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# Guión teatral de El Principito

# Personajes

- El Principito: Un niño que vive en un pequeño planeta llamado el asteroide B-612.

- Bebedor: Un hombre que bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber.

- Geógrafo: Un sabio que registra los planetas, pero nunca los explora.

- Farolero: Un hombre que enciende y apaga un farol en un planeta donde el día dura un minuto.

- Contador: Un hombre que cuenta las estrellas y las llama suyas.

- Zorro: Un animal que se hace amigo del principito y le enseña el secreto de lo esencial.

- Rosa: Una flor orgullosa y vanidosa que vive en el planeta del principito.

- Piloto: Un hombre que se estrella en el desierto del Sahara y conoce al principito.

- Narrador: Una voz que relata la historia.

# Escena 1

- El escenario es el desierto del Sahara. Hay un avión averiado y un piloto que intenta repararlo.

Narrador: Hace seis años, tuve una avería en el desierto del Sahara. Algo se había roto en el motor.
Como no tenía ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era,
para mí, una cuestión de vida o muerte. Apenas tenía agua para beber ocho días. La primera noche
dormí sobre la arena, a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago
sobre una balsa en medio del océano. Imaginen, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me
despertó una extraña vocecita que decía…

Principito: Por favor… dibújame un cordero…

Piloto: (Se levanta y se frota los ojos) ¿Qué?

Principito: Dibújame un cordero.

Piloto: (Mira alrededor y ve al principito, un niño rubio con una bufanda y un abrigo) ¿Quién eres
tú? ¿Cómo has llegado hasta aquí?

Principito: Eso no tiene importancia. Lo que importa es que tú me dibujes un cordero.


Piloto: (Busca un papel y un lápiz en su bolsillo) No sé dibujar.

Principito: No importa. Dibújame un cordero.

Piloto: (Dibuja una caja con tres agujeros) Este es el cordero que quieres.

Principito: No, no. Quiero un cordero que viva. Dibújame otro.

Piloto: (Dibuja un cordero) ¿Así está bien?

Principito: (Mira el dibujo y sonríe) Sí, está muy bien. ¿Ves? No es un cordero, es un carnero. Tiene
cuernos…

Piloto: (Se sorprende) ¿De dónde vienes, pequeño?

Principito: (Se sienta en la arena y mira al cielo) De mi planeta. Es muy pequeño. Apenas cabe mi
casa y una rosa.

Piloto: ¿Una rosa?

Principito: Sí, una rosa que yo regaba todos los días. Pero un día me fui a explorar otros mundos y
la dejé sola. Ahora estoy buscando amigos. ¿Qué haces tú aquí?

Piloto: Yo soy un piloto. Me he estrellado con mi avión y estoy tratando de arreglarlo.

Principito: ¿Qué es un avión?

Piloto: Es una máquina que vuela por el aire. Con ella se puede viajar muy lejos.
Principito: ¿Cómo se llama tu planeta?

Piloto: La Tierra.

Principito: ¿Es grande?

Piloto: Es enorme. Tiene millones de habitantes, miles de idiomas, cientos de países, muchos
mares, montañas, ríos, bosques, desiertos…

Principito: ¿Y tiene corderos?

Piloto: Sí, tiene muchos corderos.

Principito: ¿Y rosas?

Piloto: Sí, también tiene rosas.

Principito: ¿Y amigos?

Piloto: Bueno, eso depende. Hay gente que tiene muchos amigos y gente que no tiene ninguno.

Principito: ¿Y tú? ¿Tienes amigos?

Piloto: No muchos. La verdad es que no tengo tiempo para hacer amigos. Estoy siempre ocupado
con mi trabajo.

Principito: ¿Qué es tu trabajo?

Piloto: Volar de un lugar a otro, llevar pasajeros, cartas, paquetes…


Principito: ¿Y te gusta tu trabajo?

Piloto: Sí, me gusta. Me permite conocer lugares nuevos y ver el mundo desde arriba.

Principito: ¿Y qué ves desde arriba?

Piloto: Veo las nubes, el sol, las estrellas, las ciudades, los campos, los ríos…

Principito: ¿Y qué sientes?

Piloto: Siento… siento… no sé. A veces siento alegría, a veces siento tristeza, a veces siento
soledad.

Principito: ¿Soledad?

Piloto: Sí, soledad. Es cuando no tienes a nadie con quien hablar, con quien reír, con quien
compartir.

Principito: Yo tampoco tengo a nadie. Solo tengo mi rosa, pero la dejé en mi planeta.

Piloto: ¿Por qué la dejaste?

Principito: Porque me aburrí de ella. Era muy exigente, muy caprichosa, muy orgullosa. Siempre
quería que la admirara, que la elogiara, que la protegiera. Y yo lo hacía, pero no era suficiente. Ella
siempre quería más.

Piloto: ¿Y no la querías?

Principito: Sí, la quería. Pero no lo sabía. Ahora lo sé, pero es demasiado tarde.
Piloto: ¿Por qué es demasiado tarde?

Principito: Porque estoy muy lejos de ella. Y no sé si volveré a verla.

Piloto: Tal vez puedas volver a tu planeta.

Principito: No sé cómo. No tengo un avión como tú.

Piloto: Tal vez pueda ayudarte. Si logro reparar mi avión, podré llevarte.

Principito: ¿De verdad?

Piloto: Claro. Será un placer.

Principito: ¡Gracias! Eres muy amable. Creo que eres mi amigo.

Piloto: (Sonríe) Y yo creo que tú eres el mío.

Narrador: Así fue como empezó la amistad entre el piloto y el principito. Durante los días
siguientes, el piloto trabajó en su avión y el principito le contó sus aventuras por los otros planetas
que había visitado. Cada uno de ellos le había enseñado algo, pero también le había decepcionado.
Veamos lo que le ocurrió en algunos de ellos.

#Escena 2
- El escenario cambia a un planeta muy pequeño, donde solo hay un bebedor sentado en una mesa
con una botella y un vaso.

- El principito aparece y se acerca al bebedor.

Principito: Buenos días.


Bebedor: (Sin mirar al principito) Buenos días.

Principito: ¿Qué haces?

Bebedor: Bebo.

Principito: ¿Por qué bebes?

Bebedor: Para olvidar.

Principito: ¿Para olvidar qué?

Bebedor: Para olvidar que tengo vergüenza.

Principito: ¿Vergüenza de qué?

Bebedor: Vergüenza de beber.

Principito: (Se queda pensativo) Eso es muy extraño.

Bebedor: Déjame en paz. No me molestes.

Principito: Lo siento. No quería molestarte. Adiós.

Bebedor: Adiós.

Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el bebedor era un hombre muy triste y
muy solo. No entendía por qué se hacía daño a sí mismo y por qué no buscaba una solución a su
problema. Siguió su camino y llegó a otro planeta.
# Escena 3

- El escenario cambia a otro planeta muy pequeño, donde solo hay un geógrafo sentado en un
escritorio con un libro y un lápiz.

- El principito aparece y se acerca al geógrafo.

Principito: Buenos días.

Geógrafo: Buenos días.

Principito: ¿Qué haces?

Geógrafo: Soy geógrafo.

Geógrafo: Este es el planeta 326.

Principito: ¿Y qué hay en este planeta?

Geógrafo: No lo sé. Nunca lo he explorado.

Principito: ¿Cómo? ¿Eres geógrafo y no has explorado tu propio planeta?

Geógrafo: No es mi trabajo. Yo solo escribo lo que me dicen los exploradores.

Principito: ¿Y hay exploradores en este planeta?

Geógrafo: No. No hay nadie más que yo.

Principito: Entonces, ¿cómo sabes lo que hay en los otros planetas?


Geógrafo: Porque me lo cuentan los exploradores que vienen de otros planetas.

Principito: ¿Y te fías de ellos?

Geógrafo: Claro. Son personas serias y veraces. No admito en mi libro ningún dato dudoso.

Principito: ¿Y qué datos tienes en tu libro?

Geógrafo: Tengo muchos datos. Tengo el número de planetas, el tamaño de los continentes, la
altura de las montañas, la longitud de los ríos, la población de las ciudades…

Principito: ¿Y eso te sirve de algo?

Geógrafo: Claro que me sirve. Es muy importante. Es la ciencia.

Principito: ¿Y qué haces con la ciencia?

Geógrafo: La guardo en mi libro.

Principito: ¿Y qué haces con tu libro?

Geógrafo: Lo guardo en mi escritorio.

Principito: ¿Y qué haces con tu escritorio?

Geógrafo: Nada. Lo dejo ahí.

Principito: (Se queda pensativo) Eso es muy extraño.


Geógrafo: ¿Por qué?

Principito: Porque no usas lo que sabes. No disfrutas de lo que conoces. No vives lo que escribes.

Geógrafo: No entiendo lo que dices. ¿Qué quieres decir?

Principito: Quiero decir que deberías salir de tu escritorio y explorar tu planeta. Ver con tus propios
ojos lo que hay en él. Sentir con tu propio corazón lo que te hace feliz. Compartir con otros lo que
has aprendido.

Geógrafo: Eso no es mi trabajo. Yo solo soy geógrafo.

Principito: Lo siento. No quería ofenderte. Adiós.

Geógrafo: Adiós.

Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el geógrafo era un hombre muy
aburrido y muy solo. No entendía por qué se conformaba con saber sin hacer, con tener sin ser,
con escribir sin vivir. Siguió su camino y llegó a otro planeta.

## Escena 4

- El escenario cambia a otro planeta muy pequeño, donde solo hay un farolero que enciende y
apaga un farol cada minuto.

- El principito aparece y se acerca al farolero.

Principito: Buenos días.

Farolero: Buenos días.

Principito: ¿Qué haces?


Farolero: Enciendo y apago el farol.

Principito: ¿Por qué lo haces?

Farolero: Porque es la orden.

Principito: ¿Qué orden?

Farolero: La orden que me dio el rey.

Principito: ¿Qué rey?

Farolero: El rey de este planeta.

Principito: ¿Y dónde está el rey?

Farolero: No lo sé. Nunca lo he visto.

Principito: ¿Y cómo sabes que te dio la orden?

Farolero: Porque me lo dijo el mensajero.

Principito: ¿Y quién es el mensajero?

Farolero: No lo sé. Nunca lo he visto.

Principito: ¿Y cómo sabes que te dijo la verdad?

Farolero: Porque me lo juró.


Principito: ¿Y cómo sabes que no mintió?

Farolero: Porque me lo repitió.

Principito: (Se queda pensativo) Eso es muy extraño.

Farolero: ¿Por qué?

Principito: Porque obedeces una orden sin saber quién te la dio, ni por qué, ni para qué.

Farolero: Es que soy un farolero. Mi deber es encender y apagar el farol.

Principito: ¿Y te gusta tu deber?

Farolero: No, no me gusta. Me cansa mucho. No tengo tiempo para descansar, ni para comer, ni
para dormir, ni para pensar.

Principito: ¿Y por qué no dejas de hacerlo?

Farolero: Porque no puedo. Soy un farolero fiel. No puedo desobedecer la orden.

Principito: ¿Y qué pasaría si la desobedecieras?

Farolero: No lo sé. Tal vez nada. Tal vez algo terrible.

Principito: ¿No tienes curiosidad por averiguarlo?

Farolero: No, no tengo curiosidad. Tengo miedo.


Principito: Lo siento. No quería asustarte. Adiós.

Farolero: Adiós.

Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el farolero era un hombre muy
cansado y muy solo. No entendía por qué se sometía a una orden sin sentido y sin razón. Siguió su
camino y llegó a otro planeta.

## Escena 5

- El escenario cambia a otro planeta muy pequeño, donde solo hay un contador que usa un ábaco
para contar las estrellas.

- El principito aparece y se acerca al contador.

Principito: Buenos días.

Contador: Buenos días.

Principito: ¿Qué haces?

Contador: Cuento las estrellas.

Principito: ¿Por qué las cuentas?

Contador: Porque son mías.

Principito: ¿Cómo que son tuyas?

Contador: Porque las he comprado.


Principito: ¿Cómo las has comprado?

Contador: Con dinero.

Principito: ¿Y de dónde sacaste el dinero?

Contador: Lo gané.

Principito: ¿Y cómo lo ganaste?

Contador: Trabajando.

Principito: ¿Y en qué trabajas?

Contador: En contar las estrellas.

Principito: (Se queda pensativo) Eso es muy extraño.

Contador: ¿Por qué?

Principito: Porque las estrellas no se pueden comprar, ni vender, ni poseer. Las estrellas son libres,
como el aire, como el agua, como el fuego.

Contador: No, no son libres. Son mías. Yo las he comprado. Yo las he contado. Yo las he nombrado.

Principito: ¿Y cómo las has nombrado?

Contador: Con números. Esta es la estrella 1, esta es la estrella 2, esta es la estrella 3…


Principito: ¿Y eso te hace feliz?

Contador: Sí, me hace feliz. Soy el dueño de las estrellas. Soy el hombre más rico del universo.

Principito: ¿Y qué haces con tu riqueza?

Contador: La guardo.

Principito: ¿Y qué haces con lo que guardas?

Contador: Nada. Lo dejo ahí.

Principito: Eso es muy extraño.

Contador: ¿Por qué?

Principito: Porque no disfrutas de lo que tienes. No compartes lo que posees. No amas lo que
nombras.

Contador: No entiendo lo que dices. ¿Qué quieres decir?

Principito: Quiero decir que deberías dejar de contar las estrellas y empezar a mirarlas. Ver con tus
propios ojos lo que brillan, lo que cambian, lo que sueñan. Sentir con tu propio corazón lo que te
inspiran, lo que te emocionan, lo que te enseñan. Compartir con otros lo que has visto, lo que has
sentido, lo que has aprendido.

Contador: Eso no es mi trabajo. Yo solo soy contador.

Principito: Lo siento. No quería ofenderte. Adiós.


Contador: Adiós.

Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el contador era un hombre muy pobre
y muy solo. No entendía por qué se creía dueño de lo que no podía poseer, ni por qué se perdía lo
que no podía contar, ni por qué se olvidaba de lo que no podía nombrar. Siguió su camino y llegó a
otro planeta.

## Escena 6

- El escenario cambia a un planeta muy pequeño, donde solo hay un zorro que duerme bajo un
árbol.

- El principito aparece y se acerca al zorro.

Principito: Buenos días.

Zorro: (Abre los ojos).

Zorro: Buenos días.

Principito: ¿Tienes amigos?

Zorro: No, no tengo amigos.

Principito: ¿Y no quieres tenerlos?

Zorro: No sé. ¿Qué es un amigo?

Principito: Un amigo es alguien que te quiere, que te comprende, que te acompaña, que te
divierte, que te ayuda.

Zorro: ¿Y tú tienes amigos?


Principito: Sí, tengo uno. Es un piloto que vive en la Tierra. Él me va a llevar a mi planeta, donde
tengo una rosa.

Zorro: ¿Una rosa?

Principito: Sí, una rosa que yo regaba todos los días. Pero la dejé sola y ahora me arrepiento.

Zorro: ¿Por qué te arrepientes?

Principito: Porque la quiero. Pero no lo sabía. Ahora lo sé, pero es demasiado tarde.

Zorro: Tal vez no sea demasiado tarde. Tal vez puedas volver a verla.

Principito: Ojalá. Pero no sé cómo.

Zorro: Tal vez yo pueda ayudarte.

Principito: ¿De verdad?

Zorro: Claro. Pero antes tienes que hacerme un favor.

Principito: ¿Qué favor?

Zorro: Quiero que me domestiques.

Principito: ¿Qué significa domesticar?

Zorro: Significa crear lazos. Tú no eres para mí todavía más que un muchacho igual a cien mil
muchachos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro entre
otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro.
Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.

Principito: Me parece muy bonito. Pero ¿cómo se hace?

Zorro: Hay que ser muy paciente. Al principio, te sentarás un poco lejos de mí, así, en el suelo. Yo te
miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos.
Pero, cada día, te sentarás un poco más cerca…

Principito: ¿Y después?

Zorro: Después, me acostumbraré a tu presencia, a tu voz, a tu olor. Y tú te acostumbrarás a los


míos. Y empezaremos a conocernos, a comprendernos, a querernos.

Principito: ¿Y entonces?

Zorro: Entonces, seremos amigos. Y yo te revelaré el secreto de lo esencial.

Principito: ¿Qué secreto?

Zorro: El secreto que solo los que han sido domesticados pueden saber. El secreto que hace que las
rosas sean únicas, que los corderos sean especiales, que los amigos sean insustituibles.

Principito: ¿Me lo dirás?

Zorro: Sí, te lo diré. Pero solo si me domesticas.

Principito: Está bien. Te domesticaré. ¿Por dónde empezamos?

Zorro: Por sentarte un poco lejos de mí, así, en el suelo. Y no me hables. Solo mírame con el rabillo
del ojo.
Principito: (Se sienta en el suelo y mira al zorro con el rabillo del ojo) Así?

Zorro: Así.

Narrador: Y así fue como empezó el proceso de domesticación entre el zorro y el principito.
Durante los días siguientes, el principito se fue acercando al zorro, poco a poco, hasta que un día
pudo tocarlo, acariciarlo y abrazarlo. Y el zorro le contó el secreto de lo esencial.

Zorro: Ya estás domesticado, principito. Y yo también. Ahora somos amigos. Y te voy a decir el
secreto. Es muy simple: solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

Principito: Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. Gracias, zorro. Eso es
muy hermoso.

Zorro: No me des las gracias. Es la verdad. Y ahora debes irte. Tu piloto te espera. Y tu rosa
también.

Principito: ¿Cómo sabes que tengo una rosa?

Zorro: Porque la llevas en tu mirada, en tu voz, en tu corazón. Y porque yo también la he visto.

Principito: ¿Dónde la has visto?

Zorro: En la Tierra. Es una rosa muy bonita, pero muy orgullosa. Creo que la quieres mucho.

Principito: Sí, la quiero mucho. Pero la dejé sola y ahora me arrepiento.

Zorro: No te arrepientas. Vuelve a verla. Dile que la quieres. Y no la dejes nunca más.

Principito: ¿Y tú? ¿Qué harás?


Zorro: Yo me quedaré aquí, bajo este árbol. Y te recordaré siempre.

Principito: ¿No vendrás conmigo?

Zorro: No puedo. Soy un zorro salvaje. No puedo vivir en tu planeta.

Principito: Entonces, adiós, zorro.

Zorro: Adiós, principito. Y no me olvides.

Principito: No te olvidaré. Eres mi amigo. Y te quiero.

Zorro: Y yo a ti. Y ahora vete. Y no mires atrás.

Principito: (Se levanta y se aleja del zorro) Adiós, zorro.

Zorro: (Se queda bajo el árbol y mira al principito con el rabillo del ojo) Adiós, principito.

Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el zorro era un amigo muy sabio y muy
fiel. Aprendió el secreto de lo esencial y se lo llevó en su corazón. Volvió con el piloto, que había
reparado su avión, y le pidió que lo llevara a su planeta, donde estaba su rosa. El piloto accedió y
juntos emprendieron el viaje. Al llegar, el principito se reencontró con su rosa y le dijo que la
quería. Y la rosa se alegró y le pidió perdón por haber sido tan orgullosa. Y el principito la perdonó
y la abrazó. Y el piloto los miró con una sonrisa y pensó que el principito era el niño más feliz del
mundo. Y así termina esta historia. Una historia de amor, de amistad, de aventura, de magia. Una
historia que nos enseña que solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. Fin.

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