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Introduccion A Las Cs Sociales
Introduccion A Las Cs Sociales
Índice
UNIDAD 1
Modernidad, Ciencias Sociales y la institucionalización de las PÁG. 15
Ciencias Económicas
Introducción PÁG. 17
1. La visión estándar de la modernidad PÁG. 18
2. Periodizando la modernidad PÁG. 18
2.1 El Renacimiento: siglos XV y XVI PÁG. 18
2.2 La revolución científica y las nuevas miradas filosóficas: el PÁG. 19
siglo XVII
2.3 El XVIII: siglo de las Luces PÁG. 20
2.4 El siglo XIX: el nacimiento de las Ciencias Sociales PÁG. 21
3. Las Ciencias Económicas PÁG. 23
3. 1. La Economía PÁG. 23
3.1.1 Los clásicos y la teoría del valor trabajo: Smith, Ricardo, PÁG. 24
Marx
3.2 La Contabilidad PÁG. 26
3.3 La Administración PÁG. 27
4. Las críticas a la visión estándar PÁG. 31
5. La institucionalización de las Ciencias Sociales PÁG. 34
5.1 Surgimiento de las Ciencias Sociales PÁG. 34
5.2 Los temas objeto de estudio PÁG. 35
5.3 Disciplina e interdisciplina: Los nuevos paradigmas. PÁG. 38
6. Las Ciencias Sociales en América Latina
Modernidad, Posmodernidad y pensamiento crítico PÁG. 41
6.1 El pensamiento social latinoamericano PÁG. 41
6.2 Crisis de la Modernidad. Posmodernidad PÁG. 44
UNIDAD 2
Problemas epistemológicos de las Ciencias Sociales PÁG. 47
Introducción PÁG. 49
1. La Epistemología PÁG. 49
2. Tres problemas para la Epistemología de las Ciencias Sociales PÁG. 51
3. El debate sobre comprensión y explicación en las Ciencias PÁG. 52
Sociales
3.1 La explicación científica en las Ciencias Naturales PÁG. 53
3.2 El problema de las Ciencias Sociales PÁG. 54
UNIDAD 3
Ciencias Sociales y ética PÁG. 81
Introducción PÁG. 83
1. Las prácticas económicas como prácticas sociales. Comuni- PÁG. 84
dad y mercados
1.1 Partha Dasgupta: la economía como una Ciencia Social PÁG. 84
1.2 Karl Polanyi: el hombre como ser social PÁG. 86
2. Ciencias Sociales y medio ambiente PÁG. 90
2.1 Herman Daly. Economía, Ecología, Ética PÁG. 91
2.2 La Economía como un medio PÁG. 92
2.3 La Economía en estado estacionario: Una ética explícita en PÁG. 95
el pensamiento económico
3. El problema de la neutralidad valorativa - Ciencias Sociales y PÁG. 96
Ética
3.1 La ideología en las Ciencias Sociales PÁG. 96
3.2 Consecuencias metodológicas PÁG. 103
UNIDAD 1
Introducción
Esta unidad aborda la relación entre Modernidad y Ciencias Sociales. Se procura esta-
blecer la conexión entre el fenómeno histórico llamado Modernidad y el nacimiento
de las Ciencias Sociales como disciplinas con un objeto, un cuerpo teórico, una me-
todología y unas instituciones de aprendizaje e investigación consolidadas. En este
marco se presta especial atención a la constitución de las disciplinas de las Ciencias
Económicas: Economía, Contabilidad y Administración dentro de la constelación de
las Ciencias Sociales.
En primer lugar estudiaremos una visión, a la que llamaremos estándar, sobre la Mo-
dernidad y las Ciencias Sociales. En esta perspectiva las Ciencias Sociales emergen
como resultado natural del progreso de la razón. En efecto, a partir del siglo XVI en
Europa, la razón se va liberando gradualmente de las ataduras del dogma religioso y
de los autores clásicos y medievales, para emprender un camino de grandes logros.
En ese trayecto, la filosofía se pregunta cómo distinguir la verdad del error, cómo
construir métodos adecuados para acceder al conocimiento cierto y útil. Con esta
nueva preocupación de rigor y verdad, durante los siglos XVII y XVIII se conforman las
Ciencias Naturales como disciplinas autónomas, separadas de la filosofía.
Tales disciplinas tratan de abordar el conocimiento de la naturaleza de manera rigu-
rosa, con herramientas empíricas y matemáticas, procurando encontrar relaciones
cuantitativas entre fenómenos expresados en forma de leyes como las de Newton. En
el siglo XVIII, la filosofía nutrida de los grandes descubrimientos científicos, profundi-
za la pregunta por los límites y las posibilidades del conocimiento.
Hacia fines del siglo XV comienza un proceso de ruptura con la tradición medieval
que afecta todos los planos de la vida humana: económicos, políticos, culturales, cien-
tíficos, tecnológicos y sociales. Al liberarse de los dogmas y de la visión de mundo
impuesta por el peso de la autoridad, la razón humana comienza un avance inconte-
nible, un progreso en las realizaciones materiales y espirituales que permite imaginar
un futuro emancipado de las coacciones naturales y sociales. Este proceso se conoce
como Modernidad y es descripta por Nicolás Casullo1 como:
“Progreso, emancipación, sujeto generador de los significados: lo histórico deja de ser un pa-
réntesis irracional, leído desde la insondable racionalidad divina. Por el contrario la historia,
el hacerla, es el único camino posible para la realización de la razón” (Casullo, 1989:26).
Aunque los libros de historia marcan a la Revolución Francesa (1789) como el fin de
la Edad Moderna y comienzo de la Edad Contemporánea, algunos pensadores coin-
ciden en que la visión de mundo moderna adquiere su plenitud en los siglos XVIII y
XIX. Los ecos de este espíritu se extienden hasta el siglo XX y llegan a nuestros días.
Actualmente, es motivo de controversia si asistimos a un cambio cultural que permita
hablar de “fin de la Modernidad”. Para algunos autores, nos encontramos inmersos
en la cultura posmoderna, aunque no existan demasiados acuerdos acerca en qué
consiste tal cultura.
2. Periodizando la Modernidad
a) Contexto
- Durante el siglo XV y XVI, el sistema de intercambio mediado por el dinero se ex-
tiende a todos los ámbitos, dando lugar a una nueva matriz económica orientada a la
acumulación de capital: el capitalismo.
1 Nicolás Casullo es un reconocido filósofo y escritor argentino.
- Como consecuencia, emerge una clase social diferente a las tradicionales, la burgue-
sía, que, en pugna con las viejas clases dominantes provenientes del sistema feudal
–la nobleza–, va a imponer lentamente su hegemonía, en lo económico primero, en lo
político después.
- Ligados a estos fenómenos aparecen los Estados modernos es decir, un territorio
delimitado, con una administración única, un derecho que tiende a unificarse, un siste-
ma de autoridad único, y un solo ejército; lo que permite hablar de unidades estatales
soberanas. Nacen así Francia, Inglaterra y España.
- Se suceden cambios tecnológicos en la navegación y en la guerra que permiten am-
pliar los territorios y los horizontes de la pequeña Europa.
- Tiene lugar la invención de la imprenta que posibilita la transmisión rápida y econó-
mica de las producciones intelectuales, posibilitando extender el círculo de las élites
ilustradas y la calidad de los debates.
b) Universo cultural
- Durante estos siglos el clima cultural de efervescencia permite la explosión de la
creatividad artística –en la plástica, en la escritura, en el teatro– y en él se exploran
temas y técnicas desconocidos –como la perspectiva– o vedados hasta el momen-
to –como el desnudo. Se escriben lenguas profanas y se exploran las emociones, los
dilemas éticos, las relaciones sociales, hasta llegar a afirmar: “nada de lo humano me
es ajeno”.
- La Iglesia se ve conmocionada y ésta resulta finalmente dividida por el debate que
plantean los teólogos Martín Lutero, Juan Calvino y sus seguidores, promoviendo una
nueva ética: la ética protestante. Esta moral promueve la valoración del trabajo y del
sacrificio en desmedro de otros valores tradicionales como la caridad. Para Max We-
ber, la ética protestante está ligada íntimamente a la perspectiva utilitarista de la na-
ciente burguesía y del capitalismo.
- En este marco surge una nueva forma de preguntarse por la naturaleza del cosmos,
de los animales, del cuerpo humano. La obra de Copérnico –De revolutionibus en 1543–
es pionera en este ámbito y refuerza el nuevo clima cultural. Por un lado se pone en
cuestión la centralidad de la tierra en el universo y, por lo tanto, del hombre como cria-
tura privilegiada; por otra parte, se cuestiona la autoridad de la Iglesia como autoridad
única para dar cuenta del “orden de las cosas”. Esta doble operación, aunque “desa-
craliza” al hombre, le da elementos para emprender una búsqueda libre y autónoma
de respuestas posibles a las múltiples preguntas abiertas. Se inicia así la revolución
científica
- Francis Bacon propone una “nueva filosofía” con base en la experiencia, que permita
abrir paso a un conocimiento más riguroso.
- Nicolás Maquiavelo plantea por primera vez una filosofía política desligada de la éti-
ca y capaz de explicitar las relaciones de poder y los antagonismos del mundo social.
“Es el siglo XVII, en la crónica de las ideas y del filosofar, el que planteará las problemáticas
de las crisis propias de la Modernidad: discernimiento entre certeza y error, metodologías
analíticas,….. y sobre todo ese nuevo punto de partida cartesiano que hace del sujeto pen-
sante el territorio único, donde habitan los significados del mundo: la Razón frente a las
ilusiones y trampas de los otros caminos” (Casullo, 1994:15)
b) Universo cultural
- Continúa la expansión capitalista, la conformación de los estados –bajo la forma de
monarquías absolutas– y la explotación del mundo colonial. En Inglaterra, la burguesía
exige poner límites a los poderes reales y nace el liberalismo exigiendo el otorgamien-
to de derechos, civiles primero y políticos después, a los “propietarios” –burguesía.
- El filósofo René Descartes desplaza el problema filosófico del ser al conocer con su
postulación de la primacía de la res cogitans –el conocimiento– sobre la res extensa –la
materialidad– para garantizar la verdad.
- La filosofía política contractualista, con el filósofo Thomas Hobbes primero y con
John Locke después, retoma con más precisión los asuntos ya planteados por Maquia-
velo, esto es, la necesidad de separar la política de la moral cristiana, reconocer el ori-
gen temporal del poder y los intereses individuales en juego en todo acuerdo político.
El liberalismo de Locke coloca al Estado como garante de la propiedad y de las liber-
tades, poniendo límite al despotismo y construyendo una visión de la ciudadanía que
se fue ampliando progresivamente de los derechos civiles a los derechos políticos.
Bibliografía obligatoria - El astrónomo y filósofo Galileo Galilei –pese a los severos cuestionamientos de la
Para la profundización de
estos temas, lo remitimos Iglesia– propone al mismo tiempo la unificación de las miradas sobre los cuerpos de la
aquí a la lectura del Texto: Los tierra y del cielo, la necesidad de constatación empírica de las afirmaciones científicas
Comienzos de la Modernidad y la extensión del uso las matemáticas como lenguaje universal para expresar las
del Prof. Horacio Faas. relaciones entre los fenómenos del universo.
- Isaac Newton, hacia la segunda mitad del siglo, avanza en la unificación de la com-
prensión del cosmos mediante enunciados de carácter universal –leyes naturales–,
que permiten articular un sistema único de explicación del mundo físico y que aban-
donan gradualmente las consideraciones metafísicas. Mientras surgen organizacio-
nes como las universidades las cuales se dedican tan sólo a la Teología, la Filosofía
o el Derecho; las Sociedades Reales financian los avances en las Ciencias Naturales,
instituyendo un sistema de premios e incentivos para los descubrimientos científicos.
- Tenemos así ya constituida la Física, una disciplina autónoma, de carácter matemá-
tico y experimental, que se propone explicar mediante relaciones causales un aspecto
de la realidad. El universo de lo “físico” se presenta como gran mecanismo de relojería.
“Este itinerario del saber crítico corona en el siglo XVIII, período donde empiezan a fundarse
de manera definitiva los relatos y representaciones que estructuran el mundo moderno. El
siglo de la Ilustración, el de la filosofía de las Luces, el siglo que reúne experiencias, búsque-
das solitarias y secuelas de una historia convulsionada, patentizadora de ocasos y prólogos y
que intentará conscientemente transformar tales rupturas del lenguaje seminal del proyecto
moderno en narraciones utópicas de los nuevo. La razón es otro idioma reinstitucionalizando
el mundo” (Casullo, 1994:15).
a) Contexto
La Economía europea se encuentra en expansión. El capital comercial penetra en la
esfera de la producción, lo que abre la vía hacia la industrialización. Es también el siglo
colonial por excelencia.
A fines del siglo XVIII tres grandes revoluciones tienen el poder de un terremoto y
dejan huellas contundentes:
-La Revolución Industrial, proceso complejo y de múltiples facetas que comienza alre-
dedor del año 1750 se limita al principio a un solo país – Inglaterra – y trastorna todo
el sistema productivo europeo.
-La Revolución Francesa, en el año 1789, inaugura la supremacía política de la burgue-
sía y la pérdida definitiva de los privilegios de los estamentos tradicionales del clero y
la nobleza, cuya lenta declinación había comenzado dos o tres siglos antes.
-La Revolución Americana, en el año 1776, con la cual comienza el derrumbe del sis-
tema colonial Aparece en escena la potencia de los Estados Unidos de América y se
consolida un nuevo tipo de Estado liberal, cuyo poder político se sustenta en los far-
mers –pequeños o medianos propietarios agrícolas.
b) Universo cultural
En el plano intelectual, estos acontecimientos se desarrollan de la mano de un grupo
diverso y heterogéneo de pensadores, científicos y artistas que constituyeron el Ilu- Bibliografía obligatoria
minismo o la Ilustración. Aunque provienen de diversas nacionalidades, idiosincrasias A través del texto: ¿Qué es
la ilustración? de Immanuel
y propuestas, los iluministas comparten la idea que la razón humana es la llave de Kant, podrá profundizar en el
acceso al progreso ilimitado y la felicidad, porque permite controlar a la naturaleza y estudio de este movimiento
a las relaciones entre los hombres, dando a estos últimos la libertad que posibilita el intelectual.
conocimiento.
El filósofo alemán Immanuel Kant define este movimiento como la emancipación de
la conciencia humana del “estado de tutela” gracias al conocimiento. La apertura del
hombre a la cultura y el conocimiento intentará ser llevada a la generalidad del pueblo
siguiendo la premisa de que la felicidad puede conseguirse mediante el saber y la ins-
trucción generalizados. La Enciclopedia –obra que se propone compilar todo el saber
existente– es la muestra cabal del esfuerzo educador y divulgador de los ilustrados.
Dos testigos privilegiados, Marx y Engels describen así el siglo en el que les tocó vivir:
“la antigua organización feudal o gremial de la industria ya no podía satisfacer la demanda
que crecía con la apertura de nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura…
El vapor y la maquinaria revolucionaron entonces la producción industrial. La gran industria
moderna sustituyó a la manufactura y el lugar de la clase media industrial vinieron a ocu-
parlo los industriales millonarios -jefes de verdaderos ejércitos industriales – los burgueses
modernos” (Marx-Engels en Manifiesto Comunista)
a) Contexto
La Revolución Industrial dio lugar a la emergencia de una estructura social conforma- 21
da por una burguesía y un proletariado industrial. Hasta ahora, la burguesía era una
clase social conformada por pequeños comerciantes, profesionales y banqueros. Con
el crecimiento industrial se consolida una gran burguesía de capitalistas industriales y
grandes banqueros, cuya intención es participar de importantes negocios que traigan
aparejados beneficios inmediatos y estrategias de más largo plazo a los fines de pro-
piciar la acumulación capitalista. Los historiadores coinciden en que la movilización
del campo a la ciudad de miles de personas fue decisiva en la conformación de las
masas trabajadoras que alimentaron a las industrias. El mundo que les esperaba en
b) Universo cultural
Según Weber, es en este siglo en donde se concreta la separación de las esferas del
mundo cultural, un proceso progresivo durante toda la Modernidad. Lo bueno, lo ver-
dadero y lo bello corresponden a tres esferas distintas: la ética, la ciencia y la estética.
Cada uno de estos ámbitos construye sus reglas, sus expertos, sus instituciones. Este
proceso de progresiva separación es lo que Weber llama la “modernización”.
Como corolario de este proceso, en la esfera de la ciencia se percibe que la problemá-
tica social requiere de ciencias específicas con contenido empírico, separadas de la
especulación filosófica.
Es así que la propuesta positivista de Auguste Comte de conformar Ciencias Sociales
positivas, con fuerte contenido empírico, tan confiables como las Ciencias Natura-
les, gana un terreno que paralelamente pierde la especulación filosófica. La propuesta
positivista prescribe un modo de abordaje sistemático, con base empírica, que consi-
ga formular leyes de la vida social tan rigurosas como las de las Ciencias Naturales.
El “positivismo” filosófico dará el fundamento epistemológico para que las Ciencias
Sociales emprendan su camino autónomo de la filosofía política e instauren una pro-
ducción “libre de valores”, rigurosa, neutral sobre lo social. La denominación de “Física
Social” a la ciencia de lo social (luego rebautizada como Sociología) habla de la inten-
ción positivista de constituir una ciencia social con el mismo canon metodológico que
las Ciencias Naturales.
El historicismo –de la mano de Wilheim Dilthey y otros – cuestiona, sin embargo, que
haya un método único para tratar a los objetos sociales y a los naturales. El argumen-
to señala la imposibilidad de la unidad metodológica, debida a la posición del sujeto
respecto al mundo descripto: esto es, mientras que el sujeto que observa la naturaleza
es exterior a la misma, el que describe la realidad social lo hace desde su interior. Apa-
rece así la “controversia por el método” –explicación o comprensión – que se inscribe
en las Ciencias Sociales desde entonces (este tema será abordaremos con más detalle
en la unidad 2).
Es en el siglo XVII, donde ubicamos los primeros estudios que se ocupan del análi-
sis sistemático de cuestiones económicas, siendo los primeros aquellos orientados
a analizar problemas de la Economía Política. En este sentido, y si bien se reconocen
antecedentes de estudios económicos – como los realizados por los fisiócratas-, existe
consenso bastante generalizado en reconocer a Adam Smith como el “padre funda-
dor” de la disciplina Economía. Asimismo, Smith junto a David Ricardo y Karl Marx
conforman el núcleo de la corriente de pensamiento conocida como la “Escuela Clási-
ca”. A posteriori se van a desarrollar otras escuelas, las que genéricamente podemos
identificar como: 1) de continuidad del paradigma dominante o 2) críticas al mismo.
También la contabilidad hace su aparición en la Modernidad. Si bien técnicas conta-
bles o de registro de pertenencias e intercambios comerciales se encuentran ya en
la época egipcia, romana o incaica, y la Letra de Cambio –que puede ser reconocida
como uno de los primeros documentos para el registro de deudas– se remonta a la
Venecia o la Marsella de los años 1150 y 1300; la primera referencia a un tratado de
contabilidad por partida doble se la encuentra en la segunda mitad del siglo XIV –li-
bros de Francisco Datini de 1366 a 1400. Esto muestra que la contabilidad surge en el
Renacimiento, marcando el cambio de mentalidad medieval hacia la vida económica
moderna.
La Administración registra un nacimiento más tardío, pues sus estudios específicos
se encuentran vinculados a la problemática de la industria, la cual se desarrolla luego
de la Revolución Industrial, al igual que los estudios de la Administración Pública –en-
tre cuyos iniciadores están Max Weber (1864–1920) en Europa y Woodrow Wilson
(1856–1924) en Estados Unidos– los cuales comienzan en la segunda mitad del siglo
XIX. Todos ellos son observadores de los problemas originados en las organizaciones
de grandes dimensiones.
3.1 La Economía
Según señaláramos más arriba, la Economía en cuanto campo específico, como recor-
te y construcción de la realidad y como disciplina científica que supone esa construc-
ción particular, data de la Modernidad. Durante el siglo XVIII se realiza la elaboración
específica de los problemas generales de la disciplina: los objetos de estudio prima-
rios, los instrumentos de análisis principales, las herramientas teóricas y prácticas
fundamentales, los actores privilegiados supuestos y los espacios y tiempos oportu-
nos de intervención.
3.1.1 Los clásicos y la teoría del valor trabajo: Smith, Ricardo, Marx
A principios del siglo XIX, desde una mirada centrada en la agricultura, David Ricardo
analiza cómo se produce la acumulación de capital en ese sector económico. En su
trabajo Principios de Economía Política y Tributación (1817), utiliza conceptos como el
de productividad marginal decreciente de la tierra, o de división internacional del
trabajo, que se constituyeron en patrones de interpretación de la teoría económica.
En cuanto a la distribución del producto entre las distintas clases sociales, Ricardo,
al igual que Adam Smith, se encuentra dentro del universo de la teoría del valor del
24 trabajo. Según esta teoría, el trabajo humano debe ser considerado una mercancía y
establece un “precio en trigo (que) es el valor de reproducción de los asalariados”. Por
ello suscribe a la idea del salario de subsistencia, es decir, aquel que garantice sola-
mente la sobrevivencia de los trabajadores, aunque Ricardo señala que no es necesa-
riamente el salario mínimo para que no se muera de hambre el trabajador y su familia,
sino que depende de necesidades sociales e históricas.
2 “La constitución de la Economía como ciencia moderna, es indisociable desde un principio a la constitución
de un cierto saber de gobierno que, a partir del siglo XVII, comenzó a transformarse drásticamente: el gobernante, que
hasta entonces se contentaba más que nada con saber las leyes del derecho positivo y natural vigentes en su territorio,
empezará a interesarse más bien por los elementos constituyentes del mismo Estado” (López Corral et al., 2009).
El análisis que hace Ricardo respecto a la relación capital-trabajo, fue tomado luego
por Marx para acuñar la categoría de plusvalía.
Karl Marx (1818-1883) es la figura más prominente de las corrientes críticas en rela-
ción con los avances del capitalismo que existían por ese entonces y cuya proyección
se extiende hasta nuestros días. Si bien es oriundo de Alemania, sus visitas a Man-
chester y sus estudios en Londres le permitieron analizar en profundidad el fenómeno
de la producción fabril y las consecuencias en los trabajadores. Heredero del pensa-
miento filosófico de Hegel, Marx concebía al trabajo humano como la actividad en la
que el hombre se realiza como tal, sin embargo esto contrastaba fuertemente con lo
que ocurría con los trabajadores de fines del siglo XIX. Éstos, en lugar de realizarse
en sus trabajos se sentían extraños a él, se enajenaban. Marx denuncia que el hom-
bre “obrero” sólo se siente libremente activo en sus funciones animales: comer, beber
y procrear, y cuando mucho en su aseo personal; mientras que en sus funciones de
hombre, como trabajador, sólo se siente animal. “Lo bestial lo convierte en humano y
lo humano lo convierte en bestial”. Al igual que otros pensadores pertenecientes a la
corriente del socialismo, incluidos los de la corriente llamada del socialismo utópico,
Marx critica la desigual distribución de los beneficios derivados del avance del capi-
talismo, así como de los esfuerzos necesarios para llevar adelante la producción. Es
a partir de la observación de estos fenómenos, así como de minuciosas lecturas de
pensadores de diversas disciplinas y de una intensa actividad política, que cuestiona
al capitalismo y critica los postulados de la Economía Política. A través de un estudio
minucioso del valor generado por el trabajo de los asalariados, desarrolló el concepto
de plusvalía. Este estudio permite apreciar cómo se producía un excedente dentro de
la teoría del valor, donde aparentemente se intercambian equivalentes: el trabajador
recibe, bajo la forma de salario, el valor necesario para reproducirse y asistir a trabajar,
mientras que, produce un valor superior durante su jornada laboral en la fábrica. Esa
diferencia es la que percibe el capitalista en forma de beneficios.
En su obra clásica El Capital, realiza así un estudio sobre la desigual apropiación del
producto por parte de las distintas clases sociales y muestra cómo detrás de las apa- 25
riencias del mercado subyace una trama institucional y relacional que permite a una
clase social ejercer el poder sobre otra apropiándose del trabajo ajeno. También ana-
liza el progreso técnico desde sus posibilidades de aplicarse al trabajo humano, inter-
preta que los avances técnicos en la producción son el resultado que tienen los capita-
listas de competir y que la lógica de la competencia lleva a que descienda la cantidad
de horas de trabajo necesarias para la producción en conjunto de bienes. Sin embargo
este descenso en la cantidad de trabajo necesario para producir no se transforma en
un beneficio para toda la sociedad, sino que es apropiado por los capitalistas.
“La doctrina de las responsabilidades jurídicas que se establecen entre las personas que
participan en la administración del patrimonio de las empresas” (Tua Pereda, 1995:128).
“La escuela jurídica o personalista de Cerboni, estructura su carácter legalista sobre la base
de la contabilidad como medio de prueba. Este espíritu reduccionista de la disciplina, hacia
una especie de dogmática jurídico-contable, imposibilita introducir variaciones o correccio-
nes en la esfera de las aplicaciones prácticas y de la investigación contable. El desarrollo
disciplinar, queda así, subsumido en la “pureza” descriptiva de la información patrimonial
del comerciante, a cuyo tenor, un determinado hecho es imputable a la norma, en virtud de
la cual adquiere la estricta significación contable” (Martínez Pino, 2002).
“La contabilidad desde el punto de vista teórico, estudia y enuncia las leyes del control eco-
nómico en las haciendas de cualquier clase, y deduce las oportunas normas a seguir para
que dicho control sea verdaderamente eficaz, convincente y completo; desde el punto de
vista práctico, es la aplicación ordenada de estas normas a las distintas haciendas” (Tua,
1995:134).
“La raíz histórica del desarrollo de la contabilidad a partir de la escuela positivista y prag-
mática fundada en la doctrina anglosajona, incidió notoriamente en el pensamiento conta-
ble, que se asumió fundamentalmente – como un ‘saber hacer’ (Know-how), es decir, como
una técnica. Primero ‘técnica registral’, luego ‘técnica de medición del valor¨ y por último
¨técnica de la información’ (…) “Esta circunstancia dificultó el proceso de investigación,
dado que, en general, se acepta que la eficiencia de las técnicas – en el caso la contable – se
constate en el uso (una técnica es lícita, es válida en función de ser utilizada) y la contabili-
dad se encuentra perfectamente divulgada y justificada” (Aguilar y ot.,1987:9).
3.3 La Administración
Si bien siempre han existido variados tipos de organización, ya que forman parte de la
humanidad, volviéndose en elementos “transhistóricos” –es decir, fenómenos especí-
ficos de la condición humana, entre los cuales encontramos la manera de trabajar, el
modo de obtener el beneficio de la naturaleza, la creación de herramientas de trabajo,
etc. la administración es una disciplina relativamente reciente.
Por otra parte, existe consenso en reconocer que el discurso administrativo propia-
mente dicho tiene un desarrollo importante con el surgimiento del “capitalismo indus-
trial”, donde inversionistas transfieren sus activos desde las actividades comerciales
a procesos industriales. Este proceso –asociado a lo que se conoce como la Segun-
da Revolución Industrial, 1870-1880, genera el desarrollo del capital financiero y “se
conforman grandes empresas industriales de tipo monopólico bajo la forma de sociedades
anónimas (…) evidenciándose más profundamente la separación entre los propietarios y
los asalariados, entre el capital o la propiedad y la administración (…) y es allí donde surge
realmente una nueva profesión: el administrador de negocios” (Hernández Martínez, et al,
2007:95).
“ciencia aplicable a todas las formas de actividad humana […] El Scientific Management
no sólo nos ofrece una ciencia de las operaciones industriales sino también de las relaciones
entre el obrero y las técnicas modernas de producción: no sólo se preocupa por las cuestio-
nes de metalurgia y mecánica aplicada sino que también pretende aportar datos científicos
respecto de la selección de los obrero, sus móviles y estímulos psicológicos, su iniciativa,
su fatiga, los tiempos ‘verdaderos’ necesarios para efectuar una operación. Es decir, toca
problemas que corresponden a la fisiología y psicología del trabajo” (Friedman, 1973:17).
“Pero no sólo eran los obreros quienes aportaban utilidades en el proceso de trabajo. Es jus-
tamente en la primera mitad del siglo XX, cuando se acelera la separación entre la propiedad
y la administración de los negocios, que se produce un amplio crecimiento de la clase admi-
nistrativa, la cual se separa de la fuerza de trabajo. Es en esta etapa que la administración
comienza a prestar especial atención al “factor humano” en la industria y las nuevas ciencias
–fisiología, psicología- comienzan a orientar investigaciones hacia la actividad corporal y
mental del hombre. Esto es consecuencia de una multiplicidad de factores que llevan a las
primeras tentativas de organización del trabajo –ante el boom de las fuerzas productivas
28 de fines del siglo XIX, nuevas estructuraciones por uniones de empresas, nuevos vínculos
derivados de fusiones entre industrias y bancos, mayor concentración del capital.” (Fried-
man,1973:28,29).
Ford.
Los estudios de administración fueron enfocando su atención básica en diversos ob-
jetos de análisis. Siguiendo a Hernández Martínez (2007) “es posible realizar una lec-
tura transversal de los principales planteamientos presentes en el discurso administrativo”,
pudiéndose distinguir “tres ejes temáticos” según el acuerdo con el “objeto de atención”, los
cuales “no obedecen necesariamente a una secuencia histórica lineal”. Estos tres ejes son:
“1) La preocupación por los elementos internos de la organización, 2) la preocupación por el
entorno de la organización, 3) La preocupación por la proyección y el desarrollo integral de
la organización” (Hernández Martinez, 2007:95).
Este brevísimo recorrido permite decir que el interés por los estudios de las orga-
nizaciones, su manejo y control de quienes se desempeñan en ellas, así como de su
entorno, obedeció a los variados y complejos problemas que enfrentaban las gran-
des unidades productivas. Una característica común entre los autores que abordan
esta problemática es que presentan los estudios como progresos del pensamiento
humano, como incorporaciones de la razón, se explican en el marco de un devenir de
la razón. Asimismo, las distintas aproximaciones realizan un abordaje fragmentado de
problemáticas específicas, se trata de visiones “reduccionistas en la medida que su aten-
ción se centra en un aspecto particular cada vez, asumiéndolo como variable privilegiada de
análisis e intervención, y relegando los demás a un segundo plano y pretendiendo dar cuenta
del fenómeno organizacional a partir de esta única variable” (Hernández Martínez, et al,
2007:98,99).
Algunos estudios (Etkin 1989, Etkin y Schvarstein 1997) señalan que el discurso ad-
ministrativo “ha sido construido desde el paradigma3 de la simplicidad”, tributario
de una mirada mecanicista, lineal y de búsqueda del orden; en contraste con un “pa-
radigma de la complejidad” también mencionada como teoría del caos (Morin 2001,
Lyotard 1998, Schnitman 1998) que parte de reconocer lo inaprehensible, inacabado
o ambiguo de la realidad; donde es posible concebir la “multiplicidad en la unidad”, la
“coexistencia de lógicas diferentes” en una relación, la “policausalidad” de los fenó-
menos naturales, el “desorden” como factor de desarrollo y no solamente como una
fuente de perturbaciones.
Desde esta perspectiva Obeide (2008), analizando la obra de Burell y Morgan de 1979
señala:
“En los inicios de los 80, la obra de Burell y Morgan produjo un muy relevante impacto en la
comprensión y sistematización de este debate epistemológico, al trasladar el análisis desde
el nivel de las teorías, al de las metáforas y paradigmas que las sustentan. Ya no se trataba
solamente de comparar teorías, sino de contrastar diferentes concepciones de la realidad y
la ciencia”.
Estos autores dejan planteada una cuestión para quienes se aventuren en el campo de
la disciplina: ¿qué es la realidad social? ¿cómo debiera ser investigada?
Desde esta mirada se pone de manifiesto que, a diferencia de lo que se observa en el
estudio de la administración en el sentido de presentar la disciplina como una secuen-
cia evolutiva con diversas contribuciones respecto de determinado objeto de estudio, 29
no hay una cronología que vaya desde la ignorancia hacia la verdad absoluta, es decir,
no hay evolucionismo.
3 El concepto de paradigma ha sido acuñado por Kuhn y se entiende como un conjunto de realizaciones
científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de soluciones a una comu-
nidad científica. Un paradigma define los rasgos esenciales de una determinada noción de la realidad y a partir de él
se formulan las preguntas respecto al estado del mundo.
Estas diferencias “no son en más o en menos en cuanto al saber del momento, sino en lo
referido a la lógica empleada, el contexto de las producciones, el sistema de valores [y es
posible] reconocer los enunciados de los enfoques y las acciones que ellos están legitimando
o bien encubriendo” (Etkin,1989:14).
Resumen
siglo XV, con la instauración de la partida doble propuesta por el monje Lucas Pacciolo.
La definición de su objeto de estudio resulta polémica. A fines del siglo XIX dos es-
cuelas intentan definir el objeto de estudio de la contabilidad y su método: la “escuela
toscana o jurídica personalista”, con Cerboni como principal representante y la del
“controlismo” de Fabio Besta.
Actividades
“El entorno como tal, puede clasificarse teniendo en cuenta su influencia; cada organiza-
ción posee su propio contexto mediato e inmediato que deberá ser tenido en cuenta y que
dependerá del ramo donde desarrolla su actividad, del sector en que se desenvuelve, del tipo
de organización de que se trate, de las reglamentaciones legales que la rigen etc.” (Principios
de Administración, CBD, 2006:55).
“…Como primer paso, debemos distinguir entre hipótesis deterministas y estadísticas. Las
hipótesis deterministas no admiten excepción. Un ejemplo de ellas sería la afirmación:’si
torturo a un persona durante este periodo de tiempo, con estos métodos, siempre acabará
cediendo’. Las hipótesis estadísticas admiten excepciones y pretenden predecir la probabili-
dad de un cierto acontecimiento. Un ejemplo de ellas sería: ‘si torturo a un individuo durante
este periodo de tiempo, con estos métodos, muy probablemente cederá –de hecho, si torturo
a un gran número de personas en las circunstancias especificadas, el 95% acabará cedien-
do’. En tal hipótesis no pretendemos predecir lo que un individuo con toda seguridad, hará,
sino lo que probablemente realizará. Esto, sin embargo, nos permite predecir dentro de un
determinado margen de error lo que hará un grupo de individuos” (Lipsey,R., 1980:10). 31
b) Y sea cual fuere la respuesta a estas preguntas ¿el incremento de nuestras capa-
cidades cognitivas posibilita la mejora de la vida humana?, ¿produce mejores opor-
tunidades para la felicidad colectiva? Se trata de preguntas de carácter ético, ya que
interrogan sobre valores, sobre la relación entre lo que conocemos y una vida justa y
buena. Estos temas serán abordados en la unidad 3.
c) Pero también hay otro supuesto en este relato estándar que se puede problemati-
zar: “La ciencia describe objetos que están previamente constituidos, que preceden
a la conformación de la ciencia”.
Actividades
“Pues bien; lo que yo quiero son realidades. No les enseñéis a estos muchachos y muchachas
otra cosa que realidades. En la vida sólo son necesarias las realidades. No planteéis otra cosa
y arrancad de raíz todo lo demás. Las inteligencias de los animales racionales se moldean
únicamente a base de realidades; todo lo que no sea esto no les servirá jamás de nada. De
acuerdo con esta norma educo yo a mis hijos, y de acuerdo con esta norma hago educar a
estos muchachos. ¡Ateneos a las realidades, caballero!.......
Tomás Gradgrind, sí, señor. Un hombre de realidades. Un hombre de hechos y de números.
Un hombre que arranca del principio de que dos y dos son cuatro, y nada más que cuatro, y al
que no se le puede hablar de que consienta que alguna vez sean algo más. Tomás Gradgrind,
sí, señor; un Tomás de arriba abajo este Tomás Gradgrind. Un señor con la regla, la balanza
y la tabla de multiplicar siempre en el bolsillo, dispuesto a pesar y medir en todo momento
cualquier partícula de la naturaleza humana para deciros con exactitud a cuánto equivale.
Un hombre reducido a números, un caso de pura aritmética. Podríais quizá abrigar la es-
peranza de introducir una idea fantástica cualquiera en la cabeza de Jorge Gradgrind, de
Augusto Gradgrind, de Juan Gradgrind o de José Gradgrind (personas imaginarias e irreales
todas ellas) ; pero en la cabeza de Tomás Gradgrind, ¡jamás!...”
Ejemplos
Según Robbins, “la ciencia económica analiza el comportamiento humano como una rela-
ción entre fines dados y medios escasos que tienen usos alternativos”.
Samuelson dice que la Economía es: “El estudio de la manera en que las sociedades utili-
zan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los diferentes
individuos”.
Para Marx, en cambio, la Economía política es “la ciencia que estudia las relaciones so-
ciales de producción”.
La dispersión de definiciones nos sugiere que el objeto, aquello que la disciplina estu-
dia, no se define del mismo modo para estos autores.
La respuesta podría ser porque “depende del cristal con que se mira” esto es, el objeto
está ahí y lo abordamos desde distintas posiciones, lo miramos desde distintos ángu-
los, por ello resulta que se nos presenta de diversas maneras. Así, el énfasis en las “re-
laciones de producción” de Marx contrasta con el énfasis en “las conductas humanas
en búsqueda de las mejores alternativas cuando los medios son escasos” de Robbins.
Estaríamos aquí frente a una disputa teórica que define el objeto de distintas maneras.
Sería un problema epistemológico.
Pero en verdad, lo que las “relaciones de producción” son para Marx, está bastante
alejado de lo que para Robbins son los “comportamientos que relaciona fines y me- 33
dios”. Es decir que no sólo no hay identidad epistemológica sino tampoco ontológica.
El objeto “existe” sólo en la medida en que se lo “inventa”, se lo construye.
Esto significa que el objeto estudiado no preexiste, no está ahí esperando que un eru-
dito, un investigador venga a medirlo, analizarlo, a construir teorías sobre él, sino que
el proceso intelectual histórico va recortando de maneras diferentes la complejidad
de la vida social a los fines de su estudio. Son los investigadores, las comunidades de
estudiosos los que imponen un objeto.
Y ¿cómo y por qué se recorta determinado aspecto de la vida social, de modo tal
Hay, por supuesto, varias respuestas a esta pregunta, las cuales abordaremos a con-
tinuación.
Entre las respuestas posibles tomaremos una que nos permite pensar como impres-
cindibles la historia económica-social y política articulada a la historia de las ideas.
Se trata de la perspectiva de Immanuel Wallerstein.
Para este autor el nacimiento de las Ciencias Sociales implica la conformación de un
grupo de personas dentro de estructuras específicas. El proceso de institucionaliza-
ción significa una invención social con intenciones capaces de influir en la dirección
del cambio social.
El nacimiento de las Ciencias Sociales como disciplinas que se ocupan del quehacer
del hombre, no es un fenómeno aditivo a los marcos de organización política definidos
por el Estado-Nación, sino constitutivo de los mismos. Esto porque era necesario ge-
nerar una plataforma de observación científica sobre el mundo social que se quería
gobernar.
En este sentido, el homo economicus –categoría que construye la Ciencia Económica–
no sería una postulación que intenta describir la naturaleza humana sino una cons-
trucción, una “invención” que se va conformando en el hacer de la conjunción de las
políticas estatales, de las técnicas de disciplinamiento y de las propias formulaciones
de las Ciencias Sociales que lo ponen como base de su análisis.
Immanuel Wallerstein (2007) encuentra que cuando la burguesía mundial advirtió
la inevitabilidad del cambio constante –lo que habría ocurrido entre 1789 y 1815–, se
produce una
Con la extensión de esta aceptación y como respuesta a esta “normalidad del cam-
bio”, surgieron tres nuevas instituciones. “Estas tres instituciones fueron las ideologías,
las Ciencias Sociales y los movimientos sociales, los cuales comprenden la gran síntesis in-
34
telectual/ cultural del ‘largo’ siglo XIX, los fundamentos institucionales de lo que a veces se
denomina en forma inadecuada ‘Modernidad’” (Wallerstein, 2007:18).
Desde la perspectiva de este autor, las ideologías son algo más que una manera de
interpretar nuestro mundo, se trata de una determinada visión del mismo “formulada
de manera consciente y colectiva con objetivos políticos formales”. La necesidad de
formular a conciencia una ideología deviene de interpretar que el cambio es normal.
Así señala que en el siglo XIX se gestaron tres ideologías: el conservadurismo, el libe-
ralismo y el marxismo y “todas fueron sistémicas mundiales”.
El desarrollo de las ideologías estableció las “agendas políticas”, las cuales represen-
taban propuestas concretas para la sociedad, por lo que “requirieron un conocimiento
concreto de las realidades del momento”. Esto es lo que demanda el surgimiento de las Cien-
cias Sociales, “ya que si no se sabía cómo funcionaba el mundo, era difícil recomendar qué
podía hacerse para lograr que funcionara mejor” (Wallerstein p. 20, 21). Su instituciona-
lización4 comienza a darse mediante la diferenciación en la estructura universitaria
tradicional europea –de cuatro facultades: teología, filosofía, derecho y medicina – a
través de la creación de nuevas cátedras y en algunos casos de departamentos, en
gran medida en la Facultad de Filosofía y en menor medida en la de Derecho.
“En primera instancia no fue claro cuáles ‘nombres’ de supuestas ‘disciplinas’ prevalecerían,
pero conocemos el resultado. Hacia finales del siglo XIX, seis ‘nombres’ principales habían
sobrevivido y de alguna manera se habían estabilizado como ‘disciplinas’. Se instituciona-
lizaron no sólo dentro del sistema universitario, ahora renovado y de nuevo en proceso de
expansión, sino también como asociaciones nacionales de eruditos y, en el siglo XX como
asociaciones internacionales de eruditos.
La ‘denominación’ de las disciplinas […] reflejaba en gran medida el triunfo de la ideología
liberal. Esto por supuesto debido a que dicha ideología liberal fue (y es) la ideología reinante 35
en la Economía-mundo capitalista (…)
La ideología liberal implicaba el argumento de que la pieza central del proceso social era la
delimitación cuidadosa de tres esferas de actividad: la relacionada con el mercado, con el
Estado y la ‘personal’. La última categoría era más bien residual y abarcaba todas las activi-
dades que no se relacionaban de forma directa con el Estado o con el mercado […]. El estudio
de estas esferas […] independientes llegó a denominarse Ciencias Políticas, Economía y So-
4 Es decir, su “aparición” como disciplina que se ocupa de ciertos problemas, que cuenta con un grupo de
estudiosos –eruditos o científicos- de tales problemas, que se enseña de manera sistemática, cuyos contenidos se
difunden a través de textos de estudio, etc.
Actividades
“El nacimiento de las Ciencias Sociales no es un fenómeno aditivo a los marcos de organiza-
ción política definidos por el Estado-nación, sino constitutivo de los mismos. Era necesario
generar una plataforma de observación científica sobre el mundo social que se quería gober-
nar. Sin el concurso de las Ciencias Sociales, el Estado moderno no se hallaría en capacidad
de ejercer control sobre la vida de las personas, definir metas colectivas a largo y corto plazo,
ni de construir y asignar a los ciudadanos una ‘identidad’ cultural.
Las taxonomías elaboradas por las Ciencias Sociales no se limitaban, entonces, a la elabora-
ción de un sistema abstracto de reglas llamado ‘ciencia’ –como ideológicamente pensaban
los padres fundadores de la Sociología-, sino que tenían consecuencias prácticas en la me-
36 dida que eran capaces de legitimar las políticas regulativas del Estado. La matriz práctica
que dará origen al surgimiento de las Ciencias Sociales es la necesidad de ‘ajustar’ la vida
de los hombres al aparato de producción. Todas las políticas y las instituciones estatales (la
escuela, las constituciones, las cárceles, etc.) vendrán definidas por el operativo jurídico de
la ‘modernización’, es decir, por la necesidad de disciplinar las pasiones y orientarlas hacia
el beneficio de la colectividad a través del trabajo […]. Las Ciencias Sociales enseñan cuáles
son las ‘leyes’ que gobiernan la Economía, la sociedad, la política y la historia. El Estado, por
su parte, define sus políticas gubernamentales a partir de esta normatividad científicamente
legitimada” (Gómez Castro, 2000:147, 148).
Resumen
Actividades
“El sujeto cartesiano construyó un mundo estable de sustancias eternas y relaciones ma-
temáticas expresadas en leyes universales. Un mundo de líneas causales e independien-
tes y absolutamente predecibles en su curso. Un mundo donde el sujeto estaba dividido
en compartimentos estancos: cuerpo, conocimiento, emoción, acción. Un universo donde el
hombre estaba solo en un mundo extraño sordo a su ruido y a su música. Este sujeto mo-
derno se pensaba capaz de reflejar la naturaleza a la que miraba desde afuera. El universo
era un gran mecanismo y la racionalidad humana era maquinal. Esta perspectiva tuvo un
gra éxito al lograr producir contextos estandarizados, patrones socialmente compartidos
de evaluación y producción, sociedades altamente disciplinadas por un rígido sistema de
mecanización del trabajo y por el establecimiento de sistemas de educación generalizados
que garantizaran la transmisión de estas concepciones. La vida siguió el ritmo del reloj que
indicaba cuando debían hacerse las cosas. Los ‘ritmos de la naturaleza’ fueron arrancados de
cuajo del ámbito de lo legítimo. El hombre debía seguir a la aguja de la hora o al silbato de la
fábrica. Sin embargo, el estómago no siguió siempre con docilidad los dictados de las leyes
modernas ni a los encargados de hacerlas cumplir” (Najmanovich, 1995: 25, 26).
A medida que las principales disciplinas se van consolidando con sus “descubrimien-
tos” y se les va exigiendo respuestas precisas a los grandes problemas puestos bajo
Bibliografía obligatoria
Para completar el estudio su lupa, se van presentando situaciones que no reciben respuestas satisfactorias.
de estos temas, remitimos a “Anomalías cada vez más llamativas […], paradojas persistentes y dificultades cada
la lectura del Capítulo 1: La vez mayores inquietaron los sueños modernos de felicidad eterna y progreso per-
Revolución Francesa como manente”. A la par, “se asiste al surgimiento de distintas perspectivas y alternativas
suceso histórico de Immanuel
Wallerstein.
(que) llevan a la necesidad de pensar sobre los pretendidos equilibrios, los cambios,
evoluciones y crisis que se expresan en la historia de las ideas (paradigamas), en la
historia de las sociedades ( culturas) y de los individuos que las co-forman (sujetos).
(Najmanovich, 1999).
El debate sobre el modelo adoptado de producción del conocimiento, los resultados
fruto de estos conocimientos, la capacidad explicativa de los modelosutilizados por
las disciplinas, etc. cobra auge a mediados del Siglo XX, introduciendo nuevas cate-
gorías, como la de interdisciplina, para abordar la actividad científica. Se entiende
que “el arte, la ciencia, la filosofía son sólo formas en que los hombres abordan la
multiplicidad de planos y posibilidades de ser...humanos” y por tanto se promueve
una perspectiva que integre múltiples abordajes”, esto se conseguiría a través de un
trabajo interdisciplinario.
Algunas de las razones de esta interpretación se ubicarían en dos hechos, al menos:
por un lado, la aceptación que alcanzara en el campo científico el concepto de para-
digma expuesto por Kuhn en los años ’60 del siglo pasado, junto a su crítica al es-
quema de desarrollo continuo y progresivo de la ciencia elaborado por los positivistas
lógicos. Por otro, la consolidación, desde mediados del Siglo XX, del modelo sistémi-
co, tanto en la biología, las ciencias sociales y también en la física, necesitadas, todas
ellas, de explicar el cambio, la transformación y la complejidad.
Las diferentes disciplinas, así como distintas líneas de investigación han enfatizado
diversos aspectos de la teoría de sistemas, pero todas ellas aceptan el dictum aristo-
télico: el todo es más que la suma de las partes.
Veamos primeramente lo referido al concepto de paradigma. En una caracterización
acerca de lo significativo que resultó la publicación del libro de Kuhn, La Estructura de
las Revoluciones Científicas, Denise Najmanovich señala en una nota periodística de
1999 que “este texto revolucionó primero el ámbito restringido de historiadores y filó-
sofos de la ciencia” a partir de su caracterización de los paradigmas. Convirtiéndose
luego “en un material de amplia consulta que desde hace 3 décadas está ubicado en
las estanterías de las bibliotecas y librerías más importantes del mundo, casi como un
clásico:
“El concepto de paradigma, que Kuhn desarrolla en él, y que algún crítico dijera que
tiene más de 20 significados distintos, ha alcanzado hoy una difusión fenomenal en
todos los ámbitos de la cultura, pese a la férrea oposición del Positivismo Lógico que
prácticamente hasta los años sesenta era considerado como la filosofía oficial de la
ciencia
En este texto Kuhn expone una nueva concepción del desarrollo científico, explica el
38
rol protagónico que le cabe a la historia en el establecimiento de una nueva filosofía
de la ciencia, […] critica la postura tradicional de la filosofía de la ciencia que conside-
ra a la investigación científica como una larga marcha hacia la verdad a través de un
método que garantiza la objetividad y la neutralidad de la producción científica. Frente
a este esquema de desarrollo continuo y progresivo, que elaboraron los positivistas
lógicos, Kuhn propone su concepción de los Paradigmas, como modelos ejemplares
que guían la investigación en un área determinada del conocimiento y que son susti-
tuidos por otros nuevos mediante verdaderas revoluciones científicas. Un paradigma
establece el marco conceptual dentro del cual se desarrollará la investigación en un
área determinada, plantea cuáles serán la entidades fundamentales del universo, qué
clase de interacción tendrán entre ellas, qué clase de preguntas serán consideradas
legítimas y qué técnicas serán las adecuadas para buscar las soluciones”.
Asimismo, Najmanovich encuentra que “desde el nacimiento de la ciencia moderna
hasta casi nuestro siglo reinó el paradigma de la simplicidad”, el cual eclosionaría en
el Siglo XX. Luego del desarrollo de la Teoría de la Evolución de Darwin (S XIX) y con
el desarrollo del concepto de entropía y de caos, por parte de Prigogine, se inauguran
los grandes problemas conceptuales:
Actividades
“Entre 1874 y 1877, Walrras desarrolló la idea de una situación ‘optima’ para el conjunto
de todo el sistema económico, basado en la idea de un ‘equilibrio general’ que surge de la
interdependencia de todos los mercados de bienes y servicios………… Una de las principales
limitaciones de esta teoría del equilibrio general consistió en que quedó abierto el problema
del criterio con el cual pudiera determinarse un ‘optimo’ general (y no solo individual). Es de-
cir, el paso de un nivel microeconómico al nivel macroeconómico. Sin embargo, el modelo de
equilibrio general poseía dificultades de manejo. Fue así que surgió el más práctico modelo
de ‘equilibiro parcial’, cuya función debemos casi totalmente a Alfred Marshall (en 1890)”
(Díaz Cafferata et al, 1999).
Sin embargo, cuando se trata de entender objetos complejos como los procesos co-
municacionales, los organismos vivos, los comportamientos familiares o sociales, por
ejemplo, es necesario recurrir a otras estructuras explicativas; los cuales se hacen po-
sibles a través de la interdisciplina o la transdisciplina:
“Esto ocurre con Ludwig von Bertalanffy, un biólogo que a partir de esta búsqueda elabora
la Teoría General de los Sistemas, en 1945 […]. Con Wiener (quien presenta su trabajo)
sobre cibernética en 1948, (con) los trabajos sobre teoría de la comunicación de Shannon y
Weaver (1949) y sobre la teoría del Juego de von Neumann y Morgenstern (1949)”. (Naj-
manovich, 1999).
Lo que caracteriza estas teorías es su “interés por estudiar objetos complejos con me- 39
todologías no reduccionistas”, entendiendo que las problemáticas son de naturaleza
interdisciplinaria, o mejor aún transdisciplinaria.
La Teoría General de los Sistemas no constituye una disciplina en sí, nació como una
perspectiva transdisciplinaria que permite abordar sistemas complejos de cualquier
clase, por ello se la considera una metadisciplina: pues más que una teoría sobre el
mundo, es una teoría para desarrollar teorías.
Si bien la concepción estándar fue dominante también en América Latina, ya desde los
inicios de la colonización y en diferentes momentos históricos, se ha ido desarrollado
al mismo tiempo un pensamiento social crítico en disputa con el de la Modernidad,
como veremos más adelante. Esta perspectiva no debe confundirse con la posmo-
dernidad, que comienza a expresarse en la segunda mitad del siglo XX y que también
pone en cuestión algunas “certezas” del pensamiento moderno.
En América Latina el conocer no eurocéntrico, que confronta los mitos del pensamien-
to moderno, tiene una larga y valiosa tradición, desde José Martí o Carlos Mariátegui.
Tiene además otras contribuciones de políticos destacados tales como Manuel Muri-
llo Toro en Colombia o Ponciano Arriaga en México; de los teóricos de la teología de la
liberación; como Paulo Freire y otras más recientes, entre las que están las de Arturo
Escobar, Aníbal Quijano, Edgardo Lander o Enrique Dussel.
Así, respecto del evolucionismo, Enrique Dussel (2000:49) destaca que existe un
“mito de la Modernidad” que se representa como un “mito civilizatorio” el cual des-
cribe –desde el eurocentrismo– la ‘falacia desarrollista’ del proceso de modernización
hegemónico”.
Reconocer el “mito de la Modernidad” es, según este autor, el punto de partida para su-
perar la Modernidad. Al descubrir la “otra-cara negada” y victimada de la Modernidad,
al poder juzgarla como “culpable de la violencia sacrificadora, conquistadora origina-
ria […] y al afirmar la alteridad de ‘el Otro’, negado antes como víctima culpable […]
(es posible) ‘des-cubrir’ […] el mundo periférico colonial, el indio sacrificado, el negro
esclavizado, la mujer oprimida, el niño y la cultura popular alienadas, etcétera” (p.49).
Sólo cuando se descubre el “eurocentrismo” de la “razón ilustrada”, cuando se “define
la falacia desarrollista del proceso de modernización hegemónico”, cuando se descu-
bre “la dignidad del Otro”, solamente en esas circunstancias, “la razón moderna es
trascendida”.
Actividades
Resumen
Es así que el “fin de la historia” parece ser el “triunfo de la Economía sobre la política” o
el “triunfo del liberalismo político”. Los Estados se encuentran cada vez más influidos
por estructuras internacionales y las fronteras territoriales pierden importancia a los
fines económicos. No así las instituciones identitarias y democráticas que continúan
teniendo un carácter fundamentalmente nacional – territorial”.
44
“En el plano social no hay sujeto preconstituido que pueda unificar o totalizar lo social (...) En
las teorías modernizadoras, pensadas para los países en desarrollo, se le concebía al Estado
un rol central, debía no sólo administrar, sino también procurar el consenso.(…) Las nuevas
teorías por el contrario parten del cuestionamiento de ese mito. Atilio Borón observa que
estas teorías aluden al ‘sistema político’ que es un concepto formal y vacío de todo contenido
teórico y práctico, referido a las relaciones entre actores en lugar de hablar de Estado (…) y
al hablar de ‘Economía’ en lugar de ‘capitalismo’ quedan afuera cuestiones conflictivas como
la explotación, la dependencia y el imperialismo”. (Reigadas, 1989)
La caída del Estado-padre/ protector (proveedor de recursos, garante del bienestar),
45
UNIDAD 2
1. La Epistemología
A principios del siglo XX, con las ciencias ya conformadas e institucionalizadas según
vimos en la Unidad 1, Betrand Russell, un destacado matemático y filósofo inglés, su-
girió que la Filosofía debería centrarse en el conocimiento científico y su validez con
enfoques diferentes a los de la gran tradición filosófica. Propuso el nombre de episte-
mología para esta rama de la Filosofía.
Las preguntas que procura responder la epistemología son entre otras ¿qué caracte-
rísticas debe tener un conocimiento para ser considerado ciencia y cómo distinguirlo
de un conocimiento no científico? ¿Cómo validan y justifican las ciencias sus teorías?
¿Cuándo consideramos que una teoría científica es verdadera o verosímil?
O más en general ¿cuáles son los supuestos epistemológicos de las teorías científi-
cas?. Entendiendo por supuestos epistemológicos los puntos de partida que sub-
yacen a la investigación científica casi siempre sin explicitar: cómo se entiende la re-
lación entre el investigador y su objeto, cuál es el grado de correspondencia entre la
teoría y la realidad, la objetividad del conocimiento producido, si la ciencia progresa
y de qué modo, cómo se relaciona el contexto con los contenidos de las teorías cien-
tíficas entre otros. Estas preguntas no tienen respuestas únicas y tampoco pueden
49
ser “resueltas” mediante la comprobación empírica. Para aclarar esta idea veamos un
ejemplo: el psicoanálisis. Se trata de una teoría de gran desarrollo, institucionalizada
en las universidades y con eminentes intelectuales que la representan en la historia
del pensamiento como Freud y Lacan. Al mismo tiempo, hay otro núcleo importante
de intelectuales, igualmente eminentes, como Karl Popper y Mario Bunge, que con-
sideran que el psicoanálisis no es una ciencia porque según ellos no cumple con los
requisitos necesarios para ser considerado ciencia. Unos y otros esgrimen argumen-
tos convincentes. Los defensores de la cientificidad del psicoanálisis recurren a la ca-
pacidad interpretativa de la teoría, a la coherencia de su cuerpo teórico o los éxitos
5 El psicoanalista cuando interpreta los sueños de un paciente es muy probable que difiera de la interpre-
tación de otro psicoanalista frente a una situación igual. Para Popper esto es inaceptable en una ciencia.
Clasificación de
las Ciencias
Empíricas
{ Naturales
Sociales
Ej: Física, Biología.
Las ciencias formales presentan una problemática muy diferente a la de las ciencias
empíricas, por lo que dejaremos de lado su análisis en esta ocasión.6
Consecuentemente con esta división de las ciencias empíricas se distingue entre epis-
temología de las Ciencias Naturales y de las Ciencias Sociales. Existe un amplio te-
rreno común para una epistemología general en donde no es importante la distinción
entre los objetos sociales y naturales y también hay problemas muy específicos de
cada disciplina que permiten hablar de “epistemología de la Administración” o “epis-
temología de la Física”. En el desarrollo de esta unidad nos mantendremos en el ámbi-
to de los aspectos epistemológicos de las Ciencias Sociales, aunque serán inevitables
a veces referencias de carácter general.
La selección del primer eje obedece a que se trata de una discusión con una trayec-
toria larga, que comienza con la institucionalización de las Ciencias Sociales, como
vimos en la Unidad 1. El segundo eje nos introduce en la relación entre Ciencias Socia-
les, Ética y Política que trabajaremos en detalle en la Unidad 3 y nos permite discutir
la relación ciencia- sociedad.
El tercero de los problemas planteados permite introducir la cuestión de la racionali-
dad de la acción, un tema clave para las Ciencias Económicas.
Conviene aclarar que la distinción que Ud. encontrará en Klimovsky entre los enfoque
naturalista, interpretativista y crítico es un modo de establecer distinciones no de-
masiado alejadas de la que estamos proponiendo, es decir desde los tres problemas
que hemos propuesto. En particular el enfoque naturalista y el interpretativista son
emergentes de la pregunta sobre la unidad epistémica de la ciencia, mientras que el
enfoque crítico se liga tanto al problema de la relación entre condiciones de produc-
ción y teorías científicas como al debate individualismo-holismo.
Actividades
52
Ahora bien, si ya no pretende discernir el sentido general de todo lo que existe, el ob-
servador científico, se coloca en una situación de exterioridad en relación a la parcela 53
que observa o sobre la cual experimenta. El objeto se recorta “positivamente” como
algo que es observable y medible por un sujeto que no está involucrado en ese orden
parcial.
A este desplazamiento en el lenguaje científico de la voluntad y de la totalidad hacia
la explicación del orden en recortes de la realidad delimitados, el filósofo y sociólogo
Auguste Comte7 , lo denomina el paso del pensamiento “metafísico” al pensamiento
“positivo”.
7 Filósofo francés iniciador del positivismo. Publicó en 1837 su famoso “Curso de filosofía posi-
tiva” con gran incidencia en el pensamiento social de la época, incluyendo a América latina.
Hemos visto también en la Unidad 1, que las Ciencias Sociales nacen “a caballo” de las
dos culturas: la de las Ciencias Naturales y la de las humanidades. En consecuencia, si
54
las nuevas disciplinas pretenden adquirir el “status de cientificidad”, tan apreciado de
las Ciencias Naturales, no pueden eludir la reflexión sobre sí mismas.
Nos encontramos pues en el siglo XIX con una pléyade de economistas, antrópologos,
sociólogos, historiadores y por supuesto también filósofos, debatiendo cómo proce-
den o deben proceder las Ciencias Sociales frente a los dos problemas que plantea-
mos en el apartado anterior que sintetizamos así:
- la especificidad del mundo social conformado por intenciones y significaciones,
- la interioridad del investigador en la materia investigada y la dificultad de tomar
distancia con ella.
- considerar que puesto que no son observables, no deben ser considerados como
problemas científicos ya que el campo de la ciencia se restringe a fenómenos obser-
vables.
- considerar que las intenciones, los significados que orientan las acciones, son fenó-
menos enteramente externos y pasibles de observación, aunque sea de manera indi-
recta a través de las acciones que se realizan por ellos.
8 La palabra hermenéutica tiene su raíz en el griego y su sentido original es aclarar, hacer ordenado lo con-
fuso Durante la Edad Media la hermenéutica se constituyó en una técnica para determinar la autenticidad de un texto,
dada la proliferación de copias apócrifas de un mismo manuscrito. En el siglo XVI, la hermenéutica pasó a jugar un
papel preponderante en el debate católico-protestante sobre la intepretación de la biblia, y sus practicantes enriqueci-
eron su técnica con la capacidad de interpretar el texto, de develar sus significados. Pronto la historiografía y la la obra
jurídica reclamarían el servicio de la hermenéutica, de modo que en el siglo XIX y frente a la cuestión del significado,
la hermenéutica adquiere nuevo vuelo.
Las dos tradiciones epistemológicas afinan sus herramientas y sus argumentos du-
rante el siglo XX.
Veamos la primera parte, es decir cómo se logra producir enunciados generales verda-
deros, que tengan el carácter de ley científica. Para el positivismo lógico la fuente del
conocimiento es la observación y la experimentación. Cada observación se expresa
en un enunciado llamado observacional que la describe. Por ejemplo “Hay un cuervo
negro”. A partir de múltiples enunciados observacionales se construyen enunciados
de tipo general que tienen un carácter de ley, como por ejemplo “todos los cuervos
son negros”. A la operación de construir enunciados generales a partir de enunciados
observacionales, se la conoce como inducción. Puesto que los enunciados observa-
cionales cumplen con los criterios de facticidad y formalidad, también lo cumplen los
enunciados generales o leyes.
Una vez que tenemos leyes verificadas, seguras, podemos explicar o predecir fenó-
menos particulares. Por ejemplo sabremos por qué el cuervo que aparece volando es
negro o que el próximo cuervo que veamos será negro. Explicar será entonces subsu-
mir, incluir una situación particular dentro de un conjunto de propiedades correlativas
que se expresa por una ley. En nuestro ejemplo, la negritud es una propiedad universal
del ser cuervo. El enunciado “hay un cuervo negro” es un caso particular del general
“Todos los cuervos son negros”. En el caso de que el enunciado sea universal como el
de los cuervos de nuestro ejemplo la operación de explicar es deductiva. Quiere decir
que va de lo general a lo particular. “Todos los cuervos son negros” es general y de aquí 57
se deduce que “El cuervo que pasó volando es negro”.
Alan Chalmers (1986:17) grafica así la doble vía: la de producir leyes a partir de enun-
ciados observacionales y la de explicar fenómenos particulares que se pueden expre-
sar como enunciados particulares a partir de estas leyes (o enunciados generales).
o Las propuestas del Círculo de Viena producen objeciones dentro de la propia tra-
dición positivista. Señalemos tres de estas objeciones: la fuente del conocimiento, el
problema de la inducción y los criterios de demarcación.
• Sobre la fuente del conocimiento: para el positivismo lógico se trata observacio-
nes directas pero ¿la ciencia opera efectivamente así? Los críticos argumentan
que difícilmente pueda pensarse que un físico, sociólogo, economista comiencen
sus trabajos a partir de observaciones desprejuiciadas. El comienzo del conoci-
miento científico comienza con la teoría. Los experimentos, las mediciones se pla-
nean contando con un cuerpo teórico previo que les da sustento. Los científicos
comienzan su tarea estudiando, empapándose de los conocimientos que existen
hasta el momento antes que observando. Es de este conocimiento teórico de don-
de aparecen los problemas y las hipótesis de investigación.
• Con respecto a la inducción, ¿cómo saber cuál es el número de observaciones que
debemos hacer para asegurarnos la verdad del enunciado general? Siempre queda
la posibilidad que, después de haber visto un millón de cuervos, el cuervo número
millón uno no sea negro. O, dicho de otra manera, la verdad de los enunciados
particulares no garantiza la verdad de un enunciado general. Y peor aún ¿cómo
podemos estar seguros que la inducción siempre opera de manera correcta si no
es aceptando un principio de inducción que se obtiene por la inducción misma!?
• Sobre los criterios de demarcación: el criterio de demarcación fáctico tiene mu-
58 chas dificultades en su aplicación. Pensemos en teorías complejas como las del
origen del universo o los modelos económicos complejos. ¿Es posible la observa-
ción directa de los enunciados particulares? Toda observación está mediada por
la teoría. Las observaciones requieren “confiar” en un sinnúmero de constructos
teóricos que le dan sustento. Pensemos tan sólo en la observación a través de un
telescopio. Requiere que aceptemos como verdadera una serie de afirmaciones
sobre el comportamiento de la luz y de los espejos.
Actividades
Hay algo que es importante destacar: cualquiera sea la posición adoptada, el ámbito
de exploración que en el siglo XIX se ceñía a la conciencia pasa al lenguaje. Es en el
lenguaje donde se encuentran los “insumos” para la investigación social. Los signos
lingüísticos no sólo se encuentran en los textos o en las conversaciones sino también
en la moda, en la organización de las ciudades, en la circulación del dinero, en la corpo-
ralidad. El mundo social puede ser leído en clave de lingüisticidad. El paso de la análisis
de la conciencia al lenguaje se conoce como el “giro lingüístico”.
60
Actividades
logo italiano Umberto Eco. El segundo es del antropólogo Cliford Geertz que expone
qué entiende por cultura. Luego de leerlos comprensivamente:
Fragmentos de
Para una guerrilla semiológica
de Umberto Eco
En cambio la cuestión que deben plantearse los estudiosos de la comunicación es ésta: ¿Es
idéntica la composición química de todo acto comunicativo?
Naturalmente, están los educadores que manifiestan un optimismo más simple, de tipo ilu-
minista: tienen una fe ciega en el poder del contenido del mensaje. Confían en poder operar
una transformación de las conciencias transformando las transmisiones televisivas, la cuota
de verdad en el anuncio publicitario, la exactitud de la noticia en la columna periodística.
A éstos, o a quienes sostienen que the medium is the message, quisiera recordarles una
imagen que hemos visto en tantos cartoons y en tantos comic strips, una imagen un poco
obsoleta, vagamente racista, pero que sirve de maravilla para ejemplificar esta situación.
Se trata de la imagen del jefe caníbal que se ha colgado del cuello, como pendentif, un reloj
despertador.
No creo que todavía existan jefes caníbales que vayan ataviados de tal modo, pero cada
uno de nosotros puede trasladar este modelo a otras varias experiencias de la propia vida
cotidiana. El mundo de las comunicaciones está lleno de caníbales que transforman un ins-
trumento para medir el tiempo en una joya «op».
Si esto sucede, entonces no es cierto que the medium is the message: puede ser que la inven-
ción del reloj, al habituarnos a pensar el tiempo en forma de un espacio dividido en partes
uniformes, haya cambiado para algunos hombres el modo de percibir, pero existe indudable-
mente alguien para quien el «mensaje-reloj» significa otra cosa.
Pero si esto es así, tampoco es cierto que la acción sobre la forma y sobre el contenido del
mensaje pueda modificar a quien lo recibe; desde el momento en que quien recibe el mensaje
parece tener una libertad residual: la de leerlo de modo diferente.
“Descripción densa:
hacia una teoría interpretativa de la cultura”
en La Interpretación de las culturas
de Clifford Geertz,
1992 Editorial Gedisa,
Barcelona, España. (pag. 12 y 13)
“El concepto de cultura que propugno y cuya utilida pretendo mostrar es esencialmente un
concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas
de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el 61
análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes,
sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que busco es la explicación,
interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie. Pero semejante
pronunciamiento, que contiene toda una doctrina en una cláusula, exige en sí mismo alguna
explicación”
1) deliberadamente,
2) a alguien en particular
3) para transmitir un mensaje particular,
4) de conformidad con un código socialmente establecido y
5) sin conocimiento del resto de los circunstantes.
Como lo hace notar Ryle, el guiñador hizo dos cosas (contraer su ojo y hacer una señal)
mientras que el que exhibió el tic hizo sólo una, contrajo el párpado. Contraer el ojo con una
finalidad cuando existe un código público según el cual hacer esto equivale a una señal de
conspiración es hacer una guiñada. Consiste, ni más ni menos, en esto: una pizca de conduc-
ta, una pizca de cultura y - un gesto.
Naturalismo Interpretativismo
Sobre la unidad epistémi- Hay unidad. No hay unidad.
ca de las ciencias
Sobre el método Monismo metodológico: Pluralismo metodológico:
La investigación científica Los objetos del mundo so-
presenta una homogenei- cial no pueden ser aborda-
dad doctrinal y una unidad dos del mismo modo que los
de método para confrontar objetos del mundo natural.
con la diversidad de objetos En el primer caso se trata
existentes. Es decir, sólo básicamente de significa-
se puede entender de una dos, en el segundo de cosas.
única forma aquello que se En el primer caso el sujeto
considere como una autén- que conoce es interior al
tica explicación científica. mundo conocido, en el seg-
undo caso, exterior.
La cientificidad La física como modelo de No hay modelo de cientifici-
cientificidad: Dado el éxito dad: Puesto que las Ciencias
alcanzado por las Ciencias Sociales son irreductibles
Naturales, en particular la a las naturales, no hay un
física, las otras disciplinas canon único de cientificidad.
deben orientarse por ese
modelo.
Las Ciencias Sociales Explicar los hechos del Comprender las singu-
deben mundo social, para lo cual laridades del mundo social,
deben ser considerados irrepetibles y contingentes.
como casos particulares de
relaciones generales entre
fenómenos que se expresan
mediante una ley.
Las técnicas de investi- Son preferentemente cuan- Son preferentemente cuali-
gación titativas. tativas.
Así, propone una metodología general no constreñida por las técnicas de recolección
de datos, cuya “forma empírica y el grado de precisión, corresponde a los fenómenos que
interesa observar” (Pires, año: 81). El investigador debe resolver las formas de medida,
entendidas éstas en un sentido amplio. Alejar el objeto por medio de números o acer-
Y señala también que se trata de “Una concepción de metodología que no sea ni dogmá-
tica ni reduccionista (cuantitativa, cualitativa) y tampoco enteramente relativista. Tanto en
el plano epistemológico como metodológico es posible abordar y buscar una cierta “norma-
tividad” un cierto “cúmulo de conocimientos”, así como emprender una cierta revalorización
de algunos aspectos del sentido común, o sea, crear un nuevo espacio para el pensamiento
teórico-empírico”.
Actividades
“Identidades astilladas”
en el libro desde Abajo
de Svampa Maristella
“Curva de Phillips”
En
http://www.zonaeconomica.com/inflacion/curvadephillips
Alrededor de los años 60, Phillips, Solow y Samuelson, estudiaron la relación entre el desem-
pleo y la inflación. Para datos de Estados Unidos y el Reino Unido, encontraron una relación
negativa entre el desempleo y la inflación. Dicha relación podría representarse por medio de:
Nadie pondría en duda que la “sociedad” entendida en un sentido amplio – como la red
de relaciones sociales e instituciones que se desarrollan históricamente - incide sobre
las teorías científicas. En sentido inverso, el quehacer científico tiene una influencia
decisiva sobre todas las esferas de la vida social. Pero ¿en que consiste esa influen-
cia mutua? No hay duda que las fuentes de financiamiento orientan decisivamente la
elección de los problemas a investigar o que la demanda social incentiva determina-
das líneas de trabajo en detrimento de otras o que la presión de determinados grupos
sociales estimula o limita temáticas. Es conocido, por ejemplo, que los desarrollos
científicos en salud a nivel global se orientan más por una lógica económica que social.
Encontramos también que la movilización de grupos ambientalistas impulsa el análisis 65
de factores contaminantes y sus efectos y que la crisis energética demanda la in-
vestigación teórica de energías alternativas. La pobreza creciente estimula las teorías
sobre sus condiciones de posibilidad. Del mismo modo la crisis económica agudiza la
reflexión y las controversias sobre el asunto.
Desde la ciencia a la sociedad también se multiplican los ejemplos de condiciona-
miento. Hay descubrimientos científicos cuyos desarrollos tecnológicos sacuden la
vida cotidiana. El lector puede mirar a su alrededor e imaginar unos cuantos ejemplos
sin salir de su cuarto: computadoras, nuevas fibras textiles, telefonía móvil, los pro-
gramas de educación a distancia… Pero ¿hay en las teorías científicas “huellas” de las
4.1 Las teorías científicas son autónomas con respecto a sus condiciones
de producción
Retomemos a Karl Popper. Para el autor las “condiciones de producción” son un pro-
blema de la sociología, de la psicología o de la historia de la ciencia. Solo la validación
de las teorías es un problema epistemológico. Por eso, dice Popper debe distinguirse
claramente entre el contexto de descubrimiento y el contexto de justificación. Kli-
movsky explica en que consisten tales contextos e incorpora el contexto de aplicación
(pag. 17).
Kuhn afirma que en las ciencias maduras, lo frecuente y habitual es el trabajo con
ciertas reglas, ciertas ideas marco, ciertos procedimientos standard. Por ejemplo los
físicos del siglo XIX producían un conocimiento fructífero a partir de los aportes new-
tonianos. Completaban un cuadro del mundo que había comenzado a dibujarse en el
siglo XVI con la ruptura que significó la llamada “revolución copernicana”. Este marco
general se denomina paradigma y la forma habitual de hacer ciencia es la ciencia
normal.
Pero hay situaciones históricas donde aparecen ciertos detalles, ciertos indicios de
que hay algún problema con el paradigma. Son las llamadas “anomalías”: observacio-
nes que no encajan con la teoría, descubrimientos que no se ajustan a lo previsto. Son
momentos en que se desencadenan las “revoluciones científicas” donde emerge un
nuevo paradigma, inconmensurable con el anterior. Tal lo que sucedió en el siglo XX
con la teoría relativista de Einstein.
Escuchemos las palabras de Kuhn para aclarar las ideas:
“[….] “Ciencia normal” significa investigación basada firmemente en una o más realizacio-
nes pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante
cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior. En la actualidad estas realiza-
ciones son relatadas, aunque raramente en su forma original, por los libros de texto científi-
cos, tanto elementales como avanzados. Estos libros de texto exponen el cuerpo de la teoría 67
aceptada, ilustran muchas o todas sus aplicaciones apropiadas y comparan estas con expe-
rimentos y observaciones. Antes de que esos libros se popularizaran, a comienzos del siglo
XX, muchos de los libros clásicos famosos de ciencia, desempeñaban una función similar…
Sirviendo durante cierto tiempo para definir los problemas y los métodos legítimos de un
campo de la investigación para generaciones sucesivas de científicos. Estaban en condicio-
nes de hacerlo así, debido a que compartían dos características esenciales. Su logro carecía
suficientemente de precedentes como para atraer a un grupo duradero de partidarios, ale-
jándolos de los aspectos de competencia de la actividad científica. Simultáneamente eran lo
[Distinguí hace muchos años…] dos tipos de desarrollo científico: normal y revolucionario.
La mayor parte de la investigación científica, que tiene éxito produce como resultado un
cambio del primer tipo, y su naturaleza queda bien descrita por una imagen muy común: la
ciencia normal es la que produce los ladrillos que la investigación científica está continua-
mente añadiendo al creciente edificio del conocimiento científico. Esta concepción acumu-
lativa del desarrollo científico es familiar y ha guiado la elaboración de una considerable
literatura metodológica. Tanto esta concepción como sus subproductos metodológicos se
aplican a una gran cantidad de trabajo científico importante. Pero el desarrollo científico
manifiesta también una modalidad no acumulativa, y los episodios que la exhiben propor-
cionan claves únicas de un aspecto central del conocimiento científico.
[…] Los cambios revolucionarios son diferentes y bastante más problemáticos. Ponen en
juego descubrimientos que no pueden acomodarse dentro de los que eran habituales antes
de que se hicieran dichos descubrimientos. Para hacer, o asimilar, un descubrimiento tal
debe alterarse el modo en que se piensa y describe, un rango de fenómenos naturales”
(1989:59)
Algunas cuestiones emergen de la lectura atenta de estas citas que vale la pena
señalar:
- La ciencia normal tiene sus normas internas, sus métodos, sus procedimientos.
Pero en el momento de las “revoluciones científicas” estos se derrumban. La situa-
ción socioeconómica, el “clima cultural”, el acontecer político ¿modelan el nuevo
paradigma? Kuhn parece dudar al respecto y se inclina más bien a otorgar peso a las
disputas de poder en la comunidad científica. Sin embargo, se abre la puerta para
lecturas que enfatizan otros componentes del contexto en la construcción del nuevo
paradigma.
4.3 Las teorías científicas no son autónomas con respecto a sus condicio-
nes de producción
10 Debido a que le término constructivismo es ambiguo y se ha utilizado para denominar perspectivas teóricas
diferentes que no guardan relación entre sí, reservaremos ese nombre para las que entienden que la ciencia es una
construcción social, aunque advertimos que hay otra corrientes que se suelen denominar “constructivistas” y que
aluden a otras dimensiones de lo social.
Es importante subrayar entonces que el Proyecto Genoma del Trypanosoma cruzi nace en
la Argentina y que durante todos estos años (1993-2005) varios equipos argentinos y lati-
noamericanos fuimos aportando datos muy importantes para este proyecto. Desgraciada-
mente, no conseguimos la atención de las autoridades de ciencia y técnica para que este
proyecto fuera finalizado en América Latina. Así, el proyecto fue concluido por el aporte de
los institutos nacionales de salud (NIH) de Estados Unidos que permitieron, de una forma
rápida, a partir del año 2001, que el proyecto se pudiera finalizar.
El artículo que describe el genoma del Trypanosoma Cruzi lo firman 20 instituciones, entre
las cuales se encuentran varias de nuestro país: son ellas la Universidad de Buenos Aires,
el CONICET, la Universidad Nacional de San Martín y el Instituto Nacional de Chagas que
promovieron desde un principio este proyecto. Después hay instituciones de Brasil, y Vene-
zuela. Luego participaron instituciones de Suecia, Estados Unidos, Gran Bretaña, y Francia.
No fue un proceso fácil: fue complejo y tuvo diferentes niveles de coordinación. Por ejem-
plo, a mi me tocó dirigir un equipo latinoamericano-español auspiciado por un organismo
iberoamericano, el CYTED, un programa que comenzó con los festejos por los 500 años del
descubrimiento de América. Y este programa, financiando trabajos a nivel latinoamericano,
permitió una serie de avances importantísimos, como la descripción de los cromosomas del
parásito, los extremos de los cromosomas, el descubrimiento de marcadores muy novedosos:
todo eso fue trabajado de la red iberoamericana.
Después hubo trabajos de grupos alemanes que coordinaron con la Universidad de San Mar-
tín; y, básicamente, un equipo sueco que participó muy activamente. Con el tiempo, el equi-
po sueco adquirió vuelo propio y constituyó, junto con los grandes laboratorios de secuen-
ciamiento de Estados Unidos y Gran Bretaña, el eje de lo que llamamos el Secuenciamiento
Masivo. Es decir, hubo tres niveles diferentes de trabajo y las coordinaciones se establecían
en reuniones anuales organizadas por la Organización Mundial de la Salud. Todo esto hacía
posible un intercambio de información y una lenta marcha en lo que llamamos la anotación
del genoma del parásito.
Finalmente, la última anotación la realizó nuestro equipo alrededor del 20 de octubre del
2004.
Con respecto al genoma del Trypanosoma Cruzi, en relación al estudio del Mal de Cha-
gas, ¿cómo contribuiría al saneamiento de la enfermedad?
El conocimiento abre nuevos caminos. Simplemente, leyendo la información que hay, uno
puede ya plantear la existencia de nuevos blancos para combatir puntos débiles del parásito
que no conocíamos (y que ahora conocemos). Ahora tenemos nuevas posibilidades para
desarrollar medicamentos. Si uno llega a tocar esos mecanismos del parásito o dañarlo allí,
uno sabe que lo va a matar (y eso es lo que queremos). Por otro lado, creo que vamos a poder
empezar a pensar de otra forma en una vacuna contra el parásito.
Toda esta información va a servir para que en los próximos diez años haya nuevos remedios
(drogas) contra la enfermedad y para que estemos más avanzados que ahora en la posibili-
dad de una vacuna contra el Trypanosoma cruzi.
No tenemos una actitud de patentar esta información. Nunca la habido. Esta información ha
Ludolfo Paramio, un sociólogo italiano, sostiene con ironía que mientras los eco-
nomistas se ocupan de cómo la gente hace lo que quiere hacer, los sociólogos tra-
tan de demostrar por qué no pueden hacer otra cosa que lo que hacen. Propone el
siguiente ejemplo: una persona quiere comprar una computadora. El economista
72 muestra cómo el individuo después de estudiar todos los catálogos disponibles,
los precios, las financiaciones elige la opción que mejor satisface sus expectativas
teniendo en cuenta sus recursos. El sociólogo en cambio se preguntará cómo esa
persona se vio inducida por la publicidad a comprar una computadora, por qué
sus recursos son escasos o por qué, quien no tiene computadora, queda “fuera”
de la sociedad. Esto es una manera de ejemplificar que en la economía predomina
el punto de partida del individualismo metodológico –individuos que tienen unos
recursos con los cuales procuran maximizar su utilidad- mientras que en la socio-
logía está extendida una visión de corte holista: estructuras que condicionan la
acción de los individuos. Por supuesto que esta es una caricatura, pero es indudable
que en las Ciencias Económicas el paradigma del individualismo metodológico está
ampliamente difundido por medio de una teoría sobre la racionalidad que se conoce
como Teoría de la Acción Racional (TAR). De acuerdo a esta teoría los procesos eco-
nómicos se comprenden como el agregado o la composición de multitud de acciones
individuales de carácter racional.
Pero, ¿en qué consiste la acción racional?
{
Deseo “X”
Decisión
Creencia: Razones para hacer A: Acción A:
“A” produce “X” causa efecto
Con lo cual tiene que combinar las posibilidades subjetivas de alcanzar el resultado
con los cursos de acción posible definidos por las oportunidades y obtener la solución
que maximice la utilidad.
Aunque la definición es muy técnica, intuitivamente nos acercamos a la idea que ac-
tuar racionalmente es elegir la acción que nos aproxime al mayor beneficio con el
menor costo. Tenemos que tener en cuenta que el “deseo” no constituye un solo bien
sino una “canasta” de bienes de todo tipo, un “conjunto de preferencias” que tienen
un ordenamiento, por lo tanto las acciones racionales serán aquellas que optimicen el
logro de las preferencias como han sido priorizadas.
La estructura básica de la acción racional, es entonces, que dado un conjunto ordena-
do de preferencias (deseos) y ciertas restricciones y suponiendo que cada individuo
tenga información completa (creencias), el modo de actuar racional permite maximi-
zar la utilidad.
73
Objeciones
Se ha argumentado que la TAR en su versión clásica no contempla la consistencia de
los deseos o preferencias y tampoco la de las creencias que orientan las elecciones.
También se objeta que hay un supuesto de información completa que casi nunca se
produce en la práctica. Otros autores señalan que la TAR no contempla las normas
que organizan la vida social.
Jon Elster, un individualista metodológico reconocido, ha procurado considerar seria-
mente estas objeciones, construyendo un modelo de acción racional que en primer lu-
gar considera indispensable la consistencia de las creencias y de los deseos. También
“Los datos que desmienten las expectativas “optimistas” de los ideólogos de la política eco-
nómica neoliberal implementada en las sociedades contemporáneas, encarnizamiento que
se consolidó y concentró aceleradamente en el último lustro, son relativizados con una es-
trategia para justificar el fracaso y renovar las expectativas para el futuro éxito del modelo”–
señala Gómez en Neoliberalismo y pseudociencia (1995: 81).
En la formulación de los modelos matemáticos fundados en la TAR es común incluir
una cláusula “ceteris paribus” que significa que dicho modelo será consistente con la
realidad si todos los otros factores que no intervienen en la construcción modelística
se mantienen sin cambios. Con lo cual se abre paso a que se justifique la falta de pre-
cisión en las predicciones con la aparición de situaciones que modifican el “ceteris
paribus”.
Una buena parte de los defensores de la TAR han observado que se trata de una teoría
normativa y no descriptiva, esto es, indica cuál debe ser el curso de acción más ra-
cional, lo que no significa que ese sea el curso de acción que efectivamente se sigue.
Con ello queda salvado el problema de la falta de contrastación empírica pero la teoría
pierde su peso explicativo y predictivo.
Los argumentos favorables o críticos a la TAR son innumerables. Lo cierto es que bue-
na parte de las Ciencias Económicas, pero también de las Ciencias Políticas y en parte
la Sociología, descansa sobre su base.
Actividades
Hasta ahora hemos visto un individuo que actúa para maximizar la utilidad, sin ocu-
parse de cómo actúan los otros. En este caso los otros individuos son una constante
“No tenemos ahora un individuo frente a un mercado, sino un conjunto de individuos dentro
de unas reglas de juego. Cada uno de los individuos debe valorar no sólo los parámetros de
coste y beneficio, sino también anticipar las decisiones de los demás individuos que entran
en el juego y que afectan a la posibilidad de alcanzar el resultado que busca. Lo que sería
óptimo para un individuo según la racionalidad paramétrica puede ser un pésimo objetivo
si los otros jugadores pretenden alcanzarlo también. Un ejemplo muy frecuente es el de los
bienes posicionales: el óptimo para la calidad de vida de un individuo puede ser comprar una
casa en las afueras y un coche que le permita ir rápidamente a su trabajo en el centro de la
ciudad. Pero si muchos individuos toman la misma decisión todos perderán mucho tiempo
en atascos y el barrio de las afueras se masificará”
Para ilustrar cómo procede la teoría de los juegos tomemos un ejemplo clásico y muy
sencillo que se conoce como “dilema del prisionero”. Veamos el caso:
La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos
y, tras haberlos separado e incomunicado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo
trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a diez años, mien-
tras que el confesor será liberado. Si ambos permanecen callados, ambos serán con-
denados a seis meses. Si ambos confiesan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos
durante dos años por un cargo menor.
X CONFIESA X CALLA
Y CONFIESA Ambos son condenados a 2 Y sale libre; X es condenado a 10
años años
Y CALLA X sale libre, Y es condenado a Ambos son condenados a 6 meses
10 años
Lo racional en este caso para cada uno es confesar, ya que si alguno permanece calla- 75
do corre el riesgo de que el otro confiese y quedar en prisión por 10 años. ¡si hubiesen
podido comunicarse obviamente ambos negarían! En este caso no falta información si
no posibilidad de coordinar.
Ahora bien, ¿cómo explicar desde la teoría de los juegos las acciones colectivas? Es
por todos conocidos que las protestas, las movilizaciones, los petitorios, las colectas
para mejorar el barrio abundan en la sociedad. Un autor llamado Olson se preguntaba
si la teoría de los juegos sería suficiente para explicar tal tipo de acciones. Su respues-
ta era negativa. ¿Por qué?
Paramio, en cambio, considera que una vez logrado un piso de adherentes, que de-
nomina “masa crítica”, la racionalidad estratégica permite comprender por qué es
conveniente sumarse a la acción colectiva: por ejemplo un paro. Si estamos seguros
de que un número considerable de los que comparten nuestros intereses se sumarán
a la acción colectiva el cálculo racional indica que no corremos mayores riesgos si
Bibliografía obligatoria adherimos a la protesta y que a mayor participación, mayor posibilidad de éxito. Sin
Para completar el estudio embargo ¿cómo lograr la “masa crítica”? ¿cómo conseguir que la acción colectiva
de este tema, remitimos “arranque” aunque sea con un pequeño número de adherentes? Cuando se trata de un
en el texto “Racionalidad y puñado los costos de la participación son mucho mayores. Se corren riesgos de perder
Racionalización: dos concep-
el trabajo, por ejemplo. Aquí es donde entran en juego valores diferentes al interés
tos claves para la crítica de
la vida moderna”, de Dolores individual: por ejemplo la solidaridad, el sentido de justicia, etc. Pero no sólo lograr la
Santamarina, ubicado en el “masa crítica” requiere de algo más que la acción racional. Las movilizaciones colec-
aula virtual. tivas que marcan hitos significativos - la Toma de la Bastilla en París, el 17 de octubre
del 45 en Argentina, la caída del Muro de Berlín – no son explicables en términos de
Acción Racional, con lo que según Paramio una teoría social fundada sólo en la acción
racional no puede ser completa.
Actividades
A COOPERA A TRAICIONA
B COOPERA A gana y B gana
B TRAICIONA B gana y A pierde
Una perspectiva holista, como adelantáramos, parte de la estructura, del todo para
explicar las partes, por ejemplo las acciones individuales.
No queremos marear al lector con un mapa de perspectivas holistas, por otra parte
dispares entre sí. Pero a propósito de la racionalidad, conviene retomar el enfoque
crítico. Hay un famoso debate entre Popper y Adorno, este último perteneciente a la
Escuela Crítica. Tal debate tiene lugar en 1961 en un Congreso de Sociología, realizado
en la ciudad de Tübinger en Alemania. La discusión versaba sobre la unidad epistémi-
ca de las ciencias. Mientras Popper insiste en tal unidad con sus clásicos argumentos,
Adorno disiente pero no a la manera de los interpretativistas, sino desde la posición
crítica. Para él la sociedad debe captarse como una totalidad, contradictoria en sí mis-
ma, al mismo tiempo racional e irracional, que contiene lo dado y lo que se está ha-
ciendo al mismo tiempo. La sociedad, sigue diciendo Adorno, sólo es un “problema”
para aquel que piensa en su transformación, para los que piensan una sociedad dis-
tinta de la que existe.
La Escuela Crítica entiende la acción racional en tanto búsqueda de los medios más
eficientes para llegar a metas “dadas”, que no pueden ser discutidas racionalmente,
como una “racionalidad instrumental”. Reconoce también que es el tipo de racionali-
dad que no ha cesado de extenderse desde la modernidad, pero esto no implica, que
esté en la naturaleza del género humano, ni que pueda ser el punto de partida de una
investigación social. Para ellos, la “colonización” de todas las esferas de la vida huma-
na por la racionalidad instrumental ha bloqueado las posibilidades para la transforma-
ción emancipatoria. Por lo tanto la tarea de la crítica consiste en comprender cuál ha
sido la dinámica histórica que ha posibilitado tal situación y cuál es la salida11 . Y esta
tarea sólo puede emprenderse desde la comprensión de la totalidad contradictoria e
histórica.
Pero veamos esta crítica con mayor detalle en el artículo Racionalidad y racionaliza-
ción dos conceptos claves para la crítica de la vida moderna, de Dolores Santamarina
(2010).
Actividades
En un hormiguero bien organizado, las hormigas reinas son pocas y las hormigas obreras,
11 En los años 70 los teóricos de la Escuela Crítica descreyeron de que hubiera posibilidades para transfor-
mar la sociedad y se inclinaron por el arte o por una nueva religiosidad.
Resumen
En síntesis:
En este recorrido hemos visto:
1)La epistemología en tanto reflexión filosófica sobre la ciencia que indaga sobre la
78 “validez” y las “condiciones de producción” del conocimiento científico.
2) Señalamos tres de los múltiples problemas para el análisis de las Ciencias Sociales
que podríamos resumir con estas preguntas:
- ¿Hay unidad epistémica entre las ciencias? En particular ¿las Ciencias Sociales co-
nocen de la misma manera que las Naturales?
- ¿cuáles son las relaciones entre condiciones de producción y teoría científica?
- Por dónde debe comenzar el estudio de lo social ¿por la acción individual o por las
estructuras o la totalidad de lo social?
- Se analiza la teoría de la acción racional (TAR), la cual supone que la sociedad se ex-
plica por agregación de infinidad de acciones racionales. La acción racional es aquella
que, dadas ciertas metas, ciertas creencias y ciertos cursos de acción posible limita-
dos por los recursos, elegirá la mejor alternativa, esto es, la que optimice la utilidad:
maximice beneficios y minimice costos.
UNIDAD 3
Para abordar esta unidad, consideramos interesante tomar las discusiones planteadas
por Partha Dasgupta y Karl Polanyi, autores considerados en la bibliografía obligatoria
de la cátedra. Ambos textos nos permitirán introducirnos en el debate sobre la Ciencia
Económica como ciencia social.
En el caso de Dasgupta, en su texto Economía: Una brevísima introducción incorpora,
en el análisis, diversas temáticas habitualmente ausentes en los abordajes de las
disciplinas –pobreza, desigualdad social, instituciones, entre otras–, insistiendo en la
Economía como ciencia social. Por su parte, Polanyi, en su clásico La gran transfor-
mación, y desde una visión crítica, va más allá, poniendo en cuestión la subordinación
de las prácticas sociales a las prácticas económicas.
Es importante recuperar, para una mejor comprensión de los autores, los contenidos
de la unidad II sobre los debates epistemológicos, dado que cada uno de ellos presen-
ta perspectivas diferentes en el análisis. En la lectura de los textos iremos dilucidando
estas perspectivas.
Consecuente con lo anterior, el autor incorpora al análisis una serie de temas que
están ausentes en la gran mayoría de los libros introductorios actuales de Economía:
las desigualdades sociales, la pobreza, la confianza, las instituciones, los contratos,
los acuerdos interpersonales, las comunidades, la naturaleza, los bienes comunes, los
derechos de propiedad, la cultura y su internalización, entre otros.
Una primera cuestión que deja en claro este autor es que “…los más frecuentes de-
sacuerdos que las personas tienen acerca de los asuntos económicos son, en defini-
tiva, acerca de la lectura de los “hechos”, no acerca de los “valores” que esas personas
tienen”. Este es un punto de vista cercano al enfoque objetivo o la objetividad en el
abordaje de los problemas económicos. Luego, agrega que su perspectiva ética es
derivada de su pensamiento económico y que esta ética guía su política, expresada
como prescripciones de política económica.
Entre sus objetivos se encuentra presentar una óptica alternativa al enfoque existente
en la teoría económica o Economía moderna que se enseña en las universidades lí-
deres del mundo desarrollado. Considera que si bien el punto de partida son las expli-
caciones de los fenómenos económicos, para lo cual se recurre a los datos estadísti-
cos con su carácter generalizador e indiferenciador de las condiciones de vida de las
personas, para avanzar en la prescripción de políticas que buscan modificar y mejorar
las situaciones existentes se debe recurrir a la comprensión de los fenómenos.
La comprensión de la vida de las personas pertenecientes a distintas culturas y las
condiciones de existencia, en palabras de Dasgupta, implica:
“Comprender sus vidas involucra mucho más; requiere análisis, que habitualmente llama a
una nueva descripción. Para conducir un análisis, necesitamos primeramente identificar las
prospectivas materiales que los hogares de las niñas enfrentan -ahora y en el futuro- bajo
contingencias inciertas. Segundo, necesitamos descubrir el carácter de sus elecciones y los
caminos por los cuales las elecciones hechas por millones de hogares como el de Becky y el
de Desta van a alcanzar las metas a la que se dirigen. Tercero, y vinculado con ello, necesita-
mos descubrir los caminos por los cuales las familias han llegado a heredar sus circunstan-
cias actuales” (Dasgupta, 2007:8).
Ahora nos ocuparemos de Karl Polanyi. Antes de comenzar con la lectura de los capí-
tulos seleccionados, es necesario hacer una pequeña mención sobre el autor y la obra
considerada para esta unidad. La gran transformación ha sido escrita hace más de 60
años y sin embargo los problemas y perspectivas abordados no han perdido vigencia.
Como lo dice Fred Block13 en la Introducción de la edición del año 2001, esta obra
de Polanyi “es indispensable para comprender los dilemas que enfrenta la sociedad
global a principios del siglo XXI”.
Karl Polanyi (1886-1964), cientista social, nació en Budapest, Hungría. Durante su vida
transitó por diversos lugares como Viena (Austria), Inglaterra y Estados Unidos. En la
elaboración de este libro, el autor recurre a la Historia, a la Antropología y a la Teoría
Social; lo cual se percibe claramente en los capítulos que trabajaremos en esta unidad.
El autor intenta recuperar la idea del hombre como ser social, para analizar las prác-
ticas económicas como prácticas sociales y, de esta forma, desnaturalizar la perspec-
tiva de la Economía como un sistema de mercados autorregulados, es decir, que de
manera automática, entrelazadamente, se ajusten o equilibren a partir del mecanismo
de los precios. Así, nos mostrará cómo “las motivaciones económicas surgen del con-
texto de la vida social”, es decir, la motivación de la ganancia o el beneficio no es
“natural” en el hombre, así como tampoco su caracterización como un ser egoísta e
individualista –esta caracterización se acompaña de una racionalidad instrumental-.
La visión de Polanyi nos permite desnaturalizar conceptos que, desde una de las per-
86 spectivas de la teoría económica14 , se definen como de la naturaleza del hombre. En
sus notas complementarias, en La gran transformación, explicita alguna de estas cues-
tiones:
12 Es importante recuperar de la unidad II de la materia el concepto de racionalidad instrumental o subjetiva
(teoría de la elección racional), diferenciando entre la racionalidad paramétrica y estratégica, dado que el autor está
trabajando desde dicha perspectiva. Contribuye a una mayor distinción el texto sugerido “Decisión racional y acción
colectiva” de Ludolfo Paramio (2000).
13 Fred Block, reconocido sociólogo de la corriente neoinstitucionalista de la Universidad de California,
Estados Unidos. Pertenece a la Junta Directiva del Instituto Karl Polanyi de Economía Política de la Universidad de
Concordia en Montreal, Canadá, –fundado en 1987 en reconocimiento a la relevancia de la obra de Karl Polanyi en la
sociedad contemporánea.
14 Nos referimos particularmente a la teoría clásica y neoclásica.
“El siglo XIX trató de establecer un sistema económico autorregulado sobre la motivación
de la ganancia individual. Sostenemos que tal empresa resultaba imposible en sí misma.
Aquí nos ocuparemos exclusivamente de la visión distorsionada de la vida y la sociedad que
implicaba tal enfoque. Los pensadores del siglo XIX suponían, por ejemplo, que era “natural”
el hecho de comportarse como un negociante de mercado, que cualquier otro modo de com-
portamiento era una conducta económica artificial: el resultado de la interferencia de los
instintos humanos; que los mercados surgirían espontáneamente si los hombres quedaran
en libertad de hacer lo que quisieran; que independientemente de la conveniencia de tal
sociedad por razones morales, por lo menos su viabilidad se fundaba en las características
inmutables de la humanidad, etc. Casi exactamente lo opuesto de estas aseveraciones está
implicado en el testimonio de la investigación moderna en diversos campos de las Ciencias
Sociales tales como la Antropología social, la Economía primitiva, la Historia de las primeras
civilizaciones, y la Historia económica general. En efecto, casi no hay un sólo supuesto an-
tropológico o sociológico –ya sea explícito o implícito- entre los contenidos en la filosofía del
liberalismo económico, que no haya sido refutado” (Polanyi, [1944] 2007:334).
Para ayudarnos en la reflexión sobre la crítica que realiza Polanyi al sistema económi-
co como autorregulado y la caracterización del hombre como egoísta e individualista,
proponemos el ejemplo de una red de comercio que surge de una organización camp-
esina de la provincia de Córdoba -Movimiento Campesino de Córdoba-, la cual se
construye desde otra racionalidad y otras motivaciones económicas, distintas a
las planteadas por el liberalismo económico.
Ejemplos
“La soberanía alimentaria es el derecho que tenemos los pueblos de decidir sobre nuestra
alimentación. Tenemos el derecho de decidir qué y cómo producir, por eso utilizamos los
frutos del monte, la cocción a leña y las recetas familiares transmitidas por generaciones.
No consideramos nuestros productos como una mercancía según lo establecen las leyes del
mercado, lo cual implica no producir en serie porque algo “venda” más, sino tener en cuenta
¿Qué entendemos por “relación justa”? ¿Una relación definida por un mercado au-
torregulado que determina un precio para la mercancía producida por el trabajador
campesino y que bajo ese precio se comercialice?
En el caso del MCC, ¿cuáles son las decisiones que la organización toma que dan
forma a sus prácticas económicas? ¿Estas prácticas pueden considerarse también
prácticas sociales?
Para una mejor comprensión del capítulo, citamos algunas líneas de Fred Block en la
Introducción a La gran transformación (2007):
Es así como Polanyi (2007) nos dice: “En última instancia, ésa es la razón por la que
el control del sistema económico por parte del mercado tiene consecuencias abru-
madoras para la organización completa de la sociedad: significa nada menos que la
sociedad opere como un accesorio del mercado. En lugar de que la Economía se arrai-
gue en las relaciones sociales, éstas son las que se arraigan en el sistema económico”.
Retomando lo presentado en la unidad II, nuestro autor expresa que “el liberalismo
económico trabajó bajo la ilusión de que sus prácticas y métodos eran el resultado
natural de una ley general”.
Para ejemplificar los problemas derivados del control de la Economía sobre la socie-
dad, donde la sociedad funciona como un accesorio del mercado, recurrimos a un he-
cho particular: la crisis financiera desatada a nivel mundial desde fines del año 2008.
Nos ayudamos de un artículo:
Ejemplos
La banca en la sombra
PÁGINA/12 - 1 de marzo de 2009
Alfredo Zaiat
“El estallido de la burbuja global de las hipotecas denominadas subprime está hacien-
do visible el oscuro entramado del negocio financiero y bancario que se difundió a
escala planetaria en las últimas tres décadas. Fuera del alcance de la regulación de los
organismos de control que, a la vez, han sido funcionales al desarrollo de un mercado
sin límites ni reglas, ese sistema se ha empezado a desmoronar con un final incierto.
La debacle gatillada por la caída de las subprime provocó la evaporación de billones de
dólares de capital ficticio y quebrantos en cadena:
Polanyi, por su parte, desde una perspectiva crítica se ocupó de los sistemas eco-
nómicos y del hombre. Miles de años de historia nos muestran cómo el hombre
se relacionó de diferentes formas conformando distintos sistemas económicos,
90 los cuales complementan las relaciones sociales, siendo el mercado uno de los
patrones existentes. A partir de ello, plantea su crítica a la economía de mercado
y al liberalismo económico.
El abordaje de esta primera parte de la unidad ha sido desde una mirada amplia
sobre los problemas sociales. A continuación nos centraremos en una de las pro-
blemáticas actuales de mayor debate: la relación entre el hombre y la naturaleza.
Una de las maneras de abordar las cuestiones del medio ambiente y su relación con
las Ciencias Sociales es a partir del avance en el análisis de las prácticas económicas
que los actores sociales llevan adelante. Nos referimos a actores sociales que están
inmersos en determinadas estructuras, en el sentido en que los actores constituyen
las estructuras y, a su vez, sus actividades no son enteramente independientes de las
“reglas de juego” existentes. Se trata de una perspectiva comprensivista de la proble-
mática del medio ambiente, ubicada en las fronteras entre Individualismo (acción) y
holismo (estructura).
Así, el análisis de las prácticas económicas, en la medida que afectan al ambiente y a
los seres humanos, está impregnado de contenidos éticos, de valores. Por ejemplo,
teniendo en cuenta que las razones que guían al actual sistema económico de mer-
cado –la acumulación y el crecimiento sin límites– se plantean como los fines últi-
mos que debe perseguir la sociedad toda (Polanyi, 1944); que para lograrlo se utilizan
fuentes de energía no renovables sin limitaciones y con fuertes efectos contaminantes
sobre amplias poblaciones, si lo medimos en términos de ganadores y perdedores,
observamos que resultan pocos los beneficiarios y muchos los perjudicados de estas
prácticas económicas. Enfatizamos en la contradicción entre, los valores que están
contenidos en los fines últimos perseguidos y los limitados fines económicos que pro-
pone el sistema de mercado existente.
Si abordamos el punto de vista de E. Dussel15 (2001), el autor expresa que “Los prin-
cipios éticos no se yuxtaponen desde afuera a la economía, sino que la constituyen
por dentro y en tanto economía”. Desde esta perspectiva comprensivista, el fin de
la acción económica que busca el ahorro de recursos escasos (eficacia) para la repro-
ducción de la vida en el largo plazo y la exigencia ética como deber (normativa) de
reproducir la vida humana en general se yuxtaponen, persiguiendo la satisfacción de
necesidades mediante el consumo para el desarrollo de la vida.
Para una mejor comprensión del tema recomendamos realizar un repaso sobre la ra-
cionalidad, tema abordado en la unidad II. Le sugerimos, en este repaso, reconocer las
diferencias entre la racionalidad instrumental o subjetiva (teoría de la elección racio-
nal) y la racionalidad valorativa u objetiva.
Ejemplos
“[…] detrás de esta crisis se perfila a su vez la verdadera crisis estructural sistémica del capi-
talismo. La continuación del modelo de desarrollo de la Economía real tal y como lo venimos
conociendo así como el del consumo que le va emparejado, se ha vuelto, por primera vez en
la Historia, una verdadera amenaza para el porvenir de la humanidad y el del planeta.
La dimensión mayor de esta crisis sistémica concierne el acceso a los recursos naturales del
planeta que se han vuelto muchísimo más escasos que hace medio siglo. El conflicto Norte/
Sur constituye por lo tanto el eje central de las luchas y conflictos por venir.
El sistema de producción y de consumo/despilfarro existente hace imposible el acceso a los
recursos naturales del globo para la mayoría de los habitantes del planeta, para los pueblos
de los países del Sur. Antaño, un país emergente podía retener su parte de esos recursos sin
amenazar los privilegios de los países ricos. Pero hoy día ya no es el caso. La población de los
países opulentos ¬ el 15% de la población del planeta ¬ acapara para su propio consumo y
despilfarro el 85 % de los recursos del globo y no puede consentir que unos recién llegados
accedan a estos recursos ya que provocarían graves penurias que pondrían en peligro los
niveles de vida de los ricos.
Si los Estados unidos se han fijado como objetivo el control militar del planeta es porque
saben que sin ese control no pueden cerciorarse del acceso exclusivo a esos recursos. Como
bien se sabe, China, la India y el Sur en su conjunto también necesitan esos recursos para
su desarrollo. Para los Estados Unidos se trata imperativamente de limitar ese acceso y, en
último recurso, sólo existe un medio: la guerra.
Por otra parte, para ahorrar las fuentes de energía de origen fósil, los Estados Unidos, Europa
y otras naciones desarrollan proyectos de producción de agro-carburantes en gran escala, en
detrimento de la producción de víveres cuyos precios en alza los azotan”.
Ética
Fines intermedios
(Salud, educación, bienestar, etc.)
Economía Política
Medios intermedios
(Bienes de capital, fuerza de trabajo, conocimientos,
etc.)
Técnica
Medios últimos
Física (materia-energía no renovable)
Figura Nº 1
En esta figura, los fines intermedios están ordenados en función del fin último, están al
servicio del fin último, que es el principio ordenador. No resulta sencillo identificar el o
los fines últimos que el autor nombra como religión, o aquello intrínsecamente bueno
y que no es derivación de otro fin/es, como por ejemplo la vida humana. Un aspecto
significativo de la figura lo constituye el lugar de la Economía, que ocupa una posición
intermedia. Esto muestra que la perspectiva de la economía ortodoxa (de raíz neoclá-
sica) dominante es errónea, al tratar el estudio de la asignación entre medios escasos
y fines múltiples y rivales, como si ese fuera todo el espectro de los fines/medios.
naturaleza, de la cual todos formamos parte y que nos permite reconocer su existencia
irremplazable como medio último del que todos nos servimos.
La concepción del crecimiento económico sostiene que los fines intermedios no tienen
límites, no dejan de crecer de manera insaciable, infinita, con el surgimiento de nuevas
y crecientes necesidades, sin considerar que los medios últimos son finitos: pareciera
que la Economía del crecimiento es la Economía de las necesidades crecientes.
Desde una posición distinta y alternativa a la economía del crecimiento, Daly plantea
que los medios últimos tienen un límite que la tecnología no puede superar y que la
acumulación de medios intermedios (stock de bienes de capital y fuerza de trabajo), a
partir de cierto nivel, se vuelven en contra de los fines últimos, lo que resulta perjudi-
cial. Ejemplos de esto son los casos de contaminación del ambiente, de desempleo y
de inequidad económica. La limitación de los medios últimos se expresa en escasez y
restricción al crecimiento y la consideración de los fines últimos le pone un corte a la
deseabilidad de un crecimiento sin límites. Debemos tener en cuenta que la escasez se
expresa en un aumento del costo privado, mientras que la contaminación se manifies-
ta como un aumento del costo social.
“Sobra decir que una situación estacionaria del capital y la población no implica una si-
tuación estacionaria del adelanto humano. Sería más amplio que nunca el campo para la
cultura del entendimiento y para el progreso moral y social; habría las mismas posibilidades
de perfeccionar el arte de vivir, y habría muchas más probabilidades de que se perfeccionara 95
cuando los espíritus dejaran de estar absorbidos por la preocupación constante del arte de
trepar. Incluso las artes industriales se cultivarían con más seriedad y con más éxito, con
la única diferencia de que, en vez de no servir sino para aumentar la riqueza, el adelanto
industrial produciría su legítimo efecto: abreviar el trabajo humano” (Mill, 1857; citado en
Daly, 1989:28).
19 Robert Solow, economista norteamericano referente de la Síntesis Macroeconómica Neo- Keynesiana.
Desarrolló el modelo clásico sobre teoría económica de crecimiento a largo plazo en la década de 1950 en el MIT
(Massachusetts Institute of Technology). En 1987 recibió el Premio Nobel de Economía por las contribuciones men-
cionadas.
Thomas Malthus
Las ideas de Malthus se analizan a partir de dos de sus obras: Un Ensayo sobre el Prin-
cipio de la Población (1798) y Los Principios de Economía Política (1820). En el primero
de los textos adopta la metodología de análisis denominada empirismo lógico o hipo- 97
tético deductivo, la cual establece que hay dos tipos de verdades, las verdades lógicas
y las verdades empíricas. Las verdades lógicas son deducciones a partir de enunciados
iniciales considerados seguros. Las verdades empíricas son enunciados objetivos, co-
rrectos y verificables, a partir de la observación y el experimento. Las verdades lógicas
20 El término ideología se emplea con diversos significados. En ocasiones se lo emplea como “falsa concien-
cia o ver el mundo invertido” que se manifiesta por ejemplo en las explicaciones religiosas, pseudocientíficas, o del
pensamiento dominante, las que alimentan la alineación de las personas, al separar sus condiciones de vida de la
conciencia. Otros la entienden como una preferencia personal y es sinónimo del conjunto de ideas o concepción del
mundo que expresan ciertas corrientes de pensamiento o individuos. En este texto el término ideología se asociará a
este último significado.
21 La acumulación de capital puede ser entendida como un proceso de enorme importancia en el funcion-
amiento del sistema capitalista de producción. Si partimos de las ganancias o beneficios no distribuidos por las em-
presas, éstas se transforman en ahorro y posterior inversión para reposición o ampliación de la capacidad productiva,
con el objetivo de aumentar sus ventas y los beneficios, iniciando nuevamente el ciclo, dentro de una estructura de
competencia en el mercado. Así este proceso o ciclo reviste un carácter individual (para cada empresa) y a la vez
social (competencia en el mercado), que se repite de manera incesante y con relativo dominio por parte de cada
empresa particular.
22 En términos sencillos sería la demanda global que se iguala a la oferta global en una Economía, la que
siempre encontrará su equilibrio a cualquier valor, en una escala infinita, de empleo de los factores de producción. El
concepto de demanda efectiva será posteriormente retomado por J.M. Keynes en la década de 1930, con diferencias;
expresando que el valor de equilibrio es único.
sumo.
David Ricardo
“…los salarios (el precio del trabajo) están sujetos a alzas o bajas debido a dos causas: 99
1º Oferta y demanda de mano de obra.
2º El precio de los bienes en que el obrero gasta su salario.”
(Ricardo, 1973:74)
En este sistema, el trabajo asalariado se considera una mercancía, al igual que los bie-
nes y servicios, cuyos precios se determinan por la oferta y la demanda. El nivel de los
salarios determinados por estos dos factores tiende, en el tiempo, hacia un “salario
natural”, que les permitiría a los trabajadores cubrir los gastos necesarios para la sub-
Karl Marx
Desde una perspectiva ontológica, Marx “…concibe la realidad como una totalidad de
partes internamente relacionadas, y concibe estas partes como relaciones expandibles ta-
les que cada una en su plenitud puede representar la totalidad” (Ollman, 1973, citado en
Harvey, 2007:65). En esta concepción, la totalidad no es la suma de las partes, pres-
cindiendo de las relaciones entre los componentes; sino que lo fundamental son las
Así, el capitalismo como totalidad modifica, a su modo, los elementos que lo compo-
nen; y estos elementos también ejercen influencia en la totalidad, en el sistema, al que
contribuyen a fortalecerlo y transformarlo. En la medida que resuelve los conflictos y
contradicciones que se le presentan, el sistema capitalista se fortalece y se afianza. Por
ejemplo, la expansión de las inversiones de grandes corporaciones de EEUU hacia Chi-
na desde los años ’70 impulsadas por los altos beneficios, permitió resolver los pro-
blemas de estancamiento económico y la baja rentabilidad dentro de EEUU, aunque
posteriormente generó una fuerte competencia de precios por los productos prove-
nientes del país asiático. Pero si los conflictos no se resuelven se abre la posibilidad de
que el sistema entre en situación de crisis, que no pueda seguir funcionando como lo
venía haciendo, buscándose entonces salidas alternativas. De esto deriva su carácter
histórico. Esta relación entre la totalidad y las partes se presenta de manera continua y
a su vez tiene una fuerte dinámica, expresada en los cambios y adaptaciones del siste-
ma ante distintas situaciones (por ejemplo el uso de tecnologías intensivas en capital
para enfrentar el conflicto con los trabajadores dentro del ámbito de las empresas).
Entre las distintas estructuras que expresa su pensamiento, el autor destaca la im-
portancia y primacía de la base económica, la cual comprende a dos estructuras: las
fuerzas productivas (la disponibilidad de trabajadores, de recursos naturales, de tec-
nologías, de instrumentos y maquinarias, etc.) y las relaciones sociales de producción
(la relación entre las actividades intelectuales y el trabajo físico, entre las actividades 101
reservadas a los varones y a las mujeres, las referidas a la división internacional de la
producción, etc.). A su vez, la base económica necesita para su desarrollo de otros
elementos que la regulan, que la dinamizan, que la fortalecen como los derechos de
propiedad, las instituciones estatales y no estatales, la ideología, el conocimiento y
otros elementos, agrupados dentro del concepto de superestructura.
Para este autor las distintas estructuras tienen algunos grados de autonomía en su
desempeño y a su vez se encuentran en estrecha interrelación entre sí, con lo cual se
De los párrafos anteriores podemos observar que cada autor utiliza un método parti-
cular que considera adecuado para el análisis de su objeto de estudio: el empirismo en
Malthus, los modelos económicos basados en análisis abstractos en Ricardo, y el ma-
terialismo dialéctico en Marx. Cada uno de estos métodos empleados ha dado como
resultado perspectivas y conclusiones distintas en relación al problema planteado: la
relación entre la población y los recursos.
La primera observación es que ninguno de los métodos empleados puede ser catalo-
gado como erróneo, ilegítimo, subjetivo o no científico. Con Malthus nos informamos
de lo existente, lo que es, partiendo de las categorías disponibles y sin apartarnos
del statu quo. De Ricardo se obtienen prescripciones acerca de lo que “debería ser”, a
partir de categorías abstractas que se aplican a una realidad cambiante. En Marx se
explica el cambio como una necesidad generada internamente, que afecta las catego-
rías existentes así como la realidad material.
Como mencionamos anteriormente estos métodos no se excluyen entre sí, ya que
son adecuados para los objetos y perspectivas de cada uno de los autores; cada uno
expresa una posición ideológica, lo que nos permite llegar a una segunda observación
en la cual el método utilizado y el resultado al que se llega, están estrechamente rela-
cionados.
Como tercera observación decimos que, si las cuestiones ideológicas pueden ser en-
contradas en cada autor, entonces la hipótesis de la neutralidad ideológica o neutrali-
dad ética para juzgar la validez, la pertinencia y la legitimidad de la investigación cien-
tífica es, en sí misma, una afirmación ideológica y puede convertirse en un obstáculo
para el avance del conocimiento: “Estamos, sin embargo, obligados a admitir que la in-
vestigación científica se produce en un ámbito social, expresa ideas sociales y transmite
significados sociales” (Harvey, 2007:53).
Afirmar que todas las perspectivas que nos informan de un problema son ideológicas
no significa que los resultados de las investigaciones dependen de la opinión subjetiva
del autor y que, por tanto, nos alejarían de esa búsqueda de la verdad que tanto esfuer-
zo cuesta a los seres humanos: ésta constituye la cuarta observación. 103
De lo anterior señalamos que podemos entender que las ideas, los argumentos, los
conceptos y las categorías son parte de las relaciones sociales, en tanto tienen impac-
to en individuos, grupos, sociedades y en la supervivencia de la humanidad a través
de las medidas adoptadas frente a problemas concretos. Esto también abona el argu-
mento de la no neutralidad ética o ideológica.
Traemos al debate la propuesta de construir una Economía como ciencia social crí-
tica, alternativa a la Economía ortodoxa de raíz neoclásica. Esta propuesta respon-
de al planteo de Ricardo J. Gómez, quien plantea un marco teórico para el análisis,
compuesto por un marco normativo que contenga “… presupuestos ontológicos, epis-
temológicos y, especialmente, éticos, lo que establece una diferencia abismal entre nuestra
propuesta y la usualmente aceptada por la ortodoxia” (2003: 185). El contenido ético, en
palabras del autor, es el aspecto más importante en la construcción de una Economía
como ciencia social crítica, señalando que este contenido, al formar parte del marco
teórico; orientará el objeto de estudio y los componentes (ecuaciones y leyes) del
modelo formal o teoría. Gómez agrega que los supuestos éticos del neoliberalismo no
consideran a la pobreza y a la desocupación como problemas reales a resolver y que
plantearlos como objeto de estudio económico constituye una postura valorativa y
“…requiere de un marco normativo con supuestos éticos diametralmente distintos, aunque
usualmente ello implique la necesidad de cambiar también los supuestos ontológicos y epis-
temológicos” (Gomez, 2003: 185).
Actividades
“...en tanto que, por un lado, los pretendidos intereses científicos no son sino canalizaciones
y en cierto modo neutralizaciones de intereses extracientíficos que penetran en la ciencia
en versión atenuada, el instrumental científico que proporciona el canon de lo que debe
considerarse como científico no deja de ser instrumental de un modo inimaginable para la
propia razón instrumental: un medio para responder a preguntas cuyo origen queda fuera
del alcance de la ciencia y que, en realidad, van más allá de ella. En la medida en que la
racionalidad medio-fin de la ciencia ignora el telos implicado en el concepto de instrumenta-
lismo y se convierte en fin único y exclusivo, contradice su propia instrumentalidad. Esto es, 105
precisamente, lo que la sociedad exige de la ciencia” (Adorno et. al., 1973: 28-29).
Douglas e Isherwood, en el texto El mundo de los bienes, realizan un análisis del con-
sumismo desde una perspectiva antropológica. Hemos extraído los párrafos más sig-
nificativos con el fin de reflexionar respecto de las prácticas sociales y de una de las
variables destacadas en la ley de la oferta y la demanda de la teoría neoclásica, los
consumidos.
pp 17-18
“… El consumismo es un asunto más complicado que la gordura individual, y la indignación
moral no basta para comprenderlo.
En la bibliografía profesional contemporánea sobre el consumo hay una marcada tendencia
a suponer que la gente compra bienes por dos o tres particulares motivos: bienestar social,
bienestar psíquico y exhibicionismo. Los dos primeros responden a necesidades personales
(…) El tercero es un término muy amplio que pretende contener todas las demandas socia-
les, burdamente sintetizadas en una simple ostentación competitiva. (…)
En primer lugar, la idea misma de consumo debe ser colocada en la base del proceso social, y
no considerarla simplemente un resultado o un objetivo del trabajo. El consumo tiene que ser
reconocido como parte integral del mismo sistema social que explica el impulso a trabajar,
el cual forma parte de la necesidad social de relacionarse con otras personas y de disponer
de objetos de mediación para conseguirlo. (…) Las mercancías, el trabajo y el consumo han
sido artificialmente abstraídos del conjunto del esquema social. Esta extirpación no ha hecho
más que obstruir la posibilidad de que entendamos tales aspectos de nuestra vida”.
pp 19
“Es totalmente absurdo llegar a sumar millones de individuos que compran y utilizan mer-
cancías sin tener en cuenta las transformaciones de que son objeto por el hecho de compartir
el acto de consumo.
(…) Un conjunto de mercancías en propiedad de alguien constituyen un informe físico y
visible de la jerarquía de valores que suscribe quien lo ha elegido. Las mercancías podrán ser
106 estimadas o tenidas por inadecuadas, desechables o reemplazables, pero sólo si apreciamos
el modo en que son utilizadas para conformar un universo inteligible, podremos saber cómo
solucionar las contradicciones de nuestra vida económica.”
pp 26
“Las mercancías son neutrales pero su uso es social; pueden ser utilizadas como murallas o
como puentes.”
Consignas:
1. Desarrolle una definición de consumo a partir de lo expresado por los autores.
2. ¿Por qué podemos considerar al consumo una práctica social? Bibliografía complementaria
3. Reflexione sobre la frase “las mercancías son neutrales pero su uso….” Douglas e Isherwood [1979]
(1990) El mundo de los
bienes. Hacia una antropo-
logía del consumo. Editorial
Grijalbo. México
Actividad de integración
Puntos n°1 y n°2
Los siguientes trabajos prácticos nos permitirán integrar las ideas de los autores tra-
bajados hasta el momento en la Unidad 3. A partir de un material audiovisual, en el
primer práctico, y un discurso del Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo
Morales, en segundo lugar, nos acercaremos a la discusión sobre la relación economía
/ ecología. Aquí podremos reflexionar sobre las implicancias políticas y ecológicas
ante el funcionamiento de una economía de mercado, como lo expresa Karl Polanyi,
guiada desde una racionalidad instrumental (relación medios/fines eficiente).
Además del documental, recomendamos retomar los elementos teóricos desarrolla- El mismo está disponible en:
dos en la unidad. http://www.rebelion.org/
noticia.php?id=68474
1. Como podrán observar, el documental muestra cómo funciona el sistema produc-
tivo y distributivo mundial y cuáles son las relaciones que se dan con la sociedad. En
base a esto, recomendamos que:
a) Identifique cada uno de los sectores que forman parte del sistema y describa su
funcionamiento.
b) Identifique los sujetos e instituciones que lo integran y las relaciones que se esta-
blecen en cada uno de ellos.
c) ¿Cuáles son los problemas que encontramos en su funcionamiento?
2. Polanyi expresa que una economía de mercado puede funcionar solamente en una 107
sociedad de mercado
a) ¿Qué nos dice al respecto el documental?
b) ¿Cuáles son las relaciones que se establecen en el sistema explicado por el docu-
mental que nos permiten deducir una sociedad de mercado?
c) ¿Qué papel cumplen los consumidores en este circuito? ¿Qué relación encontra-
mos entre ello y la sociedad de mercado analizada por Polanyi?
d) El mercado autorregulado ¿permite explicar el funcionamiento del sistema?
En el análisis del discurso se procura que encontremos las categorías teóricas mencio-
nadas y observamos cómo son tratadas las mismas, haciendo una comparación con lo
trabajado en este módulo.
“Primero saludar a la mesa, segundo a nombre del pueblo boliviano, felicitar y reconocer la
gran convocatoria para debatir sobre el calentamiento global, sobre este cambio climatoló-
gico.
Hoy en este debate debemos ser más sinceros, más realistas sobre los problemas que viven
nuestros pueblos, que vive la humanidad y que vive el planeta tierra.
[…]Yo quiero decirles con mucha sinceridad, disculpen si algunos países, si a algunos grupos
108 les afecta la vivencia de mi país, la vivencia de los pueblos indígenas, estoy convencido que
el capitalismo es el peor enemigo de la humanidad.
[…]Ese capitalismo tiene un gemelo que es el mercado y la guerra, el mercado que convierte
a la vida en la mercancía, el mercado que convierte a la tierra en la mercancía, y cuando no
pueden sostener un modelo económico de saqueo o de explotación, de marginación, de ex-
clusión y sobre todo de acumulación al capital apelan a la guerra, la carrera armamentista.
[…]Y por eso yo siento que es importante cambiar modelos económicos, modelos de desa-
rrollo, sistemas económicos vigentes especialmente en el occidente, y si no entendemos y
debatimos con profundidad la vivencia de nuestros pueblos con seguridad no estamos resol-
viendo un problema climatológico, un problema de la vida, un problema de la humanidad.
[…] La idea de libertad «degenera, pues, en una mera defensa de la libertad de empresa»
que significa «la plena libertad para aquellos cuya renta, ocio y seguridad no necesitan au-
Luego de la lectura del texto, podemos afirmar que, la libertad individual y la dignidad
son consideradas como valores centrales para la civilización por el pensamiento neo-
liberal. Ahora bien, cabe preguntarnos:
a) ¿Se proponen para toda la civilización desde esta corriente del pensamiento políti-
110 co económico?
b) ¿Qué papel cumple la propiedad privada en esta perspectiva?
c) ¿Se pueden deducir los fines de este tipo de afirmación?
111