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A MI QUERIDA MOQUEGUA

En Moquegua, tierra floreciente y radiante,

donde el sol brilla con esplendor fulgurante.

se alzan montañas majestuosas y colosales,

testigos eternos de historias ancestrales.

Sus cerros, imponentes y erguidos, desafían el horizonte inmenso y extendido,

Mientras que el río, serpenteando sin cesar,

refresca los campos con su caudal sin parar.

Encontramos en sus valles y quebradas una rica flora,

verdades destelladas, donde el perfume de las flores sobrenaturales,

inunda los corazones con aromas celestiales.

En este suelo se forjaron valientes héroes,

cuya sangre derramada dejó firmes cimientos,

mártires, de nobleza y coraje, que lucharon por preservar su virtud y linaje.

El cristo blanco extiende sus enormes brazos,

Acogiendo a todo moqueguano.

Las palabras, cual tórtolas, vuelan en el viento,

llevando consigo relatos de gran contento.

En las cocinas ancestrales moqueguanas donde el fuego era

el maestro de la sala, la olla de barro en el fogón ardiente

acogía con cariño los sagrados ingredientes.

Bajo el cielo azul de tus paisajes serenos,

contemplamos tus grandezas, bellos destellos,

y en cada verso, sinónimo de devoción, te alzamos en versos, oh, Moquegua, con pasión.

Y nos despedimos pronunciando el nombre de Mercedes Cabello de Carbonera

Que fue una valiente guerrera y que dio su vida por nuestra querida Moquegua.

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