Está en la página 1de 20

Diseno de tapa: María L.

de Chimondeguy 1 Isabel Rodrigué


PAULA ALONSO

Esta obra ha sido publicada en el marco del convenio editorial


celebrado entre la Universidad de San Andrés y
la Editorial Sudamericana el 13 de diciembre de 1994.

Entre la revolución
y las urnas

Los orígenes de la Unión Cívica


Radical y la política argentina
en los años noventa

EDITORIAL SUDAMERICANA
UNIVERSIDAD DE SAN ANDRÉS
BUENOS AIRES
Agradecimientos

Este libro es una versión corregida de mi tesis doctoral


realizada en la Universidad de Oxford entre 1988 y 1992. La
pregunta original que guió este trabajo, sin embargo, es un
poco más antigua. El inicio de mi carrera universitaria coinci­
dió con el fin de la dictadura militar y la transición democráti­
ca liderada por la Unión Cívica Radical . Cuando intenté com­
prender ese presente, comencé a indagar sobre la historia del
partido en el gobierno sin encontrar, no obstante, las respues­
tas que buscaba. Esto no se debe a que mis preguntas fueran
sumamente sofisticadas ya que lo único que pretendía saber
era cuáles eran los orígenes del partido, por qué se había
fundado y con qué objetivos. Pronto me di cuenta de que yo
misma debía construir las respuestas a estas preguntas y, a
diecisiete años de su formulación inicial, debo reconocer que
en el mejor de los casos sólo he podido ofrecer algunos esbozos
parciales. Tres consuelos atenúan la frustración de aceptar
estas limitaciones . En primer lugar, que esta indagación me
llevó a abocarme a una tarea que finalmente se transformaría
en mi profesión, y que me acompañó en cada uno de sus pasos,
desde la licenciatura en Ciencias Políticas, el doctorado, y mis
primeros y no tan primeros pasos en la vida académica. En
segundo lugar, la esperanza de que este trabajo estimule otras
investigaciones y que el análisis que pueda hacerse de él con­
tribuya al debate sobre la política y sus prácticas. Y, finalmen­
te, el hecho de que a través de los diferentes estadios de su
IMPRESO EN LA ARGENTINA
producción he podido conocer un gran número de amigos, pro­
Queda hecho el depósito fesores, colegas y estudiantes que no sólo han contribuido con
que previene la ley 11.723, este trabajo sino que le han dado sentido. Es con ellos que mi
© 2000, Editorial Sudamericana S.A.® deuda y mi agradecimiento son mayores.
Humberto ¡o 531, Buenos Aires.

ISBN 950-07-1852-9
Estoy principalmente agradecida a Ezequiel Gallo, fuente
© 2000, Universidad de San Andrés
constante de estímulo e inspiración, quien allá lejos y hace

7
la Unión Cívica. La segunda sección de este capítulo se
que tuvo lugar en
, ocupa del proceso de organización interna
Unión Cívica y de la elección de sus candidatos presidencia­
Las divisiones dentro de la Unión Cívica volvieron delica­
da la tarea de seleccionar candidaturas, y la organizació
n del
Capítulo 3 partido en comités y convenciones fue, en parte, implement a�
da como solución a este problema. La tercera sección del capí­
tulo está dedicada al acuerdo entre Roca y Mitre para que
la
Unión Cívica y el PAN se presentara
Hacia la fundación de la n unidos a la elección
Unión Cívica Radical presidencial. Esta sección analiza la serie de transacciones
que tuvieron lugar antes, durante y después del acuerdo.
Dado que estos eventos desembocaron en la formación del Par­
tido Radical, es importante examinarlos en detalle.
La rev�lución de ju!io de 1890 y la renuncia de Juárez
Celman abneron un penodo de profunda incertidumbre
L
· ·? S
eventos habían puesto fin a una década de plena dommac ·
La organización de un partido político
wn
1 1ca de1 PAN y ahora la escena política se encontraba frag-
polT
mentada. Para agosto �e 1890, se borraron las reglas Un mes después de la renuncia de Juárez Celman, Barto­
que
hablan gobernado la pohtJca en los, cuatro años precedente lomé Mitre, todavía en Europa, recibía las siguientes líneas de
un confidente partidario: "La Unión Cívica fue siempre, como
ahora la situación pos-juarista demandaba el trazado de n
vas reglas, la e:nergencra de nuevos liderazgos, y el tramad
�!­ Ud. lo sabe, una agrupación heterogénea, compacta y unida
o
de nuevas relacwnes de poder. La historiografía ha tendido para combatir, pero escisiosa para cuando se trata de recons­
. a
Simphficar en exceso el panorama político de lo·s d'1as pos­ truir".2 Como hemos visto, inicialmente la Unión Cívica no era
�· uans· tas e, rnfundadamente, se ha supues una organización política destinada a sobrevivir al derroca­
miento del presidente, y no bien la euforia por la renuncia de
·
to una restauración
mstantanea � de Roca en �1 poder luego de la partida de su
concunado. En consecuencia el nacimiento de la Unwn · ' C'
Juárez Celman se hubo evaporado, sus dirigentes debieron
rvrca
R a¿·rca1 ha srdo gen�ralmente interpretado como una reacció enfrentar una situación poco prevista. Recordemos además
·

·
n
que la coalición estaba formada por distintos sectores: los mi­
'

contra un PAN ommpotente1 y esta visión inevitablemente


tristas, los autonomistas o republicanos, y la Unión Católica.
h
a
llevado a malentendidos sobre la naturaleza de la UCR, sobre
sus ob�e . Luego de la revolución se les sumaron algunos juaristas que
t'rvos �sobre el porqué de sus estrategias.
Este capitulo presenta un análisis distinto de los hechos prefirieron unirse a la Unión Cívica en lugar de aceptar el
que tuvieron lugar entre la renuncia de Juárez Ce! retorno de Roca en la dirección del PAN.' Cada facción tenía
dirigentes, adherentes y motivaciones diferentes y las dispu­
n en
agosto de 1890 y la elección de su sucesor Luis Sáen �� _
tas internas, presentes desde los orígenes de la organización,
en abnl de 1892. La primera sección está dedicada a las
cultades que enfrentaron los miembros de la Unión Cívica en
�ffi� no tardaron en acentuarse. Muchos incluso se cuestionaron si
sus :ntentos de orgamz .
ar un partido político en los meses q la Unión Cívica debía seguir existiendo luego de la revolución
srguwron a :a revolución de ju�i . Los conflictos internos, �= de julio.'
. �
fragmentacJO� de la escena pohhca y la incertidumbre de Tres problemas inextricables dividieron a la Unión Cívi­
la
nueva srtuacwn, drficultaron extremadamente esta tarea Es­ ca luego de la renuncia de Juárez Celman: la evaluación sobre
. la actual situación política; la estrategia a seguir en relación
tos factores, a s'?- vez, favorecieron la formulación del acuerdo
entre Roca y Mitre para no disputar las elecciones preside con el nuevo gobierno; y la organización de la Unión Cívica a
nivel nacional y local.

ciales de 1892, y colaboraron con la eventual desintegración

lOO 101
Para la facción mitrista el resultado de la revolución ha­
bía sido altamente satisfactorio.' Mitre, quien había partido a escn'b'a
I a Miguel Cané ' "pero la revolución sin annas conti-
hasta que se regularice la sü��cwn d.e toda 1a rcpu'bl"l-
· "

Europa en abril de 1890, se mantenía bien informado de los / �


ea" s Según su punto de vista, la Unwn Civica deb1a sacar
:1
eventos en Buenos Aires y recibía las siguientes líneas sobre
el sentimiento predominante entre los rnitristas después de la má�imo provecho de la popularida d ganada tras la renu�cia
de Juárez Celman, debía convertirse en un partl_ �
d pohbco
revolución: ''Muchos pensamos, y entre ellos el mismo General
organizado , y competir contra el PAN en la prox1ma elec-
Campos, que este triunfo moral era y es n1ás provechoso para b ien
el país que lo que habría sido el triunfo material del movi­ ción presidenciaL .
Leandro Alem adoptó un punto de VIsta m::s ex;oremo.
/
Civica Y
miento".' Después de todo, era dudoso lo que habrían ganado
los rebeldes de una eventual victoria militar, mientras que, tal Seguía siendo formalmente presidente de la Umon
des pués de la revolución había ganado gran populanda d entre
como habían resultado las cosas, Juárez Celman había sido
sus rangos más jóvenes, de los que se co�
virh? en hder In­
derrocado y la Unión Cívica, un grupo menor de oposición
porteña, había saltado al primer plano de la escena política. cuestionado. Alem estaba profundamente msatl�fecho con el
Además, inmediatamente después de la renuncia del jefe úni­ resultado de la revolución. La renuncia de Juarez Celm,an
co, los mitristas comenzaron a saborear algunos beneficios había transformado una derrota mihtar en una VIctona pohti-
concretos de esta nueva prominencia. El Presidente Pellegrini
- pero esto no había llevado a la Unión Cívica al gobierno.
había nombrado a tres mitristas en su gabinete: Eduardo Cos­ �� r el contrario, dos de los principales responsables de repn­
revolución, Levalle y Roca, estaban en el poder. Alem
ta (mano derecha de Mitre) y Juan María Gutiérrez ocuparon ·mir la
respectivamente los Ministerios de Relaciones Exteriores y repud iaba la nueva s!tuació�. Para mostrar su .r�chaz� contra
Educación, mientras que el Ministerio de Finanzas fue a ma� ¡ nuevo gabinete qmso vestir de duelo al Comüe Nacional de
nos de Vicente F. López. El gabinete se completaba con Leva­ i a Unión Cívica colgando bande�as ne�as e� sus paredes.9
lle en el ministerio de Guerra, y Roca en el del Interior. Ofi­ Los restantes miembros del partido lo dis';'adieron del gesto,
cialmente n o s e trataba de un gobierno de coalición. Los pero no pudieron impedir
que expresara abiertamente sus opi-
.
nombramientos eran uno entre los muchos gestos conciliado­ niones adversas a la sltuacw , , n. .
El disenso dentro de la Unión Cívica trascendw a traves
� �

res que ofrecía el nuevo gobierno hacia la oposición. Otras


políticas conciliatorias incluyeron una amnistía para los rebel­ de las contradictorias actitudes públicas que manife�taron sus
des, la anulación del padrón electoral (sabido fraudulento), y principales miembros. Alem y sus seguidores Iniciaron . una
su reemplazo por uno nuevo. Es importante notar que los ácerba campaña contra el gobierno, organizando. una sene de
actos públicos que tuvieron lugar en Buenos Aires el 10 de
agosto de 1890, en Rosario el 24 de agosto de 1890 Y nueva­
puestos en el nuevo gabinete se ofrecieron exclusivamente a la
facción mitrista de la Unión Cívica. "A pesar de que me llame
cívico", le escribía Juan Cabardillo a Mitre cuando fue nom­ mente en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1890. En sus
,
brado ministro de Educación, "para todos es un mitrista el que discursos afirmaban que la Unión Cívica se manten1a leal a
se incorpora al gobierno". 7 Sus objetivos originales, y que no era éste �omento para con­
ciliaciones. Por el contrario, proclamaba n, ha llegado la hora
Mientras los mitristas estaban dispuestos a aceptar los
ofrecimientos del nuevo gobierno, pronto quedó en claro que el de la reacción suprema";01 y "nos halla�os en los pnnCI_PIOS de
resto de la Unión Cívica opinaba distinto. Aristóbulo del Valle, la senda colocada frente a nuestros OJOS, y es necesano _reco­
representante de otra facción de la coalición, sostenía una rrerla hasta el fin".n Tampoco descartaban el uso �e la V�olen­
lectura diferente de la situación pos-revolucionaria y pensaba cia para lograr su fin de derribar al actual gobierno.1 Las
que la Unión Cívica debía mantener su papel opositor. Del manifestaciones de los alemmstas y el conten�do de sus dis­
Valle estaba de acuerdo con los mitristas en que era inconcebi­ cursos contrastaban marcadamente con los ed1tonales pubh­
ble otra revolución para terminar con el dominio del PAN, cados por el diario mitrista, La Nación, en favor del nuevo
.
pero sostenía que la oposición al nuevo gobierno debía ser gobierno.l3 Mitre, desde Europa, confirmando la �ctitud_ torr:-a­
.
firme. ''El período de la revolución armada ha terminado", le da por su periódico proclamaba que la revolucwn habw Sido
apenas una protest � contra la desorganización de las finanzas
102
103
del país, que "era un hecho consun1ado, y el actual Gabin La falta de cohesión entre los conductores del partido no
ete
es representativo en todos los sentidos, y goza del apoyo
y la sólo ocasionó dificultad '.'s en las más _ altas esferas �e la Unión
confianza del pueblo'' y Cívica, s1no que tamb1en obstacuhzo la organ1za�wn . part� da­
El 10 de septiembre de 1890 Alem organizó un nuev
o ·a a nivel provinciaL Poco después de la renuncia de Juarez
acto público contra el gobierno, esta vez den1andando las
nuncias de Roca y Levalle. Dado que el gobierno contra el
re� 3 el,';,an, grupos que clamaban adhesión a la Unión Cívica
cual rnergieron con sorprendente rapidez en las provinCias de
Alem marchaba estaba en parte compuesto por mitristas
que éstos componían la facción mayoritaria de la Unión
, y � antiago del Estero, Catamarca, Tucumán, Jujuy, Santa Fe,
.
Cívi­ Men doza, Corrientes y Córdoba." La mtuanon de cada grupo
ca, el acto exacerbó las tensiones dentro de la coalición. varia ba de provincia en provincia. En algunas provincias (Tu­
El
ministro de Finanzas, Vicente Fidel López, reaccionó con cumán, Córdoba) las nuevas agrupaciones estaba � cornpu�stas
una
enérgica carta a Alem, cuyo contenido resultaría un tanto principalmente de familias o clanes que habían Sido desplaza­
pro­
fético: dos de puestos políticos a nivel provme1al a lo largo de la
década de 1880. En otras (Mendoza) eran ex miembros del
Le comunico la ímproba, la colosal tarea que pesa sobre PAN que por un motivo u otro habían defeecionado. Estas
mis
hombros, le pido que no siga agitando los ánimos, que espere ramas provinciales de la Unión Cívica emergwron con asom­
y sea
circunspecto... Ud. autoriza con su intolerancia movimientos de
opi­ brosa prontitud, y entraron en nego: iacione s con los gobe n;-a­
nión para descomponer el ministerio nacional, la columna �
misma de dores juaristas donde les fue posible (Cordoba, Tucuman,
la estabilidad pública, la base de una posible salvación
en estos Mendoza y Santiago) y, donde no progresaron las negocmcw­
instantes ... Modere su naturaleza impetuosa. No es en arengas
exal­ nes, provocaron enfrentamientos (Jujuy) .
tadas, o en libros enfermizos, donde se encuentran las formas .
orgá­
nicas de una reconstrucción institucional. La demagogia La situación en el interior se complicaba por el hecho de
alucinada
no proporciona sino mártires, y Ud. lleva el camino de serlo
en este que tanto Roca como Pellegri:r:i se en�o�traban en_ posiciones
país esencialmente conservador. No sea violento y persuádase delicadas luego de la revoluciÓn de JUlio. Despues de todo,
Jnárez Celman había renunciado tras un triunfo militar. En
que
cuando el gobierno está en manos como las actuales, no
es serio
agitar al pueblo, ni producir disidencias por cosas de poca el interior, ningún gobernador había vacilado en obedecer las
monta...
si Ud. persiste en seguir sus pasiones, haga de cuenta que
el camino órdenes de Juárez Celman y en enviar tropas a la Capital.
se ha dividido en dos rumbos; tome Ud. el de los agitador
es, yo Después del 6 de agosto, Juárez Celman ya no era presidente,
continuaré en el del orden, y ya que Ud. invoca a la opinión
pública, pero los gobernadores leales a él seguían en sus cargos. Con
dejemos que ella falle y diga quién de los dos lleva la mejor
direc­ de la provincia de Catamarca, ningún gobernador
ción.ls
mostrado signos de aceptar órdenes de Roca. La situa­
Alem seguía siendo oficialmente presidente de la Unión ción no era mejor dentro del PAN. Los juaristas ahora estaban
Cívica, por lo tanto, los mitristas no podían oponerse formal­ a la defensiva; sabían que si Roca o Pellegrini obtenían el total
mente a la orientación que le imprin1ía al partido sin correr control del partido sus días en el poder estaban contados
el :
riesgo de una escisión. Los mitristas intentaron entonces apo­ Córdoba es la provincia que mejor ilustra el torbellino de
derarse de la dirección del partido y en septiembre, cuando negociaciones que siguió a la renuncia de Juárez Cc:lman, � sí
como también evidencia las dificultades que enfrento la Umon �
Alem necesitaba retirarse temporalmente de la presidencia
por problemas de salud, tuvieron su oportunidad. En la sesión Cívica para organizar sus filas a nivel provinci �l. . La Unión
del comité donde debía tratarse la licencia de Alem y su reem­ Cívica de Córdoba comprendía dos facciOnes prmcipales: los
plazo temporario por el vicepresidente, Mariano Demaría, los católicos dirigidos por Juan Manuel Garro, presidente formal
mitristas sorpresivamente propusieron que un nuevo presi­ de la un'ión Cívica en la provincia; y el viejo partido mitrista
dente del partido fuese electo en esa misma sesión, donde encabezado por Felipe Díaz. 81 Existía considerable fricción en­
gozaban de mayoría. Alem se vio obligado a retirar su pedido tre estas dos alas de la Unión Cívica. La facción católica se
de licencia para no perder la presidencia .16 oponía vigorosamente a la conducción de Mitre a nivel nacio­
nal y se alineaba con Alem, "el único de los liberales en que

104 105
puede tenerse confianza en n�estro p�í�". 19 A:':nbos sectores miembro del PAN ahora convertido en mitrista, inició negoci.a·­
encontraban muy difícil organ1zar com1tes conJuntos y cada
ciones con Absalón Rojas, aliado provincial de Roca, para or­
facción llevaba adelante negociaciones independientes con el gani zar juntos el futuro gobierno de la provincia.�2 Gorostiaga
gobierno provincial y con el nacional.20
llevó adelante estas negociaciones en nombre de la Unión Cí­
En agosto, Garra encabezó una comisión partidaria para vica aunque sólo su facción mitrista estaba involucrada y es­
negociar con Eliseo Garzón, gobernador de Córdoba.2 1 Garra per ;ba obten�r provecho. En Buenos Aires, Bernardo de h-igo­
pedía dos ministerios para la Unión Cívica, lo que le fue nega­ yen y Lms Saenz Peña, ambos miembros de la Umon Civica
do.z2 A nivel nacional estas negociaciones fueron manejadas con poca simpatía por los münstas, tiraron de los hilos fami­
por Alem, en representación de Garra, y por Pellegrini, que liares en la provincia y organizaron un partido de oposición
.
representaba los intereses del PAN.'·' A sus espaldas los mi­ también bajo la bandera de la Unión Cívica." Alem apoyó a
tristas también habían tratado de obtener beneficiOs del go­ Irigoyen y Sáenz Peña y, como presidente de la Unión Cívica,
bernador Garzón, quien no mostraba buena disposición a com­ desautorizó públicamente a Gorostiaga para conducir negocia­
partir el gobierno de la provincia con la nueva oposic1ón.24 Al ciones en nombre del partido." El hecho de que Alem hubiera
mismo tiempo, Roca comisionó a Benjamín Domínguez para actuado sin consultar al Comité Nacional, la máxima autori­
reorganizar el PAN en Córdoba e iniciar negociaciones con dad partidaria, contribuyó a acentuar la irritación de los mi­
Díaz para una reconciliación entre mitristas y roquistas.25 Do­ tristas.35
mínguez, sin embargo, traicionó a Roca y empezó sus propias En la provincia de Buenos Aires los hechos fueron más
negociaciones con los juaristas. 26 Roca decidió entonces en�rar tormentosos. Las negociaciones para las siguientes elecciones
. .
en negociaciones directas con Díaz con el objetivo de organizar provinciales comenzaron en agosto . Un� facción de la t?nión
un nuevo partido en Córdoba, el cual abarcaría a mitristas, .
Cívica representada por Bernardo de Ingoyen, y los Juanstas,
roquistas y, en lo posible, a los católicosY Si esto se lograba, dirigi dos por Roque Sáenz Peña, acordaron constituir listas
Díaz sería recompensado con el Ministerio de Gobierno en la mixtas en la provincia. Bajo el mismo acuerdo, Luis Sáenz
administración de Garzón. Sin embargo, el Presidente Pelle­ Peña, el padre de Roque, sería presidente de la Unión Cívica
grini simultáneamente le prometía a Alem que la facción cató­ en la provincia de Buenos Aires.35 Los mitristas habían sido
lica de Córdoba obtendría un ministerio en la provincia . 28 Con excluidos de estas conversaciones y de cualquier beneficio que
el apoyo de Alem, los católicos amenazaron con organizar una resultara de ellas. Su única posibilidad era impedir que Luis
revolución contra Garzón si estas tratativas fallaban.29 Des­ Sáenz Peña llegara a la presidencia del comité provincial. La
pués de una serie de negociaciones secretas, malentendidos y elección tendria lugar en un comité partidario provincial don­
traiciones Díaz al fin concilió a los roquistas y mitristas de los mitristas tenían mayoría. Igual que en el caso de San­

Córdoba obtuvo el ministerio que se le había prometido. Los tiago, Alem apoyó a Irigoyen contra los mitristas. Er: una
católicos admitieron su derrota, se mantuvieron en la oposi­ acalorada sesión de comité, Alem amenazó con renunciar al
ción y en mayo de 1891 lanzaron una revolución contra el partido si Luis Sáenz Peña no era elegido presidente del comi­
gobi�rno que fue rápidamente sometida.30 té provincialY Los mitristas retrocedieron y dejaron que Luis
Córdoba constituye un paradigma de la fluidez de la es­ Sáenz Peña resultara electo, pero las· relaciones internas en el
cena política pos-juarista, donde ningún partido era hegemó­ partido quedaron seriamente dañadas.'"
nico. A la vez, Córdoba también muestra cómo las faccwnes de Como vemos, la Unión Cívica experimentaba enormes di­
la Unión Cívica no confiaban una en otra y competían por la ficultades para organizar un partido político nacional después
dirección del partido a nivel provincial y nacional. de la renuncia de Juárez Celman. Estas dificultades surgian
Otros dos casos ilustran con claridad la fragilidad de la de la naturaleza misma de la coalición y eran exacerbadas por
Unión Cívica: los de las provincias de Santiago del Estero y el vacío político dejado por Juárez Celman. Aunque existían
Buenos Aires . A comienzos de agosto de 1890, el antiguo parti­ diversas facciones dentro de la Unión Cívica, las rivalidades
do mitrista de Santiago empezó a reorganizarse bajo las ban­ más irreconciliables eran las que dividían a los mitristas del
deras de la Unión Cívica.31 Manuel Gorostiaga, un antiguo resto. Los rnitristas gozaban de ciertas ventajas: eran la fac-
106 107
ción más numerosa dentro de la Unión Cívica, la mejor orga­ ció n opositora, Partidos Unidos, había contenido todas las fac­
ciones que a�10ra comprendían la Unión Cívica, con excepción
nizada, y con más an1plios y viejos contactos en las provincias.
En Bartolomé Mitre tenían a su dirigente más prominente, y de los alemmstas. Como hemos visto, la rivalidad mutua entre
contaban con La Nación. Era natural, por lo tanto, que los sus partes había minado las oportunidades de los Partidos
Unidos y el hecho de que cada una de las facciones mantuvie­
mitristas intentaran dominar el partido. Los restantes secto­
se su propia estructura partidaria había colaborado con la
res de la Unión Cívica presentaron batalla, tratando de debili­
rápida disolución de su precaria unión.40 Si después de la revo­
tar la influencia mitrista tanto dentro del partido como en las
provincias. Esta situación amenazó la existencia misma de la lución de julio la Unión Cívica pretendía convertirse en un
partido político y tener alguna chance en la contienda por la
Unión Cívica. El incierto contexto político, como veremos más
adelante, estimuló la concreción del acuerdo entre Roca y Mi­ futura presidencia, necesitaba de una organización fuerte que
tre para presentar una fórmula conjunta en la siguiente elec­ fundiera las facciones existentes en una estructura partidaria
común. La experiencia de Partidos Unidos ofrecía una lección
ción presidencial, preparando el escenario para la escisión de­
finitiva de la Unión Cívica y el eventual nacimiento de la adicional sobre la selección de candidatos. En 1886, los princi­
Unión Cívica Radical. dirigentes habían retirado sus propias candidaturas en
de un político incoloro cuyo principal mérito residía en
no representar una amenaza para ninguna de sus partes. La
Unión Cívica no estaría en condiciones de disputarle al PAN
Comités y convenciones
la próxima presidencia sin un candidato fuerte a la cabeza del
partido. No obstante, si bien la lógica de los sucesos demanda­
El vacío político dejado por Juárez Celman despertó pre­
ba que uno de los líderes de las facciones llevara al partido a
maturas ansiedades sobre las próximas elecciones presidencia­
la lucha electoral, la selección de ese candidato también ponía
les de abril de 1892. Como hemos visto, Juárez Celman había
en riesgo la existencia misma de la Unión Cívica.4l
elegido a Ramón J. Cárcano como su sucesor, pero ahora que
En 1890, la Unión Cívica se dio a sí misma una estructu­
el jefe único había sido desplazado, el próximo sillón presiden­
ra interna durante una convención preliminar donde se apro­
cial quedaba vacante y listo para ser disputado por las distin­
bó la Carta Orgánica del partido." Adoptando el modelo de Jos
tas facciones políticas. Dada la situación interna de la Unión
Cívica, sin embargo, la elección de su candidato presidencial y
partidos políticos de los Estados Unidos, la Unión Cívica se
organizó en una estructura de comités y convenciones deseen-
de la estrategia partidaria a seguir presentaba serias dificul­
tades. Hasta entonces, los partidos políticos habían estado
menza �do por organizaciones seccionales, por
. . �? provrncrales
Circunscnpcron, . y nacionales. Los comités esta­
(des)organizados alrededor de un líder indiscutido quien, ante
rían a cargo de la conducción diaria del partido y las conven­
una elección, lanzaba su propia candidatura o bien tomaba la
ciones de la elección de los candidatos a través del voto secre­
decisión del partido en cuanto al candidato a apoyar. La
to. En la voz de uno de sus miembros, la estructura interna
Unión Cívica, sin embargo, difícilmente podía encuadrarse
d�l partido se hallaba así "en perfecta armonía con los princi­
dentro de esta tradición. El partido no tenía un líder, tenía
varios. Bartolomé Mitre, Leandro Alem, Aristóbulo del Valle y
piOs gubernamentales más adelantados de nuestro siglo, que
_ .
concrhan la democracia, el gobierno de los mejores, ejercido
Bernardo de Irigoyen poseían credenciales suficientes para _
por delegación, y la descentralización política y administrati­
aspirar a ser los candidatos del partido y, al mismo tiempo,
va".43
ninguno de ellos se había convertido en su líder "natural". El
precario equilibrio de las facciones dentro de la Unión Cívica . Adoptar el modelo norteamericano de organización parti­
dana y elegrr a los candidatos en una convención, ofrecía una
indicaba que cualquier intento de imponer un liderazgo ame­
solución a las dificultades internas del partido. El candidato a
nazaría la unidad misma de la coalición.39
la presidencia por la Unión Cívica sería elegido por una Con­
A su vez, la experiencia de la última elección presidencial
vención Nacional en la que estarían representadas las princi­
en 1886 había dejado un legado de útiles lecciones. La agrupa-
pales figuras del partido. Sin embargo, además de ser una

108 109
solución al problema coyuntural de la Unión Cívica, otorgarle p ron 1in �nte dent:r o �el partido c �mo p� ra impulsar su organi­
.
al partido una estructura interna también era una respuesta z:ación Interna siguiendo estos hneanuentos. Y, de todas for­
a la cr�encia ampliamente compartida de que era tiempo de mas, la intención de establecer un vínculo directo entre la
modermzar las prácticas políticas en la Argentina. Con la caí­ obra de Bryce y la organización de la Unión Cívica es innece­
da de Juárez Celman el tema de los procedimientos en política saria, ya que el modelo de organización partidaria norteameri­
había adquirido una relevancia inusitada. A lo largo de una can o era ya bien conocido no sólo en la Argentina, sino tam­
década, la doctrina oficial del PAN había reducido la política bié n en Chile.48 Tan1poco resulta convincente que los cívicos le
al acomodamiento de distintos intereses, celebrando el fin de hubieran robado la idea a los juaristas, e incluso pareciera
la actividad partidaria en el país. De pronto, sin embargo, que fue al revés ya que para el momento en que los juaristas
tanto la política como sus procedimientos se convirtieron en el lanz aron su proyecto de convención :Partidaria, los cívicos ha­
centro del debate . A la doctrina de la desmovilización la b ían anunciado el suyo unos días antes." Y tampoco hay evi­
Unión Cívica respondía con la bandera de la obligación cí�ica den cia sobre el rol de Hipólito Yrigoyen en lanzar estas ideas
del ciudadano de participar en los asuntos públicos, y frente a después de la revolución y, de todos modos, estos temas ya
la doctrina juarista de obediencia al jefe único, la Unión Cívi­ habían sido debatidos en el partido antes de que estallaran los
ca proclamaba el fin del personalismo y la modernización de sucesos de julio.
los partidos políticos. Las prácticas políticas de Juárez Celman Las ideas sobre organización partidaria y selección de
eran culpadas de la reciente crisis política y económica y el. candidatos estaban en boga en estos meses en todas las agru­
estilo político del "unicato", con su forma de mando per �onal paciones políticas. Mientras que sólo una década atrás, el mo­
directo, y arbitrario, se había vuelto tan impopular como ei delo norteamericano había sido rechazado como "un alarde de
mi�mo Juárez Celman. Otorgarle a un partido político una familiaridad con las prácticas ajenas desentendiéndose del uso
sene de reglas pern1anentes para su funcionamiento era visto de las propias",50 ahora existía un consenso generalizado sobre
ahora como una respuesta a la demanda por métodos políticos la necesidad de abandonar las malas prácticas del pasado, o al
más legítimos. La organización de los partidos en comités y menos brindarles un barniz de legitimidad." Más aún, algu­
convenciones garantizaría, se decía ahora, la democracia in­ nos de sus más vehementes defensores atribuían el turbulento
terna de las organizaciones políticas de modo que "la opinión pasado del país a la falta de partidos políticos organizados y
de todos los ciudadanos sea consultada oportunamente acerca estimaban que la adopción de las prácticas partidarias norte­
de la marcha política del partido"." americanas daría por resultado gobiernos de similar estabili­
Ha habido esfuerzos considerables para aclarar de dónde uau."" El PAN, la Unión Cívica, y luego la Unión Cívica Radi­
surgió la idea de adoptar el modelo de estructura interna de cal, la Unión Cívica Nacional, y el Partido Socialista
los partidos políticos de los Estados Unidos. Se ha sugerido organizaron sus partidos con similares sistemas de comités y
que dos miembros de la Unión Cívica, Virgilio Tedín y Nicolás convenciones. La retórica oficial de cada partido profesaba
Matienzo, conocieron la experiencia norteamericana a través ideas similares sobre la necesidad de reglas formales escritas
de la obra de Bryce, The American Commonwealth y conven­ y procedimientos democráticos, tanto en la dirección diaria del
cieron a los líderes del partido de adoptarla." También se ha partido como en la selección de candidatos.53 En la práctica,
afirmado que, por el contrario, los cívicos robaron el proyecto sin embargo, la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista
de convención partidaria a los juaristas, quienes lo habían fueron los partidos que conservaron estructuras más perma­
lanzado unos días antes de la revolución de julio." Y, final­ nentes y observaron más estrictamente las normas internas
mente, tamb1en , se ha sugendo que la idea provino establecidas.
de Hipólito
Yngoyen quien lo propuso en una reunión partidaria luego de La articulación de estructuras internas en los partidos
la revoluciónY Sin embargo, ningunas de estas afirmaciones produjo algunos cambios en la cultura política argéntina y en
resulta convincente. El estudio de Bryce fue publicado en sus prácticas. Como hemos mencionado, hasta entonces los
1888 y, aun cuando Tedín y Matienzo hubieran tenido la opor­ partidos políticos por lo general se habían creado alrededor de
tunidad de leerlo en tan corto tiempo, ninguno tenía un rol personalidades fuertes, como fue el caso del Partido Liberal o

110 111
Nacionalista de Mitre, del Partido Autonomista de Alsina y armadas no debían salir de debajo de la mesa, sino a riesgo de la
del PAN de Roca y Juárez Celman. La autoridad de estos vida. El candidato a ser sorprendido se les había adelantado, desar�
líderes, sus decisiones y su selección de candidatos rara vez mándolos uno por uno.ss
eran cuestionadas por otros miembros del partido. El persona­
lismo que caracterizaba la política partidaria poco incitaba a Los miembros militantes del club tenían mucho por hacer
la organización de estructuras partidarias internas o a una el día del comicio. Intentaban controlar las maniobras fraudu­
mayor participación en las decisiones estratégicas. Esto no lenta s de sus rivales, ponían en práctica las propias y con
significa que las campañas electorales, programas y un míni­ frecuencia tomaban parte en enfrentamientos violentos.59
mo de organización partidaria no existieran antes de la déca­ Durante la década de 1880, hubo una significativa decli­
da de 1890. Sólo significa que hasta entonces la organización nación de la actividad política en Buenos Aires como resultado
partidaria había sido esporádica, inconsistente e informal, y de la hegemonía del PAN y del debilitamiento de los partidos
que las decisiones de sus líderes primaban sobre otros fac­ porteños. Dos desarrollos importantes tuvieron lugar durante
tores.54 estos años. Primero, la palabra ''club" fue gradualmente reem­
El antecedente al sistema de comité introducido en la plazada por la de "comité", aunque comités y clubes eran in­
década de 1890 era el club político. Los clubes emergieron distintos."' Segundo, en 1886 el PAN realizó una convención
después de Caseros para promover el interés por la política para la elección del vicepresidente. Esta convención, empero,
entre la población, y surgían cada vez que era inminente una no se asemejaba a las convenciones partidarias que tendrían
elección. Los clubes políticos se ocupaban principalmente de la lugar en la década de 1890: apenas sirvió de escenario para la
propaganda partidaria y la organización de los actos públi­ previamente acordada proclamación de Pellegrini como candi­
cos." Desaparecidos después de la elección para la que habían dato para la vicepresidencia.6 1
sido creados, nuevos clubes se formaban en las postrimerías Por lo tanto, la introducción en la década del noventa del
de la siguiente elección. La selección de candidatos era un modelo norteamericano de organización partidaria implicó al
proceso en el que participaban pocos miembros del partido. En menos dos considerables innovaciones: una relacionada con la
La Gran Aldea, Lucio V. López presentó una valiosa caricatu­ estructura partidaria, y la otra con los procedimientos de se­
ra de la formación de las listas de candidatos. En una reunión lección de candidatos. Los efímeros clubes dieron lugar a orga­
selecta en la residencia de uno de sus miembros, luego de nizaciones partidarias más estables, en forma de comités con
declarar "el pueblo somos nosotros", los miembros del club reglas de funcionamiento escritas y cuyas funciones iban más
procedían a formar la lista votándose entre sí y considerando allá de las campañas electorales y del apoyo de los militantes
totalmente innecesario que ésta fuera aprobada por otros el día de la elección. Se esperaba de este modo eliminar las
miembros del partido o por un público más amplio.'" Final­ bases del caudillismo electoral."' La introducción de procedi­
mente, la lista de candidatos se proclamaba en un acto público mientos democráticos en la selección de candidatos partidarios
en uno de los teatros locales, y se publicaba en el diario parti­ desde las bases fue la segunda innovación significativa. A par­
dario. tir de 1891 la selección de candidatos por convenciones parti­
El día del comicio el club ejercía otro tipo de funciones. darias se volvió la norma en vez de la excepción.
Trucos ingeniosos como alterar el reloj de la iglesia para abre­ No obstante, como podría esperarse, los viejos vicios y
viar la jornada electoral y la falsificación de padrones, se com­ viejas prácticas tardaron en morir, y durante muchos años
binaban con actos de intimidación y violencia.57 Ángel Carras­ éstos cohabitaron con las nuevas reglas. Los comités partida­
co recuerda una de las elecciones de las que fue testigo: rios de la década de 1890 conservaron algunas de las caracte­
rísticas de los clubes. El fraude electoral no desapareció, sólo
El proceso de la votación se iba realizando normalmente, cuan� fue modificando su naturaleza con los años, y los comités rea­
do en un momento dado, algo le llamó la atención al presidente de la lizaron funciones semejantes a las de los clubes en las jorna­
mesa receptora de los votos... y en el momento en que los vocales das electorales. Del mismo modo, durante muchos aí\os las
contrarios quisieron sorprenderlo, se encontraron con que las manos convenciones partidarias actuaron sólo como formas simbóli-

112 113
cas de Iegitín1ación de candidaturas previamente acordadas y su
último con1prendió que no lograría suficiente consenso para
hasta proclan1adas. Por lo tanto, la modernización de las prác­
did atu ra.G B ,
ticas políticas no fue lograda de la noche a la mañana con la propia can . .
adopción del modelo norteamericano de organización partida­ Si bien la Convencwn Nacwnal estaba acordada para el
ria. Sin embargo, la organización interna de los partidos du­ 15 de enero, en diciembre ! os mitristas lanzaron e1� _ las � r OVID­
.
eras ]a candidatura de Mltre .
. "" Del Valle respondw retnando
rante los años noventa introdujo una nueva dinámica en la ·f1· ar a ¡a
su nombre
en favor de Mitre para fortalecer y un1 �
formulación de políticas partidarias y en la selección de candi­
datos. Hasta entonces, la formación de alianzas y estrategias y Unión Cívica, pero no pudo convencer a las otras faccwn�s de
el lanzamiento de candidaturas presidenciales habían sido seguir su ejemplo:70 .La atmósfera .y� era tensa cuando, !�no­
prerrogativas discrecionales de los líderes partidarios y de su raudo la resistencia Interna, los mltnstas lanzaron la candtda-
tura de Mitre en la ciudad de Buenos Aires, el 1
de enero de
círculo inrnediato. A partir de los noventa, dichas decisiones,
en teoría, debían ser discutidas y aprobadas por convenciones 1891." Todavía necesitaban el voto de la e onvencwn -- Nacwna ¡
y por comités partidarios . Esto significa que las alianzas y las artídaria donde preveían resistencias, pero estaban dtsp�es­
candidaturas ya no podían ser hechas o rotas, apoyadas o no, f os a ignorar el resultado de la Convención en caso de que este
les fuera advers0.72
• • , • •

de acuerdo a la sola voluntad del líder del partido, de espal­


,

das a las nuevas reglas definidas y a la estructura partidaria La primera y única Convencwn Nacwnal de la Untan
montada. Cívica tuvo lugar el 15 de enero en Rosario. Después de un
.
La Unión Cívica convocó a una Convención Nacional que largo discurso inaugural de Alem, qmen segma siendo su for­
tendría lugar en Rosario el 15 de enero de 1891, para elegir mal presidente, Mitre y Bernardo de Irigoyen fueron elegrdos
los candidatos del partido a presidente y vicepresidente para andidatos para la pres1denc1a y vicepresidenCia respecbva­
las elecciones que se realizarían en abril de 1892. La elección � ente· el primero obteniendo 105 votos y el segundo 97 en
de Rosario en lugar de Buenos Aires cmno sede de la conven­ una a� amblea compuesta por 111 miembros. El voto d� la
Convención creaba cierto equilibrio ent�e. las facc:o�es. Mit�e
e Irigoyen pertenecían a diferentes tradrcwnes pohticas Y mas
ción cumplía dos propósitos:_mitigar recelos sobre un notable
dominio porteño en la conducción de la Unión Cívica, y tomar
distancia del bastión de Mitre."' recientemente ambos habían manifestado opmwnes opues�as
Dada la situación dentro de la Unión Cívica, era predeci­ sobre ]a situación actual. Mientras Mitre favorecía una pohti­
ble la falta de consenso sobre candidaturas y, como observó un ca conciliatoria con el PAN, Irigoyen se oponía.73 Po� otra pa�­
contemporáneo, la elección de los candidatos del partido se te Alem, quien representaba el ala extrema del partrdo, seg';'I­
volvió "la tea de la discordia".64 Los mitristas, naturalmente, ría siendo presidente del Comité Nacional y, en consecuencia,
apoyaban a Mitre, quien seguía en Europa aguardando que se responsable de defmir el perfil del partido. Sólo la facción
aclarasen las perspectivas y cuya candidatura también tenía católica de la Unión Cívica quedó mal representada por la
la aprobación del gobierno nacional."' La candidatura de Mi­ fórmula, y algunos de �us miembros optaron, en consecuencia,
tre, sin embargo, era vigorosamente rechazada por la facción por abandonar el partido ..No obstante, los ever tos no tarda­
:
católica para quienes Mitre, como se dijo con ironía, "pertene­ rían en mostrar que el eqmhbno logrado por ]a formula Mrtre­
ce a las sectas malvadas que azotan a la Iglesia".6a Los católi­ Irigoyen era precario.
cos del interior también celaban su excesivo porteñismo y apo­
yaban a Luis Sáenz Peña, a quien, sin embargo, le faltaba el
apoyo de las otras facciones.G7 Los alemnistas, sabiendo que El acuerdo
una candidatura de Alem sería rechazada por extrema, soste­
nían la de Aristóbulo del V al!e, cuya moderación pero firmeza La Conveh; ción Nacional de la Unión Cívica confirmó a
hacia la nueva situación les inspiraba confianza. Del Valle Bartolomé Mitre como candidato presidencial del partido, pero
también obtuvo el apoyo de Bernardo de Irigoyen cuando este mientras sus seguidores promovían su candidatura e� la Con­
vención, Mitre cbnsideraba otras opciones. Había partido rum-

114
115
bo a Europa en abril de 1890 y continuó su estadía en e]
extranjero mientras se lo proclamaba candidato presidencial dor de La Rioja, ya habían dado señas inequívocas de sus
lll
· tenciones de unirse a la Unión Cívica antes.
que convertirse
de la Unión Cívica, volviendo a Buenos Aires el 18 de marzo
n roqui stas.77 Roca no tenía fuerzas propias sufi'
!Cientes para
de 1891. Dos días después de su arribo, Mitre y Roca anuncia­
ron públicamente que habían celebrado un acuerdo por el cual
: ont rarrestar a los juaristas. Hacia noviembre de 1890, no
contaba más que con el apoyo de Santiago del Estero,. el apoyo
el PAN y la Unión Cívica se presentarían juntos en la próxima parcial de Córdoba y el de unas pocas facnones roqmstas diS­
elección presidencial.''' Los candidatos a la presidencia y la persas por las demás provincias. Obviamente, Roca diStaba de
vicepresidencia resultarían de un acuerdo entre los líderes de
poder controlar el Colegio Electoral � n las próxima� elecciones
Y
ambos partidos, evitando así la competencia electoral. 'l'odavía ,
pre sidenciales. La s1tuacwn requena de una accwn rap1da
no se adelantaban candidaturas. Y aunque generalmente se Roca puso en juego su reconocida intuición política. Desde
ha considerado que el acuerdo se llevó a cabo cuando Mitre septiembre de 1890, comenzó a enviar instrucciones a sus
arribó a Buenos Aires, fue el resultado de largos meses de hombres de confianza en las provincias de que negociaran
intensas maniobras políticas.75
coaliciones locales con las facciones de la Unión Cívica recién
La decisión de Mitre de negociar con el PAN era com­ aparecidas, y que compartieran con ellas los puestos políticos
y administrativos disponibles.78 Las i �struccwnes � o es�aban
prensible. Era el candidato de una organización política cuya
unidad siempre había sido frágil, y dentro de la cual su candi­ acompañadas por nombres de candidaturas presidenciales,
datura, lejos de haber sido unánime, había encontrado fuerte
pero no tardaron en surgir rumores sobre una posible fórmula
resistencia interna. Mitre dudaba de las posibilidades de éxito Mit re-Roca."
que tenía la Unión Cívica para competir con el PAN en la La debilidad política de Roca en el período pos-juarista
elección presidencial o, inclusive, de su capacidad para actuar
fue, por lo tanto, un motivo decisivo en su intento �e formar
como un partido de gobierno si triunfaba. ('Será difícil", le una coalición electoral con la Unión Cívica. Otro motivo fue la
confiaría a Irigoyen en junio de 1891, "mantener (. .. ) cohesión grave crisis financiera en la que se hallaba snmergida la Ar­
con un rumbo fijo que nos conduzca a una solución definitiva, gentina. El 12 de julio de 1890, The Econom¡st anuncmba al
en el orden electoral primero y en el orden gubernamental .
mundo que "el colapso anticipado desde hace tanto hempo del
después".76 Río de la Plata al fin ha tenido lugar","" y el artículo incluía
La iniciativa de una coalición entre la Unión Cívica y el una firme advertencia del representante británico en Buenos
PAN había provenido de Roca, quien exhibía una vez más su Aires a sus conciudadanos de no emigrar a la Argentina.
preferencia por la cooptación de la oposición antes que la com­
cua ndo Pellegrini se hizo cargo de la presidencia en agosto de
petencia. Pero ahora tenía incluso motivos más fuertes para 1890, el país estaba en un caos financiero. De ahí el nombra­
buscar un acuerdo con Mitre. Pese a la renuncia de Juárez miento de Vicente F. López como ministro de Finanzas. López
Celman y a su propio nombramiento como ministro del Inte­ tenía setenta años, era abogado, renombrado historiador Y
rior, Roca había sido incapaz de restablecer su autoridad tanto Rector de la Universidad de Buenos Aires. Que además se
dentro del PAN como en el país. Se encontraba en una situa­ hubiera unido a la Unión Cívica y hubiera participado en la
ción política difícil; como le informaba a Mitre un amigo: revolución de julio, ahora no tenía importancia. Lo que impor­
"Roca es para los opositores el enemigo malo y para los situa­ taba era que López era conocido en los círculos financieros
cionistas, el destructor del sistema que les permitía disponer internacionales donde se lo percibía como un hombre cuyas
del dinero de los bancos oficiales y hacer todo género de nego­ "sólidas ideas económicas y alta integridad son garantías de
cios". 76 Juárez Celman estaba fuera de competencia, pero los que no se tomarán medidas de dudoso carácter para curar los
gobernadores fieles a él seguían en sus puestos y no mostra­ males existentes, y que se estudiarán honestamente los genui­ _
ban señales de aceptar a Roca como nuevo líder del PAN. Por nos intereses de la nación". 81
el contrario, importantes gobernadores juaristas como Racedo López enfrentaba una tarea formidable. Cuando abrió los
en Entre Ríos, Bares en Tucumán, Guiñazú en Mendoza, Ruiz libros de cuentas descubrió que el Banco Nacional tenía acti­
en Corrientes, la facción iriondista en Santa Fe, y el goberna- vos líquidos de 450.000 pesos oro y enfrentaba vencimientos
116 117
inmediatos por 7.3 millones oro y 410.000 pesos en papel
mo­ he abundado en ideas de conciliación, rec �rdando a los �n.os y a los
neda. La Municipalidad de Buenos Aires se declaró en �
quie­ otro s que nada cuesta entrar en estas cornentes de la opmwn, y que
bra, y poco después también lo hizo el Banco Hipotecario no hay solución posible fuera de ellas.89
Na­
cional. El grueso de las reservas de oro que respaldaban
los
billetes de los Bancos Garantidos se había agotado." La deu La poca voluntad de los j uaristas para aceptar su lideraz­
da
argentina interna y externa) incluyendo la de las provincia go del partielo, el rápido �recimiento de bs facciones de la
s ,
había subido de 141.717 .849 pesos a 57 4.068.4 46 en tr � Unió n CIVlca en todo el pms, la cnsis financiera y la concomi­
e tante necesidad de crear una imagen de estabilidad ante los
años. 83 Esta deuda no podía ser pagada. López presentó
un acreedores europeos, se combinaron entonces para incitar a
plan de emergencia al Congreso e inició las negociaciones
para Roca hacia una coalición con la Unión Cívica. Roca negoció
un nuevo préstamo internacional. Al tiempo que Victorino
de primordialmente con la fac�ión mitrista de la op ?sición. Des­
la Plaza era enviado a Londres a negociar un nuevo préstam
o pués de todo, era la faccion mayontana, la mas moderada
las oficinas de la casa Baring en Buenos Aires enviaban
eÍ dentro del partido, y la única que había respondido favorable­
siguiente cable a su sede central:
mente a los gestos de acercamiento del gobierno aceptando
Asuntos financieros en situación crítica de pánico. Ministro puestos en el gabinete. Además, la iniciativa de Roca obtuvo la
de
Finanzas nos pide informarles es de la máxima importancia pronta aprobación de Mitre."" Era ele esp� rar que Alem y sus
présta­
mo sea concedido sin demora para evitar bancarrota si condicio
nes . seguidores se opondrían a la reconc1hacwn, pero ellos ?onsb­
no son tales gobierno argentino pueda aceptar honorablemente tuían una minoría dentro de la Unión Cívica. Por un tiempo,
Mi­
nistro de Finanzas y Gabinete renunciarán esto sería fatal se mantuvo incierta la postura que otros dirigentes, como Ber­
probable­
mente resultaría en anarquía. Oro 312. Acciones Banco
Nacional nardo ele Irigoyen y Aristóbulo del Val!e, tomarían frente al
84,84
acuerdo.
Mientras tanto, las órdenes de Roca enviadas al interior
En noviembre, Baring anunció su insolvencia.85 Un Comi­
durante el segundo semestre de 1890 de buscar acuerdos con
té Argentino, presidido por Lord Rotschild y compuesto
por la Unión Cívica recibieron respuestas variadas. 91 De Santiago
acreedores ingleses, franceses y alemanes, fue organizado
rá­ del Estero llegó el siguiente mensaje: "No hay que olvidar que
pidamente para planificar el salvataje financiero de la Repú·
es fácil que dos hombres principales puedan aproximarse y
bhca Argentina."' El Presidente Pellegrini no disimuló su des·
entenderse, pero es difícil arrastrar en esa corriente elemen­
esperación cuando anunciaba al país: ((Estamos en el
gran tos antagónicos de toda la vida".92 Las negociaciones se reali­
der a
peligro de desaparecer como nación civilizada y retroce
zaban sobre un fondo de tensión nacional. Roca recibía cons­
ser sólo (sudamericanos"'.87 Pellegrini tenía la firme convicción
tantes advertencias de Formosa, Córdoba, Corrientes y
de que la crisis financiera hacía necesaria, y de la mayor
Tucumán, sobre supuestas revoluciones complotadas por los
urgencia, una conciliación de todas las fuerzas políticas
que cívicos, y los gobernadores de estas provincias pedían armas
garantizase elecciones presidenciales tranquilas.88 Roca, quien
para defenderse."' Por su parte, los roquistas ele Córdoba in­
compartía estas opiniones, construía una retórica de concilia­
formaban de enfrentamientos violentos:
ción que representaba la cara pública de las negociaciones
secretas que llevaba a cabo para el acercamiento con los
mi­ La Unión Civica salió ayer en manifestación, pasó por el Club
tristas: (del PAN), gritó abajo los ladrones, los del club tiraron piedras, los
manifestantes un tiro, los del club una descarga, el asalto, el incen­
Las divisiones pierden a los pueblos y a los gobiernos. Unos y dio, el asesinato a revólver y puñal, los muertos en la calle (parece
otros deben aprovechar las lecciones del pasado e inspirar que se han ocultado otros), 15 heridos de gravedad fuera de lo � de
se en el
ejemplo que da hoy el gobierno de la Nación, rodeado de todos menor cuantía; las versiones son muchas, los muertos y hendos
los
hombres de valer y de opinión, cualesquiera que hayan graves de la Unión Cívica; la casa incendiada y los derrotados del
sido sus
antigu�s afecciones o partidos. Estos han sido mis consejos, Partido Nacional; cada uno se queja de haber sido atacado por el
entera­
mente Impersonales. A nadie he sostenido, ni recomendado, otro, unos y otros enojados con Astrada (el jefe de policía).94
y sólo

118 119
Cívica de la provincia de B�1enos Aires, hubiera f ?rmado una
En otras provincias, las exigencias de los mitristas ha­ .
. c<Ja11c,uu local con el PAN sm consultar a Alem, aun preSiden­
cían difícil llegar a un acuerdo. Así lo manifestaba Cafferata
te del partido, no colaboró a tranquilizar los ánimos.'" El 17 de
desde Santa Fe, donde las negociaciones encontraban innume­ mayo, en una enérgica carta � M1t�e, Alem le Informaba que
rables obstáculos: no participaría más en las deh �eracwnes sobre el acue�do que
.
se venían celebrando desde abnl entre M1tre, Alem e Ingoyen:
Las exigencias para el acuerdo lo imposibilitaron. Querían flos
mitristas] que sacara al actual Ministro Leiva, que les diera los Soy decidido adversario del acuerdo en el sentido y alcance que
ministerios, dos terceras partes de la legislatura, jefatura política
Ud. le da y estoy dispuesto a sostener firmemente l�s solem�� s
del Rosario, jefe de policía de la capital y cuatro jefaturas de depar�
compromisos y declaraciones que ha hecho ante el pa1s la Umon
tamento, es decir, seis departamentos de los nueve en que está Cívica de acuerdo con su programa.100
dividida la provincia.95
Cuando Mitre respondió que él seguiría adelante, la rup­
Las tensiones aumentaron cuando, a comienzos de enero
tura entre los dos dirigentes se hizo definitiva.'"' Esto no pro­
de 1891, unos pocos días después de que Mitre fuera procla­ vocó sin embargo la inmediata escisión de la Unión Cívica.
mado candidato presidencial por la Convención Nacional de la Ale� no estaba soÍo en su rechazo al acuerdo, pero los disiden­
Unión Cívica los rumores de un acuerdo entre Mitre y Roca
' tes seguían siendo una minoría. Bernardo de lrigoyen inicial­
llegaron a la prensa."" La atmósfera estaba cargada. "Cual­
mente apoyó el acuerdo y Mitre hizo todo lo posible por man­
quier cosa es mejor que la nube de miedo, sospecha e inquie­
t enerlo de su lado.'" Había previsto que Alem y sus
tud bajo la cual los habitantes de Buenos Aires tienen en el seguidores se resistirían, pero �itre .no podía I?er �itirse per­
presente la desgracia de vivir", reportaba el cónsul británico a der el apoyo de Irigoyen.'" No solo Ingoyen tema Importantes
Londres,97 mientras que desde Corrientes, Justino Solari le contactos en las provincias, sino que Mitre necesitaba maximi­
escribía con similar impaciencia a Roca: "Me gustaría que la zar la unidad de la Unión Cívica para conservar una posición
revolución estallara de una vez".'" El 14 de febrero hubo un Sólida en las negociaciones con Roca. 104 Mientras el acuerdo le
intento de asesinar a Roca en las calles de Buenos Aires. El garantizaba a Mitre la ca �didatura presidencial, éste estaba
incidente fue relacionado inicialmente con organizaciones dispuesto a ofrecerle a lngoyen la vicepresidenc_I a, aunque
anarquistas, aunque pronto se probó que había sido la iniciati­ temía que Roca exigiera el puesto para un mwmbro del
va aislada de un chico de catorce años. La tensión en el país . '"
era tal que el Presidente Pellegrini declaró el estado de sitio y En los primeros días de junio, una comisión de la Unión
; <;,v'"" formada por seis miembros, tres a favor y tres en con­
clausuró los periódicos más vociferantes de la Unión Cívica, .

El Argentino y La Defensa del Pueblo.


acuerdo resolvió que la decisión de aceptar un arreglo
Roca y sus seguidores no eran los únicos que encontra� , e:lectmcal con el PAN debía ser tratada en una Convención
ban difícil llegar a un acuerdo con la oposición. Dentro de la Nacional del partido la cual fue programada para el 29 de
Unión Cívica el acuerdo también encontraba respuestas con­ junio. Inicialmente los mitristas confiaban en que tendrían
tradictorias. Cuando los rumores sobre el acuerdo Mitre-Roca una mayoría favorable en la Convención y, de no ser así, esta­
llegaron al público en enero de 1891, Alem y su círculo inicia­ ban dispuestos a ignorar su resolución. 106 Sin embargo, la opo­
ron una campaña para boicotearlo, ignorando las objeciones sición al acuerdo crecía a medida que se acercaba la fecha de
de los mitristas. Para los alemnistas, Roca representaba todos la reunión. A mediados de mes Mitre perdió el apoyo de Irigo­
los males institucionales del país y un acuerdo entre él y su yen cuando se hizo evidente que no podía ofrecerle la vicepre­
partido era impensable. Después del arribo de Mitre, cuando sidencia en la fórmula del acuerdo, ya que ésta era reclamada
el acuerdo se confirmó públicamente, las relaciones entre Mi­ por el PAN.'" Finalmente, sabiendo que no ganarían la vota­
tre y Alem se deterioraron irreparablemente. El hecho de que ción los mitristas resolvieron escindirse del partido el 27 de
inmediatamente el general Campos, presidente de la Unión juni � de 1891, dos días antes de la Convención partidaria pre-

120 121
vista.ws La Unión Cívica quedó, en consecuencia, dividida en� roún contra el viejo enemigo. Sus miembros se negaron afir­
tre "acuerdistas" y aantiacuerdistas", que eventualmente die­ mando: ((permaneceremos firmes en nuestro programa sin
ron lugar respectivamente a la formación de la Unión Cívica aflojar nuestros vínculos en los supremos momentos de lu­
Nacional, que agrupaba a los mitristas, y la Unión Cívica cha" . 1 17
Radical, liderada por Alem e Irigoyen. El costo político del Sin embargo, ni Roca ni Mitre unidos contaban con la
acuerdo con Roca fue la fractura del partido. fue rza suficiente como para detener a los modernistas o con�
La Unión Cívica no era la única en experimentar una trarrestar su mayoría en el Colegio Electoral . Roca y Pellegri­
situación adversa. Pronto se hizo evidente que ((el zorro [Roca] ni jugaron una última y desesperada carta: a menos de dos
había contado sus gallinas antes de tenerlas encerradas".'o::� meses de las elecciones, le ofrecieron a Luis Sáenz Peña el
Inicialn1ente el acuerdo había sido recibido con entusiasmo en padre del candidato modernista, la candidatura presidencial.
varias provincias, particularmente en Salta, San Luis, Santia­ El padre aceptó y el hijo retiró su candidatura."" El desafío
go, Tucu1nán y San Juan_uo Sin embargo, en la mayoría no modernista había sido neutralizado; el respeto filial y la astu­
pudieron superarse las dificultades prácticas que supone com­ cia del '(zorro" le permitieron a Luis Sáenz Peña ser elegido
partir el poder con la oposición. Para junio, el acuerdo se presidente en abril de 1892.
había derrumbado en Tucumán, Santa Fe, Mendoza y Cata­ La Unión Cívica Radical, por lo tanto, emergió en 1891
marca.lll Las noticias sobre los fracasos llegaron en un mo­ luego de un complejo proceso de negociaciones entre todas las
mento en que Buenos Aires temblaba bajo el pánico financiero ·
facciones políticas en un escenario político fragmentado. Has­
y una corrida de bancos obligaba a algunas entidades a cerrar ta ahora los eventos que llevaron a su fundación habían sido
sus puertas al tiempo que se anunciaba la quiebra del Banco relatados de otra forma. El resultado de la revolución de julio
Hipotecario Nacional, y el gobierno era mantenido en constan­ había sido visto como la reinstalación instantánea de Roca en
te estado de alerta por los crecientes rumores de revolución. 1 l2 el poder, representada por su ocupación del Ministerio del
El acuerdo también había encontrado fuertes resistencias den­ Interior. Asumido el control sobre su partido se supuso que
tro del ejército. Después de todo, la revolución de julio había Roca ofreció el acuerdo a Mitre para debilitar a la Unión Cívi­
enfrentado a leales y rebeldes, y la reconciliación entre ambos ca y que cuando los radicales rechazaron el acuerdo' éstos
bandos que ahora se demandaba no resultaba fácil."' represen �aban la mayoría del partido. Sin embargo, las cir­
Finalmente, el 15 de octubre, frente a la creciente oposi­ cunstancias que rodearon la fundación de la UCR fueron algo
ción al acuerdo, Mitre retiró públicamente su candidatura, y distintas. Como hemos visto, los intentos de Roca por restau­
Roca lo siguió de inmediato, anunciando también su retiro de rar su dominio, tanto en el país como dentro de su partido,

la vida pública. 1 14 Pero dos meses después, Roca y Mitre se tuvieron un éxito limitado. Roca negoció el acuerdo con Mitre
veían obligados a dar marcha atrás. El 18 de diciembre, un desde una posición de debilidad, para contrarrestar el dominio
grupo de ex juaristas que se hacían llamar ((modernistas" lan­ de los juaristas y para evitar la competencia electoral en mo­
zó la fórmula Roque Sáenz Peña-Manuel Pizarra para la mentos de extrema crisis financiera.
próxima elección presidencial. 1 1 5 Entre los miembros activos Una serie de factores se combinaron para que la Unión
del grupo modernista se encontraban Paul Groussac, Roque Cívica no resistiera las negociaciones del acuerdo y colapsara.
Sáenz Peña, Miguel Cané y el ex mitrista Lucio V. López. Su misma existencia había sido poco prevista por sus dirigen­
Sigilosamente habían venido llevando a cabo negociaciones tes, quienes habían pensado que la coalición se disolvería lue­
desde comienzos de año y, para diciembre, contaban con el go de la revolución de julio y el eventual derrocamiento del
apoyo de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre presidente. La organización agrupaba a una serie de políticos
Ríos, Corrientes, Córdoba, Santiago del Estero, Catamarca, de trayectorias disímiles y que poco concordaron en sus lectu­
Jujuy y Salta, es decir, con mayoría suficiente en el Colegio ras sobre la situación pos-juarista y sobre los objetivos a se­
Electoral.m Mitre y Roca reaccionaron de inmediato restau­ guir. Apegado al estilo de las prácticas políticas de los años
rando su acuerdo original. La Unión Cívica antiacuerdista fue setenta, Mitre negoció el acuerdo con Roca y lo anunció públi­
invitada a reconsiderar su postura y unirse en un frente co- camente ignorando la nueva estructura partidaria adoptada

122 123
en su ausencia y sus requisitos sobre los procesos formales a hacerlo y la facción católica de Córdoba se alineó con los an­
seguir en la definición de estrategias partidarias. tiacu�rdistas . �2a El grueso �e 1� Unión Católica, sin embargo,
Luego de la ruptura, una convención de la Unión Cívica apoyo la candidatura de Lms Saenz Peña.
antiacuerdista, como se llamaban por entonces los futuros ra­ El proceso de negociaciones que tuvo lugar en el período
dicales, se reunió el 15 de agosto de 1891, rechazó formalmen­ pos-juarista dejó a los antiacuerdistas en una situación de
te el acuerdo y, presta a luchar en las próximas elecciones, aislamiento. El primer acuerdo entre Roca y Mitre los había
eligió a Bernardo de Irigoyen y Manuel Garra como candida­ dejado a la intemperie, mientras que la elección de Luis Sáenz
tos del partido. Cuando los antiacuerdistas empezaron a reu­ Peña como candidato presidencial después del segundo acuer­
nir sus fuerzas en agosto de 1891, la mayoría de los integran­ do entre Roca y Mitre, los privó del apoyo de la mayoría del
tes de la Unión Cívica original había quedado en el camino. grupo católico. Pero en su status minoritario, los antiacuerdis­
De los sesenta miembros del comité de la Unión Cívica de la tas contaban con un importante recurso político: la revolución.
Capital, sólo veinte se unieron a los antiacuerdistas y la mayo­ Como veremos en el capítulo siguiente, avanzaron una defen­
ría de los comités locales en la ciudad y provincia de Buenos sa ideológica del uso de la violencia que no fue sólo teórica
·
Aires se unieron a los mitristas.119 De los 111 miembros que por el contrario, la pondrían en práctica procediendo a organi�
habían asistido a la Convención Nacional en Rosario en enero zar una serie de levantamientos armados en todo el país.
de 1891, sólo 48 asistieron a la Convención antiacuerdista en
agosto de 1891.'" En el interior del país, los antiacuerdistas
tenían el apoyo de importantes facciones sólo en Mendoza,
Catamarca y Córdoba, y de grupos menores en Tucumán, San NOTAS
Luis y Santa Fe."'
Para el otoño de 1892, sin embargo, los antiacuerdistas
1 G. Del Mazo, El Radicalismo. Ensayo sobre s u historia y doc­
habían sufrido grandes pérdidas. Entre ellas se contaban im­
t�ina, vol. I, Buenos Ai�es, 1957, pág. 66; D. Rock, Politics in Argen­
portantes figuras de la política porteña como Aristóbulo del
tma 1890-1930. The Rlse and Fall of the Radicalism, Cambridge,
Valle y Lucio V. López. El primero, desilusionado con la divi­
1975, pág. 45; K. Remmer, Party Competition in Argentina and Chi­
sión del partido, renunció a su banca en el Senado y se retiró le. Political Recruitment and Public Policy, 1890-1930, Lincoln y
temporariamente de la vida pública;'" el segundo se unió a los Londres, 1984, pág. 33; J. A. Ramos, Re volución y contrarrevolución
juaristas.123 También perdieron el apoyo que alguna vez le ha­ en la Argentina -3ra. ed.-, vol. I, Buenos Aires, 1965, pág. 380; A.
bía prestado Racedo, gobernador de Entre Ríos, y una facción Díaz de" Malina, La oligarquía argentina. Su filiación y su régimen
de los cívicos de Córdoba se unió a Pizarra, el gobernador (1848-1898), Buenos Aires, 1972, págs. 606-607; Pelagio B. Luna
"El
modernista, luego de que éste los proveyó de puestos estraté­ Radicalismo en las provincias. Su influencia en la cultura y solidari�
gicos en el directorio del Banco Hipotecario de Córdoba.'" El dad nacional", Revista Argentina de Ciencias Políticas, vol. X, 1916,
gobernador de Mendoza -que también se había inclinado por :págs. 389�390 ; H. Clemente, El radicalismo. Trayectoria política
-2da. ed.-, Buenos Aires, 1983, pág. 11.
los antiacuerdistas- fue desplazado por una intervención fe­ 2 J. A García a B. Mitre, 11 de septiem
deral en enero de 1892.'" La Unión Católica, otrora muy entu­
bre de 1890 ' Archivo
Mitre, A8C23C59N14094.
siasta de l a fórmula Irigoyen-Garro, sufrió una importante 3 Algunos juaristas, como Víctor Molina, se
unieron individual­
escisión una vez lanzada la candidatura de Luis Sáenz Peña. mente a la Unión Cívica, mientras que algunos gobernadores juaris­
Estrada, presidente de la Unión Católica, pensó que "estable­ tas se volvieron hacia la Unión Cívica después de la renuncia
de
cido un gobierno como el de Luis Sáenz Peña el país puede y los
Juárez Celman. Sobre las negociaciones entre los juaristas
considerarse salvado"126 y ordenó a sus miembros apoyar su ClVtcos, véase Mansilla a J. A. Roca, 11 de agosto de 1890, Archivo
candidatura a pesar de que ésta había sido públicamente re­ Roca, leg. 59.
4 Véase J. M. Garro a J. M. Estrada
pudiada por los antiacuerdistas.'" Cuando Estrada le exigió a , 30 de diciembre de 1890,
Archivo Garra.
Garra, presidente de la Unión Cívica en Córdoba, que renun­
ciase a su candidatura a la vicepresidencia, Garra se negó a

124 125
s La Nación, 2 de septiembre de 1890. Véase también H. G. zo
Gálvez a J. A. Roca, 21 de agosto de 1890, Archivo Roca, leg.
Herz La Revolución del 90 Buenos Aires, 1991, págs. 256-257.
59. Sobre una interpretación diferente de estos hechos, véase Susa­
'G Belisario Roldán a 's. Mitre, 21 de septiembre de 1890, Ar­

chivo Mitre AEC73C5Nl5225, y sobre la opinión de Mitre acerca de na Ratto de Sambucetti, "El Ministro Roca y la política Cordobesa",
mimeo, 1989. R. A. Ferrero, "Origen y transformación del radicalis­
n' �
la situació pos-revolucionaria véase Mitre a oldán 13 de sep �iem­
bre de 1890, reproducida en J. A. Noble, Cwn anos _ , ' dos Vld s. mo en Córdoba", Todo es Historia, núm. 106, marzo, 1976, págs. 76-
Leandro Alem y Lisandro de la Torre, Buenos AIYes, sin fecha, pag.
. . � 92.
21 L. J. Quinteros a J. A. Roca, 20 de agosto de 1890,
Archivo
411.
Roca, leg. 59. Garzón había llegado a gobernador de Córdoba des­
7 J. Cabardillo a B. Mitre, 27 de octubre de 1890, Archiva
pués de la renuncia de Marcos J uárez el 19 de agosto de 1890.
22 J.
Mitre ' A8C21C56Nl3666. Juan Cabardillo reemplazó a J. M. Gutié­
M. Garra a C. Pellegrini, 4 de septiembre de 1890, Archivo
rrez en el Ministerio de Educación en octubre de 1890.
Garra. Díaz le informó a Roca sobre estas negociaciones en F. Díaz a
s A. del Valle a M. Cané, 20 de agosto de 1890, Archivo Cané,
J. A. Roca, 30 de septiembre de 1890, Archiva Roca, leg. 60.
leg. 3, núm. 2202. 23 Sobre
9 las negociaciones entre Alem y Pellegrini véase J. M.
V. F. López a L. Alem, 8 de septiembre de 1890, Archivo
Garro a J. M. Estrada, 18, 23 y 24 de octubre de 1890, Archivo
Vicente F. López, 21-2-16, doc. 4320.
. . Garra; B . Domínguez a J. A. Roca, 4 de octubre de 1890, Archivo
w "Carta abierta de Alem al Comite de la Umon C1v1ca de
. . • .

Roca, leg. 60.


24
Mendaz a", 12 de agosto de 1890, reproducida en MyD, vol. VII, pág.
B. Domínguez a J. A. Roca, 28 de agosto de 1890, Archivo
112.
Roca, leg. 59.
n "Discurso de Alem en el mitín de Rosario", reproducido en
2s
F. Díaz a J. A. Roca, 17 de septiembre de 1890, Archivo
MyD, vol. VII, pág. 114.
12
Roca, leg. 60.
26 B.
Véanse los discursos de F. Barroetaveña y J. Castellanos en
Domínguez a J. A. Roca, 7 de octubre de 1890, Archivo
la manifestación del 10 de agosto de 1890, reproducidos en J. Laden­
berger y F. M. Con te, Origen, organización y tendencias de la Unión
Roca, !eg. 60.
21
F. Díaz a J. A. Roca, 22 de octubre de 1890, Archivo Roca,
Cívica, Buenos Aires, 1890, págs. 311, 393.
leg. 60.
1J La Nación, 2 de septiembre de 1890. 211
J. M. Garro a C. Pellegrini, 4 de septiembre de 1890, Archivo
14 The Times, 1 de septiembre de 18�0.
1s
Garra ; B. Domínguez a J. A. Roca, 4 de octubre de 1890, Archivo
V. F. López a L. Alem, 8 de septiembre de 1890, Archiva V.
Roca, leg. 60.
29
F. López, !eg. 21-1-16, doc. 4320
1G
: J. M. Estrada a J. M. Garra, 18 de octubre de 1890, Archivo
Sud-América ' 25 de septiembre de 1890.
11 del Estero, véase Vieyra a J.
Garra .
Sobre la situ ación en Santiago
3o J. M. Estrada a J. M. Garra, 24 de octubre de 1890, Archivo
A. Roca, 12 de agosto de 1890, Archivo Roca, leg. 59; para Calamar­
GO..rro .
ca, M. Rodríguez a J. A. Roca, 28 de agosto de 1890, Archwo Roca,
31 Vieyra a J. A. Roca, 12 de agosto de 1890, Archivo Roca, leg.
leg. 59; en Tucumán, C. Terán a J. A. Roca, 25 de agosto de 1890,
59.
Archivo Roca, !eg. 59; en Jujuy, J. M. Prado a J. A. Roca, 31 de 32
A. Rojas a J. A. Roca, 25 de octubre de 1890, Archivo Roca,
agosto de 1890, Archivo Roca, leg. 59; en Santa Fe, Cafferata a J. A.
leg. 60.

Roca, 29 de agosto de 1890, Archivo Roca, leg. 9; en Mendoza, E.
33 A. Rojas a J. A. Roca, 25 de octubre de 1890, Archivo Roca,
Guiñazú a J. A. Roca, 19 de agosto de 1890, Archwo Roca, leg. 59 ; en
leg. 60.
Corrientes, B. Aguirre Silva a J. A. Roca, 3 de octubre de 1890,
34 Sud-América, 21 de noviembre de 1890.
Archivo Roca, leg. 60; en Córdoba, L. J. Quinteros a J. A. Roca, 20
35 Véase por ejemplo la reacción de Vicente F. López en V. F.
de agosto de 1890, Archivo Ro �a ' leg . 5 � .
1s
. . . . López a L. Alem, 8 de septiembre de 1890, Archiva V. F. López, leg.
Felipe Díaz era un VIeJO mitnsta con lazos fam1hares con
21-1-19,-doc. 4320.
Roca y Juárez Celman. Inicialmente había apoyado a Avellaneda en
3G B. de Irigoyen a R. Sáenz Peña, 10 de agosto de 1890, Archi-
1874, pero después había competido con Miguel Juárez C�lman por vo Roque Sáenz Pefia, leg. 22-2-14.
.
_ vuelto a los mltnstas
la gobernación de Córdoba. Ahora hab1a aun­
37 Sud-América, 22 de octubre de 1890.
que mantenía correspondencia con Roca.
38 Sud-América, 29 de octubre de 1890.
19 J. M. Estrada a J. M. Garra, 18 de octubre de 1890, Archivo
39
Borrador de una carta de J. M. Garra a J. M. Estrada, sin
Garra. fecha, Archivo Garra .

126
127
4o As í fue señalado por La Unión, 30 de marzo y 4 de abril de Corrientes sociales del catolicismo argentino, Buenos Aires, 1984,
1886. pág. 71.
41 Como fue señalado por J. M. Estrada en una carta a J. M, 5 5 Véase H. Sabato, La política en las calles. Entre el voto y la

Garro, 16 de septiembre de 1890, Archivo Carro. mo viliza ción, Buenos Aires, 1862-1880, Buenos Aires, 1998, págs.
42 Véase "Carta Orgánica de la Unión Cívica", en Ladenberger y 107 -1 38. Martínez, Alsina y Alem, págs. 24-38.
Cante, Origen, págs. 345-349. 56 L. V. López, La gran aldea, Buenos Aires, 1960, págs. 56-58.
'" !bid., pág. 351. 57 Sobre la naturaleza de las elecciones en las décadas de 1860

1 4 El Argentino, 24 de julio de 1895. Sobre la serie de principios y 1870, véase S abato, La política en las calles, págs. 77-138. Un aná­
que rodearon la adopción por parte de la Unión Cívica de una orga­ lisis detallado de las elecciones puede encontrarse a continuación en
nización formal, véase también Barroetaveña, ('Carta Orgánica" el Capítulo 5.
pág. 351, y "Convención nacional", págs. 355-359, ambos en Laden� 58 A. Carrasco, Lo que yo viví desde el 80 . Hombres y episodios

berger y Cante, Origen. de la transformación nacional, Buenos Aires, 1947, pág. 40.
45 Mela, Los partidos políticos argentinos, Córdoba, 1946, pág. 59 Sobre el carácter fraudulento de las elecciones en las décadas

29. de 1860 y 1870, véase Hilda Sabato, "Citizenshíp, Political participa­


40 Duncan, "Government by Audacity", pág. 359. tion and the Formation of the Public Sphere in Buenos Aires 1850-
47 Del Mazo, El Radicalismo, voL I, pág. 71; Etchepareborda 188 0", Past and Present, agosto de 1992, págs. 137-165.
60 Sobre la organización del PAN véase Sud-América, 15 de
'
Tres Revoluciones, pág. 110.
48 Otras obras sobre la estructura partidaria de los Estados julio; 25 de septiembre; 1 de octubre de 1889.
61
Unidos eran bien conocidas por entonces, particularmente la traduc­ La Tribuna Nacional, 2, 3 y 4 de abril de 1886.
62 La Prensa, 6 de junio y 12 de agosto de 1895.
ción de Nicolás Calvo de la obra de Story, Comentario sobre la Cons­
titución Americana, de la cual el gobierno de la Confederación había 63 Borrador de una carta de J. M. Garra a J. M. Estrada, sin
ordenado una cantidad de suscripciones en 1861. Véase R. Rivarola fecha, Archivo Garra . Torrent a Mitre, 5 de mayo de 1891, Archivo
Del régimen federativo al unitario, Buenos Aires, 1908, pág. 204. Ei Mitre, AEC77C20N15631.
64 B. Roldán a B. Mitre, 21 de octubre de 1890, Archivo Mitre ,
Partido Radical de Chile ya se había organizado en comités y con­
venciones en 1888. Véase Remmer, Party Competition, págs. 24-116. AEC73C5N15224.
49 El proyecto de la Unión Cívica fue anunciado en La Nación 05 B. Roldán a B. Mitre, 9 de diciembre de 1890, reproducida en
17 de julio de 1890. Tanto este proyecto como el de los juarista � Noble, Cien años, pág. 413.
66
contemplaban una convención para elegir presidente, compuesta por E. Garzón a J . A. Roca, Córdoba, 8 de enero de 1891, Archivo
políticos y figuras prominentes. Ninguna de las propuestas recibió Roca, Leg. 62.
G7 Borrador de una carta de J. M. Garra a J. M. Estrada, sin
mucha atención ya que la revolución de julio estalló a los pocos días.
50 El Nacional, 1 de febrero de 1878. fecha; y J. M. Garra a J. M. Estrada, 30 de diciembre de 1890,
51 Véase Tribuna, 4 de noviembre de 1895. ambas en Arc hivo Garro . Sobre el fracaso de Mitre en ampliar su
52 Vicente Gallo, "Partidos y Legisladores", Revista de Derecho, base porteña al resto del país, véase Tulio Halperín Donghi, ({Una
Historia y Letras, Año I, vol. III, Buenos Aires, 1899, págs. 415-431. nación para el desierto argentino", en Proyecto y Construcción de
5 3 Sobre la organización del PAN, véase Tribuna, 7 de junio de una Nación (Argentina 1846-1880), Caracas, 1990, págs. LIII-LX.
1891, 13 de agosto de 1891; 13 de enero de 1897. Sobre la organiza­ Véase también, Estrada a Garra, 23 de diciembre de 1890, Archivo
ción de la Unión Cívica, véase La Nación, 14 de enero de 1894. Garra.
Gs B. Roldán a B. Mitre, 21 de semptiembre de 1890, Archivo
54 Sobre la organización de los partidos políticos antes de 1890,

véase E. Barba, Los Autonomistas del 70. Auge y frustración de un Mitre, AEC73C5N15225; B. Roldán a B. Mitre, 9 de diciembre de
movimiento provinciano con vocación nacional, Buenos Aires, 1976; 1890, Archivo Mitre, AEC73C5N15224. Ambas cartas se encuentran
C. Martínez, Alsina y Alem. Porteñismo y milicias, Buenos Aires, reproducidas en Noble, Cien años, págs. 412-413.
69 La candidatura de Mitre fue lanzada en forma prematura en
1990, págs. 23-29, 79, 99; Félix Luna, "Los hábitos políticos después
de Caseros", Todo es Historia, año XVII, núm. 197, octubre, 1983, Salta, Tucumán y Santiago. El Diario, 12 de diciembre de 1890.
págs. 22-24; T. Chianelli, El gobierno del puerto, 1862"1968, Buenos 70 B. Roldán a B. Mitre, 21 de octubre de 1890, Archivo Mitre,

Aires, sin fecha, págs. 45-47; G. Masio y M. G. San Román, La AEC73C5N15224. Una candidatura potencial de Irigoyen recibió la
conquista del progreso 1874-1880, Buenos Aires, 1984, págs. 191- firme oposición de los católicos. Véase J . M. Estrada a J. M. Garra,
194. Sobre la organización de la Unión Católica véase N. T. Auza, 16 de diciembre de 1890, Archivo Garro . Irigoyen había recibido la

128 129
misma firme oposición de la Unión Católica en 1886. J. M. Estrada a
81 Samuel B . Hale a Londres, 20 de agosto de 1890, Baring
J. M. Garro, 20 de septiembre y 21 de octubre de 1885, Archivo
Garra. Brothers, H.C . 4.1. 99.
n B. Roldán a B. Mitre, 28 de octubre de 1890, Archivo Mitre 82 La información sobre la crisis ha sido tomada de Duncan
'
AEC73C5N15228; A. Obligado a B. Mitre, 31 de diciembre de 1890 : "Gov ernment by Audacity", págs. 348�349.
Archivo Mitre , AEC68C 19N14841; J. M. Garra a J. M. Estrada, 30 83 USA Monthly Consular Reports, enero-abril 1890, Washing­

de diciembre de 1890, Archivo Garra. ton, 1891, pág. 630.


84
72 B. Ro1dán a B. Mitre, 12 de enero de 1891, reproducido en Borrador, sin firma, 20 de noviembre de 1890, Baring Bro­
Noble, Cien wl.os, pág. 415. thers, H. C.4.1.99.
7 3 Sobre las opiniones de Irigoyen respecto de la situación polí­ 85 The Economist, 22 de noviembre de 1890.
86 Sobre las negociaciones del Comité
tica luego de la renuncia de Juárez Celman, véase "Carta política de Argentino, véase The Eco­
D. Bernardo de Irigoyen al Doctor Domingo Güemes, Presidente de nomist, 29 de noviembre de 1890, y 6, 13 y 20 de diciembre de 1890.
87 Entrevista a C . Pellegrini
la Unión Cívica de Salta", reproducida en Ladenberger y Cante, en La Nación, reproducida en USA
Origen, págs. 361-363. Monthly Consular Reports, enero-abril 1891, pág. 84.
88
74 Véanse los detalles de este acuerdo en Andrés Allende, ''Mi­ Véase el mensaje de Pellegrini al Congreso el 17 de diciem�
tre, Roca y la política del acuerdo", Boletín de la Academia Nacional bre de 1890, en C. Pellegrini, Obras, Buenos Aires, 1941, voL V,
de la Historia, año 36, núm. 30. Buenos Aires, 1959, pág. 220; Et­ págs. 135-137.
89
chepareborda, Tres Revoluciones, págs. 107-133; J. Bianco, La doc­ Entrevista a J . A. Roca en La Nación, 16 de septiembre de
trina radical, Buenos Aires, 1927, págs. 24-32; M. Bosch, Histo'ria 1890 , reproducida en Julio A. Roca, "Declaraciones Políticas", Revis­
del Partido Radical. La Unión Cívica 1891-1930, Buenos Aires, ta de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, 1902, año V, vol.
1931, págs. 17-22; L. Rebollo Paz, "Comentario y glosa de algunas XIV, págs. 174-175.
cartas relacionadas con la elección de Luis Sáenz Peña", Investiga­ 90 B . Mitre a B . Roldán, 13 de septiembre de 1890, reproducido

ciones y ensayos, 12 enero-junio, 1972, págs. 193-204. en Noble, Cien años, págs. 411-412.
75 B. Mitre a B. Irigoyen, 6 de junio de 1891, Archivo Mitre, 91 Sobre las negociaciones en Catamarca véase A. del Pino a J.

A8C11C35N12028, reproducido en La Biblioteca, Buenos Aires, año Roca, 1 1 de noviembre de 1890, Archivo Roca, leg. 60; en Corrien�
1, vol. II, 1896, pág. 615. Una justificación similar al cuerdo fue tes: J. Solari a J. A. Roca, 24 de octubre y 20 de noviembre de 1890,
publicada más tarde en Anuario de La Nación, Buenos Aires, 1891, , Archivo Roca, leg. 60; en Salta: M. Sánchez a J. A. Roca, 20 de
págs. 6-7. noviembre de 1890, Arch ivo Roca, leg. 61; en Santa Fe: N. Oroño a
76 Antonio Obligado a B. Mitre, 31 de diciembre de 1890, Archi� J. A. Roca, 2 2 de noviembre de 1890 y J . Gálvez a J . A. Roca, 5 de
va Mitre, AEC68C19N14841. diciembre de 1890, Archivo Roca, leg. 61.
" Duncan, "Government by Audacity", págs. 362-363. "' Absalón Rojas a J. A. Roca, 22 de octubre de 1890, Archivo
78 Sobre las instrucciones a Córdoba, véase L. J. Quinteros a J. Roca, leg. 60.
A. Roca, 20 de agosto de 1890, Archivo Roca, leg. 60; a Santiago: 93 I . Fotheringham a J. A. Roca, 21 de septiembre de 1890,

Absalón Rojas a J. A. Roca, 13, 22 y 25 de octubre de 1890, Archivo >}lrchit•o Roca, leg. 60; E. Garzón a J. A. Roca, 22 de septiembre de
Roca, leg. 60; a Corrientes: J. Solari a J. A. Roca, 24 de octubre y 20 Archivo Roca, leg. 60; Ruiz a J. A. Roca, 5 de diciembre de
de noviembre de 1890, Archivo Roca, leg. 60; a Santa Fe: N. Oroño a 1890, Archivo Roca, leg. 61; Santillán a J. A. Roca, 10 de diciembre
J. A. Roca, 22 de noviembre de 1890, Archivo Roca, leg. 61; a Mendo.. de 1890, Archivo Roca, leg. 61.
za: Guiü.azú a J. A. Roca, 19 de agosto de 1890, R. Ortega a J. A. 94 B. Domínguez a J . A. Roca, 27 de octubre
de 1890, Archivo
Roca, 30 de octubre de 1890, Archivo Roca, leg. 60; a Catamarca, Roca, leg. 60.
95
Arturo del Pino a J. A. Roca, 11 de noviembre de 1890, Archivo J. M. Cafferata a J. A. Roca, 28 de noviembre de 1890,
Roca, leg. 60; a La Rioja: F. J. Bustos a J. A. Roca, 13 de noviembre , Archivo Roca, leg. 6 1 . Tanto en Santa Fe como en Santiago los
de 1890, Archivo Roca, leg. 61; a Salta; Manuel Sánchez a J. A. acuerdos con la Unión Cívica se firmaron en diciembre; véase: J.
Roca, 29 de noviembre de 1890, Archivo Roca, leg. 6 1 . Gá�vez a J. A. Roca, 5 de diciembre de 1890, Archivo Roca, leg. 61;
79 Ángel Quiroz a J . A . Roca, 1 4 de octubre d e 1890, Archivo Ro)as a J. A. Roca, 2 1 de noviembre de 1890, Archivo Roca, leg. 61.
Roca, leg. 61, y J. Santillán a J. A. Roca, 10 de diciembre de 9 6 El Diario, 2 1 de enero de 1891.

Archivo Roca, leg. 61. " Pakenham a Salisbury, 17 de febrero de 1891, PRO, FO 118-
80 219.
The Economist, 12 de julio de 1890.

130
131
98 Justino Solari a J. A. Roca, 5 de enero de 1891, Archivo cuanto a los rumores, éstos provenían de Corrientes, Córdoba y Tu­
Roca, leg. 62. cumán; véase J. Solari a J. A. Roca, 23 de julio de 1891, Archivo
9ll El general Campos había sido electo en fe brero presidente Roca, leg. 64; E. Garzón a J. A. Roca, 23 de julio de 1891, Archivo
del partido en la provincia de Buenos Aires, tras la renuncia de Luis Roca, leg. 64.
Sáenz Peña en diciembre de 1890. Sobre el efecto desfavorable que JJ3 Sobre la insatisfacción del ejército con el acuerdo, véase J.

tuvo en las relaciones entre Mitre y Alem la coalición con el PAN en Ramón Vidal a Antonio Ruiz, 23 de marzo de 1891, Archivo Roca,
la provincia de Buenos Aires, véase L . Alem a B . Mitre, 7 de mayo leg. 63; South American Journal, 16 de mayo de 1891; The Times, 2 1
de 1891; B . Mitre a L. Alem, 7 de mayo de 1891, y L. Alem a B. de febrero de 1891; Weehly Herald, 28 d e febrero de 1891, reproduci­
Mitre, 2 0 de mayo de 1 8 9 1 , e n Archivo Mitre, A 5 C 2 5 C 1 0 8· do en PRO, FO 6/421; Military Manifesto, 27 de febrero de 1891,
A5C25Cl09 y A5C2 5C111 respectivamente, y reproducidas en B : reproducido en PRO, FO 6/42 1.
Mitre, Correspondencia literaria, histórica y política, Buenos Aires' 111 Véase la carta de renuncia de Mitre en El Argentino, 16 de

1972, págs. 127-267. octubre de 1891, y el manifiesto de retiro de Roca en el South Ameri�
100 L. Alem a B. Mitre, 17 de mayo de 1891, Archivo
Mitre' can Journal, 21 de noviembre de 1891.
A5C25Cl12, reproducida en Mitre, Correspondencia, pág. 263. 115 Manuel Pizarra era el gobernador de Córdoba en ese mo-
101 B. Mitre a L. Alem, 20 de mayo de 1891, Archivo
Mitre'
A5C25Cl13, reproducida en Mitre, Correspondencia, págs. 264-267. m Sobre las primeras negociaciones, véase El Diario, 21 de
102 B . Irigoyen a B. Mitre, 23 de marzo de 1891, Archivo
Mitre' enero de 1891; La Prensa, 1 de enero de 1892. Para una caracteriza­
A8C11C35N12015. ción de los modernistas véase Etchepareborda, Tres revoluciones,
103 Sobre la resistencia prevista al acuerdo véase B. Roldán págs. 140-144; Duncan, "Government by Audacity", págs. 382-397;
a B.
Mitre, 2 de febrero de 1891, Archivo Mitre, AEC73C5N15232. Ezequiel Gallo, "Un quinquenio difícil: Las presidencias de Luis
104 Carta confidencial de B. Mitre a Próspero García, 14 Sáenz Peña y Carlos Pellegrini", en G. Ferrari y E. Gallo, La Argen­
de
mayo de 1891, Archivo Mitre, A8C6C18N1 1400. tina del ochenta al Centenario, Buenos Aires, 1980, págs. 222-225.
105 111 L. Alem a J. M. Garra, 9 de diciembre de 1891, Archivo
!bid.
toG B. Mitre a P. García, 22 de junio de 1891, Archivo Mitre, Garra.
118 Luis y Roque Sáenz Peña habían manifestado diferentes
A8C6C18N11403.
107 Roca demandó la vicepresidencia para José Evaristo preferencias políticas desde la década de 1880. Mientras que Roque
Uri­
buru. Sobre las negociaciones entre Irigoyen y Mitre véase, M. Go­ se había inclinado por Juárez Celman, Luis había sido miembro de
rostiaga a P . García, 13 de junio de 1891, Archivo Próspero García, la Unión Cívica, presidente de la Unión Cívica de la provincia de
20-3-12. Buenos Aires (noviembre-diciembre de 1890) y potencial candidato
1 0 8 Sobre estos hechos, véase Mitre a J. M.
Gorostiaga, 7 de .•••......Pn'"1uencw1 de los antiacuerdistas en 1891. Sobre la aceptación de
junio de 1891, Archivo Biblioteca Nacional, leg. 706, núm. 13908. Sáenz Peña a la candidatura presidencial, véase Luis Sáenz
109
South American Journal, 20 de junio de 1891. Peña a J. A. Roca, 24 de febrero de 1892, Archivo Roca, leg. 66.
110 Para Salta véase: D . Leguizamón a J. A. Roca, 22 de abril de 119 El Diario, 28 y 29 de junio de 1891; N. Botana, El
orden
1891, Archivo Roca, leg. 63; para San Luis: M. Avellaneda a J. A. conservador, Buenos Aires, 1977, págs. 167 y 168.
120
Roca, 15 de abril de 1891, Archivo Roca, leg. 63; para Santiago: M. El Diario, 15 de agosto de 1891. Los cálculos de La Nación
Ruiz a J. A. Roca, 15 de abril de 1891, Archivo Roca, leg. 63; para eran ligeramente diferentes, pero con las mismas implicaciones so­
Tucumán: E . Paz a J . A. Roca, 18 de abril de 1891, Archivo Roca, bre las pérdidas para los antiacuerdistas. La Nación afirmaba que
leg. 63; para San Juan: C. Doncel a B. Mitre, 20 de abril de 1891, de los 115 miembros de la Convención de Rosario, 60 eran mitristas,
Archivo Mitre, ASC23C59N14105. 37 radicales y 18 se abstenían de unirse a alguna de las dos faccio­
111 P. García a B . Mitre, 17 de junio de 1891, Archivo Mitre, nes. Véase Noble, Cien años, pág. 423.
121
A8C23C59N14 105A; González a J. A. Roca, 5 de junio de 1891, Ar· La Prensa, "Retrospectiva de 1891", 1 de enero de 1892.
chivo Roca, leg. 64; Pedro Funes a J. A. Roca, 27 de mayo de 1891, 122
Del Valle renunció al Senado el 27 de junio de 189 l.
Archivo Roca, leg. 64; Guiñazú a J. A. Roca, 18 de mayo de 1891, 123 Lucio V. López a Roque Sáenz Peña, 9 de febrero de 1892,
Archivo Roca, leg. 64. Archivo Lucio V. López, 21-2-7, núm. 5538.
112 124 José Pitt a J. A. Roca, 24 de mayo de 1892, Archivo Roca,
The Times, 4 de junio de 1891. Sobre el anuncio del Banco
Hipotecario Nacional, véase "Confessions of Governor Costa", en leg. 64; Olmos a J. A. Roca, 22 de septiembre de 1892, Archivo Roca,
"Buenos Ayres Standard", 5 de mayo de 1891, CFB, 969882/62. En leg. 65.

132 133
12 5 Sobre los acontecimientos de Mendoza véase Pablo A.
te, "Mendoza y la revolución del 90", en Todo es Historia , núm.
año XXIV, julio, 1990, págs. 22-45.
126 J. M. Estrada a J. M. Garra, 21 de febrero de 1892, Archivo
Garra.
127 Sobre las instrucciones de Alem a las provincias de resistir Capítulo 4
la candidatura de Luis Sáenz Peña, véase San Román a J. A. nuc�. · .·.·

25 de febrero de 1892, Archivo Roca, leg. 66.


128 J. M. Estrada a J. M. Garra, 21 de febrero de 1892, Archivo Los radicales en acción: Primera parte
Garra; y J. M. Garra a J. M. Estrada, 3 de marzo de 1892, Archivo
Garra.

La Unión Cívica Radical (UCR) nació en julio de 1891,


despu és de un intenso año de negociaciones que comenzaron
con la salida de Juárez Celman de la presidencia en agosto de
1890. El nombre del partido les fue brindado por sus adversa­
rios, quienes los acusaban de extremistas e intransigentes.
Recogiendo el guante, los radicales respondieron a dichas acu­
saciones de la siguiente forma:

Hoy han cambiado los tiempos y con los tiempos el valor de las
palabras, a tal punto que pedir ahora lo elemental en materia de
libertad y garantías electorales es una intransigencia tan grande, y
una temeridad tan impertinente, que ya no puede hacerse con la
sencillez de los viejos tiempos. Para tan poca cosa es necesario lla­
marse radicales.1

Este capítulo analiza quiénes fueron los radicales, qué se


propusieron, y por qué. La primera sección describe las carac­
terísticas de los dirigentes de la UCR. Concentrándose en los
dos presidentes del partido durante su etapa fundacional:
Leandro Alem y Bernardo de Irigoyen, esta sección también
analiza ciertas generalidades de la plana mayor de la organi­
zación. El capítulo continúa con un análisis del discurso radi­
cal, rescatado principalmente de las páginas de El Argentino,
el vocero oficial del partido. Como veremos, los radicales lan­
zaron una campaña pública para legitimar el uso de la violen­
cia que desencadenó un intenso debate entre gobierno y oposi­
ción. Dicho debate constituye una rica fuente para analizar
las ideologías rivales de la UCR y del PAN, entendiéndose por
ideología el conjunto de ideas destinadas a generar apoyo, a
promover entendimiento, o a inspirar acción. Más que cons­
trucciones intelectuales, a veces con escaso contacto con la

135
134

También podría gustarte