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~1~

A RGUMENTO

La "autora alfa del romance paranormal" presenta una colección


increíblemente sensual de cuatro novelas completamente nuevas de
los psi-cambiantes, en las que se rompen los tabúes, las fronteras se
cruzan y los instintos resultar irresistibles...

Echo of Silence (Eco del silencio)


En una estación de aguas profundas, Tazia Nerif ha encontrado el
trabajo de su vida como ingeniera, manteniendo las cosas
funcionando sin problemas. Pero no quiere nada más que romper la
barrera de silencio entre ella y su comandante de la estación, un psi
telekinético…

Dorian
Un cambiante que nunca puede cambiar vive una vida de
tranquila frustración… hasta que aprende cómo hacer que su
leopardo salga a jugar...

Partners in Persuasion (compañeros en persuasión)


Aún dolido por quemarse con una hembra dominante, el lobo
cambiante Felix nunca se arriesgará de nuevo a ser un juguete. Pero
para la leopardo dominante Dezi, él es el hombre más fascinante que
ha conocido. Solo tiene que convencer a este lobo que se asusta de los
disparos que puede confiar en la peligrosa gata que quiere morderle
de manera lenta y sexy…

~2~
Flirtation of fate (Coqueteo del Destino)
Hace siete años, Kenji rompió el corazón de Garnet. Ahora los
lobos compañeros de manada tienen que investigar el asesinato
impactante de uno de los suyos. Y cuanto más ve Kenji de la mujer
en que Garnet se ha convertido, más profundo comienza a
enamorarse otra vez. Pero incluso sus instintos primitivos no son
rival para el oscuro secreto que porta…

~3~
NOTA DEL AUTOR

Bienvenida a Wild Embrace, una colección de historias psi-cambiantes. Si esta es


tu introducción al mundo psi-cambiante, espero que disfrutes el viaje. No es
necesario haber leído los libros anteriores de la serie para sumergirse en las historias.
Sin embargo, si eres una lectora habitual de la serie, las historias en Wild Embrace
proporcionan más profundidad y matices a facetas del mundo psi-cambiante. Escribí
cada una porque sentí que a pesar de que estas historias tienen lugar lejos de la línea
principal de la historia, son importantes para el mundo, los personajes, todos,
contribuyen a la riqueza del tapiz psi-cambiante, incluso si sólo se vislumbran de
paso en los libros.
Es la misma razón por la que escribo los "trozos de vida" para mi boletín de
noticias. Quiero saber acerca de cada pequeño rincón de este mundo, quiero ver lo
que los personajes están haciendo cuando no están en el centro de atención. (Si
todavía no eres una suscriptora de mi boletín de noticias, puedes suscribirse rápida y
fácilmente en nalinisingh.com.)
En cuanto a la línea de tiempo, cada historia en esta colección cae en un punto
diferente. "Ecos del Silencio" transcurre después de La noche del jaguar (Visions of heat),
mientras que "Dorian" se extiende a lo largo de los años, con la parte final de la
historia transcurriendo en los meses después de Presa del placer (Hostage to pleasure).
La historia “Compañeros en la persuación” empieza hacia el final de Tangle of Need.
Por último pero no menos importante es el misterio en “Coqueteo del destino”, que
tiene lugar cerca del final de Heart of Obsidian.
Sea cual sea el orden en que desees leer las historias, espero que te guste viajar a
través de las diferentes zonas del mundo psi-cambiante y a los mundos más
pequeños y más íntimos habitados por cada uno de estos personajes.

Cuídate y feliz lectura, Nalini

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ECOS DEL SILENCIO

~5~
Perturbación

El año 2079 ha sido un año de cambios, de perturbación. Los psi, considerados


durante mucho tiempo la raza más poderosa del planeta, sus telépatas y
telekinéticos, sus clarividentes y psicométricos dotados y temidos, están empezando
a fracturarse.

El Protocolo de Silencio ha comenzado a ser cuestionado, cien años después de


que el protocolo se pusiera en marcha en un esfuerzo por combatir la locura y la
demencia que es la otra cara de los poderosos dones de la raza psi. Ahora los psi,
condicionados a ser tan fríos y sin emociones como los cambiantes son salvajes y
apasionados, han comenzado a cuestionarse… a sentir.
Dos psi cardinales han desertado, sacudiendo el statu quo. Pero a pesar de los
cambios y las fracturas, los dos son valores atípicos. Millones de psi permanecen
encerrados en el Silencio, porque romper el Silencio es condenarte a ti mismo a un
horror peor que la muerte, el borrado psíquico total de la rehabilitación deja detrás
sólo una cáscara que arrastra los pies, algo que es poco más que un vegetal andante.
Para esos millones, la vida continúa como lo ha hecho durante los últimos cien
años.
Una vida sin amor, sin risas, sin dolor, sin tristeza, sin miseria, sin angustia, sin….
solo sin.

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Capítulo 1

Miles de metros bajo la superficie del océano, en las profundidades del Pacífico y
no demasiado distante de la Fosa de las Marianas, Tazia Nerif miraba por la ventana
en la sala de control de la estación de aguas profundas Alaris, y se preguntaba si
realmente había cambiantes tiburones.

Andres, el oceanógrafo geológico, acababa de pasar diez minutos tratando de


convencerla de ello.
—La próxima vez que estés haciendo cabriolas desnuda en tus habitaciones, echa
un vistazo por las ventanas y mira quien está mirando.
Como Tazia era una ingeniera que vivía con monos azules manchados de grasa y
nunca había hecho cabriolas en su vida, no iba a ser un problema. Pero aun así, la
idea de cambiantes tiburones la intrigaba. Si Andrés no estaba tratando de engañarla.
Jugueteando con su llave electrónica para calibrarla para su siguiente tarea, decidió
hacer una investigación sobre el tema para poder vencerle en su propio juego.
—¿Sra. Nerif, el sistema de soporte vital está activo a plena potencia de nuevo?
El corazón le golpeó en la garganta.
Como de costumbre, no había oído acercarse a Stefan. Alto, con el pelo oscuro y
muy inteligente, caminaba con los pasos no de un marinero, sino de un psi. Era un
Tk, un telekinético, y totalmente inmerso en la existencia sin emociones que era la
manera psi.
Por las referencias fugaces en un viejo libro polvoriento de historia que Tazia
había encontrado en una tienda de antigüedades en su último viaje a la superficie,
había averiguado que la raza psi una vez había sentido las mismas emociones que los
seres humanos y los cambiantes. Pero algo había cambiado hacía mucho tiempo para
que en el presente, pareciera como si siempre hubieran estado formados de hielo.

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Brillante en los negocios y en la ciencia, la raza psi no sabía nada sobre el dolor o el
amor, la alegría o el odio; no creaban arte, no escribían música, no sentían pasión.
No es que Tazia supiera mucho sobre eso último, tampoco.
—Yo he terminado. —Metiendo la llave en su cinturón de herramientas, recogió y
cerró la cubierta del panel en el que había estado trabajando, ocultando de manera
segura los sistemas complejos Computronic—. Puedes arrancar y apagar el sistema
de respaldo.
Había sido una inspección de rutina, algo sobre lo que era una fanática. Su
especialidad, su personalidad de comprobar cada tuerca y cada tornillo dos veces era
por lo que se había ganado la codiciada posición de Alaris. Tan por debajo de la
superficie, nadie quería un ingeniero que no fuera obsesivamente preciso.
Stefan, por supuesto, llevaba la precisión al siguiente nivel. Si Alaris hubiera
estado poblada únicamente por psi, nada técnico habría ido alguna vez mal. Pero,
por supuesto, la mayoría de los psi no veían la razón para explorar las
profundidades cuando sólo había una pequeña posibilidad de descubrir cualquier
cosa que pudiera conducir a la ganancia financiera. Razón por la cual Alaris tenía
humanos como Tazia en mantenimiento, junto con el extraño cambiante que podía
soportar estar encerrado dentro de la estación, o que tenían la capacidad de
sobrevivir en la misteriosa agua oscura más allá de las ventanas.
Había varios cambiantes de mar en la estación cortesía del hecho de que Alaris fue
financiada en gran parte por una organización mundial de cambiantes de agua
llamados BlackSea. Tazia no sabía demasiado sobre los BlackSea, pero conocía a
varios cambiantes de mar del personal de la estación muy bien.
Andrés era una serpiente de mar en su forma animal. Había cambiado para ella
una vez en una ducha chispeante de color y luz. Hermosa. Su forma de serpiente era
grande, brillante y capaz de meterse por partes de la estación a las que ella nunca
sería capaz de acceder sin necesidad de utilizar los robots de mantenimiento en
miniatura que había construido después de darse cuenta de la necesidad. Cuando él
estaba de buen humor, a veces comprobaba los conductos para ella.
—Todo se ve operativo. —Stefan metió la orden final en la pantalla de la
computadora muy estrecha montada en la pared, a continuación, puso el ojo para
que el lector biométrico confirmara la autorización.
Los sistemas cambiaron sin retardo apreciable.

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Dando un paso atrás desde el ordenador, Stefan le examinó la cara. A veces, ella
quería decirle que nada había cambiado desde la última vez que la había sometido a
una inspección. Todavía tenía el pelo negro, sujeto en una coleta para mantenerlo
fuera del camino y ojos castaños veteados en un rostro cubierto de piel ligeramente
bronceada. Fin.
—Tienes grasa en la mejilla.
Luchando contra el rubor y la necesidad de limpiarse la cara con la manga del
mono.
—¿Qué más hay de nuevo?
—El correo.
—¿El correo?
—Acaba de llegar.
Su sonrisa fue instantánea.
—¡Oh! —Agarrando su caja de herramientas, fue a pasar por delante de él.
La detuvo, con la mano en su brazo.
Sorprendida por el extraño comportamiento, Stefan no tocaba a nadie a menos que
fuera absolutamente necesario, se congeló.
—¿Qué? —preguntó ella, inclinando la cabeza hacia atrás para mirarle, su olor en
cada inhalación.
Stefan siempre olía a fresco, limpio y distante. Sin grasa en la mejilla y,
ciertamente, sin monos sucios de trabajo. En servicio o fuera, siempre llevaba el
uniforme de comandante de la estación, el cuello de la chaqueta de estilo militar se
elevaba hasta la mitad de su cuello y se ataba a un lado por un simple broche de
plata que denotaba su rango. Todo lo demás era completamente negro, desde sus
botas a los pantalones y a, ella asumió, la camisa que llevaba debajo de la chaqueta.
No lo sabía, nunca lo había visto con la chaqueta abierta.
Ahora sus ojos color gris oscuro se centraron en ella.
—No hay nada.
La decepción se desenrolló en una ola de plomo en su estómago, enjugando su
sorpresa ante el contacto.
—¿Estás seguro?

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—Revisé todas las direcciones de retorno en las cartas y paquetes.
Ella tragó y asintió.
—¿Por qué?
—Porque cada vez que viene el correo y tu paquete no llega, cedes a la debilidad
humana de la decepción, lo que conduce a al menos dos días de depresión durante el
cual no funcionas a niveles óptimos.
Ella entrecerró los ojos.
—Ah, ¿así que era preocupación por mi bienestar, entonces? —Ella resopló y trató
de hacer caso omiso de la mano—. Funciono perfectamente bien, todo se hace, ¿no?
—Sí. —Él no la soltó—. Pero tienes tendencia a morder a cualquiera que se
acerque a ti.
—¿Qué te importa? —preguntó ella, sintiéndose acorralada, triste y enfadada con
él por ser el portador de las noticias que no quería oír—. La emoción no supone
ninguna diferencia para ti.
—A los humanos y a los cambiantes les importa.
Eso hizo que su cara se calentara. Stefan dirigía el espectáculo, contratado para
administrar Alaris por lo que debía ser una tarifa exorbitante. Si decía que la gente se
quejaba porque ella se deprimía un poco un par de días al mes, entonces la gente se
estaba quejando.
—No va a suceder de nuevo.
—Por supuesto que sí. A menos que dejes de esperar un paquete que no llegará
nunca.
Fue una puñalada a su alma, una hoja hecha de hielo que se rompió en su interior
mientras sangraba.
—Suéltame. —Apartándose de su mano, salió en silencio de la sala de control y se
dirigió hacia las verdaderas entrañas de Alaris, donde nadie más se aventuraba. Sólo
cuando estuvo segura de que no la había seguido se acurrucó en un rincón y apoyó la
cabeza en sus rodillas.
Sin lágrimas.
Tazia había dejado de llorar hacía mucho tiempo. Pero la tristeza era un peso
aplastante, un ladrillo en su corazón. Realmente había creído que el paso del tiempo
suavizaría la ira de sus padres, traería el perdón. Pero habían pasado cinco años

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desde que había abandonado su matrimonio arreglado, y aun así su familia la
repudiaba.
Hacía un año, cuando ganó un puesto en el primer equipo de la misión Alaris, les
había escrito. Era un honor estar en la estación de aguas profundas. Seguramente la
perdonarían ahora que había llevado tal aclamación al nombre Nerif, ahora que se
había convertido en más que la hija que no había seguido los deseos de sus mayores.
El primer mes a bordo, no se había sentido demasiado decepcionada por la falta
de respuesta. Sus padres vivían en una región remota del desierto y el viento, una
región que su gente había elegido deliberadamente mantener al margen de la
tecnología, excepto lo que se necesitaba para garantizar la seguridad del
asentamiento. Tampoco creían en malgastar dinero en el transporte costoso cuando
estaban disponibles otros métodos más económicos. Su respuesta vendría
lentamente, a través de jorobas de camellos hasta que llegara a la ciudad más
cercana.
El segundo mes, se dijo que debía haber habido una tormenta y había retrasado las
cosas. Eso ocurría a veces, el viento aullaba a través del desierto para crear demonios
de arena que podían arrancar la piel de cualquiera con la mala suerte de quedar
atrapado en el centro de uno.
El tercer mes, había echado la culpa a su nombre. La gente siempre la confundía
con Nazia, que trabajaba en la base de la superficie de Alaris. Sin duda Nazia le
enviaría la carta con la siguiente remesa de correos.
El cuarto mes, creció un nudo en el estómago.
Y siguió creciendo.
Un año y todavía sin respuesta, ningún mensaje. Se hubiera preocupado por su
bienestar, pero sabía que estaban a salvo. Todavía tenía una amiga en el pueblo.
Ocupada con dos niños pequeños, un marido exigente y los ancianos, y
absolutamente encantada de estar en el centro de ese alegre caos, Mina escribía a
Tazia cuando podía, le mandaba noticias.
El hermano de Tazia había encontrado una novia “bonita y tímida”, la celebración
de su matrimonio siguió nueve meses más tarde con un hijo sano.
La madre de Tazia ya no tosía, el padre de Tazia la había llevado a ver al doctor de
la ciudad que se había instalado definitivamente en el pueblo y que estaba dispuesto
a intercambiar sus servicios por una buena comida casera y un poco de compañía, su
mujer había muerto.

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El padre de Tazia estaba enamorado de su nieto y mimaba al niño terriblemente
(“como un abuelo debería” había añadido Mina).
Los padres de Tazia habían dado el dinero que Tazia les había enviado al hombre
santo.
Lo sabía. Por supuesto que lo sabía. En el fondo sabía que no volvería a beber el
dulce té con leche de su madre o de escuchar la voz ronca de su padre. Nunca
volvería a reír con su hermano, nunca conocería a su novia o su sobrino. Y nunca
volvería a sentir los besos y abrazos de su amada Teta, su abuela que le había
cepillado tan pacientemente el pelo cada vez que Tazia había regresado con el pelo
enredado después de un día trepando por los árboles y rodando por las dunas de
arena.
Lo sabía.
Lo sabía.

* *
Durante la siguiente remesa del correo, Tazia se aseguró de estar arreglando un
ascensor hidráulico en el piso más bajo de la estación, donde nadie vendría a
buscarla y donde no tenía que escuchar los gritos excitados y ver las sonrisas
brillantes de sus colegas cuando recibían paquetes o regalos inesperados, o cartas
que les hacían derramar lágrimas de alegría.
—Genial —murmuró cuando el tubo de relé resultó tener un agujero.
—¿Algún problema?
Tensó la espalda donde estaba agachada delante de la maquinaria interna
expuesta del ascensor y levantó la mirada hacia Stefan.
—¿No puedes usar una campana o algo?
—No.
Por supuesto que no tenía sentido del humor. Los psi nunca lo tenían. Seguía sin
poder apartar su mente del hecho de que dos poderosos cardinales psi, incluyendo
una clarividente dotada, hubieran desertado recientemente a un clan de cambiantes.
¿Cómo podría funcionar? Los cambiantes eran tan primitivos como los psi eran
cerebrales. Como Stefan con su mirada remota y las palabras frías.
—El tubo está roto —le dijo ella—. Me he perdido la última solicitud de equipos,
por lo que tendremos que esperar hasta el próximo mes.

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—¿Es urgente?
Lo consideró, consciente de que Stefan era un telekinético capaz de
teletransportarse. Podría traer el equipo de emergencia en el espacio de pocos
minutos, si no segundos, alcanzando con su mente a través de grandes distancias de
una manera que ella apenas podía comprender, pero la regla no escrita es que el resto
del personal de la estación no le pedía nada que no fuera crítico. Todo el mundo
sabía que si Alaris sufría una fuga de presión fatal, necesitarían hasta la última gota
de las capacidades de Stefan para llegar a la superficie.
—El otro ascensor es aún funcional —dijo ella, enganchando su llave en el
cinturón de herramientas y dando golpecitos en el código que significaba que el
equipo inutilizaría este ascensor hasta que ella lo registrara de nuevo en línea—.
Podemos sobrevivir un mes.
Él asintió, su cabello castaño oscuro cortado a lo militar. Puesto que ya no formaba
parte de las fuerzas armadas de la raza psi, ella pensó que era porque tenía rizos; los
psi odiaban todo lo que estaba fuera de control. Cuando continuó cerniéndose sobre
ella, se frotó las manos sobre los muslos y se levantó. Eso no mejoró exactamente las
cosas dado que era mucho más alto que ella, pero la hizo sentirse mejor.
Él extendió la mano y agarró un mechón de pelo que se le había escapado de su
coleta.
—Grasa.
Poniendo los ojos en blanco, ella se apartó.
—¿Querías algo más?
—Parece que cometí un error el mes pasado al decirte que no tenías ninguna carta
o paquete.
Dolor en su corazón, su garganta.
—No, necesitaba escuchar eso.
—Sin embargo, en lugar de ladrar a todo el mundo durante dos días al mes, estás
tan callada que la gente está cada vez más preocupada.
Tazia recordó cómo Andres había estado pinchándola esta mañana, tratando de
hacerla sonreír con esos chistes tontos. Pero él era su amigo. Stefan no era nada.
—No soy psi —ella dijo a quemarropa—. No puedo ignorar el dolor u olvidar que
mi familia me odia.

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Él no se inmutó.
—Eso lo sabías antes. ¿Qué cambió?
—Me quitaste mi esperanza.
Hubo un pequeño silencio que pareció resonar con mil cosas no dichas. Por un
instante capturado en el tiempo, a ella le pareció ver una fractura en su fría
compostura, una pizca de algo inesperado en esos ojos que siempre había pensado
que eran preciosos a pesar de su frialdad.
A continuación, una herramienta cayó del cinturón de Tazia y se inclinó para
recogerla. Cuando se levantó, Stefan se había ido. Mejor así, pensó, aunque había un
extraño vacío en su estómago. Ella no era algún insecto bajo un microscopio para que
la estudiara. Era un ser humano de carne y hueso con esperanzas, sueños y
emociones. Tal vez esas emociones hacían que su corazón se sintiera cargado de
tristeza y le doliera el alma, pero nunca elegiría borrarlas como había hecho la gente
de Stefan.
¿De qué servía tener tal poder si no veías ninguna belleza en la sonrisa de un niño
o en los estados de ánimo turbulentos del mar? ¿Si no entendías la amistad o la risa?
No, ella prefería sentir, incluso si dolía tanto que a veces casi no podía respirar.

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Capítulo 2

T azia estaba camino de regreso a su habitación tres días más tarde, su turno
completo, cuando decidió tomar un corredor diferente. La habitación de Andrés
estaba por ahí y él le había dicho que entrara y agarrara un lector en el que había
cargado el último capítulo de una novela de suspense por entregas de un autor
favorito compartido. Después de haberlo terminado, él quería que ella lo leyera para
poder diseccionar el misterio de principio a fin.
Estaba convencido de que había descubierto al asesino.
Haciendo uso de su código para entrar, encontró el lector donde él había dicho
que estaría y sacudió la cabeza ante el estado de su habitación. Ropa tirada en la
cama y el suelo, una camiseta colgando de una lámpara de pared, un solo zapato
tumbado en solitario esplendor en una alfombra arrugada, mientras un plato usado y
una taza se asentaban en precario equilibrio sobre una mesita de noche repleta de
dulces, galletas y un lío de cubos de datos.
Era bueno que esta no fuera una estación militar o estaría metido en problemas
constantes, pensó con una sonrisa mientras salía al pasillo y cerraba la puerta tras de
sí. Lo divertido era que, Andres era un excelente y organizado oceanógrafo, ni un
clip de papel fuera de lugar en su oficina.
La disonancia entre las persnalidades públicas y privadas de Andres le hizo
preguntarse cómo sería el espacio donde vivia Stefan. Trató de imaginarle en una
habitación llena de caos: ropa esparcida por todas partes, enredadas aquí y allá,
copias impresas de los informes de la estación apilados sobre superficies planas al
azar y se topó con un obstáculo mental. La habitación de Stefan, según le informó su
cerebro, estaría tan limpia, ordenada y sin problemas como Stefan, tan perfecta que
no tenía personalidad.
Todavía enfadada con él, a pesar de que sabía que no había tenido intención de
herirla, tuvo que contener un jadeo cuando de repente se encontró a sí misma

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mirando al objeto de sus pensamientos. Él estaba en su habitación, pero la puerta
estaba abierta y le daba una visión ininterrumpida de un Stefan sin camisa, haciendo
flexiones utilizando una barra que había sido atornillada en un extremo de su
habitación; sus músculos se flexionaban y tensaban con un ritmo suave y sin esfuerzo
que era una declaración silenciosa de su fuerza.
Con la piel caliente, supo que debería apartar la mirada, pero la tentación era
demasiado grande. Los hombres siempre habían sido algo así como un animal
exótico para ella, nunca había sido una chica que supiera cómo coquetear, o que
tuviera un novio secreto en el pueblo. Eso no había cambiado después de salir de su
tierra natal. Siempre más cómoda con herramientas y máquinas, nunca había
aprendido las “artes femeninas”, como Teta Aya solía describirlas.
Ni había sido “despertada”. Otro de los eufemismos escandalosas de su abuela, la
anciana había sobrevivido a tres maridos, y quien sabía cuántos amantes. Tazia había
empezado a pensar que simplemente no tenía ese gen, el que hacía que las otras
chicas brillaran con anticipación a la vista de un chico. Todo lo que Tazia había
querido hacer era aprender, crear y explorar, y ninguno de los chicos en el pueblo
había encontrado eso jamás del más mínimo interés.
Ahora, mientras observaba moverse el cuerpo de Stefan, su estómago se revolvió,
su sangre se espesó y se volvió lánguida bajo su piel, y su respiración se volvió
irregular. Era hermoso. Nunca había pensado eso de un hombre, pero ninguna otra
palabra le hacía justicia. Sus hombros eran anchos, sus caderas delgadas, los
músculos lisos y fluidos. Esos músculos se movían como seda líquida bajo el oro
pálido de su piel, el color se mantenía incluso después de meses bajo el mar, lo que le
dijo que era genético, su ascendencia no era tan obvia como podría parecer.
Una sola gota de sudor corrió por su espalda mientras observaba. La garganta se
le secó. En ese instante, no quería nada más que pasar la punta del dedo a lo largo
del camino tomado por las gotitas.
Buzz. Buzz.
Bajando la cabeza, apagó el comunicador especializado que utilizaban dentro de la
estación, y se alejó rápidamente antes de que Stefan pudiera girarse y ver que le
había estado espiando. Le ardían las mejillas mientras corría fuera de la vista. Sólo
una vez estuvo en su propia sección comprobó el comunicador, para encontrar un
mensaje de un amigo que le preguntaba si le gustaría cenar juntos.
A punto de rechazarlo, decidió que necesitaba una distracción y dijo que sí.
Porque si estaba fantaseando acerca de Stefan, entonces estaba claro que había estado

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trabajando demasiado duro. Si alguna vez Stefan descubría su respuesta inusual a la
vista de su cuerpo, se sentiría ligeramente perplejo pero por lo demás no afectado.
Algunos psi alrededor del mundo podrían estar empezando a cuestionar el Silencio
como su forma de vida como al parecer sugerían los últimos rumores, pero el
comandante de la estación Alaris no era parte de ese grupo, era la persona con menos
emoción que había conocido nunca.

* *
Tazia no se topó con Stefan otra vez hasta cinco días más tarde, posiblemente
debido a que había hecho todo lo posible para evitar el contacto. Cuando terminó en
el mismo espacio que él, fue en la reunión de personal superior en dónde revisaban
la salud de la estación pieza a pieza, incluida la salud de la tripulación y cualquier
otra cosa que pudiera afectar a la buena marcha de Alaris.
No se discutió los proyectos de investigación en curso.
Porque si bien la tarea de Stefan era asegurarse de que Alaris funcionaba sin
problemas, todo el personal y el equipo de seguridad, era el cambiante de agua Dr.
Night quien dirigía el equipo de investigación y a través del cual se canalizaban
todos los datos relacionados. Tazia pensó que la división tenía algo que ver con que
los BlackSea no querían que los psi se apropiaran de la investigación que habían
financiado. Se preguntaba si Stefan estaba preocupado por la falta de confianza
implícita, entonces se dio cuenta que no estaba preocupado por nada.
—Creo que deberíamos tener otro evento a mediados de mes. —Eso vino de Allie
Livingstone, consejera jefe de la estación—. Una sola tertulia mensual no es
suficiente, no cuando algunas personas se la pierden inevitablemente a causa de sus
turnos. Como resultado, pueden pasar dos meses antes de que tengan la oportunidad
de desahogarse en un ambiente de grupo.
—Estoy dispuesto a aceptar su consejo en esto, Sra. Livingstone. —El tono de
Stefan era tranquilo, su cuerpo inmóvil donde se encontraba en la parte delantera de
la habitación. A su alrededor, algunos de los tripulantes estaban tirados en sofás,
unos pocos apoyados en la pared, mientras que Tazia estaba apoyada en un brazo
del sofá.
—Sin embargo —agregó Stefan—, debe asegurarse de que estos eventos sociales
no impiden funcionar al equipo. Los investigadores establecen sus propias horas,
pero necesito a mi tripulación alerta si la estación debe funcionar con la máxima
eficiencia.

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Allie se pasó una mano por el pelo rubio rojizo.
—Sí, siento eso. No más resacas, lo prometo. Estaba pensando en un concurso
nocturno. —Levantó las manos cuando varias personas se quejaron—. Os burláis de
mí pero apuesto a que todos participareis. Sois muy competitivos.
—¿Hay otros asuntos no estándar que requieran discusión? —Stefan miró
directamente a Tazia.
Y se preguntó si él podía ver sus pensamientos, ver cómo su mente seguía
repitiendo la vista de su hermoso cuerpo fuerte, haciendo las flexiones.
Era telepático después de todo.
No, se recordó, el contacto telepático sin invitación estaba en contra de las reglas
de la raza psi, y Stefan nunca rompería las reglas.
—¿La situación del ascensor se mantiene estable?
Ella asintió con la cabeza en respuesta a su pregunta.
—Estaremos bien hasta la próxima entrega. —Rompiendo la intensidad del agudo
contacto visual, miró alrededor de la habitación—. Si cualquiera nota algo más con
errores, hacédmelo saber. Tengo cierta libertad de acción esta semana con el
mantenimiento de rutina completado.
Mantuvo la cabeza baja el resto de la reunión, pero juró que podía sentir los ojos
de Stefan en ella. Imposible, por supuesto. Nunca prestaba una atención especial a un
miembro de la tripulación cuando ya tenía la información que necesitaba de ese
miembro. Saliendo tan pronto como Stefan despidió la reunión, se dirigió hacia las
entrañas de Alaris a jugar con un sistema no esencial.
Él la encontró allí quince minutos más tarde.
—¿Hay algún problema con ese componente?
—No —dijo poco, frustrada porque la había seguido a su territorio.
Cuando él se limitó a esperar, ella dejó escapar un suspiro y se apartó un mechón
de cabello con el dorso de la mano.
—Tengo una idea sobre la racionalización de este sistema para mejorar la
eficiencia y hoy tengo el tiempo para trabajar en él.
—Ya veo. —Sus ojos se detuvieron en la mejilla.

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Ruborizándose al darse cuenta de que sin duda, acababa de mancharse la piel con
grasa una vez más, volvió de nuevo a su trabajo, decidida a ignorar tanto a él como a
su propio corazón que latía estúpidamente. Cuando se dio la vuelta a los pocos
minutos, Stefan se había ido.

* *
—¡Creo que hacéis una bonita pareja! —Allie dio un codazo a Andrés mientras
estaban sentados en una de las mesas del comedor unos días más tarde, el personal
de la estación era lo bastante pequeño ya que no se necesitaba un espacio más
grande, especialmente teniendo en cuenta que sólo un tercio de ellos estaba de turno
en un momento dado.
—Muy graciosa —Andres frunció el ceño, las cejas negras fruncidas
ominosamente sobre el rico avellana de sus ojos—. Courtney me arrancaría las
pelotas, de hecho, creo que eso es lo que trató de hacer hoy. —Se frotó la cara, su piel
profundamente bronceada tenía esa palidez de demasiado tiempo sin luz del sol
real—. Todo lo que dije fue que tal vez debería volver a comprobar sus resultados, ya
que no se alineaban con los datos actuales, y ¡boom! Era como si hubiera ofendido su
honor o algo.
—Tiene un temperamento volátil últimamente —murmuró Allie—. Hablaré con
ella. —Los ojos agudos de la consejera se desplazaron a Tazia, el color azul intenso de
sus iris algo que Tazia nunca había visto mientras vivía en el pueblo.
Todavía le tomaba por sorpresa, a veces, ese brillo.
—Hablando de hablar —dijo Allie—, has estado muy callada en las últimas
semanas.
Tazia tomó lo que Teta Aya hubiera dicho que era un gran bocado grosero de
pasta para darse una excusa para retrasar responder.
—Sólo cansada, supongo —dijo después de masticar y tragar.
Allie dejó que se saliera con eso, aunque era obvio que la consejera no se tragaba la
respuesta.
—No has rotado en el exterior durante el período máximo, es bueno que sólo
vayan a ser un par de semanas más.
Tazia hizo un ruido evasivo, que Allie lo tomó como que estaba de acuerdo. No lo
estaba. El estómago de Tazia cayó ante la idea de dejar el capullo de Alaris y salir a
un mundo donde nadie la quería, nadie la reclamaba. Sus amigos más cercanos eran

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gente de la estación, y los que estaban rotando con ella irían a casa con sus familias
durante el permiso, dejándola meciéndose sola hasta que pasara el mes de permiso
en tierra obligatorio.
Aun así, no había forma de evitarlo, dos semanas después de esa conversación con
Allie, cogió su petate y se acercó al transporte atracado que la llevaría a la superficie.
El equipo de psiquiatría tenía una regla firme sobre rotar a la gente fuera cada tres o
cuatro meses, no se aceptaban excusas una vez que estabas al final del cuarto mes.
Algo relacionado con el estrés psicológico y el espacio reducido.
Nadie le había pedido la opinión a ella sobre eso o les habría dicho que estaba bien
con los espacios cerrados y con permanecer bajo el agua con gente que conocía, el
consolador bulto de la estación a su alrededor. No tenía ninguna necesidad de la
nada horrible que era el infierno del permiso en tierra.
—¿Qué esperan que hagamos? —murmuró mientras ella y Andres subían a bordo
del sumergible avanzado que los llevaría hasta la superficie a lo largo de un “rail”
especialmente diseñado que había sido construido con la ayuda de Tks como
Stefan—. ¿Volvernos locos y disparar por todo el lugar?
Andres resopló, su piel afeitada relucía bajo las luces en el interior del sumergible
y su camisa bien planchada por una vez.
—La primera vez que te vi, ni siquiera sabía lo que significaba “loco”.
Tazia rio porque tenía razón. Los dos se habían conocido tres años antes, cuando
ella llegó a bordo con el equipo de construcción y desarrollo de Alaris. Había estado
verde, todavía lo estaba de muchas maneras, pero había aprendido lo suficiente
como para encajar en este mundo que ahora era el único que la aceptaría.
—Una cosa puedes decir de los espacios reducidos —dijo ella, apretando las tripas
contra la nueva oleada de dolor—, llegas a conocer a tus compañeros de estación
muy bien.
—Dímelo a mí —Andres se quejó—. El maldito Trev ronca lo bastante alto para
hacer que las paredes tiemblen.
Un paso en la entrada antes de que pudiera responder, un cuerpo alto y delgado,
con el cabello cortado casi al cero entró en el sumergible. Stefan. No se había dado
cuenta de que tenía un viaje programado a la superficie. Como de costumbre, no hizo
ningún esfuerzo por entablar una conversación informal; era tan remoto y
autocontenido que apenas podía conectar a este hombre con el de carne y hueso que
había visto ese día en su habitación... y más tarde en sus sueños.

~20~
Mientras sus hombros se tensaban con el recuerdo, tuvo el impulso más extraño
de pincharle, de hacerle reaccionar, excepto, por supuesto, que él no lo haría. Era psi.
En la entrada, el calumniado Trev les saludó con una sonrisa, luego cerró la puerta
y giró la cerradura. El sumergible estaba ahora sellado para el viaje. Les llevaría
algún tiempo llegar a la superficie, no tenían que preocuparse por la descompresión,
ya que tanto Alaris como el submarino tenían una presión regulada, pero no había
que dejar de reconocer el hecho de que estaban en el fondo del océano, lejos, muy por
debajo de la superficie.
Andres, por supuesto, podría haber ido por su cuenta. Los cambiantes de mar
estaban hechos para hacer la transición del océano a la tierra sin problema.
—Un día —dijo, como si le hubiera leído los pensamientos—, voy a nadar hacia
arriba y sorprender a todos.
Tazia enarcó una ceja.
—Eres demasiado perezoso para nadar tan lejos. —Su autoproclamada cosa
favorita en su forma de serpiente era hacerse un ovillo y echarse una siesta, incluso
cuando salía de la estación a través de las salidas especiales construidas para el
personal cambiante marino, le habían dicho que sobretodo sólo nadaba
perezosamente en el agua mientras los otros “se volvían acrobáticos”.
—Es cierto —admitió—. Es por eso que sería una sorpresa. —Poniéndose los
auriculares con un guiño impenitente, comenzó a hacer correcciones finales en una
pieza de trabajo que necesitaba completar.
Tazia había tenido la intención de leer un libro, como Stefan estaba haciendo
ahora. Si hubiera estado en esta misma situación dos meses atras, le habría dado el
espacio y la tranquilidad que tan claramente quería, pero ya que continuamente
había invadido su propio espacio en las semanas anteriores, decidió que había
perdido todos los derechos a su tolerancia.
—Podrías haberte teletransportado a la superficie —dijo. Por alguna peculiaridad
del poder telekinético, una teletransportación no causaba problemas con la presión,
independientemente desde dónde se hiciera o a dónde.
—Se ha solicitado mi ayuda en el lugar de un terremoto de gran magnitud y
teletransportarme a la superficie requiere energía. —Los ojos gris oscuro que la
miraban, veían demasiado— . Decidí que sería mejor llegar un par de horas más
tarde, pero con toda mi fuerza.
Tazia vio su razonamiento; recuperaría el retraso el doble de rápido.

~21~
—Hubiera supuesto que los médicos no te permitirían asumir el trabajo. —Tazia
misma estaba bajo instrucciones estrictas de relajarse y recuperarse, y ella era sólo la
ingeniera.
Stefan, al contrario, era sin duda el miembro más económicamente valioso del
equipo Alaris. Dada la escasez de Tks tan poderosos como Stefan, los reemplazos a
corto plazo traídos a Alaris para cubrirle durante sus ausencias tenían que costarles
el doble de lo que le pagaban por su contrato permanente. De ninguna manera le
querrían fuera de servicio durante más tiempo del estrictamente necesario.
Stefan tardó tanto tiempo en responder que ella pensó que simplemente iba a
ignorar la pregunta implícita, pero entonces el gris pétreo de sus ojos se encontró con
los suyos y dijo:
—Estoy en la lista como Tk voluntario con el equipo Internacional de Búsqueda y
Rescate.
Ella parpadeó, había asumido que le habrían llamado para ayudar a alguna
empresa comercial de algún tipo. A su lado, Andres, que se había quitado los
auriculares porque no podía soportar perderse cualquier conversación en su
cercanía, fue más vocal en su sorpresa.
—¿Qué?
Tazia podía entender la respuesta aturdida de su amigo. No había dinero en la
búsqueda y rescate. Como tal, el Consejo Psi no autorizaría que se malgastaran
“recursos”. No a menos que hubiera un punto de vista político.
—¿Es un enclave psi? —preguntó ella, preguntándose si el Consejo estaba
tratando de ganarse el favor de su población debido a los recientes disturbios.
—No. Humano.
Andres negó con la cabeza.
—Sin ánimo de ofender, Stefan, pero los psi no intervienen para ayudar a los
humanos, y definitivamente no envían telekinéticos poderosos.
—Incorrecta, ya que soy tanto un psi como un Tk.
—Sabes a lo que me refiero.
—No. —Su tono dejó claro que la discusión había terminado.

~22~
Capítulo 3

Por fin desembarcaron en la superficie, el viaje había pasado demasiado lento y


demasiado rápido, Tazia parpadeó a la luz del sol tropical y tuvo que admitir que se
sentía bien sobre la piel. Una parte de ella siempre echaría de menos las arenas del
desierto de su hogar, aunque nunca había sido su lugar, el lugar en el que pudiera
echar sus raíces.
—Nos vemos en un mes —dijo a Andres cuando él sonrió y saludó al grupo de
familiares que habían venido a buscarlo.
Esperando con impaciencia detrás de la pared de cristal de la sala de espera,
estaban tan orgullosos de él que era una alegría brillante. Los niños pequeños y
excitados apretaban sus manos contra el cristal, una mujer mayor lloraba lágrimas de
felicidad mientras que otros simplemente sonreían a Andres, y dos adolescentes
levantaban una pancarta que decía: ¡Te echamos de menos, hermano!
Manos diminutas habían dibujado animales marinos coloridos por toda la
pancarta.
Esto era lo que debería ser. La familia es el fundamento de la vida; eso era lo que
siempre le habían enseñado a Tazia, todavía era en lo que creía. Una persona podría
soportar cualquier cosa siempre que tuviera la fuerza de su familia a la espalda. Estar
sin familia era ser un fantasma, perdida en el desierto.
Andres se volvió hacia ella.
—¿Quieres…?
—Te registraré en la oficina. —Ella sonrió y tomó su tarjeta de identificación—.
Vete, creo que tu madre va a estallar si no la abrazas pronto. —Era su madre quien
estaba llorando; Tazia la reconoció de muchas reuniones anteriores.

~23~
La madre de Andrés la había invitado a casa para cenar en innumerables
ocasiones durante el tiempo que trabajó en el equipo de construcción y desarrollo.
—Gracias, Tazi. —Andres vaciló—. Sabes que siempre eres bienvenida a venir a
casa conmigo. Un cuerpo más no será ningún problema. A ma le encanta alimentar a
la gente y ella te adora.
Ella le apreció por su amistad, pero también sabía que este tiempo debía ser
suyo… y por mucho que Tazia amara a su familia, la entristecía por dentro ser testigo
de su amor y su unión. Era algo terrible de admitir, pero su alegría le recordaba
demasiado todo lo que había perdido. Mejor para un invitado así mantenerse
alejado, nunca se arriesgaría a chafar la visita de Andres traicionando sin darse
cuenta su propia nostalgia dolorosa.
—Estaré bien —dijo ella, su corazón era como un dolor sordo en el pecho, pero su
sonrisa y saludo a su familia fue muy real—. Tengo un par de citas para este permiso.
Algo brilló en los ojos de Andres.
—Reservada. Me gusta. —Le dio un beso en la mejilla antes de salir, caminó de
espaldas lo suficiente como para gritar—. ¡Esperaré un informe completo!
Luego desapareció, tragado por el entusiasmo de su bulliciosa familia.
—Mentiste.
Ella no se sobresaltó, había sentido la fría presencia de Stefan a su espalda.
Dando un paso hacia adelante en un esfuerzo por combatir la tentación de darse la
vuelta y empujarle hasta que se rompiera, hasta que actuara humano, dijo:
—Es una mentira que va a garantizar que no se preocupe por mí durante sus
vacaciones. —Con eso, levantó su pequeña bolsa de lona y se dirigió hacia el edificio
de oficinas para el registro; dejaría su propia tarjeta y la de Andrés. Era bastante fácil
verificar la identificación con un análisis de ADN cuando llegara el momento de
volver a Alaris, y de esta manera no había riesgo de perder las identificaciones.
Stefan se puso a caminar a su lado, acortando sus largas zancadas para que
coincidieran con las suyas.
—¿Que harás?
¿Preocupado? ¿Stefan? No, pensó. Probablemente sólo quería asegurarse de que
su ingeniera volvería a Alaris sin problemas psicológicos. El buen funcionamiento de
la estación, después de todo, era su misión.

~24~
—Alquilaré una habitación durante el mes que estoy en la superficie.
El personal de la oficina le había mostrado la forma de organizar este tipo de
alojamiento temporal en su primer viaje. Ahora tenía una lista de los lugares a los
que podía llamar para ver si había vacantes, las reservas anticipadas eran difíciles, ya
que nadie podía garantizar exactamente cuándo serían adecuadas las condiciones
para que el sumergible ascendiera.
Si todo estaba completo, siempre estaban las literas en la parte posterior del
edificio de oficinas. A nadie le importaría si usaba una de ellas, aunque Tazia tenía la
intención de hacer todo lo posible para evitar ese escenario. Había pasado una
semana allí en su primera rotación en la superficie, y la silenciosa compasión que
había visto en los ojos de aquellos que se iban a casa todos los días con sus familias
no era algo que quisiera repetir.
—¿Qué vas a hacer en tu habitación?
Apretando los dedos en las asas de la bolsa de lona ante la pregunta de Stefan,
luchó contra el ardor en su garganta, la llama de la ira en su estómago. Él no tenía ni
idea de lo que le estaba haciendo, de cómo sus preguntas la estaban obligando a
enfrentarse a su existencia fría y solitaria. Nada de juegos con los niños de Mina para
ella, nada de abrazar a su sobrino o ayudar a su padre a arreglar las máquinas que la
arena del desierto estaba constantemente obstruyendo.
Eso era lo que una hija querida y amaba haría. No una que había sido
abandonada.
—Pasaré el rato —dijo ella, manteniendo su dolor a raya—. Leeré un par de libros,
tal vez vaya al teatro, divertirme.
—¿Quieres hacer eso?
—No. —El genio se soltó, se dio la vuelta para enfrentarse a él, su mandíbula
apretada y su furia como un ácido cáustico en sus venas—. Pero es lo mejor que
puedo hacer. ¿Satisfecho?
—Podrías venir conmigo.
El mundo se congeló y cuando empezó a moverse de nuevo, nada era como lo
había sido.
—¿Qué?
Ojos ilegibles, rostro inexpresivo, su cuerpo mantenía las líneas rectas que
hablaban una vez más de un pasado militar.

~25~
—Necesitan voluntarios desesperadamente en el lugar del terremoto. Se trata de
una población aislada. Un ingeniero sería más que bienvenido.
—No puedo. —La frustración le revolvió el estómago—. Si la empresa se entera de
que estoy pluriempleada, incluso como voluntaria, podrían mantenerme en la
superficie otro mes. —Y necesitaba volver a Alaris, al lugar en el que casi podía
olvidar lo solitaria que estaba aquí en el mundo.
Los ojos de Stefan la miraron, el gris oscuro intenso.
—Podría conseguirte permiso.
—Si puedes —dijo—, soy tuya.
Por un instante, sus palabras colgaron en el aire, una extraña tensión entre ellos. A
continuación, Stefan asintió y el hilo tenso se partió en dos. Había sido
probablemente sólo su imaginación de todos modos. Ella nunca había visto ninguna
indicación de que Stefan no estuviera completamente en Silencio, sus emociones
contenidas detrás de una pared fría de reserva.
Tazia se preguntó cómo habría sido en un mundo sin Silencio, trató de imaginarle
con una sonrisa, y sintió que se quedaba sin respiración, su estómago dio un vuelco.
Era guapo ahora de un modo rígido, duro y militar... pero pensó que podría ser
desgarrador si sonreía.
—Enseguida vuelvo —le dijo y desapareció más allá de la oficina principal.
Con la necesidad de mantenerse ocupada mientras tanto, entregó la identificación
de Andres, así como la suya al hombre desconocido que estaba en recepción.
—La familia de mi amigo le estaba esperando —dijo cuando el empleado le tendió
el pase de Andres—. Lo escaneó en el sumergible.
El empleado lo pasó por su escáner.
—Sí, todo listo. ¿Era él al que vino a recoger todo el clan? ¿La madre que llevaba
un vestido amarillo?
—Sí, eran ellos.
—Orgullosos como pavos reales. —Suavizó su expresión severa—. Ella vino aquí
para comprobar que habían llegado en el momento adecuado para el sumergible y
pasó diez minutos hablando sobre cómo su niño era la criatura más guapa y más
inteligente del planeta.
Tazia sonrió con él.

~26~
—Él siempre vuelve a bordo con los paquetes más grandes y todos comemos muy
bien durante una semana.
Riendo, el empleado terminó el papeleo y luego dijo:
—¿Quieres retirar algo de dinero de tu cuenta?
Tazia pensó en ello. Casi todo en esta ciudad portuaria se pagaba con plástico,
pero si se iba con Stefan a una zona más remota, probablemente necesitaría dinero en
efectivo.
—Sí —dijo, y esperaba que la decisión enviara una señal fuerte al universo sobre
sus intenciones y deseos.
Acababa de completar la transacción cuando fue llamada a la oficina de nuevo y le
preguntaron sus razones para querer ir de voluntaria al sitio del terremoto. Stefan
estaba en silencio junto a la ventana mientras ella miraba a la directora de Recursos
Humanos a los ojos y le decía la cruda verdad.
—No tengo a nadie en superficie. El mes pasa a paso de caracol y vuelvo a Alaris
no más relajada que cuando salí. Prefiero pasar ese tiempo ayudando a gente en
lugar de sentir lástima por mí misma.
La directora se metió un mechón de pelo rubio detrás de la oreja y dijo:
—Bueno, eso es sin duda bastante honesto. —Tecleó algo en su agenda frente a
ella—. Te estoy dando permiso para el servicio voluntario con Stefan, pero recuerda,
tendrás un examen físico antes de volver a Alaris. Asegúrate de estar descansada y
de haber comido bien para entonces o te mandaré al banquillo otro mes, y perderás
el salario de ese mes.
—Sí, señora. —La alegría estalló a la vida en el torrente sanguíneo de Tazia. No
estaría sola e inútil en la superficie. No esta vez.

* *
Estaba en un avión de alta velocidad fuera del país cuando Tazia miró al hombre
que estaba sentado junto a ella, sus brazos tan cerca que casi se tocaban, y dijo:
—Gracias.
—No hay necesidad. Tus habilidades son necesarias.
Con los ojos en el negro de la camisa donde estaba su brazo en el apoyabrazos,
dijo:

~27~
—Andres estaba en lo cierto, ya sabes. Los telekinéticos como tú sois tan valiosos
que no se os permite ir de voluntarios. —Ella no sabía por qué estaba presionando en
esto, tal vez porque Stefan era un enigma, algo que no podía desmontar para
averiguar cómo funcionaba.
Había sido así desde el principio, siempre la había fascinado, pero algo había
cambiado desde el incidente del correo. Ahora ella no sólo estaba fascinada por la
idea de él, sino atraída por el propio Stefan. Tazi tonta, habría dicho Teta Aya,
tratando de comprender las estrellas cuando están más allá de la percepción mortal.
Stefan era tan inalcanzable como una de esas estrellas frías y ardientes. Y aun así…
—¿Por qué te dejan?
—Toda mi ciudad fue sepultada por un deslizamiento de tierra cuando era un
niño muy pequeño —dijo al fin, con un tono tan bajo que no viajaba más allá de sus
asientos—. Sobreviví al teletransportarme instintivamente. Sin embargo, estaba
psicológicamente marcado por la pérdida resultante de mi familia. —Una pausa—.
Los informes del incidente cuentan que intenté teletransportarme de nuevo durante
horas para llegar donde mi madre y mi hermano, sólo para abortar el teletransporte
porque el lugar al que necesitaba ir ya no existía.
El corazón de Tazia dolió por él, pero Stefan continuó antes de que pudiera decir
nada.
—El deslizamiento de tierra aplastó nuestro hogar, atrapándolos bajo toneladas de
tierra y roca. —Ningún cambio en su tono, pero ella podía imaginar al niño pequeño
y asustado que había sido, el niño que trató desesperadamente de salvar a sus seres
queridos.
—El psi-med —agregó—, cree que el trabajo de voluntario me ayuda a
mantenerme estable.
De un ser humano, tal confesión habría sido la más profunda intimidad. De
Stefan, era una confianza aún más profunda. Sacudida, ella dijo:
—No traicionaré la confianza.
—Si pensara que lo harías, no te lo habría contado. —Los ojos gris oscuro
sostuvieron su mirada, el contacto irrompible—. Tienes más preguntas.
—Siempre tengo más preguntas —dijo con un dolor en el alma, porque ese había
sido el lamento de su padre—: Aquí viene mi Tazi. ¿Qué preguntas tienes para mí hoy, mi
hija con su mente inteligente y espíritu curioso?

~28~
Observándola con sus penetrantes ojos que la hacían sentirse cazada, Stefan dijo:
—Puedes hacer tus preguntas, pero no aquí. Cuando estemos solos.
—Es posible que te arrepientas de decir eso. —Esta conversación, que no era una
que hubiera pensado que tendría jamás, no con Stefan—. Estarás respondiendo
preguntas hasta que estés viejo y gris.
—Tal vez no resultaré ser tan interesante como tus dispositivos mecánicos.
De alguna manera, Tazia no creía eso.
Tocando una solicitud en la pantalla del ordenador integrado en el brazo de su
asiento cuando ella no respondió, Stefan ordenó comidas.
—Come todo lo que puedas. Las comidas serán erráticas una vez que aterricemos.

~29~
Capítulo 4

S e cambiaron en los cubículos privados a bordo del jet, se pusieron la ropa


adecuada para la región afectada por el seísmo. Ella llevaba sus propias botas de
trabajo, con marcas y cómodas, pero Stefan había conseguido un uniforme de
búsqueda y rescate para ella que era similar al suyo. Del color de la arena, el tejido
fino y transpirable, pero resistente, cubría los brazos y piernas, proporcionando
protección contra los escombros y el sol. La chaqueta ligera, usada sobre una
camiseta, se cerraba por delante, lo que significaba que podía abrirla si hacía
demasiado calor.

Lo que en ella parecía meramente útil, en Stefan parecía un uniforme militar, su


porte era tan erguido.
—¿Lista? —dijo él tan pronto como aterrizaron y fueron guiados a través de la
tierra caliente del desierto no muy lejos del suyo.
Soltando un suspiro, asintió.
—No he hecho esto antes.
—Es posible que sientas algo de desorientación. —Él se acercó, el corazón de Tazia
se estrelló contra su caja torácica... y un segundo después, estaba siendo
teletransportada por primera vez en su vida, el mundo giró antes de asentarse.
En el espacio de tres latidos del corazón, habían pasado de un moderno
aeropuerto reluciente a un pueblo profundamente en el interior, donde un seísmo
había enterrado casas antiguas del color de barro secado al sol, hechas a mano y con
amor, agrietando y deformando el terreno en todas direcciones.
No había gritos, ni llantos. Sólo un extraño silencio mientras la gente trabajaba con
manos frenéticas para desenterrar a los sepultados. Muchos no tenían nada más que
esas manos, los dedos ensangrentados y las uñas rotas. Stefan comenzó a levantar

~30~
enormes trozos de material al minuto de llegar. El alivio en los rostros demacrados
de la gente del pueblo fue tan visceral que abrió un agujero en el interior de Tazia.
—Bien —dijo y, arrojando su equipo en el mismo lugar donde Stefan había dejado
caer su bolsa de lona, se dirigió a hablar con la persona que parecía estar
coordinando los esfuerzos de rescate. La agradecida mujer de la localidad pronto la
tuvo arreglándolo todo, desde tuberías rotas a la comprobación de cableado en busca
de peligros, a ensamblar el equipo de comunicaciones que seguía roto.
Sólo un pequeño equipo de rescate había llegado a la aldea hasta el momento, el
resto seguía en camino. Como resultado, los voluntarios capacitados disponibles,
entrenados y no entrenados, se esforzaban al límite.
Tazia cayó agotada en su saco de dormir horas después de que cayera la completa
oscuridad, alguna persona amable lo había desenrollado después de montar una
tienda de campaña para ella y Stefan. Cuando Stefan llegó apenas minutos más
tarde, su rostro pálido, rebuscó en su bolsa de lona y le lanzó una barrita nutritiva
psi, ella tragó la cosa insípida. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no había
comido desde el avión.
—¿Estarás bien?
—Voy a necesitar por lo menos seis horas de sueño para recuperarme a un nivel
donde pueda seguir desplazando material. —Con eso, le arrojó otra barrita, él se
comió cuatro y se durmió.
O ella pensó que debió haberlo hecho. Porque despertó con la barrita nutritiva
todavía en la mano. Una mirada al reloj mostró que habían pasado sólo cinco horas.
Moviéndose en silencio para no despertar a Stefan, metió los pies en las botas y salió
para ir a los servicios. Después, se enjuagó la boca con el uso cuidadoso del agua,
luego tomó un largo trago mientras se terminaba la barrita. Las duchas eran
inexistentes, el pozo había sido aplastado por el terremoto, pero la gente le había
advertido en repetidas ocasiones que se asegurara de beber agua suficiente para
mantenerse fuerte e hidratada.
Tazia había olvidado la facilidad con que el sol del desierto podía debilitar la
fuerza de una persona.
Los camiones cisterna estaban en camino y los aldeanos no implicados en el
intento de rescate de supervivientes sepultados estaban tratando de resucitar el pozo,
pero hasta entonces, la higiene personal tenía que ceder paso a la supervivencia. Era

~31~
mejor no pedirle a Stefan que teletransportara más agua, ya estaba siendo empujado
hasta el borde de su resistencia levantando escombros.
Volviendo al interior de la tienda, encontró la caja de toallitas húmedas que había
agarrado de la pequeña tienda al lado de las oficinas Alaris y echó un vistazo a
Stefan. No se había movido, su respiración era constante. Seis horas le había dicho, y
seis horas serían. Dándole la espalda, se quitó la ropa de la parte superior, su piel
ardía ante la idea de estar casi desnuda con un hombre que no era su marido, a
continuación, se lavó rápidamente tanto como fue posible, antes de ponerse un
sujetador y una camiseta limpios.
Su ropa limpia no iba a durar, ya que sólo había llevado tres mudas, pero no era
una preocupación dada la devastación. Tazia había estado sucia antes, lo estaría de
nuevo. Metió las toallitas usadas en una bolsa de plástico para su posterior
eliminación, colocó la caja de toallitas junto a la bolsa de Stefan para que las viera
cuando despertara. Una vez hecho esto, cogió su chaqueta, manchada de polvo y
grasa del día anterior, y fue a ver que podía hacer con un generador dañado que era
la fuente de energía de reserva para la pequeña clínica médica de la localidad ante el
mal funcionamiento del generador principal.

* *
Stefan despertó después de exactamente seis horas de sueño. Al igual que
cualquier soldado entrenado, había sido consciente de Tazia yendo y viniendo, pero
su mente sabía que no era una amenaza, por lo que había seguido durmiendo. Si
hubiera sido de otro modo, habría estado inmovilizada antes de darse cuenta de que
se había movido. Podría haber sido considerado demasiado defectuoso
psicológicamente para ser un Flecha, un soldado de élite de las operaciones
encubiertas, pero tenía el entrenamiento.
Y oficialmente Flecha o no, los hombres y mujeres del escuadrón le consideraban
uno de los suyos. Había recibido entrenamiento fuera de los libros, y todavía
entrenaba con Flechas en activo siempre que era posible, los consideraba sus
hermanos. Nadie podía acercársele sigilosamente, ni siquiera cuando dormía, pero
con Tazia, el perfil de riesgo era nulo.
La violencia simplemente no era parte de su naturaleza.
Levantándose, hizo lo que había que hacer, y luego regresó a la ubicación del peor
colapso. Si hubiera podido, habría trabajado durante toda la noche; sabía que había
personas atrapadas bajo los escombros. Tuvo que obligarse a ser lógico, a recordarse

~32~
que sería inútil para todos durante mucho más tiempo que seis horas si quemaba sus
habilidades psíquicas.
Ahora, recargado, se centró en la parte más inestable y se puso a trabajar. Fue
consciente de Tazia moviéndose por el pueblo, captó su voz hablando un lenguaje
que era lo suficientemente cercano al que se hablaba en este tierra y que ella
entendía. Bajó la mirada cuando dijo:
—Stefan.
Su cabeza apenas le llegaba al esternón pero nunca había pensado en Tazia como
tan pequeña. Tenía demasiado en su interior para ser pequeña, como una tormenta
reuniendo su poder antes de golpear.
—¿Hay algún problema?
—No has bebido agua en tres horas. —Con el ceño fruncido, le pasó una botella
reutilizable llena hasta el borde—. Sabes que no puedes hacer eso, no con este calor,
sobre todo con la cantidad de escombros que estás moviendo.
Mientras aceptaba el agua, revisó su cuerpo y se dio cuenta de que había llegado
peligrosamente cerca de la deshidratación.
—Gracias. —Nadie se había preocupado por su bienestar, salvo en lo que
impactaba con las propias necesidades y deseos de los demás, desde que era un niño.
—No son necesarias. —Sus ojos abarcaron el área frente a él mientras bebía el agua
en lentos tragos medidos a fin de no sobrecargar su cuerpo reseco—. Esto es bastante
malo, pero sigo esperando las réplicas.
Él asintió con la cabeza, bajando la botella después de vaciar la mitad.
—Son propensas a ser graves, dada la magnitud del seísmo. Es por eso que tengo
que sacar a los atrapados, los escombros son demasiado inestables como para
aguantar un temblor importante.
Trabajando sin descanso durante las siguientes cuatro horas, sin detenerse, incluso
cuando Tazia le pasó agua y la bebió, consiguió sacar a la mitad de los atrapados
antes de que el mundo se sacudiera de nuevo. Los gritos atravesaron el aire mientras
las cosas se estrellaban y la gente sangraba, pero su primer pensamiento fue para
Tazia. Alcanzándola con su mente mientras se agachaba para sobrellevar la réplica,
buscó la brillantez que era la suya. No invadió su mente para encontrarla, no le hizo
falta. La firma mental de Tazia era tan única como una huella dactilar para él... y allí
estaba.

~33~
A salvo.
Cuando el temblor finalmente se detuvo, ya no pudo percibir mentes vivas debajo
de la sección más cercana de escombros. Como hacía mucho tiempo, no había podido
encontrar a su madre o su hermano, a pesar de que había buscado durante horas.
Hasta que los servicios de rescate llegaron y le encontraron deambulando descalzo
sobre los escombros, con la piel cortada y sangrando, sangre saliendo de nariz y
orejas mientras continuaba tratando de mover todo el deslizamiento de tierra por su
cuenta.
—Están muertos —le había dicho un especialista psi-med, frío y lógico, las
palabras como piedras rompiendo en su rostro—. No eres lo bastante fuerte como
para ayudar. Siéntate aquí y no molestes.
Ya no era un niño, pero tampoco pudo ayudar a los muertos aquí.
Dejándolos, se trasladó a una sección que aún contenía vivos y cuando Tazia vino
de nuevo con agua, vio rastros de lágrimas en el polvo de su cara. Sus instintos se
centraron en ella.
—¿Estás herida? —Examinó su cuerpo en busca de heridas.
Ella sacudió la cabeza.
—Había una niña, me siguió todo el día de ayer, dijo que quería aprender lo que
hacía. La réplica... Ella estaba… —Los sollozos sacudieron su pequeño cuerpo, su
rostro afligido.
Cuando iba a darle la espalda, él se acercó, protegiéndola de la mirada de los
demás. Sabía que necesitaba el contacto, necesita el tacto, pero no había tocado a
nadie excepto por necesidad desde antes del derrumbe que terminó con su infancia,
en el Silencio no se tocaba. Así que simplemente se quedó cerca, y cuando
terminaron las lágrimas, le hizo beber un poco del agua que le había traído.
—Será mejor que me vaya —dijo ella, con la voz ronca—. No olvides comer una
barrita nutritiva.
El reloj acababa de marcar la medianoche cuando se obligó a parar. Los músculos
mentales tensos hasta el límite, su uniforme colgaba de un cuerpo que quemaba la
energía más rápido de lo que podía reponerla así que se obligó a alejarse de los
escombros. Tazia estaba dentro de la tienda, trabajaba en un pequeño componente a
la luz de la linterna de emergencia alimentada por energía solar que había comprado
en la misma pequeña tienda donde había comprado la caja de toallitas de limpieza
que había compartido con él.

~34~
—No hay suficiente electricidad para hacer que los Computronic funcionen
después de anochecer —murmuró distraídamente, luego alzó la vista—. Stefan,
siéntate antes de que te caigas. —Las palabras fueron afiladas.
—Estoy bien, solo bajo de energía. —Pero se sentó, su cuerpo se sentía como si se
mantuviera unido por cuerdas que podrían romperse en cualquier momento.
Rebuscando en su bolsa de lona, Tazia sacó un paquete de barritas nutritivas de
alta densidad que él había traído. Abrió una y la empujó hacia él.
—Come. —Observándole para asegurarse de que obedecía la orden, encontró un
poco de agua y se la dio después de añadirle polvo con vitaminas y minerales—. Hay
suficiente agua potable así que no tenemos que racionarla. Los camiones cisterna
estarán aquí mañana.
Stefan se bebió el agua y comió otra barrita cuando ella se la dio.
—¿Tú has comido?
Un asentimiento.
—Algunos de los aldeanos lograron montar un horno exterior e hicieron pan
plano. Comí un poco. Creo que tú necesitas estas barritas más que yo.
—¿Tomaste las vitaminas? —Ella podría fácilmente ser víctima de desnutrición.
—Sí. —Dejando a un lado el componente en el que había estado trabajando, se
pasó las manos por el pelo, luego dejó caer ambas manos y su mirada—. Siento
haberme desmoronado de esa manera.
—No hay necesidad de sentirlo. Eres humana. Sientes.
Sus ojos se encontraron, tan abiertos y cargados de dolor.
—¿Recuerdas sentir? ¿Siendo niño?
—Sí. —Recordaba gritar y arañar las montañas de rocas lodosas que cubrían a su
familia, pero los recuerdos eran lejanos, entumecidos por el tiempo y su
condicionamiento bajo el Silencio—. Deberías dormir.
—Tú también. —Ella se acostó en su saco de dormir, pero no apagó la linterna
hasta que él terminó su comida—. Buenas noches.
—Buenas noches —dijo él, y fue la primera vez que lo había dicho a cualquier
persona siendo adulto. En el cuartel donde había sido entrenado antes de que se
decidiera que estaba demasiado fracturado psicológicamente para ser un buen
soldado, no habían hablado más allá de lo que se necesitaba para la formación.

~35~
Y después de eso, siempre había estado solo.

* *
Tazia despertó repentinamente. Un vistazo a su reloj, los números suavemente
brillantes visibles en la oscuridad, le dijo que sólo habían pasado dos horas desde
que se fue a dormir. A punto de cerrar los ojos, lo oyó de nuevo, el sonido que la
había despertado... No, fue la falta de sonido. Stefan no estaba respirando.
Enderezándose, tanteó en busca de la linterna y la encendió. Cuando giró el haz
hacia Stefan, vio que estaba rígido, con las manos cerradas en puños a los costados y
el cuello rígido. No necesitó ver nada más, dejó caer la linterna, haciendo que
parpadeara y puso las manos sobre sus hombros en un intento por sacudirle y
liberarle de la pesadilla.
—¡Stefan!
Debería haber sido imposible lo rápido que se movió. Un instante, estaba en
cuclillas preocupada por él, y al siguiente, estaba tendida de espaldas con él sobre
ella y una de sus manos en la garganta. Con el corazón latiendo rápidamente,
mantuvo las manos donde habían caído cuando él la giró.
—Stefan, soy yo, Tazia.
Su rostro se ensombreció, pero le vio sacudir la cabeza.
—¿Tazia?
—Sí. —Moviéndose con mucho cuidado, ella levantó una mano a la muñeca y tiró,
usando deliberadamente su nombre de nuevo cuando dijo—: Suelta mi garganta,
Stefan.
Un tirón y él se fue, de vuelta a su lado de la tienda de campaña.
—¿Te he hecho daño?
—No. —Se sentó y trató de recuperar el aliento—. Sólo me has sorprendido.
—Me disculpo. Debería haberte advertido que no me tocaras en el sueño. —
No estabas respirando.
—Es temporal. Mi cerebro me despierta cuando mis niveles de CO2 son muy altos.
Tales palabras científicas que describían el dolor en carne viva que había visto en
él, como si estuviera atrapado en medio de un horror tan terrible que atravesara el
Silencio.

~36~
—¿Qué soñabas? —
Los psi no sueñan.
—Eso no es lo que pregunté.
La pausa fue larga y pesada.
—Esta situación despierta recuerdos de la catástrofe de cuando era un niño. Tiene
un impacto en mis patrones de sueño.
Estaba tan acostumbrada a verlo tan remoto, intocable al dolor y al caos de la vida,
que su admisión la sacudió, le hizo cuestionarse todo lo que creía que sabía. Insegura
de qué hacer, iba a abrir la boca para decir algo, no sabía qué, cuando él se tumbó.
—Deberías volver a dormir —dijo—. El trabajo no está completo de ninguna
manera.
Al oír la firmeza en su tono, se acostó, pero luego volvió a pensar en la forma en
que la había empujado a su espacio y vio en ello permiso para empujar en el suyo.
—¿Qué edad tenías? —preguntó en voz baja—. Cuando paso.
Un largo silencio, su respiración lo bastante tranquila para que hubiera creído que
estaba dormido si no hubiera podido sentir la vida consciente de él, la fuerza como
un pulso contra su piel. En lugar de preguntar de nuevo, le dio el tiempo para
pensar, para decidir qué compartir. Después de todo, ambos tenían sus secretos.
—Cuatro —dijo al fin—. Mi condicionamiento era frágil.
Condicionamiento. Tazia le dio vueltas a esa palabra en su cabeza, consideró su
significado.
Durante mucho tiempo, había creído que los psi salían del vientre sin emociones,
que así era cómo eran como personas, como un tigre era feroz y una serpiente
sinuosa. Un simple hecho de la naturaleza. Sólo después de salir de su pueblo había
empezado a escuchar diferentes susurros, a oír que los psi se hacían esto a sí mismos.
Luego había encontrado ese viejo libro de historia y sus sospechas se habían
confirmado.
—Debió ser una experiencia aterradora —dijo ella, su voz suave en la total
oscuridad—. ¿Perdiste a toda tu familia?
—Mi madre era mi familiar con custodia. La perdí y a un hermano. Un hermano
mayor.

~37~
Había girado para mirarle la espalda y Tazia pensó en alargar la mano y tocarlo
como haría con un compañero humano que sufriera dolor, pero Stefan era psi. Él rara
vez iniciaba ningún contacto físico. No sabía mucho sobre el proceso de
condicionamiento para que una persona fuera Silenciosa, pero la lógica le decía que
sería un fracaso ante el contacto físico constante.
Y ella no quería que él sintiera más dolor, este hombre extraordinario que ayudaba
a los demás, incluso cuando proporcionar ayuda lo empujaba de vuelta a recuerdos
de la pérdida más dolorosa. Los ojos le ardían. Cuatro años. Su dolor y confusión
habrían sido incalculables.
Así que mantuvo la distancia y dijo:
—Lo siento por tu dolor.
Él no respondió, y ella no se forzó a profundizar más. Pero esa noche, se acostó
con un oído abierto a la respiración de Stefan, y cuando se detuvo de nuevo, dijo:
—Stefan.
Hasta que él despertó.
No hablaron más.

~38~
Capítulo 5

Dos días más tarde, con todos los supervivientes conocidos rescatados, los
aldeanos comenzaron la operación de limpieza. Tazia continuó arreglando cualquier
cosa y todo lo que podía. Stefan, por su parte, era tan necesario como lo había sido,
las grandes estructuras que se habían derrumbado imposibles de mover de otra
manera. El equipo pesado estaba viniendo, pero los caminos a la aldea eran
traicioneros y varios camiones ya se habían averiado.
La buena noticia fue que los camiones cisterna habían llegado a tiempo.
—Hay agua potable más que suficiente, sobre todo porque parece que el pozo
estará en pleno funcionamiento en breve —dijo a Stefan esa tarde, después de que
dejara de trabajar antes del anochecer por una vez.
La única razón por la que se había detenido era porque le había caído encima un
trozo de escombro, provocando un hematoma importante en su torso. Habría estado
ahí fuera pocos minutos después, pero por suerte uno de los médicos voluntarios le
había dicho que descansara y evitara esforzar los músculos, o sería inútil al día
siguiente.
—Bien —dijo, haciendo un estiramiento mientras permanecían fuera de su tienda;
su mueca de dolor rompió a través de la falta normal de expresión en su rostro.
—Basta —murmuró ella, mirándolo—. Es una contusión, necesitas una compresa
fría. —excepto que, con electricidad como premio, nadie la estaba usando para hacer
hielo, mucho menos compresas frías.
—El calor puede funcionar también. —Stefan echó un vistazo a la arena calentada
por el sol que les rodeaba—. Podría enterrarme durante un corto período.
Sacudiendo la cabeza, ella dijo:
—Escorpiones.

~39~
—Tienes razón. —Se quedó quieto cuando un anciano del pueblo empezó a
caminar en su dirección.
Ella se dio cuenta que la respetuosa inclinación de cabeza del anciano puso
incómodo a Stefan. Su cara tenía de nuevo en sus líneas habituales sin expresión,
pero había comenzado a aprender a leer sus estados de ánimo... o por lo menos se
había engañado a sí misma en creer que podía. Ahora apartó la mirada de él para
encontrar al mayor saludándola.
Cuando ella se acercó, le dio un mapa dibujado a mano cuidadosamente y dijo
una sola cosa hermosa en el lenguaje que reflejaba el de su tierra natal lo suficiente
para que pudiera entenderle.
—Aguas termales.
Sus ojos se abrieron.
—Muchas gracias —dijo, y luego miró a Stefan antes de volverse hacia el
anciano—. No estará cómodo con otros alrededor.
—No habrá otros. Es el secreto de mi familia, el manantial. —Le pasó una
fotografía desteñida con manos arrugadas que temblaban por la edad—. Id allí. —
Luego señaló la ubicación en su mapa.
—Muchas gracias —comenzó Tazia, pero el hombre de barba blanca la despidió.
—La gratitud es nuestra —dijo.
Caminando hacia Stefan después de que el anciano se fuera, Tazia le habló de las
aguas termales, le mostró la fotografía de la distintiva formación de roca no muy
lejos de esa fuente.
—¿Tienes suficiente energía para teletransportarte allí?
Stefan consideró la imagen.
—No lo sabré hasta que lo intente.
—Deberías intentarlo —dijo Tazia—. Las aguas termales calmarán el dolor, te
ayudarán a estar en forma para seguir trabajando. —Añadió esto último porque era
la única cosa sobre la que Stefan parecía preocuparse: su propia salud era importante
sólo cuando amenazaba con convertirse en un impedimento para su tarea.
—Odias estar sucia —dijo él, para su sorpresa—. Puedes venir a bañarte en el
manantial.

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Tazia contuvo el aliento. Estar desnuda con Stefan... Pero no, él nunca esperaría
eso. Así que se turnarían. Podía manejar eso, sabía que nunca espiaría… aunque ella
podría. Ruborizándose, se frotó la cara con las manos.
—Debería quedarme, trabajar un poco más en el generador. Cuanto antes llegue a
funcionar a plena capacidad, mejor.
—Tú misma has dicho que la penumbra es peligrosa. Podrías cometer un error con
los componentes más finos.
Tazia asintió. Había dejado de trabajar quince minutos antes por esa misma razón.
—Muy bien —dijo ella, pero echó un vistazo alrededor de la zona, la culpa seguía
carcomiéndola—. ¿Crees que está bien? —Ella se sentía sucia, pero eso no era nada,
no en comparación con la destrucción a su alrededor— . No quiero malgastar el
tiempo.
—No vamos a tardar mucho. —Stefan echó un vistazo a los escombros—. Y ahora
sólo hay muertos esperando ahí debajo.
Ella levantó la mano hacia su brazo, tuvo que retirarla de manera consciente antes
de hacer contacto.
—¿Estás seguro? —Susurró.
—Sí. —Ninguna expresión en su rostro, ningún cambio en su tono... pero sus ojos,
estaban fijos en las ruinas aplastadas del pueblo—. Por la noche —agregó—, cuando
los humanos caen en el sueño profundo, el área está despejada y puedo buscar con
mis sentidos telepáticos. Ya no hay mentes vivas bajo los escombros.
Con el corazón dolorido en el pecho y la mente llena con el nombre de la niña que
había querido ser ingeniera, Tazia cerró los ojos en un momento de recuerdo.
Cuando los abrió, estaba llena de tranquila determinación. Nada podía hacer
retroceder el reloj, devolver la vida a los muertos. Lo que podía hacer era asegurar la
salud de Stefan.
El número de muertos habría sido mucho mayor sin sus esfuerzos tenaces.
—Vamos, deberíamos llegar al manantial antes de que oscurezca. —Agachándose
en la tienda, agarró una toalla de su equipo y dos mudas de ropa sucia. Al menos
podía limpiarlas, se secarían rápidamente con este calor.
Stefan hizo lo mismo antes de pasar cerca de ella.
—¿Lista? —dijo, como lo había hecho la primera vez que la teletransportó.

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—Sí.
Llegaron a la formación rocosa un parpadeo más tarde, lo que hablaba de la
relativa proximidad de la zona, y sin embargo estaba lo bastante lejos para no poder
ver ni oír nada de la aldea. Sacando el mapa, identificaron su posición actual, y luego
trazaron la línea que debería llevarles al manantial mismo.
—Lo tengo —dijo Stefan y partió sin echar una ojeada al mapa.
Un paseo de diez minutos más tarde, se metieron en la boca de una cueva y
siguieron la sensación de calor húmedo hasta que se encontraron en una cámara
iluminada por la luz de la tarde que se desvanecía y que entraba a través de un
agujero en el techo, el aire lleno de vapor.
—Dentro —le ordenó a Stefan, dejando sus cosas y tomando las suyas—. Ahora,
Stefan.
—Deberías…
—No seas caballeroso —le ordenó—. Ya te estás moviendo más rígidamente. Entra
antes de que te empuje.
Una pequeña pausa antes de que él levantara los dedos para abrir su chaqueta, sus
ojos se encontraron. Se sentía sorprendentemente íntimo verlo hacer ese acto simple,
mariposas echaron a volar en su estómago. Dándole la espalda para darle
privacidad, trató de concentrarse en la pared delante de ella, pero era muy consciente
de cada pequeño sonido que Stefan hacía mientras se despojaba de su ropa.
—Nunca me hablas con tanta autoridad en Alaris —murmuró él, su voz le acarició
la piel.
Ella luchó contra un escalofrío.
—En Alaris eres mi jefe.
El sonido de chapoteo del agua, un ligero siseo.
—Está extremadamente caliente.
—Bien. —Dándole la espalda, frunció el ceño y se acercó a otra área de vapor
brumoso—. Creo que hay un pequeño manantial también. —Sonrió cuando
descubrió que tenía razón, tomó todas sus ropas y comenzó a arrojarlas una a una al
agua, sacó cada una y la frotó contra una piedra grande mojada en un esfuerzo por
conseguir quitar algo de la suciedad por lo menos. Una vez que tuvo los brazos
llenos, salió al exterior y colocó la ropa en las rocas calentadas por el sol para que se
secaran.

~42~
—Puedo hacer la mía, Tazia —dijo Stefan cuando ella regresó y volvió a su tarea.
Poniendo los ojos en blanco miró por encima del hombro.
—¿Puedes simplemente aceptar un favor y dar las gracias?
Con los hombros anchos expuestos por la forma en que se sentaba en el manantial,
sus fuertes brazos apoyados a lo largo del borde de piedra, Stefan le mantuvo la
mirada.
—Gracias.
Las palabras se sintieron como una caricia.
—Tienes que hundirte más en el agua. Esa viga te golpeó el hombro también. —
Había sentido que se le paraba el corazón cuando le vio caer, había dejado todo para
correr a su lado y comprobar que estaba vivo. El recuerdo del miedo hizo que su voz
sonara a agua cuando dijo—: ¿O quieres que te empuje abajo?

* *
Tazia estaba de muy mal humor hoy, pensó Stefan, mientras volvía de nuevo a su
tarea.
—¿He hecho algo para ofenderte? —preguntó cuando ella regresó al interior de la
cueva después de ocuparse de la última tanda de ropa.
Ella se sentó en el suelo de la cueva, de espaldas a él.
—No.
No entendía la emoción, pero sabía que no le estaba diciendo la verdad.
—El manantial es grande. Puedes compartir el espacio —ofreció, aunque era difícil
para él estar tan cerca de otro ser, y en particular de Tazia.
—Tazia —dijo cuando ella no respondió.
—No puedo. —Todavía de espaldas a él, se inclinó hacia delante como si hubiera
levantado las rodillas y envuelto los brazos alrededor de ellas—. Sé que puede
parecer irracional y pasado de moda para ti, pero me educaron para ser... casta. —
Palabras tensas—. A estar desnuda sólo con el hombre que tome como mi marido. Ya
no vivo en ese mundo —tensión en las palabras—, pero no puedo descartar quien
soy como si fuera un viejo abrigo.
—Lo entiendo —dijo Stefan, ya había imaginado el sistema de valores de Tazia
después de haber observado cuidadosamente cada cosa sobre ella en el año que

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llevaban trabajado juntos—. Tus costumbres culturales no son más o menos
irracionales que el protocolo bajo el cual está condicionado mi pueblo.
Vio sus hombros relajarse. Levantándose, se acercó para sentarse en una roca cerca
del manantial, los ojos fijos en la entrada y su cuerpo de perfil hacia él.
—¿Alguna vez has pensado en romper el Silencio? —preguntó—. Yo… rompí
algunas de las reglas cuando me fui de casa.
—¿Reglas importantes? —preguntó en voz baja.
—Sí. La más importante. —Su puño en el muslo, pequeño y de huesos tan finos
que a veces Stefan se preguntaba cómo manejaba las herramientas necesarias para su
profesión. Incluso con todos los avances en tecnología, las llaves todavía eran
pesadas; girarlas todavía requería músculos.
—Nunca pensé en romper las reglas —dijo Stefan—. Las reglas son seguras. Por
eso mi raza eligió el Silencio hace unos cien años. —Por supuesto, si su
condicionamiento hubiera sido sin fallos, habría tenido dificultades para hablar sobre
el protocolo.
Tazia se volvió un poco en la roca, lo suficiente para poder mirarle a la cara.
—He oído rumores acerca de por qué, pero nunca supe si eran verdad.
—Nuestras capacidades psíquicas son poderosas, pero nos predisponen a la locura
y a la violencia.
—¿Eso no te asusta? —Entonces ella sonrió a medias—. Por supuesto que no. Eres
Silencioso.
Stefan pensó en cómo responder a eso. Era algo que nunca habría considerado
antes de Tazia, pero su honestidad merecía la suya propia.
—Mi Silencio es problemático debido al trauma que sufrí en la infancia.
Lo que incluso la mayoría de psi no sabían sobre el Silencio era que el
condicionamiento para aquellos como Stefan, personas con habilidades
peligrosamente fuertes, era reforzado por controles de dolor denominados
disonancias. Si Stefan rompía el Silencio a cualquier nivel, sería castigado con dolor.
Cuanto peor fuera la ruptura, más debilitante sería el dolor, hasta que posiblemente
pudiera matarlo… O eso era cómo se suponía que debía funcionar.
Parte de la razón por la que Stefan había sido desplazado del entrenamiento
Flecha hacia el brazo comercial del arsenal telekinético del Consejo era que su
cerebro era profundamente resistente a ciertos aspectos del proceso de

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condicionamiento, incluyendo los controles de la disonancia. Sus entrenadores
psíquicos finalmente habían declarado que era un defecto fundamental, uno que no
podía ser arreglado.
Nadie había querido soltar un fuerte telekinético así en el equipo comercial, pero
un soldado sin condicionamiento a toda prueba no era de fiar en el campo. Podría
fracturarse y con sus controles de disonancia erráticos en el mejor de los casos, nadie
podía estar seguro de que no se llevara a su compañero o su equipo con él cuando
perdiera el control de sus poderes telekinéticos.
Tazia abrió los ojos de par en par.
—¿Sientes?
—No lo sé. —Lo que sí sabía era que las cosas habían comenzado a cambiar en él
la primera vez que había hablado con Tazia Nerif, partes del condicionamiento
simplemente cayeron—. No soy un psi tan perfecto como debería.
—No, no lo eres. —Los ojos oscuros de Tazia sostuvieron su mirada—. Te
preocupas demasiado por estas personas.
Incluso si Stefan no sabía si se sentía, Tazia sí. Casi se había quemado hasta el
hueso ya.
Cuando se enderezó en el agua, los hombros y parte superior del cuerpo salieron
completamente en la vista. Ella contuvo el aliento, su mirada abarcó los músculos y
tendones que era todo lo que le mantenía junto en este momento.
—Estás demasiado delgado, Stefan. —Ella no había entendido hasta esta semana
cuanta energía psíquica quemaba el poder.
—Puedo aguantar hasta que ya no sea necesario —dijo, como si fuera una
máquina.
—Stefan.
Él se encontró con su mirada furiosa.
—Estoy manteniendo un registro de mi salud física, Tazia… Lo prometo.
Ella asintió bruscamente, parecía que con sus palabras quería decir mucho más de
lo que había dicho. Cuando se levantó más, ella se sonrojó y apartó la mirada.
—¿Te sientes mejor?
—Sí. Deberías bañarte, tus músculos están igual de cansados.

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—Esa mitad de la casa no cayó sobre mí. —Esperando hasta que estuvo vestido
con un par de pantalones ligeramente húmedos que había rebuscado para él, dijo—:
Todavía hace calor fuera. Ve a comprobar la ropa que dejé en las rocas. Tus
pantalones se secarán más rápido fuera, también.
Stefan acepta la orden sin discutir y salió. Desnudándose rápidamente, se metió en
el agua, ¡oh, estaba caliente!, y usó puñados de la arena que podía sentir en el fondo
para lavar su cuerpo. Bien podría exfoliarse si no podía lavarse correctamente. Se
quitaría la suciedad.
Incluso usó la arena en la cara, aunque un poco más suavemente. En cuanto a su
pelo, se sumergió bajo el agua y esperó que los minerales del manantial ayudaran a
limpiarlo.
A pesar de que trató de ser rápida, no podía luchar contra la necesidad de
permanecer durante sólo unos minutos y dejar que el calor penetrara en su carne
dolorida. Gimiendo mientras salía, se secó, la piel caliente, se envolvió la toalla
alrededor antes de recoger la ropa que se había quitado y caminar a través de la
penumbra a la entrada.
—¿Stefan?
—Estoy aquí. —Se movió en las sombras a la izquierda.
Colocando los artículos sucios junto a ella dijo: —
Necesito algo de ropa limpia.
Un susurro de movimiento y luego se la entregó.
—Están un poco húmedas todavía, pero nada que tu calor corporal no seque.
Ella tomó el pequeño bulto y volvió al interior lo suficiente para que las sombras la
taparan. Después de vestirse rápidamente, mientras trataba de no pensar en el hecho
de que Stefan se había ocupado de todo, incluyendo sus bragas y sujetador, salió
toalla y ropa sucia en las manos.
—Gracias.
—De nada. Gracias por enjuagar la ropa, creo que los minerales del manantial
hicieron un buen trabajo para limpiarlas.
Todavía avergonzada por su inadvertida intimidad, ella mantuvo la cabeza baja
mientras recogían las otras ropas. No tardaron mucho, y pronto, estaba de pie junto a
Stefan otra vez, lista para ser teletransportada de vuelta a la aldea.

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—Espera —dijo ella, instándole a volverse hacia ella—. Déjame ver ese moretón.
—Está muy oscuro —murmuró Stefan, pero se acercó lo suficiente para que ella
pudiera levantarle la camiseta y comprobar los daños.
Con tan poca distancia entre ellos, ella podía verle claramente, incluso a la tenue
luz de la tarde.
—No se ve tan crudo e hinchado por lo menos. —Bajando la camiseta para no
ceder a la tentación de tocarlo, de sentir su corazón latiendo fuerte y seguro bajo la
palma de la mano, dijo—: Está bien, vamos. Los aldeanos se sienten mejor sabiendo
que estás cerca, especialmente con las réplicas.
—Creo que sienten lo mismo por ti.
La teletransportó antes de que pudiera responder.

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Capítulo 6

El día siguiente pasó como los otros habían hecho, con horas de trabajo duro. En
algún momento justo después del anochecer, Tazia dejó escapar un suspiro y miró al
aldeano que había sido su ayudante durante toda la operación de reparación de la
pequeña central eléctrica de la población. El adolescente acababa de comenzar un
curso de electrónica, pero era la persona más cualificada después del director de la
estación, que se encontraba actualmente en una tienda médica de emergencia con dos
brazos rotos y un cráneo magullado.
—Aquí vamos —dijo a su asistente adolescente y accionó un interruptor.
Nada chispeó, un zumbido bajo llenó el aire… y las luces se encendieron a su
alrededor. Gritos de alegría desde fuera le dijeron que el efecto no estaba localizado.
Chocando los cinco con el niño cuando levantó la mano, usó la luz para echar a toda
la planta una minuciosa revisión.
Por supuesto Stefan todavía estaba trabajando cuando terminó; las luces le habían
dado una ventana de trabajo más grande. Sacudiendo la cabeza, estaba caminando
hacia él con la intención de darle la barrita nutritiva que tenía en el bolsillo cuando el
temblor golpeó. Fue violento, la arrojó al suelo e hizo que las estructuras ya
debilitadas en torno a ellos colapsaran. Vio a Stefan girarse, gritar su nombre y…
Ella estaba en el desierto en las afueras del pueblo, lejos de todos los edificios,
Stefan a su lado.
—¡Espera! ¡Stefan! —Salvo que era demasiado tarde. Ya se había ido.
Volvió un segundo después con un niño pequeño, y luego otro y otro.
El temblor finalmente se detuvo.
Abrazando a los niños que lloraban alterados, los calmó lo suficiente para que
pudieran volver a entrar en el pueblo. Era un desastre. Dejando a los niños al

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cuidado de dos mujeres previamente heridas que sin embargo, estaban estables y lo
suficientemente fuertes como para hacerse cargo, corrió a lo que parecía ser la parte
más afectada del pueblo.
Stefan ya estaba levantando escombros. Subiéndose las mangas, se unió.
Pasaron horas.
Le llevó agua, puso la mano sobre su brazo cuando se tambaleó.
—Estás a punto de colapsar. —Él había mencionado ese término una noche en su
tienda, le dijo que era peor que descansar. Si colapsaba, el cuerpo y la mente se
cerrarían, posiblemente durante veinticuatro horas.
—Puedo sentir una vida, Tazia. —Sus ojos eran turbulentos cuando la miró—. Una
pequeña vida parpadeante debajo de los escombros.
—Oh, Dios. —Miró la gran cantidad de escombros que tenían que mover—. Vale,
bien. — Se volvió y corrió tan fuerte como pudo hacia su tienda de campaña. Agarró
una botella de agua de repuesto, la llenó con agua fresca y echó dos paquetes de
vitaminas, luego la sacudió mientras rebuscaba varias barritas nutritivas.
Stefan estaba desplazando más restos cuando regresó.
—Para. —Se puso delante de él, le tocó la cara con la mano cuando él no pareció
verla.
—No puedo.
—Serás inútil si te derrumbas. Bebe. —Rompiendo los envoltorios de las barritas
nutritivas, una por una, le hizo comerlas.
Sus ojos no se apartaron de los escombros todo el tiempo, los aldeanos centraban
sus esfuerzos en el área que él había indicado. Mirándolos, Tazia tuvo una idea.
—Mira, no puedes mover todo eso. Es demasiado.
—Hay alguien…
Le tocó la cara de nuevo, bien consciente de que estaba rompiendo todo tipo de
tabúes. De él y suyos propios.
—Se inteligente, Stefan. Soy ingeniera, puedo ver un camino a través de esos
escombros. Mueve sólo lo necesario para crear un túnel estable para la víctima.
Eso atrajo su atención.
—¿Cómo?

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—Paso a paso.
Trabajaron juntos durante las siguientes dos horas para crear ese túnel, Tazia
haciendo un uso juicioso y cuidadoso de las capacidades mermadas de Stefan, así
como las manos de los aldeanos. Cuando la niña que había quedado atrapada salió
arrastrándose del túnel, Tazia quiso caer de rodillas llorando. En su lugar, miró a
Stefan y le dijo:
—Basta.
Esta vez escuchó, fue a la tienda para caer en un profundo sueño tan profundo,
que supo que duraría más de seis horas. Eso no importaba. El trabajo importante se
había hecho esa noche.

* *
Stefan se despertó con el olor de algún tipo de linimento. Al mirar hacia abajo, se
dio cuenta inmediatamente de que alguien se lo había puesto en el pecho, así como
en el hombro que se había lesionado.
Tazia.
A pesar de su agotamiento, habría despertado ante cualquier otro contacto. No
confiaba tanto en nadie más, no estaba físicamente cómodo tan cerca de nadie más
que ella, su tiempo juntos aquí había borrado cualquier barrera que pudiera haber
tenido. Y cuando se trataba de Tazia, esas barreras habían sido siempre delgadas.
Levantándose con ese pensamiento, miró su reloj y vio que había estado fuera
durante diez horas. Mejor de lo que esperaba, sobre todo porque había estado a un
pelo de colapsar de verdad. Cuando salió a la luz del sol, no vio nada para decir que
había habido una segunda réplica.
Diez minutos más tarde, regresó al trabajo, después de consumir las barritas
nutritivas y el agua fortalecida que Tazia había dejado fuera para él. Era extraño
saber que a alguien que no obtenía ningún beneficio de sus habilidades le importaba
si vivía o moría. Pensó que su madre debió preocuparse realmente porque Stefan era
su hijo, pero después de eso, la gente sólo se había preocupado porque era un Tk.
Como se preocupaba la gente en Alaris, si algo le sucedía, ahí iba su puerta de
escape de emergencia.
Sin embargo, aquí, Tazia no tenía ninguna razón para cuidar de él. No estaba
haciendo nada por ella, y no era como si estuviera atrapada. Los transportes de
emergencia estaban entrando y saliendo ahora de forma relativamente regular, por lo

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que ni siquiera le necesitaba para sacarla de aquí. Su billete de vuelta a las oficinas
Alaris también estaba prepagado y en su poder.
No había ninguna razón para que cuidara de él lo suficiente como para encontrar
el linimento y frotarle el pecho; ninguna razón para preocuparse lo suficiente para
asegurarse de que comía. Era como si ella se preocupara… por él. Por Stefan, el
hombre aparte de su don. No sabía que eso era posible.
—Señor. —Uno de los aldeanos se paró cerca de él.
—¿Sí? —dijo, ya había dejado de decirles que usaran su nombre. Temían su
habilidad y se negaban a tratarlo de otra manera.
—Gracias. —Los ojos del hombre ardían por la humedad antes de que parpadeara
para evitar las lágrimas, la garganta se movió al tragar—. Mi hija —dijo en lo que era
claramente un idioma desconocido—. La salvó. —Hizo un gesto a los escombros
donde había estado el túnel—. Gracias.
Stefan fue a decir que había sido un esfuerzo de grupo, entonces recordó las
palabras de Tazia sobre ser amable.
—¿Está bien?
—Sí. —El hombre sonrió—. Feliz.
Stefan asintió, y eso pareció ser suficiente.
Más tarde esa noche, mientras yacían en su tienda, le dijo a Tazia lo que había
sucedido.
Ella respondió:
—Te ven como un dios. Si te mudaras aquí, podrías tener tu propio feudo, con las
vírgenes núbiles necesarias para atender todas tus necesidades.
Habiendo sido testigo de esa interacción entre los demás miembros de la
tripulación de Alaris, incluyendo entre Tazia y su amigo Andres, pensó que quizás le
estaba tomando el pelo. Era... bienvenido. Ya no estaba de pie mirando desde fuera el
complejo mundo de Tazia, multicolor; ella lo había invitado a entrar.
—No deseo gobernar —dijo serio—. No hay privacidad para los que gobiernan.
—Y cómo te gusta la tuya. —Sonidos de crujidos, como si ella se estuviera
moviendo en su saco de dormir para mirarle—. ¿Cómo está tu pecho, el hombro?
—Bien.

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Un suspiro antes de que ella se levantara y encendiera una linterna.
—Déjame ver.
Hacía una semana, no habría cooperado, pero esta noche, no protestó mientras ella
apuntaba la luz a su piel desnuda. Se había quitado la camiseta antes de acostarse en
su saco de dormir para descansar, primero le había preguntado a Tazia si estaba
bien. Ella se había ruborizado bajo el cálido tono miel oscuro de su piel, pero asintió.
Ahora, sin embargo, no había ningún rubor, simplemente preocupación de ojos
claros, mientras le tocaba suavemente después de echarle un vistazo para comprobar
si se oponía.
No lo hizo.
La observó mientras ella le examinaba, y su mano se levantó como si tuviera
voluntad propia para meter un mechón de pelo detrás de la oreja. Los dedos se
detuvieron, ella le miró fijamente durante un segundo interminable, luego continuó
su examen.
—Tiene buen aspecto, pero déjame ponerle un poco más del linimento. Ayudó
antes, ¿verdad?
—Sí. —Él podría ponerse fácilmente el linimento él mismo, pero no se ofreció a
hacerlo. Y mientras ella se lo untaba, soportó las puñaladas psíquicas de dolor
generadas por su propia mente, sin retroceder.
La disonancia no era nada, menos dolorosa que cuando los escombros habían
caído sobre él. Debería haber sido mucho más brillante y nítida, había sido hacía un
año, cuando había visto por primera vez los ojos de Tazia iluminarse mientras
sonreía, y sintió algo extraño dentro de él. Había pensado que su compulsión
inexorable hacia la ingeniera de la estación se desvanecería una vez que la conociera,
pero había crecido con cada palabra que se habían dicho el uno al otro, cada vez que
la había visto u oído reír o incluso leer un informe que le había entregado.
A este ritmo, su disonancia ya errática se degradaría a la nada pronto. Si quería
mantener su mente libre de coerción psíquica y no llamar la atención no deseada de
los psi-med, tendría que ser muy, muy cuidadoso de no dar ninguna indicación de la
desintegración en público.
En privado, sin embargo...
Se quedó tumbado en silencio mientras Tazia esparcía el linimento suavemente
sobre sus heridas, su delicada sensación táctil ondulaba sobre cada centímetro de
piel.

~52~
—Ya —murmuró ella, sin mencionar el hecho de que una de las manos de Stefan
le estaba rozando la rodilla—. Ahora duerme.
Stefan no quería que se apartara, pero recordó lo que había dicho acerca de sus
costumbres culturales y mantuvo su silencio. No haría nada que pudiera causar su
angustia. La escuchó acomodarse, esperó al ritmo de sueño, y cuando oyó solamente
el estado de vigilia, dijo:
—Nuestro próximo viaje a la superficie, ¿te gustaría ver las auroras boreales?
—¿Qué?
—El momento será el adecuado. Puedo teletransportarnos a un lugar adecuado sin
problemas. —Haciendo una pausa, dijo—: sin visados, ni tarifas aéreas.
Su risa fue de sorpresa y brillante.
—Siempre he querido verlas.
—Las encontrarás hermosas. —Su espíritu vería más que color, cielo y
movimiento. Vería algo más profundo, y le enseñaría a él a verlo también. Como le
había enseñado a interactuar con la gente de aquí.
—Buenas noches, Tazia.
—Tazi —susurró en voz baja—. Me puedes llamar Tazi.

* *
Una semana más tarde se fueron. Habían llegado fuerzas de rescate adicionales a
granel, trayendo con ellos maquinaria capaz de mover los escombros restantes. Las
réplicas habían desaparecido, el pueblo estaba en buena forma.
—Nuestra ayuda ya no es necesaria aquí —dijo Stefan esa mañana—. Sugiero que
desmontemos el campamento y empecemos a recuperar la fuerza. No nos dejarán
entrar en Alaris de este modo.
—De acuerdo. —Cuando ella alargó la mano para tocar la parte sobresaliente de la
clavícula, él no se inmutó. De alguna manera, se habían acostumbrado el uno al otro
después de tantos días durmiendo juntos. Para ella, una chica que había sido
educada para compartir su espacio íntimo sólo con su marido, había sido tanto
descubrimiento como para él—. Has perdido un peso considerable. —Su telekinesis
quemaba grandes cantidades de energía.
—Tú también. —Él no la tocó, pero sus ojos, esos ojos, la examinaron de la cabeza a
los pies.

~53~
Los dos se fueron silenciosamente minutos más tarde, a pesar de que sabía muy
bien que Stefan hubiera sido agasajado como un héroe si hubiera dado la menor
indicación de que se iba. Pero eso no era quién era. Los teletransportó a la ciudad
grande más cercana para la cual tenía una localización visual, los alojó en una suite
de dos dormitorios en un pequeño hotel de gestión familiar, que antes había sido la
residencia de un artista famoso.
Ella no se opuso a la intimidad, no importaba si rompía otro tabú al cohabitar con
él en un lugar tan privado. Estar con Stefan la hacía más feliz de lo que lo había sido
durante mucho tiempo.
—¿Qué quieres hacer? —preguntó él, después de que dejaran las bolsas en sus
habitaciones.
—Ducharme correctamente, comer y luego dormir.
—Puedes usar el cuarto de baño primero. —Se sentó para quitarse las botas
polvorientas—. Voy a investigar donde podemos encontrar una buena comida.
Riendo, ella dijo:
—Hay puestos por todas partes. Compraremos algo de comida en la calle.
—¿Es prudente? Nuestros cuerpos no están acostumbrados a las bacterias de esta
región.
—Los dos nos hemos vacunados. —Era ridículo la cantidad de cosas contra las
que tenían que vacunarse con el fin de trabajar en Alaris.
—También tenemos que estar sanos para volver a bordo.
—Mmm. —Cediendo, ella fue y se duchó, restregó y restregó hasta que finalmente
se sintió limpia.
Después, se vistió con la ropa de la zona que había comprado en la tienda de la
planta baja del hotel. Quería algo nuevo y fresco, pero no estaba preparada para el
modo en que la larga y colorida falda con la bonita blusa blanca le recordaría a casa,
los recuerdos como cuchillos apuñalando su alma.
—¿Estás bien? —preguntó Stefan cuando ella salió.
—Lo estaré. —El dolor de su corazón nunca desaparecería, pero a veces se podía
olvidar—. Ve a ducharte.
Él la miró durante un largo momento antes de desaparecer en el cuarto de baño.
Mientras tanto, ella separó la ropa sucia de las bolsas, ya no era tímida sobre revisar

~54~
las cosas de Stefan después de las muchas veces que había agarrado barritas
nutritivas para él. Recogiéndolo todo, lo envió a la lavandería del hotel.
Stefan, también, había comprado ropa nueva y surgió con pantalones negros de
un material adecuado para el clima desértico, junto con una túnica blanca de manga
larga que tenía bordados blancos a lo largo de los bordes inferiores y el escote.
Ella sonrió.
—Te ves como uno de los hombres de mi pueblo. —Le picaban los dedos—. Y tu
pelo no se riza. —Quería tocar los mechones sedosos, pasar los dedos a través de
ellos—. Tienes ondas. —Si lo dejara crecer, sería hermoso.
—Tendré que cortármelo pronto.
—Espera — susurró—. Espera hasta que sea absolutamente necesario.
Su mirada era tranquila.
—No hay ningún requisito para que lo corte, pero da la impresión correcta.
¿Entiendes?
Debido a que su Silencio, recordó ella, no era inmaculado.
—Sí. —Renunciaría a su hermoso cabello si podía tener a este hombre tranquilo,
fuerte y valiente que hablaba con ella, que la miraba de una manera que la hacía
sentir como si fuera una belleza—. ¿Has encontrado algún lugar dónde comer?
—No —dijo—. He investigado si las vacunas recibidas nos protegerán de los
microorganismos presentes en esta región.
Una sonrisa en su corazón.
—¿Y?
—Deberíamos estar seguros.
Riendo, sintiéndose mareada, joven y feliz, ella bajó las escaleras con él y salió a la
concurrida calle.

~55~
Capítulo 7

V oces se alzaban y caían alrededor de ellos, un centenar de conversaciones en


curso.

Su hotel estaba situado en el casco antiguo, donde las calles eran estrechas y las
casas estaban pegadas a las tiendas, los puestos unos contra otros. Había adoquines
bajo sus pies, las paredes alrededor de ellos estaban adornadas con mosaicos y la
comida se cocinaba sobre cocinas de llamas al aire libre.
—Vamos a probar esto —dijo ella, deteniéndose en un puesto que servía verduras
a la parrilla en pinchos.
Ella no dijo nada cuando Stefan pagó, porque en esta parte de la ciudad, podía
sentir que se esperaba que él pagara. Atraería la atención sobre ellos si insistía en
pagar ella. Tomando dos pinchos, ella le dio uno, luego dijo:
—Espera —y mordió el suyo.
Las especias estallaron a la vida en su lengua, junto con un toque de miel.
—Mmm. Delicioso, pero creo que puede ser demasiado intenso para ti. —Las
barritas nutritivas no tenían sabor, como la mayoría de la comida psi por lo que
sabía—. Toma un pequeño mordisco primero.
Lo hizo y masticó con cuidado.
—¿Quieres el resto?
Asintiendo ella lo tomó.
—Ese puesto. —Señaló uno que hacía panes planos—. Parece que tiene un relleno
de patata sencillo. Creo que te gustará.
Él aceptó su consejo y compró uno para sí mismo después de que ella sacudiera la
cabeza, disfrutando de las brochetas de verduras. Él mordió el pan plano relleno,

~56~
asintió para decirle que tenía razón, y continuaron caminando y mirando cosas. Una
vez que terminaron las primeras cosas que habían comprado, los dos probaron más,
tuvieron éxito con algunos, no con otros, pero pronto estuvieron llenos.
Sorbiendo una taza de té con leche dulce y especiado mientras caminaban, el sabor
le hacía recordar a su hogar, echaba de menos su casa, trató de concentrarse en el
color y la belleza que les rodeaban.
—Quiero desesperadamente comprar eso —le dijo a Stefan, señalando un conjunto
de ropa de dos piezas de un vívido aguamarina y plata, la falda brillaba con cientos
de pequeños espejos, la parte superior más simple era de manga larga hasta las
muñecas, con finos hilos plateados tejidos en la tela. Había un foulard de plata
también, según vio de repente, elaborados con los mejores y más caros encajes tejidos
a mano.
—¿Por qué no?
Sus hombros se sacudieron.
—¿Dónde podría usarlo? Algo así está destinado a ser usado en una boda o alguna
otra función grande. —Ella le sonrió—. Tal vez debería trabajar en los motores
llevándolo. Tazia, Reina de la Sala de Máquinas.
—La grasa lo arruinaría.
Llevándose una mano a la boca para ahogar su risa, miró su rostro inexpresivo. A
pesar de eso, estaba segura de que había hecho una broma.
—¿Qué tal uno de esos para ti? —Señaló un fez, el sombrero tradicional redondo
con una borla en la parte superior que colgaba por un lado.
—No estoy seguro de si inspiraría confianza en mis habilidades.
Esta vez, ella cedió a la risa y se apoyó contra una pared enfrente de un puesto de
venta de todo tipo de frutos secos imaginables. Stefan se puso a su izquierda
ligeramente por delante de ella, bloqueando la vista de un grupo de hombres que
pasaban. De nuevo, era exactamente lo que debería haber hecho, la mayoría de la
gente asumiría que ella estaba a su cuidado, y como tal, era responsable de su
seguridad.
—¿Has estudiado esta región? —preguntó, curiosa sobre cómo sabía lo que debía
hacer, cuando la cultura psi era tan diferente de este lugar donde el tiempo se movía
a un ritmo más lento.

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—Sí. —Apartándose de la pared cuando ella indicó que estaba feliz de seguir
paseando, caminó en silencio a su lado.
—¿Por qué? ¿Estuviste estacionado aquí?
—No. —Una pausa—. Por tu causa. Quería saber de dónde venías.
Tazia sintió que se ruborizaba, las puntas de las orejas se volvieron calientes.
—Nunca me hablabas mucho, excepto sobre los asuntos de la estación.
Él no le respondió hasta que estuvieron casi hacia el final de la calle, en dirección a
un jardín que tenía una antigua fuente en el centro.
—No sabía cómo.
Tomando asiento en el banco de piedra alrededor de la fuente, Tazia puso el vaso
medio vacío de té a su lado y se frotó las manos en la falda, con los nervios tensos.
Stefan se paró frente a ella, su porte tan recto y militar como siempre. Protegida del
sol por la sombra arrojada por su cuerpo, ella lo miró a los ojos y dijo:
—Siéntate conmigo.
Él se sentó, su mirada vigilante aunque el jardín estaba relativamente vacío.
—Mi padre siempre me llamó chispa —comenzó, y era la primera vez que hablaba
con alguien sobre la vida que una vez había tenido—. Mi hermano era el tranquilo, el
calmado de los dos. Estaba bien adaptado a la vida en nuestro pueblo, trabajando en
las enormes higueras y datileras que proporcionan los ingresos al pueblo.
—Tú no naciste para ser agricultora.
—No. —Ella sonrió con una sonrisa agridulce, se aferró al borde del banco donde
estaban sentados—. Mi padre dijo eso también. Por eso apoyó mis estudios, me
obligaba a hacer mis deberes, me consiguió lo que necesitaba en términos de guías de
estudio, pagó las clases avanzadas que podía tomar a través del ordenador.
—Suena como si estuviera orgulloso de ti.
—Sí. —Tragó—. Pero ya ves, pensó que iba a terminar dirigiendo la estación de
energía del pueblo, es el mejor trabajo, el trabajo más prestigioso. Y muy, muy
importante.
—Hasta ahora, la energía puede salvar vidas.
—Sí. —Lo que habían visto en la zona del terremoto—. Pero había aprendido
cómo dirigir la central a los dieciséis años, y sabía que había mucho más por ahí en el

~58~
mundo. Así que solicité una beca por mi cuenta, una que significaba que podía
estudiar ingeniería. —Aún recordaba cómo su pulso había revoloteado, cómo le
habían sudado las palmas de las manos mientras rellenaba el formulario de solicitud
online.
—¿El distanciamiento sucedió entonces?
—No. —Le dolía el corazón nuevo, un latido de dolor—. Estaba tan asustada de
que se enfadara ante lo que había hecho, pero mi padre estaba tan orgulloso de que
su hija fuera una de las cinco estudiantes en todo el país elegida para una beca
basada en el mérito académico. Se lo contó a todo el mundo, hubo una celebración.
—Tazia se tragó las lágrimas mientras su mente se llenaba de recuerdos de la forma
en que su padre había bailado con ella por toda la plaza, su falda arremolinándose
alrededor de sus piernas.
—Cuando llegó el momento, tenía miedo de ir a la gran ciudad para estudiar. —
De repente, se dio cuenta de que estaría lejos de su hogar y de la familia—. Pero mi
padre habló con un amigo que tenía en la ciudad, y fui con ellos. —Jedim Nerif se
había asegurado de que su hija, la chispa, tuviera una familia lejos de la familia—.
Tenían una hija en la universidad también, y ella me ayudó, pero iba a casa cada día
de fiesta que podía. Echaba mucho de menos a todo el mundo.
Stefan sin duda sabía cómo terminaría esta historia, pero se quedó en silencio, la
dejó hablar.
—Yo estaba feliz de haber terminado los estudios, de volver a casa. Pero sabía ya
entonces que tendría que salir de nuevo si iba a ejercer como ingeniera. — Dejó
escapar un suspiro—. Pensé que podría enviar dinero, ayudar al pueblo, pero mi
padre, no había renunciado a su sueño de que dirigiera la central de energía…o que
me casara con el hijo del hombre que era un buen amigo.
Stefan, con los antebrazos apoyados en los muslos, el sol en su cabello, pareció
quedarse inmóvil.
—¿Quería forzarte al matrimonio?
—No, Stefan, no fue así. Él sabía que Kabir y yo éramos amigos, que Kabir era un
buen hombre que iba a cuidar de mí y que me apoyaría en mi trabajo importante. —
Trató de hacer que Stefan entendiera—. En mi cultura, el padre es responsable de la
felicidad de su hija. Si yo hubiera dicho que no me gustaba Kabir, o incluso que había
conocido a otro hombre adecuado, podría haberse enfadado, pero no habría forzado
el emparejamiento.

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—Pero lo que dije fue que no me quería casar en absoluto. —Todavía podía ver la
conmoción en la cara de su padre ante su declaración—. Sabía que si lo hacía, nunca
sería capaz de hacer lo que quería con mi vida, que era trabajar en el equipo de
Alaris. Si no ahí, entonces en otro lugar que pondría a prueba mis habilidades. —
Había estado tan hambrienta de conocimiento—. Todos los hombres que mi padre
habría aceptado como adecuados provenían del pueblo, y todos ellos habrían
querido que me quedara ahí. Ni siquiera Kabir habría aceptado tan bien permitir que
su esposa trabajara en una isla lejos del pueblo, luego, en una estación submarina, y
sólo volviera a casa un mes cada cuatro o cinco.
Los ojos de Stefan eran oscuros cuando se encontró con los suyos. —
¿Tu padre no podía perdonarte por dar un paso fuera de las líneas?
—Él había ido tan lejos como pudo, y tienes que entender —dijo en voz baja—,
que era muy lejos para un hombre de su edad, tiempo y cultura. Era muy buen
padre. —Temblando, se secó subrepticiamente las lágrimas que no había sido capaz
de evitar que cayeran—. Pero cuando me alejé del matrimonio y de su sueño de que
aceptara el trabajo más importante en el pueblo, fue ir demasiado lejos.

* *
Stefan no sabía cómo un hombre normal, uno cuyas emociones no habían sido
Silenciadas siendo niño, reaccionaría en una situación así, pero sabía lo que Tazia
necesitaba. Salvo que tuvo que esperar hasta que estuvieron solos, donde no había
riesgo de que informaran. Esta zona no estaba densamente poblada por psi, pero
había suficientes alrededor para poder ser reconocido.
Mantuvo sus instintos bajo control durante todo el camino de vuelta al hotel, el
control era duro. Los hombros de Tazia estaban caídos, la cara pálida. Cerrando y
bloqueando la puerta del hotel detrás de ellos, puso sus manos sobre los hombros y
la giró. Cuando ella no se resistió, la encerró en sus brazos, manteniendo el abrazo
suave.
Hasta que ella se hundió en él, con los puños apretados contra su pecho. Él apretó
los abrazos, la sostuvo mientras lloraba. En ese momento no podía hacer nada de la
misma manera que no había podido desde que era el niño desesperado y sangrando
tratando de levantar media montaña de encima de su familia. No había nada que
pudiera mover o desplazar por ella, ningún lugar al que pudiera llevarla en este
instante.
Todo lo que podía hacer era abrazarla.

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Cuando sintió que dejaba de llorar después de un largo, largo tiempo, la levantó
en sus brazos y la llevó a su dormitorio. La colocó en la cama, se acostó junto a su
cuerpo curvado… y sintió que los controles de dolor se rompían uno a uno, los
frágiles cimientos sobre los que habían estado apoyados ya no eran hospitalarios de
ninguna manera.
Debería haber sido insoportable, pero sólo sintió una sensación de libertad, como
si por fin pudiera respirar. Los médicos que le habían evaluado no debían haber
conocido la magnitud de la debilidad en su acondicionamiento o nunca le habrían
permitido salir al mundo. Pero claro, él no se había dado cuenta de la magnitud de
las líneas de falla dentro de él hasta que Tazia había entrado en la estación.
Algo en él se había roto ese día.
Hoy, el hielo ya fracturado se dividió en innumerables fragmentos.
Curvando su cuerpo alrededor del suyo más pequeño, un brazo debajo de su
cuello, la mano del otro en su pelo, simplemente se quedó con ella. Tazia no rechazó
sus caricias, su cuerpo se fundió en el suyo mientras yacían bajo la luz del sol por la
tarde que entraba en la habitación a través de las persianas de madera pintadas de
azul. Usó el ritmo para que se durmiera, sintió cuando cedió al agotamiento.
Sabía que debía levantarse. Tazia no querría que un hombre que no era su marido
durmiera con ella en su cama. Pero cuando trató de recuperar su brazo, ella hizo un
sonido de queja y se acercó más. Podría haber alcanzado fácilmente su mente, sus
delgados escudos humanos y haberla despertado, pero nunca rompería esa
confianza. La única vez que entraría en la mente de Tazia sería si ella le invitaba a
pasar.
—Stefan. —Un murmullo somnoliento.
—Shh. Me iré.
—No. —Ella cerró los dedos sobre el brazo—. Quédate.
Era la única palabra que necesitaba oír. Acomodándose, dejó que el sol calentara
su piel mientras la presencia de Tazia calentaba partes de él que no sabía que
existían, y se durmió.

* *
No se despertaron hasta algún momento de las horas nocturnas, el mundo
silencioso a su alrededor. Después de haber olvidado traer comida para más tarde, se
comieron todas las pequeñas cajas de galletas y queso de la suite del hotel, así como

~61~
los paquetes de frutos secos, bebieron agua suficiente para contrarrestar la sal y
luego se volvieron a dormir. Y esta vez, cuando terminaron en la misma cama, no fue
por casualidad.
Tazia se giró en el umbral de su habitación, miró por encima del hombro y en sus
ojos había una invitación silenciosa. Él fue porque no podía decir que no a Tazia, y se
durmieron de nuevo, esta vez aún más estrechamente entrelazado, él con las piernas
enredadas con las suyas y el puño cerrado en su pelo, ella con el brazo alrededor de
su cintura.
Stefan despertó por la mañana sintiéndola escaparse, pero no había ninguna
incomodidad cuando se reunieron de nuevo después. Este día siguió el mismo
patrón que el último, sus cuerpos necesitaban descanso y combustible. Comieron
más, descansaron más, hablaron de cosas sobre las que Stefan nunca había hablado
con nadie.
—La telekinesis es una designación muy útil —le dijo donde estaba sentada junto
a él en el pequeño sofá en su suite del hotel, los dos estaban ocupados comiendo algo
del servicio de habitaciones que se encontraba sobre la mesita de café delante de
ellos.
—Prueba esto. —Ella le dio de comer un pequeño trozo de un pastel de algún
tipo—. ¿Sí?
Asintiendo con la cabeza, se comió el resto. Ella había entendido fácilmente que
sabores podía y no podía tolerar, era experta en encontrar cosas que podía comer.
—¿Hay más de esto?
—Sí. —Una sonrisa—. Voy a poner el resto en el mostrador, así tendremos más
espacio aquí. —Bebiendo un vaso de agua, dijo—, entonces si los telekinéticos son
tan útiles, ¿sois los que más interesan a los que están en el poder?
Él asintió.
—Casi siempre nos llevan a formación muy temprano, y nos introducen en la
superestructura del Consejo en algún nivel.
—¿Las familias no tienen nada que decir?
—Por supuesto. Un niño es el legado genético de una familia y un Tk es uno
financiero también. La mayoría de las familias acceden a que sus niños Tk sean
entrenados bajo los auspicios del Consejo, porque puede ser costoso, así como difícil
entrenarnos, podemos ser volátiles y peligrosos sin darnos cuenta. —Levantó

~62~
telekinéticamente el cuchillo serrado de pan y lo “lanzo” con una demostración
silenciosa del caos que un niño podía causar.

~63~
Capítulo 8

Deteniendo la trayectoria del cuchillo antes de que golpeara la pared, lo


devolvió a la mesita de café.
—Una vez entrenados, obtenemos excelentes ingresos; si la familia no accedió a
una suma global cuando firmaron que el niño terminara bajo el control del Consejo,
reciben un porcentaje de los ingresos del niño ya adulto.
Ella frunció el ceño.
—¿Eso es normal?
—Sí. En muchos aspectos, las familias psi están tan unidas como los clanes
cambiantes y grupos familiares humanos.
Tazia se quedó en silencio un largo rato.
—Pero renunciar a un niño…
—Sí. —Él había pensado en la dualidad de la lealtad entre su pueblo más de una
vez—. Sin embargo, ten en cuenta el punto de vista de mi madre. Se preocupaba por
mí, de eso no tengo ninguna duda. —Hasta un niño psi podía decir cuando la mano
de su madre era suave sobre su cabeza, cuando sus heridas eran atendidas con más
que fría distancia—. Pero ella era una psi-m, una médico. No tenía ni idea de cómo
proteger a un niño telekinético de su propio poder.
Al ver que tenía toda la atención de Tazia, continuó.
—Según mis registros, un día cuando tenía poco más de un año de edad, al
parecer rompí todos los vasos en la cocina mientras jugaba. Mi madre me encontró
sentado en el suelo rodeado de fragmentos de cristal. Fue un milagro que no me
cortara.
—Dios mío —Tazia se quedó sin aliento—. Si te hubieras arrastrado sobre los
fragmentos…

~64~
—Sí. Así que ya ves, cuando mi madre organizó el entrenamiento, lo hizo por la
necesidad de protegerme de mí mismo. —Stefan nunca se había sentido nada más
que agradecido a su madre por eso—. Ella tampoco me abandonó por completo
como algunas familias hacen. Volvía a casa después de la escuela, y sabía que tenía
elección acerca de dónde me gustaría ir con mi vida.
—¿No un objeto del Consejo? —preguntó—. ¿Ya que los telekinéticos sois tan
raros?
—Estoy seguro de que ella debió ser muy presionada, pero ni siquiera el Consejo
puede robar niños, aunque estoy seguro de que algunos niños son simplemente
tomados, si sus padres son demasiado débiles o de perfil demasiado bajo para que
cualquiera note si tienen un “accidente”. — Stefan no se hacía ilusiones sobre los
líderes de su carrera—. Pero mi madre era una médico respetada, publicaba en su
campo.
—No crees que el derrumbe fuera causado por un Tk del Consejo, ¿verdad?
—No. Había demasiado daño, el Consejo perdió un telekinético adulto en el
mismo suceso, así como un telépata cardinal. Fue un desastre natural. —Un desastre
que había alterado para siempre el curso de su existencia—. Mi madre era la última
de su línea, y después de su muerte, mi cuidado cayó en el estado.
—¿Y tu padre?
—Él no tenía ningún derecho por el acuerdo de concepción y fertilización que
resultó en mi nacimiento y, dado el interés del Consejo en mí, no hizo ningún
movimiento para anular el acuerdo y obtener la custodia. —Incluso ahora, a pesar de
que Stefan conocía la identidad de su padre, no sentía ninguna sensación de
parentesco, el otro hombre era un extraño para él—. Como resultado, terminé donde
mi madre nunca había querido que yo terminara, solo en las manos del Consejo.
Tazia cerró los dedos suavemente alrededor de los suyos.
—Creo que ella habría estado orgullosa del hombre en quien te has convertido.
Mirándola a la cara, Stefan casi podía creerlo.
—Estoy fracturado por dentro, Tazi. Las cicatrices de la infancia deberían haber
sanado hace mucho tiempo, pero todavía me marcan.
Con los ojos intensos, ella rompió el apretón de manos para subirse la manga de la
suave blusa azul que se había comprado en el mercado.

~65~
—¿Ves esto? —Ella señaló una cicatriz justo debajo de su codo—. La tengo de caer
sobre una roca mientras jugaba con mi hermano.
Frotando el dedo sobre la línea desvanecida, Stefan dijo:
—Se permite una cicatriz física. Una mental, nunca.
—¿Según quién? —Sus dedos eran delicados contra su mandíbula, el toque
fugaz—. Todos estamos marcados por la vida, Stefan. La única diferencia es que a tu
gente le gusta fingir que no, que los psi pasan por ella revestidos en una armadura
protectora. —Suspiró contra él cuando sus rostros se acercaron—. No estás
fracturado. Eres como el resto de nosotros, viviendo la vida y recibiendo un par de
golpes y baches por el camino.
Sus labios estaban tan cerca, él podría haber inclinado la cabeza, acortado esa
distancia e iniciado una intimidad física diferente a cualquiera que jamás hubiera
experimentado en su vida. Incluso si hubiera tenido los controles de dolor todavía
funcionando, no le habría importado, lo habría hecho. Lo que lo detuvo fue el
pensamiento de herir a Tazia.
—Tazi —dijo en voz baja, y era una pregunta.
Ruborizándose y con un brillo en los ojos.
—Mis amigos en el pueblo —susurró ella, rozando sus labios con los suyos—,
robaban besos durante las fiestas. —Cerró los dedos alrededor de su nuca—. Yo
siempre fui demasiado tímida y demasiado torpe para hacerlo, pero los ancianos
miraban para otro lado si las cosas no iban más allá.
Él le rodeó el cuello y el lado de la mandíbula con la mano, inclinó la cabeza para
profundizar el contacto. El pulso tartamudeó bajo su mano, su piel caliente mientras
cerraba los labios sobre el inferior de ella. Haciendo un delicado sonido con la
garganta, Tazi apretó la mano sobre la nuca.
—Tazi.
—¿Sí? —Sus pupilas eran enormes cuando se encontró con su mirada.
—Nunca he hecho esto antes.
Una pausa de sorpresa antes de que sus labios se curvaran y envolviera los brazos
alrededor de su cuello.
—Yo tampoco ¿Crees que podemos averiguarlo?

~66~
—Tú eres la ingeniera —murmuró, cautivado por su vibrante vida—. Eres muy
bueno en entender las cosas.
Con los ojos iluminados desde dentro, ella dijo:
—Vamos a ver. —Un segundo más tarde, ella le hizo en los labios lo mismo que
Stefan había hecho con los suyos, la caricia un cortejo dulce.
Era natural responder a su toque saboreando su labio superior, y luego... luego no
hubo más pensamiento, simplemente el golpeteo furioso de sus corazones y el calor
húmedo de sus besos mientras exploraban y aprendían juntos. Ninguno de los dos
controlaba la habilidad, simplemente hicieron lo que se sentía bien y todo se sentía
bien.
Tan bien que sus escudos en la PsiNet habrían estado bajo tensión crítica de no
haber sido porque los había fortalecido desde el día que Tazia entró en la estación y
en su vida. Capas, capas y capas, esos escudos evitaban que esas sensaciones
prohibidas se filtraran hacia la vasta red psíquica que conectaba a todos los psi del
planeta, excepto a los renegados. Su poder de telekinesis era más difícil de controlar,
tiraba de la correa hasta que la cama en la habitación de al lado se levantó y luego
cayó.
Tazia se sobresaltó y miró por encima.
—¿Tú hiciste eso?
—Sí. No puedo controlar la Tk. —No cuando ella estaba en sus brazos, su cuerpo
casi en su regazo—. Mi concentración está demasiado fracturada. —Eso podría ser
catastrófico.
Tazia pasó el dedo sobre sus labios.
—Como ingeniera, creo que debes enfocar tu telekinesis en algo que requiera
grandes cantidades de energía, pero que no sea destructivo.
Pensando en ello, la besó de nuevo. Cuando se separaron esta vez, el agua de la
jarra estaba hirviendo con fuerza, se alzaba vapor en el aire y Tazia se reía.
—¿Puedes entrenarte para hacerlo automáticamente?
—Debería poder. —Funcionaría para un beso, pero nada más y tendría que
planear otras maneras de descargar con seguridad su energía telekinética. En Alaris,
podría ser peligroso... pero estaba pensando demasiado adelantado, quería
demasiado. Este era un momento fuera del tiempo. Nada de lo que Tazia había dicho
le daba una razón para creer que su relación continuaría en Alaris.

~67~
—Ahora entiendo —dijo ella, acariciando su mandíbula con los dedos—, por qué
mis amigos robaban esos besos.
Y aunque Tazia no tenía experiencia con la que compararlo, sabía que el beso de
Stefan era el único que quería. Una mujer sabe, le había dicho su madre una vez.
“Cuando mi padre me dijo que conociera a tu padre, supe que estaba esperando un
emparejamiento, pues ya había rechazado tres ofertas. Pero yo estaba decidida a no decir que sí
hasta que lo supiera, y en el instante en que tu padre tomó mi mano mientras caminábamos
por los jardines de la familia, lo supe”.
Tazia había tardado más porque no había visto a Stefan durante mucho tiempo, no
había conocido al hombre de carne y hueso debajo de la armadura psi, un hombre de
honor, coraje y un corazón increíble.
—Lo siento —susurró—, por no conocerte.
—¿Cómo podías? —dijo, una de sus manos pesada y caliente en su espalda—. No
dejé que me vieras. No he dejado que nadie me viera desde la infancia. Ni siquiera
mis hermanos Flecha me conocen como tú. —Le había hablado del escuadrón, sobre
cómo era un miembro en la sombra.
Tragando, Tazia apoyó la cabeza en su hombro.
—Yo soy igual. No he dejado que nadie me vea realmente tampoco, no desde que
salí de la aldea. Sólo tú conoces a la verdadera Tazi.
Él le acarició el pelo.
—Es un regalo que me das, Tazi. Uno que siempre honraré.
Mientras yacía en sus brazos, Tazia pensó en lo que sucedería cuando este
descanso terminara y volvieran a Alaris. ¿Iban a regresar a sus conchas hasta la
próxima vez? La idea era insoportable. Sin embargo, ¿cuál era la alternativa? ¿Que
ella se convirtiera en su amante clandestina? No, no podía hacer eso; sería un paso
demasiado lejos de las reglas de su pueblo. Poco a poco, tal cosa le rompería el
corazón en pedazos irreparables.
Y no sólo estaban sus necesidades y deseos en juego.
—¿Qué pasa si alguien averigua que has violado el Silencio? —susurró.
Stefan apretó los brazos.
—Normalmente, en caso de incumplimiento crítico, el individuo podría ser
rehabilitado, su mente borrada por un borrado psíquico que dejaría al rehabilitado

~68~
cerca de ser un vegetal. —Hablando por encima de su grito de horror, continuó—:
eso es poco probable que me suceda a mí, soy demasiado valioso. Pero harían todo lo
posible para borrar al Stefan que conoces, borrar la parte de mí que dice que eres
mía.
Tan hermosa declaración escondida en el horror, una situación tan imposible.

* *
Durmieron y descansaron aún más los dos días que siguieron, y por acuerdo
tácito, siempre dormían juntos. Tazia entendía que estaba rompiendo las reglas en
esto también, pero al saber que su tiempo aquí terminaría muy pronto, no podía
dejar de robar la alegría de dormir en los brazos de Stefan. ¿Quién sabría si rompía la
fe en las enseñanzas de su pueblo? Su gente, después de todo, la había repudiado.
Y, sin embargo, importaba.
—Me gustaría poder ser como la nueva científica en el equipo del Dr. Night —
susurró mientras yacían juntos en la cama, la luz de la luna entraba a través de las
persianas creando patrones esquivos sobre sus cuerpos vestidos.
—¿Avril Lee?
—Sí. —Avril tenía el pelo color rosa brillante y una boca que no conocía límites—.
Me gustaría que no me importara lo que el mundo pensara de mí, que no me
importaran las reglas.
—Si fueras como Avril, no serías Tazi.
Sus labios se curvaron.
—¿Así de sencillo?
—Sí. —Jugando con su pelo como hacía a menudo ahora, añadió—: me dijiste que
estamos moldeados por la vida. Tu vida te ha dado forma en una mujer que rinde
homenaje a las maneras de su gente, incluso mientras camina su propio camino. No
hay nada que lamentar en eso.
Enamorándose cada vez más profundamente de él, Tazia pensó en una eternidad
donde todo lo que pudieran tener fueran pedazos rotos de tiempo, escondidos del
mundo. Su alma lloró. ¿Pero nunca tenerlo del todo? No, esa era la peor frase.
¿Podría convertirse en su amante secreto, después de todo?
¿Podría vivir consigo misma si hacía esa elección, o sus sentimientos de culpa
envenenarían la desgarradora ternura de lo que había luminoso entre ellos?

~69~
Deseó poder preguntarle a Teta Aya, o a su madre, pero no había ningún anciano
aquí para ofrecerle su guía.
Así que se durmió, sus sueños un tormento.
Al día siguiente, mientras estaban sentados en la cama, jugando a un juego de
mesa sin ninguna razón, sino porque era divertido, Stefan dijo:
—Tu pueblo no está lejos de aquí.
—Sí. —Ella se llevó una mano al corazón donde latía dolorido.
—Me he recuperado totalmente. —Palabras tranquilas—. Puedo teletransportarte
allí.
La esperanza era una quemadura ardiente… seguida de cenizas frías.
—No. Sólo molestará a mi familia. —No les haría daño a sus padres pese a todo lo
que necesitaba verlos—. Y no puedo soportar que se alejen de mí otra vez. —La
imagen de sus padres dándole la espalda la primera vez la perseguía.
Stefan no dijo nada, no durante un largo rato.
—¿Tienes una imagen de un lugar público en tu ciudad?
—Sí, tengo imágenes digitales. —El viento que entraba por la ventana abierta traía
consigo los aromas y sonidos de la ciudad próspera—. Pero eso sería peor que
teletransportarnos a la casa de la familia.
—No, si lo hacemos en el corazón de la noche.
Olvidado el juego, lo miró.
—Nunca hay nadie en la pequeña plaza detrás de los mercados después del
anochecer. Tomé fotos de ella porque está hermosamente azulejada. —Bajando de la
cama, encontró su teléfono y volvió a su lado revisando rápidamente las fotos—.
¿Aquí, ves?
Stefan examinó todas las fotos de la plaza.
—Puedo teletransportarme allí —dijo al fin—. El patrón del mosaico en
combinación con la sección agrietada de la izquierda es muy distintivo.
Esa tarde, salieron a comprar pañuelos para ocultar sus rostros, así como la
vestimenta típica negra para Stefan para que atrajera la menor atención posible, a
pesar de su altura. En cuanto a ella, llevaba una de las faldas y blusas que ya había
adquirido. Poco después de que cayera la noche, le hizo sentarse en la cama, el

~70~
mundo tranquilo, y envolvió el pañuelo negro alrededor de él al estilo del desierto,
cubriendo su cabello y luego rodeando la boca y nariz.
—Pareces un guerrero de las viejas películas —se burló ella, su estómago dio un
salto ante la intensidad de los ojos que la observaban.
Stefan podía decir más con los ojos que la mayoría de los hombres con mil
palabras.
Mientras envolvía un pañuelo más femenino alrededor de su cabeza en un estilo
más suave, dejando la boca y la nariz visibles por ahora, él le dijo que la encontraba
hermosa. Y mirando esos ojos, ella se sentía de esa manera.
—No hay manchas de grasa por una vez —dijo, nerviosa.
—Tengo una confesión. — Stefan se levantó de la cama—. Solía decir eso para
tener una excusa para hablarte. A veces no tenías grasa en la cara. Mentía.
Riendo sorprendida, se dirigió a sus brazos.
—¿Como un niño tirando de las trenzas de una chica para llamar su atención?
—Sí. Nunca he mentido sobre nada más.
—Lo sé. —Ella dio un paso atrás con eso, le miró a la cara y le tocó la punta de los
dedos—. Estoy lista.

~71~
Capítulo 9

Sin una palabra, él la teletransportó al lugar que había sido su casa y su corazón
roto. Las lágrimas ardían en sus ojos mientras miraba alrededor de la plaza
actualmente envuelta en sombras, el amanecer a unas cuatro horas de distancia, pero
no las dejó caer. La fuente estaba silenciosa esta noche, probablemente debido a las
lluvias aún no habían llegado y nadie quería desperdiciar el agua, incluso para un
espectáculo tan bonito. En su lugar, macetas pintadas rodeaban la fuente, sin duda
puestas allí por los del barrio, los vecinos estaban muy orgullosos de sus espacios
públicos.

Vio el juguete de un niño colocado cuidadosamente sobre una de las mesas al lado
de la plaza, para ser recogido por el padre o el niño al día siguiente. Nadie se
preocupaba por si robaban o perdían sus pertenencias, la comunidad era lo
suficientemente grande para una central de energía relativamente grande, pero
demasiado pequeña y muy unida para que la gente fuera extraños. Un posible
malhechor sería rápidamente metido en vereda.
—¿Estamos en el lugar correcto? —La voz de Stefan era terciopelo oscuro contra
sus sentidos.
Ella asintió bruscamente.
—Por aquí. —Tomando su mano, lo condujo por las calles oscuras nocturnas a una
casa con una puerta simple que ella sabía que llevaba a un amplio y bonito patio
interior. No estaba cerrada cuando probó el pestillo y, con el corazón tronando, se
atrevió a entrar por la puerta de entrada frontal pavimentada antes de colarse en
torno a la puerta lateral para entrar en el patio principal.
Una pequeña luz roja se encendió en la oscuridad justo cuando su pie tocó el
patio. Tazia se congeló.
—Teta. —Su voz temblaba, con los ojos húmedos.

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Dejando caer su cigarrillo disimulado, su abuela se levantó y casi corrió hacia ella.
—Tazi, eres tú —dijo alegremente en un idioma que Tazia no había oído durante
años—. Mi dulce Tazi ha vuelto a casa por fin.
Dejando que los brazos arrugados de su abuela se envolvieran alrededor de ella,
Tazia permitió que las lágrimas cayeran. A su lado, Stefan era como una estatua
callada y oscura. Cuando su abuela se echó hacia atrás, sus ojos estaban rojos y sus
mejillas húmedas.
—Has estado fuera mucho tiempo, Tazia.
—No era querida —dijo Tazia—. Sabes que no era querida.
—¡Pff! —Su abuela agitó la mano, pero había tristeza en sus ojos por los años
perdidos—. Ven, siéntate con tu teta.
Se sentaron, su abuela fue de puntillas al interior para hacerles dos tazas de dulce
té con leche apartando las protestas de Tazia, y sacó pequeñas tortas con sabor a
almendras e higos.
—Tu joven es muy callado.
—Sí —dijo ella, su mirada se encontró con la de Stefan.
Éste se había apartado el pañuelo de la boca y nariz dejando al descubierto su
cara, una cara que era tan preciosa para ella ahora.
—Entonces. —Su abuela entrecerró los ojos hacia él, cambiando de idioma en el
mismo instante—. ¿Cuáles son tus intenciones hacia mi Tazi?
Ruborizándose, Tazia fue a hablar, pero Stefan se le adelantó.
—Me casaría con ella si me aceptara —dijo, y el corazón de Tazia latió
desenfrenado—. Sin embargo no puedo, no de una manera que pudiera llegar al
Consejo.
—Eres psi entonces. —Su abuela asintió—. Si es matrimonio lo que quieres,
entonces hay maneras.
—Teta Aya, tan pronto como presentemos la documentación —dijo Tazia, todo el
tiempo queriendo correr a los brazos de Stefan—, el Consejo…
—¡Pff! —Su abuela agitó la mano de nuevo—. El papeleo es una creación del
mundo moderno. ¿Crees que tenían papeles cuatrocientos años atrás?, no, lo único
que tenían era amor y testigos. Así es como mi bisabuela dijo muchas veces que se
casó y nadie dijo que fuera soltera.

~73~
Tazia se clavó las uñas en las palmas.
—¿Nos darás tu bendición? —Al menos uno de su familia bendeciría su
matrimonio.
—Siempre. —Su abuela dejó el té y tomó la cara de Tazia en sus manos suaves y
cálidas—. Eres mi nieta, Tazia. Siempre serás mi nieta, aun si decides casarte con una
cabra. —Una risa brillante—. Aunque tu joven no es ninguna cabra. Es guapo y te
ayudará a hacer hermosos bebés.
Lo dijo en inglés, las palabras hicieron ruborizarse a Tazia y se negó a mirar a
Stefan. Por un instante, se sintió casi como una novia, tímida con su futuro esposo, y
luego el momento pasó. Aun así, el frío dentro de ella ya no era tan malo, no con las
manos cálidas de su abuela caliente en el rostro.
—Te quiero, Teta. —Era un bálsamo para su alma, saber que al menos una
persona en su familia todavía la aceptaba.
Su abuela sacudió la cabeza, los labios de repente una línea delgada.
—Espera. —Dirigiéndose al interior, estuvo dentro tanto tiempo que Tazia
comenzó a preocuparse. Cuando salió, fue para tirar de Tazia al interior.
—No puedo —susurró ella, con el corazón en la garganta.
—Shh. —Su abuela miró a Stefan—. Tú espera aquí.
Stefan inclinó la cabeza respetuosamente, como si entendiera que si bien Teta Aya
era anciana, era poderosa.
Silenciosas como un susurro, atravesaron de puntillas la casa hasta que su abuela
la llevó ante la puerta abierta de la habitación de sus padres. Teniendo en cuenta que
esa puerta nunca estaba abierta de noche, Tazia supo lo que su abuela había tramado
cuando entró por primera vez. Apoyada en la puerta, Tazia miró las caras dormidas
de sus padres y lloró lágrimas silenciosas.
Siento no haber sido la hija que querías que fuera.
Sabiendo que no podía correr el riesgo de quedarse demasiado, estaba a punto de
salir cuando su abuela señaló algo a los pies de la cama. Con el ceño fruncido,
entornó los ojos... y sintió que todo su mundo se ladeaba. Hacía medio año, Alaris
había permitido a un fotógrafo subir a bordo para hacer un ensayo fotográfico. Para
su extrema vergüenza, una Tazia llevando una llave había terminado en la portada
de la revista, con el mono azul y completada con una mancha de grasa en la mejilla
mientras reía junto a las entrañas de la instalación.

~74~
Esa imagen estaba cariñosamente enmarcada y colocada en un lugar de honor a
los pies de la cama, al lado de las fotos de la familia de su hermano. Temblando, dio
un paso atrás y salió.
—Gracias, Teta. —Por darle un regalo de amor que nunca podrían robarle.
El abrazo de su abuela fue feroz.
—Nos haces sentir orgullosos, aunque algunos son demasiado tercos para
demostrarlo. —Besó las mejillas de Tazia—. Tu padre, extraña a su pequeña chispa
con fuerza. Si tan solo no fueras tan terca como él.
Tazia frunció el ceño.
—Lo he intentado muchas veces.
—¿Cartas? ¿Dinero? —Frunciendo el ceño, su abuela sacudió la cabeza—. Eres la
hija, Tazi, una hija amada. Si deseas perdón, tienes que pedirlo en persona, como es
respetuoso.
—Ella no necesita el perdón, no ha cometido ningún delito —dijo Stefan tranquilo,
su abuela había hablado en inglés.
Poniendo los ojos en blanco, Teta Aya miraba a uno a otro.
—Niños tontos. Puede ser verdad que no cometiste ningún crimen, Tazi, pero
rompiste el corazón de tu padre. —Las palabras se clavaban en el corazón de Tazia—
. Que él tuviera razón para sentirse así es irrelevante; al igual que si está siendo una
cabra obstinada que está equivocado al pensar que es irrelevante. ¿Lo entiendes?
Tazia observó el rostro inteligente y elegante de su abuela, y asintió lentamente. —
Él no puede dejar de lado su orgullo, por lo que debo dejar de lado el mío. —
Cuando Stefan se movió, supo que él no entendía—. Mi padre es un hombre
maravilloso — le dijo—, pero si tiene un defecto, es que no puede soportar estar
equivocado. —Tocó la mandíbula de Stefan con los dedos—. No me importa bajar la
cabeza hacia él, Stefan. Es mi padre y puedo perdonar ese defecto.
Stefan asintió.
—Ahora entiendo, Tazi. Ninguno de nosotros es perfecto. —Le acarició el
cabello—. Y tú eres lo bastante fuerte para ser quien se doblegue.
—Ah, él te entiende. — Su abuela sonrió radiante de orgullo— . Sí, mi Tazi se
dobla, pero no se rompe.

~75~
Girando, Tazia fue a preguntar a su abuela cómo podía hacer esto, cómo podía
reunirse con su padre y disculparse de una manera que le permitiera salvar la cara
ante el pueblo, cuando oyó un ruido en la puerta de la casa.
—¿Tazia?
La sangre corrió ensordecedora en sus oídos, se dio la vuelta para encontrar allí a
su padre; su madre estaba detrás de él, sus ojos brillaban húmedos y se llevó una
mano temblorosa a la boca. No había tiempo para pensar, ni tiempo para tramar un
plan, algo que funcionara. Queriendo envolver su mano con fuerza alrededor de la
de Stefan pero sabiendo que no sería aceptable, todavía no, juntó las manos delante
de ella e inclinó la cabeza.
—He venido a pedir perdón, padre —dijo en voz baja, casi incapaz de oír sus
propias palabras a través de la esperanza dolorosa que era un latido duro en su
pulso—. Y tu bendición para mi matrimonio.
Un jadeo de su madre, el silencio de su padre durante tanto tiempo que comenzó a
preocuparse... pero luego vio sus pies calzados con zapatillas delante de ella, sintió
su mano en su cabello.
—Así que ahora piensas casarte con un hombre que no conozco.
Con lágrimas en la garganta, tragó.
—Por eso he venido a casa, padre. Para que puedas conocerle.
—¿Por qué debería escuchar a una hija que ha tardado tanto tiempo en volver a
casa?
Fue entonces cuando Tazia supo que había sido perdonada, porque así era como
siempre habían sido sus conversaciones con su padre cuando ella había hecho algo
mal. Y su respuesta fue la misma que había sido siempre.
—Porque yo soy tu chispa que no siempre hace lo que debe.
Encerrándola en sus brazos, su padre la apretó tan fuerte que no pudo respirar.
No le importaba, y cuando su madre la apartó para abrazarla, ambas lloraron, ella se
olvidó del mundo… pero nunca de Stefan. Enjugando las lágrimas, fue a presentarle
a su padre, pero su madre le apretó la mano en una silenciosa advertencia, un
recordatorio de que el hombre que había venido a pedir su mano sería juzgado por
sus propias fuerzas y méritos.
—Entonces —dijo su padre a Stefan—, deseas casarte con mi hija.

~76~
—Sí. Soy Stefan Berg. —Stefan inclinó la cabeza suficiente para el respeto, pero no
lo suficiente para ser visto como sumiso—. Me gustaría caminar con orgullo con ella,
pero hacerlo la pondría en peligro, así que le pido que me la de en secreto, prometo
que protegeré su honor con mi vida, porque no tengo vida sin Tazia.
Los ojos de su padre eran ilegibles.
—Ven, Stefan Berg.
Mirándolos mientras se alejaban en la oscuridad, Tazia miró desesperadamente a
su abuela. Quién sacudió la cabeza y dijo:
—Siéntate, habla con tu madre. Si el hombre es digno de ti, demostrará lo que
vale.
—Nunca se ha preparado para…
—¿Quién se prepara? —Interrumpió su madre, con los ojos todavía llorosos—. Tu
padre, casi sudó la mitad de su peso corporal cuando llegó para pedirle a mi padre
mi mano después de verme en un festival.
Con los nervios aleteando, Tazia, permitió que su madre la llevara dentro de la
casa a la cocina. Allí, Kaya Nerif anduvo de un lado a otro, haciendo más té y
sacando cosas para picar.
—Madre —dijo Tazia—, esto es mucha comida.
—Por supuesto. —Su madre le dio un golpecito en la mejilla, y luego se inclinó
para presionar sus labios en la frente de Tazia—. Tendremos mucho de qué hablar si
vas a casarte antes de que te vayas y vendrán más.
—No. —El pánico y el miedo florecieron en el corazón de Tazia—. Tenemos que
ser cuidadosos. Stefan…
—Es psi. —Su madre sonrió—. Lo sé, pequeña. Tu hermano, su esposa y su hijo, tu
amiga Mina, que, te alegrarás de saber, ha estado enfadada con nosotros todo este
tiempo. —Su voz tembló y fue a tomar a Tazia en sus brazos de nuevo—. Lo siento
mucho, mi pequeña, pero tenía que apoyarle en público. Vosotros dos siempre lo
habéis arreglado antes, esperaba que lo hicieras de nuevo enseguida.
Tazia abrazó a su madre, las dos se mecieron suavemente.
—Está bien —susurró ella, sabiendo que su madre se había visto atrapada en un
lugar duro—. Yo esperaba lo mismo. Sólo… que no sabía que simplemente podía
volver a casa.

~77~
—Esa es culpa nuestra —dijo su madre y su abuela asintió—. No te amamos lo
suficiente para que alguna vez dudaras de eso.
Tazia empezó a llorar de nuevo.
—No, me queríais mucho.
Lloraron muchas veces más a través de las horas, y en medio de las lágrimas,
Tazia aprendió que aunque sus padres le habían dado el dinero que ella había
enviado al hombre santo, lo habían hecho como una ofrenda, pidiendo al hombre
santo que rezara por una hija querida que estaba sola tan lejos de casa. Más lágrimas
cayeron entonces, y todos tenían los ojos enrojecidos cuando su padre y Stefan
volvieron a casa.
Tazia estaba en la mesa estirando con el rodillo la masa dulce para pequeños
pasteles, mientras que su abuela bebía café cargado en una taza pequeña, y su madre
preparaba frutas y panes frescos para el desayuno. Nada de la comida, como Tazia
estaba feliz de ver, desafiaría a Stefan.
Ninguno de los dos dijo nada cuando se sentaron a la mesa con Teta Aya, la
enorme extensión de madera era lo bastante grande para que Tazia pudiera
continuar amasando la masa mientras el amanecer teñía el cielo exterior y los
hombres comían. Estaba impaciente por preguntar qué había sucedido, pero sabía
que tenía que ser paciente, esperar a su padre.
Él se rio de repente, los ojos en ella.
—¡Sigue siendo mi chispa, tan impaciente! —Besando la mano de su esposa
cuando se acercó a poner el té en frente de él y Stefan, dijo—: vamos a celebrar tu
boda en el patio en la madrugada de mañana, mientras el pueblo duerme.
—Hoy, descansarás, luego tú y tu hombre pasareis el tiempo con tu familia y los
aldeanos sólo sabrán que mi Tazi ha vuelto a casa para pedir la bendición de su
familia en su matrimonio, porque ella es una hija querida que sabe que la familia lo
es todo.

* *
Tazia no tuvo tiempo a solas con Stefan en las horas que siguieron, los dos
estuvieron rodeados de su familia en cada instante. A pesar de las exhortaciones de
su madre, ella no durmió, ni siquiera una hora o dos, no quería perder ni un
momento. La alegría llenaba sus venas al estar con sus seres queridos, y siguió

~78~
mirando por encima para comprobar que Stefan estaba bien, sobre todo cuando su
hermano insistió en que sostuviera al bebé.
Tomando al niño gordo y feliz con cautela en sus brazos, Stefan miró muy
cuidadosamente la cara del niño.
—Los ojos de tu hijo son los de Tazia —dijo al fin.
El hermano de Tazia sonrió y miró a su esposa. —
¿No dije lo mismo cuando sólo tenía dos días?
La cuñada de Tazia, una mujer dulce, sonrió con afecto.
—Lo hiciste. —Girándose hacia Tazia, dijo—: insistió que el segundo nombre de
nuestro hijo fuera Tazir.
Las lágrimas ardían los ojos de Tazia de nuevo, y entonces fue abrazada por su
hermano, que le susurró:
—¿Por qué nunca te colaste para verme? —Una pregunta que contenía tanto dolor
como rabia—. Te esperé.
Tazia sollozó.
—Creí que estabas enojado conmigo.
—Lo estaba, pero eres mi hermana. —Un apretón aplastante—. Siempre te
protegeré.
Y así fue como continuaron durante todas las horas del día, sólo se le permitió
entrar a la familia y los amigos de mayor confianza. Mina y su familia, el amigo más
querido y más viejo de su padre y su esposa. Sucedía que ese amigo también era el
funcionario de la aldea autorizado a casar personas.
—Haré los documentos legales —les dijo el anciano de pelo blanco solemnemente
cuando se reunió con ella y Stefan—. Pero no voy a presentarlos. En su lugar, os los
daré para que los guardéis. Cuando y si podéis, los presentáis.
—Gracias —dijo Stefan—. Lo haremos en el instante que sea seguro.
El hombre anciano asintió.
—Es algo para el mundo. Vais a estar casados a los ojos de la familia y el pueblo,
tan pronto como la ceremonia al amanecer se complete.
Stefan desapareció durante una hora después de eso, y Tazia se preocupó hasta
que vio su alta figura junto a su padre y hermano en el patio, donde estaba ayudando

~79~
a levantar el pabellón de seda colgante de la boda. No seguía estrictamente la
tradición, pues se suponía que el novio no tenía que estar en la casa de la novia hasta
el momento de la boda, pero la familia estaba siendo flexible.
Fue difícil dormir esa noche, se retorció y dio vueltas. Una parte de ella esperaba
que Stefan se teletransportara a ella, pero sabía que era demasiado respetuoso de su
familia para hacerlo. Las horas pasaron tortuosamente... y con calor, mientras se
imaginaba las intimidades que compartirían una vez que fueran marido y mujer.
Quería tocarlo, quería besarlo una y otra vez, quería sus manos sobre ella, quería…
Con las sábanas enredadas alrededor de sus piernas, se despertó con la suave voz
de su madre:
—Tazi, mi Tazi. Es hora de bañarse y vestirte para tu boda. —Una mano suave le
apartó el pelo, un beso en la frente, una sonrisa en la mirada oscura de Kaya Nerif—.
Él te ama mucho, tu Stefan.
—Lo sé —susurró Tazia. No necesitaba las palabras, veía la verdad en esos ojos
que decían tanto.
No fue hasta media hora más tarde, después de que se bañara en agua con olor a
rosas que dejó su piel suave y sedosa, y su madre entró para ayudarla a secarse el
pelo, que Tazia se dio cuenta de cómo su madre sabía la verdad del amor de Stefan.
—Oh. —Su labio inferior tembló.
En brazos de su madre estaba el hermoso conjunto azul turquesa y plata que había
admirado, con el impresionante pañuelo de fino encaje de plata.
Sonriendo, su madre presentó la ropa y tomó las mejillas de Tazia entre las manos.
—Lo has hecho bien, hija. Un hombre tranquilo que hace este tipo de cosas es
mucho más valioso que un hombre que dice mucho y se olvida de cuidar sus tesoros.
—Otro beso en la frente—. Ahora siéntate y déjame secarte el pelo. Hoy, mi hija se
casa y tendría que lucir como una princesa.

~80~
Epílogo

L os dos pasaron sus exámenes físicos con gran éxito. Sentados en el pequeño
parque verde detrás de las oficinas el día antes de su partida hacia Alaris, Stefan dijo:
—Tazi.
Su estómago se apretó y se dio la vuelta.
—¿Sí?
—¿Tienes esperanza de nuevo?
Lo había recordado. No debería haberla sorprendido, pero lo hizo.
—Sí —dijo, aunque su corazón dolía por tener que volver a lo que habían sido
antes de esto, por esperar al menos tres meses más hasta que pudieran tocarse de
nuevo—. ¿Lo sabías, Stefan?
—¿Qué?
—Que mi hogar no estaba lejos del lugar del terremoto.
—Sí.
Por supuesto que sí. Stefan nunca hacía nada por casualidad.
—Gracias.
—No hay necesidad. Me has dado a ti misma, un regalo que no tiene precio.
El amor ardía en ella, una llama ardiente.
—¿Qué vamos a hacer? —No podía no tocarlo, no podía no estar con él.
Unos profundos ojos grises la miraron con mil secretos ocultos… ocultos a todo el
mundo menos a ella.
—No puedo romper las reglas sobre la superficie. Debo ser perfecto.

~81~
—Lo sé.
Oculta entre sus cuerpos, la mano de Stefan, fuerte y cálida, se cerró sobre la suya
donde estaba apoyada contra la hierba.
—Soy un teletransportador, Tazi.
Oh.
Ella se cubrió la boca con la mano, su sonrisa tan grande que le llenó la cara.
—¿Voy a dormir con mi marido todas las noches?
—Por supuesto. Ir de una parte de Alaris a otra no requiere ningún esfuerzo.
—Supongo que puedo soportar la distancia durante el día, entonces.
Sería difícil, pero pensaría en ello simplemente como si fueran a trabajar como
otros maridos y esposas. Saber que se encontrarían de nuevo al final de sus turnos
sería suficiente para superarlo, una alegría secreta dentro de su corazón.
—Nadie más que tú —dijo Stefan—, entra nunca en la sala de máquinas de Alaris.
Su pulso volvió a tronar.
—Y —añadió ella, volviendo la palma de la mano hacia arriba para entrelazar los
dedos—, no hay vigilancia.
Podrían tocarse allí a veces cuando la necesidad fuera profunda, el amor allí,
seguro en la oscuridad hasta que pudieran llegar a la luz de nuevo.
—Puedo redirigir mi energía telekinética al mar cuando nos amemos. Es tan vasto,
el efecto ni siquiera subirá la temperatura un grado.
Ella cerró los dedos con los suyos. La opresión en el pecho floreció en rayos de
fuego. Y una risa burbujeante en su garganta.
—¿Crees que existen tiburones cambiantes?
—Nada es imposible.

~82~
DORIAN

~83~
Capítulo 1

D orian trepó al árbol en el extremo más alejado de la zona de juegos. Aunque


sabía que no debía, siguió subiendo más allá de la rama en la que su madre le había
dicho que tenía que parar hasta que fuera mayor. Siguió trepando, trepando y
trepando hasta que las ramas estuvieron demasiado separadas y no pudo ir más
lejos. Acurrucándose en el tronco, cruzó los brazos y se quedó mirando las hojas
color verde oscuro a su alrededor.

Estúpidos, todos ellos eran estúpidos, pensó con los ojos ardiendo.
Cuando escuchó a su madre llamándole, no se movió.
—¡Dorian! ¡Cariño, sé que estás ahí arriba! —gritó ella.
Entonces el árbol se agitó levemente y supo que ella estaba subiendo a por él.
—Eh —dijo cuando llegó a su rama—. Eso es un ceño fruncido.
Cruzando los brazos con más fuerza, apretó las rodillas contra el cuerpo.
—Ya veo. —Su sonrisa era profunda, sus ojos azules brillaban como siempre lo
hacían—. No hablas, ¿eh? —Sujetándose a su lado, colgó las piernas suavemente
hacia el exterior, tenía el pelo recogido en una trenza que le caía por la espalda—.
Hoy has trepado lejos.
Ahora estaba en problemas, pensó, sintiéndose rebelde y en lo más mínimo
arrepentido.
Excepto que en lugar de estar enojado con él, su madre le guiñó un ojo.
—Lo hiciste bien pequeño.
—¡No soy un bebé!
Ella levantó las manos, con las palmas hacia fuera.
—Lo siento, gatito, pero siempre serás mi pequeño para mí. Sabes que la madre de
Emmett todavía lo llama su pequeño y él es más grande que tú.

~84~
Dorian tenía que pensar en eso. Su madre tenía razón. Emmett era un juvenil muy
agradable, y ayer, su madre había dicho:
—Pequeño, ven a ayudarme con esto.
Emmett había puesto los ojos en blanco pero había ido con una sonrisa.
—Está bien —dijo, decidiendo que si estaba bien con un niño grande, estaba bien
con él.
Estirándose, su madre le apartó el pelo de la cara.
—¿Qué pasa?
Dorian frunció el ceño y se acurrucó más profundamente en sí mismo.
—Nada. —No iba a llorar. Nadie le haría llorar.
Suavizando la cara, su madre le tomó el rostro y frotó la nariz contra la suya.
—Te quiero, mi niño hermoso, fuerte y perfecto.
Parpadeó con fuerza para no llorar. Cuando ella se echó hacia atrás, él aún podía
olerla. Era el olor de su madre y le hacía sentir como si estuviera siendo abrazado por
todas partes. Pero hoy, no era suficiente.
—No quiero bajar —dijo, sus garras pinchaban en el interior de su piel.
Su madre lo miró durante un largo minuto antes de asentir.
—Está bien, pequeño. —Inclinándose, le dio un beso en la mejilla—. Voy a ir a
casa y comenzar la cena. Tu pastel de carne favorito.
Dorian pensó en ir con su madre cuando se fuera, pero no estaba seguro de si no
lloraría. Y no iba a llorar. No a causa de los estúpidos. Tragando la cosa gruesa en la
garganta, respiró dentro y fuera y trató de que su leopardo dejara de arañarlo por
dentro. Dolía, pero el leopardo estaba muy enojado y triste, y era difícil.
Hasta que otro olor llenó el aire.
Dorian miró con los ojos abiertos como Lachlan se detenía en la rama por debajo
de él.
—Baja, Dorian —dijo su alfa, la dominancia en sus ojos marrones hizo que el
leopardo de Dorian le prestara atención—. Vamos a dar un paseo.
Dorian en realidad no quería bajar, pero su leopardo lo empujó a obedecer a su
alfa.

~85~
—Sí, señor.
Fue más difícil bajar de lo que había sido subir, pero Lachlan no le ayudó,
simplemente le esperó en la parte inferior. Incluso cuando Dorian resbaló y se
despellejó las palmas, su alfa no se ofreció a ayudar. Bajó y Dorian le miró con una
pequeña sonrisa.
—Lo hice.
Lachlan le revolvió el pelo, su mano grande y cálida.
—Sabía que lo harías.
Dorian metió la mano en la de Lachlan y comenzaron a caminar. El corazón le dio
un vuelco en el pecho cuando su alfa le llevó más allá del borde del área de
seguridad, donde los cachorros debían jugar, había tratado de ir más allá un par de
veces y le habían regañado. Todavía lo intentaba a veces, con su mejor amiga, Mercy.
Ambos querían saber qué había fuera. Ahora lo iba a ver.
Lo bastante excitado hasta estar un poco menos enojado y triste, miraba todo a su
alrededor mientras caminaban. Los árboles eran mucho más grandes cuanto más se
alejaban, los espacios entre ellos menos.
—¿Es divertido correr aquí?
—Sí. —Lachlan sonrió y cuando se encontró con la mirada de Dorian, vio que los
ojos de su alfa ahora brillaban de color amarillo verdoso—. A veces, jugamos un
juego en el que no nos permitimos tocar el suelo.
Dorian levantó la vista hacia el espeso dosel de arriba.
—¿Durante todo el camino? —preguntó, asombrado.
—Sí. Tú serás capaz de hacerlo también, un día. Ya eres el mejor escalador en tu
grupo de edad.
—No, no lo soy. —Bajando la cabeza, pateó las agujas de pino—. No puedo hacer
las cosas como todo el mundo.
—Eso es cierto — dijo Lachlan y, dejando caer la mano de Dorian, lo levantó
agarrándolo bajo los brazos; el alfa lo puso de pie en una enorme roca.
Dorian ahora podía mirar directamente a los ojos de Lachlan. Era difícil porque
Lachlan era alfa y Dorian era sólo un niño, pero no apartó la mirada.
—No soy un leopardo.

~86~
—¿Alguien dijo eso? —La voz de Lachlan contenía un gruñido.
Sacudiendo la cabeza, Dorian tragó y se cruzó de brazos. No iba a ser un llorón
chivato. Sobre todo porque los cachorros que habían sido tan malos ni siquiera eran
sus verdaderos amigos o clan. Sólo eran visitantes de otro clan. Sólo había estado
jugando con ellos porque Mercy y Barker estaban castigados.
—No soy tonto —dijo—. ¡Trato con mucha fuerza de cambiar, Lachlan! ¡No sé por
qué no puedo hacerlo! —Estaba tan enojado y caliente en su interior que le dolía.
—Sé que lo intentas con fuerza. —Lachlan se puso las manos en las caderas, el
leopardo en su voz mientras hablaba—. El hecho de que no puedas cambiar no tiene
nada que ver con eso.
—¡Lo sé! ¡Soy latente! — Dorian no entendía lo que era eso, sólo sabía que lo
odiaba—. ¿Por qué Shayla no puede arreglarme? — La sanadora del clan podía
arreglar todo lo demás, incluso la pierna rota de Mercy cuando resbaló y cayó en las
rocas en una cascada.
—Dorian, eres un chico listo. No voy a actuar con condescendencia y decirte que
las cosas serán fáciles para ti —dijo Lachlan, hablándole de una forma que ningún
adulto había hecho nunca—. Va a ser más difícil de lo que es para tus amigos.
Dorian miró a su alfa, su leopardo atento.
—¿Qué debo hacer?
—No sólo eres inteligente, también fuerte —dijo Lachlan—. Uno de los cachorros
jóvenes más dominantes y fuertes de los DarkRiver. Creo que algún día podrías ser
un centinela.
—Pero no puedo cambiar.
—Tampoco puede Zeph y es mi centinela.
Dorian frunció el ceño, ya que nunca había considerado realmente eso. Zeph era
humano, pero seguía siendo DarkRiver, incluso si no podía transformarse en un
leopardo.
—Es muy bueno con las cosas.
—Sí, lo es. —Lachlan le sostuvo la mirada—. Puedes ser bueno también. Sólo
tienes que trabajar duro y nunca, nunca olvidar que eres un miembro DarkRiver. Lo
que nos mantiene fuerte como clan son nuestros miembros. No puedo permitir que te
rindas.

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Dorian gruñó.
—¡No me rindo!
—Sí, eso es lo que pensé. —Lachlan le miró sin parpadear, sus ojos leopardo de
nuevo—. Entonces, ¿qué vas a hacer la próxima vez que alguien te haga sentir mal
porque no puedes cambiar?
Dorian pensó en sus sentimientos de enojo y tristeza, y pensó en Zeph que era tan
bueno en las cosas y pensó en cómo su mamá y papá decían que era un hijo
maravilloso, y pensó en lo que había dicho Lachlan. Luego asintió.
—No les dejaré —dijo, su leopardo de pie dentro de él—. Sólo porque no puedo
cambiar, no significa que no pueda hacerlo todo. Sólo tengo que esforzarme más.
—Bien. —Lachlan asintió hacia el dosel—. ¿Quieres que empiece a enseñarte cómo
trepar desde un árbol a otro?
—¿En serio? —Dorian saltó al suelo, aterrizando con facilidad porque su gato le
dijo qué hacer—. ¡Vamos!

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Capítulo 2

Dorian estaba en lo alto de la rama por encima de la zona de batalla, su cuerpo


tan inmóvil como una piedra. Las hojas se agitaban a su alrededor, pero no se movió,
apenas respiraba. Dentro de él, su leopardo estaba contenido, retenido con pura
fuerza de voluntad. Le había tomado tiempo aprender a hacer eso, contener al animal
para que no le desgarrara por dentro.
Durante mucho tiempo, se había despertado acurrucado en agonía mientras el
leopardo luchaba contra él por una libertad que no podía darle. Al principio, había
gritado y sus padres habían corrido para acariciarlo y abrazarlo. Era un poco
vergonzoso pensar en eso ahora, pero como su madre decía, él era su pequeño así
que tenía que aguantarse. Porque todavía le acariciaba y le abrazaba a pesar de que
tenía catorce años.
Su hermana pequeña Kylie siempre se reía cuando mamá hacía eso. Y luego él
tenía que gruñir y perseguir al bebé verdadero de la familia alrededor de la casa y
hacerle cosquillas hasta que cambiaba a su forma de cachorro y trataba de hacerle
cosquillas usando las patas.
Sonrió por dentro, sin dejar de permanecer inmóvil en el exterior.
Por lo menos la madre de Mercy hacía la misma cosa de abrazar y achucharla a
ella. Y tanto su madre como la madre de Mercy se lo hacían a Lucas y Vaughn, que
eran mayores, por lo que ninguno de ellos podría molestar al otro. Pero en estos días,
sus padres ya no venían a él de noche. Su leopardo todavía se salía fuera de control a
veces, pero no gritaba, sólo se despertaba respirando fuerte y rápido. Luego usaba las
técnicas que la madre de Emmett le había enseñado para calmarse.
Keelie lo llamaba meditación.
Dorian conseguiría una paliza si admitía que meditaba, por lo que lo llamaba
disciplina mental. Al igual que la disciplina que sus amigos tenían que aprender para

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lidiar con sus propios leopardos. Sólo estaban aprendiendo cómo equilibrar sus
instintos salvajes con la parte humana de su naturaleza, y él estaba aprendiendo a
evitar que su leopardo atrapado y enojado le volviera loco.
Ahí.
Concentrándose en el pequeño movimiento, usó la misma disciplina mental para
mantenerse completamente inmóvil, por lo que su olor no se desplazaría a lo largo
de las corrientes de aire. Ya había enturbiado el rastro de olor usando algunos otros
trucos, por lo que si se quedaba inmóvil... disparó.
—¡Joder! —Lucas miró hacia el árbol, como si pudiera ver a Dorian, las
salpicaduras de verde en su camiseta le marcaban como “muerto”.
Dorian sonrió, pero no cambió de posición cuando gruñendo, Lucas trepó a su
árbol para tumbarse en la rama junto a él.
—¿Cómo diablos hiciste ese disparo? —dijo en un nivel sub-vocal—. Desde aquí
ni siquiera puedes ver de dónde salí.
—Sabía que estabas allí. —Dorian había practicado y practicado hasta que podía
hacer esos disparos con los ojos vendados. No necesita ver a su objetivo para
acertar—. Como tú siempre sabes dónde estamos, incluso si escondemos nuestro olor
y permanecemos fuera de la vista. —La única razón por la que hoy había atrapado a
Luc era porque su amigo de diecisiete años no había esperado que disparara.
—Sí, bueno —dijo Lucas en el mismo tono subvocal— . Eso no me da mucha
ventaja con vosotros. Ni siquiera sé cómo Mercy hace esa cosa donde ella desaparece
de la vista.
Dorian no lo había averiguado tampoco, y era un truco cojonudo. Lo que había
descubierto era que Lucas un día sería su alfa, y estos ejercicios eran para afinarlos a
todos ellos. Porque los DarkRiver no era el lugar feliz que había sido cuando Dorian
había sido un cachorro. Los ShadowWalkers les habían hecho daño, los padres de
Lucas se habían ido y él había sido herido gravemente antes de que el clan lo
encontrara.
Dorian y Mercy probablemente serían demasiado jóvenes para unirse a la
búsqueda de los ShadowWalkers cuando se llevara a cabo, pero podrían ayudar a
proteger a sus compañeros de clan mientras sus cazadores se iban.
Ahora Tamsyn era la sanadora a pesar de que todo el mundo decía que era
demasiado joven. Dorian pensó que era increíble, tan tranquila y amable. Le

~90~
recordaba a Shayla. La madre de Lucas había entrenado a Tammy, y Dorian estaba
seguro de que estaría muy orgullosa de su alumna.
—¿Crees que Nate y Tammy van a tener cachorros? —Dorian no solía pensar en
cosas por el estilo, pero su madre y la madre de Mercy habían estado hablando esa
mañana.
Lucas hizo un sonido bajo en su garganta.
—No lo sé. Oí al padre de Emmett decir que Nate estaba siendo terco porque
piensa que Tammy es demasiado joven.
—Sí, pero es una sanadora. Son, como, imanes de cachorros.
—Adultos.
—Sí.
Se quedaron en silencio durante largos minutos, y luego Dorian lo sintió. Un débil
susurro a lo largo de las corrientes de aire, una mera insinuación de un olor familiar.
No podía ver a Mercy pero sabía que estaba en los árboles a su izquierda.
Moviéndose con extremo cuidado a fin de no revelar su posición, cerró los ojos y
escuchó. Y entonces disparó.
Las maldiciones que sonaron desde el dosel fueron tan coloridas que si los padres
de Mercy la hubieran escuchado, habría estado castigada hasta el próximo siglo.
—¡Me las pagarás, Dorian! —Saltando al suelo, ella miró en su dirección general y
él se dio cuenta exactamente por qué estaba tan molesta.
Le había acertado en la cara, el verde brillante contra el oro pálido de su piel.
—Mierda —murmuró—. Eso va a dejar un moratón. —Como su trabajo consistía
en ser francotirador, estaba usando pequeñas bolitas de paintball, relativamente, en
lugar de las de mayor tamaño que los otros habían usado, pero a esa velocidad
hacían daño a pesar de todo—. Su madre va a pegarme. No quiero ni pensar en su
padre.
—Sí. Apesta ser tú.
Observando a Mercy limpiarse la pintura verde usando su antebrazo, la siguió
cuando se acercó, olfateó para confirmar su localización, luego trepó al árbol para
unirse a ellos.
—Lo siento, Merce —dijo—. No estaba apuntando a tu cara.

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Un ceño fruncido, pero sin ira real de Mercy, su amiga tan rápida en perdonar
como su temperamento era volátil.
—No te preocupes por eso. —Terminó de limpiarse la pintura—. Dime lo que me
delató.
—Capté tu olor, pero fue tu arma de fuego la que me dio tu posición exacta —
dijo—. Deberías haberla preparado antes. —El leve chasquido había sido todo lo que
necesitó.
—Maldición. —Miró a Lucas—. ¿Qué te delató?
—Estaba demasiado confiado, sabía que el Rubito estaba aquí, pero no creí que
pudiera disparar antes de atraparle.
Los tres se quedaron en silencio como una unidad cuando algo cambió en el aire.
Vaughn. El jaguar cambiante se movía de manera diferente a los leopardos, era más
silencioso, una sombra. Eso hacía casi imposible de acertar de noche, pero eran las
últimas horas de la tarde, lo que significaba que Dorian tenía una pequeñísima
oportunidad si no metía la pata.
Cayendo en el espacio tranquilo donde podía oír su pulso como un suave eco en
sus oídos, lento y tranquilo, no miró. No, sólo estaba. Y cuando su cuerpo quiso
entregarse a un movimiento duro y su dedo quiso apretar el gatillo, lo hizo antes de
que su mente consciente se diera cuenta de que Vaughn había vuelto sobre sus pasos.
Vaughn no juró como los demás. Sólo gruñó.
—La próxima noche de caza, Rubito —dijo—. Tu culo está frito.
Dorian dejó que su cuerpo se relajara ahora que el ejercicio estaba completo.
Saltando después de Mercy y Lucas, sonrió al jaguar.
—Te apuesto diez dólares a que puedo acertarte de noche. —Disfrutó dándose un
reto, disfrutaba empujándose.
—Como quitarle el dinero a un cachorro. —Pasándose una mano por el espeso
cabello color ámbar, Vaughn miró a Lucas y Mercy—. ¿Quién más se apunta?
—Lucas. —Mercy apoyó las manos en sus caderas, su tono sarcástico—. Es una
pantera negra, idiotas. ¿Creéis que vais a verlo?
Eso, admitió Dorian, era un punto excelente. Hasta ahora, nunca había logrado
acertar a Lucas en una caza nocturna, pero tampoco había logrado acertar a Vaughn.
Los dos eran realmente buenos de noche. Como Mercy era muy, muy buena de
madrugada. Era un fantasma. Seguía considerando eso cuando Nate apareció entre

~92~
los árboles con un macho desconocido a su lado. El chico parecía estar alrededor de
la edad de Luc o Vaughn, sus ojos verdes eran un poco salvajes en su rostro de piel
oscura, como si su leopardo estuviera esperando estallar fuera de su piel.
Mirando la escena, Nate dio a Dorian un gesto de aprobación.
—Hablaremos del ejercicio esta noche en la cena —dijo—. Por ahora, quiero que
conozcáis a Clay. Lachlan acaba de aceptarlo en los DarkRiver.
El chico mayor no sonrió, no parecía como si quisiera estar en un clan, pero asintió
a su saludo.
—Clay ha estado solo un tiempo —dijo Nate—. Quiero que vosotros cuatro
guardéis las pistolas de pintura y le llevéis a correr, le mostréis los alrededores.
¿Solo? Dorian no conocía a ningún gato que hubiera estado solo tan joven. Los
gatos salvajes podrían estar bien con una vida solitaria, pero los cambiantes eran
humanos también, y necesitaban estar con el clan. Incluso los solitarios no siempre
deambulaban solos.
—¿Te gusta el paintball? —preguntó a Clay mientras caminaban para guardar sus
armas en la parte trasera de un camión que Nate había aparcado a cierta distancia.
—Nunca he jugado.
—Ten. —Mercy le pasó el arma—. Prueba con algunos árboles. Es muy divertido.
—Un ceño fruncido—. Excepto si Rubito aquí presente te dispara a la cara.
—¡Eh! ¡Dije que lo sentía!
Clay miró de uno a otro, su expresión pareció tranquilizarse.
—Por Dios, ¿golpeaste a una chica en la cara?
Mercy le dio un puñetazo en el brazo a Clay al mismo tiempo que Lucas se
atragantaba y Vaughn suspiraba entre dientes.
—Ella no es una chica —le dijo Dorian al chico confundido—. Ella es una
dominante y probablemente puede patear tu culo en el combate cuerpo a cuerpo.
—Eh. —Clay miró fijamente a Mercy—. ¿De verdad?
Mercy enarcó una ceja, luego miró a su oponente mucho más grande de arriba
abajo.
—¿Quieres una demostración?

~93~
Tumbó a Clay sobre su culo tres minutos más tarde. Chocando las manos como si
se estuviera limpiando el polvo, dijo:
—Y mi trabajo aquí está terminado.
Levantándose, Clay sacudió los hombros, y Dorian se preguntó si se daba cuenta
de que todos estaban esperando para ver cómo el gran desconocido con los ojos
verdes reaccionaría. Era obvio para todos que Clay era muy, muy dominante en lo
que se refería a la jerarquía del clan, pero trabajar como una unidad efectiva tenía
que ver con más que la simple fuerza. Si Clay era uno de esos dominantes que no
podían manejar a una mujer fuerte, entonces, iban a tener un problema grave. Porque
Mercy no era la única hembra dominante en los DarkRiver.
—Quiero aprender cómo hacer eso —dijo su nuevo compañero de clan a Mercy—.
¿Me enseñarías?
Mercy sonrió mientras el resto de ellos dejaba escapar silenciosos suspiros de
alivio.
—Claro.
Era extraño, pero media hora más tarde, mientras corrían por el bosque, Dorian se
dio cuenta de que entendía más acerca de ser un leopardo que Clay, aunque el chico
mayor podía cambiar. Se preguntó qué había pasado para hacer que Clay estuviera
tan cerca de su leopardo, y sin embargo tan ignorante de cómo ser un gato en un
clan.
Sin embargo no le preguntó, entendía que a veces, un chico tenía que ser quien
era. Luc, Vaughn, Mercy o Nate, ninguno de ellos le trataba como si fuera diferente
de ellos. Sabía que era diferente, pero su latencia ya no le enojaba o entristecía como
cuando era un cachorro. Lachlan le había ayudado mucho, al igual que sus padres.
Entonces, una noche de mucho frío, cuando sólo tenía seis años, había corrido y
corrido y corrido, y en algún lugar, había llegado a una especie de paz consigo
mismo.
Todavía dolía muy adentro, y sabía que probablemente siempre lo haría, su
leopardo terriblemente herido, pero él era un valioso miembro del clan y eso era lo
que importaba.

~94~
Capítulo 3

Dorian yacía aturdido al lado del fuego con Shaya. Tenía la cabeza en el regazo
de su compañera y ella estaba usando un peine en su cabello húmedo. Él se hubiera
pasado los dedos por los mechones rubio platino y dejado así después de bañarse en
el arroyo cercano, pero Shaya se había ofrecido y le gustaba cuando ella le acariciaba,
así que estaba feliz de estar ahí mirando las brillantes estrellas del cielo.

—Cambié —dijo, era incapaz de creer que había corrido por el bosque a cuatro
patas, el viento ondulando su pelaje.
—Eras hermoso —le dijo Shaya otra vez, su propia alegría un pulso vibrante a lo
largo del vínculo de pareja que unía sus corazones entre sí—. Y tan mono.
—Eh. —Él gruñó, agarrando su mano para mordisquearla juguetonamente—. Soy
un centinela DarkRiver. No somos monos.
Riendo, ella se inclinó y le besó, sus apretados rizos con energía propia los
rodearon.
—¿Qué tal adorable? —Bromeó antes de volver a peinarle, el movimiento rítmico
le hizo sentirse perezoso y querido—. ¿Cómo fue? ¿Cuando te encontraste por
primera vez a cuatro patas?
—Desorientador —dijo, pensando en que la primera sorpresa después de la
terapia génica de Shaya había tomado un repentino e inesperado efecto—. No tienes
idea de lo difícil que es coordinar las cuatro patas al mismo tiempo.
Con una sonrisa luminosa, Shaya dejó a un lado el peine y colocó una mano sobre
su pecho desnudo, jugando con su cabello con la otra.
—He visto a los cachorros —dijo—. No es de extrañar que siempre se estén
cayendo.

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—Sí. —Se sentía como un cachorro él mismo, era consciente de que tenía mucho
que aprender. Pero una cosa sabía sin lugar a dudas—: Tu voz, diciéndome que
confiara en que el leopardo sabría qué hacer, eso es lo que necesitaba escuchar. —
Durante toda su vida, había luchado para controlar su leopardo, para restringirlo y
que no le desgarrara con su frustración, que no le volviera loco.
Esa disciplina le había dado una vida y una posición fuerte y de confianza en el
clan, pero en ese momento, después del cambio, también le había dejado solo y
perdido.
—Mi leopardo estaba esperando, listo —dijo a Shaya, la maravilla brillante en él—
. Tan pronto como me rendí, entendí cómo necesitaba equilibrarme, cómo estaba
destinado a moverse mi cuerpo. —Se estremeció ante el recuerdo glorioso de
libertad—. Sé que no soy ni de lejos tan grácil todavía, pero no me importa. Se siente
increíble.
—Lo sé. —Fue un susurro, los ojos de Shaya húmedos y brillantes a la luz del
fuego—. Podía sentir tu alegría a través de nuestro vínculo.
Llevando la mano a su boca otra vez, Dorian apretó los labios contra su palma,
inhaló su olor exuberante y sensual. El de su compañera inteligente, sexy y hermosa.
—No me pasé la vida sintiendo lástima por mí mismo —dijo, pensando en los
años pasados—. Me convertí en el mejor que podía ser, y luego me empujé aún más.
Sus compañeros de clan se burlaban de él con afecto sobre sus tendencias a seguir
superándose, pero ese impulso era todo lo que le había mantenido entero durante
mucho tiempo. Entonces, se había convertido simplemente en parte de él.
—Pero dolía —dijo, admitiendo su vulnerabilidad a la mujer que sostenía su
corazón y que ya entendía su dolor—. Muy dentro de mí, tan profundamente que
casi lo olvidaba a veces, siempre dolía. Quiero decir que se sentía como si me faltara
un pedazo de mí, pero eso no es cierto. Era peor que eso. Sentía esa pieza atrapada
dentro de mí, sintiendo como si estuviera traicionando a mi leopardo todos los días
de nuestra existencia. —Tragó—. No habría culpado a mi gato si nunca me
perdonara, pero lo hace, Shaya. Lo hace.
—Claro que lo hace. No eres dos seres separados, Dorian, eres uno.
—Sí. —Sonrió porque era cierto. Después de toda una vida de estar separado de
su gato, ya no tenía que luchar más. Simplemente podían ser. Ahora el leopardo se
frotaba contra el interior de su piel, tan excitado como él, tan feliz. Sus emociones

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eran más salvajes que las suyas, su mente pensaba en patrones mucho más simples—
. El gato no ve la razón de preocuparse por el pasado.
Cambiando de postura en el regazo de Shaya con esas palabras, dijo:
—Ven, acuéstate conmigo.
Cuando ella se tumbó sobre la manta de picnic junto a él, tiró de ella para ponerla
sobre su cuerpo. Shaya estaba vestida con una camiseta blanca y un par de boxers
negros que le había robado y que le colgarían si no hubiera apretado el elástico.
—¿Por qué no estás desnuda? —Se quejó después de pasar la mano por la parte
posterior de los boxers para acunar su hermoso culo.
Mordiendo su labio inferior, ella levantó las piernas después de meterse los rizos
detrás de las orejas en un inútil esfuerzo por controlarlos.
—Porque tenemos dos acompañantes diminutos y muy curiosos.
Él sonrió.
—¿Lograron dormir?
—Sí. Se quedaron dormidos esperando. —Sus ojos de color gris azulado
bailaban—. Noor quiere cepillarte.
Su pecho rugió de risa.
—Tengo la sensación de que va a conseguir lo que quiere. —La mejor amiga de su
hijo era una pequeña cachorra adorable que había sobrevivido a un terrible comienzo
a la vida con su dulzura y corazón intacto—. ¿Y Keenan?
—Quiere salir a correr contigo. —Shaya lo besó de nuevo—. Si prefieres tener un
poco de privacidad para explorar al leopardo, puedo…
—No. —Acariciando su espalda bajo la camiseta de tirantes, sonrió—. El leopardo
quiere jugar con ellos también. — Los cachorros eran para ser cuidados, dijo el
leopardo, incluso si eso significaba ser cepillado por un cepillo para el cabello color
rosa brillante—. Necesita cuidarlos… nunca ha tenido la oportunidad de ejercer ese
instinto. —Y el instinto era uno visceral, Dorian lo había tenido toda su vida.
Shaya sonrió.
—Realmente deberías llamar a Lucas.
Su alfa había llamado poco después de que Dorian cambiara por primera vez.
—¿Qué ha dicho? —preguntó Dorian.

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—Sólo que había sentido la necesidad urgente de comprobarte. No quise robarte
las noticias, así que le dije que estabas bien y que le llamarías. —Se mordió el labio
inferior—. Eso fue hace un par de horas.
Soltando un suspiro, Dorian asintió.
—Bien, ¿dónde está el teléfono? —Su alfa estaba preocupado, sin duda, había
sentido algo asombroso a través del vínculo de sangre que unía a todos los centinelas
con su alfa. Si Dorian no se ponía en contacto, Luc podría decidir venir y comprobar
las cosas en persona y Dorian no estaba preparado para eso.
Necesitaba instalarse en su nueva piel primero.
—Ten. —Shaya se sentó y cogió el teléfono de otra parte de la manta, el fuego-laz
la convirtió en una exuberante diosa encima de él, el rico tono intenso de su piel
brilló a la luz.
Acariciando sus muslos, él se limitó a mirarla.
—Eres tan bonita, Shaya.
Una sonrisa torcida.
—Voy a ir a ver si los pequeños están todavía dormidos. Tal vez podamos jugar
un poco.
Al cuerpo de Dorian definitivamente le gustó esa idea. La observó alejarse para
agacharse en la tienda, se sentó y dejó escapar un suspiro antes de llamar a Lucas.
—Eh, Luc, Shaya dijo que habías llamado.
—¿Estás bien? —preguntó Lucas directamente—. He estado luchando contra la
necesidad de encontrarte todo el día, ver cómo estás.
—Oh, cielos, Luc. —Dorian gruñó—. Acabo de conseguir que Shaya acceda a… —
Se tragó sus palabras cuando su compañera salió de la tienda y le frunció el ceño.
Sonriendo, dijo:
—A jugar al ajedrez.
Lucas resopló al otro extremo.
—Sí, sé a qué clase de ajedrez —dijo con una sonrisa en su voz—. ¿Estás seguro de
que no hay nada que necesite saber?
Dorian nunca había mentido a su alfa.

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—Hay algo —dijo—. Nada malo, pero algo en lo que tengo que trabajar por mí
mismo en primer lugar.
Una pausa, antes de que Lucas dijera:
—Está bien. Ya sabes dónde estoy cuando estés listo.
Colgando después de unas pocas palabras más, Dorian dejó a un lado el teléfono y
observó a Shaya venir a él.
—Eh —susurró antes de que un deseo salvaje le atravesara.
Preocupación aguda en los ojos de su compañera.
—¿Dorian? —Se dejó caer de rodillas junto a él—. ¿Qué pasa?
—Nada. Sólo… cambio de planes. —Tomando su rostro entre las manos se
contuvo de cambiar para poder hablar con ella—. El leopardo… necesita tus caricias.
—Y entonces se entregó a la dolorosa belleza y alegría de cambiar, permitiendo que
la parte humana de él retrocediera a un segundo plano cuando el leopardo tomó el
centro del escenario.
El leopardo que era dobló las patas y puso la cabeza en el regazo de Shaya, sus
ojos se cerraron mientras esas manos le acariciaban el pelaje.
La paz se hundió en los huesos de hombre y leopardo.

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Capítulo 4

Tres horas después de regresar de su viaje de campamento, Dorian merodeó en


los árboles en el exterior de la cabaña de su alfa. No sabía muy bien cómo contárselo
a Lucas, cómo compartir la alegría de lo que había sucedido. Cualquier palabra
parecía insuficiente.

—¿Dorian? —Lucas aterrizó en el suelo del bosque en cuclillas sin problemas,


después de haber saltado de la cabaña. Estaba vestido con vaqueros y una
descolorida camiseta azul, con los pies descalzos.
Dorian salió de los árboles.
—Sí, soy yo.
—¿Desde cuándo acechas? —Su alfa se acercó—. Vamos arriba. Sascha está haci…
—Lucas se congeló, sus ojos se volvieron los de la pantera en el espacio de un solo
latido del corazón. Luego se movió con la velocidad alfa para capturar el rostro de
Dorian entre sus manos.
Dorian sintió que su propio leopardo ascendía a la superficie en respuesta, sabía
que sus ojos estaban cambiando, liberando sus garras. Sin embargo, el leopardo se
detuvo allí, como si fuera consciente de que ambos necesitaban estar en este instante.
El animal estaba tan nervioso como el hombre, aunque Dorian sabía muy bien que no
había motivo para ello, aun así, se sentía como un cachorro por alguna razón... y
entonces supo por qué. Esta era la primera vez que su leopardo había entrado en
contacto directo con su alfa.
—¿Algo? —dijo Lucas, sus labios empezaron a curvarse—. ¿Describes esto como
algo?
Dorian se encogió un poco con timidez.
—No sabía cómo decirlo.

~100~
Riendo, Lucas envolvió los brazos alrededor de su cuello y lo arrastró cerca.
Dorian fue, devolviendo el abrazo con tanta ferocidad como era dado. Cuando sintió
humedad contra su cuello, se dio cuenta de que su alfa, su amigo, estaba llorando de
alegría por él. Y maldición, joder, él también estaba llorando.
Retrocediendo, Lucas tomó su cara entre las manos una vez más y le besó. Fue
duro, fugaz y contenía el poder de todo el clan, las venas de Lucas latían con la
energía que era DarkRiver. Y esa energía habló a su leopardo, le dijo que estaba en
casa, que era bienvenido, que no había motivo para temer.
—Maldita sea, Dorian —dijo Lucas, dándole unas palmaditas ligeras mientras
ambos reían a través de las lágrimas—. Joder, me has hecho llorar.
—Mejor no dejes que Hawke lo vea —logró decir Dorian—. Sabes que ese lobo
nunca te permitiría olvidarlo.
—Como si me importara. —Dando un paso atrás, Lucas asintió con la cabeza.
Dorian no supo cómo entendió, pero lo hizo. Ignorando el hecho de que no tenía
ropa de repuesto con él, permitió que el cambio tomara el control, sus vaqueros y
sudadera se desintegraron cuando se convirtió en el leopardo que era su otra mitad.
Cuando todo terminó, se encontró cara a cara con una pantera negra con los ojos que
brillaban en la noche.
Levantando una pata, Lucas le dio unas palmaditas en el lado de la cara como
había hecho en forma humana, excepto que esto era más difícil. Un gato a otro. Alfa a
centinela. Una áspera bienvenida que hizo vibrar todo el cuerpo de su gato con
décadas de alegría retenida. Cuando Lucas abrió la boca y gruñó, Dorian gruñó.
La luz brilló en el aire y luego, un hombre con el pelo negro largo hasta los
hombros y ojos verdes, su piel dorado apagado, estaba en cuclillas frente a él.
—Bueno —dijo Lucas con una sonrisa—, gracias a Dios que no eres un puto
leopardo rubio, casi blanco. Hubiéramos tenido que hundirte en barro antes de cada
operación.
Gruñendo, Dorian dio un cabezazo a su alfa y se tumbaron en el suelo. Lucas
levantó las manos, con los ojos brillantes de felicidad sin límites. —
¿Quieres ir a sorprender a los demás? Vamos a ver si te reconocen.
Dorian fingió morder y asintió, su gato excitado por el juego.
Frente a él, Lucas cambió, luego subió corriendo a la cabaña. Cuando saltó hacia
abajo, Dorian gruñó un saludo hacia una Sascha con los ojos abiertos. La compañera

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de alfa saludó con la mano, sus labios curvados en una sonrisa deslumbrante. Un
segundo más tarde, estaba siguiendo a su alfa cuidadosamente a través de los
árboles.
Lucas no fue demasiado rápido, y cuando Dorian tropezó, no le cuidó, sólo esperó
a que recuperara el equilibrio antes de comenzar a correr de nuevo. Fueron primero a
casa de sus padres, y demonios, hubo un montón de lágrimas allí, también un
montón de abrazos y caricias. Su madre lo llamó “pequeño” de nuevo y, agarrando
la cara de su leopardo, lo ahogó en besos.
El leopardo, criatura desvergonzada, frotó su mejilla contra ella, un cachorro feliz
de que su madre fuera feliz. Era la primera vez que había visto tanta alegría en su
madre y su padre desde que habían perdido a Kylie, y eso lo significaba todo. Ya
había visitado el lugar bonito y soleado donde se sentía más cerca de su hermana
pequeña, y le había contado el regalo que le habían dado.
Me gustaría que estuvieras aquí, renacuaja. Por fin podría mordisquear ese trasero cuando
te pusieras demasiado descarada.
Había oído la risa descarada de su hermana en el aire, casi había sentido sus
delgados brazos envolverse a su alrededor mientras ella apretaba la cara contra su
pecho. Te quiero, Dori. Sólo Kylie se había atrevido a llamarlo Dori, el hábito se formó
cuando siendo niña no podía decir su nombre completo.
También te quiero, renacuaja.
Ahora, cubierto en el olor de la familia, dejó a sus padres riendo y se acercó al lado
de Lucas, iban a cazar a los otros centinelas. Mercy había salido de un turno nocturno
y abrió la puerta con una mirada de mal humor en su rostro cuando la arañaron.
—¿Sabéis que hora…? —Sus ojos adormilados se centraron y entonces gritó de
alegría y saltó sobre Dorian, cambiando a medio salto para rodar con él sobre las
agujas de pino que alfombraban el área fuera de su cabaña.
Gruñendo y mordiéndole mientras rodaban como cachorros, ella seguía
acariciando su rostro, como para asegurarse de que estaba realmente allí. Cuando
cambió a forma humana, su pelo rojo en cascada por su espalda, las lágrimas
surcaban su rostro.
—Tengo fugas —dijo en un tono acusatorio—. Gracias a ti.
Luego envolvió los brazos alrededor de su cuello y lo abrazó con fuerza.

~102~
En el momento en que se reunió con el resto de los centinelas, había sido
empujado varias veces, todos y cada uno de sus compañeros de clan le reconocieron
a simple vista, aunque nunca antes habían visto a su leopardo.
—Son los ojos y el olor —había dicho Vaughn después de eliminar todo el aire de
Dorian con su entusiasta bienvenida, el cuerpo más pesado del jaguar había
derribado al suyo inexperto a la tierra unos minutos antes—. Todavía eres Dorian,
sólo que con una piel diferente.
Sí.
Por fin tenía la capacidad de vivir en sus dos pieles, ser gato y humano. Pero
cualquiera que fuera la forma que tomara, pensó mientras regresaba a su casa,
siempre sería de los DarkRiver... y siempre amaría a Shaya y el niño que ahora era
suyo.
Ambos estaban esperándole en casa, sus ojos idénticos se iluminaron cuando entró
en la habitación. De todos los regalos que le habían dado, este era el más grande y el
más precioso. Leopardo y hombre, hombre y leopardo, su compañera y su hijo eran
su razón para vivir.

~103~
Capítulo 5

Dorian inspiró hondo y cedió al cambio. La agonía y el éxtasis estaban más allá
de lo que podría haber imaginado. Su cuerpo se rompió en mil chispas de luz, y
luego volvió a formarse, le sorprendió nuevamente encontrarse a sí mismo más cerca
del suelo, su cuerpo sobre cuatro patas en lugar de dos pies humanos.

Cuando se movió, todavía tardó un segundo en encontrar el equilibrio. Al menos


ya no se caía de morros, pensó con un gruñido. El sonido hizo que la pantera negra
delante de él le lanzara una mirada interrogante. Dorian sacudió la cabeza a su alfa,
pero los ojos de Lucas chispearon con risa felina.
Si hubieran estado en forma humana, pensó Dorian, Lucas estaría tomándole el
pelo. Todo el mundo pensaba que era divertido que fuera tan torpe en forma de gato
cuando era un francotirador silencioso en su cuerpo humano. Pero había una alegría
profunda mezclada con todas las burlas, una ola casi aplastante de amor en el clan
que no sólo lo había aceptado, sino que le respetaban exactamente como estaba, y
que ahora estaban encantados con su felicidad al ser capaz de liberar a su leopardo.
Gracias a Shaya.
Arqueó la espalda ante el pensamiento de su compañera, un bajo gruñido
satisfecho resonó en su garganta, caminó detrás de su alfa cuando Lucas lo llevó en
un recorrido fácil a través de los árboles. Sólo unos pocos meses atrás ya habría
tropezado con sus patas al menos cinco veces, pero hoy no tenía tantos problemas,
saltaba sobre los troncos caídos con facilidad, incluso utilizó piedras planas para
cruzar una corriente.
Entonces Lucas desapareció en un relámpago negro.
Dorian se congeló.
Esto era algo que él había hecho a los aprendices con demasiada frecuencia, a
pesar de que había estado en forma humana en ese momento. El objetivo del juego

~104~
era rastrear a Lucas dentro de un marco de tiempo razonable, el tiempo dependía del
candidato en cuestión. En el caso de Dorian, en forma humana, Lucas no le daría
cuartel.
Le molestaba no estar tan en sintonía con sus sentidos en forma de leopardo, pero
aún tenía su cerebro. Se quedó muy, muy quieto y dejó que el leopardo subiera a la
superficie. Se había acostumbrado a controlarlo tanto durante el primer mes que
había tenido verdaderos problemas para dejarse ir, hasta que su compañera había
tomado su rostro entre las manos, le había besado a fondo y le había dicho que
quería hablar con su leopardo.
Resultó que su leopardo quería jugar con ella también.
—Tan hermoso —había murmurado ella mientras pasaba esos dedos largos y
capaces por su pelaje mientras el leopardo colocaba su cabeza en su regazo y cerraba
los ojos—. Y tan perezoso.
Él había gruñido entonces, la oyó reír, tanto el hombre como el leopardo en trance
por el sonido. No importaba qué forma tuviera, la amaba, la adoraba. Así de simple,
ella le había hecho entender que él seguía siendo el mismo, incluso cuando el
leopardo tenía prioridad.
Hoy, el gato captó el potente olor de Lucas desde el aire y empezó a correr sobre
las hojas caídas del otoño, sus pasos ligeros y silenciosos. En lo profundo, la parte
humana de Dorian observaba con tranquilo placer que no era tan torpe como había
pensado, ya no. Porque a pesar de que se había visto obligado a vivir dentro de una
piel humana todos esos años, el leopardo no se había rendido nunca. En su lugar,
había aprendido del francotirador.
Hoy viró bruscamente cuando captó el murmullo más pequeño de movimiento a
la derecha, rodó sobre una pesada alfombra de hojas justo cuando un gran leopardo
chocó contra él. El gato dorado y negro le golpeó en un lado, pero Dorian ya había
bailado fuera de su alcance. Gruñendo, se volvió para derribar a su oponente... para
ver a Clay sentado allí mirándolo con pura calma… como si no hubiera tratado de
hacer que Dorian comiera polvo.
Cuando gruñó de nuevo, su compañero centinela puso la cabeza en sus patas y
simuló dormir.
Esto no era el juego del escondite. Esto era una cacería. Y Dorian acababa de perder un
punto.

~105~
El regocijo le atravesó, porque sus compañeros centinelas y su alfa no le iban a dar
manga ancha. Le trataban exactamente como lo que era: uno de ellos.
Con esto en mente, comenzó a moverse con aún más sigilo. Todos los centinelas
eran poderosos, y todos ellos tenían sus propias fortalezas personales. Vaughn, por
ejemplo, era un escalador buenísimo, mientras que Mercy podía ocultarse a la vista
quedándose completamente inmóvil.
Un nuevo olor en su nariz, tan débil que el hombre podría haberlo ignorado. Sin
embargo, el leopardo se congeló... y cambió de dirección, dio la vuelta para rodear a
su presa.
El jaguar que estaba tumbado al acecho en una rama de árbol no lo vio cuando lo
rodeó para situarse debajo del árbol, mirando hacia arriba.
Apunta a mí.
Dio una tos gruñido.
Vaughn giró la cabeza bruscamente, e incluso desde tan lejos, Dorian podía decir
que el jaguar estaba molesto por haber sido atrapado por el “recién nacido”, como a
sus amigos les gustaba llamarlo cuando estaban tratando de volverle loco.
Resoplando descontento, Vaughn caminó por la rama y saltó para desaparecer
entre los árboles. Dorian sonrió por dentro y estaba a punto de volver sobre la pista
cuando fue golpeado de nuevo, esta vez desde arriba. Y no era Vaughn.
¡Mierda! pensó mientras rodaba fuera del camino.
Excepto que su atacante, ella, tenía sus dientes en el pelaje del cuello y no iba a
soltarlo. Retorció el cuerpo y se las arregló para morderle el costado lo suficiente
como para hacer que lo soltara, pero ella estuvo sobre él de nuevo antes de que
pudiera salir del camino, y estaba tratando de ir a por la garganta. Protegiendo la
zona vulnerable agachando la cabeza, se lanzó contra su pecho.
Ella gruñó, pero no dio retrocedió, levantó la pata con las garras fuera para
arañarle el costado.
Mierda.
Las marcas eran ligeras, sanarían en las próximas horas, pero la lucha terminó
porque ella había sacado la primera sangre. Apartándose, él resopló mientras
recuperaba el aliento.
Frente a él, el otro leopardo cambió en una lluvia de chispas para convertirse en
una mujer con el pelo rojo fuego en cuclillas en el suelo del bosque.

~106~
—Ta-ta —dijo Mercy agitando un dedo—. El exceso de confianza es el final de un
hombre.
Cuando Dorian le gruñó, se inclinó hasta que estuvieron nariz con nariz.
—Escucha a tu leopardo, Chico Genio. Deja de pensar. —Le dio un golpecito en la
cabeza—. El gato ha tenido que confiar en ti toda su vida, pero tú nunca has tenido
que confiar en él. Si puedes aprender a hacer eso, serás imparable, nunca hubiera
sido capaz de hacer ese salto en forma humana. Pero no puedes pensar como un
humano en forma de leopardo o sólo entorpecerás al animal.
Levantando la cabeza, cambió a su forma de leopardo, el cual resultó ser un poco
más pequeño que el suyo. Mientras la observaba alejarse, su cola curvada con pereza,
él consideró sus palabras. Seguro que se había rendido al gato, pero… mientras que
la astucia del gato le había permitido acercarse sigilosamente a Vaughn, había usado
mayormente su mente humana, sin confiar en los instintos del leopardo.
Para un hombre que había construido su vida en torno a la palabra “control”,
pedirle que cediera era un infierno.
¡Deja de luchar contra él! ¡Dorian, por favor!
Su compañera le había dicho esas palabras la primera vez que cambió. Aturdido y
en estado de shock, y tan enamorado de ella que dolía, había hecho lo que le pedía. Y
se había sentido... como regresar a casa.
Flexionando sus garras en el suelo, alcanzó el vínculo de compañeros, en busca del
amor que sólo se había vuelto más fuerte con el paso de los días. Leopardo y hombre,
ambos se aferraron a él como a un salvavidas cuando una vez más hizo lo que su
Shaya le había pedido.
Se rindió.
Una explosión de olores y sonidos, texturas contra su piel, tantos ruidos que
explorar que amenazaban con abrumarle. El hombre empezó a abrirse paso para
tomar el control.
¡Dorian, por favor!
La voz de Shaya de nuevo desde aquel fatídico día, recordándole que él era el
leopardo y el hombre a la vez y este era el parque de juegos del leopardo.
La parte humana de Dorian retrocedió.
El leopardo respiró hondo, separó los olores importantes de los no tan
importantes, aunque se detuvo a considerar perseguir un conejo, y empezó a correr

~107~
detrás de Lucas. Dorian sintió que su corazón, el de los dos, bombeaba con euforia,
sus músculos se flexionaban, su pelaje ondulaba al viento cuando el leopardo, su
mente aguda, astuta y furiosamente inteligente, captó el rodeo de Lucas y cambió de
dirección para que pudieran pillarle desde arriba.
El orgullo floreció en el corazón del leopardo, mientras pensaba en contarle a su
compañera su habilidad, la imaginó acariciando su pelaje con esos largos dedos
capaces y diciendo:
—Hermoso. —Más tarde, después de que casi lo hubiera puesto en estado de
coma con sus caricias, ella se reiría y murmuraría—, perezoso.
El leopardo se detuvo y olfateó. Y retrocedió.
Trampa, pensó el hombre cuando Dorian salió a la superficie, y eso fue todo lo que
necesitó decir cuando cambiaron de nuevo, bordeando el peligro. Seis trampas más
tarde, tanto el hombre como el leopardo gruñían a sus compañeros de clan. Había
evitado la cuerda de la ropa, el cable trampa, y otros dos, pero habían logrado
volcarle en una piscina de barro viscoso y romper con éxito una rama de manera
dolorosa en su rostro. Con su pelaje enmarañado y la nariz dolorida por el truco, con
el que su leopardo estaba más molesto porque no lo había sentido, casi se dirigió
directo a un pozo.
Deteniéndose con una pata en el borde del agujero disimulado en el suelo del
bosque, no retrocedió, sino que fue a la derecha, al bosque, detrás del olor de Lucas.
El instinto le dijo que su alfa había creado esta trampa mientras que los otros le
habían estado manteniendo ocupado. Mirando fijamente los árboles, el leopardo
pensó, Hmm, y luego saltó.
Dorian no supo cuál de ellos era el más sorprendido cuando terminaron en la
rama con un solo salto. Por un momento, el leopardo se retiró, sorprendido por su
propia habilidad, y el hombre tomó el control. Mirando a su alrededor, se dio cuenta
exactamente de lo que había hecho su alfa. Un segundo más tarde, el leopardo
volvió, contuvo la respiración y comenzaron a correr a lo largo de la ruta aérea de los
árboles, siguiendo a Lucas desde arriba, porque Luc le había subestimado.
Y la nariz de Dorian seguía doliendo lo bastante para deleitarse en saltar sobre su
alfa desde su escondite en las ramas. Luego tuvo aún más placer al asegurarse de
mancharlo con la mayor cantidad posible de lodo antes de soltarlo.
Un destello de luz y color y luego un muy sucio Lucas estaba sentado allí con el
ceño fruncido.

~108~
—Maldita sea, Dorian. Esta cosa apesta.
El leopardo satisfecho, Dorian cedió al cambio de nuevo, su cuerpo humano
cubierto de lodo cuando volvió a tomar forma, el pelo de punta. El cambio hacía que
la ropa se desintegrara como un reloj, pero era un juego de azar si un único cambio
podía lograr que se deshicieran de las manchas normales o tintes o las cosas que se
pegaban al cuerpo. A veces un cambio y se había acabado todo, y en ocasiones se
necesitaban seis cambios para conseguir estar aunque sea parcialmente limpio.
Hoy estaba claro que no era un día de suerte para Lucas o Dorian.
—Te lo mereces —le dijo Dorian a su alfa.
—No fue idea mía —murmuró Lucas— . Se le ocurrió a Nate. Quería unirse a
nosotros aunque no pudimos cambiar la reunión de hoy fuera del estado.
Una risa femenina desde la derecha.
—Tienes una raya en la cara, Rubito. ¿Te estás convirtiendo en tigre?
Dorian clavó a Mercy con una mirada con ojos entrecerrados.
—Sé que fue tu truco.
Ella le lanzó un beso antes de cambiar a la forma animal y trepar para tumbarse en
una rama mientras Vaughn y Clay merodeaban en los árboles. Vaughn cambió,
mientras que Clay se enroscó a los pies del árbol de Mercy.
—Tenía la esperanza de que cayeras en el pozo —dijo el centinela de cabello color
ámbar con una sonrisa—. Le dije a Luc que pusiera una hilera de pieles de plátano y
manzanas blandas, incluso los escondí para él.
Cerrando los ojos, Dorian se limpió un poco de barro que se le pegaba a un
párpado, enseñando a Vaughn el dedo con la otra mano. Tardó un segundo en darse
cuenta de que el otro centinela no había respondido. Mirando hacia arriba, vio que
Vaughn y Lucas habían cambiado de nuevo a forma de animal. Le dieron un instante
para completar su propio cambio… y luego los cuatro se lanzaron sobre él como
gatitos crecidos.
Sobresaltado, mantuvo sus propias garras envainadas y fingió luchar con ellos.
Y entonces, cuando Vaughn lo empujó a un lado y Mercy se puso de su lado para
que pudieran intimidar al jaguar, mientras que Clay y Lucas se quedaban allí con risa
felina en sus ojos, comprendió.
Nada de favores especiales.

~109~
Sin esperar nada menos de él.
No le consideraban cualquier cosa menos capaz.
Era un centinela. Era uno de ellos. Siempre lo había sido. Siempre lo sería.
Una oleada de amor bajó por el vínculo de compañeros, como si su compañera
hubiera sentido su júbilo. Riendo mientras él y Mercy lograban sujetar a Vaughn,
sólo para ser atacados por Clay, que había decidido convertirse en traidor, Dorian
pensó que su compañera sin duda le ayudaría a idear algo más “nauseabundo” que
un pozo de lodo apestoso o una rama rota.
Y luego dejó de pensar y dejó que el leopardo jugara.

~110~
COMPAÑEROS EN LA PERSUASION

~111~
Capítulo 1

Felix levantó la vista de donde estaba comprobando una fila de arbolitos


plantados por un juvenil y se encontró en el blanco de una sonrisa impresionante.
Brillantes ojos verdes, su pelo en un millón de finas trenzas, y su piel color bronce
espolvoreada con oro, ella era más hermosa que cualquier mujer que hubiera visto
nunca. También era un soldado DarkRiver de alto rango que probablemente sería
centinela en el próximo año o dos, si creías los rumores entre clanes.
Ella levantó una mano y movió los dedos, con los ojos brillantes.
Ruborizado, Felix bajó la mirada hacia la planta que estaba revisando. El juvenil
había hecho un buen trabajo, pero el chico era nuevo en esto... y aún podía sentirla
mirándole. Mirando por debajo de sus pestañas un minuto más tarde, se encontró
con sus piernas enfundadas en cuero alejándose, por lo que levantó la vista por
completo. Estaba hablando con Hawke, el alfa de Felix había venido a ver cómo iban
las cosas con la plantación del área que había sido diezmada durante la batalla contra
los Psi Puros.
El nombre de la hermosa soldado de ojos verdes era Desiree y, a diferencia de
Felix, era un leopardo cambiante. Los gatos estaban echando una mano para ayudar
a mantener el área segura durante la replantación, la parte del bosque que había sido
destruida durante la lucha contra los Psi Puros estaba ahora tan abierta que serían un
blanco fácil. Al igual que en los otros lobos en los SnowDancer, Felix había tardado
un tiempo en acostumbrarse al hecho de que ahora su clan tenía un vínculo de
sangre con los leopardos, los cambiantes felinos eran tan bienvenidos en su territorio
como los lobos en el territorio de menor elevación de los DarkRiver. Por supuesto,
todavía era considerado cortés preguntar si te topabas con un centinela, un
depredador a otro.
Riendo de algo que Hawke había dicho, Desiree asintió y dijo adiós al alfa. Hawke
ya había hablado con Felix, por lo que el otro hombre simplemente le saludó antes de
irse. Lo que dejaba solamente a Felix y Desiree en esta sección. Felix había querido

~112~
pasar algún tiempo extra preparando el suelo para la siembra del día siguiente
después de que todo el mundo se hubiera ido, todo el mundo, es decir, excepto el
turno de seguridad nocturno.
—Eh. —Botas acercándose por el otro lado de las plántulas que estaba revisando—
. Soy Desiree.
Felix sabía que tenía que ser educado, responder con su propio nombre, pero el
dominio de Desiree era tan abrumador que su lobo se estremeció, listo para huir. No
importaba que ella fuera leopardo en lugar de lobo, era un depredador mucho más
fuerte que él y su lobo lo sabía.
Inclinando un poco la cabeza hacia un lado, las trenzas cayeron por encima del
hombro, ella trató de llamar su atención.
—No muerdo. Bueno, no hasta que me lo piden, de todos modos.
Él sintió su piel calentarse otra vez. Maldición. Había trabajado en el mundo de la
moda de alta costura, tratado con un montón de personalidades fuertes sin
problema. Por supuesto, ninguno de ellos había sido una mujer leopardo
asombrosamente hermosa que le daban ganas de tocar cuando sabía que sería una
muy, muy mala idea. Los dominantes comían sumisos como él vivos para el
desayuno, y luego tenían hambre para el almuerzo.
Una pausa antes de que Desiree se pusiera de pie.
—Dejaré que vuelvas a tu trabajo.
Felix la vio alejarse, su cuerpo esbelto con músculos, y tuvo el fuerte deseo de
patearse. Quería hablar con ella, quería conocerla… pero había pasado por eso antes.
Dios, había sido un chico tan estúpido, tan enamorado de una dominante que había
estado de visita desde otro clan de lobos, que había estado dispuesto a renunciar a
todo por ella, incluyendo su primer gran contrato de modelo.
Pero después de su sincera confesión de amor, cada parte de él vulnerable y
expuesta, ella le dio una palmada en la mejilla, le besó y le dijo:
—Lo siento, cariño. Eres magnífico y un encanto, pero necesito un dominante
como compañero.
La cuestión era que ella no había tenido intención de hacerle daño. Ella realmente
había creído que estaban simplemente compartiendo privilegios de piel íntimos
como amigos y que Félix entendía los hechos de la vida: que mientras los dominantes
a menudo se emparejaban con sumisos, por lo general era un macho dominante con

~113~
una sumisa femenina. La dirección opuesta era mucho más rara, y en cuanto a las
hembras dominantes leopardo, nunca había oído hablar de ello. Eran tan salvajes e
independientes que necesitaban un obstinado macho fuerte para empujarlas a una
relación a largo plazo, y mucho menos un emparejamiento.
El cortejo de Riley sobre Mercy era el ejemplo perfecto. La centinela leopardo
había llevado al teniente lobo a una alegre persecución. Fascinado y encantado por
ellos, Felix lo había observado desde la barrera, junto con el resto del clan, pero ese
tipo de baile no estaba en su futuro. Él sería un compañero maravilloso, lo sabía. Era
leal, bueno con las manos y adoraba a los niños. Sin embargo, esa relación no sería
con una hembra dominante.
No importaba lo guapa que fuera.
Había terminado con que le usaran.

* *
Desiree se apoyó contra un árbol lo suficientemente lejos en las sombras del
bosque que rodeaba el área denudada que ese experto hortofrutícola SnowDancer no
podía verla, y le observó. Alto, musculoso, cabello castaño y espesas pestañas con
ojos marrones, tenía manos fuertes que tocaban las plántulas con cuidado
competente, su expresión intensa.
Se había arremangado las mangas de la camisa de trabajo justo por debajo de los
codos, exponiendo la piel dorada con poderosas venas marcadas debajo. Su piel le
daba ganas de lamerle, sus manos le daban ganas de sentir su calor fuerte y calloso
sobre la piel. Su toque sería áspero, a fondo, sin prisas. Tembló sólo de pensarlo.
Primero, sin embargo, tenía que conseguir que hablara con ella.
Su gata se estiró en su interior, el pelaje frotándose contra el interior de la piel.
También estaba fascinada por el hombre que trabajaba entre los árboles recién
plantados con tal concentración y tranquilidad. No era su aspecto lo que primero
había atraído su atención, aunque el hombre era certificablemente caliente, era su
forma de trabajar con las plantas. Lo había observado sin que él se diera cuenta
durante más de una hora, le había visto manejar las frágiles plantas de semillero con
una suavidad impresionante.
Sin embargo, las mismas manos que habían hecho eso también habían levantado
una bolsa de cuarenta y cinco kilos del suelo como si no pesara nada.

~114~
La combinación de fuerza física bruta y la dulzura increíble era profundamente
atrayente. Añade el claro respeto con el que mandaba incluso a los hombres y
mujeres más duros de los SnowDancer, y había algo en este lobo de ojos marrones
que hacía que el leopardo de Desiree caminara dentro de su piel, queriendo
saborearlo.
Alzó la mirada ante el saludo de una teniente SnowDancer en ese mismo
momento.
Una Indigo con vaqueros y camiseta se puso en cuclillas junto a él un momento
después, su largo cabello negro recogido en una coleta, y los dos cayeron en una
conversación fácil. Incluso se rio en respuesta a algo que la teniente lobo dijo. Por lo
tanto, no estaba preocupado por hablar con hembras dominantes. Era
específicamente Desiree con la que no quería hablar. Eso la dejaba en un dilema.
Leopardo o lobo, algunas reglas estaban escritas en piedra.
Si un sumiso decía o incluso daba a entender que no, un dominante retrocedía.
Inmediatamente.
Los sumisos simplemente no tenían la habilidad de luchar contra un dominante,
sobre todo cuando se trataba de una agresión sexual por parte de alguien en quien
confiaban, un compañero de clan o un aliado. El sumiso simplemente se pondría más
y más incómodo y angustiado. Desiree frunció el ceño, odiaba la idea de poder hacer
daño al hermoso hombre con las manos cuidadosas. No quería hacer eso, sólo quería
conocerlo. Un intento más, se dijo, y si él dejaba claro que no quería nada con ella,
reprimiría su necesidad de tocarle y no discutiría.
Ese pensamiento estuvo siempre presente en su mente la noche siguiente, cuando
se dio la vuelta antes de la puesta del sol para hacer un turno de seguridad. Le
gustaban los turnos nocturnos aquí arriba, era tranquilo, y gracias a la considerable
área que tenían que patrullar, rara vez se topaba con otros soldados. Desiree no era
una solitaria, pero era lo bastante felina para disfrutar de un toque de paz y
tranquilidad a veces, especialmente cuando el cielo estrellado nocturno era tan
impresionante como en lo alto de Sierra Nevada.
No es que el cielo fuera el foco de su atención esta noche.
Felix, sin embargo, no estaba por ningún lado. No había tardado mucho tiempo en
averiguar su nombre, todo lo que había tenido que hacer era involucrar a uno de sus
compañeros de clan en la conversación y había saltado de manera natural, ya que
Felix estaba a cargo de toda esta operación de siembra. Retorciendo los labios ante la
decepción de no verlo, dejó el regalo que había traído con la esperanza de que

~115~
sirviera para romper el hielo y se fue para hacer un barrido de seguridad de su
sección.
Después de la forma en que los clanes habían sido atacados, nadie quería correr
ningún riesgo. Desiree había luchado en el propio San Francisco, había ido contra los
atacantes Psi Puros en el combate cuerpo a cuerpo, pero había sido más brutal aquí.
La razón de la tierra despojada, sin embargo, era un poder violento que había
salvado las vidas de los soldados SnowDancer y devastado el enemigo.
La compañera de Hawke, pensó Desiree, era un infierno de mujer.
Cuando terminó su barrido, encontró su regalo exactamente donde lo había
dejado. Con un suspiro, se apoyó en un árbol... y se enderezó casi inmediatamente.
Allí estaba él, en el mismo borde de la zona de plantación actual, utilizando una pala
para remover un poco de tierra. Había notado eso sobre él, aunque era técnicamente
el jefe aquí, le gustaba ensuciarse las manos.
A punto de dirigirse hacia él con su regalo, miró a su alrededor para asegurarse de
que no había nadie más cerca. No era que no quisiera que la gente supiera que le
estaba cortejando, diablos, era tan posesiva como cualquier dominante y lo deseaba.
Pero podría hacer que se sintiera incómodo. Sólo cuando estuvo segura de que la
costa estaba despejada, se adelantó, manteniendo su paso tranquilo para que no se
sintiera perseguido.

* *
Felix acababa de inclinarse para plantar un esqueje en el nuevo agujero que había
hecho cuando se le erizó el vello de los brazos, el olor en el aire a especia de limón y
algo más salvaje, más felino. Se le calentó la piel, se mantuvo ocupado usando las
manos para sacar un poco más de tierra y ponerla a un lado.
Ella se agachó frente a él como había hecho antes, pero en vez de hablar, colocó un
pequeño bote entre ellos. Tenía forma de barco con un esmalte color azul pálido y
había plantado un pequeño y bonito árbol de arce. No pudo evitarlo, alargo la mano
para tocar las hojas del bonsái. No tenía nada tan impresionante en su colección,
había empezado a aprender el arte el último año.
—Lo siento. —Fue un tranquilo murmullo femenino.
Levantando la cabeza, se encontró con el verde sorprendente de su mirada
durante una fracción de segundo antes de romper el contacto visual. El contacto

~116~
visual dominante-sumiso era difícil de mantener en el mejor de los casos para un
sumiso, más aún cuando había deseo sexual involucrado.
—Por venir de forma tan agresiva ayer —añadió ella con esa voz con su ligero
borde ronco que hacía que su piel picara—. No fue mi intención hacer que te sintieras
incómodo. Mi única excusa es que quería llegar a conocer al hombre que persuade a
toda esta zona a volver a la vida.
Su lobo se agitó, a la parte humana le intrigaba que ella hubiera mencionado su
habilidad hortícola en lugar de su aspecto. Sabía que tenía buen aspecto, no era algo
para estar orgulloso, no era algo que hubiera logrado él mismo. Era suerte genética.
Pero esto, ¿las plantas, la tierra? Se lo había ganado a través de trabajo duro.
—Si quieres que retroceda, lo haré. —Fue una declaración solemne—. Espero que
te guste la planta, uno de los otros soldados mencionó que tenías árboles en
miniatura y pensé que debían ser bonsáis. Mi padre tiene. —Esperó un segundo
antes de levantarse y él supo que ella había tomado su silencio como respuesta.
Desiree no le molestaría de nuevo.
—¿Se lo has quitado? —dijo antes de poder detenerse.
Hubiera sido mucho más sensato dejarla ir, pero no podía soportar la idea de que
ella creyera que no la encontraba atractiva. Había oído eso, que bajo sus pieles duras,
las hembras dominantes leopardo eran susceptibles a cosas así. No importaba lo
mucho que quisiera protegerse a sí mismo, no quería hacerle daño.
Una sonrisa que podía escuchar en su voz cuando volvió a bajar en cuclillas, los
pantalones vaqueros que llevaba hoy tensos sobre sus muslos.
—Sí. En realidad me lo dio para mi cumpleaños. He estado aterrada de matarlo
todo el mes que ha estado en la mesa de mi cabaña, juro que esa cosa me persigue en
mis pesadillas.
Él curvó los labios.
—¿No lo echará en falta tu padre cuando te visite?
—En realidad, estoy bastante segura de que lamenta habérmelo dado. —Amor
evidente en su tono al hablar de su padre—. Es uno de sus bebés, ya sabes.
Felix asintió, atareado en sus propias plantas.
—Creo que sería mucho más feliz al saber que está contigo. —Sus trenzas le
rozaron los muslos cuando se movió un poco—. El otro día estaba hablando acerca
de cómo aprueba el plan que has ideado para reforestar esta región.

~117~
Felix frunció el ceño. Los alfas de ambos clanes eran conscientes de sus planes, por
supuesto, pero más o menos la única otra persona que tenía un conocimiento
detallado de los planes era el guardabosques DarkRiver encargado general de la flora
en el territorio del clan de leopardos. Corpulento, con el pelo negro y muy rizado
veteado con algunas hebras de gris, Harry era un amable gigante.
—¿Harry es tu padre?
—Sí.
Eso significaba que Meenakshi, la pequeña ex bailarina clásica que era la
compañera de Harry, y que se había dejado caer por sorpresa una semana antes, era
la madre de Desiree. Se preguntó que pensaban sus padres de su hija dominante,
pero eso era una pregunta muy personal y no iba por ese camino con Desiree.
—Entonces… —Desiree tendió una mano—. ¿Amigos?
Felix tenía tierra en las manos, no llevaba guantes porque le gustaba la sensación
de la tierra. Utilizó la excusa para no tocarla. Los privilegios de piel eran importantes
y no querían iniciarlos con Desiree... porque tenía miedo de que una vez que
comenzara, no pudiera parar. Y la línea tenía que ser trazada aquí y ahora.
—Amigos —dijo, dándole un vistazo rápido antes de bajar la mirada.
Ella se quedó con él durante unos minutos más, preguntando por la siembra y los
árboles, preguntas que no molestaban a su lobo y que podía responder con la misma
profundidad como su interés por ella. Una vez más, la vio irse, una mujer fuerte,
inteligente y sensual que solamente le vería como una bonita distracción. Cuando
llegara el momento de elegir compañero, iría a por alguien más fuerte, alguien
dominante, alguien que era todo lo contrario que él.

~118~
Capítulo 2

El área de siembra estaba bastante lejos de la guarida SnowDancer, pero Felix


había decidido correr a casa hoy, su lobo necesitaba estirarse. Desnudándose en el
cobertizo del jardín, puso la ropa a un lado y cambió. Agonía y éxtasis, agudo placer
unido al dolor, su piel de lobo se transformó en los millones de partículas de luz que
una vez había sido su forma humana. Luego se sacudió la piel para colocarla, marrón
claro con manchas blancas.
Sus compañeros de clan se burlaban de él diciendo que su pelaje era tan bonito en
forma de lobo como su cabello en forma humana. Algunos de ellos incluso habían
amenazado con peinarlo y trenzarlo. Conocía esas burlas, había crecido con ellas, y se
las devolvía igual de malvadas a sus amigos a su vez. Drew, uno de los peores, se
había tomado alegremente las burlas de Felix durante el tiempo en que el otro
hombre había estado ostentosamente, y en un primer momento sin éxito, cortejando
a Indigo.
Cuando salió al aire fresco de la noche, consideró lo que Drew habría hecho si
Desiree se hubiera acercado a él cuando estaba soltero. No hablarían de plantas, eso
seguro. El lobo de Felix gruñó, y la parte humana de él hizo una mueca ante el duro
recordatorio. El hecho de que no fuera dominante no quería decir que no tuviera
valor. Cada miembro SnowDancer tenía valor. Por eso era un clan tan fuerte y
estable.
No podía permitir que su respuesta reticente a la soldado leopardo lo liara de
nuevo después de los años que había pasado recomponiéndose después de la última
vez que había jugado con una dominante. Se hundió profundamente en la mente del
lobo, dejó que el animal tomara el control y caminaron con cuidado por la superficie
plantada… para captar un rastro perfumado con especias a limón que contenía un
tono más salvaje.

~119~
Desiree había pasado por allí durante su vigilancia y se sintió tentado, sólo por un
segundo, a seguirla, descubrir si ella le encontraba tan intrigante en esta forma como
hacía cuando era humano. Luego volvió en sí y se dirigió a casa, el pequeño bonsái
que le había dado instalado a salvo en la caseta de jardín para la noche. Se lo llevaría
a casa en el camión mañana.
Esta noche, corrió bajo un cielo que se oscurecía con remolinos tenues de vívido
naranja y rojo. Los colores se desvanecieron durante su carrera y las estrellas
empezaban a aparecer cuando se acercó a la guarida. Disminuyendo la velocidad
para sentarse en el borde de una cascada, alzó la vista y miró las estrellas brillar a la
vida como diamantes congelados, y cuando lo salvaje de su naturaleza quiso cantar a
esas estrellas, levantó la cabeza en un aullido que fue respondido desde otras partes
del territorio.
La canción que siguió fue música pura y primigenia.
Casa. Familia. Amigos.
Con el lobo contento y el hombre aún más, Felix volvió y cubrió la distancia final a
la guarida. Caminó a su alojamiento en forma de lobo, habría entrado usando el
interruptor de presión especial construido abajo en la puerta, pero su hermana de
dieciséis años estaba en el pasillo y se acercó corriendo para arrodillarse junto a él.
—Felix —dijo y lanzó los brazos a su alrededor, frotó la cara en su pelaje, como si
no lo hubiera visto desde hacía años.
Devolvió el afecto, Madison era un miembro querido de su pequeño clan familiar
que existía dentro del clan SnowDancer más grande. Tantos años más joven que él,
Maddy siempre había sido un cachorro en la mente de Felix, un cachorro del cual era
profundamente protector. Pero incluso cuando ella se echó hacia atrás, con los ojos
brillantes del mismo color que el suyo, y empezó a contarle todo acerca de un nuevo
proyecto, vio la fuerza en ella, sintió la dominancia en ella.
Su delgada hermana pequeña se estaba convirtiendo en un soldado, pero sabía sin
lugar a dudas que nunca intentaría usar su dominio en su contra. Eso rompería los
lazos de confianza y de familia. Esos lazos habían tardado toda una vida en
formarse… y tal confianza no era un regalo fácilmente entregado a un extraño.
—Odio los deberes de historia. —Maddy puso los ojos en blanco, luego se inclinó
para susurrarle—: ¿Puedo esconderme en tus habitaciones para que papá no me
obligue a hacerlos?

~120~
Felix le mordió suavemente la punta de la nariz en respuesta, su jerarquía familiar
escrita en piedra. Ella sería su hermana pequeña siempre. Y él era su hermano
mayor. Haciendo una mueca, ella se frotó la nariz, su labio inferior tembló. Él gruñó,
acostumbrado a sus trucos.
Ella le sacó la lengua.
—Bien, bien. Me voy a casa a leer sobre historia tan antigua que debería tener
telarañas. —Otro abrazo salvajemente cariñoso antes de que se pusiera en pie—. Si
me pierdo, es probablemente porque me convertí en un esqueleto. Le diré a mamá y
papá que has dicho hola y que me echaste sin pensar en mi corazón herido.
Con el lobo resoplando de risa ante sus dramas, la observó bajar por el pasillo, una
grácil niña morena con una falda corta, botas muy gastadas y un suéter holgado, una
niña que todavía no había alcanzado su altura completa de adulto, la falda rosa
vaquera no había sido tan corta cuando la pidió por su cumpleaños. Apostaba que
los mismos genes que le habían dado su metro noventa de altura, le darían a Maddy
por lo menos el metro setenta y cinco.
Sonriendo ante la idea de lo molesta que estaría de nuevo una vez que creciera lo
suficiente para que no le valiera su ropa favorita, apretó la pata contra el interruptor
de presión para abrir la puerta. Una vez dentro, cerró la puerta y cambió de nuevo a
su forma humana en una fractura de luz y éxtasis doloroso. Se estiró mientras
caminaba hacia el baño, más que listo para una ducha.
Mientras se lavaba el sudor y el polvo del cuerpo, comenzó a pensar en los olores.
Se preguntó a que olía para una gata, probablemente a suciedad y plantas. No era
sexy, pero él era quien era… y Desiree parecía verle, al menos. El bonsái había sido
un regalo. No sólo se había tomado la molestia de averiguar que le gustaba…
—Ya basta —se dijo en el espejo después de sacarse—. No vas a meterte en nada
con ella. —Los ojos oscuros de Carisma habían sido dominantes, inteligentes y
también sexy, le había cortejado con regalos y afecto.
El desmañado joven de dieciocho años que había sido había caído en la trampa
con anzuelo, sedal y plomada.
—Me engañaste una vez —dijo en voz baja y con el ceño fruncido, vestido con
vaqueros y camiseta blanca antes de dirigirse a una de las salas comunes para
agarrar la cena.
—¡Felix! ¡Felix!

~121~
Con una sonrisa profunda que le cruzó la cara, agarró al niño que corría hacia él.
Ben no dudó en enganchar un brazo sociable alrededor de los hombros de Felix
mientras éste le acomodaba en su cadera y seguía caminando.
—Hueles a jabón —anunció el niño—. ¿Tu madre te ha hecho tomar un baño? —
Era una pregunta hecha con lástima.
Los hombros de Felix se sacudieron.
—Estaba sucio de plantar árboles —dijo a través de la risa del lobo.
—¡Yo me ensucié al caer en un charco de barro hace dos días! —anunció Ben
alegremente, su sedoso cabello castaño oscuro brillaba bajo las luces de la guarida
que hacían la transición automática desde la luz solar simulada a un brillo más suave
que decía a los que estaban dentro que la noche había caído.
—¿Sí? —dijo en respuesta a la historia de Ben—. Apuesto a que tuviste que tomar
un baño.
—¡No! ¡Hawke me tiró al estanque para limpiarme! —El entusiasmo de Ben era
contagioso—. Eso fue mucho mejor que un baño.
Felix besó la coronilla de Ben, su lobo ya consciente de que el niño crecería para
ser fuerte, feroz también. Era fácil saberlo con algunos de los más pequeños, incluso
antes de que ellos mismos se dieran cuenta. En este momento, sin embargo, Ben era
un niño muy pequeño, y como todos los niños en la guarida, confiaba en Felix sin
dudar. Los sumisos tenían ese efecto en los miembros más vulnerables de su clan,
razón por la que se encargaban de la evacuación de los cachorros cuando era
necesario.
—¿Saben tus padres que estás aquí jugando? —preguntó, consciente de que Ben
tenía una vena curiosa de un kilómetro de ancho.
—Aja. Mamá está con Lara por allí. —Hizo un gesto en dirección a la sala común,
a donde se dirigía Felix—. ¡Ha hecho tarta! Y pude comer el primer trozo. Era muy
grande e incluso estropeó mi cena, pero mamá dijo que estaba bien por esta vez.
Al llegar a la puerta, Felix vio que el pastel estaba en proceso de ser devorado por
los que estaban en la sala.
—Eh —dijo cuando Drew fue a por un segundo trozo, después de haber devorado
uno mientras Felix observaba.
El otro hombre le miró con ojos azules entrecerrados, la luz más brillante en esta
habitación captaba reflejos de cobre en el espeso castaño de su pelo.

~122~
—Lucharé contigo por el trozo. —Extendió el puño de la mano para piedra, papel,
tijeras.
Resoplando, Lara agarró el último trozo y se lo entregó a Felix, sus suaves rizos
negros rebotaron alrededor de su cara de huesos finos, con los ojos de color marrón
rojizo claro y su piel con un bronceado oscuro natural.
—Come antes de que decida saltar.
—Por favor. —Drew tiró de uno de sus rizos, la piel dorada de su brazo marcada
por unos arañazos finos que significaban que probablemente había estado jugando
un poco con los cachorros—. Tengo modales.
—De leopardo — dijo otro soldado con una sonrisa maliciosa, las migas en su
camiseta le decían a Felix que había conseguido un trozo de la tarta gratis.
—¡Los leopardos son agradables! —dijo Ben con lealtad, que tenía dos buenos
amigos e igualmente traviesos en los DarkRiver.
Suspirando, Drew sacudió la cabeza.
—Tan joven y ya corrompido.
—Voy a decirle a Mercy que dijiste eso —amenazó Felix y se sentó a la mesa con
Ben en su regazo.
—Mercy no cuenta. Es una loba honoraria. —Drew se repantigó en la silla frente a
él, sonriendo su agradecimiento cuando la madre de Ben, Ava, les llevó un poco de
café, después de haber ido al otro lado para rellenar la taza de Lara y la suya propia.
—¿Spence está al cargo del bebé? —preguntó Felix a la mujer maternal, cuyos ojos
y cabello oscuro eran idénticos al de su hijo.
La sonrisa de Ava tenía amor, afecto y orgullo a partes iguales.
—La está mostrando a un par de sus amigos fotógrafos que están de visita desde
el otro lado del territorio.
—¡Mercy no es un lobo! —dijo Ben de pronto, su ceño fruncido y su pequeño
rostro arrugado mientras pensaba—. Es un leopardo. La vi. Es toda dorada con
manchas.
Felix de repente se preguntó qué aspecto tendría Desiree en su forma de leopardo.
Ella era tan elegante y peligrosamente sensual en su forma humana que sin duda,
sería hermosa como gata.
—Ten —susurró a Ben, dándole furtivamente un trozo de tarta.

~123~
Riendo, el niño se lanzó hacia su madre, pero Ava sólo sonrió y se estiró para
ponerlo en su regazo.
—¿Qué haces, mi pequeño demonio de las tartas? —Unos mimos, un beso y la risa
de Ben llenó el aire.
Felix sonrió, su lobo miraba a través de sus ojos. Esto era lo que quería. Una
compañera, cachorros que proteger y amar, una mujer que viera valor en él, no
simplemente un cuerpo al que quisiera follar. Perdió el gusto por la tarta ante ese
duro recordatorio y empujó el resto del trozo a Drew. El otro hombre le dio una
mirada con el ceño fruncido, pero no dijo nada. No entonces.
Veinte minutos más tarde, los dos estaban solos en la sala común y Drew se
inclinó hacia delante.
—¿Que pasa?
Felix masticó el bocado de lasaña que había tomado. Estaba divina, merecía su
plena concentración. Lástima que sus papilas gustativas se hubiera rebelado y de
repente todo supiera a polvo.
—Soy un idiota.
—¿Acerca de algo en particular?
Era duro recordar que Drew era un dominante en momentos como éste, no sólo
un dominante, sino el rastreador del clan, con la tarea de cazar y ejecutar a los
renegados SnowDancer. Era una de las posiciones más peligrosas en el clan.
—Mujeres —murmuró Felix, con la esperanza de que fuera el final.
La sonrisa de Drew era presumida.
—Ah.
—Oh, cállate. —El otro hombre estaba tan felizmente emparejado que Felix a veces
quería arrojarle algo.
Sonriendo, sus ojos lobunos, Drew sacudió la cabeza.
—¿Desiree, eh?
Felix se quedó boquiabierto.
—¿Cómo…?
—Oh, por favor, Felix. Esto es un clan, somos entrometidos.

~124~
Obviamente, uno de los soldados SnowDancer en las patrullas de seguridad
habían visto a Desiree acercándose a él anoche.
—Ella es una dominante.
—¿Y?
Sí, Drew diría eso. Había ido a toda velocidad a por una teniente mayor y más
dominante que él. Había una diferencia crítica, sin embargo. Drew no era, y nunca
sería, un sumiso. Cuando Indigo le gruñía, él le devolvía el gruñido. En la misma
situación, los instintos del lobo de Felix le instarían a desnudar el cuello, presentarse
al depredador letal en la habitación.
Su mano se tensó sobre el tenedor y tomó otro gran bocado para callarse antes de
decir algo estúpido. Drew no se dio por aludido.
—Mira —dijo—, si estás preocupado por si está con alguien, no lo está. Que yo
sepa, Dezi no ha estado saliendo con nadie en los últimos meses.
Dezi.
Por alguna razón, le irritaba que Drew supiera su apodo cuando él no.
—No estoy buscando un amante de corto plazo, Drew —dijo sin rodeos—. Estoy
listo para más. —Había estado preparado la mayor parte de su vida adulta, su
impulso hacia la construcción de un hogar y una familia era muy poderoso.
Sus ojos se encontraron durante un largo minuto, más largo con lo que
generalmente el lobo de Felix estaba cómodo cuando se refería a un dominante, y el
otro hombre asintió.
—Lo entiendo. Dezi no empujará donde no es deseada, ¿le dijiste que no?
Felix bajó la cabeza, comió otro bocado de lasaña... luego admitió su metedura de
pata.
—Acepté su amistad.
Drew gimió, apoyó los codos sobre la mesa para dejar caer su cabeza entre las
manos.
—Maldición, Felix, ya lo sabes. Ella está interesada en ti, y tú sabes cómo se tomará
eso.
Sí, lo sabía. Los dominantes no entendían la sutileza de cuando estaban
sexualmente interesados en alguien. Lo franco no siempre era la mejor respuesta.

~125~
—Se lo diré mañana. Yo solo… no quería herir sus sentimientos —Cerró el puño
bajo la mesa ante esa mentira.; la fría y dura verdad era que había querido hablar con
ella, quería oír esa voz ronca sobre su piel mientras ella le preguntaba sobre su
trabajo en el que parecía tener un interés genuino.
Recordó que Carisma también, le había hecho preguntas como esas al comienzo.
Más tarde se dio cuenta de que le había seguido la corriente. Había derramado sus
sueños en sus manos, y todo lo que le había dado a cambio fue una palmadita en la
mejilla y un beso de despedida antes de ir a emparejarse con un compañero soldado.
Sí, de ninguna jodida manera iba a pasar por eso otra vez.

~126~
Capítulo 3

Desiree estaba entusiasmada con un hombre por primera vez en lo que parecía
una eternidad. Había atravesado su fase joven y salvaje como la mayoría de las
hembras leopardo, pero eso había sido hacía años. Aunque tocar era tan importante
para ella como para cualquier cambiante, se había abstenido de privilegios de piel
íntimos durante largos meses solitarios. Simplemente no había nadie con quien
quisiera estar, y aunque los amigos se habían ofrecido a ayudarla a aliviar su hambre
de contacto, los había rechazado.

No había nada malo en estar con un amigo, en encontrar consuelo en los brazos
del otro, piel con piel como su alma ansiaba, pero quería más. Felix... Había algo allí,
algo que le hizo sonreír cuando llegó de su turno para encontrarle poniendo su
bonsái en el asiento del pasajero de su vieja camioneta destartalada. El día anterior le
había dolido cuando no se lo llevó a casa, aunque se había dicho a sí misma que no
podía llevarlo en la boca.
Pero, oh, era un lobo hermoso. Había necesitado todo su autocontrol para
mantener la distancia cuando regresó a esta zona por la noche justo a tiempo de verlo
salir del cobertizo en su forma de lupino, había querido tanto pasar los dedos a
través de su pelaje exuberante como quería acariciar su precioso cabello.
—Hola.
Un vistazo rápido desde debajo del abanico de sus largas pestañas, la piel tensa
sobre los huesos dramáticos de su cara. No había rubor en este momento. No, esto
era dura tensión. La sonrisa de Desiree se desvaneció. Parándose a poca distancia, se
apoyó en el costado de la camioneta.
—¿Sucede algo?
Él dejó escapar un suspiro, los hombros rígidos bajo la maltratada camiseta gris
que llevaba, la tela rozaba los planos duros de la parte superior de su cuerpo.

~127~
—No puedo hacer esto. —Palabras intensas y tranquilas.
Un puñetazo en el estómago no podría haberle dado más sorpresa. La chispa entre
ellos, había estado segura de que él también la había sentido.
—¿No te gusto? —Ella no era del tipo de rendirse, tenía que saber si había algo
que pudiera hacer para evitar que se alejara de ella antes incluso de llegar a
conocerlo.
Cuando los pómulos de Felix se ruborizaron y sus dedos se tensaron en el borde
de la puerta abierta, ella se dio cuenta de que había llegado peligrosamente cerca de
usar su dominancia contra él. Mierda, mierda, mierda. Así no era cómo funcionaba,
cómo quería que esto funcionase. La cruda realidad era que un dominante podía
obligar a un sumiso del clan a obedecerle en el plano sexual. Félix no era del clan pero
era un aliado de sangre, estaba lo bastante cerca, su lobo podría obedecerla.
La mera idea hacía que se le erizara la piel.
Apartándose, apoyó las manos en las rodillas, las náuseas le revolvían las tripas en
nudos y la vergüenza le inundaba la boca con bilis.
—¿Dezi? —Un toque cuidadosos en su hombro—. ¿Estás bien?
Manos suaves incluso ahora, pensó. Él nunca sería violento, Felix nunca
desgarraría y arañaría con fuerza. Era lo que siempre había buscado en los amantes
antes, furia primitiva, su leopardo deseaba enredarse con un hombre que fuera su
pareja. Pero hoy, comenzó a tener un indicio de por qué ninguno de los amantes que
había tenido la había dejado realmente satisfecha.
—Lo siento —dijo ella mirando al suelo para no clavar inadvertidamente los ojos
en él y hacerle agacharse—. No quería usar mi fuerza contra ti.
—¿Qué? —Confusión en su voz, su gran mano le acarició la espalda,
tranquilizándola—. No hiciste eso.
—Te estaba empujando.
Él se rió, los ricos sonidos masculinos acariciaron el pelaje del leopardo en el
interior de su piel.
—Avances de noticias, Dezi. Los dominantes hacen eso. Mucho. —Se movió para
agacharse a su lado, la mano grande y cálida todavía en su espalda—. El resto de
nosotros hemos aprendido a manejarlo.
Esta vez, fue Desiree quien le miró a través de sus pestañas, sus ojos se miraron un
instante fugaz antes de que él rompiera el contacto.

~128~
—Por favor, mírame —dijo ella en voz baja—. Necesito saber con certeza que no te
he hecho daño.
La nuez de Adán se movió al tragar, no obstante le sostuvo la mirada durante un
largo segundo. Unos irises de profundo marrón delicioso estaban casi tragados por
sus pupilas. Cuando rompió el contacto otra vez, ella leyó el rubor en los pómulos, la
tensión en sus músculos de una manera diferente.
—Me deseas —susurró ella, con los dedos temblorosos—. Entonces por qué…
Él cerró el puño en su espalda. —
No puedo ser tu juguete, Dezi.
Ella contuvo el aliento.
—Mierda —murmuró Felix—. Eso salió mal. Yo solo… estoy listo para asentarme,
encontrar una amante o una compañera a largo plazo. Quiero cachorros, un hogar y
una familia a la que pueda mimar y adorar. —Levantó la cabeza, sus ojos se
encontraron por otra fracción de segundo—. Sabes que eso no puede suceder entre
nosotros.
Dezi quería discutir con él, pero sabía que tenía razón. Su leopardo se sentía
atraída por la fuerza, el poder. No podía cambiar eso, como él no podía cambiar el
hecho de que necesitaba una compañera que no incomodara o inadvertidamente
asustara a su lobo.
—Maldición. —Fue un suave susurro—. Realmente me gustas.
Ella vio curvarse sus labios, el inferior más lleno que el superior y deseó poder ver
la magnífica totalidad de su sonrisa.
—Tú también me gustas. —Le acarició la espalda de nuevo y dijo—: ¿Amigos? De
verdad.
—Sí... amigos. —El hombre más fascinante que había conocido nunca y no había
manera de que pudiera tenerlo, no sin hacerle daño.

* *
Desiree pateó las agujas de pino caídas en el exterior de la casa de sus padres en
Yosemite, trató de caminar para librarse de su enojo antes de ir a tomar un almuerzo
tardío con su madre. No había tenido un sueño reparador después de su turno, su
cuerpo desgarrado con el deseo sexual primitivo centrado en un hombre al que
simplemente no podía tocar.

~129~
—Vas a hacer un agujero hasta llegar con tu nana y nani en Cachemira si sigues
haciendo eso.
Desiree gimió ante el sonido de esa voz clara con su acento musical.
—Hola, mamá. —Metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones vaqueros,
se encontró con los ojos verdes del mismo tono que los suyos y respondió en una de
las lenguas de Cachemira que su madre le había enseñado siendo niña—. Al menos
de esa manera, podrían visitarnos con mayor facilidad. —Sus abuelos maternos
vivían en una zona remota de la región montañosa.
—No seas tonta, cachorra. Sabes que tu nani nunca soportaría andar por un túnel
sucio. A ella le gusta volar en los aviones. —Pequeña y con el cuerpo de una
bailarina, su piel sedosa morena sin arrugas, Meenakshi deslizó el brazo en el de
Desiree—. Ahora, vamos dentro. Cuéntale a tu madre lo que está mal.
—No pasa nada —murmuró ella, sintiéndose de mal humor y frustrada.
Eso le valió una palmada en el brazo y que le torciera el dedo para que se
agachara. Rindiéndose, Desiree se inclinó y la besaron en la mejilla, la cálida mano de
Meenakshi en la otra mejilla mientras los olores a fuego y agua se mezclaban con las
cosas verdes vivientes que la envolvían. El fuego y el agua era su madre, una criatura
elemental y artística. Las cosas que crecían verdes venían de su padre, los olores de
Harry y Meenakshi entrelazados de forma permanente después de tantos años como
pareja.
El mal humor se alivió cuando el olor a hogar y familia se hundió en sus huesos,
Desiree siguió a su madre a través de los árboles a la casa donde había crecido.
Meenakshi le hizo un gesto para que se sentara a la mesa de la cocina y sacó una
sartén. No era la mejor cocinera del planeta, pero le hizo la tortilla con especias que
Desiree adoraba, con chiles en rodajas, cebolla, una ramita de cilantro... y montones
de amor.
Era exactamente lo que necesitaba hoy.
Poniéndola delante de Desiree junto con un pequeño cuenco de arroz humeante,
su madre dijo:
—Necesitas hidratos de carbono, así como proteínas. Come. —Puso un plato de
frutas cortadas en la mesa para después.
Sentada con un bágel tostado en el que untó queso crema para su propio
almuerzo, Meenakshi suspiró.

~130~
—Veintisiete años y seis meses desde que descubrí esto y sigue siendo mi némesis
deliciosa. —Tomó un gran bocado e hizo un sonido de felicidad en su garganta.
Desiree rió.
—Lo sé. Culpa mía. —Al parecer, Meenakshi había comenzado a anhelar los
panecillos con queso crema durante su primer embarazo y no había sido capaz de
comer durante su segundo, volvió a empezar justo después.
—Al menos no te hice comer pepinillos con helado de fresa. Juntos.
Los ojos de su madre se abrieron.
—¿Quién está comiendo eso?
—Ria —dijo Desiree, sabiendo que Meenakshi odiaba perderse cualquier chisme
del clan—. Annie me dijo que Ria envió a Emmett en medio de la noche a buscar los
pepinillos. Le compró un frasco gigante y se los comió en un día. —Sacudió la
cabeza—. Al parecer, unta los pepinillos en el helado.
La sonrisa de Meenakshi era afectuosa.
—No puedo esperar a que nazca su cachorro. Apuesto a que cuando el bebé crezca
odiará o adorará los encurtidos. Sin término medio. Al igual que tú no puedes
soportar el queso crema y tu hermana adora los plátanos más de lo que es bueno
para ella.
—¿Sonu te llamó ayer u hoy? —Su hermana, Sonal, podría estar vagando por el
mundo, pero se aseguraba de contactar con regularidad, consciente de que
Meenakshi se preocupada por sus cachorras.
La cara de su madre se iluminó incluso mientras gemía.
—¡Mira esto! —Empujó el teléfono a Desiree—. Tu hermana se está tirando de
puentes perfectos justo como tú hiciste.
Desiree se rió de la imagen de la sonrisa alegre de su hermana pequeña mientras
saltaba de un puente cubierto de niebla en algún lugar de América del Sur. Decidió
no decirle a su madre que Sonal ya había saltado de un avión. Dos veces. Esos
mensajes le habían llegado directamente a ella. Para un gato, su hermana tenía un
inusualmente fuerte gusto por el aire. No era sorprendente que Sonal tuviera la
intención de convertirse en piloto, una vez que hubiera satisfecho su necesidad de
vagar.
Hablaron de Sonal y de otras cosas de familia hasta que Desiree casi terminó la
comida. En ese momento, le contó todo a su madre, porque eso era lo que siempre

~131~
había hecho, el amor de Meenakshi era una fuerza feroz de la naturaleza. Centraba y
consolaba a Desiree tanto como la calma de su padre, su presencia sólida.
—Hmm —dijo Meenakshi después—. Tiene razón, tu Felix.
—Él no es mi Felix. —Ese era el problema.
—Deja de refunfuñar, cachorra. No te va.
—Sólo lo hago contigo.
Riendo suavemente, Meenakshi se estiró para ajustar una de las trenzas de
Desiree.
—Mi pequeña bonita y brillante, sabes cómo eres. Tu gata pelea contra las cadenas
con uñas y dientes. Hará falta un hombre muy fuerte para atarte.
—Él es fuerte —dijo Desiree con el ceño fruncido—. Sumiso no significa débil, ya
lo sabes. —Ese era un error que sólo los extraños cometían. Cada cambiante criado en
un clan equilibrado sabía que todos los sumisos lucharían hasta la muerte para
proteger a los vulnerables bajo su cuidado, su coraje inquebrantable incluso bajo el
ataque de los dominantes a los que no podían tener esperanza de derrotar.
Meenakshi levantó una ceja perfecta.
—Yo sé eso. ¿Pero tu leopardo lo sabe?
Desiree se mordió el labio inferior con los dientes, la leopardo rondaba frustrada y
confundida dentro de su piel.
—Le deseo más de lo que nunca he deseado a un hombre en mi vida —susurró—.
Y no puedo soportar la idea de hacerle daño.
Se encontró con la mirada intensa de su madre.
—Es tan talentoso, mamá, tan dotado. Te juro que literalmente, convence a los
árboles para instalarse en el suelo, para crecer. —Se frotó un puño contra el corazón y
tragó—. Siento este hambre por conocerlo, por encontrar todas las piezas de él y
juntarlas para que nadie ni nada pueda hacerle daño.
Meenakshi dejó la taza sobre la mesa.
—Eso es más que deseo, cariño.
—Lo sé. —Cruzó los brazos alrededor de su cintura y se abrazó con fuerza—. Es
sólo que no sé si es suficiente para Felix.

~132~
* *
Una semana después de que ella hubiera accedido a ser su amiga y nada más,
Félix observó a Desiree bromear con un compañero soldado DarkRiver mientras
todos los adultos que habían estado ayudando con la siembra ese día se reunían para
una fiesta improvisada. Los soldados habían trabajado en rotación, lo que significaba
que todos podían participar, y Félix había conducido hasta la guarida en el camión
para escamotear comida y bebida
Ahora estaban sentados entre los árboles a la izquierda de la sección desnuda, el
dorado oscuro de la puesta de sol convertía toda la zona en una pintura al óleo. Félix,
sentado con la espalda apoyada en un pino, una cerveza en la mano izquierda,
debería haber estado relajado y contento. Iban sobre el horario previsto, el estado de
ánimo en el clan era alto con cada nuevo cuadrado de verdor. Las plántulas se
estaban adaptando y tenía grandes esperanzas de que al año que viene en esta época,
el área desnuda estuviera cubierta con una capa lo bastante espesa para que el clan
ya no lo viera como una vulnerabilidad.
Sin embargo, en lugar de ser feliz, estaba irritable y exasperado, y no era difícil
averiguar por qué. Su cuerpo no le había dejado dormir mucho desde el día que
Desiree salió de los árboles y se acercó a él con esas impresionantes piernas
enfundadas en esos elegantes vaqueros negros. Soñaba con su olor a especia de
limón y gata salvaje, despertaba excitado y hambriento. Mientras tanto, ella estaba
apoyada contra el gran leopardo macho, hombro con hombro, los dos tranquilos con
los privilegios de piel que probablemente acabarían en la cama esta noche.
Apretando la botella de cerveza con tanta fuerza que estaba en peligro de
romperla, se levantó y decidió caminar para deshacerse de su estado de ánimo. Dejó
la botella en un cajón que los otros utilizaban como una mesa y, con las manos en los
bolsillos de los vaqueros, echó a andar hacia una corriente a unos diez minutos de
distancia, con suerte, la cabeza estaría en el lugar correcto cuando volviera.
Especia de limón en el aire.
—Félix.
Se congeló ante el sonido de esa voz ronca y vaciló sólo una fracción de segundo
antes de continuar.
Ella fue tras él, sus piernas largas igualaron su zancada, a pesar de que él medía
unos sólidos doce centímetros más.

~133~
—Estás enfadado conmigo.
Él apretó la mandíbula. —
No.
—Me has estado frunciendo el ceño desde que empezó la fiesta. ¿Qué he hecho?
—Nada. —No, ella había sido... amistosa. Ninguna sonrisa más deslumbrante,
nada de coqueteo, nada de sensación de invitación en su voz. Era exactamente lo que
le había pedido, y eso le enfurecía.
Sin marcharse, ella siguió caminando con él hasta que estuvieron lo bastante lejos
de la fiesta para que Felix ya no pudiera oír a los demás. Luego ella se puso delante.
Deteniéndose en seco, él miró más allá del hombro enfundado en una camiseta gris,
aunque tenerla tan cerca de su cuello incomodaba profundamente a su lobo. Un solo
movimiento y ella podría arrancarle la yugular, cortar la carótida.
—Soy terca, Félix. —Su voz tenía el borde de un gruñido—. Dime lo que hice para
ofenderte.
Él sabía que se estaba enredando con un depredador más fuerte, su lobo le
arañaba para que retrocediera, pero no podía. Hoy no. —
Quiero ir a dar un paseo. ¿Tengo que pedir tu permiso?
Pestañeando, ella desplegó los brazos.
—Está bien. —Ella pasó junto a él, de vuelta a la fiesta—. Haz lo que quieras.
Joder. Él la siguió con la mirada, sabiendo que debía dejarla ir.
—Dezi. —Si ella no se detenía, no podría obligarla. Ese era el asunto. No podía
obligarla a hacer algo que no quisiera hacer, siempre tendría que confiar en que ella
nunca rompería su fe si…
Ella se detuvo y giró sobre sus talones.
—¿Sí?
Con los hombros rectos ante la respuesta nerviosa, miró a la tierra, luego a ella.
—Puedes venir, si quieres.
Una mirada, pero se puso a su lado de nuevo, y caminaron en silencio hasta la
corriente. La puesta del sol se desvanecía en la noche cuando llegaron y se sentaron
en un tronco caído al lado del agua; la visión de Félix se había adaptado

~134~
automáticamente a la penumbra de la tarde y sabía que la de ella habría hecho lo
mismo.
Abriendo y cerrando el puño a su lado, finalmente lo soltó.
—¿Vas a casa con él?
—¿Quién? —Ella ladeó su cuerpo ligeramente hacia él—. ¿Barker? —Era una
pregunta incrédula.
Félix se quedó mirando los árboles al otro lado de la corriente, su piel se ruborizó
por la fuerza de su mirada.
— ¿Por qué suenas así? Él es un dominante fuerte. Las mujeres en mi clan le
encuentran muy atractivo.
—Hemos entrenado juntos —dijo Desiree con sequedad—. Le he tumbado de
espaldas en una pelea en múltiples ocasiones, eso no me da ganas de saltar sobre sus
huesos.
Él fue quien se encogió esta vez. Porque si alguna vez llegaba a haber una pelea
física entre los dos, Desiree lo destriparía. No tenía el instinto asesino de un
dominante, no lo quería.
Gimiendo, ella apoyó la cabeza en su hombro.
—¿Por qué siempre digo las cosas mal a tu alrededor?
A él le sobresaltó la incertidumbre en su tono. Arriesgándose a mirarla, el peso de
la cabeza en su hombro era algo que le daba placer, dijo:
—Yo tampoco sé que decirte.
—Eso no es cierto. —Sus trenzas se movieron contra él cuando sacudió la cabeza—
. Tenemos grandes conversaciones cuando hay otras personas presentes.
Ella tenía razón. Él sabía ahora que le gustaba escalar, que su madre era
sobreprotectora y le hacía llamarla después de un turno de noche a pesar de que se
había mudado hacía años, y que, al igual que él, tenía una hermana menor a la que
adoraba.
—Me gusta hablar contigo —admitió.
Valió la pena la admisión de vulnerabilidad al verla curvar sus labios en esa
sonrisa, la deslumbrante que no le había dado en una semana.

~135~
—Lo mismo. —Un ceño fruncido y cambió de postura para sentarse a horcajadas
sobre el tronco caído por lo que se enfrentó a su perfil— . ¿Qué pasa si estamos
equivocados, Felix?
Odió perder su toque, incluso si sólo había sido a través de su camisa.
—¿Qué?
—Nosotros. —La única palabra cayó entre ellos, trayendo silencio a su paso—. Los
dos estamos asumiendo simplemente que no podemos hacerlo, ¿y si pudiéramos?
Felix se obligó a respirar.
—Tu gata…
—Quiere morderte, lamerte, arañarte un poquito. —Bajó la voz—. Sólo lo
suficiente para que se sienta bien.
El cuerpo de Felix latía, su sangre caliente. Clavando las uñas en la palma de su
mano, se obligó a contestar.
—Los privilegios de la piel no son suficientes.
—Son un comienzo. —Se acercó, pero seguía sin tocarle—. ¿No crees que si estás
de mal humor porque esté cerca de otro hombre, deberías reevaluar tu regla de sólo
amigos?
Él tragó, consideró cómo se sentiría si ella se fuera a casa con otro hombre. Su lobo
rabió, arañando y golpeando dentro de su mente. Y sabía que estaba a punto de
hacer lo que bien podría ser el mayor error de su vida.
—Está bien —dijo, mientras la otra parte de él gritaba que estaba siendo un idiota,
un maldito estúpido por segunda vez.
Sólo que esta vez era peor. Había sido un cachorro cuando Carisma le rompió.
Ahora era un hombre hecho y derecho, sus emociones más maduras. Si hacía esto
con Desiree y todo salía mal, entonces no estaba seguro de si alguna vez podría
volver a correr el riesgo con una mujer.

~136~
Capítulo 4

Desiree se congeló, no estaba segura de haber oído bien a Felix.


—¿Está bien? —Se acercó otro centímetro—. Cariño, tienes que ser muy claro. No
voy a tocarte de otra manera. —No podía arriesgarse, no lo haría, incluso a la más
mínima coacción—. Tú sostienes las riendas aquí.
Con la respiración entrecortada, él cerró una mano sobre la muñera de la otra
donde estaba sentado con los brazos apoyadas en las rodillas.
—No sólo amigos —dijo, tranquilo pero decidido—. Quiero privilegios de piel.
—¿Íntimos? —Ella empujó porque tenía que estar segura.
Un asentimiento.
Temblando, ella se acercó lo suficientemente para que la parte delantera de su
cuerpo presionara contra el costado de Felix.
—No tienes idea de lo difícil que ha sido mantener las distancias esta semana
pasada —susurró, refrenando su instinto de tomar, de marcar; primero tenía que
convencerlo—. Sueño contigo. —Levantó una mano para trazar suavemente la línea
de su mandíbula, sintió el calor arder debajo de su piel.
No todos los sumisos eran tímidos, pero su sumiso sí. Desiree nunca había
pensado que lo encontraría tan caliente, pero oh, lo hacía. Quería seducirlo hasta que
sonriera con esa sonrisa preciosa, la que le fundía las rodillas y le robaba el aliento,
quería convencerlo hasta que dejara de estar tan rígido y cauteloso y se volviera
hacia ella con toda confianza.
Eso, sin embargo, llevaría tiempo. Le estaba pidiendo a su lobo que confiara en un
depredador con dientes mucho más grandes, le pedía que luchara contra su instinto
primitivo de alejarse lo más lejos posible. Obligando a su leopardo a tener paciencia,

~137~
siguió acariciando la línea de su mandíbula, adoraba poder tocarlo. Su piel era áspera
con la sombra de barba, la textura abrasiva deliciosa.
Caricia a caricia, ella lo engatusó, su cuerpo una pared alrededor del suyo pero
una que no atrapaba. Cuando él por fin se relajó, girando la cara unos centímetros a
sus caricias, se sintió ronronear. Le acarició un poco más, vio cómo su mano se
aflojaba sobre la otra muñeca, vio la sangre precipitarse de nuevo sobre su piel
magullada. Incapaz de resistir a la tentación totalmente, se inclinó hacia delante y
presionó sus labios en su mandíbula.
El calor masculino la quemó, la fuerza física de Felix gloriosamente evidente en la
flexión de su cuerpo cuando se volvió lo suficiente para ser una invitación. Con el
corazón golpeando contra las costillas, le tomó el lado de la cara y le hizo acercarse a
un beso lento y dulce. Él sabía tan bien, se sentía bien, olía bien. Ella quería devorar a
su magnífico Felix trozo a trozo.
Convence, sé suave, seduce, se recordó. Lento, lento, lento.
El brazo de Felix la rodeó por fin y ella se sobresaltó al sentir la mano cerrarse
suavemente en su nuca. Era un agarre posesivo que habría esperado de un
dominante, pero por otra parte, nunca había salido con un sumiso.
Al leopardo no le preocupaba porque sabía que podía escapar en cualquier
momento, se rozó contra el interior de la piel de Desiree, intentando pecar felizmente
con su lobo. Él sabía a cerveza, pero por debajo de la amargura del lúpulo estaba el
sabor a puro macho sano. Puro Felix. Trató de acercarse más y fue detenido por la
forma en que estaban sentados, con la parte superior del cuerpo de Felix girado para
encontrarse con su beso.
Colocó la mano en su garganta y ella…
Él ya no estaba allí, se había apartado al otro lado del tronco. Desiree retrocedió y
trató de pensar en lo que había hecho, pero su mente estaba demasiado revuelta, sus
pechos hinchados y doloridos. Se levantó del tronco para ir a la corriente, se arrodilló
y se tiró un poco de agua fría a la cara. Eso hizo que su gato se erizara y su mente
despertó.
—Toqué tu garganta.
Felix, su propia respiración no exactamente tranquila, dijo:
—Es un área sensible.

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Desiree quería abofetearse. Esa era una zona sensible en la cultura leopardo
también, pero por partida doble en los lobos. Fue a disculparse y se encontró a su
leopardo en contra. Cerrando la boca, trató de desentrañar el pensamiento del
animal.
—¿Quieres intentarlo de nuevo? —preguntó ella, frente a Felix.
Los ojos masculinos se abrieron antes de que una lenta sonrisa apareciera en sus
labios.
—¿No abandonas?
Desiree se dio cuenta de que no. Era divertido seducirle, a su leopardo realmente
le gustaba seducir, jugar con Felix.
—Ni siquiera cerca. —Acercándose con movimientos lentos que no amenazaban,
se arrodilló delante de él, con las manos sobre sus rodillas—. Vas a tener que
inclinarte más. —Él era varios centímetros más alto que ella, y sentado en el tronco
como estaba, era incluso más alto.
Con los labios aun sosteniendo el borde de una sonrisa, él bajó la cabeza hacia ella.
Esta vez, Desiree mantuvo las manos sobre las rodillas mientras le seducía con su
boca. La de Felix era firme, móvil y deliciosa. Cuando le mordió un poco para probar
su reacción, él se estremeció.
De acuerdo, entonces, pensó ella con una sonrisa mental, su lobo no estaba en
contra de morder.
Arañándole suavemente con las garras a través de los vaqueros, ella lamió sobre el
dolor sensual... y él puso una mano cuidadosa en su nuca otra vez, deslizándola bajo
sus trenzas. Estaba pidiendo permiso, pero también era posesivo. A ella le gustó.
Ronroneando en la garganta, le hizo saber que no lo tomaba como una amenaza y él
cerró la mano firmemente alrededor de su nuca, piel con piel.
Con la respiración entrecortada, Felix dijo:
—Puedo sentir tu ronroneo.
—Imagina cómo será cuando ambos estemos desnudos.
Mejillas ruborizadas. Le dieron ganas de saltar sobre él. Dios, era adorable. De una
forma ardientemente sexy, todo grandes hombros y manos suaves. Ella no pudo
resistirse a besarlo un poco más, a sentir los músculos tensos debajo de sus dedos que
acariciaban ligeramente, seduciéndola. Siempre había pensado que le gustaba duro y
rápido y un poco áspero, con un compañero que luchara con ella por el control, pero

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definitivamente no había nada de malo en persuadir a un lobo para jugar con ella. De
ningún modo.
Con los pechos doloridos, ella se movió un poco más entre las piernas... e
inmediatamente sintió la conciencia de Felix zumbando. Cuidado, se advirtió,
cuidado, cuidado. Permaneciendo inmóvil, utilizó su boca para acariciarlo hasta que
algo de la tensión renovada se aflojó de su cuerpo. Entonces, y por mucho que
quisiera llevar esto hasta el final, reclamar privilegios de piel sexuales, se echó hacia
atrás.
Esos privilegios de piel requerirían tiempo e intensa confianza por parte de Felix.
En la cama, sería más vulnerable de lo que había sido nunca antes, dependía de su
palabra de que no iba a usar su posición dominante para obligarle. Era algo que
nunca antes había considerado, y le hizo darse cuenta de cuanto coraje necesitaba un
sumiso de un clan de cambiantes depredadores, cuanto corazón.
Acariciando un lado de su cara con la nariz mientras él le acariciaba la nuca, dijo:
—¿Quieres cambiar y salir a correr juntos?

* *
El lobo de Felix adoró correr con Desiree. Era más grande que ella como lobo, pero
ella era tan elegante y rápida que cuando corrían, era una competición. Incluso la
venció un par de veces, y ella fingió estar de mal humor. Hizo que su lobo desnudara
sus colmillos en una risa, pero sólo cuando ella no estaba mirando, el animal no
estaba todavía seguro de que no se lo tomaría como un desafío. Una pelea física entre
ellos sólo podía tener un final.
Él podría ser más grande, podría ser incluso más fuerte, pero no era un
depredador. No de esa manera. Desiree estaba construida para proteger a aquellos
que llamaba suyos, formada para luchar con garras y dientes, poseía la capacidad
implacable de acabar con cualquiera en su camino. Sin su ferocidad y la de los demás
dominantes, el clan sería presa fácil para sus enemigos.
Los dos corrieron a través de las montañas de la Sierra Nevada y él le mostró
lugares que ella no sabía que existían, pero esto era tierra de lobos, el patio trasero de
Felix. Cuando salió la luna, se sentaron en un mirador y la observaron brillar sobre el
mundo. Él lamentó cuando tuvieron que regresar porque ya era hora de que Desiree
hiciera su rotación de seguridad, pero cuando cambiaron de nuevo a forma humana

~140~
y se vistieron de espaldas uno al otro en una cortesía tácita, estaba contento. Y
aterrado.
Lo que fuera que había sentido como un ingenuo de dieciocho años, había sido
una pálida sombra de la emoción que ahora crecía dentro de él. Había sido un niño
entonces. Joven y de corazón frágil y ansioso como un cachorro. Con la madurez
había llegado el conocimiento de sí mismo, así como un aumento de la profundidad
de los sentimientos. Ya no delimitado como un cachorro, había aprendido a
protegerse contra el daño, pero la forma en que Desiree le tocaba, la forma en que le
trataba... hacía que el cachorro quisiera salir del escondite. Le hacía querer frotar la
mejilla contra ella, acariciarle la garganta con la nariz, confiar en ella.
Temblando ante la idea de su boca exuberante y persuasiva en la garganta, tenía la
camisa color beige medio abotonada cuando ella le rodeó para mirarle, su caminar
perezosamente felino.
—Déjame —dijo y se hizo cargo de la tarea—. Eres tan grande.
Él se sonrojó, como parecía estar haciendo de forma permanente a su alrededor.
—Lo que hago, el trabajo, es físico.
Ella le acarició el pecho con las manos después de terminar con los botones.
—Oh, lo sé. Miro tu culo cuando te inclinas para transportar esos grandes
semilleros.
Con la piel aún más caliente, Felix se atrevió a entrecerrar los ojos, aunque sólo
podía sostener su mirada una fracción de segundo.
—Deja de burlarte de mí.
Una risa ronca.
—Pero es muy divertido. —Le acarició el pecho otra vez—. Me encanta cómo te
sonrojas. Me dan ganas de morderte.
Su pene se endureció entre las piernas una vez más.
—Creo que tú necesitas que te muerdan —murmuró, su lobo asomaba entre las
patas para ver si la había ofendido.
Desiree echó hacia atrás la cabeza y se rio, el sonido como fuego salvaje para sus
sentidos.
—Atrévete —dijo ella después, ojos verdes brillantes.

~141~
Felix casi lo hizo, casi confió en ella para ronronear en vez de atacarle, pero era
demasiado pronto. Su lobo se congeló y lo mismo hizo el hombre. Deslizando la
mano en la suya, Desiree apretó.
—La oferta está abierta. En cualquier momento que desees.

* *
Felix no podía dejar de pensar en las palabras de Desiree, su voz, su olor mientras
se ponía a trabajar a la mañana siguiente. Ella había seguido sosteniendo su mano
mientras caminaban de regreso a los demás, dejando claro su reclamo sobre él. Como
resultado de ello, Felix había estado en el extremo receptor de más de un guiño y
silbidos lobunos desde entonces. Todo era de buen carácter y se las arregló para
mantener su propio humor, devolviendo unos pocos él mismo. Es decir, hasta que
Hawke apareció y ladeó la cabeza hacia los árboles en una orden de silencio.
Levantándose de inmediato, Felix se acercó para unirse a su alfa en la intimidad
del bosque.
—¿Pasa algo?
El cabello plata y oro brillaba a la luz del sol que atravesaba la canopia y Hawke
dijo:
—He oído que Desiree hizo un movimiento hacia ti.
Con el pulso acelerado, Felix asintió.
—¿Estás bien con eso? —Era una pregunta directa—. Sé que las mujeres leopardo
más dominantes pueden ser agresivas, con las citas entre clanes todavía nuevas, no
siempre leen bien nuestras señales. Si encuentras difícil decirle que no, dímelo ahora.
Felix enrojeció.
—No, fue... Yo lo quería, la quería.
Hawke se estiró para agarrarle el costado de la cara y la mandíbula.
—Mírame.
Incapaz de rechazar una orden directa, Felix obedeció a su alfa, su lobo sentado
inmóvil en su interior mientras se quedaba mirando los ojos color azul pálido del
depredador más peligroso de toda la región. Hawke podía moverse como un rayo en
una u otra forma, su cuerpo una máquina musculosa y peligrosa.
—¿Realmente estás bien?

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—Sí.
Hawke le soltó.
—En ese caso —dijo cuando Felix rompió el contacto visual con un
estremecimiento de alivio—, diviértete y trata de que no arañe demasiado. —
Palabras divertidas.
Felix sintió curvarse los labios ante el recuerdo de las garras que le habían
pinchado a través de los pantalones vaqueros. Le había gustado, le gustó que a pesar
de que era sumiso para su dominante, ella no le veía como demasiado débil para
jugar de la manera que quería jugar con un macho.
—Eres un buen alfa, Hawke —dijo mientras regresaban, consciente de que el otro
hombre había buscado tiempo específico en su día para comprobar a un compañero
de clan que le preocupaba que se pusiera nervioso.
Hawke hizo una pausa, luego pasó un brazo alrededor de su cuello en un contacto
afectivo entre dos lobos.
—Vamos, puedes ponerme a trabajar durante una media hora mientras estoy aquí.
Esa era otra cosa que hacía a Hawke un gran alfa, no denigraba nunca el trabajo de
otros en su clan. Felix estaba muy lejos de la estructura de poder, pero era el experto
en horticultura y, en este campo, Hawke siempre aceptaba sus ideas. Le había pedido
a Felix que se sentara en una reunión de estrategia para esta sección de su territorio,
le había pedido que pensara un plan para la replantación. Ese plan había sido
discutido en detalle, con el alfa y sus lugartenientes interrogando las decisiones de
Felix y dándole solamente el visto bueno una vez que los había satisfecho sobre que
sabía exactamente lo que estaba haciendo.
Igual que harían con cualquier otra operación que involucrara a la seguridad del
clan.
Sin tratamiento especial. Sin condescendencia.
Dándole a Hawke una pala, dijo:
—Es posible que desees cavar cerca de los juveniles. Han vuelto a hacer turnos
extras de manera voluntaria. Sospecho que es porque quieren ligar lejos de las
hembras maternales.
Sorprendentemente, Hawke frunció el ceño cuando Felix esperaba una sonrisa
divertida y cariñosa.

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—No les culpo. —El ceño del alfa se hizo más profundo—. ¿Puedes creer que Nell
me regañó por besar a Sienna en el pasillo?
Felix no podía luchar contra su propia sonrisa.
—Por lo que oí, estabas haciendo más que besar. ¿No había una camisa medio
desabrochada involucrada?
El gruñido de mal genio de Hawke reverberó a través de los huesos de Felix.
—No puedo esperar para tener munición contra ti. Espero que Dezi se abalance
sobre ti en público.
La idea hizo que todo el cuerpo de Felix se calentara. La idea de que Dezi un día
podría saltar sobre él por más que sexo, que podría reclamarle no sólo para una
noche sino para siempre, amenazó con tambalearle, con ponerle de rodillas.
Demasiado pronto, advirtió su lobo, demasiado pronto. Retrocede.
Felix lo intentó, pero sabía que era una batalla perdida. Esto era por lo que no
había querido involucrarse con ella en primer lugar, le atraía con demasiada fuerza,
lo hizo querer demasiado. Si su leopardo decidía que no era suficiente, si se alejaba...
dolería. Mucho.

* *
—¿Tú y el jardinero guapo, eh?
Desiree sonrió ante las palabras astutas de Mercy cuando la centinela subió para
sentarse en el pequeño porche de la cabaña en el árbol de Desiree, donde estaba
comiendo un almuerzo tardío. La noche anterior había sido su último turno nocturno
de esta rotación, lo que significaba que ahora tenía noches libres para seducir a su
muy guapo experto en horticultura.
—Las palabras viajan rápido.
Mercy se encogió de hombros, su larga coleta de cabello rojo se deslizó sobre el
verde oscuro de la camiseta que se había puesto con vaqueros.
—Ya conoces al clan, la autopista de la información no tiene nada que envidiarnos.
—Miró la magdalena que Desiree estaba devorando—. ¿Es de Tammy?
—Sí. ¿Quieres una? Hay dos más en la mesa de dentro. —Se había dejado caer por
la casa de la sanadora camino a casa desde su turno, con la esperanza de agarrar una

~144~
taza de café antes de dormir durante unas horas. Nunca podía mantenerse levantada,
no después de un turno de noche.
Tamsyn no sólo le había dado su café, sino que le hizo huevos revueltos y bacon,
luego le empaquetó las magdalenas para que se las llevara a casa. Todo mientras
gestionaba alegremente el caos que venía de tener que conseguir ella sola que sus
cachorros gemelos estuvieran listos para el preescolar, ya que su compañero aún no
había llegado a casa de un turno de noche propio. Y eso fue antes de que otro
soldado DarkRiver cayera por ahí, con una mirada de esperanza en su rostro.
—Los sanadores son lisa y llanamente increíbles —dijo Desiree a Mercy cuando la
centinela, que había entrado para agarrar una magdalena regresó con una en la
mano—. Ni parpadeó cuando aparecimos para el desayuno sin previo aviso, sin
importar si se trataba de dos personas o diez.
—A los sanadores les encanta cuidar y estar rodeados de la familia. —Mercy le dio
un mordisco, masticó y tragó—. ¿Recuerdas la vez cuando Nate llevó a los niños a
pescar y el clan pensó que le daríamos a Tammy un descanso y no la molestaríamos,
que le daríamos el día para ella misma?
—Tía, estaba enfadada. —Desiree nunca había visto a Tamsyn tan enfadada—. Le
oía preguntar a Lucas si al clan le gustaría patear su corazón un poco más. —
Respingando, sacudió la cabeza—. No quiero volver a enfadarla otra vez.
Comieron en silencio durante varios minutos.
—No me malinterpretes —dijo Mercy cuando Desiree casi había terminado su
magdalena—. Creo que Felix es magnífico y dulce, pero ¿has pensado en esto?
Desiree dejó a un lado su plato casi vacío con un repentino nudo en el estómago.
—A mi leopardo le gusta. A la mitad humana de mí le gusta mucho.
—Sabes que eso podría no ser suficiente. A no ser que… ¿es una aventura para los
dos? No he tenido esa sensación de Felix, pero…
—No. —Desiree cerró las manos firmemente sobre el borde del porche—. No, él
no es del tipo de aventuras. —Era demasiado sólido, demasiado estable—. Este es el
comienzo de una relación.
Mercy asintió con el rostro solemne.
—No voy a interferir. Sé lo que se siente al enamorarse de un lobo. —Una sonrisa
que hacía que sus ojos brillaran dorados—. Sólo quería que supieras que estoy aquí si

~145~
necesitas descargar, o si necesitas hablar sobre las posibles repercusiones o baches en
la carretera.
—Gracias. —Desiree agradeció la oferta, consciente de que Mercy entendía los
instintos del leopardo dentro de ella mejor que la mayoría—. La parte del clan…
—No es un problema —interrumpido Mercy—. Después de Riley y yo, Hawke y
Lucas están de acuerdo en que los compañeros de clan en cuestión pueden elegir su
lealtad, y que no hay razón para que cualquiera de los dos cambie de clan si él o ella
no quiere.
Eliminó una preocupación importante de la mente de Desiree. No podía imaginar
no formar parte de los DarkRiver, y Felix estaba igual de unido a los SnowDancer.
—Yo solo… no tengo ningún deseo de hacerle daño. Me aplastaría si lo hiciera.
Voy a entrar en esto con mi corazón abierto de par en par.
Mercy no dijo nada, pero ambas sabían que no era suficiente. Porque no eran
humanas, eran cambiantes, sus leopardos un aspecto integral de su naturaleza. Y
mientras al leopardo de Desiree le gustaba Felix, disfrutaba jugando con él, para que
una mujer leopardo dominante se emparejara, el leopardo tenía que considerar el
macho de su pareja.
Enfurecía a Desiree que alguien pudiera considera a Felix “inferior” de alguna
manera, pero sabía que su leopardo podría terminar siendo la peor infractora.
Porque a veces, el corazón humano no ganaba. A veces el animal salvaje del interior
tomaba la elección y esa elección podría ser una despiadada que separara a Felix y
Desiree.

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Capítulo 5

Felix no se quedó en el lugar de trabajo por primera vez desde que la


replantación había comenzado. Conduciendo su fiel viejo camión a la guarida, con
uno de los tenientes en el asiento del pasajero, y la parte trasera llena de compañeros
de clan cansados pero discutiendo en voz alta las jugadas de un partido de fútbol
reciente, se sintió cautelosamente feliz y excitado.
Desiree le había mandado un mensaje para preguntarle si quería salir a cenar. Era
una estupidez lo feliz que lo hizo. Una parte de él se había preparado para saber de
ella sólo por la noche, en el contexto de los privilegios de la piel íntimos. Habría sido
una patada en las tripas y habría terminado las cosas en ese momento,
independientemente de lo mucho que la deseara, pero también habría sido una cosa
dolorosamente esperada.
Una invitación a cenar no lo era.
A las mujeres leopardo de la dominancia de Desiree les gustaba ser perseguidas, o
eso era lo que Felix siempre había creído. Había estado tratando de averiguar si eso
significaba que podía invitarla a salir sin pisarle los dedos del pie, pero ella le había
golpeado y se sentía otra vez como ese maldito cachorro vulnerable. Todo excitado,
nervioso y…
—Felix, reduce la velocidad antes de que este cacharro se desmorone.
Comprobando el indicador de velocidad ante el tono de Indigo, levantó el pie del
acelerador y se giró para mirar con aire de culpabilidad a través de la ventanilla
trasera.
—¿Estáis bien? —dijo, volviendo su atención a la pista forestal.
Indigo resopló.

~147~
—Bichos duros, todos y cada uno. —Ella estiró sus largas piernas—. Nunca te
había visto tan ansioso por dejar a tus bebés.
Felix sonrió ante la suave tomadura de pelo. Las plántulas eran bebés, del bosque,
de la tierra que les socorría.
—Los soldados en vigilancia han prometido cuidarlas. Drew dijo que los haría
cantar una canción de cuna.
Indigo rió ante la referencia a su compañero, su amor por Drew un eco en el aire.
—Cuéntame. No voy a chismorrear. —
¿Me veo como si hubiera nacido ayer?
—Voy a adivinar, entonces. Tiene algo que ver con la magnífica Desiree, ¿no es
así? —Una pausa—. Estás ruborizado, así que me declaro correcta.
Felix maldijo su incapacidad para mantener la calma cuando se trataba de Desiree.
—Tenemos una cita.
—¿En algún lugar que conozca?
Él se encogió de hombros, tratando de no traicionar la profundidad de su
emoción.
—Es una sorpresa.
—Ya sabes lo que dicen de los gatos y las sorpresas —dijo Indigo sombríamente.
Felix le lanzó una mirada de asombro, consciente de que era una buena amiga de
Mercy y se dio cuenta de que le había pillado.
—Muy graciosa.
Una malvada sonrisa que iluminó el vívido color púrpura de sus ojos.
—Eh, tenía que hacerlo.
Aparcó en el garaje de la guarida unos minutos más tarde y aunque todo el
mundo se fue con gritos de gracias o golpes rápidos en la espalda, Indigo caminó a
su lado.
—¿Quieres un consejo?
—No.
Por supuesto, siendo los compañeros de clan como eran, eso no la detuvo.
—Dominante o sumiso, a una mujer le gusta sentirse deseada.

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Felix pensó en cómo Drew había cortejado a Indigo tan escandalosamente, hasta
que toda la guarida había estado en vilo a la espera de ver lo que el otro haría a
continuación.
—¿Te gustaban todas las cosas que Drew hizo?
—Él me volvió un poco loca —admitió Indigo con una sonrisa lenta—, pero nunca
me pregunté si me encontraba atractiva. Algo que decir sobre eso.
Sus palabras giraban en el cerebro de Felix mientras se duchaba. No era como si
no supiera cómo hacer que una mujer se sintiera bien, lo sabía. Sólo, que la mayoría
de las mujeres con las que había salido después de regresar a la guarida habían sido
sumisas como él. No había ninguna duda de jerarquía entre ellos, de quién debía
dirigir el baile. Pero eso, pensó, no hacía que Indigo tuviera menos razón.
Se vistió con cuidado con unos vaqueros limpios y una camisa color chocolate que
resaltaba sus ojos, de acuerdo con el joven diseñador que se la había regalado
después de que Felix hiciera un desfile para él gratis. Había horrorizado al agente de
Felix, pero éste ya sabía que estaba a punto de dejar el mundo de la moda para
siempre, después de haber sido aceptado para aprender horticultura.
¿Por qué no salir a hacer un desfile para un diseñador que le gustaba y que
necesitaba una mano?
Listo y con varios minutos de sobra, se metió a uno de los dos enormes
invernaderos del clan. Ambos estaban ocultos a la vista aérea cortesía de un
posicionamiento muy inteligente y un camuflaje creativo que sin embargo, no
bloqueaba la luz del sol que necesitaban las plantas y Felix era el encargado de cómo
se utilizaban los invernaderos. El clan le había pedido que aceptara un puesto con
ellos después de haber estudiado y no podía haber estado más encantado de aceptar.
Adoraba trabajar en el territorio SnowDancer, adoraba que todos vinieran a él para
cualquier cosa que tuviera que ver con las plantas.
Cuatro años y había sido promovido al jefe del equipo de horticultura cuando su
jefe se retiró. Hoy, a los treinta y un años, dirigía una plantilla de cinco, su tarea
principal era asegurarse de que los SnowDancer tenían una fuente independiente de
frutas y verduras frescas a pesar de la temporada. Esa autosuficiencia se hacía
especialmente importante en invierno, cuando la pesada nieve podía atascar las
carreteras fuera de la Sierra Nevada y obtener los suministros se volvía difícil.
En cuanto a las flores que él y su personal cultivaban, no eran para el estómago,
sino para el corazón.

~149~
Sonriendo ante la idea de algunas de las peticiones florales que su equipo había
cumplido para compañeros de clan, trabajó rápidamente para hacer un ramo
especial. Este no era por lo general su trabajo: tenía un adolescente en su equipo al
que estaba entrenando como florista, pero quería que esto viniera de sus propias
manos... su propio corazón. Tardó más de lo que había previsto y estaba un poco sin
aliento cuando se encontró con Dezi a las afueras de la Zona Blanca, donde había
aparcado su vehículo.
Vestida con vaqueros negros que se abrazaban a sus piernas, combinados con
botines negros y una camiseta roja con cuello en V hecha de un tejido de aspecto
sedoso, le quitó el aliento. Y eso fue antes de que ella le lanzara una sonrisa
deslumbrante.
—¿Son para mí?
Felix encontró unas pocas de sus células cerebrales y logró decir:
—Sí. —Quería besar esa sonrisa con su propia boca, le pasó el ramo de dulces
guisantes de olor, eléboro chino y lirios de zarzamora. Los lirios de zarzamora
brillaban con los colores de la puesta del sol, los pétalos salpicados de manchas
oscuras como las de un leopardo.
Tocando un pétalo, él dijo:
—Llego tarde porque estaba buscando este. Quería que el ramo fuera único y
hermoso... como tú.
Los ojos de Desiree se abrieron como platos, su mano presionó en su mandíbula
cuando se puso de puntillas para tocar sus labios con los suyos en una tierna caricia
dulce.
—Nadie me ha dado flores antes.
El hombre y el lobo miraron fijamente. —
Pues deberías tener flores todos los días.

* *
Desiree se encontró perdida por las palabras. Los hombres la encontraban
excitante, un poco salvaje, fuerte... pero nadie la había mirado como Felix lo estaba
haciendo. Como si, además de la fuerza, fuera también del tipo de mujer bonita,
femenina a la que le daban flores de manera normal. No era algo en lo que hubiera
pensado seriamente antes, pero tenía la sensación de que podía convertirse en adicta

~150~
a conseguir flores de este lobo de ojos marrones, y sobre todo a la forma en que la
miraba cuando se las daba.
Como si fuera la cosa más maravillosa en la que jamás hubiera puesto los ojos.
Queriendo darle un beso hasta dejarlo sin sentido, pasó los dedos sobre el
terciopelo y el color de las flores que había juntado sólo para ella, entonces satisfizo
su necesidad tomando su mano.
—Vamos o perderemos nuestra reserva.
Felix se rió cuando ella detuvo el coche en mitad de la montaña.
—¿Reservas?
Ella sonrió y fue a agarrar la cesta de picnic de la parte trasera, pero él ya la había
visto, la levantó con una fuerza fácil que le dieron ganas de moldear con sus manos
cada centímetro tenso y musculoso de su cuerpo. Maldita sea, el hombre era sexy. Y
dulce, inteligente y bueno con las manos. ¿Era de extrañar que quisiera suspirar y
saltar sobre él al mismo tiempo?
Tocando con los dedos una de las flores del ramo que había dejado a salvo en el
coche, cogió la manta de picnic con el corazón acelerado, metió el brazo en el suyo, y
lo llevó a un claro impresionante que había descubierto un mes antes mientras corría
sola a altas horas de la madrugada.
Situado al lado de un pequeño manantial con el agua burbujeando sobre rocas
lisas, era privado y estaba iluminado por el último débil resplandor de la puesta de
sol mientras se dirigían allí, pero ella se había colado aquí antes y había añadido
luces de colores de energía solar. Esas luces se encendieron tres segundos después de
llegar, puntos bonitos de color en la oscuridad.
Felix se congeló.
La piel de Desiree ardió. Mierda, quién era ella para tratar de ser toda romántica,
pero era demasiado tarde para apagar las luces. Lista para disparar una respuesta
impertinente si Felix le tomaba el pelo o si se reía, oyó:
—¿Tú has hecho esto? —Fue un susurro áspero—. ¿Para mí?
Su evidente placer era como el sol en su sangre.
—Primera vez en la historia —admitió—. No soy muy buena en los gestos
románticos. — Ser uno de los chicos siempre había resultado mucho más fácil.
Felix envolvió un brazo con cuidado alrededor de su cintura.

~151~
—Creo que eres muy buena en eso.
Inhalando su olor, ella sintió a su gata estirándose en un arco de placer, un
ronroneo atrapado en su garganta.
—Vamos a estirar la manta. —Se obligó a separarse de él y extender la manta de
cuadros, su recompensa fue verle colocar la cesta a la izquierda y tumbarse en la
manta, sus ojos en las luces de colores.
Una mirada tímida antes de levantar su mano hacia ella. Con la sangre caliente y
pesada, ella bajó sobre la manta y con cuidado de vigilar sus respuestas, colocó la
cabeza sobre su pecho, extendió los dedos sobre la cálida fuerza masculina. Él no se
sobresaltó, su brazo la rodeó y se quedaron tumbados en silencio, felices durante un
largo rato.
Cuando Felix empezó a jugar con su pelo trenzado, sus dedos rozando su nuca de
vez en cuando, ella no podía contener su ronroneo. Él se detuvo... pero sólo un
segundo. Sin huesos después de varios minutos de caricias perezosas, ella disfrutó
del estruendo de su pecho cuando preguntó:
—¿Quién hace estas trenzas?
—Yo. —Necesitó algo de habilidad pero ahora era bastante buena en eso.
—Nunca te he visto el pelo sin ellas.
Ella le pasó la mano por el costado.
—Es mucho más limpio y más fácil de manejar así mientras estoy trabajando. —Su
cabello era todo ondas exuberantes de lo contrario.
—¿Tú…? —Una pausa, su pecho subiendo—. ¿Lo llevarías sin trenzar para mí
algún día?
Mil mariposas revolotearon en su estómago.
—En cualquier momento que lo pidas.
Cuando la canción de un lobo se alzó en el aire minutos más tarde, casi sintió que
el lobo de Felix alzaba las orejas en interés, pero no se unió.
—Se harán una idea de donde estamos —le dijo a ella cuando le preguntó por
qué—. Chismosos.
Riendo, Desiree se alzó sobre el codo para mirarle. Su mirada conectó con la suya
durante un poderoso instante, se apartó mucho antes de que ella hubiera tenido la
oportunidad de beber en sus magníficos ojos. Paciencia, se aconsejó a sí misma y no

~152~
por primera vez. Al estar con ella, le estaba pidiendo a Felix que fuera en contra de
sus instintos más arraigados. Si su leopardo estaba confundida por lo que estaba
pasando entre ellos, también su lobo.
—Entonces los lobos son iguales que los gatos en ese sentido, al menos —dijo a la
ligera—. Los rumores del clan corren rápidos y calientes.
Él extendió la mano sobre la parte baja de la espalda, un delicioso peso.
—Viví en apartamentos privados y habitaciones de hotel mientras estuve
trabajando como modelo —le dijo—. Sin Drew asomando la cabeza para burlarse de
mí, sin Madison llamando para preguntar si quería invitarla a salir, nadie
molestándome sobre mi vida o calentando mi oreja sobre sus propias vidas. —Una
respiración profunda, sus siguientes palabras tranquilas y potentes de emoción—. Lo
odiaba.
Desiree le acarició el cabello castaño oscuro, los mechones como seda pesada y
fría.
—¿Por qué viajar tan lejos? Todo lo que sé sobre ti dice que eres un hombre que
prefiere el hogar y la familia.
Él cruzó un brazo detrás de la cabeza.
—Puedes haber notado que soy un poco tímido. —Color en los pómulos.
Desiree no pudo evitarlo. Se inclinó y besó cada pómulo afilado. Los labios de
Felix tironearon de las comisuras.
—Solía ser mucho peor —le dijo—. Me frustraba hasta que a veces no podía
respirar. Estoy feliz de ser sumiso… No tengo ningún deseo de convertirme en un
dominante pero odiaba ser tan tímido. Era abrumador.
—¿Así que decidiste dedicarte a uno de los trabajos más agresivos y brutales del
mundo en lo que se refiere a la autoestima?
Él se encogió de hombros ante su seco comentario.
—Tenía que buscar la manera de superar la timidez o sabía que iba a terminar
preso en la guarida. —Sacudiendo la cabeza, dijo—: me habría hecho odiar el lugar y
la gente que amaba y no podía soportar eso.
Su decisión mostraba una fuerza interna profunda que hacía que su leopardo
prestara especial atención; este hombre, se dio cuenta el animal, era mucho más
complejo que simplemente un compañero de juegos dulce e inteligente.

~153~
—¿Cuánto tiempo estuviste lejos de la guarida?
Él no respondió de inmediato, su mirada conectó con la de ella de nuevo por un
instante fugaz.
—Tus ojos se han vuelto leopardo.
—A mi gata le gustas, lobo.
Flexionando la mano contra la parte baja de la espalda, hizo contacto visual de
nuevo, manteniéndolo durante unos segundos largos y hermosos esta vez.
—Estuve fuera cinco años —dijo después de romper la intimidad de la conexión—
. Aunque no podía volver a casa a menudo, permanecí fuertemente conectado con mi
familia y el clan. Después de eso, pasé dos años de aprendiz con un experto en
horticultura en otro estado, pero estaba lo bastante cerca para poder visitar la
guarida con regularidad.
Desiree le acarició el pelo otra vez, disfrutando de la sensación, adorándolo aún
más cuando cerró los ojos en confianza tácita y su respiración se tranquilizó.
—¿Alguna vez lo echas de menos? ¿La vida de la jet set?
—No. —Simple. Absoluto. Sin lugar a dudas—. ¿Y tú qué? ¿Te gusta viajar?
Ella quería besar cada una de sus pestañas donde formaban un abanico oscuro
contra su piel. Tío, estaba tan pillada.
—Deambulé durante un par de años, cuando era más joven —dijo, con voz más
ronca de lo habitual—. La mayoría de los leopardos lo hacen. —Era parte de su
naturaleza—. Sin embargo, aunque me ha gustado ver el mundo, visitar otros clanes,
fue muy divertido sólo porque sabía que podía volver a casa en cualquier momento
que quisiera.
Felix abrió los ojos para revelar las pupilas dilatadas por el placer de sus caricias.
—¿No te importaría estar con alguien que es una persona hogareña? —Su corazón
latía bajo su mano cuando él hizo esa pregunta, mientras le dejaba ver que estaba
pensando más allá de este momento, más allá de los privilegios de piel.
—Me encantaría —susurró Desiree, su propio corazón latiendo igual de fuerte—.
También soy una persona hogareña. —Podía sentir su sonrisa ampliándose cuando
toda la esperanza y la alegría dentro de ella luchó por escapar—. También soy una
muy buena cocinera. Apuesto a que no esperabas eso.

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* *
Felix se vio obligado a admitir que no, ella era tan soldado que nunca la había
ligado a nada doméstico. —
¿Tú has hecho el picnic?
—Sí. —Se sentó y tomó la cesta—. Incluso hice el postre.
Sentándose a su lado, Felix trató de aferrarse a su corazón cuando quiso estallar
fuera de su pecho y ponerse a sus pies. Todo estaba ocurriendo demasiado rápido,
demasiado fuerte, pero ella le estaba destruyendo. Más de una mujer había tratado
de seducirlo en el transcurso de su vida. En el mundo de la moda, las aspirantes a
amantes habían intentado hacerlo con cenas de lujo y vestidas con ropa atractiva.
Dentro del clan, era el flirteo y el juego sensual.
Sin embargo, nadie había hecho nunca algo tan dolorosamente romántico, pasado
tanto tiempo y esfuerzo para crear una noche que le hiciera sentirse especial, sin
expectativas de un pago. Desiree sabía muy bien que su lobo no permitiría
privilegios totales de piel esta noche, que nunca podrían llegar a ese punto, y aun así
le había dado romance.
¿Cómo se suponía que iba a aguantar, evitar enamorarse?
Tragando la cruda emoción en la garganta, dijo:
—¿Qué es eso?
Ella colocó trozos de pan francés, luego los untó con algo fresco y olor a hierbas
que tenía en un frasco pequeño. Coronó el pan con cebolla picada, tomates y
pimientos verdes.
—Mi ejemplo de bruschetta. —Llevó un pedazo a sus labios.
Felix mordió y gimió.
—Más.
Con la brillante sonrisa, le dio de comer el resto. Él cogió la segunda rebanada
antes de que ella pudiera hacerlo y se la ofreció. Desiree la mordió y amenazó con
mordisquearle los dedos. Felix decidió que no le importaría, su lobo encantado para
bajar la guardia ante esta peligrosa y hermosa gata, que lo trataba como un hombre.
No un sumiso, no un juguete bonito. Un hombre.
Sólo mejoró desde allí.

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La noche fue íntima y mágica.
Después de comer, se tumbaron en la manta de nuevo, hablando y, besándose
ocasionalmente. El corazón de Felix golpeaba contra las costillas cada vez que sus
labios se tocaban los de Desiree, su largo y ágil cuerpo se frotaba contra el suyo. Ella
era pequeña en comparación con él, su peso mucho menor. Le hacía sentir
intensamente protector aunque sabía que era una idea tonta, dado su carácter letal y
habilidades.
Eso no cambiaba lo que sentía. Cuando se apretaron uno contra el otro con un
beso, él se giró y la llevó con él, asegurándose de que quedara encima para que su
espalda no estuviera contra el suelo duro. Después, con sus respiraciones
entrecortadas, se atrevió a acariciarle la garganta con la mano.
Ella se estremeció, algunas de sus trenzas cayeron sobre un hombro al besarle el
pecho.
—¿Por qué se siente eso tan bien?
El lobo de Felix le dio un golpecito, la culpa se retorció en su abdomen.
—No debería estar haciendo esto —admitió, incapaz de robar el regalo.
—¿Por qué no? —Desiree cerró los dedos sobre su muñeca, pero su agarre era
ligero, más acariciante que para enjaular.
—Es íntimo —admitió él—. Entre lobos. Tocar la garganta significa mucho.
Desiree bajó los párpados, los ojos verdes del leopardo brillando entre sus
pestañas.
—Furtivo.
Él respiró hondo y la soltó.
—Sí.
—Soy una gata —dijo ella, inclinándose hacia adelante para chasquear la punta de
la lengua sobre la línea de sus labios en una caricia rápida y juguetona—. Me gusta lo
furtivo. —Luego tomó la mano que él había dejado caer a un lado y la llevó de vuelta
a su garganta—. Acaríciame.
La demanda ronca hizo que su ya dura polla latiera.

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Capítulo 6

La excitación era como un puño alrededor de su garganta, su respiración


entrecortada, su lobo estaba sorprendido por su confianza, Felix la acarició
suavemente con los dedos. Estaban ásperos debido a su trabajo, pero Desiree
ronroneó ante la sensación, con los ojos completamente cerrados cuando arqueó el
cuello. El movimiento presionó la pelvis contra la suya y necesitó cada gramo de
control para no frotarse contra ella.
Desiree no le había dado el visto bueno para unos privilegios de piel tan íntimos y,
a pesar de su necesidad, Felix no estaba seguro de que ninguno de los dos estuviera
preparado para empujar tan duro y tan rápido. Su lobo la encontraba increíblemente
sexy, pero seguía siendo dolorosamente consciente de que podía arrancarle la
garganta antes de que se diera cuenta de que se había movido.
Cuando sus garras le pincharon, se congeló en su caricia.
Ella abrió los ojos un poco.
—No pares. —Flexionando sus garras contra él de nuevo, de repente dejó caer la
cabeza para mirarlo a los ojos—. Oh, lo siento.
Felix fue quien la agarró de la muñeca en esta ocasión, lo hizo sin pensar.
—No —dijo—. No me importa. —Era un lobo, ser un podo rudo en la cama era
todo parte de la diversión en lo que a él respectaba—. No estaba seguro de si me
estabas diciendo que parara.
Curvando los labios, ella hizo esa cosa con las garras otra vez.
—Te estoy masajeando. Es una costumbre de una gatita muy mala.
Su pene palpitó ante su tono de voz ronroneante.
—Me gusta —dijo en un eco de lo que ella le había dicho a él antes y, con
respiración contenida, tiró de su muñeca.

~157~
Ella se acercó a él con una sonrisa perezosa y felina, su pelo se deslizó alrededor
de él mientras se besaban. El sabor de ella era oscuro, intenso y delicioso. Gruñendo
bajo en su garganta, movió las manos a la parte baja de su espalda, los dedos sobre la
curva tensa de su culo. Realmente quería acariciar ese culo, estaba a punto de hacerlo
cuando Desiree empezó a besarle la mandíbula para mordisquearle la garganta.
Su lobo tomó el control.

* *
Desiree sabía que lo había jodido en el instante que Felix se quedó inmóvil a su
alrededor. Había sido todo sexy, un hombre delicioso un instante antes, la boca y las
manos haciéndola cosas hermosas y calientes.
—Maldita sea —susurró ella, levantando la cabeza de su garganta de inmediato—.
Y justo después de que me dijeras lo importante que es la garganta para un lobo.
Felix no respondió de inmediato, los ojos del ámbar intenso y oscuro de su lobo.
—Mierda —dijo él cuando habló, la sola palabra áspera y baja.
Un segundo después de eso, sus pómulos se ruborizaron de un rojo intenso. Ella
se dio cuenta que esta vez no era timidez. Su mandíbula estaba apretada con una
dureza brutal, sus labios muy apretados en una fina línea blanca. Desiree frunció el
ceño, a punto de preguntarle qué le pasaba, cuando él se movió ligeramente debajo
de ella y se dio cuenta de la respuesta. Su acto de mordisquearle la garganta había
cambiado seriamente el equilibrio de fuerzas, y al hacerlo, había acabado con su
erección.
Su muy agradable erección.
No muy segura de cómo manejar esto, dominante o sumiso, él era un tío y los tíos
tendían a confundir la masculinidad con la destreza sexual, ella rodó para acostarse
sobre la manta de espaldas, con la cara vuelta hacia la suya.
—Realmente siento haberme olvidado. —No le importaba tomar la culpa de lo que
había sido su error—. ¿Me perdonas?
Su mano estaba cerrada con fuerza resaltando el hueso contra el muslo, y sonaba
como si sus mandíbulas estuvieran frotándose una contra otra. Cuando habló, las
palabras salieron entre los dientes apretados.
—Ese no es el problema y lo sabes.
Con el ceño fruncido, ella se levantó sobre un codo para mirarle.

~158~
—Así que nos hemos topado con una pequeña dificultad. —No era la primera vez,
probablemente no sería la última—. No me digas que no estabas disfrutando hasta
entonces.
Felix apoyó un brazo debajo de la cabeza, ese puño cerrado tan fuerte como el de
su muslo.
—Cuando estoy en la cama con una mujer, quiero sentirme como un maldito
hombre, no como si tuviera mis pelotas cortadas.
Desiree se encogió ante la puñalada profunda. Incorporándose por completo, se
rodeó las rodillas levantadas con las manos e inhaló profundas bocanadas del frío
aire nocturno, pero no hizo nada para detener el ardor en sus entrañas, en sus ojos.
En cuanto oyó a Felix moverse tras ella, se puso de pie y, caminando hacia el árbol
más cercano, subió con facilidad hacia las ramas.
—Debería bajar estas luces —dijo, a pesar de que en realidad no tenía por qué; las
luces funcionaban con energía solar y despedían tan poca iluminación que no eran
una amenaza para la seguridad del clan. Había tenido la intención de dejarlas aquí,
pensando que alguien tropezaría con el claro alguna vez. Había encantado a su gata
pensar en el asombro sorprendido de esa persona.
Ahora todo lo que sentía cuando las veía era dolor y humillación.
—Dezi. —La profunda voz de Felix le revolvió la piel en el sentido equivocado, le
dieron ganas de gruñir. Y porque estaba herida y tan cerca de llorar, cedió a la
tentación, le vio sacudirse donde se encontraba debajo del árbol.
Eso no la hizo sentirse bien.
Avergonzada de sí misma, volvió a tirar de la cadena de luces, no hizo nada más
que desenredarlas.
—Desiree.
Sorprendida de que no hubiera retrocedido después de su dura respuesta, ella
miró hacia abajo.
—¿Qué? —Salió otro gruñido.
Una vez más, no retrocedió. Con las manos en las caderas, miró hacia arriba.
—Ven aquí abajo. Sabes que no puedo trepar como tú.
Ella le hizo una mueca, no se sentía particularmente benéfica en este momento.
—No te he pedido que te quedes.

~159~
Un gruñido rasgó el aire.
Eso hizo salir sus garras. Como una dominante, habría saltado al suelo y
enfrentado garras contra garras con él. Hacer eso con Felix no liberaría la ira y la
tensión. Empeoraría la situación.
—¡No fue mi intención! —le gritó a ella—. ¡Estaba hablando de mí! ¡Yo soy el que
no podía mantenerla arriba, joder!
—¡Por mi culpa! —gritó Desiree, saltando a tierra—. Es la verdad así que deja de
darle vueltas.
—Sabes que no quería decirlo de esa manera. —Felix sostuvo su mirada durante
un solo y poderoso segundo con los ojos ardiendo—. Eres la mujer más atractiva que
he conocido. El problema es conmigo.
La ira de Desiree se derramó fuera, dejándola vacía, sus emociones de un gris
sombrío.
—No —susurró—. Tú no eres un problema.
Felix era un hombre cómodo en su piel, parte de la razón por la que se había
sentido atraída por él desde el principio. ¿La idea de que le hiciera verse como
dañado o no lo suficiente? Le dolía más que cualquier palabra que él hubiera dicho
en el calor del momento.
—Yo tampoco soy el problema. —La tristeza apretó sus dedos alrededor de su
corazón, apretó con tanta fuerza que el dolor fue cegador—. Somos exactamente lo
que estamos destinados a ser.
—Y tal vez —terminó él, su voz haciendo eco de su sombría realización—, solo
que no estamos destinados a ser lo que somos juntos.

* *
Felix se enterró en el trabajo al día siguiente, pero mientras excavaba la tierra con
las manos, no podía evitar buscar a su gata de ojos verdes, aunque sabía que verla
sólo retorcería el cuchillo aún más. Después de su desastre de cita, era imposible
evitar la dura realidad de que él y Desiree no eran compatibles en el nivel de la
jerarquía.
Felix nunca había pensado que fuera un hombre orgulloso, pero resultó que tenía
una vena de un kilómetro de ancho en lo que se refería a Desiree. Cada vez que
recordaba la respuesta helada y desmoralizadora de su cuerpo a su mordisquito,

~160~
sentía que se le revolvían las tripas. Así no era cómo se suponía que debía ser. Podría
ser un sumiso, pero estaba hecho para cuidar de los suyos. Sin embargo, ni siquiera
podía dar a Desiree el contacto piel con piel que necesitaba sin…
—Oye, Felix.
Agachado junto a una planta del semillero en la última fila, al lado de los altos
abetos aún en pie, cambió su centro de gravedad para absorber la palmada de Drew
en el hombro. El otro hombre se acercó a su lado.
—Está oscureciendo, hombre. ¿Tienes la intención de plantar de noche?
Felix palmeó el suelo y, quitándose los guantes, se movió para apoyar la espalda
contra uno de los abetos cercanos, sin encontrarse con la mirada de Drew. Cuando
miró alrededor, vio que él y el rastreador SnowDancer eran los únicos aquí.
—¿Dónde está el resto de la gente de seguridad?
—Si pudieras verlos, no estarían haciendo su trabajo. —Drew sonaba como si
estuviera sonriendo—. Ten. Te he cogido esto.
Aceptando la botella de agua con un gesto de agradecimiento, Felix retorció la
tapa y tomó un trago. Aún sin mirar a Drew, dijo:
—¿Cómo lo haces con Indigo?
—Esa es una pregunta muy personal, Felix.
Felix frunció el ceño y se dio cuenta de lo que había dicho. Retorciendo los labios
cuando una risa inesperada creció, sacudió la cabeza.
—No me refería a eso.
Los ojos azules de Drew reían cuando Felix echó un vistazo a donde el otro
hombre seguía agachado, sus miradas quedaron atrapadas un instante.
—Bueno, porque de lo contrario, tendría que darte una paliza.
Terminó el agua y se pasó una mano por el pelo empapado en sudor.
—Me refería al hecho de que ella es más dominante. —Drew era muy, muy fuerte,
pero Indigo era teniente.
—La amo. —Una declaración simple y poderosa—. No necesito convertirme en
todo un hombre de las cavernas para hacer eso, para darle a mi compañera lo que
necesita.

~161~
—No —dijo Felix en voz baja—. Porque también eres un dominante. —El
equilibrio de poder entre Indigo y Drew era muy diferente al existente entre él y
Desiree. El dominante luchaba por defecto, incluso contra un depredador más fuerte.
Sentándose a su lado, Drew le dio un golpecito en el hombro.
—Aposté con Riley cincuenta dólares a que Dezi y tú tuvisteis una pelea.
Bien consciente de que el hermano mayor de Drew era demasiado maduro para
aceptar la apuesta, Felix no mordió el anzuelo. Pero tenía necesidad de hablar, y este
rastreador peligroso y juguetón era un amigo en quien confiaba profundamente.
—Fue peor que una pelea, Drew. —Dejando escapar un suspiro, pensó en cuanto
admitir, su orgullo había recibido una buena paliza—. Yo… —sacudió la cabeza,
golpeando la parte de atrás contra el tronco del árbol—. Me tocó la garganta con los
dientes.
—Bien —dijo Drew en voz baja—, eso puede ser extremadamente caliente o muy
malo si la confianza no está allí en primer lugar.
—Debería haber sido capaz de manejarlo.
—Gilipolleces. — Drew resopló—. Si Hawke fuera a por mi garganta, me
congelaría en el puto sitio donde estuviera y empezaría a pensar en la manera de
convencerlo de que lo que él pensaba que había hecho, no lo había hecho.
Felix conocía a Drew, sabía que el otro hombre usaba el humor para llegar a las
personas, pero no podía reír en este momento.
—Hawke no es tu amante.
—Es verdad. No es mi tipo. Es decir, con ese pelo y todo. —Dándose golpecitos en
el muslo con su propia botella de agua vacía, Drew dijo—: Mira, Felix, vosotros dos
tratasteis de apresurar las cosas y parece que te quemaste. Tienes que averiguar si lo
quieres lo suficiente como para arriesgarte a quemarte otra vez o si es hora de seguir
adelante.
Felix no podía dejar de pensar en Desiree, pero ella no había aparecido esta noche.
Así que tal vez ella ya había tomado esa decisión por los dos.
—Cuando fuiste tras Indigo, haciendo todas esas cosas para cortejarla —algunos
de ellas bastante extravagantes—. ¿De dónde sacaste la confianza?
—La desesperación. —Drew sonrió de costado—. Estaba loco por ella y no iba a
renunciar sólo porque ella quería tratarme como un adolescente.

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Un gruñido femenino sonó detrás de ellos.
—Te traté como a la amenaza que eres —dijo Indigo, caminando para fulminar a
Drew desde arriba.
Imperturbable, el otro hombre sonrió y curvó una mano alrededor de la
pantorrilla de su compañera.
—Te he olido, teniente.
—Listillo. —Indigo tendió una mano, y cuando Drew la cogió, puso a su
compañero de pie.
Felix observó el movimiento fácil, observó como Drew le robaba un beso y luego
le susurraba algo al oído de Indigo, y sintió el hambre dentro de él extenderse y
crecer. Profunda, arraigada y dirigida en gran medida hacia cierta gata.
—¿Estás de vigilancia conmigo, Indy?
La voz de Drew mientras hablaba con Indigo irrumpió en los pensamientos de
Felix, le recordó que tenía que levantarse y moverse. Para cuando guardó sus
guantes y otras herramientas, y comprobó las plántulas por última vez, Indigo y
Drew habían continuado a sus puestos de vigilancia, se habían asegurado de
despedirse antes de irse.
Drew había murmurado, ¿Vale la pena quemarse? antes de desaparecer en los
árboles.
Sin duda, Dezi valía la quemadura, pensó Felix, enojado de repente de que ella se
hubiera alejado tan fácilmente. Con el ceño fruncido, abrió la puerta de la camioneta,
y luego la cerró de golpe sin entrar. No estaba de humor para entrar en un vehículo.
Se desnudó, tiró la ropa a la parte trasera abierta y cambió. Su lobo fluyó en una
ducha de luz, el cambio era una exquisita agonía y un placer agudo. Cuando todo
terminó, se sacudió para acomodar el pelaje blanco con vetas marrón claro. Y luego
fue a rastrear.

* *
Desiree no estaba acostumbrada a alejarse. De nada. Era el tipo de persona que
tomaba el bocado entre los dientes y no lo soltaba. Era parte de lo que la hacía tan
buen soldado de alto rango para el clan. Por lo que mantener la distancia de Felix
estaba requiriendo un gran esfuerzo. Golpeando puño tras puño en el saco de boxeo
que colgaba de uno de los árboles no lejos de su cabaña, gracias a la utilización de la

~163~
zona como campo de entrenamiento, ella trató de sacarse su furia y su necesidad a
golpes.
Todo había parecido tan sencillo la noche anterior. Ella era mala para la
autoconfianza de Felix y él era malo para ella, estarían mejor separados.
—Fue sólo una maldita erección —murmuró ahora, golpeando la bolsa con una
ráfaga de fuego rápido, la coleta en la que se había peinado sus trenzas golpeaba su
espalda con cada movimiento—. Y yo pude haber reaccionado de manera exagerada
a su comentario, pero lo he superado.
Una buena noche de sueño la había ayudado a encogerse de hombros y librarse
del dolor. Él realmente no tenía la intención de que sus palabras la hirieran, había
estado hablando de su polla. Y los tíos y sus pollas eran otro asunto. Con el ceño
fruncido, golpeó un poco más. Si ella era capaz de superarlo, ¿por qué él no? Esto no
era algo de dominante/sumiso. Esto eran ellos dos reaccionando demasiado
rápidamente sin detenerse a pensar…
Giró sobre sus talones ante el olor en la brisa, tierra rica y calidez del otoño.
Felix.
Se quitó los guantes de boxeo, los dejó en el pequeño hueco en el tronco de un
árbol, donde los había encontrado y se dirigió hacia el olor. Lo encontró debajo de su
cabaña, un impresionante lobo cuyo pelaje ondulaba con gradaciones de color y
cuyos ojos eran de un color ámbar intenso. Sentado orgulloso y fuerte, con las orejas
erguidas, estaba claro que la había oído acercarse.
Desiree quería desesperadamente acariciarlo, rodar con él en el suelo, enterrar la
cara en su garganta. Cruzando los brazos, y tensando el abdomen en un esfuerzo por
detener las mariposas, golpeó con el pie.
—Te tomaste tu tiempo.
Luz fracturada. El lobo se disolvió mientras ella observaba, convirtiéndose en un
magnífico y sexy hombre desnudo, su piel suave y acariciable. La desnudez, después
de un cambio no era nada inusual entre los cambiantes, pero este no era el habitual
compañero de clan de Desiree. Este era Felix, que revolvía sus células cerebrales y
hacía temblar sus muslos mientras sus músculos internos se contraían en el vacío, su
cuerpo al instante húmedo y listo.
Con el aire atrapado en la garganta, ella cerró los ojos.
—¡Ponte algo de maldita ropa!

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—Um, ¿dónde esperas que consiga ropa?
—Grr. —Dirigiéndose hacia su cabaña en el árbol de memoria, abrió los ojos sólo
cuando estaba más allá de él. Luego trepó y, una vez dentro de su casa, encontró un
par de pantalones de chándal que Jamie se había dejado un día en que su compañero
soldado decidió correr a casa en forma de leopardo. Los había lavado con su propia
ropa, así que estaban limpios. Los arrojó al magnífico lobo desnudo que esperaba
debajo de su cabaña y saltó de nuevo al suelo.
Felix se congeló en el acto de ponerse los pantalones de chándal.
—Vaya —susurró, sus ojos muy abiertos—. Eso fue increíble.
Su gata quería ronronear. Ordenándole que se comportara, levantó la vista de
donde había aterrizado.
—No es que no quiera morderte el culo, pero tal vez deberías terminar de vestirte.
Con las mejillas rojas, él terminó de subirse los pantalones de chándal sobre ese
culo más que mordisqueable. Entonces, para su sorpresa, se volvió hacia ella, con los
brazos cruzados sobre el pecho. Y aunque sus ojos no se encontraban con los suyos,
su postura indicaba una terquedad que le dijo que no iba a retroceder.
—Hoy no has venido a la zona de plantación.
—Dijiste que no querías verme más.
—No, no lo hice. Tú decidiste que sería mejor para los dos.
Desiree abrió la boca para discutir... y se dio cuenta de que tenía razón. En
realidad ellos no habían discutido el futuro, sólo el hecho de que tal vez eran malos el
uno para el otro.
—Maldición. —Ella fue a pasarse las manos por el pelo, recordó que estaba
recogido y cerró los dedos en puños apretados—. ¿Abusé de la autoridad? —Estaba
enfurecida y frustrada.
—No —dijo Felix—. Creo que pensar que sabes lo que es mejor es sólo un defecto
natural de carácter.
—Grr. —Sacando las garras, ella lo fulminó con la mirada—. ¿Has venido aquí
para comenzar una pelea?
Él se detuvo un segundo antes de asentir lentamente.
—Sí.

~165~
~166~
Capítulo 7

—¿S í? —Desiree se lo quedó mirando—. Los sumisos no buscan peleas con


dominantes.
—¿Eso es lo que somos? ¿Dominantes y sumisos? —Con los hombros tensos, su
piel suave y saludable onduló sobre los músculos—. Pensaba que podríamos ser más.
Valor, pensó ella, él tenía mucho valor. Rompió sus defensas.
—Me gustaría también —dijo ella, su voz ronca—. Pero tengo miedo de hacerte
daño.
Su piel se tensó por encima de la línea de la mandíbula.
—Una relación no va a funcionar si estás constantemente retrocediendo. O puedo
manejarte pisando el acelerador a fondo o no puedo. Fin de la historia.
Ella fue a abrir la boca para discutir y la cerró. Él tenía razón. Una verdadera
relación necesitaba estar en equilibrio. Soltando un suspiro, flexionó los dedos.
—Hemos estado apresurando las cosas. —Sus garras se deslizaron de nuevo en su
piel—. Sé que es parte culpa mía, pero parte de la culpa es tuya… por ser tan
condenadamente irresistible.
Un atisbo de sonrisa en los labios, ese inferior ligeramente más lleno la tentaba a
darse el placer.
—Estoy de acuerdo en que hemos estado apresurando las cosas, pero no puedo
frenar cuando estoy contigo. ¿Alguna idea?
—Nada de hanky-panky durante la próxima semana —dijo Desiree, aunque su
leopardo estaba en completo desacuerdo. Deseaba a Felix. Quería morder, lamer y
marcar—. Nos citamos como si tuviéramos catorce años en nuestras primeras citas.
Arrugas estropearon la frente de Felix.

~167~
—No.
—¿No? —Se puso las manos en las caderas—. Estoy tratando de encontrar una
solución. —Intentar darle a la confianza entre ellos tiempo para crecer hasta el punto
en que pudieran probar cosas sexys sin preocupación. Porque quería probar todo
tipo de cosas sexys con Felix. Todas.
—Dieciséis años —dijo—. Quién no está dispuesto a ir hasta el final. Nada por
debajo de la cintura y fuera de la garganta por ahora.
Una sonrisa creció dentro de Desiree.
—Hecho. —Todo el cuerpo se relajó y se permitió a acariciarlo con los ojos, vio su
respiración alterarse, sintió su olor cambiar cuando se dio cuenta de la mirada
acariciante—. Quiero lamerte —dijo en un ronroneo—. Pero no habrá lamidas esta
noche. A los dieciséis años no se lame al comienzo de una cita.
—¿Quieres ver una película juntos? —preguntó Felix, sus ricos ojos castaños se
encontraron con los suyos durante un solo y glorioso segundo, mientras alrededor de
ellos, los árboles se agitaban con el frío viento nocturno.
—Sí —dijo, y se volvió hacia el árbol. Con las garras fuera, trepó y estuvo en el
porche antes de recordar que su cita no era un gato.
Miró por encima del hombro.
Al pie del árbol, el gran tronco desnudo de asideros, Felix frunció el ceño y sacó
las garras. Mientras ella observaba, él copió su ascenso exactamente, utilizando los
mismos agarres, las mismas posiciones para apoyar los pies. No era ni de lejos tan
ágil como incluso un leopardo joven, pero saltó al porche sin resbalar.
—Sabía que eras inteligente —murmuró ella—, pero eso fue fenomenal. —Conocía
la velocidad a la que ella trepaba, que él hubiera podido separar los movimientos y
recordar el orden preciso... guau.
Un rubor en los pómulos, pero su sonrisa le dijo que no era vergüenza.
—Te gusta mirarme —dijo y el corazón de Desiree se derritió hasta convertirse en
sustancia pegajosa.
Esto era ridículo. Era una soldado dura. Actuando como una adolescente. Y se
sentía muy bien. Deslizando la mano en la suya, tiró de él a su casa. Era sencilla, una
cabaña de dos niveles, aunque el segundo nivel estaba sólo sobre un escalón grande
y bajo respecto al primero. El primer nivel era una zona sala de estar-comedor-
cocina, con el dormitorio en el segundo nivel.

~168~
En lugar de una pared, había optado por cortinas para bloquear su dormitorio. La
mayoría de las veces, las cortinas permanecían abiertas, los que la visitaban eran sus
amigos y familiares. Hoy, sin embargo, se acercó y las bajó. Era demasiado
distrayente tener la cama en su línea de visión, mientras un Felix semidesnudo
merodeaba por su sala de estar, sus ojos del ámbar del lobo con interés.
Se detuvo delante de la pared que había cubierto con instantáneas enmarcadas de
la familia y compañeros de clan.
—¿Esta es tu hermana? —preguntó con una precisión infalible, acercándose a una
imagen de una sonriente mujer joven con rizos salvajes que llevaba cortos y con un
estilo vivaz—. Los mismos ojos verdes.
—Sí, se llama Sonal, Sonu para casi todo el mundo. —Desiree sintió un profundo
tirón de amor en su interior por la hermana que había sido su sombra parlanchina
durante toda la infancia, y con la que todavía tenía un vínculo fuerte—. Ahora está
deambulando por ahí, viendo el mundo, conociendo otros clanes y, para
desesperación de nuestra madre, saltando de puentes.
Felix volvió la cabeza.
—¿Tú hiciste eso, cuando estuviste deambulando?
Riendo, admitió la verdad. —
Sí. De ahí sacó Sonu la idea.
Los días de vagar de Desiree habían sido un tiempo de juego, pero también le
habían hecho ganar experiencia, dado a su leopardo espacio para crecer. Y como le
había dicho a Felix, sólo había sido divertido porque sabía que podía volver con los
DarkRiver en cualquier momento. El clan era hogar… y este hombre, más allá del
calor sexual entre ellos, despertaba los mismos sentimientos de pertenencia, consuelo
y paz en ella.
Porque no podía estar cerca de él y no tocarlo, puso la mano en la parte baja de la
espalda.
Él se puso rígido.
Dejando caer la mano a la vez, dijo:
—¿Qué? —No había pensado que fuera una zona sensible, pero nunca había
salido con un lobo antes.
Los músculos de Felix seguían tensos cuando dijo:

~169~
—Tuve una ex que solía tocarme allí, justo así. Me hizo daño.
La simple declaración dijo mucho más que cualquier palabra florida. Con las
garras pinchando en el interior de su piel, Desiree trató de evitar el gruñido de su
voz.
—¿Quieres que vaya cazarla?
Una sonrisa de sorpresa antes de que Felix enredara sus dedos con los suyos.
—No, pero gracias por la oferta.
La leopardo feliz de que hubiera aceptado, aunque todavía estaba gruñendo ante
la idea de él herido, Desiree le habló de las otras fotografías antes de meterse en el
baño para una ducha rápida para lavar el sudor de la sesión de boxeo.
Felix pidió usar la ducha después de ella.
—Vine directamente desde la siembra —dijo—. Me pondré después estos
pantalones de chándal de nuevo, pero sería bueno lavarme.
—Aquí tienes una toalla limpia.
Con una amplia sonrisa la aceptó y dijo:
—No tardaré mucho.
El agua comenzó a correr segundos más tarde.
Tratando de no pensar en él desnudo y mojado tan cerca, se mantuvo ocupada
preparando algo de comer. No era mucho, sólo sándwiches y fruta, pero los ojos de
Felix brillaron con apreciación cuando salió con el pelo húmedo y gotas de agua aún
en sus hombros donde no se las había secado con la toalla.
Ella se mordió la lengua para evitar ofrecerse a secarlo, no estaba segura de si
podría controlarse una vez que empezara.
—Acomódate —dijo —. Debes estar muriéndote de hambre.
Hablaron durante toda la comida, sin silencios incómodos... a pesar de que la
tensión sexual bajo la superficie era un asesino, un hilo que se estiraba cada vez más
tenso.
Después, se sentaron juntos en el pequeño sofá de dos plazas que tenía en su sala
de estar en lugar de los cojines planos que la mayor parte de sus compañeros de clan
preferían y discutieron sobre qué película ver.

~170~
—No voy a ver eso —dijo ella con el ceño fruncido—. Es una película de arte
extraña que probablemente tendrá música sepulcral y ninguna trama.
—Snob.
—¿Quieres ver algo con subtítulos y yo soy la snob? —Le enseñó los dientes antes
de pensar en ello.
Él desnudó los dientes en respuesta.
—Hablo francés. Lo aprendí mientras estuve trabajando allí.
—Aun así no vamos a ver la película sombría. —Sentada en el hueco de su brazo,
y después de haber mantenido las manos firmemente para sí misma, escogió otra
cosa—. ¿Qué tal esto?
—¿Quieres ver un horror sangriento en una cita romántica?
Desiree vaciló, y luego lo dejó. Bien podría ser honesta para que él supiera quién y
qué estaba consiguiendo.
—Te dije que no soy buena en lo romántico. No soy muy femenina.
—Creo que eres muy femenina. —La voz de Felix la acarició, la hizo temblar.

* *
Al observar los senos de Desiree subir mientras sus pestañas bajaban, Felix tuvo
una revelación. Ella era una dominante, sí, y son agresivos a veces, pero eso no
significaba que tuviera autoconfianza infinita en ella. Tenía dudas y preocupaciones
al igual que él, necesitaba tranquilidad. Una parte de él siempre había entendido eso,
pero en realidad no lo había internalizado. Los dominantes siempre parecían tan
seguros y fuertes que parecían no necesitar a nadie.
Pero Desiree...
Pasando una de sus trenzas ahora libres entre sus dedos, tiró de la bolita de color
que la ataba y la colocó sobre la mesa en la que ella había puesto un tazón de
palomitas. Ella no protestó, se acurrucó contra él mientras lenta y metódicamente
deshacía la primera, luego todas sus trenzas cuidadosamente hechas. Su cabello
crepitaba como seda salvaje sobre sus manos, pegándose posesivamente a sus manos
y pecho.

~171~
Desiree, por su parte, estaba toda floja y tumbada, un ronroneo tranquilo bajo su
piel. Sin hablar, él continuó acariciándola hasta que sus ojos se cerraron y su pulso se
volvió lánguido.
—¿Qué hiciste hoy? —preguntó él en voz baja.
—Dirigí una patrulla —murmuró—. Cuidé de cinco cachorros traviesos durante
unas horas, golpee una bolsa colgada de un árbol, me comprometí a no saltar sobre
cierto lobo.
El lobo dentro de él caminó a la superficie de su piel, seducido a salir de su
desconfianza instintiva.
—¿Por qué estabas cuidando niños? —No era que los dominantes no cuidaran,
hacían su parte a la hora de criar a los hijos del clan. Simplemente tenía curiosidad
sobre ella.
—Um. —Frotando su mejilla contra su pecho, dijo—: ¿Puedo estirarme sobre tu
regazo?
Tensando su cuerpo respondió:
—Sí.
Sus movimientos eran puramente felinos, se tumbó con la cabeza sobre sus
muslos, los pies en el brazo del sofá de dos plazas y sus ojos perezosos. De un color
dorado y verde en ese momento, dejaban claro que su leopardo estaba cerca de su
piel.
—Acaríciame un poco más.
Él sonrió ante la exigencia y con el corazón latiendo con fuerza, usó una mano
para seguir jugando con su cabello mientras ponía la otra sobre la suave piel de su
abdomen después de subirle la camiseta. Ella se arqueó ligeramente debajo de su
toque, cerró los ojos otra vez, pero no protestó. Frotando el pulgar sobre su piel,
sintió que sus nervios se desvanecían mientras un tipo diferente de tensión creía a su
punto culminante en su interior.
—Estaba de niñera porque estos cachorros están en la edad en la que necesitan
una dura carrera de vez en cuando y yo estaba libre. Fue divertido. —Su ronroneo
aumentó en volumen—. Tienes las mejores manos.
Incapaz de resistirse a las caricias verbales, Felix inclinó la cabeza y empezó un
beso. Ella levantó la mano a su cabello, pero permaneció perezosamente tumbada
debajo de él. El corazón de Felix era un rugido en sus oídos mientras mordía

~172~
ligeramente su labio inferior. Un ronroneo profundo, su mano con las garras
extendidas se movió a su hombro para masajearlo suavemente.
—Gatita mala —murmuró.
Ella mordisqueó sus labios.
—Las chicas malas son más divertidas.
Él siguió besándola, saboreándola, su polla se puso aún más dura con cada
segundo que pasaba. Cuando ella pasó la mano por su pecho para rasparle
ligeramente con sus garras uno de los pezones, él siseó. Su lobo no estaba muy
seguro de si debía preocuparse o revolcarse en el rayo de placer, así que se quedó
quieto durante un segundo.
—¿No? —preguntó Desiree, lamiendo su labio inferior.
Era una gata, pensó, preguntándose si le lamería por todas partes.
—Me gusta —dijo—. El lobo sólo está pensando en las garras.
—Bien. Mientras estás pensando, yo disfrutaré. —Moldeó los pectorales, pasó la
mano por su costado—. ¿Los de dieciséis años hacen esto?
—Yo era demasiado tímido a los dieciséis. —Apenas había hecho contacto visual
con las chicas—. Pero digo que sí. —Adoraba sus manos sobre él.
La sonrisa de Desiree se hizo más profunda.
—Yo también.
Besándola de nuevo, disfrutó de acariciar a una gata que estaba disfrutando a su
vez. Era un proceso lento y sexy, y por primera vez desde que estaban juntos,
ninguno de ellos dio un paso en falso que provocara que las cosas terminaran
prematuramente. Cuando terminó, fue porque se separaron, conscientes de no
cometer el mismo error y apresurar las cosas de nuevo.
Su erección estaba en el punto de ruptura para entonces, pero era un dolor bueno,
un dolor que le dijo que estaban haciéndolo bien.

* *
Una semana más tarde y las cosas todavía iban bien. Felix y Desiree no habían
pasado mucho tiempo juntos debido a los horarios de trabajo en conflicto, pero el
tiempo que habían tenido, lo habían pasado juntos. Aun así, Felix quería más.
Razón por la cual estaba fuera de la oficina de Riley en este momento.

~173~
El teniente de más rango de los SnowDancer y hermano de Drew estaba de pie
junto a su escritorio mirando un mapa holográfico proyectado sobre la pared de la
derecha, pero miró a Felix en el instante que entró. Con cabello oscuro y profundos
ojos marrón oscuro y sólida constitución, Riley emanaba una sensación de innata
estabilidad y calma. Eso no quería decir que no fuera letal, probablemente era uno de
los pocos lobos del clan que podría ir contra su alfa en una pelea real.
—Felix —dijo a modo de saludo, su cuerpo vestido con una camiseta verde oliva y
pantalones cargo negros—. ¿Necesitas más gente para la replantación?
—No. —Felix apoyó la espalda contra la pared junto a la puerta—. Esperaba
hablar de los horarios.
—Te has ganado el tiempo libre que quieras —dijo el teniente por encima de uno
de los hombros anchos—. Considéralo hecho.
—Eso no es todo. —Pasando una mano por el pelo, añadió—: ¿Es posible
coordinar con los DarkRiver?
Riley se volvió, dando a Felix toda su atención.
—Explícate.
Felix sintió el empuje de la dominación tranquila pero intensa de Riley contra su
piel, pero no se sintió intimidado, su lobo estaba casi tan cómodo con el teniente
como lo estaba con el hermano menor mucho más juguetón de Riley.
—Es difícil para mí y Dezi vernos —dijo—. Ella ha hecho el turno de noche los
últimos tres días y yo tengo que trabajar durante el día.
Asintiendo, Riley se frotó la mandíbula.
—Supongo que Mercy y yo no nos dimos cuenta porque yo puedo establecer mi
propio horario —dijo, refiriéndose a su propia compañera felina—. Déjamelo a mí.
Tendré que hablar con Hawke. —Una lenta sonrisa—. Apuesto a que ni Lucas ni
Hawke pensaron en todo los efectos de las citas entre clanes.
—Sin embargo, me alegro de que lo estemos haciendo —dijo Felix con una sonrisa,
su corazón daba malditos saltos dentro de su pecho ante la idea de su gata.
Riley se rio.
—No me oirás discutir.
Dando las gracias al teniente, Felix se fue para ocuparse de sus deberes, la
siguiente vez que vio a Desiree, fue esa noche. Enarcando una ceja, ella dijo:

~174~
—Me has arrastrado delante de mi alfa.
Después de haber vislumbrado el destello burlón en sus ojos, él se encogió de
hombros.
—Nuestros horarios en conflicto no eran buenos para el romance.
La risa de Desiree se envolvió a su alrededor.
—Bien, gracias a ti, señor Sabelotodo, ambos tenemos la noche libre. ¿Quieres ir a
bailar?
—Claro. —Aceptaría cualquier excusa para abrazarla—. ¿Acaso Lucas dijo algo
sobre nosotros? —El alfa DarkRiver estaba tan en sintonía con su clan como Hawke
con los SnowDancer.
—Sólo que si tenía planeado seducirte para venir con los DarkRiver, tenía todo su
apoyo. —Una sonrisa profunda—. Tus habilidades hortícolas tienen mucha
demanda.
Felix sintió su piel arder, tanto por el cumplido como por la idea de dejarse
seducir por esta salvaje y hermosa gata.
—¿Debo cambiarme? ¿Para bailar? —Llevaba unos vaqueros, botas y una camiseta
blanca, todo limpio, ya que se había duchado antes de reunirse con ella, pero muy
gastado. Desiree, por el contrario, llevaba unos vaqueros negros ajustados y una
hermosa camiseta de color rojizo que resaltaba sus curvas, el pelo sin trenzar y
alisado hasta que brillaba. Era bonita aunque le gustaba más la naturaleza salvaje
crepitante.
—¿Es una broma? —Ella le mordió la mandíbula, una caricia a la que no sólo se
había acostumbrado sino que adoraba—. Esos vaqueros acunan tu culo a la
perfección.
Él no se sonrojó esta vez sino que sonrió:
—Puedes morderlo más tarde. —Cuando ella rio y lo besó de nuevo, él supo que
estaba empezando a aprender a lidiar con su gata.
Pasando un brazo alrededor de sus hombros, la llevó a la camioneta que había
cogido de la flota del clan.
—¿Quieres conducir? —Los dominantes eran raros en que les llevaran y a Felix no
le importaba ese pequeño acuerdo.
—No —dijo Desiree con una sonrisa—. Hoy quiero que me lleven.

~175~
Conducir fue divertido y tranquilo.
—Mira la fila fuera del Wild —dijo Desiree, haciendo un gesto hacia el club
popular entre los compañeros de clan más jóvenes.
—Es bueno verlos divertirse de nuevo. —Tanto los compañeros de clan
SnowDancer como DarkRiver habían permanecido cerca de casa en las semanas
inmediatamente después de la batalla, todo el mundo sorprendido por la violencia y
necesitando estar cerca del clan.
—Pero —añadió—, me alegro de que no vayamos allí. —Él y Desiree se dirigían a
un lugar que era más para cenar y bailar, la música buena, pero el volumen lo
bastante bajo para que la conversación no fuera a gritos, había usado el sistema de
comunicación incorporado en el SUV para llamar con antelación y reservar una
mesa.
—¿Fuiste a clubs cuando eras más joven?
Él se encogió de hombros.
—De vez en cuando, no me gusta ser aplastado cuando hay demasiada gente.
—Lo sé. —Él podía oír la sonrisa en su voz—. Te gusta el aire libre, los espacios
abiertos. —Acercándose, apoyó una mano en su muslo, el toque posesivo hacía que
el pelaje de su lobo se frotara contra el interior de su piel—. No puedo creer que
hayas sido modelo tanto tiempo.
—Echaba tanto de menos mi casa que dolía —admitió, entrando en una plaza de
aparcamiento y cerrando la mano sobre la suya—. A veces se sentía como si no
pudiera respirar. —Apretando su mano, sonrió—. Una vez me convertí en lobo y
corrí por los Campos de Marte.
Desiree aulló ante la mención del famoso parque de París.
—¡No es cierto! ¿Qué pasó?
—Casi me arrestaron. —Una sonrisa—. Pero los policías no pudieron atraparme.
—El lobo resopló de risa dentro de él— , la parte más difícil fue colarme en mi
edificio de apartamentos. La próxima vez que hice algo por el estilo, me aseguré de
guardar ropas en un lugar al que podía acceder pero que la demás gente no notara.
—Espera. —Desiree se volvió en su asiento, con los ojos de color verde dorado y
brillantes—. ¿Lo hiciste otra vez?
—Pasé tiempo en un montón de ciudades —dijo en su defensa—. Milán, Nueva
York, Sydney, París de nuevo. Pero por lo general trataba de encontrar un parque. —

~176~
Rio ante los recuerdos—. Mi vez favorita fue cuando un grupo de niños se topó
conmigo mientras estaba en forma de lobo y jugamos al fútbol hasta que sus madres
se dieron cuenta y se asustaron, a pesar de que me había portado bien y obviamente
era un cambiante.
—Bueno, la gente de ciudad probablemente no están acostumbrados a ver a un
gran lobo jugando al fútbol. —Desiree estaba completamente encantada con sus
historias, le pidió que le contara más, mientras caminaban hacia Amore, el
restaurante donde planeaban cenar, bailar un poco y disfrutar de estar uno con el
otro.
Cuanto más compartía él, más se enamoraba ella.
Le estaba hablando sobre otro modelo que había conocido, cuando llegaron al
restaurante y les dijeron que su mesa no estaría lista hasta dentro de veinte minutos.
Sin prisa, decidieron pasar el rato en el bar. Acababan de agarrar sus bebidas y
Desiree estaba abrazada a Felix, hablándole de sus días de soldado en prácticas,
cuando algún imbécil le palmeó el trasero y dijo:
—Oye, nena.

~177~
Capítulo 8

Poniendo los ojos en blanco, se volvió hacia el gran idiota musculoso.


—Tócame otra vez y te arranco la mano.
Bronceado y con los dientes blancos, él se apoyó en la barra. Estaba segura de que
era un cambiante no depredador, pero por su comportamiento, parecía uno de los
machos de la manada de ciervos local. Podían ser tan engreídos como los
depredadores.
—¿Quieres bailar?
No podía creer los nervios del chiflado. Decidiendo ignorarlo, se volvió de nuevo
a Felix y vio su mandíbula apretada y los ojos del lobo.
—Eh. —Apoyó una mano en su pecho—. No dejes que algún capullo arruine
nuestra noche.
Los músculos de Felix permanecieron tensos, pero la miró. Ella sonrió… y sintió
que el gilipollas la tocaba otra vez. Gruñendo mientras sacaba las garras, Desiree se
volvió y le arañó el dorso de la mano.
Él siseó cuando salió sangre pero no retrocedió.
—Lárgate. —Fue la voz de Felix detrás de ella, su cuerpo presionado contra su
espalda.
El otro hombre sonrió.
—¿O qué?
—O patearé tu culo de mierda. —Desiree dejó su bebida en la barra de golpe, al
tanto de que todo el lugar se había quedado absolutamente silencioso cuando
notaron la violencia latente en el aire.
El idiota miró a sus amigos, luego no a Desiree sino a Felix.

~178~
—¿Y tú, niño bonito? ¿Te vas a quedar allí y vas a dejar que tu novia haga todo el
trabajo?
El leopardo de Desiree se quedó completamente inmóvil dentro de su piel. Esto,
esto era lo que había estado temiendo. No que Felix fuera menos dominante, pero si
podría aceptar, realmente aceptar, a una mujer que era más dominante. Y no sólo eso,
una mujer que era una soldado entrenada, diseñada y hecha para luchar.
Así que cuando dijo:
—¿Qué? ¿Mirar cómo mi muy atractiva mujer te patea tu culo gordo y parece sexy
mientras lo hace? Oh, sí, definitivamente apoyo eso —todas las células del cuerpo de
Desiree explotaron con un placer violento.
Fue a dispararle una sonrisa, pero el maldito gilipollas que había interrumpido su
cita intentó volver a tocarla. Gruñendo, golpeó, y de repente el toro ya no estaba tan
feliz de meterse con ella. Mientras sus amigos gritaban e iban a por ellos, ella fue
consciente de Felix a su lado. Compartieron una sonrisa antes de meterse en la pelea
cuerpo a cuerpo juntos, y era cuerpo a cuerpo. Parecía que todo el mundo estaba listo
para una buena pelea esta noche en este establecimiento tan bonito y respetable.
Luchó al lado de ella y en ese momento entendió la verdadera profundidad de su
valor. Él no tenía los instintos agresivos de un dominante, pero como todos los
sumisos SnowDancer, había sido entrenado en combate, por lo que no se vería
indefenso si él era la única línea de defensa de sus más vulnerables.
Esta noche, vio lo que significaba que un sumiso luchara por alguien que le
importaba.
Era todo dientes, garras, furia y un rechazo firme a rendirse, incluso en contra de
oponentes más grandes y más violentos. Y nunca, nunca se puso en su camino. En su
lugar, estaba allí para respaldarla, para darle todo lo que necesitaba; se aseguró de
que su flanco estuviera protegido, que nunca tuviera que preocuparse de ataques
furtivos.
Sus patadas encontraron su objetivo una y otra vez, y golpeó más de una
mandíbula.
Ella le vio soportar un brutal puñetazo en el estómago cuando el instigador de la
lucha consiguió pasar bajo su guardia, pero Felix ignoró el dolor para asegurarse de
que ella permanecía cubierta. Desiree, por el contrario, se enfureció. En esta ocasión,
golpeó al gilipollas deliberadamente en la cara.

~179~
—Si quieres jugar de verdad —gruñó mientras él se tambaleaba hacia atrás,
sangrando—, entonces deja que te muestre mis putas garras.

* *
Felix había visto luchar a dominantes antes. No podías ser parte de los
SnowDancer y no haber sido testigo, incluso si sólo era una simulación de combate.
Como fuera, con la reciente violencia, lo había visto de verdad. Pero nunca había
visto a nadie luchar como Desiree. Sus movimientos eran sedosos y sinuosos, y
podían volverse letales con un cambio ligero como un susurro en la presión o la
fuerza.
No creía que los idiotas que habían iniciado esta pelea tuvieran ni idea de que ella
estaba refrenando los golpes.
—Maldición, eres hermosa —dijo cuando se encontraron cara a cara por una
fracción de segundo, sus ojos chocando. Quería besarla tanto en ese instante.
Pero entonces oyó otro grito de batalla enojado y ahí fueron de nuevo.
Cuatro minutos más tarde, una Desiree sin moratones e ilesa se pulió las uñas en
la tela de seda de su top, con la bota en el pecho del hombre que había sido tan
estúpido como para tocarla sin permiso.
—Ahora, voy a cenar —dijo a su rival muy magullado y maltrecho—. ¿A menos
que quieras que siga pateando tu culo sarnoso?
El macho gimió, extendiendo las manos en señal de rendición.
—Sí, eso es lo que pensaba. —Se volvió y tiró de Felix a su boca con la mano
alrededor de su nuca, las garras le pincharon la piel. Él fue, su lobo perfectamente
feliz de estar bajo el control de esta muy peligrosa mujer, porque esta mujer peligrosa
acababa de derribar a diez personas mientras le trataba a él como un compañero.
No había habido condescendencia, no le había ignorado. Había trabajado con él,
dejado su espalda al descubierto, confiando en que él vigilaría. En un momento
dado, habían estado luchando contra espalda. Y ahora no protestó cuando él
envolvió la mano alrededor de su nuca y la abrazó con fuerza mientras se besaban.
Era caliente, era húmedo y era perfecto.
—Ejem.
Separándose al oír ese sonido, se giraron para encontrar a la dueña del restaurante
mirándolos con ojos rasgados azabache.

~180~
—¿De verdad? —dijo la mujer menuda, dando golpecitos con su pie calzado en
tacones de aguja—. ¿Teníais que hacer un agujero en mi barra nueva y doblar tres
taburetes?
Desiree sonrió.
—Eh, al menos no hemos roto nada.
—Oh, cállate. —La mujer se acercó y utilizando la punta afilada de su zapato,
empujó bruscamente al macho que había iniciado todo.
—Levántate, bebé llorón, y llama a tu líder de clan. Estás a punto de conseguir un
infierno de cuenta.
Felix apartó a Desiree de la propietaria irritada, que resultaba ser un miembro
humano de los SnowDancer. Caminando hacia la sección del restaurante, donde
recibieron una ronda de aplausos y sonrisas, se sentaron a la mesa señalada por un
camarero sonriente.
—Entonces —dijo Felix, recogiendo el menú—, eso fue agradable. ¿Qué haremos
para nuestra próxima cita?
Los ojos de Desiree brillaban por encima del borde del menú… y en ese instante
Felix se dio cuenta de que le estaba sosteniendo la mirada, lo había estado haciendo
desde su beso. Su lobo se detuvo, consideró la posibilidad de bajar sus ojos, pero no
pudo encontrar ninguna razón para hacerlo. Ya no era una dominante desconocida
cuyas acciones y reacciones no podía predecir. Era Desiree y no veía el contacto
visual de él como un desafío; lo veía como algo natural, como lo que debería ser.
De repente, él no quería estar aquí, con todas estas otras personas.
Las pupilas de Desiree se dilataron delante de él, su olor se hizo más fuerte y
suave al mismo tiempo.
—Mi casa está más cerca —susurró ella.
—Hecho. —Dejando una propina para el camarero confundido, que acababa de
traerles un aperitivo gratuito, se levantó y, tomando la mano de Desiree, se dirigió
hacia la puerta.
Su casa podría haber estado más cerca, pero no estaba cerca, y cuando detuvo el
SUV en el único punto de estacionamiento viable, estaban todavía a veinte minutos
de carrera a su cabaña y su cuerpo estaba al rojo vivo.
—Podríamos… —Empezó Desiree, su pecho subiendo y bajando como si hubiera
corrido una maratón.

~181~
—No. Quiero toda la noche. No quiero tener que parar más adelante para que
podamos correr a tu casa.
Desiree gimió, lo atrajo hacia sí para darle un beso que fundió sus células
cerebrales, luego se largaron. Él corrió tras ella. Ella era rápida, mucho más rápida
que él, pero eso estaba bien, porque él tenía la resistencia para rastrearla, no
importaba lo rápido que fuera. Y ella nunca salía de su vista, porque no estaba
huyendo. Estaba coqueteando con él de una manera que sólo una gata podía.
Cuando ella se lanzó hacia su cabaña, él se quedó allí y observó su belleza. Hasta
que empezó a desnudarse, dejando caer la ropa en el porche. Felix empezó a subir.
Su primera vista de su cuerpo desnudo hizo que todo en él se encendiera. Estuvo
sobre ella en un santiamén, las manos en la cintura, los músculos de los brazos tensos
mientras la levantaba.
Ella envolvió las piernas a su alrededor, los brazos alrededor de su cuello y la boca
cerrada sobre la suya. Tropezando, tambaleándose, Felix bebió de su beso, su sabor,
de alguna manera, logró que terminaran en la cabaña y en la cama. Cuando bajó
encima de ella, Desiree le pinchó con las garras pero ahora él conocía esos pinchazos,
sabía que no le estaba diciendo que parara. Mordisqueando y besando su boca, su
mandíbula, el cuello, se frotó contra ella y supo que iba a explotar como un cohete si
se desnudaba.
—Felix. —Un ronroneo, su boca besándole la mandíbula a su garganta.
Se estremeció, la intimidad de la caricia hacía que su lobo quisiera echar hacia
atrás la cabeza en un aullido de éxtasis. Pero necesitaba su boca en la suya también, y
tiró hacia arriba de su cabeza para iniciar otro beso. Ella gruñó al impedirle realizar
su tarea autoimpuesta.
Rompiendo el beso, él presionó la frente sobre la suya, sus respiraciones
mezcladas.
—Sé que no estás enfadada. —Su sonrisa se sentía como si llenara todo su cuerpo.
Los ojos de Desiree se volvieron felinos otra vez y pasó las manos ligeramente por
su espalda.
—¿Por qué sigues llevando ropa? —Un instante después, usó las garras y la
camiseta quedó hecha jirones que dejaron su mitad superior desnuda.
Clavando los talones en su culo, Desiree intercambió las posiciones para que él
terminara debajo.

~182~
—Todo mío —ronroneó ella, inclinándose para chasquear la lengua sobre su labio
inferior.
Con la sangre caliente y la polla como una piedra, se levantó para cerrar las manos
sobre los deliciosos montículos de sus pechos y tiró de los pezones. Ella echó la
cabeza hacia atrás, el evidente placer ante su toque le hizo sentir como un dios.
Movió las manos para rodearlos y pasarlas por su espalda, la inclinó hacia delante
hasta que pudo chupar, lamer y morder.
Un agudo pellizco en su oreja cuando se puso un poco demasiado áspero y ella le
clavó las uñas en la nuca. Lamiendo la herida inadvertida, estiró la mano entre sus
piernas. Ella era líquida bajo sus dedos. Estremeciéndose ante la evidencia de lo
mucho que lo deseaba, su aroma exuberante y erótico, encontró su clítoris y tiró
suavemente.
Respirando entrecortadamente, ella le besó.
—Me correré —advirtió ella, su cuerpo onduló sobre esos dedos, como si no
pudiera detenerse.
—Hazlo —dijo, la única palabra en un susurro áspero—. Quiero ver. —Apretó la
yema del pulgar sobre su clítoris mientras deslizaba un dedo dentro de ella, la
acarició con un ritmo corto y duro.
Ella le clavó las uñas en el pecho con tanta fuerza que él olio sangre, pero estaba
bien. Mejor que bien. Eran cambiantes. Lobo y leopardo. Ser salvaje entre las sábanas
era parte de su naturaleza y adoraba que Desiree se estuviera volviendo salvaje con
él. La acarició a través de su orgasmo, incluso cuando el sudor estalló sobre su propio
cuerpo, su control algo fino.
Ronroneando después, ella se fundió con su cuerpo y bajó para reclamar un beso
posesivo y perezoso. Con una mano, ella le dio un codazo a un costado, como si
estuviera demasiado sensible, los dedos de la otra mano jugaban con los discos
planos de sus pezones. Él gimió y frotó su polla cubierta de algodón contra ella.
Ella le rozó la mandíbula con dientes y, con una sonrisa lenta y muy femenina,
dijo:
—Voy a ser una gata perezosa y dejar que hagas todo el trabajo. —Un cambio en el
cuerpo de Felix, su calor húmedo entró en contacto con su abdomen.
¡Joder!

~183~
Rodando para que quedara atrapada debajo de él, le dio un beso duro antes de
levantarse y de alguna manera quitarse los pantalones y ropa interior. Antes ya se
había quitado sus zapatos y calcetines así que estuvo desnudo en cuestión de
segundos.
—Mi hermoso hombre —dijo Desiree, su mirada de leopardo.
Cubriendo su cuerpo con el suyo una vez más, Felix se agarró al cabecero de la
cama con una mano y a su muslo con la otra.
—Tú eres la hermosa. —Las palabras eran rudas, un gruñido pero querían decir
cada una que ella era fuerte, sexy y simple y llanamente perfecta.
Entonces su cerebro dejó de funcionar, el olor erótico de su deseo se mezcló con el
calor femenino al rojo vivo en la punta de su polla para convertirlo en una criatura de
pura necesidad primitiva. Empujando profundamente, fue consciente de que ella
arqueó el cuerpo y su grito rompía el aire.
—¿Dezi? —dijo entre dientes, con miedo de haberle hecho daño.
Su respuesta fue envolver las piernas alrededor de sus caderas y elevarse hacia él
en una demanda sin palabras.
Era todo lo que él necesitaba.
Rindiendo su boca a la suya cuando Desiree le buscó, se retiró y empujó
profundamente una y otra vez. Su ritmo era irregular, su corazón tronaba… y luego
Desiree cerró los dientes en el pulso de su cuello con fuerza suficiente para dejar una
marca. El orgasmo lo atravesó tan caliente y tan fuerte que sintió salir sus garras.
Lo último que recordó fue asegurarse de que no la cortaba. Después de eso sólo
hubo placer, solamente Desiree en sus brazos.

* *
Felix volvió a sus sentidos para descubrir que había logrado darles la vuelta en el
último segundo para no aplastar el cuerpo más pequeño de Desiree. Su respiración
era entrecortada mientras trataba de recuperarse del orgasmo más duro de su vida,
su cuerpo todavía unido al de Desiree y su mano todavía muy firmemente en la
nuca.
No recordaba ponerla allí, pero como ella estaba ronroneando sobre su pecho,
estaba claro que no le importaba que la agarrara. Tratando de encontrar las palabras
en su cerebro frito, se le ocurrió:

~184~
—Maldición.
Con una risa ronca, Desiree se levantó lo suficiente para mirarlo. Sus ojos tenían su
resplandor nocturno, su piel las señales de su posesión.
—Tienes algunos movimientos, Felix Grady. —Era una declaración admirativa.
Su lobo se pavoneó. Soltando la nuca, Felix pasó la mano por la curva de la
columna vertebral para apoyarla en su culo.
—Eso no era nada —dijo, sintiéndose un poco presumido—. Espera a que
realmente empiece.
Ella apretó su pene semi-duro con sus músculos internos, haciéndolo gemir.
—Lo mismo digo. —Le acarició con la nariz—. Me había olvidado de tus
moratones.
—¿Qué moretones? —No había sentido nada más que placer, todavía estaba
borracho en él.
Ella se incorporó completamente sobre él y comprobó su abdomen y cara.
—Este va a ser de un precioso tono púrpura muy pronto —murmuró, acariciando
el lugar con una ternura que hizo que algo muy dentro de él doliera.
—Estoy bien —logró decir—. Valió la pena.
—¿Sí, verdad? —Una sonrisa brillante antes de que ella le tocara la mandíbula y
empujara la cabeza hacia un lado—. Te he marcado —dijo, con un tono de profunda
satisfacción—. Ahora todo el mundo sabrá que eres mío.
Creció más duro dentro de ella, su piel se estiró tensa sobre su cuerpo y su
corazón dolió por la emoción. Esto no era simplemente posesividad sexual en su voz,
en su expresión; era el tipo de posesión profunda que había visto en los ojos de
Indigo cuando miraba a Drew. Decía, mío, y le decía a todo el mundo que se apartara.
También contenía una profunda vena de afecto… tal vez incluso de... amor.
—Te amo —dijo él, corriendo un riesgo que podría destruirle.
La cara de Desiree se iluminó.
—Yo también te amo —dijo sin dudar.
Eso amenazó con hacer que su corazón explotara. Pero incluso con la emoción
estrellándose sobre él, nunca se había sentido más contenido en su piel, era un
cambiante depredador sumiso y cada palabra, cada acción, cada sonrisa de su

~185~
amante le decía que era perfecto tal y como era. Desiree, sabía con absoluta
confianza, que no quería que cambiara, nunca le vería como no suficiente.
—Mío —dijo ella en voz alta con otra sonrisa posesiva—. Maravillosa mente,
enorme corazón, un cuerpo hecho para el pecado y manos deliciosamente talentosas.
—Un beso puntuó cada palabra—. Y todo eso es mío. —Le pinchó el pecho con sus
garras.
Él siseó.
—¿Por qué ha sido eso?
—Sólo dejaba claro mi reclamo. —Una mirada con los ojos entrecerrados pero él
vio a la gata juguetona detrás.
Felix curvó los labios en una sonrisa que seguramente le agrietó la cara.
—Todo tuyo —dijo, su lobo se atrevió a imaginar lo que ella haría si él hacía ese
mismo reclamo descarado.
Cuando Desiree se inclinó para chupar la marca del mordisco que le había hecho
sobre su pulso, gimió del crudo placer de ser tocado por esta mujer que era su
amante en todos los sentidos... pero su lobo estaba repentinamente distraído por algo
aún más poderoso, aún más primitivo.
Tal vez era un sutil cambio en el olor de Desiree, tal vez era la forma en que lo
miraba con esos ojos felinos que eran tan cariñosos y estaban tan encantados con él,
tal vez era sólo el instinto visceral, pero sus huesos cantaron con un conocimiento tan
hermoso que se apoderó de su corazón y apretó, apretó.

~186~
Capítulo 9

—¿Felix? —Desiree levantó la cabeza, las cejas fruncidas sobre esos ojos
brillantes de color dorado y verde—. ¿Qué pasa, cariño?

Fue entonces cuando él se dio cuenta de que se había quedado inmóvil como si su
lobo tratara desesperadamente de calcular su siguiente movimiento. Pero no podía
calcularlo. Era jodidamente feliz.
—Ahora sé que a tu gata le gusto —susurró a través de una garganta en carne viva
por la emoción.
Inclinando la cabeza ligeramente hacia un lado, Desiree puso los ojos en blanco.
—Por supuesto que a mi gata le gustas. ¿Quién crees que te mordió?
Él sonrió, sintiéndose un poco travieso.
—Ven aquí, gata. Quiero acariciarte.
Con una sonrisa juguetona ella extendió la parte superior del cuerpo encima de él
mientras se besaban. No podía dejar de sonreír y cuando levantó la cabeza, la
sospecha pintaba su expresión. Mordiendo sus labios y mandíbula, gruñó.
—Parece que tienes un secreto.
Con la sonrisa aún más amplia, Felix trató de darles la vuelta pero fue detenido
por la soldado de alto rango que ahora le miraba con el ceño fruncido. Él rio.
—Realmente odias no saber, ¿verdad?
—Grr.
—Dios, te amo.
Sus ojos cambiaron de gata a humana. Le acarició con la nariz cariñosamente,
permitió que esta vez le diera la vuelta, su siguiente ronda fue lenta, profunda y llena
de susurros.

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—¿Dezi? —murmuró cuando ella estuvo una vez más sin huesos en sus brazos.
—¿Hmm?
Sosteniendo su mirada, sonrió de nuevo.
—Estamos en la danza de apareamiento. —Era una verdad cambiante que el
macho siempre lo sabía antes que la hembra, así podría averiguar la manera de
aferrarse a su compañera salvaje, pero hasta que el baile le había pateado, Felix no
había sabido si eso sería válido para un hombre sumiso emparejado con una hembra
dominante—. A tu gata le gusto de verdad —dijo mientras Desiree se quedaba
boquiabierta.
—¡Serás…! —Amenazó con arañarle la espalda—. Por eso tenías esa mirada
satisfecha y feliz en tu cara.
—Sí —admitió, con aire satisfecho y feliz.
Envolviendo sus brazos con fuerza alrededor de ella, su lobo en los ojos, le gruñó.
—Voy a atraparte, gata.
—Haz lo peor que sepas, lobo. —Ojos verdes rasgados—. Esta gata no tiene la
intención de ser una presa fácil.
Eso era un serio desafío de una hembra dominante, pero Felix estaba jugando para
quedársela.
—Nunca espero nada fácil contigo —dijo, inclinando la cabeza y mordiéndola
exactamente donde ella le había mordido, su lobo tan posesivo con ella como ella con
él.
Y ese lobo sabía que ella permitiría la caricia agresiva.
Lo hizo, su ronroneo vibró contra él.
Ahora bailamos.

* *
Felix seguía deslumbrado y abrumado a la mañana siguiente, su lobo en éxtasis.
Pero también sabía que tenía que empujarse a sí mismo aún más de lo que ya lo
había hecho. Dezi quería estar con él, pero tenía que ganársela, tenía que convencer a
su gata de que su danza para toda la vida valía la pena.
Pensó en lo que había visto hacer a sus compañeros de clan para cortejar a sus
compañeras. Drew con sus trucos que habían molestado a Indigo, luego la habían

~188~
hecho reír; Hawke tirando a Sienna por encima de su hombro y sacándola del bar,
aunque, Felix no estaba seguro de que Sienna considerara eso parte de su cortejo;
Cooper con sus mensajes y peticiones de canciones en la frecuencia de radio del clan.
Todos esos actos se habían ajustado al hombre en cuestión y a la mujer a la que
quería reclamar.
Lo que se ajustara a Felix y Desiree... necesitaría un poco de planificación.
—Hola —le dijo a Desiree esa noche, después de reunirse con ella al final de su
turno de vigilancia—. ¿Quieres salir a correr?
Ella entrecerró los ojos.
—¿Quieres salir a correr? ¿Después de ignorarme todo el día?
—Lo siento. Día ocupado. —Ella no tenía ni idea—. Podríamos correr hasta tu
casa.
—Sí, ¿por qué no hacemos eso?
Luego salió disparada. Esta vez, ella no estaba jugando, y era rápida. Eso estaba
bien para él. Disfrutó rastreándola… y pensando en la expresión de su rostro cuando
llegara a casa.

* *
Desiree echaba humo. Había reglas en la danza de apareamiento. Bueno, bien, tal
vez no había reglas. Era diferente para cada pareja. Pero si hubieran existido reglas
escritas, lo único que el libro diría en letras de neón brillante intermitentes era que
¡no se suponía que ignorabas!
Su leopardo gruñó. Adoraba a Felix, pero en este momento, podría haberle
arañado alegremente hasta hacerle sangre. No esperaba un gran romance, pensó con
un dolor punzante en el corazón. Felix sabía que ella no era buena con lo femenino,
tal vez se imaginaba que en realidad no necesitaba ninguna de las trampas de la
danza. Los ojos le picaron. Estúpido. Él era increíble. El hecho de que no quisiera
bailar con ella no quería decir que debiera enfadarse.
Pero lo estaba. Muy, muy enojada. Y triste. Enfadada, triste... y el hogar.
Respirando entrecortadamente, miró por encima del hombro y se dio cuenta de
que lo había dejado atrás hacía bastante. Genial. Ahora probablemente se enojaría
por ello. Nunca se había dado ninguna indicación de que tuviera un problema con el

~189~
hecho de que ella era más fuerte y más rápida, pero los hombres podían ser idiotas al
respecto.
Pensó en ir a por él, pero si estaba enfadado, su regreso simplemente echaría sal
en la herida. Y, aún estaba enojada con él.
¿Cómo podía simplemente ignorar la danza de apareamiento? Había dicho que la
deseaba. Había dicho que iban a jugar, que iba a ganársela. ¿No se daba cuenta de
que tenía que convencer al leopardo para que fuera suya? El amor del corazón
humano no era suficiente para convertir el vínculo en realidad. La gata tenía que
estar de acuerdo y en este momento, esa gata se sentía tan salvaje como la mujer
humana.
Confusa por el enfado, trepó a la cabaña y sus fosas nasales se dilataron ante el
olor a otoño y tierra de Felix. Ahora estaba en su piel, en su sangre, en su casa.
Pero…
Ella frunció el ceño.
Había demasiados olores saliendo de su casa, dulces, salvajes e inesperados, pero
no sentía ningún peligro, no oía a nadie más cerca. Abriendo la puerta con cuidado,
entró… gritó cuando algo cayó sobre ella. Era suave y olía muy bien, era rojo, rosa,
amarillo y blanco y un centenar de otros colores.
Riendo, su leopardo dio golpecitos a los pétalos que estaban por todas partes,
caminó a través de los miles, millones de pétalos de flores que llenaban la cabaña.
¿Cómo había hecho esto? Absolutamente encantada, cayó sobre los pétalos. Había
tantos que la alfombra perfumada amortiguó su caída, los pétalos aterciopelados
tocaban cada centímetro expuesto de piel. Quería estar desnuda sobre ellos.
Con el corazón vertiginoso de alegría salvaje, cambió. El hermoso dolor del
cambio la recorrió, el cuerpo se convirtió en un millón de chispas de luz antes de
volver a tomar forma en el leopardo que era su otra mitad. La leopardo saltó y jugó
con los pétalos y, cuando captó el olor de su compañero, se ocultó en el bosque
delicado.
—¿Desiree?
El leopardo se abalanzó sobre el gran cuerpo musculoso de Felix, lo derribó en la
masa de pétalos. Riendo, él luchó con ella, con las manos en su pelaje y pétalos de
color amarillo y melocotón pegados al visón oscuro de su cabello.
—Mi lobo quiere salir —dijo un instante antes de que cambiara.

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Ella lo vio cambiar, no interrumpió, y una vez que el lobo sacudió su piel para
colocarla, jugaron, tirándose pétalos. La suavidad aplastada liberó olores dulces al
aire cuando el lobo gruñó y le mordió juguetonamente en la garganta. Ella le
devolvió el gruñido, fingiendo arañarle con las garras. Él resopló.
Ambos volvieron a cambiar casi en el mismo instante y Desiree se encontró
sujetando a un hombre desnudo magnífico con los ojos ámbar del lobo.
—Te ha gustado —dijo él, sonriendo profundamente.
Desiree lo acarició con la nariz en respuesta. Había oído que se suponía que tenía
que jugar fría con algunas de las cosas de la danza de apareamiento, pero no quería.
Quería lamerle como a un helado. Así que chasqueó la lengua y lo saboreó.
—¿Cómo metiste todos estos pétalos? —preguntó, lamiendo su garganta y
mandíbula hasta que llegó a las curvas firmes pero sensuales de su boca. Le
mordisqueó los labios y le miró a los ojos—. Dime.
—No. —Movió las manos por su espalda para acunar su culo y apretó—. No he
terminado, tampoco.
Sintiéndose toda feliz y burbujeante por dentro, ella le gruñó.
—Puedo hacerte hablar.
—Soy fuerte. —Alargó la mano entre sus piernas y la acarició.
Un ronroneo se formó en el pecho de Desiree. Acariciando con la nariz otra vez a
Felix, se incorporó para sentarse a horcajadas sobre él, este hombre que le daba
romance, que bailaba con ella. Garras fuera, las pasó ligeramente por su pecho. Él
gimió, sus manos una vez más en su culo.
—Ven aquí.
—No. Voy a torturarte, hacer que me digas los detalles de cómo hiciste esto. —
Bajando por sus muslos, envolvió sus manos alrededor de su pene y lo acarició de
arriba abajo.
Felix se estremeció, los músculos ondularon. Cuando sus garras le pincharon la
piel, su leopardo asomó a la superficie, su visión se alteró cuando sus ojos medio
cambiaron.
—¿Así que crees que me puedes convencer para emparejarme contigo? —Le
acarició con las manos de nuevo.
Él se quedó sin respiración, sus caderas bombearon en sus manos.

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—Sí —dijo, antes de hacer algo astuto e inesperado que logró darle la vuelta.
Ella cayó sobre los pétalos, no había previsto la maniobra de su amante sumiso.
Apartándose los pétalos de la cara, dijo:
—¿Dónde aprendiste eso?
Bajando sobre ella, su cuerpo apoyado en un brazo, la besó y el beso fue largo,
suave y delicioso.
—Le pedí a Drew que me enseñara algunas cosas —dijo después, su mano firme
sobre su pecho—. Pensé que necesitaba algunos trucos para lidiar con mi compañera.
Ella pasó las garras por su espalda, con fuerza suficiente para morder.
—Todavía no soy tu compañera.
—Sólo es cuestión de tiempo. —Esa magnífica sonrisa volvió con toda su fuerza,
se inclinó para rasparle la mandíbula con los dientes.
Gruñendo, ella se peleó con él, tumbándole de espaldas. Felix se las arregló para
ponerla debajo otra vez, sus cuerpos se frotaron uno contra el otro. El olor de la
excitación aumentó más caliente, más profundo, hasta que las luchas fueron más
lentas, las garras moldearon sus hombros cuando le dio la bienvenida en su cuerpo.
Su polla era gruesa y dura; la sensación de estiramiento la hizo gemir y envolverse
alrededor de él.
Le abrazó mientras se movían juntos, el aliento de Felix se mezcló con el suyo y la
piel se deslizó caliente y un poco húmeda sobre la de ella. Adoraba cómo olía, cómo
se sentía, todo sobre él. Su leopardo estaba totalmente de acuerdo, pero era una gata,
quería jugar un poco más, quería ver qué más tenía bajo la manga.

* *
Felix recibió más que unas pocas burlas después de que la gente viera su sonrisa al
día siguiente y en especial cuando se desnudó para ir a correr y se corrió la voz de las
marcas de garras en la espalda. Silbidos sonaron de sus compañeros de clan, pero
podía manejar la situación. Mientras Desiree quisiera ser suya, podía manejarlo todo.
Incluido una danza de apareamiento con una gata.
Pensó en su sonrisa la noche anterior, en cómo se había abalanzado tan
juguetonamente sobre él y supo que lo había hecho bien. La había sorprendió y
encantado. Pero el juego no había terminado, no hasta que la ganara. Así que
averiguó su ruta de vigilancia y le dejó cake pops, pulseras brillantes hechas de

~192~
cristal, pequeñas esculturas de chocolate, y otras cosas divertidas y tontas en lugares
secretos, luego le enviaba las pistas.
Sus compañeros DarkRiver encontraron accidentalmente algunas de las golosinas
y, después de averiguar lo que estaba pasando, comenzaron a aparecer a lo largo de
su ruta para ver que había descubierto. Se corrió la voz a los lobos, y de repente Felix
tenía que evitar no a uno, sino a dos grupos de compañeros de clan curiosos cuando
iba a ocultar las golosinas.
Luego estaba su madre, quien le sonreía cada vez que lo veía, y luego trataba de
hacerle confesar sus planes; y su padre, quien le dio una palmada en la espalda y
dijo:
—¡Ese es mi muchacho! Mostrando a estos gatos cómo cortejar a una mujer.
Su hermana, por su parte, se asoció con Drew y Sienna para distraer a los
compañeros de clan para que Felix pudiera escapar para ocultar las sorpresas para
Desiree.
En cuanto a los padres de Desiree, Harry le había tomado la medida durante un
turno de trabajo, mientras que Meenakshi lo había invitado a una “pequeña charla”,
que resultó ser más un interrogatorio. A Felix le había gustado Harry desde su
primer encuentro y, durante el interrogatorio, se enamoró un poco de la feroz y
protectora Meenakshi. Al parecer, pasó la prueba porque le habían sonreído deseado
suerte, luego le contaron lo que necesitaría con su hija soldado independiente y
fuerte.
Su cortejo se había vuelto mucho más público de lo que pretendía, pero Felix se
encontró lidiando con ello sin preocupación.
Porque tenía a Desiree.
E iba a quedarse a su gata.

* *
Desiree mordió un cake pop con una sonrisa tonta en la cara. Felix lo había
escondido en lo alto de un árbol. Habría tardado mucho en subir hasta allí, lo que
importaba aún más. Sentada en la rama de un árbol, balanceando las piernas, de
repente captó su olor cuando la brisa se movió. Se congeló, terminó el pastel y
caminó con mucho cuidado a través del dosel hasta que estuvo casi justo encima de
él.

~193~
Estaba ocultando algo más, esta vez en las raíces de un árbol. Vio la sombra de un
destello antes de que su cuerpo la bloqueara.
Su leopardo sonrió por haberlo atrapado.
Tensando los músculos, se abalanzó. Cayeron rodando al suelo del bosque, los
ojos sorprendidos de Felix alzaron la mirada hacia ella mientras se estiraba encima
de él.
—Se suponía que estabas en el otro sector —dijo él con el ceño fruncido.
—Lo sé. —Había intercambiado sectores con otro soldado después de decidir ver
si podía encontrar algunas de sus golosinas escondidas antes de que él le enviara las
pistas—. ¿Qué ocultabas para mí?
La agarró por las caderas.
—Las gatitas malas no reciben regalos.
Fingió gruñirle, se meneó para soltarse y fue a las raíces de los árboles. Su regalo
estaba escondido en un pequeño agujero entre las raíces. No era un collar o una
pulsera. No, era una cadena de pequeñas cuentas brillantes para que se atara las
trenzas. Sus ojos ardieron ante la belleza y la perfección del regalo.
—¿De dónde has sacado esto?
Acariciándola con la nariz desde atrás, dijo:
—Orden especial de Nueva York.
Era tan condenadamente maravilloso. Y quería que todo el ancho mundo supiera
que era suyo, que nadie se cuestionara nunca su relación. Dejando las cuentas en el
suelo con cuidado, se dio la vuelta en sus brazos y lo besó. Él gimió y la sujetó a sus
muslos cuando se arrodilló en el suelo.
—Di que sí —susurró—. Di que sí, Dezi.
Con el corazón rebosante de amor, Desiree lo envolvió con los brazos, puso sus
labios contra su oreja derecha, y dijo:
—Sí.
El vínculo de compañeros explotó, le robó el aliento e hizo que el aire saliera de
sus pulmones. Él cerró los brazos a su alrededor, Desiree le rodeó con los suyos
mientras el poder del vínculo los aferraba por el cuello y exigía todo lo que tenían.
Temblando en las secuelas, Felix en una condición similar, ella se dio cuenta de que
podía sentir la tierra y el calor de él dentro de ella ahora.

~194~
Su leopardo se estiró de puro placer feliz cuando Felix cayó hacia atrás, tirando a
ambos al suelo del bosque. Acostado sobre su espalda, con las manos en sus caderas,
la observó apartarse el pelo de la cara... y sonrió. Una sonrisa hermosa y profunda
que le arrugó las mejillas y que fue tan contagiosa que ella estaba sonriendo como
una loca cuando le besó.
—Sabes a presumido.
—Soy presumido —dijo, bajando las manos a su culo—. Acabo de convencer a mi
imposiblemente hermosa y peligrosamente sexy leopardo dominante cambiante para
que se empareje conmigo. —Ojos ambarinos brillaban con deleite lobuno—. Esta
suficiencia no va a desaparecer por un tiempo. —Gimió cuando ella frotó su cuerpo
sobre el suyo duro—. Especialmente si sigues haciendo cosas como esa.
Desiree decidió que le gustaba su aire satisfecho. Le gustaba sobre todo la forma
en que sostenía su mirada mientras estaban allí tumbados mirándose el uno al otro
con sonrisas a juego.
—Me siento un poco borracha.
—Sí, el vínculo de compañeros pega fuerte. —Pasó una mano por su espalda—.
Gracias por golpearme al comienzo.
—Gracias por correr el riesgo y jugar conmigo. —Pasando sus dedos por su pelo,
frotó la nariz contra la suya—. Entonces, ¿dónde vamos a vivir?

~195~
Epílogo

Terminaron por construir una cabaña cerca de la guarida SnowDancer. Como


lobo y por su trabajo, Felix necesitaba estar físicamente más cerca de su clan, y
Desiree era lo suficientemente rápida como para correr a tierra DarkRiver cuando
quisiera. Establecerse en la guarida estaba descartado, sin embargo, ella amaba la
sensación de familia y la estabilidad que era el Clan, pero se volvería loca viviendo
tan cerca de tantos compañeros de clan.
La cabaña era un término medio, lo que garantizaba que su leopardo tuviera su
propio pequeño territorio al tiempo que Felix tenía acceso rápido a la guarida.
Desiree no se quedaba en la cabaña, entraba y salía de la guarida según fuera
necesario. Y Felix bajaba con ella para ver a sus padres y compañeros de clan con
regularidad. La distancia podría haber sido un problema con sus propias
responsabilidades como soldado de alto rango DarkRiver, pero Riley y Mercy habían
arreglado las cosas, así que ahora trabajaba tanto con los equipos SnowDancer como
DarkRiver.
Su alfa le había tomado la cara entre las manos ante las noticias de su
emparejamiento y, con los ojos verdes de la pantera sosteniendo los suyos, dijo:
—Es posible que te hayas emparejado con un lobo pero eres DarkRiver, de
ninguna jodida manera voy a permitir que Hawke te robe. —Un gruñido—. Estás en
camino de convertirte en una centinela y espero lo mismo de ti que espero de mis
otros centinelas.
—Sí, señor —dijo Desiree, la aprobación de Lucas era la guinda de su alegría.
—Va a significar un montón de trabajo duro y largas horas para ti —advirtió
Lucas—. ¿Tu compañero va a ser capaz de manejarlo?
—Absolutamente. —Desiree no tenía una duda en su mente acerca de eso, no
después de que Felix se hubiera ofrecido a abandonar sus queridos invernaderos y

~196~
encontrar un lugar en una elevación menor, por si ella necesitaba permanecer en
territorio DarkRiver.
Había tardado más de un mes en convencerle de que estaría más que bien con una
cabaña en un árbol cerca de la guarida SnowDancer. Los leopardos eran mucho más
independientes que los lobos en términos de organización de vida, y no era como si
ella no viera a sus compañeros de clan de manera regular, especialmente dado el
aumento de la cooperación entre los DarkRiver y los SnowDancer.
Además, su hermana había crecido y actualmente estaba deambulando por el
mundo, mientras que la hermana de Felix era una adolescente que a menudo iba
donde él en busca de consejo.
Cuando Desiree necesitaba estar en territorio DarkRiver por un período más largo,
ella y Felix se alojaban en su antigua cabaña, Felix ajustaba su propio horario para
poder bajar con ella. Ya había empezado a hablar con su padre sobre montar un
invernadero en tierra DarkRiver, y nunca estaba desocupado cuando estaba en
territorio leopardo. Una vez, había regresado de una reunión de centinelas y
soldados de alto rango para encontrar tres pequeños cachorros de leopardo
dormidos en el sofá junto a él mientras dibujaba planes para el invernadero
propuesto.
—Niñera de emergencia —había dicho con una sonrisa.
La gente confiaba en él, no sólo porque era el compañero de Desiree, sino porque
era Felix: fuerte, honorable y con un tranquilo valor que significaba que lucharía
hasta la muerte para proteger a los inocentes bajo su cuidado.
—Estamos haciendo que funcione —le dijo ella seis meses más tarde, cuando
estaban sentados en el balcón de su cabaña SnowDancer, la primavera era un olor a
verde fresco en el aire a su alrededor—. Estamos realmente haciendo que funcione.
—Por supuesto que sí. —Recogiendo su mano, le besó los nudillos—. Nos
pertenecemos el uno al otro. Lo que sea necesario para permanecer juntos, eso es lo
que haremos.
Sí, pensó Desiree mientras los rayos del sol poniente los bañaban a los dos. Volvió
dorado el cabello de Felix, acarició su piel con oro.
—Me encanta que nuestra familia se lleve bien. —Los cuatro habían ido a cenar
juntos esa noche, después de haber hecho clic en su primera reunión.
Desiree adoraba a los padres de Felix, podía ver de dónde había sacado el corazón
y calidez.

~197~
—¿Cuando vuelve Maddy de su viaje de campamento? —Ese viaje, dirigido por
Riley, estaba destinado a enseñar a los jóvenes dominantes del clan habilidades de
supervivencia avanzadas.
—Dentro de dos días. —La sonrisa de Felix era afectuosa—. Quiere que te
pregunte si puede ir de patrulla contigo de vez en cuando después de que regrese,
para conseguir un poco de experiencia.
—Por supuesto. Pero, ¿por qué no me lo pregunta a mí?
—Sabes que te idolatra. —Otro beso en los nudillos—. Soy su héroe por
emparejarme contigo.
Ella retorció los labios.
—Eres su héroe de todos modos. —La forma en que Felix trataba a su hermana, y
a todos los otros cachorros que se sentían atraídos a él, era simplemente otro indicio
del enorme corazón que latía en su pecho.
Y la forma en que la trataba…
Sus ojos ardieron y su garganta se cerró.
Le daba sus flores todos los días.
—Eh. —La rodeó con el brazo y tiró de ella a su calidez protectora—. ¿Qué pasa?
—Nada —dijo, su voz ronca mientras miraba a esos ojos que nunca dudaban en
encontrarse con los suyos ahora, la confianza entre ellos un hilo irrompible—. Soy
muy feliz, Felix. —A veces, sólo tenía que decirlo en voz alta, liberar toda la felicidad
que crecía en su interior para que no estallara.
La sobresaltada media sonrisa, medio risa de su compañero fue su recompensa. —
Yo también —susurró—. Me alegro de que no nos diéramos por vencidos. —
¿Quieres ir a explorar juntos? —preguntó un poco más tarde, después de que el
sol se pusiera y las estrellas comenzaran a brillar—. Indigo me habló de una cascada
escondida a un kilómetro de aquí.
—Iría a cualquier parte contigo, Dezi.
Su corazón, estaba todo dolorido y lleno de perritos, arco iris y todo tipo de otras
cosas que no eran duras y resistentes y a Desiree no le importaba. No aquí, no con
Felix. Pellizcando cariñosamente en su garganta, dijo:
—Vamos, compañero. Mi gata quiere correr con tu lobo.

~198~
—Sólo después de que estemos en el suelo. —Un ceño fruncido—. Si trato de
saltar de la cabaña como cierta gata, me romperé las dos piernas.
Desiree rio... y su astuto compañero lobo se abalanzó sobre ella.

COQUETEO DEL DESTINO

~199~
Promesas

Kenji vio a Garnet despegar hacia los árboles.


La fiesta para celebrar el emparejamiento de su alfa estaba en pleno apogeo y
podía decir por como Garnet había bailado y reído que estaba más que disfrutando,
pero había predicho que se escaparía al lago, tarde o temprano. Garnet era tan
animal del clan como el resto de los lobos SnowDancer a su alrededor, pero adoraba
el lago en medio del territorio central de la guarida, siempre lo visitaba cuando
estaba en Sierra Nevada.
La siguió a pesar de que sabía que no debía. Se había hecho una promesa hacía
mucho tiempo en lo que se refería a Garnet y una gran parte de esa promesa
dependía de mantener la distancia. Pero esta noche las estrellas brillaban, había
tomado un par de cervezas y la había visto bailar con todo el mundo menos con él
excepto por esa vez que la había interrumpido en mitad de una canción; sus defensas
estaban en un punto bajo.
Sólo quería pasar unos minutos a solas con ella.
¿Sí? ¿Y si ella no está buscando un tiempo a solas en el lago? ¿Y si ha ido allí a
intercambiar privilegios de la piel con otro compañero de clan?
Las tripas de Kenji se retorcieron, las garras pincharon en el interior de su piel.
Si veía a Garnet con otro hombre, se obligaría a alejarse como había estado
haciendo desde el día de su vigésimo primer cumpleaños, siete años antes. No
importaba si quería desgarrar a ese otro hombre en pedazos. Había tenido mucho
tiempo para aprender a controlar sus instintos primitivos en lo que concernía Garnet.
Se negó a pensar en el hecho de que se estaba haciendo más difícil y no más fácil
controlar esa sensación de posesividad. Como si a medida que maduraba, también lo
hiciera su necesidad de ella. Probablemente se iría a la tumba amando a Garnet
Sheridan.

~200~
Esta noche, sin embargo, él no tuvo que recurrir a sus menguantes reservas de
fuerza. Pronto se hizo evidente que Garnet no se estaba reuniendo con un amante.
Tenía una sonrisa en su rostro y miraba las estrellas, caminaba descalza y sin prisas a
través del bosque en una dirección que finalmente la llevaría al lago. Permaneció en
contra del viento, contenta de verla tan simplemente feliz.
No, en absoluto del tipo acechador y espeluznante, Tanaka.
Cierra la boca. Es sólo un momento.
El resto del tiempo, ella dirigía la guarida de Los Ángeles, que no estaba
propiamente en Los Ángeles, sino en las montañas de Santa Ana, y él dirigía la
guarida en el extremo sur de las montañas de San Gabriel, su mandato incluía el
Valle de San Fernando. La región geográfica de Garnet era más pequeña pero tenía
más personas, con un registro de incidentes y problemas más alto, por lo que tenían
aproximadamente el mismo nivel de responsabilidad.
Ocupados como estaban en sus propias regiones, sus caminos se cruzaban
solamente a través de conferencias de comunicación o eventos ocasionales del clan.
Trabajaban juntos para mantener las tierras del clan seguras y coqueteaban de una
manera que era todo sarcasmo y afilado ingenio, pero ahí era donde se detenía. No
podía, no lo haría, cruzar esa línea. Incluso si resbalaba y traicionaba su necesidad de
ella, no sería un desastre total después de todos estos años, estaba bastante seguro de
que Garnet no se tomaba nada de lo que decía en serio.
Mientras miraba, ella tomó una profunda bocanada del aire fresco de la montaña e
hizo un pequeño giro. Su suave pelo rubio estaba sujeto en lo alto con un moño
elegante y su vestido hasta el muslo era del color de las naranjas sanguinas y
ajustado, pero en ese instante, ella se movía como si fuera un duende con flores en el
pelo y llevara un vaporoso vestido de verano.
La imagen le hizo sonreír. Garnet nunca había sido del tipo de vestido vaporoso,
siempre había sido tan bajita que había tenido que luchar para ser tomada en serio,
incluso como una poderosa dominante. Ahora sólo un estúpido no se daba cuenta de
que era tan letal como cualquiera de sus compañeros tenientes. Sin embargo, no
había bordes duros en Garnet. No sólo era pequeña, uno de los adultos más bajos del
clan, su rostro era delicado, su pelo fino, los diminutos mechones alrededor de su
cara se la besaban como sol dorado.
Cerró los puños mientras luchaba contra el impulso de extender la mano y meter
las manos en su pelo, reuniendo esa suavidad en los puños mientras acercaba la boca
a la exuberante tentación de la suya.

~201~
* *
Garnet estaba disfrutando de la brillante noche clara de la montaña y trataba de no
pensar en cierto hombre y lo malditamente bien que se sintió contra ella durante su
baile, cuando captó el olor a roble, fuego y algo intensamente masculino. Un olor que
la había rodeado una media hora antes, cuando Kenji interrumpió en su baile con
otro teniente SnowDancer. Lo había captado en su piel después, una burla molesta y
silenciosa.
Su loba subió a la superficie de su piel con el recuerdo y gruñó.
—Vete, Kenji. —No había ninguna necesidad de elevar su voz, su audición era tan
buena como la suya y estaba cerca. Debía haberse quedado contra el viento para
acercarse sigilosamente.
—¿Por qué tienes que ser así? —dijo él, saliendo de entre los árboles para caminar
a su lado, alto, elegante y con los guapos rasgos de una estrella del pop japonés.
Todo ángulos limpios y huesos dramáticos. Que su cabello ligeramente demasiado
largo estuviera teñido de púrpura y rociado con pequeñas estrellas doradas solo se
añadía al efecto.
Habría pensado que lo hacía por afectación, salvo que llevaba haciéndolo desde
que era un chico demasiado joven para pensar en ser guai. A los siete años, se había
dibujado "tatuajes" con un rotulador permanente.
Luego estaba la vez que se había pintado el pelo con pintura de casas. Todavía
podía recordar su cabeza afeitada después, había sido la única forma en que sus
padres pudieron estar seguros de quitarle todo rastro de la pintura tóxica, ya que el
cambiar de forma podría haber redistribuido la pintura por el pelaje del lobo. Habían
estado más angustiados que Kenji. Él le había pedido a la peluquera que le cortara
patrones en zigzag en el pelo que le quedó.
A ella le gustaba la forma en que lo llevaba ahora, lo bastante largo para hacer
alusión a la rebelión, los mechones espesos y sedosos. —
¿Vas al lago? —preguntó él, los ojos verdes fijos en ella.
Dejando medio metro de distancia entre ellos porque sabía que no era una buena
idea estar a solas con el buenísimo y muy excitante Kenji Tanaka cuando había
tomado una o tres bebidas y sus inhibiciones estaban bajas, dijo:
—Voy al lago… para estar sola.

~202~
Él acortó la distancia que los separaba. Sus botas tocaron los dedos de los pies
descalzos, estaba tan cerca y ninguna parte de su naturaleza cambiante le permitiría
retirarse ahora que él había empujado. Sin mover los pies ni un centímetro, echó
hacia atrás la cabeza para mirarlo a los ojos.
Él frunció el ceño y dio un paso atrás.
—Lo siento. Se me sigue olvidando que eres más bajita que yo.
Ella no pudo distinguir si eso era un cumplido o un insulto. —
Me voy. No me sigas.
—Está claro que te aferras a un cabreo, Garnet —dijo, cuando ella le dio la
espalda—. Como un elefante se aferra a sus recuerdos. —Su voz era juguetona,
ligera, como si ya hubieran estado así durante mucho tiempo.
—Vete —dijo ella de nuevo, una sensación asombrosa de pérdida resonó en su
interior. No, se ordenó a sí misma, no vayas allí. El tiempo de Kenji y ella había
venido y se había ido. No había segundas oportunidades, no cuando Kenji le había
mostrado exactamente cuánto podía herirla si le abría su corazón.
No cuando el hombre en quien se había convertido, no era para nada como el
chico listo y sonriente de quien una vez se había enamorado. Kenji era un gran
teniente, un compañero de clan en quien podía confiar en una crisis y uno que le
hacía poner los ojos en blanco con su coqueteo escandaloso, pero no sabía el
significado de compromiso cuando se trataba de mujeres.
—Shoo —dijo cuando él se pegó tercamente—. Quiero estar sola.
—Una de esas veces, ¿eh? —Metió las manos en los bolsillos de sus vaqueros, su
camisa negra se ajustaba a los hombros anchos, y siguió caminando a su lado—.
Antes nunca te importó que fuera contigo.
—Tenía doce años. —Y pensaba que él colgaba la luna.
Extendiendo la mano, él tiró de un mechón de su cabello.
—Solíamos ser amigos.
Se detuvo y se enfrentó a él.
—Fue hace mucho tiempo. —De manera más precisa, hacía siete años y dos meses,
también conocida como la noche de su vigésimo primer cumpleaños. Pero no iba a
recordar esa noche, la noche que había devastado su corazón tierno y esperanzado.
Lo que tenía que recordar era que también la había salvado.

~203~
Habría sido mucho peor que hubiera terminado con Kenji sólo para que él se
alejara poco tiempo después cuando otra mujer le llamara la atención. Porque, a
diferencia de él, ella había estado tejiendo sueños de una relación permanente, tal vez
incluso un emparejamiento si tenían suerte.
—¿Cómo está Britney? —dijo ella en lugar de detenerse en los sueños perdidos de
la niña que había sido.
—¿Britney? —Confusión en los ojos verdes que eran un recuerdo de su bisabuela
paterna. Entonces una luz se encendió—. ¿Britney Matthews?
Las garras le pincharon las palmas y sonrió con dulzura.
—¿Conoces a otra Britney a la que te follaras?
Una quemadura rojo vivo en sus pómulos altos.
—Eso fue hace una vida. ¡Tenía dieciocho años! ¿Estás enfadada por eso? —
Sacudió la cabeza y frunció las cejas—. Creía que tú…
Garnet le interrumpió antes de que pudiera hablar de la noche de la que nunca
habían hablado, de la que nunca hablarían; no había nada que decir. Kenji le había
engatusado, robado el corazón y luego lo había pateado a la acera, fin. Pero tenían
otras cosas que discutir, porque ahora que había traído a colación a Britney, estaba
enfadada. Tal vez era el alcohol hablando, pero tenía cosas que decir a Kenji
“Casanova” Tanaka sobre su gusto en mujeres.
— Sabías lo mal que me caía, como hizo de mi vida un infierno, y no sólo la
llevaste al baile, ¡saliste con ella durante un año!
Una expresión aturdida en su rostro.
—Sé que no os caíais bien, pero pensé que era, ya sabes, cosas de chicas.
—¿Cosas de chicas? —¿Realmente era tan tonto?—. Intentó que mi apodo fuera
Enana. — La única razón por la que no tuvo éxito fue porque todos sus amigos y
compañeros de clan ya la llamaban Jem, y era lo bastante dominante incluso a los
dieciséis, para asustar a la mayoría de la gente para que se callaran de una puta vez
antes de usarlo.
Kenji siempre la había llamado Garnet. A él le había gustado.
Como a ella le había gustado oír su nombre de sus labios.
—Creí que sólo estaba jugando contigo cuando decía eso —Frunció el ceño—.
Nunca te importaba cuando yo te llamaba Taponcito.

~204~
Porque él había sido su amigo y sabía que no lo decía en serio. De la misma
manera que ella lo había llamado cariñosamente Larguirucho cuando pegó el estirón.
A los dieciocho, el músculo había alcanzado a la altura y había sido magnífico.
—Jesús, Kenji, Britney era una perra de primera clase. —Garnet no iba a soltar sus
golpes—. Se metía con las más jóvenes.
—No es como si no pudieras manejarla.
Había sido una adolescente con un ego frágil… y había tenido un
encaprichamiento del tamaño de un camión con el mejor amigo de su hermano
mayor. El mismo amigo que estaba de pie delante de ella en este momento.
—Lo que sea. Perdí todo el respeto por ti el día que te liaste con ella.
Él se quedó boquiabierto.
—¡Era un adolescente! —repitió—. Ella tenía las tetas ahí y piernas hasta aquí, y
pensaba que yo era lo mejor desde el pan en rebanadas.
Garnet tenía pechos del tamaño de manzanas, si era generosa, y, dada su altura,
sus piernas nunca iban a ser las de una supermodelo. Mostrando los dientes, cruzó
los brazos sobre el pecho y sonrió.
—Todo. Respeto. Perdido. —Se inclinó hacia él—. Puff.
—¿Sí? —De repente beligerante, acercó la cara—. ¿Y qué pasa contigo? ¿Saliendo
con No-cerebro Bacon?
Ella vio rojo y le empujó en el pecho.
—Su nombre era Barton, ¡y era un buen tipo!
—Quién tenía una gran cantidad de espacio dentro de su cráneo. Debió de ser por
todos los golpes que le dieron en el campo de fútbol.
Garnet se negó a admitir que el dulce Barton había sido de hecho un poco
discapacitado intelectualmente.
—Al menos sabía cómo manejar a una mujer de verdad.
El gruñido de Kenji la hizo gruñir en desafío.
—Tenías solo quince años cuando hizo su movimiento —él apretó los dientes—.
Debería haber hecho más que golpearle y apagarle las luces.
Los ojos de Garnet se convirtieron en lobunos.

~205~
—¿Fuiste tú? —Barton había roto con ella sin previo aviso, después de aparecer
con un ojo morado al que había restado importancia como una herida de
entrenamiento.
Kenji tensó los músculos.
—Joder, era de los mayores y tú eras…
Garnet aplastó el puño en el rostro de Kenji, arrojando su cabeza a un lado.
Él se sacudió y se llevó una mano a la mandíbula.
—¿Qué coño, Garnet?
—Eso fue por Barton — dijo ella, con la respiración entrecortada—. Y por mí.
Gracias a ti, tuve que ir sola al baile.
Su ojo ya se estaba poniendo morado, provocando una punzada de
remordimiento en su intestino.
—Mejor eso que se aprovechara de ti un tipo al que deberías haber conocido mejor
—dijo Kenji.
Un furioso calor inundó su rostro, borrando todo rastro de remordimiento.
—Sabía lo que estaba haciendo.
—¡Quince! —dijo Kenji, su voz más gruñido que sonido—. Y todavía parecías una
niña. Él era un jodido pervertido.
—¡Tenía tetas! —Se metió las manos debajo de las tetas—. ¡Sólo porque vayas
detrás de las de tamaño globo no significa que cualquiera que salga conmigo sea un
pervertido!
Los ojos de Kenji se desviaron a sus pechos y gruñó bajo en su garganta.
—Eso no es lo que yo he dicho.
—¿Sí? Seguro que sonaba así.
—Maldita sea, Garnet, yo… —Sin previo aviso, sus fuertes y hermosas manos
empujaron en su pelo y su boca se cerró de golpe sobre la suya.
Placer, crudo y violento la atravesó con la fuerza de un tren de carga. Por fin,
suspiró su cuerpo. Por fin.
Tras el placer llegó la furia. Levantando la rodilla, le habría acertado a Kenji justo
en las joyas de la familia si no se hubiera retorcido fuera del camino, rompiendo el
contacto entre ellos.

~206~
—Buen movimiento —dijo ella fulminándole con la mirada, incluso mientras su
loba se lanzaba contra su piel, queriendo más, queriéndole a él—. ¿Qué creías que
estabas haciendo?
—Lo que debería haber hecho cuando tenías veintiuno. —Con el pecho agitado y
el pelo caído sobre la cara, la miró con ojos que se habían vuelto del ámbar pálido de
su lobo.
Sintiendo su propia loba en los ojos, Garnet fue la que gruñó esta vez.
—Perdiste esa oportunidad —dijo—. Y yo esquivé la bala.
Él se encogió, pero ella no había terminado.
—Mantén las manos para tí mismo o la próxima vez te las arrancaré. No estoy
interesada en ser una muesca en la pata de la cama de Kenji Tanaka.
Pasó junto a él, negándose a reconocer la horrible sensación de pérdida que latía
debajo de su ira como un moratón profundo y oscuro. De la misma manera que se
había negado a llorar cuando Kenji la dejó en su vigésimo primer cumpleaños. Se
había vestido para él, incluso tenía una amiga que la maquilló y peinó. Todo el
mundo había pensado que había hecho tal esfuerzo por la fiesta que sus compañeros
de la misma edad le habían organizado… pero lo había hecho por Kenji. Su amigo y
el chico al que siempre había acudido con sus problemas, esperanzas y sueños.
Incluso cuando era un idiota hormonal que salía con Britney, nunca la había
abandonado.
A los veinte años, en camino a los veintiuno, finalmente había sido lo bastante
mayor para que él se hubiera permitido verla como una mujer, no una niña. Había
estado tan feliz, porque ¿ese encaprichamiento? Nunca había desaparecido
realmente. La había cortejado, pedido específicamente que fuera su cita la noche de la
fiesta. Entonces no había venido. Se había preocupado por él, le había llamado
frenéticamente... sólo para descubrir que se había ido a bailar no con una, sino con
dos mujeres del clan.
Kenji Tanaka podía ir a ahogarse en el maldito lago por todo lo que le importaba.

~207~
Capítulo 1

Habían pasado tres meses desde que Garnet le diera un puñetazo y el ojo negro
de Kenji se hubiera desvanecido. Muy bien. Tal vez pronto, olvidaría su sabor, su
sensación, su olor tan cerca, la magnífica rabia que había convertido sus ojos azules
en el oro fundido del lobo. ¿En qué coño había estado pensando? Ya había sido
bastante duro permanecer lejos de ella cuando nunca había satisfecho su hambre
hasta los huesos por ella.
¿Ahora?
Estaba resultando imposible.
Y para colmo de males, acababa de llegar a su guarida, estaba programado para
pasar los próximos cuatro días aquí. Cuatro días. La única cosa que le podría impedir
volverse loco era que Riaz e Indigo también estarían presentes, los otros dos
tenientes, sin saberlo, proporcionaban un amortiguador. Los cuatro planeaban
examinar los protocolos de seguridad en torno a esta parte del territorio
SnowDancer, que básicamente significaba los sectores de Kenji y Garnet.
Cooper estaba a cargo de la guarida en el otro extremo de la sierra de San Gabriel,
pero ya que él tenía que mantener un ojo en una frontera también, Indigo y Riaz irían
donde él después de terminar aquí. Permitiría que los tres comprobaran físicamente
las ideas de seguridad, daría más profundidad al informe que redactarían para su
alfa.
Todo esto era posible debido a que los psi estaban centrados sobre todo hacia ellos
mismos en este momento y era una revisión que se necesitaba urgentemente. Los
SnowDancer habían estado tan ocupados con estrategia tras estrategia para hacer
frente a todo lo que había estado sucediendo en el último año que no había habido
tiempo para una evaluación más a fondo.

~208~
La tarea de Indigo y Riaz era asegurar que todas las piezas encajaban a la
perfección, y que toda la estructura de mando SnowDancer sabía exactamente lo que
estaba ocurriendo en seguridad a través del territorio. Los SnowDancer eran tan
fuertes como clan a pesar de su extensión geográfica, ya que nunca perdían de vista
el hecho de que eran uno.
Garnet podría darle un puñetazo en una pelea personal, pero estaría allí en un
santiamén si Kenji necesitaba apoyo en cualquier otra situación.
Pasando las manos por el pelo mientras contenía su necesidad, sonrió. Se había
teñido los mechones naturalmente negros sólo para Garnet. Su cabello ahora mismo
era de color rosa oscuro con rayas cobalto y zafiro oscuro. En realidad, era tranquilo
para él, pero dudaba que Garnet estuviera de acuerdo. Ella tendía a curvar el labio
cada vez que él se unía a una videoconferencia con un aspecto diferente.
Su compañera de clan Louisa, una peluquera y colorista, lo amaba. Le llamaba un
cartel andante de sus servicios a pesar de que, en estos días, nunca le permitía hacer
la unión de ADN permanente que significaba que el color se “pegaría", incluso una
vez que cambiara. Sobre todo, nada aparecía cuando estaba en forma de lobo, sus
moléculas se reordenaban a sí mismas en otro patrón, el patrón que creaba el lobo
gris que también era él, pero había habido una vez que terminó con una oreja de un
dorado brillante.
Nunca más.
A pesar de la limitación que significaba que cada aspecto rara vez duraba más de
un día, más a menudo sólo horas, ni siquiera tenía que ir donde Louisa. Si ella
pensaba que llevaba demasiado tiempo sin un cambio, le cazaba. Una vez, cuando
había estado demasiado ocupado, había ido directa a su escritorio mientras él seguía
despachando los asuntos del clan, incluyendo su nueva alianza con los cambiantes
BlackSea. Había terminado con diminutas estrellas de plata en todo su cabello.
Los cachorros en su guarida lo habían adorado.
Garnet le había preguntado si había caído en una cuba de juegos en la guardería.
Volvió a sonreír; tal vez tendría que pedirle a Louisa que rehiciera ese look. O tal
vez no. La sonrisa murió y miró su pelo otra vez. Pinchar a Garnet siempre había
sido una manera de permanecer conectado con ella mientras se mantenía físicamente
lejos, pero si hablaba en serio acerca de dejarla ir, tenía que dejar de pincharla, dejar
el flirteo, cortar el frágil lazo final entre ellos. Ya había renunciado a su amistad,
renunciado a su risa y la forma en que una vez lo había mirado. Sólo quedaba esto.

~209~
Todavía no, susurró la desesperación dentro de su alma. Ella no ha elegido un
compañero, no está con nadie. No tenemos que renunciar a cada parte de ella.
Soltando un suspiro a las palabras que sólo reiteraban su deseo de llamar suya a
Garnet, salió de la habitación de invitados que le habían mostrado. Había llegado a la
guarida de Garnet quince minutos antes, había tenido tiempo de guardar su equipo y
tratar de enderezar la cabeza, pero era hora de tocar base con ella y comenzar a
trabajar.
La primera persona con la que se topó fue con una enormemente embarazada
Ruby.
La hermana mayor de Garnet corrió, o trató de correr hacia él.
—¡Kenny! —Sus piernas estaban cubiertas por unos leggins de colores, arriba un
top negro elástico.
Envolviéndola suavemente en sus brazos, fingió morderle la oreja.
—Deja de hacer eso, o voy a empezar a llamarte Maciza. — Un apodo infame
resultado de un incidente cuando Ruby había sido una juvenil.
Ella le dio un codazo, todo el ceño fruncido y grandes ojos azules bajo el pelo
rubio corto y despeinado.
—Calla. Ahora soy una maternal muy respetada.
—Y yo soy un teniente. —Se inclinó para besarla en la mejilla.
—Uno magnífico. —Acariciando su mandíbula con una mano delgada, sus uñas
pintadas de color rojo ardiente, sonrió con evidente cariño—. Gracias por el bono de
spa para pies. ¿Cómo supiste que mis tobillos son actualmente pelotas?
—Apuesto que tus tobillos son tan sexys como siempre. —Excepto por el vientre y
una leve sensación de plenitud de color de rosa en sus mejillas, Ruby era
exactamente la misma de siempre: delgada y lista para comerse el mundo.
Como su hermana menor.
—Eres demasiado suave para tu propio bien, Kenji Tanaka, pero como uno de tu
grupo de edad, soy inmune. ¿Recuerdas esas peleas de barro? Tío, tenías un brazo
izquierdo malvado —Risa en los ojos azules que eran tan parecidos a los de Garnet—
. Ahora, escúpelo. ¿Steele dijo algo? —preguntó, refiriéndose a su gemelo y mejor
amigo de Kenji.
—Él no se atrevería a que la ira de Ruby cayera sobre él.

~210~
Dicho montón de ira intentó retorcer la oreja de Kenji.
—Louisa me dio la idea —admitió con una sonrisa—. Quería enviarte un regalo y
ella dijo que habría matado por un spa para pies cuando estaba embarazada. —La
peluquera había estado rociando chispas del oro en su pelo en ese momento,
mientras él firmaba los gastos de la guarida.
Había querido estar listo para la siguiente reunión de comunicaciones con Garnet.
—Bueno, tienes un home run. —Ruby torció un dedo y, cuando él se inclinó, le dio
un beso en la mejilla—. Hablando de cachorros… siempre pensé que tú y Garnet... ya
sabes.
Cuchillos apuñalándole directamente en el estómago no podrían haber más daño
que esa simple afirmación juguetona.
—¿Sí? —Le dio una sonrisa burlona y dijo lo esperado, lo que no expondría la
herida en carne viva que era su corazón—. Ella caerá en mis encantos uno de estos
días, no temas.
Arrugas nuevas se formaron entre los ojos de Ruby.
—Hum. —Miró a su alrededor antes de hacerle señas para que se acercara—.
Sabes lo de Revel, ¿verdad?
—¿Revel? —La piel de Kenji empezó a enfriarse—. Por supuesto que conozco a
Rev. Fue ascendido unos meses atrás, cambiado de guarida para ocupar un puesto de
nivel superior. —El otro hombre era compañero de clan delgado pero
peligrosamente rápido en combate que a Kenji siempre le había gustado.
—Aja. Se ha convertido en la mano derecha de Garnet desde su traslado aquí.
—¿Me está diciendo que Rev y Garnet están juntos? —No lo habían estado en la
ceremonia de emparejamiento, Kenji lo habría sabido.
Ruby levantó la mano izquierda en posición horizontal y la movió de lado a lado.
—Dos citas y una tercera en camino. —Dejó caer la mano sobre su vientre y
frotó—. Me gustas y me gusta Revel, así que no voy a tener favoritos, pero, Kenji, si
estás planeando hacer un movimiento, es mejor que sea ahora. Garnet le está
considerando más en serio que a cualquier otro chico con el que haya salido.
—Vamos, Ruby, sabes que yo te gusto más —dijo Kenji, jugando a pesar de que se
sentía como si le hubieran dado una patada. Ruby y Garnet estaban unidas, si Ruby
pensaba que esta relación tenía el potencial de ser seria, entonces tenía que haber
captado esa impresión directamente de Garnet.

~211~
Frente a él, la hermana mayor de Garnet puso los ojos en blanco pero curvó los
labios por las comisuras, un pequeño hoyuelo apareció en un borde. Garnet tenía el
mismo hoyuelo oculto. Kenji se había imaginado besándolo en innumerables
ocasiones, la había imaginado riendo y acariciándole con la nariz después de la
caricia.
—Me gustas, pero has sido un poco salido.
Las palabras de Ruby echaron agua helada en sus fantasías.
—Tuve un periodo mujeriego. —Esbozó una sonrisa que funcionaba para evitar
que la gente mirara demasiado profundamente, que pensaran en ese período y se
dieran cuenta de que bueno, tal vez la reputación de Kenji Tanaka era mucho más
escandalosa que la realidad.
Su reputación era otra línea de defensa, otra manera de alejar a Garnet.
—No soy el primer lobo que se pierde en los primeros años después de que las
hormonas golpean —agregó, y en gran parte era cierto. Los lobos que acababan de
llegar a la madurez habían sido conocidos por disfrutar de los privilegios de la piel
como si fueran a terminarse.
Apenas la semana pasada, Kenji había entrado en la sala de pesas de su guarida
para descubrir ropa rasgada esparcida por las máquinas. Los olores en el aire habían
dejado claro que no había sido a causa de una pelea, y ya que las salas de
entrenamiento eran todas consideradas espacios comunales, había sido una clara
violación de la política de la guarida.
Había clavado una camisa todavía casi de una sola pieza en la puerta de la sala y
escrito: Perdida y encontrada, ver a Kenji.
Los malhechores rojos de vergüenza habían entrado una hora más tarde, después
de que los rumores recorrieran la guarida. Muy consciente de lo difícil que podía ser
controlar un cuerpo impulsado por los impulsos más primarios, y sabiendo que las
burlas que sin duda estaban recibiendo de sus compañeros de guarida eran suficiente
castigo, Kenji se había limitado a recordarles que se quedaran en los espacios
privados y que limpiaran después.
—Kenji —dijo Ruby ahora—, tú fuiste más allá de perderte. —Le dio un golpecito
suave en el pecho— . Es como si estuvieras decidido a follar a todas las mujeres
follables dentro de la distancia follable.
—Deja de decir “follar” —Kenji apoyó con cuidado una mano sobre su vientre
después de hacer contacto visual y conseguir el visto bueno—. Tu cachorro va a

~212~
hacerse una idea equivocada sobre su futuro tío Kenji. —Dolía jugar de esta manera,
mientras sabía que no tenía ninguna oportunidad de ganarse a Garnet, sólo puto
dolor.
Y él era quien se había asegurado de ello a través de sus propias acciones
conscientes.
La única razón por la que podía soportarlo era porque ver el dolor de la pérdida
silenciosa en los ojos de Garnet sería aún peor. Hacía años, antes de que hubiera
hecho todo lo posible para cortar el lazo que le ataba a Garnet, su lobo le había
instado a decirle la verdad, dejar que ella decidiera si quería estar con él. Pero no
pudo, porque conocía su corazón. Ella era demasiado generosa para su propio bien.
Se habría decidido por él, independientemente de lo que significaría para ella.
Kenji no podría haber vivido con esa decisión entonces y no podía vivir con ella
ahora: nunca quiso robarle sus sueños. Y estar con él destruiría el sueño que había
tenido desde la infancia. Él podía darle todo... excepto la única cosa que ella nunca
había vacilado en querer a lo largo de los años.
Frente a él, Ruby se estiró, poniendo una mano en la parte baja de la espalda.
—Este cachorro me va a provocar una hernia de disco si no sale pronto. —Sonrió y
se acarició el vientre—. Mami te quiere, pequeñín. Quiere abrazarte.
Kenji le colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y la pregunta, simplemente
salió.
—¿Entonces es realmente serio lo de Garnet y Rev? —No tenía derecho a
preguntar eso, pero no podía detenerse más de lo que podía dejar de amar a Garnet.
—Revel no es tu competencia. —La expresión de Ruby se suavizó—. Eso es lo que
estoy tratando de decir. Garnet podría pensar que eres mono, pero también piensa
que eres un mujeriego. —Soltó la última palabra—. Mi hermana inteligente y
atractiva no tiene necesidad de salir con mujeriegos, está buscando algo a largo
plazo, no un rápido ya-sabes-qué.
Sí, lo sabía. Siempre lo había sabido. Tenía la intención de ser su chico a largo
plazo desde el día en que se dio cuenta por primera vez de que la hermana menor de
su mejor amigo ya no era la chica de las trenzas que le había perseguido en un
sinnúmero de juegos de pillar.
—Garnet es especial, Ruby —dijo, incapaz de soportar que ella pudiera creer que
no sabía esa verdad.

~213~
—Sí, bueno, es posible que hayas perdido el tren, Kenny. —Dándole una palmada
en la mejilla de nuevo, Ruby empezó a alejarse—. Mi vejiga es del tamaño de un
cacahuete.
Girando, Kenji la observó para asegurarse de que el equilibrio estaba bien. Ella era
pequeña y el vientre era enorme. Garnet estaría igual cuando se quedara
embarazada.
Kenji se frotó el puño sobre el corazón.
—Calla —se ordenó a sí mismo—. Deja que ella sea feliz. Si la amas, maldita sea,
déjala que sea feliz.
Con esa orden tranquila y primitiva, giró sobre los talones y corrió el resto del
camino a la reunión, pensando que debía ser el último en llegar. Había tenido que
salir más tarde de lo esperado debido a una situación en su guarida, y después la
lluvia le había retrasado aún más. Sin embargo, cuando entró en la pequeña sala de
descanso que le habían dicho que era el lugar de la reunión, sólo encontró a Garnet
dentro.
Vestida con vaqueros descoloridos que abrazaban sus piernas antes de
desaparecer en unas botas altas hasta la rodilla de color marrón oscuro, arriba un
simple suéter blanco con un cuello amplio pero alto, el cabello recogido en un moño
en la nuca y sostenido en su lugar por unos palillos, parecía joven y hermosa. Pero el
poder en ella, zumbó contra la piel de Kenji y agitó el pelaje de su lobo.
El lobo sabía que esta mujer era su compañera en todos los sentidos.
—¿Riaz e Indigo? — preguntó, apoyando las manos a cada lado de la puerta para
evitar lanzarse sobre ella.
—Retrasados por un accidente grave que ha causado un atasco. —Garnet se sirvió
un café de la jarra colocada en un calentador en el mostrador, luego frunció el ceño y
le sirvió uno también.
Le hizo algo cuando ella añadió automáticamente un azúcar al suyo.
—El sistema de navegación automática de un automóvil tuvo un cortocircuito, el
propietario no reaccionó a tiempo —dijo mientras removía el azúcar—. Se empotró
contra la parte trasera de un camión. No hay víctimas mortales, por suerte, pero el
camión transportaba material peligroso que las autoridades están luchando por
contener.

~214~
—Maldita sea, la lluvia no puede estar ayudando —dijo y, de alguna manera puso
su cuerpo bajo control y entró para tomar su café—. ¿No tenemos a nadie en el
equipo de limpieza? —Teniendo en cuenta el poder de los SnowDancer en la región
de California, también tenían una gran responsabilidad por ello, incluyendo ayudar
con los incidentes que pudieran afectar el ecosistema.
Garnet asintió.
—Uno de los nuestros está liderando el esfuerzo de contención, con el respaldo de
un equipo mixto, todos ellos entrenados con las especificaciones SnowDancer. —
Tomó un sorbo de café—. El pronóstico del tiempo también dice que la lluvia podría
convertirse en una tormenta. Si eso sucede, Indigo y Riaz tendrán que quedarse ahí
hasta que sea seguro conducir hasta aquí.
—Sí, los vientos aumentaron la última media hora de mi viaje en coche. —Kenji
inhaló el olor a café en un vano intento de ahogar el más delicioso aroma que era
Garnet—. Estaba en uno de nuestros más resistentes todo terreno y, con el barro y el
viento, tuve problemas para agarrar la carretera.
La gran cantidad de precipitación que golpeaba las montañas significaba que la
tierra estaba luchando por manejar la situación. No importaba lo lejos que avanzara
la civilización, la Madre Naturaleza seguía dando golpes, y así era exactamente cómo
les gustaba a los cambiantes. Lobo o leopardo, ciervo o cisne, se trataba de vivir en
armonía con el mundo en lugar de golpearlo a la sumisión.
Una vez que salían de las ciudades, las carreteras hasta sus guaridas eran menos
carreteras y más pistas. Esto significaba retrasos ocasionales como este, pero también
significaba que no dejaban cicatrices permanentes en su entorno. En caso de que un
clan desapareciera, la naturaleza recuperaría esas pistas en pocos meses.
—Les dije que siempre podemos volver a programar la reunión si el tiempo sigue
así —añadió Garnet.
—Claro. —Apoyando el culo en uno de los dos sofás maltratados, cogió un
bocadillo de la bandeja de comida en la mesa de café en el medio—. ¿Quieres
empezar sin ellos? —dijo después de tomar y tragar un bocado.
—Sí. —Sus ojos se posaron en su cabello—. No sabía que teníamos que traer un
vestido de fantasía.
Su lobo enseñó los dientes en un sarcasmo sin expresión, encantado por lo que
tercamente tomaba como un juego.

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—Algo diario —dijo con un encogimiento de hombros indiferente—. Pensé en
algo a juego negro y azul, pero no tenía tiempo.
Ella frunció el ceño de nuevo ante su referencia al puñetazo, pero él captó la
sombra de ese hoyuelo oculto.
—Entonces —dijo mientras el calor le atravesaba—, las rutas a la ciudad.
Llevaban hablando unos veinte minutos, cuando Revel entró corriendo, alto y con
una piel dorada y cálida contra la camiseta negra que llevaba con vaqueros negros y
botas. La expresión en la cara del soldado de alto rango les hizo ponerse en pie de un
salto. Aunque Kenji y Garnet ocupaban una posición de igualdad en la jerarquía del
clan, Garnet fue quien habló. Esta era su guarida y el lobo de Kenji entendía las
reglas de comportamiento en un nivel instintivo.
Aquí, él era su apoyo.
—¿Qué ocurre?
—Russ Carmichael está muerto —dijo Revel breve, su piel enrojecida y su
respiración tan rápida que estaba claro que había corrido hasta aquí. Sus siguientes
palabras dejaron clara la razón de su urgencia—. Y parece que lo hizo Shane.

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Capítulo 2

—¿A lguien ha tocado el cuerpo? —le preguntó Garnet mientras ella y Kenji
seguían a Revel a la escena.
—Eloise los encontró en las habitaciones de Russ y se quedó en la puerta mientras
me llamaba, pero tuve que entrar en busca de señales de vida. Shane está vivo y
necesitaba ayuda médica así que envié a Lorenzo. —La miró, los ojos oscuros
contenían una pregunta—. No cogías tu teléfono.
Garnet buscó en su bolsillo trasero y no encontró nada.
—Maldita sea, debo haberlo dejado en mi habitación. —Dejando caer su mano,
dijo—: no importa, lo recogeré más tarde. Por ahora, ¿me puedes conseguir un kit
forense del almacén? —Tenían un par de técnicos forenses entrenados en la guarida,
pero como los dos rara vez eran necesarios en asuntos del clan, trabajaban en
empleos externos y se encontraban actualmente en una conferencia fuera del estado.
Eso no era, sin embargo, una desventaja importante. Todos los tenientes
SnowDancer y sus compañeros de clan de más alto rango se sometían a un curso de
entrenamiento riguroso para asegurar que podían manejar este tipo de situaciones.
Revel todavía estaba completando su formación después de su promoción, pero
Garnet había hecho recientemente un curso de actualización junto a Kenji y los otros
tenientes.
—¿Tienes los códigos actualizados? —Le dijo a Revel antes de que entrara para
agarrar el kit.
—Sí. —Su mirada se dirigió por encima de su cabeza—. Hola, Kenji —dijo, ningún
indicio de molestia o tensión en su tono al ver un teniente notorio por coquetear con
Garnet.

~217~
Que Kenji le superara en rango no tenía nada que ver con ello. Tampoco la
situación actual. Los lobos eran conocidos por gruñir y mostrar los dientes a los
rivales románticos mientras trabajaban juntos para hacer frente a una emergencia.
No, era Revel.
A Garnet siempre le había gustado eso del soldado de alto rango, que tuviera
tanta confianza, que fuera tan centrado y tan fiable. Parte de ella se estremeció ante
esa descripción, incluso mientras atravesaba su mente. Apenas sonaba excitante y
Revel era excitante. Era guapo, todo ojos intensos, tranquilos y músculos fluidos;
también era un dominante y peligroso.
Todas las mujeres, y sí, algunos hombres apreciativos también, miraban cuando
Revel se movía.
Tenía que recordar eso, no quedar atrapada en la sensualidad salvaje, el ingenio y
la travesura que era Kenji Tanaka, sólo para salir sola y herida al otro lado. Ella había
estado allí, hecho eso, tenía los nudillos magullados para probarlo.
—Es bueno verte, Rev —respondió Kenji, su propio tono amable, sin trasfondo
aparente—. A pesar de las circunstancias.
—Nos pondremos al día más tarde.
Los dos hombres chocaron los puños, y luego Revel desapareció.
Dos minutos más tarde, ella y Kenji llegaron frente a una habitación severamente
vigilada por una joven compañera de clan alta con un flequillo recto contra la piel
color canela oscura—. Lorenzo llegó hace sesenta segundos —dijo Eloise antes de
que Garnet pudiera hablar, y aunque la voz de la joven soldado estaba en calma, su
boca estaba mordida, sus ojos de un marcado amarillo lobuno—. Está allí trabajando
sobre Shane. — Los mechones brillantes de la trenza que le caía sobre el hombro
destacaron cuando ladeó la cabeza hacia la puerta, su fuerte perfil.
Garnet no entró inmediatamente. En su lugar, volvió una mirada pétrea a los
compañeros de clan que zumbaban por el extremo del pasillo y, de repente todo el
mundo tenía otro lugar donde estar. Sólo cuando el pasillo quedó despejado, avanzó.
—Lorenzo —dijo, mirando dentro de la habitación sin entrar—, ¿cuál es el daño?
Kenji apoyó la espalda contra la pared en el lado opuesto de la puerta de Eloise, lo
suficientemente cerca para escuchar sin meterse en el espacio de Garnet. Esto causó
un destello de sorpresa satisfecho en su loba. Ella y Kenji habían trabajado juntos en
los asuntos del clan durante los últimos tres años, desde que logró ser teniente, a la

~218~
misma edad en la que él originalmente había sido promovido. Sin embargo, teniendo
en cuenta sus diferentes especialidades, nunca habían tenido razón para trabajar lado
a lado tan cerca.
Engreído como era, parte de ella había estado esperando que tratara de tomar el
control.
—Shane está inconsciente. —La voz con el acento familiar de Lorenzo interrumpió
sus pensamientos, el sanador había vivido en El Salvador hasta dos años antes. Su
clan de nacimiento era pequeño y el único de lobos en todo el país, pero,
curiosamente, había sido dotado con el nacimiento de dos sanadores de gran talento
de una edad similar.
La situación había provocado que ninguno de los dos estuviera satisfecho: los
sanadores tan fuertes como Lorenzo y su compañero de clan necesitaban su propio
grupo de personas para nutrir. El clan de El Salvador estaba muy unido y los dos
sanadores eran amigos, pero simplemente había demasiado impulso y energía entre
ellos y ninguna parte para fuera.
Mientras tanto, antes de que la compañera SnowDancer de Lorenzo le enganchara,
la guarida de Garnet había tenido tres sanadores jóvenes supervisados a distancia
por la sanadora jefe SnowDancer, Lara. En estos días, un Lorenzo profundamente
satisfecho actuaba como adjunto de Lara en una serie de cuestiones, incluyendo la
formación de la cosecha más joven de sanadores.
Garnet confiaba en él sin lugar a dudas.
—Tiene un gran bulto en la parte posterior de la cabeza —continuó Lorenzo—.
Tendrá que ser transportado. Algunos hematomas faciales. Posibles costillas rotas,
también. —Un hombre compacto con el pelo negro plateado contra una piel de color
miel oscura, el sanador de la guarida se levantó de donde estaba acuclillado al lado
de la forma tendida de Shane—. La camilla está en camino, pero puedes echar un
rápido vistazo a la escena tal como está. Voy a tomar algunas lecturas del cuerpo de
Russ.
Garnet miró a Kenji.
—¿Puedes sacar algunas fotos? —Si ella no tenía que preocuparse porque tratara
de enfrentar su dominio contra el de ella, podría utilizar su apoyo.
—No hay problema. —Sacó su teléfono mientras entraba en la habitación con ella,
sus hombros fluidamente musculosos bajo el blanco de su camisa, llevaba las mangas
enrolladas hasta los codos.

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Llevaba la camisa fuera del pantalón y unos vaqueros de color azul oscuro, su
único adorno, aparte del pelo, era un colgante artesanal tallado en madera negra y
pulido hasta brillar como una piedra, el cual llevaba en la garganta con un cordón de
cuero crudo. Estaba acostumbrada a ver ese colgante circular con su sencilla forma
de espiral. Su abuelo materno se lo había hecho, y Kenji lo llevaba en recuerdo
después de perder el otro hombre de una dolencia pulmonar inesperada tres años
antes.
Ahora empezó a tomar fotos a su lado mientras ella tomaba nota de la escena;
ninguno de ellos se adentró más en la habitación que ese punto.
La muerte era un olor pegajoso, rico en hierro en el aire, pero no era una muerte
vieja. No, el hierro era demasiado brillante, sabía “húmedo” para sus sentidos,
mientras que la respiración de Shane era un calor vivo. Russ, por el contrario, era
sombrío blanco en la muerte. El hombre de cincuenta y cuatro años yacía de costado
en el suelo, miraba a los pies de Shane, una improbablemente pequeña mancha roja
en la parte delantera de su camisa blanca, y la cabeza apoyada en la alfombra de
color avena que mostraba cada gota de sangre. No había piscina de color rojo oscuro,
apenas gotitas. La piel de Russ parecía de plástico por la falta de vida, incluso a
distancia, con la cabeza cubierta por el cabello castaño claro cortado con precisión
militar.
Un pañuelo delicado yacía medio arrugado y manchado de sangre en la alfombra
junto a su mano izquierda cerrada, como si se hubiera caído de su puño. La sangre
seca que Garnet apenas podía vislumbrar en la palma de su mano parecía apoyar
esta teoría.
Shane, por su parte, estaba tumbado boca abajo en la alfombra no muy lejos de
una vitrina. Estaba frente a la puerta, con las manos extendidas como si hubiera
tratado de evitar una caída y la cabeza girada hacia un lado. El cabello rubio oscuro
estaba pegado a su piel bronceada, y aunque también estaba inmóvil, la piel tenía un
matiz de color rosa.
A diferencia de la camisa blanca almidonada de Russ con pantalones negros
formales, Shane estaba vestido con unos vaqueros limpios y una sencilla camisa de
botones de color azul pálido, las mangas largas.
—¿Eso te parece sangre? —Señaló un punto en la parte posterior del antebrazo
derecho de Shane, el marrón rojizo resaltaba sobre el azul de la camisa.
—Posible. —Kenji comenzó a registrar la escena con las fotos y el vídeo—. No
puedo ver ninguna de sus manos desde este ángulo.

~220~
Garnet tampoco, pero lo que la sorprendió era que la hoja del asesino, la hoja larga
y delgada, estuviera bajo la mano derecha de Shane. Mientras que la hoja estaba
manchada de sangre, la empuñadura tallada estaba limpia, por lo que incluso si tenía
cero sangre en sus manos, la falta no podía ser significativa. Dependería de la herida
o heridas que la hoja haya infligido. Para el ojo no entrenado, parecía como si Russ
tuviera solamente un solo corte en la camisa.
—Esto no puede haber ocurrido hace mucho tiempo. —Kenji guardó el teléfono
tan pronto como Revel llegó con el kit forense.
—Gracias. —Garnet frunció el ceño—. Athena —dijo, refiriéndose a la ex de Russ
y actual amante de Shane.
—Me encargaré de decírselo —dijo Revel, abarcando la escena una vez más—. Y
me encargaré de cualquier otro asunto del clan que salga.
—Después de hablar con Athena, llama a Hawke e infórmale. —El alfa
SnowDancer necesitaba saber acerca de esta situación—. Dile que le haré un informe
completo una vez tenga algo nuevo para compartir.
—Considéralo hecho.
Dirigiéndole una pequeña sonrisa de agradecimiento, este lobo de ojos oscuros
que era mucho mejor para ella que el salvaje que le había roto el corazón, regresó a
su conversación con Kenji.
—Sé que Shane estaba trabajando en el turno de noche este mes en el
mantenimiento programado de la guarida. —Las cosas eran más fáciles de hacer,
mientras la mayoría de los compañeros de clan estaban dormidos y los pasillos
despejados—. Habría salido del turno hacia las siete, siete y media.
Miró su reloj.
—Ahora acaban de dar las doce treinta, en vista de la camisa y los vaqueros
limpios, la loción de afeitar que puedo oler bajo la sangre, si permitimos una hora
para que fuera a su habitación, se duchara, vistiera y tal vez, desayunara algo, lo más
temprano que podría haber sucedido sería a las ocho, ocho y media, más o menos.
Tendrían que verificar todo eso, por supuesto, pero era un buen lugar por donde
empezar.
Salieron al pasillo cuando el ayudante de Lorenzo llegó con una camilla sobre la
cual Kenji les ayudó a poner a Shane, Garnet notó la falta de sangre en la parte
delantera de la camisa de Shane, así como los moretones en su rostro. Las palmas de

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las manos, completamente visibles ahora, también estaban desprovistas de rastros de
sangre.
Kenji siguió su mirada, tomó varias fotografías más con su teléfono.
—Una vez que estabilices a Shane —dijo a Lorenzo—, toma muestras para
pruebas, embolsa la ropa, haz todo lo posible para preservar cualquier prueba. —En
el interior del territorio de un clan, la ley del clan era la ley. Y como el miembro de
más rango de los SnowDancer en la región, Garnet era el último juez, la que tenía la
vida de Shane en sus manos, porque los cambiantes depredadores creían en la
justicia implacable y mortal cuando se trataba de un delito de asesinato.
Garnet tenía que estar absolutamente segura de cualquier decisión que tomara.
—Me ocuparé de preservar todo lo que pueda —le aseguró Lorenzo.
Después de decirle a su ayudante que volviera a la enfermería para mantener un
ojo en un compañero de clan anciano que estaba en observación, Lorenzo sacó la
camilla al pasillo usando los controles en un extremo. Ojos de un inusual y
sorprendente avellana y gris sostuvieron los de Garnet, diminutas arrugas en las
comisuras.
—Llamaré si descubro algo importante.
Mirando a la habitación de nuevo una vez que Lorenzo se fue, Garnet se obligó a
concentrarse en el cuerpo sin vida de Russ. Estaba tan concentrada en la tarea
sombría que saltó cuando Kenji pasó el dorso de su mano, caliente y un poco áspera,
sobre su mejilla. Chispearon pequeñas descargas a través de su carne desprevenida,
le hizo olvidar el frío generado por esta sala, esta muerte, para recordar a sólo un
hombre con ojos verdes pecaminosos.
Maldición.
Levantando la mirada, fue a decirle a Kenji que cortara, pero su expresión solemne
la detuvo. Él lo entendía, comprendía el peso aplastante sobre sus hombros, preveía
la sentencia implacable que podría tener para impartir, la familia de Russ tendría la
última palabra, como era justo, pero era casi seguro que la familia esperaría que
actuara en su nombre.
—¿Lista para el rock and roll? —preguntó Kenji, ese bonito pelo se movió hacia
delante cuando cambió su atención al cuerpo.
—Sí. —El contacto con un compañero de clan al que respetaba
independientemente de la dolorosa historia entre ellos, los privilegios de la piel

~222~
dados y aceptados en amistad, sin ninguna expectativa de intimidad más profunda,
estabilizó a su loba—. Mis forenses se encuentran en Dallas, así que aquí estamos.
Abriendo el kit, se pusieron los guantes, un mono fino como el papel y
transparente y sellaron sus zapatos con patucos igual de finos, además se pusieron
máscaras transparentes para reducir el riesgo de cualquier contaminación de ADN.
Sólo entonces entraron en la habitación.
Kenji fue a la forma caída de Russ, pero Garnet rodeó la parte trasera de la puerta.
Una cosa estaba clara a primera vista.
—Este cerrojo se encuentra todavía en una posición de bloqueo. —Había sido
arrancado violentamente de la estructura de madera alrededor de la puerta pero se
mantenía de una sola pieza en la propia puerta.

* *
Kenji se había agachado al lado del pañuelo arrugado en la alfombra, con la
intención de examinarlo más de cerca, pero las palabras de Garnet le hicieron
levantarse y unirse a ella. Captó su olor cuando ella retrocedió, él se acercó y la
fuerza era como una canción de la que no te puedes deshacer incluso a través de toda
la fealdad en esta sala.
—Parece que ha sido forzado —dijo con el ceño fruncido—, Eloise. —No levantó
la voz, no tenía que hacerlo, dada la naturaleza aguda de la audición cambiante.
La chica apareció en la puerta, su atención fija con determinación en Garnet y
Kenji en lugar de en la escena espantosa.
—¿Sí, señor? —
¿Forzaste la puerta?
Eloise frunció el ceño.
—Tuve que hacerlo.
—No has hecho nada malo —dijo Garnet de inmediato, su tono tranquilo pero
exigiendo la atención de la loba más joven—. Sólo tenemos que conocer la secuencia
de los acontecimientos.
Tragando, la soldado joven cuadró los hombros y puso las manos detrás de su
espalda.

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—Olí sangre y cuando nadie respondió, pensé que tal vez Russ y Shane se habían
hecho daño mutuamente. —Se mordió el labio inferior—. Podía olerlos alrededor de
la puerta, como si la hubieran tocado no hacía mucho tiempo. Juro que no toque
nada después de que los vi en el interior.
Al darse cuenta de que le faltaba algo, Kenji decidió esperar para preguntar a
Garnet, pero ella le informó en ese mismo momento.
—Russ tuvo una relación con Athena durante mucho tiempo. Estamos hablando
de diez años. Hace cinco meses, ella rompió con él. Hace un mes, se fue a vivir con
Shane.
—Ah. —Un triángulo amoroso podía explicar todo el asunto.
El clan era familia, y la lealtad estaba marcada en los huesos de un SnowDancer,
pero también eran lobos. Y lobos enamorados podían ser temperamentales, sobre
todo cuando había competencia por un amante. La mierda ocurría. Sin embargo, por
lo general no era letal. No había duda de que las cosas podían escalar a una lucha
sangrienta de vez en cuando, pero Kenji no podía pensar en ninguna otra incidencia
de la muerte fría y aparentemente premeditada de un rival.
—¿Estás bien para mantener la guardia? —Garnet sostuvo la mirada de Eloise—.
No hay vergüenza si quieres algo de tiempo. A mí tampoco me gusta estar alrededor
de este tipo de violencia.
La chica le dirigió a la teniente una mirada de agradecimiento pero firme.
—Estaré bien. Fue sólo la sorpresa, ¿sabes? —Respirando profundamente, se dio la
vuelta para volver a salir—. No voy a dejar que nadie entre sin permiso.
Garnet cerró la puerta detrás de Eloise, asegurando la privacidad.
—Este pestillo sólo se puede cerrar desde el interior.
Kenji asintió, el cerrojo era anticuado uno donde el perno de metal grueso tenía
que ser deslizado manualmente.
—No existe ningún mecanismo en el otro lado. —Una cerradura de escáner de la
huella del pulgar había sido añadida a la puerta, probablemente durante una
actualización de la guarida, y era probable que Russ lo hubiera usado diariamente.
—¿Supongo que no hueles a psi? —preguntó ella—. Un teletransportador sería un
villano conveniente en este momento.
Kenji deseaba poder responder que sí a esa pregunta sombría que quería ser una
broma.

~224~
—No hay olores inesperados. Aparte de ti y de mí, Rev, Lorenzo y Eloise, los
únicos otros olores en esta habitación son de Russ y Shane. —Hizo una pausa, volvió
a inhalar hondo para confirmar su lectura inicial—. No hay indicio de nadie más, ¿a
menos que esté pasando algo por alto? No conozco a Athena. —Ni siquiera cinco
meses podían borrar una huella de olor que había sido establecido durante años.
Garnet se pasó la parte posterior de su antebrazo por la frente, la mano
enguantada cerrada en un puño.
—Russ contrató a un limpiador de vapor químico de alguna parte y limpió todo el
apartamento la semana después de que ella se fuera. Pude oler el desinfectante
durante un mes después de eso. —Dejó caer el brazo y volvió su atención al cuerpo—
. Y eso cuando sólo pasaba por el pasillo. No sé cómo soportó el hedor en el
apartamento.
Kenji se quedó mirando al hombre muerto, tratando de rememorar un recuerdo de
este compañero de clan y fracasó. Eso no era inusual, no con los números de los
SnowDancer superando los diez mil en todo el territorio, con gente nueva
emparejándose de manera regular. Hawke era el único que conocía a todos y cada
uno de los SnowDancer, aunque todos ellos podían reconocerse entre sí por una capa
de olor imposible de explicar a una persona ajena, excepto para decir que venía de
Hawke, un reconocimiento por su alfa de que esta persona era clan.
Aceptando que él y Russ aparentemente nunca se habían cruzado, Kenji rodeó con
cuidado el cuerpo.
—Creo que estaba herido, quiso borrar todo rastro de su amante. —Kenji, por su
parte, todavía tenía el regalo que había querido darle a Garnet siete años antes, en la
noche que el Destino le pateó las tripas y lo dejó sangrando.
Sus ojos se demoraron en ella cuando se agachó al lado del cuerpo. La capucha del
mono ocultaba su cabello, pero sabía que los finos mechones habrían brillado como
oro hilado bajo la luz del sol artificial que iluminaba la habitación.
—¿Russ no tenía una nueva amante? —preguntó ante el silencio que podría crecer
demasiado tiempo y traicionar demasiado.
Un movimiento de cabeza.
—No por lo que sé.
Se agachó al otro lado del cuerpo.

~225~
—Este pañuelo. Es femenino. —Tiró con cuidado de los bordes arrugados para
abrirlo, encontró lo que buscaba: una delicada A bordada.
Garnet dejó escapar un suspiro, la tristeza oscureció el cielo azul de sus ojos.
—Russ —murmuró en voz baja—, finalmente has conseguido sorprenderme. —Su
mirada se deslizó a donde el cuerpo de Shane había estado y se detuvo—. No,
definitivamente no puede haber sido Shane a menos que se pelearan por ello. Parece
que Russ estaba sujetándolo en la mano, lo llevó a la herida y cayó de su mano
cuando se desplomó.
A Kenji le parecía un drama, pero claro, estaban hablando de un lobo. Camisa
blanca y pantalón con la raya hecha o no, Russ todavía había nacido con los mismos
impulsos primitivos como cualquier SnowDancer. Podría haber borrado a Athena de
su casa, pero había fracasado claramente en borrarla de su corazón.
¿Suena familiar, Tanaka?
No, respondió la voz burlona en su cabeza. Nunca he intentado borrar mi amor por
Garnet. Seré enterrado con su nombre en mi corazón.
—Lorenzo tendrá que comprobarlo —dijo, una oleada de emoción enronqueció su
voz—, pero por lo que puedo decir, Russ fue apuñalado una vez en el corazón y se
desangró donde cayó.
—La sangre sigue a la gravedad. —Garnet señaló las manchas oscuras de sangre
en la alfombra debajo del pecho de Russ, así como el delgado rastro de rojo en su
costado que indicaba que no se había movido después de caer—. A menos que fuera
una puñalada fatal afortunada, parece que tuvo un montón de tiempo para ir en
busca de ayuda. Podría haberse golpeado la cabeza al caer.
Kenji miró a su alrededor, no vio ninguna evidencia de que Russ hubiera tratado
de arrastrarse hacia la puerta.
—¿Quieres que compruebe la parte de la cabeza que está contra la alfombra?
Garnet frunció el ceño mientras pensaba, al final dijo:
—No, déjalo. Quiero que Lorenzo le eche el primer vistazo al cuerpo. Debería
volver pronto, a menos que haya algo más con Shane que una conmoción cerebral.
Poniéndose de pie con un asentimiento de cabeza, Kenji se acercó a mirar el
cuchillo.
—Empuñadura de fantasía. —Patrones se extendían por el metal, una joya verde
en la punta.

~226~
—Mierda. —Garnet apretó los dientes mientras se acercaba para unirse a él, su
dominancia era como un pulso bajo su piel y su preocupación le tensaba los
hombros—. Shane colecciona cuchillos. Lo ha hecho durante años.
Lobo y hombre, las dos partes de Kenji querían desesperadamente consolar a
Garnet, aceptar algo del peso, pero sabía que le empujaría en el instante que hiciera
la oferta. Esta era su guarida, su responsabilidad.
—Los lobos no son inmunes a la estupidez o los celos —le recordó, sus propios
celos eran un monstruo gruñendo apenas contenido bajo control—. No puedes
mantenerlos a salvo de sus propias decisiones.
Una mirada pétrea, el azul de sus ojos no estaba impresionado.
—Tú también te sentirías responsable si se tratara de tu territorio.
—Sí, bueno, ser un teniente no salva a un lobo de ser idiota tampoco. —Se obligó a
romper el contacto visual antes de que ella viera demasiado—. No se ve bien para
Shane, ¿verdad?
—Parece pan comido. Puerta cerrada desde el interior. Un hombre que murió
donde cayó. Otro hombre encontrado inconsciente cerca con el arma del crimen.
La piel de Kenji picaba.
—Entonces, ¿por qué no pareces muy convencida?

~227~
Capítulo 3

Garnet relajó la mandíbula cuando un dolor de tensión la alertó de la fuerza con


la que la estaba apretando.
—Shane es un hombre dulce y amable —dijo a Kenji—. Si hubiera sido al revés, lo
habría creído, pero ¿Shane apuñalar a Russ? —Sintió que el pelo le rozaba contra la
capucha del mono cuando sacudió la cabeza.
—¿Russ era un exaltado?
—No, era más... rígido. Esa es la palabra. —Garnet no quería hablar mal de los
muertos, pero necesitaba informar a Kenji del contexto alrededor de toda esta escena
inexplicable—. Enseñaba matemáticas de alto nivel. Material de universidad. A
menudo me daba la sensación de que le habría gustado disponer de las personas
como lo hacía con sus ecuaciones matemáticas, todo limpio, ordenado y contenido.
—¿Nació así?
—No, no me gusta lo que estás pensando. —Garnet hubiera entendido una mente
que simplemente funcionaba de manera diferente, aceptado—. Russ optó por
menospreciar a los demás y se consideraba a sí mismo por encima de la mayoría de
sus compañeros de clan. Y, después de que Athena le dejara, eligió ser amargado y
cocerse en su ira en lugar de aceptar el consuelo ofrecido por amigos y familiares. —
Nada de eso significaba que había merecido ser asesinado.
Nadie merecía que le robaran su vida.
Ella levantó la mano para pellizcarse la nariz con dos dedos y la dejó caer cuando
recordó que llevaba guantes.
—Maldita sea, Kenji. Shane es un buen hombre y es realmente bueno para Athena.

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—Nada está escrito en piedra todavía. —La voz de Kenji era templada y su visión
obviamente clara al no estar cubierta por conexiones personales—. No sirve de nada
preocuparse hasta que lo sepas a ciencia cierta.
Era exactamente el consejo que ella necesitaba en ese momento.
Asintiendo con la cabeza, dijo:
—Vamos a examinar el resto de la vivienda y tomar las muestras que necesitamos.
Comprobaremos el ADN en todas partes, en caso de que estamos equivocados y
alguien más estuviera aquí.
Acababan de terminar la tarea orientada a los detalles cuando la puerta se abrió
para revelar a Lorenzo.
—¿Puedo entrar y examinar el cuerpo? —preguntó el sanador, su mirada se
demoró primero en Garnet, luego en Kenji.
Ella sabía lo que estaba haciendo: comprobaba su bienestar emocional y mental.
Eso era parte de su papel en los SnowDancer porque, como se había hecho evidente
durante las Guerras Territoriales del siglo XVIII, un dominante jodido en el timón
podía arruinar el equilibrio de cientos, posiblemente miles. Lara jugaba el mismo
papel en la guarida de Sierra Nevada, tenía la autoridad para anular incluso a
Hawke cuando se trataba de la salud física, mental o emocional de su alfa.
—Sí. —Garnet se bajó la máscara y se quitó la capucha—. Hemos grabado y
recogido muestras de todo. —Esperó a que Lorenzo entrara y le pidió que
comprobara si Russ tenía una herida en la cabeza.
—Déjame ver. —Levantando suavemente la cabeza de su compañero de clan
caído, el sanador dijo—: No hay sangre debajo. —Pasó los dedos enguantados sobre
el cuero cabelludo de Russ, tomándose su tiempo y cubriendo cada centímetro de
cráneo—. No hay contusiones evidentes, aunque no puedo confirmarlo
absolutamente hasta que lo tenga en la mesa de autopsias.
La frustración corroía a Garnet. Si Russ no había sido noqueado, ¿por qué no había
tratado de obtener ayuda? Todo lo que habría tenido que hacer era arrastrarse hacia
la puerta y golpear.
—¿Shane? —Él era el único que podría tener las respuestas.
—Inconsciente.
—¿La herida de Russ habría sido inmediatamente fatal? —preguntó Kenji, sus
pensamientos, sin duda, reflejo de los suyos.

~229~
Lorenzo se inclinó sobre la herida en el pecho, la plata en el cabello era un rasgo
genético que tenía poco que ver con su edad.
—Haré un examen completo una vez que lo saque de aquí —dijo después de un
minuto—, pero, dado el tipo de hoja, tengo la sospecha de que el cuchillo podría
haber cortado la aorta torácica. Podría haber tenido un efecto instantáneo,
dependiendo de la gravedad de la transección.
Lorenzo indicó la herida.
—Hay muy poca sangre para un apuñalamiento mortal, a menos que la sangre
haya quedado retenida en la cavidad torácica. —Se inclinó más cerca, parecía estar
prestando especial atención al cuello de Russ—. La posición del cuerpo hace difícil
confirmarlo con una certeza al cien por cien en un examen superficial, pero lo sabré
tan pronto como lo abra en la mesa de autopsias.
Kenji, que se había retirado su propia capucha y bajado la máscara, cruzó los
brazos.
—Cortar la aorta suena como un golpe de precisión. —Sus ojos verdes eran como
astillas de jade claro—. Eso requeriría sangre fría en serio.
—Cualquiera puede tener suerte… o mala suerte. Y recuerda —advirtió Lorenzo—
, es especulación en este momento. —Suavizando la cara cuando se volvió de nuevo
a Russ, alargó los dedos para rozar los párpados cerrados del otro hombre—.
Ninguna vida debería acabar así.
No, pensó Garnet, su determinación férrea: independientemente de lo mucho que
le gustaba Shane, si había hecho esto, entonces pagaría con sangre. Era la ley del clan
y existía por una razón, porque no eran humanos, eran cambiantes, eran lobos.
Sus ojos se encontraron con los de Kenji… y la loba que era su otro yo, se lanzó
contra su piel, sus instintos más primitivos desatados por los acontecimientos de la
mañana. Quería arañarle para hacerle sangre, que pagara en especie por el dolor que
había causado, el vínculo que había rechazado... y quería sujetarlo, morderle con una
fuerza que no tenía nada que ver con la venganza.
Garnet refrenó la parte más salvaje de sí misma con los dientes apretados y logró
recuperar el control. Esperó a que Lorenzo se fuera con el cuerpo de Russ y se volvió
hacia el hombre al que debería haber olvidado hacía mucho tiempo. Amor
adolescente, nada más. Sólo que nunca había sido tan sencillo entre ella y Kenji, y él
lo había sabido muy bien. Cuando la rechazó, había rechazado una promesa tan
preciosa, que nunca le perdonaría realmente.

~230~
—¿Has tenido un poco de suerte escaneando el cuchillo en busca de huellas? —
preguntó, su voz tranquila a través de un esfuerzo rígido de voluntad. Porque si
había una cosa que no haría, era dejar que Kenji Tanaka viera la profundidad de la
herida que había infligido.
—Sí. Un juego —dijo, sosteniendo el escáner delgado del kit forense—. Un poco
borrosas, pero lo suficientemente claras para la comparación.
—Le diré a Revel que compruebe si tenemos a Shane en los registros. Si no, será
bastante fácil obtener un juego. —De repente recordó un incidente que la hizo
enderezarse y su loba desnudó los dientes.
Todo el cuerpo de Kenji se quedó inmóvil al estilo depredador, como si ella
hubiera dicho en voz alta sus pensamientos oscuros.
—¿Qué?
—Russ y Shane se enfrentaron hace dos semanas. —Garnet no había sido testigo
del intercambio, pero había recibido un informe detallado de una de sus personas de
alto rango que los separó—. Russ siguió a Shane al trabajo un día y se enfrentó a él
por “robarle” a Athena. No intercambiaron golpes pero sólo porque las cabezas frías
prevalecieron.
Kenji puso la bolsa de pruebas que contenía el cuchillo a un lado, apagó el escáner
de huellas y levantó una ceja.
—¿Shane robó a Athena? —El ligero borde sardónico en su tono dejó claro su
opinión de las acusaciones de Russ, claro: dominantes o sumisas, las hembras de lobo
tomaban sus propias decisiones.
Como Athena.
—Athena debería haber dejado a Russ hace mucho tiempo. —Garnet y Lorenzo se
habían preocupado lo suficiente sobre la relación para mantener una estrecha
vigilancia sobre la ex pareja.
La mandíbula de Kenji fue de repente una línea brutalmente dura.
—¿Estamos hablando de abuso?
—No. Me gustaría haber puesto fin a eso de una vez. —Estar en un clan
significaba vivir según las reglas del clan. Una de esas reglas era no abusar de ningún
modo de otro.
—¿Entonces? —Los mechones de seda del pelo de Kenji se deslizaron uno contra
el otro cuando se volvió hacia ella.

~231~
Los ángulos familiares y contornos de su cara eran como una pequeña descarga
cada vez, era tan magnífico con sus pómulos altos y esos bonitos ojos verdes que no
podía dejar de notarlo, sin importar lo mucho que lo intentara. Pero, por supuesto,
nunca había sido la apariencia de Kenji.
—Athena es una mujer artística, un poco frívola, pero muy dulce —dijo ella en
lugar de demorarse en la fuerte línea del cuello de Kenji, porque de esa manera
sentaba una tentación peligrosa—. Tiene mucho talento, no hay duda al respecto. Sus
dibujos a lápiz son increíbles. —Garnet tenía uno colgado en sus habitaciones—. Pero
Russ la controlaba. Ni siquiera le “permitía” que hiciera una pequeña exposición
para sus compañeros de clan.
Con los músculos tensos, ella negó con la cabeza.
—La llevé a un lado muchas veces para preguntarle si quería salir, pero ella
siempre me daba unas palmaditas en la mano y decía que entendía cómo pensaba
Russ y que eran felices.
Garnet dejó escapar un suspiro y dejó caer las manos a los costados.
—Tuve que aceptar eso, ella era una loba adulta y no había nada procesable en el
comportamiento de Russ. —La verdad era que el corazón no siempre era razonable o
lógico o racional. Si lo hubiera sido, Garnet hubiera olvidado su debilidad personal
de ojos verdes hacía mucho tiempo.
—Ni siquiera era una cosa de jerarquía —dijo ella, intuyendo la siguiente
pregunta de Kenji—. Ellos tenían aproximadamente el mismo nivel de posición
dominante. —Russ no había estado controlando a Athena a través de su lobo—. Sólo
un caso de mal gusto, supongo. —Su mirada se encontró con la de Kenji—. Una
mujer como Atenea, una vez que toma una decisión acerca de un hombre, es lo
suficientemente tenaz para pegarse a ella sin importar lo mala que sea la situación.
Esos hermosos hombros se tensaron, la respuesta de Kenji contenía el borde de un
gruñido.
—Me parece que tomó la decisión de quedarse. Y cuando la situación se volvió
tóxica, se alejó.
Garnet nunca se había alejado, Kenji no le había dado esa oportunidad. E incluso
ahora, quería preguntarle por qué. La pregunta le había carcomido el cerebro
durante años. Habían sido amigos. Si se hubiera echado atrás sobre una posible
relación, ¿por qué no simplemente se lo dijo? ¿por qué hacerle daño? ¿por qué crear
una distancia entre ellos que había permanecido sin puente hasta que ambos se

~232~
convirtieron en tenientes y tuvieron que encontrar una manera de lidiar uno con
otro?
Se habían acomodado en un ingenio mordaz y sarcástico, un coqueteo afilado.
—Entonces —dijo Kenji cuando ella se quedó en silencio, con la voz todavía en
carne viva—. Hemos hecho todo lo posible aquí. ¿Quieres echarle otro vistazo antes
de salir?
—Sí. —Uniendo la acción a las palabras, comenzó a cubrir la habitación, pero no
había mucho en la sala de estar aparte de los muebles que ya había notado,
incluyendo la pequeña vitrina con frente de cristal que contenía los honores que Russ
había ganado en su campo. Había eliminado todo rastro de su vida con Athena,
incluyendo las fotos que una vez habían luchado por espacio encima de todo,
mientras que Athena se había llevado el muestrario que había hecho para la pared de
encima.
Garnet había visto el estado de la habitación antes de la ruptura las veces que
había hablado con Athena, mientras Russ estaba ausente en el trabajo. Había hablado
con Russ también, y le dejó claro que no estaba impresionada por su actitud
controladora de su amante.
Su respuesta resonó en su memoria.
—Nunca le haría daño a Athena. —Rostro rígido y hombros rectos, había dicho las
palabras entre dientes—. El hecho de que nuestra relación no sea lo que crees que
debería ser no te da derecho a interferir.
Garnet se había visto obligada a admitir que Russ amaba a Athena. No había sido
un amor cálido y generoso. No, había sido pequeño, celoso y sofocante, pero no
obstante había sido una especie de amor. Comprender eso era la razón por la que
Garnet se había asegurado de que un compañero de clan mayor comprobara a Russ
después de la ruptura, había sabido que no querría hablar con ella, pero esperaba
que confiara en un compañero que era un amigo.
No lo había hecho, se había cerrado a todos los esfuerzos de consuelo o compañía
de amigos.
Con dolor en el pecho debido a que Russ ahora nunca tendría la oportunidad de
tomar otra elección, salió de la sala de estar y fue al dormitorio.
No vio nada que no hubiera visto antes.

~233~
La cama estaba revuelta, pero no había olor a sexo. Sólo dos olores masculinos:
Russ y Shane. Dada su relación, lo único probable era que hubieran estado peleando.
Las sábanas estaban enredadas y medio sacadas de la cama, y había agujeros en las
paredes internas.
Como la guarida principal SnowDancer, la de Garnet estaba tallada en piedra,
pero las habitaciones interiores se habían creado como las de todas partes. El
apartamento de Russ estaba cerca del centro de la guarida, lo que significaba que
sólo el suelo era de piedra; Russ había colocado alfombras encima. Del mismo tono
pálido que en la sala de estar, la alfombra, sin embargo, mostraba claramente
manchas de pintura blanca y trozos fragmentados de las paredes dañadas.
Frotando una mancha entre sus dedos, Garnet tuvo un pensamiento.
—Kenji —dijo sin levantar la voz—, ¿notaste si Russ o Shane tenían rota la piel en
los nudillos?
Él respondió desde el estudio de Russ.
—Russ, sí. No estoy seguro sobre Shane.
Tomando una nota para comprobarlo, siguió examinando la habitación. Incluso se
obligó a revisar los armarios y cajones de nuevo. Fue en el cajón más inferior donde
encontró una foto de Athena; Russ la había escondido boca abajo debajo de una pila
de papeles de matemáticas... pero la había guardado.
—Ah, demonios.
La gente era tan malditamente complicada.

* *
Kenji salió del estudio y se quedó en el umbral del dormitorio. Podría haber ido a
otro lugar, pero quería verla trabajar, quería beber de ella. Como fuera, su olor se
hundió en sus células entre una respiración y la siguiente. O eso era lo que sentía.
Como si ya estuviera marcado en su piel, un lugar que solamente un amante o una
compañera tenían derecho a ocupar.
Se le revolvieron las tripas.
Vendería su alma por tener el derecho de llamarla por cualquiera de esas dos
palabras.

~234~
—Sigo sin encontrarle sentido a su estudio —dijo él, fue a pasarse las manos por el
pelo pero se dio cuenta de que llevaba guantes. Esa mano, cuando se detuvo en
mitad el aire, temblaba un poco. Sí, no era nada fácil ignorar la fuerza violenta de su
interior cuando se trataba de Garnet—. Es todo cosas de matemáticas. No creo que
haya sido alterado, era tan ordenado que cualquier búsqueda sería obvia.
—Russ ha estado dando clases a un par de estudiantes graduados. — Cerró el
cajón que había estado examinando, Garnet se puso de pie con una gracia que
parecía más afín a los gatos que a un lobo. Siempre había sido así, ágil y fluida y
hermosa en movimiento.
—Una vez que hayamos confirmado la secuencia de hechos —dijo—, haré que los
estudiantes ayuden a Athena a revisar el estudio.
Cruzando los brazos, Kenji se apoyó en la jamba de la puerta.
—¿Crees que querrá?
—El amor es una bestia difícil de matar —murmuró Garnet, sus ojos en los
agujeros en las paredes—. Athena vino a mí hace un mes, quería asegurarse de que
Russ estaba bien. —Una sonrisa débil y triste—. Dos personas no pueden vivir juntos
durante una década y olvidarse el uno del otro en un segundo.
Kenji se preguntó si él habría sido lo bastante fuerte para alejarse de Garnet si
hubieran sido una pareja. La respuesta fue un visceral, joder, no. Él hubiera sido
egoísta, se habría aferrado a ella con los dedos rotos y ensangrentados de ser
necesario… y la habría visto darse cuenta lentamente de lo que significaba estar con
él.
Le habría matado.
—La cocina es el único lugar que queda —dijo Garnet tras el silencioso golpe de
sus pensamientos.
Sin confiar en sí mismo para hablar, la siguió hasta la pequeña cocina en la parte
trasera del apartamento. Estaba reluciente. Cuidadosamente colocada en la encimera
había una bandeja que habían notado en su primera barrida: una taza, un plato y un
par de utensilios.
—Triste —murmuró Kenji.
La boca de Garnet estaba enmarcada por líneas blancas a cada lado mientras
sacudía la cabeza.
—Podría haber elegido comer con los compañeros de clan en cualquier momento.

~235~
Kenji quería frotar esas líneas con el pulgar para borrarlas, decirle que no era
culpa suya.
—Sí. —La única vez que Kenji comía solo era cuando estaba tan agotado que sólo
quería tragar una comida y dormir, o durante las raras ocasiones en las que quería
estar solo. De lo contrario, comía en una de las salas de descanso comunales. Ese era
el derecho de cada compañero de clan, pagado por los beneficios de diversos
negocios e inversiones de los SnowDancer.
El clan había tomado esa decisión tras las secuelas de las Guerras Territoriales, en
un tiempo en que los juegos salvajes habían migrado hacía mucho tiempo a las áreas
sin guerra. Los SnowDancer habían sobrevivido a las guerras con suficientes
miembros para seguir siendo un clan, pero también habían absorbido a miembros de
otros grupos más devastados. Esas personas se habían convertido en el clan bajo el
cielo abrasador de la montaña, y juntos habían creado una comunidad que seguía
hoy día.
Parte de esa comunidad era que ningún miembro del clan volvería a pasar hambre
en tierras del clan.
Muchos de los supervivientes habían conocido el hambre.
Sin embargo, pregunta a cualquier lobo y el lobo te diría que no era sólo comida,
sino también unión, ser un clan. Los vínculos de Kenji con sus compañeros de clan se
habían sellado en piedra durante años de comidas juntos, cientos de veces cuando
casualmente se había ocupado de que un pequeño cachorro comiera correctamente o
las veces ocasionales cuando entre risas había participado en una pelea de comida.
Las parejas y las familias solían tomar más comidas juntos que los lobos solteros,
pero incluso entonces, el equilibrio se ponderaba hacia estar con el clan, utilizando el
tiempo para ponerse al día y conectar. Siendo niño, Kenji había comido con la familia
de Garnet más de una vez y no había sido el único miembro externo a la familia en la
mesa.
—Creo que a Russ le gustaba comer solo —dijo Kenji—, o quería revolcarse en la
autocompasión. —Se encogió de hombros, sintiendo más que una punzada de
simpatía por su compañero de clan muerto—. Había sido descartado, luego ve a su
ex conectar con un hombre más joven, un gran golpe para cualquiera. — El ego
masculino podía ser algo frágil—. Y por lo que has dicho, no creo que lo hubiera
visto venir.

~236~
—Tienes razón. —Garnet caminó por la cocina, comprobando armarios y cajones
una vez más—. Probablemente habría logrado superarlo con algo más de tiempo.
Kenji vio la tensión creer en los hombros de Garnet, pero no estaba preparado
para que ella se diera la vuelta y bajara de golpe las manos sobre la encimera con las
garras fuera, perforando los guantes.
—¡Nadie tenía que morir!
El lobo de Kenji se levantó en posición de alerta dentro de él, el pelaje erizado. No
a causa de su gruñido. Sino debido al malestar escondido debajo de su ira, y porque
ella todavía estaba gruñendo bajo y profundo, sus ojos se habían convertido en
lobunos. Colocando la mano sobre un hombro engañosamente delicado de
apariencia, endureció el tono.
—Ahógalo. — Era una orden—. Tus compañeros de guarida te necesitan calmada
y controlada.
Dejando al descubierto sus dientes contra él, dijo con una voz que era más loba
que mujer:
—Quítame la mano de encima.
Él oyó lo que no decía: No te atrevas a darme órdenes en mi propia guarida.
Kenji decidió apostar con su vida.
Porque de lo que mucha gente no se daba cuenta era que Garnet era en realidad
más salvaje que Kenji. Dirigía la guarida con aplomo, despedía la imagen de ser
totalmente civilizada… pero no lo era. Cabréala lo suficiente y el lobo estaba allí, listo
para arrancarte la cabeza. O darte un puñetazo en la cara. Por supuesto, ese lobo
aparecía solamente con aquellos a los que consideraba iguales.
Enarcando una ceja, se inclinó tan cerca que podía contar cada una de sus pestañas
doradas.
—Oblígame.
Ni siquiera trató de evitar cuando ella retrocedió para apartarse de su mano con
una con las garras fuera, dejando cuatro arañazos en la piel de su muñeca.
—¿Te sientes mejor? — El corazón de Kenji latía con fuerza ante el olor de la
sangre, ante el contacto físico salvaje, ante la sensación de ser marcado por la única
mujer cuya marca siempre había querido llevar. —O —agregó con una sonrisa
deliberadamente traviesa—, ¿te gustaría golpearme un poco más?

~237~
—Muérdeme —murmuró ella, pero sus ojos eran menos dorados y más azules
ahora… aunque el lobo todavía estaba muy presente.
Tan presente que casi podía ver su pelaje erizado.

~238~
Capítulo 4

K enji no se habría sorprendido si Garnet hubiera sacado más sangre, pero ella
entrecerró los ojos y dijo:
—Vamos a hablar con Athena. Si alguien sabe que ha llevado a esto, será ella.
Después de que ambos se quitaran el equipo forense que habían estado usando,
Kenji se quedó atrás con Eloise mientras Garnet llevaba primero las muestras a
Lorenzo, el sanador estaba autorizado a realizar la mayoría de las pruebas biológicas
necesarias. Cualquier cosa que no pudiera procesar, se mantendría en un armario de
almacenamiento especial cerrado y con la temperatura controlada.
—Ella es increíble —dijo Eloise suavemente mientras Garnet se alejaba, la voz de
la mujer joven llena del culto al héroe brillante.
—Sí. —Apoyado en la pared, Kenji sostuvo el brazo arañado pegado al costado y
luchó por no ir tras Garnet, pedir más contacto. Aceptaría otra garra si eso era todo lo
que le daba.
Y no porque fuera un mujeriego.
Contrariamente a la opinión general de clan, Kenji no había intercambiado
privilegios de la piel íntimos con nadie durante más de un año.
Los cambiantes necesitan el contacto para permanecer estables, pero los abrazos
afectuosos que recibía de los cachorros, los abrazos de los amigos, habían ayudado a
ocultar sino a llenar el vacío. Su cuerpo dolía con un profundo dolor sexual y su lobo
estaba desesperadamente solo, pero también había comenzado a doler estar con
alguien. Porque nadie más era Garnet. Nadie más volvería a ser Garnet.
Ni lobo ni hombre querían a nadie más que a ella.
Frotando el puño sobre el corazón de nuevo, trató de no pensar en cómo las cosas
podrían haber sido diferentes, cómo podría haber tenido el derecho a llamarla suya

~239~
mientras crecían en sus pieles y en fuerza lado a lado, pero su cerebro, era un tren
fuera de control. Y quería ir directamente al momento más doloroso de su vida.
Durante mucho tiempo, Garnet había sido sólo la hermana pequeña de su amigo
Steele. Inteligente y divertida, incluso cuando se entrometía y resultaba molesta.
También había sido dolorosamente amable. Nunca olvidaría la forma en que lo había
abrazado con fuerza cuando le encontró llorando cuando tenía diez años después de
que sus padres tuvieran otra enorme pelea, y nunca se lo había contado a nadie, se lo
guardó para ella.
Luego la noche de su graduación de la secundaria, ella se rio y lo abrazó después
de que él le diera una revista para su próximo viaje a Francia, y su lobo había
temblado impactado por la comprensión dentro de él: después de todo ese tiempo,
finalmente la había visto. Visto a la mujer fuerte, muy inteligente y hermosa en quien
se había convertido. Pero todavía había sido la hermana pequeña de Steele, todavía
tenía dieciocho para sus veinte.
Así que controló su necesidad en un puño implacable y le dio espacio y tiempo
para extender las alas, para encontrar su camino, sabiendo todo el tiempo que ella
era suya, la llave de su cerradura. Jodidamente malo para él que el destino no
estuviera de acuerdo.
Al oír a Eloise rozar el zapato por la piedra de la planta de la guarida, se centró en
la joven soldado, toda determinación, columna recta y líneas de tensión alrededor de
los ojos.
—Garnet debe respetar muchísimo tus habilidades
Una mirada con los ojos abiertos que se volvió timidez esperanzadora.
—¿De verdad?
Kenji asintió ligeramente.
—La mayoría de los jóvenes habrían sido relevados en el instante en que la alarma
saltó. —No conocía a esta cachorra lo suficiente para ofrecerle una caricia o un
abrazo, pero podía darle lo mismo con palabras—. Recuerda eso cuando te sientas
aliviada. No es porque tenga alguna preocupación por tu capacidad para realizar la
tarea, sino debido a que no es tu tiempo en este momento.
Eloise tragó y parpadeó.
—Yo solo… Estaba asustada, ¿sabes? —Admitió en un susurro—. No me controlé.
—Una respiración entrecortada—. Grité durante un segundo antes de contenerme.

~240~
—Eso sólo significa que eres de carne y hueso, con un corazón. Es lo que hiciste
después lo que cuenta, pediste ayuda y mantuviste la escena. Ninguno de alto rango
podría haberlo hecho mejor.
Eloise enderezó los hombros y una sonrisa iluminó sus ojos.
Las pisadas de las botas de Garnet sonaron en ese instante. Apareció alrededor de
la esquina segundos después, su expresión sombría una vez más. Con ella había un
hombre y una mujer que Kenji conocía, ambos dominantes con mucha más
experiencia que Eloise.
—Eloise —dijo Garnet, y se alejó un poco con la mujer más joven, la mano en la
espalda de Eloise.
Lo que le dijo hizo que Eloise asintiera antes de devolver el abrazo de Garnet e
irse.
Como Kenji y los nuevos guardias ya habían intercambiado saludos cuando
Garnet volvió con ellos, no hubo más demora. Él se quedó a su lado, dispuesto a
respaldarla de lo que viniera después.
—¿Todavía hablas francés? —preguntó, su mente todavía llena de instantáneas de
su aspecto cuando regresó de Francia, tan brillante, confiada y llena de vida. Como
Eloise, que había sido esperanzadora y de ojos grandes, pero a diferencia de Eloise,
ya había tenido un núcleo de acero que la marcaba como dominante con la fuerza
para convertirse en teniente.
Sólo que no había sido difícil. Mal genio, sí, pero nunca dura, ni siquiera cuando
había sido una adolescente machacando las narices de los chicos que pensaban que
podían dominarla en la jerarquía, simplemente porque era pequeña. Le había traído
a Kenji una pulsera de cuero trenzado que todavía llevaba, pero sólo cuando no
había ninguna posibilidad de que la viera.
—Y eso es una cuestión relevante, ¿cómo?
—Pensé en hacer una pregunta al azar después de que me mutilaras.
Los ojos volaron a su brazo y frunció el ceño.
—Déjame ver eso.
No era más que un rasguño, pero él levantó la muñeca hacia ella de todos modos,
para que pusiera las manos sobre él.

~241~
—Farsante —murmuró ella, dejando caer el brazo... después de una suave
palmada en los arañazos—. Deberías saber que es mejor no desafiar a otro teniente,
especialmente en su territorio.
Su piel ardía donde le había tocado, lenguas de fuego que calentaban los lugares
fríos de su interior.
—Peligro es mi segundo nombre, ¿no lo sabes?
La respuesta de Garnet fue un chorreo de francés fluido.
—Joder, es sexy. —Se llevó una mano al corazón, su lobo tan encantado de que
ella estuviera jugando con él que corrió en círculos excitado como un cachorro—. Es
probable que hayas dicho algo sobre espinacas, ¿verdad? O que me comiera un
calcetín.
Sus labios se torcieron, ese adorable hoyuelo tan poco teniente apareció.
—Tendrás que vivir en suspenso, Kenji Peligro Tanaka.
Deshecho, dijo:
—¿A dónde vamos? —No es que le importara, siempre y cuando estuviera con
ella.
Su expresión se volvió solemne.
—La casa de Athena y Shane está por aquí.
Era un paseo ligero hasta el apartamento.
Kenji frunció el ceño.
—¿Pidieron estas habitaciones?
—Sí. —El hombro de Garnet rozó su brazo cuando se detuvo—. Estás pensando
que estaban tratando de evitar el conflicto.
—Sí. —Con el corazón acelerado ante la señal física de que tal vez ya no estaba tan
cabreada con él, se atrevió a darle un tirón al mechón rizado que se había escapado
del palillo del pelo, dándole los privilegios de piel que necesitaba para encontrar su
centro—. No encaja con Shane que fuera tras Russ.
—Nada encaja en este maldito lío —murmuró Garnet antes de cerrar la distancia a
la puerta del apartamento y levantar la mano para llamar, pero no hasta que ella le
miró y dijo—: Gracias por poner tu cuerpo en la línea de fuego.
—En cualquier momento, Garnet. —Todo lo que ella necesitara, lo haría, lo sería.

~242~
* *
Fue Julie, la amiga de Athena, cabello negro y piel con los tonos de las hojas de
otoño, sus rasgos preciosos y elegantes, quien abrió la puerta.
Garnet dio un paso adelante con la cabeza clara y la ira frustrada de su loba
centrada en la compostura de la teniente. Todo ello gracias a un lobo atractivo y
juguetón al que había hecho todo lo posible por ignorar durante siete años. Kenji
siempre había sido bueno en eso, en hacer que otras personas se sintieran mejor. Ella
no había pasado por alto la luz en los ojos de Eloise, había descubierto la causa muy,
muy rápido.
Kenji Tanaka siempre había tenido un corazón generoso.
Eso no parecía haber cambiado, y no encajaba en absoluto con la forma en que
había destruido su amistad con una frialdad que en su día la desconcertó. Le había
hecho daño y no había parecido importarle. No se había disculpado por dejarla
plantada, no le había deseado un feliz cumpleaños tardío. En cambio, la había
ignorado, como si nunca hubieran sido amigos.
En aquel entonces, había estado tan enfadada que había tomado sus acciones al
pie de la letra, especialmente teniendo en cuenta su comportamiento cada vez más
salvaje en los meses y los años inmediatamente siguientes. Kenji había llegado muy
cerca de ir totalmente fuera de control con sus fiestas y maniobras peligrosas, había
sido puesto a prueba en lo que se refería a su estatus en el clan. Era una medida
disciplinaria grave para un lobo del que todo el mundo había pensado que sería
teniente.
Tampoco pareció preocuparse por ello, había seguido adelante con su
imprudencia, hasta el día que saltó de la parte superior de la cascada más alta del
territorio de la guarida.
Garnet había visto el salto por pura casualidad, había sentido el grito quedarse
atascado en la garganta, todo su cuerpo se congeló. No, había pensado, ¡no! Había
buscado frenéticamente su cuerpo en el agua revuelta, pero no se había roto el cuello
ese día, sólo unas pocas costillas.
Garnet había tenido la intención de arrancarle una por ese estúpido truco, pero
Hawke le había arrastrado hacia los árboles mientras todavía estaba mojado y
heridos, el agarre de su alfa en la nuca de Kenji era implacable. No habían vuelto a
aparecer durante horas, y lo que fuera que había sucedido ese día, Kenji había dejado

~243~
el comportamiento loco de plano. Pero no había recogido el violín que había
abandonado y no había detenido su odisea a través de la población femenina de los
SnowDancer.
La loba de Garnet flexionó sus garras en su interior, pero incluso esa loba,
primitiva y orgullosa, se preguntaba si tal vez en su ira y dolor, había pasado por alto
algo vital todos aquellos años atrás. Pero ese misterio tendría que esperar, no
importaba que la desgarrara. Hoy, tenía que centrarse en Russ y Shane.
—¡Jem! ¡Oh, Jem, dime que no es verdad! —Athena se precipitó a sus brazos tan
pronto como Garnet entró en la sala de estar. Su perfume era tan delicado y floral
como su vestido, su cabello una masa de rizos salvajes color caoba alrededor de una
sorprendente cara de Botticelli.
Al lado del Garnet, Kenji sostuvo a Julie, prestando su fuerza a una compañera de
clan que lo necesitaba.
Pasaron varios minutos para que Athena estuviera en condiciones de hablar. Se
sentó con ella mientras Kenji entraba en la cocina para hablar con Julie mientras hacía
un poco de café y Garnet tomó la mano de la mujer mayor. Temblaba.
—¿Por qué fue Shane a ver a Russ, Athena?
La normalmente piel cremosa de Athena estaba llena de manchas y desprovista de
su brillo habitual cuando respondió, sus ojos verde avellana enormes en una cara que
parecía puros huesos irregulares.
—Russ llamó. —Un hipo, su voz tan suave como siempre—. Dijo que quería
limpiar el aire, tomar una copa con Shane.
—Eso no suena como Russ. —Él se habría aferrado a sus rencores como los
cachorros se aferran a sus juguetes favoritos.
—En realidad, podía verle haciendo esa llamada. —Una sonrisa curvó los labios
de Athena, pero era una burla horrible formada de la tristeza—. A Russ le gusta… le
gustaban las cosas en cajas ordenadas. Shane y yo éramos un cabo suelto. —Bajó la
vista hacia la alfombra, pero Garnet tenía la sensación de que estaba viendo al
hombre que había sido una parte integral de su vida durante una década—. Así que
estrecharía la mano con Shane y eso sería todo. La caja se cerraría y él podría
continuar.
La sonrisa se desvaneció, Athena levantó la mirada para encontrarse con la mirada
de Garnet.

~244~
—Estaba feliz por él, pensé que finalmente superaba nuestra relación. —Su voz se
quebró en la última palabra—. N-no le o-odiaba. Quería cosas b-buenas para él.
Garnet dejó que su compañera de clan recuperara la compostura antes de decir:
—¿Él llamó esta mañana?
—No, anoche. Quería que Shane fuera entonces. —Los vasos sanguíneos en sus
ojos hinchados eran como telarañas rojas contra el blanco, Athena aceptó la taza de
café que Julie le tendió, le dirigió a su amiga una sonrisa temblorosa de
agradecimiento cuando la mujer más baja se sentó a su otro lado.
Tomando su propio café de Kenji mientras éste se apoyaba a un lado del sofá,
Garnet esperó.
—Pero Shane estaba a punto de salir para un turno de noche —continuó Athena—
. Así que Russ sugirió que tal vez Shane podría dejarse caer por la mañana durante
unos minutos. —Sonrió tensa—. Russ siempre odiaba tener que rehacer su agenda, le
gustaban las cosas que le gustaban.
Inhalando profundamente el olor a café, tragó, la nariz tapada cuando volvió a
hablar.
—Shane no quería ir, pero le dije que debería, que las cosas serían mucho más
fáciles si no teníamos que evitar a Russ en la guarida. —Otra respiración, ésta
entrecortada—. Yo le envié. — Sus manos apretaron la taza de café, levantando la voz
en un tono agudo.
El dolor de Athena hizo que el corazón de Garnet doliera, pero hoy tenía que ser
una teniente, no sólo una compañera de clan compasiva.
—¿Cómo estaba Shane esta mañana antes de irse? —preguntó antes de que
Athena pudiera ceder a la histeria.
Athena se sobresaltó ante el tono afilado de Garnet, el instinto venció la espiral
oscura de sus pensamientos.
—No le vi —susurró—. Iba a dar una clase de arte en la guardería y me marché
temprano para montar. Pero sé que no habría tenido un cuchillo. —Sus grandes ojos
inocentes suplicaron a Garnet—. No es ese tipo de hombre.
Kenji se revolvió, su olor rozó a Garnet en una caricia que se sentía
desconcertantemente íntima.
—¿Sabes si falta algún cuchillo en su colección?

~245~
—No he mirado. —Athena dejó la taza de café antes de que su temblor derramara
el líquido caliente por el borde—. No quise mirarla. Sé que Shane no iría allí con la
intención de hacer daño a Russ.
—¿Podemos mirar? —Garnet dejó su propia taza en la misma mesita baja.
Limpiándose las lágrimas con los nudillos, Athena vaciló, de repente parecía
mucho más pequeña que su metro setenta de altura.
—No quiero hacer nada que dañe a Shane.
La verdad era que como jefe de la guarida, Garnet podía seguir adelante sin el
permiso de Athena, pero la otra mujer ya estaba frágil, no tenía necesidad de ser
forzada a una elección que la hiciera sentir como si estuviera traicionando al hombre
que amaba. Mejor si Athena comprendía que estaba ayudando a su amante tanto
como podía.
Tomando la cara de su compañera de clan entre las manos, Garnet habló a la
mujer y a la loba.
—Sabes que seré justa —dijo—. Para hacer eso, tengo que conocer todos los
hechos.
Frunciendo la cara mientras sus ojos se volvían del dorado de la loba, Athena
asintió bruscamente.
—Julie p-puede mostrarte la ll-llave…
Garnet miró a Kenji. Poniendo su propio café al lado del suyo, se fue con Julie
mientras Garnet tiraba de Athena y la abrazaba con fuerza.
—N-nunca quise que esto sucediera —dijo Athena, con la voz amortiguada contra
el cuello de Garnet—. Yo solo… no podía vivir más dentro de una caja. —Se echó
hacia atrás y se llevó la mano a la boca—. Nunca p-pensé…
—Eh. —Garnet apartó la mano de Athena de su boca y le levantó la barbilla—.
Ningún lobo en mi guarida va a sentirse culpable jamás por las acciones de otro. —
Incluso mientras hablaba, se estaba diciendo a sí misma que aceptara su maldito
consejo—. Sólo recuerda que todo este escenario implica adultos. Parte de ser un
adulto es tomar muestras propias decisiones. No obligaste a Shane o a Russ a hacer
nada. ¿Entendido?
Athena asintió bruscamente cuando Julie regresó. Dejando que la mujer
generalmente más pragmática y estable se sentara con Athena, Garnet fue a reunirse
con Kenji en la pequeña habitación que funcionaba como estudio de arte y área de

~246~
aficiones. Al verla, Kenji abrió un armario en la parte trasera para revelar un
conjunto alto de cajones con vitrinas de cristal en la parte superior. Los cuchillos
dentro de cajas eran obviamente mucho más antiguos y mucho más recargados que
el que había sido utilizado en Russ.
—¿Has revisado los cajones? —Le preguntó.
—No, pensé que te gustaría estar aquí para eso. —Él abrió el primer cajón.
Los dos examinaron el contenido en silencio y pasaron al siguiente.
—Maldición. —El aliento de Garnet se le quedó atorado en el pecho, cada
inhalación tan afilada como los cuchillos delante de ellos, porque había un hueco.
Dispuestos de los más pequeños a los más grandes, cada cuchillo en este juego tenía
una joya verde en la empuñadura, así como volutas distintivas.
Kenji sacó el teléfono y abrió una fotografía del arma del crimen.
—Encaja perfecto.
Cruzando los brazos, Garnet se quedó mirando el vacío acusatorio en el terciopelo
azul del revestimiento del cajón, pero no tenía más secretos que contar.
—Vamos a ver si Revel ha identificado las huellas dactilares, le pedí que se
ocupara de ello cuando volvía de la enfermería.
Cerrando la caja, Kenji se guardó la llave.
—Creo que deberíamos cerrar todo el estudio. Por si acaso.
—Buena idea. —Resultó que la puerta del estudio tenía una cerradura con huella
del pulgar que no se había utilizado nunca, así que Garnet la programó para
responder solamente a ella o a Kenji.
La sala estaba vacía cuando los dos volvieron. Siguió el olor de Athena al
dormitorio, donde encontró a la mujer artista acostada, mientras Julie le palmeaba la
espalda. Atrapando la mirada de Julie, Garnet indicó que se iban.
Sin embargo, antes de que pudiera alejarse de la puerta, Athena se sentó.
Apartando los rizos de la cara, dijo:
—¿Puedo ver a Shane? —Era una súplica.
—No, lo siento, Athena. Nadie puede hablar con Shane hasta que yo haya tenido
la oportunidad de entrevistarle. —Antes había pasado por sus habitaciones y había
recogido su teléfono, consciente de que Lorenzo la avisaría en cuanto Shane

~247~
comenzara a mostrar signos de consciencia—. Te avisaré tan pronto como termine,
tienes mi palabra.
El rostro de Athena amenazaba con desmoronarse de nuevo. Era una loba dulce y
talentosa con un corazón suave, pero no era el más fuerte de ellos. Así que cuando
cuadró los hombros y apretó la mandíbula, la propia loba de Garnet la miró con ojos
nuevos.
Al parecer, el amor, podía convertir en guerreros incluso a los más frágiles.
—No lo creo. —La voz de Athena era feroz—. No creo que Shane le hiciera daño a
Russ. No está hecho de esa manera. —Los ojos dorados de la loba se clavaron en los
de Garnet en una demostración de fuerza verdaderamente inesperada— . Haz lo
correcto, Jem. Encuentra la verdad.

Capítulo 5

Kenji vio las arrugas renovadas de tensión alrededor de la boca de Garnet


cuando salieron de la vivienda de Athena y Shane, y aunque su lobo gruñó, con
ganas de cuidar de las cosas, sabía que no había nada que pudiera hacer, salvo
apoyarla. Incluso si hubiera sido suya, habría sido todo lo que podría haber hecho,
Garnet no permitiría nada más.

El pensamiento apenas había pasado por la cabeza cuando una manada de


cachorros en forma de lobo corrió por el pasillo, echando una carrera. Sabía sin
preguntar que estaban rompiendo las reglas, pero con los exteriores tan húmedos,
todos los niños de la guarida probablemente, se estaban volviendo locos.
Desde luego, él había roto esta regla en particular más de una vez siendo cachorro.
Garnet no se detuvo o los censuró. Riendo con abierto deleite, se quedó quieta
mientras corrían a través y alrededor de sus piernas abiertas. Mirando la manada de

~248~
cuerpos de pelaje marrón, Kenji observó al pequeño del final que estaba decidido a
mantener el ritmo, pero que se estaba quedando atrás. El más pequeño del grupo.
Garnet había sido así. Diminuta, feroz y negándose a quedarse atrás.
Sin detenerse a cuestionar sus instintos, se quitó el collar y lo dejó caer al suelo.
Era poco probable que el cambio dañara algo tan sólido como el colgante, pero no
estaba dispuesto a correr el riesgo.
Un segundo más tarde, cambió y corrió para agarrar al cachorro que jadeaba en la
boca, lo atrapó con firmeza por la mitad del cuerpo. Luego saltó detrás de los otros
más pequeños, los adelantó corriendo hasta el final del pasillo, donde dejó su
pequeña carga. Girando, el cachorro saltó y ladró a Kenji con entusiasmo, y cuando
sus amigos patinaron hasta detenerse delante de él, sus pequeñas garras rozando la
piedra, el cachorro de Kenji hizo un ruido que en forma humana hubiera sido un
resoplido satisfecho.
Riéndose por dentro por haberle dado al cachorro una victoria al menos, Kenji los
dejó en medio de su juego ruidoso y se dirigió de nuevo donde Garnet. Ésta tenía las
manos en las caderas y estaba tratando de parecer severa.
—Todos los padres están tratando de enseñar a este grupo a no cambiar mientras
llevan ropa, y ahí vas tú, dando un mal ejemplo.
Él fingió morderle una pierna.
Ella rio… y luego su mano, estuvo en su pelaje, agarró suavemente mientras se
acuclillaba delante de él.
—Tu habitación está camino de mi oficina. —Cariño en sus palabras, en su caricia
mientras pasaba la mano libre por su pelaje—. Puedes ponerte ropa limpia.
Mirando a los ojos que se habían vuelto los dorados de la loba, el corazón de su
propio lobo latió enorme y duro dentro de su pecho. Ese lobo también la amaba. Y
ese lobo, también, sabía que tenía que dejarla ir. Pero el animal estaba más cerca de
su ser primitivo, la posesividad en sus venas.
Apartándose de su mano antes de que el corazón primitivo pudiera ceder, le
mordisqueó su mandíbula.
—¡Kenji! —Ella se rio de nuevo, y el sonido, fue como lluvia caliente sobre sus
sentidos.
Cuando ella gruñó juguetonamente y amenazó con mordisquearle la nariz en
venganza, él bailó fuera de su alcance y se habría ido saltando hacia su habitación.

~249~
Excepto que los cachorros les habían visto jugar y corrieron con entusiasmo para
volver a unirse al juego. Así que por supuesto cayó con ellos mientras Garnet dejaba
que los pequeños cachorros treparan por su cuerpo, sus ojos brillantes y sus manos
suaves en los pequeños cuerpos que se retorcían.
Él finalmente se escapó, con el colgante de su abuelo sujeto con cuidado entre los
dientes, cuando los cachorros ahora felizmente agotados comenzaron a acurrucarse
para echarse allí la siesta, en el pasillo, apilados uno encima del otro para
acomodarse. Sabía que estarían bien, durante los días de lluvia en particular, él a
menudo tenía que evitar más de un bulto peludo en los pasillos de su propia
guarida. Sus cuidadores los encontrarían y los llevarían de vuelta a la guardería.
Una vez en su habitación, decidió dejar el colgante ya que había roto el cordón de
cuero crudo cuando se lo quitó. Cambiando, rozó la suavidad entre el índice y el
pulgar por un segundo, su corazón se contrajo al recordar al hombre cariñoso de
gran corazón que se lo había dado. Le alegraba que su abuelo nunca hubiera
conocido las repercusiones a largo plazo del viaje alegre al que le había llevado
cuando Kenji era un niño. Saberlo habría matado al anciano.
Respirando para superar el dolor que aún le cogía desprevenido a veces, cuando
pensaba en su abuelo, se puso un nuevo par de vaqueros y una camiseta blanca antes
de que Garnet llegara a la puerta de su habitación. Estirando una mano para
alborotarle el pelo, ella dijo:
—Has perdido los colores.
Se había inclinado instintivamente para que pudiera alcanzar y tuvo que hacer un
esfuerzo para enderezarse.
—Me siento desnudo. Como si enseñara mi culo.
Apareció ese hoyuelo y ella sacó un bolígrafo brillante del bolsillo.
—¿Quieres que me vuelva salvaje?
Él sacudió los hombros ante el brillo de sus ojos.
—¿De dónde sacaste eso?

* *
—Lo encontré en la sala de descanso antes de nuestra reunión, tenía la intención
de dejarlo con los útiles escolares. —Guardándose el bolígrafo en el bolsillo, Garnet

~250~
cerró los puños, la sensación del pelo de Kenji contra la palma de su mano era un
recuerdo viviente. Seda caliente, pesada y brillante—. Todavía eres bueno con los
niños. —Siempre había pensado que sería un padre increíble si dejara sus relaciones
de usar y tirar.
—Mi madre dice que es porque soy medio cachorro. —La sonrisa peligrosa
rompecorazones dejó claro que no lo consideraba un insulto—. ¿Todavía tienes la
intención de tener tantos como puedas?
Ella parpadeó al darse cuenta de que él se había acordado de sus sueños, pero
claro, Kenji tenía la costumbre de recordar las cosas que le había dicho… y viceversa.
Como adolescente, una vez le había encontrado un cómic descatalogado para su
colección después de que ella lo mencionara exactamente una vez. No mucho tiempo
después, ella había rastreado una barra de chocolate en particular que él quería
comer.
Siempre se habían cuidado entre sí de pequeñas maneras, hasta la noche que Kenji
les había roto en dos. Dolida y enfurecida por haber estado tan ciega.
—Sí —dijo, la determinación de averiguar el misterio de esa noche grabado a
fuego, sabría la verdad antes de que Kenji se fuera de la guarida. Y si era una verdad
dolorosa, si Kenji simplemente había cambiado de opinión y ya no se preocupaba
por ella, que así fuera. Sin embargo, dada su comportamiento actual, no creía que la
respuesta fuera tan simple.
—Siempre solías decir que diez era un buen número. —Su sonrisa se profundizó y
sí, no había nadie más magnífico que Kenji Tanaka cuando sonreía de esa manera.
—Yo podría haber sido un poco exagerada. —Su respuesta seca le hizo reír; el
sonido, se hundió en sus huesos y les hizo doler—. Pero tres o cuatro, absolutamente.
Kenji se balanceó sobre los talones, los pulgares metidos en los bolsillos traseros
de sus vaqueros. La acción estiraba la camiseta sobre el pecho, definía los planos de
su cuerpo.
—Con los antecedentes de fertilidad de tu familia, supongo que vas a acertar tan
pronto como encuentres tu hombre —¿hubo una vacilación allí, un endurecimiento
sutil de sus músculos faciales?— y empieces a intentarlo.
Siguió observándole con un cuidado que había evitado durante años.
—Lo estoy esperando. —Ruby y Steele no eran los únicos hermanos de Garnet,
tenía otros seis, un número casi imposible en términos cambiantes. Cuatro pares de
gemelos, más Garnet.

~251~
—Ruby sin duda lleva uno, ¿verdad? —El tono de Kenji tenía un matiz extraño
que no podía descifrar—. ¿No se ha pasado por alto otro par de gemelos Sheridan?
—Agregó, cuando comenzaron a caminar lado a lado, Kenji acortó automáticamente
su paso para acomodar el suyo.
—Sin duda, uno esta vez. —Con el pelaje revuelto ante lo que había sentido en su
voz, Garnet se volvió a mirarlo y se topó con una pared de buen humor.
Entrecerró los ojos.
Kenji había sido bueno en ocultar cosas siendo niño, también había aprendido a
hacerlo en medio de la zona de guerra que había sido la relación de sus padres. ¿Por
qué no había recordado eso a los veintiún años? Porque, admitió, había sido joven y
sin experiencia, una cambiante depredadora dominante nadando en hormonas, su
orgullo una cosa delicada. También había estado más que un poco enamorada de
Kenji Tanaka.
Había querido desgarrarle. Solo el orgullo la había detenido.
Kenji había sido un par de años mayor. Lo bastante mayor para haber predicho su
respuesta... ¿había contado con ello?
—Mi hermano Jasper —dijo ella, su cerebro mordisqueando el tema como un lobo
con un hueso—, ¿lo recuerdas?
—Por supuesto. Está en el sector de Alexei.
—Su compañera está embarazada de gemelos. Están en éxtasis.
La sonrisa de Kenji se deslizó a través de su corazón.
—No lo había oído. Tendré que llamarle. ¿Qué es un buen regalo para cachorros
gemelos?
Allí iba de nuevo, el chico increíble y generoso con el que había crecido en lugar
del mujeriego temerario en quien se había convertido a principios de la veintena.
—Nada a juego —le advirtió—. De acuerdo con Jas, todavía está marcado por su
infancia a juego.
La risa de Kenji la atravesó directamente, haciendo que el vello se le erizaba en los
brazos.
—Recuerdo cómo tus hermanos querían constantemente cambiar la ropa conmigo
y con sus otros amigos. Recibíamos lo mejor del trato.
Reprimiendo la respuesta primitiva hacia él una vez más, Garnet asintió.

~252~
—Mamá es una modista sorprendente. —Una que estaba trabajando en secreto en
tres trajes de esmoquin de bebé adorables, uno para el cachorro de Ruby, dos para
los de Jasper—. Esta es mi oficina.
Revel estaba en el ordenador detrás del escritorio de madera oscura cuando
entraron.
—Las huellas dactilares en el cuchillo son de Shane —dijo tan pronto como
cerraron la puerta, el rostro con duras arrugas—. He pasado el programa dos veces
para asegurarme de que no había ningún error.
Las tripas de Garnet se tensaron, pero tratar con lo duro era parte del trabajo de un
teniente. Cruzando los brazos separó los pies.
—Muéstrame la ubicación de las huellas. —Algo acerca de ellas le había estado
carcomiendo desde que echó un rápido vistazo al arma del crimen antes de asignar a
Revel la tarea de identificar las huellas.
Revel abrió las imágenes en la pantalla grande en la pared trasera de la oficina.
Entonces, rodeando el escritorio, señaló las cuatro huellas ligeramente manchadas
pero legibles en el mango del cuchillo.
—Perfectas. —Se detuvo con las manos en las caderas—. Sinceramente, son un
poco demasiado perfectas. Si la habitación no hubiera estado cerrada por dentro,
estaría tentado a decir plantadas.
Kenji se acercó a la pantalla, la luz solar artificial hacía brillar su pelo de un tono
negro azulado.
—Este cuchillo está prístino con excepción de las cuatro huellas. Los otros que
vimos en la colección tenían manchas, signos de manipulación repetida.
—Shane los utilizaba.
Garnet había visitado su colección con él unos tres meses atrás, tenía curiosidad
por ver un cuchillo antiguo que su compañero de clan había descrito.
—Le gustaba compartir su afición con otros, hablar de la historia de los cuchillos.
—Todavía podía recordar cómo el rostro de mandíbula cuadrada había brillado
mientras hablaba de la artesanía, las manos por las que había pasado cada cuchillo.
Para Shane, era arte en lugar de la utilidad de las hojas como armas.
Dio unos pasos hacia adelante, hasta que estuvo con Rev a un lado y Kenji al otro.
Ambos fuertes. Ambos inteligentes. Ambos leales a los SnowDancer. Ambos

~253~
hermosos. Pero sólo uno hacía tronar su corazón, su sangre volverse caliente y su
temperamento volverse un fuego tan violentamente como su pasión.
Maldición.
Apretando los dientes, se centró en el cuchillo que había quitado la vida de un
hombre.
—Nada de esto significa que no limpiara el cuchillo —dijo lentamente—, pero
incluso si lo limpió, habría tenido que haberlo cogido de su colección y escondido en
su cuerpo en algún sitio.
Miró a Revel.
—¿Lorenzo ha mencionado que haya encontrado guantes en los bolsillos de
Shane? —El sanador le habría quitado la ropa para asegurarse de que no pasaba por
alto ninguna herida, pero habrían tenido el efecto secundario de preservar pruebas.
—Dame un segundo. —Revel hizo la llamada a la enfermería, sacudió la cabeza
brevemente poco después—. Lorenzo acaba de ir y comprobado. Sin guantes.
Kenji, que había estado mirando las huellas todo el tiempo, tomó un rotulador
negro grueso del escritorio de Garnet y cerró los dedos sobre él.
—Sí. —Los ricos ojos castaños de Revel miraban fijamente la mano de Kenji—. Si
dejamos a un lado la singularidad de que el arma no tenía ningún otro par de
huellas, las de Shane están precisamente donde estarían si hubiera cerrado la mano
en la empuñadura para usarlo.
El estómago de Garnet se revolvió, estaban pasando algo por alto, de eso estaba
segura.
—¿Kenji, te importaría tenderte en el suelo en la misma posición que Shane?
Con los ojos oscuros y labios apretados en una línea sin sonrisa y una expresión
que Garnet rara vez había visto en su rostro, Kenji se tumbó en la alfombra tejida de
colores que ella había colocado sobre la piedra. Garnet se arrodilló junto a él una vez
que dejó de moverse, puso el rotulador en su mano y cerró los dedos sobre él.
Revel, después de haberse agachado al otro lado, silbó.
—Encaja con el tipo de huellas perfectas en el cuchillo. ¿Crees que a Shane le
tendieron una trampa?
—Creo que las cosas no están sumando. —La ira lamió sus venas ante la idea de
ser tomada por tonta, con la vida de un hombre en juego—. Tenemos que hablar con

~254~
Athena, asegurarnos de averiguar quien más podría haber tenido acceso a ese
cuchillo en particular.

* *
Kenji se levantó. Garnet y Revel se levantaron con él.
—Comprueba con Lorenzo —dijo Garnet a su mano derecha—. A ver si ha
averiguado algo nuevo del cuerpo de Russ.
—Lo haré. —Dándole un rápido saludo juguetón, Revel se fue.
Kenji sabía que debía callarse, pero su cerebro no podía controlar la parte estúpida
de su anatomía que impulsaba su boca.
—Creía que vosotros dos estabais saliendo.
Un parpadeo en el azul glorioso de los ojos de Garnet.
—Veo que te mantienes al día de los chismes del clan.
—Soy un fiel oyente del Delici-News de Deja.
Bufando ante la mención de la compañera de clan que tenía un programa
nocturno maliciosamente divertido en la estación de radio del clan dijo:
—No importa si estamos saliendo o no, sigo siendo el teniente a cargo de esta
guarida.
—Sí, pero hay momentos para la jerarquía, y hay momentos para arrastrar a tu
amante cerca y besarla a fondo. —Los cambiantes lobo, especialmente los
dominantes, no eran conocidos exactamente por ser tímidos o por preocuparse por
las manifestaciones públicas de afecto, sobre todo cuando estaba en presencia de otro
cambiante que podría ser una amenaza para su reclamación de un amante.
Revel ni siquiera había parpadeado en presencia de Kenji. Eso no tenía sentido, no
cuando el otro hombre y Garnet habían salido en dos citas hasta el momento. La
reputación de Kenji y su tendencia a coquetear con Garnet debería haberle hecho
erizarse. Garnet merecía que se erizara, merecía un hombre que conociera lo que
valía y estuviera dispuesto a luchar por mantenerla a su lado.
Kenji quería gruñir ante la idea de que alguien la diera por sentado.

~255~
—¿El hombre que evita las relaciones como la peste sabe mucho acerca de cómo
tratar a un amante? —Una pregunta afilada como un láser, la mirada de Garnet tan
directa que era inquietante.
Firme él respondió:
—Si yo tuviera la oportunidad de una amante como tú, entonces sí, establecería mi
reclamo. A la mierda la jerarquía. —Las palabras salieron casi como un gruñido, las
garras pincharon en el interior de su piel como si su lobo, olvidando todas las
razones por las que no debería, se preparara para hacer exactamente eso.
—Cuidado, Kenji. —Garnet pasó una mano con garras por su mejilla y garganta,
su voz suave, una advertencia y una invitación peligrosa a la vez—. Podría empezar
a tomarte en serio.
Kenji se estremeció, incapaz de controlar su respuesta visceral al desafío de
Garnet. Sus ojos brillaban.
—Tú y yo estamos retrasados con una conversación —dijo ella lentamente—.
Vamos a tenerla después de poner fin a esta situación.
La sangre de Kenji aún estaba bombeando cuando salieron de la oficina para
regresar al apartamento de Athena, su lobo en la superficie de su piel. Se había
traicionado y Garnet le había atrapado. Mierda. Todos estos años, había tenido razón
en mantener la distancia, ponle cerca de Garnet durante unas horas y se perdía, se
convertía en ese chico enfermo de amor de nuevo. Sólo ahora, sus emociones eran
increíblemente fuertes.
¿Por Garnet? Ya no era la chica que había adorado, se había convertido en una
teniente dura y resistente que era respetada y querida por sus compañeros de clan.
Se había hecho a sí misma sin necesidad de cambiar o perder la posibilidad de jugar
con los más inocentes. ¿Era de extrañar que cuanto más veía de la mujer en quien se
había convertido, más profundo se enamoraba?
Estaba jodidamente jodido.
—Puerta abierta —dijo Garnet cuando alcanzaron el apartamento de Athena—.
Athena —dijo en voz alta.
La voz de la otra mujer era apenas audible pero parecía proceder de la dirección
de la habitación.
—Entra, Jem.

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Kenji fue con Garnet a la puerta del dormitorio pero se quedó fuera mientras ella
entraba para hablar con la mujer mayor, que le había parecido delicada a pesar de la
enérgica defensa anterior de su amante. Kenji también tenía compañeros de clan
delicados en su guarida, se aseguraba que estuvieran a salvo, protegidos y felices, al
igual que el resto de sus compañeros, pero nunca le había atraído lo delicado.
Quería dar palmaditas en la cabeza a esos hombres y mujeres y decir:
—Ya, ya.
Garnet le arrancaría el brazo y lo partiría por la mitad si intentaba eso con ella.
Probablemente haría uso de los huesos de los dedos como palillos de dientes. Sonrió.
¿Cómo estaba de jodido que le resultaba caliente que ella fuera tan jodidamente
peligrosa? Y a pesar de que era un pensamiento especialmente inadecuado para estar
teniendo en este mismo instante, lo estabilizó de un modo que nada más podría
haber hecho.
Escuchó como, dentro de la habitación, Athena le contaba a Garnet que Julie había
salido y que volvería en diez minutos. Permitiendo que la otra mujer hablara hasta
que se sintiera cómoda, Garnet le preguntó quién más podría haber tenido acceso a
los cuchillos.
—Ya conoces a Shane —dijo Athena en su tono suave y entrecortado, un temblor
debajo de la superficie—. Siempre los enseñaba.
—¿Notaría si faltara uno?
—No inmediatamente, pero los ordena y limpia todos los domingos. —Su tono
cambió, se calentó como si estuviera sonriendo—. Es su hobby, ¿sabes? Yo hago mi
arte y él se sienta conmigo y hablamos mientras cuida de sus cuchillos. Para él, son
obras de arte, también.
—Hoy es jueves, por lo ¿quién ha tenido acceso a los cuchillos desde la última
sesión de limpieza de Shane? —La voz de Garnet era suave pero firme, compasión y
fuerza entrelazadas.
—Bueno, aparte de mí —dijo Athena—, están Taneese y su compañero, Cameron.
Cameron tiene interés en las armas chinas de una época en particular y Shane tenía
un cuchillo especial para mostrarle. —Su voz se calmó mientras recordaba—. Los
hombres entraron en el estudio, pero estoy bastante segura de que Shane sacó la hoja
que mostró a Cameron.
—¿No lo viste?

~257~
—No, yo estaba hablando con Taneese, pero Shane y Cameron entraron y
volvieron a salir juntos. —Una pausa—. Estoy segura de que Cameron no se quedó
solo con los cuchillos.
—Bien. ¿Quién más?
—Dos compañeros de clan más jóvenes que están trabajando a tiempo parcial con
Shane. Mitchell y Eloise.
Kenji se enderezó ante el nombre de la joven soldado que había descubierto el
asesinato.
¿Coincidencia? Si era así, era malditamente conveniente.
—¿Eso es todo? —La respuesta de Garnet no traicionó sorpresa ni conmoción.
Athena se tomó tiempo para responder.
—Sí. —El temblor volvió—. Ha sido una semana tranquila. E-estábamos
planeando celebrar una cena el sábado. En realidad no es la clase de cosa que le gusta
a Shane, pero me complace. —Inhaló temblorosa—. Russ nunca me dejó hacer cosas
por el estilo, simplemente no le gustaba mucho la gente.
La tristeza y el dolor en sus palabras hizo que Kenji se preguntara por qué se había
quedado con Russ durante tanto tiempo, pero aunque los SnowDancer tenían un
corazón lobo primitivo, también tenían uno humano. La claridad y la simplicidad del
animal a veces se veían abrumadas por la complejidad y los anhelos inexplicables de
su lado humano.
—¿Cierra la puerta cuando sale?
—No. ¿Quién lo hace? —Una risa húmeda—. Pero Shane cierra el estudio para
asegurarse de que los cachorros no se hacen daño si entran cuando estamos fuera.
Pueden entrar en los lugares más improbables, ¿no? —Otra pausa, sus siguientes
palabras empapadas con una sensación punzante de pérdida—. Siempre quise un
cachorro, pero Russ... Una vez le amé, pero tenía tanto trabajo. Y ahora soy
demasiado vieja.
A Kenji le dolía el corazón.
—Siempre hay niños en el mundo que necesitan amor —dijo suavemente
Garnet—. Después de que todo esto termine, podemos hablar acerca de tus opciones.
—¿Crees que Shane es inocente? —La voz de Athena se elevó en un tono más alto.
La respuesta de Garnet fue templada.

~258~
—Estoy manteniendo una mente abierta.

~259~
Capítulo 6

A pesar de su calma mientras estaba con Athena, el corazón de Garnet estaba


acelerado, su piel apretada y el cuerpo de su loba temblaba de atención. Se obligó a
mantenerse en silencio hasta que ella y Kenji salieron del apartamento.

—¿Escuchaste?
—Eloise.
—Exactamente. —Se detuvo en el pasillo, con las manos en las caderas—. Antes de
hablar con ella, quiero saber si estaba conectada a Russ de alguna manera. —La idea
de la chica como un cerebro criminal no encajaba con lo que Garnet sabía sobre ella,
pero todo el mundo tenía secretos.
—¿Quieres que haga lo mismo para este tipo, Mitchell? —preguntó el hombre de
ojos verdes delante de ella, un hombre que era muy bueno en mantener secretos
propios.
—No —dijo después de un momento de reflexión—. Rev tendrá mejor suerte, está
destinado en la guarida. —Revisó mentalmente la lista para los miembros de alto
rango de la guarida y se encontró un hueco—. ¿Puedes hacer un turno de seguridad,
cubrirme?
Afuera llovía, el ambiente no era de picnic, pero Kenji ni siquiera dudó.
—Considérelo hecho. ¿De quién es la ruta?
Garnet se lo dijo, y luego preguntó:
—¿Tienes asuntos en tu propia guarida que tienes que revisar? —Sus
responsabilidades eran tan pesadas como las suyas e igual de críticas para la salud
del clan.
—Emi y yo nos hemos mandado mensajes. —Levantó su teléfono—. Ella tiene
todo bajo control en la guarida y me aseguré de que los asuntos internacionales

~260~
aguantaran un par de días por lo menos. —Guardando el teléfono, dijo—: es mejor
que me vaya a la ruta. —Una pausa, su expresión intensa y concentrada de manera
tan absoluta que ella sentía como si fuera el centro de su universo—. Vas a resolver
esto, no vuelvas a dudar.
Con el aliento atrapado en los pulmones, Garnet le vio alejarse, su zancada larga y
su cuerpo magníficamente poderoso bajo la luz del sol del atardecer simulada del
pasillo. Estaba siendo su Kenji de nuevo, sin juegos de dominancia, sin hacer las
cosas difíciles y sin duda, sin perseguir mujeres.
Y el hecho de que esos vaqueros abrazaran su culo tan bonito… Bueno, ella tenía
pulso. Lo veía. Especialmente cuando era Kenji. Había intentado muy duro no darse
cuenta durante un montón de años, pero tratar de no darse cuenta de Kenji Tanaka
era como tratar de no darse cuenta de un león de melena dorada sentado en el centro
de tu cama.
Era imposible.
Contactó con Revel por teléfono una vez que Kenji estuvo fuera de la vista y fue a
reunirse con el hombre en el que debería haber estado pensando. Cuando Revel se
acercó a ella, alto, moreno, y sensualmente hermoso, las palabras de Kenji resonaron
en su mente.
Sí, pero hay momentos para la jerarquía, y hay momentos para arrastrar a tu amante cerca
y besarla a fondo.
Garnet sabía que a pesar de su exterior más sofisticado, Revel no era más
civilizado que Kenji. Si se hubiera decidido por ella, habría actuado todo gruñón y
posesivo, independientemente de su cólera o las reglas de la jerarquía. Los lobos
machos no siempre podían evitar su comportamiento de cortejo. Ni podían las
hembras.
Si Revel no había estado actuando como debería, entonces tampoco ella.
Garnet dejó escapar un suspiro; en realidad, hacía horas que había sabido que
tendría que romper con Revel. Era el único curso de acción hasta que llegara al centro
de lo que había entre ella y Kenji, una atracción que por fin había aceptado que
simplemente había entrado en hibernación hacía siete años. Ahora había despertado,
y con venganza.
Pensó en cómo Kenji se había estremecido cuando le rozó la garganta con las
garras, cómo no le había apartado la mano o echo algo agresivo, ambas respuestas
perfectamente aceptables de un dominante tocado de forma inesperada en un lugar

~261~
muy vulnerable y sintió la sangre caliente. Kenji no la había superado más de lo que
ella le había superado a él.
Tenían que resolverlo. De un modo u otro.
—¿Lorenzo? —preguntó una vez que Revel estuvo lo bastante cerca.
Una sacudida de cabeza.
—Aún no se ha puesto con Russ, tenía un par de pequeñas heridas esperando.
Juveniles un poco demasiado entusiastas en el fútbol sala.
Garnet tomó una nota mental para mirar a los chicos más tarde.
—Esperemos que el tiempo mejore pronto. —Los lobos, jóvenes o viejos, no
llevaban muy bien el estar encerrados—. Necesito hacer un seguimiento de algo que
me dijo Athena. —Hizo un resumen de la información sobre el posible acceso de
Mitchell a los cuchillos—. Conexiones, motivos, cualquier cosa relevante.
Asintiendo, él echó un vistazo al gran reloj negro que llevaba, similar al que le
gustaba a Kenji.
—Tengo una clase de combate a las diez. Puedo cambiarla con Felicia, hacer su
sesión mañana.
—Suena bien.
Cuando la sedosa oscuridad de la mirada de Revel se encontró con la suya una
vez más, no era el soldado de alto rango mirando a la teniente sino el hombre a la
mujer.
—¿Tienes unos minutos para una charla personal?
—Sí —dijo ella, sabiendo que no tenía sentido retrasar esto—. Vamos a mi oficina.
—Había visto a los juveniles paseando en forma de lobo por el pasillo, no
escucharían intencionadamente, pero todos los cachorros tenían las orejas grandes.
Revel habló en el instante que tuvieron privacidad, su voz profunda tranquila y
potente.
—Nunca me has mirado como miras a Kenji.
No estaba preparada para un asalto tan repentino y Garnet se apretó el estómago.
—Sólo nos has visto juntos un par de minutos a lo sumo. —La idea de que estaba
sosteniendo el corazón en la mano, enfadaba a su loba.

~262~
Podría hacer eso después, pero ahora mismo, una gran parte de ella todavía estaba
cabreada con Kenji.
Revel esbozó esa sonrisa lenta y hermosa que siempre le había atraído... pero no
de la forma en que lo hacían los ojos verdes y la sonrisa maliciosa de Kenji. No la
hacía saltar por dentro, no hacía que su cerebro se nublara.
—De verdad que pensé que estaríamos bien juntos —dijo antes de que él pudiera
hablar—. No estaba utilizándote.
—Lo sé. —Revel le tomó la mandíbula con una mano—. En cuanto a ti y Kenji, os
vi bailando juntos en la celebración del emparejamiento de Hawke.
Inclinándose sin previo aviso, la besó, una cosa inesperada caliente, húmeda y
enredada, la mano le sostenía por la mandíbula y su calor corporal sacudió sus
sentidos.
—Lo siento. —Una sonrisa que era completamente impenitente—. Tenía que
probar y dejarte sin aliento al menos una vez.
—Objetivo cumplido —jadeó ella, pero aun así, muy dentro, estaba atenta y
vigilante.
Aunque era guapo, inteligente y peligroso, Revel no era para ella.
—Cuando me invitaste a salir —dijo él después de soltarla—, imaginé que lo que
fuera que hubierais tenido Kenji y tú se había quemado, pero es obvio para
cualquiera con una sola neurona funcionando que vuestra llama arde fuerte. —Frotó
el pulgar sobre su pómulo—. Lo que no entiendo es por qué no estáis juntos.
Ella frunció el ceño.
—Razones.
—Si es porque Kenji fue un poco mujeriego hace tiempo, deberías saber que ha
sido un monje durante el año pasado.
Garnet se le quedó mirando. —
¿Cómo sabes eso?
—Emi es una soldado de alto rango en la guarida de Kenji —le recordó,
nombrando a una compañera de su año—. Cotilleamos.
Todos los lobos cotilleaban. Era parte de ser del clan.
—¿Cotilleáis sobre mí? —Salió un gruñido.

~263~
—Por supuesto que sí. —Sus ojos del ámbar del lobo se arremolinaron con
verde—. Pero sólo nosotros tres, Emi, Pia y yo. —Pia era su gemela y había sido
trasladada con él a la guarida de Garnet, los dos habían trabajado siempre como una
unidad.
Pia también había sido ascendida recientemente, pero donde Revel era bueno en lo
que se refería a dirigir una guarida, Pia lo hacía mejor con asuntos más prácticos
como hacerse cargo de los programas de entrenamiento y de seguridad. En cualquier
caso, los dos eran uña y carne, y la mejor amiga de Emi Lucenko. Como Revel
demostraba ahora.
—Cada uno de nosotros actúa como la bóveda y la válvula de seguridad del otro
—dijo—. Es bueno para Pia y para mí tener a alguien no gemelo en la mezcla y el
contacto es bueno para Emi, también. Ya sabes lo tranquila que puede ser, cómo se
guarda todo dentro.
—Hmm. —Con los brazos cruzados, Garnet se apoyó contra la puerta.
Se dijo que no debía preguntar, pero no pudo evitarlo, el comportamiento
indiscriminado de Kenji cuando se trataba de los privilegios de piel era algo que
necesitaba entender. Y si su respuesta estaba impulsada por los celos que nunca antes
había reconocido conscientemente, bueno, ya era hora de dejar de mentirse a sí
misma.
—¿Cómo sabe Emi que Kenji ha sido un monje?
—No una, sino dos mujeres le preguntaron de repente si él estaba enfermo.
Requirió un cuidadoso interrogatorio pero finalmente descubrió que era porque
había estado rechazando a todas, incluso amigas con quien había intercambiado
previamente privilegios de piel. —La expresión de Revel se volvió solemne—. Así
que empezó a mantener un ojo sobre él y parece que Kenji ha estado durmiendo solo
durante mucho tiempo.
La preocupación despertó en Garnet una bestia peligrosa. Los cambiantes
necesitaban contacto con la piel, necesitaban conexión física. Alimentaba sus almas,
calmaba al animal que era parte de su ser. Sin eso, podían entrar en una profunda
depresión, volverse violentamente agresivos o simplemente comenzar a perder la
cohesión emocional y mental.
—¿Por qué Emi no hizo nada? —La soldado de alto rango tenía que saber que el
aislamiento físico de Kenji era peligroso.

~264~
—Habló con él y dijo que parecía estar bien. Sin bordes, sin mal genio o cambios
de humor repentinos, el mismo Kenji que siempre ha sido.
Garnet tuvo que admitir que Kenji tenía buen aspecto, pero como ya había
recordado, Kenji Tanaka era bueno fingiendo. Lo había hecho todo el tiempo siendo
niño mientras sus padres se gritaban por la guarida y se gruñían el uno al otro.
Satoshi y Miko Tanaka eran una pareja cambiante extraña que habían estado juntos y
estables el tiempo suficiente para engendrar un hijo, pero que ahora no podían
soportarse mutuamente.
Se habían separado cuando Kenji tenía doce años, pero su relación había sido un
campo de batalla mucho antes. Kenji nunca había parecido afectado por la intensidad
de sus peleas o la pasión con la que discutían. Siempre había sido el chico divertido,
el único que podía hacer reír a todos y que podía tocar el violín con tanta emoción
salvaje que hacía que los adultos lloraran y los niños bailaran.
Garnet había visto debajo de esa superficie talentosa y sonriente sólo porque le
había atrapado cuando él tenía diez años y ella ocho.
Lo había encontrado acurrucado solo detrás de un árbol junto al lago, llorando tan
fuerte que su cuerpo se sacudía. Le había dolido ver a su amigo tan triste. Ir a
abrazarlo ni siquiera había sido una pregunta, y Kenji lo había permitido. Siempre
había dejado que lo abrazara, no importaba lo molestos que pudieran estar uno con
el otro. Ella se había aprovechado de ello.
—Muy bien —dijo ella en un tono meticulosamente calmado—. Ve a ver si
averiguas algo sobre Mitchell.
Revel asintió.
Le tocó el antebrazo cuando iba a abrir la puerta, su piel ligeramente espolvoreada
con vello oscuro.
—Cuando la conozcas, será una mujer con suerte.
Una sonrisa arrogante que podría haber esperado de Kenji, pero nunca de Revel,
que mostraba exactamente lo profundamente que conocía a un hombre y no al otro.
porque si el normalmente serio hombre que era su mano derecha tenía tal chulería en
él, necesitaba una compañera que pudiera sacar ese lado juguetón… justo como Kenji
necesitaba una compañera que viera debajo de la cara despreocupada que presentaba
ante el mundo, una mujer en la que pudiera confiar con sus heridas, así como sus
alegrías.
—Lo sé —dijo Revel, rozando su mejilla con los dedos.

~265~
Al salir de la oficina, los dos se dirigieron en diferentes direcciones. Garnet decidió
ir donde el compañero de clan que estaba a cargo de los soldados más jóvenes, ver lo
que tenía que decir acerca de Eloise.
—Buena chica —fue el resumen de Yejun—. Un poco demasiado remilgada, pero
se está aflojando. —Su sonrisa dejó claro que al experimentado entrenador le gustaba
Eloise, independientemente de su naturaleza remilgada—. ¿Crees que tuvo algo que
ver con lo que le pasó a Russ?
Garnet mantuvo la respuesta simple y sencilla. No tenía ninguna intención de
causar a Eloise ningún problema si su joven compañera de clan simplemente había
estado en el lugar equivocado en el momento equivocado.
—Ella lo encontró, tengo que descartarla.
—Bien. —El asentimiento de Yejun hizo que la luz solar simulada de la guarida
brillara sobre su cabeza limpiamente afeitada—. Bien —el viejo lobo canoso se rascó
la mandíbula sin afeitar, su piel bronceada marcada por la vida—, no puedo verla
excitarse por Russ. —Una expresión dudosa—. Esa chica tiene a los cachorros
arrastrándose tras ella con la lengua fuera. —Sacudió la cabeza—. Los chicos de hoy
en día no tienen orgullo cuando se trata de una mujer fuerte con curvas peligrosas.
Garnet no iba a caer en su tono de mal humor.
—¿Lo hiciste tú a esa edad?
Una gran risa, ojos brillando con malicia.
—Por supuesto que no. El orgullo te consigue una cama solitaria. —Su expresión
se volvió satisfecha—. Mi cama está llena de una magnífica mujer fuerte con curvas
muy peligrosas, ¿crees que le eché el lazo a mi compañera siendo tímido? ¡Ja!
Garnet retorció los labios. Como la compañera de Yejun, Sabrina, era una loba
poderosa que había tenido el puesto de Revel hasta que decidió semi retirarse,
énfasis en semi, Garnet tenía una buena idea de cómo debió haber sido su cortejo.
—¿Algo más que deba saber sobre Eloise que se aplique a esta situación?
Jugando con un pequeño dispositivo que al parecer estaba arreglando, Yejun se
tomó un momento para pensar.
—Sé que Eloise está estudiando mientras realiza el entrenamiento militar. Estoy
bastante seguro que implica matemáticas, por lo que podría haber sido estudiante de
Russ. —Arrugas se formaron entre las cejas—. Y sí, cogió un par de horas de trabajo
con el equipo de mantenimiento de la guarida para ahorrar para un viaje especial.

~266~
—Gracias, Yejun. Lo comprobaré. —Le tocó el hombro mientras se iba,
simplemente porque fuera un compañero de clan maduro en una relación estable no
significaba que no necesitara la señal física ocasional de afecto del lobo más
dominante de la guarida.
Todos los lobos necesitaban saber que él o ella eran valorados.
Yendo a ver a la jefa general de educación después, Garnet fingió una expresión
severa de burla.
—¿Levantando los pies sobre la mesa en el trabajo? Tut-tut.
Ruby sacó la lengua en dirección a Garnet.
—Creo que mi bebé va a ser un luchador de sumo de siete kilos.
Riéndose, Garnet se acercó a donde su hermana estaba tumbada en el sofá
colocado contra una de las paredes de su oficina.
—Creía que tenías la baja por maternidad.
—Me volvería loca si no estuviera cuidando a mis chicos. —Ruby gimió cuando
Garnet se sentó y comenzó a masajear sus pies—. ¿Alguna vez te he dicho que eres
mi hermana favorita?
—Nunca puedes decírmelo lo suficiente. —Besando el vientre de su hermana
mayor con los privilegios de la piel que existían entre hermanos, Garnet dijo—:
háblame de Eloise. ¿Alguna conexión con Russ?
Resultó que Russ había sido el tutor principal, el hombre que debía guiarla a
través de sus estudios. También significaba que había mantenido un cierto poder
sobre ella.
Decidiendo que ahora tenía lo suficiente para ir a ver a Eloise, Garnet dejó a su
sobrino que se retrasaba con una palmadita en el vientre de su madre y localizó a la
joven en su habitación en la sección reservada a los soldados jóvenes.
—Russ era tu tutor —dijo sin rodeos cuando Eloise abrió la puerta.
Con el rostro palideciendo bajo el tono cálido de su piel, Eloise asintió
bruscamente.
—Por eso estaba en su apartamento —dijo sin que preguntara—. Iba a verle
sobre…

~267~
—¿Sobre qué? —Garnet añadió cuando una mirada de puro pánico cruzó los
rasgos de Eloise, su mano aferrada al borde la puerta con tanta fuerza que los
nudillos estaban blancos.
—Juro que no le hice daño —dijo la joven en un tono suplicante, su lobo se alzó
para convertir sus ojos en un tono dorado rojizo—. No lo haría.
Guiándose por el instinto, Garnet se inclinó para tomar las mejillas de Eloise en las
manos.
—Háblame, cariño. —Como teniente, tenía que ser dura, pero también tuvo que
ser flexible. Los SnowDancer no era un clan que se rigiera por el miedo, se dirigía con
respeto, afecto y lealtad.
Arrastrando los pies para acercarse cuando Garnet bajó las manos, como un
cachorro buscando el contacto, Eloise susurró sus siguientes palabras.
—Él me estaba bloqueando para avanzar en el título de grado, aunque ya había
cumplido todos los requisitos. —Se mordió con fuerza el labio inferior—. Dijo que
tenía que hacer otro año de trabajos.
Garnet pasó un brazo alrededor de la chica.
—Ya veo. —Técnicamente, Russ no podría haber detenido a Eloise, pero sus
palabras hubieran tenido suficiente peso en la junta de educación SnowDancer.
Todos los cachorros SnowDancer tenían un derecho automático a la educación
incluyendo unas titulaciones de grado, o cursos comparables fuera del sistema
terciario. Cualquiera que quisiera una educación de postgrado o formación adicional
también podía conseguirlo en el clan siempre que trabajara para el clan un cierto
número de años, que iban desde tres a cinco. Sin embargo, para acceder al fondo de
graduación, los estudiantes tenían que estudiar su grado e informar regularmente a
sus asesores, que, a su vez informaban a la junta.
—Sólo lo hizo por despecho —dijo Eloise voz ronca, sus pestañas mojadas y
pegadas—. Resolví una ecuación que él no pudo. No quería ponerlo en evidencia.
Sólo pensé que era lo que tenía que hacer, así que lo hice. —Hipó y sorbió,
limpiándose las lágrimas con las mangas de su jersey, que se había estirado sobre las
manos como una niña—. Me di cuenta de que estaba enfadado, pero nunca pensé
que se vengaría. Era mi maestro, mi apoyo.
Garnet se sintió enferma, su loba estaba atenta y tensa dentro de ella. Envolvió a
Eloise con ambos brazos y frotando su mejilla contra la de la joven dijo:

~268~
—¿Por qué no viniste a mí? —Si sus compañeros de clan sentían que no podían
hablar con ella sobre este tipo de situaciones, entonces tenía un grave problema en
sus manos. Proteger a los vulnerables era su trabajo y su responsabilidad.
La idea de que podría haber fallado sacudió su propio sentido de sí misma.
Eloise se abrazó a ella, alta y fuerte, y de repente tan necesitada como un cachorro
herido.
—Me puse en tu agenda para la próxima semana —dijo—. Pero quería hablar con
Russ una vez más, tratar de resolver las cosas por mi cuenta. Soy lo bastante adulta.
—Eso último lo dijo con un borde rebelde que hizo que el estómago de Garnet dejara
de revolverse.
Un lobo joven probando sus garras era normal. Decía cosas buenas sobre el
liderazgo de Garnet que Eloise tuviera la confianza para oponerse a un compañero
de clan mucho mayor.
—Bien —dijo—. Eres lo bastante mayor para empezar a luchar tus propias
batallas, pero me alegro de ver que también eres lo bastante sensata para ir donde un
compañero de clan mayor cuando la situación está más allá de tu capacidad.
Enderezándose, Eloise frunció el ceño, la soldado SnowDancer feroz en ella se alzó
hacia la superficie ahora que había sido tranquilizada de que su dominante no estaba
enfadada con ella.
—Estaba planeando contarle a Russ que iba a ir donde ti, pensé que daría marcha
atrás porque los dos sabíamos que estaba equivocado. Todas mis calificaciones lo
demuestran.
El ceño fruncido de la mujer más joven se desvaneció tan rápido como se había
formado, su garganta se movió al tragar.
—Y aunque estaba siendo desagradable, no quería meterle en problemas. Nunca
lo demostró, pero me di cuenta de que estaba sufriendo por la pérdida de Athena.
Orgullosa de esta chica del clan y segurísima que no había tenido nada que ver
con la muerte de Russ, Garnet llegó al corazón de la cuestión.
—¿Dónde estabas entre las siete y las diez de esta mañana? —Lorenzo aún no
había confirmado la hora de la muerte, pero Garnet estaba segura de que todo lo que
había sucedido había ocurrido poco después de la llegada de Shane al apartamento
de Russ.

~269~
No había modo de que los dos hombres se hubieran sentado a charlar durante
horas.
Eloise abrió los ojos de par en par antes de empezar a ruborizarse hasta que
incluso el canela oscuro de su piel no pudo ocultarlo.
—No se lo digas a nadie —susurró después de mirar alrededor para asegurarse de
que nadie más estaba lo suficientemente cerca para escuchar—, pero estaba con
Chase. Dormimos juntos.
—Ah. — A los dieciocho años, Chase era más joven que Eloise por tres años.
También era un lobo fuerte poco probable a dejarse intimidar por la propia fuerza de
Eloise—. No diré una palabra.
—No estoy avergonzada ni nada. —El rubor continuo de Eloise era adorable, la
forma en que se retorcía las manos aún más—. Es más joven, pero él es... ¡vaya! —Un
sonido que a Garnet le recordó cómo, a su misma edad, había suspirado por un cierto
lobo de ojos verdes—. Sólo quiero que sea privado y secreto entre nosotros dos por
un tiempo.
—Lo entiendo, cariño. —Los compañeros de clan eran maravillosos y Garnet no
querría vivir lejos de una guarida activa y ocupada, pero también era bueno tener un
poco de tiempo privado para convertirse en una pareja antes de que varios cientos de
lobos curiosos empezaron a meter sus narices—. Quédate aquí.
Alejándose un poco, hizo un par de llamadas. Gracias al mal tiempo, Chase no
había ido a la escuela técnica a la que asistía cinco días a la semana, en su lugar había
elegido estudiar en la guarida. Los SnowDancer tenían un excelente sistema de
acceso remoto que habían creado en conjunto con varias escuelas para exactamente
este tipo de circunstancias.
Entrando en línea cuando lo localizó, confirmó que Eloise había estado con él en el
momento del asesinato. Para su crédito, también preguntó inmediatamente por su
novia.
—¿Ella se encuentra bien? Quería estar con ella, pero me echó. —Cruda
frustración y preocupación en cada palabra—. Dijo que estaba bien, pero me di
cuenta de que no.
Tan joven, pensó Garnet con afecto.
—He aquí un consejo, Chase. A veces hay que luchar para cuidar a una mujer tan
fuerte como Eloise.

~270~
—Estoy en camino. Puedo ponerme al día de esta lección esta noche.
Colgando, Garnet le preguntó a Eloise por su trabajo a tiempo parcial.
La joven soldado respondió sin vacilar.
—El equipo de mantenimiento de la guarida necesitaba gente para el trabajo
manual. Limpieza de conductos, ese tipo de cosas. Es de bajo estrés, además —sus
ojos brillaron más—, consigo observar a los ingenieros trabajando en los sistemas
detrás de las escenas.
—¿Trabajas a menudo con Shane?
Sacudiendo la cabeza, dijo:
—Sólo un par de veces. —Su cara se puso solemne—. Él era muy agradable. Se me
cayó una de sus herramientas especiales y se hizo pedazos, pero él no se enojó, me
mostró cómo solucionarlo.
Esa era la impresión de Garnet de Shane, también: tranquilo y paciente, sin
carácter violento.
—¿Y su colección de cuchillos? ¿Te invitó a verla?
—No, yo pregunté. Tenía curiosidad. —Eloise levantó los hombros—. Uno de mis
amigos la había visto y dijo que era interesante.
Garnet no captó ningún indicio de subterfugio en ninguna de las respuestas de
Eloise; dejó que la joven se fuera con la advertencia de que no compartiera ningún
detalle de lo que había visto en la escena.
—No lo haré —prometió Eloise—. Ni siquiera con Chase.
Diez minutos más tarde, Revel dijo a Garnet que Mitchell no tenía ninguna
conexión con Russ o Shane; simplemente se pegó para ver los cuchillos, ya que tenía
algo de tiempo libre—. Apostaría mi lugar en la guarida que no mentía —dijo
Revel—. Tengo la impresión de que estaba más interesado en el arte de Athena que
en los cuchillos.
Garnet siguió investigando, logró desenterrar a un par de compañeros de clan que
habían visto a Eloise y Chase colarse en su habitación, había sabido que esos dos no
podrían haber engañado a todo el mundo. A veces, sin embargo, incluso los lobos
podían ser prudentes. No muy a menudo, pero de vez en cuando.
Caminando a la entrada principal de la guarida después de confirmar el paradero
de la joven pareja, Garnet asomó la cabeza. Su guarida había sido excavada en la

~271~
ladera de una montaña, de manera similar a la principal guarida SnowDancer; era de
piedra sólida y bastante segura. También estaba, naturalmente, insonorizada, por lo
que hasta que abrió un poco la puerta y miró hacia fuera no vio la oscuridad de la
noche, los árboles crecidos inclinados sobre árboles jóvenes por un viento implacable.
La lluvia que le golpeó la cara se sentía como mil agujas clavándose en su carne.
El hielo le heló la sangre.
Todo el mundo debería haber llegado en el instante en que el tiempo cambió de
irritante pero soportable a mortal, su gente no era estúpida y tampoco Kenji. Pero de
acuerdo con la lista en la pared opuesta, nadie había vuelvo. Nadie.

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Capítulo 7

A punto de apretar el botón de alarma que haría sonar la llamada de emergencia


en un ruido agudo que era incómodo para las orejas de los lobos pero altamente
eficaz en hacerles prestar atención, vio un par de lobos mojados. Abriendo la pesada
puerta del todo, dejó entrar la lluvia y el viento para que sus compañeros de clan
pudieran entrar.

Cuando los dos centinelas le devolvieron la mirada, sus pieles grises pegadas a sus
cuerpos, dijo:
—¿Habéis visto a Kenji o Pia? —La lista confirmó que eran los únicos que seguían
ahí fuera, habría sido alertada si alguien no autorizado hubiera salido, o si alguien no
hubiera llegado a casa.
Ambos lobos negaron con la cabeza, uno de ellos medio estornudando. Levantó
una pata a su boca y frotó.
—Id —dijo a la pareja desaliñada—. Secaros. Deben estar en camino.
En lugar de irse, los dos fueron a la puerta y asomaron la nariz. Ella les dio un
golpecito firme en esas narices y consiguió gañidos y miradas ofendidas.
—Ni siquiera penséis en volver a salir a buscarlos. Entonces tendré a cuatro
personas por las que preocuparme en lugar de dos. Ir a secaros. Ahora.
Cediendo, se alejaron por el pasillo, sus patas iban dejando huellas de barro en la
piedra y sus cuerpos goteaban. Desaparecería pronto. Uno de los castigos favoritos
de las hembras maternales era hacer que los niños y jóvenes traviesos limpiaran
cualquier cosa que pudiera ser limpiada. Como se trataba de una guarida de lobos
con un montón de cachorros traviesos, a la tierra rara vez se le permitía permanecer
más de diez o quince minutos.

~273~
Volvió a mirar la lluvia, su pulso en la boca. Kenji estaba familiarizado con esta
zona y era un lobo muy duro, pero no era su propia región. Era posible que estuviera
dando vueltas en el clima violento. En cuanto a Pia, era una soldado experimentada e
inteligente. Si no volvía es que había un problema.
—Jem, acabo de ver a Josephine y Roan. ¿Solo han venido ellos? —Revel se acercó
a su lado, con los ojos de la tormenta y su cuerpo esbelto zumbando con una tensión
apenas contenida—. Algo está mal con Pia —dijo sin esperar una respuesta de ella—.
He tenido esta mala sensación creciendo durante la última media hora. No podía
soportarlo más y he venido a comprobar si había vuelto.
Garnet tenía un serio respeto por los vínculos de gemelos, lo había visto en acción
con los gemelos entre sus propios hermanos. Steele probablemente sabría el instante
en que Ruby se pusiera de parto a pesar de que estaban en diferentes guaridas en
este momento.
No es que ella necesitara la declaración de Revel; sus propios instintos estaban
gritando.
—Creo que será mejor que salgamos y les busquemos a ella y a Kenji. —A
diferencia de los agotados Josephine y Roan, Garnet y Revel estaban frescos, estarían
en mejores condiciones de capear la tormenta.
La sangre rugía en sus oídos, su boca seca mientras comenzaba a quitarse el jersey,
luego pensó que al infierno con ello y decidió entrar directamente en el cambio.
Siempre podía conseguir más ropa, no quería retrasarse ni un segundo. Y por mucho
que le gustara la gemela feroz de Revel, Kenji estaba primero en su mente. Tenía que
estar bien.
Él era tan dominante en sus pensamientos que cuando captó un destello de color
blanco la fracción de segundo antes de empezar el cambio, pensó que estaba
imaginando cosas. Pero no, era la camiseta de Kenji lo que le había llamado la
atención. Tenía un lobo inerte en sus brazos, y parecía que estaba a punto de
desplomarse. Garnet y Revel salieron disparados a la lluvia en el mismo instante,
dirigiéndose directamente a él.
Revel cogió la forma de lobo de su hermana en sus brazos, mientras Garnet pasaba
un brazo alrededor de la cintura de Kenji, se ponía uno de sus brazos sobre los
hombros y le arrastraba a la guarida.
—¡Cerrad la puerta! —gritó a un par de juveniles que habían venido con fregonas,
claramente la patrulla de limpieza.

~274~
—¡Sí, señor! —Se apresuró a cerrar y dejar fuera la lluvia torrencial.
Garnet, por su parte, estaba luchando por mantener a Kenji en marcha.
—¿Dónde estás herido?
—Sólo agotado —dijo, con la voz un poco temblorosa—. He cargado a Pia todo el
camino.
Y lo había hecho en lo que había sentido como un vendaval. No era de extrañar
que su cuerpo estuviera buscando un lugar donde desplomarse y descansar.
—¿Seguro que no estás herido? —Ella nunca lo había visto tan exhausto.
—Corte en la cara, pero eso es todo. —Salió entre dientes.
Ya que sus habitaciones estaban más cerca de la enfermería, lo arrastró allí y lo
apoyado contra la pared más cercana. Y vio que el “corte” en la cara era más como
un tajo, sangraba por toda su mejilla. La herida en el estómago, por el contrario, le
había manchado la camiseta rasgada volviéndola de un tono rosado en el tiempo que
la había tomado llevarle a su habitación.
—¡Kenji!
Siguiendo su mirada, bajó la mirada y parpadeó.
—Eh. No puedo sentir eso. —Luego se deslizó por la pared para caer sentado en el
suelo.
Garnet se tragó su miedo, comprobó rápidamente el pulso mientras trataba de
ejercer presión sobre la herida en el estómago. La sangre seguía latiendo, lenta pero
constante. Con la piel fría y el agua goteando por los ojos, logró desenterrar el
teléfono con una mano y llamó a la enfermería.
—Kenji tiene heridas sangrantes —dijo al ayudante de Lorenzo, Gavin—. Necesito
ayuda médica.
Para su sorpresa, fue Lorenzo quien entró en su apartamento pocos minutos más
tarde.
—¿Pia? —preguntó ella cuando el sanador dejó el kit médico y se arrodilló frente a
Kenji.
—Moratones y una pierna rota. —El frente de la camisa de Lorenzo estaba
húmedo, sin duda de su examen a Pia—. La ruptura es limpia. Gavin puede
arreglarla fácilmente. Me he asegurado de que no tiene heridas internas.

~275~
Levantó la camiseta de Kenji para exponer el plano musculoso y manchado de
sangre de su abdomen, le pidió a Garnet que sostuviera la tela empapada mientras
alumbraba la herida, luego la exploró con un dispositivo de mano.
—No es tan malo como parece —murmuró en su español nativo antes de volver al
inglés—. Un corte profundo, ningún impacto en sus órganos internos.
Garnet no sintió ningún alivio ante las palabras de Lorenzo, no con Kenji
desplomado y sangrando delante de ella. Entrelazando la mano con la de Kenji para
tranquilizar a su loba con el latido constante de su vida, se enfrentó al perfil de
Lorenzo.
—Entonces, ¿por qué está desmayado? —Kenji era un teniente, con la fuerza que
lo acompañaba. Si se tratara de un simple rasguño, se habría encogido de hombros y
seguido su camino.
Haciendo caso omiso del gruñido en su tono con la facilidad de la larga
experiencia en el trato con lobos asustados y preocupados, el sanador comprobó la
parte de atrás de la cabeza de Kenji.
—Bulto, como sospechaba.
El hielo crujió por las venas de Garnet.
—¿Sabías que se había golpeado la cabeza?
—Pia recuperó la conciencia justo cuando Rev la llevó a la enfermería. —Lorenzo
continuó trabajando, utilizando sus habilidades de curación en la herida de la cabeza
de Kenji—. Cambió y dijo que Kenji la vio caer por un barranco, bajó para subirla y le
pidió que cambiara para que fuera más fácil llevarla.
Garnet odiaba ver a Kenji tan quieto. Kenji nunca estaba quieto. Kenji era sonrisas
traviesas, color y coqueteo exasperante.
—¿Cayó por el barranco mientras bajaba para ayudarla?
Lorenzo sacudió la cabeza, la plata de su cabello brilló bajo la luz.
—Resbaló parte del camino después de patinar en el barro. Había rocas en la
pendiente, según Pia. —Frunciendo el ceño, cambió de posición ligeramente para
poder tener mejor acceso a la herida en la cabeza de Kenji—. Supongo que se golpeó
la cabeza contra una. La herida en el estómago, probablemente ocurrió cuando chocó
contra los árboles dañados en el fondo del barranco, Pia se estrelló directamente
contra ellos. La punta afilada de una rama rota podría haber provocado la herida en
el estómago de Kenji mientras trataba de llegar a ella.

~276~
Respeto en su rostro y en su voz cuando añadió:
—Kenji podrá parecer una guapa estrella de rock pero es puro lobo. Ese barranco
está a cierta distancia, sin importar lo profundo que es y la tormenta es brutal.
Los ojos de Kenji parpadearon con esas palabras.
Apretando los dedos alrededor de los suyos, Garnet dejó escapar un suspiro.
—Voy a estrangularlos a los cuatro. —Su voz amenazaba con temblar—. Deberíais
haber vuelto mucho antes de que el tiempo empeorara tanto. —En un momento
dado, no había necesidad de seguridad; la naturaleza proporcionaba su propio
elemento de disuasión.
—No les culpo. —Lorenzo apartó la mano de la parte posterior de la cabeza de
Kenji—. Estaba observando las imágenes del satélite, se volvió violenta con muy
poca advertencia. Llegaron tan rápido como pudieron.
—Sí, Garnet —dijo Kenji entre dientes, sus dedos largos y talentosos se cerraron
alrededor de los suyos—. No te enfades.
El alivio era un peso aplastante sobre ella, levantó sus manos unidas para
presionar un beso en los nudillos. La sonrisa de Kenji fue débil y temblorosa, antes
de que sus ojos se cerraran de nuevo.
—¿Lorenzo?
—Está bien, es un sueño natural. Deja que me encargue de estos cortes. —Lorenzo
usó sus habilidades, así como el equipo médico, hasta que tanto el tajo en el
estómago de Kenji como el corte en la mejilla estuvieron cubiertos por la nueva piel
delicada—. Un poco de descanso y volverá a estar en pie y corriendo.
El cerebro de Garnet comenzó a funcionar correctamente ahora que sabía que
Kenji estaba a salvo. Con el ceño fruncido, dijo:
—¿Por qué Shane está todavía inconsciente? —Lorenzo sólo había tardado diez
minutos en estabilizar a Kenji.
—Tenía un buen golpe en la cabeza, el de Kenji era un golpe superficial en
comparación.
Con la mano todavía unida a la de Kenji, Garnet consideró las palabras de
Lorenzo.
—¿Golpeado con algo pesado?
—Yo diría que sí. ¿Encontraste algo?

~277~
—No, pero había una mesita de café con un borde sólido. —Un poco lejos para
que Shane se hubiera golpeado al caer, pero era la única fuente posible del salón de
Russ en la que Garnet podía pensar para una herida en la cabeza
Lorenzo torció la boca y sacudió la cabeza.
—No puedo descartar la mesita de café, pero mi instinto dice que fue un golpe
desde arriba. —Recogiendo uno de sus instrumentos médicos, lo levantó por encima
de su propia cabeza y lo dejó caer como si estuviera golpeando la nuca de otro
cráneo—. Así.
—¿Puedes sacar un molde para confirmar tu presentimiento? —Sabía que el
sanador tenía el software.
—No soy un experto en ello, pero estoy bastante seguro de que mi compatriota en
el sector de Kenji lo es. Le enviaré los detalles y ella lo juntará todo. —Tocó el cabello
de Garnet con la mano suave de un sanador, pero su tono era el de un compañero de
clan que tenía la autoridad para ignorarla en ciertas circunstancias—. Russ está
muerto, Shane está inconsciente, y es demasiado peligroso para que alguien piense
siquiera en acercarse sigilosamente a la guarida. Puedes tomarte un respiro.
—Athena —comenzó.
—Le di un sedante, está muy nerviosa, así que dormir le hará bien. —Sus ojos se
volvieron de acero—. En cuanto a ti, una teniente emocionalmente agotada no es
bueno para la guarida.
La mujer y la loba, las dos partes de ella sabían que tenía razón. Podía casi sentir la
tensión latiendo en las sienes.
—Gracias, Lorenzo.
Un tirón de un mechón suelto a su pelo antes de que el sanador se fuera. Hasta un
minuto después no se dio cuenta de que debería haberle pedido ayuda para mover a
Kenji.
—¡Kenji! —Espetó, poniendo cada gramo de su considerable dominio en su voz.
Por supuesto que no tuvo el mismo efecto en él como lo hubiera tenido en alguien
más sumiso. Kenji Tanaka siempre había seguido su propio camino.
Arrugas se formaron en su frente, aunque sus ojos permanecieron cerrados.
—¿Qué? —Fue un murmullo grogui.
Temblando ante la caricia auditiva, dijo:

~278~
—Cambia. —Sería mucho más fácil secarle, además no tendría que preocuparse de
quitarle las ropas empapadas.
Y el pensamiento de Kenji desnudo no era bueno para la presión arterial.
—Te frotaré para secarte —engatusó cuando él permaneció obstinadamente en
forma humana—. Kenji.
Él gruñó, el gruñido de mal genio de un lobo que sólo quería dormir.
—Bien —dijo, aunque quisiera abrazarlo y nunca dejarlo ir—. Quédate con la ropa
mojada. Pareces una rata ahogada.
El mundo se fracturó en una lluvia de luz sorprendente y luego hubo un hermoso
lobo negro y gris delante de ella. Un lobo muy mojado que estornudó antes de poner
la cabeza sobre sus patas. Levantándose, Garnet encontró una toalla grande y
absorbente. Frotando a Kenji con una mano, llamó a Revel con la otra.
—¿Cómo está Pia? ¿Por qué estaba inconsciente?
—Sólo una pierna rota, el dolor la dejó fuera de combate —respondió Revel—. Ella
está bastante cabreada por toda la situación, dice que sabía que el barranco estaba
ahí, pero que la lluvia la cegó. —Una breve pausa, su tono contenía una vena
profunda de afecto cuando regresó a la línea—. Lo siento, Pia dice que no está
cabreada. Está jodidamente cabreada.
La loba de Garnet resopló de risa en su interior.
—Esa es definitivamente Pia.
—Sí. —Sonaba distraído—. Maldita sea, Pia, deja de agitarte y deja que Gavin
haga su trabajo. —Un gruñido viajó por la línea—. Mierda, lo siento, Jem. Mi
hermana está siendo una… Pia, por el amor de Dios, compórtate o llamaré a Grace.
La amenaza de traer a su hermana menor profundamente sumisa no habría tenido
sentido para nadie que no hubiera crecido en una guarida SnowDancer, y además,
no supiera que los sumisos podían volverse ferozmente protectores cuando uno de
los suyos estaba herido. Y puesto que Grace sabía muy bien que su hermana nunca le
haría daño a un solo pelo de su cabeza, se aprovecharía descaradamente y forzaría a
Pia a descansar y sanar.
—Voy a llamar a Grace en este momento a menos que empieces a actuar como una
mujer con una puta pierna rota —amenazó Revel.
Garnet levantó una ceja ante la respuesta femenina que oyó por el teléfono.

~279~
—O mi español está oxidado o acaba de llamarte…
—Tu español no está oxidado. —El tono de Revel era todavía más lobo que
hombre—. Nuestra madre ha amenazado con lavar con jabón la boca de Pia más de
una vez. —Otra pequeña pausa antes de decir—: ¿Cómo está Kenji? El dolor-en-el-
culo aquí está preocupada por él.
—Certificado de buena salud. —Gracias a Dios—. Sólo necesita un poco de
descanso.
—Ha sido un día largo. Todos debemos descansar un poco —respondió Revel—.
Podemos reanudar la investigación mañana y Shane podría estar despierto para
entonces.
—De acuerdo. —Colgando con un rápido buenas noches, empezó a frotar Kenji en
serio. Él protestó malhumorado cuando frotó demasiado fuerte sus orejas—. Lo
siento, princesa.
Un gruñido, una pata con garras le dio un golpecito, sólo que no estaba golpeando
en serio. Sólo estaba fingiendo. Sonriendo, terminó con la toalla.
—Necesitas un secador.
El gruñido fue más fuerte esta vez y contenía un tono distintivo de insulto.
—Creí que estarías acostumbrado con todos esos colores de pelo —bromeó ella,
peinando su pelaje húmedo con los dedos—. ¿Quieres dormir aquí o en la cama
cómoda de allí?
Alzó sus orejas.
—No voy a dejarte entrar en la cama si vas a mojarla toda. —Se levantó, fue al
armario y cogió otra toalla.
Y volvió para descubrir un magnífico hombre desnudo en el suelo del dormitorio,
medio dormido, la piel de un tono impecable y delicioso entre bronceado ligero y
dorado oscuro. Por todas partes.
Cerrando los ojos, porque maldita sea, era Kenji, el único hombre al que su cuerpo
parecía incapaz de resistirse, le tiró la toalla.
—Despierta.
Sus ojos se abrieron un poco y empezó a secarse con movimientos lentos cuando
ella dejó claro que no iba a ayudar. ¡Una mujer tenía límites! Ya que verlo pasar la
toalla por crestas y valles de su cuerpo la estaba volviendo loca con el impulso de

~280~
saltar y lamerlo, se agachó para agarrar un poco de comida. En el momento en que
regresó, él estaba dormido. En el suelo. Al menos se había dejado la toalla sobre las
caderas.
Dios, Kenji Tanaka era hermoso.
Todo líneas elegantes, fuertes músculos y tatuajes realizados a través de un
proceso especial para que la tinta se “pegara” a través del cambio. Su favorito era el
gran kanji de “amor” que se había tatuado en la parte posterior de su hombro
izquierdo. Ahora vio que había una línea de letras más pequeñas y angulares que
iban hacia abajo en paralelo al kanji. Era muy estilizado y difícil de leer, pero estaba
segura de que las letras eran una katakana.
Kenji había estudiado la escritura japonesa siendo niño, no sólo porque sus padres
querían que hablara y escribiera con fluidez en japonés, sino porque él amaba a su
abuelo materno, que sabía muy poco inglés. Kenji le había enseñado algunas cosas en
aquel entonces, pero después de no usarlo todos estos años, había olvidado el
significado de los símbolos. Tendría que preguntarle. Y tendría que preguntar acerca
de las otras piezas nuevas que había visto en su cuerpo.
Como la tinta que asomaba por debajo de la toalla en lo alto del muslo.
A Garnet le picaban los dedos por tirar de la toalla y darse un festín a sus sentidos
con el hombre tremendamente sexy frente a ella, pero no iba a ir tan lejos. Todavía.
No importaba lo bien que olía. Roble y fuego, pecado y travesura.
Recogiendo el plato con el filete que había agarrado por él, lo agitó debajo de su
nariz. Si eso no le despertaba, verdaderamente estaba fuera de combate y tendría que
hacer lo que pudiera para que se sintiera cómodo. Pero sus ojos parpadearon y se
abrieron. Alejándole la carne antes de que pudiera lanzarse sobre ella dijo:
—Metete en la cama. —Ella no solía comer en la cama, pero no creía que nada
pudiera tentar a Kenji a moverse una vez que ya no tuviera hambre.
Bien podía asegurarse de que estaba cómodo en primer lugar.
Como fuera, tuvo que tirar de él y empujarlo a la cama, todo el tiempo tratando de
no echar una ojeada a su cuerpo. Fue difícil. Quería morderle. Y acariciarle. Y darle
una patada por romper su corazón a los veintiún años. Mejor que tuviera una buena
explicación para su comportamiento, o se desquitaría con su larga venganza.
Empujándolo en la cama, le ayudó a incorporarse y tiró de un edredón hasta la
cintura, luego le dio la carne. Él se quedó mirando el plato durante un minuto antes
de pincharla con el tenedor y levantarla para comer.

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Dejándolo, agarró una muda de ropa, pantalones de chándal y una camiseta así
como un nuevo par de bragas, y se fue al cuarto de baño para quitarse sus propias
ropas mojadas. Cuando salió, Kenji casi había terminado el filete. Le dio más comida
y ella misma comió un poco cuando se sentó con las piernas cruzadas en la cama
frente a él.
Bebieron agua, porque cualquier otra cosa sería una mala idea con el golpe en la
cabeza de Kenji.
—¿Te sientes mejor? —preguntó después de que él devorara una enorme cantidad
de comida que alimentaría el proceso de curación de su cuerpo.
Bostezando hasta que la mandíbula crujió, asintió.
—Sin embargo, siento los músculos como fideos, ese puto viento. —Se quedó
inmóvil mientras se deslizaba hacia abajo a la cama y, aunque estaba claro que estaba
luchando por mantener los ojos abiertos, dijo—: ¿Debo ir a mi habitación?
—Puedes quedarte —dijo, su corazón enorme dentro de su pecho ante la idea del
olor de Kenji en sus sábanas, en ella—. Simplemente no intentes ningún asunto
divertido.
Una pecaminosa sonrisa somnolienta que le recordó al muchacho juguetón que
había sido.
—Sin promesas.
Garnet no respondió, porque ya estaba dormido, sus pestañas arrojaban sombras
sobre sus mejillas y su pelo húmedo caía liso y negro.
Curiosamente satisfecha con este atisbo de él sin ninguno de sus escudos
habituales, se inclinó y tiró del edredón hasta la mitad de su pecho. Cuando fue a
retirar los platos, él frunció el ceño en su sueño.
—Enseguida vuelvo —murmuró antes de levantarse para poner los platos en la
mesa pequeña que utilizaba como área de trabajo cuando no quería quedarse en la
oficina.
Entró en el cuarto de baño, se limpió los dientes, se lavó la cara... y admitió que
estaba haciendo tiempo. Porque tan pronto como entrara en el dormitorio, estaría
durmiendo acurrucada junto a Kenji. Magnífico, exasperante, fuerte y el único
hombre que había hecho explotar su corazón.
—Te necesita esta noche. —Respiró profundamente con esas palabras y se deshizo
la coleta que se había hecho después de frotarse el pelo para secarlo con una toalla.

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Independientemente de lo que había entre ellos, la historia, los secretos, el dolor,
esta noche Kenji era un compañero de clan que necesitaba consuelo. Eso era todo.
Probablemente estaría bien solo, pero si se había estado aislando sexualmente
durante más de un año, entonces lo último que necesitaba era más soledad. Con el
ceño fruncido ante la idea de Kenji haciéndose daño de esa manera, regresó al
dormitorio y se metió bajo el edredón.
Él se movió en el sueño, su cuerpo se curvó alrededor del suyo hasta que la abrazó
desde atrás, un brazo alrededor de su cintura, el otro por encima de la cabeza. Ardía
pero no era fiebre. Era sólo Kenji. Deslizando la mano sobre el antebrazo musculoso,
cerró los ojos y se acurrucó.
Debería haber sido incómodo, dormir con un Kenji desnudo cuando nunca habían
hecho nada como esto, pero cayó en un profundo sueño dulce, su loba acurrucada
junto al calor de Kenji. Se sentía como volver a casa.

~283~
Capítulo 8

Kenji despertó sintiéndose mejor de lo que había estado en mucho tiempo. Nada
dolía dentro de él. Frotando la nariz contra la piel caliente de la compañera de clan
acurrucada con la espalda contra su pecho, empujó el muslo un poco más alto. Se
había deslizado entre los suyos y ahora presionaba contra el centro caliente de…
Abrió los ojos.
Ya sabía a quien abrazaba, su olor le era muy familiar. El cabello dorado de Garnet
era suave contra su brazo y hombro, su cuerpo pequeño y femenino, su respiración
tranquila en el sueño.
El propio corazón de Kenji, sin embargo, golpeaba contra su caja torácica, todos
los músculos de su cuerpo tensos y su polla dura como una roca. Sabía que tenía que
separarse antes de que se despertara, pero no podía. Su lobo no quería volver a estar
frío, solo y sin ella. Algo se rompió en él ante la idea de perderla cuando por fin, por
fin, la estaba abrazando como siempre había estado hambriento de hacer.
Moviéndose con sumo cuidado, se acurrucó aún más cerca de ella, la inhaló… y la
sintió moverse. Apartó el muslo antes de que ella se lo pidiera, pero en lugar de
alejarse, ella se giró y se abrazó a su pecho, deslizó su propio brazo sobre las costillas
para acurrucarse contra su espalda.
Se dio cuenta que no estaba despierta, sólo cambiaba de postura.
Con el corazón aún golpeando con tanta fuerza que dolía, le dio un golpecito en la
cabeza con su brazo. Ella la levantó sin despertarse y Kenji pasó el brazo por debajo
antes de curvarse alrededor de ella. Metió el muslo entre los suyos. No era sexual, a
pesar de su pene dolorido. Sólo quería estar cerca de ella, sus miembros
entrelazados.
Ella no detuvo nada de eso, ni siquiera se movió.

~284~
Eso le destrozó, traicionando como lo hacía un nivel de confianza que no era
instintivo en un cambiante depredador dominante de la fuerza de Garnet. Él nunca le
haría daño, por supuesto, no podría, porque significaba todo a pesar de todos los
años e ira entre ellos, ella sabía esa verdad tan profundamente que podía dormir sin
preocupación en sus brazos.
Frotando la barbilla sobre su pelo, cerró los ojos y se dejó caer en su olor, en la
sensación de su piel contra la suya, sus curvas y su suavidad, y debajo de eso, una
fuerza férrea que llamaba al depredador de su interior. Su lobo sabía en el fondo de
los huesos que Garnet era para él, quien estaba destinada a ser... y era porque
significaba tanto que la dejaría ir.
Cuando Garnet por fin se revolvió, él no se movió, no quería terminar esto antes
de que fuera necesario. Acariciándole la espalda, ella bostezó perezosamente antes de
frotar la mejilla contra su pecho.
—¿Cómo está tu cabeza?
Su corazón, que llenaba todo su cuerpo, era esta cosa enorme, necesitada y
dolorosa.
—Bien. ¿Lorenzo me curó?
Una sonrisa que vio porque había apartó los mechones de cabello pegados a la
mejilla.
—Sí, Lorenzo lo hizo. Toda la noche.
Sonriendo al poder jugar con ella, frotó la barbilla en su pelo otra vez.
—Me siento bien.
Ella siguió acariciándole la espalda con esa mano pequeña y capaz que sostenía su
corazón sin saberlo.
—¿Qué pasa con eso de que llevas un año sin compartir privilegios de piel con
nadie?
Iba a preguntarle cómo lo sabía pero cerró la boca antes de que las palabras
escaparan. Eran parte de un clan. Era difícil guardar secretos.
—Sólo quería saber si podía hacerlo.
Con arrugas en la frente, Garnet se retiró, pero no se apartó de él. Se retorció hasta
que pudo mirarlo a los ojos.
—Me estás mintiendo.

~285~
Sí, lo estaba, pero a la mierda si le decía la verdad. Que la razón por la que había
dejado de compartir los privilegios de piel íntimos se debía a que nadie era ella.
Nadie sería jamás su Garnet.
—Conoces mi historia familiar —dijo en su lugar—. Los hombres Tanaka tienen
una incapacidad constitucional para mantenerla en los pantalones.
La respuesta de Garnet fue un gruñido, los ojos de oro fundido.
—Kenji, eres un teniente. Sabes como comprometerte.
—Antes de retirarse, el padre de mi padre era un teniente, también —le recordó,
diciéndose a sí mismo que debía romper este contacto físico peligroso.
No pudo.
Tener a Garnet piel con piel contra él estaba llenando el pozo seco de su interior, le
volvía entero, necesitaba un poco más. Sólo un poco más.
—Su relación con mi abuela duró cinco años, sólo el tiempo suficiente para
producir a mi padre. Le quiero pero he perdido la cuenta de sus amigas en este
punto, aunque sé que actualmente está superando a mi padre con la velocidad con la
que pasa de mujer en mujer.
Garnet siguió acariciándole e incluso si era por lástima por su estado de hambre
de contacto, lo tomaría.
—¿Estás tratando de decirme que te convertiste en mujeriego porque pensaste que
era inevitable?
Kenji se encogió de hombros. La verdad era que no había jugado más que
cualquier otro en su grupo de edad, probablemente menos porque había sabido que
quería el derecho de llamar suya a Garnet desde el día de su graduación en
secundaria. Pero sus pocas hazañas habían explotado fuera de toda proporción,
porque se esperaba un comportamiento salvaje de un Tanaka. Eso le había irritado
cuando era más joven; le había preocupado que Garnet creyera los rumores.
Más tarde, lo había usado como escudo.
Nadie se preguntaría por qué estaba implacablemente solo si se construía una
reputación de hombre que simplemente no podía decidirse por una mujer. El único
que no había caído en la trampa había sido el hermano de Garnet, Steele. A día de
hoy, el mejor amigo de Kenji no podía entender por qué Kenji y Garnet no estaban
juntos. Nunca le había contado la verdad. Ni siquiera Hawke sabía todo, aunque
Kenji tenía la sensación de que su alfa lo sospechaba. Sólo la sanadora de alto rango

~286~
SnowDancer y el sanador en su guarida tenían los detalles, y ninguno rompería
alguna vez su confianza.
—Eso es un montón de tonterías. —El tono de Garnet era plano—. Algo pasa
contigo, lleva pasando un tiempo, ¿verdad?
Él sabía que estaba caminando por la cuerda floja, sus defensas estaban bajas y
Garnet tenía una inteligencia afilada. Cuéntaselo, gruñó la parte de él que se había
enamorado de ella hacía una vida. Estrangulando esa voz, disfrutó de la sensación de
su cuerpo contra el suyo… y se quedó.
—¿Yo? —Una sonrisa deliberadamente burlona—. Soy un libro abierto.
—Aja. ¿Por qué dejaste de tocar el violín?
Sus tripas se apretaron, su cuerpo se tensó antes de que pudiera controlar la
respuesta.
—¿Qué?
—Sí, ¿qué? —Le tocó la nariz con la suya, su expresión la de un lobo de caza—. Te
encantaba hacer música.
La última vez que había tocado, hacia sido para ella. La idea de poner el arco
contra las cuerdas cuando ella no estaba allí para escuchar, le había hecho querer
romper el instrumento en mil pedazos.
—Crecí. —Al final, no había roto el violín, lo había guardado en su caja y
escondido en la parte trasera del armario.
—Mentiroso.
Las palabras, el desafío, empujaron más allá de sus defensas.
—Pruébalo.
Entrecerró los ojos antes que Garnet empezara a jugar sucio, pasándole la mano
sobre el pecho y el pie por la pantorrilla. Le agarró la muñeca a pesar de que contuvo
la respiración.
—No quiero que estés conmigo porque pienses que necesito privilegios de piel. —
No era lo que había querido decir, el instinto superó la razón y convirtió sus palabras
en un gruñido.
Dejando que sus garras salieran después de tirar para liberar su mano, Garnet le
pinchó los hombros con ellas. Sus ojos tenían la luz decidida y distintiva del lobo.

~287~
—Cariño, hemos estado coqueteando desde hace años. —Se apretó contra él,
pequeña y con curvas en todos los lugares correctos y su dulce adicción privada—.
Simplemente he decidido que es hora de hacer algo al respecto.
Él frunció el ceño en un esfuerzo por ocultar su rabiosa necesidad.
—Voy a salir de la cama. —Agarrando sus muñecas, tiró de sus manos—. Puede
que haya conseguido mantenerla en los pantalones durante un año, pero no soy
bueno para ti —que creyera que estaba preocupado por su capacidad para ser leal,
cuando permanecer leal a ella estaba grabado en sus huesos.
Caminaría sobre fuego por Garnet. Ella era para él, siempre había sido así.
—Ahí está otra vez, una mentira. —Mostrando los dientes, le agarró la mandíbula
cuando él iba a apartar la mirada, la suya contenía la de una mujer dominante
cabreada—. ¿Qué demonios me estás escondiendo, Tanaka?
Joder.
—Nada.
Gruñendo, ella se acercó tanto que sus respiraciones se mezclaron.
—Dímelo. —Era una orden.
Kenji sacó sus propias garras, su lobo saliendo a la superficie. Mostrándole los
dientes, dijo:
—Cuidado que no se te olvide a quien estás desafiando.
Ella curvó los labios, puro deleite en su expresión y ese diminuto hoyuelo
burlándose de él.
—Como si fueras a hacerme daño, tu lobo grande, malo y magnífico. —Un roce de
su nariz contra la suya, la mano le acarició la mejilla y la mandíbula.
Joder de nuevo.
—Deberíamos ir a ver si Shane está despierto —dijo, desesperado por escapar
antes de que se rindiera y tomara la única cosa que quería, necesitaba, más de lo que
necesitaba respirar.
Garnet le mordisqueó la mandíbula. Cuando él se sacudió y bajó las manos para
agarrarla, ella sonrió de nuevo, y esta vez, era la sonrisa de una SnowDancer con un
objetivo muy específico en mente.

~288~
—De acuerdo. Pero seguiremos con esto más tarde. —Rodando fuera de la cama
con esa promesa, le lanzó una sonrisa que era puro pecado—. No tienes ropa.
Él le gruñó antes de cambiar. Sacudiendo su pelaje para acomodarlo, fue a la
puerta y usó la pata para abrirla antes de salir. Su olor le siguió, el pelaje marcado
con su caricia, su mandíbula sentía el eco persistente de su mordedura. Un hombre
no se saldría con la suya con Garnet. Y un hombre que quería mantener un secreto
mejor que mantuviera las distancias, como él había hecho durante tanto tiempo.
La única otra opción era contárselo todo. Contarle porque no era lo
suficientemente hombre, suficiente lobo para ella. El terapeuta que la sanadora le
había obligado a ir a ver le había dicho que dejara de pensar así, y en un nivel
consciente, al menos, Kenji sabía que el terapeuta tenía razón. Pero en el fondo de sus
entrañas, en la parte más primitiva de sí mismo, en el corazón mismo del lobo, había
un agujero que temía que nada llenara.
No quería que Garnet tuviera que vivir con esa sensación de pérdida, también.

* *
Garnet se dirigía a tomar un desayuno rápido cuando se topó con Ruby.
—¿Qué estás haciendo contoneándote por aquí? —Bromeó con su hermana antes
de inclinarse para hablar con el vientre que había tomado el control del pequeño
cuerpo de Ruby—. Hola, pequeño.
—Lorenzo dice que debería contonearme. Podría meter prisa a mi cachorro. —
Uniendo su brazo con el de Garnet cuando ésta se levantó, Ruby se inclinó hacia ella,
el olor familiar hizo que la loba de Garnet se frotara cariñosamente contra su piel—.
¿Desayunas conmigo?
—¿Dónde está tu amado? —Ruby y su compañero estaban unidos por la cadera
con Ruby tan cerca de su fecha de salida de cuentas.
—Emergencia con la abuela Maisey. Sus Computronics se han averiado y sabes
que sólo confía en Tex para solucionarlo.
“La abuela Maisey” era en realidad una amiga de su abuela materna. Habían
crecido llamándola abuela, mientras que su abuela materna era Abu y su abuela
paterna era Nanna.

~289~
—Hmm. —Garnet se tocó el labio inferior con un dedo—. Conveniente cómo los
sistemas de la abuela Maisey siempre se descomponen o tiene un fallo justo cuando
Tex te está haciendo subir por las paredes con sus cuidados.
Ruby rió con los ojos alegres.
—Los lobos son los peores —dijo—. Es realmente adorable, lo protector que es,
pero de vez en cuando, quiero contonearme sin que esté cerca listo para atraparme.
Muy consciente de que su hermana mayor estaba loca por el alto bebedor de agua
que era su compañero, Garnet pasó un brazo alrededor de los hombros de Ruby.
Ruby era uno de los pocos miembros de la familia Sheridan con quien podía hacer
eso, todo el mundo excepto la otra hermana habían terminado en el lado del padre
de la lotería genética de la altura. El gemelo de Ruby, Steele, medía uno noventa y
tres. No hacía falta decir, que sacar fotos de la familia requería un cierto uso
inteligente y juicioso de cajas ocultas.
Los cachorros de Kenji serían altos, pensó de repente. Toda su familia era alta.
Incluso si ciertos genes cortos se mezclaban con los suyos, no creía que dominaran.
Sonriendo ante la idea de un Kenji salvaje y hermoso con un recién nacido en sus
brazos, miró hacia abajo cuando Ruby le apretó el brazo.
—Le dije a Kenji que me gustaban tanto él como Revel, y es verdad, pero para ti,
siempre ha sido sólo Kenji.
Garnet no se sorprendió de la declaración de Ruby, su hermana la conocía.
—Rev y yo ya no estamos juntos —le dijo a su hermana—. En cuanto a Kenji, está
ocultando algo.
—Lo supuse. De lo contrario, ese hombre te habría cazado hace mucho tiempo. —
El tono de Ruby era definitivo—. Kenji Tanaka no es alguien que se sienta cuando
quiere algo.
Eso era exactamente por lo qué había dolido tanto que la dejara ir.
—Voy a sacárselo —murmuró Garnet—. Primero tengo que arreglar esta situación
con Russ y Shane. —Sólo después podría centrarse en sus necesidades y deseos
personales, y en un único teniente lobo terco.

* *

~290~
Acababa de terminar el desayuno, mientras Ruby mordisqueaba el suyo, cuando
Lorenzo le avisó de que Shane estaba despierto. Kenji, que había entrado en el área
de comedor común un par de minutos después que ella y Ruby, al ver que se
levantaba, dijo:
—¿Quieres que cubra algo por ti?
—Tenía programada una sesión de entrenamiento con los soldados más jóvenes.
—Entendido.
Garnet no podía entender cómo había pensado, ni siquiera por un minuto, que
Kenji sería un amante poco fiable. Tendría que vigilar su costumbre de esconder
cosas debajo de una fachada sonriente y juguetona, porque iba a ser suyo. Había
tomado una decisión. Habían terminado con este juego del escondite y la ofuscación.
Y después de esta mañana, después del pánico que había sentido en él con sus
bromas, sabía muy bien que no era en absoluto inmune a ella. De hecho, estaba
empezando a sospechar que Kenji tenía una vena vulnerable de un kilómetro de
ancho en lo que se refería a ella. Eso la confundía y la complacía. Confundía porque
¿por qué diablos un hombre que se sentía así se alejaría de ella?, y complacida
porque ella también tenía una vena vulnerable cuando se trataba de él.
Cruzándose con él, pasó muy deliberadamente el dorso de la mano por su mejilla.
Los hombres no eran los únicos que tenían una racha posesiva y Kenji Tanaka
necesitaba aprender que Garnet Sheridan podía jugar tan sucio como cualquier
dominante.
—Gracias cariño.
Los ojos de Kenji brillaron y se ruborizó, con enfado. Sonriendo mientras los otros
compañeros de clan en la habitación, incluyendo una Ruby muy contenta, silbaban y
abucheaban le dejó cociéndose a fuego lento y comenzó a caminar por el pasillo.
Su estado de ánimo se oscureció a medida que se acercaba a la enfermería. Entró
para encontrar a Shane sentado en la cama, con una expresión perdida en su rostro.
—!Jem! —Se aferró a su mano cuando ella se sentó en la cama, los moretones en su
cara se habían vuelto negros durante la noche pero Lorenzo habían logrado
mantener la hinchazón a raya.
—¿Qué está pasando? —La voz de Shane se alzó, su respiración entrecortada—.
¿Por qué no está Athena aquí?

~291~
—Vendrá pronto. —Garnet no tenía ninguna intención de mantener a Shane
aislado ahora que estaba consciente, no era bueno para ningún lobo, mucho menos
uno que había sido herido—. Necesito hablar contigo primero.
Los profundos ojos azules de Shane se clavaron en su rostro.
—¿Por qué? —preguntó—. ¿Por qué estoy aquí? Yo no…
Garnet interrumpió antes de que el hombre por lo general tranquilo pudiera
asustarse.
—Quiero que me digas lo que hiciste ayer por la mañana después de que
terminaras tu turno —dijo ella, con cuidado de no sugerir nada con sus palabras—.
Repásalo paso a paso.
—¿Ayer por la mañana? —Con el ceño fruncido, le soltó la mano para frotarse la
sien—. Estaba cansado —dijo lentamente—. Había empezado mi turno temprano,
metí horas extras para ayudar después de que uno de los otros técnicos de
mantenimiento enfermara. Quería ir directamente a casa y dormir, pero le prometí a
Russ que me encontraría con él después del trabajo.
—¿Por qué accediste a reunirte con él?
Una sonrisa torcida.
—Amo a Athena y, por alguna razón, ella tiene una debilidad por ese bastardo
frío. Siento pena por él.
Garnet notó el uso natural del tiempo presente cuando hablaba de Russ.
—Sigue.
—Pensé que si podía hacer las paces con Russ, la haría feliz, ¿sabes?
Garnet no percibió ningún engaño en él, pero era posible que, horrorizado por lo
que había hecho, Shane lo hubiera bloqueado.
—¿Llevaste algo contigo?
—No, dejé mis herramientas en el trabajo como de costumbre, pero pasé por casa
para darme una ducha rápida. No quería encontrarme con Russ polvoriento y
sudoroso, él siempre me mira por encima de su maldita nariz. —Shane se encogió de
hombros—. Estoy tan cualificado como él, tan educado, pero él siempre estaba
insinuando que era estúpido. Gilipollas.

~292~
Garnet se centró en la primera parte de la declaración de Shane. Dijo que había
regresado al apartamento, pero Athena había negado específicamente verlo la
mañana del asesinato.
—¿Qué dijo Athena cuando le dijiste que ibas a reunirte con Russ?
—Ella estaba fuera, así que no la vi. —No hubo vacilación ni tensión en su
respuesta—. Creo que podría haber estado dando una clase. Pero —continuó—, no
era un gran problema. Ya había discutido la situación de Russ con ella antes de salir
para el trabajo la noche anterior. —Una sonrisa que le formó arrugas en las mejillas—
. Ella estaba orgullosa de mí por estar dispuesto a olvidar el pasado, sobre todo
después de que Russ fuera un cretino y me molestara delante de mis compañeros de
trabajo.
Una mente más sospechosa podría decir que Athena le había tendido la trampa
para ser el perfecto cabeza de turco, pero Garnet no podía verlo. La Athena frívola y
artística que hubiera usado al afable Shane de esa manera, tendría que ser de sangre
fría y pragmática al extremo bajo su aspecto delicado. Por otra parte, Athena había
vivido con Russ durante años. Tal vez había absorbido algunas de sus habilidades en
hacer planes.
Pero, ¿qué posible motivo podría tener la mujer para matar a su ex?
¿Ira largamente enterrada? ¿Dinero? Garnet comprobaría el testamento de Russ,
averiguaría si había cambiado después de la separación. Sin embargo, dada la forma
en que había traído a ese limpiador de alfombras químico tan rápidamente, apostaría
que Russ había redactado un nuevo testamento hacía mucho tiempo. Eso dejaba a
Athena con sólo el motivo endeble de la venganza por los errores del pasado.
—¿Le llevaste a Russ un regalo para hacer las paces?
Shane sacudió la cabeza, su cabello rubio oscuro suave y despeinado.
—Sabía que no lo aceptaría. —
Así que después de la ducha…
—Fui al apartamento de Russ, no quería perder demasiado tiempo con ello, para
ser honesto. Necesitaba dormir algo. —Con ojos entrecerrados, se frotó de nuevo la
sien—. Y luego…
—¿Sí?

~293~
—Yo… —Su respiración fue rápida y superficial de repente—. No puedo recordar.
—El sudor estalló sobre su frente—. No puedo recordar nada después de eso. ¿Por
qué no puedo recordar?
Garnet le agarró la cara entre las manos.
—Frena. Respira. —Necesitó tres órdenes más cortas, su loba se alzó para
enronquecer su voz, pero evitó que Shane hiperventilara. Luego, una vez que se
calmó, lo llevó de vuelta a través de la mañana del asesinato.
Seguía sin poder recordar nada más allá de salir de su apartamento para ir al de
Russ.
Dejándolo con una orden para que hiciera ejercicios tranquilizantes que
mantendrían su mente ocupada, salió para hablar con Lorenzo.
—Conozco a Shane desde que me mudé a la guarida —dijo el sanador después de
escuchar su informe—. Es un mal mentiroso. Ni siquiera puede echarse faroles en el
póker.
Garnet tendía a estar de acuerdo.
—¿Cuáles son las opciones? ¿Que está demasiado traumatizado por sus acciones
para volver a ese punto en el tiempo, o que el golpe en la cabeza ha revuelto su
cableado?
—Exactamente. —Lorenzo se frotó la mandíbula, su mirada pesada fue a la puerta
de la sala de enfermería de Shane—. De cualquier manera, no es bueno para Shane,
¿verdad? ¿Si no puede defenderse a sí mismo?
Garnet tenía una mala sensación en sus tripas, una sensación nauseabunda de ser
tomada por tonta.
—Tal vez haya una tercera posibilidad —murmuró—. Tal vez no vio nada. Su
mañana termina poco después de entrar en el apartamento de Russ. —Se quedó
mirando las imágenes en la pantalla retroiluminada de la pared de la oficina de
Lorenzo—. ¿Has podido confirmar que fue golpeado por detrás?
—Sí, el molde digital acaba de llegar. —La mirada de Lorenzo se volvió
repentinamente la de ámbar oscuro del lobo—. Crees que había alguien más en esa
habitación. —El sanador sacudió la cabeza—. Pero el cerrojo…
Sí, ese era el problema.

~294~
Capítulo 9

Lorenzo cruzó los brazos, la camisa se estiró tensa sobre los hombros musculosos.
—Quiero que Shane sea inocente, pero no capté ningún olor desconocido en la
habitación, por lo que incluso el comodín de un teletransportador renegado está
fuera de cuestión. Y confía en mí, he tratado en serio de averiguar cómo hacer que
eso fuera un escenario viable. —Una vena latía en su sien—. Una vez que quitas eso
de las posibilidades…
Esa maldita puerta cerrada con llave desde el interior.
—Voy a meterle prisa a Shane —Se merecía saber y…—. Su reacción podría
decirnos algo.
—Me pondré en contacto con Athena, le diré que puede venir. —Los ojos de
Lorenzo fueron a la puerta de la habitación de Shane de nuevo—. No debería estar
solo.
—No. —Incluso el lobo más duro tenía su punto de ruptura.
Dejando a Lorenzo, Garnet volvió a entrar en la habitación de Shane y le contó lo
del asesinato. Su rostro se congeló, sus ojos la miraron con incredulidad antes de que
su gran cuerpo empezara a temblar.
—¿Yo hice eso? —susurró, suplicando una respuesta con la mirada—. ¿Por eso no
recuerdo?
—No puedo responder a esa pregunta, todavía no. —Garnet le retiró el pelo, le
ofreció el consuelo del clan incluso mientras mantenía su tono duro e inflexible. El
lobo de Shane necesitaba saber que su dominante estaba al cargo—. Nada va a
suceder hasta que esté satisfecha de que sé todo lo que hay que saber acerca de esta
situación.

~295~
—Athena. —Los ojos de Shane se llenaron de lágrimas y fue la primera vez que
vio en el hombre grande y amable tal estado emocional en carne viva—. Por eso no
está aquí.
—Athena ha estado desesperada por verte. —Garnet miró por encima del
hombro—. De hecho, creo que puedo olerla…
—¡Shane! —Entró corriendo en la habitación en una ola de exuberante olor
femenino y faldas multicolores, Athena cayó sollozando en brazos de Shane.
En lugar de derrumbarse él mismo, Shane cuadró los hombros y las lágrimas
desaparecieron. Como si al cuidar de ella, encontrara su fuerza.
—Shh —murmuró, pasando una mano rugosa por el trabajo sobre la seda caoba
de los rizos de Athena—. Jem resolverá esto. Sabes que lo hará.
Ojos de color azul oscuro se encontraron con los de Garnet, un ruego y una
esperanza frágil en sus profundidades.
Sí, prometió Garnet sin palabras antes de salir de la habitación y cerrar la puerta
para dar a la pareja privacidad. Su siguiente paso fue volver con Lorenzo.
—¿La autopsia de Russ? —preguntó.
—Hecha. —Poniéndose de pie, dio la vuelta a la pantalla médica retroiluminada y
agrandó una exploración del corazón de Russ, señaló una zona particular usando el
dedo índice de la mano izquierda—. El cuchillo pellizcó la aorta.
Garnet se puso las manos en las caderas y frunció el ceño.
—¿Eso habría hecho que Russ cayera donde estaba?
Una sacudida de cabeza de Lorenzo.
—Un sección total de la aorta y se acabó el juego. Se habría desangrado antes de
que pudiera llegar la ayuda. Esto —tocó la imagen—, fue un sangrado lento.
Garnet masticó eso.
—¿Podría haber tenido Russ un ataque al corazón por el estrés? —Algo le había
impedido buscar ayuda.
Pero Lorenzo sacudió otra vez la cabeza.
—Lo comprobé. En cuanto a la lesión, fue una herida de arma blanca, nudillos
rapados, algunas contusiones en su rostro, pero no hay signos de cualquier otro
evento médico o físico.

~296~
Cruzando los brazos, Garnet pensó en cuando Shane le había agarrado la mano.
—La piel de los nudillos de Shane se veía sin daños.
—No he detectado heridas —estuvo de acuerdo Lorenzo—. Aparte del golpe en la
cabeza, había una pequeña fisura allí, por cierto —señaló las pruebas en otro
escáner—, Shane tenía esos moretones en la cara y hematomas significativos en las
costillas. No puedo demostrarlo, pero no creo que fueron hechas por puños.
Bajando los brazos, Garnet volvió a mirar a Lorenzo.
—¿Estás diciendo que fue pateado?
—Es un hombre grande y fuerte, pero no tiene heridas defensivas en las manos o
los brazos. —Lorenzo abrió fotos de las extremidades superiores de Shane como
habían estado cuando fue llevado—. Si se trató de patadas o golpes de un arma
desconocida, me juego mi carrera a que ya estaba en el suelo bajo cuando se hicieron.
A Garnet se le erizó el vello de la nuca y su piel hormigueó.
—Dejando a un lado la falta de lesiones defensivas —dijo—, si hubiera golpeado a
Russ con fuerza suficiente como para causar moratones, esperaríamos daños visibles,
¿verdad?
—Podría haber tenido suerte. —Lorenzo no sonaba muy convencido—. En cuanto
a Russ… es casi como si se hubiera tumbado y hubiera muerto. —Arrugas diminutas
aparecieron en las comisuras de los ojos, el sanador se pasó una mano por el pelo—.
Sólo se me ocurre una razón por la que Russ se diera por vencido de esa manera y
me revuelve el estómago siquiera considerarlo.
—Que Athena fuera quien diera el golpe mortal y Shane la esté cubriendo. —
Garnet apretó la mandíbula con tanta fuerza que le dolía—. No puedo verlo,
Lorenzo. Dejando de lado el hecho de que ella es casi tan peligrosa como un bollo de
crema, tiene coartada. —Garnet se había encontrado con la jefa de la guardería en el
desayuno y confirmado que Athena había llegado temprano para preparar su clase,
estaba en la guardería durante la ventana de tiempo en que fue más probable que el
asesinato tuviera lugar—. A no ser —dijo ella, mirando el perfil de Lorenzo—, ¿crees
que el tiempo de la muerte fue más tarde en la mañana?
—No. —Una sacudida definitiva de la cabeza—. Hemos procesado todos los
datos. La hora de la muerte fue entre las siete y media y las ocho y media. Me inclino
hacia el extremo anterior del espectro. —Cambiando el escáner, le dio una rápida
actualización de un juvenil con una fractura en la muñeca, antes de añadir—: sé que

~297~
hace tu trabajo más difícil, pero gracias a Dios que Athena tiene una coartada. Shane
ha tardado mucho tiempo en encontrar a alguien con quien es feliz.
—El amor puede hacer que la gente haga cosas estúpidas. —El hecho de que
Athena no hubiera participado físicamente en el asesinato no significaba que no
estuviera involucrada—. Vigílalos. Llámame inmediatamente si averiguas algo más.
—No te envidio, Jem. —Los ojos de Lorenzo eran solemnes.
Tampoco ella, pero este era su trabajo, porque era una teniente.
Salió de su oficina con ese pensamiento y fue a visitar a Pia, que estaba de mal
humor porque Lorenzo le había gruñido por sus terribles habilidades como paciente,
luego se dirigió a la arena de entrenamiento de interior. Necesitaba despejar la
cabeza, averiguar qué era lo que no estaba viendo. Porque había algo molestándola
más allá del hecho de que todavía tenían que confirmar el origen del golpe en el
cráneo de Shane.
Un par de cachorros en forma de lobo se unieron a ella a mitad de camino a su
destino, y cuando se agachó para acariciarlos, no se escabulleron. Normalmente,
sentir su corazón latiendo rápidamente bajo su palma, su suave pelaje mientras las
narices curiosas la olfateaban, habría sido suficiente para borrar toda la tensión de su
interior. Hoy no. Seguía tensa cuando llegó a la arena de entrenamiento, después de
dejar a los cachorros bajo el cuidado de su padre. Resultó que los hermanos habían
salido corriendo alegremente mientras él preparaba la bolsa para la guardería.
Apoyada contra la pared del fondo de la arena, observó a Kenji dar su clase de
ataque/defensa a los de segundo año a través de una rutina que era diferente de la
suya, pero igual de eficaz. Se había puesto unos pantalones de chándal gris y una
camiseta negra que abrazaba sus pectorales, tenía los pies descalzos. Quería saltar
sobre él. Así que cuando pidió un voluntario para ayudar a visualizar un conjunto de
movimientos, levantó la mano y empezó a saltar arriba y abajo.
Él retorció los labios antes de poner una expresión seria.
—Parece que tenemos un voluntario con ganas.
Los estudiantes miraron con amplias sonrisas cuando Garnet se unió a él.
—Se amable —dijo ella, lo suficientemente alto para ser escuchada—. No olvides
que no soy tan grande como tú.
Kenji resopló.

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—No me has engañado con eso desde que me tumbaste de espaldas cuando tenías
quince años. Estoy bastante seguro de que llevabas pendientes y una diadema
brillante en ese momento.
Los músculos de Garnet dejaron de doler, su estómago revuelto se calmó.
Se rió, sabía que sus ojos estaban bailando. Porque Kenji era el que le había
enseñado el movimiento que con el tiempo le había puesto de espaldas. Él había
sonreído tumbado en el suelo ese día, después de que ella lograra con éxito integrar
el movimiento en una sesión de entrenamiento, sus ojos verdes habían sido salvajes
con un orgullo que la había hecho sentir como si midiera tres metros.
Kenji Tanaka era un chico que nunca se había sentido amenazado por su fuerza.
Con la loba tan feliz de pelear con él otra vez que estaba tan ansiosa como un
cachorro, adoptó una postura relajada.
—Bueno, entonces, cariño —dijo ante una ronda de jadeos excitados—, ¿jugamos?
La expresión severa de Kenji cambió a otra de frustración. La severidad no
encajaba con él de todos modos. Él era sonrisas, burlas y afecto. Estaba destinado a
besos robados y a derribarla con trucos disimulados.
Ahora, su cabello negro liso cayó un poco hacia delante y le mostró los dientes.
—Vamos a jugar.
Eso fue todo. Comenzaron.
Sin cámara lenta para mostrar a los estudiantes cómo hacer lo mismo. Esto era
sobre mostrar lo que los lobos SnowDancer podían hacer si trabajaban duro y
permanecían en condiciones óptimas. Lo único que ella y Kenji hicieron fue dar
patadas y puñetazos, pero nada que dejara un moratón permanente. A su velocidad,
sin embargo, no parecería de esa manera a su audiencia.
Garnet golpeó a Kenji con una patada giratoria; él la golpeó con la mano abierta al
lado de su garganta que fue ligera como una pluma; ella bloqueó un puñetazo al
estómago; él bloqueó uno a la cara.
Si hubieran acertado cualquiera de esos golpes, los dos habrían terminado negro y
azul, con algunas costillas rotas. Al final de la pelea, terminada de mutuo acuerdo
después de mirarse a los ojos, ambos respiraban con dificultad y sudaban, pero por
otro lado en la misma condición que cuando habían empezado.

~299~
Apoyando las manos en las caderas, ella enarcó una ceja a Kenji mientras su pulso
continuaba acelerado por el ejercicio, pero sobre todo por forcejear con el hombre
más sexy que conocía.
—Estamos encantados de ver que la vejez no te ha ralentizado, Tanaka.
Él curvó los labios sin vacilar esta vez, los ojos del lobo llenos de la misma alegría
que iluminaba su sangre.
—Lo intento, Sheridan. —Girando hacia sus estudiantes sonrientes, dijo—:
Entonces, ¿qué habéis aprendido?
Alguien levantó una mano.
—Que nunca, nunca quiero encontrarme con ninguno de vosotros en un callejón
oscuro.
La risa recorrió las filas.

* *
Sonriendo ante la observación de sabelotodo que podría haber salido de su propia
boca cuando era más joven, Kenji atrapó la botella de agua que Garnet arrojó desde
el pequeño frigorífico a un lado de la zona de entrenamiento. Se sentía tan normal
para hacer esto, jugar con ella, enseñar con ella, que daba un poco de miedo. No lo
suficiente como para lamentar un segundo de su tiempo con ella, sin embargo.
Nunca iba a lamentar el tiempo pasado con Garnet.
—¿Aparte de eso? —animó a los chicos después de tomar un trago.
—Que el tamaño no importa si sabes lo que estás haciendo —dijo lentamente un
joven más pequeño—. Jem estaba aguantando a pesar de que tú eres más grande y
más pesado que ella.
Kenji pensó en cómo se había acostumbrado a enseñar a Garnet las cosas que le
enseñaban en su clase más avanzada, la rapidez con la que siempre había aprendido.
No había pasado mucho tiempo antes de que sus entrenadores se dieran cuenta de
que, independientemente de su edad y tamaño, tenía que estar en la clase avanzada a
su lado.
—¿Cómo aguantaba ella su posición?
Una pausa antes de que una chica respondiera.

~300~
—Ella no usa los mismos movimientos, los adapta para que su tamaño se
convierta en ventaja.
—Bien. Sigue hablando.
La discusión fue enérgica y comprometida, y cuando Kenji separó a los
estudiantes en parejas desequilibradas para que practicaran, se pusieron a ello con
ceños de concentración. Garnet y él observaron al grupo durante diez minutos para
asegurarse de que no había problemas importantes, antes de salir juntos.
—¿Shane? —preguntó una vez que estuvieron en el pasillo.
Garnet entrecerró los ojos.
—Tenemos que mirar esa habitación —dijo después de informarle con los
recuerdos rotos de su principal sospechoso, así como lo que había averiguado de
Lorenzo—. Mi instinto no está cómodo.
Kenji sentía que ahora tenía un buen manejo de los jugadores y sus instintos
decían lo mismo que los de Garnet.
—Ruby me habló de Shane después de que salieras del comedor. —La hermana de
Garnet sabía honestamente todo de todos—. Si hubiera sido él, habría esperado algo
en el calor del momento por una oleada de ira y violencia. El cuchillo al corazón
parece frío y llamativo a la vez.
—¡Exactamente! —Estirando las manos atrás para apretar la coleta, la camiseta
blanca se estiró sobre los montículos de sus pechos y atrajo la mirada de Kenji como
un láser. Garnet se mordió el labio inferior—. ¿Necesitas una ducha? —Un destello
burlón en el azul de sus ojos, su hoyuelo en modo de burla completa—. No es que no
huelas delicioso.
Pasando una mano por el pelo humedecido por el sudor, Kenji la miró.
—Deja de jugar conmigo. —No tenía ninguna defensa en lo que concernía a
Garnet y ella se había dado cuenta de eso.
Una sonrisa pecaminosa cuando ella cerró la distancia entre ellos hasta que sus
botas tocaron sus pies descalzos.
—Pero me gusta jugar contigo, Kenji Tanaka. —Agarrándole por la camiseta
mientras él se quedaba congelado en el sitio, incapaz de romper el contacto, se puso
de puntillas y le acarició la garganta con un beso. Justo donde su pulso latía contra su
piel con un rápido ritmo.

~301~
Luego mordió. Con fuerza. Dejando una marca. Una marca posesiva e
inconfundible.
Con la respiración entrecortada y la polla dura, se enrolló la coleta en la mano.
—Garnet. —Se pecho retumbó.
Inhalando su olor con una respiración lujuriosa, como si no pudiera conseguir
suficiente de él, la loba peligrosa que le había marcado frotó el pulgar sobre su
mandíbula antes de retroceder.
—Tenemos que ser tenientes primero. —Su olor le envolvió, acero, Garnet y
resbaladiza bienvenida húmeda.
—Cinco minutos —dijo él entre dientes y se alejó a sus habitaciones antes de que
pudiera convencerse y atraer a Garnet directamente a sus brazos.
Abrió el agua helada.
Cuando llegó a la escena después de vestirse con vaqueros y un suéter gris fino,
botas en los pies, vio que Garnet giraba la esquina. Se había duchado también,
llevaba un par de pantalones de color chocolate que rozaban sus piernas y acunaban
su culo, a juego con un jersey azul de cuello en V y lo que ya había descubierto eran
sus botas marrones favoritas.
—¿Cómo están tus padres? —preguntó ella cuando le alcanzó—. Acabo de ver el
mural con textura que tu madre hizo en ese pasillo y me ha recordado que debía
preguntarte.
Kenji no respondió hasta que estuvieron dentro del apartamento de Russ con la
puerta cerrada tras ellos.
—Papá está en la guarida de Alexei. Está a cargo del centro de comunicaciones. —
Alexei era el teniente SnowDancer más joven y tenía la guarida más pequeña que
cuidar, pero esa guarida estaba situada a lo largo de una frontera, y, como tal, no era
en modo alguno poco importante.
—Tu padre es uno de los mejores.
—Sí. —Kenji sabía que su padre sería el mejor si no estuviera más interesado en
los bailes de salón, las alfombras de Marruecos y los jardines de hierbas, sólo tres de
los intereses intensos y de corta duración de Satoshi Tanaka—. Me envió un libro de
yoga la otra semana. Eso es nuevo. —Kenji apostaría su brazo izquierdo que Satoshi
ya estaba durmiendo con su ágil profesora de yoga.

~302~
—Si tu padre está en la región de Alexei —dijo Garnet con la sonrisa irónica de
alguien que había crecido con él—, entonces sin duda, tu madre no.
Kenji sonrió, las peleas de sus padres le habían asustado siendo un cachorro, pero
había llegado a un acuerdo con su relación hacía mucho tiempo.
—Ella está en la región de Tomás —le dijo—. Según él, le está volviendo loco
mientras crea arte tan hermoso que hace que otros lobos lloren. —Un estado normal
de los asuntos de Miko Tanaka—. Me llama todos los viernes sin falta y repasa cada
pieza de chismes que ha escuchado sobre mí. Es como tener mi propia red de
espionaje personal.
La risa de Garnet fue una caricia que hizo que su lobo quisiera echar la cabeza
atrás y aullar.

* *
Diciéndose que podía trazar los bordes de la sonrisa de Kenji más tarde, Garnet
añadió:
—Regalé una de sus piezas a mis padres por su aniversario de emparejamiento. —
Hubiera estado financieramente más allá de su alcance si Miko no tuviera precios
secretos especiales para compañeros de clan. El mundo exterior pagaba seis cifras por
una de sus únicas obras multimedia, y eso estaba en el extremo inferior. Los
compañeros de clan pagaban lo que Miko pensaba que podían soportar.
Como teniente, Garnet pagó una cantidad proporcional a sus responsabilidades
pesadas. Los activos de los negocios del clan eran múltiples y fuertes y, como tal,
todos los SnowDancer que, o bien trabajaban para el clan o tenían posiciones
necesarias en él, como tenientes o sanadores, eran compensados de manera justa.
Garnet lo hubiera hecho por nada, rara vez gastaba lo que ganaba, por lo que había
tenido una buena suma ahorrada para ofrecer a Miko.
Sólo que la madre de Kenji había insistido en darle la impresionante pieza por lo
que había dicho era el precio de su “futura nuera”. Fue tan escandalosamente bajo
que Garnet se sintió como una ladrona, pero ninguna cantidad de argumentos habría
cambiado la conclusión de Miko de lo que Garnet y Kenji estaban destinados a ser.
Garnet podría haberse negado a aceptar la obra si Miko no hubiera dejado claro que
se sentiría mortalmente ofendida a la mínima insinuación de tal cosa.
Estaba claro que la madre de Kenji tendría la última palabra.

~303~
—A mis padres les encanta —agregó—, la tienen colocada en su sala de estar.
—¿Sí? —Kenji sonrió—. Deberías haberme pedido una. Ella me envía una pieza
cada vez que decide que necesito más cultura en mi vida.
—Estás sentado sobre una fortuna.
—Excepto que si alguna vez vendiera una, me arrancaría la cabeza. —Kenji rió—.
¿Tus padres siguen comportándose como tortolitos?
Garnet gimió.
—Entré y los encontré comportándose como juveniles la última vez que estuve en
la guarida principal. No es de extrañar que tenga ocho hermanos y hermanas. —
Volviendo a la puerta con la risa de Kenji ondeando sobre su piel, se quedó mirando
el cerrojo—. ¿Hay alguna manera de que esto pudiera haber sido bloqueado de nuevo
desde el exterior?

~304~
Capítulo 10

Con el suéter asentándose fácilmente sobre los hombros anchos, Kenji examinó la
cerradura.
—No puedo ver cómo. No tiene Computronics de fantasía que podrían haber sido
pirateados. Sólo una barra de hierro sólida para meter en su lugar.
—Hablé con Revel de camino para verte. —Se había encontrado con él mientras se
dirigía a conseguir el aperitivo favorito de Pia—. Le pregunté sobre imanes u otros
trucos y me dijo lo mismo. Sería imposible, por la profundidad de la puerta y el
cerrojo es demasiado rígido para que alguien pudiera haber utilizado la baja
tecnología con un sistema de poleas. —Requería un poco de esfuerzo meter el perno
en la cerradura del cerrojo, Garnet lo había comprobado durante su barrido forense.
—¿Revel es cerrajero?
—Ingeniero. —La mayoría de los soldados SnowDancer tenían una especialidad
secundaria. Kenji era derecho internacional, Garnet en finanzas. Trabajaba con su
compañero teniente, Cooper, para mantener las inversiones de los SnowDancer
fuertes. Sin embargo, después del gran ataque al clan a principios de ese año,
también había empezado a aprender y estudiar las armas que podrían ser utilizadas
contra los SnowDancer y sus aliados. Aún no era ninguna experta, pero estaba
llegando, y Hawke la había puesto a cargo de la evaluación de posibles
contramedidas.
Kenji, por el contrario, tenía una facilidad brillante para los idiomas en lo alto de
su formación jurídica y habilidades estratégicas naturales. Como resultado, se
ocupaba de una serie de importantes contactos de negocios offshore de los
SnowDancer y era el hombre clave para su alianza con los cambiantes BlackSea.
Ahora su rostro estaba sombrío, la piel tensa sobre los ángulos limpios de sus rasgos.
—Anoche…

~305~
—Rev y yo decidimos dejarlo todo ayer. —Le golpeó el brazo con el hombro—.
Estoy libre para seducirte.
Kenji centró esos bonitos ojos verdes en la puerta.
—No veo ningún arañazo o cualquier otra cosa que pudiera indicar que este
cerrojo ha sido forzado.
Sonriendo al intento de este peligroso y travieso lobo de ignorar su flirteo, volvió
su atención a la cuestión que les ocupaba.
—Y no se encontraron pruebas forenses para indicar que Eloise lo tocara. El único
signo de daño es de cuando forzó la puerta…
—Y ese daño parece exonerarla —completó Kenji—. De ninguna manera el marco
de la puerta se hubiera astillado de ese modo a menos que el cerrojo estuviera
corrido. La parte en el marco se desprendió todavía unido a un trozo de madera. —
Hizo una pausa—. La chica es fuerte.
—Hmm. —Garnet revisó lo que le había parecido Eloise el día anterior, agregó eso
a lo que sabía sobre el orgullo de la joven—. Maldición. —Fue un gruñido—. Incluso
si no se rompió nada, la chica tiene que tener moratones.
Kenji sacó su teléfono, hizo una llamada a Lorenzo para pedirle que comprobara a
Eloise.
—Me parece recordar a una Sheridan del tamaño de una pinta negándose a ir a la
enfermería después de la fractura de las costillas al caerse del columpio.
—Cállate. —Le disparó una mirada que no hizo nada para atenuar la potencia de
ese sonrisa alborotadora que adoraba y Garnet volvió a mirar la cerradura—. ¿Qué
demonios estamos pasando por alto?
Kenji caminó hacia atrás hasta que estuvo no muy lejos del lugar donde habían
encontrado a Shane.
—Vamos a revisar esto. Tú serás Shane. Yo Russ.
—Está bien, entro yo. —Garnet consideró las personalidades involucradas—. Al
principio somos educados, pero luego llegan las palabrotas y peleamos.
Los dos fingieron forcejear hasta el dormitorio y vuelta.
—Saco mi cuchillo de… —Ella hizo una pausa—. No llevaba chaqueta y no habría
entrado en el bolsillo de los vaqueros, por lo que habría tenido que haber estado en
su bota. —Ante el asentimiento de Kenji, continuó con su recreación del asesinato—.

~306~
Saco mi cuchillo de la bota y te apuñalo. —Garnet hizo un movimiento de
apuñalarle—. Justo en el corazón.
Kenji se agarró el pecho, luego frunció el ceño y se enderezó en lugar de caer hacia
abajo.
—Espera. ¿Cuándo recibió Shane el golpe en la parte posterior de la cabeza?
Eso era lo que le había estado molestando.
—Vamos a averiguar el cómo, entonces tal vez podamos averiguar el tiempo.
Kenji asintió. —
¿Alguna idea?
—Tiene que ser algo pesado y portátil —murmuró—. Lorenzo está bastante
seguro que no fue el borde de la mesita de centro y no encontramos sangre o pelo en
ella.
Los dos comenzaron a buscar. Fue Kenji quien finalmente lo encontró, una
linterna pesada de metal que había rodado bajo la vitrina y había terminado
escondida en un profundo charco de sombra. Se detuvieron el tiempo suficiente para
que Garnet consiguiera un kit de pruebas, luego la sacó. La sangre y el cabello en el
extremo borraron todas las dudas acerca de si había sido o no el arma utilizada para
incapacitar a Shane.
—Está bien, Russ golpea a Shane con la linterna —dijo Garnet mientras embolsaba
la linterna para que pudieran confirmar el ADN y comprobar si había huellas
dactilares—. Esto plantea la pregunta de por qué Russ sostendría una linterna en
primer lugar. No tuvimos ningún corte de luz esa mañana.
—Podría haber estado colocada encima de la vitrina —sugirió Kenji—. La coge
para defenderse cuando ve el cuchillo. ¿Shane lo apuñala, se aparta por alguna razón
y Russ todavía tiene fuerza suficiente para golpearlo en la cabeza?
—Supongo. —Garnet frunció el ceño—. Él era tan quisquilloso. Nada fuera de
lugar.
Kenji miró a su alrededor.
—Tienes razón. Pero viste lo oscuro que estaba bajo ese armario, podría haber
perdido algo allá abajo, estaba buscándolo cuando Shane llegó.
Tenía sentido pero la sensación equivocada y enferma en las tripas de Garnet
persistía.

~307~
—Quiero echar otra mirada al cuerpo de Russ.

* *
Una vez en el pequeño depósito de cadáveres aislado en el extremo de la
enfermería, Kenji, Lorenzo y ella examinaron el cuerpo de Russ con cuidado, no
encontraron otra cosa que las marcas de la autopsia y la herida mortal, junto con las
magulladuras ligeras y raspaduras en los nudillos que Lorenzo ya había señalado.
Con los músculos del hombro tensos después de que Lorenzo devolviera el cuerpo
a la unidad de almacenamiento temporal, Garnet paseó por la habitación.
—¿Podemos ver su ropa, así como la de Shane? —Eran las únicas cosas que
quedaban que podrían ofrecer algún tipo de respuesta. Garnet no iba a condenar a
Shane cuando una sensación cada vez mayor de incorrección continuaba enfriando
su sangre.
—Ten. —El sanador sacó las bolsas de pruebas donde había guardado la ropa, una
bolsa para cada cosa.
Tomando un juego después de ponerse guantes quirúrgicos, Kenji fue a la mesa de
acero de autopsias y después de que Lorenzo la desinfectara para evitar la
contaminación, colocó la ropa como si Russ la hubiera estado llevando, mientras ella
hacía lo mismo con la ropa de Shane en una mesa vecina. Luego, se colocaron lado a
lado entre las dos mesas, sus cuerpos se tocaban en una línea de calidez mientras
miraban cada conjunto por turno.
—Esta gota de sangre —dijo Kenji, apuntando a una gota perfecta en la parte baja
de la camisa de Russ—, no se ajusta a la dirección de la gravedad del resto de la
sangre.
Garnet se inclinó para ver y asintió. La única gota iba verticalmente hacia abajo,
mientras que el resto de la sangre había ido hacia los lados a través de un lado del
pecho de Russ.
—Podría haber sido del cuchillo tras ser apuñalado —dijo Lorenzo.
Plausible, pensó Garnet.
—Sé que Shane no tiene nada de sangre visible en la parte delantera de su camisa,
pero ¿qué pasa con microgotas?

~308~
—Nada de microgotas. —Los llamativos ojos de Lorenzo fueron a la camisa de
Shane—. Lo comprobé dos veces.
Garnet giró la camisa para señalar la gota que había notado en la parte posterior
del antebrazo de Shane. Parecía que había salpicado hacia abajo a la camisa de Shane,
su forma prístina y perfecta, como si Shane no se hubiera movido ni un parpadeo
después de que la gota cayera sobre su cuerpo.
Su corazón golpeó contra las costillas.
—¿Esta sangre, es de Russ?
—Sí. El ADN lo confirmó.
—Maldita sea —murmuró Kenji en el mismo instante que las piezas encajaron en
la cabeza de Garnet, el patrón que siguió tan incomprensible que ella y Kenji se
quedaron mirándose el uno al otro.
Girando a la vez, se dirigieron de nuevo a la escena.
Lorenzo les acompañó. —
¿Qué habéis descubierto?
—Vamos a ver si tenemos razón primero —murmuró Kenji una vez que estaban
en el sala de estar de Russ—. Sé Shane, Lorenzo.
—¿Quieres que me tumbe?
—No, hagamos esto desde el principio. —Garnet asintió a Kenji.
—Está bien, entras. Estrecho tu mano. —Kenji chasqueó los dedos—. Olvido algo
que tenía para ti en la otra habitación. Por favor, ven conmigo.
—¿Algo de Athena que accidentalmente se dejó? —Ofreció Garnet.
Asintiendo, Kenji dijo:
—Eso vale.
Lorenzo se tomó un momento para pensar en ello.
—Bien, estoy de acuerdo en ir —dijo—. Sólo para mantener la paz y que esta
reunión termine tan rápido como sea posible y poder dormir, algo que necesito
mucho.
—Encaja con la personalidad de Shane —dijo Garnet, y los tres se dirigieron al
dormitorio—. Y explica el olor de Shane en el dormitorio.

~309~
—Sí, y luego, maldición, me doy cuenta de que, después de todo, dejé esa cosa
desconocida en la habitación delantera. —Kenji guió fuera a Lorenzo—. Está justo
allí. —Señaló.
Cuando Lorenzo se volvió instintivamente en esa dirección, Kenji estiró la mano
hacia la vitrina junto a él, cogió una linterna imaginaria y la bajó ligeramente contra
la parte posterior de la cabeza de Lorenzo.
—Golpe con la linterna y estás abajo.
Lorenzo frunció el ceño pero fue al suelo.
—Echas el pestillo de la puerta principal y luego vas al dormitorio —dijo Garnet,
la incredulidad era como un ser vivo dentro de ella—, lo desordenas, haces un
agujero en la pared… sacas el cuchillo.
—Pero antes del acto final…
Kenji rodó sobre Lorenzo y simuló golpear la cara del sanador antes de golpearse
a sí mismo un par de veces. Cuando Lorenzo abrió los ojos en shock al comprender,
Kenji rodó a Lorenzo y le dirigió varias patadas fingidas a las costillas. Sólo entonces
se levantó y utilizó su teléfono en lugar del cuchillo para imitar el apuñalarse a sí
mismo antes de inclinarse para colocar el “arma” en la mano extendida de Lorenzo.
—Ahí es cuando la sangre cae sobre la manga de Shane. La gotita vertical sobre
Russ probablemente ocurrió cuando sacó la hoja —dijo Garnet suavemente mientras
Kenji coloca una mano sobre su corazón y caía al suelo en la posición en la que Russ
había sido encontrado—. Lo explica todo.
Lorenzo y Kenji se incorporaron.
La sangre del sanador había abandonado su piel, dejándolo pálido.
—Russ no llevaba guantes. —Se envolvió las rodillas levantadas con los brazos
flojamente—. ¿Por qué no encontramos sus huellas en el cuchillo?
Y la última pieza encajó en su lugar para Garnet.
—El pañuelo —susurró—. Puso deliberadamente sangre en él para ocultar
cualquier olor metálico de la empuñadura del cuchillo.
Kenji se pasó una mano por el pelo.
—Podría ser también una frase de despedida dirigida a Athena. Joder con sus
emociones, alimentar la culpa.

~310~
—Sí. —Garnet se deslizó hacia abajo para sentarse de espaldas a la puerta, incapaz
de creer que uno de sus compañeros de clan hubiera estado tan lleno de rabia como
para orquestar su propio “asesinato”.

* *
El corazón de Kenji se rebeló al ver esa mirada de conmoción y dolor en la cara de
Garnet. Se levantó y fue a sentarse a su lado. Fue instintivo pasar un brazo alrededor
de ella.
—¿Adultos, recuerdas? —Le murmuró, inclinándose para acariciar la piel suave y
cálida de su mejilla—. Nosotros no somos sus guardianes. No podemos controlar a
nuestros compañeros de clan.
Una mano se cerró sobre la rodilla levantada de Kenji cuando ella le permitió
atraerla contra su costado y Garnet asintió.
—Tienes razón. —Nada de temblores, la respiración constante—. Es sólo la idea de
que Russ odiara tanto a Shane que estaba dispuesto a morir para hacerle daño... Y a
Atenea, también. La mujer a la que estaba destinado a amar.
—¿Estamos diciendo en serio que Russ se hizo esto a sí mismo? —Lorenzo se
agarró a una de sus muñecas—. ¿Cómo consiguió el cuchillo? —El sanador
respondió a sí mismo un instante después—.Nadie cierra sus puertas y él no es
ningún niño, podría haber eludido la cerradura del estudio y la de la caja del
cuchillo.
—El horario de enseñanza de Athena está disponible para cualquiera. —Garnet
permaneció acurrucada contra Kenji mientras hablaba, la presión de su cuerpo era
una tranquilidad física para el lobo de Kenji de que ella se encontraba bien—.
Tampoco habría sido difícil averiguar el horario de trabajo de Shane.
Fácil, pensó Kenji, para que Russ entrara en el apartamento cuando no hubiera
nadie y si había dejado la puerta abierta al salir, su olor se habría disipado mucho
antes de que Athena y Shane volvieran.
—Encaja, pero para exonerar a Shane, necesitamos pruebas contundentes.
—Russ tenía una mente matemática. —Las palabras de Lorenzo fueron
tranquilas—. Le gustaba todo en su lugar.

~311~
—El tipo de hombre que podría haber planeado el asesinato perfecto.
Garnet asintió ante la declaración de Kenji, finos mechones de su cabello quedaron
atrapados en el gris de su suéter.
—Podría tener un diario. —Sacando el teléfono, se puso en contacto con Athena—.
Sin diario —dijo después de colgar—. Athena confirmó que era meticuloso en su
investigación y planificación, incluso si se trataba de un corto viaje fuera de la
ciudad, o la compra de un nuevo aparato.
Lorenzo se frotó la mandíbula, la barba áspera contra su piel.
—Si hizo esto, hizo un trabajo muy bueno. —La dificultad del sanador en creer la
horrible verdad era un buen indicador de la probable reacción del clan si Garnet y
Kenji no encontraban ninguna evidencia física—. No tiene sentido que dejara atrás la
prueba que podría echar a perder toda su planificación.
Los ojos de Kenji fueron a la vitrina y a todos esos reconocimientos académicos
que se mostraban de manera tan prominente. Sintió la cabeza de Garnet moverse en
la misma dirección. Quitándose los guantes del kit forense, se movieron al unísono y
comenzaron a sacar los objetos con cuidado. Casi habían vaciado el armario cuando
descubrieron una foto de Russ y Athena en un simple marco negro. Era la única
pieza que no se relacionaba con uno de los logros de Russ… a menos que hubiera
visto a Athena de esa manera y hubiera estado orgulloso de tenerla como su amante.
Junto a él, Garnet examinó el marco con cuidado.
—El olor de Russ es fuerte.
—Reciente manipulación —dijo Kenji, su lobo en rígida atención dentro de él—.
Hazlo.

* *
Girando el marco para exponer la parte posterior, Garnet soltó los ganchos en los
lados.
El trozo de papel doblado que se extendía entre el forro y la fotografía hizo que su
respiración se volviera entrecortada en los pulmones.
Tocando sólo los bordes, lo desdobló... y todo el aire escapó.
—Mierda —murmuró Kenji.

~312~
Porque, aunque los diagramas eran matemáticamente precisos, el plan estaba claro
incluso para los ojos inexpertos de Garnet.
—Dejó la prueba —dijo con una ola caliente de ira—, porque no podía soportar
morir sabiendo que su brillante plan moriría con él.
La mandíbula de Kenji era una línea implacable cuando habló.
—No importaba si no se encontraba durante décadas. Murió sabiendo que un día
sería encontrado… pero para entonces, Shane ya habría sido ejecutado hacía mucho
tiempo.
—Mierda. —Lorenzo, que se había unido a ellos al lado de la vitrina, se quedó
mirando los diagramas—. Si sus huellas dactilares están en ese pedazo de papel…
—Su olor está por todas partes. Estoy seguro de que sus huellas también estarán.
—Garnet guardó el plan en una bolsa de pruebas transparente, se lo pasó a Lorenzo
para que pudiera examinarlo más de cerca.
—Russ se guardó su rencor y lo cocinó a fuego lento —dijo Kenji—. Habrá pasado
mucho tiempo con este pedazo de papel, en cierto sentido, es su obra maestra.
Garnet se sentó sobre la alfombra.
—Los cambiantes no son perfectos. —Mientras hablaba, tomó la elección
consciente de no ser como Russ, de no avivar la ira en su interior—. Tenemos nuestro
bien y nuestro mal. El vivir en un clan, sin embargo, ayuda.
—Russ eligió estar solo. —Los ojos verdes de Kenji se volvieron de color ámbar
pálido delante de ella—. El clan no puede ayudar a los que optan por rechazar todo
lo que somos.
Comunidad, pensó Garnet, la fuerza en el grupo, amor que abarcaba incluso a los
que daban un paso fuera de las líneas y cometían errores. Así era el modo
SnowDancer. Russ había tomado otro camino en su odio y su rabia y había
terminado en sangre. No, sin embargo, en la ejecución de un hombre inocente. Eso
era lo que importaba.

* *
Las pruebas confirmaron las huellas dactilares de Russ y solo de Russ en el pedazo
de papel en el que había dibujado diagramas y escrito el plan. Una hora después de
eso, sacaron huellas de la caja del cuchillo de Shane y descubrieron las huellas de

~313~
Russ sobre una superficie interior, así como en el exterior. En conjunto, las dos piezas
de evidencia borrarían cualquier duda persistente de que Russ había sido el cerebro
detrás de su propia muerte.
—Oh, Russ —susurró Athena cuando se lo contaron, los ojos rojos y su piel pálida.
Llorando en las manos, permitió que Shane la consolara, y, en un acto humilde de
generosidad y perdón, los dos asistieron al funeral de Russ esa noche. No había
ninguna razón para retrasarlo más, era un cambiante, necesitaba estar con la tierra,
no metido en un refrigerador frío.
Envolviéndolo en una mortaja hecha de fibras naturales que facilitarían su paso
para convertirse en uno con la tierra, lo pusieron a descansar bajo la lluvia, debajo de
las ramas extendidas de un árbol que Athena les dijo que a Russ le había gustado.
—Decía que tenía un ratio matemático que le hacía feliz —dijo antes de colocar un
ramo de rosas blancas sobre el cuerpo suavemente envuelto de Russ—. Espero que
encuentres la perfección en todo lo que hay al otro lado del velo.
Dejó que Athena dijera la última palabra, ya que esas palabras habían sido tocadas
por el eco de un amor que se había desvanecido dejando una huella, Garnet ayudó a
bajar a Russ a la tumba que, Kenji, Revel y otros dos compañeros de clan habían
cavado.
No colocaron ningún marcador después del entierro. Los cambiantes rara vez lo
hacían. Los que habían conocido a Russ y quisieran visitarle recordarían el sitio, y
aquellos que no le conocieron, a saber, los cachorros jugarían cerca de él y sus risas y
voces continuarían el ciclo de la vida. Esa era la manera SnowDancer, aunque si un
compañero de clan quería una marca, esa marca se colocaba sin cuestionarla. Todo el
mundo lloraba la pena de manera diferente.
Regresando a través de la lluvia después de un silencio solemne una vez que
terminó, Garnet quería ir directamente a su apartamento y darse una ducha de agua
caliente, lavar el dolor y la rabia que habían coloreado todas y cada una de las
acciones de Russ. Lo que la detuvo fue su fuerte necesidad de asegurarse que sus
compañeros de clan estaban bien, su loba a un milímetro de su piel.
A veces, sólo la persona de más alto rango en la guarida podía dar la tranquilidad
necesaria. La presencia de Kenji ayudaba, pero en esta guarida, sus compañeros de
clan la miraban a ella primero. Y hoy, incluso el más fuerte de ellos estaba sacudido.
Muchos sólo querían un abrazo; algunos necesitan hablar para soltar sus emociones;
otros, sólo estar cerca de ella mientras hacía lo que había nacido para hacer.

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Kenji, su semirretirada mano derecha femenina, Sabrina, y Revel se quedaron con
ella todo el tiempo, al igual que Lorenzo.
Su pelo y ropa se habían secado cuando finalmente regresó a su apartamento.
Kenji fue con ella.

Capítulo 11

Entrando en el apartamento de Garnet con ella, Kenji la observó quitarse las botas
y la chaqueta que no había sido una verdadera protección contra la lluvia. No le
gustaba verla tan pálida, el dolor pegado a sus rasgos por un compañero de clan que
había elegido un final tan amargo para su vida. Todo lo que quería hacer era
abrazarla.
Pero si lo hacía, no estaba seguro de que jamás fuera a dejarla ir. No era tan
jodidamente fuerte.
—Voy a mis habitaciones a…
Ella se congeló en el acto de quitarse la camiseta.

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—No te vayas.
Kenji le acunó la mejilla.
—No voy a aprovecharme de ti cuando estás emocionalmente magullada. —Sí, se
había metido con él antes, había dejado claro que le deseaba, pero en este momento,
ella estaba dolida.
Poniéndose de puntillas para acariciarle la garganta con la nariz, esa zona
vulnerable que él nunca permitía que nadie tocara, habló, y su aliento, fue caliente
contra su piel.
—Somos clan, Kenji. Necesito privilegios de piel. —Sus manos sobre el pecho, su
voz suave—. Pero si no tienes ganas de compartirlos conmigo, está bien. —Ningún
juicio en su voz, ninguna exigencia—. Un abrazo será suficiente.
—Garnet. —La encerró con fuerza en sus brazos, esta fuerte mujer que llevaba
sobre sus hombros más de mil vidas, jóvenes y viejos, y frotó la mandíbula contra su
sien—. Siento ser un imbécil. Vamos, quítate esa ropa.
Ella se aferró a él un rato más, y Kenji pudo sentir a su loba cerca de la superficie
de su piel. Su propio lobo respondió, la acarició con las manos mientras el calor del
cuerpo femenino ardía a través de su ropa húmeda para marcar su piel. Cuando los
dos se separaron por fin, se desnudaron rápidamente y entraron en el cuarto de
baño.
No se trataba de seducción, sino cariño, pero cuando Kenji se metió en la ducha
detrás de ella y le puso las manos en las caderas, su alma se estremeció. Con los ojos
ardiendo, la envolvió con los brazos y enterró la cara en la curva de su cuello.
—Eh. —Derritiéndose contra él, Garnet cerró las manos sobre las suyas—. Estás
más caliente que el agua. —Sonaba como si estuviera sonriendo, la voz ronca.
Él tragó el nudo en la garganta con esfuerzo, luego levantó la cabeza de su cuello y
la atrajo imposiblemente más cerca.
—Y tú todavía eres muy pequeña.
Una suave risa que le calmó, su dura Garnet estaba superando la pena que la
había invadido desde el momento en que entendieron lo que había hecho Russ.
—¿Por qué es eso una sorpresa?
—Eres tan enorme, Garnet. —Tomando el champú, se echó un poco en la mano,
dejó la botella y le lavó el pelo, tocándola con la ternura posesiva que siempre había

~316~
sentido por ella y solo por ella—. Como esta ola primitiva de fuerza. Me olvido de
que no eres tan grande en tamaño real.
—Bien.
Él rio ante esa respuesta complacida y satisfecha, la empujó hacia delante para que
se enjuagara la espuma. Obedeciendo, esperó a que su pelo estuviera limpio antes de
recoger el jabón que resbalaba rápidamente por la parte superior de su cuerpo.
Luego se volvió hacia Kenji, le lavó el pecho y los hombros mientras él se lavaba el
pelo.
Kenji siempre había entendido que si Garnet no cooperaba en mantener la
distancia, no había ninguna jodida manera de que pudiera luchar contra su respuesta
a ella, por lo que, por primera vez en una eternidad, ni siquiera lo intentó. Como no
trató de apartar los ojos de su pequeño pero perfectamente formado cuerpo. El agua
corría por su rostro cuando bajó la mirada a sus pechos, un instante después deslizó
una mano para tomar un montículo tenso.
—Eres tan hermosa —dijo ronco, pasando la yema del pulgar sobre el pezón—.
No puedo mantener esto como privilegios de piel del clan. —¿Qué utilidad tenía
tratar de ocultar su necesidad cuando ella ya la había descubierto? Descubierto que
haría cualquier cosa por ella—. Quiero morder, chupar y adorar. Ordéname que me
vaya.
Con carne de gallina por todo el cuerpo, Garnet se puso de puntillas para
mordisquearle la boca.
—Creo recordar que te pedí que te quedaras. —Fue un recordatorio ronco, su
siguiente mordisco afilado y peligroso—. ¿Me vas a contar que te ha hecho sufrir
durante tanto tiempo?
Sus tripas se tensaron, el placer se estrelló bajo una ola rugiente de hielo. Incapaz
de mirarla mientras admitía lo roto que estaba, utilizó la excusa de lavarse la cara
para girar hacia el agua y luego le dio la espalda.
—Enjabona mi espalda.
Ella le besó en la columna vertebral, los dedos curiosos trazaron las pinceladas que
componían su tatuaje.
—¿Qué significa esto? —Sus dedos bailaron sobre el katakana que se había
tatuado hacía años, los caracteres estilizados deliberadamente para engañar al ojo
ocasional y que no se vieran como caracteres.

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Tal vez en alguna parte oculta de sí mismo, había querido que un compañero de
clan lo averiguara, traicionara su secreto y así Garnet sabría lo que era para él. Pero
sobre todo, había tenido mucho cuidado cuando cambiaba en torno a otros, por lo
que nadie había tenido tiempo suficiente para centrarse realmente en el diseño que
no era un diseño en absoluto.
—Ya te enseñé esta combinación una vez.
—Ha pasado tanto tiempo…
La imaginó frunciendo el ceño en concentración detrás de él mientras trazaba los
personajes con un dedo. Cada roce tensaba su cuerpo, sus garras pinchaban contra su
piel y el pelaje de su lobo estaba tan cerca de la superficie que era casi como si ella
acariciara con los dedos la piel del lobo y no su piel humana.
—Están escritos de manera extraña —murmuró—. Si esto fuera recto, y esto no
fuera tan profundo... sería ga. —Triunfo en su tono mientras decodifica la primera
sílaba—. Hmm, eso parece que hace que la ga tenga un sonido largo. Éste… ¡ah! Lo
tengo. Es el sonido n…
Repentino silencio.
Y Kenji supo que había entendido, vio que había escrito su nombre al lado del
kanji de ai… amor. Había estado llevando su corazón en la piel para que todo el
mundo lo viera, un tranquilo jodete al destino que se la había robado.
—Aishiteru.
—Kenji. —Deslizando los brazos a su alrededor ante el sonido crudo y húmedo de
su nombre, se puso de puntillas y besó cada uno de esos caracteres.
La emoción ahogaba la garganta de Kenji hasta que apenas pudo respirar, apoyó
las palmas de las manos contra los azulejos de la pared de la ducha... y finalmente le
contó el secreto que había guardado durante siete largos años.
—¿Recuerdas que cuando tenía once años me fui de viaje?
—Sí, a todo un grupo de islas tropicales. —Otro beso—. Tu abuelo te llevó.
—Fue la cosa más excitante que jamás había hecho. —Había querido
profundamente a su abuelo materno, un marinero humano que se había emparejado
con una SnowDancer pero que nunca había perdido su pasión por el mar—. Lo
bastante excitante para que incluso mi lobo supera su aversión a flotar en el agua y
comenzara a disfrutar de ella. —Había saltado a los cálidos mares color turquesa en
forma de lobo, nadado alrededor como un cachorro.

~318~
—Sofu solía llamarme Umiōkami no mago, la traducción más cercana es “el nieto
del Lobo de mar”. —Una gran cantidad de orgullo en la voz de su abuelo cuando
decía eso, un sentido de pertenencia en el corazón de Kenji.
—¿Él era el Lobo de mar?
Kenji asintió.
—Mi abuela le dio ese apodo cuando se enamoraron. —Ella había inventado la
palabra al juntar la palabra para “mar” umi, y la palabra para “lobo” ōkami—. Dijo
que podría ser humano, pero tenía el corazón del lobo, y el mar era su adorada
amante.
—¿A ella no le importaba?
—No. Porque el mar podría haber sido su amante, pero Sobo era el corazón y el
alma de mi abuelo. — Su emparejamiento había sido algo sin miedo y absoluto—.
Miraba por un lado de la embarcación y reía al verme nadar, entonces se quitaba su
propia ropa y se sumergía para unirse conmigo. Mi abuela se unió a nosotros una
semana después. Ella prefería quedarse en el barco, pero se reía y hablaba con
nosotros mientras nadábamos.
Los había perdido a ambos demasiado joven, su abuela cayó en el sueño eterno
una semana después de enterrar a su compañero. Todavía dolía, saber que se habían
ido de este mundo, pero le habían dejado con un tesoro de recuerdos y el
conocimiento de que el amor entre un hombre y una mujer podía y duraba.
—Estaba tan celosa de ti. —La sonrisa de Garnet en su voz—. Aunque solía
conseguir el peor mareo siendo niña.
Él quería cerrar una mano sobre la de ella, llevarla a la boca y besarla, pero no
podía moverse. Sentía como si su secreto fuera un ancla sosteniéndolo en este
momento, congelado y rígido.
—Aprendí a comer pescado —le dijo, compartiendo las alegrías primero—, a
saltar en la arena, a pilotar un yate. Jugué con niños humanos y cambiantes que
habían crecido en los trópicos y nunca habían visto un lobo, bebí agua de coco
directamente de un coco que cayó a mis pies un día mientras estaba corriendo por la
playa.
—Volviste negro como el carbón —dijo—. Y estabas lleno de historias... hasta que
enfermaste. —Su voz tembló—. Estuviste enfermo mucho tiempo, yo estaba tan
asustada.

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Su parálisis se rompió.
Se movió para tomarla en sus brazos, porque no podía hacer nada más cuando
Garnet sonaba de esa manera, y Kenji se obligó a continuar.
—En realidad no entiendo mucho de ese tiempo, pero más tarde, los sanadores me
dijeron que era una fiebre tropical. Una inusual que nadie entendía mucho, de vez en
cuando cosas como esa salen de la nada. La naturaleza nos recuerda quién es el jefe.
Garnet se echó hacia atrás para mirarlo, sus ojos duros.
—¿Te estás muriendo? Kenji…
Él levantó de inmediato las manos para tomarle el rostro.
—No. Cariño, no. —Abrazando su cuerpo tembloroso, le besó en la sien, la mejilla,
la meció contra él—. Mierda, nunca tuve la intención de asustarte así.
El corazón de Garnet siguió latiendo con fuerza contra su piel. —
¿Entonces qué?
—Los sanadores no podían hacer que la fiebre desapareciera —dijo, porque no
podía simplemente decir su diagnóstico. Dolía demasiado, incluso después de todo
este tiempo—. Con el tiempo, después de que agotaran todo lo que sabían, pidieron
ayuda a sus contactos.
—Para no alargarlo, alguien conocía un científico que estaba trabajando con
fármacos experimentales, incluyendo uno que parecía perfecto para mí. Como estaba
tan cerca de la muerte, las personas encargadas despejaron todo para que los
sanadores pudieran administrármelo, entendiendo que los efectos secundarios eran
desconocidos.
Inclinándose hacia atrás de nuevo, Garnet le acarició los costados mientras lo
miraba con ojos de lobo que veían demasiado. Sólo entonces él se dio cuenta de que
respiraba como si hubiera corrido una carrera, su corazón latía rápido.
—¿Esos efectos secundarios ya no son desconocidos, verdad, cariño? ¿Que pasó?
Kenji luchó para retrasar el momento en que comprendería.
—Fui el primer niño al que le dieron el fármaco, por lo que era, todavía lo soy, el
sujeto anónimo número uno y me tienen que hacer un chequeo médico completo
cada seis meses, parte del trato de que me dieran el medicamento.
Se encogió de hombros.

~320~
—De acuerdo con el contrato, podría haberlo dejado a los veintiún años, pero
pensé, qué diablos. Los científicos no se preocupan por mí como individuo, sólo por
la eficacia del fármaco, y me salvaron la vida. Tener que pasar en la enfermería
medio día un par de veces al año es un pequeño pago, sobre todo si podría ayudar a
otro niño en el camino.
Garnet se quedó inmóvil.
—Tuviste un chequeo el día que cumplí veintiuno, ¿verdad?
—No —dijo, toda su cavidad torácica aplastada sobre sí misma—. Lo tuve dos
semanas antes. Ese día, tuve una reunión con el sanador para repasar los resultados.
—Trató de no sentir la devastadora sensación de pérdida que siempre acompañaba
sus pensamientos de ese día, ese momento—. Era una parte estándar de la rutina, y
por lo general se trataba de “ningún cambio, bla, bla”.
Cerrando el agua, Garnet le acarició la espalda y le besó el pecho.
—Estoy aquí. Siempre, Kenji. Siempre.
Él se tambaleó por dentro ante su promesa, sabía que nunca podría hacer que la
cumpliera. No cuando ella no lo sabía. Mirando esos claros ojos azules que le veían
como entero y fuerte, se obligó a decir.
—No puedo tener cachorros, Garnet. —Palabras tan roncas que apenas sonaron
humanas—. La probabilidad es del uno por ciento, se necesitaría un milagro. Yo…
—Te amo. —Una furia de emoción en el tono de Garnet, los ojos de un tormentoso
azul dorado—. Eres mío y si tratas de discutir conmigo sobre eso, si crees que vas a
tirarme la misma mierda que hiciste hace siete años, que Dios me ayude, te daré una
paliza. —Le clavó las garras en el pecho—. Estoy muy cabreada contigo, Kenji
Tanaka.
Él se mantuvo firme, con los puños cerrados a los lados con tanta fuerza que tenía
los nudillos blancos.
—No podía hacerte eso. —No podía destruir sus sueños como los suyos habían
sido destruidos—. Has querido cachorros desde que eras pequeña. Cuando jugabas a
las familias, siempre tenías que ser la madre. —Tanto es así que la mayoría de la gente
había pensado que llegaría a ser una dominante maternal.
La única razón por la que no lo había hecho era que al crecer, había desarrollado
un instinto de protección aún más agresivo. Eso no significaba que su vena materna
ya no existiera. Kenji había visto suficiente evidencia para saber que aún estaba allí.

~321~
—Mereces saber lo que se siente al llevar un cachorro —dijo, llevando una mano a
su vientre plano—. Mereces pasar por todo el viaje feliz como tu hermana. Yo no
puedo… —Tragó y se obligó a terminar—. Yo no puedo dártelo.

* *
Este hombre maravilloso y exasperante, pensó Garnet, le estaba rompiendo el
corazón.
—¡Idiota! —Le empujó en el pecho—. Siempre querías jugar el papá, ¿verdad? —
Incluso cuando era niño, nadie más que Kenji haría ese papel. A medida que crecía y
comenzaba a verlo con otros ojos, se dio cuenta de que él era el único al que podía
ver en esa posición en la vida real también.
—¡Sólo quería cachorros si eran tuyos! —Temblando de ira hacia él por la elección
que había hecho, una elección que los había separado durante siete años; sin
embargo, sólo deseaba abrazarlo.
El diagnóstico debió haberle devastado, cambiado drásticamente todo su mundo.
Había sido un lobo recién adulto y engreído acomodándose en su masculinidad,
confiado y salvaje, e impulsado por un potente cóctel de hormonas. Esto habría
disparado una bala justo al corazón de su sentido de sí mismo, dejándolo sangrando
y aturdido. Debería haber venido a ella, debería haber confiado en ella, debería haber
confiado en ellos, pero tenía que recordar que también había sido joven. Joven, herido
y tratando de amarla de la mejor manera que podía encontrar.
No sólo eso, tenía que recordar que si ella tenía un poderoso instinto maternal,
entonces, Kenji tenía una paternal igual de ancha y profunda. Él siempre había
querido una gran familia, se había mantenido firme en que su cachorro no sería hijo
único como él, no le importaba lo que tuviera que hacer para que eso sucediera. A
pesar de que había tenido que obligarlo a participar en sus juegos, él sólo se quejaba
cuando Steele estaba cerca. De lo contrario, jugaba paciente con ella, inventando todo
tipo de actividades que su familia simulada podría hacer.
Herida por el dolor que había sufrido en silencio, Garnet le besó de nuevo, con
fuerza suficiente para sacar sangre.
—Tan pronto como tuve la edad suficiente para comenzar a entender realmente lo
que significaba tener hijos —dijo ella, queriendo que él no tuviera ninguna duda

~322~
sobre esto—, los quise contigo. ¿Por qué crees que me enfadé tanto cuando
comenzaste a salir con Britney Tetas de globo?
Kenji soltó una risa sobresaltada, pero se desvaneció muy pronto, su expresión
solemne.
—Es una gran decisión. Va a cambiar todos tus planes para el futuro.
—Tú fuiste la única constante en mis sueños, Kenji. —Tenía que hacerle entender
eso, comprender quién era él para ella. ¿Cómo podría no saberlo? ¿Cómo se le ocurría
pensar que ella preferiría tener cachorros que vivir una vida con él? Él era su otra
mitad y estaba muy segura que la única razón por la que no estaban ya emparejados
era porque él estaba bloqueando el vínculo con su molesta, protectora y amante
necesidad de darle la vida que él pensaba que quería.
—Y sabes que la tasa de fertilidad de los cambiantes no es la mejor —continuó
cuando él se quedó obstinadamente en silencio—. Sí, tenía la esperanza de tener un
montón de cachorros, pero nunca conté con ser capaz de quedarme embarazada.
—¿Puedes renunciar a esas esperanzas? —Era una pregunta difícil, pero había
algo roto en ella, en él.
—No tenemos que hacerlo. —Retirando las garras, le acarició el pecho y persuadió
a este lobo que era suyo—. Y no, no estoy hablando de la probabilidad del uno por
ciento —añadió cuando él se puso rígido—. Estoy hablando de Sam, Kieran, Ju y
Tanya.
Él contuvo el aliento mientras ella enumeraba los nombres de cuatro de sus
compañeros de clan humanos. Todos adoptados en el clan siendo niños por parejas
que tenían amor en sus corazones y el deseo de dar ese amor a un cachorro que lo
necesitaba.
—¿Qué sean humanos te supone alguna diferencia? —preguntó a Kenji cuando él
se relajó lo suficiente para bajar la cabeza para que ella pudiera besarle y acariciarle
con mayor facilidad—. ¿Los ves diferentes?
—Por supuesto que no. Son clan. —Le clavó los dedos en la piel, sus bellos ojos
desprovistos de defensas y tan profundamente vulnerables que dolía—. Yo solo…
Ruby, tal como está. Tú querías eso.
Deslizando los brazos alrededor de su cuello, lo abrazó.

~323~
—Claro —dijo, porque tenía que aceptar sus sueños para que él supiera y aceptara
que algunos sueños eran críticos, otros flexibles—. Pero amar a un niño, ¿criarle? Eso
lo deseo más, y eso podemos hacerlo.
Siempre había niños necesitados de amor en el mundo y, dada la naturaleza
establecida y saludable del clan, así como su historial con adopciones, las parejas
SnowDancer rara vez tenían problemas con el proceso. Ningún SnowDancer había
devuelto jamás un niño a los servicios sociales. Una vez que un niño era traído al
clan, él o ella permanecía en el clan. Fin.
Kieran había bromeado una vez con Garnet que era como estar en la mafia, pero
no había habido nada más que alegría en su expresión. Un chico problemático de seis
años cuando fue adoptado, su madre biológica había muerto de sobredosis de drogas
después de que su padre se fuera de la misma manera dos años antes, había esperado
ser rechazado como había ocurrido en las tres ocasiones anteriores. Así que ni
siquiera había tratado de ser bueno.
—Entonces no sabía lo posesiva que era mi nueva familia —le había dicho—. O
cómo cualquier truco que me inventara, las maternales ya lo habían visto diez veces
anteriormente.
Había reído a carcajadas.
—Llené de garabatos todas las paredes de nuestro apartamento familiar con un
rotulador permanente y mi padre me dijo que necesitaba trabajar en mi técnica
artística. Incluso después de que tiré el material de limpieza y di patadas a las
paredes haciendo agujeros, me dieron un beso de buenas noches, y me metieron en la
cama. Y al día siguiente, una vez que me calmé, los tres arreglamos esas paredes
juntos. Tardé un tiempo, pero al final me di cuenta de que me querían, incluso si no
era perfecto. Me amaban.
Garnet sabía que Kenji y ella podían amar a otros niños heridos y perdidos de
igual manera.
—Cuando estemos listos, adoptaremos tantos cachorros como podamos manejar
—dijo a Kenji—. Sin embargo, cariño, ¿es eso lo que quieres? —Él era perfecto para
ella, pero había sido herido gravemente y ella nunca haría nada para agravar la
herida.
Kenji la envolvió en los brazos, la voz ronca cuando habló.

~324~
—Tú eres suficiente. Cualquier otra cosa sería un extra, pero sí, todavía quiero
mocosos. Humanos o lobos, serán nuestros para amar. —Un suspiro tembloroso—.
Nunca fue sobre engendrarlos. Yo solo… no quería robarte tu elección.
—Tú eres mi elección, Kenji. Tú. —Agarrándole por el pelo, le hizo mirarla a los
ojos—. Te he echado de menos durante siete largos y malditos años. —Lágrimas
calientes y húmedas, rodaron por sus mejillas—. Siempre te echaré de menos si no
estás conmigo. Así que no te atrevas a alejarte de nuevo.
—No lo haré. —Fue dicho con voz ronca—. Vives en mi corazón, Garnet. Varias
veces al día, veo algo y quiero contártelo, solo para darme cuenta de que he
renunciado a ese derecho. Entonces, me gustaría patearme el culo.
Ella se rio entre lágrimas.
—Ese culo es ahora mío, así que yo seré la que de las patadas. ¿Entendido?
—Sí.
Ella oyó la convicción en su tono, lo vio en sus ojos, en su sonrisa, y fue como si
eso fuera todo lo que el vínculo de compañeros hubiera estado esperando.
Simplemente… se abrió del lado de Kenji y fue como un huracán golpeando a través
de ella. Porque su propio corazón había estado abierto a Kenji Tanaka durante
muchísimo tiempo.
Se aferró a él, Kenji se aferró a ella, y cuando terminó, ella se echó a reír con alegría
vertiginosa.
—Vaya —dijo Kenji, esa sonrisa que Garnet amaba le iluminaba toda la cara—.
Tienes golpe. —Un beso voraz y posesivo que le fundió los huesos, sus pantorrillas
se tensaron cuando ella se puso de puntillas para seguir a su boca—. No te voy a dar
la espalda.
Sin aliento, ella dijo:
—Lo mismo. —Bajó sobre sus pies de nuevo—. Eres demasiado alto. ¿Cómo
vamos a hacer que esto funcione?
Ella había estado haciendo una broma tonta y feliz, pero su mirada de respuesta
fue ardiente.
Un segundo más tarde, estaba aplastada contra la pared posterior de la ducha y
Kenji estaba presionando contra su estómago, su polla una marca rígida. Con los
antebrazos apoyados en ambos lados de la cabeza, él la miró con ojos de lobo.
—Garnet. —Su voz era gruñona—. Estoy en el borde.

~325~
Con los pezones de punta y la piel caliente, ella bajó la mano para acariciarlo.
—Iremos lento la próxima vez.
Temblando, él dejó caer la cabeza mientras empujaba en su mano. Eso la hizo
gemir, su cuerpo preparado y listo para él. Pero él no hizo lo que ambos querían y no
se hundió en ella. Apartándose de su mano posesiva antes de besarla con una
ferocidad primitiva que hizo que Garnet sacara las garras para arañarle el hombro, él
le mordió el labio inferior, apretó su pecho y chupó el pezón mientras bajaba por su
cuerpo.
Luego fue subiendo su pierna por encima de su hombro y oh…
Su sangre se convirtió en miel cuando él utilizó la lengua, los labios, para hacerle
cosas deliciosas, exquisitas y malvadas. La comió como si fuera su última comida y
estuviera muerto de hambre. Cerrando la mano en su pelo, ella se corrió con un grito.
Él le mordió el interior del muslo tras eso, hizo que el saciado placer ondulara
caliente y ardiente en sus entrañas.
Deslizando las manos por la parte posterior de los muslos mientras se ponía de
pie, la levantó con una ondulación de músculos que hizo que su corazón femenino
aleteara. Y luego estaba empujando el acero caliente de su polla dentro de ella. La
estiró casi de manera insoportable, pero la molestia era dulce, una bienvenida. Aquí
está, suspiró su cuerpo, aquí está. Por fin.
Confiando en él para sostenerla mientras sus manos recorrían sus hombros y el
pecho y cerraba las piernas en torno a él, fue a por su garganta. Él gruñó, pero no
detuvo la íntima caricia mientras empujaba profundamente en su cuerpo una y otra
vez, su ritmo desigual. Ya sin pensar, Garnet le bajó la cabeza a la suya y tomó su
boca.
Kenji Tanaka era suyo y era delicioso.
Ese fue el último pensamiento racional que recordó tener.

~326~
Epilogo

Tumbada en la cama después, saciada y con los miembros flojos mientras Kenji la
abrazaba desde atrás, encajaban tan bien de esa manera, Garnet suspiró.
—Cómo han caído los poderosos.
Mordisqueando su hombro, su compañero le gruñó.
—No suenes tan presumida.
Ella rio y rodó de espaldas para poder mirar su cara ligeramente malhumorada.
—Estaba hablando de mí.
Una ceja levantada.
—Nunca voy a ser una muesca en la pata de la cama de Kenji Tanaka —dijo,
parafraseando las palabras que le había arrojado la noche de la celebración del
emparejamiento de Hawke—. Sin embargo, aquí estoy, con el trasero desnudo y tu
mano oh-tan-cerca de hacerme cosas malvadas y pecaminosas otra vez.
Esa mano se movió lentamente en círculos bajos sobre su ombligo, ojos de lobo la
observaban con evidente satisfacción y cruda felicidad.
—Entonces, ¿cómo hacemos esto? —Un beso en su hoyuelo.
La caricia la volvió toda blanda por dentro. Especialmente cuando lo hizo por
segunda vez.
—No podemos juntar nuestras dos guaridas y Hawke nos necesita donde estamos
—agregó él con otro beso al hoyuelo que la volvía blandengue.
Ella nunca dejaría de sonreír si seguía haciendo eso.
—Sí. —Los SnowDancer no podían permitirse el lujo de ponerlos a los dos en la
misma guarida, no con la naturaleza extensa de su territorio—. Podemos rotar, yo
paso dos días en tu guarida, luego cada uno tendremos tres días solos, después tú

~327~
vienes a mi guarida durante dos días. Nuestro personal de alto rango es capaces de
manejar cualquier cosa durante cuarenta y ocho horas.
Kenji asintió lentamente.
—Sí, y de esa manera, cada uno tenemos periodos de cinco días en nuestras
guaridas.
—Sí. —Esa continuidad era importante para la salud del clan y para aquellos que
les miraban en busca de liderazgo—. Un descanso de dos días no molesta a nadie, y
seremos capaces de pasar cuatro días a la semana juntos.
Sería difícil, pensó ella, pero factible. Ninguno de los dos estaría cómodo lejos de
su guarida y sus responsabilidades durante largos períodos, pero estar separada de
su compañero durante más que unos pocos días, no iba a suceder.
Kenji le apartó el pelo de la cara.
—¿Estás segura, Garnet?
Ella sabía que él ya no estaba hablando acerca de la mecánica de su relación.
Tomando su rostro hermoso y amado, lo acarició con la nariz y dijo:
—Sí. Estoy segura. —Su mente de pronto recordó algo que había aprendido
durante su primera etapa juntos— . Dai suki, Kenji. —En la cultura japonesa, las
palabras “Te amo” rara vez se decían, por lo que el hecho de que Kenji se las hubiera
dicho la rompió en dos.
Esto, lo que ella había dicho, era técnicamente mucho menos potente: Me gustas
mucho. Pero los tecnicismos no lo eran todo en un idioma. Sus palabras eran tanto
una declaración de amor como su aishiteru más o menos pronunciado. Todo estaba
en el tono y cuando los ojos de Kenji se iluminaron, sabía que había puesto el tono
exactamente correcto.
Con el cerebro borroso por el beso que él le dio, no entendió toda su respuesta,
pero no lo necesitaba, el vínculo estaba abierto en su extremo, y ella conocía su
corazón, latía sólo por ella. Para ella, su vínculo sabía a travesura, salvajismo y a la
risa que siempre había sido Kenji y eso le dijo que él estaría bien.
Había sido golpeado, pero no dañado a un nivel fundamental.
—Vamos a tener una vida extraordinaria juntos —ella se aferró a su pelo con
fuerza y tiró—, y si alguna vez tratas de ocultarme algo otra vez, te haré pedazos.
La sonrisa de Kenji contenía puro placer.

~328~
—Todos estos años, nos hemos divertido, ¿verdad? —Risa en el verde salvaje—.
Logramos crecer juntos a pesar de mis mejores esfuerzos para mantenerte a distancia.
Garnet pensó en las incontables veces que le había llamado por videoconferencia
cuando fácilmente podía haberle mandado un breve correo electrónico y se dio
cuenta de que nunca habían estado fuera de contacto durante mucho más que una
semana. Él nunca la había reprendido por esas llamadas tampoco, le había hecho
muchas llamadas falsas propias.
Luego estaban las tarjetas postales que él le había enviado cada vez que tenía que
ir a un destino internacional para lidiar con un asunto de negocios. Burlándose,
coqueteando y diseñado para hacerla ver rojo, esas postales le habían obligado a
responder. Una vez, había hecho que le entregaran un ramo de malas hierbas. Otra
vez, había cambiado su reserva para que al final tuviera que pasar la noche en una
colonia nudista.
Nunca hablaban de ninguno de esos trucos o postales, el juego se jugaba bajo la
superficie de sus vidas ordinarias.
—Mucha diversión. —Sonriente, Garnet pasó los dedos por la pesada humedad de
su cabello—. ¿Quieres saber un secreto?
—Siempre.
— Me gustan las cosas que te haces en el pelo. Sólo actuaba como si no para
chincharte.
Él sonrió y utilizó un pulgar para acariciar el hueso de la cadera.
—¿Quieres saber uno de mis secretos?
—Siempre.
Besando el hoyuelo y fundiéndole los huesos, dijo:
—No tienes ni idea de cuantas veces tenía que, hum, ocuparme de los asuntos
después de coquetear contigo.

* *
—Digamos que cierto novio a pilas tuvo un montón de trabajo pesado gracias a ti.
—Poniendo una pierna sobre la suya con esa pecaminosa confesión, Garnet pasó las
uñas por su pecho—. Sé que todavía debe dolerte, no me lo ocultes tampoco.

~329~
Kenji no había hablado con nadie sobre su diagnóstico, no después de haber
completado las sesiones de asesoramiento obligatorio. Incluso entonces, en realidad
no se había abierto, había hecho lo suficiente para conseguir la autorización médica.
Pero esta era Garnet, la mujer que vivía en su corazón.
—Sí —dijo, y entonces, por primera vez, habló sin escudos acerca de lo que la
noticia le había hecho al hombre que había sido a los veintitrés años.
Garnet escuchó, nunca rompió el contacto piel con piel, y le amó, el pulso era
como un feroz fuego salvaje dentro de Kenji, un fuego salvaje que sabía a acero y
Garnet.
—Voy a comprarte un violín.
Sí, esta mujer entiende los latidos de su corazón.
—Todavía tengo el mío —admitió—. No podía soportar deshacerme de él.
Sonriendo ampliamente, ella le empujó juguetonamente en el pecho. —
¿Cuando me das un recital?
—Voy a estar muy oxidado —advirtió.
—Te puntuaré en una escala que va desde “mis oídos están sangrando” a “los
ángeles lloran”.
Un beso de su compañero, la sensual sensación de piel sobre piel. El sonido de las
células cerebrales de Kenji estallando de placer delirante.
—Te compré un anillo antes de tu vigésimo primer cumpleaños —dijo algún
tiempo después y la vio abrir los ojos de par en par—. No iba a dártelo entonces, pero
era como mi talismán para lo que yo esperaba en lo que nos convertiríamos.
Pinchándole en el abdomen con un dedo de censura, ella dijo:
—Mejor que todavía lo tengas. —Fue un gruñido.
Sonrió, porque maldita sea, era Garnet. Exigente, fuerte y suya.
—Lo guardo en esa pequeña caja de madera que me diste para mi dieciocho
cumpleaños.
Su sonrisa fue luminosa.
—¡Hice esa caja en la clase de carpintería! —La besó—. Es horrible. ¡Yo era terrible
trabajando la madera!

~330~
—Lo sé. La tapa no se cierra correctamente y es desigual. —Se rio con ella—. Pero
tú me la diste.
—Basta —murmuró ella, con el labio inferior temblando—. No puedes hacerme
llorar. Soy una teniente dura.
La besó en la punta de la nariz.
—Puedes llorar conmigo.
Metiendo sus brazos entre ellos, ella hizo una mueca.
—Tiré todas las cosas que me diste a un gran precipicio —le contó ella—. Lo hice
la noche después de mi vigésimo primer cumpleaños. —Ojos entrecerrados—. No lo
lamento.
Los hombros de Kenji empezaron a temblar.
—Es bueno entonces que nunca te diera ese anillo. Me costó tres cuartas partes de
todos los centavos que tenía en ese momento.
—¿Tres cuartos? ¿Qué pasó con el último cuarto?
—Lo gasté en tu regalo de cumpleaños vigésimo primero. Una pulsera del
diseñador que te gustaba, con las piedras cortadas. —Brillante y reluciente, pero no
grande. Delicado. Para adaptarse a sus huesos.
—¿Está en la caja?
—No. —El recuerdo de las piedras cortando su palma mientras permanecía
entumecido y enojado en el pasillo fuera de la enfermería, era tan vívido ahora como
el día que había sucedido—. La rompí al sostenerla con tanta fuerza… pareció una
señal.
Ella le acarició la cara.
—Te perdonaré ese. —Un beso—. Sobre todo porque usé un bate de béisbol con la
bola de nieve que me diste por mi decimosexto cumpleaños.
Él se echó a reír.
—Recuérdame que nunca te haga enfadar —dijo cuando pudo hablar de nuevo—.
Joder, te amo.
Gruñendo juguetona, Garnet cayó sobre él.
—También te amo, pero todavía estoy enojada contigo por obligarnos a esperar
tanto tiempo. Compénsame.

~331~
Él le pasó la mano por toda la espalda y subió de nuevo.
—Ven acá.
Un beso delicioso, luego más y más. Las cosas se estaban poniendo calientes,
sudorosas e interesantes cuando el teléfono de Garnet sonó y siguió sonando.
—Grr. —Agarrándolo, miró la pantalla—. Es Tex. —Respondió a la llamada y
comenzó a salir tambaleante de la cama en un santiamén.
El lobo saltó a la superficie de la piel de Kenji mientras su cerebro hacía click, salió
y tiró de su propia ropa.

* *
El cachorro de Ruby podría haberse rezagado a este punto, pero ahora tenía
mucha prisa. Garnet y Kenji llegaron a la enfermería con sólo dos minutos de sobra
antes de que un delgado grito de rabia golpeara el aire. Lorenzo salió no mucho
después alegre.
—Un muchachito fuerte. Buenos pulmones.
Entrando en la habitación después de que un Tex que sonaba encantado les
invitara a pasar una vez que Ruby estuvo lista, Garnet y Kenji miraron al pequeño
cacahuete arrugado y furioso sobre el pecho de Ruby y sonrieron.
—¿Ya ha llamado Steele? —preguntó Garnet.
Fue Tex quien respondió, su tono contenía una profunda vena de afecto.
—Sí. Aproximadamente un minuto después del nacimiento, dijo que se había
contenido durante sesenta segundos, pero que ese era su límite. Ya ha reservado un
vuelo.
La sonrisa de Garnet se transformó en una risa suave.
—Creo que esta guarida va a ver una afluencia de Sheridan durante la próxima
semana. —Acercándose, besó a su hermana en la coronilla antes de tocar suavemente
la espalda del bebé—. Buen trabajo, hermana.
Ruby con el rostro cansado, sonrió.
—Tú, también, hermanita. —Una mirada encantada que fue de Garnet a Kenji.
El teléfono de Garnet sonó en ese momento, lo tenía en la mano porque esperaba
la llamada. Tocando la pantalla, lo giró hacia Ruby y Tex para que la pareja pudiera

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ver la cara del hombre en el otro extremo. Ella y Kenji se inclinaron para poder ver la
pantalla al mismo tiempo.
—Felicidades, Ruby, Tex —dijo su alfa, su presencia un golpe de puro poder, sin
importar que no estuviera físicamente presente—. Veo que mi nuevo compañero de
clan no está feliz con su entorno actual.
El bebé dejó de hacer ruidos de mal humor ante el sonido de la voz de su alfa, se
quedó muy quieto sobre la piel de Ruby, como si estuviera escuchando con atención.
—Hola, cachorro. Bienvenido. —Hawke hizo un ruido sordo en el pecho que hizo
que el diminuto cuerpo del bebé se calmara otra vez, sin tensión en él ahora que su
núcleo primitivo sabía que no corría peligro con el depredador superior en la región.
—¿Cómo es que siempre sabes cuándo hay un nacimiento? —preguntó Ruby con
una sonrisa perpleja—. Espera un minuto. ¿Lorenzo te llamó?
—No. —Hawke le dio un guiño, las espesas pestañas plata y oro bajaron sobre un
ojo de un azul tan pálido, que quedó inmediatamente claro que Hawke era
cambiante, que era lobo—. Es una cosa alfa. —Su mirada abarcó a Ruby y Tex—. Iré
allí para darle la bienvenida en persona dentro de una semana.
Por eso Hawke era un alfa tan bueno. Dejaba claro que cada vida SnowDancer
importaba. Dominante o sumiso. Viejo o joven. Débil o fuerte. Todos eran clan.
Todos eran suyos.
—Garnet.
Girando la pantalla en su dirección, Garnet levantó una ceja.
—¿Sí? —Tenía una buena idea de lo que venía.
Los ojos azules del lobo brillaban.
—¿Dónde está tu compañero?
Kenji se movió para poder fruncirle el ceño a Hawke.
—Ahora estás presumiendo.
Una sonrisa impenitente. La camisa blanca de su alfa estirada sobre la anchura de
los hombros mientras cruzaba los brazos, los antebrazos expuestos musculosos y
dorados.
—¿Vosotros tortolitos queréis una luna de miel? Haré que dos de los otros cubran
vuestras guaridas mientras os besuqueáis.

~333~
—Nos pondremos en contacto contigo para eso. —Kenji la acarició, la mano
posesiva en su cadera a pesar de que Hawke no suponía ninguna amenaza para su
reclamación.
Él era quien alardeaba ahora, se dio cuenta Garnet. Presumir de compañera ante
un lobo que respetaba. Tal vez debería sentirse molesta por eso, pero qué diablos. Se
sentía bien tener su piel frotando contra la suya cuando la acarició con la nariz de
nuevo, todo calidez y un poco áspera por la sombra de barba, mientras su cabello era
seda fría y húmeda. También estaba orgullosa de él, presumiría ante todos sus
amigos. Precioso, sexy, perversamente inteligente Kenji Tanaka ahora era todo suyo.
El vínculo de pareja latía en ambos lados, fuego, acero y ellos.
Garnet y Kenji. Compañeros emparejados.
Eso sonaba tan bien. Sonaba correcto.
—También tenemos ideas sobre cómo podemos equilibrar nuestras vidas y
guaridas —agregó ella mientras Kenji se quedaba detrás de ella. Envolviendo los
brazos alrededor de su cintura, la abrazó con firmeza contra la longitud de su
cuerpo.
Ella pasó la mano sobre su antebrazo, su cuerpo dolía por el suyo otra vez y su
loba quería simplemente tumbarse al lado de su lobo. Sintiendo los latidos de su
corazón, tal vez mordisqueándole de vez en cuando para recordarle que ella seguía
molesta. Pero sobre todo, simplemente estar con él.
—Hablaremos cuando estéis listos. —La sonrisa de Hawke se hizo más amplia—.
Mientras tanto, conseguir una habitación.
Garnet y Kenji le gruñeron antes de que Garnet girara de nuevo la pantalla hacia
Ruby, Tex y el cachorro para que Hawke pudiera despedirse. Poco después guardó el
teléfono y preguntó a su hermana:
—¿Qué necesitas?
—Que los dos os vayáis a divertiros mientras nosotros tres nos acurrucamos un
rato. —Una expresión soñadora y enamorada en su cara mientras miraba de su bebé
a su compañero—. Vuelve con una hamburguesa y aros de cebolla en tres horas.
—Hecho. —Kenji, que había soltado a Garnet para acariciar suavemente el puño
del bebé con un dedo, saludó.
—Con patatas fritas —prometió Garnet, besando otra vez la cabeza de Ruby.

~334~
Tex estaba demasiado embelesado con su cachorro y su compañera para notar
cuando se fueron.
—Una muerte y un nacimiento —reflexionó Garnet mientras caminaban por el
pasillo—. El nacimiento hace que las cosas se sientan normales y naturales de nuevo.
Entrelazando sus dedos con los suyos, Kenji dijo:
—Una muerte, un nacimiento —levantó su mano y le besó los nudillos—, y un
emparejamiento.
Papilla, era papilla otra vez, la emoción un nudo en la garganta.
—¿Cambias conmigo?
Sin dudarlo, la luz rompió el aire, la agonía y el éxtasis del cambio reformó sus
células. Era un dolor exquisito y hermoso. Cuando todo terminó, su loba estaba cara
a cara con un lobo gris orgulloso con ojos color ámbar.
Su compañero.
Él le dio un golpecito con el hocico.
Ella se lo devolvió.
Y luego estaban corriendo por la guarida mientras sus compañeros de clan
sonrientes saltaban fuera del camino y sus corazones latían en sintonía. Como lo
harían hasta que el tiempo terminara.

~335~
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Reconocimientos

Gracias a Mamta Swaroop, MD, FACS, por su ayuda inestimable y paciente al


explicar las consecuencias de heridas de arma blanca en la aorta torácica.
Arigatou gozaimasu a mi amigo Akbar Rahman, por comprobar mi oxidado japonés
y me ayudarme a inventar la palabra umiōkami.
Nunca hubiera predicho que un día discutiría heridas de arma blanca y cuchillos
con un cirujano de trauma, o cómo inventaría palabras en el idioma japonés. Me
encantan los viajes de investigación a los que la escritura me lleva, y la gente que
llego a conocer como resultado. Mamta y Akbar son impresionantes. Cualquier error
es mío (y admito que me tomé alguna licencia artística aquí y allí).

Fin

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