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ESCENAS AUDICIÓN EL PRINCIPITO

PRINCIPITO: ¡Por favor... dibújame un cordero!


PILOTO: ¿Qué?
PRINCIPITO: ¡Dibújame un cordero! (Piloto se levanta de un salto, se frota los ojos. Mira
alrededor. El muchachito no parece perdido, ni cansando, no tiene miedo.)
PILOTO: Pero… ¿qué haces tú por aquí?
PRINCIPITO: ¡Por favor... dibújame un cordero!
PILOTO: No se dibujar.
PRINCIPITO: ¡No importa, dibújame un cordero! (Pausa, dibuja) ¡No, no! Yo no quiero un
elefante dentro de una serpiente. La serpiente es muy peligrosa y el elefante ocupa mucho sitio.
En mi planeta todo es muy pequeño. Necesito un cordero. Dibújame un cordero. (Pausa, dibuja)
¡No! Este está ya muy enfermo. Haz otro. (Pausa, con una sonrisa) Esto no es un cordero, es
un carnero. Tiene Cuernos… (Pausa, dibuja) Este es demasiado viejo. Quiero un cordero que
viva mucho tiempo. (Pausa, desesperado dibuja)
PILOTO: Esta es la caja. El cordero que quieres está adentro.
PRINCIPITO: ¡Así es como yo lo quería! ¿Crees que sea necesario mucha hierba para este
cordero?
PILOTO: ¿Por qué?
PRINCIPITO: Porque en mi tierra es todo muy pequeño… ¡Ah, está dormido! ¿Qué es esa
cosa?
PILOTO: Eso no es una cosa. Es un avión, mi avión.
PRINCIPITO: ¿Has caído del cielo?
PILOTO: Sí.
PRINCIPITO: ¡Ah! ¡Qué curioso! ¡Ja! Entonces, ¿tú también vienes del cielo? ¿De qué planeta
vienes?
PILOTO: ¿Tu vienes de otro planeta? (No responde; mirando detenidamente el avión.)
PRINCIPITO: Encima de eso, no puedes venir de muy lejos…
PILOTO: ¿De dónde vienes? ¿Dónde está "tu casa"?
PRINCIPITO: Lo bueno de la caja que me has dado, es que por la noche le servirá de casa.
PILOTO: Y si eres bueno te daré también una cuerda y una estaca para atarlo durante el día.
PRINCIPITO: ¿Atarlo? ¡Qué idea más rara!
PILOTO: Si no lo atas, se irá y se perderá…
PRINCIPITO: ¿Y dónde quieres que vaya?
PILOTO: No sé, a cualquier parte. Derecho, siempre adelante…
PRINCIPITO: ¡No importa, mi planeta es muy pequeño… No se puede ir muy lejos. (Se queda
dormido)

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VI

PRINCIPITO: Me gustan mucho las puestas de sol; vamos a ver una puesta de sol…
PILOTO: Tendremos que esperar…
PRINCIPITO: ¿Esperar qué?
PILOTO: Que el sol se ponga.
PRINCIPITO: Siempre creo que estoy en mi planeta. ¡Un día vi ponerse el sol cuarenta y tres
veces! Cuando uno está triste, le gusta ver las puestas de sol.
PILOTO: El día que la viste cuarenta y tres veces estabas muy triste ¿verdad?
PRINCIPITO: Si un cordero se come los arbustos, se comerá también las flores ¿no?
PILOTO: Un cordero se come todo lo que encuentra.
PRINCIPITO: ¿Y también las flores que tienen espinas?
PILOTO: También las flores que tienen espinas.
PRINCIPITO: Entonces, ¿para qué le sirven las espinas? (Piloto ocupado reparando el avión.)
¿Para qué sirven las espinas?
PILOTO: Las espinas no sirven para nada; son pura maldad de las flores. (Pausa)
PRINCIPITO: ¡No te creo! Las flores son débiles. Son ingenuas. Se defienden como pueden. Se
creen terribles con sus espinas…
PILOTO: Si este perno se resiste, lo haré saltar de un martillazo.
PRINCIPITO: ¿Tú crees que las flores…?
PILOTO: ¡No, no creo nada! Necesito que te calles. Tengo que ocuparme de cosas serias.
PRINCIPITO: ¡Cosas serias! ¡Hablas como las personas mayores! ¡Lo confundes todo…todo lo
mezclas…! (Irritado) Conozco un planeta donde vive un señor muy colorado, que nunca ha
olido una flor, ni ha mirado una estrella y que jamás ha querido a nadie. En toda su vida no ha
hecho más que sumas. Y todo el día se lo pasa repitiendo como tú: "¡Soy un hombre serio, soy
un hombre serio!". Pero eso no es un hombre, ¡es un hongo!
PILOTO: ¿Un qué?
PRINCIPITO: Un hongo. Hace millones de años que las flores tienen espinas y hace millones
de años que los corderos, a pesar de las espinas, se comen las flores. ¿Es que no es
importante la guerra de los corderos y las flores? ¿No es esto más serio e importante que las
sumas de un señor gordo y colorado? Y si yo sé de una flor única, que no existe en ninguna
parte más que en mi planeta; si yo sé que un cordero puede aniquilarla, ¿es que esto no es
importante? ¡Si el cordero se la come, es como si de pronto todas las estrellas se apagaran! ¡Y
esto no es importante! (Llora. Lo toma en sus brazos y le dice:
PILOTO: La flor que tú quieres no corre peligro… te dibujaré un bozal para tu cordero y una
armadura para la flor…
VIII

PRINCIPITO: No hay que hacerles caso a las flores, basta con mirarlas y olerlas. Mi flor
perfumaba mi planeta, pero yo no supe apreciar eso. La historia de los tigres que tanto me
molestó, debió enternecerme. ¡No supe comprender nada entonces! Debí juzgarla por sus actos

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y no por sus palabras. ¡Ella perfumaba e iluminaba mi vida, jamás debí huir de allí! ¡No supe
adivinar la ternura que ocultaban sus pobres astucias! ¡Son tan contradictorias las flores! Pero
yo era demasiado joven para saber amarla".
XXI

ZORRO: ¡Buenos días!


PRINCIPITO: ¡Buenos días!
ZORRO: Estoy aquí.
PRINCIPITO: ¿Quién eres tú? ¡Qué bonito eres!
ZORRO: Soy zorro.
PRINCIPITO: Ven a jugar conmigo, ¡estoy triste!
ZORRO: No puedo jugar contigo, no estoy domesticado.
PRINCIPITO: ¡Ah, perdón! ¿Qué significa "domesticar"?
ZORRO: Tú no eres de aquí, cierto, ¿qué buscas?
PRINCIPITO: Busco a los hombres. ¿Qué significa "domesticar"?
ZORRO: Los hombres tienen escopetas y cazan, pero crían gallinas. ¿Tú buscas gallinas?
PRINCIPITO: No. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?
ZORRO: Significa "crear vínculos... "
PRINCIPITO: ¿Crear vínculos?
ZORRO: Mira, tú eres solo un muchachito igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito.
Tampoco tienes necesidad de mí, solo soy un zorro entre otros cien mil zorros. Pero si me
domesticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás único para mí, yo seré único para ti.
PRINCIPITO: Comienzo a comprender. Hay una flor... creo que ella me ha domesticado...
ZORRO: Es posible, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
PRINCIPITO: ¡Oh, no es en la Tierra!
ZORRO: ¿En otro planeta?
PRINCIPITO: Sí.
ZORRO: ¿Hay cazadores en tu planeta?
PRINCIPITO: No.
ZORRO: ¡Interesante! ¿Y gallinas?
PRINCIPITO: No.
ZORRO: Nada es perfecto… He aquí mi secreto: sólo con el corazón se puede ver bien; lo
esencial es invisible para los ojos.
PRINCIPITO: Lo esencial es invisible para los ojos.
ZORRO: Lo que hace importante a tu rosa, es el tiempo que tú has pasado con ella.
PRINCIPITO: Es el tiempo que yo he pasado con ella... —repitió el principito para recordarlo.
ZORRO: Eres responsable de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...

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PRINCIPITO: Yo soy responsable de mi rosa...
XXVI

PRINCIPITO: ¿No te acuerdas? ¡No es aquí!... ¡Sí, sí!; es el día, ¡pero no es este el lugar!...
¡Claro! Dónde comienza mi huella en la arena. No tienes más que esperarme, que allí estaré
esta noche… ¿Tienes un buen veneno? ¿Estás segura de no hacerme sufrir mucho? ¡Ahora
vete, quiero volver a bajarme! La serpiente se desliza suavemente por la arena.

PRINCIPITO: Por la noche mirarás las estrellas; mi casa es demasiado pequeña para que yo
pueda señalarte dónde se encuentra. Así es mejor; mi estrella será para ti una cualquiera de
ellas. Te gustará entonces mirar todas las estrellas. Todas ellas serán tus amigas. Y, además,
te haré un regalo... Ríe
PILOTO: ¡Cómo me gusta oír tu risa!
PRINCIPITO: Mi regalo será ése, será como el agua...
PILOTO: ¿Qué quieres decir?
PRINCIPITO: Cuando mires al cielo, al pensar que en una estrella y yo riendo, será para ti
como si todas las estrellas riesen. ¡Tú sólo tendrás estrellas que saben reír! Ríe. Cuando te
hayas consolado (siempre se encuentra consuelo) estarás contento de haberme conocido.
Serás mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. ríe otra vez. Será como si en vez de estrellas,
te hubiese dado multitud de cascabelitos que saben reír... Pausa. Esta noche ¿sabes? no
vengas...
PILOTO: No.
PRINCIPITO: Pareceré enfermo... Parecerá un poco que muero... ¡No vale la pena que vengas
a ver eso...!
PILOTO: No te dejaré.
PRINCIPITO: Te digo esto por la serpiente; no debe morderte. Las serpientes son malas. A
veces muerden por gusto...
PILOTO: No te dejaré.
PRINCIPITO: Tendrás pena. Parecerá que estoy muerto, pero no es verdad. ¿Comprendes? Es
demasiado lejos y no puedo llevar este cuerpo que pesa demasiado. Será como una corteza
vieja que se abandona. No son tristes las viejas cortezas...
XXVII

PILOTO: Hace ya seis años de esto. Jamás he contado esta historia y los compañeros que me
vuelven a ver se alegran de encontrarme vivo. Estaba triste, pero yo les decía: "Es el
cansancio". Al correr del tiempo, me he consolado un poco. Sé que ha vuelto a su planeta, pues
al amanecer no encontré su cuerpo, que no era en realidad tan pesado... Y me gusta por la
noche escuchar a las estrellas, que suenan como quinientos millones de cascabeles... Pero
sucede algo extraordinario. Al bozal que dibujé para el principito se me olvidó añadirle la correa
de cuero; no habrá podido atárselo al cordero. Entonces me pregunto: ¿Qué habrá sucedido en
su planeta? Quizás el cordero se ha comido la flor... ¡Seguro que no! El principito cubre la flor
con su fanal todas las noches y vigila a su cordero. Pero otras veces, los cascabeles se
convierten en lágrimas. Ahí está el gran misterio. Para ustedes que quieren al principito, lo

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mismo que para mí, nada en el universo habrá cambiado, si un cordero desconocido, se ha
comido o no se ha comido una rosa... Miren al cielo y pregúntense: el cordero ¿se ha comido la
flor? Y verán cómo todo cambia. Este es para mí el paisaje más hermoso y el más triste del
mundo. Si por casualidad, un niño llega hasta ustedes, si ríe y tiene cabellos de oro y nunca
responde a sus preguntas, adivinarán en seguida quién es. ¡Sean amables con él! Y avísenme
que ha regresado.
FIN

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