrugada […] y fue bautizado en el pueblo de Jalisco, in- — No pierdo las esperanzas / de pasearme en Zacatecas. […]
mediato a Tepic…” (Peña Navarro, 1967 [1956], II: 51), No sólo en Valparaíso, / en Momax y en El Plateado,
de acuerdo con la tradición indígena, Lozada era cora de este bandido dejó / a todo el pueblo azorado. (apud Espar-
La Mesa del Nayar (Yaujque’é), el centro político ancestral za Sánchez, 1980: 28).
de este grupo étnico (Téllez Girón, 1964: 117). De acuer-
do con otra versión era originario de Huaynamota (Patricio *
García, apud Tostado y Flores, 1997: 219), una comunidad
célebre por la defensa de la autonomía indígena. “Dicen que A finales de 1860 los conservadores fueron derrotados a ni-
era cora. Hablaba cora, eso dicen” (Fidel y Sixto Serrano, vel nacional, y el 1º de enero de 1861 el ejército constitu-
apud Ramírez, 1997: 216). cionalista ingresó triunfante a la capital de la República, en
Según el decreto expedido en Guadalajara el 29 de abril tanto el presidente Benito Juárez lo hizo diez días después.
de 1853 por el Gobernador provisional del estado de Ja- Envalentonado, el general Pedro Ogazón desde Guada-
lisco, general José María Yáñez, con motivo de la enésima lajara emprendió la campaña contra Lozada y en el mes de
asunción presidencial de Antonio López de Santa Ana: enero de 1861 ocupó Tepic sin resistencia, ya que se había
levantado un acta de sometimiento al Supremo Gobierno
se concede la gracia de indulto, a todos los indíjenas que de la Nación y Lozada se había retirado a San Luis. Debi-
fueron aprehendidos, con motivo de la sublevación de Je- do al fracaso de la negociación de los términos en los que
sús María en el Cantón de Tepic, siempre que ofrezcan so- los lozadeños se someterían en los hechos, Ogazón decre-
metese á las autoridades establecidas, y vivir en paz (Centro tó medidas draconianas, entre ellas la total extinción de los
de Estudios de Historia de México Condumex, Gobierno pueblos de San Luis, Tequepexpan y Pochotitán, así como
del estado de Jalisco, Decretos, año de 1853, pieza núme- el fusilamiento de cualquier individuo armado de la “gavilla
ro 33). de Álica” y la aprehensión de todos los oficiales del partido
conservador.
Esta rebelión de principios de 1853 en la zona oriental Ante esta situación, Lozada se retiró con sus fuerzas a
del territorio cora y en los límites con el territorio huichol, la región serrana del lado oriental del río Santiago. Hubo dos
coincidía con el inicio de Lozada como bandolero social, importantes campañas militares en su contra, entre cuyos
quien pasó a brazo armado del partido conservador del Can- jefes estuvieron dos combatientes icónicos del bando libe-
tón de Tepic en 1856 y en 1857 “…se declaró Jefe beli- ral, Antonio Rojas (1818-1865) y Ramón Corona (1837-
gerante perteneciente al partido conservador con su cuartel 1889). La primera, con tres mil hombres, tuvo lugar en el
general en el pueblo de San Luis…” (Pérez González, 1894: mes de marzo de 1861 y la segunda, con más de cinco
497) y líder en las reivindicaciones agraristas de los pueblos mil hombres, en diciembre de ese año, la cual se prolongó
indígenas (apud Meyer, 1989: 154). A finales de 1859 hasta principios de enero de 1862. No obstante los triun-
Lozada logró la capitulación de las fuerzas liberales en Te- fos reportados por las fuerzas expedicionarias y los enormes
pic, entre cuyos jefes se encontraba Ramón Corona. “…con gastos que dejaron vacías las arcas del gobierno de Jalisco
los triunfos obtenidos, el general Manuel Lozada acabó de (apud Meyer, 1989: 169), la realidad fue que no pudie-

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ron derrotar globalmente a las fuerzas lozadeñas y el general antes decían sable” (Antonio Matías y María Valentín, apud
Ogazón se vio obligado a firmar un tratado de paz con Lo- Ramírez, 1997: 217).
zada en Pochochitán el 24 de enero de 1862, lo cual en los
hechos constituía un triunfo para las fuerzas serranas. Pero ya era poderoso. Y así andaba por los pueblos, por Te-
Se puede plantear la hipótesis de que fue en esa co- pic, Acaponeta, robando dinero. En Ruiz paró un tren [obvio
yuntura de invasión militar de la sierra nayarita en 1861- anacronismo] y robó treinta cargas de dinero […]. Dizque
1862 por parte de las tropas federales cuando los coras cada año iba a la cueva, con ese machete nomás, sin rifle …
—en tanto grupo étnico— se vieron obligados a adherir- (Patricio García, apud Tostado y Flores, 1997: 221).
se al movimiento lozadeño. Téllez Girón recopiló, en calidad
de “leyenda de los indios coras”, en 1939 el siguiente testi- Otra hipótesis que se puede plantear es que durante la
monio del profesor Manuel Ocampo, nativo de El Zopilote década 1862-1872, periodo de pleno dominio lozadeño
(centro minero en las inmediaciones de los lomeríos coste- en el territorio del actual estado de Nayarit y áreas circun-
ños del territorio cora) y en ese momento director de la Es- vecinas, los coras lograron —en el espacio comunal, donde
cuela Rural Federal de Santa Teresa (Kueimarutse’e): se encuentra el templo católico y la Casa de Gobierno—
“Fue precisamente en ese tiempo que entró en la Sierra la fusión de los rituales nativos con las prácticas religiosas
de Nayarit una tropa procedente de Guadalajara […]. Los impuestas por los misioneros católicos. A partir de ese mo-
indios vieron en ello una seria amenaza y comprendieron mento, tal como lo constatan los informes etnográficos de
que sólo Manuel Lozada estaba capacitado para emprender finales del siglo XIX y principios del XX, el ceremonial pú-
la defensa; fue entonces cuando todos se agruparon a su blico pudo ser desarrollado en las cabeceras sin que pudiera
alrededor. ser obstaculizado por las autoridades civiles ni dirigido por
Una junta de ancianos se reunió, como primera provi- las eclesiásticas.
dencia, para deliberar sobre la difícil situación. Tomadas las En esa época los coras recobraron el control político y
resoluciones del caso, dijeron a Lozada que les ayudara yen- militar de sus comunidades. La presencia del aparato cató-
do a entrevistar al dios, a fin de ver qué les decía sobre el lico era minúscula, tal como se comprende del informe del
caso. Él así lo hizo y pasó al Cerro de las Estrellas. Allí per- anciano Buenaventura Méndez en 1873 (apud Meyer,
maneció durante tres días, que fueron de constante ayuno, 1989: 354-355): él era el único sacerdote (secular) en el
para poder estar en condiciones de ver al dios Xurabe [la Es- territorio cora (en La Mesa del Nayar), de la arquidiósesis de
trella de la Mañana] (también dios de la guerra). Esto ocu- Guadalajara; había un franciscano en territorio huichol (en
rrió al tercer día y efectivamente recibió las instrucciones San Sebastián Teponahuastán [Waut+a]), de la diócesis de
precisas y detalladas sobre la forma como habían de proce- Zacatecas, y otro franciscano en el territorio tepehuán (en
der él y las tribus para defenderse del invasor. […] Huazamota y San Lucas), de la diócesis de Durango. En el
Una vez reunido con [sus partidarios], se puso al fren- territorio cora había escuelas en La Mesa del Nayar y en San
te de su ejército, que no poseía más armas que machetes, Juan Peyotán, éste último considerado por el padre Méndez
palos, macanas, etcétera y él mismo sólo iba armado con el como pueblo “castellano” (de hablantes de español).
machete que le había dado el dios Xurabe. La vinculación de Lozada con el costumbre “católico”
En el primer encuentro derrotaron al enemigo en un lu- de los coras queda evidenciada por el testimonio de Manuel
gar al que en memoria de ese acontecimiento llamaron La Ocampo: “Los indígenas […] lo veían [a Lozada] con un
Primera Guerra, nombre que hasta la fecha conserva (al respeto supersticioso, casi veneración, y tenían en él una ili-
norte de [Jesús María] Chuísete’e). Allí tuvieron oportuni- mitada confianza, pues significaba para ellos un baluarte for-
dad de apoderarse de una gran cantidad de armas de fuego. midable de sus creencias y costumbres” (apud Téllez Girón,
Desde ese momento mantuvo en pie de lucha un numeroso 1964: 119).
ejército…” (Téllez Girón, 1964: 119-120).
Para los coras, Lozada obtuvo sus poderes guerreros *
como un don divino en una cueva, al estilo religioso nayarita
(con prolongadas vigilias, abstinencias y ayunos) y su arma En “[los tratados de Pochotitán el general Ogazón] se com-
principal era un afilado machete (apud Ramírez, 1997: promete a tomar en sus manos la causa agraria de ese sép-
215; apud Tostado y Flores, 1997: 220). “’Vamos com- timo cantón de Jalisco, y [Lozada] a disolver sus fuerzas.
pañeros’. Nomás con su machete él, no cargaba ni pistola, ni Al no cumplir Ogazón, Lozada vuelve sobre las armas…”
rifle, nada, nada. Nomás con su machete. Con su sable, […] (Montoya, 1997: 237). En el segundo semestre de 1862,

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Lozada extiende su dominio a porciones limítrofes de los década desplazó a Sentispac en importancia. De acuer-
estados de Jalisco, Zacatecas, Durango y Sinaloa (apud Me- do con la cosmovisión de los “chichimecas de la sierra”, el
yer, 1989: 176-177). Cristo Negro de ese templo occidental, representaba el sol
El “27 de enero [de 1863] Lozada derrota a la briga- poniente, asociado al Océno Pacífico y al venado del mar,
da Tepic al mando de Corona en las Lomas de Ixcuintla. Su mitema aborígen que llegó a ser ocupado semánticamen-
tropa saquea Santiago y se lleva a San Luis el crucifijo de te por el toro. De esta manera, para los lozadeños —en es-
la parroquia [un Cristo Negro], muy venerado en la región” pecial para los coras y tecualmes— era lógico trasladar esa
(Meyer, 1989: 178). imagen especial de Cristo a una iglesia “de indios”, pues sin
Este Cristo Negro era una imagen que se creía había derecho se la habían apropiado “los españoles”. En el con-
llegado a principios del siglo XVII de manera milagrosa en texto del Reino de Lozada, no había otro templo católico
una creciente del río Santiago, asociada con una vaca (Te- más adecuado para ubicarla que el de San Luis, el poblado
llo, 1984 [1638-1653]: 281), a la iglesia del “pueblo de que llegaría a ser epónimo del dirigente militar y agrarista.
indios” de Ixcuintla, hablantes de la lengua pinutl-pinonu- Una vez que el Cristo Negro de Ixcuintla queda entro-
quia-cora (de Ciudad Real, 1976 [1872 (1587)]: 113; nizado en el templo de San Luis, Lozada expide, el 23 de
Sauer, 1998 [1934: 105). La conmemoración de San Cris- febrero de 1863, una ley para reglamentar las propiedades
tóbal (27 de octubre) es relativamente próxima al equinoc- muebles (vacunos, caballos y mulas, o sea, de los ganados
cio de otoño —el momento más oscuro en el cosmograma mayores entre los cuales el toro es simbólicamente el prin-
aborígen— y en tal fecha se hacia la fiesta de ese Cristo cipal) de los soldados auxiliares de cada cuartel. Entre los
llegado con las avenidas del río en tiempo de aguas. Ixcuint- 26 cuarteles, aparecen como los fierros de herrar estableci-
la es para la cosmivisión nativa, literalmente, “el lugar de dos: “Huainamota (U)”, “Jesús María (Q)” y “Mesa del Na-
los perros, asociado mitafóricamente al Mictlán, el “lugar yarit (Y)” (apud Meyer, 1989: 251). Por lo tanto, en ese
de los muertos”. El convento franciscano de San Cristóbal momento ya los contingentes coras han sido incorporados
de Ixcuintla fue uno de los focos desde donde se intentó como miembros de las tropas lozadeñas, en calidad de equi-
la conversión de los coras, tecualmes y tepehuanos serra- valentes a las del altiplano y la costa.
nos (Tello, 1945 [1638-1653]: 149-150; 1984 [1638-
1653]: 280-281). 2. El Departamento Imperial de Nayarit
A partir de la fundación del Puerto de San Blas (en
1768) —como sede de la Capitanía de la Marina Española El “14 de enero [de 1864] lo pueblos de Nayarit y los auxi-
del Océano Pacífico—, el poblado de Santiago comienza a liares del Ejército [o sea, las tropas lozadeñas] reconocen al
rivalizar con Ixcuintla como el principal paso del río Santia- imperio [mexicano]” (Meyer, 1989: 182).
go, pues el camino de San Blas a Tepic, en tiempo de secas, “Lozada acepta participar en la toma de Mazatlán, ote-
pasaba por enfrente de dicho poblado en la margen izquier- niendo en cambio un subsidio para sus tropas y la indepen-
da del río. En “la carta” de 1772, referente al “Plano de dencia de su autoridad en Tepic. No habrá fuerzas francesas
Sentispac e Yscuintla”, Santiago ya no es el pueblo de indios dentro del territorio.
—Santiago Tecomatlán— de inicios del siglo XVII, sino que Corona participa en la defensa de Mazatlán, atacada por
ha perdido su apellido aborígen y es una entidad “…esen- franceses y lozadeños. […] El 12 [de noviembre de 1864]
cialmente española…“ (Duverger, 1996 [1989]: 264). la flota francesa está [frente] a Mazatlán, cuyo bloqueo se
Como todavía estaba en Ixcuintla el paso más impor- inicia el día 13. El gobernador [interino Antonio] Rosales
tante del “Río Grande de Toluca” en la región costanera, el [1822-1865] acuerda con Corona la inmediata evacuación
poblado y la iglesia de Ixcuintla fueron destruidos en las su- de la plaza. El día 13 Lozada entra a Mazatlán. Luego regre-
cesivas batallas libradas durante la Guerra de Independencia sa a San Blas en barco, mientras sus soldados regresan por
(1810-1821). Las autoridades eclesiásticas determinaron tierra en tres grupos” (Meyer, 1989: 186).
que la imagen del Cristo milagroso se trasladara a la parro- En febrero de 1865 “En Mazatlán hay 350 lozadeños
quia de Santiago, a la cual fueron incorporados los indígenas como auxiliares de los franceses” (Meyer, 1989: 186).
sobrevivientes de Ixcuintla, que permaneció como una mo- Al plantear la división territorial del Imperio Mexicano,
desta ranchería y luego quedó deshabitada. Orozco y Berra, establecería en 1865, entre los 50 que lo
A partir de esa fusión, surgió Santiago Ixcuintla, a cuyo integraban, al Departamento de Nayarit. Éste comprendía
puerto fluvial durante la década de 1820 se desplazó el la región al norte del río Santiago, desde la costa hasta el
paso del río, de tal manera que el pueblo en menos de una río Huejuquilla, y tenía como capital a Acaponeta. Orozco

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y Berra había extendido la denominación del provincia se- vieron “…la independencia de su autoridad en Tepic, sin
rrana —que había llegado a ser famosa tras su reducción que hubiera fuerzas permanentes francesas en el territorio”
en 1722— a los antiguos Departamentos republicanos de (Peña Navarro, 1967 [1956]: 166). Por otra parte, si bien
Acaponeta y Centispac del Cantón jalisciense de Tepic (Cfr. es correcto afirmar que “…resultó casi nulo lo que en mate-
Muriá, 1976: 74-75 y 78). No le faltaba razón a Orozco y rial [sic] de administración pública alcanzaron a realizar en
Berra para su propuesta, que atendía a “…la geografía físi- Jalisco los funcionarios imperiales…” (Muriá, 1991: 116),
ca y humana…” (Muriá, 1976: 93), ya que precísamente en lo referente al Departamento de Nayarit la situación fue
la planicie costera que inicia en el río Santiago correspon- muy diferente. Así queda demostrado con el informe del
día a una región geográfica y cultural (Sauer y Brand, 1998 Prefecto Superior Político Manuel Rivas, en que responde
[1932]) con diferencias significativas con respecto a la del detalladamente al “Interrogatorio [del señor Dalloz] que tie-
altiplano de Tepic, pues esta última estaba vinculada al alti- ne por objeto favorecer el movimiento mercantil e industrial
plano de Guadalajara. del Imperio […]” (1983 [1865]: 13-53).
Sin embargo, la delimitación establecida por el Empe- Durante la Guerra de Secesión (1861-1865), y sobre
rador Maximiliano, el 10 de abril de 1865, en el Estatuto todo en su fase final, dos productos del capitalismo “naya-
provisional del Imperio Mexicano, no le convenía al movi- rita” —el algodón y el azúcar de caña— incrementaron sus
miento lozadeño, pues bajo ningún concepto podía acep- precios, debido a que su producción en la región sureña de
tar que Tepic pasara a estar sometido a Guadalajara, ciudad Estados Unidos se vio deteriorada.
que estaba designada como cabecera del Departamento al El Emperador de México reconoce, con despacho ofi-
cual quedaban subordinados los distritos del altiplano naya- cial, a los batallones coras como tropas auxiliares de su ejér-
rita. Por lo cual, tras las gestiones del general Carlos Rivas, el cito. El 5 de agosto de 1865 el Subsecretario de Guerra. J.
Ministro de Gobernación, José María Esteva, le propone, el M. Durán, publica el nombramiento de las tropas lozadeñas
15 de julio de 1865, al Emperador Maximiliano que “Una en calidad de Auxiliares del Ejército imperial en el comuni-
mejor división exige unir el distrito de Tepic al departamento cado del Ministerio de Guerra “Relación de los Generales,
de Nayarit, dándole á Tepic por capital y fijando sus límites Gefes y Oficiales de las Fuerzas de Tepic que han sido con-
en la barranca de Mochitilte…” (apud Meyer, 1989: 257). firmados por S[u] M[agestad] en los empleos que se expre-
Los historiadores de las divisiones territoriales del Oc- san en clase de auxiliares del ejército” (El Diario del Imperio,
cidente mexicano (Muriá, 1976: 92-93 y 94; Gutiérrrez México, 181, lunes 7 de agosto de 1865: 131). En ese
Contreras, 1979: 72) no dejan constancia de que se operó momento las fuerzas lozadeñas sólo tienen presencia en el
un cambio en la configuración inicial del “imperial” Depar- altiplano y la margen izquierda del río Santiago con 16 bata-
tamento de Nayarit. Como queda atestiguado en el informe llones y en la región serrana, al oriente del río Santiago con
de la Prefectura del Departamento de Nayarit al Ministro de dos batallones. En la región costera sólo aparece el batallón
Gobernación, de 11 de noviembre de 1865, en los hechos de Santiago (Ixcuintla).
—y debe suponerse que también en el derecho—, se esta- Con este documento queda demostrado que los coras
blece que “El Departamento de Nayarit se ha subdividido en fueron tropas auxiliares del Segundo Imperio Mexicano, ya
seis distritos, que son: 1º Tepic, Capital del Departamento que —bajo el mando del General de Brigada don Manuel
(Ciudad), 2º Ahuacatlán (Villa), 3º Compostela (Ciudad), Lozada— figura enlistado, como “Comandante del Batallón
4º Acaponeta (Villa), 5º Santiago (Villa), 6º San Luis de de la Mesa del Nayarit”, don Dionisio Gerónimo. Asimismo,
Lozada (Ciudad)” (Rivas, 1982 [1865]: 13). Por lo que el como Comandante del Batallón de Huaynamota, poblado
Departamento de Nayarit del segundo Imperio Mexicano se mixto de coras y hablantes de náhuatl, aparece don Alejan-
adecuó a la propuesta de los lozadeños y correspondió, en dro Guerrero. En el caso de la Mesa del Nayarit se incluye
lo fundamental, al territorio del posterior Estado de Nayarit; como caso excepcional dentro del listado general, bajo el
aquélla fue la primera vez que todo este espacio geográfico cora Dionisio Gerónimo, a Miguel Oceguera —el Secreta-
ostentó oficialmente dicho nombre, epónimo de los coras. rio Personal de Lozada—, con el título de Teniente Coronel
La aseveración de Muriá de que “…el gobierno imperial de dicho batallón. Este detalle se puede interpretar, por un
no contaba en esta parte del país con más territorio que el lado, como que al Batallón de los coras se le consideraba de
estrictamente ocupado por sus tropas” (1991: 116) olvida tal importancia que se apoyaba a su jefe con la asesoría in-
por completo la circunstancia del Departamento de Nayarit, mediata de uno de los hombres de mayor confianza de Lo-
ya que los lozadeños, no obstante que obtuvieron subsidio zada. O, por otro lado, que se incrustó a este personaje para
del Imperio para el mantenimiento de sus tropas, mantu- asegurarse de alguna manera una conducción acorde con las

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necesidades del mando central tepiqueño, a cargo el Gene- ber que había sido elegido regidor, y no obstante que hice
ral de Brigada Carlos Rivas. gestiones para evadir el nombramiento, porque repugnaba
En cualquiera de los casos, los coras —pueblo guerre- incorporarme de cualquiera manera á la mesnada del Tigre,
ro que había participado de manera notable desde la Guera y mucho más en la intervención extranjera, no me fue acep-
del Mixtón (1540-1541) hasta la guerra de Independen- tada mi renuncia […].
cia (1810-1821), pasando por la extendida Guerra Tepe- Como por otra parte, aquel cargo no se rozaba con la po-
huana (1618-1621) y la simbólica “Rebelión de Máscara lítica activa, ni teníamos que ver nada con el Cuartel Gene-
de Oro” (1801)— por primera vez son reconocidos como ral (con esta palabra se designaba á Lozada) para nuestras
guerreros integrantes del Estado central —de segunda cla- humildes funciones, me resigné á desempeñarlo, escogien-
se, equivalentes hasta cierto punto a los “indios flecheros” do, al efecto, las comisiones, más ajenas á la política, como
coloniales—, pero en todo caso no sólo reconocidos sino la de diversiones públicas.
con derecho a que se les paguen globalmente sus servicios. Impulsado y secundado por varios amigos entusiastas y
Es obvio que, desde fuera de la situación del Departa- extraños también á la política, inicié el proyecto de recons-
mento de Nayarit, el nombramiento protocolario de los ba- truir el teatro que había sido arrasado hacia tiempo, por un
tallones serranos de La Mesa del Nayarit y Huaynamota incendio, quedando reducido á un montón de escombros y
aparece como dos casos más dentro del conjunto de casi letrina pública. Formóse una compañía por acciones, con
una veintena. Pero, en la contexto histórico de los indíge- que reunimos un pequeño fondo, encargándose Gabriel
nas serranos, tales designaciones corresponden a la resisten- Castaños [de la familia afiliada a los Changos-Liberales) de
cia ancestral cora, cuyo epicentro es La Mesa del Nayarit, y la construcción y dirección de la obra, casi gratuitamente,
la correspondiente a los minoritarios pero aguerridos tecual- como ingeniero muy entendido que era, acabado de llegar
mes, uno de cuyos focos quedó en Huaynamota. Se puede de Bélgica, donde había hecho sus estudios y adquirido el
suponer que la Brigada de La Mesa coordinaba a los indíge- título.
nas serranos de la zona norteña (incluidos los tepehuanes Terminada la obra con miles de esfuerzos y trabajos,
del sur de Durango) y a los del poniente (la llamado en la porque el dinero escaseaba á cada paso, y los elementos y
actualidad “Región cora baja”), mientras que la de Huayna- materiales de que se podía disponer en Tepic eran muy limi-
mota dirigía a los de la región sureña, incluidos los huicholes tados, inauguramos el coliseo con la mayor pompa y solem-
de la zona oriental. nidad que fué posible, en una velada literaria, en que el que
Lozada en una función de teatro en Tepic con un anfi- esto refiere, pronunció el discurso de apertura.
trión animadverso. La siguiente anécdota retrata de manera Se solicitó y contrató en seguida, una compañía de reci-
vivencial la situación de Tepic y el papel de Lozada durante tado que actuaba en Mazatlán y que era de lo mejor á que
el Imperio. podía aspirar una población de orden tan inferior como la
nuestra; pero á fuerza de verba, de bombo y sugestiones de
[…] Lozada en [18]65, estaba en el apogeo de su gloria y todo género, lográbamos tener casa llena, las más veces.
poder, era todo un general de división, es decir, un mariscal Por mi parte, había mandado decorar mi palco de priva-
del Imperio; si bien tenía la modestia y el buen sentido de no tivo, con alfombra, colgaduras, [etcétera] y dos elegantes
gastar charreteras ni tricornio emplumado á pesar de no ser sillones nada más, para invitar solamente á alguna persona
republicano, aunque se daba terrorífica importancia con su de respeto que me acompañase en la presidencia, presen-
ajuar de charro todo plateado y galoneado, haciéndose se- tándome yo siempre de frac, guante y corbata blanca para
guir por las calles de dos ó tres de sus más fieros sayones, dar lustre á las funciones y atraer de todos los modos imagi-
además de su secretario, y en las pequeñas temporadas que nables la mayor concurrencia posible, no sólo del recinto de
pernoctaba en la capital del Nayarit se le dedicaban festejos Tepic, sino de los pueblos vecinos.
y le rendían serviles homenajes, la guarnición de la plaza, las Pero […] la camarilla oficial de la administración, segui-
autoridades y funcionarios, los cuales sólo de nombre de- da por esa masa incolora de negociantes, agricultores, in-
pendían del gobierno imperial, pues él los ponía y quitaba á dustriales, [etcétera] que está siempre á disposición del que
su antojo, sin consultar á nadie. manda, sea quien fuere, arregló que se diera una función de-
Únicamente desdeñaba imponer á los individuos del dicada á Su Excelencia [Manuel Lozada], y le pusieron un
Ayuntamiento, que por no disfrutar sueldo, su puesto no es propio á su residencia de San Luis, invitándolo con toda ins-
envidiado, viéndose mejor como un cargo concejil. En las tancia y las fórmulas del más rendido vasallaje y adulación, á
elecciones municipales de ese año, tuve la sorpresa de sa- honrarla con su soberana presencia.

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Yo había estado ausente algunos días de la capital [del tera] para desempeñar aquel puesto, si bien le rogaba, no
Departamento] y no había tenido ocasión de saber aque- expresara que me había hablado sobre el asunto con toda
lla ocurrencia, hasta la última hora, ni mucho menos que Su claridad, sino sólo de un modo hipotético […].
Excelencia iría precisamente á mi platea para presidir el es- Algunos bandidos salidos de la clase ínfima del pueblo,
pectáculo en mi compañía. […] suelen tener partidas y razgos que no alcanzan los politicas-
El patio, las plateas y galerías, estaban llenas, de espec- tros de oficio” (Zavala, 1911: 278-283).
tadores; señoras y señoritas lucían elegantes trajes, y primo-
rosas alhajas, que en aquel lugar abundan y son muy ricas “Sea lo que fuere, los franceses no llegaron á enseño-
[…]. Se habían multiplicado las luces y adornado la glorieta rearse de Tepic, o mejor dicho, no se estacionaron allí tropas
y palcos con festones y cortinajes, en artísticas combinacio- francesas, ni alguno de su nacionalidad ejerció el mando, lo
nes. La orquesta moduló la obertura Norma [de Vincenzo cual hizo menos odioso el dominio…” (ibídem: 285).
Bellini (1801-1835), que se había estrenado en Milán en
1831] y dada la hora indicada por los programas, el telón El carnaval de Tepic en 1865
no se levantaba, esperando sin duda la llegada de Su Ex-
celencia; pero inmediatamente hice transmitir la orden, so Durante el Segundo Imperio Mexicano, el británico W. H.
pena de multa, para que la representación principiara. Bullock, llegó a Tepic para tratar asuntos referentes a la in-
Estaba ya muy adelantado el acto, cuando sentí rumor dustria textil con la Casa Barrón y Forbes (cfr. Meyer, 1984
por mi espalda y chasquido de espadas que chocaban en el [1981]: 197-218). Le tocó asistir al carnaval de Tepic y
piso, hasta que al soslayo vi llegar un individuo, de baja es- dejó una interesante narración desde el punto de vista de las
tatura vestido de pantalonera plateada, chaqueta y pistola al actividades de la élite durante esa mascarada.
cinto, que ocupó el sillón á mi lado […]. Tomé mi sombrero Esta descripción nos remite a los estertores de la pro-
y abrigo, y sin saludar ni gesto alguno, salí del palco, dejando funda tradición carnavalesca de la Península Ibérica, adap-
en él á otros dos charros y á un oficial de uniforme, de pie, tada en tierras mexicanas, cuyo término corresponde a la
tras los dos asientos. Nadie me detuvo ni me dijo una pala- hegemonía de la época industrial. En ese momento todavía
bra hasta que llegué á mi casa. el carnaval en Tepic implicaba un sentido y una obligación
A pocos días estuvo á visitarme mi amigo y pariente, D. de communitas, no obstante la manifiesta división en clases
Pascual García, persona fina, caballerosa, de posición social sociales. Es notoria la presencia de elementos significativos
muy independiente y que, aunque no tenía liga con aquel para la conformación de la amalgama religiosa indígena en
orden de cosas, era muy amigo de la casa de Barron. […] El Nayarit, en lo referente a las fiestas de las Pachitas (Jáu-
aplaudió mi conducta [en el teatro], manifestando admi- regui, 2005) y de la Judea (Jáuregui, 2000). Se debe plan-
ración de que me hubiese expuesto á un contratiempo por tear la hipótesis de que hubo coras, acantonados en calidad
ser consecuente con mis ideas y sostener mi dignidad, has- de tropas auxliares o viajando por su cuenta, que presencia-
ta que […] me dijo en tono resuelto y ya sin rodeos, […] ron tales escenas.
que se había valido de él, un amigo […] que me trataba
con confianza, para explorar mi ánimo, á ver si yo acepta- El carnaval de Tepic [en 1865]. Regresé pronto [desde San
ría el nombramiento de Prefecto político, que Lozada esta- Blas] a Tepìc para estar a tiempo para el baile [del domingo]
ba dispuesto á conferirme, pues aunque al principio se había que inauguraría las festividades del carnaval. Desde tiempo
amostazado mucho por mi arrogancia y desplante, reflexio- remoto el carnaval de Tepic es tan bueno como el de Roma.
nando, había elogiado mi carácter, diciendo á los que lo ins- De hecho, es su carnaval el que año tras año da vida a los
tigaban á maltratarme que así le agradaban los hombres, habitantes de Tepic, salvándolos del aburrimiento absoluto.
que él los necesitaba de ese temple, y que ojalá yo me hicie- Durante los tres días precedentes al ‘miércoles de ceniza’,
se de su partido […] y que al efecto, se me ofreciera el pri- todo Tepic se pone de acuerdo para volverse loco y durante
mer puesto de su administración política. los 362 días que restan del año, meditan su locura. Se dice
Aquella revelación, en vez de halagarme me llenó de zo- que durante los seis meses de verano, Tepic recuerda su úl-
zobra y desagrado, pues consideré desde luego, que al re- timo carnaval y durante los seis meses de invierno, espera la
husar, me echaba encima una enemistad mortal; pero llegada del próximo.
evocando todas mis fuerzas y energia, dije á D. Pascual que Los gastos de las festividades son cubiertos por suscrip-
manifestara que no podía aceptar, presentando mis excusas ción pública. Y un comité formado por el prefecto [Manuel
de que no me creía capaz por mi poca experiencia [, etcé- Rivas], el presidente de la junta de trabajos, señor [Juan]

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San Román, y el cónsul británico [señor Price], se encarga manos podrían estar manchadas con tanta sangre como me
de hacer el programa y los arreglos, dirigidos por el señor habían platicado. […] Lozada en realidad es varios años ma-
San Román, quien tiene un excelente gusto y talento para yor de lo que aparenta. […]
organizar. […] Ahora Lozada, quien ha abrazado la causa imperialista,
El salón de baile al cual acudimos a las nueve de la noche reina triunfante […]. Aún así, Lozada es muy celoso de los
era un chef de ’oeuvre [obra maestra]. El patio de una de las franceses y siempre que es llamado para cooperar con ellos,
mejores casas de Tepic había sido acondicionado con lisas se abstiene de toda comunicación personal con los oficiales
tablas de madera para la pista de baile, y un techo en forma franceses.
de tienda. Había serpentinas de calicó rojo y blanco que se En tiempos de paz, los cuales han sido escasos para Lo-
extendían en graciosas curvas hacia los capiteles de las co- zada, consigue que liberen a sus seguidores [de sus obli-
lumnas, las que rodeaban el cuadrángulo. Mientras que rojo gaciones militares] para la época de cosecha —así de
y blanco eran los colores prevalesciente en el techo, el palo metódica es la locura de los mexicanos—; Lozada se puede
en el centro y las columnas estaban alegremente decora- encontrar detrás del arado en la hacienda que han llamado
das con cadenas de papel verde, completando así el cuadro en su honor San Luis de Lozada. Se dice que a su llamado,
tricolor de los mexicanos. Se colocaron innumerables velas tendría en cualquier momento a su disposición de seis a 10
en todas partes donde se pudieron sostener, acompañadas mil indios.
de espejos y reflectores que multiplicaban la luz. Todo esto El lunes después del baile hubo un descanso en la festi-
hizo tal explosión a nuestra vista que nos sentimos trans- vidades y las pocas reuniones que hubo fueron privadas. Te-
portados a un mundo de fantasía. pic estaba recobrando fuerzas para el gran estallido del día
Acerca de la apariencia general de los invitados no había siguiente —nuestro martes de carnaval […].
nada particular qué señalar, la gente estaba vestida como si Éste es el día en que la Iglesia Católica Romana exhor-
hubieran asistido a un baile de segundo orden en Inglaterra. ta a sus feligreses a llenarse de placeres para poder soportar
En la casa, la mayoría de las familias de la alta sociedad el ayuno de los mismos durante cuarenta días ininterrumpi-
de Tepic estaba representada por sus miembros más jóve- dos. El gran día a las 12, entró a mi habitación don Diego
nes; mientras que afuera un grupo de mestizos e indígenas vestido de blanco de pies a cabeza y con un costal de hari-
curiosos se reunieron alrededor de la entrada, tratando de na colgado a su espalda, anunciando que iríamos de visita.
ver la encantadora escena del interior —los pelagatos, hom- Sabiendo que era imposible oponer resistencia, me rendí
bres o mujeres, que estaban más cerca de la puerta eran de incondicionalmente y permití que me vistieran con el mis-
tiempo en tiempo empujados hasta adentro del salón. mo atuendo blanco. Sin embargo, cuando la cuestión del
Del grupo que se encontraba adentro, el personaje más sombrero fue considerada, no tuve más remedio que por-
conspicuo era sin duda el general don Carlos Rivas, hermano tar un viejo sombrero de paja, que contrastaba miserable-
del prefecto. Este distinguido individuo apareció con el uni- mente con la elegante cachucha que don Diego vestía con
forme completo de general y fue, claro, el león de la noche. galantería.
Pero entre la masa de afuera había uno más grande que Al salir de la casa nos encontramos con mi arriero —el
él —el indio Manuel Lozada—, quien ejerce una influencia desgraciado Catarino— acurrucado como siempre a los pies
tan poderosa sobre los indios de Jalisco y Sinaloa, que puede de la puerta y me reí al encontrarlo ya bañado de harina.
decirse que las vidas de los habitantes de esta región depen- Nuestra primera visita fue la casa del prefecto, cuya hija fue
den de él. Siendo reconocido por las autoridades, quienes lo bañada de harina por don Diego de una manera muy cere-
atendían con diligencia, Lozada fue invitado y casi forzado moniosa: las mejillas primero, luego la frente y el pelo. Ter-
contra su voluntad a entrar al salón de baile donde se en- minado esto, procedió a romperle sobre la cabeza un huevo
contraba muy fuera de lugar […]. lleno de pequeños papelitos de color. Esta ceremonia se re-
Había oído mucho acerca de este terrible Lozada y es- pitió en cada visita y era muy notable la gravedad con la
taba preparado para conocer a un verdadero monstruo; en cual las señoritas ofrecían sus rostros para ser embadurna-
verdad fui sorprendido al encontrar delante de mí a un joven dos, a duras penas sonriendo en algún momento.
delgado y lampiño y de un aspecto no muy monstruoso. Su Al principio, por no estar acostumbrado al rito, pruden-
ropa era excesivamente sencilla, consistía en una chaque- temente me dediqué sólo a observar la actuación de mi
ta de tela negra, pantalones cafés y chaleco, y un [sombre- compañero. Siempre con la esperanza de poder hacer mis
ro] de [fieltro] corriente. Era un hombre extremadamente propias prácticas, una vez que haya dominado los rudimen-
reservado, pero cortés; y con dificultad pude creer que sus tos de esta ciencia. Sin embargo, no había esperanza para

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mí ni debí aspirar a lograr la perfección de don Diego, la cual go ennegrecida de pintura para la diversión de todo el mun-
evidentemente era el resultado de una larga práctica combi- do; con su traje blanco y su cara negra parecía un fotógrafo
nada con grandes aptitudes naturales. Además, yo no había distraido que acababa de tomarse una foto a sí mismo.
sido proveído con un costal de harina como el de don Diego Afortunadamente esa noche hubo poco tiempo para
y me sentí poco diestro si me hubiera visto obligado a hun- conversar; cada vez que uno se encontraba con la dificul-
dir continuamente las manos dentro del saco para conseguir tad de no saber qué decir —que para mí fueron muchas—
la munición, de la que ellos estaban atestados. sólo tenía que pedirle permiso a las damas para romperles
A pesar de las desventajas, procedí a intentarlo con la un huevo en la cabeza y ellas accedían gustosas. […]
hija más joven del doctor Narváez. El excelentísimo doctor Como la fiesta no se había interrumpido durante seis
no se encontraba en ninguna parte de la casa y sus hijas nos horas —de nueve P. M. a tres A. M.— no pude aguantar
informaron que su padre se había encerrado en su cuarto, más y me retiré a dormir un poco, antes de mi regreso a
donde pensaba permanece todo el día, para escapar de las Guadalajara.
incursiones. A la mañana siguiente, ’miércoles de ceniza’, todo Tepic
Después de una hora de diversión, le sugerí a don Die- estaba tratando de lavarse y peinarse el pelo lleno de harina,
go que tal vez sería prudente tomar un pequeño descanso para después vestirse con costales y ceniza. A mí me tomó
antes que las festividades mayores de la tarde comenzaran, tanto tiempo que no pude salir de Tepic hasta las ocho de la
pero él no quería desistir ni por un instante y yo me fui solo mañana, una hora demasiado tarde para comenzar viajes en
a descansar. México” (Bullock, 1992 [1866]: 207-213).
Poco después de las cuatro p. m., me asomé a la azotea
atraído por el sonido de tambores y de alegre diversión en *
las calles. Abajo había un gran grupo vestido completamen-
te de blanco, desfilando frente a la casa. Bajé y salí de inme- Una vez definida la Guerra de Secesión, los Estados Unidos
diato a la calle para unirme a la procesión bacanal, que iba terminan su neutralidad “oficial” en enero de 1866 y apo-
apropiadamente encabezada por un duende montado sobre yan abiertamente al bando republicano de México, de tal
un burro, ambos bañados de harina; el burro con un aspecto manera que “Barcos de San Francisco abastecen a las tropas
de no saber lo que estaba sucediendo. Detrás del burro venía de Corona que amagan Mazatlán” (Meyer, 1989: 190).
la banda, o el gran tambor, el cual ahogaba completamente
el sonido de los otros instrumentos, si es que había alguno. Los días 10 y 20 [de abril de 1866] Lozada, sin la ayuda de
Seguían a la banda los hombres importantes de Tepic, los franceses, derrota a Corona en Concordia. Sorpresa ge-
entre los que alcancé a reconocer con alguna dificultad, a su neral: en lugar de unirse a los franceses para acabar a Coro-
excelencia el prefecto y al consul británico, ambos llenos de na, se retira hacia Tepic, pretextando que su tropa no había
harina y con una apariencia de un par de alegres leñadores recibido su soldada. […] La verdad es que el tigre alicantino
disfrutando unas vacaciones. es un zorro y que (el general Carlos] Rivas [quien oficial-
Éste es el gran día del año, Tepic espera que todo hom- mente era el superior de las tropas imperiales en el Depar-
bre deje de lado su dignidad y cumpla su deber participan- tamento de Nayarit], después de tratar con los franceses en
do en las festividades. Si algún ciudadano no participa y su Mazatlán, le había informado de la próxima retirada [gene-
ausencia se hace notar, el duende con su burro guía la pro- ral] francesa… (Meyer, 1989: 191).
cesión hasta la casa del desertor. Si las puertas y ventanas
estuvieren cerradas, los miembros más ágiles del grupo se Ante la derrota de sus aliados sureños en Estados Uni-
suben hasta la azotea en busca de una entrada. Una vez dos, Napoleón III había decidido dar por concluida la aven-
adentro, al desertor y su familia se les aplica una dosis doble tura imperialista en México y, como Maximiliano se negaba
de venganza inofensiva, bañándolos de harina. Una vez cu- a capitular, planteó una retirada disfrazada que, para no fal-
biertos de harina, ya no desistirán de participar en la trova, y tarle al respeto abiertamente a la Casa Austro Húngara (de
así, todo el grupo pasa a la casa de la siguiente víctima. […] la que provenía Maximiliano), ordenaba —sumisa voce y
En la noche se llevó a cabo el baile de la harina. Fue un en contra de la opinión de los oficiales galos en campaña—
espectáculo muy curioso ver a los caballeros y a las damas la apariencia de derrotas para las tropas francesas a manos
vestidos de blanco y armados con bolsas de harina y huevos del ejército republicano (Meyer, 2002: passim).
de colores. No había una sola mancha de negro, excepto por Lozada interpretó correctamente la coyuntura. El 19
mis botas, de las cuales me avergoncé, y la cara de don Die- de julio de 1866 —enfermo de tuberculosis— dirige una

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circular en la que comunica que se retira a la vida privada, derá directamente del gobierno supremo de la república”
deja el mando al Jefe Militar de Tepic y se coloca en una si- (apud López González, 1997: iii). Es muy probable que la
tuación de neutralidad en los hechos. En octubre de 1866 Casa Barrón y Forbes, convertida ahora en una fuerte insti-
”Corona manda [desde Sinaloa] una columna hacia Jalisco tución financiera establecida en la capital de la República e
que atravieza el departamento de Tepic sin problemas, […] importante acreedora del gobierno de Juárez (apud Meyer,
El día 1 [de diciembre] Lozada proclama su neutralidad ofi- 1984: 215) —entonces bajo la dirección de Eustaquio Ba-
cial. El 18 de diciembre Corona confirma a Juárez la neutra- rrón Añorga (*-1869), haya influido en tal decisión.
lidad de Lozada” (Meyer, 1989: 196-197). En enero de En noviembre de ese año, resultaron electos como di-
1867 “Las tropas de corona pasan por las orillas de Tepic putados ante el Congreso de la Unión Manuel Payno y Flo-
[rumbo a Guadalajara y Colima] y se acuartelan en el Con- res (1810-1894) —destacado político e intelectual de la
vento de la Cruz el día 7, sin el menor incidente” (Meyer, ciudad de México— por el Distrito de Tepic; Miguel Ose-
1989: 197). guera —secretario particular de Lozada— por el Distrito de
Ramón Corona, al frente del Ejército de Occidente parti- Ahuacatlán; y el joven abogado Carlos Rivas Gómez —hijo
cipó, junto con soldados republicanos de todas las regiones de Carlos Rivas Góngora, amigo y consejero de Lozada—
del país, en la toma de Querétaro. Fue designado segundo por el Distrito de Santiago Ixcuintla. Oseguera no se pre-
en jefe de las fuerzas de la República, bajo el mando del ge- sentó y su suplente, Mariano Riva Palacio (1803-1880)
neral Mariano Escobedo. —político de amplia trayectoria en el centro de México—,
El abandono del país por parte de las fuerzas francesas tomó su lugar. Manuel Payno tampoco se presentó, pero
habían dejado a Maximiliano sólo con el apoyo de sus mili- su suplente tampoco lo hizo, ya que se trataba de “valo-
tares mexicanos, menores en número que los contingentes res entendidos”. El peso político de Payno, auspiciado en ese
republicanos. “…el 11 de marzo de 1867, embarcaron las puesto por la Casa Barron y Forbes, sólo se utilizaría si era
últimas tropas [francesas] cesando todo auxilio al Imperio” necesario. El representante directo de Lozada (Oseguera)
(de la Torre Villar, 1974: 70). no hizo efectivo su peso en el centro del mexicano, debido
Después de un cerrado sitio que duró más de dos me- quizás a que su jefe prefería mantenerlo como su secretario.
ses, Maximiliano se entregó a Corona y a Escobedo el 15 de A partir de las elecciones de 1869, los diputados por
mayo de 1867. Tras el fracaso de la solicitud del Gobierno el Distrito de Tepic fueron Carlos Rivas Gómez, su tío Luis
de Estados Unidos al respecto, “El 29 [de mayo] Lozada es- Rivas Góngora —ambos representantes de la élite te-
cribe a Ramón Corona para que interceda ante el presiden- piqueña— y el astuto político Manuel Payno, defensor
te Benito Juárez por la vida de Maximiliano […]” (Meyer, de los intereses de la Casa Barrón y Forbes —a partir de
1989: 197-200). Corona contesta el 13 de junio que ha “… 1871 bajo la dirección de Francisco Barrón Añorga (1831-
trasladado íntegra la carta al señor Presidente, única autori- 1903), hijo menor de Eustaquio Barrón el grande y alejado
dad que puede resolver en este caso” (apud Meyer, 1989: del contexto tepiqueño.
201). Maximiliano fue fusilado el 19 de junio de 1867. Mientras tanto, el 12 de abril de 1869 los lozadeños ex-
piden una circular en que se pide que los pueblos que tengan
3. El movimiento lozadeño durante la República problemas con las haciendas colindantes “…entren en pose-
restaurada sión de los terrenos que justamente les pertenecen en arre-
glo de sus títulos, para que […] se convenzan los gobiernos y
Una vez restaurada la República en 1867, los lozadeños los demás pueblos del país, de que si se da un paso violento
reconocen al presidente Juárez (apud Meyer, 1989: 201- no fue para usurpar lo ajeno, sino para recobrar la propiedad
204) y éste se opone a los planes de Ramón Corona de ata- usurpada…” (El País, VIII, 390, 19 de junio de 1869).
car al gobierno de Tepic y aniquilar a Lozada, para lo cual El 22 de noviembre de 1869, en la convocatoria para
solicitaba 15,000 soldados y un año para la difícil campa- la reunión anual [de los pueblos de Nayarit], que tendría lu-
ña, con el fin de “…no repetir los fracasos de Rojas, Ogazón gar el 15 de enero del año siguiente, Lozada aclaró que ha-
y Rocha” (Vigil e Híjar y Haro, 1874: 180-181). Ante la bía dejado el poder en manos de Domingo Nava y se retiró
negativa del presidente, “Corona manifiesta su amargura a aparentemente a la vida privada, debido a que el susodicho
Juárez: ‘Si no hay campaña de Álica, yo creo que concluyo y otros compañeros presentaron inconformidad con respec-
mi carrera militar’” (apud Meyer, 1989: 207). to a sus actos y, para evitar la discordia, entregó el poder
El 7 de agosto de 1867, Juárez decreta que “El distrito a quien aparecía como jefe de la oposición (apud Meyer,
de Tepic quedará por ahora como distrito militar, que depen- 1989: 288). Da la voz de alerta:

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…no para que los pueblos se alarmen, porque no hay ningu- de los Estados de Nayarit, Sinaloa y Sonora” (apud Meyer,
na invasión que rechazar, ni enemigo a quien combatir con 1989: 220).
las armas, sino para que, conociendo el mal que les amena- En mayo o junio de 1872, “[…] Lozada pierde el ojo
za, que es de naturaleza muy diversa, se tomen las medidas derecho al pescar con explosivos en el río [Santiago]. Según
convenientes y oportunas para prevenirlo y evitarlo. Ese pe- [Ireneo] Paz [, Secretario de Porfirio Díaz y quien lo acom-
ligro consiste en la discordia y desunión que se ha introdu- pañó durante su refugio en territorio lozadeño], se quemó
cido entre nuestros mismos compañeros de armas; […] yo todo el lado derecho de la cintura para arriba y perdió dos
opino […que] ese mal es […] gravísimo y de fatales con- dedos de la mano derecha” (Meyer, 1989: 217).
secuencias para los pueblos que deben fijar en él toda su Porfirio Díaz se refugió en el territorio lozadeño a par-
atención para hacerlo desaparecer de origen… (apud Me- tir de abril de 1872. El 18 de julio de ese año falleció Beni-
yer, 1989: 289). to Juárez. Díaz recibió la noticia telegráfica mientras comía
sandías y “piñas de agua” en la playa del río, frente a San-
El 16 de septiembre de 1870 se firma por 468 lozade- tiago Ixcuintla, en su ruta rumbo a Sinaloa. Este hecho “…
ños el manifiesto “Los pueblos del Estado de Nayarit a la raza cambiaría de la noche a la mañana el curso del levantamien-
indígena y demás individuos que constituyen la clase menes- to porfirista, puesto que desaparecía la causa medular de la
terosa del pueblo mejicano” (apud Aldana Rendón, 1983: disputa. Lerdo de Tejada asumió entonces el poder Ejecuti-
181-209). Entre los 59 pueblos, 4 haciendas, 3 villas, 3 ciu- vo y dictó una amplísima amnistía a la que se acogieron los
dades y una organización de artesanos, se incluyen cuatro principales cabecillas de la revuelta, a excepción de Porfirio
comunidades coras (San Francisco [Kuaxata], La Mesa del Díaz” (Muriá, director, 1981, III: 295) y Plácido Vega, ex-
Nayarit [Yaujque’e], Jesús María [Chuísete’e] y Huaynamo- gobernador de Sinaloa.
ta), una comunidad huichola (San Andrés Cohamiata [Ta- En agosto de 1872 tiene lugar una polémica en el eje
tei Kié]) y dos comunidades tepehuanas (Huazamota y San Tepic (en realidad, los diputados Carlos Rivas Gómez y Luis
Lucas) (apud Jáuregui y Meyer, editores, 1997: 86). Rivas Góngora (representantes de la élite tepiqueña) y Ma-
El 16 de diciembre de 1870, muere Carlos Rivas Gón- nuel Payno (nombrado a instancias de la Compañía Barros
gora (1816-1870), hacendado y miembro de la élite te- y Forbes), quien carecía de arraigo en el territorio nayarita,
piqueña, partidario de los “macuaces” y alto empleado de y se pronunciaban en nombre de su supuestos representa-
la Casa Barron y Forbes. Él había sido el principal asesor de dos) — Guadalajara (la Legislatura de Jalisco) — México
Lozada y quien se desempeñó hasta su fallecimiento como (el periódico El Federalista) sobre la erección de Tepic en
Apoderado General de los Pueblos de Nayarit. Lozada per- estado de la federación (apud Meyer, 1989: 221- 227).
dió con él a su principal director y operador político. En octubre de 1872, dos de los principales jefes loza-
En febrero de 1871, Corona comunica a Juárez que “…la deños, Ramón Galván y Praxedis Núñez (de Atonalisco), se
manifestación [política] de los pueblos […] la está repartien- enemistaron por una mujer. Este último, apoyado por An-
do [Lozada] hasta los confines más retirados de la República drés Rosales (de San Luis), atacó al primero y luego los dos
[…] el señor Administrador de Correos ha detenido los ma- insubordinados abandonaron el Territorio de Tepic y se pre-
nifiestos de Lozada […] por el bien público y como acatan- sentaron con el general Corona en Guadalajara. “[…] otros
do una medida revolucionaria” (apud Meyer, 1989: 215). que habían pertenecido a la fuerza de Lozada, y que esta-
El 25 de octubre de 1871, Lozada siente la proximidad ban igualmente descontentos de éste, aunque no eran de la
de la muerte debido a sus enfermedades (aparentemente banda de Núñez, fueron también a presentarse [al] gobier-
padecía de tuberculosis). Hace público su testamento polí- no [de Jalisco], y todos se pusieron a las órdenes del general
tico, en el que destaca “Que permanescais unidos entre sí y Corona” (Pérez González, 1894: 552-553).
con los demás pueblos, observando fielmente el pacto cele- “A través de Dionisio Gerónimo, jefe cora de La Mesa
brado el 15 de enero de 1870” (apud Meyer, 1989: 296). del Nayar, [Lozada] lanza un llamamiento a los ‘rebeldes’
El 10 de noviembre de 1871, Porfirio Díaz —en rebe- para reintegrarse, garantizando su seguridad” (El Federalis-
lión contra la reelección de Juárez desde el día 8, en que ta, México, II, 525, 20 de noviembre de 1872).
proclamó el plan de La Noria— declara desde Oaxaca “… “[El] 31 de octubre, [de acuerdo con el Diario de los
Estado de Nayarit, la parte conocida como 7 Cantón de debates] (los diputados de Tepic Carlos Rivas [Gómez],
Jalisco o Distrito Militar de Tepic…” (apud Meyer, 1989: Luis Rivas Góngora y Manuel Payno plantean ante el Con-
218). Luego, en abril de 1872, desde Talpa nombra a Loza- greso:] ‘Ojalá se aproveche tan brillante ocasión [el pleito
da “…general en jefe de la cuarta línea militar, que compren- entre Núñez contra Lozada] para destruir al poder de Lo-

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zada’” (apud Meyer, 1989: 228). Por lo tanto, en ese mo- Lerdo de Tejada de la situación especial que guarda el Distri-
mento los diputados federales de Tepic se manifiestan de to de Tepic en lo referente a “[…] hacer abandonar instan-
manera pública, a diferencia de su proceder acostumbrado, táneamente hábitos y costumbres que los habitantes creen
en contra de Lozada y el movimiento de los pueblos naya- muy naturales y que practican sin tener consciencia delibe-
ritas. La razón era que una de las condiciones legales para rada de que desobedecen a la ley y quebrantan preceptos
lograr su proyecto de que el Distrito de Tepic se convirtiera que no han podido conocer por la naturaleza misma de su
en Estado de la Federación implicaba la estabilidad política vida retirada y campestre […]” (apud Meyer, 1989: 308).
y una situación “de paz social”, que el movimiento lozadeño Lerdo de Tejada es implacable, se muestra incompren-
ponía de manera permanente en cuestionamiento. sible a lo que hoy se designaría como “usos y costumbres”
En noviembre de 1872, según El Federalista, Lozada y propone, el 10 de diciembre de 1872, como condiciones
hace preso a “…[Fernando] Menchaca [Maitorena], repre- para “[…] que el Gobierno pudiese continuar en buenas re-
sentante de la Casa Barrón y Forbes, por considerarlo pro- laciones con Tepic: […] 4. Que los pueblos se sometan a
motor de tal rebelión [la de Praxedis Núñez]. Al mismo los tribunales comunes para el deslinde de la cuestión de
tiempo, el Jefe Político Juan San Román decide abandonar terrenos, sin que tenga lugar lo practicado por la comisión
Tepic para trasladarse a la ciudad de México, rompiendo […] [instalada por Lozada]. 5. Que deje de subsistir el gobierno
con Lozada y los indígenas…” (Pantoja Reyes, 1995: 132). militar que los pueblos han establecido independientemen-
Estos elementos permiten suponer que la Casa Barrón te de la autoridad del Gobierno…” (apud Ceballos, 1912:
y Forbes ahora estaba moviendo los hilos en contuvernio 121-122).
con el Gobierno central desde la capital de la República para La Casa Barrón y Forbes, en acuerdo con la élite tepi-
deshacerse de Lozada, bloquear la restitución de tierras a los queña (encabezada por la familia Rivas) había apostado en
pueblos nayaritas y emprender una nueva versión de pro- esa coyuntura por el liderazgo de los ex-lozadeños aliados
yecto capitalista. La ruptura de Núñez y Rosales con Lozada del estado de Jalisco, ya que el periódico El Payaso de Gua-
fue, si no promovida, sí cobijada y quizás auspiciada —en dalajara notificaba que el 12 de diciembre “…llegó un tele-
todo caso, aprovechada— por la Casa Barrón y Forbes. grama de México, de la casa Barrón, en que se dice que todo
Ese mismo noviembre de 1872 los diputados por Te- se arreglará favorablemente […] Si el gobierno sabe com-
pic votan a favor de que sea declarado Presidente de Mé- prender las cosas, hasta ahí va perfectamente, porque [An-
xico Sebastián Lerdo de Tejada y, de esta manera, sellan su drés] Rosales y Praxedis Núñez viniendo [hacia Tepic] con
alianza con dicho político. En esta coyuntura, de nuevo los fuerzas que el gobierno mande, no habrá balazos […] daría
diputados jaliscienses procuran que Tepic sea reacomodado por resultado la presentación de todos los pueblos, sin de-
como un Cantón del estado de Jalisco. El 2 de diciembre de rramamiento de sangre y sin mucho costo para la nación.
1872, se presentó en el Congreso de la Unión un proyecto Lozada en realidad no existe y se concretará a hacer lo que
de ley cuyo artículo único rezaba: “Volverá al órden consti- el Cid con los Moros de Granada [Lozada, para esas fechas,
tucional el cantón de Tepic reicorporandose al Estado de Ja- está ya muy enfermo e inválido]. La sola efigie es la que les
lisco […]” (apud Meyer, 1989: 231). da valor…” (apud Meyer, 1989: 232).
Las contradicciones del agrarismo lozadeño contra la El 26 de diciembre
Casa Barrón y Forbes por los deslindes de terrenos en el Dis-
trito de Tepic hace meses que son patentes y, por lo tanto, […] el Congreso de Jalisco sabe que ‘la campaña está pre-
la carencia de apoyo hacia Lozada en esa coyuntura en al parada; depende sólo su realización de que Lozada acepte
ciudad de México por parte de Barrón, de nuevo importante las proposiciones que se le han hecho y que se reducen a
acreedor ahora del gobierno de Lerdo de Tejada, debió haber que devuelva a sus dueños las propiedades que ha quitado
sido determinante. y reconozaca al gobierno’ (Archivo del Congreso de Jalis-
En noviembre y diciembre de 1872 Lozada, por medio co, Gobierno, 1872, cuaderno de sesiones secretas, pági-
de sus comisionados —ya que los diputados no son repre- na 49). Lozada no había dejado de reconocer al gobierno,
sentantes de su movimiento—, en la ciudad de México co- pero se le pedía nulificar 15 años de lucha agraria” (Meyer,
munica su adhesión al gobierno “…y la resolución que tiene 1989: 232-233).
de emplear todos su influjo para hacer que se obedezcan no […] al aceptar el Gral. Lozada las condiciones impuestas,
solo la Constitucion general de la República, sino todas las no solamente se exponía a perder su influencia con los pue-
disposiciones que emanen del Gobierno supremo” (apud blos, sino que se convertía en traidor a ellos y a su ideales…
Meyer, 1989: 308). Pero intenta convencer al presidente (Peña Navarro, 1967 [1956]: 248).

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El 10 de enero de 1873, tiene lugar la “Junta de los ron incorporados a las fuerzas de Corona con el grado de
principales jefes lozadeños en San Luis, con Plácido Vega, tenientes, formaron una brigada con los cuerpos 14 y 21
ex gobernador liberal de Sinaloa y compañero de Porfirio de infantería para que, en tanto “…conocedores del terre-
Díaz en la rebelión de La Noria. Este personaje probable- no en el que debía operarse…”, actuaran sobre sus antiguos
mente convenció a Lozada de que no había otro camino compañeros; de hecho, constituían la “guerrilla explorado-
más que la guerra, sublevando a la raza indígena desde So- ra” (apud Mejía, 1873: 192).
nora hasta Colima” (Meyer, 1989: 233).
De manera responsable, “…Lozada lanzó una proclama 4. El gran atrevimiento de los pueblos del estado de
á los Residentes de Tepic, diciéndoles que en caso de guerra, Nayarit: ataque hacia Guadalajara (la Batalla de la
no respondía por la conducta de sus hombres, ni garantiza- Mohonera, enero de 1873)
ría la seguridad de personas o propiedades…” (apud Meyer,
1989: 321). […] comenzaron a moverse las fuerzas de Lozada por tres
“[…] la comisión regresó de México y Lozada llamó a rumbos distintos: hacia el N. E. salió el jefe indígena [cora]
junta a sus jefes y otras gentes el 15 de enero […;] presio- Dionicio Gerónimo con cerca de dos mil hombres y se diri-
nado por sus jefes […], decidió resistir al gobierno…” (Ken- gió al límite del Estado de Zacatecas; Agatón Martínez, con
nedy, apud Meyer, 1989: 322). su gente de Santiago Ixcuintla [y la costa norteña de Naya-
El Capitán de Fragata (Commander) de la marina-ar- rit], se dirigió al N. O. para el Estado de Sinaloa; y Lozada,
mada británica W. R. Kennedy atraca en San Blas el bar- en compañía de D. Plácido Vega, con poco más de ocho mil
co H. M. S. Reinder, el 16 de diciembre de 1872, para hombres, divididos en varios cuerpos mandados por los je-
rescatar a quienes buscaran protección de la bandera in- fes subalternos Domingo Nava, Ramón Galván y otros, se
glesa. “Uno de los primeros que llegó fue Sr. Heaven, el dirigió hacia el Estado de Jalisco. […]
gerente de la Firma Barron, Forbes y Cía. […] Todos los Aquella fuerza expedicionaria [sic] estaba contagiada
oficiales del gobierno, incluyendo a todo el personal de de la discordia que desde algún tiempo antes reinaba entre
la aduana de Tepic y San Blas ya habían renunciado y se los principales jefes de ella, por cuya causa muchos descon-
habían refugiado a bordo de este barco” (Kennedy, apud tentos, y otros que se apoderaban de algunos efectos en las
Meyer, 1989: 322). El barco partió el día 25 de enero poblaciones en tránsito, desertaron; así es que cuando pro-
rumbo a Mazatlán. siguió su marcha desde Tequila [en donde encontró alguna
El 17 de enero de 1873, se difunde el “Plan libertador resistencia por parte de la guarnición local] ya no eran más
proclamado en la sierra de Álica por los pueblos unidos de que, escasamente, seis mil hombres los que seguían a Loza-
Nayarit” (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 248-254). da” (Pérez González, 1894: 554-555).
La lista de los 86 firmantes es encabezada —de manera
sintomática y simbólica— por Dionisio Gerónimo, el jefe La opinión de Juan Panadero, antes de la Batalla de la
cora más prominente. Al día siguiente, Lozada —en su ca- Mohonera
lidad de “jefe del ejército restaurador”— hace público un
“Manifiesto a la nación mexicana” (apud Meyer, 1989: El periódico tapatío Juan Panadero comunica con sorna el
317-319). En los hechos, Lozada y los pueblos de Nayarit manifiesto lozadeño contra el gobierno central:
se sublevan contra el gobierno central.
Tiene razón Meyer en que esta batalla no la hubieran “Gacetilla. […] Guerra internacional.— Me aseguran que
querido así ni Lozada ni Corona, ya que el primero se ve de la reunión de indios convocada por Lozada resultó que
obligado a salir fuera de su territorio y llevar a cabo una ac- se declarara la guerra a D. Sebastián [Lerdo de Tejada].
ción bélica para la que no estaba acostumbrada su gente, Aquellos sí que no andan con dianas, ni son tan reservados
esto es, una batalla en orden abierto. El segundo, porque en como el presidente, que cuando apenas tomaba sus me-
lugar de ir al ataque es obligado a salir a la defensiva, debi- didas precautorias le salieron al encuentro y le dejaron un
do al apresurado movimiento militar de Lozada, que le exige campo abierto para no buscar pretestos [sic], ni para jus-
combatir con un número de soldados menor al que hubiera tificar su política. De veras que la potencia de Álica no se
esperado contar. parece a una potencia europea, pues que no usa de notas,
Se debe destacar que los ex-lozadeños que se habían ni de protocolos, ni de enviados extraordinarios, ni de otras
separado del movimiento, Praxedis Núñez (“La Pantera” de primas de esa especie, sino que se va al grano” (Juan Pa-
Atonalisco) y Andrés Rosales (de San Luis de Lozada), fue- nadero, II, 48, domingo 19 de enero de 1873: 6).

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Luego aprovecha la coyuntura para atacar al goberna- propietarios, para avasallar a los ciudadanos libres; pronto las
dor Ignacio Luis Vallarta y al congreso del estado de Jalis- disposiciones del hombre hazlo todo, ahogarán a la nacien-
co y manifiesta su oposición ante las decisiones tomadas en te libertad en su cuna y destruirán los pocos hábitos repu-
esa coyuntura. blicanos que hemos adquirido. El ataque que la legislatura
ha dado al Estado ha sido peor que el que hubieran podido
Editorial. ¡Jalisco está invadido! darnos los indios de Lozada. A éstos se les habría resistido
Naturalmente uds. me preguntarán que por quién, por- como á unos bandidos declarados y aún se les podría matar
que no es fácil adivinarlo […]. para defender la propiedad. Aquella se escuda con la ley y es
[…] se comunicaron el lunes último noticias alarman- más certero su golpe, por eso su tiranía es más despótica y
tes sobre los movimientos de los lozadeños: quién decía que dilatada. […]
diez mil indios habían llegado a Tequila, quién que las avan- La legislatura olvidando su propia dignidad, reviste de fa-
zadas de tales salvajes estaban ya en Zapopan, quién que un cultades al ejecutivo y por un tiempo indefinido; pues el pla-
grueso ejército de apaches subidos en globos venía a tomar zo que se ha fijado es de tal manera vago y malicioso, que si
por asalto esta ciudad; […]. Esto naturalmente puso en alar- por alguna consideración política el gobierno general entra
ma a mi amigo D. Nacho [Vallarta], quien participó su sus- en arreglos con el Tigre de Álica y seguimos en esa situación
to a los diputados para calentarlos y hacerlos disparar como equívoca y absurda de tener un distrito militar en las cue-
a la carabina de Ambrosio. La coyuntura que se presentaba, vas de unas fieras, el Estado será gobernado durante diez ó
no podía ser mejor para favorecer las soñadas pretensiones veinte años por una autoridad arbitraria […].
de nuestro gobernador […]. Los diputados por su parte re- […] en este caso al Estado [de Jalisco] sólo le corres-
presentaron, como pudieron, el papel que les tocaba: […] pondía cooperar á los esfuerzos del gobierno general para
dieron sus patadas en el suelo, á guisa de los muchos que dominar la insolencia de una horda de bandidos, que se pre-
sufren en las orejas el ataque brusco de una mosca. Por su- sentan insolentes, no ante Jalisco que nunca los ha querido
puesto que se le hicieron muchos chismes a D. Sebastián, tolerar, sino ante el gobierno de la Unión y ante la nación
para obligarle a que violentamente levantara a la nación en entera. Si de hecho se reconoce a Tepic como distrito mili-
masa, a fin de reprimir los avances de los bandidos de Tepic; tar, toca al centro hacerse obedecer de los que siendo crimi-
y cuando el gobierno general se tragaba sin contestar los te- nales, convirtió en ciudadanos y colmó de consideraciones.
legramas que se le dirigían, D. Nacho y los diputados pro- Las facultades extraordinarias concedidas a D. Nacho no
rrumpían en gritos de desesperación y en coro maldecían la pueden encontrar un pretesto [sic] racional y justo. Jalisco,
pereza del centro. Todo estaba bien meditado. pues, está sufriendo una invasión de la arbitrariedad y del
La legislatura […] dictó la medida salvadora, después de absurdo, antes que de los lobos que sólo han aullado.
una gran bulla que hizo muy encerradito, dando un decreto No, el pueblo de Jalisco no quiere el imperio salvaje del
en que se conceden a D. Nacho facultades extraordinarias tigre de Álica, pero tampoco la dominación caprichosa y ar-
y amplias, en todas las ramas de la administración, y hasta bitraria de un hombre ciego y de pasiones exageradas. […]
dos meses después a que el gobierno de la Unión restablez- La situación desesperante de Tepic, no se remedia con vestir
ca el orden constitucional en Tepic. Con este gran paso todo a D. Nacho con facultades extraordinarias. Tal vez los hom-
se tranquilizó, los borregos [chismes] cesaron, Jalisco se sin- bres honrados de aquel cantón prefieran estar separados del
tió fuerte, los diputados se quedaron roncos y frotándose las Estado, que sufrir los desaciertos de nuestro gobierno local.
manos de puro satisfechos. Si á aquellos habitantes se les impone por la fuerza la admi-
Me dirán uds. que en lo que llevo dicho no se ve que nistración de Vallarta, es lo mismo o poco menos que sufrir
haya habido la tal invasión á que me refiero más arriba. […] los caprichos del famoso bandido de la Sierra.
muy clarito se ve que D. Nacho dejó invadir su moral con Dejemos al gobierno general que cumpla con su deber,
los cuentos de lo de Lozada para invadir al Estado con sus pero no violentemos los acontecimientos imponiéndole un
facultades extraordinarias. Sí, valecitos, se nos ha invadido, pesado yugo á un pueblo que tiene la conciencia de su de-
se nos ha tomado prisioneros á todos, la sociedad está ven- ber y de su dignidad, y que de buena gana prestará su apoyo
cida; ahora los vencedores buscarán el medio de hinchar el á los defensores de la propiedad y de la constitución. Juan
bolsón empobreciendo a la gente: todos los ramos de la ad- Panadero comprende muy bien que la cuestión de Tepic no
ministración han caído en manos de una cabeza calentu- afecta únicamente al Estado, sino á toda la nación, porque
rienta. Esto era lo que deseaba. Pronto se darán leyes para el grito de guerra lanzado por las fieras de Álica es un desafío
callar á los periodistas, para sacarle el último centavo a los á todo el país: es la insolencia de unos miserables bandidos

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contra la sociedad: es la escupida que los salvajes quieren ocupado por esa horda de lobos. Anoche debe haber sido
arrojar a la civilización. Pero para castigar esa injuria, para asaltado Ameca. Ahualulco ha sido abandonado por los ve-
cazar á las fieras, no debemos dar facultades ni entregar- cinos y está solo. En Tepic se están haciendo grandes prepa-
le nuestras libertades al hombre […] que cree conveniente rativos de guerra. Las fuerzas de Lozada están en Amatitán,
matar una sociedad para destruir un puñado de indios crimi- es decir, a doce leguas de esta capital” (ibídem: 6).
nales.[…]” (Juan Panadero, II, 49, jueves 23 de enero de
1873: 1-4). También se informa:
“Tropas federales.— Anoche llegó una brigada al [incom-
En el siguiente número del periódico se manifiesta un pleto el ejemplar]” (ídem).
drástico cambio de tono.
Los telegramas del gobernador Vallarta al Ministerio
Juan Panadero, representante de la opinión pública de Jalis- de Guerra
co, á los hombres de bien del mismo:
Queridos valecitos: Copia de los mensajes dirigidos [por el gobernador Ignacio
Las fieras de la Sierra de Álica han salido de sus cuevas y Luis Vallarta] al Ministro de la Guerra en los días 28 y 29 de
vienen robando, asesinando y quemando nuestros pueblos. Enero de 1873.
Los bandidos de Lozada han creído necesario extender sus
dominios, y por eso han invadido nuestro Estado. El 28 á las 10 y 5 de la mañana.— Gral Corona salió hoy
Jalisco siempre ha sido respetado y digno, porque sus de Zapopan á las seis de la mañana para batir al enemigo
hijos son valientes e ilustrados. Ha llegado la hora de pro- que estaba en la Venta [del Astillero] con toda su fuerza. Se
bar por la millonésima vez que somos hombres. Dejemos al oyen cañonazos y la Ciudad se encuentra alarmada. Comu-
gobierno general que se ría de nuestras pesadumbres; que nicaré a U. el resultado.— Firmado Vallarta.
no preste violentamente los auxilios que necesitamos y que El 28 á las 3 y 40 de la tarde.— A las diez y media de la
está obligado á darnos. mañana circuló la noticia de haber sido derrotadas las fuer-
No se trata ya de combinaciones políticas, ahora la lu- zas federales por algunos dispersos que llegaron, pero los vi-
cha es entre los hombres honrados y los bandidos. No es gías de las torres [de la catedral de Guadalajara], que ven
esta la ocasión de mirar si D. Nacho es bueno o mal gober- alejarse los fuegos, y noticias posteriores de esploradores,
nante; ahora es preciso defender la propiedad, la honra de se sabe que los indios han sido rechasados hasta la Venta
nuestras familias, la dignidad del Estado y vengar la sangre perseguidos por el Gral. Corona. No tengo todavía noticias
de los que la han derramado en Tequila defendiendo la cau- oficiales del campo, pero le comunicaré inmediatamente las
sa de la justicia. que reciba.— La ciudad está en estado de defensa con ve-
No vamos á defender ningún capricho político, vamos cinos y fuerzas momentaneamente organizadas, y las que
á cumplir con el deber de ciudadanos, vamos á defender dejó el Gral. Corona.— Firmado I. L. Vallarta”.
nuestras casas y nuestras vidas. […]
Valecitos. La hora del combate ha llegado; no hay que Quizás durante una tregua —tras una escaramuza que
recular ni que atorcantarse: somos hombres y como tales, le había resultado favorable de manera inesperada— Coro-
capaces de castigar la insolencia de esa horda de tigres de na envió el siguiente mensaje escueto y ambiguo:
Álica. Reunámonos, organicémonos según el llamamiento
del gobierno y al grito de ¡Viva la sociedad! ¡Viva Jalisco!, Mohonera. Enero 28/873. Sor. Gral. D. Rafael Junguito.—
salgamos á la defensa de nuestros más caros intereses […]” Guadalajara.— Amigo: Después de cinco horas de reñido
(Juan Panadero, II, 50, domingo 26 de enero de 1873: combate, se le han quitado al enimigo tres piezas varios pri-
1-2). cioneros hechole muertos; ya se retira. Pondré parte detalla-
do. Comuniquelo al Supremo Gobierno y al del Estado. […]
En el mismo número del periódico se añade: Son las dose y media del día” (Expediente 10905, Archi-
vo Histórico Militar, Secretaría de la Defensa Nacional; apud
Gacetilla. Últimas noticias.— Tequila ha caído en poder de Agraz García de Alba, 1997: 25).
los indios lozadeños, después de una fuerte resitencia. Los
bandidos de Álica han matado, robado e incendiado en la El general Junguito interpretó esta comunicación como
población que acaban de vencer. Etzatlán también ha sido una victoria por parte de las fuerzas de Corona y así lo hace

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saber al Ministerio de Guerra. El telegrama del general Jun- Acotaciones
guito no ha sido localizado en las publicaciones ni en los ar-
chivos consultados. El gobernador Vallarta no concuerda Si bien Corona se replegó, fue hostigado en su trayec-
con tal interpretación sobre el comunicado de Corona y se to hasta Zapopan y al arribar a Guadalajara se mantenía la
deslida del telegrama de Junguito: preocupación de que Lozada reiniciara los ataques a la Perla
Tapatía, la ciudad se enteró luego de que los nayaritas se re-
El 28 á las 5 y 30 de la tarde.— Ya el Gral. Junguito co- tiraban hacia Tequila y, con este movimiento, Corona que-
municó á U. el parte que de la Mohonera le puso el Gral. dó como el triunfador político, ya que el enemigo no logró el
Corona. Son las cinco de la tarde y el vigía de Catedral ob- objetivo de tomar Guadalajara.
serva nuevos fuegos por el punto del combate.— Firmado Ante esta situación debió haber un arreglo sobre
I. L. Vallarta. cómo se debían presentar los informes y, de alguna mane-
El 28 á las 7 y 45 de la noche.— Siguió el combate ra, orientar la redacción de los artículos periodísticos para,
hasta cerrar el día según los esploradores y vigías. No he- por una parte, presentar a Corona como el victorioso y, por
mos tenido más noticias del Gral. Corona que las trasmiti- otra, convencer al gobierno federal de que debía apoyar al
das á U. por el Gral Junguito.— Firmado I. L. Vallarta. estado de Jalisco con más tropas. Sobre todo, se debía bus-
El 29 á las 9 y 50 de la mañana. Enterado de sus úl- car entrar lo menos posible en contradicción con los tele-
timos telegramas. Estoy dando al Gral. Corona cuantos gramas enviados al Ministerio de Guerra por el gobernador
reemplazos puedo. Según esploradores el enemigo se ha- Vallarta los días 28 y 29 de enero. De esta manera, al go-
lla de Zapopan para el poniente. La plaza [Guadalajara] en bernador Vallarta le correspondió comunicar el primer in-
buena actitud por si el enemigo quisiera acercarse.— Fir- forme el 30 de enero (Expediente 10904, folios 65-70,
mado I. L. Vallarta. Archivo Histórico Militar, Secretaría de la Defensa Nacio-
El 29 á las 10 y 10 de la mañana. Anoche se acercó á nal, apud Agraz García de Alba, 1997 [1984]: 47-52). Es
Garita del Cármen una gavilla. Intimó rendición a la plaza notorio cómo Vallarta se cuida de no reconocer el triunfo
D. Plácido Vega primero á mí y luego al Gral. Junguito. Se militar de Corona y delega en éste el pormenorizar los de-
le contestó devidamente. Estuvimos en actitud de defen- talles de la batalla:
sa: la noche se pasó sin novedad y se retiró el enemigo de
la Garita. El vigía de Catedral observa hoy nuevos fuegos El Gral Corona salió […] de esta ciudad la tarde del 27 per-
en la Mohonera. Son las nueve y cuarto del día.— Firma- noctando en Zapopan, de cuyo punto marcho al dia siguien-
do I. L. Vallarta. te al encuentro del enemigo con el que sostuvo un reñido
El 29 á las 10 y 53 de la mañana.— […] Avisa vigía combate todo ese día y parte del siguiente en los ranchos de
de Catedral que segun observa, el Gral. Corona viene re- la Mojonera, situado cuatro leguas al poniente de esta capi-
plegandose á la plaza y está en Zapopan.— Firmado I. L. tal. Las ocurrencias de esta jornada las estuve comunicando
Vallarta. a U. por telégrafo hasta la vuelta del Gral. Corona á la capital
El 29 á las 12 y 59 del día.— Gral. Corona en Zapopan verificada á las dos de la tarde de ayer con todas sus fuerzas,
batiendose con el enemigo, según observaciones del vigía y trenes, prisioneros y piezas tomadas al enemigo. El mismo
noticias de esploradores. Enterado de venir en camino Co- Gral. habrá participado ya con toda extensión las particula-
roneles Soto y Lobato con quinientos hombres. No es bas- ridades del referido combate (apud Agraz García de Alba,
tante esa fuerza para dominar cituación por que el enemigo 1997 [1984]: 47-48).
es numeroso y crece con la insurrección. Que tras de esa
fuerza venga otra con igual violencia. […] — Firmado I. L. Sobre la comunicación de Corona del mediodía del 28,
Vallarta.— Rafael Junguito”. aclara que:
El 29 á las 3 y 45 de la tarde.— Gral. Corona llegó á
esta plaza dos de la tarde en muy buen orden con sus fuer- Las numerosas fuerzas del enemigo impidieron […] toda
zas. El enemigo está en Zapopan de donde ya no lo persi- comunicación con el Gral. Corona y hasta las cuatro de la
guió. Es provable que los indios interrumpan telégrafo, en tarde se recibió el parte en que comunicaba el buen esta-
cuyo caso mandaré noticias a las primeras oficinas.— Fir- do de su fuerza; el haber hecho prisioneros al enemigo y to-
mado I. L. Vallarta. mándole tres piezas, cuyo parte transcribió a Ud. en el acto
el Gral. Junguito encargado de la plaza por la salida del Gral.
Corona (ibídem: 48).

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Luego Vallarta se ve obligado a reconocer que se ha- La opinión de Juan Panadero después de la Batalla de
bía enterado de que Corona había hecho saber su triunfo a la Mohonera
Junguito desde la noche del 28, pero esto entra en franca
contradicción con los telegramas que él luego mandó al Mi- Editorial. Jalisco nunca pierde ni se humilla. […]
nisterio de Guerra el día 29: “A las once de la noche referida Hoy tengo que convertirme en un boletín de noticias,
[del 28] había recibido el Gral. Junguito un segundo parte porque todas las cuestiones políticas de que me he ocupa-
del Gral. Corona, puesto en el Campo a las cuatro y media do están aplazadas. Hay un armisticio entre mi amigo D.
de la tarde en el que ratificaba su triunfo sobre el enemigo Nacho [Vallarta] y mi buena persona. Él ha empuñado la
[…]” (ibídem: 49). bandera de los hombres honrados y yo ciudadano y liberal
Se debe destacar que este segundo parte de la tarde del he tenido que rodearme de esa bandera; en una palabra, en
28 no aparece en los archivos ni en las publicaciones sobre este momento todos somos amigos y nos bebemos un ja-
la Batalla de la Mohonera. rro de agua juntos. Voy, pues, á hacer á un lado mi rifle, para
Pero a continuación Vallarta reitera lo informado previa- contar a mis valecitos lo que ha pasado en estos últimos
mente por telégrafo: días, y no porque creo que uds. no saben nada, sino porque
cumpliendo con mi misión estoy obligado á recoger la pala-
Al día siguiente 29 estuve, comunicando a U. por telegrafo bra de todos y consignar por la prensa, hechos que la nación
el movimiento de retirada que el Gral. Corona efectuaba de entera debe conocer y apreciar.
su campo a esta capital hasta la hora en que entró á la mis- El domingo en la tarde se reunió con bastante entusias-
ma. Durante esta operación circulaban rumores en el vulgo mo la guardia mutua, compuesta en lo general de puros ca-
de que la columna federal venía flanqueada por el enemigo trines, la que apenas recibió una mediana organización para
y se opinaba por algunos que debía auxiliarse para que pu- servir al día siguiente. Se estaba dejando todo para el maña-
diera salir de Zapopan, pero poca importancia se dio a tal na, poque la ciudad no creía que el nido de reptiles de Áli-
idea, visto que el Gral. Corona ningún auxilio pedía y bajo la ca, se atreviera a venir a perturbar nuestro bullicio, nuestros
confianza del buen estado de su fuerza que había comunica- paseos, nuestra vida social, pero nos equivocamos de medio
do en los partes del día 28 (ibídem: 50). a medio: los salvajes soñaron destruir las instituciones, atro-
pellar á las familias y robar en la capital de Jalisco. El general
El general Junguito se dilata hasta el 31 de enero para Corona, el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento com-
entregar al general Corona su parte “[…] sobre lo que ocu- prendieron el peligro que nos amenazaba, y el primero sa-
rrió notable [en Guadalajara durante los días 27, 28 y 29 lió á las doce del día del lunes [27 de enero] con mil y pico
de enero] hasta la vuelta de Ud. á esta población […]” (Ex- de hombres, á encontrar á los bandidos de la Sierra, pero las
pediente 10903, folios 124-125, Archivo Histórico Mili- tropas que llevaba iban casi desnudas, jadeantes de cansan-
tar, Secretaría de la Defensa Nacional; apud Agraz García de cio la mitad de ellas, por haber venido á marchas dobles des-
Alba, 1997 [1984]: 43-46), en el que afirma que: de San Luis [Potosí]. El gobierno del Estado con una gran
actividad, puso en juego sus elementos y comenzó a orga-
A las cuatro de la tarde [del 28] recibo una comunicación nizar fuerzas, con objeto de poner á la ciudad al abrigo de
en la que me participa U. su triunfo sobre el enemigo apo- las gavillas que pudieran desprenderse del campo de bata-
derándose de tres fuerzas de artillería y haciéndole algunos lla. El ayuntamiento, movido por un espíritu verdaderamen-
prisioneros. Esta noticia, acordamos el C. Gobernador y yo te republicano, convocó a los vecinos para la formación de
fuese solemnizada con un repique general, y que se publica- la guardia municipal: los honrados artesanos, los empleados
se fijándola en las esquinas y la trasmití al Supremo Gobier- y personas de alta representación social estuvieron prontos
no… (ibídem: 44). para alistarse en esa guardia que debería llevar la bandera de
la sociedad, que iba á ser la defensora de los intereses socia-
Al respecto, Vallarta sólo reconoce haberse enterado del les de la ciudad. […]
“buen estado de la fuerza de Corona, etcétera” —no hace El martes á las nueve de la mañana se empezaron á oir
explícito lo referente a su supuesto triunfo— e informa que tiros de cañón, porque las valientes tropas del general Coro-
“Tan plausible noticia se celebró con un repique cuya de- na encontraron en el rancho de la Mohonera á la chusma de
mostración reanimó la moral de las pocas fuerzas que guar- los indios lozadeños en número de seis á siete mil hombres:
necían [Guadalajara] y se activaron las operaciones que se la alarma cundió por toda la ciudad, no era alarma que estira
dictaban para la defensa de la misma” (ibídem: 48). las caras y las [pone] como de caballos, sino que agita todos

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los corazones y vigoriza las fuerzas de los pueblos dignos. resistirlos, obrando con tal prudencia que se defendió de
No faltó quien hiciera circular funestas noticias de que el ge- ataques bruscos cinco horas, después de las cuales y cuan-
neral Corona había sido envuelto por los bandidos de Álica y do lo creyó oportuno tomó la ofensiva y destruyó los [sic]
que había sido derrotado ante el numeroso número del ene- columnas enemigas, quitándoles su artillería, tomándoles
migo. Todo era confusión: nada sabíamos a pesar de estar a prisioneros y dispersándolos, y esto no obstante de que el
cuatro leguas del lugar del combate; por eso la ansiedad pú- parque de la artillería casi estaba inservible por descuido del
blica crecía […]. Los hombres de bien se sentían humillados encagado respectivo; de tal suerte que esa falta fue suplida
nomás con la idea de la posibilidad de que los salvajes de con los paños de sol de los mismos artilleros. Pero como las
Álica vinieran a hollar el suelo de nuestra capital. En la ma- hordas vandálicas de Lozada eran numerosas, se reforzaron,
ñana del mismo martes llegaron paquetes de impresos que y no animándose a batir al general Corona, se consolaron
contenían proclamas de Lozada, y el plan político de esa fie- con permanecer en frente de éste todo el día de la batalla. Al
ra, en el cual se atreve a proclamar la destrucción de nues- día siguiente procuraron llamarle la atención con una caba-
tro sistema republicano, el establecimiento del imperio, y á llería, para impedirle su regreso a esta ciudad; pero el herói-
enarbolar el horroroso estandarte de religión y fueros. Esto co general se retiró con bastante orden, y con la artillería se
aumentó la indignación pública; el partido liberal se aprestó quitó de encima a los lozadeños que aun pretendían batirlo,
para machacar la cabeza revolucionaria […]. logrando llegar a Guadalajara, con un verdadero triunfo, con
La guardia municipal, en la que se veía á los hombres sus tropas, aunque cansadas y muertas de hambre, pero lle-
sinceros y de todas las comuniones políticas, se puso en alta nas de moralidad y todavía con tanto brío como si aun no se
fuerza y dividida en secciones recorrió las calles de la ciudad, hubieran batido.
conservando el orden y velando por la seguridad pública. La Los habitantes de Guadalajara no hallaban cómo expre-
guardia mutua… ¡Oh! La guardia mutua no pudo reunirse, sar su admiración al joven y valiente general. Con un puña-
porque los borregos que circulaban eran capaces de hacer do de bravos había hecho morder el polvo á más de seis mil
perder los estribos al más planchado: varios miembros de di- salvajes, salvando las instituciones, el honor de Jalisco, los
cha guardia prestaron sus servicios aisladamente y sin orga- intereses de esta capital, la paz de la República y llenando
nización ninguna. de gloria el ejército nacional. Sí, valecitos, el triunfo que ha
A las cuatro de la tarde del citado martes se recibió un obtenido el general Corona sobre Lozada es de muy bellas
parte del general Corona, en que muy modestamente daba consecuencias; y si los jaliscienses, la nación entera saben
noticia del triunfo que había obtenido sobre las ordas van- agradecer servicios tan importantes, preciso es inclinarse
dálicas de Lozada, a quien después de cinco horas de reñi- ante ese valiente general y sus subordinados, por su valor y
dísimo combate, logró rechazar, quitándoles tres piezas de heroicidad. […]” (Juan Panadero, II, 51, viernes 31 de ene-
artillería. Con un repique muy suave y pequeño se celebró el ro de 1873: 1-4).
triunfo y a las pocas horas siguieron las noticias alarmantes,
fundándolas en que los valientes soldados del general Coro- Acotaciones
na aún seguían batiéndose. La noche la pasamos con la mis-
ma alarma y con la misma ansiedad la que aun aumentó al No es fácil consultar los números de Juan Panadero corres-
saberse que D. Plácido Vega, desde la garita de la leña, ha- pondientes a los hechos de La Mohonera, ya que en varias
bía intimado la rendición de la plaza, cuya peripecia asustó a bibliotecas jaliscienses están suprimidos. Aquí hacemos re-
nuestras autoridades. ferencia al ejemplar de la Biblioteca Mathes de El Colegio
El miércoles en la mañana fue fecundo en noticias falsas de Jalisco. Se debe aclarar que en el tomo encuadernado de
y en conjeturas: quién decía que varias columnas de los in- Juan Panadero aparece inmediatamente después la misma
dios lozadeños se habían desprendido del campo y atacaban versión del viernes 31 de enero de 1873, pero con fecha del
á la ciudad por el Sur; quién que el general Corona estaba día anterior (jueves 30 de enero de 1873). En ese periodo
sitiado; quién que éste había roto el cerco y corría precipi- Juan Panadero era un periódico con dos publicaciones a la
tadamente para esta ciudad; quién que los defensores de semana, la del jueves y la del domingo. Si el número referi-
la ciudad y de las instituciones habían sido arrollados y que do hubiera aparecido el jueves, como correspondía, no tiene
aún de este lado de Zapopan venían batiéndolos. Entretan- explicación la disculpa por el retraso.
to vean Vds. realmente lo que pasaba. El valiente general “Negritos de mi alma, se me pegó la salea, pero no por
Corona encontró, en efecto, a las fuerzas de Lozada en el flojera, sino por las cosotas que han pasado y que han sido
rancho de la Mohonera y, en el acto formó su batalla para capaces de hacer que uno corra por las calles cantando las

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amapolas [en referencia a la copla: “Amapolitas moradas de mis enfermedades, no puse ningún incoveniente, y creyen-
los llanos de Tepic…”] (ibídem: 1). do que jefes y soldados cumplirán su compromiso que aca-
Hubo demora y ésta no se justifica por la complejidad de baron de celebrar: pero todo fue lo contrario: una parte de
los acontecimientos tratados, sino, más bien, por el acuer- la tropa y oficiales corrieron vergonzosamente, dejándome
do que se estaba gestionando —entre Corona, Vallarta y la a mí y a la mayor parte de sus compañeros comprometidos
prensa— acerca de la versión de los hechos de la Batalla de combatiendo con el enemigo].
Mohonera. Los detalles del combate, desde el bando tapa- Hoy que nos hemos reunido en número considerable de
tío, sólo podían ser proporcionados por los militares partici- todos los habitantes del Estado, ha sido para ser la burla de
pantes, ya que no hubo reporteros de guerra por parte de los nuestros enemigos, y doble trabajo para los antiguos jefes,
periódicos. porque los jefes nuevos nombrados, habiendo peligro no se
No obstante todo el arreglo sobre la narración de la ba- sabe de ellos, y menos de la clase de tropa, como acaba de
talla, Juan Panadero confirma que Corona regresó en replie- suceder en la acción inmediata a Guadalajara el martes 28
gue a Guadalajara sin tener conocimiento de que Lozada se y miércoles 29 del próximo pasado, habiendo combatido en
retiraba también. Por lo tanto, queda claro que al momento esa acción solamente la 1ª Brigada que iba a retaguardia al
de entrar a Guadalajara Corona no tenía seguridad de su su- mando del General Nava.
puesto triunfo. Las de Ahuacatlán y Tepic se puede asegurar que de cada
“Se debe advertir que el señor general Corona no supo una no quedaron 100 hombres, y los que quedaron sirvieron
todo el daño que causó al enemigo y cuando entraba á esta solamente para maldita la cosa, sólo para dar qué hacer.
ciudad dispuesto á resistir a Lozada, éste tomaba el rumbo La caballería que quedó de ambas, por andar revuelta con
de sus madrigueras, presa de un terror pánico” (ibídem: 5-6). las otras el miércoles en la mañana, sólo se ocupó de correr
Asimismo, en su apreciación “a vuela pluma”, Juan Pa- rumbo al Sur del campo que ocupaba el enemigo, solamente
nadero acaba dando una pérdida aproximada de un tercio por no oir los tiros de fusil y de pieza del enemigo, así se debe
en cada bando. creer, pues el enemigo iba lejos de ellos una legua.
Con muy poca gente de caballería e infantería de la 1ª
Pormenores sobre la acción de la Mohonera.— La pérdida Brigada, el enemigo se derrotó el martes en el campo que
de las fuerzas del señor General Corona entre muertos, he- ocupaba, el miércoles se le dió alcance hasta las orillas de
ridos y dispersos en cerca de seiscientos hombres, siendo el Zapopan, quedando solamente de él cuando más 500
total de los soldados que entraron en acción mil ochocien- hombres.
tos.— Lozada con seis ó siete mil perdió cerca de dos mil Por tal razón, la plaza de Guadalajara ya era nuestra, no
entre muertos y heridos, sin que se pueda calcular su dis- habiéndose ocupado por la deserción de las dos brigadas,
persión, que hasta estos momentos es numerosísima (ibí- el resto que quedaba de la primera, se quedó todo dividi-
dem: 5). do desde el campo que ocupaba el enemigo por la falta de
cumplimiento de los soldados que se llaman voluntarios y
Juan Panadero acaba anunciando la futura, pero no in- más en los oficiales que no saben cumplir con su deber de
mediata, persecución de las tropas lozadeñas: sus obligaciones.
“Tropas en marcha.— Sé de buen origen, que dentro de Por todo lo expuesto, señores jefes, oficiales y soldados,
pocos días llegarán á esta ciudad, las que vienen en camino las famosas armas del Estado de Nayarit, se están despresti-
con objeto de reforzar la 4ª División, que luego emprenderá giando, y como es un gran defecto que hoy que si no hemos
la marcha en persecución de las gavillas lozadeñas hasta su sido más en los encuentros, habremos sido tantos a tantos,
completo exterminio” [ibídem: 6]. es razón, señores jefes y oficiales, que les suplico hagan una
junta cierta de todos sus soldados, discutan sobre el parti-
La explicación de Lozada cular y sobre el solemne compromiso que tienen contraído
por ambos, para que los que les falte corazón, espíritu y va-
Muy señor y amigo [Comandante de Garabatos, pueblo lor, den tres pasos al frente, entreguen las armas, se retiren
de la municipalidad de Amatlán de Cañas (Pérez González, de este Estado o se dejen para algunos quehaceres impor-
1894: 46)]: tantes, dando por resultado que quedemos, aunque pocos
[El 17 de enero en la tarde los pueblos del Estado [de sobre las armas, pero de espíritu, voluntad y corazón para
Nayarit] se han declarado la guerra al Gobierno, obligándo- defender donde quiera nuestras familias, personas, intere-
me a ponerme a la cabeza de sus movimientos, a pesar de ses, levantando un acta por separado, de los que tengan vo-

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luntad y otra de los que no la tengan, haciendo de los que caballería que precedía la marcha de la columna, comenzó a
antes he dicho, recojerles las armas a los que les falta valor y batirse con las guerrillas avanzadas de aquel.
que den tres pasos al frente. Inmediatamente dispuse que el C. general [Prisciliano]
Quedando en espera de su propia contestación me repi- Flores con la brigada de su mando [integrada por los bata-
to de usted affmo. amigo S. S. que B. S. M. [Firmado] Ma- llones 14 y 21, con dos piezas de montaña y una de bata-
nuel Lozada” (apud Ceballos, 1912: 850-851). lla], hiciera frente al enemigo, apoyándose en los corrales de
“Aumento. […] Por todo lo expuesto espero que inme- dicho rancho y que tomase las disposiciones necesarias para
diatamente cubran el crímen que han cometido los que se colocar convenientemente la respectiva artillería é infante-
desertaron, lo mismo que los que no, reuniéndose, equipán- ría, así como la mitad de la caballería, que con su jefe el C.
dose de su parque y listos para emprender la campaña para coronel [Leopoldo] Romano, puse á sus órdenes.
donde se necesite porque de lo contrario sólo han sido bue- Acto continuo ordené al C. general [Gregorio] Saavedra,
nos para comprometer a los que han hecho el ánimo. [Fir- que con su brigada [, integrada por los batallones 11 y 12
mado] Lozada” (ibídem: 851). y dos compañías del 9, con una pieza de artillería y dos de
batalla] desplegara por nuestro flanco izquierdo para conte-
Acotaciones ner al enemigo, procurando cubrir convenientemente nues-
tra retarguardia para impedir que este pudiera voltearnos la
El informe de Lozada está firmado por él el 2 de febrero de posición. Aun no se habian acabado de ejecutar estas dispo-
1873, esto es, cinco días después de la batalla y dos días siciones, cuando el enemigo ya estaba atacando la brigada
antes que el de Corona. Debe haber sido redactado ya des- de vanguardia de una manera obstinada, en gran número y
de el altiplano nayarita, después de haber pasado el Plan de con tres piezas de artillería que traía; poco tiempo despues
Barrancas. Está dirigido al Señor Comandante de Garaba- nos atacó por el flanco izquierdo, y el combate quedó esta-
tos, pero, por su contenido, se puede suponer que copias blecido de una manera general.
semejantes fueron enviadas a los demás jefes de la región Aunque las fuerzas que nos atacaban empezaron á su-
lozadeña. frir grandes pérdidas por el fuego de nuestra artillería y por
Se trata de un texto “fresco”, espontáneo, redactado las líneas de tiradores que cubrían nuestro frente y flancos,
con coraje, en el que denuncia la indolencia, incapacidad dichas pérdidas eran reparadas violentamente por la fuerza
y deserción de una buena parte de su tropa, pero al mis- numerosa de que el enemigo podía disponer.
mo tiempo señala que con los pocos guerreros que tuvo al Cerca de las doce del dia intentó un vigoroso asalto so-
frente tomó victoria frente al ejército de Corona. Explica la bre las posiciones que ocupaba la brigada de vanguardia.
razón del repliegue y reordenamiento de su fuerza y se ma- Advertido esto por el C. general Flores me manifestó la con-
nifiesta en pie de guerra. veniencia que habría en salir á encontrarlo cargando sobre
él á la bayoneta; cuya autorización le dí, cerciorado de la
El parte oficial de Corona oportunidad de ejecutar aquel movimiento; y al efecto car-
gó sobre él con los batallones 14 y 21 y con la caballería
En cumplimiento á las instrucciones que ese Ministerio de que mandaba el C. coronel Romano, protegiendo esta carga
Guerra se sirvió darme, y en virtud de los movimientos del la artillería cuyos fuegos certeros causaron grandes estragos
enemigo, resolví salir con las fuerzas federales á encontrarlo, en sus masas.
y al efecto emprendí mi marcha de esta plaza el dia 27 á las Media hora después de esta carga, el enemigo había per-
dos de la tarde, pernoctando ese dia en la villa de Zapopam dido toda su artillería, muchos prisioneros, multitud de he-
á dos leguas de esta población, tanto para adquirir mejores ridos y muertos y huía en desórden hacia sus posiciones.
datos respecto del enemigo, como organizar conveniente- Acto continuo, su derecha atacó fuertemente nuestro flan-
mente la columna […]. co izquierdo, siendo también rechazado por los batallones
[…] emprendí la marcha á la seis de la mañana del dia 11 y 12 y la artillería correspondiente, prolongándose el
28 del próximo pasado Enero. Al llegar al racho de la Mo- ataque hasta la retaguardia que cubrían las compañías del 9
jonera, á tres leguas de Zapopam, fuí advertido por mis ex- y una pieza de batalla.
ploradores que el enemigo se hallaba á las inmediaciones de Después intentó reorganizarse y cargar de nuevo; pero
dicho rancho, ocupando el frente y flanco izquierdo nuestro. todos sus esfuerzos fueron inútiles y solo consiguieron al-
Esto sería á las ocho de la mañana. Pocos momentos des- gunos combates parciales, pero sin resultado ventajoso
pués, el enemigo avanzó sobre nosotros, y la descubierta de para él.

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En el resto de la tarde mandé levantar el campo, reco- era animadverso, y que no podía contradecir los telegramas
giendo al hospital de sangre todos nuestros heridos y los del enviados de manera oficial durante el lapso de las operacio-
enemigo que no pudo llevarse. nes por el gobernador Vallarta.
Por falta de caballería nada podía emprender y me limi- Las circunstancias lo presentaban como vencedor —la
té en la noche á tomar precausiones en mi campo, espe- tarde siguiente—, pero su comportamiento en el campo de
rando el siguiente dia para obrar segun lo demandaran las batalla la tarde del día 28 no correspondía a un general que
circunstancias. había derrotado al enemigo, pues permitió que una buena
El dia 29 como á las nueve de la mañana, emprendí mi parte del contingente contrario permaneciera en su campo,
marcha para esta plaza, en un órden inverso al del dia an- a una corta distancia; mientras otra parte del enemigo sitia-
terior, encargando la retaguardia al general Flores, á cuyas ba Guadalajara. Si su triunfo hubiera sido inobjetable, así lo
órdenes puse al coronel Romano con el 6 cuerpo de caba- habría proclamado sin ambages, ya que esto era lo que es-
llería para que protegiera su retirada, y durante el trayecto peraba el presidente Lerdo de Tejada. Sin embargo, el indi-
de la Mojonera á Zapopam, fué hostilizada la retaguardia de cio de que Corona no ganó la batalla son los términos de su
la columna por la caballería enemiga, que protegida por el parte de novedades.
terreno y por el mal estado de la nuestra, no se pudo es- Así, no obstante informar de la captura de prisioneros y
carmentar debidamente, sin embargo de que el fuego de ar- de tres cañones, se cuida de no mencionar de manera ex-
tillería la dispersaba. […] plícita que él que haya sido el vencedor en la batalla. Por el
En oficio separado manifiesto a vd. las razones que he contrario, acepta que —sin poder perseguir al enemigo— el
tenido en cuenta para volver á esta plaza violentamente. 29 de enero por la mañana emprende su marcha ordenada
El enemigo, segun los datos que por diferentes conduc- hacia Guadalajara y acepta literalmente que la caballería del
tos se han obtenido después del combate, se ha replegado coronel Romano “protegía su retirada” hacia Zapopan; reco-
á las barrancas de Mochitiltic, manteniendo sus fuerzas de noce, asimismo, que durante el trayecto la retaguardia fue
avanzada hasta Tequila. […] hostilizada por la caballería adversaria.
Felicito al supremo gobierno por el triunfo que sus ar- Luego pasa a felicitar al supremo gobierno por el triun-
mas obtuvieron contra los enemigos de la sociedad […]. El fo que sus armas obtuvieron, reconociendo implícitamente
supremo gobierno en vista de los informes que rindo sobre que la “derrota” de Lozada fue más producto de las circuns-
el grueso número de enemigo que atacó y el pequeño que tancias generales que del hecho bélico en sí mismo, que a él
resistió, juzgará el valor de la jornada y del mérito de los sol- le tocó encabezar.
dados que tuve la honra de mandar” (Ramón Corona, apud En la “Memoria del Ministerio de Guerra y Marina”, to-
Vigil e Híjar y Haro, 1874: 612-615). mando como verídico el informe de Corona y los documen-
tos anexos, quedaría asentado que
Acotaciones La falta de caballería impidió al general Corona consumar la
derrota del enemigo [sic], por lo que se limitó á tomar las
De entrada, Corona se tomó siete días para preparar su tex- precausiones convenientes, pernoctando en su campo en la
to, ya que está firmado el 4 de febrero de 1873, cuando re- misma noche para obrar al día siguiente segun lo exigieran
gresó a Guadalajara al día siguiente de la batalla y el deseo las circunstancias.
de proclamar su supuesto triunfo exigiría un informe más En la madrugada del 29 recibió dicho jefe en su mismo
próximo a la fecha del enfrentamiento. campo una comunicación del C. general Rafael Junguito,
Se trata de un texto estudiado —cauteloso y hasta tai- que mandaba la guarnición de Guadalajara, en la que le ma-
mado—, en el que se han cuidado detalles, dejándolos en nifestaba que en la noche anterior había sido ocupada la ha-
la ambigüedad, lo cual produce dudas sobre la veracidad de cienda de Leal contigua á la garita poniente de la ciudad, por
ciertos momentos de lo narrado. una fuerza enemiga al mando de D. Plácido Vega, quien ha-
En el contexto de su pretendido regreso apoteótico a la bía intimado la rendición á la plaza. Le comunicaba también
capital tapatía, ¿por qué se demoró tantos días para infor- que por disposición de este Ministerio [de Guerra] ya mar-
mar a sus superiores de su victoria? Esa tardanza conduce a chaban de León para la misma plaza, trescientos infantes y
pensar que Corona estuvo maquinando, junto con su estado doscientos caballos con objeto de reforzarla.
mayor, una explicación a los altos mandos del ejército na- El general Corona, no pudiendo ya operar sobre los re-
cional sobre los pormenores bélicos, sabiendo que no podía beldes que se habían fraccionado en gavillas, resolvió reple-
mentir flagrantemente al Ministro de Guerra, cuyo titular le garse á la ciudad, tanto para salvar á Guadalajara, como para

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aprovechar la fuerza que se le enviaba de León. Esto lo veri- El “Croquis de la Batalla de las Mohonera…”, elabora-
ficó el citado dia 29, llevándose la artillería de los rebeldes y do por Manuel Y. Arias y avalado por Corona, sí aparece en
los prisioneros que se les habian hecho. El enemigo, después la Memora del Ministro de Guerra (Mejía, 1873: 182 bis).
del combate de la Mohonera, se replegó á las barrancas de
Mochitiltic, manteniendo sus avanzadas respectivas (Mejía, Las memorias de Francisco J. Zavala
1873: 116-117).
El tepiqueño Francisco José Zavala y Santa María había na-
* cido el 9 de marzo de 1840 y se había graduado de abo-
gado en Guadalajara en 1861. Regresó a su terruño, el
Meyer logra un análisis perspicaz del documento del gene- “ocupado Tepic por la banda lozadeña”, “aquel nido de odios
ral supuestamente vencedor. En su búsqueda por establecer y salvajismo” (Zavala, 1911: 267). Se vio obligado por las
“[…] lo que realmente había ocurrido en la Mohonera…” circunstancias a aceptar el nombramiento de Regidor del
(Meyer, 1997: 241), aclara la imposibilidad de establecer Ayuntamiento de Tepic, pero rechazó la propuesta de Lo-
el “hecho verdadero”, ya que “Nadie percibió, nadie perci- zada de ser designado Prefecto Político del Departamento
birá jamás en su verdad total el torbellino de miles de actos [Imperial] de Nayarit (ibídem: 282-283). En 1866, había
entremezclados que se dieron aquel día, en dicho lugar, en- sido invitado por el general Ramón Corona, Jefe del Ejérci-
tre las ocho de la mañana y las dos de la tarde” (ídem). Con to de Occidente —de paso por Tepic en una de las múlti-
base en la tradición de la familia Lancaster Jones (1950) ples campañas militares— para que se desempeñara como
sobre la batalla en cuestión, encuentra “…las contradiccio- su secretario particular. Pero “el trajín” castrense no le aco-
nes, las omisiones…” (idem) en el informe de Corona. “…su modó y una afección reumática pronto lo obligó a abando-
situación [anivadversa] en el Ministerio de Guerra no le per- narlo en Morelia, para establecerse de manera definitiva en
mitía decir toda la verdad y habiendo triunfado realmente Guadalajara, en donde falleció el 2 de diciembre de 1915.
[dadas las circunstancias, que en el momento bélico desco- En 1911, Zavala reeditó su libro Ratos perdidos, publicado
nocía], pudo con facilidad variar [posteriormente] los he- originalmente en 1903. Añade a la compilación original de
chos [referidos] […]” (ibídem: 250). poemas una sección en prosa titulada “De mis memorias”.
Hay un detalle que abona esta hipótesis. El voluminoso
Ensayo histórico sobre el Ejército de Occidente tiene como Conocí algo á fondo [a don Ramón Corona, el] Jefe del lla-
intención fundamental “[…] exponer y exaltar el currículum mado ‘Ejército de Occidente’, porque lo traté con alguna in-
castrense de Ramón Corona —figura de todo el relato— y el timidad, pues me nombró secretario al pasar por Tepic, en
de su contraparte, el sugestivo villano de esta historia, Manuel 1866, cuando se vino de Sinaloa para el interior, después de
Lozada […] Corona y Lozada abren el ensayo […] y en cierta los franceses, para proseguir la campaña contra el Imperio.
forma también lo cierran [en] esta crónica político-militar del Corona era hombre sencillo, sobrio y de buenas costum-
occidente mexicano que se jalona desde 1858 hasta 1873” bres, con regular talento, pero sin más instrucción que la que
(Lemoine, 1987: vii). Sin embargo, si bien se indica que se se adquiría entonces en las escuelas de primeras letras. […]
incluye como el “[…] documento número 2 el croquis de la era de carácter firme y sosegado, al mismo tiempo que de
batalla [de la Mohonera]” (ibídem: 614), en una nota al pie ánimo esforzado y decidido, lo cual vale más que otras dotes
de página los autores aclaran que “Se omiten los documentos en muchas ocasiones, para inspirar respeto, adquirir dominio
por ser muy extensos” (ibídem: 615). Este detalle confirma sobre los demás y elevarse en tiempos de revolución y des-
la sospecha del historiador crítico, ya que previamente se in- orden político, como pasó entre nosotros en aquella época.
cluyen 8 mapas de batallas menos importantes ganadas por Si Lozada lo venció en algunos de los encuentros que
el general Corona: Higueras, Sinaloa, 8 de diciembre de 1864 con él tuvo, fue por la superioridad de los elementos de
(Vigil e Híjar y Haro, 1874: 258 bis); San Pedro, Sinaloa, 22 que dispusiera, pues tenía mayor número de hombres, y lo
de diciembre de 1864 (ibídem: 260 bis); Veranos, Sinaloa, obedecían como autómatas, entrando y acometiendo cie-
10 de enero de 1865 (ibídem: 274 bis); Urías, Sinaloa, 1 de gamente á donde él les ordenaba. No había que repartírseles
enero de 1866 (ibídem: 366 bis); Villa de Unión, Sinaloa, prest ni municiones, porque todo lo llevaban consigo, co-
19 de marzo de 1866 (ibídem: 384 bis); Siqueros, Sinaloa, rrían como gamos por barrancos y serranías haciendo jorna-
1 de abril de 1866 (ibídem: 396 bis); Concordia, Sinaloa, 1 das dobles de las ordinarias del soldado, etcétera; mientras
de abril de 1866 (ibídem: 398 bis) y Callejones de Barrón, que los de Corona, aunque eran gente del pueblo y cam-
Sinaloa, 6 de mayo de 1866 (ibídem: 414 bis). pesinos, estaban menos avesados á aquel duro tratamiento.

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Lozada y sus capataces se dejaban en calzón blanco al en- hubiese querido patentizar que la salvación de Guadalajara
trar en los combates, para confundirse con los demás indios no se debería al esfuerzo humano, pues Corona tuvo que
y correr menos peligro; al paso que Corona y sus oficiales retirarse con unos pocos, picado y hostigado por Domingo
vestían de manera que los exponía a ser cazados señalada- Nava en todo el camino por Zapopan, hasta llegar á Guada-
mente por los enemigos. Éste, con escasos recursos, tenía lajara, donde se dirigió á la casa del canónigo Verdía, en que
que mantener á sus fuerzas constantemente sobre las ar- había dejado oculta á su familia, como en un asilo que res-
mas, y aquel volvía á sus hogares á los que no empleaba en petaría el enemigo cuyo lema era “Religión”. Allí supo poco
el momento. […] á poco, que Lozada había retrocedido con toda su fuerza,
Lozada fue el más prominente de esos bravos [y memo- abandonando el campo y qué él (Corona) había sido el ven-
rables bandidos] que aunque ignorante y analfabeta, si no cedor y podía recogerlo.
se hubiera encanallado por completo en su vida domésti- El cacique [Lozada], engañado por Vega, que también
ca, tenía estofa para llegar en nuestras revueltas hasta la si- se había retirado, creyó que Guadalajara estaba prevenida y
lla presidencial, como Guerrero, Juárez y algún otro, pero no fortificada, y como sus chusmas no tenían ya víveres por la
trepó tan alto, porque afortunadamente fracasó en la Mojo- detención de Tequila, (Los indios salían á campaña con un
nera y no entró á Guadalajara en [18]73 […] pues medió morral á la espalda en que portaban el maíz tostado con que
una serie de inexplicables casualidades, que no pueden ser, se alimentaban determinado número de días, el cual con-
sino providenciales ó verdaderos milagros que la salvaron de sumido, retrocedían hasta llegar á donde pudieran reponer-
esa chusma. lo) se retiró con el grueso de su ejército, mandando orden á
En primer lugar, [Sixto] Gorjón jefe político del 12° can- Nava para que cejara y le siguiera á retaguardia.
tón, supo por casualidad, aunque con pocas horas de an- De aquí parte el derrumbe desastroso de este formidable
ticipación que se acercaba un gran grupo armado, que reyezuelo” (Zavala, 1911: 275-278).
imaginase tener sólo por objeto caer y robar á Tequila, é im-
provisó una defensa obstruyendo el paso del cerro que es Acotaciones
casi inexpugnable, y dio parte al gobierno, pidiendo auxilio;
pero á poco, que rectificó la noticia respecto á la clase de in- Ante todo, Zavala y Santa María era un conocedor profun-
vasión de que se trataba, recibió orden de resistir hasta el úl- do de los dos bandos, pues fue funcionario —si bien reti-
timo extremo, con lo cual detuvo á Lozada dos días, porque cente— en Tepic durante la época del Segundo Imperio
éste no traía artillería gruesa, y entre tanto, la guarnición de Mexicano, luego fue Secretario Particular de Corona y era
Guadalajara que había entrado en la mayor consternación residente y trabajaba como abogado en Guadalajara durante
y pavor, se previno cuanto pudo para simular resistencia, los hechos de la Mohonera.
mientras se disponían y ausentaban por otro lado, los altos Asimismo era un furibundo antilozadeño y un amigo y
funcionarios del Estado, con las personas más comprometi- asesor intermitente de Corona, ya que él presume de haber
das, pues no había municiones y las armas, equipos y todo, inducido a Corona a reconocer en 1872 a Lerdo de Tejada
estaba en pésimo estado. como presidente sustituto de la República, ante el deceso
En segundo lugar, la noche antes de la batalla, destacó de Juárez y en contra de las pretensiones de Porfirio Díaz
Lozada á D. Plácido Vega con una fuerza regular para que (Zavala y Santamaría , 1911: 301-306).
ocupara la ciudad y éste, tocado de ceguera, creyó que esta- Zavala y Santa María no duda en afirmar el triunfo mi-
ba guarnecida y se detuvo en la garita del Carmen, cuando litar de Lozada en la Batalla de la Mohonera y el aprove-
no había más que una guardia de particulares bajo la direc- chamiento coyuntural de Corona ante el repliegue de los
ción de D. Antonio Chávez, que vigilaba en los Portales y nayaritas.
cuidaba de los presos de la Penitenciaria, pero dispuesta á
acatar las órdenes del primero que se presentara. Propuestas (provisionales) sobre la Batalla de la
En tercer lugar, Corona fué vencido en la Mojonera, Mohonera
como lo había sido en muchos de los encuentros que ha-
bía tenido con Lozada, quemando sus últimos cartuchos de Se requiere de un análisis historiográfico puntual y exhaus-
cañón, envueltos en los paños de sol de sus soldados, por- tivo sobre las diferentes fuentes documentales acerca de la
que los tiros estaban apolillados y rotos, y se incendiaban al Batalla de la Mohonera, el cual todavía no ha sido realiza-
tratar de introducirlos en las piezas. En seguida la caballe- do. Debido a la falta de espacio, por el momento se omiten
ría Lozadeña lo arrolló por completo, como si la Providencia nuestras consideraciones sobre las versiones de Monte-

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negro (1954 [1912]) y Lancaster Jones (1967 [1956 rosos, los mismos que llevaban pistolas y carabinas; a pie los
(1950)]. demás, con sus lanzas, reatas, piedras en el morral… (Meyer,
Además es necesario un trabajo comparativo y crítico 1997: 242).
tanto de los telegramas enviados como de los artículos pe-
riodísticos publicados los primeros cinco días posteriores al Esta ofensiva [hacia Guadalajara] era una defensiva
hecho de armas, esto es, antes de los informes de Lozada y audaz que estuvo a punto de tener éxito, al menos a cor-
de Corona. Luego, el asunto sobre cuál ejército fue el triun- to plazo, porque fue una sorpresa absoluta” (Meyer, 1984
fador en dicha batalla debe ser puesto en manos de histo- [1976]: 242). Fue una “Extraña batalla en la cual el vence-
riadores imparciales y especializados en la cuestión militar, dor no sabe que ha ganado sino hasta el día siguiente” (Me-
para que juzguen las diferentes versiones al respecto. Sería yer, 1997: 252).
de conclusiones importantes un estudio arqueológico de la
batalla, si bien el terreno en que se desarrolló ha sido ocupa- Las profundas debilidades del movimiento [lozadeño] fue-
do por una instalación militar de la Secretaría de la Defensa ron las que lo llevaron a su ruina, puesto que ‘…existía ya
Nacional y por construcciones civiles. entre los indios desde antes de la venida de las fuerzas [ha-
De momento, queda el testimonio inequívoco de que, cia Guadalajara] una división profunda que más tarde ha-
por un lado, si bien Lozada se replegó el 29 de enero, no fue bía de facilitar mucho las operaciones militares […] (Meyer,
hostigado para nada por su contrincante. En cambio Coro- 1984 [1976]: 252).
na —quien tomó prisioneros y artillería —no queda claro si A siete leguas de Guadalajara […] entre las 8/9 de la
esta última el mismo día de la batalla o al día siguiente, una mañana y las 2/3 de la tarde, de un golpe, van a ser cor-
vez que aquella quedó abandonada—, también se replegó y tados los más apretados nudos de las intrigas políticas que
su contingente sí fue perseguido de manera insistente por la desde la muerte de Juárez se tejen entre México, Guadala-
caballería lozadeña con seis combates sucesivos. jara, Culiacán, Mazatlán y Tepic. Envidias y vendetta, am-
Godoy señala como las ventajas de Lozada el hecho de biciones y avidez de los jefes de bandas, pleitos personales,
que “…disponía de gran superioridad numérica, y su caba- asuntos de familia, de adulterio, de afrentas mal digeridas,
llería era también relativamente numerosa” (1954: 586), de promesas no cumplidas, de amistades traicionadas, de
pero entre sus desventajas enumera que “La llanura ja- mojoneras desplazadas nocturnamente, de tierras invadi-
lisciense, lejana de sus fuentes de abastecimiento, y la ur- das entre pueblos antes ‘Unidos’, la sed de tomar, de robar,
gencia de ganar la acción, sin la posibilidad de mantener un de vencer al rival, tales son los verdaderos motores de esos
sitio prolongado ni de efectuar una desbandada para reu- conflictos entre unos y otros, adentro de cada bando. La
nirse más tarde en un lugar predeterminado (usanza [co- gran política se monta sobre esa trama. Esos hombres desde
múnmente asociada a la] táctica de la guerrilla), de ninguna su adolescencia, desde su infancia, se están enfrentando en
manera eran condiciones favorables. Parte de la fuerza es- una competencia perpetua. Arriba, Lerdo, Corona y Díaz ha-
taba formada por gente inexperta, que se incorporó a últi- cen lo mismo (Meyer, 1997: 246).
ma hora: el contingente iba sufriendo algunas deserciones No era necesario ser gran estratega para entender la im-
a medida que se apartaba del terreno conocido. Su artillería portancia capital del lugar. Después de La Venta [del As-
era todavía más escasa que la de Corona” (ídem). tillero] […] Guadalajara, ciudad abierta, indefensa, con una
guarnición reducida al mínimo. De tomar Guadalajara, ¿qué
El armamento de los combatientes era de lo más variado, podría hacer Lozada? ¿Asesorado por Plácido Vega, invitar a
Los soldados federales, más o menos uniformados, tanto Porfirio Díaz, el recién derrotado de la rebelión de La Noria,
en lo referente a la ropa como a las armas, disponían de un a encabezar un movimiento nacional? (Meyer, 1997: 245).
buen rifle de repetición norteamericano.
Pero entre la gente de Lozada había armas de todo tipo, La Batalla de la Mohonera
según la gran variedad de tipos sociales y de fortunas que se
encontraba en el reclutamiento: cada quien se equipaba se- “Para la historia positivista liberal […] se inscribe expresa-
gún sus recursos propios. Por lo mismo, el armamento loza- mente en la trayectoria de la toma del poder por los libera-
deño parecía un museo que coleccionaba desde la honda y les, en la historia del triunfo de la Reforma. Es el punto final,
el arco hasta la Winchester y, para las armas de choque, des- o casi, en una cadena continua de decisiones, intentos, éxi-
de la macana hasta la lanza, pasando por todos los tipos de tos, fracasos, todos alineados sobre un solo vector, la cons-
cuchillos, machetes, y espadas. A caballo, los ricos, los pode- trucción liberal del Estado mexicano” (Meyer, 1997: 241).

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* Corolario sobre la Batalla de la Mohonera

Sin embargo, hoy en día la Batalla de la Mohonera se pre- Aunque no existen documentos escritos al respecto, la tra-
senta como compleja para el análisis y, en especial, para de- dición oral da cuenta de que los indígenas serranos, y parti-
terminar cuál fue el ejército vencedor. Por un lado, puede cularmente los coras, sí participaron en el intento por tomar
interpretarse que Lozada salió victorioso, ya que logró re- Guadalajara.
plegar a su enemigo hacia Guadalajara. Pero, ante el desor- El estudioso francés Léon Diguet (1859-1926), quien
den de su ejército el día de la batalla, no se dio cuenta de su investigó a los indígenas de la Sierra de Nayarit en 1896 y
triunfo hasta el día siguiente, cuando el enemigo emprendía 1897, indica que: “La época que resultó ser fatal para ellos
la retirada. Corona también puede considerarse vencedor, ya [los coras], es ésa en la que el célebre jefe insurrecto Lozada
que de manera tangencial mantuvo a los lozadeños en los ocupó el territorio de Tepic; entonces muchos coras fueron
márgenes de la Perla Tapatía, asegurando que ese bastión exterminados en los alrededores de Guadalajara, después
pudiera ser utilizado posteriormente como plataforma para de haber provisto en buena medida, durante varios años, el
futuras campañas militares en el occidente mexicano. contingente del ejército de Lozada” (1992 [1899]: 117).
En el plano estratégico, es decir, a largo plazo, Corona El antropólogo estadounidense Robert Mowry Zingg
puede ser considerado como el vencedor del enfrentamien- (1900-1957), quien estudió el ciclo ritual anual de los hui-
to de la Mohonera, pero los hechos bélicos in situ conducen choles de Tuxpan de Bolaños (Tutsipa) de finales de 1933
a considerar como triunfador a Lozada. Desde la perpectiva a finales de 1934, al referirse a “La participación huichol en
táctica (en el corto plazo) las tropas de Corona se manifies- las revoluciones mexicanas”, indica que:
tan en una franca retirada, hecho que difícilmente corres-
ponde a la actitud de un ejército vencedor en un campo de Los huicholes tienen el suficiente espíritu belicoso para ha-
batalla. Sin embargo, si se interpreta que el objetivo de Co- berse involucrado en las dos grandes revoluciones mexica-
rona era evitar que la ciudad de Guadalajara y sus instalacio- nas después de la Independencia. Un anciano de Tuxpan
nes logísticas y militares, así como sus pertrechos y sus rutas recuerda, como episodio de su juventud, la participación
de comunicación (terrestres y telegráficas) fueran tomadas, huichol en la contienda entre Benito Juárez y los france-
éste fue logrado. Pero la lectura de los informes de la Batalla ses. Varios amigos de este anciano se habían unido al bando
de la Mohonera no permite deducir que la tropa de Corona de indios huicholes y coras que, bajo el mando de Lozada,
se haya conducido en la batalla con este objetivo en mente. amenazaron con apoderarse de Guadalajara, la segunda ciu-
Por el contrario la “defensa estratégica” de la ciudad fue un dad más grande de la república. […] En la mitología hui-
resultado incidental y un elemento importante de victoria a chol, al parecer perdura una tradición acerca de esto, pues
largo plazo, debido a las circunstancias del ejército enemigo. Corona es uno de los tres mexicanos que lograron que el
Con los elementos documentales con que se cuenta en gobierno traicionara al Santo Cristo entregándolo a los ju-
la actualidad, resulta problemático determinar cuál ejército díos en el Palacio Nacional de México. […] Indudablemente
fue el vencedor en la Batalla de la Mohonera. En este caso la que en ninguna de las revoluciones mexicanas los huicholes
victoria no puede ser establecida mediante la fórmula clási- desempeñaron un papel tan importante como los coras en
ca de “atrición de fuerzas” (número de bajas), ya que cada las revoluciones de la época de Juárez […] (Zingg, 1986, I:
ejército perdió el 30% de sus efectivos, ni de la apropiación 132-133 y 135).
estratégica de territorios e instalaciones, pues cada ejército
terminó replegándose. 5. La segunda conquista de El Nayarit: la estrategia de
En la medida en que Lozada no contaba con las condi- la traición como consigna del Ejército Republicano.
ciones para proseguir el ataque hacia Guadalajara y conti-
nuar con una ventaja in situ de su triunfo y como Corona El plan de Corona, fue utilizar como punta de lanza las con-
se repliega y consolida su posición en Guadalajara en es- tradicciones y rencores personales entre los lozadeños. Así
pera de refuerzos militares del ejército federal, el resul- lo confirmaría al Gobernador Vallarta: “Conozco hace mu-
tado del enfrentamiento puede considerarse como una chos años esta situación y creo que no había otro medio de
“victoria situacional” (in situ) para Lozada y al mismo tiem- destruir los elementos de los rebeldes que separarlos en in-
po una “victoria estratégica” para Corona, la cual —como tereses” (apud Muriá, editor, 1989: 157). Para ello se di-
se verá— se llegará a concretar a largo plazo haciendo a un funde una circular firmada en Guadalajara el 21 de febrero
lado el tema del honor militar. de 1873 por Praxedis Núñez y Andrés Rosales, en la que

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plantean como el objetivo que los movió a pasarse al otro El 2 de marzo, el nuevo Jefe Político de Tepic, Fernan-
bando “…establecer francas y cordiales relaciones con el do de los Ríos, le escribe a Domingo Nava haciéndole saber
gobierno de la República…” (apud Meyer, 1989: 332). “[…] las muy rectas intenciones que tiene [el general Ceba-
En calidad de anzuelo político, anuncian que “Las profun- llos] para conseguir la paz del Distrito valiéndose de medios
das simpatías que abrigamos hacia los pueblos del Distrito conciliadores; de suerte que aprovechando tal disposición,
[de Tepic], los numerosos amigos que tenemos en ellos, nos me parece que debes secundarla, cooperando a su realiza-
inspiran un deseo vehemente de que las próximas operacio- ción. […] No me salgas ahora con que el honor te exige ser
nes de la campaña ocasionen los menores males posibles: consecuente con tus compañeros, ni que te juzgarán como
No vamos a vengar agravios, sino á establecer el orden…” un traidor si desertas de ellos, presentándote al Gobierno”
(ídem). Les piden que no teman al gobierno, pues las fami- (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 268-269).
lias de los lozadeños serán respetadas. Aclaran que los pri- Paralelamente, ese mismo día, el general Ceballos pu-
sioneros tomados en La Mohonera han sido tratados con blica un manifiesto a los habitantes del Distrito de Tepic, en
benignidad y puestos en libertad. el que aclara que el gobierno “[…] se ha propuesto derrocar
“A su regreso de la campaña de Jalisco, Lozada empezó para siempre […a] Manuel Lozada” y que “Ninguna animo-
desde luego a hacer preparativos para internarse en la Sierra sidad, ningún rencor se tiene contra vosotros” (apud Peña
de Nayarit, donde tenía más seguridades para su defensa, Navarro, 1967 [1956]: 269). También ese día se emite un
pues era seguro que el gobierno mandaría fuerzas conside- decreto en el que dicho general establece que “Todos los in-
rables a batirlo […]” (Peña Navarro, 1967 [1956]: 267). dividuos que hayan tomado parte en el movimiento revolu-
A principios de febrero de 1873, según el periódico El cionario iniciado por D. Manuel Lozada, se presentarán en
Federalista de la ciudad de México, “…el ejército [lozadeño] el término de ocho días a la autoridad política de la munici-
abandona poco a poco las posiciones ganadas fuera de su palidad respectiva, entregando las armas, municiones y de-
territorio (Tequila, [Magdalena]) y se fortifica en sus lími- más pertrechos de guerra que tengan en su poder haciendo
tes” (apud Pantoja, 1995: 140 y nota 28). la protesta de obediencia al Supremo Gobierno” (apud Peña
Navarro, 1967 [1956]: 270).
el Gral. [José] Ceballos desde Sinaloa, avanzando hasta Por esas fechas Lozada instala su campamento en Acié-
Acaponeta, […] obtuvo la sumisión de algunos pueblos que nega de Robles, al otro lado del río Santiago; hace trasladar
reconocían a Lozada; en Santiago Ixcuintla, […] D. Agatón hasta allí las “cargas” que tenía en San Luis y en Golondri-
Martínez [, el comandante lozadeño de toda la fuerza de la nas. Inicia el acopio de maíz para sus tropas y la preparación
costa,] se puso a sus órdenes con los elementos que le que- de fortines en el territorio serrano. Desde ese punto man-
daban después de su derrota en El Rosario; y el 1 de marzo tiene una correspondencia permanente con Nava, aparente-
[—un mes después de la batalla de la Mohonera—] entró mente sin darse cuenta de que éste ya estaba en tratos con
en Tepic el Gral. Ceballos, con […] 2,600 hombres de las el gobierno.
tres armas y varias piezas de artillería ligera (Peña Navarro, Pero sería ingenuo aceptar, como si no hubiera sospe-
1967 [1956]: 267). chas de parte de Lozada, sus reclamos de que no se presen-
taran a la otra banda del río Santiago los jefes lozadeños del
En una comunicación al Ministerio de Guerra, informa altiplano —que el mismo Nava no acudiera a la cita en el
que “Ya procuro expeditar el camino de Guadalajara, que Paso de Agua Caliente— y no le enviara a lomo de mula
está interrumpido por una pequeña fuerza enemiga, man- el armamento (obuses, fusiles y parque) que estaba en San
dando una columna de caballería” (apud Peña Navarro, Luis y en Mojarritas. El 8 de marzo Lozada se niega a enviar-
1967 [1956]: 268). le dinero a Nava para contratar artilleros, con el argumento
de que “El dinero que se debería invertir en sus pagos, pue-
Al mismo tiempo, todos los comandantes del los pueblos de servir para comprar plomo, pólvora, etcétera y algunos ví-
[…] del sur de la región [lozadeña también] se someten al veres para los pueblos más pobres, como es Tequepexpan,
gobierno [federal]: Ixtlán, Jala, Ahuacatlán y otros más, y como tu sabes que no trajeron un grano de maíz, porque no
dejan libre el paso de Plan de Barrancas […] para que el ejér- lo tenían” (apud Peña Navarro, 1967 [1956]. 283). Más
cito federal llegue [desde Guadalajara] a Tepic; a cambio de bien se debe interpretar que Lozada ya sabe por qué rumbo
respetarles su autoridad en dichos pueblos. El gobierno fe- va Nava y quizás exagere en buena medida, en sus cartas, la
deral recupera nominalmente los pueblos del [altiplano y la precaria situación de su tropa al plantear que “[…] la gente
costa] sin disparar un solo tiro (Pantoja, 1995: 140). de fuera [de la sierra, que ya se encuentra al otro lado del río

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Santiago] es imposible que yo pueda juntarla, porque no hay Previamente, convencido por Nava, el 10 de marzo Isidoro
ni un jefe con quien entenderme […]“ (apud Peña Navarro, Jacobo, designado por Lozada como General en Jefe de las
1967 [1952]: 284). Todas las comunicaciones de Lozada Fuerzas del Distrito de Tepic, se pone a las órdenes de Coro-
a Nava eran conocidas de inmediato por el general Ceballos, na desde Santa María del Oro. Por entonces también Miguel
por lo que estaba enterado de todos sus movimientos. En Oceguera, antiguo secretario de Lozada, se había vuelto en
especial, se enteraba del estado de salud crítico de Lozada: contra del Tigre de Álica y difundía publicaciones al respecto
“[…] ya para nada sirvo […] [10 de marzo]” (ídem). (apud Peña Navarro, 1967 [1952]: 286).
El nuevo Jefe Político de Tepic trata de convencer a
otros jefes lozadeños y Ramón Galván le contesta con dig- Lozada le pide a Nava el 10 de marzo: “Ve si puedes
nidad ejemplar: mandar traer al Sr. [Isidoro] Jacobo, que parece se ha echado
sobre las petacas, o que diga si no ha de venir para que vean
Puga. Marzo 5 de 1873. Sr. Fernando de los Ríos.— Te- los pueblos que es lo que hacen” (apud Peña Navarro, 1967
pic.— Muy señor mío y amigo: He visto su apreciable nota [1956]: 284). Reconoce, el 13 de marzo, que “[…] se ha
del 3 del presente, a la que han venido adjuntos varios im- llegado el tiempo que se haya aclarado cuales son los ami-
presos: después de imponerme debidamente tanto de ella gos y cuales no” (apud Peña Navarro, 1967 [1952]: 286),
como de dichos impresos, digo a vd.: que me parece muy asimismo se niega a mandarle gente a Nava el 14 de marzo,
buena la generosidad que nos manifiesta el Sr. Ceballos, y pues “[…] con la falta de jefes la gente no se sabe de ella”
en particular vd. a mi pobre individuo. Pero con la franqueza (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 287). Insiste en que
que me caracteriza, le digo: que tanto vd. como el Gral. Ce-
ballos pueden dirigirse al Sr. Gral. D. Manuel Lozada, a quien Importa que todos los jefes se vengan inmediatamente a re-
reconocemos como jefe nato de nuestras fuerzas, y en sus- conocer los puntos y a afortinarlos, para que sepan de don-
tutición a su representante el Sr. Coronel Isidoro Jacobo [el de se debe atacar al enemigo, para que la gente se organice;
que suscribe desconocía que este jefe ya estaba en tratos porque de lo contrario con nadie se cuenta; todos ganarán
de rendirse]; por tal motivo, amigo mío, no puedo en este por donde les dé la gana, como lo hicieron la otra vez pasa-
caso aceptar ninguna proposición de ninguna persona; pero da [en la Mohonera]. En esa vez yo estaba capaz para ha-
tanto a vd. como al Sr. Ceballos, les aseguro que mi insigni- ber reunido los que pude y defender a las familias; hoy estoy
ficante influencia la interpondré, sin faltar a mi honor, para inservible, sin ver lejos, ni distinguir cerca, sin ser dueño de
evitar toda efusión de sangre. […] no he de ser yo el que me montar a caballo con libertad. Razón por que si el enemi-
oponga a lo que mi Gral. [Manuel Lozada] disponga, si él go viene, en el desorden en que nos encontramos, no habrá
quiere aceptar la paz que se nos ofrece. […] Amigo D. Fer- uno que le haga frente. […] Deben reunirse todos los jefes,
nando: le suplico no me vuelva a mandar correos femeniles, unirse dejando una escolta [allá] de los que tengan menos
porque no me parece seguro esa clase de conductos; pues atenciones por aquí para que dé aviso, para que los jefes se
vd. puede mandar a quien vd. guste, seguro de que volverá ocupen solamente de arreglar su gente, afortinarse a su sa-
ileso (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 281-282). tisfacción y para que nombren el jefe nato con quien se de-
ben entender, por estar acéfalo por ahora ese encargo. Si yo
Sin duda Galván le informó de inmediato al general Lo- estuviera bueno de la cabeza y vista nada se necesitaría, lo
zada de esta misiva. Por lo tanto, él estaba al tanto de que haría aunque no me hubieran facultado; pero te digo que la
los enemigos estaban tratando de convertir hacia la causa vista y la cabeza me hacen mucha falta: la mano no impor-
federal a los jefes lozadeños. Sin embargo, no consta de que ta. […] Con esto te convencerás que se necesita que todos
se haya intentado plantearle al propio Lozada su capitula- se junten para acá, para que hagan todos sus acuerdos, por-
ción, pues la intención expresa de Corona era lograr su de- que de los contrario todo se va a perder y con facilidad. […]
rrota total. mientras que vdes. estén como ahorita, te puedo asegurar,
hasta con el pescuezo, que no se hará nada, todo se perderá
Corona había sido nombrado General en Jefe del Ejército de hasta el parque, porque no ha de haber ni quien lo defienda;
Operaciones, llegando a Tepic el 14 de marzo [esto es, 45 pero ni quien lo gaste, con más claridad no te puedo hablar”
días —mes y medio— después de la batalla de la Mohone- (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 287-288).
ra], con 2,625 infantes, 863 de caballería y 12 piezas de
artillería de montaña, uniéndose en esta ciudad con Ceba- Sin embargo, Lozada le da un trato a Nava como si to-
llos y su fuerza” (Peña Navarro, 1967 [1956]: 271-272). davía fuera de toda su confianza, ya que le recomienda que

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“Si tanteas que el enemigo viene, da orden a la escolta que Se le dio lectura a la carta que vd. dirigió al Sr. Gral. Loza-
quede que ya no salga nadie, así como que te revisen toda da presente toda la fuerza; se les preguntó qué resolvían, y
tu correspondencia para que aquella que tenga relación con contestaron secamente y con entusiasmo que lo que vd. hi-
los asuntos de servicio, como ésta, la recojas y la quemes, ciera estaba bien hecho, que ellos lo sostenían. Los artícu-
para que no vaya a suceder lo que pasó a orillas de Guadala- los o puntos que van es por si se pudieran conseguir, que es
jara con Salas” (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 288). imposible. Consiga vd. señor, la paz de estos desgraciados
El 16 de marzo Lozada le reclama a Nava: “Tú debías pueblos y, pésele a quien le pesare, hará vd. un servicio a la
estar aquí al pendiente de todo lo que se ofreciera. […] es- sociedad y vd. se hará acreedor a la consideración pública.
pero me digas categóricamente si vienes, para que tú y los Dios lo ilumine y bendiga. Su afectísimo amigo fiel (apud
jefes viejos que queden nombren a otro que se encargue del Peña Navarro, 1967 [1956]: 295).
mando [ya que Isidoro Jacobo no se presenta ni se comuni-
ca] y para ver lo que se hace […]. También espero me digas La segunda es el acta correspondiente: “En el Aguaca-
si cuentan contigo los pueblos o no […]” (apud Peña Nava- liente o paso de ella, reunidos en junta […], convinieron los
rro, 1967 [1956]: 290). once pueblos que se hayan presentes lo siguiente: Artícu-
El 18 de marzo Lozada se da por enterado de que Nava lo único: Se autoriza como general en jefe al Sr. Domingo
ya está realizando acuerdos con el gobierno federal a nom- Nava, para que haga tratados de paz con el Gobierno Repu-
bre de los lozadeños. Le reprocha que “Al haberse intentado blicano” (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 296).
arreglos, para ello era necesario haber tenido de antemano También Lozada le envía
personas capaces que pudieran hacer una cosa bien hecha.
En fin ya que se han dado principios, veremos como se sale los puntos a que te debes atener y autorizados por una par-
[…] será bueno que tú con toda la fuerza te vengas al paso te de los pueblos, ranchos y haciendas que están presentes:
de Aguacaliente, para no desencaminarse ni unos ni otros. mucho te encargo que hagas todo lo que puedas por des-
[…] La entrevista o conferencia tendrá lugar en la maña- empeñar dignamente tan delicado encargo que has princi-
na […] También se necesita que los principios de los preli- piado, y que con esta fecha se te ha facultado. […] A más
minares que hayan comenzado los traigan para que se los te encargo que tu no te expongas a ir a tener entrevistas
manifiesten a estos jefes y tropa que nada saben. A D. Dio- cercanas a las habitaciones del enemigo. Se pasó el primer
nisio [Gerónimo] se le mandará decir depués que vdes. ha- artículo que debía de ser que tanto la fuerzas del enemigo
yan conferenciado, para que la contestación que él dé se le como las que están a sus órdenes, durante los trabajos de-
pueda ampliar un término al menos de seis días, por encon- ben guardar sus posiciones que actualmente ocupan. Ce-
trarse a gran distancia de aquí, y porque se necesita decir- sando desde luego las hostilidades (apud Peña Navarro,
le algo de motivos de conferencias de jefes y estas fuerzas. 1967 [1956]: 294).
Haz todo lo posible porque vengas al río…“ (apud Peña Na-
varrro, 1967 [156]: 291-292). El acta firmada por los representantes de los pueblos de
El 19 de marzo Lozada le envía una carta a Nava a las Pochotitán, Tequepexpan, Camichín, Aguacaliente, San Luis
doce del día y le aclara que “Mucho se necesitaría que tu- de Lozada, la Hacienda de Mora y Arrayán, San Andrés, Te-
vieras una entrevista conmigo, antes que comenzaran las pic, San Cayetano, La Puerta de Escobar y Jocuixtle y la Ha-
conferencias de arreglos […] este interés me llevó al río a cienda de Puga establece:
verte, pero no veniste; pero te repito que a tí te conven-
dría dar una carrera; saliendo hoy a la madrugada a las once 1. No hacer rendimiento de armas. 2. Defender en todos
estarías aquí, corres tus negocios y en la noche de vuelta” sus puntos los derechos de posesión que hoy tienen todos
(apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 293). los pueblos. 3. Que quedan incluidas todas las personas que
Es posible que Nava no se presentara al Paso de Agua- hayan tenido parte en la cuestión. […] 5. Que en Tepic, solo
caliente no tanto por la posibilidad de no llegar a acuerdos subsista la autoridad política o militar con una fuerza la muy
con Lozada, sino por el temor de que fuera aprendido por necesaria. 6. Que si las fuerzas de los pueblos quedan como
los leales a él. guardias nacionales, los jefes que hoy las mandan queden
A las tres de la tarde de ese día, tuvo lugar en el paso los mismos, queriendo ellos, y de no, que nombren los pue-
de Aguacaliente la asamblea. Lozada le vuelve a escribir ese blos mismos a los que les tengan confianza. […] 8. Que
mismo día a Nava y le anexa dos comunicaciones. La pri- queden los pueblos, haciendas y ranchos que consten en los
mera, sin firma, dice: arreglos exentos de los servicios militares: que se ocupen en

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el cuido [sic] de unos a otros. […] 10. Que si no hay conve- “me han suplicado […] que este quehacer lo hagas cerca-
nios honrosos, el Sr. Nava tiene que correr la misma suerte no a donde se encuentra la mayoría de la fuerza y jefes, para
de los pueblos, supuesto que se le ha facultado que desem- que cualquiera dificultad que se presente se arregle con más
peñe el lugar de general en jefe (apud Peña Navarro, 1967 exactitud. Por tal razón te han señalado el paso de la Agua-
[1956]: 293). caliente” (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 296).
Al día siguiente, Nava le escribe a Lozada que
Mientras tanto, Domingo Nava funciona, de manera
traidora, como eficiente operador político de la causa fede- los arreglos para la paz están concluidos con el Sr. General
ral, de tal manera que el 20 de marzo le escribe a Marcelino Ceballos y son ya un hecho para todos los que me acompa-
Rentería, quien se encuentra en Huajimic, para invitarlo a ñaron y se han retirado a sus casas con sus armas y disfrutan
“[…] que secunde mi ejemplo y favorezca en cuanto pueda de toda clase de garantías. Creo que no podía alcanzar más
los esfuerzos que hago para evitar el derramamiento de san- y en ese concepto he suplicado a vd. antes y lo hago ahora
gre y restablecer cuanto antes la paz y bienestar en todo el por última vez, que permita vd. que los pueblos que quedan
Distrito” (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 278) y a fray por allá así como las familias, se retiren a sus casas como lo
[sic] Buenaventura Méndez, quien reside en Jesús María — han hecho ya la mayor parte de sus compañeros; quedan-
la misión católica más importante entre los coras—, para do con vd. los que no quieran someterse y se encaprichen
pedirle su intervención con el fin de que los pueblos serra- en continuar una guerra muy desventajosa para ellos, pues
nos se sometan al gobierno. los elementos con que cuentan las numerosas fuerzas del
El 21 de marzo, Corona le comunica a Juan San Román, Gobierno, son muchos: yo que los he visto le aseguro que
quien había sido restablecido como Jefe Político de Tepic, en poco tiempo someterán por la fuerza a los que desdeñen
que: la generosa oferta que ahora se les hace y ellos serán seve-
ramente castigados. Yo mismo tendré que prestar mis ser-
Se ha presentado D. Domingo Nava, sometiéndose al Smo. vicios al Gobierno para concluir cuanto antes con la guerra
Gbno. con los principales Jefes y pueblos insurrectos, que- […] y muy sensible me sería tenerme que combatir con mis
dando reducido Lozada a una pequeña fuerza y con cuatro hermanos y antiguos compañeros. Conforme al contenido
o cinco jefes de prestigio […]. Los pueblos sometidos están de la carta de vd. en que me encargaba obtuviera una sus-
dispuestos a cooperar al exterminio de los que quieren pro- pensión por los días necesarios para consultar la voluntad
longar la guerra… (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 279). de los pueblos del interior de la sierra, es como han perma-
necido paralizadas las operaciones, pero esto ya no puede
“Al rendirse Domingo Nava, hizo entrega en San Luis contenerse por más tiempo y vd. será responsable de las
de Lozada al Gral Ceballos, de 20 cañones, 350 fusiles, desgracias que ocurran […] Yo espero Sr. que vd. deje a esos
14 armones y algunas municiones” (Peña Navarro, 1967 ciudadanos en la libertad que necesitan para resolver esta
[1956]: 297). “La artillería recogida a las fuerzas de Lozada, cuestión, que a ellos más que a nadie interesa, haciéndoles
fué enviada para su venta a San Francisco de California, por saber en junta pública la verdad de las cosas y dándome su
disposición de la Secretaría de Guerra […]. El envío fue con- contestación dentro de tres días que es el plazo que he po-
signado al Cónsul mexicano en aquella ciudad, y consistió en dido alcanzar antes de que se emprenda ninguna operación”
19 piezas con peso en junto de doce mil cuatrocientas die- (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 297).
ciséis libras de metal” (Peña Navarro, 1967 [1956]: 302).
El 24 de marzo Marcelino Rentería se incorpora a la Es notorio que no se le plantea a Lozada ninguna pro-
traición y le informa a Nava “[…] que tenía un ánimo in- puesta con respecto a su persona, debido a que existe la
comparable de morir con mi arma empuñada; pero a la vez decisión de aniquilarlo y también quizás a que se conoce
recapacitando nuestra conciencia le digo a vd. que cuente que no aceptaría rendirse. Si Lozada abrigaba alguna con-
conmigo como verdadero amigo y compadre y obediente al fianza con respecto a Nava, a partir de esta comunicación
gobierno. Y también le digo a vd. que es muy necesario que sabe que era totalmente infundada; por lo tanto, con las
se me preste auxilio conveniente. Puede suceder que algu- fuerzas que contaba se debe haber dispuesto a esperar los
nos de mi misma gente volteen las armas en contra de mí ataques. Un aspecto que debe haber complicado la situa-
[…]” (apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 280). ción era la proximidad de la Semana Santa, pues el Do-
El 28 de marzo Lozada le comunica a Nava que los mingo de Pascua cayó en 1873 el 13 de abril. A finales de
once pueblos que lo facultaron para que hiciera arreglos marzo los pueblos serranos estaban en la preparación de su

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principal fiesta comunal, La Judea y, de hecho, ya estaban como lo hizo, una desesperada resistencia sin esperanza de
desarrollando los rituales de militarismo simbólico corres- triunfo” (Peña Navarro, 1967 [1956]: 302).
pondientes a la Cuaresma. Otro aspecto que coadyuvó a Las tropas de “Ramón Corona llevan gente para la que
las tropas invasoras es que las acciones se desarrollarían en la sierra no tiene misterios” (Mariano Azuela [1935], apud
la temporada de secas, ya que, de haber intentado la entra- Peña Navarro, 1967: 333).
da a la sierra una vez iniciada la temporada de aguas, “otro Hubo sangrientas batallas en la Mala Noche (el 10 de
hubiera sido el cantar”. abril), Las Higueras (12 de abril) y luego en las sucesivas
“El 1 de abril, con el título de Jefe de las Fuerzas del Va- posiciones fortificadas que los lozadeños habían preparado
lle de Tepic, Nava lanzó una proclama llamando a los pue- en Los Jazmines, Agua Bendita, La Cruz y Platanitos. Las
blos. En ella […] Señalaba a los pueblos que las condiciones fuerzas de Lozada se concentraron en Huaynamota, posi-
por ellos exigidas para rendirse (asamblea del 19 de marzo) ción que se vieron obligados a abandonar el 16 de abril, in-
eran inadmisibles y absurdas, dada la superioridad militar del cendiando el poblado, haciendo explotar minas y granadas
gobierno. Terminaba aconsejándoles la sumisión sin condi- enterradas a flor de tierra y el polvorín local, con el fin de fre-
ciones…“ (apud Meyer, 1984 [1976]: 244-245). nar a las tropas federales.
En contraparte los pueblos unidos del Nayarit y los del El general Ceballos reorganizó su tropa en Huaynamota
centro, en su junta del 8 de abril en Huaynamota, acordaron: y el 22 de abril tomó el paso del río, dispersándose los loza-
deños hacia el norte por el Cerro de las Vigas, sin poder ser
1. Completa alianza de union entre si de defensiva y ofen- perseguidos por lo abrupto el terreno.
siva. 2. Que como el enemigo trabaja mucho para que crea- La otra columna, la del general Tolentino —que llevaba
mos sus cuentos no debemos de creer nada cuenten lo que consigo al traidor Andrés Rosales— consiguió la colabora-
contaren. […] 9. Si el enemigo pide tratados los admitire- ción de otro importante ex-jefe lozadeño, ya que se le in-
mos pues estemos de acuerdo, pero para el efecto de ad- corporaron 400 efectivos de Agatón Martínez, quien había
mitirlos los hemos de hacer de común acuerdo entre todos, dirigido el ataque en enero de 1873 hacia Mazatlán. Tam-
a fin de nombrar las personas que los puedan desempeñar bién se le incorporó la fuerza del comandante Jesús Rome-
dignamente, dandonos estos cuentas de sus actos” (apud ro, que estaba acantonada en Huajicori, la cual se desplazó
Meyer, 1989: 335). hacia Santa Teresa, en la zona norteña de los coras. El grue-
so del contingente de Tolentino avanzó sobre el Paso de
Las fuerzas de Corona fueron distribuidas en tres colum- las Cargas (el 12 de abril), tomó Coyultita (el 14 de abril);
nas, a las órdenes de los generales José Ceballos, José Guiller- hostilizada por las guerrillas enemigas, pasó por Jazmines
mo Carbó y Francisco Tolentino, encabezadas por el primero. (14 de abril); tomó el rancho Cornelio (16 de abril), ante
Por su parte, el Ministerio de Guerra ordenó al general Carlos una gruesa fuerza enemiga, se apoderó de la Cuesta de Lo-
Fuero que desde Zacatecas se trasladara con sus fuerzas has- reto (el 17 de abril) y esa tarde llegó a Cofradía en espera
ta Mesquitic, para cerrar la salida por el oriente. El 6 de abril de las órdenes del general Ceballos.
salió el general Tolentino por el paso de San Pedro Ixcatán “A consecuencia de la [implacable] batida que […] se
hacia la Mesa del Nayar, con 1,500 hombres. El general Ce- hizo al enemigo en sus principales posiciones, los pueblos
ballos, junto con el general Carbó y las fuerzas de Domingo de la Mesa del Nayarit, al mando del cabecilla [cora] Dio-
Nava, salió de Tepic el 7 de abril, por San Luis de Lozada ha- nisio Gerónimo, se dirigieron al C. general Tolentino, solici-
cia el otro lado del río Santiago con aproximadamente 2,000 tando someterse a la obediciencia del Supremo Gobierno…”
hombres. De hecho, Nava le informa a Fernando de los Ríos (Mejía, 1873, apud Meyer, 1989: 340).
que “…los pueblos [están reunidos] para salir a la campaña Corona escribe al Ministro de Guerra, el 19 de abril de
de la Sierra, en unión de las fuerzas del Supremo Gobierno” 1873:
(apud Peña Navarro, 1967 [1956]: 299).
Según el informe oficial, Lozada todavía contaba con Con esta última batalla [la de Huaynamota] puede muy
4,000 hombres bien armados y municionados, aunque esta bien decirse que terminó la parte más seria de la terrible
cifra parece exagerada, sobre todo cuando en los acuerdos campaña emprendida en contra del General Manuel Loza-
de Huaynamota se habla de escasez de maíz en la región da, pues desde ese punto, la persecución de los facciosos,
serrana. fué una verdadera persecución de cuadrillas de bandidos, no
“Como, de hecho, Lozada se encontraba muy enfer- obstante haberse efectuado algunos encuentros de impor-
mo y ya sin fuerza y sin elementos, solamente podía hacer, tancia militar, como los llamados de Guadalupe [Ocotán],

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Arroyo de Palmillas, Cuesta de los Pajaritos, Mesa de las Pie- enemigo se le tomaron infinidad de prisioneros. El 12 desde
dras, El Carrizal, Sierra de Berberín, Barranca de los Zorrillos, las siete de la mañana comenzó otro combate con Lozada,
Barranca Honda, etcétera. […] que concluyó al oscurecer de ese día. La mortandad fue ho-
Con los continuos reveses que había sufrido el Tigre rrible por todas partes: las fuerzas federales tuvieron más de
de Álica coincidieron paulatinamente las sumisiones de los doscientos muertos, y mayor cantidad los lozadeños, quie-
principales cabecillas que le obedecían siendo de notarse nes además dejaron […] multitud de heridos y prisioneros”
entre otras las de Zenón Hernández, Pablo Ramírez, Nico- (Guadalajara, II, 73, 17 de abril de 1873: 5).
lás Hernández, Luciano Mesa, Gerónimo Lozada, etcétera
(apud Ceballos, 1912: 134). La guerra de esta segunda conquista del Nayarit impli-
có por lo menos cinco mil soldados, correspondientes a las
En el altiplano nayarita, fuerzas del general Tolentino y del general Ceballos, más los
provenientes de Zacatecas (del general Fuero) y de Huaji-
El Gral. Gregorio Saavedra comunicó con fecha 25 de marzo cori (del comandante Romero), a los que se añadieron ex-
al Gral. Ramón Corona que, de acuerdo con sus instruccio- lozadeños al mando de Agatón Martínez y Domingo Nava;
nes, salió por el pueblo de Jalisco para la ciudad de Com- como también concurrieron Praxedis Nuñez y Andrés Rosa-
postela, donde se le presentó el Comandante (lozadeño) les, éstos también deben haber reclutado compañeros. Toda
Fernando Piña, con su fuerza que se componía de 47 hom- esta fuerza —de seguro más de siete mil en total— atacó las
bres, para someterse al Gobierno, entregando 47 armas y posiciones serranas lozadeñas y las tomó, anduvo más de un
recibiendo un salvoconducto provisional. Piña informó que mes —entre principios de abril y mediados de mayo— reco-
el Comandante Luna no quería someterse hasta recibir ins- rriendo el terreno, pero no logró capturar a Manuel Lozada.
trucciones de su jefe Nava (Peña Navarro, 1967 (1956):
302). Últimamente ha tenido el general Palacios dos encarnizados
combates con los indios, […] desalojándolos del inespugna-
Se ocupó San Pedro Lagunillas, donde los lozadeños en- ble Cerro de las Vigas […]. En esa jornada corrió la sangre,
tregaron las armas. Desde allí se conminó a los lozadeños de y se dice que sufrió la columna del gobierno un golpe tan
los alrededores a que rindieran. fuerte, que ha quedado el general Cevallos completamente
en cuadro. […] Los coras, casi todos se han sometido al go-
De Zapotán [de las Jícaras] sólo el Comisario contestó es- bierno, entregando sus armas (Juan Panadero, Guadalajara,
tar sujeto a las órdenes del Gobno. con todos los vecinos II, 81, 15 de mayo de 1873: 3-4).
que no portaban armas. De los Comandantes de los otros
dos pueblos indicados [Amatanejo y San José del Conde] Todavía el 21 de mayo de 1873, otro de los recientes
no hubo contestación alguna por haber estado muy remon- traidores —Marcelino Rentería—, le escribe a Corona des-
tados en la sierra… (ibídem: 303). de Ambasaguas:
A Saavedra, en su regreso el día 21 [de marzo] y en
tránsito de Compostela a Tepic, se le presentó el Coman- aunque Lozada se fue con poca jente (cuatro) y apie, por
dante de San José del Conde, entregándole armas y caba- noticias que recoji, se reune de nuéba cuenta con mas jente
llos; y, al llegar a Miravalles, se le presentó también el jefe en Camotlan, y con los dispersos que alli estaban, los pocos
Luna, a quien se le extendió salvoconducto, ofreciendo la de Huajimi, los de Manga y Camotlan ajustan un total de
sumisión de otros lugares y la entrega de armas, tan luego 300 sin contar con Aposolco que tambien le podra dar au-
como los que aún estaban remontados en los cerros recibie- silios si se los pide.
ran órdenes de Domingo Nava (ídem). Por las razones espuestas comprendera U. que la revolu-
cion aun no conclulle, que es necesario todabia haserle una
Juan Panadero sintetizaba así las acciones militares en persecucion tenas, y actiba para impedirle el efecto de algun
la sierra: movimiento, y conseguir su total destruccion, porque de lo
El día 9 del actual, el general Ceballos, después de un reñido contrario se rease (apud Meyer, 1989: 346).
combate, desalojó a los lozadeños de sus formidables posi-
ciones de Mala Noche, cuyo punto casi está en el corazón Finalmente, el 15 de julio e 1873, cuando ya se había
de la Sierra de Álica. Lozada tuvo muchos muertos y heri- retirado de la sierra nayarita el ejército mexicano, traiciona-
dos: nuestras fuerzas también tuvieron grandes pérdidas. Al do por uno de sus compadres, Lozada fue apresado en el

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Cerro de los Arrayanes, no por efectivos del ejército federal, Luego los de Santa Fe, cuando se apaciguó lo de Lozada, se
sino por una fuerza entreguista de alrededor de 100 ex-lo- fueron a donde están ahora” (Entrevista de 2008).
zadeños. “Se recogió al enemigo algunas armas, capsulas y
parque y los documentos que acompaño…” (Rosales, apud De acuerdo con Juan Panadero
Meyer, 1989: 352).
Según Andrés Rosales, Manuel Lozada, su antiguo jefe, Casi todos los indios que andaban con las armas en la mano,
“En todo el camino vino platicando conmigo muy bien y me después del fusilamiento de Lozada, se han sometido […].
dió su palabra que no haría por fugarse y me suplicó le tu- El 18 de julio el coronel Linares dispersó al enemigo en las
biera confianza y cumplió de una manera muy eficaz lo que Juntas y le aprendió cosa de cien familia (Guadalajara, III,
prometió, pues no hizo ninguna demostración en que me 104, 3 de agosto de 1873: 5).
diera alguna sospecha” (apud Meyer, 1989: 351). Los sublevados de Huaynamota se sometieron al gobier-
Lozada fue juzgado conforme a un decreto temporal no el día 28 del pasado. Otro tanto hicieron en la misma
expedido por el Presidente Lerdo, el 3 de mayo de 1873, fecha los pronunciados de Apozolco al saber la noticia del
en contra de salteadores y plagiarios, cuya aplicación fue en fusilamiento de Lozada (Guadalajara, III, 106, 10 de agos-
este caso manifiestamente retroactiva. “[…] fue una fórmu- to de 1873: 6).
la para dar una apariencia legal a lo que ya se había acorda- El día 19 del corriente salieron desterrados para Yuca-
do mucho tiempo antes, por todos los intereses que estaban tán, treinta de los gefes lozadeños más caracterizados, yen-
en juego, es decir, la muerte de Lozada, que encarnaba con do entre ellos Marcos Martínez, Gerónimo Lozada y Pedro
sus avanzadas ideas una verdadera revolución social […]” Celestino (a[lias]) Pata Seca (Guadalajara, III, 120, 28 de
(Peña Navarro, 1967 [1956]: 330). septiembre de 1873: 8).
Al amanecer del 19 de julio de 1873, Lozada fue fusi- Lozadeños.— Los que traían en cuerda de Tepic, des-
lado en la Loma de los Metates, en las afueras de Tepic, al tinados á S. Juan de Ulúa, han llegado a esta ciudad y se
otro lado del río Mololoa. encuentran presos en la penitenciaría (Juan Panadero, Gua-
dalajara, II, 122, 5 de octubre de 1873: 7).
Al compararse las dos actas [de defunción de Lozada: por
un lado, la del Archivo Municipal y, por otro, la del Curato, En enero de 1874, “Familias del pueblo [de Guaynamo-
ambos de Tepic], llama la atención la diferencia en el trato ta] son desterradas a Yucatán. Entre las mujeres complicadas
a Lozada; para el gobierno era tan sólo un vulgar individuo, con la gavilla y desterradas a Yucatán se encuentran Teodora,
fusilado por bandidaje; para la Iglesia era el ‘señor General’ Saturnina, Petra y Casimira Rentería” (Meyer, 1990: 139).
condenado a morir por ‘delitos políticos’ (Blanco Rugeiro, “Ayer, [, 7 de abril de 1874] salieron con destino a la Baja
1982: 277). California y consignados a las compañías de La Paz los loza-
deños siguientes: [siguen 23 nombres, entre los cuales un
Según don Esteban Chávez Silverio (1908-2000), Francisco Lozada]” (Boletín Oficial del Gobierno el Distrito,
cora de la comunidad de Rosarito (Yauatsaka), Tepic, 59, 9 de mayo de 1874; apud Meyer, 1990: 152).
El 16 de diciembre de 1874 se inculpa a la gente de
Entonces las armas eran de chispa y no le podían ganar a Xalisco de cooperar con la rebelión en contra del gobierno
Lozada. Hasta que Corona compró armas de casquillo y y se amenaza con desterrar a todo el pueblo, “[…] dando
con ésas ya no se necesita ‘baquetear’; ésos eran casquillos por principio del castigo el destierro de 18 familias sin ser
como del [calibre] 44. Allá [en los combates de la sierra] respetadas ni las ancianas ni enfermos, que salieron al des-
quedaron meseños [de La Mesa del Nayar], santaterese- tierro el 22 de diciembre de 1874, habiendo sido desterra-
ños [de Santa Teresa], todos se acabaron, nomás volvieron dos [¿concentrados en la cabecera?] todos los habitantes
como veinte personas de las más valientes. Lozada por ‘ai de las congregaciones y rancherías que componían la feli-
se vino a una cueva y luego las gentes se fueron a Tepic por gresía” (Ferreolo Velazco, párroco local, apud López Gon-
hambre. Corona le ganó porque compró armas de casquillo, zález, 1990: 148).
de ese modo le ganó. Peleó mucho, duró mucho, Lozada.
A mi abuelo —Félix Chávez, rosareño [de la comunidad de 6. Lozada no muere: la resistencia agrarista.
Rosarito] legítimo— le dijeron: ‘Muchachos, ya se acabó la
revolución de Lozada, ya lo agarraron’. Después de Lozada, El general Ceballos regresó a Tepic, de la campaña de Áli-
Lucio Campa se volvió a ir ‘alzado’ a El Cordón y allí murió. ca, el 20 de mayo de 1873 (apud Meyer, 1990: 152). Su

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jefe, el general Corona, que había permanecido en dicha ciu- tornos de paz del distrito y estar en relaciones con las gavi-
dad con su Estado Mayor, retornó a Guadalajara hasta el 4 llas” (Boletín Oficial del Gobierno del Distrito, Tepic, 69, 18
de junio, “[…] conservando la Jefatura del Ejército de Ope- de julio de 1874; apud Meyer, 1990: 153). Luego se le
raciones, dejándolo encomendado al Gral. José Ceballos, aplicó la ley fuga el 9 de diciembre de 1874.
pero siempre bajo [sus] órdenes […]” (Meyer, 1990: 149). La cuestión no era sólo de gavillas, sino —y sobre
Debido a los avatares de la política nacional, en marzo de todo— del problema agrario. En diciembre de 1874, “[…]
1874, “El general Ramón Corona es enviado en misión di- el jefe Pedro Galaviz lanzó una proclama, acusando al go-
plomática a España. Deja el mando del Cuerpo del Ejérci- bierno de haber faltado a su palabra e invocando la reli-
to de la Cuarta División, quedando ésta asignada al General gión” (Juan Panadero, Guadalajara, 243, 6 de diciembre de
Ceballos” (Meyer, 1990: 139). Por su parte, Ceballos deja 1874; apud Meyer, 1990: 154).
al general José Guadalupe Carbó al mando de la División de
Operaciones residente en el Distrito de Tepic. A lo largo de 1875 se dieron enfrentamientos […] por to-
En paralelo, la resistencia lozadeña había iniciado el mis- dos los rumbos del distrito [de Tepic]; las poblaciones más
mo año del fusilamiento del Tigre de Álica. El 29 de no- castigadas por los grupos guerrilleros fueron Santiago Ix-
viembre de 1873, Domingo Nava informa, desde San Luis cuintla, al mando de Pedro Galaviz, Acaponeta fue frecuen-
de Lozada, a Ramón Corona acerca de la gavilla que asaltó tado por Jerónimo Dionisio [sic], Santa María del Oro por
Pochotitán y de otra, capitaneada por Juan Lerma, El Cane- Jerónimo Lozada (hijo de Manuel Lozada) y Xalisco por
lo, del pueblo de Jalisco (Meyer, 1990: 150). Juan Lerma (López González, 1984: 151).
En enero de 1874 se reconoce la proliferación de las ga-
villas, una vez que los rebeldes se repusieron de los efec- Se llega a suscribir un convenio entre el Supremo Go-
tos de la guerra en reciente y “[…] se levantaron insolentes” bierno de la República y “[…] los jefes de las fuerzas de los
(Boletín Oficial del Gobierno del Distrito, Tepic, 42, 10 de pueblos del distrito militar de Tepic”, firmado en Tequila el
enero de 1874; apud Meyer, 1990: 151). “Se asegura que 14 de junio de 1876 (Semanario Oficial del Gobierno del
esas gavillas las forman los mismos lozadeños […]” (Juan Distrito de Tepic, Tepic, 25 de junio de 1876; apud Meyer,
Panadero, Guadalajara, 203, 16 de julio de 1874; apud 1990: 156).
Meyer, 1990: 153).
De hecho habían surgido entre los antiguos militantes Juan Lerma […] es […], después de Lozada, el que vuel-
lozadeños ve a revivir los ideales agrarios…” (López González, 1984:
146). Pero el sobreenfatizar el papel del nuevo líder y de-
dos facciones: los que habían pactado con castrenses repu- nominar a la resistencia como “movimiento lermeño” con-
blicanos [y] la otra parte [que] se mantenía indecisa, vaci- tribuye a la idea de que se trataba de una corriente nueva
lante, rebelde; quería continuar con los ideales del Tigre de y diferente, cuando no era así. En el tratado del 15 de no-
Álica […]. Entre los primeros podemos identificar a Domin- viembre de 1875 (apud Juan Panadero, segunda época,
go Nava, Andrés Rosales, Miguel Oceguera, Jesús Bueno VI, 398, 1 de junio de 1876: 2-3), si bien Lerma se so-
y Agatón Martínez; todos ellos habían formado la primera mete al gobierno, mantiene en lo fundamental los mismos
línea de los hombres de Lozada. Los no convencidos eran postulados autonómicos y agraristas que los lozadeños ha-
Juan Lerma, Marcelino Rentería, Jerónimo Lozada, Dionisio bían planteado para su rendición en abril de 1873, esto es,
Gerónimo [cora], Juan Isiordia y Nieves Cobarruvias; éstos “2, Quedaremos en posesión de nuestras armas lo mismo
veían que la situación del campesinado de la región no era que mandar en nuestros puntos […] 4. Nombraremos au-
remediada, y habían sufrido represión gubernamental a par- toridades civiles en los pueblos a que pertenecemos, de
tir de 1873” (López González, 1984: 146). acuerdo con el gobierno. 7. Quitar de los mencionados
pueblos a las autoridades puestas por el gobierno político,
Las pugnas entre los ex-jefes lozadeños aliados del go- quienes han sido y son causa de la revolución por su mal
bierno y los que se mantenían rebeldes se prolongan por manejo […]. 9. Que no se nos obligue mañana o pasado a
años. Domingo Nava y Agatón Martínez —quienes ante- que prestemos nuestros servicios [militares] fuera del dis-
riormente habían traicionado a Lozada, ahora bajo las ór- trito, ni que se nos quite ningún hombre para contingente
denes del general Ceballos—, se dedican a combatir a sus como lo acostumbran en los demás estados. 11. Que con-
excompañeros, Así, “El Sr. Praxedis Nuñez fue reducido a forme con nuestros documentos legales, se nos ponga en
prisión [el 14 de julio] por ser el principal motor de los tras- posesión de nuestros terrenos nombrando para tal efecto

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una comisión de deslinde sujetándonos a lo que sea legal Tepic, comenzando desde allí a hostilizar a las fuerzas libe-
[…]. 14. Una vez concedido, el gobierno retirará sus fuer- rales y a cometer crímenes de costumbre. Crece la insurrec-
zas del distrito… (apud López González, 1984: 153-154). ción, tomará proporciones colosales, en vista de que casi
Pocos meses duró la paz, mientras se llevaron a cabo los todos los antiguos lozadeños, habituados a dominar el can-
comicios y al salir derrotado Lerdo [de Tejada], Lerma lanza tón, se están sublevando seguros de que nada podrán ha-
el grito de ‘Religión y fueros’ el 7 de enero de 1877 […]. En cerles las tropas federales que no obran en la sierra con buen
carta Domingo Nava entera a Díaz de los sucesos y culpa éxito… El hijo del trabajo, México, III, 124, 8 de diciembre
al general Ceballos de que Lerma no apoye su triunfo elec- de 1878: 3; apud López González, 1984: 158).
toral. […] Lerma vigila las barrancas de Mochitiltic con una
fuerza de tres mil hombres (López Gonzáles, 1984: 155). El Monitor republicano reconoce que “No es fácil de-
rrotar a los indígenas rebeldes en la sierra” (apud Meyer,
En julio de 1878 renace el reclamo del estado de Jalisco 1990: 159).
por la reanexión del Distrito de Tepic. “Los intentos de pacificación son permanentes, pero
A finales de 1878, Lerma lanza una proclama en un éstos carecen de una realidad social y política de la región
tono completamente lozadeño: tepiqueña, que en estos momentos las masas habían adqui-
rido un elevado grado de politización por su larga lucha…”
Ejercito de Nayarit.— General en Gefe.— Hago saber a (López González, 1984: 158). Finalmente, “El 12 de abril
los habitantes del Canton de Tepic, que he recibido del Di- de 1880, Lerma firma la paz con [el general Manuel] Gon-
rectorio de la Revolucion la circular que sigue: Señor Gral. zález, en el pueblo de Xalisco […]” (López González, 1984:
Don Juan Lerma en Gefe del Ejército del Estado de Naya- 159). Sin embargo, el manejar el asunto como “la pacifi-
rit. — Este Directorio tiene el honor de hacer saber a U. cación del distrito de Tepic” conlleva de manera implícita
que en el dia convenido por los comisionados de todos los el minimizar la resistencia lozadeña —que rebasa el asun-
rumbos que se reunieron en este Cuartel Gral., debe efec- to militar y, como el mismo López González lo reconoce, se
tuarse el ataque sobre las plazas que a cada uno correspon- finca en una “enorme cuestión social”, “el olvido de las cla-
den y debiendo atacarse tambien por las tropas de U. las ses menesterosas, las injusticias y el despojo de sus tierras”
de Compostela, S. Blas y Santiago, ejecutando que sea [sic] (1984: 162)— y resaltar el tema de la paz.
cargaran sus fuerzas, sobre Tepic: y a fin de que las Poblacio- En septiembre de 1879 varios exlozadeños traidores
nes no participen de los horrores del asalto, se les previene del movimiento se incorporaron al Plan de Tepic, de un tinte
que no tomen parte en la defensa ayudando a la guarnicion católico y contrario a Porfirio Díaz. El general Manuel Gon-
porque a mas de quedar sujetos a sufrir la misma pena de zález fue nombrado jefe de la columna que aplastaría, con la
los vencidos, serán confiscados sus bienes.— Este Direc- colaboración del coronel Bernardo Reyes, a los opositores de
torio dispone que a los individuos que con su fuerza de la Díaz. En el contexto de las aplicacones de la “ley fuga”, Do-
guarnicion que fueren y que tomaren parte a tiempo en fa- mingo Nava fue muerto a balazos y Agatón Martínez ahor-
vor nuestro se les garantiza sus vidas y empleos; pero si por cado (Cosío Villegas, 1970: 181-184).
el contrario, fueren obstinados en sostener su mala causa en En 1884 Marcelino Rentería se volvió a levantar en ar-
cualquier número que sea, seran pasado [sic] por las armas, mas y emitió la siguiente proclama:
tanto los de línea, como voluntarios aun cuando aleguen
haber sido obligados por la fuerza.— Lo que hago saber a En el punto de Aguas Calientes a los diez y ocho días del
U. para su conocimiento.— Dios y orden.— Cuartel Gra. en mes de octubre de 1884, reunidos ochos pueblos, Tonalis-
San Pedro Toliman, Nobre. 15 de 1878.— Señor Gral. Don co, Pochotitán, Acatán, San Luis, Zapotanito, Tequepexpan,
Juan Lerma en Gefe del Ejército del Estado de Nayarit.— Huajimic e Ixcatán [este pueblo era en ese periodo cora],
Lo hago saber a los habitantes de este Canton para su cono- en uso de nuestros sagrados deberes decimos que: Consi-
cimiento previniendo a todo el mundo que a los voluntarios derando que las garantías individuales se han negado y que
que ayudan en contra los castigaré com mas rigor que a los no han pasado un solo momento por sobre nuestros pobres
mismos del enemigo.— Dios y orden, Jalisco, Nobre. 28 de individuos, por esta razón se hace necesario por ser así de
1878.— Juan Lerma” (apud Meyer, 1990: 158-159). derecho. Y considerando que los dueños y representantes
En Acaponeta se pronunciaron Jerónimo Lozada y Juan de las Haciendas tratan de despojarnos de nuestras propie-
Lerma, con más de 400 indios bien armados, y que en se- dades que actualmente somos legítimos propietarios y cree-
guida se fueron al pueblo de Xalisco, que se halla cerca de mos con seguridad que no hay razón ni derecho para que

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sean poseedores de lo que los pueblos conservan como pro- (Pantoja, 1995: 147), la resistencia armada nayarita dismi-
pietarios y dueños legítimos de los mencionados terrenos. nuyó, pero nunca desapareció.
[…] Invitando al mismo tiempo tomen las armas en la mano Alicia Hernández, en su ensayo “Lozada no muere”
para defender la causa que se presenta […] Ya el Gobier- (apud Meyer, 1989: 139-166 y 209-219) presenta una
no se ocupa a librar comisión para que queden estos pue- cronología detallada de los levantamientos, movilizaciones
blos reducidos sin contar más que con el puro fundo legal y deportaciones de los pueblos lozadeños desde la Batalla
que nunca creemos así de justicia. […] Amigos y compañe- de la Mohonera ¡hasta ya iniciada la Revolución Mexicana!
ros de armas, ahora es tiempo de que […] labremos el por- “La información proviene del Archivo de la Secretaría de la
venir porque mas tarde […] perderemos el derecho. Ahora Defensa Nacional 481.4, que se encuentra dispersa en nu-
es tiempo de rebelarnos por haber hombres que se pongan merosas cajas con partes militares de las comandancias de
al frente y mas tarde no los habrá ” (apud Meyer, 1990: los estados de Sinaloa, Durango, Jalisco, Zacatecas y Tepic”
162-163). (Hernández, apud Meyer, 1990: 149).
Así, “A la vuelta del siglo, una vez más, encontramos
Juan Miguel Soriano envía la siguiente carta: los nombres de las viejas familias lozadeñas, líderes que re-
tomaron las armas bajo sus términos, identificándose en
Autoridades de Santa Teresa [Kuemarutse’e, comunidad 1911-1912 como zapatistas, mas nunca como maderistas
cora], les pongo en conocimiento lo que en estos puntos […] De nueva cuenta, como sus ancestros, libraron su pro-
sucede y pasa, se han sublevado los pueblos de esta línea pia guerra” (ibídem: 211-212). “[…] durante la contienda
como Pochotitán, San Luis y Tequepexpan a consecuencia nacional por la presidencia del país, los pueblos de la sierra
de que las Haciendas Gobiernistas ya les acaban los terrenos permanecen al margen. [Porque] El Plan de San Luis pro-
a estos pueblos y a mí me amenaza el Gobierno porque a mulgado por Francisco Madero tampoco les garantiza au-
nosotros también se nos ha querido meter comensando por tonomía política o la restitución de sus derechos y tierras”
la línea de Guaynamota y yo he trabajado bastante sobre (ibídem: 212). Pero “El Plan de Ayala, de noviembre de
ese negocio hasta que me ha preguntado el gobierno si yo 1911, tuvo sus efectos en las comunidades del territorio
respondo por los pueblos y el Gobierno sé que dice que ter- nayarita. Algunas de las partidas que se organizan en estas
minándome a mí ya como quiera es dueño de los terrenos comunidades se autodenominaban zapatistas […] El he-
de los pueblos y que soy una espina que les ha estorbado y cho fue que la alianza entre grupos locales con proclamas
les estorbo, pues espero que me contesten que es lo que se zapatistas evocó [según los comerciantes y hacendados te-
hace sobre esto. piqueños] ‘la memoria ingrata del cabecilla Lozada’…” (ibí-
[…] pues hermanos míos esta noticia la voy a esta- dem: 215-216).
blecer por el Distrito de estos pueblos como Jesús María “En Nayarit destaca el hecho histórico de que hacen-
[Chuísete’e], [Mesa del] Nayarit [Yaujque’e], S. Francisco dados, burguesía comercial y élites políticas no quisieron y
de Padua [Kuaxata; las tres son comunidades coras] y aquí no pudieron movilizar a las comunidades agrarias del Gran
y nada mas voy a esperar la disposición de ustedes si cuento Nayar. Diferencia notable con estados como Chihuahua,
con vdes. o no, porque yo le he de peliar al gobierno prime- Coahuila y Sonora…” (ibídem: 210).
ramente por la ley cristiana y después por nuestros terrenos, “[…] en 1912 volvemos a presenciar —con asom-
y que yo soy un hombre que no me ha podido reducir con bro— el último estertor del lozadismo acaudillado de nueva
amenazas ni con dinero; y así hermanos espero me contes- cuenta por la familia Rentería [en Huaynamota y Huaji-
ten según su disposición y sentido en que se hayen, porque mic]” (ibídem: 212).
como digo a ustedes todos estos pueblos están subleva- El caso de Daniel Pulido Escareño —mariachero tradi-
dos… (apud Meyer, 1990: 163). cional, fundador del ejido Heriberto Casas en 1925 y quien
llegó a ser síndico municipal de Tepic— corresponde al de
De esta manera, manifiestamente no es cierto —como esos descendientes de lozadeños:
lo plantea Pantoja (1995: 147) — que la resistencia haya
acabado con su lucha armada en 1880. Como, a partir de Nací en Jalcocotán en 1895. […] Yo a la edad de doce años
1888 el gobierno central cuenta con la ventaja de “[…] ya era yo agrarista. Todavía no empezaba la Revolución y
trasladar sus tropas desde la ciudad de México hacia Guada- yo ya tenía ideas agraristas. Por mi padre, ésa era la escue-
lajara en tan sólo dos días gracias al ferrocarril, recién insta- la que teníamos. Cuando se dio la Revolución las confirmé.
lado, en lugar de las dos semanas en que tardaba en llegar” Por eso siempre estaba yo en contra de los ricos, mejor di-

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cho de los hacendados que esclavizaban a los compañeros tigarlos años —no puedo decir cuántos años, pero años, no
de trabajo. […] nomás un año o dos años—. Allí estuvieron en la cárcel.
Luego vino la revolución de Madero, pero yo no fui. Lue-
go en 1913 se vino la revolución de Venustiano Carranza. b) Pancho Pérez sobrevive sin recibir alimentos.
Me daba gusto que entraran los revolucionarios a mi pue-
blo a caballo con su rifle en una mano. Y a las dos veces que Ya ve como son los de guardia, cuidándolos [a los presos]
fueron, yo dije: ‘Me voy a la Revolución’. Yo era muy valien- diario, día y noche. P’os que Pancho Pérez no agarraba nada
te y no me ganaba en mi pueblo ningún muchacho, aunque pa’ alimentarse; le daban de comer los soldados:
estuviera más grande. Nos peleabamos a guantadas y con —“¡No quiero!”
machetes de palo. […] Los demás sí agarraban su taco, pero él nada. Así como lo
Llegó a Jalcocotán Jesús Fragroso de El Tacote (Muni- echaron, pero de todos modos estaba bien. No sé como ha-
cipio de Xalisco): nos fuimos 40 de mi pueblo con él y nos cía para comer, pero sí se alimentaba. Yo creo [el] mismo
echaba adelante, porque éramos muy valientes. Anduvimos dios le ayudaba pa’ alimentarse, pa’ no morir.
peleando por los cerros y nos acercábamos a Tepic. Luego Duraron años y murieron varios de los que bajaron de La
nos juntamos con el general Buelna, que venía de Sono- Mesa [del Nayar] allí en la cárcel, de hambre, de tristeza. Ya
ra y nos tocó entrar junto con él a Tepic. La Revolución se que estuvieron años y lo vio [que estaba bien, ni se enflaca-
ganó porque los de los ranchos éramos buenos pa’ tirar: éra- ba, estaba más o menos] el policía que estaba de cuidande-
mos venaderos” (Entrevistas de 1989 y de 1991). ro y ya le dijo al presidente de México:
—“Oye, Pancho Pérez no quiere comer como debe ser y
7. La legitimación del costumbre cora: Pancho está gordo; nomás toma agua.”
Pérez hace llover en la ciudad de México (la eficacia Es que tenía una jícara como agua para poder tomar,
simbólica en acción) pero nadie le daba; él sabía cómo le hacía. […]

La memoria indígena registra cómo finalmente fueron trata- c) Terrible sequía en la ciudad de México.
dos los coras en la gesta lozadeña. La palabra en español de
Urbano López Lucas (1953), hablante de cora yáujkeana Y allí en México ya no llovía, ya hacía unos años que no
(meseño) en 2005 es elocuente. (Transcripción y edición llovía, ya unos cinco años duraron que no llovía. Se seca-
de Jesús Jáuregui): ron los arroyos, los ojos de agua. Una poquita de agua que
había nomás para tomar, pero no les ajustaba. Entonces ya
a) Prisión, traslado a la ciudad de México y muriéndose las vacas; había zopilotes donde quiera, pues se
encarcelamiento de los coras meseños (yaujketana). morían las vacas de sed, ya no había pastura. Ya estaba tris-
te la gente, tenían sed.
Entonces, así dicen antes. Entonces ya le dijeron [los guardias] de vuelta al
Pancho Pérez era —¿como qué decir?—, como brujo, presidente:
viene siendo curandero de tradición (tutuata). Pancho Pé- —“Oye, ¿por qué no le hablamos a Pancho Pérez?
rez era buena gente [se enfermaba uno y él mismo lo cu- Quién quita él sabe hacer llover. Usted sabe que en todo el
raba, lo limpiaba]. Defendía [a sus compañeros], él sabía mundo no hay agua, se están muriendo los animales: burros,
cómo hacer para que los rifles de los que atacaban no tro- caballos, todos los animalitos [chivos, borregos], porque ya
naran, aunque te llegaran cerquita, porque entonces había no había pastura”.
guerras […] [Eran guerras cuando cambios de autoridades; Entonces, le dijo el presidente:
ahora a pura votación de credencial, en aquellos tiempos a —“Ya que te toque de guardia, en el día, le preguntas,
puros balazos votaba la gente]. a ver qué te va a contestar Pancho Pérez. Pero le dices que
Como había en Tepic gobierno mandón que bajaba toda vas en lugar mío, como Presidente”.
la gente de la sierra, a llevar a castigar a las gentes dicién- Ya que le tocó de guardia [a ese policía] en la mañana,
doles el presidente de Tepic que eran todos rateros [que ro- ya le preguntó:
baban dinero]. Bajaron a todos a Tepic a castigarlos en la —“Oye, Pancho Pérez, ¿usted no sabe hacer el trabajito
penal. Llevaron a toda la gente caminando, pasaron por pa’ que haga llover? Mira, tú no ves porque estás en la cár-
Aguamilpa, por ahí esa parte que era el camino real. Llegan- cel, pero aquí afuera ya tiene años que no ha llovido. Se es-
do a Tepic ya, ordenó el presidente llevarlos a México a cas- tán muriendo todos los animales: vacas, burros”.

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Que le contestó Pancho Pérez: me vienen a avisar. Ya que limpien, que arrimen las bancas
—“No, yo ¿cómo voy a saber? Luego, además, estoy alrededor, como pa’ mitote”.
preso. ¿Cómo yo voy a hacer el trabajo? Yo estoy tomando P’os ellos no entendieron. El presidente ordenó:
agua y [no sufro,] estoy comiendo”. —“A ver, lleven las sillas”.
¡Ve tú a saber cómo le llegaba la comida! Pero eran sillas que tenía allí puestas en la oficina, sillas
Entonces ya se fue el que estaba de guardia y entró el buenas de madera. Ya que ordenaron alrededor, que ya les
otro. Le habían dicho que le volviera a decir de vuelta, como dijo el Presidente:
le había dicho el primero. Ya nomás le contestó [Pancho Pé- —“Ya está todo listo. Ahora que venga Pancho Pérez a
rez] que él cómo iba a poder si estaba en la cárcel. ver qué es lo que nos va a decir”.
—“Luego ¿qué voy a saber yo?… Soy cora”. Ordenó:
Ya que salió [de su turno de guardia], se fue con el que —“Saquen a Pancho Pérez”.
le dijo. Fueron y pronto lo sacaron de la cárcel. Llegó allí en
—“Oye, presidente, así me contestó Pancho Pérez, el patio —y como les había dicho que se juntaran todos,
que él no sabía y luego, además, que lo tienen en la cárcel como aquí ‘orita todos los vecinos, todo el pueblo— no pos
castigado. se juntaron muchachos, viejos y viejas, todos. Ya llegando
—“A ver al otro qué le dice”. vio las sillas que estaban allí. Ya les dijo:
Entonces el que le tocaba de guardia en la noche le em- —“No, esas sillas no les dije. Lo que pedí son piedritas
pezó a decir lo mismo, que si no sabía hacer llover. En ese redonditas pa’ sentarse uno allí”.
punto le dijo poquito. Ah, p’os como había muchas piedras por allí, las trajeron
—“Bueno, me voy a calar a ver si sé hacer llover. Pero y se arrimaron alrededor.
p’os estoy en la cárcel. ¿Cómo le voy a hacer? Dígale al Pre- —“P’os tú, como Presidente, aquí te vas a sentar con-
sidente que si así es, que venga a platicar aquí, para decirle migo, vente en esta otra piedra y yo aquí. Lo que todavía se
qué es lo que voy a a querer, qué es lo que voy a necesitar; necesita —dijo—, yo quiero algodón, porque van a dar cada
cuando me diga él, el presidente”. quien algodoncitos chiquitos, o sea, una bellota de algodón.
—“Ah, bueno”. Pero tampoco no le entendieron. El presidente mandó
Salió el vigilante de la noche y llegó el que le había toca- rápido a México, por allá ‘onde había algodón ya escardo-
do primero. neado, vendido en las tiendas. Rápido llegó el algodón ése.
—“Hay que decirle al presidente lo que me dijo Pancho —“¡No! Ése no quiero, es algodón, pero ése no quiero.
Pérez. Ya, como que ya me dijo que sí podía, pero que le die- Quiero del que todavía tenga las bellotas: las bolitas de algo-
ra libertad, salir pa’ fuera”. dón y allí adentro tiene el algodoncito”.
Llegó con el presidente: Ah, p’os pronto; había mucha gente. Fueron al campo y
—“Mira, Pancho Pérez un punto así sí se anima, pero por allí hallaron matas de algodón […] matitas. Pronto jun-
dice él que le des libertad, porque allí adentro —ahí ‘onde taron las bellotas y se vinieron.
está en la cárcel— no puede trabajar. —“Mira, lo que van a hacer es que cada familia, todas
—“Dígale que yo no tengo tiempo para ir a verlo, yo es- las personas, van a dar un algodoncito. No le hace que la
toy atendiendo a la gente que llega a darle quejas al Pre- ofrenda salga por aquí así [de] redonda [como de sesenta
sidente. Dígale que yo digo ¿qué es lo que quiere? Para centímetros de diámetro]; no le hace que quede por aquí así
sacarlo es muy facilito; yo doy la orden pa’ que lo saquen. de alto [unos 35 centímetros]. Y no me van a creer —por-
Pero que diga qué va a querer. Vaya a preguntarle y dígame que ustedes son mestizos y yo soy cora—, pero así hago
qué es lo que quiere”. No, pues se fue rápido. en mi tierra, allá en La Mesa del Nayar. [Bueno,] […] ha-
cía antes, pero como me agarraron, orita aquí estoy preso.
d) Pancho Pérez celebra mitote en la ciudad de Pero orita, pos aquí me hiciste trabajar, presidente, pos lo
México y hace llover. voy a hacer y lo van a cumplir, van a ayunar cinco días, sin
comer nada, ni tortillas, ¡eh! Si lo cumplen y, si no, yo de to-
—“Sabes que vengo otra vez. Me dijo el Presidente: ¿qué es dos modos voy a cumplir. Lo que dije, lo voy a hacer: quien
lo que ocupas?” quite y haga llover. Este algodón que vamos a hacer —no
—”Mira, si así es —dijo— dígale al Presidente que or- le hace que quede por aquí así de grande— y voy a ayunar
dene en la orilla del pueblo, ‘onde no hay casas, donde es allí sentadito viéndolo y voy a buscar un paño blanco para
parejo, que limpie el patio, bien limpiecito. Ya que limpien, ponerlo allí”.

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Ya que cardonearon todo el algodón, lo juntaron. Por Empezó y agarró la jícara [, el bule, y le puso atrave-
aquí así quedó de grande la ofrenda. zado el arco y lo pisó] y empezó a cantar y cante y cante.
—“Pos ‘ora sí vamos a velar y todo el día desde mañana Y ellos pos no sabían bailar, ya ves que cuando los mi-
ayunando, hasta completar los cinco días”. No, pos los mes- totes los mestizos no saben bailar. Y andaban bailando
tizos ya ves como es eso… cuando mucho aguantaron un como iban pudiendo, viejos y muchachos y hombres…
día, otro. No aguantaron el hambre; pos a correr a las casas No, baile y baile y baile. Pos estaban bailando, cuando lle-
y a tortear [echar tortillas]. Y él no se levantaba, siempre él gó vientecito, viento con tormenta, pero […] ¡tormenta!
rezando, rezando. Y los demás, ¿qué aguantaron? El hambre No, hombre, baile y baile y [Pancho Pérez] cantando. Es-
nadie la aguanta cinco días y él sí aguantó. taban [todavía] bailando cuando se acabó la lluvia. Pos
A las cuatro noches, pos que se durmieron, de tanto des- ya se apaciguó el agua, pero corredera [de agua] por los
velarse cinco noches. Tú crees, ¿quién va a aguantar? Y él arroyos, agua dondequiera. El mitote lo hizo Pancho Pé-
siempre fumando y rezando… rezando. Pos no se dieron rez allá en México.
cuenta a la hora en que se levantó el algodón. Ya que iba a
la mitad del cielo, ya despertó toda la gente. e) Regreso a La Mesa del Nayar e instauración del
—“Oigan, señores, los convidé para que cuidáramos el costumbre cora.
algodón y ustedes dormidos. ¿Dónde quedó el algodón?
¿Quién se dio cuenta? Mira, aquí donde lo dejamos, donde Ya Pancho Pérez le dijo al presidente:
estaba, ya no está. ¿Dónde está?” —“Mira, ¿verdad que ya llovió?”
Que ya uno dijo: —“Usted sí sabe hacer llover”.
—“Pos ¿quién sabe pa’ donde agarró?”. —”P’os es mi trabajo allá en La Mesa [del Nayar]. Allí
—“Por eso yo les decía [que se fijaran, que cuidaran el ése era mi trabajo, para defender a mis amigos allí. Pero nos
algodón], para que vieran, pero ustedes no aguantaron”. bajaron [de la sierra], ‘ora estoy castigado yo aquí. Mis de-
Que mandó a uno: más compañeros aquí están detenidos y otros ya murieron”.
—“A ver, fíjate, retírate de aquí unos 20 metros, 40 me- No, p’os que el Presidente le dijo:
tros. Fíjate al cielo a ver dónde lo vas a ver.” —Mira, Pancho Pérez, discúlpanos, de todos modos te
Porque se veía el cielo azul, no había nubes, en aquellos vamos a llevar a donde es tu rancho, a donde vives, a tu
[tiempos] no se veía nada de nubes. Entonces [aquél] em- pueblo. De todos modos te vamos a llevar. Yo voy a mandar
pezó a ver el cielo, que vió que allá arriba en cuanto se veía a mi gente, ya que termine esto que estamos haciendo. No
como que había un blanquito, poquito. Ahí estaba viendo sé cuándo vas a terminar [tu trabajo]”.
qué era, que ya estaba desparramándose la nube blanca ésa. —“No, yo ya terminé, ya hice la lluvia, ya va a estar
Ya toda el agua estaba haciendo nube, pero rápido. Se vino lloviendo”.
luego corriendo. —“Ah, qué bueno. No p’os si quieres yo voy a ordenar
—“¿Qué viste?” ya pa’ que te lleven, pa’ que te den libertad. Allá llegando a
—“Ya se ven nubes”. tu rancho, a tu pueblo, vas a hacer lo que hiciste ahora aquí.
—“Ah, esa nube que se está viendo es lo que hicimos, Va a tener cada ranchito los mitotes. [—Como ‘orita bailan
[la ofrenda de algodón]; pero ustedes no se dieron cuenta mitotes—] Usted vas a arreglar como principal”. Viene sien-
pa’ dónde ganó. Ése se fue [pa’ arriba, al cielo] y luego se do como curandero.
desparramó; el algodón ése va a llover”. No, lo trajeron, pero ya nomás a él solo y los demás com-
Y como habían arrimado todo lo que se ocupa como pañeros allí en México se desparramaron, allí se casaron con
‘orita para los mitotes que hacen: las jícaras y el arco [musi- raza de allí. Allá hay indios, pero ya no se entienden porque
cal], [todo] tenía pues allí. Dijo: se casaron con otros. [Se casaron con mestizos y ya no ha-
—“Pos ‘ora sí se van a poner a bailar”. blan cora. Así hicieron en aquellos tiempos.]
—“No, pos no sabemos bailar”. Entonces él vino a morir aquí en La Mesa, pues yo creo
—“Yo les estoy mandando que bailen, no les estoy pre- que ya estaba viejito. Pero no murió ese año, duró todavía.
guntando si saben bailar o si no saben. ¡Van a bailar! Pero les Entonces [cuando] vino, es cuando Pancho Pérez hizo na-
voy a decir: si llueve y viene con viento, ustedes no corran, cer todo el costumbre, todos los mitotes (muatsira), todas
quieren agua, quieren tomar […] Si llueve —todavía no es- las danzas que hay: la urraca (nosotros le decimos veetsé),
toy seguro, apenas se está nublando—. Pero yo sé cómo le maromeros y el mentado caballeros (nosotros le decimos
voy a hacer”. mú’uruse); también las pachitas (nosotros lo mentamos

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naasií) y la judea (nosotros le decimos poxco); todo lo que […] El tal Tigre [de Álica] era tan peligroso que por ello
hacen allí [en La Mesa], todo eso lo inició el mentado Pan- mi madre con él nos asustaba, cuando para dorminos nos
cho Pérez. Entonces, ya que arregló todo eso, ya empezaron amenzaba con su canturreo […] (1997 [1984]: 69-71).
a hacer fiestas, creencias los indios; toda la tradición cora
que hay, él todo arregló. No sé hace cuántos años, no te sé Un ánima lozadeña
decir la fecha, ni el día.
Entonces, ya que acabó [de arreglar esas fiestas que hay Conocí a don Rodrigo Ramos Jiménez en 1992, cuando fui
de tradición de nosotros], y él era principal allí en La Mesa, a estudiar la danza de los Tastuanes en San Juan de Oco-
ya que sentía que no iba a aguantar —yo creo se enferma- tán. Él había fungido como responsable de la fiesta de Señor
ría—, que le decía a la gente: Santiago; después de esperar por años, le tocó el cargo, que
—“Mira, yo el día que me muera —no se cuándo me un yerno, ya fallecido, había solicitado en vida; su nieto fue
voy a morir, pero me voy a morir, yo no todo el tiempo voy el encargado de encarnar al personaje guerrero. En diciem-
a estar aquí—, ya lo que vieron ustedes, [todas] esas fiestas bre de 2003, nos dirigió en un recorrido desde el “periférico
ustedes las van a hacer, no olviden sus tradiciones. Les en- de Guadalajara” por toda la planicie hacia el poniente, has-
cargo sus tradiciones, van a ser tradición de ustedes. Ya de ta el Cerro del Tepopote. Entonces comprobamos que es di-
que me muera, quiero que me mochen, me trozen, el buque fícil intentar una arqueología de la batalla de la Mohonera,
[el cuello] y que se pudra toda la carnita [de mi cabeza] y la dada la extensión de la mancha urbana y la proliferación de
calavera la dejan en la iglesia. Allí el que va a querer rezarme, comercios a ambos lados de la carretera, que en esta parte
allí va a venir a dejarme florecitas, a dejarme pinole, allí voy sigue el trazo del antiguo camino real. Al despedirnos —se
a estar yo, pero en la pura calavera”. notaba que nuestro interés en Lozada lo había motivado a
Así [quedó la pura calavera], como está ahorita allí en urgar en sus recuerdos—, me dijo:
La Mesa. Y el cuerpo quedó [en la casa, allí ‘onde vivía],
no lo dejaron en el panteón, por allí lo dejaron donde hacen ¡Fíjese!, le voy a contar una cosa. Íbamos nosotros [en pe-
una fiesta de un santito que se llama San Miguelito, allá regrinación a pie, desde San Juan de Ocotán] a Talpa en el
pa’l lado de arriba [al poniente, rumbo a Tuakamuta], allí [19]62. Nos salió un señor de edad, de unos tabachines
quedó enterrado, por eso allí hacen la fiesta de San Miguel. que estaban a la salida del pueblito de La Estanzuela. El se-
Y ya que se murió Pancho Pérez, lo que les dijo eso hicie- ñor se apareció en cuerpecito [desnudo], sin qué taparse,
ron. En La Mesa, cuando están rezando los ancianos, allí sin nada… con un sombrero ya viejo. Se veía como de unos
comentan de Pancho Pérez”. 80 años el señor. Eran como las seis de la mañana y nos
acompañó hasta arriba de Las Mesas Coloradas.
8. La mitificación de Lozada. Nos gustaba cargar pinole. Ya pa’ subir a Las Mesas Co-
loradas, descansamos y les dije: “Señores, el que guste pino-
le […]”. El señor que nos salió en ese rato, él lo echaba en [el
“Porque ‘ai viene el lobo y te comerá” ala del] sombrero y se lo echaba a puños [a la boca].
Cuando subimos a Las Mesas Coloradas, había un mon-
Juan López Jiménez (*-*) —cronista de Guadalajara, naci- toncito de piedras y dijo él: ‘Cuando la guerra de Lozada,
do en Mexticacán (en los Altos de Jalisco)— comentando aquí en esta cruz, aquí mataron a mi general’. Nos enseñaba
sobre viejos recuerdos de su niñez, precisa que los montoncitos de piedras y decía: ‘Allá mataron a mi co-
ronel, acá a mi teniente, aquí a mi sargento’. Eran muchos
cuando mis hermanos y yo [después de oir la [enérgica] voz montones de piedras, no uno ni dos. Dijo que él era de los
de mi madre, que nos ordenaba ir a dormir], caíamos en la de la guerra de Lozada, pero no dijo de dónde era. Y noso-
cama por tan terminante orden, se ablandaba el gesto de tros […] pos lo íbamos juzgando al señor.
doña Macaria Jiménez y, entre dulce, tierna y atristada, nos Allí en Las Mesas Coloradas hacían vendimia, hacían ra-
canturrebaba viejas canciones infantiles para inducirnos al maditas de enrramas; allí hacían atole, desayunos […] Le
sueño; una de esas canciones que recuerdo vívamente es dije al señor que se viniera a tomar un jarro de atole. ‘Yo
aquella que decía: no como —dijo—, no tengo permiso de comer nada, yo no
Ahí vienen los mecos, / vienen de Tepic; tomo comida ni bebida. Mejor los voy a esperar aquí a la
el meco más grande / se parece a tí. vueltecita’. [Aquí se debe aclarar que el pinole, tanto en su
variante de maíz crudo como tostado, en ambos casos moli-

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do en el metate, es el alimento ritual por excelencia que los Las razones del pontífice romano fueron que “… por allá
coras ofrendan a sus antepasados difuntos]. (en la región mexicana) algunas diócesis son tan extensas
Ya no lo volvimos a ver, ya no lo encontramos por nin- y comprenden lugares tan separados entre sí, que no rara
gún lado. Ya no lo vimos por ninguna parte del camino, ni de vez, se ven impedidos sus pastores, ya por la distancia de los
aquí pa’llá, ni de allá pa’cá, ni en Talpa. mismos lugares, ya por la insalubridad del clima, de visitar
Después, pensamos que era algún ánima que quiso sus ovejas… (apud Pérez González, 1894: 474).
darnos a conocer lo que él vio en esas anterioridades. A lo De tal manera que “… la nueva sede episcopal de Te-
mejor allí nos está esperando todavía” (Rodrigo Ramos Ji- pic […] comprenderá el Territorio del mismo nombre, que
ménez [1929], San Juan de Ocotán, 27 de diciembre de consta de cinco distritos [Acaponeta, Santiago Ixcuintla,
2003). Tepic, Compostela y Ahuacatlán], y además se le agregará
otro distrito del estado civil de Jalisco, llamado de Mascota,
Llama la atención que en el el costado norte del Mer- el cual al presente pertenece al Arzobispado de Guadalajara,
cado Corona de Guadalajara se ubican los puestos de los del que por lo mismo lo declaramos desmembrado y segre-
productos “nativos” y rancheros: diversos frutos silvestres gado…” (apud Pérez González, 1894: 477).
de temporada (nopalitos del campo, tunas, pitayas, nan- Con este decreto pontificio, la diócesis de Tepic fue do-
ches, coquitos de aceite, camote del cerro y camote ta- tada de una porción del estado de Jalisco —los actuales
temado), miel en penca, huevos de “gallinas de rancho”, municipios de Mascota, Talpa de Allende, San Sebastian del
tortillas de maíz nativo y allí se ofrezcan birotes (variante Oeste, Guauchinango, Mixtlán, Cabo Corrientes y Puerto
de los baguetes, herencia de la panadería francesa) y, en Vallarta— que había sido, aunque por breve período, loza-
bateas de madera, el pinole de maíz tostado (de tradición deña. Asimismo, se le asignó a la nueva diócesis tepicense el
amerindia). Santuario de Talpa, que es uno de los tres importantes nú-
Es significativo que creyentes de San Juan de Ocotán, cleos marianos del Occidente mexicano, junto con Zapopan
a unos pasos del santuario de Zapopan, peregrinen hacia el y San Juan de los Lagos.
de Talpa. Para ellos ir a venerar a la Virgen de Zapopan no
implicaría sacrificio (exigentes jornadas a pie, pernoctadas “No hay mal que por bien no venga”. La paradoja de
a campo abierto, en fin, aventura y, sobre todo, la marcha un cora “mexicanizado” por el ejército republicano
hacia un santuario lejano y el retorno con un bien religioso
incrementado). En 1906 Konrad Theodor Preuss (1869-1938), antropó-
En términos eclesiásticos, la consecuencia más impor- logo de la Escuela de Berlín, estudió de manera profesional
tante del lozadismo fue la erección de la diócesis de Tepic, la religión de los coras en Jesús María y San Francisco. Su le-
segregando su territorio de la de Guadalajara. A este respec- gado académico sobre el tema incluye —además de piezas
to Pérez González señala que: museográficas, fotografías, grabaciones fonográficas y un
diccionario cora-alemán— un gran libro (Preuss, 1912), 8
Desde que terminó la rebelión de Lozada, con el fusilamien- artículos y otros 6 artículos en los que la religión de los co-
to de éste y la rendición de la mayor parte de su gente, nació ras es tratada junto con la de los huicholes y mexicaneros
en la mente de algunos vecinos principales de Tepic el pen- (Preuss, 1998 [1906-1931]).
samiento de la erección de esta localidad en Obispado; para Según Preuss,
que con el gran ascendiente que tiene el carácter sacerdotal
sobre la raza indígena y poniendo en movimiento todos los Los coras son unos sujetos altaneros, que manejan muy
resortes de la misión moralizadora que tiene a su cargo el bien las armas, y a quienes no quisiera uno encontrar en las
clero, se lograra la civilización de dicha raza y se extirpara montañas. Fueron los coras unos aliados fieles de Lozada,
el gérmen de las sublevaciones, que la ignorancia infunde durante la rebelión de éste contra el gobierno mexicano.
en el ánimo de los indígenas. Con tal propósito, y apoyados […] En los primeros días logré hacerme de un intérprete,
por el Arzobispado de Guadalajara, aquellos vecinos gestio- en la persona de Francisco Molina, anciano como de 60
naron ante la Sede Pontificia la institución del Obispado in- años de edad, y compañero antiguo de Lozada. Molina ha-
dicado; y en 23 de junio de 1891 el Papa León XIII expidió bía estado bajo las órdenes de Lozada. Ya apresado, fué
la Bula […] Pontífica “Illud in primis”, en lo relativo a la erec- llevado á Veracruz. Se le obligó á entrar al servicio de las
ción del Obispado de Tepic, sufragáneo del Arzobipado de armas, pero desertó, regresando á su patria. Por ese mo-
Guadalajara, en la República Mexicana (1894: 473). tivo hablaba el idioma castellano. Molina era, tal vez, el

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único cristiano que existía entre los coras” (Preuss, 1998 Sin la colaboración del “mestizado” Francisco Molina,
[1908]: 223-224). hubiera sido muy difícil que Preuss lograra consignar los 49
mitos, más oraciones, cantos y cuentos coras —con su co-
En otra versión, Preuss diría que: rrespondiente traducción interlineal al alemán. Estos textos
indígenas constituyen un patrimonio sagrado de la humani-
“Francisco Molina […] era el lugareño que, sin duda, ha- dad y están a la altura de otras manifestaciones clásicas de
blaba el mejor español entre todos los coras. […] De joven, literatura oral, como la griega, la hindú y la hebrea, tal como
Francisco Molina había participado en la rebelión de Manuel el mismo Preuss lo demostró.
Lozada durante la invasión francesa, después cayó preso y
lo llevaron a Veracruz, donde fue reclutado como soldado. Lozada como Jesucristo
Después de algunos años, sin embargo, logró desertar y re-
gresar a su tierra” (1912: XVI; traducción al español de la El accidente de 1872 en el río Santiago, que dejó a Lozada
editorial Siglo XXI, mecanografiado: 27). con problemas de vista en el ojo derecho y sin dos dedos de
la mano derecha, llegó a ser resementizado de esta manera
Por sus vivencias con los mexicanos no indígenas, Moli- por la tradición cora:
na “[…] detesta[ba] las tradiciones antiguas” (Preuss, 1998
[1906]: 106) y había llegado a ser un furibundo detractor Entonces lo llamaron a Tuxpan [poblado extremo de la cos-
de las tradiciones religiosas de los coras, pues “…despreciaba ta nayarita hacia el mar, ubicado en la márgen izquierda del
las costumbres antiguas desde un punto de vista cristiano” río San Pedro], una invitación para una fiesta, pero nomás
(Preuss, 1998 [1906]: 123). “Después llegué a saber que para matarlo. Lozada llegó y se sentó en un banco, se acer-
Molina había sido aquél que se atrevió a quemar las ofrendas caron dos muchachos y le dijeron:
reunidas en una cueva” (Preuss, 1998 [1908]: 224). ‘Un regalo aquí le traemos’.
Dizque pronto tronó, le trozaron los dedos, quedó ciego
No obstante, “[…] durante mi primer mes de estancia, mi [de un ojo], pero no se murió, pronto se alivió (Patricio Gar-
fuente principal de información fue el cora Francisco Molina, cía, apud Tostado y Flores, 1997: 221).
al que acudí todos los días para mis estudios lingüísticos. De
él obtuve mucha información […], por ejemplo, acerca de su La asimilación indígena de Lozada con Jesucristo se ex-
método de curación de enfermos, la peculiar curación de presa en el mitema de que ambos fueron perseguidos por
la tierra, para que no proceda de ella ninguna enfermedad, mucho tiempo, sin que sus adversarios pudieran capturarlos.
la extraña y anual curación ‘por sueño’ durante el mes de Los dos al fin se entregaron voluntariamente a sus enemi-
mayo, el disfraz de muertos el primero de noviembre y en ge- gos para ser muertos.
neral el ciclo de sus fiestas” (Preuss, 1998 [1906]: 123).
Cumplió treinta años, porque si tu pides aquí [en los lugares
Tras la relación por varios meses, en tanto guía, intér- sagrados de la sierra], sólo te van a dar esos años de batalla.
prete y traductor a sueldo del antropólogo —y ante la ac- Ya se estaban terminando los treinta años. Él solo mandó a
titud respetuosa y el estudio minucioso de la religión cora que lo mataran, dizque le balacearon todo el cuerpo y nada,
por parte del investigador alemán—, Molina cambió radical- seguía vivo. Se levantó la camisa y les dijo:
mente de posición. No, ya mátame, ya estoy cansado, mira aquí en el
corazón.
el intérprete, como renegado de las tradiciones antiguas de Dizque tenía güero allí, entonces ya lo mataron. Así se
los coras y creyente de la religión cristiana, sólo empezó a mató, se murió, él solo (Patricio García, apud Tostado y Flo-
sentir, poco a poco, el orgullo por los tesoros espirituales de res, 1997; 221-222).
su tribu. Considero que fue a consecuencia de mis juicios fa-
vorables sobre su cultura que comenzó a experimentar ese En el ritual de la Semana Santa cora (de Rosarito
cambio y reconoció, al igual que los demás [colaboradores, [Yauatsaka]), el Nazareno fálico elaborado con cera de abe-
los tres sacerdotes-cantadores] que era necesario rescatar el jas nativas —no domesticadas y en este sentido, salvajes—
tesoro [cultural] del olvido, por medio del registro fonográ- muestra su machete altivo y su enorme falo, en calidad
fico (1912: XIX-XX; traducción al español de la editorial Si- de jinete guerrero rebelde y agresivo, en tanto personifi-
glo XXI, mecanografiado: 35-36). cación del sol oscuro transgresor del tabú del incesto y de

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Lozada como opositor al gobierno central mexicano (Jáu- ciseis años, aclaró “Muero con gusto” (ibídem: 616-617).
regui y Díaz, 1997; Jáuregui, 2000), heredero del régimen Según la versión de Ceballos, al concluir la arenga, “…gritó:
virreinal. ‘¡Muero como un hombre!’ Y se quitó el sombrero agitán-
Según Agustín Lamas Pizano, portador de la tradición dolo por tres veces en el aire. Rehusó vendarse los ojos. […]
cora de San Pedro Ixcatán (Muxate’e), el Nazarén, en su re- Murió con mucho valor” (1912: 145). Recibió el fusila-
corrido por el mundo, dijo: miento con la cabeza descubierta, de frente, sin vendaje y de
’Yo ya me voy, porque me andan siguiendo la gente. Me rodillas (idem). Según el acta de defunción eclesiástica, an-
vienen siguiendo apóstoles y judíos. ‘Onde me voy a enfa- tes de ser pasado por las armas, Lozada “…recibió todos los
dar, yo ya me dejo agarrar, a ver qué me van a hacer. Yo ya sacramentos…” (Peña Navarro, 1967 [1956]: 338).
me voy’. En cambio, Corona —entonces Gobernador del esta-
Se fue escondiéndose. Ya que se enfadó de andar huyen- do de Jalisco y con pretensiones de desplazar en la presiden-
do, se dejó hallar. Ya que dijo: ‘Mejor a ver qué me van a ha- cia de la República a Porfirio Díaz, en 1889 fue apuñalado
cer los que me andan siguiendo, día y noche. Se subió a un por la espalda en Guadalajara, ante su esposa y un hijo, y a
árbol y los que lo iban siguiendo así van detrás de él… Hasta consecuencia del ataque murió al día siguiente (Pérez Ver-
que lo alcanzaron. día, 1952 [1911], III: 593-594). El magnicidio no fue acla-
rado satisfactoriamente, sin embargo la mano victimaria de
‘Ora sí, hay que bajarlo del árbol, pa’ matarlo’” Primitivo Ron le fue arrancada al cadáver y a mediados del
siglo XX era exhibida en el Museo Regional de Guadalajara.
(Entrevista de 2006) En la “mitología huichola” recopila-
da en 1934 en Tuxpan de Bolaños, poblado que correspon- Día de Muertos en Tepic (1907)
día a la influencia lozadeña de Huajimic, por Robert Mowry
Zingg de boca de Juan Real, Ramón Corona queda asimila- Cuando estuve en la antigua capital lozadeña en 1983, ob-
do de manera implícita con la figura del Judas traidor: teniendo grabaciones del repertorio de mariachi tradicional
“En el Palacio Nacional de México Santo Cristo dejó con don Refugio Orozco Ibarra (1894-1985), músico ori-
una nota con Santo Nacario [su alter ego oscuro: Nazario, ginario de Santa María del Oro y que acabó sus días en San
Nazareno, Nazarén… Lozada] en la cual se presentaba ante Luis de Lozada, él mismo trajo a colación las veladas ma-
el General Ramón Corona. Esta nota también les decía que riacheras de los antiguos seguidores de Lozada, al otro lado
no lo traicionaran con los judíos…” (apud Fikes, Weigand y (al oriente) del río Santiago, en recuerdo de su jefe, a las
García de Weigand, editores. 1998: 254). que asistió de niño acompañando a su padre. Me aclaró que
En el amplio Occidente mexicano fueron difundidos por cuando el gobierno central tomó posesión del territorio na-
célebres y paradigmáticos los tipos de muerte tanto de Lo- yarita, a los corridistas y mariacheros que cantaran sobre Lo-
zada como de Corona. Los amanuenses de Corona no pu- zada los mataba, sin más, el gobierno federal. Por eso los
dieron menos de reconocer que Lozada “…recibió la muerte lozadeños se reunían cada año en la sierra, “del otro lado del
de la misma manera con que había vivido, es decir, como un Río Grande” (Santiago), a cantarle a su jefe.
valiente, pues cualquiera que hayan sido sus vicios y sus crí-
menes, no le puede el historiador negar esta cualidad que “La fiesta de Todos los Santos [de 1907] había sido cele-
conservó durante su larga carrera” (Vigil e Híjar y Haro, brada el día anterior, pero ésta, la fiesta de Todos los Difun-
1874: 617). En 1873 es capturado por un compadre de su tos, era la gran ocasión para quienes estaban interesados en
mismo pueblo (Andrés Rosales, de San Luis), antiguo lugar- el reposo tranquilo de las almas de sus amigos difuntos y
teniente suyo, y luego otro “…antiguo amigo y protegido…” que querían rendir tributo a su memoria. La gente cargada
(Blanco Rugiero, 1982: 271), Juan San Román —resta- de flores, ataviada con lo más limpio y mejor, se alineaba en
blecido como Jefe Político de Tepic—, le negó el indulto. el camino que conduce hacia el cementerio. Cerca de la en-
Se debe destacar que Lozada murió traicionado de manera trada había vendedores de bizcochos y frutas, pulque, mez-
pública por gente próxima a él. Después de pronunciar una cal y otras bebidas. […]
arenga ante el cuadro del 25 batallón, sin quitarse el som- El panteón albergaba una multitud multicolorida. Las
brero, primero a los “Soldados de la federación”, a quienes les flores lucían en profusión. La gente, ataviada con vestidos
solicitó que apuntaran sus disparos para lograr una muerte de varios colores llamativos, se movía aquí, acá y acuyá en-
instantánea, y luego a los “Pueblos del distrito de Tepic (Na- tre tumbas fantásticas, la mayoría de las cuales había sido
yarit)”, a quienes reconoció haber gobernado durante die- decorada con adornos florales. […]

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Nos detuvimos ante la tumba del bandido gobernante aborigen de un culto que se caracteriza como astral, natura-
Manuel Lozada, el último hombre que peleó por la indepen- lista, agrario, étnico y de tradición oral-gestual (cfr. Jáuregui,
dencia del territorio […]. Manos amorosas habían cubierto 2004). Se trata de un sistema intelectual coherente y holis-
con guirnaldas su tumba y [entre la multitud] un anciano, ta, ya que incluye, integra y permea todos los aspectos de la
que había tomado las armas bajo el liderazgo del valiente vida social, esto es, la economía, la política, el parentesco, la
antiguo salteador de caminos, estaba de pie ante la tumba, tecnología y el arte.
con la cabeza descubierta.
Un edicto del gobierno prohíbe la sola mención del nom- La iglesia y el curato [del pueblo nayarita de Jesús María de
bre de Lozada, como una precaución para calmar la sedición Álica (Chuísete’e)] son de mampostería y en la puerta de
que la memoria de las valerosas hazañas y los sangrientos la entrada del templo se leía un letrero que decía: ‘Viva el
combates de hace treinta años pudieran provocar todavía. excelentísimo Señor General de División don Manuel Lo-
Pero hay algunos recuerdos que los reglamentos no pueden zada, Virrey de los coras y huicholes’ (Vázquez Santana,
suavizar y algunas veces la opinión pública es tan fuerte que 1940: 261).
los bandos y decretos se vuelven inoperantes.
De manera intrépida han cincelado el nombre de Lozada Bibliografía
sobre su tumba y de forma atrevida le rinden honores. Y las
autoridades ‘se hacen de la vista gorda’ ante estos hechos” Agraz García de Alba, Gabriel. 1997. Quienes resistieron al
(Wallace, 1910: 109-111). sanguinario Tigre de Álica en Tequila y quienes lo ven-
cieron en la Batalla de la Mojonera, Edición del autor,
De acuerdo con Peña Navarro, “…los restos de lozada México, (1984).
fueron trasladados a una fosa que se abrió […] cerca del Aldana Rendón, Mario. 1983. La rebelión agraria de Ma-
muro de la fachada [del panteón tepiqueño]. Al ser derriba- nuel Lozada, 1873, (SEP Ochentas, 45), Secreta-
da esta última, con motivo de la ampliación, no se conoce ría de Educación Pública-Fondo de Cultura Económica,
su exacto paradero” (1967 [1956]: 338). México.
Sin embargo, en una loma aledaña al río Mololoa toda- Arias, Manuel Y. 1873. “Croquis de la Batalla de la Moho-
vía permanecía un lienzo de piedras superpuestas sin arga- nera, dada el 28 de enero de 1873, por las fuerzas del
masa, que constituía el antiguo límite entre el Ejido de La Supremo Gobierno al mando del C. General de División
Laguna y la “hacienda vieja” de Los Metates. Exactamente Ramón Corona contra las de Lozada, levantado por […].
sobre ese lindero, quedaba marcado el lugar donde fusila- Vo Bo. R. Corona [firma y rúbrica]”, Memoria que el C.
ron a Lozada, por una centenaria “higuera mexicana” (Fi- General de División Ignacio Mejía, Ministro de Guerra y
cus continifolia H. B. K.) de 20 metros de altura, conocida Marina presenta al 7. Congreso Constitucional, Impren-
como “La Higuera de Lozada”. Al pie de ese árbol se le se- ta del Gobierno, México, 182 bis.
guían poniendo veladoras y ofrendas florales anónimas al Blanco Rugerio, Margarita. 1982. La revuelta de Manuel
general nayarita el 19 de julio, conmemoración de su fusi- Lozada. Un movimiento campesino del siglo XIX, Tesis
lamiento, y el 2 de noviembre, Día de los Muertos. El ce- de licenciatura en etnohistoria, Escuela Nacional de An-
notafio con su cruz y lápida de madera había sido destruido tropología e Historia, México.
también, debido al afán por la búsqueda de los tesoros de Bullock, W. H. 1992. [”A través de México en 1864-
Lozada: “Con eso de que dicen que hay dinero por allí, la 1865”], Viajeros anglosajones por Jalisco, Siglo XIX,
tumbaron para buscar el tesoro” (José Rojas). Instituto Nacional de Antropología e Historia, (José
Según la opinión de Pacheco Ladrón de Guevara: “Ma- María Muriá y Angélica Peregrina, coordinadores), (Se-
nuel Lozada no ocupa monumentos de mármol para sobre- rie Historia, Colección Regiones de México), México
vivir. La historia oficial puede borrar su nombre de los libros (1866): 161-215.
y su rostro de los murales, así como fusilaron su cuerpo, Ceballos, Ciro B. 1912. Aurora y ocaso. 1867-1906, (M.
pero en la memoria de los habitantes de Nayarit ha quedado Vargas Ayala, editor), Talleres Tipográficos, México.
impreso el recuerdo de uno de los principales líderes de los Corona, Ramón. 1873. “Documento número 16. Parte de-
pueblos” (apud Meza Aguirre, 1996: 7). tallado de la Batalla de la Mohonera”, Memoria que el C.
El principal monumento en homenaje a Lozada es la re- General de División Ignacio Mejía, Ministro de Guerra y
ligión amerindia de los coras, que incluye elementos del cris- Marina presenta al 7. Congreso Constitucional, Impren-
tianismo, los cuales han sido reubicados dentro de la matriz ta del Gobierno, México, pp. 181-195.

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Cosío Villegas, Daniel. 1970. Historia moderna de México. __________. 2004. Los coras, (Pueblos indígenas del
El porfiriato, la vida polític interior, Hermes, México. México contemporáneo), Comisión Nacional para el De-
De Ciudad Real, Antonio. 1976. Tratado curioso y docto de sarrollo de los Pueblos Indígenas-Programa de las Nacio-
las grandezas de la Nueva España, (Instituto de Investi- nes Unidas para el Desarrollo, México.
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¿Algo qué celebrar? Las comunidades indígenas del occidente entre
la Independencia y la Revolución

Doctor Mario Alfonso Aldana Rendón1

Entre la exaltación demagoga que los considera símbolos de ción cultural más rápido que en el resto del territorio, ya
la identidad nacional y el desprecio y la discriminación de que prefirieron seguir arraigados a su tierra, a ser aniquila-
que son objeto en la vida cotidiana, para los indios mexi- dos por los conquistadores. En cambio, en los territorios de
canos el costo social por formar parte de la mexicanidad ha Colotlán y Nayarit el proceso de conquista e integración
sido muy elevado, casi les ha valido el exterminio. fue mucho más lento y complicado porque estas comu-
Ubicados en el fondo de la sociedad desde los tiempos nidades básicamente nómadas y cazadoras, con muy dé-
coloniales, los indios o los indígenas, como se acostumbra a bil arraigo a la tierra, se desplazaban por vastos territorios
llamarlos en el mundo académico, fueron en el pasado y si- que les permitían ocultarse dificultando toda sujeción, in-
guen siendo un problema difícil de resolver para el Estado. cluso la de la Iglesia cuya presencia no permitieron durante
Los pueblos rebeldes que no se sometieron ni a la Corona es- mucho tiempo, lo que favoreció la conservación de su cul-
pañola ni a los gobiernos nacionales fueron sangrientamente tura y sus tradiciones, remontados en lo más profundo de
aniquilados, como sucedió de manera especial en los estados las montañas.
del norte del país. Pero las comunidades que aceptaron el va- Sobre las ruinas de las comunidades originales se fue
sallaje al rey español adquirieron un estatus legal sólo en apa- consolidando la sociedad colonial, en que se aplicó la le-
riencia, similar al de los ayuntamientos castellanos. gislación real, medieval y castellana para la fundación de
A cambio de esta existencia legal, estos pueblos avasa- pueblos, así como para la otorgación de “mercedes” terri-
llados debieron de renunciar a su cultura, religión, lengua y toriales en favor de los conquistadores. Estos propietarios
tradiciones, aferrándose desde entonces a la tierra como el españoles, con sus indios encomendados fundaron nuevas
soporte fundamental de su identidad. La desintegración de poblaciones e instituyeron ayuntamientos a través de los
los viejos lazos comunales y las formas de resistencia que cuales controlaron las concesiones de tierras e iniciaron la
elaboraron las comunidades indígenas desembocaron en batalla contra los pueblos indígenas de cuyas tierras se fue-
procesos regionales diferenciados cuyos resultados son to- ron apoderando al paso del tiempo.
davía evidentes en varias regiones del país. A continuación, La política de la Corona para la fundación de los pue-
un breve recuento de lo sucedido con las comunidades in- blos indígenas y las ciudades, villas y lugares de asenta-
dígenas de Jalisco y Nayarit desde la Independencia hasta miento para los españoles, estuvieron animadas por la
la Revolución. segregación racial y el dominio absoluto sobre los aborí-
Los conquistadores encontraron en el occidente pobla- genes, quienes eran reducidos de manera forzada a esta-
ciones escasas y de civilización rudimentaria; grupos que blecerse en algún lugar, sin libertad para asentarse en otro
vivían de la caza, la recolección de frutos y una agricultura diferente. Todo pueblo de indios debería tener una iglesia
incipiente, que en ocasiones era acompañada de ciertas ac- y no se permitía que vivieran en ellos españoles, negros,
tividades de carácter artesanal. Estas pequeñas comunida- mulatos o mestizos. Las concesiones de tierra eran para
des, ajenas a la dominación mexica, constituían “estados o las familias, “para que siembren y vivan”, no la ciudad, ni
señoríos bastante débiles […]” (Chevalier, 1980: 29). Esta el Consejo municipal, que eran un privilegio de los ayunta-
debilidad estructural y social así como las grandes diferen- mientos españoles. Los indios, ni como particulares ni en
cias culturales, lingüísticas y políticas facilitaron su derrota y comunidad, podían “vender ni enajenar el todo ni parte de
conquista, en que participaron ejércitos mexicas (aztecas) y las tierras de su fundo sin los requisitos de la ley, porque no
tlaxcaltecas al lado de los españoles. gozan el dominio y propiedad y sí el usufructo”, afirmaba en
Las comunidades indígenas ubicadas en la zona de in- 1791, el intendente de Guadalajara, Jacobo Ugarte y Lo-
fluencia de Guadalajara vivieron un proceso de desintegra- yola, organizador de las propiedades de los pueblos indíge-
nas (Jean Meyer; 1987: 192).
1 Departamento de Estudios de los Movimientos Sociales En cambio, las fundaciones españolas debían evitar la
(DESMOS) de la Universidad de Guadalajara. comunicación y trato con los indios:

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No vayan a sus pueblos, ni se dividan o diviertan por la tie- De la desamortización colonial a la desamortización
rra; ni permitan que los indios entren en el circuito de la liberal
población hasta que esté hecha y puesta en defensa; y las
casas de forma que cuando los indios las vean les cause No fueron los liberales mexicanos los primeros en plantear
admiración, y entiendan que los españoles pueblan allí de la desamortización de los bienes de manos muertas del cle-
asiento, y los teman y respeten, para desear su amistad y no ro y de los bienes comunales indígenas, sino los monarcas
los ofendan (Wistano Luis Orozco. Los ejidos de los pue- españoles quienes, tanto por la necesidad de recursos para
blos, 1975: 106). soportar los gastos de la corte y los conflictos armados que
enfrentaban en Europa como por la influencia del libera-
La esclavitud —aunque prohibida por la Corona es- lismo económico impulsado por los fisiócratas, ordenaron
pañola— así como la encomienda, el repartimiento y los diferentes expropiaciones forzadas a las comunidades indí-
tributos, fueron los mecanismos para la inserción de las co- genas, a la Compañía de Filipinas en 1786, y los “présta-
munidades indígenas al aparato productivo; a ello debemos mos patrióticos” para enfrentar la guerra extranjera.
sumar las mortales epidemias que diezmaron la población Algunos años después, por ese camino las Cortes de Cá-
indígena y la llevaron casi al punto de la extinción, dejan- diz, influidas por el liberalismo económico y político, y con
do abandonadas grandes extensiones territoriales en las que el fin de impulsar la libre circulación de la tierra y el pre-
habitaban y que fueron ocupadas por los españoles. dominio del individuo por sobre las viejas corporaciones y
Hacia finales del siglo xviii, la población indígena logró comunidades, acordaron el 4 de enero de 1813 que los te-
un saludable repunte y llegó a representar el 34 por ciento rrenos baldíos o realengos —salvo los ejidos necesarios para
de los habitantes de la Nueva Galicia. Los europeos, la ma- los pueblos— deberían convertirse en propiedad privada y
yoría de ellos funcionarios de la Corona, representaban ape- repartirse entre los habitantes de los pueblos y los arren-
nas el 0.17 por ciento; los criollos o españoles el 30.64; los datarios comunales que trabajaran en dichas tierras, para
mulatos el 20.70 y los mestizos el 13.77. Esta composi- disfrutarlos libremente, pero sin poder “jamás […] vincular-
ción étnica demostraba la poca presencia de extranjeros en los, ni pasarlos en ningún tiempo ni por título alguno a ma-
el territorio, el equilibrio entre la población criolla y la indíge- nos muertas” (Colección de Leyes y Decretos del Estado de
na, y el mestizaje creciente que vivía la población de origen Jalisco, Primera serie, t. XII: 525-528).
africano (Menéndez Valdez, 1980: 135-161). Un año después, en julio de 1814, la Diputación Pro-
A lo largo de este periodo, los europeos, los criollos y la vincial de Guadalajara acordó que “los antes llamados na-
Iglesia se consolidaron como los grandes propietarios de la turales” no debían prestar servicios personales “ni a los
tierra. La Iglesia había logrado además, con excepción de ayuntamientos, ni a las justicias ni a los párrocos […]”. La
las comunidades cora y huichol, una evangelización exito- Diputación insistía en el reparto individual de las propie-
sa, y con la población indígena y el resto de las etnias y cla- dades comunales de los pueblos y la creación del fondo de
ses sociales neogallegas pudo encabezar y consolidar “una propios, como si fueran ayuntamientos, a partir del ante-
alianza conservadora” y alzarse como instancia de poder rior fondo de la comunidad. Esta equiparación de los pue-
para determinar la conducta social y moral de la población, blos indios con los ayuntamientos castellanos, originado
de donde derivó la consolidación de una cultura regional de desde la legislación colonial como ya fue señalado, será de
corte conservador y tradicionalista. consecuencias fatales para las comunidades. Finalmente,
Al final del periodo colonial, lo indígena, en tanto ex- la Diputación prohíbe que en los documentos oficiales los
presión social y cultural se estaba desdibujando en gran indígenas sean designados como “naturales e indios […]”
parte del territorio neogallego. Las lenguas caxcana, tepe- (Colección de Leyes y Acuerdos Indígenas…, t. I: 1-2).
huana, coca, coyuteca se extinguían, y salvo en las regio- A partir de la Independencia y a lo largo del siglo xix,
nes cora y huichol el castellano se imponía como lengua el qué hacer con las comunidades indígenas, fue una de las
dominante. Aunque numerosos pueblos y comunidades­ mayores preocupaciones de los diferentes gobiernos na-
indígenas lograron conservar algunas de sus propiedades cionales y estatales. Liberales y conservadores tenían res-
y su calidad de tributarios, muchos más quedaron des- puestas distintas, pero ambos estaban convencidos de que
poseídos y derivaron en jornaleros asalariados y de ahí la modernidad capitalista en la agricultura iba aparejada ne-
surgirá la institución del peonaje que fue la base de la ex- cesariamente con la destrucción de la comunidad indígena.
plotación de mano de obra campesina en las haciendas En el occidente mexicano, las ideas respecto de la cues-
del occidente. tión indígena coincidían con las expresadas por la mayoría

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de la élite criolla en el resto del país. Básicamente los indíge- vieron pobres, miserables e ignorantes. De esta manera la
nas eran considerados una especie de menores de edad, sin parte más considerable de la población presenta el triste as-
el razonamiento suficiente para decidir su propio destino, sin pecto de una reunión de hombres que no sienten más que
interés de progresar de acuerdo a los parámetros del indivi- las primeras necesidades físicas de la vida, que no conocen
dualismo capitalista, y atrapados en una suerte de nostalgia más organización social que la de los campos en que están
por el pasado que los mantenía aferrados a sus tradiciones. distribuidos, y para los que no existe absolutamente ningu-
El cura y doctor en filosofía Severo Maldonado (1775- na de las necesidades sociales que hacen desear el goce de
1832) en su Contrato de Asociación para la Repúbli- las nobles facultades del hombre. Entran también en este
ca de los Estados Unidos de Anáhuac (1823), propone conjunto, algunos pueblos de indios que han conservado su
la abolición­ del derecho de propiedad territorial perpetuo y carácter nacional y que está reducidos al mismo estado de
hereditario por ser, dice, la causa de la ruina económica de degradación (Otero. 1961: 35).
toda sociedad. Apoya la abolición de todas las leyes con-
trarias a la libre circulación de mercancías y el reparto en Degradación, indolencia, ausencia de estímulos para el
parcelas iguales de los terrenos que poseían los indígenas, progreso, ignorancia y fanatismo son las debilidades atribui-
quienes gozarían de todos los derechos “para que haga con das por las élites nacionales a los indígenas, que no fueron
ella el uso que quisiera […]” (Maldonado, 1823, p.10). vistos nunca como un activo a favor de la Nación, sino como
Tadeo Ortiz, filósofo y economista originario de Masco- un pesado lastre que impedía el progreso económico y social.
ta, Jalisco, publicó en 1822, un pequeño libro titulado Resu- Los indígenas pasaron de la dominación colonial a la domi-
men de la Estadística del Imperio Mexicano, en que critica nación nacional. Aunque todas las constituciones nacionales
a la dominación española el haber constituido una sociedad desde 1824 los consideran ciudadanos con derechos políti-
dividida racial y culturalmente a favor de los conquistadores. cos, en los hechos permanecieron igual de marginados por-
De los indígenas dice que, no obstante ser libres de acuer- que en los indígenas, el individuo, noción fundamental en el
do a las leyes: liberalismo, sólo tiene sentido en función de la comunidad;
aceptarse como individuo significaba derrumbar la base cul-
el tutelaje y dependencia […], los abusos escandalosos de tural de las comunidades y el fin de las mismas.
los subdelegados, caciques y curas, no solamente los han Para las élites políticas del siglo xix, sólo había dos cami-
abatido, sino envilecido a muchos, hasta el extremo de ser nos: o dejar a las comunidades abandonadas a su suerte, o
miembros inútiles como las otras clases miserables del es- integrarlas de alguna manera a la sociedad, aunque ello im-
tado. Tiempo es pues, que un gobierno ilustrado en sus plicara su desaparición forzada. Los liberales apoyaron esta
verdaderos intereses, se ocupe en el bienestar de esta raza última opción y, desde el primer gobernador de Jalisco, Pris-
infortunada, repartiéndoles los terrenos comunales en pro- ciliano Sánchez, la política agraria se orientó hacia la privati-
piedad, haciendo efectiva su igualdad en los empleos […] zación de las tierras de comunidad. El Decreto número dos,
y proporcionándoles educación y aprendizasgos de oficios del 12 de febrero de 1825, señala que “los antes llamados
mecánicos, con los fondos del común tan malamente em- indios” eran propietarios de las casas, terrenos y solares que
pleados (Ortiz. 1822: 20). poseyeran en esos momentos, por lo que podían disponer
libremente de dichos bienes con la única limitación de no
Mariano Otero (1817-1850) ilustre abogado jalis- venderlos al clero ni a los propietarios con más de un sitio
ciense, en su célebre Ensayo sobre el verdadero estado de de ganado mayor (1.755 has.) Si existiera litigio con un
la cuestión social y política que se agita en la República particular, las tierras quedarían sujetas a la resolución de los
(1842) señala que la mala distribución de la propiedad en tribunales; si el conflicto fuera con algún ayuntamiento, la
el campo era una de las principales causas de todos los ma- propiedad pasaba a manos indígenas. Todos los títulos ex-
les nacionales. Respecto de los peones, jornaleros y comuni- pedidos en el pasado deberían revalidarse o, en su defecto,
dades indígenas, Otero considera que estos grupos sociales ser entregados por las autoridades municipales sin más cos-
agobiados por la esclavitud eran ahora hombres libres pero: to que el papel sellado (Colección de decretos, circulares y
órdenes…, t. I: 460-461).
hombres degradados [que] no se regeneran en un solo día, Con este y posteriores decretos, las comunidades indí-
y precisados además a recibir un miserable salario por la im- genas quedaron legalmente extinguidas en el territorio ja-
perfección de su trabajo, por la indolencia característica de lisciense. Desde 1834, con el arribo de los gobiernos de
su genio y por el atraso del ramo al que servían se mantu- orientación conservadora, las leyes sobre la comunidades in-

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dígenas fueron suspendidas en el estado y durante más de custodia y repartirlas entre las familias con derechos: prime-
17 años los ayuntamientos, que en la ley habían sustituido ro los casados, después los viudos y viudas y finalmente los
a las comunidades indígenas, demandaron o se apoderaron huérfanos in stirpe.
abiertamente de las tierras de comunidad para incorporar- El decreto establece además el procedimiento para la
las como fondos de propios y venderlas posteriormente a instalación de las comisiones repartidoras, que debían in-
vecinos de la localidad. No está por demás señalar que los tegrarse con vecinos de la localidad y autoridades munici-
ayuntamientos fueron constituidos por residentes ajenos a pales. Estas propiedades tampoco podían ser vendidas ni al
las comunidades, interesados en las propiedades indígenas clero ni a los grandes propietarios. Ante la renuencia de los
que quedaron sin sustento legal. indígenas para aceptar el reparto de parcelas individuales, el
El 26 de enero de 1849 una comisión del Congreso del decreto permite que una vez realizado éste los indígenas,
estado entregó el dictamen que le había sido encomenda- como particulares, pudieran realizar los convenios legales
do respecto de la situación de las tierras de comunidad. En necesarios para poseer la propiedad bajo la forma jurídica de
un extenso y profundo análisis desde la Independencia has- sociedades.
ta esa fecha, los diputados llegaron a dos conclusiones: que Este decreto contiene, sin embargo, el germen de fu-
en efecto las leyes dictadas anteriormente perseguían la su- turas discordias entre los ayuntamientos y las comunida-
peración de la raza indígena y que sólo la malicia de las au- des, por lo establecido en los artículos 29, 30 y 31 según
toridades municipales las había malinterpretado o aplicado a los cuales, al suceder los ayuntamientos a las comunidades,
su antojo desvirtuando el objetivo de mejorar las condicio- aquellas propiedades no sujetas a reparto pasarían a poder
nes de las comunidades. de los cabildos municipales. Los ayuntamientos podían por
La comisión presentó tres proyectos de ley que fueron lo tanto solicitar que todas las propiedades que habían es-
puestos en vigor por el gobernador Guadalupe Montenegro, tado fuera de su jurisdicción entraran a sus fundos, conser-
con el siguiente orden y contenido: vando también la condición de parte legítima en los juicios
El primero se promulgó el 9 de marzo de 1849 con el pendientes sobre terrenos de las comunidades.
número 114, y en él se ratificaron los contenidos del De- El tercer decreto (número 122), promulgado el 17 de
creto número dos del 12 de febrero de 1825, según el cual abril de 1849, señala que el gobierno dispondrá a la mayor
los indígenas podían disponer “como dueños”, de las tierras, brevedad la medición de los terrenos de cada pueblo en que
casas y solares que poseían de manera individual, “sin con- hubiera confusión o disputa de límites, bajo la dirección de
tradicción con los fundos legales de los pueblos o fuera de un ingeniero agrimensor. Se pretendía dejar en claro los te-
ellos.” Dichos terrenos no podían ser vendidos a la Iglesia rrenos y límites de un pueblo con otro y la de éstos con los
ni a propietarios de más de un sitio de ganado mayor; por particulares.
lo tanto, se consideraban nulas todas las ventas que se hu- Con estos tres decretos las autoridades del estado
bieran realizado contrarias a esta legislación; los litigios de abordaron tres de los grandes temas jurídicos de las propie-
tierras que tuvieran los indígenas con los ayuntamientos se dades indígenas: el de sus propiedades como particulares;
declararon terminados a favor de los comuneros; y en con- el de los terrenos de comunidad y el del arreglo de los fun-
secuencia, las autoridades municipales debían de expedir los dos legales de los pueblos. Esta reforma aceleró el reparto
títulos respectivos de inmediato (Colección de decretos, cir- de las tierras comunales en Jalisco muchos años antes que
culares y órdenes…, t. XI: 283-286). la Ley Lerdo de junio de 1856.
El segundo decreto (número 121) del 17 de abril de Con la aplicación de la Ley Lerdo, surgió un nuevo ele-
1849, reconoce la propiedad que los indígenas poseían bajo mento que alentó numerosas rebeliones indígenas en la ri-
el nombre de comunidades, estableciendo el siguiente pro- bera del lago de Chapala y en el sur del estado ya que, al
cedimiento para su reparto: las fincas rústicas y urbanas perder la Iglesia la jurisdicción sobre las cofradías y capella-
compradas por los indígenas, así como toda propiedad ad- nías las comunidades solicitaron que dichas propiedades les
quirida por las comunidades hasta ese día, eran reconocidas­ fueran devueltas. Destinadas al costo de los gastos de las
como de su indiscutible propiedad; entre estas propiedades festividades de los patronos y santos de los pueblos, los te-
se comprendían fincas urbanas construidas con dinero de la rrenos de cofradía no eran extensiones menores, y en algu-
comunidad en los fundos legales y, por lo tanto, las comu- nos casos se trataba de amplios y ricos terrenos sobre los
nidades eran parte legítima para reclamarlas y solicitar su cuales se abalanzaron las autoridades y hacendados locales
reparto. En consecuencia, los ayuntamientos deberían en- provocando la violenta respuesta de los pueblos afectados.
tregarles todas aquellas propiedades que tuvieran bajo su

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En esta ocasión los liberales jaliscienses encabeza- tra las autoridades municipales de Autlán. La cuestión inicia
dos por el gobernador Pedro Ogazón no dudaron en dar su en 1801, pero se agudizó en 1849 cuando el ayuntamien-
apoyo inmediato a las comunidades, haciendo valer un re- to se apropió de un terreno de la comunidad ubicado fuera
glamento del 12 de junio de 1861 mediante el cual el go- del fundo legal. En su afán por despojar a la comunidad las
bierno de Jalisco atendió las iniciativas del presidente Benito autoridades de Autlán negaron la existencia histórica de la
Juárez del 5 y 7 de septiembre de 1860 en que declaraba comunidad indígena, señalando que todos los reclamantes
que las cofradías que administraba el clero pertenecían en eran recién llegados a la región. Aunque el gobierno del es-
“absoluto dominio” a los pueblos indígenas. tado ordenó que se entregaran a la comunidad las tierras en
El reglamento de Ogazón señalaba el procedimiento litigio, todavía en el año de 1875 permanecían en disputa
para la entrega de los terrenos de cofradía a través de una importantes extensiones de tierra en manos de particulares.
comisión repartidora, la que debería elaborar un censo de las De manera colectiva sobresale el reclamo de los pueblos
familias indígenas con derechos tomando en cuenta prime- de Poncitlán, San Pedro Ixtican, Santiago, Jamay, Ahután y
ro a los casados con familia, a los viudos y viudas y al final a Zula, ubicados en la ribera del lago de Chapala, quienes el
los huérfanos in stirpe. Después del reparto de las parcelas, 19 de mayo de 1864 dirigieron una exposición al empera-
el reglamento permitía a los indígenas seguir trabajando las dor Maximiliano en que señalaban el estado lamentable en
tierras en común, bajo la forma de asociaciones entre parti- que se encontraban, a causa de “las mil calamidades” origi-
culares. Pretendiendo frenar las tendencias latifundistas, el nadas por la “persecución constante que clandestina o des-
reglamento prohíbe “so pena de nulidad” la venta de estos cubiertamente nos hacen algunos vecinos, hacendados y
terrenos a los hacendados. La rápida respuesta del gobierno enemigos gratuitos”.
de Ogazón evitó que la rebelión se diseminara, y las comu-
nidades volvieron a mantenerse relativamente tranquilas — Se nos acusa —dicen— de rebeldes y usurpadores de pro-
salvo el territorio de Tepic. piedades, pero es claro que “se ha tratado de alejarnos, ó
extinguirnos por diversos medios para que abandonemos
Resistencia indígena: entre los tribunales y las nuestros cortos intereses, que hoy consisten solo en los po-
rebeliones cos terrenos de nuestros pueblos que se han escapado de la
ambición de nuestros perseguidores […]” (Archivo Históri-
Sin derecho a manifestar su opinión respecto de su propio co de Jalisco. Hacienda; 19 de mayo de 1864).
destino, las comunidades asumieron la resistencia como
única vía para enfrentar las múltiples presiones que las lle- El emperador nombró al abogado Onofre Valadez de-
vaban hacia la extinción. No era solamente la apropiación fensor de esos pueblos, y antes de que la administración
de sus tierras y la proletarización forzada a la que eran em- ­imperial sucumbiera ante las fuerzas republicanas se dio a
pujadas sino, además, toda una suerte de medidas legales la tarea de realizar mediciones y repartos de tierras, pero los
claramente discriminatorias que manifestaban el desprecio hacendados y las autoridades locales nulificaron todos
que las autoridades locales sentían hacia ellas. Por las leyes los intentos que realizó en favor de esas comunidades.
contra la vagancia se les obligaba a prestar servicios a las Cuando los agravios las colmaron, las comunidades no
autoridades municipales o a ser confinados durante largas dudaron en levantarse en armas en defensa de sus propie-
temporadas en una hacienda o fábrica donde trabajaban lar- dades y de lo poco que aún mantenían de su cultura y tra-
gas jornadas sin remuneración alguna. Durante todo el si- diciones. Las rebeliones indígenas en el occidente fueron
glo xix el largo listado de reglamentos municipales que los acciones extremas, recursos últimos y obligados que realiza-
obligaban a vestir pantalones —en lugar de su tradicional ron para intentar detener a sus depredadores.
calzón de manta— y a hablar español, dan testimonio del Algunos de estos movimientos adquirieron un carácter
rechazo abierto a los indios y lo indígena. exclusivamente local y se refieren a las luchas por la tierra
Degradadas al máximo en su orgullo étnico y cultural las en contra de autoridades y hacendados vecinos, como fue el
comunidades tuvieron, sin embargo, la fuerza para empren- caso de las comunidades indígenas de Chapala entre 1812
der largos y costosos litigios para defender sus propiedades, y 1816. Si bien el contexto se ubica en la resistencia de al-
y momentos de explosión social cuando consideraron ago- gunos grupos que lucharon con Hidalgo por la Independen-
tados todos los recursos. cia y la represión desatada contra las comunidades de parte
Del gran número de pleitos legales que promovieron, el del gobierno colonial, el meollo de la insurrección era la de-
más largo, tortuoso y chapucero fue el que sostuvieron con- fensa de sus propiedades. Numerosos pobladores se refu-

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giaron en la isla de Mezcala, en el lago de Chapala, y durante saba en “el efecto de la influencia y sombra de magia negra
más de tres años de asedio constante y de destrucción de y geomancia.” Guevara fue fusilado el 3 de noviembre de
los pueblos vecinos que apoyaban a los insurrectos, final- 1854 y permanece como un personaje que aún no ha sido
mente se vieron forzados a rendirse; pero a cambio de ello estudiado a profundidad.
José de la Cruz, el jefe realista: Otra gran rebelión indígena aparece en el contexto de
la lucha contra la dictadura de Antonio López de Santana,
les garantizaba la vida, la completa libertad y seguridad y fue protagonizada por las comunidades indígenas de Za-
personales, la devolución de todos sus pueblos y hogares coalco, Chapala y La Barca. En un escenario de caos provo-
reedificados, la exensión absoluta de pago de tributo, la re- cado por múltiples ataques de gavillas que aparecían un día
partición de un buen número de yuntas y bueyes, de tierras como liberales y al siguiente como conservadores, las comu-
de labor y de semillas, para que tuviesen un modo cómo- nidades indígenas de numerosos pueblos del sur del esta-
do de subsistencia […] (Pérez Verdía, Luis, Historia parti- do y de la ribera de Chapala, el 30 de septiembre de 1856
cular del Estado de Jalisco. Gobierno de Jalisco, Guadalajara, lanzaron un proclama en que señalaban que, agotados los
1952: 148). medios legales para obtener justicia el único camino para re-
cuperar sus tierras era la lucha armada, la que podría termi-
Otra rebeliones tienen un carácter de acciones espontá- narse en el momento en que las autoridades procedieran a
neas, como las sucedidas en noviembre de 1847 en el Tui- rectificar los linderos de los terrenos en disputa.
to, Cantón de Autlán en la costa del Pacífico donde más de Era el momento, señalan, de vencer a los hacendados
mil indígenas, al grito de “¡Viva Nuestra Señora de Guada- pues entre los pueblos “el descontento es general contra los
lupe!, ¡Viva el Emperador!”, ocuparon varios terrenos que ricos, por la codicia que acostumbran con la clase menes-
consideraban de su propiedad. El movimiento terminó a los terosa contra quien se hace justicia por sí, y ante sí” (Rei-
pocos días cuando su líder, Ventura Castillón, murió al in- na, Leticia, Las rebeliones campesinas en México, Siglo XXI,
tentar tomar la hacienda de Hipala. De similares caracterís- México, 1980: 143). Para evitar ser acusados de conser-
ticas fueron los levantamientos en San Andrés de Teul en vadores, los rebeldes reconocen como única forma de go-
noviembre de 1826, donde unos 30 indígenas se apodera- bierno la república representativa, popular y federal, pero al
ron de fondos de la oficina de rentas, producto del arriendo mismo tiempo rechazan el derecho a la propiedad que los
de las tierras del fundo legal que consideraban de su propie- hacendados venían disfrutando desde 1825, no aceptando
dad. Más adelante, en los primeros días de enero de 1857, más enajenaciones que las realizadas de conformidad al de-
unos mil indígenas acompañados de las autoridades locales creto número dos expedido por Prisciliano Sánchez. De ma-
se sublevaron, posiblemente como protesta a la incorpora- nera cordial, en la parte final del texto “suplican” al gobierno
ción de ese territorio al estado de Zacatecas. estatal se ocupe de reconocer los linderos de los pueblos
Otros movimientos mostraban un marcado carácter con base en los títulos de propiedad que exhibieran.
mesiánico y libertador del pueblo indígena, como el encabe- La respuesta del gobierno fue fusilar al líder Lugardo
zado en enero de 1801 por el Indio Mariano (alias Másca- Onofre y la rebelión se generalizó durante varios meses has-
ra de Oro) en la sierra del Nayar, el cual pretendía restaurar ta el 8 de marzo de 1857 en que fueron derrotados y los
el imperio y coronarse como rey indígena. Sin embargo, la líderes del movimiento fusilados de inmediato. Los sobrevi-
poca información que se tiene sobre este movimiento y vientes fueron obligados a suscribir un acta de obediencia y
la identidad de su caudillo ha llevado a muchos historiadores sumisión al gobierno.
a considerarlo un simple mito. La última gran rebelión indígena fue la que encabezó
No faltó un proyecto mágico para liberar a las comuni- Manuel Lozada en el territorio de Nayarit. Lozada, nacido
dades, como el que planteó Patricio Guevara en 1857 en el el 22 de septiembre de 1822 en la población de San Luis
territorio de Tepic, dirigido a los Artesanos y Agricultores de cerca de Tepic, fue un personaje que fue escalando en im-
la República Mexicana, en que invitaba a los trabajadores a portancia hasta convertirse en líder indiscutible de las co-
reflexionar “sobre su situación en la actividad de los mono- munidades coras de Nayarit. Fue primero perseguido por
polios extranjeros y nacionales de los que habían surgido los las autoridades locales por haberse robado a una joven de
malos gobiernos a partir de la independencia”. Según Gue- la hacienda de Morrajas. Pasó entonces a convertirse en ga-
vara, la Iglesia y el sistema republicano se habían desviado villero famoso, pero sus tendencias sociales quedaron esbo-
de sus principios originales y era necesario reorientarlos en zadas el 20 de septiembre de 1857 cuando se apoderó de
beneficio de la clase oprimida. La acción refundadora se ba- la hacienda de Mojarras y repartió tierras y ganado entre sus

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seguidores, lo que le ganó muchos simpatizantes entre los a los tribunales era un recurso nulo e ineficaz por lo que so-
pueblos indígenas que se sumaron a su causa. Fue después lamente existían dos caminos:
aliado del grupo conservador nayarita que encabezaba la fa-
milia Barrón-Forbes, que controlaba el contrabando de pro- Que los pueblos se resignen a perder para siempre el dere-
ductos europeos y de metales preciosos de las minas de la cho que tienen a los terrenos que reclaman. O que decidan
región. El 15 de noviembre de 1857 firmó un convenio con a hacerse justicia por si mismos. Lo primero no me pare-
las fuerzas liberales para deponer las armas, pero en el apar- ce justo ni equitativo, y por lo mismo, ni puedo ni debo, ni
tado quinto de los llamados Tratados de Paso del Caimán se me conviene aconsejar a los pueblos. Lo segundo, aunque
exige a las autoridades se “mande practicar el deslinde, me- es esencialmente justo, ha de ser considerado y calificado
dición y apeo de los terrenos de los hacendados de este can- como un hecho arbitrario y atentatorio, que tal vez podrá
tón, en virtud de ser la cuestión de tierras la causa de este ser de trascendentes consecuencias […] (González Navarro,
levantamiento” (AHJ. Gobernación. Seguridad Pública, le- Moisés et al., Historia documental de México, t. I, UNAM,
gajo 1857). México, 1964: 353-355).
Ante la negativa del Congreso de Jalisco para indultar
a Lozada el 8 de enero de 1858, éste decidió incorporarse Este es el equivalente de “primero se reparte y después
de manera definitiva al bando conservador y al frente de sus se averigua” de Zapata consignado en el apartado número
tropas indígenas se apoderó del territorio nayarita. El gober- seis del Plan de Ayala, que señala:
nador de Jalisco, Pedro Ogazón, el 15 de febrero de 1861
decretó la muerte de todos los levantados en armas y orde- entrarán en posesión de esos bienes inmuebles desde luego
nó la extinción de los pueblos de San Luis, Tequepexpan y los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos, correspon-
Pochotitlán. La ofensiva lanzada por el gobierno estatal de- dientes a esas propiedades, de las cuales han sido despoja-
bió cancelarse ante la emergencia nacional debida a la inva- dos, manteniendo a todo trance, con las armas en la mano,
sión francesa. la mencionada posesión y los usuarios que se consideren con
El 15 de agosto de 1863 Lozada reconoció al imperio derecho a ellos lo deducirán ante los tribunales
de Maximiliano, comprometiéndose a sostener un ejérci-
to de tres mil hombres a cambio de que el cantón de Tepic La asamblea de los pueblos de Nayarit aprobó el pro-
quedara bajo su autoridad, y de que se apoyara a las comu- cedimiento y las tomas y repartos de tierra se multiplicaron
nidades en la cuestión de la propiedad agraria. Conforme el provocando alarma en las clases propietarias del occidente.
bando imperialista pasó a la defensiva, el 1º de Diciembre A continuación Lozada dio discurso a la población indí-
de 1866 Lozada declaró la neutralidad de sus tropas a todo gena, contenido a las demandas de tantos años ignoradas
partido político, hasta que se instalara un gobierno general por las autoridades y los hacendados, voz y esperanza a los
reconocido por todos. desposeídos. Ciertamente no lo hizo solo pues contó con
La etapa de 1867 a 1872 fue de hecho una tregua en- el apoyo ideológico de Carlos Rivas y Miguel Oceguera, re-
tre el gobierno de Juárez y las tropas de Lozada, a pesar de presentantes de la burguesía que alentaban la separación de
los intentos del general Ramón Corona y de Ignacio L. Va- Nayarit del estado de Jalisco. En septiembre de 1870 Ma-
llarta, que insistían en que el gobierno reanudara la cam- nuel Lozada hace un llamado a “las clases menesterosas”,
paña militar. Juárez aceptó el reconocimiento público a su firmado por más de cien representantes de los pueblos indí-
gobierno que realizaron Lozada y los pueblos indígenas, y al genas de Nayarit. Este llamado, a “vosotros los pobres que
mismo tiempo decretó a dicho cantón como Distrito militar sois nuestros hermanos y compañeros de infortunio”, tras-
para que fuera el gobierno federal y no el estatal quien aten- ciende el marco local y se inscribe en la lucha de clases de
diera directamente su problemática. todos los mexicanos explotados.
A partir de 1868 Lozada alentó la discusión respecto Los pobres, afirma Lozada, no estaban conformes con
de la problemática agraria de las comunidades. Se nombró su situación porque al desempleo forzoso a que se les ori-
una Comisión en cada una de las poblaciones para que exa- llaba habría que agregar la criminal leva, las contribuciones
minara y fijara los derechos correspondientes, con el fin de sinfín, la parcialidad de la justicia “siempre en nuestra con-
establecer una estrategia general para todos los pueblos in- tra y a favor de los poderosos”, y no podían estar conformes:
dígenas. Adelantándose muchos años a Emiliano Zapata,
Domingo Nava, uno de los lugartenientes más importantes Porque nuestros hijos tienes hambre y no tenemos que dar-
de Lozada delineó la estrategia a seguir. Afirmó que recurrir les de comer; estás desnudos o cubiertos con harapos y no

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tenemos con que vestirlos; se resiente su salud de alguna económicas y sociales del peonaje. Este mundo rural jalis-
grave enfermedad y no tenemos con que pagar médico y ciense pretende ser atemporal. Hacendados, curas y jefes
medicinas; y cuando fallecen tal vez por falta de asistencia políticos se esfuerzan por evitar la penetración de ideas que
o de alimentos, no nos queda ni el triste consuelo de poder- pudieran socavar la inmovilidad estructural y el rol de los ac-
les tributar los últimos honores… Porque se nos ve como tores sociales. Este mundo rural de peones y jornaleros es
extranjeros en nuestra patria, en razón de que nuestros te- un amplio espacio carente de educación pero lleno de fa-
rrenos están usurpados por los grandes propietarios, y aun- natismo en que no pueden generarse críticas, demandas, ni
que se nos ha ofrecido hacer que se nos devuelvan, jamás lo cambios sociales profundos. La acción colectiva —o más
hemos conseguido; y en fin: no estamos conformes, porque bien la inacción de los peones y jornaleros— está orienta-
ya no es posible soportar la miseria que nos aflige, la tiranía da hacia la sumisión y la resignación eterna al amo y al cura.
que nos oprime, y la abyección que nos deshonra (Lozada, Esto explica la ausencia de contactos con las transformacio-
Manuel, Los pueblos del Estado de Nayarit, a la raza indíge- nes que suceden en la sociedad urbana, la de clubes políti-
na y demás individuos que constituyen la clase menesterosa cos, y la poca movilidad combativa durante el estallido de la
del pueblo mexicano, hermanos y compañeros del infortu- Revolución.
nio, San Luis, Nayarit, 1870: 1-8). Si bien durante la rebelión maderista aparecieron acto-
res campesinos de raíces indígenas en las poblaciones de
A la muerte de Juárez Lozada intensificó los repartos Etzatlán, Tequila y la ribera de Chapala, a raíz de la promul-
agrarios lo que convenció al presidente Sebastián Lerdo de gación de la Ley del 6 de enero de 1915 las comunidades
Tejada, abiertamente enemigo de las comunidades, a reanu- indígenas comprendieron que los constitucionalistas eran
dar la campaña militar. El 17 de enero de 1873 Lozada los aliados esperados. Los repartos agrarios a favor de las
publicó su “Plan Libertador” e inició la marcha hacia Gua- comunidades a partir de 1915, así como la política obre-
dalajara. Fue derrotado por Ramón Corona el 27 de enero, rista del gobernador Manuel M. Diéguez, les llevaron a de-
perseguido durante varios meses y fusilado el 19 de julio de clarase sus partidarios. La Constitución de 1917 recuperó
1875 en las afueras de la población de Tepic. el estatus legal de los pueblos indios, y la nueva identidad
nacional surgida de la Revolución, tanto en la pintura como
La Revolución y la reivindicación de lo indígena en la cultura en general, evocará en adelante lo indígena
como raíz fundamental de la mexicanidad.
En 1882 el jalisciense Ignacio L. Vallarta, en ese momento Los pueblos indígenas quedaron desde entonces bajo la
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, lo- tutela del Estado mexicano, surgiendo una política paterna-
gró la extinción legal de las comunidades indígenas en todo lista cuyos logros han sido en el presente muy discutidos.
el país, lo que abrió el espacio jurídico necesario para que las Hoy enfrentan la amenaza desintegradora de la economía
compañías deslindadoras creadas a raíz de las leyes de co- global y de los intereses capitalistas nacionales y extranje-
lonización y de terrenos baldíos de 1883 y 1893, respec- ros; les espera una larga lucha por la supervivencia y su des-
tivamente, llevaran a cabo el salvaje despojo sobre el que tino parece incierto. Después de 500 años de resistencia y
se fincó el gran latifundismo que caracterizó al régimen de experiencias en la lucha por la supervivencia, ¿podrán sa-
porfirista. lir bien libradas?
El largo proceso de privatización y despojo que vivie- Entre la Independencia y la Revolución, ¿hay algo qué
ron las comunidades indígenas en el occidente, con las sal- celebrar para las comunidades indígenas?
vedades de los pueblos coras en Nayarit y los hicholes en
la región de Colotlán, prácticamente las había llevado a la Bibliografía
extinción en Jalisco. Sobrevivían algunos pueblos indios en
las márgenes del lago de Chapala, en el sur de estado, en la Archivo Histórico de Jalisco
sierra costa del Pacífico, y en la región de Tequila principal- De Hacienda
mente, quienes a pesar de todo no cesaron en su afán de 19 de mayo de 1864
conservar sus raíces y su cultura comunal. De Gobernación. Seguridad Pública
En cambio, aquellos pueblos y comunidades que habían Legajo 1857
sido desposeídos y absorbidos por las haciendas conforma-
ban, a principios del siglo xx, la inmensa mayoría de pobla- Chevalier, François. 1980. La formación de los latifundios
ción rural del estado la cual vivía atada a las consecuencias en México, FCE, México.

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República de los Estados Unidos de Anáhuac, 1823. 2a

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La escritura con alfabeto latino en comunidades indígenas del
occidente novohispano. El texto como lugar de lucha

Doctora Rosa H. Yáñez Rosales1

Presentación instituciones coloniales con las reglas que estas mismas


instrumentaron.
Si bien es cierto que hasta este momento (primera década Así, se hablará de documentos escritos con escritura al-
del siglo XXI), no se han encontrado evidencias contunden- fabética en náhuatl o en español, que van del siglo xvi a
tes de que en el occidente de México se elaboraran códices principios del xix y que revelan voluntades tanto indivi-
antes de la invasión española, esto no significa que se igno- duales como colectivas. Encontramos una amplia tipología
rara su existencia, que no se leyeran o que no se fabri­cara textual, desde aquellos textos predominantemente admi-
papel. Una sencilla pista que sugiere que se aprovechaba nistrativos, como inventarios o recibos, elecciones de au-
el papel que se obtiene del maguey, es el caso de los to- toridades y traspasos de poder, hasta aquellos que implican
pónimos “Amatitlán”, población perteneciente al municipio una toma de decisión más deliberada, tales como denun-
de Tequila, donde abunda la planta de maguey; “Amat- cias, declaraciones, aclaraciones, testamentos, circulares y,
lán” de Cañas, en el sur de Nayarit; y Amatlán de Xora, un de manera significativa, cartas, mismas que representan un
poco más en el centro-noroeste del mismo estado, que tam- tipo textual que debe estudiarse en su propia dimensión. La
bién sugiere la presencia o la fabricación de papel. “Lugar de hipótesis principal de este trabajo es que el texto escrito con
papel”, “lugar de amates”, podría ser la traducción de Ama- escritura alfabética se volvió el “lugar de la lucha”. Que éste
titlán y Amatlán. adquirió dimensiones tan importantes como el de una lucha
Como quiera que sea, durante la época colonial en el oc- armada puesto que, si bien hay algunos periodos en los que
cidente de México, indudablemente hubo una rápida apro- no tenemos noticia de un movimiento rebelde, en los textos
piación de la lectoescritura en alfabeto latino. Se utilizó para se pueden encontrar clamores, reclamos, argumentos, tan
satisfacer demandas, inquietudes, trámites de los pueblos importantes como un movimiento y por lo cual son, en tal
de indios. Hubo escribanos o amatlahcuilo, como corres- sentido, una manifestación de comunidades o individuos in-
ponde al término en náhuatl, que hicieron uso de la escritura dígenas de una decisión de participar activamente en el es-
alfabética, en náhuatl y en español para aquellas necesida- bozo de su futuro.
des en que consideraron necesario o pertinente su uso. El trabajo se divide en tres partes. En ellas se pretende
En el presente trabajo se hará un recorrido a partir del delinear un continuum entre las primeras manifestaciones de
siglo xvi y hasta principios del xix, donde se mostrarán ins- escritura que se han identificado, de autoría indígena, hasta
tancias en que individuos o comunidades, hicieron uso de las más posteriores, cercanas al fin del régimen colonial.
la escritura como una herramienta que permitía comunicar
un mensaje a una autoridad colonial o a otros individuos Los inicios de la vida colonial
indígenas.
Desde la perspectiva que se propone en este trabajo, Después de lograr el sometimiento militar de Tenochtitlan,
el uso de la escritura alfabética en las instancias en que el hubo por lo menos tres expediciones militares de españo-
régimen colonial daba entrada al texto escrito, demuestra les e indígenas aliados, al occidente de México. Las expedi-
la capacidad de la población indígena para sobrevivir y re- ciones, unas más violentas que otras, sirvieron para fundar
tomar su destino en sentido histórico, con sus propias de- puntos de control colonial y fincarían de manera definitiva
cisiones, no de manera pasiva sino activamente, aunque la presencia de los españoles. La primera fue realizada por
no se tratara de una acción armada, participando en las el pariente de Hernán Cortés, Francisco Cortés de San Bue-
naventura, en 1524. La siguiente fue la de Nuño Beltrán de
1 Universidad de Guadalajara. Guzmán, de 1529-1531, y la tercera, la expedición puniti-

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va del virrey Antonio de Mendoza, en 1541 (Yáñez Rosa- Y en cumplimiento dello trabajaré de atraer al servicio de
les, 2001). dicha corona Real los acatlecas [¿Zacatecas?] y los coachi-
Algunos historiadores (Muriá, comunicación personal), chiles, que son otras naciones que están bravas y no han ve-
consideran que esta última, la represión al movimiento de nido al servicio de Dios ni obediencia de Su Majestad, ello,
la guerra del Mixtón, o Rebelión de los caxcanes (1540- por los grandes daños y males que han recebido de los es-
1542), fue la “verdadera conquista del occidente de Mé- pañoles dellos, por los que han oido haber padecido sus ve-
xico”. Los distintos reacomodos de la población rebelde en cinos y de las provincias donde los españoles han llegado…
tanto traslados forzados de un lugar a otro, el hecho de que Todos estos me ofrezco traer, sin lanzas ni espadas dán-
en la zona se quedaron a vivir algunos de los grupos indios dome Vuestra Alteza un obispo y cierto número de frailes
aliados al virrey Mendoza que contribuyeron a sofocar el con que yo vaya De acá, y allá publique y predique lo que
movimiento, son parte del contexto en que la villa de Gua- suelen los religiosos en las otras partes y las rectifiquen la vo-
dalajara, su asiento definitivo, empieza a desarrollarse como luntad de Su Majestad. Y las mercedes que les dicen hacer y
un centro político, religioso y económico, al contrario de les hará la principal de las cuales es, y ésta pongo por princi-
Compostela, en el actual estado de Nayarit, que no logró pal condición para yo cumplir lo que habrá, de lo que a aque-
consolidarse en los pocos años que llevaba fundada como llas naciones ofrezco […] (en León Portilla, 1995: 145).
capital de Nueva Galicia.
Lo que interesa de este episodio en el presente trabajo, Todo indica que su solicitud no tuvo respuesta efectiva:
es el devenir de uno de los principales líderes del movimien- por lo menos, no se ha localizado documentación posterior
to armado del Mixtón, Tenamaztle, quien era “señor” de que permita saber si se le juzgó y si hubo alguna sentencia
Nochistlán, en el actual estado de Zacatecas. Después de la favorable a él o no. Lo más probable es que haya muerto
represión de la guerra, la pista de Tenamaztle se pierde por preso en España.
casi diez años. Reaparece en la década de 1550, preso en León-Portilla (1995), que dio a conocer estos textos,
Valladolid, España. A raíz de su presencia allá y la coinci- considera que el discurso de Tenamaztle revela una fuerte
dencia con fray Bartolomé de las Casas2, resulta un breve influencia, la “guía”, dice el historiador, de Bartolomé de las
expediente. Al parecer, hasta ese momento, 1555, no ha Casas. Esto es probablemente cierto e incluso es poco plau-
habido ninguna acción jurídica: Tenamaztle no ha sido juz- sible que los conociéramos de no ser por el nombre de Bar-
gado, está preso y todo indica que su situación legal está tolomé de las Casas.4
indefinida. Aun así, el punto es que gracias a los textos dictados
Tenamaztle, preso, dicta tres textos de diferente exten- por Tenamaztle se puede reconstruir un capítulo más sobre
sión. Se dirige al Consejo de Indias, para narrar lo sucedido la historia del movimiento de los caxcanes, que nos permi-
en Xalisco a partir de las entradas de los españoles y de la te saber que él sobrevivió a la represión del virrey Mendo-
presencia de los encomenderos Juan de Oñate y Miguel de za, intentó negociar su entrega para que se le juzgara como
Ibarra. Pide que se le permita regresar a Xalisco y ofrece me- alguien perteneciente al grupo dirigente de Nochistlán, e
diar entre la Corona española y los indígenas de su región incluso se ofreció a mediar entre las dos partes en conflic-
que estaban “alzados”.3 Véase enseguida un fragmento del to.5 Esto lo sabemos por la propia voz de Tenamaztle, a ve-
primer texto: ces apenas audible, en tanto que la voz de Las Casas parece
apropiarse de la del líder indígena. Aun así, el testimonio
que […] vuestra Alteza tenga por bien mandar poner en li- particular, digamos el palimpsesto del documento, el borra-
bertad los vecinos y moradores que hobieren vivos del dicho dor original, resguarda la voz y el testimonio de Tenamaztle.
pueblo de Nuchistlán y Xuchipilla y sus sujetos, mandando En el mismo siglo xvi, encontramos ya un conjunto de
que yo sea restituido en el señorío dellos, como cosa propia textos procedentes de la comunidad de Xalisco, Nayarit. Se
mía y que dejaron mis padres del cual he sido despojado; y encuentran resguardados en la Biblioteca Pública del Estado
a mí y a todos ellos Vuestra Alteza incorpore en la Corona de Jalisco. El conjunto es uno de los más extensos escritos
Real de Castilla en náhuatl en la región occidente y a través de él se ob-
servan varias de las transformaciones por las que están pa-
2 Las Casas se encontraba en Valladolid en ese tiempo pues es el
4 Esto lo he abordado más ampliamente en Yáñez Rosales, 2010a.
momento de la polémica con Ginés de Sepúlveda.
3 Son los años de la guerra chichimeca, que es una continuación de 5 Antes de que se dieran a conocer los documentos por León-

la guerra del Mixtón, que duraría toda la segunda mitad del siglo xvi. Portilla, sólo quedaba claro que su rastro se perdía después de algunas
Véase Powell, 1977 y 1980. batallas en la mencionada guerra del Mixtón. Véase Muriá, t. I, 1980.

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sando las comunidades indígenas. Llama particularmente la bar a los chichimecas enviemos a nuestros hermanos me-
atención, que la comunidad de Xalisco, posiblemente con- nores que prueben dijimos, luego tomaron todas las cosas
formada por tecoxquines,6 haga uso de la lectoescritura en para contentar a los (chichimecas) los besotes de oro para
náhuatl para dirigirse a los padres franciscanos, pidiendo que entregárcelo y […] y sal, todas las cosas que para ellos son
no se disminuya el territorio que está asignado al convento de valor… dijimos, luego ordenamos a nuestros hermanos
de Xalisco, pues se está construyendo otro en Santiago Itz- menores… Sólo yo los llamaré… Y ellos dijeron, está bien
cuintla y eso significaría una merma territorial importante. allá iremos les dijo […] y luego vinieron. Así vinieron a de-
E igualmente escriben en náhuatl para denunciar a su caci- cir. Y Domingo nuestro señor luego otra vez dijo, dónde es-
que, don Cristóbal, quien los explota sin límite y a quien no tán los chichimecas que, aún vendrán le dijimos. Luego aquí
le importan los abusos que está padeciendo la gente con tal comenzó a afligirnos, el capitán mucho nos desmayó con
de, eso sí, cumplir con el tributo que los encomenderos de la aflicción por los chichimecas y luego nos entristecimos,
la zona le están exigiendo. Asimismo, el propio cacique don conversamos para reunir las orejeras y los besotes y la sal
Cristóbal recurre a la lectoescritura y narra haber engañado para que otra vez fueran y otra vez fueron allá a Acuitlapilco
a señores “chichimecas”, bajo presión de Domingo Arteaga, […] Luego vinieron… nuestros hermanos menores y luego
subalterno de Cristóbal de Oñate, el encomendero. Los de dijeron, pasado mañana esperaré a los chichimecas.
Xalisco, el grupo dirigente, les dieron regalos para que con- Luego los esperamos, dispusimos con los que íbamos
fiaran en ellos y vinieran de manera pacífica. Una vez que a contentarlos y luego vinieron dieciocho y yo don Cristó-
los chichimecas estuvieron en Xalisco, fueron apresados. Al- bal contenté a los chichimecas, y luego los enviamos con
gunos murieron de hambre, otros fueron colgados.7 Cristóbal de Oñate, luego vinieron para llevarse a los chichi-
A continuación cito algunos de los fragmentos de uno mecas, los llevaron a Tepic atados de las manos y entonces
de los cuatro textos que conforman el conjunto de docu- agarraron a todos los chichimecas y luego me dijo, que me
mentos de Xalisco donde se narra parte de este último iba a pagar, que me daría mantas, y oro y me iba a dar un
episodio: caballo y asimismo cuanta cosa me mencionó el capitán y
Domingo el mayordomo y un cristiano de nombre Martín
Eh aquí en primer lugar con lo que nos afligió Domingo Ar- Benítez. Ante todos ellos me lo mencionó, dijo está bien lo
teaga y disque fue por orden de nuestro señor el capitán y que te había ordenado y luego [a los chichimecas] los llevó
nos afligió a Cristóbal y a los nobles y a los traductores. Dijo a guardar a la cárcel; ahí en la cárcel algunos chichimecas
ahora escuchen ustedes, dice vuestro señor en relación a los murieron de hambre y cuando ya los iba a colgar nos ordenó
chichimecas ya que siempre los matamos allá en el cami- que hiciéramos las cuerdas para que los ahorcara y entonces
no y dice vuestro señor has de llamar a la gente de Acuitla- apuró lo de las cuerdas, ahí otra vez nos hizo desfallecer Do-
pilco a veinte personas y no quiere diez, sino precisamente mingo […] mucho nos afligió a mí don Cristóbal, los nobles
veinte […] obedécelo y si haces lo que te ordena tu señor, y los traductores los hizo sufrir, por inventos fuimos afligi-
mucho te amará […] y todas las cosas que necesites te las dos (en Calvo, et al.: 81-82).8
dará. Rápidamente envía tu mensajero allá, dijo Domingo
Arteaga y nosotros le dijimos; escucha noble mío, ellos, la Es decir, el mayordomo español Domingo Arteaga orde-
gente de Acuitlapilco […] hermanos nuestros, acaso no so- nó a los de Xalisco traer a los chichimecas de Acuitlapilco.
mos hermanos con ellos […] Con enojo contestó a nuestras Los convencerían de venir llevándoles regalos, seguramen-
palabras […] y nosotros los gobernantes dijimos, para pro- te los usuales y necesarios de acuerdo con la diplomacia in-
dígena de la región. Una vez que vinieran, serían tomados
6
La base de este comentario es la información consignada en la prisioneros por los españoles (no está claro si por alguna au-
Relación Geográfica de Compostela, muy cercana a Xalisco, de 1584, toridad judicial o por quién). No se dice si hubo algún tipo de
prácticamente contemporánea de los documentos de Xalisco (Acuña
[ed.], 1988: 88-89). Lo que no sabemos es qué lengua hablaban los juicio, probablemente no. Después, los chichimecas fueron
tecoxquines, en tanto que en los documentos de Xalisco, es muy claro ahorcados con la colaboración de los mismos señores de Xa-
que el náhuatl no era su primera lengua. En el texto en que se denuncia lisco. Además de traerlos con engaños, tuvieron que hacer las
al cacique indígena don Cristóbal, se menciona que éste se niega a
aprender el idioma mexicano, lo cual impide que realice la confesión.
7 8 Como se comentó arriba, el conjunto de documentos se encuentra
Sobre este hecho, que algunos señores chichimecas murieron
ahorcados, es interesante observar que Tenamaztle, el líder de la guerra resguardado en la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco. Se encuentra
del Mixtón cuyo testimonio se comentó arriba, narra que le “colgaron” casi totalmente escrito en náhuatl. Las citas que aquí se reproducen
a 9 señores (León-Portilla, 1995: 142-143). En el documento de provienen del libro editado por Thomas Calvo et al., en 1993, en que
Xalisco se habla de la muerte de 18. se agrega al texto original la traducción al español.

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“Denuncia de los indios de Xalisco”, Fondo Franciscano, Biblioteca Pública del Estado de Jalisco. Fotografía proporcionada por la autora.

cuerdas para la horca. Había un acuerdo de “reembolsarles” registra un momento singular en la historia de la región: por
a los de Xalisco los gastos hechos en los regalos, pero eso no una parte, la consolidación del régimen colonial neogallego
ocurrió. Los de Xalisco, que fueron utilizados para engañar y junto con una de las instituciones que le permitieron forta-
traicionar a los chichimecas, fueron ellos mismos engañados lecerse como es la escritura alfabética y, por otra, el debilita-
y abusados por el mayordomo y el encomendero. miento irreversible de la clase dirigente indígena de la región
Por otra parte, en una de las fojas de este documento se y de la escritura pictográfica mesoamericana.
puede observar uno de los cambios más fuertes que la escri-
tura pictográfica mesoamericana ha experimentado: el pic- Siglo xvii, los cambios en las comunidades
tograma ha cedido su lugar al alfabeto.
Es probable que el escribano o amatlahcuilo que elaboró Como se sabe, en el siglo xvii la población indígena alcan-
el escrito haya sido la misma persona que hizo el pictogra- za los niveles demográficos más bajos. La que sobrevive, ha
ma que asoma tímidamente en el margen superior izquierdo experimentado cambios en su cultura alimentaria, su tradi-
de la foja y que apenas ocupa alrededor de tres centímetros ción religiosa y la forma de gobierno por la cual se rige.
cuadrados, cuando los pictogramas prehispánicos, si bien no Para la segunda década de siglo xvii, encontramos un
exhiben un tamaño único, en general son de dimensiones conjunto de testimonios recogidos en Xalostotitlan, predo-
superiores. En los primeros códices coloniales el pictogra- minantemente en náhuatl, con motivo de una denuncia9
ma va acompañado de un pie de ilustración, con frecuencia contra el vicario de varias poblaciones, por acoso sexual,
en español, donde se explica la información que contiene el por “vivir amancebado” con una española casada y por mal-
pictograma. En cambio, en el escrito de Xalisco el pictogra- trato a las autoridades indígenas. Se recogen testimonios
ma ha cedido su lugar por completo a la escritura alfabética. en todas las poblaciones atendidas por el vicario. Poco a
Todo esto, la presencia de escritura pictográfica, de la al- poco, con los testimonios en náhuatl, se va conformando
fabética, de la narración a veces en plural a veces en singular
de los de Xalisco, y de las voces insertas de los encomende- 9 No está del todo claro ante quién se está denunciando, sin
ros, hace del documento de Xalisco un texto polifónico que embargo, pareciera que es ante el obispo de Guadalajara.

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el expediente,10 que pondrá fin a la vida sacerdotal del acu- Estamos informando que nos está mortificando nuestro
sado, pues se le asigna una iglesia “vieja” en Guadalajara a sacerdote Francisco Muñoz.
guisa de “cárcel”. Los distintos alcaldes indígenas de aproxi- Pedro Pablo, alcalde
madamente once poblaciones, que eran las atendidas por Francisco Luis, regidor (en Sullivan, ed., 2003: 32).
el padre Muñoz, presentan su “memoria”.11 En el contexto
de nuestra región, este documento, junto con el de Xalisco, Un fragmento de otro testimonio, es el que sigue:
es uno de los más extensos del occidente de México escri-
tos en náhuatl y uno en los que también se encuentran más Pedro Pablo, alcalde de Mezquitic, Juan Domingo, alcalde de
“voces”, a pesar de que la acusación contra el padre Muñoz San Juan, Francisco Angel, (alcalde de) aquí en Jalostotit-
es esencialmente la misma y la denuncia pareciera ser re- lán, Pablo Jacobo, alcalde de Teocaltitlan, y el alcalde de San
petitiva. Como sea, hay matices en la acusación e incluso Gaspar, todos nosotros vecinos, hemos venido aguardando.
el náhuatl en que está escrito tiene ciertas variaciones, por Para nosotros es necesario que usted no empiece las averi-
los que el documento es sumamente rico. Veamos algunos guaciones en relación a nuestro sacerdote Francisco Muñoz
fragmentos del mismo: hasta que él este expulsado, tal y como usted ordenó, por-
que nos atemoriza mucho a nosotros y a los testigos que
El sacerdote que está aquí no quiso venir a confesar al aho- van a exponer en relación a la averiguación. Porque si no
ra difunto Alonso Flores. Sólo así murió. Fue el mayordomo, sale, si no es expulsado, se echará a perder mucho nuestra
Pedro Martín, a buscarlo a Mitic. Ya no estaba el sacerdote. justicia, y no se podrá exponer sus pecados y sus fechorías.
Todavía fue a llegar allá a Jalostotitlan. Lo vio y le llamó, di- Le suplicamos a usted todos nosotros sus hijos: le pedimos
ciéndole, “Padre, ¿va a ir a confesar a Alonso Flores?” El sa- dos veces, tres veces. Pedimos que usted haga su justicia.
cerdote sólo corrió al mayordomo. Y con respecto a otro asunto: a usted le pedimos su jus-
Alonso Flores no se confesó. Sólo así murió. ticia en relación a nuestro sacerdote Francisco Muñoz, para
Isabel Martha no fue confesada y no recibió la que le embargue su propiedad, su hacienda. Hay mulas y va-
extremaunción. cas lecheras y novillos y puercos y otras cosas de su propie-
Inés Ylamatzin sólo así murió. dad, y sus productos frutales. Es necesario que todo aparezca
También María sólo así murió. ante usted, todo lo que es su propiedad. Usted enviará a al-
Preciosas ánimas. guien a indagarlo, porque Francisco Muñoz le debe mucho
El sacerdote todavía le debe a la gente. Les debe a las a la gente por todas partes en el pueblo y en los hospitales.
ánimas: a algunos todavía no les dice misas. Aquí están: a Sacó todo el dinero. Y en esto, nosotros sus vasallos le pedi-
Diego Gerónimo todavía no le dice su misa. mos a usted su justicia, porque nuestro sacerdote nos aflige
A Pedro Zacarías todavía no le dice su misa. mucho. Y ahora queremos que no vuelva a entrar dentro de
Ya le dimos dinero y todavía no dice misas. este partido. Que se vaya. Saldrá definitivamente. Así implo-
Nuestro sacerdote no nos estima en nada: ni al alcalde ramos a usted, nosotros sus vasallos. Nuestras firmas:
ni al regidor. Cuando agarra a un alcalde, lo zarandea mu- Pedro Pablo, alcalde
cho. Luego le dice, “con esta su varita le voy a sacar los ojos, Juan Domingo alcalde
para que con esta vara no se presuma conmigo.” Diego Martín, Alcalde de Jalostotitlan
Cuando no le proporcionamos rápidamente los plebellos Francisco Angel, alcalde
para ir a la casa de la española a trabajar, ¿cuánto no nos Pablo Jacobo, alcalde (en Sullivan (ed.), 2003: 33-34).
manda al diablo! Nos arroja al infierno con los diablos. Nos
aflige mucho. No es poco lo que nos hace sufrir con el servi- Se pueden observar varios hechos. Además del enojo de
cio [que] hacemos a su amante la española. integrantes de la comunidad por los múltiples agravios sufri-
dos por la perturbación y desquiciamiento del vicario, la clari-
dad de que debe ser expulsado si se quiere que los testigos se
10 presenten. Es decir, un conocimiento del sistema judicial no-
1618, AGN, Inquisición, vol. 320, exp. 1 (fojas 0-43v, los
principales y viejos del pueblo de Jalostotitlán denuncian a su vicario, vohispano de que para lograr cierta imparcialidad el acusado
por hostigamiento sexual, maltrato físico, de tenerlos atemorizados, de debe ser neutralizado. Por otra parte, la defensa de institu-
estar amancebado con una mujer; náhuatl-castellano).
11 En este caso, el uso del término “memoria”, equivale a “relación
ciones de las que ellos, los indígenas de Jalostotitlán, se han
de los hechos”, esto frente a otro uso del término como sinónimo de apropiado, como el hospital. Se denuncia que hay faltantes
“testamento”. de las cajas de los hospitales, los cuales son instituciones co-

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loniales. Para lograr la recuperación de las cantidades faltan- mero que se conoce en lenguas indígenas —desde la déca-
tes, se deberán embargarle al padre Muñoz sus bienes. En tal da de 1530— y todavía hacia 1770 se estaba escribiendo.
sentido, estamos ante un testimonio sumamente rico para Me refiero al testamento. En términos generales, todos los
darnos una idea de los cambios que han ocurrido a menos de habitantes de las colonias, independientemente del grupo
un siglo de la implantación del régimen colonial y observar étnico o virreinato al que pertenecieran, tenían la obligación
que a la comunidad le interesa modificar la situación de abu- de testar. Este hecho era tan trascendental en la vida colo-
so que experimenta. Las comunidades atendidas por el pa- nial, que incluso se sostiene que el entrenamiento para dic-
dre Muñoz ponen en juego las herramientas que tienen a la tar un testamento era tanto o más eficiente que las mismas
mano, mismas que la Corona española ha establecido como actividades tradicionales de evangelización, como la cate-
reglamentarias para expresar inconformidades. quesis (Burkhart, 2004). Esto se dice sobre la base de los
detalles que se enuncian en los testamentos y que reflejan
Siglo xviii, litigios y testamentos como medios de lucha tanto preocupaciones por el destino de los bienes materia-
les, como por el del cuerpo y su alma, así como por el cuida-
En el siglo xviii se experimenta un incremento poblacio- do o seguimiento al bienestar de las almas.
nal importante, tanto de la población indígena como de la Para el caso de nuestra región, no se ha localizado un
perteneciente a los demás grupos sociales y étnicos. En tal gran número de testamentos. Los pocos que ya se han es-
sentido, la tenencia de la tierra será el motivo de fuertes y tudiado denotan preocupaciones similares a los de otras re-
prolongados litigios sobre todo a partir de 1690, fecha en giones por parte de los moribundos en lo que concierne a
que se decreta que se debían medir las tierras para su com- que los bienes queden en manos de un familiar, que en los
posición, esto es su posesión legal, disposición que se repi- respectivos aniversarios se diga una misa, que se destine al-
tió en 1754.12 gún dinero para limosna, etcétera. De igual manera, al ser
Como se sabe, fueron esencialmente tres las formas le- textos dictados, reflejan algunos usos orales de la lengua y
gales de posesión de la tierra en manos indígenas, además en tal sentido es posible reconstruir, entre otras cosas, cómo
de la individual: fundo legal, tierras de comunidad y tie- el español empezó a permear de manera más contunden-
rras de cofradías. Los archivos donde se concentran docu- te el náhuatl, en el caso de aquellos textos que se conservan
mentos coloniales, contienen numerosísimos litigios que en dicha lengua. Veamos algunos párrafos del testamento
nos permiten saber que los pueblos indígenas eran asedia- de María Polonia, una mujer de Tlajomulco, quien dicta su
dos en sus posesiones a pesar de ser sujetos jurídicos con testamento hacia 1737:
derechos establecidos. De igual manera, el uso de los re-
cursos naturales, fuera de montes para provisión de made- aquí en la tierra, en sus benditas manos [de dios] yo pongo
ra o de corrientes de agua, sufrió una presión muy fuerte y mi alma, que así se la llevará [lleve] a su respetable casa que
las comunidades tuvieron que participar activamente en la es el cielo […] y así, yo digo que el padre Dios me perdonó
defensa de su posesión. Los litigios podían durar décadas, aquí en la tierra. Así allá en el templo, dentro de la casa, se
significando una gran inversión tanto económica como de enterrará mi cuerpo [mi carne terrenal…] en el frente, en el
esfuerzo por parte de los pueblos y comunidades de indios, comienzo de las pilas [donde comienzan las pilas], donde
hecho que no garantizaba en ningún momento el éxito del está la banca del señor corregidor, allí se escarbará esa mi
litigio. De hecho, el porcentaje de resolución a favor de los sepultura, donde me persignará [me bendecirá] el mi que-
indígenas fluctuó entre un 5% y un 10%, mientras que por rido sacerdote.
otro lado, en el siglo xx, se vinieron a resolver algunos liti- Y yo ofrezco de limosna para la casa Santa Jerusalén dos
gios cuyo inicio se sitúa en el siglo xviii, lo que da idea de tomines.
la inversión hecha por parte de quienes emprendían la lucha Y yo digo que mi querido hijo Diego Cristóbal, que es su
(Jiménez Pelayo, 1987; Van Young, 1989; Serrera, 1992; nombre del joven, que él me ayudará con mi misa de cuerpo
Yáñez Rosales, 2001). presente, con todo mi entierro, así, yo lo digo, en frente de
Además de litigios por tierras, tenemos un tipo de tex- Dios Y esta mi querida casa y todo el corral lo hago por [lo
to que de acuerdo con algunos investigadores es el que más dejo para] mi querido hijo Diego Cristóbal13
tiempo se produjo durante la época colonial, que fue el pri-

12 Sobre esto, véase Yáñez Rosales, 2001, capítulo 5; Jiménez 13 Archivo Municipal de Tlajomulco de Zúñiga (AMTZ), 1737.

Pelayo, 1989. Versión en español de este fragmento del texto de R. Yáñez.

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Como se puede observar, María Polonia manifiesta Para tratar de concluir
preocupaciones que conciernen el destino de sus bienes,
como el bienestar futuro de su alma. Al dictar su texto ma- Si bien sólo he mostrado un poco de lo que se escribió desde
nifiesta tanto la preparación previa que ha recibido para dic- algunas comunidades del occidente de México, considero
tar su testamento, como la conciencia de que éste cumplirá que se pueden enunciar algunas conclusiones preliminares
la función de conservar su voluntad más allá del momento sobre el uso de la escritura con alfabeto latino hecha por in-
de su muerte. dividuos y comunidades durante la época colonial.
La escritura, para individuos o comunidades indígenas,
Epílogo. La “carta circular” del indio Mariano, Tepic, en náhuatl o en español, es un medio para dirigirse a cual-
1801, en las vísperas de la guerra de Independencia quier persona, desde una autoridad española, como el Con-
sejo de Indias —tal y como lo hizo Tenamaztle—, hasta
A principios del mes de enero de 1801, las autoridades un párroco y un obispo, o bien para dirigirse a otras comu-
españolas de Aguacatlán, en el actual estado de Nayarit, nidades o autoridades indígenas. Es un medio válido tam-
fueron informadas de que circulaba una carta donde se con- bién para trascender, al dictar un testamento. El moribundo,
vocaba a los gobernadores o alcaldes de los pueblos de in- hombre o mujer, sabe con certeza que lo que plasma en el
dios a reunirse en Tepic el 5 de enero, pues el “día de Reyes” papel, independientemente de las fórmulas (“Aquí, en el
sería la entrada del rey. Deberían llevar consigo “su bande- pueblo de…”, “Sepan todos aquellos quienes vean este pa-
ra blanca con las armas que sean, lanzas, flechas, cortantes, pel…”), las palabras registradas en el testamento, trascien-
hondas, palos o piedras”. El convocante, era supuestamente den el momento de su enunciación y son un medio para
un indígena de nombre Mariano. comunicar una voluntad, una decisión, cuya influencia es
Independientemente de que el indio Mariano nunca fue futura y servirá tanto para que los familiares paguen las mi-
encontrado, y de que el movimiento de integrantes de los sas en su aniversario de muerte, como para que los pocos o
cabildos indígenas de la zona hacia Tepic sí se dio, no deja muchos bienes se conserven. Tener esa certeza indudable-
de llamar la atención que la convocatoria a tomar Tepic se mente daría tranquilidad al moribundo.
dio mediante una “carta circular” y que en ella se concentra- Por otra parte, la argumentación que se exhibe en mu-
ba la información necesaria que daría lugar a una respuesta chos de los textos, permite saber que en ellos se está libran-
masiva, tanto por parte de las comunidades que se decidie- do una lucha y que la responsabilidad de quien escribe, sea
ron a atender la convocatoria como por parte de las autori- escribano de cabildo indígena, de cofradía o de otra instan-
dades que sofocaron la intención antes de que empezara. cia, es en gran medida que el documento o litigio cumpla su
El historiador Castro Gutiérrez (1991), en quien me función jurídica y llegue a buen fin.14
baso para lo que aquí expongo, hace notar que el cabildo Como quiera que sea, a pesar de no existir al parecer una
indígena de Tepic mantenía una lucha férrea contra los ve- tradición de elaboración de códices en el occidente, las co-
cinos españoles de la misma ciudad para que Tepic no fuera munidades indígenas hicieron un uso continuo de la lectoes-
declarado “villa”, hecho que le restaría muchas de las atribu- critura en alfabeto latino. Gracias a esto podemos recuperar
ciones que la comunidad consideraba valiosas. Así, la noti- parcialmente sus voces en nuestra búsqueda del palimpsesto,
cia de la circular llevó a la detención de los alcaldes de Xala del borrador original. Lo que queda claro es que muchas de
de Abajo, de Tequepexpan. Las averiguaciones dejaron en sus luchas se trasladaron a textos —como la de Tenamazt-
claro que habían tenido lugar distintas reuniones en que la le—, y que debemos recurrir a ellos para entender el pasado
toma de Tepic estaba planeada. El total de detenidos, llegó e interpretar y actuar de manera más justa en el presente.
a casi 300. Luego se desató una epidemia de “dolor de cos-
tado”, de la que murieron varios de los detenidos, aunque Archivos consultados
los documentos consultados por Castro Gutiérrez también
sugieren que fueron asesinados. De acuerdo con el mismo AGN, Archivo General de la Nación
historiador, independientemente de que Mariano probable- AMTZ, Archivo Municipal de Tlajomulco de Zúñiga
mente nunca existió, Juan Hilario, el único detenido que FF-BPEJ, Fondo Franciscano de la Biblioteca Pública del Es-
aseguraba haber visto a Mariano, “tuvo la habilidad de capi- tado de Jalisco
talizar una latente agitación social y una oculta efervescen-
cia milenarista […] parece acertado aseverar que existía una 14 He abordado el tema de los escribanos indígenas en Yáñez
creciente tensión social en el área […]” (1991: 362-363). Rosales, 2010b.

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Bibliografía __________. 1980. Capitán mestizo, Miguel Caldera
y la frontera norteña. La pacificación de los chichime-
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De esferas rituales a esfera pública: la transición p’urhépecha

Doctor Andrew J. Roth-Seneff1 volucionario dentro del PRI. Luego, al romper con el partido,
el MDR se volvió parte del Frente Democrático Nacional en
En 1989, dos semanas después de la creación del Partido la contienda presidencial y después de la elección se trans-
de la Revolución Democrática, comuneros p’urhépecha de formó en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
la Meseta Tarasca (o P’urhépecha) llegaron a Los Pinos para En la Meseta hubo una división generacional entre los car-
asistir a lo que se anunció como un “Foro para colaboración denistas todavía afiliados al PRI y fieles en su compromiso
y diálogo”. La Federación de Profesionistas P’urhépecha or- con la imagen del general Lázaro Cárdenas y los neocarde-
ganizó el foro como parte de un “Programa para colabo- nistas que apoyaban a Cuauhtémoc, hijo del general, y al
ración y desarrollo en la Meseta P’urhépecha”. Durante la PRD. Esta división afectó, por ejemplo, a las organizaciones
reunión, el presidente Carlos Salinas de Gortari se dirigió a profesionales p’urhépecha asociadas con Zacán, un pueblo
sus “compatriotas p’urhépecha” y prometió que dentro de de la Meseta.
un año el gobierno federal iniciaría el remozamiento y la pa- A pesar de ser un pueblo pequeño, Zacán ha producido
vimentación de la segunda carretera de importancia en la un número extraordinario de profesionistas que forma parte
Meseta. A la vez, invitó a los asistentes a regresar a sus pue- de las burocracias estatales y federales. Tres de sus miem-
blos y ranchos y convencer a sus comunidades para parti- bros han sido diputados federales, dos en el PRI y el otro en
cipar en este gran proyecto de desarrollo (Méndez Alfaro, el movimiento político que se transformó en el PRD. El di-
1989: 2). putado del Frente Democrático rompió con décadas de pro-
Antes de la reunión en Los Pinos, la única carretera pa- tocolo presidencial cuando, durante el primer informe de
vimentada atravesaba el centro de la Meseta conectando la Salinas, interrumpió el discurso gritando “¡Michoacán! ¡Hay
ciudad de Uruapan con la carretera entre Guadalajara y Mo- que hablar de eso!”, después de escuchar declarar a Salinas
relia. Esta vía fue pavimentada cuatro décadas antes en un durante su informe que “se acató la voluntad popular; el re-
proyecto federal de desarrollo bajo la dirección del general conocimiento de los triunfos realmente obtenidos es expre-
Lázaro Cárdenas (Castile, 1972: 90; Calderón, 1999: 158; sión de la madurez política de la sociedad” (Beltrán del Río,
Nelson, 2000: 93-94). El hecho de que, por fin, otra im- 1993: 112). Estos líderes políticos p’urhépecha junto con
portante comunicación vial uniera la Meseta con la ciudad otros de los cientos de profesionistas p’urhépecha vincula-
de Los Reyes fue un logro importante para las comunida- dos con Zacán iniciaron sus carreras con el apoyo de una
des, no sólo por la apertura de oportunidades comerciales organización profesional creada a fines de la década de los
que trajo mayor participación en las actividades agroin- sesenta y principios de los setenta.
dustriales en las zonas de riego en los valles alrededor de Esta asociación civil se fundó para promover el “pro-
la Meseta, sino también para aumentar el empleo para el greso” cultural y material de la Meseta y, especialmente,
proyecto de extracción de arena volcánica que ofrecía un de Zacán. El grupo se inició formalmente en 1971 como la
apoyo económico rápido y necesario a varias comunida- “Asociación de Profesionistas de Zacán” que, de manera in-
des p’urhépecha (Roth-Seneff, Martínez Buenabad y Sosa, formal, tuvo su nacimiento mediante reuniones sociales que
2004: 183-188). habían iniciado años antes en la casa de uno de los funda-
El proyecto también era controvertido. La elección de dores en Uruapan. Pero en 1971 la asociación ya contaba
Carlos Salinas en julio de 1987 y el inicio de su presiden- con un reglamento, una directiva elegida y un mandato for-
cia en diciembre de 1988 habían dividido profundamente mal: “Contribuir al mejoramiento general del pueblo en los
a Michoacán. Cuauhtémoc Cárdenas al concluir su perio- aspectos morales, materiales y culturales […] metas alcan-
do como gobernador de Michoacán en 1986, precipitó una zadas gracias al Gobierno del Estado y, ante todo, al apoyo
ruptura con el PRI después de ser rechazado, por el mismo determinante de la Universidad Michoacana de San Nicolás
partido, como candidato para la presidencia de la república de Hidalgo” (Documento de la Asociación de Profesionistas
en 1987. Primero inició un Movimiento Democrático Re- de Zacán, apud, Martínez Buenabad, 2000).
Esta asociación inició con el lema “Por el progreso de
1 El Colegio de Michoacán. nuestra gente” y una membresía de 84 profesionistas. El

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rector de la Universidad Michoacana en este periodo, Dr. dentro de una jerarquía de patrones y clientes capaz de re-
Melchor Díaz Rubio, fue nombrado presidente vitalicio y significarse como etnicidad en los discursos (“mis compa-
Cuauhtémoc Cárdenas fue un invitado especial frecuen- triotas p’urhépecha”) y en la prensa?
te en las reuniones de la Asociación. Cuatro años después Otra manera más general de plantear este problema
emergió una lucha interna por el grado en que la asocia- para México y gran parte de la América Latina poscolonial
ción había sido comprometida, dados sus vínculos tan fuer- involucra tanto la relación interna como la diferencia entre
tes, con el gobierno del estado y la burocracia universitaria. esferas ritualizadas de intercambio, por un lado, y por otro,
Como resultado se creó una segunda asociación que opera- una esfera pública nacional moderna. Los p’urhépecha tie-
ba en gran medida desde la ciudad de México y que se llamó nen una larga historia de participación en esferas ritualiza-
Ambakentsani (“volverse transparente” en p’urhépecha). das de intercambio que se extiende más allá de su contacto
Once años después, en 1986, esta segunda asociación con los españoles. Por ejemplo, una de las instituciones cla-
se transformaría de nuevo e irónicamente se volvería un ve de los pueblos y aldeas p’urhépecha creada en el siglo
grupo que proporcionaría apoyo logístico clave al PRI dentro xvi se conoce en p’urhépecha como yurhixu. Este término
de la Meseta P’urhépecha (Beltrán del Río, 1993: 45). En refiere a una institución mariana de asistencia social —un
contraste, la asociación original de Zacán fundada en Urua- hospital— que los franciscanos establecieron después de la
pan se dividió en el mismo periodo entre los que apoyaron llegada de Vasco de Quiroga a la zona, en 1533. En el pro-
al PRD y los afiliados al PRI. A pesar de estas divisiones, ceso de congregar a la población p’urhépecha en pueblos y
los líderes de ambas asociaciones participaron pragmática- aldeas, una iglesia dedicada a un santo patrón y un hospi-
mente en la organización de la Federación de Profesiona- tal dedicado a la virgen de la Inmaculada Concepción fue-
les P’urhépecha, y utilizaron esta federación tanto para la ron construidos en las plazas centrales de los asentamientos
organización de la reunión en Los Pinos con Salinas, como p’urhépecha.
para después controlar la dirección de la reconstrucción de La raíz de la palabra para hospital en p’urhépecha, yur-
la carretera. En noviembre de 1989, Salinas llegó en heli- hixu, es probablemente yurhi, que significa “sangre”. La pa-
cóptero a una reunión muy sonada en Zacán para la inaugu- labra yurhixe aparece en un diccionario de p’urhépecha del
ración formal de una carretera pavimentada de dos carriles siglo xvi como “virgen” (Lagunas [1574], 1983: 107 y
casi terminada. 108). También, la expresión p’urhépecha “yurhits queri”
significa “muchacha, doncella de edad”, que en términos eti-
Esferas ritualizadas de intercambio y la esfera pública mológicos en p’urhépecha se entiende como “muchacha
que ha iniciado su regla”, mientras yurixu en traducción li-
La organización de obra pública en la Meseta P’urhépecha teral sería “casa de las que sangran”. En fin, yurhixu es “casa
dentro del contexto de un conflicto poselectoral de grandes de la virgen o las vírgenes” y podría referirse a una institu-
dimensiones y, en particular, la movilización de comunida- ción prehispánica (casa de doncellas) en la cual, al llegar a
des p’urhépecha en un acto favorable a la presidencia del la edad de la menstruación, las hijas de los nobles eran pre-
PRI después de una votación muy controvertida, nos pre- paradas para alianzas matrimoniales. El hecho de nombrar
senta un problema complejo: ¿en qué consistió la natura- una institución colonial yurhixu sugiere que la formación del
leza de la movilización política involucrada en la realización Estado colonial y las instituciones clave de las Repúblicas de
de la obra pública? ¿Era un caso de movilización étnica y, Indios constituyó un proceso híbrido, y a menudo contradic-
por lo tanto, una identificación poderosa que atravesó filia- torio, que combinó prácticas institucionalizadas con oríge-
ciones políticas y de clase para permitir a los p’urhépecha nes p’urhépecha y español (Monzón y Roth-Seneff, 1999:
(campesinos y profesionales, priístas y perredistas) reunirse 170-173).
y, así, beneficiarse de un proyecto mayor de obras públicas? Esas instituciones —iglesia, hospital, caja comunal—
¿O, en contraste, debemos concluir que esta movilización fueron organizadas alrededor de esferas ritualizadas de in-
estratégica y espectáculo político a favor de la legitimidad tercambio que definieron a las Repúblicas de Indios. La
de la administración controvertida de Salinas resultó de un iglesia y el hospital tuvieron —y tienen— un calendario
sistema complejo de clientelismo, en el cual el liderazgo anual de celebraciones en honor a Jesús, María y los San-
p’urhépecha ya bien establecido dentro de la burocracia del tos que en el periodo colonial fue administrado por cofra-
Estado podría demostrar su poder a sus jefes políticos me- días con oficiales en posiciones jerárquicas de servicio en el
diante la movilización de la gente en pueblos, aldeas y ran- sistema religioso (por ejemplo, prioste, mayordomo, fiscal
chos de la Meseta, no mediante identificación étnica, sino mayor y kengue) y posiciones o cargos como gobernador

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y secretaria en el sistema civil de cada República de Indios. ejemplo, en Zacán en 1791, el sacerdote local ocupaba el
Las respectivas cofradías y los cargueros administraron las hospital como su residencia, lo que sugiere que al menos
propiedades en ambas instituciones, religiosa y civil. Era co- una de las instituciones comunales principales ya no esta-
mún tener un registro escrito de las propiedades y pertenen- ba en operación (Castro, 2004: 316). Por otro lado, ese
cias de las imágenes sagradas que ocupaban y otorgaban mismo hospital fue parte de una revitalización eclesiástica
sentido a instituciones como la Iglesia y el Hospital. Estos y artística en la Meseta P’urhépecha durante las reformas li-
registros se denominan pindecuario en p’urhépecha. Los re- berales en la mitad del siglo xix (Sigaut, 2008: 295). Mien-
gistros que se originaron en el siglo xvi, en muchos casos tras tanto, en comunidades como Santa Fe y Puácuaro, en
terminaron de manera súbita en 1767 después de una serie el lago de Pátzcuaro, una elite local emergió, mediante el
de levantamientos en la zona p’urhe en contra de las refor- control sobre el ciclo local de fiestas religiosas, a menudo
mas borbónicas que iniciaron una campaña extensa, com- con apoyo de sus poderosos vecinos terratenientes (Zárate,
pleja y cambiante en contra de las propiedades corporativas 2001; Hernández, 2004).
de las Repúblicas de Indios (Castro, 2004: 172 y 341). Con base en la revisión de estudios de caso, históricos
Las esferas ritualizadas de intercambio se organizaban y etnográficos (Chance y Taylor, 1985; Chance, 1992), las
alrededor de las instituciones religiosas y civiles de las Re- pocas generalizaciones que se pueden hacer acerca de
públicas de Indios; es decir, pueblos de indios con tierras co- las transformaciones en las esferas ritualizadas de intercam-
munales y un núcleo central de intercambio entre barrios, bio involucran la separación de las esferas civiles y religiosas
pero también un circuito de intercambio más amplio con los y la pérdida de las propiedades corporativas para el patro-
pueblos y aldeas de la comarca. Por ejemplo, Semana Santa nazgo de las fiestas. Durante las reformas liberales del siglo
y la celebración de Corpus Christi unen tradicionalmente a xix, y más particularmente en las últimas dos décadas del
varios pueblos relacionados en una coordinación y rotación porfiriato (1890-1910), las instituciones de las ex Repúbli-
compleja de celebraciones colectivas: 1) en el valle de Za- cas de Indios se diferenciaron en un sistema civil de acuer-
capu, Tirindaro, Naranja, Tarejero, Azajo y Comanja (Frei- do con una jerarquía municipal de administradores elegidos
drich, 1977: 44); 2) en el área suroccidente del Lago de y con un sistema religioso que mantenían los oficios tradi-
Pátzcuaro, Erongarícuaro, Urichu y Xarácuaro y varios ran- cionales con las mismas obligaciones de servicio a la igle-
chos más (Castilleja, 2007); y 3) en la orilla suroccidente sia, al hospital y, en especial, a las imágenes religiosas. Las
de la meseta p’urhépecha, San Juan Parangaricutiro, Santia- imágenes, tradicionalmente ubicadas en la capilla del hos-
go Angahuan, San Salvador Kumbatizio, San Pedro Zacán, pital y en el templo, fueron desplazadas a las casas y ca-
Santa Ana Zirosto y San Francisco Corupo. pillas de los barrios y el patronazgo familiar sustituyó las
Para comprender las transformaciones de este siste- formas de ­patronazgo de las cofradías. En fin, los puestos
ma civil-religioso durante casi dos siglos y medio (1780- municipales de presidente, regidor, jefe de tenencia, etcéte-
2009), es útil distinguir entre un sistema civil, un sistema ra, tomaron el lugar de los oficios de las Repúblicas (gober-
religioso y un sistema de patronazgo familiar de fiestas nadores, alcaldías, secretarías), mientras al mismo tiempo el
(Chance, 1992: 28; Chance y Taylor, 1985). Las refor- cabildo civil-religioso de las Repúblicas se volvió una autori-
mas liberales del siglo xix fueron dirigidas a la transforma- dad local exclusivamente religiosa. Adicionalmente, el avan-
ción de las esferas ritualizadas de intercambio comunal en ce dentro de la jerarquía religiosa y membresía eventual en
una esfera pública nacional moderna. Pero, como Wolf ha el cabildo como principal (tarhepeti en p’urhépecha) se rea-
notado (1986: 326), la desincorporación de la estructura lizó mediante patronazgo familiar organizado alrededor del
corporativa­de las Repúblicas de Indios con sus esferas ritua- patrón de residencia en los barrios del pueblo o aldea, a me-
lizadas de intercambio conducía —y conduce— a nuevas nudo agrupados en secciones de mitades (por ejemplo, los
formas locales y regionales de participación en varios pro- barrios de arriba y de abajo de la plaza central).
yectos para la reforma del Estado: por ejemplo, las reformas Las reformas agrarias posrevolucionarias introdujeron
liberales del siglo xix, las reformas posrevolucionarias corpo- cambios importantes en la jerarquía civil mediante la crea-
rativas en el siglo xx y las reformas neoliberales actuales al ción de una jerarquía elegida para el control de los recursos
final del siglo xx y principios del XXI. del ejido (tierras, agua, bosque) y mediante la designación
Las transformaciones históricas del sistema civil-reli- de la asamblea de comuneros o ejidatarios como la esfera
gioso de las Repúblicas de Indios fueron variadas y comple- suprema de autoridad en la comunidad. En muchos pue-
jas. Wolf (1985) también observa que los esfuerzos para blos p’urhépecha la figura del cabildo fue desplazada por la
tipificar estos procesos generales son problemáticos. Por asamblea general, a menudo controlada por oficiales agra-

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rios “elegidos”. En el contexto de estos cambios, la jerar- Política de género y de cabildo
quía religiosa asociada con el patronazgo de las fiestas se
simplificó al eliminarse algunos cargos. No obstante, duran- Uno de los pueblos que se opuso más energéticamente a la
te las últimas tres décadas, las reformas del Estado (1980- elección de Salinas y apoyó a Cárdenas en la lucha poselec-
2010) han eliminado apoyo y protección gubernamentales toral fue Cherán, una cabecera municipal ubicada en el cen-
para la administración local de las tierras comunales y la au- tro de la Meseta P’urhépecha. Después de las elecciones de
toridad del cabildo ha aumentado notablemente en mu- julio de 1988, los neocardenistas participaron en actos de
chas comunidades indígenas. Actualmente los tarhepeticha, protesta y desobediencia civil. Cerraron la carretera principal
o miembros del cabildo, tienen en muchas comunidades y se apoderaron de autobuses para asistir a las manifestacio-
p’urhépecha una voz poderosa en las asambleas generales nes masivas en la plaza central de Morelia. En diciembre de
y a menudo reciben peticiones de las autoridades agrarias o 1988, se realizó un plebiscito en Cherán para elegir un pre-
municipales para ratificar, evaluar o bendecir las decisiones sidente municipal “popular” y remover al presidente priísta
comunales. Como vamos a ver, es también el caso con jóve- elegido en la controvertida elección de seis meses antes. To-
nes profesionistas p’urhépecha que han elegido avanzar por maron la plaza central y las oficinas municipales y un gobier-
la jerarquía de cargos religiosos y patronazgo de fiestas para no “popular” fue inaugurado en enero de 1989.
así ganar la autoridad del cabildo mientras buscan ser elegi- Las mujeres del pueblo participaron activamente en las
dos para puestos civiles (políticos y agrarios). elecciones presidenciales, la protesta poselectoral y el apo-
Es claro que las reformas liberales del siglo xix fueron yo del gobierno “popular”, y tomaron un papel clave en la
dirigidas a la creación de una esfera pública nacional mo- defensa de la plaza y del gobierno de oposición. Utilizaron
derna y a desmenuzar las instituciones corporativas del su género como arma contra el machismo de los policías fe-
supuestamente régimen antiguo. Igualmente claro es el derales y estatales; confrontaron agresivamente a la policía,
proceso subsecuente de la reforma del Estado posrevo- aún quemándolos con agua hirviente o café caliente. Me-
lucionario que involucró un proyecto para reorganizar el diante estos esfuerzos, Cherán mantuvo su autonomía de la
México rural en unidades de producción corporativa de es- administración del PRI y durante los siguientes doce años el
cala mediana a grande y orientadas a mercados naciona- PRD controló la cabecera municipal.
les e internacionales. Vinculado con este proyecto estuvo Lise Nelson (2000) ha descrito cómo esta participa-
un mayor esfuerzo para aculturar e integrar el México ru- ción política tuvo impacto en las mujeres de Cherán. Impul-
ral, especialmente la población indígena, y crear una cultura só la creación de nuevas redes sociales construidas no por
nacional predefinida como hispanohablante y compuesta parentesco o formas ritualizadas de patronazgo sino, al con-
de ciudadanos individuales con derechos y obligaciones. trario, mediante participación política en protestas organiza-
Existe menos claridad sobre las reformas constitucionales das y en reuniones del partido o del barrio. Nelson nota que
recientes que han obligado a la participación del México ru- existe una diferencia notoria entre mujeres mayores de 50
ral en una economía global y provocado debate y diálogo años (muchas de ellas viudas) quienes participaron activa-
sobre la definición y la preservación de la cultural nacional mente en la política local y mujeres más jóvenes con menos
mexicana. posibilidades de moverse libremente fuera de sus casas. No
Estos muy diferentes periodos en las reformas del Es- obstante, en 1998, una maestra de Cherán fue elegida regi-
tado, cada uno involucrando la participación intensiva de la dora en el gobierno municipal: Fue la primera mujer elegida
población p’urhépecha, son todos parte de una confronta- a un puesto en Cherán.
ción contenciosa entre, por un lado, las históricamente en- El drama social de la ocupación de la plaza y oficinas
raizadas y continuamente cambiantes formas ritualizadas municipales en Cherán y la defensa en contra de los supues-
de intercambio entre los p’urhépecha y, por el otro, gracias a tamente corruptos políticos elegidos con el apoyo de la ad-
la evolución de tecnologías inteligentes y telecomunicacio- ministración de Salinas, condujeron primero a un periodo de
nes, una esfera pública moderna cada día más simultánea. participación entusiasta en un gobierno popular en el cual
Las movilizaciones de la población p’urhépecha durante las las mujeres fueron tratadas como miembros activos e igua-
luchas poselectorales de 1988-1989 constituyen otro ca- les así como defensoras heroicas del pueblo. Este periodo
pítulo de esta confrontación contenciosa y un punto hecho colectivamente carismático fue, sin embargo, de poca du-
especialmente claro en los papeles emergentes de las muje- ración. El PRD, dominado por hombres, se estableció rápi-
res p’urhépecha y los cabildos comunales en la política local damente como una presencia autoritaria mientras la política
durante la última década del siglo xx. municipal se volvía una esfera personalizada de favores y

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patronazgo. No obstante, Nelson (2008) ha documen- nicipal en Tangamandapio, cabecera, así como la jefatu-
tado un cambio en el discurso político en Cherán y entre ra de tenencia en Tarecuato, dentro del municipio. Además
las mujeres, en particular: un discurso que se volvió abier- procuraron y establecieron, mediante lazos de parentesco,
tamente preocupado por cuestiones de ciudadanía e igual- una relación importante de trabajo con el Cabildo (Rivera,
dad y, más específicamente, con la distribución de manera 1998: 267 y 268).
equitativa de los recursos municipales. Antes de la lucha en Tarecuato, por lo tanto, se dividió: por un lado, el Cabil-
1988, la política en Cherán operaba bajo el control de un do, la institución que organiza el ciclo tradicional de cele-
cacique local y su única oposición era una pequeña facción braciones religiosas y representa la organización comunal de
igualmente interesada en tomar el poder (Calderón, 2004: barrios; por otro, un movimiento carismático activo y cre-
251-288). Después de la lucha exitosa por el control local, ciente que procuraba resignificar y reorganizar la estructura
nuevas actitudes y demandas emergieron y las mujeres em- comunal de los barrios como “sectores” y “pequeñas co-
pezaron a hablar críticamente acerca de la política clientelis- munidades”. El párroco que introdujo y dirigió el movimien-
ta dominada por los hombres. to tenía vínculos fuertes con el PRI que abrieron acceso al
Otro ejemplo de lucha por cambios políticos y ma- apoyo gubernamental para varios proyectos comunales. En
yor autonomía local aconteció en Tarecuato, un pue- contraste, el Cabildo, mediante el apoyo de los jóvenes pro-
blo p’urhépecha en la orilla occidente central de la Meseta fesionistas, tuvieron el apoyo del PRD y el gobierno local
P’urhépecha. Allí la ruptura neocardenista con el PRI y los (Rivera, 1998: 267 y 268).
conflictos electorales y poselectorales de 1988-1989 fue- Esta división se hizo más que evidente en 1995 cuando
ron asimilados y acomodados dentro de una división co- Tarecuato fue el anfitrión de la celebración del Purhépeche-
munal preexistente entre, por un lado, un movimiento ri Jimanhi Wéxurhini (Año Nuevo P’urhépecha). Un año
carismático católico instigado en 1982 por el entonces antes, en 1994, apenas dos meses después de la toma za-
nuevo párroco, y por otro, la organización comunal de ser- patista del centro de San Cristóbal, la celebración del Año
vicio colectivo (faena, cargueros) y celebraciones religiosas Nuevo P’urhépecha se programó para realizarla en un ran-
coordinadas por el Cabildo. El párroco había introducido un cho aislado, Ucastanastacua, a orillas del lago de Pátzcua-
programa nuevo de organización colectiva en el cual cada ro en la zona conocida como “La Vuelta” entre Ihuatzio y
uno de los cinco barrios del pueblo recibió un nuevo nom- Tzintzuntzan. Pero en lugar de una celebración en un ran-
bre para así significar una organización nueva en “peque- cho aislado que, como Cocucho el año anterior (Roth,
ñas comunidades” de devoción. Las comunidades en cada 1995), era propenso para una reunión mayoritariamente
barrio iniciaron una serie de conflictos con los miembros de p’urhépecha y discursos políticos en p’urhépecha, se cam-
los demás barrios, acerca del control de sus respectivas capi- bió la celebración a la plaza grande en Pátzcuaro frente a la
llas y las imágenes santas asociadas con ellas. Los miembros casa Huitziméngari. Otro cambio en la celebración fue la de-
del movimiento carismático se dedicaron a la organización dicación a la mujer p’urhépecha, que hizo que sólo mujeres
y promoción de una lectura directa e inspirada de las escri- tuvieran las responsabilidades de moderadoras del evento
turas sagradas. Adicionalmente, subrayaron la importancia así como la coordinación de las actividades y el control so-
de su fervor cotidiano por acercarse al Espíritu Santo más bre los discursos públicos. Es de notarse que estos cambios
allá de cualquier devoción a las imágenes de los santos. No se determinaran en enero, un poco después de que la jefa
obstante, su organización para tomar control sobre los es- de la Comisión Nacional para el Desarrollo Integral y Justi-
pacios religiosos de cada barrio incluyó la reubicación públi- cia Social para Pueblos Indígenas, Beatriz Paredes, hubiese
ca de las imágenes de las capillas generalmente resguardadas convocado una reunión nacional de líderes indígenas don-
en las casas de las familias que el Cabildo escogía para dirigir de los p’urhépecha fueron representados por fundadores del
las celebraciones. Año Nuevo P’urhépecha (Roth, en Castilleja González, en
Conflictos entre los dos grupos fueron constantes y con prensa).
los años resultaron en una división tajante entre el Cabildo Durante el evento en Pátzcuaro, una delegación de mu-
y el párroco, cada quién con un apoyo importante de segui- jeres del movimiento carismático en Tarecuato solicitaron
dores. A la vez, varios profesionistas jóvenes se involucraron formalmente ser las anfitrionas de la celebración para el si-
en una organización étnica nueva, el Frente Independiente guiente año de 1995 y su petición fue aprobada. Esas mu-
P’urhépecha que, en 1994, se volvió Nación P’urhépecha. jeres fueron las colaboradoras más cercanas del párroco
Estos profesionistas tenían vínculos fuertes con el PRD y carismático de Tarecuato. Una en particular tomó la respon-
para 1994 el partido ya había tomado la Presidencia Mu- sabilidad de solicitar la celebración y luego organizarla. Me-

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diante su participación en el movimiento, esta joven había lizadas de intercambio llegan a formar estrategias para la
viajado a foros nacionales e internacionales como conferen- organización de las prácticas en un nivel extralocal (Dietz,
cista en reuniones de liderazgo indígena y desarrollado una 1999: 20; Zárate, 1994, Roth, 1995, en Castilleja Gonzá-
habilidad notable para los discursos públicos. lez, en prensa). La organización emergente del Año Nuevo
La celebración en Tarecuato sólo exacerbó más la divi- P’urhépecha es un ejemplo excelente.
sión del pueblo. En 1992, cuando se celebró el décimo ani-
versario del Año Nuevo Púrhépecha en Ichupio, el entonces El Año Nuevo P’urhépecha
Frente Independiente P’urhépecha cuestionó públicamente
la organización de la celebración y el grado de representa- La celebración anual de la revitalización p’urhépecha, sim-
ción de la nación p’urhépecha (Zárate, 1994: 117 y 118). bolizada mediante un fuego nuevo, inició en 1983 cuando
Tres años después, en 1995, la organización se había trans- líderes p’urhépecha (maestros, profesores, médicos, inge-
formado en Nación P’urhépecha y sus miembros en Tare- nieros) y promotores de la cultura p’urhépecha (sacerdotes,
cuato tuvieron el apoyo del Cabildo así como del gobierno antropólogos, maestros, profesores y artistas de renom-
local perredista en contra del párroco con sus relaciones con bre regional) se reunieron en las ruinas del sitio prehispá-
el PRI (Rivera, 1998: 233-285). De nuevo cuestionaron nico en Ihuatzio para ir en procesión a las yacatas arriba de
públicamente la presencia política del gobierno priísta del Tzintzuntzan, centro antiguo del imperio tarasco (Roth, en
Estado en la organización de la celebración y tomaron la de- Castilleja González, en prensa). A través de los años la pre-
cisión de organizar la ausencia de participación en el even- paración y organización de la celebración ha evolucionado
to. Como resultado, el movimiento carismático quedó con en torno a las esferas de intercambio ritual asociadas con
el control exclusivo de la celebración, permitiendo un espec- la organización del ciclo ceremonial de las devociones a los
táculo más político y religioso que en cualquiera celebración santos patrones y vírgenes. La celebración del año nuevo in-
previa: en el cartel que anunciaba el año nuevo en Tarecuato corpora también elementos de la cosmología p’urhépecha y
se reconoció el apoyo económico del gobierno del estado; la prácticas mesoamericanas así como tradiciones y costum-
celebración misma inició con una misa formal y un desfi- bres de los pueblos del área central de población de habla
le de las mujeres del movimiento carismático en Tarecuato, p’urhépecha.
todas con vestidos tradicionales y organizadas para saludar Los elementos más llamativos en la composición de la
colectivamente a una delegación de oficiales elegidos y can- celebración son: 1) la tradición selectiva que determina las
didatos del PRI que asistieron como invitados especiales. Al vísperas del 2 de febrero como el inicio de cada Año Nuevo
cerrar la celebración, uno de los fundadores del Año Nuevo p’urhépecha; 2) los símbolos de etnicidad p’urhé; 3) el pro-
P’urhépecha del pueblo de Cheranástico en la Meseta ofre- tocolo de la celebración; y 4) el sistema civil religioso que
ció un discurso en p’urhépecha en que hizo mención de la organiza la celebración y mediante la cual, voy a argumen-
división en Tarecuato e hincapié en la celebración como sig- tar, una esfera pública moderna p’urhépecha se objetiviza.
no de unidad y juchari uinapikua (nuestra fuerza). Anunció Una compleja serie de asociaciones significativas entre
que en el futuro las solicitudes para ser anfitriones del año cosmologías, costumbres, el calendario mesoamericano y la
nuevo sólo podrían realizarse con la presencia y apoyo de las constelación de Orión (hararu jóskua) constituyen la tra-
autoridades de la comunidad. En Tarecuato, al terminar la dición selectiva que subyace en la determinación de la fe-
celebración, el Cabildo y los oficiales del pueblo anunciaron cha del Año Nuevo p’urhépecha. La más compleja de esas
que serían los anfitriones del IV Congreso Anual de la Na- asociaciones se encuentra entre el término náhuatl, tonal-
ción P’urhépecha —una prueba del apoyo en Tarecuato a la pohualli, su contraparte p’urhépecha, huriyata miyucua, y
autonomía indígena (Rivera, 1998: 283). Curicuaueri, el dios p’urhépecha del sol. El calendario me-
El conflicto en la celebración del Año Nuevo p’urhépecha soamericano es literalmente una “cuenta de soles” (tonal,
en 1995 es una indicación nítida de la transformación con- “sol”, pouhualli, “cuenta”, en náhuatl y, también, huiryata,
tenciosa de formas de control local organizadas alrededor “soles” y miyucua “cuenta”, en p’urhépecha), una referen-
de esferas ritualizadas de intercambio. Esta transformación cia obvia al ciclo solar, pero también al sol como objeto de
involucró —e involucra— cambios tanto en la política de veneración. Curicuaueri o Curicaueri (“él que emerge ha-
género como en el reconocimiento de un nuevo papel para ciendo fuego”, curica o curicua, de curicani “hacer fuego” y
los Cabildos en la política local. De manera más importan- ueri, “él que emerge”), es el dios principal del grupo llama-
te, estos cambios parecen emerger mediante un proceso de do Uacusicha (el clan águila) y el dios de la guerra asocia-
objetivación en el cual las prácticas locales de esferas ritua- do con el sol. Los Uacusicha consolidaron el Estado Tarasco

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con su capital en Tzintzuntzan bajo el liderazgo del repre- Capacuaro y Tacuro)4 se hacen fogatas frente a las casas en
sentante de Curicaueri en la tierra, el Calzonci. las vísperas de la Candelaria, una práctica semejante a las
El huriyata miyacua, o cuenta de soles es una varian- fogatas tradicionales para la celebración del año nuevo cris-
te del calendario mesoamericano compuesto de dieciocho tiano en la región. También los niños participan en la mis-
meses cada uno con veinte días y con cinco días sobrantes ma costumbre de año nuevo en la cual se quema un tipo
cada año (18 x 20 = 360 + 5 = 365). Cada mes recibió de hierba, tobardillo5 (calliandra californica), en las fogatas.
el nombre de su fiesta ritual. De los quince nombres cono- Así, existe una asociación entre el fuego nuevo y la celebra-
cidos para las fiestas, trece son mencionado en La Rela- ción del renacimiento y resurrección que culmina el dos de
ción de Michoacán, el texto compilado entre 1539 y 1541 febrero.
(Warren, 2000: 35-37) que registra la versión Uacusicha La asociación de las vísperas de la Candelaria con Orión
de la historia tarasca hasta la conquista española.2 Cuatro es más compleja. Entre los p’urhépecha la constelación de
de las fiestas mencionadas en el texto aparecen en asocia- Orión es conocida como hararu jóskua (joskua, “estrella”,
ción con su fecha correspondiente en el calendario juliano, y hararu, un préstamo de español, “arado”). Orión no tie-
y dos fiestas más con sus fechas mencionadas en una histo- ne zenit estacional pero es la constelación más visible en el
ria jesuita publicada a inicios del siglo diecisiete. Una de es- invierno desde el hemisferio norte. Los fundadores del Año
tas fechas corresponde al último mes del calendario mexica Nuevo p’urhépecha argumentan que su máxima visibilidad
con la fiesta llamada Izcalli. Esto es el dos de febrero e Iz- ocurre en las vísperas del dos de febrero.
calli tiene el mismo sentido que la fiesta tarasca de Tzin- El símbolo central del Año Nuevo p’urhépecha es el
taquarénsquaro. Ambas refieren a la “resurrección”. Ambas, fuego nuevo. Junto con la piedra-calendario y la bande-
entonces, podrían reflejar el proceso de incorporar las cele- ra p’urhépecha representan los símbolos dominantes aun
braciones católicas dentro del calendario mesoamericano.3 cuando varios otros han sido incorporados dentro de la ce-
Así pues, se pueden hacer varias asociaciones entre el calen- lebración durante las casi tres décadas de su existencia (un
dario mesoamericano y la veneración del sol así como entre pez de piedra, una flecha de obsidiana blanca, un perro o
celebraciones cristianas y el ciclo solar anual. Por ejemplo, el coyote de piedra, así como una foto enmarcada del padre
equinoccio de invierno aproxima la celebración de la nativi- Agustín García Alcaraz, antropólogo, sacerdote y fundador
dad mientras el dos de febrero ocurre dos meses mesoame- de la celebración). Como en el caso del fuego nuevo, varios
ricanos después, es decir, cuarenta días que, también, es el símbolos representan la relación entre el fuego, el sol y el
periodo judeocristiano tradicional de la cuarentena después dios Curicuaueri; por ejemplo, son relaciones representadas
de un nacimiento que termina con un rito de purificación de en la parte central de la bandera p’urhépecha.
madre e hijo. En México, el dos de febrero es la celebración La bandera fue creada durante una lucha armada en que
de Nuestra Señora de la Candelaria cuando el fuego y la luz el pueblo de Santa Fe de la Laguna retomó tierras ocupadas
de las velas se asocian con la pureza. por los rancheros de la ciudad vecina de Quiroga. En el centro
La Candelaria en los pueblos p’urhépecha es cuando de la bandera un fuego encierra una punta de flecha de ob-
todas las velas para uso en las altares de los hogares son sidiana blanca y un puño humano. Este centro está enmar-
bendecidas en la iglesia y en algunos pueblos (por ejemplo, cado como un escudo de armas de cuatro flechas indicando
los cuatro puntos cardinales de la bandera. De nuevo, el fue-
go y la punta de flecha (ts’inapu urápiti) representan al dios
2
Relación de las cerimonias y rrictos y población y goberanación de de la guerra, Curicuaueri (“él que emerge haciendo fuego”),
los yndios de la provinçia de Mechuacan hecha al Ylustrísimo Señor
Don Antonio de Mendoça, Virrey y Governador desta Nueva España el puño humano es una expresión del lema “juchari uina-
por su Magestad (Facsímil de Patrimonio Nacional y H. Ayuntamiento pikua” (“nuestra fuerza”), y los cuatro colores de las cuatro
de Morelia, Testimonio Compañía/COMPAÑIA Editorial, S.A., 2001). secciones de la bandera representan las cuatro subregiones
3
Alfonso Caso cita, apud León, un texto de Ramírez, de 1600, sobre del p’urhéecherio (el lugar de los p’urhépecha): azul para
cómo la población p’urhépecha “comenzó á celebrar a su modo muchas
fiestas de las que nuestra madre la Iglesia celebra, como era la que
llamaban de Peuánscuaro o de Navidad, y la de Tzintaquarénsquaro, 4
pascua de la Resurrección [….]”, en Caso, Alfonso, “El Calendario de Valente Soto, citado en Roth-Seneff, Andrew, “Región nacional y
los Tarascos, Anales del Museo Michoacano, núm.. 3, Segunda Época, la construcción de un medio cultural. El Año Nuevo P’urhépecha”, en
septiembre de 1944, pp. 11-36. Caso también muestra mediante Relaciones. Estudios de Historia y Sociedad, vol. xiv, núm. 53, 1993,
un continuo de meses p’urhépecha de 20 días construido con cuatro pp. 249-250.
5 Gilberto Jerónimo Mateo, “P’urhepecha Jimbani Uéxurhini”, en
meses nombrados en la Relación de Michoacán, acompañado con la
fecha cristiana, que el mes que termina el año tarasco con sus cinco Vocabulario Práctico Bilingüe P’urhépecha-Español, 2ª ed., Morelia,
días sobrantes hubiera sido el 23 de febrero o el 18 de mayo. Micho., 1998, p. 128.

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la cuenca de Pátzcuaro, verde para la Meseta P’urhépecha; Este aspecto ritual gira alrededor de los símbolos domi-
amarillo para la Cañada de los Once Pueblos (Eráxami en nantes del fuego nuevo (la bandera y la piedra-calendario)
p’urhépecha) y rojo (o morado) para la cuenca de Zacapu. y los símbolos secundarios con sus referencias a comunida-
La piedra-calendario es un registro lapidario de la esfera des o personalidades p’urhépecha. De manera semejante a
ritual de intercambio que sostiene y organiza la celebración. las imágenes que se guardan en los hogares de los cargue-
Tiene una base de veinte centímetros cuadrados y la parte ros, los símbolos dominantes quedan en la iglesia y las ca-
superior tiene diez centímetros cuadrados con cuatro caras sas de las autoridades del pueblo anfitrión. En el día de la
verticales donde se inscriben los símbolos emblemáticos de celebración —el primero de febrero— se ponen en un al-
cada pueblo anfitrión y un número ordinal en el sistema nu- tar junto con ofrendas de pan en forma de animales, frutas
mérico mesoamericano para registrar la celebración que or- y charanda. Desde la celebración de 1995 en Tarecuato, es
ganizaron. Dos caras de la piedra están completas con diez común realizar una misa a medio día con los símbolos pre-
pueblos anfitriones y una tercera ya tiene siete anfitriones sentes para luego llevarlos en procesión por la ruta tradicio-
registrados, para así tener el registro de la celebración des- nal de los santos patrones y, así como acompañarlos con las
de 1983 hasta 2010. Por lo tanto, desde abajo y en direc- wananchecha (las jóvenes que cuidan y decoran las imá-
ción de las manecillas del reloj, la piedra-calendario llegará a genes durante el ciclo ceremonial) y, por supuesto, las au-
registrar cuarenta años de celebraciones en sus cuatro caras toridades responsables del evento. Es común también que
verticales y luego doce años más en su base y área superior, la procesión termine con un acto solemne en honor de la
es decir, los cincuenta y dos años de una era mesoamerica- bandera p’urhépecha en el cual se le saluda con el brazo iz-
na. El pez de piedra, un regalo del pueblo de San Andrés Tsi- quierdo levantado y la muñeca empuñada para simbolizar
róndiro cuando se celebró el año nuevo en 1986, a menudo “juchari uinapikua” (“nuestra fuerza”).
se pone encima de la piedra-calendario para crear una refe- El protocolo del evento también involucra las peticio-
rencia toponímica a Michoacán (michi, “pez” + can, loca- nes de las autoridades de los pueblos que aspiran a ser an-
tivo en náhuatl, o sea, “tierra o lugar de los peces”) y a las fitriones de la celebración del año siguiente. Deben hacer
tierras natales indígenas representadas por los pueblos ins- una solicitud formal al inicio de la asamblea de los anfitrio-
critos en la piedra. Otro símbolo, un perro o coyote de pie- nes anteriores. Es también bien visto que los representantes
dra, se introdujo en 1994 cuando la celebración cambió del de un pueblo ofrezcan un saludo público al pueblo anfitrión.
rancho de Ucanstanastacua a la plaza central de Pátzcuaro y Los solicitantes deben demostrar que cuentan con el apoyo
la casa de los descendientes del último Caltzoni o vicario de de las autoridades elegidas de su pueblo y también se con-
Curicaueri, los Huitziméngari.6 sidera correcto que un pueblo solicite ser anfitrión al menos
Aun cuando cada celebración del Año Nuevo p’urhépecha dos veces antes de recibir el honor. Además, el pueblo debe
refleja las ideas y creatividad del anfitrión, un protoco- de tener una historia de participación en las celebraciones
lo ha evolucionado a través de los años y se ha converti- pasadas mediante la preparación y presentación de bailes y
do en un marco normativo sostenido por los “principales” música tradicionales o competición en el juego tradicional
o petamuticha compuesto por las personas que en cada de pelota, wárhukua, o en el juego de mesa, kuiliche.7
pueblo realizaron su celebración. Este protocolo gira alrede- Los anfitriones de la celebración están asociados con la
dor de la inserción de los símbolos nuevos de la etnicidad figura prehispánica del petamuti. De acuerdo con la descrip-
p’urhépecha dentro del contexto ceremonial de la celebra- ción del siglo xvi del Estado Tarasco antes de la Conquista,
ción de los santos patrones. A la vez refleja cierta tensión los petamuti eran autoridades responsables de la preserva-
entre, por un lado, la celebración cultural de la danza, el ves-
tido, la comida, el canto, la música y los juegos p’urhépecha, 7 El wárhukua se juega con palos y una pelota de hule. En la
y por otro, una ceremonia solemne de respeto ritual hacia celebración del año nuevo es común prender fuego a la pelota. Kuiliche
una etnicidad identificada con Curicuaueri y el rito anual de involucra mover piezas en 52 espacios. Se tiran palos con sus caras
marcadas que determinan el número de movidas de acuerdo con el
prender un fuego nuevo. sistema vigesimal con unidades de cinco, puesto que kuiliche refiere a
una configuración de cinco. Dada su referencia numérica al calendario y
la cosmología mesoamericano (cada 52 años, el calendario ritual de 260
6 La casa Huitziméngari fue ocupada por organizaciones p’urhépecha
días (20 ciclos de 13 días con nombres) coincide con el calendario solar
en 1992 y proclamada patrimonio p’urhépecha. Originalmente, la casa de 18 meses de 20 días más 5 días sobrantes, y el hecho de encontrar
perteneció a Antonio de Huitziméngari, un hijo del Caltzontzi, Tzinticha la forma del juego inscrita en piedras en sitios arqueológicos en la
Tangaxoan. Su padre murió a manos de los españoles durante la comarca p’urhépecha, es probable que el kuiliche sea una derivación de
Conquista y Antonio fue el ahijado del primer virrey de Nueva España, una práctica divinatoria prehispánica como ha notado Hans Roskamp
Antonio de Mendoza. (comunicación personal.).

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ción de la memoria genealógica y cosmológica tarasca así sociedad y Estado, en la cual la pública se organiza a sí mis-
como del control sobre el discurso público. Mediante la or- ma como portador de opinión pública” (Eley, 1994: 298,
ganización y realización de la celebración en sus pueblos citando a Habermas, 1974: 49). El peso del rito político en
respectivos, los anfitriones del Año Nuevo p’urhépecha se la Meseta P’urhépecha está bien ejemplificado en el perio-
vuelven petamuticha con derecho a participar en la asam- do 1988-2010. El uso de la Federación de Profesionistas
blea realizada en cada celebración para recibir las peticiones P’urhépecha para orquestar la participación “étnica” en un
de los pueblos que aspiran a ser anfitriones. Las deliberacio- proyecto importante de obra pública al inicio controvertido
nes acerca de la elección del próximo anfitrión suelen durar y contencioso de la administración de Salinas es un ejem-
de dos a tres horas y se realizan en la noche cuando los pue- plo de ello. De manera semejante, otro ejemplo es el resur-
blos, aldeas, ranchos y barrios urbanos ofrecen sus bailes, gimiento de la política clientelista y patriarcal en la cabecera
cantos, declamaciones y, en algunas ocasiones, pequeñas de Cherán después de un periodo carismático y colectivo de
obras de teatro. Este festival cultural es también un espacio gobierno popular en el cual mujeres p’urhépecha empezaron
para discursos acerca de la revitalización cultural y los dere- a participar activamente en la política local.
chos colectivos p’urhépecha pero, de manera más central, Los ritos políticos del Estado mexicano han socavado
representa un intercambio cultural entre el pueblo anfitrión la construcción de una esfera pública moderna que permita
y todos los asentamientos p’urhépecha que comparten su mayor participación política y la apropiación de los ideales
música, poesía, baile, teatro y opiniones. de ciudadanía para generar nuevas condiciones para aso-
La celebración culmina con el fuego nuevo. Cuando el ciaciones voluntarias e identificaciones (Eley, 1994: 298).
fuego nuevo se enciende, se presenta a los anfitriones del No obstante, las luchas políticas de las últimas dos déca-
año siguiente a quienes se entregan formalmente los sím- das han producido cambios notables. Mientras las acciones
bolos p’urhépecha junto con regalos de pan, fruta y, a veces, políticas de la Federación de Profesionistas P’urhépecha se
miniaturas de cerámica atadas a listones. Todo se cuelga so- orquestaron para legitimizar la controvertida administra-
bre los nuevos anfitriones quienes tienen que bailar con los ción de Salinas, nuevas organizaciones p’urhépecha emer-
símbolos acompañados por los demás petamuticha. Se rea- gieron en el mismo periodo. En Tarecuato, la organización
liza una serie de discursos: expresiones públicas de gratitud Nación P’urhépecha, hizo una alianza con el Cabildo y sus
por parte de los anfitriones nuevos; compromisos de apoyo miembros tuvieron éxito en conseguir puestos en el gobier-
por los petamuticha; y reconocimiento de todo el apoyo re- no local que permitieron tanto logros estratégicos dentro del
cibido para la celebración a punto de concluir. municipio como una oposición exitosa a un movimiento ca-
rismático católico vinculado con el PRI (Rivera, 1998: 256-
Conclusión 269). También en Cherán, en el contexto del resurgimiento
de dominación política de una facción, la oposición local ha
Hace más de dos décadas el antropólogo Guillermo de la continuado. La elección de una mujer como regidora fue
Peña sugirió que reflexionáramos acerca de “la capacidad de uno de los resultados (Nilsen, 2000: 237-250).
las instituciones indígenas de convertirse en vehículos de rei- El ejemplo más conspicuo, sin embargo, es la evolu-
vindicación democrática no enajenada de la identidad étni- ción del Año Nuevo P’urhépecha, una celebración construi-
ca” (1987: 294). El problema plasmado por De la Peña es da con formas rituales populares que giran alrededor de las
poderoso y etnográfico. En este trabajo he tratado de pre- devociones a los santos patronos y vírgenes. Estas celebra-
sentar un caso contemporáneo de una emergente “reivin- ciones comunales tienen gran profundidad histórica y se or-
dicación democrática no enajenada de la identidad étnica” ganizan como esferas ritualizadas de intercambio locales y
entre los p’urhépecha. No obstante, como otro antropólogo, regionales. En casi tres décadas, la celebración del año nue-
Claudio Lomnitz, ha argumentado en fechas más recientes, vo ha evolucionado y el patrón de una esfera ritualizada de
el problema es particularmente complejo para la sociedad in- intercambio en operación al nivel de aldea, pueblo o regio-
domexicana porque exige un estudio de las relaciones entre nal ha sido objetivado a nivel del p’urhéecherio, es decir, de
rito popular y ritos del Estado, especialmente cómo y cuán- las cuatro subregiones del contorno p’urhé, una objetivación
do ambas formas pueden operar para promover o prevenir el que se basa en los intercambios ritualizados entre pueblos,
desarrollo de esferas públicas modernas (2001: 145-164). aldeas, ranchos y barrios urbanos mediante la organización
Como Lomnitz ha observado, existe una relación inver- y celebración de cada año nuevo.
sa entre el peso social del rito político y el desarrollo de lo Después de casi treinta años, esta celebración se ha
que Habermas describió como “una esfera que media entre vuelto un proceso central en una emergente esfera étnica

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extralocal de intercambio organizado mediante asociación de Lameiras, Brigitte (ed.), El municipio en México, El
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Lozadistas, revolucionarios y cristeros: movimientos armados y
reorganización territorial entre los huicholes

Doctor Víctor Manuel Téllez Lozano1

Introducción faccionalismo, así como la forma en que se constituyó en


una comunidad agraria independiente a costa de la integri-
El estudio sobre la participación de los indígenas huicholes dad comunitaria de San Andrés Cohamiata (Téllez, 2005,
en los movimientos armados es algo relativamente reciente. 2006, 2009). En este trabajo analizaré el impacto del mo-
Lumholtz (1902) y Zingg (ca. 1930), en los inicios del si- vimiento Lozadista, la Revolución y la Cristiada en la organi-
glo xx, mencionaron en sus trabajos la participación de los zación territorial, política y ceremonial de una población que
huicholes en el movimiento Lozadista y la Revolución de culminó en la fragmentación de una comunidad indígena y
forma tangencial. Entre 1969 y 1985, Phil Weigand escri- el surgimiento de una subcomunidad que sigue reconfigu-
bió una serie de artículos en que analizaba el marco social en rándose en nuestros días.
que se desarrollaban las comunidades huicholas. Inspirado
por Evon Vogt, en un artículo publicado en 1955, Weigand La fundación de Guadalupe Ocotán
fue de los primeros investigadores en analizar los procesos
de aculturación entre los huicholes y su papel en los mo- La historia de Guadalupe Ocotán comienza a mediados del
vimientos armados que afectaron el occidente de Méxi- siglo xix, un periodo caracterizado por el colapso de algu-
co. Gracias al análisis etnohistórico y etnográfico, Weigand nas comunidades y el reacomodo de su población, proceso
abrió la puerta para analizar el origen de la alta conflictivi- favorecido por la expansión de las haciendas y el impacto
dad originada por la reorganización territorial impuesta por de la lucha independentista en la región. En la zona del río
el gobierno colonial, que se acentuó en el siglo xviii con la Chapalagana, la guerra, aunada al relativo aislamiento favo-
expansión de las haciendas y el impacto de la guerra inde- recido por la geografía de la zona, hizo que la labor misio-
pendentista en la zona del río Chapalagana.2 Esto se vio nera se suspendiera entre 1811 y 1816 (Campos, 1979;
reflejado en una falta de solidaridad étnica que se hizo evi- Rojas, 1992). Esta situación era descrita en 1814 por el
dente en la participación diferencial de los huicholes en los P. Antonio N. Sánchez, de la diócesis de Guadalajara, quien
principales movimientos armados desarrollados entre la señalaba que: “[…] muchos huicholes han muerto y siguen
segunda mitad del siglo xix y las primeras décadas del si- muriendo en la presente epidemia sin auxilios espirituales
glo xx. Autores como Meyer (1984, 1986, 1990, 1992, […] Camotlán y Huajimic son pueblos destruidos que ni en
1997), Rojas (1992, 1993), Aldana (2005), Yáñez uno ni en otro reside un alma y las iglesias están caídas […]”
(2001), Torres Contreras (2009) y Rojas Galván (2003) (Citado en Campos, 1979: 13.)
han contribuido a la comprensión de las relaciones políticas Gracias a esta coyuntura, los huicholes de la región
y económicas que determinaron su neutralidad o activa par- mantuvieron una relativa libertad para realizar sus ceremo-
ticipación en los conflictos. nias religiosas sin restricciones de los misioneros, aunque
Como alumno de Phil Weigand, mi cometido ha sido ocasionalmente eran atendidos espiritualmente por los re-
comprender la forma como una población en particular, ligiosos de la región (Campos, 1979; Rojas, 1992, 1993;
Guadalupe Ocotán, tuvo que reorganizarse constantemen- Fikes et al., 1998).3 Hacia 1825, las comunidades hui-
te debido a la expansión de las sociedades rancheras de la cholas de la zona del río Chapalagana estaban integradas
región, hecho favorecido por los movimientos armados y el
3 Durante la visita de la diócesis de Guadalajara en 1847, se ubicaron
1 Universidad de Guadalajara.
los libros de la misión de San Sebastián, que se encontraban en manos
2
A lo largo de este trabajo me referiré específicamente a sus artículos del cura de Bolaños, en que se consigna que en 1817 se hizo cargo
“El papel de los indios huicholes en las revoluciones del Occidente de de la misión el P.D. Juan Llanos y Valdez quien permaneció ahí hasta
México”, pp. 121-130 y “Aculturación diferencial entre los indios 1826, siendo sustituido por el cura de Bolaños de 1827 a 1842. En
huicholes”, pp. 153-174, contenidos en Ensayos sobre el gran Nayar. diciembre de ese año la recibió fray Rafael de Jesús Soria (Rojas, 1992:
Entre coras, huicholes y tepehuanes (Weigand, 1992). 129).

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al Octavo Cantón de Jalisco, con cabecera en Colotlán.4 A Santa Catarina, San Andrés (tanto en el pueblo principal
principios de los años cuarenta López Cotilla informaba que como en Cohamiata y San José), Santa Gertrudis y Guada-
los wixaritari de San Sebastián, San Andrés y Santa Catari- lupe Ocotán (Fikes et al., 1998; Rojas, 1992: 171-173).
na reconocían a la parroquia de Bolaños y comerciaban con Ante la destrucción de estos recintos, las comunidades de
esta población, donde vendían sal, ocote, miel de colmenas San Sebastián y Santa Catarina mantuvieron cierta resis-
silvestres y pájaros (López Cotilla, 1983). En 1842 los reli- tencia, a tal grado que los de San Sebastián solicitaron a las
giosos del Colegio de Propaganda Fide se hicieron cargo de autoridades del Octavo Cantón que se les permitiera con-
la evangelización en las comunidades huicholas de la zona servarlos, aunque los misioneros dicen que esto fue promo-
del río Chapalagana. Entre 1843 y 1861 los misioneros ini- vido por un individuo de Colotlán. Mientras tanto, en Santa
ciaron una campaña de evangelización en la zona en que, Catarina, los indígenas habían solicitado al jefe político de
a raíz de la guerra independentista y el abandono de la re- la región la autorización para poder levantar nuevamente
gión por parte de los misioneros de la Provincia de Zacate- sus adoratorios. Sin embargo, este funcionario que veía con
cas, habían gozado de la libertad necesaria para realizar sus beneplácito la labor de los misioneros, se las negó. Por otra
prácticas ceremoniales sin restricciones. Esta campaña se parte, en Santa Catarina se menciona una situación que
convirtió en una verdadera cruzada para erradicar la religio- podría ser interpretada de dos formas distintas: como un
sidad indígena: los misioneros destruyeron los grandes tem- acto de resistencia o como un acto de sincretismo ante la
plos y pequeños adoratorios donde los huicholes veneraban fundación de la iglesia de esta comunidad, como se relata
a sus antepasados, y construyeron o reconstruyeron las igle- a continuación:
sias en los pueblos huicholes más importantes de la región.
Hasta entonces, la evangelización de la zona se realizaba a Aqui mismo se estrajo del simto. de la Iglesia otro mono o
través de visitas desde la misión de San Sebastián. Con la idolo de cantera de media vara no mal labrada. Este lo ha-
intención de extirpar los elementos aborígenes de las cere- bian puesto cuando se coloco la piedra… sin adverlo el mi-
monias católicas adoptadas por los huicholes, para 1848 se sionero, y si el individuo que lo denunció, quien vio que lo
fundaron nuevas congregaciones, entre las que se encon- echaron con flores de mano, tortas de pan, tablillas de cho-
traba la de Guadalupe Ocotán, dentro de los límites de San colate y monedas de las cuales salieron restos (Vázquez, ci-
Andrés Cohamiata. En 1852 se fundaron las misiones de tado por Rojas, 1992: 169).
Santa Catarina Cuexcomatitlán y San Andrés Cohamiata en
la cabecera de estas comunidades (Campos, 1979; Fikes et Si se toma en cuenta que los wixaritari realizaban ofren-
al., 1998; Weigand, 1992; Téllez, 2005). das en sus adoratorios y lugares sagrados, además de las
El 26 de mayo de 1853 la congregación de Guadalupe construcciones que tienen alguna importancia en el aspecto
Ocotán fue erigida como misión a cargo de fray José Ma. comunitario, como las capillas o las Casas reales, es posible
De Jesús Becerra, como consta en un documento escrito pensar que los habitantes de Santa Catarina hayan sacrali-
por fray José de Guadalupe de Jesús Vázquez.5 En dicho zado a su manera este nuevo espacio y lo hayan asimilado a
documento se dan indicios de las relaciones existentes en- sus prácticas tradicionales.
tre los indígenas del lugar —que continuaban con sus prác- En 1848 fray Felipe de Jesús Muñoz era el encargado
ticas paganas— y los misioneros, quienes realizaron una de la reducción de San Andrés Cohamiata y los pueblos que
destrucción sistemática de adoratorios en San Sebastián, lo conformaban. En ese mismo año fundó una nueva con-
4
gregación indígena y una capilla al sur de esta comunidad,
El Octavo Cantón estaba compuesto por Departamento de
Colotlán —que incluía las municipalidades de Colotlán, Santa María de a la que dio el nombre de Guadalupe Ocotán, dependien-
los Ángeles, Huejúcar, Tlalcozahua, Mezquitic, Huejuquilla, Totatiche te de la misión de San Andrés,6 hecho registrado en los si-
y Mamatla— y de Bolaños —compuesto por las municipalidades de guientes términos:
Bolaños, Chimaltitán y San Martín. Del mismo modo, la hacienda de
Camotlán y el rancho de Camotlán, fundado a mediados del siglo xix El mes de marzo salí a buscarlos a las barrancas seguí unos
en las inmediaciones de la hacienda por gente de Bolaños, pertenecían herrantes hasta cinco dias de camino por el viento sur bol-
a este cantón (Muriá, 1997).
5 6 La formación de Guadalupe Ocotán también es relatada en el ciclo
Vázquez era presidente y Vice-prefecto de Misiones, por lo que
era además el responsable de la misión de San Sebastián y por cual mítico cristiano recopilado por Zingg en los años treinta en Tutsipa/
residía en esta cabecera. Posteriormente su labor continuó con el Tuxpan de Bolaños. En este relato: “El Sol ordenó que Walupe (una
intento de congregar las familias “errantes” de Santa Catarina y San imagen de la Virgen de Guadalupe) se pusiera en el pueblo huichol de
Miguel Huastita, donde no consiguió edificar iglesias, pero sí instituir Guadalupe Ocotán” (Zingg 1998: 250). En Wixarika el nombre de
autoridades locales según el patrón establecido durante el periodo Guadalupe es adaptado como Warupi, nombre que también es usado
colonial (Rojas 1992: 174). frecuentemente como toponímico en sustitución de Xatsitsarie.

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ví de los puntos de Allotita y Piedras 17 familias, teniendo Sin embargo, esta interpretación basada en los docu-
que sufrir algunas contradicciones de un pueblo, o mejor de mentos producidos por los misioneros (contenidos en Rojas,
unos particulares, de el que no me dejaban sacar a los in- 1992) no contempla la existencia de población indígena na-
dios, buelto de estos puntos formé un punto de reunión con tiva en la zona ocupada por la misión de Guadalupe Ocotán,
el nombre de Guadalupe Ocotán, asignando este punto a los conocida en lengua wixarika como Xatsitsarie. A través de la
que habitan barrancas del biento dicho al otro lado de un rio evidencia proporcionada por los misioneros, pero también de
bastante caudaloso que dibide a estos de los que habitan el la tradición oral y la observación de superficie hecha en cam-
lado del norte. Llegue a reunir 100 familias7 […] Le hice un po, es posible comprender la situación de Guadalupe Ocotán
jacal con nombre de Iglesia y ellos según sus leyes eligieron respecto a San Andrés (Téllez, 2005, 2009).
un gobernador y un alguacil […] (Muñoz 1848, citado en Si hacemos caso a estos elementos, Xatsitsarie formaba
Rojas, 1992: 141).8 parte de lo que Carmagnani (1993) define como un territo-
rio sagrado y era un distrito ceremonial subordinado a Tatei-
La fundación de este asentamiento, forma parte fun- kie/ San Andrés Cohamiata. Como tal, dentro de sus límites
damental de un proceso de reorganización territorial que, a existía un Tuki (templo) donde se realizaban las fiestas o
largo plazo, fragmentaría la estructura comunitaria de San mitotes relacionados con el ciclo mítico huichol (Téllez,
Andrés Cohamiata y su territorio. Para entender este pro- 2005, 2009). La existencia de este templo y múltiples Xi-
ceso es necesario hablar del origen de la población congre- rikite (adoratorios parentales) dentro de los límites de Gua-
gada en este nuevo asentamiento: los datos aportados por dalupe Ocotán es mencionada por fray José de Guadalupe
el religioso nos indican que el nuevo poblado se encontra- de Jesús Vázquez en 1853. Este religioso, encargado de la
ba dentro de los límites de San Andrés Cohamiata, al sur reducción de San Andrés Cohamiata y los pueblos que le
del río Chapalagana y que estaba integrado por cien fami- conformaban, incluyendo a Guadalupe Ocotán, utilizaba el
lias, diecisiete de ellas desplazadas de sus comunidades de término calihuey para designar indistintamente: “dos gene-
origen (Muñoz, 1848, en Rojas, 1992: 141). Rojas propo- ros de edificios o casas de jacales pajizos”. El que correspon-
ne que los huicholes congregados alrededor de este nuevo de al Tuki era “en el q. reunidos hacen sus fiestas llenas de
asentamiento provenían de Huajimic, comunidad indígena supersticiosas ceremonias, este es de figura redonda”, mien-
que había sido deshabitada durante la guerra de Indepen- tras que el Xiriki “[…] es menor y dividido en la mitad hacia
dencia (Téllez, 2005, 2009).9 Al concluir la guerra debie- arriba con alto q. es un zarzo o tapanco, en unos y otros for-
ron regresar a su lugar de origen, pero se encontraron con man altar, pero los segundos lo ordinario es q. lo tienen en
que la población criolla y mestiza establecida en dicha co- lo alto y son reputados como adoratorios o templos de sus
munidad se había apoderado de sus tierras, lo que les obligó ídolos y es acia donde se dirije la multitud desde el local ma-
a llevar una vida errante en una zona relativamente cerca- yor” (reporte elaborado por fray José de Guadalupe de Je-
na al río Santiago (Rojas, 1993). Si hacemos caso a Rojas sús Vázquez, citado en Rojas, 1992: 169). De igual modo,
(1993), pareciera que la población de Guadalupe Ocotán este religioso describía las ofrendas que habitualmente se
se integró a partir de familias ajenas a este territorio, lo que hacían en los recintos Tukipa: flechas y arcos con adornos
es parcialmente correcto si consideramos que fueron aca- de cuentas, plumas, figuras de barro y cera, equipales, sar-
rreadas al lugar desde Ayotita y Piedras, zona ubicada cerca tas de cuernos de venado, redes de hilo que representan las
del río Santiago, a unos kilómetros de la Presa el Cajón, en el trampas usadas en su cacería, tapetes tejidos en lana con
estado de Nayarit (Mapa 1) (Téllez, 2005, 2009). figuras de venados, canutos envueltos en algodón que po-
drían estar impregnados de leche materna o jugo de peyo-
te, entre otros.
7
Para 1853 se indica que la población total en las cuatro misiones Sobre Guadalupe Ocotán, en particular indica que:
es de cuatro o cinco mil indígenas huicholes, setecientos de los cuales,
o más, se encontraban en Guadalupe Ocotán, ya convertida en misión En los limites de esta micion se derribó un kalihuey, tenia
independiente de San Andrés (Vázquez, citado en Rojas, 1992).
8 alguna de las cosas que es ordinario y se han referido, pos-
Un análisis más detallado de este documento revela que era
el mismo misionero quien iba instituyendo estos cargos en las teriormente el Misionero comunicó al R. P. Comisario q. lo
congregaciones que lograba establecer (Téllez, 2009). habian levantado de nuevo, esta en la cumbre de la sierra
9 En 1853, esta nueva congregación fue erigida como misión, a
por aquel punto, y en el han ido a solemnizar sus fiestas en
cargo de fray José Ma. De Jesús Becerra, como consta en un documento
escrito por fray José de Guadalupe de Jesús Vázquez (Citado en Rojas, este tiempo q. mas declaradamente se les ha evitado la del
1992: 172). peyote y lo malo q. hacen en los demas q. por si no serían

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sino indiferentes. Hay razon pa. creer que los huicholes ten- cía eco de esta situación al referirse a Guadalupe Ocotán
gan hasta el dia por uno de sus idolos que aun veneran, al como un pueblo que databa apenas de 1853 y que había
armadillo pues si denuncio el P. Comisario q. el indio Gober- pertenecido “al distrito de San Andrés” (Lumholtz, 1986a:
nador de esta guardaba oculto uno muy curiosamte., ador- 280). Hasta aquí, apreciamos una aparente separación de
nado de plumas y q. aunq. al parecer, cuando habla con los Guadalupe Ocotán respecto a la matriz comunitaria.
Padres da muestras de ser bueno, y q. hará q. los indios q. En este aspecto, es importante apreciar que a media-
tienen a su cargo sean buenos, el mismo después secreta- dos del siglo xix los misioneros seguían una pauta de orga-
mente los invita a que hagan sus fiestas; el es de muy buen nización política y territorial propia del periodo colonial. Esto
genio y si es ipocríta, a su pesar ha cooperado mas de una se hace evidente al establecer una jerarquía cívico-religiosa
vez con las miras de los Misioneros para el interior de q. de- y una serie de símbolos que hasta entonces eran exclusi-
sistan de fiestas del Peyote y tiraran los calihueyes” (carta vos de la cabecera de la comunidad: sobre todo, las varas
suscrita por fray José Guadalupe de Jesús Vázquez, del 19 de mando de la jerarquía instituida en esta población, pero
de diciembre de 1853, en Rojas 1992: 172). también la capilla y su propia imagen. El informe del padre
Muñoz es importante en este sentido porque indica que,
Este recinto congregaba a una serie de rancherías dis- una vez que se fundó la congregación de Guadalupe Oco-
persas al sur del río Chapalagana. Algunas de estas ranche- tán, los indígenas eligieron sus autoridades según sus leyes.
rías son la de Witakwa/La Mesa, Takwatsi, Kixiita y Acatita. Sin embargo, la lectura completa del texto nos indica que
En cuanto a la estructura cívico-religiosa de origen colonial, fue él quien designó a las autoridades que representaban a
los habitantes de Xatsitsarie debieron participar en esta je- las nuevas congregaciones ante San Andrés. La única ex-
rarquía y compartir sus obligaciones con el resto de los dis- cepción es la de Guadalupe Ocotán, donde integró una es-
tritos ceremoniales que integraban la comunidad de San tructura paralela a la de San Andrés (Rojas, 1992: 141),
Andrés (Téllez, 2005, 2009). lo que pudo influir para que los habitantes de esta pobla-
El impulso que recibió la labor misionera en estos tiem- ción, ajenos al territorio comunitario, intentaran constituirse
pos modificó estas relaciones. Un documento sin fecha, como una comunidad independiente de San Andrés Coha-
posiblemente de 1854, indicaba que esta misión se había miata (Téllez, 2005, 2009).
“separado de la S. Andrés en 1853” (Rojas, 1992: 155), a Esto debió generar inquietud entre las jerarquías tra-
la vez que definía sus límites de la siguiente manera: dicionales de San Andrés Cohamiata: kawiterutsixi,
xcukuri´ikate, gobernadores y mayordomos. Sin embargo, la
La misión de N. S. de Guadalupe Ocotán esta al pie de una existencia del Tuki de Xatsitsarie, como parte de una estruc-
montaña [que forma parte de la sierra de Huaynamota) tura política y ceremonial más antigua, debió preservar la
[…], separada de las otras misiones pr. los rios de Chapa- estructura comunitaria a pesar de los cambios introducidos
lagana que la divide de la de Sn Andrés, por el norte de la por los misioneros. Las prácticas religiosas realizadas alrede-
misión al oriente se separa de S. Sebastián por la sierra que dor de los Xirikite manifiestan una profunda pertenencia de
corre de Huajimique y por su rio aunque pequeño, pero prin- la familia extensa, congregada alrededor de este recinto, a
cipalmente por el rio de Camotlán y sierra de Techalotita, al un territorio específico habitado por los antepasados, mis-
sur por el mismo rio de Huajimique y barrancas que median mos que a su muerte son divinizados y reciben culto en es-
de un punto a otro, es sumamente caliente y falto de agua tos adoratorios. A su vez, el rancho representa la base de la
(Rojas, 1992: 156). subsistencia material de la familia extensa debido a que es
el centro de la actividad agrícola durante el temporal. Ade-
Pocos años después, en otro documento sin fechar, más, debemos considerar que para 1853 las familias reubi-
fray Miguel de J. María Guzmán, quien se hizo cargo de la cadas en esta zona debieron fundar nuevos ranchos y, por
misión de San Sebastián, indicaba que la capilla de Guada- tanto, sus propios adoratorios. Éstos debieron pasar por un
lupe Ocotán contaba con una imagen de la Virgen de Gua- proceso ceremonial que les permitiera integrarse a la estruc-
dalupe y una campana. Más allá de eso, señalaba que los de tura preexistente. Es decir, realizar las ceremonias necesa-
Guadalupe Ocotán querían “formar población aparte”, por rias para establecer los nexos con el Tuki de Xatsitsarie. Paul
lo que el gobernador indígena de San Andrés le solicitaba Liffman ha descrito este proceso a través de la metáfora de
que: “los atendiera contra las pretenciones de los de Oco- las guías, fuegos y raíces que conectan a los nuevos ado-
tán para que el pueblo no quedara abandonado” (citado en ratorios con un recinto Tukipa (Liffman, 2000, 2002). Si
Rojas, 1992: 185). A finales del siglo xix, Lumholtz ha- bien estos nuevos adoratorios pertenecían a familias ajenas

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a una estructura y un territorio determinados, las alianzas El impacto del movimiento Lozadista en el territorio
matrimoniales y el establecimiento de estos nexos debió in- huichol. La separación del Séptimo Cantón.
fluir para que después de cierto tiempo se establecieran las Lozada y los pueblos huicholes
relaciones con el Tuki de Xatsitsarie y participaran de la je-
rarquizada estructura Tukipa de Tateikie. A partir de la segunda mitad del siglo xix las comunidades
A la par, debió existir un acuerdo para que Guadalupe huicholas se vieron afectadas por los movimientos armados
Ocotán fuera reconocido como anexo o cabecera secun- protagonizados por liberales y conservadores. Uno de los
daria, con un territorio específico bajo la responsabilidad de episodios más importantes en la historia de la Sierra Nayari-
un funcionario indígena subordinado a las autoridades de ta durante este periodo fue el movimiento encabezado por
San Andrés. Esto puede interpretarse como una reorgani- Manuel Lozada, líder serrano que cohesionó a coras, hui-
zación del espacio comunitario, una estrategia para afianzar choles y buena parte del occidente de México ante el em-
la presencia indígena en la parte sur de su territorio en una bate de las Leyes de Reforma y los mestizos interesados en
época en que la penetración de los misioneros en la región apoderarse de las tierras de las comunidades. Para Meyer, el
seguramente fue acompañada de una oleada de colonizado- movimiento lozadista fue una confederación de pueblos di-
res mestizos. Esta relación es evidente en los documentos vididos entre sí con un jefe que había sabido unirlos ya que
oficiales suscritos por las autoridades de esta gobernancia, no había cohesión interna ni siquiera al nivel de linajes, ade-
quienes canalizaban sus necesidades al gobernador de San más de que había una gran desconfianza entre los distintos
Andrés y éste ante las autoridades mestizas de Mezquitic. grupos huicholes, seguramente por los límites intercomuni-
En 1888 Juan Bautista de la Cruz, gobernador de San An- tarios. Lozada dirigió a los tepehuanes de Santa María Oco-
drés, se dirigió al director político de Mezquitic para exponer tán, San Francisco y Quiviquinta, a los de Santiago Teneraca
los problemas de su anexo ante los mestizos de Huajimic y y de Tasquaringa; a los huicholes de los cuatro pueblos si-
solicitar materiales de enseñanza para las escuelas de San tuados a lo largo del río Chapalagana —San Sebastián, San-
Andrés y Guadalupe Ocotán (aunque se refiere al goberna- ta Catarina, San Andrés y su anexo de Guadalupe Ocotán,
dor de Guadalupe como Comisario): dado que aún no existía Tuxpan de Bolaños—, aunque los
de San Andrés y los de Santa Catarina mantenían pleito
el Comisario de Guadalupe Ocotán me manifiestó en unión por sus límites. Los coras de Santa Teresa, Huazamota, Je-
de su secretario que es muy necesario se le mande aser un sús María, Mesa del Nayar y San Juan Peyotán se convirtie-
seyo para aquella. Comisaria que los habitantes pasan de ron en su principal apoyo, guiados por Dionisio Jerónimo.
cuatrocientos almas, y continuamente se ofrecen nego- A estos grupos étnicos se unieron distintos contingentes de
cios, pases no certificados, y por lo mismo se necesita cuan- pueblos donde coexistían diferentes grupos étnicos, como
do menos sellito por no saber firmar, los habitantes (Rojas, Pueblo Viejo, Durango, donde convivían aztecas y tepehua-
1992: 208).10 nes; Noztic, habitado por aztecas que ya no hablaban su
lengua; Milpillas Chico, San Francisco y otros donde coexis-
Hay que resaltar que el gobernador de San Andrés se re- tían coras, huicholes y tepehuanos (Meyer, 1984).
fiere al representante de Guadalupe Ocotán como Comisa- Esto permite apreciar que el territorio implicado en el
rio y no como gobernador, aunque el segundo firme como movimiento lozadista fue mucho más extenso que el que
tal en los documentos enviados a la cabecera de la comuni- posteriormente conformaría el estado de Nayarit (Mapa
dad entre 1888 y 1892. Esto enfatiza la situación de Gua- 2). En el territorio huichol —entendido en este momento
dalupe Ocotán como pueblo secundario o subcomunidad como aquellas comunidades establecidas entre los actua-
de San Andrés, que se hacía cargo de su administración ci- les estados de Durango, Zacatecas, Jalisco y Nayarit— las
vil y agraria ante las autoridades del Octavo Cantón, situa- leyes desamortizadoras no se aplicaron de manera formal
ción que prevaleció por lo menos hasta mediados del siglo sino hasta la última década del siglo xix con la entrada de
xx (Téllez, 2005, 2009). las compañías deslindadoras. Sin embargo, desde los inicios
de la segunda década de ese mismo siglo algunos mestizos
10 Ante las autoridades civiles y militares de Jalisco, los gobernadores comenzaron a introducirse en las comunidades como co-
indígenas de San Sebastián —y su anexo Tuxpan de Bolaños-, San merciantes bajo el pretexto de ir de paso hacia poblaciones
Andrés —incluyendo su anexo Guadalupe Ocotán- y Santa Catarina mestizas, aunque finalmente se establecían de manera per-
tienen el carácter de Comisarios encargados del orden, como se aprecia
en la Carta dirigida al gobernador de Tuxpan por Sóstenes Rodríguez en manente y cometían abusos sobre las tierras y personas del
1892 (incluida en Rojas, 1992). lugar. Mientras tanto, las comunidades de San Sebastián y

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San Andrés Cohamiata eran afectadas por la expansión de éxito los sistemas civiles y religiosos de cargos de tipo co-
las haciendas de Camotlán y San Antonio de Padua (Rojas, lonial, aunque el origen de los modelos es diferente (Rojas,
1993; Weigand, 1992). 1992; Weigand, 1992;13 Téllez, 2005, 2009). A pesar de
Las Leyes de Reforma y las previas de desamortización este proceso de reorganización territorial, la comunidad de
comenzaron a instrumentarse en la región de manera in- Santa Catarina se vio afectada al ser integrada como estan-
formal. Los colonos y ganaderos mestizos debieron ampa- cia de la hacienda de la familia Torres de Zacatecas (Wei-
rarse en los decretos oficiales para apoderarse de las tierras gand, 1992).14
de las comunidades, pero sin cumplir con las garantías que En este contexto, entre 1854 y 1873, Lozada mantu-
estas mismas leyes ofrecían a las comunidades (Weigand, vo el control político de la sierra y la unión de los grupos ét-
1992). En este contexto el territorio huichol comenzó a nicos que la conforman, gracias a su promesa de mantener
modificarse apenas a un siglo de la constitución legal de las la estructura del gobierno de las comunidades indígenas y la
comunidades de San Sebastián, San Andrés y Santa Cata- tenencia de la tierra en la región, ya que la aplicación de las
rina. El constante asedio de colonos y ganaderos mestizos Leyes de Reforma amenazaba al sistema de comunidades
para obtener las mejores tierras de la zona obligaron a las establecido por la Corona española, al exponer sus tierras
comunidades a establecer nuevas estrategias para preservar a los colonos y ganaderos mestizos, lo que hubiera afecta-
su territorio comunitario (Téllez, 2005, 2006, 2009). do la cultura huichola al fragmentar de tajo su territorio co-
Una de estas medidas fue la lucha armada mediante la munitario. Respecto a la participación de los contingentes
participación de contingentes huicholes en las tropas loza- wixaritari en el movimiento Lozadista, éstos participaron en
distas. En 1854 Lozada envió a Ventura García al distrito el saqueo y la ocupación de Colotlán, sede administrativa
de Colotlán para invitar a los pueblos del río Bolaños, Jerez del Octavo Cantón al que pertenecían las comunidades hui-
y Villanueva a unirse a la rebelión, y para 1861 entre sus cholas en ese momento (Weigand, 1992). Meyer rescata
tropas se mencionan indios de Bolaños, Jesús María, San el testimonio de Juan de la Rosa y Antonio Carrillo, juez y
Lucas y Chimaltitán entre los que se encuentran algunos gobernador de Santa Catarina respectivamente en el año de
huicholes. En 1863 Manuel Lozada estableció siete distri- 1968, quienes relataban que los ancianos de la comunidad
tos militares dentro de los límites del territorio de Tepic y les habían contado cómo habían sido convocados por Lo-
uno dentro de los límites del Octavo Cantón que incluían zada para tomar Guadalajara y que en el camino un men-
territorio cora y huichol: Huaynamota, encabezado por Mar- sajero les había dicho que se regresaran, pues la ciudad ya
celino Rentería, y Bolaños (Gutiérrez Contreras, 1979).11 había sido tomada y no era necesaria la presencia de su con-
En 1872 el Congreso de Jalisco había reconocido que Hue- tingente. Meyer interpreta este relato como una honrosa
juquilla, Bolaños, Santa María de los Ángeles, San Martín y justificación de la no participación de los huicholes de San-
Mamatla se encontraban bajo influencia lozadista (Rojas, ta Catarina en la batalla, ya que seguramente enviaron a su
1992, 1993). Algo que podemos interpretar como otra es- gente después de ésta y, al comprobar la derrota, regresa-
trategia para la protección de este territorio y evitar el co- ron a su comunidad, en contraposición a otras comunidades
lapso de las comunidades ante la presencia de los colonos que bien pueden definirse como la punta de lanza de la re-
mestizos y el cuestionamiento a la legalidad de las estruc- belión (Meyer, 1984).
turas comunitarias, es la reorganización territorial por medio A su vez, el movimiento lozadista ocasionó que los mi-
de la creación de dos nuevas poblaciones: Guadalupe Oco- sioneros, que intentaban limpiar las ceremonias católicas
tán (1847-1853) y Tuxpan12 (1885), que adoptaron con huicholas de sus elementos aborígenes (Fikes et al., 1998;
Weigand, 1992), abandonaran esta área nuevamente. Des-
11
Los otros distritos eran los de Tepic, San Luis de Lozada, pués de la derrota de Lozada en 1873 los huicholes pu-
Ahuacatlán, Compostela, San Blas y Santiago (Gutiérrez Contreras, dieron conservar su estructura comunal hasta la década de
1979).
12 1880. Sin embargo, para finales de este periodo comenzó
Más que el establecimiento o fundación del pueblo de Tuxpan de
Bolaños, parece que debemos hablar de un repoblamiento, dado que una nueva oleada de invasiones mestizas (Weigand, 1992),
en febrero de 1885 Salvador Correa y Chacón, secretario de Colotlán ya que a partir de la constitución del Séptimo Cantón como
notificaba que unos cuatrocientos huicholes que decían pertenecer territorio federal el 14 de enero de 1869 y después de la
a San Sebastián declaraban “que están radicados en el pueblo de
Tuxpa punto que está abandonado desde la espulción de los Señores 13 Específicamente en “Aculturación diferencial entre los indios
Españoles, perteneciente a dicho San Sebastián y que en virtud de
hacer la reforma y reparación de ese pueblo, se presentan pidiendo la huicholes”, en Ensayos sobre el gran Nayar. Entre coras, huicholes y
licencia respectiva para hacer dicha reparación”, petición aprobada por tepehuanos (1992).
14 Ídem.
el Director político de Toatiche (citado en: Rojas 1992: 198-199).

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derrota y muerte de Lozada en 1873, los pobladores de las soberano (Gutiérrez Contreras, 1979; Meyer, 1984, 1997;
comunidades mestizas de Huajimic y La Yesca, autoadscri- Muriá, 1997).
tas al actual territorio de Nayarit, comenzaron a extenderse Este proceso generó una serie de conflictos que persis-
sobre el territorio huichol y además disputaban la posesión ten en nuestros días respecto a los límites entre el Séptimo
de las tierras de la hacienda de Camotlán, misma que el go- y el Octavo Cantón, especialmente en la zona que com-
bierno de Jalisco consideraba propiedad del Ayuntamiento prende La Yesca, Huajimic, Apozolco y Puente de Camot-
de Bolaños y que también eran reclamadas por los huicholes lán que hoy forman parte de Nayarit, y Colotlán y Bolaños,
(Rojas, 1992, 1993). Esta situación se repitió en Guadalu- Jalisco, centros de población mestiza que ejercen influen-
pe Ocotán, cuyas tierras eran reclamadas por los mestizos cia sobre el territorio huichol. Para 1846 el Octavo Cantón
de Huajimic (Téllez, 2005, 2009). En cuanto a las comuni- estaba integrado por dos departamentos: Colotlán y Bola-
dades indígenas cercanas a los huicholes, los tepecanos de ños.16 Para 1863 el territorio ocupado por las comunidades
San Lorenzo Azqueltán, —ubicados en el cañón de Bola- huicholas de San Sebastián, San Andrés Cohamiata (que ya
ños, Jalisco— también sufrieron el embate de los ganaderos incluía a la misión de Guadalupe Ocotán) y Santa Catarina,
y medieros mestizos, lo que dio como resultado la desapari- al igual que la hacienda de Camotlán, se encontraban bajo la
ción de las comunidades tepecanas como organización so- jurisdicción de Bolaños (Banda, 1982).
cial (Shadow, 1978, 2002). Durante el tiempo que duró el dominio de Lozada, esta
zona perteneció al Distrito Militar de Bolaños, que se en-
El movimiento lozadista y sus repercusiones en contraba bajo el control de los jefes lozadistas de la región.
Guadalupe Ocotán Sin embargo, a la caída de Lozada este distrito fue reinte-
grado al Octavo Cantón según las disposiciones de Lerdo
Entre 1863 y 1892 los huicholes de Guadalupe Ocotán de Tejada que en 1873 intentó zanjar las disputas territo-
aparecen como actores de los movimientos políticos más riales entre Jalisco y Tepic al establecer que: “los pueblos y
importantes de la región, mismos que afectaron a esta go- rancherías que pertenecían al antiguo Cantón que hoy es
bernancia y su territorio en el futuro. Así, hay constancia de distrito Militar de Tepic, son los únicos que deben conti-
que en 1863: “El pueblo de Guadalupe Ocotán desconoce nuar formando parte del mismo distrito, reincorporándose
al gobierno liberal, y se adhiere en todas sus partes al plan en consecuencia á los Estados referidos de Jalisco y Duran-
de San Luis, sostenido por el Exmo. Sr. General Manuel Lo- go los que les pertenecían” (citado en Muría, 1997: 108).
zada” (Rojas, 1992: 190). Rojas (1993) considera que su Esta orden fue acatada parcialmente por Francisco Tolenti-
participación en esta lucha está relacionada con la supervi- no, jefe político de Tepic quien giró las órdenes pertinentes a
vencia de la comunidad recién fundada. Aunque esta autora los pueblos de Huejuquilla, Santa Catarina, San Andrés Co-
no nos dice de quién se defienden los pobladores de la nue- hamiata y Guadalupe (Ocotán), además de Mezquitic con
va gobernancia, me atrevo a pensar que su unión a las tro- sus ranchos y haciendas, para que se sujetaran nuevamente
pas de Lozada fue, fundamentalmente, para defenderse de a las autoridades del estado de Jalisco (Muriá, 1997). Sin
los colonos mestizos que acompañaron a los misioneros que embargo, esta disposición no se aplicó ni a La Yesca ni a Ca-
fundaron este pueblo, pero también de las presiones ejerci- motlán. Desde entonces, Jalisco y Nayarit han mantenido
das por las comunidades indígenas vecinas. largas disputas para delimitar sus fronteras, específicamente
El movimiento lozadista, como parte de una estrategia en esta zona. Estos enfrentamientos repercutieron violen-
política y económica promovida desde Tepic, favoreció la tamente en las relaciones entre los indígenas y los mesti-
separación del Séptimo Cantón respecto al estado de Jalis- zos en la región, pero también fragmentaron la unidad de
co y su posterior reconocimiento como Territorio, Departa- las comunidades indígenas que hasta ese momento se en-
mento, Distrito militar15 y, finalmente, como estado libre y contraban bajo la órbita del gobierno jalisciense y su Octavo
15 En 1859 el gobierno conservador de Miguel Miramón aprobó Cantón, específicamente por las municipalidades de Mez-
la creación del Territorio de Tepic como reconocimiento “[…] a los quitic y Bolaños (Téllez, 2005, 2009).
eminentes servicios prestados […] por las fuerzas auxiliares del Distrito
16 El Departamento de Colotlán incluía las municipalidades de
de Tepic” (Decreto del 24 de diciembre de 1859, citado en Gutiérrez
Contreras, 1979: 137). En 1867el gobierno juarista convirtió el Colotlán, Santa María de los Ángeles, Huejúcar, Tlalcozahua, Mezquitic,
Séptimo Cantón de Jalisco en Distrito militar, bajo control directo de Huejuquilla, Totatiche y Mamatla. El Departamento de Bolaños estaba
la capital de la República (Gutiérrez Contreras, 1979; Meyer, 1984; integrado por las municipalidades de Bolaños, Chimaltitán y San
Muriá, 1997). Entre 1884 y 1885, el Congreso de la Unión convirtió Martín. Del mismo modo, la hacienda de Camotlán y el rancho de
al Distrito militar de Tepic en Territorio de la Federación (Gutiérrez Camotlán, fundado a mediados del siglo xix, pertenecían a este cantón
Contreras, 1979; Muriá, 1997). (Muriá, 1997).

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A la muerte de Lozada algunos líderes regionales apro- lizada ante la Dirección política de Mezquitic se canalizó
vecharon su influencia para hostigar y apoderarse de las hacia el Departamento de Bolaños. Las averiguaciones del
tierras de las comunidades de la sierra, mismas que ha- responsable de este departamento, de apellido Zepeda, re-
bían defendido previamente. La Hacienda de Camotlán fue velaron los problemas derivados de la separación del Terri-
apropiada entre 1873 y 1888 por Mariano García (Muriá, torio de Tepic, ya que manifestaban sus inquietudes sobre
1997), mientras que Guadalupe Ocotán era afectada por la administración de San Juan Bautista de Camotlán —la
Porfirio, Longines y Luis Navarrete, vecinos de Huajimic que hacienda—, Ostoc, Santiago de Acaspulco y otras poblacio-
desde 1879 se habían adueñado del Potrero y la Cofradía nes que habían sido adscritas a la municipalidad del Real de
bajo el pretexto de que estos terrenos se encontraban den- La Yesca19 y, con ello, al Territorio de Tepic, a pesar de que
tro de los límites del Territorio de Tepic (Rojas, 1993). dichos pueblos habían estado adscritos al Departamento de
Ante ello, los huicholes de Guadalupe Ocotán se nega- Bolaños. Este funcionario indica que estos asentamientos
ron a pertenecer a Tepic, de donde provenían los ataques a fueron abandonados durante la guerra emprendida por Lo-
la unidad comunitaria. A su vez, reconocían al gobernador zada y Rentería para convertirse en propiedad particular de
de Jalisco como máxima autoridad y manifestaban su per- los jefes lozadistas (Rojas, 1992), situación que de algún
tenencia al Octavo Cantón como anexo de San Andrés Co- modo se reflejaba en la invasión realizada por los Navarrete
hamiata, a través de una carta enviada a Juan Bautista de sobre las tierras de Guadalupe Ocotán, aunque las autorida-
la Cruz, gobernador de San Andrés Cohamiata, quien la ca- des de Colotlán se abstuvieron de intervenir en esos lugares
nalizó hacia el director político de Mezquitic. En 1888 un (Téllez, 2005, 2009).
documento firmado por Brígido Aguilar, gobernador indíge- Zepeda consideraba que los abusos contra los indígenas
na de Guadalupe Ocotán, y Catalino Arriaga,17 secretario y otras personas de la zona se debían a su lejanía, que la po-
de la gobernancia, reporta esta situación en los siguientes nía fuera de la acción de la ley, y a la vez descalificaba el re-
términos: clamo de los indígenas de Guadalupe Ocotán, debido a que:
“[…] por informe de alguna persona he recibido parecer que
Y por sus abusivas de ellos, ha tenido el gobierno de Tepic la queja que exponen los citados indígenas es infundada,
que movernos a fin de que quiere que correspondamos a pues según los mismos informes por aquellos rumbos se en-
su mando. Siendo que desde tiempo inmemorial hemos co- cuentran alojados varios de los individuos que pertenecieron
rrespondido al 8º. Cantón de Jalisco y no a Tepic y hemos a las chusmas de Lozada” (citado en Rojas, 1992: 205).
también esponemos que es grande la miseria que estamos Esto se debía a que los Navarrete establecieron sus
sufriendo tan enormísima con los individuos Navarrete (ci- cuarteles y ranchos dentro de los límites de Guadalupe Oco-
tado en Rojas, 1992: 207).18 tán, lo que les brindaba cierta facilidad para asediar esta go-
bernancia y las zonas colindantes del Octavo Cantón.20
Ese mismo año, las autoridades del Octavo Cantón reali- Además, las autoridades de Jalisco documentaron los nexos
zaron un informe sobre los departamentos, municipalidades, de algunos habitantes de Guadalupe Ocotán con los Nava-
comisarías políticas, haciendas y ranchos que lo conforma- rrete. En 1884, el director político de Mezquitic se dirigió al
ban, donde asentaban que el rancho de Camotlán pertene- jefe político de Tepic para quejarse de que Leandro García,
cía a la municipalidad de Bolaños (Muriá, 1997). En tanto, acompañado de nueve hombres del pueblo de Guadalupe
la queja de San Andrés Cohamiata y Guadalupe Ocotán rea- Ocotán, había llegado a Santa Catarina para exigirle al go-
17
bernador indígena la entrega de unas vacas. Como no logra-
Catalino Arriaga era un mestizo, vecino de Huejuquilla El Alto,
que se desempeñó como maestro y secretario de la gobernancia, ron su cometido, amenazaron con regresar para arrasar con
señalado como “persona fidedigna y honbre de bien honrrado a toda el pueblo. Según esta carta, estas personas eran mandadas
prueba” (Rojas, 1992: 208). No obstante, en 1892 —el mismo año por Marcelino Rentería. Además, se menciona que Guada-
en que Guadalupe Ocotán fue víctima de una epidemia de tifo— este
mismo personaje fue acusado de cometer abusos contra la gente de la
19
gobernancia al imponerse como autoridad con capacidad para castigar En 1901 el estado de Jalisco aún consideraba al municipio de
y multar, además de exigir el pago de cinco mulas, un pedazo de La Yesca como parte de esta entidad federativa, como lo señalaba el
terreno, diez vacas y dinero en efectivo para conseguir y leer el título gobernador Luis C. Curiel en la Memoria presentada al Congreso del
de la comunidad, lo que al parecer nunca realizó (Rojas 1992: 225). estado, aunque “se haya en posesión de mero hecho en el territorio de
18
En el documento que acompaña esta queja, el gobernador de Tepic” (Gutiérrez Contreras 1995: 97).
20 En la zona noroeste de Guadalupe Ocotán, cerca del río
San Andrés se refería al de Guadalupe Ocotán como comisario. Esto
puede indicar que aún no existía un reconocimiento de las autoridades Chapalagana (al sur) y Huaynamota (al oriente), existe un lugar
de este pueblo como iguales, sino como subordinadas a la cabecera de conocido como el fortín de Lozada o Bolañitos, famoso por haber sido
la comunidad. base de operaciones de este líder o sus lugartenientes.

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lupe Ocotán pertenece al Distrito de Tepic (Rojas, 1992, p y, hacia el norte, de una buena parte del territorio huichol
198). Es posible que el director político de Mezquitic des- que comprende parte de la comunidad de San Andrés Co-
conociera la situación de esta gobernancia como anexo de hamiata y —especialmente— Guadalupe Ocotán, mientras
San Andrés y, por tanto, dependiente de Mezquitic y Colot- que al poniente rebasa la Sierra de Pajaritos y se apodera
lán o, por lo menos, que hubiera evitado discutir la circuns- de la colindancia de la hacienda de Camotlán. La cartogra-
cripción a la que pertenecía esta gobernancia. Respecto a fía del Territorio de Tepic registraba la zona ocupada por las
la alianza de Guadalupe Ocotán con las tropas de Rentería, comunidades indígenas del Octavo Cantón como terrenos
más bien debemos pensar en un grupo de indígenas adeptos baldíos, asignados a algunos de estos políticos, como cons-
a este jefe militar, pero no en una representación del pueblo ta en el Plano del Territorio de Tepic (sin fecha) presenta-
(Téllez, 2005, 2009). do por Gutiérrez Contreras donde se asientan los “Terrenos
Esta situación se repitió en 1892, ocasión en que las del Señor Don Luis García Teruel, el Señor General Rosendo
autoridades indígenas de Guadalupe Ocotán —José Cruz Márquez y el Sr. General L. Romano” (Gutiérrez Contreras,
Díaz, gobernador; Francisco Pancho, Alcalde y Catalino 1979, 1995) (Mapa3).
Arriaga, secretario— levantaron una queja ante el Depar- En tanto, el Plano de la zona deslindada en el Territo-
tamento de Mezquitic debido a que consideraban que el rio de Tepic en el año de 1888, publicado en 1893 (Carta
ingeniero Carlos Ramiro —encargado del gobierno para 2867D-CGE-7235-A de la Mapoteca Orozco y Berra, sin
practicar las medidas y el reconocimiento del territorio de fecha) (Mapa 4), correspondiente a la zona wixarika que
Tepic— había invadido los terrenos de San Andrés, San Se- sirve como límite del Octavo Cantón, aparece con la leyen-
bastián y sus respectivos anexos —Guadalupe Ocotán y da de Terreno baldío, mientras que en el mapa de los “Te-
Tuxpan de Bolaños—. A su vez, manifestaban que “[…] no rrenos Próximos a Guadalupe Ocotlan S. E. Y Huayixomota
pertenesemos a Tepic y solo si somos del estado de Jalisco y Santiago” (Carta 2847-CGE-7235-A de la Mapoteca
8º Canton” (citado en Rojas, 1992: 224). Además aprove- Orozco y Berra, sin fecha) (Mapa 5) la zona de Guadalu-
chaban para quejarse de los ingenieros que habían invadido pe Ocotán y la parte sur de la comunidad de San Sebastián
el territorio de la gobernancia un año antes bajo las órdenes Teponahuaxtlán y Camotlán aparecen dentro del Séptimo
del hacendado de Camotlán, arrebatándoles diez sitios de Cantón. Mientras tanto, parte de la zona de San Andrés Co-
ganado mayor que se integraron a esa hacienda. hamiata que limitaba con la zona cora aparece con la leyen-
Al separarse el Territorio de Tepic de Jalisco, y con el arri- da de Terreno baldío.22
bo de Porfirio Díaz al poder, se aplicaron formalmente las Los conflictos por tierras no se limitaban a la presencia
Leyes de Reforma en la región, lo que abrió el camino a los colonizadora en la zona, sino que se extendían a las tensas
ganaderos y colonos mestizos pero sobre todo a militares y relaciones entre las comunidades indígenas que desde el si-
políticos para apropiarse de extensos terrenos de la zona na- glo xviii mantenían entre sí constantes litigios para definir
yarita y los límites del Octavo Cantón, para desarrollar la ga- sus límites. En 1882 se hizo el reconocimiento de las tie-
nadería y la explotación de los recursos forestales. Algunos rras de Tenzompa, Noztic, Huejuquilla y Santa Catarina, lo
de estos personajes, como Rosendo Márquez, Carlos Rivas que reveló una serie de conflictos intercomunitarios cuan-
y Leopoldo Romano, pertenecían a la clase política de Tepic. do se denunciaron los abusos de los de Tenzompa, que ex-
Márquez había sido diputado federal por el estado de Jalisco tendían sus reclamos hacia las tierras de Santa Catarina y
y había despojado a las comunidades indígenas asentadas al Noztic —quienes presentaron sus títulos y pudieron docu-
sur del río Huaynamota (Muriá, 1997), mientras que Rivas,
22 Gutiérrez Contreras presenta este último mapa como el Plano
quien fue Jefe político de Tepic en tiempos de Lozada y se-
de la zona deslindada en el Territorio de Tepic. Límites con Colotlán,
nador durante el porfiriato había integrado a Hostotipaquillo Jalisco. Al parecer, esta cartografía está fundamentada en el Ensayo
dentro del Territorio de Tepic. Del mismo modo Leopol- estadístico y geográfico del Territorio de Tepic realizado por Julio
do Romano, jefe político del territorio de Tepic, se apode- Pérez González en 1894 (Gutiérrez Contreras, 1995; Muriá, 1997).
Este estudio fue patrocinado por Leopoldo Romano cuando era Jefe
ró de los terrenos de las comunidades ubicadas en la zona político de Tepic, lo que ayudaría a este y otros grandes terratenientes
al sur de Huajimic y que comprendían a Apozolco y Amat- de la región ampliar los límites del territorio de Tepic y apoderarse de
lán de Jora.21 Mientras tanto Luis García Teruel se apode- las tierras de las comunidades asentadas en los límites con el Octavo
Cantón. Este trabajo hace una lectura parcial de los documentos y
ró —desde la ciudad de México— del área de Huajimic decretos existentes, por lo que presenta graves contradicciones en
cuanto a los límites entre la zona de La Yesca y los estados de Zacatecas
y Jalisco. Sin embargo, permitió ignorar el decreto presidencial de
21 Según Muriá, la zona de Apozolco fue denunciada por Leonor V.
1873 que ordenaba la reincorporación de las poblaciones de Jalisco y
de Romano (Muriá, 1997) Durango a sus respectivas jurisdicciones.

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mentar sus quejas contra los de Tenzompa— además de que blos fundados alrededor de las misiones se encontraban
promovían la tala de árboles en las tierras de estas comuni- abandonados. Ante esta situación, el P. Manuel Ma. Estra-
dades al conceder permiso a los vecinos de Valparaíso para gues describía el “lamentable estado de la tribu huichol” de
explotar esos bosques. Cinco años después, en 1887, se re- la siguiente manera:
tomaron los trabajos para efectuar los repartos, por lo que
se exigió a los pueblos que comprobaran sus derechos y co- Tanto es la necesidad y abandono de esta degradada raza,
lindancias por medio de sus títulos coloniales, lo que generó que poco falta para que se confunda con las tribus bárbaras
nuevas acusaciones entre las mismas comunidades huicho- de nuestra gran China […] nuestros huicholes observan y
las. Así, San Andrés y San Sebastián acusaban a los de San- restablecen innumerables prácticas de gentilismo; muchos
ta Catarina de invadir sus tierras, misma que revertía Santa ignoran la existencia de Dios y la inmortalidad del alma…
Catarina al culpar a San Andrés, lo que ocasionó violentos esto [se alimentan] de reptiles y substancias silvestres […]
enfrentamientos entre las tres comunidades y por lo que se fijan su habitual morada entre los riscos o abismo impene-
solicitó la intervención de las autoridades para delimitar los trables e inaccesibles […] las demás tribus de esta zona cu-
límites de comunidad. Como respuesta a esta solicitud, a fi- bren su desnudez con alguna o total modestia y procuran el
nales de 1888 el gobierno comisionó al ingeniero Rosendo santo bautismo. Los huicholes propenden el estado de “na-
Corona para realizar los trabajos y elaborar un acta de fija- turae purae” y quieren retroceder al estado del gentil y del
ción de límites entre San Sebastián, San Andrés, Santa Ca- salvaje… el huichol también tiene [sus templos], pero sus
tarina, Tenzompa y Noztic. Una vez que se realizaron estos prácticas religiosas son mas bien remedos de los gentiles y
trabajos, este funcionario propuso que a cada pueblo se le del misticismo” (algunos documentos del Nayarit, citados
diera una copia del acta para evitar conflictos en lo sucesivo por Campos, 1979: 16).
(Rojas, 1992, 1993). Sin embargo los conflictos para defi-
nir los límites entre las comunidades continuaron en los años Lumholtz fue testigo del abandono de las misiones y se-
siguientes y al parecer hubo algunos gobernadores indígenas ñalaba como nota particular de Guadalupe Ocotán que “[…]
que actuaron en contra de sus homólogos por las invasiones en el interior de la pequeña iglesia encontré una decoración
y enfrentamientos sucedidos durante esta época, por lo que original: los periódicos oficiales del gobierno del Estado cui-
las autoridades del estado de Jalisco implantaron en 1892 dadosamente suspendidos en largas tiras á manera de col-
una serie de lineamientos destinados a legalizar las atribu- gaduras” (Lumholtz, 1986a: 280-281). En tanto, Preuss
ciones de estos gobernadores indígenas, además de que li- señalaba que era “poblado que está conformado por aproxi-
mitaban sus atribuciones al pueblo (gobernancia) al que madamente doce casas dispersas. La iglesia es una construc-
pertenecían (Rojas, 1992; Téllez, 2005, 2009). ción de adobe […]” (Preuss, 1998: 179-180). Hacia 1892,
sus habitantes eran considerados como los indígenas más
Guadalupe Ocotán a finales del siglo xix “civilizados” de la región basándose en el testimonio de Juan
Bautista de la Cruz, gobernador de San Andrés, quien seña-
El movimiento lozadista interrumpió la actividad misione- laba —en 1888— que: “Hay la bentaja que toda la jente de
ra en territorio huichol. En 1863 la diócesis de Zacatecas Guadalupe Ocotán es muy tratable, al hablar ablan el Caste-
se hizo cargo de ella a través de visitas pastorales, que em- llano Comúnmente hombres, Niños y Mujeres, por la misma
pezaron a realizarse a partir de 1868.23 Para 1884, los pue- rasón la enseñanza prospera en grados de adelanto y progre-
so en las letras” (citado en Rojas, 1992: 208; 1993). Los
23 Estas visitas se inician en los pueblos de San Sebastián, Santa
testimonios de Lumholtz y Preuss apuntan más hacia una
Catarina y San Andrés por parte de los padres Florencio Santillán y Pablo
Sánchez Castellanos. Esta labor fue continuada por Francisco Marentes aculturación material. Por ejemplo, entre 1895 y 1898,
y Wenceslao Aguilar, que hacían sus visitas desde Mezquitic, Jal. Entre Lumholtz se refiere a Guadalupe Ocotán e indica que: “Muy
1873 y 1879 estas visitas eran realizadas por los padres Telésforo escaza influencia parece haber ejercido en ellos la civiliza-
Carlos y Antonio Soto (cura de Huejuquilla y Vicario de la Hacienda
de San Antonio, respectivamente). Durante este último periodo el ción, si no es que en los hombres se dejen el cabello bastante
segundo Obispo de Zacatecas —José Ma. Refugio Guerra— visitó corto, peculiaridad que, por supuesto, se debe a la proximi-
la sierra huichola en dos ocasiones (1873 y 1879) llevándose ocho dad de los ‘vecinos’ que se han apropiado la tierra algunas
niños huicholes para educarlos en Zacatecas. Uno de ellos, Marciano
Ríos, llegó a ser sacerdote josefino y colaboró en la evangelización de millas al sur, y establecido el pueblo de Huajimi” (1986, t. II:
los huicholes. En 1869 el padre Pantaleón Salazar se había hecho cargo 281). En tanto, Preuss indica —en 1907— que: “Pude ob-
de la misión de Guadalupe Ocotán, pero al año siguiente fue nombrado
presidente de los misioneros y se dirigió a San Sebastián, donde había servar que muchos ya se vestían como mestizos [vecinos]”
estado anteriormente (Campos, 1979, Pérez s/ f). (Preuss, 1998: 179-180).

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En cuanto a la fundación de Guadalupe Ocotán y su per- se indivisas. Como resultado las tierras de las comunidades
tenencia a Jalisco, la información vertida por Lumholtz, Di- huicholas se sacaron a remate. En Santa Catarina la comuni-
guet y Preuss24 es un tanto contradictoria. Lumholtz señala dad pidió que se le condonara el pago de sus contribuciones,
que “Guadalupe Ocotán, el pueblo huichol situado más al sur, a lo que se opusieron el receptor de rentas de Mezquitic y el
es de origen reciente, pues se formó en 1853. Antes perte- asesor del gobernador de Jalisco, quienes consideraban que
necía el distrito á San Andrés” (Lumholtz, 1986a: 280). A de hacerlo se fomentaría la indolencia de los indígenas (Ro-
su vez Diguet divide el territorio huichol en cuatro zonas o jas, 1992, 1993). En San Sebastián se habían organizado
distritos: Santa Catarina, San Sebastián, San Andrés y Gua- nuevas rancherías administradas por los ganaderos mestizos
dalupe Ocotán. En cuanto a la distribución de estas zonas o asentados cerca de Tuxpan mismos que intentaron reubi-
distritos indicaba que los tres primeros pertenecían a Jalisco y car el pueblo de San Sebastián y mudarlo a San José, aun-
el último al Territorio de Tepic, mismo que se había separado que fracasaron. No obstante, en esta época llegaron a residir
de San Andrés en los años sesenta del siglo xix (1992).25 más de cincuenta familias mestizas dentro de la comunidad,
Que Diguet incluya este pueblo dentro del Territorio de Te- mientras que para principios del siglo xx la comunidad había
pic se explica si consideramos que su segunda expedición a sido colonizada casi por completo por los mestizos (Wei-
la zona huichola —realizada en 1897— partió de la capital gand, 1992).26 En tanto, San Andrés Cohamiata continua-
de dicho territorio, como lo reseña Antonio Zaragoza en la ba la búsqueda de sus títulos para protegerse del despojo o
publicación Lucifer (citada en Jáuregui, 1992: 28-29). Ade- de que sus tierras se declararan baldías. Al mismo tiempo los
más, las referencias de Diguet parecen indicar que la forma- padres josefinos se apropiaran de algunos predios en esta
ción de este asentamiento y su separación de San Andrés comunidad.27 Para 1908 había asentados unos cien veci-
Cohamiata y por ende de Jalisco, fue un hecho simultáneo. nos dentro de la comunidad (Rojas, 1992, 1993).
Lumhotz y Diguet manifiestan cierto acuerdo en cuanto a En esta época renació el interés económico por las tie-
la fecha de fundación del pueblo de Guadalupe Ocotán y la rras de los huicholes, más allá del interés de los vecinos
aparente separación de San Andrés. Por su lado, Preuss asu- mestizos por apoderarse de terrenos para el desarrollo de la
mía erróneamente que la formación de dicho asentamiento ganadería. Desde 1890 la Secretaría de Agricultura y Fo-
era contemporánea a la de las tres comunidades principales mento nacionalizó las tierras de El Tule. A principios del
al indicar que: “La iglesia de Guadalupe, al igual que los otros siglo xx Guadalupe Franco y Alva, cuarto Obispo de Zaca-
templos católicos que existen en la sierra, fue construida por tecas, negoció con una compañía norteamericana la explo-
los jesuitas en la época de la conquista hace casi doscientos tación de algunos minerales localizados en la sierra (Rojas,
años, pero renovada y ampliada a mediados del siglo pasado” 1993). La reapertura del mineral de Bolaños hizo que los
(Preuss, 1998: 179-180). mineros pusieran atención en estas tierras que les servirían
para proveerse de combustible a bajo precio. Para 1909 los
Entre la Revolución y la Cristiada: éxodo y terrenos de esta área, que Tuxpan reclamaba, fueron em-
reorganización en Guadalupe Ocotán bargados por la receptoría de Chimaltitán (Rojas 1992,
1993). La colonización de esta zona fue promovida por el
La Revolución Estado para promover el contacto de los indígenas con la
gente blanca de razón, para “civilizarlos” de manera eficaz,
Entre la última década del siglo xix y la primera del siglo xx, proyecto acariciado desde los tiempos de Juárez y que se
las comunidades huicholas intentaron defender sus tierras ve reflejado en una frase de Julio Pérez González, autor del
del tardío pero vigoroso empuje de las leyes desamortiza- Ensayo estadístico y geográfico del Territorio de Tepic, en
doras y el avance de los mestizos. En 1901, el gobernador 1894: “¿De qué sirve esa población indígena y semisalvaje
de Jalisco emitió una serie de decretos y circulares que de- de Nayarit, si no se civiliza por medio del roce con otras ra-
claraban que las tierras de la región no debían mantener-
26
Específicamente en “El papel de un mestizo indianizado en
24
Lumholtz realizó sus estudios entre coras y huicholes en el periodo la revuelta huichol de 1950 en Jalisco, México”, pp. 17-31; y en
comprendido entre 1895 y 1896, regresando con los huicholes “Aculturación diferencial entre los indios huicholes”, pp. 153-174.
en 1898 y 1905. Por su parte, las expediciones de León Diguet se 27 A principios del siglo xx, como respuesta a las necesidades
realizaron en los años de 1896, 1897, 1898 y 1900. En tanto, Preuss espirituales de esta zona, el Obispado de Zacatecas invitó a los padres
visitó la sierra Nayarita en 1905. josefinos para atender las misiones de la zona Huichola que, desde
25 Como parte de este distrito, Diguet (1992d) incluye a Tuxpan, la
1884, se encontraban abandonadas. Su actividad comenzó en 1901
última gobernancia Wixárika que se formó a finales del siglo xix y que con la llegada de los padres Juan Antonio Martínez, José Román Frías
en realidad pertenece a San Sebastián. y Marciano Ríos —este último de origen huichol— (Campos, 1979).

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zas que debía traer la inmigración?” (Pérez González, citado de esta jurisdicción a cambio del reconocimiento de gran-
por Jáuregui, 1992). des extensiones de tierra como propiedad particular. Por
Sin embargo, este proceso se vio interrumpido duran- julio de 1912 los rebeldes de Huajimic y Camotlán, enca-
te el periodo revolucionario. La coyuntura militar ocasionó bezados por Camilo Rentería, dominaron la región e incluso
que entre 1916 y 1917 se abandonaran las misiones, contaban entre sus filas con un contingente de huicholes de
lo que permitió a los huicholes defenderse y reforzar su San Sebastián y algunos de Guadalupe Ocotán. Estas tropas
sistema comunal y ceremonial, aunque no recuperaron ligadas al orozquismo se volvieron villistas a la muerte de
sus tierras perdidas ya que faltaba integrar a las comuni- Madero (Rojas, 1993). La alianza de estos huicholes con
dades muchas tierras de las periferias que seguían en ma- Camilo Rentería puede estar relacionada con la influencia de
nos de hacendados y pueblos vecinos. La participación de Marcelino Rentería, uno de los antiguos jefes lozadistas que
los huicholes en la lucha revolucionaria se hizo de manera tuvo gran influencia sobre Huaynamota y las comunidades
diferenciada, sin que influyera en sus alianzas alguna ideo- vecinas en esa época (Téllez, 2005, 2009).
logía en particular sino el interés por defender sus respecti- Como una medida para mantener el orden político y
vos territorios comunitarios de los mestizos, pero también militar en la región, la XXIII Legislatura de Jalisco emitió el
de las pretensiones de otras comunidades indígenas (Fikes Decreto 1416 por medio del cual se “Erige una Comisa-
et al., 1998; Meyer, 1992; Rojas, 1992,1993; Weigand, ría Política y Judicial en San Andrés Cohamiata, 3er. De-
1992;28 Téllez, 2005, 2009). partamento del 8. Cantón, contando en su circunscripción
En esta época se perfiló el papel de San Sebastián como con los ranchos que pertenecen a este pueblo mas los pue-
la comunidad más influyente de la zona huichol. En ese en- blos de Santa Catarina, San Sebastián, Tuxpan y Guadalupe
tonces, San Sebastián es la comunidad más grande y se asu- Ocotán”.30 Sin embargo, el establecimiento de esta comisa-
me como la más antigua y tradicionalista lo que contribuyó ría suscitó conflictos entre las comunidades debido a que los
a que durante el siglo xx se constituyera como salvaguarda gobernadores indígenas de Santa Catarina y Tuxpan, princi-
de la integridad del territorio huichol en su conjunto e, indi- palmente, rechazaban estar supeditados a la nueva instan-
rectamente, del territorio de Jalisco ya que fue la que resis- cia de autoridad civil. Francisco Martínez, Comisario Político
tió con mayor energía el embate de los invasores mestizos de San Andrés manifestaba que un mestizo y un huichol de
que, apoyados por los intereses políticos de Tepic, intenta- Santa Catarina habían influido sobre la gente de las comuni-
ban apoderarse de las tierras indígenas.29 A pesar de esta dades para que rechazaran esta nueva instancia administra-
defensa, a mediados del siglo xx una parte importante de tiva, bajo el argumento de que era creación de particulares
las comunidades de San Sebastián y San Andrés fue integra- para apoderarse de sus tierras (Rojas, 1992: 245). Ante
da dentro de los límites del actual estado de Nayarit. esto el director político de Mezquitic realizó una averigua-
A mediados del siglo xix esta zona se convierte nueva- ción que dio como resultado la denuncia en contra del di-
mente en una región de frontera en que los recursos natu- rector de la escuela de San Andrés, quien era acusado de
rales, aparentemente subexplotados por los indígenas, son manipular a los comisarios y aprovecharse de la ignorancia
susceptibles de ser aprovechados por las sociedades mesti- de la gente para cometer graves abusos. Por esta situación
zas de Jalisco y Nayarit. Estas sociedades debieron estable- y la lejanía de San Andrés respecto a los principales centros
cer una fuerte competencia para apoderarse de esta zona administrativos de la región, el director político de Mezqui-
e iniciar la explotación de sus recursos forestales y de las tic sugería que la sede de la comisaría fuera trasladada a San
zonas aptas para la ganadería. Aunque estas tierras perte- Sebastián o, en su defecto, se instituyera una nueva comisa-
necían a las comunidades indígenas adscritas al Octavo ría en Santa Catarina, comunidad que se negaba a integrarse
Cantón de Jalisco, es posible que los antiguos jefes lozadis- a San Andrés (citado en Rojas, 1992: 246-247). Sin em-
tas y los nuevos jefes revolucionarios establecieran alianzas bargo, esta propuesta no tuvo efecto.
estratégicas con el gobierno de Tepic para ampliar los límites Al año siguiente, Francisco Martínez volvió a dirigirse a
instancias superiores para denunciar que Jesús Carrillo había
28
Específicamente en: “Grupos cooperativos de trabajo en activi- intentado quitarle el sello oficial bajo el argumento de que
dades de subsistencia entre los indios huicholes de la gubernancia de
San Sebastián Teponahuaxtlán, municipio de Mezquitic, Jalisco, Méxi-
co”, en Ensayos sobre el gran Nayar. Entre coras, huicholes y tepehua- 30 Decreto 1416, aprobado el 29 de marzo de 1912 y publicado el
nos (1992), pp. 33-104. 1º de abril del mismo año. Se encuentra en el Índice de Decretos 2ª.
29 De este modo, la comunidad de San Sebastián y sus líderes
XXIII Legislatura (Marzo 1º. De 1912 a enero 31 de 1913) 1407 a
comunitarios se constituyeron en salvaguarda del territorio huichol y 1548. Unidad de Informática-Congreso del Estado de Jalisco 2000:
nuevos indios fronterizos del territorio jalisciense. www.jalisco.gob.mx/legisla/congreso/legis/tablaleg.html

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sólo reconocerían al gobierno indígena, además de que las pero sobre todo a las comunidades indígenas de la zona
comunidades aledañas se negaban a reconocer la Comisaría y apoderarse de sus tierras. Como respuesta los huicho-
de San Andrés Cohamiata. Por otra parte, este reporte indi- les, aun los de San Sebastián, optaron por el carrancismo
ca la presencia de Petronilo y Francisco Barrios, “de los que y acudieron al gobernador y comandante militar constitu-
anduvieron con Camilo Rentería” (citado en Rojas, 1992: cionalista de Jalisco —Manuel M. Diéguez— quien nom-
247-248). La negativa de las comunidades para aceptar la bró al general Francisco D. Santiago —jefe de operaciones
autoridad de la Comisaría Política y Judicial de San Andrés del Cantón de Colotlán— para terminar con las bandas de
Cohamiata revela los conflictos establecidos entre el gobier- villistas que asolaban la región y atacaban las colindancias
no indígena y las nuevas instancias al interior de la comu- de Zacatecas, Jalisco y Durango (Rojas, 1992, 1993; Wei-
nidad, pero también las diferencias irreconciliables entre las gand, 199234). Aunque Mezquite mantuvo el control de
comunidades, mismas que se negaron a subordinarse a San San Sebastián y buena parte del área huichol, su liderazgo
Andrés (Téllez, 2005, 2009). degeneró en el abuso en contra de sus propios seguidores.
En 1913 las fuerzas villistas incursionaron en la región Con el apoyo de tropas federales, algunos de sus antiguos
y muchos huicholes se pronunciaron a su favor y se unieron seguidores lo emboscaron en el rancho de Las Minitas. A
a sus filas en 1914, aunque pocos de ellos regresaron a sus pesar de sus errores, gracias a su liderazgo se logró preser-
comunidades de origen (Weigand, 1992).31 Cuando Villa var la unidad comunitaria ante el embate de la violencia en
fue derrotado en el centro del país, muchos de sus correli- la región, por lo que a su muerte se desencadenó una nue-
gionarios se replegaron a la zona cora-huichol (por 1915), va lucha por el poder que llevó a la comunidad a una crisis
para hostigar principalmente al Octavo Cantón. Así, Julián mayor que puso fin a la edad de oro de San Sebastián (Wei-
Medina, Camilo Rentería, Leonardo Parra, Pedro Caloca gand, 1992).35
y los Bañuelos actuaron en el área de Camotlán, mientras Don Sabás Rentería,36 mara’akame de Guadalupe Oco-
que Ernesto Ulloa lo hacía por Huejuquilla. Además, Rafael tán, recordaba que su infancia transcurrió más o menos du-
Buelna, villista de Nayarit, había establecido un importante rante el periodo villista. Su familia, originaria de Xawepa
cuartel en la zona de Jesús María, desde donde dominaba (Pochotita), un distrito ceremonial perteneciente a Santa
gran parte de la región serrana (Rojas, 1992, 1993). Se- Catarina, huyó de la sierra en esa época. Al recordar este
guramente este cuartel sirvió como refugio de algunos de periodo, dice que esta peregrinación se debió a que el go-
los líderes que asolaban el Octavo Cantón y el territorio hui- bierno no quería que hubiera gente en las faldas de la sierra,
chol. Durante este periodo los huicholes de San Sebastián por lo que la hostilizaba frecuentemente. Por ello, su fami-
se afiliaron al Villismo liderados por Patricio Mezquite32 lia se estableció temporalmente en El Roble, Santa María
quien encabezó una serie de invasiones sobre los ranchos del Oro, La Querencia, Buruato y El Huanacaxtle, cerca de
establecidos por los mestizos, lo que le permitió imponer su la exhacienda de Mojarras. Don Pascual González es otro
autoridad sobre la comunidad. Las campañas guiadas por ejemplo de la movilización de las familias huicholas durante
Mezquite permitieron a los huicholes de San Sebastián ex- esta época. Su padre también era originario de Xawepa. Al
pulsar a los vecinos y sacerdotes de su territorio, dedicarse al parecer, durante la Revolución bajó de la sierra y trabajó en
trabajo agrícola en sus coamiles, obtener buenas cosechas y lugares como Buruato, Real de Acuitapilco y la hacienda de
practicar sus ceremonias sin censuras y de manera florecien- Mojarras. Finalmente, se estableció en Nueva Colonia don-
te (Zingg, 1982; Fikes et al., 1998; Weigand, 199233). de trabajó para una persona que apreciaba su inclinación al
No obstante, las tropas mestizas aliadas aprovecharon trabajo y que le dio en matrimonio a su propia hija, además
esta coyuntura para atacar los límites del Octavo Cantón, de que le brindó su apellido. De esta unión nacieron Pas-
cual y Francisco González. Al parecer Pascual nació dentro
31
Específicamente: “El papel de un mestizo indianizado en la de los límites de San Sebastián, en el rancho del Aire, cerca
revuelta huichol de 1950 en Jalisco, México”, pp. 17-32; “El papel de
34
los indios huicholes en las revoluciones del Occidente de México”, pp. “Aculturación diferencial entre los indios huicholes”, pp. 153-174.
121-130; y “Aculturación diferencial entre los indios huicholes”, pp. 35
“El papel de los indios huicholes en las revoluciones del Occidente
153-174. de México”, pp. 121-130.
32 El verdadero apellido de Mezquite era González, y el sobrenombre 36 Entrevista realizada el 2 de junio de 2002. Al momento de
le venía de la comparación que se hacía de su crueldad y dureza — la entrevista, Don Sabás no tenía una idea clara de su edad, pero
cualidad del árbol de mezquite en cuestión— (Zingg, 1982: 133). calculaba que tenía unos cien años. Una religiosa que ha trabajado por
33 “El papel de un mestizo indianizado en la revuelta huichol de
décadas en Guadalupe Ocotán me comentaba que, cuando ella llegó a
1950 en Jalisco, México”, pp. 17-32; “El papel de los indios huicholes la comunidad, don Sabás “Ya era don Sabás”, un hombre mayor muy
en las revoluciones del Occidente de México”, pp. 121-130. respetado.

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de Laguna Seca y después se casó con una mujer originaria de recolonizar el área, reintroducir su ganado y sembrar sus
del rancho del Tesorero. Debido a las hostilidades iniciadas milpas en el territorio huichol, aunque a menor escala que
por Bautista, Pascual escapó de la zona para asentarse final- antes de la Revolución. Esta nueva oleada tuvo como estra-
mente en el Roble (Téllez, 2005, 2009). tegia la presión selectiva contra las comunidades para elimi-
En cuanto a Guadalupe Ocotán, Rojas (1993) señala narlas una a una. De ellas, la que sufrió mayor presión fue
que desde 1923 empezó a sufrir invasiones de vecinos de San Sebastián que se vio asediada nuevamente por los ga-
Huajimic encabezados por Nieves Muñoz,37 uno de los prin- naderos y colonos mestizos vencedores regionales de la Re-
cipales causantes de los conflictos por tierras en el cañón de volución (Fikes et al., 1998; Weigand, 199239).
Camotlán (Rojas, 1993). En este lapso, Guadalupe Ocotán El conflicto entre el Estado mexicano y la Iglesia cató-
se vio atrapado por el fuego cruzado entre los huicholes de lica que diera origen a la Guerra Cristera40 (entre 1926 y
San Sebastián —preocupados por preservar su territorio aun 1929), permitió a los huicholes de San Sebastián defender-
a costa de las otras comunidades wixaritari— y los mestizos se de los invasores mestizos y proteger su territorio comuni-
que continuaban con su avance sobre las tierras de las comu- tario. A pesar de que la Constitución revocaba la aplicación
nidades, mismas que intentaban anexar al territorio de Tepic. de las leyes liberales aplicadas entre 1856 y 1876 en per-
Meyer resume la situación de la siguiente manera: “Cuan- juicio de las comunidades, los mestizos de Jalisco y Nayarit
do unos ‘vecinos’ fueron miembros de acordadas huertistas, debieron escudarse en el movimiento agrarista como ban-
los huicholes se declararon constitucionalistas y algunos se dera política para justificar la invasión al territorio huichol.
incorporaron a los ejércitos de Obregón [con sus famosos Meyer (1992) indica que estos invasores mestizos goza-
yaquis] y de Villa; cuando los ‘vecinos’ se fueron con Villa, ban del apoyo gubernamental, por lo que los huicholes iden-
los huicholes se declararon carrancistas” (Citado en Rojas, tificaron al gobierno como su enemigo. Por ello, muchos
1992: 261), ya que entre 1917 y 1920 las comunidades huicholes de San Sebastián se unieron a los cristeros, diri-
indígenas mantuvieron diferentes posturas —algunas bas- gidos por Pepe Sánchez, un mestizo de Nostic. El liderazgo
tante flexibles— respecto a sus alianzas políticas y militares. de los huicholes recayó en Juan Bautista, líder de la comuni-
Así, Huejuquilla se caracterizó como rebelde y villista, Mez- dad entre 1927 y 1938, aunque con cierta oposición, prin-
quitic como gobiernista y carrancista, San Andrés como go- cipalmente en Tuxpan, anexo a la comunidad. Sin embargo,
biernista y villista y San Sebastián como villista y carrancista, aquellos huicholes que se negaron a reconocerlo como líder
según el momento (Rojas, 1993). A pesar de todo, el perio- tuvieron que salir de la comunidad en una diáspora que duró
do revolucionario permitió a Santa Catarina perder su con- unos diez años (Weigand, 1992).41
dición de hacienda a la vez que San Sebastián y San Andrés Por otra parte, las comunidades de Santa Catarina y San
intentaban recuperar las tierras arrebatadas por las hacien- Andrés, que incluía a Guadalupe Ocotán, se mantuvieron
das de San Juan Capistrano y San Antonio de Padua (Rojas, neutrales o de parte del gobierno, por lo que las tropas de
1992, 1993; Weigand, 199238). Bautista las atacaron constantemente (Zingg, 1982). Ante
su incapacidad para establecer una defensa, muchas familias
La Cristiada de estas comunidades huyeron hacia los poblados cercanos,
los pueblos mestizos de la Región —San Isidro y Jerez en
A la derrota de los villistas las tropas constitucionalistas no
hicieron mucho por entrar directamente a o por controlar
la zona de las montañas. En cambio sus aliados regionales,
mestizos vecinos de Jalisco y Nayarit, vieron la oportunidad 39
“Grupos cooperativos de trabajo…”, “El papel de los indios hui-
choles…” y “Aculturación diferencial…”.
37 40
En las páginas 167 y 191-192 de Los huicholes en la historia, La plataforma ideológica del movimiento cristero se basaba, fun-
Rojas menciona a Petronilo Muñoz como líder mestizo de Huajimic damentalmente, en la crítica a los artículos 3º, 24, y 130 de la Cons-
desde los años veinte. Me parece que más bien se refiere a Nieves Mu- titución, que limitaban los privilegios de la Iglesia Católica (J. Meyer,
ñoz, padre de Petronilo. Ambos personajes tuvieron injerencia en los 1979; L. Meyer, 2000). Sin embargo, el trasfondo de esta guerra, que
conflictos agrarios de Guadalupe Ocotán. Gracias a las entrevistas y plá- se desarrolló fundamentalmente en el ámbito rural, está vinculado a la
ticas realizadas con los ancianos de Guadalupe Ocotán, he podido ubi- lucha por la tierra y la reacción de los hacendados y sus aliados contra la
car la participación de Nieves Muñoz entre los años veinte y treinta y Reforma Agraria, promovida por la Constitución de 1917. En este sen-
de Petronilo Muñoz entre los cincuenta y los sesenta en la historia de tido, la legislación agraria estimulaba la desaparición de los latifundios y
esta comunidad. el reparto de tierras entre los campesinos que carecieran de ellas, el es-
38
Específicamente en “Aculturación diferencial entre los indios hui- tablecimiento de límites para la pequeña propiedad privada, así como
choles”, en Ensayos sobre el gran Nayar. Entre coras, huicholes y tepe- la restitución de tierras y el reconocimiento legal del régimen comunal.
41 “El papel de un mestizo indianizado…”.
huanos (1992).

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Zacatecas y Colotlán en Jalisco—, la zona ­Tecual-huichol42 San Sebastián por su montura, por lo que el mayor Meza
y las poblaciones coras,y la Costa de Nayarit, además de ordenó que se abriera fuego. No obstante, Bautista no fue
que los procristeros de Santa Catarina y San Andrés fueron alcanzado por las balas y el mayor Meza apenas alcanzó a
expulsados de sus comunidades (Meyer, 1992; Weigand, tumbarle el sombrero debido a que su “caballo güero era ve-
1992;43 Fikes et al., 1998), lo que puede entenderse como loz como un chuparrosa”. Al parecer después de este hecho
la expulsión de aquellos que atentaran contra la unidad co- no se supo más de Bautista en la región, pero don Sabás re-
munitaria (Téllez, 2005, 2009). lata la forma en que las tropas federales, como venganza por
Aunque los huicholes liderados por Bautista participaron los trabajos que les hizo pasar Bautista, se alimentaron con
en la invasión de Mezquitic —pueblo gobiernista dedicado el ganado de Santa Catarina, mientras que Nieves Muñoz
a la ganadería y el comercio—, su incursión fuera del terri- y un mayor de apellido Orozco —ambos de Huajimic— se
torio huichol [del estado de Jalisco, dirigido por Quintanar], hicieron prósperos ganaderos gracias al saqueo de esta co-
fue limitada y poco entusiasta, ya que su objetivo, al igual munidad, misma suerte que posteriormente correría San Se-
que en el Mezquite era preservar la comunidad del emba- bastián (Téllez, 2005, 2009).45
te de los invasores mestizos e incluso de las comunidades El constante asedio y el saqueo de ganado rompieron la
aledañas. En cambio, Bautista aprovechó la coyuntura para resistencia de esta comunidad que se colapsó debido al éxo-
atacar y saquear a los vecinos mestizos que se habían esta- do de su población y el área quedó despoblada, situación
blecido en el área de San Sebastián, aunque en un principio que fue aprovechada por los rurales de la región para intro-
tuvo cuidado de no aislar a los mestizos cristeros de la re- ducir su ganado. Los rurales asesinaron indiscriminadamen-
gión. Sin embargo, con el tiempo Bautista adoptó estrate- te con el fin de invadir la comunidad en beneficio propio.
gias terroristas que alejaron a muchos de sus seguidores y Entre 1935 y 1938 Bautista fue asesinado por un grupo
en la década de los treinta tuvo que pelear a la defensiva de huicholes pagados por los mestizos. En este lapso la po-
como guerrilla, combatido por los rurales, soldados volunta- blación se dispersó y Ocota de la Sierra y Tuxpan, a pesar
rios irregulares de Huajimic, La Yesca, Nayarit; Bolaños, Villa de mantenerse neutrales, sufrieron tanto como la cabecera
Guerrero y Mezquitic (Jalisco) y Camotlán que, en ese mo- (Weigand, 1992;46 Meyer, 1992).
mento aún era disputado por los estados de Jalisco y Naya- Don Rosario González, mara’akame de Guadalupe Oco-
rit (Meyer, 1992; Weigand, 1992;44 Fikes et al., 1998). La tán comenta que antes de estas guerras los huicholes eran
mayoría de estos voluntarios eran ganaderos que intenta- ricos y fuertes gracias a la ganadería y que usaban sombre-
ban afianzar la colonización de la sierra con el desmembra- ros altos adornados con listones, mismos que representaban
miento de la comunidad de San Sebastián. su importancia, pero también que los revolucionarios y cris-
Don Sabás Rentería da cuenta de la forma en que los teros quemaron muchos ranchos y robaron el ganado por lo
mestizos aprovecharon para saquear el área huichola e in- que la gente quedó en la pobreza y muchas familias aban-
troducirse en ella. Don Sabás se acordaba de que siendo ya donaron sus comunidades.47 La aseveración de don Rosario
él un joven, el mayor Meza —personaje muy recordado en González debe ser matizada en varios sentidos. Por un lado,
la zona de El Roble y La Palmita o Palma Real— fundó es- podríamos interpretar que esta caracterización de la rique-
cuelas en estos ranchos. Sin embargo, éstas fueron quema- za de los wixaritari antes de la Revolución corresponde a la
das por las tropas cristeras antes de que pudieran llegar de idealización del pasado, pero también puede servir como in-
Tepic los maestros encargados de ellas. En esta misma épo- dicio de la diferenciación social establecida al interior de las
ca don Sabás Rentería y Pascual González fueron reclutados comunidades, donde los kawiterutsixi recibían una serie de
por el mayor Meza para combatir a los cristeros de la sie- tributos que incluían cabezas de ganado que servían como
rra, especialmente a Bautista. Después de una ardua cam- un indicador de su prestigio (Weigand y García, 2000,
paña don Sabás recuerda que estas tropas sorprendieron a 2002ª; Téllez, 2005, 2009).
Bautista en Santa Catarina donde reconocieron al líder de Al terminar los enfrentamientos armados, los huicholes
42
regresaron a sus comunidades y muchos de ellos se encon-
La lengua tecualme caracterizó una parte de la franja occidental
de la zona nayarita y cabe la posibilidad de que se constituyera como traron con que sus ranchos estaban ocupados por colonos
un vínculo lingüístico entre el cora y el huichol. Este parentesco debió
45
facilitar, en cierta medida, la migración huichola a la zona tecual en Entrevista realizada el 2 de junio de 2002.
diferentes momentos entre los siglos xix y xx (Weigand y García, 46 “El papel de un mestizo indianizado…”, “El papel de los indios
2000, 2002a). huicholes…”.
43 “Aculturación diferencial…” y “Grupos cooperativos…”. 47 Plática con don Rosario González, realizada el 19 de mayo de
44 “El papel de los indios huicholes…” y “Aculturación diferencial…”.
2001.

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mestizos. A su vez, las comunidades se constituyeron nue- y las varas de mando del gobernador indígena y su gabinete.
vamente como una mezcla de muchas de las poblaciones de Al terminar los conflictos bélicos en la sierra algunos nati-
los distritos Tukipa. En San Sebastián la dispersión de la po- vos de Guadalupe Ocotán retornaron a sus ranchos, aunque
blación favoreció el colapso de la estructura ceremonial aso- otros, al igual que algunos miembros de las demás comuni-
ciada a los recintos Tukipa, pues al disolverse los lazos de dades wixaritari, optaron por no regresar a su lugar de origen
parentesco que les congregaban alrededor de cada distrito y quedarse en la zona Tecual-huichol, donde se establecie-
los ritos realizados alrededor de esta estructura perdieron én- ron definitivamente. Aquellos que retornaron a Guadalupe
fasis. En cambio, las ceremonias de la Casa de gobierno y Ocotán tuvieron que reorganizar la vida política y ceremo-
del culto católico florecieron y se perfeccionaron a lo lar- nial de la gobernancia (Téllez, 2005, 2009).
go del tiempo (Weigand, 1992).48 Al respecto, Weigand Las familias que se habían refugiado en la comunidad
ha señalado que “[l]a revuelta cristera y la subsiguiente dis- matriz fueron los primeros en retornar a Xatsitsarie y se vie-
persión marcaron el principio del fin de las antiguas formas ron obligados a pedir el apoyo de los ancianos (kawiterut-
de gobierno comunales” (1992: 134).49 Debemos tomar sixi) y las autoridades de esta comunidad para reestructurar
en cuenta que esta idea se basa en su experiencia de trabajo la jerarquía cívico-religiosa de Guadalupe Ocotán,51 lo que
de campo en la comunidad de San Sebastián y que, aunque implicó hacer nuevas varas de mando para las autoridades
no se puede generalizar al respecto sobre las cinco gobernan- de esta gobernancia.52 En cuanto a la estructura ceremonial
cias, este juicio parece poder aplicarse a Guadalupe Ocotán. asociada al recinto Tukipa se vio fuertemente modificada: el
En Guadalupe Ocotán este periodo implicó la migra- Tuki no fue reconstruido por lo que este espacio fue sustitui-
ción de sus pobladores en distintas direcciones: al parecer, do y algunas de sus funciones fueron trasplantadas a la capi-
los miembros de las familias más antiguas cuyos linajes bila- lla ubicada en el centro de la gobernancia, aunque parece que
terales estuvieron asociados al recinto Tukipa de Xatsitsarie, temporalmente algunas de estas ceremonias se realizaron en
se refugiaron en San Andrés Cohamiata, principalmente en el rancho de Witakwa/La Mesa, situación que se repitió
Santa Clara y San Andrés. Unos más huyeron hacia Huay- en los años cincuenta, cuando los misioneros expulsaron a
namota y otras zonas del Valle y la Costa de Nayarit. En las autoridades indígenas de la capilla (Téllez, 2005, 2009).
esta misma época se conformó el rancho de El Roble, ac- Posiblemente en esta misma época fue donada a la co-
tualmente un ejido perteneciente al municipio de El Na- munidad la imagen de la Virgen de Guadalupe que actual-
yar, donde confluyeron huicholes de distintas poblaciones, mente se conserva en la capilla, misma que fue impresa en
entre ellas Xawepa (Pochotita) y Xatsitsarie (Guadalupe 1931, según se puede apreciar en el costado izquierdo in-
Ocotán). Esto dio como resultado la destrucción del siste- ferior de la imagen. Al respecto, los hermanos José y Agus-
ma de linajes que mantenía la unidad territorial de esta go- tín Pacheco,53 se basaron en lo que les contaba su padre,
bernancia con San Andrés Cohamiata y la desaparición del don Gregorio Pacheco —un mestizo que fungió como es-
sistema de cargos cívico-religiosos de Guadalupe Ocotán cribano de Guadalupe Ocotán en los años treinta y que de
durante unos cinco años. Esto se hizo evidente en la des- algún modo se integró al mundo indígena— para explicar-
trucción física de los símbolos de identidad que los ligaban a me cómo llegó esta imagen a la gobernancia. Ambos en-
la comunidad: el Tuki, la capilla50 y la imagen de la Virgen de fatizan que al concluir la guerra cristera las familias que se
Guadalupe —identificada como Tanana, la Joven Águila— habían refugiado en San Andrés retornaron a Xatsitsarie.54
48 “Grupos cooperativos de trabajo…”.
para mandar a hacer una campana nueva, lo que fue mal visto por la
49 “Estructura social y económica contemporánea”, pp. 131-151. gente (plática realizada el 29 de julio de 2002).
50 51 Entrevista con Agustín Pacheco realizada el 7 de septiembre
La madre Chole, una de las religiosas encargadas de la misión de
Guadalupe Ocotán dice que, cuando llegó al pueblo, una familia de esta de 2001 y comentario de José Pacheco durante la Asamblea
gobernancia le había relatado que durante la Cristiada dos campanas extraordinaria realizada el 18 de julio de 2002.
y una custodia fueron retiradas de la capilla y enterradas en los límites 52
Entrevista con don José Pacheco, realizada el 15 de mayo de
de la misión (platica realizada el 13 de mayo de 2001). En 1960, 2001.
cuando esta religiosa dirigía a un grupo de alumnos en la limpieza de un 53
terreno a espaldas de la misión —donde ahora se encuentra el taller de Entrevistas con José y Agustín Pacheco, realizadas el 15 de mayo
la misma— encontraron una de estas campanas (pláticas con la madre de 2001 y el seis de enero de 2002, respectivamente.
54
Chole y con doña Micaela González, esta última realizada el 15 de abril No he podido establecer la filiación de las tropas que destruyeron
de 2001). Antonio Carrillo Muñoz, comunero de Guadalupe Ocotán el recinto Tukipa, la capilla ni la casa de gobierno. Puede ser que estos
dice que fue Melesio Rosalío quien encontró enterrada esta campana, la recintos hayan sido destruidos en diferentes momentos por cualquiera
cual se encontraba rajada, pero fue considerada por la gente del pueblo de estos grupos durante sus incursiones. Cabe recordar que, aunque
como “algo histórico”. Según esta persona, el padre Toribio González Bautista era el jefe cristero huichol, su papel en esta guerra tiene mayor
la vendió sin consultar a nadie y luego estuvo pidiendo cooperaciones relación con la preservación de San Sebastián que con la ideología

240
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Después de darse cuenta de la destrucción de los símbolos pendientes de ella, por lo que su función ceremonial se vio
comunitarios durante esta guerra, se organizó una peregri- colapsada. Durante casi dos décadas los huicholes de Gua-
nación a Wirikuta/Real de Catorce para realizar ofrendas y dalupe Ocotán disfrutaron de cierta libertad para practicar
conseguir Hikuri/Peyote. Cuando los Hikuri´ikate o peyote- su religiosidad indígena en el interior de la capilla católica
ros de Guadalupe Ocotán retornaban de su peregrinación, abandonada hasta este momento por los misioneros.
hicieron una parada en Zacatecas55 y pasaron por el obispa-
do para ver si les podían proporcionar alimento, hospedaje y Conclusión
algún dinero para terminar su viaje. El obispo, posiblemente
enterado de los estragos de la guerra en la región, aprovechó A través de la historia de Guadalupe Ocotán se puede anali-
la visita de los huicholes para preguntarles por la situación zar cómo los conflictos armados afectaron a las comunida-
que guardaban las misiones. Al enterarse de la destrucción des de la zona del río Chapalagana. A partir de esto se puede
de la imagen guadalupana ofreció regalar una nueva ima- apreciar cómo los conflictos intercomunitarios, ocasionados
gen a la comunidad, misma que escoltó hasta Tenzompa, de por las disputas territoriales, propiciaron una falta de soli-
donde fue transportada por los huicholes a Guadalupe Oco- daridad étnica, que se manifestaba en una participación di-
tán. Don José Pacheco indica que, al llegar a la gobernancia ferencial en los conflictos armados. Esto da la pauta para
la comitiva encargada de recibir a la Virgen, se realizó una analizar con detenimiento cómo se dispersó la población in-
fiesta tradicional durante la cual se unió la imagen de la Vir- dígena en situaciones de conflicto, cuáles fueron sus prin-
gen con un bastón de mando (Téllez, 2005, 2009). cipales zonas de refugio y qué sucedió cuando intentaron
Esta ceremonia representó la renovación de dos de los regresar a sus comunidades de origen y estas tuvieron que
elementos que justificaban la existencia de la gobernancia reorganizarse en el aspecto político y ceremonial. De igual
y su territorio, ya que sintetizaba la importancia político-re- modo, nos obliga a considerar cómo se organizaron nuevos
ligiosa de Tanana-Guadalupe —que reúne en sí misma un asentamientos y se desarrollaron nuevas estructuras cere-
amplio contenido simbólico— y la vara de mando que re- moniales fuera del contexto de las comunidades de la zona
presenta la autoridad del gobernador indígena sobre el terri- del río Chapalagana.
torio de Xatsitsarie. Así, la imagen de la Virgen —atendida
por los mayordomos— presidió las ceremonias indígenas Bibliografía
más importantes y recibió las ofrendas correspondientes: en
el piso de la capilla —que entonces consistía en una cons- Aldana Rendón, Mario. 2005. El subsuelo indígena en el
trucción baja de adobe, con techo de zacate y piso de tie- Occidente Jalisco-Nayarit. Siglo xix, El Colegio de Jalis-
rra— se encontraba un orificio cubierto con una tapa de co, México.
cantera (Tepari) donde los huicholes depositaban tejuino, Aguirre Beltrán, Gonzalo. 1991. Formas de gobierno indí-
licor, chocolate, flechas, etcétera, mientras que la imagen gena, UV/INI/GEV/FCE, México (1953).
era ungida con sangre de los animales sacrificados: venados, __________. 1991. Regiones de refugio. El desarrollo de
becerros, pollo, etcétera (Téllez, 2005, 2009). la comunidad y el proceso dominical en Mestizoamérica,
Pese a ello, el éxodo de las familias de esta gobernan- UV/INI/GEV/FCE, México.
cia impidió reconstruir el Tukipa y la estructura ceremonial Banda, Longinos. 1982. Estadística de Jalisco. Formada
que se hacía cargo de él basada en las familias extensas de- con vista de los mejores datos oficiales y noticias minis-
tradas por sujetos idóneos en los años de 1854 a 1863,
cristera. Por otra parte, las tropas federales, integradas principalmente Gobierno de Jalisco-Secretaría general-Unidad editorial,
por mestizos de Huajimic y Puente de Camotlán en el área de Nayarit, Guadalajara (1873).
realizaron una campaña militar en que atacaban a las comunidades Campos H., Fr. Alberto OFM. 1979. La evangelización de
indígenas indiscriminadamente.
55 los huicholes y Guadalupe Ocotán. Algunas notas para
Al parecer, la primera fase del recorrido hacia Wirikuta por
parte de los peyoteros de Guadalupe Ocotán pasaba por Bolaños y su historia, mecanoescrito, Convento de Nuestra Señora
Azqueltán, zonas donde parece que se inició este culto en la región. del Refugio, Garza García, N.L.
Posteriormente, pasaban por Zacatecas y de ahí hacia San Luis Carmagnani, Marcello. 1993. El regreso de los dioses. Fon-
Potosí. Esta misma ruta era seguida en sentido inverso para regresar
a Guadalupe Ocotán. Puede ser una coincidencia geográfica que do de Cultura Económica, México.
Zacatecas, sede del obispado, se encontrara dentro de la ruta de Chance, John K. 1990. “Changes in Twentieth-Century
los peyoteros, pero esta peregrinación sirvió para restablecer los
nexos entre Guadalupe Ocotán y la Iglesia Católica, relación que se Mesoamerican Cargo Systems”, en Stephen, L. y Dow, J.
incrementó en los años siguientes. (editors), Class, Politics and Popular Religion: Religious

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243
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Mapa 1. Distribución de las comunidades huicholas y sus anexos, además de los asentamientos Wixaritari
en la zona Tecual-huichol

l.,...... --------------------------------------·------------------------------------------

0 Cabecera de comunidad Wixarika


¡
o 6obemancia secundaria

o·¡ Asentamientos Wixaritari en la


¡· ...
• , zona Tecual huichol.
•. ... . . .
• Cabecera municipal eHuazamota
yt o ciudad

El Cañaveral•
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MP.sil rlP.I tJ;¡yar

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Tuxpan de Bolaños

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• Playa Goieo1i~rina

Puente de Camotlán

• illaranjito d~-~- ~opal

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• • EIRobie.,
... e El Juanac<-.!;,,Ayot~a
·•.
: .... . ..: .:·
••. ·S'anta M-;¡·· • La Yesca
del Oro

Elaborado a partir de la carta estatal topográfica de Nayarit, escala 1: 400 000 (INEGI, 2000). Mapa proporcionado por el autor.

244
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Mapa 2. Área de influencia de Manuel Lozada

Tomado de: Meyer, 1997: 111. Mapa proporcionado por el autor.

245
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Mapa 3. Territorio de Tepic (Ca. 1894)

Tomado de: Gutiérrez Contreras, 1995. Mapa proporcionado por el autor.

246
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Mapa 4. Plano de la zona deslindada en el Territorio de Tepic en el año de 1888

4~ Jl~o OELA
1

ZONA OE:SLINDhDA
E N EL.
!
TERRITORIO DE TEPlC
[N 11111.11 ll LA IXN:OOIIl S(PJ(IIR[ 2S Of IIU
•• 113

Publicado por Salazar en 1893. Mapoteca Orozco y Berra, Colección general, Nayarit. No. de control: 2867D-CGE-7235-A, Varilla: CGNAY4.
También en Gutiérrez Contreras, 1995.

247
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Mapa 5. Terrenos próximos a Guadalupe Ocotlan S. E. Y Huayixomota y Santiago

Mapoteca Orozco y Berra, Colección general, Nayarit, Número de control: 2847-CGE-7235-A, Varilla: CGNAY3. También en Gutiérrez Contre-
ras, 1995. Mapa proporcionado por el autor.

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Organización social, reivindicaciones agrarias y recursos colectivos
en la sociedad rural actual

Doctor Yanga Villagómez Velázquez1

Si consideramos la relación que el Estado mexicano ha man- ción rural, más que una evidencia del reparto equitativo de
tenido con la población rural a través de las políticas públicas la riqueza nacional que incluya, primero, a la población rural
orientadas a este sector social, tenemos que se ha transita- y, además, a los pueblos indígenas. Algo ha pasado en los
do de la exclusividad con la que operaba la lógica estatista modelos que el funcionamiento de éstos no parece reflejar-
o el predominio de los mercados, hacia una estrategia don- se en la realidad social.
de se tiende a valorar la ruralidad en la sociedad, así como la En México, los sectores rurales no son muy importantes
diversidad de actores sociales, su acción participativa, la ge- desde una perspectiva macroeconómica, aunque la pobla-
neración de identidades territoriales, los nuevos vínculos y ción rural sigue siendo un sector importante en relación con
reacomodos entre los enlaces urbanorurales, las agriculturas el total de la población del país, a lo que se agrega que en la
ampliadas y el cada vez más necesario manejo sustentable mayoría de los casos esta población es pobre. En este sen-
de los recursos naturales (Pérez, et al., 2003). Sin embargo, tido, México parece ser un ejemplo del diseño de políticas
cuando nos acercamos a las formas que adoptó la relación sociales orientadas a la protección de la producción agrícola
de este Estado con una fracción de la población rural, que y la población rural, sobre todo a través de las subvenciones
es la población indígena, vemos que hay una omnipresencia que aportan otros sectores de la economía nacional (Piñei-
del Estado, no sólo por su intento de integrarla a la sociedad ro, 2006). A pesar de ello, la situación que se presenta a fi-
nacional, sino por el de despojarla de aquellos componentes nales del siglo xx y principios del XXI en el campo mexicano
que la identifican con lo tradicional y atrasado, es decir, con- se caracteriza por una “desestructuración sistemática de las
traria a lo moderno y contemporáneo. relaciones institucionales que lo conformaron a lo largo del
Nuestro interés radica en entender el proceso que lleva periodo anterior y que se manifiesta en la descapitalización,
de una relación muy cercana con el Estado, a un distancia- incertidumbre, desesperanza y conflicto de los productores
miento cuando menos a título discursivo, en que el tema de agrícolas del país” (Torregrosa, 2009: 20).
la territorialidad es importante. ¿Cómo abordar los desafíos que se desprenden de pro-
En algunas investigaciones sobre la temática rural el te- cesos como la reforma agraria en México si las reformas po-
rritorio aparece como un concepto alrededor del cual gra- líticas y económicas aplicadas en América Latina desde los
vitan y se articulan los actores y procesos sociales para años ochenta, cuando menos, no han sido eficaces para dis-
analizar lo que está sucediendo en el espacio geográfico minuir la pobreza entre la población rural? Asistimos ahora
rural. En dichas investigaciones, el planteamiento sugiere a un ligero incremento de dicha pobreza en la mayor parte
abordar la estructura territorial, sus distintas partes integra- de los países de la región, incluido México. Además, duran-
doras y las interacciones más relevantes, para comprender te los años noventa esas reformas fueron insuficientes para
las sinergias locales en un contexto descrito en los mode- eliminar los impedimentos estructurales que han actua-
los que conocemos del desarrollo rural integrado o el que se do como una limitante para los pobres de las zonas rurales,
plantea un enfoque territorial. por lo que se necesita una segunda generación de reformas
Esta trayectoria de intervención estatal en los últimos (Banco Mundial, 2006). Al parecer, ni la modernización
cincuenta años, buscó inducir, al menos a título declarato- agrícola ni los programas sociales aplicados por los gobier-
rio, en documentos y en el discurso oficial, un mejoramien- nos han podido mejorar sustancialmente las condiciones de
to de las condiciones materiales y de la calidad de vida de la pobreza rural y, finalmente, las crisis económicas y financie-
población rural objeto de estas políticas estatales, pero un ras han terminado con las mejoras producto de los perio-
balance de esos años arroja una información donde destaca dos de crecimiento económico, cuando lo hubo (Berdegué
la esmerada elaboración de índices basados en indicadores et.al., 2003).
censales para medir las condiciones de pobreza de la pobla- El panorama que enfrentamos en la actualidad, para re-
ferirnos de manera directa a la condición actual de los pue-
1 CER-Colmich blos indígenas, nos sitúa en un contexto que se desprende

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de la llamada “década perdida” de los años ochenta en das regiones de los países latinoamericanos. Todo lo anterior
América Latina, en la que hubieron bajos niveles de cre- implica una reflexión sobre aspectos que de una u otra ma-
cimiento y un incremento de la pobreza. Pero además de nera tienen un impacto en la organización social de las co-
ese periodo, se pasó a los años noventa considerada tam- munidades indígenas y en las diferentes opciones que se
bién una década perdida para la equidad, pues en ese perio- plantean en cuanto al empleo y la actividad productiva que
do se registró una explosión de la desigualdad. Finalmente, desempeñan los pobladores del campo en México. Estos re-
el quinquenio 1998/2003 fue conocido como “la media presentan un universo sobre el que se construyen planes y
década perdida” por el deterioro registrado en indicadores programas para sostener y apuntalar actividades producti-
básicos. El sentido de esta periodización es que hasta aho- vas. De ahí la importancia de aclarar a qué nos referimos
ra no se vislumbra, con la crisis económica actual, un me- cuando hablamos de la población rural.
joramiento a mediano plazo, por lo que las opciones, en la
eventualidad de que las haya, apuntan más a una política La importancia del sector rural en México
de desarrollo endógeno, que a la espera de una solución al
actual dilema del sistema mundial que se debate entre pola- Según información oficial, las distintas actividades produc-
rización mundial y desarrollo desigual (Amin, 2003: 266). tivas del sector agropecuario dan empleo al 13% de la po-
Es en este sentido que hay que pensar las opciones futuras blación del país (agricultura, ganadería, silvicultura, caza y
y la capacidad de generar sinergias viables para los pueblos pesca) y genera un porcentaje de valor agregado bruto del
indígenas en las distintas zonas rurales y territorios donde se sector primario del 3.8% para el 2008 (INEGI, 2009).
encuentran situadas sus poblaciones. Cuando hablamos del campo en México nos referimos
En lo que concierne al ámbito de la sociedad rural, que a: 29.9 millones de personas que viven en localidades con
es nuestro interés, ante la presencia y el protagonismo de menos de 5 mil habitantes y representan el 29% de la po-
las capacidades productivas de estas sociedades, los orga- blación del país; 4 millones de unidades de producción ru-
nismos internacionales y algunos gobiernos redirigieron sus ral que ocupan 108 millones de has. y que producen 280
miradas al campo con una visión que buscó un desarrollo ru- cultivos cíclicos y 199 perennes, entre los que se encuen-
ral trazado en regiones que han sido reconocidas por su po- tran productos básicos, forrajeros, oleaginosas, entre otros.;
tencial agrícola. 3.2 millones de ejidatarios agrupados en 27,469 ejidos y
Los planes impulsados con este sesgo integrado, en su 84.5 millones de has., 608 mil comuneros de 2,140 comu-
momento pretendían superar los pobres resultados asocia- nidades agrarias y 16.8 millones de has., 1.6 millones de
dos a la reforma agraria en aquellos países donde la hubo, propietarios privados, 654 colonias agrícolas, 62,346 colo-
así como en aquellos donde fue clara la imposibilidad po- nos, 144 mil racionaleros con 7.2 millones de has.; 7 millo-
lítica de realizarla (Giménez, 1980). En ese contexto, los nes de indígenas en 6,830 ejidos y comunidades agrarias
objetivos de dichos planes fueron mejorar el empleo pro- y 200 mil propietarios privados indígenas que en conjunto
ductivo, no exclusivamente en actividades agrícolas, sino son dueños de cerca de 27.6 millones de has.; 1 millón 108
incorporando los empleos rurales no agrícolas, particular- mil mujeres dueñas de la tierra; 649 mil ejidatarias y comu-
mente los relacionados con las pequeñas y medianas indus- neras, 176 mil posesionarias y 281 mil propietarias priva-
trias rurales. das; 3.8 millones de jornaleros agrícolas y sus familias, que
Algunos estudios ya han señalado aspectos asocia- se distinguen por su particular inseguridad laboral, condicio-
dos como la importancia de los empleos e ingresos cam- nes inapropiadas de seguridad e higiene en los lugares don-
pesinos derivados de las actividades rurales no agríco- de viven y laboran; casi un millón de posesionarios y una
las en algunas regiones, la revalorización del medio rural cantidad similar de avecindados reconocidos a consecuen-
como abastecedor de servicios ambientales para la sociedad cia de las modificaciones a la legislación agraria de 1992
(agua, oxígeno, paisaje) o de productos orgánicos y textiles (Berlanga, 2003).
de fibra natural. También se han señalado la necesidad del Sin embargo, la organización social que existe en el
repoblamiento del campo para disminuir las desigualdades­ campo es particularmente heterogénea, lo que se refleja de
territoriales, el liderazgo de la mujer en la familia rural como manera obligada en las características territoriales del mun-
una consecuencia de los procesos migratorios, el papel re- do rural y por eso mismo no es posible diseñar una política
levante de las acciones comunitarias y la importancia de unívoca que integre dicha variedad. Las características di-
las ciudades medias y las localidades rurales en la dinámi- versas de productores y de su respectiva actividad agrícola,
ca geoeconómica de los espacios rurales en amplias y varia- de los recursos naturales a los que tienen acceso, los actores

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sociales comprometidos en ello, las condiciones de asenta- aplicados de manera indistinta a contextos diferenciados
mientos humanos, de sus instituciones, de sus tradiciones y socialmente en el amplio y diverso mundo rural. Antes al
culturas requiere de una estrategia incluyente, de un marco contrario, los enfoques deben ajustarse a las variaciones y
articulador, que puede generarse en el concepto de territorio especificidades geohistóricas, ecológicas, antropológicas
rural: ámbito geográfico con una historia propia y una base y económicas de los territorios, como en el caso de los pue-
común de recursos naturales, donde no sólo tiene lugar la blos indígenas de México.
agricultura, sino también las relaciones socio-culturales, tec- De lo que se trata es de revertir la tendencia de valorar
no-económicas y político-institucionales, que vinculan a los con criterios tecnocráticos la “vocación” de uso de la tierra
actores sociales entre sí, con su medio natural, con las acti- en los lugares de mayores ventajas comparativas y compe-
vidades rurales no agrícolas y con los asentamientos urba- titivas, mediante la incorporación valorativa de los saberes
nos (Delgadillo, 2007). y oportunidades territoriales de las comunidades y lugares
Algunos autores (Schejtman y Berdegué, 2004) lo han más alejados o de menor capital natural. Para equilibrar o
definido como un proceso de transformación productiva e contrarrestar la presión e influencia de grandes empresas in-
institucional orientado a reducir la pobreza en un espacio ternacionales con proyectos de economía extractiva, como
rural determinado y en él se identifican varios elementos la minería, que implican no sólo un despojamiento a los de-
que permitirían avanzar hacia una teoría de la acción orien- rechos agrarios de ejidos y comunidades indígenas, sino un
tada al bienestar socio-económico y a un mejoramiento sig- atentado al medio ambiente.
nificativo en las condiciones materiales de vida. Esto supondría introducir un criterio de manejo diferen-
Una geografía regional sería, entonces, uno de los mo- te al que se ha tenido hasta ahora, así como una manera de
dos de comprender cómo es que trabaja la sociedad para acceso a los recursos según las determinaciones regionales
crear una estructura territorial definida por una dinámica de que remiten a las formas de propiedad de la tierra y a las or-
propiedades emergentes, esto es, específicas de la región y ganizaciones que las sustentan como los usos y costumbres
no a otro nivel territorial. y los bienes comunes (Ostrom, 1990).
En esta dinámica, los espacios locales tienden a ser re- Por otra parte, entendiendo que la conexión más con-
valorizados por la nueva geografía regional (Nogué i Font, creta y definida de los actores sociales con su territorio se
1989) y las corrientes humanistas de la geografía (Tuan, encuentra en el lugar, éste sería, teóricamente, un espacio
1977), que los convierten en territorios sociales, de arrai- de cooperación y solidaridad. Sin embargo, como no todos
go e identidad. Por esta vía se enlazan con las políticas en- los actores territorializan el espacio con la misma intensidad
dógenas de desarrollo rural. Sin duda, el viejo concepto de o el mismo poder (económico, político, cultural, religioso),
“género de vida” de la geografía regional francesa, aun- los lugares tienden a convertirse en escenarios de conflictos
que arraigado en la ruralidad europea, merece ser evocado y antagonismos por una determinada distribución geográfi-
cuando se leen las nuevas propuestas de desarrollo rural en ca de los recursos provenientes de los programas de desa-
América Latina, pues las filosofías fenomenológicas y exis- rrollo rural.
tencialistas de la geografía humanista recobran el protago- Ello significa que no sólo se trata de conocer la hetero-
nismo del sujeto. geneidad entre territorios, sino también al interior de ellos,
Por otro lado, parece que la identidad de un lugar impli- y como en el medio rural los atributos naturales y locales
ca reconocer una trama colectiva de significados o represen- de la tierra son definidores del alcance del poder, el enfo-
taciones ambientales y culturales, históricamente legada y que geográfico regional apela a los métodos de resolución
socialmente adquirida, de la cual derivan formas particula- de conflictos territoriales o, en último caso, a la redistribu-
res de pensar y valorar el entorno y modos de diferenciarse ción consensuada o a la redefinición de la ordenación del
frente a los otros. De ahí que la identidad territorial conju- territorio.
gue un tejido de representaciones propias del territorio que De lo que se trata entonces, como ya ha sido señalado
la sociedad adquiere en razón de habitarlo y modelarlo en el por algunos autores, es de fortalecer y formar las organiza-
transcurso del tiempo. ciones locales y regionales que promuevan, bajo esquemas
Múltiples territorios, que interactúan de variadas for- de manejo, el mantenimiento del bien común y de los recur-
mas, se entremezclan en la representación cultural del es- sos colectivos (Paré, 2008: 278).
pacio geográfico. Por tanto, los programas y proyectos de Cada institución, organización, sociedad, grupo étnico,
desarrollo rural no pueden ser universales, no podría exis- construye su propio territorio y el contenido de la organiza-
tir un “método” de desarrollo rural y tampoco pueden ser ción y poder político para mantenerlo. Por otro lado, cuan-

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do un territorio es concebido como uno solo, es decir, como nal, regional, municipal, provincial, distrital. Otro tipo de te-
un espacio de gobernanza y se ignoran los diferentes espa- rritorio está formado por los diferentes tipos de tenencia de
cios que ésta comprende, hay una concepción “reduccionis- la tierra que caracterizan a la sociedad rural de que se trate:
ta” del territorio. Cuando sucede esto, lo territorial sirve más propiedad privada, propiedad comunal, propiedad ejidal.
como instrumento de dominación en la aplicación de las Lo anterior facilita comprender los conflictos que se dan
políticas públicas, que como un espacio construido donde entre los distintos modelos de desarrollo, ambos pensados
converjan una historia, una cultura, una memoria y la cons- y dirigidos a poblaciones y con intereses diferentes. Es de-
ciencia de un patrimonio social. Es así como una determi- cir, a partir de su diferenciación-confrontación en el terreno
nada región puede ser pretendida y definida como apta en de lo económico y lo político y social, podemos entender el
la aplicación de políticas de desarrollo, mismas que, en gran conflicto entre ambos. En efecto, el modelo de los agrone-
medida, se establecen a partir de considerar los intereses de gocios, con su sistema productivo basado en el monocultivo
inversionistas dispuestos a convertirse en depredadores para a gran escala y el trabajo asalariado intensamente mecani-
lograr su objetivo de enriquecimiento económico. zado, con agrotóxicos y semillas transgénicas, se diferencia
En este contexto, las comunidades campesinas tienen del modelo campesino basado en el pluricultivo a pequeña
menor poder político, no hay una nivelación entre la influen- escala, con predominio del trabajo familiar, con baja meca-
cia que podrían tener las grandes empresas, los intereses de nización, con una tendencia a la conservación de la biodi-
los agroindustriales, en comparación con las organizaciones versidad con el uso de semillas criollas y sin agrotóxicos. De
campesinas e indígenas. Por ello, es claro que no tendrán la misma manera, podríamos diferenciar un proyecto de ge-
influencia en la determinación de ciertas políticas, por más neración de energía eólica que afecta de manera irreversible
que se trate de demostrar una intencionalidad de “empode- a los ecosistemas aledaños y erosiona el suelo, con lo cual
ramiento” inexistente por parte de las comunidades rurales. perjudica a aquellos que mantienen en su posesión formas
Por lo anterior, entonces, hay un fortalecimiento de las ejidales de tenencia de la tierra.
relaciones de mercado, mismas que se oponen y enfren- La proliferación de la actividad minera y los procesos
tan a las familiares o comunitarias. Me refiero sobre todo de tratamiento metalúrgico a cielo abierto provocan tam-
a la relación laboral de los jornaleros agrícolas con los pa- bién serios problemas de contaminación de mantos freáti-
trones del agronegocio, al salario como forma primordial de cos con metales pesados. En este contexto, las poblaciones
relación entre campesinos sin tierra y empresas agroexpor- aledañas también sufrirían las consecuencias de este mode-
tadoras, es decir, a las actividades empresariales en el cam- lo económico que privilegia la extracción de metales precio-
po como modo de resolver la necesidad de crear empleo en sos sobre el equilibrio de ecosistemas y de fuentes de agua
el ámbito rural. Esta es, finalmente, una forma típica a tra- de buena calidad para el consumo humano.
vés de la cual se intensifican las políticas de expropiación de Estos modelos de desarrollo determinan la organización
comunidades rurales, que pierden sus territorios frente a las del espacio geográfico por medio de la producción de terri-
grandes inversiones del capital que necesita apropiarse de torios, originando e intensificando los conflictos que son in-
ellos y de los recursos contenidos en ellos para expandirse solubles a causa de la hegemonía del modo de producción
continuamente. actual.
Las transformaciones a la legislación agraria desde Cada forma de territorio remite a una clase social espe-
1992 han sido un componente de este proceso, pues nos cífica y ésta no se mezcla en el territorio de otra clase so-
ponen frente a una constante dinámica de enfrentamiento cial. El territorio del campesinado y el del agronegocio se
entre los intereses de las empresas privadas y los del campe- organizan de diferentes formas, a partir de diferentes rela-
sinado. En esta dinámica, las propiedades campesinas y las ciones sociales. El agronegocio organiza el territorio para la
de los capitalistas son territorios distintos, son totalidades producción de sus mercancías, mientras que los campesinos
diferentes, en los que se producen relaciones sociales des- organizan el territorio para su existencia y para desarrollar
iguales, con modelos de desarrollo diferentes. Los territorios las dimensiones de su vida, sus prácticas sociales y su con-
campesinos y los capitalistas son diferentes formas de pro- cepción de la naturaleza, de su cosmovisión, en una palabra,
piedad y de modelos de sociedad que se disputan a lo largo de su cultura.
y ancho del territorio nacional. Esta situación se refleja en datos como el siguiente:
Entiendo entonces que hay formas de abordar los terri- mientras en el país hay 85.6% de viviendas que disponen
torios y sus diferencias. Un primer territorio estaría formado de agua, sólo en 62% de los hogares indígenas existe este
por los espacios de gobernanza a diferentes escalas: nacio- servicio; si en 1995 en el país había 74.7% de viviendas

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con drenaje, sólo el 33.7% de las viviendas indígenas con- Un balance de los principales problemas que enfrenta el
taba con ese servicio.2 sector forestal son la organización insuficiente de los ejidos y
En este proceso, el manejo de agua asociado a la con- comunidades como unidades de producción forestal comer-
servación de la capa vegetal en zonas boscosas y los impor- cial, la sobreexplotación del recurso, un comercio exterior de
tantes apoyos que reciben comunidades rurales para estas productos forestales con una balance negativo de 12,000
actividades, han sido dos ejemplos emblemáticos, toda vez millones de pesos por año, un sector privado con una crisis
que el Estado ha impulsado la capacitación de personal es- de competitividad internacional, la degradación del medio
pecializado para combatir incendios, ha favorecido y reali- ambiente y un inadecuado marco institucional y legal para
zado una serie de obras de gran envergadura con el fin de promover la producción forestal sustentable, lo que provoca
acopiar agua de cuencas en territorios ejidales, campe- altos costos de transacción caracterizados, además, por una
sinos e indígenas que han afectado las localidades rurales falta de continuidad administrativa y de políticas.
como consecuencia de las políticas de manejo de recursos La degradación de las áreas forestales es frecuentemen-
hídricos. te determinada por el uso no sustentable de los recursos fo-
Algunos estudios mencionan que en México hay 2,300 restales. En varias zonas, principalmente de clima templado,
comunidades que tuvieron permisos de aprovechamiento la extracción de productos es muy superior a la capacidad
forestal entre 1992 y 2002. Estos núcleos agrarios que lle- del bosque de regenerarlos. Tal sobreexplotación usualmen-
varon a cabo extracción de madera durante dicho periodo te da por resultado la fragmentación y degradación del re-
incluían 1,867 ejidos y 433 comunidades agrarias; es de- curso, primeras etapas dentro del proceso de deforestación.
cir que casi 15% de un total estimado de 15,800 núcleos
agrarios con bosques producen madera regular u ocasional- Conclusiones
mente. Además, en ellos se desarrollan actividades para pro-
teger y conservar el bosque, ya que cuando se trata de este El tema de la importancia de las sociedades rurales en el
recurso se obtienen importantes financiamientos para las manejo y conservación del agua así como de los ecosiste-
comunidades. En cuanto a la extensión territorial, en cerca mas asociados a ella —como los bosques tropicales—, está
de 7 millones de hectáreas se realizan acciones para dismi- siendo un campo de acción desde lo político, pasando por lo
nuir la tala ilegal de árboles, los incendios forestales y la in- económico y rematando en lo étnico y socioambiental, por
cidencia de plagas. lo que es imperativo conocer la mayor cantidad de aspectos
Muchas de las comunidades forestales restantes no tie- relativos a las tendencias que muestran las políticas públicas
nen bosques con recursos de valor comercial. Los estados asociadas al desarrollo rural, si es que se persiste en utilizar
de Durango, Michoacán, Chihuahua, México, Oaxaca, Pue- este concepto y se está de acuerdo con él. Más allá de que
bla, Jalisco, Chiapas, Guerrero y Quintana Roo concentraron se convierta en una discusión semántica, al parecer lo que
75% de los permisos de extracción de madera emitidos du- está en disputa a través de la configuración de estos territo-
rante el periodo mencionado (Bray, 2007). rios diferenciados en los modelos del agronegocio, las trans-
Además de la extracción anual de madera, que se calcu- nacionales y la privatización de recursos naturales, se trata
la en cerca de 56 millones de m3 (incluidas maderas rural e de ver qué opciones tienen los habitantes de las localida-
industrial), también se transforman más de 1,500 produc- des rurales que mantienen una estrecha relación con estos
tos forestales no maderables. Además, varios centros urba- recursos y cuáles son las condiciones existentes para forta-
nos dependen en gran medida de los servicios ambientales lecer su explotación (sustentable) y renovación, al mismo
que generan los bosques aledaños para la protección de tiempo que se satisfacen necesidades humanas básicas que
fuentes de agua de calidad para uso humano, así como para se miden a través del índice de desarrollo humano.
la actividad industrial. La contribución directa del sector En ese sentido, creemos necesario que a los distintos
forestal es de 5,000 millones de dólares por año (0.81% criterios para identificar los grupos concentrados en locali-
del PIB nacional —año base: 2000—) y genera alrede- dades rurales usando indicadores socioeconómicos o de-
dor de 100,000 empleos permanentes cuyo sueldo es en- mográficos como hasta ahora se ha hecho, se agregue el
tre 3 y 4 veces superior al sueldo derivado de actividades criterio de la situación de estas poblaciones respecto a las
agropecuarias. cuencas hidrográficas del país y a las zonas de captación de
agua y recarga de mantos freáticos, pues sólo en esa medida
2 Programa Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas tendremos una idea de los territorios que se ven presiona-
2001-2006. dos por las actividades industriales, debido a las concentra-

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ciones urbanas y a la concesión de derechos sobre recursos posesión de sus tierras. A pesar de que numerosos países han
que pertenecen a la Nación. adoptado en el transcurso de los últimos años diversas leyes
Además, significaría un primer paso en la definición y en las que se reconoce la propiedad colectiva e inalienable de
ubicación de los territorios campesinos con su entorno am- las tierras de las comunidades indígenas, los procesos de ti-
biental, sus recursos naturales y, en fin, con la biodiversidad tulación han sido lentos y complicados, y en muchos casos
que caracteriza la geografía sobre la que se han reproducido los títulos otorgados a las comunidades no se respetan en la
desde hace generaciones. Las implicaciones que esto tiene práctica. Por el contrario, la tendencia hacia la privatización
son considerables, ya que una vez delimitadas las caracte- de estas tierras tradicionales va en aumento. Se dice que este
rísticas relativas a la existencia de fuentes de agua en di- proceso beneficia a los propietarios indígenas, en la medida
chos territorios, lo que sigue es pensar en las formas como en que proporciona certeza jurídica. Sin embargo, se ha po-
se pueden administrar los recursos y no sólo en una pers- dido observar que, a la larga, las comunidades indígenas tien-
pectiva de utilidad a nivel nacional, sino de conservación de den a perder sus tierras y territorios tradicionales a favor de
este recurso para los fines de crecimiento y desarrollo de las diversos intereses económicos privados, ya sea de empresas
propias comunidades. En efecto, acuciosamente se mira un o de invasores y colonos individuales que han logrado asen-
recurso como el agua para establecer sobre su uso y admi- tarse en sus áreas tradicionales. La economía global valora
nistración criterios de costo/beneficio, argumentando una cada vez más los recursos petroleros y mineros que se en-
escasez y una prioridad en sus diferentes usos. Se difunde la cuentran en las regiones indígenas.
necesidad de establecer una nueva cultura del agua, cuando
las poblaciones rurales, que han sido las que menos acceso Son numerosas las denuncias y las quejas que he recibido
han tenido a ella, son las que más racionales han sido en su de comunidades indígenas cuyos recursos han sido apropia-
uso y las que han desarrollado una verdadera cultura del uso dos y que son explotados por poderosos consorcios econó-
del agua que ha llevado a la conservación de importantes micos, sin su previo consentimiento ni participación, y sin
zonas de recarga. que estas comunidades obtengan algún beneficio de dicha
80 años de cambios deben ser integrados a las necesi- actividad. Esta problemática es actualmente una de las más
dades actuales de la población y los productores rurales. Se controvertidas que involucra a los pueblos indígenas, al Es-
han regularizado 65 millones de has. y se han expedido 6.5 tado, a las empresas privadas y, muchas veces también, a
millones de títulos de propiedad a productores que entra- los organismos financieros internacionales (Stavenhagen,
ron al Procede. Quedan por regularizar 38 millones de has. 2007).
y 7905 ejidos y comunidades, a lo que hay que agregar 73
millones de has. de propiedad privada. Sumando la superfi- El territorio es una construcción social que procede a la
cie de ejidos, comunidades y propiedades privadas, caemos vez de un patrimonio ambiental y de un patrimonio cultural.
en la cuenta de que hay cerca de 110 millones de has. que Ambas dimensiones quedan estrechamente vinculadas una
falta regularizar, es decir, dos terceras partes de las tierras con otra por razones muy evidentes: un recurso natural no
rústicas del país. existe como tal y ni siquiera se reconoce, si no se movilizan
A pesar de los cambios al artículo 27 constitucional, la al mismo tiempo tanto los conocimientos técnicos como las
justicia agraria sigue siendo una deuda pendiente del Estado instituciones, los valores sociales y las representaciones que
mexicano con muchos propietarios agrícolas y sus familias. condicionan su aprovechamiento en un ámbito social dado.
Nos referimos a juicios de amparo, ejecutorias del Poder Ju- El término de patrimonio es idóneo: sugiere una proyección
dicial Federal, quejas, denuncias, resoluciones presidenciales temporal larga (un patrimonio se administra, se recibe y se
sin ejecutar, rezago de los Tribunales Agrarios, además de transmite por herencia). Plantea además la imagen de un
conflictos de impacto regional como el de los Chimalapas, recurso complejo cuyos componentes forman sistema: el
el de los huicholes de San Sebastián Teponahuaxtlán, el de ecosistema artificializado, las infraestructuras, las interaccio-
las 17 comunidades purépechas con asuntos en trámite en nes sociales y, por lo tanto, los conocimientos, las represen-
los Tribunales Agrarios o el de las Huastecas alta veracruza- taciones y los valores que le dan estructura. En este sentido,
na e hidalguense. el patrimonio es memoria colectiva, a la vez que registro de
La producción agrícola está asociada a activos como el acontecimientos y experiencias pasados y, al mismo tiempo
agua y la tierra. La pérdida continuada de los territorios in- y tal vez sobre todo, capacidad de proyección hacia el futu-
dígenas sigue la tendencia hacia la disminución de los re- ro. No sin razón suele asociársele las características de un
cursos naturales de los pueblos indígenas, principalmente la bien apropiado y manejado en forma colectiva dentro del

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grupo social que se identifica con el territorio. Así es como Giménez Landínez, V. 1980. Reforma agraria y desarrollo
encaja nuestra definición de territorio, con el sentido pri- rural integrado, Fondo de Crédito Agropecuario, Caracas.
mario que lo identifica con un espacio apropiado cosa que, INEGI. 2009. México de un vistazo.
evidentemente, no cierra el debate sobre las modalidades, Linck, Th. 2006. “La economia y la politica de los territo-
formas y limitaciones del carácter colectivo de su apropia- rios”, en Revista de la ALASRU, Asociación Latinoameri-
ción y manejo: este aspecto eludido por el sentido común cana de Sociología Rural (en prensa).
y el discurso dominante es precisamente el que moviliza Nogué i Font. 1989. “Espacio, lugar, región: hacia una nue-
nuestra atención. Abordaremos el tema de la construcción va perspectiva geográfica regional”, en Boletín de la Aso-
de la apropiación colectiva remitiendo a la noción de patri- ciación de Geógrafos Españoles, núm. 9, pp. 63-79.
monialización. El término puede entenderse, en un sentido Ostrom, Elinor. 1990. Governing the Commons: The Evolu-
amplio, como inscripción en la memoria colectiva de un gru- tion of Institutions for Collective Action, Cambridge Uni-
po social determinado. Bajo esta perspectiva, la patrimonia- versity Press, Cambridge.
lización se emparenta con un proceso de incrementación Paré Luisa y Lazos, Elena. 2003. Escuela rural y organi-
patrimonial. Pero es algo más que eso: el registro en la me- zación comunitaria: instituciones locales para el desa-
moria colectiva es también un proceso de socialización que rrollo y el manejo ambiental, IISUNAM, Plaza y Valdés,
surte efectos en la configuración (el “formateo”) del objeto México.
y de los códigos que rigen sus modalidades de producción, Pérez, Antonio, y Caballero, José María. 2006. “La nueva
de uso y de apropiación, así como la de su posición especí- ruralidad en Europa y su interés para América Latina”
fica en el patrimonio del grupo social considerado. Pondre- (2033), en Cuadernos de desarrollo rural, núm. 56-59,
mos mayor énfasis en esta segunda perspectiva que plantea Instituto de Estudios Rurales, Pontificia Universidad Ja-
la patrimonialización como proceso de apropiación colecti- veriana, Facultad de Ciencias Económicas y Administra-
va. Seguiremos así un planteamiento que nos llevará a diso- tivas, Roma.
ciar propiedad y derechos de uso y de manejo, y a explorar Piñeiro, Martín. 2006. “Desarrollo rural en América Lati-
las expresiones tácitas, institucionales y técnicas de la patri- na: tendencias y políticas”, en P. Giordano, Paolo, Falcón,
monialización en escenarios que no son nunca totalmente César y Sumpsi, José María (comps.), Desarrollo rural y
libres de tensiones (Linck, 2006). comercio agropecuario en América Latina y el Caribe,
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Derechos indígenas en la legislación mexicana. Una reforma
acotada

Doctora María del Carmen Ventura Patiño1

Presentación das. Oaxaca, en cambio desarrollo una reforma sin prece-


dentes en toda la República, al grado que además de la
La primera modificación constitucional en materia indí- Constitución política del estado, se reformaron doce leyes
gena en México fue la del artículo 4º en que se reconoce para incluir derechos indígenas y se aprobó una ley especifi-
por primera vez el carácter pluricultural del país, que tuvo ca en la materia (López Bárcenas, 2006: 87-88).
lugar en 1992, en el contexto de la ratificación por par-
te del gobierno mexicano del Convenio 169 de la Organi- En consonancia con la propuesta zedillista varios esta-
zación Internacional del Trabajo (OIT) de 1990. Después dos reformaron sus constituciones. Uno de ellos fue Oaxa-
del levantamiento zapatista en enero de 1994, se gene- ca, que:
ró un importante y nuevo impulso al debate sobre los de-
rechos indígenas, los llamados Acuerdos de San Andrés y […] reconoció a los pueblos indígenas, sus comunidades,
la Iniciativa de la Comisión para la Concordia y Pacificación reagrupaciones lingüísticas y comunidades afromexicanas
(COCOPA­), que como ya sabemos no lograron plasmarse como sujetos de derecho, mientras los derechos reconoci-
en la Constitución pero que han tenido su resonancia en los dos incluían los sistemas normativos y la jurisdicción indíge-
pueblos indígenas para su interlocución y reclamos ante los na, que se unieron a otros que ya existían antes como son la
distintos ámbitos de gobierno. educación bilingüe e intercultural, el acceso a la justicia ante
Posteriormente, la Iniciativa que el presidente Zedi- los tribunales del Estado, el derecho a elegir sus autoridades
llo presentó de manera unilateral al Congreso de la Unión por el sistema electoral consuetudinario y la libre asociación
en 1998, como contrapropuesta de la COCOPA, suscitó de los municipios. Sólo que la jurisdicción indígena y el reco-
la modificación de constituciones y la aprobación de algu- nocimiento de validez de los sistemas normativos indígenas
nas legislaciones en varios estados, que no siempre fueron se hizo de manera tan restringida que únicamente tendrán
resultado de una consulta a la población indígena, como validez en asuntos menores (López Bárcenas, 2006: 105).
ocurrió en Veracruz, Nayarit, Michoacán, Quintana Roo y
Chiapas. En respuesta a la exigencia del movimiento neoza-
Sin embargo, algunas constituciones de los estados ya patista, que emprendió una marcha a principios de 2001
habían reformado sus constituciones para incluir el espíritu en demanda de una reforma constitucional que respon-
y casi el texto del entonces artículo 4º constitucional; es el diera a las demandas de los pueblos indígenas del país,
caso de los estados de México, Nayarit, San Luis Potosí, So- en abril de ese año se aprobó la Ley de Derechos y Cul-
nora y Veracruz. Pero en fechas anteriores otros habían rea- tura Indígena, que reformó el artículo 2º de la Constitu-
lizado modificaciones como las de Chiapas, Hidalgo, Oaxaca ción, la derogación del 4º y adiciones a los artículos 18
y Querétaro. En particular, las reformas de Chihuahua, Cam- y 115. Para la antropóloga Teresa Valdivia, esta reforma
peche y Oaxaca rebasaron lo restringido del marco consti- es mucho más completa porque se establecieron recono-
tucional y avanzaron en conceptos cuya constitucionalidad cimientos elementales como la composición pluricultural
resulta contradictoria. Para López Bárcenas: del país, sustentada en los pueblos indígenas, el origen de
éstos y sus instituciones, su derecho a la libre determi-
Guerrero es un caso atípico pues aunque su constitución nación y a cierta autonomía, la forma de identificar por
contiene algunas referencias de la materia, las reformas se la conciencia de su identidad la pertenencia de los suje-
introdujeron antes que en la Constitución Federal. Lo pa- tos jurídicos y la tipificación de la discriminación como un
radójico del caso es que siendo una de las que iniciaron los delito (Valdivia, 2009: 143). Esta reforma ha desenca-
cambios en los estados, siga siendo la más atrasada de to- denado una serie de modificaciones en las constituciones
estatales, en virtud de que son las entidades federativas
1 El Colegio de Michoacán. las que determinarán las características de libre determi-

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nación y autonomía de los pueblos indígenas asentados En Baja California, sin haber cambiado el marco legal es-
en sus territorios. tatal se dispone de una Ley de Derechos y Cultura Indíge-
na que fue aprobada en octubre de 2007; por su parte, el
Reformas estatales caso de Baja California Sur llama más la atención: tampo-
co ha modificado su Constitución pero ha reconocido unos
De los 32 estados de la República en nueve no se ha ela- cuantos derechos que más bien son de carácter asistencia-
borado ninguna modificación constitucional en materia de lista, no en una ley en materia indígena sino en la Ley Esta-
derechos indígenas y sólo en 14 de ellos se han aprobado tal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, publicada en
leyes reglamentarias de las reformas constitucionales, lo que diciembre de 2006.
implica que en nueve estados el reconocimiento se ha que- Mientras, en estados como Guerrero, Hidalgo, Mi-
dado principalmente en el plano declarativo sin establecer la choacán, Puebla, Sonora, Veracruz y Yucatán, que cuentan
normatividad de su operación y ejercicio. con población indígena importante, no existe una ley en esa
materia (Cuadro 1).

Cuadro 1. Estados con mayor población indígena

Estados Población indígena (miles)

Campeche 229.3

Chiapas 1 185.6

Distrito Federal 471.0

Estado de México 1 169.4

Guerrero 584.4

Hidalgo 595.0

Michoacán 291.6

Oaxaca 2 024.5

Puebla 1 056.2

Quintana Roo 423.0

San Luis Potosí 398.9

Sonora 223.5

Veracruz 1 104.2

Yucatán 1 181.5

Fuente: Fernández, García, y Ávila, Estimaciones de la población indíge-


na en México, CONAPO, con base en el XII Censo General de Población y
vivienda, INEGI, y la muestra Censal [en línea].

En particular, los estados que tienen más producción que sean los estados los que definan las características de
legislativa que incluyen leyes secundarias principalmente libre determinación y autonomía de los pueblos indígenas,
en materia penal, judicial, electoral, municipal y educación ha sido una medida legal bastante eficaz que coarta en gran
son: Chiapas, Durango, Jalisco, Oaxaca, Quintana Roo y medida el alcance del reconocimiento de los derechos indí-
San Luis Potosí. Con ello queda claro que la disposición de genas (Cuadro 2).

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Cuadro 2. Reformas indígenas en México (13 julio 2010)

Estados Constitución Leyes Secundarias


Aguascalientes No hay No hay
1. Ley de Derechos y Cultura Indígena del estado de Baja California (octubre de
Baja California No hay 2007), se fundamenta en el artículo 2º constitucional
2. Ley de Fomento a las Artesanías Indígenas de Baja California
No hay (en la Ley estatal para prevenir y eliminar la discriminación, se enlista una
Baja California Sur No hay
serie de acciones asistenciales para los indígenas) (diciembre 2006)
1. Ley de Derechos, Cultura y Organización de los Pueblos y Comunidades
Indígenas (junio de 2000; adiciones en junio de 2007)
Campeche Art. 7 (julio/96)
2. Ley Orgánica del Poder Judicial
3. Código de Procedimientos Penales
1. Ley de Derechos y Cultura Indígena (julio de 1999)
2. Ley Orgánica Municipal
3. Código electoral
Chiapas 48, 49, 55, 57 4. Ley Orgánica del Poder Judicial
5. Código Penal
6. Código de Procedimientos Penales
7. Ley Estatal de la Comisión de Derechos Humanos
1. Ley de la Coordinación Estatal de la Tarahumara (creación en agosto de 1987;
6, 8, 9, 10,64, 144, última reforma en abril de 2004)
Chihuahua
(octubre/94) 2. Código Municipal
3. Código de Procedimientos Penales
Coahuila No hay No hay
Ley sobre Derechos y Cultura Indígena (mayo de 2009)
Colima 1 (mayo 2008)
Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas (mayo de 2003)
No hay 1. Código Penal
Distrito Federal
(en discusión) 2. Código de Procedimientos Penales
1. Ley General de Pueblos y Comunidades Indígenas (julio de 2007)
2. Ley Orgánica Municipal
2, 110,
3. Código electoral
(Noviembre/00,
Durango 4. Ley Orgánica del poder judicial
modificaciones
5. Código Penal
febrero/04)
6. Código de Procedimientos Penales
7. Ley de Educación
1. Ley de Derechos y Cultura Indígena (septiembre de 2002)
Estado de México 17 2. Ley Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas
3. Código Penal
Guanajuato No hay No hay
1. Ley Orgánica del Municipio
2. Código Electoral (conforme al artículo 4º constitucional)
3. Ley que crea la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos del estado de
Guerrero 10 (marzo/87), 76 Guerrero y establece el procedimiento en materia de desaparición involuntaria de
personas
4. Código Penal
5. Código de Procedimientos Penales
Hidalgo 5 1. Ley Orgánica de la Comisión de Derechos Humanos
1. Ley Sobre Derechos y el Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas
(abril de 2007)
2. Código Penal
Jalisco 4 (diciembre/06)
3. Código de Procedimientos Penales
4. Código de Procedimientos Civiles
5. Ley de Desarrollo Forestal Sustentable

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Estados Constitución Leyes Secundarias
1. Ley Orgánica Municipal
3 (marzo/98) (en 2. Ley de Justicia Comunal (mayo de 2007)
Michoacán
discusión) 3. Código Penal
4. Código de Procedimientos Penales
1. Ley Orgánica Municipal (de acuerdo al artículo 4º constitucional)
Morelos 2, 40 (julio/05) 2. Código Penal
3. Código de Procedimientos Penales
1. Ley de Derechos y Cultura Indígena (diciembre de 2004)
2. Ley Electoral
Nayarit 7, 115 (mayo/04) 3. Código Penal
4. Código de Procedimientos Penales
5. Ley Orgánica de la Comisión de la Defensa de los Derechos Humanos
Nuevo León No hay No hay
1. Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indígenas (julio de 1998;
reforma en septiembre de 2001)
2. Ley Municipal
3. Código de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales
4. Código Penal
5. Código de Procedimientos Penales
12, 16, 25, 112,
6. Ley Orgánica de la Procuraduría para la Defensa del Indígena
Oaxaca 113, 114, 126, 127
7. Ley Orgánica del Poder Judicial
(julio/98)
8. Ley de Educación
9. Ley de Salud
10. Ley Orgánica de la Junta de Conciliación Agraria
11. Ley Instituto Estatal de Desarrollo Municipal
12. Ley Instituto Oaxaqueño de las Culturas
13. Ley de Fomento para el Desarrollo
12 (diciembre de 1. Ley Orgánica del Poder Judicial
2004); 13 (septiembre 2. Código de Instituciones y Procesos Electorales
Puebla
de 2006) 3. Ley Orgánica Municipal
(en discusión) 4. Código de Defensa Social
12 (antes de 1996) 1.Ley de Derechos, Cultura y Organización Indígena (24 julio 2009)
Querétaro y luego se reformó en 2.Ley Electoral
2007 3. Ley Orgánica Municipal
1. Ley de Derechos, Cultura y Organización indígena (julio/98)
2. Ley de Justicia Indígena (diciembre/07)
Quintana Roo 13, (1997), 97, 153,
3. Ley orgánica del Poder Judicial
4. Código de Procedimientos Penales
1. Ley Sobre los Derechos y Cultura Indígena (septiembre/03)
2.Ley Orgánica del Poder Judicial
9 (julio de 2003), 18 3. Ley de Administración de Justicia y Comunitaria (mayo 2006)
San Luis Potosí
(noviembre de 1996) 4. Ley Orgánica Municipal
5. Código Penal
6. Código de Procedimientos Penales
13 (diciembre de
Sinaloa 1. Código de Procedimientos Penales
2000)
1. Código Electoral
Sonora 1, 136 2. Código Penal
3. Código procedimientos penales
2 (noviembre de 2003, 1. Ley de Derechos y Cultura Indígena (25 abril de 2009)
de acuerdo al artículo 2.Código de Instituciones y procedimientos electorales
Tabasco
2º constitucional), 36, 3. Código Penal
51, 64, 65, 76, 4. Código de Procedimientos Penales
Tamaulipas No hay No hay

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Estados Constitución Leyes Secundarias
Tlaxcala 3 (3 abril de 2001) 1. Ley de Protección, Fomento y Desarrollo a la Cultura Indígena (abril de 2006)
1. Ley Orgánica Municipal
2. Código Electoral
Veracruz 5, 10, 71
3. Código Penal
4. Código de Procedimientos Penales
2, 7, 28, 30, 95 (marzo
Yucatán 1. Código de Procedimientos en Materia de Defensa Social
de 2007)
Zacatecas No hay No hay

Fuente: Las páginas electrónicas de cada uno de los Congresos estatales de los Estados Unidos Mexicanos. Instituto de Investigaciones Jurídicas
de la UNAM [en línea]. Observatorio ciudadano de los Pueblos Indígenas [en línea].

Los procesos de reforma constitucional han pasado México 5, Jalisco 2, Nayarit 4, San Luis Potosí 3, Tlaxcala
por varias etapas: la primera fue antes de la reforma de (no señala), Colima (no especifica), Tabasco 6 y Querétaro
1992; la segunda fue en el marco de la reforma al artícu- 3. Del mismo modo, todas las legislaciones establecen que
lo 4; la tercera, en consonancia con la propuesta zedillista los indígenas pertenecientes a otros pueblos del país que
de 1998; y la cuarta, resultado de las modificaciones de residan temporal o permanentemente en la entidad tam-
2001. En la primera se inscriben los estados de Guerrero, bién podrán gozar de los derechos reconocidos. En el caso
Oaxaca, Chiapas, Querétaro e Hidalgo; en la segunda, So- de San Luis Potosí se incluye a los wirrarika que tienen una
nora, Veracruz, Nayarit, Durango, Jalisco, Chihuahua, Esta- presencia regular en la entidad. En la legislación de Cam-
do de México, Guerrero,2 Campeche, Durango y San Luis peche y Durango se extiende este reconocimiento a etnias
Potosí; en la tercera, Michoacán, Quintana Roo, Nayarit, provenientes de otros países.
Chiapas, Campeche, Puebla y Sinaloa; y en la cuarta, San
Luis Potosí, Campeche, Durango, Estado de México, Jalis- Sujetos de derecho
co, Tabasco, Yucatán, Morelos, Colima, Nayarit, Puebla y
Querétaro. En Oaxaca, a los pueblos y comunidades indígenas se les
Ahora revisemos el contenido de algunas de ellas. Ana- otorga el carácter jurídico de personas morales y el derecho
lizaremos de manera general el caso de Oaxaca, por ser uno de gozar de derechos sociales, los cuales serán ejercidos di-
de los estados con más producción legislativa, y las refor- rectamente por sus autoridades o por sus representantes
mas de los estados de Baja California, Campeche, Durango, legales.
Estado de México, Jalisco, Nayarit, San Luis Potosí, Tlaxca- Baja California reconoce derechos colectivos a las co-
la, Colima, Tabasco y Querétaro, por haber aprobado una ley munidades indígenas y derechos individuales a sus integran-
en materia de derechos indígenas posterior a la reforma fe- tes y personalidad jurídica a las comunidades con el carácter
deral de abril de 2001. Es necesario aclarar que la revisión de sujetos de derecho público.
refiere únicamente a lo señalado en el papel, un análisis in- Campeche otorga el carácter de persona moral a los
tegral deberá responder a su aplicación práctica y al ejercicio pueblos indígenas y les reconoce derechos sociales e
de los derechos reconocidos en cada entidad, así como a lo individuales.
contemplado en las legislaciones de otras materias: judicial, Por su parte, Durango reconoce a los pueblos y comuni-
electoral, municipal, entre otras. dades el carácter de personas colectivas de derecho público,
personalidad jurídica y patrimonio propio, así como los dere-
Reconocimiento pluricultural chos colectivos e individuales.
El Estado de México explicita que los derechos de los
Todos los estados reconocen su composición pluricultural, pueblos indígenas serán ejercidos a través de sus comuni-
la existencia de pueblos y comunidades indígenas: Oaxaca dades y que la “utilización del término pueblos no deberá
16, Baja California 5, Campeche 19, Durango 4, Estado de interpretarse en el sentido de lo que establece el derecho
internacional”; a las comunidades les otorga la personalidad
2
La primera modificación fue en marzo de 1987 y la segunda en jurídica para ejercer los derechos establecidos en la ley y se
junio de 1995. les reconocen derechos sociales.

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En Jalisco se reconoce a las comunidades y a las per- Varias legislaciones ni siquiera hacen alusión al carácter
sonas que los integran como titulares de derechos socia- jurídico que les otorgan. Baja California, Querétaro, Jalis-
les e individuales y con personalidad jurídica para ejercer los co y el Estado de México reconocen la personalidad jurí-
derechos. dica de las comunidades y no de los pueblos, únicamente
Mientras que Nayarit reconoce los derechos sociales a los dos primeros les reconocen su carácter de sujetos de
los pueblos y comunidades indígenas y señala que deberán derecho público. Sólo Durango y San Luis reconocen a los
ejercitarse de manera directa a través de sus autoridades o pueblos y comunidades indígenas su personalidad jurídi-
por los interesados mismos, les reconoce derechos sociales ca y van más allá al reconocerlos como sujetos de dere-
e individuales. cho público —como se estipuló en los Acuerdos de San
San Luis Potosí otorga a las comunidades indígenas la Andrés—, y con patrimonio propio, lo cual no está con-
calidad de sujetos de derecho público con personalidad ju- templado por la Constitución federal. Mientras que los le-
rídica y patrimonio propios, y sus actos tendrán alcance y gisladores de Nayarit y Jalisco pusieron especial atención
consecuencias jurídicas propias de los actos del poder pú- en establecer que los derechos podrán ser ejercidos por las
blico. La ley en Tlaxcala señala que tiene por objeto la pro- autoridades o bien por los individuos. Todo lo cual remite
tección de los derechos de los hombres y mujeres de las de nueva cuenta al debate de la primacía de los derechos
comunidades y pueblos indígenas. individuales ante los derechos de las colectividades y quién
En Colima la ley reconoce a las comunidades indígenas debe ser el sujeto jurídico.
personalidad jurídica para ejercer los derechos establecidos
en dicha ley y el carácter de sujetos de derecho público. Libre determinación, autonomía y derechos políticos
Por su parte, la legislación de Tabasco reconoce a los
pueblos y comunidades indígenas el carácter de personas Legislaciones
colectivas de derecho público.
Por último, en el caso de Querétaro la ley reconoce a las En Oaxaca se reconocen: sus formas de organización social,
comunidades integrantes de los pueblos indígenas el carác- política y de gobierno y sus sistemas normativos internos;
ter jurídico de entidades de derecho público. la jurisdicción en sus territorios, ya sea municipio, agencia
Como vemos, no hay una homogeneidad de los suje- municipal, agencia de policías o bien asociación de varios
tos de derechos aun cuando en el marco jurídico federal se municipios; el acceso al uso y disfrute de los recursos natu-
establece que son los pueblos y comunidades indígenas; no rales de sus tierras y territorios; su participación en el que-
todas las legislaciones se apegan y algunas remiten al indivi- hacer educativo y en los planes y programas de desarrollo;
duo integrante del pueblo o bien a la comunidad, excluyen- sus formas de expresión religiosa y artística, la protección
do el carácter de pueblo. de las mismas y de su acervo cultural y en general para to-
Del mismo modo, hay una ambigüedad en el tipo de dos los elementos que configuran su identidad. Asimismo,
derechos que se les reconoce: individuales, sociales y co- se reconocen las tradiciones y prácticas democráticas de las
lectivos. Lo social y lo colectivo no son sinónimos. Su comunidades que hasta ahora han utilizado para la elección
trascendencia jurídica es diferente: los individuos y las co- de los ayuntamientos. En los ayuntamientos de municipios
lectividades tienen derechos sociales como el derecho a una con presencia indígena se promoverá la creación de regidu-
vida digna, y a los mínimos de bienestar para el mejor de- rías de asuntos indígenas.
sarrollo humano, mientras que los colectivos se refieren al La legislación de Baja California establece por auto-
conjunto de derechos a los que tienen derecho como co- nomía la capacidad para instituir prácticas propias sobre el
lectividades culturalmente diferentes y que son necesarios territorio, tierra, recursos naturales, organización sociopo-
para seguir existiendo. lítica, administración de justicia, educación, lenguaje, sa-
La obra clásica de Thomas Marshall (1950) defi- lud y cultura, siempre y cuando no contravengan las leyes
ne los derechos sociales como los derechos a la educación y federales y estatales. Se creará una Comisión de Asuntos
los servicios sociales que aseguran una vida digna y un cier- Indígenas en los ayuntamientos, de acuerdo al reglamen-
to grado de bienestar. Los derechos sociales, por lo tanto, to interno.
son derechos individuales que debieran dar contenido a los En Campeche, en consonancia con el orden jurídico
estados de bienestar. Mientras que los derechos colectivos vigente, la libre determinación se expresa en el derecho
son el conjunto de derechos que se les reconocen, en este a mantener y desarrollar su identidad, a ser reconocidos
caso, a los pueblos indígenas en particular. como tales, a decidir sus formas internas de convivencia

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(familiares, vida civil y comunitaria) y de organización so- Tlaxcala reconoce y respeta a las autoridades o repre-
cial, económica y política, a practicar sus ceremonias reli- sentantes comunitarios elegidos de acuerdo a sus normas
giosas y a formar asociaciones para los fines que establece y procedimientos, y el derecho a una educación bilingüe e
la presente ley así como el acceso a la educación básica bi- intercultural. En su apartado de bienestar social reconoce el
lingüe y bicultural. derecho a decidir sus formas internas de convivencia, orga-
Por su parte, en Durango la autonomía se traduce en nización social, económica y política en el marco de la ley, y
el derecho a decidir sus formas internas de convivencia y a la aplicación de sus propios sistemas normativos.
organización social, económica y cultural; a aplicar sus sis- Por su parte, en Colima se reconoce a los pueblos y co-
temas normativos en el marco de la legislación respetando munidades indígenas el derecho a la libre determinación de
las garantías individuales, los derechos humanos y la inte- su existencia, sus formas de organización y objetivos de de-
gridad de las mujeres; a elegir a sus autoridades, conservar sarrollo. Los derechos serán ejercidos por las autoridades
y mejorar el hábitat y preservar la integridad de sus tierras; tradicionales, las comunidades y sus integrantes, dentro de
a acceder con respeto a las formas y modalidades de pro- los territorios en los cuales se encuentren asentados perma-
piedad y tenencia de la tierra establecidas en la legislación; nente o temporalmente, en concordancia con el orden jurí-
a elegir representantes ante los ayuntamientos, a asociar- dico vigente; además los municipios con población indígena
se con otras comunidades; a practicar y revitalizar sus tradi- a través de los cabildos promoverán la creación de una Co-
ciones y costumbres y a ocupar lugares sagrados y centros misión de Asuntos Indígenas la cual se integrará de acuerdo
ceremoniales. al reglamento de cada ayuntamiento.
La legislación mexiquense reconoce la libre determina- En el caso de Tabasco los pueblos y comunidades gozan
ción y autonomía en toda su amplitud política, económica, de libre determinación, la cual deberán ejercer sin contrave-
social y cultural, en el marco de la soberanía nacional, el ré- nir las disposiciones señaladas en la Constitución federal y
gimen democrático, la división de poderes, los tres niveles la estatal. Asimismo tienen derecho a interactuar en los di-
de gobierno, las garantías individuales y sociales en el marco ferentes niveles de representación política, de gobierno y de
jurídico federal y estatal. Se reconocen las formas de orga- administración de justicia.
nización internas y los derechos podrán ejercerse dentro de Por último, la ley de Querétaro establece que se reco-
sus territorios y, a formar asociaciones de acuerdo a la ley. noce y garantiza el derecho de los pueblos y comunidades
Mientras que en Jalisco, la autonomía se expresa en el indígenas a la libre determinación y en consecuencia a la au-
derecho a decidir sus formas internas de convivencia, su or- tonomía, mientras no contravengan el orden jurídico exis-
ganización social, económica, política y cultural; a aplicar tente. Respecto a los derechos políticos se señala que para
sus sistemas normativos; a elegir sus autoridades o repre- garantizar la representación en la legislatura, las autorida-
sentantes para el ejercicio de sus propias formas de gobier- des electorales procurarán promover y considerar la inclu-
no; a preservar su identidad y patrimonio cultural, en los sión integral de las zonas indígenas de cada municipio en la
términos de la Constitución federal y estatal, y a tener re- conformación de distritos electorales. Del mismo modo, se
presentantes con derecho a voz ante el ayuntamiento. promoverá su participación en las fórmulas para los distintos
La ley en Nayarit señala el derecho a la autonomía res- cargos de elección popular de los ayuntamientos con pobla-
pecto a sus usos y costumbres, con el objeto de fortalecer la ción indígena. Así también, en aquellos municipios con po-
soberanía y la vida democrática de los tres órdenes de go- blación indígena la comisión respectiva será presidida, de
bierno en el marco de la legislación nacional y estatal. Se preferencia, por un regidor(a) indígena.
reconoce a los pueblos y comunidades indígenas en los ám- De esta manera, se hace evidente que el ejercicio de la
bitos político, económico, social y cultural, para garantizar autonomía y de la representación política, es uno de los de-
su existencia, dignidad y bienestar, y a las autoridades tra- rechos sobre los que hay una disposición de los legisladores
dicionales para que apliquen sus usos y costumbres en la casi nula a reconocerlo, a diferencia de los derechos cultu-
solución­de los conflictos internos. rales en sus distintas expresiones que no sólo contemplan
En San Luis Potosí, se reconoce la autonomía bajo el sino además protegen y alientan.
principio de subsidiariedad y complementariedad en corres-
pondencia con el marco jurídico vigente; el derecho a pre- Derechos políticos
servar sus lenguas, conocimientos y todos los elementos
que formen parte de su identidad, y a asociarse dentro del En lo referente a los derechos políticos, aun cuando se se-
ámbito municipal para los efectos que prevenga la ley. ñalen de manera declarativa, hay un claro vacío en la mane-

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ra en que se traducen; a lo más, Jalisco reconoce el derecho piendo con el monopolio partidista de la representación
de contar con un representante con derecho a voz ante los política,3 aunque como ya sabemos el caciquismo local y re-
ayuntamientos, pero no con derecho a voto. gional impide el ejercicio de tales derechos en muchos de
Por su parte Oaxaca señala que promoverá la creación los municipios.
de una regiduría de asuntos indígenas, que suponemos ten- Tlaxcala representa un caso bastante interesante: tiene
drá derecho a voz y voto. Y aunque no especifica la for- un alcance mucho mayor en el ámbito de la participación y
ma de elección, en lo que se refiere a la asociación entre representación política que Oaxaca, sin embargo, en su ley
municipios da un paso más adelante de lo que establece la indígena no lo establece, lo que posiblemente se deba a que
Constitución federal, que restringe la asociación de las co- compete a toda la organización política municipal del esta-
munidades al interior de los municipios. do y no en lo particular a los pueblos y comunidades indí-
Baja California señala la creación de una Comisión de genas. El único señalamiento que formula es la remisión de
Asuntos Indígenas pero no establece que sean indígenas ese aspecto a la normatividad electoral estatal.
quienes las encabecen, ni las facultades que tienen. Por último, no sobra mencionar que ninguna legislación
O como Colima, que remite su ejercicio a una reglamen- comprende un proceso de remunicipalización ni redistrita-
tación que deberá definir cada ayuntamiento, complicando ción electoral, como se había plasmado en los Acuerdos de
aún más su aplicación. San Andrés y retomado en la propuesta de la COCOPA, con
En particular, Querétaro intenta dar un paso más allá el objeto de garantizar la participación y representación polí-
pero bastante ambiguo al señalar que se buscará promover tica en los distintos ámbitos de gobierno.
su inclusión integral en la conformación de distritos electo-
rales, al igual que se fomentará su participación en las fór- Tierra, territorio y recursos naturales
mulas para la representación del ayuntamiento, cuando que
constituye un derecho establecido para todos. La evasión en En esta materia, la legislación oaxaqueña, de igual modo
los derechos políticos es por demás clara cuando ni siquiera ha sido una referencia importante; varios aspectos fueron
es posible definir que el presidente de la comisión sea un in- retomados por las siguientes leyes, con algunos cambios.
dígena, rayando en el absurdo al señalar que se “procurará”. Veamos:
En ese sentido, hay una gran tibieza en el reconocimien- En Oaxaca se reconoce el derecho social al uso y disfru-
to del conjunto de derechos de los pueblos y comunidades te de los recursos naturales de sus tierras y territorios, en los
indígenas, si bien se expresa el reconocimiento de una larga términos del artículo 27 constitucional. Mientras que Du-
lista de normas internas, organización social, usos y costum- rango, Jalisco y Nayarit establecen el derecho al acceso a los
bres pero con la limitación jurídica de “siempre y cuando no recursos naturales en los términos de la constitución, por su
contravengan la ley federal y estatal”. parte las leyes en Durango y Querétaro señalan que el Esta-
El extremo es lo que establecen la legislaciones de Na- do reconoce a los pueblos y comunidades indígenas como
yarit y el Estado de México, al señalar el reconocimiento de los legítimos propietarios y poseedores de las tierras que in-
la libre determinación y autonomía con “el objeto de forta- tegran su territorio —añade la de Durango—, además de
lecer la soberanía y la vida democrática de los tres órdenes beneficiarios preferentes en la explotación de los recursos
de gobierno en el marco de la legislación nacional y estatal”, naturales de conformidad al artículo 27 constitucional y las
a lo que agrega la mexiquense, “en apego al régimen de- leyes de la materia. El Estado de México establece lo mismo
mocrático, la división de poderes, las garantías individuales que Durango excepto que únicamente señala que son po-
y sociales”. seedores y no propietarios. En el caso de San Luis se hace
De manera que la pregunta es: ¿Qué es lo que realmen- un agregado: las comunidades indígenas gozarán del dere-
te pueden ejercer como pueblos y comunidades? ¿Cuáles cho preferente al uso y disfrute de los recursos naturales y
son realmente los derechos reconocidos y su alcance? Nos turísticos disponibles en sus tierras, en el marco de la legisla-
parece que quedaría muy poco desde el punto de vista de ción federal y estatal de la materia.
derechos colectivos si se revisa con detenimiento todas las
3 Sin embargo, hay varios análisis que cuestionan tal avance. Véase
legislaciones en las distintas materias en cada una de las le- Martínez, Juan Carlos, “El proceso de reforma constitucional en materia
gislaciones estatales y la nacional. indígena y la posición del estado de Oaxaca. Una aproximación socio-
La excepción es sin duda la legislación de Oaxaca, que jurídica”, en Rosalva Hernández, Sarela Paz y Teresa Sierra, El Estado
y los indígenas en tiempos del PAN: neoindigenismo, legalidad e
va más allá de marco jurídico federal al reconocer las prác- identidad, H. Cámara de Diputados, LIX Legislatura/Ciesas/Miguel
ticas comunales para la elección del ayuntamiento, rom- Ángel Porrúa, México, 2004, pp. 233-260.

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La ley en Oaxaca, Baja California, Campeche, Duran- Sobre la reubicación definitiva o temporal, sólo Oaxaca,
go, Estado de México, Tabasco y Querétaro señala que los Durango, Nayarit y Querétaro establecen que se procurará
pueblos y comunidades indígenas, en coordinación con la que la misma se realice en sitios y condiciones similares al
dependencia estatal encargada, convendrán acciones ten- territorio afectado y que garantice su desarrollo futuro, para
dientes a la conservación y protección de su medio ambien- lo cual se oirá el parecer de los involucrados. De la misma
te que sean ecológicamente sustentables, técnicamente forma, sólo estas cuatro legislaciones contemplan el dere-
apropiadas y jurídicamente compatibles con la libre determi- cho de prioridad de los pueblos y comunidades indígenas
nación de los pueblos y comunidades. para el retorno a los territorios cuando desaparezca la causa
En lo que se refiere a la realización de obras y proyectos de interés público.
que promueva el Estado, las organizaciones o bien particu- Respecto a las áreas naturales protegidas, Oaxaca, Du-
lares que impacten sus recursos naturales, las legislaciones rango y el Estado de México coinciden en que su consti-
de Oaxaca y Baja California establecen que deberán ser dis- tución y otras medidas tendientes a proteger el territorio
cutidos, analizados y consensuados previamente con dichos deberán llevarse a cabo con base en acuerdos explícitos en-
pueblos y comunidades. Mientras que Durango coincide tre el Estado y los pueblos y comunidades indígenas, in-
agregando que deberá ser a través de sus autoridades tra- cluyendo sus representantes agrarios. Por su parte, Baja
dicionales. Por su parte, el Estado de México sólo retoma California retoma este contenido, con el agregado de que
que deberán ser consensuados, no analizados ni discutidos, la administración de las mismas quedará confiada a los pue-
mientras que la ley de Querétaro sólo especifica que se de- blos y comunidades indígenas, bajo la supervisión y vigilan-
berá pedir su opinión previa e informada, no su consenti- cia del poder ejecutivo. Querétaro coincide con lo anterior,
miento, desvirtuando lo contemplado por la Declaración de aunque sólo especifica que se incluirán a los representantes
los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobada en la ONU indígenas en los términos de la legislación ambiental fede-
en septiembre de 2007. En el caso de Campeche y Jalis- ral y local.
co, afirman que previo a la realización de obras y proyectos Asimismo, Baja California, Durango y el Estado de Mé-
del estado y los municipios que pudieran afectar los recur- xico retoman de la reforma de Oaxaca lo que concierne a la
sos naturales de las comunidades indígenas, deberán ser obligación (atribución en la de Querétaro) de todos los pue-
escuchadas las autoridades comunales o tradicionales res- blos y comunidades de realizar actividades de protección,
pectivas. Esto es, reduce el derecho de buscar el consenso a restauración, conservación y aprovechamiento sustentable,
simplemente ser escuchados. Nayarit y Campeche, además e investigación de recursos naturales, con el apoyo técnico y
establecen que en todo aprovechamiento mediará la previa financiero del Estado y de particulares.
indemnización a través de obras y programas productivos En lo que compete a contaminación y deterioro am-
que generen un beneficio directo a los integrantes de las co- biental, Oaxaca dispone que para salvaguardar la integridad
munidades. Por lo que sólo Oaxaca y Baja California reto- de los territorios y recursos naturales, los pueblos y comu-
man de alguna manera, lo estipulado por el Convenio 169 nidades indígenas tendrán derecho a exigir la reparación del
de la OTI respecto a la consulta. daño, previo dictamen de la instancia correspondiente. Du-
Respecto a los reacomodos o desplazamientos Oaxaca, rango también lo retoma, excepto que especifica que el dic-
Nayarit y Querétaro señalan que quedan prohibidos, excep- tamen será de las autoridades federales. La ley de Querétaro
to aquellos casos que provengan de las propias necesidades, de igual manera lo contempla pero sin incluir el dictamen
lo cual deberán justificar, o bien se motive por orden público, y la conformidad con la legislación respectiva. El Estado de
previo avalúo e indemnización; lo cual también contempla México plantea algo similar, aunque lo constriñe a las comu-
el Convenio 169. El Estado de México también incorpora nidades indígenas, las cuales podrán exigir y verificar ante
ese texto, agregando como causales los riesgos, los desas- las autoridades correspondientes que los infractores reparen
tres y la seguridad o sanidad, mediando una indemnización. el daño ecológico causado, en términos de las disposiciones
Baja California y Colima también especifican como causa- aplicables.
les: por emergencia, caso fortuito y desastre natural, pero no Algunas de las innovaciones de las legislaciones de la
contemplan que pueda ser a solicitud de los propios afecta- cuarta etapa, como la de Campeche y Baja California, intro-
dos ni la indemnización ni la reparación del daño. En el caso ducen la atribución que se les confiere a los pueblos y co-
de la legislación en Durango, agrega las causales del Estado munidades para realizar acciones de vigilancia y establecer
de México pero sí contempla la petición de los afectados, disposiciones dirigidas a la conservación y protección de sus
aunque no la indemnización. recursos naturales, así como la flora y fauna. Algo parecido

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es considerado por los estados de México, Nayarit, Jalisco y conocidas y respetadas por las autoridades administrativas
Durango, al establecer: el estado y los municipios, en coor- y judiciales del Estado y los municipios, aunque la de Que-
dinación con las dependencias federales, en los términos de rétaro incluye “siempre que no sean contrarias a lo que es-
los convenios que se celebren y con la participación de las tablezca la legislación correspondiente”. Al mismo tiempo
comunidades indígenas, implementarán programas técnicos reconoce el derecho de las comunidades indígenas, contem-
apropiados para renovar y conservar el medio ambiente a fin plado en el Convenio 169 de la OTI, de participar siempre
de preservar los recursos naturales, flora y fauna. Esas accio- en los beneficios que reporten las actividades de prospec-
nes incluirán acciones de inspección y vigilancia, para evitar ción o explotación que se autoricen sobre los recursos de
la caza inmoderada y la explotación irracional de los recursos. sus tierras; además, en todo caso tendrán derecho a percibir
El Estado de México y luego Baja California incorpora- una indemnización equitativa por cualquier daño o perjui-
ron en su legislación el derecho de preferencia de las comu- cio. Los daños o perjuicios que se causen deberán ser acre-
nidades indígenas para adquirir los predios que enajenen o ditados y cuantificados mediante procedimientos legales
ceda la comunidad o alguno de sus integrantes. Cuando que donde las autoridades verificarán si se encuentran represen-
esto está claramente estipulado en la legislación agraria. tados los pueblos indígenas.
Sólo las legislaciones del Estado de México, Nayarit y Por su parte, San Luis también ha incorporado algunos
Baja California consideraron la prohibición de la expulsión aspectos no señalados en las legislaciones anteriores, como
de indígenas de sus territorios sea cual fuere la causa, por el derecho de las comunidades a asociarse en términos de la
motivos religiosos, políticos o ideológicos. ley, para acceder al uso y disfrute de los recursos naturales
Las leyes del Estado de México, Nayarit y Campeche de los lugares que habitan y ocupan, con respeto a la legis-
disponen que: el gobierno del estado, en coordinación con lación correspondiente. Otro es que el Estado, en coordina-
las dependencias federales competentes garantizará el apro- ción con las comunidades indígenas, desarrollará programas
vechamiento sustentable de los recursos naturales de las encaminados a la recopilación, investigación y desarrollo de
comunidades indígenas. Para ese efecto impulsará la consti- las prácticas tradicionales indígenas de conservación y ex-
tución de fondos o fideicomisos regionales cuyo objeto sea plotación de los recursos naturales. Por último, el que refiere
otorgar financiamiento y asesoría técnica a las comunida- a que las autoridades del Estado establecerán convenios con
des indígenas. Por su parte, Durango y Jalisco también lo la Federación para otorgar facilidades a las comunidades in-
contemplan sólo que en lugar de “garantizará” señalan que dígenas, en el procedimiento para acceder a las concesiones
“establecerá”. de uso y aprovechamiento preferencial de los recursos natu-
En lo que atañe a la emisión de desechos tóxicos y con- rales que existen dentro de su territorio.
taminación del medio ambiente por alguna industria, el Llama la atención que en el caso de la legislación
Estado de México, Nayarit, luego Jalisco y Campeche dispu- de Tlaxcala no se contempla nada sobre los territorios
sieron que: el Estado y los municipios “procurarán” evitar el indígenas.
establecimiento de ese tipo de industrias en las tierras ocu- En suma no se observa, en materia de tierra, territorio
padas por indígenas. y recursos naturales, un reconocimiento de los derechos de
Sólo Durango contempla que los convenios que los los pueblos y comunidades indígenas al uso, control, apro-
pueblos y comunidades indígenas celebren con personas fí- vechamiento y administración directa, y todo queda suje-
sicas o morales para la explotación de los recursos foresta- to a las disposiciones del artículo 27 constitucional que ya
les y otros, previos estudios socioeconómicos avalados por comentamos líneas arriba. Colima, por ejemplo, no hace
la autoridad federal, deberán ser revisados previamente a su ninguna mención ni a tierra ni mucho menos a territorio.
suscripción por la dependencia estatal conducente. Ninguna ley contempla la obligación de los gobiernos es-
Así también, algunas otras legislaciones debieron haber tatales de disponer de recursos que permitan a las colectivi-
contemplado lo dispuesto por Jalisco y Querétaro. El ejecu- dades indígenas diseñar e instrumentar proyectos y planes
tivo del Estado promoverá convenios de coordinación con de desarrollo para la explotación y aprovechamiento de sus
la Federación o con otras entidades, a fin de procurar a las recursos naturales en beneficio de las generaciones presen-
comunidades indígenas su acceso, libre tránsito, manifes- tes y futuras. Frente a este panorama, al parecer lo que que-
taciones culturales y otros derechos colectivos. Sobre las da es la inversión externa, si no hay capacidad de generar u
modalidades de transmisión de los derechos sobre la tierra obtener recursos por cuenta propia, por lo que el reconoci-
entre los miembros de los pueblos indígenas, establecidos miento del derecho a la tierra, al territorio y los recursos na-
por sus prácticas tradicionales, señala que deberán ser re- turales es bastante endeble.

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Consideraciones nes indígenas como mera careta que fundamenta su falsa
imagen de apertura; han creado un multiculturalismo neoli-
El hilo conductor en el debate es el reconocimiento de de- beral con rentabilidad económica y política.
rechos colectivos de los pueblos indígenas, no en el sentido Para concluir, considero pertinente compartir una anéc-
del derecho individual de sus miembros, ni subordinado al dota que llama a la reflexión sobre este complejo mundo jurí-
Estado, sino de un valor como derecho humano fundamen- dico —que relata Magdalena Gómez en el libro que coordina
tal, por su existencia previa a la conformación de los propios sobre Derecho indígena—, del brasileño Carlos Federico, ex-
estados nacionales. perto en derecho indígena, mientras impartía un curso de ca-
El rechazo y renuencia a reconocer derechos colecti- pacitación en una comunidad indígena en su país:
vos por parte de los gobiernos nacional y estatales se debe,
como señala Fernanda Espinosa, a que el “concepto mismo […] él explicaba que conforme al derecho nacional, no po-
de los derechos colectivos desafía la idea occidental de la día impedirse que entraran compañías mineras a hacer una
ciudadanía fincada en los derechos y las obligaciones indivi- explotación indiscriminada, que no podía el pueblo indígena
duales. Desafía asimismo los conceptos de propiedad indi- ejercer un derecho para detener ese tipo de situaciones, y lo
vidual y de libre competencia que constituyen la estructura explicaba precisamente con base al derecho, con la Cons-
de la acumulación de capital y de la reproducción del ca- titución en la mano, antes de la reforma del 88 […enton-
pitalismo” (Espinosa, 1999: 113). Esto es bastante claro ces] un anciano se paró y le dijo: ¿El derecho es un invento,
en lo que se refiere al territorio y los derechos sobre los re- no? Y él le respondió: Sí, en efecto, es un invento. El ancia-
cursos naturales, porque vulneran los intereses del sistema no, contundente le contestó: Bueno, pues invente otro (Gó-
capitalista. mez, 1997: 431).
La respuesta ha sido por demás astuta, se han incorpo-
rado demandas indígenas a la agenda del capital, producien- Bibliografía
do reformas multiculturales de corte neoliberal:
Assies, Willem; Van der Haar, Gemma, y Hoekema, An-
Un desafío mayor para el Banco y los países de Améri- dré. 1999. “Presentación” en Assies, Willem; Van der
ca Latina y el Caribe es el encontrar maneras de ofrecer a Haar, Gemma, y Hoekema, André (eds.), El reto a la di-
los pueblos indígenas nuevas oportunidades para sumarse versidad, El Colegio de Michoacán, Zamora, Mich., pp.
al proceso de desarrollo. La exclusión de esos pueblos de la 13-18.
economía del mercado representa una pérdida masiva de re- Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
cursos, tanto humanos como no-humanos, mientras que su Anaya Editores, México, 2003.
inclusión aumenta la productividad, fortalece el poder ad- “Convenio 169 de la OIT”, en Moguel, Julio. 1990. Mar-
quisitivo y promueve el crecimiento. El impacto de incluir a co jurídico de la pluriculturalidad en México, Juan Pablos,
las comunidades indígenas en el proceso de desarrollo será México.
dramático en los países donde los pueblos indígenas consti- Espinosa, María Fernanda. 1999. “Políticas étnicas y refor-
tuyen grandes mayorías y en las regiones más pobres donde ma del Estado en Ecuador”, en Assies, Willem, Van der
constituyen la mayoría de los productores (Partridge, Urqui- Haar, Gemma y Hoekema, André (eds.), El reto a la di-
llas y Johns, cit. pos. en Assies, Van der Haar y Hoekema, versidad, El Colegio de Michoacán, Zamora, Mich., pp.
1999: 514). 101-117.
Gómez Rivera, Magdalena. 1997. Panel de Clausura, “Re-
Así, las reformas indígenas han respondido a la necesi- tos y perspectivas del derecho indígena en América La-
dad de refuncionalizar al neoliberalismo y no han resuelto tina”, en Gómez, Magdalena (coord.), Derecho indígena,
de manera plena las demandas indígenas; su alcance es prin- INI/Asociación Mexicana para las Naciones Unidas A.C.,
cipalmente los derechos culturales y sociales, pero los dere- México, pp. 411-468.
chos políticos y territoriales siguen siendo cuellos de botella. López Bárcenas, Francisco. 2006. Autonomía y derechos
Los distintos gobiernos latinoamericanos se han apropiado indígenas en México, Ce-Acatl, ACm, México [2002].
de las reivindicaciones del movimiento indígena, las han va- Marshall, Thomas Humphrey. 1950. Citizenship and So-
ciado de su contenido y han construido un nuevo discurso, cial Class and other Essays, Cambridge University Press,
un neoindigenismo con viejas prácticas; han cooptado a lí- Cambridge.
deres indígenas y los han puesto al frente de las institucio-

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Martínez, Juan Carlos. 2004. “El proceso de reforma cons- Páginas electrónicas
titucional en materia indígena y la posición del estado
de Oaxaca. Una aproximación sociojurídica”, en Rosalva Fernández, Patricia, García, Juan Enrique y Ávila, Esther, Es-
Hernández, Sarela Paz y Sierra, Teresa, El Estado y los in- timaciones de la población indígena en México, CONA-
dígenas en tiempos del PAN: neoindigenismo, legalidad PO, con base en el XII Censo General de Población y
e identidad, H. Cámara de Diputados, LIX Legislatura/ Vivienda, INEGI, y la muestra Censal:
Ciesas/Miguel Ángel Porrúa, México, pp. 233-260. http://www.209.85.173.104/search?q=cache: MuIFthgL-
Valdivia Dounce, Teresa. 2009. “Políticas y reformas en JVAJ: www.conapo.gob.mx/publicaciones/2002/13.pdf
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http://www.juridicas.unam.mx/infjur/leg/legmexes.
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www.amdh.com.mx/ocpi_/documentos/marco_est.
html [Consultado del 1 al 15 de marzo de 2007.]

Páginas electrónicas de cada uno de los Congresos esta-


tales de los Estados Unidos Mexicanos.

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Tributo a los ancestros, reivindicaciones agrarias, reclamos
autonómicos: territorializaciones de los wixaritari desde el siglo
xx, o más bien: lugares sagrados, economía política y patrimonio
cultural

Doctor Paul M. Liffman1 desde hace más de mil años. Como han descrito Phil C.
Weigand —en numerosos trabajos arqueológicos y etno-
Esta intervención rastrea la lógica de creación y reproduc- históricos— y Séverine Durin —en su tesis de doctorado
ción de lugares sagrados wixaritari (huicholes) y las impli- (2003)—, no es una mera coincidencia que casi todos los
caciones del desarrollo económico en torno a ellos para la principales lugares sagrados de este pueblo mesoamericano
identidad de este pueblo en el futuro. En las historias sagra- se encuentran cerca de fuentes de materiales estratégicos o
das y en el discurso territorial de los chamanes, los lugares de centros de comercio, sean de la época prehispánica, colo-
sagrados (kakaiyarita) objetivizan momentos primordiales nial o contemporánea.
de autosacrificio, tributo y otras formas de intercambio por Podemos señalar, respectivamente: a) el lugar sagrado
parte de los antepasados más remotos de esta etnia. Estos sureño del territorio ceremonial, conocido como Xapawi-
encuentros históricos se entablaron con las fuerzas de la na- meyeta, en la Laguna de Magdalena, Nayarit, cuya ribera
turaleza y con otros grupos sociales a lo largo de los 90,000 se destaca por algunos de los depósitos más importantes
kilómetros cuadrados en cinco estados que hoy en día se de obsidiana utilizada para la elaboración de armas y herra-
definen como el kiekari o dominio territorial. Yendo algo mientas durante varios milenios; b) la ubicación del pun-
más allá de un simple reclamo de autonomía, los wixaritari to occidental de Haramaratsie, en San Blas, puerto colonial
tratan el kiekari como un estado virtual gobernado por el sol preeminente en la costa noroeste de la Nueva España; y c)
y sus autoridades ancestrales asentados arriba de Wirikuta, la de Wirikuta, a unos cuantos kilómetros de las minas de
la región del nacimiento del sol, en torno a Real de Catorce, plata coloniales en Real de Catorce, San Luis Potosí. El caso
San Luis Potosí. del punto norte, Hauxa Manaka, en Cerro Gordo, Durango,
Esta intervención se enfoca en la contradicción entre la fue compartido entre varios pueblos indios, así que se trata
extensión, la interconexión y la multiplicidad de los lugares tal vez de un punto de mayor importancia política y religio-
sagrados dentro de este esquema territorial, y la tendencia sa que económica.
de los programas oficiales de patrimonio cultural a restringir Al mismo tiempo, en la historia sagrada de los indígenas
los reclamos a sitios pequeños y aislados. Los críticos de las de la región del Gran Nayar, todos estos lugares se asocian
reivindicaciones indígenas podrían tratar la multiplicidad de con los actos definitivos de los antepasados que, por tan-
los reclamos territoriales como una redundancia que dismi- to, cobran suma importancia en las prácticas rituales en la
nuye la validez de cualquiera de ellas tomada aisladamente actualidad. A la vez, el reconocimiento y la protección por
de las demás. Sin embargo, los wixaritari insisten en una je- parte de las instancias gubernamentales estatales y federal
rarquía interconectada de sitios homónimos, cuya antigüe- se enfocan en el aspecto ritual y menosprecian las otras re-
dad tiende a correlacionarse con la cantidad de gente que laciones económicas y políticas intrínsecamente asociadas
les lleva ofrendas y con su distancia desde Teekata, el centro con él; inclusive los tratan como contradictorios. Pero los
simbólico de su territorio en la Sierra Madre Occidental. La huicholes no dejan de integrar los valores sagrados de sus
urgencia imperiosa de entender y apoyar al modelo wixarika visitas a estos lugares con otras finalidades: el intercambio
de territorialidad se ha vuelto más aguda que nunca en la cultural, el comercio, la cacería y recolección ritual, y la rei-
actual disputa sobre la protección de Wirikuta. vindicación de sus derechos de libre movimiento y acceso al
Quiero empezar esta plática un poco como abogado del espacio nacional. (Lo aparentemente impuro de esta com-
diablo. Es incuestionable, desde un punto de vista históri- binación debería revisarse pensando en las ferias medievales
co, que los lugares sagrados de los wixaritari están imbrica- en torno a las peregrinaciones religiosas, para no hablar de la
dos con el desarrollo económico del occidente de México economía eclesial en tiempos más recientes.)
Además de esta multifuncionalidad, la territorialidad
1 Doctor en Antropología, investigador de El Colegio de Michoacán. wixarika está marcada por otra característica que a prime-

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ra vista nos podría parecer exótica: la duplicación de lugares muchos lugares sagrados tienen “brazos” en puntos inter-
sagrados con el mismo nombre o en asociación con antepa- medios, y a fin de cuentas todo está contenido en el cen-
sados sagrados y sus actos definitivos de creación del paisa- tro de la geografía cosmológica, Teekata, cerca de la esquina
je (aunque el hecho de que trabajo en una ciudad llamada entre las tres comunidades indígenas wixaritari: San Andrés
Zamora sobre un río llamado Duero [el río Duero y la ciu- Cohamiata, Santa Catarina Cuexcomatitlán y San Sebastián
dad de Zamora de Hidalgo, en Michoacán, tomaron esos Teponahuastlán. Por tanto, sería un reductio ad absurdum
nombres porque muchos de los fundadores eran de Zamora, para la cultura wixarika si alguien insistiera en que sólo Tee-
España], o el que aquí estemos al lado de una barranca de kata cuenta, pues ya no habría territorio sino sólo un punto
agua zarca llamada Wad al-Hidjara [vocablo árabe del que de Arquímedes y nada en el cuadro.
deriva “Guadalajara”], sean versiones menos sistemáticas La importancia de articular una jerarquía de puntos sa-
de la misma lógica). Esta formación de réplicas o “copias” grados como orgánicamente conectada, está captada en el
en palabras de los huicholes, requiere de ciertas característi- principio del camino o la raíz (nanayari). Voy a referirme
cas geomorfológicas en común. más a este aspecto al final, pero por ahora baste decir que
Aquí se ven algunos de los sitios llamados Xapawiyeme- este principio implica que los miembros de una serie de si-
ta (Chalate de Lluvia) que se han encontrado desde el valle tios en diferentes niveles en la jerarquía no sólo se parecen
del río de Juchipila, en Zacatecas, pasando por varios sitios formalmente sino también se conectan metonímicamente,
en la región lacustre entre Chapala y Magdalena y hasta como un hipervínculo. Por ejemplo, si uno no puede llegar
la costa de Colima, en diferentes momentos históricos. Se a Wirikuta, en San Luis Potosí, se pueden dejar ofrendas en
destacan por ser islas con una cueva en medio de una lagu- ’ututawita, cerca de Bernalejo, Durango, porque en el relato
na e, idóneamente, coronada por un chalate o higuera mexi- histórico las jóvenes que primero fueron hasta San Luis Po-
cana (xapa en wixarika). Phil Weigand nos informa que el tosí salieron de allá.
sitio más importante había sido la isla en medio de la La- Otro motivo para la replicación de lugares sagrados es
guna de Magdalena, al menos desde siglos antes de Cristo la diversidad de aspectos de un antepasado sagrado. Como
hasta los años 1950, cuando los ejidatarios del lugar tuvie- ha señalado Johannes Neurath, subyace la noción de que la
ron a bien desecar la laguna y hostigar a los huicholes que persona no es necesariamente un ser individual sino, como
aún se atrevían a traer ofrendas allí. dice Marilyn Strathern respecto a Melanesia, “dividual” o
Tal vez estos campesinos reconocieron la implícita rei- partible en diferentes momentos y espacios. Esta cualidad
vindicación de territorio y derechos económicos y culturales fractal apunta hacia la necesidad de recrear constantemente
en las prácticas ceremoniales, pero el resultado ha sido su las relaciones primordiales en peregrinajes sacrificiales. A la
transferencia al sitio Xapawiyemeta en la Isla de los Alacra- vez implica que no se trata de un sentido lineal del tiempo,
nes, en el Lago de Chapala. sino de algo parecido al alcheringa o al llamado dreamtime
Cabe agregar que esto tampoco ha sido una de las lla- de los aborígenes australianos. Este término está mejor tra-
madas “invenciones de tradición”, puesto que hay un rela- ducido como “dominio sagrado omnilatente”, porque no se
to etnográfico que atestigua la llegada de huicholes a este queda encerrado en el pasado sino que subyace cualquier
último sitio al menos desde los primeros años del siglo xx, superficie cotidiana si los expertos ceremoniales lo pueden
por no mencionar los otros sitios homónimos en Villa Coro- evocar. Los wixaritari captan el acceso a este mundo sagra-
na, Tuxcueca, etcétera. En todo caso, para la mayoría de los do con el concepto de nierika (visión) de los iniciados.
wixaritari, Chapala es ahora el lugar sagrado “original”, aun- Esta explicación de la territorialidad sagrada nos lleva al
que según otra memoria histórica algunos lugares parecie- caso que ilustra con máxima claridad la relevancia del tema
ran más originales. de esta mesa sobre el desarrollo y la identidad indígena en el
Aquí pareciera que nos encontramos en una contradic- futuro. Como ya es bien conocido, la empresa minera First
ción lógica, pues se podría argüir que la aparente movilidad, Majestic Silver Corporation, de Vancouver, Canadá, ya está
o al menos multiplicidad de lugares sagrados, y la confluen- en la fase avanzada de exploración y excavación preparato-
cia de intereses económicos y políticos en torno a ellos, dis- ria alrededor de Real de Catorce, San Luis Potosí. Este auge
minuiría la validez de los reclamos para cualquier de ellos. de explotación de plata a nivel nacional se debe básicamen-
Sin embargo, un argumento de esa índole sería erróneo por te a que la crisis económica global ha provocado que el pre-
varios motivos. cio de la plata haya subido un 150% en cinco años, para
Primero, como sugerí al principio, los huicholes jerar- encontrarse ahora arriba de 18 dólares por onza o 7 pesos
quizan los sitios homónimos. En palabras de los huicholes, por gramo, tres veces más alto que el costo de extracción.

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Es su nivel más alto desde la revolución iraní y la subsecuen- a los santos por el territorio nacional y grabado la imagen
te crisis petrolera de 1979, aunque cabe agregar que estos del águila sobre el nopal, hacen referencia metafórica a in-
precios son notoriamente inestables. Aun después de 240 tercambios concretos con el estado moderno. Se trata de
años de actividad minera intermitente en la zona, se calcula lo que la antropóloga Annette Weiner denominó posesio-
que los yacimientos constan de hasta 50 millones de onzas nes inalienables que se logran “guardar mientras circulen”.
en cada una de las dos vetas principales, la Veta Madre y la En este sentido, los huicholes reivindican no sólo valores
de San Agustín.2 Así, aparentemente ninguna instancia gu- mesoamericanos sino lo que, al menos discursivamente, les
bernamental está dispuesta a frenar una empresa que está pertenecía durante la época del indigenismo agrario, cuando
por sacar una ganancia hasta de mil millones de dólares a iniciaron sus interminables trámites para conseguir la resti-
lo largo de 20 años, si no colapsa antes el precio del metal. tución y titulación de bienes comunales. Ahora la situación
Debido a la escasa concentración del mineral a estas altu- ha cambiado un poco.
ras (unos 500 gramos de plata/tonelada de tierra), corren Vemos en esta foto de satélite anotada por First Ma-
versiones encontradas sobre lo costeable de extraerlo con la jestic en su sitio web (www.firstmajestic.com) que la línea
antigua tecnología de tiro y socavón, y si ésta no funciona- amarilla indica los límites de la concesión y las rojas las ve-
ra, la posible extracción a cielo abierto. Según la carta geoló- tas. Parte de Reu’unaxi o el Cerro Quemado, lugar donde
gica en el sitio de First Majestic, se trata de perforaciones de nació el sol en la cosmovisión wixarika, está incluido en la
hasta 1000 metros de profundidad en el brote mineral La extensión SO de estos 6327 hectáreas, y la explotación de
Purísima, al extremo SE de la concesión. la veta San Agustín efectivamente sería la apertura más cer-
Así, podemos concluir, sin ningún riesgo de exageración, cana. Aquí, una limitación de las políticas de patrimonio cul-
que el patrimonio histórico y cultural de la región no está tural se hace más que evidente. Según el decreto del estado
valorizado a pesar de su larga duración y permanencia den- de San Luis Potosí del 19 de septiembre de 1994, de entre
tro del territorio nacional. Esto en contraste con el probable los siete lugares sagrados específicos reconocidos dentro de
destino de las ganancias de la plata extraída por los cana- la región de Wirikuta, se protegen dos en el cerro Quemado,
dienses durante un periodo proyectado de 20 años. Ni ha- que se encuentran justamente en la línea de las concesiones
blar de las utilidades de bienes raíces y turismo que serían mineras.3 Aunque queden técnicamente fuera de la línea de
afectados irreversiblemente por cambiar los cerros en crá- la concesión por unos metros, si el sitio web de la First Ma-
teres. Estas consideraciones parecieran puras externalida- jestic es de confiar cartográficamente, la extensión otorgada
des —valores ajenos a lo económicamente calculable— a a estos dos sitios es minúscula: 456 y 559 metros cuadra-
pesar de que ninguna sociedad puede reproducirse sin arti- dos respectivamente (sumándose a unos 30 x 30 metros,
cular los dos regímenes de valor. Es decir, no sólo se igno- un poco chico para el sol).4
ran los valores económicos a largo plazo relacionados con el Sin embargo, el decreto potosino, firmado por el gober-
desarrollo del patrimonio cultural, sino también lo que vale nador del estado y presenciado por el presidente de la re-
un paisaje ancestral constantemente renovado por ciudada- pública en aquel momento, también reconoce “los espacios
nos primordiales para la identidad nacional. Por si esto so- que rodean y unen a cada una de las áreas núcleo sobre la
nara romántico, cronológicamente, la creación del INAH ruta de la peregrinación” que incluyen al Cerro Quemado y
—como resguardo del patrimonio histórico y cultural— iba que suman, por tanto, 73,698 hectáreas. Así, la concesión
a la par con la expropiación de los derechos al subsuelo y su a First Majestic afecta la penumbra de estos dos sitios, la
repartición a las cooperativas mineras, la nacionalización del importancia de lo cual señalo a continuación. Otro decre-
petróleo y la culminación de la reforma agraria, todo en tor- to, más general, publicado en el Periódico Oficial del Esta-
no al mismo año de 1938. (De hecho, San Andrés Coha- do de San Luis Potosí, el 27 de octubre de 2000, designó
miata inició sus trámites en noviembre de ese año.) 3
Este dato se obtiene comparando las coordinadas de los sitios
Así, los bienes culturales —sean tangibles o no— fue- reconocidos como lugares sagrados protegidos por el decreto del Edo
ron, al igual que la plata y el petróleo, bienes igualmente de San Luis Potosí del 19.09.1992, que aparecen en Google Maps
protegidos y reglamentados por la nación. En este senti- (23°40’18’’ N 100°54’39.6’’ W y 23°40’24’’ N 100°54’41.4’’
W), y que apenas quedan fuera de la línea amarilla del polígono que
do, cuando las historias sagradas dicen que los aztecas les corta la parte SE del Cerro Quemado.
dieron títulos agrarios a los huicholes por haberles guiado 4 http://maps.google.com/maps?f=q&source=s_q&hl=en&geocod

e=&q=23%C2%B040%2724%27%27N+100%C2%B054%274
2 Cabe hacer notar que se extraían 150 millones de onzas de Real
1.4%27%27W&sll=23.673333,100.9115&sspn=0.059428,0.10
en tan sólo los tres años posteriores a 1773, utilizando la tecnología 3512&ie=UTF8&t=h&ll=23.674398,-100.937061&spn=0.0594
rudimentaria de esa época. 27,0.168915&z=13

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140,211 hectáreas en la región como Área Natural Prote- conduce desde la lumbre de su patio ceremonial hasta la
gida bajo los rubros de Reserva Estatal del Paisaje Cultural del patio de un templo mayor o tuki y de allí hacia los lu-
“Huiricuta” y la Ruta Histórico-Cultural del Pueblo Huichol gares ancestrales principales que constituyen el meollo de
—que mide 138 kilómetros de largo— que se ven directa- esta discusión. Así se construye una jerarquía entre ranche-
mente afectadas. ría, templo y lugares ancestrales, en la cual ninguno de los
Respecto a la importancia de los caminos que conectan elementos de la cadena es prescindible o sustituible aun-
los lugares y las penumbras de poder ancestral que los ro- que se consideran copias homónimas, pues la reproducción
dean, la antropóloga Nancy Munn ha señalado que los abo- es un proceso sagrado y legitimador, en el que la copia se
rígenes australianos, igual que los wixaritari, construyen su vuelve un nuevo original. Este principio también explica la
territorio con narrativas en torno a lugares sagrados. Los lí- relación entre los distintos lugares sagrados, como ya se ha
mites de un lugar sagrado varían según cómo las personas esbozado.
sienten “presión” ancestral cuando atraviesen “el campo El vínculo entre este sistema de tenencia de tierra cere-
gravitacional que disminuye según la distancia desde el cen- monial y el derecho agrario nacional está claro, porque las
tro” (1996: 453), así que los límites oficiales de estos luga- rancherías son, obviamente, los sitios de actividad agríco-
res son absurdos tanto en su tamaño como por la sola idea la —las milpas—, reconocidos como la base de dicha ley.
de que tengan bordes tan definidos. Más bien, dicha presión Por tanto, los linderos comunitarios han reflejado hasta cier-
ancestral es parte de lo que Munn denomina “el sentido abo- to punto la expansión y contracción de la esfera agrícola y los
rigen del paisaje”: una reciprocidad entre cuerpos móviles y centros ceremoniales dentro de ella. Esta lógica también ex-
lugares estacionarios. “Los poderes inmovilizados en la to- plica la exclusión, por parte de algunas autoridades tradicio-
pografía se cambian o son transformados en actores y sus nalistas, de los habitantes de rancherías que no participan en
campos espaciales móviles […] El poder de la Ley ancestral las jerarquías rituales. La máxima confluencia entre los dos
instalado en el paisaje se vuelve un espacio móvil —[por sistemas de reclamar territorio está en los ritos en torno a las
ejemplo]— una camioneta [rumbo al ritual…] con sus via- esquinas comunitarias, es decir las mojoneras donde colin-
jeros transitando por las carreteras nacionales y atravesando dan más de dos comunidades o ejidos. Estas esquinas están
los caminos ancestrales de migración. concebidas como miniaturas de los rumbos cosmológicos del
De forma inversa, los actores se transforman en lugares mundo, al mismo tiempo que son ampliaciones de los bordes
fijos y en formas terrestres, como sucede cuando los cam- de todos los patios ceremoniales dentro de sus límites.
pos espaciales de actores antiguos se vuelven topografías Creo que ya hemos explorado un poco cómo estos pro-
con nombre” (1996: 460,462). Como señaló la antropó- cesos han conducido a la sedimentación de sentidos de va-
loga fenomenóloga Ingrid Geist, los cazadores del peyote lor sagrado en torno a las máximas esquinas cosmológicas
wixaritari también constituyen campos espaciales móviles que se encuentran en Wirikuta, Haramaratsie, Xapawiye-
—“centros en movimiento”— que reconstituyen lugares meta y Hauxa Manaka, lugares no por ello exentos de va-
sagrados mientras vayan reconociendo signos ancestra- lores económicos y políticos en la historia. La antropología
les en nuevos sitios. Con el paso de las generaciones, estos muestra, más allá de cualquier retórica romántica, las impli-
mismos cazadores también pueden volverse antepasados caciones de la destrucción permanente de 6,000 hectáreas
sagrados y hasta “topografías con nombre”. La cuestión es, asociadas con la reproducción de los huicholes como pue-
entonces, el grado de reconocimiento oficial que este as- blo, tal y como si fuera el repositorio de los valores de una
pecto de las prácticas rituales compartidas entre varios pue- religión más institucional. Se trata de una religión que ha
blos indígenas del planeta va a recibir, por no hablar de las sacralizado el derecho de reivindicar sentidos de propiedad
consideraciones ambientales y patrimoniales más generales cultural que fueron parte del patrimonio colectivo heredado
que han sido objeto de tanta discusión en los medios. por todos los mexicanos desde el periodo cardenista. Al ig-
Pero no quiero concluir repitiendo un llamado ya acep- norar los derechos al suelo de un pueblo cuya relación con
tado por la mayoría de los presentes, sino resumiendo el paisaje ancestral busca armonizar lo comercial con lo sagra-
concepto de caminos o raíces, tan clave para entender la do, se acabaría con otra instancia de un modelo histórico de
territorialidad wixarika. Una nueva ranchería en la sierra es- equilibrio moral y ecológico importante para todos nosotros
tablece su legitimidad al rastrear un camino ancestral que en estos tiempos de cólera neoliberal.

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Apéndice 1: Precios erráticos de la plata y sus equivalentes en USD de 2005
Año Precio=USD Precio/oz equivalente USD/oz (2005)
en USD (2005)
1840 1.29 20. 25.80
1900 0.64
1920 0.65
1940 0.34 10. 3.40
1960 0.91
1970 1.63
1980 16.39 2.37 38.84
1990 4.06
2000 4.95 1.13 5.59
2005 7.31 1.00 7.31
2009 14.67
2010 18.30 0.88 16.10

Fuente: Wikipedia.

Apéndice 2

DECRETO que declara sitio de patrimonio histórico, cultu- blado de San Juan Tuzal, con las coordenadas siguientes:
ral y Zona sujeta a Conservación Ecológica del grupo étni- 23°05’51.06’’ de latitud y 101°20’7.2’’ de longitud.
co “WIRRARIKA” a los lugares sagrados y a la ruta histórico 3.- Cauyumari.- (Ejido Presa de Santa Gertrudis, mu-
cultural ubicada en los municipios de Villa de Ramos, Char- nicipio de Charcas), comprende una superficie de 2,217
cas y Catorce del Estado de San Luis Potosí (19.09.1994) mts2 y se encuentra localizado aproximadamente a 4 kms.
al Noreste del poblado de la Presa de Santa Gertrudis con
DECRETO las siguientes coordenadas: latitud 23°30’53.4’’ y longitud
Artículo primero.- Se declara sitio de patrimonio histó- 101°11’31.2’’.
rico, cultural y Zona sujeta a Conservación Ecológica del 4.- Utotabi.- (Ejido las Margaritas, municipio de Ca-
grupo étnico WIRRARIKA a los lugares sagrados y a la ruta torce), comprende una superficie total de 212.65 mts2 lo-
histórico cultural ubicada en los municipios de Villa de Ra- calizado aproximadamente a 2 kilómetros al Suroeste del
mos, Charcas y Catorce del Estado de San Luis Potosí. poblado de las Margaritas, con las siguientes coordenadas:
Artículo segundo.- Para los efectos del presente De- latitud 23°32’42’’ y una longitud de 101°02’39.6’’.
creto, la zona protegida se divide en área núcleo y área 5.- Mukuyuabi.- (Propiedad privada, municipio de Ca-
intermedia. torce), comprende una superficie total de 142.17 mts2, lo-
a) Área núcleo.- Es aquella en la que dentro de su su- calizado aproximadamente a 2 kilómetros al Suroeste del
perficie los Wirrarika, practican sus rituales y recolectan ma- poblado de El Mastranto, con las siguientes coordenadas:
teriales de la región, la cual se encuentra localizada en: latitud 23°37’36’’ y longitud de 100°57’3.84’’.
1.- Tatei Matinieri.- (Ejido Yoliatl municipio de Vi- 6.- Cerro Quemado/Leunar.- (Ejido Real de Cator-
lla de Ramos), comprende dos polígonos, el primero, con ce, municipio de Real de Catorce), con una superficie de
una superficie de 1,588 mts2 y el segundo de 1,855.51 456.47 mts2, localizado aproximadamente a 6 kilóme-
mts2 localizado al Noroeste del poblado de Yoliatl, en las tros al Noreste del poblado de El Mastranto, con las si-
coordenadas: latitud 22°53’48’’ y en una longitud de guientes coordenadas: latitud 23°40’18’’ y longitud
101°11’00’’. 100°54’39.6’’.
2.- Toi-Matinieri.- (Ejido San Juan Tuzal, municipio de El Cerro Quemado 2, comprende una superficie de
Charcas), comprende dos polígonos, el primero, con una 559.44 mts2, localizado aproximadamente a 6 kilóme-
superficie de 454.18 mts2 y el segundo de 327.30 mts2 tros al Noreste del poblado El Mastranto, con las siguientes
ubicados aproximadamente a 6 kms al Sureste del po- coordenadas: latitud 23°40’24’’ y longitud 100°54’41.4’’.

273
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b) El área intermedia, considera los espacios que rodean Cultura de San Luis Potosí, y a la Coordinación General de
y unen a cada una de las áreas núcleo sobre la ruta de la Ecología y Gestión Ambiental, conforme a las facultades y
peregrinación. atribuciones que les confiere la legislación vigente.
El presente Decreto considera que el área intermedia Artículo séptimo.- El pueblo Wirrarika podrá proponer a
delimitada será: partiendo de las coordenadas 23°30’ de la- través de sus estructuras organizativas tradicionales y ante
titud Norte y 101°00’ longitud Oeste, hacia el Sur a una el Gobierno del Estado un reglamento que regirá para toda
distancia de 4 kilómetros se localiza el punto denominado la reserva en los términos que señalen las leyes y reglamen-
Guadalupe del Carnicero, como punto base de la poligonal; tos estatales aplicables.
hacia el Oeste, a 27.5 kilómetros se localiza el punto deno-
minado La Tapona; hacia el Norte, a 15 kilómetros se loca- Bibliografía
liza el punto La Cardoncita; al Noreste a 11 kilómetros se
localiza el punto denominado El Tanque de Dolores; al Este, Durin, Séverine. 2003. Sur les routes de la fortune: Com-
a 23 kilómetros se localiza el punto denominado Carretas, merce à longue distance, endettement et solidarité chez
pasando ésta por la estación Catorce; al Sureste a 3.5 kiló- les Wixaritari (Huichol), Mexique, tesis de doctorado,
metros se localiza El Cerro Quemado; al Sur a 5.25 kilóme- Institut de Hautes Études de l’Amérique Latine, Univer-
tros se localiza el punto denominado Coronados; al Sureste sité de Paris III.
a 19.5 kilómetros, cierra la poligonal en Guadalupe del Car- Munn, Nancy D. 1996. “Excluded spaces: The figure in
nicero, pasando por el Rancho El Coronado, con una super- the Australian aboriginal landscape”, en Critical Inquiry,
ficie aproximada de 73,698-00-00 hectáreas. 22(3), Chicago, pp. 446-465.
Artículo Tercero.- En el área núcleo, por ser lugar sagra- Strathern, Marilyn. 1988. The Gender of the Gift: Problems
do, el acceso estará permitido preferentemente a los WI- with Women and Problems with Society in Melanesia,
RRARIKA y a quienes ellos consideren. Las construcciones University of California Press, Berkeley.
que se encuentran o se hicieren en esta área, serán sólo y Weigand, Phil C. 1981. “Differential acculturation among
exclusivamente para la protección de objetos sagrados que the Huichol Indians”, en Hinton, Thomas B. y Weigand,
integran las ofrendas del ceremonial, así como para preser- Phil C. (eds.), Themes of Indigenous Acculturation in
var los manantiales existentes. Northwest Mexico. Anthropological Papers, University
Artículo cuarto.- En el área intermedia, por ser un espa- of Arizona 38, University of Arizona Press, Tucson, pp.
cio natural donde se reproduce el JIKURI-PEYOTE, motivo 9-21.
central de la peregrinación de LOS PEYOTEROS (Huicho- __________. 1985. “Considerations on the archaeology
les), se hace necesaria la planeación y fomento de las ac- and ethnohistory of the Mexicaneros, Tequales, Coras,
tividades productivas de la zona para que con base en los Huicholes, and Caxcanes of Nayarit, Jalisco, and Zaca-
principios y normatividad del manejo sustentable de los re- tecas”, en Folan Jr., William J. (ed.), Contributions to the
cursos naturales, no se pongan en riesgo a futuro la repro- Archaeology and Ethnohistory of Greater Mesoamerica:
ducción del JIKURI-PEYOTE y las especies existentes de Essays in Honor of Carroll L. Riley, Southern Illinois Uni-
flora y fauna de la región. versity Press, Carbondale, pp. 126-187.
Artículo quinto.- Dentro del área que comprende la pre- __________. 1992. Ensayos sobre el Gran Nayar: Entre
sente declaratoria, el uso que se de al suelo para fines pro- coras, huicholes y tepehuanes. Instituto Nacional Indige-
ductivos y sociales por parte de los ejidatarios, comuneros, nista, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamerica-
pequeños propietarios y aun por los propios huicholes, de- nos, México.
berá cumplir con la normatividad ecológica vigente y los or- __________. 1993. Evolución de una civilización prehis-
denamientos en la materia aplicables a las áreas naturales pánica. Arqueología de Jalisco, Nayarit y Zacatecas, El
protegidas de interés del Estado, así como con los diversos Colegio de Michoacán, Zamora.
ordenamientos tanto federales como estatales y aspectos __________. 2000. “Huichol society before the arrival
reglamentarios en materia de ordenamiento ecológico e of the Spanish”, en Coyle, Philip y Liffman, Paul (eds.),
impacto ambiental en el aprovechamiento de los recursos Journal of the Southwest, Arizona, 42(1), pp. 13-36.
naturales. Weiner, Annette B. 1992. Inalienable Possessions: The Pa-
Artículo sexto.- Para dar cumplimiento al objeto del pre- radox of Keeping-while-giving, University of California
sente Decreto, así como para auxiliar y proporcionar aseso- Press, Berkeley.
ría que en la materia se requiera, se designa al Instituto de

274
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Consolidación y variaciones en la dinámica social del pueblo cora.
El caso mariteco a través de sus rituales

Doctora Margarita Valdovinos1

Introducción de México es escenario del movimiento lozadeño (1857-


1873). Este movimiento social se adelanta a los ideales re-
Los integrantes del panel III, enfocado al futuro de los pue- volucionarios al buscar promover justamente lo contrario de
blos indígenas, nos enfrentamos a una complejidad su- la desamortización: devolver la tierra a las comunidades y
plementaria: no podemos hablar del futuro de los pueblos dejarlas disponer de ellas de acuerdo a sus propias formas de
indígenas si no entendemos los efectos del pasado y la organización social (cf. Meyer, 1989; 1989a). Luego del
configuración social del presente. Por ello, en esta ponen- periodo revolucionario, ya en el primer tercio del siglo xx,
cia revisaré las consecuencias de ciertos eventos pasados y tiene lugar en la región la Guerra Cristera (1927-1929).
abordaré algunas cuestiones actuales antes de reflexionar Este otro movimiento genera también un gran número de
sobre el futuro de los pueblos indígenas. tensiones, sobre todo porque la sierra se convierte en una
Mi presentación se limitará a analizar el ámbito ritual de zona de refugio para quienes huyen de los conflictos gene-
los coras, grupo indígena del estado de Nayarit. En particu- rados por su movimiento armado (Meyer, 2000 [1997]:
lar, me concentraré en el caso de los habitantes de la comu- 130-154).
nidad de Jesús María, sede de la cabecera del Municipio El Las circunstancias singulares que vivió el occidente de
Nayar.2 México a lo largo de este periodo nos llevan a pensar que no
Comenzaré por contestar la siguiente pregunta: ¿Cómo tiene sentido tratar de entender en qué medida la Revolu-
entender la influencia de la Revolución Mexicana en el de- ción Mexicana, por sí misma, ha transformado la realidad de
sarrollo de los pueblos indígenas del Gran Nayar? A partir de los pueblos indígenas de la zona. Resulta mucho más perti-
esta interrogante, me concentraré en definir las tendencias nente tratar de analizar en su conjunto los efectos de los di-
que pueden dibujarse para el futuro de los pueblos nayari- ferentes conflictos armados que ha sufrido la región.
tas a partir de su experiencia revolucionaria. Para formular Entre los grupos indígenas nayaritas las consecuencias
mi argumento, expondré aquí el análisis de dos rituales co- de la Revolución Mexicana no implicaron estabilidad ni be-
ras que, como veremos, han sido influenciados de distinta neficios inmediatos. Al contrario, como los otros movimien-
manera por los procesos históricos: la Semana Santa y el tos que llegaron hasta esta zona, la Revolución generó olas
mitote. de conflicto que marcaron la vida de los serranos. Cabe aquí
hacer una precisión: a pesar de las huellas indelebles que la
La Revolución y la dinámica del conflicto Revolución ha dejado en la historia oral de los coras, su pa-
pel como el conflicto violento más impactante debe tomar-
En el occidente de México, la Revolución Mexicana no pue- se con precaución. Como he podido constatar varias veces,
de ser considerada independientemente de otros aconteci- mis amigos coras más ancianos suelen mencionar en sus
mientos sociales que tuvieron lugar en ese mismo periodo. narrativas sobre la vida de su comunidad la existencia de un
Esto se debe a que los cambios más importantes que se vi- evento violento al que nombran indistintamente “Guerra”
vieron en la zona coinciden no nada más con el movimien- o “Revolución”. Sin embargo, dichos relatos suelen referirse
to revolucionario, sino también con lo que sucedió antes y en ocasiones a la Guerra Cristera y sólo algunas veces a lo
después. En el siglo diecinueve, además de las leyes de Re- que se vivió en los tiempos de la Revolución.
forma y la desamortización de bienes (1856) que afecta- El movimiento lozadeño y la Guerra Cristera compar-
ron a todas las comunidades indígenas del país, el occidente ten con el periodo revolucionario el hecho de que, como en
1 Posdoctorante. Universidad de Texas en Austin.
todo conflicto armado, la sierra se convierte en el lugar de
2 Desde hace ya más de 10 años he compartido esporádicamente
paso y de refugio para todos aquellos que huyen de un ban-
con los maritecos su modo de vida y he estudiado detenidamente la do o del otro, tal como lo menciona la historiadora Teresa
práctica de sus tradiciones. Rojas al referirse al vecino territorio huichol:

275
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Figura 1. Mapa del territorio cora

Mapas proporcionados por el autor.

La Revolución no resolvió los problemas de la tierra en la mencionados, iba acompañada también de diferentes mo-
sierra. Por el contrario, creó una situación de inestabilidad en vimientos migratorios que suponían el constante desplaza-
el territorio serrano, en donde los rebeldes de todos los gru- miento de la población. En los periodos de mayor violencia
pos políticos en pugna pasaban, afectando la vida de la re- la población se atomizaba en las pequeñas rancherías dis-
gión (Rojas, 1993: 160-167). persas en el territorio, mientras que ante la disminución de
la violencia la población regresaba progresivamente a los
Uno de los efectos más inmediatos de todos estos asentamientos de mayor tamaño ubicados en los centros
conflictos consiste en la reducción drástica del número de comunales o pueblos. Las variaciones en el paisaje demo-
habitantes serranos. En este punto, cabe mencionar el testi- gráfico son especialmente importantes en el estudio de las
monio de Léon Diguet, uno de los exploradores que visita- prácticas rituales puesto que las tendencias mencionadas
ron las comunidades indígenas entre finales del siglo xix y —atomización y centralización— se ven siempre expresa-
principios del xx: das en la celebración de los rituales, que funcionan como
ejes de la vida social del pueblo cora.
Existen aproximadamente tres mil coras; ésta era, no hace Antes de continuar, cabe precisar que la influencia que
mucho tiempo la tribu más numerosa de la sierra, pero con ejerce la relación entre los movimientos sociales y los des-
las guerras y las incursiones que sucedieron en los alrede- plazamientos de la población sobre la dinámica ritual se
dores de la misma, su número ha disminuido considerable- presenta ya mucho antes de los movimientos lozadeño, re-
mente (Diguet, 1992 [1899]: 116-117). volucionario y cristero. Esta influencia tampoco se detiene
una vez concluidos tales conflictos armados ya que conti-
La drástica reducción de la población serrana, debida en núa influyendo la práctica ceremonial cora a través del tiem-
parte a la incorporación de sus habitantes a los conflictos po, incluso en nuestros días.

276
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Dinámicas de las prácticas rituales na española, las prácticas rituales consistían principalmente
en encuentros masivos en que se realizaban diversas dan-
Los rituales coras, además de ser uno de los contextos donde zas y cantos. Los misioneros que visitaron la región en este
se despliegan con mayor intensidad las costumbres y creen- tiempo llaman a esos eventos rituales mitotes (Arias de Sa-
cias de su pueblo, son un espacio donde se construyen las avedra, 1990 [1673]: 283-309; Ortega, 1996 [1754]:
relaciones sociales que guían la organización de la comuni- 1-223). Con la llegada de los jesuitas al territorio, llegan
dad. De igual forma es importante no perder de vista que los también nuevas prácticas religiosas que van siendo impues-
rituales son, ante todo, procesos dinámicos que van adap- tas a la población indígena, principalmente a través del sis-
tándose a las circunstancias y facilitan la adaptación ante los tema de “misión y presidio”. Con este sistema se lograba la
cambios socio-políticos de quienes participan en ellos. participación forzada de la población indígena en la doctrina
Con el fin de exponer desde una perspectiva más con- y la misa (Jáuregui, 2004: 14), pero también en una serie
creta cómo se manifiesta la dinámica de las prácticas ri- de acciones y prácticas ceremoniales más complejas ligadas
tuales, expondré aquí algunos elementos de dos rituales a la celebración del calendario ritual católico.
celebrados cada año en Jesús María: los mitotes y la Sema- En 1767, luego de apenas 45 años, la Compañía de Je-
na Santa. Los mitotes están particularmente relacionados sús es expulsada del territorio de la Corona española y sus
con los diferentes grupos rituales de parentela que habitan miembros son forzados a abandonar sus misiones e iglesias.
en los ranchos del territorio mariteco. Por el contrario, la Se- En el territorio nayarita, los jesuitas fueron remplazados por
mana Santa es el ritual centralizador por excelencia: se rea- los franciscanos. Sin embargo, diversas razones impidieron
liza siempre en la cabecera comunal (en la iglesia) y está a estos últimos mantener una presencia sistemática en la
dedicado a la imagen que reúne a los distintos grupos ritua- región (Magriñá, 2002). No es sino hasta la década de los
les y territoriales: el Santo Entierro. cincuenta que los franciscanos logran mantener una presen-
cia estable.
Figura 2. La iglesia de Jesús María3 Cabe señalar que los periodos de relativa independen-
cia en que se encontró la población indígena de este territo-
rio, lejos de la mirada de los religiosos, no fueron utilizados
por los líderes indígenas para deshacerse de los objetos y las
prácticas heredadas de los misioneros católicos. Al contrario,
objetos, acciones y palabras fueron integradas de distintas
maneras en las costumbres más íntimas del pueblo cora.4
Una prueba del encuentro y el amalgamamiento que se da
entre las distintas prácticas religiosas puede observarse­ en
los dos rituales que nos interesan aquí. Ambos provienen de
tradiciones muy distintas y, sin embargo, su práctica está
organizada a partir de preceptos muy similares y compar-
ten un tipo particular de negociación entre los hombres y el
mundo de las deidades.

El mitote

La palabra mitote es un préstamo lingüístico inspirado del


vocablo náhuatl que significa “danzar”. Con este término se
denomina en la región cora a ciertos rituales relacionados
Antes de continuar vale la pena detenerse un instante
4 Vale la pena hacer aquí un paréntesis para aclarar que este
para entender el contexto histórico que precede al periodo
revolucionario. Previamente a 1722, fecha en que se com- encuentro de prácticas y acciones no es simplemente un proceso de
sincretismo religioso. Se trata más bien de un proceso de apropiación
pletó la reducción del territorio cora por parte de la Coro- de formas diferentes y de su utilización en el seno de un sistema
religioso ya existente. Esta perspectiva tiene consecuencias inmediatas
en el análisis que aquí presento pues señala la inutilidad de tratar de
3 Fig. 2. Pueblo de Jesús María, el Nayar (Nayarit), 2001.
designar el origen cultural de los diferentes aspectos que constituyen la
Fotografía proporcionada por el autor. práctica ritual cora.

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Figura 3. El mitote

Mitote parental, Gavilanes, El Nayar (Nayarit), 2002. Fotografía proporcionada por el autor.

con los procesos agrícolas. Durante el periodo colonial este munal. Este tipo de mitote se organiza por las autoridades
tipo de ceremonias era considerado por los evangelizado- tradicionales de las distintas comunidades coras, reuniendo
res como una de las manifestaciones más idolátricas de las así a varios grupos rituales de parentela.
prácticas indígenas, por lo que se les persiguió sin descanso Al igual que los grupos rituales de parentela, cada comu-
para erradicarlas. nidad cora celebra tres mitotes al año, cada uno de los cua-
Luego de la reducción de los coras (1722), los mitotes les se relaciona con un momento importante del ciclo del
comenzaron a ser celebrados en lugares escondidos y apar- cultivo del maíz. De hecho, en cada mitote se narran y re-
tados de los pueblos congregados por los evangelizadores. presentan varios pasajes míticos de la vida del maíz, que de-
Este hecho fomentó desde entonces un proceso de atomiza- penden de la época del año en que se celebre:
ción en que se privilegió a los pequeños grupos ceremoniales 1. El mitote de junio está dedicado a la siembra del
organizados alrededor de los grupos de parentela. Al mismo maíz.
tiempo, las condiciones sociales y políticas llevaron a la sus- 2. El mitote de octubre festeja la cosecha del maíz.
pensión de las celebraciones masivas que antes de la llegada 3. El mitote de enero evoca el proceso de almacena-
de los evangelizadores reunían a varios de estos grupos. miento de los granos de maíz.
En la actualidad los mitotes siguen siendo ceremonias Fue probablemente durante los intervalos de relativa cal-
en que los asistentes bailan siguiendo el ritmo y la melodía ma, entre los conflictos armados que afectaron la región a fi-
de los cantos entonados por un especialista ritual durante nales del siglo xix, cuando los coras comenzaron a celebrar
una o varias noches. Estos rituales se celebran en un patio los mitotes comunitarios conocidos en la actualidad. Des-
circular ubicado en las cercanías de los ranchos familiares de graciadamente, se tiene muy poca información sobre cómo
aquellos grupos de parentela que mantuvieron la tradición. se formaron este tipo de celebraciones comunales que, evi-
Además de los rituales de los grupos de parentela, el si- dentemente, no surgieron con apoyo de las autoridades reli-
glo xix vio surgir un nuevo tipo de celebración: el mitote co- giosas o coloniales; estas últimas consideraban a los mitotes

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como prácticas idolátricas.5 Lo que sí es claro es que este de parentela han ganado importancia en detrimento de los
tipo de festejos comunales establecen una dinámica centra- mitotes comunales. Estos últimos se celebran cada vez con
lizadora que remplazó a las antiguas celebraciones masivas menor interés y con una asistencia que decrece continua-
fomentando el encuentro y el intercambio de los distintos mente. Por su parte, los mitotes de los grupos de parentela
grupos ceremoniales de parentela dispersos en el territorio. suelen ser cada vez más grandes y atraen a un número ma-
Puede observarse que durante el periodo colonial la ce- yor de participantes provenientes de las regiones más aleja-
lebración del mitote sufrió una fuerte atomización para das del pueblo de Jesús María.
poder perpetuarse. En cambio, durante los conflictos de Una de las razones que, a mi parecer, han hecho disminuir
la segunda mitad del siglo xix y del inicio del xx tiene lu- la importancia de los mitotes comunales tiene que ver con la
gar una etapa centralizadora que permite la consolidación exuberancia de los rituales relacionados con el subciclo ritual
de nuevos grupos rituales. Estos grupos se caracterizan por católico. Dichas celebraciones atraen toda la atención de los
aparecer en concordancia con las nuevas unidades territoria- maritecos (habitantes de Jesús María) gracias al deambular
les creadas durante la evangelización del territorio y consoli- de sus manifestaciones por todo el pueblo. Esta concentra-
dadas en el periodo subsecuente: las comunidades agrarias. ción de la actividad ritual proyecta su sombra sobre los mi-
En el siglo xx surgen testimonios más detallados de la totes comunales, que generalmente se desarrollan en un solo
vida ritual de las nuevas comunidades coras. En esta épo- lugar y por las noches. La importancia de los mitotes de los
ca varios exploradores visitan la región interesándose en las grupos de parentela sobre los que celebra la comunidad pue-
culturas indígenas.6 Aquí me concentraré en los comenta- de observarse también en el origen de los cada vez más pocos
rios del etnólogo alemán Konrad Theodor Preuss (1912). especialistas rituales, quienes son en realidad los especialistas
Preuss señala que ya para 1906 existen mitotes organiza- rituales de los grupos de parentela y no de la comunidad.7
dos por cada comunidad y que algunas familias reproducen
estas ceremonias en sus ranchos. El etnólogo alemán mani- La Semana Santa
fiesta una gran curiosidad en la continuidad que ve entre las
prácticas y creencias de sus contemporáneos coras y huicho- Del Domingo de Ramos al Sábado de Gloria, el pueblo de
les, y las de los antiguos mexicanos. Admirado por tal rela- Jesús María es el escenario de una imponente puesta en
ción, Preuss expresa continuamente su consternación por la escena ritualizada de la Pasión de Cristo. A lo largo de es-
aparente pérdida progresiva de las costumbres indígenas que tos días va formándose un grupo de hombres que aparecen
presenciaba, prácticas cuya observación considera el punto al inicio del ritual con calzones minúsculos y con el cuer-
de partida para todo estudio sobre el pasado mexicano. po teñido de negro y, al final, teñido de todos los colores.
Preuss creía que ya en su época (1912) el mitote cora Este batallón de hombres enmascarados con pinta de de-
estaba próximo a desaparecer. Sin embargo no tenía con- monios corresponde a los Judíos, personajes que junto con
templados los efectos de la Revolución Mexicana ni de la los Centuriones persiguen a un Cristo representado por un
Guerra Cristera, movimientos sociales que a pesar de llevar niño pequeño.
consigo importantes olas de violencia, traerían también pe- La ceremonia de la Semana Santa cora se ha hecho fa-
riodos de relativa autonomía para la región serrana. Es se- mosa en los estudios culturales sobre todo por la presencia
guramente gracias a estos periodos que los mitotes y otros de elementos que a todas luces muestran un rompimiento
rituales indígenas pudieron ser actualizados y colocados en con la práctica del catolicismo en su versión clásica: los Ju-
un lugar privilegiado para la organización comunitaria de las díos no nada más portan máscaras monstruosas sino que
sociedades coras. también realizan danzas de explícitas connotaciones sexua-
Hoy en día la relación que se establece entre los mito- les e imitan de manera vulgar a todos los miembros de la je-
tes comunitarios y los mitotes de los grupos de parentela rarquía católica.8
varía de comunidad en comunidad (Valdovinos, 2005: 67-
86). En el caso de Jesús María, los mitotes de los grupos 7
No debemos olvidar que los mitotes celebrados por los grupos de
parentela están siempre relacionados con un mitote comunal. Por ello,
se puede decir que este proceso de atomización es en realidad una
5 Coyle sostiene también esta hipótesis y la expone junto con sus
forma de acumular experiencias diversas para enriquecer una práctica
argumentos en el análisis de la historia local de la comunidad cora de común (Valdovinos, 2002).
Santa Teresa (2003: 55-64). 8 El exotismo que resulta del encuentro de estas concepciones
6 Carl Lumholtz estuvo en la región entre 1895 y 1896; Léon
contradictorias es sin duda el punto de partida de la fascinación que
Diguet lo hizo entre 1889 y 1892 (1992 [1899]) y Konrad Theodor la Semana Santa cora, y en particular la de Jesús María, ha despertado
Preuss en 1905 y 1906 (1912). entre los investigadores de la región (cf. Anguiano, 1972; Benítez,

279
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Sin saber en qué punto esta ceremonia fue transfor- caba también la construcción de una iglesia y la imposición
mándose hasta convertirse en lo que es hoy en día, sabe- de un nuevo tipo de culto que involucrara el uso de nuevos
mos que ya para principios del siglo xx se utilizaban en ella objetos, nuevas imágenes y nuevas palabras. Como puede
símbolos poco comunes en la tradición católica. Al titular un observarse, la Semana Santa es el ritual prototípico de las
artículo “Más información acerca de las costumbres religio- ceremonias centralizadoras. Se trata de la fiesta patronal del
sas de los coras, especialmente sobre los portadores de fa- Santo Entierro, imagen que es considerada como el eje de
los en Semana Santa”, Preuss deja claro que entre los coras organización de las demás imágenes religiosas; el encargado
una de las celebraciones más importantes de la liturgia cató- principal de esta ceremonia es el Centurión, quien es elegi-
lica es también el escenario de actitudes que provienen más do rotativamente de uno de los cuatro barrios en que se or-
bien de una tradición cultural autóctona. Al mismo tiempo ganiza el pueblo.
que Preuss veía el mitote como un ritual pronto a la desapa- La celebración de la Semana Santa no nada más hace
rición, observa ya desde 1906 que existía una actitud dife- convivir a los distintos grupos, sino que implica la construc-
rente entre los coras con respecto a otras prácticas religiosas ción de un nuevo cuerpo social representado espacialmente
indígenas más relacionadas con el catolicismo.9 por el pueblo, su iglesia y sus encargados. A diferencia de lo
Un detalle de la descripción de Preuss de la Semana observado en los mitotes, la celebración de la Semana San-
Santa de 1906 permite observar de qué manera se ha de- ta no puede concebirse a partir de un movimiento de ato-
sarrollado este ritual desde esa época hasta nuestros días. mización: sería ilógico pensar en celebrar esta fiesta fuera
Preuss afirma que vio participar a unos cuarenta coras con de los límites del pueblo e incluso de la iglesia, pues es jus-
el cuerpo desnudo cubierto con tinte (ibid.: 133-136). Al tamente el diseño arquitectónico de estos lugares lo que la
comparar esta información con el presente se puede obser- hace posible.
var que la Semana Santa se ha vuelto un símbolo potente Antes de continuar, cabe insistir en que ante la partida
de la identidad cora que atrae a participar a más de seiscien- de los jesuitas de su territorio los coras no dejan de lado la
tos individuos provenientes tanto de las rancherías aledañas parafernalia y las prácticas ligadas al catolicismo. Más bien
como de más allá de la frontera norteamericana. Este he- las retoman hasta convertirlas en propias y aptas a transfor-
cho no indica simplemente un crecimiento poblacional. Más marse para adaptarse a las circunstancias. Así, a pesar de los
bien demuestra una impresionante adhesión de la población nuevos elementos introducidos al territorio, la preparación
al ritual de Semana Santa que, originalmente, se celebraba y el desarrollo global de los rituales coras de raigambre ca-
en un ámbito mucho más reducido. tólica recuerdan íntimamente la organización de los ritua-
La celebración de la Semana Santa está ligada desde sus les considerados como autóctonos, como es el caso de los
primeras ejecuciones a un proceso de centralización lleva- mitotes. Los elementos adoptados toman un nuevo giro, se
do a cabo por las autoridades coloniales (misioneros, sol- transforman e integran en una concepción del tiempo y del
dados y funcionarios de la Corona española). En efecto, la espacio cada vez más lejana del catolicismo que les dio vida:
formación de los pueblos congregados fue siempre una es- los Judíos se convierten en creaturas del inframundo y Cris-
trategia de dominación a través de la cual se pretendía ejer- to en la encarnación del sol tantas veces muerto y resuci-
cer un control más preciso de los comportamientos cívicos, tado, las procesiones en combates y los cantos en insultos
territoriales y religiosos de los indígenas (Hanks, 2010). La ritualizados.
congregación de la población en los nuevos pueblos impli- La Semana Santa cora también se ve tocada por los
efectos de un periodo sin tensiones, donde la represión de
1989 [1970]: 484-524; González Laporte, 1994 y 2001; Nahmad, los evangelizadores es remplazada por las jerarquías milita-
1992: 29-53). res y la violencia de las guerras. Esta vez, la centralización es
9
Para entender el trabajo de Preuss, hay que tener en cuenta el punto de partida, pues es en el pueblo mismo donde se
que el interés principal del etnólogo era demostrar la existencia origina su celebración. Pero las tensiones sociales siguen de-
de una continuidad entre las prácticas de los antiguos mexicanos
y de los indígenas que visitaba. Por ello, resulta comprensible que jando huella y es probable que en esta época la organización
constantemente justifique la presencia de ciertos elementos claramente de los Judíos se inspire en las jerarquías militares que co-
relacionados con la tarea evangelizadora. Para él, siempre hay en el mienzan a atravesar el territorio huyendo o atacando, pues
fondo una práctica autóctona a pesar de que se encuentre influenciada
por elementos provenientes de otra tradición. Es bajo esta lógica que capitanes, cabos y soldados distinguidos por kepis y cascos
Preuss presenta sus observaciones sobre la celebración de Semana comienzan a encarnar a aquellos que guían el desarrollo del
Santa que presenció en Jesús María en 1906. De hecho, Preuss afirma
que la celebración de Semana Santa es el equivalente de la fiesta azteca ritual (Anguiano, 1972: 559-565).
de Xipe (1998 [1906]: 127-137).

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Este ritual centralizador tiende a cerrarse sobre sí mis- tendencias seguidas por los procesos sociales y su proyec-
mo para evitar los avances del exterior. El hermetismo que ción al futuro.
ha mistificado a la celebración de la Semana Santa cora no En el caso del occidente mexicano, y en particular del
es nuevo: se ha manifestado siempre en la forma en que el pueblo cora de Jesús María, hemos podido observar que las
ritual ha sido siempre presentado ante el público extranje- prácticas rituales se han desarrollado bajo dos dinámicas,
ro. Preuss cuenta que ya durante su estancia no le permitie- ambas estrechamente ligadas a los distintos movimientos
ron acercarse a la celebración de la Semana Santa, como lo históricos de la región: la atomización y la concentración. Al
pudo hacer en otros rituales. Incluso se le prohibió tomar fo- mismo tiempo he señalado que ambos procesos pueden de-
tografías (1998 [1906]: 127-137). sarrollarse dentro de un mismo ritual en periodos diferentes,
Esta prohibición, vigente aún en la actualidad, es clara- por lo que aparecen siempre en combinación.
mente la manifestación de otra forma de estrategia usada El análisis de los eventos históricos que junto con la Re-
por los rituales coras para preservar su intimidad. Al mismo volución Mexicana han tenido efectos en las comunidades
tiempo es la causa de uno de los embates del exterior de la indígenas de la región serrana permite identificar, en efecto,
comunidad. Desde los años sesenta, antropólogos, funcio- las dos dinámicas. Por un lado aparece un movimiento ato-
narios, fotógrafos, reporteros, folcloristas y turistas se des- mizador que surge cuando por alguna circunstancia las prác-
bordan de entusiasmo para conseguir una foto, un recuerdo, ticas rituales se dispersan en unidades pequeñas, al no poder
una máscara. Y poco a poco el dinero, ofrecido por los de tener lugar de manera conjunta y abierta. Por otro lado
aquí y su contraparte moral no siempre entendida por los observamos una dinámica centralizadora que permite el
de allá (¿qué enseñamos?, ¿qué damos?, ¿qué quieren?), ha encuentro entre los grupos más pequeños, facilitando el in-
creado un proceso de hermetismo donde la idea central es tercambio entre ellos. En ambos casos se crea un ámbito de
ocultar, controlar, mantener aquello que no puede darse y creación y ajuste a los procesos sociales que vive la comu-
que no puede mostrarse: la creencia en aquello que siendo nidad, al tiempo que se abre la puerta al proceso de cambio
tan lejano se convirtió en tan propio. y adaptación de las prácticas rituales y de sus participantes.
Hoy el pago recibido a cambio de tomar fotografías o Los dos rituales analizados han seguido sus propias es-
de transformar una práctica ritual en una manifestación trategias de supervivencia durante los momentos de ma-
más del folclor regional comienza a dejar huella en la cele- yor tensión social. En el caso de la celebración de la Semana
bración de la Semana Santa, creando conflictos internos y Santa, el cierre sobre sí mismo que despliega este ritual apa-
dividiendo a los distintos grupos de participantes. Esta nue- rece como una transformación más del movimiento cen-
va forma de violencia —mucho más sutil que la anterior, trípeto con el cual la celebración de los mitotes ha logrado
pues se realiza en nombre del patrimonio y de la cultura adaptarse al nuevo modelo social basado en las comunida-
de la humanidad— comienza a dejar estragos en la intimi- des agrarias. Sin embargo, es igualmente probable que las
dad de la práctica ritual cora y a abrir interrogantes sobre tensiones debidas a la presión exterior que busca obser-
las transformaciones que viven las comunidades indígenas: var, mostrar y ser testigo de la Semana Santa cora resulten
¿atenta esta nueva fuente de conflictos internos contra las en nuevos procesos de atomización que correspondan a la
prácticas autóctonas?, ¿es simplemente la manifestación creación de núcleos sociales aptos a las condiciones actua-
de un nuevo proceso de atomización de los grupos rituales? les. Debe mencionarse aquí el papel creciente del munici-
Sólo puede decirse que la verdadera tensión en la celebra- pio y sus tantas secretarías, las cuales dividen y etiquetan
ción de la Semana Santa es cosa del presente y del futuro. las distintas facetas del orden social y organizan la distribu-
ción de sus recursos económicos. Este modelo político es
Conclusión: el rol de las instituciones de cara al futuro seguramente una fuerte influencia para la organización de
los grupos rituales antes unificados.
Al estudiar los efectos de la Revolución Mexicana en estas
tierras, se vuelve necesario tener en cuenta ciertas conside- Epílogo
raciones. En primer lugar, está claro que la dinámica social
ligada a la Revolución sólo puede entenderse tomando en Con esta reflexión, que se limita humildemente a analizar el
cuenta un contexto más amplio que incluya los demás mo- desarrollo de las prácticas rituales coras a través de los dife-
vimientos sociales que han afectado a la región. Es sólo a rentes periodos históricos, quiero subrayar la necesidad de
partir de una perspectiva global que es posible distinguir las considerar no sólo los procesos históricos sino también sus
consecuencias, para entender el futuro de los pueblos indí-

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genas. Esta reflexión es aún más pertinente en el sentido en como el resto de la población, ha contribuido en el proceso
que se dirige principalmente a aquellos ciudadanos que for- revolucionario.
man parte de una de las instituciones más importantes para
el desarrollo de los pueblos indígenas, la CDI. Bibliografía
Las instituciones públicas proponen muchas veces es-
trategias que pretenden apoyar las manifestaciones cultu- Anguiano, Marina. 1972. “Semana Santa entre los coras de
rales de los pueblos indígenas y, sin embargo, sus iniciativas Jesús María”, en XII Mesa Redonda, Sociedad Mexicana
actúan sin considerar los procesos que han permitido a los de Antropología, México, pp. 559-565.
grupos indígenas adaptar sus prácticas a la dinámica de la Arias y Saavedra, Fray Antonio. 1990. “Entre tanta oscuri-
realidad social. En el caso de las Semana Santa cora, por dad salen como centellas. El informe de Arias y Saavedra
ejemplo, se ha buscado “apoyar” a la comunidad a crear una en 1673”, en Calvo, T. (ed.), Los albores de un nuevo
fuente de información suficiente para dar a conocer este ri- mundo. Siglos xvi y xvii, Centro de Estudios Mexica-
tual. En esta lógica, se cree que al difundir lo que sucede en nos y Centroamericanos/U. de G., México [1673], pp.
la fiesta se logrará preservarle y convertirle en un símbolo de 283-309.
los coras ante el exterior. Sin embargo, como vemos a través Benítez, Fernando. 1989. “La Semana Santa”, en Los in-
de la historia reciente, este proceder ignora la necesidad del dios de México, vol. 3, libro II, Era, México [1970], pp.
pueblo cora de mantener este ritual en su ámbito privado. 484-524.
Por su lado, el mitote, que para el caso de Jesús María Coyle, Philip E. 2003. “La Guerra de Independencia, la Re-
ha desarrollado una tendencia a la atomización, es ignorado belión de Lozada y la formación del ‘Costumbre’ cora”,
por las autoridades a causa de la falta de vinculación con las en Flechadores de estrellas. Nuevas aportaciones a la et-
autoridades comunitarias; para ser reconocido es forzado a nología de coras y huicholes, INAH, México, pp. 55-64.
presentarse como un evento comunitario, sin que se logre Diguet, Léon. 1992. Por tierras occidentales. Entre sierras
reconocer su pertenencia exclusiva a grupos de menor talla y cañadas, Jáuregui, J. y Meyer, J. (editores.), Centro de
como los grupos de parentela. Estudios Mexicanos y Centroamericanos/INI/Colegio
Esta reflexión sobre la influencia de la Revolución Mexi- de Michoacán, México [1899].
cana en el futuro de los pueblos indígenas de nuestro país González Laporte, Verónica. 1994. La judea: Rituel de la
subraya el dinamismo de sus procesos rituales. Desde esta Semaine Sainte Cora, D.E.A. en Antropología, París, Ins-
perspectiva, invito a los representantes de las institucio- titut des Hautes Études de l´Amerique Latine-Sorbonne
nes interesadas en las culturas indígenas a un nuevo desafío Nouvelle-Paris III.
consistente en entender los retos que enfrentan estas últi- __________. 2001. La Judea: Rituel de la Semaine Sain-
mas, tomando en cuenta sus dinámicas y transformaciones. te Cora (Nayarit, Mexique), tesis de doctorado en An-
Entonces, para concluir, ahora sí de cara abierta al futu- tropología, Sorbonne Nouvelle-París III-Instituto de Altos
ro, es posible apuntar dos lecciones para entender el presen- Estudios de América Latina, París.
te y pensar el futuro de las relaciones entre instituciones y Hanks, William. 2004. Converting Words. The Maya in the
pueblos indígenas: Age of the Crosss, California University Press, Berkeley,
En primer lugar, es indispensable tener en cuenta que, 2010.
puesto que toda manifestación cultural es un proceso, no Jáuregui, Jesús, Coras, INI, México.
se trata de apoyar a los indígenas a mantener sus costum- Lumholtz, Carl. 1972. El México Desconocido. Cinco años
bres; se trata de garantizarles que las transformaciones que de exploración entre las tribus de la Sierra Madre Oc-
enfrentan no estén permeadas por imposiciones del exterior cidental; en la Tierra Caliente de Tepic y Jalisco, y en-
sino por los procesos internos de sus comunidades. tre los tarascos de Michoacán (facsimilar), INI, México
En segundo lugar, puesto que cada comunidad ha en- [1904].
frentado una historia diferente del resto, cuando se piensa Magriñá, Laura. 2002. Los coras entre 1531 y 1722. ¿In-
en las políticas públicas que se dirigen a ellas no se pueden dios de guerra o indios de paz?, INAH/U. d G., México.
dejar de lado las variaciones que existen entre un caso y Meyer, Jean, Breve Historia de Nayarit, El Colegio de Méxi-
otro, incluso en el seno de un mismo grupo indígena. co/FCE/Fideicomiso Historia de las Américas, México,
Es a partir de la variación y la complejidad que he bus- 2000 [1997].
cado exponer aquí que puede pensarse en un mundo dig-
no y justo para el futuro las comunidades indígenas que,

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__________. 1989. La tierra de Manuel Lozada, Centro Texten nebst Wörterbuch Cora- Deutsch, G. B. Teubner,
de Estudios Mexicanos y Centroamericanos/ U. de G., Liepzig.
México. __________. 1998. “Más información acerca de las cos-
Meyer, Jean (ed.). 1989a. El Gran Nayar, Centro de Estu- tumbres religiosas de los coras, especialmente sobre los
dios Mexicanos y Centroamericanos/ U. de G., México. portadores de falos en Semana Santa”, en Jáuregui, J. y
Nahmad, S., Salomon y Hinton, Thomas. 1992. “Los días Neurath, J. (comps.), Fiesta, literatura y magia en el Na-
santos entre los coras de Jesús María”, en Luna Parra, yarit. Ensayos sobre coras, huicholes y mexicaneros de
Adriana (coord.), Semana Santa en Iztapalapa, Depto. Konrad Theodor Preuss, Centro de Estudios Mexicanos
del DF-Delegación Iztapalapa, UAM-Iztapalapa, El Ju- y Centroamericanos/INI, México [1906], pp. 127-137.
glar, México, pp. 29-53. Rojas, Beatriz. 1992. Los Huicholes en la Historia, Centro
Ortega S. J., Joseph de. 1996. “Maravillosa Reducción, y de Estudios Mexicanos y Centroamericanos/INI/Cole-
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yar, Nuevo Reino de Toledo”, en Apostólicos Afanes de Valdovinos, Margarita. 2002. Les chants de mitote náyeri.
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de Estudios Mexicanos y Centroamericanos/INI, Méxi- de doctorado, Universidad de París X, Nanterre.
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Preuss, Konrad Theodor. 1912. Die Nayarit-Expedition. maciones de las prácticas culturales y de la lengua en dos
Textaufnahmen und Beobachtungen unter Mexikanis- comunidades coras”, en Dimensión Antropológica (34),
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Demandas indígenas en la construcción del México moderno

Doctor José Eduardo Zárate Hernández1 nal, y poco o casi nada, en observarlos en relación con resto
de la Nación.
Por lo mismo, se considera que las demandas políticas
Introducción o de reconocimiento de las comunidades indígenas que po-
nen en el centro a la comunidad, están aparte si no es que
La reciente aparición de una serie de trabajos que tienden a son contrarias a los procesos de democratización y moder-
mostrar la activa participación de los pueblos indígenas tanto nización a nivel nacional. Tales han sido los planteamien-
en el movimiento de Independencia como en los de Refor- tos recurrentes de R. Bartra (2007), basándose en la tesis
ma y Revolución, ha producido un importante cambio en las de que las estructuras de gobierno comunales son de ori-
maneras en que tradicionalmente se había conceptualizado gen colonial. La idea de que las comunidades no tienen
o pensado a los indígenas en relación con la construcción de otro camino que el de asimilarse a la Nación y el de aceptar
la Nación. Me refiero a los trabajos de F. Mallon (1995), P. como “superiores” los valores del liberalismo político indi-
Guardino (1996), y sobre todo al reciente de E. Van Young vidualista, está bastante arraigada y es repetida incluso por
(2006). Este último da particular importancia a la recupera- los antropólogos comprometidos. Las críticas más recurren-
ción de la voz, los argumentos y las, por así llamarlas, causas tes parten de confrontar nuestras prácticas “democráticas”
o motivos —no económicos o culturalmente construidos— con las de las comunidades; así se pone como ejemplo de
que llevaron a una gran cantidad de pueblos y comunidades un sistema antidemocrático el voto a mano alzada, la toma
a participar en las revueltas de principios del siglo xix que fi- de decisiones por consenso o el que se tome en cuenta de
nalmente culminaron con la Independencia de México. Estas manera especial la opinión de los ancianos o principales; se
investigaciones han abierto una nueva perspectiva en la ma- dice que mientras no exista el voto secreto, la libertad in-
nera de entender la acción social de las comunidades indíge- dividual y los órganos de conteo autónomos, no se puede
nas a lo largo de la historia independiente de México, sobre hablar de un sistema democrático sino de uno autoritario y
todo porque demuestran la activa y consciente participación de simple simulación. Se olvida que la democracia moderna,
de las dichas comunidades en los procesos de construcción como proceso histórico, es un sistema bastante imperfecto
nacional. e inacabado, siempre en construcción (Wallerstein, 2003),
Sin embargo, poco se reflexiona en la actualidad acerca y que los mecanismos que las comunidades usan para dar-
del papel que las demandas de reconocimiento han tenido se gobierno han probado su eficacia a lo largo de diferentes
en la llamada transición democrática de las últimas décadas épocas y frente a diferentes sistemas considerados “moder-
(o en la construcción de una sociedad más democrática), nos”. El logro de derechos para los ciudadanos, sus funda-
y sobre todo en la conformación de un espacio público in- mentos mismos, así como los mecanismos institucionales
clusivo, plural y tolerante. Lo que no resulta un problema que cada país utiliza para validar su soberanía varían mucho
sencillo de explicar, dado que nuestro marco institucional y entre las mismas democracias ejemplares de Francia, Ingla-
por consiguiente el discurso político hegemónico, desde el terra o Estados Unidos de América. De la misma manera, la
siglo xix, se ha nutrido de los valores y definiciones de la relación histórica y conflictiva de cada una de estas nacio-
tradición liberal, que pone el acento en el individuo como nes con sus llamadas minorías culturales, sean raciales, étni-
el sujeto del derecho, y en el “pueblo”, políticamente indife- cas o religiosas, ha estado lejos de resolverse a pesar de sus
renciado y culturalmente homogéneo, como depositario de avances democráticos.
la soberanía nacional. Por su parte, los estudios antropológi- Para entender su impacto en la construcción nacional
cos en México, tienden a centrar su atención en las deman- mexicana y sobre todo en la moderna democracia, debe-
das concretas de las organizaciones y movimientos y, por mos cuestionar varios mitos de la modernidad. En primer
consiguiente, en los “efectos” o logros a nivel local o regio- lugar, la idea de que el individuo es opuesto a la comunidad
o que uno representa la negación del otro. Taylor (1996),
Kimlikca (1996), Walzer (2001), Sandel (2000), Ma-
1 El Colegio de Michoacán. cIntyre (1984), Benhabib (2007) y, para el caso mexica-

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no, notablemente Villoro (2007), aunque también Olivé guridad necesarios para reproducirse, y a la cual no puede
(1999), entre otros, se han encargado de mostrar la estre- renunciar (y no lo ha hecho hasta la fecha).
cha relación que existe entre la formación y reproducción Diversos autores se han encargado de mostrar cómo ese
del individuo como sujeto social, por un lado, y su vida en periodo, desde la segunda mitad del siglo xix hasta la pri-
una comunidad, sea ésta de carácter cívica y de individuos mera década del xx, fue fundamental en la redefinición de
(como la nación moderna) o cultural y de grupos, por el las relaciones entre indígenas y nación. Aunque la historio-
otro. En gran medida, su argumento se sustenta en la an- grafía tradicional elaborada bajo el amparo del Estado mexi-
tigua discusión sobre la libertad negativa, magistralmen- cano daba cuenta del gran esfuerzo que éste había hecho
te expuesta por I. Berlin (1988), en la que se sostiene que para integrar y mejorar las condiciones de vida de la pobla-
el individuo cede su libertad en función de un bien supe- ción indígena (Zavala y Miranda, Aguirre Beltrán (1973) y
rior, sea una comunidad nacional o una local, religiosa, étni- Pozas, entre otros), la moderna historiografía a la que ha-
ca o de cualquier otro tipo que le permite su reproducción y bría que agregar, además de los ya citados al inicio, los nom-
sobre todo su seguridad, además de reconocimiento social bres de Roseberry (2004), Gledhill (2004), Gilly, Lomnitz
(ciudadanía local). Q. Skiner (1990), por su parte se ha en- (1999), Joseph y Nugent (1994), entre otros, se ha en-
cargado de mostrar la profunda raigambre que esta idea tie- cargado de mostrar que los movimientos de resistencia al
ne en el pensamiento filosófico y político occidental, aunque reparto agrario fueron parte de las acciones y mecanismos
como lo señala M. Walzer (2007), el comunalismo, como que las comunidades implementaron para resistir y negociar
las modas, desaparece y aparece de manera recurrente, sin con el Estado su calidad de ciudadanos arraigados en loca-
que existan indicios de que desaparecerá de manera defini- lidades, sean pueblos o comunidades. Durante esta época
tiva. En segundo lugar está la idea, muy propia de la antro- se impulsó uno de los mayores ataques a las comunida-
pología culturalista norteamericana, que tiende a naturalizar des de indios (en tanto corporaciones) y por consiguiente
y a volver perfectamente delimitadas categorías que son re- se provocó una fuerte confrontación entre el Estado liberal
sultado de complejos procesos sociales, y a señalar que las y las comunidades. En los reclamos de las llamadas “exco-
comunidades indígenas han estado históricamente tan ais- munidades”, o simplemente “pueblos”, en los documentos
ladas o no integradas que su cultura difiere totalmente de la oficiales de fines del siglo xix, no sólo había resistencia y
occidental, o bien que se han resistido al progreso y a la mo- cuestionamiento al reparto de tierras y a la concepción de la
dernidad, cuando en la realidad lo que han hecho es asimilar ciudadanía individual a la que consideraban parcial e irreali-
y reinterpretar gran parte de los valores de la modernidad. zable, sino que también había una clara propuesta de que se
Respecto a las dinámicas del cambio cultural ya se ha les reconocieran derechos universales como ciudadanos in-
escrito bastante (sobre todo por los antropólogos) y está dividuales, a la vez que derechos particulares como parte de
plenamente demostrado que el cambio cultural no ocu- una etnia y de una comunidad.
rre (o no se da) por sustitución ni por simple aceptación y En Michoacán, entre la mucha documentación generada
adopción de pautas culturales, como proponían las teorías en el transcurso del proceso de reparto de tierras que de ma-
clásicas de la aculturación, sino a través de complejos pro- nera agresiva se impulsa sobre todo durante la segunda mi-
cesos de resistencia, asimilación, reinterpretación y reinven- tad del siglo xix (en especial las leyes de 1857 y 1869), se
ción, de tal manera que no resulta raro encontrar demandas encuentran los argumentos que tanto los representantes de
de reconocimiento modernas formuladas en lenguajes an- las comunidades como sus apoderados presentaban contra
tiquísimos o, por el contrario, demandas de reconocimien- las políticas privatizadoras de los gobiernos liberales. En ellos
to de valores propios (como el de la comunidad misma) en se afirmaba que las comunidades indígenas no eran equipa-
lenguajes modernos como los de la democracia y los de- rables a las corporaciones eclesiásticas aunque sí a una so-
rechos humanos, lo que algunos autores han denominado ciedad o compañía donde los diferentes miembros participan
como “otro cosmopolitanismo” (Benhabib, 2006). En este por su voluntad, es decir a una “asociación voluntaria”, idea
sentido, podemos decir que el sujeto indígena que emerge que según Walzer (2007) ha merecido poca atención tanto
con los movimientos de resistencia contra las reformas li- de los liberales comunitaristas como de los no comunitaris-
berales del siglo xix en diferentes regiones del país, es ya un tas. Aceptaban de manera clara los derechos que la consti-
sujeto moderno que se reconoce como parte de la Nación, tución de 1857 les otorgaba al igual que a cualquier hombre
que se presenta como ciudadano (propietario de sus solares libre y consideraban que en las comunidades no se negaba
y parcelas) a la vez que como miembro o parte integrante esta libertad porque se acepta plenamente la propiedad pri-
de una comunidad que le otorga el reconocimiento y la se- vada, ya que “todos saben qué propiedad pertenece a cada

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quien y no respetarlas simplemente les produce repulsión” en otro tono distinto al del Estado y de paso nos incapacitó
(AGHPEM, hijuelas, libro 12, foja 21). Por experiencia, lle- (a los antropólogos e historiadores) para escuchar y enten-
garon a comprobar que quien había repartido sus tierras que- der estas voces que tienen otras historias que explicarnos,
daba en peor situación que aquellos que no lo habían hecho, que por su complejidad resultan incompatibles con los dis-
“padecen pobreza y miseria”, en cambio quienes las habían cursos simplificadores del Estado. Si los comuneros indíge-
mantenido gozaban de seguridad y contaban con los medios nas desde fines del siglo xix se presentaban como sujetos
para sostenerse y sostener a sus familias. Reconocían que al modernos con varias identidades a las cuales se adscribían
interior de las comunidades había diferencias y algunos te- y propusieron una forma de reconocimiento que podría-
nían más tierras que otros, porque heredaban o compraban, mos definir como ciudadanía compleja, como un mecanis-
pero eso se entendía, era parte de la vida interna. Hay que mo de inclusión, fue el mismo Estado el que respondió con
destacar que se argumentaba desde la práctica, desde la ex- políticas sesgadas y unilaterales. En este sentido, podríamos
periencia que habían tenido y, desde ahí, se contraponía esta plantear que la segregación o fragmentación contemporá-
forma de ser al ideal de sociedad igualitaria de individuos que nea sería resultado más de la acción de las políticas públicas
pretendían imponer las Leyes de Reforma. que de la intención de los grupos por no integrarse.
Por lo mismo, resultaba en cierta medida lógico que se Así, me parece que, en términos históricos, el siglo xx
propusiera el reconocimiento de una ciudadanía mucho más mexicano no se puede entender si no se exploran las vo-
compleja que la que les proponían las leyes liberales, ya que ces de los sujetos y sus lógicas que permanecieron ocultas,
ellos se concebían a sí mismos como “indígenas comuneros que fueron negadas o que no fueron entendidas por los his-
ciudadanos”, como lo muestra un documento de la “exco- toriadores e ideólogos de la unidad nacional, lo que impli-
munidad” de Tanaco en la meseta purhépecha: có que no se desarrollaron políticas públicas que atendieran
esta problemática, sino al contrario, hizo que se enfatizaran
En el pueblo de Tanaco, de la municipalidad de Paracho, la homogeneización y el corporativismo al partido de Esta-
reunidos los indígenas comuneros ciudadanos: [aproxima- do. En términos formales, el Estado no volverá a reconocer
damente 100 nombres escritos], y que pudieron reunirse el término de “comunidad indígena” sino sólo el de “comu-
[… y explicación verbal en los idiomas tarasco y castella- nidad agraria” y con ello impondrá la categoría de campe-
no…] consultando lo que más les conviene han acordado sino (una identidad de carácter socioeconómico) como la
darse por repartidos en el estado en que están pues no hay identidad básica mediante la cual se reconocería a los su-
terrenos que puedan propiamente llamarse de comunidad jetos como un sector de la sociedad y del Estado mismo,
porque todos lo que están en posesión de este pueblo están susceptible de ser beneficiado a través de la acción benefac-
fraccionados y bajo el dominio privado de los comuneros tora de los gobernantes. Paradójicamente, durante décadas
y/o familiar, y si no hay igualdad es porque unos han vendi- la antropología mexicana estuvo dominada por los estudios
do y otros comprado, o porque por herencia les han cabido campesinistas que aparecieron como una crítica un tanto
mayores extensiones; que están conformes en el estado en materialista a los estudios de corte culturalista que ideali-
que están; que como los montes no pueden repartirse quie- zaban a las comunidades. Trabajos como los de A. Warman
ren gozar en común los pastos y los astilleros. (AGHPEM, (1976) y muchos otros, si bien críticos de las políticas pú-
febrero de 1869, Libro 12, foja 21.) blicas dirigidas a la población rural, difícilmente conside-
raban la diversidad cultural y las demandas de los mismos
Ser parte de una comunidad significa tener reconoci- actores desde sus propios marcos como problemas dignos
miento local (ser ciudadano a nivel local además de miem- de estudiarse. Lo que importaba era integrar y sacar de su
bro de una nación). En este sentido la identidad comunitaria atraso a la población rural, fuera indígena o campesina y las
podría ser considerada un hiperbién (según la terminología políticas sociales del Estado mexicano tenían ese objetivo
que ha propuesto Ch. Taylor (1996)) que habría que man- como fin superior. Los políticos decían tener un fuerte com-
tener por encima de cualquier otro, por supuesto por enci- promiso con las clases desprotegidas y hasta hubo un presi-
ma de las decisiones individuales, lo que incluso convenía dente de la República que lloró y pidió perdón a los pobres.
al Estado mismo ya que permitía la reproducción social de
sus miembros y no los arrojaba a la pobreza y quizá a la de- La campesinización del mundo rural
lincuencia o, como se dice, “a mendigar”. No obstante, la
voz dominante del nacionalismo liberal ahogó los recla- La campesinización del mundo rural que se inicia desde fi-
mos y propuestas de muchos protagonistas que hablaban nes del siglo xix fue un legado que dejó el nacionalismo de-

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cimonónico al nuevo Estado revolucionario, que no aceptó antropología crítica, principalmente en la obra de R. Bartra,
el reconocimiento de las antiguas comunidades indígenas inició la crítica al nacionalismo oficial, como discurso legiti-
sino como comunidades agrarias. Aunque no puede olvi- mador del corporativismo de Estado.
darse que en el reconocimiento de las comunidades agra- No obstante, si consideramos que desde el siglo xix los
rias (incluyendo a los ejidos formados por indígenas) hay indígenas demandaban que se les reconociera de cierta for-
un cierto impulso y renovación de la idea de “comunidad ma particular, podríamos entonces entender que la estrategia
indígena” y el claro reconocimiento del territorio comunal. de invisibilización a través de la adopción de la categoría de
El campesinismo, fomentado con ímpetu luego de la Revo- campesinos, así como la “negación” de su particularidad cul-
lución, mostró sus últimos destellos a fines de la década de tural mediante el abandono de algunos rasgos (el más pro-
los setenta con el debilitamiento de las organizaciones cam- minente fue la pérdida de la lengua en muchas comunidades
pesinas oficiales y el surgimiento del llamado movimiento del centro, norte y occidente del país) fueron decisiones ne-
campesino independiente con sus demandas recubiertas cesarias o estratégicas (como lo señala J. Gledhill (2004)
por el discurso de la lucha de clases sociales. La campesini- para el caso de Ostula) que tomaron las comunidades para
zación fue la opción que ofreció el Estado a toda la sociedad mantener lo fundamental o principal, que era el control de su
rural durante gran parte del siglo xx, simplificando un uni- territorio y los bienes comunales. De otra manera, se pierde
verso muy heterogéneo y obviando el hecho de que la gran esta idea de ciudadanía a la vez universal y particular y sobre
mayoría de las comunidades eran indígenas o tenían un pa- todo el hiperbién que es la identidad comunal. En el caso de
sado indígena muy reciente. Hay que señalar que durante la México, en múltiples conflictos y disputas por el territorio en
primera mitad del siglo xx una buena cantidad de comuni- la década de los setenta, “la identidad étnica” aparece como
dades aceptó esa condición o se subordinó a esa categoría, elemento subsidiario o secundario en tanto que lo agrario le-
ocultando o haciendo invisibles esas otras identidades que gitimaba a las organizaciones y sus demandas campesinas.
chocaban o se confrontaban con las políticas públicas. La comunidad agraria y el ejido, en algunos casos, sirvieron
Aunque debemos de tener en cuenta que en el congre- durante el régimen priista para sustentar las demandas de re-
so indígenista de 1940 el Estado mexicano aceptó que se conocimiento, así fuera solamente social. Por eso algunos
trataba de una población rural que mostraba rasgos cultu- autores (De la Peña) afirman que en México existía una ciu-
rales particulares y, en la formulación de G. Aguirre Beltrán dadanía social antes que una cívica y una política, para seguir
(1973), se encontraba sometida a sistemas de dominación el modelo clásico de T.H. Marshall.
estamentales, por su misma cultura particular no estaba in- En efecto, las identidades étnicas, culturales u otras,
tegrada al resto del cuerpo nacional. En el discurso oficial se pueden convivir con lo campesino mexicano y durante mu-
bifurcan las políticas públicas, ya que en términos políticos chos años las mismas comunidades se autoimpusieron esta
y sociales lo campesino abarcaba a toda la población rural, categoría para representarse frente a la Nación y ser recono-
aunque en términos culturales debería de haber políticas es- cidos como ciudadanos con derechos sociales (o derecho a
pecíficas (“indigenistas”) para la población étnicamente di- los programas sociales). Empero, cuando el Estado nacional
ferenciada. La acción indigenista principal, a la que después se redefine como neoliberal e inicia una serie de reformas
se le llamó integral, debería estar centrada en la educación tendientes a liquidar o desmantelar el estado de bienestar
y la enseñanza del habla castellana (la lengua nacional), o social y dar paso a la búsqueda de eficiencia en la admi-
a la vez que se deberían enseñar oficios y habilidades pro- nistración y los negocios, para muchas comunidades rurales,
pias de la población rural. En la práctica la canalización de sobre todo las más empobrecidas, el término de campesi-
los recursos públicos se hacía a través de las organizacio- no deja de ser significativo y se utilizan otros referentes que
nes corporativas del partido de Estado, que prácticamente aún persisten en la memoria local. Hay que señalar que las
hegemonizaban la vida pública de la amplia sociedad rural reformas del Estado, además de la privatización de las em-
mexicana. Eran las organizaciones campesinas las que siem- presas nacionales, también trajeron consigo el decline del
pre contaban con representantes en las comunidades ru- partido de Estado, la aparición del pluralismo democrático y
rales y las que manejaban los programas y apoyos para las el fin del régimen de partido hegemónico.
obras materiales que llegaban a las comunidades. Es quizá Las comunidades indígenas han presentado en distintos
por esta razón por lo que algunos académicos siguen consi- momentos históricos diferentes propuestas alternativas de
derando que las comunidades indígenas son por naturaleza integración a la Nación a través de lenguajes de modernidad
corporativistas, manipulables y siempre ligadas a caciques distintos a los del Estado nacional, sin que fueran “escucha-
y líderes corruptos. También desde inicios de los setenta la dos” ni mucho menos atendidos por el resto de la Nación, ni

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siquiera por los mismos antropólogos, más preocupados por manera única). Esto sucedió no sólo en Michoacán, sino en
los modelos de corte liberal y por las construcción y fortale- todas aquellas regiones donde aparecieron grandes organi-
cimiento del Estado nacional. zaciones indígenas, como la Sierra Norte de Puebla, algunas
El indigenismo integracionista reconocía que el Esta- zonas de Oaxaca, Veracruz y Chiapas, entre otras. Aunque
do tenía una deuda con las comunidades indígenas, pero no hay que decir que esto no ha ocurrido sin conflictos entre
aceptaba que éstas tuvieran capacidad para definir o decidir comunidades, y no en todas ellas de la misma manera.
cómo querían que se les pagase esa deuda, es decir, de qué
manera querrían integrarse a la Nación. En la respuesta que Estado neoliberal y la emergencia indígena de los
se daba el Estado a sí mismo, decía que había que sacarlos noventa
de su atraso, y en las formulaciones más elaboradas y ale-
gatos como los de Aguirre Beltrán (1973) se proponía que Con las reformas neoliberales iniciadas en la década de los
mediante la acción indigenista se transformaran las relacio- ochenta, el mercado adquiere un papel más protagónico en
nes de dominación de origen colonial que prevalecían en la conformación del espacio público y las identidades. A lo
las Regiones de Refugio e integrarlas a la sociedad nacional que hay que añadir la caída de la Unión Soviética y el decli-
conformada por clases. Una pregunta válida sería: ¿y para ve de los movimientos guerrilleros en América Latina. En-
qué?, ¿para convertirlos en obreros de las fábricas, en presta- tonces, las nociones de ciudadanía y de proyecto productivo
dores de servicios de las ciudades, en profesionistas de clase empezaron a ganar espacio y fuerza en los imaginarios lo-
media, o en qué? Preguntas que frecuentemente se hicieron cales —y los activistas radicales empezaron a quedarse sin
los antropólogos y pensadores críticos, quienes considera- argumentos— en tanto se consideró que, para mantener el
ban que era el mismo capitalismo o el sistema capitalista en control del propio territorio era necesario buscar la “autono-
su expansión el integrador y modernizador más efectivo, y mía” y los recursos necesarios para impulsar los proyectos
el indigenismo un instrumento de este sistema. productivos al interior de las comunidades. “Bajar recur-
En los años ochenta del siglo xx, aunque las organiza- sos”, “elaborar proyectos o propuestas”, así como involucrar-
ciones etnocampesinas utilizaban predominantemente un se con los gestores de los proyectos, son parte del lenguaje
discurso de claro sesgo clasista, tenían tras de sí todo el y las acciones cotidianas de las comunidades contemporá-
peso de formas de organización y cooperación que habían neas. Por otra parte, la diversificación económica al interior
sido construidas históricamente y que al cabo de algunos de las comunidades (por obra de la migración internacional
años terminaron por imponerse a la lógica de las organiza- y de la participación de algunos grupos en proyectos pro-
ciones políticas. Me refiero a barrios, familias y otras agru- ductivos) ha generado cierta movilidad social a la vez que
paciones. La renovación de las “estructuras comunitarias” nuevas formas de diferenciación.
que ocurrió a partir de la década de los ochenta en muchas En los años noventa, luego de agotadas las demandas
regiones el país es una clara muestra de la apropiación de propiamente campesinas, de la crisis del populismo y de la
los discursos particularistas por parte de las mismas comu- entrada de los estados latinoamericanos en una fase de de-
nidades, lo que se manifestó en la reafirmación de la iden- mocratización y reformas, aparece lo que algunos auto-
tidad local, el control de los procesos de cambio social y la res han denominado la “emergencia indígena” (Bengoa
reproducción de un proyecto de vida que sigue siendo via- (2004), Warren y Jackson (2002)). Hay que señalar que
ble, aunque con muchos retos. en nuestro país la transición a la democracia fue impulsada
La renovación de las estructuras comunales que traje- por una gran cantidad de movimientos y protestas cívicas
ron consigo los movimientos de los años ochenta, aunque que se presentaron en las distintas regiones. Las organizacio-
centrada principalmente en la lucha por el territorio y la te- nes indígenas de esos años, todavía marcadas por el radica-
nencia de la tierra, introdujo en el debate público el tema de lismo de sus líderes, en ocasiones convergieron y en muchas
los derechos y la causa de las comunidades indígenas en ge- otras, en aras de su independencia, marcharon por caminos
neral y, en la práctica, la revitalización de las asambleas, el distintos a todo aquello que tenía que ver con sistema polí-
reforzamiento de los mecanismos para elegir a las autorida- tico y sobre todo con partidos. Como por ejemplo, la Unión
des, el fortalecimiento de los límites y las fronteras étnicas de Comuneros Emiliano Zapata, de Michoacán, o la mis-
y comunales. Por consiguiente, se fortaleció el discurso que ma Coordinadora Nacional Plan de Ayala o la Coordinado-
reivindicaba una forma de vida basada en la solidaridad y la ra Obrero Campesina Estudiantil del Istmo, de Oaxaca. De
complementariedad y que afirmaba una identidad sustenta- hecho, la relación con los partidos políticos —y todo aquello
da en una territorialidad particular (y que es vivida de una que representara la participación en la política formal— era

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abiertamente cuestionada por las organizaciones indígenas y pueblos indígenas sigue pendiente. Por sus limitados al-
campesinas independientes. La vinculación con partidos de cances, la Reforma no satisfizo a los principales actores in-
izquierda de algunas organizaciones era motivo de amplias volucrados en impulsarla, ya que finalmente definió a los
discusiones y enfrentamientos entre las organizaciones no pueblos indígenas como sujetos de interés público y no
corporativas. Empero, los movimientos electorales de fines como sujetos de derecho. Además, otorgó poderes a las le-
de los ochenta y principios de los noventa rebasaron con mu- gislaturas de los estados de la federación para que definieran
cho a casi todas las organizaciones independientes indígenas sus propias leyes indígenas y se avanzara en el reconoci-
o campesinas e hicieron que una buena cantidad de acto- miento de derechos. Paso a paso y con muchas variantes
res locales indígenas consideraran la posibilidad de reinser- han ido promulgándose las reformas en los distintos estados
tar sus demandas sociales, políticas y culturales en el nuevo de la República. Esto de alguna manera nos muestra el gran
esquema participativo que se estaba construyendo. Muchas peso que ahora tienen las regiones y los poderes regiona-
organizaciones desaparecieron, otras se radicalizaron y se les y, en cierto sentido, la fragmentación de la vida pública
convirtieron en verdaderas sectas, de tal manera que el mapa en nuestro país. Desde cierto punto de vista, la fragmenta-
político que emerge a principios de los años noventa será ción de los grandes poderes es un síntoma claro del avance
bastante diverso. Las mismas organizaciones políticas for- de la democracia y de sus instituciones, que impiden la re-
males (como los partidos) ya no tendrán una clara ideología construcción de un poder hegemónico único. Desde el pun-
y estarán compuestas de una variedad de grupos muy disími- to de vista de quienes extrañan al autoritarismo de antaño,
les entre sí, conformando verdaderas amalgamas de actores es síntoma de pérdida de rumbo y causa de desesperanza y
con distintas culturas políticas. desaliento. Hay que decir que dadas las características de
A mediados de los noventa, en el discurso indígena nuestro sistema político, hasta ahora son estos poderes re-
reaparecen con vigor los temas del reconocimiento de los gionales y aquellos fácticos (entre los que habría que incluir
derechos colectivos, de la regularización definitiva de la te- a los actores que se mueven en la ilegalidad y los ámbitos
nencia de la tierra, de los derechos políticos a nombrar a informales) los que están acotando la existencia de un es-
sus propias autoridades y a incidir en el nombramiento pacio público efectivamente más abierto y plural. Incluso se
de sus representantes a nivel estatal y federal para decidir sabe de muchos gobernadores que durante su mandato ac-
si participan en partidos políticos o no. También se abre la túan como auténticos virreyes e imponen su voluntad en las
posibilidad de reorganización territorial sobre nuevas bases, regiones que controlan.
como la de conformar nuevos municipios, ahora con la ban-
dera de la autonomía. La coherencia de estos reclamos con Multiculturalismo y neoliberalismo
un discurso de defensa de la comunidad de más de un siglo
de antigüedad, frente a la incongruencia (algunos dirían que En un mundo interconectado y global parecería un tanto
es una mezcla discursiva pragmática) teóricoideológica absurdo seguir discutiendo sobre heterogeneidad versus ho-
que ahora presentan los partidos políticos modernos, ha lle- mogeneidad, o comunidades cerradas versus comunidades
vado a múltiples estudiosos a considerar los reclamos indí- abiertas, o autoritarias versus democráticas. La diversidad
genas como auténticos y como la única opción de cambio de voces, la heterogeneidad, algo que difícilmente se reco-
efectivo frente a las propuestas de reconstrucción social tan noce, es una realidad ya bien implantada al interior de las
poco claras de los partidos contemporáneos. En este sen- comunidades indígenas de nuestro país. Por supuesto, esto
tido, se abre de nuevo la discusión sobre el problema del tiene que ver con las nuevas políticas adoptadas desde fines
reconocimiento de derechos colectivos frente a derechos de los ochenta, pero también con la dinámica misma de las
individuales, pero también sobre la naturaleza de nuestra comunidades y la aparición de identidades emergentes de
democracia y su futuro. Las reformas constitucionales en actores a quienes están enfocadas las nuevas políticas pú-
América Latina han sido muy diversas y de muy distintos blicas (jóvenes, mujeres, entre otros), que también quieren
alcances. De la misma manera, la relación entre movimien- que se escuche su voz y, de alguna manera, hacer su propia
tos indígenas y partidos políticos va desde la conformación historia. Lo que significa sin duda un reto para las estructuras
de partidos indígenas en algunos países (Bolivia, Ecuador, patriarcales de muchas comunidades, no obstante que hay
Venezuela) hasta el rechazo total a esas organizaciones algunos avances al respecto. Por ejemplo, en la actualidad
(como sucede con las comunidades zapatistas de Chiapas). muchas comunidades cuentan ya con su Estatuto comunal.
Aunque en el año de 2001 se promulgó la Reforma in- Se trata de un documento exigido por la ley agraria también
dígena en nuestro país, el tema del reconocimiento a los necesario para “bajar recursos” u obtener financiamientos, y

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en el que las mismas comunidades definen quién tiene de- de un periodo de activismo (tal como lo muestra el caso de
rechos y quién no, cómo se organiza y cómo administra o Santa Fe, en Michoacán, o el de las comunidades de la sierra
maneja sus recursos, entre otros temas. En la mayoría de los norte de Puebla u otros de Chiapas y Oaxaca) que ahora es-
documentos que conozco se reconocen los derechos de las tán inmersas en, como dicen ellos, “bajar recursos”, “gestio-
mujeres, de los jóvenes, de los avecindados, entre otros. Se nar proyectos”, “obtener resultados”.
trata generalmente de documentos que presentan marcos En la actualidad y por el hecho de que vivimos en un
normativos de carácter inclusivo y que pretenden­proyectar mundo global, los modernos procesos de diferenciación van
el modelo de comunidad al futuro, aunque en la práctica to- a la par del ensanchamiento de las desigualdades: de nue-
davía existen claros impedimentos. vo reaparece el tema de la vinculación entre la búsqueda
Con respecto a las nuevas políticas públicas, enfoca- de justicia social y la expansión del mercado. No es casual
das al financiamiento de proyectos particulares elaborados este entusiasmo de las comunidades con los proyectos pro-
y administrados por los mismos grupos y definidos según ductivos, pues la mayoría de los pueblos indígenas vive en
sus propias necesidades, habría que considerar los efectos la extrema pobreza y algunos de los más altos índices de
diferenciadores y a la vez homogeneizantes que se produ- marginalidad y pobreza se encuentran en zonas indígenas.
cen entre “exitosos” y “fracasados” o entre “directivos” El reto de cubrir las necesidades básicas en estas zonas de
y “trabajadores de base” en las empresas comunales, por alta marginalidad en el contexto de un mundo globalizado
ejemplo. Sabemos que involucrarse en proyectos producti- ha llevado también a la población indígena a involucrarse
vos generalmente implica la desmovilizan de la población y en actividades sumamente riesgosas: la migración nacional
la eliminación de los programas “ideológicos”, tan comunes a través de empresas agrícolas que los tratan como peones
en los años ochenta. Como señala A. Rita Ramos (2002: acasillados atados a ellas por el sistema de endeudamiento,
272-273): la migración internacional con todos sus riesgos de violencia
Ahora aliados con ONG empresariales [o dependientes fronteriza que ahora conlleva, o las actividades francamente
de los programas oficiales que apoyan la realización de pro- ilícitas (como el narcotráfico y la protección de los narcotra-
yectos] las sociedades indígenas parecen estar cambiando ficantes, como sucede desde hace varias décadas en aque-
sus prioridades: más que juntar fuerzas para el avance de la llas localidades de difícil acceso, como lo fue en una época
‘causa india’ a nivel nacional, están inmersos en muchos te- la costa de Michoacán). La globalización crea irremediable-
mas económicos [tales como el desarrollo de la comunidad] mente espacios de informalidad en los que resulta más via-
que requieren de un gran monto de energía y dinero. No es ble el involucramiento de los grupos marginados. En el caso
sorprendente encontrar un reencauzamiento en las activida- de los grupos indígenas, es la comunidad local lo que impide
des contestatarias de parte de los indios […] habiendo obte- o limita su disolución en el anonimato como sujetos sociales
nido ciertos logros constitucionales […] y considerando que (sean migrantes o vendedores de tianguis en las ciudades)
estas medidas disminuyen la atención oficial hacia ellos, las y lo que les permite reinsertarse en un universo local donde
minorías indígenas están ahora canalizando su energía me- sí tienen reconocimiento.
nos hacia presionar al gobierno a lo que está obligado y más
a conseguir fondos para abastecer a sus comunidades con Notas sobre espacio público
los servicios básicos que ellos esperaban del Estado.
Los críticos del multiculturalismo (en abstracto) en tan- Dado el complejo panorama que ahora envuelve el recono-
to proyecto cultural del capitalismo avanzado dicen que cimiento y las nuevas formas de exclusión que aparecen por
éste ayuda “a los estados neoliberales a gobernar a distancia obra de la globalización, uno de los problemas básicos sigue
ofreciendo a los actores excluidos la oportunidad de partici- siendo cómo construir un espacio público más inclusivo, so-
par en una manera que promueve la autorregulación y aco- bre todo para los grupos y personas vulnerables en cuanto
ta los efectos de la movilización” (Gledhill, 2004: 83). Ch. que son culturalmente segregados. En los últimos tiempos
Hale, por su parte, advirtió que existe el peligro de que en y con base en el argumento de la lucha por la seguridad, el
América Latina se implante un multiculturalismo neoliberal Estado mexicano se ha atascado o de plano ha dado mar-
que deje el tema de la desigualdad social y la redistribución cha atrás en el reconocimiento de los derechos y garantías
de la riqueza al mercado, y que legitime la ausencia del Es- universales. En este sentido, la acción de los distintos suje-
tado en el bienestar de las poblaciones empobrecidas. Sin tos individuales y colectivos que conforman la sociedad ci-
embargo, haríamos bien en reflexionar si acaso esta clase vil, no sólo buscaría ampliar los espacios de participación de
de política no es la que reclamaban las comunidades luego los miembros de un Estado nacional, sino también, a través

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de su participación, poner límites a las acciones arbitrarias rentes comunidades que componen la nación, no sólo los
que se producen por quienes detentan el poder en los distin- indígenas, podría llegar a ser muy opuesta a los intereses na-
tos niveles de gobierno. cionales. Lo que hasta ahora no ha sucedido.
Sin embargo, más que recurrir a los modelos clásicos En las sociedades contemporáneas, la diversidad no sólo
en búsqueda de fórmulas ya ensayadas y fallidas de inte- es una realidad, algo que existe y que simplemente hay que
gración, se trata de lograr la ampliación y construcción de evitar que se desborde, sino también una necesidad para el
un nuevo espacio público que no esté definido exclusiva- enriquecimiento de las sociedades democráticas. Por eso
mente por los valores de la modernidad occidental, sino que debe de quedar claro que en una democracia moderna real-
formalmente dé cabida tanto a las interpretaciones literales mente la soberanía reside en la totalidad de todos los ciuda-
de los valores universales u occidentales como a otras inter- danos, quienes pueden o no compartir el mismo etnos (u
pretaciones de esos mismos valores. Desde el siglo xix, las origen o pertenencia a un pueblo). Hay que tener en cuen-
comunidades indígenas reconocen los principios universales ta además que nación, democracia, etnicidad, son realidades
pero también les han dado un significado distinto a la vez dinámicas y no estáticas que siempre pueden alterarse y de
que también han transformado sus propios sistemas valores. esa manera modificar esa idea de destinos común compar-
Con la reforma del Estado, la creación de ciertos órga- tido. Así como en el siglo xix emerge la idea de nación y se
nos autónomos —el Instituto Federal Electoral (IFE), la define a un ciudadano particular, en la actualidad es necesa-
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el rio tener en cuenta que los sujetos modernos se adscriben
Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección a varias identidades simultáneamente (étnicas y naciona-
de Datos (IFAI)— y el pluralismo político (que impide el les) que no entran en contradicción y que no se consideran
control exclusivo de un solo partido en los proyectos socia- excluyentes. El reconocimiento de esa realidad en términos
les), el Estado como interlocutor ha perdido fuerza y, por el amplios, sería el reto de una democracia plural e incluyente
contrario, el espacio público autónomo ha ido adquiriendo que efectivamente promoviera la diversidad cultural.
mayor importancia en la legitimación de los derechos so-
ciales y por consiguiente del reconocimiento de la diversi- Bibliografía
dad cultural. Según algunos autores (Rita Ramos, 2002:
257) la novedad del siglo XXI reside no en la calidad del AGHPEM: Archivo General Histórico del Poder Ejecutivo de
trato a los pueblos indígenas, sino en los nuevos avances Michoacán.
con que los indios pueden ahora defenderse ellos mismos Aguirre Beltrán, Gonzalo, y Pozas, Ricardo. 1973. La políti-
contra los abusos de los Estados nacionales. Con algunas ca indigenista en México. Métodos y resultados, vol., II,
notables excepciones (tales como las guerras de contrain- SEP-INI, México.
surgencia en Guatemala y en Chiapas), los campos de bata- Aguirre Beltrán, Gonzalo. 1973. Regiones de refugio. El de-
lla interétnicos han sido reubicados en los medios masivos, sarrollo de la comunidad y el proceso dominical en Mes-
los juzgados y los parlamentos, y esto es una realidad que se tizoamérica, SEP-INI, México.
está imponiendo restándole fuerza a la movilización política Bartra, Roger. 2007. “Sangre y tinta del Kitsch tropical”, en
que tanto peso tuvo en las décadas anteriores, pero también Fango sobre la democracia, Planeta, México.
haciendo avanzar la democracia participativa. Bengoa, J. 2004. La emergencia indígena en América Lati-
La situación actual es demasiado desalentadora y la ex- na, FCE, México.
trema fragmentación que estamos viviendo (la carencia de Benhabib, Sh. 2007. Another Cosmopolitanism, Cambridge
grandes proyectos comunes que engloban a diversos grupos Univesity Press, Cambridge y Londres.
culturales) nos podría llevar a considerar la idea de que el Berlin, Isaiah. 1988. Cuatro ensayos sobre la libertad, Alian-
diálogo intercultural es imposible y su promoción o búsque- za Editorial, Madrid.
da una pérdida de tiempo. Mejor que cada quien se arregle Caso, Alfonso; Zavala, S.; Miranda, J. y González Navarro,
con lo suyo y que el Estado, a través de las leyes, se encar- M. 1973. La política indigenista en México. Métodos y
gue de garantizar que esta fragmentación no se desborde resultados, vol. I, SEP-INI, México.
en violencia. Las tendencias de los estados contemporáneos De la Peña, Guillermo. 1999. “Notas preliminares sobre la
parecerían ir en ese sentido. ‘ciudadanía étnica’. El caso de México”, en Olvera, A.J.
Para reflexionar un poco sobre el futuro, deberíamos de (coord.), La sociedad civil: de la teoría a la realidad, El
decir que si se siguen repitiendo los mismos errores del pa- Colegio de México, México.
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Las generaciones jóvenes de indígenas urbanos: ¿nuevas ciudadanías
étnicas?

Doctora Regina Martínez Casas1

Introducción Para quienes defienden la existencia de una ciudanía


étnica (De la Peña, 1995; Maldonado, 2002; González,
Según datos del INEGI recabados en el XII Censo de pobla- 2006) la capacidad de los miembros de los pueblos indí-
ción y vivienda 2000 y el Conteo 2005, la tercera parte de genas mexicanos para demandar el cumplimiento de sus
los hablantes de lenguas indígenas del país radican en gran- derechos culturales, territoriales y lingüísticos requiere del
des ciudades y más de la mitad en ciudades entre 50,000 tránsito armónico entre las categorías identitarias que aca-
y medio millón de habitantes. En particular el sector que se bo de mencionar. Por un lado, la identidad étnica se ad-
encuentra entre los cinco y los 25 años de edad viven —o quiere —casi siempre— de manera temprana durante la
incluso nacieron— en zonas urbanas. Esto genera una rela- socialización de los jóvenes con su familia y su comunidad,
ción muy temprana entre los niños y jóvenes indígenas con entendida como una comunidad lingüística, espacial, cultu-
la escuela urbana. En este trabajo se exploran los discursos y ral o moral. La adquisición de esta identidad ha sido poco
prácticas para la formación de ciudadanos que encontramos explorada en el ámbito de la escuela. Existen diversas in-
en escuelas urbanas de tres metrópolis del país en relación vestigaciones que muestran el lado “aculturizador” de las
con su alumnado indígena y la manera en que los niños y escuelas bilingües. Los profesores del subsistema de Edu-
jóvenes viven un imaginario como ciudadanos adjetivados cación Indígena provienen, en su mayoría, de instituciones
como indígenas. profesionalizantes en las cuales han sufrido una violenta
La función ciudadanizadora de la escuela ha sido des- discriminación y, cuando se encuentran en el ejercicio de
crita en diversos trabajos de investigación (véase Rockwell, su profesión docente, reproducen muchas de las prácticas
2007), en particular en las escuelas ubicadas en zonas del de las que fueron sujetos siendo jóvenes.
país reconocidas como indígenas. Sin embargo, la crecien- Por otro lado, en las investigaciones que se han llevado
te presencia de alumnos bilingües en las escuelas públicas a cabo con los llamados intelectuales indígenas o interme-
urbanas (desde el preescolar, hasta la universidad) ha crea- diarios culturales, resulta evidente que las prolongadas ca-
do inquietud en los docentes, que ven en esta función una rreras escolares —especialmente en circuitos no periféricos
misión civilizatoria. Si las prácticas castellanizantes del sub- como las universidades prestigiosas— les dan herramien-
sistema de Educación Indígena han sido descritas como tas para formular públicamente el cumplimiento de sus de-
discriminatorias, lo que sucede en las ciudades es poco co- rechos como ciudadanos plenos dentro del conjunto de la
nocido. Desde la negación de la identidad, hasta la militan- nación mexicana. Entonces, ¿cómo logran los niños y jó-
cia política, los jóvenes indígenas viven novedosas formas venes que se ven expuestos a una continua discriminación
de ciudadanía en su relación con la sociedad mexicana. por su condición indígena convertirse en ciudadanos con
En este trabajo presentaré testimonios de niños y jó- la capacidad para exigir derechos tanto individuales como
venes que por migración personal o familiar se han tras- colectivos?
ladado a alguna gran ciudad del país. Las entrevistas Como quisiera mostrar a continuación, existen hitos en
versaron sobre su experiencia educativa; sin embargo, a las trayectorias escolares de algunos jóvenes indígenas que
lo largo de siete años de investigaciones encontramos les obligan a conciliar lo aparentemente irreconciliable: ser
una gran cantidad de manifestaciones que tienen que ver diferente en una sociedad que lleva muchos años de de-
con el conflicto para articular la identidad individual y fa- finirse homogénea. Nos decimos una sociedad mestiza, si
miliar —como miembros de un pueblo indígena— con la no biológicamente, al menos culturalmente. Un análisis de
identidad mexicana. los libros de texto de primer grado y del nuevo libro de Eti-
ca y civismo a estrenarse en este ciclo escolar [2010] y
1 Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología de la manera en que lo experimentan los alumnos, resulta
Social (CIESAS). elocuente.

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Los estudios de caso quieren que uno entienda? Oiga profesora, ¿oh´o es hoyo,
como para hacer del baño?
Es la primera semana de clase en una primaria de Coyoacán, 10 R: No maestra, es una petición de permiso en otomí.
en la ciudad de México. La maestra Rosa Elisa2 es la direc- 11 M: Pues enséñeles mexicano, yo lo aprendí de niñi-
tora del turno vespertino. Esta escuela está enclavada en la ta y sólo así me hice mexicana… porque yo soy oaxaque-
zona colonial del barrio, a tres cuadras del Jardín Hidalgo. La ña, bueno… mixteca, pero ahora soy mexicana como usted.
construyó el arquitecto Barragán en el auge del México de Días después busqué a la maestra Margarita para pro-
mitad del siglo xx, ansioso por definirse como nación mo- fundizar en lo que me había dicho:
derna, pero con identidad propia. Alrededor de la mitad del 12 R: ¿Entonces viene usted de Oaxaca?
alumnado habla alguna lengua indígena, aunque sólo los ni- 13 M: Sí, allí nací como mixteca.
ños otomíes son reconocidos como tales por la directora. La 14 R: ¿Y ahora no se considera mixteca?
razón es que provienen de familias que tienen más de cin- 15 M: Bueno, también… pero más bien soy mexicana.
cuenta años radicando en un conjunto de vecindades en el 16 R: ¿Se puede ser mexicana y mixteca al mismo
Cuadrante de San Francisco, a unos pasos de Miguel Ángel tiempo?
de Quevedo, en un enclave donde sólo se habla el otomí. 17 M: Depende. A veces se puede, pero casi siempre es
Eric tiene seis años y trae su nombre escrito en una eti- un problema… mmm… por eso le pedí a la directora el pri-
queta pegada a su camisa. Su vocabulario en español se re- mer grado. Yo puedo enseñarle a los niños indígenas a ser
duce a saludos, despedidas y fórmulas comerciales. Es un mexicanos… Hay… hay momentos en los que me siento
magnífico vendedor de artesanías y dulces y sonríe con los mixteca, pero en la escuela es necesario… es necesario ser
ojos y la boca chimuela cada vez que se le acerca un adulto. mexicano.
La maestra Margarita, quien se hace cargo del primer grado La maestra Margarita tiene el pelo teñido de rojo y usa
desde hace veinte años, le entrega su flamante libro de tex- permanente para que se le vea rizado. Quizá por eso remató
to. La primera lección se llama “¿Quién soy yo?”. Como pue- con este comentario:
de, Margarita le explica a Eric que tiene que hacer un dibujo 18 M: Usted no entiende, con esa piel y esos ojos nadie
de sí mismo y copiar su nombre. Por imitación de la compa- piensa que no sea mexicana, pero yo tuve que transformar-
ñerita de al lado, el niño lo hace y le dan un caramelo como me para no ser discriminada, y ahora es mi deber proteger a
premio. Unos minutos después se da la siguiente situación: los niños de esa discriminación.
1 Eric: Oh´o, oh´o señora (con angustia, levanta la 19: R: ¿De verdad cree que yo tengo pinta de mexicana?
mano). 20 M: Bueno, depende, aquí en Coyoacán puede pasar
2 Maestra: ¿Qué pasa Eric? por gringa, pero no se viste así… así como las gringas sin es-
3 Eric: Oh´o por favor (se incrementa el tono de tilo. Usted es mexicana ¿verdad?
angustia). 21: R: Sí, nací aquí, igual que mis padres.
4 M: Llamen a Sandra, la de cuarto, a ver qué dice este 22: M: En cambio Marlen (Marlen, una estudiante que
niño. trabaja conmigo) a leguas se ve que no es mexicana.
5 M: (Se dirige a mí) De veras es un problema con estos 23 R: ¿Usted cree? En realidad es su nacionalidad.
niños. Llegan a la escuela como bajados del cerro. No sé por 24: M: Pero eso no importa tanto, lo que importa es
qué la directora insiste en aceptarlos si no hicieron ni un año que uno se VEA mexicano. Usted y yo nos vemos mexi-
de kínder. Le dan lástima por indios… es para no dejarlos en canos, pero Marlen y estos niños (señala hacia un grupo de
la calle, pero para mí es un problema. niños otomíes) no. Ellos no se ven mexicanos. Ésa es mi
(Llega Sandra al salón.) misión, hacer que se vean mexicanos y con eso que no me
6 M: A ver m´hija, ¿qué dice tu hermanito? los discriminen.
7 Sandra: No es mi hermano y quiere ir al baño (mira Una semana después la escuela empezó a preparar la
a Eric, quien ahora se lleva ambas manos a la entrepierna). festividad de los niños héroes. Es la segunda lección del libro
8 E: Oh´o ra baño (viendo a Sandra). de primer grado. La maestra Margarita les explica a los niños:
9 M: Que vaya al baño, pero la próxima vez tiene que 25 M: Los niños héroes son unos mexicanos ejempla-
hablar en mexicano. (Luego, dirigiéndose a mí) El problema res. Ellos dieron la vida por la patria. ¿Saben qué hicieron?
de estos niños es que no hablan como la gente y así, ¿cómo 26 A: Son niños héroes.
27: M: ¿Pero saben por qué fueron héroes? (Silencio
2 Todos los nombres son seudónimos. en el salón.) Ellos dieron la vida por nuestra patria. Somos

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mexicanos gracias a que dieron la vida por México y la ban- minutos después la directora arrancó la cartulina en la que
dera. ¿De qué color es la bandera? se enaltecía el carácter indígena de Juárez y la importancia
(Dos niños responden.) del respeto a la diversidad y tuvo con Sandra el siguiente
28 Verde, blanco y ROJO…. diálogo:
29 M: Muy bien… los niños héroes eran igual que us- 42 M: Aquí no vas a poner propaganda zapatista, ni
tedes y dieron la vida por México. Eso es SER MEXICA- política.
NO…. dar la vida por la patria. ¿Ustedes están dispuestos a 43 S: Pero es que Benito Juárez era indio como yo.
ser buenos mexicanos? 44 M: Pero tú vienes a la escuela para dejar de ser in-
30 Todo el grupo: ¡Síííí!… dia. Debería darte vergüenza compararte con el presiden-
31 M: En esta escuela van a aprender a ser buenos te Juárez. El sabía que DEBÍA aprender español y vestirse
mexicanos. bien y arreglarse (trata de tocar el cabello de Sandra y ella
Unos meses después se celebró el bicentenario del na- se retira).
talicio de Benito Juárez. La directora de la escuela elige a 45 S: Entonces no puedo hablar otomí aquí.
los alumnos destacados que representarán al héroe na- 46 M: Puedes pero nunca delante de mí o de los otros
cional. El alumno de primero elegido es Eric. Él se vestirá profesores. Voy a llamarle la atención también al maestro
como pastorcito y otros de sus compañeros serán los bo- César por dejarte hacer esto.
rreguitos. Otros alumnos de cuarto y sexto serán Benito 47 S: (Con cara angustiada) no… no maestra, no re-
Juárez en otros momentos de su vida. El de cuarto —tam- gañe al maestro César; él sólo me dejó escribir y pegar los
bién otomí— es Benito Juárez como gobernador de Oaxaca carteles.
y presidente de la Suprema Corte de Justicia. Benito Juárez
presidente es un alumno de sexto grado de tez clara y ojos Unos meses después organizamos un taller de escritura
verdes. En quinto y sexto grados también hay alumnos oto- en otomí con uno de los estudiantes de la Maestría en Lin-
míes, además de nahuas, purépechas y mixtecos, pero la di- güística Indoamericana, precisamente en el salón de Sandra,
rectora eligió a Joaquín bajo el argumento de que “es más con la participación no sólo de los hablantes de la lengua,
alto y maduro”. Después de filmar la ceremonia entrevista- sino de todo el grupo, incluido el maestro César. Tres me-
mos a Felipe, el alumno de cuarto año sobre el evento: ses después pidieron su cambio de adscripción. Cuando
32 R: ¿Te gustó la representación? finalmente me pude comunicar con él me dijo que el hosti-
33 F: Uy, sí, muchísimo. Lo malo es que hacía calor y gamiento desde que se había preocupado por otorgar a los
yo tuve que usar el abrigote ése que me pusieron. Se me niños una educación intercultural, a la que ellos tenían acce-
despegó el pelo (las patillas largas) y… (risas) se me olvidó so por derecho, era insoportable. Sin embargo, esta escue-
un pedazo. El que sí estuvo bien fue Joaquín. De veras pa- la recibió al final de ese ciclo escolar un reconocimiento de
recía presidente… manos de la doctora Schmelkes como un ejemplo de inter-
34 R: Pero Benito Juárez era indígena… culturalidad en el medio urbano.
35 F: ¿No…?, ¿De veras? Era pastorcito y pobre. Pensaríamos que este tipo de contradicciones entre lo
36 R: El hablaba otro idioma, como tú. que viven los niños en sus familias y con los vecinos y en
37 F: ¿Hablaba otomí?, ¿no jo…? la escuela se supera con el tiempo. La experiencia en la ciu-
38 R: No, hablaba zapoteco, y español… dad y la escolaridad permiten otras experiencias identitarias
39 F: Ah…, pues así sí. Si no hablas español no puedes y visiones de la ciudadanía. En los últimos meses nos dedi-
ser presidente. camos a entrevistar posgraduados indígenas exbecarios del
40 R: ¿Crees que no podría ser presidente? Programa Interamericano de Becas (IFP, por sus siglas en
41 F: No, pues cómo… así chaparro y feo y hablo todo… inglés) del CIESAS y la Fundación Ford. A continuación al-
todo cuatrero. Yo voy a jugar fut o a vender en Coyoacán gunos casos.
como mi papá… Rosa es originaria de San Isidro Reforma, Juquila Vija-
Un poco más tarde me encontré con Sandra, alumna de nos, perteneciente al Distrito de Villa Alta Oaxaca. Mujer de
cuarto grado. Ella habla en público el otomí e incluso le pro- 47 años, es soltera, la tercera de diez hermanos —seis mu-
puso a su profesor colocar letreros en su lengua dentro del jeres y cuatro hombres—, hablante de zapoteco, trabajado-
salón de clase, situación que su maestro aceptó. Además, ra administrativa en la UNAM (a pesar de contar con un
ella redactó un “comunicado” al estilo zapatista que qui- posgrado). Aunque trabaja en el área administrativa, su as-
so pegar en uno de los muros durante la celebración. Unos piración es lograr una posición académica. Llegó a la ciudad

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de México en 1976 y comenzó a trabajar como emplea- asumo; o sea, en ese sentido no tengo problemas en asu-
da doméstica. Entró como capturista y fue ascendiendo mirme, en decir que hablo una lengua.
hasta analista; actualmente está por tramitar una reubica- Aunque Rosa ya vive y “hace” su vida en la ciudad de
ción como profesionista con estudios de postgrado. Estu- México, sigue considerándose de fuera; puede dejar de ir a
dió la primaria en un internado; el primer año de secundaria su comunidad pero ella no se siente capitalina ni plenamen-
lo hizo en una comunidad cercana, y migró con una de sus te mexicana.
hermanas a la ciudad de México. En el trabajo donde estuvo Andrés (35 años) es originario de una comunidad lla-
como trabajadora doméstica le “permitieron” estudiar la se- mada Ejido Nueva Betania, del Municipio de Palenque,
cundaria; quiso entrar a estudiar la preparatoria en la UNAM Chiapas. Su lengua materna es la lengua ch’ol y su segun-
pero fue rechazada, así que estudió en la Preparatoria Po- da lengua es el español. Estudió Educación Indígena en la
pular posteriormente ingresó a la ENAH y ahí concluyó sus Universidad Pedagógica Nacional y actualmente labora en
estudios en Antropología Social; después realizó la maestría el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI). El caso
en Estudios de la Mujer, en la UAM-Xochimilco. de Andrés no dista mucho [del anterior] al ejemplificar la
Rosa expone a lo largo de la entrevista la manera como percepción de pertenecer a un grupo social “diferente”; en
se percibe “distinta” en la vida cotidiana respecto a quienes que las diferencias significan una desventaja para poder te-
no son indígenas: ner los derechos de cualquier ciudadano mexicano.
Recuerda en una ocasión que le pidió una paleta a una
Pues es que, yo creo que quienes venimos de provincia se señora en un puesto y le pagó, pero como había tantos ni-
nos nota, es algo que no podemos negar, además tu bagaje ños la señora le cobró de nuevo. Él contestó —¡Yo ya te pa-
cultural es diferente, siempre, y se nota. Digo, hoy lo sé, lo gué!, y uno de sus compañeros le replicó —¡No se dice así,
veo así, hoy a distancia lo veo así. Pues las actitudes, ¿no? “chajul”3, se dice ya le pagué!
No te decían, pero además también tiene que ver cómo te Para Andrés, este contacto con un medio externo al
asumes tú ¿no? Mi actitud era como más aislada… me cues- suyo le significó ser objeto de agresiones verbales, simbóli-
ta relacionarme con la gente. Sí sentía como ciertas diferen- cas e incluso físicas, ya que narra:
ciaciones, sí lo percibía. Creo que no lo… aparentemente […] y con mis amiguitos, bueno, no eran mis amigos,
no lo sufría, aparentemente. Pero sí sentía esas diferencias, los vecinos de donde yo vivía, como que me veían raro,
como de no ser mexicana… actualmente las sigo percibien- hasta llegaron a juntarse para golpearme. —Oye, vamos
do pero ya no me causan ruido. a darle en su máuser al cuate éste. Yo no sé pelear, así que
agarré una piedra y pues ya nos empezamos a dar.
Podemos anotar dos observaciones importantes a este La técnica de Andrés para poder enfrentar la discrimina-
segmento. La primera es que Rosa, a pesar de referir una ex- ción se expone a continuación:
periencia pasada (“mi actitud era como aislada”) durante
el proceso de la entrevista usa indistintamente afirmaciones Cuando uno iba a buscar trabajo, ahí como que…, ya ves
que posicionan sus percepciones en tiempo presente (“me que te entrevistan y te preguntan tus experiencias y, te pre-
cuesta relacionarme con la gente”). Y la segunda, que aun- guntan de dónde eres porque a lo mejor sí se dan cuanta
que pareciera (al hablar en tiempo pasado) que la situación en tus facciones y, y, te dice —¿Eres de acá?…, ¿hablas al-
de ser objeto de racismo y discriminación (no sólo étnica, guna lengua? Pero, no (haciendo referencia a mi pregunta
sino también de género y clase) [ya pasó, en realidad] no de sobre si percibió ser objeto de discriminación), fíjate que,
significa que esas condiciones hayan sido superadas sino como que siempre valoraron lo que yo traía, bueno…, eso
que sencillamente Rosa ha aprendido a “vivir” con ellas. es lo que yo vi. Pero quizás en otras personas también han
Lo anterior se reitera en el siguiente fragmento: sido difíciles. Pero conmigo no. No sé. Como que cuando
aprendí el español me nivelé también, a lo mejor no tam-
Un día que tomé un curso de inglés, ya había salido de la li- bién, pero trate de… pues cuando alguien sube, ¡pues yo
cenciatura y todo, y una compañera me dice —Ay… Rosy, también subo! Porque un señor me dijo: —Si vas a estar en
es que cuando llegaste nosotros pensamos que tú eras una un ambiente tranquilo, pues pórtate tranquilo, si vas a estar
analfabeta. Ella se sentía diferente, ella si me ve dice, esta es en un ambiente muy acá, pues tú también nivélate. Y eso es
una analfabeta, porque tiene que ver con todo, yo no puedo lo que he hecho…
negar la cruz de mi parroquia… tiene que ver con ser indíge-
na o no ser indígena, porque tengo los rasgos y además me 3 “Chajul” es un término peyorativo para decir indio.

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Parece que Andrés no sintió ningún elemento de discri- mí siento que sí fue mucha discriminación, ahí sí me sentí
minación del que fuera objeto. Manifiesta la idea muy ge- incomodísimo. Y este…, ahí me empezaron a decir huara-
neralizada de que el racismo y la discriminación pueden ser chón, huarachín o huarachón, algo así. Eso te va como res-
combatidos desde una perspectiva individual; dice, pues, tringiendo, ya después, ya como que con esa, con esa con lo
que es un problema de autoestima. Sin embargo, a lo lar- que me había pasado, ya ni quería ir con huaraches, qué me
go de la entrevista se dejó ver la diaria lucha de Andrés por van a decir. Y así me sentí mal. Pero… pero pues conforme
mantenerse en una apariencia lejana de la confrontación y pasa el tiempo, además yo creo por ejemplo que en mi tra-
del ataque. bajo, pues la gente, cuando yo les digo que soy mixe, este…,
Rubén, también de 35 años, es originario del Rancho que yo hablo una lengua, me dicen: —Pues es que no pue-
Flores, próximo a Tlahuitoltepec, Mixes, Oaxaca. Su lengua de ser, ¿entonces qué haces aquí? Ellos creen que no puedo
materna es el mixe. Huérfano de padre llegó a la ciudad de estar ahí, ¿no? —Es que no puede ser, los indígenas están
México a los 16 años con la intención de continuar sus es- en su comunidad, ahí es dónde se habla, ahí donde se vive,
tudios de preparatoria y ayudado por uno de sus hermanos aquí están los que saben más. Y así… Pues es parte de la dis-
mayores. Cuando llegó a la ciudad entendía el español pero criminación. También es demostrarles a las personas que no
no lo hablaba de manera fluida. Es casado, con un hijo de nos vean así de que ellos son indígenas y no saben… hay
dos años y su esposa también es migrante —desde hace que demostrarles de que somos capaces de poder compe-
varios años— y hablante del mixe. Rubén es miembro acti- tir con ellos.
vo de la Asamblea de Migrantes de la Ciudad de México. La […] Últimamente ya no ando con gabán, ando con sué-
Asamblea tiene como objetivo principal lograr la visibiliza- ter de Evo Morales (risas), aún actualmente ando con hua-
ción de la población indígena en la ZMCM [zona metropoli- raches. No en la universidad, aun así yo sí siento, a lo mejor
tana de la ciudad de México], lo cual expone la lucha de los porque me quedé traumado con lo que estaba comentan-
indígenas como grupo social excluido de posiciones de au- do. No he intentado ir a la escuela con huaraches, un día de
toridad y de elementos que den cuenta de su condición de estos voy a ir así, es como si para ser mexicano tuviera que
ciudadanos igual que el resto de la población no indígena. vestirme de gringo o de español, no como mixe, que somos
En especial, Rubén narra una experiencia sucedida en la auténticos mexicanos”.
preparatoria, la cual resulta muy interesante conocer ya que
muestra la percepción sobre “lo mexicano”. Para finalizar sólo quisiera añadir lo que Rosaura, una
trabajadora del INALI, hablante de maya yucateco y con un
[…] una vez me acuerdo… nos invitaron: —¿Saben qué?, posgrado en demografía me comentó un día:
pues es 16 de septiembre, vamos a venir y juntarnos el 15, Yo pensaba que la universidad y el posgrado me iban a
es el día de la independencia y todo eso, pero, pues vengan ayudar para ser mejor aceptada. Por eso acepté un traba-
con su traje típico y así. Y pues yo me la creí, ¿no? Yo me fui jo en una institución que busca defender nuestros derechos
como, pues como es la… como ya no se utiliza en el pueblo, como hablantes de lengua indígena, pero en el trabajo y en
pero antes era tradicional, ahorita ya utilizan pantalón, hua- mi vida cotidiana veo que es sólo una ilusión. Una indígena,
rache y tu sombrero. Y pues era el día de la independencia, por más leída que sea nunca será una ciudadana plena. Aquí
con mi sombrero, mi pantalón, mi camisa y mis huaraches y me tratan más o menos bien, sobre todo cuando está el di-
me llevé mi gabán. Y pues ya llegué, y me dije: —Chin, me rector o mi jefe Mauricio, pero la mayor parte de los compa-
equivoqué—, pues todo mundo, los chavos, todos llevaban ñeros piensan que no merecemos estos puestos y que los
sombreros de mariachi de esos negros grandes y botas; eso tenemos por recomendaciones y por discriminación positi-
era una parte, la otra parte era de grupos con paliacates en va. Yo obtuve una beca y después un reconocimiento del
la cabeza, como los españoles, bueno como los, como los, Colegio de la Frontera Norte, pero para ser ciudadana ten-
no sé si así son, pero pues así los describen, y con botas y dría que negarme a mí, a mi marido, a mis padres y a todo…
así y con pantalones un poco medio ajustados. Y llegaron (se ríe) a lo mejor me hago una cirugía y me compro pupi-
así varios, y bueno pues si es la independencia, ¿cómo se lle- lentes de color, y entonces sí, me lanzo de diputada (se ríe
ga vestidos de españoles?, ¿no? Yo sí estaba así… Y esa vez con tristeza), pero mientras sigan diciéndome maya, sigo,
me dijo un chavo: —¿Sabes qué?, ¡quítate el sombrero o de digo, seguiré siendo ciudadana de tercera.
aquí no vas a salir vivo! Y esa vez, pos ni modos de quitar- Quizá la concurrencia podría pensar que estas entrevis-
me la ropa, pues no podía, pues sí me quité el sombrero, y tas son anecdóticas y que las reformas constitucionales de
pues para que no se vea así. Y ahí sí, pus obviamente para 2001 y la Ley General de Derechos Lingüísticos de 2003

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dan herramientas para la ciudadanización plena de los indí- Bibliografía
genas en México, pero para cerrar la presentación les dejo
una gráfica realizada con datos de la Encuesta Nacional de INEGI, XII Censo de población y vivienda 2000.
Niveles de Vida de los Hogares en 2002 y 2006, en que se __________, II Conteo de población y vivienda 2005.
muestra la brecha económica entre indígenas y no-indíge- De la Peña, Guillermo. 1995. “La ciudadanía étnica y la re-
nas según escolaridad. construcción de los indios en el México contemporáneo”,
Es el caso en que considero que una imagen vale más en Revista Internacional de Filosofía Política, núm. 6.
que cualquier reflexión que pueda hacer. Los movimien- González, Jaime. 2006. “Estado nacional en México, etni-
tos indígenas de las dos últimas décadas, algunos de reso- cidad indígena e identidad étnica: el caso de los intelec-
nancias locales y otros nacionales (y hasta intergalácticas), tuales purépechas”, en Cuadernos Interculturales, vol. 4,
mostrarían un ejercicio de ciudadanización de los pueblos núm. 6, Universidad de Valparaíso, Chile, pp. 55-92.
indígenas asociado a un incremento en los niveles de es- Maldonado Gallardo, Alejo. 2002. Los laberintos de la in-
colaridad y en su mejor acceso a medios de comunicación, tegración lationoamericana. Historia, mito y realidad de
pero las cifras de segregación educativa, laboral y económi- una utopía, Universidad Michoacana de San Nicolás de
ca y la falta de representantes indígenas en los diferentes Hidalgo, México.
niveles de gobierno son más elocuentes. Un comunicador Rockwell, Elsie. 2007. Hacer escuela, hacer Estado. Las re-
náhuatl, quien pidió guardar el anonimato, me comentó lo formas posrevolucionarias vistas desde Tlaxcala, El Co-
siguiente: legio de Michoacán, Zamora.
Estamos luchando desde barricadas simbólicas. Somos
interesantes como reductos del pasado, pero no somos
mexicanos del presente. El reto es ir ocupando espacios sin
que nos perciban como peligrosos. Somos más del diez por
ciento de los miembros de este país, y apenas aparecemos
en los espacios públicos.

Ingreso y Nivel Educativo

No indígena

Indígena

Gráfica proporcionada por el autor.

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Monterrey, Nuevo León, 8 de septiembre de 2010
Auditorio del Museo de Historia Mexicana

Conferencia Magistral

Mesa 1
Participación indígena en los movimientos de Independencia y Revolución
Mexicana: Contexto y situación social, económica, política y cultural

Mesa I
A doscientos años. Los pueblos y comunidades indígenas en el contexto
contemporáneo

Mesa III
El futuro de los pueblos indígenas: ¿Desarrollo con identidad?

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Conferencia magistral
Indígenas y la conformación de la Nación en el siglo xix en México

Doctor Antonio Escobar Ohmstede1

Introducción Ohmstede, Mandrini y Ortelli, 2007; Rivera, Mendoza y


Sunyer, 2007; Escobar Ohmstede, Falcón y Buve, 2010).
Desde hace varias décadas hemos debatido en torno a los No debemos dejar de lado que varias de las políticas que
orígenes y el accionar del Estado y nación en México, sobre se fueron concibiendo en México, desde el pasado y has-
todo a partir de los largos procesos de transformación nacio- ta el presente, han adoptado estrategias de modernización
nal y regional que se han vivido por los ajustes neoliberales, impulsadas por discursos “liberales” y utilitaristas, con el
los que han aumentado los niveles de pobreza y las crisis fin de equilibrar las relaciones entre el Estado y las diver-
políticas-económicas tanto en términos locales como glo- sas sociedades, aun cuando los costos sociales, políticos y
bales. Los fracasos o los éxitos a medias no son solamente económicos se han mostrado como un desafío para reme-
un hecho privativo de los últimos años del siglo xx y de los diar las deterioradas relaciones que existieron. Las estrate-
primeros de éste. Tenemos antecedentes desde el periodo gias iniciadas a fines del siglo xix han llevado a una nueva
colonial y el siglo xix que han mostrado que cuando las de- e imperante necesidad de reconstruir o construir una ima-
cisiones han sido verticales los avances han sido casi nulos, gen de nación que represente la diversidad cultural, étnica
aun cuando algunas de las propuestas de conformación del y política que subyace y se encuentra presente en Méxi-
Estado han surgido desde las regiones a través de negocia- co, aunque con negaciones del pasado y presentándose cada
ciones, acuerdos y desencuentros entre los grupos de poder periodo como “nuevo”. Perspectiva de la cual la historiografía
y los llamados grupos subalternos. mexicanista no se ha podido desligar, al observar cambios de
Por lo tanto, nuestro interés es mostrar un panorama de Antiguo a Nuevo Régimen o etapas de modernización fren-
la manera en que se construyó parte del discurso en torno te a lo “atrasado” o analizando los usos y costumbres como
a la nación y Estado en el siglo antepasado en el contexto remembranzas del pasado frente a lo moderno; en sí, pare-
mexicano, así como el accionar y las respuestas de los diver- cería que el pasado está cargado de “tradición” y “no mo-
sos sectores que deseaban participar en el mismo.2 Quisiera dernidad”, frente al presente y el futuro.
puntualizar que no ha variado en demasía la discusión que Los diversos estudios en torno a la temática de esta po-
se ha dado entre la llamada “modernización” y su contra- nencia han reconocido de manera casi universal que el Es-
posición respecto al “atraso” o “rusticidad” de los sectores tado y la nación se construyeron desde fines del siglo xviii
bajos o subalternos; aspecto semejante en torno al debate y principios del siglo xix en el Oeste (Asia, Medio Oriente),
sobre la identidad, el nacionalismo, la nación, el atraso, el precisamente en el momento en que muchas colonias es-
papel de los indígenas y la reconstrucción histórica, por lo pañolas lograban su separación de la metrópoli. James Dun-
que creo que es importante reconsiderar las ideas que han kerley (2002) ha considerado que la posible exclusión de
estado en boga desde hace décadas y tratar de ponerlas en la actual América Latina en gran parte de la literatura so-
su justo medio con el fin de abandonar los “lugares comu- bre el tema se ha debido a la frágil naturaleza, ambigua e
nes” en que hemos discutido (Assies, Haar y Hoekema, incluso dudosa de su muy doloroso e irregular proceso de
1999; Escobar Ohmstede, Falcón y Buve, 2002; Euraque, formación. Describir estos procesos como imperfectos o in-
Gould y Hale, 2004; Ortelli y Hernández, 2007, Escobar completos sería un eufemismo.
De acuerdo a la tesis modernista dentro de los estu-
1
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología dios contemporáneos de la nacionalidad y el nacionalismo
Social (CIESAS).
2
Debo de aclarar que ésta no es una revisión exhaustiva, sino
—basada en la noción que la formación del Estado pre-
solamente se presentan algunas tendencias que se han dado en los cede y responde a la Nación, aunque podemos diferir de
análisis historiográficos. La bibliografía que se ha producido en torno esta visión—, en México se ha retrasado inevitablemente
a la conformación de los Estados-nación en América Latina y más
específicamente en México, en mucho rebasan la intención de esta el proceso de formación del Estado y se ha distorsionado
ponencia. la creación de una nación tangible o de un proyecto nacio-

303
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nal viable. Esto ha llevado a que algunos estudiosos, como diversos espacios que van de la región a la nación o vice-
Samuel Huntington (1996), hayan negado el lugar de versa (con o sin Estado) y conjuntos territoriales mayores,
América Latina en el “panteón” de las naciones occidenta- esos mismos que de una manera para nosotros engañosa,
les o incluso dentro de la civilización occidental, lo que en los publicistas y difusores de la globalidad han llamado “re-
términos particulares incluiría a México. giones” (el Pacífico, el Sureste asiático, la Unión Europea).
Florencia Mallon es inequívoca en su identificación del Hablamos sin muchos cuestionamientos de “región natural”
“universal fracaso de modelos de desarrollo nacional diri- (geográfica), “cultural” o “vivida”; de región administrativa,
gido por el Estado” durante los dos últimos siglos, sin em- económica, política, eclesiástica; observamos la existencia
bargo, considera que es necesario comprender los procesos hasta de una “personalidad regional” o “identidad regional”,
históricos­ que han llevado al fracaso de soluciones “nacio- así como de “actores regionales”; se distingue “regionaliza-
nales”, así como construir una narrativa alternativa de la ción”, “regionalismo” y “regionalidad”, sin que sea siempre
evolución de la Nación y del Estado que incluya las voces si- posible distinguirlas claramente, palabras las cuáles hasta
lenciosas de los desposeídos (Mallon, 2003). Esta visión ha en un momento dado parecerían sinónimos, y… se podrían
sido dominante en los estudios de las últimas décadas, so- enumerar numerosas definiciones de la región, lo cual pare-
bre todo a partir del boom de los llamados “estudios subal- ce estar ligado a la aparición de la Nación desde 1750 hasta
ternos”. Sin embargo, hemos avanzado poco —en términos la fecha, no solamente para el caso europeo o el norteameri-
históricos y contemporáneos— sobre: a) las implicaciones cano, sino también para el latinoamericano.
concretas que los diversos proyectos y reformas han teni- Hoy en día hay regiones que se dicen naciones y se es-
do en los diversos sectores socio-económicos-étnicos; b) fuerzan para ser naciones dotadas de un Estado propio. Por
la vulnerabilidad que se presenta ante las fuerzas externas lo pronto son regiones nacionales, algo parecido a naciones
como el “mercado”; c) la modernización de las instancias subestatales; algunas se satisfacen con un marco adminis-
gubernamentales y privadas, la legislación y la infraestructu- trativo regional y no pretenden forzosamente volverse Es-
ra; así como sobre d) las implicaciones de la religión como tados soberanos e independientes. Actualmente, antiguos
cohesionadora o separadora de sociedades. Estados europeos que creían ser Estados-naciones, se topan
Sabemos que muchas de las demandas en contra de con sentimientos regionacionalistas que nos anuncian un
los procesos modernizadores decimonónicos y contempo- futuro incierto, algunos con ciertas características como las
ráneos no tienen cabida dentro del espectro de la negocia- acaecidas en Colombia, Guatemala, México, Perú o Bolivia
ción, ya que las normas, reglas y principios que justifican su (Meyer, 2007, I: 22; Smith, 1988: 15-25; König, 1998a:
existencia siguen siendo reivindicadas por agentes que ac- 56-70; Solano y Flórez, 2009: 121-152).
túan como intermediarios o promotores de reformas que Con base en las ideas que se han expresado, la ponencia
son vistos como generadores del desarrollo, por lo que todo la he dividido en dos partes.
aquel que se oponga o se opuso a este proceso se le tilda de La primera hace referencia a la manera en que se puede
“conservador” o contrario a los “aires de la modernidad”, y a observar el proceso de construcción del Estado y la Nación
veces de carente de un sentimiento nacional, definido esto en el siglo xix, desde la perspectiva de la etnización (Baud,
último a través de un discurso “oficial” que ha ido permean- et al., 1996; Reina, 2008: 197-221; Radding, 2008: 347-
do los diversos conglomerados humanos. 421), así como el ideal que van desarrollando los diversos
Una fuerte tendencia de análisis respecto a la Nación grupos de poder en torno a una sociedad homogénea, que
y el Estado se da en términos de visiones generales, por lo pueda proyectar una unidad no solamente cultural y socio-
que se ha explorado poco la interacción entre región y na- étnica sino también territorial, con fronteras externas defini-
ción (no desde la perspectiva sociológica o culturalista sino das y acotadas; que llevaba implícita una búsqueda interna
como un concepto político). ¿Qué se quiere decir con esto? sobre el conocimiento de las potencialidades y ventajas in-
Que por medio de diversos procesos históricos podemos de- ternas que se deberían de explotar para ingresar al “concier-
finir a ambas y que, a su vez, esto nos puede permitir explicar to de las naciones”.
la interacción entre la historia nacional y global, y las historias La segunda parte se refiere a cómo podemos observar las
regionales y locales, pero no vistas éstas como historias ocu- diversas unidades territoriales en el devenir histórico, con el fin
padas en analizar procesos y momentos dentro de unidades de pensar cómo una parte del discurso intentó que la realidad
político-administrativas, es decir, no historias estatales. se ajustara a él, en el sentido de aterrizar la idea de una inte-
Los economistas, los biólogos, los historiadores, los ur- gración y conocimiento del territorio, siendo la realidad dife-
banistas, los políticos y los antropólogos han observado los rente a como la concebían los hombres públicos del siglo xix.

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“Un” diálogo sobre el Estado y la nación: entre el en la primera mitad del siglo xix cuando se fueron definien-
pasado y el presente do los rasgos (colonización, mestizaje, educación, genoci-
dio), no muy alejados de otros países, que podrían llevar a
Debido al aire de pesimismo que comentamos anteriormen- concebir la Nación y la identidad de los pobladores desde
te, podemos explicar la popularidad que han tenido las tesis una perspectiva más cultural, aunque no podemos negar los
de Benedict Anderson (1993) en el terreno de los estudios discursos y acciones que se dieron en los años de la Ilustra-
culturales mexicanos. Tan difundida ha sido esa línea de ción deciochesca (Connaughton, 2001).
análisis que la marginación de México se puede considerar En las primeras décadas del siglo xx se hablaba de
inadecuada en la exploración que hacen los estudios posco- “mexicanizar” a la población aun cuando no se resaltaban
loniales (Thurner y Guerrero, 2003; Mallon, 2003; Thurner, los problemas que en este proceso se darían en la realidad
1997; Dube, 1999). Diversos estudios han demostrado las al elaborarse una “identidad nacional” rescatando una par-
variables y múltiples identidades que tiene en general Amé- te del “glorioso” pasado indígena y casi condenando el pe-
rica Latina —y México en particular— en la historia y en riodo colonial, y retomando en mucho lo que se consideró
la actualidad mostrándonos sugerentes interpretaciones, es- para el siglo xviii (Knight, 2007: 192-214), lo que en otras
pecialmente en el momento en que parece darse un agota- palabras sería el “mestizar” las diversas concepciones cul-
miento de las soberanías nacionales. turales a través de una serie de valores construidos por los
Con base en las dos últimas palabras podríamos consi- intelectuales. Sin embargo, esto no es un legado de la revo-
derar que el papel del Estado en la promoción del naciona- lución de 1910 sino del porfiriato (1876-1910), cuando
lismo es fundamental o se ha considerado así en tanto que se plantea un mestizaje cultural acentuado en los momen-
se puede pensar como una de las esferas primarias de acción tos en que se preparan las celebraciones del centenario de
del mismo para defender la soberanía territorial, política, cul- la Independencia. Aun cuando desde diversas perspectivas
tural y económica de la Nación, aspectos que conducen a —sobre todo en los momentos de violencia política o en los
proteger y monopolizar los símbolos y rituales de la llama- discursos— se reconocía la existencia de una nación con-
da identidad nacional. Sin embargo, debemos de asumir que formada por ciudadanos, obviamente era una nación que no
ese “monopolio” ha recibido resistencias que ondean ban- cubría a todos los habitantes de México, desde la perspecti-
deras propias y que pueden considerar amplios territorios va de los que vivían el hecho y momento histórico.
del continente americano, principalmente al sur del río Bra- Al hablar del papel del Estado y la Nación en México,
vo (vgr., para el caso argentino, Pérez, 2007: 61-89; Jong, parece que encontramos tantas continuidades como di-
2007: 47-62 y 2010: 157-188; Salomón, 2008: 51-70; vergencias entre la época liberal republicana y la prime-
Moroni, 2010: 189-202; para Colombia, Solano y Flórez, ra etapa del periodo posrevolucionario (segunda y tercera
2009: 121-152; para Brasil, Missagia, 2003; Wasserman, décadas del siglo xx), por ejemplo en lo que se refiere al
2010: 111-135; para Chile, Pinto, 2000; para Bolivia, Pe- denominado­“problema indígena” (que se planteó en el si-
ralta e Irurozqui, 2000: 33-117). glo xix) y su pretendida solución por medio de la “mexi-
A pesar de las ambigüedades, en las cuatro últimas dé- canización” (en los primeros años del siglo pasado). Sin
cadas del siglo xix se avanzó de manera considerable en la embargo, el asunto se complica por el hecho de que se tra-
“(re)construcción” del Estado y la Nación en México. Pen- ta de un Estado-nación en “constante construcción y for-
semos en una especie de espiral donde los hombres públi- mación”, pero no hegemónico, cuyos proyectos fueron
cos del siglo antepasado crearon una serie de medidas cuyos definidos en términos de imágenes y construcciones ideo-
componentes esenciales fueron la consolidación de la indus- lógicas que muchas veces distaban de captar las realida-
tria financiada a través de la deuda del gobierno central, el des sociales y culturales de los sectores socio-étnicos que
apoyarse en una economía internacional agroexportadora, el Estado y los grupos de poder pretendían integrar desde
en una diversidad de inversiones e infraestructura, además esa visión sin considerar que muchos se encontraban inte-
de la colonización y la definición de los derechos y catastros grados de diversas maneras, ya fuera a través del mercado,
en torno a la propiedad agraria. lo político, la ocupación de tierras, etcétera.
Es así que los procesos que llevaron a plantear la nece- Habría que tomar en cuenta que los mismos sujetos de
saria imagen de nación y de Estado han pasado por varias estas políticas e intervenciones “desde arriba” cambiaron
aristas dependiendo de cómo se fueron solucionando las generacionalmente y se redefinieron conforme a las posibi-
contradicciones internas en el país y en los diversos espacios lidades de actuar que les ofreció la nueva institucionalidad,
sociales que lo componen. Lo básico en México, es que fue abriendo paso a un sinnúmero de resultados paradójicos e

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inesperados. Sin embargo, un elemento esencial fue que, sión extranjera. Cosa que si bien se dio en los diversos mo-
para conformar una especie de identidad nacional, el cul- mentos en que se desataron las luchas internas por el poder
to a la Virgen de Guadalupe se elaboró como un elemento y frente a las invasiones extranjeras, no fue en absoluto obra
central que llevó a redefinir ciertas características en torno de los hombres públicos decimonónicos mexicanos.3
a cómo considerar a los indígenas contraponiéndose a la vi- Un aspecto importante es pensar que regularmente he-
sión del Estado (Taracena, 2008); y esto pese a que el as- mos considerado que la integración ha sido violenta y en
pecto religioso es algo que no ha alcanzado plenamente a contra de los pareceres de quienes se pretendía integrar u
los estudios en torno a la nación, y más cuando tenemos homogeneizar, mostrándonos diversas variantes de la re-
una serie de ejemplos contemporáneos que validan su im- sistencia de aquellos que se iban a ver afectados.4 Las va-
portancia en muchos casos mayor que la de otros factores. riantes fueron diversas así como los resultados, sobre todo
Lo que percibimos a fines de la centuria decimonónica si tomamos en cuenta que la realidad no se ajustaba total-
y a principios de la pasada, es que los ajustes y modifica- mente al discurso y al proyecto integrador y homogenei-
ciones se fueron desarrollando en la primera mitad del si- zador, por más que sus corifeos lo pretendieran. De esta
glo xix en esa búsqueda de redefinición o definición de la manera la violencia aparece como el último recurso de
Nación y el Estado a partir de los gobiernos y sus “intelec- aquellos que no encuentran eco dentro de las instancias gu-
tuales”, lo que ha llevado al día de hoy a varios análisis que bernamentales (Falcón, 2010: 255-277).
observan las transformaciones y las continuidades del Esta- Analizar el papel de los pueblos indios en la conforma-
do y la Nación en el marco de las implicaciones del neolibe- ción del Estado y la Nación durante el México republicano
ralismo y la globalización, por lo que de manera casi normal nos lleva a una visión donde los grupos de poder pretendie-
se debate sobre las mediaciones entre lo global y lo local o ron construir una sociedad homogénea, semejante al caso
entre Estado y localidad, restringiéndose a una visión con argentino, guatemalteco, colombiano, chileno y brasileño.
características centristas; vistas a través del federalismo, las La pretensión de crear una unidad, tanto en términos so-
reformas políticas y económicas o la descentralización del ciales, culturales como territoriales, estaba sustentada en la
accionar político­, productivo y cultural, dejan de lado a las necesidad de definir criterios étnicos, culturales y jurídicos.
dimensiones espacio-temporales y a los actores e institucio- La homogeneidad va ligada a un discurso en torno a lo que
nes en que se implantan tales programas o reformas. implicaban las naciones, concepto con varias connotaciones
en torno a sociedades humanas y, por lo tanto, al nacionalis-
¿Nación cultural o de ciudadanos? mo que construyeron los grupos de poder en México desde
los primeros años independientes hasta lo que ha implica-
Como ya se ha indicado, para Florencia Mallon el Estado do la mexicanidad como discurso posrevolucionario,5 aun
decimonónico y el del siglo pasado fracasó en sus intentos cuando en su construcción se presentaron dudas respecto a
de crear y aplicar un modelo incluyente. Esto se debió a que sus implicaciones y a quienes iba dirigido.
las nociones de nación y ciudadano en el siglo xix aplicaban Podemos decir que hasta ahora la discusión sobre lo que
solamente al “blanco”, al alfabeta y al propietario (siguien- ha implicado el Estado y la Nación en América Latina ha
do de alguna manera las ideas liberales), lo que excluía a coincidido con que la idea de nación que precedió a la de
los mestizos pobres y a los indígenas. Al contrario, Para Guy Estado. Sin embargo, el nacionalismo debe de estar susten-
Thomson y David G. LaFrance (1999) el proyecto de na-
ción que fomentó México en el siglo xix fue un éxito, aun- 3
Véanse, por ejemplo, los trabajos reunidos en Escobar Ohmstede y
que su contraparte de construcción del Estado no llegó a los Falcón (coords.), 2002.
mismos niveles. 4
Consúltense varios trabajos que se encuentran en Falcón (coord.),
La fusión entre liberalismo y patriotismo (aunque po- 2005 sobre las formas, actitudes y maneras como funcionaron los
denominados grupos subalternos frente a cuestiones de tierra, agua,
demos considerar la idea de “patria” como algo más local y jornadas laborales en fábricas, definiciones territoriales y movimientos
no las implicaciones que actualmente tiene), en la segunda sociales.
5 Baste recordar que el término “nación” se utilizó a lo largo del
mitad del siglo xix mexicano, durante la guerra entre libera-
les y conservadores así como durante la intervención fran- periodo colonial para designar de manera individual a los distintos
grupos que convivían bajo el gobierno común de la Corona española.
cesa, modificó el rango de participación de los indígenas y Ernest Gellner (1991) menciona que una condición necesaria para la
mestizos (que para Mallon y otros mexicanistas serían gru- existencia del “nacionalismo” es la existencia de unidades políticamente
centralizadas con un entorno político-moral, esto es, el nacionalismo
pos subalternos) que se movilizaron como ciudadanos con no surge en sociedades “desestatizadas”; sin embargo, algunos países
armas para defender la soberanía nacional frente a la inva- latinoamericanos no mostraron totalmente esta tendencia.

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tado en una identidad cultural —que para el caso mexicano de ciudadano aludía a los nuevos derechos políticos y eco-
se encontraba fraccionado en diversos grupos étnicos, iden- nómicos reclamados por algunos sectores y al mismo tiem-
tidades locales y regionales— además de una construcción po, por medio de la igualdad jurídica, se prometía superar las
realizada por los criollos novohispanos, así como los “ame- tensiones resultantes de la heterogeneidad étnica además
ricanos meridionales” —en contraposición a la “leyenda de que sería la base y el origen del poder político de una so-
negra” que difundieron diversos sectores españoles y euro- ciedad pretendidamente sustentada en el liberalismo. Así, se
peos en el siglo xviii. construye una personalidad interna y duradera presente en
Gran parte de la formación del Estado y la Nación estu- cada individuo y en el común, preservada por unas fronteras
vo estrechamente relacionada con la etnicidad, aun cuan- extensas supuestamente delimitadas pero a la vez difusas
do el concepto en sí mismo fue difuso. La construcción de —al menos hasta los últimos años decimonónicos— que
la Nación se basó en un simbolismo cultural y étnico, sus- actúan como protección y proyección de la Nación.
tentándose este aspecto en el significado que se le daba. La concepción de un Estado y una nación, en estos tér-
Sin embargo, la etnicidad se constituyó como una estrate- minos, parte de una idea europea que aun ni los mismos
gia para ciertos grupos indígenas, es decir, representó el pro- europeos pudieron consolidar a través de los siglos. Es a tra-
ducto de una elección consciente de un grupo de personas vés de las características que darán cuerpo a un Estado, que
para alcanzar ciertos objetivos sociales, quizá semejante al se intenta estimular la participación de sus habitantes. En
del resto de los grupos, pero donde el estigma de la diferen- el transcurso del siglo xix, las élites gobernantes se dieron
ciación parecía marcar su relación con la “sociedad mayor”. cuenta de la ventaja que suponía la “etnificación” de la Na-
Los nuevos Estados “centralizadores” incorporaron elemen- ción. Según Eric Hobsbawm, este proceso y los fundamen-
tos del simbolismo étnico y cultural existente en su “nuevo” tos políticos y culturales para la incorporación o exclusión,
nacionalismo. Desde esta perspectiva la etnicidad, igual que iban relacionados con la necesidad de legitimidad y de do-
el Estado-nación, son realidades que se van construyendo a minio político sobre los grupos sociales considerados como
lo largo del siglo xix y cuya culminación “extrema” se da inferiores y amenazadores, es decir, de los grupos subalter-
a partir de la consolidación de un ideal nacionalista (Baud et nos —léase indígenas y mestizos pobres— (Hobsbawm,
al., 1996; Taracena, 2002, cap. 1; Pujadas, 1993). 1991; Dube, 1999; Escobar Ohmstede y Falcón, 2002;
Chiaramonte, 2004), que en este caso serían los indígenas
¿Confusión entre nación política y cultural? tanto sedentarios como los denominados “bárbaros” (semi-
nómadas y nómadas) en la frontera norte mexicana.7
La posible explicación de la “nación” debe llevarnos a su- En este sentido la idea de homogeneización iba ligada
poner la existencia de comunidades territoriales dotadas de a la de progreso y al afán de uniformar a partir de un gra-
una fuerte identidad, un tipo de protonación o nación de do de desarrollo cultural determinado, el cual se considera-
tipo antiguo análoga a lo que eran en la Edad Media y mo- ba que era representado por las naciones que ocupaban las
derna algunos reinos europeos (Inglaterra, Castilla, Portugal principales posiciones en el concierto de la expansión y el
o Catalunya). Las naciones que surgen con las indepen- avance tecnológico, esto es, las que según los parámetros
dencias políticas no corresponden a una comunidad huma- de la época representaban y contenían los mayores nive-
na dotada de una fuerte identidad cultural ni territorial. No les de progreso. De esta manera no solamente se retomaba
puedo negar que la Nueva España (México) había avanza- el discurso europeo y norteamericano, sino que los mismos
do bastante en esa vía a fines del siglo xviii, pero paradójica- grupos de poder comenzaron a desarrollar su propia idea de
mente, en la Nueva España el lealismo a la Corona española diferenciación “racial” de la población, aun cuando en el
fue más importante y la independencia más tardía. ambiente permeaba el discurso de la igualdad y de la comu-
De esta manera, dada la heterogeneidad étnica, cultu- nidad de ciudadanos (léase “nación de ciudadanos”).
ral y social, los hombres públicos del siglo xix no pretendían La imagen que se pretendía conformar de Estado y de
construir, en un primer momento, una nación con criterios Nación no solamente se sustentaba en la homogeneización
étnicos o culturales, sino una “nación de ciudadanos”, con poblacional (fuera a través de la colonización, el genocidio,
lo cual se creaba el efecto de unidad.6 Precisamente el título
sistema de dominio español en América. Mucho más arraigado en la
6 No es el primer momento en que se habla de una “unidad”. Habrá idea de unidad, estaba el de patria en los siglos xvi y xvii, con lo que se
que recordar que la idea de América, como tal (como una “patria”), marcaban dos espacios restringidos: el pueblo o ciudad de origen y la
era una construcción del siglo xviii asociada a la introducción de las provincia o reino en que se había nacido. Herzog, 2003, caps. 3, 4 y 8.
7 Respecto a fronteras véase Ortelli, 2005: 297-317.
ideas reformistas tendientes a la racionalización y uniformización del

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el etnocidio o de legislaciones generales o particulares), la ha perdurado entre sectores poblacionales. En términos po-
cual partía del desconocimiento de las diversas realidades blacionales, durante el periodo colonial, la historiografía ha
étnicas y las declaraciones de igualdad jurídica de todos los estado hablando de indios, mestizos, castizos, blancos, etcé-
nacidos en América promulgadas por las cortes gaditanas y tera, y cuando es imposible definir la categoría “racial” pre-
los gobiernos postindependentistas, sino también en los in- sentamos un dualismo entre indios y no indios; en el primer
tentos de que la realidad se ajustara al discurso, aun cuando caso, sin poder definir al grupo étnico, sobre todo cuando
en el caso del Perú se regresó al tributo indígena durante la nos avocamos a estudiar regiones multiétnicas, quizá por-
primera mitad del siglo xix. Debido a esto, se pretendió di- que la misma documentación no lo precisa; en el segundo,
vidir y repartir las tierras de los pueblos indios, eliminar sus al referirnos a mestizos o blancos, considerando que el mes-
estructuras de gobierno y autoridades étnicas, se les consi- tizaje étnico y cultural había avanzado a pasos agigantados
deró como ciudadanos con derechos políticos que formaban durante el periodo colonial tardío pero siempre dentro de un
parte de las nacientes sociedades, y no se considerarán ya dualismo étnico reflejado en las estructuras mentales de los
como “naciones” dentro de una nación mayor. actores sociales.
Cuando los hombres de los gobiernos republicanos de- Al consolidarse las independencias de los diversos es-
cidieron que la presencia india en el proyecto de nación no pacios que se encontraban bajo el mandato de la Corona
tenía cabida más que como contribuyentes fiscales y mano española, el objetivo de saber con qué tipo y con cuánta po-
de obra, dieron marcha atrás a un igualitarismo generaliza- blación se contaba parecería tener solamente una función
do y lo comenzaron a particularizar, lo que no impidió que fiscal: en el México republicano, con la finalidad de cobrar
los diversos sectores nacionales y regionales que deseaban la contribución personal a todo aquel mayor de 16 años,
participar en la vida política de sus países llamaran a los in- no importaba la “calidad racial”, al haberse abolido el tributo
dígenas como aliados potenciales en sus luchas de poder. durante la guerra insurgente y con la constitución gaditana.
No creamos que los indios fueron pasivos y solamente re- Es así que de manera discursiva e ideológica se puede hablar
ceptores que seguían a algún líder que les ofrecía mejoras de los intentos de los diversos grupos de poder respecto a la
materiales inmediatas: ellos también exigieron que sus de- soñada homogeneización que se vio plasmada en muchas
mandas y necesidades fueran planteadas y escuchadas por de las constituciones postgaditanas. Lo anterior no cancela
los grupos beligerantes, sea para detener la división y repar- el considerar que la igualdad no se concretó en lo jurídico ni
tición de las tierras, para reducir las contribuciones y arren- en la realidad, más sí en lo fiscal, al pagar las contribuciones
damientos o para que se les reconocieran ciertos derechos todo hombre mayor de 18 años.
ciudadanos. Observar la conformación del Estado-nación bajo las
Si bien la etnicidad, lo étnico y la identidad son con- ideas antes expuestas, nos permite explicar cómo la Nación
ceptos que se siguen discutiendo a la luz de nuevas in- es un fenómeno que irrumpe en la historia a partir del siglo
vestigaciones y que aún parecen difusos, el análisis de las xviii, una especie de mezcla de razón e historia, de concep-
poblaciones indígenas del pasado bajo estos lentes es to- tos y realidad, de universal y particular, de antiguo y nove-
davía más difuso. La flexibilidad y, en ocasiones, la falta de doso. Pero para entender la a Nación no es tan importante
precisión de los conceptos no es exclusivo de la actualidad. determinar si una u otra comunidad humana cumple con
Durante el periodo colonial los propios actores sociales defi- los mínimos requisitos y criterios que permitan considerarla
nían al “otro” a partir de los rasgos externos, sin considerar como tal, sino analizar si esas comunidades humanas adop-
otros elementos que el color de la piel y la forma en que se tan o no el modelo nacional en el sentido de ¿cuándo?, ¿por
expresaban en castellano. Aunque la Corona española había qué?, ¿bajo qué forma? De esta manera podemos tratar de
establecido fronteras étnicas en el sistema legal y político ver si en la realidad se logró plasmar una parte del discurso
(repúblicas de indios y españoles), pronto se confundieron homogeneizador y de qué manera respondieron los indíge-
con las diferencias sociales. nas a estos intentos, y si desarrollaron alternativas viables
¿Entonces qué es lo que le daba las características étni- utilizando el mismo discurso que los grupos de poder.
cas a la población? Considero que el “domicilio oficial” o te- En varios sentidos, los intentos de mostrar la “construc-
rritorio (lo que definía la identidad), el pago de impuestos ción” de una nación política y cultural parecen no concreti-
(alcabalas) y los tributos (indios y mulatos) se convirtieron zarse en la realidad durante el siglo xix. Básicamente lo que
en los criterios en que se basaba la diferencia étnica esta- estamos observando es que dependiendo de los momen-
mental, así como en algunos casos la percepción del “otro”; tos históricos, la concepción de una nación de ciudadanos
de esta manera se marcó una diferenciación que perduró y permea los discursos en torno a la nación cultural, como se

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refleja en los momentos de violencia. Sin embargo, en el si- En términos contemporáneos se ha intentado explicar
glo xx la población indígena se convirtió en el símbolo de de qué manera, en una era de globalización, la reespaciali-
la identidad, siendo el indigenismo un fenómeno intelectual zación y la reconfiguración de la escala del poder político y
típicamente latinoamericano (Baud, 2010: 95-110), por económico han reforzado o debilitado ciertos tipos de redes
lo que pareciese que la nación se construía a partir de esa sociales en diferentes espacios a través del establecimien-
imagen y discurso, ya que es en torno a la construcción de to de distintas categorías (indígenas-no indígenas; barrios
la “nacionalidad”, nación y sentimiento nacional en México pobres-barrios ricos; mujeres-hombres, etcétera). En la me-
durante la primera mitad del siglo xx cuando surgen discur- dida en que no todos los países responden de la misma for-
sos fundadores de la nacionalidad cuyas transformaciones ma a las fuerzas de la globalización, hace falta desagregar al
e impacto en las sociedades rurales y urbanas son posibili- Estado para identificar de qué manera las nuevas artes de
tadas por la imprenta, la alfabetización y la escolaridad en gobierno responden a los desafíos del neoliberalismo y qué
masa, donde los intelectuales son como “mensajeros” o tipo de efectos estas nuevas tecnologías de poder producen
“autoridades” para la construcción del discurso nacional, sobre el proceso de formación de subjetividades.
unificador e indigenista (Vaughan, 2000). De hecho, una corriente interpretativa reciente (Hale,
En este sentido, un aspecto esencial al mirar las políticas 2002 y 2004), plantea que las prácticas de Estado en
estatales del siglo xix y las primeras décadas del xx es po- cuanto a la gestión del espacio y de la población nacional
der distinguir entre las políticas racistas concretas dirigidas han experimentado transformaciones notables en las dos
a la represión e incluso a la destrucción de las poblaciones últimas décadas. Influenciado por conceptualizaciones fou-
indígenas, y por otro lado observar de manera detenida los caultianas del poder en sus dimensiones productivas (inci-
intentos menos prejuiciados de crear formas de coexisten- tar, producir individualidades funcionales, etcétera) más que
cia y políticas inclusivas. Agregaría a estas ideas que, todo negativas (reprimir, censurar, etcétera), Charles Hale afir-
esto, en el contexto de la (re)construcción del Estado y la ma que las modalidades de gobierno en la era global pue-
Nación a mediados y fines del siglo pasado. En este sentido, den entenderse bajo el rótulo de gubernamentalidad. En
el Estado no es una entidad, un agente o una relación por otras palabras, el Estado se interesa por el comportamien-
encima de la sociedad, que rebase a las autoridades y sus to de las conductas de la población. Esta gubernamentali-
pretensiones legitimadoras. Lo que realmente existe y que dad opera de manera diferenciada, segmentando el cuerpo
se fue concibiendo en el siglo xix, son una serie de prácticas social en una infinidad de grupos y subjetividades o seccio-
e instituciones de gobierno, así como una idea proyectada nando lo social en una multitud de microespacios definidos
del Estado hasta cierto punto asumida, aceptada y validada en función del género, del origen étnico, del grado de exclu-
por los diversos grupos sociales y que cambió a fines del si- sión social, etcétera. Es por lo que el multiculturalismo pue-
glo xix, cuando se crea la concepción de una nación cultu- de ser interpretado como una modalidad de este nuevo arte
ral sustentada en el mestizaje, la asimilación, el genocidio y de gobierno en tiempos de globalización (Hale, 2002). La
la homogeneización del otro a patrones considerados como gubernamentalización de la cultura a través de nuevos pro-
civilizatorios. cedimientos de encuesta, demarcación, protección, fortale-
cimiento y marketeo de lo étnico contribuye a transformar
Apuntes en torno a un posible diálogo el paisaje institucional y conduce a la gente a reformular el
entendimiento del hecho cultural. Las localidades indígenas
Sin duda el papel del Estado-gobierno y la Nación, en tér- gubernamentalizadas y las nuevas comunidades regulato-
minos históricos, no hay que entenderlo como un cuerpo rias (agencias o programas de Estado, asociaciones, mesas
homogéneo donde todas sus instituciones se mueven a la de diálogo y demás) son parte de un nuevo régimen de con-
par y hacia un fin específico sino como la conjunción, por trol que tiende a crear nuevas relaciones político-económi-
un lado, de diversas formas de gobernabilidad que lo nutren cas entre los centros, las localidades y los sujetos étnicos, los
e igualmente lo sacan de balance en su accionar al presen- cuales se encuentran atados por el hilo de poder del Estado.
tarse intrincadas relaciones que van desde un clientelismo Observar a la Nación y al Estado frente a los diversos
rampante hasta alianzas cuyos objetivos son el acceso, el acontecimientos registrados en Europa nos lleva a reflexio-
control y en ocasiones el ejercicio del poder y, por otro lado, nar sobre qué tipo de Estado y gobierno percibimos en el
la manera en que se ejercen, reconocen y asumen los dere- siglo xix, tarea nada sencilla si no se toman en cuenta los
chos en torno a la “nación”. procesos y momentos que México enfrentó en su deve-
nir histórico, con sus diferencias y semejanzas, lo cual pue-

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de mirarse desde los intentos de ir homogeneizando a las las rebeliones que se dieron por el acceso, manejo y con-
diversas poblaciones indígenas en las primeras décadas del trol de los recursos naturales en la segunda mitad del siglo
siglo xix a través de la igualdad jurídica, la ciudadanía, la eli- xix mexicano, y no solamente por el común generalizado de
minación del tributo y de las llamadas tierras corporativas, tierra (véanse también algunos de los trabajos que se en-
hasta las posibles respuestas a estos intentos por parte de cuentran en Falcón, 2005).
los indígenas, donde la desaparición de ciertas instancias in- Regularmente hemos considerado que la integración y
termediadoras coloniales llevó al resquebrajamiento de sus el proceso de homogeneización, y quizá también de diferen-
estructuras socio-étnicas, sobre todo a partir de la prolifera- ciación entre aquellos que podían o no acceder a la ciudada-
ción de instancias político-administrativas —como fueron nía, ha sido violenta y en contra de los pareceres de aquellos
los ayuntamientos en la segunda década del todavía perio- a quienes iban dirigidos, mostrándonos diversas variantes de
do colonial. Estos aspectos nos llevan a considerar el pa- la resistencia de los que iban a verse afectados, aunque en
pel de los diversos actores sociales históricos y actuales, así muchos casos se incorporaron a las luchas nacionales en-
como las propuestas de “reorganización” del Estado y las tre los diversos grupos políticos tratando, por una parte, de
surgidas desde abajo (vgr. König, 2002: 207-224; Mallon, incidir en la toma de decisiones y utilizando, por otra, las
2003; Falcón, 2010: 255-276), muchas de las cuales no confrontaciones bélicas para salvaguardar sus respectivas
fueron oídas por quienes se asumieron como operadores o “patrias chicas”. Este hecho nos ha llevado a un análisis del
intermediarios de lo que ahora podríamos llamar las políti- papel de los diversos grupos en su participación bélica, así
cas públicas. como de la historiografía dedicada a ello. Se puede observar
Con base en lo anterior, es fundamental darle una ma- cómo los pueblos interpretaron los diversos acontecimien-
yor importancia a la complejidad cultural, discursiva y políti- tos suscitados en el siglo xix, principalmente en la segunda
ca de lo local y regional, observando y analizando la manera mitad, mostrándonos las deficientes condiciones de control
como se accede a la ciudadanía y a la esfera pública en un ir por parte de los gobiernos que permitían a los pueblos un
constante entre lo general y lo particular. espacio de autonomía, siendo el establecimiento de la guar-
Un primer apunte es que hasta aquí parecería que ha dia nacional durante la guerra de México con los Estados
existido cierta “pasividad” o “indiferencia” de los sectores Unidos de América (1847-1849) uno de los elementos
medios y bajos en la conformación de la Nación y el Estado, que permitieron el “juego” de los pueblos y sus líderes en la
a la vez que en su influencia sobre los gobiernos, lo cual no conformación del Estado, desde lo local y regional (Thom-
es totalmente cierto. Ahora, con el avance que han tenido son y LaFrance, 1999).
las ciencias sociales, podemos observar de manera detallada Un hecho importante es que todo lo acontecido en la
el accionar de los diversos movimientos políticos y sociales década de los cuarenta del siglo antepasado puede llevar a
que se opusieron a una concepción homogeneizadora de la considerar que las campañas se pelearon con civiles, pero no
Nación, ya sea a través de demandas concretas o de la vio- se trató de ellos contra el ejército sino más bien de guardias
lencia, cuando las instancias intermediadoras no cumplieron nacionales y sectores del ejército unos contra otros, siguien-
cabalmente con su papel. do líneas e identificándose con cada provincia y no tanto
Durante los últimos treinta años del siglo xx, fren- como partes de una nación (Ortiz, 2005; para el caso ar-
te a la proliferación de movimientos indígenas y campesi- gentino, Sábato, 2009: 159-182), lo que pondría en duda
nos —violentos o no— así como a la paulatina eliminación la idea de una nación frente a las diversas ideas y perspecti-
de conceptos dualistas que no permitían el análisis de los vas de nación que se podían reflejar a través del accionar de
discursos y acciones que desarrollaban los pueblos, orga- los actores sociales.
nizaciones y movimientos indios, se dio una revisión con- Un segundo apunte sería la consideración de un asun-
ceptual con el fin de explicar una realidad con importantes to que debe ser considerado como medular y al que deben
cambios y dinámicas. Los nuevos análisis basados en la re- enfrentarse las ciencias sociales a diferencia de otras cien-
troalimentación de metodologías y teorías han llevado no cias y que esbozamos en los párrafos anteriores: la fluidez
solamente a dejar de lado las visiones “tradicionales” de de los conceptos, además de la dificultad de definir con sufi-
respuestas violentas como último recurso de los actores ciente precisión su significado. En ocasiones no sólo se con-
sociales, sino como alternativas viables de diálogo con las traponen con la manera en que en el lenguaje común son
instancias gubernamentales en los siglos pasados (Valla- utilizados sino que diferentes “escuelas” de pensamiento y
dares, 1998: 37-74; Escobar Ohmstede y Falcón, 2002; teoría pueden dotarlos de significados variables. Un ejemplo
Baud, 2010: 95-110). Asimismo, ahora podemos observar notable y que se presenta en muchos de los estudios que

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hemos consultado para esta ponencia es el referente a las consideramos que existen tres aspectos que se pueden ob-
categorías “raza” y “etnia”. En otra publicación menciona- servar en los procesos que enfrentan las sociedades urbanas
mos cómo pueden ser utilizadas mañosamente, siendo casi y rurales:
peyorativas y a la vez reivindicativas, sin embargo, no que- El primero hace referencia a la manera como se analizan
remos dejar de considerar la validez que aún hay en esos los pasos que las diferentes formas y maneras de gobernabi-
conceptos frente a la diversidad interna de nuestras socie- lidad a través del gobierno llevan a la llamada construcción
dades (Escobar Ohmstede y Falcón, 2002: 14). del Estado-nación en el siglo xix, desde la perspectiva de la
De esta manera el éxito del concepto del multicultura- etnización. Ideal que van desarrollando los diversos grupos
lismo, así como el de ciudadanía diferenciada y étnica en de poder en torno a una sociedad homogénea que pueda
torno a las diversos grupos étnicos, nacionalidades y terri- proyectar una unidad, no solamente cultural y socio-étnica
torios, ha permitido que en estos momentos estemos dis- (Escobar Ohmstede, 2004: 21-36), sino también territo-
cutiendo sobre la interculturalidad como un concepto cuyas rial, con fronteras externas definidas y acotadas (Boccara,
connotaciones van más allá de los préstamos e intercam- 2003: 33-62), así como un conocimiento de las potenciali-
bios culturales de los diversos conglomerados étnicos (Hale, dades y ventajas internas.
2002); asimismo, hemos tomado del análisis de la globali- Un aspecto más se puede percibir a través de las diver-
zación el concepto de transnacionalismo, con el fin de en- sas unidades territoriales en el devenir histórico, con el fin de
tender la explosión de nacionalidades después de la caída pensar cómo el discurso intenta que la realidad se ajuste a
del muro de Berlín y la supuesta eliminación de la polari- él, en el sentido de aterrizar la idea de una integración y co-
dad de las economías, así como la movilidad de los indivi- nocimiento del territorio, siendo la realidad diferente a como
duos de manera interna y externa a las unidades territoriales la concebían los hombres públicos del siglo xix, aun cuando
y el paulatino debilitamiento de los Estados-nación —que muchos de los actores sociales que se encontraban involu-
ya aparecía en los momentos en que se desarrollaba la Se- crados en la idea de la conformación del Estado y la Nación
gunda Guerra Mundial. conocían y convivían con esa realidad; en este caso casi lo
Sin duda, los conceptos que han abierto la discusión analizaríamos a través de la idea de Andrés Guerrero en tor-
para entender las diversas sociedades étnicas han permiti- no a las formas e implicaciones de la “administración de po-
do avanzar en el análisis del papel de los pueblos indígenas blaciones” (Guerrero, 1996: 193-212).
y de otros grupos vistos como “pobres”, “léperos”, “margi- Y el último aspecto se refiere a la manera en que, con
nados” o subalternos, no solamente desde la visión del pro- base en la colonización interna, los intentos de homogeni-
pio Estado y sus grupos de poder, sino a través de lo que se zación de derechos territoriales, la división de tierras comu-
ha definido como la subalternidad e historia cultural y so- nales y corporativas —individualización—, y el traslado a
cial (Falcón, 2005; Mallon, 2003, 1992 y 1991; Thurner, dominio particular del acceso, manejo y control de los re-
1997; Reina, 2000). Es así que, pese a contar aún con co- cursos naturales (Escobar Ohmstede, 2007), se pretendió
hortes históricos un tanto rígidos, hemos transitado de un que el indígena no fuera un “obstáculo o problema” durante
análisis vertical y en muchos casos con un dualismo entre la conformación del Estado y la Nación, ideal que compar-
lo que es indígena y lo que no, a una propuesta que surge tieron todos los grupos de poder. En esta tesitura debemos
desde abajo y cruzando diversos niveles (Dube, 1999; Ma- de considerar a la educación como un elemento cohesiona-
llon, 2003). En este sentido, debemos de seguir insistiendo dor de las sociedades (Traffano, 2007: 69-90); y a la justi-
en que los pueblos indios y su historia deben ser entendidos cia, la ciudadanía, la inclusión en el ejército (Falcón, 2007:
como consecuencia de una continua interacción entre és- 123-150 y 2010: 255-276; Sábato, 2009: 159-182), el
tos y las élites, con sus proyectos políticos e intelectuales, aspecto fiscal y la economía como elementos que juegan
las estructuras de los gobiernos locales, y la Nación y sus un papel importante dentro de la concepción discursiva y
instancias de gobernabilidad, por lo que podríamos ir sepa- conformación de territorios de la Nación y después del Es-
rando paulatinamente lo que implica lo político de lo que tado (Jáuregui, 2006), tanto hacia fuera como hacia den-
implica cultural; aunque, ¿será posible separarlos? tro, y que en mucho parecen definir las políticas sociales y
El tercer apunte va en el sentido de que las variantes de conformación de espacios sociales. Y es precisamente el
fueron y son diversas, así como los resultados, sobre todo tema de la división de tierras comunales y corporativas el
si tomamos en cuenta que la realidad no se ajustaba total- que nos permite analizar cómo los procesos “nacionales” no
mente al discurso y al proyecto integrador y homogeneiza- están exentos de influencias “globalizadoras” en el siglo xix,
dor por más que sus corifeos lo pretendieran; sin embargo, como aconteció en México, Argentina, Perú, Brasil y Boli-

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via, cuando coincidió que en varios países utilizaron este re- raíces de las naciones deberían buscarse en un modelo de
curso como un elemento para lograr una fiscalidad acorde a comunidad étnica que puede y debe estar presente a lo lar-
las necesidades que enfrentaban, sobre todo cuando el co- go de la historia, convirtiéndose de esta manera en un acto
mercio interno y externo no respondía a ciertas expectati- de legitimación para el Estado; voluntad reflejada en la ins-
vas (Birrichaga, 2010: 137-154; Bodinier, Congost, Luna, trumentalización y difusión de pautas culturales y lingüísti-
2009). cas, mitos de origen y un conjunto de símbolos tendientes
El abordaje sobre el papel de la Nación no estaría com- a la consolidación de una identidad colectiva, y que aparece
pleto si no entendemos el accionar de las élites, grupos de como uno de los elementos centrales en los programas de
poder, “clases populares”, grupos subalternos, etcétera en los grupos de poder en los procesos de configuración del Es-
ese devenir histórico, así como lo que implicó el proceso de tado-nación en los siglos xix y xx, mucho más cercano a lo
homogenización y dentro de éste el de exclusión e inclusión que fue el modelo francés. Esta concepción difiere de la que
de los diversos grupos sociales, procesos que son observa- se ha considerado como cívica, que define poblaciones que
dos como fases en la denominada “construcción” del Esta- viven en territorios delimitados, con una economía común y
do y la Nación durante las centurias antepasada y pasada y que se mueven en un único territorio, que cuentan con le-
que, en muchos casos, se remonta a la obtención de las di- yes comunes y deberes legales idénticos, esto es, con una
versas independencias que se dieron a lo largo y ancho del ideología cívica (Smith, 1988: 1-26). Sin embargo, tam-
continente. Tampoco hay que descartar cómo se fue ges- bién debemos considerar que el criterio étnico de nación
tando la idea de nación a fines del periodo colonial tardío en servía para definir conjuntos o comunidades humanas con
que estaba implícita una paulatina diferenciación entre los algunos rasgos sustanciales en su conformación, fuese el
diversos actores, no solamente en torno a los aspectos eco- origen común, la religión o el lenguaje.
nómicos y culturales, sino a los de inclusión o exclusión en Solamente hemos apuntado hacia algunas inquietudes
términos políticos. en tono al análisis del papel de la Nación y de los diversos
actores sociales. Sin duda, aún falta mucho para esclarecer
Consideraciones finales si estamos viendo formas y maneras gubernativas en el siglo
xix, muchas como antecedentes de un Estado y una nación
Lo que quisiera sugerir con base en lo presentado en esta cristalizados en las primeras décadas del siglo xx, o bien si
ponencia son dos elementos que pueden ser centrales: por seguiremos dialogando sobre su construcción en el siglo an-
un lado, cómo de la América colonial se construyeron diver- tepasado, así como sobre las características y medidas que
sas naciones a partir de una misma “nacionalidad”, es decir, desarrollaron los diversos grupos para influir en estos proce-
pasando de españoles a mexicanos, guatemaltecos, argen- sos. Asimismo, aunque cuando parecerían dos conceptos y
tinos, chilenos, peruanos, etcétera; y por otro lado, que el dos formas de aproximación distinta, en términos de si se
México que surgió de la Independencia no correspondió a puede hablar de nación política o de nación cultural, el resul-
una comunidad humana dotada de una fuerte identidad tado de esta aproximación es que están unidas de manera
cultural,8 como supuestamente se había avanzado en ese importante y poco se pueden separar en el proceso en torno
tenor durante el siglo xviii. Lo que vamos encontrando es a la Nación y el Estado, al menos en términos discursivos.
que en los siglos xvii y xviii, pero principalmente en el últi- Las implicaciones políticas y hasta el racismo que per-
mo, es cuando la idea de nación se va conformando paula- meó a las sociedades latinoamericanas no permite separar
tinamente. Es en el siglo xviii cuando el término nación se la concepción política de la cultural y social. Los indígenas
maneja como sinónimo de Estado, aun cuando comienza a fueron considerados como los causantes —si bien no en to-
surgir una nueva idea de nación al hablarse de la conforma- dos los casos— del atraso directo de los países; en otros ca-
ción política de una comunidad. sos, como un recuerdo “necesario y hasta cierto punto útil”
En estudios recientes se ha considerado que los oríge- que permitiría crear políticas culturales cuyo rescate se hizo
nes y la genealogía de la “nación” tiene sus particularida- a través de la historia y la modificación de los diversos pro-
des en las raíces étnicas (Smith, 1996). En este sentido las cesos que permitieron a cada gobierno sustentar su ejercicio
en torno a estas poblaciones.
8 “El panamericanismo de Bolívar sería una variante de los proyectos Quizá y solamente como una especie de colofón, habrá
de organizar naciones a partir de las excolonias hispanas, desde una que pensar en qué tanto hemos sido nosotros, los académi-
perspectiva que convertía la ineficacia del federalismo para organizarlos
con argumentos en pro de su prescindibilidad aun de esos nuevos cos, quienes hemos mantenido una imagen de separación
países” (Chiaramonte, 2004: 165). entre los diversos grupos indígenas y quienes no lo son, sobre

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todo cuando los datos y los trabajos de campo parecen mos- Dunkerley, James (ed.). 2002. Studies in the Formation
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Los otros actores: celebraciones y contradicciones de una
revolución inconclusa

Doctor Jesús Méndez Reyes1

Introducción El papel de lo indígena en la Independencia y la


Revolución
En términos generales, las celebraciones del Bicentenario de
la Independencia y el Centenario de la Revolución se han Los estudios sobre la época independentista y la temática
concretado en repetir la historia de bronce, la de los héroes indígena del siglo xix han sugerido que muchas de las anti-
de pedestal y cientos de calles con sus nombres, la de los li- guas repúblicas de indios aceptaron los incipientes cambios
bros de texto y los anónimos huesos paseados en las calles políticos y administrativos que prometía el movimiento de
como vetustas reliquias de una sociedad sin memoria. emancipación de los peninsulares. Según Antonio Annino
¿Dónde están los actores secundarios? ¿Los otros par- (1995), los indios participaron activamente en el estable-
ticipantes de las batalla por emancipar a la Nueva España? cimiento de los primeros ayuntamientos municipales, “mo-
¿Los intelectuales, los indígenas, las mujeres, los religiosos? tivados por la posibilidad de acceder al control de las tierras
¿Dónde los anarquistas, los cooperativistas, los rancheros de comunidad, que les otorgaba soberanía y autogobierno”.
que lucharon entre 1906 y 1926? Con el paso del tiempo, adherirse a las nuevas leyes, signi-
El proceso de Independencia, ¿de verdad emancipó a ficó equipararse a los españoles y criollos cuando provenían
los antiguos indios del sojuzgamiento de los blancos? La lla- de una sociedad estamental y étnicamente diferenciada. La
mada Revolución Mexicana ¿fue realmente una “revolución modernidad resultó contraproducente para los indios, y se
social” que cambió el rumbo del país? edificó un país dentro de muchas repúblicas y espacios que
El propósito de la ponencia es intentar reflexionar sobre descoyuntó la integración de sus pueblos.
algunos aspectos de la participación indígena en los movi- Un primer resultado del proceso de Independencia fue la
mientos de Independencia y Revolución, asuntos que no en- forja de indios convertidos en ciudadanos habitantes de una
cuentro en los discursos y las celebraciones oficiales recientes. única República que no diferenció, en el plano legal e his-
En este sentido pretendo señalar algunas continuidades de las tórico, las repúblicas de indios, el sistema misional, la lucha
Revoluciones de 1810 y 1910 que siguen estando inconclu- apache o la resistencia yori, a lo largo y ancho del territorio.
sas. No por sus fines y objetivos sino por sus alcances y olvi- La antigua Comandancia General de las Provincias Internas
dos. No por los héroes patrios, que siguen siendo los mismos, que incluía a los pobladores de Nueva Vizcaya, Nuevo Mé-
sino por la omisión y el descuido de rescatar a otros. xico, Coahuila, Texas, las Californias, Sinaloa y Sonora fue-
¿Lo indígena? Acepto que la cuestión indígena ha sido ron por decreto mexicanos y republicanos, o monarquistas
cientos de veces discutida, repetida y enfrentada, pero y centralistas, según la temporalidad en que nos paremos.
también es cierto que el problema no ha sido resuelto, ni La ley y las instituciones, al dar a los indios el estatus de
siquiera incorporado a la agenda pública o los problemas na- iguales, echaron por la borda su autogobierno y exenciones
cionales. Es inverosímil que en pleno siglo XXI, el 76% de fiscales, al obligarlos a pagar los derechos parroquiales, las
la población indígena en México siga viviendo en condicio- gabelas al Ayuntamiento y, en las siguientes décadas, las al-
nes de pobreza y a 2.7 millones de indígenas no les alcance cabalas y contribuciones al gobernador. Los indios, ni idénti-
su renta diaria para comer y mucho menos para sostener a cos ni homogéneos, fueron tratados como una sola realidad
sus familias, que desgraciadamente siguen contando con un en la República decimonónica.
considerable número de hijos que engrosan las filas de la in- Claudia Guarisco (2003) ha demostrado que las repú-
digencia y el analfabetismo. ¿Por qué obligar a aquellos pue- blicas de indios contaban con su propia representación te-
blos abandonados a colocar en sus altares a héroes mestizos rritorial. La selección de gobernadores y alcaldes del pueblo
que poco han contribuido para salir del atraso y la pobreza? se llevaba a cabo entre los indios más ricos o más sabios,
quienes distribuían su riqueza entre los más pobres. “Eran
1 Universidad Autónoma de Baja California. jueces justos y llevaban a cabo la defensa de la tierra de los

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pueblos”. Aunque también se dio otro fenómeno social en Una celebración para quién y para cuántos
el centro-norte del país: los caciques indios se disputaron el
poder político y económico con las nuevas autoridades fe- La identidad étnica fue el sustento de lo indígena en el siglo
derales y sojuzgaron a sus congéneres o pueblos vecinos. xx. Arturo Warman (2003) opinó que la identidad com-
Eso sí, marcando siempre la diferencia entre unos y otros. partida o colectiva aproxima a los similares pero también
El proceso de la Independencia entonces, lejos de homo- los discrimina y los relega de los otros. Sobre todo cuando
logar a los indios, desajustó la vida y el orden de sus espa- indígena no es sustantivo nominal sino un calificativo que
cios políticos, económicos y administrativos, cuya respuesta levanta una barrera frente a la mirada de los que están afue-
en el mediano plazo fue intentar regresar al antiguo estadio ra, los que lo miran como objeto de estudio, como rémo-
de cosas, al que ya era imposible volver. La igualdad y la ciu- ra del pasado, como causa justiciera para ocupar la palestra.
dadanía edificada entre 1812 y 1824 produjeron un rezago ¿Debemos seguir pregonando que el movimiento de 1910
en estos actores sociales que los enfrentó a luchar en con- fue agrario y a raíz del despojo de los pueblos? ¿Cuáles pue-
diciones desiguales con los antiguos criollos, los propietarios blos, los de Chihuahua y Sonora o los de Morelos y Chiapas?
mexicanos y en los circuitos comerciales modernos. A partir ¿Hubo líderes indígenas, militares o civiles, durante la Revo-
de este momento el gobierno federal volteó pocas veces a lución Mexicana?
verlos o a resolver la desigualdad, en un país jurídicamente En 1934, Alfonso Teja Zabre colocó en un mismo
de iguales. A los indios, luego llamados indígenas, los arrastró molde a la Independencia, la Reforma y la Revolución. La
la vorágine del nacimiento de la Nación mexicana, aquella ideologización de la historia para justificar las acciones. El
que Alexander von Humboldt (y Aimé Bonpland [1799- hilo conductor era acabar con el orden burgués y la des-
1804], trad.: Alvarado, Röhl y Nucete-Sardi, 1985) halló trucción de las estructuras feudales, mientras que en su
inequitativa en la distribución de la renta, la tierra, la civiliza- biografía de José María Morelos (1959) halló en el per-
ción, la educación y “cuya ignorancia, desnudez y rusticidad” sonaje y su movimiento ideas y principios republicanos,
los marcó para siempre como los menos favorecidos. populares, agraristas, indígenas… todo lo contrario a lo
Las políticas de desamortización a partir de 1833 y du- que representaban Hidalgo e Iturbide, lo indio y lo blan-
rante más de 50 años condujeron a las comunidades indí- co-europeizante, la defensa de la propiedad y la contra-
genas a sentirse ajenas al republicanismo y al liberalismo rrevolución. El discurso para recordar los acontecimientos
nacional. Las guerras de castas y los alzamientos de yaquis, de 1810 y 1910 se tornó en maniqueísmo, en una lucha
rarámuris, mayos y chamulas tuvieron su origen en el des- de contrarios, de los revolucionarios y todos los demás
pojo y la arbitrariedad, pero también en el descuido de las que no votaban ni opinaban como los herederos de los
políticas oficiales y asistenciales, desde Juárez hasta Madero. héroes nacionales.
¿Cómo construir un país único dejando de lado a los antiguos A partir de forzar la historia los gobiernos comprimie-
señores de estas tierras? ¿Alguien puede recitar una estrofa ron su enseñanza al martirologio político oficial, en que el
del himno nacional que exalte el pasado indígena y los inte- criollo Zapata está ligado a las demandas indígenas, el ban-
gre a “luchar con valor” por sus ancestros y causas perdidas? dolero Villa vinculado al obrero y al sindicalismo, el indige-
Paradójicamente, la imagen del indio fue rescatada du- nismo de Luis Cabrera o Andrés Molina Enríquez mezclado
rante el Segundo Imperio, y en pleno porfiriato sirvió de con el agrarismo cardenista, y la Revolución inconclusa al
ingrediente para preparar el primer Centenario de la Inde- socialismo y hasta el marxismo academicista. ¿Dónde que-
pendencia, el del nacionalismo organicista de Genaro García, daron las ancestrales demandas indias? ¿Aparecieron en los
Justo Sierra, Vicente Riva Palacio y Manuel Gamio, aunque planes de la Revolución de 1910 y la Carta Magna o se
ahora con el estatus de indígena, de indios mansos y do- dieron a conocer hasta los escritos rebeldes de Rubén Jara-
mesticados en contraposición a los indios bárbaros, pero en millo, Lucio Cabañas o el EZLN?
ambos casos sin procurarles la mayoría de edad, guiándo- 2010 es momento de dejar los clichés y arquetipos
los paternalmente y midiendo con el mismo rasero a los del gastados hasta el cansancio por la novela, el cine de oro te-
bronco norte, el oprobioso sureste o el olvidado californio. levisado —cuando no hay partido de fútbol— y la izquier-
Hasta aquí, las guerras de Independencia y Liberal no da doliente y defensora de lo indígena vinculado a cielos
revelaron cambios positivos en los llamados subalternos: a azules, fiesta permanente y calzón de manta. Como tam-
quienes los estudiosos identifican como clases populares, bién resulta una ofensa que la caridad y la filantropía de la
grupos minoritarios, indígenas, migrantes, afromexicanos, derecha reduzca la pobreza ligada a lo rural, a los subsidios
extranjeros no blancos… compensatorios, a la política asistencial a la madre abnega-

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da de casa, con mayor valía que la que trabaja y olvida su Última consideración
encomienda perenne de educar a los hijos, atentando con-
tra la familia. Inicié hablando de los indios, más bien de la identidad in-
El progreso y la ventura futura sólo se ganan alejándo- dígena y la raíz de un origen compartido. No obstante, la
se de ese mundo con tufo a incienso, campanas y sacristía. pluralidad de lo mexicano no se reduce o simplifica a una
Enfrentando a la delincuencia, sí, pero también reconocien- sola realidad. Los pueblos, las comunidades, van más allá de
do que en medio de los edificios se consume y se vende las tradiciones e idiomas, en micro-espacios como las ciuda-
droga y prostitución, que las grandes avenidas reflejan mo- des de México, Tijuana, Los Ángeles o Nueva York. La re-
dernidad pero que las alcantarillas esconden a los niños en memoración de la Revolución no puede seguir identificando
condición de calle. Luces, desfiles y cohetes en las principa- indígenas con campesinos, grupos indios con atraso, analfa-
les avenidas, en los mercados y las plazas públicas donde betismo y desnutrición. De lo contrario no celebramos los
los indígenas son despreciados, ignorados, o condenados a cambios revolucionarios sino que festejamos la pervivencia
vender banderitas el 16 de septiembre y matracas el 20 de de lo que no es Revolución.
noviembre. No ignoro el esfuerzo de CONACULTA y de la SEP, in-
¿Cuál es el propósito de nuestras fiestas de 200 y 100 cluso de la televisora de San Ángel, en la capital del país,
años de inicios de la Independencia y la Revolución? En pero septiembre y noviembre de 2010 eran meses para fes-
sentido estricto, es cierto que la conmemoración de una tejar y realizar un serio análisis en las plazas públicas y las
fecha, año tras año, está ligada al oficio eclesiástico y a calles, las sierras y las fronteras, las universidades y los tec-
la memoria de la feria, la vigilia o el recuerdo de alguien nológicos. Hablar de lo que como país, gobierno y sociedad,
o algo que no vemos pero que apreciamos o reconoce- hemos construido y logrado pero también dejado de hacer,
mos. Válido para la Edad Media o una teocracia, pero no de soñar, de concretar.
para una sociedad que pregona su laicidad e independencia ¿Y después de la conmemoración de 2010 qué sigue?
constitucional. ¿Esperamos otros cien años y repetimos el discurso de los
Utilicemos entonces el término celebración, es menos vencedores del movimiento que ni por asomo fueron cam-
complejo, sugiere un acto de reunión, de festejo, de espec- pesinos? ¿O nos contentamos con los constructores de la
táculo, de aplauso y reconocimiento. Al final del día, los historia patria y la legitimación del poder, que amenazan
amargados que no quieran celebrar —Lujambio2 dixit— con volver frente a la estulticia e inacción de quienes se
que sigan de frente y permitan el boato y el dispendio de regodearon del cambio democrático pero no lucharon por
recursos públicos, ¡que no todos los días se festejan cen- aquilatar los denarios encargados por los ciudadanos?
tenarios! Y después del Bicentenario y el Centenario, La historia de Nueva España y México ha estado vin-
¿qué? ¿Aplaudimos la borrachera, el derroche y volvemos culada a la libertad y el estruendo de las armas para dejar
a esconder la testuz frente a la desigualdad de los nie- escuchar las voces en desacuerdo y la discusión de ideas
tos de Sánchez —parangonando la obra de Óscar Lewis e intereses diversos que edifiquen estadios mejores sobre
(1961)— que evidenció que la pobreza también vive en los cimientos de nuestro pasado. ¿De cuál pasado? Del que
las ciudades? arrastramos en estos 200 años: el del indígena y el español,
En ausencia del rey la soberanía recae en el pueblo, te- el del criollo y el mestizo, el de Iturbide y Juárez, el del ex-
sis discutida en 1808 ante la ausencia de Fernando VII; tranjero y el nacionalista, el de Madero y Calles.
ante la persistencia del autócrata, construyamos la de- Estoy convencido de que resulta insuficiente rememorar
mocracia, pregonaron los opositores de 1910. Frente a la nuestras gestas heroicas si no existe un plan de largo plazo
amnesia de nuestra historia y los atentados al estado de para reconstruir la Nación; poco sirve seguir presumiendo la
derecho, encabecemos una nueva revolución. Esta tendría macroeconomía en la OCDE o el Banco Mundial descuidan-
que haber sido la lógica del discurso en 2010. Lo único que do a las empresas y el empleo bien remunerado. Nada dice
encuentro en la arenga pública de las múltiples comisio- pasear el lábaro patrio y entonar las estrofas del himno na-
nes oficiales es la disculpa por no cumplir con los tiempos cional frente a la ofensiva pobreza de las calles, el abandono
de monumentos y obeliscos, la justificación del déficit para del campo y una educación a medias que no sabe más allá
desfiles o libros conmemorativos y la necrofilia de huesos de las fechas de la Independencia y la Revolución Mexicana.
inhumados paseados como reliquias del santoral oficial. 2010 es momento de soñar y aventurarse, de comprome-
terse y manifestarse, de recordar pero también de planificar.
2 Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública. Este es mi propósito de cara a esta celebración nacional.

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¿Algo qué celebrar? Cien años de supeditación y resistencia indígena
en Baja California

Doctor Everardo Garduño1

Introducción de asentamiento y el boicot a los subsecuentes proyectos


cooperativos del Estado; segundo, estos indígenas han res-
El centenario de la Revolución Mexicana no es necesaria- pondido a la escasez a través de la intensificación de su mo-
mente un hecho conmemorativo para todas las minorías ét- vilidad, la ampliación del rango geográfico de su dispersión y
nicas de este país, menos aún para las del norte. Se trata de el incremento de la fragmentación de su migración; por úl-
la celebración de un movimiento armado que, si bien hizo timo, estos cinco grupos étnicos se encuentran actualmen-
de los indígenas una importante bandera ideológica y hábi- te impulsando un proceso de revitalización cultural a través
les combatientes, sus móviles ideológicos no siempre fue- de la reelaboración, fortalecimiento o creación de vínculos
ron claros para éstos. Más aún, es cierto que se trata de la transnacionales con los segmentos norteamericanos de su
celebración de un movimiento que marcó la génesis de un familia etnolingüística. Parte de este fenómeno constituye
modelo de desarrollo que desarticuló las viejas estructuras la construcción de una etnicidad panétnica y transnacional
oligárquicas, pero que hizo lo propio con las estructuras so- que contraviene las delimitaciones impuestas y el carácter
ciales de muchos grupos étnicos. Ahora sabemos que si bien totalizador y controlador del Estado-nación.
este movimiento favoreció a miles de campesinos pobres, De esta manera, el presente trabajo analiza lo que han
lo hizo instaurando una sola forma de organización, ocupa- significado estos cien años posteriores a la Revolución
ción y explotación de la tierra. Éste era el modelo mesoa- Mexicana en términos de supeditación de los indígenas na-
mericano de comunidad cooperativa, sedentaria y agrícola tivos de Baja California, así como en términos de su resis-
que entraba en choque con el modelo árido-americano de tencia. Como veremos enseguida, estos grupos han podido
los grupos cazadores, recolectores y nómadas. arribar al conmemorativo 2010 con poco qué celebrar, pero
Un caso específico para entender lo anterior son los gru- contraviniendo a la óptica asimilacionista de sociólogos y
pos yumanos de Baja California.2 Como veremos en este antropólogos, así como al integracionismo del Estado.
trabajo, ajenos a las distintas alineaciones ideológicas del
movimiento, estos grupos vieron divididas sus lealtades in- Los indígenas yumanos en los acontecimientos de
ternas por los acontecimientos armados de 1911; poste- 1911
riormente, obligados a vivir en comunidades agrarias (ejidos
o bienes comunales), sufrieron la desarticulación de la orga- Como es ampliamente sabido, durante la Revolución
nización social basada en linajes, la contracción de su anti- Mexicana, los hermanos Flores Magón invadieron Baja
guo territorio y la consecuente proscripción de sus formas California y declararon a este territorio la Primer Repú-
tradicionales de subsistencia; esto trajo consigo su incorpo- blica Socialista del Mundo. Al parecer, la intención de los
ración marginal al desarrollo capitalista y colocó a sus nue- anarquistas era establecer una cabeza de playa en el Pa-
vas adjudicaciones territoriales en la mira de permanentes cifico Norte de México para introducir y enviar armas a
amenazas. Zapata en el sur (Bartra, 1980). Esto dio pie a una se-
Pese a esto y a quienes vaticinaban —y deseaban— rie de confrontaciones armadas a nivel local entre quie-
su desaparición, los yumanos arribaron al siglo XXI desple- nes apoyaban estas incursiones y quienes estaban en su
gando acciones de resistencia pasiva. Primero, estos grupos contra, por defender al régimen porfirista o por conside-
han contravenido al modelo de comunidad emanado de la rarlas simples acciones filibusteras, operadas desde terri-
Revolución mediante la adopción de un particular patrón torio norteamericano (Samaniego, 1999). Ricardo Flores
1 Doctor en Antropología Sociocultural, director e investigador
Magón se defendió en repetidas ocasiones de esta última
del Centro de Investigaciones Culturales-Museo, de la Universidad
acusación diciendo: “Veis, mexicanos, que sólo se trata
Autónoma de Baja California. de engañaros para que os echéis sobre los nuestros. Id a
2 Pai-pais, kiliwas, cucapás, kumiais y tipais. Tijuana y os convenceréis de que no se trata de entregar

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a los Estados Unidos la hermosa tierra de Baja California La comunidad agraria como forma de supeditación
sino a los indios vuestros hermanos” (1980: 108-109). indígena
Sin embargo, esos indios a los que se refería el ideólo-
go revolucionario también participaron de uno u otro lado Una vez que la Revolución Mexicana de 1910-1917 ter-
del conflicto. Los seguidores de los magonistas fueron los minó, sus demandas centrales de distribución de tierra fue-
grupos que vivían en los alrededores del Valle de la Trini- ron cumplidas por Lázaro Cárdenas. Como sabemos, fue a
dad: los pai-pai de los linajes Kweljwat, Jwa(ch) y Jam- este presidente a quien correspondió hacer realidad el sueño
sulch, y particularmente todos los kiliwa excepto los del zapatista, mediante la expropiación de compañías agrícolas
linaje Japalpak(a)wa, quienes entonces vivían con los in- extranjeras y la creación de la comunidad agraria —una uni-
dios tipai. Por su parte, los aliados a las tropas federales dad agrícola basada en un programa cooperativo con pro-
que combatían a los magonistas, pertenecían a los grupos pósitos de autosubsistencia (Samaniego, 1999: 681). Sin
establecidos en el territorio norte de los yumanos, parti- duda estas acciones resultaron exitosas en la disminución
cularmente los kumiai y tipai de los linajes Ko’al, Miakwas de la alta concentración de la tierra en monopolios agrarios
y Quashaqsh (Owen, 1963). y en la retención de la población rural en sus comunidades.
En la opinión de Roger Owen (1963), sin embar- A pesar de ello, puesto que la comunidad agraria fue funda-
go, estas confrontaciones armadas entre diferentes seg- da bajo las nociones de trabajo comunitario agrícola y se-
mentos yumanos no respondían a una identificación dentario, introdujo conflictos e inconformidades entre los
ideológica con una u otra facción del conflicto revolucio- residentes mestizos y nativos del norte de Baja California
nario, sino a las tensiones tradicionales entre sus linajes; quienes prácticamente fueron forzados a integrarse a esta
así, para este autor las incursiones magonistas represen- estructura. Por ello, aun cuando son innegables los benefi-
taron para los indígenas sólo la oportunidad de tener ac- cios de esta institución agraria en otros lugares, para los in-
ceso a armas de fuego y municiones, y tomar venganza dígenas de esta región significaron una imposición bajo el
de sus respectivas rivalidades ancestrales. Al respecto, argumento de facilitar la aplicación de las políticas indige-
Owen argumenta que antes de la llegada de los mago- nistas y de mejorar la distribución de tierras y beneficios
nistas, dos linajes se encontraban ya experimentando una sociales.
serie de desacuerdos debido a la ocurrencia de varias El primer impacto que esta acción tuvo sobre estos gru-
muertes que estaban siendo adjudicadas a la acción de pos fue en el ámbito de su organización social. Mientras que
un diabólico chamán. De hecho, en medio de estas tribu- algunos linajes indígenas o grupos étnicos fueron fisionados
laciones, los magonistas respaldados por miembros del li- en dos o tres comunidades diferentes, otros, con rivalidades
naje Kueljwat —familiares de las supuestas víctimas de ancestrales e incluso lenguas diferentes, fueron reducidos a
la hechicería— dieron muerte al citado chamán, de nom- una misma comunidad.
bre Jorge González, quien pertenecía al linaje Quashaqsh Un segundo impacto fue en el ámbito de la territoriali-
(Owen, 1963: 7). dad de estos indígenas. Como podemos observar en los ma-
Lo distante que fueron estos acontecimientos para los pas 1. y 2., el territorio adjudicado por la Reforma Agraria a
indígenas, así como el dramatismo de sus consecuencias los yumanos vino a constituir una ínfima parte del que ocu-
para ellos, puede apreciarse en el siguiente testimonio: paban tradicionalmente. Mientras que este último abarcaba
zonas de costa, desierto, valle y montaña, el primero se re-
Yo soy el único que vive aquí, desde los tiempos de la gue- ducía a uno solo de estos ecosistemas.
rra. Un día, un general vino hacia abajo, al sur […] toda esta Aunado a estos dos aspectos se produjo un tercer im-
gente (kiliwa) fueron con él. Primero atacaron Santa Cata- pacto en la vida de estos grupos: sus antiguos métodos de
lina. Americanos, negros y mexicanos. Mataron a un hom- subsistencia llegaron a ser insostenibles en el nuevo espa-
bre, su nombre era Jorge González […] Mataron también a cio. Como sabemos, la cacería, la recolección y la pesca eran
un niño, dos asesinatos […] Atacaron este lugar y aquél, a prácticas de subsistencia asociadas a un nomadismo esta-
todas partes. Fueron atacando; los indios […] se les unie- cional estrechamente relacionado con la diversidad del terri-
ron. Luego fueron a Jamau [en el desierto de San Felipe], torio yumano. Sin embargo, a partir de la reducción de estos
allí también mataron. Pero ahora este Rufino […] él sabe; su indígenas a comunidades espacialmente delimitadas, dichas
difunto padre, su hermano más grande y su hermano más prácticas se convirtieron en transgresoras de la propiedad
joven, todos fueron muertos (Braulio Espinoza, en Mixco, privada o de las tierras nacionales. Es un hecho que los bos-
1983: 9). ques piñoneros se encuentran en el Parque Nacional Cons-

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titución de 1857, y que los bosques belloteros se ubican en caprino, a través de los llamados Fondos Regionales del Ins-
ranchos de particulares mestizos que viven a un lado de las tituto Nacional Indigenista. Esto, sin importar el esquema
ahora comunidades indígenas. Asimismo es un hecho que económico de los yumanos ni que el territorio adjudicado a
ninguno de los grupos obtuvo adjudicaciones territoriales en ellos es árido en extremo, con tan sólo un 3.8% de superficie
las costas y que quienes continuaron habitando de manera cultivable y un 0.5% con posibilidades de riego (Garduño,
cercana a los recursos de pesca —los cucapá— empezaron 1995) Como veremos enseguida, por esta razón las activi-
a enfrentar la tajante prohibición de aprovecharlos, dadas las dades agropecuarias tampoco tuvieron éxito en el ámbito de
disposiciones de la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de la nueva territorialidad de los yumanos y, al igual que la reco-
California y Delta del Río Colorado. De la misma manera, es lección y la caza, empezaron a decrecer tendencialmente. En
evidente que la fauna mayor habita las regiones más eleva- contraste, el trabajo asalariado y la elaboración de artesanías
das de los sistemas montañosos que están bajo protección para la venta experimentaron un notable incremento. Esto
del Parque Nacional Sierra de San Pedro Mártir o en régimen derivó en la intensificación de la migración masculina y la
de propiedad privada y que, por lo tanto, los indígenas se creciente vulnerabilidad de las comunidades yumanas fren-
ven impedidos de cazar (Garduño, 1995). te a las intenciones de expansión territorial de los mestizos.

Mapa 1. Territorios tradicionales yumanos Mapa 2. Las comunidades yumanas de Baja California

Fuente: Samaniego López, Marco Antonio, Ensenada, Nuevas apor- Fuente: Escuela de Arquitectura. Universidad Autónoma de Baja Ca-
taciones para su historia, Instituto de Investigaciones Históricas, UABC, lifornia. Mapa proporcionado por el autor.
Mexicali, 1999. Mapa proporcionado por el autor.

En la perspectiva del proyecto agrario de la Revolución, Patrón actual de subsistencia indígena


la desarticulación del modo de vida cazador-recolector no re-
presentaba mayor problema ya que, como decíamos ante- Sin lugar a dudas, el impacto producido por el proyecto de
riormente, las nuevas comunidades fueron concebidas en comunidad agraria en la subsistencia de los yumanos pue-
su origen como unidades de producción agrícola. En conse- de observarse en el paulatino alejamiento de estos indíge-
cuencia, a partir de su creación el Estado empezó a impul- nas de aquellas actividades vinculadas al sector primario.
sar en ellas la agricultura y la crianza de ganado vacuno y Como podemos observar en dos diferentes encuestas de-

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sarrolladas por este autor, una en 1993 y otra en 2007, Es importante mencionar que mientras que las activi-
tanto las actividades tradicionales de subsistencia como las dades económicas relacionadas con el primer sector tienen
actividades agropecuarias impuestas ya no constituyen la lugar dentro de las comunidades yumanas, los trabajos asa-
principal fuente de ingresos para la mayoría de los yuma- lariados deben encontrarse fuera de ellas. Esto significa que
nos. Incluso, a través de estos instrumentos se ha identifica- el 71.6% de la población económicamente activa de los yu-
do que ambos tipos de actividad económica experimentan manos es migrante, lo cual explica el desolado paisaje de sus
una tendencial caída. Por ejemplo, en 1993 se registró que asentamientos y la permanente amenaza de invasión por
tan sólo 21% de las familias yumanas cultivaba la tierra con parte de los rancheros mestizos (Garduño, 2007).
productos de autosubsistencia (sandía, verduras, frutas, fri-
jol y maíz), mientras que el 18.5% declaraba no estar rea- Las amenazas actuales sobre el territorio yumano
lizando ningún tipo de actividad agrícola (Garduño, 1995).
No obstante la escasa actividad agrícola registrada en dicho Como se mencionó anteriormente, la ausencia de activida-
año, 2007, el porcentaje del primer segmento bajó a sola- des para la subsistencia dentro de las comunidades yumanas
mente 10% mientras que el segundo se incrementó a 55% y el fenómeno de la migración han servido para promover
(Garduño, 2007). De la misma manera, en 1993 la crian- entre los mestizos intenciones de invasión ilegal o de apro-
za de animales era llevada a cabo solamente por el 30% de piación legal de sus tierras. Esto se puede ilustrar a través de
las familias yumanas mientras que el 38% no se encontra- los siguientes casos de San Antonio Necua, Jamau, Santa
ba realizando esta actividad al momento de levantar la en- Catarina, Arroyo de León y San José de la Zorra. En San An-
cuesta (Garduño, 1995). En 2007 las actividades agrícolas tonio Necua, uno de los principales conflictos se remonta a
habían decrecido al 21%, mientras que las de crianza au- 1958 cuando un grupo mestizo invadió 80 hectáreas de la
mentaron al 66%. De manera similar, en 1993 el 30% de tierra aparentemente desocupada de esta comunidad tipai.
las familias colectaba madera, jojoba, palmilla, miel, piñón y Esta invasión no tuvo éxito y la gente se retiró; sin embar-
bellota, en tanto que en 2007 sólo el 9% de estas familias go, el productor italiano de vino L. A. Cetto empezó a culti-
declararon continuar desarrollando alguna de estas activida- var uva en esta área, argumentando su adquisición legal de
des (Garduño, 2007). parte de dicho grupo (Juan Aguiar, comunicación personal).
Por el contrario, en las dos encuestas mencionadas se En el segundo caso, un grupo de solicitantes de tierra
observa cómo el trabajo asalariado ha experimentado un invadió el territorio de Jamau demandando la creación de
tendencial crecimiento como principal fuente de ingresos un ejido. Dado que las familias pai-pai se encontraban en
de los yumanos junto con la elaboración de artesanías. En ese momento habitando las tierras bajas de esta zona los
1993, por ejemplo, la mayoría de estos indígenas decla- mestizos argumentaron que este territorio había sido aban-
ró trabajar como vaquero en los ranchos mestizos circun­ donado por los indígenas. En 1968 El Diario Oficial de la
vecinos (44%); otra parte importante declaró hacerlo Federación publicó el otorgamiento oficial de 46,170 hec-
como jornalero agrícola (20%) en los campos localizados táreas al nuevo ejido (Álvarez, 1990).
en el Valle de la Trinidad, Ojos Negros, y Guadalupe, o bien En Santa Catarina, una familia de rancheros invadió
como empacador de atún (20%); en un menor número los con su ganado una ranchería supuestamente abandonada
encuestados dijeron trabajar como ladrilleros (4.5%), en la llamada San Miguel. En los sesenta, sin embargo, los pai-
construcción (2.9%) y en la pesca (2.5%), en las áreas pai obtuvieron el reconocimiento oficial de ésta, como par-
suburbanas próximas a las ciudades de Tecate y Ensena- te de Santa Catarina. Los indígenas permitieron entonces a
da (Garduño, 1995). Por su parte, resulta interesante ob- la familia el acceso a un aguaje localizado dentro del área
servar cómo en 2007, a pesar de que el trabajo asalariado disputada, no obstante ésta fue reclamada posteriormente
en los ranchos ganaderos continuó siendo importante en- como propia por los rancheros (Juan Albañez, comunica-
tre los yumanos, el programa federal de mantenimiento y ción personal).
construcción de caminos rurales llegó a ser central para un En el caso de Arroyo de León, durante 18 años de in-
36.1% (Garduño, 2007). Con respecto a la elaboración definición oficial de su territorio los indígenas sufrieron de
de artesanías, de ser una actividad no orientada al mercado múltiples invasiones: en el norte, por parte de los ejidatarios
y de escasa presencia al principio del siglo xx, en 1993 se del ejido El Tepi; hacia el este, por parte del hotel Mike’s Sky
registró como la principal fuente de ingresos para un 9.7% Ranch, y en el sur por la colonia mestiza de San Matías, la
de la población yumana, y para el 12.1% en 2007 (Gar- cual también invadió el arroyo de El Choyal (Miguel Torres,
duño, 1993). comunicación personal).

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El último problema que puede ilustrar las amenazas ac- Se trataba de un proyecto de autoconstrucción a través del
tuales sobre los territorios indígenas es el de San José de la cual el INI proveería el material a las familias y ellas partici-
Zorra. En este caso, aunque las autoridades de finales del parían con la mano de obra. Sin embargo, los indígenas no
siglo xix e inicios del xx confirieron estas tierras y las mon- participaron en el programa debido a que era una condición
tañas ubicadas a su alrededor a los indígenas kumiai, los go- de éste que las casas estuvieran próximas unas a otras, esto
biernos actuales no han aceptado esta adjudicación. Por el con el fin de facilitar la instalación de sus servicios. Los ra-
contrario, los alrededores han sido otorgados a los ejidata- zonamientos esgrimidos entonces por lo indígenas para no
rios mestizos de El Porvenir (Andrés Vega, comunicación participar en el programa nos dicen que la dispersión, más
personal). que fortuita, fue una decisión. Algunos de estos indígenas
En conclusión, resulta evidente que la imposición de preguntaban: “¿Qué vamos a hacer viviendo juntos? Nada.”
la noción de comunidad agraria impulsada por la Revolu- Algunos otros argumentaban: “Muchos de nosotros tene-
ción Mexicana, transformó la organización social de los mos esta costumbre [vivir dispersos]. Al menos yo estoy
yumanos, su territorialidad, e impactó sus condiciones so- contento de vivir lejos de otra gente. Así vivimos mejor”
ciales. Esto dispersó a las poblaciones indígenas despertan- (Carlos Cañedo, comunicación personal).
do el interés de los rancheros y ejidatarios mestizos sobre Por otra parte, este mismo caso nos ilustra también so-
sus territorios. bre la resistencia de los yumanos a los proyectos propuestos
Como veremos enseguida, pese a esto los yumanos de- bajo un esquema cooperativo. Al igual que en los casos que
sarrollaron estrategias de resistencia pasiva frente a la im- se presentan enseguida, en este proyecto el trabajo comu-
posición del ejido, la escasez y la inminente asimilación de nitario tipo tequio3 mesoamericano no fue del todo acogido
su cultura. A través de la dispersión, el boicot, la migración por estos grupos. De igual forma, en 1979 el INI y el Pro-
y el transnacionalismo, estos indígenas pudieron trascender grama Integral para el Desarrollo Rural, trataron de desarro-
al siglo XXI. llar cooperativas colectoras de miel de abeja considerando
que ésta ha sido una de las actividades largamente practi-
Resistiendo a la noción de comunidad agraria cadas por los yumanos. Cada comunidad recibió infraes-
tructura con este propósito pero la falta de agua dio como
La imposición de la Comunidad Agraria emanada de la Re- resultado la muerte de los enjambres. De acuerdo con Car-
volución Mexicana, vía la Reforma Agraria incluía —entre los Cabello y Norma Carbajal, técnicos del INI, esto ocurrió
otras cosas— la imposición de un patrón de asentamien- porque las personas no trabajaron en equipo para proveer de
to compacto y la adopción de un esquema cooperativo de agua a los panales. Desde entonces, la infraestructura está
trabajo. Sin embargo, dado que esto contravenía la organi- fuera de uso y abandonada.
zación social de los yumanos en linajes dispersos, ninguno Otro ejemplo es el proyecto de la jojoba, en 1984. De
de estos dos aspectos ha resultado exitoso. Por el contrario, acuerdo a mi informante Anselmo Domínguez (q.e.p.d.),
estos grupos han desarrollado lo que Spicer (1962) deno- considerando la abundante cantidad de arbustos de esta
mina el típico patrón de rancherías, y se han opuesto siste- planta en el territorio indígena y su elevada demanda en
máticamente a los proyectos cooperativos del Estado. los Estados Unidos, el INI intentó crear cooperativas para
En cuanto al patrón de asentamiento, lejos de confor- su explotación. Con este propósito dotó a las comunidades
mar pueblos compactos dentro de un área delimitada, los de la infraestructura adecuada y envió a cada una de ellas
yumanos viven en caseríos dispersos, separados incluso por equipos de agrónomos y administradores para asistir a los
kilómetros, que se corresponden con sus linajes. Por ejem- indígenas. Incluso un grupo de antropólogos fue contratado
plo, dentro del territorio kiliwa hay dos grupos notorios de para enseñar y motivar a los indígenas a trabajar en coope-
casas-habitación separados por siete kilómetros; un grupo rativas y los bancos gubernamentales ofrecieron financia-
pertenece a la familia Espinoza, el cual se asocia con el linaje miento sólido en apoyo a este proyecto. Sin embargo, la
Japokel-k(a)wa (Hombres del Valle), mientras que el otro falta de participación impidió que este programa alcanza-
se asocia con el linaje Chihuilinomitai (Hombres del Arroyo ra los resultados perseguidos y el costoso equipo quedó sin
del Gato Grande). uso, al tiempo que surgieron una serie de conflictos entre el
Contrariamente a lo que se pudiera pensar, en el sentido personal del INI y los yumanos.
de que este patrón de asentamiento es resultado de situa- 3 Esta es una práctica colaborativa entre los grupos mesoamericanos,
ciones fortuitas, la experiencia de un proyecto de construc- la cual consiste en el trabajo recíproco entre familias indígenas para
ción de casas-habitación en 1975 reveló que no fue así. construir o remozar sus respectivas viviendas o levantar sus cosechas.

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Un tercer ejemplo del continuo boicot de los yumanos de cuatro días a la semana y el 22% trabaja menos de cin-
contra los proyectos cooperativos del INI es el caso de la co horas al día. Esto determina que en promedio una familia
agricultura. De acuerdo a esta institución (1986), esta ac- tenga un ingreso menor a doscientos dólares al mes (Gar-
tividad no alcanzó el éxito esperado, nuevamente debido a duño, 2007).
la mínima participación de los yumanos, la falta de coope- Como reacción a estas condiciones de vida la mayoría
ración entre las diferentes familias, el desprecio al trabajo de los yumanos emigra. De hecho, en nuestra última en-
en equipo y la destinación de los préstamos gubernamen- cuesta, de 58 personas 49 habían salido de su comunidad
tales para propósitos diferentes para los que se habían otor- por lo menos una vez, 30 lo habían hecho en dos ocasiones,
gado originalmente, que eran la agricultura y la crianza de y 12 tres veces. Además, el patrón de migración observa-
animales. do durante los últimos 60 años por estos grupos muestra
Por último, el principal cuestionamiento que estas co- cómo la intensidad de la movilidad ha respondido a períodos
munidades pueden tener es acerca de su existencia objetiva, importantes de escasez de recursos regionales. Por ejemplo,
dada su disipación física resultado del proceso de emigra- las experiencias migratorias experimentadas por mis infor-
ción. Al respecto podemos afirmar que a través del trabajo mantes ocurrieron durante 1943 y 2002. De estas perso-
de campo se han contabilizado 750 indígenas viviendo fue- nas, 21% migró entre 1981 y 1984, mientras que el 18%
ra de las comunidades, esto es, la misma cantidad de gente migró entre 1994 y 1998 (Garduño, 2005). En ambos pe-
que vive dentro de ellas —y probablemente más (Garduño, ríodos dos importantes crisis económicas a nivel nacional
2005). De hecho algunos asentamientos como Arroyo de impactaron las actividades regionales y programas sociales
León, San Isidoro y Juntas de Nejí, han desaparecido prácti- dirigidos a comunidades rurales e indígenas. Tal es el caso de
camente. Así, la dispersión, el boicot y la migración consti- la Comisión para la Atención de las Zonas Marginadas (CO-
tuyen la sistemática oposición de los yumanos al modelo de PLAMAR), un programa de presupuesto muy alto institui-
comunidad agraria emanado de la Revolución e inspirado en do durante el boom internacional del petróleo y que finalizó
prácticas mesoamericanas. Más aún, como se discute ense- con la crisis internacional de este producto.
guida, la migración junto con la fragmentación son también Más aún, los yumanos respondieron a esta reducción
parte de la estrategia que los indígenas han empleado para de los recursos disponibles aumentando el rango geográfi-
lidiar con las condiciones de escasez. co de su migración. Desde inicios del siglo xx hasta los 50,
los habitantes de San José de la Zorra y San Antonio Necua
Migración y fragmentación: una estrategia frente a la fueron contratados en la zona agrícola del Valle de Guada-
escasez lupe y en ranchos ganaderos localizados en áreas cercanas
a Tijuana (Andrés Vega, comunicación personal). Esta mi-
Jan Rus (1995) afirma que la intensificación en el uso de gración a corta distancia permitía a personas ir y regresar a
recursos bajo control de los indígenas, incluyendo la migra- diario o semanalmente a sus comunidades. Después de ello,
ción, es en esencia una estrategia de resistencia para en- cuando las crisis periódicas se agudizaron, los yumanos mi-
carar la falta de recursos. Al observar cómo los tzeltales y graron a un diverso número de lugares más distantes como
tzotziles han respondido a las diferentes crisis económicas los localizados en el Valle de Mexicali y los Estados Unidos,
en México, Rus revela que a mayor intensidad de la crisis, donde pudieron obtener mejores ingresos. Tendencialmen-
más distante es el punto hacia el cual se emigra y mayor el te, el número de personas viviendo en una gran variedad de
tiempo que se permanece fuera. En el caso particular de los áreas receptoras, así como su tiempo de permanencia en és-
yumanos podemos afirmar que, además de estas dos accio- tas, se incrementó significativamente. Por ejemplo, en su
nes, éstos han respondido a través de la regulación del gra- primera migración el 38% de los encuestados salieron de la
do de fragmentación del flujo migratorio. comunidad por uno o dos años, aunque el 15% migró por
Las comunidades yumanas están caracterizadas como más de 10. A causa de este cambio en el patrón migrato-
entidades en situación de extrema pobreza. Como se men- rio Hinton y Owen (1957) registraron en los 50 cómo las
cionó anteriormente, estas se encuentran en asentamien- comunidades­ yumanas empezaron a estar periódicamente
tos extremadamente marginales localizados en terrenos despobladas. Por aquellos años estos autores contabilizaron
áridos con pendientes irregulares de los cuales solamente el no más de veintidós personas que residían en Santa Cata-
0.05% es cultivable (INI, 1986). Del total de su población rina, puesto que la mayoría había migrado a trabajar a los
económicamente activa, sólo el 35% es regularmente con- campos algodoneros de Mexicali y hacia los sitios mineros
tratado a lo largo del año, mientras que 21% trabaja menos localizados al norte de la comunidad pai-pai. Esto demues-

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tra que la distancia y la duración de las ausencias tienen una trar respuestas a las preguntas que desde sus respectivos
relación directa con las crisis económicas. ángulos se hacen: ¿Cuáles costumbres tienen ellos que no-
Finalmente es claro también que los yumanos han res- sotros ya no tenemos, o cuáles aún existen entre nosotros
pondido a la escasez a través de la fragmentación del flujo que ellos han perdido? ¿Cómo pronuncian ciertas palabras
migratorio. En principio, debemos reconocer que los yuma- en la lengua pai? ¿Qué historias en común tenemos?
nos nunca han migrado en grupos familiares como lo hacen En la segunda categoría se encuentran los kumiai, ti-
otros grupos indígenas.4 E incluso, aunque en ocasiones mi- pai y cucapás, de ambos lados de la frontera, cuyos vínculos
gran con algún amigo, la tendencia general es migrar solos han prevalecido a través del intercambio: en el pasado, car-
durante los períodos críticos de escasez. De acuerdo a la en- ne de venado, plantas medicinales y comestibles transitaban
cuesta aplicada entre esta población, el 68% de la muestra de México a los Estados Unidos, mientras que los chamanes
estudiada expresó haber salido con uno o más compañeros procedentes de los Estados Unidos acudían al lado mexica-
en la primera experiencia migratoria, mientras que el 50% no para conducir ceremonias fúnebres y bodas; en el pre-
declaró haber migrado solo en las siguientes salidas (Gar- sente, artesanos e instructores mexicanos de lengua kumiai
duño, 2005). Esto significa que la fragmentación se agudi- acuden a las reservaciones de Estados Unidos mientras
zó durante los períodos más dramáticos de crisis económica, que líderes indígenas norteamericanos reintroducen nuevas
a mediados de los 80 y de los 90 del siglo xx. En mi opi- prácticas entre los yumanos de México.
nión, mientras que la migración incide en la disminución de Por último se encuentran los kiliwa, quienes han de-
la presión sobre la tierra de las comunidades, la fragmenta- sarrollado vínculos transnacionales a través de la expan-
ción se encamina a aumentar las posibilidades de ser contra- sión temprana de sus relaciones de parentesco hacia los
tado en el reducido campo laboral en tiempos críticos. pai-pai y kumiais. Esto les ha permitido, entre otras co-
sas, tener el beneficio del pasaporte indígena solicitado
El transnacionalismo como estrategia de revitalización por las reservaciones norteamericanas para su contrapar-
cultural te mexicana.
Los mecanismos a través de que tiene lugar este pro-
Finalmente los yumanos no sólo han trascendido las delimi- ceso son: 1) la movilidad, 2) los programas asistenciales y
taciones impuestas por la noción posrevolucionaria de co- 3) la comunicación electrónica y satelital. Así, una forma en
munidad agraria, sino del mismo Estado-nación. Después la cual este proceso se desarrolla es la interacción tradicio-
de haber sido incorporados marginal y compulsivamente al nal cara-a-cara puesta en práctica a través de los migrantes
modelo de desarrollo surgido de la Revolución Mexicana, circulares que regresan periódicamente a la comunidad para
estos indígenas han empezado a contravenir las disposicio- atender la reunión ejidal de cada mes, la fiesta del Santo
nes legales y políticas así como las alineaciones ideológicas Patrono o el día de prender velas.5 Por su parte los progra-
impuestas por el nacionalismo revolucionario a través de un mas asistenciales como los desarrollados por the Kumeeya-
proceso transnacional de revitalización cultural. Como vere- ay Border Task Force, fundada entre 1998-1999, canalizan
mos enseguida, este proceso se desarrolla a través de: 1) la asistencia en alimentos, medicinas, atención médica, pane-
reelaboración de los vínculos perdidos entre los linajes que les solares, infraestructura agrícola y algunos otros artículos
fueron separados por el establecimiento de la nueva fronte- a las comunidades yumanas mexicanas, pero fundamental-
ra en 1848; 2) el fortalecimiento de los vínculos que en el mente han promovido la idea del pasaporte indígena para
mismo proceso se debilitaron, pero que no eliminaron; y 3) facilitar el acceso del segmento mexicano de los kumiai a
la creación de vínculos transfronterizos entre algunos seg- los Estados Unidos. Más aún, la comunicación electrónica y
mentos yumanos sin antecedente alguno de contraparte satelital permite a los kumiai mantenerse informados acer-
lingüística en los Estados Unidos. ca de lo que ocurre en sus comunidades localizadas mas allá
En la primera categoría se encuentran los pai-pai de Mé- de la línea fronteriza, interactuar con otros indígenas, infor-
xico y su contraparte norteamericana —los yavapai, wala- marse acerca de los diferentes eventos como rodeos y Pow-
pai y havasupai—, cuyo reciente reencuentro ha dado lugar Wos, del mercado laboral y artesanal, sobre la asistencia
a la posibilidad de un escrutinio mutuo que tiende a encon- médica, rastrear el paradero de sus ancestros y reunificar los
linajes fisionados por el endurecimiento de la frontera:
4 Por ejemplo, los pueblos mixteco, zapoteco y triqui migran en

grupos familiares y en algunas ocasiones viajan no sólo con la familia


5 Esta es la forma en que los yumanos denominan al Día de los
nuclear sino también con la familia extensa (véase Velasco, 2002;
Lestage 2002 y Garduño 1990). muertos.

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En la Red podemos leer textos como los siguientes: interacciones, más allá de la consabida consanguineidad, te-
rritorialidad y origen lingüístico. Este es el caso de uno de
1) “Mi familia vivió en Jacumba durante 1930. Mi tío fue mis informantes quien, procedente del extremo sur, migró de
Joe Elliot. Yo creo que él murió en, o alrededor de los seten- niño junto con su familia hacia los Estados Unidos, donde vi-
tas. Yo tuve otro tío que se recuerda de un amigo de nom- vió por varios años entre los apaches, los navajos y los siux,
bre Adolph Thing. ¿Hay alguien que recuerde a mi familia? participó en los movimientos indígenas de los sesenta, ge-
Me gustaría saber mas acerca de sus vidas y averiguar si neró una gran variedad de vínculos con otros grupos indíge-
tengo ascendencia kumiai” (www.kumeyaay,com, 2005). nas norteamericanos y acumuló un destacado conocimiento
de la parafernalia, rituales y protocolos, así como métodos de
Ahora bien, las formas especificas en las que se expresa curación tradicional pertenecientes a ellos. Después este per-
este proceso transnacional de revitalización cultural son las sonaje retornó a México y se casó con la hija de la curandera
prácticas que conforman su etnicidad panétnica y transna- tradicional más importante de uno de los grupos yumanos,
cional. Y en efecto, recientemente han surgido una serie de entre quienes se dedica a colectar plantas y flores aromáticas
prácticas culturales de diverso origen que denotan el forta- y curativas de uso tradicional para venderlas en los mercados
lecimiento de la presencia indígena en la región, en lugar de etnoturísticos de California. Todo esto ha hecho de este per-
su debilitamiento. Entre estas prácticas tenemos la música sonaje un miembro más del grupo y conductor de ceremo-
yumana tradicional, los baños de vapor o temascales y las nias y prácticas de diverso y reciente origen. Esto es lo que
bodas tradicionales. Con respecto a la música, Edward Da- ha hecho que mi informante, junto con otros cantantes y ar-
vis (1919) reportó en la primera cuarta parte del siglo xx tesanos que se desplazan y son reconocidos en uno y otro
la notable ausencia de una tradición musical entre los yu- lado de la frontera, sea parte de una categoría que se autode-
manos. Sin embargo, esta práctica es actualmente el rasgo nomina como “los indios sin fronteras”.
más característico de la etnicidad yumana, al parecer rein-
troducida con la influencia de los cantos mohave (Owen et Conclusión
al., 1969).
Algo similar ocurrió con el baño de vapor o temascal, La Revolución Mexicana es un hecho importante. Este mo-
el cual según Meigs (1939) ya no se practicaba hacia el vimiento social marca el inicio de múltiples transformacio-
primer tercio del siglo xx. No obstante, en mi trabajo de nes en lo político, lo económico y lo social. Se trata sin lugar
campo registré cómo estos grupos han reactivado esta cos- a dudas de un hecho grandioso del siglo xx. No obstante,
tumbre a través de la entusiasta promoción llevada a cabo su celebración no debe conducirnos a ignorar que sus pro-
entre ellos por parte de un indígena de origen yaqui proce- pósitos explícitos siempre fueron el beneficio de las mayo-
dente de la comunidad de Pascua, Arizona, y quien la apren- rías y con esto, y junto con la lógica de nuestra entonces
dió de los indios de las planicies norteñas norteamericanas. democracia embrionaria, las minorías no se encontraban
Más aún, la proliferación de este tipo de baño de vapor ha entre la población-objetivo. De hecho el destino ofrecido
sido reforzada a través de la creciente presencia de la po- a estas minorías, desde la perspectiva de este gran proyec-
blación triqui de Oaxaca en la región, quienes lo practican to homogeneizador, era la asimilación, la incorporación o la
cotidianamente. aniquilación.
De la misma manera, recientemente han tenido lugar Desde esa perspectiva se establece como única forma
entre los yumanos, “bodas tradicionales” con elementos ri- de organización alrededor de la tierra el esquema mesoa-
tuales de diverso origen. En una de estas ceremonias tuvi- mericano de comunidad agraria, y como única forma de su
mos la oportunidad de observar la destacada conducción de explotación la agrícola. Con esto, los grupos árido-ameri-
un chamán procedente de la reservación quechan del con- canos como los yumanos parecían no tener otra alternati-
dado de Yuma, en Arizona. Esta ceremonia incorporó ele- va que abandonar sus formas tradicionales de subsistencia y
mentos tales como las costillas de venado, como dote del su tradición cultural. Sin embargo, gracias a sus estrategias
novio hacia el padre de la novia, la purificación con chamizo de resistencia a la misma noción de comunidad agraria y a
blanco y todo un protocolo que, para la mayoría de los indí- la escasez, los yumanos logran trascender al siglo XXI ex-
genas mexicanos presentes, resultaba extraño. perimentando un proceso de revitalización cultural que en
Finalmente la etnicidad panétnica y transnacional de esencia se opone no tan sólo a las delimitaciones impuestas
los yumanos se construye a través de la acumulación de un por la comunidad agraria sino al carácter totalizador y con-
capital social y simbólico que es resultado de las múltiples trolador del mismo Estado-nación.

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Los indígenas de Baja California ante la coyuntura de la
independencia

Doctora Lucila del Carmen León Velazco1

Introducción2 pericúes y guaycuras, los cochimíes en el desierto central y


al norte los cucapás, los kumiais, los paipáis y los kiliwas,
En esta presentación nos proponemos reconstruir la situa- de la familia lingüística yumana.5 Se organizaban en ban-
ción de los indígenas a fines de la época misional con base das formadas por grupos de varias familias.6 Dichas bandas
en la reinterpretación de fuentes que nos permitan usar fueron llamadas rancherías por lo misioneros, en un intento
nuevas estrategias para analizar la manera como las condi- de vincularlas con las áreas de subsistencia donde realizaban
ciones que se crearon durante la lucha de la independen- sus recorridos estacionales.7 Las características de los gru-
cia repercutieron en las relaciones de los indígenas con otros pos nómadas norteños propiciaron que los religiosos, apo-
actores sociales. yados por el gobierno colonial, decidieran la implantación
El estudio de los indígenas presenta obstáculos difíciles del sistema misional con el que pretendían enseñarles una
de superar. El principal es la falta de documentos suficientes nueva forma de vida: sedentaria, cristiana y por medio de la
que nos trasmitan sus relatos de una manera directa. A tra- cual estarían sometidos a la disciplina y el trabajo, vigilados
vés de los relatos y descripciones de los exploradores, mi- por los misioneros.
sioneros, soldados, viajeros y autoridades que llegaron a la
península, en su mayoría entre los siglos xvi y xix, se ha El siglo xviii
divulgado la información sobre los primeros pobladores de
Baja California al momento del arribo de los españoles. Es- Durante el siglo xviii los indígenas de Baja California pasa-
tos testimonios han formado parte del discurso histórico ron por una serie de cambios que afectaron en forma drásti-
tradicional y se han incorporado a numerosas obras cuya in- ca su forma de vida. En el sur principalmente, los diferentes
formación ha sido confirmada o cuestionada por los resulta- grupos nativos vieron su territorio penetrado por pescadores
dos de estudios arqueológicos, antropológicos e históricos, de perlas, misioneros jesuitas, franciscanos y dominicos, por
que se han realizado recientemente en la región, pero aún mineros y hombres al servicio del rey de España y posterior-
falta mucho trabajo para dejar atrás el terreno especulativo.3 mente por colonos.
No obstante que en varios aspectos contamos solamen- La falta de recursos suficientes para sostener poblacio-
te con información fragmentada4 acerca de la vida de los in- nes permanentes había obligado a los misioneros jesuitas a
dígenas en el pasado, los diferentes especialistas que se han organizar un sistema rotativo mediante el cual los indíge-
ocupado de estos estudios han podido llegar a varias con- nas de las rancherías cercanas se turnaban para acudir a la
clusiones en términos generales. Así, podemos señalar que misión a recibir la doctrina y realizar los distintos trabajos
las características geográficas de la península contribuyeron
5
a que los primeros pobladores desarrollaran su cultura como Estos grupos se ubican en el área cultural conocida como Suroeste,
en referencia a su localización en Estados Unidos y comprende
cazadores-recolectores. Los grupos indígenas que se han los estados de Arizona y Nuevo México en ese país y de Sonora,
identificado son: en el sur, dos grandes grupos denominados Chihuahua, norte de Sinaloa en México. Velazco León, Lucila del
Carmen y Magaña Mancillas, M. A. “La Prehistoria y las exploraciones”,
1 Instituto de Investigaciones Históricas UABC
en Samaniego López, Marco Antonio (coordinador), Breve Historia de
Baja California, p. 12.
2
Este texto es una versión corta del texto del capítulo del libro 6
Podían ser entre 15 y 30 individuos. Lucila del Carmen, León
titulado Los grupos nativos del septentrión novohispano ante la Velazco y Magaña Mancillas, Mario Alberto, “La Prehistoria y las
independencia de México, 1810- 1847, coordinada por María exploraciones”, en Samaniego López, op. cit., p. 15; Ignacio del Río da
Estela Báez-Villaseñor, Danna A. Levin Rojo y Martha Ortega que se una cantidad de entre 25 y 50 familias, en “Cazadores-recolectores
encuentra en proceso de edición. en la Baja California misional: una tradición cultural en crisis”, en
3 Eric W. Ritter, “Los primeros bajacalifornianos: enigmas
Nómadas y sedentarios en el Norte de México. Homenaje a Beatriz
cronológicos, ecológicos y socio-culturales”, en Estudios fronterizos, pp. Braniff, p. 583.
25-26. 7 Rodríguez Tomp, Los límites de la identidad: los grupos indígenas
4 Magaña Mancillas, Mario Alberto, “Indígenas”, en Ensenada, p. 83.
de Baja California ante el cambio cultural, p. 26-27.

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que se requerían. Esta práctica la continuaron franciscanos En el paulatino declive de los establecimientos misiona-
y dominicos. Una vez establecida la misión, los indígenas les se puede observar que dos misiones se cerraron duran-
eran llamados a integrarse a la dinámica de la vida misional. te la administración jesuita, tres en el periodo de transición
Si bien los indígenas se sentían atraídos por la cantidad de a la administración franciscana y otras dos en la última dé-
comida almacenada en las misiones, la rígida disciplina no cada del siglo xviii, todas en el sur de península, con excep-
resultaba tan aceptable. Ha llamado la atención que los indí- ción de la de Santa María, ubicada en el Desierto Central. El
genas continuaran asistiendo a las misiones y contribuyeran cierre de las misiones trajo consigo una grave consecuencia
con su trabajo a su permanencia, a pesar de tener la opor- para los indígenas, pues una de las medidas tomadas por las
tunidad de vivir en los montes en periodos alternados con autoridades fue la de trasladarlos de una misión a otra, con
estancias en la misión. Historiadores como Mario Magaña lo que eran alejados de los territorios conocidos y que les
expresan la posibilidad de que esto se deba a que en últi- permitían obtener alimentos.12
ma instancia la misión se integró a su ciclo tradicional como En 1800 fray Vicente Belda, presidente de las misiones,
“una base estacional más”.8 reportaba la decadencia de la mayoría de las fundaciones
A finales del siglo xviii las misiones que conservaban los debido a la sequía y el siguiente año José Joaquín de Arrilla-
dominicos gozaban de suficientes recursos según se des- ga informaba desde Loreto que las ocho más antiguas esta-
prende del informe que entregó en 1793 el entonces go- ban ya despobladas por la epidemias y la falta de mujeres.13
bernador interino José Joaquín de Arrillaga al virrey donde En 1805 el padre presidente Miguel Gallego registró la dis-
expresó que la mayoría de la misiones tenía cultivos sufi- minución de los indígenas en la cantidad de 111 individuos
cientes y “pueden mantener más gente de la que tienen”, mientras que la gente de razón aumentó con 1149. Al fi-
con excepción de San Javier, Santa Gertrudis, San Borja y nalizar esta década los establecimientos continuaban deca-
San Fernando. Al sur la decadencia, que ya había iniciado yendo y, en 1809, el maestro prior provincial de la orden
durante la administración jesuita, continuaba por lo que el de Santo Domingo citó al padre presidente de las misiones:
gobernador recomendaba la supresión de las misiones de “puede decirse que la mitad de nuestras misiones no son
Santiago y Guadalupe.9 A fines de esa misma década el go- más que una quimera porque ni tienen indios conquistados
bernador Borica escribió al virrey sobre la abundancia de ni por conquistar y por esta razón ya ni sombra de misión
lluvias que había favorecido la región, pero que esta abun- hay en algunas y todo ello si no está perdido se halla muy
dancia no repercutió en el avance de la evangelización ya cerca de ser nada”.14 Y agregó que probablemente el erario
que las gentes de razón “no aumentan ni disminuyen”.10 Sin real se ahorraría los gastos de los misioneros porque ya no
embargo, al iniciar el nuevo siglo se dejó sentir una sequía serían necesarios dado que los indígenas “o se mueren o se
que perjudicó grandemente la producción de las misiones.11 huyen o intentan agregarse a pueblos libres que son forma-
dos por las demás castas”. Con esto el religioso describe el
Misiones que cerraron en el siglo xviii Año de cierre proceso que se está llevando a cabo en la península.15
San Juan Bautista de Liguí 1721
Es importante destacar que los indígenas respondieron
de manera continua y diversa a su integración en el sistema
Nuestra Señora del Pilar de la Paz 1748
misional y a la presencia de un grupo que además desequili-
Nuestra Señora de los Dolores 1768 braba su forma tradicional de vida y de obtención de recur-
San Luis Gonzaga 1768 sos. Por otra parte, las relaciones de los indígenas integrados
Santa María de los Ángeles 1769
12 Rodríguez Tomp, op. cit., pp. 244-246.
Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapí 1795
13
AGN, Provincias Internas, en IIH-UABC, 2.5, Informe del padre
Santiago el Apóstol 1795 presidente de las misiones Fray Vicente Belda, Loreto, enero 2 de
1800; AGN, Misiones, IIH-UABC, 1.5, Informe sobre misiones firmado
por José Joaquín de Arrillaga, Loreto, 5 de mayo de 1801.
14
8 Magaña Mancillas, Poblamiento e identidades en el área central AGN, Misiones, en IIH- UABC, 2.5, Fray Domingo Barreda, Prior
de las Californias (1768-1888), capítulo 2, p. 109. provincial al virrey don Francisco Javier de Lizana y Beaumont, México,
9 BB, CA 14, fs.110-111 agosto 17, Gobernador interino Arrillaga al
16 de agosto de 1809.
15 Expresa el padre provincial que si con anterioridad se justificaba la
virrey de México San Francisco, 17 de agosto de 1793.
10 BB, CA 24, fs. 404-405, Monterrey, Gobernador Borica al virrey
existencia de las misiones de Loreto, Comondú, La Purísima, Mulegé,
San Ignacio, Santa Gertrudis y San Borja, por el auxilio que prestaban al
Branciforte, 6 de febrero de 1797. presidio de Loreto, ahora es éste quien les envía abastos, lo que refleja
11
AGN, Provincias Internas, en IIH 2.5, Informe de Fray Vicente el cambio de actividades económicas. AGN, Misiones, en IIH-UABC,
Belda, Loreto, 2 de enero de 1800. 2.5, Fray Domingo Barreda al virrey, México, 16 de agosto de 1809.

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al complejo misional con los “gentiles” que todavía no ha- secuencias del desabasto y otras tres misiones decayeron
bían sido sujetos variaron con el tiempo y las circunstancias. y fueron abandonadas, una en el sur y dos en el Desierto
Algunos indígenas “gentiles” enemigos de los grupos con- Central.
vertidos en neófitos se aliaban con los misioneros y solda-
dos para capturarlos cuando se fugaban, por lo que recibían Año de
Misiones cerradas en la década de 1810
alguna recompensa.16 Por otra parte, existieron espacios de cierre
refugio para determinados grupos, como el Río Colorado, San Francisco Javier 1817
donde recibían a los cimarrones.17 Estos indígenas yumanos San Francisco Borja 1818
que habían destruido dos misiones franciscanas fueron un San Fernando Rey de España de Velicatá 1818
constante reto para el dominio español en el norte.
Es importante insistir en las diferencias entre los indí- La guerra de Independencia no se reflejó en lucha ar-
genas del norte y los del sur a finales del siglo xviii y duran- mada en la península, aunque hubo ciertos despliegues de
te los primeros años del siglo xix. En el norte la población resistencia por parte de algún misionero, como el dominico
nativa era abundante y mantenían en alerta a las escoltas. Pablo María de Zárate. En 1822 se juró la Independencia
Recurrieron a las alianzas para enfrentarse a la dominación en diversas partes de la península.18 Las Californias forma-
española y tuvieron además acceso a territorios abiertos ha- ron parte de la república mexicana en calidad de territorio,
cia el norte, mientras que los del sur prácticamente se en- por la Constitución de 1824. Para atender los asuntos de
contraban encerrados en la península. las Californias se creó la Junta de Fomento de las Califor-
nias que propuso algunos proyectos que no fueron reali-
La guerra de Independencia zados debido quizá a la poca viabilidad que tenían en la
región, cuya realidad no era comprendida desde el centro
Por otra parte, a las debilidades internas del régimen mi- del país.19
sional se agregaban acontecimientos externos que contri- La confusión que reinó en los primeros años de la for-
buirían a los drásticos cambios en la vida de los habitantes mación del México independiente se reflejó de distintas
primitivos de Baja California. La guerra de Independencia maneras. Una de ellas fueron los diversos cambios en la di-
trajo como principal consecuencia problemas de comuni- rigencia política que dieron lugar a la inestabilidad política,
cación que provocaron escasez de abastos, así como del que sin embargo permitió el desarrollo de intereses parti-
pago de salarios a misioneros y soldados. Aunque por un culares y de un incipiente comercio en la península, favo-
tiempo los religiosos pudieron auxiliar a las escoltas con recido esto por la misma decadencia del sistema misional.
la producción de las misiones, también sufrieron las con- Las misiones del norte y sus escoltas tuvieron mayores pro-
blemas de comunicación y, aunque recibieron ayuda de las
16
Así lo afirmaba Fages: Las repetidas fugas que hacen los neófitos misiones de Alta California, los oficiales reportaron una te-
de sus misiones han causado graves perjuicios en las salidas de algunas rrible pobreza.20 Por otra parte, mientras se hacía evidente
partidas de la tropa en su busca, por la mala dirección de los cabos; por
eso las he evitado cuanto he podido, valiéndome de otros medios para la pérdida de la población indígena en el sur de la penínsu-
reducirlos, siendo el más eficaz el de enviar los padres a otros indios la, las actividades económicas agropecuarias, la minería y el
de confianza a pedirles a los capitaneros de las rancherías, quienes comercio dieron lugar a un repoblamiento de colonos pro-
mediante el agasajo y alguna pequeña dadiva, los envían o conducen
ellos mismos. BB, CA 6, f. 155 Fages a Romeu, Monterrey, 26 de cedentes de Sonora y Sinaloa que se concentraron en esa
febrero de 1791. En otro documento declaró el indígena Hilarión al parte meridional. Trejo Barajas señala que para 1824 alre-
ser interrogado en el juicio por homicidio: “nos fuimos para la sierra y
por allá me anduve hasta que me pillaron los gentiles y me entregaron 18
con el señor sargento.” AGN, Californias, Vol. 21, exp.7, fs. 291-295, Para mayor información consultar: Jorge Martínez Zepeda, “Jura
Proceso contra Hilarión González y José Leonardo Nices, San Vicente de la independencia en Baja California”, Mathes, Miguel (comp.), Baja
Ferrer, 29 de mayo de 1812. California. Textos de su historia, pp. 45-54.
19
17
Son múltiples los documentos que señalan que los indígenas Sin embargo, gracias a las actividades de esta Junta se escribieron
perseguidos por los soldados se refugiaban en la región del Colorado. informes que nos ayudan a comprender la situación en la península.
Como ejemplo: ante el temor de ser castigados por un crimen Trejo Barajas, Dení, Informes económicos y sociales sobre Baja
cometido, uno de los indígenas implicados dijo: “no tengan miedo, California 1824-1857, p. 14.
20 “[…] he dado orden a la tropa que se encuentra de guarnición
nos iremos al Río Colorado”. AGN, Californias, Vol. 21, exp.7, fs. 291-
295, Proceso contra…. En otro documento: ”varios cristianos se han en este presidio, se retire de su cuartel a los montes a buscar como
retirado al Portezuelo de la sierra que cae al Colorado a ampararse de puedan su vida.” Aquí se sugiere que los soldados buscarían alimentos
aquellos gentiles quienes les han asegurado que de allí no los sacarán de los alrededores, quizás auxiliados o guiados por los indígenas. AGN,
los soldados porque les temen.” BB, CA 3, f. 432, José Francisco de Gobernación, en IIH-UABC, 1.37, José Manuel Ruiz informa, Loreto, 8
Ortega al gobernador Fages, Misión del Rosario, 8 de junio de 1786. de octubre de 1823.

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dedor del 40% de la población de Baja California se locali- ante la inconformidad de los misioneros.27 Un año más tar-
zaba en esa región, y el 68% una década más tarde.21 de José María Echeandía28 expidió un Nuevo reglamento
La situación de los indígenas después de la indepen- para las misiones, con la intención de mejorar las condicio-
dencia tomó una dirección que les resultó muy perjudicial. nes de los indígenas pero, según señala Lassépas, la falta de
Ya desde la Constitución de Cádiz se les dio la categoría de precisión en la manera de hacer el repartimiento de aguas y
españoles, sin serlo realmente y con la obligación de inte- tierras entre los indígenas, empeoró su situación en lugar de
grarse a esa cultura.22 La intención era que los diferentes mejorarla.29
grupos étnicos se asimilaran o desparecieran por medio del Por otra parte José Mariano Monterde, jefe político de
mestizaje, para integrarse a la nueva nación.23 Las autori- Baja California, decretó en 1830 que 10 misiones fueran
dades analizaban la situación de los indígenas y trataban de convertidas en pueblos y sus tierras repartidas entre los indí-
explicar por qué algunos indígenas querían regresar a su an- genas, quienes quedarían sujetos a la jurisdicción civil como
tigua forma de vida, y buscaban la manera de incorporarlos los demás ciudadanos y además recibirían las herramientas
a la nueva legislación, manifestando la esperanza de cam- y los animales necesarios para el cultivo. Como excepcio-
biarlos.24 Tanto en los documentos de las autoridades que nes, por contener “un número considerable de indígenas”,
llegaban del centro del país como en los informes que en- permanecerían como misiones San Fernando, El Rosario,
viaban las autoridades locales se reflejaba su visión de los Santo Domingo, San Vicente, Santo Tomás, San Miguel y
californianos a los que consideraban incivilizados, y por ello Santa Catalina.30 Los misioneros defendieron sus derechos
el propósito era cambiarlos hasta lograr su inserción a la so- sobre las misiones, lo que detuvo la ejecución de las me-
ciedad mestiza, lo que en Baja California lograron en gran didas dictadas anteriormente. Además, en 1834 el padre
parte.25 Félix Caballero fundó la última misión dominica: Nuestra
De gran importancia para el establecimiento de la po- Señora de Guadalupe.
blación mestiza era la apropiación del territorio, cuyas mejo- En esta década de 1830, el jefe político Luis del Cas-
res tierras pertenecían a los complejos misionales, y esto dio tillo Negrete se propuso ejecutar el proyecto de secu-
lugar a graves conflictos para los pocos religiosos que que- larización de las misiones, pero se vio enfrentado a los
daban en las misiones, tanto con los indígenas como con la misioneros, entre los que destacó el padre Gabriel Gonzá-
población civil que llegaba con nuevas demandas para de- lez. A diferencia de otras partes de México, en este mo-
sarrollar las incipientes actividades económicas. Así encon- mento los habitantes Baja California se preocuparon por
tramos que después de la proclamación de la Independencia consolidar el poblamiento e impulsar ciertas actividades
los indígenas de Mulegé, San Ignacio y La Purísima se su- económicas, así como por fomentar la propiedad privada.
blevaron y huyeron a los montes. Ante esta reacción de los Igualmente procuraron establecer las instituciones políticas
pobladores nativos el comisionado Agustín Fernández de que les ayudaran a conseguir sus fines.31 Favoreció tam-
San Vicente expidió un reglamento provisional para las mi- bién a estos pobladores el que empezaron a llegar en forma
siones en 1822, con la finalidad de reconocer la autoridad regular a las costas californianas embarcaciones extranje-
de los misioneros sobre los indígenas porque éstos habían ras dedicadas a la caza de nutrias y ballenas, propiciando
confundido “la libertad civil y racional” con “la corrupción transacciones de intercambio y actividad comerciales com-
y el libertinaje”.26 En 1824 se creó la Junta de Fomento de plementarias muy favorables para sus habitantes dados los
las Californias cuyos miembros, con la mentalidad liberal de problemas de abastecimiento que tenían.32
la época, buscaban convertir a los indígenas en ciudadanos

27 Rodríguez Tomp, op. cit., p. 256.


21Trejo Barajas, Deni, Espacio y economía en la península de 28 Designado por el presidente Guadalupe Victoria Comandante
California, 1785-1860, p. 82. General y Jefe Directivo del Territorio de las Californias en 1825.
22 Urías Horcasitas, Beatriz, Indígena y criminal: interpretaciones del
Armando Trasviña Taylor, “Breve resumen del periodo”, en Mathes, op.
derecho y la antropología en México, 1871-1921, p. 14. cit., p. 43.
23 Ibid., p. 15. 29 Lassépas, op. cit., p. 67.
24 30
“[…] en estos últimos tiempos comenzaron ya a conocer sus Ibid., pp. 339-340.
derechos y a procurar salir de tan infeliz situación.” BH, FAC 948, doc. 31 Trejo Barajas, Espacio y economía…, p. 19. Los habitantes
6, Informe del Ayuntamiento de Loreto, 6 de diciembre de 1821. mencionados por Trejo se refieren seguramente a la población hispana
25 Informe de José María Ruiz, 1825; Miguel Martínez, 1836, en
o mestiza.
León-Portilla, Documentos para el estudio, pp. 32-33. 32 Trejo Barajas, op. cit., pp. 54-59. Menciona que los recolectores
26 Lassépas, Historia de la colonización, p. 327.
de pieles de nutria se habían hecho presentes desde principios del siglo

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Misiones cerradas después de la tigua al primero. Este sujeto paga soldados con el nombre de
Año de cierre
Independencia.
sirvientes que no tienen más oficio que custodiar a los genti-
La Purísima Concepción de Cadegomó 1822
les que por la fuerza obligan a trabajar en el rancho sin paga y
Santa Gertrudis La Magna 1822 sin darles qué comer atenidos a que como indios comen yer-
San Pedro Mártir de Verona 1824 bas del monte. El capitán de estos gentiles es un tal Germán,
San José de Comondú 1827 Luego vino a darme la queja diciéndome que Espinosa lo te-
Santa Rosalía de Mulegé 1828 nía preso y que lo hacía trabajar con toda su tribu y que ni si-
Nuestra Señora de Loreto 1829
quiera les daban la comida. ¿Cómo no se han de levantar los
indios en contra los de razón? Yo me he quejado al Juez de
Nuestra Señora del Rosario de Viñadaco 1832
Paz contra Espinosa y a éste le he mandado que se retire la
San Vicente Ferrer 1833 gente de razón arrimada con que oprime a los gentiles.
San Miguel Arcángel de la Frontera 1834 Hacen algunas iniquidades con los indios gentiles, les
Santo Domingo de la Frontera 1839 quitan a sus mujeres, hijos y parientes para venderlos como
San Ignacio de Kadakaamán 1840 esclavos a sus enemigos.35
San José del Cabo 1840
Hacia 1840 la decadencia de los establecimientos del
Santa Rosa de las Palmas 1840
norte se había dado en forma acelerada y los problemas
Santa Catalina Virgen y Mártir 1840
ocasionaron que “el vecindario” huyera hacia el sur.36 El te-
Nuestra Señora de Guadalupe del Norte 1840 rritorio se había dividido en grupos que se disputaban el po-
Santo Tomás de Aquino 1849 der económico y político y que manejaban el discurso liberal
para favorecer sus intereses. En medio de estas luchas por el
Mientras en el sur se desarrollaba lentamente la eco- poder entre los diversos grupos civiles y entre éstos y los es-
nomía, en el norte se sentía el abandono y falta de comu- casos religiosos que permanecían en la península, se encon-
nicación, lo que causó por una parte que las relaciones se traban los indígenas quienes, ante la nueva legislación que
hicieran más fuertes con la Alta California, y por otra que los categorizaba como ciudadanos pero los mantenía bajo el
los indígenas sintieran menos el peso de la presencia de los control misional, no tenían muchas opciones por ser consi-
soldados.33 derados “como eternos menores de edad”.37
A pesar de las medidas que se tomaron para proteger Clemente Rojo informó con respecto a las misiones me-
a los indígenas, éstos sufrieron nuevamente la invasión de ridionales donde solamente permanecían algunos indígenas
sus tierras ante las crecientes demandas de los pobladores viejos que ayudaban en las huertas de las misiones y afirmó
mestizos e hispanos.34 Su relación con las misiones no les que “la raza primitiva había desaparecido con la mezcla de
preparó para manejar los procedimientos legales para de- la raza blanca […] y así poco a poco se acabaron los aborí-
fenderse, aunque algunos de ellos buscaron utilizar las le- genes y por el tiempo en que vamos hablando, los Padres
yes para su beneficio. Los distintos grupos de pobladores se Misioneros estaban solos […]”38 Ante la falta de su salario
disputaban las tierras y ejercían presión sobre los indígenas, los antiguos soldados fueron licenciados y se ocuparon de
que nuevamente eran explotados como fuerza de trabajo, otras actividades y, con los pobladores recién llegados, fue-
como es evidente en la siguiente cita: ron ocupando el territorio que anteriormente proporcionaba
a los indígenas una forma de vida que les permitía sobrevivir
Un tal Espinosa que vive en el rancho de San Ramón distante en la región.39
de este punto 20 leguas tiene otro rancho en una sierra con-
35 AHPLM, 1838, leg. 36 bis, doc. 7857, Asuntos relacionados con

el levantamiento de los indios del Río Colorado, s/f, anónimo.


xviii y los cazadores de ballenas desde 1795. Explica que los rancheros 36 AHPLM, 1840, doc. 8405, José Antonio Garraleta a Francisco
pudieron participar en estas actividades de intercambio.
33 del Castillo Negrete, San Vicente, 2 de noviembre de 1840.
Mario Alberto Magaña cita la declaración de Jatñil al respecto, 37
donde dice que la ausencia de José Manuel Ruíz le ha beneficiado. Rodríguez Tomp, op. cit., p. 255.
38 Manuel Clemente Rojo, “Apuntes Históricos de la Baja California
Ponencia presentada en IV Jornadas Internacionales. Historia,
patrimonio y frontera, 2009. IIH-UABC. con algunos relativos a la Alta California suministrados por Manuel C.
34 Se dieron instrucciones para que los neófitos cristianos viejos de Rojo a la Bancroft Library”, en Mathes, op. cit., p. 99.
39
las misiones fueran emancipados y se les repartieran terrenos y bienes. AHPLM, 1840, Legajo 38, doc. 8290, Informe sobre el estado
AHPLM, 1833, leg. 27, doc. 4239, Reglamento expedido por José de la Compañía Militar firmado por Francisco del Castillo Negrete, La
Figueroa, San Diego, 10 de julio de 1833. Paz, 30 de abril de 1840.

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Conclusiones De Californias, Vol. 21, exp.7, fs. 291-295, Proceso con-
tra Hilarión González y José Leonardo Nices, San Vicen-
El presente trabajo nos permite enunciar una serie de te Ferrer, 29 de mayo de 1812.
conclusiones: De Gobernación, en IIH-UABC, 1.37, José Manuel Ruiz in-
a) Las fuentes disponibles nos muestran una versión forma, Loreto, 8 de octubre de 1823.
desde el punto de vista de las autoridades religiosas, milita-
res y civiles a lo largo del periodo estudiado; Archivo Histórico Pablo Leocadio Martínez Márquez
b) La visión de los indígenas se percibe entre líneas y (AHPLM)
muy pocas veces los primeros habitantes pudieron hacer oír
su voz directamente, aunque algunos documentos del siglo 1833, leg. 27, doc. 4239, Reglamento expedido por José
xix principalmente, reflejan su sentir; Figueroa, San Diego, 10 de julio de 1833.
c) Las fallas del proceso de evangelización muestran por 1838, leg. 36 bis, doc. 7857, Asuntos relacionados con
una parte la falta de comprensión hacia el indígena e inclu- el levantamiento de los indios del Río Colorado, s/f,
so hacen dudar de las intenciones de los misioneros de inte- anónimo.
grarlos al sistema colonial como súbditos; 1840, Legajo 38, doc. 8290, Informe sobre el estado de la
d) Las diferencias raciales y culturales están presentes Compañía Militar firmado por Francisco del Castillo Ne-
en la forma de referirse a ellos y aun después de la Indepen- grete, La Paz, 30 de abril de 1840.
dencia no parece haber cambiado la imagen que se tenía de 1840, doc. 8405, José Antonio Garraleta a Francisco del
los indígenas; Castillo Negrete, San Vicente, 2 de noviembre de 1840.
e) El gobierno mexicano no planteó un programa en BB, CA
que se reconocieran las diferencias culturales de los distin- 3, f. 432, José Francisco de Ortega al gobernador Fages,
tos grupos de habitantes;40 Misión del Rosario, 8 de junio de 1786.
f) Para este momento ya era innegable que las misio- 6, f. 155 Fages a Romeu, Monterrey, 26 de febrero de
nes no podían cumplir el papel para el que fueron creadas, 1791.
cuando ya se hacía evidente el impacto que habían tenido 14, fs.110-111 agosto 17, Gobernador interino Arrillaga, al
las epidemias en los índices de población de los diferentes virrey de México San Francisco, 17 de agosto de 1793.
grupos, y se buscaron alternativas para desarrollar la región; 24, fs. 404-405, Monterrey, Gobernador Borica al virrey
g) Los pobladores mestizos e hispanos llegaron a es- Branciforte, febrero 6 de 1797.
tablecerse en el sur para aprovechar nuevas alternativas de BH, FAC 948, doc. 6, Informe del Ayuntamiento de Loreto,
desarrollo económico que finalmente contribuyeron a la de- 6 de diciembre de 1821.
cadencia indígena.
Otras fuentes
Bibliografía
Báez-Villaseñor, María Estela, Levin Rojo, Danna A. y Orte-
Archivo General de la Nación (AGN) ga, Martha (coords.), Los grupos nativos del septentrión
novohispano ante la independencia de México, 1810-
De Provincias Internas, en IIH-UABC, 2.5, Informe del pa- 1847 (en proceso de edición).
dre presidente de las misiones, Fray Vicente Belda, Lore- Clemente Rojo, Manuel. 1988. “Apuntes Históricos de la
to, 2 de enero de 1800. Baja California con algunos relativos a la Alta California
De Misiones, IIH-UABC, 1.5, Informe sobre misiones, fir- suministrados por Manuel C. Rojo a la Bancroft Library”,
mado por José Joaquín de Arrillaga, Loreto, 5 de mayo en Mathes, Miguel, Baja California. Textos de su histo-
de 1801. ria, tomo I, México, Instituto de Investigaciones Dr. José
Misiones, en IIH- UABC, 2.5, Fray Domingo Barreda, prior María Luis Mora/ SEP/ Programa Cultural de las Fronte-
provincial al virrey don Francisco Javier de Lizana y ras Gobierno del Estado de Baja California, p. 99.
Beaumont, México, 16 de agosto de 1809. Del Río, Ignacio. 2000. “Cazadores-recolectores en la Baja
California misional: una tradición cultural en crisis”, en
Nómadas y sedentarios en el Norte de México. Home-
naje a Beatriz Braniff, UNAM, México, p. 583.
40 Cfr. Rodriguez Tomp, op. cit., pp. 255-256.

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Lassépas, Ulises Urbano. 1995. Historia de la coloniza- Mathes, Miguel (comp.). 1988. Baja California. Textos de
ción de la Baja California y decreto del 10 de marzo de su historia, tomo I, México, Instituto de Investigaciones
1857, colección Baja California: Nuestra Historia, núm. Dr. José María Luis Mora/ SEP/ Programa Cultural de
8, Secretaría de Educación Pública, Universidad Autóno- las Fronteras Gobierno del Estado de Baja California.
ma de Baja California, México. Ritter, Eric W. 1991. “Los primeros bajacalifornianos: enig-
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Los pueblos indígenas de la Sierra Tarahumara: un siglo de políticas
públicas (1900-2000)

Doctor Juan Luis Sariego Rodríguez1

Introducción territorio y a la jurisdicción tradicional que sobre él ejercía


hasta entonces el gobierno indígena.
Desde principios del siglo xx hasta nuestros días, el Esta-
do mexicano emprendió en la Sierra Tarahumara de Chi- La presencia del INI en la Tarahumara
huahua un conjunto de políticas indigenistas, entendiendo
por tal un conjunto de propuestas y modelos de intervención Puede decirse, sin embargo, que no fue sino hasta la im-
social para los grupos indígenas de esta vasta región (tarahu- plantación del Centro Coordinador Indigenista de la Tara-
maras, tepehuanes, pimas y guarijíos) orientadas a la lógica humara (CCIT) del INI, en 1952, cuando comenzaron a
de la economía, la política y la cultura nacionales. La prime- emprenderse de forma sistemática planes y programas gu-
ra y más importante expresión de esas políticas fue la Ley bernamentales y políticas públicas de desarrollo orientados
de Mejoramiento de la Raza Tarahumara, concebida y pro- a enfrentar la situación de pobreza de las poblaciones indí-
mulgada en 1906 por el gobernador Creel quien, desde una genas de la Sierra de Chihuahua. De entonces a la fecha,
óptica liberal y positivista e influenciado por el modelo an- dos han sido las principales estrategias seguidas: la acción
glosajón de las reservaciones indias, propuso la creación de integral y las políticas sectoriales.
colonias o pueblos tutelados por la presencia del Estado, en Entre 1952 y 1972, las labores del CCIT estuvieron
los que se hiciera realidad la ruptura del indio con su me- guiadas por el principio de la acción integral: una vez in-
dio de origen y con su cultura. El experimento, el primero vestigadas las condiciones culturales y las posibilidades
que se distanció abiertamente de las políticas de exterminio de desarrollo de la zona, era preciso establecer acciones
tan comunes en el final del porfiriato, concibió el problema conjuntas y articuladas en materia de promoción econó-
indígena como una cuestión de raíces agrarias y aculturati- mica, fomento educativo, integración geográfica, imparti-
vas, pero quedó inconcluso por el estallido de la Revolución, ción de servicios médicos, atención a demandas agrarias
aunque en cierta forma revivió años después en las colonias y de justicia, y en todos aquellos aspectos ligados al me-
catequistas que los jesuitas implantaron en diferentes luga- joramiento de las poblaciones indígenas. En este modelo
res de la Tarahumara. de desarrollo, la explotación de los recursos madereros se
La segunda expresión del indigenismo tuvo lugar en los concibió como el motor principal para detonar el bienes-
años de la posrevolución y se encarnó en la implantación tar indígena. La centralidad de lo forestal —en mi opi-
de la “escuela rural” y en el discurso de “mexicanización del nión, el error estratégico más grave del indigenismo oficial
indio”. La escuela rural llegó a la Tarahumara al inicio de los en la Sierra de Chihuahua— se tradujo en el control pa-
años treinta y derivó en las Misiones Culturales y en la crea- ternalista del INI sobre la gestión y operación producti-
ción de los primeros internados indígenas, promotores de su va de los ejidos. Aunque indudablemente trajo aparejado
castellanización y de su incorporación a la economía moder- el reparto de utilidades, la creación de escuelas, clínicas,
na, a través de la capacitación en artes y oficios. Otra de las caminos y otras infraestructuras, así como una relativa
expresiones de este programa de “mexicanización” fue el mejoría en las condiciones de vida de los rarámuri, nun-
reparto agrario en los pueblos y rancherías de la Sierra entre ca logró, sin embargo, volverse compatible con las lógi-
las décadas de 1920 y 1950. Lo más significativo de este cas de la economía indígena, tradicionalmente sustentada
proceso es que vino a imponer el modelo del ejido como en la combinación diversificada de estrategias producti-
forma territorial de apropiación de los recursos naturales y vas (caza, pesca, recolección, agricultura y ganadería a
como estructura de organización político-agraria, subordi- pequeña escala), en la configuración de los territorios con
nando a él las concepciones y prácticas indígenas ligadas al independencia de los ejidos y, en general, en visiones no
occidentales sobre el bienestar, muy ajenas a los lemas de
1 ENAH, Unidad Chihuahua. la acumulación, la ganancia y el progreso.

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La autogestión indígena del proceso de producción y co- programas del INI, tales como los Comités Comunitarios de
mercialización forestal y la reinversión de sus beneficios en Planeación (COCOPLAS), los Comités Consultivos Estatales
infraestructuras de equipamientos y servicios, ideal propug- y el Comité Consultivo Nacional.
nado por el INI, nunca fue una realidad y el sueño desarro- Sin embargo, en la práctica, las concepciones del indio
llista nunca logró la aceptación deseada. Después de más de derivadas del neoindigenismo fueron pragmáticamente su-
dos décadas de experimentos y ensayos, el indigenismo ofi- plantadas —en especial, después de 1982— por catego-
cial tuvo que reconocer que la operación a escala del negocio rías generales como las de marginación y pobreza extrema,
forestal sólo podía ser viable con el concurso de las empresas a la par que la acción indigenista se asumió como parte de
madereras privadas. En cierta forma, este modelo evidenció una política sectorial más amplia diseñada para atender las
una notoria discrepancia entre las concepciones sobre el de- demandas de los grupos más desfavorecidos de la sociedad.
sarrollo del gobierno y las de los indígenas: mientras para el Progresivamente, esta carencia de un discurso y de un pro-
primero aquél dependía básicamente de la integración pro- grama de acción específicos sobre la población indígena fue
ductiva de la Tarahumara a la economía nacional, los segun- característica de los organismos y planes sectoriales para los
dos, en cambio, vislumbraban su mejoría en términos de que lo indígena sólo era asimilable y manejable en términos
autosuficiencia alimentaria y autonomía cultural. de marginalidad social, es decir, de carencias. Fue así como
Ante la evidencia de que los frutos del desarrollo tarda- una visión peyorativa y excesivamente economicista del
ban en llegar a la Tarahumara, el gobierno decidió, a me- mundo indígena fue postergando aquellos otros aspectos cul-
diados de los años setenta, suplantar la acción integral por turales que, más allá de connotar la pobreza, explican las di-
un conjunto de políticas sectoriales. Las tareas que tradicio- ferencias de este sector con respecto al resto de la población
nalmente el INI y el CCIT habían venido desempeñando en nacional y dan razón de las causas profundas de su mar-
los campos de la educación, el fomento al desarrollo forestal ginación. Esta misma orientación ha estado de alguna ma-
y agropecuario y la organización de los núcleos indígenas, nera presente en la conformación de los programas públicos
fue gradualmente transferida a una serie de dependencias, que el gobierno ha instrumentado en las últimas décadas para
instituciones, planes y empresas públicas como la Direc- enfrentar la pobreza: los Fondos Regionales del PRONASOL,
ción General de Educación indígena (1973), la empresa el PROGRESA y el programa Oportunidades.
paraestatal Productos Forestales de la Tarahumara (PRO-
FORTARAH, creada en 1972 y desaparecida en 1988), el El ejemplo de Oportunidades
Plan Tarahumara, la Coordinación General del Plan Nacional
de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados (COPLAMAR, El programa Oportunidades es sin duda el programa “estre-
en 1977), el PROCAMPO, el Programa Nacional de Soli- lla” de la política social de los últimos gobiernos. Destinado
daridad (PRONASOL, en 1990) y sus Fondos Regionales a romper con los círculos viciosos de reproducción interge-
y más recientemente los Programas de Educación, Salud y neracional de la pobreza, se orienta a inversiones destinadas
Alimentación (PROGRESA, en 1997) y Oportunidades. a las familias de menores recursos y se traduce en transfe-
rencias monetarias destinadas a cubrir gastos de alimenta-
De la acción integral a las políticas sectoriales ción y educación, condicionando a sus beneficiarios a una
serie de corresponsabilidades como la asistencia escolar de
Al inicio de los años setenta, el INI modificó sus tesis oficia- los educandos y la consulta médica periódica en especial
les por una versión más matizada del integracionismo que de madres y menores. Sin embargo, un estudio de evalua-
fue conocida bajo el término de “neoindigenismo” y ción de la cobertura del Programa Oportunidades en la Tara-
que propugnó por la participación de los liderazgos indíge- humara llevado a cabo en 2008, nos llevó a concluir que los
nas (maestros bilingües, Consejos Supremos) en el diseño beneficios de ese programa sólo llegan a una de cada 3 loca-
de las políticas públicas orientadas a los grupos étnicos. Sur- lidades y a uno de cada 4 habitantes. Pero además, pudimos
gieron así algunos programas inspirados en postulados del et- constatar que esas localidades y familias carentes de los
nodesarrollo que consideraban las capacidades organizativas apoyos de Oportunidades son mayormente pequeñas loca-
y productivas de las comunidades indígenas como el activo lidades dispersas, en su mayoría habitadas por indígenas, lo
más importante para superar su situación de marginación y que se traduce en cierta forma de discriminación étnica.
pobreza. Esta nueva filosofía sobre el desarrollo se tradujo en Esta baja cobertura, alegan los directivos de Oportuni-
la creación, mediante decreto presidencial de junio de 1986, dades, se justifica por el hecho de que muchas de esas lo-
de una serie de instancias de participación indígena en los calidades indígenas dispersas no cuentan ni con servicios de

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salud ni de educación, condición indispensable y obligada Además, y desde 1995, ha entrado en operación un ma-
según las reglas de operación del programa, para que Opor- croproyecto turístico —el Plan Barrancas del Cobre— que
tunidades pueda implantarse en tales asentamientos. En amenaza con convertirse en una forma actualizada de ase-
otras palabras, las condiciones de dispersión demográfica, dio al control indígena sobre sus territorios.
de falta de comunicaciones y la abrupta geografía de la Sie- También en este mismo período, estamos siendo testi-
rra de Chihuahua constituyen una barrera insalvable para la gos de un cambio radical en dos ámbitos tradicionales de la
operación de Oportunidades, lo que explica incluso un nivel economía de la Tarahumara: la minería y la actividad fores-
de cobertura mucho menor que aquel con el que opera el tal. En cuanto a la minería, y después de casi ocho décadas
programa en otras regiones indígenas del país como Oaxa- caracterizadas por la inestabilidad y la decadencia —sólo
ca o Chiapas.2 Concluyo entonces señalando que en la me- superadas por cortos períodos de apogeo en algunos con-
dida en que el Programa Oportunidades tiende a favorecer tados pueblos—, la firma del Tratado de Libre Comercio, la
en términos comparativos más a las localidades mestizas y penetración del capital canadiense, el repunte de los precios
grandes que a las rancherías indígenas pequeñas y dispersas, de algunos metales, la introducción de modernas tecnolo-
es probable que esté propiciando una cierta segmentación gías y la apertura de nuevas vías de comunicación comien-
de la población pobre de la Sierra en dos polos o, en otras zan a dibujar un nuevo panorama que expresa los signos de
palabras, la conformación de dos pisos de la pobreza: el de la globalización en las más apartadas regiones de la Sierra
quienes acceden a los beneficios integrales del programa y de Chihuahua. Atestigua tales cambios la afanosa presen-
el de quienes están marginados de él.3 Todo ello explica por cia de algunas compañías canadienses, enclavadas en medio
qué la Sierra Tarahumara constituye hoy la región étnica de de antiguas ruinas de tiros y plantas de beneficio en varias de
México con el más alto índice de rezago social.4 las áreas barranqueñas de la Sierra, que se han vuelto a con-
vertir en una tierra de promisión para los buscadores de la ri-
Los nuevos ejes de la economía global de la queza del subsuelo.
Tarahumara Por lo que se refiere a la actividad forestal, los indicios
son aún más llamativos. Tras cerca de setenta años de ex-
Frente a las lógicas, tendencias y escasos logros de los pro- plotación intensiva —actividad que el Estado impulsó de
gramas públicos para enfrentar la pobreza y marginación, la forma denodada entre los pueblos indios de la región— y
“real economía” de la Sierra Tarahumara parece moverse de en un contexto de precios y mercados cada vez más incier-
acuerdo a lógicas y tendencias ajenas al discurso indigenis- tos, el gobierno y la iniciativa privada anuncian hoy el final
ta. En particular, asistimos en las dos últimas décadas a un de la era de la industria forestal y, con el respaldo de grupos
auge inusitado de la economía del narcocultivo (marihuana ecologistas y convenios internacionales relativos a la biodi-
y amapola) y de narcotráfico y su secuela de violencia, que versidad y al cambio climático, promueve asiduamente un
cada vez se hace más generalizada en los pueblos de la Sie- conjunto de políticas conservacionistas orientadas a fomen-
rra y que continuamente amenaza la paz y la convivencia. tar el ecoturismo —la actual y polémica construcción de un
gran complejo en la Barranca del Cobre es sólo una muestra
2 de ello—, la introducción de los servicios forestales, el co-
Puede verse al respecto una comparación entre los niveles de
cobertura en regiones indígenas de esos estados en Sariego, Juan mercio de la naturaleza y la erección de una Reserva de la
Luis: “Cobertura y operación del Programa Oportunidades en regiones biosfera en la Tarahumara. Se trata, en términos generales,
interculturales indígenas” en: Evaluación externa del Programa de propiciar la mercantilización de las riquezas medioam-
Oportunidades 2008. A diez años de intervención en zonas rurales
(1997-2007), Tomo IV, Oportunidades día a día, evaluación de bientales de la Sierra de Chihuahua.
la operación del Programa y la atención a las familias beneficiarias,
Secretaría de Desarrollo Social, México, 2008, pp. 193-284.
3
Los temas neurálgicos de la agenda indígena en la
Es cierto que el gobierno federal instauró desde 2008 el Programa
Alimentario en Zonas Marginadas (PAL), pero éste ofrece apoyos muy Tarahumara
inferiores a los de Oportunidades y tiene también una baja cobertura
en los municipios de la tarahumara en donde, como ejemplo, baste Tras cerca de un siglo de experimentos indigenistas y de de-
decir que en promedio las 29,512 familias del estado de Chihuahua
inscritas en el PAL recibieron en el 4° bimestre de 2010 la suma de sarrollo, tres me parecen ser los temas neurálgicos en los
824 pesos. (Ver: http://www.oportunidades.gob.mx/Portal/wb/ que se centran actualmente las demandas de la etnias de la
web/apoyos_emitidos_a_las_familias_PAL.)
4 Pueden verse al respecto las estadísticas elaboradas por la
Sierra Tarahumara, los tres, ejes de una reforma legislativa e
CDI en: http://www.oportunidades.gob.mx/Portal/wb/web/ institucional aún pendiente que reconozca: los territorios ét-
apoyos_emitidos_a_las_familias_PAL nicos cuya delimitación y estructura han perdurado después

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de cuatro siglos, los sistemas vigentes de gobierno indígena, La configuración de los ejidos vino años después a des-
y las formas y prácticas de justicia y costumbre jurídica. Si dibujar aún más los perfiles de los territorios indios dando
bien estos temas no son todos los que permitirían asegurar lugar a todo tipo de situaciones. En la actualidad hay ejidos
un desarrollo sustentable en términos económicos, cultura- cuyo territorio se corresponde con el de los pueblos indíge-
les y ambientales, sí al menos parecen los más nodales des- nas que en ellos habitan, pero hay también muchos casos
de los cuales podría pensarse en otros avances. en que los pueblos están escindidos en varios ejidos o en
En cuanto a la territorialidad indígena y específicamen- que un solo ejido engloba un conjunto de pueblos indepen-
te la de los rarámuri, los pueblos constituyen la estructura dientes. Desde el punto de vista político, esta situación ha
central de la organización social y cada uno de ellos está in- dado como resultado una competencia y, en no pocas oca-
tegrado por una constelación de ranchos y rancherías dis- siones, un conflicto entre el gobierno indígena, por un lado,
persos, dependientes de una cabecera, desde donde se y las autoridades representantes del poder municipal o del
ejerce la autoridad y la justicia indígenas. Cada pueblo tie- ejido, por el otro, conflictos que a menudo, están atravesa-
ne sus propias autoridades y éstas actúan autónomamente dos por disputas interétnicas entre indígenas y mestizos.
sin que exista ningún nivel de representación, agrupación o De lo que venimos diciendo, se concluye que, a diferen-
confederación políticas superiores. cia de lo que sucede en otros territorios indígenas, la deli-
Desde la óptica indígena, los pueblos establecen un mitación territorial y la jurisdicción política de los pueblos
principio de pertenencia y adscripción. En tanto que enti- rarámuri nunca coincide con los límites administrativos y ju-
dad política el pueblo es el territorio y la unidad poblacional risdiccionales de los ayuntamientos, y en la mayoría de los
donde ejerce su jurisdicción y su justicia el gobierno indíge- casos tampoco con los de las secciones municipales, las co-
na a través de los gobernadores o siríame y de un conjunto misarías de policía y los ejidos. Mucho menos aún puede
de autoridades como los igapitani (capitanes), ginirari (ge- decirse que las autoridades de gobierno indígena formen
nerales), sontárasi (soldados), mayoli (mayores), alawasi parte del sistema orgánico de autoridad de los municipios,
(alguaciles), físcari (fiscales), etcétera. En cuanto al ejerci- comisarías de policía o comisariados ejidales ni que sean re-
cio de la autoridad, ésta se sustenta antes que nada en cri- conocidas como tales por las autoridades gubernamentales,
terios y directrices morales. La toma de decisiones, en fin, judiciales o agrarias. Se trata por el contrario de dos siste-
nunca opera bajo el principio de la mayoría sino el del con- mas de representación, autoridad, justicia y gobierno que
senso, y no se hace efectiva sino hasta que todos y cada han permanecido por siglos relativamente autónomos. Y
uno de quienes componen la asamblea de un pueblo estén aunque sólo el que corresponde al sistema de la administra-
de acuerdo, lo cual implica muchas veces largos procesos de ción pública nacional es legalmente reconocido, en la prác-
consulta así como el derecho a disentir. tica los indígenas siguen rigiéndose en muchos ámbitos de
Como resultado del carácter interétnico de la Sierra Ta- su vida cotidiana por las decisiones que toman con sus pro-
rahumara, las concepciones y prácticas de los indígenas de pias autoridades.
la Sierra Tarahumara en torno a sus territorios y sus comu- En cuanto a la vigencia de los sistemas de justicia entre
nidades entran a menudo en conflicto con aquellas que de- los tarahumaras, aunque no es homogénea a lo largo de la
rivan del sistema ejidal y municipal. Desde el punto de vista Sierra, tienen un fuerte arraigo en muchas cabeceras o pue-
formal propio de la administración pública, el territorio se- blos centrales donde la gente se suele reunir en las asam-
rrano se estructura en municipios, secciones municipales y bleas dominicales en el kumerachi o atrio de la iglesia. El
comisarías de policía. Desde el punto de vista agrario pre- siríame o gobernador —la autoridad suprema dentro de
domina en la Tarahumara el sistema de propiedad ejidal y cada pueblo— imparte un sermón de carácter moral de-
en menor medida el de bienes comunales y el de la propie- nominado nawésari, invitando a la gente a comportarse de
dad privada. acuerdo con las normas morales y principios éticos aprendi-
Cuando fueron delimitados los territorios estatales y mu- dos de los antepasados o anayáwari.
nicipales de la Sierra en el siglo xix y los de los ejidos a partir Con ocasión de estas reuniones y si ha mediado una
de la década de 1920, nunca se tomó en cuenta el parecer acusación de algunos de los vecinos, se procede a reali-
de los indígenas. Como resultado de ello tarahumaras, tepe- zar un juicio. Previamente, los capitanes y la mayora reci-
huanos, pimas y guarijíos quedaron escindidos por las fronte- ben la denuncia e investigan los detalles, preguntando a los
ras municipales y, en algunos casos, por las estatales. Así por implicados en la querella. Después, el gobernador ordena
ejemplo, existen pimas y guarijíos en Chihuahua y en Sono- a los soldados o sontárasi que vayan a buscar al presunto
ra, así como tepehuanes en Durango y Chihuahua. delincuente. El tribunal está integrado por el gobernador y

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sus ayudantes —entre ellos el alawasi o alguacil— quie- cia y organización social indígenas funcionan relativamente
nes, portando sus bastones de mando, son además auxilia- bien y mantienen un cierto grado de autonomía, cohesión y
dos por algunos de los ancianos del pueblo. Frente a ellos se eficacia “hacia adentro” de los núcleos indígenas, en cambio
sientan en el suelo el quejoso y el demandado, acompaña- existen pocos agentes de intermediación cultural que per-
dos cada uno de sus respectivos testigos y más lejos toda la mitan a estos núcleos negociar y hacer valer sus posturas
asamblea del pueblo. Todos exponen, en forma respetuosa y “hacia fuera”, ante el Estado y la sociedad nacional. Esta au-
ordenada, las razones de la acusación y, en su caso, los mo- sencia de agentes interculturales propicia su sustitución por
tivos de la inocencia, aportando para ello las pruebas testi- agentes externos. ¿No es ya el momento de pensar que el
moniales o materiales que consideren convenientes. reconocimiento constitucional del gobierno indígena sería la
Tras oír a las partes, el tribunal emite una sentencia de vía más apta para ejercer, de forma intercultural y junto con
culpabilidad o inocencia. En el primero de los casos, se im- el Estado, una administración y una justicia que estén más
pone algún tipo de pena que busca, antes que nada, reparar cerca de los pueblos indígenas de la Sierra de Chihuahua?
el daño, a través de una compensación económica o en es- Sin duda una de las enseñanzas que arroja la historia del
pecie tal como la entrega de maíz o algún animal. También indigenismo en la Tarahumara es la de la inviabilidad de pro-
es factible que el culpable sea encerrado por algunos días puestas y modelos de desarrollo extraídos de contextos cul-
en una pequeña cárcel ubicada en el kumerachi y sólo en turales ajenos, en particular del contexto mesoamericano
casos muy excepcionales que reciba algunos azotes en se- que estuvo en el sustrato del paradigma indigenista integra-
ñal de castigo. Pero, ineludiblemente, el acusado recibe del cionista. Para resolver este problema creo que ya es tiempo
gobernador una exhortación conminándolo a no reincidir de pensar en definiciones más flexibles, menos homogenei-
en su conducta y a retomar el buen camino por el que de- zantes y más adaptadas de los programas de desarrollo del
ben andar los rarámuri. Sin duda es ésta reprimenda públi- gobierno federal, lo que habrá de traducirse en programas
ca lo que más avergüenza al acusado, por cuanto representa regionales y locales que partan y reconozcan de facto la di-
para él un desprestigio social. Al final, las autoridades invi- versidad étnica del país. Consecuentemente, abogo por la
tan a las partes a que se saluden entre sí como símbolo de urgente necesidad de superar lo que me parece ser un viejo
la reconciliación. vicio de la política indigenista nacional, el suponer que to-
Entre los rarámuri, el juicio es el procedimiento consue- dos los indios son iguales, quizás porque de todos ellos se
tudinario para resolver los problemas más comunes que sur- postula que, antes que nada, son mexicanos.
gen de la convivencia social. En particular, ahí se dirimen
conflictos por motivos de robo, agresiones físicas y verbales, Bibliografía
herencia de tierras, violencia familiar, adulterio y hechicería.
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indíge-
A modo de conclusión: propuestas para el debate nas (CDI), Estadísticas del índice de rezago social (Sierra
Tarahumara), en: http://www.oportunidades.gob.mx/
A modo de conclusiones planteo tres proposiciones para el Portal/wb/web/apoyos_emitidos_a_las_familias_PAL
debate: (Programa Alimentario en Zonas Marginadas).
Creo que la única vía posible para encontrar modelos de de- Sariego Rodríguez, Juan Luis. 2008. “Cobertura y opera-
sarrollo culturalmente pertinentes, económicamente efi- ción del Programa Oportunidades en regiones intercul-
cientes y ambientalmente sustentables en la Tarahumara turales indígenas”, en Evaluación externa del Programa
pasa necesariamente por el reconocimiento de un estatuto Oportunidades 2008. A diez años de intervención en
de autonomía. Este habrá de implicar, en primer lugar, el re- zonas rurales (1997-2007), t. IV: Oportunidades día a
conocimiento del sistema de gobierno y de justicia que los día, evaluación de la operación del Programa y la aten-
pueblos indígenas de la Tarahumara han ejercido “de facto” ción a las familias beneficiarias, Secretaría de Desarrollo
desde hace siglos. También se requerirá restaurar los verda- Social, México, pp. 193-284.
deros territorios indígenas, cuya fisonomía y límites fueron
suplantados desde los años treinta por el sistema municipal
y agrarioejidal.
A diferencia de lo que sucede entre otros grupos étnicos
de México, podemos decir que en la Tarahumara, mientras
los sistemas de liderazgo, gobierno, representación, justi-

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El reconocimiento de los pueblos indígenas a 200 años de la
Independencia y 100 de la Revolución. Perspectivas

Doctor Miguel Ángel Sámano Rentería1

Introducción Los pueblos indígenas y la disputa por la creación de la


Nación
Hablar de la perspectiva del reconocimiento y la inclusión
de los pueblos indígenas al Estado-nación de México es El año 1821 marca el triunfo de la causa criolla de la Inde-
una utopía un tanto difícil de alcanzar si se revisa la tra- pendencia para crear un imperio mexicano sobre la base de
yectoria histórica de la relación que ambos han tenido a lo una “Nación mexicana” constituida por los pueblos origina-
largo de doscientos años de Independencia y cien años de rios de antes de la conquista española, lo cual se convirtió
Revolución. Este sector sufre la marginación y el descono- en un mito para cohesionar, bajo una sola bandera y terri-
cimiento de la mayoría de la población mexicana, la que torio, a una serie de habitantes que llevarían el nombre de
se considera mestiza y constituye un 90 por ciento de la mexicanos, aun contra su voluntad; tal como lo habían he-
población total de la República, donde se dan una serie de cho los conquistadores españoles al nombrar indios a todos
contrastes y claroscuros ya que en algunas regiones hay los pueblos y habitantes de este territorio mesoamericano
mayor presencia de población indígena y en otras práctica- con el fin de someterlos y subordinarlos a sus intereses, que
mente se le considera ausente. eran los del imperio español y los propios conquistadores.
La problemática que sufren los pueblos indígenas de Los hijos de estos españoles, los criollos, serían los que utili-
México se debe a causas estructurales y a la falta de una zarían a los pueblos indígenas para eliminar el poder colonial
visión intercultural para considerar y relacionarse con los extranjero e imponer un poder imperial creando, para deten-
diferentes, y tiene que ver con una política discriminato- tarlo, un gobierno “monárquico” cuyos súbditos serían los
ria por parte del Estado liberal mexicano desde su creación indios, negros, castas, mestizos y criollos.
hasta nuestros días, cuando el neoliberalismo tomó fuerza La participación de los pueblos indios en el movimiento
a través de las políticas de globalización a nivel mundial. En de Independencia no fue por una conciencia propia de crear
este pequeño ensayo puntualizaremos algunos aspectos de una “Nación” suya, sino que se trató de una lucha por la
esta relación del Estado-nación con sus pueblos originarios emancipación y por liberarse de las injusticias, los maltratos
hasta el reconocimiento de éstos como sujetos sociales in- y la discriminación que recibían por parte de los españoles
tegrantes de la Nación mexicana. hacendados, dueños de minas y ganado. La rebelión indíge-
Son seis los momentos históricos que se analizan a na que acompañó a Hidalgo, y las masas de indios, mestizos
grosso modo acerca de esta relación entre Estado y pue- y mulatos que combatieron al lado del ejército insurgente de
blos indios desde la Independencia hasta nuestros días, Morelos, actuaron para apoyar una causa justa: expulsar de
para tratar de entender la situación actual y la difícil pers- su territorio a los españoles que los maltrataban, les quita-
pectiva que enfrenta la población indígena para alcanzar su ban sus tierras y explotaban su fuerza de trabajo, y mantener
pleno desarrollo, el reconocimiento de sus derechos y, por la religión como elemento esencial de la identidad y unidad
ende, su participación en la construcción de un Estado plu- católica.
ricultural a fin de lograr un cambio en dicha relación del Es- La invención de la “Nación mexicana”, desde los escri-
tado con los pueblos indígenas y viceversa. tos de fray Servando Teresa de Mier y los constituyentes
de Apatzingán de 1814 y más tarde los de 1824, se hizo
basada en la idea de mantener la unidad a través de la li-
bertad y la igualdad de derechos y preceptos de los princi-
pios republicanos, es decir de los ideales liberales que eran
1 Profesor Investigador del Departamento de Sociología Rural y de
soberanía, libertad, igualdad y justicia, y que no estaban en
la Maestría en Desarrollo Rural Regional, Coordinador del PISRADES- la orden del día de las poblaciones indígenas pero sí en la
CIISMER de la UACH. de los letrados e ilustrados (criollos y mestizos) que que-

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rían crear una “Nación” construida sobre un pasado remoto El triunfo del proyecto liberal de Nación y los pueblos
para alcanzar dichos ideales en un futuro lejano (Floresca- indios
no, 1997: 234-238).
La Constitución liberal de 1824 terminaría supuesta- La Revolución de Ayutla de 1854 marca un segundo mo-
mente con el poder centralista del imperio de Iturbide para mento de movimientos y reacomodos sociales que traerían
crear una República Federada, pero donde los pueblos in- una serie de consecuencias en la relación del naciente Esta-
dígenas son excluidos por decreto de la “creación” —o in- do-nación mexicano con los pueblos indios. La Ley Juárez de
vención— de la “Nación mexicana”. Esta Constitución no 1855 establecía la separación de Estado e Iglesia, y la Ley
reconocería las diferentes identidades y culturas de los pue- Lerdo o Ley de Desamortización, de 1856, enajenaba los
blos originarios aunque éstos representaban casi la mitad bienes eclesiásticos y los de las corporaciones civiles, es de-
de la población total del territorio nacional. Los pueblos in- cir la tierra de los pueblos indios. Las Leyes de Reforma mar-
dígenas estuvieron ausentes en el nacimiento de la nueva caron un hito en la historia, pues constituyeron la base de la
“Nación mexicana” simplemente porque no se les tomó en promulgación de la Constitución liberal de 1857, y provoca-
cuenta ni hubo representación de ellos en el constituyente ron la Guerra Civil, conocida como Guerra de Reforma, que
que creó la República de los Estados Unidos Mexicanos o definió el rumbo de proyecto de “Nación” hacia el triunfo de
República Mexicana, obligando a todos los habitantes de un grupo de liberales encabezados por el indio zapoteca Be-
territorio nacional a llamarse mexicanos y a tener como nito Juárez, considerado como el segundo padre la patria.
lengua franca el español. Los pueblos indios no tomaron partido por ninguno de
Después de constituida la República, en la primera mi- los bandos confrontados, sino que fueron enrolados por li-
tad del siglo xix, se daría la confrontación de liberales y berales y conservadores para luchar a favor o en contra de
conservadores en la disputa por la “Nación” o por el pro- la nueva Constitución, que pretendía dar una identidad na-
yecto de ésta. La carencia de un Estado y la falta de una cional a los mexicanos al considerarlos a todos iguales ante
cohesión social retrasaron este proceso varios años du- la ley y pretendía la privatización de la tierra, o por lo me-
rante el periodo de anarquía de 1829 a 1867. Los pue- nos la puesta en marcha de su circulación como una mercan-
blos indígenas se mantuvieron al margen de esta disputa, cía que promovería la inversión y el “progreso” técnico en la
pues ellos no entendían de poderes federados o de gobier- agricultura. Sin embargo, los ideales liberales se vieron frus-
nos centralistas. Coincidían con aquellos que defendían los trados por la segunda intervención francesa (1862-1867),
fueros y la religión —o sea con los conservadores— pero apoyada por los conservadores y la iglesia, y la imposición
no por sus ideales políticos, que también veían a los indios de un Segundo Imperio (1864-1867) encabezado por un
como inferiores y necesitados de tutelaje, sino por oposi- austriaco llamado Maximiliano de Habsburgo que recono-
ción a los liberales que también los despreciaban y discrimi- ció ciertos fueros a los pueblos de indios, entre ellos el de-
naban, y atentaban contra sus costumbres, sus tradiciones recho a mantener sus tierras y a que se les dotara de ellas, y
y aun contra sus tierras, en un afán de “progreso” de la na- la promulgación de una “Ley para las clases menesterosas”,
ciente “Nación” republicana que trataba de imponer una para compensar la desigualdad social mediante una política
legislación a todos los ciudadanos en un territorio llamado proteccionista, parecida a la ejercida durante el colonialismo
México. español.
Tanto conservadores como liberales consideraban a los El triunfo definitivo de los liberales sobre los conservado-
indígenas como inferiores, como incapaces de alcanzar su res, la Iglesia y el imperio impuesto, significó la posibilidad de
propio desarrollo. Se reprodujo el modelo de sometimien- implementar el proyecto de integración nacional y la ejecu-
to y marginación que habían practicado los colonizadores ción de las Leyes de Reforma durante la época de la Repú-
españoles. Los indígenas se refugiaron en sus pueblos o en blica Restaurada. La Constitución Liberal sería considerada
las haciendas, como peones acasillados o como vendedo- como sagrada porque, según intelectuales como Francisco
res de sus productos en las ciudades; algunos se incorpo- Zarco, representaba las aspiraciones de pensadores y clases
raron a las bandas de asaltantes para tratar de salir de su desvalidas (Ibídem: 432).
situación de pobreza, pero siguieron manteniendo sus usos Una serie de destacados intelectuales liberales como Ig-
y costumbres, sus lenguas, vestidos y formas de gobierno nacio Ramírez, Guillermo Prieto, Pérez Hernández, Francisco
tradicional, mientras que las fuerzas políticas, militares y los Pimentel y García Cubas iniciaron el estudio de la población
letrados se disputaban el poder para realizar su proyecto de indígena para entender el problema de las etnias existen-
“Nación”. tes en el país, su diversidad lingüística, y tratar de calcular el

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porcentaje de población indígena con respecto de la pobla- denuncia de “terrenos baldíos”. La ley de “Baldíos” de 1894
ción total, llegando a considerar que representaba un 37% ordenó el fraccionamiento de los ejidos que aún pertenecían
en 1876, es decir alrededor de 3.5 millones de habitantes a los pueblos indígenas y esto significó el golpe mortal contra
(González y González, 1996: 159). Observaron que se ha- la propiedad comunal. Según Goldschmidt, durante el Por-
blaban más de 100 lenguas indígenas dispersas en el terri- firiato se habían vendido unas 72 millones de hectáreas de
torio nacional y discurrieron que aunque esto representaba “tierras baldías” y de terrenos comunales de indios, lo que
una riqueza para el idioma español, al mismo tiempo impedía significaba un tercio del territorio nacional. Tan sólo los alle-
la comunicación entre los diferentes pueblos indígenas así gados a Porfirio Díaz, entre ellos los “científicos”, se apropia-
como la unidad nacional (Ibídem: 167). ron de 58 millones de hectáreas. Esto fue un despojo vil y
Según González y González, la debilidad de los gobiernos descarado de tierras (Goldschmidt, 1980: 88, cit. pos. Sá-
posteriores a la Independencia permitió el fortalecimiento mano, 1993: 114-115).
de las Repúblicas de Indios, otorgándoles mayor autono- Enrique Florescano (1997: 488) sintetiza en tres as-
mía. “Aunque se pretendió aniquilarlas como una ‘reliquia pectos las causas de las rebeliones indígenas durante el siglo
vergonzosa’ del antiguo régimen colonial, las ‘repúblicas’ xix. La primera de ellas se refiere al rechazo de los indíge-
se fortalecieron su afán separatista, y muchas aldeas de in- nas a los partidos tanto liberales como conservadores, en sus
dios acabaron siendo Estados soberanos e independientes” proyectos políticos. La segunda fue la declaración de guerra
(Ibídem: 170). Esto se refleja en el pensamiento de algunos contra los pueblos indios cuando éstos no se sometieron a
intelectuales de la época que decían que el problema de la in- las leyes y mandatos emanados del Estado mexicano. La ter-
tegración nacional era cómo lograr la incorporación de las di- cera, que incluye las dos anteriores, fue la exclusión de los
ferentes naciones que se expresaban a través de los pueblos pueblos indios del proyecto nacional. La consecuencia fue
originarios a lo largo del territorio llamado México. una serie de levantamientos desde mediados del siglo xix
Ante la embestida de la política liberal en contra de hasta fines de este siglo que provocó la segregación de los
los pueblos indios, la reacción de éstos fue buscar la cohe- pueblos indígenas del resto de la sociedad.
sión social y cultural como una forma de resistencia al pro- El despojo de las tierras a los pueblos indios se debió a
yecto de integración nacional que significaba el despojo de dos aspectos, desde nuestro punto de vista esenciales: uno
sus tierras y de sus usos y costumbres, es decir, de su propia es el factor económico de incorporar la tierra “improducti-
identidad como pueblos. Las rebeliones indígenas contra el va” de los pueblos indios al desarrollo y al “progreso”, es decir
gobierno federal serán una muestra de descontento, aunque al desarrollo del capitalismo; y el otro se debe a una política
se trató de levantamientos locales, si acaso regionales, que que pretendió acabar con el “indio” de manera fáctica, des-
fueron sofocados por las fuerzas militares y de los “rurales”, pojándolo de su base material de subsistencia que era la tie-
para lograr el propósito liberal de imponer un Estado-nación rra, pero basada en una política racista alimentada desde las
en todo el territorio. ideas positivitas que dominaban durante el porfiriato y consi-
deraban al indio como una raza inferior, carente de ideales de
El despojo de las tierras y territorios de los pueblos progreso e ignorante por falta de educación y de una cultura
indios por el liberalismo “civilizada” (desde el punto de vista occidental).
La idea del mestizaje para poder resolver el problema de
Una serie de leyes liberales expedidas por el gobierno de Juá- la superación del problema racial la planteó José Maria Vigil
rez durante los años de guerra e intervención y la aplicación desde el año de 1878, quien se refiere a los pueblos de indios
de las leyes de Reforma durante la época de la República como la “barbarie” que había que estudiar con el fin de con-
Restaurada, serían un atentado contra las tierras comuna- siderarla para superar el obstáculo de la no-integración y para
les de los pueblos indios. La llegada al poder de Porfirio Díaz lograr la paz social. Para esto proponía que la base de la edu-
agudizaría este acecho contra los pueblos indios, con la ex- cación debería ser el estudio de la historia patria para lograr
pedición de nuevas leyes que significaban el despojo de las un profundo mexicanismo o nacionalismo (Ibídem­: 442-
tierras con el fin de promover la “modernidad”. 444). Estas ideas serían retomadas más tarde por otros in-
En 1863 Juárez expidió la Ley de Terrenos Baldíos; las telectuales que provenían del positivismo y por los científicos
leyes de colonización expedidas en 1875 y la de 1883 bajo porfiristas. Uno de ellos es sin duda Andrés Molina Enríquez
el gobierno de Manuel González generaron el acaparamien- que, además de proponer cambios radicales en la propiedad
to de tierras en manos de las “compañías deslindadoras”, las territorial —dentro de Los grandes problemas nacionales
cuales no respetaron la Ley de 1863 que reglamentaba la (1909)—, proponía resolver la dicotomía racial de la Nación

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mediante el mestizaje.2 Según Arnaldo Córdova esta sería la rras a los pueblos indios en la Convención de Aguascalientes
plataforma de los principios de la Revolución Mexicana para de 1914.
la destrucción del viejo régimen y la construcción del nuevo La historia se repite, las masas de campesinos e indí-
orden político y social (cf. Florescano, 1997: 506). genas que se incorporan a luchar por la “Revolución” son
La política liberal arrinconó a los pueblos indios a las utilizadas por las clases dirigentes para sus propósitos “na-
montañas, donde buscaron refugiarse de la modernidad y el cionalistas”, y por los grupos de poder que combatieron a un
“progreso”. El Estado liberal, en lugar de integrarlos a la “Na- viejo régimen para imponer otro supuestamente más mo-
ción” los segregó, marginó y discriminó por considerarlos derno y democrático pero donde las decisiones políticas se-
improductivos, incivilizados e ignorantes. Los indios se mar- rían tomadas por un grupo de letrados y políticos conocidos
ginaron del naciente Estado-nación mexicano que los agre- como los constitucionalistas. Lo que marca el fin del con-
día, les arrebataba sus tierras y los quería hacer desaparecer flicto armando fue la nueva Constitución de 1917, promul-
por el simple hecho de tener una cultura diferente a la que se gada por Venustiano Carranza, como jefe de la Revolución,
imponía como la dominante, la mestiza, que era supuesta- pero cuya base es la constitución liberal de 1857 y que, por
mente la fusión de dos culturas, la española y la india. lo tanto, también es liberal en su esencia y sus propósitos
para la reconstrucción del Estado nacional mexicano, de
La Revolución, nueva Constitución mexicana y los cara al siglo xx.
pueblos indios Los pueblos indios tampoco aparecen en esta Consti-
tución; son ignorados o simplemente considerados como
Sin duda la Revolución Mexicana de 1910-1917 es el movi- mexicanos, con igualdad de derechos y deberes, aunque la
miento social que provocó un reacomodo de las estructuras mayoría de los indios no se enteró de los cambios que su-
económicas y sociales que tendría consecuencias trascen- puestamente había tenido el país. En 1916 apareció el libro
dentales hasta nuestros días. Los pueblos indios se mantu- de Manuel Gamio, “Forjando Patria”, que plantearía el mes-
vieron al margen de un movimiento político que les era ajeno tizaje como la solución al problema de los pueblos indígenas
de cierta manera. Le demanda de “no reelección” era una (Sámano, 2004: 143). La demanda de restitución de tie-
demanda de la burguesía nacional que se veía impedida de rras de los indios se contempló en la ley carrancista del 6 de
gobernar por falta de una democracia burguesa que permitie- enero de 1915, que fue diseñada por Luis Cabrera y expedi-
ra la elección de los gobernantes emanados de la clase políti- da por el movimiento constitucionalista encabezado por Ca-
ca. Otra muy diferente fue la causa agrarista que acompañó rranza para arrebatarle las banderas agraristas al villismo y al
al movimiento zapatista de Morelos y de otros estados de la zapatismo. Esta ley elevada a rango constitucional constitui-
República para reclamar la restitución de tierras a los pueblos ría el Artículo 27, que contemplaba el reparto y la restitución
indígenas que habían sido despojados por las leyes liberales. de tierras para acabar con la causa agrarista y el movimiento
Es en el agrarismo donde encontraremos a los peones armado de la mayoría de la población rural mexicana que de-
acasillados y a los indios de los pueblos en lucha por “Tie- mandaba la tierra.
rra y Libertad”, consigna proveniente del populismo y traída a Los pueblos indios no vieron resuelta inmediatamente su
México por el anarquismo, en su expresión política concreta­ demanda de restitución de tierras. Tendrían que pasar varios
del magonismo, que se vinculó al zapatismo para levantar años y presidentes de la República para que la Revolución hi-
las demandas campesinas. Sin embargo, las demandas de ciera justicia social a los campesinos y los indígenas del país.
los pueblos indios no fueron consideradas por el villismo, ni El agrarismo mexicano tendría que hacer presión social para
el carrancismo ni posteriormente por el constitucionalismo, que se diera cumplimiento a la demanda del reparto de tie-
que sería la fracción triunfante de la Revolución. Los villis- rras. Las clases en el poder y los gobernantes defendían los
tas reconocieron la demanda zapatista de restitución de tie- intereses de los poderosos y daban concesión a los desposeí-
dos para evitar nuevos levantamientos armados y sociales.
2 “Mayor aun se le aparecerá la escisión a Molina Enríquez. La Durante los años del carrancismo los indios serían olvidados
nacionalidad implica, según él, unificación en el “ideal” y unificación a su suerte. Es con el obregonismo, sobre todo a través de
en el “hogar”, es decir, doble unidad espiritual y material. La unidad de darle cumplimiento al artículo 3º constitucional sobre edu-
ideal queda definida como “unidad de origen, de religión, de tipo, de
costumbre, de lengua, de estado evolutivo, y de deseos, de propósitos cación, que se tomaría en cuenta a los pueblos indios para su
y de aspiraciones”(Molina Enríquez, 1909: 289)(Citado en Villoro, incorporación a la Nación.
1996: 211) “El mestizo empieza a crear un ideal y un mito que lo
expresa, México se aparece como una constitutiva tendencia a la unidad; El proyecto vasconcelista, a través de la creación en
como una radical diversidad, carente de lo uno.”(Villoro: 1996: 217). 1921 de la Secretaria de Educación Pública (SEP) y de un

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sistema escolar nacional inspirado en la ideología del “nacio- indígenas cargarían en sus espaldas con el peso de la produc-
nalismo revolucionario”, plantearía la unificación nacional y ción de alimentos que las masas de trabajadores requerían
la incorporación del indio a través de la lengua, la enseñan- para impulsar la producción y el crecimiento económico.
za de la historia patria y el conocimiento del país a través de Es durante el cardenismo que aparece el Departamento
la geografía nacional, para hacerlo sentirse parte de él y de la Autónomo de Asuntos Indígenas (DAAI) dentro de la Secre-
Nación (Ídem). taria de Agricultura en 1935, pensando que el mejoramiento
de la técnica agrícola elevaría la producción de las tierras de
El nacionalismo revolucionario y el indigenismo ladera en que vivían la mayoría de pueblos indígenas, y con
institucionalizado esto se resolvería en parte el problema de la mala o preca-
ria alimentación. Desde entonces existe una institución para
Si bien durante el periodo posrevolucionario el obregonismo atender por parte del Estado a la población indígena (por lo
y el callismo impulsarían la educación pública a través de la menos para darle asesoría técnica en la producción agrícola)
creación de las “Escuelas del Pueblo”, la idea vascoceliana de vinculada a una educación que llegará a sus regiones bajo la
la “Raza de Bronce” y la “Raza Cósmica”3 —expresada en el responsabilidad de la SEP, en tanto que las demandas de tie-
lema de la Universidad Nacional: “Por mi raza hablará el espí- rra las atendería el Departamento de Asuntos Agrarios y Co-
ritu”— sintetiza y retoma la idea del mestizaje de dos razas lonización (DAAC).
y dos culturas que daría como resultado algo superior. El es- Muchos indios verían en el presidente Cárdenas al “Tata”
píritu que debería de expresarse sería el nacionalismo, como que los trataría paternalmente, les daría tierras y les abriría
un producto del proceso revolucionario destinado a conver- una ventanilla para atender sus reclamos y demandas. Se ini-
tirse en la ideología de la construcción del Estado moderno ciaba así una política indigenista institucionalizada desde el
mexicano. Estado-nación. Los cimientos fueron puestos para crear una
Los indios, carentes de todo y marginados por una so- institución que atendiera toda la problemática que aquejaba
ciedad mestiza dominante que los había excluido, siempre a una parte importante de la población rural, pero debido a la
verán con recelo la presencia del Estado a través de sus ins- Guerra Mundial y el distanciamiento de una política paterna-
tituciones públicas. La escuela, como faro de luz para darle lista practicada por el avilacamachismo, esta institución no
cumplimiento al Artículo 3º constitucional sobre el derecho nacerá sino hasta 1948, durante el alemanismo, cuando se
a la educación, iría más allá al tratar de crear un sentimien- supone que México por fin arribaba a la modernidad. Se con-
to de pertenencia a la Nación mediante el aprendizaje de la sideró necesario que el nacionalismo revolucionario hiciera
historia nacional y de un idioma que todo mexicano debería justicia a los pueblos indígenas y se creó el Instituto Nacional
hablar y escribir para poder abrevar de la cultura occidental y Indigenista (INI) que tendría como propósito mexicanizar al
para alcanzar la civilización de las naciones desarrolladas. Las indio, es decir, hacer que éste se asimilara a la Nación.4
Misiones Culturales de los años veinte, que se dirigieron a las La idea de Alfonso Caso, como director del INI, era lo-
regiones más remotas y apartadas del país, tenían como pro- grar que el Estado se hiciera presente en las regiones indí-
pósito que los indios refugiados en las montañas se entera- genas llevando escuelas, obras de infraestructura y hasta
ran de que existía un Estado que se preocupaba por ellos y clínicas de salud, para aliviar las dolencias de una población
los quería integrar a la Nación, de la que estaban segregados. que sufría la marginación, discriminación y racismo de una
La Escuela Rural primaria tuvo un papel destacado, en sociedad mestiza que despreciaba y hacía menos al indio.
los periodos del maximato callista y el cardenismo, para Los indios no se negaron a la presencia del Estado a través
combatir el analfabetismo existente en el país y como me- de sus instituciones, pero era una estrategia de sobreviven-
canismo de dominación e incorporación. Sin embargo, para cia para que los dejaren ser y estar, integrándose de forma
el cardenismo era urgente proporcionar tierra a los pueblos pasiva y a la vez con resistencia a la Nación, al considerar-
indios aunque no por vía de restitución de tierras sino por se como mexicanos aun manteniendo sus propias identi-
medio de la dotación y la creación de ejidos, como mecanis- dades culturales colectivas, como pueblos y comunidades
mo de control social y político para darle cauce al proyecto diferentes (Ibídem: 147).
nacionalista del Estado benefactor, cuyo fin era la industria-
lización y el arribo a la modernidad, en que los campesinos e 4 “El problema central del indígena es el aislamiento”, establece
Miguel Othón de Mendizábal (1946, II: 497); dura y tenaz reclusión
de una raza, abandonada de la vida nacional, excluida de su economía;
3 “Germinaría el mito vasconceliano de la “Raza Cósmica” en que
aislamiento que originará su decaimiento y retraso (cfr. IV: 145, 160,
elevará a plano universal el ideal del mestizo” (Villoro, 1996: 218). 334, etc.) (Villoro, 1996: 229).

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Pero el indigenismo no sólo llegó con las obras públi- La rebelión neozapatista y el reconocimiento parcial de
cas, sino con instituciones del Estado y hasta con el parti- los sin-rostro
do político oficial, para dominar a los indios y controlarlos.
La política indigenista se desarrolló durante los años cin- Un momento crucial de la historia moderna de México fue
cuenta, sesenta y alcanzó su clímax en la década de los el levantamiento zapatista del 1º de enero de 1994, aunque
setenta, cuando el Dr. Gonzalo Aguirre Beltrán teorizó, debe de tomarse en cuenta que no era por reivindicaciones
practicó y dirigió el indigenismo institucionalizado con propiamente indígenas sino por una serie de demandas más
el afán de acabar con la marginación indígena. Se crea- generales, entre ellas las de tierra y libertad, justicia, educa-
ron cincuenta y ocho Centros Coordinadores Indigenistas ción, salud, trabajo y vivienda digna. Fue un levantamiento
(CCI) que se sumaron a los doce ya existentes sumando frente al incumplimiento del Estado-nación mexicano, para
un total de setenta, ubicados en las regiones indígenas reconocer que los pueblos indígenas, los sin-rostro, también
más representativas (Zorrilla, 2009: 2). eran parte de la Nación, pero eran los olvidados, los relega-
También se creó la Dirección de Educación Indígena dos, los ignorados por el régimen gubernamental en los tres
dentro de la SEP y surgió la educación bilingüe como estra- órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal. Fueron los
tegia de aprendizaje del español. Los CCI darían atención indígenas chiapanecos, los sin-rostro y también los sin-voz,
integral a los problemas indígenas, básicamente de salud, los que se levantaron en armas para hacerse escuchar des-
educación y alimentación a través de mejorar su produc- pués de 500 años de dominación y discriminación.
ción agrícola mediante asistencia técnica. La creación de El movimiento zapatista, junto con el movimiento indí-
albergues escolares para niños indígenas fue impulsada por gena nacional, fueron tomando cauce; hubo acercamiento
el INI, al igual que la atención médica en los CCI. entre ambos movimientos, hubo encuentros y desencuen-
Durante los años ochenta la política indigenista se tros. El movimiento indígena apoyó al movimiento zapatis-
debilitó, se redujo el presupuesto a los CCI y se trató de ta porque las demandas eran justas, y además propuso otras
aplicar una acción menos paternalista hacia los indígenas, al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), como
pero el control político sobre la población indígena conti- la demanda de autonomía indígena, el cumplimiento al Con-
núo, así como las condiciones de pobreza y marginación venio 169 de la OIT —ratificado por México—, y el reco-
no desaparecieron. Debido a las políticas estructurales nocimiento de los derechos y la cultura indígena dentro de la
implementadas por el gobierno delamadridista, podemos Constitución federal mexicana. El EZLN tomó las propues-
hablar del declive de la política indigenista instituciona- tas y las llevó a la mesa de discusión con el gobierno fede-
lizada. Pero durante el periodo salinista tomaría nueva- ral representado por la Comisión de Concordia y Pacificación
mente fuerza a tal grado que, en lugar de desaparecer, el (COCOPA),5 a través de las “Mesas del Diálogo” para lograr
viejo INI se fortaleció con una acción social y una política la pacificación en Chiapas y atender el reclamo indígena de
que llevó hasta la modificación del artículo 4º Constitu- interlocución.
cional en 1992 para reconocer, después de 500 años, a El proceso de negociación, que se inició a mediados de
los pueblos indígenas como parte y fundamento de la Na- 1995, llevó a la firma de los Acuerdos de San Andrés el 16
ción mexicana, pero ahí se quedó (Warman, 2003: 275), de febrero de 1996. El Gobierno Federal, a través de la CO-
no hubo ninguna reglamentación del 4º Constitucional COPA, adquirió el compromiso de trabajar en una iniciativa
para reconocer los derechos de los pueblos indígenas. de Ley indígena para reconocer los derechos y la cultura in-
Pero la política indigenista salinista no dejó de ser pa- dígena en un marco de autonomía, en común acuerdo con
ternalista, aun y a pesar de los intentos porque no fue- el EZLN como contraparte que representaba al movimiento
ra así, al considerar a los indios como mayores de edad y indígena nacional. La firma del Acuerdo significó un triunfo
al dejarlos hacerse responsables de su propio desarrollo, a político de ambas partes y una tregua que permitió al gobier-
través de la creación de los Fondos Regionales Indígenas no federal la pacificación del movimiento indígena y el darle
para apoyar proyectos productivos, porque dependieron largas al cumplimiento de los compromisos contraídos por él
y fueron controlados por el INI con propósitos electora- en materia indígena.
les y políticos. A mediados de 1996, el INI propuso una nueva relación
del Estado con los pueblos indígenas y se mostró a favor de

5 La COCOPA estaba integrada por los representantes legislativos

de los diferentes partidos que forman parte del Congreso de la Unión.

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reconocer la autonomía indígena en el marco del Estado na- Con la reforma constitucional, los zapatistas se sintieron
cional (Oehmichen, 1999: 196). Esto fue mal visto por el derrotados y cansados, el movimiento indígena se desvinculó
poder ejecutivo y simplemente se cambió a los funcionarios de los pueblos para tratar de convertirse en un ente político,
del Instituto y el discurso se volvió pasivo, para evitar esta y a pesar de las controversias constitucionales interpuestas
nueva relación con los de abajo, con los indios. Se propuso por varias organizaciones indígenas la reforma se impuso y
desaparecer al INI o transformarlo, para acabar con el indi- algunas constituciones estatales se han adecuado al nuevo
genismo convertido en paternalismo, pero no sucedió nada. 2º constitucional y han creado un marco jurídico en mate-
El gobierno zedillista llegó a su fin y con él terminó el poder ria de derechos indígenas, pero la situación de los pueblos
de un partido oficial que había gobernado al país durante 70 indios, desde el punto de vista económico, político, social y
años y que entregó la estafeta a un gobierno de derecha que aun cultural, no ha cambiado. Lo que cambió fue el discur-
prometía muchos cambios que se convirtieron en puras pro- so del Estado; también se cambió el viejo Instituto Nacional
mesas sin cumplir, siguiendo los cánones del régimen político Indigenista por una Comisión Nacional para el Desarrollo de
mexicano, de “propóngase pero no se cumpla”. los Pueblos Indígenas (CDI), que al parecer ha debilitado sus
El gobierno foxista mandó la iniciativa de la COCOPA en acciones de atención a los problemas concretos, por atender
materia de ley indígena y la respuesta del Poder Legislativo los problemas mayores como la falta de infraestructura y el
fue una contrapropuesta emanada del Senado de la Repúbli- combate a la pobreza extrema con programas asistenciales
ca6 avalada por los tres partidos políticos que han dominado focalizados.
la escena política de los últimos 20 años, y que se concretó Aparentemente se acabó el viejo indigenismo paterna-
en la reforma al Artículo 2º Constitucional en 2001, donde lista y controlador, y se sustituyó por un neoindigenismo
se reconocen parcialmente los derechos de los pueblos indí- moderno en que supuestamente los pueblos indígenas son
genas como entidades de interés público y no como sujetos copartícipes en la toma de decisiones de la acción del Esta-
sociales y de derecho. La reforma constitucional mandaba la do hacia ellos, pero en realidad esto pasa sólo en el discurso,
creación de una institución de atención al desarrollo de los porque los que deciden qué problemas indígenas se atienden
pueblos indígenas y el reconocimiento de ciertos derechos y cómo son el poder Ejecutivo federal y la CDI como ejecu-
autonómicos a nivel de los estados integrantes de la fede- tora de lo que es “bueno para los indios”. Los problemas in-
ración, que no va más allá de las costumbres y tradiciones dígenas siguen.
practicadas por los pueblos indígenas desde antes de la refor-
ma y que no tiene mayores implicaciones políticas más allá Conclusiones
de su reconocimiento legal.
El problema indígena se redujo a la reforma constitucio- La creación o la invención de la Nación mexicana hace 200
nal de 2001. Se perdió así la oportunidad para cambiar la re- años sojuzgó a los pueblos indígenas. Los vaivenes políti-
lación del Estado con los pueblos indígenas, y para reducir cos y la disputa por la Nación es lo que permitió mantener a
las desigualdades entre este sector de la población mexica- salvo ciertos bienes y formas de gobierno de los pueblos in-
na llamada indígena, con respecto de la mayoritaria que es dígenas. Sin embargo, al imponerse el pensamiento y el pro-
la mestiza. Los protagonismos políticos y los desacuerdos yecto de Nación liberal los pueblos de indios fueron acosados
—más que los acuerdos­— impidieron poner en la mesa de y despojados de sus bienes; no importó a los liberales la in-
discusión problemas más concretos a resolver que algunas tegración de la población indígena a la Nación, sino su expo-
cuestiones abstractas como la autonomía de los pueblos in- liación. Se debe tener claro que la exclusión, marginación y
dígenas: su reconocimiento constitucional no resolvería los pobreza que orillaron a los pueblos indígenas a las regiones
problemas urgentes que aquejan a la mayoría de la población más remotas e incomunicadas, fue el producto del progreso
indígena aunque éstos se reconocieran plenamente, ya que nacional, el pensamiento científico positivista y la discrimina-
en México la ley no se cumple. A veces parece ser una utopía ción racial. El siglo decimonónico significó el surgimiento de
el que algo pueda ser viable y realizable.7 un Estado-nación liberal que desconoció y omitió las diferen-
cias sociales y culturas en el afán de construir una sociedad
“igualitaria” ante la ley, provocando una segregación social
6 “El fuero indígena derivado de algunas interpretaciones de la
difícil de conciliar posteriormente.
propuesta de la COCOPA fue rechazado por la Cámara de Senadores.
7 “La experiencia también muestra que la declaratoria constitucional

no basta para garantizar los derechos particulares, ni siquiera para que no se cumple ni en la consagración de derechos diferentes para
promoverlos. La solución no está en una declaratoria de igualdad compensar injusticias de la historia”, (Warman, 2003: 292).

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Al tratar de solucionar uno de los grandes problemas do como producto de una conflagración social en que ellos
nacionales de la sociedad mexicana, el de la diferenciación participaron pero sólo lograron una libertad parcial; y hace
racial y cultural, los inspirados intelectuales mexicanos pre- 100 años participaron en la Revolución y nuevamente sólo
gonaron por un lado el mestizaje biológico, y por el otro la les cumplieron parcialmente sus demandas de tierra, justicia
integración del diferente —el indio— mediante una educa- y libertad.
ción promotora de una ideología emanada del nacionalismo Actualmente es difícil vaticinar un futuro para los pue-
revolucionario como elemento identitario de la Nación mexi- blos indios de México y del continente, ante una política
cana moderna, donde todos seríamos mexicanos al tener la neoliberal rapaz que pretende apropiarse de todos los recur-
misma lengua y la misma cultura. Después se trató, median- sos naturales y la diversidad biológica y cultural que es par-
te el indigenismo institucionalizado, de asimilar el indígena te del patrimonio tangible e intangible que les pertenece. El
a la Nación mexicanizándolo mediante la presencia del Es- modelo económico ha provocado mayor pobreza a grandes
tado preocupado por sus pueblos que se encontraban en la masas de trabajadores, al igual que a las minorías margina-
marginación. das rurales en las sociedades desiguales y complejas de un
Pasaron más de cincuenta años durante los cuales una mundo capitalista que ha mostrado los fracasos de la globa-
institución (el INI) ejerció diferentes tipos de indigenis- lización de la economía y una crisis generada por la especu-
mo con el propósito de lograr la reivindicación de la pobla- lación de los mercados financieros. Ante este futuro incierto,
ción indígena y sacarla del atraso en que se encontraba: fue los pueblos indios buscarán desde sus trincheras defender lo
el Estado nacionalista y paternalista que invirtió recursos y defendible, aunque sea sólo su dignidad.
esfuerzos para curar la lacerante herida provocada por la se-
gregación de una parte de la población, sin lograr del todo Bibliografía
sus objetivos. Así, los indios continúan siendo marginados y
siguen carentes de un desarrollo propio, permanecen en la Florescano, Enrique. 1997. Etnia, Estado y Nación, Ensayo
pobreza y, ante la falta de alternativas, buscan soluciones sobre las identidades colectivas en México, Nuevo Siglo
propias y hoy la migración en las comunidades indígenas es Aguilar, México.
una constante. Goldschmidt, Alfonso. 1980. Tierra y Libertad. El desarrollo
¿Dónde quedó la Revolución Mexicana que pretendía la campesino en México, Juan Pablos Editor, México.
reivindicación social de todos los sectores de la población? González y González, Luis. 1996. El indio en la era liberal,
¿Acaso se la apropiaron o robaron los políticos que nos han Clío/El Colegio Nacional, México.
gobernado? ¿Fueron los discursos ideológicos que la trans- Oehmichen Bazán, Ma. Cristina. 1999. Reforma del Esta-
formaron en gobierno los que crearon las ilusiones de alcan- do. Política social e indigenismo en México, UNAM-IIA,
zar los ideales pero sin lograrlo? El partido que se abrogó el México.
nombre de revolucionario y se institucionalizó, ¿lo hizo para Sámano Renteria, Miguel Ángel. 1993. Un estudio de la his-
enterrar la Revolución y ejercer el poder y el control político toria agraria de México de 1760 a 1910, Universidad
de la Nación? Ni la Revolución Mexicana ni el partido oficial Autónoma de Chapingo, México.
ni el Estado-nación le hicieron justicia social a los pueblos in- Sámano Rentería, Miguel Ángel. 2004. “El indigenismo ins-
dígenas; sólo se les ha reconocido parcialmente como parte titucionalizado en México (1936-2000): un análisis”, en
de la Nación, pero no se reconocieron plenamente sus dere- Ordóñez Cifuentes, José Emilio (coord.), La construcción
chos ni sus culturas, al no considerarlos sujetos de derecho y del Estado nacional: democracia, justicia, paz y Estado
actores sociales con demandas propias. de derecho. XII Jornadas Lascasianas, serie Doctrina Jurí-
México ha avanzado mucho como Estado-nación pero dica, núm. 179, IIJ-UNAM, México.
sigue teniendo grandes problemas nacionales. La tenden- Villoro, Luis. 1996. Los grandes momentos del indigenis-
cia que se percibe a futuro no es la creación de un Estado mo en México, El Colegio de México/El Colegio Nacio-
pluricultural y democrático donde se reconozcan todos los nal, FCE, México.
derechos y se superen todas las injusticias y desigualdades Warman, Arturo. 2003. Los indios mexicanos en el umbral
sociales y económicas de una sociedad multicultural que ha del milenio, FCE, México.
perdido la cohesión social por múltiples factores. Los pue- Zorrilla Ornelas, Leopoldo. 2009. “Los CCI, instrumentos ¿o
blos indios son los grandes perdedores de la historia y mucho víctimas? de la acción Pública”, ponencia presentada en el
tendrán que remar a contracorriente para lograr un estatus CIESAS, 10 de febrero.
dentro de la Nación que cumple 200 años de haber surgi-

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Los retos del Derecho indígena

Doctora Elia Avendaño Villafuerte1

¿Pluriculturalidad? mos para disfrutar de la interculturalidad ni para salvaguar-


dar los derechos culturales.
Durante el transcurso de los años, el reconocimiento de los En el ámbito internacional, la aprobación de la Declara-
derechos de los pueblos indígenas ha evolucionado paula- ción de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
tinamente. En México se han ratificado diversas conven- Indígenas, del 13 de septiembre de 2007, contiene algunas
ciones internacionales sobre derechos humanos, aunque medidas de consenso a las que han llegado los países para
el proceso de armonización de la legislación interna ha sido promover la armonización legislativa para el reconocimiento
muy lento para incluir esos preceptos. de los pueblos indígenas como sujetos de derecho.2 Algu-
Uno de los factores que influyen en el rezago para reco- nos de los aspectos fundamentales contemplados son:
nocer la diversidad en la ley es la forma en que fue estruc- –– El reconocimiento del pueblo indígena como sujeto de
turado el Sistema Jurídico Mexicano del Constituyente de derecho con autonomía, libre determinación, persona-
1917, creado para un país monocultural y monolingüe. lidad jurídica y autoridades responsables. Esto permi-
Las diversas reivindicaciones étnicas y culturales en el tirá a los pueblos y comunidades indígenas participar
mundo han sido percibidas como presión social internacio- activamente en las decisiones que les afecten y com-
nal para que el Gobierno mexicano firme tratados interna- partir la responsabilidad por las consecuencias de esas
cionales, como el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos decisiones.
Indígenas y Tribales, suscrito en 1990 que derivó en la in- –– La delimitación de competencias y jurisdicción de los
clusión de un párrafo en el artículo 4º constitucional para sistemas normativos indígenas. Como estos sistemas
reconocer la pluriculturalidad de la Nación. ya están reconocidos en la Constitución para la reso-
Fue hasta el año 2001 que se contemplaron expresa- lución de los conflictos internos de las comunidades,
mente en la Constitución algunos derechos de los pueblos es necesario que se emita la ley que señale los casos
indígenas que forman parte del Convenio 169 de la OIT. y procedimientos para que las resoluciones de los jue-
Este reconocimiento, concretado en el artículo 2º cons- ces indígenas tengan validez ante los jueces y tribunales
titucional, solamente ha sido general y declarativo porque correspondientes.
no ha tenido impacto en la legislación reglamentaria ni en –– El derecho al acceso, uso, goce, disfrute y aprovecha-
reformas estructurales como la creación de instituciones in- miento de las tierras, territorios y recursos que tradicio-
terculturales, para hacer realidad el ejercicio de los derechos nalmente han poseído, ocupado, utilizado o adquirido.
derivados de la diferencia cultural. Las reformas constitucionales y legales de 1992 re-
En el año 2009 fue expresamente incluido en la Consti- quieren ser interpretadas y adecuadas a la reforma de
tución el derecho al acceso a la cultura y así como al ejerci- 2001 en materia de derechos y cultura indígena para
cio de los derechos culturales de los individuos. que las leyes —Ley Agraria, Ley de Aguas Nacionales,
Los cambios constitucionales se percibirán como de- Ley de Desarrollo Rural Sustentable, la Ley General de
magógicos mientras no exista un desarrollo legislativo claro Desarrollo Forestal Sustentable, etcétera— contengan
que señale las obligaciones, las instancias competentes y los normatividad adecuada a las circunstancias actuales y
procedimientos específicos para disfrutar de los derechos y reconozcan las formas tradicionales de tenencia, explo-
exigir su cumplimiento. tación y aprovechamiento de los recursos naturales de
Siguen sin protección los bienes culturales, los sitios sa- las comunidades indígenas.
grados, las expresiones y manifestaciones de las diversas
2 Conforme lo señalado en el Artículo 38 de la Declaración:
culturas del país, y no existen hasta el momento mecanis-
Los Estados, en consulta y cooperación con los pueblos indígenas,
adoptarán las medidas apropiadas, incluidas medidas legislativas, para
1Doctora en Derecho Constitucional, Poder Judicial de la Federación.
alcanzar los fines de la presente Declaración.

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–– El derecho a la consulta y al consentimiento libre, previo –– El derecho a la protección de sus conocimientos tradicio-
e informado. El ejercicio de este derecho no se agota en nales y de su patrimonio cultural y el derecho de propie-
un solo evento, la consulta debe ser entendida como un dad intelectual colectiva requieren la emisión de una ley
proceso de diálogo intercultural, continuo y permanente reglamentaria para la protección de los conocimientos
a partir del cual se toman decisiones y se reorientan pla- tradicionales de los pueblos indígenas. Es necesario ela-
nes, programas, proyectos y políticas públicas en gene- borar un inventario de expresiones, productos, servicios,
ral para el beneficio de los pueblos indígenas. La buena bienes y conocimientos culturales colectivos materiales
fe, los procedimientos apropiados y la información pre- e inmateriales de los pueblos indígenas. Para lograrlo se
via y libre deben ser los aspectos constantes que permi- precisa de un proceso de reformas a la Ley de la Propie-
tan obtener el consentimiento de los indígenas antes de dad Industrial y a la Ley Federal del Derecho de Autor.
adoptar y aplicar las medidas legislativas y administrati-
vas que los afecten, principalmente en la realización de Los retos son muchos, los caminos están delineados en
proyectos de desarrollo en tierras de su propiedad o con la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
posesión legal. de los Pueblos Indígenas. Pero, ¿y la voluntad política? Bue-
no, todavía falta mucho.

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La tribu kikapú en su lucha por la supervivencia económica y
cultural

Doctora Elisabeth A. Mager Hois1

Introducción de su voluntad es la más importante de sus metas y esto los


une con los demás kikapú, cuyos objetivos son los mismos.
Ante la amarga realidad del exterminio de muchas tribus Esta unión se realiza en las misas celebradas por los sacer-
norteamericanas por la llegada de los europeos al continen- dotes, sobre todo en el reparto de la carne del venado y en
te americano, la tribu kikapú, de origen algonquino, es una la oración. Según Fabila, estas misas, que se llevan a cabo
de las pocas que lograron sobrevivir. El secreto de su su- en las casas tradicionales o templos kikapú y en cuyo cen-
pervivencia económica y cultural se encuentra en su lucha tro arde el fuego sagrado, son “actos místicos que sólo son
continua contra los intrusos europeos y posteriormente es- accesibles a los catecúmenos y sacerdotes”,4 los únicos que
tadunidenses en su territorio. saben valorar esta unión mística.
Hoy en día no se trata de una defensa militar sino legal y Por consiguiente, la productividad del mundo occiden-
cultural para mejorar su situación económica y no perder de tal y la de los kikapú no tienen nada en común, ya que los
vista la cuestión étnica. primeros fijan su interés en el provecho individual y profano
mientras los kikapú la consideran como un elemento que
Elementos culturales de la tribu kikapú les permite la comunión con el mundo espiritual y todos los
seres vivos. Por este motivo, la supervivencia material está
Originalmente, la supervivencia de los kikapú, una tribu de entrelazada con lo espiritual y la acumulación de cosas ma-
cazadores y recolectores de los Grandes Lagos, descansaba teriales es completamente ajena a su cosmovisión. El Gran
en la unión de elementos económicos y culturales. La cace- Espíritu creó a los seres humanos para que vivan en libertad
ría era un elemento básico en su creencia religiosa: la mayor y cumplan su voluntad.
felicidad en la vida eterna para los kikapú consiste en la perpe- De esta manera, la vida de cazadores y recolectores era
tua cacería de venados; “los seres buenos irán a los terrenos de una vida libre de posesiones territoriales y de bienes. La tie-
Kitzigiata a cazar venados como recompensa de su conducta rra sólo era prestada por Kitzigiata para mantener en forma
y los malos también, pero serán amarrados, mirando eterna- física y espiritual a su grupo. La razón de esta vida errante se
mente la cacería como castigo a sus faltas”.2 Por consiguiente, encuentra también en el nombre mismo de los kikapú. Las
la vida productiva y mística se une en esta actividad cinegéti- palabras kikapú (kikapús o kikapúes) y su versión inglesa
ca, así como la recolección de frutas silvestres, porque según kickapoo, provienen del término kikaapoa que significa “los
ellos toda la naturaleza está penetrada por el Gran Espíritu, de- que andan por la tierra”.5 Algunos autores mencionan tam-
nominado por los kikapú como Kitzigiata, así como por dife- bién la palabra kiwigapawa o kiwikapawa, que quiere decir
rentes espíritus o manitus; por lo cual toda la tierra es sagrada “el que se mueve por aquí o por allá”.6 Otros le atribuyen un
y se debe respetar, cuidar y nunca vender. Esta cosmovisión significado de guardián del mundo que justificaría su conti-
indígena no la entendieron los colonos europeos, cuando en nua movilidad.7
su avidez les querían arrebatar su territorio mediante contratos
fraudulentos de compra-venta.
4 Vid. Alfonso Fabila, op. cit., p. 142.
El respeto a la naturaleza y la unión con el Gran Espíritu
5
se expresa en sus oraciones y es cuando ofrecen su corazón Arnulfo Embriz, O. y Ma. Cristina Saldaña Fernández, Kikapúes,
INI, México, 1993, p. 5.
a Kitzigiata.3 La unión con Dios a través del cumplimiento 6
Vid. Department of the Interior Office of Indian Affairs, Kickapoo,
1
Excerpt from Handbook of American Indians, Bulletin 30 (Bureau of
FES Acatlán, Universidad Nacional Autónoma de México. American Ethnology, publ. 1910); Arnulfo Embriz, O. y Ma. Cristina
2 Alfonso Fabila, La tribu kikapoo de Coahuila, SEP, México, 1945, Saldaña Fernández, op. cit., p. 5.
p. 88. 7 Así como el ex chairman Makateonenodua (Raúl Garza), cit. en
3 Plática con una señora kikapú en El Nacimiento, Coah., 31 de
Ernesto Perea “Kikapúes, grupo indígena posmoderno”, en El Nacional,
diciembre de 1997. lunes 27 de mayo de 1996, p. 13.

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La agricultura es, en este sentido, algo opuesto a su cos- gos Erie y Michigan, en la Guerra del Rey William (1688-
movisión originaria, porque los limita a un cierto lugar.8 Por 1697), ya no era considerada tierra indígena sino propiedad
esta razón, los más resistentes kikapú se negaban a acep- francesa14 y, en la Guerra Francesa e India (1754-1761)
tar la vida sedentaria en las reservaciones, porque las con- como tierra inglesa; los indígenas sólo servían como ayudan-
sideraban cárceles de una cultura impuesta y por eso se tes en este conflicto. Debido a esta reducción drástica de su
afiliaron a la lucha panindia contra los intrusos europeos y territorio el espacio resultó insuficiente para la cacería.
norteamericanos. Desde entonces, los kikapú se vieron obligados a dividir-
se en diferentes bandas para combatir la invasión europea:
Lucha por la supervivencia en la historia kikapú la Banda de Pradera (Prairie Band) se estableció en Illinois,
y la Banda de Vermilion se ubicó al oeste del río Wabash, en
El origen kikapú y su lucha contra la invasión europea Indiana.15 Posteriormente, cuando Francia cedió Louisiana
a España en 1763, una banda [kikapú] menor, bajo el man-
La tribu kikapú pertenecía a los indígenas del bosque, en el do del jefe Serena, se trasladó al lado del Misisipi.16
nordeste del actual Estados Unidos, y vivía entre los lagos Con este expansionismo territorial de los europeos en-
Michigan y Erie, al sur del actual estado de Michigan, al no- tró también el expansionismo cultural, que significó un
roeste de Ohio;9 al ser cazadores y recolectores, erraban casi cambio estructural e ideológico. En el momento en que em-
por toda la parte de los Grandes Lagos, que incluye los lagos pezó el intercambio de pieles por mercancía europea dife-
Hurón, Michigan y el Lago Superior.10 Su vida era semise- rentes tribus dejaron sus actividades originales y su ritmo
dentaria11 porque se dedicaban a la caza de venados y osos de vida, para realizar una actividad más lucrativa.17 De esta
durante el invierno y a la recolección de frutas silvestres, al manera se desintegró el pueblo, el clan y la familia en la me-
cultivo de maíz y frijol y a la pesca12 durante el verano. dida en que los indígenas se dejaron persuadir por objetivos
Esta forma de vida empezó a distorsionarse al contac- individuales de prestigio y ganancia en lugar del bienestar
to con los europeos, primero con los franceses y luego con del grupo. Así, este cambio estructural transformó los anti-
los ingleses y norteamericanos. El período francés, que duró guos valores tribales y personales; dejó caer a sus miembros
de 1610 a 1763,13 se caracteriza por el intercambio co- en el alcoholismo, donde el “agua de fuego” funcionaba
mercial de pieles con los franceses y el interés por la tierra como el opio en su miseria. Con el tiempo se perdió la re-
misma. Este comercio dividió a las naciones indígenas en- lación fraternal de los cazadores indígenas con los anima-
tre sí, sobre todo por la mentalidad competitiva que entró les y su mundo natural y predominó la caza sistemática. Las
con la llegada de los europeos. De esta manera, los kikapú consecuencias fueron la disminución de los animales y las
se hicieron más dependientes de la demanda de mercancías hambrunas18 que los sometieron al dominio francés y pos-
por parte de los europeos y su territorio fue drásticamente teriormente al británico y al norteamericano.19
reducido. Contra esta destrucción territorial y cultural de los pue-
Este despojo de su tierra tuvo como consecuencia un blos originarios, se levantó un profeta de la tribu delaware
cambio estructural porque la tierra liberada entre los la- llamado Neolín o “El iluminado”. Este profeta convenció a
8 No obstante, en una entrevista de Lázaro Cárdenas con los kikapú,
su pueblo de regresar a las tradiciones antiguas y rechazar
en El Nacimiento en 1935, ellos se expresaron a favor del cultivo de las mercancías de los blancos, en especial el alcohol.20 So-
la tierra; no la trabajaban sólo porque en el transcurso de su historia bre todo sería necesario que las tribus se unieran y evitaran
carecían de ella; “Apuntes de 1941, de Lázaro Cárdenas”, en Lázaro
Cárdenas del Río, Lázaro Cárdenas: Apuntes — una selección, UNAM,
Centro de Estudios de la Revolución Mexicana Lázaro Cárdenas, A.C.,
México, 2003, p. 423. 14 Vid. Elisabeth A. Mager, Kikapú. Pueblos Indígenas de México
9 Vid. Lee Sultzman, Kickapoo History: http://www.dickshovel.
Contemporáneo, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
com/kick.html (fecha de consulta: 7 de febrero de 2000). Indígenas (CDI), México, 2006, pp. 7 y ss.
10 Vid. José Luis Noria Sánchez, Kikapúes: La interminable travesía
15 Vid. Bill Wright y E. John Gesick, Jr., op. cit., p. 7.
de una frontera, INI, México, 1995, p. 127. 16
11 Ídem.
Vid . Bill Wright y John Gesick, Jr., The Texas Kickapoo: Keepers of 17 Vid. Alvin M. Josephy, 500 Nations: Die illustrierte Geschichte der
Tradition, Texas Western Press, El Paso, 1996, p. 5.
12 Vid. Martha Rodriguez, Historia de resistencia y exterminio: Los Indianer Nordamerikas, traducción De Veronika Strass, Frederking und
Thaler, München, 1996, p. 230.
indios de Coahuila durante el siglo xix, CIESAS/INI, México, 1995, 18
p. 114. Ibid., pp. 231 y ss.
13 Stephen Hardin, “Conference”, en South Texas Studies 1994, The 19 Ibid., p. 231.
20 Ibid., p. 255.
Victoria College Press, Texas, 1994, p. 167.

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el contacto con los blancos. Así podrían fortalecerse y llegar rechos e intereses de los indígenas. Los británicos cedieron
a una vida feliz, expulsando a los intrusos.21 tierra india a los norteamericanos sin tomar en cuenta la so-
En el año 1762, Pontiac, el poderoso jefe de la tribu beranía de los pueblos nativos.28 Así fue como los colonos pe-
ottawa de Detroit, famoso por sus cualidades oratorias y sus netraron a su tierra y, desde entonces, la caza de los kikapú se
estrategias militares, cayó bajo influencia del profeta Neolín encontró en peligro, al igual que su autonomía.
y formó una alianza con los pueblos de los Grandes Lagos Después de una derrota del ejército norteamericano,
contra los soldados británicos y sus colonos; bajo su coman- el 19 de octubre de 1790 cerca de Fort Wayne, Indiana,
do, esta unión panindia conquistó la fortaleza de Detroit y en que resultaron muertos 183 estadunidenses, los nor-
muchas otras en el valle de Ohio y en los Grandes Lagos.22 teamericanos se vengaron con el ataque en Fallen Tim-
Este levantamiento inesperado alertó a los colonos bers (1794) que causó la pérdida de casi dos tercios del
blancos y fomentó el odio contra los indígenas. La masa- territorio indígena, ratificado en el Tratado de Greenville
cre contra los últimos cristianos de la tribu susquehannok, (1795).29
el 14 de diciembre de 1763, fue la consecuencia.23 Ade- Este despojo territorial causaba mucho descontento en
más, las tribus no estaban acostumbradas a luchar juntas ni las diferentes tribus, sobre todo cuando nuevas corrientes
a alejarse mucho tiempo de sus hogares; por tal razón mu- de inmigrantes provocaron una disminución de los anima-
chas se retiraron a las primeras victorias, por lo que los ingle- les de caza e interrumpieron la vida familiar y ceremonial, ya
ses pudieron reconquistar algunas fortalezas y asegurar su que las áreas de caza estaban ahora más alejadas. Lo peor
victoria, ayudados por el contagio de la viruela. El coman- fue que los indígenas se hicieron dependientes de los esta-
dante Amherst expresó al oficial Henry Bouquet su táctica: dunidenses, sobre todo por la reducción de sus fuentes na-
“Usted haría un gran favor al contagiar a los indígenas con turales de aprovisionamiento. Esta situación provocó una
cobijas infectadas, y aplicar cualquier método para extermi- pérdida de su dignidad y los llevó al alcoholismo,30 lo que
nar a esta raza horrible.”24 Con esto se terminó la rebelión a su vez produjo una tremenda desmoralización en las de-
de Pontiac y solamente unos pocos fieles regresaron con él más tribus.
al río Illinois.25 En estas circunstancias surgieron dos grandes persona-
El fracaso de la rebelión de las tribus norteamericanas lidades de la tribu shawnee: Tecumseh o “Puma celestial”, y
significó el inicio del período británico (1763-1771). A pe- su hermano menor, el profeta Lalawethika o Tenkswatawa
sar de esta derrota, los indígenas recuperaron la confianza (“Puerta abierta”). “Todo lo que proviene de los blancos,
en el rey de Inglaterra, Jorge III, cuando éste declaró la tierra exhortó a sus seguidores, se debe rechazar, también el cris-
al oeste de los Apalaches como tierra de caza para las tribus tianismo.“ Tecumseh retomó las enseñanzas espirituales de
y ordenó a los colonos retirarse de esta región.26 Con el re- su hermano y las tradujo a un movimiento de resistencia in-
conocimiento del título de las tierras indígenas en Illinois en dia con un contenido político y militar.31 Entonces, los dos
1766, los kikapú expresaron en un Congreso indio la amis- hermanos aprovecharon la última oportunidad para unir a
tad con los británicos.27 Esta reacción oportuna nos mues- los pueblos indígenas con el propósito de recuperar las tie-
tra la voluntad de la tribu para sobrevivir y salvar su cultura. rras indias y rechazar al hombre blanco, que nunca está
“satisfecho y no deja de invadirnos”.32 Así se expresó Te-
La derrota en Fallen Timbers y el confinamiento en las cumseh cuando declaró nula la venta de tierra, porque ésta
reservaciones es un bien común que nadie puede vender en forma indi-
vidual. Tecumseh y su hermano se desplazaban infatiga-
La Paz de París en septiembre de 1783, con que terminó blemente para tratar de convencer a las tribus de unirse y
formalmente la Guerra de Independencia, no respetó los de- expulsar a los blancos,33 pero con poco éxito porque este
movimiento panindiano se contraponía a las estructuras po-
21 Ídem.
22 Ibid., pp. 255 y ss. 28 Alvin M. Josephy, op. cit., p. 276.
23 29 Ibid., pp. 301 y ss.
Ibid., pp. 256 y ss.
24 Ibid., p. 257, traducción libre del alemán al español por Elisabeth 30 Ídem.

Mager. 31 Ibid., p. 308.


25
Ibid., p. 258. 32 Élise Marienstras, La resistencia india en los Estados Unidos, del
26 Ibid., pp. 258 y ss.
siglo xvi al siglo xx, trad. Uxoa Doyhamboure y Oscar Barahona, Siglo
27 A.M. Gibson, The Kickapoos: Lords of the Middle Border, XXI, México, 1982, pp. 103 y ss.
33
University of Oklahoma Press, Norman, 1963, p. 30. Ibid., pp. 102 y ss.

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líticas de las tribus; muchos jefes de mayor edad rechaza- agosto de 1832,36 en que participaron varios kikapú, mu-
ron esta idea, en especial las tribus del sur que estaban más chos indígenas se desanimaron sólo les quedaron la resigna-
aculturadas por la civilización norteamericana y tenían me- ción y la rabia.
nos interés en esta unión. Esta desunión provocó el debili-
tamiento de su fuerza militar, origen de la derrota de 600 El éxodo a México y el regreso forzado al Indian Territory
winnebago, potawatomi y kikapú que atacaron el 7 de no-
viembre de 1811 el campamento de Harrison. Cuando el En la reservación de Kansas, los kikapú más rebeldes o war-
13 de septiembre de 1813 barcos norteamericanos destru- makers (Illinois-kikapú) se oponían al confinamiento en ella
yeron la flota de los británicos en el lago Erie y un ejército y decidieron emigrar hacia el sur del país y luego a México.
estadunidense marchó a Detroit, los británicos se retira- George R. Nielsen menciona una migración kikapú a Méxi-
ron al este y dejaron la tierra a los norteamericanos. A pe- co a partir de 1838, cuando el ejército tejano expulsó a las
sar de esta derrota, Tecumseh y sus guerreros —entre ellos tropas mexicanas del noreste de Texas. Wildcat, un guerrero
kikapú— lucharon contra tres mil norteamericanos hasta la seminol, intentó establecer una colonia indígena en México
muerte.34 y los kikapú aceptaron esta invitación para migrar hacia este
La consecuencia de esta derrota fue que en 1819 (Illi- país bajo las órdenes de su jefe Papequah, sobre todo por
nois-kikapú: Tratado de Edwardsville, 30 de julio de 1819; su odio a los tejanos y la bienvenida que brindó el Estado
Wabash-kikapú: Tratado de Fort Harrioson, 30 de agosto de mexicano al grupo seminol-kikapú. Por este acto generoso
1819) los kikapú tuvieron que trasladarse al oeste del Mi- de los mexicanos, los kikapú se sentían obligados a defen-
sisipi, como muchas otras tribus. La reservación de Kansas der la frontera norte de México contra los apaches y coman-
era todo menos una vida en libertad. La limitación del te- ches.37 En especial la sed de venganza contra los tejanos
rreno, primero en la reservación de Missouri (2 048 000 no dejaba descansar a los kikapú, tal como lo veremos más
acres) y posteriormente en la de Kansas (768 000 acres) adelante. Solidarios con los mexicanos, practicaban una lu-
—y sólo 150 000 acres en el Grasshopper River—,35 cam- cha sangrienta por esta traición norteamericana, y buscaron
bió su vida de cazadores a agricultores lo cual provocó el refugio en El Nacimiento, Coahuila.38
descontento de muchos kikapú. Después del Tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848,
Sobre todo les molestaba y afectaba la continua par- los kikapu, seminoles y mascogos negros prefirieron México
celación de tierra en su reservación en Kansas porque les que los Estados Unidos. Combatieron a los grupos nóma-
quitaba la base económica, en especial la posibilidad para das con la condición de cazar libremente en los territorios al
cazar y cultivar. Además era una medida contra su convic- sur del río Bravo y para esto crearon en junio una comisión
ción religiosa, ya que el Gran Espíritu les regaló la tierra para negociadora con el gobierno mexicano. Así, en 1859 Be-
toda la tribu y, en este sentido, era indivisible e invendible, nito Juárez otorgó a la tribu kikapú tierras comunales de 3
y una tierra en la cual descansaron sus antepasados. Esta 510 hectáreas en una dotación definitiva en El Nacimiento,
era la razón por la que los kikapú y las demás tribus indíge- terrenos expropiados al terrateniente Carlos Sánchez Nava-
nas rechazaron la venta de la tierra. Por una parte, era una rro.39 En el tiempo de Lázaro Cárdenas el terreno llegó a te-
acción incomprensible para las tribus, y por otra, les falta- ner 7 022 hectáreas por el aumento de tierra ejidal dotada
ba la experiencia en estas transferencias mercantiles, por lo para el ganado.40
cual hubo muchos fraudes con respecto a éstas, sobre todo El Nacimiento, Coah., era un lugar donde los kikapú
por las compañías de ferrocarril o el Trans-western Railroad buscaron su sustento económico como agricultores y gana-
(Northern Kickapoo Treaty, 1854) que cruzaba su territo-
rio y generó la parcelación de su reservación (1863-1864). 36 Ibid., p. 88.

Otro factor importante era la desunión entre las tribus al en- 37 George R. Nielsen, The Kickapoo People, Indian Tribal Series,

frentar la invasión europea. Sólo en los grandes momentos Phoenix, 1975, pp. 50 y ss.
38
graves se unieron varias tribus, como los kikapú, para recha- Wright, Bill y E. John Gesick, Jr., op. cit., p. 15.
39
zar la amenaza del despojo territorial. Pero ya era tarde y Ana María Dardón Martínez, El grupo kikapú , INI, México, 1980,
p. 2.
cuando cayó la última resistencia con Black Hawk (indígena 40
Vid. Edward J. Gesick, “Texas-Mexican Kickapoos at a Crossroads:
sauk) en Bad Axe, rumbo a Rock River, Wisconsin, el 3 de Where to from here?”, en Conference on South Texas Studies 1994,
The Victoria College Press, Texas, 1994, p.171; Martha Rodríguez,
34 Alvin M. Josephy, op. cit., pp. 312-317.
Historias de resistencia y exterminio: Los indios de Coahuila durante el
siglo xix, INI/ CIESAS, México, 1995, p. 119; Arnulfo Embriz O. y Ma.
35 A. M. Gibson, op. cit., pp. 111, 119.
Cristina Saldaña Fernández, op. cit., p. 12.

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deros en el siglo xix. Por la limitación del territorio la cace- “El 19 de mayo de 1873, Mackenzie, sin respetar las
ría sólo tenía una función ceremonial, razón por la cual —y leyes de México [ni su soberanía], cruzó el río Bravo por
para disgusto de sus vecinos— los kikapú invadían terrenos El Moral y atacó por sorpresa a los kikapú radicados en El
para practicar la cacería, ya que según los comentarios kika- Remolino, Coahuila.”47 El objetivo era “pacificar” a los in-
pú los venados de cola blanca se encuentran más arriba en dígenas rebeldes y regresarlos a una reservación en Estados
la sierra.41 Este problema cambió en el año 2007, cuando la Unidos. Con este objetivo en mente aplicó la táctica que
tribu kikapú de Texas compró el Rancho de la Máquina — había funcionado en casos anteriores, que era la sorpresa.
que colinda con El Nacimiento— previsto para la cría de ve- En mayo de 1873, cuando “los guerreros habían partido
nados y caballos.42 de caza el día anterior [y] en la villa sólo se encontraban
Cabe mencionar que la frontera norte no era definiti- los ancianos, mujeres y niños”,48 40 mujeres y niños fueron
va para los kikapú. Cuando el ejército norteamericano logró capturados y secuestrados y 19 kikapú asesinados. El 19
diezmar las fuerzas de los comanches y apaches, se reduje- de mayo de 1873 el ejército norteamericano llevó a los pri-
ron las incursiones de estos grupos lo que facilitó los robos sioneros kikapú al otro lado del Río Grande hacia San An-
y asaltos de los kikapú en Texas. Grupos de treinta a cin- tonio y Fort Gibson en el Indian Territory, como si fueran
cuenta guerreros kikapú muy bien armados y a caballo lle- prisioneros de guerra.49 Después de reuniones prolongadas
garon a Laredo, al Terrell County y a San Antonio. “En sus los norteamericanos lograron que los kikapú aceptaran vol-
ataques de sorpresa, que duraron entre tres y cuatro días, ver y reunirse con el resto de la tribu en Oklahoma. Así,
recolectaron caballos, ganado, secuestraron mujeres y ni- el 26 de agosto de 1873, 317 kikapú50 salieron de San-
ños, patearon a rebaños de borregos y mataron cualquier ta Rosa de México para trasladarse a Estados Unidos don-
tejano que resistía.”43 Era difícil capturar a los jinetes kika- de el 20 de diciembre los prisioneros, que estaban en Fort
pú porque tenían la posibilidad de buscar protección en el Gibson, les dieron la bienvenida. Cabe mencionar que Fort
lado mexicano. En esta breve descripción de las incursiones Gibson era una reservación en el Indian Territory.51 Ama-
kikapú al lado tejano, George R. Nielsen muestra el resen- do Rivera se refiere a la creación de una nueva reserva en
timiento de ellos hacia los tejanos, cuando 400 soldados Oklahoma, de 200 000 acres en el año 188352 y que pos-
norteamericanos atacaron el campamento de los kikapú en teriormente fue parcelada, motivo por lo cual varias fami-
Dove Creek, compuesto principalmente de mujeres, niños y lias kikapú, víctimas de contratos fraudulentos, regresaron
ancianos en camino a México.44 El ganado transportado a a El Nacimiento.
través del Río Grande lo vendieron a los comerciantes mexi-
canos, los cuales recibieron un poco de ganancias.45 Así, los Los kikapú y la Revolución Mexicana
kikapú desempeñaron también un papel importante para
los mexicanos, pues no sólo servían como vigilantes de la Cansados de una trayectoria continua de expulsiones territo-
frontera sino también apoyaron los intereses comerciales de riales, los kikapú sólo aspiraban a un pedazo de tierra para vi-
México.46 vir en paz y llevar a cabo sus ceremonias ancestrales, ejercer
la cacería y dedicarse a cultivar la tierra y a la cría de ganado.
Pero según Felipe y Dolores Latorre, esta paz no duró
41 Los vecinos que anteriormente impidieron el acceso al monte a mucho tiempo, pues en 1907 cierto número de jóve-
los kikapú, ahora tienen que pedirles permiso, según el comentario de nes kikapú se anotó en el ejército mexicano para ayudar
Chacoca Ánico en el Coloquio Sistemas normativos indígenas, CDI, a varios aspirantes a la presidencia durante la Revolución
ciudad de México, 3 de diciembre de 2007.
42 Según el chairman Juan Garza, la tribu kikapú adquirió 17 000 Mexicana.53
acres, cerca de El Nacimiento, 30 de enero de 2008. 47
43 George R. Nielsen, op, cit., p. 53.
Martha Rodríguez, op. cit., p. 124; Nielsen menciona la noche del
16 de mayo de 1872 para el ataque en la comunidad kikapú.
44
El 8 de enero de 1865, un día con mucha nieve, 400 soldados 48 Martha Rodríguez, op. cit., p. 124.
norteamericanos atacaron en Dove Creek [aproximadamente 16 millas 49
Vid. A.M. Gibson, op., cit., pp. 243-247; George R. Nielsen, op.,
al sur de la ciudad actual de San Angelo] el campamento de los kikapú
cit., p. 56.
con mujeres, niños y ancianos en camino a México. Según Nielsen,
50 George R. Nielsen, op. cit., p. 58.
este asalto del ejército norteamericano fue posible porque los kikapú
no pusieron guardias por el mal tiempo. Ellos pensaron que las tropas 51 A.M. Gibson, op. cit., pp. 251 y ss.
estadunidenses no atacarían por las intensas nevadas. Vid. George R. 52 Amado Rivera Balderas, Los kikapúes. ¿Una tribu perdida de
Nielsen, op, cit., p. 52. América?, mimeografiado, INI, 1983, pp. 6.
45 George R. Nielsen, op, cit., p. 52.
53 Felipe A. Latorre y Dolores L. Latorre, The Mexican Kickapoo
46 Vid. A.M. Gibson, op, cit., pp. 169-175.
Indians, Dover Publications, Inc., Nueva York, 1976, p. 24.

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En el período temprano, el movimiento de Madero fue tu, como comenta Nakai Breen: “No [pedimos] muchas co-
apoyado por Pancho Villa, quien llegó a El Nacimiento para sas, sino únicamente […] un pedazo de la cara de la madre
pedir a la tribu kikapú sus mejores caballos y mulas.54 Des- tierra donde podamos descansar, tirar nuestros huesos en la
pués, siempre fieles al gobierno mexicano, los kikapú lu- noche y dormir en paz […]”58 Por esta razón los kikapú se
charon al lado de Victoriano Huerta cuando éste asumió el retiraron de los disturbios revolucionarios y los cambios gu-
poder. Y como las noticias llegaron tarde la tribu no se ente- bernamentales, que en realidad eran demasiado enredados y
ró que Huerta había sido derrocado por Venustiano Carran- confusos para ellos.
za, por lo cual seguían luchando para ese presidente. Así,
el Coronel Emilio Acosta tomó a los integrantes de la tribu El regreso temporal a Estados Unidos
como prisioneros, por su lealtad a Huerta. Después de va-
rios días de una dieta de pan y agua, dejaron en libertad a los Esta vida tranquila no duró mucho, debido a una sequía
kikapú pero, a partir de entonces, ellos ya no querían parti- prolongada en la década de los años 40 del siglo xx, por la
cipar en la vida política, debido a los cambios continuos en cual los kikapú tuvieron que emigrar por un tiempo a Esta-
el gobierno mexicano, por lo cual varios afiliados regresaron dos Unidos para trabajar como jornaleros agrícolas en esa
a su pueblo.55 nación. Esta vez, el segundo regreso a Estados Unidos no
Durante estos sucesos un contingente de soldados de surgió por causa política sino estrictamente por motivos
Carranza, bajo el mando del Coronel Atilano de la Garza de económicos.
Múzquiz, llegó a El Nacimiento en búsqueda de armas. Des- Además, se les ofreció el programa de braceros para me-
confiando de los militares los kikapú ejecutaron a uno de jorar su vida desde el punto de vista económico. Un asen-
sus soldados cuando éste estaba saliendo del pueblo. A la tamiento debajo del Puente Internacional, conocido como
mañana siguiente los soldados enojados regresaron y que- Little Heart, servía a los kikapú como estancia tempo-
maron el pueblo; asustados, los kikapú se refugiaron en el ral antes de irse a los campos de cultivo en la nación nor-
cercano cañón de la Alameda.56 teamericana.59 Posteriormente este lugar fue cambiado
Durante estos años de agonía de la revolución, los kika- por la reservación de la Kickapoo Traditional Tribe of Texas
pú se escondieron en la noche en la sierra; no querían dor- (KTTT) en el año 1983, en el Condado de Maverick, tam-
mir en el pueblo, porque temieron que en otra ocasión las bién denominada Kickapoo Village, donde la tribu instaló el
tropas podrían regresar al pueblo y asaltarlo. Sólo a partir de casino Lucky Eagle, en 1996.
1920, cuando entró la paz en México, los kikapú se sentían En aquel tiempo y ya desde antes, los kikapú tenían
libres para retomar su vida tranquila: cultivar la tierra, cuidar acuerdos especiales con Estados Unidos con la finalidad de
la cría de ganado, poner trampas y observar sus costumbres atravesar la frontera sin problemas, sobre todo para visitar
tribales, esperando que los mexicanos los dejaran solos en a sus parientes en Oklahoma y en la reservación de Kan-
su pueblo aislado.57 sas, ya que —como se dijo— son originarios de los Gran-
Según estas observaciones se puede concluir que la par- des Lagos.
ticipación kikapú en la Revolución fue un gesto de agradeci-
miento hacia el gobierno mexicano que le había otorgado el Supervivencia económica
territorio en El Nacimiento. Por consiguiente, no era su in-
tención tomar partido por algunos de los bandos y levantar- Lucha por la reservación de la KTTT
se contra los gobiernos mexicanos. Su única aspiración era
llevar una vida en paz y cumplir la voluntad del Gran Espíri- Para salir de la miseria los kikapú tuvieron que conseguir tie-
rra federal en Estados Unidos y, posteriormente, instalar un
54 Entrevista de Felipe y Dolores Latorre con Kaizatoa (Víctor casino en esta reservación. Tenían que obtener la ciudadanía
Flores), Múzquiz, 19 de marzo de 1966. Vid. Felipe A. Latorre y
Dolores L. Latorre, op. cit., p. 24. 58
55
Nakai Breen, en Statement of Nakai Breen before the Interior and
Entrevista de Felipe y Dolores Latorre con Menichika (Benito Insular Affairs Committee, U.S. House of Representatives, Washington,
González), Múzquiz, 12 de enero de 1967, en Felipe A. Latorre y DC, 30 de octubre de 1981, pp. 1 y ss., traducción libre del inglés al
Dolores L. Latorre, op. cit., p. 24; vid. también Martha Rodríguez, op. español por Elisabeth Mager.
cit., p. 130. 59 Vid. José Guadalupe Ovalle Castillo y Ana Bella Pérez Castro,
56 Entrevista de Felipe y Dolores Latorre con Pancho Menaqhua,
Kikapúes, los que andan por la tierra: El proceso de proletarización y
Múzquiz, 22 de febrero de 1971, en Felipe A. Latorre y Dolores L. la migración laboral del grupo de Coahuila, CONACULTA/Instituto
Latorre, op. cit., p. 24. Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”/ Universidad
57
Felipe A. Latorre y Dolores L. Latorre, op. cit., pp. 24 y ss. Autónoma de Coahuila1, México, 1999), p. 69.

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norteamericana y ser reconocidos federalmente para obte- Lucha para conseguir el casino Lucky Eagle
ner los beneficios garantizados a las tribus estadunidenses.
Por lo tanto, tuvieron que relacionarse con políticos, abo- A pesar de las preferencias de los pueblos indígenas en este
gados y grupos de lucha indígena para lograr una audien- sector empresarial, no es tan fácil abrir un casino indígena
cia en Washington. En 1981 una delegación de la tribu, el en territorio federal. Según el coordinador de Native Ameri-
Kickapoo Trust Land Acquisition Committee,60 con asesoría can Studies de la Universidad de Oklahoma, Jerry C. Bread,
de la abogada cherokee Nakai Breen, fue a Washington con el gobierno federal exige de las tribus el capital necesario
el objetivo de reclamar su derecho para comprar tierra en el para la apertura de un casino, por lo cual en el año 1996
Condado de Maverick, Eagle Pass, y varios políticos y or- los kikapú contrataron una compañía norteamericana de
ganizaciones federales y religiosas brindaron su ayuda eco- Minnesota, el Southwest Casino, para que les financiara los
nómica y legal. Esta petición tuvo respuestas positivas por gastos de instalación del casino Lucky Eagle. Esta empre-
parte de los responsables del Congreso gracias a los progra- sa “se encargaría de la operación y administración del lugar,
mas sociales en el primer año del presidente Ronald Reagan. que emplearía preferentemente kikapús por salarios muy
Así, en 1983 el proyecto de ley (bill) HR 4496 se convir- superiores a los que ganaban en el campo. Las utilidades
tió en la ley P.L.97-429, después de un largo proceso en el se dividirían a la mitad”.65 Además, las máquinas de video
Congreso.61 son propiedad de las compañías por lo cual las tribus tie-
Finalmente los kikapú, aborígenes de dicho país, lo- nen que rentarlas; por ejemplo, Multimedia Games, Inc., de
graron comprar un pequeño pedazo de tierra de 125.43 Austin subsidia las máquinas de video (MegaBingo) y par-
acres62 por 165 000 dólares, en el Condado de Maverick ticipa con un 30% a 35% neto en la ganancia que obtiene
que colinda con Rosita Valley,63 a unas 7.25 millas al sures- cada máquina.66
te de Eagle Pass, Texas.64 Al principio este terreno sirvió a En los primeros años del casino Lucky Eagle, éste es-
los jornaleros kikapú como punto de descanso en su trayec- taba equipado con aproximadamente 180 a 200 máqui-
toria hacia los campos de cultivo en Estados Unidos. Pero nas de video,67 que en invierno 2006 subieron a 1 325
cuando a mediados de los años noventa los jornaleros fue- máquinas debido a los ingresos del casino que permitieron
ron sustituidos en gran parte por máquinas, la demanda de la construcción de uno nuevo en el año 2004.68 Con res-
trabajadores disminuyó. Por esta razón los kikapú de Texas pecto al bingo, desde 1996 hasta 2007, las mesas de este
tuvieron que buscar otro tipo de ingreso; pensaron en insta- juego (High Stakes Bingo) casi se duplicaron y los lugares
lar un casino en su reservación, lo que lograron en agosto de subieron a unos 700, según Scott, el director de marke-
1996. Esto fue posible porque el terreno era tierra federal o ting.69 Sólo el blackjack, denominado como kickapoo-21, y
trust land, condición para instalar un casino puesto que en más tarde como el no-bust blackjack, lo tuvieron que quitar
el estado de Texas están prohibidos. en noviembre de 2006, porque la National Indian Gaming
Commission (NIGC) prohibió este juego por ser de nivel
60
III;70 a saber, en el Kickapoo Lucky Eagle Casino de Texas
“[…], el comité se constituyó por miembros oficiales de la tribu
kikapú de Oklahoma, de la Traditional Kickapoo of Eagle Pass y de sólo se permite el nivel II.71
cuatro personas no-kikapú. El presidente o chairman era el Rev. James
McLeod, el tesorero John Kaskaske, Jr., la secretaria Miss Nakai Breen. 65 Adrian Cerda, “El exitoso casino Kikapu: estos Indígenas con
Los demás eran miembros de este comité, como el líder religioso ideas primermundistas abrieron un negocio sin competencia en toda la
Adolfo Ánico Pemosaaua, el vocero o spokesman de la tribu Raúl Garza frontera norte; y ya están ganando tanto dinero que son la envidia en
Makateonenodua, Juan Gonzalez Ketchemo, Leo Pacheco Lopez, ambos lados de la línea divisoria”, Contenido, 1º de agosto de 2002.
James Wahpepah, Rev. William Fogleman y Linda B. Team” (vid. The 66 “Kickapoo slot machine partner investing in casino on Texas
Traditional Kickapoo of Texas Land Acquisition Committee Report,
1981-1984, Texas, 1984: 1, Resolution); vid. Elisabeth A. Mager border,” Eagle Pass News-Guide, 2 de diciembre de 2004.
67
Hois, Lucha y resistencia de la tribu kikapú, 2ª. ed., FES-Acatlán- Elisabeth A. Mager Hois (2008), op. cit., p. 193.
UNAM, México, 2008, p. 304. 68 Según la información de empleados del casino Lucky Eagle,
61 Vid. The Traditional Kickapoo of Texas, op. cit., p. 2.
diciembre de 2006.
62 69
Velarde Tiller, Veronica E. y Tiller, E. M., American Indian John MacCormack, “Kickapoos’ new casino gets closer to
Reservations and Trust Areas, Economic Development Administration, opening”, San Antonio Express-News (TX), 5 de julio de 2004.
US Department of Commerce, (Albuquerque, NM, 1996, p. 566. 70 Según los comentarios de empleados del casino Lucky Eagle,
63 Véase The Traditional Kickapoo of Texas, op. cit., p. 4; según esta
diciembre de 2006 y enero de 2007.
fuente, son 113 acres los que adquirió la KTTT. 71 El juego del nivel II es conocido como el bingo, en forma
64
Distancia calculada de Eagle Pass, Tex., a la reservación kikapú electrónica y forma de cartas, pero el juego de cartas de alto riesgo
en el Condado de Maverick, según la información de la Cámara de requiere la autorización apegada a las leyes del estado; en cambio, el
Comercio en Eagle Pass, Tex., 8 de junio de 2006. nivel III comprende los juegos anteriores, más los de alto riesgo.

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La prosperidad del casino Lucky Eagle se explica por ser miso del gobierno federal.76 En la entrada a la carretera que
el único en Texas, debido a la clausura del Speaking Rock se dirige a Rosita Valley y al casino Lucky Eagle, la tribu
Casino —de las tiguas— y del Alabama-Coushatta Casi- adquirió un terreno durante el año 2005 que tiene una ex-
no —de la tribu Alabama-coushatta— en el año 2002.72 tensión de 600 acres.77 Todavía es tierra baldía y sólo cre-
Gracias a la gran afluencia al Kickapoo Casino Lucky cen arbustos y cactus en este terreno; no obstante, puede
Eagle, sobre todo de diferentes partes de Texas y de los es- significar un punto clave para establecer un negocio.
tados mexicanos que colindan con la frontera, la mayoría La adquisición de algunos de estos terrenos y la mala
de los kikapú encontraron empleo en este casino. Así, en el administración de fondos federales endeudaron mucho a
año de 1996 se registraron 180 empleados de los cuales la tribu, por lo tanto surgieron conflictos en esta unidad
sólo 25 eran kikapú y el resto norteamericanos, hispanos kikapú. Según John MacCormack, las consecuencias fue-
y chinos, entre otros. En cambio en el año 2006, debido a ron graves. En la primavera de 2002 las cuentas banca-
la construcción de un nuevo casino, los empleados kikapú rias de la tribu fueron embargadas. Funcionarios estatales
subieron a 225 de un número total de 520, según la con- promovieron juicios contra el mal manejo de la administra-
tadora Silvia López; en 2007 incluso se registraron 250 ción y el abuso del programa federal.78 Por consiguiente,
empleados kikapú.73 Además, el casino Lucky Eagle no los conflictos interiores debidos a la desviación de fondos
sólo resuelve el desempleo en la tribu kikapú sino también federales y deudas de la tribu, así como un desequilibrio so-
en la región de Eagle Pass, Texas. cioeconómico, generaron un cambio de concilio79 a finales
Por otra parte, el ingreso del casino Lucky Eagle permi- de octubre de 2002 en la reservación de la KTTT. El nuevo
tía a la Kickapoo Traditional Tribe of Texas adquirir nuevos gobierno de la KTTT, por su parte, tenía que pagar primero
terrenos. En el año 2000, compró el Rancho de Spofford, las deudas del concilio anterior antes de construir el nuevo
en el Condado de Kinney.74 Este terreno de 10 000 acres casino.80
está ubicado en Spofford a 48 kilómetros (29.8 millas) al Así las cosas, a pesar de los beneficios económicos que
noreste de Eagle Pass, en dirección a Quemado y Bracket- atraía el casino, la tribu experimentó cierta disgregación.
ville, y sirve para cazar venados y jabalíes.75 La Pecan Farm Además, esta industria de los juegos de azar implica peli-
es otro terreno que compró la KTTT con los ingresos del ca- gros de adicción al alcohol y a las drogas, así como un gusto
sino, y se ubica casi junto a Kickapoo Village. Este terreno excesivo por el juego que en algunos casos puede conver-
de 800 acres se adquirió en el año 2001 para construir ca- tirse en ludopatía.
sas, plantar nogales, cultivar melones y criar caballos. En
2006, la tribu compró un terreno con una extensión de 50 Supervivencia cultural
acres; los lotes se encuentran en la orilla del río Bravo, en
medio de la Pecan Farm y de la reservación de la KTTT. El Peligro de asimilación cultural
propósito de esta compra era unir el territorio kikapú para
convertir todo el terreno en trust land (tierra federal) y no A través de estos cambios bruscos en la tribu kikapú de
pagar impuestos; pero esto no se puede lograr a corto pla- Texas, sobre todo por el casino Lucky Eagle, existe el peligro
zo, según el chairman de la tribu, porque se necesita el per- de una asimilación cultural a la sociedad estadunidense que
se refleja en la adaptación al estilo de vida norteamericano,
72 Vid. Tom Wanamaker. “Tigua Casino cierra después de Tribunal promovida por la educación formal en las escuelas de Texas,
Supremo rechaza la apelación de estancia”, Indian Country Today. 16 necesaria para el trabajo en el casino.81 Esta formación es-
de febrero de 2002: http://indiancountry.com (fecha de consulta: 8 de
septiembre de 2006); Evan Williams, “E.E.U.U.-Tigua Casino”: 76 Entrevista con el chairman en la reservación de la KTTT, 15 de
http://www.abc.net.au/foreign/stories/s604070.htm (fecha de julio de 2006.
consulta: 26 de octubre de 2007). 77 Plática con el chairman en la reservación de la KTTT, 8 de julio
73
Información obtenida por el ex chairman Raúl Garza; el empleado de 2005.
de la administración del casino Lucky Eagle, Rolando Benavides y el 78 “Kickapoo chairman facing a revolt. Angry Indians feel that
chairman Juan Garza; vid. Elisabeth A. Mager Hois (2008), op. cit.,
p. 196. because of him, they’ve lost control of their tribe”, en San Antonio
74 Entrevista con Arturo Delgado, exdirector de Healing Grounds, en Express-News (TX), 24 de agosto de 2002.
79
Spofford, Texas, jueves 15 de agosto de 2002. El concilio de la KTTT está formado por el chairman (presidente),
75 el secretario, el tesorero y dos miembros del concilio.
Entrevista con el ex chairman en Kickapoo Village, julio de 2000; 80 Entrevista personal con el chairman Juan Garza en la reservación
la cacería de los venados se lleva a cabo desde las camionetas kikapú
con carabinas, según el encargado del Rancho de Spofford, 15 de de la KTTT, julio de 2006.
81 Vid. Elisabeth A. Mager (2006), op. cit., p. 35.
agosto de 2002.

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tadunidense no contempla ni la cultura ni el idioma kikapú, cería que antecede a estas ceremonias se ejerce en forma
por lo que predomina el inglés en la interrelación de los jó- ritual, para obtener la carne de venado indispensable para
venes kikapú. Sólo con sus abuelos y padres se comunican las misas kikapú, en las cuales ésta se reparte entre todos los
en su idioma. En este aspecto, la nueva generación de los participantes;84 esto genera una gran cohesión del grupo,
kikapú se asemeja a las otras tribus estadunidenses ya que donde se olvidan todos los conflictos interiores. Las danzas,
ellas, en la mayoría, perdieron su lengua y su forma de vida. elementos históricos y religiosos de la tribu, unen emocio-
Además, la inclinación a los programas televisivos cam- nalmente a sus integrantes, siguiendo un cierto rito. En ge-
bia la cosmovisión de las tribus y fomenta una mentalidad neral, se conocen las danzas de hombres y de mujeres, del
consumista, a tal grado que los valores sociales disminuyen Año Nuevo,85 del Búfalo, del Conejo y del Oso, entre otras,
a favor de una vida individualista con el lema de “yo prime- a las cuales acuden los kikapú de Texas y de Oklahoma.86
ro”. Incluso los juegos conducen al aislamiento y al indivi- Finalmente, la cuarta parte de las ceremonias se conforma
dualismo, porque en general es un ambiente impersonal en de juegos. Existen diferentes tipos de juegos, los de flechas
el cual se busca escapar de problemas personales y del abu- y de teguas, entre otros. Es importante saber que en estos
rrimiento; las personas que ganan no comparten el premio juegos participan las dos mitades o moieties de la tribu, los
con otros integrantes de la tribu y las pérdidas a través del negros o oskasa y los blancos o kiiskooha. Por esta razón,
juego pueden generar conflictos familiares. los jugadores kikapú pintan sus caras de negro y de blanco,
Además, este ambiente impersonal no llena el vacío in- características del parentesco.87
terior de las personas. Cuando pierden en el juego muchas Además, se debe mencionar que los kikapú todavía
de ellas se alcoholizan y consumen drogas. Por consiguien- construyen sus casas tradicionales de carrizo de invierno
te, Becky Miller afirma que el alcoholismo y el número de (apakuenikane) y de verano (utenikane), templos del Gran
suicidios en las tribus norteamericanas aumentaron con la Espíritu o de Kitzigiata, donde arde el fuego sagrado y se lle-
instalación de los casinos.82 Un argumento para esta afir- van a cabo las misas kikapú; cada año deben ser construi-
mación de Miller es el aumento en los últimos años en el das de nuevo y principalmente por mujeres que se ocupan
número de muertos en la tribu kikapú por consumir drogas de estas labores en su tiempo libre y en vacaciones. El tule
y alcohol, aunque no todos los casos surgen del juego.83 Por y la palma los consiguen en las orillas de los ríos y lagos más
consiguiente, el empleo en el casino no reduce los casos de adentro del país, por ejemplo en Cuatro Ciénagas e incluso
alcoholismo y de suicidios como pensaron los progresistas en San Antonio, Texas y Oklahoma, muchas veces con difi-
de la tribu kikapú a finales de los años noventa del siglo xx, cultad para transportarlos a través de la frontera internacio-
debido a la integración a la sociedad estadunidense. nal de Eagle Pass-Piedras Negras y, a veces, con ayuda de la
A raíz de una americanización acelerada, en muchas Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indíge-
tribus norteamericanas ya no se llevan a cabo las ceremo- nas (CDI).88
nias tradicionales. Sólo en los powwows (danzas comercia- Estos elementos culturales que practican los kikapú nos
lizadas), las diferentes tribus indígenas se interrelacionan y enseñan una cultura viva de origen ancestral. El Nacimiento
llevan a cabo sus danzas, de las cuales las mejores son pre- es el lugar donde entierran a sus muertos y donde permane-
miadas como en los shows televisivos. cen los sacerdotes y ancianos. Cabe mencionar que todavía

Resistencia cultural 84 Cfr. Alfonso Fabila (2002), op. cit., p. 143.


85 La ceremonia del Año Nuevo o Nemij Kamiki es la más grande de

Los kikapú también participan en estos eventos comercia- los kikapú; es decir, en esta temporada llegan los kikapú de Oklahoma
y de Texas a El Nacimiento para celebrar todos unidos esta gran
les pero no se contentan con ellos, porque todavía tienen ceremonia. La fecha no es fija, sino que la establece el capitán de la
un lugar en México donde pueden ejercer sus ritos origina- tribu, según ciertas señales naturales (véase Elisabeth A. Mager Hois
rios, siendo la tierra sagrada El Nacimiento, Municipio de (2008), op. cit., pp. 236 y ss.; Robert E. Ritzenthaler y Frederick A.
Peterson, The Mexican Kickapoo Indians, Milwaukee Public Museum,
Múzquiz, Coahuila. En este lugar no está permitido sacar Wisconsin, 1956, p. 47; Felipe A. Latorre y Dolores L. Latorre, op. cit.,
fotos ni grabar canciones ni hacer películas, porque se tra- pp. 275 y ss.
ta de cultos sagrados de sus antepasados. También la ca- 86 Vid. Felipe A. Latorre y Dolores L. Latorre, op. cit., pp. 151 y ss.
87 Juego de teguas observado en McLoud, Oklahoma, del 4 al 5 de

julio de 2006.
82Becky Miller, “Early Edition”, en Christian Science Monitor Radio, 88
Según los comentarios kikapú, (entrevistas) en los últimos años
Washington, DC, 11 de octubre de 1993). el tule se importa principalmente de Estados Unidos, debido a la sequía
83 Vid. Elisabeth A. Mager Hois (2008), op. cit., pp. 175-178.
en la región de las Cuatro Ciénagas, en marzo de 2008.

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existe un jefe o líder espiritual que preside las ceremonias la Bureau of Indian Affairs (Oficina de asuntos indígenas),
junto con otros sacerdotes que cantan y tocan el tambor, aunque según la constitución de la reservación de la KTTT
aunque éstos van disminuyendo, hasta tener que llamar- la tribu kikapú es una nación “soberana”. Por este motivo, el
los de McLoud, Oklahoma, Centro Comunitario de la tribu corazón de los kikapú se queda todavía en El Nacimiento, a
kikapú de Oklahoma. pesar de los beneficios otorgados a las tribus indígenas por
En últimos tiempos, en este lugar del estado de Oklaho- la nación norteamericana.
ma se celebran también ceremonias kikapú, ya que muchos La pregunta es: ¿hasta cuándo se puede mantener esta
integrantes de la tribu tienen su residencia permanente en lucha por su cultura, si los jóvenes reciben una educación
Estados Unidos y sólo en días festivos y vacaciones visitan con ideología norteamericana y los medios masivos de co-
El Nacimiento; unos acuden más seguido a esta localidad municación les quieren inculcar sus valores o desvalores,
en México porque allá tienen sus campos de cultivo y el ga- que en realidad los confunden en su visión del mundo y los
nado que cuidan los mascogos negros y mexicanos. Gracias inclinan a las adicciones? La conciencia de esta problemáti-
al ingreso del casino y al apoyo de la CDI muchos kikapú ca puede conducir a una transformación cultural, más allá
tienen la posibilidad de cultivar la tierra con máquinas mo- del aspecto empresarial y el arraigo étnico.
dernas y de aumentar su ganado. Un puente Kikapoo cons-
truido por esta organización gubernamental, así como una Bibliografía
carretera nueva, facilitan el acceso a la comunidad. Por lo
tanto, los kikapú pueden trasladarse más fácilmente los fi- Cárdenas del Río, Lázaro. 2003. Lázaro Cárdenas: Apuntes
nes de semana a El Nacimiento. Así, la tecnología moderna — una selección, UNAM, Centro de Estudios de la Re-
mantiene la vida tradicional, y el ingreso de una empresa de volución Mexicana Lázaro Cárdenas, A.C., México.
juegos de azar forma el sustento principal de una comuni- Cerda, Adrián. 2002 .“El exitoso casino Kikapu: estos in-
dad indígena. dígenas con ideas primermundistas abrieron un negocio
La pregunta es si con el tiempo esta lucha por el po- sin competencia en toda la frontera norte; y ya están ga-
der económico no suprimirá la vida cultural. En tal caso, se- nando tanto dinero que son la envidia en ambos lados de
ría necesaria una innovación cultural que transforme la vida la línea divisoria”, en Contenido, 1 de agosto.
tradicional en una nueva forma étnica, debido a la mayor Dardón Martínez, Ana María. 1980. El grupo kikapú, INI,
conciencia de la tribu kikapú y a la necesidad de encontrar México.
un camino propio. Department of the Interior Office of Indian Affairs. Kicka-
poo, extracto de Handbook of American Indians, Bulle-
Conclusiones tin 30, Bureau of American Ethnology, 1910.
Embriz O., Arnulfo, y Saldaña Fernández, Ma. Cristina.
Como hemos visto a través de la trayectoria histórica de 1993, Kikapúes, INI, México.
la tribu kikapú, existe una continua lucha por el susten- Fabila, Alfonso. 1945. La tribu kikapoo de Coahuila, SEP,
to económico y cultural donde la primera forma la base de México.
la segunda; pero en realidad, en la cultura tradicional de los __________. 2002. La tribu kikapoo de Coahuila, INI,
cazadores y recolectores kikapú, los dos elementos eran in- México.
separables. Con el tiempo, se nota una división de lo ma- Gesick, Edward J. 1994. “Texas-Mexican Kickapoos at
terial respecto a lo espiritual; del trabajo jornalero y la vida a Crossroads: Where to from here?” en Conference on
tradicional; del empleo en el casino Lucky Eagle frente a la South Texas Studies, The Victoria College Press, Victo-
actividad ceremonial en el Nacimiento; lo que exige cier- ria, Texas, pp. 166-198.
ta autoconciencia de un pueblo en su lucha por el sustento Gibson, M., The Kickapoos: Lords of the Middle Border,
cultural en un mundo globalizado donde los valores espiri- University of Oklahoma, Norman, Oklahoma, 1963.
tuales disminuyen, sobre todo cuando se trata de una tribu Hardin, Stephen. 1994. “Conference”, en South Texas Stu-
binacional, mexicano-estadunidense, que es atraída hacia dies, The Victoria College Press, Victoria, Texas.
el país dominante por la posibilidad de un mayor desarro- Josephy, Alvin M. 1996. 500 Nations: Die illustrierte Ge-
llo económico. schichte der Indianer Nordamerikas, traducción de Vero-
Empero, Estados Unidos no puede garantizar a los kika- nika Strass, Frederking y Thaler, München.
pú una vida plena de libertad para ejercer sus tradiciones, “Kickapoo chairman facing a revolt, Angry Indians feel
debido a un control mayor del Secretario del Interior y de that because of him, they’ve lost control of their tribe”,

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San Cristóbal de las Casas, 22 de octubre de 2010
Teatro Daniel Zebadúa

Mesa I
Participación indígena en los movimientos de Independencia y Revolución
Mexicana: Contexto y situación social, económica, política y cultural

Mesa II
A doscientos años. Los pueblos y comunidades indígenas en el contexto
contemporáneo

Mesa III
El futuro de los pueblos indígenas: ¿Desarrollo con identidad?

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Una mirada ligera sobre la Independencia y la Revolución Mexicana

Doctor Elías Pérez Pérez1

Los pueblos indígenas de Chiapas han revelado, durante el La palabra “independencia” significó, para la clase crio-
transcurso de la historia de México, su capacidad, ingenio y lla, libertad para administrar y explotar la riqueza del pueblo
diligencia en tres momentos clave para la construcción del de México, manteniendo un vínculo oculto con sus padres
Estado Mexicano. europeos. En cambio, los indios de México sólo dejaron de
El primero, motivados por la defensa de un ideal acerca tributar a la Corona española para pasar a tributar a los hijos
de la independencia de México de la Corona española. Lu- de los españoles, los denominados criollos, nacidos en te-
charon con tenacidad e intensidad, entregando sus vidas y rritorio mexicano, quienes accedieron al poder y fueron los
derramando sus sangres, para alcanzar la libertad de vivir en nuevos administradores de la nación mexicana. Por tanto,
sus pueblos, porque sus habitantes eran oprimidos, sus re- el pueblo indio no alcanzó la verdadera libertad para decidir
cursos naturales saqueados y sus manos de obra explotadas, su futuro y su destino, siempre quedó en el olvido y algu-
por parte de los españoles. Esta lucha estuvo orientada a al- nos revolucionarios comenzaron a darles migajas de bene-
canzar el derecho a la autonomía y a ser reconocidos como ficios a fin de integrarlos a la vida nacional, con programas
seres humanos con capacidad de trabajar sus propias tierras, aditivos en educación, salud, tierra, vías de comunicación y
de pensar libremente, de decidir el futuro de sus hijos y de otros más.
sus pueblos. Por estas razones unieron sus voces, sus fuer- El segundo proceso de participación indígena en la cons-
zas y sus talentos, en la selección de estrategias de lucha trucción del Estado fue la lucha por la Revolución Mexicana.
belicosa, junto con los criollos, los mestizos, las otras castas, Nuevamente articularon sus fuerzas con las de los mestizos
para prohibir la esclavitud y librarse de ella y para dejar de que apoyaban el lema de libertad. Campesinos y obreros se
pagar impuestos a la Corona española. unieron impulsados por ideales de recuperación de sus tie-
La unión de las distintas fuerzas sociales y políticas in- rras, de libertad para trabajar y producir, y de control de sus
fluyó positivamente, porque existió un ideal claro que tras- propios territorios y recursos naturales y minerales, exigien-
tocó la sensibilidad respecto a las condiciones de vida de do igualdad de oportunidades en la educación, en la parti-
los pueblos y, además, porque se tuvo la visión de construir cipación en la política y la economía, y en la justicia social.
una nación independiente y autónoma, por parte de los lí- O sea, los líderes revolucionarios vislumbraban en sus
deres. La unión y la visión fueron efectivas para alcanzar mentes un mundo nuevo colmado de nuevas oportunida-
la “independencia de México”. Es decir, la separación entre des de vida y de prosperidad social, económica y educativa,
México y España. Al transcurrir los años, se fue perdiendo reconociendo nuevamente al indígena como un ser huma-
la fuerza del ideal independentista y surgieron líderes inte- no dotado de atributos intelectuales y morales. Entonces,
resados en ocupar el poder y continuar los lazos sociales, los pueblos indios pasaron a figurar en la Constitución po-
económicos y religiosos con España. Dicho en otras pala- lítica de los Estados Unidos Mexicanos. A través de una
bras, no existió una verdadera Independencia de México, lucha constante, se les fueron abriendo escuelas rurales y
porque los mismos hijos de los españoles nacidos en la tie- se fue implementando una política indigenista para aten-
rra mexicana, ascendieron al poder político y administrati- der las necesidades de esos pueblos. Se estableció un de-
vo del país. Para los pueblos indios de Chiapas y de México partamento de educación para la población indígena, con
significo un simple cambio de patrón de subordinación y una visión dirigida hacia la unificación nacional, implemen-
saqueo, puesto que se continúo con las mismas prácticas tándose programas de castellanización y una misma edu-
de sumisión social y dominación cultural y lingüística, de cación para todos, basada en el universo sociocultural de
explotación de su fuerza de trabajo y de exclusión en la la sociedad envolvente. Se creó la Dirección General de
toma de decisiones para la definición de un Estado nacio- Educación Extraescolar para el Medio Indígena, que poste-
nal libre y soberano. riormente se convirtió en Dirección General de Educación
Indígena, para facilitar la aculturación de los pueblos indios
1 Hablante tzotzil, Chenalhó, Chiapas. de Chiapas y de México.

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El término de “aculturación” se refiere a la aceptación Estado y de la nación justicia digna para los pueblos origi-
y al aprovechamiento de elementos culturales provenientes narios. Pero esas voces de los que exigían justicia y materia-
de la sociedad que envuelve a los pueblos indios para modi- lización de las leyes de la Constitución no eran escuchadas
ficar drásticamente la percepción de su universo sociocultu- con respeto y atención, sino que la respuesta de los gobier-
ral y lingüístico. Para agilizar el proceso de aculturación se nos era encarcelar, hacer desaparecer y asesinar a sus líde-
implementaron programas aditivos para atender las lenguas res sociales.
indígenas con traducciones literales de los textos naciona- Entonces surge el tercer proceso de participación in-
les, justificando así el mediocre papel del Estado en la aten- dígena en la lucha por la dignidad del mundo indígena de
ción a los pueblos indios de Chiapas. Además, se abrieron México, dando inicio al movimiento armado de los pueblos
espacios para que indígenas sustraídos de su universo cul- tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales y otros, articulando
tural, se hicieran profesionistas y fueran capacitados y en- sus fuerzas con las personas partidarias de la causa indíge-
trenados para ser mediadores de la cultura envolvente, a fin na, tanto mexicanos como extranjeros y organizaciones in-
de acelerar el proceso de aculturación del indio. Se abrie- ternacionales, y exigiendo públicamente que sus derechos
ron caminos para conectar a los pueblos indios, facilitando fueran reconocidos en la Constitución general de la Repúbli-
el contacto de éstos con la sociedad envolvente en las zo- ca de modo más explicito, así como también en la Constitu-
nas urbanas y su acceso a nuevos espacios educativos para ción del Estado de Chiapas.
la aculturación, dinamizando las relaciones comerciales que Las principales exigencias fueron las siguientes:
convirtieron a los pueblos indígenas en consumidores de El derecho a la libre determinación y a la autonomía de
productos industrializados y de muchos alimentos chatarra los pueblos, para decidir sus asuntos fundamentales en el
que llegan hoy en día a todos ellos. marco del Estado nacional.
Pero, con el transcurrir de los años y los siglos, los idea- –– Ampliación de la participación y representación política
les de la Independencia y de la Revolución Mexicana fueron para decidir el rumbo de la nación.
opacándose lentamente por parte de los administradores –– Garantías de acceso pleno a la justicia, exigiendo a las
de la Nación; se nublaron sus miradas y se enorgullecieron autoridades legislativas, administrativas y judiciales que,
por la codicia del poder y la acumulación de la riqueza, man- al momento de dictar sus resoluciones, tomen en consi-
teniendo al indígena callado, sumiso, dándole migajas de deración su condición cultural y lingüística.
participación en la vida política y educativa, pero sin darle –– Reconocimiento de la composición pluricultural del es-
libertad en la toma de decisiones políticas de mayor dimen- tado de Chiapas, así como el derecho de los pueblos in-
sión. Consideraron a los indígenas como simples mediado- dígenas a que se respeten, promuevan y difundan los
res de la política del Estado mexicano, visualizándolos como elementos significativos de sus culturas.
seres subordinados, con menor capacidad, y para eso fueron
orientados por los supuestos sabios indigenistas, quienes Entonces, plantean una educación indígena bilingüe e
definen las líneas políticas para los pueblos originarios, mar- intercultural, construida desde abajo, donde los pueblos in-
cando la ruta, el camino y su destino de ser asimilados por dígenas tengan participación plena para delinear los obje-
la cultura envolvente de la Nación. En los programas educa- tivos, contenidos y métodos educativos acordes con las
tivos están siendo sustituidos los conocimientos cosmogó- necesidades y aspiraciones del desarrollo de los pueblos y de
nicos de su universo sociocultural, natural y lingüístico, por la nación mexicana.
los valores, actitudes y conocimientos de la sociedad envol- Los diversos conceptos generados y manejados en los
vente, llevando a las nuevas generaciones indígenas a una discursos revolucionarios, durante la Independencia, la Re-
transfiguración de su forma de pensar y actuar en la vida volución Mexicana y la lucha por la dignidad del pueblo
cotidiana y a asumir una actitud ambivalente en su marcha indígena:
por la vida misma. –– Fueron fundamentales para estimular la imaginación de
Los pueblos indígenas esperaban, y siguen esperando, una nueva Nación, abriendo la posibilidad de realizar la
la materialización de los ideales de la Revolución Mexicana reforma de nuestra Constitución mexicana.
y el cumplimiento de la Constitución política de los Estados –– Tuvieron una función orientadora y organizativa de los
Unidos Mexicanos, así como la llegada de la justicia social. partidos políticos.
Al ver que cada vez eran olvidados por los gobiernos pos- –– Abrieron la posibilidad de generar una crítica constructi-
revolucionarios, revivieron y activaron sus voces con mu- va del estado actual de las cosas.
cha energía y talento, exigiendo a los administradores del

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–– Nos permiten reconocer y valorar lo que se ha hecho y –– Se necesita la presencia de profesionistas indígenas en
las cosas que falta hacer. las instituciones de educación superior, para escribir
–– Siguen siendo útiles hoy en día, porque continúan seña- la historia de la Revolución y sus alcances hasta este
lando la dirección que deben tomar las reformas políti- momento.
cas del Estado mexicano.
Escribir la historia desde la perspectiva indígena será
–– ¿Cuáles son las limitaciones y alcances de la lucha más comprensible para los niños y niñas en las escuelas, que
revolucionaria? aprenderán y comprenderán el proceso de vida de su pueblo
–– ¿Por qué no se ha materializado el ideal revolucionario y podrán contrastarlo con la historia escrita por los no indí-
en la vida de nuestra nación? genas y los extranjeros.
–– ¿Cuáles son los obstáculos que impiden su El pueblo indígena de Chiapas tiene mucho que aportar,
materialización? a partir de su vivencia cotidiana, su conocimiento de causas
–– ¿Cuáles son los beneficios sociales y económicos y edu- históricas, su creatividad intelectual y sus técnicas de trans-
cativas nos resta por alcanzar? formación de los recursos naturales. Hoy se necesita gene-
rar una nueva relación con el Estado y con los demás grupos
A partir de estas interrogantes, podemos examinar críti- sociales, para construir un proyecto de Estado, para poten-
camente la situación que guarda el Estado y la nación mexi- cializar la construcción de un Estado fuerte, autónomo y do-
cana y construir propuestas viables para el futuro. tado de inteligencia social.
La inteligencia social implica conocer y entender los
Propongo las siguientes: ideales de la Revolución; conocer los patrones culturales y
–– Se necesita apoyo institucional para sistematizar la his- las condiciones sociales que le dieron origen, para tener una
toria de la participación de los grandes líderes indígenas conciencia de la situación actual de las cosas. La inteligencia
durante la Revolución Mexicana. Los líderes indígenas social implica, además, valorar las sabias aportaciones indí-
fueron sujetos activos de la revolución mexicana, por genas para construir un Estado fuerte y sólido.
ejemplo Manuel Arias Sojom, en Chenalhó, Jacinto Pé- Tomar en cuenta al pueblo indígena es primordial para
rez Pajarito, en San Juan Chamula, y otros más, pero el diseño de una nueva política del Estado, y evitaría estar
han sido ignorados a través de la historia oficial puesto construyendo proyectos desde el escritorio, desde la imagi-
que no aparecen en los libros de textos de la historia de nación, desde arriba.
Chiapas. Pareciera que no tuvieron participación activa Los que aspiran a gobernar y administrar el Estado y la
y no conocemos ni la fuerza de sus pensamientos, ni sus nación deben estar altamente preparados conociendo con
ideales, ni sus estrategias de lucha revolucionaria. profundidad los acuerdos generados y las iniciativas de re-
–– Se necesita apoyo institucional para sistematizar la his- formas constitucionales para llevar el seguimiento de algu-
toria de la participación del más reciente EZLN, en la lu- nos de los compromisos contraídos con el Ejército zapatista
cha por la defensa de la dignidad indígena. Hoy en día, de liberación nacional, para evitar en un futuro próximo la
ya existen profesionistas indígenas, antropólogos, histo- activación feroz y violenta de una lucha armada, porque
riadores, sociólogos, que pueden construir una historia Chiapas no la necesita.
verdadera actualizada, para que las futuras generaciones Finalmente quiero agradecer a los organizadores del
puedan leer, comprender y orientar el futuro de los pue- evento por la oportunidad de dar a conocer mi punto de vis-
blos y del Estado. ta acerca de la Independencia y la Revolución Mexicana.

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Los festejos del Estado y la exclusión de los pueblos indígenas en el
bicentenario de la Independencia

Doctora Natividad Gutiérrez Chong1

¿Fueron los pueblos indígenas invitados a celebrar el bicen- de cara al público pero completamente solo. Y así solo, sin
tenario del surgimiento del Estado? A lo largo del año no ocultar su enojo, dijo al público estupefacto: “Recibí un ofi-
pasó desapercibido2 que el tema indígena fue abordado con cio firmado donde se me invitaba a que dijera unas palabras
improvisación tardía, como también se observó que nadie en la inauguración, pero no me dijeron que el programa ya
objetaría si se les invitaba y luego se les excluía. lo habían cambiado y me han relegado, lo que es una falta
El 22 de octubre de 2010, en la ciudad de San Cristóbal de respeto”.
Las Casas, Chiapas, se llevó a cabo el Coloquio Participación Sin duda, habrá habido muchas explicaciones a esta
Indígena en los Procesos de Independencia y Revolución omisión, también palabras de disculpa, pero quedó claro
Mexicana, organizado por la Comisión Nacional de Desa- que el único indígena invitado fue el principal excluido del
rrollo Indígena. festejo.
El programa del Coloquio, claramente señalaba que la Una coyuntura propicia para demostrar la ambigüedad
Inauguración estaría a cargo de los más altos funcionarios de políticas públicas hacia las poblaciones originarias del go-
de la principal institución indigenista de México y de las au- bierno actual fueron los festejos del 2010. También fue una
toridades constitucionales del estado de Chiapas y del mu- oportunidad para observar la carencia de un proyecto de na-
nicipio de San Cristóbal. Para esta ocasión también estaba ción incluyente, multiétnico y plural, que debería ya estar
invitado el antropólogo tzotzil doctor Jacinto Arias Pérez de en construcción en lo que va del siglo XXI, y más bien, en
quien se esperaba hiciera una contribución a la reflexión so- aparatoso retroceso, observamos que las relaciones colo-
bre si los pueblos indígenas participaron en esos dos proce- niales persisten y se fortalecen en el estado independiente.
sos. Reflexión en voz de un intelectual indígena que podría Por ello, pensamos que el concepto de colonialismo inter-
ser escuchada en ámbitos oficiales. no (González Casanova, 1969; Stavenhagen, 1973; Bon-
Para quienes conocemos al doctor Arias, nos sorpren- fil Batalla, 1981) debe revisarse a la luz de doscientos años
dió verlo sentado entre el público y no en el presidio. Claro, de exclusión sin tregua, o bien, se trata de un fenómeno di-
a nadie debe extrañar que en las agendas de los funcionarios ferente al que Boaventura Souza (1998) ha denominado,
públicos siempre se presenten cambios de último momen- neocolonialismo desde la globalización.
to. Por eso, esa mañana el gobernador de Chiapas estaba El estudio de los temas étnicos y los nacionalismos no
ausente, pero resaltaba la presencia del señor Luis. H. Álva- me es ajeno, ya que he investigado sobre ello desde hace
rez quien, por haber tenido varios roles en la administración más de dos décadas. Por eso, en preparación a los festejos y
pública del indigenismo, recibía atención grandilocuente por durante el año 2010, junto con mi equipo de investigación,
parte de los funcionarios, siendo que su nombre no apare- nos dimos a la tarea de hacer un registro de la forma en que
cía en el programa. Alguien se da cuenta de que el antropó- participaron los pueblos indígenas en ese año de celebracio-
logo se ha quedado entre el público y tratan de invitarlo a nes, ya que como he dicho, es una coyuntura excepcional
que se una al presidio. El doctor accede a unirse al presidio que muestra la relación entre pueblos indígenas, el Estado y
mientras transcurre la inauguración, pero antes de que lle- la nación, ante la opinión pública.
gue a él los funcionarios y el invitado improvisado se levan-
tan, de manera que, en la confusión, el doctor Arias quedó En los festejos están ausentes los pueblos originarios

1 El gobierno federal y los estatales incluyeron, de manera im-


Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM
2
Como parte de las actividades de investigaciòn para el proyecto“El
provisada y tardía, bailables, exposiciones de vestimentas y
festejo mexicano del bicentenaro de la Independencia y los pueblos objetos, en sus agendas de festejos. Y podríamos pregun-
originarios”, hemos realizado un seguimieno de la prensa y otros me- tarnos por qué habrían de estar incluidos los indígenas, sus
dios a partir de enero de 2010, sobre esta base fundamentamos nues-
tras opiniones (Instituto de Investigaciones Sociales UNAM Fundaciòn voces y reflexiones, en estas celebraciones ¿Es posible do-
Carolina) cumentar cómo fue la lucha indígena por la Independen-

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cia y un siglo más tarde, por la Revolución? Para explicar el querían regresar a sus formas anteriores de gobierno. Ningu-
porqué de su ausencia, me permito hacer el planteamien- na tuvo éxito, ni siquiera la más extensa y mejor organiza-
to siguiente: la fundación y consolidación del Estado libe- da, la rebelión de Tupac Amaru en Cuzco, Perú, al contrario,
ral no fue un proyecto político incluyente de la diversidad, estas rebeliones fueron brutalmente sometidas y sus líde-
ni tampoco fue un resultado de la legitimación de intere- res o dirigentes ejecutados y castigados. El gobierno central
ses políticos con identidad étnica. Más aún, en el resultante del Estado independiente mexicano combatió ferozmente­
Estado-nación, han aumentado sin tregua todas las estruc- las rebeliones de indios. Utilizó diversas estrategias de coer-
turas materiales y simbólicas que dan vigencia al colonialis- ción: superioridad en el armamento, reclutamiento de líde-
mo interno y que explican la falta de desarrollo, el racismo res indígenas y fomento a las divisiones internas. Yucatán,
y la discriminación a los pueblos originarios. Un tono crítico en 1902, fue dividida en tres unidades gobernadas separa-
debe respaldar el acontecer de esta coyuntura en la relación damente, para fragmentar la cohesión lingüística de la iden-
pueblos indios-estado en el marco de los festejos. tidad maya (González Obregón, 1906).
A grandes trazos, me propongo explicar aquí que los fes- La historiografía de los subalternos, o la nueva historia
tejos del bicentenario y del centenario para celebrar, primero, de la colonización de los pueblos del sudeste asiático, inicia-
el surgimiento del Estado independiente y, después, la cons- da en la universidad de Oxford por Gayatri Spivak (Can the
trucción de la Nación, es decir, los nacionalismos, no fueron Subaltern Speak?, 1988) dio lugar a una nueva ruta para
proyectos incluyentes de indígenas, y mucho menos proyec- entender la independencia de la India del imperio británico,
tos enarbolados por indígenas (Gutiérrez, 2010 a y b). basada en una sucesión de revueltas coloniales en las peri-
ferias que buscaban la instauración de estados propios (na-
El bicentenario del surgimiento del Estado cionalismos campesinos o alternativos). Este modelo fue
aplicado a México y Perú en el Peasant and Nation, de Flo-
El inicio de las luchas para forjar un Estado soberano bajo rencia Mallon (1988). Aunque ha resultado ser muy atrac-
el principio de autodeterminación —capacidad de gober- tivo el término “alternativo” en el libro citado, lo cierto es
narse a sí mismo— y el fin del régimen colonial, se registra que no hay registro histórico que determine que un pueblo
en 1810, aunque el Estado se consolida en 1821. Los te- indígena bajo su propia construcción de nacionalismo, lu-
mas del patriotismo criollo, activados por la conciencia de chara por forjar su propio estado en México o en Perú. El
ser discriminados por los españoles peninsulares incluyeron modelo es atractivo por la terminología empleada de gran
temas que resaltan la originalidad de América, tales como la impacto en los debates de hoy, por ejemplo, identidad de
grandeza prehispánica, el guadalupanismo, entre otros sím- género, multiculturalismo, derechos colectivos, entre otros,
bolos protonacionalistas (David Brading, 1991; se ha ocu- pero impensables en el siglo xix.
pado de estos temas). El Estado mexicano surge como un Hay evidencia para sustentar que los pueblos indios no
proyecto político y cultural de la élite criolla y aunque se participaron en el surgimiento del nuevo Estado, ni mucho
apropia selectivamente del pasado indígena, no hay ninguna menos pensaron en sus propios estados, aunque para algu-
idea indígena, ni tampoco ninguna posibilidad de que indí- nos sí hay evidencias y testimonios epistolares y de otros
genas accedan al poder (como se demuestra hasta ahora). archivos (Bracamonte y Sosa y Solís Robleda, 2005, So-
Esto no quiere decir, por supuesto, que haya prevalecido la lís Robleda, 2006) que expresan deseos o estrategias de
pasividad en la transformación de sus sociedades a lo largo comunidades indígenas en torno al anhelo de recuperar
del periodo colonial. Gruzinski (1993), por ejemplo, ha do- formas anteriores de gobierno que fueron vulneradas o des-
cumentado y explicado la gran capacidad de las sociedades truidas por el poder colonial.
nativas para asegurar su sobrevivencia y adaptación (cono-
cimiento, sabiduría, la vida privada e íntima). El centenario de la construcción de la nación
Hay registro de revueltas y rebeliones indígenas en el
proceso del Estado en formación. Son casos que muestran La construcción de la nación por el Estado, que inicia des-
capacidad de defensa y reacción ante el maltrato, y el odio pués de la Revolución Mexicana y cuyo punto de partida
racial tan característico del siglo xix. En las revueltas de Yu- se celebra simbólicamente en 1910, tampoco fue obra ni
catán (alrededor de 1840) y de los Altos de Chiapas, el proyecto intelectual indígena. La nación es una comuni-
mesianismo fue un factor de cohesión social alrededor de dad de gente con supuestos objetivos comunes, entre ellos
símbolos tales como el de las Cruces o las Piedras parlantes. la lengua, la cultura, la identidad y, en tanto que muchas
Estas revueltas no fueron anticoloniales, y se especula que comunidades étnicas no pueden formar una nación, como

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es por todos sabido, se emprendió una política indigenis- chísimos eventos populares y de élite, pero en casi ninguno
ta de mexicanización al indio. Así, la lucha por la tierra fue se pudo advertir de qué forma los pueblos originarios pudie-
un proyecto de Emiliano Zapata, en Morelos, que prende ron insertarse, a no ser, en la reproducción muy conocida de
consecutivamente. Pero al fin de esta lucha, con la institu- sus manifestaciones artísticas. Por ello, resulta una oportu-
cionalización de la Revolución y el fortalecimiento de las nidad de análisis aprovechar la coyuntura que demuestra la
instituciones, se pone en marcha el indigenismo, la utiliza- exclusión para iniciar un proceso de descolonización de los
ción oficial de la etnicidad viva y muerta, de la arqueología pueblos desde los pueblos. La celebración más honrosa para
y del mestizo-ismo. Para el indígena, la mexicanización o los mexicanos, no indígenas, es erradicar la categoría indio y
mestizaje, como ruta para superar la pobreza, el racismo y facilitar la recuperación de los nombres propios de las etni-
la exclusión. cidades, maya, tenek, purépecha. Es la búsqueda para elimi-
El mestizo es un mito nacional para unificar diversos nar la continuidad de un sistema de opresión colonial en la
grupos étnicos en una sola descendencia común, cuando administración de justicia, en la estructura económica que
la diversidad está basada en los estratos de un sistema de impide la movilidad social por el racismo, y por el respeto a
castas de origen colonial: indio, mestizo y criollo (los más la cultura y la lengua. La nación multicultural aún está por
trascendentes). Los mayas de la península han visto con construirse, y el primer cimiento debiera ser empezar por
distancia los símbolos de integración y unidad basados en una reflexión de la inclusión de la diversidad y de la pues-
el centralismo que recurre al simbolismo e historia azteca y ta en marcha de un conjunto de políticas públicas transver-
al mestizo prototípico del centro, como estrategia de apro- sales que sepan construir la equidad y el reconocimiento de
piación de la cultura indígena. “Cuando hay apropiación del los pueblos originarios.
conocimiento indígena, se le llama mestizaje.” Bartolomé Así pues, decía la publicidad oficial en anuncios espec-
Alonso Caamal. (Véase, por ejemplo, mi libro de 2001, que taculares de algunas calles de la ciudad de México: ¡Felici-
registra opiniones sobre el mestizaje expresadas por intelec- dades mexicanos, han cumplido doscientos años! Pero para
tuales indígenas de la península de Yucatán). aquellos pueblos que han habitado este continente por más
¿Hay indios participando en la construcción de la na- de 2000 años, se ha demostrado que no fueron invitados al
ción? Uno de los resultados más trascendentes posterior a la multimillonario convite. Es un festejo que no fue para ellos,
revolución de 1910 es el surgimiento del indigenismo y del su exclusión por el actual gobierno subraya la falta de inte-
mestizaje. El indigenismo se caracteriza por ser una política rés por los temas cruciales de la identidad nacional: el pa-
pública donde escasamente interviene o participa el profe- sado prehispánico y la perdurabilidad tenaz de los pueblos
sional indígena en los diseños, planes o programas. Muchas originarios. Por ello mismo, ¿por qué habrían de festejar los
páginas se han escrito sobre el indigenismo, como estrate- pueblos originarios el surgimiento de un Estado y de una
gia directa o indirecta cuya tendencia ha sido anular la ca- nación que los excluye?
pacidad intelectual y autonómica del indio al fortalecer un
paternalismo indigenista. Bibliografía
¿Dónde están los intelectuales indígenas en estas cele-
braciones, donde está la voz y la pluma de los escritores y Boaventura, de Souza Santos. 1998. La globalización
creadores en lengua indígena? del derecho. Los nuevos caminos de la regulación y la
Las historias de los nacionalismos de independencia y emancipación, Universidad de Colombia, Bogotá.
revolución no han sido aún contadas por los escritores y los Bonfil, Batalla, Guillermo. 1981. Utopía y revolución: El
intelectuales indígenas. Hay muchas historias olvidadas o pensamiento político de los indios en América Latina,
quizás jamás contadas, datos perdidos, discursos fragmen- Nueva Imagen, México.
tados, no hay una sucesión continua de pensamiento, el Brading, David. 1991. The First America: The Spanish Mo-
hilo que une es la comunicación oral y suele ser frágil ya narchy, Creole Patriots and the Liberal State. 1492-
que depende de las memorias que suelen ser con frecuen- 1866, Cambridge University Press.
cia dispersas. Bracamonte y Sosa, Pedro. 2006. La perpetua reducción.
Documentos sobre la huida de los mayas yucatecos du-
Notas finales rante la Colonia, Colección peninsular, Memoria docu-
mental, CIESAS, UNAM, México.
El ambiente festivo de las conmemoraciones de los nacio- Bracamonte y Sosa, Pedro, y Solís Robleda, Gabriela. 2005.
nalismos de 1810 y 1910 propició la organización de mu- Rey Canek. Documentos sobre la sublevación maya de

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Gayatri Spivak. 1988. Can the Subaltern Speak?, Selected __________. 2010. “Los pueblos indígenas en los nacio-
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o de reconocimiento cultural?”, en Bizberg, Ilán y Zapata, ciedades agrarias, Siglo XXI, México.

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De “pueblos de indios” a municipios con población indígena en
Chiapas

Doctora María Dolores Palomo Infante1

Objetivo dígena no es un juego de palabras. Tampoco es lo mismo.


Se corresponde, en su mayor parte, con una categoría jurí-
Más que analizar la participación de la población indígena dica y política, la colonial, el primero de los conceptos, y la
en el proceso mismo de la Independencia, quiero analizar su nacional, el segundo. Y digo en su mayor parte, porque dada
participación en la sociedad que surgió a consecuencia de la la igualdad jurídica decimonónica liberal, desde el punto de
Independencia y la conformación del Estado nacional mexi- vista legal no podían existir municipios con población indí-
cano. Y ello lo voy a hacer a través del análisis de lo que gena, dado que los indígenas no existían aunque la realidad
significó el “sencillo” paso de los pueblos de indios a los mu- dijera otra cosa. Esta condición jurídica determinó la ubica-
nicipios con población indígena. ción y la participación de esta población en la construcción
Una pregunta básica, común en estos días y hasta sim- del Estado-nación que surgió después de la Independen-
ple, es cuestionarse sobre si los pueblos indígenas de Amé- cia. Lo que pretendo es examinar qué significado tuvo este
rica Latina ganaron o perdieron con la Independencia y su cambio de carácter en el ámbito jurídico, político, demográ-
inclusión en los nuevos Estados nacionales. Tan simple es fico, judicial y económico.2
la pregunta, que no se puede responder; factores positivos La Independencia y los cambios jurídicos que impu-
y negativos, circunstancias particulares en cada caso, ha- so la nueva legislación, empezando por la Constitución de
cen que no haya una respuesta única. Ahora sí que aquí Cádiz, provocaron modificaciones importantes en cuanto a
cabe el refrán ese de que “cada uno cuenta la feria según los conceptos sociales que afectaban a la población nativa.
le fue”. Por lo tanto, no quiero en esta presentación llegar a Desde el punto de vista jurídico, la temprana legislación na-
una conclusión; me limitaré a plantear algunas situaciones, cional transformó tanto la condición legal como real de la
coyunturas y contextos que se produjeron en aquellos pri- población indígena de Chiapas.
meros años postindependentistas y que cada quien saque El sistema colonial había creado “los pueblos de indios”
sus propias conclusiones. Me referiré a unos puntos centra- como figura jurídica que, con organización propia y parti-
les: demografía, legislación, condición jurídica, gobierno lo- cular, ordenaba la posición de los “naturales” en el orden
cal y representación política. Estos son los ejes en torno a social colonial, les otorgaba un lugar. Mediante las congre-
los cuales girará este trabajo; mucho de leyes, algunos da- gaciones y reducciones a poblado, las autoridades colonia-
tos y una interpretación que, como en todas las cuestiones les juntaron la población nativa dispersa en un mismo lugar
de apreciación, convencerá a unos y a otros no, pero que en físico. Además, realizaron un juego de unión y desunión de
cualquier caso no es concluyente. antiguas unidades político-territoriales, creando otras nue-
Me remitiré en algunos casos hasta los primeros años de vas, con lo que nacieron dichos pueblos de indios a los que
la Colonia, no para contar todo el proceso, que no es el caso,
sino para describir, someramente, cuáles eran las principales
características de la población, el carácter jurídico y territo- 2 Cabe mencionar que las poblaciones indígenas, desde la conquista,
rial y las instituciones de gobierno en la época colonial, acla- han estado sometidas a los programas del estado relacionados con la
rando que no fueron estáticas a lo largo de los 300 años, “administración de poblaciones”, que han condicionado en todas las
ocasiones su forma de vida cotidiana, han modificado sus relaciones
para poder “comparar”, si así se quiere decir, o analizar cuá- sociales, de poder y de autoridad, e incluso han determinado las
les fueron los cambios tras la Independencia. características de su economía; en muchas ocasiones, estos programas
Déjenme entonces que explique el porqué del título de no han sido acertados y han provocado la necesidad de desarrollar
estrategias para adaptarse a estas situaciones. En otras, han sido
este trabajo y qué relación tiene con lo que expondré a con- origen incluso de reelaboración de identidades étnicas y sociales. A
tinuación. Pueblos de indios y municipios con población in- pesar de los cambios en el tiempo, podemos encontrar en los procesos
del pasado algunos elementos de tremenda actualidad, y a menudo
puede servirnos echar un ojo a ese pasado para ver qué podemos
1 CIESAS Sureste.
esperar.

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dotaron de tierras.3 La organización socio-territorial, po- ción, en la igualdad jurídica que buscaba la cohesión, pero
lítica y jurídica de la población indígena durante la Colo- combinada con una desigualdad social que determinaba, por
nia se basó en la fundación de estos pueblos, la instalación ejemplo, quiénes podían acceder a la ciudadanía. Un Estado
del cabildo como fórmula de gobierno local y la creación liberal que promovía el individualismo y las relaciones socia-
de la república de indios, que provocó su separación físi- les contractuales, basado en el imperio de la ley, que impuso
ca y jurídica con respecto a los colonizadores españoles y nuevas instituciones y nuevas relaciones económicas. Así,
otros grupos de población —los llamados en la documen- ahora no habría indios ni en México ni en Chiapas, y los de-
tación mestizos y castas. La legislación colonial prohibía la rechos políticos del individuo estarían determinados por los
estancia prolongada o la habitación de personas no indias criterios de ciudadanía, basados en la posición económica y
en los pueblos de indios. Sin embargo, la dinámica demo- la educación.
gráfica de estos pueblos y la evolución económica regio- Si a nivel nacional se propugnaba la igualdad, el gobier-
nal hizo que no pasado mucho tiempo en algunos de ellos, no estatal tenía una posición ambigua, al hablar en 1827
en sus alrededores, hubiera población de diferentes “calida- de “las diversas castas que por desgracia en nuestro esta-
des” étnicas. Particularmente, en el siglo xviii ya podemos do, como en toda la América, la componen” y, acto seguido,
hablar de algunos en los que había una cantidad más o me- promover su política de Estado con respecto a las poblacio-
nos considerable de españoles, mestizos e incluso mulatos, nes, cuya igualdad se debería conseguir “[…] mixturándo-
aunque la mayoría de su población seguía siendo nativa.4 las, reconciliándolas, sosteniéndolas en los mismos derechos
Es decir, se había iniciado en ellos una progresiva ladina- y uniformando sus costumbres, cosas todas que pueden im-
ción. No obstante lo anterior, a finales de la Colonia había pulsarse por medios indirectos y que conseguidas harán que
en la Intendencia de Ciudad Real de Chiapas unas cien re- formemos una sociedad regular y en que partes heterogé-
públicas de indios en las que, jurídicamente, todos sus ha- neas no amenacen su destrucción […]”. 5
bitantes eran indios. Sin embargo, la realidad y la información que nos dan
Desde el punto de vista jurídico, la igualdad postinde- los archivos nos dicen que no fue del todo así. Esta igualdad
pendentista acabó con estos pueblos y con la república de jurídica sólo se dio en el plano de lo imaginario. Tanto la le-
indios, y en su lugar surgió el municipio, con el ayuntamien- gislación como los documentos reflejan una constante divi-
to como administrador de la política local. Sus habitantes sión y calificación de la población de acuerdo a su carácter
dejaron de ser “indios” o ladinos para convertirse algunos, étnico; así, tenemos municipios indígenas, población indíge-
sólo algunos, en ciudadanos, y el resto en simples vecinos. na diferenciada de la “gente de razón”, hasta autoridades de
Como consecuencia, se crearon nuevas relaciones econó- la “parcialidad de los indígenas” que integraban el ayunta-
micas (desaparición del tributo a cambio del impuesto de miento mixto de Ocosingo, allá por 1834, y principales que,
capitación, inicios de proceso de privatización de tierras), en 1852, eligieron para los cargos del ayuntamiento indíge-
sociales (convivencia en el mismo pueblo entre ladinos po- na del mismo Ocosingo para siguiente año. Por lo tanto, los
bres e indígenas) y políticas (relacionadas con los ayunta- indígenas siguieron participando en el Estado, esta vez na-
mientos y los nuevos principios políticos) de estos espacios. cional, como tales, es decir, como indígenas.
Este cambio jurídico se dio en el marco de la aplicación Desde el punto de vista demográfico, la cuestión es algo
del liberalismo, y en la creación de un nuevo tipo de Esta- más complicada. Y es diferente si hablamos de mestizaje,
do, diferente del colonial. Este del siglo xix es un Estado que lleva implícita la cuestión fenotípica o racial, o si le da-
nacional, que impuso la Nación basada en la homogeniza- mos una connotación, digamos cultural, para hablar de po-
blación indígena y ladina. En realidad, no pretendo entrar en
3 Para un análisis más detallado de estos procesos se puede consultar la discusión de ambos conceptos, que daría para mucho más
a Markman, Sydney D., Arquitectura y urbanización en el Chiapas que este espacio. Nada más quiero señalar que, en Chiapas
Colonial. Consejo Estatal de Fomento a la Investigación y Difusión de y Centroamérica, el término ladino es recurrente y más usa-
la Cultura. Tuxtla Gutiérrez, 1993.
4 Es necesario aclarar que cuando hablamos a lo largo del texto do que el de mestizo, incluso desde los tiempos coloniales,
sobre la ladinización de los pueblos o pueblos ladinizados o ladinos, nos en los que esta expresión tenía otra connotación diferente a
referimos a que en ellos comenzaron a asentarse pobladores no indios,
pero en ningún momento afirmamos que estos ladinos fueran mayoría
en ellos. Los pueblos de nuestro estudio mantuvieron hasta principios 5 Archivo Histórico del Estado (en adelante AHE), Fondo Castañón
del siglo xx una mayoría de población nativa, con un porcentaje variable
de población no india. Ver VIQUEIRA, Juan Pedro, 2002, Encrucijadas y Gamboa (en adelante FCG). Expediente 013. Memoria del Estado
chiapanecas: economía, religión e identidades. El Colegio de México, actual en que se hallan los diversos ramos de la administración pública
Tusquets Editores México, México, págs. 262-264. de Chiapas. 1827.

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la del xix que se utilizaba para referirse a los indios que ha- y síndico procurador, eran elegidos por medio del sufragio
blaban castellano y tenían otras habilidades. censitario, y representaban la voluntad de la soberanía po-
Dicho lo anterior, el paso de pueblos de indios a mu- pular definida en términos de ciudadanía.
nicipios con población indígena tuvo también implicacio- Dadas estas circunstancias, en los pueblos ladinizados
nes demográficas en cuanto a los vecinos de los centros de lo común fue que los cargos concejiles fueran acaparados
población. Como señalé más arriba, desde los últimos años por no indígenas, determinado esto por el interés que po-
del siglo xviii hubo pueblos que comenzaron a tener cier- dían tener los ladinos por controlar el poder, apoyados por la
ta presencia ladina en sus alrededores. La creación de los creencia común por parte incluso del estado, de que debían
municipios y la nueva legislación permitió que estos ladinos ponerse bajo la inspección de las prefecturas, primero, y más
no estuvieran en sus alrededores, sino en el mismo pueblo, tarde integradas sólo por “hombres capaces de raciocinio”.7
ya que se había eliminado la restricción legal que lo “impe- No obstante, en algunas ocasiones se formó una municipa-
día”. Esto fue una de las consecuencias. La otra implica una lidad mixta, como sucedía en Ocosingo en la década de los
alusión al concepto de identidad, flexible, móvil y escurridi- treinta, o se constituyeron ayuntamientos paralelos en el
zo, que tantos problemas nos causa a quienes pretendemos mismo municipio.8 El caso de Ocosingo, en 1852, nos sirve
acercarnos a ese tema. Durante la Colonia, el concepto in- también de ejemplo.9
dio era claro, y estaba definido por la tributación: ser tributa- Mientras, los pueblos que se conservaron indígenas
rio implicaba ser indio. En el Estado nacional, sin tributación también conformaron ayuntamientos, aunque de ellos se
y con igualdad jurídica, ser indígena o ladino dependía, en tenía la opinión de que “sólo en la forma eran constitucio-
bastantes más ocasiones de las que podemos creer, de una nales, ya que ni podían cumplir con sus funciones.10
razón de interés, particularmente en los pueblos que se la- Decía una memoria de 1827 que:
dinizaron y en los que convivía población mixta. Es difí-
cil saber qué criterios utilizaron entonces para determinar, A excepción de muy pocas municipalidades su mayoría
por ejemplo, qué cantidad de gente de cada calidad había la componen corporaciones incapaces de reportar ningu-
en cada municipio. Sin embargo, para el estado de Chiapas na utilidad, principalmente entre los naturales que ni aún
esto parecía claro tan temprano como en 1827, cuando de conciben seguramente el objeto de esta institución. Acos-
los 40 municipios que había en 8 cabeceras de partido (sin tumbrados en tiempos pasados a ser o el instrumento de la
contar Soconusco), 24 eran de puros indígenas y los 16 opresión o esclavos de los administradores del culto no tie-
restantes eran pueblos que tenían población ladina.6 Había nen hasta ahora inteligencia más que para estos destinos…”
además otros 50 pueblos que no eran municipios, es decir,
que no tenían ayuntamiento, en los cuales no se especifica Apuntaba además que de todo ello tenía conocimien-
la calidad étnica de sus habitantes pero que, imagino, eran to el gobierno del estado por los informes que enviaban.11
indígenas. También desde el punto de vista judicial tiene impor-
Esta caracterización de los pueblos determinó los proce- tancia el paso de los pueblos de indios a los municipios con
sos políticos, y en particular las formas de gobierno local. De población indígena, sobre todo si hablamos del ejercicio de
igual forma que, de acuerdo a las Leyes de Indias, los espa-
ñoles y otras castas tenían prohibido habitar en los pueblos 7 AHE. FCG. Expediente 013. Memoria del Estado actual en que
de indios, las mismas leyes definían la conformación del ca- se hallan los diversos ramos de la administración pública de Chiapas.
bildo que los gobernaba en busca del bien común. En esta 1827.
8 Ver actas de elecciones de Ocosingo en AHE. FCG, Expediente
institución sólo podían participar los indios naturales del
23; y AHE. FCG. Expediente 037. Actas de las sesiones ordinarias y
pueblo. Sin embargo, ahora la integración de los municipios extraordinarias. Ocosingo. 1835.
estaría determinada por dos de los principios más impor- 9
Libro de data del juzgado de paz. 1852. AHE. FCG. Expediente
tantes de la nueva cultura política: la elección y la repre- 133.
sentación. Así, los empleos concejiles de alcaldes, regidores 10
Fondo microfilmado del Archivo Histórico de Chiapas de la
Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH. “Estado que manifiesta
los pueblos donde hay ayuntamientos constitucionales en virtud del
6 Fondo microfilmado del Archivo Histórico de Chiapas de la artículo 75 de la constitución del Estado y ley provisional de 30 de
Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH. “Estado que manifiesta noviembre de 1825 con expresión de las cabezas de partido a que
los pueblos donde hay ayuntamientos constitucionales en virtud del pertenecen. 1827”
11
artículo 75 de la constitución del Estado y ley provisional de 30 de AHE. FCG. Expediente 013. Memoria del Estado actual en que
noviembre de 1825 con expresión de las cabezas de partido a que se hallan los diversos ramos de la administración pública de Chiapas.
pertenecen. 1827” 1827.

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la justicia en primera instancia, es decir, la que ejercían los étnica de los implicados en los procesos). El procedimien-
ayuntamientos y los juzgados de primera instancia. to era que el denunciante presentara su denuncia ante el
La Constitución federal de 1824 contenía las directrices juez de conciliación, que se apoyaba en los “hombres bue-
generales de la administración de justicia, además de otros nos” que cada parte designaba y que escuchaban los alega-
decretos y reglamentos más específicos en la materia. Des- tos junto con los testigos de asistencia. La deliberación se
de la de Cádiz, ya competían a los alcaldes asuntos judicia- hacía por “sentido común”, ya que hasta tan tarde como la
les y se les daba la categoría de conciliadores ante quienes década de los setenta decimonónicos no hubo cuerpos le-
los demandantes, “por negocios civiles o por injurias”, de- gales en los que se contuvieran las penas que correspondían
bían presentarse con la clara intención de arreglar el asunto a cada delito.
en esta instancia “extrajudicial”, sin cuyo trámite no se ini- Por otra parte, los ayuntamientos estaban autorizados
ciaría pleito alguno, en caso de no solucionarse la demanda para cobrar las penas impuestas por la justicia en primera
en esa instancia.12 instancia. En los cuadernos de cargo de los ayuntamien-
En Chiapas, diferentes decretos del Congreso Cons- tos encontramos que muchas de las penas que se impo-
tituyente de 1825, también diseñaron el marco legal para nen en esta primera instancia son el pago de cierta cantidad
la administración de justicia por la entidad local, entre los de dinero de carcelaje por los delitos que se cometían (em-
que destacan la Ley reglamentaria de ayuntamiento, briagueces, robo, escándalo e incluso hasta maltrato a su
del mismo año, en la que los alcaldes ejercían el cargo de mujer); pero en la revisión de estas entradas, esta pena se
conciliadores,13 y los Decretos del Congreso Constitucional imponía tanto a indígenas como a ladinos (y nuevamente
(1826).14 aquí sabemos quiénes eran qué porque en el registro se es-
Sin embargo, la Constitución estatal de 1826 se limita pecifica si se era indígena o no)16
a regular el funcionamiento del poder judicial, ejercido por la La diferencia, por lo tanto, no estaba en el procedi-
Suprema Corte de Justicia y los demás tribunales del estado, miento ni en la ley, de la cual los indígenas se apropiaron
refiriéndose en este caso a los jueces de primera instancia, estratégicamente algunos años más tarde, como muestran
que desempeñaban sus funciones en las cabeceras de parti- varios procesos que tenemos, sino que los cambios jurídi-
do, y a los asesores, desapareciendo de ella cualquier alusión cos provocaron, por una parte, que los jueces que juzgaban
a la función de resolución de conflictos de los ayuntamien- a los indígenas podían ser ladinos, ya que ellos ocupa-
tos del resto de los municipios, que estaría regulada por los ban los cargos de alcaldes, sobre todo en los pueblos la-
decretos del congreso.15 dinizados, con lo cual el “sentido común” que se aplicaba
En una revisión de los casos que contienen las actas de como base del procedimiento judicial podía ser parcial en
conciliación, los procesos de los juzgados de primera ins- algunos casos. Por otra parte, y a otro nivel, podía ser que
tancia y otros documentos, hemos podido detectar que no la instancia que se suponía debía velar por los intereses de
había diferencia en los procedimientos dependiendo de la todos los vecinos de los municipios, el ayuntamiento, se
calidad étnica de los actores del mismo (no está de más de- convirtiera en un problema para los indígenas, ya que podía
cir que en esta documentación se hace explicita la calidad no interesarle la defensa de los derechos a los que apelaban
éstos, como los casos en que se veían implicadas las tierras
12 Artículos 282, 283 y 234 de la Constitución de Cádiz.
de comunidad. Por lo tanto, vemos que fueron circunstan-
13
AHE. FCG. Fondo Archivo Histórico de Comitán. Presidencia cias jurídico-sociales, y no tanto judiciales, las que definie-
municipal. Ley reglamentaria de ayuntamiento. 1825. El decreto al que ron la aplicación de la justicia.
se refiere es el Núm. 33 de los Decretos del Congreso Constituyente,
que contenía varias disposiciones con respecto al arreglo de los Y ya que estamos hablando de tierras, me referiré muy
juzgados. Colección de Decretos del Congreso Constituyente de las brevemente a ellas para acercarme a los efectos económi-
Chiapas. Tomo 1º. 1828. Decreto núm. 52 (Recurso electrónico:
Biblioteca Digital Daniel Cosío Villegas. Web: http://biblio2.colmex. cos que tuvo el cambio de pueblos de indios a municipios
mx/bibdig/chiapas001/ base1.htm . con población indígena. Como dije al principio, la funda-
14
Fondo microfilmado del Archivo Histórico de Chiapas de la ción de los primeros se completaba con la dotación de tie-
Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH, fojas 885 en adelante. rras comunales, es decir, el fundo legal, las tierras de común
Contienen información sobre justicia, los decretos 7, 14
15 Posteriormente, la Constitución del estado de Chiapas de 1858 repartimiento y los ejidos. Este fue el sustento básico de los
depositaba el ejercicio de la justicia en los alcaldes, como juzgado pueblos a lo largo de toda la Colonia, y la base que man-
inferior y como última instancia después del Tribunal de Justicia, y
los jueces de primera instancia. En la de 1893, ya se reconocían a los
16 AHE. FCG. Expediente 043. Cuaderno de cuentas de cargo que
jurados y los jueces menores, además de los anteriores, como órganos
de impartición de justicia. tiene la municipalidad de Ocosingo. 1836.

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tenía el régimen colonial en Chiapas, que se mantuvo gra- Bibliografía
cias al sistema tributario apoyado en la producción agrícola,
fundamentalmente. Archivo Histórico del Estado (AHE), Fondo Castañón y
Con la Independencia, los municipios basaban sus recur- Gamboa (FCG). Fondo Archivo Histórico de Comi-
sos en los bienes de propios y arbitrios. Estos últimos eran tán. Presidencia municipal. Ley reglamentaria de ayun-
los “impuestos” que el ayuntamiento cobraba por deter- tamiento. 1825. Decreto núm. 33 de los Decretos del
minados conceptos; los primeros se formaron básicamente Congreso Constituyente. Colección de Decretos del
con las tierras comunales, que se convirtieron en municipa- Congreso Constituyente de las Chiapas. Tomo 1º. 1828.
les. Este hecho fue motivo de pleitos constantes, pues los Decreto núm. 52.
antiguos pueblos de indios vieron sus tierras convertirse en (Recurso electrónico: Biblioteca Digital Daniel Cosío Vi-
un bien que tenían que compartir con los ladinos. Pero más llegas. Web: http://biblio2.colmex.mx/bibdig/chia-
problemáticas fueron las leyes que a lo largo del siglo xix pas001/base1.htm)
provocaron la paulatina privatización de una parte de las tie- Expediente 013. Memoria del Estado actual en que se
rras comunales; no obstante, para el caso de Chiapas no po- hallan los diversos ramos de la administración pública
demos afirmar cuales fueron sus efectos reales, ya que faltan de Chiapas. 1827.
estudios específicos que muestren la magnitud de este pro- Expediente 23, Actas de elecciones de Ocosingo.
ceso. Es un asunto que está pendiente. Pero este proceso Expediente 037. Actas de las sesiones ordinarias y ex-
sólo pudo darse en un contexto liberal en el que se preten- traordinarias. Ocosingo. 1835.
día acabar con lo comunal en favor del individualismo. Expediente 043, Cuaderno de cuentas de cargo que tie-
ne la municipalidad de Ocosingo. 1836.
Conclusiones Expediente 133, Libro de data del juzgado de paz. 1852.

El cambio de “pueblos de indios a municipios con po- Cortes Generales de España, Constitución española [“De
blación indígena” fue uno de los resultados de la Inde- Cadiz” o “La Pepa”], (artículos 282, 283 y 234), Cádiz,
pendencia en los países de América Latina, y se ve muy 19 de marzo de 1812.
claramente en Chiapas. Dibujadas así las cosas, parece que Fondo microfilmado del Archivo Histórico de Chiapas de la
el cambio de lo colonial a lo nacional no mejoró sustan- Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH. “Estado que
cialmente la situación de la población indígena. Sin embar- manifiesta los pueblos donde hay ayuntamientos consti-
go, esta población indígena participó en la sociedad, y no tucionales en virtud del artículo 75 de la constitución del
como mero telón de fondo sino que supo encontrar el pro- Estado y ley provisional de 30 de noviembre de 1825
tagonismo. Ante esta coyuntura, tuvo que desarrollar sus con expresión de las cabezas de partido a que pertene-
estrategias para enfrentar la nueva situación que, aunque cen. 1827”; y fojas 885 y ss.
le otorgaba igualdad de condiciones, en realidad impuso Markman, Sydney D. 1993. Arquitectura y urbanización en
una desigual tanto étnica como social. En muchos casos, el Chiapas Colonial, Consejo Estatal de Fomento a la In-
así fue cómo la población indígena participó en la forma- vestigación y Difusión de la Cultura, Tuxtla Gutiérrez.
ción de las nuevas naciones. Viqueira, Juan Pedro. 2002. Encrucijadas chiapanecas: eco-
nomía, religión e identidades, El Colegio de México, Tus-
quets Editores, México.

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La Revolución zapatista en los departamentos de Mezcalapa y
Pichucalco, Chiapas (1910-1924)

Doctora Rocío Ortíz Herrera1

Introducción En el de Chiapa estaban incluidos los pueblos de Copaina-


lá, Tecpatán, Coapilla, Osumacinta y Chicoasén; en el de-
En el año de 1916 ingresaron al territorio chiapaneco, proce- partamento de Tuxtla se localizaba el pueblo de Quechula
dentes de Cuautla, Morelos, tropas zapatistas al mando del y en el de Pichucalco las poblaciones de Ocotepec Chapul-
general Rafael Cal y Mayor. Cal y Mayor era un chiapaneco tenenago, Magdalena, Pantepec, Tapalapa, Ostuacan, Ixta-
que radicaba en la ciudad de México desde 1910 y que en pangajoya Tapiluila, Solosuchiapa e Ixtacomitán. Todos ellos
1916, después de haber luchado al lado de Emiliano Zapa- estaban habitados mayoritariamente por hablantes de la
ta en el sur del país, se propuso defender el Plan de Ayala en lengua zoque.
su estado natal. A su llegada a Chiapas las tropas zapatistas En el camino entre Tuxtla, actual capital del estado, y el
establecieron varios campamentos en el noroeste del estado, Río Grijalva se encuentran los pueblos de Osumacinta, Chi-
en la zona de Malpaso —un lugar cercano a la frontera con coasén, Copainalá, Tecpatán, Coapilla y Quechula. Se loca-
Veracruz, Oaxaca y Tabasco—, desde donde dirigieron ope- lizan en la llamada Sierra de Tecpatán, una zona montañosa
raciones para difundir el Plan de Ayala. Sin embargo y a pe- que inicia al norte del Cañón del Sumidero y que se carac-
sar de los esfuerzos que realizaron, las tropas de Cal y Mayor teriza por sus profundos cañones y numerosas corrientes de
sólo lograron ganar unos cuantos adeptos en esa región por agua. Cultivos como maíz, frijol, chile y cacao, en mayores
lo que, hacia finales de 1922, sin armas ni recursos, pero so- o menores cantidades, eran en esos años comunes en todos
bre todo sin el apoyo de los campesinos, los revolucionarios los pueblos de la región.2
decidieron abandonar su lucha. Al noreste de la Sierra de Tecpatán se encuentra la Sie-
En este trabajo me interesa mostrar las condiciones eco- rra de Tapalapa o de Pantepec, de difícil acceso por sus em-
nómicas y sociales que prevalecían en el noroeste de Chia- pinadas cañadas y de tierras pedregosas poco propicias para
pas a la llegada de las tropas zapatistas y su relación con el la agricultura. Debido a la baja productividad de sus tierras
fracaso del movimiento zapatista de Cal y Mayor. También los habitantes de esta sierra se veían forzados a realizar ac-
busco indagar la percepción que los campesinos de la región tividades complementarias a la agricultura para obtener los
tenían acerca de la problemática agraria y social de esos años granos de primera necesidad. Los habitantes zoques de Pan-
y cómo influyó en el rechazo a la rebelión zapatista. De igual tepec y de Tapalapa —pueblo situado entre grandes peñas-
modo me interesa comprender las características del proyec- cos y que estaba alejado de las vías de comunicación más
to de Cal y Mayor, las acciones que realizaron las tropas a importantes— se dedicaban a elaborar piezas de barro que
su mando en el noroeste de Chiapas, la relación entre este comercializaban en Pichucalco y Tabasco o bien se emplea-
movimiento y el que se desarrolló en torno a la figura de ban como cargadores. En Ocotepec, muchos campesinos
Emiliano Zapata en el centro-sur del país y, a partir de ello, zoques se veían obligados a emplearse como cargadores o
determinar los factores ideológicos y estratégicos que dificul- a comercializar diversos productos, mientras que en Chapul-
taron el triunfo del movimiento de Cal Mayor en Chiapas. tenango parte de la población zoque laboraba en ranchos
productores de café y cacao de la zona o en otros localiza-
Los departamentos de Mezcalapa y Pichucalco a dos en la región más cercana de Pichucalco. Los campesi-
finales del siglo xix y principios del xx nos de Magdalena, hoy Francisco León, sobresalían por el
cultivo de tabaco y la producción de mantas tejidas. En Os-
Hacia la década de 1870, los pueblos que más tarde serian tuacán e Ixtapangajoya, los campesinos zoques cultivaban
ocupados por las fuerzas zapatistas formaban parte de los cacao en pequeñas cantidades. Los pobladores de Tapilula
entonces departamentos de Chiapa, Tuxtla y Pichucalco.
2 Paniagua, Catecismo elemental de historia y estadística de
1 Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Chiapas, pp. 79-85.

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destacaban por la producción de panela, los de Ixtacomitán mozos en los pueblos de ambos departamentos. Con todo,
por el cultivo de cacao y los habitantes de Solosuchiapa por para 1870 a excepción de los pueblos donde se establecie-
transportar productos en canoas por el río Teapa.3 ron fincas de importancia —y por tanto en los que debió
Tanto el transporte de mercancías como la comercia- de existir alguna cantidad de jornaleros y arrendatarios— es
lización de distintos productos eran actividades que los posible que en el resto de los pueblos zoques el grueso de la
campesinos realizaban para adquirir no solamente ropa e población estuviera constituida por campesinos tradiciona-
implementos de trabajo, sino maíz y frijol cuando la cosecha les, es decir, agricultores en posesión de tierras comunales
había sido insuficiente. Su ingreso a una economía mone- y de ejido así como pequeños propietarios rurales que des-
taria también se debía a la necesidad de pagar cargas tribu- tinaban parte de su producción al mercado local o regional.
tarias exigidas por las autoridades estatales. La principal de Al comenzar la década de 1890 la agricultura comer-
ellas era el impuesto de capitación que todos los hombres cial en el estado comenzó a adquirir importancia por prime-
mayores de 18 años debían pagar mensualmente y cuyo ra vez desde la época colonial. Finqueros alemanes, ávidos
monto equivalía a casi la cuarta parte de un jornal. Además de tierras para expandir las plantaciones de café que poseían
de este impuesto, funcionarios civiles como maestros y se- en Guatemala, comenzaron a establecer fincas cafetaleras
cretarios municipales exigían el pago de contribuciones ex- en la región del Soconusco. Para 1892 había 26 grandes
traordinarias con las cuales compensaban los bajos sueldos plantaciones en el Soconusco y otras más en varias regio-
que recibían. Para 1885, por ejemplo, en cada población de nes incluyendo los pueblos de la Sierra de Tecpatán. Duran-
las sierras de Tecpatán y Tapalapa residían un secretario mu- te estos años la agricultura comercial también se expandió
nicipal y un escribano.4 También para ese año, en las pobla- en el departamento de Pichucalco, especialmente el cultivo
ciones más grandes y en algunas pequeñas como Tapilula de cacao que se comercializaba en Tabasco y cuyos ingresos
y Magdalena,5 ya habían sido construidas escuelas munici- representaron una gran riqueza para el estado.
pales y en cada una de ellas residía un maestro. Las aporta- El impacto de la economía comercial en el noroes-
ciones que estos funcionarios exigían debieron de aumentar te de Chiapas fue enorme. En distintos pueblos de la re-
así la cantidad de dinero que los campesinos tenían que gión el cultivo de café y de cacao dio como resultado un
disponer. importante crecimiento de fincas y ranchos. Para 1896 el
No se encontraron datos pormenorizados de esos años departamento de Mezcalapa contaba con un total de 100
que permitan precisar el número de campesinos en posesión fincas y 50 ranchos y el de Pichucalco con 93 fincas y 529
de sus tierras comunales o de ejido, de jornaleros o de peo- ranchos.7 Este último llegó a ocupar el primer lugar en la
nes, de arrendatarios y de pequeños propietarios que había producción y exportación de cacao de todo el estado y el
en los departamentos de Mezcalapa y Pichucalco. Sólo un segundo en la producción de café, mientras que el de Mez-
censo de 1859 refiere que en el pueblo de Copainalá exis- calapa se convirtió en el segundo departamento productor
tían 81 labradores y 7 mozos o peones endeudados, en el más importante de cacao y el tercero en la producción de
de Tecpatán 159 labradores y 23 mozos, en Coapilla 94 la- café.8 Para finales de la década de 1910, la expansión de la
bradores y 3 mozos, en Osumacinta 6 mozos y en Chicoa- agricultura comercial en ambos departamentos había dado
sén 4. Por otra parte, de acuerdo con Orozco y Berra, hacia como resultado un aumento considerable de propiedades.
1855 había 83 fincas de cacao en Pichucalco y Copaina- Un censo agrícola de 1909, aunque con criterios distintos
lá.6 Seguramente existían más ranchos y fincas en Tecpatán, para determinar el tipo de propiedad, registró en el depar-
Osumacinta y Chicoasén —lugares que más tarde destaca- tamento de Mezcalapa un total de 19 fincas, 310 ranchos
rían por su número de propiedades— por lo que probable- y 349 medianas y pequeñas propiedades, y en el de Pichu-
mente para la década de 1870 existía un mayor número de calco 208 fincas, 572 ranchos y 461 pequeñas y medianas
propiedades.9 Del total de propiedades registradas en el de-
3 Ibid. pp. 74-78.
partamento de Pichucalco el 30% correspondía a las pro-
4
Archivo Histórico del Estado de Chiapas (AHECH), Fondo piedades establecidas en los pueblos que en 1916 fueron
Fernando Castañón Gamboa, Noticia de las autoridades y demás
funcionarios del ramo judicial del estado, Impresos, Discursos e
7
inventarios, t. VIII, año 1885. Datos estadísticos del estado de Chiapas recopilados en el año de
5 Ídem, Establecimiento de escuelas en pueblos indios, Impresos, 1896. Imprenta del gobierno, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 1898.
8 Ídem.
Documento Núm. 30, t. VIII, año1885.
6 9 Anuario estadístico del estado de Chiapas, año de 1908,
Orozco y Berra, “Apéndice al diccionario universal de historia y de
geografía”, t. III, México, 1855, pp. 31-32, cit. pos. Thomas Benjamin, Secretaría general del gobierno del estado, Sección de estadística,
El camino a Leviatán, México, CONACULTA, 1990, p. 333. Tuxtla Gutiérrez, 1 de septiembre de 1909.

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ocupados por las fuerzas zapatistas, es decir, Chapultenan- dades; o el caso de Ostuacán, con una población total de
go, Ixtacomitán, Ixtapangajoya y Ostuacán. 2,126 pobladores en 1900 y 152 fincas a finales de esa dé-
En el departamento de Mezcalapa los pueblos que des- cada. En pueblos como Chapultenango se establecieron po-
tacaban por el número de propiedades, con un total de 593, cas propiedades pero el valor que llegaron a alcanzar sugiere
eran los de Copainalá, Tecpatán, Magdalena, Quechula y Ta- que éstas eran fincas de importancia, tal como lo recuerdan
pilula. De éstas sólo algunas debieron de haber sido grandes viejos campesinos de ese lugar.
propiedades pues en todo el departamento sólo había 19
fincas. En ellas se producía básicamente café y cacao. Para Fincas rústicas en pueblos de los departamentos de
entonces el número de mozos en el departamento había cre- Mezcalapa y de Pichucalco, 1908
cido considerablemente. De unos cuantos en la década de
Valor de la
1870, éstos habían aumentado a 747 en 189810 y a 1,471 Departamentos Municipios
Número
propiedad
en 1909,11 el 10% y el 13% de la población total del depar- de fincas
rústica
tamento respectivamente. Por su parte, en 1909 el departa- Mezcalapa Coapilla 23 15,811
mento de Pichucalco registraba un total de 4,78912 mozos Copainalá 175 146,940
de los cuales no se sabe con exactitud los que trabajaban en Chicoasén 21 16,110
las fincas de los pueblos de Chapultenango, Ostuacán, Ix- Ishuatán 22 20,620
tacomitán e Ixtapangajoya. Sin embargo, considerando el Magdalena 137 55,945
porcentaje de propiedades que estos pueblos reunían con Ocotepec 4 10,800
respecto al total de propiedades del departamento de Pichu- Pantepec 2 7,800
calco —el 30%— una parte significativa de los campesinos Quechula 79 222,056
debió de incorporarse al trabajo de las fincas de esos luga- San Bartolomé
13 22,234
Solistahuacan
res —sobre todo si consideramos que la población total de
Tapilula 90 40,890
esos pueblos era reducida en comparación con las propieda- Tecpatán 112 102,458
des que se establecieron en muchos de ellos— y otros más,
como veremos en los testimonios orales, se convirtieron en Pichucalco Chapultenango 3 20,300
mozos de las fincas de Pichucalco y de Tabasco. Ixtacomitán 98 390,926
No se han consultado datos cuantitativos que indiquen Ixtapangajoya 96 152,675
con exactitud el impacto que tuvo el avance de la propiedad
privada sobre las tierras comunales y ejidales en los pueblos Fuente: AHECH, Censo agrícola 1909. Secretaría general del go-
bierno del estado de Chiapas Sección de estadística. Valor fiscal de la
de ambos departamentos. Por el número de fincas y ranchos propiedad raíz en el estado, 1909.
que se establecieron en los distintos pueblos, y de acuer-
do con los testimonios de viejos pobladores de la región, es
muy probable que para la primera década del siglo xx sola- El trabajo en las fincas
mente los campesinos de Ocotepec y Pantepec conservaran
sus tierras comunales y ejidales. En el resto de los pueblos De acuerdo con testimonios de viejos campesinos de am-
de ambos departamentos, en cambio, el avance de la pro- bas regiones, en general el sistema de fincas gozaba de cierta
piedad privada debió de haber significado la pérdida de tie- legitimidad a pesar de las relaciones sociales desiguales que
rras para una parte significativa de los campesinos, sobre existían en su interior. La autoridad del finquero estaba legi-
todo en aquellos donde la población total de habitantes era timada porque éste proveía a los trabajadores de un pedazo
reducida y en que se estableció un número importante de de tierra, casa, ropa, comida y ayudas extras que proporcio-
propiedades. Éste fue el caso de lugares como Magdalena naban al trabajador seguridad y protección. Estas ventajas
donde la población total en 1900 era de 1,175 habitantes, compensaban hasta cierto punto las jornadas extenuantes
y en que existían en 1909 137 grandes y medianas propie- que el peón experimentaba en el trabajo de la finca, así como
la pérdida de sus tierras y de su libertad. La seguridad y pro-
10
AHECH, Periódico oficial del estado, Tuxtla Gutiérrez, 30 de julio tección que el finquero ofrecía al trabajador lo colocaba en el
de 1898. lugar de un padre al que se le debía obediencia y lealtad.
11 Ídem, Estadística agrícola de 1909, Censo agrícola 1909.

Secretaría general del gobierno del estado de Chiapas Sección de


En la memoria de campesinos de la sierra de Tecpatán,
estadística. Valor fiscal de la propiedad raíz en el estado, 1909. por ejemplo, permanece el recuerdo de las difíciles condicio-
12 Íbidem. nes de trabajo que tuvieron que enfrentar en esos tiempos

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cuando muchos de ellos ingresaron a las fincas y se convir- reas. Sembrábamos milpa, café y frijol. A mi abuelo le gus-
tieron en mozos, o cuando tuvieron que buscar tierras para taba arrimar gente pobre, trabajaban dos años y luego les
arrendar. Pero al mismo tiempo reconocen las ventajas que buscaba su compañera, los casaba y así vivían en la finca. Mi
obtenían como trabajadores de las fincas, los lazos morales mamá era sirvienta de ahí, era una indita, mi papá se casó
que los arraigaban de forma natural a ellas y la garantía de con ella. Los Meza eran buenos, tenían trato bueno con los
tener un trabajo extenuante pero seguro. La legitimidad del trabajadores, nombraban al promotor, a San Isidro Labrador,
sistema de fincas fue la razón por la que en 1914, cuando el santo patrono y hacían fiesta.
se promulgó la ley de obreros que liberó a la servidumbre Antes de casarse mi papá fue mozo de la finca de don
por deudas, muchos trabajadores de esa región se negaron a Nemesio Vázquez de Copainalá. Cando trabajaba ahí vino la
dejar a sus patrones. Así lo recuerdan viejos campesinos de ley de que ya no había mozos, en ese entonces mi papá te-
Tecpatán y de Coapinalá: nía deuda de 25 pesos, se había endeudado de todo lo que
el patrón le daba, estaba en poder del patrón, pero con la ley
En esos tiempos había fincas pero no muy grandes, sólo ha- logró acabar con la deuda y salir de la finca. Después de la
bía ranchos de tamaño regular que ocupaban a la gente que ley y cuando vino la revolución los mismos patrones tenían
no tenía trabajo. Hubo un tal Luciano Rodríguez que tuvo miedo de tener mozos porque venían los soldados, agarra-
una finca, se llamaba Totopac, ahí ocuparon a algunas per- ban al patrón y al mozo y los mataban. Entonces todos los
sonas como mozos. La finca les proveía de víveres y de todo mozos salieron, pero quedaron con las manos cruzadas por-
lo que necesitaban, había tienda de raya, el patrón les paga- que no tenían qué trabajar, no tenían herramientas ni tierra
ba la mitad y la otra parte se las iba endeudando. Después para trabajar, sufrieron mucho. Cada quien tenía que bus-
vino la mentada libertad y los mozos quedaron desampara- car donde vivir. Muchos se fueron a vivir al convento por-
dos, se arrimaron al patrón otra vez para que les diera traba- que en ese entonces estaba abandonado y ya luego pidieron
jo pero les decía: sus tierras.16
—Ay hijo, no puedo, si los admito la autoridad los podría
castigar, mejor váyanse hijitos.13 Al parecer, en pueblos como Chicoasén el número de
Nací en una finca porque mi padre era sirviente, la fin- mozos fue mayor que en Tecpatán y Copainalá. En ese lu-
ca se llamaba Concepción, estaba en el lado poniente, en gar, a pesar de las duras condiciones de trabajo que los mo-
el municipio de Tecpatán. Me trajeron aquí a los cuatro zos enfrentaban y que por momentos parecía amenazar la
años, desquitó mi padre, me trajo y aquí comenzó a traba- legitimidad de las relaciones desiguales en la finca, fue co-
jar. Cuando liberaron a los mozos, cuando Madero dijo que mún que algunos de ellos también se resistieran a dejar la
ya no iba a ver mozos, fue en 1908;14 algunos mozos que- finca después de promulgada la liberación de los mozos.
rían volver a las fincas porque ahí tomaban leche y en cam-
bio aquí no tomaban. En ese tiempo mi papá ya estaba libre. Yo fui baldío. En ese tiempo ya había ejido, con la lluvia Dios
Los demás mozos ya no se quedaron, todos salieron y como nos daba muchos productos: tomate, calabaza, frijol de cas-
algunos debían 300 o 400 pesos pues se pusieron conten- tilla y troje de maíz que mi papá sacaba. Había gente muy
tos. Allá en la finca trabajaban con la mujer y con los hijos, rica: Saúl Culebro que tenía mucho ganado, don Jerónimo
todos iban a tapiscar y si ya debían mucha paga, los ven- Centeno, Eraclio Juárez, Emilio Castillejo, ellos también te-
dían, algunos fueron vendidos en las fincas de Tabasco, de nían fincas de ganado. En sus fincas tenían puro baldío, te-
ahí traían los 300 pesos y ya quedaban libres.15 nían más de 200 hombres, ellos los sostenían pero cuando
se ganó la tierra, a todos los sacaron. Mi mujer fue moza, en
Mi abuelito tenía una finca, en Morelos, se llamaba “Las go- ese tiempo algunos mozos echaban todos los días 20 via-
tas de agua” y tenía como 100 hectáreas. Sembraban café, jes con botes de agua para servir a los ricos, iban a un río,
lo apilaban y lo llevaban a lomo de bestia hasta Pichucalco. donde hay una zanja y de ahí la llevaban. Si no lo hacían los
Luego le dieron una propiedad a mi papá, tenía 40 hectá- ricos los castigaban, les daban chicotazos, vergazos en la ta-
sajera, los ricos eran como los papás de los mozos, les daban
13
Roberto Velasco Gómez, campesino de Tecpatán, 85 años. todo y cuando no obedecían, los castigaban. Fueron malos
14 El entrevistado confunde el año en que fue abrogado el trabajo los ricos, ahora ya se acabaron los mozos. El mozo trabajaba
endeudado. En Chiapas, la ley de la liberación de los mozos fue
promulgada en agosto de 1914 por el gobernador constitucionalista
hasta el día domingo, también daba el tequio que era un día
Agustín Castro.
15 Pedro Robles, campesino de Coapilla, 103 años. 16 Ignacio Gómez Aguilar, Tecpatán, Colonia Luis Espinosa, 81 años.

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entero de trabajo. Bajo los chorros se iban a trabajar, todos daba, entonces tenían que chambear aquí o en otro lugar
los días, no había descanso. El mozo pedía todo: ropa, comi- […] pero aquí no había problemas, trabajaban en la milpa o
da, caite…el patrón les daba todo y por eso tenían deuda. Mi si no hacían negocios, vivían contentos. Aquí no había pro-
mujer tuvo una tía que era moza y un día se huyó a Chiapa pietarios no había ricos sólo había dos personas que vendían
porque le exigían que pagara su deuda. Don Saúl era malo, ropa y abarrotes, eran los peces grandes, los dueños eran de
su mujer era buena, pero los hombres eran malos. Después aquí.18
de la libertad, llegó un mozo con su patrón y le dijo que que-
ría seguir trabajando con él porque se acordaba cuando le En tiempo de escasez de maíz teníamos que irlo a buscar le-
pegaba. —Ah, cómo eres ignorante, le contestó el patrón, jos, con puro mecapal, a puro pie pelado, caminando en me-
—si ya se acabó la mozada.17 dio del lodo. A mí una vez me llevó el río de Pichucalco en
medio del río me quedé, me arrastró muy lejos, pero gracias
En Coapilla, en el mismo departamento de Mezcalapa, a Dios no quiso el destino y me escapé […] Antes se car-
al parecer sólo algunos cuantos campesinos ingresaron al gaba mucha olla de barro. Muchos llevaban su carga pero a
trabajo de las fincas, a pesar de que en ese pueblo existían veces caía en el río y todo lo llevaba. Ahí por la colonia Na-
algunas propiedades de importancia. Probablemente ingre- ranjo, donde está el río grande, algunas personas que lleva-
só a ellas mano de obra de otras regiones cercanas o bien de ban su carga se ahogaban por querer salvar al compañero
Los Altos de Chiapas, una región tradicionalmente expulso- que iba con ellos.19
ra de mano de obra. Hacia principios del siglo xx, gran parte
de los campesinos de Coapilla habían conservado sus tie- En otros pueblos de la sierra de Tapalapa el avance de
rras, muchas de las cuales eran aptas para distintos cultivos las fincas sobre la propiedad comunal y ejidal había sido sig-
y también para la ganadería. Estas circunstancias influyeron nificativo. Este fue el caso de Chapultenango donde, a pe-
para que los campesinos fueran poco dependientes del tra- sar de que el censo de 1909 sólo registraba 3 fincas, éstas
bajo en las fincas. debieron ser de gran tamaño y también debió trabajar en
En distintos pueblos de la sierra de Tapalapa el estableci- ellas un número importante de mozos. Como lo recuerdan
miento de grandes propiedades no trajo consigo el despojo los pobladores del lugar, los finqueros tenían bajo su domi-
de buena parte de las tierras comunales y ejidales. Empero nio grandes extensiones de tierra y los campesinos despo-
la baja productividad de éstas obligaba a una parte de sus seídos se vieron obligados a trabajar en las fincas del lugar
habitantes a emplearse como mozos o a realizar actividades o en las de Tabasco. Como en otros pueblos de la Sierra de
comerciales para obtener ingresos y adquirir los granos de Tecpatán, a pesar de que parte de la población campesina
primera necesidad. La venta de ollas o de piezas de jarcería fue despojada de sus tierras y de que se vio forzada a ingre-
para obtener recursos y en tiempos de mala cosecha inver- sar al trabajo endeudado, la seguridad que ofrecía el trabajo
tirlos en la compra de maíz y frijol, implicaba recorrer lar- en las fincas, la legitimidad que los campesinos le otorga-
gas distancias por caminos peligrosos. No obstante y al igual ban, así como distintas creencias que hacían menos pesa-
que el trabajo en las fincas, estas actividades aseguraban la do el trabajo, compensaron en buena medida la pérdida de
estabilidad de la economía familiar. sus tierras. No obstante, por lo menos en Chapultenango, el
Algunos campesinos de Ocotepec recuerdan así la for- control que los finqueros tenían sobre la vida política y social
ma de vida de aquellos tiempos: del pueblo llegó a crear tensiones sociales que a la larga for-
jaron una fuerte conciencia de clase. Hoy en día campesinos
De aquí se fueron algunos a trabajar de mozos, allá por San- de este lugar distinguen el tiempo en que gobernaron los
ta Marta, adelante de Pichucalco. Si el mozo debía un peso “ricos” y el tiempo en que gobernaron los “pobres”.
lo vendían con otro rico y ahí se volvía a endeudar, la deuda
nunca acababa. Mi padrino estuvo de mozo, pero ya luego Antes no había gobierno para pobres, sólo para ricos. Venía
llegó el tiempo de la libertad […] Más antes no todos co- la gente rica de Pichucalco y de Tabasco a pedir al gobierno
sechaban maíz y buscaban trabajo en otro lado, a veces les mozos para ir a trabajar a las fincas. El presidente municipal
pagaban con maíz y otras veces con dinero, también así ga- les daba la gente, allá se iban con sus mujeres y con sus hi-
naban el frijol. También era por suerte, unos cultivaban pero jos. Por eso antes no había ley, era la esclavitud. Mi abue-
no se daba la cosecha, se aguachinaba por el viento y ya no
18 Juan Esteban Pérez, campesino de Ocotepec, 77 años.
17 Pedro Muñoz, campesino de Chicoasén, 91 años. 19 Mauro de la Cruz Castellanos, campesino de Ocotepec, 84 años.

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lito trabajaba como mozo, no le pagaban y tenía que picar Thomas Benjamin, el pretexto de la guerra sirvió para que
potrero. Tenía mucho cafetal y cuando salía la cosecha, el los campesinos comenzaran a tomar el control sobre sus
mismo mozo la tenía que llevar a Pichucaco, cargaban un vidas.23
quintal, que son cuatro arrobas, con puro mecapal. Estaba la En la memoria de los pobladores de Tecpatán, de Coa-
finca Asunción y la finca Sonora. Alberto Gómez era dueño pilla y de Ocotepec, por ejemplo, permanece el recuerdo de
de la finca Sonora, tenía bastante ganado y también tenía la forma en que se elegían las autoridades municipales en
mucha caña, vendía aguardiente. Había varias fincas, algu- aquellos años. Se acuerdan con nostalgia de cómo en esos
nos ricos eran buenos y otros malos. Los ricos pedían gente años gobernaba el pueblo: “era una democracia” —re-
como mozo, había mucha gente en las fincas. Los propieta- cuerdan—; ya después cambiaron las cosas y los nombra-
rios agarraron todo el terreno y el pueblo no podía trabajar, mientos de las autoridades comenzaron a ser arreglados en
el rico era el que mandaba. Teníamos tierra en mancomún, Tuxtla. Generalmente un grupo de ancianos seleccionaba a
era terreno nacional, pero los ricos tenían bastante terreno, varios candidatos, los cuales debían reunir ciertas cualidades
agarraron tierras a su gusto.20 morales y en ocasiones contar con solvencia económica, y
posteriormente eran sometidos al voto popular en asam-
Antes los mozos de las fincas machacaban el café sin cásca- bleas. Los pobladores de la región recuerdan las ventajas de
ra y hacían carga. Decía mi papá que una sola persona tenía esta forma de elegir a sus autoridades, aunque también las
que cargar hasta 46 kilos, 1 quintal, y llevarla hasta Tuxtla, dificultades que muchas veces enfrentaban quienes ejercían
caminando. La llevaban hasta la Concordia, el que tenía más los cargos políticos. Asumir un cargo implicaba abandonar
fuerza era el que cargaba. Para que no les costara tanto tra- las labores agrícolas durante un año y, como el gobierno no
bajo, los mozos buscaban al señor que sabía oraciones, le ofrecía retribución alguna por el desempeño del puesto, los
pegaba a la carga en las cuatro esquinas y decía oraciones funcionarios debían sobrevivir a expensas de lo que el pue-
para que ya no pesara, así traían café a Tuxtla.21 blo les ofreciera.
Viejos campesinos de Tecpatán recuerdan así esos
La autonomía pueblerina tiempos:

En el resto de los pueblos del noroeste de Chiapas, al pare- La política en aquél tiempo era distinta. Los más ancia-
cer, después de 1911 y hasta 1940 la población campesina nos, los de edad competente, buscaban unas personas ca-
de los pueblos ocupados por las fuerzas zapatistas en 1916 pacitadas, dos o tres, y en una asamblea de todo el pueblo
gozó de una amplia autonomía en el manejo de sus asun- se elegía al presidente municipal. Yo presencié en aquellos
tos internos. La autonomía con que los campesinos condu- tiempos una junta de cabildo; había tres candidatos, los so-
cían su vida social puede explicarse como consecuencia de metieron a votación y por mayoría de votos eligieron a uno.
la inestabilidad política que experimentó todo el estado des- La gente escogía a su propio presidente. De aquí se lleva-
pués de 1911, primero como resultado de la rebelión ma- ban al congreso el nombre del que había sido elegido y de
derista que encabezó la élite política de las tierras altas en allá mandaban el nombramiento oficial. Esto cambió cuan-
ese año y después como consecuencia del periodo de guerra do estuvo Efraín Gutiérrez, en ese tiempo comenzó a llegar
civil que se presentó en el estado entre 1914 y 1920, lue- propaganda de un partido, el PRM fundado por Calles. En-
go de la imposición de la revolución constitucionalista en tonces los presidentes ya duraban dos años, antes sólo uno.
el estado.22 Por otra parte, si bien algunos de los pueblos El partido hacía su comité y nombraba a sus candidatos, los
de ambos departamentos presentaron una importante ac- proponía el gobierno del estado, y de ahí venía después el
tividad económica desde finales del porfiriato, otras regio- nombramiento del que quedaba.24
nes como el Soconusco y Los Altos, dada su importancia
estratégica en la producción de café y el suministro de mano En Ocotepec, el presidente municipal era también elegi-
de obra, exigieron un mayor control político por parte de las do por el pueblo, pero además era responsable tanto de las
autoridades estatales. En el resto de Chiapas, como afirma funciones civiles como de la organización de las festivida-
des religiosas:
20
Pablo González Gómez, campesino de Carmen Tonapac, Chiapa
de Corzo (exejido de Chapultenango), 78 años.
21 Esteban Sánchez, campesino de Carmen Tonapac, Chiapa de
23 Ibid., p. 189.
Corzo (exejido de Chapultenango), 69 años.
22 Benjamin (1990), op. cit., pp. 139-206. 24 Roberto Velasco Gómez, campesino de Tecpatán, 85 años.

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Antes elegíamos a nuestros presidentes, se reunían los vie- Aquí Alberto Pérez era el que nombraba al presidente, él era
jitos y ya después se hacía una asamblea para cambiar de quien mandaba más. Se reunían en la presidencia con Alber-
presidente. Como no les pagaba el gobierno, vivían de mul- to Pérez y después salían para convencer a la gente para que
tas, cobraban un poco de impuestos en las fiestas.25 tal persona quedara como presidente y ya ellos lo nombra-
ban. Cualquier cosa de la presidencia iban corriendo con don
El pueblo elegía a sus presidentes, se elegía al más honra- Alberto, si alguien quería algún puesto iban con él.29
do. Yo fui presidente en 1942. Entonces no había sueldo, se
perdía el tiempo durante un año. Cuando había un pleito lo Éstas fueron, en suma, las condiciones económicas y
arreglaba. El presidente tenía sus policías, tesorero, síndicos, sociales que encontró Cal y Mayor a su llegada al noroes-
secretario y regidores. Nadie les pagaba. Estas mismas auto- te de Chiapas en 1916 y la percepción que de ellas tenían
ridades organizaban las fiestas, las más importantes eran las los campesinos de la región. En cuanto a las características
de Navidad, la del Carnaval, la del patrón San Marcos y San- lingüísticas de la población, las fuerzas de Cal y Mayor se
ta Cruz, el 14 de septiembre.26 encontraron con pueblos que para esos años habían comen-
zado a abandonar el uso de la lengua zoque y probablemen-
En 1945 ya existía el PRI, pero antes el presidente se nom- te también una identidad india. Para 1900, por ejemplo,
braba por una convención con la gente, era democracia, se el 60% de los habitantes de varios pueblos de la Sierra
reunía la gente y escogían al más humilde para que fuera el de Tecpatán —Copainalá, Tecpatán y Coapilla— habían
presidente. Después de 1945 o 1946, por ahí, el presidente abandonado el uso del zoque. En el departamento de Pi-
ya no fue nombrado por el pueblo, fue nombrado por con- chucalco, pueblos como Chapultenango, Ocotepec y Mag-
fianza en Tuxtla, se terminó la democracia en 1944.27 dalena conservaban un elevado porcentaje de hablantes
zoques, el 95%, pero en otros, —Ostuacán e Ihuatán— la
En Coapilla, los campesinos recuerdan claramente cómo población que hablaba la lengua nativa sólo representaba el
en esos años gobernaba el pueblo: 28% de la población total. Estos pueblos al igual que otros
del departamento­de Pichucalco y también del departamen-
Antes los presidentes municipales los nombraba el pueblo. to de Mezcalapa serían el escenario de la revolución zapatis-
Me acuerdo cuando en 1928 nombraron al presidente, le ta que encabezaría Rafael Cal y Mayor entre 1916 y 1922.
llevaron marimba y le dijeron que él iba a ser presidente y
ya. La cualidad que debía tener era que fuera amigo de to- Los primeros momentos de la revolución zapatista en
dos, que no fuera ladrón ni peleador, que fuera pacífico. El el noroeste de Chiapas
gobierno no les pagaba nada, duraban sólo un año. Se man-
tenían con contribuciones, por ejemplo se pagaba de la ma- En Chiapas, el levantamiento armado que inició Madero en
tanza de res, en la cantina pagaban el permiso, también los 1910 abrió un periodo de inestabilidad política y de gue-
changarritos. Se hacía una asamblea, los finqueros no se rra civil que se caracterizó, como en otros estados del nor-
metían, mandaba el pueblo, ellos simpatizaban con los can- te y del sureste del país, por el surgimiento de movimientos
didatos del pueblo.28 sociales más interesados en controlar el poder económico
y político del estado que en lo ideales de los revoluciona-
La excepción de estos casos lo constituían pueblos rios del norte y sur del país. El primero de ellos tuvo lugar en
como Chapultenango. En ellos el control que los finqueros 1911 cuando un grupo de comerciantes y propietarios de
ejercían sobre la vida política reducía en buena medida la la ciudad de San Cristóbal se levantó en armas bajo la ban-
autonomía comunitaria de la población campesina. No obs- dera maderista pero, lejos de defender libertades democrá-
tante, y a pesar de que los campesinos tenían una concien- ticas, la élite sancristobalense pretendía recuperar antiguas
cia de clase más acentuada que otros pueblos de la región, prerrogativas políticas y económicas. Tres años más tarde,
el equilibrio social no llegó a fracturarse. en la segunda mitad del 1914, un grupo de finqueros de
Los Valles Centrales se sublevaron en protesta por la abo-
25 Mauro de la Cruz Castellanos, campesino de Ocotepec, 84 años. lición del trabajo endeudado proclamada por el gobierno
26 constitucionalista del general Agustín Castro. Los rebeldes,
Antonio de la Cruz Castellanos, campesino de Ocotepec, 103
años.
27 Francisco Morales Cruz, campesino de Ocotepec. 75 años. 29 Felipe González Ávila de 75 años, campesino de Chapultenango,
28
Artemio Pérez, campesino de Coapilla, 83 años. 76 años.

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conocidos como “mapaches”, se autonombraron villistas y de los verdaderos intereses de los mapaches y decidió bus-
después obregonistas pero su lucha contra los constitucio- car una región de Chiapas donde pudiera comenzar a luchar
nalistas, que se prolongó hasta finales de 1919, tenía como por la causa agraria.
objetivo central defender privilegios de la clase terrateniente Las tropas zapatistas arribaron al departamento de Mez-
a los que tanto Villa como Obregón buscaban combatir. De calapa a mediados de 1916. Desde su llegada las autorida-
ahí que esta rebelión y el gobierno que entre 1920 y 1924 des municipales comenzaron a realizar peticiones para la
impuso el líder de los finqueros rebeldes, Tiburcio Fernán- dotación de armas y parque. Las solicitudes iban dirigidas al
dez Ruiz, se conocieran más tarde como el movimiento de gobierno carrancista y en ellas las autoridades locales siem-
la contrarrevolución en Chiapas. pre manifestaron su posición a favor del gobierno constitu-
Fue precisamente en el periodo de guerra civil entre cionalista y su rechazo al movimiento zapatista. La fidelidad
mapaches y constitucionalistas cuando las tropas al man- al gobierno carrancista —tanto de las autoridades locales
do del general Rafael Cal y Mayor arribaron a los entonces como del grueso de la población campesina que en todo
departamentos de Mezcalapa y de Pichucalco. Cal y Mayor momento apoyó las acciones de los gobernantes en con-
era originario de Cintalapa y provenía de una familia terra- tra de los zapatistas— posiblemente se derivaba de venta-
teniente. Sus primeros estudios los había realizado en Chia- jas políticas y económicas que el régimen constitucionalista
pas y en 1910 había viajado a la ciudad de México para había garantizado en la región, entre ellas la de poder ejercer
continuar con su educación. Primero ingresó a la Escuela el control sobre sus asuntos internos a través de gobiernos
Nacional Preparatoria y después a la Universidad Nacio- relativamente autónomos, y también de ventajas económi-
nal para cursar la carrera de derecho. Sin embargo, conta- cas como las derivadas de la ley de la liberación de los mo-
giado por el fervor revolucionario y dispuesto a combatir zos de 1914.
al gobierno de Carranza decidió abandonar sus estudios En un inicio el envío de armas por parte del gobierno es-
para integrarse a las fuerzas que dirigía Emiliano Zapata.30 tatal presentó muchas dificultades. La guerra en las tierras
Después de algunos meses en que luchó al lado de Zapa- altas de los carrancistas contra los finqueros mapaches y los
ta, Cal y Mayor le comunicó a éste su decisión de propagar pinedistas concentraba toda la atención del gobierno y ni las
la causa zapatista en su estado natal. Accediendo a su pe- fuerzas militares ni el armamento eran suficientes para en-
tición, en el mes de abril de 1915, Zapata lo nombró jefe frentar a otro grupo armado. En julio de 1917, por ejemplo,
de operaciones militares de los estados de Chiapas, Ta- el presidente municipal de Tecpatán, Eligio López, se que-
basco, Campeche y Yucatán y le asignó una tropa de 200 jó ante el gobierno del estado de que sus peticiones de ar-
hombres. Obedeciendo las instrucciones del cuartel gene- mamento y parque no habían sido atendidas, sobre todo en
ral zapatista, ese mismo mes Cal y Mayor salió de Cuaut- esos momentos en que la población estaba amenazada por
la (Morelos) para cumplir con su cometido. En su trayecto los “enemigos del orden constitucionalista”.32
hacia el sureste la expedición enfrentó diversos obstáculos Mientras las autoridades estatales lograban proporcio-
que no sólo retardaron su llegada a Chiapas sino que debili- nar armas y parque a los ayuntamientos, el general Sal-
taron enormemente a la tropa.31 vador Alvarado, quien había sido designado por Carranza
Desde su travesía por el Istmo Cal y Mayor tuvo noticias para dirigir las operaciones militares en los estados del su-
de la rebelión de los “villistas”, como se autodenominaban reste, comenzó a organizar una estrategia para combatir a
los mapaches. El jefe de los mapaches, Tiburcio Fernán- los zapatistas. A finales de 1917, casi un año después de
dez Ruiz, era un antiguo amigo de Cal y Mayor. Habían sido que las fuerzas de Cal y Mayor se habían establecido en
compañeros de escuela durante la infancia por lo que éste Malpaso, Salvador Alvarado giró instrucciones a los distin-
pensó factible establecer una alianza en que “villistas” y za- tos municipios para hacer frente a la invasión zapatista. En-
patistas combatieran al gobierno de Carranza. Sin embargo, tre ellas destacaban las de no realizar ningún intercambio
después de varios encuentros el jefe zapatista se dio cuenta comercial con lugares en poder de los rebeldes, decomi-
sar productos y “cueros” procedentes de las zonas rebel-
30 des, organizar guardias municipales para la defensa de la
Gordillo y Ortiz, Diccionario biográfico de Chiapas, B. Costa AMIC
Editor, México, 1977. p. 26. población y declarar rebeldes a las personas que enviaran
31 Cal y Mayor, Copia del informe rendido por el C. de brigada Rafael

Cal y Mayor al general en jefe de la revolución Emiliano Zapata, año


32 AHECH, Sección de guerra, t. III, expedientes 29-120, De Eligio
de 1916, cit. pos. Benjamin, Thomas, “Una historia poco gloriosa.
Informe de Rafael Cal y Mayor al general Emiliano Zapata (1917)”, López, presidente municipal de Tecpatán, al gobernador del estado,
Historia Mexicana, núm. 128, abril-junio de 1983, pp. 597-620. Tecpatán, 7 de julio de 1916.

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víveres o que ocultaran a los zapatistas.33 Por esos meses ello, aprovecharon el triunfo que obtuvo el gobernador Blas
también ordenó a los ayuntamientos matricular las armas Corral sobre fuerzas mapaches en la capital del estado, para
existentes en los poblados con el fin de tener un control hacerle llegar amplias muestras de fidelidad a la vez que ex-
sobre ellas. Como parte de su estrategia giró asimismo un presaron su rechazo hacia el villismo y el zapatismo. El pre-
cuestionario a los ayuntamientos del departamento, con el sidente municipal de Pantepec, por ejemplo, escribió una
objeto de recopilar información sobre el número y actividad carta al gobernador para manifestarle que ya tenía noticia
de los pobladores, estado de los caminos, número de cár- de “su triunfo sobre las chusmas villistas y zapatistas […] y
celes, haciendas, arroyos y ríos, así como sobre la situación de sus buenos proyectos para el engrandecimiento y bien-
de medios y vías de comunicación —telégrafo, ferrocarri- estar de nuestro querido estado” y que “jamás este pueblo
les, etcétera— y volúmenes de producción.34 Los resulta- ha dejado de tener plena confianza en el triunfo de nuestra
dos de estos cuestionarios debieron de ser, sin embargo, justa y honrosa causa y […] estamos dispuestos a defender
poco alentadores para las autoridades militares. De acuer- en la forma que sea necesaria a nuestro gobierno que usted
do con los informes de algunos municipios, las condicio- dignamente encabeza”.37 El mismo reconocimiento hicieron
nes para llevar a cabo la ofensiva militar eran difíciles: en los presidentes de Tapalapa y Tapilula y aprovecharon tam-
toda la región no existían caminos adecuados para el paso bién para reiterar su adhesión al constitucionalismo.38 En la
de artillería y caballería, no había ningún camino carretero cabecera del departamento, en Copainalá, los habitantes no
y los de herradura se encontraban en malas condiciones. sólo reconocieron el triunfo de Blas Corral sino que organi-
Por otra parte, en todo el departamento sólo existían unas zaron diversos festejos para celebrarlo.39
cuantas cárceles y muy contados municipios contaban con A principios de octubre de ese año, las tropas de Cal y
oficina de correo.35 Mayor iniciaron una ofensiva para intentar controlar a Co-
No se sabe, a excepción de lo que el propio Cal y Ma- painalá, la cabecera del departamento de Mezcalapa. Pri-
yor expone en su informe, cuáles fueron las acciones que mero lograron tomar la plaza de Tecpatán, pueblo contiguo
las fuerzas zapatistas realizaron en los departamentos de a Copainalá. La invasión se realizó sin mayores problemas
Mezcalapa y Pichucalco durante los meses de julio a diciem- porque el gobierno de Corral aún no había enviado refuer-
bre de 1916. Posiblemente intentaron reunir a la población zos militares a la cabecera del departamento y menos aún
para explicar los objetivos de la Revolución e iniciaron los a Tecpatán.40
primeros esfuerzos por controlar algunas poblaciones. Los días transcurrían y la amenaza de una posible inva-
Las primeras noticias sobre la presencia de rebeldes zapatis- sión a Copainalá crecía día con día. Después de la invasión
tas tuvieron lugar en el pueblo de Ostuacán, departamento a Tecpatán, era lógico suponer que los zapatistas avanzarían
de Pichucalco. Las tropas de Cal y Mayor ingresaron a este a la cabecera del departamento, por lo que las autoridades
pueblo en los últimos días de enero de 1917 y permanecie- locales comenzaron a organizar guardias permanentes com-
ron en él por lo menos hasta octubre de ese año. De acuer- puestas por voluntarios del pueblo. Por su parte, el goberna-
do con el informe del presidente municipal, los zapatistas no dor Corral había tomado la iniciativa de formar un batallón
habían controlado el ayuntamiento y los funcionarios loca- regional para defender a los habitantes del departamento,
les lograron continuar con sus funciones, aunque con mu- pero ni campesinos ni pequeños y medianos propietarios
cha dificultad.36 acudieron al llamado. Como veremos más adelante, más
Desde mediados de 1917 la animadversión hacia las que enfrentarse directamente con los rebeldes la mayor par-
tropas zapatistas había crecido en ambos departamentos. te de la población campesina prefirió huir a las montañas o
Las autoridades locales estaban dispuestas a combatir a los
rebeldes pero requerían el apoyo del gobierno estatal. Por
37 Ídem, t. II, expedientes 12-28, De Miguel García al gobernador,
33
Ídem, t. II, expedientes 12-28, Circular No. 11 de la jefatura de Pantepec, 14 de agosto de 1917.
38
operaciones militares del estado, Tuxtla Gutiérrez, 27 de septiembre de Ídem, Del presidente municipal de Tapalapa al gobernador,
1917. Tapalapa, 14 de agosto de 1917 e idem, Del presidente municipal de
34
Ídem, Circular No. 28 del departamento del Estado Mayor de la Tapilula al gobernador, Tapilula, 13 de agosto de 1917.
39 Ídem, t. III, expedientes 29-120, De Constancio Pérez, presidente
Secretaría de Guerra y Marina, 1917.
35 Ídem, Respuesta de los presidentes municipales de Solosuchiapa, municipal de Coapilla al gobernador del estado, Copainalá, 16 de
Copainalá y Ostuacán a la circular No. 28 del departamento del Estado agosto de 1917.
40
Mayor de la Secretaría de Guerra y Marina, enero de 1918. Ídem, t. II, expedientes 12-28, Del subteniente Cristóbal Coutiño,
36 Ídem, t. I, expedientes 1-4, Del presidente municipal de Ostuacán jefe del departamento de Copainalá, a Blas Corral, Copainalá, 31de
al secretario de gobierno, Oxtuacán 8 de octubre de 1917. octubre de 1917.

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a lugares alejados para resistir la presencia de éstos en sus manifestaron su enojo cuando el comandante Carlos Sán-
pueblos.41 chez, a cuyo mando estaba la guarnición, dio órdenes a la
A principios de noviembre las fuerzas de Cal y Mayor población para que no respetara la autoridad del presiden-
lograron controlar finalmente la plaza de Copainalá. El 2 de te municipal. El jefe militar había prohibido también que los
noviembre, en la ribera San Antonio, una comisión explora- campesinos salieran a realizar sus labores de campo, había
dora de voluntarios había tenido un encuentro con un grupo impuesto nuevas contribuciones a los vecinos y ponía obs-
de 70 a 80 zapatistas al mando del general Fernando Vi- táculos para que las guardias voluntarias participaran en la
llar.42 Al día siguiente más de 100 zapatistas encabezados vigilancia del pueblo.47 Aunque el comandante Carlos Sán-
por Simbrano Maza avanzaron sobre la plaza. La milicia lo- chez envió una carta al secretario de gobierno para solicitar
cal y algunos voluntarios del pueblo sostuvieron un comba- que su autoridad fuera respetada y que él a cambio no in-
te con los rebeldes pero la superioridad numérica de éstos fluiría en los acuerdos de las autoridades locales, los conflic-
y el escaso número de armas de la milicia local terminaron tos entre las autoridades locales y el jefe militar continuaron
por darle el triunfo a los zapatistas.43 El 4 de noviembre las durante el siguiente mes. La tensión aumentó a tal grado
fuerzas de Cal y Mayor festejaron en grande su triunfo; para que el comandante llegó a amenazar con fusilar a todos los
ese día se habían integrado otros 200 hombres al destaca- miembros del cabildo.48
mento inicial.44
En la primavera de 1918 las fuerzas constitucionalis- Más guerra, más violencia civil
tas lograron restablecer el orden en Copainalá, pero los za-
patistas planeaban realizar nuevas acciones. Alarmados por Los refuerzos militares enviados por el gobierno de Blas Co-
la presencia de rebeldes cerca de la cabecera un grupo de rral a Copainalá en mayo de 1918 no fueron suficientes
habitantes del pueblo se dirigió al ayuntamiento para soli- para enfrentar los ataques zapatistas que tuvieron lugar en
citar que se tomaran medidas urgentes con el fin de evitar varios pueblos del departamento durante los siguientes me-
una nueva incursión. A su vez el presidente municipal solici- ses. Las fuerzas de Cal y Mayor conocían cada vez mejor el
tó al gobernador el envío urgente de un destacamento. Ar- territorio y estaban conscientes de la debilidad de las tropas
gumentaba que el grupo de voluntarios estaba mal armado, constitucionalistas, por lo que lograron sin mayores proble-
que carecía de entrenamiento militar y que no estaba dis- mas ejercer su dominio en varias poblaciones. Los vecinos
puesto a continuar proporcionando sus servicios de forma de Copainalá eran los que guardaban mayores temores so-
gratuita. Pero sobre todo, el presidente refería la falta abso- bre una nueva invasión, por lo que decidieron organizar una
luta de armas y pertrechos de guerra.45 Las autoridades de nueva guarnición de voluntarios compuesta por 25 hom-
Tecpatán y vecinos del pueblo también temían una nueva bres. Probablemente para entonces las autoridades locales
invasión por lo que decidieron organizar un destacamento habían llegado a un acuerdo con el jefe del destacamento
de 25 voluntarios.46 militar para contribuir en la vigilancia del pueblo. Como ca-
En el mes de mayo, el gobierno de Corral por fin dispuso recían de armas solicitaron al gobierno constitucionalista
el envío de un destacamento militar a Copainalá. A partir de rifles y demás pertrechos de guerra.49 Sin embargo, las fuer-
entonces tanto las autoridades como la población civil dis- zas de Cal y Mayor no atacaron la cabecera del departamen-
frutaron de mayor tranquilidad, pero el dominio que el jefe to sino que se dirigieron al pueblo de Pantepec. A finales de
militar de la guarnición intentó ejercer sobre los asuntos del mayo, cuando el presidente municipal y el sargento regional
pueblo generó serios conflictos. En Tecpatán las autorida- Miguel Hidalgo García se encontraban fuera del pueblo, un
des locales estaban acostumbradas a gozar de autonomía y grupo de 50 zapatistas encabezados por Ramón Ramos lo-
gró ingresar y apoderarse de Pantepec.50 Los días posterio-
41 Ídem, Del subteniente Cristóbal Coutiño a Blas Corral, Copainalá, res a la invasión, durante los cuales el presidente municipal
12 de octubre de 1917. y el sargento Hidalgo fueron asesinados, la defensa del lugar
42 Ídem, 2 de noviembre de 1917. se dificultó porque pueblos cercanos como Ixhuatán habían
43Ídem, 3 de noviembre de 1917.
44 47 Ídem, Del presidente municipal de Tecpatán al secretario de
Ídem, Del presidente municipal de Copainalá al secretario de
gobierno, Copainalá, 4 de noviembre de 1917. gobierno, Tecpatán, 7 de mayo de 1918.
45 Ídem, t. V, expedientes 55-94, Del presidente municipal de 48 Ídem, 22 de junio de 1918.
49 Ídem, Del presidente municipal de Copainalá al secretario de
Copainalá al gobernador, Copainalá, 2 de abril de 1918.
46 Ídem, Del presidente municipal de Tecpatán, Silvino F. Velasco al gobierno, Copainalá, 17 de mayo de 1918.
50
gobernador, Tecpatán, 12 de abril de 1918. Ídem, 22 de mayo de 1918.

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sido invadidos por una plaga de chapulín que hacía imposi- permanecer en las localidades para enfrentar a las fuerzas
ble el envío de refuerzos.51 de Cal y Mayor; la mayoría optó por huir a las montañas o
Una vez controlado Pantepec, las tropas de Cal y Ma- a lugares menos amenazados por los ataques rebeldes. De
yor continuaron avanzando hacia la cabecera del departa- hecho, en pueblos como Copainalá hoy día los campesinos
mento de Mezcalapa hasta que en los últimos días de mayo recuerdan los años de la Revolución de Cal y Mayor como
lograron controlarla nuevamente. A diferencia de las veces el tiempo de la “huyenda”, el tiempo en que tuvieron que
anteriores, en esta ocasión se puso en evidencia el carácter abandonar sus casas para ir a vivir lejos de sus pueblos, a
violento de los ataques que caracterizó al movimiento za- las montañas y cuevas donde permanecían durante sema-
patista en los estados el centro-sur del país. Esta violencia, nas o meses enteros sin poder cosechar y comiendo sólo lo
que no sólo se ejercía en contra de autoridades e institucio- que la montaña les ofrecía.
nes sino también en contra de la población civil, se explica
en parte porque a diferencia de los villistas del norte del país Los zapatistas vinieron con ciertos pretextos, pero de una
cuyos recursos para armas y pertrechos de guerra provenían manera abusiva. Había muchas personas que sufrieron: un
de las expropiaciones masivas que realizaba Villa, los zapa- señor que era de Tuxtla tenía su tiendita, y la saqueaban.
tistas carecían de una estrategia de esa naturaleza y depen- Robaban a la gente que tenía dinero y a algunos los lleva-
dían mucho más de la población civil para el sostenimiento ban a Malpaso, en el Pozo Colorado. Los explotaban ahí, les
de la Revolución. Por ello fueron muy frecuentes los sa- quitaban todo. A los comerciantes, no sé si porque se opo-
queos de casas, ranchos y haciendas donde los rebeldes no nían, por eso los trataban muy duro. Los campesinos no se
sólo obtenían víveres sino también dinero y armas. La vio- unieron a los zapatistas, sólo hacían desastres. Robaban, se
lencia de los zapatistas, como también la de los villistas del llevaban a las mujeres, eran abusivos. Si la gente se resistía,
norte, era también resultado de la acumulación de resenti- los ahorcaban. Muchos fueron guindados, a veces por sa-
mientos y agravios que en momentos de guerra, como los carles el dinero, y por resistirse los dejaban ahorcados. Algu-
que se vivían en todo el país afloraban en toda su magnitud. nos eran reclutados para el ejército y para ir a la revolución.
La violencia que en adelante caracterizó a los ataques La gente tenía temor porque en cualquier rato llegaban los
zapatistas fue denunciada por el presidente municipal de enemigos. En esos años la gente perdió mucho tiempo, to-
Copainalá durante la última invasión. Refirió los actos co- dos estaban atemorizados, sólo estaban pendientes para
metidos por los rebeldes como una verdadera “hecatom- huir. Había tiroteos por todas partes.53
be”. “Nos concretamos a manifestar”, decían en una carta Durante el tiempo de la revolución mucha gente huyó. Se
al gobernador, “el cuadro conmovedor de las depredaciones iban a Tecpatán, a Coapilla o las cuevas, allá en el monte.
cometidas­ por aquellos seres degenerados que sólo tienen No sólo se huía uno, se huían todos. A esa época le decían
por divisa la destrucción, presentando este lugar un aspec- de la huyenda.54
to lóbrego, por encontrarse la mayor parte de sus moradores
fuera de él”.52 Desolación, muerte y hambre eran los principales efec-
Los zapatistas realizaban verdaderos destrozos materia- tos que producía el paso de las tropas zapatistas por los de-
les y humanos en los pueblos por los que pasaban. Saquea- partamentos de Mezcalapa y Pichucalco y son también
ban casas y negocios, robaban comida, animales y dinero y algunos de los factores que explican la drástica disminución
quienes se resistían a colaborar simplemente morían ase- demográfica que se presentó en la región durante la segun-
sinados. Las mujeres eran violadas y a los hombres se les da década del siglo xx, además de la epidemia de influenza
forzaba a integrarse a las filas zapatistas para convertirse en que tuvo lugar por esos años y de posibles hambrunas pro-
cargadores y transportar todo lo que los rebeldes robaban ducidas por plagas de langosta como la que invadió a Ix-
para abastecer sus campamentos. Frente a ello los poblado- huatán en 1918. La muerte que trajo consigo la influenza
res de la región tuvieron sólo dos opciones: permanecer en o “gripa española”, las plagas de langosta, así como las di-
los pueblos y hacer frente a los rebeldes o huir a las mon- ficultades por las que atravesaron quienes vivieron duran-
tañas y permanecer en ellas el tiempo que fuera necesario. te la Revolución de 1916, son momentos de la historia de
Al parecer fueron muy pocos los pobladores que decidieron Copainalá y también de la otros pueblos de la región que los
51 Ídem, Del presidente municipal de Ishuatán, Ranulfo López, al
53 Cirilo Meza, campesino de Copainalá, 73 años.
secretario de gobierno, Ishuatán, 24 de mayo de 1918.
52 Ídem, Del presidente municipal de Copainalá al gobernador, 54 Adelaido García, campesino y exagente municipal de Copainalá

Copainalá, 1 de junio de 1918. en la década de 1930, Zacalapa, Copainalá, 79 años.

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campesinos hoy en día recuerdan como tiempos de calami- bierno el que había decretado la libertad de los mozos y el
dad y desolación: que luchaba por repartir las tierras.
El año de 1918 fue especialmente difícil para los habi-
Durante los años de la guerra, se escaseó el maíz y el frijol. tantes de la región; las fuerzas zapatistas incursionaron en
En una jicarita se repartían el maíz, se iban lejos a conseguir- varios municipios y realizaron nuevos actos de vandalismo.
lo. La gente no podía trabajar porque tenía miedo. También En la primavera de ese año, además de haber ingresado a
hubo mucha muerte en esos tiempos por la epidemia de in- la cabecera del departamento de Mezcalapa y al pueblo de
fluenza, murió mucha gente. Me platicaba mi papá que en Pantepec, los rebeldes invadieron nuevamente al pueblo de
la madrugada recogían a un muerto y en la mañana ya esta- Ostuacán, perteneciente al departamento de Pichucalco,
ban recogiendo a otro. No acababan de enterrar a uno cuan- donde dieron muerte al presidente municipal, Máximo Men-
do ya estaba muerto otro.55 doza, y a su secretario.57 El 25 de junio de ese año, después
de varias incursiones y de reñidos combates con las tropas
En ese tiempo también vino una fiebre española, fue en carrancistas, las fuerzas de Cal y Mayor lograron establecer
1918, era una calentura que pegaba muy fuerte. En cada nuevamente su dominio en la cabecera del departamento.
casa había matas de té limón y para curarse la gripa le echa- Ante los abusos y nuevos actos de violencia que realiza-
ban aguardiente y con eso se la quitaban, pero cuando vino ron en el pueblo, vecinos y autoridades locales solicitaron
esa fiebre comenzaron a cocer el té de limón con trago y no al gobierno de Corral el envío urgente de refuerzos milita-
se curaron, sino que comenzaron a morir. Caía uno en una res para garantizar la vida de los pobladores y para defen-
casa, y luego toda la familia caía, y por eso muchas casas derse —decía el presidente municipal en su carta— “de las
quedaron cerradas, el pueblo quedó vacío.56 depredaciones y latrocinios que las hordas zapatistas aca-
ban de cometer en esta cabecera, como seres enteramente
El rechazo de los campesinos del departamento de degenerados y avezados a una intermitencia criminal”. En
Mezcalapa y también, como veremos más adelante, de los esa ocasión las tropas de Cal y Mayor, conformadas por 200
pobladores de Pichucalco hacia la Revolución zapatista era hombres, habían saqueado e incendiado casas particulares
resultado, en buena medida, de la violencia que los rebeldes así como las oficinas de la jefatura política y los juzgados
ejercían en cada una de sus incursiones a los pueblos. Quizá mixto y de lo civil.58 Ese mismo día 25 de junio, cuando el
el uso de medios distintos por parte de los revolucionarios comandante del destacamento que cuidaba la seguridad de
pero, sobre todo, la comprensión de problemáticas agrarias todo el departamento se encontraba en Chicoasén, 150 za-
diferentes a las suyas —como la de los campesinos arren- patistas lograron invadir Tecpatán. En esa incursión, que las
datarios o la de los campesinos con tierra pero forzados a tropas de Cal y Mayor realizaron a pesar de los esfuerzos de
convertirse en peones endeudados— habrían generado al la guarnición de voluntarios para impedirlo, los rebeldes co-
menos la complicidad de los campesinos de la región, e in- metieron toda clase de robos y se llevaron a varias familias
cluso muchos de ellos que vivían en condiciones más difíci- para sus campamentos.59 De regreso para las colonias zapa-
les se habrían sumado al movimiento revolucionario. tistas de Malpaso los revolucionarios pasaron por el pueblo
La huida hacia las montañas, el refugio en las cuevas o de Coapilla donde un grupo de 40 hombres al mando de Vi-
la migración a otros pueblos menos amenazados por las in- cente Montesinos ordenó quemar cuatro casas del rancho
cursiones zapatistas, fueron las formas más comunes que San Pedro. Ante los destrozos y el temor de ser agredidos
los pobladores de Copainalá emplearon para resistir sus ata- gran parte de los pobladores decidió huir a las montañas.60
ques. En ciertos casos, como hemos visto, también deci- Como en Copainalá, los pobladores de Tecpatán tam-
dieron integrarse de forma voluntaria a las guardias civiles bién recuerdan los años de la revolución zapatista como
o a los destacamentos militares que organizaba el gobierno el tiempo de la “huyenda”, cuando la población tuvo que
constitucionalista, aunque lo más frecuente fue el ingreso 57 AHECH, Sección de guerra, t. III, expedientes 21-54, Del jefe
obligatorio al ejército. A pesar de ello y en la medida en que del departamento de Pichucalco a la secretaría general de gobierno,
dentro de la milicia lograban obtener cargos de importancia, Ostuacán, 4 de junio de 1918.
muchos campesinos terminaban por confirmar su fidelidad 58 Ídem, t. V, expedientes 55-94, Del presidente municipal de

al gobierno carrancista. Después de todo, había sido ese go- Copainalá a la secretaría general de gobierno, 6 de junio de 1918.
59 Ídem, Del presidente municipal de Tecpatán, Indalecio Méndez, al

secretario general de gobierno, Tecpatán, 30 de junio de 1918.


55 Cirilo Meza, campesino de Copainalá, 73 años. 60
Ídem, Del presidente municipal de Coapilla, Marcelino Estrada, al
56 Artemio Pérez, campesino de Coapilla, 83 años.
gobernador, Coapilla, 28 de junio de 1918.

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abandonar el pueblo para refugiarse en las montañas. En su cos formaron su gente, los vigías, para velar a los zapatistas.
memoria también permanece el recuerdo de quienes fueron Ya cuando se encontraban echaban tiros, ahí por el río hubo
forzados a ingresar a los destacamentos carrancistas pero muchos tiros, se echaban pecho a tierra y echaban bala. De
también de quienes fueron obligados por las fuerzas zapa- la gente de Cal y Mayor no moría nadie, apuntaban bien y
tistas para servir como cargadores o realizar trabajos agríco- era tiro seguro. Le decían a la gente que mataran a los ricos
las en los campamentos rebeldes. A diferencia de Copainalá, porque Porfirio Díaz ya los había explotado. También chico-
sin embargo, algunos campesinos de Tecpatán tienen muy teaban a la gente, a los niños los ponían a desgranar maíz,
presente que algunos pobladores se unieron voluntariamen- las mujeres tenían que echar machete y hacer la comida.
te a los zapatistas. Los propios pobladores de Copainalá re- Los carrancistas se llevaban a fuerza a la gente, pero
cuerdan cómo los campesinos de su pueblo no se unieron a triunfaron los zapatistas y ya la gente quedó libre de los ri-
las filas rebeldes pero “de otras partes sí se unieron porque cos. Muchos mozos lloraron por el patrón, era un sufrimien-
les ofrecían tierra”.61 En el caso de Tecpatán los campesinos to grande que tenían, les decían que agarraran su rumbo,
que se incorporaron a las filas rebeldes fueron seguramente algunos se iban, pero otros mejor se unieron con los zapatis-
trabajadores endeudados que salieron libres de las fincas en tas. Mi papá estuvo 12 años en la guerra, fue zapatista y lle-
1914, con la Ley de Obreros, pero que no lograron obtener gó hasta Pozo Colorado y allá triunfó.62
un pedazo de tierra o que no vieron mayores expectativas
de vida fuera de la finca. Así lo sugieren algunos testimo- Muchos campesinos de Tecpatán, sin embargo, recuer-
nios de campesinos de ese lugar quienes, además y a dife- dan a los rebeldes zapatistas no como un grupo de revolu-
rencia de campesinos de otros pueblos de la región, tienen cionarios que luchaban por una causa legítima, sino como
una clara conciencia de los objetivos que perseguía la lucha un grupo de rebeldes que habían olvidado sus propósitos y
zapatista. se habían convertido en una gavilla de asaltantes. Como en
Copainalá, los campesinos optaron por resistir los ataques
En esos tiempos pasaron por aquí los zapatistas. Ellos an- rebeldes en las montañas, muchos fueron forzados a ingre-
daban buscando libertades para los que estaban sometidos sar al ejército constitucionalista y algunos se incorporaron
con Porfirio Díaz. Entraban allá por las ruinas, el mero jefe se voluntariamente.
llamaba Cal y Mayor, él vino a matar a los ricos, a liberar a
la pobretada y a repartir las tierras. Aquí venían y en el cerro Según la historia que contaba mi papá, llegaban los sol-
que le dicen del Gallo, de donde se miraba para todos lados, dados a Tecpatán. Todo el pueblo huía, se escapaban por-
se ponían lo vigías de los zapatistas. Ellos luchaban contra que los soldados de Zapata hacían mucho estrago, llevaban
los carrancistas que eran de los ricos, los zapatistas eran de a los hombres de cargadores y a las mujeres de cocineras.
la pobretada y los felicistas eran puro ladrón. Venían con hambre, de coraje quemaban las casas y aga-
Los zapatistas agarraron a don Juan, lo agarraron en su rraban todo lo que encontraban de comer. Los días que es-
finca. Me contó mi papá que los ponían en filas y les decían taban en el pueblo hacían su comida, mataban animales y
a los mozos: comían. Todos en el pueblo tenían miedo. Los mozos no sa-
—¿Cómo los trató. bían nada. Algunos voluntarios fueron apoyar al gobierno y
—Pues mire cómo estamos —decían los mozos lloran- algunos otros se pusieron de parte de los zapatistas. Pero los
do— sin ropa y sin nada. zapatistas también agarraban a la gente por la fuerza, si no
—Si es así —dijeron los zapatistas— lo vamos a colgar. eran cargadores entonces hablaban y pedían su arma. La ley
Entonces lo agarraron y le rebanaron las plantas de los de Zapata era buena, pero los de Cal y Mayor no eran bue-
pies y así se lo llevaron andando hasta Tuxtla. Contaba mi nos porque hacían puro destrozo. Por acá estuvo su cam-
papá que a todos los ricos los guindaban. Los que venían pamento arriba de Malpaso en un lugar que se llama Pozo
con él comían todo lo que se encontraban, ganado, todo: Colorado.63
—¡Coman! —decía Cal y Mayor— porque es de su
trabajo, los chingó Porfirio Díaz, ahora coman todo lo que Los zapatistas tenían tres campamentos. Hubieron algu-
quieran. nos que se unieron a ellos, fueron poquitos, la mayoría de
De aquí se fue mucha gente con los zapatistas, Beto
62 Teodomiro Hernández Gómez, campesino de la Colonia Luis
Vázquez, Chano Culebro y otros muchos. Decían que los ri- Espinosa, Tecpatán.68 años.
63 Ignacio Gómez Aguilar, campesino de la colonia Luis Espinosa,
61 Cirilo Meza, campesino de Copainalá, 73 años.
Tecpatán, 81 años.

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la gente se fue a los peñascos a vivir. Allá no podían hacer el trabajo en los campamentos rebeldes. Excepto algunos
humo porque los podían buscar, era un gran problema. Al pobladores de Tecpatán, Coapilla y Chapultenengo67 que se
convento lo cañonearon, dejaron unos grandes hoyos, por- habían adherido a las filas zapatistas, el grueso de la pobla-
que pensaban que había dinero, lo saquearon pensando que ción permanecía al margen del movimiento y éste era qui-
iban a encontrar dinero.64 zá el principal obstáculo que enfrentaban los rebeldes para
ejercer su dominio en la región. Además, por esos años el
Hacia principios de 1919 el gobierno de Blas Corral co- movimiento zapatista del centro—sur del país no había lo-
menzó a organizar una compaña militar más efectiva en grado, a excepción de Chiapas, extenderse más allá del es-
contra de las fuerzas de Cal y Mayor. A falta de refuerzos tado de Morelos y algunas regiones adyacentes, y la falta de
militares de otros lugares las autoridades militares habían una estrategia militar efectiva —como la de los villistas en
decidido organizar destacamentos integrados exclusiva- el norte— los había hecho dependientes de la población ci-
mente con pobladores de la región. En Tecpatán un grupo vil y les impedía enviar ayuda militar a tropas rebeldes como
de 35 hombres, además de vigilar al pueblo en lugares es- las que comandaba Cal y Mayor en Chiapas. En estas cir-
tratégicos, comenzó a recibir diariamente adiestramiento cunstancias la idea de levantar al pueblo de Chiapas a favor
en el manejo de armas. Las cosas se complicaron cuando del Plan de Ayala, tal como se lo había propuesto Cal y Ma-
el servicio militar impidió que los campesinos realizaran sus yor en un inicio, resultaba sumamente difícil.
labores agrícolas y entonces las autoridades temieron una En junio de 1919, mientras en Tecpatán y Copainalá las
escasez de granos, no sólo porque los hombres del servicio autoridades locales realizaban preparativos para la defensa
militar las estaban descuidando, sino también por todos los de la población, las fuerzas de Cal y Mayor comenzaron a in-
campesinos que habían abandonado sus cosechas para irse cursionar en diferentes pueblos de la sierra de Tapalapa. En
a refugiar a las montañas. Para remediar la problemática el los primeros días de ese mes los rebeldes ingresaron a Mag-
presidente municipal en turno pidió autorización al gobier- dalena —hoy Francisco León— donde dieron muerte al
no de Corral para que los campesinos que proporcionaban el presidente municipal y al juez civil y lograron apoderarse del
servicio militar dedicaran parte del día también a las activi- pueblo por varios meses. El control que los zapatistas logra-
dades agrícolas.65 Para la construcción de fortines en sitios ron ejercer sobre Magdalena se vio facilitado por la tardanza
estratégicos de Tecpatán y la reparación de un puente que con la que el gobierno estatal envió destacamentos milita-
se había destruido durante los enfrentamientos con los re- res dada la lejanía de ese pueblo con respecto a la cabecera
beldes, y dado que ya no había hombres disponibles en Tec- del departamento y la difícil geografía de la sierra de Tapala-
patán, el comandante del departamento de Mezcalapa tuvo pa. Por otra parte, una vez que Carranza había hecho saber
que solicitar a las autoridades de Copainalá y de Coapilla 20 que para 1920 Chiapas tendría un gobierno civil y no mili-
hombres respectivamente para atender tales actividades.66 tar, las autoridades estatales estaban más preocupadas por
Hasta este momento las fuerzas zapatistas no habían las campañas políticas para competir en las elecciones de fi-
logrado instaurar un dominio real en los departamentos de nales de 1919 que en la campaña militar en contra de los
Mezcalapa y de Pichucalco. Los pueblos de Tecpatán y Co- zapatistas, un enemigo por demás menos peligroso que
painalá habían sido los más hostigados pero en ninguno de los finqueros mapaches.68 Las consecuencias de la tardan-
ellos los rebeldes habían logrado permanecer durante mu- za en el envío de refuerzos militares por parte del gobierno
cho tiempo. En Pantepec y Ostuacán las tropas de Cal y constitucionalista fueron desastrosas para los pobladores de
Mayor habían dado muerte a las autoridades locales pero Magadalena. Desde los primeros días de la invasión la falta
tampoco habían logrado controlar por mucho tiempo las de garantías para su permanencia en el poblado había obli-
presidencias municipales. En general, las acciones de los za- gado a buena parte de los pobladores a migrar a las mon-
patistas se habían reducido al robo de víveres, animales y di-
nero así como al reclutamiento forzoso de campesinos para 67
En enero de 1919 la penitenciaría de la ciudad de México remitió
al gobernador del estado la defensa de un campesino de Chapultenango
64
que había sido acusado de participar en la rebelión zapatista. En
Roberto Velasco Gómez, campesino de Tecpatán, 86 años. su defensa, el acusado aclaraba que quien se había incorporado
65 AHECH, Sección de guerra, t. IV, expedientes 24-71, Del voluntariamente a las filas zapatistas había sido su cuñado, Edmundo
presidente municipal de Tecpatán, Avelino Álvarez, a la secretaría de Osorio, y que por esa razón las autoridades locales pensaron que él
gobierno, Tecpatán, 1 de abril de 1919. también tenía vínculos con los rebeldes. En idem, De la Penitenciaría
66 Ídem, Del capitán de operaciones militares del departamento de del Distrito Federal al gobernador del estado, México, 18 de enero de
Copainalá a la Secretaria general de gobierno, Tecpatán, 5 de abril de 1919.
68 Thomas Benjamin, 1990, op. cit., pp. 198-202.
1919.

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tañas o a poblados aledaños. Por más peticiones que los intento que realizaron los zapatistas para controlar la cabe-
concejales del ayuntamiento realizaron al jefe de operacio- cera del departamento de Pichucalco se debió al fracaso que
nes militares, el envío de un destacamento para combatir a habían enfrentado unos meses antes al pretender tomar de
los rebeldes tuvo que esperar varios meses.69 A finales de nuevo a Copainalá, cuyo dominio al igual que el de Pichucal-
junio parte de los pobladores de Magdalena se encontraban co era necesario para el control de ambos departamentos.75
en las montañas, algunas familias habían migrado a Cha- Entre junio y octubre de 1919 la cabecera del depar-
pultenango y otra parte de la población permanecía en el tamento de Mezcalapa y los pueblos aledaños no sufrieron
pueblo decidida a evitar que los zapatistas destruyeran sus ninguna incursión rebelde, pero los conflictos que se presen-
casas y pertenencias.70 taron entre las autoridades locales y los jefes de las guar-
Atemorizados por la facilidad con que las tropas de Cal niciones militares de Copainalá y Tecpatán evidenciaron
y Mayor habían controlado Magdalena las autoridades de nuevamente la importancia que los habitantes de la región
pueblos cercanos como Ocotepec comenzaron también a otorgaban al control sobre sus asuntos internos. En Copai-
solicitar, con urgencia y directamente al gobernador, el en- nalá, si bien los funcionarios civiles habían colaborado con
vío de un destacamento. La gente del pueblo —escribía el gobierno constitucionalista para combatir a los zapatis-
alarmado el presidente municipal— “está ya desconsolada, tas, no estaban dispuestos a perder la autonomía con la que
todos se quieren separar, lo mismo que yo […] si nos hace conducían su vida política, sobre todo porque ésta les garan-
favor de enviarnos fuerzas porque las tropas de la cabecera tizaba —además de la posibilidad de proporcionar contribu-
de Mezcalapa no hacen caso de perseguirlos”.71 Para princi- ciones y servicios personales justos— la seguridad de elegir
pios de julio, cuando las autoridades estatales anunciaron el autoridades locales efectivas en su papel de mediación en-
envío de una guarnición militar a Magdalena, otras 40 fami- tre la población y el gobierno estatal. En junio de 1919, en
lias de este pueblo habían migrado hacia Pichucalco.72 Los este lugar, los conflictos que desde tiempo atrás existían en-
refuerzos no llegaban, y el temor de una invasión rebelde tre las autoridades locales y el jefe de la guarnición militar, el
se extendió hasta el pueblo de Ixhuatán donde un grupo de capitán Ángel Labastida, se manifestaron de forma violenta.
pobladores pidió al gobernador el envío de ayuda militar a la El jefe militar había amenazado de muerte a los miembros
región, en particular un destacamento de 50 hombres para del ayuntamiento y éstos, habían huido atemorizados a la
proteger tanto a ese pueblo como al de Tapilula.73 capital del estado Ahí las autoridades civiles se presentaron
Durante los últimos días de septiembre las tropas de Cal ante funcionarios estatales y declararon que el jefe militar
y Mayor lograron ingresar a la cabecera del departamento cometía frecuentes abusos en contra de las autoridades y de
de Pichucalco. Sin embargo, y a pesar de que incendiaron la población en general y que no estaban dispuestos a con-
los archivos municipales del pueblo de Pichucalco y ocupa- tinuar al mando del ayuntamiento en esas condiciones. Tal
ron el ayuntamiento, la estancia de los rebeldes en el pobla- vez para impedir una protesta generalizada y para calmar los
do no fue muy prolongada.74 ánimos de las autoridades municipales, el secretario de go-
Como Copainalá, Pichucalco era cabecera de departa- bierno resolvió en esa ocasión relevar de su cargo al capitán
mento y la escasa ayuda militar que envió el gobierno tanto Labastida y se comprometió a realizar una investigación so-
al departamento de Mezcalapa como al de Pichucalco debió bre los atropellos que había cometido.76 Meses después, en
ser aprovechada principalmente por esos dos centros po- el pueblo de Tecpatán se registraron también diversas dis-
líticos y administrativos. Por otra parte, es probable que el putas entre los miembros del cabildo y las autoridades mi-
litares. En agosto de 1919 el presidente municipal de este
69 AHECH, Sección de guerra, t. IV, expedientes 24-71, De los lugar denunció ante las autoridades estatales que el jefe de
concejales del ayuntamiento de Magdalena al gobernador, Copainalá, la guarnición militar exigía el ingreso de un mayor núme-
2 de junio de 1919. ro de ciudadanos a la milicia cuando ello implicaba poner
70 Ídem, Del presidente municipal de Chapultenango, Jerónimo

Castro, al gobernador, Chapultenango, 30 de junio de 1919. en riesgo las labores del campo. “Creo de mi deber —argu-
71 Ídem, Del presidente municipal de Ootepec al gobernador del mentaba el funcionario— tener acción en el ayuntamiento
estado, Ootepec, 14 de junio de 1919. que presido, que puedo disponer de los de mi jurisdicción
72
Ídem, Del presidente municipal de Pichucalco al secretario general
de gobierno, Pichucalco, 3 de julio de 1919.
73 Ídem, De ciudadanos de Ishuatán al jefe de operaciones militares 75 Ídem, Del presidente municipal de Tecpatán al gobernador,

del estado, Ishuatán, 12 de diciembre de 1919. Tecpatán, 5 de junio de 1919.


74 Ídem, Del presidente municipal de Pichucalco al gobernador, 76 Ídem, Del presidente municipal de Copainalá al secretario de

Pichucalco, 23 de septiembre de 1919. gobierno, Tuxtla Gutiérrez, 13 de junio de 1919.

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como queda dicho según la ley del municipio libre, se debe bos, asesinatos y violaciones de mujeres que obligaron a la
respetar y la respetaremos.”77 población a refugiarse en las montañas. Sin embargo, des-
provistos de armas y de refuerzos militares pero decididos
Los últimos desencuentros a defender sus intereses, grupos de campesinos decidieron
enfrentar de manera abierta a los zapatistas. Viejos cam-
Con su adhesión al movimiento de Agua Prieta a principios pesinos de Ocotepec recuerdan cómo los pobladores se ar-
de 1920, Fernández Ruiz, el jefe del movimiento mapa- maron y se organizaron para resistir la entrada de las tropas
che, logró que el presidente Adolfo de la Huerta lo nombra- rebeldes y cómo incluso lograron repelerlos:
ra jefe de operaciones militares en el estado y que designara
a Francisco Ruiz su lugarteniente, como gobernador interi- Mi papá no se fue con los zapatistas, hubo personas que
no de Chiapas. Entre 1920 y 1924 el gobierno mapache sí se fueron con ellos como soldados. Contaba mi mamá,
puso en marcha políticas favorables a la clase terrateniente, que cuando llegaban aquí los zapatistas robaban todo, ga-
en particular aquellas que beneficiaron a quienes participa- llinas, puercos, todo lo que encontraban, hasta las mujeres
ron en la rebelión anticonstitucionalista. Para las fuerzas de que estaban enfermas las maltrataban. Por eso la gente se
Cal y Mayor el triunfo del movimiento mapache no alteró el iba huyendo al monte o a la ribera y al que encontraban ahí
escenario político del estado. Sabían de antemano que los los mataban. Como cuatro o cinco personas se fueron con
finqueros representaban los intereses de su propia clase y ellos, pero no por gusto sino por la fuerza. Los zapatistas lu-
que por tanto la lucha zapatista debía continuar. Al parecer, chaban porque había otro gobierno, peleaban cuando hubo
sin embargo, el asesinato de Emiliano Zapata desde abril de carrancistas, maderistas. De aquí se fueron 100 hombres
1919 así como la dificultad de obtener armas y pertrechos voluntariamente, fueron a buscar armas y corrieron a los za-
de guerra, pero sobre todo el escaso apoyo que los rebeldes patistas, juntaron armas, escopeta de chimenea y con eso
habían obtenido por parte de la población, influyeron para los corrieron.
que el movimiento que encabezaba Cal y Mayor se fuera En ese tiempo aquí la gente tenía escopetas de chime-
debilitando en el transcurso de los siguientes años. nea, no eran con bala, había como 25 personas que estaban
Durante los primeros meses de 1920 las tropas de Cal y listas, valientes, para defender al pueblo.
Mayor no realizaron ninguna incursión que amenazara gra- En un tiempo decidieron ir a tapar el camino, se fue-
vemente la tranquilidad de los departamentos de Mezcalapa ron camino a Tapalapa, a tumbar palos para que no pesa-
y Pichucalco. Solamente el pueblo de Ocotepec, en la sierra ran y entretanto que estaban haciendo la lucha, fueron las
de Tecpatán, sufrió varias incursiones por parte de las tro- 25 gentes con las escopetas y entonces se encontraron con
pas rebeldes pero, al parecer y de acuerdo con pobladores los zapatistas y les echaron fuego, los zapatistas huyeron.
actuales­ del lugar, los revolucionarios lograron ser repelidos Decía mi abuelo que eso fue en tiempo de Crisanto Ramos,
por los mismos campesinos. Desde mediados del mes de que fue presidente municipal en 1919. Después buscaron la
abril los habitantes de Ocotepec se habían percatado de la manera de entrar y entraron, pero encontraron al presidente
presencia de tropas zapatistas en las inmediaciones el pue- municipal, entonces lo agarraron, lo llevaron y lo iban a ma-
blo. Alarmado por una posible invasión el presidente mu- tar, lo pasearon por donde quiera como castigo porque había
nicipal urgió el envío de armas y pertrechos de guerra para tapado el camino. Pero él se defendió y les dijo que el cami-
“resguardar —decía en su misiva al gobernador— a esta no lo había tapado el pueblo y no él y después se huyó.80
población de los rebeldes zapatistas que han estado llegan-
do por estos lugares”.78 Aunque las autoridades del estado En el mes de mayo de 1920, las tropas de Cal y Mayor
dispusieron el envío de armas79 éstas no lograron contener realizaron el que al parecer fue su último intento por contro-
la entrada de los rebeldes a la cabecera municipal de Oco- lar la cabecera del departamento de Mezcalapa. Como en
tepec. Los zapatistas se apoderaron del pueblo en varias otras ocasiones, los rebeldes buscaron dominar primero al
ocasiones y en cada una de ellas cometieron múltiples ro- municipio de Tecpatán para luego dar el golpe final a Copai-
nalá. En los primeros días de ese mes un grupo de 140 sol-
77
Ídem, Del presidente municipal de Tecpatán al secretario de dados bajo las órdenes de Cal y Mayor atacó al pueblo de
gobierno, 4 de agosto de 1919. Tecpatán y, aunque la guarnición militar que custodiaba al
78 Ídem, t. I, expedientes 1-8, Del presidente municipal de Ocotepec

al gobernador, Ocotepec, 19 de abril de 1920.


79 Ídem, t. IV, expedientes 24-71, Acuerdo del gobernador de 80 Francisco Morales Cruz, campesino y expresidente municipal de

estado, 24 de abril de 1920. Ocotepec, 76 años.

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municipio se enfrentó con los rebeldes en un combate que Ixhuatán, no sólo para custodiar a la población de este mu-
duró 30 minutos, las fuerzas zapatistas lograron apoderarse nicipio sino también a la del pueblo de Ixtacomitán. Sin em-
del pueblo. El 12 de mayo los rebeldes se dirigieron a Copai- bargo, al poco tiempo de haber sido establecida, las propias
nalá pero ahí las fuerzas militares del departamento logra- autoridades del departamento decidieron retirarla y, viendo
ron repelerlos, por lo que las fuerzas rebeldes se replegaron amenazada su seguridad, parte de los habitantes de ambos
hacia Tecpatán. Antes de llegar a la cabecera municipal, las municipios decidieron huir a las montañas.84 En esta oca-
fuerzas de Cal y Mayor se detuvieron en la agencia munici- sión el temor de la población no se fundaba solamente en
pal de Guadalupe donde persiguieron a familias campesinas la posibilidad de un ataque zapatista sino en la llegada de
que habían comenzado a huir hacia las montañas. A su lle- las tropas del gobierno, a las que también se les temía por
gada al pueblo saquearon e incendiaron casas y capturaron sus frecuentes abusos. Cuando los funcionarios estatales re-
a varios campesinos para llevarlos a sus campamentos. Des- clamaron al presidente municipal de Ixhuatán el envío del
pués, los rebeldes partieron rumbo a Magdalena para pos- impuesto de capitación, éste tuvo que confesar que los “na-
teriormente dirigirse hacia Chapultenango e Ixtacomitán.81 turales” habían comenzado a huir del pueblo al saber que las
A fines de mayo las fuerzas zapatistas realizaron otro in- tropas de Pichucalco iban a pasar por ese municipio.85
tento por controlar la cabecera del departamento. En esa Durante los siguientes dos años y dadas las dificulta-
ocasión, al ver que la guarnición del gobierno era numerosa, des que enfrentaban para propagar la revolución en Chiapas
los rebeldes desistieron de su ataque y por la noche envia- —sobre todo después de que probablemente Cal y Mayor
ron un recado al comandante del destacamento, el coronel ya no dirigía al movimiento—, las tropas zapatistas pusie-
Vicente Montesinos, en que manifestaban su disposición ron en marcha nuevas estrategias para garantizar el ingreso
para llegar a un acuerdo con el gobierno de Tiburcio Ruiz. de campesinos a sus filas. En vez de asesinar a las autori-
Quizá para entonces los zapatistas pensaban que al haberse dades locales y provocar la huida de la población, los rebel-
declarado obregonista el gobierno de Fernández Ruiz ofre- des intentaron convencer a los presidentes municipales de
cía mayores garantías con respecto al reparto agrario, o bien los beneficios de la lucha agraria. Como era de esperarse los
veían definitivamente perdida la lucha. Esa noche el coronel funcionarios locales se negaron a reconocer la autoridad de
Montesinos se negó a entablar una plática con los rebeldes, los jefes zapatistas y, en la primavera de 1921, grupos re-
pero los invitó a sostener una conferencia al día siguiente.82 beldes ingresaron al municipio de Ostuacán. Ahí reunieron a
No se sabe si la entrevista se efectuó en la fecha señala- la población y argumentaron que por “disposiciones del go-
da pero los rebeldes continuaron luchando en los departa- bierno” todos los habitantes debían trasladarse al municipio
mentos de Mezcalapa y de Pichucalco por lo menos hasta de Sayula donde los rebeldes tenían un campamento. Una
mediados de 1921. De acuerdo con Thomas Benjamin, en parte de los campesinos logró huir a las montañas pero mu-
la segunda mitad de 1920 Cal y Mayor reconoció el movi- chos fueron obligados a trasladarse al campamento zapatis-
miento de Agua Prieta que llevó a Obregón a la presidencia ta. Una vez concentrados, los campesinos fueron forzados a
y en recompensa fue nombrado jefe militar de una de las firmar un libro en que quedaron registrados “oficialmente”
zonas militares de Chiapas.83 Si así ocurrió, es probable en- como soldados zapatistas. Al presidente municipal también
tonces que los jefes zapatistas que condujeron las últimas lo obligaron a obedecer sus órdenes y bajo amenazas hi-
acciones revolucionarias durante 1921 lo hayan hecho por cieron que firmara el libro para afiliarse “formalmente” a su
su propia cuenta. movimiento. En el pueblo, si bien los rebeldes dejaron que
Unos meses después de haber intentado negociar con los funcionarios locales permanecieran en el ayuntamiento,
el gobierno de Fernández Ruiz las tropas zapatistas co- eran los zapatistas quienes daban todas las órdenes.86
menzaron nuevamente a amenazar a las poblaciones del Como parte de una estrategia desesperada para hacer-
departamento de Pichucalco. En agosto de 1920 la conti- se de adeptos las fuerzas zapatistas realizaron estas y otras
nua amenaza de ataques rebeldes había motivado el esta- acciones en diversos municipios del departamento de Pi-
blecimiento de un destacamento militar en el municipio de chucalco. Al parecer, la dificultad que presentaban algunos

81 84
AHECH, Sección de guerra, t. II, expedientes 16-17, Del AHECH, Sección de guerra, t. I, expedientes 1-8, De vecinos de
presidente municipal de Tecpatán al presidente de la Comisión Ishuatán al gobernador, Ishuatán, 6 de agosto de 1920.
de Reclamaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, 85 Ídem, t. IV, expedientes 24-71, Del presidente municipal de
Tecpatán, abril de de 1922. Ishuatán al gobernador, Ishuatán, 7 de agosto de 1920.
82 Ídem. 86 Ídem, expedientes 1-12, Del presidente municipal de Ostuacán al
83 Cal y Mayor, op. cit., en Benjamin (1983), op. cit., pp. 602-603.
gobernador, Tuxtla Gutiérrez, 18 de mayo de 1921.

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pueblos para comunicarse con la cabecera del departamento ingreso de campesinos a sus filas, pero el desconocimiento
y la falta de información acerca de las disposiciones oficia- sobre la situación de las facciones revolucionarias había he-
les, fueron las razones por las que autoridades y habitantes cho que los campesinos acataran, al menos en un principio,
de los pueblos más alejados fueron engañados y obligados a las disposiciones de los rebeldes. Ésta fue probablemente
afiliarse a las tropas rebeldes. Así lo sugirió el presidente mu- la razón por la que los funcionarios de pueblos como Cha-
nicipal de Pichucalco en una carta que envió a la secretaría pultenango no denunciaran ante las autoridades los abusos
general de gobierno y en la cual informaba que había reci- que los zapatistas cometían. No obstante, hoy en día en la
bido numerosas quejas en contra de las fuerzas zapatistas. memoria de campesinos que vivieron durante los años de la
Los rebeldes, señalaba, Revolución en ese municipio persiste el recuerdo de las ac-
ciones que las tropas zapatistas realizaron para forzar a los
[h]an sido y son el terror de estos lugares por sus hechos y habitantes a trabajar en los campamentos rebeldes y afi-
procedimientos […] Estas fuerzas, bien armadas, en grandes liarlos a su movimiento. También recuerdan, por otra parte,
o pequeños grupos, viven recorriendo todos los municipios cómo el gobierno obligaba a los campesinos a afiliarse a las
de este departamento, infundiendo en esas poblaciones, de tropas que combatían a los zapatistas y cómo, para evitar
gentes en lo general indígenas y pobres, gran alarma y la ingresar a uno y otro ejército, los campesinos optaban por
mayor intranquilidad y desasosiego, en virtud de que, am- huir a las serranías:
parados de su carácter militar y de que no existe nadie quien
les impida hacer lo que quieren, […] las atemorizan [dicién- Los zapatistas eran malos: a los que andaban en el camino o
doles] que tienen tales o cuales órdenes para hacer lo que por ahí los robaban. Cal y Mayor mandaba gente a quemar
les plazca. casas, quemaban las casas de los ricos y a los pobres se los
llevaban para que se fueran a su cuadrilla o también como
El informe del funcionario continuaba: mozos. A mi papá no lo llevaron porque nos fuimos a escon-
der a la serranía.89
Muchas son las quejas verbales que a diario se presentan en
esta presidencia. Los zapatistas de referencia se llevan de las Mi mamá decía que cada mes pasaban los zapatistas y to-
poblaciones indígenas a los vecinos para que vayan a traba- dos teníamos que huir. Los desgraciados soldados agarraban
jar dándoles como retribución 50 centavos diarios. Pero al a las mujeres para joderlas. Los zapatistas tenían su campa-
retirarlos del trabajo, les entregan un uniforme militar, al no mento y ahí dejaban su carga, llevaban a muchos hombres
estar conformes de recibir ese traje de soldados los obligan a y las mujeres hacían la comida. La gente se escondía en los
ello tomándoles a la vez su filiación. montes. Una moche se iban y llevaban su comida, cuando
ya sabían en Ocotepec que ya venían, entonces huían.
“Además de esos abusos” —concluía el presidente mu- Algunos los llevaban por la fuerza para cargar y por eso
nicipal— “las tropas rebeldes cometían muchos asesinatos, también todos huían. Manuel González se fue con el ejér-
violaciones, incendios y todo lo que se puede llamar salva- cito, por coraje entró como soldado, otros también fueron,
jismo”; pero ni las autoridades indígenas ni las ladinas se algunos regresaron, pero él ya no. La guerra duró muchos
quejaban, por el temor a represalias.87 años. Los calymayores entraron a las oficinas del ayunta-
El desconocimiento de los acuerdos entre los jefes re- miento. También quemaron la finca Sonora, le echaron fue-
volucionarios fue un hecho real en los pueblos con mayo- go con petróleo.90
res dificultades de acceso. En Chapultenango, por ejemplo,
desde finales de 1920 las autoridades locales habían soli- Los del gobierno también agarraban a la gente. Los agarra-
citado al gobierno del estado “información sobre los arre- ban en el camino cuando llevaban carga a Tuxtla, en la es-
glos de los jefes revolucionarios para tranquilidad de este palda traían los bultos de pataste y ahí los agarraban para
pueblo porque ignoramos [lo que sucede] y no sabemos a que fueran a ser soldados. El que no huía, lo metían al ejér-
qué atenernos”.88 Quizá desde entonces los zapatistas ha- cito y se los llevaban a la guerra, a Tapachula, a Arriaga,
bían puesto en práctica acciones forzosas para asegurar el muchos ya no regresaron, se murieron en la guerra. Cuan-
87 Ídem, Del presidente municipal de Pichucalco a la secretaría 89 Felipe González Ávila, Carmen Tonapac, Chiapa de Corzo (exejido

general de gobierno, Pichucalco, 21 de mayo de 1921. de Chapultenango), 76 años.


88 Ídem, t. II, expedientes 9-19, Del presidente municipal de 90 Pablo González Gómez, Carmen Tonapac, Chiapa de Corzo

Chapultenango al gobernador del estado, 30 de septiembre de 1920. (exejido de Chapultenango), 78 años.

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do el gobierno sabía por dónde venía la tropa de zapatis- la posibilidad de realizar actividades comerciales que aun en
tas, ahí los mandaban a sus soldados, era pura guerra, pura las condiciones de riesgo y dificultad en que las realizaban
bala. Adelante de Tapachula llegó la gente del gobierno, ahí les permitían obtener de manera segura los ingresos nece-
la juntaba para enseñarles cómo iban a ser soldados. Cuan- sarios para adquirir al menos los granos básicos. Estos inter-
do ya aprendían entonces les daban su escopeta y a la gue- cambios comerciales habían posibilitado a los campesinos
rra. Murieron muchos compañeros de Chapultenango por mantener el equilibrio social de sus pueblos durante décadas
la guerra. Nos contaban que cuando venía la bala, venía a enteras y sobrevivir periodos de malas cosechas.
montones, parecía agua que caía. Los que se iban a Tuxtla a Por otra parte, los campesinos con tierras de mala cali-
aprender, como ya sabían más, les daban ametralladoras que dad también tenían la posibilidad de arrendar tierras lo cual,
disparaban más. Algunos que fueron a la guerra nos platica- a pesar de las condiciones desventajosas en que el arriendo
ron que cuando estaban los balazos, la gente del gobierno se realizaba, representaba también un medio seguro de ob-
no moría.91 tener al menos lo necesario para vivir. Tanto pequeños co-
merciantes como arrendatarios parecían así compensar la
No se sabe con precisión cuándo y cómo el movimien- dificultad de contar con tierras poco productivas, y mientras
to zapatista finalmente se disolvió. Después del mes de abril sus condiciones de vida —aunque precarias— no se alte-
de 1922 el gobierno de Chiapas, que desde diciembre de raran súbitamente y no experimentaran otros agravios, su
1920 se encontraba al mando de Tiburcio Fernández Ruiz, participación en un movimiento social como el que encabe-
dejó de recibir noticias acerca del movimiento zapatista, por zaba Cal y Mayor parecía no justificarse.
lo que es probablemente desde entonces que los rebeldes Por otro lado, aquellos campesinos que se veían forza-
desistieron por completo de su lucha y los habitantes de los dos a ingresar a las fincas para convertirse en peones en-
departamentos de Mezcalapa y de Pichucalco pudieron por deudados —ya sea por la baja productividad de sus tierras
fin disfrutar de cierta tranquilidad. Es muy probable también o porque habían sido despojados— perdían su libertad pero
que los integrantes de las tropas zapatistas, a quienes Cal y a cambio obtenían distintas ventajas. Diversos estudios re-
Mayor dotó de tierras en la zona de Malpaso, hayan perma- cientes sobre el trabajo y las relaciones sociales al interior de
necido ahí usufructuándolas. En todo caso, en la memoria las fincas han dado cuenta de cómo los trabajadores partici-
de los viejos pobladores de ese lugar debe permanecer el re- paban de una economía moral en que las jornadas extenuan-
cuerdo de la forma como los rebeldes decidieron poner fin a tes de trabajo, las deudas impagables, los maltratos físicos,
su lucha. etcétera, estaban compensados con los medios seguros que
la finca les ofrecía para vivir, es decir, un pedazo de tierra, una
Conclusiones casa, comida, ropa y ayudas extras cuando enfrentaban al-
gún problema. De acuerdo con los testimonios orales de los
No obstante las presiones económicas que los campesinos campesinos, los pueblos del noroeste de Chiapas compar-
del noroeste de Chiapas enfrentaban a la llegada de las tro- tían también esta percepción del trabajo y de las relaciones
pas zapatistas, ni los que poseían tierras de baja calidad y sociales en las fincas. La resistencia a abandonar las fincas
que se convertían en peones endeudados, en arrendatarios después de decretada la ley de la liberación de los mozos en
o en comerciantes que enfrentaban condiciones difíciles y 1914 muestra, por ejemplo, cómo los campesinos de la re-
riesgosas, ni siquiera los campesinos que fueron despoja- gión se negaban a abandonar un lugar que les había ofrecido
dos de sus tierras —y se vieron también forzados a ingresar seguridad y protección durante mucho tiempo, lo que com-
al trabajo endeudado— se sumaron, en general, a las fuer- pensaba de algún modo las difíciles condiciones de trabajo a
zas zapatistas. Más que factores geográficos y de composi- las que estaban sometidos. La ley de 1914 dio fin al trabajo
ción lingüística de la población, la escasa participación de los endeudado pero muchos campesinos continuaron laborando
pueblos del noroeste de Chiapas en el movimiento zapatista en las fincas en calidad de jornaleros y, mientras los campesi-
parece estar relacionada con la percepción que los campesi- nos no percibieran la posibilidad de cuestionar el sistema de
nos tenían sobre distintos factores económicos y políticos. fincas —tal como no sucedió con la irrupción del movimien-
Por un lado, los campesinos que poseían tierras suficientes to zapatista en la región, probablemente por su alto conteni-
de ejido pero de bajo rendimiento, contaban al menos con do de violencia o por la incapacidad de éste de comprender la
problemática de los trabajadores de las fincas—, ese sistema
91 Lucino Gómez Díaz, Carmen Tonapac, Chiapa de Corzo (exejido continuó gozando de legitimidad por lo menos hasta 1930,
de Chapultenango), 84 años. década en que dio inicio el movimiento agrarista en la región.

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Una tercera razón por la cual la población campesina del Noticia de las autoridades y demás funcionarios del ramo
noroeste de Chiapas no encontró quizás motivos suficien- judicial del estado, Impresos, Discursos e inventarios, t.
tes para unirse a las filas zapatistas es que, a excepción de VIII, año 1885.
los casos en que el finquero se convirtió en cacique y con- Establecimiento de escuelas en pueblos indios, Impresos,
trolaba los asuntos políticos y sociales más importantes de Documento Núm. 30, t. VIII, año1885.
la población —como en Chapultenango—, la mayor parte - Periódico oficial del estado, Tuxtla Gutiérrez, 30 de julio
de los pueblos de ambos departamentos contaba con una de 1898.
amplia autonomía en el manejo de sus asuntos internos. La - Estadística agrícola de 1909, Censo agrícola 1909. Se-
autonomía con que los campesinos conducían su vida social cretaría general del gobierno del estado de Chiapas
y política era resultado del vacío de autoridad generado por - Sección de estadística. Valor fiscal de la propiedad raíz en
la inestabilidad política que se presentó en todo el estado el estado, 1909.
entre 1910 y 1940. Esta capacidad que los pobladores de Sección de guerra:
la zona tuvieron para controlar aspectos importantes de su Tomo I, expedientes 1-8
vida social y política era percibido por los campesinos de la Tomo II, expedientes 9-28
región como una ventaja que compensaba en parte las pre- Tomo. III, expedientes 21-120
siones que enfrentaban en su vida económica, y debió ser Tomo IV, expedientes 24-71
esta también una razón importante por la que muchos de Tomo V, expedientes 55-94
ellos no encontraron motivos importantes para sumarse a la Censo agrícola 1909. Secretaría general del gobierno del
rebelión zapatista. estado de Chiapas Sección de estadística. Valor fiscal de
Del lado de los rebeldes, los abusos que las tropas de la propiedad raíz en el estado, 1909.
Cal y Mayor cometieron en contra de la población civil — Datos estadísticos del estado de Chiapas recopilados en el
saqueos, incendios, violaciones y el ingreso forzoso de los año de 1896, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Imprenta del
pobladores a las filas rebeldes— se constituyeron en un fac- gobierno, 1898.
tor determinante que motivó igualmente el rechazo de los
campesinos a la revuelta zapatista. Si desde un inicio los Fuentes secundarias
campesinos de la región hubieran participado en el movi-
miento rebelde, lógicamente la violencia con la que actua- Ávila Espinosa, Felipe Arturo. 1990. Los orígenes del za-
ron las tropas de Cal y Mayor hubiera sido mucho menor. patismo, México, El Colegio de México/UNAM, Méxi-
Sin embargo, frente a la indiferencia de los campesinos y a co, 2001.
falta de una estrategia para hacerse de recursos y armas — Benjamin, Thomas, El camino a Leviatán, CONACULTA,
una limitante del movimiento zapatista en el ámbito nacio- México.
nal— las tropas zapatistas no tuvieron otro camino más que __________. 1983. “Una historia poco gloriosa. Infor-
tomar por la fuerza lo que la población civil no aportaba vo- me de Rafael Cal y Mayor al general Emiliano Zapata,
luntariamente. De ahí los frecuentes actos de delincuencia 1917”, en Historia Mexicana, núm. 128, abril-junio, pp.
y bandidaje, que por lo demás eran comunes también en el 597-620.
movimiento del centro-sur de país, sobre todo en un mo- Cal y Mayor, Rafael. “Copia del informe rendido por el C de
mento en que los controles tradicionales del régimen porfi- brigada Rafael Cal y Mayor al general en jefe de la revolu-
rista habían desaparecido. ción Emiliano Zapata, año de 1916”, cit. pos. Benjamin,
Thomas. 1983. “Una historia poco gloriosa. Informe de
Bibliografía Rafael Cal y Mayor al general Emiliano Zapata (1917)”,
en Historia Mexicana, núm. 128, abril-junio, 597-620.
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morial de agravios y crónica de revueltas acaecidas en

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años de su historia, t. II, Era, México. historia y estadística de Chiapas, Patronato Fray Barto-
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volución en el sur-sureste de México”, en Los sentimien-
tos de la región, Océano, México.

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La relación entre el Estado mexicano y los pueblos indígenas en la
gestión del agua en Chiapas: tres desencuentros fundamentales

Doctora Edith Françoise Kauffer Michel1

Es ampliamente reconocido hoy en día a escala interna- hidroelectricidad y, por lo tanto, sus alcances rebasan las di-
cional por académicos y en los espacios de definición de mensiones estrictamente locales.
lineamientos internacionales, que las políticas del agua tra- A pesar de tener una disponibilidad media per cápita de
dicionalmente excluyentes hacia los pueblos indígenas de- 16,951 m3/año, frente a una media nacional de 4,312, la
ben de considerar las prácticas locales e indígenas en torno información oficial de 2005 resalta que solamente 73.5%
a los recursos hídricos (Boelens, 2003; Tercer Foro Mundial de los chiapanecos tienen acceso al agua entubada, mien-
del Agua, 2003). A pesar de ello, la persistencia de la exclu- tras que 89.2% de la población a escala nacional goza de
sión de los pueblos indígenas en las políticas del agua, como este servicio básico (CONAGUA, 2008). En materia de
se reflejó en el Cuarto Foro Mundial del Agua que tuvo lu- saneamiento, Chiapas ocupa el cuarto lugar más rezagado
gar en México en el año 2006 y que resulta muy notable en México, con solamente 24 plantas de tratamiento en
en las publicaciones oficiales del gobierno mexicano, sigue “operación” en los centros urbanos, para un total de 119
siendo una realidad tangible en la actualidad en los escena- municipios, las cuales en la gran mayoría de los casos no
rios locales. funcionan o no tratan todas las aguas residuales.
El estado de Chiapas está poblado por 25% de indíge- La cobertura de agua y saneamiento es más desfavo-
nas y, en particular, 33 de sus 119 municipios poseen una rable en las zonas rurales e indígenas (CONAGUA, 2001)
población que incluye entre 51 y 83% de indígenas (INE- que en la población mexicana que no posee estas caracte-
GI, 2005). La mayoría de éstos se ubican en la región antes rísticas. En México, solamente 64% de las viviendas habita-
conocida como de Los Altos, que corresponde hoy en día a das por población indígena tiene acceso al agua entubada,
las regiones económicas V Altos Tzotzil-Tzeltal y VII De Los es decir 25% menos que la media nacional (CDI, 2002).
Bosques, a raíz del cambio de regionalización anunciado en En Chiapas, el acceso al agua entubada de las viviendas
enero de 2011. ocupadas por indígenas representa 63.8%, lo cual no difiere
La pluralidad de los grupos indígenas en Chiapas se tra- de la media nacional pero se ubica 10% abajo de la media
duce en una diversidad de prácticas en torno a los recursos estatal para el conjunto de los chiapanecos (CDI, 2002).
hídricos. Sin embargo, esta riqueza solamente ha dado lugar A escala local, el porcentaje de localidades con 40%
a algunos estudios (Burguete, 2000; Collier, 1995; Murillo, o más de población indígena sin servicios de agua alcanza
2005) y entre éstos, las constantes transformaciones en las 34.3, frente a una media nacional de 42.3 (CDI, 2002).
formas de relacionarse con el agua de los grupos indígenas Sin embargo, a escala municipal, 50 municipios chiapane-
han sido destacadas (Kauffer y García, 2004). cos con localidades que poseen población indígena presen-
Es fundamental ubicar el tema del agua en Chiapas en tan indicadores de no acceso al agua superiores a la media
un contexto local donde el recurso es naturalmente abun- estatal, los cuales en algunos casos llegan al 100% (CDI,
dante. Así, entre 1971 y 2000, la media anual de preci- 2002). Ello significa que en algunos municipios chiapa-
pitaciones en el estado ha alcanzado 1,763.9 mm, versus necos, como Catazaja, Chicomuselo, Juárez y La Libertad,
759.6 mm a escala nacional (CONAGUA, 2008). Además, ninguna localidad con población indígena tiene acceso al
si tomamos en cuenta que en Chiapas fluye el 34.3% del servicio de agua entubada.
escurrimiento total de los principales ríos del país, se ubican Es fundamental subrayar que los 50 municipios que
las dos mayores presas en cuanto a volúmenes de agua al- se ubican arriba de la media estatal que indica el porcen-
macenados y se produce 47% de la hidroelectricidad nacio- taje de viviendas sin acceso al agua potable en localidades
nal, la importancia del recurso agua en el estado se vincula con 40% o más de población indígena, presentan dos es-
con una abundancia que permite una variedad de usos, en- cenarios. En primer lugar, destacan los municipios con un
tre los cuales algunos son estratégicos para el país como la número reducido de localidades indígenas, las cuales no tie-
nen cobertura de agua entubada. Éstos son los que registran
1 CIESAS-Sureste. los mayores rezagos y llegan a 100%, como en los muni-

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cipios anteriormente mencionados, o presentan porcenta- agua, su definición y su puesta en práctica, las reglas que los
jes elevados, como en Comitán, Pichucalco y Suchiapa. En sustentan y el conjunto de rituales, ceremonias o fiestas reli-
segundo lugar, aparecen algunos municipios conformados giosas vinculados a una cosmovisión propia y a una relación
por una mayoría de localidades indígenas, como Chamula, peculiar con los recursos naturales.
Chapultenango, Huixtan, Las Margaritas, Cancuc, Oxchuc y Del lado de la hechura de las políticas, la gestión del agua
Yajalón, donde el rezago tiende a ser más generalizado. En se caracteriza por una predominancia del gobierno federal a
ambos casos, las cifras evidencian una brecha en materia de pesar de la existencia de mecanismos constitucionales y le-
acceso a los servicios de agua entubada para los grupos indí- gislativos que definen el papel de otros órdenes de gobierno
genas de Chiapas, a la vez cuando se encuentran en munici- como los municipios y el gobierno del estado. Sin embargo,
pios “indígenas” o “no indígenas”2. la no aplicación de la ley, la debilidad institucional, la existen-
Podemos afirmar que el estado de Chiapas presenta un cia de estructuras gubernamentales inadecuadas, la falta de
escenario de escasez de agua inducida estructuralmente, el capacidades técnicas y de recursos económicos, dificultan
cual, según los términos de Turton y Ohlsson (1999), com- que los actores gubernamentales no federales cumplan con
bina una abundancia relativa que ilustramos para el caso lo estipulado por la ley y por lo tanto la gestión guberna-
chiapaneco líneas arriba con una escasez vinculada al de- mental del agua en Chiapas registra una serie de contradic-
ficiente acceso de su población al líquido. Dicha situación ciones entre el marco jurídico y las prácticas concretas.
se relaciona con la existencia de respuestas inadecuadas o Boelens et al. (2007) sostienen que “el gran desen-
de deficientes capacidades adaptativas de las élites políticas cuentro entre el Estado y la sociedad en América Latina tam-
ante las necesidades de la ciudadanía chiapaneca en materia bién se expresa en la gestión del agua”. El estado de Chiapas,
de agua, y tiene como resultado la situación de rezago antes que cuenta con alrededor de 25% de indígenas, permite un
descrita que caracteriza principalmente las viviendas y loca- ejercicio de reflexión en torno a la existencia de dicho desen-
lidades pobladas por grupos indígenas. cuentro entre el Estado mexicano y los pueblos indígenas en
Diferentes estudios en Chiapas (Mejía y Kauffer, 2008) materia de gestión del agua. A partir de diferentes estudios
han documentado que la visión ingenieril de la política del de caso que resultan de investigaciones recientes­en la enti-
agua fundamentada en grandes obras incosteables en un dad, este trabajo pretende abordar tres tipos de desencuen-
contexto de amplia dispersión poblacional, como es el caso tros entre el Estado y la población indígena de Chiapas: el
de Chiapas que cuenta con más de 20,000 localidades y desencuentro jurídico, que enfrenta una visión universalizan-
ocupa el segundo lugar a escala nacional, no permite dar te al pluralismo legal existente; el desencuentro político, que
una respuesta adecuada a las necesidades en materia de convierte la política hídrica en un mecanismo de subordina-
agua y de saneamiento. Además, la política hídrica llevada ción social; y, finalmente, el desencuentro cultural, que yux-
a cabo, que centra sus intervenciones en la construcción de tapone la visión de la ciencia occidental a las cosmovisiones
obras convencionales tales como los acueductos y la perfo- indígenas. Estos tres desencuentros son atravesados por me-
ración de pozos, no ha propiciado alternativas locales enca- canismos que, si bien tienden a hacer invisibles a los pueblos
minadas hacia la sustentabilidad del recurso articulada con indígenas, no han impedido el florecimiento de formas loca-
el aumento de la cobertura en materia de servicios públicos. les de gestión del agua.
En este trabajo, entendemos la gestión del agua en
Chiapas como el conjunto de mecanismos de apropiación, El desencuentro jurídico
usos y formas de control del recurso que implica la pues-
ta en juego de interacciones entre actores locales y actores Al cruzar varias fuentes de información (CDI, 2009; DOF,
gubernamentales. 2008), podemos mencionar que en Chiapas existe un total
Esta gestión del agua involucra una enorme diversidad de 18 grupos indígenas identificados, entre los cuales des-
de actores locales vinculados con prácticas y repertorios in- tacan numéricamente los tzeltales, tzotziles, choles, zoques
dígenas: éstos incluyen las formas de organización, de acce- y tojolabales3. Esta pluralidad y diversidad de grupos etno-
so al agua y aprovechamiento del recurso, los derechos de
3 A éstos, se suman los siguientes grupos tradicionalmente
2 Según la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos reconocidos: mam, chuj, jacalteco, lacandón, mochó. En fechas
Indígenas (CDI), los municipios o localidades indígenas se definen recientes, se incluyeron los grupos indígenas originarios de Guatemala
por un porcentaje de población indígena igual o superior a 40. Cabe y que se quedaron en México, como consecuencia del refugio
subrayar que esta definición de lo “indígena” se restringe al criterio guatemalteco de las décadas ochenta y noventa del siglo xx: Q’anjobal,
lingüístico. Q’aqchiquel, Quiché, Q’eqchi, Ixil, Aguacateco, Teco y Acateco.

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lingüísticos se traduce en un pluralismo legal de facto, que estatal y los sistemas normativos locales. Por su parte, la ex-
da lugar a reglas propias y a diversas formas de organización tralegalidad implica que los sistemas normativos indígenas
derivadas de éstas, que difieren de lo establecido por el de- se ubiquen estratégicamente al margen de las leyes, es de-
recho normativo estatal. Este pluralismo se expresa en par- cir, que funcionen como normas, prácticas y derechos no re-
ticular en relación con los recursos naturales y en la gestión conocidos, pero que tampoco sean negados por el derecho
de los recursos hídricos. Como no es reconocido por el dere- o prohibidos y combatidos explícitamente. Finalmente, la
cho estatal, se habla de un pluralismo legal de facto, porque ilegalidad procede con acciones desde los sistemas norma-
existe, tiene legitimidad y funciona en las comunidades in- tivos indígenas que se posicionan explícitamente en contra
dígenas de Chiapas. de la ley y llevan a diferentes mecanismos de protesta.
En materia de gestión del agua, el desencuentro jurídico Las dos últimas estrategias han sido utilizadas en el caso
opone la Ley de Aguas Nacionales (LAN) —como instru- chiapaneco, que se caracteriza por una yuxtaposición de
mento del derecho positivo del Estado mexicano— al plu- sistemas normativos y culturales, y una ausencia de acer-
ralismo legal de facto. camiento hacia la interlegalidad. En ambos casos, estas es-
La LAN se fundamenta en una igualdad jurídica de to- trategias y prácticas ilustran el desencuentro jurídico entre
dos los ciudadanos mexicanos sin distinción, pero, en un el derecho estatal y los sistemas normativos indígenas.
contexto de diversidades culturales y de desigualdades so- El sistema normativo estatal fue definido y construido
ciales y económicas, dicha ley se convierte en un mecanis- durante el siglo xx y es el resultado de negociaciones en-
mo de subordinación (como lo han subrayado Boelens y tre grupos de poder hegemónicos a escala nacional. Más
Gelles, 2005, para el caso de Sudamérica). recientemente, se ha transformado en articulación con los
Así, la LAN establece un monopolio estatal en la defini- lineamientos internacionales en materia de políticas hí-
ción de los derechos de agua, en el diseño de normas y en la dricas, a partir de la LAN de 1992 y de sus reformas en el
hechura e implementación de las políticas hídricas. En nin- 2004. Por su parte, el sistema normativo local es negociado
gún momento menciona la existencia de grupos indígenas, entre la población, en función de las interacciones sociales
de sistemas normativos indígenas y formas de organización. y políticas y de la disponibilidad del recurso. Así, el derecho
Es decir que la pluralidad de grupos, de normas y de formas estatal no considera, en su elaboración, ni las prácticas, ni
de apropiación, acceso y usos del agua, propia de los grupos las formas de apropiación, ni los usos del agua propios de los
indígenas. es ignorada por el marco legal estatal. grupos indígenas, que se oponen en diversos aspectos.
Esta invisibilidad de los pueblos indígenas que la LAN En consecuencia, los derechos de agua oponen los que
propicia, también se observa en la Ley de aguas del esta- la LAN define a los que la población negocia y establece a
do de Chiapas, que tampoco evoca su presencia. La LAN y escala local. Y mientras que los actores del marco regulato-
la Ley de aguas del estado de Chiapas se sustentan en una rio estatal son los agentes del Estado, los actores de los sis-
visión universalizante y homogénea, contraria al reconoci- temas normativos locales son los líderes, los intermediarios
miento del pluralismo legal y de la diversidad cultural que entre la población y las divinidades asociadas a los recursos
caracteriza la realidad del estado de Chiapas. naturales y los que han recibo la legitimidad para ocupar di-
Este no reconocimiento se sustenta en una desvaloriza- chas funciones de acuerdo a las reglas locales.
ción de las prácticas y de los repertorios indígenas en torno Las reflexiones antes desarrolladas se apoyan en el aná-
a los recursos hídricos, y no solamente se deriva del derecho lisis de diversos estudios de caso en Chiapas que evidencian
normativo estatal sino que se puede observar en la imple- cómo, en los aspectos jurídicos, existe un desencuentro entre
mentación de las políticas hídricas. el derecho normativo estatal y los sistemas locales indígenas.
Parte del desencuentro jurídico opone la LAN, que se
caracteriza por ser rígida y estática, al carácter diverso y di- El desencuentro político
námico de los sistemas normativos locales.
En el contexto de la presencia del pluralismo legal a es- El desencuentro político en la gestión del agua entre el Es-
cala local, existen tres estrategias de lucha en contra del tado mexicano y los pueblos indígenas se deriva del desen-
sistema estatal normativo que margina, excluye e ignora cuentro jurídico.
(Guevara et al, 2007; Boelens, 2008): la interlegalidad, la Es fundamental mencionar que las políticas hídricas re-
extralegalidad y la ilegalidad. flejan la voluntad política y la hegemonía cultural del grupo
La interlegalidad refiere a un acercamiento que lleva a dominante y por lo tanto no son neutrales. La LAN presen-
sistemas mixtos o de hibridación entre el derecho positivo ta una visión hegemónica del agua y establece el monopo-

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lio estatal en la definición de los derechos de agua, el diseño te (Mejía y Kauffer, 2008) para aplicar y hacer cumplir la
de normas y de las políticas hídricas. La lógica de interven- ley (Kauffer y García 2004; Kauffer, 2006) y para fomentar
ción de instancias gubernamentales sigue la norma estatal, una sustentabilidad del recurso a escala local.
la cual tiene poco significado y legitimidad para la población El desencuentro político nos lleva a pensar la proble-
indígena. mática del agua como eminentemente política. Así, si por
La política hídrica mexicana ha sido tradicionalmente un lado el agua es poder (Boelens, 2008), por el otro las
centralizada con funciones normativas residuales de los go- condiciones de acceso, de aprovechamiento y de disponi-
biernos locales, a pesar de las diferentes modificaciones a la bilidad de los recursos hídricos dependen de las políticas del
Constitución, en 1982, y a la LAN, en 1992 y 2004. agua, de su transformación e interacciones con las realida-
La inclusión de la descentralización y de la “participa- des locales.
ción” en las políticas hídricas es reciente, pero hasta la fecha En términos generales, las políticas del agua configuran
se caracteriza por la poca o nula presencia de los grupos indí- estrategias por parte del Estado para controlar los espacios,
genas en los espacios de participación definidos por el Esta- el recurso y la gente (Molle et al, 2009), y en este sentido
do. El ejemplo de los comités de cuenca en Chiapas es claro son portadoras de los intereses de los grupos hegemónicos.
con respecto a la poca o nula inclusión de los actores indíge- Su aplicación en contextos indígenas las convierte en meca-
nas en su seno (Kauffer, 2008). Asimismo, el proceso y los nismos de subordinación.
resultados de la Agenda del Agua 2030, que consistió en una Las respuestas de los pueblos indígenas oscilan entre
serie de foros organizados entre julio y noviembre del año el ignorar (Kauffer y García, 2004; Kauffer, 2006; Kauffer,
2010 para definir los principales ejes de la política del agua 2009) y el desconocer totalmente las políticas hídricas, que
en México hasta el año 2030, son claros al respecto. Dichos resultan así inaplicadas e inaplicables en el terreno e inefi-
foros fueron organizados en las tres principales ciudades del cientes en su concreción (Kauffer, 2006; Kauffer, 2009;
estado, lejos de las preocupaciones de las localidades indíge- Mejía y Kauffer, 2008).
nas y en los escenarios de la predominancia de élites no in- Es en este contexto que el desencuentro político se ca-
dígenas: Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y San Cristóbal de Las racteriza por una tendencia a la conflictividad por el agua,
Casas. No se observó una participación de grupos y autori- en aumento a través de las movilizaciones sociales: lo que
dades indígenas durante los foros organizados. No hubo nin- se encuentra también en la raíz de dicho desencuentro son
guna participación de indígenas en el proceso y, a pesar de las los discursos, las ideologías y los intereses encontrados del
repetidas menciones en torno a la necesidad de incorporar Estado mexicano y de los diferentes pueblos indígenas.
las realidades del mundo indígena en la Agenda, los resulta-
dos que circularon en enero de 2011, a través del Comité de El desencuentro cultural
Cuenca del Valle de Jovel, ignoraron totalmente las necesida-
des, los intereses, las normas y formas de organización de los Cuando son mencionados en los informes oficiales, los
pueblos indígenas de Chiapas (CONAGUA, 2011). grupos indígenas aparecen unas veces como un dato de-
Parte del desencuentro político entre el Estado mexica- mográfico, otras veces como los beneficiarios pasivos y
no y los pueblos indígenas, en materia de gestión del agua, “vulnerables” de las políticas hídricas, pero finalmente, en
se centra en las formas organizativas estatales paralelas que ningún caso son reconocidos como sujetos o actores rele-
la Comisión Nacional del Agua y las instancias estatales han vantes de la política del agua para el Estado mexicano, que
instalado, al construir sistemas formales de agua entubada sigue enraizada en una visión centrada en la actuación de
las cuales, por lo general ignoran a las organizaciones e insti- los actores gubernamentales y de los grupos hegemónicos
tuciones locales, entendidas éstas como las reglas del juego en la política nacional.
previas (Kauffer y García, 2003; Kauffer y García, 2004). En el mejor de los casos, cuando son mencionados, los
En diversos estudios, se ha señalado cómo éstas se ubican pueblos indígenas forman parte de una floreciente civiliza-
en paralelo a las organizaciones ya existentes, no necesaria- ción extinta o un remanente folclórico que se visualiza prin-
mente tienen legitimidad y tampoco una eficiencia probada cipalmente a través de la construcción de obras hidráulicas
en matera de recaudación de cuotas de agua. monumentales.
Por ello, hay que destacar que la presencia gubernamen- El desencuentro cultural en la gestión del agua entre
tal resulta débil en las zonas indígenas (Burguete, 2000; el Estado mexicano y los pueblos indígenas, opone las in-
García et al., 2006; Zárate, 2008), o bien la acción de las tervenciones estatales —fundamentadas en la lógica de la
instancias gubernamentales se revela ampliamente deficien- ciencia occidental— a un significado local del recurso —ar-

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ticulado con una cosmovisión propia donde su disponibili- los distintos sistemas legales, el derecho positivo estatal
dad depende más de los mecanismos de intermediación y los sistemas normativos indígenas. Para ello, la antropo-
entre la población local mediante rituales y creencias, que logía tiene la amplia y larga tarea de documentar la rique-
del ciclo hidrológico. za de las formas locales de gestión indígena del agua en el
En este aspecto, si bien existe una aceptación de las estado de Chiapas y los sistemas normativos asociados a
obras y de las formas de organización asociadas a los pro- éstas. Por su parte, la ciencia política debe pensar y promo-
cedimientos estatales, éstas no son siempre apropiadas por ver un acercamiento encaminado a la construcción de polí-
los actores locales para quienes carecen de significado y de ticas de reconocimiento, a la concientización de los actores
legitimidad (Kauffer y García, 2003; Mejía y Kauffer, 2008; gubernamentales y a la capacitación de las organizaciones
Kauffer, 2009) en un contexto que no disocia lo jurídico de indígenas y no gubernamentales para convertirlas en inter-
lo político y de lo cultural. locutores informados y empoderados que puedan apropiar-
Finalmente, un escenario muy peculiar del desencuen- se de los espacios estratégicos de las políticas hídricas en
tro cultural se ilustra en la oposición entre visión de la hidro- Chiapas y en México.
cracia ingenieril, en cuanto a la problemática del recurso y
las soluciones propuestas a escala local, y las percepciones Bibliografía
y prácticas locales con significados propios articulados con
la cosmovisión indígena en torno a los recursos hídricos: la Boelens, Rutgers. 2003. Derechos de agua, gestión indíge-
lógica hidráulica del tubo de agua se opone a la realización na y legislación nacional. La lucha indígena por el agua
de rituales y a la expresión de la riqueza de creencias indí- y las políticas culturales de la participación, Ponencia en
genas. Y en ningún momento se ha pensado en incorporar el Tercer Foro Mundial del Agua, Sesión “Agua y diversi-
la cosmovisión indígena en la concreción de una política hí- dad cultural”, Kyoto, 13-16 marzo.
drica realmente pública, participativa y fundamentada en la __________. 2008. “Water Rights Arenas in the Andes:
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dígena de Chiapas, en materia de gestión del agua, se tra- search, 24 (3), pp. 311-327.
duce en tres ámbitos de expresión en estrecha relación: lo Boelens, Rutgers; Guevara Gil, Armando; Hendriks, Jan, y
jurídico, lo político y lo cultural. Hoogesteger, Jaime. 2007. En Pluralismo legal, refor-
Ante la invisibilidad y la ignorancia de que son objeto, ma hídrica y políticas de reconocimiento, Memorias del
que siguen muy patentes en la actualidad, los pueblos in- Congreso Internacional WALIR, WALIR Studies, vol. 13,
dígenas responden con formas locales de gestión, que se Wageningen University, Cusco, pp. 9-13.
transforman constantemente articulando el estado del re- Burguete, Cal y Mayor, Araceli. 2000. Agua que nace y
curso hídrico con sus necesidades cambiantes y por medio muere. Sistemas normativos y disputas por en agua
de la adecuación o negociación con las autoridades loca- en Chamula y Zinacantán, San Cristóbal de Las Casas,
les y en algunos casos, estatales y federales, de sus orde- UNAM.
namientos jurídicos a escala comunitaria e intercomunitaria. Collier, Jane F. 1995. El derecho zinacanteco: procesos de
Además, los diferentes grupos indígenas hacen un uso ins- disputar en un pueblo indígena de Chiapas, CIESAS,
trumental de las reglas e intervenciones del Estado en sus UNICACH, México.
territorios, aunque no existe ningún reconocimiento del plu- Comisión Nacional del Agua. 2001. Programa Hidráulico
ralismo legal de facto ni de sus formas de organización en del Estado de Chiapas, CONAGUA, Tuxtla Gutiérrez.
torno al agua y menos aún de su cosmovisión y peculiar re- __________. 2004. Ley de aguas nacionales 2004,
lación con los recursos hídricos. CONAGUA­, México.
Superar los desencuentros mencionados requiere de __________. 2008. Estadísticas del agua. Edición 2008,
un acercamiento que debe pasar por el reconocimiento SEMARNAT­, CONAGUA, México.
del pluralismo legal, tarea ardua y eminentemente comple- __________. 2011. Evaluación de iniciativas del primer
ja. Ello abre una serie de caminos para las ciencias socia- borrador, CONAGUA, México.
les en torno al desarrollo de un papel de mediación entre

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410
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Los juzgados de paz y conciliación indígena tzeltales mediante un
análisis geopolítico

Doctor José Rubén Orantes1

Introducción establecidos en la región implementaron las bases de una


formalización política hacia los pueblos originarios de Chia-
En el presente texto haremos referencia a circunstancias es- pas. Como señala Guiteras Holmes (1965: 18), en 1576
pecíficas de los tzeltales de Tenejapa, Chiapas, particular- la Real Corona administraba 56 pueblos en 90 kilómetros
mente al contexto geopolítico2 de la región de los Altos, con cuadrados a la redonda y organizados en 20 parroquias. El
el fin de encontrar, desconstructivamente, los mecanismos gobierno tenejapaneco estaba constituido por un alcalde y
que dieron origen a una forma de justicia sui géneris en la su suplente, cuatro regidores y sus principales, quienes ad-
mayoría de los municipios indios del estado de Chiapas. De ministraban la justicia en la región de acuerdo con las órde-
esta manera habremos de contextualizar dichos espacios le- nes que se emitían desde Ciudad Real.
gales para señalar que los juzgados de paz y conciliación in- En 1674 las autoridades en Tenejapa eran un gober-
dígena (JPCI) se originan como una imposición del Estado nador (representando la autoridad máxima), dos alcaldes
a partir de la aparente necesidad de seguridad de la región, a (quienes impartían la justicia en la cabecera municipal) y
mediados de la década de los noventa, en el siglo xx. en los parajes circunvecinos, y regidores encargados de co-
No obstante, los JPCI presentan una serie de principios lectar los impuestos que exigían las autoridades de Ciudad
legales híbridos, en los cuales se propone, a diferencia del Real. Los mayores y alguaciles servían para la protección de
sistema jurídico mexicano, que el centro fundamental de los las demás autoridades y de la gente mestiza del pueblo. Sin
derechos y las obligaciones debe ser el paraje y no el indivi- embargo, no se cuenta con datos acerca de la impartición
duo, pese a lo cual, en forma paralela a la conformación de de justicia en el siglo xvi.3
esta identidad jurídica de los JPCI, los tzeltales han fortale- Con base en los modelos del gobierno hispano fue que
cido su identidad individual y negocian algunos de sus de- los cabildos incorporaron prácticas y formas de organiza-
rechos individuales contra los privilegios colectivos de sus ción y jerarquías tradicionales de los tzeltales. Este sistema
parajes, como sucede en Tenejapa. ocasionó instaurar obligaciones civiles y religiosas que es-
Las características del sistema jurídico tenejapaneco son, tamentaron y volvieron rotativo el quehacer político, eco-
entre otras, las asambleas como fuente de poder y control nómico y religioso de los tzeltales tenejapanecos. Este
sobre las autoridades de la cabecera municipal, de los pue- municipio, como cabecera, era el centro administrativo de
blos, comunidades y parajes; el servicio público gratuito y la encomiendas, repartimientos y tributos de una serie de pa-
existencia de una serie de instancias comunitarias, es decir, rajes (Pagtetón, Matzam, Jomanichim, Yashanal, Sibanijá,
una organización municipal amplia en su sistema legal. entre otros) y rancherías como El Corralito y Las Cañadas.
En el siglo xviii, después de la primera sublevación india
Referencias históricas de los juzgados indios en de 1712 en Chiapas, en la cual participaron en gran núme-
Tenejapa ro tzeltales de Tenejapa, ya se había dividido la Intenden-
cia en 12 subdelegaciones; dicha población pasó a formar
El antecedente histórico más lejano del juzgado indio en Te- parte de Ciudad Real,4 lo cual ocasionó nombrar un comi-
nejapa se remonta a la Colonia, cuando los frailes dominicos sariado de justicia que tendría entre sus funciones la recau-
dación de impuestos. No obstante, esta medida, más que
1
PROIMMSE-IIA-Universidad Nacional Autónoma de México. beneficiar a los pueblos indios, acentuó la explotación por
2
De acuerdo a Pascal Lorot, 1995, en su libro Histoire de la
Géopolitique, París, Economica, p. 71, la noción de geopolítica nos sirve 3 Flavio Antonio Paniagua, 1942, en Guiteras Holmes, Calixta, Los
para identificar y analizar “los fenómenos conflictivos, las estrategias
ofensivas o defensivas centradas en la posesión de un territorio, bajo peligros del alma: visión del mundo de un tzotzil, FCE, México, 1965.
4
el triple interés de las influencias del medio geográfico —en el sentido Enciclopedia de los municipios de México, Estado de Chiapas:
físico y humano—, de los argumentos políticos de los protagonistas, y Tenejapa, 2005, Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo
de las tendencias pasadas y las continuidades de la historia”. Municipal, Gobierno del Estado de Chiapas.

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parte de la corona española. A mediados del siglo xix las in- bal de Las Casas. Tal relación con un centro político mestizo
tendencias habían desaparecido y se había creado los de- reconfiguró sus niveles legales desde la cabecera hasta los
partamentos, gobernados por jefes políticos mestizos que parajes. No obstante, el cambio más radical lo experimen-
representaban al poder ejecutivo en el estado de Chiapas. taron los tenejapanecos con la instauración del proyecto de
Las actividades de estos representantes del gobierno mes- una burguesía nacional que, sin lugar a dudas, transformó la
tizo no podían estar más por encima de la ley, la cual esta- organización económica, política y social del país. Es decir,
blecía que al jefe político le correspondía un periodo de dos de acuerdo con la Constitución de 1917, en 1920 al es-
años para recaudar impuestos y distribuir la tierra entre sus tado de Chiapas se le dividió en municipios, administrados
amigos a la medida de su ambición, nombrando a las auto- cada uno por un ayuntamiento y un presidente municipal.7
ridades municipales y, en la mayoría de los casos, siendo te- Si estos últimos en Tenejapa fueron mestizos originarios del
mido por la población india.5 pueblo, desde 1933, con Alonso Guzmán Ts’ujkin, serían
En el pueblo de Tenejapa se arraigó un caciquismo de- únicamente indios quienes ocuparían ese puesto, como re-
cimonónico que sustituyó a las autoridades coloniales. Las sultado de las nuevas políticas administrativas del Estado,
relaciones administrativas, económicas, políticas y religio- mediante un personaje central, don Erasto Urbina.8
sas de los parajes bajo el control de este poblado, con la Las transformaciones institucionales en la dependen-
venia de San Cristóbal como capital del estado, se mantu- cia de los tzeltales, con los centros políticos regionales (San
vieron, pero la situación de los tzeltales no se modificó. En Cristóbal y Tuxtla), no fueron aceptadas del todo ni tan fá-
1856 los habitantes de San Martín, San Miguel Mitontic, cilmente por los tenejapanecos, pues desconfiaron, en un
San Pedro Chenalhó, Cancuc y Tenejapa expresaron sus de- principio, de la penetración a sus comunidades de institu-
mandas en contra de caxlanes que estaban invadiéndoles ciones posrevolucionarias como el Departamento de Acción
tierras de uso tradicional y comunal de sus poblados. Esta Social, Cultura y Protección India (DPI) y el Partido Nacio-
explotación dio como resultado otro movimiento indio con nal Revolucionario (PNR), que después se transformó en
tintes mesiánicos, el de 1869 o “Guerra de Castas”, reprimi- Revolucionario Institucional (PRI). Sin embargo, a
do por el gobierno independiente de forma más cruel que
como lo hizo la corona española en 1712. Los indios plan- […] mediados de la década de 1950 la solución a este pro-
teaban un alejamiento de la opresión de los terratenientes, blema consistió en que, tan pronto como surgían jóvenes
fundamentando doctrinas religiosas más acordes con sus empresarios, se les incorporaba al sistema de cargos religio-
normas de vida, marcando una diferencia con las impuestas sos para ‘legitimar’ su propia promoción como principales a
por los curas católicos. principios de la década de los años 40; los exescribanos co-
De toda la región de Los Altos llegaron al Gobier- menzaron a obligar a hombres más jóvenes a que siguieran
no Eclesiástico, desde finales de 1867 hasta principios de el mismo camino. La única diferencia era que, en los años
1869, cartas que hablaban de comunidades que habían re- 50, la participación en el sistema de trabajos religiosos era
chazado los servicios de sus sacerdotes y practicaban por prerrequisito no solamente para vender bebidas alcohólicas,
cuenta propia su religión. Si cualquier sacerdote se atrevía sino también para hacerse de lucrativas empresas no tradi-
a protestar, o tan siquiera cuestionar la nueva legislatura, las cionales, oportunidad ésta que se abría a jóvenes agriculto-
comunidades, apoyadas por sus secretarios, inmediatamen- res de Los Altos y empleados gubernamentales conforme
te lo denunciaban ante el gobierno liberal de Chiapas para iban acumulando capital propio: por ejemplo, ser propietario
que éste le llamara la atención. Tal repudio hacia el clero se de una tienda en su aldea natal, prestar dinero a los vecinos
hizo evidente durante ese periodo en Zinacantán, Oxchuc, y, eventualmente, adquirir un vehículo de carga […]9
Huixtán, Tenejapa, Chalchihuitán, Pantelhó, Chenalhó, Mi-
tontic y Chamula, además de Cancuc, que había optado por La negativa al principio no fue lo suficientemente fuerte
un comportamiento similar varios años antes.6 para que los antiguos jefes políticos tenejapanecos no fue-
A finales del siglo xix Tenejapa fue elevada a munici- ran sustituidos por presidentes municipales.
palidad; sin embargo, desde la primera década del siglo xx Con algunas excepciones como las mencionadas arriba,
pasó a ser una delegación más del municipio de San Cristó- los tenejapanecos vivían un relativo aislamiento jurídico in-

7
5 Guiteras Holmes, op. cit. Datos del Tercer Censo Agrícola, Ganadero y Ejidal, 1950.
6 Jan Rus, “¿Guerra de castas según quién?, en Chiapas. Los rumbos 8 Orantes, 2007.
9 Jan Rus, op. cit., pp. 260-262.
de otra historia, 1995, México, p. 159.

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cidental durante las tres primeras décadas del siglo xx, lo ligiosos y políticos; por el otro, en los últimos 10 años los
cual les permitía cierta independencia en sus decisiones para kaviltoetik y pas’ateletik han perdido fuerza en tanto que
dirimir conflictos tanto en los parajes como en la cabecera no se desempeñan todos los trabajos en los cuales participa-
municipal; sin embargo, con el establecimiento del Juzgado ban anteriormente. Los aspectos más importantes que han
Municipal, a finales de la década de los treinta, y la posterior llevado a esta disminución de los trabajos religiosos son: el
creación de la figura del juez municipal mestizo en un mu- protestantismo, la crisis económica del municipio tenejapa-
nicipio tzeltal, se emprendió un paulatino control por parte neco, la migración y la penetración de elementos culturales
del Estado posrevolucionario hacia las poblaciones indias de por parte de jóvenes intelectuales tenejapanecos que estu-
Chiapas. dian o emigran a las ciudades de San Cristóbal de Las Casas
El juez municipal era únicamente un intermediario en- y/o Tuxtla Gutiérrez.
tre el sistema judicial mexicano y las autoridades tradiciona- No obstante, en los ab’tel patotan se percibe una in-
les indias. Entre tanto, quien dirimía los conflictos jurídicos corporación y refuncionalización amplia del sistema jurídi-
entre los tenejapanecos era el presidente municipal, como co mexicano. Durante el siglo xx el kunerol fue la actividad
encargado de “enfriar” los corazones de las partes. A fina- política que se incorporó ampliamente al sistema constitu-
les de la década de los ochenta las transformaciones legales cional, pues mientras cumple funciones como jefe máximo
dieron como resultado un proceso de modernización relati- del pueblo, portando el bastón de mando, al mismo tiempo
va del sistema jurídico tenejapaneco, al grado de que el juez se le identifica como presidente municipal en la estructura
municipal mestizo dejó su lugar a su homólogo de Tenejapa, política del Estado. Otros cargos de menor jerarquía, como
hoy juez de paz y conciliación indígena. Éste se va transfor- los reroletik y los tiviniketik, continúan desempeñando sus
mando cada vez más en una figura jurídica profesionalizada, trabajos y ocupan un puesto de carácter jurídico municipal.
según el ideal del sistema jurídico nacional; sin embargo, las Se sabe que cualquier trabajo político entre los tenejapane-
autoridades tradicionales se sirven del sistema jurídico del cos queda supeditado de una u otra forma al trabajo de ku-
Estado para adecuar ciertos elementos legales a su lógica, nerol, por el poder económico y el respaldo que significa su
legitimando así un discurso jurídico oral híbrido dentro de un inserción al Estado. Por su parte, la sociedad tenejapaneca
sistema legal hegemónico escrito. ha creado nuevas estructuras jurídicas tanto en los parajes
como en la cabecera municipal, como los comités de edu-
Preceptos políticos y sociales de los tenejapanecos cación o los de servicios o de programas especiales, formas
legales alternas que han servido para contrarrestar la legisla-
Las autoridades tradicionales del municipio de Tenejapa ción oficial impuesta de forma amplia hacia los pueblos in-
desempeñan una serie de trabajos10 religiosos y políticos. dios de Chiapas.
Estas labores tradicionales tienen como función primordial
preocuparse por la salud física y la conducta social de los Desconstrucción histórica de los JPCI
tenejapanecos. Los poxiletik constituyen uno de los cuatro
grupos en los cuales se dividen los trabajos políticos y reli- En la región de los Altos de Chiapas se expresan procesos
giosos de Tenejapa. Además de éste, existen los de los ka- económicos, sociales, culturales, políticos, de reproducción
viltoetik, los pas a’teletik y los ab’tel patotan, que tienen social y de identidad en un espacio geográfico de tránsito
relación con las autoridades civiles tenejapanecas. Cada uno entre las regiones Centro, Norte y Selva. En este sentido, a
de ellos se desarrolla en diferentes espacios religiosos y polí- los Altos de Chiapas se les precisa como el espacio donde
ticos del municipio. Unos se mueven en una clandestinidad existen y coexisten fenómenos que recaen en los actores
forzada por la penetración cada vez mayor de los aparatos que asumen y/o reconfiguran sus espacios en coyunturas
del Estado mexicano y otros en los espacios públicos. determinadas. Por lo anterior se puede decir que los JPCI
Estos grupos han experimentado cambios en su estruc- tienen como antecedentes históricos dos momentos impor-
tura en mayor o menor grado. Por un lado, los poxiletik han tantes de puntualizar:
sobrevivido gracias a una revaloración de la medicina tradi- En primer lugar, en septiembre de 1995 el Gobierno del Es-
cional india y a su poder de integración a otros grupos re- tado por medio de la Unidad de Servicios Jurídicos de la Se-
cretaría para la Atención de los Pueblos Indios (SEAPI), hoy
10 Se sustituye la categoría “cargo religioso” por la de “trabajo”, pues
Secretaría de Pueblos Indios (SEPI), emprendió el proyec-
entre los tzeltales tenejapanecos no es considerado como tal desde
la óptica funcionalista de la antropología, sino más bien una labor, un to Investigación del derecho consuetudinario de los pueblos
servicio, al cual en tzeltal se le dice abtel. indios de Chiapas, el cual tenía como objetivo central:

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Investigar y registrar, en forma clasificada y sistemática, in- munidades en la solución de conflictos internos, serán auxi-
formación relativa a las sanciones que aplican los diferentes liares de la administración de justicia y sus opiniones serán
grupos étnicos en el estado de Chiapas por medio de sus au- tomadas en cuenta en los términos de la legislación proce-
toridades tradicionales para dar solución a las controversias sal respectiva para la resolución de las controversias que se
que se presentan por denuncias, irregularidades o incurren- sometan a la jurisdicción de los juzgados de paz y concilia-
cia de delitos por personas acusadas de ser responsables de ción indios.
los mismos y para lo cual la parte ofendida o agraviada so- Presumiblemente, los municipios y las comunidades en
licita castigo o compensación según [de qué] se trate; esto los Altos de Chiapas han vivido procesos distintivos al orga-
permitirá rescatar y revalorizar el derecho consuetudinario, nizarse en los JPCI y relacionarse con las instancias jurídicas
para efecto de que su aplicación esté contemplada dentro en la entidad. Sin embargo, el hecho de ampliar los JPCI a
de la actuación de las autoridades judiciales, locales y distri- otros espacios geográficos de Chiapas y relacionarse las au-
tales, tanto del fuero común como [del] federal.11 toridades tradicionales con asesores del sistema jurídico
mexicano, ha transformado las dinámicas para ejercer la jus-
La meta principal de dicho ensayo era la elaboración de ticia en los pueblos alteños chiapanecos. Para el Estado estas
nueve estudios acerca del derecho consuetudinario de igual “nuevas” relaciones jurídicas han dado sentido a los JPCI, de
número de grupos lingüísticos en el estado: chol, jacalteco, tal forma que se han conformado como espacios de reconfi-
mame, mochó, kakchikel, tojolabal, tzotzil, tzeltal y zoque. guración de identidades, de vivencias comunes, de relaciones
Y aunque dichas monografías jamás salieron a la luz pública organizativas en lo social, en lo económico, en lo productivo,
sirvieron como un informe para contextualizar lo que ven- en lo político y en el tema que se ha hecho prioritario para los
dría después. Aquí las palabras de Ernesto Zedillo pronun- gobiernos federales panistas: la seguridad pública.
ciadas el 28 de abril de 1998, cuando inauguró el primer
JPCI en Zinacantán, Chiapas: Reconfiguración de la identidad tzeltal con base en
una noción geopolítica
Como ya se nos indicaba hace un momento, en la exposi-
ción que hizo el señor presidente del Supremo Tribunal de Aunque comparten, con variantes, algunas características
Justicia de su estado, en 1996 empezó un amplio proce- como la lengua, el sistema de parentesco o la estructura
so de consulta con la población con las comunidades in- política, los municipios tzeltales presentan gran diversidad
dias, para transformar el sistema de justicia chiapaneco, interna tanto en las formas organizativas como en las lin-
teniendo, esa transformación, como esencial y fundamental güísticas. La mayoría de los municipios tzeltales de los Altos
preocupación el acceso que hasta ahora no han tenido los de Chiapas poseen la tierra de forma comunal; contraria-
indios de este estado al sistema de justicia. mente, en algunos existen los ejidos, seguidos de la peque-
ña propiedad. En las zonas tzeltales con una orografía más
En segundo lugar, los JPCI surgieron del fracaso de las accidentada en que las tierras son más difíciles de trabajar,
mesas de negociación por la paz entre el EZLN y el Gobier- consecuentemente han tenido menos presión de intereses
no Federal, fundamentalmente la de los derechos y cultu- externos de apropiación. Sin embargo, los tzeltales han sido
ra india. Si bien ambas partes firmaron los Acuerdos de San despojados de muchos de sus territorios12 con base en una
Andrés, en febrero de 1996, el gobierno zedillista no reco- remunicipalización forzada por el Estado o bien por la inva-
noció dicho arreglo. No obstante, Ernesto Zedillo de mane- sión de sus terrenos por tzotziles expulsados y no por el he-
ra unilateral declaraba inaugurados varios JPCI, retomando a cho de que sean tierras más productivas; en consecuencia,
su modo los Acuerdos de San Andrés. Por su parte, Rober- la identidad de los tzeltales se ha reconfigurado en un mayor
to Albores Guillén, como gobernador del estado de Chiapas, número de instituciones que la gente y las organizaciones
redactaba en 1999 la Ley de derecho y cultura indígena del reconocen como propias.
estado de Chiapas, en la cual hacia énfasis en la importan- Los municipios tzeltales son el escenario de conflictos
cia de los JPCI: intercomunales por tierras, mismos que han sido definitivos
Las autoridades tradicionales, quienes ancestralmente en la relación poco cordial entre muchos municipios tzelta-
han aplicado los usos, costumbres y tradiciones de sus co- les y tzotziles de los Altos de Chiapas, donde las principales
12 Los municipios de Amatenango del Valle, Tenejapa, Oxchuc
11 Objetivo central del proyecto financiado por la Secretaría de y Cancuc han perdido mayor cantidad de tierra frente a personas y
Pueblos Indios ( mimeo), 1995. grupos no tzeltales.

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causas son las disputas limítrofes, el uso de mantos acuí- En Tenejapa existen múltiples organismos independien-
feros y la invasión de predios por habitantes de municipios tes que desarrollan proyectos de diversa índole entre los
vecinos. Algunos de estos trances son tan añejos que enga- tzeltales tenejapanecos, entre quienes se hallan Sna Lumal y
ñosamente resultan irreconciliables; asimismo, han pasado a la Coordinadora de Organizaciones en Lucha de los Pueblos
formar parte del resentimiento y los prejuicios que existen Mayas para su Liberación (Colpumali), que trabajan en los
en los parajes de la región. ámbitos legal, productivo y educativo; o la Coalición de Pro-
Entre los aspectos de la vida de tzeltales resalta clara ductores de Café de Tenejapa, Majosik/Majomut y la Socie-
y constantemente la presencia de un especial orgullo por dad de Productores Agropecuarios de los Altos de Chiapas,
la identidad de los municipios tzeltales. Esa jactancia, ma- dedicadas a la producción y comercialización de productos
nifiesta en discursos y prácticas, hace la identidad de los agrícolas, principalmente café, pero que también inciden en
tzeltales distinta a las de otras regiones del país, como por la formación política de sus cuadros. Más directamente li-
ejemplo los wixaritari del occidente de México o los rarámu- gadas a la promoción política, se encuentran la Organiza-
ris del norte del país. Consideramos probable que, en alguna ción Campesina Emiliano Zapata (OCEZ) y la Organización
medida, el intenso contacto que los municipios tzeltales tu- Indígena de los Altos de Chiapas (Oriach). Estas y otras
vieron con asentamientos criollos y mestizos permitió una organizaciones, asociadas a proyectos reivindicativos impul-
menor autoestima así como la hibridación en el imaginario sados por la ciudadanía a niveles regional y nacional, desa-
colectivo del mito de origen de sus respectivos pueblos. rrollan nuevas formas de pensamiento y reivindicación de
Esta relación de oposición con otros grupos ha defini- lo étnico y de concepción del poder público en sus parajes.
do en mucho la identidad tzeltal y sus formas de expresión. Así entonces, aunque ineludiblemente los municipios
Aunque los municipios tzeltales remarcan su “autentici- tzeltales están marcados por una cultura campesina, “lo
dad” frente a los pueblos externos, principalmente hacia los tzeltal” está siendo reinterpretado y reelaborado por quie-
mestizos, mantienen una competencia simbólica y material nes ya no son campesinos, valorando y fundamentando ras-
frente a municipios vecinos, como Chamula.13 Si bien con gos emblemáticos de la cultura local, como por ejemplo los
los pueblos de este municipio existe un continuo intercam- valores ligados a la relación con la tierra y los antepasados
bio comercial, y con ello un flujo constante de significados que en ella reposan. Estos sujetos son tzeltales que han en-
culturales, también hay un permanente rejuego de poder trado a una base de reproducción moderna siendo selectivos
mediante el cual la identidad es fortalecida en su relación en su apropiación de los contenidos ideológicos del progre-
con el otro. so, la razón y la ciencia que fundaron el pensamiento ac-
La revaloración de la identidad frente al “otro” externo tual. Desde su particular forma de usar las ciencias naturales
a la frontera étnica es una tarea actualmente desarrollada y sociales, los profesionistas tzeltales no intentan implantar
por sujetos específicos, esto es, precisamente por profesio- un pensamiento moderno que se oponga a los mitos fun-
nistas y sujetos letrados de adscripción tzeltal. Su acción de damentales de sus pueblos y parajes, ni desencantar el en-
reivindicación étnica desarrollada a partir de un creciente ín- torno para explicarlo con razones y leyes universales. Estos
dice de jóvenes tzeltales que desde hace décadas han sali- profesionistas indios intentan fundamentar una concepción
do a estudiar en los centros urbanos, es un factor que da un de identidad en la cual “lo otro” está animado y puede ser
peso relativo a las cifras económicas antes descritas y niega concebido como sujeto relacional.
una caracterización determinista de la región. Mantenien- En consecuencia, aquello que conforma “lo tzeltal”
do el vínculo con el paraje de origen, una parte significativa está cambiando bajo la misma apariencia de preservación,
de los tzeltales que salen a estudiar ha regresado a la región de volver a lo tradicional. La acción de indios preparados,
y creado, a menudo desde el espacio urbano, organismos y muchos de ellos profesionistas, intenta fundamentalmente
agrupaciones que intentan incidir en la problemática regio- generalizar una serie de principios que sustentan la organi-
nal, difundiendo sus conocimientos y conceptos en la po- zación colectiva, y que antes no eran, por cierto, de tan es-
blación. En este sentido, desde 1994, el esplendor de las tricta observancia. Es decir, podrían combinarse con ciertos
organizaciones no gubernamentales ha incidido de manera elementos externos con mayor flexibilidad.
directa en este contexto. Una muestra ilustrativa de lo anterior la presenta el mu-
nicipio de Tenejapa, que colinda con municipios tzotziles y
13 Creemos que dicho antagonismo es producto de la invasión de
tzeltales. En él funcionaron durante años en la clandestini-
tzotziles chamulas expulsados por “supuestos” motivos religiosos de
sus parajes, apropiándose de predios de municipios tzeltales, a veces sin dad instituciones tales como el consejo de ancianos o el tra-
el consentimiento de los tenejapanecos. bajo comunal, debido a la influencia de grupos poderosos de

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mestizos tenejapanecos. Desde las décadas de los ochenta de acumulación sin necesidad de explotar a sus paisanos los
y los noventa grupos de tenejapanecos formados fuera de cuales, al posicionarse desde su lugar de origen, denuncian
su paraje regresaron y revitalizaron las dinámicas organizati- cierto tipo de relaciones de poder tradicional, pero también
vas y asambleístas, logrando acotar el poder de los mestizos están interesados en mantener ciertos rasgos del ejercicio
tenejapanecos. Desde ese momento surgió un importante del poder considerados característicos de la cultura local en
movimiento local orientado a retomar el sistema de traba- la que ellos se socializaron.
jos, revitalizar las instituciones tradicionales, las costumbres Esta circunstancia presenta la gran oportunidad de que
cívico religiosas y el tzeltal como idioma fundamental en los nuevos individuos con capacidad de valorar su cultura local,
arreglos jurídicos y de asambleas. En el mediano plazo, este y en muchos casos críticos de las relaciones tradicionales del
grupo de nuevos dirigentes se convirtió en la punta de lan- poder local y comprometidos con la transformación y recon-
za de lo tzeltal tenejapaneco, y con ello limitó el acceso a los figuración de sus pueblos, tengan a la vez la capacidad de
trabajos públicos. Al cabo del tiempo, esta rigidez en la con- generar conocimiento y proponer novedosas fórmulas para
cepción de lo que el paraje “debía ser” generó una serie de el fortalecimiento de la cultura tenejapaneca y la estructura-
descontentos que fueron utilizados por los antiguos grupos ción de su propio sistema legal. Sin embargo, la posibilidad
pertenecientes al PRI para disputar el control comunitario y no carece de riesgos entre los que está el hecho de que con-
causar una serie de conflictos que a la fecha mantienen en forme vayan surgiendo nuevos profesionistas y líderes loca-
calma aparente al municipio. les, al no generarse una base de reproducción económica a
Entonces, el sustrato cultural de los parajes del muni- nivel local, la presión sobre los trabajos públicos, los puestos
cipio tzeltal tenejapaneco no está exclusivamente determi- en las ONG y en general sobre los subsidios provenientes
nado por la base de reproducción económica agrícola, en del exterior se incrementará de modo tal que pueda generar
la medida en que existen sujetos intermediarios, cuya in- enormes disputas locales por el sostenimiento de estos es-
fluencia diversifica las interpretaciones coexistentes. En la pacios estratégicos.
actualidad estos sujetos han generado un discurso que da Al respecto, los actuales profesionistas y líderes e inte-
sistematización y coherencia a rasgos emblemáticos de la lectuales tenejapanecos, situados en posiciones sociales es-
cultura tzeltal tenejapaneca. Por medio de la influencia que tratégicas pueden construir una suerte de rejuegos locales
ejercen hacia el gobierno municipal o las escuelas locales, que impidan el libre tránsito de fuerzas para la obtención de
mediante cursos impartidos desde sus organizaciones, han trabajos públicos y el acceso al poder político. El ponderar
difundido planteamientos entre la población, dando a lo la oralidad en el sistema jurídico tenejapaneco, por ejemplo,
tzeltal una plataforma teórica basada en la tradición cam- puede otorgarle a estos sujetos la posibilidad de ser intér-
pesina. En el campo de la organización jurídica y sociopolí- pretes oficiales de la tradición o de los llamados “usos y cos-
tica, el discurso de estos sujetos tiene esta doble dimensión, tumbres”, situación que al paso del tiempo los convierte de
supuestamente contradictoria. Al tiempo que intenta dotar liberadores de sus pueblos a intermediarios legales, persona-
de un carácter uniforme y sistemático a los sistemas jurídi- jes que determinarán lo que es y no es posible hacer dentro
co y político locales, pretende paralelamente mantener una de su municipio con base en un sistema jurídico sui generis.
tradición oral y flexible del derecho basado en la organiza-
ción agrícola. Bibliografía
Los tenejapanecos que piensan e inciden en la organiza-
ción sociopolítica y jurídica de su municipio tienen la nece- Bourdieu, Pierre. 2000. “La fuerza del derecho. Elementos
sidad y la capacidad de establecer relaciones con el exterior para una sociología del sistema jurídico”, en Poder, de-
a fin de hacer atractiva su propuesta. En tal virtud, les inte- recho y clases sociales, Desclée de Brouwer, Bilbao, pp.
resa adecuar sus propios discursos a las perspectivas o ne- 202-203.
cesidades de actores externos. Dado el actual modelo de Castro, Milka y Sierra, María Teresa (eds.). 1998. Pluralis-
desarrollo que aplica el Estado en materia económica, exis- mo jurídico y derechos indígenas en América Latina, en
ten políticas públicas federales que buscan por distintos me- América Indígena, vol. LVIII, núm. 1-2, enero-junio, Mé-
dios la transferencia de recursos públicos a municipios como xico, III/INI.
éste, lo cual también posibilita la presencia de sujetos que __________. 1994. “Problemas teórico-metodológicos
dependen de la generación de bienes de consumo en el mu- en la antropología jurídica”, en Chenaut, Victoria y Sie-
nicipio. Esto permite que, a pesar de que Tenejapa es un rra, María Teresa (eds.), Pueblos indígenas ante el dere-
municipio muy marginado, existan sujetos con capacidad cho, pp. 45-76.

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Una revolución dentro de la Revolución: el indigenismo en el
Centro Coordinador piloto de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas,
1951-1974

Doctor Stephen E. Lewis1

Introducción2 sado la mejor época del INI en Chiapas pero sus programas
de educación y desarrollo económico habían echado a an-
Se puede decir que el indigenismo fue el proyecto de inge- dar procesos que amenazaban con revolucionar el indige-
niería social más ambicioso y más noble emprendido por el nismo al despuntar los años setenta. Estas consecuencias
gobierno posrevolucionario mexicano. Los indigenistas a contradictorias y no esperadas del indigenismo representan
menudo lograron llevar la alfabetización, las campañas de lo que se podría considerar una “revolución” dentro de lo
salubridad y las reformas que asociamos con la Revolución que quedaba de la Revolución Mexicana. El propio Centro
Mexicana a lugares remotos, a menudo hostiles. Pero el pro- Coordinador fue la sede de la efímera Escuela de Desarrollo
yecto también estaba plagado de contradicciones. Ensalza- Regional, un intento fascinante de reformar al indigenismo
ba a los mexicanos indígenas y los convertía en íconos de desde dentro. Aunque el INI perdió el control de los mo-
la Nación, pero los indigenistas también los querían moder- vimientos indígenas, mirando hacia atrás, sus políticas de
nizar, “incorporar” y “mejorar”. El Instituto Nacional Indi- educación y desarrollo permitieron a los indígenas de Chia-
genista (INI) de México tenía el propósito de liberar a los pas tomar parte en los movimientos políticos y culturales
indígenas de sus explotadores mestizos locales, pero al fi- que desafiaban al Estado autoritario y monopartidista mexi-
nal acabó apoyando a los caciques indígenas que manipu- cano de los años setenta en adelante.
laban el proceso democrático en sus propias comunidades.
Los indigenistas lanzaron proyectos de desarrollo que tra- El Centro Coordinador piloto del INI, 1951-1970
jeron innegables beneficios a los indígenas, pero el Estado
mexicano siempre tuvo la preocupación de asimilar y con- El INI abrió su Centro Coordinador Indigenista Tzeltal-Tzo-
trolar a las comunidades para asegurar sus votos durante las tzil (CCI) en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en 1951.
elecciones. En pocas palabras, el indigenismo encarnaba al- Pese a la oposición dentro del estado, del gobernador, del
gunos de los más grandes logros de la Revolución Mexicana monopolio ilegal de aguardiente, de los enganchadores, los
pero también padecía muchas de sus contradicciones inter- rancheros, los finqueros e incluso de muchos de los pro-
nas y defectos fatales. pios indígenas, el INI lanzó programas innovadores de edu-
Este ensayo seguirá la evolución del indigenismo mexi- cación, salud y desarrollo económico. La educación estaba
cano en Chiapas, un estado geográfica y políticamente mar- en el corazón de los programas de desarrollo y asimilación
ginal que ha resistido y delineado la política indigenista del INI. Cuando el primer director de CCI —Gonzalo Agui-
como ninguna otra entidad federativa. Seguirá la trayecto- rre Beltrán— llegó a Los Altos en marzo de 1951, su objeti-
ria del Centro Coordinador piloto del INI en San Cristóbal de vo principal era formar indígenas para que abrieran escuelas
Las Casas, donde los indigenistas más destacados de Mé- y sirvieran de promotores culturales en comunidades se-
xico probaron y desarrollaron los programas del INI en los leccionadas. Con el tiempo el INI capacitó a 47 hombres
años cincuenta. Para mediados de los sesenta ya había pa- tzeltales y tzotziles que sabían leer y escribir en español y
que estaban dispuestos a colaborar con él.3 Estos hombres
1 impartirían en su lengua materna el grado preparatorio en
Departamento de Historia, California State University, Chico,
slewis2@csuchico.edu; (530) 898-6244. sus comunidades de origen. El INI de México fue la primera
2
Este artículo forma parte del Proyecto de Investigación INTERINDI
3 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas
“El indigenismo interamericano: Instituciones, redes y proyectos para
un continente, 1940-1960” (Ministerio de Ciencia e Innovación (en lo sucesivo CDI), Biblioteca Juan Rulfo, Informes del Centro
[España], Ref. HAR2008-03099/HIST). El autor desea agradecer su Coordinador Indigenista Tzeltal Tzotzil (en lo sucesivo ICCITT), 1952,
apoyo a Laura Giraudo. “Programa de Trabajo para 1952”, de Julio de la Fuente.

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agencia gubernamental moderna en el continente america- El trabajo del CCI con los indígenas se apoyó en tácti-
no que enseñó a leer y escribir en la lengua materna antes cas de negociación basadas en las ciencias antropológicas,
de que se intentara en la segunda lengua, la nacional. pero la resistencia más dura que enfrentó no provino de los
La primera generación de promotores del INI fue de ver- indígenas sino de los ladinos (personas no indígenas) loca-
daderos pioneros y varios de ellos cumplieron papeles críti- les. La confrontación más áspera de los indigenistas durante
cos en la vida política, económica y social de Los Altos en los primeros años involucró a los hermanos Hernán y Moc-
la segunda mitad del siglo xx. Además de alfabetizar tan- tezuma Pedrero, dueños del monopolio estatal de aguar-
to en la lengua materna como en español los promotores diente que estaba consolidando su poder —y eliminado a
hombres tenían que promover los proyectos de infraestruc- sus competidores más importantes— justo en el momento
tura del INI, como caminos y agua entubada, así como ins- que el CCI abría sus puertas en 1951. Cuando los tzeltales y
truir a miembros de su comunidad en ciencias agrícolas e tzotziles empezaron a fabricar aguardiente de manera clan-
higiene general. Desde 1956 las promotoras mujeres, si destina como una alternativa a la bebida posh que vendía el
bien mucho menos numerosas, introdujeron la modernidad monopolio de los Pedrero —que era cara y a menudo tóxi-
a las jovencitas y mujeres de sus comunidades en la guisa de ca— los hermanos ordenaron ataques abusivos que a ve-
medicina occidental, máquinas de coser, cursos de higiene ces dejaban víctimas fatales. Esto motivó que el INI formara
y preparación de alimentos, e instrucción en labores agro- una Comisión en 1954 que supuestamente haría una inves-
pecuarias. A las claras, los promotores eran las armas de ne- tigación del alcoholismo entre los indígenas de Los Altos de
gociación más eficaces del INI incluso cuando muchos de Chiapas. Sin embargo, bajo el impulso de Julio de la Fuen-
ellos mismos apenas podían leer y escribir y su español no te que dirigió el CCI en 1952, la Comisión de hecho tenía
era muy bueno. Aunque muchas escuelas estaban llenas de como blanco el monopolio de aguardiente de los Pedrero. El
problemas como baja asistencia (en especial de las niñas) y exhaustivo informe de la Comisión5 obligó al gobierno del
conflictos con los elementos resistentes dentro y fuera de estado a negociar con el INI. La tregua que resultó de ello
las comunidades, para mediados de los años cincuenta el “calmó” tanto al monopolio de aguardiente como al INI. El
programa educativo del INI finalmente echó raíces.4 estado estuvo de acuerdo en controlar el monopolio en Los
El programa de salud del INI también fue una prioridad Altos pero el INI tuvo que conceder que no extendería su al-
muy importante en los años cincuenta. Tras superar algunos cance a los ranchos de los Pedrero, donde los peones indí-
obstáculos iniciales el INI aprendió a enfocarse en la medici- genas endeudados trabajaron hasta ya entrada la década de
na preventiva y con mucho empeño evitó conflictos con los 1970. El INI también empezó a privatizar sus operaciones,
curanderos tradicionales. Una de las lecciones más impor- en particular sus cooperativas de consumo y transporte.
tantes que salió de los primeros tropiezos fue que había que Este breve bosquejo de los primeros éxitos del INI en los
educar a las poblaciones indígenas antes de echar a andar años cincuenta lo muestra en plena forma, como un líder he-
campañas de salud e higiene. Por suerte para los indigenis- misférico en políticas indigenistas y una encarnación de las
tas, para 1955 el Departamento de Ayudas Visuales del CCI mejores tendencias de la Revolución Mexicana. Cuando el
acababa de crear el Teatro Petul, un grupo teatral itinerante INI fue creado en 1948, fue diseñado para coordinar las fun-
bilingüe de títeres. Los titiriteros indígenas del Teatro Petul ciones de las secretarías federales y estatales de esos años, y
presentaban animados espectáculos que entretenían al pú- de ahí el nombre de “centros coordinadores”. Sin embargo,
blico y promovían la alfabetización, la asistencia a la escue- en Los Altos de Chiapas las dependencias gubernamentales
la, los proyectos de construcción del INI, las cooperativas de federales y estatales (como las de educación, reforma agra-
consumo y la importancia de aprender español y conocer las ria, agricultura y salud) y las leyes, prácticamente no existían.
leyes mexicanas. Pero más que nada los títeres fueron im- Es posible decir que el INI llevó la Revolución Mexicana —o
portantes aliados de las campañas de salud del INI. El Teatro lo que quedaba de ella— a Los Altos de Chiapas.
Petul es un ejemplo de las innovaciones del INI durante su
primera época —sus años “dorados”— y los teatreros tzo- 5 El informe de De la Fuente fue tan impactante y tan vergonzoso

tziles y tzeltales fueron empleados para promover todos los para los chiapanecos que detentaban el poder, que su secretario
programas del INI hasta fines de los años sesenta. personal en el INI lo guardó bajo llave hasta después de su muerte en
1970. Una versión ligeramente abreviada del informe de la Comisión
finalmente se publicaría en 2009. Véase Monopolio del aguardiente
4 Véase Stephen E. Lewis, “The National Indigenist Institute (INI)
y alcoholismo en los Altos de Chiapas. Un estudio “incómodo” de
and the Negotiation of Applied Anthropology in Highland Chiapas, Julio de la Fuente (1954-55), en Lewis, Stephen E. y Sosa Suárez,
Mexico, 1951-55”, en Ethnohistory, vol. 55, núm. 4, septiembre de Margarita (coordinadores), Comisión Nacional para el Desarrollo de los
2008, pp. 609-632. Pueblos Indígenas, México, 2009.

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Las modestas victorias del INI en Los Altos empeza- tellanos, Carlos Jurado, Adolfo Mexiac y otras personas se
ron a eclipsarse a fines de los años cincuenta. A principios fueron en esa época en gran medida porque “el presupuesto
de 1959, cuando el CCI de San Cristóbal no recibió pre- del INI se estancó, permanecido igual muchos años mien-
supuesto suficiente para saldar el déficit del año anterior tras el poder adquisitivo de la moneda disminuyó; lo que
y para financiar sus operaciones de ese año, literalmente se podía hacer en 1950 ya no era posible lograrlo con la
quedó varado durante un mes. Como escribió el director misma cantidad de dinero siete u ocho años después”. Bel-
de CCI, Alfonso Villa Rojas, “[l]a suspensión de actividades trán también renunció cuando el empobrecido CCI dejó de
fue impostergable debido a la falta total de fondos que de- apoyar la mayoría de sus programas de ayuda visual. Para el
terminó […] la paralización de la mayoría de los vehículos ilustrador, el problema iba más allá de la cuestión de fondos
por falta de combustible, lubricantes y refacciones, los que insuficientes. También mencionó un sentimiento de impo-
se venían adquiriendo a crédito, el cual llegó a su máximo tencia en el Centro Coordinador:
en los diferentes comercios y agencias que nos abastecen”.
El Teatro Petul ya no pudo hacer sus recorridos porque no Recuerdo en Chiapas cómo sólo contemplábamos la acción
había dinero para pagar la gasolina de los jeeps del INI. La de los enganchadores de las fincas de café, los que contra-
brigada de salud interrumpió su campaña de fumigación taban peones para llevarlos al Soconusco en las peores con-
con DDT varias veces porque la mayoría de los brigadis- diciones, a veces pagándoles en parte con aguardiente […]
tas no recibían su pago ni les pagaban sus viáticos tampo- O bien las tierras comunales eran invadidas por los finque-
co. Los promotores y el personal del INI también se vieron ros de la zona fría y templada, con los consiguientes tras-
directamente afectados.6 Lo que más preocupaba a Villa tornos. Situaciones de fondo económico ante las cuales el
Rojas era el hecho de que continuaba “una constante pre- indigenista se tenía que resignar por falta de apoyo y [por]
sión de parte de las comunidades indígenas que solicitan debilidad.9
la colaboración del Centro para diferentes trabajos en los
cuales los propios indígenas proporcionan la mayor parte El efecto era desmoralizante y desembocó en una “fuga
de los gastos necesarios para su realización y, sin embargo, de cerebros” que siguió durante la década de 1960. Para fi-
el Centro se encuentra imposibilitado para satisfacer sus nes de esos años el indigenismo mexicano estaba en crisis y
demandas”.7 el Centro Coordinador piloto del INI sólo era la sombra de lo
La crisis presupuestal fue una presión severa para to- que fue en un principio. Los intentos del INI para promover
dos los programas del INI —incluyendo la educación— que la reforma agraria habían sido bloqueados por la oposición
lo orilló a estrechar su relación con la Secretaría de Educa- local. Sus programas de salud también fueron diezmados
ción Pública (SEP). La colaboración con la SEP no carecía por los recortes presupuestales. Su departamento forestal se
de riesgos. Para fines de los años cincuenta el INI era ape- vio maniatado por los aserraderos de los ladinos. A medida
nas un reflejo de la institución que había prometido “llevar que el INI se retiraba otras organizaciones lanzaban sus pro-
la Revolución” a Chiapas en los años treinta.8 Pero el CCI no pios programas de desarrollo en Los Altos, incluyendo gru-
tenía opción. Desde 1959 la SEP se encargó de pagar los pos afiliados al obispo Samuel Ruiz y la arquidiócesis de San
salarios de varios promotores del INI. En los años sesenta el Cristóbal de Las Casas.
CCI encargaba una porción cada vez mayor de su innovador
programa educativo bilingüe a la SEP, con resultados decep- La renovación populista y la sorprendente decadencia
cionantes y de mal augurio. del INI en Los Altos de Chiapas
A medida que la frustración crecía, la moral en el Cen-
tro Coordinador de Chiapas empezó a decaer. Algunos de El año de 1970 fue muy difícil para el indigenismo mexi-
los colaboradores más creativos del CCI renunciaron a sus cano. A raíz de la masacre de Tlatelolco una generación de
puestos. Según el ilustrador Alberto Beltrán, Rosario Cas- jóvenes antropólogos criticaron a la antropología mexicana,
6
al INI y a su misión asimilacionista. Ese año cinco de esos
CDI/ICCITT, 1958, vol. 1, del Dr. Francisco Alarcón a A. Villa
Rojas, 12 de junio de 1958; y CDI/ICCITT, 1959, vol. 1, “Marzo de antropólogos, apodados los magníficos por los periódicos
1959”, de Alfonso Villa Rojas. mexicanos, publicaron una colección de ensayos titulada
7 CDI/ICCITT, 1959, vol. 1, “Febrero de 1959”, “Marzo de 1959” y

“Abril de 1959”, de Alfonso Villa Rojas. 9 Sergio Gómez Montero, “Alberto Beltrán recuerda cuando se
8 Véase Lewis, Stephen E., The Ambivalent Revolution: Forging
ilustraba la acción educativa, ‘quitando la venda de la ignorancia a los
State and Nation in Chiapas, 1910-1945 University of New Mexico indios’”, en INI, 30 años después. Revisión crítica, Libros de México, S.
Press, Albuquerque, 2005. A., México, 1978, pp. 190-191.

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De eso que llaman antropología mexicana. El fundador y La Escuela de Desarrollo Regional
director del INI, Alfonso Caso, que se sintió muy ofendi-
do por los jóvenes críticos, murió más adelante ese año, la Mirando hacia atrás, la EDR fue quizá la última gran opor-
víspera de que Luis Echeverría asumiera el poder. Gonzalo tunidad del INI para reafirmar sus derechos de ser el líder
Aguirre Beltrán acababa de convertirse en apenas el segun- en el hemisferio occidental en política indigenista. Los pla-
do director del INI cuando muchos señalaban los ambiguos nes para la Escuela empezaron en junio de 1971 como par-
resultados de la institución y sus caducos apuntalamientos te del intento por parte del INI de responder a sus críticos y
teóricos. apoyar las políticas populistas del gobierno de Echeverría.
A primera vista, las elecciones de Echeverría como pre- El director del INI, Aguirre Beltrán, propuso un centro na-
sidente de México y de Manuel Velasco Suárez como go- cional para la formación de trabajadores de desarrollo regio-
bernador de Chiapas en 1970 parecían anunciar mejores nal tales como promotores culturales bilingües, enfermeras,
días tanto para el INI como para el CCI en San Cristóbal. trabajadores sociales y otros profesionistas que necesitaban
Para lidiar con la irresuelta crisis política de México y una si- una formación especial para trabajar en las regiones indí-
tuación económica cada vez peor, los dos decidieron echar genas. El centro de Aguirre también proporcionaría un año
mano de estrategias populistas y destinaron generosas can- de formación de nivel universitario para antropólogos, mé-
tidades de dinero para los programas rurales. El INI, relegado dicos, agrónomos, veterinarios, abogados y demás —pen-
a una lenta inanición por las vengativas prioridades presu- sando seguramente en los empleados y futuros empleados
puestales del presidente Gustavo Díaz Ordaz (1964-70), de los Centros Coordinadores del INI—, quienes estaban a
tuvo mejor suerte con Echeverría. Su presupuesto creció de punto de hacerse cargo por su parte de la dirección de pro-
26 millones de pesos en 1970 a 450 millones de pesos en gramas integrales de desarrollo regional.10
1976 y se construyeron 58 Centros Coordinadores más en En septiembre de 1971 Aguirre convocó a una reu-
su sexenio. nión a algunos de los miembros más experimentados del INI
Sin embargo, el histórico CCI de San Cristóbal no reci- (Alejandro Marroquín, Alfonso Villa Rojas y Agustín Roma-
biría los beneficios del enorme aumento del presupuesto. no) así como a varios de los antropólogos mexicanos más
Como la mayoría de los coletos (los residentes de San Cris- brillantes y críticos algunos de los cuales acababan de acep-
tóbal), el gobernador Velasco Suárez desconfiaba del INI y tar puestos en el gobierno federal: Ángel Palerm, Guillermo
le guardaba rencor pues, tras veinte años de trabajo en la Bonfil Batalla, Salomón Nahmad Sittón y Arturo Warman.
región, todavía se le veía como un intruso federal indesea- Juntos modificaron y radicalizaron la propuesta de Aguirre y
do. El gobernador decidió hacer que el INI fuera irrelevan- crearon lo que llegó a conocerse como la Escuela de Desa-
te mediante su propio proyecto indigenista, el Programa rrollo Regional. Villa Rojas abrió la Escuela a fines de 1971
de Desarrollo Económico Social de Los Altos de Chiapas pero no pudo contratar maestros para la Escuela de Antro-
(PRODESCH). Velasco Suárez lanzó el programa a fines de pología, lo que dejó vacíos importantes en los cursos ofre-
1971 haciéndose del apoyo de cinco organismos de las Na- cidos. Villa Rojas notó algunas de las omisiones, lo que
ciones Unidas: la Organización de la Naciones Unidas para sugiere el grado al que la “Generación del 68” había logrado
la Agricultura y la Alimentación (la FAO), la UNESCO, el radicalizar la propuesta inicial de Aguirre: “Nos hubiese gus-
UNICEF, el Departamento para Asuntos Económicos y So- tado escuchar algo sobre ‘Apertura democrática y apacigua-
ciales (UNDESA) y la Organización Mundial de la Salud miento estudiantil’; ‘La burguesía nacional y el colonialismo
(OMS). A todas luces quería usurpar el papel del CCI como interno’; ‘La lucha de clases y el problema del subdesarro-
“coordinador” de las secretarías de gobierno en Los Altos de llo’; ‘El problema indígena a la luz del análisis marxista’ y
Chiapas. Así que mientras el INI en general recibía apoyos otros temas similares de gran relevancia social”, escribió.
gracias a las prioridades populistas de Echeverría, el CCI de “Ahora sólo queda esperar que esta grave deficiencia pue-
San Cristóbal terminó por ser completamente irrelevante. A da ser corregida en el futuro, cuando la Escuela esté mejor
Aguirre no le quedó más que resignarse ante la nueva situa- consolidada y cuente con el debido equipo de profesores.”11
ción. Hizo preparativos para cerrar el CCI en 1972 y colocó
a los empleados del centro en los cinco nuevos centros que 10 Archivo Histórico del Centro Coordinador Indigenista Tzeltal

el INI estaba construyendo en otras partes de Chiapas. So- Tzotzil (en lo sucesivo AHCCITT), 1971/5, Dirección, Exp. 111,
“Centro Nacional para la formación de promotores en desarrollo
bre la base de lo que había sido el CCI abrió posteriormen- regional”, por Aguirre, 8 de junio de 1971.
te lo que llegaría a ser la controvertida Escuela de Desarrollo 11 AHCCITT, 1972/1, EDR, Sección Dirección EDR; Subserie
Regional (EDR). Correspondencia, Exp. 7, “Breve informe sobre el Departamento de

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En julio de 1972 Villa Rojas regresó a la ciudad de Mé- –– Infundirles el sentimiento de posibilidad de cambio y su-
xico y la antropóloga Mercedes Olivera quedó como direc- peración fincada en la participación colectiva.
tora de la Escuela. La designación de Olivera, una de los –– Formar instituciones propiamente indígenas que los ha-
magníficos, quizá parezca una sorpresa. En su capítulo en gan emerger de su marginación y tomar su propio lugar
De eso que llaman antropología mexicana acusaba tanto dentro de la nación.15
al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH),
como al INI de renunciar a su compromiso con la inves- El plan de Olivera para revitalizar al indigenismo mexi-
tigación. Lo poco de investigación que se hacía en el INI, cano quedó manifiesto todavía con más claridad en la Es-
escribe, “sirve para justificar una serie de actitudes y decisio- cuela de Antropología. Olivera anunció que a partir de enero
nes que tienen poco o nada que ver con los resultados de la de 1973 la Escuela ofrecería un programa anual para alum-
investigación”.12 Como directora de la Escuela de Desarro- nos avanzados de licenciatura, así como programas de
llo Regional, Olivera tendría la oportunidad de apoyar la in- maestría de dos años en Antropología social con un énfasis
vestigación y formar la siguiente generación de indigenistas en el indigenismo. El plan de estudios de ambos programas
mexicanos. incluía cursos de etnohistoria y ecología en las zonas tzelta-
Olivera y su equipo se pusieron de inmediato a buscar les, colonialismo, dependencia y subdesarrollo en América
a colaboradores indígenas en los municipios del norte de Latina, planeación regional, enseñanza de la lengua tzeltal, y
Chiapas, como Sabanilla, Tila y Tumbalá, donde el INI nun- meses de trabajo de campo en las comunidades tzeltales de
ca había trabajado. Como le escribe a un maestro de Tila: Ocosingo. Los dos programas involucraban a los tzeltales
“Ahora pido tu colaboración para seleccionar ‘contahuane- en la recolección de información así como en el diagnósti-
les’ […] se trata de superar un poco lo que fueron los anti- co de problemas y la búsqueda de soluciones. Como nota-
guos promotores convirtiéndolos en agentes de politización ba Olivera: “esta participación pretendía crear a través de
(además de alfabetizadores, castellanizadores, etc.)”. Y re- la práctica, conciencia étnica y de clase en los indígenas y,
mata diciendo que, “para evitar la corrupción y lograr que fundamentalmente, poner la investigación al servicio de la
verdaderamente estén ligados a la comunidad hemos acor- comunidad”.16
dado que sean los propios miembros de la comunidad quie- La visión ideológica de la Escuela —delineada en su
nes los elijan levantando el acta correspondiente”.13 Olivera convocatoria para inscripciones— parecía destinada a ha-
también cambió el plan de estudios en la Escuela Formati- cer que el indigenismo mexicano se hiciera más relevante y
va de Promotores para promover la conciencia étnica y de participativo —o por lo menos más controvertido. Tras un
clase entre los estudiantes, para formarlos como investiga- preámbulo nacionalista que prometía que la Escuela desa-
dores de la historia y la cultura indígenas, para ayudarlos a rrollaría actividades “consistentes con la responsabilidad so-
convertirse en organizadores comunitarios y formarlos para cial que nuestro país ha asignado a las ciencias sociales”, la
enseñar español así como lenguas indígenas.14 Entre los ob- EDR declaraba que “el problema indígena” no era sólo un
jetivos menos tangibles de la Escuela estaban: asunto cultural sino más bien un resultado de “la estruc-
Concientizar a los indígenas sobre su realidad histórica tura social de nuestro país: es la misma estructura social la
y social en relación con sus posibilidades de su desarrollo. que mantiene la situación de subdesarrollo, dependencia y
–– Desenajenarlos de la cultura dominante y orientarlos opresión de la población indígena respecto a la no indígena”.
hacia la reevaluación de la cultura propia. Aunque esta declaración no llegó a echarle la culpa a la es-
–– Concientizarlos del problema de su marginación para tructura económica de México, declaraba que los indígenas
provocar una coyuntura que los haga reaccionar y en- “tienen derecho a buscar sus propios caminos para liberarse
contrar los cauces para la solución de sus problemas. de la dependencia y dominación”. La Escuela se presentaba
a sí misma como un antídoto para las políticas más pater-
Antropología de la Escuela de Desarrollo Regional (de enero 5 a junio nalistas del INI. Formaría a los promotores, técnicos e in-
30 de 1972)”, por Villa Rojas.
12
vestigadores de manera que “las comunidades indígenas
Mercedes Olivera, “Algunos problemas”, en Warman, Arturo,
Nolasco Armas, Margarita, Bonfil, Guillermo, Olivera de Vázquez,
Mercedes y Valencia, Enrique (eds.), De eso que llaman antropología 15 AHCCITT, 1972/1, Sección Dir. EDR, Subserie Correspondencia,
mexicana, Nuestro Tiempo, México, 1970, p. 115. Exp. 6, “Sección de Antropología”, noviembre de 1972.
13 AHCCITT, 1972, de Dir. de EDR Mercedes Olivera al Prof. Manuel 16 Ibid, Exp. 5, “Estudios de Antropología Social en la Escuela de
Coello, Tila, Chis., 16 de agosto de 1972. Desarrollo Regional del Instituto Nacional Indigenista”, fechado en
14
Mercedes Olivera, “Una incursión en el campo indigenista: La San Cristóbal, oct. 1972; Exp. 6, “Sección de Antropología”, 1972; y
Escuela de Desarrollo”, en INI, 30 años después, op. cit., p. 250. Olivera, “Una incursión […]”, en INI, 30 años después, op. cit., p. 250.

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sean quienes aprovechen directamente las investigaciones Valencia, en su presentación, notó que el INI se encon-
realizadas y autogestionen su propio desarrollo económico, traba en una encrucijada teórica y práctica a cuatro años de
social y cultural”.17 Este experimento, de lo que no tarda- Tlatelolco y dos años después de la muerte de Caso. La es-
ría en ser llamado “indigenismo participativo”, claramente se cisión más importante en el pensamiento indigenista con-
apartaba de la estrategia de desarrollo del INI en las dos dé- cernía el porvenir del indigenismo. Algunos defendían que la
cadas anteriores. No sólo cambiaba su enfoque del desarro- política indigenista debía seguir incorporando e integrando a
llo alejándolo de la asimilación cultural y dirigiéndolo a “las los pueblos indígenas a la nacionalidad mexicana; dominan-
estructuras sociales”, sino que también parecía liberar a las te; otros creían que el INI tenía que promover la causa de la
comunidades indígenas de las relaciones paternalistas y a reivindicación y el pluralismo étnicos; y otros más sentían
menudo controladoras que eran importantes elementos del que el INI debía ayudar a los indígenas a liberarse por sí mis-
estado corporativista. mos mediante la lucha de clases.20 Según uno de los parti-
¿Estaba de acuerdo el director del INI, Aguirre Beltrán, cipantes de la reunión, el supervisor de educación Reynaldo
con la visión ideológica de la Escuela? Pareciera que sí. A fin Salvatierra, “asistieron buen número de teólogos, anarquis-
de cuentas él fue quien invitó a algunos de los jóvenes an- tas y antropólogos jóvenes que apoyaban las nuevas ideas
tropólogos críticos para discutir y refinar su propuesta para que sustentaba [la directora Olivera]”. Sus argumentos fue-
la Escuela en septiembre de 1971. Había aprobado su con- ron rebatidos por “los antropólogos y directores de Centros
tenido marxista y sin duda tuvo algo que ver en la elección Coordinadores que seguían sustentando la tesis de la inte-
de uno de los magníficos para dirigir la escuela. Sin embar- gración nacional”.21 Según Salvatierra las diferencias sobre
go, en algún momento a fines de 1972, Aguirre decidió sú- la política indigenista no tardaron en degenerar en ataques
bitamente retirarle su apoyo a la Escuela y a su ambiciosa personales. Aguirre Beltrán finalmente acusó a los jóvenes
directora, Mercedes Olivera. radicales de proponer “la creación regional de un poder in-
Lo que detonó esta situación sucedió en noviembre de dio, es decir, de grupos con conciencia étnica”. Su propues-
1972 cuando la Escuela celebró durante tres días una reu- ta “conduce a la construcción de una estructura de casta y
nión de directores, subdirectores y antropólogos de los doce representa, a mi juicio, un retroceso en la evolución progre-
Centros Coordinadores que había entonces. Algunos de los sista de la humanidad”. Para ejemplificar su argumento trazó
antropólogos más renombrados de México incluyendo a los paralelos entre el movimiento Black Power de los negros y
magníficos Arturo Warman, Guillermo Bonfil (el cual ha- el de los chicanos en Estados Unidos. “[Estos movimientos
bía sido designado director del INAH) y Enrique Valencia que] nacieron como una respuesta a la tremenda discrimi-
(quien era director de la división de antropología del INI) nación y explotación de que son víctimas sus integrantes,
hicieron comentarios a la propuesta de cambiar el indige- no es el modelo que debemos seguir; son respuestas racis-
nismo mexicano.18 El antropólogo Carlos Incháustegui ob- tas desesperadas al racismo que los discrimina y explota.”22
viamente recibió con beneplácito esta oportunidad para Por su parte Olivera afirmó —en una entrevista recien-
discutir los problemas del INI y declaró: te— que la reunión se desarrolló como se esperaba has-
ta que el gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Suárez,
Siempre se ha hecho autocrítica en nuestra Institución, entró sin previo aviso a la sala donde estaban reunidos.23
siempre se han hecho evaluaciones de actividades y con- Según Olivera Aguirre estaba furibundo y la presencia del
ductas, pero casi siempre sotto voce o en privado. Por gobernador —entusiasta promotor de su propio progra-
desgracia la crítica interna hubo una época en que lamenta- ma indigenista, el PRODESCH— posiblemente lo obligó
blemente fue tomada como ‘deslealtad’ al Instituto Indige- a cancelar el programa de postgrado de la Escuela. Olive-
nista o a sus principios y tácitamente negada […] Ahora que ra echó quizá leña al fuego cuando distribuyó en la reunión
se pide opiniones y participación, pesan años de silencio.19 un documento que era reflejo de meses de consultas colec-

20 Mercedes Olivera, “Una incursión […]”, op. cit., p. 251.


17 21
Ibid, Exp. 5, “Estudios de Antropología Social en la Escuela de Reynaldo Salvatierra, “Realización de ‘una aventura del
Desarrollo Regional del Instituto Nacional Indigenista”, San Cristóbal, pensamiento’”, en Aguirre Beltrán, Gonzalo Villa Rojas, Alfonso,
octubre de 1972. Romano Delgado, Agustín et al. (eds.), El indigenismo en acción. XXV
18 Ibid, “Invitación a los Directores, Subdirectores y Antropólogos de aniversario del Centro Coordinador Indigenista Tzeltal-Tzotzil, INI/
los Centros Coordinadores del INI”, 25 de octubre de 1972. SEP, México, 1976, p. 99.
19 CDI, Fondo Documental, Carlos Incháustegui, “Cuatro puntos 22 Salvatierra, en El indigenismo en acción […], op. cit., p. 101.
23
sobre política indigenista”, manuscrito inédito, noviembre de 1972. Entrevista personal, Mercedes Olivera, 17 de agosto de 2009.

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tivas acerca de cómo revivir el proyecto indigenista y diri- trar que el indigenismo integracionista era lo correcto”.27 O
gir la Escuela. Tenía la esperanza de discutir el documento más bien, a lo mejor Aguirre sólo trataba de cooptarlos. Oli-
con todos los directores de los CCI. “Quizá fuimos muy in- vera en verdad se siente justificada por el hecho de que al
genuos al pensar que Aguirre estaría de acuerdo con nues- paso de los años el INI y la SEP acabaron por reconocer la
tro programa”, observó, porque su propuesta “cayó como importancia de recuperar los valores culturales de los indí-
una bomba”.24 Aguirre Beltrán y otros estaban claramente genas. En 1976 el INI adoptó oficialmente el “indigenismo
preocupados por un programa que prometía permitir a los participativo”. En teoría esto le daba a los indígenas mayo-
indígenas diagnosticar sus problemas, encontrar sus propias res oportunidades de diagnosticar los problemas de sus co-
soluciones y reivindicar su identidad étnica. munidades y proponer y aplicar soluciones, tal y como ella
El porvenir de la Escuela ya estaba en duda cuando Oli- lo propuso en 1972. Pero el INI ya no tenía una posición
vera salió de San Cristóbal para las vacaciones decembrinas. de fuerza para influir en la movilización indígena o para ca-
Cuenta que al regresar: “no me dejaron entrar a ‘La Cabaña’. nalizarla. El México indígena —y el país entero— estaba
El administrador tenía sus órdenes. Y ya me habían sacado inquieto y se independizaba cada vez más del Estado corpo-
de mi oficina”. La casa del director —donde vivía Olivera— rativista mexicano, como lo dejaba ver el fermento político
“también la vaciaron”.25 No le quedó más que renunciar a en Chamula y el Congreso Indígena de 1974.
su puesto de directora de la Escuela.
Algunos años después, cuando Aguirre ya no era direc- Caciquismo y democracia en Chamula
tor del INI, Olivera reflexionó acerca de su experiencia al
frente de la EDR en una publicación oficial del INI. “Reco- Desde fines de los años sesenta, el municipio tzotzil de Cha-
nocemos nuestra falta de tacto y nuestra inexperiencia po- mula ha sido la sede de un cacicazgo abusivo y —lo que
lítica”, escribió. quizá no es de sorprender— de un movimiento disidente
vigoroso y resuelto. El INI tuvo un papel importante en la
La principal contradicción se dio en habernos colocado en creación de ambos.28 A partir de 1951 seleccionó y formó
total incongruencia con la línea política del indigenismo ofi- promotores para que se convirtieran en secretarios y presi-
cial, de nuestro patrón. Pues mientras nosotros nos había- dentes municipales, y a menudo les pagaba el salario de un
mos planteado trabajar en favor de la concientización étnica promotor a los expromotores que aceptaran el puesto y el
y de clase de los indígenas […] y de lograr su participación bajo salario de presidente municipal.29 En los años sesen-
autogestionaria en la transformación de la sociedad, para el ta, los expromotores fungieron como presidentes municipa-
INI el objetivo de la escuela se limitaba lógicamente al desa- les en Chamula, Chenalhó, Oxchuc y Tenejapa. A partir de
rrollismo y a la castellanización.26 1970, cuando los presidentes municipales empezaron a ga-
nar más que los maestros, los antiguos promotores del INI
Si la intención de Aguirre había sido solamente que la constituían la mayoría de los presidentes municipales en el
EDR formara promotores, antropólogos y otros especialistas área de influencia del INI.30
para “facilitar los programas del gobierno […] asimilando a El patrocinio del INI fue clave en el ascenso del caci-
los grupos étnicos a la nacionalidad dominante”, como afir- que más poderoso de Chamula, Salvador López Castellanos
mó Olivera, ¿por qué dejó que el proyecto se radicalizara en (“Tuxum”). López Castellanos estudió en la efímera Casa
1971? ¿Y por qué nombró a una antropóloga crítica direc- del Estudiante Indígena, un experimento de incorporación
tora de la Escuela? indígena lanzado por el Presidente Calles en 1926. A fines
En una entrevista en 2009, Olivera admitió que ella y
su gente quizá no entendieron a Aguirre cuando designó a 27 Entrevista personal, Mercedes Olivera, 20 de agosto de 2009.
varios “magníficos” para ocupar puestos clave en la SEP y 28
Pineda, Luz Olivia, Caciques culturales (El caso de los maestros
el INI. “Pensé que el Dr. Aguirre Beltrán nos estaba dando la bilingües en los Altos de Chiapas) Altres Costa-Amic, Puebla, 1993);
oportunidad de poner nuestras ideas en práctica”, dijo. A la y Rus, Jan , “The Struggle against Indigenous Caciques in Highland
Chiapas: Dissent, Religion and Exile in Chamula, 1965-1977”, en
distancia, “pienso que sucedió lo contrario. Quería demos- Knight, Alan y Pansters, Wil (eds.), Caciquismo in Twentieth-Century
Mexico, Institute for the Study of the Americas, Londres, 2005, pp.
169-200.
24
Mercedes Olivera, comentarios en la conferencia ICA, ciudad de 29 Romano Delgado, Agustín, Historia evaluativa del Centro
México, 21 de julio de 2009. Coordinador Indigenista Tzeltal-Tzotzil, t. 2 CDI, México, 2003, pp.
25 Entrevista personal, Mercedes Olivera, vid supra.
46-47.
26 Mercedes Olivera, “Una incursión […]”, op. cit., pp. 252-253. 30 Pineda, op. cit., p. 120.

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de la década de 1930 los cardenistas del Departamento de garon unos meses después cuando prepararon un golpe po-
Acción Social, Cultura y Protección Indígena del estado lo lítico en contra de la “Misión Chamula” y del padre Polo.
formaron para que fuera un escribano bilingüe. En los años Denunciaron que los católicos liberacionistas habían violado
cuarenta, López Castellanos penetró a la jerarquía tradicio- las creencias y prácticas religiosas tradicionales de Chamu-
nal chamula y fungió durante un periodo como presidente la de varias maneras. La puntilla la dio el propio “Tuxum”.
municipal de Chamula. A principios de los años cincuenta, En una actuación que exhibió su destreza política denunció
cuando el INI se estaba estableciendo en los Altos de Chia- que el padre Polo había tenido relaciones sexuales con una
pas, el Instituto consideró que la única manera como po- mujer chamula. Las autoridades del INI y del PRODESCH
día trabajar en Chamula era por medio de Tuxum. Con la consultaron al gobernador y al indignado obispo Ruiz y se
bendición del INI fungió un segundo periodo como presi- tomó la decisión de sacar a la “Misión Chamula” del proble-
dente municipal y pronto se convirtió prácticamente en el mático municipio.33
único acceso a un municipio sin tierras y con muchos votos, Para 1969 el INI era un actor de menor importancia
el municipio indígena más grande e históricamente el más en Los Altos de Chiapas, pero su decisión de condescender
inquieto del estado. Tuxum abrió tiendas y él y sus hijos fue- ante sus expromotores fue muy irresponsable. El INI defen-
ron invitados a ser los primeros distribuidores exclusivos de dió el concepto de pluralismo religioso en algunos munici-
Coca-Cola, Pepsi-Cola y cerveza en una comunidad de los pios de Los Altos, pero quizá creyó que Chamula “no estaba
Altos de Chiapas. Se apropió de la cooperativa de transpor- listo” o que lo que estaba en juego implicaba un riesgo de-
te de Chamula sólo para él, prestaba dinero a tasas usureras masiado alto para este municipio que siempre había sido
(entre 5 y 10% al mes), compró una finca y acabó por ser tan complicado. La constitución de México —que con tan-
el hombre más rico en las tierras altas tzotziles.31 to empeño el INI había traducido al tzeltal y al tzotzil en
A mediados de los años sesenta Tuxum tuvo un im- los años cincuenta— garantiza la libertad de cultos, pero
portante papel en la eliminación de un desafío importante en Chamula este derecho se sacrificaba a las claras en aras
al cacicazgo chamula. En 1966 una “misión” liberacionis- de la conveniencia política. Como lo señala Favre, Chamula
ta católica se estableció en la cabecera del municipio con fue reconocido de facto como una especie de reserva indí-
el apoyo del obispo Samuel Ruiz y la arquidiócesis de San gena que se gobernaba a sí misma según sus propias cos-
Cristóbal de Las Casas. El director o “promotor” de la “Mi- tumbres, a todas luces fuera de la ley del país.34
sión Chamula” era el padre Leopoldo Hernández, también A pesar del cacicazgo de Chamula surgió un movimien-
conocido como el padre Polo. Uno de sus primeros actos to democrático vigoroso y diverso en oposición a los caci-
fue reclamar la iglesia de la cabecera a los “tradicionalistas”, ques. A menudo esto se pasa por alto. La oposición vino
quienes la usaban para realizar ritos de curación y practicar primero de los protestantes en 1964, cuando se negaron a
su religión sincrética. De muchas maneras la misión funcio- comprar y consumir el alcohol que era una parte integran-
nó como un centro coordinador del INI en miniatura, con te de las prácticas religiosas “tradicionales” de Chamula (y
todo y su centro de salud, un taller de artesanías, una fá- una fuente de ingresos para los caciques). Algunos años
brica de ladrillos, un programa agrícola, un taller de corte y más tarde los comerciantes abrieron tiendas y desafiaron
confección y una escuela nocturna que impartía cursos de el control económico de los caciques sobre el municipio.
economía doméstica y daba clases de español para que los Asimismo, los jóvenes que terminaban la escuela primaria
jóvenes chamulas pudieran hacerse promotores.32 también resentían que los caciques monopolizaran los co-
Los caciques de Chamula consideraban que la “Misión diciados puestos de maestro. Como observa Rus, en 1975
Chamula” era una amenaza política y económica intolera- 80% de los promotores y maestros chamulas eran parien-
ble. En 1969, cuando las autoridades de Chamula inten- tes de los expromotores. (En el vecino Mitontic, esta cifra
taron cobrar un impuesto por el uso de un nuevo edificio era de 100%.) Los promotores hacían que fuera muy difí-
municipal en la cabecera, muchos chamulas se negaron a cil que los que aspiraban a ser maestros terminaran el sexto
colaborar, especialmente en ciertas localidades alejadas
33
donde la “Misión Chamula” celebraba reuniones —lo cual AHCCITT, 1970/1, Depto. Legal, al Subsecretario General de
Gobierno del Estado Francisco Pineda Aguilar del Dir. de Asuntos
no era una coincidencia. Los caciques de Chamula se ven- Indígenas Manuel Castellanos, Dir. del CCI Maurilio Muñoz, y Agente
del Ministerio Público Ledín Ruiz, fechada en San Cristóbal, 12 de
31 Ibarren, Pablo, Misión Chamula: experiencia de trabajo pastoral
octubre de 1969.
de los años 1966-1977 en Chamula Ediciones Pirata, San Cristóbal de 34 Favre, Henri, “El cambio sociocultural y el nuevo indigenismo en
Las Casas, 2002, pp. 21-22; Rus, “The Struggle […]”, op. cit., p.175. Chiapas”, en Revista mexicana de sociología, vol. 47, núm. 3, julio-
32 Ibarren, op. cit., pp. 3-6.
septiembre, 1985, pp. 161-196.

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año, algo que sólo se podía conseguir en la escuela de la ca- a los usureros como Tuxum. También se familiarizaron con
becera municipal de Chamula. Escribe Rus: la ley agraria y el código penal. Los disidentes escogieron
como candidato a Domingo Díaz Gómez quien recibió su
Pese a que tenían calificaciones tan buenas o mejores que formación de líder y de catequista en la “Misión Chamula”.38
las de todos los primeros escribanos, sus oportunidades de Desafortunadamente para los disidentes, al gobernador
alcanzar un lugar igualmente importante en sus comunida- Manuel Velasco Suárez y al PRODESCH ya no les intere-
des eran virtualmente nulas, canceladas por los privilegios saba apoyar la democracia en Chamula. El gobierno del es-
de los propios exescribanos —y por la preferencia que és- tado apoyó al candidato “tradicional” quien prometió que
tos tenían para que sus propios hijos y sobrinos ocuparan si ganaba expulsaría a los católicos de Chamula. El día de
sus puestos.35 las elecciones el director del PRODESCH, Ángel Robles,
llevó las urnas con los votos a Tuxtla. Varios días después
En las elecciones municipales del segundo semestre de declaró ganador al candidato “tradicional” aun cuando, se-
1970 los jóvenes disidentes de Chamula se involucraron gún Favre, recibió apenas la tercera parte de los votos emi-
políticamente y apoyaron al primer candidato de oposición tidos.39 El candidato “tradicional” asumió su cargo con un
en la historia de Chamula. Éste, un maestro bilingüe llama- día de anticipación con el respaldo de Robles, del secretario
do Mariano Gómez López, tenía el respaldo del padre Polo de Asuntos Indígenas, Pablo Ramírez, y de tropas del ejérci-
y de la “Misión Chamula”, la cual ahora tenía su sede en San to. A Domingo Díaz y sus seguidores los metieron a la cárcel
Cristóbal. El recién electo gobernador Manuel Velasco Suá- por órdenes de Robles.
rez aparentemente estaba dispuesto a apoyar la democracia
en el municipio. El gobierno del estado reconoció la victoria El Congreso Indígena de 1974
del candidato de la oposición; el PRODESCH procedió en-
tonces a investigar los muchos abusos evidentes de Tuxum La siguiente ola de violencia en Chamula coincidió con el
y sus secuaces, como la quema de casas y propiedades, los Congreso Indígena de 1974 celebrado en San Cristóbal
ataques con armas, el fraude y la supresión de la libertad de para conmemorar el nacimiento del primer obispo residen-
cultos. Estas personas fueron arrestadas y estuvieron casi te de Chiapas, Bartolomé de Las Casas, hacía quinientos
un año en la cárcel.36 años.40 Un año antes del congreso el gobernador Manuel
Pero los caciques todavía tenían muchos aliados entre Velasco Suárez le pidió al obispo Samuel Ruiz su ayuda para
los ancianos con autoridad de Chamula y el consejo munici- la organización. Thomas Benjamin escribe que los patroci-
pal quienes amenazaron con no darle sus votos al PRI en las nadores del gobierno contemplaban una “variopinta reunión
siguientes elecciones. Al poco tiempo el presidente muni- […] de políticos, académicos y artistas y músicos indíge-
cipal se distanció de sus seguidores y del padre Polo. El go- nas que promovería el turismo y mantendría las cuestiones
bierno del estado no tardó en enterarse de que Chamula era de los derechos humanos dentro de los límites de aburridos
ingobernable sin los caciques. Los que estaban en la cárcel debates de historia”.41 Rus escribe que el PRODESCH y el
fueron liberados, los acusadores encarcelados y se advirtió al gobernador “dieron por sentado que la mayor parte de las
padre Polo y a los disidentes que los matarían si se aparecían quejas serían por las ‘viejas’ y ‘paternalistas’ políticas del
por Chamula.37 INI”, si acaso las hubiera.42
La “Misión Chamula”, sin amedrentarse empezó enton- Pero el obispo Ruiz estaba decidido a convertir el ardid
ces a prepararse para las próximas elecciones municipales. populista de Velasco en una discusión llena de sentido en
Dio un curso de liderazgo a jóvenes chamulas, basado en que los indígenas establecerían la agenda, hablarían en sus
los derechos y obligaciones consagrados en la Constitu- lenguas y explorarían soluciones en común. Durante años
ción Mexicana. Estos “líderes”, de manera muy parecida a 38 Ibarren, op. cit., pp. 16-17, 24, 28.
los promotores originales del INI, aprendieron a promover 39 Favre, op. cit., pp. 186-87.
el desarrollo comunitario integral. Establecieron una unión 40
En los años setenta, investigadores que trabajaban en el Archivo
de crédito tzotzil que ofrecía a los chamulas una alternativa de Indias de Sevilla descubrieron que Las Casas probablemente había
nacido en noviembre de 1484, una década más tarde de lo que se
suponía.
35
Rus, op. cit., p. 178. 41 Benjamin, Thomas, “A Time of Reconquest: History, the Maya
36 Favre, op. cit., pp. 187-188; Ibarren, op. cit., p. 25; y Rus, op. cit.,
Revival, and the Zapatista Rebellion in Chiapas”, en American Historical
p. 185. Review, vol. 105, núm. 2, abril de 2000, p. 426.
37 Ibarren, op. cit., p. 25; y Rus, pp. 184-186. 42
Rus, op. cit., p. 190.

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Ruiz y su equipo de más de 1,000 catequistas indígenas ha- edificio; el director del PRODESCH, Ángel Robles, supervi-
bían estado animando a las comunidades indígenas a que só la operación, pistola en mano. Al día siguiente, cuando
reflexionaran sobre su condición social y se organizaran co- los delegados al Congreso denunciaron la situación al gober-
lectivamente. Para preparar a los participantes en el Con- nador Velasco Suárez, éste se enojó tanto que se retiró del
greso la diócesis trabajó de cerca con sus catequistas y con Congreso y se negó a asistir a las ceremonias de clausura.
abogados, exmaestros y estudiantes de la Escuela de Desa- Tres semanas después los notables de Chamula con-
rrollo Regional del INI, quienes dieron cursos de historia, ley vocaron a una reunión para declarar que los disidentes re-
agraria y economía. Más de trescientas comunidades tzelta- presentaban una ofensa permanente a San Juan, el santo
les, tzotziles, tojolabales y cholas prepararon sus denuncias patrono de Chamula. Se les acusó de ser la causa de va-
y demandas acerca de cuatro grandes temas: la tierra, el co- rios años de malas cosechas. Los “tradicionalistas” dijeron
mercio, la educación y la salud.43 Como observa Neil Har- que la única manera de apaciguar a San Juan y evitar una
vey: “Fue mediante tales cursos que los líderes comunitarios cosecha todavía peor era expulsar a los disidentes.47 Más
alcanzaron una educación política.”44 de 200 personas fueron detenidas, golpeadas y llevadas al
Durante los tres días que duró el congreso 1,230 dele- centro de Chamula. Ibarren relata que algunas de las vícti-
gados (587 tzeltales, 330 tzotziles, 152 tojolabales y 161 mas ni siquiera eran disidentes políticos sino más bien riva-
choles) denunciaron abusos e hicieron demandas al Esta- les económicos de los caciques de Chamula. Las capillas de
do. Se quejaban de que sus reclamos de tierras a que te- los disidentes fueron destruidas en presencia de Robles y del
nían derecho por la Reforma Agraria se habían estancado presidente municipal de Chamula.48 También fueron des-
en las ineficientes y corruptas burocracias durante décadas. truidas muchas casas así como la sede del Partido Acción
Los ladinos y los caciques indígenas controlaban el comer- Nacional, opuesto al PRI. Los camiones de Tuxum llevaron
cio y los comerciantes y monopolistas constituían “una gran a los prisioneros a San Cristóbal donde los subieron a camio-
plaga”.45 Acerca del tema de la salud los delegados denun- nes del PRODESCH para conducirlos al ingenio azucarero
ciaron la falta absoluta de instalaciones médicas en grandes Pujiltic de Hernán Pedrero con órdenes de mantenerlos allí
áreas rurales de Chiapas así como altas tasas de mortalidad durante tres meses.49 Dos años después, en 1976, cuan-
y desnutrición infantil. Los delegados esperaron hasta el fi- do los protestantes y otros disidentes políticos chamulas
nal para hablar de maestros que se “avergonzaban de ser impugnaron los resultados de las elecciones municipales, la
indios” y se negaban a dar educación bilingüe. Cuando ter- reacción fue prácticamente la misma: los caciques de Cha-
minaban el sexto de primaria los estudiantes “se convertían mula —con la ayuda del PRODESCH— golpearon, violaron
en explotadores, siguiendo el ejemplo de sus maestros”.46 y expulsaron a los inconformes.50
El segundo día de trabajos del Congreso los disiden- De esta manera comenzó el fenómeno de expulsiones
tes chamulas (con el apoyo de “Misión Chamula”) deci- violentas que llegó a su cenit en los años ochenta. El que
dieron llamar la atención del país a su reclamo tomando la las primeras expulsiones de Chamula hayan sucedido ape-
sede municipal de Chamula a la fuerza. Esta acción dejó en nas tres semanas después del Congreso Indígena no es una
una situación muy vergonzosa al gobernador y a los direc- casualidad. El Congreso Indígena dejó en claro la impoten-
tores del PRODESCH quienes tenían la esperanza de usar el cia del INI, la conducta abusiva del PRODESCH, y el que
Congreso como un escaparate de su actitud supuestamen- ninguno tenía la capacidad de canalizar y cooptar la movi-
te más participativa y democrática para con el indigenismo. lización indígena. Las expulsiones eran un síntoma del des-
Al cabo de unas horas los soldados retomaron el control del gaste del sistema autoritario y corporativista mexicano. A
43 Morales Bermúdez, Jesús, “El Congreso Indígena de Chiapas: Un
partir de 1974 el activismo y la movilización indígenas in-
testimonio”, en América Indígena, vols. 1-2, 1995, pp. 307-308.
44
Neil Harvey, The Chiapas Rebellion: The Struggle for Land and 47 Favre, op. cit., p. 189.
Democracy, Duke University Press, Durham, 1998, p. 77.
48
45
Womack, John (ed.), Rebellion in Chiapas. An Historical Reader, Ibarren, op. cti., pp. 32-35.
49
New Press, Nueva York, 1999, p. 156. Las mayúsculas son del original. Rus, op. cit., p. 191.
46 Ibid, pp. 157-158. Véase también a Arias, Jacinto, “Movimientos 50
“Continúa la protesta de un grupo chamula aquí”, en Avante, San
indígenas contemporáneos del estado de Chiapas”, en Arias Pérez, Cristóbal de Las Casas, 2 de noviembre de 1976; para el punto de vista
Jacinto (ed.), El arreglo de los pueblos indios: La incansable tarea de PRODESCH, veáse “El problema indígena de Chamla, religioso”,
de reconstitución, SEP/Gobierno del Estado de Chiapas/Instituto en La voz del sureste, Tuxtla Gutiérrez, 2 de noviembre de 1976; y
Chiapaneco de Cultura, México, 1994, p. 391; García de León, para un retrato denigrante de los manifestantes, véase “Los chamulas
Antonio, Fronteras interiores: Chiapas, una modernidad particular, fueron con su manifestación de protesta a Tuxtla Gutiérrez”, en Avante,
Océano, México, 2002, pp. 168-169; y Harvey, op. cit., pp. 77-78. 5 de noviembre de 1976.

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dependientes se extenderían mucho más allá de los límites ¿Cuántos más han luchado con tanta persistencia, y con un
del estado y su partido oficial. costo tan alto, en contra del corporativismo, el PRI y el ca-
ciquismo, como los miles de expulsados chamulas? En lugar
Conclusiones de ser los seguidores cerrados y represivos del Estado mo-
nopartidista, los indígenas de Chamula, vistos en sus disi-
Este breve análisis del periodo que comienza en 1970 pre- dentes religiosos, también podrían ser vistos como héroes
senta un retrato del INI —y del Estado mexicano— en ple- de la lucha nacional en pos de una sociedad más plural y
na crisis. La reacción inicial del INI ante sus críticos —la abierta.51
Escuela de Desarrollo Regional— demuestra que fue sensi-
ble a las acusaciones de que era una institución paternalista Bajo esta luz, los chamulas y otros como ellos que han
de asimilación cultural. El INI eligió a una de las críticas más luchado por democratizar sus municipios no parecen tan
agudas del indigenismo para que dirigiera esta escuela, en exóticos como algunos quisieran. Como los estudiantes uni-
una acción osada que revelaba el despunte de una disposi- versitarios de las ciudades más grandes de México, como los
ción a cambiar de curso. Sin embargo, había claros límites a maestros y otros activistas de los sesenta y setenta, quie-
la tolerancia del INI hacia el indigenismo participativo. A raíz nes se movilizaron a medida que el Estado corporativista
del movimiento estudiantil de 1968 y en medio de una cri- mexicano se hundía en una prolongada crisis, muchos jó-
sis económica cada vez más profunda el Estado mexicano venes chamulas enfrentaron a los cacicazgos y los fraudes
estaba preocupado por su sobrevivencia. No hace falta decir electorales. Muchos de los expulsados acabaron viviendo
que el INI, como instrumento del Estado corporativista, no en las colonias alrededor de San Cristóbal o en comunida-
podía darse el lujo de permitir que la Escuela de Desarrollo des selváticas en el oriente de Chiapas. En la selva los co-
Regional se radicalizara hasta “empoderar” a los indígenas. lonos indígenas tendieron a adoptar prácticas democráticas
Los defectos del INI se manifestaron con más claridad más consensuadas e igualitarias. A menudo se unían a or-
en Chamula. Se ha acusado al INI —y no sin razón— de ganizaciones campesinas independientes que se separaban
haber apoyado y fomentado el caciquismo y manipulado la de las instituciones corporativistas como la Confederación
actividad política indígena, pero este resultado apenas sor- Nacional Campesina (CNC) y el PRI en los años setenta y
prende en el contexto de un Estado corporativista profun- ochenta.52 Estos jóvenes tzotziles (y tzeltales) fueron la
damente antidemocráctico. Tampoco se justifica pedirle vanguardia de cambios en Chiapas que no se manifestarían
cuentas al INI por no haber podido actuar con estándares plenamente sino hasta 1994.
democráticos más altos que los del sistema estatal y federal El Congreso Indígena de 1974 demostró sin lugar a du-
del cual formaba parte. A las claras, la debilidad y decaden- das que el Estado mexicano estaba perdiendo control de su
cia del INI en Chamula eran reflejo de la decadencia gene- población indígena. Los delegados de los cuatro grupos étni-
ralizada del sistema político mexicano y su partido oficial. cos chiapanecos más grandes se comprometieron a trabajar
Resulta una ironía que, pese a su papel en el fomento juntos para recuperar y obtener tierras, formar cooperativas,
del caciquismo, también haya que reconocerle al INI sus lo- eliminar intermediarios y usureros, combatir al caciquismo y
gros en la educación e incluso la democratización de Los Al- comunicarse mediante un periódico impreso en las cuatro
tos de Chiapas. Para la década de 1970 ya eran varios miles lenguas.53 Sus planes fueron frustrados por un contraataque
de tzotziles y tzeltales de ambos sexos los que habían ter- concertado del PRI que implicó la cooptación y la represión.
minado la primaria y cientos los que habían terminado la se- El Congreso Indígena celebró su última reunión en marzo de
cundaria. Sólo en Chamula, donde el INI en verdad batalló 1977, pero participantes y observadores creen por igual que
para abrir sus escuelas, para 1975 más de quinientos hom- 51
Rus, op. cit., p. 171.
bres y mujeres habían salido de sexto año. Los centros de 52
Leyva Solano, Xóchitl, “Indigenismo, Indianismo and ‘Ethnic
alfabetización y las escuelas del INI ayudaron a crear una Citizenship’ in Chiapas”, en The Journal of Peasant Studies, vol.
ciudadanía más participativa que empezó a exigir elecciones 32, núm. 3 y 4, julio-octubre de2005, p. 571; y Rus, Jan, “Local
locales transparentes. Rus nota que las expulsiones violen- Adaptation to Global Change: The Reordering of Native Society in
Highland Chiapas, Mexico, 1974-1994”, en European Review of Latin
tas a menudo se mencionan como prueba de que los cha- American and Caribbean Studies, vol. 58, junio de 1995, p. 85.
mulas (y otros tzotziles) son antidemocráticos y fácilmente 53 Castro, Ana Bella, “Bajo el símbolo de la ceiba: La lucha de los

sucumben ante la autoridad de los caciques “tradicionales”. indígenas cafeticultores de las tierras de Simojovel”, en Viqueira, Juan
Pedro y Ruz, Mario Humberto (eds.), Chiapas: los rumbos de otra
Pero también se puede decir lo opuesto “si nos enfocamos historia, Ciesas/Cemca/Unam, México, 1995, p. 312; y Morales, op.
menos en los expulsores que en los expulsados”. Y continúa: cit., pp. 313-315.

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el Congreso sentó un importante precedente: por prime- y Agente del Ministerio Público Ledín Ruiz, fechada en
ra vez, desde la llegada de los españoles en los albores del San Cristóbal, 12 de octubre de 1969.
siglo xvi, los delegados hicieron a un lado sus diferencias, 1971/5, Dirección,
discutieron sus problemas comunes y planearon soluciones Exp. 111, “Centro Nacional para la formación de promo-
en común; una identidad de clase comenzó a emerger tras- tores en desarrollo regional”, por Aguirre, 8 de junio de
cendiendo las distinciones étnicas y lingüísticas; las comu- 1971.
nidades se volvieron políticamente activas y los líderes se 1972, de Dir. de EDR
pusieron de pie.54 Como escribe García de León, muchos Mercedes Olivera al Prof. Manuel Coello, Tila, Chis., 16 de
participantes del Congreso que eran analfabetas llevaron agosto de
con ellos a sus hijos alfabetizados como “secretarios”. Entre 1972.
los que asistieron a la reunión en esta capacidad estaba el lí- 1972/1, Sección Dir. EDR, Subserie Correspondencia
der zapatista Tacho, a la sazón de sólo 13 años. En una en- Exp. 5, “Estudios de Antropología Social en la Escuela de
trevista en 1996 se refirió al levantamiento zapatista como Desarrollo Regional del Instituto Nacional Indigenista”,
“la rebelión de los secretarios”.55 fechado en San Cristóbal, octubre de 1972
La historia del los primeros 25 años del INI en Los Altos Exp. 5, “Estudios de Antropología Social en la Escuela de
de Chiapas refleja patrones generales vistos en la Revolu- Desarrollo Regional del Instituto Nacional Indigenista”,
ción Mexicana. Se trata de una historia de promesas revo- San Cristóbal, octubre de 1972.
lucionarias, idealismo, lucha popular y movilización, pero “Invitación a los Directores, Subdirectores y Antropólogos
también de clientelismo, corrupción y decadencia. Hacia de los Centros Coordinadores del INI”, 25 de octubre de
1970 el INI era un actor menor en Los Altos de Chiapas 1972.
pero, tal vez sin proponérselo, había sembrado las semillas Exp. 6, “Sección de Antropología”, noviembre de 1972.
de una “revolución” imprevista que llegaría a sacudir al Es- Exp. 7, “Breve informe sobre el Departamento de Antropo-
tado mexicano hasta la médula. Tanto el Congreso Indígena logía de la Escuela de Desarrollo Regional (de enero 5 a
como los sucesos de Chamula demostraron la irrelevancia junio 30 de 1972)”, por Villa Rojas.
del indigenismo oficial y dejaron ver un futuro de activismo Arias Pérez, Jacinto, “Movimientos indígenas contempo-
indígena independiente. El INI no sólo formó a muchos de ráneos del estado de Chiapas”, en Arias Pérez, Jacin-
los disidentes políticos de Chamula sino que los participan- to (ed.), El arreglo de los pueblos indios: La incansable
tes del Congreso Indígena habían sido en parte formados tarea de reconstitución, SEP / Gobierno del Estado de
por los maestros y estudiantes de la efímera Escuela de De- Chiapas / Instituto Chiapaneco de Cultura, México,
sarrollo Regional del INI. No obstante su carencia de poder 1994, p. 391.
para desarrollar las comunidades de Los Altos de Chiapas y
su incapacidad para reformarse a sí mismo desde su interior, Avante, “Continúa la protesta de un grupo chamula aquí”,
el INI tuvo un papel con frecuencia inconsciente en dar a los San Cristóbal de Las Casas, 2 de noviembre de 1976.
indígenas el poder de tomar la iniciativa política en los años __________, “Los chamulas fueron con su manifestación
noventa y en los venideros. de protesta a Tuxtla Gutiérrez”, 5 de noviembre de 1976.
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genas Manuel Castellanos, Dir. del CCI Maurilio Muñoz, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indí-
54 García de León, op. cit. , pp. 171-173; Morales, op. cit., pp. 314,
genas (CDI), Biblioteca Juan Rulfo, Informes del Centro
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55 García de León, op. cit. , p. 170.

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La representación política indígena en Chiapas: brechas en la
implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
derechos de pueblos indígenas

Maestra Araceli Burguete Cal y Mayor1

Introducción propios procedimientos, así como a mantener y desarrollar


sus propias instituciones de adopción de decisiones.” En el
Después de un largo proceso de casi dos décadas la Decla- análisis de ese artículo destaco dos “dimensiones”: “la inter-
ración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (en ade- na”, que refiere al derecho a participar en la adopción de deci-
lante, la Declaración) fue adoptada por la Asamblea General siones en las cuestiones de autogobierno local (en el ámbito
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) el 13 de municipal), y “la externa”, relativa al derecho a participar ple-
septiembre de 2007 en su 61° Periodo de Sesiones. A de- namente en la vida política mediante la representación. En
cir de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos esta colaboración intento dar respuesta a la pregunta: ¿Qué
Indígenas (CDI) México respaldó la Declaración votando retos enfrenta lograr la vigencia del artículo 18 de la Decla-
a su favor en las diferentes instancias hasta su adopción.2 ración de la ONU, en la legislación nacional y en la entidad
Sin embargo, ese protagonismo del gobierno mexicano en el chiapaneca en la “Era de la post-Declaración”?
ámbito internacional no encuentra igual respaldo en la juris- Para aproximar algunas respuestas en lo relativo a la “di-
dicción nacional. Una brecha entre los documentos legales mensión interna”, identifico como limitación la ausencia de
aprobados y su realización caracterizan al país. Los derechos reformas al artículo 115 de la Constitución nacional, que de-
reconocidos en el Convenio 169 de la Organización Interna- bieron de haberse realizado después de la reforma al artícu-
cional del Trabajo (OIT), el artículo 2º constitucional y más lo 2º constitucional en el año 2001 y que reconocieran la
recientemente los contenidos en la Declaración de la Orga- diversidad municipal como un derecho constitucional. Esa
nización de las Naciones Unidas (ONU), se encuentran en omisión impide superar los límites del artículo 115 que esta-
rezago, distando mucho el papel de la práctica. blece un único diseño de municipio en México: el “munici-
En este contexto general y en el escenario del inicio de pio libre”. Un único diseño de institución municipal en el país
un nuevo centenario de la Independencia y Revolución en obstaculiza la realización de los derechos autonómicos y de
México, esta colaboración centra su interés en reflexionar autogobierno indígena en el ámbito local, que quedaron ga-
sobre los retos que enfrenta lograr la vigencia de la Declara- rantizados en el artículo 2º constitucional.
ción en México y Chiapas en lo relativo al derecho de partici- Respecto a la “dimensión externa” relativa al derecho de
pación y representación política. Específicamente me ocupo representación política indígena reflexiono sobre la tenden-
en reflexionar sobre la realización de los derechos conteni- cia en el estado de Chiapas a crear figuras consultivas como
dos en el artículo 18, que a la letra dice: “Los pueblos indíge- los “consejos indígenas” en respuesta al reclamo indígena
nas tienen derecho a participar en la adopción de decisiones de representación política. Para ilustrarlo hago una prime-
en las cuestiones que afecten a sus derechos, por conducto ra aproximación a la figura del “Senado Indígena” propues-
de representantes elegidos por ellos de conformidad con sus to en el mes de septiembre de 2010 por el poder ejecutivo
estatal en el marco de una anunciada “reforma del Estado”
1
Profesora-investigadora del CIESAS-Sureste. Este documento fue en la entidad. Respecto a éste concluyo que habiendo exis-
presentado como ponencia en el “Coloquio Participación Indígena en tido en el pasado reciente la figura del “Consejo Indígena”
los Procesos de Independencia y Revolución Mexicana”, San Cristóbal creado en 1991, durante el periodo del gobernador Patro-
de Las Casas, Chiapas, 22 de octubre de 2010, Comisión Nacional
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). cinio González Garrido, éste se caracterizó por ser una figu-
2
Lo dice así: “México respaldó la Declaración, a lo largo del proceso ra decorativa carente de poder y subordinada a mecanismos
iniciado en 1985, votando siempre a su favor [de la Declaración] en las clientelares, motivo por el cual su disolución fue un compro-
diferentes instancias ya referidas, hasta su adopción por la Asamblea
General”. Cfr. http://www.cdi.gob.mx/index.php?option=com_ miso (cumplido) que quedó contenido dentro de los Acuer-
content&task=view&id=300. (consulta: octubre de 2010.) dos de San Andrés. Surge la pregunta sobre por qué razones

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en “la era de la post-Declaración”, esta figura consultiva Del año al decenio internacional de las poblaciones
reaparece ahora bajo el nombre de “Senado Indígena”, se indígenas del mundo
puede presumir que su suerte podrá ser semejante a la del
“Consejo Indígena”. Por esta razón observo que es poco pro- En cuanto a protección de derechos, el Convenio 169 sobre
bable que con ella se pueda cumplir con el “derecho a parti- Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, de la
cipar en la adopción de decisiones”, derecho establecido en Organización Internacional del Trabajo (OIT), continúa sien-
el artículo 18 de la Declaración de la ONU. do el más conocido y socorrido en la defensa de los dere-
Antes de ocuparme en el análisis de esas limitaciones, chos colectivos. Fue adoptado el 27 de junio de 1989 por la
brevemente me detendré a contextualizar el marco interna- Conferencia Internacional del Trabajo y entró en vigor en
cional de Derechos de los Pueblos Indígenas y específica- septiembre de 1991. Su valía radica en que es el único ins-
mente lo relativo al artículo 18 de la Declaración. trumento internacional de carácter vinculante que respalda
los derechos colectivos de los pueblos indígenas y tribales.
Dos décadas de logros en la protección de derechos En él se especifica que la conciencia de identidad indígena
humanos de los Pueblos Indígenas en el ámbito o tribal —autoidentificación— debe considerarse un criterio
internacional fundamental para determinar a los grupos. El Convenio defi-
ne derechos en los siguientes ámbitos: político, tierras, con-
Los últimos años del siglo xx y la primera década del XXI tratación y condiciones de empleo, formación profesional,
han sido testigos de logros importantes para los Derechos artesanía, industrias rurales, seguridad social y salud, educa-
de los Pueblos Indígenas (DPI) en el ámbito internacional. ción y medios de comunicación, contactos y cooperación a
Se ha observado que los indígenas tienen en la actualidad través de las fronteras.
una mayor influencia política, al lograr avances y mejores La coyuntura del año 1992 fue un momento decisivo
posicionamientos dentro de la Organización de las Nacio- en las luchas indígenas. El movimiento contra la celebración
nes Unidas, aunque en el tema de pobreza se ha avanzado del V Centenario articuló una respuesta continental que vi-
poco,3 así como también en la concreción de los DPI en los sibilizó a un nuevo sujeto político que reclamaba derechos y
contextos nacionales. reconocimiento. En este contexto la Asamblea General pro-
En el año 2007 después de dos décadas de esfuerzos se clamó 1993 como el “Año Internacional de las Poblaciones
logra lo que parecía imposible: la promulgación de la Decla- Indígenas del Mundo”. Inmediatamente después, en su re-
ración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, proclamada solución 48/163 del 21 de diciembre de 1993, proclamó
por la Asamblea General de la ONU. A decir de los especia- el “Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del
listas con ello se inicia una nueva etapa a la que Bartolomé Mundo”, que comenzaría el 10 de diciembre de 1994.4 El
Clavero (2009) ha llamado “la era de la post-Declaración”. propósito del “Decenio” era que se esperaba que la década
En su perspectiva el cambio más radical entre la “era pre- 1995-2004 fuera escenario para fortalecer la cooperación
Declaración” y la posterior a la misma es que esos colectivos internacional con vistas a resolver los problemas de esos co-
dejaron de tener el estatus de minorías para ser ahora reco- lectivos en esferas tales como derechos humanos, medio
nocidos como Pueblos. Esta nueva era apenas comienza y ambiente, desarrollo, educación y salud. El tema del dece-
los retos son enormes. Lo más importante ahora es visibili- nio, cuya coordinación se encomendó a la Alta Comisionada
zar a ese nuevo sujeto y sus derechos, y lograr que los Esta- para los Derechos Humanos fue: “Las poblaciones indíge-
dos los traten como Pueblos. Uno de los retos es construir la nas: la colaboración en acción.”5 Esas iniciativas fueron los
anunciada “nueva relación”, acorde con los términos de “la primeros pasos para colocar el tema en el interés de la comu-
nueva Era”, implementando los reconocimientos obtenidos. nidad internacional.
El camino se ha ido construyendo poco a poco en un enca-
denamiento de diversas acciones. Algunas de las más impor- 4
La resolución está disponible en: http://www.unhchr.ch/
tantes son las siguientes. huridocda/huridoca.nsf/(Symbol)/A.RES.49.214.Sp?Opendocument
(consulta: octubre de 2010.)
3 Esta fue la conclusión a que llegó el Banco Interamericano de 5 El 4 de diciembre de 2000, la Asamblea alentó a los gobiernos

Desarrollo (2004), al evaluar el primer decenio de las poblaciones a apoyar el decenio mediante la preparación de programas, el
indígenas 1994-2004. “BID. Decenio de Poblaciones Indígenas establecimiento de comités u otros mecanismos nacionales y
concluye con resultados mixtos, 10 de diciembre de 2004”. Disponible aportaciones al Fondo de contribuciones voluntarias de las Naciones
en: http://www.iadb.org/articulos/2004-12/spanish/decenio-de- Unidas para el Decenio (resolución 55/80). Disponible en: http://
poblaciones-indigenas-concluye-con-resultados-mixtos-1948.html. www.cinu.org.mx/eventos/anios_dec.htm. (consulta: octubre de
(consulta: octubre de 2010.) 2010.)

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Poco a poco, más recientemente se han creado nuevos El Relator Especial entregó sendos informes que dieron
mecanismos que dan cuenta del creciente interés por los cuenta tanto del diagnóstico sobre la situación de los dere-
pueblos indígenas en el programa internacional de derechos chos, como de los retos y las propuestas a que los DH de
humanos. los pueblos indígenas se enfrentaban. Los títulos que tuvie-
ron esos informes son indicativos: Primer informe: la situa-
Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la ción de los pueblos indígenas (2002); Segundo informe:
Situación de los Derechos Humanos y Libertades los proyectos de desarrollo y los derechos de los pueblos in-
Fundamentales de los Indígenas dígenas (2003); Tercer informe: la justicia y los derechos
indígenas (2004); Cuarto informe: la educación indígena
La creación de la figura del primer Relator Especial de las (2005); Quinto informe: la brecha de la implementación
Naciones Unidas sobre la situación de los derechos huma- (2006); Sexto informe: tendencias y desafíos (2007);
nos y libertades fundamentales de los indígenas, contribuyó Séptimo informe: por un desarrollo basado en los derechos
a visibilizar otras problemáticas en contextos nacionales es- humanos (2007) (Stavenhagen, s/f). Stavenhagen con-
pecíficos y dio cuenta sobre el estado de la cuestión de los cluyó en 2007, asumiendo el siguiente periodo el profesor
derechos en algunos países miembros de la ONU. El 24 de norteamericano James Anaya.7
abril de 2001, en su 57º período de sesiones, la Comisión
de Derechos Humanos aprobó la resolución 2001/57 en la Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas, 2000
cual decidió nombrar por un período de tres años a un Re-
lator Especial sobre la situación de los derechos humanos y En abril de 2000 la Comisión de Derechos Humanos esta-
las libertades fundamentales de los indígenas con el siguien- bleció el “Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas”,
te mandato: a) recabar, solicitar, recibir e intercambiar infor- que inició su primera reunión en el año 2002. Se constituye
mación y comunicaciones de todas las fuentes pertinentes como un órgano subsidiario del Consejo Económico y Social
incluidos los gobiernos, los propios indígenas, sus comunida- de las Naciones Unidas (ECOSOC) cuyo mandato consiste
des y organizaciones, sobre las violaciones de sus derechos en analizar las cuestiones indígenas relacionadas con el de-
humanos y libertades fundamentales; b) formular recomen- sarrollo económico y social, el medio ambiente, la cultura, la
daciones y propuestas sobre medidas y actividades apropia- educación, la sanidad y los derechos humanos de los pueblos
das para prevenir y remediar las violaciones de los derechos indígenas del mundo. El Foro Permanente tiene como man-
humanos y las libertades fundamentales de los indígenas; y dato prestar asesoramiento especializado y formula reco-
c) trabajar en estrecha relación con otros Relatores Especia- mendaciones sobre las cuestiones indígenas al ECOSOC, así
les, representantes especiales, grupos de trabajo y expertos como a los programas, fondos y organismos de las Naciones
independientes de la Comisión de Derechos Humanos y de Unidas. Se pidió al Foro que ofreciera asesoramiento espe-
la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos cializado y recomendaciones al Consejo y, por su conducto,
Humanos (Stavenhagen, s/f).6 a los programas, fondos y organismos de las Naciones Uni-
El doctor Rodolfo Stavenhagen fue designado por la Co- das. También se le pidió que realizara campañas de sensibili-
misión de Derechos Humanos de la ONU en 2001. En abril zación, que promoviera la integración y coordinación de las
de 2004 el mandato fue renovado por la Comisión de De- actividades relacionadas con las cuestiones indígenas dentro
rechos Humanos por un período adicional de tres años — del Sistema de Naciones Unidas y que preparara y difundiera
hasta 2007— (resolución 2004/62). El Relator concentró información sobre las cuestiones indígenas.
sus esfuerzos en tres áreas principales de trabajo: investiga- El Foro se integra con 16 expertos independientes
ciones temáticas sobre cuestiones que tienen un impacto que actúan a título personal; ocho de ellos han de ser pro-
en la situación de los derechos humanos y libertades fun- puestos por los pueblos indígenas y ocho por los gobier-
damentales de los pueblos indígenas; visitas a países; y co- nos; éstos pueden proponer a expertos indígenas si así lo
municaciones con los Gobiernos en relación con denuncias desean —y algunos lo han hecho. El Foro se reúne du-
de violaciones de los derechos humanos y libertades funda- rante 10 días cada año en Nueva York o Ginebra, o en un
mentales de los pueblos indígenas en todo el mundo (IW- lugar elegido por el Foro. Más de 1200 indígenas partici-
GIA, 2007). pan anualmente en la Sesión del Foro Permanente ade-

6 El mandato del relator está disponible en: http://www.acnur.org/ 7 Sobre el Mecanismo del Relator Especial, el desarrollo de su

biblioteca/pdf/6269.pdf. (consulta: octubre de 2010.) actividad y los retos del mismo, pueden verse en IWGIA, 2007.

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más de 70 países y 35 entidades intergubernamentales, de derechos humanos de la ONU, es sin embargo muy signi-
aproximadamente.8 ficativa además de que clarifica cómo estos derechos deben
relacionarse con las condiciones específicas de los pueblos
La Declaración de la ONU sobre los derechos de los indígenas para que sea aplicada en cada país. Habiendo lle-
pueblos indígenas (2007) gado a esa meta ahora debe enfrentar nuevos desafíos.
De acuerdo al primer Relator la Declaración debe ser
El Grupo de Trabajo sobre las Poblaciones Indígenas se reu- considerada como un “mapa de acción” para las políticas de
nió durante más de veinte años a partir de 1982 para exami- derechos humanos que deben emprender los gobiernos, la
nar la evolución de la situación de las poblaciones indígenas. sociedad civil y los propios pueblos indígenas si realmente se
Su trabajo fue fructífero y recomendó la adopción de diver- quiere garantizar, respetar y proteger sus derechos. La adop-
sas normas para la protección y promoción de sus derechos ción de la Declaración marca el fin de un ciclo de lucha por
humanos. En 1985 el Grupo de Trabajo sobre las Poblacio- conseguirlo y supone el inicio de uno nuevo: el relativo a su
nes Indígenas en las Naciones Unidas comenzó la elabo- aplicación. Y es aquí donde Stavenhagen identifica los nue-
ración de un borrador de Declaración —que concluyó en vos retos. Cuando cumplía su trabajo como Relator observó
1993— sobre los “derechos universales de los pueblos in- que había una “brecha en la implementación” entre las leyes
dígenas” (Burguete y Ruiz, 1994). Dos décadas de intensos y la realidad práctica de los instrumentos internacionales y
trabajos y de una fuerte presión por parte del movimiento de las normas nacionales (Stavenhagen, s/f). En su pers-
indígena que asistía regularmente a Ginebra para contribuir pectiva el principal desafío de la Declaración es cómo ha-
en los debates hicieron posible su construcción. No fue sino cer que funcione; considera que lo peor que podría sucederle
hasta el 29 de junio de 2006 cuando el Consejo de Dere- es que fuera ignorada incluso por los gobiernos que la han
chos Humanos adopta en Ginebra la Declaración por 30 vo- firmado, y viendo que así ocurren las cosas considera que
tos a favor, 2 en contra y 2 abstenciones. Pero fue hasta el esto sólo puede evitarse desplegando estrategias adecuadas
13 de septiembre del 2007 que la Asamblea General de las para su aplicación en los niveles nacionales y locales, logran-
Naciones Unidas proclamó la “Declaración de los Derechos do el apoyo en el nivel internacional. Hacer que tal cosa ocu-
de los Pueblos Indígenas”, con 143 votos a favor, 4 en con- rra implica un gran desafío tanto para los pueblos indígenas
tra y 11 abstenciones (Eide, 2010). como para los Estados en términos de su interpretación ade-
En la opinión de Rodolfo Stavenhagen (2010: 376), cuada, su aplicación práctica y su implementación efectiva
quien cumplía su periodo como Relator cuando la Decla- (Stavenhagen, 2010: 380).
ración fue aprobada, esta proclamación fue vista como un
triunfo de los pueblos indígenas. Aunque ésta no es vincu- Mecanismo de Expertos en Derechos Humanos de los
lante jurídicamente porque no es un tratado firmado y ra- Pueblos Indígenas del Consejo de Derechos Humanos
tificado por las instancias legislativas de los Estados, la de la ONU, 2007
Declaración —como otros instrumentos internacionales so-
bre derechos humanos— expresa un amplio consenso de la Como un esfuerzo para avanzar en los retos menciona-
comunidad internacional y obliga moral y políticamente a dos por Stavenhagen relativos a la implementación de la
todos los países miembros a obrar por su plena implementa- Declaración, la ONU creó en diciembre de 2007 el “Me-
ción con buena voluntad y en apego a sus compromisos con canismo de Expertos en Derechos Humanos de los Pue-
la Organización de las Naciones Unidas.9 En su perspectiva, blos Indígenas” que es un órgano asesor del Consejo de
aunque la Declaración no establece de hecho ningún nuevo Derechos Humanos (CDH) de la ONU. Como ha ocurri-
derecho o libertad que no existiera ya en otros instrumentos do con los otros órganos e iniciativas éste también resul-
8
tó de la presión y el cabildeo realizado por la diplomacia
Más información sobre el Foro puede verse en http://www.un.org/
esa/socdev/unpfii/es/about_us.html. (consulta: octubre de 2010.) indígena en los pasillos del poder de la ONU. Su función
9 Al referirse al caso de Venezuela, Bermúdez y Quintero (2007: es proveer conocimientos temáticos especializados, prin-
44), afirman: “[…] Se concluye que tales declaraciones [la de cipalmente por medio de estudios solicitados por el CDH.
Derechos de Pueblos Indígenas de la ONU y de la OEA] no poseen un Este conocimiento se proveerá de la manera y forma so-
formal carácter vinculante para todos los estados miembros de estos
organismos internacionales; sin embargo, debido a la necesidad de licitadas por el Consejo: a) Los conocimientos especiali-
resguardar los derechos humanos de los indígenas, el estado venezolano zados temáticos se centrarán principalmente en estudios
ha incorporado en su Derecho interno las normas contenidas en estas
Declaraciones, evidenciando que poseen una fuerza moral que les y asesoramiento basado en la investigación; b) El meca-
otorga aceptación y exigibilidad por parte del Estado.” nismo podrá, en el ámbito de su labor que determine el

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Consejo, presentar propuestas al Consejo para que éste las Morales realiza al artículo 18 mencionado y luego, páginas
examine y apruebe. abajo, reflexionaré sobre su vigencia en México a la luz de la
El Mecanismo de Expertos debe funcionar con funda- legislación nacional y del estado de Chiapas.
mento en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas como marco filosófi- La representación política indígena
co, político y económico y conforme al mandato del propio
Mecanismo según resolución 6/36 del Consejo de Dere- Teniendo como soporte el marco internacional de Derechos
chos Humanos. Se diferencia considerablemente del anti- Humanos sobre el derecho a la participación, José Carlos Mo-
guo Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas (GTPI) en rales (2010), al analizar el artículo 18 de la Declaración, el
que es un órgano subsidiario del Consejo de Derechos Hu- autor identifica dos dimensiones: a) la dimensión interna y
manos, por lo que ocupa un nivel más alto en la jerarquía de b) la dimensión externa. A la primera refieren los procesos
las Naciones Unidas. Al tener como mandato proporcionar internos de adopción de decisiones, que tienen que ver con
consejo temático especializado al CDH puede llevar a cabo el derecho a la autonomía y al autogobierno, en sus asun-
estudios y trabajos de investigación y también presentarle tos internos y locales (derecho expreso en el artículo 4 de la
propuestas. Lo que no puede es recibir o transmitir quejas Declaración); así como el derecho a participar plenamente, si
ni denuncias pues estas funciones corresponden al mandato así lo desean, en la vida económica, social y cultural del Esta-
del Relator Especial sobre la situación de los derechos huma- do (derecho expreso en el artículo 5 de la Declaración); y a
nos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas. participar en todas las decisiones que los afecten o afecten
Tampoco tiene atribuciones para elaborar nuevas normas, a sus derechos (arts. 18 y 19). Textualmente sostiene: “En
tratar asuntos por país o adoptar resoluciones o decisiones. otras palabras, la Declaración afirma el derecho de los pue-
El Mecanismo celebra una sesión de cinco días todos los blos indígenas a desarrollar y mantener sus propias institucio-
años y presenta informes anuales en el mes de septiembre al nes y su propia autoridad de adopción de decisiones, a la par
Consejo de Derechos Humanos. La primera sesión se llevó con su derecho a participar en los procesos de decisión exter-
a cabo del 1º al 3 de octubre de 2008 en la Oficina de Na- nos y en el orden político del Estado” (Morales, 2010: 3).
ciones Unidas en Ginebra; la segunda sesión, tuvo lugar del
10 al 14 de agosto de 2009 mientras que la tercera sesión El artículo 18 de la Declaración de la ONU y el
se celebró del 12 al 16 de julio de 2010. El Mecanismo de “derecho a participar en la adopción de decisiones”.
Expertos está integrado por cinco expertos independientes Una lectura desde el Mecanismo de Expertos
cuyo mandato es de tres años, del 2008 al 2010. Lo con-
forman cinco “expertos independientes”, uno por cada re- El “Estudio sobre los pueblos indígenas y el derecho a par-
gión geopolítica del mundo, según se conducen los asuntos ticipar en la adopción de decisiones. Informe provisorio del
en las Naciones Unidas: Catherine Odimba, región África; estudio sobre los pueblos indígenas y el derecho a partici-
John Henriksen, región de Europa; José Molintas, por Asia; par en la adopción de decisiones” preparado por el ingenie-
Jannie Lasimbang, de Malasia. Jose Carlos Morales, indígena ro José Carlos Morales (Morales, 2010) para ser presentado
brunca de Costa Rica, tiene la representación por la región ante el CDH en julio de 2010 reflexiona alrededor de los al-
de Latinoamérica y el Caribe.10 cances del artículo 18 de la Declaración. Recordemos qué
En este marco, a petición del CDH se encomendó al dice dicho artículo: “Los pueblos indígenas tienen derecho
experto José Carlos Morales realizar una investigación a participar en la adopción de decisiones en las cuestiones
que clarificara el espíritu y la letra e interpretara los alcan- que afecten a sus derechos, por conducto de representan-
ces del artículo 18 de la Declaración relativo al derecho a la tes elegidos por ellos de conformidad con sus propios pro-
represen­tación política indígena. Esta tarea fue realizada y cedimientos, así como a mantener y desarrollar sus propias
presentada en el “Informe del Mecanismo de Expertos so- instituciones de adopción de decisiones.” La participación
bre los Derechos de los Pueblos Indígenas”. A continuación indígena en la adopción de decisiones en todos los asuntos
expondré un breve resumen de la interpretación que el señor que afectan sus vidas constituye, en opinión del grupo de
expertos, el fundamento esencial del disfrute de la totalidad
10 Para mayor información sobre el Mecanismo de Expertos, cfr. de los derechos humanos universalmente aceptados. Y con-
Servindi, 12 de julio de 2010, “ONU: Mecanismo de Expertos analiza tiene el reconocimiento del derecho a la autodeterminación
derecho de los PPII a participar en toma de decisiones”. Disponible en:
http://www.servindi.org/actualidad/28526. (consulta: octubre de toda vez que el derecho a decidir es central en el ejercicio del
2010.) mismo. Este reconocimiento implica que los pueblos indíge-

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nas están facultados para ejercer libremente el control de su indígenas. Por su parte, el Convenio 169 de la Organiza-
propio destino (como individuos y como colectivos) en con- ción Internacional del Trabajo (OIT) sobre Pueblos Indí-
diciones de igualdad. genas y Tribales en Países Independientes contiene una
Como ha sido señalado antes los derechos que garan- serie de disposiciones fundamentales sobre el derecho de
tiza la Declaración no establecen ningún nuevo derecho o los pueblos indígenas a la participación. El propio Conve-
libertad que no existiera ya en otros instrumentos de dere- nio se basa en el reconocimiento de las aspiraciones de los
chos humanos de la ONU (Stavenhagen, 2010). Por este pueblos indígenas a ejercer control sobre sus propias insti-
motivo, un primer ejercicio que se hace en el estudio men- tuciones y formas de vida y desarrollo económico y a man-
cionado es hacer una revisión del marco internacional de los tener y fortalecer sus identidades, lenguas y religiones en el
Derechos Humanos, donde la participación está garantiza- marco del Estado en que viven. Los derechos de consulta
da como un derecho. Enumera, entre otros, a la Declaración y participación representa la piedra angular del Convenio.
Universal de Derechos Humanos que en el primer párrafo En este sentido las protecciones internacionales al derecho
de su artículo 21 afirma que “toda persona” tiene derecho a de participación de los pueblos indígenas, tienen una doble
participar en el gobierno de su país, directamente o por me- fundamentación y cobertura: la participación como dere-
dio de representantes libremente elegidos, y en el párrafo 3 cho individual y también como derecho colectivo.
del mismo artículo establece que la voluntad del “pueblo” es Por otro lado las acciones de la ONU alientan a los go-
la base de la autoridad del poder público. Asimismo, el dere- biernos a tomar medidas para que esos derechos se hagan
cho a la participación en su dimensión de la vida nacional se realidad. El programa de acción para el Segundo Decenio
ha definido en mayor detalle en disposiciones anteriores de Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo destaca
tratados de derechos humanos, en particular el artículo 25 la importancia de garantizar la participación efectiva de los
del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que pueblos indígenas en la adopción de decisiones. Uno de los
establece el derecho de los ciudadanos a: a) participar en la cinco objetivos del programa, aprobado por la Asamblea Ge-
dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio neral en su resolución 59/174, es promover la participación
de representantes libremente elegidos; b) votar y ser elegi- plena y efectiva de los pueblos indígenas en las decisiones
dos en elecciones periódicas y auténticas; y c) tener acceso que afectan directa o indirectamente a sus estilos de vida,
a las funciones públicas. sus tierras tradicionales y territorios, su integridad cultural
Por otra parte, el derecho a la participación en algunas como pueblos indígenas que poseen derechos colectivos
cuestiones relacionadas con los asuntos internos o locales o cualquier otro aspecto de sus vidas teniendo en cuen-
está contemplado en el artículo 27 del Pacto Internacional ta el principio del consentimiento libre, previo e informado
de Derechos Civiles y Políticos que protege los derechos cul- (A/60/270, párr. 9 ii). Todo ello pone de relieve que en la
turales de los pueblos indígenas. El Comité de Derechos Hu- normatividad internacional de derechos humanos el derecho
manos observó que el goce de esos derechos puede requerir de los pueblos indígenas a la participación es tanto un princi-
la adopción de medidas jurídicas positivas de protección y pio como un derecho fundamental.
medidas para asegurar la participación eficaz de los miem- En este contexto general de derechos, al concluirse el
bros de comunidades minoritarias en las decisiones que les primer y segundo centenario de la Independencia y Revolu-
afectan. ción, ¿cuál es el estado de los derechos de los pueblos indí-
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los de- genas en México y Chiapas que reconoce el artículo 18 de
rechos de los pueblos indígenas contiene por su parte la Declaración de la ONU, desde la dimensión interna y la
más de 20 disposiciones que afirman el derecho de los dimensión externa?; y ¿qué retos enfrentan en la legislación
pueblos indígenas a participar en la adopción de deci- nacional y en la del estado de Chiapas para su realización?
siones, que se expresa en particular como derechos: a) Para dar cuenta de la dimensión interna (relativa al dere-
a la libre determinación; b) a la autonomía o el autogo- cho de autonomía y autogobierno) en las siguientes páginas
bierno; c) “a participar”; d) “a participar activamente”. Y voy a realizar aproximaciones a la legislación nacional, al ar-
también deberes de los Estados: e) de “obtener su con- tículo 2º constitucional reformado en 2001. Y con relación
sentimiento libre, previo e informado”; f) de buscar un a la dimensión externa (relativa al derecho de representa-
“acuerdo libre” con los pueblos indígenas; g) de “consul- ción política indígena) reflexiono sobre su devenir frente a la
tar y cooperar” con los pueblos indígenas; h) de adoptar propuesta de creación de la figura “Senado Indígena” como
medidas “conjuntamente” con los pueblos indígenas; e i) ejercicio del “derecho de autodeterminación”, según inicia-
de “respetar debidamente­las costumbres” de los pueblos tiva presentada por el gobernador Juan Sabines en el mes

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septiembre de 2010.11 Voy a referirme brevemente a cada Elegir de conformidad con sus normas, procedimientos
una de ellas. y prácticas tradicionales, a las autoridades o representantes
para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno,
El “municipio libre”: candados constitucionales que garantizando la participación de las mujeres en condiciones
limitan la realización del ejercicio del derecho al de equidad frente a los varones, en un marco que respete el
autogobierno indígena en México pacto federal y la soberanía de los Estados.”
Preservar y enriquecer sus lenguas, conocimientos y de-
A casi una década de la reforma del artículo 2º constitucio- más elementos que constituyan su cultura e identidad […]
nal, los derechos de los pueblos indígenas en México y en Conservar y mejorar su hábitat y preservar la integridad
Chiapas se encuentran maniatados y sin posibilidad de ejer- de sus tierras […]
cerse, detenidos entre otras cosas por la ausencia de una Acceder, con respeto a las formas y modalidades de pro-
reforma al artículo 115 constitucional que reconozca la di- piedad y tenencia de la tierra establecidas en esta Constitu-
versidad municipal en México. ción y a las leyes de la materia, al uso y disfrute preferente
Como se recuerda, el texto constitucional establece al de los recursos naturales de los lugares que habitan y ocupan
municipio como el espacio donde los derechos de autono- las comunidades [….]
mía indígena deben de ser realizados. Recordemos que el Elegir, en los municipios con población indígena, repre-
núcleo duro del reconocimiento de derechos a los pueblos sentantes ante los ayuntamientos […]”
indígenas se concentra en el apartado “A” del artículo 2° re-
formado. Allí se enumeran los derechos reconocidos al tiem- Pero en el siguiente párrafo, después de enunciar los
po que establece la obligatoriedad de que tales derechos se derechos, de inmediato acota y afirma que ésos únicamen-
concreten en el marco de la institución municipal. Por su re- te podrán ser reconocidos y legislados en las entidades fe-
lación con los derechos contenidos en el artículo 18 de la derativas y realizadas en el ámbito municipal:
Declaración, conviene indagar sobre las posibilidades que
la institución municipal vigente (el “Municipio Libre) ofre- Las constituciones y leyes de las entidades federativas reco-
ce hoy día como marco de regulación adecuada para que nocerán y regularán estos derechos en los Municipios, con
los derechos de libre determinación y autonomía indígena el propósito de fortalecer la participación y representación
(que se presumía eran los propósitos de la reforma) puedan política de conformidad con sus tradiciones y normas inter-
verse allí realizados. Para efectuar tal acercamiento veamos nas. (Íbidem.)
qué dice al respecto la reforma: “A. Esta Constitución reco-
noce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunida- Pero la reforma al artículo 115 constitucional —que
des indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a regula el municipio— no se realizó. La reforma en materia
la autonomía para: […]”12 indígena no se acompañó de una reforma en materia mu-
Se enumeran siete fracciones que definen los derechos nicipal que diera apertura a los derechos mencionados al
específicos que tendrían todos los pueblos indígenas de Mé- reconocer la diversidad municipal; y dentro de ésta un tipo
xico en el ejercicio de sus derechos de libre determinación y específico de “municipio indígena” que abriera la oportuni-
autonomía. Estos derechos son: dad para realizar esos derechos. La falta de esta reforma ha
tenido como consecuencia que el diseño de “municipio li-
Decidir sus formas internas de convivencia y organización bre” se convierta en un obstáculo para realizar los dere-
social, económica, política y cultural […] chos garantizados en el artículo segundo. Apuntaré algunas
Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulariza- de esas dificultades. Antes, recordemos lo que establece la
ción de sus conflictos internos […] Constitución en materia municipal:
Artículo 115. Los Estados adoptarán, para su régimen
11
Cfr. “Propone Sabines creación del Senado Indígena”, en interior, la forma de gobierno republicano, representativo,
Metropolitano Radio, digital, 24 de septiembre de 2010. Disponible popular, teniendo como base de su división territorial y de
en: http://www.metropolitano.mx/201009241254/informacion-
general/propone-sabines-creacion-del-senado-indigena. (consulta: su organización política y administrativa el Municipio Libre
octubre de 2010.) conforme a las bases siguientes:
12 Reformado mediante decreto, publicado en el Diario Oficial de

la Federación el 14 de agosto de 2001. Disponible en: http://info4.


juridicas.unam.mx/ijure/fed/9/3.htm?s=. (consulta: mayo de I. Cada municipio será gobernado por un Ayuntamiento de
2010.) elección popular directa, integrado por un Presidente Muni-

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cipal y el número de regidores y síndicos que la ley deter- yendo el régimen monocultural del municipio libre por un ré-
mine […]13 gimen multimunicipal (Burguete, 2008)], permitiría que en
Chiapas —y obviamente en todos los estados del país— los
Como puede verse, la Constitución mandata una única municipios puedan funcionar de una manera diferenciada,
institución como base de la división territorial y de la organi- adscritos a alguna categoría de municipio que se estableciera
zación política y administrativa para todas las entidades fe- en la ley. Por ejemplo, el municipio autónomo, municipio in-
derativas del país, al tiempo que establece para todos ellos dígena o municipio pluriétnico, entre otros. La omisión de la
un único tipo de autoridad local y una única forma de elec- reforma al artículo 115 constitucional conculca el derecho a
ción. Para los efectos del análisis que nos ocupa, esas defini- que los pueblos indígenas decidan sobre sus formas internas
ciones tienen las siguientes consecuencias: de organización política y elijan de conformidad con sus nor-
a) Al establecer un único tipo de municipio universal con mas, procedimientos y prácticas tradicionales a sus autorida-
forma de gobierno republicano para todo el país, ignora la des, así como al ejercicio de sus propias formas de gobierno
diversidad del gobierno local quedando sin posibilidades de interno. Derechos garantizados por el artículo 2º constitu-
reconocimiento otras formas de gobierno que tengan como cional y ahora también por el artículo 18 de la Declaración
base la organización comunal indígena; de derechos de los pueblos indígenas de la ONU, pero obs-
b) el municipio libre viene acompañado de un dise- taculizados en su realización por motivo del “candado” que
ño específico sobre la autoridad municipal que es el Ayun- significa el artículo 115 constitucional.
tamiento integrado siempre por un presidente, síndico(s) y
regidores, y así las muchas formas de cómo el gobierno in- “Senado Indígena” en Chiapas: limitaciones en el
dígena se integra quedan subordinadas (en realidad, ignora- ejercicio del derecho a la representación política
das) a esa figura; indígena
c) sobre los derechos reconocidos en el artículo 2º en
lo relativo al gobierno local y sus formas de elección se ob- En Chiapas, la política de reconocimiento no reconoce la ins-
serva que las autoridades locales y los representantes para titucionalidad del gobierno comunitario indígena y tampoco
el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno en reconoce a la comunidad como sujeto de derecho público;
los municipios indígenas, que teóricamente deberían de ser a diferencia de Oaxaca15 y San Luis Potosí16. A cambio ha
elegidos “de conformidad con sus normas, procedimientos creado figuras para reconocer a autoridades indígenas, es-
y prácticas tradicionales”, en realidad son electos median- pecíficamente a las que nombra como “autoridades tradi-
te el sistema nacional de partidos políticos (con excepción cionales”. Lo hizo en 1999 al crear los Juzgados de Paz y
de Oaxaca),14 de lo que resulta que tienen limitaciones para Conciliación Indígena, colocando a dichas autoridades en
poder “Decidir [sobre] sus formas de convivencia y organi- condición de “auxiliares” en la administración de justicia
zación social, económica, política y cultural”, toda vez que el (institución de la que no me voy a ocupar aquí);17 y aho-
artículo 115 establece una sola para todos los municipios de ra en 2010 al proponer (el poder ejecutivo en el estado)
México limitando con ello el “derecho a decidir” sobre el que la creación de la figura del “Senado Indígena”. En esta co-
ahora reflexionamos. laboración voy a referirme brevemente a esta última figura
De esta forma la legislación municipal nacional —y en preguntándome si con ella se satisfacen las aspiraciones del
consecuencia estatal— impide en Chiapas que el ayunta- “derecho a participar en la adopción de decisiones” —en su
miento incorpore legalmente, dentro del gobierno municipal, dimensión externa— y el ejercicio del derecho a la “Autode-
la organización del “Cabildo Indígena” (reelaborada, rein- terminación de los pueblos indígenas”, como subtitula el go-
ventada y adecuada a las nuevas realidades) o cualquier otra bernador Juan Sabines la propuesta del “Senado Indígena”.
culturalmente pertinente que elija o nombre a las autorida-
des bajo sus sistemas políticos de elección o nombramiento. 15
Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca.
En mi opinión, de ocurrir una reforma que reconociera la Disponible en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/EnFe/OAXACA/
constitucion.php. (consulta: octubre de 2010.)
diversidad municipal en México [como por ejemplo, sustitu- 16
Constitución Política del Estado de San Luis Potosí. Disponible en:
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Documentos/Estatal/San%20
13 Disponible en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/
Luis%20Potosi/wo29876.pdf. (consulta: octubre de 2010.)
articulos/115.pdf. (consulta: mayo de 2010.) 17 Periódico Oficial, Decreto Núm. 191, que reforma los artículos 4,
14 Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca.
10, 12, 13, 29 y 42, de la Constitución Política del Estado de Chiapas,
Disponible en: http://www.ordenjuridico.gob.mx/EnFe/OAXACA/ en materia de derechos y cultura indígenas, 17 de junio de 1999,
constitucion.php. (consulta: octubre de 2010.) Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

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La vía consultiva en la representación política indígena Larráinzar (en los compromisos del gobierno de Chiapas).
en Chiapas: el “Senado Indígena” Textualmente quedó dicho: “Figuras de organización como
el Consejo Indígena Estatal, deben ser suprimidas o reforma-
Las políticas de reconocimiento mediante reformas legales das, a partir de las formas de organización de comunidades y
tuvieron un impacto temprano en Chiapas. Desde 1990, pueblos indígenas que surjan como producto del proceso de
cuando inició el proceso de reformas en materia indígena en cambios constitucionales que se lleven a cabo” (Hernández
México (que condujo a modificar el artículo 4 constitucio- y Vera, 1998: 83). Los artículos 29 y 58 de la Constitución
nal), la Constitución chiapaneca tuvo cambios tempranos, de Chiapas se reformaron y el Consejo Indígena se eliminó
durante el periodo del gobernador Patrocinio González Garri- por su carácter decorativo y clientelar, ¿entonces por qué re-
do. En 1990 (antes de la reforma federal) Chiapas reformó gresa ahora, bajo la figura del “Senado Indígena”?
su artículo 4º incorporando el siguiente texto: “Esta cons- El “Senado Indígena”, como órgano de representación
titución protege la cultura, las lenguas y los dialectos con política indígena, fue planteado por el ahora gobernador
que se comunican las diferentes etnias y grupos mestizos de Juan Sabines Guerrero cuando era candidato a gobernador
Chiapas. A efecto de garantizar lo anterior se crea el Con- por una alianza entre el Partido de la Revolución Democrá-
sejo Indígena Estatal.”18 Llama la atención la ambigüedad tica (PRD) y otros partidos políticos que lo llevaron al po-
del texto constitucional, que raya en lo confuso. También der. En septiembre de 2010 el ahora gobernador retoma su
predomina el enfoque tutelar en el reconocimiento: por un compromiso de campaña en el marco de una propuesta más
lado admite la diversidad cultural (en las lenguas y dialec- amplia de “Reforma del Estado”, integrado por seis ejes.19
tos, ¡incluyendo la de los mestizos!), pero no para recono- En una nota periodística sobre la presentación de la propues-
cer derechos a los sujetos indígenas sino para establecer un ta gubernamental se lee:
nuevo aparato de control político, el “Consejo Indígena Es-
tatal” (CIE) que sustituyó a los Consejos Supremos Indíge- El gobernador de Chiapas Juan Sabines Guerrero, presentó a
nas, otro aparato de control semejante. El Consejo Indígena los 118 alcaldes electos de la entidad seis ejes de la Reforma
Estatal, afiliado al Partido Revolucionario Institucional (PRI), de Estado que contempla: Rendición de Cuentas, Fortaleci-
era tributario de los viejos consejos indígenas creados duran- miento de la Administración de Justicia, Descentralización
te la presidencia de Luis Echeverría en los años setenta. de la Gestión Pública, Democracia Participativa, Fortaleci-
El nuevo consejo estatal creado en 1992 buscaba des- miento en la Protección de los Derechos Humanos y Auto-
articular los viejos grupos de poder que se enquistaban en determinación de los Pueblos Indígenas.20
los consejos supremos, instituyendo nuevos liderazgos afi-
nes a los nuevos grupos de poder que ascendieron con el La propuesta del gobernador Sabines dice textualmente:
presidente Carlos Salinas y el gobernador González Garrido.
Pero tales figuras no eran de autoridad sino de representa- Se crea el Senado Indígena del Estado de Chiapas como ór-
ción y gestoría. Carlos Alfaro (1996) documentó las tareas gano autónomo constitucional, con personalidad jurídica y
realizadas por dicho Consejo. Destaca su carácter gestor, patrimonio propios. Tendrá por objeto fomentar y preser-
pues era una instancia de mediación entre la población indí- var las lenguas y cultura indígena del estado, así como for-
gena y las instituciones de gobierno para canalizar recursos talecer la participación de los pueblos indígenas en la vida
y beneficios a algunos grupos afines. Eran al mismo tiem- pública.
po operadores políticos durante los periodos electorales. Los Se integrará por 12 senadores indígenas, con sus suplen-
procedimientos para su elección no pasaban por las instan- tes, serán electos por usos y costumbres por los pueblos
cias de la organización comunal o de los pueblos sino me- indígenas que reconoce nuestra constitución […] Estará in-
diante la estructura del PRI.
Es significativo mencionar que por ese carácter de sub- 19
Los ejes son: “Eje 1. Rendición de cuentas”; “Eje 2. Fortalecimiento
ordinación al poder corporativo del Estado la desaparición de la Administración de Justicia”; “Eje 3. Descentralización de la gestión
del Consejo Indígena Estatal quedó establecida en las nego- pública”; “Eje 4. Democracia participativa”; “Eje 5. Fortalecimiento en
la protección de los Derechos Humanos”; y “Eje 6. Autodeterminación
ciaciones entre el gobierno del estado y el EZLN, en uno de de los Pueblos Indígenas”.
los documentos que integran los Acuerdos de San Andrés 20 Cfr. “Propone Sabines creación del Senado Indígena”, en

Metropolitano Radio, digital, 24 de septiembre de 2010. Disponible


en: http://www.metropolitano.mx/201009241254/informacion-
18 Decreto Núm. 60 del Periódico Oficial, Núm. 95, de fecha 9 de
general/propone-sabines-creacion-del-senado-indigena. (consulta:
octubre de 1990, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. octubre de 2010.) El énfasis es mío.

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tegrada por personas que hayan ostentado un cargo tradi- de este consejo es realizar un encuentro estatal de dignata-
cional, sean considerados mayores o antiguos de acuerdo a rios mayas y aunque toman acuerdos sobre distintas proble-
sus usos y costumbres. máticas éstos no son vinculantes, por lo que suelen quedar
Entre otras facultades, también podrán iniciar leyes y de- en meras recomendaciones (Gabbert, s/f).
cretos ante el Congreso del Estado en materia de derechos Por este motivo, observo que la propuesta tiene más de-
y cultura indígena, designar un consejero ante el Consejo bilidades que fortalezas. En Chiapas, la propuesta del “Se-
Estatal de Derechos Humanos…. aprobar al titular de la co- nado Indígena” del gobernador Sabines, no tendría como
misión para la protección de los derechos humanos de los consecuencia ejercer el derecho de autodeterminación que
pueblos indígenas. proclama sino que podría traer más problemas y divisiones
Para la integración de la Ley respectiva, el Congreso del políticas que beneficios, dentro de los colectivos indígenas.
Estado deberá forear [sic] en los pueblos indígenas el conte- Por ejemplo, ¿cómo se nombraría a los 12 senadores y sus
nido de la ley, para recibir propuestas de estos.21 suplentes? Por su número se presume que cada uno de ellos
“representaría” a cada uno de los grupos étnicos lingüísti-
¿Satisfacen las figuras consultivas como el “Senado Indí- cos indígenas en el estado. Conviene preguntarse ¿cómo se
gena” el derecho de representación política indígena en los piensa elegir o nombrar al “senador tzotzil” y a su suplente?
términos que establece el artículo 18 de la Declaración? ¿Será de Chamula, de Larráinzar; de Chalchihuitán o de Che-
En México hay una larga tradición de este tipo de figuras nalhó, o de la Zona Norte del estado? ¿O de alguno de los
“consultivas” que intentan resolver el tema de la represen- varios miles de tzotziles distribuidos en los territorios de re-
tación política indígena con pobres resultados. Otros esta- ciente colonización como la Selva Lacandona, los Chimala-
dos del país tienen también este tipo de figuras con nombres pas, los Valles Centrales del estado o incluso de la ciudad de
rimbombantes pero con escasa o nula capacidad de decisión. San Cristóbal de Las Casas? Semejantes preguntas podrían
Por ejemplo la legislación del estado de Campeche, en Mé- hacerse también para los tzeltales o cualquiera de los doce
xico, reconoce a “las autoridades tradicionales mayas” me- “representantes” previstos (con sus suplentes). Es eviden-
diante la figura del “Gran Consejo Maya” como un órgano te que, siendo éste un nombramiento político, habrá dispu-
de representación (no vinculante) a nivel estatal. La Ley de ta por el mismo toda vez que dado el carácter vertical de
Derechos, Cultura y Organización de los Pueblos y Comu- su elección podrán controlar recursos políticos y económicos
nidades Indígenas del Estado de Campeche,22 reconoce al que serán seguramente motivo de disputa y sembrarán nue-
“Dignatario indígena” como la figura “del gobierno indígena vos conflictos intra e interpueblos.
tradicional” y prevé que es un cargo que le es conferido en En este mismo orden, queda la preocupación sobre el
“representación de su comunidad o por su pueblo, de acuer- mecanismo de elección o nombramiento de los mismos se-
do a sus usos, costumbres y tradiciones ancestrales” vincu- nadores, ya que se presume que el senador indígena será
lados con los centros ceremoniales. Se establece que cada una persona que “haya ostentado un cargo tradicional, sean
comunidad acreditará mediante una constancia el nombra- considerados mayores o antiguos de acuerdo a sus usos y
miento del dignatario correspondiente. Precisa que “Los de- costumbres”. Lo cual será probablemente motivo de dispu-
rechos y obligaciones de los dignatarios serán los que les ta, ya que la imagen que se tiene de autoridades con “car-
impongan los usos, costumbres y tradiciones propios de la gos tradicionales”, “mayores” o “antiguos” de acuerdo con
etnia indígena a la que pertenezca su comunidad” (artícu- los “usos y costumbres”, refiere regularmente a personas an-
los 44 y 45). El gobierno del estado de Campeche prevé cianas ligadas con la religiosidad católica popular o de tra-
un mecanismo registral de todos los dignatarios mayas, a los dición maya, ignorando que en la actualidad la mayoría de
que se les proporcionarán recursos financieros para su fun- la población indígena en la entidad no participa en este tipo
cionamiento. Además de la gestoría, la principal prerrogativa de ritualidades, ya sea porque se adscriben como católicos
diocesanos o bien porque han cambiado hacia las religiones
21
El énfasis en negritas es mío. Trato de llamar la atención sobre la evangélicas. Por todo ello puede inferirse que esta figura no
creación de nuevos “conceptos”, como el de “forear”; es decir, realizar logrará la representación política indígena. Tal vez lo que se
foros para debatir la presunta Ley. Al usar esos “conceptos”, con ello
se busca evadir el cumplimiento del derecho al consentimiento previo busca es la imagen de los hermosos atuendos que dichas
informado, que establece el Convenio 169 de la OIT. autoridades indígenas portan, para lucirla en actos protoco-
22 Ley de derechos, cultura y organización de los pueblos y
larios como legitimación para consumo de los medios de co-
comunidades indígenas del estado de Campeche. Disponible en:
http://www.ordenjuridico.gob.mx/Estatal/CAMPECHE/LEYES/ municación. De la misma manera queda la duda sobre cómo
CAMLEY14.pdf. (consulta: agosto de 2009.) cumplirán con las atribuciones asignadas, ya que dentro de

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sus funciones deberán iniciar leyes, decretos y otras pro- Huixtán y Oxchuc), y el segundo como “distrito tzotzil” con
puestas que requieren todas ellas de dominio temático para cabecera en Chamula (que comprende los municipios de
poder hacer un buen ejercicio del cargo, lo cual no es seguro Chalchihuitán, Chenalhó, Larráinzar, Mitontic, Pantelhó, Zi-
que así sea, toda vez que el perfil del “senador” que se busca nacantán, Aldama y Santiago el Pinar). Probablemente ésta
suele ser ocupado por personas ancianas, muchas de las cua- es una reforma legislativa con resultados tangibles respec-
les carecen de dominio de la lectoescritura y de los temas a to a los derechos de representación política indígena ya que,
proponer en los debates. efectivamente, mediante estos nuevos distritos los indíge-
En resumen, en mi opinión tales iniciativas funcionan nas han podido estar presentes en el Congreso local.
como distractores y en realidad impiden dar los pasos que se Quedan sin embargo varios retos sobre la calidad de la
requieren para la plena representación política indígena. En representación de esos diputados. La vía electoral es el úni-
el caso del “Senado Indígena” propuesto, puede afirmarse co camino posible para poder llegar al Congreso local, lo que
que este tipo de representación no sólo es contrario a la De- genera alta conflictividad dentro de los municipios por mo-
claración sino que además es un retroceso en las políticas de tivo de la lucha electoral. Además, dicha reforma violenta el
reconocimiento en Chiapas, regresando a tiempos anteriores principio político de representación que establece el artículo
a los Acuerdos de San Andrés ya que ese tipo de figuras tie- 18 de la Declaración, que proclama que dichos representan-
ne regularmente un carácter decorativo y sólo una participa- tes deben ser electos o nombrados mediante procedimien-
ción como consejeros, auxiliares o coadyuvantes que suele tos culturalmente pertinentes. Adicionalmente, otro reto es
ser simbólica, sin que sus decisiones tengan carácter vincu- el perfil de los diputados indígenas ya que ésos responden a
lante. Son, pues, representantes sin poder. los intereses de su partido y, cuando acceden al Congreso,
carecen de una agenda legislativa indígena.
La vía electiva de la representación política indígena Así, pese a que los diputados indígenas han estado pre-
sentes en el Congreso chiapaneco desde 1995, en esos tres
Además de las figuras consultivas, en Chiapas se han ensa- lustros su activismo a favor de los derechos de los pueblos
yado otras iniciativas por la vía electoral para la representa- indígenas ha sido nulo o irrelevante, y cuando hacen sus pro-
ción política indígena, pero que también enfrentan desafíos. puestas éstas responden regularmente a los intereses del go-
Por motivo de espacio únicamente voy a enunciarlas. bierno en turno, siendo así los diputados usados como un
recurso de legitimación desde el poder gubernamental.
La redistritación electoral estatal (1994)
La redistritación uninominal federal (2005)
Javier López Moreno, gobernador sustituto de Chiapas
(1994-1995), emitió el 6 de mayo de 1994 un Decre- En febrero de 2005 el Consejo General del Instituto Fede-
to (Periódico Oficial del Estado No. 315, el decreto Núm. ral Electoral (IFE) realizó modificaciones en la organización
205) que reformó la Ley Electoral del Estado. De los cam- de los distritos electorales en el país. Se aprobó que de los
bios que introdujo, uno de los más importantes fue aquél 300 Distritos Electorales uninominales en que se dividió el
que modificó la integración del Congreso del Estado aumen- territorio electoral del país, 28 de ellos serían considerados
tando de quince a veinte los distritos electorales uninomina- como “Distritos indígenas” —cuya demarcación se caracte-
les (Valdés, 1999: 30). Esta reforma tuvo la intención de riza por tener población indígena superior al 40%— los cua-
modificar los contornos distritales electorales para buscar su les se distribuyeron en 11 entidades federativas (Campeche,
coincidencia con territorialidades indígenas a fin de garanti- Chiapas, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Pue-
zar la representación política indígena dentro del Congreso bla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Veracruz y Yucatán).
local. Entre otros cambios, con estas reformas se recortó el Con ello se buscaba lograr la representación política indíge-
vigésimo distrito del municipio de Las Margaritas a efecto na dentro del Congreso nacional. Sin embargo, los resultados
de dejar éste constituido como una suerte de “distrito to- electorales de 2006 no llevaron al Congreso a los diputa-
jolabal” (que comprende los municipios de La Independen- dos indígenas esperados. Al evaluar esta experiencia, Alberto
cia y Maravilla Tenejapa). Igual cosa ocurrió con los distritos González Galván (González, 2008) documentó que entre
vigésimo primero y vigésimo segundo en que hizo recortes las tres fuerzas políticas más importantes en el país (Partido
de tal forma que el primero quedara configurado como una Revolucionario Institucional (PRI), Partido de la Revolución
suerte de “distrito tzeltal” con cabecera en Tenejapa (que Democrática (PRD) y Partido Acción Nacional (PAN), sólo
comprende los municipios de San Juan Cancuc, Chanal, el tres por ciento del total de sus candidatos fueron de origen

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indígena en esos distritos. Y de los diputados electos en los “circunscripción indígena”, que se presume incorpora “mu-
28 distritos, sólo siete fueron indígenas. nicipios eminentemente indígenas, con lo que se fomen-
En los sucesivos periodos electorales el porcentaje no ta mayor representatividad de los pueblos indígenas ante el
se ha modificado. Desafortunadamente, la constitución de Congreso del Estado”. Esta circunscripción se integra por los
estos 28 distritos electorales con población mayoritaria- municipios de Las Margaritas, La Independencia, Maravilla
mente indígena no ha garantizado que los pueblos indíge- Tenejapa, Tenejapa, San Juan Cancuc, Chanal, Huixtán, Ox-
nas estén representados en la Cámara de Diputados (menos chuc, Chamula, Chalchihuitán, Chenalhó, Larrainzar, Miton-
aún en el Senado de la República). Aunque desde la déca- tic, Pantelhó, Zinacantan, Aldama y Santiago el Pinar.24
da de los ochenta algunos indígenas han ascendido al Con- Sin demérito de la propuesta, ya que mediante este me-
greso nacional, lo han hecho como militantes partidarios y canismo se pretende aumentar el número de diputados in-
no por consideraciones de “cuota étnica” o donde la iden- dígenas lo cual ya de por sí es positivo, hay que tomar en
tidad sea un valor a considerar. Por ello resulta que muchas cuenta, sin embargo, que esta demarcación enfrentará gran-
veces esos diputados carecen de una agenda indígena, limi- des retos para lograr acuerdos entre los indígenas de esos
tando su perspectiva a los principios político-ideológicos o a municipios (donde se asientan varios pueblos: tojolabales,
los compromisos de sus partidos políticos. No obstante, es tzeltales y tzotziles) para designar a dicho diputado. Adi-
importante mencionar que cuando los diputados indígenas cionalmente, el caracterizar a esta demarcación como “in-
asumen y abanderan causas indígenas el Congreso nacional dígena”, deja en debilidad a los otros municipios de las
ha sido un espacio político importante para el avance y la circunscripciones uno, dos y tres, donde también hay “mu-
consolidación de los DPI. Por su importancia considero per- nicipios eminentemente indígenas”. Por esta falta de recono-
tinente continuar afinando este mecanismo, ya que puede cimiento, es previsible que los aspirantes indígenas de estas
ofrecer mejores resultados. tres demarcaciones deban realizar mayores esfuerzos para
lograr que sus partidos políticos puedan escogerlos a ellos
La redistritación plurinominal en el estado de Chiapas como “diputados indígenas”.
(2010) Por otro lado, la propuesta de Sabines tiene un méri-
to que es importante ponderar: intenta garantizar la repre-
Otro de los componentes que contiene la propuesta de “re- sentación política de mujeres dentro de las demarcaciones
forma del Estado” que propuso el gobernador Juan Sabines plurinominales, estableciendo la paridad de género. En la
en septiembre de 2010 (y que hemos comentado líneas propuesta de la nueva organización de las circunscripciones
arriba) es el de una nueva demarcación de las circunscrip- plurinominales se dice textualmente: “Las listas para integrar
ciones plurinominales para diputados locales. Dentro del las circunscripciones, se realizaran en dos segmentos de dos
mismo “Eje 6” que afirma reconocer la “Autodetermina- cada uno, los cuales se integrarán en su orden por una mu-
ción de los Pueblos Indígenas”, se propone la reorganización jer y un hombre.” Medida que es relevante en un contexto
del mapa de representación proporcional, en cuatro circuns- sociocultural donde la política electoral suele ser de domi-
cripciones.23 De esas cuatro, a una de ellas se le ha llamado nio masculino y del que las mujeres suelen quedar exclui-
das. Así, es posible que de aplicarse esta medida aumentará
23 Se divide el mapa de representación proporcional, en 4
el número de mujeres indígenas dentro del Congreso local.
circunscripciones, con los municipios; en circunscripción I. Tuxtla
Gutiérrez, Chiapa de Corzo, Acala, Ixtapa, Suchiapa, Soyaló,
Es importante mencionar que en el actual congreso local dos
Venustiano Carranza, Nicolás Ruiz, Totolapa, San Lucas, Chiapilla, mujeres indígenas ocupan sendos lugares (una tzotzil de Zi-
Amatenango del Valle, Socoltenango, San Cristóbal de Las Casas, nacantán y otra tzeltal de Teopisca), como resultado de las
Teopisca; circunscripción II Cintalapa, Jiquipilas, Ocozocoautla,
Berriozabal, Tonalá, Pijijiapan, Arriaga, Mapastepec, Huixtla, Mazatán, reformas electorales en el estado que obligan la paridad de
Huehuetán, Tuzantán, Villa Comaltitlán, Escuintla, Acapetahua, género en la elección de diputados uninominales, y también
Acacoyagua, Motozintla, El Porvenir, La Grandeza, Siltepec, Mazapa en los ayuntamientos municipales. Aunque varios de los par-
de Madero, Bejucal de Ocampo, Amatenango de la Frontera, Bella
Vista, Chicomuselo, Frontera Comalapa, Tapachula, Villa Flores, Villa
Corzo, Ángel Albino Corzo, La Concordia, Montecristo de Guerrero, Ostuacán, Ixhuatán, Chapultenango y Amatán. Comitán de
Cacahoatán, Tuxtla Chico, Unión Juárez, Metapa, Frontera Hidalgo Domínguez, La Trinitaria, Tzimol, Las Rosas, Copainalá, Tecpatán,
y Suchiate; circunscripción III Ocosingo, Altamirano, Sitalá, Chilón, Chicoasén, Osumacinta, Ocotepec, Francisco León y San Fernando.
24 Cfr. “Propone Sabines creación del Senado Indígena”, en
Benemerito de las Américas, Marquez de Comillas, Yajalón, Sabanilla,
Tila, Tumbalá, Palenque, La Libertad, Catazajá, Salto de Agua, Bochil, Metropolitano Radio, digital, 24 de septiembre de 2010. Disponible
Simojovel, El Bosque, Huitiupán, San Andres Duraznal, Pueblo Nuevo en: http://www.metropolitano.mx/201009241254/informacion-
Solistahuacán, Tapilula, Jitotol, Pantepec, Rayón, Tapalapa, Pichucalco, general/propone-sabines-creacion-del-senado-indigena. (consulta:
Reforma, Juárez, Solosuchiapa, Ixtacomitán, Sunuapa, Ixtapangajoya, octubre de 2010.)

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tidos políticos no cumplieron con la cuota establecida, el nú- Pero hay además otros retos en el contexto chiapaneco.
mero de mujeres en el Congreso local se incrementó.25 El tema de la representación política indígena no es un asun-
Sin embargo y no obstante su importancia, estas muje- to que haya sido debatido en la agenda indígena. El Ejérci-
res diputadas indígenas enfrentan los mismos retos que tie- to Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), los zapatistas
nen los diputados varones en lo relativo a la legitimidad de y en lo general sus adherentes políticos —como por ejem-
su representación, en cuanto que ellos acceden al Congreso plo los miembros de “La Otra Campaña”— rechazan la vía
mediante la vía de los partidos políticos. Además, queda la política electoral, motivo por el cual este tipo de participa-
duda sobre si esas legisladoras traerán consigo una agenda ción y representación es continuamente estigmatizada, de-
indígena y una agenda de género. Pese a estas limitaciones, bilitándose así la representación política indígena toda vez
la medida es de celebrarse. que cuestionan su legitimidad.
Y es que el reto es de fondo: enfrenta el desafío de lo-
A modo de reflexión final grar traducciones culturalmente adecuadas del concepto de
“representación política indígena”. Dada la diversidad étnica
En resumen, junto al Foro Permanente, el Relator Especial y indígena así como la distribución de la población diseminada
el Mecanismo de Expertos integran la trilogía de órganos de en pequeños asentamientos humanos en amplios territorios,
Naciones Unidas dedicados a los asuntos de los derechos de aunado esto a los vínculos corporativos que unen a grupos
los pueblos indígenas, cada uno con un mandato específico, de seguidores con los líderes locales vinculados con los parti-
lo que debe ser visto como un significativo avance en el nue- dos, la combinación resulta tan compleja que dificulta el que
vo siglo en el ámbito internacional. Como lo señaló el primer los legisladores indígenas cuenten con legitimidad en “su re-
Relator en su momento, el reto ahora es superar “la brecha” presentación”. Difícilmente puede afirmarse que uno o más
de la implementación. Así también, lograr que los países que legisladores “representan” a “los pueblos indígenas” o a “los
apoyaron la Declaración en su construcción (como es el indígenas”; a lo sumo, en el mejor de los casos representarán
caso de México) se comprometan ahora con su aplicación. a organizaciones puntuales que los postularon y quienes pu-
Lograr que “la representación política indígena” sea una dieron realizar alguna alianza con un partido. En realidad, la
realidad enfrenta diversos desafíos. El dominio del sistema mayoría de las veces ha ocurrido que son diputados que re-
de partidos que tienen el monopolio de la representación po- presentan a los partidos que los postulan.
lítica a nivel nacional y en la entidad chiapaneca, es una di- En suma, este es un reto que va más allá de la voluntad
ficultad a superar para lograr hacer realidad el artículo 18 de de los actores políticos gubernamentales o partidarios y que
la Declaración. Los partidos políticos llegan a las regiones in- requiere de un amplio debate dentro de los espacios de los
dígenas buscando líderes y seguidores, y el crecido número sujetos indígenas. Debate ahora cancelado por la coyuntura
de partidos políticos en el país y en el estado tiene la con- de debilidad del movimiento indígena en México y en Chia-
secuencia de contribuir a la atomización política de las co- pas, y por el tabú que existe alrededor de este tema —inclu-
munidades y municipios chiapanecos. Lograr acuerdos para yendo lo relativo a la participación y representación política
soportar candidaturas unidas es un reto que enfrentan las de las mujeres indígenas.
mismas comunidades y organizaciones en la entidad. En la Por último quiero referirme a otro reto conceptual que
actualidad, los partidos políticos se encuentran ya estableci- ahora únicamente apunto, relativo a “las autoridades tra-
dos en las regiones indígenas, pero recurren a las viejas prác- dicionales” y a los “usos y costumbres” como recurso de
ticas de tradición corporativa que buscan obtener beneficios legitimidad política. Estos conceptos, al igual que el de “re-
para los grupos políticos locales afines, lo que alienta la con- presentación política indígena”, enfrentan también retos en
frontación interna por la disputa de los bienes materiales y su traducción cultural como ya mencioné páginas arriba al
simbólicos que distribuyen. referirme a los desafíos para hacer viable la figura del “se-
nado indígena”, de la propuesta del gobernador Juan Sa-
25 La presidenta de la Comisión de Equidad y Género de la LXIII bines. Este tipo de planteamientos tiene consecuencias
Legislatura, la diputada Ana Elisa López Coello, realizó el siguiente políticas importantes. Entre otras cosas niega el reconoci-
balance de la jornada electoral de julio de 2010: de las 16 diputaciones miento a otros actores políticos indígenas que disputan po-
plurinominales, diez de esos espacios serian ocupados por mujeres. Las
candidatas a diputadas locales fueron en total, por los distintos partidos der mediante otras formas de organización política como
políticos, 30 fórmulas encabezadas por mujeres; de las cuales cuatro las organizaciones sociales campesino-indígenas o las orga-
resultaron triunfadoras. Cfr. “El balance de las elecciones, positivo
para las Mujeres”, Diario Cuarto Poder, 17 de julio de 2010, Tuxtla nizaciones de jóvenes, de mujeres, de artesanos, de comu-
Gutiérrez, Chiapas. nicadores, etcétera, que quedan fuera de la contienda por

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el perfil exigido desde el poder gubernamental y legislativo tos/relaju/cd_relaju/Ponencias/Mesa%20Sieder%20
de que, para que un liderazgo indígena tenga legitimidad, y%20Ariza/GabbertWolfgang.pdf. (consulta: octubre de
éste debe de ser “autoridad tradicional” y además elegi- 2010.)
do o nombrado por “usos y costumbres”. En lo personal González Galván, Alberto. 2008. “La redistritación electoral
no tengo­ respuestas a estas tensiones y contradicciones y la participación política de los pueblos indígenas en Mé-
sino preguntas y preocupaciones. En suma, me parece que xico. Balance y perspectivas (2006-2009), en Boletín
tanto estos conceptos como el de “representación políti- Mexicano de Derecho Comparado, núm. 21, Instituto de
ca indígena” requieren de un trabajo deliberativo, reflexivo, Investigaciones Jurídicas-UNAM, México. Disponible en:
entre los distintos actores, que busque y explore alternati- http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/boletin/
vas. De lo contrario, la brecha entre los derechos del artícu- cont/121/art/art6.htm. (consulta: octubre de 2010.)
lo 18 de la Declaración y la realidad indígena en Chiapas Grupo Internacional de Trabajo sobre Asuntos Indígenas
será cada vez más profunda. (IWGIA). 2007. El relator especial. Los derechos de los
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Comunidades culturales y existencia intercultural. Reflexiones
desde la esperanza sobre los pueblos indígenas y el futuro

Doctor Fernando Limón Aguirre1

Primeramente quiero agradecer la invitación a la CDI para La posición vital del que sufre, si se sufre desde dentro, me
poder expresar mi palabra en este momento. Gracias a los puede inducir a una acción ética: ayuda, consuelo, reflexión
presentes por su paciencia y su escucha. Compartiré algu- cognitiva, pero, en todo caso, la vivencia debe regresar ha-
nas reflexiones que provienen de múltiples diálogos, pen- cia uno mismo, a su lugar que está fuera del que sufre, y
sando en los pueblos y en el futuro. tan sólo desde su propio lugar el material vivencial puede ser
concientizado ética, cognitiva o estéticamente.3
I
Hablando de pueblos indígenas ¿quién puede pensar
¿Por qué pensar y dar una palabra sobre el futuro? Primera- que respecto de su vida y sus condiciones todo es normal?
mente para no quedar atrapado en el presente, en el tiempo ¿Bajo qué perspectiva la posición y las circunstancias en que
del progreso lineal que quiere encriptarnos, enseguida como se ubican y desenvuelven en el hoy los pueblos y comuni-
acto de resistencia a la negación y al tufo mortecino del dades indígenas son naturales? ¿Qué renovación colonialista
presente sin futuro y finalmente para anticipar aquel tiem- nos posibilitaría hacer apología de la negación, la exclusión
po preanunciado por nuestros sueños, como concreción de y/o el sometimiento?
anhelos. Debemos estar atentos a los discursos vacíos de tiempo,
Mas advierto que la posibilidades reales de hablar del comparsas del tiempo vacío, ese tiempo del progreso criti-
futuro están entretejidas ya con el futuro hoy en mis pro- cado por Benjamin (1977), discursos que inclusive pueden
pias acciones y convicciones configuradas en el diálogo y la advertir de las injusticias soportadas por los pueblos pero sin
amistad con otras y otros que hacemos la misma caminada, modificar ni estar dispuesto a que se modifiquen las dispo-
con los pueblos indígenas. siciones y posicionamientos vigentes, dejándonos atrapados
Expondré algunas reflexiones desde una perspectiva en un destino teleológico, en la reproducción del así es y así
intercultural y dialéctica, en diálogo de perspectivas y pa- será. Ernst Bloch lo expresa con profundidad:
labras, yendo y viniendo entre imágenes expresadas por
gente de los pueblos y comunidades, principalmente de los Decisión concreta para el triunfo de la luz en la posibilidad
chuj que es el pueblo con el que trabajo y convivo, y re- real equivale a movimiento en contra del fracaso del proce-
flexiones provenientes de otros horizontes. Es una apues- so. Equivale a movimiento de la libertad contra su caricatu-
ta por la convicción del entrelazo de la humanidad con sus ra, el llamado destino, extraído del proceso y compuesto de
propias raíces. El futuro de los indígenas no es otro que el estancamiento y cosificación […]4
futuro de la humanidad toda: la masacre total, el caos, la
perdición o contrariamente la redención (usando esta cate- Y continúa el filósofo de la esperanza:
goría benjaminiana)2 nos toca y nos compele a cada cual en
lo profundo de nuestro ser. Es, en último término, el movimiento contrario a lo absolu-
Pero no sólo porque esté en juego la pervivencia de la to ruinoso de la pura negación (guerra, advenimiento de la
humanidad sobre el planeta, sino por una opción ética que barbarie), a fin de que haciendo gravitar este aniquilamiento
es anterior a cualquier pronóstico u otro tipo de acto. Mijail sobre sí mismo, también aquí, dado el caso, adquiera posi-
Bajtín mismo, desde su posición de análisis del lenguaje, lo ción la negación de la negación y triunfe activamente la dia-
expresa así: léctica. La decisión concreta se encuentra por eso siempre
en lucha contra la estática, pero, sin embargo, en tanto que
1 Doctor en Sociología e investigador de El Colegio de la Frontera 3 Bajtín, Mijaíl Mijáilovich, Estética de la creación verbal, 10ª ed. ,

Sur. Siglo XXI , México, 1999, p. 31.


2 Benjamin, Walter, Para una crítica de la violencia., “Tesis de 4
Bloch, Ernst, El principio esperanza, t. I, Aguilar, Madrid, 1977, p.
Filosofía de la Historia”, Premia Editora. México, 1977, pp. 109-142. 192.

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no es golpismo, sino un optimismo tan militante como fun- do debe ubicarse en función y beneficio de lo uno, que en
damentado, concuerda con el proceso que repele la estáti- este caso se proclama como el “interés de la nación”. Esto
ca letal. (Ibid.) nos plantea situaciones de crisis: por un lado, que el “pueblo
mexicano” se encuentre en el limbo de los sin-cultura, sobre
En el mundo feliz (parafraseando a Aldous Huxley)5 del todo si se mira en el espejo de aquellos otros, aquellos con
presente de la lógica del sistema que socava más la memo- otras culturas, aquellos con otra cultura diferente a la “na-
ria y la esperanza, se profundizan la negación y la exclusión, cional”; por el otro lado, que al interior de estas otras cultu-
por lo que la injusticia señalada y padecida se mantiene ras las expectativas, los deseos y los intereses se configuren
(pues en esta perspectiva no hay mañana-ayer, es decir, no y moldeen emanados y constituidos de frente a y en la lógi-
hay redención posible o recuperación del paraíso perdido ca de ese sistema totalitario de unidad e identidad nacional
que planteó Benjamin)6. Es solamente negando la barba- (la “determinación por la totalidad” planteada por Adorno)8.
rie contenida en esta perspectiva que es posible transformar Los pueblos en este contexto están dando señales de
las situaciones imperantes; y esto es factible solamente ha- vida esperanzada, pues de la terrible y lacerante considera-
ciendo estallar las conceptualizaciones interiorizadas. Es en ción colonizada de sí mismos como incapaces, desvalidos
la ruptura de las condiciones imperantes que moldean el co- e impotentes, objetos de las determinaciones de quienes
nocimiento y la visión de los sometidos que es posible con- detentan el poder, han transitado ya (con el pesar de mu-
figurar una realidad diferente. Esta posición estuvo presente chos), desde los recursos de su memoria, su conocimiento
en el pasado, está presente en el presente y estará presen- y la conjunción con la esperanza, a la certidumbre y antela-
te en el futuro, particularmente en el movimiento secular de ción de un futuro digno, pletórico de lo propio y ancestral,
los pueblos indígenas de México y el mundo que reafirman renovado, enriquecido, vigoroso y potente. Es decir que es-
fehacientemente su posición antagónica, reivindicando la peranzadamente están en el camino de la redención.
redención y la convicción por los tiempos anhelados como
antelación de tal futuro redimido. II
El futuro requiere de ciertos quiebres epistémicos. ¡El
futuro demanda que pensemos diferente, que vivamos se- El principio esperanza, en cuanto que objetivo, es el anta-
gún otro pensamiento!, que nos atrevamos a ciertas ruptu- gonismo: el no de lo de hoy, negar la negación. Sentencia
ras de las bases y las inercias de nuestro existir. Necesitamos Piqueras: “De cara a la discopía —lo opuesto a utopía—
ser transgresores de los aparatos conceptuales heredados y moderna y posmoderna, la utopía es el sueño del amado o
expuestos como la identidad positiva de todo lo nombrado, de la amada que despierta a la luz de los signos ambiguos
de las cosas, de los procesos, tales como el “así somos”, “así del espíritu del tiempo”.9 Ese principio se pone de manifies-
son”, “el que nace para maceta del corredor no pasa” o el to en la potencialidad impresa en las miradas, en los deseos,
“cada quien en su lugar”, como si la vida social no fuese te- en las aspiraciones de dejar de ser lo asignado.
rriblemente injusta. La esperanza es “utopía concreta […] que se desprende
Para lograr otro mundo diferente necesitamos cómpli- de la tradición”.10 En esta certidumbre de Bloch las utopías
ces que trasgredan las normales normas. Hacia ello nos in- no son ahistóricas sino que se desprenden de la tradición, o
vita Martínez Martínez, pues: “Es la creación de códigos mejor dicho de las tradiciones.
nuevos que describen el entorno y se produce un campo se- Pongo un ejemplo de la manera como se afirma la espe-
mántico, digamos, en expansión hacia otros interlocutores, ranza a la chuj, la cual refleja sus memorias y se construye
y de ellos se multiplican las voces. Son las resonancias de la desde sus códigos y tradiciones como crítica a la sociedad
resistencia. Es el hablar desde la historia.”7 que los oprime. Me remito a la respuesta enfática y positi-
La proclamada cultura nacional lamentablemente ha es- va de Lolén al cuestionamiento de si es pertinente el “resca-
tado soportada por una penosa enajenación. La tal cultu- te cultural”. “¡Sí!”, comenzó contundente, puesto que “tiene
ra nacional se proclama en una lógica totalitaria, donde lo que ver algo nuestra situación”. Y todavía redobló conven-
otro, las culturas indígenas o alternativas, para ser reconoci- cido y convincente:

5 8
Aldous Huxley, Un mundo feliz, Edhasa, Barcelona, 2007. Adorno, Theodor W., Dialéctica negativa, Taurus Humanidades,
6 Benjamin, Walter, op. cit. Madrid, 1990, p. 167.
7 Martínez M., Ricardo, Los movimientos sociales del siglo XXI. 9 Piqueras, Manuel, La edad de la utopía, Ideele, Lima, 2001, p. 15.
10 Bloch, Ernst, op. cit., p. XXVII.
Diálogos sobre el poder, El perro y la rana. Caracas, 2008.

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es fácil porque es nuestra costumbre”. Entonces traza la Lolén y su grupo, habiendo sido arrebatados de la tie-
ruta: “Sí, hay cosas que hacer para tomar en cuenta nuestra rra, anhelan poseerla de nuevo para “devolverle” el respeto,
madre tierra, porque lo tenemos que rescatar ése; [y final- que es el sinónimo del modo chuj de vivir en ella. Para ellos
mente establece] la cosa es que nos concienticemos noso- en la relación con la tierra, en el “tomarla en cuenta”, está
tros mismos, pero si nosotros no lo queremos dar a conocer concentrada la dimensión utópica (que entre los pueblos
a nuestros hijos, entonces ellos cómo se van a interesar. es marcadamente ecológica). De esta manera —y es un
asunto sobre el que volveré— es como visualizan el “mun-
Él está convencido de que es nuestra situación la que do mejor”.
demanda y da pertinencia a dicha consigna, es la situación En la idea de rescate encontramos contenida la incon-
concreta la que lo posibilita; pero además es factible porque clusión de la tradición, como potencia creadora, origen de
se cuenta con los recursos desde la costumbre (vinculada a la palabra y la vida-acción, la comunidad y la ética. Nuestro
una tradición). Así que es la costumbre la que ofrece los in- mismo filósofo de la esperanza nos da recursos que iluminan
sumos a la esperanza. (Todo salto de tigre al futuro nos lleva nuestra comprensión de esta relación indígena con su cultu-
al pasado, como afirmara Adorno). Y sin dar pie a confusión, ra y con la tierra, para comprenderla como una relación de
el mismo Lolén enjuicia el requerimiento: “tomar en cuenta la tradición con la utopía: “Sólo en tanto que incompensa-
nuestra madre tierra” puesto que ésta es la que debe ser res- do, no-desarrollado, en suma, utópicamente grávido, posee
catada. Nótese la dimensión redentora de esta imagen que lo arcaico la fuerza para incorporarse al sueño diurno”,12 pues
alberga la visión del ser humano como naturaleza. entre los chuj, como entre los pueblos todos, sus costumbres
La cuestión, expresada gracias a las posibilidades lin- son realizadas en esta lógica, convocadas a dar a luz.
güísticas de la socialidad chuj, radica en la toma de concien-
cia para así encaminar el proceso de esperanza —la cual III
es histórica, como religiosa y ecológica— que, en su caso,
será continuada con el interés de las nuevas generaciones. Los incompensados grávidos de utopía, a quienes tam-
La concientización en Lolén se opone a la actitud de ocul- bién podríamos llamar los vencidos invencibles, actúan en
tamiento y se revela como convicción y deseo de “dar a el tiempo discordante de los movimientos sociales que re-
conocer”, de sacar a la luz, de conversar y finalmente de in- chazan a contracorriente las desventuras de los oleajes del
teresarse y com-pro-meterse. Ve en el futuro lo que ilumina progreso y la modernidad. Esto es posible gracias a la acu-
el pasado y el presente. mulación de anhelos y experiencias que, incubados contra-
En la necesidad de rescatar “nuestra madre tierra” y dictoriamente al interior de las entrañas de la propia bestia
“tomarla en cuenta”, ubica la base de su tradición hecha es- desdicen la verdad construida y manifiesta por el poder.
peranza, rompiendo la carencia, la miseria y la crueldad; la Una vez escuché a un sabio indígena de la amazo-
tierra como origen y destino es la base de su cultura, en su nia colombiana diciendo: ¿Cuándo han visto que una lu-
relación trialéctica personas(pueblo)-tierra-vida. Lolén y su cha indígena no triunfe? Por eso los pueblos indígenas son
pequeña comunidad viven probablemente la situación más los vencidos invencibles. Esto me hace pensar en el relato
apremiante y extrema entre los chuj mexicanos; de esas si- mitológico testimonial del difunto Antil Pelés de la guerra
tuaciones que todos sabemos de su existencia, lacerantes y cuando lo arreglaron el mundo, relato que con vergüenza y
extremas; sin embargo él no deja de apuntar hacia lo aún- pesar expongo sucintamente quitándole su riqueza, pero in-
no-logrado, y construye junto con su pequeña comunidad tentando compartir su mensaje.
su sueño diurno, como lo expresaría Bloch.
En su dimensión de comunidad el sueño diurno se ex- Existió una guerra de carácter mundial, sin objetivo, que
tiende tanto a lo ancho como en lo profundo, en las dimen- surgía por todos lados. Awinh kolumal (nuestro defensor)
siones no sublimadas, sino concentradas, en las dimensiones fue quien la enfrentó esa guerra. Sólo llegaban las noticias
utópicas. Y éstas proponen sin más el mundo mejor […] En de los muertos pero Awinh kolumal seguía su camino.
medio de la miseria, de la crueldad, de la dureza, de la trivia- En ese acontecer en que nuestro defensor viene cami-
lidad, proyectando o conformando, se abren amplias venta- nando, él sigue perdiendo a su gente. Así llegó a Sijá y, peor
nas hacia el futuro llenas de luz.11 aún, su misma gente pobre se volvía en su contra para aca-
barlo. De día y de noche la guerra continúa, terminándose

11 Bloch, Ernst, op. cit., pp. 81-82. 12 Ibid, p. 90.

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todo su ejército de nuestro defensor. Pero, ¿por qué? Porque ya sabe dónde viven y que tal vez en otra ocasión los tendrá
es nuestro defensor y porque se está arreglando el mundo. que llamar de nuevo.
Preocupado nuestro defensor gritó a la ventana del cuar-
tel: ¡Con que me van a acabar! Respondiendo los contrarios Así, como los pueblos indígenas, Awinh kolumal fue
que sí, les dijo: “Está bien”, dejándoles que se entretuvieran. vencido, como él mismo lo afirmó un par de veces, pero fi-
Awinh kolumal fue entonces por unas pepas de chile que nalmente fue invencible. Y así, como en el relato, los pue-
tiró dentro del cuartel que de inmediato se convirtieron en blos siguen caminando, porque están arreglando el mundo,
avispas. De esta manera, con sus aguijones convertidos en con su palabra que es fuego, arrasadora, purificante.
fuego lograron vencer al ejército contrario. Una imagen parecida de los pueblos es expresada por
Awinh kolumal se lamentó entonces de la pérdida de Noam Chomsky, quien remitiendo a la ruptura de relacio-
sus hijos, pues se los habían quitado. Sin embargo, le ha- nes de dominación al interior de las sociedades nacionales
bían quedado algunos con quienes pelear: mames, poptís, de Latinoamérica propias y herederas de la historia colo-
chuj, akatekos. Dirigiéndose a ellos mediante un oficio les nial, donde típicamente “la élite rica fue blanca, europea,
informó que el defensor había sido vencido y, a su vez, les occidentalizada, y los pobres eran nativos, indios, negros y
consultaba qué hacer, preguntándoles si ya nadie le podría entremezclados”, expone a nuestra región emerger como
ayudar. ejemplo que muestra al mundo “cómo crear un futuro alter-
La gente de los pueblos se reunió y le contestaron. nativo a partir de un legado de imperio y de terror”.13
¿Cómo podrían apoyarle sin cuartel y sin armamento?
Awinh kolumal mediante otro oficio les contestó: “Ustedes IV
vengan, sin temor”. De algunos pueblos ya nunca llegó res-
puesta, mientras que de otros, como los poptí y los chuj fue- No hay crítica epistemológica sin crítica social, como sugi-
ron enviadas sus autoridades, acudiendo así al llamado. riera Bourdieu. Esto duele en ciertos sectores y se conside-
Al llegar a la orilla del mar, donde tiene su casa Awinh ra como mal agradecimiento por los encargados de repartir
kolumal, éste les preguntó por la tropa. No hay tropa, sólo bondad. Acostumbrados y habilitados en la inercia, en la
nosotros. Nuestro defensor se lamentó, pues miles no ha- corriente, el cambio viene como estallido y conlleva inco-
bían sido capaces, mas ellos lo conminaron a probar. modarse, por lo que se requiere convicción para activar-
En ese momento vieron que ya venía sobre del mar un se al instante mismo de la toma de conciencia, saliendo de
vapor. “Ahora sí vamos a morir”, les dice Awinh kolumal. De la anestesia y bregando lúcidamente a contracorriente. De
inmediato uno de los seis se lanzó al mar como un fuego, esto no debe dudarse, pues los discursos y las narrativas his-
seguido uno a uno de los otros cinco. Entonces el agua em- tóricas —propiciadas por los actos conmemorativos como
pezó a hervir. si se tratase de una industria alimenticia— se fueron cons-
Sólo se salvó el jefe del contrario, que es el inglés, quien truyendo al servicio del grupo dominante, moldeándonos
vino a la orilla del mar: “Ahora sí ya me ganaste”. “Pues sí, contextualmente a todos sin distingo. Dice un compañero
así como me mataste a mí y me dejaste sin nada, ahora así mam: “Cuando las acciones/decisiones/ideologías blancas
te toca a ti; así te maté a ti también” —contestó nuestro son avaladas y apoyadas por los mismos mayas, es desafor-
defensor. Y comenzaron ahora una nueva guerra de discu- tunado y es más doloroso para la historia de un pueblo”.
sión y regaños. Largo tiempo se regañaron mutuamente. Regresemos a las nociones del primer punto. Las pa-
“Nadie perdió, ni tu ni yo. Nadie ganó”, dijo el inglés labras nos han utilizado, por lo que, para escapar debemos
planteando hacer un juicio, sentenciando que habría que encender las palabras que nos congelan. La lógica académi-
acabar toda la gente que quedó. Ante la negativa contun- ca, los esfuerzos escolares, las políticas indigenistas, entre
dente de Awinh kolumal, resignado el jefe del inglés y para muchas más, nos han coartado sistemáticamente la liber-
no ser llevado a la cárcel da por terminado el problema, deci- tad que ofrece la formación dialéctica, la que da el gozo de
diendo irse para siempre, pero irónico antes de desaparecer la acción y el pensamiento dialécticos y por eso es que le
pregunta que de dónde vendría el agua para llenar de nue- tememos a la contradicción, por eso nos espanta el antago-
vo el mar. Entonces Awinh kolumal suena su nariz con su nismo ¡cuando es lo único grávido de utopía! y configurador
mano y sacando el moco lo avienta en el agua comenzando de sentido. Entre los pueblos el entrelazo de la memoria y la
de inmediato a brotar el agua y a llenar el espacio. Así, envió 13 Chomsky, Noam, “Alternativas para América Latina”, en Martínez,
de vuelta a sus pueblos a los que son rayos, diciéndoles que Ricardo (comp.), Los movimientos sociales del siglo XXI. Diálogos
sobre el poder, El perro y la Rana, Caracas, 2008, p. 71.

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esperanza ofrece las pautas del existir y resulta el recurso in- nacimos de nuestra madre tierra y mantenemos un respeto
dispensable para alimentar la resistencia. sagrado hacia quien nos provee de la vida y nos guarda en la
Mas una cosa son los pueblos y otra los individuos. Los muerte; en consecuencia, manifestamos ante el mundo en-
pueblos saben de la contradicción y no le temen, en tanto tero que defenderemos y cuidaremos con nuestra vida a la
los individuos frecuentemente la evadimos, la cancelamos. madre tierra. (Así se expresaron los 570 delegados, de 67
Pero no hay que confundirse, el sistema ha sido la muerte pueblos de doce países del continente, en la Declaración de
y la vida es su contradicción. ¿Qué tan fuerte ha sido este Vícam.)14
lavado de cerebro que sin dificultad enmudecemos ante las ¿Qué hay en esta declaración? Por principio de cuentas
injusticias del poder y los privilegios raciales y de clase que hay otra episteme, otra forma de entender y asumir la vida
vivimos día a día? ¿Cómo ha sido la cosa que se nos ha dis- cuya expresión es una manifestación nítida de negatividad:
puesto en la complicidad reproductora del sistema de domi- de rechazo a lo predominante y de proclama por la vida. Es,
nación, seamos del pueblo y cultura que fuere? Para hacer así mismo, una clara expresión de crítica social y de mani-
frente a esta sinrazón la consigna es la negatividad conti- fiesto en medio de una contienda: la defensa de la tierra y el
nua, cuidándonos para no sucumbir ante identidad alguna, territorio no es una defensa descorazonada. ¿Quién está dis-
como lo he expresado anteriormente y, algo más, esto es puesto a dar su vida por algo? ¿Qué propicia que se reflexio-
posible por la reflexión y la autocrítica constantes. ne, se discuta y se llegue a tal proclama? El grito por la vida
El capital es la cúspide del mundo, o sea la mayor abe- no se da nunca ante falsas imágenes, quien así lo crea tiene
rración de lo humano cuando por tal entendemos búsque- a su propia vida ya como una falsa imagen, como una ima-
da de la vida. Evo Morales insistentemente alerta al mundo gen distorsionada.
a este respecto: “Algunos proponen mercantilizar los bos- La defensa y protección de la tierra, el territorio, la na-
ques con el falso argumento de que sólo se cuida y conserva turaleza y los recursos naturales son imperativos éticos e
aquello que tiene precio y propietario”. Se trata de un pen- históricos. Las autoridades municipales, estatales y nacio-
samiento completamente acotado a un aspecto de la vida nales están compelidas ante tal interpelación a transformar
de los bosques que ha encontrado cabida en el mundo del su pensamiento y a velar por la vida (y no por los intereses
mercado: su capacidad de absorción de dióxido de carbono de las empresas y su anunciada derrama de recursos, ¡que
y, por ende, la posibilidad de la venta de “bonos de carbono”. siempre son extractivos!), a cambiar la lógica de su inter-
El existir de los pueblos indígenas, por si todas las vicisi- vención, a consultar a los pueblos —sean estos indígenas o
tudes y agresiones del pasado-presente no fuesen suficien- no— sobre las concesiones para los proyectos de extracción
tes, ahora está siendo afectado en una de sus partes vitales: minera, de explotación y/o conservación de bosques, man-
su relación con la fuente de vida, con la madre tierra, con la tos acuíferos, cauces fluviales, recursos de la biodiversidad y
santa naturaleza. Conquista, epidemias, control, explotación, todo lo demás.
masacres, alienación son proseguidas ahora con el envene­ Pero una moción de atención: no sólo se trata de las
namiento y el arrebato de su fuente nutricia, en sentido tanto personas o empresas o instituciones con intenciones e in-
material como espiritual, con la privatización y mercantiliza- tereses claros y directos sobre ciertos recursos. El desprecio
ción de la naturaleza, del agua, de los bosques, del paisaje, de a los pueblos también se experimenta proveniente de quie-
la biodiversidad, de todos y cada uno de sus servicios. nes se ubican en espacios de preconizada bondad, donde se
Las condiciones actuales del capitalismo avanzado y su reproduce y renueva el discurso y la imagen de que aquellos
consecuente configuración de necesidades han propicia- deben ser asistidos y entre aquellos otros de corte proteccio-
do que se tenga sed de dinero además de haber establecido nista y patrimonialista cuya posición justifica la intervención
para la mayoría de la humanidad que el existir es en con- de las instancias del sistema, renovadamente colonizadora y
diciones de pobreza, es decir de necesidad real y empírica con intenciones de control, que ve en los pueblos y en sus
(junto con otras necesidad creadas de otros tipos). En este territorios mercancías de consumo y a su gente como sim-
marco hay quienes, sin ninguna vergüenza o remordimien- ples custodios enajenados de su propio territorio declarado
to de conciencia, se aprovechan de las circunstancias y ali- patrimonio universal (antesala para ser patrimonio de tal o
mentando ambiciones individuales promueven y establecen cual compañía trasnacional).
la mercantilización de la naturaleza, afectando a los pueblos
y comunidades. 14 Pueblos, tribus y naciones participantes en el Encuentro de
Somos descendientes de los pueblos, las naciones y tri- Pueblos Indigenas de América. Declaración de Vícam, territorio de la
bus que primeramente dieron nombre a estas tierras; que tribu yaqui, América, 14 de octubre de 2007.

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V y concretamente se expresa a favor de la explotación y la
acumulación, proclive por demás a la represión, o con otro
Defender la vida es defender la autonomía. La defensa de diferente, con un tal vez no-Estado que, siendo respetuoso
la tierra es defensa del territorio, defensa de la cultura, en y por tanto haciendo nuevos caminos al andar, preguntan-
otras palabras es reivindicación de un modo de vida espe- do, contando con el consenso crítico del pueblo expuesto
cífico y propio. Los pueblos lo están haciendo al reconstruir por Dussel,16 favorezca las posiciones antisistémicas y su-
sus autonomías. Así lo dejó ver con toda claridad Sósimo pere la lógica del progreso (o sea del desarrollo indefinido
Avilés, de la Policía Comunitaria de la Sierra y Costa de de las fuerzas productivas que están terminando por desan-
Guerrero (que precisamente acaba de cumplir 15 años grar al planeta).
de existencia y que ha derivado ahora en nuevas acciones En el primer escenario el futuro es incierto para toda la
como es, entre otras, la creación de la Universidad del Sur, humanidad, los conflictos y las rebeliones tendrán que ser
de la Montaña de Guerrero): la constante y el avasallamiento será la concreción de toda
Estos años han sido una gran escuela para todos los norma. Pero incluso en este escenario la esperanza no mo-
que hemos participado en este proceso de la Policía Comu- rirá y la dignidad hará nacer el nuevo tiempo: “Dicen que
nitaria. Hemos aprendido a crecer y a defendernos, a ha- las cosas están cambiando”, dice mi anciano amigo chuj,
blar de frente con el gobierno, con respeto y con firmeza. Kun Tumax con una perspectiva mesiánica más similar a la
Ya aprendimos a darnos seguridad y justicia con las pocas de Walter Benjamin que a la de cualquier ideología funda-
leyes que nos amparan como indígenas. Sabemos que en mentalista, “¡Ja! Eso no es verdad. Todo es lo mismo. Este
nuestras manos está la construcción de nuestro propio fu- mundo sólo va a cambiar cuando venga el Dios. Pero ésa es
turo. Tenemos raíces que nos dan identidad y no hay razón nuestra tarea.”
para que otros nos impongan su forma de ver la vida. No- Ésa es nuestra tarea, pedir que venga, hacer que ven-
sotros somos los primeros de estas tierras y nuestro paso ga, traer el cambio verdadero. Entonces estamos en la
ya no se detendrá.15 construcción del segundo de los escenarios, como nos lo
De tal manera y ante tal proclama por el futuro, sea ejemplifica, uno entre muchísimos más, el Congreso de
ésta de que “nuestro paso ya no se detendrá” o sea aquélla los Pueblos, este mismo mes, en Colombia, cuando esta-
de que “defenderemos y cuidaremos con nuestra vida a la blece: “Este Congreso fue convocado con un propósito
madre tierra”, los pueblos y las estructuras todas de gobier- fundamental: que el país de abajo legisle, que los pueblos
no tienen el imperativo ético y moral de velar por el futu- manden, que la gente ordene el territorio, la economía y la
ro, que no es otra cosa que honrar y proteger, respetando forma de gobernarse.” Congreso que, desde luego, no es
y haciendo crecer (porque eso es el respeto) lo que se ha exclusivo de los pueblos indígenas, pero en el que tienen
puesto bajo su responsabilidad, como encomienda: las he- una presencia relevante.
rencias del pasado en el presente con todos sus avatares. Y En muchos lugares del país la gente no esperó más y
para ser concreto, debemos pensar muy particularmente en se puso a legislar por su cuenta, a organizar el territorio y a
los conocimientos culturales, el idioma y la protección del darse su propia forma de mandar. Asambleas constituyen-
territorio. tes municipales, pactos de convivencia barriales y regiona-
¿Qué se debe hacer con todo esto? Remarcando: se les, territorios autónomos indígenas y afros, territorios de
debe respetar. El respeto, desde la perspectiva de los pue- paz, experiencias de presupuestos participativos, redes de
blos y las culturas indígenas, no es en absoluto la distancia, soberanía alimentaria, mesas de concertación de secto-
el no tocar, sino todo lo contrario: es la alimentación y ex- res populares, asambleas territoriales en los barrios, movi-
pansión del don del otro y de sí mismo, desde Dios y todo mientos para consolidar reservas campesinas, ¡todos! han
lo sagrado como son los conocimientos, la historia, los di- encontrado en sus propios ejercicios legislativos más demo-
funtos, hasta las personas, la naturaleza, el idioma, las futu- cracia, bienestar y justicia que toda la que puedan ofrecer
ras generaciones. y no han garantizado en 200 años de vida republicana.17
Así es que al pensar en el futuro de los pueblos de-
ben considerarse escenarios diversos: con un Estado que
16 Dussel, Enrique, “El pueblo y el poder liberador”; en Martínez,
no sabe respetar, que juega a favor del capital y que final
Ricardo, op. cit., pp. 239-252.
17 Congreso de los Pueblos de Colombia, “La Proclama—Palabra
15 Joly, Emilie E., “Policía comunitaria: una nueva experiencia de
del Congreso de los Pueblos de Colombia”, Bogotá, 13 de octubre de
poder comunitario”, en Martínez, Ricardo, op. cit., pp. 206-220. 2010.

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El Estado puede sumarse o seguir siendo obstáculo, Todas estas reivindicaciones y demandas de renovación,
pero ya está proclamado, el camino sigue. Ojalá se sume como lo sugiere Sousa,19 deben pasar por un proceso de diá-
y, por tanto, se transforme; pero el caso es que todo debe logo y de traducción, basado en una ética intercultural, que
ser reordenado, cada cual con su convicción en la parte o permitan bregar a contracorriente con la fuerza de la palabra
las partes que le corresponden: reordenar la palabra y el entretejida y de la práctica posible, dejando de ser ejecutores
pensamiento recuperando la verdad y los conocimientos inconscientes de planteamientos y programas de pretensio-
culturales en contra de una homogeneidad y de toda co- nes universales y englobantes, “monoculturales”, que no ha-
lonización enajenante; reordenar el espacio territorial con yan sido previamente discutidos y aceptados.
una forma respetuosa de relacionarnos con la Madre Tie- El Estado mexicano proclama que las raíces históricas
rra en contra de las pretensiones privatizadoras, extrac- de la Nación son los pueblos precolombinos y sus “cultu-
tivas, expoliadoras; reordenar la agricultura en contra de ras”, mas esta afirmación queda vacía de sentido y adquiere
las lógicas que lastiman y producen hambre; reordenar solamente tintes posmodernos y proclama de la desme-
algo que tal vez sea entendido como economía para el vi- moria al evadir todo diálogo exigente de concreciones. Las
vir justo y digno, en equilibrio en contra de la economía convicciones discutidas y elaboradas limitadamente en
capitalista; reordenar la lógica del poder, de manera que los Acuerdos de San Andrés (en 1996) siguen esperan-
se ejecute la capacidad humana y colectiva del poder ha- do ser retomadas y consideradas en el ordenamiento jurí-
cer en contra del poder sobre, el poder imperial, el poder dico nacional.
hegemónico (como lo analiza Holloway)18; reordenar la Los pueblos plantean a la sociedad en su conjunto la per-
justicia en contra de la ley que perpetúa relaciones jerár- tinencia y, aún más, el imperativo de que cambiemos de vi-
quicas del todo injustas y que legalizan el despojo; reor- sión y de posición en nuestra vida y en la construcción de
denar los valores afirmando el respeto, la comunidad, la nuestro futuro. Esta ruptura que en el ámbito académico se
verdad y la justicia en contra de toda especulación, indi- reconoce como epistemológica, es necesaria para dejar de ser
vidualismo, acaparamiento, homogenización, corrupción; xenófobos y discriminadores en nuestras relaciones huma-
reordenar la educación proclamándola a favor de la vida en nas y sociales dentro de nuestro espacio común y comparti-
contra de aquella que tiene por anatema a la dialéctica y do. El predominio tendencioso hacia el progreso (ahora bajo
a la diversidad de conocimientos y saberes y que es inca- el manto discursivo del desarrollo) constituye ya una larga
paz de dar cabida a la potencia articuladora y fortalecedo- historia de conquista y colonización, de opresión y dominio
ra de esperanza de la espiritualidad indígena; reordenar la que ha robado nuestra atención, que ha sancionado —inclu-
ciencia en contra de una logocéntrica, positivista, arrogan- sive enjuiciado— nuestras creencias, nuestras convicciones,
te y pretensiosa de control; reordenar la tecnología hacia nuestras religiones, nuestros conocimientos culturales.
una que no controle los cuerpos, ni los enajene, ni empeñe Tal vez sonará extraño para algunos, pero para concluir
los recursos de la naturaleza, ni mate la vida y las relacio- debo transmitir lo que se me ha encomendado transmitir
nes; reordenar la comunicación, como recursos de diálo- por los ancianos, para esta ocasión y en adelante:
go y concienciación en contra de su pretensión totalitaria
de poder, alienante; reordenar la salud en contra de una El futuro lo debemos soñar, lo debemos pedir, lo debemos lo-
mercantilizada, cosificadora y fragmentaria de la vida y la grar. Debemos hincarnos y pedir a Dios y a la santa tierra que
dignidad del ser humano que vive en el entrelazo de sus lo logremos rescatar [a ella misma: a la Madre Tierra]. Todas
relaciones; reordenar la convivencia y lo cotidiano, arran- las enseñanzas que nos han dejado nuestros padres-madres-
cados en muchos espacios de su vínculo religioso con la antes [nuestros ancestros] lo debemos poner en práctica.
vida, el tiempo y el entorno; reordenar la forma como ha- Antes era un tiempo humilde y [en] ése debemos creer. Ése
cemos frente a lo indeseable en contra de toda disposición lo debemos vivir, primeramente respetando, pero también
belicosa que entronice la desconfianza y el control; reorde- estando contentos, alegres en nuestras casas, sin problemas
nar los deseos y aspiraciones máximas del ser humano, ya entre la comunidad ni entre la vivienda, sin buscar problema;
no formulados en una lógica imperial y de poder, vaciados cada quien con su hogar, cada quien con su lugar, cada quien
de mística y espíritu. con su trabajo. Cada quien siguiendo su camino. Todos cami-
nando. Bien el tiempo. Lo podemos arreglar.
18 Holloway, John Cambiar el mundo sin tomar el poder. El
19 Sousa, Boaventura de, El milenio huérfano: ensayos para una
significado de la revolución hoy, Colección Herramienta y Universidad
Autónoma de Puebla, Buenos Aires, 2002. nueva cultura política, Trotta, Madrid, 2005.

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Bibliografía Encuentro de Pueblos Indígenas de América (2007) Decla-
ración de Vícam, territorio de la tribu yaqui, América, a
Adorno, Theodor W. 1990. Dialéctica negativa, Taurus 14 de octubre de 2007.
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Bajtín, Mijaíl Mijáilovich. 1999. Estética de la creación ver- der. El significado de la revolución hoy, Colección He-
bal, 10ª ed., Siglo XXI, México. rramienta y Universidad Autónoma de Puebla, Buenos
Benjamin, Walter. 1977. “Tesis de Filosofía de la Histo- Aires.
ria”, en Para una crítica de la violencia, Premia Editora. Huxley, Aldous. 2007. Un mundo feliz, Edhasa. Barcelona.
México. Joly, Emilie E. 2008. “Policía comunitaria: una nueva ex-
Bloch, Ernst. 1977. El principio esperanza, t. I, Aguilar, periencia de poder comunitario”, en Martínez, Ricardo
Madrid. (comp.), Los movimientos sociales del siglo XXI. Diá-
Chomsky, Noam. 2008. “Alternativas para América Lati- logos sobre el poder, El Perro y la Rana, Caracas, pp.
na”; en Martínez, Ricardo (comp.), Los movimientos so- 206-220.
ciales del siglo XXI. Diálogos sobre el poder, El perro y la Martínez M., Ricardo. 2008. Los movimientos sociales del
Rana, Caracas, p. 71. siglo XXI. Diálogos sobre el poder, El perro y la rana,
Congreso de los Pueblos 2010, “La Proclama — Palabra Caracas.
del Congreso de los Pueblos de Colombia”, Bogotá, 13 Piqueras, Manuel. 2001. La edad de la utopía, Ideele, Lima.
de octubre de 2010. Sousa, Boaventura de. 2005. El milenio huérfano: ensayos
Dussel, Enrique. 2008. “El pueblo y el poder liberador”, en para una nueva cultura política, Trotta, Madrid.
Martínez, Ricardo (comp.), Los movimientos sociales
del siglo XXI. Diálogos sobre el poder, El Perro y la Rana,
Caracas, pp. 239-252.

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Condición de género y participación revolucionaria de las mujeres
indígenas de Chiapas

Doctora Mercedes Olivera Bustamante1

Introducción luchas de las indígenas chiapanecas contra la subordinación


de género, la opresión económica y la discriminación racis-
Junto a mi agradecimiento por la distinción que me ha he- ta que viven. Durante más de 20 años de acompañamiento
cho la CDI al invitarme a participar en este Coloquio, quiero sus avances me han permitido un invaluable aprendizaje y
aclarar que mi intervención no se enmarca en los procesos reconocer que sus luchas han enriqueciendo tanto al movi-
de Independencia y Revolución cuyos centenarios celebra- miento de mujeres como al movimiento popular de las últi-
mos en esta ocasión. Hacerlo requeriría una investigación mas décadas. Aclaro que no incluyo en estas reflexiones el
sobre las mujeres indígenas de esos momentos que aún está trabajo con mujeres que se hace desde las diferentes trin-
pendiente. Hasta ahora sabemos que los indígenas no vivie- cheras del gobierno; recupero sólo algo de la historia de las
ron directamente esos procesos (aunque hay testimonios organizaciones de mujeres que caminan rompiendo los cau-
como el recogido por Ricardo Pozas de Juan Pérez Jolote, tiverios patriarcales del sistema capitalista neoliberal.
de haber participado en “la bola”) y que sus efectos socia- En una primera sección, antes de hablar de las organiza-
les llegaron a sus regiones con un retraso de medio siglo o ciones, me refiero de manera general al agobiante contex-
más, cuando se inicia el lento proceso su ciudadanización a to chiapaneco a fin de que se pueda entender el sentido de
través del INI y su política integracionista. Pero la participa- nuestras luchas. Después me asomo a los primeros encuen-
ción ciudadana en el caso de las mujeres, realmente es más tros y reconocimientos entre nosotras mestizas y las indíge-
tardía, parcial y lenta. Su tradicional exclusión y marginación nas, de donde surge un movimiento amplio que ha tenido
de la vida pública, exceptuando la participación protagóni- una vida de vaivenes y desprendimientos pero que, precisa-
ca de dos jóvenes indígenas en la irrupción de las rebeliones mente por sus nuevas ramificaciones, considero que sigue
de los siglos xviii y xix, ha sido un hecho naturalizado que siendo un eje vivo de encuentros, celebraciones y reflexio-
forma parte de su cultura e identidad, nes colectivas.
Sin embargo en épocas más recientes ha habido cam- Menciono después la multiplicidad onegenera (en las
bios importantes; su presencia y participación en el movi- ONG) de las mujeres que hemos intervenido en el proce-
miento agrario de fines de los setenta y principios de los so y que algunos consideran como “instituciones de des-
ochenta del siglo pasado es conocida; ahí estuvieron las mu- movilización política”, pero que yo considero como espacios
jeres y siguen estando en las tomas de tierra de ranchos y laborales de quienes trabajamos en forma comprometida
fincas hasta que se reinició y generalizó la Reforma Agraria con indígenas, campesinas y compañeras urbanas, apoyan-
en las regiones indígenas. do su fortalecimiento y autodeterminación como mujeres y
También han estado y siguen estando presentes en acompañándolas en la búsqueda de alternativas ante la du-
los bloqueos de carreteras, en los cercos que han impedi- reza de sus problemas.
do al ejército entrar a sus comunidades y en las protestas También menciono a una organización registrada como
por el injusto encarcelamiento de sus maridos. Sin embar- ONG pero que tiene una ya larga y rica historia dentro del
go, su participación no ha cambiado significativamente ni movimiento de la iglesia popular: la Coordinadora Diocesa-
su pobreza ni su condición de género, tradicionalmente su- na de Mujeres (CODIMUJ), que además es la organización
bordinada a los hombres cuya dominación ha mediado su más numerosa del estado.
proceso de ciudadanización y participación política. En beligerante oposición a la política gubernamental
El objetivo que me he propuesto en esta charla es dar dejo testimonio del trabajo del Frente Nacional de Lucha
un breve panorama de algunos momentos y formas de las por el Socialismo, que en nuestro estado ha logrado desde
su espacio mixto una participación importante de compañe-
1 Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica. ras, tanto en cargos de responsabilidad como en sus accio-
UNICACH, Centro de Derechos de la Mujer, A.C. nes y movilizaciones públicas.

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Gráfica 1. Comparación entre la PEA y el PIB, por sector económico

Fuentes: Censo General de Población y Vivienda 2000; Anuario Estadístico Chiapas 2000. Gráfica proporcionada por el autor.

Dentro de un espacio “neutral” podría caber el traba- Crisis global sobre la crisis estructural
jo de género que realizan las Universidades y Centros de
Investigación, pero tampoco lo incluyo en este recorrido Chiapas es uno de los estados más pobres, marginados y
porque en general están desvinculados de los procesos or- subdesarrollados del país. El 93.16% de sus municipios es-
ganizativos de las mujeres. tán clasificados por la CONAPO (Consejo Nacional de Po-
En la parte final hago referencia a dos organizaciones blación, 2001) como de alta y muy alta marginación. Para
que comparten un mismo posicionamiento, aunque orgáni- entender esa situación nos permitimos citar brevemen-
camente son diferentes: el trabajo de las mujeres del EZLN te algunos indicadores (INEGI 2000 y 2005.) La pobla-
—como parte de su proyecto político—, y el que se constru- ción total de Chiapas es de 4 293 459 de habitantes, de
ye como un espacio feminista dentro de La Otra campaña. los cuales un poco más de la mitad somos mujeres y casi la
Tampoco incluyo el trabajo que algunas ONG y orga- tercera parte es indígena. El analfabetismo total alcanza el
nizaciones sociales mixtas realizan con las mujeres desde 21.35%, pero entre los y las indígenas es del 39.1%. Cerca
espacios sindicales, organizaciones campesinas y organiza- de la mitad de la población (43%) —en su mayoría muje-
ciones políticas. El trabajo de estos grupos es muy diverso res— no tiene la primaria completa; el 33% de los habitan-
y requiere un análisis específico con información de la que tes no cuentan con los servicios mínimos y sus casas tienen
actualmente no disponemos. Sin embargo, no quiero perder pisos de tierra. Pero lo más significativo para nosotras es que
la oportunidad de reconocer el trabajo que impulsan las diri- las mujeres y las indígenas particularmente muestran una
gentes de la sección 40 del Sindicato de Trabajadores de la situación aún más grave:2 entre ellas hay casi un 40% de
Secretaría de Salud en casi todo el estado de Chiapas y cu- analfabetas; 69% no han terminado la primaria; 30% son
yas integrantes suelen participar en nuestro Movimiento In- monolingües; y más del 63% no recibe ingresos, situación
dependiente de Mujeres (MIM.) significativa dentro del sistema capitalista al que están inte-
gradas con gran desventaja.
Chiapas: nido de complejas contradicciones El 48.30% de la población de Chiapas considera que su
ocupación principal es la agricultura; sin embargo, el apor-
Para entender el carácter de nuestras luchas de mujeres es
necesario mencionar al menos tres características importan- 2 Se calcula que entre las campesinas de Chiapas hablan español el
tes de este estado algunas de las cuales seguramente com- 38.28%, tzotzil el 21.1%, tzeltal el 18.6%, ch’ol el 12%, tojolabal
el 4.6 %, mam el 16%, zoque el 1.6%, kanjobal y otros el 3,8%, y
partimos con otros lugares pero que aquí dan un carácter se concentran fundamentalmente en las regiones: Altos, La Selva y el
especial a nuestras reivindicaciones: Norte (Olivera y Rasgado, 2006).

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Gráfica 2. Dueños de la tierra

Fuente: Diagnóstico CDMCH, 2004. Gráfica proporcionada por el autor.

te de ese rubro a la economía del estado representa sólo el De acuerdo con Villafuerte (2002: 85), ya desde la se-
14% del PIB, lo que indica que hay un bajísimo grado de gunda mitad de la década de los 80 el campo chiapaneco
productividad, pero sobre todo que a partir de 2000 se ha había entrado en una profunda crisis; como consecuencia de
dejado de producir maíz que es el alimento básico de la po- las restricciones en materia de subsidios, contracción de la
blación, porque su precio no puede competir con el grano inversión pública para el desarrollo rural, baja en los precios
trasgénico importado de EU (Gráfica 1). reales de los granos básicos, restricciones en materia de cré-
Además, es importante señalar que el crecimiento de ditos y en general en un contexto macroeconómico adverso
la población a partir de la década de los 70 del siglo XX, y de bajos precios de productos agrícolas en el mercado in-
ha ocasionado una fuerte presión sobre la tierra. Se calcula ternacional, en particular del café y el plátano.
que alrededor del 30% de los campesinos mayores de 15 La pobreza, profunda y galopante se ha agudizado a
años o menores casados, no tienen tierra de cultivo, son partir de los 80; en la actualidad el 78% de las familias no
avecindados que tienen en préstamo o arriendan peque- tienen un ingreso mayor a 2 salarios mínimos, por lo que
ños solares y/o trabajan como peones agrícolas (Olivera son consideradas extremadamente pobres. La pobreza ha
y Rasgado, 2006). La extensión de la tierra por propieta- afectado a la mayor parte de la población chiapaneca pero
rio es de 3.5 has en promedio, aunque hay muchos que especialmente a los y las campesinas, que constituyen la
tienen menos de 1 ha (Gráfica 2); además la mayor parte mayoría de la población dedicada a la agricultura.3 A partir
de las parcelas están muy agotadas y necesitan cada vez de 2000, la pobreza se agudizó aún más por la desestructu-
más insecticidas y abonos. Otra característica importan- ración de buena parte de los sistemas productivos campesi-
te es que las mujeres han sido tradicionalmente excluidas nos. El TLCAN ha puesto a competir en desventaja nuestro
de la propiedad: sólo el 22% de quienes tienen tierra en maíz criollo contra el maíz trasgénico importado y subsidia-
Chiapas son mujeres —viudas en su mayoría— que las po- do por el gobierno de EU. En una investigación que reali-
seen mientras los hijos crecen. Por la ausencia de hombres, zamos sobre nuestra exclusión —de las mujeres— de la
son ellas quienes cultivan la parcela, generalmente siem- propiedad, encontramos que el ingreso promedio por perso-
bran sólo lo necesario para su consumo. Recientemente, na en las comunidades campesinas es apenas de $7.35 dia-
con la aplicación del PROCEDE (Programa de Certificación rios, es decir mucho menos a dos salarios mínimos, mientras
Agraria Ejidal y Comunal), se han dado muchos casos de
despojo pues las mujeres, aunque cultiven la tierra, no son 3 Se considera campesino(a) a la persona que trabaja la parcela
“derecheras”, es decir no son las titulares de la parcela. con su familia, aunque contrate peones para las temporadas de mayor
trabajo.

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que un kilo de tortillas costaba entonces alrededor de $9.00 su trabajo doméstico tradicional y además encargarse del
(Olivera y Ortiz, 2004) abasto familiar, trabajando en la parcela del esposo o inte-
Al creciente empobrecimiento de la población rural,4 grándose al trabajo informal. Muchas venden sus artesanías
hay que agregar la privatización de la propiedad social cono- o tienen puestos de comida, trabajan como domésticas y
cida como la Contrarreforma de Salinas (1992) que ha sido en los servicios menos calificados en las ciudades cercanas.
implementada a través del PROCEDE; así mismo hay que “Ahora ya soy hombre y mujer… sólo que gano mucho me-
considerar en la problemática de la población y sus efectos nos de lo que ganaba mi marido… él se fue y ya no volvió
en la vida de las mujeres, la migración al norte del país y a porque allá se encontró otra mujer.”
EU. “El número de chiapanecos reconocidos que trabajan
en Estados Unidos es aproximadamente de 260 mil perso- Edad y ocupación de las mujeres
nas; muchos de ellos son jóvenes campesinos, y no necesa-
Edad
riamente de los más pobres” pues la mayoría de ellos cuenta Ocupación Total*
Mas de
con educación primaria. 18-25 26-40
40
Las migraciones, que representan el último recurso ante Hogar 40% 44.62% 48.81% 45.98%
la crisis, han venido a desestructurar las antiguas relaciones Hogar y campo 2% 21.54% 28.57% 23.56%
familiares y las formas de organización social colectivizadas; Hogar y trabajo
8% 21.54% 16.67% 17.24%
la parcela, que antes constituía la base de la organización informal
campesina, está siendo desplazada como fuente básica de Hogar y trabajo
fijo por un 30% 12.30% 5.95% 10.35%
ingresos para convertirse en un complemento. Las remesas, salario
que no son una solución a la economía campesina en cuan-
Estudiantes 20% 2.87%
to que no se invierten en el campo, se han incrementado
Total 100% 100% 100% 100%
en los últimos 15 años mil 500 veces: pasaron de 238 mil
a 530 millones de dólares (cfr. Villafuerte y García, 2006.) *Total del universo válido. Fuente: Diagnóstico CDMCH, 2004.
Si bien, las remesas constituyen un muro de contención del
descontento social, están asociadas a problemas sociales El aumento considerable de trabajo y la responsabilidad
agudos como vandalismo, incremento de los feminicidios, de mantener a la familia además de tener que cumplir con
aumento inusitado de enfermedades de transmisión sexual las obligaciones comunitarias, ha elevado en muchas muje-
y VIH-SIDA —sobre todo entre las amas de casa—, au- res el stress, es decir, los niveles de angustia y de tensiones.
mento de la drogadicción, etcétera.
La crisis ha afectado en una forma especial a las muje- Las Políticas Neoliberales y la subordinación de género
res. En un reciente diagnóstico sobre el tema encontramos
que las mujeres rurales sienten que los problemas que más Pero además de esta violencia estructural que exprime la
les afectan son la pobreza, la migración, la violencia y su for- existencia cotidiana de la mayor parte de las chiapanecas,
zada incorporación al trabajo fuera de la casa (Rubio y otras, las políticas neoliberales que favorecen la voracidad y la
2009). La desintegración familiar, el alcoholismo, la droga- concentración de los capitales, adelgazan al estado, polari-
dicción, el acoso sexual, los despojos, las violaciones y los zan a la sociedad y vulneran la soberanía nacional: no sólo
suicidios de jóvenes hombres y mujeres, son problemas de- han privatizado la tierra y los servicios cuyo acceso es cada
rivados que las agobian. El Centro de Derechos de la Mujer vez más difícil a los sectores pobres, dificultando aún más la
de Chiapas ha documentado, denunciado y defendido cien- vida de las mujeres, sino que los gobiernos —como el nues-
tos de casos cada año. tro— se han sumado a la dinámica neoliberal que refuerza
En las comunidades van quedando los hombres viejos y las funciones sociales tradicionales de las mujeres, atándolas
las familias más pobres que ni siquiera pueden endeudarse más al hogar y cooptando su maternidad para adecuarla a
para viajar. También se han quedado muchas mujeres solas. las necesidades del sistema neoliberal:
El 35% de las familias de Chiapas está encabezado por mu- “Tengo vendido mi cuerpo al gobierno a cambio de comi-
jeres que tienen ahora la responsabilidad de continuar con da para mis hijos”, nos dijo una campesina. En efecto, las
mujeres pobres de América Latina se ven forzadas por el
4 En el 2000 el 40.7% de la PEA ocupada en el medio rural no
Banco Mundial, a través de los programas oficiales que lle-
recibió ingresos. Del grupo que sí recibió ingresos el 74.5% recibió
menos de un salario mínimo y el 16.2% obtuvo entre uno y dos van nombres como “Mi familia Progresa”, “Oportunidades”,
salarios mínimos (Villafuerte y García, 2006). etcétera, a tener pocos hijos, a consumir anticonceptivos

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y a operarse si tienen más de tres; pero además, a cambio La guerra contrainsurgente
de la ayuda que reciben por cada hijo que asiste a la es-
cuela deben garantizar que coman bien y que terminen con El tercer elemento que caracteriza nuestra situación es el
éxito al menos la secundaria, y tienen que dar servicio co- hecho de que junto al terror que implantan los narcotrafican-
munitario. Con ello se fuerza a las mujeres.a ser buenas re- tes en nuestras regiones tenemos que soportar la presencia
productoras de la fuerza de trabajo barata, servil y eficiente y accionar contrainsurgente de militares y paramilitares que
necesaria a las empresas transnacionales aquí y en los paí- disputan las tierras ocupadas por los zapatistas desde 1994
ses adonde migran miles de campesinos y desocupados. El a fin de quitar la base social territorial a su proyecto. El Cen-
aumento del consumismo, la dependencia de las ayudas y tro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas ha
la exclusión de los padres de las responsabilidades que asu- denunciado un promedio de 3 casos por semana de viola-
men las mujeres, refuerzan los roles tradicionales de géne- ciones a los Derechos Humanos relacionadas con conflic-
ro, además de que realmente no salen de la pobreza y la tos de este tipo. El más reciente ha sido la desaparición de
marginación. 8 campesinos de Chilón pertenecientes a la Otra Campaña
Unido a lo anterior, al no ser el programa Oportunidades que hacían un bloqueo en la carretera que va de Ocosingo
para todas las madres, (al igual que todos los apoyos foca- a Palenque para exigir al gobierno que resuelva un problema
lizados de los programas desarrollistas del gobierno), aun- de despojo a tierras ejidales donde se pretende instalar un
que sean bien aceptados por los y las indígenas —debido gran complejo turístico. Así mismo el Frente Nacional por el
a la precariedad de su existencia— han aumentado la dife- Socialismo ha denunciado permanentemente problemas de
renciación social excluyendo a los más pobres de los pobres represión de parte de los gobiernos estatal y federal a miem-
de la región. Por otro lado, no podemos dejar mencionar bros de sus bases en la Costa y Altos de Chiapas.
que a través de esos programas el gobierno ha profundi- Desafortunadamente no podemos extendernos en este ar-
zado el control de la población: cualquier rebeldía es moti- tículo sobre los problemas de la injusticia e impunidad co-
vo de la cooptación de líderes o de la intervención militar metidos en la Procuración de Justicia, pero solamente
o paramilitar, diluyendo cualquier protesta, como sucedió queremos dejar claro que en Chiapas no hay paz; vivimos
recientemente en Agua Azul, Mizitón y Tonalá. No pode- la guerra callada del capitalismo voraz, las políticas neolibe-
mos dejar de mencionar la violación a los derechos huma- rales, la contrainsurgencia, la violencia social y el terror. Es
nos de las mujeres migrantes centroamericanas que pasan una guerra que nos oprime a las mujeres y que ha multipli-
por Chiapas. Las autoridades, con el encargo servil de de- cado y engrandecido nuestras subordinaciones, incluyendo
tener la migración a EU, han hecho de la frontera con Gua- la de género.
temala una muralla policíaca de persecución, expoliación y Esa es la realidad contra la que estamos luchando muje-
criminalización de la migración. El tráfico de personas y la res indígenas y mestizas, rurales y urbanas en Chiapas; por
prostitución forzada de los y las jóvenes se da a través de eso nuestras reivindicaciones de mujeres y de género tie-
redes trasnacionales en que están implicados funcionarios nen una forma especial y no se parecen a las de las mu-
de diferente rango, empresarios de centros nocturnos, tra- jeres del centro del país que enfatizan los problemas de la
ficantes de ilícitos, polleros y bandas de delincuentes, que sexualidad y la realización personal, posiciones que algunas
han sido denunciados por organizaciones de Derechos Hu- compañeras llaman feminismos hegemónicos.5 Por la situa-
manos de México y Guatemala pero que con frecuencia son ción que vivimos en Chiapas tenemos, como mujeres, que
protegidos impunemente (Figueroa, 2008). La violencia luchar al mismo tiempo por lograr la equidad de género y
feminicida en la frontera es una vergüenza de género. Mi- nuestra sobrevivencia y la de nuestros hijos. Como mujeres
les de muertas, desaparecidas, violadas, prostituidas, tortu- y como pobres padecemos en carne viva y en forma espe-
radas, despojadas, son parte del saldo anual de violaciones cial las injusticias, arbitrariedades y crisis del sistema. Qui-
que compite con el trato que en la frontera norte reciben zás por esto mismo, muchas mujeres chiapanecas tenemos
nuestros connacionales. Baste una cita para entender el pe- claro que no podemos cambiar nuestras desigualdades de
ligro que representa para las mujeres el cruce de la fronte- género si no cambiamos al sistema en su conjunto y cons-
ra chiapaneca: “Ya sabemos que antes de cruzar la frontera truimos otro mundo, como plantean los compañeros y com-
tenemos que inyectarnos anticonceptivos, hay un puesto pañeras zapatistas.
especial donde vamos del lado de Guatemala, porque lo me-
nos que te puede pasar es que te violen.” 5 Para el concepto de “feminismos hegemónicos”, véase Aída

Hernández, 2008.

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Mujeres tejiendo rebeldías Cristóbal las posiciones feministas. Al interior del mismo
grupo se gestó una corriente feminista integrada por anti-
En Chiapas como en todas partes las mujeres siempre he- guas militantes de izquierda que fundaron Comal Citlalmi-
mos estado en las luchas sociales, aunque casi nunca en for- na donde destacó el trabajo de Julieta Hernández y Yolanda
ma visible. En nuestro estado, aunque sobresalieron en el Castro así como de otras compañeras —como Concepción
pasado algunas mujeres —como la maestra María Adeli- Avendaño— que fundaron el Colectivo de Mujeres de San
na Flores—, la rígida división sexual de los roles sólo hasta Cristóbal para denunciar y exigir justicia en contra de las
muy recientemente permitió una participación amplia y pú- violaciones a mujeres que en ese momento proliferaron en
blica de las mujeres en las luchas populares, aunque siem- forma alarmante en diferentes puntos de la Ciudad de San
pre están encabezadas por hombres. Bástenos mencionar el Cristóbal. Julieta organizó posteriormente la OIM (Organi-
movimiento campesino que se generalizó en todo el estado zación de Mujeres Indígenas) con mujeres de la CRIACH
entre mediados de los 70 y fines de los 80. Con ese movi- (Coordinadora de Organizaciones Rurales e Indígenas de los
miento, campesinos y campesinas dieron un golpe mortal al Altos de Chiapas). Así mismo Yolanda Castro, que trabaja-
régimen de fincas pues lograron —aunque tardíamente— ba con artesanas dentro del INI (Instituto Nacional Indìge-
la aplicación de la Reforma Agraria en el estado. Las mu- nista), se liberó del trabajo institucional y fundó junto con
jeres participaron en la toma de tierras, en las huelgas de Nelis Palomo la organización de artesanas Jolom-Kinal An-
trabajadores y en los bloqueos de carreteras, pero no en las zetic. Otras mujeres del Colectivo se convirtieron en la ONG
direcciones de los movimientos. Es más, cuando se logró la que ahora se llama COFEMO.
dotación y ampliación de los ejidos las mujeres ya no tu- De los principios de los 90 también podemos men-
vieron vela en el entierro; las tierras mismas, los créditos y cionar al grupo de parteras indígenas de la Omiech (Or-
las cooperativas ejidales fueron de los hombres. En los nue- ganización de médicos indígenas del estado de Chiapas),
vos centros de población y en las comunidades las mujeres asesorado por la doctora Bárbara Cadenas. Adela Bonilla,
regresaron a sus trabajos tradicionales, bajo la égida de sus entonces integrante de Chiltak, trabajó en el campo de la
maridos. Una señora del ejido de San Miguel en el munici- salud y la salud reproductiva en diferentes comunidades de
pio de El Bosque, nos comentó combinando su orgullo y sus la región de Morelia. También podemos mencionar a los
reclamos: grupos de mujeres cristianas de base, que existían prácti-
camente en la mayoría de las parroquias de la diócesis de
Yo era la mujer de Domingo, el mero dirigente de los cam- San Cristóbal, de donde surge un poco después la CODIMJ
pesinos. Luchamos por la tierra no sólo en contra del pa- (Coordinadora Diocesana de Mujeres) gracias a los esfuer-
trón, sino también de los campesinos que lo siguieron a él y zos de Mari Carmen Martínez y otras religiosas feministas
que se conformaron con el grandísimo candil de cristal cor- europeas. Desde Comitán el CIAM (Centro de Investiga-
tado que quitó de su casa y les dio para que lo colgaran en ción y Acción para la Mujer), donde yo militaba, trabaja-
la iglesia. Pero ya después, cuando se ganó y se midieron mos con financiamiento de ACNUR (Alto Comisionado de
las tierras del ejido, ya ni mi marido me tomó en cuenta, Naciones Unidas para Refugiados) un proyecto autoges-
yo quedé callada hablando sólo en tzotzil, aprendí hasta que tivo de género con las refugiadas guatemaltecas en Chia-
salí a vender a Simojovel. pas, Campeche y Quintana Roo, propiciando el retorno a su
país de manera libre, segura y tomando en cuenta las pro-
Las mujeres también participaron en las movilizaciones puestas de las mujeres. Tres organizaciones de mujeres in-
de los años 80 de los y las promotoras y maestros y maes- dígenas refugiadas se fundaron entonces: Mamá Maquín,
tras indígenas que buscaban la homologación de sus plazas Flores Unidas —que después tomó el nombre de Ixmuca-
con las de los maestros federales. El movimiento mantenido né— y Madre Tierra. Además, desde la Iglesia de la libe-
en la resistencia fue fuertemente reprimido y los dirigentes ración y del campo de la salud, varias ONG trabajaron con
cesados durante varios años hasta que lograron su reconoci- esa población guatemalteca capacitando a catequistas,
miento en el sexenio siguiente. parteras y promotoras.
Pero las organizaciones de mujeres surgieron hasta los Es importante para mí mencionar a las organizaciones
90. En la Facultad de Ciencias Sociales de la UNACH un de los 90 porque fueron la vanguardia de las organizacio-
grupo de maestras y alumnas asesorado por la doctora Wal- nes de mujeres en las comunidades indìgenas. La mayoría
da Barrios editó por 10 años consecutivos la revista Antze- (con la excepción natural de las guatemaltecas) realizamos
tik (Mujer), que analizó y difundió por primera vez en San en 1992 el primer esfuerzo para construir un movimiento

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amplio de mujeres en Chiapas. Se hicieron talleres en dife- compañeras que no aceptaron desde el principio o en el ca-
rentes partes para analizar, por un lado, la Contrarreforma mino el trabajo dentro de la CEOIC.
Agraria salinista6 y, por el otro, la reforma al artículo 4º de Las organizaciones y las ONG que trabajamos con mu-
la Constitución que reconoció por primera vez en la historia jeres nos dispersamos por un tiempo. Tuvieron que pasar
que México es un país pluriétnico, en que los y las indíge- varios años para volver a la lucha coordinada. En 1998 va-
nas son reconocidos como ciudadanos con diferencias étni- rias promotoras y asesoras mestizas integramos el Femina-
cas respecto a la llamada sociedad nacional, con el derecho rio, grupo feminista que se propuso impulsar las acciones
a conservar sus lenguas y sus costumbres. Ya desde enton- y la visión política de las mujeres chiapanecas, que enton-
ces las mujeres campesinas e indígenas reconocieron la im- ces vivíamos con mucha angustia la guerra contrainsurgen-
portancia de esos artículos pero cuestionaron el rescate del te desatada contra el EZLN en Chiapas y las guerras como
derecho a los usos costumbres pues: “hay costumbres que la de Kosovo que se sucedían igual —con mucha violen-
nos hacen daño, como que los hombres se embolen (em- cia— en otro extremo del mundo. Decidimos convocar en
borrachen) y maltraten a las mujeres, como la costumbre 1999 a una asamblea: “El Reclamo de las mujeres contra la
que nos excluye de la tierra, pero también que nos vendan Violencia, la Impunidad y la Guerra”; llegaron más de 3000
al que se quiere casar con nosotras”. Así empezó a nacer el mujeres a las diferentes actividades que duraron varios días.
movimiento amplio de mujeres y dentro de él se fue per- En la asamblea participaron 500 representantes de las mu-
filando y consolidando un pensamiento feminista popular, jeres de 48 municipios. Funcionaron 6 mesas sobre los dis-
no sin fuertes oposiciones de las autoridades comunales y tintos tipos de violencia: guerra, violencia sexual, violencia
de los campesinos pero también de algunos sectores gu- doméstica, violencia gubernamental, violencia en la procu-
bernamentales que sientieron amenazados sus privilegios. ración de justicia. Se presentaron y documentaron más de
Siguieron otros esfuerzos. En 1994 organizamos —en 50 denuncias a las que el COLEM (Colectivo de Mujeres de
respuesta a la primera invitación del EZLN para que la so- San Cristóbal) dio seguimiento. Entre los acuerdos impor-
ciedad civil se organizara— la Convención Estatal de las tantes, además del de seguir siendo vigilantes en la guerra
Mujeres Chiapanecas, con la participación de más de 300 contrainsurgente, dos fueron muy significativos: organi-
delegadas de organizaciones de mujeres de todo el estado. zar un movimiento amplio e independiente y organizar un
Hicimos varias sesiones y un poco después una parte deci- centro de derechos de las mujeres. De esos acuerdos surgió
dimos participar en la COIC (Coordinadora de Organizacio- el MIM (Movimiento Independiente de Mujeres) que con
nes Indígenas Campesinas)7 y en el Gobierno de Transición muchos altibajos nos sigue convocando a las mujeres chia-
que se formó en 1995 en oposición al fraude que impidió el panecas dos veces al año.
reconocimiento del licenciado Avendaño, proclive al EZLN,
como gobernador de Chiapas. Nuestros logros y perspectivas
La guerra y el oportunismo de las organizaciones cam-
pesinas dieron al traste con este esfuerzo. En una acción Es imposible contar los detalles de la historia de nuestro
contrainsurgente el gobierno ofreció a los campesinos re- movimiento y nuestras organizaciones en este espacio. Bás-
conocerles las tierras, darles créditos y otras prebendas a tenos decir que nuestro trabajo y nuestros feminismos no
cambio de que dejaran su actitud beligerante en apoyo del se parecen a los de otras latitudes; la situación estructural
EZLN. La aceptación de estos ofrecimientos fue el contex- que describimos arriba y la situación de violencia que vivi-
to para la primera experiencia negativa del movimiento: las mos hacen que nuestros movimientos y organizaciones se
mujeres decidimos que no aceptaríamos la negociación del realicen a nivel de tierra, es decir muy atentos a las nece-
gobierno; en una siguiente asamblea los dirigentes llevaron sidades inmediatas de las mujeres; pobreza, reducción de
a muchas mujeres que nunca habían participado y modifi- la producción campesina, migración, integración al trabajo
caron nuestra decisión. Salimos golpeadas y dividas con las por un ingreso, violencia social y doméstica, son problemas
prioritarios que dan a nuestro trabajo un inconfundible sa-
6
El presidente Carlos Salinas reformó el artículo 27 de la bor a tierra que implica encontrar estrategias que conviertan
Constitución Mexicana dando un fuerte golpe al ejido, surgido de la
Revolución Zapatista, al sentar la base jurídica para su parcelamiento los paliativos a esos problemas y carencias en oportunida-
individual y su venta. des para ir transformando poco a poco las relaciones entre
7 La CEOIC estaba integrada por las organizaciones campesinas no
hombres y mujeres. Así mismo buscamos que los obstácu-
oficiales que en Chiapas tomaron tierras en el 1994, a la sombra del
movimiento zapatista: ARIC, Ocez Cempa, Mocri, CIOAC, UGOCEP y los para el ejercicio de nuestros derechos se conviertan en
otras. motivo de nuestra política de denuncias y exigencias al Es-

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tado en el cumplimiento de sus obligaciones. Este carácter jurídica, ha iniciado la formación de colectivos de promoto-
nos ubica en una gestión que algunas concebimos como ras de los derechos orientados a la prevención de la violen-
la concreción del “abajo y a la izquierda” de los zapatistas, cia hacia las mujeres en muchas comunidades indígenas en
pero también desde adentro, es decir desde nosotras, desde 3 regiones del estado. Sus integrantes han participado
los cambios en “nuestros cuerpos, nuestras mentes y nues- en investigaciones participativas que les han permitido ha-
tros corazones”. cer análisis más profundos y planificar sus acciones con una
En Chiapas no corremos el peligro de que se acaben los base empírica. Actualmente el Centro promueve una cam-
motivos de las luchas feministas —como algunas autoras paña contra la venta de la tierra, en favor de la producción
piensan que ocurre en los países centrales—,8 pues tene- para el consumo, la soberanía alimentaria y el intercambio
mos cotidianamente en nuestros cuerpos y corazones las regional directo de productos agrícolas. FOCA, además de
pruebas de que los parámetros masculinos del sistema ca- promover la salud reproductiva en muchas comunidades
pitalista patriarcal siguen existiendo: verticalismo, exclusión, de la selva, tiene interés en impulsar un feminismo indíge-
jerarquización, discriminación, subordinación y violencia, na que camine sobre sus propios parámetros culturales y no
caracterizan al régimen y afectan especialmente a las mu- sobre los que ha desarrollado el feminismo occidental. CO-
jeres marginales que en Chiapas constituyen más del 73% DIMUJ camina hacia la consecución de la autonomía per-
de la población del estado, siendo la mayor parte de ellas in- sonal de las mujeres y su autonomía orgánica con relación
dígenas pobres. Pero además la polarización social que han a la Iglesia. El “Centro de Investigación y Acción de la Mu-
producido los diferentes modelos de acumulación capitalis- jer” se ha convertido en otro referente de militancia y prác-
ta ha ocasionado que cada día nuestros problemas se multi- tica feminista para las mujeres de San Cristóbal al retomar
pliquen y agudicen. la posición de justicia social, autonomía de las comunidades
Desde nuestra visión de justicia social —que incluye la indígenas e igualdad entre hombres y mujeres.
de género— alimentamos nuestros posicionamientos y re- Pero aún falta mucho. Pasar del discurso de igualdad a
sistencias y confiamos en que nuestras luchas nos permitan la práctica y a hacer que ésta transforme la vida y las rela-
ir avanzando. Acompañar nuestros esfuerzos con una espe- ciones entre hombres y mujeres es difícil, sobre todo porque
cie de sonriente firmeza hacia el futuro convertida en espe- nuestra lucha no es sólo contra la violencia de los hombres
ranzas renacidas una mil veces, nos ha ayudado a caminar sino contra el sistema global de desigualdades, dependen-
solidariamente, a hacer que nuestra voz se escuche, a ver cia, exclusión y violencia. Sin embargo, reconocemos que
nuestra realidad con cabeza y corazón de mujer, como dicen las mujeres nos vamos convirtiendo cada vez más en una
las compañeras de CODIMUJ. Esto nos permite valorarnos fuerza determinante en la construcción de un futuro digno
como personas sexuadas y tener conciencia del origen de para la humanidad.
nuestros problemas; nos permite luchar contra las subordi-
naciones, empezando por nosotras mismas. Presencia e influencia del EZLN en nuestro trabajo
En esto hemos avanzado: nuestros esposos y compa-
ñeros de las organizaciones y las ONG van aceptando la ne- En nuestros avances ha contado mucho la presencia del
cesidad de cambios en las posiciones subordinadas de las EZLN, organización con que compartimos población y te-
mujeres. Muchos la aceptan ya y consideran necesario to- rritorios de trabajo pero sobre todo la aspiración de construir
marnos en cuenta como parte de los sujetos de las accio- otro mundo —que para nosotras debe ser uno sin desigual-
nes y de las decisiones; algunos han incluido en las políticas dades de género clase o etnia, es decir antisistémìco.
y programas de sus organizaciones el enfoque de género. Reconocemos que la sola aparición del EZLN legitimó la
Muchas ONG y algunas organizaciones mixtas han firmado participación de las mujeres indígenas en la lucha tanto mi-
el pacto —impulsado desde COFEMO— de no agresión a litar como política. La Ley Revolucionaria de las Mujeres es
las mujeres dentro de las mismas organizaciones. Así mismo un documento que plantea reivindicaciones de género mu-
la búsqueda de la horizontalidad en las estructuras y funcio- cho más avanzadas de lo que hemos podido plantear hasta
namiento de las organizaciones ya se va aceptando como ahora las feministas urbanas. Los derechos que se han ido
un reto. El Centro de Derechos de las Mujeres, además del haciendo parte de la cotidianidad, como el de que las mu-
acompañamiento que da a éstas en la defensa de sus pro- jeres puedan decidir con quién casarse, el número de hijos,
blemas a través del diálogo, la justa negociación y la defensa el participar en las decisiones familiares y colectivas, exis-
ten como principios zapatistas porque éstos quieren trans-
8 Cfr. Wallach Scott Joan. formar su realidad. Para hacerlo, en cada Caracol se van

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construyendo las normas locales dentro de los principios re- experiencias abonando la construcción de ése nuestro otro
volucionarios que se ha planteado el movimiento zapatista. feminismo, que al mismo tiempo que va construyendo y
Al principio de su existencia el EZLN no tenía una estra- alumbrando nuestro futuro y que nos hermana con las lu-
tegia específica para el trabajo con las mujeres; consideraba chas de otros pueblos del país y del mundo entero.
que el trabajo tenía que ser igual para toda la comunidad.
No fue sino hasta el 2003 cuando se dio a conocer públi- Bibliografía
camente su actual estructura de Caracoles, Juntas de buen
Gobierno y municipios autónomos y la separación de las es- CEMHAL (Centro de estudios en la Historia de América La-
tructuras de base de las estructuras militares; reconocieron tina), Lima, Perú, http://www.rcp.net.pe/cemhal/
que a pesar de que se les convocaba a las asambleas las mu- CONAPO (Consejo Nacional de Población). 2001, Censo
jeres de base seguían atadas a sus funciones domésticas y General de Población y Vivienda 2000; Anuario Estadís-
no participaban en el gobierno ni en las estructuras de edu- tico: Chiapas 2000.
cación, salud y justicia en la misma proporción que los hom- Hernández, Rosalva Aída. 2002. Distintas maneras de ser
bres y que, al casarse, las pocas que participaban dejaban mujer: ¿Ante la construcción de un nuevo feminismo in-
sus cargos. dígena?, Centro de estudios de la mujer.
A partir de entonces organizaron estructuras de muje- __________. 2008. “Feminismos Poscoloniales”, en Suá-
res en cada Caracol para impulsar su concientización y par- rez, Liliana y Hernández, Rosalva Aída (eds.), Descoloni-
ticipación en todas las actividades incluyendo las asambleas zando el feminismo, Cátedra, Valencia.
comunitarias y los cargos en las diferentes estructuras, lo INEGI, Datos Económicos, en Censos y Conteos, 2005-
que implicó también cambios en el pensamiento y las acti- 2008. URL http://inegi .org.mx/INEGI/default. Aspx.
vidades de los hombres. A fines del 2006, en el Caracol de (consulta: febrero de 2009.)
la Garrucha, las mujeres organizaron un encuentro en que INEGI, Indicadores estratégicos, 2008. URL. http://www.
dieron a conocer a la sociedad civil nacional e internacional inegi. org.mx/est/ contenidos/espanol/sistemas/
los sorprendentes avances que han logrado, las diferencias enoe/ind_ tnm/defaul.asp?s=est&c=11415 (Consulta:
entre un Caracol y los otros, tanto en sus ritmos y alcances febrero de 2009.)
como en sus formas de su trabajo. Hablaron mujeres de los Olivera, Mercedes, y Ortiz, Gabriela. 2008. “Exclusión de
5 caracoles y las diferentes estructuras, desde las dirigentas las mujeres de la propiedad en Chiapas”, en Olivera, Mer-
políticas del EZLN y las participantes en las estructuras de cedes (coord.), Violencia feminicida en Chiapas, CD-
gobierno, de justicia y agrarias hasta las que participan en MCH/CESMECA/UNICACH, España.
las comisiones de salud, educación y producción a nivel lo- Olivera, Mercedes y Rasgado, Alfredo. 2004. Diagnóstico
cal y regional. sobre la exclusión de la tierra de las mujeres chiapane-
Conocer sus avances y sus dificultades en ese proceso cas, documento de investigación, Centro de Derechos
nos hizo sentirnos aún más cerca de ellas, entender sus di- de las Mujeres (mimeografiado).
námicas propias y el que la lógica y funcionamiento de las Procuraduría Agraria, Procede, revista de la Procuraduría
ONG es muy diferente en cuanto a su manera trabajar y, Agraria, núm. 3, México, 1996. Procede: http://www.
sobre todo, comprender que su práctica autonómica fuera pa.gob.mx/Procede/info_procede.htm
del estado les permite avanzar a pesar de la guerra contrain- Rubio, Blanca (coord.). 2009. Diagnóstico sobre la Crisis
surgente mucho más que nosotras que llevamos más de 15 Alimentaria, REDPAR, México.
años de trabajo con las mujeres. Entendimos también que Scott, Joan Wallach. 2004. “La historia del feminism”, en
aunque no se reconozcan como feministas las mujeres del Journal of Woman`s History, vol.16, núm. 2, Nueva Yok.
EZLN lo son y mucho, si consideramos que ser feminista es Villafuerte, Solís Daniel. 2002. Bases teóricas y conse-
luchar por la desaparición de las desigualdades y la injusticia cuencias prácticas de la globalización en la periferia,
del sistema capitalista patriarcal. UNICACH­, Tuxtla Gutiérrez.
La adhesión de muchas feministas y algunas ONG y or- Villafuerte Solis, D. y García Aguilar, M. C. 2008. Migracio-
ganizaciones sociales de la Otra Campaña —a la que nos nes en el sur de México y Centroamérica, UNICACH, Mi-
convocaron los zapatistas como sociedad civil— nos ha guel Angel Porrúa, México.
permitido tener un espacio que, desde nuestras autono-
mías orgánicas, nos permite un acercamiento político con
las mujeres zapatistas y una posibilidad de aprender de sus

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Participación indígena en los procesos de Independencia y Revolución Mexicana
se terminó de imprimir en diciembre de 2011 en los talleres gráficos de Editorial
EDM, Heriberto Frías No. 1439-404, Col. Del Valle, 03100, México, D.F.
El tiraje fue de 500 ejemplares.

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