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4- “La cuestión obrera en última instancia, condicionará la dirección general de los acontecimientos.
Por eso, el movimiento de liberación nacional en su etapa inicial, acompañará en un haz defensivo
espontáneo, a todas las tendencias nacionales como paso previo de la victoria del país sobre sus
opresores internacionales (...) El frente de resistencia no implica conciliación de clases -una utopía
reaccionaria- sino unidad patriótica de clases contra la clase dominante vendida al extranjero. En
este período de transición crecerá un movimiento nacional alrededor del peronismo, que con todas
sus contradicciones internas y lastres del pasado, significará un salto fundamental hacia la liberación
histórica. La caída de Perón, al afectar a las diversas clases, ha creado una situación revolucionaria
dentro de determinadas condiciones imperantes en el orden mundial (...) En un país dependiente
como la Argentina actual, donde la lucha por la liberación apaga durante un período la lucha de
clases, una situación revolucionaria general no implica necesariamente la revolución proletaria
particular, sino el nexo revolucionario progresivo entre la Argentina, Iberoamérica y los demás países
coloniales de la tierra que enfrentan al imperialismo... El dilema es de hierro... O nación o factoría.
Ese encuentro del pueblo y del Ejército advendrá (...). Los hispanoamericanos no hablaremos inglés."
Hernández Arregui, Juan José, La formación de la conciencia nacional (1930-1960), 2a ed.
ampliada, Buenos Aires, Ediciones Hachea, 1970, pp. 489-490.
2- Que significa "Y le duele que el niño, vaya sano a la escuela, porque de esa madera, de
justicia y cariño, no se afila su espuela..."
3- Teniendo en cuenta el capítulo sobre las intervenciones de los EEUU en América latina,
en especial, en Guatemala y Nicaragua, investiga:
A- ¿Cuál es o cuales son los motivos por la cual EE UU decide intervenir los países
latinoamericanos con dictaduras?
B- teniendo en cuenta el mapa de las intervenciones elige un país e investiga cual fue la
causa y cuales las consecuencias de dicha intervención.
C- ¿por qué se crea las Escuelas de Las Américas en Panamá, cuál es su función y objetivo?
D- Para finalizar, realice un análisis sobre la letra del tema musical de Silvio Rodríguez
“Canción urgente para Nicaragua”
Tenga en cuenta la Revolución Cubana, Las intervenciones de EE UU en los países de
América Latina, la Guerra Fría y los intereses de la oligarquía local de cada uno de los países
intervenidos
Se llama dictadura o régimen autoritario a una forma de organización política según la cual
el poder está encarnado en una persona o en un pequeño número de personas, que lo
ejercen de forma absoluta. Por lo general un régimen dictatorial suele ser el resultado de un
proceso de profunda convulsión social, provocada por una situación revolucionaria o por una
guerra, y se produce normalmente por medio de un movimiento militar contra las
estructuras del poder anteriormente establecido, movimiento que adopta la forma de golpe
de estado.
Los estados dictatoriales han buscado su legitimación en teorías como la del "caudillaje",
según la cual en determinadas épocas históricas surgen en algunas comunidades personas
dotadas de un especial carisma y destinadas a conducir a la nación En otros casos, estos
regímenes se han dotado de formas democráticas que aceptan, incluso, la existencia de
partidos políticos afines, así como la celebración periódica de elecciones, ganadas
invariablemente por aquellos mismos que las convocan. Las dictaduras suelen recurrir
también, de manera sistemática, a la propaganda política y al culto de la personalidad del
máximo dirigente como medio eficaz de asegurarse el apoyo activo de la población.
Dictaduras en el siglo XX
A lo largo de todo el siglo XX, con el objetivo de conservar los aspectos centrales de un orden
social que garantizaba, reproducía y ampliaba sus beneficios económicos, las clases
dominantes de los países de América Latina impulsaron golpes de Estado, llevados a cabo
por las Fuerzas Armadas de sus respectivos países, y el establecimiento de diferentes tipos
de dictaduras.
En algunos casos, Nicaragua, México y Paraguay las dictaduras significaron la continuidad sin
variantes de las formas oligárquicas de ejercicio del poder, construidas durante el siglo XIX, y
la negación de la mayoría de los derechos civiles, políticos y sociales. Estas dictaduras fueron
ejercidas por un miembro de los grupos de mayor poder económico o por un militar que los
representaba, rodeado siempre de numerosos familiares y amigos.
En otros casos, las dictaduras fueron impuestas por algunos sectores de las clases
dominantes que intentaban recuperar el control absoluto de las decisiones económicas, ante
la amenaza que, para sus privilegios materiales, representaban los cambios impulsados por
los movimientos sociales que habían llegado al gobierno mediante el voto de la mayoría de
la población.
Un caso particular de estas últimas dictaduras, lo representan las que se establecieron a
partir de la década de 1960. Mediante diversos golpes de Estado fueron desplazadas las
autoridades electas en la mayoría de los países de América Latina, y se instalaron dictaduras
que produjeron profundas transformaciones en el orden social.
A diferencia de las anteriores, éstas fueron ejercidas por las Fuerzas Armadas como
institución aun cuando, en varios casos, hayan recibido el apoyo de importantes sectores de
la población y contado con la participación de numerosos civiles en el gobierno.
Las principales características comunes que encuentran los investigadores, al estudiar estas
dictaduras, son:
• Su conformación en países con cierto nivel de industrialización (Argentina, Brasil), o países
en los que existía cierta estabilidad histórica de las formas democráticas (Uruguay, Chile).
• El haber sucedido a un período de una amplia o intensa movilización de los trabajadores y
de los sectores subalternos en general.
• El rol central desempeñado por las Fuerzas Armadas como institución, tanto en los golpes
de Estado que instalaron las dictaduras, como en el ejercicio del gobierno.
• La articulación, en torno de los gobiernos dictatoriales, de una coalición que expresó los
intereses de las clases económicamente dominantes.
• El ejercicio del gobierno mediante equipos técnicos especializados en diferentes
cuestiones, generalmente sin participación previa en partidos políticos
. • La concepción de un proyecto de reestructuración de la sociedad, sobre nuevas bases
económicas y políticas, a través de las cuales buscaron mantener los niveles de beneficio
obtenidos por las principales empresas y revertir los avances que se habían hecho en
materia de participación en la toma de decisiones de la mayoría de la población.
• La imposición del reordenamiento de la sociedad, en forma autoritaria, lo que exigió el uso
permanente de la fuerza.
Las dictaduras militares constituidas en la década del 70, en América Latina, justificaron las
acciones represivas que llevaron a cabo, mediante la denominada Doctrina de la Seguridad
Nacional. Esta doctrina se inscribió en el contexto del conflicto que enfrentaba a los países
centrales del sistema capitalista, liderados por los Estados Unidos, con los países ligados a la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (U.R.S.S.).
Este enfrentamiento conocido como “Guerra Fría”, debido a que nunca tuvo una declaración
de guerra formal ni se tradujo en el enfrentamiento militar directo, llevó a que, a partir de la
década de 1960, el gobierno de los Estados Unidos se considerase con derecho a continuar
interviniendo, tal cual lo venía haciendo desde principios de siglo en Centroamérica y el
Caribe, en los asuntos internos de los países latinoamericanos, instalando o sosteniendo
dictaduras militares.
De acuerdo con lo establecido por la Doctrina de la Seguridad Nacional, los numerosos
conflictos sociales y la acción de los movimientos guerrilleros en los países latinoamericanos,
y en el resto del mundo capitalista subdesarrollado, no se debía a las desigualdades
económicas y sociales que colocaban a la mayoría de la población en la miseria y la injusticia,
sino a la acción de comunistas al servicio de la U.R.S.S. De este modo, la citada Doctrina
sostenía que quienes se oponían o enfrentaban las desigualdades sociales o las injusticias del
orden social capitalista (sindicalistas, periodistas, estudiantes, profesores, religiosos, etc.) no
eran más que “agentes’ de los comunistas, que buscaban destruir el capitalismo atacando.
Influenciadas por las ideas nacionalistas las Fuerzas Armadas comenzaron a participar
activamente en la política de los países latinoamericanos. A diferencia de las dictaduras de
los caudillos militares del siglo XIX, que gobernaban a título personal, era la institución toda
la que, luego de un golpe de Estado, se hacía cargo del gobierno, en la mayoría de los países
del continente.
La Desaparición de Personas
Los desaparecidos constituyen una de las más pesadas herencias dejadas por la dictadura
militar, tanto en Argentina como en otros países de América Latina. A diferencia de lo
ocurrido con los detenidos y encarcelados, la mayoría de los secuestrados eran encerrados
en centros clandestinos de detención, de los cuales se los trasladaba para ser asesinados. A
partir de su secuestro, los familiares que comenzaban a solicitar informes a las autoridades,
creyéndolos prisioneros en alguna cárcel del país, encontraban que los miembros de las
Fuerzas Armadas siempre negaban tener conocimiento de estas personas y de lo que les
había ocurrido.
El drama de los desaparecidos es aún hoy una herida abierta en las sociedades que lo
padecieron y que sólo puede cerrarla la justicia.
Terrorismo estatal. Se denomina de este modo a las acciones represivas llevadas a cabo por
grupos de militares y civiles que conformaban las dictaduras militares de América latina,
consistentes en el secuestro, la desaparición, la tortura y el asesinato de hombres, mujeres y
niños, con el propósito de atemorizar y evitar cualquier tipo de disconformidad o
descontento frente a las políticas económicas llevadas adelante desde el gobierno.
Intervención de los Estados Unidos a Nicaragua
Todo lo que nosotros sabemos y dejamos de saber sobre los últimos cien años de política
argentina está mediado. Lo aprendimos en los textos escolares, lo escuchamos en la mesa
familiar, lo leímos en los libros de historia, lo discutimos con compañeros de la facultad, lo
vibramos con la literatura. Aún lo que vivimos en carne propia está mediado por nuestra
memoria... De todas las mediaciones, hay una que es inexorable: la que realizan los medios
de comunicación.
Nuestro imaginario está atravesado por ese gran espejo de la política argentina que son los
medios. Pero, claro está, así como los mapas no reproducen de manera perfecta al territorio
al que representan, los medios son también espejos particulares: a veces cóncavos, otras
convexos, empañados, de colores, de aumento, de bolsillo. Y a veces, se rompen y traen
siete años de mala suerte.
Los medios de comunicación en la Argentina han sido actores políticos determinantes que al
mismo tiempo fueron funcionales, respondieron y propiciaron cada etapa política. La
principal característica ha sido la no institucionalización de reglas claras en el vínculo entre el
sistema de medios y el poder político. El comienzo de los primeros ensayos democráticos
hace cien años se corresponde con el nacimiento del periodismo industrial desde las
redacciones de los numerosos diarios que acompañaron ese tiempo histórico.
Durante el siglo XX, surgieron la radio y la televisión que se sumaron a las lógicas poco
transparentes de relación con el poder político. Cien años después, asistimos a la muerte del
periodismo industrial por la propagación de los medios digitales. Si no hubo
institucionalización hasta ahora, es poco probable que pueda surgir en este nuevo tiempo de
medios omnipresentes e inasibles donde impera la "posverdad".
La prensa cumplió el rol, durante todo el siglo XIX, de portavoz de las distintas facciones en
conflicto. Se trataba de diarios que estaban dirigidos a grupos muy reducidos de lectores en
una sociedad mayormente analfabeta. A fines del siglo XIX y junto con la expansión de la
educación y la llegada de oleadas de inmigrantes, comenzó a extenderse una prensa cada
vez más masiva: era el tiempo del desarrollo del periodismo industrial.
Para 1916, se había consolidado una prensa ejercida por asalariados de clase media que
poblaban las redacciones de los diarios con prácticas profesionales que seguían un ritual que
incluía el de la objetividad periodística. Esta tendencia no implicó, sin embargo, la ausencia
de compromisos políticos y económicos a favor o en contra de los gobiernos de la época,
una característica que signaría a la prensa argentina en particular y a la latinoamericana en
general, en contraposición al modelo de prensa independiente del poder político propio de
los países anglosajones.
Esta herencia de periodismo partidario quedaría impregnada en la relación entre el poder
político y el poder mediático hasta nuestros días. Ya entrado el siglo XX, las dificultades para
consolidar un régimen democrático en el país condicionó el desarrollo del sistema de
medios, que ya por esos años incluía a la radio y al cine. Los medios derivaron a una lógica
del mercado con principios comerciales como los ejes estructurantes de todo el sistema y
con vínculos más o menos oscuros con el poder político de turno. La característica central
del sistema de medios en Argentina, en oposición a otras regiones del mundo, fue la
carencia de regulaciones y de normas claras en la relación entre el poder político y los
medios, con un predominio de políticas de comunicación definidas a través de acuerdos por
lo general no explícitos entre los gobiernos y los medios de comunicación.
Además, los medios públicos se caracterizaron por ser dependientes de los gobiernos, en
lugar de ser medios del Estado con vocación por el interés público. Los tiempos de
autoritarismo fueron, sin lugar a dudas, los más condicionantes para el sistema de medios,
que se desplegaron tanto como instigadores de los golpes de estado y difusores de la
propaganda del poder político de turno hasta como víctimas de la censura, del asesinato de
periodistas y de la clausura de medios.
Sin embargo, los periodos democráticos tampoco implicaron aguas tranquilas. Tal vez uno de
los periodos más emblemáticos en la relación entre los medios y el poder político haya sido
durante las dos primeras presidencias de Juan Domingo Perón, quien comprendió el lugar
privilegiado de los medios en la construcción de imaginarios colectivos favorables a su
proyecto político: utilizó a la radio y al cine como sus grandes aliados y le dio impulso al
nacimiento de la televisión, el medio estrella que signaría el curso de la historia. La
información estuvo fuertemente controlada y centralizada, existía un plan de propaganda y
un andamiaje de medios propios o cooptados que servían de sustento mediático al gobierno,
además de la aplicación de la censura y las expropiaciones a los medios enemigos.
Ya en el último periodo de consolidación democrática posterior a la dictadura militar, la
relación entre los gobiernos y los medios también estuvo plagada de tensiones. A partir de
1983, las prácticas del gobierno de Raúl Alfonsín con respecto a los medios eran en general
democratizadoras y en favor del pluralismo, aunque el gobierno no logró llevar adelante el
proyecto de ley de radiodifusión que se discutió por esos años. Si bien se institucionalizaron
ciertas prácticas de vínculo entre los medios y el gobierno (como que el presidente concedía
entrevistas a periodistas en general, ofrecía algunas conferencias de prensa, el vocero de la
presidencia tenía un contacto habitual con los periodistas y los funcionarios del gobierno se
comunicaban con los medios, sin que existiera una fuerte centralización de la información),
lo cierto es que el sistema de medios heredado no se modificó para adaptarse a la era
democrática.
Los actos públicos con una intensa participación popular se mantuvieron durante todo el
gobierno de Alfonsín, pero la televisión comenzó a tener cada vez más peso relativo en la
vida política. Hacia el final de su gobierno, al disminuir la participación, los medios, y sobre
todo la televisión, dejaron de ser meros intermediarios para convertirse en verdaderos
actores políticos con peso propio. Con la pretensión de convertirse en un eslabón
imprescindible dentro del sistema republicano, los medios ya no sólo serán necesarios para
los políticos durante las campañas electorales, sino que se convertirán en el escenario
privilegiado y en verdaderos protagonistas del acontecer político.
El gobierno de Carlos Menem durante la década del ’90 significó que los medios de
comunicación, sobre todo la televisión, adquirieran un protagonismo central en la vida
política argentina, con un presidente que se adaptó a la lógica audiovisual y que utilizó a los
medios como su forma privilegiada de contacto con la ciudadanía. Este gobierno se
caracterizó por políticas de radiodifusión que tendieron a la privatización de medios y la
consolidación de un sistema de medios concentrado e hipercomercial. Sin embargo, las
políticas de radiodifusión fuertemente privatistas no le aseguraron al gobierno de Menem
aliados mediáticos durante todo el periodo, sino que agigantaron el poder de esos medios
concentrados.
Durante los años del menemismo, los medios ventilaron numerosos escándalos de
corrupción, que monopolizaron las publicaciones de los diarios y los programas de televisión.
Por primera vez, se desplegaba cierto periodismo de investigación, que nunca terminó de
afianzarse. Al finalizar el gobierno, la televisión acentuaba el desprestigio de Menem al igual
que el de las instituciones políticas en general, mientras que los medios acumulaban cada
vez más poder y prestigio entre la opinión pública.
Su sucesor, Fernando De la Rúa, fue un presidente que buscó adaptarse a las lógicas
impuestas por los medios, pero a quien las estrategias del marketing no le alcanzaron para
suplir las limitaciones de su liderazgo y de su gobierno. Tuvo la intención inicial de modificar
la ley de radiodifusión que seguía vigente desde la dictadura, además de darles más peso a
los medios públicos para que pudieran competir en mejores condiciones con los nuevos
multimedios que habían surgido durante el menemismo. Sin embargo, este proyecto nunca
llegó a concretarse. La caída del gobierno de la Alianza fue, de alguna manera, potenciada
por los medios, que se convirtieron en el lugar privilegiado para la crítica y la denuncia de las
fallas del gobierno. De la Rúa terminó huyendo en helicóptero frente a las cámaras de
televisión, en medio de una profunda crisis de representación que afectó a todas las
instituciones políticas, incluidos los propios medios. El gobierno posterior a esta crisis, el de
Eduardo Duhalde, implicó la mayor alianza entre el poder político y el poder mediático, con
medidas por parte del gobierno que beneficiaron a los medios endeudados, que por su parte
se contuvieron en sus noticias para no perjudicar al presidente.
El periodo de Néstor y Cristina Kirchner se caracterizó, entre otros elementos, por generar el
mayor conflicto entre un gobierno y los medios desde el retorno de la democracia. La
política de Kirchner en relación con los medios a partir de 2003 se basó en un discurso de
confrontación y de denuncia sobre su rol dentro de la sociedad. Con reminiscencias del
primer peronismo, el presidente pretendió quitarle a los medios el lugar simbólico de
mediadores privilegiados entre el poder político y la opinión pública, buscó deslegitimarlos
en su papel republicano de “cuarto poder” encargado de fiscalizar las acciones del gobierno
y desacreditó a aquellos medios o periodistas que se autodefinían como prensa
independiente, para devolverles el lugar histórico reservado a la prensa partidaria.
Kirchner atacó a los medios que consideró opositores de manera explícita y pretendió contar
con la iniciativa a la hora de fijar la agenda de temas de interés público, controlando la
información que brindaba el gobierno y los tiempos de difusión. Sin embargo, en lo que
refiere a políticas de comunicación que implicaran un cambio en comparación con lo
heredado de las administraciones anteriores, el gobierno de Kirchner mantuvo la
discrecionalidad en el manejo de la radiodifusión y benefició con sus medidas a los grandes
medios.
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner heredó de su antecesor una situación
conflictiva entre el gobierno y los medios de comunicación que, lejos de apaciguarse, se vio
profundizada durante su mandato. La disputa por la mediación entre el gobierno y los
medios opositores se convirtió en el epicentro de toda la política argentina con la
aprobación, en 2009, de la nueva ley de servicios audiovisuales, que lejos estuvo de calmar
las aguas.
Mauricio Macri llegó a la presidencia el 10 de diciembre de 2015 con la promesa de un
"cambio" con respecto al periodo anterior. Tanto la campaña electoral como los primeros
tiempos del nuevo gobierno pretendieron una "vuelta a la normalidad" luego de los niveles
de confrontación durante el kirchnerismo. Con relación a los medios de comunicación, esta
recomposición del vínculo entre los medios y el poder político se da en un nuevo contexto
de fuerte expansión de los medios digitales y su impacto en las formas de hacer periodismo.
El nuevo reinado de los medios digitales generó una serie de consecuencias en el mundo de
la comunicación masiva, que aún se encuentra en pleno proceso de transformación. Los
medios de comunicación se basaron históricamente en el flujo unidireccional de la
información, sin embargo, con la irrupción de los medios digitales, los medios tradicionales
comenzaron a perder el monopolio en la intermediación masiva: se pierde la asimetría entre
productores y consumidores de la información y, potencialmente, cualquiera con acceso a
Internet es capaz de generar contenidos e impactar en la opinión pública.
La imagen de la tradicional redacción de un diario donde se conglomeraban quienes ejercían
el oficio del periodismo se ve desdibujada junto con los principios que regían esas prácticas.
Surgen nuevos conceptos, como el de la "posverdad", que aluden a que todo vale en la
política de estos tiempos, incluso la lejanía con la realidad. Mientras tanto, el nuevo
gobierno hace alarde de conocer y utilizar en su favor estas nuevas dinámicas, con un equipo
de comunicación más especializado en el uso de Facebook que en establecer dinámicas
tradicionales de vínculo con los medios tradicionales.
A cien años de los primeros intentos democráticos en Argentina, el espejo siempre
distorsionado que son los medios de comunicación devuelven una imagen de fuerte
expansión de los nuevos medios digitales, sin que el periodo anterior haya implicado una
consolidación del juego entre el poder mediático y el poder político con reglas claras y
transparentes. Fueron entonces cien años que vieron el nacimiento y la muerte del
periodismo industrial, mientras que la etapa que se abre deja más preguntas que respuestas
sobre el rol inasible de medios omnipresentes y con parámetros novedosos y desafiantes.
Actividad:
a) Organicen en una línea de tiempo sobre la evolución de la relación entre política y
medios de comunicación de acuerdo a lo propuesto por la autora.
b) Seleccionen un período e investiguen cuales eran los medios de comunicación más
importantes del período.
c) Seleccionen una tapa de diario correspondiente al período elegido y analicen su
contenido. Pueden encontrar algunas tapas en el siguiente enlace:
http://diarioshistoricos.blogspot.com.ar/
d) investigar cual es el significado del concepto postverdad y relacionarlo con el periodo
elegido.
e) ¿Cómo fue evolucionando los medios de comunicación durante el siglo XX, que
influencia tiene con la política y los gobiernos de turno?
e) Elaboren una conclusión a partir de lo trabajado en el texto vinculándolo con la
información de la portada del diario.