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# Personajes
- Bebedor: Un hombre que bebe para olvidar que tiene vergüenza de beber.
- Geógrafo: Un sabio que registra los planetas, pero nunca los explora.
- Farolero: Un hombre que enciende y apaga un farol en un planeta donde el día dura un minuto.
- Zorro: Un animal que se hace amigo del principito y le enseña el secreto de lo esencial.
- Rosa: Una flor orgullosa y vanidosa que vive en el planeta del principito.
# Escena 1
- El escenario es el desierto del Sahara. Hay un avión averiado y un piloto que intenta repararlo.
Narrador: Hace seis años, tuve una avería en el desierto del Sahara. Algo se había roto en el motor.
Como no tenía ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difícil. Era,
para mí, una cuestión de vida o muerte. Apenas tenía agua para beber ocho días. La primera noche
dormí sobre la arena, a mil millas de toda tierra habitada. Estaba más aislado que un náufrago
sobre una balsa en medio del océano. Imaginen, pues, mi sorpresa cuando, al romper el día, me
despertó una extraña vocecita que decía…
Piloto: (Mira alrededor y ve al principito, un niño rubio con una bufanda y un abrigo) ¿Quién eres
tú? ¿Cómo has llegado hasta aquí?
Piloto: (Dibuja una caja con tres agujeros) Este es el cordero que quieres.
Principito: (Mira el dibujo y sonríe) Sí, está muy bien. ¿Ves? No es un cordero, es un carnero. Tiene
cuernos…
Principito: (Se sienta en la arena y mira al cielo) De mi planeta. Es muy pequeño. Apenas cabe mi
casa y una rosa.
Principito: Sí, una rosa que yo regaba todos los días. Pero un día me fui a explorar otros mundos y
la dejé sola. Ahora estoy buscando amigos. ¿Qué haces tú aquí?
Piloto: Es una máquina que vuela por el aire. Con ella se puede viajar muy lejos.
Principito: ¿Cómo se llama tu planeta?
Piloto: La Tierra.
Piloto: Es enorme. Tiene millones de habitantes, miles de idiomas, cientos de países, muchos
mares, montañas, ríos, bosques, desiertos…
Principito: ¿Y rosas?
Principito: ¿Y amigos?
Piloto: Bueno, eso depende. Hay gente que tiene muchos amigos y gente que no tiene ninguno.
Piloto: No muchos. La verdad es que no tengo tiempo para hacer amigos. Estoy siempre ocupado
con mi trabajo.
Piloto: Sí, me gusta. Me permite conocer lugares nuevos y ver el mundo desde arriba.
Piloto: Veo las nubes, el sol, las estrellas, las ciudades, los campos, los ríos…
Piloto: Siento… siento… no sé. A veces siento alegría, a veces siento tristeza, a veces siento
soledad.
Principito: ¿Soledad?
Piloto: Sí, soledad. Es cuando no tienes a nadie con quien hablar, con quien reír, con quien
compartir.
Principito: Yo tampoco tengo a nadie. Solo tengo mi rosa, pero la dejé en mi planeta.
Principito: Porque me aburrí de ella. Era muy exigente, muy caprichosa, muy orgullosa. Siempre
quería que la admirara, que la elogiara, que la protegiera. Y yo lo hacía, pero no era suficiente. Ella
siempre quería más.
Piloto: ¿Y no la querías?
Principito: Sí, la quería. Pero no lo sabía. Ahora lo sé, pero es demasiado tarde.
Piloto: ¿Por qué es demasiado tarde?
Piloto: Tal vez pueda ayudarte. Si logro reparar mi avión, podré llevarte.
Narrador: Así fue como empezó la amistad entre el piloto y el principito. Durante los días
siguientes, el piloto trabajó en su avión y el principito le contó sus aventuras por los otros planetas
que había visitado. Cada uno de ellos le había enseñado algo, pero también le había decepcionado.
Veamos lo que le ocurrió en algunos de ellos.
#Escena 2
- El escenario cambia a un planeta muy pequeño, donde solo hay un bebedor sentado en una mesa
con una botella y un vaso.
Bebedor: Bebo.
Bebedor: Adiós.
Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el bebedor era un hombre muy triste y
muy solo. No entendía por qué se hacía daño a sí mismo y por qué no buscaba una solución a su
problema. Siguió su camino y llegó a otro planeta.
# Escena 3
- El escenario cambia a otro planeta muy pequeño, donde solo hay un geógrafo sentado en un
escritorio con un libro y un lápiz.
Geógrafo: Claro. Son personas serias y veraces. No admito en mi libro ningún dato dudoso.
Geógrafo: Tengo muchos datos. Tengo el número de planetas, el tamaño de los continentes, la
altura de las montañas, la longitud de los ríos, la población de las ciudades…
Principito: Porque no usas lo que sabes. No disfrutas de lo que conoces. No vives lo que escribes.
Principito: Quiero decir que deberías salir de tu escritorio y explorar tu planeta. Ver con tus propios
ojos lo que hay en él. Sentir con tu propio corazón lo que te hace feliz. Compartir con otros lo que
has aprendido.
Geógrafo: Adiós.
Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el geógrafo era un hombre muy
aburrido y muy solo. No entendía por qué se conformaba con saber sin hacer, con tener sin ser,
con escribir sin vivir. Siguió su camino y llegó a otro planeta.
## Escena 4
- El escenario cambia a otro planeta muy pequeño, donde solo hay un farolero que enciende y
apaga un farol cada minuto.
Principito: Porque obedeces una orden sin saber quién te la dio, ni por qué, ni para qué.
Farolero: No, no me gusta. Me cansa mucho. No tengo tiempo para descansar, ni para comer, ni
para dormir, ni para pensar.
Farolero: Adiós.
Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el farolero era un hombre muy
cansado y muy solo. No entendía por qué se sometía a una orden sin sentido y sin razón. Siguió su
camino y llegó a otro planeta.
## Escena 5
- El escenario cambia a otro planeta muy pequeño, donde solo hay un contador que usa un ábaco
para contar las estrellas.
Contador: Lo gané.
Contador: Trabajando.
Principito: Porque las estrellas no se pueden comprar, ni vender, ni poseer. Las estrellas son libres,
como el aire, como el agua, como el fuego.
Contador: No, no son libres. Son mías. Yo las he comprado. Yo las he contado. Yo las he nombrado.
Contador: Sí, me hace feliz. Soy el dueño de las estrellas. Soy el hombre más rico del universo.
Contador: La guardo.
Principito: Porque no disfrutas de lo que tienes. No compartes lo que posees. No amas lo que
nombras.
Principito: Quiero decir que deberías dejar de contar las estrellas y empezar a mirarlas. Ver con tus
propios ojos lo que brillan, lo que cambian, lo que sueñan. Sentir con tu propio corazón lo que te
inspiran, lo que te emocionan, lo que te enseñan. Compartir con otros lo que has visto, lo que has
sentido, lo que has aprendido.
Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el contador era un hombre muy pobre
y muy solo. No entendía por qué se creía dueño de lo que no podía poseer, ni por qué se perdía lo
que no podía contar, ni por qué se olvidaba de lo que no podía nombrar. Siguió su camino y llegó a
otro planeta.
## Escena 6
- El escenario cambia a un planeta muy pequeño, donde solo hay un zorro que duerme bajo un
árbol.
Principito: Un amigo es alguien que te quiere, que te comprende, que te acompaña, que te
divierte, que te ayuda.
Principito: Sí, una rosa que yo regaba todos los días. Pero la dejé sola y ahora me arrepiento.
Principito: Porque la quiero. Pero no lo sabía. Ahora lo sé, pero es demasiado tarde.
Zorro: Tal vez no sea demasiado tarde. Tal vez puedas volver a verla.
Zorro: Significa crear lazos. Tú no eres para mí todavía más que un muchacho igual a cien mil
muchachos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro entre
otros cien mil zorros semejantes. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro.
Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo.
Zorro: Hay que ser muy paciente. Al principio, te sentarás un poco lejos de mí, así, en el suelo. Yo te
miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de malos entendidos.
Pero, cada día, te sentarás un poco más cerca…
Principito: ¿Y después?
Principito: ¿Y entonces?
Zorro: El secreto que solo los que han sido domesticados pueden saber. El secreto que hace que las
rosas sean únicas, que los corderos sean especiales, que los amigos sean insustituibles.
Zorro: Por sentarte un poco lejos de mí, así, en el suelo. Y no me hables. Solo mírame con el rabillo
del ojo.
Principito: (Se sienta en el suelo y mira al zorro con el rabillo del ojo) Así?
Zorro: Así.
Narrador: Y así fue como empezó el proceso de domesticación entre el zorro y el principito.
Durante los días siguientes, el principito se fue acercando al zorro, poco a poco, hasta que un día
pudo tocarlo, acariciarlo y abrazarlo. Y el zorro le contó el secreto de lo esencial.
Zorro: Ya estás domesticado, principito. Y yo también. Ahora somos amigos. Y te voy a decir el
secreto. Es muy simple: solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
Principito: Solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. Gracias, zorro. Eso es
muy hermoso.
Zorro: No me des las gracias. Es la verdad. Y ahora debes irte. Tu piloto te espera. Y tu rosa
también.
Zorro: En la Tierra. Es una rosa muy bonita, pero muy orgullosa. Creo que la quieres mucho.
Zorro: No te arrepientas. Vuelve a verla. Dile que la quieres. Y no la dejes nunca más.
Zorro: (Se queda bajo el árbol y mira al principito con el rabillo del ojo) Adiós, principito.
Narrador: El principito se fue de ese planeta, pensando que el zorro era un amigo muy sabio y muy
fiel. Aprendió el secreto de lo esencial y se lo llevó en su corazón. Volvió con el piloto, que había
reparado su avión, y le pidió que lo llevara a su planeta, donde estaba su rosa. El piloto accedió y
juntos emprendieron el viaje. Al llegar, el principito se reencontró con su rosa y le dijo que la
quería. Y la rosa se alegró y le pidió perdón por haber sido tan orgullosa. Y el principito la perdonó
y la abrazó. Y el piloto los miró con una sonrisa y pensó que el principito era el niño más feliz del
mundo. Y así termina esta historia. Una historia de amor, de amistad, de aventura, de magia. Una
historia que nos enseña que solo se ve bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. Fin.