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Historia del gorrión

En un pequeño y bullicioso pueblo, en el hueco de un antiguo árbol, vivía un gorrión llamado


Pío. Pío era un gorrión común, de plumaje marrón y modesto, pero con un espíritu aventurero
y curioso. A diferencia de sus compañeros, que se contentaban con picotear las migajas en los
patios, Pío soñaba con explorar más allá de los límites del pueblo. Cada mañana, se posaba en
las ramas más altas del árbol, observando el vasto cielo azul y preguntándose qué secretos se
escondían más allá de las colinas lejanas.

Un día, impulsado por su curiosidad y valentía, Pío extendió sus alas y emprendió un viaje más
allá de su hogar. Voló sobre campos y ríos, maravillándose con la diversidad de paisajes y
sonidos. Durante su viaje, se encontró con otras aves, aprendiendo historias y canciones que
nunca había escuchado. Cada noche, encontraba refugio en los árboles o bajo los aleros de las
casas, siempre mirando las estrellas y soñando con el día siguiente.

En una de sus paradas, Pío llegó a un vasto bosque, donde conoció a una bandada de gorriones
que habían creado un hogar entre los árboles frondosos. Estos gorriones eran diferentes; eran
amables y acogedores, y compartían todo lo que tenían. Pío se quedó con ellos durante un
tiempo, aprendiendo sobre la importancia de la comunidad y la fuerza de trabajar juntos. A
pesar de la seguridad y el cariño que encontró en el bosque, su corazón anhelaba continuar su
viaje.

Pío continuó su aventura, llevando consigo las lecciones aprendidas en el bosque. En cada
parada, compartía historias de su hogar y del bosque, extendiendo la amistad y el
conocimiento que había ganado. Con el tiempo, Pío se convirtió en un puente entre diferentes
bandadas de gorriones, uniendo sus historias y sabiduría.

Finalmente, después de muchas lunas y soles, Pío decidió regresar a su hogar en el pueblo.
Regresó transformado, con historias de tierras lejanas y amistades inesperadas. Los otros
gorriones del pueblo, que una vez lo habían visto partir, ahora lo escuchaban con asombro y
admiración. Pío les enseñó las canciones que había aprendido y compartió las historias de
cooperación y unidad que había vivido.

La llegada de Pío cambió la dinámica en el pueblo. Los gorriones, inspirados por sus relatos,
comenzaron a explorar más, a interactuar con otras bandadas y a ver el mundo con ojos más
abiertos. Pío, el gorrión aventurero, se convirtió en un símbolo de curiosidad y valentía,
demostrando que incluso el más pequeño de los pájaros puede tener un gran impacto en su
comunidad. Su historia, llena de aventura y descubrimiento, se contó de generación en
generación, inspirando a otros a extender sus alas y explorar el mundo más allá de su hogar.

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