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I. E. EMBLEMÁTICA Nº 1182 “EL BOSQUE” - UGEL Nº 05 – S. J. L


Av. Los Ciruelos Nº 898 Urb. Canto Rey –San Juan de Lurigancho
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BIOGRAFIA DEL AUTOR

Juan Rulfo nació el 16 de mayo de 1918 en Sayula, en el Estado de Jalisco - México, sus padres
fueron Juan Nepomuceno Pérez Rulfo y María Vizcaíno Arias. Debido a la Guerra de los Cristeros, su
familia cambia de residencia en varias ocasiones y sus estudios primarios los termina en un orfanato
de Guadalajara. Viaja a la ciudad de México y al poco tiempo regresa a Guadalajara.

En 1934 se radica en
México, y comienza a
escribir sus trabajos
literarios y a colaborar en
la revista "América".En
1938 empieza a escribir
Los hijos del desaliento,
publica dos cuentos en la
revista Pan, 1946 trabaja
para la Goodrich Euzkadi
como agente viajero, en
donde inicia su labor
fotográfica, en la que
realizó notables
composiciones. En 1947
se casó con Clara
Aparicio, con la que tuvo
cuatro hijos.

En 1953 publicó "El llano


en llamas" (al que
pertenece el cuento "Nos
han dado la tierra") y en
1955 apareció "Pedro
Páramo". De esta última
obra dijo Jorge Luis
Borges: "Pedro Páramo
es una de las mejores
novelas de las literaturas
de lengua hispánica, y
aun de toda la literatura",
y que fuera traducido a varios idiomas: alemán, sueco, inglés, francés, italiano, polaco, noruego,
finlandés.

De la obra de Juan Rulfo que ha sido llevada al cine se encuentran: Talpa, basada en un cuento
homónimo de él mismo, El despojo, Paloma herida, El gallo de oro, La fórmula secreta, Pedro
Páramo, El rincón de las vírgenes (basada en sus cuentos Anacleto Morones y el Día del derrumbe),
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¿No oyes ladrar los perros? (basado en el cuento homónimo), El hombre de la Media Luna (basado
en Pedro Páramo) y el Hombre.

Entre los premios otorgados, figuran el Premio Xavier Villaurrutia en 1956, el Premio Nacional de
Letras en 1970, el Premio Jalisco en 1981 y el Premio Príncipe de Asturias en 1983.
Juan Rulfo fue uno de los grandes escritores latinoamericanos del siglo XX, que pertenecieron al
movimiento literario denominado "realismo mágico", y en sus obras se presenta una combinación de
realidad y fantasía, cuya acción se desarrolla en escenarios americanos, y sus personajes
representan y reflejan el tipismo del lugar, con sus grandes problemáticas socio-culturales entretejidas
con el mundo fantástico.

Fue un incansable viajero y participó de varios Congresos y encuentros internacionales, y obtuvo


Premios como el Premio Nacional de Literatura en México en 1970 y el Premio Príncipe de Asturias
en España en 1983.
Falleció en México en 1986
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SUS OBRAS
EL LLANO EN LLAMAS ( 1953, 17 cuentos)
Nos han dado la tierra
La cuesta de las comadres
Es que somos muy pobres
El hombre
En la madrugada
Talpa
Macario
El llano en llamas
¡Diles que no me maten!
Luvina
La noche que lo dejaron solo
Paso del norte
Acuérdate El derrumbe
No oyes ladrar a los perros
El día del derrumbe
La herencia de Matilde Arcángel
Anacleto Morones

PEDRO PARAMO
OTRAS LETRAS (RELATOS Y TEXTOS UTOBIOGRÁFICOS):
Un Pedazo de Noche)
La Vida no es muy Seria en sus Cosas

TEXTOS SUELTOS
Por eso queremos tanto a Julio. A Julio Cortázar
La tierra pródiga
Verdad y mentira en la creación literaria.
Pedro Páramo, treinta años después
El desafío de la creación.

AIRE DE LAS COLINAS: CARTAS A CLARA. (Este libro recoge 81


cartas que Juan Rulfo (Acapulco, 1918-México D.F., 1986)
escribió a Clara Aparicio, su mujer, entre 1944 y 1950

EL GALLO DE ORO Y OTROS TEXTOS PARA CINE


El Gallo de Oro, argumento nunca filmado cabalmente,
El Despojo, un guión jamás escrito, y un texto poemático, eje de
una descripción de imágenes,
La Fórmula Secreta

LOS CUADERNOS DE JUAN RULFO,


La Codillera.
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Cleotilde

OTRAS OBRAS
El hombre de la Media Luna
El imperio de la fortuna
Los hijos del desaliento
Nos han dado la tierra
Paloma herida
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LIBRO INFRAMUNDO (fotografías)


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NOVELA
PEDRO PARAMO
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TEMA Y ARGUMENTO

INTRODUCCION
“Pedro Páramo” publicada en 1955, es una extraña y apasionante novela que produce desconcierto
en el lector, pero que asombra y estremece a medida que se avanza en sus paginas singulares. No es
gratuito, pues, que algunos críticos la consideren como una de las mejores obras literarias en lengua
española de los últimos siglos.

Su tema central es el mundo de los campesinos, aquella soledad y ese silencio que ya había sido
abordado en su anterior libro “El Llanto en Llamas”. El mismo Juan Rulfo se refiere a ella como algo
que tuvo una larga gestación, una génesis extensa, pero que el acto físico de escribirla fue realizado
en pocos meses:

“No había escrito una sola pagina, pero me estaba dando vueltas a la cabeza. Y hubo una cosa que
me dio la clave para sacarlo, es decir, para desenhebrar ese hilo aun enlanado. Fue cuando regrese
al pueblo donde vivía, 30 años después, y lo encontré deshabitado (...). La gente se había ido, así.
Pero a alguien se le ocurrió sembrar de casuarinas las calles del pueblo. Ya mi me toco estar allí una
noche, y es un pueblo donde sopla mucho el viento, esta al pie de la Sierra Madre. Y en las noches
las casuarinas mugen, aúllan. Y el viento. Entonces comprendí yo esa soledad de Comala, del lugar
ese...”

Rulfo nos quiere decir que al igual que en sus cuentos, recrea ese mundo del recuerdo tan
característico de toda su obra, tan singular y solitario, expuesto en ese estilo escueto como sus
paisajes, pero bello por lo que sugiere.

La diferencia entre El Llano en Llamas y Pedro Páramo, no esta en el carácter temático, sino en la
evolución y transformación de su técnica narrativa. Hasta el lenguaje continúa siendo el mismo:
poesía y recreación del habla popular. Los cuentos, salvo algunas excepciones ( “El hombre”,
“Macario”, “En la madrugada” ) se pueden considerar como realistas, y en cambio la novela nos
presenta una ordenación en materia narrativa poco frecuente para la época y que tendrá auge algo
más adelante, hacia los años sesenta, invadiendo con su técnica la narrativa hispanoamericana.

Para no desfallecer ante la construcción de la novela, y poder continuar adelante, seria conveniente
recordar las palabras de un critico de la obra de Rulfo: “una primera lectura de Pedro Páramo
posiblemente nos introduzca en un ámbito novelesco de esfuminada y caótica dimensión, donde la
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palabra, el personaje y la acción asoman de las hendiduras de la suprarealidad sin tiempo,
confabulándose para ofrecernos algo en apariencia desvertebrado, A través de otra y otra lectura, con
afán penetrante, se puede ir configurando un alucinante trazado que permitir entrever unificadora
corporeidad. El dialogo, las alusiones, el monologo interior, las evocaciones y el rápido, imperceptible
y sugestivo relato van conduciendo a la plástica aun incierta de una trama, de la cual surgen la
imagen y el ser de un hombre, y la sensación de un pueblo con sus gentes asomándose en
“murmullos”, en el mundo insomne de la muerte”.

ARGUMENTO
Pedro Páramo, el protagonista, es un personaje sin fortuna pero con grandes ambiciones. Poco a
poco, ya por medio de la astucia, ya por medio de la fuerza, logra apoderarse de todas las tierras de
la región. Primero, para despojarla, se casa con Dolores Preciado, a quien no ama. Cuando se cansa
de ella, la abandona con su hijo Juan y se queda con su patrimonio. Viene después el robo de las
tierras de Aldrete, a quien ahorca porque lucha en defensa de sus propiedades. Y así, de terror en
terror, Pedro Páramo llega a ser cacique de la comarca, temido y odiado, tanto por el peón como por
el comerciante, por el abogado como por el cura.

Su hijo Miguel es el azote de las mujeres de los pueblos circunvecinos: viola y asesina impunemente.
Su vida y muerte son violentas, irredimibles. No así la de Pedro, quien desde su adolescencia, ha
sentido un gran amor por Susana San Juan, amor que le hace menos despreciable. Para poder
casarse con Susana, ya viuda (supuestamente), Pedro manda asesinar al padre de su amada. Tras
grandes contratiempos, Páramo por fin logra obtener lo que desea, su unión con Susana. Pero ya es
tarde: esta ha enloquecido. Cuando la entierran, Comala-el pueblo- celebra una fiesta. Pedro Páramo
jura vengarse: “Me cruzare de brazos y Comala se morirá de hambre. Y así lo hizo”. Su propia muerte,
como la de su hijo Miguel, es violenta. Abundio, el arriero, su hijo, lo acuchilla. Sin Pedro Páramo,
Comala no puede sobrevivir. Su promesa, por tanto, se cumple: Comala muere.

Algún tiempo después Juan Preciado llega a Comala en busca de su padre. Con su llegada, siete días
después de la muerte de su madre Dolores, da principio la novela. Juan Preciado espera encontrar un
pueblo de campos verdes bien cultivados, habitado por gente alegre. Esa es la visión que le ha dejado
su madre. En cambio halla un pueblo muerto, lleno de murmullos, de ecos, de sombras, de almas en
pena, enclavado en una región árida, sin árboles, sin vida animal o vegetal. Allí, entre los horrores de
su desconcierto, muere de espanto y narra su historia a Dorotea, con quien comparte su tumba y las
palabras de los otros muertos.

LISTA DE PERSONAJES
EL PADRE RENTERIA, Cura párroco de Comala quien ha permitido los desastres de Pedro Páramo
y siempre vive en el arrepentimiento, en constante lucha espiritual. También él a ha sido victima del
cacique, Miguel violo a su si sobrina Ana y asesino a su hermano. En medio de los remordimientos se
une a los cristeros y no vuelve a saber de él.
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ANA, Sobrina del padre Renteria. Debido a su inocencia es victima de la lujuria e Miguel Páramo,
quien ya había asesinado a su padre.

TERENCIO LUBIANES, UBILLADO, TORIBIO, ISAÍAS, Personajes del pueblo que dialogan sobre la
muerte de Miguel Páramo.

MARIA DYADA, Hermana de Eduviges, quien se dirige al padre Renteria para pedir por el alma de su
hermana, que se ha suicidado.
ABUNDIO MARTINEZ, Otro hijo de Pedro Páramo. Es el arriero que le indica a Juan Preciado el lugar
donde se encuentra Comala. Al final, completamente ebrio, asesina a Pedro Páramo y a Damiana
Cisneros.

DAMIANA CISNEROS, Vieja servidora de la Media Luna. Siempre esta a lado de la familia Páramo.
Con el tiempo añora la noche en que Pedro la busco en su cuarto y ella perdió la oportunidad de estar
con él. Sin embargo, sigue a su lado hasta el último momento. Todo indica que muere a manos de
Abundio Martínez, luego que éste apuñala a Pedro Páramo.

TORIBIO ALDRETE, Pequeño propietario que al recamar sus derechos, es ahorcado por los hombres
de Pedro Páramo.

SIXTINA, Hermana de Damiana que ha muerto hace mucho tiempo, y sin embargo aún ronda por
Comala.

FILOTEO ARECHINGA, Empleado de Pedro Páramo que busca gente para trabajos menores.
Deambula por Comala causando espanto entre las mujeres.

DONIS Y SU HERMANA, Personajes incestuosos que dan albergue a Juan Preciado. En su casa éste
sufre un acceso de locura que lo lleva a la muerte.

DOROTEA, Compañera de tumba de Juan Preciado, a quien éste ha contado toda su historia, vive de
la medicina y la ilusión. Muere poco después de Juan Preciado; por eso comparte su tumba.

JUSTINA DÍAZ, Servidora de Susana San Juan. Permanece a su lado desde su infancia hasta el
momento de su muerte.

SUSANA SAN JUAN. Eterno amor de Pedro Páramo, quien al final la consigue, pero ya es tarde; ella
esta demente. Sin embargo, los delirios de Susana van dirigidos A encuentros pasionales con su
esposo Florencio, aunque éste, posiblemente también s producto de su imaginación.

BARTOLOMÉ SAN JUAN. Padre de Susana. Ella está a su lado al regreso a Comala, donde Pedro
Páramo dispone la vuelta al viejo al lugar de donde venia, para quedarse con su hija. Todo indica que
Bartolomé es victima del cacique, quien lo desaparece.

INDIOS. Bajan de Arango con su mercado.


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EL TARTAMUDO. Personaje popular que comunica y narra a Pedro Páramo la muerte de su
administrador Fulgor Sedano.

DAMASIO (EL “TILCUATE”). Personaje siniestro al servicio de Pedro Páramo. Se presta para que
este engañe a los revolucionarios, que pretenden apoderarse de la Media Luna. Al final pasa de un
bando a otro, siguiendo las indicaciones de su patrón, con su política de que “hay que estar al lado del
ganador”.

PERSEVERANCIO Y CASILDO. Dos revolucionarios que entran en trato con Pedro Páramo.

FLORENCIO. Esposo de Susana San Juan. Por la lectura de la obra no se puede asegurar que
realmente hayan existido. Más bien e producto de la imaginación delirante de Susana.

GERARDO TRUJILLO. Abogado de la familia Páramo. Parte de Comala desilusionado y sin ninguna
retribución por sus largos años de servicio.

MARGARITA. Caporala de todas las sirvientas de la Media Luna. Es asediada y ultrajada por su
patrón en la noche.

FAUSTA Y ÁNGELES. Dos viejas que comentan en la calle los acontecimientos que suceden en la
Media Luna, poco antes de la muerte de Susana San Juan.

DOCTOR VALENCIA. Médico que atiende a Susana San Juan.

DOÑA INÉS. Propietaria de la tienda donde se emborracha Abundio, luego de perder a su mujer,
ruega a éste decir a su esposa que ella siempre la apreció, y que la tome en cuenta cuando llegue a
la gloria. Para demostrar su aprecio, le de más licor que el que le corresponde por la paga.

GAMALIEL VILLAPANDO. Hijo de la anterior. Hombre trasnochador y ceñudo, que se opone a dar
algo más de licor a Abundio.

Pedro Páramo
Pedro Páramo Eje Principal de la Historia
Juan Preciado Su hijo
Dolores (Lola) Madre de Juan Preciado

Susana San Juan Amiga de la infancia y última esposa de Pedro Páramo

Bartolomé san Juan Padre de Susana

Fulgor Sedano Administrador del cortijo Media Luna


Miguel Páramo Hijo ilegítimo de Pedro Páramo
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Abundio Hijo ilegítimo de Pedro Páramo


Rentería Párroco de Comala
Anita Sobrina de Pedro Páramo
Justina Vieja niñera de Susana
Dorotea Damiana, Carmen, Aldeanas

RESUMEN: CAPITULOS DE JUAN PRECIADO

FRAGMENTO 1-5
Juan Preciado narra las causas que lo llevaron a Comala. Había prometido a su madre en los últimos
momentos de su vida, buscar a su padre, Pedro Páramo. Después lo vio morir. Emprende el camino
bajo el castigo del sol y el aire caliente de un tiempo canicular, portando en el bolsillo de la camisa el
retrato de Dolores, su progenitora. En algún lugar se encuentra con un arriero, Abundio, a quien sigue
pues tiene el mismo destino, entablan dialogo y Juan Preciado le confiesa no conocer a su padre, de
quien solo sabe el nombre. Al decirlo se entera de que arriero también era hijo de Pedro Páramo.

Al acercarse a Comala, Abundio le señala grande extensiones de terreno y dice que pertenecen a
“Media Luna”, hacienda de Pedro Páramo. Al comentar Juan que el pueblo parece abandonado, el
arriero contesta que ahí no vive nadie: “Pedro Páramo murió hace muchos años”. Luego se despiden,
pues Abundio vive más adelante. Abundio le ha dicho que al llegar al pueblo, debe preguntar por
Eduviges Dyada, quien le daría posada.

Llega, camina por sus calles solitarias, se asoma al agujero de las puertas y al cruzar una bocacalle,
ve a una mujer que desaparece, como si no existiera, y vuelve a presentársele. Le pregunta donde
vive doña Eduviges, y por sus indicaciones llega a casa. La mujer lo invita a segur y dice que lo
estaba esperando. La sorpresa de Juan es aclarada por Eduviges, quien comento que dolores había
avisado de su viaje, precisamente ese día. Le conduce a un cuarto desocupado y le indica que ahí
puede dormir. Juan incrédulo, le aclara que su madre había muerto hace siete días. La mujer
argumenta que “Seria por eso que su voz se sentía tan débil”. Luego se refiere a la gran amistad de
juntas y que Juan debió haber sido hijo de ella. Éste cree que la mujer esta completamente loca.

FRAGMENTO 9
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Continúa la escena Juan preciado en casa de Eduviges. La mujer vuele a referirle que estuvo a punto
de ser su madre, y le pregunta si Dolores nunca le había hablado de ella. Juan responde
negativamente y le cuenta que de ella había sabido por el arriero Abundio. Eduviges hace alabanzas
de Abundio y le informa que ya murió, pero que siempre fue muy servicial, incluso después de quedar
sordo. Juan aclara sobre el buen oído del que lo enviara a ella, y concluye que no podía ser la misma
persona.

Eduviges sigue contando a Juan sobre su madre. Había sido victima del “provocador”, un hombre que
se valía de algunos conocimientos de medicina natural para seducir mujeres. Osorio – que así se
apellidaba – pronostico a Dolores, cuando fue a verlo la noche de su boda, que no debía pegarse a
ningún hombre porque “estaba brava la luna”. Dolores, entonces corrió hacia Eduviges para pedirle
que ocupara esa noche la cama, al lado de Pedro Páramo. Y así fue, porque Eduviges también le
gustaba Pedro. Sin embargo el placer se esfumo al llegar el novio cansado de la parranda del día
anterior. Toda la noche la paso roncando. A la noche siguiente Dolores ocupo su lugar en el lecho, y
al año siguiente nació Juan “pero no de mi aunque estuvo en un pelo que así fuera”, confiesa
Eduviges,

Por la mente de Juan comienzan a pasar palabras de su madre describiendo la hermosura del lugar
pero Eduviges continua contando que Dolores siempre odio a Pedro Páramo. La cotidianidad de
sometida, bajo el mandato del hombre fue acabando con su paciencia, hasta que un día decidió irse
para donde su hermana, que vivía en Colima. Así partió de la media luna sin que el marido hiciera
nada por detenerla. Juan la interrumpe para referirse que la tía Gertrudis después de un tiempo, se
fastidio con la presencia de ellos y ya no quería tenerlos a su lado. Pero Dolores siempre se resistió a
volver donde Pedro “¿Acaso ka enviado por mi? No me voy si el no me llama”. Al volver sus ojos a
Eduviges, Juan nota que ella parece escuchar algún rumor lejano, para luego decir: “¿Cuándo
descansarás?”.

FRAGMENTO 11-12
Juan Preciado observa que Eduviges escucha algo. La interroga al respecto y ella, como viniendo de
un sueño, dice que ha oído el caballo de Miguel Páramo (hijo de Pedro), que galopa por el camino de
la Media Luna. Juan afirma no oír nada y pregunta si alguien vive en la Media Luna. Ella responde
negativamente y cuenta que el caballo busca a su amo por todas partes, “como si tuviera
remordimientos”. Solo ella sabe lo que paso la noche que Miguel murió. Había oído el caballo antes
de lo usual camino de la hacienda, y esto le extraño, pues Miguel siempre regresaba a la madrugada
luego de sus correrías amorosas.

Después llamaron a su ventana. Era Miguel. Eduviges conocía sus hábitos, pues había sido su
amante hasta que el consiguió otra mujer. Después de un corto dialogo, la mujer comprendió que
Miguel estaba muerto. Había caído del caballo. Le agradeció que hubiera venido a despedirse y cerró
la ventana. Al amanecer informo de la muerte del hombre.

Luego, Eduviges pregunta a Juan si alguna vez había oído el quejido de un muerto; el dice que no, y
el dice que no, y escucha una voz que dice: “Más te vale”.
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FRAGMENTO 18
Se retoma la historia de Juan Preciado en casa de Eduviges Dyada. Ella continúa diciéndole que más
le vale no haber odio nunca el quejido de un muerto. Juan siente que la mujer se levanta para ir por
una nueva vela, y la aguarda. Al cabo de un rato decide volver al cuarto y allí se sienta a esperar.
Atendí, pero solo escuche el silencio. Sin embargo, el grito se repitió con una voz que decía”Déjenme
aunque sea el derecho de pataleo que tienen los ahorcados”. De repente se abre una puerta; Juan
pregunta si es Eduviges, y alguien le contesta que no, que es Damina Cisneros.

Ésta había servidora en la Media Luna y cuido de Juan cuando nació. La mujer le dice que vive en la
hacienda y por eso, al saber de su llegada, ha venido sin tardanza. Lo invita a que le acompañe a su
casa, para descansar allí, y él acepta, pues los gritos no lo dejan dormir. Ella dice que seguramente
es algún eco cerrando en ese cuarto, donde había ahorcado a Toribio Aldrete.

FRAGMENTO 25-36
Juan Preciado continua narrando su encuentro con Damiana Cisneros mientras camina cruzando el
pueblo, la mujer le cuenta que Comala es un lugar poblado de ecos murmullos, de fantasmas que se
oyen hablar en las noches, y hasta rumores de fiesta, que al bajar elle de la Media Luna para
cerciorarse, resultan inexistentes. Nada nadie. En una ocasión se había encontrado con un velorio y
una multitud salio de su hermana Sixtina para pedirle que rogara por ella. Sixtina había fallecido
muchos años atrás. Luego del ruego, el fantasma se perdió de nuevo entre la gente. Damiana lo sigue
ilustrando en el lugar donde se halla, y al final Juan se aventura a preguntarle si ella misma estaba
viva, pero no obtiene respuesta y se encuentra de pronto solo e las calles vacías. La llama a gritos,
pero solo responde su propio eco.
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Su voz algún respondiendo al llamar a un hombre
Deseo triangular de que cruza la calle. Oye el dialogo de dos mujeres
Juan Preciado a la vuelta de una esquina, que acaba de ver a
Filoteo Aréchiga, encargado de contratar mujeres
para Pedro Páramo. Ellas simularon no ver al
hombre pues, según dicen, “con ese viejo no
quieren tener nada que ver”, y terminan por
marcharse.

Juan oye cosas por todas partes: El dialogo de


dos cuñados respecto a que uno de ellos ha
cultivado en tierras ajenas. El labriego argumenta
que estas tierras son suyas, pero el otro le
comenta el rumor de que ha venido a Pedro
Páramo, y que lo más seguro en caso de
contradecirlo, es la muerte. Otros murmullos
hablan de la propuesta de fuga que hace un
hombre a una mujer: Chona. Ya el enamorado
tienes las bestias listas, pero ella se resiste pues
su padre esta enfermo y no tiene quien lo atienda
en su ausencia. El hombre insiste; ya que el año anterior Chona se había valido de la misma disculpa.
En vista de su fracaso amenaza con buscar otra, Juliana que se despide por el. Chona, entonces,
termina por decir que no quiere verlo nunca más.

En medio del mundo fantasmal que lo rodea, Preciado recuerda las palabras de su madre, sobre las
características de Comala: “Allí te acostumbrarás a los derrepentes, mi hijo. Y entonces se le vino el
deseo de regresar su lugar de procedencia”. En eso pensaba cuando alguien lo toma por los
hombros. Le preguntan que hace allí, y el responde que busca a su padre. Un hombre y un a mujer lo
acogen en su casa medio derruida. El les pregunta si estaban muertos. El hombre cree que Juan es
un borracho y la mujer se refiere a que esta asustado. Los dos van desnudos. Le dicen que allí puede
dormir. En la noche los oye hablar. En ocasiones se refiere a el. A veces ella le reprocha algo ocurrido
en el pasado entre los dos.

Al despertar al medio día siguiente, solo esta la mujer. Juan vuelve a sentir deseos de irse del pueblo,
y la mujer, luego de darle algunas indicaciones sobre los caminos, les cuenta que Donis (el hombre
que la acompañaba) ella, son hermanos que ha pecado. Ella hacia mucho no salía a la calle, pero que
aun habitan allí algunos vivos, que viven también encerrados, pues las horas están llenas de espanto
y las calles repletas de almas que andan por ahí. Los vivos ya ni rezan para que los muertos
descansen en paz, porque no alcanzan oraciones para todos.

Fuera de los pecados de tanta gente, existen también los de ellos, ninguno de los vivos están en
gracia con Dios eso le había dicho un obispo que visito el pueblo tiempo atrás, que eso no se
perdonaba. Ella le había pedido que la casara con Donis, y el religioso la aparto de su lado. Después
llega Donis y dice a: Preciado que la mañana, el mismo lo guiara para que no pierda. La pareja sale y
Juan sigue descansando, hasta cuando siente que alguien entra en la casa. Es una vieja, que
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revuelca una cama y después sale llevándose una sabana. Al regreso, los anfitriones le ofrecen agua
de azahar, para bajarle la fiebre. Después Juan se encuentra durmiendo en la cama, al lado de la
mujer, que le cuenta como Donis pretendía desde hacia tiempo abandonarla, y que la mujer que vio
entrar era su hermana. Juan sale y observa la noche.

Acaso en el deliro de la fiebre tuvo un breve dialogo con Dolores, su madre, para comunicarle que se
hallaba en su pueblo, junto a su gente, pero ella no lo pudo ver. Regresa al interior y vuelve a
acomodarse al lado de la mujer. Esta se va convirtiendo en lodo. El delirio se intensifica en Juan, su
estado empeora y siente que le falta el aire. Ve nubes espumosas haciendo remolinos sobre su
cabeza. Es lo último que ve.

FRAGMENTO 37

De pronto entramos a un parte del libro que muestra a Juan preciado dialogando con Dorotea. Los
dos comparten la misma tumba. Juan narra a la mujer, los detalles que antecedieron a su último
resuello. Había salido de la casa de la pareja que le diera albergue, atraído por los murmullos de la
calle. Camino con dificultad tomándose de las paredes, y al llegar a la plaza no encontró a nadie, ero
seguía escuchando los murmullos. Allí murió entre Donis y la misma Dorotea lo cargó para enterrarlo.
Dorotea, a su vez, ase un reencuentro de su vida. Se sostenía de la caridad y siempre volvió con la
ilusión de tener un hijo. Un sueño le dijo que lo tendría y ella lo tuvo en su imaginación. Pero otro
sueño le dijo lo contrario. Su sufrimiento fue grande y en esos tiempo comenzó a despoblarse
Comala. Entonces se sentó a esperar la muerte, que había llegado justo después de fallecer Juan
Preciado de allí que lo sepultaran en el mismo lugar.

FRAGMENTO 39

Juan Preciado habla con Dorotea. Se imagina que afuera el tiempo esta variado y recuerda a su
madre que no pudo venir a morir a Comala, a pesar de haber pasado su infancia y los mejores años
de su juventud allí. En cambio lo había enviado a el que ni siquiera pudo ver el cielo del lugar y se
contenta con imaginar que debe ser el mismo que ella conoció. Dorotea dice a su vez que ella antes
de morir hacia mucho que no levantaba la cabeza para ver el cielo; solo veía la tierra hablando de su
alma, dice que debe estar vagando en pena por la tierra, como tantas otras, pues tiene muchos
pecados, como se lo dijera el padre Rentería. Cuando se acercaba la muerte tuvieron un dialogo
donde el alma le rogaba que se levantara para seguir arrastrando la vida, pero ella se negó rotunda.
Solo había abierto la boca para decir que se fuera.

FRAGMENTO 42-43

Una voz de mujer rememora momentos de la infancia cuando dormía en la cama de su madre, bajo
su brazo; siente e nuevo sus caricias de ternura al arrullarle, pero también la pena de su muerte. La
mujer sabe que ella misma ya no esta en su cama, sino en una ataúd bajo tierra. Vuelve a recordar la
muerte de su madre. Ella y Justina – su servidora, dispusieron todo para el velorio. Justina coloco las
sillas a los largo del corredor para la gente que viniera al velorio. Nadie llego e igualmente al entierro
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solo asistieron ellas dos y los hombres alquilados para transportar su cuerpo. Justina se mostró muy
afligida, pero ella la apremio para partir: “Veámonos, Justina, ella esta en otra parte, aquí no hay más
que una cosa muerta”.

Juan Preciado pregunta a Dorotea si es ella quien ha hablado. La mujer le dice que se había quedado
dormida y quizás quien hablaba era Susana San Juan, que estaba en a tumba siguiente. Le cuenta
que fue la última esposa de Pedro Páramo ya que desde viva hablaba sola. Estaba loca. La madre de
esta padeció de Tisis y esa fue la razón por la que siempre permaneció sola hasta el momento de
morir. Nadie se le acercaba por temor al contagio.

Oyen luego la voz de un hombre en otra tumba. Recuerda como Pedro Páramo le interrogaba a
golpes para que dijera que había estado en el lugar donde mataron a su padre. Dorotea Aclara que
Pedro casia acabo con los que había asistido a la boda donde Don Lucas Páramo era padrino, y
había perdido la vida por una bala al parecer dirigida al novio.

Ahora se escuchan los quejidos de Susana San Juan. Juan piensa que acaso Pedro la hizo sufrir
mucho en vida, pero Dorotea dice que nunca amo a nadie como a ella. Ya estaba sufrida y loca
cuando se la entregaron, al morir ella, Pedro se pasó el resto de sus años mirando el camino por
donde se la habían llevado al Campo Santo. Le perdió interés a las cosas y desde entonces todo se
fue despoblando. Luego vino la guerra de los cristeros. Después la soledad. Todo por su amor a
Susana San Juan.

FRAGMENTO 48 – 51

Justina Díaz, servidora de Susana, baja de la Media Luna hasta el pueblo para comprar un ramo de
romero a los indios que han llegado. Luego de regresar, ya en la habitación, Susana oye una voz de
hombre quien le ordena prescindir de Justicia, pues el se ocupara en adelante de ella. La vieja no ve
nadie y se niega a irse, pues la muchacha esta enferma y debe cuidarla. Luego pregunta si era
Bartolomé y lanza un grito aterrador. Susana la llama para interrogarla por el grito y Justina dice que
no grito. Susana había estado soñando. La muchacha lo niega y enseguida lo recrimina dejar el gato
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en la habitación, pues el animal no le deja dormir. Justina sabe que el gato no estuvo en la noche en
la habitación de Susana. Justina se disgusta y amenaza con irse. Pero antes las palabras de afecto
de Susana, recuerda que la ha cuidado con amor desde el momento de nacer. Termina por
retractarse de sus palabras.

Susana se levanta de la cama. Ha sentido una presencia y por eso pregunta: ¿Eres tu Bartolomé?
Oye el ruido de la puerta, como si alguien entrara o saliera. Entonces vuelve a dormir. Al despertar
increpa de nuevo a Justina por haber dejado al gato encerrado en la habitación, pero la mujer abraza
a Susana y llora al comunicarle que su padre había muerto, ya estaba enterrado, Susana ahora si
entiende que la noche anterior su padre había estado con ella para despedirse. Viene a su memoria
una ocasión en que Bartolomé la obligo a bajar por un hueco en el tablado de la casa en busca de
tesoros. Encontró aterrorizada un esqueleto. Perdió la razón y no supo de ella, sino muchos días
después. Por eso empieza a reír ante la noticia traída por Justina.

Susana esta acostada cuando oye que alguien entreabre la puerta. Es el padre Rentería, pero ella
piensa que Bartolomé viene a contarle la muerte de Florencio, el esposo de Susana. Le dice saberlo
ya; no debe afligirse por los demás. Se acerca el padre Renteria, en el que ve a Bartolomé y le ofrece
consuelo Renteria, al ver que ella se quema con la vela que el tiene en la mano, apaga de inmediato
la luz y Susana en la oscuridad se refugia en sus cobijas, el Padre quiere confortarla, pero es rechaza
por la muchacha que lo despide sin querer volverlo a ver nunca al sentirlo salir, vuelve a imaginarlo
como Bartolomé y le dice; “¿Para que vienes a verme si estas muerto?”.

FRAGMENTO 53
Juan Preciado y Dorotea vuelven a oír la voz de Susana en su tumba. Ahora habla con ensoñación de
momentos sensuales al lado de un hombre con quien se baña en el mar.
FRAGMENTO 56-57

Juan Preciado dice a Dorotea dice que Susana ha vuelto a hablar. Se refiere de nuevo al goce al lado
de su amado, a la forma de calentarle los pies, al fuego sutil entre las cobijas, pero también del dolor
que le causo su muerte. Lo había estado esperando hasta tarde y por fin se quedo dormida. Debió
llegar a la madrugada, lo noto apenas porque sus pies comenzaron a calentarse y sintió que se los
cubrían para darles calor. Cuando despertó los encontró envueltos en el periódico que ella había
estado leyendo, mientras lo esperaba en la noche. Le dijeron que Florencio había muerto, pero
¿Cómo, si allí estaban sus pies calientes? Se oye un crujir de tablas y Dorotea dice que talvez se
rompió el cajón donde esta enterrada Susana.

Se vuelve al pasado, cuando en sueños le informa a Susana que Florencio a muerto. Ella sufre, se
angustia. Niega la existencia de Dios, pero sabe que el solo se ocupa de las almas y lo que ella quería
era el cuerpo de su hombre, su cuerpo desnudo y caliente de amor para juntarse a el en muchas
fantasías eróticas. Mientras tanto, Pedro la ve revolverse en la cama victima del sueño inquietante. Al
fin se aleja. Ella despierta al amanecer, sudorosa. Tira al suelo las cobijas y se queda desnuda.
Vuelve a dormir. Así fue como la encontró más tarde el padre Rentería.
18
RESUMEN: CAPITULOS DE PEDRO PARAMO

Fragmentos 6-8
Retrocedemos en el tiempo: comienza un párrafo descriptivo de la que fuera casa de Pedro Páramo
en su infancia. El muchacho se ha encerrado desde hace rato en el excusado y su madre lo reprende
por la demora. Se encuentra allí pensando en Susana San Juan. Recuerda momentos dulces a su
lado; las risas, el disimulado roce de las manos mientras elevaban cometas, los labios de la joven y
sus ojos de aguamarina. Su madre aparece de pronto en la puerta del excusado y vuelve a
reprenderlo por la demora. Pedro responde que solo esta pensando. La madre supone que al hijo le
falta ocuparse en algo, y lo envía donde la abuela a desgranar maíz.
La abuela, a su vez, lo interroga sobre lo que estaba haciendo, pero la respuesta del muchacho ahora
es que estaba viendo llover. La anciana lo envía a limpiar el molino, y mientras eso sucede, Pedro
vuelve a pensar en Susana, esta vez añorándola pues la siente inalcanzable. El molino esta roto y
Pedro sugiere comprar otro. La anciana habla de la carencia de dinero luego de enterrar al abuelo y
de los diezmos pagados a la iglesia. Lo envía a la tienda de Inés Villalpando, con la promesa que le
cancelaran en octubre, con las cosechas. Su madre también hace encargos.
Por la noche, mientras oye caer la lluvia por largo rato, sigue soñando con Susana. Oye también las
oraciones de las mujeres dentro de la casa, y luego la voz de su madre que le pregunta por que no ha
ido a rezar el rosario del novenario de su abuelo. Pedro solo dice que se siente triste. Ella, entonces,
se retira sollozando.
Fragmento 10
Tornamos de nuevo a la historia de Pedro Páramo. Ahora es el adulto Pedro quien recuerda el
momento en que Susana dejo el pueblo. Viene a su memoria la sonrisa de ella al partir, mientras le
decía que había amado ese lugar por el, pero por lo demás, odiaba al pueblo. Entonces, Pedro
descubrió que Susana no volvería jamas.
La abuela lo sermonea por no estar trabajando, y el se defiende diciendo que le es imposible cuidar al
mismo tiempo el niño de Rogelio y el telégrafo, mientras el otro vive tomando cerveza en el billar y no
le paga nada. La abuela le señala que debe resignarse a ser aprendiz, que necesita paciencia y
humildad para llegar a ser un día el jefe. La respuesta de Pedro es de total negativa a la resignación.
Ella, entonces, le pronostica mal en el futuro.

Fragmento 13
Nuevamente encontramos a Pedro Páramo, joven. El muchacho se encuentra en un estado entre
dormido y despierto, que le permite oír sonidos del agua, rumores, pasos que van y vienen, y una voz
de mujer que lo llama; tiran de sus cobijas, pero no consigue saber quien lo hace. El sueño lo domina.
Al fin despierta y reconoce a su madre, que llora y le informa que su padre ha muerto. Del patio llega
el sonido de pasos, como de gente que ronda, y de nuevo el llanto. La madre vuelve a hablar para
decirle que han matado a su padre. Entonces la pregunta: ¿Y a ti quien te mato, madre?
19

Fragmentos 14-15
Al final de los oficios
religiosos de Miguel Páramo,
el padre Rentería piensa que
el hombre nunca obtendrá
perdón. Se da prisa en
terminar los oficios y sale sin
dar la bendición final. A
solicitud de los asistentes
para que lo bendiga se
niega, argumentando que
Miguel había sido un mal
hombre y no entrara al reino
de los cielos; incluso Dios lo
tomaría a mal si intercede
por el.
Proceden a llevarse el
cadáver. Entonces Pedro
Páramo se acerca al padre Rentería para decirle que olvide las ofensas de Miguel: la violación de su
sobrina Ana, y la muerte del padre de esta. Que lo perdone, como quizás Dios lo había hecho. A
continuación pone un puñado de oro sobre el reclinatorio como limosna para la iglesia, y parte. El
padre Rentería se dedica a hablar con Dios para decirle que si por el fuera, Miguel debería ser
condenado. Después se retira a un rincón y llora. “Esta bien, Señor, tu ganas”, dice finalmente.
Esa misma noche cuenta a su sobrina sobre la muerte de Miguel y le pregunta si esta segura que este
hombre la violo. Ella no lo asegura, pero por su relato queda bien claro que el hijo de Pedro Páramo
es el culpable. Luego la muchacha manifiesta su deseo ferviente que Miguel este en el infierno. Todas
las noches se lo ha pedido a los santos. El padre Rentería, cree lo contrario: Miguel se salvara, pues
vio a mucha gente rezando por su alma. Pese a todo, el cura termina otorgando el perdón al hijo de
Pedro Páramo.

Fragmento 16
La noche del entierro de Miguel se reúnen algunos pobladores que habían asistido al panteón, para
cambiar impresiones y chismes sobre el acontecimiento. Una mujer había visto llegar el caballo
asustado; otro se queja del dolor en la espalda por el peso del ataúd; a su amigo se le agrandaron los
juanetes, pues a Pedro Páramo se le ocurrió que en la ocasión, todos debían usar zapatos. Alguien
afirma que el ánima de Miguel fue vista en Contla – lugar visitado por Miguel la noche de su muerte,
tocando en la ventana de alguna mujer. Otro responde que si don Pedro se entera de eso, lo volvería
a mandar al camposanto. En fin, ejercen el oficio habitual de un pueblo: “Platicaban, como se platica
en todas partes antes de ir a dormir”.

Fragmento 17
20
El padre Rentería se revuelca en la cama sin poder dormir. Entonces se sumerge en los
pensamientos y se culpa por el temor de ofender a quienes le dan sustento. Sabe que de los pobres
no consigue nada, pero siente que traiciona a quienes le brindan su fe y piden para que interceda por,
ellos ante Dios. Esta reflexión lo lleva a recordar a Maria Dyada, cuando fue a buscarlo para que
salvara a su hermana Eduviges. La mujer argumento todo a favor de su hermana, incluso que dio
hijos a varios hombres, hijos que no fueron reconocidos; es decir, ella se había entregado por
completo al prójimo. Esto no dijo nada al padre Rentería, quien se justifico argumentando el suicidio
de Eduviges, y concluyo que a lo mejor si se rezaba mucho, podría lograr el perdón. Por ahora, lo
mejor era dejar las cosas así. Maria se resigno, y el padre, entonces, reflexiono sobre lo fácil que es
perdonar; bastaba con dos o cien palabras si estas fueran necesarias para salvar el alma. En medio
de estos pensamientos lo invade el sueño, pero prefiere salir a ver el cielo.

Fragmentos 19-24
Fulgor Sedano, administrador de la Media Luna, recuerda las palabras con que se había dirigido
tiempo atrás a Toribio Alderete al comunicarle, acompañado de algunos hombres, la acusación de
usufructo que le imputaba su patrón. Aldrete tomo la cosa en broma; Fulgor recuerda que se hallaban
en la fonda de Eduviges Dyada, y había solicitado la habitación del fondo; dijo a la mujer que se podía
ir a dormir, pues solo necesitaba la llave.
Pasando a otro recuerdo, ubicado en tiempo más lejano, Fulgor se ve tocando a la puerta de la casa
de Pedro Páramo cuando, a su vez pensó en la primera ocasión que lo había hecho dos semanas
atrás: había abierto Pedro Páramo. Lo invito a seguir. Era la primera vez que se comunicaban de
patrón a empleado y el tratamiento de respeto exigido por Pedro desconcertó y disgusto a Fulgor
Sedano, que había conocido al nuevo propietario desde la infancia. Sin embargo, procedió a hacerle
una relación del lamentable estado financiero de la hacienda. Hablo de los acreedores y Pedro decidió
que al otro día comenzarían por arreglar la situación con las Preciado, con Dolores que se había
quedado en Comala, pues la otra, Matilde, se hallaba en la ciudad. Pedro entonces encomienda al
administrador pedir la mano de Dolores (Lola) en su nombre, para así conjurarla deuda.
Ante las mañas del nuevo patrón Fulgor no salía de la sorpresa, y recordó cuando don Lucas Páramo,
padre de Pedro, se quejaba de la incapacidad del muchacho para los negocios. Siempre fue una
desilusión para el viejo. En realidad, Sedano continuaba administrando la hacienda por cariño a esa
tierra y, además, porque tenía puestos los ojos en los terrenos de “En medio”, que esperaba
conseguir con su labor.
Comunicar la petición de mano a Dolores no fue más que traerle la dicha. Lo único que preocupo a la
mujer fue lo precipitado de la boda; ella pedía ocho días y Sedano le concedió dos. Ella argumentaba
la falta del ajuar y el dijo que se lo proporcionarían; que “me toca la luna”, pero el hombre no entendió
el mensaje y se empecino en que la boda debía realizarse “pasado mañana” y se despidió. A pesar
del contratiempo, la felicidad de Dolores fue ilimitada.
Sedano convenció igualmente al cura con promesas de diezmos y asistencia en delante de Pedro a
las misas. Cuando contó a su jefe sobre las gestiones hechas, este pregunto si no había pedido algo
adelantado a la Dolores (supuestamente parte de la dote), y Sedano se refirió a que no lo había
hecho, por no dañarle el entusiasmo. La reacción de Pedro fue tratarlo de niño, siendo el mucho mas
joven; pero el administrador se vio obligado a soportarlo a pesar del disgusto que le ocasiono.
21
Procedieron a tratar después el asunto de Toribio Aldrete a quien Pedro ordena acusar de usufructo, a
pesar de haber hecho aquel adecuadamente sus medidas, sin ocupar tierras de la Media Luna, como
afirmaba el hacendado.
Se vuelve de nuevo al momento en que Fulgor Sedano llama a la puerta de Pedro Páramo. Al fin se le
permite el ingreso. Hace algún comentario a Pedro sobre los moños negros en el dintel de la puerta
(símbolo de luto en la casa) y procede a informar a su jefe sobre el asunto de Toribio Aldrete, que “ya
esta liquidado”. Pedro dice que les queda pendiente el asunto de los Fregosos, pero lo dejarían para
luego, pues ahora esta ocupado en su luna de miel.

Fragmento 38
La Media Luna, en la madrugada de un día de lluvia. Fulgor Sedano ve con placer la caída del agua
tan necesitada para los cultivos. Luego da instrucciones a los hombres de la hacienda que sale a sus
labores.
Al terminar ve entrar a todo galope a Miguel Páramo. Lo interroga sobre lo que ha hecho y el
muchacho le responde que ha pasado el tiempo ordeñando. El administrador quiere saber si ha visto
a Dorotea, la “cuarraca” (coja). Miguel entra a la casa y es atendido por Damiana Cisneros, a quien
pregunta si conoce a Dorotea. La otra le informa que es una mendiga que pasea un bulto en los
brazos como si fuera su hijo.
Dorotea se halla en la Media Luna y Miguel la busca para proponerle un trato. Mientras tanto, Fulgor
piensa en los actos del muchacho. No tenía consideración con su caballo, al que ni siquiera había
desensillado; nada mas el día anterior les llego la acusación de que Miguel había matado a alguien. Al
informárselo a Pedro Páramo, este justifico a su hijo y termino respaldándolo en su comportamiento.
Fulgor le dijo que una mujer había estado allí llorando por la muerte de su marido. No conocían a la
doliente, y Pedro Páramo aconsejo: “No tienes pues por que apúrate, Fulgor. Esa gente no existe”.
Después del recuerdo, el administrador continúa con sus tareas.

Fragmento 40
Pedro Páramo oye que llaman a las puertas de la Media Luna. Rumor de voces, pisadas. Entonces
viene a su memoria la muerte de su padre, también en un amanecer y la presencia de su madre en la
puerta, anunciándole la tragedia con llanto en la voz. Nunca le había gustado revivir esos recuerdos,
por que la muerte de su padre arrastro otras muertes que quería olvidar. Las voces en la casa le
indican que algo ha sucedido y al preguntar, Fulgor Sedano le informa de la muerte de Miguel. Ya va
a desatar su rencor, pues espera oír que lo habían matado, pero Fulgor se apresura a decirle que
Miguel solo había encontrado la muerte. Lo mato el caballo, dice alguno de los hombres que llevan el
cadáver. El hacendado, entonces, dice que esta comenzando a pagar y mas valía comenzar
temprano para terminar pronto. Después ordena que al otro día maten el caballo y que las mujeres
dejen el escándalo, que si el muerto fuera de ellas, no lo llorarían con tantas ganas.
22

Fragmento 41
El padre Rentería recuerda su pasado. Viene a su memoria la noche que murió Miguel Páramo.
Recorre las calles de Comala y se culpa de las bajezas de Pedro Páramo, pues contaron con su
propia indulgencia.
El hacendado había partido de la nada para creer como mala yerba, y el padre Rentería, conocedor
de los actos de Pedro a través de la confesión de las mujeres del pueblo, guardo siempre silencio. El
mismo Rentería, recién nacido Miguel, se lo había entregado, pues la madre murió en el
alumbramiento y antes de morir dijo que el niño era de Pedro Páramo. Este lo recibió y ordeno a
Damiana Cisneros que se encargara de “esa cosa” que era su hijo.
El cura regresa a casa en la mañana. Saluda a su sobrina Ana, pero no quiere contarle de su viaje a
Contla, para confesarse con el cura de allí. Por mas que lo pidió, no encontró la absolución, pues su
pecado era mayor, si lo que se decía de ese hombre de Comala era cierto. Había despedazado su
iglesia con su consentimiento y eso se salía de las manos del confesor. Rentería se sintió malo,
muerto por dentro. Se dirigió a casa de Pedro Páramo, le dio el pésame, pero se negó a comer con el.
Regresa a la iglesia y se dedica a escuchar confesiones, entre las cuales no falta la de Dorotea, que
en esta ocasión se culpa de haber sido quien consiguiera mujeres a Miguel Páramo.

Fragmentos 44-47
Fulgor Sedano informa a su jefe que Bartolomé San Juan (padre de Susana) ha llegado al pueblo con
una mujer. Se instalaron en la antigua casa de Pedro. Este sabe que la mujer es Susana, pero dice al
administrador que indague más.
Por el texto se comprende que tiempo después, Pedro hablaba a Susana para decirle que la espero
durante treinta años, hasta tenerlo todo para ella.
Supo que se había casado y enviudado. Envió mensajes a su padre invitándolo a regresar, pero
nunca la respondía. Hasta se valió de engaños, pero nada. Luego no supo de ellos, pero utilizo todos
los medios para localizarlos. Hasta que al fin, por temor a los hombres levantados en armas del lugar
donde se refugiaban, Bartolomé acepto a regresar, no por el, sino para darle seguridad a su hija.
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Mientras Fulgor informa a Pedro de la llegada de los dos, Bartolomé dialoga con su hija sobre la
desdicha de haber regresado. Presiente el infortunio. El hacendado le dice que lo único que le importa
de el, era su hija. Susana se muestra resignada al sacrificio. Bartolomé hace referencia a que el
tendría que volver a las minas de la Andrómeda (de donde procedían), para morir allí. Es otro
presentimiento. El dialogo continua, aunque Susana interviene muy poco, pero lo suficiente para
mostrar su desequilibrio mental, que saca de quicio a su padre.
Entre tanto en la Media Luna, Pedro Páramo y Fulgor Sedano planean la forma de deshacerse del
viejo enviándolo a La Andrómeda, para desaparecerlo allí. Susana se debe quedar con Pedro, en la
hacienda.

Fragmentos 48-51
Justina Díaz, servidora de Susana, baja de la Media Luna hasta el pueblo para comprar un ramo de
romero a los indios que han llegado. Luego de regresar, ya en la habitación, Susana oye una voz de
hombre que le ordena prescindir de Justicia, pues el se ocupara en adelante de ella. La vieja no ve a
nadie y se niega a irse, pues la muchacha esta enferma y debe cuidarla. Luego pregunta si era
Bartolomé y lanza un grito aterrador. Susana la llama para interrogarla por el grito y Justina dice que
no grito. Susana habría estado soñando. La muchacha lo niega y en seguida le recrimina dejar el gato
en la habitación, pues el animal no la deja dormir. Justina sabe que el gato no estuvo en la noche en
la habitación de Susana. Justina se disgusta y amenaza con irse, pero ante las palabras de afecto a
Susana, recuerda que la ha cuidado con amor desde el momento de nacer. Termina por retractarse
de sus palabras.
Susana se levanta de la cama. Ha sentido una presencia y por eso pregunta: ¿Eres tú, Bartolomé?
Oye el ruido de la puerta, como si alguien entrara o saliera. Entonces vuelve a dormir. Al despertar
increpa de nuevo a Justina por haber dejado al gato encerrado en la habitación, pero la mujer abraza
a Susana y llora al comunicarle que su padre había muerto y ya estaba enterrado. Susana ahora si
entiende que la noche anterior, su padre había estado con ella para despedirse. Viene a su memoria
una ocasión en que Bartolomé la obligo a bajar por un hueco en el tablado de la casa en busca de
tesoros. Encontró aterrorizada un esqueleto. Perdió la razón y no supo de ella, sino muchos días
después. Por eso empieza a reír ante la noticia traída por Justina.
Susana esta acostada cuando oye que alguien entreabre la puerta. Es el padre Rentería, pero ella
piensa que Bartolomé viene a contarle la muerte de Florencio, el esposo de Susana, Le dice saberlo
ya; no debe afligirse por los demás. Se acerca al padre Rentería, en el que ve a Bartolomé, y le ofrece
consuelo. Rentería, al ver que ella se quema con la vela que el tiene en la mano, apaga de inmediato
la luz y Susana, en la oscuridad, se refugia en sus cobijas. El padre quiere confortarla, pero es
rechazado por la muchacha que lo despide, sin querer volver a verlo nunca. Al sentirlo salir, vuelve a
imaginarlo como Bartolomé y le dice; “¿Para que vienes a verme si estas muerto?”

Fragmento 52
Pedro Páramo es informado de la muerte de Fulgor Sedano. El tartamudo le explica que los habían
detenido unos hombres que se llamaban revolucionarios. A el lo habían ignorado, pero a Sedano
alguien lo reconoció como administrador de la Media Luna. Dijeron que venían por las tierras de
Pedro Páramo y lo obligaron a correr con la noticia. Entonces dispararon sobre Sedano. Pedro da la
orden de decirles que los espera cuando gusten. Luego manda llamar al Tilcuate, pues lo necesita.
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Vuelve a encerrarse en su despacho a pensar en la vida de Susana San Juan, y en que la maltrata
por dentro.

Fragmentos 54-55
Los revolucionarios llegan a la Media Luna. Son invitados a cenar por Pedro Páramo, a quien
acompaña el Tilcuate (Damasio). El dialogo es breve, pues de entrada Pedro les ofrece dinero y
hombres para que hagan su revolución. Ellos ignoran la causa de haberse levantado en armas, o no
las tienen muy claras. Lo fundamental es ir en contra el gobierno y de los ricos. Aceptan la oferta de
Pedro y se retiran a esperar el cumplimiento de sus promesas. El hacendado, entonces, se dirige al
Tilcuate para decirle que tome los hombres necesarios y se convierta en jefe de los revolucionarios.
Lo compra con un rancho y algunas vacas. El otro se va gustoso a llevar un recado de Pedro al
licenciado Gerardo Trujillo, su abogado de Comala, y a cumplir con la nueva misión.

Fragmentos 58-59
Gerardo Trujillo, el abogado, comento a Pedro Páramo sobre la derrota sufrida por el Tilcuate a
manos de unos que se hacían llamar villistas. El abogado ha ido a la hacienda para despedirse, pues
se muda a Sayula. Se niega a continuar atendiendo desde allá los asuntos del hacendado, y le deja
algunos documentos comprometedores. Luego parte despacio; ha esperado una recompensa de
Pedro por tantos años de entrega; también sirvió a don Lucas en el pasado y en muchas ocasiones
saco de líos a Miguel Páramo, pero jamás se lo han reconocido. Su mujer se muestra pesimista
cuando el comenta lo de la recompensa, y ahora le halla razón. Pedro lo llama para ofrecerle un
regalo “insignificante”, pero Gerardo parece no oír. Sin embargo, piensa que podía puede un
préstamo al gamonal.
Vuelve sobre sus pasos para decir a Páramo que con gusto seguirá atendiendo sus asuntos desde
Sayula, pero que le haga un adelanto. La suma ofrecida por Pedro es irrisoria. El abogado recuerda
que do Lucas nunca le reconoció honorarios y al tomar la hacienda su hijo, había hecho cuenta
nueva. Los bochornos causados por Miguel también se le presentan en la mente; la muerte de
Rentería, hermano del cura y padre de Ana, a quien pusieron una pistola en la mano, las muchas
mujeres violadas a quienes tuvo que comprar con su propio dinero para que le echaran tierra al
asunto. “Cuanto le hubiera costado a don Pedro si las cosas hubieran ido hasta allá, hasta lo legal”,
termina por pensar el hombre.

Fragmentos 60-62
Damiana Cisneros, caporala de las sirvientas de la Media Luna, es despertada en la noche por unos
golpes. Se asoma y ve a Pedro que se introduce por la ventana en la habitación de la chacha
Margarita. Piensa que Pedro se podría evitar tantos trabajos solo con decirle a ella su necesidad;
Damiana se habría encargado de disponerle la muchacha. Se acuesta de nuevo y piensa en lo que le
estaría pensando a la chacha Margarita. Mas tarde tiene que quitarse el camisón, porque el calor la
sofoca. Recuerda entonces la vez que Pedro había tocado a su puerta con las mismas intenciones, y
ella se había negado a abrirle. Después vino su arrepentimiento, la siguiente noche dejo la puerta
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abierta, pero Pedro jamas regreso. Se acuesta ahora pensando en lo feliz que debe estar la chacha
Margarita. Pasado un rato, oye otros golpes, pero decide ignorarlos.
Los golpes son del Tilcuate (Damasio). Pedro le reprocha haberse dejado derrotar y el hombre dice
que todavía tiene hombres. Pero viene a pedir dinero. Las recomendaciones de Pedro no se hacen
esperar. Deben tomarse algún pueblo, Contla, por ejemplo, donde hay muchos ricos; que se haga
valer y así conseguirá dinero. Damasio parte sin dinero, pero agradecido por la lección. Pedro piensa
en seguida en Susana San Juan y en la muchachita con la que acaba de dormir un rato, a la que
quiso convertir en carne de Susana.
Esta, entre tanto, dialoga desequilibrios con Justina, donde el tema de la muerte es frecuentado. La
anciana sale y le comenta a Pedro que la señora esta muy mal. El abre la puerta y observa a la
enferma. Susana tiene los ojos apretados y se retuerce en convulsiones hasta perder las cobijas.
Pedro se acerca y la cubre sin que cesen sus movimientos. Llega el padre Renteria para darle la
comunión. Con la ayuda de Pedro le ofrece la hostia y ella la traga y habla a Florencio para decirle
que han pasado un rato muy feliz. Vuelve a hundirse entre las sabanas.

Fragmentos 63-70
Dos mujeres del pueblo ven que allá en la Media Luna, la habitación de Susana San Juan esta sin luz.
Suponen alguna desgracia, pues saben que la mujer de Pedro Páramo en su mal estado, teme a la
oscuridad. Ven pasar al médico y su presencia les confirma la tragedia en la hacienda. Sin embargo
piden para que nada suceda ahora que han arreglado la iglesia para la natividad, pues de lo contrario
todo se echaría a perder.
En la Media Luna, el padre Rentería dice al oído de Susana palabras terribles que tienen que ver con
la suciedad de la muerte, y le ordena repetir lo que el dice. Ella acomoda las palabras a su
ensoñación amorosa con Florencio. El cura insiste, pero siempre obtiene el mismo resultado. Tiene
intenciones de dar por terminado su oficio, pero no puede dar los sacramentos a una mujer sin
conocer la medida de su arrepentimiento. Le sigue diciendo cosas terribles, hasta que ella lo despide
fastidiada. Por un momento recobra la vida para gritarle a Justina que se vaya a llorar a otra parte.
Después Susana San Juan, muere.
En su tumba, Dorotea cuenta a Juan Preciado que ella vio morir a Susana.
En la madrugada el repique incesante de las campanas comienzan a atraer gente. Llegan de todas
partes; pocos saben lo sucedido. Pero siguen llegando. Poco a paco el ambiente toma características
de festejo. Hasta un circo se hace presente. Comala se llena de jolgorio y de ruidos. No hay modo de
hacer que se vaya. Pero la Media Luna se halla en silencio mientras afuera sigue la feria con todos
sus componentes. Pedro Páramo no habla, no sale de su cuarto, pero jura vengarse de Comala. El
pueblo llegara a su fin.
Por el texto se entiende que ha pasado mucho tiempo desde la tragedia. El Tilcuate sigue llevando a
Pedro informes de sus andanzas. Cambia con frecuencia de bando y el gamonal le dice que debe
estar al lado del gobierno, pero el otro replica que prefiere irse ahora con el padre Rentería, también
levantado en armas.
Pedro esta viejo y se sienta en la puerta de la Media Luna a contemplar el camino por donde se
llevaron a Susana. Rememora sus últimos momentos y todavía le pide que regrese.
Abundio Martínez (el arriero que indicara a Juan Preciado el lugar donde se hallaba Comala) llega a la
tienda de Inés Villalpando a comprar aguardiente. Su mujer ha muerto y quiere ahogar la pena. Inés le
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da entonces algo mas de licor por el dinero que le ofrece el arriero, y a cambio le solicita que diga a su
mujer, antes de que se enfríe el cadáver de ésta, que pida por ella en el cielo. Abundio sale de la
tienda sorbiendo trago. Se dirige a su casa, pero en lugar de ir hacia su vereda, desvía el camino
saliéndose del pueblo.
Pedro Páramo lo ve llegar. El hombre pide ayuda para poder enterrar a su mujer, pero Damiana, que
ha sido llamada por Pedro, comienza a rezar haciendo la señal de la cruz como si viera al demonio.
Entonces el arriero se lanza sobre Pedro. Damiana grita que matan al señor. Abundio no sabe como
callarla y también hunde el puñal en ella. Llegan unos hombres que quitan el arma de la mano de
Abundio, preguntan a Pedro si se encuentra bien y proceden a llevarse al homicida. El hacendado
siente que se le van las fuerzas. Sabe que va a morir. Piensa en Susana. Ya su aliento lo abandona,
pero entonces el ánima de Damiana se le acerca para preguntarle si quiere que le traiga el almuerzo.
Decide ir (seguramente al comedor), se apoya en los brazos de la anciana e intenta caminar. Suplica
por dentro y “se va desmoronando como si fuera un montón de piedras”.

RESUMEN GENERAL DE LA OBRA

Relata los acontecimientos ocurridos en un pueblo del estado de Colima, llamado Comala. Este
pueblo ha sido asolado por la revolución, y ha dejado en él una secuela de resentimientos y prácticas
supersticiosas. En algunas circunstancias no sabemos si sus personajes son de este mundo o
fantasmas que purgan sus penas.

Es una novela cuyo protagonista principal es Comala, un pueblo fantasmal habitado por las ánimas
de quienes allí vivieron, la historia es la de Pedro Páramo, el cacique del pueblo, cuya historia
violenta, despótica, vengativa y sensual, es dignificada por su gran amor a Susana, su amiga de
infancia, quien esta medio loca cuando se la lleva consigo. Las imágenes de es ciada y desordenada
composición; mezcla lo real y lo fantástico, y con todo ello logra la unidad imprescindible. La historia
que nos cuenta Rulfo es, en esencia, una más de tantas como nos muestra la historia de nuestra
patria. El talento no radica en el asunto, sino en la manera técnica y artística de tratarlo.

En esta novela se produce una revolución en las estructuras narrativas, y también en la utilización
del tiempo. La estructura de la novela es compleja; se compone de cuadros breves, como piezas de
una historia rota que el lector va armando a manera de rompecabezas.

El relato avanza sin orden cronológico y los episodios de la vida de Pedro Páramo se entretejen con
los de otras vidas de Comala y con las voces de sus muertos. Se presenta así el sentimiento de un
vivir colectivo y de la extraña vecindad de la vida y de la muerte.

En la primera parte de la novela, el tiempo es cronológico, aparentemente real; pero a partir de la


segunda mitad del libro el lector se da cuenta, de pronto, de que se trata de un tiempo ya transcurrido,
puesto que el protagonista está muerto y lo que cuenta se refiere al más allá, un más allá puesto a flor
de tierra, donde los difuntos participan en los acontecimientos de su pueblo, Comala, lugar real e irreal
al mismo tiempo, como lo son los personajes
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Los personajes son fantasmas inquietos, debido a una vida de pecado, provocada por la presencia
física, violenta y vengativa, de Pedro Páramo, cuya existencia terrenal se reconstruye con pequeñas
piezas alternadas en la segunda parte de la novela.

LO MISTERIOSO Y LO REAL EN JUAN RULFO

"PEDRO PARAMO" es una novela única y se destaca en cuanto que eleva su contenido a la altura
del mito. Toda su narración es un mito: en ella no hay nada reflexivo, todo es ambiguo, todo es
ambivalente, todo es crepuscular. Y recordemos que una de las características de todo mito es la
ambigüedad.

Rulfo toma el mito de las fuerzas oscuras del hombre, de los acontecimientos acaecidos en un
tiempo sin tiempo. El mito nace con el hombre y perecerá con el hombre. Este es el descubrimiento
de Rulfo. El hombre es algo real, es el centro de nuestro mundo; pero es también portador de lo
inesperado, de lo oculto, de lo maravilloso.

Es la novela de lo misterioso y de lo real, de lo que siempre hemos vivido y jamás hemos


experimentado y contemplado. Un día nos encontramos (y, ¡con que frecuencia!) con un "Pedro" que
encaja perfectamente en el personaje mítico, que cumple su destino y sus fechorías; otro día
conocemos un "pueblo" donde pudieron pasar esos acontecimientos de muerte y de silencio.

ANÁLISIS DE PERSONAJES

JUAN PRECIADO
Es un personaje sumergido en una atmósfera agobiante que lo aprisiona, lo asfixia y que
inevitablemente lo llevara a la muerte, en medio del terror insufrible que lo domina. Es la inocencia
convertida en victima, es el símbolo y representación de un inverso que pudo hallar la felicidad, pero
al que un oponente maldito, en parte expresado en Pedro Páramo, ha transformado en puro infierno.
Juan preciado parte a un viaje rumbo al conocimiento de sus orígenes en Comala, pero ya es
demasiado tarde. Cuando llega lo que encuentra es terrible: el contrapunto con la Comalo dichoso y
paradisíaco que conserva en su imaginación, se presenta un Comala maligno, un universo carente de
futuro habitad por el murmullo y los lamentos de muchas almas en pena.

Sin embargo penetra y escudriña fragmentos del pasado de Comala a través de una serie de
interlocutores que lo aguardan y, junto con lo que escucha y observa, va percibiendo el ámbito infernal
donde se encuentra como es natural la presencia de este mundo no puede ser otra que la del pánico
y la desolación. De allí que estos dos elementos marchen a su lado y lo acorralen y lo asfixien hasta
matarlo. Y es cierto: Juan Preciado es una victima, pero al mismo tiempo podríamos verlos como una
especie de redentor. Pareciera señalado a soportar el peso de unas culpas que no ha cometido, con
el objeto de la ilusión renazca, para que vuelva a surgir alguna esperanza de salvación; es el anhelo
del futuro. La presencia de Juan Preciado, su ambición de un nombre y de un lugar idílico esta
signada por la esperanza desde el inicio de su aventura eludía el cumplimiento de su promesa hecha
a Dolores, su madre.
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“hasta ahora pronto cuando comencé a llenarme de sueño, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este
modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro
Páramo”.

Esta ilusión es permanentemente recordada por el personaje, al igual que se recuerda a los lectores
por medio de la rememoración del universo idílico de Dolores. Cuando Juan Preciado ha llegado al
final de esta especie de viaje en búsqueda de si mismo, y se encuentra con el miedo, comprende que
el paraíso ansiado no existe, y podríamos decir que simbólicamente la pérdida de la ilusión, lo lleva al
borde del abismo para lanzarlo a la muerte.

PEDRO PÁRAMO

La violencia, el dolor, el miedo a que esta sometido Comala, tiene un culpable: Pedro Páramo, este
individuo ingresa así a un grupo de personajes que ha sido ya muy trabajado en la literatura: el
cacique que explota, corrompe e impone su ley. Sin embargo, Rulfo penetra hondo y resuelto en la
complejidad de su carácter. El niño debilucho y acaso algo tímido, sometido a la autoridad de su
madre y su abuela, se contrapone al adulto que domina e se impone sobre los demás mediante la
violencia descarada.

No obstante, también encontramos en ese adulto una personalidad escindida entre el personaje cruel
y duro que exteriorizan sus acciones y el mundo de la intimidad, de su interior dominado, vencido por
un amor inmenso, incluso sin límites, hacia Susana San Juan. Su figura colosal juega un papel
determinante en relación con Comala. Es una especie de mago negro, de conciencia contaminada
que impide un desarrollo normal, que elimina cualquier posibilidad de lograr una sociedad armónica y
prospera. Sin embargo, su hechizo se vuelve contra el: Jamás consigue lo que verdaderamente
anhela y la ilusión de recuperar a la mujer amada es la clave y epicentro de todas las actuaciones.

“Esperé 30 años a que regresaras, Susana, espere a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo
que pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, solo el tuyo, el deseo de ti”

La presencia de la ilusión y la dureza, caracteriza la doble personalidad de Pedro Páramo. Tiene una
violencia prehistoria y una sensibilidad lírica, esta ultima demostrada en las interpolaciones amorosas
sobre Susana. Al morir ella se va al paraíso soñado el lugar de idilios compartidos que aguardaba. Es
decir, pierde como Juan Preciado la aspiración, en este punto se unen sus dos historias.

SUSANA SAN JUAN

Aunque es obvio que los personajes principales de la novel son Pedro Páramo y Juan Preciado,
encontramos interesantes las opiniones que el critico Gonzáles Boixo a hecho sobre el gran personaje
femenino de la obra “Susana San Juan” habla continuamente, en sueños, de Florencio, su gran amor.
Fulgor Sedano alude que ha oído ha que estado casado y el propio padre de Susana Bartolomé, dice
en una ocasión: “Le he dicho que tu, aunque viuda sigues viviendo con tu marido, o al menos así te
comportas”. Pero ¿tiene el lector otras pruebas de que esto sea cierto? Más bien, ¿No son demasiado
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idílicas todas las imágenes que Susana proyecta en el recuerdo de su relación con Florencio, de sus
baños en el mar, algo tan alejado del resto de la realidad que presenta la novela?

Lo único evidente es que Susana ha rechazado este mundo de Cómala evadiéndose a trabes de su
imaginación, tal vez por medio de recuerdos idealizados. Rulfo comento este tema: “Ese hombre que
se caso con ella no existió nunca son locuras, son fantasías. Nunca conoció el mar. Nunca se caso
con nadie. Siempre vivió con su padre”. Tampoco en este caso el lector podrá tener la certeza de que
los hechos sucedieron así a través de la lectura de la novela, pero es que en una novela es lícito
ocultar datos, al contrario de lo que ocurre con un libro de historia, por ejemplo. Lo importante es que
el personaje esta bien construido como en este caso; lo demás entra en el campo de la anécdota.

ESTRUCTURA NOVELA PEDRO PARAMO DE JUAN RULFO


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