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DEFENSA INTEGRAL DE LA NACION

MCs. LUIS BOHORQUEZ

La Defensa Integral implica la actuación articulada de un conjunto de sistemas, métodos, medidas


y acciones de cualquier naturaleza e intensidad en los ámbitos estratégicos del poder nacional
económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar, con el objeto de salvaguardar
la soberanía, la integridad territorial y el desarrollo sustentable de la nación. Se trata de un amplio
abanico de conocimiento que requiere de herramientas metodológicas que permitan sistematizar
criterios de racionalidad teórico-práctica, susceptibles de ser modelados con un enfoque
cualitativos - cuantitativo, representado en escalas de medición nominal, ordinal, de intervalo y de
razón.

El modelaje estratégico en el marco de las ciencias sociales supera la cuantificación o enumeración


descriptiva de variables y datos, para abrir paso a una visión prospectiva de los procesos a partir
de la interrelación de las mismas. De esta forma se cumple una de las principales tareas del
conocimiento científico que es anticipar situaciones o problemas y, en la medida de lo posible,
prever posibles soluciones.

La calidad de vida deja de ser un tema exclusivamente civil y político, tal como la seguridad y
defensa dejan de estar en un terreno exclusivamente militar. El lineamiento ofrecido tanto por el
constituyente como por el legislador en la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación, establecen las
bases de un modelo de calidad de vida que inicia en el desarrollo humano, activa la participación
de la sociedad y desemboca en un bienestar, que es la piedra angular de la seguridad y la defensa
integral.

superar la concepción tradicional de la amenaza bélica externa como principal sustento de la


seguridad y defensa de la nación, para asociarla al desarrollo sustentable, la calidad de vida y la
promoción del cambio social hacia la evolución política, constituye lo que denominaba Chávez "un
salto cuántico", que otorga un papel relevante al elemento civil en la materia de seguridad y
defensa; también paralelamente significa que el elemento militar está justificadamente
involucrado en la calidad de vida del país.

Por lo que la calidad de vida forma parte esencial, y es inseparable, de la defensa integral de la
nación. La conjunción de ambas variables viene dada por el hecho de que si se incrementa el buen
vivir en la población, la nación resultará más defendida, es por esto que se asume a la
corresponsabilidad como elemento vinculante y dinámico entre ambos conceptos.

La defensa es integral porque esgrime una acción por cada amenaza y emplea un enfoque holístico
en tanto se potencian las capacidades de respuesta de todos los agentes, dispositivos y grupos
humanos que incrementan el poder defensivo de la nación en la totalidad de sus ámbitos, y sin
limitar se al paliativo, la disminución del daño o la reparación de los efectos colaterales de esas
amenazas.
Igualmente, la defensa integral deja de lado el simple concepto de la confrontación internacional y
la defensa contra el enemigo interno, pudiendo abordar otros frentes como la inequidad, la
pobreza crítica, la destrucción del ambiente, la proliferación nuclear, entre otras.

En este sentido, el Documento Rector de la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela (2010),


establece que:

El principio de corresponsabilidad constitucional se aplica indudablemente a la


concepción de la defensa integral, comprometiendo al pueblo y a su Fuerza Armada
Nacional Bolivariana con la misma tarea común. Esta nueva doctrina defiende la noción
de “guerra popular prolongada”, la creación y consolidación de las milicias y la
preparación política e ideológica de toda la sociedad en su conjunto, para enfrentar a un
enemigo militar y tecnológicamente superior (p. 33).

La concepción de una defensa con corresponsabilidad y conciencia abarca los siete ámbitos
establecidos por la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación (2002): el ámbito geográfico, económico,
político, social, cultural, ambiental y militar; esto fomenta el compromiso de todos los actores
(Estado-FANB-Pueblo) para la defensa de la soberanía y el desarrollo humano sustentable, que se
materializa en el: 1) fortalecimiento del poder militar de la nación; 2) profundización de la unión
cívico militar (pueblo -fuerza armada) y 3) fortalecimiento de la participación del poder popular.

Para Sánchez (2013) no es solo la Fuerza Armada Nacional Bolivariana desde el ámbito militar, quien
debe responder ante una amenaza a la integridad territorial, sino también los poderes del Estado
desde el ámbito político, los educadores y científicos desde el ámbito cultural, los medios de
producción y tecnológicos desde el ámbito económico y por supuesto la sociedad, familia e
individuos desde el ámbito social.

Todos ellos permiten hablar de una defensa integral, democrática, participativa y protagónica que dé
lugar a la preservación de la independencia, la democracia, la igualdad, la paz, la libertad, la justicia y
la solidaridad que son, todos, factores para un desarrollo integral y sustentable.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) coloca a la defensa, el desarrollo


humano y el bienestar como fines esenciales del Estado en su Artículo 3; por su parte la Ley Orgánica
de Seguridad de la Nación (2002) en su Artículo 17 establece la calidad de vida como el fundamento
primordial de la seguridad y defensa integral de la nación en los siete ámbitos que dimensionan la
existencia humana, y que fueron mencionados previamente.

A pesar de la importancia que reviste a la calidad de vida y el bienestar de la población, ninguno de


estos conceptos ha sido definido con claridad ni en forma legal, ni de manera académica, lo que
genera, por ejemplo, que sea común ver al concepto de bienestar siendo usado como sinónimo de
calidad de vida.

La necesidad de cerrar la brecha epistemológica existente mediante la clarificación de estos


constructos calidad de vida y el bienestar, constituye un paso fundamental en la instrumentación
para lograr la verdadera diferencia entre lo que es una noción simple de Estado, y un Estado social,
democrático y de justicia.

En tal sentido, como aporte a la ciencia se buscó responder a las siguientes preguntas:

• ¿Cuál debe ser la definición de calidad de vida que garantice, realmente, una efectiva seguridad,
defensa, y por ende, desarrollo integral de la nación venezolana?

• ¿Puede construirse un modelo conceptual de calidad de vida venezolana, que permita instrumentar
acciones dentro del ámbito de la defensa integral de la nación? Y, si es así,

• ¿Cuáles son los elementos que deben conformar este modelo conceptual para la República
Bolivariana de Venezuela?

La calidad de vida elude a las teorías del bienestar; y no cualquier “bienestar” sino aquel que es
fundamento de la seguridad y defensa integral de la nación, según el Artículo 17 de la LOSN. La razón
es que este bienestar tiene sus raíces en la acción política colectiva, es decir en la participación, cuya
garantía es el protagonismo de un pueblo consciente y desarrollado. El supuesto fundamental de
este bienestar es que no se agota en la satisfacción de las necesidades, como lo propondría el
utilitarismo, ni tampoco en la objetiva igualdad de distribución del liberalismo.

Desarrollo

Aristóteles hablaba de la “felicidad suma” como la finalidad del transcurrir humano, ya que es el
único valor final y suficiente en sí mismo (García, 2002). Habría sido así esta propiedad motivacional,
lo que dio paso a que un término tan difuso encontrara su lugar en la psicología (Fierro, 2000),
cuando apareció en el Psychological Abstract en 1973. Su alta connotación filosófica se habría abierto
paso progresivamente al más operativo concepto de “bienestar- personal”

La tradición positivista moderna hace foco en los aspectos externos de ese bienestar (Fuentes y
Rojas, 2001, p.289), analizándose las condiciones de vida o “welfare”, cuyo marco de referencia es el
Estado de Bienestar en conjunto con las políticas que este último suponía (Pardo, 1997). Tal
orientación dio lugar al término calidad de vida, que es de carácter inicialmente cuantitativo y generó
gran cantidad de estudios.

Ahora bien, si en la mayor parte del Siglo XX la calidad de vida estuvo fuertemente ligada a las
condiciones o welfare, hoy día pasa a atribuírsele más importancia al bienestar, o wellbeing, como la
obtención de satisfacción disfrutando de recursos disponibles más allá de su simple posesión.

La emergencia del constructo calidad de vida está asociada al bienestar, refiriéndose menos a la
provisión de al menos un mínimo nivel de condiciones y respaldo social (welfare), y más a una
condición percibida de libertad individual y colectiva en los aspectos sociales, económicos,
psicológicos, espirituales o médicos (wellbeing); por lo cual, se considera que el Artículo 17 de la
LOSN hace referencia al término wellbeing y no al de welfare, pese a que ambos se pueden traducir
como “bienestar”.
Según Espinosa (1999), las tendencias actuales en las acepciones de calidad de vida, se resumen en
los siguientes postulados:

• La calidad de vida se aprecia en forma cada vez más amplia y holística.

• La posesión y disfrute de los medios no garantiza la plena conformidad humana, ni la calidad de


vida de ésta.

• La calidad de vida se resiste a las interpretaciones parceladas, siendo necesario índices integrales
que reúnan visiones de múltiples criterios.

• Se comprende que la pobreza no es solo económica, ya que existen carencias de medios en lo


político, cultural y social.

• Ya no se asocia la calidad de vida únicamente a la diferenciación entre estratos sociales

El buen vivir, o vivir bien, es una visión ética de una vida digna; significa respeto por la vida y por la
naturaleza. Bajo esta concepción se concibe a la naturaleza como sujeto, y a los seres vivos como
miembros de la comunidad. Esto es una reacción contra la materialización, en defensa de los
derechos de las comunidades a vivir según su modo tradicional.

El buen vivir no debe ser entendido como una revisión occidental de un pensamiento “indígena”, ni
un intento de regresar a la cosmovisión de la sociedad primaria para sustituir en todas sus partes el
desarrollo convencional.

Antes que eso, el buen vivir es una mirada a la esencia del desarrollo humano integral y sostenible
como fin último del Estado, tal como lo señala el Artículo 3 de la Carta Magna de la República
Bolivariana de Venezuela y la Ley de Orgánica de Seguridad Nacional, cuyo análisis nos proporciona
los siguientes fundamentos:

• Los modelos y definiciones de calidad de vida son colectivos.

La base de este paradigma es que la calidad de vida es un bienestar con sus especificidades, tiene
ámbitos definidos, es producto de la participación social y del fomento del goce, ejercicio y desarrollo
de derechos. Tal comprensión de la calidad de vida, en su sentido de elemento primordial de la
seguridad y defensa integral de la nación está consagrada en el artículo 17, del capítulo II, el cual
expresa:

La calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas es objetivo fundamental para el


Estado Venezolano, el cual conjuntamente con la iniciativa privada fomentará a nivel
nacional, estadal y municipal, el desarrollo integral, sustentable, productivo y sostenible,
a fin de garantizar la participación de la sociedad y así otorgar el mayor bienestar a la
población. (p. 5).

En el espacio internacional, la orientación a un mundo de paz y justicia ha sido una inquietud


permanente de un sector importante de la humanidad. La Carta de las Naciones Unidas
establece que “se promoverá el progreso social y la elevación del nivel de vida dentro de un
concepto más amplio de la libertad” (1948, p. 2).
Así mismo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada por las Naciones
Unidas provee una lista de factores que pueden ser considerados al evaluar la calidad de vida.
Estos incluyen muchos aspectos que para los ciudadanos de los EEUU y otras naciones
desarrolladas se dan por garantizadas, pero que no están disponibles en un número
significativo de países alrededor del mundo.

Desde esta perspectiva, la seguridad humana se configura como la protección integral de la


sociedad, la cual se alcanza a través de dos herramientas fundamentales: la primera, el
empoderamiento de la población; y la segunda, la protección por parte del Estado, comunidad
internacional, sociedad civil y demás entes. Se define como un movimiento de arriba hacia
abajo; reflejándose los principios constitucionales de la democracia protagónica y la
corresponsabilidad.

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